LA VIOLENCIA DEL ESTADO

ALONSO YESCAS JULIO CESAR LIC. EN

DERECHO

Lo que nosotros designamos como Estado corresponde a la centralización de la función política que se hizo independiente de la clase noble, por lo tanto, nosotros partimos de la función social de tomar decisiones que vinculan colectivamente y hablaremos de Estado tan sólo en el caso de que el concepto se utilice como auto designación de un orden político ya claramente constituido, y esto no aconteció sino hasta la época moderna (Weber, 2006, p. 46)

La doctrina sobre el Estado afirma que detrás de dicha denominación está un pueblo, un territorio y una fuerza pública. Así como es fácil designar estos tres componentes, es difícil determinar cuál es la unidad que está detrás de dichos elementos. La sociología política afirma que estos tres elementos por estar tan íntimamente referenciados uno a otro, acaban constituyendo en bloque la doctrina sobre el Estado (Weber, 2006, p. 49)

El poder es el medio a través del cual se logra organizar la buena convivencia en una sociedad. Dentro de este contexto también se le puede definir como “la capacidad de producir efectos, y la mediada del poder se calcula por la medida de sus efectos” ( Poulantzas, 1975, p. 10).

Por otro lado entendemos por violencia a “una forma determinada de influenciar de unos hombres en otros con el fin de provocar en estos determinadas acciones u omisiones” (Arroyo, 2010, p. 17).

La violencia política es ocupada por quienes ostentan el poder en el Estado, la violencia que ocupan los poderosos para someter a otros hombres, para sacarlos de sus propios deseos, acciones y enajenarles su libertad y voluntad ( Poulantzas, 1975, p. 25).

La violencia de Estado se utiliza para apaciguar violencia que proviene de otros lados, es decir, la violencia debe servir para hacer abortar la violencia. En el concepto de fuerza pública está incluida la exclusión de la violencia. El concepto encierra lo mismo violencia incluida   que violencia excluida y es por consiguiente un concepto paradójico (Poulantzas, 1975, Pp. 80-81)

La violencia estatal se configura en el momento en que se concibe como castigo (pena). El castigo es expresión de la autor referencia de la violencia, puesto que ella misma es la que abre la posibilidad de reaccionar ante el incumplimiento del mandato sin que tenga que perseguir otro fin aparte (Weber, 2006, p. 59).

La violencia política, al contrario de lo que se suele creer, no solo la ejercen los gobiernos y sus organismos, sino que también el pueblo, ya que todos tiene un grado de poder en la sociedad, aun así la violencia no lleva a nada que sea totalmente satisfactorio, pues tiene consecuencias negativas (Weber, 2006, p. 95).

La realidad actual que vive la violencia política tiene que ver con lograr objetivos políticos, relacionados con los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado, principalmente cambios, por medio de atentados físicos contra objetos, personas, instituciones de manera que estos daños o acciones, que tienen una significación política, lleven a los protagonistas a una negociación. En Chile el ejemplo está en el movimiento estudiantil, que por medio de las protestas y tomas de establecimientos persiguen un fin, que les sean aceptadas sus propuestas o por lo menos negociarlas, recurriendo en numerosas oportunidades a enfrentamientos contra las fuerzas opresora, y a la vez por parte del gobierno al omitir todas estas demandas no dando lugar al dialogo (Poulantzas, 1975, p. 109)

La violencia política es un medio común usado por los pueblos y gobiernos de todo el mundo para lograr objetivos "políticos", esto es, relacionados con los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado. Se trata de un concepto habitualmente utilizado en Ciencias sociales y políticas que hace referencia a destrucciones o atentados físicos contra objetos, instituciones o personas cuyo propósito, selección de daños y víctimas, puesta en escena y efecto poseen una significación política y tienden a modificar el comportamiento de los protagonistas en una situación de negociación mediante una coerción consumada. Por lo general suele calificarse por parte del poder constituido en legitimidad como delito de asalto o vandalismo, pero sus fines (suponiendo que haya fines) son políticos, aunque sus medios sean violentos.

BIBLIOGRAFIAPoulantzas, Nicos. (1975).Hegemonía y dominación en el estado moderno. México: pasado y presente.

Arroyo, Israel. (2010). Pensamiento político y filosófico. Puebla, México: Benemérita Universidad Autónoma del Estado de Puebla.

Weber, Max. (2006) Ensayos sobre metodología sociológica. Buenos Aires, Amorrotu.