El Mostrador Montevideano

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    El mostrador montevideanoLuca Sala de Touron

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    MONTEVIDEO: principal"fondeadero" delRo de la Plata"Principal fondeadero del Ro de la Platacalific a Montevideo Francisco Millau -oespaol llegado a estas tierras a comienzossegunda mitad del siglo XVIII- al puerto dgura de hierro de caballo" (herradura) y prodestino. La pequea ciudad que se levantapennsula del este de la baha, posee ya unmuelle que, aunque todava no est concluidcilita un embarcadero de "mucha comodibastante abrigo".Muy pronto la ciudad disfrutar de un trficoahora desconocido, pero todava los colonos rdan las penurias s in cuento de los primeros tide la ciudad de Zabala. Montevideo tiene apocos aos de vida y en conjunto, la colonide la Banda Oriental, es reciente. "La funestna del trabajo de las minas" y la ignorancvalor de la industria y el comercio sern -Miguel de Lastarria, el i lust re secretar io del VAvils- las causas pr incipales del tardomiento de estas tierras. La vie ja reduccin deDomingo Soriano fue establecida muy tardaen tierra f irme y las vaqueras, primera formexplotacin de la "mina" de ganado, tambinician en las primeras dcadas del siglo XVIsignificativo para nuestro territorio.

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    La Banda Oriental, "tierra de ningn provecho", slomereci efectiva atencin de las autoridades cuando losportugueses plantaron su pendn en la Colonia del Sa-cramento. La ciudad de Manuel Lobo levantada frente aBuenos Aires en las "puertas de la tierra", ser, a la vez,base de introduccin de efectOs y extraccin de metalesy cueros, y avanzada de la expansin portuguesa. Es sa-bido que tras de Portugal se halla Inglaterra la que, porotra parte, luego de Utrech disfruta del Asiento de introduccin de esclavos en las colonias espaolas, vehculoefectivo del ejercicio de su nunca desmentida vocacin decontrabandista.El "A$iento", que tuvO en Buenos Aires uno de susenclaves, sirvi de revulsivo a la economa rioplatense yjuntO con el "Registro" de Alzibar y Urquijo -que prcticamente monopoliza el trfico espaol en el Plata- increment extraordinariamente las faenas de ganado. Estanta la demanda, que agotados los del COrtO "hinterland"de Buenos Aires, comienza a faenarse los de la BandaOriental. Las tierras del norte del Plata, donde cien aosantes se dispersaron los ganados introducidos por Hernandarias y los abandonados por los jesuitas de las MisionesOrientales, son el depsitO de una insondable riqueza que,al decir de los estudiosos, recin se conoci por los ha-bitantes de los territOrios de ms antigua colonizacin,cuando luego de la fundacin de la Colonia del Sacramento, vinieron tropas a desalojar al tenaz enemigo. ElCabildo de Buenos Aires autorizado para conceder los

    permisos para vaquear, beneficiado con un tercio delductO de los cueros faenados -excepcin hecha de loslas partidas de Alzibar, eximidos de tal prestacin-es sin embargo el amo indiscutido de esas riquezasenfrenta con Santa Fe -que tambin extrae ganado hsus terri tOrios- y con los Jesuitas. Y mientras desde oregiones se procura tambin usufructuar esta riquezadueo, las querellas suben de tOno y slo terminarnla celebracin de "Concordias" que establecen las cuentre los distintos beneficiarios del ganado oriental.Es claro que no tOdos los que faenan tienen autzaciones. Para los portugueses y tambin para el "AstO", cuerean "changadores" que sin ms ley que suluntad, "hacen cueros" y sebos validos de la inexistede un poder que pueda impedrselo. Primero la piraty luego el contrabando atrajeron a estas costas a ingleholandeses, dinamarqueses, que cambian a los indiosratijas por cueros. HistOria con sabor a leyenda, es lala muerte del francs Moreau, a manos de partidaspaolas, en las costas de mgica belleza de los "Castilen 1717.y en las tierras de ingentes riquezas que reClenmienzan a ser explotadas, los hombres venidos de BueAires, Santa Fe, Tucumn, Paraguay, tc., los portuguedesertOres -que abandonan la dura vida de abordo, ael sueo de una ms placentera- los tapes que huyenlas Misiones y de las tropas en que han venido a positio a la Colonia, se mezclarn con los charras daUn montevideo ondulante segn lo vieron los ingleses invasores de 1

    Dibuj o de P. Guichenet . gr abado de ]. Yeakes (Museo His t ri co Munic

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    nacllU1entO a la poblacin bsica de la campaa oriental."Gauchos", "gauderios", "changadores", etc., son nom-bres que se aplican a las gentes que participan eventual-mente en las vaqueras legales O clandestinas, que contra-bandean y que viven "sueltOs" en la pradera brbara queles proporciona el sustento.Entre los que vienen a las vaqueras, algunos levantansus ranchos en la ribera acogedora de algn ro o arroyo,se establecen en forma permanente con algn rodeo yhasta plantan algunas sementeras. Son los pequeos po-seedores tan duramente castigados posteriormente. En elngulo sudoeste del territOrio, en las costas del Uruguayentre el Ro de la Plata y el Negro, los accioneros tienensus ranchadas que sirven para el depsitO de los cuerosy sebos y de puntO de partida para los faeneros que seinternan en el territOrio en busca de ganados. A medidaque la explotacin exhaustiva aleje a los animales, tam-bin en algunas grandes estancias aparecern los rodeos.Antes de establecerse la propiedad privada de la tierra,naci pues la estancia oriental.Al intensificarse la penetracin portuguesa y cuando laexplotacin del ganado valorice el territOrio, se har im-perativo para Espaa asegurar la posesin de esta Banda,con un ncleo poblado que se ubicar en la estratgicabaha de Montevideo. Con el proceso fundacional de estaciudad da comienzo un nuevo tipo de poblamiento. lo scolonos trados de Buenos Aires o desde las Canarias, re-cibirn un solar en la pennsula, una chacra y una suertede estancia --de media legua de frente por legua y mediade fondo en propiedad- y una porcin de ganados. Amanera de marca fronteriza, con los colonos encuadradosen las milicias, siempre sobre las armas, Montevideo debeatender a la defensa de las tierras que le pertenecen, delos portugueses y de los minuanes y charras. EstOs re-sisten la conquista y, a veces, ms hbilmente tratados,sirven a Portugal.En los primeros aos la vida de la ciudad esdifcil. Sus pobladores reducidos por los ataques indgenasal dominio de poco ms del recintO urbano; limitadas lasposibilidades de comercializacin legal a la venta de losfrutOs a Alzibar, y sometidos al gobierno arbitrario delos jefes militares, arrastran una existencia penosa que lasactas capitulares registran puntualmente. Son los aos enque el poderoso armador vizcano, el que trajera en susbuques a los colonos canarios y bloqueara a la Colonia,suea en convertirse en seor feudal de Montevideo. Elgobernador Salcedo le conceder la hermosa rinconadacomprendida entre el Plata, el Santa luca, el San Josy el luis Pereira, primer latifundio de esta Banda. la re-sistencia de los colonos hace fracasar sus pretensiones dedominio, que lo llevaban a pretender los "inconmensura-bles", es decir tOdos los campos del sur del Ro Negro.Sin embargo, no ser el conjunto de la poblacin el prin-cipal beneficiario de esta resistencia: un grupo minsculode militares, abastecedores de guerra y jerarcas de la ad-ministracin, se. apoderarn de vastas extensiones, envol-viendo las pequeas propiedades y apropindose de losganados. En 1869 la litograf a de A. Mege todava era testigo de una ccomerciante y chacarera. (Museo Histrico Mun

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    A Carlos III se le recuerda como creador del Virreinato del Ro dela Plata (1776) y del Reglamento de Libre Comercio (1778).Sobre todo esta ltima iniciativa lo hace una suerte de fundadorde la Banda Oriental "rica en tasajos y cueros".

    Bajo los Barbones y en especial bajo Carlosllevaron a cabo algunas reformas postuladas por lonomistas y que tendan a superar, siquiera parciael retraso de Espaa en relacin a los pases europedesarrollados. En conjunto, las reformas contribuacrecer el capital manufacturero y a desmembrar pmente al monopolista, y a colonizar algunos territorsur de Espaa. la dbil burguesa espaola, bajodel dspota ilustrado y sin enfrentar a los terratenconcentrar su esfuerzo en rescatar el mercado y lterias primas americanas, que merced al contrabandusufructuados por las dems potencias europeas. la sformaciones metropolitanas, aun con sus evidentestaciones, incidieron muy positivamente en el desde las fuerzas productivas amercanas.Montevideo se beneficia a partir de 1740, cuanmienzan a llegar los "navos de registro suelto" y porvas disposiciones que permitieron amplar el comercirior. lugar de llegada de los buques-correo, sede deltadero Naval, puerto terminal para los barcos desal Plata y de recalada obligatoria para los que se dal Pacfico, su significacin econmica se acreciemuy pocos aos. la creacin del VirreinatO que val Plata con el Alto Per y otras regiones, tambinficia a Montevideo principal puerto del Estuario. Ade 1778, y sobre tOdo despus de la paz de 1783 cglaterra, crece constantemente el comercio por Mdeo, merced a las condiciones de su puerto y aprivilegios que le va otorgando la Corona. En espebeneficia del trfico negrero, de la venta de tasajo ade las disposiciones que autorizan a importar y exdesde y hacia Colonias extranjeras y --durante las gcon Inglaterra- de las negociaciones con neutralinstalacin de los saladeros orientales --que durantla poca colonial fueron los nicos existentes en el Pincrementar tambin la actividad econmica del terla gran conmocin revolucionaria posterior alque encendi un largo ciclo de guerras, frustr elde Espaa de transformar su econom'a mediante laexplotacin colonial y oblig a la metrpoli a abria un cipo de relaciones nuevo entre el mercado my las colonias. Sobre todo luego de la estrepitOsa dde Trafalgar, las colonias espaolas se convirtierpresa aparentemente fcil; su autodesarrollo las encno obstante merced a un rpido proceso, a la revoEspecialmente durante los ltimos cuarenta ateriores a 1811 en la Banda Oriental y preferenteen Montevideo se acumul un capital no despreciablced al comercio, a los saladeros y a la explotacinadera.

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    La "primera" Aduana, cer rojo del comercio regisrrero montevideano, empor io de la evasin corltflbandisra.

    "Ciudad comerciante", as la defini Cristbal Sal-vaach, en la Junta del gremio mercantil celebrada enmarzo de 1810.Condiciones naturales y privilegios Reales, incubaronel comercio monopolista montevideano, que se beneficino slo del fruto de sus campaas, sino de una intrincadared de intermediaciones que hicieron la fortuna de sus traficantes.Aunque la gobernacin de Montevideo fue una partedel Virreinato del Ro de la Plata, el bajo nivel de lasfuerzas productivas, la dependencia colonial y el sistemafiscal privilegista, impidieron la formacin de un mercadointerior correspondiente a la estructura poltica y alentaron las oposiciones regionales y el particularismo. Montevideo no tuvO bajo su jurisdiccin a todos los territoriosde la Banda Oriental, ni se integr en el plano econinicocon toda la campaa. Fue en cambio intermediaria entreel mercado exterior y Buenos Aires, con la que se enfrent.en la llamada "lucha de puertos".

    El monopolio fue el demiurgo del comercio monte-

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    videano. A manera de estrecha garganta de trnsito idible, actu el pequeo grupo de importadores y expdores entre el mercado exterior y los productores. Ausu articulacin con el comercio metropolitano se deen los ltimos aos, el mantep.imiento de las consciones, en el trfico con los extranjeros, en manos dmonopolistas, fue el ltimo reducto de un poder anilimitado, por el que lucharon tenazmente. La intediacin montevideana les permiti embolsar las comisy consignaciones. Desde el puerto de Montevideo salla mayor parte de los cueros, sebos, aspas, etc., llegdesde Buenos Aires y desde el interior. En Montevdesembarcaban las telas, metales y ferreteras, medicalimentos, etc., destinados a la capital virreinal, para deran reembarcados en lanchones. No faltaron algunosdaces comerciantes que iniciaron un trfico directoel litoral e interior del virreinato, donde debieronfrentar al poderoso aparato comercial cuyo centro eradicado en la capital. Cobraron las comisiones corredientes a los frutos y mercancas que llegaban o padesde o para Valparaso, el Callao o Guayaquil. Noveces las planchas de cobre o estao, el cacao y lacarilla, esperaban en los depsitos montevideanos (bacuidado del hombre de confianza montevideano) elque habra de llevarlos a Cdiz o a Barcelona.

    Las carnes secas y saladas que alimentaban lavatura de Cuba y el Brasil salieron muchas vecespuerto de Montevideo. En buques espaoles -algunolos cuales pertenecan a comerciantes rioplatenses-,

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    Centro de paisanos, chacareros, esclavos y mercachif les, el "mercado chico" fue centro comercial del Montevideo colonialsileos, y en pocas de guerra, neucrales, preferentementenorteamericanos, navegaron las costas americanas baadaspor el Atlntico y el Caribe. Esos mismos barcos traernde retorno azcares y alcoholes y, eri no pocos casos, ladoliente mercanca humana comprada en e! Brasil o enel Africa, legin con la que se practica un comercio triangular.Buques matriculados en Montevideo cruzaron e!Atlntico y el Pacfico en procura de las costas de Espaa.Francia, Africa y hasta la Isla de Francia (Mauricio).y juntO al comercio legal, la violacin constante dela rgida legislacin colonial - e n la que nadie crea-y que tan eficazmente comribuy a levamar las forrunasde los monopolistas, que miemras decan defenderla, exhiban en sus tiendas los efectos imroducidos merced alcontrabando. Por el puerto, a lo largo de las costaS y lasfromeras, en un despliegue inaudito de imaginacin y audacia, el contrabando derriba todas las barreras que se le-' laman comra el trfico ilegal. Abunda en episodios regocijames, al respecto la crnica colonial, en la que estninvolucrados la inmensa mayora de los monopolistas, loshacendados y las ms altas autoridades virreinales.Los jerarcas de la administracin oscilan respecto altemperamemo a adoptar en los largos perodos en quela guerra distorsiona tOdo e! andamiaje comercial legal.Es que una postura rgida implica privar a los colonos derubros imprescindibles y abarrotar los depsitOs con loscueros que no encuentran salida. El Administrador deAduanas de Momevideo, Jos Frego de Oliver, expresaba

    el 9 de agosto de 1800 al informar en un caso dviolacin de las disposiciones vigentes:"Es preciso decirlo: Si de la metrpoli no sezan ms que hasta aqu para surtir las colonias,posible concordar lo dispuestO en el Reglamemomercio Libre con la subsistencia de tantos consucomo hay en ellas . . . ".y miemras formulaba una requisitoria contramen comercial de! coloniaje, aconsejaba actuar conen un caso de mltiples transgresiones a las lecorriente fue que el infractOr escapara a las drsticciones prescriptas.

    y durante los largos aos de guerras, un nuevvino a aadirse a los practicados en tiempos norm"corso" atrajo a los capitalistas ms audaces, emrese contaron Berro y Errazquin, Camuso y Masini yMagarios. Experimentados capitanes como E. C. AA. Etienne e HiplitO Mordeille, que bajo e! pfrancs, haban enfrentado muchas veces a los isirvieron ahora al de Espaa, en provecho de tramomevideanos. Mateo Magarios organiz una soen la que participaron los comerciames ms podpara imegrar el capital con el que arm una fragasaria pertenecieme al comerciante Fedro Sorb, ddeos. Ms de una vez los buques corsarios empaentraron triunfantes a puerto, con las presas arrea la poderosa Inglaterra.La acumulacin comercial no lleg a provocarbargo una significativa divisin del capital. El tr

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    nerario estuvo generalmente en manos de los monopolistas.Bajo su nombre marcharon a Espaa las onzas y pesosfuertes enviados por comerciantes de Buenos Aires y delPacfico, y por particulares de Montevideo y otras regiones. Giraron letras y practicaron la compensacin y el des-cuento. Vendieron a crdito -con un inters de alrededordel 5% a mayoristas y minoristas. Practicaron el prstamoa particulares preferentemente con garanta hipotecaria yprendaria.Dependiendo del importador actu el mayorista quiena la vez surti a las tiendas, almacenes, pulperas, ete., deMontevideo, de las villas del interior y de la campaa.No fue inusual que el importador actuara como mayoristae, incluso, que tuviera tienda abierta.En el mostrador de las tiendas "de telas de Espaa",la oligarqua montevideana se surti de sedas, tafetanes,muselinas, holandas, bretaas y cmonas, blondas de encaje, cintas, pauelos finos, ropas hechas, medias y orfebreras. En las barracas y almacenes navales se vendieronlas ferreteras, maderas, breas, velmenes, ete., utilizadospor los artesanos y el pblico. En tiendas y pulperas elpueblo adquiri todo lo preciso. la s telas bastas, ponchos,jergas, frazadas, ete. llegadas desde el interior del virreinato sustituyeron a las manufacturas europeas, muy caraspara las clases populares.

    lo s frutos transitaban un camino inverso. Desde lasestancias, pulperas y centros de acopio del interior, llegaban a Montevideo los cueros que, depositados en los"huecos" -apilados esmeradamente por peones especializados- esperaban el buque en cuyas bodegas saldranal exterior. la s "barracas" - a l decir del asesor del Cabildode Montevideo Dr. Elas- con sus "enjambres de ratas . . .brutos tan vivos y astutos cuanto perjudiciales"- fueronun elemento caracterstico del Montevideo colonial. lastpicas pulperas, muy numerosas en Montevideo y extramuros, se levantaron en toda la campaa. Fueron lugarde aprovisionamiento, de reunin y establecimiento decrdito y centro de acopio de frutos. Algunos comerciantes de importancia no desdearon tener pulpera, comosucedi, por ejemplo, con Cristbal Salvaach, Miguel deMonasterio y Juan 1. Martnez. En la campaa casi todogran estanciero y otros que no lo eran tanto, se sirvieronde la pulpera para abastecer a sus peonadas, al vecindario y para adquirir cueros de cuya procedencia no sepreocuparon ciertamente.

    El acopio de trigo corri por cuenta de los molineros y panaderos que monopolizaron su elaboracin y co-mercializacin. Se beneficiaron no slo de su actividadcomercial y manufacturera sino de la usura que practicaron con los pequeos productores. Jos Batlle y Carre.Francisco Juanic, Mateo Magarios, Miguel Zamora, ete.,ejercieron este lucrativo negocio.En resumen: en la cima de la pirmide existi unp e ~ u e o grupo de importadores y exportadores, consignatanos de barcos y que dominan, adems, el mercado deldinero. No fue excepcional que quienes detentaban elcomercio monopolista fueran a la vez mayoristas y eventualmente tambin minoristas.

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    la transformacin de las materias primas, inen sus niveles ms altos, no sobrepas un estadioparece justo denominar semi-manufactura. Tanto losderos ms importantes . como algn molino de signcin, llegaron a emplear decenas de trabajadores ydivisin del trabajo. la tcnica simple y el emplemano de obra esclava -junt a algunos peones libdiferencian estos establecimientos de las manufaeuropeas. Se emple preferentemente la traccin anEn relacin a la produccin de vestuarios patropa, muy poco tiempo antes de la revolucin, seduce la subordinacin de l artesanado al capital comla artesana slo comprendi" algunas ramas indispbles. la mano de obra 'eSclava constituy buena parla que se emple en esta actividad.

    Francisco Antonio Maciel, uno de los ms poderosos introdude esclavos y comerciante de amplio giro.

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    Rigi el sistema de remate de abastos, rentasvicios que predomin en Europa durante el perocapitalismo manufacturero.Los negocios que requirieron mayor inversinpital fueron el abasto de carnes a Montevideo ygalleta y carnes saladas a la Marina Real.

    El monopolio del abasto impuls el desarrosaladero de Francisco de Medina y algunos OtrOS cde Manuel Vzquez de Espaa y Pedro Casavallde galleta, el del molino de la Aguada. Al aseggran mercado permiti el montaje de las empresimportantes de la colonia. El abasto de Montevidd generalmente en manos de poderosos saladeristen ambas faenas realizaron una imporante acumde capita!.El remate del abasto de carne a Montevideoa fines del coloniaje a la suma de $ 74.000.Zamora, Jos Ramrez Prez y sus socios deban eesta cifra al Cabildo y vender a 9 reales la res alEste remate inclua el beneficio del monopolio deltante mercado montevideano, por el cual pagabasentistas una suma -a desquitar en el precio den e - que en realidad significaba un impuesto a lacin. Incluy en consecuencia juntO a un monopomercado, el del servicio del cobro de impuestos.El de la Marina Real comprendi el monopoabastecimiento y fue otorgado a quien se comproa realizarlo a un costo menor.La alcabala -impuesto a las ventas- losde granos y de cuatropea, tasa a los procreos denados, estuvieron entre los impuestos rematados pticulares. Los de granos fueron recaudados por m-panaderos, generalmente--. Se contaron entre eltonio Baltasar Prez, Miguel Zamora, Mateo MagaJos Batlle y Carre. Los de cuatropea por comerclatifundistas como Juan Francisco Garca de Zinuel Solsona, Francisco Rodrguez, Antonio de Sante, Julin de Gregorio Espinosa y Rafael MaldonEl alumbrado, la limpieza de la ciudad, las obApostadero Naval y Otros servicios fueron tambmatados por particulares.ateo Magarios, a quien sus paisanos de la colonia reverenciarancomo el "rey chiquito" por su poder econmico.

    El saladero fue la semi-manufactura ms importanteLa mayor parte estuvo ubicada en los extramuros montevideanos. All en el Colla qued el saladero que un dalevantara Francisco de Medina, para el abasto de la Marina Real. ". . . En los arrabales no se ven sino mataderosy carniceras, toros que huyen de los jinetes que los des-jarretan, toros que mueren y hombres ensangrentados quecon la mayor agilidad los desuellan y extienden las pielescon estaquillas, las clavan en el suelo y as las preparanpara que las embarquen los Catalanes que hacen el principal comercio. . . ". As describe Antonio de Pineda, quevisit la Banda Oriental en 1789, esta faceta de la vidamontevideana.Grandes comerciantes y hacendados fueron los propietarios del collar de saladeros que envolva los extramuros de Montevideo. Jos R. Mil de la Roca juntO aFrancisco A. Maciel levantaron el primero en el Miguelete. Fueron seguidos por Mateo Magarios, Josef de Silva,Jos Ramrez Prez, Miguel A. Vilardeb, Juan J. Seco,Pedro Casavalle, Juan 1. Martnez, Miguel Solsona, Antonio Pereira, Juan J. Durn y otros. En sus galpones yplayas, peones y esclavos faenaron los animales, prepararon las carnes saladas y secas y apilaron los cueros. Elsaladero tuvO generalmente anexos "elaboratorios" de se-bos, veleras, "fbricas" de jabn, etc.

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    ------- - - - - - _ . - -_._---_... - - - ~ - _ .- - - - - _ .La explotacin de la riqueza ganadera sigui acompasadamente las sucesivas etapas de ampliacin de lasvinculaciones de la Banda Oriental con el mercado exterior.Al establecimiento en el Plata del "Asiento" de Inglaterra y del "Registro" de Francisco de Alzibar, co-rresponde el inicio de las vaqueras en la Banda Oriental.Desde la Colonia del Sacramento se fomentaban entretanto las "cuereadas" y "sebeadas" ilegales.Los navos de registro suelto, los buques-correo yla instalacin del "Apostadero Naval", jUntO a las guerrascontra los portugueses que culminarn con la destruccinde la Colonia, acrecieron la demanda de cueros y ganadosy fueron contemporneas de las grandes matanzas de losprimeros aos de la segunda mitad del siglo XVIII. Es la

    poca de los conflictos entre los hacendados y comerciantesmontevideanos y los Administradores de Yapey, vinculados a las grandes casas comerciales de Buenos Aires y alos jerarcas de la administracin virreinal. Es tambin elmomento en que los conflictos entre los terratenientes yel conjunto de los colonos, se resuelve en favor de losprivilegiados.El ganado que exista en la jurisdiccin de Montevideo y que no fue repartido junto con las estancias concedidas a los pobladores, fue declarado por Milln, propiedaddel "comn". Al apoderarse Alzibar primero y luego losJesuitas, Villanueva Pico, Jos Joaqun de Viana, etc., deinmensos latifundios, con el pretexto especioso de quehaban introducido en sus campos algunos animales, seapropiaron del ganado comn. La iniquidad fue an mayor, puesto que vigente el sistema de pastoreo a campoabierto, los ganados de los pequeos propietarios serecogan en las grandes rinconadas, apoderndose de elloslos latifundistas.

    El vecindario se opuso tenazmente a la primeraoleada de latifundistas y fue escuchado en el caso deAlzibar, a quien se orden aminorar sus posesiones. Losverdaderos beneficiarios fueron, sin embargo, algunoscomerciantes y abastecedores, ya en litigio con el poderoso vizcano o que de inmediato interpusieron denuncias sobre cientos de leguas. Fue el mismo ncleo queenfrent a los yapeyuanos, quienes alegaban derechos alos ganados que pastaban entre el Yi y Negro y a todoslos "hoscos". Estos enfrentamientos, de singular violencia luego de 1778, terminarn con el triunfo de los co-merciantes y hacendados de Montevideo. Son los aosde las grandes faenas a cargo de partidas de changadores,que trabajan en beneficio de un comerciante que los contrata o del jefe de la partida que vende el fruto de lascuereadas. Es la poca de las grandes matanzas y arreosde ganado en beneficio portugus.

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    y mientras las partidas recorren el territOrioencargados de asegurar el imperio de la ley son sdos a sonados procesos por complicidad con lostOres, algunos osados plantan un rancho en el desieestablecen una pulpera. Ocupantes con diversossos y posibilidades se internan en la inmensa rinccomprendida entre los ros Yi y Negro, desafianpeligro ciertO de los ataques de los indios despojade las bandas que merodean. Mientras tanto, el acomerciante, e! hombre con recursos e influenciaterpone una denuncia sobre un campo que declarasierto y valdo", aunque en l vivan decenas de perEl fraude, la colusin y el dolo, hacen lo suyo enficio del que aspira, de esta manera, al despojoCorona. En medio de pleitos interminables disputapoderosos, mientras pronta y ejecutivamente elmiento sigue al desalojo de los "intrusos" de poccursos. En verdad no basta slo con la denunciaposesin consiguiente para mantenerse en la camCon ttulos o sin ellos se sostendrn preferentequienes posean las tropas de peones, esclavos y ados precisos para garantizar el dominio de laapetecida.En oleadas sucesivas e! fenmeno se reiteranorte del Ro Negro. Al finalizar el ciclo colonial lapiacin no se ha coronado. Al norte se hallan, ade! siglo XVIII los ltimos reductos de charras yvez los escasos ganados cimarrones que supervivenexpediciones punitivas, aunque los golpearon durano lograron liquidarlos. Penosamente son contenidoportugueses al narre del Cuareim luego de la invde 1801.

    Pero el efectivo dominio de los estancieros socampaa tampoco se ejerce sobre tOdas las tierrasquistadas. Pese a que desde el Gremio de los Hacdos y desde e! Cabildo exigieron la "limpieza" dcampos, de indios y gauchos y la conversin de tOpoblacin de la campaa en peones o agregados, Ecareci de fuerzas para implantar irrestrictO el podeEstado en la campaa. Todos los hacendados escontestes en la necesidad de terminar con los "hosueltos", tanto ms cuanto que la persecucin de':ran objeto aumentaba la violencia y la peligrosidaalgunas partidas. Entre los grandes latifundistaspequeos y medios hacendados las diferencias scuando se trata de a quines han de ir a parar lospos, resistiendo los menos poderosos el despojo quuna u otra manera se les infliga.

    La inquietud de una parte de los funcionariocomprometidos con el fraude, determin que llegarodos de la Corre noticias alarmantes sobre el peligdestruccin de la riqueza pecuaria. En 1784 se odesde Espaa abrir un expediente sobre "Arreglo dCampos" de la Banda Orienta!. Morosamente fue ttado durante 21 aos entre presiones y connivenciaparaliz en el intern la concesin de la propiedad,muy pronto fue hallado el expediente para burlaposibles buenos prop itas: a la denuncia inicial sgui la autorizacin de toma de posesin. El latifu

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    se extendi enseorendose de las campaas orientales.Algunos intentos colonizadores, entre los que secuenta, entre otros, los de Rafael Prez del Puerto, F-lix de Azara y el propio Artigas, si bien contribuyerona reforzar la clase de los pequeos y medianos hacendados, no modificaron bsicamente el sistema de apropiacinde tierras y ganados. El procedimiento para la obtencinde tiernrs y por ende ganados, si bien tan gravoso comopara excluir del acceso a la misma a la mayora de loshabitantes, no implic un desembolso significativo paralos privilegiados. Es sabido que en muchos casos no pagaron tampoco la magra suma en que hubieran podido venderse, pues no se finalizaron los procedimientos. En lasgrandes rinconadas fueron introducidas escasas cabezas, tanslo las precisas para validar e! apoderamiento de los ga-nados cimarrones. El COSto de mantenimiento, que impliclimitadas inversiones en edificios, esclavos y salarios parapeones - l a manutencin muy barata permiti ademssostener a innmeros agregados- fue muy limitado. Losbeneficios producidos por una estancia "COto de caza"-infinitamente menores a los de una pequea haciendaproporcionalmente- permitieron al estrecho grupo privilegiado de latifundistas realizar suculentos negocios.

    La Banda Oriental disfrut de una "renta diferefrutO de las excelentes condiciones de su suelo pproduccin ganadera, en momentos en que el desmanufacturero valorizaba los subproductOs de! vacel equino. Es preciso tener en cuenta que ampliasnes hoy dedicadas a esta produccin, no haban sidpuestas en explotacin. Dos elementos de su estrfrenaron sin embargo e! desarrollo agropecuario, tde las puntas de la cuerda, con que asfixiaban a lduccin: e! monopolio y e! latifundio.El monopolio permiti a un grupo de comercen Montevideo y en Espaa, extraer una partemayor de! beneficio, de la que hubieran disfrutadosistema de libre competencia. Precios bajos y dificupara la comercializacin constituyeron frenos quedesaparecieron con la revolucin.El latifundio, que mantuvo formas primitivas dduccin y estableci muchas veces la intermediacinel productOr y la tierra, naci en el coloniaje pehabra de desaparecer con l.Para no concebir inexactamente el proceso ces necesario no olvidar que e! proceso de apropiacimo hemos dicho, no haba an finalizado.

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    Montevideo y su campaa carecieron de nobleza - s ise excepta algn t tulo ais lado-- y de alto clero.La sociedad oriental hija de su tiempo y del lugaren que naci, no reprodujo ciertos rasgos americanos delfeudalismo tardo, que en las condiciones peculiares delnuevo continente, plasmaron en algunos territOrios delImperio Espaol. Ligado desde sus inicios al mercado, atravs del comercio monopolista colonial, la significacinde las relaciones esclavistas y la existencia de elementosque aparecen en la sociedad feudal, permiten inferir el ca-rcter precapitalista de su forma de produccin y de lasrelaciones sociales. Pese a la rapidez del proceso colonial,la apropiacin de los medios de produccin no haba aca-bado al iniciarse la revolucin, lo cual incidi en la "lib::rtad" de gran parte de la poblacin de la campaa noincorporada an a la sociedad establecida y que siguiviviendo marginada. Esta masa rural ser sujetada en elUruguay independiente y sometida a un tipo especial derelaciones de dependencia personal.El carcter colonial de la sociedad determin que enla prctica, si no en la teora, existieran reales restricciones de los derechos de los americanos. La exclusin de loscriollos ricos del gobierno -salvo comadas excepcionesejemplifica sobre una situacin caracterstica del rgimencolonial y asaz mortificante para quienes la padecieron.En la Banda Oriental se establecieron situaciones privilegiadas en razn del fuero de que disfrutaron, porejemplo, militares, eclesisticos y comerciantes. La calidadde hijosdalgo de los primeros pobladores y de la que gozaron otros vecinos llegados posteriormente, implicaba, sino el ascenso a la nobleza, el usufructo de determinadosprivilegios. El doctorado o la licenciatura universitaria supona un privilegio de carCter personal e intransferible.En Otro plano, es claro que los privilegios portuarios de Montevideo refluyeron sobre los comerciantes enrazn de su residencia, y que la exigencia de la matrcula -recin implantada efectivamente al final del co-loniaje- signific un esfuerzo supremo para restringira un reducido grupo de traficantes, las ventajas del monopolio. Tambin el sistema de apropiacin de tierrasy ganados engendr a un sector privilegiado y sometia la poblacin de la campaa a su dependencia, queaunque no cuaj en la legislacin, se expres en la ca-lidad de "feudatarios", agregados, puesteros, ocupantesconsentidos, que debieron soportar. El estanciero, sobretodo el ms poderoso de una regin, suele ser jefe de

    milicias y muchas veces juez de! partido, reuniendsu persona jUntO al poder material efectivo, ciertosbutos de estatales.Pero es en los estratos inferiores de la socdonde el carcter privilegista de la misma apntidamente. Los esclavos constituyeron en Montealrededor del 20% de la mano de obra. El Dr. Pet ioz ha definido su condicin jurdica indicando quuna "cosa, con supervivencias creciemes de personapocos indios sometidos durante el coloniaje en acde guerra y en particular la "chusma" -mujeresDOS - sufrieron una situacin similar a la de los escEn muy parecidas condiciones se encontraron losque en los primeros tiempos sirvieron de mano deen la Banda Oriental. Los bandos de "vagancia" escieron un sistema de coercin extraeconmica desa incorporar a las masas rurales a la estructura ecoco-social vigente. No pudieron ser aplicados efemente porque ni el estado, ni los hacendados, dispu-pese a la creacin del cuerpo de blandengues-fuerza efectiva para aplicarlos. Los libertos muyrosos, amn de las restricciones establecidas en e!de la manumisin, fueron excluidos de los cargos

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    cejiles, de las funciones pblicas y no pudieron optar alos grados universitarios ni practicar el comercio. Fueroncomprendidos por las generales de la ley de vagancia.En esta sociedad estratificada, con una minor a quedisfrut de privilegios y monopoliz la riqueza, la burguesa comercial monopolista montevideana, consti tuyla clase dominante. Una parte de sus integrantes invirtisus caudales en los saladeros y las semimanufacturas restantes y buena parte de los que la compusieron se convirt ieron en poderosos latifundistas. Beneficiaria del monopolio, por lo menos en cuanto ste le reserv el dominiodel mercado interior y le produjo suculentas comisiones,fue ardiente defensora del sistema colonial. En buena parte terrateniente, se esforz por establecer las relacionessociales precapitalistas en e! campo. Fue, pese a que susintegrantes hicieron gala de compartir "las nuevas ideas",cuando as convino a sus intereses, profundamente retardatara y un baluarte del sistema colonial en e! Plata.

    La burguesa comercial montevideana no naci dela lenta diferenciacin de laboriosos tenderos inclinadospacientemente sobre el mostrador. Los comerciantes acumularon sus capitales merced a su condicin de agentesprivilegiados de las casas espaolas y luego extranjeras- po r el monopolio de las consignaciones- merced altrfico con los faeneros, muchas veces clandestinos, en laprctica de! comercio negrero, la usura, la especulacin yel contrabando. Fueron beneficiarios del apoderamiento detierras y ganados, base del surgimiento de la estanciaoriental.Algunos de sus ms distinguidos integrantes comenzaron como agentes de casas bonaerenses -a su vez representantes de firmas espaolas- gaditanas, gallegas ocatalanas. Vilardeb, Gestal, Salvaach, Echenique, Berro yErrazquin, Illa y tantos otros ejemplifican las calidadesantedichas. Otros, apenas llegados a Montevideo se dedicaron a la compra de ganados a los faeneros -preferentemente clandestinos- y para mejor traficar levantaronpulperas en las campaas desiertas donde trocaron telas,cuchillos, yerba, tabaco, etc. -muchas veces frutos de lapeligrosa actividad de los contrabandistas- por cueros ysebos. Juan Pedro de Aguirre, Manuel Vzquez de Espaa,etc. son tpicos ejemplos de este comerciante aventurero.Francisco Juanic lleg a Montevideo desde Mozambique,a donde arribara en busca de negros en el barco que ca-pitaneaba. Francisco Antonio Maciel comenz su carrerade negrero como agente de una casa tucumana.Tan pronto como la fortuna los favoreci, los msavisados denunciaron una rinconada. Abasteciendo a Montevideo o a la Marina de Guerra y levantando saladeros,algunos entre ellos, acrecieron singularmente su fortuna.Dueos de barcos, invirtieron tambin sus caudales enprstamos que les redituaron cmodamente un 5% anualen una poca de moneda fuerte. Vender a precios de monopolio lo que compraban como contrabando, fue monedacorriente para estos. traficantes, que mayoritariamente defendieron la santidad del sistema comercial vigente.Miguel A. Vilardeb, Pedro F. Berro, Carlos Camuso,Francisco Juanic, Francisco Xavier Ferrer, Manuel Errazquin, Juan Domingo y Francisco de la Carreras, Mateo

    Magarios, Jaime Illa, Jos Gestal, Antonio MasinA. Gutirrez, Ildefonso Garca, Jos Costa y TeAntonio San Vicente, y algunos ms, constituyeroncleo de monopolistas.De este sector que domin el comercio pOrtuarpendieron directamente mayoristas y barraqueros. Ctuyeron capas diferentes aunque muchas veces el impoejerci el comercio al por mayor y con frecuenciabarraquero montevideano. Hubo, no obstante, mayno importadores y barraqueros no exportadores.venta directa al pblico el negocio vari en raznespecie comercializada y del monto de su giro. Loderos expendedores de ropa hecha, telas, artculos decera, etc. -efectos importados y de subido valor- coen general con establecimientos de considerable capfueron considerados personas principales. En ocasionimportador tuvo tienda abierta y reuni adems ladad de mayorista. Dueos de barracas y ferreteraalmacenes navales, etc. como el poderoso latifundistaFrancisco Garca de Ziga y el Dr. Lucas ]. Oberaron en este rubro con considerable capital para laTambin entre los almaceneros y pulperos el capitalnotablemente. Aqu la nmina se nutre con una vaconsiderable de personajes, incluyendo mayoristas, itadores y grandes hacendados. Estos ltimos, entre lose hallan los ms poderosos, dominaron por estacomercializacin de los cueros, el crdito y el abmiento de la campaa.El comercio dinerario y el crdito corrieron eneral por manos de los grandes comerciantes. Mateogarios, Vilardeb, Berro y Errazquin, Camuso y Mllla, etc. dominaron esta rama del comercio con el exy dentro de Montevideo. Junto a estos prestamistamerciantes, entre los que se destaca Mateo Magainvirtieron sus caudales en el prstamo preferentehipotecario, grandes hacendados, militares y hasta iciones eclecisticas.

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    Los saladeristas, dueos de los nicos establecimde elaboracin de carnes en el Ro de la Plata durancoloniaje, dominaron junto con los abastecedores detevideo -estanco que en gran parte estuvo en susnos- el mercado de las carnes y pesaron tambincomercializacin de los cueros y dems subproductosganadera.

    Comerciantes y grandes haceridados fueron losinvirtieron capitales en el saladero. Jos Ramn Mila Roca, Miguel A. Vilardeb, Mateo Magarios, Jode Chopitea, Jos de Silva, Francisco A. Maciel, MZamora, fueron comerciantes antes de iniciar la salazcarnes. Juan ]. Seco, Pedro Casavalle -yerno delteniente Manuel Vzquez- Margarita Viana, Juan]. Dy Manuel Prez, grandes hacendados devenidos saladerDebe tenerse presente, no obstante, que la divisin taentre ambos sectores tiene algo de artificial. En la BOriental, la mayor parte de los comerciantes fueronfundistas, y los saladeristas procuraron, cualquiera fueorigen, hacerse de campos, preferentemente en las cnas de Montevideo.

    Los dems semimanufacrureros gravitaron muchonos en la vida colonial. Los panaderos-molineros dominla negociacin del trigo, que no slo fue panificado.q u ~ . ~ e export a Buenos Aires, Brasil, Coloniasextrras; etc. De cualquier manera no se manejaban.conprima. fundamental.

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    hacen

    hlilceIllda1d6s no radetentenfrenque in

    acumulacin de stos. Naci entre los que usufructde un sistema privilegista y monopolista. Inicialjerarcas de la administracin. militares, eclesisticostarde - e n la medida que el comercio y las semimfacturas ampliaron el crculo de las clases dominaaccedieron a la tierra los nuevos detentadoresriqueza social.En el corto lapso de vida colonial y mercedparticiones hereditarias se produjo la decadencia denas grandes "casas" y el ascenso de los nuevos burgUna gran parte de las capas de grandes haceny latifundistas tambin comerciantes y saladeristas, ven estas actividades, durante todo el coloniaje,de acumulacin fundamental. Hubo quienes, sin' emcomo sucediera con Juan Francisco Garca de Zotros, que tuvieron la tierra y la explotacin ganaderasu actividad esencial. Esta diferenciacin de interesen su conducta en los grandes momentos de lacolonial.

    Por debajo de latifundistas y ,,;

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    Si bien los grandes comerciantes, los latifundistas ygrandes hacendados, los navieros, acopiadores, mayoristas,prestamistas, etc. constituyeron clases y capas sociales diferentes, con distintos y muchas veces contrapuestos intereses, la escasa divisin social del capital produjo unestrecho entrelazamiento entre ellas y, en muchos casos,determin que una misma persona fuera partcipe dedistintas calidades.Mateo Magarios, es tal vez el ejemplo ms notableya que lleg a cubrir prcticamente toda la lnea de ac-tividades, mereciendo el ttulo de "Rey Chiquito". Maciel,Chopitea, Berro, Juanic, Miguel Zamora, Juan FranciscoMartnez y casi todos los grandes comerciantes cubrieron

    sino todas, siempre ms de una de estas aCtividades.Las clases dominantes mOntevideanas, unidas por lazosde matrimonio entre muchos de sus integrantes, y vinculadas en no pocos casos por los mismos lazos con jerarcasde la administracin y del ejrcito, integraron una oligarqua. Comerciantes - estancieros, se les llam en la poca,con agudeza.Este grupo oligrquico de comerciantes, saladeristas,latifundistas, etc. monopoliz a fines del perodo coloniallos oficios capitulares, las jefaturas de milicias y la direccin de los organismos corporativos. En el Cabildo deMontevideo adquirieron los empleos vendibles, aunque losms poderosos no se preocuparon de esta fuente de ingre

    sos, que por este procedimiento se "estancaba" y en cam-bio prefirieron, cuando no molestaba a sus negocios, loscargos que como los de Alcalde, adems de poder, reflejabahonores e influencias. A partir de la ltima dcada delsiglo XVIII los nombres de los Alcaldes del Primero ySegundo VOto muestran infaliblemente la gravitacin deesta oligarqua en el cuerpo capitular. El tratamiento delos temas por el Cabildo, de cuyas actas desaparecen losproblemas del pueblo y donde se registran en cambio lostemas que interesan a los comerciantes y latifundistas,espeja esta realidad.

    Comerciantes y hacendados --en realidad distintasclases- tuvieron rganos especficos, que aunque creadospor la autoridad espaola, la enfrentaron cuando sus intereses as lo determinaron: las Juntas de Comerciantes y elGremio de los Hacendados. Los dos cuerpos fueron dominados por los grandes comerciantes y los latifundistas res-pectivamente. Las Juntas de Comerciantes se interesaronespecialmente por la adopcin de medidas para resistiral Consulado de Comercio de Buenos Aires, en reivindilos fueros del comercio local, por las mejorasconstruccin de faros, exigiendo la inversinrecaudados por el impuesto de avera eninters montevideano. Hacia fines del siglo

    elaborarn un programa que los lleva a reclamar Clado propio, creacin de un Gobierno Intendenciaextensin de la jurisdiccin de Montevideo. El gremlos Hacendados, dominado por los latifundistas descomienzo, se orient a pedir la supresin de las fclandestinas y asegurar el dominio de los estancieroslos ganados. A medida que se apoderaron de tierraclamaron la "limpieza de los campos" y el sometimde las poblaciones gauchas, el establecimiento de triles eficaces y la propiedad de la tierra. Cuando enel virrey pretenda obligarlos a pagar la expedicinficadora" de Viana y las tierras que detentan, se levancorporativamente bajo la direccin de los ms conspmiembros del gremio.

    Las clases dominantes constituyeron una minorasignificante de la escasa poblacin oriental. De los 78habitantes que calculan en 1811 las autoridades montdeanas --cifra a todas luces exagerada- los privilegiaapenas representaron algunos centenares. Por debajostos se hallaban los pequeos comerciantes, la mayde los artesanos, agricultores y los estancieros que dinan de una pequea hacienda. La masa de la poblaestuvo constituida por esclavos, peones de la dudad ycampo, agregados, puesteros, etc. Una importante cappobladores de la campaa, al no estar finalizado elceso de apropiacin privada de los medios de subsistey al carecer el Estado y los latifundistas del poder efecpara someterla, slo particip espordicamente en lasreas productivas legales. La frontera les permiti huintegrarse en las partidas contrabandistas -dondeotra parte se reprodujo el esquema de relaciones imrantes en la "sociedad civil"- cuando no trabajabanlas estancias, para obtener lo preciso con que adquirique no era el alimento bsico. Los indios charrasfueron nunca totalmente sometidos y vivieron marginaEl estudio de estas clases y capas, que escapa atrabajo, es ineludible para toda consideracin completla sociedad colonial.

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    La lucha de clases, que signa todo el coloniaje conuna violencia extraa por cierto, a las versiones tradicionales de somnolencia y placidez, no present las formastpicas que contemporneamente revesta en los paseseuropeos. En primer lugar porque se trata de una sociedadcolonial y es en torno al mantenimiento o liquidacin delcoloniaje, independientemente de la conciencia de las masas sobre el conjunto del problema poltico e ideolgico,que en definitiva habrn de enfrentarse las clases tambinen el plano interno. Coloniaje y monopolio opondrnfinalmente en la sociedad oriental al pequeo grupo interesado en mantener los privilegios que de esa situacin dimanan, con el conjunto de la poblacin. En segundotrmino, porque se trata de una estructura precapitalista.En estas condiciones no habremos de encontrar la clsicaoposicin de la burguesa -que arrastra a las capas plebeyas y urbanas y al campesinado-- contra los terratenientesfeudales. La oposicin fundamental, desarrollada aceleradamente hacia el final del coloniaje, enfrentar, por el con-trario, al pequeo grupo de monopolistas con el grueso dela poblacin.

    La existencia de importantes privilegios portuarios deMontevideo, el inters de mantener el monopolio de lasconsignaciones por parte del gran comercio y la agudezade los conflictos con Buenos Aires, determinarn la escasafractura de la capa comercial importadora y exportadora,pese a las contradicciones internas que indudablemente ladividen. En particular una oposicin es evidente: por unlado se hallan los factores de las casas espaolas, cuyointers primordial radica en el trfico con la metrpoli,por el otro los negreros y traficantes con colonias extranjeras y vinculados al trfico ingls, hacia el final delcoloniaje. Los conflictos entre las distintas corrientes, adems de las causas antedichas, se amortiguaron por la frecuente coexistencia en una misma persona, de las diferentescalidades. Por otra parte, todos concuerdan en el perodode la crisis final, en la necesidad de impedir la instalacinde comerciantes extranjeros y en mantener en manos delos montevideanos los privilegios de intermediacin y delas consignaciones. Pese a las diferencias y salvo excepciones, .esto determinar el lealismo de la inmensa mayoradel comercio mOntevideano en el momento de la revolucin.

    No existi durante el coloniaje una burguesa manufacturera ligada aun modo de produccin avanzado, nib U r J 5 1 L l e ~ i a suficientemente poderosa, queFalt una clase comercial navirreinato, donde, como hemos vis-las fuerzas productivas y el sistema

    de privilegios e impuestos locales tendi a la fragmcin y a las oposiciones regionales. Por el contrariel sistema vigente condujo al predominio del capitmercial monopolista y local sobre el productivo e imla creacin de un mercado virreina!. En Montevidcapital monopolista, en lucha con el de Buenos Airlas intermediaciones y el dominio del mercado,predominante.No existi una burguesa comercial dedicadafico interior que pudiera oponrsele y, en gran paacopio de frutos y el comercio minorista estuvo ende los estancieros. En el enfrentamiento a los monotas desempearon un papel hegemnico los hacendajuntO a ellos, un sector de comerciantes negreros ylados al trfico extranjero y en general, los detentdel comercio interior.La oposicin de los hacendados al monopolio ey de motivaciones evidentes: implicaba precios infy reduca las cifras de sus exportaciones. Era stcontradiccin antagnica e insoslayable. Los saladpuros, aunque aspiraban a mantenerse dentro del ImEspaol que les aseguraba el mercado del Caribe, e

    dispuestos a vender a todo comprador y a exporcualquier bodega. Por esta ltima razn se enfreviolentamente contra los propietarios de barcos, loeran a la vez monopolistas.

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    Un segundo puma de friccin opuso a los hacendadose! rgimen vigeme: la incapacidad de! aparato polticoitar para garamizar el efectivo dominio sobre tierras ydos de las masas insumisas y de preservarlos del avanceugus. Pero a la vez, una aguda lucha se libraba emre losndados por e! dominio de tierras y ganados. En muyes rasgos se opona un conjunto de latifundistas coninmensa mayora de los pequeos y medianos propieos y poseedores. Al principio, por ejemplo, fueron losos momevideanos los que enfremaron a algunosndes latifundistas, ms tarde los habitames de diversosblos y tambin ncleos de vecinos de los pueblos deaa. Fueron siempre luchas locales o regionales aunqueeces comprendieran numerosos contendientes. Esta coniccin estar preseme en el desarrollo de la lucha reOtras contradicciones de la sociedad colonial, comoque opusieron a hacendados y saladeristas y molinerosgricultores, por ejemplo, no tuvieron, por distintas raes, igual relevancia.El enfrentamiento de las masas oprimidas de la cam: indios, gauchos, peones, agregados, las de los esclavos,, con el rgimen vigente, ni los uni en una oposicinn, n i tuvO un programa independiente claramente

    la s diferencias raciales y los diferentes estas que los regan, su inmenso atraso, no les permiti,la hora suprema de la revolucin, tOmar en ella unl dirigente. lo s esclavos conspiraron para huir sinalgn movimiento de principios de! siglo XIX tua real significacin. lo s indios marginados y corridosel avance de la estancia realizaron durante tOdo e!niaje una accin depredatOria, muchas veces sirviendoportugueses. Se plegaron al movimiento artiguistaintegrarse con e! resto de la poblacin. lo s gauchosonadas de la campaa, aunque en situaciones diverodiaban sin duda al sistema, en muchos casos porqueban ligados a un sistema primit ivo de existencia. EljuntO de estas masas participar en la gran conmocinlucionaria dirigidas por los ncleos criollos. El mo-ento artiguista signific el intento de incorporarlosactividad productiva por la va ms progresiva y

    nos dolorosa.la revolucin enfrentar al poder espaol - a l quemanecer fiel el pequeo grupo de monopolistas comto en muchos casos por grandes latifundistas- con laensa mayora de la poblacin, en particular la de la

    la direccin de! movimiento estar en manoslos y medianos hacendados y de un grupoy grandes hacendados no monopolistas.de la burguesa comercial que se plegno milit, en general, en filas artiguistas,bajo las banderas de Buenos Aires. Taldio, sobre todo a medida que la dinmica

    de la lucha profundiz los objetivos iniciales y dejel camino a las capas ms conservadoras, una imprparticularmente radical.la revolucin artiguista tue el esfuerzo ms imtante por imprimir a la revolucin un sesgo democry avanzado para la poca. El Reglamento del 10 detiembre de 1815, fragment buena parte de lapropiedad, impuls la explotacin ganadera por lasms progresivas de la poca, tendi a fijar al hombla tierra y a liquidar los lazos de dependencia persoSu aplicacin sistemtica habra servido de base alarrollo moderno de! pas. la poltica aduanera contada principalmente en e! Reglamento del 9 de setiemfue tal vez la nica posible para crear e! mercado interila integracin de las provincias. El sistema polticopuesto fue e! ms radical y democrtico de los sostenen el Plata. la s medidas de ndole social las ms avadas de las que se sostuvieron la poca. En su conje! programa de la revolucin artiguista ha permaneincumplido en las doloridas tierras de Amrica lati

    El radicalismo de esta revolucin fue innegamente el frutO de su peculiar estructura, la cual gelas fuerzas que en definitiva luego de la derrota, tOmel poder durante largos aos de vida independiente eUruguay.la sama alianza de los portugueses, de los secgobernantes en Buenos Aires, y del capital comercial m

    tevideano, juntO con la mayora de los latifundistas, dmin inexorablemente la derrota de la fase radical drevolucin uruguaya. El mantenimiento, luego deindependencia, de buena parte de los privilegios y derasgos retardatOrios de la estructura, ser la lamemconsecuencia.

    BlBLIOGRAFIABARRIOS PINTOS, Anbal . - De las z'.ullJeri,1S di :;!mnbr:ulo. i\t

    deo, 1967.BAUZA, Francisco. - Histori de f. domif/{lcill esparlola el! el UrJMontevideo, 1929.BLANCO ACEVEDO, Pablo. - E/ Gobiemo C%nl'l/ en d Uruglhl)Orgenes de la NacioiMlid, ;d. Barreiro y Ramos, ~ l o n [ e v i d e o ,DE LA TORRE, N. , SALA DE TOURON, L., RODRIGUEZ,Ez-'olt"in ecOllmica de /11 B:wda Orielltal. EPU, lvIoncevideo,DE LA TORRE, N ., SALA DE TOURON, L., RODRIGUEZ, JEstrllc/llra econmicosoci{l! d e la Coloni,;, EPU. 1Iontevideo,PIVEL DEVOTO, Juan E. - Roces cololJio/es de lo Rel 'o/l Icin OrEd. Medina, Montevideo, 1957.

    CARATULA. - E/ "mllel/e "leja" de Monlel' ldeo a mediados de/ s iglo

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