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DOI: 10.18504/rl0208-003-2016 No. 9 – Septiembre 2016 1 Gestión integrada del agua: investigación, acción y reflexión participativa Margarita Gutiérrez Vizcaino 1 , Cornelis Prins 2 , Walter López Báez 3 Resumen La investigación acción participativa en relación con la gestión del agua en seis comunidades de la microcuenca del río La Suiza, en la Reserva de la Biosfera El Triunfo, Chiapas, México, permitió obtener resultados tangibles (descripción y mapeo de los sistemas comunitarios de agua) e intangibles (injerto de conocimientos y reflexión para mejorar las prácticas). Este caso permitió reconocer elementos clave que conducen hacia una gestión integrada del agua a nivel de cuenca: 1) la gestión del agua a nivel de cuenca implica la apropiación generalizada de la visión sistémica, 2) se reconoce que es importante contar con organizaciones de gestión comunitaria del agua fortalecidas y con bases sólidas, 3) una buena gestión del agua requiere personas conscientes y críticas de su realidad, informadas y capacitadas, y 4) la gestión del agua es un proceso permanente de co-creación de conocimiento y de ajuste continuo. Palabras clave: Manejo y gestión integrada del agua, investigación, acción participativa, co-creación de conocimiento, agua y género, reflexión acción, fuentes de abastecimiento de agua, control del agua. 1 MSc en Manejo y Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas por el CATIE, Costa Rica. Su trabajo se centra en la gestión integral del agua y otros recursos naturales desde una perspectiva territorial y de género. 2 Catedrático en CATIE en Desarrollo Rural Territorial. Trabajó en diversos proyectos de manejo y gestión de cuencas en Centro y Latinoamérica. Ha realizado diversas investigaciones y publicaciones en tópicos como innovación rural, gobernanza y abordaje de conflictos. 3 Maestro en planificación del uso del suelo con énfasis en manejo integral de cuencas. Interés en el manejo integral del paisaje para la adaptación al cambio climático. Fecha de recepción: 25 de enero 2016. Fecha de aceptación: 10 de mayo 2016

Gestión integrada del agua: investigación, acción y ...relacso.flacso.edu.mx/sites/default/files/docs/2016-02/Gestio... · diagnóstico, la planificación y la gestión del territorio

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Gestiónintegradadelagua:investigación,acciónyreflexiónparticipativaMargaritaGutiérrezVizcaino1,CornelisPrins2,WalterLópezBáez3

Resumen

La investigación acción participativa en relación con la gestión del agua en seis comunidades de la microcuenca del río La Suiza, en la Reserva de la Biosfera El Triunfo, Chiapas, México, permitió obtener resultados tangibles (descripción y mapeo de los sistemas comunitarios de agua) e intangibles (injerto de conocimientos y reflexión para mejorar las prácticas). Este caso permitió reconocer elementos clave que conducen hacia una gestión integrada del agua a nivel de cuenca: 1) la gestión del agua a nivel de cuenca implica la apropiación generalizada de la visión sistémica, 2) se reconoce que es importante contar con organizaciones de gestión comunitaria del agua fortalecidas y con bases sólidas, 3) una buena gestión del agua requiere personas conscientes y críticas de su realidad, informadas y capacitadas, y 4) la gestión del agua es un proceso permanente de co-creación de conocimiento y de ajuste continuo.

Palabras clave: Manejo y gestión integrada del agua, investigación, acción participativa, co-creación de conocimiento, agua y género, reflexión acción, fuentes de abastecimiento de agua, control del agua.

1MScenManejoyGestiónIntegraldeCuencasHidrográficasporelCATIE,CostaRica.Sutrabajosecentraenlagestiónintegraldelaguayotrosrecursosnaturalesdesdeunaperspectivaterritorialydegénero.

2CatedráticoenCATIEenDesarrolloRuralTerritorial.TrabajóendiversosproyectosdemanejoygestióndecuencasenCentroyLatinoamérica.Harealizadodiversasinvestigacionesypublicacionesentópicoscomoinnovaciónrural,gobernanzayabordajedeconflictos.

3 Maestro en planificación del uso del suelo con énfasis en manejo integral de cuencas. Interés en el manejo integral del paisaje para la

adaptación al cambio climático.

Fechaderecepción:25deenero2016.Fechadeaceptación:10demayo2016

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Abstract:

The Participatory Action Research on water management in six communities in La Suiza watershed, located in the Biosphere Reserve El Triunfo, Chiapas, México, produced tangible (description and mapping of community water systems) and intangible results (knowledge graft reflection in order to improve practices). Within the reality of this case, four key elements were identified to alight the integrated water management concept: 1) water management at the basin level requires widespread appropriation of systemic vision, 2) recognizes that it is important to have strengthened water management organizations whit solid bases, 3) a good water management requires people aware and critical of their reality, informed and trained, 4) water management is an ongoing process of co-creation of knowledge and continuous adjustment.

Key words: water management, water and gender, co-creation of knowledge, water control.

Introducción

Enfoques como la Gestión Integrada de Cuencas Hidrográficas (GICH) y la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH) de manera paralela y complementaria ofrecen un marco teórico-práctico para gestionar el agua a nivel de cuenca y desde una visión compleja.

La GIRH y la GICH proponen la cuenca hidrográfica como unidad de gestión local (Dourojeanni, 2009), en la cual la comprensión de las interacciones entre el medio biofísico, los modos de apropiación del territorio y las instituciones existentes conducen a la integración y coordinación de todos los actores y elementos del medio (Cotler, 2007). Asimismo, ambos enfoques plantean que la gestión del agua debe ser adaptativa. Por ello es necesario fomentar procesos de reflexión y aprendizaje, como la sistematización de la experiencia, el seguimiento y monitoreo constante de las respuestas del sistema socioecológico y una gestión participativa y concertada (Maass & Cotler, 2007).

La GICH se entiende como la gestión participativa de las intervenciones que realizan las personas en una cuenca para conciliar metas sociales, económicas y ambientales en pro de mejorar la calidad de vida de los habitantes del territorio y minimizar los conflictos asociados al aprovechamiento de los recursos

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naturales (Dourojeanni, 2009). Desde el enfoque de GICH, la cuenca es un territorio delimitado por el agua y moldeado por el ser humano, donde las personas y los procesos culturales, sociales, políticos y económicos son impulsores de cambios que complejizan la realidad (Jiménez, 2013).

Por su parte, la GIRH es un proceso que promueve el desarrollo y la gestión coordinada del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales (Merlos, 2013). Para ello se plantea la eficiencia, la equidad y la sosteniblidad ambiental como sus objetivos centrales (GWP, 2011), que se alcanzarán por medio de tres pilares básicos, integrados por diferentes elementos: 1) el ambiente facilitador (marco legal y estructuras de financiamiento), 2) los roles institucionales (capacidad institucional y organizacional) y 3) los instrumentos de gestión (evaluación, planes, gestión de la demanda, resolución de conflictos, entre otros) (GWP, 2012).

A lo largo del proceso, la GIRH promueve la coordinación y colaboración entre los diversos actores involucrados en la gestión del agua, lo cual implica, entre otras cosas, el fortalecimiento de las capacidades humanas y de las organizaciones sociales; asimismo, la GIRH busca garantizar el acceso equitativo al agua considerando los diversos usos tanto para el consumo humano y las actividades productivas, como para garantizar el equilibrio ecológico de los ecosistemas (Cap-Net & GWP, 2005).

Es evidente que mucho se ha propuesto y debatido en torno a los conceptos y estrategias de la GIRH y la GICH (Quiroz, Iriarte y Durán, 2012); sin embargo, uno de los retos está en pasar de las ideas a la práctica y de la reflexión de la práctica, a la mejora de las ideas. Por ello resultan valiosas las experiencias que buscan poner en práctica los conceptos de éstos y otros enfoques.

Tal es el caso del proyecto que cobija esta investigación, el cual se denomina “Manejo Integrado del paisaje bajo un entorno de cambio climático en comunidades la reserva de la Biosfera El Triunfo, Chiapas, México” y se desarrolla de manera piloto en la microcuenca del río La Suiza. El proyecto es implementado por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias en coordinación con el Fondo de Conservación El Triunfo, The Nature Conservancy y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Busca, a través de diversas estrategias y herramientas, articular el diagnóstico, la planificación y la gestión del territorio desde una visión participativa, integrada y

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sistémica del desarrollo. El agua es una de las dimensiones de desarrollo dentro del proyecto, pues se considera que la gestión del agua a nivel de cuenca permite fortalecer el tejido social y crear alianzas importantes tanto para la salud de los ecosistemas y sus servicios, como para el desarrollo de las comunidades (Castro-Mendoza y López-Báez, 2014).

En ese sentido, esta investigación tiene como objetivo reconocer desde el enfoque de la investigación acción participativa las formas de gestión del agua y los elementos que conducen a una gestión integrada del agua a nivel de cuenca en seis comunidades de la microcuenca del río La Suiza.

Metodología

Área de estudio

El área de estudio comprende seis comunidades dentro de la microcuenca del río la Suiza.1 Vista Alegre, Puerto Rico, Monte Virgen, Candelaria, Río Negro y Toluca (ver Figura 1), en donde habitan 951

personas,2 de las cuales 49.63% son hombres y 50.37%, mujeres (INEGI 2010). La microcuenca se localiza en la cara oriental de la Sierra Madre de Chiapas, dentro del municipio de Montecristo de

Guerrero, en el estado de Chiapas, México (Ver Figura 1).

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Figura 1. Ubicación y uso de suelo de la microcuenca del río La Suiza.

La microcuenca del río La Suiza conjuga elementos socioambientales relevantes y comunes a otras cuencas de la región: El 84% de su superficie forma parte del polígono de la Reserva de la Biosfera El Triunfo (REBITRI). El 96% del uso de suelo de la microcuenca es forestal, considerando 57% de bosques y 39% de sistemas agroforestales, el 3% posee uso de suelo ganadero (fincas privadas) y 1% agrícola. El 51% de la superficie es terreno ejidal, el 11% es terreno privado bajo esquemas de manejo comunitario y 38% son propiedades privadas. Forma parte de la subcuenca Yahuayita y la cuenca San Miguel Tapizaca, dentro de la región hidrológica Grijalva Concordia (RH30F), una región de interés nacional debido a la capacidad hidroeléctrica instalada en el cauce del río Grijalva (Schroth et al., 2009). Presenta un rango de altitudes desde los 1000 a los 2600 msnm y laderas con pendientes que van desde medias (5° a 15°) hasta muy altas (mayor a 30°), lo que asociado a los incendios forestales y la deforestación, genera un incremento al riesgo a deslizamientos (López-Báez, Magdaleno-González, y Castro-Mendoza, 2012). Los medios de vida productivos son el cultivo del café con sistemas agroforestales, lo cual representa el 85% del ingreso familiar, y la siembra de maíz y frijol para autoconsumo (López-Báez et al., 2012). Según datos del INEGI y de la Comisión Nacional de Población, las seis comunidades presentan índices de marginación altos. Se observan procesos de emigración de la población local hacia Estados Unidos, e inmigración de indígenas guatemaltecos, que laboran en la cosecha de café durante dos o tres meses al año. Cuatro comunidades (Puerto Rico, Candelaria, Toluca y Río Negro) cuentan con esquemas ejidales de tenencia de la tierra, pero todas utilizan el sistema asambleario para la toma de decisiones (Palacios, 2012).

Procedimientos metodológicos

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Este estudio tiene como base la Investigación Acción Participativa (IAP) y los procesos dialécticos de reflexión-acción para la construcción de conocimientos (Ortiz y Borjas, 2008). Como se observa en la Figura 2, el punto de partida es la realidad y la trasformación de la misma que, aunada a la construcción de conocimientos, constituye el punto de llegada. Para ello es necesario hacer uso de herramientas participativas que permiten conjugar los saberes tácitos y científicos, y la teoría y la praxis. Cabe destacar que el devenir constante entre la reflexión y la acción permitieron realizar adaptaciones metodológicas y conceptuales durante el proceso investigativo (manejo adaptativo).

Figura 2. Representación gráfica de la construcción dialéctica del conocimiento a través del proceso de acción – reflexión – acción (elaboración propia retomando a Núñez, 1996, Jara, 2003 y Senge, 1990).

El procedimiento metodológico consta de cuatro fases:

1) Proceso de inducción: acercamiento a las comunidades y determinación concertada de alcances.

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2) Recolección de información y construcción de conocimiento: aplicación de las herramientas participativas y creativas (no extractivas):3 observación participante, recorridos en campo, 50 entrevistas semiestructuradas (24 hombres y 26 mujeres), sistematización de la experiencia de monitoreo comunitario del agua, intercambio de experiencias (7 hombres y 3 mujeres) y cinco talleres participativos (48 hombres y 22 mujeres) que incluyeron técnicas como los mapas parlantes y un recorrido interactivo del río hasta su desembocadura utilizando sistemas de información geográfica.

3) Procesamiento y análisis de la información: El análisis siguió la propuesta metodológica del triple diagnóstico participativo de Núñez, el cual estructura los datos en tres dimensiones: contexto, práctica y conciencia. 1) El contexto son los elementos de la realidad que independientemente del grupo influyen sobre el mismo. 2) La práctica es el accionar individual y/o grupal, consciente e intencionado que modifica y transforma constantemente la realidad. Y 3) la conciencia es la interpretación de la realidad y la intención frente a ella (Núñez, 1996).

Después de la revisión teórica de los enfoques de GICH y GIRH fue posible seleccionar y asignar variables de manejo y gestión del agua a cada dimensión (ver Figura 3). Las variables asociadas al contexto fueron seleccionadas con base en los parámetros de evaluación del recurso hídrico y los instrumentos económicos propuestos por la GWP (2012). Las variables de la práctica retomaron elementos de la gestión de la demanda y los instrumentos reguladores planteados por la GWP; adicionalmente se buscó que estas variables fueran relevantes desde el enfoque de género (ver Siles y Soares, 2003), ya que el tercer Principio de Dublín,4 se refiere a la importancia de la participación de las mujeres en la gestión del agua. Las variables asignadas a la conciencia retomaron el elemento cultural (valoraciones, percepciones, simbolismos, festividades) plantado por Shiva (1998) y Siles and Soares (2003), así como los instrumentos de cambio social (programas educativos, información, concientización) de la GWP. Posteriormente, se realizó una triangulación y confrontación de los resultados con el marco teórico (ver sección Reflexión y discusión).

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Figura 3. Representación gráfica del triple diagnóstico participativo incluyendo las herramientas participativas aplicadas y las variables analizadas por cada dimensión del diagnóstico (elaboración propia con base en Núñez, 1996).

4) Vuelta a la realidad y devolución del conocimiento: Se plantean los principales hallazgos que aportan a la transformación de la realidad y se hace la devolución del conocimiento; productos tangibles e insumos para el planteamiento de una agenda de trabajo.

Resultados: La gestión del agua en la microcuenca del río La Suiza

A continuación se presentan los resultados derivados de la investigación acción participativa en torno a la gestión del agua, desde las tres dimensiones de análisis: contexto, práctica y conciencia.5

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El contexto

Manejo y gestión del agua

Desde el inicio de esta investigación, la realidad mostró que el objetivo no sería analizar un conflicto de uso o contaminación del agua, como en muchos otros casos, pues tanto la cantidad como el acceso y la calidad son aceptables en todas las comunidades de la microcuenca del río La Suiza. Por ende, la mirada se centró en entender cómo funciona el sistema de gestión del agua desde los enfoques de GIRH y GICH.

A pesar de las variaciones estacionales en la disponibilidad de agua,6 durante todo el año las 14 fuentes de agua ofrecen un volumen constante que permite abastecer los usos productivos y reproductivos de la población de la microcuenca a través de sistemas comunitarios y familiares de abastecimiento. En dos de las comunidades de estudio, Toluca y Río Negro, los deslizamientos7 destruyeron los sistemas de abastecimiento de agua y el gobierno decidió reubicar a parte de la población fuera de la microcuenca. Esto ha complicado la distribución de recursos para los servicios básicos comunitarios, por lo tanto, en estas dos comunidades, además de Candelaria, cada familia se encarga de colocar y cuidar su manguera. Aquellas comunidades que cuentan con mejor infraestructura son las que gestionan el recurso de manera comunitaria; dicha gestión está a cargo de las asambleas ejidales o comunales, las cuales asignan a una persona responsable del cuidado y control del sistema de abastecimiento de agua.

En términos de calidad, en general existe la percepción de que el agua llega a las casas limpia; no obstante, durante el monitoreo comunitario del agua, se ha observado que existen fuentes puntuales de contaminación como la erosión y el deslizamiento de suelo y drenaje urbano, y difusas como el escurrimiento de agroquímicos. Al respecto, los resultados obtenidos hasta la fecha indican que las condiciones fisicoquímicas se encuentran dentro de los límites permisibles para uso potable y para el desarrollo de la vida acuática, lo que refleja que el escurrimiento de agroquímicos utilizados en el café con manejo convencional no repercute significativamente en la calidad del agua del río. En términos bacteriológicos, el agua no es adecuada para el consumo humano, pues supera el límite permisible de coliformes, incluso en puntos de monitoreo ubicados antes de las comunidades (Castro-Mendoza y López-Báez, 2014).

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Por lo general, las aguas negras son descargadas en fosas sépticas (63%), en letrinas (7%) o en un drenaje exterior8 que desemboca en el río (28%), y las aguas grises son mayormente descargadas directamente al suelo o a los arroyos (Castro-Mendoza y López-Báez, 2014). Las descargas de aguas residuales de beneficios húmedos de café por lo general son infiltradas dentro de los mismos cafetales, pues las personas cuentan que hace unos años se presentaron casos de infección cutánea por bañarse río abajo de los beneficios húmedos de café, y en consecuencia las asambleas acordaron establecer restricciones a las descargas de estos sistemas.

Tanto en las entrevistas como en los talleres se reconoció que para contar con agua en calidad y cantidad es importante controlar la deforestación, prohibir los incendios forestales y agrícolas, y evitar la contaminación de los arroyos, y se tienen acuerdos comunales al respecto. No obstante, durante los recorridos en campo, resaltó el hecho de que más del 90% de las tomas de agua y el 50% de los manantiales que las abastecen se ubican dentro de cafetales, lo que incrementa el riesgo tanto de contaminación por agroquímicos y erosión de suelo, como de daños por deslizamientos. Utilizando la técnica de mapas parlantes, las personas reconocieron una mejor calidad del agua en las fuentes dentro de zonas boscosas, y concluyeron que hay zonas de conservación estratégicas9 que garantizan agua de buena calidad.

Cabe resaltar que el proyecto y ciertos actores clave han creado el Grupo Intercomunitario de Acción Territorial (GIAT). Este grupo reúne a 18 representantes de las seis comunidades de estudio, quienes cuentan con legitimidad y respaldo de las asambleas ejidales. El GIAT tiene como objetivo impulsar proyectos de desarrollo económico y social compatibles con la conservación de la REBITRI y el desarrollo sostenible de los medios de vida. El GIAT es un nuevo actor en la gestión de los recursos dentro de la microcuenca y tiene el potencial de incidir y fortalecer la gestión integrada del agua. Por lo tanto, como parte del proceso de investigación-acción se apoyó la realización de una gira de intercambio de experiencias con organizaciones vinculadas al manejo y la gestión de la cuenca del río Cahoacán en la costa de Chiapas. Esta experiencia permitió reconocer fortalezas, como la ya instaurada visión de cuenca, y debilidades, como la baja participación de las mujeres en los espacios de decisión dentro de la microcuenca del río La Suiza; adicionalmente abonó el proceso de empoderamiento de las personas dentro de la mesa directiva del GIAT.

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La práctica

Acceso y usos del agua

En general se cuenta con un buen acceso al agua. Según lo planteado en las entrevistas, desde hace más de 30 años todos los hogares cuentan con una toma de agua, las mujeres ya no tiene que acarrear agua desde los arroyos, como se hacía en otros tiempos. El agua se destina principalmente al consumo humano y a las labores del hogar, y las mujeres son las principales usuarias. En segundo plano se identifican los usos del agua para fines productivos liderados por los hombres, como el beneficio de café, el riego de viveros de café y la producción de hortalizas a escala familiar; de estos usos se reciben beneficios económicos directos.

Gracias a la abundancia de agua no se identifican conflictos entre estos usos, como sucede en otras regiones donde cada vez más conflictos por el agua se están presentando y documentando (Santamaría y Pérez, 2003; Caire, 2005; Martínez Alier, 2005). Sin embargo, se reconocieron dos situaciones a las que se les deberá dar seguimiento. La primera es la potencial disminución en la calidad del agua a causa de las descargas de aguas residuales domésticas y productivas (beneficios húmedos de café). La segunda situación es una contradicción respecto a los usos y la gestión del agua, pues a pesar de que las mujeres son las principales usuarias del agua, existe una baja participación de ellas en los espacios de decisión vinculados al manejo y la gestión del agua. Los usos que las mujeres le dan al agua están asociados con el cuidado, la higiene, el mantenimiento de la salud y la seguridad alimentaria y nutricional. De estos usos no se recibe un beneficio económico directo; sin embargo, sí generan ahorros económicos familiares importantes y aportan al bienestar humano. Excluir a las mujeres de los espacios de decisión implica negar el conocimiento y la experiencia que podría aportar el 50.37% de la población. De cierta forma se están invisibilizando tanto los usos que las mujeres dan al agua como sus beneficios derivados.

Derechos de agua y reglas del juego

Se encontró que a pesar de que el contexto es similar, en cada comunidad se gestiona el agua con reglas de juego distintas. En las poblaciones con sistema de abastecimiento comunitario, los derechos de uso del agua se adquieren gracias a la inversión periódica de jornales o al pago de dinero mensual en efectivo. En

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las comunidades con sistemas familiares, el acceso al agua depende del permiso otorgado por los dueños de los terrenos donde se ubican las fuentes de agua y de la instalación y el mantenimiento de las mangueras; no hay ningún tipo de cobro. Todas las comunidades coinciden en la importancia de respetar la vegetación riparia y evitar el desperdicio de agua en los hogares; en algunas comunidades si esto no se cumple, se imponen multas.

Durante la elaboración de los mapas parlantes y los recorridos en campo sobresalieron dos preocupaciones asociadas al cuidado y la tenencia de los bosques. La primera es que el 29% de las tomas de agua y el 50% de los manantiales que abastecen a las comunidades se ubican fuera de los territorios ejidales; por ende, el control sobre el recurso es limitado. La segunda se asocia con el hecho de que el Pago por Servicios Ambientales (PSA) que reciben las comunidades no será para siempre, abriendo la posibilidad de que se incremente la deforestación una vez que no haya incentivo. Durante los talleres se reconoció que será necesario promover la conservación de los bosques no sólo porque forman parte de la Reserva, sino por los servicios ecosistémicos que prestan a las mismas comunidades propietarias.

La conciencia

Acceso a la información y capacitación

Las personas manifestaron que han asistido a muy pocas capacitaciones vinculadas con el manejo y la conservación del agua, y a éstas asisten principalmente los hombres. Las mujeres son capacitadas a través de programas sociales de gobierno, en los cuales se les habla sobre prácticas de higiene y salud que se relacionan con los usos del agua reproductivos. Las asambleas ejidales son la principal fuente de información y dado que las mujeres participan poco en estos espacios, la información que poseen respecto a las reglas y prácticas de manejo y gestión del agua es menor que la de los hombres. El acceso igualitario a la información y capacitación es una necesidad estratégica que aporta en la reducción de las inequidades de género y apuntala la gestión integrada del agua. Un ejemplo de ello son los esfuerzos que el proyecto en la REBITRI en alianza con el GIAT están realizando con el monitoreo comunitario del agua. En un inicio, los canales de comunicación tradicionales entre comunidades e instituciones provocaron que participaran en su mayoría hombres; sin embargo, con el tiempo se han integrado jóvenes y mujeres que han fortalecido y enriquecido el proyecto.

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Significaciones sociales del agua

En comunidades rurales de Chiapas encontramos sistemas cosmogónicos que implican que las personas realicen ciertas prácticas vinculadas con un sentido sagrado del agua (Soares, 2007). En este caso sobresalió la fiesta que se solía hacer el 24 de junio (día de San Juan Bautista) en la cual se adornaban los manantiales de agua. Se reflexionó sobre la pérdida de esta tradición; una de las razones es que los sistemas de abastecimiento de agua han generado que las personas dejen de ir a las nacientes y, por lo tanto, han olvidado adornarlas cada año, otra razón es el ingreso de iglesias cristianas, las cuales prohíben este tipo de festejos. En una de las comunidades, Vista Alegre, la reflexión al respecto provocó interés en las mujeres, que decidieron organizarse para retomar el festejo, reconociendo tanto el valor de la tradición como la importancia del sistema hidráulico. Una expresión como la fiesta de San Juan Bautista refuerza la apropiación simbólica del agua y, por lo tanto, puede influir en la apropiación material y la conservación de la misma. En este caso cabe rescatar que la adecuada aplicación de herramientas participativas posibilitó el rescate de aspectos valiosos de la cultura.

Reflexión y discusión

Autores como Hering e Ingold (2012), Biswas (2008) y Molle (2009), afirman que aterrizar y hacer operativa la gestión integrada del agua no es una tarea sencilla, pues generalmente nos enfrentamos a desafíos como las barreras institucionales asociadas a los entramados políticos y administrativos (Grigg, 2008), los conflictos entre usuarios, la escasez, la contaminación, entre otros. En este sentido, en los siguientes párrafos se hace la confrontación entre la realidad y la teoría, retomando la experiencia concreta de gestión del agua en las microcuenca del río La Suiza y contrastando con los enfoques de la GIRH y GICH. Dicha confrontación permitió identificar cuatro elementos de reflexión sobre la gestión integrada del agua a nivel de cuenca hidrográfica.

1. Apropiación generalizada de la visión sistémica

El primer elemento se relaciona con la visión sistémica; en la academia y en las esferas desde las cuales se plantean los proyectos de gestión del agua a nivel de cuenca, está claramente reconocida esta visión sistémica (territorial, multidimensional y multiescalar). Sin embargo, ¿esa visión sistémica es compartida

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con y apropiada por la población local con la cual se está trabajando?; más aún, ¿está realmente asimilada por las personas técnicas de campo que realizan el trabajo cotidiano con las poblaciones locales? Al respecto, Cáceres y Pérez (2012) plantean que es pertinente que desde los procesos de diagnóstico se utilice la capacitación como una acción estratégica en la que los actores se vayan apropiando de los conceptos de gestión integrada del agua nivel de cuencas.

El trabajo en los talleres participativos y en el monitoreo comunitario de la calidad del agua mostró que pocas personas sabían hacia dónde se va su río después de salir de su microcuenca, y no consideraban el hecho de que ese río les pudiera generar un vínculo con otros territorios. La reflexión al respecto nos permitió reconocer que aunque se busque gestionar el agua en un territorio pequeño, es necesario ampliar la visión y sabernos parte de un sistema mayor, pues donde estemos somos corresponsables del cuidado de nuestros sistemas socioambientales. Adicionalmente, esta IAP remitió al hecho cada vez más evidente de que el agua no puede gestionarse de manera aislada y con la intervención única de profesionales y dependencias gubernamentales del agua (Biswas, 2008). En este sentido, una visión pragmática de gestión del agua indica que para lograr la integración de todos los actores e instituciones, es deseable contar con escalas comunitarias de gestión del agua y estructuras descentralizadas que consideren las ideas y demandas locales (Mcdonnell, 2008) y que permita la participación plena e informada de diversos actores (cogestión) (Kammerbauer et al., 2010). Asimismo, la experiencia de la microcuenca del río La Suiza señala que si lo que buscamos es la sostenibilidad de las estructuras y las acciones, así como la autogestión y la incidencia política, es imprescindible que todos los actores comprendan y se apropien del enfoque sistémico de la gestión del agua.

2. Contar con organizaciones de gestión comunitaria del agua fortalecidas y con bases sólidas

Con el fin de fortalecer la visión sistémica y el sentido de identidad de las comunidades, durante la investigación se puso énfasis en la construcción de conocimientos y capacidades en un sentido estratégico, es decir, se abordaron constantemente conceptos de gestión integral de cuencas, de planeación y de empoderamiento. Un ejemplo que muestra el resultado de este injerto de ideas es la gira de intercambio de experiencias que se realizó con grupos que también trabajan a nivel de cuencas. En ese espacio sobresalió el hecho de que las personas de la microcuenca del río La Suiza fueron las únicas que representaron gráficamente su microcuenca y las interrelaciones que hay dentro de ésta.

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Esta visión sistémica, apropiada en especial por las personas que integran el GIAT, podrá aportar en la coordinación efectiva de los programas y proyectos de las instituciones de gobierno que trabajan en la microcuenca. Según López-Báez, López-Martínez, Villar y Faustino (2008), uno de los principales problemas para trabajar en el manejo de cuencas es la falta de integración y coordinación entre los esfuerzos gubernamentales. Por esta razón, si existiera una plataforma que capte y dirija esos esfuerzos externos, se podrá garantizar mayor estabilidad y continuidad de las acciones, así como incrementar el impacto y beneficio de las mismas. En ese sentido, se esperaría que GIAT se sustente en una base social sólida en la que participen diversos actores y perspectivas, entre ellas las personas responsables del manejo y la gestión del agua de cada comunidad. Al respecto, varias experiencias en América Latina (Prins 2009; González-Piedra, 2007) señalan que la participación de gestores comunitarios del agua en los comités de cuenca facilita su representación legal en estructuras organizativas con poder de decisión regional y contribuye en la obtención de beneficios, como el acceso a nuevas tecnologías, capacitaciones e inversiones económicas.

Otro elemento clave en la consolidación de las bases para las organizaciones de gestión comunitaria del agua de primer y segundo nivel es la integración de las mujeres en estos espacios de decisión, pues tanto en la microcuenca del río La Suiza, como en otras regiones, ellas son las principales usuarias y representan a más del 50% de la población.

Por otro lado, Dourojeanni (2009) plantea que una buena gestión del agua requiere la toma de decisiones basadas en buena información y conocimiento. Al respecto, la GIRH propone la capacitación técnica para personas tomadoras de decisión o autoridades en los comités de cuenca (GWP, 2012), pero no hace explícita la capacitación de usuarios, líderes comunitarios, promotores locales o gestores comunitarios del agua (Cáceres y Pérez, 2012), lo que nos conduce al elemento tres.

3. Una buena gestión del agua requiere personas conscientes y críticas de su realidad, informadas y capacitadas

La experiencia en la microcuenca del río La Suiza permitió reconocer lo que plantea Mcdonnell (2008), al señalar que la provisión de conocimientos e información es una parte importante de las condiciones habilitadoras para la gestión integrada del agua y que, sin embargo, la capacitación no debe reducirse a la

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transferencia de conocimientos técnicos asociados al manejo del agua, sino que debe incluir un proceso de construcción colectivo de conocimientos que parta de la realidad y que permita aumentar la conciencia sobre la misma.

Durante el proceso de IAP se observó que cuando las personas comprendieron de dónde viene su agua y a dónde va, se mostraron más sensibles respecto a la necesidad de conservarla y mantener su calidad. Al respecto, aquí se describen tres ejemplos de reflexión crítica que las personas manifestaron durante los talleres: el primero es en torno al sistema de drenaje de Puerto Rico que descarga directamente al río. La reflexión concluyó que no siempre este tipo de infraestructura significa mayor desarrollo para las comunidades y bienestar para el ambiente, pues en este caso genera un mayor impacto ambiental en comparación con las comunidades que continúan teniendo fosas sépticas. El segundo ejemplo es la reflexión sobre los PSA, pues existe el temor de que concluya el periodo de apoyo económico; por lo tanto, se reconoció que el reto consiste en visualizarse como proveedores y beneficiarios de servicios ecosistémicos, pues la conservación de sus bosques les puede dar mucho más que un incentivo económico con plazo fijo. Klooster (2000) plantea que la actitud frente a la conservación de un bosque no puede interpretarse únicamente como la existencia y el acatamiento de reglas de uso y explotación, sino que debe considerarse la valoración de la comunidad y su bosque como parte de ella, y la conciencia de un territorio como un patrimonio histórico que debe preservarse para las generaciones futuras.

El tercer ejemplo fue el reconocimiento y balance entre el privilegio que tienen las comunidades al ubicarse en la cabecera de la cuenca donde cuentan con agua en cantidad y calidad, y la responsabilidad de regresar las aguas a su cauce en una calidad aceptable para las comunidades río abajo. Suele suceder que si se cuenta con un recurso en estas condiciones privilegiadas, pareciera que no importa mucho cómo se maneje y su valoración es poca (Hassing, Ipsen, Jonch-Clausen, Larsen, y Lidgaard-Jorgensen, 2009), resulta entonces necesario dedicar tiempo y esfuerzos al fortalecimiento del sentido de corresponsabilidad que tienen las personas cuenca arriba y cuenca abajo. Estos son ejemplos de la importancia de fomentar procesos de capacitación y reflexión crítica como instrumentos detonadores de acciones para mejorar y potencializar la gestión comunitaria del agua. Cabe resaltar que estos procesos deben ser permanentes y dinámicos, lo que nos conduce al cuarto y último elemento.

4. La gestión del agua como proceso de co-creación de conocimiento y de ajuste continuo

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Roux, Murray y Van Wyk (2007) plantean que en esencia una buena gobernanza de los recursos naturales requiere una gestión participativa, adaptativa y responsable, donde las personas tengan una cultura de empatía por otros sistemas y niveles de conocimiento, y donde se cuente con una visión futura común. Al respecto, las personas que participaron en los talleres valoraron el hecho de poder compartir sus conocimientos sobre su contexto y prácticas asociadas al agua, al mismo tiempo que tenían acceso a información sobre el ciclo y la gestión del agua que antes desconocían; es decir, en los talleres se logró sintetizar el conocimiento tácito de la gente local con el conocimiento científico (de GICH y GIRH), de modo que se amplió y profundizó su visión y capacidad de toma de decisiones y acciones informadas.

Por otro lado, a pesar de que el contexto es similar en toda la microcuenca, en cada comunidad se gestiona el agua con reglas de juego distintas. Esto indica que existen ciertos parámetros críticos para el correcto desempeño de una organización gestora del agua a nivel de cuenca, como la visión compartida, la legitimidad y representatividad, la conjugación de saberes y capacidades, la estructura organizacional y el capital financiero y político, entre otros (Rascón, 2007; Dourojeanni, 2004). Se reconoció que en el fondo es importante que la gestión corresponda y se adapte a las necesidades, intereses y estructuras cambiantes de cada comunidad. No es posible tener recetas únicas de gestión del agua, se requieren estrategias de manejo adaptativo. Según Steyaert y Jigging (2007), las diferencias históricas y contextuales inciden en los roles y valores de las personas. Por ende, una política o práctica de gestión de recursos naturales puede resultar exitosa en un sitio pero inapropiada en otro.

Por lo tanto, la gestión del agua desde una visión de co-creación de conocimiento y de manejo adaptativo puede comprenderse como un proceso de aprender haciendo y aprender descubriendo,10 en el que el éxito depende de nuestro entendimiento de la realidad, de nuestra capacidad de aprender e integrar diversos conocimientos (tácitos y científicos) y de nuestra habilidad para responder a ellos (Roux et al., 2007). Al respecto, Steyaert y Jigging (2007) afirman que las soluciones óptimas no pueden ser diseñadas, pero los procesos de co-creación de nuevos conocimientos sí pueden ser diseñados de manera que faciliten el desarrollo y la adaptación de soluciones suficientes.

Conclusiones

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Gracias al enfoque de IAP aplicado en esta investigación, se reconoció que no hay recetas únicas, pues cada caso presenta condiciones particulares a las que es necesario adaptarse de forma innovadora y participativa; sin embargo, a partir de ésta y otras experiencias es posible plantear ciertas pautas que guíen en el camino de la gestión integrada del agua a nivel de cuenca.

No es posible organizar la gestión del agua de manera aislada, debe considerarse siempre el territorio dentro del cual se inserta. En ese sentido, las cuencas a una escala como la microcuenca del río La Suiza resultan eficientes pues permiten de manera más clara y directa la apropiación generalizada de una visión sistémica del agua y del territorio, así como la construcción y el fortalecimiento de organizaciones de gestión comunitaria del agua, conscientes y responsables de sus recursos.

Durante los procesos de acompañamiento y asesoría para fortalecer la gestión integrada del agua en las comunidades, es fundamental considerar la capacitación como una acción estratégica que impulsará el desarrollo de personas conscientes y críticas de su realidad, informadas y capacitadas. Las herramientas para la construcción colectiva de conocimientos y la integración de los saberes de los distintos sectores de una comunidad son fundamentales, pues conducen a un desarrollo equitativo y eficaz de la gestión del agua.

La acción y reflexión constante y en equilibrio facilita el manejo adaptativo. Un justo equilibrio entre el hacer y el pensar es necesario; por ende, los procesos y las herramientas metodológicas participativas de aprender haciendo y de reflexión-acción promovidos en esta investigación fueron bien recibidos por las personas de las comunidades. En este sentido, una herramienta valiosa es la sistematización y evaluación de la experiencia, la cual permite dar pasos más certeros y concertados en el camino de la gestión integrada del agua.

El sentido comunitario y el reconocimiento y la valoración de la identidad territorial son elementos que muchas veces ya se encuentran en las comunidades y al ser fortalecidos se convierten en motores de la autogestión y posibilitan la sostenibilidad de las acciones.

Finalmente, cabe reconocer que aunque el análisis de esta experiencia no parte de la reflexión de un problema o conflicto, como suele suceder en diversos artículos de gestión del agua, el caso de la

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microcuenca del río La Suiza ofrece elementos para seguir aplicando y fortaleciendo los enfoques de GIRH y GICH a través de la IAP y/o proyectos de desarrollo.

Notas y citas

1 La microcuenca del río La Suiza cuenta con una superficie de 6 083.22 hectáreas (Palacios, 2012).

2 Durante la investigación no se trabajó con la población total de la microcuenca, la cual es de alrededor de 1267 personas (INEGI, 2010).

3 Haciendo alusión a los procesos investigativos que resultan ser “minería de conocimientos locales” al no realizar devolución del conocimiento.

4 La GIRH encuentra sus bases en los Principios de Dublín, los cuales se acordaron en la Conferencia Internacional sobre Agua y Medio Ambiente realizada en 1992 en Dublín, Irlanda.

5 Dada la limitación de espacio, no es posible dar cuenta detallada del resultado por cada una de las variables; por lo tanto, se abordan de manera agrupada dentro de los resultados.

6 Régimen pluvial de abril a octubre y con una precipitación media anual de 2300 a 2600mm.

7 En las entrevistas se menciona que los deslizamientos son causados por las fuertes lluvias, la deforestación y los incendios agrícolas y forestales, y afectan principalmente cafetales, caminos, casas, tanques, represas de captación, tuberías y mangueras de distribución de agua.

8 Caso exclusivo de la comunidad de Puerto Rico.

9 Estas zonas se delimitaron dentro de mapas que posteriormente fueron digitalizados y entregados a las comunidades como material de devolución de conocimiento.

10 Teorías del aprendizaje constructivistas como learning by doing (aprender haciendo) y discovery learning (aprender descubriendo) plantean que las personas construyen su propio conocimiento a través

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de la experimentación y la inferencia de las leyes asociadas a los resultados de sus experimentos (Van Joolingen, 1998).

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