33
1

El predicador i ebook

Embed Size (px)

DESCRIPTION

El Evangelio Eterno

Citation preview

Page 1: El predicador i ebook

1

Page 2: El predicador i ebook

TABLA DE CONTENIDO

EL CONTENIDO DEL EVANGELIO 3

TRES CONDENADOS A MUERTE 4

LA FORMA DE PREDICAR 5

EL GLORIOSO EVANGELIO 11

OBRAS RECOMENDADAS 21

2

Page 3: El predicador i ebook

EL CONTENIDO DEL EVANGELIO

Patricio Talbot

“¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!” (Isaías 52:7).

Pablo explica el contenido del evangelio utilizando Isaías 52:7 e Isaías 53:1. No existe otro evangelio para ser anunciado. La obra que Dios está realizando en nuestros corazones no es evangelio; es un resultado y una gran bendición del evangelio, pero nunca debe confundirse con el evangelio. El contenido del evangelio es simplemente que Cristo llevaría la maldición del pecado de todo el mundo, y deseaba que sus oyentes lo supieran. Evangelio es explicar el significado de Isaías 53:

Por eso, “Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura (Isaías 53), le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:35). “Ciertamente CRISTO llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros Dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas JESÚS fue herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en CRISTO el pecado de todos nosotros” (Isa. 53:4-6).

“Jehová cargó en él el pecado” significa que su Padre le culpó con nuestros pecados, y lo maldijo con la maldición que la humanidad debía cargar por su desobediencia, la que consistía en la muerte eterna. Sin embargo, dice el apóstol:

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Gal. 3:13, 14).

Esto significa que con su muerte, Cristo nos rescató de la muerte eterna, y precisamente éste es el evangelio . Es crucial que nosotros prediquemos el evangelio, y no prediquemos “fábulas artificiosas.” Escribió el apóstol Pedro: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad” (2 Pedro 1:16). La predicación del evangelio significa proclamar que:

I. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él ” (2 Corintios 5:21). II. He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). III. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).IV. Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Tim. 1:15). V. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” (1 Juan 3:5). VI. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 John 3:8). VII Amen.=

3

Page 4: El predicador i ebook

TRES CONDENADOS A MUERTEJorge R. Talbot

El imperio romano había condenado a la pena de muerte a tres Israelitas: a Barrabas, quien había sido sentenciado por sedición y por haber cometido un crimen en contra el imperio romano, y a otros dos peligrosos malhechores por haber robado, posiblemente a mano armada.

En el día de la ejecución, el más peligroso de los malhechores fue liberado por el gobernador Pilato, a pedido de los sacerdotes y del pueblo de Jerusalén. Sin embargo, ese mismo día el más inocente de los vivientes, fue injustamente condenado a la pena de muerte, a pedido de los más influyentes sacerdotes y del pueblo de Jerusalén.

Tres cruces fueron levantadas a las afueras de Jerusalén. En la cruz de Barrabas fue crucificado Jesucristo, y a derecha e izquierda fueron crucificados los ladrones.  De pronto, el silencio reinante alrededor de la cruz fue interrumpido por un dialogo entre los condenados a la muerte. Uno de los ladrones, burlándose, pretendió obtener la salvación para él, para su compañero de andanzas y hasta para el mismo Jesús, diciendo: Si tu eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Inmediatamente el otro ladrón le reprendió diciendo:  Ni aun temes tu a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros justamente padecemos lo que merecieron nuestros actos; mas éste ningún mal hizo.

Un ladrón se burló injuriando a Dios, mientras que el otro reconoció que, aunque él era merecedor de la muerte, Jesús era inocente, que era Dios, que era el único justo que justifica al impío, y que volvería a este mundo en gloria y majestad, por lo cual, dijo: Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

Jesús no reprochó al ladrón perverso, sin embargo, al ladrón arrepentido le respondió, diciendo: De cierto te digo a ti, que estarás conmigo en el paraíso. Porque en la palma de mis manos te llevo esculpido, no me olvidare de ti. (Lucas 23:42-43; Isaías 49:16).

No hay duda que toda la humanidad está justamente condenada a morir por lo que merecieron sus actos; por lo cual, toda la humanidad se reunirá al pie de la cruz del calvario. Unos estarán a la derecha y otros a la izquierda de la cruz. Todos desearan ser salvos de la condenación a la muerte eterna. Un grupo pretenderá la salvación colectiva, sin reconocer a Jesús como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Mientras que el otro grupo reconocerá que Jesucristo es Dios, el único salvador, la única esperanza de que cumplirá con la promesa de acordarse de nosotros cuando venga en su reino. Porque en la palma de sus manos nos tiene esculpidos y porque nunca se olvidará de nosotros.

De manera que la salvación depende de la memoria de Jesucristo, y no de la nuestra. ¿Por qué? porque aunque el pecado esté esculpido con cincel de hierro y punta de diamante en nuestras mentes y corazones, la salvación está escrita en las manos, en el corazón, y en la mente de Jesús. La redención está escrita con la sangre de Jesús y está grabada por los clavos, la espada y las espinas que lo hirieron durante el penoso camino de Belem a la cruz. 

En el día del juicio final, todos estaremos alrededor de la cruz. Por un lado Satanás, Barrabas, Anás, Caifás, y todos los malhechores que burlándose, hirieron el rostro, las sienes, la espalda, las manos, los pies, y el constado de Jesús;   y por el otro lado, estarán presentes al pie de la cruz todos aquellos que dijeron: Señor: acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Porque sus nombres estarán escritos en el libro de la vida y en las manos, en el corazón y en la mente de Jesús. AMEN=

4

Page 5: El predicador i ebook

LA FORMA DE PREDICARRalph Mahoney

La predicación efectiva es el producto de dos factores, uno Divino y el otro humano. Ambos son necesarios. Porque "sin el hombre, Dios no quiere, y sin Dios, el hombre no puede. Este estudio presentara el aspecto humano en la predicación efectiva.

PERSONALIDAD

Un anciano predicador fue interrogado una vez por un grupo de jóvenes ministros: "¿Cuál es el factor más importante con respecto al aspecto humano de la predicación?" - Su respuesta inmediata fue - " ¡La personalidad!" - "Pero díganos" - Insistieron - "¿qué es la personalidad?" - "Ah" - dijo él - "¡si sólo supiera!".

La predicación envuelve comunicar la verdad Divina a través de la personalidad humana. Así que, el desarrollo y el uso apropiado de la personalidad son importantes.

Alguien ha analizado el hablar en público de manera efectiva (me refiero a un hablar en público distinto de predicar) de esta manera:

Un discurso efectivo está compuesto de:

• 50% de tema; •20% de la psicología de enfoque y conclusión; • 20% de comunicación efectiva; • 10% de personalidad.

Sin embargo, ¡ese 10% "leuda" todo el discurso! Puede constituir la diferencia entre una charla aburrida y un discurso fascinante. Por lo tanto, yo he sentido que sería deseable dedicar algún espacio al asunto de la personalidad del predicador. Las siguientes son algunas de las pautas fundamentales:

1. Sea Usted Mismo

Manténgase tranquilo, natural y relajado. Una de las ayudas más importantes para hablar de manera efectiva es estar relajado.

La tensión crea nerviosismo. Bajo tensión, la memoria no funciona bien. El discurso no funciona con naturalidad. Su nerviosismo se comunicará a la audiencia y ellos también se sentirán tensos.

La mejor manera de relajarse es encomendar su mensaje a Dios. Hágalo lo mejor que pueda y deje los resultados en Sus manos.

2. No Intente Imitar a otros

Dios le escogió porque desea usarle. Usted posee algunas características especiales y peculiares de su personalidad, y Dios tiene un propósito para ellas.

Es una gran equivocación tratar de imitar a cualquier otro predicador. No importa lo efectiva que pueda ser una persona, imitarla le quitará lustre a su ministerio. Hacer eso sería idéntico al incidente en el cual David trató de usar la armadura de Saúl. No le servía, y hubiera sido un estorbo antes que una ayuda.

5

Page 6: El predicador i ebook

Si se está esforzando en imitar a alguien, sus oyentes pronto se darán cuenta de ello. Entenderán que su predicación no es totalmente genuina y sincera. Comunica una idea de superficialidad. Nunca estará completamente tranquilo, ni cómodo cuando no expresa su propia personalidad. Su ministerio será frío y artificial. Decida ser usted mismo, pero ¡sea lo mejor que pueda!

3. Sea Veraz Consigo Mismo

La integridad y la honestidad son esenciales para un predicador. Usted es un canal para Dios; una boca a través de la cual Él puede hablar a la humanidad. Por lo tanto, Él desea un vaso que sea honesto, libre de hipocresía y engaño.

EQUIPO VITAL

Me gustaría hablarles ahora acerca de tres cosas que son vitales para una predicación efectiva: visión, vocabulario, y voz.

1. Visión

Todo predicador necesita una visión. Quiero dar a entender con esto, un concepto de lo que su ministerio puede lograr en Dios.

Nuestra visión en ese concepto del logro primario hacia el que nos movemos a través de la vida. Usted puede decir que es un sueño de lo que puede ser finalmente para Dios y la función que puede realizar para Su gloria.

Todo predicador necesita una visión de esa índole, que le motive. Necesita una meta definida y esencial hacia la cual moverse. Debe ser algo por lo que se esfuerce en alcanzar y que merece la pena sacrificarse. Una meta que producirá lo mejor de su persona.

La mayoría de los predicadores afrontan suficiente desaliento de una u otra manera. Necesitan algo que lo contrapese y, eventualmente, demuestre que todo vale la pena. A menos que usted tenga conciencia interna del propósito primordial de Dios para su vida, puede ser derrotado por el desaliento y el fracaso en realizar su meta divinamente trazada.

2. Vocabulario

El vocabulario de un predicador está compuesto de un número de palabras que él conoce y con las que está familiarizado. Obviamente, las palabras son instrumentos que el predicador emplea en el cumplimiento de su llamado. Cuantas más palabras conozca y entienda, mas fluidez tendrá y más expresivo será.

Las palabras son para el predicador lo que el pincel y la pintura son para el artista. Un predicador puede pintar cuadros vívidos con palabras. Cuando describe una escena, su audiencia puede casi ver lo que describe. Las palabras son muy importantes para un comunicador efectivo. Un predicador sin palabras es un mercader sin herramientas.

Como predicador, usted tiene que estar interesado en las palabras.

Procure leer intensamente, ya que, la lectura de buena literatura enriquecerá su vocabulario. Siempre que encuentre una palabra con la que no está familiarizado, investíguela. Descubra lo que significa. Añádala a su colección. Empiece a usarla en su contexto y aplicación correcta.

Construya su vocabulario, será más fluido cuando lo haga. La gente lo escuchará con mucho más interés si comunica sus ideas adecuadamente.

3. Voz

Es cierto que la voz es el mayor don natural de un predicador. Deberá dedicarse a tener buen cuidado de ella. Procure estar siempre consciente de su voz y trate de mejorarla cuando la use.

LA DISERTACIÓN

Los siguientes son unos cuantos principios acerca de lo que un orador público debe tener en mente.

1. Respiración

6

Page 7: El predicador i ebook

La respiración correcta es extremadamente importante para un orador.

• Practique la respiración por la nariz.

• Respire profundamente hasta llenar los pulmones.

• Practique llenar su pecho y pulmones con aire.

• Sostenga la respiración y después expire lentamente. Controle la expiración.

• Deje que el aire salga de sus pulmones a través de la laringe (la caja fónica) y que golpee su paladar. Su resonancia. Cuando usted expulse la voz de su paladar, ganará resonancia adicional. Aprender A hacer esto correctamente fortalecerá sus cuerdas vocales.

2. Articulación

La articulación es el arte de exponer un discurso con claridad. Una persona con articulación habla muy claramente. Sus palabras son fáciles de entender, pues las pronuncia bien. Cada predicador deberá tratar de dominar esta destreza. La audiencia debe disfrutar de su habilidad expositiva. Aun en sus conversaciones cotidianas, practique hablar con claridad.

3. Modulación

La inflexión en el discurso tiene que ver con la entonación o modulación de la voz.

La voz humana tiene una esfera muy amplia de tonos. Si habla con el mismo volumen y tono todo el tiempo, su voz sonará muy aburrida. Tiene que desarrollar la capacidad de modular su voz.

De la manera que un cantante sube y baja en la escala, dando una buena variedad de tonos, de igual manera puede hacerlo el orador público. Si su voz tiende a ser normalmente alta, practique a hablar en escalas mas bajas. Desarrolle una variedad de volumen en su voz.

4. Velocidad

Algunas personas tienden a hablar al mismo nivel todo el tiempo. Esto también puede llegar a ser algo aburrido. Deberá intentar variar la velocidad con la que habla. La mayor parte de su mensaje debe ser expuesto a una velocidad moderada, la cual, será fácil de escuchar. Deberá acelerar o disminuir de vez en cuando la velocidad para dar variedad y énfasis a su presentación.

5. Volumen

Este es otro factor de importancia. Variar el volumen de su voz puede dar un énfasis adicional a lo que usted desea señalar.

La mayor parte de su mensaje debe ser dado en un volumen de conversación, asegurándose de que es lo suficientemente alto para que todos lo escuchen, pero no tan alto que vaya a causar molestia a su audiencia.

Algunos predicadores parecen sentir que es necesario predicar tan alto, que casi ensordecen a sus oyentes. Intente evitar eso.

Si todo su mensaje es dado con volumen alto, es difícil dar un énfasis especial en aquellas secciones que son mas importantes.

Intente empezar su mensaje con un volumen de conversación. Eleve el volumen cuando tenga un punto especial que enfatizar fuertemente.

Si baja el volumen ocasionalmente, también servirá para dar un énfasis especial. Su congregación prestará atención especial cuando baje el volumen. Se esforzarán en captar cada palabra.

6. Pausas

No tema hacer pausas. Esto puede dar énfasis adicional a algunos puntos que usted señale.

7

Page 8: El predicador i ebook

Algunos predicadores temen a las porciones del sermón que tienen silencio. Su predicación discurre como un río, sin ninguna pausa. Esto puede ser difícil de absorber por la gente.

No intente correr a través de su mensaje, manteniendo un ritmo de celeridad y deteniéndose apenas para tomar aliento. Su congregación necesita tiempo para pensar y considerar lo que usted ha dicho. Esto ayuda realmente a absorber la verdad de su mensaje. Usted necesita informar la mente al igual que estimular las emociones. La mente puede absorber cosas solamente en un estado tranquilo. Si usted predica demasiado rápido, sin hacer las pausas adecuadas, dejará a sus oyentes detrás.

7. Repetición

Un cierto nivel de repetición puede ser bueno. Ayuda a enfatizar su punto de vista y lo fija en la mente de sus oyentes. Esta es la clase de énfasis que se da a propósito. Usted sabe que lo está haciendo y tiene una buena razón para hacerlo así.

Intente presentar el mismo punto desde una variedad de formas. Usted desea que la verdad que está compartiendo se convierta en parte del pensamiento y la acción de la gente. Para cumplir eso, la mente necesita una exposición adecuada de la verdad y tiene que ser convencida.

OTROS CONSEJOS

No trate de proyectar alguna imagen que no es sincera. Sea usted mismo, es la única manera de estar completamente relajado. Si intenta imitar a algún otro predicador, esto se comunicará a la audiencia. Sentirá la artificialidad de su predicación. Sea lo mejor que puede ser, pero siempre natural y usted mismo.

1. ¡Olvídese De Sí Mismo!

La preocupación por uno mismo puede ser un obstáculo real cuando se habla en público. Puede producir dudas e inseguridad.

El interés crónico por uno mismo puede hacer aun que una persona no pueda hablar. Puede restringir severamente la fluidez de su discurso. Sus acciones y comportamiento se verán también restringidas. Usted deberá prepararse tan a fondo como sea posible en cada camino necesario.

• Haga que el estudio del tema sea adecuado.

• Haga que sus notas sean amplias y claras.

• Ore y llénese del Espíritu.

• Llénese de la palabra de verdad que intenta compartir.

Preste atención a cada área de preparación que usted conoce, pero cuando se ponga en pie para hablar, olvídese de su persona. Esté completamente absorto en lo que tiene que compartir. Ocúpese de su audiencia más que de usted.

Usted es un canal para que la Palabra de Dios fluya a través. Solamente procure rendirse a Él completamente, consciente sólo de Él y la gente a la que está hablando en Su lugar.

2. Evite la "Voz Religiosa"

Algunos predicadores lo hacen y resulta muy desconcertante cuando voz desde el púlpito es muy diferente a su voz habitual normal. Esto da un sentido de la falta de sinceridad. Es casi como si tal persona estuviera "interpretando una obra de teatro". También le aparta de su congregación. Tiende a verle como una casta o especie distinta.

Casi parece como si usted perteneciera a un mundo distinto al de ellos, esto hace que les sea muy difícil identificarse con usted.

Practique la predicación con una voz normal. La voz, acento y tono que usa cada día en las comunicaciones normales de la vida. Esto hará un sentido de la realidad y sinceridad.

Asegúrese de que todo su auditorio pueda oírle con claridad. No haga que tengan que esforzarse para escuchar cada palabra. Si es necesario, pregunte a la gente: "¿Pueden oírme todos con claridad?" No tiene sentido continuar con su mensaje si una parte

8

Page 9: El predicador i ebook

de su audiencia no puede escuchar lo suficientemente bien para seguirle. Eso sería perder su tiempo al igual que la de ellos.

3. No Grite

Intente hablar con un tono y un volumen normales en una conversación, que se puedan aumentar según el tamaño de la multitud y verificar si tiene que usar o no un sistema de amplificación.

4. La Velocidad y el Tono

Evite la monotonía en su sermón.

5. La Audiencia

Gane su confianza. Si no lo aceptan, ¡probablemente tampoco aceptarán su mensaje!

6. Ropa

Su apariencia nunca deberá ser un impedimento en su capacidad para comunicarse con su audiencia. Idealmente, usted debería vestir de manera modesta, de una forma que no ofenda a nadie.

¿Qué sentido tiene competir con su audiencia a causa de su forma de vestir? Su objetivo es ganar e influir a sus oyentes, no competir con ellos.

Su vestuario no deberá atraer una atención indebida sobre su persona. Si es posible, deberá vestir pulcra, propia y modestamente. Ciertamente su ropa no deberá ser ofensiva para la cultura de sus oyentes.

7. De Pie

En la mayoría de las ocasiones, es mas apropiado estar de pie cuando se dirige a una audiencia. Deberá estar de pie sobre ambos pies, asumiendo una posición sólida.

Esté de pie recto, de cara a su audiencia. Evite apoyarse sobre algo. Si hay un púlpito o atril, utilícelo para colocar su Biblia y sus notas encima, pero no para apoyarse sobre él. El estar de pie recto ayudará a su respiración. También creará un sentimiento de tranquilidad y confianza segura a medida que mira de frente a su audiencia.

8. Moverse Con Naturalidad

Su cuerpo manifiesta un mensaje al igual que su voz; así que, es importante que vigile su manera de conducirse mientras habla.

La clave para el movimiento mas apropiado es dejar que sea natural. Evite las gesticulaciones físicas innecesarias. Si está describiendo verbalmente algo, es natural expresar la idea con sus manos también.

Deje que tales descripciones vengan de una manera natural y espontánea. Usted puede enfatizar un punto muy fuertemente con las manos. Todos los movimiento de la mano deben ser apropiados a lo que está enfatizando.

9. Contacto con la Audiencia

¡Sus ojos manifiestan un mensaje también! No mire al espacio o sobre las cabezas de los oyentes. Mire directamente a la gente a la que se dirige.

Deje que su mirada se extienda alrededor de la congregación de manera que todos sientan que les está hablando a ELLOS. De esta manera, establecerá un buen contacto y relación con la gente.

10. Las Expresiones Faciales

9

Page 10: El predicador i ebook

El aspecto de su rostro da un mensaje de manera muy elocuente. Procure evitar cualquier expresión facial extrema, a menos que esté enfatizando algún punto particular. Sobre todo, haga que su expresión facial sea natural y apropiada para su tema y asunto. Muéstrese alegre y confiado, a menos que su tema sea triste o serio. Estas sugerencias están hechas con respecto al arte natural de hablar en público. Obviamente, el factor de mayor importancia al predicar, es la presencia y la unción de Dios sobre su vida. No obstante, Él puede bendecir y ungir a una persona que está bien preparada y, por supuesto, que tenga algún entendimiento en los principios de la comunicación.

Nunca desprecie tales habilidades, pero tampoco dependa demasiado de ellas.

Por último, solamente Dios puede realizar lo que usted está buscando alcanzar a través de su predicación. Coloque su confianza plenamente en Él. Comprenda que el único resultado que realmente vale la pena al predicar la Palabra, es aquél que Dios logra al salvar las almas. Material tomado de: Cayadopastoral.com en 4/22/2016.

10

Page 11: El predicador i ebook

EL GLORIOSO EVANGELIOCharles Haddon Spurgeon

Londres, Music Hall, 3-21-1858

"Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1 Timoteo 1:15).

Supongo que el mensaje que los siervos de Dios anuncian a la gente siempre debe llamarse "la carga del Señor". Cuando antiguamente los profetas venían de parte del Señor, predicaban tales juicios y amenazas y calamidades que sus rostros reflejaban mucha tristeza y sus corazones pesar. Normalmente comenzaban sus mensajes anunciando: "La carga del Señor, la carga del Señor".

Pero ahora, nuestro mensaje no tiene esa carga. Ni amenazas ni truenos forman parte del tema del ministro del Evangelio. ¡Sólo se habla de misericordia! El amor es la suma y la sustancia de nuestro Evangelio: amor inmerecido, amor hacia el primero de los pecadores.

Sin embargo, todavía es una carga para nosotros. En relación al mensaje de nuestra predicación, sigue siendo nuestro gozo y nuestra delicia predicar esa carga. Pero si otros sintieran lo que yo siento, podrían reconocer que no es fácil predicar el Evangelio. Ahora estoy tremendamente preocupado y tengo el corazón atribulado, no tanto por el tema que voy a predicar, sino por la forma en que he de hacerlo. ¿Qué pasaría si este mensaje, que es tan bueno, fracasara a causa de la incapacidad de su embajador? ¿Qué pasaría si mis lectores rechazaran esta palabra que es digna de toda aceptación debido a que me falta denuedo? Con toda seguridad, con mucha certeza, tal suposición es suficiente para provocar el llanto en los ojos de cualquier hombre.

Dios quiera prevenir en Su misericordia un resultado tan digno de lamentarse.

Independientemente de cómo predique ahora, espero que esta Palabra de Dios prevalezca en la conciencia de todo hombre, y que todos aquellos que nunca han encontrado un refugio en Jesús, por esta sencilla predicación de la Palabra, sean persuadidos a venir para comprobar y ver que el Señor es bueno.

El orgullo no permitiría nunca a ningún hombre elegir un texto como éste. Es imposible lucirse con él, pues es muy simple. La naturaleza humana está presta a exclamar: "No podría predicar sobre ese texto. Es demasiado sencillo.

11

Page 12: El predicador i ebook

No hay ningún misterio en él. No podría mostrar todo mi conocimiento. Es simplemente un anuncio sencillo y de puro sentido común. Preferiría no usarlo ya que rebaja al hombre, no importando cuánto exalte al Señor". Por tanto, no esperen de mí otra cosa que el texto y su más sencilla explicación.

Tendremos dos grandes temas: en primer lugar está el texto. Seguidamente hay una doble recomendación agregada al texto: "Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación".

I. En primer lugar tenemos LA DECLARACIÓN DEL TEXTO, "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los

pecadores". En esa declaración hay tres cosas muy importantes. Éstas son, el Salvador, el pecador y la salvación.

1. En primer lugar está el Salvador. Cuando se explica la religión cristiana, éste es el punto por donde debemos empezar. La Persona del Salvador es la piedra angular de nuestra esperanza. Sobre esa Persona descansa la eficacia de nuestro Evangelio. Si alguien predicara un Salvador que es un simple hombre, no sería digno de nuestras esperanzas, y la salvación predicada sería inadecuada a nuestras necesidades. Y si otro predicara la salvación por medio de un ángel, vemos que nuestros pecados son tan pesados que una expiación angélica sería insuficiente. Por tanto su evangelio se derrumbaría hasta el suelo.

Quiero repetirlo: sobre la Persona del Salvador descansa toda la salvación. Si no es capaz, si no ha sido facultado para hacer el trabajo, entonces ciertamente Su trabajo no tiene ningún valor para nosotros y no cumple con su diseño.

Pero, hermanos y hermanas, cuando predicamos el Evangelio, no debemos detenernos ni titubear. Debemos mostrarles hoy un Salvador tal, que ni la tierra ni el Cielo podrían mostrar. Es tan amante, tan grandioso, tan poderoso y tan bien adecuado para todas nuestras necesidades, que es muy evidente que Él fue destinado desde el principio para llenar nuestras más profundas necesidades.

Sabemos que Jesucristo, que vino al mundo para salvar a los pecadores, era Dios. Y que desde mucho tiempo antes de que viniera a este mundo, los ángeles lo adoraban como al Hijo del Altísimo. Cuando les predicamos al Salvador, les decimos que aunque Jesucristo era el Hijo del Hombre, hueso de nuestros huesos y carne de nuestra carne, Él era desde toda la eternidad el Hijo de Dios, y tenía en Él todos los atributos que constituyen la perfecta Divinidad.

¿Qué otro mejor Salvador podría tener cualquier hombre que el propio Dios? ¿Acaso no es capaz de limpiar el alma el que hizo los cielos? Si desde el principio desplegó los cielos como un velo e hizo la tierra para que el hombre pudiera habitar en ella, ¿no es capaz de rescatar al pecador de la destrucción venidera? Cuando decimos que Él es Dios, declaramos a la vez que es omnipotente y que es infinito. Y cuando estos dos atributos unen sus trabajos, ¿qué puede ser imposible para ellos? Cuando Dios decide hacer algo, no puede existir ningún fracaso. Cuando Dios emprende algo, tiene que realizarse. Puesto que Cristo Jesús Hombre era también Cristo Jesús Dios, cuando anunciamos al Salvador, tenemos plena confianza que estamos ofreciéndoles una palabra que es digna de toda aceptación.

El nombre dado a Cristo sugiere algo relacionado con su Persona. Él es llamado en nuestro texto: "Cristo Jesús". Esas dos palabras quieren decir: "el Salvador Ungido". El Salvador Ungido que "vino al mundo para salvar a los pecadores".

Debemos hacer una pausa aquí, y leer nuevamente este texto: Él es el Salvador Ungido. Dios Padre, desde toda la eternidad ungió a Cristo para que ejerciera el oficio de Salvador de los hombres. Por lo tanto, cuando contemplo a mi Redentor que viene del cielo para redimir al hombre del pecado, veo que no viene sin haber sido enviado o sin una comisión. Él tiene la autoridad de Su Padre que lo respalda en Su trabajo. Por lo tanto, hay dos cosas

12

Page 13: El predicador i ebook

inmutables sobre las cuales descansa mi alma: está la Persona de Cristo, Divina en Sí misma, y está el ungimiento de lo alto, dándole el sello de una comisión recibida de Jehová, su Padre. ¡Oh pecador!, ¿qué otro mejor Salvador necesitarías que Aquel a quien Dios ha ungido? ¿Qué más podrías requerir si el eterno Hijo de Dios es tu rescate y el ungimiento del Padre es la ratificación del pacto?

Sin embargo, no habríamos descrito completamente la Persona del Redentor mientras no hayamos advertido que Él fue hombre. Leemos que Él vino al mundo, y con esto no nos estamos refiriendo a Sus venidas usuales, puesto que a menudo vino antes al mundo. Leemos en la Escritura: "Descenderé, pues, para ver si han consumado su maldad, según el clamor que ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré". De hecho, Él está siempre aquí. Los pasos de Dios han de verse en el santuario, pues son muy visibles tanto en Su Providencia como en la naturaleza. ¿Acaso no visita Dios la tierra cuando monta en la tempestad y viaja sobre las alas del viento?

Pero esta venida fue diferente de todas las otras. Cristo vino al mundo en el sentido de la más perfecta y completa unión con la naturaleza humana. ¡Oh, pecador, cuando predicamos a un Divino Salvador, tal vez el nombre de Dios sea tan terrible para ti, que difícilmente pienses que el Salvador se adapta a ti! Pero escucha de nuevo la vieja historia:

Aunque Cristo era el Hijo de Dios, Él abandonó Su altísimo trono en la gloria y se inclinó hacia el pesebre. Allí está como un niño recién nacido. Míralo crecer desde la niñez hasta la adultez y mira cómo sale al mundo a predicar y sufrir. Míralo gemir bajo el yugo de la opresión. Es humillado y despreciado. Su rostro está más desfigurado que el de cualquier otro hombre, y Su figura más que la de los hijos de los hombres. Míralo en el huerto, cómo suda gotas de sangre. Míralo en casa de Poncio Pilato donde es azotado y sus hombros abiertos sangran por los azotes. Míralo en la cruz sangrienta. Míralo muriendo en una agonía demasiado terrible para poder imaginarla, y mucho menos describirla. ¡Míralo en el sepulcro silente! Míralo finalmente, rompiendo las ataduras de la muerte, levantarse al tercer día para después subir a los cielos "llevando cautiva la cautividad".

Pecador, ahora tienes al Salvador ante ti, claramente manifestado. El que fue llamado Jesús de Nazaret, que murió en la cruz, que tenía sobre Su cruz un letrero con la inscripción: "Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos", este hombre era el Hijo de Dios, el brillo de la gloria de Su Padre y la imagen expresa de Su Padre, "engendrado por su Padre antes de todos los mundos, engendrado no creado, siendo de la misma sustancia que el Padre". "Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!"

¡Oh, que pudiera traerlo aquí ante ustedes, que pudiera traerlo aquí para mostrarles Sus manos y Su costado! Si pudieran poner sus dedos en el lugar de los clavos, como Tomás, y meter la mano en Su costado, creo que no serían incrédulos, sino creyentes. Esto sé con seguridad, que si hay algo que pueda hacer creer a los hombres bajo la mano del Santísimo Espíritu de Dios, es el cuadro verdadero de la Persona de Cristo. Ver es creer en Su caso. Una verdadera visión de Cristo, una mirada de forma correcta hacia Él, trae la fe para el alma con toda certeza. Oh, no dudo que si conocieran a nuestro Señor, algunos de ustedes que dudan y temen y tiemblan ahora, dirían: "Oh, yo puedo confiar en Él. Una Persona tan Divina y sin embargo tan humana, ordenada y ungida por Dios, debe ser digna de mi fe. Yo puedo confiar en Él. No, más aún, si tuviera cien almas podría confiar en Él con todas ellas. Oh, si yo tuviera responsabilidad por todos los pecados de la humanidad y yo fuera el depósito y el vertedero de toda la infamia del mundo, incluso en esas condiciones podría confiar en Él, pues un Salvador así es capaz de salvar completamente a los que vienen a Dios por medio de Él". Esta, pues, es la Persona del Salvador.

2. El segundo punto es el pecador. Si nunca hubiéramos escuchado este texto de la Biblia, o alguno parecido, supongo que reinaría un silencio sepulcral en este lugar, cuando comenzara a leerlo por primera vez ante ustedes.

13

Page 14: El predicador i ebook

"Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a _____________________________". Sé cómo inclinarían hacia adelante sus cabezas. Serían todo oídos y ojos y se esforzarían al máximo por saber por quién murió el Salvador. Cada corazón preguntaría: "¿a quién vino a salvar?" Y si nunca hubiéramos escuchado el mensaje, ¡cómo palpitaría nuestro corazón lleno de temor ante la inseguridad de no poder cumplir de ninguna manera con el perfil del carácter descrito!

Oh, cuán agradable es escuchar de nuevo la palabra que describe el carácter de aquellos a los que Cristo vino a salvar, "Él vino al mundo para salvar a los pecadores. Reyes, no hay ninguna distinción especial para ustedes. Príncipes, no los ha seleccionado solamente a ustedes como objeto de Su amor. Los mendigos y los pobres podrán probar también Su Gracia. Ustedes hombres sabios, ustedes maestros de Israel, Cristo no dice que Él vino para salvarlos especialmente a ustedes. El campesino sin educación y analfabeta es igualmente bienvenido por Su Gracia. El judío, con todo y su árbol genealógico de honor, no es más justificado que el gentil. Países desarrollados, con toda su civilización y su libertad, Cristo no dice que Él vino a salvarlos a ustedes, Él no los nombra a ustedes como la clase distinguida que es el objeto de Su amor; no, ni ustedes que están llenos de buenas obras y que se consideran santos entre los hombres, Él tampoco los distingue a ustedes.

El único y simple título, tan grande y tan amplio como la humanidad misma, es sencillamente éste: "Jesucristo vino al mundo para salvar a LOS PECADORES. Ahora, fíjense bien, debemos entender el texto en un sentido general cuando leemos que todos aquellos que Jesús vino a salvar, son pecadores. Pero si alguien preguntara: "¿Puedo concluir por el texto que yo soy salvo?" Debemos entonces hacerle a su vez otra pregunta. Comenzamos con el sentido general: "Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores". Los hombres que Cristo vino a salvar eran por naturaleza pecadores, nada menos ni nada más que pecadores. A menudo he dicho que Cristo vino al mundo para salvar a pecadores conscientes de su pecado. Eso es muy cierto. Él vino para eso. Pero esos pecadores no tenían conciencia de su pecado cuando Él vino para salvarlos. Ellos no eran otra cosa sino "pecadores muertos en sus delitos y pecados" cuando Él vino a ellos.

Es una noción común que debemos predicar que Cristo murió para salvar a los que son llamados pecadores sensibles. Eso es muy cierto. Pero ellos no eran pecadores sensibles cuando Cristo murió para salvarlos. Él los vuelve pecadores sensibles, es decir, que sienten convicción de pecado como un efecto de Su muerte. Aquellos por quienes murió son descritos, -sin ningún adjetivo que disminuya el alcance de la palabra-, como pecadores, como simples pecadores, sin ningún distintivo de mérito o marca de bondad que los pueda distinguir de sus compañeros. ¡PECADORES!

Ahora, el término incluye una muestra de cada tipo de pecadores. Los pecados de algunos hombres son poco visibles. Tienen educación religiosa y poseen también educación moral, por tanto, no se lanzan a las profundidades del pecado. Se contentan con marchar a lo largo de las costas del vicio y se guardan de aventurarse tierra adentro. Ahora bien, Cristo ha muerto por éstos también, ya que muchos de ellos han sido conducidos a conocerlo y a amarlo a Él.

Que nadie piense que debido a que sus pecados son menores, hay menos esperanza para él. ¡Qué extraño es que algunos piensen así! "Si hubiera sido un blasfemo, - dirá alguien-, o hubiera perjudicado a muchos, habría tenido más esperanza. Aunque sé que he pecado grandemente ante mis propios ojos, ante los ojos del mundo me he equivocado poco y por tanto no me siento plenamente incluido".

¡Oh, no digas eso! Dice: "Pecadores". Si te puedes incluir en ese catálogo, ya sea al principio o al fin, no importa dónde, estás incluido. Y la verdad es que aquellos que Jesús vino a salvar eran originalmente pecadores, y puesto que tú también eres uno, no tienes ninguna razón para pensar que estás excluido.

14

Page 15: El predicador i ebook

También digo que Cristo murió para salvar a los pecadores culpables de los peores pecados. Sería una vergüenza mencionar las cosas que practican en privado. Han existido hombres que han inventado vicios que ni el demonio mismo conocía hasta que ellos los inventaron. Ha habido hombres de naturaleza tan bestial, que los mismos perros son criaturas más honorables que ellos. Hemos sabido de seres cuyos crímenes han sido más diabólicos y más detestables que cualquier acción atribuida aún al demonio mismo.

Pero mi texto no excluye ni siquiera a éstos. ¿Acaso no hemos conocido a algunos blasfemos que son tan profanos que no pueden pronunciar palabra sin agregar un juramento? Blasfemar, que inicialmente era algo terrible para ellos, se ha convertido ahora en algo tan común que preferirían maldecir antes de decir sus oraciones y jurar antes de cantar alabanzas a Dios. Maldecir se ha convertido en parte de su comida y bebida, una cosa tan natural para ellos que a pesar de lo terriblemente pecaminoso de eso, no se escandalizan y lo hacen muy a menudo.

En cuanto a las Leyes de Dios, se gozan en conocerlas simplemente para transgredirlas. Háblales de un nuevo vicio y se sentirán halagados. Se han vuelto como aquel emperador romano que estaba rodeado de parásitos aduladores que no conocían mejor forma de agradarlo que inventando algún nuevo crimen. Hombres que se han sumergido de cuerpo entero en el lúgubre golfo infernal del pecado. Hombres que, no contentos con ensuciar sus pies caminando en medio del fango, abren la tapa de la trampa que usamos para encerrar a la depravación y se lanzan hasta el lugar donde se reproduce, gozándose en la suciedad de la iniquidad humana. Pero no hay nada en mi texto que pueda excluir incluso a éstos. Muchos de éstos serán lavados por la sangre del Salvador y serán hechos partícipes del amor del Salvador.

Este texto tampoco hace ninguna distinción en cuanto a la edad de los pecadores. Pienso que muchos de mis lectores tienen un color de cabello totalmente opuesto al color de su carácter. Por fuera tienen el cabello blanco, pero por dentro son totalmente negros. Han ido acumulando una capa de crímenes tras otra. Y si ahora escarbáramos a través de los múltiples depósitos de numerosos años, descubriríamos reliquias pétreas de pecados cometidos en la juventud, sumergidas en medio de las profundidades de sus corazones de piedra. Lo que antes era tierno, ahora es seco y duro. Se han adentrado mucho en el pecado. Si se convirtieran ahora, ¿no sería ciertamente una maravilla de la gracia? ¡Cuán difícil es doblegar a un viejo roble! Ahora que ha crecido y se ha endurecido y está rugoso, ¿puede ser cambiada su inclinación? ¿Puede el gran Labrador darle forma? ¿Puede injertar en ese viejo tronco endurecido algo que traiga frutos celestiales?

¡Claro que sí! Él puede, ya que el texto no menciona ninguna edad y muchos de nuestros antepasados han probado el amor de Jesús en sus últimos años. "Pero, dirá alguno, mi pecado ha tenido especiales agravaciones conectadas con él. He pecado yendo en contra de la luz y del conocimiento. He pisoteado las oraciones de una madre. He despreciado las lágrimas de un padre. No he prestado atención a los consejos. En mi lecho de enfermo Dios mismo me ha reprendido. Mis resoluciones han sido frecuentes y frecuentemente se han visto incumplidas. En cuanto a mi culpa, no se puede medir con estándares ordinarios. Mis crímenes pequeños son mayores que las más profundas iniquidades de otros hombres, pues yo he pecado en contra de la luz, en contra de los remordimientos de conciencia y en contra de todo lo que me enseñaba un camino mejor". Pues bien, amigo mío, no veo que tú quedes excluido. Mi texto no hace ninguna distinción, sólo dice:

"¡PECADORES!"

Y en lo que se refiere a mi texto, no hay ningún tipo de límite. Debo entender el texto tal como está. Y ni siquiera por ti podría consentir en limitarlo. Dice: "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores". Ha habido algunos hombres salvos que han sido como tú. ¿Por qué pues no podrías ser salvo tú? Dentro de los salvos ha habido tremendos malvados, los más viles rateros y las más corrompidas rameras. Entonces, ¿por qué no tú, incluso si eres tan corrompido como ésos? Ancianos pecadores de cien años de edad han recibido la salvación. Hay

15

Page 16: El predicador i ebook

casos registrados al respecto. Entonces, ¿por qué no podrías recibirla tú? Si de uno de los ejemplos de Dios podemos inferir una regla y, más aún, si tenemos Su propia Palabra que nos respalda, ¿dónde está el hombre que sea tan arrogante para excluirse él mismo y cerrar la puerta de la misericordia en su propia cara? No, amados hermanos, el texto dice: "PECADORES". ¿Y por qué ese texto no nos podría incluir a ti y a mí en su alcance? "Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores".

Pero como dije antes, y debo regresar al tema, si alguien quiere hacer una aplicación particular del texto a su propio caso, es necesario que lo lea de otra manera. No todo hombre puede concluir que Cristo vino para salvarlo a él. Aquellos a los que Cristo vino a salvar son pecadores. Pero Cristo no salvará a todos los pecadores. Hay algunos pecadores que indudablemente se perderán porque rechazan a Cristo. Lo desprecian. No se arrepienten. Eligen su propia justicia. No se vuelven a Cristo, no aceptan ni Sus caminos ni Su amor. Para tales pecadores, no hay promesa de misericordia, ya que no existe ningún otro camino de salvación.

Cuando desprecias a Cristo desprecias tu propia misericordia. Si te alejas de Él, habrías demostrado que Su sangre no es eficaz para ti. Desprécialo, y cuando lo desprecies, entonces muérete sin entregar tu alma en Sus manos y habrías dado muestras terribles de que aunque la sangre de Cristo es todopoderosa, nunca te fue aplicada a ti, nunca fue rociada en tu corazón para quitar tus pecados.

Si quiero saber si Cristo murió por mí de tal manera que ahora pueda creer en Él y sentir mi salvación, debo responder a esta pregunta: ¿siento hoy que soy un pecador? ¿No lo digo simplemente por quedar bien, sino que lo siento realmente? En lo más profundo de mi alma, ¿es esa una verdad de Dios grabada con fuego en letras mayúsculas: YO SOY UN PECADOR? Entonces, si es así, Cristo murió por mí. Estoy incluido en Su propósito especial. El Pacto de la Gracia incluye mi nombre en el viejo libro de la elección eterna.

Allí está incluida mi persona. Sin duda alguna seré salvo, si sintiéndome ahora un pecador, me arrojo sobre esa sencilla Verdad de Dios, y creo y confío en ella como mi ancla en los tiempos de tormenta.

Díganme, hermanos y hermanas, ¿no están preparados a confiar en Él? ¿Acaso no hay entre ustedes algunos capaces de decir que se reconocen pecadores?

¡Oh! Te suplico, quienquiera que seas, que creas en esta gran Verdad de Dios que es digna de toda aceptación: Cristo Jesús vino para salvarte. Conozco tus dudas. Conozco tus temores, puesto que yo mismo los he tenido. Y el único camino por el cual puedo mantener vivas mis esperanzas es simplemente éste: cada día soy traído a la Cruz. Creo que hasta mi lecho de muerte no tendré otra esperanza sino ésta:

"Nada en mis manos llevo, Simplemente a Tu Cruz me apego".

Y la única razón por la que creo en este momento que Jesucristo es mi Redentor es simplemente esta: yo sé que soy un pecador. Lo siento y me duele. Y a pesar de que lo lamento mucho, cuando Satanás me dice que no puedo ser del Señor, saco de mi misma lamentación la conclusión confortable que puesto que Él me ha hecho sentir que estoy perdido, no lo habría hecho a menos que tenga la intención de salvarme. Y puesto que me ha permitido ver que pertenezco a esa grandiosa clase de personas que Él vino a salvar, deduzco de ello, más allá de toda duda, que Él me salvará.

¡Oh!, ¿pueden hacer ustedes lo mismo?

¿Son ustedes almas que están golpeadas por el pecado, cansadas, tristes y desilusionadas, y para quienes el mundo

se ha convertido en una cosa vana? Ustedes, espíritus cansados, que han tenido su ronda de placer y ahora están

16

Page 17: El predicador i ebook

exhaustos por el aburrimiento o incluso por la enfermedad y desean verse liberados, ¿pueden hacer lo mismo?

¡Oh!, ustedes, espíritus, que están buscando algo mejor de lo que puede ofrecerles este mundo loco, yo les predico el bendito Evangelio del bendito Dios-Jesucristo el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, que padeció bajo Poncio Pilato, que fue crucificado, muerto y sepultado y que fue levantado de nuevo el tercer día para salvarlos a ustedes, sí, a ustedes, pues Él vino al mundo para salvar a los pecadores.

3. Y ahora, muy brevemente, el tercer punto. ¿Qué quiere decir salvar a los pecadores? "Cristo vino para salvar a los pecadores". Hermanos, si necesitan un cuadro que les muestre lo que significa ser salvados, déjenme presentarles uno: Hay un pobre infeliz que ha vivido durante muchos años en el más horrendo pecado. Se ha hecho tan indiferente al pecado que sería más fácil cambiar el color de su piel, que él aprendiera a hacer el bien. La borrachera y el vicio y la locura han arrojado su red de hierro sobre él y se ha convertido en alguien detestable pero incapaz de salir de esa condición. ¿Puedes verlo? Se tambalea precipitadamente hacia su ruina. Desde su niñez hasta su juventud, y desde su juventud hasta su adultez ha pecado sin freno y ahora se encamina hacia sus últimos días. La fosa del Infierno ya está iluminando su camino y sus terribles rayos casi tocan su rostro, pero él todavía no se da cuenta. Continúa en su impiedad, despreciando a Dios y odiando su propia salvación. Dejémoslo allí. Han pasado algunos años y ahora escuchen otra historia.

¿Pueden ver a aquel espíritu que se destaca entre la multitud, cantando de manera muy dulce sus alabanzas a Dios? ¿Advierten que está vestido de blanco, un símbolo de su pureza? ¿Lo ven cuando lanza su corona a los pies de Jesús y le reconoce como Señor de todo? ¡Escúchenlo! ¿Lo oyen cantar la melodía más dulce que se ha escuchado en el Paraíso? Pongan atención, el himno es este:

"Yo, el primero de los pecadores soy, Mas Jesús por mí murió."

"Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre, a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás". ¿Y quién es el que así compite con las melodías de los serafines? El mismo hombre que un poco antes era terriblemente depravado, ¡exactamente el mismo hombre! Pero fue lavado, fue santificado, fue justificado.

Si me preguntaran, entonces, lo que quiere decir salvación, les responderé que abarca todo el trayecto entre ese pobre hombre desesperadamente caído que vimos inicialmente, y el espíritu elevado a las alturas, ocupado en alabar a Dios, que vimos al final. Eso es lo que significa ser salvo: que nuestros viejos pensamientos sean renovados, que nuestros viejos hábitos y costumbres sean renovados. Que nuestros viejos pecados sean perdonados y que recibamos una justicia que no es nuestra. Tener paz en nuestra conciencia, paz con el hombre y paz con Dios. Tener el vestido sin mancha de una justicia que no es nuestra sobre nuestro cuerpo y ser sanados y lavados.

Ser salvos es ser rescatados del golfo de la perdición. Es ser levantados al Trono del Cielo. Ser librados de la ira y de la maldición y de los truenos de un Dios airado, y ser llevados a sentir y probar el amor, la aprobación y el aplauso de Jehová, nuestro Padre y nuestro Amigo. Y Cristo da a los pecadores todo esto.

Cuando predico este sencillo Evangelio, no tengo nada que ver con aquellos que no se consideren pecadores. No tengo nada que ver con aquellos que deben ser canonizados, ni con los que reclaman una santa perfección obtenida por medio de ellos mismos. Mi Evangelio es para los pecadores y sólo para los pecadores. Y la totalidad de esta salvación, tan amplia y brillante e indeciblemente preciosa y eternamente segura, está dirigida hoy a los marginados, a los desechados, en una palabra, está dirigida a los pecadores.

Creo haber declarado la verdad del texto. Ciertamente, nadie puede malentenderme a menos que lo haga

17

Page 18: El predicador i ebook

intencionalmente. "Cristo Jesús vino para salvar a los pecadores".

II. Y ahora, aunque mi tarea llega a su fin, me queda por delante la parte más difícil: LA DOBLE RECOMENDACIÓN

del texto. Primero, "Fiel es esta palabra", que es una recomendación para el que duda. En segundo lugar, "y digna de toda aceptación." Esa es una recomendación para el indiferente y también para el ansioso.

1. Primero, "Fiel es esta palabra". Este texto se recomienda para el que duda. Oh, el diablo, tan pronto detecta que hay hombres bajo el sonido de la Palabra de Dios, se desliza por la multitud y susurra en el corazón de uno: "¡No lo creas!", y en el de otro: "¡Ríete de eso!", y en el de otro: "¡No aceptes eso!" Y cuando se topa con una persona a quien va dirigido el mensaje, alguien que se siente pecador, entonces el diablo redobla sus esfuerzos para que no crea en absoluto el mensaje.

Sé lo que Satanás te dijo a ti, mi pobre amigo, allá. Dijo: "No lo creas. Es demasiado bueno para ser cierto". Déjenme responderle al diablo con las propias palabras de Dios: "Fiel es esta palabra". Es buena y es tan verdadera como buena. Es demasiado buena para ser realidad si Dios mismo no la hubiera dicho. Pero, puesto que Él la dijo, no es demasiado buena para no ser realidad.

Te diré por qué piensas que es demasiado buena para ser cierto: es porque tú pesas el grano de Dios con tu propia balanza. Por favor recuerda que tus caminos no son Sus caminos, ni Sus pensamientos son tus pensamientos. Como son más altos los cielos que la tierra, así son Sus caminos más altos que vuestros caminos y Sus pensamientos más altos que vuestros pensamientos.

Pues bien, tú piensas que si algún hombre te ofende, no podrías perdonarlo. Sí, pero Dios no es un hombre. Él puede perdonar donde tú no puedes perdonar. Y en esas situaciones donde tú agarrarías a tu hermano por el cuello, Dios lo perdona setenta veces siete. No conoces a Jesús, de otra manera creerías en Él.

Creemos honrar a Dios cuando pensamos graves cosas de nuestros pecados. Recordemos que mientras debemos pensar grandemente en nuestros pecados, no le damos la honra a Dios si pensamos que nuestro pecado es más grande que Su gracia. La gracia de Dios es infinitamente más grande que nuestros mayores crímenes. Sólo hay una excepción que Él ha establecido y un penitente no está incluido en esa excepción.

Les suplico por tanto, que tengan una mejor opinión de Él. Piensen cuán bueno es Él y cuán grandioso es. Y cuando sepan que éste es un dicho verdadero, espero que lancen a Satanás muy lejos de ustedes y no piensen que esto es demasiado bueno para ser verdadero. Sé lo que él va a decirles a continuación: "Bien, si esto es cierto, no lo es para ti. Es cierto para el mundo entero, pero no para ti. Cristo murió para salvar a los pecadores. Es cierto que tú eres un pecador, pero tú no estás incluido aquí".

Dile al diablo en su cara que es un mentiroso. No hay otra forma de responderle que usando un lenguaje directo. Nosotros no creemos en la individualidad de la existencia del demonio, como creía Martín Lutero. Cuando el demonio venía a él, lo trataba de la misma manera que a otros impostores; lo lanzaba fuera con frases duras. Díganle por la autoridad del mismo Cristo que es un mentiroso. Cristo dice que Él vino para salvar a los pecadores. El diablo dice que no es así. Virtualmente él dice que no es así, puesto que declara que Él no vino para salvarte a ti y tú sientes que eres un pecador. Dile que es un mentiroso y mándalo a volar.

De todas maneras no compares nunca el testimonio de Satanás con el de Cristo. Cristo te mira hoy desde la Cruz del Calvario con los mismos amantes ojos llenos de lágrimas que una vez lloraron viendo a Jerusalén. Te mira, hermano mío, hermana mía, y dice a través de estos labios míos: "Yo vine al mundo para salvar a los pecadores". ¡Pecador! ¿No vas a creer en Él y confiar tu alma en Sus manos? ¿No vas a decir: "Dulce Señor Jesús, Tú serás

18

Page 19: El predicador i ebook

nuestra confianza a partir de ahora? Por Ti, renuncio a todas las otras esperanzas, Tú eres, Tú siempre serás mío". Ven, tímido amigo, voy a tratar de darte ánimo, repitiendo nuevamente el texto: "Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores". Te exhorto por tu honestidad, que puesto que afirmas creer en la Biblia, que creas en esto. Allí está. ¿Crees en Jesucristo? Por favor, respóndeme. ¿Crees que miente?

El Dios de la Verdad ¿se inclinaría a mentir? "No" dices tú, "todo lo que Dios diga, lo creo". Pues es Dios quien te lo dice, en Su propio Libro. Él murió para salvar a los pecadores. Veamos, otra vez, ¿no crees en los hechos? ¿No se levantó Jesucristo de su sepulcro? ¿No demuestra eso que Su Evangelio es auténtico? Y si el Evangelio es auténtico, todo lo que Cristo declara que es el Evangelio debe de ser verdadero.

Te exhorto, puesto que crees en Su resurrección, a que creas que Él murió por los pecadores y a que abraces esta verdad. Además, ¿quieres negar el testimonio de todos los santos en el cielo y de todos los santos en la tierra? Pregunta a cada uno de ellos y te dirán que esto es verdad: Él murió para salvar a los pecadores. Yo, como uno de los más humildes de sus siervos, doy mi testimonio.

Les digo que cuando Jesús vino para salvarme, no encontró nada bueno en mí.

Sé con toda certeza que no había nada en mí que pudiera recomendarme ante Cristo. Y si me amó, me amó porque así lo quiso, porque no había nada en mí para que me amara, nada que Él pudiera desear en mí. Lo que yo soy, lo soy por Su gracia. Por Él soy lo que soy. Pero al principio me encontró como un pecador y la única razón de su elección fue Su soberano amor. Pregunta a todo el pueblo de Dios y todos te dirán lo mismo.

Pero tú dices que eres un terrible pecador. Pues no eres más pecador que algunos de los que ya están en el Cielo. Dices que eres el más grande pecador que jamás haya existido. Yo digo que estás equivocado. El más grande de los pecadores murió hace años y se fue al cielo. Mi texto así lo dice: "De los cuales yo soy el primero". Entonces puedes ver que el más grande de los pecadores fue salvado antes que tú. Y si el primero de los pecadores ha sido salvado ¿por qué no serías salvado tú también?

Los pecadores están formados en una fila y veo que uno sale de la fila y dice: "Abran paso, abran paso. Yo voy a la cabeza, yo soy el primero de los pecadores. Denme el lugar más humilde. Déjenme tomar el lugar de menor jerarquía. "No", -grita otro- "tú no. Yo soy un mayor pecador que tú". Entonces viene el Apóstol Pablo y dice: "Reto a ustedes, Manasés y Magdalena, yo los reto a ustedes. Yo tendré el lugar más humilde. Yo fui un blasfemo, un perseguidor y alguien que hizo mucho daño, pero he obtenido misericordia, para que Cristo Jesús mostrase en mí, el primero, toda su clemencia".

Entonces, si Cristo ha salvado al peor de los pecadores que haya existido, oh, pecador, no importa cuán pecador seas, no puedes ser más pecador que el primero y Él tiene la capacidad de salvarte. Oh, te suplico, por los miles y miles de testigos alrededor del Trono y por los miles de testigos en la tierra, por Jesucristo, el Testigo en el Calvario, por la sangre derramada que testifica aún ahora, por Dios mismo y por su Palabra que es fiel, te imploro que creas en esta palabra fiel, que "Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores".

2. Y ahora vamos a concluir. En segundo lugar, este texto se recomienda para los indiferentes y también para los preocupados. Este texto es digno de toda aceptación por parte de la persona indiferente. Oh, hombre, tú lo desprecias. Observé cómo torcías tus labios en son de burla. La historia fue dicha de manera deficiente y tú te burlaste de ella. Dijiste en tu corazón: "¿Y a mí qué? Si esto es lo que predica este hombre, no me interesa escucharlo. Si éste es el Evangelio, no es nada".

Ah, amigo mío, es algo, aunque no lo sepas. Es digno de tu aceptación, -el tema que he predicado, sin importar la pobreza de mi predicación-, es sumamente digno de atención. No me importa lo que el mejor orador pueda decirte,

19

Page 20: El predicador i ebook

nunca tendrá un tema mejor que el mío. Si el propio Demóstenes o Cicerón estuvieran aquí, no podrían nunca tener un mejor tema.

Aunque un niño te presentara este tema, sería digno de tu atención, pues es sumamente importante. Amigo, no es tu casa la que está en peligro; no es únicamente tu cuerpo; es tu alma. Te suplico, por la eternidad, por sus tremendos terrores, por los horrores del Infierno, por esa terrible palabra, "Eternidad-Eternidad", te suplico como hombre, como tu hermano, como alguien que te ama y que desea librarte del horno, te suplico que no desprecies tus propias misericordias. Porque esto es digno de ti, amigo, digno de toda tu atención y digno de tu aceptación sin límites. ¿Eres sabio? Esto es más digno que tu sabiduría. ¿Eres rico? Esto es más digno que toda tu riqueza. ¿Eres famoso? Esto es más digno que todo tu honor. ¿Eres de noble linaje? Esto es más digno que todo tu árbol genealógico, que toda tu apreciable herencia. Lo que predico es el tema más digno bajo el Cielo porque durará cuando todas las demás cosas desaparezcan. Estará a tu lado cuando tengas que estar solo. A la hora de la muerte, abogará a tu favor cuando tengas que responder al llamado de la justicia en el tribunal de Dios. Y será tu eterna consolación a través de las edades sin fin. Es digno de tu aceptación.

¿Te sientes preocupado? ¿Está triste tu corazón? Dices: "Deseo ser salvo. ¿Puedo confiar en este Evangelio? ¿Es lo suficientemente fuerte para cargarme? Yo soy un gigantesco pecador, ¿no se derrumbarán sus pilares cual hojas bajo el peso de mi pecado? Soy el primero de los pecadores. ¿Serán sus portales lo suficientemente amplios para recibirme? Mi espíritu está enfermo por el pecado, ¿puede curarme esta medicina? Sí, el Evangelio es digno de ti, es igual a tu enfermedad, es igual a tus necesidades, es completamente suficiente para tus demandas. Si tuviera un medio-evangelio que predicar, o un evangelio defectuoso, no lo predicaría con ardor. Pero tengo uno que es digno de toda aceptación.

"Pero, señor, he sido un ladrón, he frecuentado prostitutas, he sido un borracho". Es digno de ti, pues Él vino para salvar a los pecadores y tú eres uno. "Pero, señor, he sido un blasfemo". No te excluye ni siquiera a ti. Es digno de tu aceptación. Pero observa bien, es digno de toda la aceptación que tú puedas darle. No solamente debes aceptarlo con la mente, tienes que aceptarlo en tu corazón. Debes abrazarlo con toda tu alma y llamarlo tu todo en todo. Debes alimentarte de él y vivir de él. Y si vives para él y sufres por él y mueres por él, es digno de todo eso.

Ahora debo concluir. Pero mi espíritu siente que quisiera quedarse aquí. Es muy extraño que muchos hombres no se preocupen por sus almas, cuando este servidor, hoy, está muy preocupado por ustedes. ¿Qué me debería importar que los hombres se perdieran o se salvaran? ¿Me serviría de algo la salvación de ustedes? Definitivamente no tengo ninguna ganancia en ello. ¡Y sin embargo siento más por ustedes, por muchos de ustedes, de lo que ustedes sienten por ustedes mismos!

Oh, qué extraño endurecimiento del corazón es revelado en el hecho que un hombre no se preocupe de su propia salvación; que sin mediar ningún pensamiento, rechace la más preciosa Verdad de Dios. Detente, pecador, detente, antes de que te alejes de tu propia misericordia. Detente, una vez más, porque tal vez éste sea uno de tus últimos avisos, o peor aún, tal vez sea el último aviso que vayas a sentir jamás. Ahora lo sientes. Oh, te suplico que no apagues el Espíritu. Cuando termines de leer este sermón no regreses a tus vanas preocupaciones. No olvides qué tipo de hombre eres.

Busca un lugar tranquilo, entra en tu aposento, cierra la puerta. Arrójate al suelo junto a tu cama y ¡confiesa tu pecado! Clama a Jesús, dile que eres un hombre degradado y en la ruina, sin Su Gracia Soberana; dile que has leído hoy que Él vino para salvar a los pecadores y que el pensamiento de un amor como ese te ha llevado a deponer las armas de tu rebelión. Dile que deseas de todo corazón ser Suyo. Allí, con tu rostro contra el suelo, suplícale y dile: "¡Señor, sálvame, que perezco!"

20

Page 21: El predicador i ebook

El Señor los bendiga a todos por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

21

Page 22: El predicador i ebook

OBRAS RECOMENDADASMIS REFLEXIONES DE SAN LUCAS

Clemencia Talbot

Clemencia Talbot, de 90 años de edad, es conocida como una abuelita piadosa y una madre cariñosa. Su esposo la considera la personificación de las virtudes cristianas. La autora quedó huérfana a tierna edad, y sufrió accidentes, pobreza e incomprensión religiosa. Clemencia tiene seis hijos, doce nietos, y dieciocho bisnietos, y vive en Oceanside, California, U.SA.

Precio: $9.99 y la versión digital: $1.99 en Amazon.com

266 páginas. Customer Review

“No tengo la menor duda que el Señor ha guiado a la autora en la escritura de este libro. A veces he reído y a veces he llorado, pero siempre, siempre he aprendido que Dios puede iluminar a sus hijos como lo hizo con la autora. ¡Cuidado, este libro puede llevar adelante el reavivamiento final…!” Marina Westerdahl, Fort Lauderdale, Florida, U.S.A.

22

Page 23: El predicador i ebook

LA PROMESA:

EL NUEVO PACTO EN LOS DOS TESTAMENTOS DE LA ESCRITURA

Patricio Talbot

El autor tiene una bachillerato en Teología y una maestría en Religión, y con simplicidad responde varias preguntas: ¿Cuál es la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento? ¿Es antagónica o armoniosa? ¿Cuál es su similitud y su diferencia? ¿Hay un solo tema que une a los dos Testamentos de la Biblia? Y si lo hay, ¿Cuál es? Este libro propone que el tema que une toda la Escritura es el tema de los pactos, que el autor los presenta como un solo pacto, el pacto de la gracia, o La Promesa.

Precio: $9.99, y digital: $0.99, en Amazon.com

200 páginas. Customer Review

“Hoy tiene el lector en sus manos un compendio que cubre desde Génesis a Apocalipsis y que apunta hacia el Creador y Redentor. El autor de este libro comparte con nosotros la llave que Jesús mismo nos dejó: Que era necesario que el Cristo padeciera. ¡Esperamos que Dios permita utilizar este libro entre el pueblo de habla hispana para llevar adelante el próximo reavivamiento…!” Luis J. Larios, MD. Caléxico, CA, USA.

23

Page 24: El predicador i ebook

BASES BIOLOGICAS DEL PECADO Y DE LA REDENCION

Jorge R. Talbot

El autor recibió el título de nefrólogo firmado por el rey de España. El doctor Talbot se ha destacado escribiendo temas médicos y teológicos muy profundos, pero muy sencillos.

El libro es un ensayo Bíblico y Científico que describe desde un punto de vista biológico y espiritual el efecto dañino del pecado y el efecto beneficioso de la gracia divina, teniendo en cuenta que la CELULA es la unidad de la vida, el ADN la unidad de la herencia, y el GEN la unidad de la información, este libro, sin pretender ser un tratado de bio-teología, propone los mecanismos biológicos afectados por el pecado y por la redención.. El autor tiene un hijo y tres hijas, todos casados, y cinco nietos.

Precio: $ 40.00 y la versión digital: $5.00 en Amazon.com

Customer Review

24

Page 25: El predicador i ebook

GRACIA COSTOSA / LEGALISMO BARATO

Jorge R. Talbot

El Dr. Talbot es un autor muy conocido por su profundidad espiritual y su gran sencillez. Médico graduado en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y especializado en España con el título de Doctor en Nefrología. El Dr. Talbot ha escrito muchas obras científicas y religiosas, y ahora nos entrega este título altamente sugestivo. Este es un libro acerca del legalismo que pretende cumplir con la demanda moral de la gracia, pero fracasa irremediablemente.

Precio: $ 9.50 En Amazon.com

116 páginas. Customer Review

“Un libro escrito en un estilo peculiar, lleno de feliz entusiasmo y gratitud a Dios. Con un diálogo ameno y dinámico el autor va mostrando la obra de la gracia costosa a lo largo de la historia sagrada.” Ana Raina, C. D. P.

25

Page 26: El predicador i ebook

CONSUMADO ES

Patricio Talbot

Este libro es un estudio hecho acerca del significado de la frase "Consumado es." El lector se maravillará del significado profundo de esta frase, donde Jesucristo declara que la obra que vino a realizar en esta tierra quedó consumada "una vez para siempre."

Precio: $6.99 y digital: $0.99 en Amazon.com

32 páginas.

Customer Review

26

Page 27: El predicador i ebook

Teología del Nuevo Testamento

SUSTITUCION PENAL

Patricio Talbot

El autor conoce muy bien las diferentes teorías de la expiación, y tiene la convicción que la explicación que la Biblia ofrece es la misma explicación dada por los Reformadores del siglo XVI. El autor utiliza el conocimiento que el idioma griego del Nuevo Testamento puede otorgar para entender el significado de las palabras Bíblicas.

Precio: $6.99, y digital: $0.99 en Amazon.com

56 páginas.

Customer Review

“Una maravilla de libro para la gloria de Dios” Grace Treiyer.

27

Page 28: El predicador i ebook

EXPIACION Y ECUMENISMO

Patricio Talbot

El autor presenta la doctrina bíblica de la expiación como una regla de oro que se opone al ecumenismo moderno, denunciando a las iglesias firmantes por apartarse de la Palabra de Dios en búsqueda de influencia y poder político.

Precio: $6.99, y digital: $0.99 en Amazon.com

34 páginas

Customer Review

“Un libro que todo cristiano DEBE leer”. Ricardo Salazar.

28

Page 29: El predicador i ebook

SAN MATEO: COMENTARIO DEVOCIONAL

Patricio Talbot

Este libro es un COMENTARIO DEVOCIONAL, fiel a los últimos descubrimientos exegéticos, y con un propósito muy definido: que usted tenga alimento sólido para meditar cada día en el mensaje de Jesús tal como Mateo trató de propagarlo.

Precio: $14.99, y digital $0.99 en Amazon.com

316 paginas.

El comentario devocional del libro de Mateo, me ha permitido comprender, de una forma amena y reflexiva el primer libro del Nuevo Testamento, que aunque fue escrito por un cobrador de impuestos, posee profundas verdades para el alma. Jorge R. Talbot.

29