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Aqueos maraviosos años 104 OXIGENO Septiembre 2010 semi maraviosos año Por Jorge Jiménez Ríos Ilustraciones: César Llaguno Yosemite.indd 0104 Yosemite.indd 0104 09/08/2010 12:36:46 09/08/2010 12:36:46

Escalada en Yosemite

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Repasamos la historia de los pioneros de la escalada en Yosemite a través de algunas de sus figuras fundamentales.

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Aquell os maravill osos

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Por Jorge Jiménez Ríos

Ilustraciones: César Llaguno

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Lugar profundamente salvaje, conocido por la civilización gracias al Batallón Ma-riposa americano. Reino de la fisura. Cuna de la escalada en grandes paredes. Hábitat natural de mitos como Jim Bridwell o Ro-yal Robbins. Yosemite, donde, como dijo Lynn Hill, no importa la altura, sólo tus propias fuerzas. Granito solemne, moles irreprochables y un puñado de hombres que encendieron la llama del free-climbing americano. El Campo 4. Los osos. Los Ran-gers. Repasamos la historia de los pioneros del valle a través de algunas de sus figuras fundamentales.

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“Quien siente la montaña no necesita explicaciones y mientras existan paredes, agujas y aristas, habrá quien las escale, disfrutando de lo que hace, aunque no comprenda exactamente el por qué”Josep Manuel Anglada

“Nuestra ascensión, por supuesto, no ha acabado con la posibilidad de nuevos logros en El Capitán. Llegará probablemente el día en que esta ascensión se escale en cinco días o a lo mejor en menos; y una generación más joven abrirá un nuevo itinerario en la cara Oeste” Royal Robbins

(después de la segunda ascensión de la Nose en 1960)

“Escalaremos con vosotros y os robaremos vuestras chicas”Todd Skinner y Paul Piana

FRASES CÉLEBRES de los escaladores del valle

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Hay lugares de un valor inagotable, donde la arquitectura natural es de tal manera sublime que se convierte en una fuente para el espíritu. Los indios yosemite, pretéritos moradores del valle, fueron los primeros en darse cuenta. Luego serían los montañeros, reconvertidos al poco en escaladores, quienes encontraron un campo de juegos monumental, plagado de farallones descomunales, fisuras disparadas al cielo y chimeneas siniestras que fueron haciendo de este Parque Nacional, creado en 1890, el referente, la absoluta meca, de la escalada en roca, donde tuvieron lugar algunas de las actividades más salvajes y representativas de la historia, provocando innovaciones igual de radicales en cuanto al material, el estilo y la filosofía de un deporte que hoy es indivisible del valle.Horace Greeley, que visitó la zona en 1859, la denominó “el abismo profundo” y sólo una década después, Yosemite conoció a su primer jinete de la roca, John Muir, quien se las apañó para plantarse en la cima del Cathedral Peak, un sugerente colmillo de Toulomne Meadows. Escocés de nacimiento, Muir superó todos los pasos en solitario y sin cuerda, cuando apenas

había cumplido la treintena. Pasaron lustros sin otras ascensiones relevantes, aunque empezaba a implantarse la esencia de las aventuras sobre sus pulidas promesas verticales gracias a osados autóctonos, como Charles Michael y su mujer Enid, la primera escaladora del valle. Se considera el 2 de septiembre de 1933 como el auténtico comienzo de la era de la escalada, cuando los miembros del grupo californiano Sierra Club se desparramaron como una crecida por sus paredes. Un año más tarde, gracias a dos realizaciones en las Cathedral Spires se puso el punto y seguido a una forma de escalar que retrata a la perfección Steve Roper, genuino periodista y escalador de la época dorada de Yosemite: “Entrénate duro para una escalada y sé consciente de dónde te estás metiendo. Sé valiente, pero practica técnicas seguras. No tengas miedo de retroceder. Lo más importante: no sometas a la roca a la tecnología; usa material sofisticado, pero empléalo con juicio”. No sólo la ética comenzaba a sentar sus bases, también la técnica, en buena medida debido a tipos como Broker y Harris

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UN EXCÉNTRICOEX

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UN EXCÉNTR llamado SalathéUn hombre enfermo, entrado en años, de aspecto socarrón einseparable camisa de cuadros, John Salathé, lo vino a cambiar todo. O al menos a impulsarlo. Extravagante como pocos, estesuizo acudió al valle por recomendación médica, como terapiapara su maltrecha salud, y se dio de bruces con la cabaña deSierra Club, grupo con el que pronto compartiría su primeraescalada, en otoño de 1945, en Hunters Hill. Formó cordadacon Robin Hansen, quien encabezaba la escalada. Durante laascensión y tras un largo expuesto y complicado, Robin se dis-puso a asegurar a su novato compañero desde una repisa ocul-ta en la que le era imposible observar los progresos de Salathé,instigando a éste a que escalara en libre, sin agarrar la cuerda nilos clavos. “Durante dos o tres minutos no sentí ningún movimientode la cuerda, y de repente John asomó por el espolón, desencordado.¡Pensó que yo le había dicho que escalara sin la cuerda!”

Fue Salathé uno de los primeros innovadores del material para la escalada en Yosemite, con unos clavos diseñados por él mismo, más resistentes y reutilizables. En el 46, Salathé se unió a Antón Nelson para completar la ascensión de la cara suroeste del Half Dome, viéndose obligados a hacer noche en la pared, siendo la primera ruta en requerir un vivac en el valle. En 1947 serían cuatro los vivacs que la cordada necesitó para hacer-se con la Lost Arrow Chimney.a Y en el 50, junto al testarudo Allen Steck, abriría una de las rutas más clásicas del lugar con la primera ascensión del Sentinel Rock, el que era hasta

el momento el último gran pro-blema. Por suerte, cada vez que se resuelve un “último gran pro-blema”, aparece otro superior.

Un par de años después de esta ascensión, Salathé recayó en sus problemas mentales, volviendo a Suiza y abandonando a su familia, con lo que repentinamente, como ha venido ocu-rriendo generación tras generación, se terminaba una época en el valle. El impagable recuerdo que dejó Salathé en los es-caladores se conmemoró con la Salathé Wall a El Capitán, aunque tuvo que pasar algún tiempo, ya que a aquellas alturas nadie se había planteado poder escalar El Cap, una proa colosal que domina el valle y que se ha convertido en el símbolo de la escalada americana. “El Capitán intimida la primera vez que lo ves, es tan grande y tan liso que parece un océano vertical, un océano en un día de calma chicha sin apenas puntos débiles. Luego afinas la mirada, achinas los ojos y ves las figuritas colgadas de la roca, entonces le pierdes un poco el miedo, borras ese componente místico de la intimidación” lo describía Simón Elías, hoy Director del”Equipo de Jóvenes Alpinistas de la FEDME, pero rebelde sin causa y con cuerda en los años noventa, cuando se hizo con cuatro rutas de la mítica pared: The Nose, Zodiac, Dihedral Wall y The Shieldy .dd

Salathé encontró en la escalada una cura, una vida, puede que la paz: “La escalada es más saludable que mayoría de los deportes; mira el béisbol, 10.000 personas sentadas como imbéciles para ver a unos pocos jugadores”.

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(que se inventó un movimiento hoy de sobra conocido como péndulo), quienes sumaron un total de 30 ascensiones en los mares graníticos de esta parte de Sierra Nevada, surcada pacíficamente por el río Merced. Y entonces ocurrió, puede que gracias al hombre, puede que debido a la influencia de atrayentes moles como El Capitán o el Half Dome. Llegó el tiempo radiante de la escalada americana.

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UNA ESTRELLA: Royal Robbins “Royal Robbins era una persona reservada pero un fantástico escalador e impul-sor de la escalada moderna americana” recuerda Josep María Anglada, primer europeo de nacimiento y residencia que escalaba en el valle, allá por 1963. Ciertamente Royal Robbins fue durante casi veinte años la gran referencia de la escalada, y más; de la aventura y de la reflexión, propulsor del sistema de graduación de vías que todavía se usa hoy en día. Pronto dejó su huella en el valle cuando en 1952 abría una te-rrible variante a la Higher Spire, aunque nunca llegó a encajar del todo con el carácter pre-hippie de los escaladores del Campo 4. Compartió época con mitos como Yvon Chouinard, revolu-cionario del material, Tom Frost o Warren Harding, polémico y puntero escalador, con quien compitió por hacerse con algunas de las mejores líneas vírgenes de Yosemite.

Anglada fue su socio y un buen amigo. El escalador catalán conoció a Robbins tras la expedición del 63 a los Andes. “Yo ya me carteaba con Robbins y otros escaladores americanos. Y no conocía los Estados Unidos así que era muy buena oportunidad para ello y para escalar. Les propuse unas conferencias con diapositivas de mis actividades, que ellos aceptaron”. A Anglada le recibieron en San Francisco como invitado del Sierra Club, donde daba una conferencia. “Fue sorprendente llegar a San Fran-cisco y ver aquella enorme casa llena de escaladores que vivían juntos, comían juntos… y nos aceptaron como uno más. Aquella gente trabajaba lo mínimo y escalaba lo máximo”.

Antes de embarcarse en la severa escalada de la pared este de El Capitán, Robbins y Anglada se midieron en rutas más sencillas como la Washington Column, llamada así por un supuesto parecido al presidente americano. “Robbins ya me había advertido de que trajera un calzado apropiado, diferente al que solía utilizar, y encargué unas zapatillas como las que ellos llevaban. La escalada sobre el granito era un tipo de escalada que no conocía. Fue una experiencia interesante”, recuerda Anglada. “El salto en el material fue fantástico, nosotros íbamos a lo primitivo con tacos de madera por ejemplo, así que nos quedamos mara-villados con algunas cosas como los dum-dums o las cintas precursoras del arnés” continua el catalán, inventor de la archiconocida tanka. “Eso sí, comían fatal. Nosotros no estábamos acostumbrados a aquella dificultad sobre el granito, a aquel paisaje, aquella técnica, aquel nuevo material. Nos aportaron grandes cosas y nosotros les enseñamos a comer. Durante la ascensión a El Capitán, Royal Robbins sacó una fina barra de salami y comenzó a comérsela a mordiscos ¡sin pan ni nada! Recuerdo que pensé que eran unos bárbaros”.

Robbins fue un escalador excepcional que se hizo con la mayoría de vías, hoy clásicas, de Yosemite: la noroeste del Half Dome, primer sexto grado en América, la Salathé Wall, la escalada en roca más dura en su momento, o la ascensión del North American Wall a El Capitán, con Don Lauria, le confirmaron como un mito viviente al que to-dos los demás admiraban, aunque no compartiesen su filosofía purista de la escalada, que describe en dos de sus publicaciones, Basic Rockcraft y Advanced Rockcraft, don-de ensalza las virtudes del free-climbing: “Una primera ascensión es comparable a pintar un cuadro o crear una canción, un acto de brillante creatividad”. Repudiaba la instalación de cuerdas fijas en las rutas (algo que solía hacer Harding) o el uso desmedido de pitones. “Igual que en un poema, una simple palabra puede cambiar la composición al completo”.

Y siguiendo el uso y costumbre de Yosemite, Robbins acabó por desaparecer de su escenario natural, dando paso a una nueva generación casi más ambiciosa. “Muchos escaladores sufrieron una transformación total. Recuerdo como Royal Robbins pasó de ser hippie a industrial y luego a vivir la vida a su manera. Fundó una sociedad de material de escalada, abrió una tienda en Modesto, otra en Fresno… el negoció aumentó, comenzó a hacer ropa de escalada con su mujer y cuando alcanzó mucho éxito vendió la empresa y se dedicó a vivir con mayúsculas, una tradición muy americana”, concluye Anglada.

Como escribió Roper: “Harding creó el concepto de big wall; Robbins lo perfeccionó.”

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“¿Por qué la escalada en Yosemite es tan diferente? ¿Por qué tiene su propia técnica, ética y material? La razón fundamental descansa en la misma naturaleza de la roca. En ninguna otra parte del mundo la roca está tan quebrada, tan pulida por las glaciaciones y tan carente de agarres. Todas las líneas de escalada siguen sistemas de fisuras verticales. Todas las fisuras que se equipan con clavos, todos los agarres, son verticales. La necesidad es lo que ha hecho desarrollar técnicas y equipo especiales”Yvon Chouinard

“No hay nada más satisfactorio que ser un pionero”Allen Steck, 1950

“Las reglas del juego deberían evolucionar constantemente al mismo nivel que la tecnología. De lo contrario estamos matando la escalada clásica y nos engañamos a nosotros mismo pensando que somos superiores a los pioneros”Yvon Chouinard

“No tienes nada que hacer con la altura, es tu fuerza lo que cuenta”Lynn Hill (sobre su ascensión a la Nose)

“La mayoría de los del grupo de los cincuenta y los sesenta todavía están vivos y siguen escalando, o escribiendo sobre escalada, o al menos pensando en escalada”Steve Roper

“Porque estamos locos”Warren Harding

FRASES CÉLEBRES de los escaladores del valle

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BRIDWELL y el grupo salvaje “Por supuesto los pioneros fueron desde Salathé hasta Royal Robbins, pasando por Yvon Chouinard, pero la generación que más huella ha dejado en las paredes de este valle y en la historia de la escalada han sido aquellos personajes marginales que se reunieron en el valle durante la década de los setenta buscando otra forma de vida y sin quererlo revolucionaron la escalada: Jim Bridwell, Ron Kauk, John Bachar… buscaban una utopía y plasmaron su descontento en la revolución de la escalada libre y en rutas extremas de artificial. Creo que la imagen de un tipo con pelo largo sujeto por una cinta, unos pantalones de pintor y una bolsa de magnesio tamaño pan de molde encaramado a Midnight Lighting es un icono de la memoria colectiva de la escalada”. Estas palabras de Simón Elías representan en buena medida la siguiente generación, la que recogió el testigo de Robbins o de Frank Sacherer y su endiablada pasión por la escalada en libre. Este grupo, reunido en torno al Campo 4, célebre punto de encuentro para escaladores, vividores y otra fauna de Yosemite, también encuentra una sugerente descripción en las palabras de Todd Skinner y Paul Pianna: “Escalaremos con vosotros y os robaremos a vuestras chicas”.

Esta generación, encabezada por Jim “El Pájaro” Bridwell, quien se adjudico más de 100 ascensiones en Yosemite, incluyendo la primera en el día de The Nose, a El Ca-pitán, fue más que un equipo de escalada, una familia. Así lo cuenta Dean Fidelman, talentoso fotógrafo que convivió con ellos y que todavía hoy vive en las praderas de Yosemite, esquivando a los rangers: “Jim decidía si eras buena persona y el tipo de persona que a él le gustaba. El sabía que grado podías hacer y entonces decidía que le acompañaras a forzar en libre de primero tal o cual ruta. Era como nuestro padre. Éramos una gran familia”. La voluntad de Bridwell en los 70 fue tan respetada, que se le dio permiso

para fundar el YOSAR, el servicio de rescate de Yosemite. Su figura atrajo permanen-temente a escaladores como Ron Kauk, que con 16 años acudió al valle en 1973, quedando tan prendado de la experiencia que abandonó la escuela y su casa y se fue a vivir a una tienda de campaña. “Bridwell te aconsejaba, era tu amigo, escalabas con él, fuma-bas con él, bebías cervezas con él, nos enseñaba como evitar a los Rangers… y era nuestro héroe”.

“Era una vida salvaje” sigue Fidelman. “Está-bamos nosotros y el resto de escaladores que no escalaba con nosotros ni compartían nuestra for-ma de pensar. Escalaban rutas fáciles, no fumaban marihuana y no conocían a Jim Bridwell. Ellos nos señalaban porque nosotros llevábamos el pelo largo, pantalones blancos, pañuelos en la cabeza… nos veían como hippies, no como escaladores. Es cierto que no éramos muy amigables con la gente que no co-nocíamos”. Durante dos décadas fueron el terror del valle, de sus paredes, de los turistas y hasta de los osos. Lo escalaron todo, lo comprendieron todo y dieron el paso definitivo hacia un estilo

más simplista de la vida. Si podías escalar para qué querías más. Si podías robar la co-mida de la tienda, para qué querías más. Si podías birlarle la chica a tu compañero… probablemente querrías más.

Tras ellos, los Piana, Potter o la misma Lynn Hill continuaron haciendo historia en rutas cada vez más duras, abriendo nuevas puertas tanto en el grado como la velo-cidad de sus ascensiones, dominando las fisuras, los techos (échenle un vistazo a la célebre fotografía de Güllich en solo integral resolviendo Separate Reality) y crean-do un estilo de vida que no se repite en ninguna escuela o lugar del mundo. No eran hippies, ni revolucionarios, ni marginados (por voluntad de otros al menos), eran escaladores en el lugar apropiado, en el momento apropiado. O quizá sencillamente fueron los tipos apropiados, haciendo historia de la escalada.

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Ascensiones pioneras en Yosemite1870 George Anderson burila el Half Dome,

posibilitando a los turistas subir a ésta portentosa mole de granito.

1934 Eichorn, Dick, Leonard y Beston Robinson escalan Higher Cathedral Spire utilizando pitones de hierro dulce traídos desde Europa.

1946 Los tres grandes problemas a escalar durante ésta época son el Lost Arrow, la Suroeste del Half Dome y la Norte del Sentinel Rock. Salathé, utilizando pitones de hierro duro, junto a Anton Nelson escala la cara Suroeste del Half Dome, llevando a cabo el primer vivac realizado en Yosemite.

1946 Primer intento por parte de Salathé de escalar el Lost Arrow en solitario.

1950 Salathé y Nelson escalan el Lost Arrow desde el valle en 5 días. Este mismo año, Salathé y Sleck resuelven el tercer problema escalando la cara Norte del Sentinel Rock en 5 días.

1957 El 24 de Junio, Royal Robbins, Gallwas y Sherrick escalan la cara Noroeste del Half Dome en 5 días, siendo recibidos en la cumbre por el carismático Warren Harding.

1958 Casi un año después del primer intento de escalar The Nose, Harding lo intentará de nuevo. Acompañado de Feverer y Powell suben hasta el

campo 4, fijando una línea de cuerdas fijas hasta el mismo suelo del Capitán. Feverer y Powell deciden abandonar a Harding en su intento de escalar la gran pared y se retiran rapelando la línea de cuerdas fijas. Harding recluta entonces a Merry, Whitmose y Colderwood con el fin de volver a la pared a finalizar la vía. Después de 9 dias Harding escalaría el muro del último largo instalando para ello 28 buriles en la pared y abriendo, asi, una de las vías mas clásicas del BigWall. Este mismo año, Robbins, Pratt, Frost y Fistchen repiten la ruta.

1961 Robbins, Pratt y Frost abren el Salathé Wall, en artificial. Harding escala el Leaning Tower instalando para ello 110 buriles. Baldwin y Cooper abren el Dihedral Wall despues de 38 días de progresos en la pared.

1963 Kor, Roper y Beck abren la West Butress al Capitán. Cooper y Galen Rowell empiezan a escalar la vía directa al Noroeste del Half Dome. Durante la escalada deciden tomar un descanso de unos días para volver mas tarde a terminarla. Durante ese tiempo de descanso, Robbins y McCraken deciden meterse en la ruta y se hacen con ella. Incidente que generará mala prensa y tensión entre diferentes grupos de escaladores en el valle.

1964 Frank Sacherer escala en libre Reed´s Pinnacle Direct (5.10 a), East Buttress al Capitán (5.10 b), East Buttress de la Middle Cathedral (5.10 c) y la cara Suroeste al Half Dome (5.10 b). Ese año, Robbins, Frost, Pratt y Chouinard escalan en 9 días la hasta el momento y durante varios años considerada la vía de pared más difícil del mundo: North American Wall, empleándose por primera vez en el valle los jumars importados de Europa.

1968 Robbins escala sin compañía el Muir Wall en El Capitán, siendo la primera ascensión en solitario en El Capitán y la segunda ascensión de la vía.

1970 Permaneciendo 27 días en pared y siendo recibidos en la cumbre por una multitud de periodistas, Harding y Dean Caldwell abren el Wall of the Early Morning Light en El Capitán, empleando 27 días en pared, durmiendo en hamacas y realizando 330 agujeros para buriles y ganchos.

1975 Con Westbay, Fiske y East, Bridwell abre Pacific Ocean Wall, en El Capitán (VI 5.9 A4).

1978 Sea of Dreams (VI 5.9 A5) es abierta, de nuevo por Bridwell, con Dale Bard y Dave Diegelman.

1981 Bridwell vuelve a hacer de las suyas con Zenyatta Mondatta (VI 5.7 A5), a El Capitán, en compañía de Peter Mayfield y Charlie Row.

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