Es Spiritual Warfare

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  • G U E R R AE S P I R I T U A L

    p e l e a n d o l a b u e n ab a t a l l a d e l a f e

    B r i a n B r o d e r s e n

  • Guerra EspiritualPeleando la Buena Batalla de la Fe

    Copyright 2005 por Brian Brodersen

    (Nota: este libro fue publicado previamente como parte de Calvary Basics Series y fue titulado Spiritual Warfare, originalmente publicado por The Word for Today en 1995.)

    Publicado por Calvary Chapel Publishing (CCP)un ministerio de recursos de Calvary Chapel de Costa Mesa3800 South Fairview RoadSanta Ana, CA 92704

    Todos los derechos reservados. Ninguna porcin de esta publicacin podr ser reproducida, almacenada en un sistema de archivos o transmitida en alguna forma, o por algn medio electrnico, mecnico, fotocopia, cinta magnetofnica o de otra manera sin el permiso previo del publicador, excepto como lo establece la USA copy-right law.

    Primera edicin, 2005

    Las citas bblicas, al menos que se especique de otra manera, se tomaron de la Santa Biblia, versin Reina Valera. Copyright 1960. Usada con permiso.

    Citas bblicas marcadas NVI fueron tomadas de la Santa Biblia Nueva Versin Internacional.

    ISBN 1-59751-014-9

    Impreso en los Estados Unidos de Norte America

  • Contenido

    Captulo Pgina

    Prefacio v

    1. La Batalla 1

    2. El Dios de Este Siglo 13

    3. Las Acechanzas del Diablo 25

    4. La Tentacin 49

    5. La Armadura de Dios 59

    6. Apto Para la Batalla 77

    Conclusin 87

  • vPrefacio

    Como la obscura noche de la historia humana se acerca ms y ms al clmax del n, se torna ms obviamente en la historia de una gran batalla cs-mica entre el bien y el mal. Pero no solamente una batalla entre el bien y el mal en el sentido losco, pero ms especcamente, una batalla entre Dios y el diablo. Una batalla entre los sier-vos de Cristo Jess y las fuerzas invisibles de Satans. Una batalla que es en esencia, una batalla espiritual. Una batalla a la que el cristiano es in-evitablemente llevado, por su mera relacin con Cristo Jess. Una batalla que no es observada con el ojo fsico, ni peleada con armas hechas por el hombre, sino una batalla peleada en el mbito del Espritu, por medios espirituales como la oracin, la proclamacin de la verdad de Dios y una vida santa.

    Guerra Espiritual fue escrito para altamente alertar a los cristianos de esta batalla espiritual y sus realidades en nuestras vidas diarias. Tambin fue escrito con la esperanza de traer un balance bblico a un sujeto de vital importancia, pero tan comnmente mal entendido.

  • vi

    GUERRA ESPIRITUAL

    Mi oracin es que Dios use estas verdades para iluminar y fortalecer a Su gente en la batalla de la fe.

    Brian BrodersenCosta Mesa, California

  • 1La Batalla

    Vestos de toda la armadura de Dios, para que podis estar rmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potest-ades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

    Efesios 6:1112

    No sera agradable si la vida cristiana fuera sim-plemente creer en Jess y despus vivir felices para siempre? Sin embargo cualquier persona que ha buscado seguir al Seor seriamente se ha dado cuenta de lo contrario. Jess les dijo a Sus discpu-los que la vida en este mundo estara marcada por tribulaciones y oposicin. Esta oposicin viene a nosotros mayormente de parte del diablo y una multitud de espritus malignos quienes forman un frente comn en contra del reino de Dios.

    La oposicin del enemigo es evidente en un milln de situaciones diferentes, pero que estn

    1

  • 2GUERRA ESPIRITUAL

    todas conectadas. Lo vemos en todo, desde igle-sias que han sido bombardeadas en Pakistn e Indonesia, hasta el asesinato de misioneros que fueron secuestrados en las Filipinas; en el encar-celamiento de lderes de la iglesia en la China co-munista; en la oposicin del sistema judicial de Los Estados Unidos de Norte Amrica a que los Diez Mandamientos o la cruz sean expuestos en propiedades pblicas; en los constantes ataques de los medios de comunicacin sobre la iglesia y las normas de conducta moral; el odio irracional de la comunidad cientca sobre la idea de la creacin divina como una explicacin del origen de la vida; desde la persecucin de parte de los integrantes de la familia o el trabajo; desde la confusin o duda que algunas veces nubla nuestra mente cuando intentamos leer la Biblia; en las distracciones que en ocasiones nos bombardean cuando tratamos de orar; en el temor que se apodera de nosotros cuando la oportunidad se presenta de compartir nuestra fe; hasta en la batalla que muy a menudo resulta cuando tratamos de congregarnos.

    Ahora bien, estoy seguro de que cada cristiano ha experimentado esta oposicin, algunos ms intensamente que otros. Tambin estoy seguro que muchos no han sabido que la fuente de esta oposicin, es espiritual.

  • La Batalla

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    Una de las estrategias ms efectiva de Satans es mantenernos ignorantes de la existencia de esta guerra espiritual, para poder disfrazarse bien y que no podamos reconocer lo que verdad-eramente est ocurriendo. Parafraseando a C. S. Lewis Los demonios aclaman con deleite al ma-terialista que duda la existencia de ellos.1 Si bien la declaracin de Lewis no aplica directamente a nosotros que somos cristianos, no materialistas; s se aplica en que an cuando somos cristianos muchas veces vivimos ajenos al reino espiritual que nos rodea.

    Ninguno de nosotros quiere ser derrotado por esta oposicin, as que una introduccin a la realidad de la guerra espiritual nos ayudar en nuestro camino a la victoria que nuestro Seor nos promete en esta batalla.

    La Oposicin

    Pasemos primero a considerar la inspiracin detrs de este conicto: el diablo y sus ngeles. Quin es el diablo? Es una entidad real o solo una gura mitolgica?

    La Biblia ensea que el diablo es una persona real, un ser espiritual que originalmente fue la

  • 4GUERRA ESPIRITUAL

    criatura ms gloriosa de Dios, pero, por un acto de rebelin, se convirti en el archienemigo de Dios (Isaas 14). La Biblia nos dice que l es increble-mente poderoso, extremadamente inteligente, e inmensurablemente diablico. Las Escrituras tambin nos ensean que l est en guerra per-petua contra Dios y Su pueblo. l es el coman-dante y jefe de una multitud de criaturas similares a l. Pablo se reere a estas criaturas como prin-cipados y potestades, gobernantes de las tinieblas de este siglo, huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (vase Efesios 6:12). Todo esto indica una oposicin organizada.

    A modo de analoga, consideremos el impe-rio Romano. Csar estaba establecido en Roma y haca su poltica basndose en el consejo del se-nado. Los senadores dictaban las decisiones del consejo a los gobernantes y legisladores, quienes implementaban sus decisiones. De la misma manera, dentro del reino de Satans hay ociales de alto rango estableciendo la poltica, y sus rep-resentantes de bajo rango que la implementan.

    Una de las profecas de Daniel nos da una me-jor comprensin del reino de Satans.

    En el tercer ao del reinado de Ciro de Persia,

  • La Batalla

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    Daniel tuvo una visin acerca de un gran ejr-cito. El mensaje era verdadero, y Daniel, que tambin se llamaba Beltsasar, pudo compren-der su signicado en la visin. En aquella oca-sin yo, Daniel, pas tres semanas como si estu-viera de luto. En todo ese tiempo no com nada especial, ni prob carne ni vino, ni us ningn perfume. El da veinticuatro del mes primero, mientras me encontraba yo a la orilla del gran ro Tigris, levant los ojos y vi ante m a un hom-bre vestido de lino, con un cinturn del oro ms renado. Su cuerpo brillaba como el topacio, y su rostro resplandeca como el relmpago; sus ojos eran dos antorchas encendidas, y sus brazos y piernas parecan de bronce bruido; su voz resonaba como el eco de una multitud.Yo, Daniel, fui el nico que tuvo esta visin. Los que estaban conmigo, aunque no vieron nada, se asustaron y corrieron a esconderse. Nadie se qued conmigo cuando tuve esta gran visin. Las fuerzas me abandonaron, palideci mi ros-tro, y me sent totalmente desvalido. Fue enton-ces cuando o que aquel hombre me hablaba. Mientras lo oa, ca en un profundo sueo, de cara al suelo. En ese momento una mano me agarr, me puso sobre mis manos y rodillas, y

  • 6GUERRA ESPIRITUAL

    me dijo: Levntate, Daniel, pues he sido enviado a verte. T eres muy apreciado, as que presta atencin a lo que voy a decirte. En cuanto aquel hombre me habl, tembloroso me puse de pie. Entonces me dijo: No tengas miedo, Daniel. Tu peticin fue escuchada desde el primer da en que te propusiste ganar entendimiento y hu-millarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aqu. Durante veintin das el prncipe de Persia se me opuso, as que acudi en mi ayuda Miguel, uno de los prncipes de primer rango. Y me qued all, con los reyes de Persia. Pero ahora he venido a explicarte lo que va a su-ceder con tu pueblo en el futuro, pues la visin tiene que ver con el porvenir.

    Daniel 10:114 NVI, nfasis del autor

    Observe lo que el ngel dijo: Durante veintin das el prncipe de Persia se me opuso. Ciro era el rey de Persia en ese entonces, sin embargo, no era l ciertamente el que estaba resistiendo a este mensajero angelical. La referencia tiene que ver con el poder espiritual detrs del imperio Persa. Recuentos similares se mencionan en Isaas 14 y Ezequiel 28, en donde los profetas estn profetizando en contra de los reyes de Babilonia y Tiro. Mientras que profetizaban, de repente

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    y sin explicacin, comenzaron a dirigirse a los poderes espirituales detrs de estos gobernantes terrenales.

    Estos pasajes, entre muchos otros, deben in-dudablemente hacernos concluir que el mundo en que vivimos, no es solamente el mundo mate-rial que aparenta ser. Hay una dimensin espiri-tual y el mundo est gobernado en realidad por huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Es imperativo que reconozcamos esta verdad bblica.

    Veamos otro ejemplo ms de este reino invis-ible en el Nuevo Testamento. Recuerda cuando el Seor fue tentado? Satans le mostr todos los reinos del mundo y la gloria de ellos dicindole, A ti te dar toda esta potestad, y la gloria de el-los: porque a m me ha sido entregada, y a quien quiera la doy (Lucas 4:6). Jess no contradijo la declaracin de Satans en cuanto a su autoridad sobre los reinos de este mundo, ni su capacidad de drselos a quien l quiera. De hecho, Jess arm la declaracin de Satans cuando ms adelante se reere a l como el prncipe de este mundo (Juan 14:30).

    Entender estos hechos bblicos es vital para nuestro bienestar espiritual. Trgicamente,

  • 8GUERRA ESPIRITUAL

    muchos cristianos han sido seducidos a pensar de la misma manera que piensa la gente comn, mi-rando todo como si slo se relacionara a los pro-cesos naturales. Mas sin embargo, Pablo dijo, No tenemos lucha contra sangre y carne. Nosotros como cristianos necesitamos recordar esto.

    El Conicto

    Lo siguiente que tenemos que considerar es la na-turaleza ntima del conicto, la cual se indica en el trmino lucha. Existen en realidad dos aspectos en esta guerra espiritual. Existe el aspecto gen-eral en el que las fuerzas colectivas de Dios estn peleando contra las fuerzas colectivas de Satans; pero tambin existe un aspecto muy personal donde usted y yo estamos enlazados en un com-bate mano a mano con los espritus demonacos. Es una lucha ntima, personal, y mortal. Como cristiano, usted est siendo estudiado, acechado, y atacado regularmente. Si usted no se da cuenta de esto puede llegar a ser una baja en este conicto.

    Quizs en este instante, usted est diciendo, Espere un momento: Acaso no est exagerando un poco en todo esto? Qu quiere decir con que estoy siendo estudiado, acechado y atacado por demonios? Usted se oye como un fantico!

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    Le puedo asegurar que no estoy siendo fantico, sino bblico. Simplemente estoy declar-ando lo que la Biblia ensea de manera general y a lo que se reere especcamente en el caso de Job, entre otros.

    Lleg el da en que los ngeles deban hacer acto de presencia ante el Seor, y con ellos se present tambin Satans. Y el Seor le pre-gunt: De dnde vienes? Vengo de rondar la tierra, y de recorrerla de un extremo a otro le re-spondi Satans. Te has puesto a pensar en mi siervo Job? Volvi a preguntarle el Seor. No hay en la tierra nadie como l; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado del mal. Satans replic: Y acaso Job te honra sin recibir nada a cambio? Acaso no estn bajo tu proteccin l y su familia y todas sus posesio-nes?

    Job 1:610 NVI

    Como puede ver, Satans haba estudiado a Job; le haba acechado, y en breve le atacara. Las tcticas de Satans no han cambiado a travs de los siglos. Hoy en da, nosotros somos susceptibles a las mismas clases de ataques que Job experiment.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    No es mi intencin inspirar paranoia en alguien, sino ms bien ayudarle a ver y entender el mundo, y sus propias experiencias personales a travs del lente bblico. Hoy ms que nunca, los cristianos necesitan un punto de vista bblico. Una visin bblica del mundo. Una visin que incluya una creencia y entendimiento del reino espiritual.

    La Batalla es del Seor!

    Ahora que ya hemos establecido la realidad de la guerra espiritual, necesitamos aprender a so-brevivir en esta batalla invisible. Lo primero que tenemos que recordar es que la batalla es del Seor (1 Samuel 17:47); y por lo tanto, debe-mos ser fortalecidos en el Seor, y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10). Nosotros no tenemos ningn poder natural con el cual podamos derro-tar a las fuerzas de las tinieblas. Si quiero ser victo-rioso, debo derivar mi fuerza del Seor. Tal fue la conciencia que les dio la victoria a hombres como David y Josafat.

    David, al enfrentarse a Goliat, dijo claramente que l vena en el poder de Dios:

    Entonces dijo David al listeo: T vienes a m

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    con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehov de los ejrcitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien t has pro-vocado. Jehov te entregar hoy en mi mano, y yo te vencer, y te cortar la cabeza. Y sabr toda esta congregacin que Jehov no salva con espada y con lanza; porque de Jehov es la batalla, y l os entregar en nuestras manos.

    1 Samuel 17:4547

    As mismo, cuando Josafat clam al Seor por la liberacin de sus enemigos, el profeta Jahaziel respondi:

    Jehov os dice as: No temis ni os amedrentis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.

    2 Crnicas 20:15

    Es del todo crtico que recordemos esto, para no ser vencidos por el temor y el desnimo.

    Las Armas de Nuestra Milicia

    Otra verdad que debemos recordar es que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino

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    GUERRA ESPIRITUAL

    poderosas en Dios (2 Corintios 10:4). La palabra carnal es la anttesis de lo espiritual y se reere a aquello que es meramente humano. Aparte del poder de Dios, todas nuestras energas juntas no sirven para nada en contra de los poderes de las tinieblas. Dado que estamos en una batalla es-piritual, necesitamos armas espirituales, y esto es exactamente lo que Dios nos ha suplidoarmas poderosas en Dios para la destruccin de fortale-zas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios Armas poderosas en Dios! La palabra poderosa puede ser traducida como dinmicamente poderosa. Dios nos ha provisto ms de lo que necesitamos para la victoria. Lo que tenemos que hacer es re-currir a lo que ya tenemos a nuestra disposicin.

    Cules son las armas que Dios nos ha dado? Estas son simplemente la oracin, la Palabra de Dios, y la adoracin. Y en tales nos debemos ab-sorber completamente si queremos pelear con xito la buena batalla de la fe. Ms adelante con-templaremos ms a fondo estas armas que son poderosas en Dios, pero por ahora, prosigamos hacia una profunda consideracin del enemigo.

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    El Dios de Este Siglo

    Un da vinieron a presentarse delante de Jehov los hijos de Dios, entre los cuales vino tambin Satans. Y dijo Jehov a Satans: De dnde vi-enes? Respondiendo Satans a Jehov, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.

    Job 1:67

    En este pasaje, vemos que nuestro adversario, Satans, est realmente vivo y sano sobre el pla-neta Tierra. Por lo tanto la pregunta es: Qu est haciendo? Respuesta: Demasiado, mucho ms de lo que le culpa la gente. Veamos algunas de las ac-tividades del diablo en el mundo.

    El Reino Natural

    Primero vamos a considerar la actividad del dia-blo en el mbito natural. La Biblia ensea que el diablo tiene cierto grado de poder sobre la natu-raleza. Consecuentemente, muchas de las cosas que nosotros comnmente llamamos desastres

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    GUERRA ESPIRITUAL

    naturales u obras de Dios son en realidad mani-festaciones de las obras de Satans. Ahora bien, no estoy diciendo que cada catstrofe sea el resultado de actividad satnica; pero, cuando se considera la muerte y destruccin que estas cosas produ-cen como resultado, y la culpa que generalmente se atribuye a Dios por ello, es vlido considerar que muchos de estos eventos estn siendo satni-camente orquestados. En el menor de los casos, Satans trata de manipular los desastres natura-les para destruir, desalentar y vencer la obra de Dios en el mundo.

    Una vez ms, esta perspectiva tiene su funda-mento bblico en el libro de Job:

    Te has puesto a pensar en mi siervo Job? Volvi a preguntarle el Seor. No hay en la tierra nadie como l; es un hombre recto e in-tachable, que me honra y vive apartado del mal. Satans replic: Y acaso Job te honra sin recibir nada a cambio? Acaso no estn bajo tu proteccin l y su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaos y ganados llenan toda la tierra. Pero extiende la mano y qutale todo lo que posee, a ver si no te mal-

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    dice en tu propia cara! Muy bien le contest el Seor. Todas sus posesiones estn en tus ma-nos, con la condicin de que a l no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satans se retir de la presencia del Seor. Lleg el da en que los hijos y las hijas de Job celebraban un ban-quete en casa de su hermano mayor. Entonces un mensajero lleg a decirle a Job: Mientras los bueyes araban y los asnos pastaban por all cerca, nos atacaron los sabeanos y se los llevaron. A los criados los mataron a lo de espada. Slo yo pude escapar, y ahora vengo a contrselo a usted! No haba terminado de hablar este mensajero cuando uno ms lleg y dijo: Del cielo cay un rayo que calcin a las ovejas y a los criados. Slo yo pude escapar para venir a contrselo! No haba terminado de hablar este mensajero cuando otro ms lleg y dijo: Unos salteadores caldeos vinieron y, dividindose en tres grupos, se apoderaron de los camellos y se los llevaron. A los criados los mataron a lo de espada. Slo yo pude es-capar, y ahora vengo a contrselo! No haba terminado de hablar este mensajero cuando todava otro lleg y dijo: Los hijos y las hijas de usted estaban celebrando un banquete en casa

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    GUERRA ESPIRITUAL

    del mayor de todos ellos cuando, de pronto, un fuerte viento del desierto dio contra la casa y derrib sus cuatro esquinas. Y la casa cay sobre los jvenes, y todos murieron! Slo yo pude escapar, y ahora vengo a contrselo!

    Job 1:819

    He aqu un clsico ejemplo de Satans manip-ulando la naturaleza en su guerra contra Dios. El fuego que cay del cielo y consumi a las ovejas y a los pastores, as como el viento que derrumb la casa sobre los hijos de Job; matndolos, fueron un resultado directo de la actividad del diablo. Mas sin embargo, el mensajero se reri al fuego como fuego de Dios. Satans destruye vidas y busca poner la culpa en Dios. l hace esto an hoy en da.

    Vctimas de terremotos, incendios, inunda-ciones, y tormentas muy a menudo implican que Dios es de alguna manera responsable por su mise-ria. Reportajes en los peridicos y en la televisin usualmente hacen eco al sentimiento, de que Dios es de cierto modo el culpable. Aunque afuera del mbito de los desastres naturales, esta clase de acusacin fue frecuentemente vista y escuchada despus de los ataques terroristas sobre la ciudad de Nueva York y Washington D.C. Tal como fue

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    el caso en la vida de Job, yo creo que el verdadero culpable en esos ataques fue el diablo.

    El nombre diablo signica calumniador o acusador. Satans incitar las fuerzas de la na-turaleza, trayendo con esto muerte y destruccin para luego acusar a Dios como el responsable de todo el desorden. Lo trgico es que mucha gente le cree. Estoy diciendo que los terremotos, las inun-daciones, y los huracanes, son obras de Satans? Mi respuesta a ello es: No siempre, pero quizs s ms veces de lo que pensamos. Si consideramos la meta de Satans que esmatar y destruirlos desastres naturales le proveen un campo ex-celente de accin.

    Los Asuntos Humanos

    Pero Satans no se detiene ah! Sino adems est ocupado, trabajando en los asuntos del hombre. Ya sea en la poltica internacional, los medios de comunicacin, lo acadmico, la industria del en-tretenimiento, o el estilo y la moda del mundo, es indiscutible su inuencia. Pablo se reri a Satans como el prncipe de la potestad del aire, el espritu que ahora opera en los hijos de desobe-diencia (Efesios 2:2).

    Desde la teora de la evolucin hasta la -

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    GUERRA ESPIRITUAL

    losofa Marxista, desde los prejuicios raciales hasta el multiculturismo, desde la revolucin sex-ual hasta los matrimonios homosexuales, desde casas desbaratadas hasta la epidemia de crmenes violentos, desde el alcoholismo hasta la droga-diccin, la obra de Satans es evidente. El odio y la violencia, la muerte y la destruccin, el do-lor y la miseria, desde el principio de la historia hasta nuestros das, todo puede ser en alto grado atribudo a la actividad del diablo.

    La personalidad, propsito y poder del dia-blo fueron claramente revelados en la persona de Adolfo Hitler y los eventos que rodearon su intento por gobernar al mundo. Si quieres un acercamiento y una mirada personal para saber cmo es el diablo, solo considera las acciones del III Reich de Hitler y las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, especialmente los intentos por exterminar a los Judos.

    Los comunistas presentan otro ejemplo de la verdadera naturaleza de Satans. Piense en los millones de personas asesinadas bajo el radical espritu de anticristo, que prevalece tanto entre los adherentes al Marxismo. El clebre Richard Wurmbrand, quien sufri inmensa persecucin bajo el rgimen comunista en Rumania, escribi un libro titulado Marx y Satans, en el que docu-

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    ment el temprano envolvimiento de Marx en el satanismo.

    Satans no debe ser tomado ligeramente, sino ms bien, l es una horrorosa bestia determinada en destruir tanta gente como sea posible.

    Ms recientemente, Satans se ha estado ex-presando a travs de extremistas musulmanes y sus desbandados asesinatos en contra de todos los que estn en desacuerdo con sus puntos de vista fanticos. Es especialmente obvia su inuencia en la militante retrica, anti-israelita y anti-cristiana, que proviene de ciertos segmentos de la comuni-dad islmica.

    Verdaderamente como el Apstol Juan dijera, El mundo entero est bajo el maligno (1 Juan 5:19).

    Las Falsas Religiones

    Otra manifestacin de la actividad del diablo es la religin falsa. Esta es la obra maestra de Satans y quizs su ms grande medio de inuencia. Tambin es el arma ms mortal, pues apunta directamente al alma de los hombres. El objetivo nal del diablo es privar el alma humana de la salvacin que hay en Cristo, y l va a hacer cualquier cosa que est en

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    GUERRA ESPIRITUAL

    su poder, an estimular la devocin religiosa, para obtener los resultados deseados.

    El Apstol Pablo dijo: Porque el mismo Satans se disfraza como ngel de luz (2 Corintios 11:14). l ha mantenido a multitudes de personas cegadas de la verdad, como dijera Pablo tambin:

    Pero si nuestro evangelio est an encubierto, entre los que se pierden est encubierto; en los cuales el dios de este siglo ceg el enten-dimiento de los incrdulos, para que no les re-splandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

    2 Corintios 4:34

    En realidad, las tan llamadas grandes religio-nes del mundo son nada menos que imitaciones satnicas que intentan destruir eternamente las almas de los hombres. S que esto puede sonar extremado para algunos, pero si tomas la Biblia seriamente, esa es la nica conclusin que puedes obtener. Algunos insisten que todas las religio-nes esencialmente ensean lo mismo, y que son igualmente vlidas. Sin embargo una simple com-paracin entre el Hinduismo y la Cristiandad, por ejemplo, muestran lo errneo de esta posicin.

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    El Hinduismo ensea que existen millones de dioses, la Cristiandad ensea que hay un solo Dios. Una comparacin del Budismo y la Cristiandad muestra lo mismo. El Budismo no se involucra para nada con la creencia en Dios; es inherente-mente atesta. El Islam niega la creencia esencial de la fe Cristiana, que Cristo Jess es el unignito Hijo de Dios. Las sectas seudo cristianas, como los Mormones y los Testigos de Jehov, son tambin ejemplos de imitaciones satnicas.

    Pero la actividad del diablo no est limitada sol-amente a estas otras religiones, tambin la vemos dentro de la iglesia. Muchos dentro de la corri-ente principal de denominaciones Protestantes en realidad han dejado la fe. Ellos ya no creen que Cristo Jess sea Dios en la carne, o que l naci de una virgen. Ya no creen que l muri una muerte vicaria en la cruz, o que literalmente resucit de los muertos en forma corporal. Ya no creen que la Biblia sea la Palabra de Dios. Uno se pregunta, Cmo es qu se auto-denominan cristianos? Ellos rechazan directamente la mayora de las enseanzas bblicas.

    Entonces, por n, mucho del Catolicismo Romano debera ser includo en esta misma cat-egora, por sus tantas aberrantes creencias y prc-ticas. Todo, desde la misa hasta el papa, hasta el

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    GUERRA ESPIRITUAL

    sacerdocio, a la supuesta mediacin de Mara y los santos, es contrario al simple mensaje de sal-vacin presentado en las Escrituras. El reclamo de la iglesia Catlica Romana de ser La nica igle-sia verdadera no se puede defender, ni bblica ni tampoco histricamente.2

    Satans est en verdad activo! l est manip-ulando las fuerzas de la naturaleza y acarreando desastre al hombre; l est trabajando en la so-ciedad, oprimiendo a la gente a travs de varias losofas que conducen a tirana y guerra; y est ocupado dispersando falsa religin, que le per-mita robar las almas de los hombres y privarlos de la vida eterna.

    Conforme nos damos ms cuenta de la activi-dad del diablo en el mundo, que esto nos lleve a usar an ms las armas poderosas de la oracin y la proclamacin del evangelio. Es a travs de la oracin que la catstrofe puede convertirse en una oportunidad para la obra de Dios. Es a travs de la oracin y la proclamacin del evangelio que Dios interviene en los asuntos del hombre derramando su Espritu y trayendo as un cambio radical. Las pocas de la Reformacin y el Gran Despertar, son buenos ejemplos de cmo Dios usa situacio-nes adversas para llevar a cabo su obra. Es a travs de la proclamacin del evangelio que los hombres

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    son liberados de los efectos de la ceguera de las falsas religiones; y son trados al conocimiento salvador de Cristo.

    Cualquier buen estratega militar se asegura de saber cmo opera su enemigo; entre ms famil-iarizados estemos con la actividad del diablo, ms efectivos seremos para vencerlo y ayudar a otros a hacerlo. Procedamos ahora a otro aspecto ms de la actividad del diablo, las asechanzas del dia-blo.

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    Las Acechanzas del Diablo

    Vestos de toda la armadura de Dios, para que podis estar rmes contra las asechanzas del diablo Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

    Efesios 6:11, 16

    Las acechanzas del diablo y los dardos de fuego del maligno aunque cubren un amplio rango de actividad, incluyen sin duda los ataques de Satans sobre la mente y las emociones. Experiencias tales como condenacin, duda, temor, malos pensa-mientos y depresin germinan de estos ataques. Ahora bien, no armo entender cmo es que Satans o los demonios pueden tener acceso a nuestras mentes y emociones, pero de que pueden es claro tanto en las Escrituras como en el testi-monio de muchos siervos de Dios a travs de lo largo de la historia de la iglesia. Consideremos dos ejemplos de las acechanzas del diablo, uno en las Escrituras y otro en la historia de la iglesia.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    El primer ejemplo involucra al Apstol Pedro y lo encontramos en Mateo 16. Jess le pre-gunto a sus discpulos, Quin decs que soy yo? Respondiendo Simn Pedro, dijo: T eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Jess lo en-comienda por su respuesta Bienaventurado eres, Simn, hijo de Jons, porque no te lo revel carne ni sangre, sino mi Padre que est en los cielos.

    Entonces, mientras Jess proceda a decirles acerca de Su futuro rechazo por parte de los li-deres en Jerusaln, y de Su subsiguiente muerte en la Cruz, Pedro, bien intencionado pero equiv-ocado, lleva a Jess hacia un lado y comienza a reconvenirle, diciendo; Seor, ten compasin de ti; en ninguna manera esto te acontezca!

    Jess se da la vuelta y le dice a Pedro, Qutate de delante de m, Satans!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. La respuesta de Jess hacia Pedro ilustra el punto. En la primera instancia, la mente de Pedro fue inuida por el Seor. Unos pocos minutos mas tarde Pedro estaba bajo la inuencia de Satans y sus pensamientos haban sido satnicamente inspirados.

    El segundo ejemplo destellante del ataque del enemigo en la mente del creyente es visto en la

  • Las Acechanzas del Diablo

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    vida de John Bunyan, autor del libro El Progreso del Peregrino. Describiendo sus experiencias en el libro Abundante Gracia, l escribi:

    Por un espacio aproximadamente de un mes despus, una gran tormenta vino sobre m, la cual me trat veinte veces ms peor que todo lo que antes haba enfrentado; vino sobre m, robndome una pieza ahora, y despus otra; primero, toda mi comodidad fue arre-batada, despus la oscuridad se apoder de m, despus de la cual, inundaciones llenas de blasfemias, tanto contra Dios, contra Cristo y contra las Escrituras, fueron derramadas so-bre mi espritu, causndome gran confusin y tormento. Estos pensamientos llenos de blas-femia eran tantos que tambin produjeron preguntas en m, contra la mera existencia de Dios, y de Su unignito Hijo amado; algo como, si en realidad, exista Dios, o Cristo o no? Y qu si las santas Escrituras no eran ms que una fbula y una historia engaosa, en lugar de ser la santa y pura Palabra de Dios?

    El tentador adems me atacaba mucho con esto, cmo puedes saber sino tambin los Turcos tienen las sucientes Escrituras como para comprobar a su Mahoma como

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    el Salvador, tal como nosotros tenemos para comprobar que nuestro Jess lo es? Y, qu si poda pensar que decenas de miles en tan-tos pases y reinos, deban estar sin el cono-cimiento del camino correcto hacia el cielo; si es que en verdad existe un cielo, y que sola-mente nosotros, que vivimos en una esquina de la tierra, seamos los nicos bendecidos so-bre ella? Cada uno de nosotros cree que su religin es la correcta, tanto Judos, Moros y paganos! Y qu tal que si toda nuestra fe, y Cristo, y las Escrituras, fueran tan solo una creencia tambin?

    Algunas veces me he esforzado a argu-mentar en contra de estas sugestiones, y es-tablecer algunas de las frases del bendecido Pablo en contra de ellas; pero, hay de m! Repentinamente sent, al hacer esto, que ar-gumentos como estos volveran otra vez sobre m, aunque hemos hecho un gran alarde de Pablo, y de sus palabras, an as, cmo puedo yo saber, que si no en cada obra, l siendo un hombre astuto y sutil, pudo haberse prestado, para engaar con fuertes desilusiones; y an recibir tanto el dolor y [la congoja], para de-shacer y destruir a sus compaeros.

    Estas sugestiones, como mucha otras, las cuales en esta ocasin no voy, ni me atrevo a

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    mencionar, ni con palabras ni por escrito, cau-saron un tremendo ataque sobre mi espritu, tambin agobiaron mi corazn, tanto por el nmero, constancia, y furia encendida, que sent como si no hubiese nada mas que esto dentro de mi desde la maana hasta la noche, y como si en verdad no hubiese lugar para nada ms; Y conclu tambin que Dios me haba, en cada ataque a mi alma, entregado a ellos para que me llevaran lejos, como en un poderoso remolino.

    Slo por el sinsabor que le causaban a mi espritu, fue que sent que haba algo en m que se rehusaba a apoderarse de ellos. Pero solo tuve esta consideracin, cuando Dios me permita un momento para tragar mi saliva, de otra manera el ruido, el poder y la fuerza de estas tentaciones se ahogaban e inundaban; Y como si enterraba todos estos pensamientos o el recuerdo de tal cosa. Mientras yo estaba en esta tentacin, constantemente deba hallar mi mente puesta en esto, para maldecir y jurar, o para hablar alguna cosa agravante en contra de Dios, Cristo Su Hijo, o de las Escrituras.

    Ahora yo pensaba, seguramente estoy posedo por el diablo; en otras veces de nuevo pensaba que deba estar falto de juicio, pues en lugar de alabar y magnicar a Dios el Seor

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    con los dems, si tan solo escuchaba que hablaban de l, en ese momento un horrible pensamiento de lo ms blasfemo o algo simi-lar explotaban de mi corazn en contra de l; ya sea que creyera que Dios exista o que de nuevo pensara que cosa as no exista; ni amor, ni paz ni ninguna buena disposicin poda sentir dentro de m.

    Estas cosas me hundieron en una deses-peracin profunda; pues conclu que no era posible que estas cosas pudieran ser halladas entre los que aman a Dios. Muy a menudo, cu-ando estas tentaciones venan con tanta fuerza sobre m, que me comparaba como en el caso de un nio que haba sido raptado por una gitana que lo esconda debajo de su mandil, separado de amigos y de su pas; algunas veces pataleaba, tambin gritaba y lloraba; pero an as me senta como atado en las alas de la ten-tacin y el viento me llevaba lejos. Tambin me acorde de Sal, y en el espritu maligno que lo posea, y en gran manera tema que mi condicin fuera la misma que la de l (1 Samuel 16:14).

    En estos das, cuando escuchaba a otros hablar de cual era el pecado contra el Espritu Santo, entonces el tentador tanto me provo-caba a cometer ese pecado, que era como si yo

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    no poda, ni deba, ni tampoco habra de per-manecer callado hasta que hubiese cometido ese pecado, ahora ningn pecado servira ms que ese; si hubiese sido cometido por hablar una tal palabra, entonces estaba como si mi boca hubiese hablado tal palabra, sin importar si lo hice o no; y tan fuerte fue en medida esta tentacin sobre m, que muy a menudo estuve preparado para presionar mi mano bajo mi barbilla para prevenir que se abriera mi boca; a propsito de eso, muchas veces tambin tuve pensamientos de saltar cabeza hacia abajo a un hoyo en una montaa de suciedad o algo as, para prevenir que mi boca hablara.3

    Que descripcin tan vvida de la clase de guerra brutal que algunas veces experimentamos como siervos de Dios! Mas que un solo dardo encendido, Bunyan fue asaltado con una barri-cada de estos. Pero l no est solo en esta expe-riencia, porque aunque no nos guste admitirlo, muchos de nosotros hemos enfrentado ataques similares.

    Habiendo establecido que el enemigo fre-cuentemente ataca nuestra mente y emociones, miraremos ahora muy de cerca algunas de las acechanzas del diablo, para evitar ser atrapados por ellas.

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    La Condenacin

    Una tctica comn del diablo es hacerle sentirse fuera del amor y del perdn de Dios. La mayora de las veces esto ocurre despus de que hubo una falla de su parte. Quizs usted hizo algo que saba que no tena que hacer o no hizo algo que usted saba que tena que hacer. Es en ese momento cu-ando la condenacin usualmente ataca. Sin em-bargo, es importante distinguir entre la convic-cin y la condenacin. La conviccin es una obra legtima del Espritu Santo que produce culpa sobre nuestros pecados y nos lleva a la cruz para recibir perdn. La condenacin, por otro lado, produce culpa y deja a su vctima con un sentido de desesperacin.

    El Diablo puede sugerirle que Dios ha ter-minado con usted dicindole te fuiste muy lejos esta vez. De esta manera trata de insinuar que el perdn no est disponible para usted. Hasta quizs pueda tener sentimientos sobrecogedores de que Dios le ha abandonado y que no le ama ms. Todo esto es tpico de los dardos de fuego del maligno. Los dardos de fuego del enemigo solo se pueden vencer tomando el escudo de la feque es la Palabra de Dios. El poder de la con-denacin yace en la habilidad de Satans al enga-

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    arnos, hacindonos pensar que Dios es el que est condenndonos. Despus de todo, s Dios est contra nosotros, quin por nosotros? Qu distorsin tan vil de la Palabra de Dios!

    En Romanos 8:1, Pablo dice: Ahora, pues, nin-guna condenacin hay para los que estn en Cristo Jess y despus dice en el versculo 31, Si Dios es por nosotros, quin contra nosotros? En los versculos 3334 se hace la pregunta:

    Quin acusar a los escogidos de Dios? Dios es el que justica. Quin es el que condenar? Cristo es el que muri; ms an, el que tambin resucit, el que adems est a la diestra de Dios, el que tambin intercede por nosotros.

    Aquellos pensamientos acusadores, aquellos sentimientos de condenacin vienen del acusa-dor de los hermanos (Apocalipsis 12:10). Es slo a travs de la conanza en la sangre del Cordero que podemos vencer la condenacin satnica.

    Si ha pecado, no permita que el diablo le aleje del Seor a travs de la condenacin. En su lugar, conese su pecado y recuerde que l es el y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).

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    La Duda

    El diablo algunas veces dispara dardos encendi-dos para plantar la duda en nuestras mentes. l tratar de hacerle dudar de todo, desde la existen-cia de Dios hasta su salvacin. Su inters princi-pal es poner duda sobre la Palabra de Dios. Una cosa importante de recordar es que en este asunto hay una diferencia entre la tentacin a dudar y el pecado de la incredulidad. Es posible ser plagado por la duda y an ser inocente del pecado de la incredulidad.

    El gran predicador ingls Charles Spurgeon estaba muy familiarizado con esta forma partic-ular de tentacin. l dijo, mi tentacin peculiar ha sido el constante escepticismo. Yo s que la promesa de Dios es verdadera. Sin embargo, esta tentacin me ataca sin cesarduda de l, descon-fa de l, l te abandonar de cualquier modo.4 Spurgeon, claro est, resisti la tentacin, pero sus declaraciones muestran el constante estrago que tena en esta rea.

    Una vez ms le recuerdo, que no est pecando cuando se encuentra oprimido por la tentacin a dudar. La duda solo se convierte en pecado cu-ando actuamos sobre ella y le permitimos contro-larnos. Satans tent a Eva a dudar de la Palabra

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    de Dios. No obstante, no fue sino hasta que ella se someti a su sugerencia que pec. Solo porque usted ha sido tentado a dudar no quiere decir que ha pecado. Usted puede rechazar el ceder a esas sugerencias.

    Cuando era joven en el cristianismo, escu-ch que ciertos eruditos y telogos cuestionaron la validez de ciertos libros de la Biblia. En ese momento, Satans busc plantar la duda en mi mente en cuanto a la Palabra de Dios. El pensam-iento fue algo como lo siguiente: Estas personas son telogos y han estudiado la Biblia por aos. Ellos conocen el griego y el hebreo. Yo no s nada. Cmo es posible que pueda pensar que yo estoy bien y ellos mal? Le suena familiar? O quizs ha experimentado algo como esto: mientras lea su Biblia de repente su mente se encontr inun-dada con preguntas tales como; Estas seguro de que Cristo Jess existi alguna vez? En realidad pudieron estos milagros suceder? Cmo puede alguien resucitar de los muertos? Qu hay de las otras religiones? Acaso no es un poco arrogante el pensar que Jess es el nico camino a Dios? Y la lista sigue y sigue.

    Satans le va ha sugerir a usted esta clase de pensamientos. El siempre est tratando de minar la Palabra de Dios. Lo intent con Eva en el jardn,

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    Con que Dios ha dicho ? (Gnesis 3:1); lo in-tent con Jess en el desierto, Si eres el hijo de Dios ? (Lucas 4:3), por lo tanto, puede estar seguro de que lo intentar con usted. La Palabra de Dios es nuestra brjula as como el timn para guiarnos a travs de esta vida cristiana tem-pestuosa. Si el diablo logra hacernos dudar de las cosas pequeas entonces podr sacarnos del curso. Si logra hacernos dudar de las cosas ms grandes entonces terminaremos en un naufragio. Este es, claramente, su objetivo. No ceda a la duda, reconozca que es una de las tcticas del enemigo y permanezca rme en la Palabra de Dios.

    Un ltimo puntono confunda las pregun-tas honestas con la duda. Considere la diferencia entre la respuesta de Zacaras al ngel Gabriel con la respuesta de Mara (Lucas 1:18, 34). Ambos aparentemente hicieron la misma pregunta, En qu conocer esto? Cmo ser esto? No fue la pregunta Cmo? sino la actitud con la que la respuesta se present. Zacaras pregunt en in-credulidad como diciendo, debes estar brome-ando, no es posible! Mara, por otro lado, estaba preguntando cmo Dios llevara a cabo tal mara-villa. Esto lo observamos en su declaracin nal a Gabriel: He aqu la sierva del Seor; hgase con-migo conforme a tu palabra (Lucas 1:38). Mara

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    no estaba dudando de la Palabra de Dios, se estaba sometiendo a su plan.

    No hay nada malo en hacer preguntas, es as como aprendemos. Por medio de preguntas honestas, usted puede cambiar la tentacin de la duda en una oportunidad para crecer en el en-tendimiento del Seor, Su Palabra y Sus caminos. Al nal de cada pregunta honesta, se dar cuenta de que Dios es veraz, tal como Pablo concluyera en Romanos 3:4 sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso.

    El Temor

    Otra de las acechanzas del diablo es el uso de la tctica del temor. l amenaza con consecuencias malas sobre aquellos que confan y obedecen al Seor. Cuando George Whiteeld, el predicador del siglo XVIII, llam a su amigo John Wesley para que tomara posesin de su ministerio de predicacin al aire libre, Wesley fue atacado de repente con la impresin de que si haca eso, morira. Despus de buscar la gua divina abriendo su Biblia cuatro veces al azar en diferen-tes lugares, las Escrituras parecan conrmar su temor a la muerte. Sus temores probaron ser nada sino la obra del diablo, buscando prevenirle de no

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    entrar en la obra a la que Dios le haba llamado. Fue realmente a travs de aceptar esa invitacin, que John Wesley entr en su carrera evangelista, la cual dur mas de 50 aos y result en la con-versin de decenas de miles y la formacin de la iglesia metodista.

    Tambin vemos la tctica del temor usada por el enemigo en la historia del rabino Leopoldo Cohn, un Judo de Hungra, quien a travs de mu-chas circunstancias lleg a creer que Jess es el Mesas de Israel. Cuando recibi a Cristo, se dio cuenta que necesitaba escoger un da para hacer una profesin pblica de su fe por medio del bau-tizo. Su relato, de los eventos que ocurrieron en el da de su bautismo, ampliamente ilustra los in-tentos de Satans por detener la obra de Dios en nosotros a travs de su tctica de temor. El rabino dijo:

    Temprano en la maana, al amanecer, me des-pert con escalofro y me pareci como si al-guien me estuviera diciendo, qu vas hacer hoy?

    Salt de la cama y camin de lado a lado en el cuarto, como alguien que sufre de ebre alta, casi sin saber lo que estaba haciendo. Haba

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    estado esperando ansiosamente ser bautizado, pues esperaba con gozo el momento cuando podra confesar pblicamente al Seor Cristo Jess delante de los hombres. Pero ahora un cambio repentino haba venido sobre m. La voz que me estaba hablando era la del gran enemigo de la humanidad, claro est, fue muy astuto para que no percibiera en el momento que era Satans.

    Muchas preguntas se me presentaron rpi-damente una tras otra y me desubicaron de tal manera que me sent enfermo fsica y men-talmente. l me pregunt: Te vas a bautizar, verdad? Sabes que tan pronto como tomes ese paso, te vas a separar de tu esposa a quien amas entraablemente? Ella nunca ms vivir contigo. Haz pensado que tus cuatro hijos, a quienes amas, nunca mas te llamarn papi o te mirarn a la cara otra vez? Tus hermanos, hermanas y todos tus parientes te van a con-siderar muerto y sus corazones van a ser rotos para siempre.

    Cmo puedes ser tan cruel con tu misma carne y sangre? Tu propia gente te va ha des-preciar y odiar ms que nunca. Tu solo te ests aislando de tu gente. No tienes amigos en este mundo, vas a quedar solo yendo a la deriva como un madero en el ocano. Qu va a ser

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    de tu nombre, tu reputacin, tu posicin o-cial?

    Estos pensamientos, como preguntas au-dibles puestas por Satans, a quien por prim-era vez conoc como un enemigo personal, me pusieron en angustia y casi desequilibraron mi mente. No poda dormir, ni tampoco comer. Mi amigo que estaba conmigo, al notar esto, trat de fortalecerme y animarme de alguna manera posible, pero nada prevaleci. Me ar-rodille en oracin delante de Dios, pero el en-gao satnico era an fuerte como antes.

    l contina su relato describiendo lo que su-cedi cuando le concedi la derrota al enemigo. Sintindose enfermo fsica y mentalmente, fue donde el pastor para informarle que no iba a poder bautizarse. En ese mismo momento, otro pastor de nombre Dr. Andrew Bonar junto con su congregacin sintieron en su corazn orar por este hombre, sabiendo que se iba a bautizar ese da. Al comenzar a orar, de repente la opresin se fue y en lugar de cancelar su cita bautismal, fue bautizado e hizo su confesin pblica de Cristo as como haba deseado hacerlo.

    El rabino Cohn lleg a ser un testigo im-pactante para el Seor, formando lo que se con-

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    oce como la Junta Americana de Misiones para los Judos. Llev a muchos de sus compatriotas Israelitas a la fe en Jess el Mesas.

    Observ cmo el diablo amenaz con ter-ribles consecuencias si obedeca al Seor? No ob-stante esto solo era una amenaza insignicante as cmo lo fue para John Wesley. Satans le va ha amenazar as como Sal amenaz a David, o Tobas y Sanbalat amenazaron a Nehemas, pero eso es todo lo que puede hacer Porque mayor es el que est en vosotros, que el que est en el mundo (1 Juan 4:4). Una vez ms, Si Dios es por nosotros, quin contra nosotros? (Romanos 8:31).

    No permita que el enemigo lo mantenga fuera de la voluntad de Dios a travs de esta tctica del temor. Recuerde, No nos ha dado Dios espritu de cobarda, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7). Nuestro Padre celestial tiene en mente nuestro bienestar eterno, por lo tanto cedamos a l sin temor. Est atento a lo que l va hacer, el Padre conoce lo mejor.

    Los Malos Pensamientos e Imaginaciones

    Otra manifestacin de las acechanzas del diablo son los malos pensamientos. Alguna vez ha estado en oracin y de repente su pensamiento

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    es bombardeado por pensamientos blasfemos? Alguna vez ha estado en adoracin y de repente imgenes pornogrcas atraviesan su mente? Alguna vez ha atravesado por un perodo de tiempo en el cual su mente estuvo obsesionada con pensamientos deplorables, pensamientos que lo enfermaron y oprimieron, pensamientos de los cuales aoraba ser liberado, pensamientos de inmoralidad sexual, asesinato, o suicidio? Si es as, no est solo. Usted conoce de primera mano lo que el Apstol Pablo quera decir cuando habl de los dardos de fuego o de una manera ms literal las echas en llamas del maligno.

    Una pregunta importante que hacer en este momento: Cmo puedo saber la diferencia entre los dardos de fuego del maligno y el pecado de gurar el mal? El gurar el mal se origina den-tro de uno mismo, como dijera Jess: Porque del corazn salen los malos pensamientos (Mateo 15:19). El gurar el mal est bajo su poder para controlar y contiene un elemento de placer. Los dardos de fuego del maligno, por otro lado, provi-enen fuera de usted y estn hasta cierto grado, ms all de su capacidad para controlar. Tambin es algo ofensivo para usted, no tan solo no qui-ere tener estos pensamientos, sino que conciente-mente los rechaza.

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    Otra experiencia en la vida de Charles Spurgeon nos servir como ilustracin. Despus de haber pasado por un perodo prolongado de asaltos blasfemos sobre su mente, estando al borde de la desesperacin, se encontraba cuestionando an su salvacin (despus de todo, cmo puede un cristiano verdadero tener tales pensamientos?) Finalmente le con a un hombre de Dios de edad ya avanzada quien le hizo una simple pregunta: Odias esos pensamientos? El joven Spurgeon contest: S, los odio! el hombre le respondi: Entonces no son tuyos; Qujate de ellos, ar-repintete de ellos y envalos de regreso al diablo, el padre de ellos, a quien le pertenecenporque ellos no son tuyos.5

    El Diablo es sutil; l planta un pensamiento en su mente y quiere hacerle pensar que es suyo. No lo haga suyo, en su lugar rechcelo y sea con-sciente de quien est detrs de ello. Usted hasta puede usar las armas del enemigo en contra de l, usando esas ocasiones como una oportunidad para orar y adorar. Usted puede ser como Benaa quien le arrebat al egipcio la lanza de la mano, y lo mat con su propia lanza (2 Samuel 23:21).

    Por lo dems, hermanos, todo lo que es ver-

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    dadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

    Filipenses 4:8

    As como la naturaleza rechaza el vaco, tam-bin nuestras mentes no pueden permanecer vacas. Los buenos pensamientos no dejan espacio a los malos pensamientos.

    La Depresin

    La depresin es quizs una de las ms devastado-ras acechanzas del diablo ya que el diablo rene todas las cosas que hemos discutido (condenacin, duda, temor, malos pensamientos e imaginacio-nes), las envuelve en desanimo y le deja con un sentido abrumador de desesperacin.

    Muchos del pueblo de Dios a travs de los sig-los han conocido de primera mano lo que es estar deprimido. Le va a sorprender saber que tanto el salmista como el Apstol Pablo experimentaron depresin. Escuche sus palabras:

    Al Seor busqu en el da de mi angustia; Alzaba

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    a l mis manos de noche, sin descanso; Mi alma rehusaba consuelo. Me acordaba de Dios, y me conmova; Me quejaba, y desmayaba mi es-pritu. No me dejabas pegar los ojos; Estaba yo quebrantado, y no hablaba.

    Salmos 77:24

    Pues fuimos abrumados sobremanera ms all de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdi-mos la esperanza de conservar la vida.

    2 Corintios 1:8b

    Tenemos tambin muchos ejemplos, en la his-toria de la iglesia, de algunos que sufrieron depre-sin. William Cowper, el gran poeta ingls y escri-tor de himnos, batall toda su vida con depresin maniaca.

    Charles Spurgeon dijo, Yo, de todos los hombres, soy quizs el sujeto de la ms profunda depresin en algunos momentos Depresin tan temerosa, que espero ninguno de ustedes, al-guna vez, llegue a tal extremo de miseria como yo he llegado.6

    Nos damos cuenta que el pueblo de Dios no est exento de la depresin. Todos sufren depre-sin de vez en cuando, algunos ms frecuente-

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    mente y ms severamente que otros. La pregunta entonces es: Cmo lidiamos con la depresin?

    En primer lugar, necesitamos saber qu es lo que la est causando. Existen bsicamente cu-atro tipos de depresin. Hay una depresin que es orgnica en naturaleza (resultado de un mal funcionamiento del cuerpo, por ejemplo desequi-librios hormonales o qumicos). Luego tenemos la depresin circunstancial; los problemas de la vida lo han desanimado. Algunas otras veces la depre-sin est relacionada directamente con el pecado, y nalmente, existe la depresin que es el resul-tado directo de la actividad satnica.

    No siempre es fcil saber el tipo de depresin con el cual la persona est lidiando, sin embargo, Dios ha prometido sabidura para aquellos que se la pidan (Santiago 1:5).

    Una vez que hemos discernido la causa, podemos proceder con el tratamiento. Si la causa es orgnica, el tratamiento ser primordialmente mdico. Si la causa es circunstancial, el tratamiento ser obtener una perspectiva bblica de sus circun-stancias y conar en Dios. Si la causa es el pecado, se necesita el arrepentimiento. Si la causa es sa-tnica, las armas espirituales de la Palabra de Dios y la oracin son las nicas cosas que servirn.

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    En aquellos das antes de que hubiese anti-depresivos, William Cowper fue rescatado de una profunda depresin suicida y tenebrosa a travs de la oracin de su el amigo y pastor John Newton. Aunque el tratamiento con medicamen-tos puede ser de benecio, estos tratamientos nunca deben ser usados para excluir la Palabra de Dios y la oracin. Mi opinin es que sin tomar en cuenta la causa fundamental de la depresin, existe un aspecto satnico en ella. Por lo tanto, yo creo que toda depresin sin importar su origen, debe ser tratada a travs de asesoramiento bblico y oracin intensa.

    Si usted a sido plagado por la depresin, re-cuerde, Fiel es Dios, que no os dejar ser tenta-dos ms de lo que podis resistir, sino que dar tambin juntamente con la tentacin la salida (1 Corintios 10:13). No crea la mentira del dia-blo de que no hay esperanza, as que ms vale que termine con todo de una vez. Busque al Seor! Invoque Su Nombre! Mantngase rme en Su Palabra! Ore y pdale a otros que oren por usted. Busque un asesoramiento cristiano de un pastor o un amigo cristiano maduro. Finalmente, sepa que el Dios de paz aplastar en breve a Satans bajo vuestros pies (Romanos 16:20).

    Enseguida consideraremos un aspecto nal

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    de la guerra del diablo en contra nuestraLa Tentacin.

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    Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como len rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid rmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimien-tos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

    1 Pedro 5:89

    La actividad ms notoria de Satans es el tentar a la humanidad. La tentacin es solicitar hacer el mal, y es una experiencia comn para toda la gente, sean cristianos o no. Sin embargo, Satans pone un poco de ms esfuerzo en tentar a los cristianos. l sabe que si derrota a un cristiano, puede hasta cierto grado desacreditar a la igle-sia y traer reproche sobre el nombre del Seor. As como el pecado de David con Betsab hizo blasfemar a los enemigos de Jehov (2 Samuel 12:14). As tambin los cristianos que pecan. Este es uno de los motivos de Satans para tentar a los creyentes.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    Otra razn por la cual Satans le tienta es porque l simplemente le odia y quiere destruirlo. l sabe que el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte (Santiago 1:15).

    Pedro al referirse a Satans como len rugi-ente, buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8) sin lugar a dudas, estaba pensando en la actividad de Satans al tentar al hombre.

    El autor John Phillips nos da una muy grca ilustracin de esto:

    [Satans] ha estado estudiando a la raza hu-mana desde que el hombre fue creado. Satans ayud a forjar la cada naturaleza humana. l es un maestro psiclogo. A una persona la asalta con lascivias de la carne. l tiene todo un arsenal de dardos que pueden incendiar los sentidos. A otra persona la ataca con las las-civias del ojo; a alguien ms con la soberbia de la vida. La lascivia del apetito, el amor por el aplauso y el anzuelo de la ambicin estn en-tre la multitud de dardos que Satans usa para encender feroces fuegos en nuestras almas.

    l conoce nuestras debilidades y los pun-tos fuertes. l enva sus legiones de espritus malignos para cosquillear nuestros senti-

  • La Tentacin

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    dos, enardecer nuestros deseos, corromper nuestras almas, debilitar nuestras voluntades, engaar nuestras mentes, aniquilar nuestras conciencias y distorsionar la verdad de Dios. Satans tiene mil maneras de acecharnos y nunca se da por vencido.7

    Siendo que el objetivo del tentador es la muerte y la destruccin no podemos tomar la tentacin a la ligera. Al contrario, debemos ser sobrios y vigi-lantes al lidiar con nuestro adversario el diablo.

    Reconociendo la Tentacin

    Lo primero que tenemos que hacer, en relacin con la tentacin, es reconocer cuando estamos siendo tentados.

    Uno de los atributos de Satans es la sutileza. l se disfraza tan bien que muchas veces el que est siendo tentado es ajeno a lo que en realidad est pasando. En otras palabras, Satans no se maniesta a s mismo espantosamente anunci-ando Yo soy el diablo, estoy aqu para atraerte a una trampa y nalmente destruirte, as que mira como trabajo. No. En vez de eso, l se esconde entre las sombras. Nosotros ni siquiera vemos que l est detrs de la escena, jalando las cuerdas, ma-nipulando circunstancias.

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    Muchas de las veces l se suele hacer pasar como uno que est altamente preocupado por nuestro bienestar. Acurdese de Eva, en el jardn del Edn: Satans le sugera que Dios era egosta, que l estaba deteniendo algo que era bueno para ella.

    El us el mismo mtodo de enfoque cuando tent a Jess, dicindole; Ahora, si tu eres el Hijo de Dios, no deberas estar aqu muriendo de hambre. Qu manera de vivir es esta para el Hijo de Dios? Por qu no tomas estas piedras que estn aqu y las conviertes en pan? Satisfcete. Te lo mereces, despus de todo, T eres el Hijo de Dios.

    As como un pescador experimentado sabe cual es el anzuelo correcto, Satans conoce sus reas dbiles y le tentar de acuerdo a ello. l pu-ede presentarse como un ngel de luz, una don-cella en apuros, la solucin a sus problemas nan-cieros o la respuesta a su falta de imagen personal. La lista sigue y sigue. Pablo hizo referencia de este atributo de Satans cuando, al escribirle a los corintios dijo:

    Pero temo que como la serpiente con su astucia enga a Eva, vuestros sentidos sean de alguna

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    manera extraviados de la sincera delidad a Cristo.

    2 Corintios 11:34

    A pesar de que la tentacin es algunas veces difcil de reconocer, usted puede estar seguro de que est siendo tentado cuando se enfrenta a una situacin que le pueda llevar a racionalizar, comprometer, o de alguna manera desobedecer la Palabra de Dios.

    Evitando la Tentacin

    Otro paso importante al lidiar con la tentacin est en usar todos los esfuerzos para mantenerse alejado de ella. Primero que nada, usted puede evitar la tentacin a travs de la oracin. Jess dijo, Velad y orad, para que no entris en tent-acin (Mateo 26:41).

    En segundo lugar, usted puede evitar la ten-tacin al mantener un concepto realista sobre s mismo. Esto quiere decir, reconocer sus aquezas y permanecer alejado de aquellas cosas que repre-sentan un problema en especial para usted. Si ha tenido problemas con el pecado sexual, entonces tiene que hacer todo lo que este en su poder para evitar cualquier situacin que le pueda hacer caer.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    Esto podra signicar el estar alejado de cierta persona o grupo de personas; evitar ciertas for-mas de entretenimiento, por ejemplo, la Internet, el cine y la televisin, especialmente por cable; o podra ser alejarnos de los estantes de revistas en los supermercados.

    Si su problema ha sido el alcohol o las drogas entonces necesita evitar personas, lugares, o situa-ciones que le puedan ser comprometedoras. Este mismo principio aplica en todas las reas de debi-lidad. Si despus de todo esto, aun se encuentra en una situacin tentadora, como la de Jos cuando la esposa de Potifar se arrojo sobre l, entonces el nico recurso en tales circunstancias es salir cor-riendo como lo hizo Jos. El conocer su rea de vulnerabilidad es realmente un paso hacia la vic-toria sobre la tentacin.

    Recuerde, el que piensa estar rme, mire que no caiga (1 Corintios 10:12). No se ponga a s mismo en una situacin tentadora, en su lugar t, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la pa-ciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna (1 Timoteo 6:1112).

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    Venciendo la Tentacin

    La nica buena noticia acerca del ser tentado es que tenemos garantizada la victoria sobre la tent-acin. Es indispensable saber esto. Algunos cristia-nos nos dejan con la impresin de que la victoria es algo imposible y que el reincidir en el pecado es solo otra faceta ms de la experiencia cristiana. Sin embargo, nada va ms all de la verdad. La Biblia nos dice que la victoria es posible. El Apstol Juan dijo, Hijitos mos, estas cosas os escribo para que no pequis (1 Juan 2:1). Santiago, en su epstola nos instruye en como obtener la victoria:

    Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huir de vosotros. Acercaos a Dios, y l se acer-car a vosotros.

    Santiago 4:78

    La victoria comienza con una sumisin total a Dios. Si Jess no es el Seor de nuestras vidas, ser muy difcil, o del todo imposible, salir victoriosos sobre la tentacin. Habindonos ya sometido a Dios, entonces resistimos al diablo. Resistir al dia-blo signica permanecer rme en contra de l con las armas que Dios nos ha dado. El arma principal

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    GUERRA ESPIRITUAL

    es la Palabra de Dios. Conforme resistimos, a su tiempo, Satans huir.

    Hay una hermosa ilustracin de esto en la vida de Cristo, en Mateo 4. Despus de haber ayu-nado por cuarenta das y cuarenta noches, Jess se encuentra con Satans, quien le dice, Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan (v. 3). Aqu nuestro Seor hizo lo que se nos instruye hacer: El resisti al diablo con la Palabra de Dios. Escrito est: No slo de pan vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (v. 4).

    Cada vez que Satans vino con una tentacin, Jess contrarrest con la Palabra. Y as tambin nosotros debemos hacer lo mismo. Cuando Satans le tiente a regresar a sus viejos hbitos, resstale con 2 Corintios 5:17, De modo que si alguno est en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu todas son hechas nuevas. Y con Romanos 6:1112, As tambin vosotros con-sideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jess, Seor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcis en sus concupiscencias.

    Cuando Satans le tiente con la inmoralidad o sustancias que estn prohibidas por Dios, resstale

  • La Tentacin

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    con 1 Corintios 6:1920, O ignoris que vuestro cuerpo es templo del Espritu Santo, el cual est en vosotros, el cual tenis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habis sido comprados por pre-cio; gloricad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espritu, los cuales son de Dios.

    Es en esta consideracin prctica de la tent-acin donde vemos la importancia de la declara-cin de David: En mi corazn he guardado tus dichos, para no pecar contra Ti (Salmos 119:11). La memorizacin de las Escrituras es de gran valor cuando nos enfrentamos a la tentacin.

    Finalmente, recuerde:

    Nuestro viejo hombre fue crucicado junta-mente con l, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a n de que no sirvamos ms al pecado y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

    Romanos 6:6, 18

    No os ha sobrevenido ninguna tentacin que no sea humana; pero el es Dios, que no os dejar ser tentados ms de lo que podis resistir, sino que dar tambin juntamente con la tentacin la salida, para que podis soportar.

    1 Corintios 10:13

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    GUERRA ESPIRITUAL

    Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspas los cielos, Jess el Hijo de Dios, reten-gamos nuestra profesin. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue ten-tado en todo segn nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerqumonos, pues, conadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

    Hebreos 4:1416

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    La Armadura de Dios

    Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podis resistir en el da malo, y habiendo acabado todo, estar rmes. Estad, pues, rmes, ceidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvacin, y la espada del Espritu, que es la palabra de Dios.

    Efesios 6:1317

    Cada soldado envuelto en combate debe poseer un alto conocimiento comprensivo de sus arma-mentos de batalla. En el pasaje anterior, Pablo nos describe la imagen de un soldado Romano com-pletamente equipado para la batalla y luego nos lista las diferentes piezas que conforman toda la armadura de Dios. En lugar de preocuparnos por la clase de armadura que los Romanos usaban en aquel entonces, queremos simplemente ir al men-

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    GUERRA ESPIRITUAL

    saje detrs de la analoga. Qu es con toda exacti-tud la armadura de Dios?

    La armadura de Dios es la eterna verdad de Dios, que se encuentra en las Escrituras. Ponernos la armadura signica aplicar la verdad bblica a nuestras vidas. Cada pieza de la armadura rep-resenta un aspecto diferente de la verdad. La ar-madura se nos ha dado para protegernos de los ataques del enemigo mientras buscamos vivir para la gloria de Dios y para anunciar Su reino. El cinto de la verdad, la coraza de la justicia, el calzado de la paz, el escudo de la fe, y el yelmo de la salvacin son mayormente para la defensa, y nos permiten permanecer en pie sin ceder terreno. La espada del Espritu y la oracin son nuestras armas ofensivas. Primero veremos los aspectos defensivos de la ar-madura y luego, en el prximo captulo, consider-aremos las caractersticas ofensivas.

    El Cinto de la Verdad

    El cinto se menciona primero porque es la pieza fundamental de la armadura. Le provee al soldado movilidad y apoyo. Para nosotros es el cinto de la verdad. Las verdades en la Palabra de Dios son la base desde la que dirigimos esta guerra. Estar ceidos con la verdad quiere decir tener el cono-

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    cimiento de la verdad y creer en ella. El enemigo no puede ser resistido por el razonamiento humano, la tradicin, carisma personal, ni por ningn otro medio carnal. Slo la verdad de Dios debe mold-ear nuestra manera de pensar y de vivir.

    Estoy seguro que usted habr notado que vivimos en un mundo lleno de mentiras. Es difcil discernir la verdad hoy en da. Cree usted todo lo que lee en los peridicos? Espero que no. Desafortunadamente, para la mayora de la gente, la verdad no es una alta prioridad. Aqu en los Estados Unidos hemos presenciado una gran cri-sis de integridad en el mundo empresarial y entre algunos de nuestros lderes polticos, sin mencio-nar la clase de engao de un tipo o de otro, que da a da tristemente esperamos. Actualmente vivimos en un tiempo cuando el concepto de la verdad en s est desaado y en algunos casos abiertamente negado. Esto le pone mucha ms importancia al hecho de que como cristianos, seamos hombres y mujeres de verdad.

    Ponerse el cinto de la verdad entonces, sig-nica conocer LA VERDAD, as como tambin ser nosotros mismos llenos de integridad. No debe haber engao ni mentira en nosotros, para nada.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    La Coraza de la Justicia

    A continuacin, tenemos la coraza de la justicia. La coraza, claro esta, protega los rganos vitalesel corazn, los pulmones, el pncreas, el hgado. Los antiguos crean que en esta parte del cuerpo se en-contraba el lugar de las emociones. Por ello, habla-mos del dolor, como que tiene roto el corazn o usamos el trmino entraable misericordia como una manera para describir compasin. Por lo tanto, la coraza es para protegernos en el campo de nuestras emociones. Note, que es la coraza de la justicia. Satans, muchas veces, ataca nuestras emociones en lo que respecta a la justicia.

    Nosotros ya hemos hablado en cuanto a la condenacin; el sentimiento de que Dios sta en contra de nosotros. Cuando la condenacin nos abrume, el entendimiento de la doctrina de la justicia de Cristo atribuda a nosotros, sirve como nuestra primera lnea de defensa. Ese cono-cimiento se adquiere a travs de las Escrituras.

    Al que no conoci pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fusemos hechos justicia de Dios en l.

    2 Corintios 5:21

  • La Armadura de Dios

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    Nos hizo aceptos en el Amado.

    Efesios 1:6

    Y ser hallado en l, no teniendo mi propia justi-cia, sino la que es por la fe de Cristo, la justi-cia que es de Dios por la fe.

    Filipenses 3:9

    La justicia atribuda de Cristo es primordial-mente a lo que Pablo se refera cuando habl de estar vestidos con la coraza de justicia.

    En otro sentido, la coraza de justicia puede referirse a practicar la justicia. Una vida santa hace que le sea ms difcil al diablo el hacernos tropezar. Vivir justamente, haciendo el bien y obe-deciendo los mandamientos de Dios ser una pro-teccin segura contra los ataques del enemigo.

    El Calzado de la Paz

    Nosotros debemos tener nuestros pies calzados con la preparacin del evangelio de la paz. El sol-dado Romano usaba en la batalla unas sandalias tachonadas que le provean seguridad y le ayud-aban a permanecer inmvil en el conicto. Esos zapatos le daban conanza. De la misma manera,

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    GUERRA ESPIRITUAL

    la paz de Dios nos da seguridad y conanza en la batalla. Es la paz de Dios que nos protege del de-sanimo y la desesperacin.

    Pero tener nuestros pies calzados con la pre-paracin del evangelio de la paz, tambin habla de la buena disposicin a compartir el evangelio. Mientras llevamos a cabo nuestra vida diaria, tanto en el trabajo, como en la comunidad o en vaca-ciones; dondequiera que vamos, como pueblo de Dios, debemos estar preparados para compartir el evangelio. Conoce usted el evangelio? Est usted dispuesto a comunicarlo? Se da usted cuenta qu tan importante es conocer la Palabra de Dios, no solo para su propio benecio, pero tambin para benecio de los dems? El Apstol Pedro dijo algo similar a lo que el Apstol Pablo esta diciendo aqu:

    Sino santicad a Dios el Seor en vuestros cora-zones, y estad siempre preparados para presen-tar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razn de la esperanza que hay en vosotros.

    1 Pedro 3:15

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    El Escudo de la Fe

    Habiendo considerado el cinto de la verdad, la coraza de la justicia y el calzado de la paz, llegamos ahora al escudo de la fe. El escudo en particular que se menciona aqu, era tan enorme, que el soldado poda esconderse detrs de l por completo. Este escudo poda protegerlo totalmente de la lluvia de fuego creada por las echas del enemigo. Lo que este escudo haca por el soldado Romano, el es-cudo de la fe hace por el cristiano cuando estamos siendo bombardeados por las ameantes echas del maligno. El escudo de la fe es una conanza activa en la naturaleza, carcter, amor y promesas de Dios, que se nos han dado a conocer a travs de Su Palabra.

    Nunca estaremos fuera del alcance de los dar-dos encendidos de Satans, pero pueden ser apaga-dos por el escudo de la fe. Tan astuto como l es, tan malicioso como l es, tan implacable como l es; an as todava tenemos la victoria sobre l, a travs de la fe, que simplemente confa en Dios.

    El Yelmo de la Salvacin

    La pieza nal del equipo de defensa es el yelmo de

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    GUERRA ESPIRITUAL

    la salvacin. Este yelmo protege nuestra mente de los ataques en contra de la seguridad de nuestra salvacin. Satans nos acusar de no hacer lo su-ciente por Dios y despus cuestionar la validez de nuestra salvacin. Entender y aplicar la doc-trina de la salvacin por gracia solamente es lo que signica tomar el yelmo de la salvacin.

    Recuerde:

    Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glore.

    Efesios 2:89

    Nos salv, no por obras de justicia que nosotros hubiramos hecho, sino por su misericordia.

    Tito 3:5a

    Existe, creo yo, otro aspecto del yelmo de la salvacin. Al escribirle a los Tesalonicenses, Pablo los exhortaba a ponerse la esperanza de salvacin como yelmo (1 Tesalonicenses 5:8).Yo creo que esa es tambin la idea aqu en Efesios. Lo que esto signica prcticamente para los cristianos, es sim-plemente que el tiempo viene cuando vamos a ser

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    gloriosamente liberados de este presente mundo malvado y llevados a la gloria. Nuestra esperanza futura es lo que Pablo quera que mantuvisemos al frente de nuestras mentes. No importa que tan difcil se vuelva la situacin, se puede avistar el n. Un da la batalla va ha terminar y nos esta-bleceremos para siempre, con nuestro gran Rey y Salvador, en su indescriptible glorioso reino. Recuerde eso, y permita que este pensamiento lo incentive a seguir adelante.

    La Espada del Espritu

    Llegamos ahora a la nica arma ofensiva y la pieza nal de la armadura mencionada en Efesios 6, la espada del Espritu, la cual es la Palabra de Dios.

    Es lo que Dios ha dicho, Su Palabra, la Biblia, que es ms cortante que toda espada de dos los. Es la sabidura de Dios y el poder de Dios. Se encomienda a s misma a la razn y la conciencia. No solo tiene el poder de la ver-dad, sino de la verdad divina. En oposicin a todo error, a toda falsa losofa, a todo falso principio de moralidad, a todos los engaos del vicio, a todas las sugerencias del diablo, la

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    sola, simple y suciente respuesta es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios hace huir a todas las potestades de las tinieblas.

    El poder de la Palabra de Dios est accesible tanto para el cristiano individual, como para toda la iglesia colectivamente. Todos nuestros triunfos sobre el pecado y el error son efec-tuados por la Palabra de Dios. Entre tanto que usemos la Palabra de Dios y dependamos de ella solamente, continuaremos conquistando; pero cuando a algo ms, ya sea la razn, la ciencia, la tradicin o los mandamientos de los hombres, se le permita tomar su lugar o com-partir su ocio, entonces la iglesia o el cris-tiano, estn a la misericordia del adversario.8

    La Biblia es la espada del Espritu. Qu es lo que hace una espada? Una espada habilita a uno a protegerse o a moverse en ofensiva en contra de un enemigo. La Palabra de Dios es el arma que el Espritu Santo utiliza para proteger a la iglesia, derrotar a los enemigos de Dios y avanzar Su re-ino.

    Es por eso que Satans, siendo el sabio estrat-ega que l es, dirige su ataque hacia la Palabra de Dios. Satans exitosamente ha derrotado a gran parte de la iglesia, al derribar la espada de la mano de la iglesia. El ha atacado a la Biblia, muchos cris-

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    tianos han perdido conanza en la Biblia, y han pasado a ser, en efecto, soldados sin armas. Qu es lo que un soldado hace cuando no tiene arma? Huye!

    Y esa es la trgica historia de gran parte de la iglesia hoy en da, est huyendo! En lugar de estarse moviendo hacia delante, la iglesia est en retroceso. En lugar de estar intrpidamente proc-lamando la eterna Palabra del Dios vivo, gran parte de la iglesia sta cobardemente temerosa e incierta. En lugar de sostenerse rmemente sobre la verdad de la Biblia, muchos en la iglesia estn poniendo su conanza en la sabidura humana y buscando la aceptacin de los acrrimos enemi-gos de Cristo. Pablo dice que debemos levantar y sostener rmemente la espada del Espritu, que es la Palabra de Dios. Slo entonces tendremos la victoria asegurada.

    Ahora, cuando Pablo habl de la Palabra de Dios, el uso la palabra griega Rhema, no la ms fa-miliarmente usada palabra griega Logos. Rhema es una interesante palabra que se reere a un decir o en nuestro contexto a un verso en particular o a un nmero de versos. Al usar esta palabra griega, Pablo est enfatizando la necesidad de conocer la Palabra de Dios en una manera detallada, a modo de usarla efectivamente en contra del diablo.

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    Pablo le comunic la misma idea a Timoteo, instruyndolo a usar bien la Palabra de verdad (vea 2 Timoteo 2:15). La idea es de ser capaz de presentar la palabra correcta de Dios, para sosten-erse en una situacin dada. Una breve consider-acin del ministerio de nuestro Seor aqu en la tierra nos capacita para ver exactamente lo que Pablo est diciendo. Hemos considerado la con-frontacin entre Cristo y Satans en el desierto, y vimos cmo Jess hizo a Satans huir con la Palabra de Dios. A travs del ministerio de nuestro Seor, El repiti este mtodo de enfoque cuando El trat con los escribas y los fariseos.

    En cada ocasin, el habilidoso uso de la espada del Espritu por parte de nuestro Seor, silenci a Sus enemigos. Tome como ejemplo la situacin registrada en Mateo 21:15 y 16. Los lderes reli-giosos estaban enojados con Jess por permitir-les a los nios referirse a l como el Mesas. Recuerda su respuesta? Nunca lesteis: De la boca de los nios y de los que maman perfeccio-naste la alabanza?

    Qu hay acerca de la ocasin cuando los sadu-ceos le plantearon una situacin hipottica, que pensaron era un argumento hermtico en contra de la resurreccin. Su respuesta fue erris, igno-rando las Escrituras y el poder de Dios y otra vez

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    dijo, No habis ledo lo que os fue dicho por Dios? (Mateo 22:29, 31).

    Un ltimo ejemplo se encuentra en la respu-esta del Seor a la asercin de los fariseos de que Cristo tena que ser meramente hijo de David:

    Cmo dicen que el Cristo es hijo de David? Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos Dijo el Seor a mi Seor David, pues, le llama Seor, Cmo entonces es su hijo?

    Lucas 20:4144

    En cada uno de estos ejemplos, estamos siendo enseados indirectamente por el Capitn de nues-tra salvacin, a como empuar efectivamente la espada del Espritu. Por lo tanto, debemos estu-diar para presentarnos aprobados, como obreros que usan bien la palabra de verdad.

    Nuestra habilidad para usar efectivamente la espada del Espritu depende de nuestro cono-cimiento de las Escrituras, el cual aumentara mientras pasemos tiempo leyendo, meditando, es-tudiando y memorizando las Escrituras. He aqu in breve analisis de cada uno de estos diferentes mtodos de abordar la Palabra.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    La Lectura

    La lectura es ordinariamente nuestra primera y ms simple manera de abordar las Escrituras. Tal vez comenzamos en Gnesis y continuamos hasta Apocalipsis. En nuestra lectura, el Espritu Santo est re-programndonos, lenta pero segu-ramente, y creando en nosotros una perspectiva global Cristo-cntrica. Al leer consistentemente a travs de las Escrituras, estamos siendo entre-nados por el Espritu Santo a pensar espiritual-mente. El Seor nos est impartiendo la mente de Cristo.

    Me gusta leer mi Biblia en la noche antes de ir a dormir. Es una gran manera de terminar el da. Leyendo a una velocidad promedio de cuarenta y cinco minutos a una hora cada noche, podemos ir a travs de toda la Biblia en menos de un ao. Una vez que hayamos terminado, podemos regresar a Gnesis y comenzar otra vez. Entre mejor conoz-camos la Palabra escrita, mejor conoceremos el verbo viviente: El Seor Cristo Jess!

    La Meditacin

    La meditacin es nuestra siguiente manera de abordar las Escrituras. La meditacin, claro est incluye la lectura, pero es un acercamiento ms analtico. La palabra meditar signica considerar.

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    Quiere decir hablar consigo mismo. Eso es lo que tenemos que hacer con la Palabra. Pensar acerca de ella y hablarnos a nosotros mismos acerca de ella.

    El meditar diere del leer supercialmente, porque toma ms tiempo y mayor concentracin. Cuando estoy meditando en una porcin de las Escrituras, estoy orando al respecto, y al mismo tiempo hacindome preguntas. A quin fue es-crito? Qu dice? Cmo aplica para m? Qu otras Escrituras reportan lo que se est diciendo?

    Cuando medito, usualmente tengo un bol-grafo y papel a la mano para escribir cualquier cosa que el Seor pueda impresionar sobre mi corazn y mi mente durante este tiempo. Para m, la meditacin es mejor temprano en la maana y preero meditar en el Nuevo Testamento. No obstante, cada uno de nosotros debe encontrar su propio nicho. As que busque el tiempo que sea mejor para usted. La promesa de la bendicin es para aquel que en la ley de Jehov est su delicia, y en su ley medita de da y de noche (Salmo 1:2). Trate de pasar todo el tiempo que pueda medi-tando en la Palabra. Haga de esto una prioridad!

    El Estudio

    Estudiar la Biblia es algo que todo cristiano

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    GUERRA ESPIRITUAL

    necesita aprender a hacer. La diferencia entre leer y meditar la Palabra, y el estudiar la Palabra es el uso de ciertas ayudas de estudio o herramientas. Cuando hablo de herramientas quiero decir ob-ras de referencia como: concordancias, dicciona-rios bblicos, manuales bblicos, estudios de pal-abras en griego y hebreo, comentarios, etc. Todos estos pueden ser muy bencos en nuestro enten-dimiento de las Escrituras. Si por alguna razn este tipo de recursos no estn a su disposicin, una buena Biblia de estudio es suciente.

    Otra manera de satisfacer la necesidad del es-tudio Bblico es aprender de un dotado maestro de la Biblia que ensee sistemticamente a travs de las Escrituras. Si usted ha sido bendecido con esta un tanto rara oportunidad, le exhorto a dar gra-cias a Dios y a tomar completa ventaja de ello. De la manera que sea mejor para usted, haga del estu-dio bblico una parte regular de su vida. Descanse conadamente sabiendo que al hacer esto se est equipando aun ms con la armadura de Dios.

    La Memorizacin

    Mi ltima palabra con relacin al tomar toda la armadura de Dios es el memorizar las Escrituras. Poner la Palabra de Dios en la memoria es cierta-mente una parte vital al tomar toda la armadura

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    de Dios. Juan, en su primera epstola, captulo 2 versculo 4, declar que la fortaleza de los jvenes y su victoria sobre el diablo era el resultado de la Palabra de Dios morando en ellos. No hay una mejor manera de asegurar que la Palabra de Dios est morando en usted sino el memorizarla.

    Comience leyendo una y otra vez aquellas Escrituras que le hablen ms poderosamente. Si es necesario, escrbalas en una hoja de papel y la-las varias veces cada da hasta que se hagan parte de usted. Usted se dar cuenta que el Seor traer esos versculos en particular a la mente, como poderosos recursos en todo su arsenal de armas espirituales.

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    Apto Para la Batalla

    Orando en todo tiempo con toda oracin y s-plica en el Espritu, y velando en ello con toda perseverancia y splica por todos los santos.

    Efesios 6:18

    El soldado cristiano ahora est rme totalmente vestido para la batalla. Sin embargo, an no est listo para pelear. Le faltan dos cosas esenciales para la victoriadestreza y fortaleza. A pesar de que un soldado puede estar equipado con las mejores armas, si no tiene destreza y fortaleza, la victoria es incierta a lo ms. La oracin es para el soldado cristiano lo que la aptitud fsica, y la preparacin mental son para aquellos que estn luchando en el campo natural. La oracin es la pieza nal de la armadura del soldado cristiano. La oracin es la certeza de que el soldado cristiano est apto para la batalla.

    Las Escrituras estn llenas de exhortaciones a orar: Constantes en la oracin (Romanos 12:12); Perseverad en la oracin, velando en ella con ac-

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    GUERRA ESPIRITUAL

    cin de gracias (Colosenses 4:2); Orad sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).

    La oracin es vital. Es esencial para la victoria en esta batalla espiritual. No obstante, a menudo la descuidamos. El descuido de la oracin es una de las razones principales de la debilidad de muchos cristianos as como la debilidad de la iglesia mod-erna. La mayora de los cristianos e iglesias hacen todo, menos orar! Nosotros, obviamente, hemos fallado en entender la importancia de la oracin.

    John Bunyan, a quien mencionamos anteri-ormente y un hombre que pas trece aos en la prisin por predicar el evangelio, dijo: Usted pu-ede hacer ms que orar despus de haber orado, pero no puede hacer mas que orar hasta que haya orado. Spurgeon dijo: Mi corazn no tiene otra conviccin ms profunda que esta, la oracin es el agente espiritual ms eciente en el universo junto con el Espritu Santo puedo pensar r-pidamente en la vida sin comer o respirar, como el vivir sin orar. Que Dios nos imparta la misma conviccin que estos hombres tuvieron en cuanto a la oracin.

    Efesios 6:18 nos ensea cinco cosas acerca de la oracin en conexin con la guerra espiritual.

  • Apto Para la Batalla

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    Orando en todo Tiempo

    Primero, se nos dice que oremos en todo tiempo. Orando en todo tiempo quiere decir que a travs del curso del da, una y otra vez, nosotros tenemos que elevar nuestros corazones en oracin a Dios, trayendo delante de l los asuntos que estemos enfrentando. John Wesley describi al hombre que cumple el mandato de orar sin cesar.

    Su corazn siempre sube delante de Dios en todo tiempo y en todo lugar. En cuanto a esto, l nunca es obstaculizado, mucho menos in-terrumpido, por alguna cosa o persona. A solas o en compaa, en su tiempo libre, negocios o manera de vivir, su corazn siempre esta con el Seor. Ya sea al levantarse o al acostarse, Dios esta en todos sus pensamientos. l camina con Dios continuamente teniendo el ojo amoroso de su mente aun jo en l y en todo lugar ve a aquel que es invisible.

    Esto es lo que Pablo quiere dar a entender cu-ando dice orar en todo tiempo.

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    GUERRA ESPIRITUAL

    Orando en el Espritu

    Enseguida, debemos orar en el Espritu. Esto qui-ere decir ser guiados por el Espritu en oracin. La manera como podemos asegurarnos que esta-mos orando en el Espritu es pedir la asistencia del Espritu cuando vamos a orar. No hay nada tan maravilloso o emocionante como el recibir poder por el Espritu Santo en la oracin. El corazn se apasiona. La mente se aclara. Todo pensamiento es puesto en orden. La alabanza, la peticin y la intercesin uyen libremente y uno puede orar lit-eralmente horas y sentir que slo unos momentos han pasado. Busque el orar en el Espritu. Tome un tiempo para pedirle al Seor que le gue antes de comenzar su tiempo de oracin. Encontrar que este tipo de oracin es una gran aventura y un gran edicador de la fe.

    Oswald Sanders, ex-director de la misin en China, dijo lo siguiente en cuanto a la oracin guiada por el Espritu, El simple hecho de que Dios pone una carga por la oracin en nuestros corazones y nos mantiene orando, es evidencia de que l se propone darnos la respuesta.

    Cuando se le pregunt a George Mueller si crea realmente que los dos hombres por quienes l haba estado orando por ms de cincuenta

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    aos se convertiran, l contest, Piensa usted que Dios me habra mantenido orando todos es-tos aos si l no pensaba salvarlos? Esta es una oracin guiada por el Espritu.

    Velando en Oracin

    Despus de orar en el Espritu, ahora, la exhor-tacin es velar en el Espritu. Estar alerta, en guardia. Ponga atencin y este siempre li