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ENTREVISTA CON: JO"N LENNON y YOKO ONO en una conversación profunda y relajada, el que fue cerebro de los beatles habla de música y músicos, de dinero y política, de amor y guerra, de la lucha contra su machismo ... El absurdo asesinato de John Lennon cerró, el pasado diciembre, una de las páginas más significati- vas de la historia de nuestro tiem- po. Poco antes de su muerte, John Lennon, junto con su esposa Yoko Ono, había concedido a Da vid Sheff una entrevista que PLA YBOY ha querido reproducir en su totali- dad a pesar de su desacostumbrada extensión porque su interés es in- dudable. Como dijo Yoko cuando todavía se discutía la posibilidad de realizarla, por muy importantes que sean otras personalidades en- trevistadas para esta revista, 10 de ellos dos era diferente: «La gente como Jimmy Carter a su propio país únicamente, John y yo representamos el mundo entero». Este es el informe -del periodista que charló con ellos: Hubo un momento en que parecía que esta entrevista no llegaría a ser realidad. Había establecido mis prime- ros contactos, y un día me llamó uno de los ayudantes de los Lennon para preguntarme cuál era mi signo astrológico. Al parecer, todo dependía de la interpretación que Yoko diera a mi horóscopo. Empecé a imaginar la cara que pondrían en PLA YBOY cuando les dijera: «Lo siento. No hay entrevista. Mi luna está en Escorpio». Pero tuve suerte y pocos días después atravesé los numerosos controles de seguridad que dan acceso a los apartamentos Dakota -el mismo lugar don- de Lennon sería acribillado a balazos-. Temía lo que pudiera pasar una vez con ellos, porque lo que se decía de la personalidad de Yoko, la mujer que nunca sonríe, era como para andar con pies de plomo. De hecho, siguiendo las instrucciones que me habían dado, me quité los zapatos antes de pisar la moqueta del apartamento. Lennon salió a re- cibirme .y preparó un par de capuccinos para los dos. El músico tenía los ojos enrojecidos de sueño e iba sin afeitar. Sin embargo, por cansado que estuviese, no necesitó más que la primera hora de conversación para aniquilar todos los prejuicios que yo pudiera haber acumulado sobre su persona. Se mostraba mucho más abierto, franco e ingenioso de lo que podía esperar. Estaba dispuesto -con la aprobación de Yoko- a hablar sinceramente, .Y de todo. A medida que avanzaba la entrevista, resultó evidente que las complicadas y gene- ralmente mal entendidas relaciones entre John y Yoko eran el factor clave de la vida de cada uno de ellos. «Me gustaría saberpor qué no nos cree la gente cuando decimos que lo único que pasa es que nos queremos», dijo un día John. La coraza protectora con que suele rodearse Yoko también acabó por caer. Llegó un 'momento, cuando estaba pronunciándose en contra del capitalismo, que empezó a darle hipo, y se sonrió. Después de esta sonrisa se convirtió en un ser vulnerable y hasta tímido, con lo cual se borraba por completo el mito del dragón que vjno, de Qriente a lavarle el cerebro a Lennon . . , Yoko Ono nació en Tokyo el año 1933. Sus padres eran banqueros y miembros de la alta sociedad. En 1951 su familia se fue a Scars- dale, Nueva York. En 1957 se casó por primera vez, con un músico que se llama Toshi se divorció en 1964, el mismo año en que se casó con Tony Cox, con quien tuvo a su hija Kyoko. Yoko y Cox se divorciaron en 1967, dos años antes del matrimonio con Lennon. John Lennon nació en 1940. Su padrf: abandonó el hogar antes del nacimiento de John. La madre, incapaz de cuidarle, le dejó en manos de unos tíos cuando tenía 4 años y medio. Lennon conoció en 1956 a un muchacho que se llamaba Paul McCartney. Al año siguiente formaron ,juntos su primer grupo, que se llamaba The Nurk Twins. En 1958 John creó otra banda, los Quarry- men, en la que tocaban también Paul y George Harrison, lf:n amigo de Paul. En 1959 el grupo se deshizo pero se reagrupó luego bajo el nombre de J ohnny and the «Si estás enamorado y te dicen: ac:Cómo puedes vivir con esa mu- Jer?", lo que contestas es que está loco, que no hay nada como vivir con una diosa del amor» «John no estuvo cautivado por el Maharifhi más que dos meses. Así que, como he pasado trece años con él, debo ser la mayor farsante del mundo» «Podría decirse que en los Beatles J Paul aportaba la ligereza, el opti- mismo, y yo la tristeza, las diso- nancias, el tono un poco parecido al blues» FOTOS DE TOM ZUK «Antes yo creía que el dinero era una obscenidad. Pero para cam- biar la sociedad hay dos caminos: la violencia, o la utilización del dinero, desde dentro» 19

Entrevista Con John Lennon y Yoko Ono-PLAYBOY

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Una de las últimas entrevistas de Lennon en el año de su muerte. Esta data de setiembre de 1980. Es una larga conversación junto a Yoko Ono con el periodista de Playboy David Sheff, donde nos cuenta como se sentía en ese momento, que había estado haciendo en los 70's y cuales eran sus planes y expectativas para la nueva década, al final algo que me parece importante resaltar la frase: "Hay que aceptar lo desconocido, perderle el miedo, y el resto es sencillo...". A 29 años de su desaparición estas palabras resuenan en mi mente y me parecen vigentes.

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ENTREVISTA CON: JO"N LENNON y YOKO ONO en una conversación profunda y relajada, el que fue cerebro de los beatles habla de música y músicos, de dinero y política, de amor y guerra, de la lucha contra su machismo ...

El absurdo asesinato de John Lennon cerró, el pasado diciembre, una de las páginas más significati­vas de la historia de nuestro tiem­po. Poco antes de su muerte, John Lennon, junto con su esposa Yoko Ono, había concedido a Da vid Sheff una entrevista que PLA YBOY

ha querido reproducir en su totali­dad a pesar de su desacostumbrada extensión porque su interés es in­dudable. Como dijo Yoko cuando todavía se discutía la posibilidad de realizarla, por muy importantes que sean otras personalidades en­trevistadas para esta revista, 10 de ellos dos era diferente: «La gente como Jimmy Carter rep~esenta a su propio país únicamente, John y yo representamos el mundo entero». Este es el informe -del periodista que charló con ellos: Hubo un momento en que parecía que esta entrevista no llegaría a ser realidad. Había establecido mis prime­ros contactos, y un día me llamó uno de los ayudantes de los Lennon para preguntarme cuál era mi signo astrológico. Al parecer, todo dependía de la interpretación que Yoko diera a mi horóscopo. Empecé a imaginar la cara que pondrían en PLA YBOY cuando les dijera: «Lo siento. No hay entrevista. Mi

luna está en Escorpio». Pero tuve suerte y pocos días después atravesé los numerosos controles de seguridad que dan acceso a los apartamentos Dakota -el mismo lugar don­de Lennon sería acribillado a balazos-. Temía lo que pudiera pasar una vez con ellos, porque lo que se decía de la personalidad de Yoko, la mujer que nunca sonríe, era como para andar con pies de plomo. De hecho, siguiendo las instrucciones que me habían dado, me quité los zapatos antes de pisar la moqueta del apartamento. Lennon salió a re­cibirme .y preparó un par de capuccinos para los dos. El músico tenía los ojos enrojecidos de sueño e iba sin afeitar. Sin embargo, por cansado que estuviese, no necesitó más que la primera hora de conversación para aniquilar todos los prejuicios que yo pudiera haber acumulado sobre su persona. Se mostraba mucho más abierto, franco e ingenioso de lo que podía esperar. Estaba dispuesto -con la aprobación de Yoko- a hablar sinceramente, .Y de todo.

A medida que avanzaba la entrevista, resultó evidente que las complicadas y gene­ralmente mal entendidas relaciones entre John y Yoko eran el factor clave de la vida de cada uno de ellos. «Me gustaría saberpor qué no nos cree la gente cuando decimos que lo único que pasa es que nos queremos», dijo un día John. La coraza protectora con que suele

rodearse Yoko también acabó por caer. Llegó un 'momento, cuando estaba pronunciándose en contra del capitalismo, que empezó a darle hipo, y se sonrió. Después de esta sonrisa se convirtió en un ser vulnerable y hasta tímido, con lo cual se borraba por completo el mito del dragón que vjno, de Qriente a lavarle el cerebro a Joh~ Lennon . . ,

Yoko Ono nació en Tokyo el año 1933. Sus padres eran banqueros y miembros de la alta sociedad. En 1951 su familia se fue a Scars­dale, Nueva York. En 1957 se casó por primera vez, con un músico que se llama Toshi lch~yanagi; se divorció en 1964, el mismo año en que se casó con Tony Cox, con quien tuvo a su hija Kyoko. Yoko y Cox se divorciaron en 1967, dos años antes del matrimonio con Lennon.

John Lennon nació en 1940. Su padrf: abandonó el hogar antes del nacimiento de John. La madre, incapaz de cuidarle, le dejó en manos de unos tíos cuando tenía 4 años y medio. Lennon conoció en 1956 a un muchacho que se llamaba Paul McCartney. Al año siguiente formaron ,juntos su primer grupo, que se llamaba The Nurk Twins. En 1958 John creó otra banda, los Quarry­men, en la que tocaban también Paul y George Harrison, lf:n amigo de Paul. En 1959 el grupo se deshizo pero se reagrupó luego bajo el nombre de J ohnny and the

«Si estás enamorado y te dicen: ac:Cómo puedes vivir con esa mu­Jer?", lo que contestas es que está loco, que no hay nada como vivir con una diosa del amor»

«John no estuvo cautivado por el Maharifhi más que dos meses. Así que, como he pasado trece años con él, debo ser la mayor farsante del mundo»

«Podría decirse que en los Beatles J

Paul aportaba la ligereza, el opti­mismo, y yo la tristeza, las diso­nancias, el tono un poco parecido al blues»

FOTOS DE TOM ZUK

«Antes yo creía que el dinero era una obscenidad. Pero para cam­biar la sociedad hay dos caminos: la violencia, o la utilización del dinero, desde dentro» 19

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~ Moondogs, y después bajo el de Silver a Beatles. Después de tocar en Liverpool, en = «The Cavern»,jicharon como batería a Pete ~ Best y se fueron a Hamburgo, donde tocaban &. ocho horas diarias en un club. En 1960

regresaron a Liverpool. En 1962 John se casó con Cynthia Powell, y tuvo con ella un hijo, Julian. El matrimonio se divorció en 1968. A finales de 1962 Ringo Starkey -o Ringo Star- sustitu,yó a Best como batería del grupo, que ahora ya se llamaba The Beat­les. John Lennon falleció en diciembre de 1980. PLAYBOY: Todo el mundo comenta que John Lennon y Yoko Ono han vuelto a los estudios para grabar, por primera vez desde 1975. ¿Qué ha he·· cho usted, John, durante estos años? LENNON: He estado haciendo el pan y cuidando al niño. PlAYBOY: Pero, además, habrá estado trabajando en algunos proyectos ... LENNON: Esto es lo que cree todo el mundo. A lo largo de los últimos años la gente me preguntaba: «¿Qué has estado haciendo además de eso?» y siempre he contestado lo mismo: «Supongo que lo dirás en broma». Porque, como saben muy bien las amas de casa, lo del pan y los niños es un trabajo que exige dedicación exclu­siva. Cuando terminaba de cocinar me sentía muy satisfecho; era una proeza. Pero luego, al ver cómo nos lo Íbamos comiendo, pensaba para mí: «¿Qué pasa? ¿Es que no me van a dar un disco de oro, ni siquiera un título nobi-: liario?» PLAYBOY: ¿Cómo fue que se convirtió usted en ama de casa? lENNON: Por muchos motivos. Yo ha­bía estado trabajando bajo contrato de una forma u otra desde los 22 años hasta mediada la treintena. Eran mu­chos años en los que no había hecho nada más. No había sido libre. El contrato era como la manifestación física del hecho de estar encarcelado. Pensé que había llegado el momento en que era más importante enfrentar­me a mí mismo y enfrentarme a esa realidad, que seguir con el rack, pen­diente de los caprichos de mis propias autocríticas o de lo que decía el públi­co. El rack había dejado de ser diverti­do. Decidí no seguir ninguno de los dos caminos que tenía abiertos: ir a cantar los viejos éxitos a Las Vegas, o irme al infierno como Elvis. ONO: John era como un artista que pinta círculos mejor que nadie, que tiene una galería que le vende muy bien esos círculos, que se pasa un año entero pintando lo mismo. Luego, al año siguiente, hará triángulos, o lo que

20 sea. y nada de todo eso tendrá ningu-

na relación con su vida. Cuando te pasas diez años haciendo lo mismo al final te dan un premio a la constancia. lENNON: Te dan un gran premio cuan­do ya tienes cáncer y llevas diez años haciendo círculos y triángulos. Yo me ha bía convertido',en un artesano y po­día seguir siéndolo. No es que no sienta respeto por los artesanos, sino que yo no tenía ningún interés en serlo. ONO: No tenías interés en demostrar que eras capaz de seguir haciendo chapuzas. PlA YBOY: Supongo que se refieren a seguir haciendo discos ... LENNON: Sí, seguir fabricándolos por­que la gente esperaba que lo hiciera. Es lo que hace mucha gente, que saca un disco nuevo cada seis meses porque se supone que eso es lo que tiene que hacer. PlAYBOY: ¿Es una alusión a Paul McCartney? lENNON: No sólo a Paul. Lo que digo es que yo había perdido la libertad que

«Decidí no seguir ninguno de los dos caminos que tenía

abiertos: ir a cantar los viejos éxitos a Las Vegas, o al infierno como Elvis»

tiene al principio el artista, porque era esclavo de la imagen, de lo que se suponía que yo debía hacer. Hay mu­chos artistas que se matan precisa­mente por esto. U nos con la bebida, como Dylan Thomas, otros con la locura, como Van Gogh, o con una enfermedad venérea, como Gauguin. PLAYBOY: Lo normal hubiera sido que usted hubiese seguido produciendo discos como una fábrica. ¿Cómo logró encontrar una salida? lENNON: Porque tuve una suerte que otros no tienen. Yo vivía con Y oko. PlAYBOY: ¿Qué quiere decir? lENNON: La mayor parte de la gente no cuenta con una compañera que les diga la verdad, que. se niegue a vivir con una mierda de músico. Yo podría ser uno de esos músicos que hacen cosas en serie. Soy muy bueno para estas cosas. Por eso, la respuesta es Yoko. PlAYBOY: ¿Qué hizo ella exactamente? lENNON: Me mostró que era posible encontrar una salida diferente. «No tienes por qué hacerlo.» «¿Ah, no? ¿En serio? Pero ... » Naturalmente no fue tan sencillo ni lo entendí de golpe. Hizo falta que insistiera mucho. Es

mucho más difícil largarse que seguir. Yo lo sé porque he hecho ambas cosas. De 1962 a 1975 estuve haciendo discos a destajo, según las fechas estipuladas por las compañías. Abandonar ese mundo fue una experiencia que segu­ramente se parece a la que tiene la gente cuando le llega la edad del retiro, el momento en que se supone que dejan de existir porque les echan de la oficina: «Señor mío, su vida ha termi­nado. Váyase a jugar al golf.» PlAYBOY: ¿Qué pensó usted, Yoko, cuando su marido se convirtió en ama de casa? ONO: Cuando salíamos, la gente pre­guntaba: «Oye, John, ¿qué haces aho­ra?» Cosa que jamás me preguntaban a mí, porque yo soy una mujer y, como tal, se suponía que yo no podía estar haciendo nada. lENNON: Mientras yo barría la mierda del gato y daba de comer a Sean, ella estaba en una sala llena de humo, discutiendo con señores vestidos con sus trajes y sus chalecos, tipos con tanta tripa que no se podían abrochar la chaqueta. ONO: Yo llevaba los negocios. Los anti­guos: Apple, Maclen [la compañía de discos y la editora de los Beatles, res­pectivamente], y los nuevos. lENNON: Había dos posibilidades: lla­mar a un tipo para que los administra­se, o hacerlo nosotros, uno de los dos. y los abogados cobraban un cuarto de millón de dólares por estar sentados en torno a una mesa y comer salmón en el Plaza. Y ni siquiera parecía que estu­viesen interesados en resolver los pro­blemas. Cada abogado tenía su aboga­do. Cada Beatle tenía cuatro o cinco personas trabajando para él. Entonces y oko y yo decidimos encargarnos de los negocios y resolver este asunto para poder luego dedicarnos a resolver nuestra vida. Yel único de los dos que poseía el talento y la capacidad nece­saria para llevar las cosas a ese nivel era ella. PlAYBOY: ¿Tenía usted experiencia en negocios de esta categoría? ONO: Aprendí. Las cosas legales han dejado de ser un misterio para mí, lo mismo que los asuntos políticos. Al principio mi contable y mi abogado no acababan de entender que yo les estu­viera dando órdenes. lENNON: Ellos pensaban. «Bien, es la mujer de John. Pero no puede ser que le esté representando de verdad». ONO: Si un abogado tenía que mandar una carta, se la mandaba a John o a mi abogado. No puede imaginarse lo in­sultante que fue su actitud hacia mí al principio. Ellos decían que yo no podía entender todas esas cosas, pero yo les

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respondía: «De acuerdo. Explíque­melo de forma que yo pueda enten­derlo.» LENNON: y no lo soportan, ni siquiera ahora. Pero han tenido que aprender a aguantarse. Porque ella nos repre­senta a los dos. Lo que pasa es que todos son hombres, hombres grandes y gordos que beben vodka y pegan berridos. Son como perros entrenados para atacar constantemente. No hace mucho, Y oko consiguió realizar una operación que nos permitió ganar mu­cho dinero, a todos, ellos y nosotros, y los abogados trataron de impedírselo porque la idea la había dado una mujer, una aficionada. Y cuando al fin y oko logró imponerse y salió bien, ellos pensaron: «Qué buena idea ha tenido J ohn.» Pero la idea era de Y oko. PLAYBOY: ¿Por qué han decidido vol­ver al estudio y a la vida pública? LENNON: Porque nos apetecía, porql1e pensábamos que teníamos algo que decir. Y oko y yo habíamos intentado hacer música juntos hace años, pero entonces lo de los Beatles era un tema sagrado, y nos miraban mal. Supone­mos que ahora la gente habrá crecido o habrá olvidado, y que podemos tra­bajar juntos sin que nadie nos diga nada. Creemos que ahora la gente no se lo tomará como antes, cuando pen­saban que el maravilloso príncipe del rock se había metido a hacer música con una exótica dama oriental, aban­donando a sus amigos de antes. PLAYBOY: Hay gente que les ha acusa­do de jugar con la prensa. Primero decidió no hablar con ningún periodis­ta, y ahora accede a conceder una entrevista sólo porque va a sacar un nuevo álbum. LENNON: Es ridículo pensar de esta forma. La gente dice que John y Yoko harían cualquier cosa por conseguir publicidad. En el Newsweek de sep­tiembre dice que la periodista nos preguntó: «¿Por qué se ocultaron bajo tierra?» Pues bien, no nos lo preguntó. Ni me he ocultado bajo tierra. No hice más que dejar de conceder entrevistas. Este período fue muy curioso. Yo decía que me llamaba Greta Hughes o Ho .. ward Garbo. Sin embargo, seguían corriendo rumores de todas clases. Creo que salían en la prensa más cosas en esa época en la que no concedíamos entrevistas que cuando las conce­díamos. PlAYBOY: ¿Qué piensa de todas esas críticas que han aparecido estos años, diciendo que todo era culpa de Yoko? LENNON: Tanto ella como yo somos personas sensibles y todo eso nos he­ría. No entendíamos por qué lo hacían. Si estás enamorado y viene alguien y te

dice: «¿Cómo puedes vivir con esa mujer?», lo que le contestas es que está loco, que no hay nada como vivir con esa diosa del amor, que es la realiza­ción de tu vida. Pudimos sobrevivir gracias a nuestro amor, pero hubo cosas muy violentas. Algunas veces estuvimos a punto de caer derrotados, pero sobrevivimos, y aquí estamos. [Levanta la vista.] Gracias, gracias, gracias. PlAVBOY: ¿Y qué piensa de esas acusa­ciones según las cuales John Lennon está embrujado por Y oko, controlado por ella? lENNON: Pues que es una basura. A mí no me controla nadie. Soy incontrola­ble. El único que me controla soy yo mismo, y apenas si puedo. PLAYBOY: Pero hay mucha gente que cree que ella le controla. LENNON: Mire usted, es posible que a mí pueda impresionarme alguien, por ejemplo, el Maharishi, o Y oko. Pero llega un momento en que se corre el velo y veo las cosas con claridad. Así que, lo que os digo a todos los que creéis que me es tán tomando. el pelo es que vuestra actitud es insultante, Si vosotros meno.spreciáis a Y o.ko, peor para voso.tro.s. Lo que impo.rta es lo. que yo piense de ella. Po.rque, herma­nos, no tenéis ni idea de cómo son las cosas en realidad. Yo. no estoy aquí por vosotros. Esto.y aquÍ po.r mí, por ella y por el crío. ONO: Naturalmente, para mí es insul­tante ... LENNON: Siempre estás recibiendo. insulto.s, querida espo.sa. Es na­tural... ONO: ¿Por qué iba a interesarme con­tro.lar a alguien? lENNON: Ella no me necesita. ONO: No sé si lo. sabe usted, pero tengo mi propia vida. lENNON: Yoko no. necesita un Beatle. ¿Quién necesita un Beatle? ONO: No sé por qué piensa la gente que soy una farsante. Jo.hn no. estuvo cauti­vado. por el Maharishi más que dos meses. Así que, después de trece años con él, yo. debo ser la mayor farsante del 'mundo. lENNON: Lo curio.so es que la gente se lo. pueda creer. PlAYBOY: Eso es lo que preguntaba. ¿Por qué? LENNON: Todo el que diga que le inte­resa mi persona o. mi música o. lo que hice con los Beatles, y que no. entiende por qué estoy con Yo.ko, en realidad no ha entendido nunca nada de lo que he sido o· dicho. El que no entienda mis relaciones con Y o.ko no entiende nada, y lo. mejor es que se vaya a cascársela a quien quiera. Que se la casque

a Mick Jagger, ¿entendido? A mí no me hace falta. PLAYBOY: A Mick Jagger le gustará este detalle. LENNON: Que se vayan por ahí a seguir a Wings y que me dejen en paz. Si lo que buscáis es eso, buscad a Paul o a Mick. Yo estoy aquí po.r otros motivos. Y si no lo he dicho antes, lo digo aho.ra, en la misma revista en la que salen los culo.s y las tetas. Al que no le guste, que se vaya a jugar con los Rolling Stones. PlAYBOY: ¿Cree usted ... ? lENNON: No, espere, sigamos con esto. [Se pone en pie.} Nunca hubo nadie que dijera que Paul me tenía embrujado a mí, o que yo. le tenía embrujado a él. No les parecería anormal que dos tíos, cuatro. tío.s, andáramos siempre jun­tos. No se preguntaban por qué no nos separábamos, no se preguntaban si no pasaba nada raro entre nosotros, na­die decía «Oye, ¿qué pasa con tanto John y Paul siempre junto.s?» En aque­lla época pasábamos más tiempo. jun­tos que el que hemos podido estar Yoko y yo. posteriormente. Los cuatro Beatles do.rmíamos en la misma habi­tación, prácticamente en la misma ca'­ma, íbamos en el mismo camión, vivía­mos juntos día y noche, comíamos, cagábamos y meábamos juntos ... Y a na­die se le ocurría decir que había bruje­ría. O quizás decían que Brian Epstein o Geo.rge Martin [manager y arreglis­ta de los Beatles, respectivamente] nos tenían embrujados. Otra cosa. La gen­te felicita a los Rolling por haber esta­do. junto.s 112 años. Muy bien. Menos mal que Charlie y Bill tienen su propia familia. Y a lo. mejor dentro. de do.s o tres años la gente empezará a decir que cómo es que no fuero.n capaces de hacer cosas cada uno por su cuenta. Se lo juro. Eso es lo que la gente dirá, con toda la razón, dentro. de unos año.s. La gente no se creerá que hubo una vez grupos formados exclusivamente po.r tíos. Saldrá en el noticiario.. Sacarán películas del tío que lleva lo.s labio.s pintado.s y va meneando. el culo por el escenario y sus amigos con los ojo.s maquillado.s, y cuando les vea la gente se reirá. Pero. no se reirán de un ho.m­bre y una mujer que viven ,juntos y cantan juntos. Cuando. eres ado.les­cente está bien ir con los amigos. Es la tribu, la pandilla, y está muy bien. Pero si a los 40 años sigues igual es que tu cabeza se ha quedado. en los 16. PlAYBOY: Empecemos por el princi­pio. Cuénteme cómo se conocieron usted y Yoko. LENNON: En Inglaterra, el año. 1966. Me habían hablado. de una expo.sición que hacía una artista de vanguardia, 21

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r; que era japonesa y venía de los Esta­rQ dos Unidos. Fui, miré lo que había en ti la galería, y encontré una cosa que era ..; una escalera. Podías subir por ella, así DI que subí y cuando llegabas al final

había uno de esos cristales que por un lado son espejo y por el otro transpa­rentes. Aquello te delataba. Sentías tu estupidez. En aquella época la van­guardia se reducía a pegarle martilla­zos a un piano. Era todo anti, anti, anti. Negativo y aburrido. Y en cam­bio, allí arriba, en lo alto de la escalera ponía: SI. Y me quedé a ver lo demás. En un sitio había un cartel que decía: CLAVE UN CLAVO. Pregunté si podía clavar uno, y Y oko dijo que no porque la exposición se inauguraba al día siguiente. Pero vino el dueño y le susurró al oído que me dejara, expli­cándole que yo era un millonario. Bue­no, tuvieron una conferencia y al final ella me dijo: «Le dejo clavar un clavo. Pague cinco chelines.» Yo me hice el listo y contesté: «Le daré cinco cheli­nes imaginarios y clavaré un clavo imaginario.» Fue así como nos conoci­mos. Nos miramos, ella se enamoró, yo me enamoré, y como dicen en las entrevistas, lo demás es historia. PLAYBOY: ¿Qué pasó luego? LENNON: Yo era un Beatle, claro, pero las cosas empezaban a cambiar. Poco antes de conocer a Y oko me fui a Al­meda a rodar una película. Cómo gané la guerra. Fueron seis semanas separa­do de los demás, y me hizo mucho bien. Fue allí donde escribí Strawberry Fields Forever. Tuve tiempo para pen­sar en mí y por mi cuenta. Desde aquel momento empecé a pensar en salirme de los Beatles, pero me faltaban aga­llas para hacerlo. Cuando conocí a Yoko todo cambió. «Esto es absolu­tamente diferente», pensé. «Es mejor que un superventas, mejor que un disco de oro. Es indescriptible.» PLAYBOY: ¿Hubo alguna relación en­tre su amor por Y oko y su deseo de dejar a los Beatles? LENNON: Ya le he dicho que empezaba a tener ganas de irme, pero lo de Y oko fue como cuando te enamoras por primera vez. Dejas de ir al bar con los amigos, dejas de jugar a fútbol... Nos casamos a los tres años, en 1969. Lo malo es que mis amigos eran gente conocida, y todo el mundo quedó muy decepcionado. Nos inundaron de mierda. Fue detestable. ONO: Y sigue igual. No hace mucho leí que Paul dijo que comprendía que John quisiera estar conmigo, pero que no entendía por qué quería pasarse el día entero conmigo. LENNON: ¿Aún tienes que llevar esa

22 cruz, Y oko? Eso lo dijo hace mucho.

ONO: No, lo ha dicho hace poco. Mire, a mí lo que me pasó con J ohn fue que le conocí, me fui a la cama con él porque me gustaba, y a la mañana siguiente aparecieron los tres suegros, y se que­daron mirándonos. LENNON: Yo siempre pensé que «Get Back» [Regresa], la canción de Paul iba por lo nuestro. Cuando la grabábamos en el estudio, cada vez que Paul canta­ba eso de «regresa al sitio de donde has venido», miraba fijamente a Yoko. PLAYBOY: No lo dirá en serio ... LENNON: No. Bueno, ahora Paul dirá que soy un paranoide. [A partir de aquí Yoko se va y la entrevista sigue únicamente con john.] PLAYBOY: Hablemos de lo que Yoko llama los tres suegros. ¿Por qué dice usted siempre que es imposible que los B ea tles vuelvan a hacer música juntos? LENNON: ¿Le gustaría a usted volver a ir al instituto? ¿Por qué tengo que retroceder diez años simplemente por proporcionarle a usted una ilusión que ya no existe? PLAYBOY: Dejemos a un lado la ilu­sión. ¿No le gustaría unirse a los demás y volver a hacer música tan buena como antes? ¿Reconoce que la música de los Beatles era magnífica? LENNON: No sé por qué tienen que hacer más de lo que ya hicieron. Die­ron todo lo que tenían durante diez años, ¿no basta? rvIe recuerda usted a esos fans que nos aman y odian a la vez y nos piden un milagro. PLAYBOY: Nadie pide milagros, sólo buena música. LENNON: ¿Cree usted que Jerry Lewis hubiera debido seguir trabajando siempre con Dean Martin, simple­mente porque a mí me gustaba que estuvieran juntos? No tiene sentido. Es usted quien quiere reunir de nuevo a los Beatles. PLA YBOY: De acuerdo. Pero, volviendo a la música, ¿no cree que los Beatles hicieron el mejor rock de todos los tiempos? LENNON: No, no lo creo. Mire, yo estoy demasiado metido en los Beatles para juzgarlos objetivamente. Todos los jo­didos discos que hicieron los Beatles me desagradan. Habría que rehacer­los todos, tanto los de los Beatles como los que hice luego yo solo. Cuando yo era un Beatle pensaba que éramos el mejor grupo del mundo. Y éramos lo que éramos porque todos estábamos convencidos de lo mismo. Pero si me pone ahora esos discos, los tendría que rehacer todos. Ayer noche oí por la radio Lucy in the Sky with Diamonds. Es horrible. Quiero decir que es magnífi­co, pero está mal hecho. Lo bueno de

las cosas artísticas es hacerlas bien hechas. Cada vez mejor. En eso consis­te el viaje artístico. Pero, volviendo a su pregunta sobre la música de los Beat­les, creo que hicimos cosas buenas y cosas malas. PLAYBOY: Dice la gente que la música que hace Paul desde que está solo no es tan buena como la que hacía cuando estaba con los Beatles. ¿Cree usted honestamente que las canciones que hizo usted solo durarán tanto como, por ejemplo, Eleanor Rigby o Strawberry Fields? LENNON: Imagine, Love y las canciones que hice con la Plastic Ono Band son tan buenas como lo mejor de mi an te­rior producción. Es posible que para poder darse cuenta de esto necesite usted 20 ó 30 años, pero así es. PLAYBOY: Parece como si usted quisie­ra decir: «Eramos un buen grupo que hacía algunas canciones buenas.» Pe­ro la gente piensa que ustedes no eran simplemente buenos, sino que eran los meJores. LENNON: Supongamos que fuéramos los mejores, ¿y qué? ¡jamás volveremos a unirnos! Mire, cuando esta entrevista salga a la calle yo tendré 40 años. Paul tiene 38. Y Elton John, Bob Dylan ... , todos somos gente relativamente jo­ven. El juego continúa. Nos quedan por delante otros 40 años de produCti­vidad. No quiero juzgar si 1 am the Walrus es mejor o peor que Imagine. Yo hago canciones. Que las juzguen los otros. PLAYBOY: Dejando a un lado lo que ha dicho, ¿no cree usted que de todos modos sería interesante -digo intere­sante- que se reunieran otra vez, que unieran sus nuevas experiencias? LENNON: ¿Sería interesante hacer re­gresar a Elvis a su período de Sun Records? No lo sé. A mí me basta oír los discos suyos de esa época. No quiero sacarle de la tumba. Los Beat­les no existen ni pueden volver a exis­tir. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Richard Starkey podrían tocar juntos otra vez un con­cierto, pero no serían los Beatles por­que ya no somos veinteañeros. No podemos volver a ser aquello, como tampoco los que nos escuchan pueden volver atrás por mucho que quieran. PLAYBOY: ¿No le da usted demasiada importancia a todo esto? Podría ser simplemente una experiencia nostálgi­ca. U na reunión de antiguos alumnos. LENNON: Jamás he asistido a reuniones de ésas. Ojos que no ven, corazón que no siente. Eso es lo que yo pienso. No miro con romanticisrilO ningún mo­mento de mi pasado. Recuerdo los momentos buenos, los q'ue me hicieron

Page 5: Entrevista Con John Lennon y Yoko Ono-PLAYBOY

Es muy difícil cambiar de«Martinellis: .. j Se les llega a querer tanto!

Suaves, cómodos, discretamente elegantes, ¡y no se hacen viejos nunca!. ¿Cómo

separarse de ellos si cada día que pasa sientan mejor? Recomiendo una solución:

acordarse de que eso ya ha pasado otras veces. Algún día, .. a pesar de que nunca

parecen viejos, hay que cambiar los "Martinelli" que llevábamos puestos por otros acabados

de comprar. j y nada, como si fueran los mismos! Suaves, cómodos, discretamente elegantes ...

Un lujo razonable.

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;... crecer desde el punto de vista psicoló­i gico. El resto no me interes~. No creo en = el ayer. Sólo me interesa lo que hago ..:1 ahora. De PLAYBOY: Pero hay gente de su genera-

ción que piensa que cuando se separa­ron los Beatles murió algo ... LENNON: Si no entendieron a los Beat­les ni en los Sesenta, ¿qué podríamos hacer por ellos ahora? ¿Es que tenemos que hacernos crucificar otra vez? ¿Te­nemos que volver a caminar sobre el agua porque hubo un montón de ro­bots que no lo vieron la otra vez o no lo creyeron cuando lo veían? Nada, no hay nada que hacer. PLAYBOY: ¿Cree que ha amainado el clamor que pedía que los Beatles vol­vieran a tocar juntos? LENNON: No sé. El otro día oí por la radio viejas canciones nuestras. Era Creen Onion ... No, Class Onion, ya ni sé cómo se titulan mis propias canciones. La escuché porque es de las más olvi­dadas. PLAYBOY: Esa fue la que dio fuerza a la leyenda de que Paul había muerto porque tenía ese verso que decía «Paul es la foca». LENNON: Sí. Ese verso era un chiste. Lo escribí porque me sentía un poco cul­pable de estar con Y oko. En cierto sentido era como decirle a Paul: «To­ma esta migaja, esta ilusión ... , porque te abandono.» Bueno, es una canción que no suelen poner. Cuando la radio dedica un fin de semana a los Beatles siempre dan las mismas: A Hard Day's Night, Helpl, Yesterday, Let It Be, Some­thing. No sé por qué, habiendo tantísi­mas. Bueno, pues el disc jockey dijo: «Quiero dar las gracias a J ohn, Paul, George y Ringo por haberse negado a tocar juntos otra vez y no haberlo echado todo a perder.» Pensé que era una buena señal. PLAYBOY: Aparte de los millones que les han ofrecido por tocar de nuevo juntos, ¿qué piensa de la oferta que hizo Lorne Michaels, que pagaba 3.200 dólares porque salieran ustedes juntos en un programa de TV en directo? LENNON: Sí, Paul y yo estábamos vien­do juntos ese programa, le oímos hacer la oferta y pensamos ir al estudio, en plan de coña. Pero estábamos muy cansados y no fuimos. PLAYBOY: ¿Cómo es que usted y Paul veían juntos la TV? LENNON: En esa época Paul se presen­taba de repente en casa con la guita­rra. Yo, claro, le hacía pasar, pero venía tan a menudo que me cansé y le dije: «Por favor, antes de venir telefo­nea. No estamos en 1956. Ya no pue-

24 des presentarte aquí por las buenas.»

Le fastidió mucho que se lo dijera. Pero lo hice sin mala intención. Lo único que pasaba es que yo estaba el día entero cuidando al crío y no podía dedicarme a las visitas ... Bueno, vol­viendo a lo de esa noche, él y Linda entraron y estuvimos viendo el show y cuando salió lo de la oferta dijimos: «Sería divertido presentarnos ahora.» Pero no fuimos. PLA YBOY: ¿Cuándo vio a Paul por última vez? LENNON: La vez que le dije eso. Pero mi intención no era que no viniese nunca más. PLAYBOY: Lo pregunto porque se ha especulado mucho sobre cuáles son las relaciones entre los cuatro Beatles. Unos dicen que se odian y otros que son muy buenos amigos. LEN NON: Ni una cosa ni la otra. Ya no sé cuánto tiempo hace que no veo a ninguno de ellos. Alguien me preguntó qué pensaba del último álbum de Paul y yo contesté algo así como que le notaba triste y deprimido. Pero ense­guida me di cuenta que en realidad no había escuchado bien el disco. Sólo conocía Coming Up, que es el gran éxito, y luego oí otra canción y fue cuando pensé que parecía deprimido. Coming Up está muy bien hecha. Pero en general no sigo lo que van haciendo ellos. No sigo la obra de Wings y me importa un comino lo que hagan Geor­ge o Ringo. No me interesa, del mismo modo que no me interesa lo que hagan Elton John o Bob Dylan. No es que yo sea un tipo insensible, sino que estoy demasiado ocupado con mi propia vi­da como para seguir lo que hacen los otros, tanto si se trata de los Beatles como si es un tipo que fue a colegio conmigo y era un buen amigo antes que empezara lo de los Beatles. PLAYBOY: Aparte de Coming Up, ¿qué opina del resto de lo que ha hecho Paul desde que dejó los Beatles? LENNON: Siento admiración por Paul porque supo empezar otra vez, formar un grupo y tocar en pequeñas salas de baile, porque esto era lo que hubiera querido hacer con los Beatles. Quería que volviésemos a los clubs y experi­mentásemos de nuevo lo que hacíamos en nuestros comienzos. Este era uno de los problemas que teníamos, que él quería volver a vivir el pasado o algo asÍ..., no sé muy bien. Pero admiro su capacidad de bajarse del pedestal; bueno, ahora vuelve a estar encima, pero me gustó que hiciera lo que que­ría hacer. Me parece muy bien. Pero no era lo que yo quería hacer. PLAYBOY: ¿Qué opina de su música? LENNON: The Long and Winding Road fue su última boqueada. No sé, en

realidad no le he escuchado mucho. PLAYBOY: Dice que no le escucha, y que no le ha visto desde aquella noche ... LENNON: Hablar de verdad con él, lo que se dice de verdad, hace diez años que no lo hago. Apenas hemos estado juntos porque cada uno iba haciendo sus cosas. Ya sabe que Paul tiene unos 25 niños y casi veinte millones de discos, y no tiene tiempo de hablar con nadie. Está siempre trabajando. PLAYBOY: Hablemos entonces de su colaboración en la época Beatles. En general, ¿qué es lo que hacía cada miembro del tándem Lennon-Mc­Cartney? LENNON: Podría decirse que él aporta­ba la ligereza, el optimismo, y yo la tristeza, las disonancias, el tono un poco blues. Hubo un momento en que pensé que yo no escribía melodías, que sólo Paullas hacía y que yo únicamen­te era capaz de hacer rock de ese que se canta a gritos. Pero si pienso en las canciones que escribí me doy cuenta que hay de todo. Algunas melodías, como la de In My Lij'eo This Boy, que es de las primeras, eran mías. Paul tenía muchos conocimientos y sabía tocar un montón de instrumentos. «Oye -me decía -, ¿por qué no cambias eso un poco. Ya has repetido esa nota cincuenta veces.» Yo me agarraba a una nota y no la soltaba. En cambio, yo era el que sabía desarrollar las cosas. Venía Paul y decía lo que fuera, y empezaba la canción. Yo era el que la continuaba. En muchas de las can­ciones yo hacía labor de puente. PLAYBOY: ¿Por ejemplo? LENNON: En el caso de Michelle, Paul y yo estábamos en no sé dónde y él entró en la habitación y tarareó los primeros compases, con un trocito de letra. Se paró y dijo: «¿Y ahora qué hago?» Aquel día yo había estado es­cuchando cosas de Nina Simone, la cantante de blues, que en una de sus canciones hacía algo así como: «1 love you!», y de ahí saqué el puente para Michelle [Canta]: «1 lave you, 1 lave you, 1 lo-a-ove you ... » PLA YBOY: ¿ Qué diferencias ha bía en lo que respecta a letras? LENNON: A mí me salían mejor que a Paul, aunque de hecho él es un buen letrista que no sabe que lo es. De modo que trata de escabullirse del problema. Hey, Jude tiene una letra magnífica, y la hizo toda él solo. Y algunos de los versos que ha hecho demuestran que es un buen letrista. Pero no ha sabido sacar partido de su talento. Al princi­pio no nos rompíamos la cabeza con las letras. Bastaba que la canción tu­viera un tema: ella te quiere, él le

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quiere, todos se quieren. Ibamos a por otra cosa. En esto he cambiado. Me interesa mucho la letra, hacer una letra que valga por sí misma, sin la música. PLAYBOY: Déme un ejemplo de una letra que hicieran a medias ustedes dos. LENNON: En We Can Work lt Out, Paul hizo el comienzo, y yo el puente. Paul escribió eso que dice: «Podremos arre­glarlo, podremos arreglarlo», que es la parte auténticamente optimista, y yo, impaciente, añadí: «La vida es muy corta y no hay tiempo / para peleas y enfados, amigo.» PLAYBOY: Paul cuenta la historia, y John filosofa. LENNON: Exacto. Siempre he sido así, desde antes de los Beatles. Siempre he preguntado por qué la gente era como era, por qué la sociedad era como era. N unca he aceptado las apariencias, siempre he tratado de ver qué había debajo. PLAYBOY: Por su forma de expresarse parece que en realidad usted y Paul colaboraban al hacer canciones mu­cho más de lo que habían admitido hasta ahora. ¿No recuerda haber dicho usted que escribía sus propias cancio­nes completamente por su cuenta, aunque luego estuvieran firmadas por Lennon y McCartney? LENNON: Sí, lo dije. Y mentía. [Ríe.} Lo dije cuando estaba resentido. La ver­dad es que las hacíamos a medias. PLAYBOY: Pero también es cierto que muchas las hicieron individualmente, ¿no es así? LENNON: SÍ. Sgt. Pepper era una idea de Paul. Recuerdo que estuvo trabajando mucho en ella, y un día me llamó al estudio y dijo que había llegado el momento de escribir algunas cancio­nes. El hizo Pepper y yo, que sabía que sólo tenía diez días para producir algo, escri bí Lucy in the Sky y Day in the Lije. No había suficiente comunicación. Por eso me mostré resentido luego. Ahora veo que todo aquello no era más que competitividad, lo de siempre. PLAYBOY: Pero a usted le iba bien ese ambiente de rivalidad ... LENNON: Al principio sÍ. Hacíamos un disco en doce horas o asÍ. Nos pedían un single cé:lda tres meses y teníamos que escribirlo en las habitaciones de los hoteles o en la furgoneta. La coope­ración era tanto funcional como musical. PLAYBOY: ¿Ha echado de menos ese espíritu de cooperación después de la ruptura? LENNON: Nunca tengo esta clase de sentimientos. No quiero decir que no necesitase a Paul, porque es evidente

que mientras estuvimos juntos funcio­nó. Pero, a mí me resulta más fácil explicar lo que yo le di a él, que lo que él me dio a mí, y supongo que a Paul debe ocurrirle a la inversa. PLAYBOY: Hagamos un pequeño apar­te ahora que hablamos de letras. ¿Qué fue lo que le indujo a escribir How do You Sleep, que tiene versos como el que dice: «Esos freaks tenían razón cuando decían que estabas muerto» y «No hiciste más que Yesterday / y ahora que te has ido no eres más que pasado.» LENNON: [Sonríe.} No es que estuviera de muy mala leche, pero utilicé el resentimiento que sentía contra Paul para hacer una canción. El se dio cuenta de las referencias que había a su persona, y la gente se lo recordaba constantemente. Pero posiblemente no sepa usted que en el álbum que sacó Paul antes que yo, había varias indi­rectas contra mÍ. Claro que son tan oscuras que nadie las pilló. Pero yo me di cuenta. Entonces pensé: bueno, yo

«Nos pedían un single cada tres meses y teníamos que

escribirlo en las habitaciones de los hoteles

o en la furgoneta»

no soy oscuro; lo haré a mi modo. En cuanto a lo que dice el verso que cita usted, lo cierto es que sigo pensando que, en cierto modo, Paul murió como creador al separarse los Beatles. PLAYBOY: Esto es a lo que yo iba. Parece como si, después de la escisión, la capacidad creativa individual se hubiera reducido en relación a los niveles que alcanzaba cuando trabaja­ban en equipo. LENNON: No sé si lo que voy a decirle le convencerá. Mire, cuando los Beatles dieron su primer concierto en Estados Unidos ya no eran más que UlJ.OS arte­sanos, unos carrozas. Hacía mucho tiempo que las actuaciones habían perdido el auténtico gancho. Y por lo que respecta a la creación de músicas y letras, lo mismo. Paul y yo perdimos creatividad a mediados de los años Sesenta. Cuando escribíamos juntos las primeras canciones, teníamos una energía desbordante. En el período Sgt. Pepper-Abb~y Roadnuestras relacio­nes ya habían madurado. Quizás si hubiéramos seguido juntos hubiése­mos producido cosas interesantes, pe­ro en cualquier caso habrían sido muy distintas a lo de antes.

PLAYBOY: Vayamos al caso de Ringo. ¿Qué opinión le merece, musicalmente hablando? LENNON: Ringo era una estrella por derecho propio antes que nos conocié­ramos, cuando él tocaba en Liverpool por su cuenta. Era un batería profesio­nal que además cantaba. Ringo Starti­me ... Antes que nosotros llegáramos a tener un batería, él ya era uno de los grandes de Liverpool y de Inglaterra. El talento de Ringo hubiera destacado de todos modos. Tiene chispa, una chispa especial, y quizás hubiera bri­llado como batería o como cantante o qué sé yo en qué, pero con o sin los Beatles hubiera destacado. Ringo es un batería cojonudo. Técnicamente podrá no ser bueno, pero creo que la gente no ha sabido valorarlo, del mis­mo modo que no se ha sabido valorar el talento de Paul tocando el bajo. Paul ha sido uno de los bajistas que más innovaciones han introducido. Y la mitad de lo que oímos ahora está sacado de lo que hacía él con los Beatles. Aunque es un egomaníaco para todo lo que hace, no se enorgulle­ce en cambio de su forma de tocar el bajo. Creo que Paul y Ringo están a la altura de los mejores músicos de rock. No me refiero al aspecto técnico. Nin­guno de nosotros es un buen técnico. No sabemos leer música, no sabemos escribirla. Pero como seres inspirados, como gente que hace ruido, somos tan buenos como los mejores. PLAYBOY: ¿Qué opina de la música que hace George por su cuenta? LENNON: Creo que All Things M"ust Pass estaba muy bien. Sólo que era dema­siado largo. PLAYBOY: ¿Qué pensó cuando hubo aquel recurso legal contra Harrison por My Sweet Lord? Le acusaron de haber plagiado He's So Fine de las Shirelles y perdió el pleito. LENNON: Se metió en todo eso a sa­biendas. PLAYBOY: ¿Quiere decir que plagió a posta? LENNON: Por fuerza tenía que saber lo que hacía. No es tonto. De hecho es un caso que sólo tiene importancia por lo del dinero. Hubiera podido cambiar un par de compases y nadie habría podido decirle nunca nada. Pero lo dejó así y pagó. Quizás pensó que Dios permitiría que nadie le dijera nada. PLAYBOY: Apenas ha mencionado us-ted a Harrison en esta entrevista ... LENNON: Me hizo daño ese libro de Harrison, 1, Me, Mine. Cuando lea la entrevista, él lo entenderá. Sacó un libro contando su vida en el que, me­diante las omisiones, decía de hecho que mi influencia sobre él era absolu- 25

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~ tamente nula, cero. En el libro recuer­.. da absolutamente todos los saxos ti y guitarras que ha co~ocido po~s t~rior­~ mente, y no me menCIOna a mI m una Al sola vez.

PLAYBOY: ¿Por qué? LENNON: Mire, él era el jovencito que sigue al amigo que tiene unos años más que él. Yo era ese amigo mayor. Geor­ge tiene tres o cuatro años menos que yo. Es una relación amor-odio y creo que George me guarda rencor por haber sido el papá que se va de casa y abandona a su hijo. El no estaría de acuerdo en esto, pero creo que las cosas son así. Me fastidió lo del libro, que no me citara. Como si yo no exis tiera. Y cuando empezamos, Geor­ge era algo así como un discípulo mío. Yo ya estaba estudiando en la escuela de arte cuando Paul y George iban todavía al instituto. Cuando se tiene esa edad, hay mucha diferencia entre un alumno de instituto y uno de escue­la de arte. Yo iba más adelantado, ha bía tenido experiencias sexuales, bebía y cosas así. Cuando George era un chiquillo nos seguía a mí y a mi novia, Cynthia, la que luego fue mi primera esposa. Esperaba a la salida de la escuela de arte, tal como hacen ahora esos críos que rondan la entrada de estos apartamentos. Recuerdo el día que George entró a pedirme ayuda para hacer Taxman, una de sus mejores canciones. Le sugerí algunos versos para darle vida a la letra, porque es lo que me pidió. y acudió a mí porque en esa época Paul no le hubiera ayudado. Yo no tenía ganas de hacerlo porque ya me bastaba con lo mío y lo que hacía con Paul. Pero quería a George y no me gustaba la idea de hacerle daño, y cuando me pidió ayuda accedí. Hasta entonces todo era de John y Paul porque él todavía no escribía nada. Como cantante sólo le dejába­mos hacer una canción de cada álbum; si oye las versiones inglesas de los primeros álbumes lo comprobará. Las que cantaban él y Ringo eran cancio­nes que en las salas de baile solía cantarlas yo. Pero para los discos yo seleccionaba las más fáciles para ellos. De forma que estoy algo resentido por el libro de George. Pero quiero que entienda bien lo que digo. Todavía les quiero a los tres. Los Beatles ya no existen, pero John, Paul, George y Ringo siguen en pie. PLAYBOY: ¿Es cierto que los cuatro hicieron juntos una canción para Rin­goen 1975? LENNON: l'm the Greatest, sí. Es la frase que decía Muhammad Ali. Era una canción que Ringo podía cantar como

26 nadie. Si yo decía «Soy el más gran-

de», la gente se lo hubiera tomado en serio. Pero si lo decía Ringo no había modo de que nadie se enfadara. PLAYBOY: ¿Le gustó volver a tocar con George y Ringo? LENNON: Sí. Hasta que George y Billy Preston empezaron a decir que formá­ramos un grupo. Me azoraba que George me lo pidiera una y otra vez. Yo me limitaba a disfrutar de las sesiones de grabación y lo demás, pero yo estaba con Yoko. Para grabar esa canción tuve que robar tiempo a lo nuestro. No sé cómo se les pudo ocu­rrir que yo estaría dispuesto a formar un grupo de tíos, sin Y oko. PLAYBOY: Para terminar el tema que parece ser el que más le gusta, John, ¿qué piensa de la idea de dejar a un lado los sentimientos y reunirse con todos una vez para hacer un concierto benéfico? LENNON: No quiero tener nada que ver con asuntos de beneficencia. Estoy harto. La última vez que di un concier­to para ganar dinero para mí mismo fue en 1966, con la excepción de una cosa de Toronto que era un revival del rock. Todos los conciertos que he dado con Yoko siempre han sido benéficos. y todos y cada uno han sido un jaleo y una porquería. Lo que hacemos aho­ra es dar dinero directamente para las causas que nosotros elegimos. Pienso dar directamente un determinado por­centaje de mis ingresos a la gente que yo crea que lo necesita. No tengo intención de volver a liarme en ningu­na empresa de esas que pretenden salvar el mundo desde un escenario. El espectáculo suele ser una porquería y el más perjudicado es el artista. PLAYBOY: ¿Qué piensa del concierto por Bangla Desh? Allí actuaron Bob Dylan, George Harrison y muchos más. LENNON: Lo de Bangla Desh fue una caca. [En castellano en el original.] PLAYBOY: ¿Por todo lo que se dijo sobre a dónde fue a parar el dinero? LENNON: Exacto. No quiero ni hablar de esto porque todavía es un proble­ma. Mamá [Yoko] es la que sabe más sobre ese lío. Pero fue una porquería y lo mejor es que lo olvidemos. Ah, y todos los que me estáis leyendo, dejad de epviarme esos folletos pidién­dome que salve a los indios, a los negros o a los veteranos de guerra. Si yo decido salvar a alguien, le daré un porcentaje de mis ingresos, un diez por ciento de lo que ganamos. Eso es lo que dedico a estas cosas. PLAYBOY: Sin embargo, esta cifra es muy pequeña en comparación con lo que podría recolectarse, según Sid Bernstein, su manager, si los Beatles,

tocando juntos o por separado, dieran un concierto en directo por TV para todo el mundo. Bernstein calculó que en un solo día podrían ustedes conse­guir unos 200 millones de dólares. LENNON: ¿Y qué. piensa la gente que ocurriría si los Beatles dieran 200 mi­llones a Sudamérica? Mire, Estados U nidos ha sembrado Sudamérica de miles de millones de dólares y no ha cambiado nada. No dura más que un día. Se lo comen, y ya está. No puedes estar enviando dinero una y otra vez. Primero a Perú, luego a Inglaterra, después a Harlem. No bastaría un concierto. Tendríamos que dedicar el resto de nuestra vidas a hacer una gira por todo el mundo, y no estoy prepara­do para algo así. Al menos, no en esta vida. fOno se une otra vez a la conversación.] PLA YBOY: Respecto a su fortuna, el New York Post dijo recientemente que tienen más de 150 millones de dóla­res, y ... LENNON: Nosotros no hemos admitido ni esa cifra ni ninguna. PLAYBOY: El Post decía que esto era lo que ustedes tenían. LENNON: Si lo dice el Post ... ¿Y qué? Somos ricos, ¿qué pasa? PLAYBOY: Se trataría de saber cómo se conjuga este hecho con su pensamien­to político. Creo que ustedes son socia­listas, ¿no es cierto? LENNON: En Inglaterra sólo puedes ser partidario del movimiento laborista o del movimiento capitalista. O te conviertes en un reaccionario a ma­chamartillo, o en un socialista instinti­vo, que es mi caso. Esto quiere decir que, en mi opinión, la gente tiene derecho a su dentadura postiza y a que cuiden de su salud y de todo lo demás. Pero, aun con estas ideas, yo he traba­jado para ganar dinero, para hacerme rico. Qué diablos importa que sea una paradoja. De todas formas, sigo siendo socialista. Aunque en realidad no soy nada. Antes, cuando empecé a ganar mucho dinero, tenía mala conciencia. Por eso lo perdí regalándolo o deján­dome dar por saco por los llamados managers. PLAYBOY: Sean cuales sean sus ideas políticas, no hay duda de que ha sabi­do jugar muy bien al juego capitalista, invirtiendo su dinero en propiedades inmobiliarias, ganado ... ONO: No podemos negar que seguimos viviendo en un mundo capitalista, pe­ro creo que para sobrevivir y poder cambiar el mundo lo primero es cuidar de uno mismo. Yo solía decirme a mí misma, eres la única socialista que vive aquí [ríe]. Yo no tengo un cénti­mo. Todo es de John. Pero yo utilizaba

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~ su dinero y tuve que hacer frente a esta IIQ hipocresía. Antes yo creía que el dine­= ro era una obscenidad, que los artistas ~ no deben preocuparse de una cosa tan Al sucia. Pero para cambiar la sociedad

no hay más que dos caminos: la violen­cia o la utilización del dinero, desde dentro del sistema. En los años Sesen­ta mucha gente se dedicó a la violen­cia, a poner bombas. Pero creo que ése no es el camino adecuado, al menos para mÍ. De modo que para cambiar el sistema -incluso si lo que intentas es llegar a alcalde o algo así-necesitas dinero. PLAYBOY: ¿Hasta qué punto se puede jugar al juego del dinero sin caer en la trampa del sist~ma, sin tratar de bus­car el dinero por el dinero? ONO: Hay un límite. Cuando llegas a ese momento en que te has asegura­do el sustento, en que ya te sientes seguro tanto económica como psicoló­gicamente, y sigues tratando de ganar más, es que has caído en la trampa. PLAYBOY: ¿Han llegado ustedes a ese nivel? ONO: No. Bueno, no lo sé. Quizás. PLAYBOY: ¿Quiere decir que 150 millo­nes no es bastante? ¿Es correcta esa cifra? ONO: No sé cuánto tenemos. Las cosas se complican tanto que para saberlo necesitarías tener diez contables tra­bajando dos años seguidos. Lo que sí podemos decir es que ahora nos senti­mos más cómodos. PLAYBOY: ¿Qué criterios siguieron pa­ra hacer sus inversiones? ONO: Para ganar dinero hay que gas­tarlo. Pero se puede gastar en cosas que te gustan. A mí me encanta el arte egipcio. Trato de comprar muchas cosas egipcias, aunque no por su valor, sino por su fuerza mágica. Cada pieza tiene un poco de esa fuerza. También hago lo mismo en lo de las casas. Compro las que me gustan en lugar de comprar las que la gente dicen que serían la mejor inversión. PLAYBOY: Por lo que insinúan los pe­riódicos, se diría que tratan ustedes de comprar toda la costa atlántica ... ONO: Si viera usted las casas lo com­prendería. Se han convertido en una buena inversión, pero para que sean un negocio hay que venderlas. Y no tenemos intención de hacerlo. Cada casa es un mojón histórico, y son todas preciosas. PLAYBOY: ¿Han llegado a utilizar en realidad todas sus propiedades? ONO: La gente suele ir a los grandes parques públicos a distraerse. Pero John y yo no pudimos ir nunca, y por eso nos hemos comprado nuestro pro-

28 pio parque.

PLAYBOY: He oído decir que tienen ustedes vacas lecheras por valor de 60 millones de dólares. ¿Es posible? ONO: No lo sé. No soy una máquina de calcular. Las cifras me interesan mu­chísimo menos que las cosas. LENNON: Sean y yo nos fuimos al cam­po un fin de semana y Y oko vino porque tenía que vender una vaca. Yo le gastaba bromas todo el tiempo. Hacía días que no la veíamos porque estaba ocupadísima con la vaca. Pero luego leí en el periódico que la había vendido por un cuarto de millón. Sólo y oko podría vender una vaca a ese precio. [Ríe.] PLAYBOY: Teniendo en cuenta que us­ted es una artista, demuestra un asom­broso sentido común a la hora de hacer negocios ... ONO: Para mí era como una partida de ajedrez. Me encanta el ajedrez. Lo hago todo como si fuera una partida. PLAYBOY: Pero, ¿necesitan en realidad todas esas casas de campo?

«Yoko es la maestra y yo el alumno. Yo soy el famoso) el

tío que se supone lo sabe todo) pero en realidad ella es

mi maestra»

LENNON: Son un buen negocio. PLAYBOY: ¿Y qué necesidad tienen de 150 millones? ¿No bastaría con cien, o con un millón? LENNON: ¿Qué me sugiere que haga? ¿Que lo regale todo y me vaya a la calle? Los budistas dicen que hay que liberarse de las posesiones de la mente. No que tiremos todo el dinero. Es como lo de los Beatles. Me resultaba imposible librarme de ellos. Incluso ahora todavía arrastro todo aquello. Pues lo mismo ocurre con las casas. Si dejo una, o dejo cuatrocientas, el pro­blema lo seguiré arrastrando. PLAYBOY: ¿No hay forma de huir? LENNON: Hace falta mucho tiempo pa­ra librarse de todas las cosas que uno ha hecho y de todas las ideas que ha . tenido. Tuve la suerte de encontrarme' con YokQ, que me hizo ver que no era libre. Cuando me enamoré de Y oko abandoné físicamente todo aquel mundo, pero para abandonarlo men­talmente he necesitado diez años. Ella me lo ha enseñado todo. PLAYBOY: Suena como si sus relacio­nes fueran las de un alumno con su maestra. LENNON: Es que es así. Eso es lo que la

gente no comprende. Ella es la maes­tra y yo el alumno. Yo soy el famoso, el tío del que se supone que lo sabe todo, pero en realidad ella es mi maestra. Me ha enseñado todo lo que sé. Ella ya había llegado cuando yo todavía anda­ba perdido. Ella es mi Don Juan [se refiere al maestro de los libros de Carlos Castaneda.] Eso es lo que la gente no comprende, que me he casado con Don Juan. Don Juan no necesita reír, ni ser encantador. Don Juan se limita a ser. Y todo lo que ocurre a su alrede­dor no le importa. PLAYBOY: Yoko, ¿qué sensación le da ser maestra de John? ONO: Antes de conocerme J ohn tenía mucha experiencia, precisamente el tipo de experiencia que me faltaba a mí, de modo que también yo he podido aprender muchas cosas de él. Ha funcionado en los dos sentidos. Los dos hemos sido maestros y alumnos. Es posible que yo posea cierta fuerza femenina. Es una cosa que surge natu­ralmente en las mujeres. En un pareja, las mujeres tienen algo así como una sabiduría interior, mientras que los hombres tienen la que hace falta para enfrentarse a la sociedad. Lo cual es lógico, pues son ellos quienes la han creado. Los hombres no han llegado nunca a tener esa sabiduría interior, por falta de tiempo. Por eso la mayoría de los hombres confían en la sabiduría interior de las mujeres, tanto si lo admiten como si no. PLAYBOY: ¿Puede decirse que Yoko es el gurú de J ohn? LENNON: No. Un Don Juan no tiene seguidores. No es un periódico, no tiene discípulos porque no hace prose­litismo. PLAYBOY: ¿De qué forma le ha enseña­do Y oko las cosas? LEN NON: Cuando Don Juan dijo ... , cuando Don Ono dijo: «¡Lárgate! Por­que no hay manera», fue como si me echaran al desierto. Y Y oko no quería que volviese con ella porque sabía que yo no estaba preparado para regresar. Antes tenía que arreglar los líos que había en mi cabeza. Sólo me dejó volver cuando vio que ya estaba pre­parado para hacerlo. Así es la persona con la que vivo. PLAYBOY: Se refiere usted a la ocasión en que ustedes dos se separaron ... LENNON: Sí. Estuvimos separados un tiempo a comienzos de los años Seten­ta. Ella me echó de una patada. De repente, me encontré solo en una bal­sa, en medio del universo. PLAYBOY: ¿Qué ocurrió? LENNON: Bueno, al principio pensé, ¡ Wow! Ya se imagina: «¡ Vida de solte­ro, Wow!» Pero un día me desperté

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y p~nsé: «¿Qué es esto? Lo que yo quiero es volver a casa.» Pero ella no me dejó regresar. Por eso pasé fuera de casa 18 meses en lugar de seis. Todo ese tiempo hablábamos por teléfono y yo le decía a Y oko: «Mira, esto no me gusta, me estoy liando cada vez más y quiero volver a casa. Por favor.» y ella contestaba: «Todavía no estás preparado para volver.» ¿Qué iba a hacer yo? Hice lo único que podía hacer, darle a la bebida. PLAYBOY: ¿Qué quería decir Yoko con eso de que usted no estaba preparado todavía? LENNON: Ella tiene su forma de hacer las cosas, a veces en plan místico, otras en plan práctico. Cuando dijo que yo no estaba preparado, es que no estaba preparado. PLAYBOY: ¿Bebía usted mucho? LENNON: Trataba de ocultar mis senti­mientos en la botella. Me volví loco. Fue el fin de semana perdido que dtiró 18 meses. En mi vida había bebido tanto. Quise ahogarme en alcohol y es­tuve con los peores bebedores del mundo de la música. PLAYBOY: ¿Quiénes? LENNON: Pues Harry Nilsson, Bobby Keyes, Keith Moon. No nos despegá­bamos de la botella. Estábamos tra­tando de matarnos. Es posible que el pobre de Harry esté todavía igual que entonces -Dios te bendiga, Harry, dondequiera que estés-. Pero yo que­ría salir de todo eso antes de morirme. Al final Keith se murió. Parecía un concurso, a ver quién se muere prime­ro. y fue Keith. PLAYBOY: ¿Por qué buscar la autodes­trucción? LENNON: En mi caso porque no sopor­taba estar separado de Y oko. Ellos tenían sus propias razones, y entonces decidimos ahogarnos juntos. Esta es la impresión que me daba. Vamos a ma­tarnos, pero estilo Errol Flynn, en plan macho. Me azora recordar este período porque me comporté como un tonto. Aunque quizás no me fue mal porque aprendí una lección. Durante esa épo­ca escribí Nobody Loves You When You Are Down and Out. Eso es lo que pensa­ba, que cuando te han echado y estás deprimido nadie te quiere. No sé por qué, pero es una canción que siempre he pensado que tendría que cantarla Frank Sinatra. En realidad es una canción a lo Sinatra. ¿Me oyes, Frank? Necesitas una canción que tenga algo dentro. Podrías cantarla, te la ofrezco con arreglo incluido. Pero no me pidas que la produzca. PLAYBOY: Debía ser posiblemente por esa época cuando los periódicos dije­ron que John Lennon andaba por ahí

con un Tampax en la cabeza. LENNON: Hubo muchas exageraciones, pero ... Estábamos en un restaurante, no para comer sino para beber, como solía ocurrir, y yo me levanté a mear y encontré en el lavabo un Kotex nuevo -no era Tampax-. ¿Sabe ese juego que consiste en ponerte una moneda en la frente y se te queda pegada ahí? Yo estaba un poco trom­pa, cogí el Kotex, me lo puse en la frente y, no sé por qué, se me quedó pegado. Salí del lavabo con el Kotex pegado en la frente. Todos se pusieron a reír, y enseguida se cayó. Pero los periódicos lo hincharon todo. PLAYBOY: Yoko, ¿por qué echó a John de una patada? ONO: Por muchas cosas. Yo soy una mujer de las que prefieren seguir avan­zando a detenerse para arreglar los problemas. Siempre he seguido ade­lante, sin detenerme. Por eso soy de las pocas mujeres que han sobrevivido. LENNON: Para ella los hombres son como ayudantes ... Algunos más ínti­mos que otros, pero básicamente ayudantes. Y este ayudante se va aho­ra a mear. [Se levanta.] ONO: No voy a comentar lo que ha dicho. Cuando conocí a John, las mu­jeres no eran para él más que gente que le servía. Necesitaba abrirse y hacer­me frente. Al principio no fue del todo mal, pero luego me di cuenta que no podía estancarme allí, que tenía que seguir avanzando porque estar con John me hacía sufrir. PLAYBOY: ¿Por qué? ONO: Por la situación pública que se produjo cuando él se fue de los Beatles y rompió el grupo. También resultó perjudicada mi obra artística. Decidí que ya estaba harta de ser la señora de Lennon, y le dije que se fuera a Los Angeles y que me dejara sola por un tiempo. Necesitaba la soledad. Al principio de estar con John, cuando él era un Beatle, nos encerrábamos los dos en una habitación y nos metíamos en la cama. Pero como no cerrábamos con llave, se presentaba por' ejemplo uno de los ayudantes y empezaba a ha­blar con J ohn. Como si yo no estuviese allí. La gente que rodeaba a John me miraba como si fuese una terrible ame­naza. Oí rumorear que habían hecho planes para matarme. No los Beatles, sino la gente que les rodeaba. PLA YBOY: La noticia debió afectarle mucho ... ONO: La sociedad no comprende que también es posible castrar a la mujer. Me sentí castrada. Hasta aquel mo­mento las cosas no me habían ido mal del todo. No es que vendiera mucho, era bastante más pobre que ahora,

pero tenía mi orgullo. No hay nada tan humillante como que te miren como si fueras un parásito. [Lennon se une de nuevo a la conversación.] LEN NON: Cuando Yoko y yo empeza­mos a hacer cosas juntos, convocába­mos conferencias de prensa yanunciá­bamos lo que fuera. Una vez, en una de esas conferencias, se acercó a Y oko uno de los ayudantes de los Beatles y le dijQ: «Mira, no tienes por qué traba­jar. Ahora que eres la Sra. Lennon ya no tienes necesidad de hacer nada. Ya eres rica.» Cuando ella me lo dijo y se quejó de aquello, yo no la entendí. «Este tío es Charlie, mujer, es una buena persona. Hace veinte años que está con nosotros.» En el estudio pasa­ba lo mismo. Un día Y oko le decía al manager: «Me gustaría que pusiera un poco más de agudos, o de graves», y ellos me miraban a mí y me pregun·· taban: «¿Qué dices tú, John?» En aquella época ni yo mismo me daba cuenta. Ahora ya sé de qué me habla porque, mire, cuando voy a Japón y pido una taza de té en japones, ellos miran a Y oko y le dicen: «¿Qué ha pedido?» ONO: Después de unos años de estos tratos, te sientes castrada. Yo siempre ha bía sido más macho que los tíos con los que había estado, en cierto sentido. Yo siempre había sido la que ganaba el pan, porque siempre había querido conservar el control, la libertad. De repente me encontré con un hombre que tenía unos ingresos con los que yo no podía competir. No lo soportaba, o decidí dejar de soportarlo. Hubiese tenido los mismos problemas aunque no me hubiese ligado a ... LENNON: J ohn. Mi nombre es J oh~. ONO: ... a John; Pero John no era sólo John. Era él y los Beatles y toda la gente que andaba a su alrededor. Cuando digo J ohn no me refiero sólo a él... LENNON: A John, que soy yo. Creo que el nombre viene de Johan. PLAYBOY: y entonces le dijo que se largara ... ONO: Sí. LENNON: No le gusta aguantar a nin­gún mamarracho, aunque el mama­rrachó esté casado con ella. PLA YBOY: ¿Cómo fue la reconcilia­ción? ONO: Poco a poco empecé a compren­der que el problema no era John, que J ohn era una magnífica persona. Vi que lo malo era la sociedad. Ahora, cuando lo recordamos, nos reímos. Empezamos a citarnos y vernos de vez en cuando. Yo quería estar segura de no equivocarme. Estoy muy agradeci-da a J ohn por su inteligencia... 29

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~LENNON: ¿Se han fijado, señores? ¿Se .. han fijado en la palabra que ha em­ti pleado? ..:11 ONO: Era lo bastante inteligente como • para comprender que ésta era la única

forma que teníamos de salvar nuestro matrimonio. No es que no nos amáse­mos, sino que la situación se me estaba haciendo insoportable. Si hubiésemos vuelto a vivir juntos y yo me hubiera limitado a ser la Sra. Lennon, no hubiera cambiado nada. PLAYBOY: ¿Y qué fue lo que cambió? ONO: Todo mejoró mucho cuando em­pecé a encargarme personalmente de los negocios. Mi orgullo estaba herido y así logré curarlo. Y también fue bueno para él saber qué era lo que necesitaba. El cambio de papeles tam­bién le benefició. LENNON: Averiguamos que para la fa­milia lo mejor es que trabajen los dos. Ella se encargó de los negocios, y yo de jugar a madre y esposa. Fue una rees­tructuración de valores. Para mí, lo principal es ella y la familia. Todo lo demás en mi vida gira en torno a esto. ONO: Y no es fácil vivir asÍ. La sociedad prefiere actualmente a los solteros. La sociedad estimula los divorcios, las separaciones. Le van mejor los solte­ros, o los gayo lo que sea. Las empre­sas detestan la gente que tiene vínculos familiares, y prefiere a los que no tienen que estar con la familia porque pueden sacrificar los fines de semana y las noches. Y a las mujeres, en cuanto se acercan a la treintena, les dicen que vayan con cuidado, que si no se apresuran ya no podrán tener hijos ... LENNON: Pero Y oko ha sido la excep­ción, porque ha tenido un hijo a los 43 años ... ONO: Sea como fuere, la cuestión es que la mujer, si quiere salir adelante en esta sociedad, tiene que negar que tiene un útero. Aunque las empresas necesitan que la gente tenga hijos, parece como si sólo las familias reales se lo pudieran permitir. Bueno, ahora se lo permiten los reyes, los McCart­ney y los Lennon. LENNON: El resto de la gente se limita a ser trabajador-consumidor. ONO: Pero al final la sociedad prescin­dirá de los papeles masculino y feme­nino. Los niños acabarán naciendo en probetas e incubadoras ... LENNON: Será como lo de Aldous Huxley. ONO: Pero no tenemos por qué hacer lo que nos dicen. No tenemos por qué renunciar a ninguno de nuestros órganos. LEN NON: Algunos de mis mejores ami-

30 gos son órganos ...

ONO: En el nuevo disco ... LENNON: Esto me gusta, hablemos del disco. ONO: Nuestro nuevo disco lucha con­tra estas cosas. Son mensajes un poco anticuados: la familia, las relaciones interpersonales, los niños. PLAYBOY: Es evidente que el álbum refleja sus nuevos valores. ¿Cómo les han ido las cosas desde que volvieron a vivir juntos? LENNON: Decidimos estar juntos, mon­tarnos nuestra vida. Pensamos que tener un hijo era importante y que todo lo demás era secundario. Hemos luchado mucho por ese hijo. Pasamos todo un infierno, muchos abortos y otros problemas. Es un auténtico hijo del amor. Los médicos nos decían que jamás lograríamos tener un hijo. Estuvimos a punto de dejarlo: «Bueno, no hay manera. Abandonemos ... » Nos dijeron que mi esperma no funciona­ba, que había llevado tan mala vida durante mi juventud que era imposi­ble. Y Yoko tenía 43 años, así que dijeron que nada de nada. Que había tenido demasiados abortos, porque cuando ella era joven no había píldo­ras. Hasta que vino un chino de San Francisco, un hombre que hacía acu­puntura, que nos dijo: «Pórtense bien. N ada de drogas, buena comida, nada de alcohol, y dentro de 18 meses tren­drán un hijo.» Nosotros replicamos: «Pero, es que los médicos ingleses nos han dicho que ... » Y él dijo: «Ol­vídense de lo que les dijeron. Ten­drán un hijo dentro de 18 meses.» Tuvimos a Sean, y enviamos una foto polaroid del crío a ese chino, poco antes de que muriese. Dios le tenga en su gloria. PLAYBOY: ¿Hubo problemas en el par­to por culpa de la edad de Y oko? LENNON: No fueron por su edad sino por el jodido hospital y el maldito precio de la fama. Alguien le hizo a Yoko una transfusión con un tipo de sangre que no era el adecuado. Yo estaba allí cuando ocurrió. Vi que empezaba a ponerse rígida, y luego a estremecerse. Salí corriendo, me en­contré con una enfermera, y le dije: «¡ Vaya a buscar al médico!» Yo me quedé alIado de Yoko, y poco después entró el tipo y, sin fijarse que Yoko i

es ta ba en plenas convulsiones, se me acercó, me estrechó la mano sonriente, y me dijo: «Siempre había tenido ga­nas de conocerle, Mr. Lennon. He sido siempre un gran admirador de su mú­sica.» Entonces me puse a gritarle: «¡Mi mujer se está muriendo .Y usted quiere hablar de música!» PLAYBOY: Sean tiene ahora cinco años. ¿Sabe que su padre era un Beatle?

¿Sabe que usted ha tratado de prote­gerle de su fama? LENNON: Nunca le he dicho nada de eso. Nunca le he hablado de los Beat­les. No había motivos para hacerlo. En casa no solemos poner nunca discos de los Beatles, pese a que ha corrido por ahí el rumor de que me pasaba el día escuchando música de los Beatles y tratando de volver a vivir, como una especie de Howard Hughes, los bue­nos tiempos. Pero un día fue a casa de un amigo suyo y vio Yellow Submarine, y tuve que explicarle qué hacía yo en esa película. PLA YBOY: ¿ Sabe 10 que son los Bea tles? LENNON: N o ve muy bien la diferencia que hay entre los Beatles y Papá y Ma­má. Cree que Yoko también era un Beatle. En casa tengo un jukebox para que él pueda escuchar discos, y no le he puesto ninguno de los Beatles. Lo que más le gusta es el rock and roll de los primeros tiempos. Le va sobre todo Hound Dogs. Cree que 'es una canción que habla de la caza. Por cierto, que no le mandamos a la escuela pública. Cuando quiera aprender las letras, ya lo hará. Supongo que llegará un mo­mento que la ley nos obligue a escolari­zarle, y no pienso intentar impedirlo. Pero no veo por qué tiene que apren­der a estarse sentado en una silla sin mover ni las pestañas. Tiene muchos amigos de su edad -la gente dice que esto es muy importante-, pero tam­bién está mucho con adultos. No tiene problemas ni con unos ni con otros. Si los niños se vuelven locos es porque nadie asume la responsabilidad de criarlos. A todo el mundo le da muchí­simo miedo pasarse el día con niños. Por eso los rechazamos y los manda­mos a guarderías y sitios así, para que los torturen. Allí, los únicos que sobre­viven son los conformistas, los que se portan de forma que los adultos les pongan la etiqueta de buenos. Los otros van a parar a manos de psiquia­tras, o se convierten en artistas. PLAYBOY: Julian, el hijo que tuvo us­ted en su primer matrimonio, debe ser ya un joven. ¿Le ha ido viendo usted? LENNON: Bueno, Cynn consiguió la posesión, o como se llame, de J ulian. Me dieron derecho a verle en vacacio­nes y todo eso, y como mínimo he conseguido que haya cierto diálogo. No son las mejores relaciones posibles entre padre e hijo, pero al menos tengo eso. J ulian tiene ahora 17 años. Sé que en el futuro tendremos unos vínculos mucho mejores. Con el paso del tiem­po conseguirá ver quién es John, con­seguirá atravesar las brumas de la imagen de los Beatles, y de la que su madre le habrá dado, consciente

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Una firma que obliga.

Producción Numerada.

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~ o subconscientemente. Lo que más le ... interesa ahora son las motos y las = chicas. Yo soy únicamente un perso­toI naje lejano, pero -aunque probable-• mente no tiene ganas- se ve obligado

a comunicarse conmigo.

32

PLAYBOY: Usted está tratando de ser muy honesto, hasta el punto de llegar a afirmar que Sean es su primer hijo. ¿Le preocupa la posibilidad de herir los sentimientos de Julian? LENNON: No tengo por qué mentir a Julian. El noventa por ciento de los habitantes de este planeta, sobre todo en occidente, somos hijos de una bote­lla de alcohol, de una juerga de un sábado por la noche, en la que nadie tenía intención de tener un hijo. Es decir que el noventa por ciento de nosotros somos accidentes. No conoz­co nadie que sea un hijo realmente deseado. Todos nosotros S01110S hijos de sábados por la noche. Julian, al igual que yo y casi todo el mundo, es parte de esa mayoría. Sean es un hijo deseado y buscado, y ahí está la dife­rencia. N o es que no quiera a J ulian. Por mucho que viniera de una botella de whiskey o porque entonces no había píldoras, es mi hijo, y siempre lo será. PLA YBOY: Y oko, sus relaciones con su hija han sido mucho más agitadas ... ONO: Perdí a K yoko cuando la niña tenía unos cinco años. Yo era para ella una madre bastante extraña, pero te­níamos buenas relaciones. No es que yo la cuidara mucho, pero venía siem­pre conmigo, a los escenarios, las gale­rías, etc. Cuando todavía no había cumplido un año, la subía al escenario en calidad de instrumento musical, un instrumento incontrolable. Ella y yo compartíamos cosas, hablábamos. Sin embargo estaba más vinculada afecti­vamente a mi ex-marido. PLAYBOY: ¿Qué ocurrió cuando la niña cumplió cinco años? ONO: John y yo empezamos a vivir juntos y yo me separé de mi ex-marido [Tony Cox.] Entonces él se llevó consi­go a Kyoko. Fue un secuestro, y John y yo tratamos de recuperarla. LENNON: Fue el caso típico de un hom­bre que se hace el macho. Tony se puso en el plan de decir: «Bueno, tú te has quedado con mi mujer, pero no conse­guirás quedarte con mi hija.» En esta ba talla nadie se acordó de Y oko ni la niña. Siempre he tenido mala concien­cia por mi comportamiento. Era como el duelo en O.K. Corral. Cox huyó a los montes y el sheriff y yo le segui­mos la pista. Primero ganamos la cus­todia de la niña en los tribunales. Yak o no quería recurrir a los tribunales pero los hombres, Klein, el abogado, y yo, lo hicimos a nuestra manera.

ONO: El ahogado vino un día para decirme que yo había ganado el litigio . Me dio un pedazo de papel y yo le contesté: «No quiero papeles. Quiero a mi hija.» Llevarle a los tribunales fue un error porque se asustó, pensó que los capitalistas se metían con él, y al verse arrinconado se creció, se sintió fuerte. LENNqN: Le perseguimos por todo eJ mundo. Dios sabe dónde fue a parar. Así que, Tony, si lees esto, tratemos de comportarnos como adultos. Todo está olvi­dado. Ya no queremos seguir persiguiéndote, tú y yo ya hemos hecho bastante daño. ONO: Hasta hubo detectives privados que buscaban a Kyoko, lo cual era también un mal rollo. Un día vino uno de ellos a decirnos: «¡Fue magnífico! Casi les teníamos cogidos, les seguía­mos en un coche. Pero ellos aceleraron y se escaparon.» Yo me puse histérica. «¿Qué quiere decir que casi les tenían? ¡Se trata de mi hija!» LENNON: Era como si estuviésemos persiguiendo un preso fugado. PLAYBOY: ¿A qué se debió la insisten­cia? ¿Pensaban que ustedes hubieran sido mejores padres para Kyoko? LENNON: y oko se sintió culpable, pen­só que si no empleaba todos los medios para localizarla no era una buena ma­dre. Ella insistía al principio en que les dejáramos tranquilos, pero todo el mundo se volvió contra ella. Le decían que su actitud no estaba bien. ONO: Para mí fue como si hubiesen desaparecido de mi vida. Parte de mí se fue con ellos. PLAYBOY: ¿Cuántos años tiene ahora Kyoko? ONO: Diecisiete, igual que el hijo de John. PLAYBOY: Es posible que cuando se haga mayor venga a buscarla ... ONO: La chica está asustadísima. Hu­bo incluso una vez, cuando estábamos en España, que John y un abogado pensaron que debíamos tratar de se­cuestraria ... La secuestramos, fuimos a un tribunal, y el juez demostró tener mucho sentido común. Se llevó a la niña a una habitación y le preguntó con cuál de los dos quería estar. Natu­ralmente, la niña dijo que prefería a Tony. Habíamos conseguido asus­tarla, aterrorizarla. Seguramente aho­ra teme que si viene a visitarme nunca volverá a ver a su padre. LENNON: Dentro de cinco o seis años sabrá que nosotros nos portamos como unos idiotas. Y como nosotros sabe­mos que lo fuimos, quizás nos dé una opar tunidad. ONO: Aun sin John, yo hubiera acaba­do perdiendo a Kyoko. Si me hubiera separado de Tony, no habría conse-

guido quedármela. En parte, lo peor del asunto de Kyoko fue que lo lleva­rais Tony y tú. Hombres. En el caso de tu hijo Julian, todo se arregló mejor porque las que hablamos fuimos las mujeres, Cyn y yo. PLAYBOY: ¿Podría explicar qué es lo que le induce a hacer esta afirmación? ONO: Por ejemplo, un día había una fiesta de cumpleaños de K yoko, y nos invitaron a nosotros. Pero John no quiso ir porque no quería ningún trato con Tony. Tuve que insistir y al final conseguí que viniera conmigo a la fiesta. LENNON: Dios mío, acabarán saliendo todos los trapos sucios ... ONO: Lo mismo pasó cuando me invi­taron a ir sola a casa de Tony. John dijo tajantemente que no. En cambio, otra vez fue John el invitado a ir solo a casa de Cynn, y fue. LENNON: U nas reglas para los hombres y otras para las mujeres. ONO: Por eso en el caso de J ulian ha sido todo más fácil. Porque yo no quise interferir. LENNON: Pero luego he rezado un mi­llón de avemarías. ¿Qué más puedo hacer? PLAYBOY: Después de esta experien­cia, ¿qué impresión le produce, Yoko, dejar que John se encargue de Sean? ONO: No tengo ninguna duda al res­pecto. No me siento culpable. Hago las cosas a mi manera. Quizás las otras madres no piensen así, pero éste es mi modo de hacerlo. En general las ma­dres están resentidas contra sus hijos, pese a toda la mitificación de la mater­nidad. Tal como están las cosas, las madres tienen que soportar muchas tensiones, cosas que tiran de ellas en diferentes direcciones, y acaban per­diendo la auténtica emoción que pro­duce la relación con el hijo. A las madres se les está exigiendo demasia­do. Por eso le digo a John ... LENNON: Yo soy su marido favorito ... ONO: ... yo he llevado al niño nueve meses. Creo que ya he hecho bastante. Ahora cuídate tú de él. Puede parecer una forma muy dura de expresarse. En realidad, los hijos pertenecen, en mi opinión, a la sociedad. Nuestro méto­do tiene la ventaja de permitir que el padre comparta la responsabilidad con la madre. PLAYBOY: ¿Le ha molestado a usted, John, tener tanta responsabilidad? LENNON: Mire, a veces llegaba Y oko a casa y decía: «Estoy muy cansada.» y yo le replicaba: «¿Y cómo te crees que estoy yo? ¡Yo me paso las veinti­cuatro horas con el niño! Y no es tan fácil. Tienes que responsabilizarte un poco más de él.» No importa que quien

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cuide al niño sea el padre o la madre. Lo que pasa es que hay muchos pro­blemas, cuidar al crío, pensar qué programas de TV tiene que ver, cuáles es mejor que no vea ... Por eso, a veces le digo a Yoko: «¡No me vengas con tu negocio de 20 millones de dólares! Esta noche no quiero ni oír hablar de eso.» [Dirigiéndose a Yoko.} Me gustaría que tan to el padre como la madre cuidaran a los hijos. Lo que no sé es cómo podría hacerse. ONO: Sería más fácil si la sociedad ayudara más a los padres, si compren­diera más los problemas. LENNON: Es cierto. Como dice Harry Nilsson: «Todo es lo contrario de lo que es.» Los hombres empiezan al menos a plantearse el problema de la igualdad. Pero, a pesar del movimien­to de liberación de la mujer, la socie­dad se ha limitado a tomar un laxante, y luego se ha tirado un pedo. En realidad todavía no ha hecho una bue­na cagada. A finales de los años Sesen­ta quedó sembrada la semilla, pero los cambios de verdad todavía no se han producido. Yo he recorrido mucho camino; antes era un cerdo. Y es un alivio haber dejado de serlo. Ser un cerdo me sometía a unas presiones exageradas. A mí no me apasiona que la gente me tome por un objeto sexual, un varón con un par de cojones, un rockero muy macho. Hace tiempo que dejó de interesarme todo eso. Ni si­quiera intento proyectar esa imagen. O sea que me gusta que la gente se entere de que he disfrutado cuidando al niño, sí señor, que hice el pan, cociné y fui un ama de casa. Y quiero que la gente sepa que me enorgullezco. Así serán las cosas en el futuro, y me alegra haberme adelantado también en esto. ONO: Tú y yo hemos aprendido mucho de los sufrimientos que padecen tanto las mujeres como los hombres por culpa de la estructura social. La única manera de cambiarla es sabiendo cuá­les son los problemas. Parece una cosa muy simple, pero todo lo importanfe resulta así de simple. PLAYBOY: John, ¿cree usted que para comprender de verdad la situación de las mujeres es imprescindible cambiar de papeles? LENNON: Para mí ha sido fundamental. Pero no olvide que quien más se ha beneficiado de este cambio he sido yo. Ahora puedo tomar perspectiva, ver que he sido capaz de pasar con Sean los cinco primeros años de su vida, y enorgullecerme de haber podido. Mire, voy a cumplir los 40, y dicen que la vida empieza a los 40. Y yo me lo creo. Me siento muy bien, muy anima-

do. Es como cuando cumples los 21 y dices: «Wow, ¿qué va a ocurrir aho­ra?» Con la diferencia de que ahora estoy con ella. ONO: Si dos personas están unidas, no hay nada que no puedan hacer. PLAYBOY: ¿Qué significa Double Fanta­sy [Doble fantasía}, el título de su nuevo álbum? LENNON: Es el nombre de una flor, un tipo de planta de la familia de los iris. Pero para nosotros tiene un significado especial. Quiere decir que dos perso­nas pueden ver la misma imagen al mismo tiempo. Por mucho que estés junto a otra persona, si cada una pro­yecta su propia imagen y trata de derrotar la que proyecta la otra, con el tiempo una de las dos acabará triun­fando. U na de las personas se sentirá realizada, pero la otra estará frus­trada. PLAYBOY: ¿Han visto esa información que publicó la prensa, según la cual estaban ustedes mitificando sus pro-

«Me gusta que la gente se entere de que he disfrutado

cuidando al niño., que hice el pan., cociné y fui un ama de

casa .. . »

pias fantasías sexuales en el nuevo álbum? LENNON: Ah, sÍ. Eso es como cuando hicimos la «encamada» en Toronto, el año 1969. La gente entró a la carga por la puerta, pensando que nos iban a en­contrar jodiendo. Naturalmente, no hacíamos más que estar sentados en la cama, rodeados de signos pacifistas. PLAYBOY: ¿Qué les condujo a hacer esa «encamada» ? LENNON: Nuestra vida es nuestra prin­cipal producción artística. En esto consis tía aquella manifestación. .Cuando nos casamos sabíamos muy bien que nuestra luna de miel sería un acontecimiento público, y decidimos utilizarla para hacer una declaración de principios. Nos quedamos sentados en la cama y estuvimos hablando con los periodistas durante siete días. Fue divertidísimo. De hecho, estábamos haciendo un anuncio pacifista que iba a salir en la primera página de todos los periódicos. PLAYBOY: ¿Hablaban de paz desde la cama? LEN NON: Exacto. Contestábamos las preguntas que nos hacían. Vino un tipo que insistía en interrogarnos en

relación con el caso de Hitler. «¿Y qué actitud toman ustedes ante los fascis­tas? ¿Cómo podía haber paz cuando vivía Hitler?», preguntaba. Y Y oko le dijo: «Lo que yo hubiera hecho enton­ces es irme a la cama con él.» Dijo que le hubieran bastado diez días para cambiarle. A la gente le encantó. ONO: Lo dije en broma, naturalmente. Pero lo que queríamos decir es que nadie cambiará el mundo luchando. Quizás era una ingenuidad decir lo de los diez días con Hitler. Al fin y al cabo, con John Lennon he necesitado 13 años ... [Se ríe.} PLAYBOY: ¿Qué había de cierto en esas informaciones según las cuales ustedes hicieron el amor dentro de un saco? ONO: No eran ciertas. La gente imagi­nó que estábamos haciendo el amor. Mire, se trataba simplemente de decir­le a la gente que todos nosotros esta­mos metidos en un saco. Lo importan­te era el perfil del saco, porque todos los sacos son iguales. Con las personas pasa lo mismo. No vemos las diferen­cias, creemos que todas son iguales. Pero dentro del saco, dentro de la apariencia similar, pasan muchas co­sas. Pueden pasar muchas cosas, aun­que quizás en algunos casos no ocurra nada. PLAYBOY: Brevemente, ¿qué es lo que dice el nuevo álbum? LENNON: Por decirlo en pocas pala­bras, habla de las cosas corrientes que ocurren entre dos personas. Las letras son directas. Van al grano. Ya pasé mi período dylanesco hace años, cuando escribía cosas como 1 Am the Walrus. Entonces me gustaba ese truco de no decir nunca lo que piensas pe­ro dar a entender que dices mucho más. PLAYBOY: ¿Cuáles son sus gustos mu­sicales en estos momentos? LENNON: Bueno, me gusta toda la mú­sica. Sólo depende de la hora del día. No me gusta determinado estilo o de­terminado cantante per se. No puedo decir que me gusten los Pretenders, pero me gusta su disco superventas. Disfruté oyendo a los E-52's porque hacen lo que hacía Y oko. Es increíble. Si a Y oko se le ocurriera volver a su antiguo sonido, seguro que todos di­rían: «Vaya, ya está copiando de los B-52's.» ONO: Hace muchísimo tiempo noso­tros hacíamos cosas que luego hicieron los punk. PLAYBOY: Lennon y Ono, los primeros punk ... ONO: Exactamente. PLAYBOY: John, ¿qué opina de la nue­va ola? LENNON: Me gusta todo lo pun~y. Es 33

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~ muy puro. Pero no me encanta la gente IIQ que se autodestruye. ti PLAYBOY: ¿Quiere decir que no está de ..:1 acuerdo con ese verso de N eil Y oung De que dice: «Mejor reventar que marchi-

tarse ... »? LENNON: Detesto ese verso. Mejor marchitarse como un viejo soldado que reventar. No me gusta el culto de los muertos, el culto de Sid Vicious o de James Dean o de J ohn Wayne. Para mí es horrible eso de tratar de hacer un héroe de Sid Vicious o de Jim Morrison. Adoro a las personas capa­ces de sobrevivir; Gloria Swanson, Greta Garbo. Dicen que John Wayne fue capaz de conquistar el cáncer. Pues, sabe lo que le digo, que no es verdad. Siento que muriese, y lo siento por su familia, pero el cáncer le venció. Esa es la verdad. No quiero que Sean adore a John Wayne o aSid Vicious. ¿Cuál es la lección que enseñan? Nin­guna. Sólo la muerte. ¿Para qué murió Sid Vicious? ¿Para que nosotros bailá­ramos rock? Todo esto es pura basura. Si N eil Y oung admira tanto este senti­miento, ¿por qué no revienta? Como todos nosotros, Neil se ha marchitado y ha vuelto a salir a flote muchas veces. N o, gracias. Prefiero los vivos, los sanos. PLAYBOY: ¿Escucha usted la radio? LENNON: Escucho música ambiental o clásica. No compro discos. Pero me encanta escuchar cosas como la músi­ca folklórica japonesa o la hindú. Mis gustos son muy amplios. Cuando era ama de casa siempre tenía puesta mú­sica ambiental... porque te relaja. PLAYBOY: ¿Y usted, Ono? ONO: Yo no escucho la radio. PLA YBOY: ¿Le gusta comprar discos? ONO: No, ni leer el periódico o revistas,

'ni ver la televisión. PLAYBOY: Ahora la pregunta inevita­ble, John. ¿Escucha usted sus discos? LENNON: Los que menos escucho son los míos. PLAYBOY: ¿Ni siquiera los más clá­sicos? LEN NON: ¿Bromea usted? Nunca los escucharía por placer. Cuando los es­cucho pienso inevitablemente en la sesión de grabación... Es como un actor viéndose a sí mismo en una vieja película. Cuando escucho una can­ción, recuerdo el estudio de la Abbey Road, la sesión, quién se peleó con quién, dónde estaba yo sentado, apo­rreándo la pandereta en un rincón ... ONO: En realidad tampoco disfruta­mos mucho escuchando el trabajo de los demás. Analizamos todo lo que escuchamos. PLAYBOY: ¿Era usted una fan de los

34 Beatles, Yoko?

ONO: No. Naturalmente, ahora me fijo en las canciones. Por ejemplo estamos en un restaurante y John me dice: «¡Ah, ahora están tocando una cosa de George!» PLAYBOY: ¿Nunca va a escticharmúsi­ca, John? LENNON: No, no me interesa. Mire, no soy ningún fan. Quizá me guste Jerry Lee Lewis cantando A Whole Lot a Sha­kin' en el disco, pero no tengo ningún interés en verlo en vivo. PLAYBOY: Interpretan más sus cancio­nes que las de otros compositores, ¿qué es lo que le parece esto? LENNON: Me gusta y me enorgullece que la gente interprete mis canciones. Incluso me agrada el simple hecho de que lo intenten, porque mis canciones no son tan loables. Cuando voy a un restaurante, el grupo del local siempre interpreta Yesterday. Incluso firmé en el violín de un músico en España después de que nos tocó Yesterday. Ni siquiera sabía que yo no escribí esa canción, pero supongo que no podía ir de mesa en mesa tocando 1 Am the Walrus. PLAYBOY: ¿Cómo se siente al saber que ha influido en tanta gente? LENNON: En realidad no fui yo, ni el grupo. Fueron los tiempos. A mí me sucedió cuando escuché rock 'n' roIl en los cincuenta. Hasta que me arrolló el rock no había pensado en dedicarme a hacer música. PLAYBOY: ¿Recuerda qué fue, específi­camente, lo que le impresionó? LENNON: Creo que fue Rock Around the Clock. Disfrutaba con Bill Haley, pero no me arrolló. No me entregué a la música hasta Heartbreak Hotel. ONO: Estoy segura de que hay gente cuya vida se vio afectada porque oyeron música hindú o Mozart o Bach. Más que nada fue el momento y el lugar en el que aparecieron los Beatles. Algo pasó, algo químico. Fue como si varias personas se reuniesen alrededor de una mesa y apareciese un fantasma. Fue una especie de comunicación. Así que, de algún modo, ellos eran como mediums. No es algo que uno pueda forzar. Fue la gente, el momento, la juventud y el entusiasmo. PLAYBOY: En este sentido, podría de­cirse que ningún otro artista o grupo; de artistas contemporáneo ha incidido sobre tanta gente de un modo tan profundo como los Beatles. LENNON: Pero, ¿qué fue lo que incidió en los Beatles? PLA YBOY: Díganoslo usted. LENNON: De acuerdo. Lo que movió a los Beatles fue el viento, cualquiera que fuese, que estaba soplando en aquel momento. No digo que no fuéra­mos banderas en el mástil de un bu-

que, pero todo el buque se estaba moviendo. Quizá los Beatles estaban en la cofa, gritando: «¡Tierra a la vista!», o algo así, pero todos íbamos en el mismo maldito barco. ONO: Los mismos Beatles eran un fenó­meno social y no estaban nada seguros de lo que estaban haciendo. En cierto modo ... LEN NON: [Entre dientes}. Toda esta charla sobre los Beatles me mata de aburrimiento. Vaya a la página de las tetas y los culos. ONO: Como ya he dicho, eran algo así como mediums. No eran conscientes de lo que estaban diciendo, pero era algo que surgía a través de ellos. PLAYBOY: ¿Por qué? LENNON: Sintonizamos el mensaje. Eso es todo. Y no quiero infravalorar a los Beatles cuando digo que no eran esto o no eran aquello. Sólo estoy tratando de no inflar su importancia como algo separado de la sociedad. Y no creo que fueran más importantes que Glenn Miller o W oody Herman o Bessie Smith. Era nuestra generación yeso es todo. Era la música de los Sesenta. PLAYBOY: ¿Y qué les diría a los que insisten en que todo el rock después de los Beatles no ha sido más que rehacer los Beatles otra vez? LENNON: Toda la música es un refrito. Sólo existen unas pocas notas. Simples variaciones sobre un tema. Claro que no se les podía decir esto a los chicos que en los Setenta estaban gritándoles a los Bee Gees que su música sólo era un refrito de los Beatles. Y no hay nada malo en los Bee Gees. Hacen un traba­jo excelente. Lo que pasa es que enton­ces no había otra cosa. PLAYBOY: Pero, al menos, ¿no es cierto que buena parte de la música de los Beatles era más inteligente? LENNON: Los Beatles eran más intelec­tuales, así que también atraían en ese nivel. Pero el atractivo principal de los Beatles no era su inteligencia, era su música. Sólo fue después de que un tipo dijera en el Times de Londres que Había cadencias eólicas en It Won't Be Long cuando las clases medias comen­zaron a escucharnos ... , porque alguien ya nos había etiquetado. PLAYBOY: ¿Puso usted cadencias eóli­cas en It Won't Be Long? LEN NON: Aún hoy, no tengo idea de lo que es eso. Lo que suena es a pájaros exóticos. PLAYBOY: ¿Cómo reaccionaba usted ante las malas interpretaciones de sus canciones? LENNON: ¿Por ejemplo? PLAYBOY: La más obvia es el follón de «Paul está muerto». Ya ha explicado

(continúa en página 110)

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5 JOHN LENNON y YOKO ONO (viene de página 34) ~ ,

!el: ~ « Me fui de vacaciones a España con Brian ... Eso inició los

rumores sobre que teníamos un enrolle amoroso»

esa frase de Glass Onion. Pero, ¿qué hay de esa otra frase en 1 Am the Walrusque dice: «He enterrado a Paul»? LENNON: Yo decía otra cosa, que podía sonar como si fuera la frase que usted menciona. Lo que pasa es que hay quien le gusta el ping pong y hay a quien le gusta andar abriendo tum­bas. Hay gente a la que le gustaría estar haciendo cualquier cosa menos estar aquí, ahora. PlAYBOY: ¿Y qué hay del cántico al final de la canción que dice: «Fumad yerba, fumad yerba, todo el mundo a fumar yerba»? LENNON: No, no y no. Lo que hice fue que todo ese coro cantase «Todo el mundo tiene uno, todo el mundo tiene uno». Pero cuando están treinta coris­tas, hombres y mujeres, cantando jun­to a treinta celIos y la sección rítmica y de rock de los Beatles, no hay quien se entere de lo que están diciendo. PLAYBOY: ¿Y qué es lo que todo el mundo tiene? LENNON: Lo que sea. Lo que usted quiera. Un pene, una vagina, un ano ... lo que quiera. PLAYBOY: ¿Le preocupaba cuando las interpretaciones de sus canciones eran destructivas, como en el caso de Char­les Manson, que afirmó que sus letras eran mensajes para él? LENNON: No, eso no tiene nada que ver conmigo. Es como ese tipo, el hijo de Sam, que conversaba con un perro. Manson es sólo un caso extremo de toda esa gente que salía con cosas como lo de «Paul está muerto» o que se imaginaba que las iniciales de Lucy in the Sky with Diamonds eran LSD y su pu­so que yo estaba escribiendo sobre el ácido. PLAYBOY: ¿De dónde salió lo de Lucy in the Sky? LENNON: Mi hijo J ulian vino un día con un dibujo que había hecho de una amiga suya de la escuela que se llama­ba Lucy. Había pintado algunas estre­llas en el cielo y le dio a esa pintura el nombre de Lucy en el cielo con dia­mantes. Así de simple. PLAYBOY: Pero, ¿no estaban inspira­das en las drogas las otras alegorías de la canción? LENNON: Las alegorías eran de Alicia en el país de las maravillas. Alicia está en una barca, está comprando un huevo

llO y éste se transforma en Humpty

Dumpty. La mujer que despacha en la tienda se convierte en un borrego y al momento siguiente están remando en el bote. Yo estaba visualizando todo esto. También estaba la imagen de la mujer que algún día llegaría para sal­varme ... una «muchacha de ojos calei­doscópicos», que bajaría del cielo. Y que resultó ser Yoko, aunque en aquel momento aún no la conocía. Así que quizá debería titularse «Yoko en el cielo con diamantes». PLAYBOY: ¿Le interesan los historiado­res del pop que analizan a los Beatles como un fenómeno cultural? LENNON: Todo eso no tiene ninguna importancia. Supongo que a mí me toca hacer y a otros conservarlo para la posteridad. Pero, ¿importa la cantidad de drogas que había en el cadáver de Elvis? Quiero decir que la vida sexual de Brian Epstein puede servir algún día para hacer una bonita pe­lícula porno, pero no tiene ninguna importancia. PLAYBOY: ¿Qué es lo que puso en marcha esos rumores acerca de usted y Epstein? LENNON: Me fui de vacaciones a Espa­ña con Brian ... Eso fue lo que inició los rumores de que él y yo teníamos un enrolle amoroso. Bueno, casi lo fue, pero no del todo. Nunca llegamos a consumarlo. Pero tuvimos una rela­ción muy intensa. Y fue mi primera experiencia con alguien que yo sabía que era homosexual. El mismo me dijo que lo era. Nos fuimos de vacaciones juntos porque Cyn estaba en estado, así que la dejamos en casa y nosotros nos fuimos a España. Nos pasaron muchas cosas, ¿sabe? Acostumbrába­mos asentarnos en un café y Brian contemplaba todos los chicos y me preguntaba: «¿Te gusta ése? ¿Te gusta aquél?» La combinación de nuestra amistad íntima y de ese viaje dio pie a los rumores. PLA YBOY: Es interesante oírle hablar de sus viejas canciones tales como Luq in the Sky y Glass Onion. ¿Le importaría hablarnos un poco de sus favoritas? LENNON: De acuerdo. PLAYBOY: Empecemos con In My Lije. LENNON: Fue la primera canción que escribí conscientemente acerca de mi vida. [Canta): «Hay lugares que recor­daré / toda mi vida aunque algunos han cambiado ... » Antes, únicamente

estábamos escribiendo canciones a lo Everly Brothers, Buddy Holly ... can­ciones pop sin ninguna idea detrás. Las letras casi no tenían importancia. In My Life comenzó como un viaje en autobús desde mi casa, del número 250 de la Menlove Avenue hacia el centro, e iba mencionando todos los lugares que podía recordar. Los escri­bí todos y era muy aburrida. Así que me acosté y comenzó a ocurrírseme esa letra acerca de los amigos y amores del pasado. Paul me ayudó. PLAYBOY: Yesterday. LENNON: Bueno, todos conocemos Yesterday. Me han alabado tanto por Yesterday. Y, naturalmente esa canción es de Paul, es obra suya. Muy buena, hermosa ... , y yo nunca se la he envi­diado. PLAYBOY: With a Little Help .110m My Friends. LENNON: Eso es de Paul, aunque yo le ayudé un poco: «Lo que ves cuando enciendes la luz / no puedo explicárte­lo, pero sé que es mío». Eso es mío. PLAYBOY: 1 Am the Walrus. LENNON: El primer verso lo escribí durante un «viaje» con ácido, un fin de semana. El segundo lo escribí en el segundo «viaje» con ácido, el siguiente fin de semana, y la acabé después de haber conocido a Y oko. En. parte era para desprestigiar el Hare Krishna, porque había un montón de gente que lo seguía, especialmente Allen Gins­berg. La referencia al «pingüino ele­mental» se refiere a la actitud elemen­tal, inocente, de ir por ahí cantando «Hare Krishna», o poner toda tu fe en un ídolo. En esa época yo escribía de un modo oscuro, a lo Dylan. PLAYBOY: Musicalmente, esa canción es muy complicada. LENNON: En realidad era fantástica en estéreo, pero uno nunca puede oírla bien. Era demasiado. Y la mezcla era un lío. U na de las pistas era una grabación de la emisora de radio de la BBC... algo de Shakespeare o asÍ..., y metí los versos que salían. PLAYBOY: Pero, ¿qué hay de la morsa del título? LENNON: Está sacada del poema «La morsa y el carpintero», que está en Alicia en el país de las maravillas. A mí me parecía un poema muy hermoso. Nun­ca se me ocurrió que Lewis Carroll estuviera haciendo un comentario so­bre el capitalismo y el sistema social. Nunca me dediqué a eso de buscar lo que realmente quería decir, como ha hecho la gente con la obra de los Beatles. Luego volví a leer el poema y me di cuenta de que la morsa es el malo y el carpintero el bueno. Y pensé, Oh, mierda, he escogido el malo, tenía

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r que haber dicho «Soy el carpintero». Pero así no hubiera sido lo mismo, ¿verdad? (Canta) «Soy el carpin­tero ... » PLAYBOY: ¿Y qué hay de She Came in Through the Bathroom Window? LENNON: Esa la escribió Paul cuando estábamos en Nueva York formando Apple y él conoció a Linda. Quizá fuera ella la que entró por la ventana del baño. No lo sé. Alguien entró por la ventana. PLAYBOY: 1 Feel Fine. LENNON: Esa es mía, incluyendo el solo de guitarra. PLAYBOY: When I'm Six~y-Four. LENNON: Totalmente de Paul. A mí no se me ocurriría jamás escribir una canción asÍ. Hay una serie de cosas en las que nunca pienso y esa de tener sesenta y cuatro años es una de ellas. PLA YBOY: A Day in the Lije. LENNON: Tal como suena: un día esta­ba leyendo el periódico y me fijé en dos noticias. U na era del heredero de la Guinness, que se había matado en un coche. Eso estaba en la primera pági­na. Había muerto en Londres en un choque de automóvil. En la siguiente página hablaban de los 4.000 agujeros en Blackburn, Lancashire. Era el nú­mero de baches de sus calles. Los iban a rellenar. PLAYBOY: ¿Podemos continuar con al­gunas de las que parecen más persona­les y ver qué recuerdos inspiran? LENNON: Vaya recordando. PLAYBOY: Sin que haya motivo algu­no, empecemos con 1 Wanna Be Your Man. LENNON: Paul y yo acabamos esa para los Stones. Brian nos llevó a verlos a un club en el que tocaban, en Richmond. Querían una canción y fuimos a ver qué era lo que hacían. Paul tenía un trozo de canción y lo tocamos, más o menos, para ellos, y nos dijeron: «Sí, ese es nuestro estilo». Pero sólo era una tonada, así que Pa ul y yo nos fuimos a un rincón de la sala y acabamos la canción mientras ellos estaban allí, charlando. Volvimos y Keith dijo: «Je­sús, mirad esto: se han ido un rato y han escrito la canción». Lo habíamos hecho ante sus mismas narices. Y se la dimos. Era una de las canciones que dábamos a otros. Ringo la cantó para nosotros y los Stones hicieron su pro­pia versión. Eso demuestra la impor­tancia que le dábamos, porque no pensábamos regalarles nada impor­tante, ¿no? Esa salió en el primer disco de los Stones. De cualquier modo, Mick y Keith se dijeron: «Si ellos pue­den escribir una canción con tanta facilidad, nosotros deberíamos intentar-

lo». Y dicen que fue lo que los animó a empezar a escribir. PLAYBOY: ¿Qué hay de Strawberry Fields Forever? LENNON: Strawberry Fields es un lugar de verdad. Cuando dejé Penny Lane me fui a vivir con mi tía, que tenía una bella casita en los suburbios, con un pequeño ,jardín, en un lugar habitado por médicos, abogados y gente asÍ. .. No era el barrio bajo que siempre se menciona en todas las historias de los Beatles. En el sistema de clases socia­les yo era de la clase media, por encima de Paul, George y Ringo, que vivían en casas de protección oficial. Nosotros éramos propietarios de la casa y tenía­mos jardín. Ellos nunca tuvieron nada asÍ. Cerca de allí estaba Strawberry Fields, una casa cercana a un reforma­torio a donde yo iba a fiestas cuando era chico, con mis amigos Nigel y Pete. Ibamos allí a vender botellas de gaseo­sa a penique cada una. Siempre nos lo pasamos bien en Strawberry Fields y es de allí de donde saqué el nombre. Sólo que yo lo usé por la imagen: campos de fresas para siempre. PLAYBOY: Y la letra, por ejemplo: «Es fácil vivir. .. » LENNON: [ Cantando] «Con los ojos cerrados. Sin comprender nada de lo que ves». Esto sigue siendo cierto, ¿no? ¿No estoy diciendo lo mismo aún hoy en día? Lo que aparentemente estaba tratando de explicar. .. , digamos que, en cierto modo, yo siempre he visto más allá de mis narices, ya desde el jardín de infancia. Yo era diferente a los demás, lo he sido toda mi vida. El segundo verso dice: «Creo que no hay nadie en mi árbol». Bueno, yo era muy tímido y estaba lleno de dudas. Lo que estaba diciendo es que nadie parecía entender lo que yo entendía. Por lo tanto, yo debía estar loco o ser un genio: «Debe ser alto o bajo», decía en el verso siguiente. Yo pensaba que algo debía funcionar mal en mí, puesto que podía ver cosas que los demás no veían. Pensé que estaba loco o que era un ególatra al afirmar que, entendía cosas que los demás no entendían. De niño decía: «¡ Pero esto está sucedien­do!» y todo el mundo me miraba como si estuviera loco. Siempre fui tan psí­quico, intuitivo, poético o como quiera llamarlo, que continuamente estaba viendo cosas de un modo alucinatorio.

»De niño resultaba aterrador, por­que no tenía nadie con quien relacio­narme. Ni mi tía ni mis amigos, nadie veía lo mismo que yo. Era muy aterra­dor y el úni~o contacto que tenía era leyendo sobre un tal Oscar Wilde, o un Dy lan Thomas, o un Vincent van Gogh ... Todos esos libros que tenía mi

tía, que hablaban de los sufrimientos que padecieron estos hombres a causa de sus visiones. La sociedad les ator­mentó por tratar de expresar 10 que eran. Veía en ellos soledad. PlA YBOY: ¿Logró encontrar alguien con quien compartir sus visiones? lENNON: Sólo con gente muerta, en libros. Lewis Carroll, ciertas pinturas. El surrealismo tuvo mucha influencia en mí porque me permitió comprender qi.te la imaginería que había en mi mente no era una locura. Y que si estaba loco, pertenecía a un club muy exclusivo que ve el mundo de esa forma. Para mí, el surrealismo es reali­dad. Para mí, la visión psíquica es realidad. Ya desde niño. Cuando me mira ba al espejo, cuando tenía 12 ó 13 años, caía literalmente en trance. En­tonces no sabía cómo llamarlo. Años después descubrí que hay un nombre para esas cosas. Pero me encontraba de repente viendo imágenes alucinato­rias de mi rostro, cambiando y convir­tiéndose en cósmica y completa. Eso hizo que siempre fuera un rebelde. Eso me ponía como un galón en la manga, pero por otro lado también deseaba que me aceptasen y me quisiesen. Par­te de mí querría ser aceptado por todas las facetas de la sociedad y no ser el bocazas de músico lunático que soy. Pero no puedo convertirme en 10 que no soy.

»Dada mi actitud, los padres de los otros chicos, incluido el de Paul, les decían: «No te acerques a él». Los padres reconocían instintivamente 10 que yo era, es decir un follonero. Sa­bían que no iba a ser un conformista y que influiría a sus hijos, que es lo que luego sucedió realmente. Hice todo 10 que pude por causar problemas en casa de todos los amigos que tuve. En parte era por envidia, porque yo no tenía eso que se llama hogar. Aunque en realidad lo tenía. Tenía una tía y un tío y una encantadora casa en las afueras, por lo que estoy muy agrade­cido. Gracias, tía. A ella le hizo mucho daño un comentario que hizo Paul acerca de que el motivo por el que ahora paso tanto tiempo en casa con Sean es porque jamás tuve una vida familiar. Eso es una absoluta tontería. Había cinco mujeres que eran mi fami-lia. Cinco mujeres inteligentes y fuer-tes. U na de ellas resulta que era mi madre. La más joven. No sabía cómo enfrentarse a la vida. Tenía un esposo que se escapó a la mar, y había guerra y no podía hacerse cargo de mÍ. Por aquel entonces yo tenía cuatro años y medio. Al final acabé viviendo con su hermana mayor. Aquellas mujeres eran fantásticas. Quizá un día haga 111

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~ una saga como la de los F orsyte acerca i de ellas. Esa fue mi primera educación = feminista. ~ »De cualquier modo, aquel conoci-a. miento y el que yo no estuviera con mis

padres me hizo ver que los padres no eran dioses. Yeso lo infiltraba en la mente de los otros chicos. Los padres de Paul estaban aterrados conmigo, por mi influencia, simplemente por­que yo estaba libre del estrangula.;. miento de mis padres. Esa es la ventaja que yo tuve por no tener padres. Lloré mucho por no tenerlos y era una tortu­ra, pero así comprendí las cosas mu­cho antes. No obstante, no era huérfa­no. Mi madre vivía a 15 minutos a pie, separada de mí y de mi vida. La veía de vez en cuando, pero no vivía con ella. PLAYBOY: ¿Sigue viva? LENNON: No. La mató un policía fuera de servicio que estaba borracho, cuan­do salía de visitar la casa de mi tía, donde yo vivía. Fue en la parada del autobús y yo no estaba allí. Entonces yo tenía 16 años. Ese fue otro gran trauma para mí. La perdí dos veces: cuando tenía cinco años y me fui a vi­vir con mi tía, y cuando murió. Eso me convirtió en un amargado aún mayor y el galón de mi manga se hizo mucho más ancho. Estaba empezando a res­tablecer una relación con ella y enton­ces la mataron. PLAYBOY: Se llamaba Julia, ¿no? ¿Es la Julia de su canción de ese título en el álbum blanco? LEN NON: La canción está dedicada a ella ... , y a Yoko. PLAYBOY: ¿Qué clase de relación tenía usted con su padre, el hombre que se escapó para embarcarse? ¿Lo volvió a ver alguna vez? LENNON: No volví a verlo hasta que gané un montón de dinero. Entonces rea pareció. PLAYBOY: ¿Cuántos años tenía usted entonces? LENNON: Veinticuatro o veinticinco. Abrí el Daily Express y allí lo vi, fregan­do platos en un pequeño hotel o algo así, muy cerca de donde yo vivía en las afueras de Londres. Me había estado escribiendo para tratar de ponerse en contacto conmigo, pero yo no quería verle. Me molestaba mucho lo que nos ha bía hecho a mi madre y a mí, y que no hubiera aparecido hasta que yo me convertí en un tío rico y famoso. Así que esperaba no tener que verle, pero me medio chantajeó en la prensa di­ciendo todas esas cosas de que era un hombre pobre que tenía que fregar platos, mientras yo vivía en pleno lujo. Tragué el anzuelo, le vi y establecimos

112 cierto tipo de relación. Murió pocos

años después, de cáncer. Pero a los 65 años se casó con una secretaria de 22 que había estado trabajando para los Beatles, y tuvieron un niño. Lo que creo que no está nada mal para un hombre que pasó toda la vida viviendo como un borracho y un vagabundo. PLAYBOY: Nunca volveremos a escu­char como antes Strawberry Fields Fore­ver. ¿Qué recuerdos le trae la canción Help.1? LENNON: Cuando Help! apareció en 1965 yo estaba pidiendo ayuda, supli­cando que me ayudasen. Mucha gente cree que es simplemente un rock'n' roll rápido. Yo no me di cuenta en aquel momento, simplemente escribí la canción porque me pidieron que lo hiciera, para la película. Pero luego supe que realmente estaba clamando ayuda. Era en mi período de idiotez a lo Elvis. El... yo ... es muy idiota, se siente muy inseguro y anda totalmente perdido. Y estoy cantando acerca de cuando era más joven y todo lo demás, mirando hacia atrás y viendo lo fácil que era todo. Ahora puedo llevar una vida muy positiva, sí, eso es ... , pero también caigo en profundas depresio­nes durante las cuales me gustaría saltar por la ventana. Es algo más fácil de resistir a medida que me voy ha­ciendo mayor. No sé si es que vas aprendiendo a controlarte o que, al hacerte más viejo, te calmas un tanto. E n cualquier caso estaba atontado y deprimido y estaba pidiendo socorro.

»En aquellos tiempos, cuando los Beatles estaban deprimidos, teníamos una cancioncilla. Yo gritaba: «¿Hacia donde vamos, chicos?». Y me contes­taban: «A la cúspide, Johnny», imi­tando el acento de los americanos. y yo decía: «¿Y dónde está eso, chi- ' cos?». Y ellos me contestaban: «En la cumbre de las cumbres». Era una ton­tería cogida de una película de esas de delincuentes ,juveniles, y Johnny era el jefe de la banda. PLAYBOY: ¿Qué era lo que lo deprimía en el tiempo de Help.l? LENNON: Aquello de los Beatles había ido creciendo de un modo incompren­sible. Fumábamos marijuana para de­sayunar. Estábamos muy metidos en la marijuana y nadie podía comuni­carse con ,nosotros porque íbamos por ahí con miradas acuosas, riéndonos entre dientes. Estábamos en nuestro propio mundo. De esto trataba Help! Creo que todo lo que aparece en una canción, incluso en las que ahora hace Paul, que aparentemente no hablan de nada, muestran algo acerca de uno. PLAYBOY: ¿Acaso Fm a Loser es tam­bién una declaración personal?

LENNON: U na parte de mí sospecha que soy un perdedor y otra cree que soy Dios Todopoderoso. PLAYBOY: ¿Qué nos dice de Cold Turkey? LENNON: El título, que se refiere a lo que siente un heroinómano cuando no tiene droga, se explica por sí solo. La canción fue prohibida, a pesar de ha­blar en contra de la droga. ¿Sabe?, son verdaderamente estúpidos respecto a las drogas. No miran qué es lo que causa el problema de la droga: ¿por qué toma drogas la gente? ¿Para esca­par de qué? ¿Es tan terrible la vida? ¿Estamos viviendo en una situación tan terrible que no podemos hacer nada sin el refuerzo del alcohol, del tabaco? Las aspirinas, las pastillas pa­ra dormir, los estimulantes, los cal­mantes, no hay que ocuparse tan sólo de la cocaína y la heroína ... , que están sólo un poco más allá del Librium y las anfetaminas. PLAYBOY: ¿Usa drogas ahora? LENNON: En realidad no. Si alguien me pasa un porro, puedo fumármelo, pero no voy buscándolo. PLA YBOY: ¿Y cocaína? LENNON: He tomado cocaína, pero no me gusta. Los Beatles tomaron mucha en su tiempo, pero es una droga estúpi­da, porque tienes que tomarte otra dosis a los veinte minutos. Y pones toda tu concentración en tomarte otra dosis. Realmente, creo que es más fácil enfrentarse con la cafeína. PLAYBOY: ¿Y el ácido? LENNON: Hace años que no tomo. Un peq ueño hongo o peyote no me parece mal, ¿sabe?, quizás un par de veces al año o algo así. U no ya no oye hablar de eso, pero la gente sigue visitando el cosmos. Siempre tenemos que acor­darnos de dar las gracias a la CIA y al Ejército por el LSD. Eso es algo de lo que la gente se olvida. Todo es lo contrario de lo que es, ¿verdad, Harry? Así que, deja la bebida, chico ... , y relá­jate. Inventaron el LSD para controlar a la gente, y lo que hicieron fue darnos la libertad. A veces actúa por caminos misteriosos que es una maravilla se­guir. Si uno lee los informes del gobier­no sobre el ácido, cuando hablan de los que se han tirado por la ventana o se han matado por culpa de él, creo que incluso en el caso de la hija de Art Linkletter, resulta que le pasó años después. Así que, tengámoslo en cuen­ta, no estaba en ácido cuando se tiró por la ventana. Nunca conocí a nadie que haya tenido un flashback, que le hayan vuelto los efectos un tiempo después de haberlo tomado. Yo no he tenido ninguno en mi vida y en los Sesenta me tomé millones de ácidos.

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;... PLAYBOY: ¿En qué consiste su dieta, i además de sashimi y sushi, barras de ~ chocolate Hershey y cappitccinos? :¡ LENNON: Esencialmente somos macro-• bióticos, pero a veces me llevo la fami­

lia y nos tomamos una pizza. ONO: La intuición te dice lo que debes comer. Es peligroso tratar de unificar las cosas. Cada uno tiene diferentes necesidades. Pasamos por el vegeta­rianismo y el sistema macrobiótico, pero ahora, como estamos grabando en el estudio, tenemos que comer co­mida poco sana. A pesar de ello esta­mos tratando de seguir con el macro­biótico: pescado y arroz y cereales integrales. Hay que equilibrar la comi­da y comer alimentos del lugar donde vives. Y el maíz es el cereal que más crece aquí. PLAYBOY: y los dos fuman como chi­meneas. LENNON: La gente que sigue el macro­biótico no cree en los extremismos. Aunque se lo tome como una raciona­lización de mi hábito, le diré que los macrobióticos no creemos que fumar sea perjudicial. Claro, si nos morimos, será que estábamos equivocados. PLAYBOY: Sigamos tentando su memo­ria con las canciones. ¿Qué me dice de Hey Jude, la canción de Paul? LENNON: El dijo que la había escrito por Julian. Sabía que yo iba a romper con Cyn y dejar a J ulian. El iba a verle, para saludarle, pues había sido como un tío para él. Y se le ocurrió Hey Jude. Pero a mí siempre me ha parecido una canción que iba dirigida a mí. Aunque ahora parezco uno de esos fans que están encontrando cosas en las letras ... Pero, mire, Yoko acababa de aparecer en escena. Y él dice: «Hey, Jude» ... «Hey, Johm>, es lo que estaba diciendo subconscientemente. Adelante, aban­dóname. En un nivel consciente no quería que yo siguiera adelante. Su mitad angelical nos decía: «Os doy mi bendición», pero a su mitad demonía­ca no le gustaba nada, porque no quería perder un compadre. PLAYBOY: ¿Qué me dice de Because? LENNON: Estaba sentado en el sofá, escuchando cómo Ono interpretaba la Sonata Claro de Luna de Beethoven. De repente le dije: «¿Puedes tocar esos acordes al revés?» Lo hice, y escribí Because sobre ellos. Y la canción suena como la Sonata. La letra es clara, nada de tonterías, nada de imágenes raras, nada de dobles sentidos. PLA YBOY: Cive Peace a Chance. LENNON: Lo único que estábamos di­ciendo es que le dieran una oportuni­dad a la paz. PLAYBOY: ¿Era realmente una compo-

114 sición de Lennon y McCartney?

LENNON: Cuando teníamos 15 años, Paul y yo hicimos un trato. Nunca fue una cosa legal, sino un simple acuerdo. Decidimos escribir juntos, y que siem­pre pondríamos los nombres de los dos, pasara lo que pasase. PLAYBOY: ¿Qué me dice de Do You Want to Know a Secret? LENNON: La idea me vino de una can­ción que mi madre me cantaba cuando tenía un año o dos, cuando aún vivía­mos juntos. Era de una vieja película de Disney: «¿Quieres saber un secreto? / Prométeme que no lo contarás / Es·­tás junto a un pozo de los deseos». Así que, con esto en la cabeza, escribí la canción y se la di a George para que la cantara. Creía que sería buena para él, porque sólo tenía tres notas y él no era el mejor cantante del mundo, ni mu­cho menos. Desde entonces ha mejora­do mucho, pero en aquella época care­cía de habilidad. Se la di para que pudiera lucirse un poco. Ese es otro motivo por el que me dolió su libro.

«Estaban muy alterados, porque era la época de Yoko

y yo volvía a ser tan creativo y dominante como

al principio»

Incluso me preocupé por conseguir que le dieran la cara B de un single de los Beatles, porque no había tenido una cara B hasta que le di ésa. Con Sornething fue la primera vez que logró una cara A, porque Paul y yo siempre escribíamos las dos caras. Y no era porque no le dejásemos, sino porque su material no llegaba a la altura necesaria. Me cuidé de que también tuviera la cara B de Something, para que recibiera la pasta. Y esas son las pe­queñas cosas de las que no se acuerda.

»Me sabía mal que George y Ringo no obtuvieran nada en concepto de derechos de autor. Cuando llegó la oportunidad de darle a cada uno el cinco por ciento de la Maclen, lo consi­guieron por mí. N o fue gracias a Klein o a Paul, sino gracias a mí. Si yo decía que ellos también tenían que cobrar, Paul no me podía decir que no. Yo no cobré nada de las canciones que hicie­ron George o Ringo. Nunca pedí nada por las contribuciones que hice a can­ciones de George como Taxman. Ni siq uiera me las reconocieron. Y es por eso por lo que puedo haber parecido resentido con George o Ringo, porque fue después de esas cosas que surgió la

actitud de «John se ha olvidado de nosotros» o «John nos engaña» ... , que no es cierta. PLAYBOY: Happiness Is a Warm Cuno LENNON: No, no es acerca de la heroÍ­na. Vi una revista sobre armas con una escopeta humeante en la portada y el título de un artículo, que no leí, era justamente ese: la felicidad es una pistola caliente. Partí de ahí. Lo tomé como la terrible idea de acabar de disparar contra un animal. PLAYBOY: ¿Y qué hay de los chistes de tipo sexual como: «Cuando notes mi dedo ~n tu gatillo»? LENNON: Bueno, era al comienzo de mi relación con Y oko y en aquel entonces yo estaba muy metido en la sexuali­dad. Cuando no estábamos en el estu­dio estábamos en la cama. PLAYBOY: ¿Qué es esa alusión a la Madre Superiora? LENNON: Llamo a Y oko Madre o Ma­dam, en plan de broma. El resto no tiene nada que ver. Son tan sólo imá­genes de ella. PLAYBOY: Across the Universe. LENNON: Los Beatles no grabaron bien esa canción. Creo que subconsciente­mente ... , pensé que Paul estaba tra­tando subconscientemente de destruir todas mis grandes canciones. Sólo ha­cíamos experimentos con mis mejores composiciones, como Strawberry Fields, que siempre pensé que estaba mal grabada. Funcionó, pero no fue lo que pudo haber sido. Sin embargo, lo cier­to es que yo lo permití. Nos pasábamos horas haciendo una limpieza minucio­sa y detallada de las canciones de Paul, pero cuando llegábamos a las mías ... , especialmente a una gran canción co­mo Strawberry Fields o Across the Univer­se, entonces aparecía un ambiente de relajamiento, de experimentación. PLAYBOY: ¿Sabotaje? LENNON: Sabotaje inconsciente. Me hacía mucho daño ... Paul lo negará. Pone una cara inescrutable y dice que talo cual cosa nunca sucedió. Es a esto a lo que me refiero cuando digo que yo siempre veía las cosas que estaban sucediendo y empezaba a pensar, bue­no, quizá sea paranoico. Pero no era eso. Era una enorme verdad. Lo mis­mo sucedió con Across the Universe. La canción nunca fue interpretada como se debía. Afortunadamente, la letra habla por sí sola. PLAYBOY: Cetting Better. LENNON: Es una forma de escribir co­mo cuando se hace un diario. Todo eso de «Solía ser cruel con mi mujer, le pegaba y la mantenía apartada de las cosas que le gustaban», era realmente yo. Yo solía ser cruel con mi mujer, de un modo físico ... , con cualquier mujer.

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~ que la gente está esperando su nuevo &IQ disco porque creen que es l:lna especie == de profeta? Cuando usted fue al estu­..:a dio a grabar Double Fantasy algunos de Al sus fans decían: «Tal como Lennon

definió los Sesenta y los Setenta, ahora definirá los Ochenta». LEN NON: Es muy triste. En cualquier caso, no estamos diciendo nada nue­vo ... En primer lugar porque ya lo hemos dicho antes y en segundo por­que también lo han dicho unos cien millones de personas. PLAYBOY: Pero sus canciones contienen mensajes ... LENNON: Lo único que estamos dicien­do es: «Esto es lo que nos está suce­diendo». Estamos enviando postales. No quiero que se convierta en: «No­sotros somos los ilu­minados, vosotros SOIS los borregos que tenéis que ser guiados». Es te es el peligro que se corre cuando se dice algo. PLAYBOY: Especial­mente cuando quien lo dice es usted. LENNON: Escuche, no hay nada malo en seguir ejemplos. Podemos tener figu­ras favoritas y gente a la que admira­mos, pero no necesi­tamos líderes. «No sigáis a los líderes, vigilad los parq uí­metros». PLAYBOY: Está ci­tando a uno de sus colegas, por así de­cirlo. ¿Le resulta molesto que Dylan se háya convertido al cristianismo? LEN NON: No quiero ha blar de eso. Sea cual sea el motivo por el que lo haya hecho, es una cosa personal suya y ne­cesita hacerla. Pero todo el asunto de la religión sufre mucho del espíritu mesiánico. Se habla demasiado de ser soldados de Cristo, de marchar en filas prietas y convertir a los infieles. Yo no promociono el budismo porq ue no soy budista, como tampoco soy cristiano, pero hay una cosa que admiro en esa religión: no es proselitista. PLAYBOY: ¿Fue usted fan de Dylan? LENNON: No, dejé de escuchar a Dylan con atención después de Highway 61 y Blonde on Blonde. Y, aun entonces, lo escuchaba porque George me hacía

116 sentarme y escucharlo.

PLAYBOY: ¿No estaba usted, como Dy­lan ahora, buscando algún tipo de líder cuando siguió la terapia del alari­do primario con Arthur J anov? ONO: Yo creo que Janov fue un papaíto para John. Me parece que tiene un complejo por no haber tenido padre y que siempre anda buscando uno. LENNON: Andaba, querida. Y tenía un complejo acerca de mi padre. PLAYBOY: ¿Podría explicar eso? ONO: Yo tuve un papá, uno verdadero. U na especie de padre fuerte y grande como un predicador religioso. Pero cuando crecí vi su lado débil. Vi la hipocresía. Así que cuando veo algo que se supone que es grande y maravi-

lIoso, como un gurú o un alarido pri·­mario ... , mi actitud es muy escéptica. LENNON: Estuvo peleándose con J ano v todo el tiempo. No podía tratar con él. ONO: No estoy buscando al gran papaí­to. Busco otra cosa en los hombres .... , busco la ternura y la debilidad, lo que me hace sentir ganas de ayudar. LENNON: ¡Y yo soy el afortunado tulli­do que eligió! ONO: Tengo algo así como un instinto maternal o como quiera llamarlo. Pero no andaba buscando un padre, porque yo había tenido uno que me desilusio­nó. En cambio, John no tuvo nunca una oportunidad para poder desilusio­narse de su padre. No le veía nunca. No había nadie a su lado que hiciera el papel de señor autoritario.

PLAYBOY: ¿Está usted de acuerdo con lo que ha dicho ella, J ohn? LENNON: Somos muchos los que anda­mos por ahí buscando un padre. El mío no estuvo nunca conmigo, ni si­quiera tenía su presencia física. Lo que le ocurre al resto de la gente es que echa de menos su presencia mental) porque el padre está siempre pensan­do en el trabajo y cosas así. De modo que todos los líderes funcionan como figuras que remplazan al padre, tanto si se trata de líderes políticos como si son religiosos ... Por ejemplo, toda esta jarana que se organiza en torno a la elección de un presidente. Es como si eligiéramos a nuestro papá. Votaré

por éste porque se parece al modelo que hace de papá en los anuncios de la tele ... Porque tiene un bonito pelo ca­noso y todos los dientes en su sitio. Luego, en cuando hemos elegido a nuestro papá, le ponemos en una tri­buna y nos dedica­mos a criticarle, castigarle y chillarle porque papá no es capaz de hacer mi­lagros. Porque papá no nos cura. PLAYBOY: Es decir, que Janov fue un padre para usted. ¿Ha habido alguno más? LENNON: El Maha.,. rishi fue para mí una figura paterna. Elvis Presley quizás lo fuera, no sé. O Robert Mit­chumo Cualquier

imagen de varón puede funcionar de figura paterna. Y ninguna de ellas te perjudica hasta el día en que les pides que te den la receta mágica para la vida .. Lo que suele ocurrir es lo siguien­te. Llega alguien y dice algo que es una gran verdad. Pero en lugar de fijarte en esa verdad te fijas en la persona que la ha dicho. En lugar de adorar el mensa­je adoramos al mensajero. Por eso, todos los movimientos o religiones, desde el cristianismo y el islamismo hasta el budismo, el confucianismo, el marxismo o el maoísmo, nunca están inspirados en lo que dice una persona sino en la persona misma. ONO: Todos los ismos hacen de papá. Es triste que la sociedad esté estructu­rada de forma que la gente, en lugar de

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Era un pegón: no sabía expresarme y pegaba. Me peleaba con los hombres y pegaba a las mujeres. Es por esta razón por la que siempre insisto en lo de la paz, ¿comprende? La gente que se dedica al amor y a la paz acostum­bra a ser la que ha sido más violenta. Todo es lo opuesto. Pero yo creo since­ramente en el amor y la paz. Soy un hombre violento que ha aprendido a no serlo y a lamentar su violencia. Tendré que ser mucho mayor antes de poder aceptar en público cómo trataba a las mujeres cuando era más ,joven. PLAYBOY: Revolution. LENNON: Grabamos esa canción dos veces. Los Beatles estaban sintiendo una verdadera tensión entre ellos. Yo hice la versión lenta y quería que fuera publicada como single, como una de­claración de los Beatles frente a la guerra de Vietnam y frente a la revolu­ción. Durante años, en las giras de los Beatles, Epstein nos había impedido decir nada acerca de Vietnam y de la guerra. y no permitía que nos hicieran preguntas al respecto. Pero, en una gira, yo dije: «Voy a hablar sobre la guerra. No podemos seguir ignorándo­la». Deseaba firmemente que los Beat­les hablaran de eso. En la primera

grabación de Revolution ... , bueno, George y Paul se mostraron resentidos y dijeron que no era lo bastante rápi­da. Si se piensa en lo que constituye un disco de éxito y lo que no, quizá tuvie­ran razón. Pero los Beatles se podrían haber permitido el lujo de sacar como single la versión lenta de Revolution, la que permitía entender la letra. Fuera un disco de oro o un disco de madera. Pero sucedía que estaban muy altera­dos porque era la época de Y oko y yo volvía a ser tan creativo y dominante como al principio, después de pasar un par de años muy mustio, yeso derrum­bó el castillo de naipes. Yo volvía a estar despierto yeso era algo que no podían soportar. PLAYBOY: ¿Fue la inspiración de Yoko? LENNON: Ella me inspiró todo ese im­pulso creador. No es que inspirase todas esas canciones, es que me inspi­raba a mí. La declaración de Revolution es mía. Y la letra sigue siendo válida hoy en día. Sigue siendo lo que yo pienso en política. Quería ver un plan. Eso es lo que acostumbraba a de­cirles a Abbie Hoffman y J erry Ru­bino Que no contasen conmigo si había violencia. Que no esperasen

verme en las barricadas, a no ser con flores. PLAYBOY: ¿Qué es 10 que piensa de la decisión de Hoffman, cuando se entre­gó a la justicia? LEN NON: Bueno, consiguió lo que que­ría, que era llegar a ser una especie de héroe del underground para los que aún siguen venerando el underground. Yo ya no creo mucho en todo eso: Nixon, Hoffman, todo es lo mismo. Todos son de la misma época. Fue bastante sorprendente ver a Hoffman en la televisión, pero también lo era ver a Nixon. Quizá la gente tenga la misma sensación cuando me ven, o cuando nos ven. ¿Qué están hacien­do ahí? ¿Es una película antigua? PLAYBOY: Cierran ustedes su nuevo álbum con Hard Times Are Over (For a While). ¿Por qué? LENNON: N o es ningún mensaje nuevo: Give Peace a Chance... No estábamos siendo irracionales, únicamente pe­díamos que le dieran una oportuni­dad. Con Imagine estábamos diciendo: «¿Pueden imaginarse un mundo sin países ni religiones?» Es el mismo mensaje, una y otra vez. Y es un mensaje positivo. PLAYBOY: ¿Cómo se siente uno al ver

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poder abrirse los unos a los otros, permanezcan cerrados. Es por esta razón que necesitan algún pañuelo en el que poder llorar. LENNON: Tú también caíste en esa trampa una vez. Fuiste'al Erhard Se­minars Training [Terapia de grupo inven­tada por Werner Erhard). ONO: Sí, quería saber si iba en serio. LENNON: y cuando fuimos a lo de J anov fue por el mismo motivo. ONO: Pero, en las sesiones del Erhard Seminars Training te recuerdan que ... LENNON: Todo lo que quieras, pero yo no iría a una habitación de la que no me dejan salir ni para mear. ONO: Sí, claro. Pero fuiste a la terapia del alarido primario. LENNON: Eso era diferente. Tú estabas conmigo. ONO: Sea como fuere, cuando fui al EST y conocí a Erhard me ocurrió lo mismo. Erhard es un buen showman. También me sentí cautivada cuando fuimos a ver a Sai Baba, en la India. En la India una estrella pop no es nadie. Los ídolos son los gurús. En cambio, aquí los rockeros se convier­ten en gurús para la gente. LENNON: Pero nadie es perfecto, etc., etc. Ni Janov ni Erhard ni el Maharis­hi ni un Beatle. Y por imperfectos que sean, su mensaje puede tener validez. Este era al fin y al cabo el mensaje de los Beatles. Lo importante de los Beat­les no son los tíos que formaban el grupo sino los discos. La gente creyó que yo era algo así como una especie de Anticristo o de antirreligioso. Y no lo soy. Soy una persona muy religiosa. Me educaron en el cristianismo, pero sólo ahora he empezado a comprender algunas de las cosas que Cristo predi­caba por aquellas parábolas. Porque la gente se quedó prendada del hom­bre, y olvidó su mensaje. PLAYBOY: ¿Qué fue lo que enseñaron los Bea tles? LENNON: El mensaje de los Beatles, o el de los años Sesenta, era que una vez

has aprendido a nadar, en lugar de quedarte parado lo que tienes que hacer es nadar. La gente que se ha quedado colgada en el mito de los Sesenta o el de los Beatles no entendió nada de nada. No se puede andar toda la vida arrastrando el sueño de los Sesenta o de los Beatles. Es como andar arrastrando el mito de la Segun­da Guerra Mundial y de Glenn Miller. Eso no quiere decir que ahora no puedas disfrutar un disco de Glenn Miller o de los Beatles, sino que vivir en ese sueño es un error peligroso. Es vivir en el pasado. Es una ilusión. PLAYBOY: Yoko, el single que han sa­ca,do ustedes del álbum parece mirar al futuro ... ONO: SÍ, Starting Over es una canción que me hace sentir deseos de llorar. John ha hablado de la sensación de libertad que tuvimos durante la déca­da de los Sesenta. Libertad sexual y de otros tipos. Era como una orgía. Lue­go, después de esa gran corrida colecti­va, los hombres y las mujeres se han perdido mutuamente la pista, y ha habido muchas rupturas y separacio­nes. Lo que ha ocurrido durante los Setenta ha sido comparable a lo que les pasó a los judíos cuando el nazIs­mo. Con la diferencia que lo que afectó a los judíos fue la situación exterior, mientras que en los Setenta las presio­nes eran internas. En aquellos mo­mentos intentamos racionalizar lo que nos ocurría diciendo que no era más que el precio que pagábamos por nues­tra libertad. En su canción, John dice: en los Sesenta teníamos grandes dosis de energía; en los Setenta nos separa­mos; lo que debemos hacer en los Ochenta es empezar de nuevo. J ohn le tiende una mano a la mujer, tiende la mano por encima del campo de batalla en el que yacen las familias rotas. Es un gran esfuerzo porque no resulta fácil hacer ese ademán. En el otro lado del single está mi canción, Kiss Kiss Kiss, que es como el otro lado de la

misma moneda. Se oye el ruido que hace una mujer cuando llega al orgas­mo, una mujer que grita pidiendo que la abracen. Será un disco polémico porque la gente está más acostumbra­da a oír el ruido que hace un Concorde que a oír el que hace una mujer en el acto sexual. En conjunto, las dos caras del single son una oración que pide que los Ochenta sean diferentes. PLAYBOY: ¿Cómo sueña usted que se­rán los años Ochenta, John? LENNON: Bueno, que cada quien tenga su sueño. Ese es el mensaje de los Beatles, y el de Yoko. Esto es lo que quiero decirle yo a la gente. Producid vuestro propio sueño. Si queréis salvar Perú, pues id a hacerlo. Podéis hace;r lo que sea, con tal que no esperéis que los líderes lo hagan por vosotros. No espe­réis que Jimmy Carter, o Ronald Rea­gan, o John Lennon, o Yoko Ono, o Bob Dylan, o Jesucristo lo hagan por vosotros. Cada uno tiene que hacerlo por sí mismo. Esto es lo mismo que han estado diciendo los grandes maes­tros y las grandes maestras a lo largo de la historia. Ellos no pueden hacer más que dejar unos carteles indicado­res del camino en esos libros llenos de instrucciones y consejos que la gente adora sin detenerse a leer ni a ponerlos en práctica. No hay nada nuevo bajo el sol. Todos los caminos llevan a Roma. y nadie puede hacer por otro lo que ese otro desea para sÍ. No puedo des­pertaros. Tenéis que despertar voso­tros mismos. No puedo curaros. Te­néis que curaros vosotros mismos. PLAYBOY: ¿Que es lo que impide a la gente aceptar este mensaje? LENNON: El miedo a lo desconocido. Cuando se teme lo desconocido se acaba persiguiendo sueños, ilusiones, guerras, paz, amor, odio ... y todo son quimeras. Hay que aceptar lo desco­nocido, perderle el miedo, y el resto es sencillo. ¿Queda claro?