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El Poni Rojo - Steinbeck, John

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Poni Rojo

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  • El pony coloradoSobrecubierta

    NoneTags: General Interest

  • John SteinbeckEl pony colorado

  • EL REGALO

    Billy Buck sali al amanecer dela casa de los peones y se detuvo uninstante en el prtico, mirando alcielo. Era un hombrecito estevado,con unos bigotes de morsa, unasmanos cuadradas, callosas ymusculosas en las palmas, y ojosgrises, de mirada contemplativa.Debajo de su sombrero Stetsonasomaban unos cuantos cabelloshirsutos. Mientras permaneca en elprtico, se entr la camisa en lospantalones de algodn,

  • desabrochndose el cinturn paravolver a ajustado. El cinturnmostraba, en los sitios desgastados ylustrosos junto a cada agujero, elaumento gradual del vientre de Billya travs de los aos. Despus deescrutar el estado del tiempo, Billyse aclar cada ua de las ventanillasde la nariz, oprimindolasalternativamente con el ndice yresoplando fuertemente con la otra.En seguida se dirigi ai establo,restregndose las manos. All cepilly enjaez a dos caballos de silla,hablndoles en voz baja todo el

  • tiempo. An no haba terminado sulabor cuando en la casa del ranchocomenz a repicar el tringulo dehierro anunciando el desayuno. Billyhinc la almohaza en el cepillo, lodeposit en la barandilla y salicalmosamente, pero con un clculotan preciso de tiempo, que lleg a lacasa mientras mistress Tiflin estabatodava tocando el tringulo. Ella lehizo un saludo con su cabeza gris yse dirigi a la cocina. Billy Buck sesent a esperar en los peldaos, puesera simplemente un pen y no seracorrecto que entrara el primero en el

  • comedor. En aquel momento oycmo mister Tiflin se pona las botasdentro de la casa.

    El ruido agudo y discordante deltringulo puso en movimiento al nioJody. Era un pequeo de diez aosde edad, con unos cabellos comocsped amarillo y polvoriento, ojosgrises y atentos, y una boca quemova continuamente al comps desus pensamientos. El tringulo learrebat de su sueo, y ni por unsegundo se le ocurri desobedecer suagudo mandato. Nunca lo habahecho, ni nadie que l conociera lo

  • haba hecho jams. Se pein lamaraa de cabellos que le caansobre los ojos y se quit de prisa lacamisa de dormir. En un momentoestuvo listo, con su camisa decambray azul y su mono. Como yaestaba entrado el verano, no habapor qu preocuparse por los zapatos.En la cocina, aguard a que su madrese apartara del fregadero y sedirigiera al hornillo. Entonces selav y alis los cabellos hmedoscon los dedos. Su madre se volvibruscamente a examinarle, y Jodydesvi los ojos con timidez.

  • Voy a tener que cortarte prontoel pelo -le dijo su madre-. Eldesayuno est en la mesa. Ve all afin de que Billy pueda entrar.

    Jody se sent a la larga mesa,cubierta con un mantel de hule blancoque, de tanto lavarlo, aparecagastado en algunos lugares. Loshuevos fritos estaban colocados enhileras en una fuente. Jody coloctres en su plato y los acompa contres gruesos trozos de tocino,raspando cuidadosamente unamancha de sangre de una de lasyemas.

  • Billy Bucle entr pisandofuertemente.

    Eso no te har dao -le explica Jody-. No es sino una huella quedeja el gallo.

    El padre de Jody, alto y severo,entr entonces, y por el ruido de suspisadas supo Jody que tenacolocadas las botas; mas, paracerciorarse, mir debajo de la mesa.Su padre apag la lmpara depetrleo que haba sobre la mesa,pues la luz matinal entraba ya por lasventanas.

    Jody no pregunt adonde iran su

  • padre y Billy Buck con los caballos;pero hubiera deseado ir con ellos. Supadre era muy severo respecto a ladisciplina y Jody le obedeca en todosin chistar. Carl Tiflin se habasentado y estiraba el brazo paraalcanzar la fuente que contena loshuevos.

    Tienes las vacas listas, Billy? pregunt.

    Estn en el corral de abajo -respondi Billy-. Yo podra llevarlassolo.

    Claro que s, pero un hombrenecesita compaa. Adems, tu

  • garganta se seca a menudo.Carl Tiflin estaba jovial aquella

    maana.La madre de Jody asom la

    cabeza por la puerta.A qu hora piensas estar de

    regreso, Carl?No lo s. Tengo que ver a unos

    hombres en Salinas. Tal vez alobscurecer.

    Los huevos, el caf y los grandesbizcochos desaparecieronrpidamente. Jody sali de la casatras de los dos hombres. Se quedmirndoles mientras montaban sus

  • caballos y sacaban del corral seisviejas vacas lecheras, emprendiendoluego el. camino por la colina haciaSalinas. Iban a vender las vacasviejas al carnicero.

    Despus de verles desaparecerpor la cima de la colina, subi alcerro que se hallaba detrs de lacasa. Al verle, los perros trotaron asu alrededor arqueando sus lomos yhaciendo grandes demostraciones deplacer. Jody les palmoteo lascabezas. Eran dos: Doubletree Mutt,el de la cola gruesa y ojos amarillos,y Smasher, el pastor que haba

  • matado a un coyote, perdiendo unaoreja, en la hazaa. Su nica orejabuena se alzaba ahora ms arriba, delo normal en un perro pastor. BillyBuck deca que as ocurra siempre.Despus de su entusiasta bienvenida,los perros agacharon los hocicoshasta el suelo y siguieron adelantemirando de vez en cuando hacia atrspara asegurarse de que el nio venatras ellos. Pasaron as el corral delas aves y vieron a la codornizcomiendo con los pollos. Smasherpersigui un poco a los pollos, parano perder la prctica por si alguna

  • vez haba rebao que cuidar. Jodyprosigui a travs de la huerta, dondeel trigo verde era ms alto que sucabeza. Las calabazas estaban anverdes y eran pequeas. Sigui hastael borde de la artemisa, donde lafresca corriente de agua se sala desu caera cayendo a una tinaredonda de madera. Inclinndosesobre ella, bebi muy cerca de lamadera musgosa, all donde el aguatena mejor sabor. En seguida sevolvi para mirar hacia el rancho,hacia la casa baja y blanca, rodeadade geranios rojos, y hacia la casa de

  • los peones. Junto al ciprs, dondeBilly Buck viva solo, Jody podaver la gran caldera negra debajo delrbol. All se escaldaban los cerdos.El sol comenzaba a asomar ya sobrela colina y resplandeca sobre elencalado de las casas y los graneros,haciendo brillar suavemente elcsped hmedo. A su espalda, en laalta artemisa, los pjaros seescabullan sobre el suelo, haciendoun gran ruido entre las hojas secas;las ardillas chillaban en las cuestasde la ladera. Jody pase la miradapor los edificios de la granja.

  • Perciba una incertidumbre en elaire, una sensacin de cambio, deprdida y de ganancia, cosas nuevasy poco familiares. Dos grandescuervos negros descendieron sobrela colina y sus sombras se deslizaronsuaves y veloces precedindoles.Algn animal haba muerto en lavecindad. Jody lo saba. Quiz fuerauna vaca o tal vez algn conejo. Loscuervos no despreciaban nada. Jodylos aborreca; pero ellos,inconscientes de este odio, huyeroncon la carroa.

    Al cabo de un instante, el

  • muchacho comenz a descender lacolina. Los perros haban renunciadohaca largo rato a su compaa y sehaban marchado al matorral a hacerlas cosas a su manera. Jody regrespor la huerta, detenindose unmomento para aplastar un melnverde con el pie; pero esto no leproporcion ningn placer. De sobrasaba que aquello estaba mal, y paraocultarlo ech tierra sobre eldestrozado meln.

    De regreso a la casa, tendi lasmanos a su madre para que leinspeccionara las uas. Poco objeto

  • tena en realidad asearle para laescuela, porque en el camino podanacontecer muchas cosas. Ella suspiral ver las grietas negras de susdedos, despus le entreg sus librosy su almuerzo y le envi a recorrer lamilla que tena que hacer hasta laescuela.

    Jody llen sus bolsillos depequeos trozos de cuarzo blancoque encontr por el camino, y de vezen cuando los tiraba a algn pjaro oa algn conejo que haba estadotomando el sol demasiado rato en elsendero. En el cruce de caminos,

  • sobre el puente, encontr a doscamaradas, y los tres siguieron juntoshasta la escuela haciendo gestoscmicos. El colegio estaba abiertohaca slo dos semanas y entre losalumnos persista an cierto espritude rebelda.

    Eran las cuatro de la tardecuando Jody asom nuevamente porla colina y volvi a. mirar hacia elrancho. Busc los caballos de silla,pero el corral estaba vaco. Su padrean no haba regresado. Entonces seencamin lentamente a susquehaceres vespertinos. En la casa

  • del rancho encontr a su madresentada bajo el prtico, remendandocalcetines.

    En la cocina hay dos buuelospara ti -le dijo.

    Jody se dirigi a la cocina yregres con la mitad de uno d losbuuelos en una mano y la bocallena. Su madre le interrog acercade lo que haba aprendido en elcolegio aquel da, pero no escuch larespuesta que l le dio, masticandosu buuelo.

    Jody, pon atencin en llenarbien la leera -le interrumpi-.

  • Anoche cruzaste los palos y no quedni siquiera la mitad. Esta nocheprocura colocar los palos bienextendidos. Ah y algunas de lasgallinas estn escondiendo sushuevos, o bien los perros se los estncomiendo. Busca en el csped y mirasi encuentras algn nido.

    Masticando siempre, Jody sali acumplir estas tareas. Nuevamente lacodorniz baj a comer con los polloscuando l les arroj el grano. Poralguna razn a su padre leenorgulleca de que as fuera, yjams permita que dispararan cerca

  • de la casa, por temor de ver alejarsea la codorniz.

    Cuando la leera estuvo llena,Jody se fue con el rifle hasta elmanantial situado junto al lmite de laartemisa. Bebi all nuevamente, yluego apunt el rifle a toda clase decosas: a rocas y pjaros, y a la grancaldera negra situada debajo delciprs; pero no dispar, porque notena cartuchos, ni los tendra hastaque cumpliera doce aos. Si su padrele hubiese visto apuntando endireccin a la casa, habra retrasadoun ao ms la entrega de cartuchos.

  • Recordando esto, Jody desvi surifle. Ya era demasiado esperar dosaos para tener cartuchos. Casi todoslos regalos de su padre estabansometidos a condiciones que encierto modo disminuan su valor. Encambio, esto constitua una buenadisciplina.

    La cena fue aplazada hasta lallegada del padre. Cuando aparecipor fin con Billy Buck, Jody lessinti en el aliento un deliciosoaroma a coac, de lo cual se regocijinteriormente, pues su padre estabalocuaz cuando ola a licor, y a veces

  • hasta le contaba cosas que habahecho en los alegres das de sumocedad.

    Despus de la cena, Jody se sentjunto al fuego y sus ojos recorrierontmidamente los rincones de lahabitacin, en espera de las noticiasque su padre traa; pero tuvo unadecepcin cuando, apuntando undedo hacia l, Carl Tiflin le dijo:

    Es mejor que vayas a acostarte,Jody. Voy a necesitarte por lamaana.

    Aquello no estaba tan mal. AJody le gustaba hacer cosas, siempre

  • que no fuesen las rutinarias. Mir alsuelo, movi los labios antes dehacer una pregunta tmidamente.

    Qu vamos a hacer por lamaana, matar un cerdo?

    No pienses en ello. Es mejorque te vayas a la cama.

    Cuando la puerta se cerr tras l,Jody oy que su padre y Billy Buckrean entre dientes y comprendi quese trataba de alguna broma. Y mstarde, mientras yaca en cama,tratando de descifrar las palabras enmedio del murmullo que se oa en lahabitacin vecina, oy a su padre

  • protestar.Pero, Ruth, si no pagu mucho

    por l.Jody oy a los buhos que cazaban

    ratas en el granero y el ruido quehaca la rama de un rbol frutalcontra la casa. Una vaca mugacuando se qued dormido.

    Cuando el tringulo son a lamaana siguiente, Jody se visti msaprisa que de costumbre. En lacocina, mientras se lavaba la cara yse peinaba el cabello, su madre ledijo irritada:

    No saldrs hasta que no hayas

  • tomado un buen desayuno.Se dirigi al comedor y se sent

    a la larga mesa blanca. Cogi de lafuente un pastelillo humeante, colocdos huevos fritos encima, los cubricon otro pastelillo y lo aplast todocon su tenedor.

    Su padre y Billy Buck entraronjuntos. Por el ruido de sus pisadas,Jody supo que ambos llevabanpuestos sus zapatos ordinarios; noobstante, para asegurarse, mir pordebajo de la mesa. Su padre apag lalmpara de petrleo, pues el dahaba llegado. Tena un aire grave y

  • altanero, mientras que Billy Buckrehua las tmidas miradasinquisitivas del muchacho,sumergiendo un trozo de tostada ensu caf.

    Carl Tiflin dijo malhumorado:T vendrs con nosotros

    despus del desayuno.A partir de ese momento, Jody no

    pudo tomar su desayuno en paz, puessenta cernirse algo malo en elambiente. Despus que Billy lade suplatillo para beberse el caf quehaba derramado en l, y se limpilas manos en su ropa de algodn, los

  • dos hombres se levantaron y salieronjuntos a la luz de la maana. Jody lessigui respetuosamente, rezagndoseun poco. Trataba de impedir que suspensamientos se adelantaran a loshechos, haciendo lo posible pordejar su mente fija.

    Carl! llam su madre-. Nodejes que el nio pierda su colegio.

    Caminaron ms all del ciprs,de una de cuyas ramas colgaba unpalo para matar los cerdos, y msall de la gran marmita de hierronegro; por consiguiente, no se tratabade matar a un cerdo. El sol brillaba

  • sobre la colina, proyectando laslargas sombras de los rboles y delos edificios. Cruzaron un campo derastrojo a fin de acortar el caminohacia la cuadra. El padre de Jodydesenganch la puerta y entraron.Haban estado caminando cara al sol,y la cuadra estaba negra como bocade lobo, en contraste con el exterior,y tibia por el heno y el calor de lasbestias. El padre de Jody se dirigihacia un pesebre.

    Ven aqu! orden.Jody, cuyos ojos comenzaban ya

    a percibir las cosas, mir al pesebre

  • y retrocedi vivamente.Un pony colorado le miraba

    desde la casilla. Sus tensas orejasestaban echadas hacia delante, y unrelmpago de desobediencia le brillen los ojos. Tena un pelaje spero ygrueso como la piel de un airedale, yla crin larga y enmaraada. A Jody lepareci que se le agolpaba toda larespiracin en la garganta al verle.

    Necesita mucho cuidado -dijosu padre-. Y ahora, es cchame: sillego a enterarme de que no lo hasalimentado debidamente o que hasdejado su pesebre sucio, lo vender

  • en el acto.Jody no poda seguir mirando los

    ojos del pony. Baj los ojos hastasus manos y pregunt tmidamente:

    Es mo?No obtuvo respuesta alguna.

    Tendi entonces su mano hacia elpony, el cual acerc su hocicogrisceo, olfatendole ruidosamente:en seguida frunci los labios y susfuertes dientes se cerraron sobre losdedos de Jody. Despus sacudi lacabeza de arriba abajo, como si rieradivertido. Jody mir sus dedosheridos.

  • Bueno -dijo con orgullo-,supongo que tiene derecho a morder.

    Los dos hombres se echaron arer, sintindose aliviados. CarlTiflin sali de la cuadra y comenz asubir las laderas de la colina paraestar a solas, pues sentaseconfundido; pero Billy Buck sequed.

    Es mo?Billy asumi un tono profesional.Claro que s! Siempre que lo

    cuides y trates bien. Yo te ensearcmo se hace. No es sino un potro,de modo que no podrs montarlo por

  • algn tiempo.Jody volvi a extender su mano

    lastimada, y esta vez el ponycolorado se dej restregar la nariz.

    Debera ir a buscarle unazanahoria -dijo-. De dnde losacaron, Billy?

    Lo compramos en una subastadel sheriff -explic Billy Buck-. Uncirco fracas en Salinas dejandodeudas, y el sheriff resolvi vendersus propiedades.

    El pony alarg su hocico,sacudindose una guedeja que le caasobre los ojos. Jody le acarici un

  • rato la nariz, preguntando despustmidamente:

    No hay una silla de montar?Billy Buck ri.Me haba olvidado. Ven

    conmigo.En el cuarto de arneses encontr

    una pequea silla de tafilete rojo.Es una silla para lucimiento -

    dijo Billy Buck un pocodesdeosamente-. No es prcticapara la pradera, pero la vendieronbarata.

    Jody casi no se atreva a mirar lasilla ni a hablar. Acarici con los

  • dedos el cuero rojo reluciente, y alcabo de un largo rato exclam:

    Pero estar bonita sobre l!-Pensaba en las cosas ms bellas ymagnficas que conoca-. Si an notiene nombre, creo que le llamarGaviln montas -dijo.

    Billy Buck comprenda lossentimientos del muchacho.

    Es un nombre demasiado largo -dijo-. Por qu no le llamassimplemente Gaviln? Sera unbonito nombre para l.

    Billy se senta contento-. Si medas unas cuantas crines, te har una

  • correa -agreg-. Y podras usarlacomo cabezada.

    Jody quera regresar al pesebre.No podra llevarlo a la

    escuela para mostrrselo a loschicos?

    Billy sacudi la cabeza.No est lo suficientemente

    domado todava. Bastante trabajo noscost traerlo hasta aqu. Casi nosvimos obligados a arrastrarlo.Bueno, y ahora, vete a la escuela.

    Entonces, voy a traer a loschicos aqu para que lo vean -dijoJody.

  • * * *Media hora antes que de

    costumbre, seis chicos aparecierontras la colina aquella tarde. Corrancon la cabeza inclinada, agitando losbrazos y respirando fuertemente.Pasaron como una exhalacin junto ala casa y cortaron por el campo derastrojo hasta la cuadra. All sedetuvieron frente al pony, mirandodespus a Jody con una mirada en laque haba una nueva admiracin y unnuevo respeto. Antes de aquel da,Jody haba sido un muchacho vestidocon un mono y una camisa azul, ms

  • sosegado que la mayora, y de quienhasta se sospechaba que fuera unpoco cobarde. Ahora era diferente.De mil siglos extraan ellos laantigua admiracin que el hombre,que va a pie siente por el jinete.Saban, instintivamente, que unhombre montado en un caballo esespiritual y fsicamente superior a unhombre a pie. Saban que Jody habasido milagrosamente alzado de su,propio nivel y haba sido colocadopor encima de ellos. Gaviln sac lacabeza de la casilla y los olfate.

    Por qu no lo montas?

  • exclamaron ios muchachos-. Por quno le atas cintas a la cola como en laferia? Cundo vas a montarlo?

    Jody estaba lleno de corajesintiendo l tambin la superioridaddel jinete.

    An no tiene la edad suficiente.Nadie podr montarlo por un largotiempo. Yo voy a adiestrarlo poco apoco. Billy Buck va a ensearme.

    Pero, ni siquiera podemoshacerle trotar un poco?

    No est amansado ni siquierapara esto -respondi Jody, quedeseaba estar completamente solo

  • cuando sacara al pony por vezprimera-. Vamos a ver la montura.

    Los chicos se quedaron mudos deasombro ante la silla de tafilete rojo;estaban demasiado impresionadospara poder hacer comentario alguno.

    No servir de gran cosa en losmatorrales- dijo Jody-, pero quedarmuy bonita puesta sobre l. Quiz yolo monte sin silla cuando vaya a lapradera.

    Cmo vas a enlazar una vacasin montura?

    Quiz tenga una silla de montarpara uso diario. Tal vez mi padre

  • quiera que le ayude a arrear elganado.

    Jody permiti a los muchachosque palparan la silla roja y lesmostr la cadena de bronce delbocado en la rienda y los grandesbotones de bronce en cada lugardonde se cruzaban la banda de latestera y de la frente. Todo aquelloera maravilloso; pero al cabo de unrato tuvieron que marcharse, y cadanio buscaba mentalmente entre lascosas que posea algn cebo paraofrecer a Jody, a cambio de que lepermitiera montar una vez al pony

  • colorado cuando ste estuviera listo.Jody se alegr de que se fueran.

    Cogi el cepillo y la almohaza de lapared, baj la barrera del pesebre yentr cautelosamente. Los ojos delpony brillaron, gir colocndose enposicin para dar coces; pero Jody lepalmoteo el lomo y le restreg elarco de su cuello, como haba vistohacer a Billy Buck, murmurando envoz baja:

    Quie eto, muchacho.Gradualmente, el pony relaj su

    tensin. Jody le almohaz y cepillhasta que el pelaje del pony brill

  • con un tono rojizo, y sobre el pesebrequed un montn de pelo muerto.Pero el muchacho no se daba porsatisfecho. Trenz la crin en unadocena de trencillas, trenz laguedeja que caa sobre la frente delanimal y despus las deshizo yvolvi al cepillar el pelo.

    Jody no sinti entrar a su madre.Vena dispuesta a reirle; perocuando mir al pony y a Jodytrabajando con l, sinti surgir dentrode ella un extrao sentimiento deorgullo.

    Te has olvidado de la leera?

  • pregunt suavemente-. Es ya caside noche y no hay un trozo de lea enla casa ni has dado de comer a lasgallinas.

    Jody guard rpidamente susherramientas.

    Me haba olvidado, mam.Bueno, en adelante, cumple

    primero tus quehaceres. As no losolvidars. Me parece que ahora vas aolvidarte de muchas cosas si yo no tevigilo.

    Puedo sacar zanahorias de lahuerta para l?

    Ella reflexion un momento.

  • Bueno creo que s, siempreque slo cojas las grandes y msduras.

    Las zanahorias son buenas parael pelaje -dijo Jody; y nuevamenteella experiment una extraasensacin de orgullo.

    * * *Despus de la llegada del pony,

    Jody nunca tuvo que esperar quesonara el tringulo para saltar de lacama, sino que se convirti en unhbito escurrirse fuera del lecho aunantes que su madre despertara, y salircalladamente hasta la cuadra para

  • ver a Gaviln. En las maanasgrises, cuando la tierra, y el monte, ylas casas, y los rboles, tenan untono plateado y negro como unnegativo de fotografa, se deslizabahasta el establo pasando junto a laspiedras y al ciprs inmvil. Lospavos que dorman en el rbol, fueradel alcance de los coyotes, graznabansoolientos. Los campos brillabancon una luz casi gris como deescarcha, y en el roco se percibanclaramente las huellas de los conejosy de las ratas. Los buenos perros seapresuraban a salir de sus casetas

  • gruendo tercamente; pero, despusde olfatear a Jody, meneaban lascolas en un saludo amistoso, ydespus Doubletree, con su gran colagruesa, y Smasher, el pastorincipiente, regresaban perezosamentea sus tibios lechos.

    Para Jody, aqul era un extrao ymisterioso viaje; era como laprolongacin de un sueo. Cuandotuvo al pony, le gustaba torturarsedurante el trayecto, pensando queGaviln no estara en su establo, o,lo que era an peor, que jams habaestado all. A esto se agregaban otras

  • deliciosas torturas que se infliga a smismo. Pensaba que las ratas habanrodo el cuero de la silla de montar yla cola de Gaviln dejndoladelgada y fibrosa. Por lo general,echaba a correr en el ltimo trechohasta el establo, descorracuidadosamente la aldabillaherrumbrosa de la puerta y entrabaprocurando no hacer ruido; perosiempre Gaviln estaba mirndolepor encima de la barrera de supesebre; entonces, relinchabasuavemente y agitaba la patadelantera, y los ojos le relumbraban

  • como ascuas de roble.A veces, en los das en que los

    caballos de labranza eran utilizados,Jody encontraba a Billy Buck en elestablo, enjaezndolos yalmohazndolos. Billy se detenajunto l, contemplaba largamente aGaviln y le contaba a Jody cosasacerca de los caballos. Le explicabaque ellos sentan mucho temor porsus piernas, de manera que haba quelevantrselas cuidadosamente ypalmotearles el abdomen y lostobillos para quitarles el terror.Tambin le cont que a los caballos

  • les gustaba la conversacin, y quedeba hablarle todo el tiempo alpony, contndole las razones de todolo que haca. Billy no poda asegurarque un caballo entendiera todo lo quese le deca; pero era evidente quecomprenda bastante. Un caballojams se alborotaba ni encabritaba sialguien a quien quisiera, le explicabalo que ocurra. Billy poda citarmuchos ejemplos de ello. l habaconocido, cierta vez, a un caballo apunto de caer muerto de fatiga y quese enderez cuando se le dijo, que yafaltaba muy poco para llegar al lugar

  • de su destino. Y haba conocido aotro, que estaba paralizado de terrory que se haba reanimado alexplicarle su jinete qu era lo que leasustaba. Mientras charlaba de estemodo por las maanas, Billy Buckcortaba veinte o treinta pajas de trespulgadas de largo y las incrustaba enel cintillo de su sombrero. Asdurante el da, si quera escarbarselos dientes o simplemente masticaralgo, no tena ms que mascar una.

    Jody le escuchaba atentamente,pues saba, como lo saba toda lacomarca, que Billy Buck era muy

  • entendido en caballos. El propiocaballo de Billy era un penco conuna cabeza como un martillo, perocasi siempre ganaba los primerospremios en los rodeos. Billy eracapaz de enlazar un novillo, darledos vueltas a las astas con un lazo yapearse de su caballo, mientras esteltimo continuaba manejando alnovillo como maneja un pescador elpez que ha cogido tirandofuertemente del cordel, hastaderribarlo o vencerlo.

    Todas las maanas, despus queJody haba cepillado y almohazado

  • al pony, quitaba la barra del pesebrey Gaviln se lanzaba fuera,ponindose a galopar por el corral.A veces daba un brinco y se parabacon las patas tiesas. Se quedabaentonces temblando, con las orejasechadas hacia delante y finga estarasustado, girando los ojos en talforma que mostraba toda la parteblanca. Finalmente, se dirigaresoplando hacia el abrevadero y allhunda el hocico en el agua hasta lasventanillas. Jody se senta orgullosoentonces, pues saba que sta era unamanera de aquietar a un caballo. Los

  • caballos ordinarios apenas tocan elagua con sus labios; pero una bestiade raza hunde en ella todo el hocico,dejando slo espacio necesario pararespirar.

    Mientras cuidaba al pony, Jodyobserv cosas que nunca antes habaobservado en ningn caballo: losmsculos suaves y escurridizos delflaneo y los tendones de las ancasque se desdoblaban como un puo alcerrarse, y el brillo que el sol dabaal pelaje rojo del animal. A pesar dehaber visto caballos toda su vida,Jody no los haba mirado nunca antes

  • de cerca. Ahora, en cambio, percibalas orejas movibles que dabanexpresin y hasta matices deexpresin a la cara. El pony hablabacon sus orejas. Uno poda decirexactamente lo que l senta respectode las cosas por la forma en queenderezaba las orejas. A veces lastena tiesas y rectas, y otras relajadasy gachas. Cuando estaba enojado oatemorizado las echaba hacia atrs.Y hacia delante, en cambio, cuandose senta ansioso, curioso ocomplacido. Siempre la posicinexacta de ellas indicaba las

  • emociones que el animalexperimentaba.

    Billy Buck cumpli su palabra. Acomienzos del otoo comenz ladoma. Primero vena el cabestraje, laparte ms difcil, porque era laprimera de todas. Jody tena en susmanos una zanahoria, con la cualengatusaba al pony mientras tirabadel cordel. El pony afirmaba laspatas como un burro al sentir latirantez, pero no tard mucho enaprender. Jody recorra todo elrancho conducindolo. Poco a poco,fue soltando el cordel, hasta que el

  • pony le sigui, sin que le guiara,adondequiera que el nio fuese.

    Luego vino el adiestramiento conel ronzal largo. Era un trabajo mslento. Jody se paraba en el centro deun crculo, sujetando el cabestrolargo, chasqueaba la lengua, y elpony comenzaba a caminar en uncrculo amplio, sujetado por elcabestral largo. En seguida, el niohaca con la lengua otro chasquidopara hacer trotar al pony y otro anpara hacerle galopar, mientrasGaviln daba vueltas y ms vueltascon gran alboroto y disfrutando

  • inmensamente con aquello. Despusel muchacho gritaba; Whoa!, y elpony se detena. No tard muchoGaviln en hacerlo todo de modoperfecto; pero en muchos aspectosera un mal pony. Morda a Jody enlos pantalones y le pisaba los pies. Aveces echaba las orejas hacia atrs ylanzaba una tremenda coz almuchacho. Y cada vez que hacaestas cosas perversas pareca rersepara sus adentros.

    Por las noches, Billy Bucktrabajaba en la correa. Jody habacoleccionado crines en una bolsa y

  • se sentaba a mirar cmo Billy ibaformando lentamente la correa,entretejiendo primero unos cuantospelos para hacer un torzal,enrollando en seguida dos torzalespara hacer una soga y trenzando porltimo una cantidad de sogas parahacer la correa. Al terminar, Billy laemparejaba en el suelo con sus pies,dejndola redonda y dura.

    El trabajo con el cabestro largose aproximaba rpidamente a laperfeccin. Un da que el padre deJody observaba al pony detenerse ytrotar y galopar, exclam algo

  • inquieto:Parece que est resultando un

    pony de circo. No me gustan loscaballos de circo. Le quita todadignidad a un caballo el ponerse ahacer piruetas. Un caballo de circoes como un actor: no tiene dignidadni personalidad propia.

    Despus agreg:Creo que lo mejor ser que le

    acostumbres cuanto antes a lamontura.

    Jody se precipit al cuarto de losarneses. Desde haca algn tiempohaba estado montando su silla en un

  • caballete de madera, cambiando unay otra vez el largo de los estribos, sinque jams pudiera acertar con lamedida exacta. A veces, montado enel caballete equipado con correajes,peleros y arneses, Jody cabalgabacon su rifle ms all de la habitacin,y senta el golpe de los cascosgalopantes, mientras los campospasaban delante de sus ojos comouna exhalacin

    * * *La tarea de ensillar al pony por

    vez primera fue ardua. Gavilncorvete, se encabrit y lanz lejos

  • la silla, antes de que pudieranapretarle la cincha. Fue precisocolocrsela una y otra vez, hasta que,finalmente, el pony se quedtranquilo. La cinchadura fueigualmente difcil. Da tras da, Jodyla cea un poco ms, hasta que alpony ya no le import sentir la silla.

    Despus vino el freno. Billy leexplic cmo deba usar uno decordel durante un tiempo, hasta queGaviln se hubiera acostumbrado atener algo en la boca.

    Claro que podramos obligarlea esto -explic Billy-; pero entonces

  • no sera tan buen caballo. Siempretendra un poco de temor.

    La primera vez que el pony tuvocolocado el freno sacudi la cabezade un lado a otro, trat de quitrselocon la lengua hasta que la sangreman de su boca, e intent restregarla testera contra el pesebre. Susorejas se movan en todasdirecciones y los ojos se le pusieronrojos de temor y rebelda. Jody sealegraba de verle, pues saba queslo un caballo de alma menguada nose resiente en la doma.

    Al solo pensamiento de que

  • llegara el momento de montar elanimal, Jody temblaba. Sin duda, elpony iba a arrojarlo lejos. Sinembargo, no habra ignominia enello. Lo ignominoso sera no ponersede pie en el acto y volver a montarlo.A veces soaba que yaca en el lodo,y lloraba y no poda volver a montarel animal. La vergenza y el sueoduraban hasta el medioda.

    Gaviln creca rpidamente. Yano tena las piernas largas tpicas deun potrillo; su crin haba crecido yestaba ms negra. Bajo el constantealmohazamiento y cepilladura su

  • pelaje era suave y brillante comolaca rojiza. Jody le aceitaba loscascos y los mantenacuidadosamente limpios para que nocrujieran.

    La correa estaba casi terminada.El padre de Jody le dio un viejo parde espuelas, doblando hacia dentrolas barras laterales y acortando lascorreas y las cadenillas hasta quecalzaron bien. Y un buen da, CarlTiflin dijo:

    El pony est creciendo msrpidamente de lo que yo ha bapensado. Creo que podrs montarlo

  • para el Da de Accin de Gracias.Crees que estars listo paraentonces?

    No s -dijo Jody tmidamente.Slo faltaban tres semanas para

    el Da de Accin de Gracias.Esperaba que no lloviera, porque lalluvia manchara la silla roja.

    Gaviln haba aprendido aconocer y a querer a Jody. Cuando elnio se acercaba por el campo derastrojo el caballo lo acechaba.Otras veces, cuando el animalpastaba, sola acudir corriendo a lallamada de su amo, pues saba que

  • ste le traa siempre una zanahoria.Billy Buck daba a Jody toda

    suerte de instrucciones para montar.Cuando te subas al animal,

    sujtate firmemente con las ro dillasy ten las manos alejadas de la silla, ysi te arroja al suelo, no te atemoricespor ello. Por bueno que sea unhombre, siempre hay un caballo quepuede tirarlo lejos. En ese caso,vuelve a montarlo antes de que elcaballo se sienta satisfecho por loque ha hecho; al cabo de poco novolver a repetirlo, y muy pronto nopodr hacerlo.

  • Espero que no llueva -dijoJody.

    Por qu no? Temes que telance al barro?

    En parte, su aprensin se deba aesto, y en parte al temor de que en laagitacin de la monta, Gavilnpudiera resbalar y caer sobre l yromperle una pierna o una cadera.Haba visto sucederle esto a algunoshombres, los haba visto retorcersede dolor en el suelo como chinchesaplastadas, y tena miedo.

    En el caballo de madera ensayla manera de sujetar las riendas con

  • la mano izquierda y un sombrero enla derecha. Al tener ocupadas lasmanos en esta forma, no podra tratarde aferrarse al animal si se sentalanzado. No quera pensar en lo queocurrira si proceda as. Quiz supadre y Billy Buck no volveran ahablarle nunca ms de puravergenza, y la noticia llegara luegoa odos de su madre, quien tambinsentira vergenza por l. Y noquera pensar siquiera en lo queocurrira en la escuela

    Comenz a afirmarse con su pesoen un estribo cuando Gaviln estaba

  • ensillado, pero sin pasar la piernapor encima del lomo. Eso estabaprohibido hasta el Da de Accin deGracias. Todas las tardes lecolocaba al pony la montura roja y lacea fuertemente. El pony estabaaprendiendo ya a inflar su estmagomientras le cinchaban y a relajarlocuando las correas estaban fijas. Aveces, Jody le llevaba cerca delmatorral, y le dejaba beber en la tinaverde; otras veces, le conduca atravs del campo de rastrojo hasta lacima de la colina desde la cual sealzaba la blanca ciudad de Salinas y

  • los campos geomtricos del granvalle, y las hileras de roblesinterrumpidas por los rebaos. Devez en cuando atravesaban la praderay llegaban hasta pequeos claros tancercados por setos, que el mundodesapareca y slo el cielo y elcrculo de la pradera subsistan de laantigua vida. A Gaviln le gustabanaquellas excursiones y lo demostrabamanteniendo la cabeza erguida y lasventanillas de la nariz palpitantes deinters. De regreso de aquellasexpediciones ambos traan el dulcearoma de la salvia por la que haban

  • abierto camino.* * *

    Los das se arrastraron hasta elde Accin de Gracias, pero elinvierno lleg pronto. Nubesamenazadoras se cernieron sobre latierra rozando las cimas de lascolinas, y el viento soplaba con unsilbido agudo por las noches.Durante el da, las hojas secas de losrobles caan de los rboles hasta quecubrieron todo el suelo; mas losrboles continuaban inmutables.

    A pesar de los deseos de Jody,antes del Da de Accin de Gracias

  • comenz a llover. La tierra parda sevolvi obscura y los rbolesrelucan. Los extremos cortantes delrastrojo se pusieron negros con elaublo; las parvas se vean grises deestar expuestas a la humedad, y enlos tejados, el musgo, que todo elverano haba tenido un color gris delagarto, se torn de un amarilloverdoso brillante. Durante la semanaque dur la lluvia, Jody mantuvo alpony en su pesebre, resguardado dela humedad, y slo lo sacaba a hacerun poco de ejercicio cuandoregresaba de la escuela, llevndolo a

  • beber agua al abrevadero en el corralalto. Ni una sola vez Gaviln semoj.

    El tiempo hmedo continu hastaque apareci el nuevo csped. Jodyiba al colegio vestido con unimpermeable y zapatos de goma. Unamaana, por fin, sali el solresplandeciente, y Jody, quetrabajaba en el establo, le dijo aBilly Buck:

    Tal vez deje a Gaviln en elcorral cuando vaya al colegio mstarde.

    Le sentar bien tomar un poco

  • de sol -le asegur Billy-. A ningnanimal le gusta estar encerradomucho tiempo. Tu padre y yo iremosa la colina a limpiar de hojas elmanatial -concluy Billy,escarbndose los dientes con una desus pequeas pajas.

    Sin embargo, si lloviera, -insinu Jody.

    No es probable que llueva. Yaha cado toda el agua.

    Billy se subi las mangas ypalmoteo sus brazos desnudos-. Y encaso de que lloviera, un poco deagua no le hace mal a un caballo.

  • Pero si llueve, usted loguardar, Bill, me lo promete?

    Temo que se resfre y no puedamontarlo cuando llegue el momento.

    No tengas cuidado. Yo cuidarde l si regresamos a tiempo. Perohoy no llover.

    As fue como Jody, al marcharseaquel da el colegio, dej a Gavilnen el corral.

    Bill no se equivocaba jams enmuchas cosas. Aquel da, sinembargo, se equivoc respecto altiempo, y poco despus de mediodalas nubes se precipitaron sobre las

  • colinas y comenz a caer el agua.Jody la sinti golpear sobre el tejadode la escuela. Estuvo a punto de alzarel dedo pidiendo permiso para ir alretrete y, una vez fuera, correr a sucasa a guardar el pony. Pero estosignificaba un castigo seguro tanto enel colegio como en su casa.Renunci, pues, a esta idea,confiando en la seguridad que lediera Billy de que la lluvia no hacadao a los caballos. Cuandoterminaron las clases se apresur acaminar hacia su casa bajo la espesalluvia. A orillas del camino saltaban

  • chorros de agua barrosa. La lluviacaa oblicuamente y se arremolinabaazotada por un viento fro yborrascoso. Jody corri hacia sucasa, salpicndose con el barro de lacarretera.

    Desde la cima de la colina vio aGaviln lastimosamente parado enmedio del corral. Su pelaje coloradovease casi negro y veteado de agua.Permaneca con la cabeza gacha y lasancas expuestas a la lluvia y alviento. Jody lleg corriendo, abride par en par la puerta de la cuadra ycondujo al pony por la guedeja de

  • pelo de su frente. En seguida buscuna bolsa harinera y frot el pelajeempapado del animal. Gavilndejaba hacer pacientemente, perotemblaba por rfagas, como elviento.

    Cuando hubo secado al pony lomejor que pudo, Jody fue en busca deagua caliente empapando el grano enella. Gaviln pareca no tenerhambre. Mordisque indiferente lamezcolanza caliente,estremecindose de vez en cuando.Un ligero vapor sala de su lomohmedo.

  • Anocheca ya cuando Billy Bucky Carl Tiflin llegaron a la casa.

    Cuando comenz a llover nosdetuvimos en casa de Ben Harche, yluego no pudimos partir en toda latarde a causa de la lluvia -explicCarl Tiflin.

    Jody mir con reproche a BillyBuck, quien se sinti culpable.

    Usted me dijo que no iba allover -le acus Jody.

    Billy desvi la mirada.Es difcil poder predecirlo en

    esta poca del ao -dijo, pero suexcusa era imperfecta. No tena

  • derecho a equivocarse, y lo saba.El pony se moj completamente.Lo secaste?Lo frot con un saco y le di

    cebada caliente.Billy asinti.Cree usted que se va a resfriar,

    Billy?Un poco de lluvia no le ha

    hecho nunca dao a nadie -letranquiliz Billy.

    El padre de Jody se unientonces a la conversacin,sermoneando ligeramente almuchacho.

  • Un caballo -dijo -no es un perrofaldero.

    La madre de Jody coloc sobrela mesa una fuente con bists ypatatas cocidas, que enturbiaron lahabitacin con su vapor. Se sentarona comer y Carl Tiflin siguirefunfuando algo acerca de que losanimales y los hombres se tornabandbiles con el exceso de mimos.

    Billy Buck se senta mal a causade su equivocacin.

    Le tapaste con una manta? pregunt.

    No. No pude encontrar ninguna.

  • Le puse algunas bolsas sobre ellomo.

    Cuando terminemos de cenariremos entonces a abrigarlo un poco-dijo Billy tratando de reparar suyerro.

    Despus que Carl Tiflin fue asentarse junto al fuego y su esposa alavar los platos, Billy busc unalinterna, la encendi y l y Jodycaminaron por el barro hacia elestablo. La cuadra estaba obscura,tibia y acogedora. Los caballosmasticaban todava su heno de lanoche.

  • Sujeta t la linterna! ordenBilly.

    Palp las piernas del pony ysinti el calor de sus flancos, apoysus mejillas contra el hocico delanimal, le volvi los prpados paramirarle los globos de los ojos y lelevant los labios para examinarlelas encas. Finalmente le meti losdedos en las orejas.

    No parece tan robusto -dijo-.Voy a darle una friega.

    A continuacin, Billy busc unsaco y frot violentamente las patasdel pony, luego el pecho y la cruz.

  • Gaviln estaba extraamenteabatido, sometindose pacientementea la frotacin. Por ltimo, Billy trajoun viejo cobertor del cuarto de losarneses, y lo coloc sobre el lomodel pony anudndolo al cuello ypecho con una cuerda.

    Listo. Por la maana estarperfectamente -dijo Billy.

    * * *Cuando Jody regres a la casa, su

    madre le observ:Ya deberas estar en la cama.Le alz la barbilla con su mano

    dura y apart el mechn de pelo

  • desgreado que le caa sobre losojos, agregando:

    No te inquietes por el pony.Est bien. Billy sabe tanto de estocomo el mejor veterinario de lacomarca.

    Jody no hubiera supuesto que ellapudiera adivinar su inquietud.Apartndose suavemente de su ladose arrodill frente al fuego hasta quecasi lo sinti arder en el estmago.Con un movimiento brusco se dirigia su cama, pero era difcil quedarsedormido. Despert al cabo de lo quele pareci un tiempo interminable. La

  • habitacin estaba obscura, pero en laventana asomaba esa tonalidad grisque precede al alba. Se levant y sepuso a buscar su sobretodo; en aquelmomento, el reloj del cuarto contiguodio las dos. Dej a un lado su ropa yvolvi a acostarse. Cuando despertnuevamente era ya da claro. Porprimera vez na haba odo elrepiqueteo del tringulo. Se levantde un brinco, se visti de prisa ysali de la habitacin abotonndosela camisa. Su madre le mir uninstante, volviendo luegocalladamente a sus quehaceres. Sus

  • ojos tenan una expresin tolerante ybondadosa, y sus labios sonrean devez en cuando, sin que cambiara laexpresin de sus ojos.

    Jody corri hacia la cuadra. Amedio camino oy el ruido que tantotema: la tos hueca y raspante de uncaballo. Entonces ech a correr. Enel establo encontr a Billy Buck conel pony. Billy estaba frotndole laspiernas con sus manos fuertes ygrandes. Alzando los ojos, sonrialegremente.

    Tiene un pequeo resfriado -dijo-. En un par de das se le pasar.

  • Jody observ la cara del pony.Sus ojos estaban semicerrados y losprpados espesos y secos. En losbordes de los ojos se le pegaba unacostra de mucosidad dura. Tena lasorejas cadas y la cabeza gacha. Jodytendi la mano, pero el pony no seacerc a ella. Volvi a toser y todosu cuerpo se contrajo con el esfuerzo.De las ventanas de la nariz le brotabaun fluido ceroso.

    Est muy enfermo, Billy -dijomirando a Billy Buck.

    No es sino un pequeoresfriado, como te dije -insisti

  • Billy-. Ve a tomar tu desayuno ymrchate al colegio. Yo lo cuidar.

    Pero quiz tenga usted otrascosas que hacer y lo abandone.

    No, no lo abandonar. Maanaes sbado, y t podrs quedarte conl todo el da.

    Billy se haba equivocadonuevamente y se encontraba mal porello. Ahora tena que curar al pony.

    Jody se dirigi a la casaocupando indiferentemente su sitio enla mesa. El tocino y los huevosestaban fros y grasientos; pero l nose dio cuenta de ello. Comi la

  • cantidad de costumbre, y ni siquierapidi permiso para faltar al Golegio.Su madre le retir la silla cuandosac el plato.

    Billy cuidar del pony -leasegur.

    En el colegio estuvo todo el daabatido; no poda responder aninguna pregunta ni leer ningunapalabra. Ni siquiera poda contarle anadie que el pony estaba enfermo,pues aquello podra hacerle sentirsems enfermo an. Concluidas lasclases, emprendi el camino hacia sucasa lleno de temor. Caminaba

  • lentamente dejando que los otroschicos le pasaran. Hubiera deseadoseguir caminando y no llegar jamsal rancho.

    Billy se hallaba en el establo,como lo haba prometido, y el ponysegua peor. Ahora tena los ojoscasi cerrados y la respiracin lesala silbando a travs de algunaobstruccin en la nariz. Una telilla lecubra la parte de los ojos que eraan visible. Era dudoso que pudieraver algo. De vez en cuando resoplabapara aclarar su nariz, pero estaaccin pareca taparla ms an. Jody

  • mir desalentado el pelaje: estabaspero y pareca haber perdido todosu brillo. Billy permanecasilencioso junto al establo. Jody noquera preguntar, pero le era precisosaber.

    Bill se curar?Billy puso sus dedos entre el

    bocado del freno, bajo la mandbuladel pony.

    Palpa aqu -le dijo, guiando losdedos de Jody hacia una hinchaznde la mandbula-. Cuando est msgrande, se la abrir y entonces se vaa mejorar.

  • Qu es lo que tiene?Billy hubiera preferido no

    responder, pero no haba msremedio. No poda equivocarse tresveces.

    Estrangoles -dijolacnicamente-; pero no te inquietespor eso. Yo lo voy a curar. Los hevisto ponerse bien estando muchopeor que Gaviln. Ahora voy a darleuna vaporizacin. T puedesayudarme.

    S- dijo Jody con airedesdichado.

    Sigui a Billy al depsito de

  • granos, observando cmo preparabala bolsa para el vapor. Era una largabolsa de lona con tiras para colocarsobre las orejas del caballo. Billy lallen hasta la tercera parte consalvado, aadi dos cucharadas delpulo seco y encima de estasubstancia seca derram un poco decido fnico y un poco de trementina.

    Mientras yo mezclo esto, correa casa a buscar una caldera de aguacaliente -dijo.

    Cuando Jody regres con lacaldera humeante, Billy pas las tirassobre la cabeza de Gaviln,

  • acomodando la bolsa alrededor de sunariz. A continuacin, por un agujerolateral de la bolsa, derram el aguahirviente en la mezcla. El ponyretrocedi ligeramente al alzarse unanube de espeso vapor, pero prontolas suavizantes emanaciones seintrodujeron por su nariz hasta lospulmones, aclarando las vasrespiratorias. El animal respirabafuertemente. Sus patas temblaban enun escalofro y sus ojos se cerrabanen medio de la nube que los hera.Billy ech ms agua, haciendo subirel vapor durante quince minutos.

  • Finalmente, dej la caldera en elsuelo y sac la bolsa de la nariz deGaviln. El pony pareca sentirsemejor. Respiraba libremente y susojos estaban ms abiertos.

    Ves qu bien le ha sentadoesto? dijo Billy-. Ahora vamos aenvolverlo nuevamente en unafrazada. Quiz amanezca bien por lamaana.

    Me quedar con l esta noche -sugiri Jody.

    No. No es necesario. Yo voy atraer mis mantas aqu, sobre el heno.T podrs quedarte maana y hacerle

  • una vaporizacin si es necesario.La noche caa cuando ambos

    regresaron a la casa para cenar. Jodyni siquiera se daba cuenta de quealguien haba dado de comer a lospollos y haba llenado la leera.Pas junto a la casa y se dirigihacia el matorral obscuro, bebiendoun poco de agua de la tinaja. El aguaestaba tan helada que le hizoestremecerse. El cielo se vea anclaro sobre las colinas. Jody vio a unhalcn volando tan alto, que un rayode sol brill en su pecho como unachispa. Dos cuervos le persiguieron

  • bajo el cielo y sus alas negrascentellearon al atacar a su enemigo.Hacia el Oeste estaban formndosenuevamente nubes anunciadoras delluvia.

    El padre de Jody no dijo unapalabra durante la cena; pero,despus que Billy Buck hubo cogidosus frazadas yndose a dormir alestablo, encendi fuego en lachimenea y se puso a contarhistorias. Habl del hombre salvajeque haba huido desnudo por lacomarca y tena cola y orejas igualque un caballo; y de los conejos

  • salvajes de Moro Cojo, que saltabanentre los rboles buscando pjaros, ehizo revivir a los famosos hermanosMaxwell, que encontraron una vetade oro y ocultaron las huellas tancuidadosamente que nunca mspudieron volver a encontrarla.

    Jody permaneca con la barbillaapoyada en las manos; su boca semova nerviosamente, y su padrepronto se dio cuenta de que noescuchaba con mucha atencin.

    Verdad que es una historiadivertida? dijo.

    Jody ri cortsmente y dijo:

  • S, seor.Su padre se sinti entonces

    ofendido e irritado, y no cont mshistorias. Al cabo de un instante,Jody cogi una linterna y se dirigial granero. Billy Buck estabadormido sobre el heno; en cuanto alpony, excepto por una pequeacarraspera en la respiracin, parecaestar mejor. Jody se qued uninstante junto a l, pasndole losdedos sobre el tosco pelaje; despus,cogiendo la linterna, regres a lacasa. Cuando estaba acostado, sumadre entr en el dormitorio.

  • Tienes suficientes mantas? Esthaciendo fro.

    S, mam.Bueno; descansa bien esta

    noche. Vacil an antes demarcharse-. El pony sanar -concluy.

    * * *Jody estaba fatigado. Se durmi

    rpidamente y no despert hasta elalba. El tringulo reson entonces, yBilly Buck lleg desde el establoantes de que Jody alcanzara a salirde la casa.

    Cmo est? pregunt.

  • Billy devoraba siempre conapetito su desayuno.

    Mucho mejor. Hoy por lamaana voy a abrir esa hinchazn.Entonces mejorar del todo.

    Despus del desayuno, Billy sacsu mejor cuchillo y afil la hojareluciente largo rato contra unapiedra de afilar. Prob luego la puntade la hoja, una y otra vez, en la yemacallosa de su pulgar, y por ltimo ensu labio superior.

    Camino del granero, Jodyobserv que estaba creciendo elcsped nuevo y que el rastrojo se

  • fusionaba da a da en la nuevasiembra. Era una fra maana de sol.

    Tan pronto como vio al pony,Jody supo que estaba peor. Sus ojosestaban cerrados y casi totalmenteobstruidos por una mucosidad seca.Tena la cabeza tan agachada que elhocico casi tocaba la paja de sulecho. Respiraba con un quejidoprofundo y paciente.

    Billy levant la dbil cabeza ehizo un rpido corte con el cuchillo.Jody vio salir el pus amarillo. lsujetaba en alto la cabeza del animal,mientras Billy limpiaba la herida con

  • un ungento de cido fnico.Ahora se sentir mejor-le

    asegur Billy-. Ese veneno amarilloera lo que le tena enfermo.

    Jody mir incrdulamente a BillyBuck.

    Est muy enfermo-dijo.Billy pens largo rato en qu

    responder. Estuvo a punto de lanzaruna negacin alentadora; pero secontuvo a tiempo.

    S, est bastante enfermo-dijofinalmente-. Pero yo he visto a otrospeores sanar. Si no le da neumona,lo salvaremos.

  • Qudate con l, y si empeora, vea buscarme.

    Durante largo rato, despus queBilly se hubo marchado, Jodypermaneci junto al pony,acaricindole detrs de las orejas. Elpony no esquivaba la cabeza como lohaca cuando estaba bien; el quejidode su respiracin se haca cada vezms profundo.

    El perro Mutt se asom algranero agitando provocativamentesu larga cola, y Jody se sinti tanirritado al verle tan sano, que buscun terrn de tierra duro y negro y se

  • lo arroj. Doubletree Mutt huycojeando a cuidarse una pata herida.

    Mediada la maana, lleg BillyBuck para preparar otra bolsa devapor. Jody observ al pony para versi mejoraba esta vez como laanterior. Sus respiracin se suavizun poco, pero no levant la cabeza.

    Aquel sbado se arrastrlentamente. Entrada la tarde, Jody fuea la casa en busca de sus ropas decama y se arregl un lecho sobre elheno. No pidi permiso para hacerlo,pues comprendi, por la maneracomo su madre le miraba, que se le

  • permita hacer cualquier cosa.Aquella noche colg una linternaencendida de un gancho encima delpesebre. Billy le haba dicho emefrotara de vez en cuando las patas delpony.

    A las nueve se alz el viento,bramando sobre el granero. A pesarde su inquietud, Jody se sintisooliento. Envolvindose en susfrazadas, se durmi; pero losquejidos del pony resonaban en sussueos, y en sueos tambin sinti unestrpito que se prolong hastadespertarle. Una racha de viento

  • haba penetrado en el establo.Levantndose de un salto, mir haciael pesebre. La puerta de la cuadraestaba abierta de par en par y el ponyhaba desaparecido.

    Llevndose la linterna, Jodycorri en medio del ventarrn, ydistingui a Gaviln, que sebamboleaba dbilmente en laobscuridad, con la cabeza gacha,moviendo las piernasmecnicamente. Cuando Jody lecogi por el mechn de la frente, sedej conducir hasta su pesebre. Susquejidos se hicieron ms sonoros y

  • un silbido agudo le sala por la nariz.Jody ya no pudo dormir ms. Elsilbido de la respiracin del ponytornbase cada vez ms fuerte.

    Jody se alegr cuando Billy Bucklleg al amanecer. Billy contemplun rato al pony como si jams lehubiera visto antes.

    Le palp las orejas y los flancos.Jody -dijo entonces-, vete un

    rato a la casa, porque voy a tener quehacer algo que es preferible que noveas.

    Jody le cogi frenticamente delantebrazo.

  • No va a matarlo, verdad?Billy le palmoteo la mano.No. Voy a abrirle un pequeo

    agujero en la trquea para que puedarespirar. Tiene la nariz llena. Cuandose mejore, vamos a ponerle unpequeo botn de bronce en elagujero, para que respire.

    Ni aun desendolo, Jody hubierapodido marcharse de all. Erahorrible ver la herida roja, peroinfinitamente ms terrible saber quese la estaban haciendo y no verlo.

    Me quedar aqu -dijoamargamente-. No hay ms remedio

  • que hacerlo?No hay ms remedio. Puesto que

    te quedas, puedes sujetarle la cabeza.Siempre que no te impresionedemasiado.

    Volvi a resplandecer el cuchilloen la mano de Billy y fue tancuidadosamente afilado como laprimera vez. Jody sujet en alto lacabeza del pony y le mantuvo elcuello tirante mientras Billy tanteabacon sus dedos el sitio exacto. Al verdesaparecer en la garganta la hojaafilada, Jody solloz. El pony saltdbilmente hacia atrs y despus se

  • qued quieto temblandoviolentamente. La sangre manabaespesamente cubriendo el cuchillo, lamano y la manga de la camisa deBilly. Con mano segura, este ltimoabri un agujero redondo en la carney por all sali la respiracin,arrojando una pequea rociada desangre. Con aquella bocanada deoxgeno, el pony cogi una fuerzarepentina. Agit las patas traseras ytrat de encabritarse, pero Jody lesujet la cabeza, mientras Billylimpiaba la nueva herida con cidofnico. Haba sido un buen trabajo.

  • La sangre ces de manar y el airesala por el agujero con un pequeoruido de gorgoteo.

    La lluvia, arrastrada por el vientonocturno, comenz a caer sobre eltejado del establo. Despus son eltringulo para el desayuno.

    Ve a comer algo mientras yoespero -dijo Billy-, Hay que procurarque este agujero no se tape.

    Jody sali lentamente. Sentasedemasiado descorazonado paracontarle a Billy que la puerta sehaba abierto la noche anteriordejando escapar al pony. La maana

  • estaba hmeda. Jody chapoteaba conlos pies, sintiendo un placer perversoen enlodarse en todos los charcos. Sumadre le sirvi su alimento y le dioropas secas sin preguntarle nada.Pareca saber que l no contestara aninguna pregunta. Cuando estuvolisto para regresar al establo, le trajouna vasija llena de humeantealimento.

    Dale esto -le dijo.Pero Jody no cogi la vasija.No quiere comer nada -dijo y

    sali corriendo de la casa.En la cuadra, Billy le ense a

  • fijar una bola de algodn a unpalillo, con el cual limpiar el agujerode la respiracin cada vez que seobstruyera con mucosidad.

    El padre de Jody entr en aquelmomento, permaneciendo junto aellos frente al pesebre. Despus sevolvi al muchacho.

    No sera mejor que vinierasconmigo? Ir a caballo hasta lacolina.

    Jody sacudi la cabeza.Es mejor que salgas de aqu -

    insisti su padre.Billy se volvi a l, irritado.

  • Djalo en paz. Despus de todo,es su pony, no es as?

    Carl Tiflin se alej sin decirnada ms, sintindose herido en sussentimientos.

    Toda la maana, Jody mantuvo laherida abierta y por ella el aireentraba y sala libremente. Amedioda, el pony se tumbfatigosamente de lado.

    Billy regres a la cuadra.Si vas a quedarte con l esta

    noche, mejor ser que vayas a la casaa dormir una pequea siesta -dijo.

    Jody sali con aire ausente. El

  • cielo se haba aclarado un poco ytena un dbil color azul. Los pjarosestaban atareados por doquier conlos gusanos que haban salido a lasuperficie hmeda del suelo.

    Jody se dirigi hacia el borde delmatorral sentndose junto a lamusgosa tinaja. Mir hacia la casa yla vieja casa de los peones y elsombro ciprs. El lugar era familiar,pero pareca extraamente cambiado.Ya no era nada en s mismo, sino unmarco para las cosas que estabanocurriendo. Un viento helado soplabaahora desde el Este, indicando que

  • las lluvias haban cesado por untiempo. A los pies de Jody asomabanlas malezas nuevas, y en el barro,alrededor de la fuente de agua, habamiles de huellas de codornices.

    El perro Mutt lleg por la huerta,y Jody, recordando cmo le habaarrojado el terrn, le pas el brazopor el cuello besndole el negrohocico. Doubletree Mutt permaneciquieto, agitando nicamente su largacola con gravedad, como si supieraque estaba ocurriendo algo solemne.Jody le sac una garrapata hinchadaque tena incrustada en el cuello y la

  • mat con las uas de sus pulgares.Era una cosa sucia y se apresur alavarse las manos en la fuente deagua fra.

    La casa estaba quieta. No seescuchaba ms que el incesantesusurro del viento. Jody saba que sumadre no le regaara si no iba aalmorzar. Mutt se escurri en supequea caseta, gimiendosuavemente para s mismo durantelargo tiempo.

    * * *Billy Buck se levant del pesebre

    y entreg a Jody el palillo con el

  • algodn. El pony continuaba echadoy la herida de su cuello se agitabacomo un fuelle. Al ver el pelaje secoy muerto del animal, Jodycomprendi que ya no habaesperanza para l. Haba visto esepelaje muerto antes, en perros yvacas, y era un signo inequvoco. Sedej caer pesadamente sobre unacaja bajando la barrera del pesebre.Durante largo tiempo tuvo los ojosfijos en la herida que se agitaba;despus dormit y la tarde pasrpidamente. Poco antes deobscurecer su madre le trajo una

  • fuente de estofado. Jody comi muypoco, y cuando obscureci coloc lalmpara sobre el suelo junto a lacabeza del pony, para poderobservar la herida y mantenerlaabierta. Y volvi a dormitar hastaque el fro de la noche le despert.El viento soplaba fieramente,trayendo consigo el fro del Norte.Jody trajo una frazada de su lecho, lacoloc sobre el heno y se envolvien ella. La respiracin de Gavilnera ahora tranquila; el agujero de sucuello se mova suavemente. Losbuhos entraban chillando por el

  • henal, en busca de ratones. Jody seapoy sobre las manos y durmi. Ensu sueo se daba cuenta que el vientohaba aumentado, pues lo sentagolpear en el establo.

    Cuando despert era de da, y lapuerta estaba abierta de par en par.El pony se haba ido. Ponindose depie de un salto sali corriendo a laluz matinal.

    Las huellas del pony eranclaramente visibles sobre el cspednuevo salpicado de roco; eranhuellas fatigadas, con pequeas rayasdonde se haban arrastrado los

  • cascos, y conducan hacia la pradera.Echando a correr, Jody las sigui. Elsol brillaba sobre el cuarzo blancoque asomaba en el suelo aqu y all.Mientras segua el rastro ntido, unasombra cay frente a l. Alzando losojos, vio un crculo de cuervosnegros que giraban descendiendocada vez ms. Los solemnespajarracos desaparecieron sobre elcerro. Jody corri entonces ms deprisa, impulsado por el pnico y larabia. Las huellas penetraban en lapradera, siguiendo por un caminotortuoso entre las altas artemisas.

  • En la cima del cerro, Jody sintique le faltaba el aliento. Se detuvorespirando fuertemente. La sangre legolpeaba en los odos. Entonces violo que estaba buscando: abajo, enuno de los pequeos claros de lapradera, yaca el pony colorado.Desde aquella distancia, Jodyperciba las piernas que se agitabanlenta y convulsivamente. Y en uncrculo alrededor de l, los cuervosesperaban el momento de la muerte,que tan bien conocan.

    Jody se precipit cerro abajo. Elterreno hmedo silenciaba sus pasos

  • y la artemisa le ocultaba. Cuandolleg, todo haba concluido. Elprimer cuervo se haba instalado enla cabeza del pony y alzaba ya elpico, del que chorreaba el obscurofluido del ojo. Jody se arroj sobreellos como un gato. La negrahermandad remontse en una nube,pero el que estaba sobre la cabezadel pony no alcanz a huir. Cuandose dispona a emprender el vuelo,Jody le cogi de un ala, tirndola confuerza. Era casi tan grande como l.El ala libre le peg en el rostro conla fuerza de un garrote; pero el

  • muchacho no la solt. Las garras delanimal se aferraron a su pierna y loscodillos de sus alas le golpearon lacabeza a ambos lados. Jody buscciegamente con su mano libre y susdedos encontraron el cuello delanimal, que an luchaba. Los ojosrojos le miraron al rostro serenos,sin temor, fijos; la mano desnuda girde un lado a otro. Entonces el pico seabri, vomitando una bocanada defluido ptrido. Jody se dej caersobre el pjaro, afirmndole elcuello contra el suelo con una mano,mientras con la otra busc un trozo

  • de afilado cuarzo blanco. El primergolpe quebr el pico, y un chorro desangre negra salt de las comisurasretorcidas y emplumadas. Volvi agolpear, pero esta vez err. Los ojoscontinuaban mirndole sin temor, conuna mirada impersonal ydesprendida. Golpe una y otra vez,hasta que el cuervo qued muerto,hasta que su cabeza no fue sino unapulpa colorada. Todava continuabagolpeando al pjaro muerto, cuandoBilly lo levant del suelo,apartndolo del animal ysostenindolo firmemente para

  • calmar sus estremecimientos.Carl Tiflin limpi la sangre del

    rostro del muchacho con un pauelode badana roja. Jody estaba ahoraquieto y se senta dbil. Su padreapart el cuervo con el pie.

    Jody -le explic-, el cuervo nomat al pony. No lo sabas acaso?

    S, lo s -replic Jodycansadamente.

    Billy Buck, que haba levantado aJody en sus brazos para conducirle acasa, se volvi hacia Carl Tiflin conimpaciencia.

    Claro que lo sabe -dijo

  • furiosamente-. Por amor de Dios,hombre! No puede comprender loque siente el muchacho?

    LAS GRANDESMONTAAS

    En el calor zumbante de una tardede verano, el pequeo Jody recorradisplicentemente el rancho en buscade algo que hacer. Haba estado en elestablo, y en seguida se haba puestoa tirar piedras contra los nidos degolondrinas, bajo los aleros, hastaque todas las pequeas casitas debarro se rompieron dejando caer susforros de paja y de plumas sucias.

  • Despus, en la casa del rancho,prepar una trampa para ratones, conqueso podrido, y la coloc en unsitio donde Doubletree Mutt, el buenperro pastor, pudiera atraparse elhocico. No era un impulso decrueldad lo que mova a Jody aactuar as, sino el tedio de la larga ycalurosa tarde. Doubletree Muttmeti su hocico imprudentemente enla trampa y huy cojeando y ladrandode dolor, con las ventanillasensangrentadas. Cada vez que sehera en alguna parte de su cuerpo,fuera cual fuese, Mutt cojeaba. Era

  • su manera de ser. Una vez, siendojoven, se vio cogido en una trampade coyotes, y desde entonces siemprehaba cojeado, hasta cuando lerean.

    Al or gair al perro, la madre deJody llam al nio desde la casa:

    Jody! Deja de torturar a eseperro y haz algo til!

    Sintindose culpable, Jody learroj una piedra a Mutt. En seguidacogi su honda del prtico y sedirigi hacia la pradera, para tratarde matar algn pjaro. Era una buenahonda con gomas compradas en un

  • almacn; pero, aun cuando Jodyhaba apuntado a menudo a lospjaros, jams haba dado en elblanco a ninguno. Cruz la huerta,golpeando el polvo con los pies. Enel camino encontr una piedraperfecta para su honda: una piedraredonda, ligeramente plana y losuficientemente pesada para cruzar elaire. La coloc en la bolsa de gomade su arma y se encamin a lapradera. Tena el ceo contrado ymova los labios incesantemente; porvez primera en aquella tarde estabaatento. A la sombra de la artemisa,

  • los pajarillos escarbabanafanosamente entre las hojas, luegoalzaban el vuelo hacia algn sitioprximo y all volvan a escarbar.Jody tir las gomas de la honda y seadelant cautelosamente. Un zorzalse detuvo, le mir y se agach listopara emprender el vuelo. Jody seacerc bordeando, avanzandolentamente un pie, luego el otro.Cuando estuvo a veinte pasos dedistancia, levant cuidadosamente lahonda y apunt. La piedra silb; elzorzal vol rectamente hacia ella ycay con la cabecita destrozada.

  • Jody corri a recogerlo.Bueno, te pill -dijo.El pjaro pareca mucho ms

    pequeo muerto que lo que habaparecido vivo. Jody sinti un ligerodolor en el estmago; entonces,sacando su cortaplumas le cort lacabeza. A continuacin le sac lasentraas, le cort las alas, y porltimo lo arroj todo a un matorral.No le importaba el pjaro ni la vidade ste, pero saba lo que habrandicho las gentes mayores si lehubieran visto matarlo y sentavergenza ante su probable opinin.

  • Decidi olvidar el asunto lo mspronto posible y no mencionarlonunca a nadie.

    Las colinas estaban secas poraquel entonces y el csped se veadorado; pero en el sitio donde elcao llenaba la tina redonda hastaque el agua se desparramaba, habaun trozo de fino csped verde,profundo, suave y hmedo. Jodybebi d la tina musgosa y se lavlas manos para quitarse la sangre delpjaro. Despus se tendi sobre elcsped, contemplando las nubesespesas del verano. Cerrando un ojo

  • y anulando as la perspectiva, traalas nubes hasta su alcance, de talmodo que poda extender sus dedos ytocarlas, ayudando a la brisa ligera aempujarlas por el cielo; le parecaque rodaban ms aprisa gracias a suayuda. As disip una nube blanca yespesa hasta hacerla desaparecer desu vista. Jody se pregunt qu veraaquella nube ahora. Se irgui paraobservar mejor las grandes montaashacia donde las nubes iban aamontonarse y donde se tornabanobscuras y amenazadoras paraconcluir en un borde dentado muy

  • alto hacia el Oeste. Extraas ymisteriosas montaas; pens en cuanpoco saba acerca de ellas.

    Qu hay al otro lado? lehaba preguntado una vez a su padre.

    Ms montaas, supongo. Porqu?

    Y al otro lado de ellas?Ms montaas. Por qu?Y siempre ms y ms

    montaas?Bueno, no. Finalmente llega uno

    al ocano.Pero, qu hay en las montaas?Solamente peascos, y

  • matorrales, y rocas, y sequedad.Estuvo usted all alguna vez?No.Ha estado alguien all alguna

    vez?Algunas personas, supongo. Es

    peligroso a causa de los peascos ydems cosas. He odo decir que hayms regiones inexploradas en lasmontaas del condado de Monterreyque en ningn otro lugar de losEstados Unidos.

    Su padre pareca sentirseorgulloso de que as fuese.

    Y despus viene el ocano?

  • Despus viene el ocano.Pero -insisti el muchacho-,

    pero, entre ambas cosas? Nadie losabe?

    Oh, s, algunas personas. Perono hay manera de llegar hasta all. Ytampoco mucha agua. Slo rocas, ypeascos, y bosques. Por qu?

    Estara bien ir all.Para qu? No hay nada.Jody saba que tena que haber

    algo, algo muy maravilloso porqueno era conocido, algo secreto ymisterioso. En su interior senta queas era. Otro da pregunt a su

  • madre:Sabe usted qu hay en las

    grandes montaas?Ella alz los ojos hasta l, luego

    los volvi hacia las ferocescordilleras.

    Me imagino que slo el oso -dijo.

    Qu oso?Aquel que fue a la montaa para

    ver lo que en ella haba.Jody interrog a Billy Buck sobre

    la posibilidad de que existieranantiguas ciudades perdidas en lasmontaas, pero Billy estaba de

  • acuerdo con el padre de Jody.No es probable -dijo-, No

    habra nada que comer, a menos quevivan all gentes que se alimenten derocas.

    sa fue toda la informacin queJody pudo obtener, y aquel misterioconverta a las montaas en algoterrible y atrayente a la vez. Amenudo imaginaba millas de sierrashasta que por ltimo vena el mar.Cuando los picachos estaban rosadospor la luz del sol, le invitaban a ir aellos, y cuando el sol habadesaparecido tras sus bordes al

  • atardecer y las montaas eran comouna desolacin prpura, le infundanpavor; parecan tan impersonales ydistantes que su mismaimperturbabilidad era como unaamenaza.

    Ahora volvi la cabeza hacia lasmontaas del Este, las Gavilanes.stas eran montaas alegres en cuyascolinas haba ranchos y en cuyascrestas crecan pinos. Vivan gentesen sus laderas, y all habanselibrado batallas contra losmejicanos.

    Volviendo un instante la cabeza

  • hacia las Sierras Grandes, Jody seestremeci ligeramente ante elcontraste. La cuenca formada al piede la colina en la cual se encontrabael rancho, ofreca un refugio soleadoy seguro. En la casa resplandeca laluz blanca y el granero tena unaspecto pardo y tibio. Las vacascoloradas en la colina ms alejadapastaban lentamente hacia el Norte.Incluso el ciprs obscuro junto a lacasa de los peones tena su aspectohabitual. Los pollos escarbaban entrelos escombros del corral conpequeos y rpidos pasos de vals.

  • De pronto, Jody divis una figuraque se mova. Era un hombre quecaminaba lentamente por la cima dela colina, en la carretera de Salinas,y pareca dirigirse a la casa. Jody sepuso de pie y ech a andar en lamisma direccin, pues si alguienllegaba a la casa, l quera estar allpara verle. Cuando lleg a la puerta,el hombre estaba slo a mitad delcamino. Era un hombre delgado, dehombros muy rectos. Jody se diocuenta de que era viejo por sumanera de golpear el suelo con lostacones y de andar con brincos

  • tiesos. Al aproximarse ms, Jody vioque vesta pantalones y chaqueta decolor. Tena unos zapatos de gan yun viejo sombrero Stetson. Llevabaal hombro un saco de algodn suciode tierra y lleno. Ya estaba losuficientemente cerca para poderlever el rostro. Era un rostro morenocomo carne de vaca seca. Tena unosbigotes blancos que se vean de untono casi azulado sobre la pieltostada, y cabellos tambin blancos.La piel de la cara pareca haberretrocedido sobre su crneo hastacubrir el hueso, no la carne, y haca

  • aparecer la nariz y la barbillapuntiagudas y frgiles. Sus ojos erangrandes, profundos y obscuros. Eliris y la pupila eran una sola cosanegra, pero los globos de sus ojoseran pardos. No tena una sola arrugaen el rostro. El viejo vesta unachaqueta de estamea azul cerradahasta el cuello con botones debronce, como acostumbran loshombres que no usan camisa. Por lasmangas asomaban unas muecashuesudas y unas manos nudosas yduras como ramas de durazno. Lasuas eran lisas, romas y lustrosas.

  • El viejo se acerc a la puertabajando el saco del hombro alenfrentarse con Jody. Sus labios seagitaron ligeramente y de ellos saliuna voz suave e impersonal.

    Usted vive aqu?Jody se sinti apurado. Se volvi

    para mirar hacia la casa y al granero,donde estaban su padre y Billy Buck.

    S -replic, al ver que no venaayuda alguna de aquella direccin.

    He vuelto -dijo el viejo-. SoyGitano y he vuelto.

    Jody no poda asumir aquellaresponsabilidad. Se volvi

  • bruscamente y corri hacia la casa enbusca de ayuda, haciendo golpear lapuerta tras s. Su madre estaba en lacocina hurgando con una horquillalos agujeros tapados de unescurridor, y mordindose el labioinferior en la concentracin de sutrabajo.

    Es un viejo -exclam Jodyexcitado-. Es un paisano y dice queha vuelto.

    Su madre dej a un lado elescurridor clavando la horquilladetrs de la tabla del vertedero.

    Qu pasa? pregunt

  • pacientemente.Hay un viejo afuera. Venga a

    verle.Bueno, qu desea? pregunt

    desatando los lazos de su delantal yalisndose el cabello con los dedos.

    No s. Vino caminando.Su madre se orden el vestido y

    sali seguida de Jody. Gitano no sehaba movido.

    Qu desea? pregunt mistressTiflin.

    Gitano se quit su viejosombrero negro, sujetndolo conambas manos delante de s.

  • Soy Gitano -repiti -y he vuelto.Vuelto? Vuelto adnde?El cuerpo recto de Gitano se

    inclin un poco hacia delante. Sumano derecha descubri el crculo delas colinas, los campos y lasmontaas.

    Al rancho. Yo nac aqu, y mipadre tambin.

    Aqu? pregunt ella-. ste noes un lugar muy antiguo.

    No, all -dijo l, sealando lasierra occidental-. Al otro lado, enuna casa que ha desaparecido. S,seora. Cuando la hacienda fue

  • parcelada, no pusieron ms cal en eladobe y las lluvias se lo llevaron.

    La madre de Jody permanecisilenciosa un instante, mientrasextraos pensamientos nostlgicoscruzaban su mente; pero los borrrpidamente.

    Y qu desea ahora aqu,Gitano?

    Quedarme aqu hasta que muera-respondi l tranquilamente.

    Pero no necesitamos ningnhombre extrao.

    Ya no puedo trabajar mucho,seora. Puedo ordear una vaca, dar

  • de comer a las aves, cortar un pocode madera y nada ms. Me quedaraqu. stas son mis cosas -concluy,mos trando el hatillo colocado en elsuelo junto a l.

    Corre al granero a llamar a tupadre.

    Jody sali precipitadamente yvolvi con Carl Tiflin y Billy Buck.El viejo estaba en el mismo sitiodonde le dejara, pero ahoradescansaba. Todo su cuerpo se habacombado en un reposo sin tiempo.

    Qu sucede? pregunt CarlTiflin-. Por qu est Jody tan

  • excitado?Mistress Tiflin seal al viejo.Quiere quedarse aqu. Quiere

    hacer algn pequeo trabajo yquedarse aqu.

    Pues no podemos tenerle. Nonecesitamos ms hombres. Esdemasiado viejo. Adems, Billy hacetodo lo que hay que hacer.

    Haban estado hablando de lcomo si no existiera; de pronto,ambos vacilaron y miraron a Gitano,sintindose confusos. Gitano aclarsu garganta.

    Soy demasiado viejo para

  • trabajar. He vuelto al lugar dondenac.

    Usted no naci aqu -respondiCarl speramente.

    No. Nac en la casa de adobe,all en la colina. Antes que ustedesllegaran, todo esto era una solahacienda.

    En la casa de barro que se hadeshecho?

    S. Y mi padre tambin. Ahorame quedar aqu, en el rancho.

    Le repito que no puede quedarse-dijo Carl irritado-. No necesito aningn viejo. ste no es un rancho

  • grande. No puedo darle de comer nipagarle un mdico. Debe tener ustedparientes o amigos. Vaya con ellos.Acudir a extraos es lo mismo quemendigar.

    Yo nac aqu -repiti Gitanopaciente e inflexible.

    A Carl Tiflin no le gustaba sercruel, pero sinti que no le quedabaotro remedio.

    Puede comer aqu esta noche ydormir en el cuartito de la vieja casade peones. Le daremos su desayunopor la maana y luego tendr queseguir su camino. Vaya con sus

  • amigos. No venga a morir en casa deextraos.

    Gitano se puso su sombreronegro y se inclin a recoger su saco.

    stas son mis cosas -dijo.Carl se volvi.Ven, Billy, vamos a terminar

    nuestros quehaceres, Jody, mustraleel cuartito del galpn.

    Billy y l tomaron la direccindel granero. Mistress Tiflin entr enla casa, volvindose en el umbralpara decir:

    Le enviar algunas mantas.Gitano mir interrogativamente a

  • Jody.Yo le mostrar dnde s -dijo el

    muchacho.En el cuarto haba un camastro

    con un colchn casi plano, un cajnde manzanas sobre el que haba unalinterna, y una silla mecedora sinrespaldo. Gitano depositcuidadosamente su saco sobre elsuelo y se sent en la cama. Jodypermaneci tmidamente en el cuarto,vacilando. Finalmente dijo:

    Vino usted por las montaasgrandes?

    No, trabaj en el valle de

  • Salinas.Pero los pensamientos de la tarde

    no abandonaron a Jody.Estuvo usted alguna vez en las

    montaas grandes?Los ojos obscuros del viejo

    parecieron hundirse y su luz iluminarinteriormente los aos que vivan ensu cabeza.

    Una vez, cuando era pequeo.Fui con mi padre.

    Qu haba all? exclamJody-. Vio gentes o alguna casa?

    No.Entonces, qu haba?

  • Los ojos de Gitanopermanecieron fijos en su interior.Una pequea arruga se form entresus cejas.

    Qu vio all? insisti Jody.No s -dijo Gitano-. No

    recuerdo.Era muy terrible y seco?No recuerdo.En su excitacin, Jody haba

    perdido su timidez.No se acuerda usted de nada de

    all?La boca de Gitano se abri para

    dar una respuesta, mientras su

  • cerebro buscaba las palabras.Creo que era muy tranquilo

    creo que era agradable.Los ojos de Gitano parecan

    haber encontrado algo en los aos,porque se suavizaron como si unasonrisa hubiera asomado a ellos.

    Y nunca ms volvi usted a lasmontaas? insisti Jody.

    No.Nunca quiso volver?El rostro de Gitano se haba

    tornado impaciente.No -dijo en un tono que

    manifestaba claramente que no quera

  • hablar ms de aquello.Sin embargo, el muchacho sigui

    all, atrado por una curiosafascinacin. No quera alejarse deGitano; pero su timidez volvi aapoderarse de l.

    Quiere usted venir al establo aver los caballos? pregunt.

    Gitano se puso de pie, se colocsu sombrero y se dispuso a seguirle.

    Era ya casi de noche. Ambos sedetuvieron junto al abrevadero,observando a los caballos quebajaban de las colinas a beber suracin de la tarde. Gitano apoy sus

  • grandes manos morenas y nudosas enla baranda superior del cerco. Cincocaballos se acercaron a beber, ydespus se quedaron en las cercanasmordisqueando el suelo orestregndose los costados contra lamadera pulida del cerco. Largo ratodespus que hubieron terminado debeber, apareci un caballo viejo quebajaba penosamente la colina. Tenagrandes dientes amarillos, unoscascos planos y afilados comoespadas y costillas que se marcabanntidamente bajo la piel. Llegpenosamente hasta el abrevadero y

  • bebi con un fuerte ruidosuccionador.

    Es el viejo Pascua Florida, elprimer caballo que tuvo mi padre.Tiene treinta aos -explic Jodyalzando los ojos hasta los de Gitanoen espera de una respuesta.

    Ya no sirve para nada-dijoGitano.

    El padre de Jody y Billy Bucksalieron en aquel momento delestablo.

    Demasiado viejo para trabajar -repiti Gitano-. No hace sino comery pronto ha de morir.

  • Carl Tiflin alcanz a escuchar lasltimas palabras. Aborreca subrutalidad hacia el viejo Gitano ypor esto mismo volvi a mostrarsebrutal.

    Es una vergenza no matar aPascua Florida -dijo-. Leevitaramos una cantidad desufrimientos y reumatismo.

    Mir secretamente a Gitano paraver si ste haba captado el paralelo;pero las grandes manos huesudas nose movieron, ni desvi el viejo susojos del caballo.

    Los seres viejos deberan ser

  • suprimidos -prosigui el pa dre deJody-. Un tiro, un gran ruido, un grandolor en la ca beza tal vez, y seacab. En todo caso, es preferible alenvara miento y al dolor de muelas.

    Pero tambin existe el derechode descansar despus de ha bertrabajado toda la vida -interrumpiBilly Buck.

    Carl haba estado mirandofijamente al caballo viejo.

    No puedes imaginarte cmo eraPascua Florida -dijo suavemente-.Tena un cuello erguido, un pechoprofundo, una magnfica envergadura.

  • Poda saltar una puerta de cincobarras.

    En cierta ocasin, gan unacarrera llana con l, cuando yo tenaquince aos. Pude haber sacadodoscientos dlares por l en cualquier poca. Al verle ahora, nadie seimaginara qu hermoso animal era. Carl Tiflin se contuvo porque no legustaba mos trarse blando-. Peroahora deberamos pegarle un tiro -concluy.

    Tiene derecho a descansar -insisti Billy Buck.

    El padre de Jody tuvo un

  • pensamiento humorista. Volvindosea Gitano, dijo:

    Si en una colina crecieranjamn y huevos, yo le pondra apastar a usted tambin. Pero nopuedo dejarle pastar en mi cocina.

    Ms tarde, mientras se diriganhacia la casa, ri de su broma conBilly Buck.

    Qu bueno sera para todosnosotros que en las colinas crecierajamn con huevos!

    Jody saba que su padre habaestado buscando un punto precisopara herir a Gitano. A l le haba

  • ocurrido aquello a menudo. Su padreconoca cada punto sensible delmuchacho para dejar caer all unapalabra emponzoada.

    Lo dice solamente por hablar -dijo Jody-. No tiene intencin dematar a Pascua Florida. l quiere asu caballo. Fue el primero que tuvo.

    El sol se hundi detrs de lasaltas montaas mientras permanecanall. El rancho descans. Gitanopareca sentirse ms a sus anchas conel crepsculo. Hizo con los labios uncurioso ruido y extendi una de susmanos sobre el cerco. El viejo

  • Pascua Florida se acerc tiesamentehacia l, y Gitano le acarici elcuello esculido bajo la melena.

    Le gusta? pregunt Jodysuavemente.

    S pero no sirve para nada.El tringulo son en el rancho.Es hora de cenar -exclam

    Jody-. Venga conmigo.Los pavos volaban pesadamente

    hacia las ramas bajas del ciprs juntoa la casa de los peones. Un gato delrancho cruz el camino llevando unarata tan grande que la cola learrastraba por el suelo. La codorniz,

  • en las laderas, estaba todavaescuchando la cristalina llamada delagua.

    Jody y Gitano llegaron hasta lospeldaos traseros y mistress Tiflinlos mir a travs de la mampara.

    Apresrate, Jody. Venga acomer, Gitano.

    Carl y Billy Buck se habansentado ya frente a la larga mesacubierta de hule y haban comenzadoa comer. Jody se desliz a su sillasin moverla, pero Gitano permanecide pie, sujetando el sombrero entrelas manos, hasta que Carl le dijo:

  • Sintese, sintese. Mejor serque llene su panza antes demarcharse.

    Carl tema ablandarse y permitirque el viejo se quedara, y por ellocontinuaba recordndose a s mismoque esto no poda ser.

    Gitano dej su sombrero en elsuelo y se sent tmidamente. Nopoda alcanzar la comida y Carl tuvoque pasrsela.

    Tome, srvase.Gitano coma muy lentamente,

    cortando trocitos de carne yarreglando pequeas pastillas de

  • patatas amasadas en su plato. Lasituacin no cesaba de preocupar aCarl Tiflin.

    No tiene usted parientes en estaparte del pas? pregunt.

    Gitano replic con cierto orgullo:Mi cuado est en Monterrey.

    Tambin tengo primos all.Bueno, entonces puede irse a

    vivir con ellos.Yo nac aqu -dijo Gitano como

    un suave reproche.La madre de Jody sali de la

    cocina trayendo una gran fuente debudn de tapioca.

  • Carl se dirigi a ella riendo:Te cont lo que le dije a

    Gitano? Le dije que si el jamn y loshuevos crecieran en las laderas delas colinas, le pondra a pastar comoal viejo Pascua Florida.

    Gitano no levant los ojos,clavados en el plato.

    Es una lstima que no puedaquedarse -dijo mistress Tiflin.

    Mira, no vengas ahora con esascosas -dijo Carl speramente.

    Cuando terminaron de comer,Carl, Billy Buck y Jody fueron asentarse un rato en el living-room;

  • pero Gitano, sin una palabra dedespedida o de agradecimiento,atraves la cocina y sali por lapuerta trasera. Jody observaba ensecreto a su padre, pues saba cuanmezquino se senta.

    Esta comarca est llena de estosviejos paisanos -le dijo Carl a BillyBuck.

    Son excelentes hombres -dijoBilly defendindolos-.

    Pueden trabajar muchos ms aosque los blancos. Yo conoc a uno quetena ciento cinco aos y que todavapoda montar un caballo. Jams se ve

  • a un hombre blanco, de la edad deGitano, caminando veinte o treintamillas.

    S, es verdad que son muyresistentes -estuvo de acuerdo Carl-.Pero, dime, es que te vas a ponertambin de su parte? yeme, Billy -explic-, bastantes preocupacionestengo con librar a este rancho delBanco de Italia para hacerme cargotodava de alguien a quien alimentar.T lo sabes bien, Billy.

    Sin duda -replic Billy-. Siusted fuera rico, sera diferente.

    As es. Adems, el viejo tiene

  • sitio adonde ir. Tiene cuado yprimos en Monterrey. Por quhabra yo de hacerme cargo de l?

    Jody escuchaba y le pareca orla voz suave de Gitano con suimperturbable: Pero yo nac aqu.Gitano era misterioso como lasmontaas. Haba sierras que seseguan hasta donde alcanzaba lavista; pero detrs de la ltimaserrana se extenda una vastacomarca desconocida. Y Gitano noera un hombre viejo hasta que unollegaba a sus ojos obscuros, detrsde los cuales haba algo

  • desconocido. l no deca jams nadaque le permitiera a uno adivinar loque haba dentro de ellos, en elinterior de sus ojos. Jody se sentairresistiblemente atrado hacia lacasa de los peones. Mientras supadre hablaba, se escurri de su sillay salt por la puerta sin hacer ruido.

    La noche era obscura y los ruidoslejanos se perciban claramente. Loshorcates de un arreo de maderasonaban por encima de la colina, enel camino del condado. Jodyatraves el patio en sombras. Por laventana del pequeo cuarto de

  • peones se filtraba una luz, y como lanoche era callada, se dirigisilencioso hasta ella asomndose amirar. Gitano estaba sentado en lasilla mecedora, de espaldas a laventana. Su brazo derecho se movalentamente delante de l. Jodyempuj la puerta y entr. Gitano seirgui y cogiendo un trozo de cuerode venado trat de cubrir el objetoque tena en su regazo; pero el cueroresbal y Jody se qued atnito antelo que Gitano tena en la mano. Eraun hermoso espadn con una cazoletadorada. La hoja era como un sombro

  • rayo de luz, y la cazoleta estabalabrada con un intrincado diseo.

    Qu es? pregunt Jody.Gitano se limit a dirigirle una

    mirada de agravio, y cogiendo elcuero de venado envolvifirmemente la hermosa hoja en l.Jody extendi la mano.

    Puedo verlo?Los ojos de Gitano brillaron de

    ira y sacudi la cabeza.De dnde lo sac? Cmo lo

    ha conseguido?Esta vez, Gitano le mir

    profundamente, como si estuviera

  • reflexionando.Lo recib de mi padre.Y l de dnde lo sac?Gitano mir el paquete envuelto

    en el cuero de venado que tena en lamano.

    No s.Nunca se lo dijo?No.Y qu hace usted con eso?Gitano pareci ligeramente

    sorprendido.Nada, lo guardo simplemente.Puedo verlo de nuevo?El viejo desenvolvi lentamente

  • la hoja reluciente dejando que la luzde la lmpara se proyectara sobreella un instante. En seguida volvi aguardarla.

    Mrchese ahora. Quieroacostarme -dijo, apagando lalmpara casi antes de que Jodyhubiera cerrado la puerta.

    Mientras se encaminaba a lacasa, Jody saba algo con mayorprecisin de lo que jams habatenido en su vida, y era que no debacontarle a nadie nada acerca delespadn. Sera espantoso contrselo aalguien, porque ello destruira alguna

  • frgil estructura de verdad. Era unaverdad que poda ser destrozada porla indiscrecin.

    En el camino a travs del patioobscuro, Jody pas junto a BillyBuck.

    Estn buscndote -le dijo Billy.Jody regres al living-room y su

    padre se volvi al sentirle entrar.Dnde estabas?Fui a ver si coga ratas en la

    nueva trampa.Es hora de que te acuestes -dijo

    su padre.* * *

  • Jody fue el primero que estuvo ala mesa del desayuno a a maanasiguiente. Despus lleg su padre, ypor ltimo, Billy Buck. MistressTiflin se asom desde la cocina.

    Dnde est el viejo, Billy? pregunt.

    Me imagino que debe estardando un paseo -dijo Billy-. Mir asu cuarto y no estaba all.

    Tal vez parti para Monterrey -dijo Carl-. Es un largo trayecto.

    No -explic-. Su saco est en elcuarto.

    Terminado su desayuno, Jody se

  • dirigi a la casa de los peones. Lasmoscas volaban al sol. El ranchopareca especialmente tranquiloaquella maana. Cuando estuvoseguro de que nadie le observaba,entr en la pequea habitacin y mirdentro del saco de Gitano. stecontena alguna ropa interior, un parde pantalones y tres pares decalcetines usados. No haba nadams. Una aguda soledad cay sobreJody. Regres lentamente a la casa.Su padre estaba en el prticohablando con Mistress Tiflin.

    Parece que el viejo Pascua

  • Florida se muri por fin -dijo Carl-.No le vi bajar al agua con los demscaballos.

    A mediados de la maana, JessTaylor, del rancho de la sierra, llega caballo.

    Supongo que no venderas aquelviejo mataln tuyo, eh, Carl?

    No, por supuesto que no. Porqu?

    Es el caso -dijo Jess -que estamaana sal temprano y observ algocurioso. Vi a un viejo montado en uncaballo muy viejo, sin silla y con untrozo de cordel por brida. No iba por

  • el camino, sino que cortaba derechopor la pradera. Creo que tena unrevlver. Al menos, vi relucir algoen su mano.

    Es el viejo Gitano -dijo CarlTiflin-. Voy a ver si falta alguno demis fusiles.

    Entr un segundo en la casa.No, estn todos all. Qu

    direccin llevaba, Jess?Bueno, esto es precisamente lo

    curioso. Iba directamente hacia lasmontaas.

    Carl ri.Nunca son demasiado viejos

  • para robar -dijo-. Supongo que robal viejo Pascua Florida.

    Quieres salir a buscarle, Carl?Bah, no; as me ahorrar el

    trabajo de enterrar a ese caballo.Pero me pregunto de dnde habrsacado ese revlver y qu es lo queva a hacer all.

    Jody cruz la huerta, hacia elmatorral. Desde all, mir con ojosinterrogadores las montaas que seerguan majestuosamente, sierra trassierra, hasta el mar. Por un minutocrey divisar una mancha negra quese arrastraba en la sierra ms lejana.

  • Pens en el espadn, y en Gitano, yen las grandes montaas. Senta ungran deseo, un deseo tan agudo, quehubiera querido llorar paraarrancrselo del pecho. Se tendi enel csped cerca del abrevadero alborde de la pradera. Se cubri losojos con los brazos y estuvo alllargo rato, lleno de una tristeza sinnombre.

    LA PROMESAA mediados de una tarde de

    primavera, el pequeo Jodycaminaba marcialmente por lacarretera bordeada de matorrales en

  • direccin a su casa. Golpeandocontra su rodilla la fiambrera en quellevaba su almuerzo a la escuela,imitaba el ruido de un tambor bajo, ala vez que chasqueaba la lenguacontra sus dientes para hacer losruidos correspondientes a untamboril y trompetas. Haca ya largorato que los dems miembros de lapandilla que con tanto desparpajoabandonaban la escuela, habantomado las sendas de los diversosdesfiladeros o de las carreterastortuosas hasta sus propios ranchos.En ese instante, Jody caminaba

  • levantando muy alto las rodillas ygolpeando fuertemente el suelo conlos pies. Iba al parecer solo, perotras l caminaba un ejrcitosilencioso e implacable.

    La tarde estival era verde y oro.Debajo de las ramas extendidas delos robles crecan plantas plidas yaltas, y en las colinas, el forraj