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EL PSICOANALISIS EN EL PERU: NOTAS MARGINALES Alvaro Rey de Castro La posibilidad de un diálogo entre el psicoanálisis y las ciencias socia- les no está exenta de dificultades, nacidas de perspectivas muy diferentes acerca del método y, sobre todo, del objeto de estudio. El psicoanálisis as- pira a una hermenéutica que interpela al sujeto y lo pone contínuamente en cuestión, y en este sentido resulta -para complacencia de algunos- di- fícilmente compatible con el discurso científico habitual de las ciencias sociales y sus sistemas de validación empírica. Este rasgo subversivo del psicoanálisis ha sido subrayado, desde perspectivas distintas pero conver- gentes, por Paul Ricoeur y Jurgen Habermas (1). Condición contestataria del psicoanálisis que hacía que Freud señalase su advenimiento como la venida de la peste (2). Seria equívoco sostener que este carácter del psicoanálisis -que com- parto- esté presente en todas las perspectivas que se reclaman de él. Muy temprano aparecen en el discurso psicoanalítico corrientes que sustituyen estas premisas contestatarias por otras, que lo proponen como una técni- ca adaptativa más. Lo peligroso es que a menudo quienes terminaron pro- poniendo conceptos que desvirtuaron al psicoanálisis, con frecuencia lo hi- cieron levantando banderas progresistas. Baste recordar el vínculo de Al- fred Adler con el socialismo y a la vez su visión de un pensamiento psico- 1. RICOEUR ; D a d : una interpretación de la cultura, México, siglo vein- tiuno, 1 970, HABERMAS, Jurgen; Erkenntnis und Interesse, Frank- furt am Main, Suhrkamp, 1973. Sobre este último ver también la com- pilación aparecida en la misma editorial en 1974: DALYMAYR, Win- fried: Materialien zu Habemas Erkenntnis und Interese. 2. JONES, Ernest; Life and Work of Sigmund Reud. New York, Basic Books, 1970. Ver el Cap. 3 del tomo 11.

El Psicoanalisis en El Peru

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  • EL PSICOANALISIS EN EL PERU: NOTAS MARGINALES

    Alvaro Rey de Castro

    La posibilidad de un dilogo entre el psicoanlisis y las ciencias socia- les no est exenta de dificultades, nacidas de perspectivas muy diferentes acerca del mtodo y, sobre todo, del objeto de estudio. El psicoanlisis as- pira a una hermenutica que interpela al sujeto y lo pone contnuamente en cuestin, y en este sentido resulta -para complacencia de algunos- di- fcilmente compatible con el discurso cientfico habitual de las ciencias sociales y sus sistemas de validacin emprica. Este rasgo subversivo del psicoanlisis ha sido subrayado, desde perspectivas distintas pero conver- gentes, por Paul Ricoeur y Jurgen Habermas (1). Condicin contestataria del psicoanlisis que haca que Freud sealase su advenimiento como la venida de la peste (2).

    Seria equvoco sostener que este carcter del psicoanlisis -que com- parto- est presente en todas las perspectivas que se reclaman de l. Muy temprano aparecen en el discurso psicoanaltico corrientes que sustituyen estas premisas contestatarias por otras, que lo proponen como una tcni- ca adaptativa ms. Lo peligroso es que a menudo quienes terminaron pro- poniendo conceptos que desvirtuaron al psicoanlisis, con frecuencia lo hi- cieron levantando banderas progresistas. Baste recordar el vnculo de Al- fred Adler con el socialismo y a la vez su visin de un pensamiento psico-

    1. RICOEUR ; D a d : una interpretacin de la cultura, Mxico, siglo vein- tiuno, 1 970, HABERMAS, Jurgen; Erkenntnis und Interesse, Frank- furt am Main, Suhrkamp, 1973. Sobre este ltimo ver tambin la com- pilacin aparecida en la misma editorial en 1974: DALYMAYR, Win- fried: Materialien zu Habemas Erkenntnis und Interese.

    2. JONES, Ernest; Life and Work of Sigmund Reud. New York, Basic Books, 1970. Ver el Cap. 3 del tomo 11.

  • analtico despojado de todo lo que tiene de esencial; o Wilhelm Reicli. que al propugnar el carcter genital, reintroduce de contrabando una nor- ma a la cual el sujeto debe adaptarse.

    Lo anterior sugiere que subyace al psicoanlisis (y tal constatacin no tendra por qu resultar sorprendente para el psicoanalista) una cont- nua tendencia a traicionarse a s mismo. De all que la meta que se pro- pone el psicoanlisis de ser una "teora y praxis crtica del sujeto" (Ha- bemas) deba ser contnuamente remitida a ella misma (3). Es decir. que la legitimidad de la pretensin psicoanaltica reposa, en ltima instancia. e n escudriarse contnuamente con la misma severidad que ejerce en el examen de la conciencia ingenua de los mviles ajenos. Esta crtica no se puede limitar a la teora y al nie'todo, debe tocar tambin a la institucin psicoanaltica misma y verificar hasta qu punto la propuesta psicoanal- tica sobrevive en ella.

    Estas reflexiones preliminares se proponen atemperar el entusiasmo que a menudo puede suscitar el psicoanlisis entre algunos cientficos so- ciales. La posibilidad de un instmmento herrnenutico que ilumine el es- pacio subjetivo inalcanzado por las ciencias sociales. proclives a coinpreii- der lo social funcionalmente en trminos de respuesta automtica y pre- decible. puede en ocasiones hacer olvidar las trampas infinitamente ms sutiles que subyacen el empleo acrtico de ste. No hay que olvidar que cl instrumento psicoanaltico posee sus propios medios de validacin y su empleo fuera del contexto especifico de la relacin psicoanalitica, para interpelar rasgos de nuestra cultura, por ejemplo, supone siempre el ries- go de su instrumentalizacin ideolgica y de su eventual incorporacin al discurso del poder. Evidentemente el psicoanlisis no puede seguir en- claustrado en el consultorio, pero su utilizacin fuera de ste no puede prescindir de una cautela que involucra, en primersimo lugar, el contac- to con las ciencias sociales.

    En el contexto especifico que nos convoca para tratar de compren- der la cultura peruana a la luz de un dilogo entre el pensamiento psico- analtico y el de las ciencias sociales, conviene interrogarse acerca dc los interlocutores que se encarnaron. ayer y hoy, estos tipos de preocupacin y -en lo que me concierne- de los rasgos distintivos de la peripecia del psicoanlisis en el P ~ N .

    3. Algo anlogo a lo que Karl Korsch propone para el marxismo. Ver: Karl Korsch o el nacimiento de una nueva poca, Barcelona, Anagra- ma. 1973.

  • Aqu reclaman nuestra atencin tres momentos -cuya separacin obedece ms a criterios de exposicin que a rigor acadmico alguno.

    Un primer momento remite a la etapa dominada por la figura de Honono Delgado; una segunda etapa tiene como protagonista central a Carlos A. Segun y una tercera alude al momento actual. en que se po- dra sealar como referencia cronolgica la fundacin del Gmpo Prepa- ratorio de Estudios dependiente de la Asociacin Psicoanaltica Interna- cional en 1977.

    A continuacin abordaremos cada uno de estos momentos para poder entender cmo han confluido en la situacin actual y de qu ma- nera han marcado los rasgos caractersticos que asume la corriente psi- coanaltica en el Per. El observador atento advertir la ndole hetero- gnea de la periodificacin: dos momentos estn centrados en personas y el tercero remite a una institucin. Esta aparente incongruencia semi- r para subrayar algunas de las tensiones que subyacen al desarrollo del psicoanlisis en el Per, y que deben ser tomadas en cuenta para perci- bir el color local que asumen algunas polmicas que se dan tambin en otras latitudes.

    Honorio Delgado

    La referencia a Honorio Delgado y su relacin con Freud es casi un lugar comn en la psiquiatra y aun la cultura peruana. He examinado en detalle las viscisitudes de tan curiosa relacin en otro trabajo, al cual reniito a los interesados (4). Cabe, empero, recordar algunos datos re- levantes.

    El 10 de enero de 1915 El Comercio publica en su edicin especial de Ao Nuevo el artculo de Delgado "El psicoanlisis", uno de los pri- meros sobre el tema en castellano. que ser seguido por el primer libro sobre el asunto en nuestra lengua: El psicoanlisis (Ed. Sanmarti 1919). Los artculos de Delgado son innumerables y se seguirn ocupando del tema hasta el final de su vida, aunque con caractersticas muy variables. En sus primeros artculos, y hasta 1926. se ocup con entusiasmo de panegirista de la figura de Freud; y es en ese ao que public una peque- a biografa de Freud con eventuales ribetes hagiogrficos.

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    4. REY DE CASTRO, Alvaro: "Freud y Honorio Delgado: crnica de un desencuentro" En: Hueso Hmero, No. 15-16, octubre-mayo de 1983. PP. 5-76.

  • Una comunicacin de 1927 alerta acerca de un entibiamiento de su entusiamo. Luego de asistir al Congreso Psicoanaltico de Innsbruck acota que "Todas han sido aportaciones de carcter modesto, tendientes a resolver problemas de detalle, por ms justas o particulares observaciones o condicio- namientos. Ninguna grande revelacin. El psicoanlisis no est ya en el perodo titnico de los magnos descubrimientos ni en el heroico de las hip- tesis ambiciosas" (5). En este Congreso frecuentar a Ernest Jones, Wilhelm Reich, Sandor Ferenczi y Anna Freud; Jones lo inscribir como miembro activo de la Sociedad Britnica de Psicoanlisis (6), por lo cual Delgado viene a ser -formalmente- el primer psicoanalista peruano, precisamente cuando empieza a entibiarse su entusiasmo por el tema.

    En artculos de 1930 y -en especial- en la primera edicin de su Psico- loga (con Mariano Iberico) de 1933 (7), aparece claramente la distancia cr- tica con respecto del psicoanlisis. En articulas muy posteriores. sobre todo "La doctrina de Freud" (1940), "Freud a la distancia" (1950), "Kraepelin y Freud a cien aos de su nacimiento" (1 956) y "Caducidad y verdor del psi- coanlisis", del mismo ao. asoma ya, ms que una distancia crtica frente al psicoanlisis, una verdadera aversin. Delgado acaba por descartar todos los con- ceptos centrales de la perspectiva psicoanaltica: teora de los intintos, trans- ferencia, asociacin libre, anlisis didctico, etc. Ha pasado de ser uno de los principales divulgadores de la obra de Freud a ser uno de sus detractores ms implacables.

    Pero regresemos a su etapa psicoanalitica. Exteriormente sus credencia- les pora representar el psicoanlisis son impecables. Adems de los datos que hemos consignado, Delgado conoce personalmente a Freud en 1932. despus del Congreso de Berln y lo volver a ver en 1937 en el Congreso de Inns- bmck. Ha mantenido con Freud una correspondencia que durar hasta 1934.

    E1 Comercio, Lima, 1.X1.37, "Correspondencia de Europa. Dos con- gresos mdico-psicolgicos", p. 4.

    Loc. cit.

    Es inexacta la afirmacin de Seguin (SILVA, Max ; Conversaciones con Seguin. Lima, Mosca Azul Editores, 1979, p. 131) de que Delgado no cite a Freud en este texto; s lo hace, incluso las Neue Folge der Vorle- sungen zur Einfuhrung in die Psichaznalyse (Nuevas secciones introduc- torias al psicoanalis) del mismo ao de la primera edicin de la Psicolo- ga. DELGADO, Honorio e IBERICO, Pjariano; Psicologia. Lima, im- prenta "Hospital Vctor Larco Herrera", 1933. Ver especialmente el cap. 7, dedicado al psicoanlisis.

  • La Revista de Psiquiatra y DISciplinas Conexas de Lima es consignada por Freud como rgano del movimiento psicoanaltico y Delgado es menciona- do expresamente por l, como su representante (8). Se encuentra adems vinculado a las figuras ms representativas del movimiento psicoanaltico y sus artculos son reseados en sus revistas (9).

    Estos antecedentes han llevado a que se considere la adhesin de Del- gado al psicoanlisis en forma ms concesiva que reflexiva. No olvidemos que Delgado reclam con frecuencia su rol precursor respecto al pensamien- to psicoanaltico, con la finalidad de repudiarlo. Se trata de una suerte de argumento de autoridad ejercido para descalificar.

    Por ello sorprende, al leer a Delgado, el frgil dominio que trasluce del pensamiento psicoanaltico : nociones cardinales del psicoanlisis, en parti- cular la transferencia, le resultaban totalmente ajenas. Nos soprende descu- brir en aquello que Delgado llamaba psicoanlisis nada ms que una yuxta- posicin eclctica de conceptos de Freud, Jung y Adler, con un claro predo- minio de este ltimo. En rigor fue ms adleriano que otra cosa, puesto que nunca acept la teora de la libido. Delgado nunca ocult esta predileccin y su artculo de 191 5 concluye diciendo: "En efecto, el concepto exclusivista del libido es lo ms arbitrario del psicoanlisis; es por eso que, entre sus se- cuaces, Freud ha visto nacer un grupo de disidentes encabezados por Adler, quien ha forjado una teora ms amplia, y, a nuestro parecer, ms conforme con la realidad psicolgica: todo individuo, segn ella, desde la ms tierna edad, en el continuo conflicto con la realidad tiende a afirmar su personali- dad. imponiendo su ritmo; la accin del medio csmico, vital y social, sus- cita en el mecanismo psquico del ser, reacciones simblicas de defensa, por las que se libra de la tensin que en l engendran las necesidades" (10). Nada aqu anuncia al heraldo de la peste.

    8. FREUD. Sigmund; Zur Geschichte der psychoanaIytischen B-regung (Historia del movimiento psicoanaltico) (1914). 2a. edicin 1923 Londres. Imago Gessamelte Werke, Vol. X. p. 73 y Kurzer Abriss der Psychoanalyse (Compendio del psicoanalisis), Gessamelte Werke XIII, Londres, Imago, 1946, p. 41 8.

    9. Ver las referencias en LEON, Ramon; "Honorio Delgado y el psicoan- lisis'', Revista de Psicologh. Lima, Pontificia Universidad Catlica, Ao I ,Vol . I ,No. 2,p. 107.

    1 O. El Comercio. Lima, 1. 1. 1 5, p. 1 7.

  • En conclusin Delgado cumple la funcin de divulgar su percepcin par- ticular del psicoanlisis, para lo cual cuenta con la conlplicidad de Freud, quien ms interesado en la divulgacin de sus ideas en un pas extico. que en la transniisin exacta de las mismas. se limita a formularle a Delgado repro- ches ms bien tibios (1 1 ). Esta vertiente adleriana ha sido olvidada en la re- tlrxibn acerca de su etapa psicoanalitica, pese a las evidencias claras que la sustentan (1 3). Es importante recordarla. puesto que nos iliistra acerca de la variedad domesticada y limada de asperezas que Delgado propugna, para con- sumo de los bienpensantes.

    El distanciamiento de Delgado y Adler podemos fecharlo con precisin : "... la Psicologa Individual se ha mezclado con los niovimicntos populares. La vspera de este Congreso, ha tenido lugar uno de Psicologa lndividual So- cialista (!), capitaneado por uno de los ms adictos discpulos de Adler. Estas anstomosis de la ciencia con los partidos polticos no redunda sino en desdoro para los representantes de la primera. Quand la populace se mle a raisonner, tout est perdu! (Cuando la chusma se mete a razonar, todo est perdido)" (13).

    Aqu se trasunta uno de los rasgos ms caractersticos de Delgado: un elitismo que lo llev posteriormente a posiciones cercanas al nazismo. como lo atestiguan sobre todo los textos de Dos conferencias, de 1941. Por cierto que estas afinidades Ic pcriiiiticroii distanciarse an ms del psicoanlisis.

    iQii podramos rescatar de todo este episodio? Qu represent Del- gado para el advenimiento del pensamiento psicoanaltico en el Per? Por lo pronto la Revista de Psiquianz y Disciplinas Conexas signific un esfuer- z o continuo e importante de 191 8 a 1934, en que Hermilio Valdizn y Del- gado de alguna manera avivaron el inters por los tenias psicoanalticos y con-

    1 l . Referencias en REY DE CASTRO, p. 3 3 y p. 57. Es interesante con- frontar con algunas opiniones que reproduce el artculo de Len. Ver pp. 131-123.

    13. Delgado escribi incluso un artculo en un libro editado por Adler: Ver DELGADO, Honorio; "Unterricht in der Philosophie des Lebens, be- grndet in der Individual-Psychologie". En: ADLER, Alfred y FURT- MULLER, Heilen und Bilden. Munich, 1927. Ver adems el artculo "Feminismo. femineidad y psicoanlisis", Mundial. 1920, 1 : 31 ; pp. 35-26.

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  • citaron la atcnciPn de otras disciplinas acerca de ellos. Se trata de un esfuer- i o an n o igualado y sera m zquino regatearle estos mritos.

    Un segundo impacto en la cultura nacional, directamente atribuible a Delgado es el nmero monogrfico del Mercurio Peruano dedicado a Freud, de 1926. Congrega. adems de Valdizn. a Mariano Iberico, Alberto Ureta. Carlos Rodrguez Pastor, Nazario Aranibar y a Enrique Barboza, en artculos vinculados a la cultura y al psicoanlisis. All apareci tambin una traduc- cin fragmentaria de la Autobiografia de Freud y del captulo de Psicologa de las masas y analisis del yo.

    Jos Carlos Maritegui se entusiasina por aspectos de Freud y Amauta acoge una traduccin de "Resistencias al psicoanlisis" aparecida cii 1975 en Revue juive de Ginebra. Este texto, que aparece en el primer ninero de la revista, probablemente se debe a Miguel Ben Tzvi Adler y Noem Mulstein. una pareja de judos a menudo fotografiada con l. Ellos editarn una revis- ta. Repertorio Hebreo, para cuyo segundo nmero Freud enva un saludo (14). El artculo que tradujeron estaba ilustrado por el perfil de Freud, de Carlos Kaygada, tomado de la biografa ya mencionada de Delgado. El mismo contribuir dos artculos a Amauta. En el segundo nmero. "Por qu nos gustan los ojos" traduccin de "Liebesreiz der Augen", aparecido cuatro antes en Imago, y e n el No. 7. "La rehabilitacin de la interpretacin de los sueos".

    Aunque resultara excesivo atribuir el inters de Maritegui por Freud a la influencia de Delgado. n o podemos soslayar la admiracin que tuvo por l. Basta revisar "El Dr. Honorio Delgado y la crtica extranjera" en ese m S- ino ninero de Amauta, donrlc comenta los elogios de los que es objeto por E. Morselli en los dos tomos de la Psicoanalisi (Biblioteca di cienze Moder- ne. Fratelli Bocca, Torino).

    Hay un dato adicional de suma importancia para comprender la influen- cia gravitante de Delgado en la ulterior evolucin del psicoanlisis en el Per. En 1929 falleci Herrnilio Valdizn, titular de la nica ctedra de psiquiatra del pas (Delgado lo era de fisiologa). Valdizn. personaje muy querido y respetado, receptivo a las ideas psicoanalticas divulgadas por Delgado y su colaborador en artculos sobre el tema. es sustituido por ste. prccisaiiiente en el momento de su trnsito a una posicin adversa al psicoanlisis. De all e n adelante todo simpatizante de la corriente psicoanaltica saba que tena que enfrentarse a la Iiostilidad de Delgado. convertirlo en la figura dominante de la psiquiatra peruana y uiia de las personalidades intelectuales de la poca.

    14. Referencia que agradezco al Dr. Alberto Flores Galindo.

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  • Dentro del muy reducido espacio existente para un debate abierto sobre el tema psicoanaltico, hubo algunos intentos aislados de aproximacin a ste dentro del campo de la medicina. Carlos Gutirrez Noriega escribi tempra- namente -principios de los aos treinta- acerca de asuntos psicoanalticos e incluso su tesis de bachiller en Medicina estudi un caso de homosexualidad femenina desde esta perspectiva. En 1936 el profesor chileno Fernando de Allende Navarro, que tuvo formacin psicoanaltica en Suiza y a quien se re- puta como el iniciador del psicoanlisis en Chile, escribi un curioso artcu- lo sobre "Las doctrinas psicoanalticas" en los Anales de la Facultad de Cien- cias Mdicas y -quiz lo ms sorprendente- Amrico Vargas Fano presenta en 1938 una "aplicacin del mtodo psicoanaltico al estudio de la historia", tambin para optar el grado de bachiller en Medicina. Todos estos son, sin embargo, apenas destellos anecdticos. Es slo a partir de la obra de Carlos Alberto Seguin que se comienza a publicar en una perspectiva diferente a la de Honorio Delgado y la psiquiatra oficial que representa.

    En los aos cuarenta comienza a aparecer como figura gravitante en la psiquiatra peruana Seguin, quien representa, por primera vez, un contrapeso a la hegemona absoluta ejercida durante aos por Delgado en las ideas psi- quitricas.

    Seguin llega al Per luego de estudios en la Argentina y en los Estados Unidos. Muy temprano en su carrera, en 1940, haba escrito un libro sobre Freud: Freud un gmn explorador del alma. Traa, pues, una posicin de simpata hacia el pensamiento psicoanaltico directamente a contracorriente del pensamiento dominante impuesto por su to segundo Delgado. Sus pos- teriores estudios en el Instituto Neuro-Psiquitrico de Hartford, Connecticut y sus contactos con Flanders Dunbar en la Universidad de Columbia lo acer- can a las corrientes norteamericanas de la psiquiatra ms permeables al psi- coanlisis. Tiene adems un contacto directo con el psicoanlisis a travs de un anlisis personal de dos aos y de cursos y seminarios en el Instituto Psi- coanaltico de Nueva York.

    En ningn momento, sin embargo, se puede hablar de Seguin como pro- pugnando un proyecto psicoanaltico en sentido estricto. Lo que interesa es ampliar las perspectivas de la psiquiatra peruana con modelos ms modernos. Es el impulsor de la corriente de medicina psicosomtica, en el Per. tributa- ria de marcadas influencias del gmpo psicoanaltico de Chicago, como tam- bin propugnador de reformas en el campo de la asistencia psiquitrica hospi- talaria. Ms adelante sus textos se irn acercando a modelos existencialistas y l mismo considera que su libro ms importante es Amor y psicoterapia

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  • (1963), en que se ocupa de su concepcin de la naturaleza del vnculo en la relacin psicoteraputica.

    Debido entre otros factores al dominio de Delgado en los ambientes psi- quitricos acadmicos. la influencia de Seguin transcurri al margen de la ca- rrera universitaria, a la que renunci en 1954. Aunque se reincorpor breve- mente despus de la crisis de la Facultad de Medicina de San Fernando en 196 1. se apart nuevamente en 1969. Su lugar de enseanza fue el Hospital Obrero, donde estableci una formacin en psiquiatra de enorme xito, muy abierta a las corrientes psicoanalticas y que comenz a brindar una forma. cin en psicoterapia de base psicoanaltica.

    Seguin cumple un papel en el desarrollo del pensamiento psicoanaltico al abrir un espacio de discusin para estas ideas, espacio hasta ese entonces inexistente. Cumpli la importante funcin de servir de contrapeso a la psi- quiatra oficial peruana representada por la ctedra de Delgado. Es adems la persona que -al enfrentarse en debate a Delgado- legitima el tema del psi. coanlisis al menos dentro de la psiquiatra, si no de la cultura peruana.

    De lo anterior fluye que para Seguin se trata del psicoanlisis sobre todo en su vertiente norteamericana -como disciplina ancilar de la psiquiatra-. No se trata de ningn momento del intento de una formacin de psicoanalis- tas. Su posicin al respecto es meridianamente clara, como se desprende de su comentario a los esfuerzos de los gestores del Grupo de Estudios peruano: "Desgraciadamente para la realizacin de ese propsito, en el que se hailan embarcados los entusiastas psicoanalistas peruanos de hoy. el momento n o es propicio. Ha pasado ya la "edad de oro" del psicoanlisis en el mundo; lo valioso de l -que es mucho- se ha incorporado al acervo comn de la psi- quiatra "clsica" y las exageraciones -muchas tambin- van siendo dejadas de lado por quienes tienen madurez y experiencia" (1 5).

    Al margen de esta su posicin particular, no deja de ser revelador que todos los integrantes iniciales del grupo psicoanaltico peruano recibieron for- macin de Seguin en el marco de la enseanza del.Hospita1 Obrero de Lima.

    Sociedad Peruana de Psi~mna'lisis

    Esta ltima etapa del desarrollo del psicoanlisis tiene un perfil propio y distinto a las anteriores. Por lo pronto se trata del desarrollo institucional del psicoanlisis, la pertenencia a la Asociacin Psicoanaltica Internacional (IPA), con la posibilidad de establecer un reconocimiento del entrenamiento brindado en el Per.

    15. SILVA, Max, Op. cit. p. 125.

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  • En segundo lugar se trata de un moviniiento que discurre en su mayor parte por fuera de los canales de la psiquiatra peruana en la que no ha teni- do mayor aceptacin, sin generar. empero. la hostilidad prevaleciente en otras pocas.

    Por ltimo se puede constatar un enorme inters por el psicoanlisis en determinados crculos. al extremo de ser considerado por muchos peyorativa- mente, como moda frvola. Sin embargo hace diez aos hubiese sido incon- cebible una columna periodstica de humor dedicada a satirizar el tenia. lo cual testimonia algo acerca de su actual difusin.

    La historia de todo esto est an fresca. El retorno del primer psico- analista peruano. Sal Pea, es en 1969. El comienza a aglutinar con xito en torno suyo a un grupo de personas. Con la vuelta de Carlos Crisanto en 1972 y Max Hernndez en 1974 se conforma un Centro para el Desarrollo del Psicoanlisis en el Per, que concita un enorme entusiasmo. sobre todo entre los estudiantes del rea de Psicologa de la Universidad Catblica. En 1977 el Comit Ejecutivo de la Asociacin Psicoanaltica Internacional reconoce un Grupo Preparatorio de Estudios y en 1980 se funda la Sociedad Peruana de Psicoanlisis. que en este ao pasa a ser reconocida como Sociedad Provisio- nal de la IPA.

    Este ltimo desarrollo del psicoanlisis se encuentra, por la misma natu- raleza de sus intereses, bastante replegado sobre s mismo. Ha supuesto un trabajo muy intenso en el mbito del consultorio, y con trabajos de supervi- sin y seminarios internos bastante frecuentes, pero con una produccin escrita escasa y con relativo aislamiento respecto de medios acadmicos y culturales. Slo muy recientemente comienza a modificarse esta situacin.

    Adems de los trabajos presentados en congresos de Psiquiatra y Psico- terapia, han circulado publicaciones en la Revista de la Universidad Catlica y la revista Hueso Hmero. que dedic un nmero especial al tenla psicoana- ltico. con gran hxito.

    Defiiiitivainente la institucionalizacin de la formacin psicoanalitica es un hecho que an no es posible evaluar en perspectiva, y habr que esperar para ver sus consecuencias.

    El movimiento de institucionalizacin de la formacin psicoanaltica no deja de tener sus crticos, que ven en eUa nicamente la entronizacin de una burocracia. Sin duda ste es un peligro que acecha el grupo peruano y que es comn a distintas sociedades psicoanalticas del mundo. Evidentemen. te esta institucionalizacin tiene la ventaja de proporcionar un espacia de dis- cusin y de ofrecer la posibilidad de establecer vnculos con psicoanalistas de otras partes del mundo, como de hecho sucede.

    Puede sin embargo, conducir fcilmente a la constitucin de un grupo

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  • cerrado, centrado nicamente en el trabajo de consultorio y absolutamente marginal respecto a la vida social. cultural y poltica del pas. En es te sentido el psicoanlisis corre el riesgo de volverse irrelevante en lo tocante a los gran- des problemas del pas. El nico modo de evitar este peligro esti en la con. frontacin interdisciplinaria que obligue a pensar psicoanalticainente algunos temas comunes con las ciencias, las sociales y las otras.

    Eleg comenzar este texto seiialando algunas de las inconipatibilidadcs entre el psicoanlisis y las ciencias sociales. en tanto discursos hernieriuticos. A pesar de ellas, empero, parece existir una contribucin valiosa que el psi- coanlisis puede aportar a la reflexin acerca de lo social: la exploracin de la motivacin humana como factor subjetivo en los procesos histricos. Esto siempre y cuando el psicoanlisis mantenga su pretensin de ser una ciencia critica del su.jeto, y no ceda a alguna de las tentaciones que hoy lo acechan, tambin entre nosotros.

    Una de estas tentaciones, acaso la ms ficil de identificar en nuestro medio. es la de constituirse irreflexiblemente en una prctica que se satisface con los horizontes mas estrechos de lo clnico. Esta moda es la que mis fla- cos servicios le ha prestado al psicoanlisis desde el punto de vista de su rele- vancia social. Por ello no debe sorprendernos que nuestra disciplina haya po- dido ser calificada, en ocasiones, de frvola. elitista o insensible.

    La otra tentacin. en cambio aparece con un signo diametralmente opuesto, suponemos que para subsanar los efectos de una tradicin de rela- tivo aislamiento social. Sin embargo aqu el radicalismo del lenguaje no sieni- pre ha servido para mantenerse dentro de un discurso crtico. y esto ha sido particularmente patente en el plano metodolgico. La realidad social se Iia beneficiado con un lxico nuevo, pero con poco ms.

    Haber cedido, en distintos grados y a partir de diversos momentos. a uno u otro de estos desvios (pues de eso se trata) ha significado para el discurso y la prctica del psicoanlisis enfrentar problemas de tipo diver- so. Uno fundamental ha sido un activismo, de consultorio o dc barriada. que ha lastrado hasta el momento valiosos esfuerzos por constituir un verda- dero espacio de reflexin sobre el tema que aqu nos reune. La universidad ha demostrado niucho mayor eficacia para constituirse en mbito del encuen. tro interdisciplinario. que para operar dc manera.efectiva en la forniacin de psicoanalistas. corno se intent en los aos 70,

    En las primeras dos etapas histricas a que me he referido. el problema del psicoanlisis fue, a grandes rasgos, el de su desnaturalizacin a travs de la psiquiatra. Esta haba convertido a aquel en un instrumento ancilar. Ese papel colonizador ha sido heredado en cierto modo por la psicologa clnica. si bien cabe anotar que son cada ve7 ms los psicoanalistas que en el Per pro-

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  • ceden de formaciones diferentes. Algunos, incluso, de las propias ciencias so- ciales. Pero hoy el problema de fondo es el que atae a la institucionaizacin de lo psiwanalitico. Entre quienes desean consolidar una burocracia jerar- quizada y quienes propugnan la prescindencia de todo esquema institucional. el psicoanlisis no ha encontrado todava su mejor perfil organizativo.

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