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ETHOS Y PARRESÍA. EL DISCURSO POLÍTICO DEL SUBCOMANDANTE MARCOS (EZLN) EN EL MARCO DE “LA OTRA CAMPAÑA* LAURA ADRIANA HERNÁNDEZ MARTÍNEZ ** Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa Resumen: En este artículo se presenta un estudio del discurso político del Ejército Zapatista de Liberación Nacional a partir de su carácter antirretórico. Esta particularidad se deriva del hecho de que su portavoz, el subcomandante Marcos, asume una posición de parresiasta que, de acuerdo con lo planteado por Foucault, consiste en la posibilidad de decir lo que verdaderamente se piensa, de modo tal que el discurso ya no tiene como fin la persuasión sino la autenticidad. Esta transformación es la que hace posible reunir ética y política en un nuevo tipo de discurso que, en su cualidad polifónica, instaura la posibi- lidad de un verdadero diálogo político. PALABRAS CLAVE: PARRESÍA, ETHOS, DISCURSO POLÍTICO, RETÓRICA, ZAPATISMO ETHOS AND P ARRHESIA. THE PARRHESIA IN THE POLITICAL DISCOURSE OF SUBCOMANDANTE MARCOS (EZLN) WITHIN THE FRAMEWORK OF “THE OTHER CAMPAIGN* La primera versión de este trabajo fue la ponencia: “Ética y política. La parresía en el discurso político del Subcomandante Marcos (EZLN)”, que se presentó en el VI Congreso Latinoamericano de Estudios del Discurso (ALED) que tuvo lugar en la Pontificia Universidad Católica de Chile en 2005. ** [email protected] Signos Lingüísticos, vol. VII, núm. 14, julio-diciembre, 2011, 9-29 RECEPCIÓN: 05/04/12 ACEPTACIÓN: 12/07/12 9

Discurso Político Ezln. Revista Signos Uam-i

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ETHOS Y PARRESA 9ETHOS Y PARRESA. EL DISCURSO POLTICO DEL SUBCOMANDANTEMARCOS (EZLN) EN EL MARCO DE LA OTRA CAMPAA*LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZ**Universidad Autnoma Metropolitana-IztapalapaResumen: En este artculo se presenta un estudio del discurso poltico delEjrcito Zapatista de Liberacin Nacional a partir de su carcter antirretrico.Esta particularidad se deriva del hecho de que su portavoz, el subcomandanteMarcos, asume una posicin de parresiasta que, de acuerdo con lo planteadopor Foucault, consiste en la posibilidad de decir lo que verdaderamente sepiensa, de modo tal que el discurso ya no tiene como fin la persuasin sino laautenticidad. Esta transformacin es la que hace posible reunir tica y polticaen un nuevo tipo de discurso que, en su cualidad polifnica, instaura la posibi-lidad de un verdadero dilogo poltico.PALABRAS CLAVE: PARRESA, ETHOS, DISCURSO POLTICO, RETRICA, ZAPATISMOETHOSANDPARRHESIA.THEPARRHESIAINTHEPOLITICALDISCOURSEOFSUBCOMANDANTEMARCOS(EZLN)WITHINTHEFRAMEWORKOFTHEOTHERCAMPAIGN* La primera versin de este trabajo fue la ponencia: tica y poltica.La parresa en el discursopoltico del Subcomandante Marcos (EZLN), que se present en el VI Congreso Latinoamericanode Estudios del Discurso (ALED) que tuvo lugar en la Pontificia Universidad Catlica de Chile en2005.** [email protected] Lingsticos, vol. VII, nm. 14, julio-diciembre, 2011, 9-29RECEPCIN: 05/04/12 ACEPTACIN: 12/07/12 910 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZAbstract: This article presents a study of the political speech of the Ejrcito Zapatistade Liberacin Nacional starting from its anti-rhetorical essence. This particularityis derived from the fact that its spokesman, subcomandante Marcos, assumes aposition of parrhesiastes that, according to Foucault, consists of the possibility ofexpressingwhatonetrulythinks,sothattheultimateaimofdiscourseisnotpersuasion, but authenticity. This transformation is the one that makes it possibletoreuniteethicsandpoliticsinaspeechofanewtypethat,initspolyphonicquality, restores the possibility of a true political dialogue.KEY WORDS: PARRHESIA, ETHOS, POLITICAL DISCOURSE, RETHORIC, ZAPATISMOEL ANLISIS CRTICO DEL DISCURSO Y LOS DISCURSOS DE LA RESISTENCIAEl anlisis crtico del discurso (ACD) surge en la ltima dcada del siglopasado como un movimiento que busca distanciarse de las posicionesacadmicas que proscriben la denuncia y la resistencia a los abusos delpoder. Esta ruptura tiene consecuencias epistemolgicas pues, en palabras deTeun van Dijk:El ACD no es una orientacin investigadora entre otras, como la gram-ticaTGolalingsticasistmica,ytampocoesunasubdisciplinadelanlisisdiscursivocomolapsicologadeldiscursooelanlisisconversacional.Noesunmtodo,niunateoraquesimplementepue-da aplicarse a los problemas sociales. El ACD puede realizarse en, o com-binarsecon,cualquierenfoqueysubdisciplinadelashumanidadesylascienciassociales.(2003:144)Podra decirse, entonces, que la esencia del sesgo que abre el ACD est en sucarcter crtico, entendido como: el resultado de tomar cierta distancia conrespecto de los datos, enmarcar stos, en lo social, adoptar explcitamente unapostura poltica y centrarse en la autocrtica, como corresponde a un estudiosoque investiga (Wodak, 2003: 29).El trabajo que presento es prximo a esta posicin, en tanto mi plantea-miento parte de una cuestin ms filosfica que lingstica, y se identifica conETHOS Y PARRESA 11una investigacin que, en un sentido amplio, se encauza al estudio de los dis-cursos de la resistencia, a los que concibo como aquellos que operan en losmrgenes del territorio delimitado por los discursos del poder. La resistencia esun camino que permite una comprensin de los mecanismos de control atravs de aquellas posibilidades discursivas que son deslegitimadas y, por ende,invisibilizadas. Este enfoque requiere de un mtodo de trabajo transdisciplinario;en virtud de que las geografas disciplinarias contribuyen a la escisin del cono-cimiento, en la medida en que sus fronteras epistemolgicas impiden el dilo-go entre todas las miradas de lo humano que posibilitaran su comprensinintegral. En el caso particular del discurso poltico, este asunto se refiere allugar de la tica en la prctica poltica, por cuanto se trata de una actividad queimpone una normatividad moralizante que acalla toda forma de disenso bajola acusacin de quebrar el orden de lo poltico.Desde esta perspectiva, es relevante destacar una dimensin de la verdad queno se limita a su compromiso emprico, sino que se refiere a la obligacin ticade decir la verdad, esto es, a la obligacin de expresar lo que sinceramente sepiensa: una forma de enunciacin que se denomina parresa y que fue tema delltimo curso impartido por Foucault, con el ttulo de Fearless Speech. En esteartculo me propongo utilizar dicho concepto para abordar la ruptura del EjrcitoZapatista de Liberacin Nacional (EZLN) con la izquierda mexicana durante lascontrovertidas elecciones de 2006, en las que su candidato, Andrs ManuelLpez Obrador, consigui una enorme popularidad que puso a trabajar unapoderosa maquinaria poltica para impedir su triunfo electoral.Este momento poltico fue de enorme tensin porque el rechazo del EZLN aparticipar en la campaa electoral de Lpez Obrador se interpret como unatraicin del EZLN hacia la izquierda y, en consecuencia, se le acus de favorecera la derecha poltica. Sin embargo, la crtica de Marcos se dirigi hacia la prc-tica poltica en un sentido global y no solo hacia la izquierda; de modo tal quedej a un lado las diferencias ideolgicas entre los partidos y cuestion la inte-gridad de toda actividad poltica partidista. Con esa ruptura, el zapatismo bus-c no solo deslindarse de la clase poltica, sino que propuso otra manera dehacer poltica que plasm en la otra campaa. Javier Sicilia escribi un art-culo el 10 de julio de 2005, en el que se pregunta, al respecto, cul sera enton-ces la propuesta zapatista, a lo que responde:12 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZEnapariencianinguna.LacrticaqueselehahechoaMarcosesqueslocriticamantenindosealmargendelaluchapolticapartidista.Sinembargo,paraquiensabeverloqueelzapatismohahechoalolargo de 11 aos [en el momento en que escribo este artculo an no sehapublicadoLasextadeclaracindelaSelvaLacandona],lapropuestaesevidente:nounpaquetepolticoyadefinidoyadministradoporlasinstituciones; no es un decirle a la gente lo que debe hacer o cmo debevotar,paracontinuarsiendounrecursohumanoadministradoporlospoderesdelEstadoydelascorporacionesmediantepromesasqueslobeneficianaquienesdetentanelpoder.Es,porelcontrario,elejemplodeunproyectopolticoquenacidesdelabasedelamismagente,unproyectoqueslolagentepuededescubrirapartirdesusproblemasrealesycomunes,unproyectoque,comolosCaracoles,sedaalmar-gendelpoderensusmanosmedianteautonomasysolidaridadesen-treella.(2011:60-70)Es interesante que algo muy parecido ha ocurrido en un ambiente polticoque fue antesala de las elecciones presidenciales de 2012, en donde el mismoJavier Sicilia, como portavoz del Movimiento por la Paz con Justicia y Digni-dad, ha sido acusado por la izquierda de favorecer los intereses de la derecha,debido a que su discurso se encauza hacia la recuperacin de la dignidad nacio-nal, sin tomar partido por ninguna causa ideolgica ni, mucho menos, parti-dista.Carlos Fazio reconoce que Javier Sicilia es un parresiasta en un artculopublicado en 2011 en el peridico La Jornada, del que cito un prrafo que meparece especialmente revelador para comprender la manera en que la cualidadparresiasta se reconoce en la emergencia de un nuevo tipo de discurso:No obstante, lo fundamental es el nuevo lenguaje de Sicilia. Esa formaradicalysinceradeexpresindelaverdad,empezandoporsuinicialEstamoshastalamadre!queloemparentaconelYabasta!zapatis-ta,queanteponelaticadelapalabraalademagogiayelcomerciodelapalabra,tanpropiosdegobernantesypolticos.AesalibertaddedecirlotodoyunaticaquealejaaSiciliadecualquierartilugiosemntico, retrica, sofisma, falsedad, adulacin o silencio, se suman elETHOS Y PARRESA 13valoryeldebermoral,atributostodosque,segnMichelFoucault,enla literatura y la filosofa grecorromana definan una funcin, la parresa,y una posicin del sujeto, el parresiasts, caracterizadas por una relacinespecfica con la verdad a travs de la franqueza, cuyo efecto es la crticaylaautocrtica,ycuyocostoeselpeligro.LaparresaescribiFoucault,requiereelvalordedecirlaverdadapesardeciertopeli-gro. Yensuformaextrema,decirlaverdadtienelugareneljuegodela vida o la muerte. (Carlos Fazio, El parresiasta Sicilia, La Jornada, 8deagostode2011)El propsito de este trabajo no es analizar una situacin poltico-social, sinointroducir el concepto de parresa como un medio para comprender desdeotro ngulo la contribucin del zapatismo a la formulacin de un discursopoltico de nuevo tipo que, como todos sabemos, considera a la palabra comosu arma de lucha una palabra que denomina como verdadera, y que cons-tituye el eje de su batalla pblica contra el poder. En ese sentido, consideroque la propuesta zapatista de la prctica poltica es semejante a la concepcin quelos griegos tuvieron de esta, pues coinciden en ver a la parresa como condicinpara que se d una verdadera democracia.Puesto que la tica del discurso tambin alcanza al discurso que analiza losdiscursos, es indispensable sealar que la cuestin de la sinceridad no es untema de inters en los estudios sobre el discurso poltico, debido a que la con-cepcin de la poltica como una confrontacin argumentativa tiene una legiti-midad temtica que parte de la suposicin de que la objetividadconsiste enuna supuesta neutralidad poltica, en la que el analista solo es un observadorque analiza los instrumentos discursivos (argumentativos o retricos) de laconfrontacin. Edward Said denunci a lo largo de su vida esta concepcin deltrabajo intelectual, el cual ocultaba la posicin poltica que tiene necesariamen-te el intelectual incluso cuando es objetivo, en su condicin de figurapblica. Said prefiere ser lo que l denomin unintelectual amateur que haelegido exiliarse del espacio del poder en tanto que:[]sertanmarginaleindomesticadocomoquienviveenunexiliorealesparaunintelectualmostrarseexcepcionalmentesensiblealvia-jante ms bien que al potentado, a lo provisional y arriesgado ms bien14 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZquealohabitual,alainnovacinyelexperimentomsbienquealstatuquoautoritariamentegarantizado.Elintelectual exliconorespon-de a la lgica de lo convencional sino a la audacia que corre riesgos, a loquerepresentacambio,alainvitacinaponerseenmovimientoynoquedarseparado.(1996:73)Este artculo representa una contribucin a ese ideal intelectual.PRELIMINARESAlgunavezhabrquedecirlealciudadanoqueconlasealdeadelantarporladerecha,desviarporlaizquier-dahahechoelEstadocasoomisodesulibertad.KARL KRAUSHe dedicado varios aos de investigacin al estudio del discurso poltico delSubcomandante Marcos1desde la perspectiva de la retrica,2pues me pareceque su caracterstica ms importante es la ruptura con un canon histrico elcual conceba a la poltica como un arte de la argumentacin que tena comofin la persuasin a travs del logos. En ese sentido, la tesis que planteo es queeste discurso es antirretrico, caracterstica muy polmica y muy mal com-1 Vase Laura Hernndez (2002), Detrs de nosotros estamos ustedes. La irona en el discursodel Subcomandante Marcos, en Signos Literarios y Lingsticos, vol. IV, nm. 2, julio-diciembre,pp. 101-115; yLaura Hernndez (2005), El sentido de la guerra en el discurso de Marcos, enVersin, nm. 14, diciembre, pp. 311-322.2 Se considerar retrica no a la ciencia terica que estudia los discursos que se relacionan conel ejercicio pblico de la palabra, sino a un tipo de discurso que se caracteriza por intentarpersuadir a un auditorio de alguna formulacin que conduzca a justificar racionalmente la validezde una accin que afecta el orden pblico y que, en su sentido moderno, se entiende comoretrica aplicada. En la Grecia Clsica el discurso retrico se consideraba como opuesto al discursoparresiasta, que no busca convencer sino transformar a su auditorio. Para Foucault, esta diferenciatambin se refera al hecho de que la retrica se ligaba con los largos discursos proferidos por unorador, mientras que la parresa era esencialmente dialgica (2004: 47).ETHOS Y PARRESA 15prendida, en virtud de que el discurso poltico se ha concebido como retricopor definicin.He propuesto en otro momento que esta posicin antirretrica tiene en lairona3suarmamspoderosa,pueselpropsitodelaaccinpolticadelzapatismo es la de devolverle a la poltica su carcter tico, tarea que implica larenuncia al dominio de una forma de discurso que se considera propietario dela racionalidad poltica. La irona hace posible la relativizacin de la visindominante del mundo al introducir la cosmogona maya en los mismos tr-minos en los cuales se establece una verdad occidental, ya que en nuestra cultu-ra sera tan solo mitologa. Con sus largos relatos, inscritos dentro de pronun-ciamientoscontralaclasepolticamexicanayelcapitalismomundial,elSubcomandante Marcos intenta que su lector pueda renunciar a la certeza cul-tural en que ha sido educado y pueda acceder a otra manera de entender larealidad. Esta pedagoga, que no retrica, est encaminada a la deseducacin y,por ende, a la liberacin del pensamiento domesticado, convirtiendo de estaforma a la poltica en una potica.Desde esta misma lnea de pensamiento, encauzo mi trabajo hacia elcon-cepto de parresa, entendido como una forma de discurso de enorme impor-tancia en la Grecia Clsica y a la cual dedic Foucault sus ltimos aos de vida.Parresa significa literalmente decir todo, de ah que se haya traducido al fran-cs como franc parler; sin embargo, esta expresin total de lo que uno piensadebe, adems, darse en condiciones de riesgo, de ah que el ttulo del ltimocurso impartido por Foucault en Berkeley en 1983 sobre este tema se hayatitulado Fearless Speech.La relevancia de la parresa para mi investigacin es evidente, pues su carac-terstica principal es la de ser, precisamente, antirretrica; en tanto que el obje-tivo de quien enuncia no es persuadir a un auditorio de que lo que dice esverdad, sino arriesgarse a ser castigado o rechazado por la doxa construida porla retrica del poder, bajo la conviccin de que es necesario decir sinceramente3 La irona y la parresa estaran en una relacin complementaria, pues si la parresa es laenunciacinque se produce cuando quien enuncia dice lo que verdaderamente piensa, i.e. lo quese enuncia y quien lo enuncia estn imbricados; la irona, de acuerdo con Kierkegaard,es unainsurreccin del ser que se ve impelido a separarse de la realidad establecida para encontrar elsentido de su existencia personal, de ah que considere que la primera y ms abstracta determi-nacin de la subjetividad es la irona (Vase Hernndez, 2002: 106).16 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZla verdad y no mentir. Es evidente que en la Grecia Clsica el parresiasta msgrande fue Scrates, quien estuvo dispuesto a morir antes que abandonar suirnica renuncia a la certeza, y su muerte no es ms que la constatacin de queel poder se funda en el dominio ejercido sobre la verdad.En lo que presento a continuacin, pretendo establecer que Marcos es unparresiasta, porque el rasgo ms evidente de su discurso es el de dotarlo de lafuerza tica que haga evidente la inmoralidad de la retrica poltica del poder, apartir de enunciar lo que sinceramente piensa, como portavoz de todos loszapatistas. Si bien esta es una caracterstica en todo su discurso, me referir a loscomunicadosquehanaparecidoarazdelaSextaDeclaracindelaSelvaLacandona puesto que se dan en un contexto poltico que plantea la rupturadefinitiva entre el zapatismo y la clase poltica mexicana, incluido el partido deizquierda, PRD, que gobierna la Ciudad de Mxico y que encabez las encuestaspresidenciales, con el que fuera gobernador de la Ciudad hasta el mes de juliode 2005, Andrs Manuel Lpez Obrador. La eleccin, por otra parte, tambinobedece al hecho de que este momento del zapatismo tiene como consecuen-cia que el subcomandante Marcos se convierta en el Comandante Zero y dejede producir esos textos que caracterizaron la comunicacin meditica del EZLN,debido a que el movimiento pasa a lo que ellos denominaron una etapa polti-ca de escucha.EL CONCEPTO DE PARRESAEn su sentido ms profundo, el trmino parresa refiere a la condicin de decirautnticamente aquello que se piensa, de ah que, para Foucault: el parresiasts,es alguien que dice todo cuanto tiene en mente: no oculta nada, sino que abresu corazn y su alma por completo a otras personas a travs de su discurso(2004: 36-37).Su franqueza se revela en la manera en cmo lo dice, y se haceevidente para quien lo escucha que lo que dice es su propia opinin evitandocualquier clase de retrica que pudiera velar lo que piensa (2004: 37). De estemodo, la verdad de suspalabras es incuestionable, ya que dice lo que esverdadero porque l sabe que es verdadero; y sabe que es verdadero porque es real-ETHOS Y PARRESA 17menteverdadero4(2004: 39). El parresiasta siempre se encuentra en unaposicin de vulnerabilidad, porque para que podamos hablar de parresa esnecesario que aquello que se dice francamente vaya en contra de la opinin dela mayora. Como esta verdad siempre se le dice a otro, la parresa tiene unafuncin crtica del interlocutor o del propio hablante, no para demostrar laverdad a algn otro, sino para plantear cuestiones ticas como: Esto es lo quehaces y esto es lo que piensas; pero eso es lo que no deberas hacer ni pensar[] sta es la forma en que te comportas, pero sa es la forma en que deberascomportarte [] Esto es lo que he hecho, y estaba equivocado al hacerlo as(Foucault, 2004: 43). La ltima caracterstica de la parresa es que la expresinde la verdad se considera un deber, pues si bien no est obligado a hablar, elparresiasta considera su deber hacerlo.Por otro lado, Foucault resume el concepto de parresa en un sentido nega-tivo, planteando que:Enlaparresaelhablantehaceusodesulibertadyescogelafranquezaen lugar de la persuasin, la verdad en lugar de la falsedad o el silencio,el riesgo de muerte en lugar de la vida y la seguridad, la crtica en lugarde la adulacin, y el deber moral en lugar del propio inters y la apatamoral.(2004:46)Es interesante observar que este sentido de la parresa no aparezca en losdiccionarios de retrica, ya que el trmino parresa se encuentra en la entrada delicencia, bajo la siguiente definicin:4 La dificultad para comprender este sentido de verdad radica en el dominio de un concep-tomoderno de verdad cartesiano que la relaciona con la evidencia como experiencia mentalprobatoria. Foucault seala, en ese sentido que, como para los griegos la coincidencia entrecreencia y verdad no era una experiencia mental, sino una actividad verbal: la parresa nopuede, en su sentido griego, darse ya ennuestro moderno marco epistemolgico (2004: 40).Sin embargo, el regreso a la antigua concepcin griega estara justificado, como lo explicaFoucault en una entrevista con Franois Ewald, porque esta mirada hacia atrs es la esencia desu mtodo de investigacin: Parto de un problema en los trminos en que se plantea actual-mente e intento hacer su genealoga. Genealoga quiere decir que yo mismo lo analizo a partirde una cuestin presente (1999a: 376).18 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZ[]licenciaofiguradelaelocucinfrentealpblicoqueconsisteenunvivoyaudazaunquejustificadoreprochequeelemisor,aparentan-doqueseexcede,fingedirigiralreceptor(alpblico,allectoroasmismo)apelandoasugrandeza,suamorpropio,osucapacidadparahacerfrenteaunaverdaddesagradable;elloalavezquehalagaalre-ceptor,haceaparecercomoqueelemisorabandonasuordinariapru-denciaysucompostura.(Berinstin,1985:300)A pesar de que la definicin remita a Quintiliano, en Institucin oratoria seplantea precisamente que si bien la parresa se encuentra entre las figuras queaumentan los afectos, y estas hacen uso de la ficcin, en realidad la considerauna oracin libre que solo es figura cuando esa libertad es simulada, por lo cualse pregunta qu cosa menos figurada que la libertad? y aade, [p]ero bajoesa forma se oculta frecuentemente la adulacin (1999: 395).Foucault con-sidera que Quintiliano entiende aqu que la parresa es una figura privada detoda figura, pues es completamente natural. La parresa es el grado cero de esasfiguras retricas que intensifican las emociones del auditorio (2004: 48). Elpathos de la parresa es entonces, en contraste con la presentacin melodramticade los discursos fundamentalistas que se sostienen en el triunfo del bien sobreel mal, no una manipulacin de los sentimientos, sino la posibilidad de des-pertar en el auditorio la indignacin ante la injusticia y la falsedad, como unaforma de autoconciencia.Si la parresa se funda en la libertad de decir lo que se piensa sin otro propsitoque el de decirlo, su contraparte es la retrica porque, de acuerdo con la defini-cin del Diccionario de anlisis del discurso de Charadeau y Maingueneau, es:[]lacienciatericayaplicadadelejerciciopblicodelapalabra,pronunciadafrenteaunauditoriodubitativo,enpresenciadeuncon-tradictor.Atravsdesudiscurso,eloradorseproponeimponersusrepresentaciones,susformulacionesyorientarunaaccin.(2005:506)Una definicin que se completa con la referencia a la trada aristotlica delos medios tcnicos para la persuasin, ethos, logos y pathos que seran los argu-mentos que provee el discurso mismo y que son, dice Aristteles, de tres espe-cies: unos residen en el comportamiento de quien habla; otros, en poner alETHOS Y PARRESA 19oyente en una determinada disposicin; otros, en el propio discurso, por loque demuestra o parece demostrar (2004: 1356a).Existe entonces una relacin entre el ethos retrico y la parresa, ya que elethos tambin hace referencia a la condicin moral del orador; sin embargo, ladiferencia fundamental consiste en que mientras el ethos solo se refiere a unaimagen que los otros tienen de la calidad moral de quien habla, la parresa refie-re a la consideracin que el orador tiene de s mismo como alguien que no setraiciona, independientemente de aquello que consideren los dems. En esesentido, distinguir al ethos como la valoracin moral que tiene la sociedadacerca de quien pronuncia el discurso, mientras que a la parresa, como la cali-dad tica de quien se dirige a los otros. La diferencia estriba en que la tica es unasunto referido a la eleccin de vida personal, en este caso, especficamente a lanecesidad de autenticidad sobre aquello que se dice, esto es, se trata de unavivencia; mientras que la moral apunta a una consideracin externa al sujetoque habla que, en ese caso, como bien lo establece Maingueneau, convierte alethos en un cuerpo enunciante especificado histricamente e inscrito en unasituacin que su misma enunciacin presupone y a la vez valida progresiva-mente (1996: 85). El propsito de Maingueneau es sacar al ethos de los lmi-tes textuales y subjetivos, para ponerlo en contexto y as poder analizar losprocesos de legitimacin de los discursos; sin embargo, solo abarca al ethos, enel sentido social externo al que me refera antes.Al respecto, Thomas Flynn, uno de los asistentes al ltimo curso de Foucaulten el Collge de France, seal que Foucault plante entonces que la parresa,en tanto una de las cuatro expresiones bsicas de la verdad en Grecia, se trans-form desde un uso eminentemente poltico a uno tico con Platn, comoqueda plasmado en La Repblica, una vez que la atencin ya no est puesta enlosciudadanosylapolissinoenelcuidadodelalma:elprncipequeseseducable es capaz de una transformacin moral en beneficio de todos. El obje-tivo de la parresa sera entonces la formacin de un cierto modo de actuar, deun ethos individual. La misin de Scrates como parresiasta no es hacer polti-ca sino llevar a otros a atenderse a s mismos (phronesis) con su verdad (altheia)y con su alma (psyque). Juntas, forman la base de una tica y de una manera derelacionarse con la verdad. Flynn afirma que Foucault consideraba dos formasde parresa socrtica: la poltica y la tica; la primera es una parresa moralporque es doctrinaria y sigue normas, su esttica procede de la armona entre20 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZlogos y byos, en contraste con la parresa tica que se construye sin seguir normasporque se corresponde con el arte de existir, es una poiesis, una manera de ac-tuar, un estilo de vida elegido. Lejos de ser complementarias las dos formas deparresa, son antagnicas y, dice Flynn, que Foucault consideraba a la parresatica como una alternativa a la parresa moral, dentro de una tradicin queparte de Digenes y llega hasta Nietzsche (Flynn, 1987).De acuerdo con lo antes mencionado, la tesis que he manejado en trabajosprevios es que la reconceptualizacin de la poltica en el discurso zapatista laconvierte en una potica; yo prefiero considerar a la parresa como estrictamen-te tica, mientras que a lo que Flynn llama parresa moral, yo lo denominarretrica, considerando que aun en esta hay buena y mala retrica, en un sentidopuramente tcnico y no moral.Es necesario sealar una distincin etimolgica que contribuye a aclarareste traslape entre el aspecto moral y el tico del orador, es decir, el ethos con laparresa, y es que si comnmente se considera que ethos significa persona,carcter y tambin hbito o costumbre, esos sentidos se refieren a dos pa-labras diferentes con grafas distintas para la e inicial de la palabra, pues laprimera se escribe con h (hq", -eo", tov) mientras que la segunda con e (eqo",-eo", tov).5 Lpez Aranguren establece a este respecto que si bien la palabrathos (hqo") posee dos sentidos, el ms antiguo sera el de morada o lugar quese habita, el cual se utilizaba en poesa para referirse al corral de los animales,y que posteriormente pas a tener el significado de nacin. La palabra hasido prestigiosa en la filosofa despus de que la usara Heidegger como mo-rada del ser, aunque Aristteles ya la haba usado con el significado de carctero modo de ser, Aranguren establece que esta concepcin de carcter no sig-nifica para Aristteles el temperamento en un sentido biolgico o psicolgico,sino una forma de vida que se va adquiriendo a lo largo de la existencia, dedonde concluye que la palabra thos (eqo") significa originalmente hbito ocostumbre:5 Agradezco a mi colega y amigo, Alberto Vargas, que me haya hecho notar esta diferencia, lacual fue muy importante para el desarrollo de este trabajo. Vase Henry G. Liddell, Robert Scott,Henry S. Jones y Roderick McKenzie (comps.) (1985), A Greek-English Lexicon, Oxford,Clarendon Press.ETHOS Y PARRESA 21[]thosderivadethos,locualquieredecirqueelcarcterselogramediante el hbito, que elthos no es como el pthos, dado por natura-leza,sinoadquiridoporhbito(virtudovicio)[]Ethosescarcter,caracthvr, acuado, impreso en el almapor hbito. Pero de otra par-te,elthosestambin,atravsdelhbitofuente;phhv delosactos.(LpezAranguren,1983:22)En virtud de que las dos variantes de ethos pasaron al latn como mos, estetraslape dio lugar a que dominara el sentido dehbito sobre el de carcter.Esta diferencia tambin podra explicar que el ethos retrico se articule natu-ralmente con la normatividad, lo que Flynn denomina la parresa moral, mien-tras que la parresa dedicada al cuidado de s, entendida como el propsitode convertir la vida personal en una obra de arte, una poiesis, sea una parresatica que se distancia de la poltica. Mi tesis es que en el discurso zapatista estaescisin desaparece, precisamente porque para que la poltica pueda ser tica esnecesario que haya un dominio de la autenticidad en el dilogo poltico, unaposibilidad que solo puede darse cuando el discurso deja de ser suficiente por smismo y requiere de una disposicin hacia la honestidad de la palabra, tantopor parte de quien la pronuncia, como de quien la escucha.PARRESA Y POLTICAEn cuanto a la presencia de la parresa en la vida poltica es posible afirmar quela posibilidad que tiene la parresa de expresarse o de no expresarse muestra elnivel en que una sociedad es democrtica o solo aparenta serlo. Sara Monoson(1994) plantea esta idea a propsito de la creencia tradicional de que Platn eracontrario a la democracia, ya que, como ella seala, en realidad lo que Platnrechazaba era precisamente un Estado que se dijera democrtico y sancionara eluso de la parresa.El meollo de la cuestin est en que si bien en la Grecia Clsica la democra-cia se defina como libertad de expresin, esta se refera por una parte a laparresa, que se vinculaba con la actitud crtica y la enunciacin de la verdad y,por otra, a la isegora, que consista en el derecho de todos los ciudadanos atomar la palabra en la Asamblea, entendiendo este derecho como la posibilidad22 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZque todos tienen de acceder a la actividad poltica. La isegora implica, enton-ces, una tica participatoria que no asegura el debate inteligente y que tienecomo limitacin no poder impedir el surgimiento de la oratoria manipuladoraque solo defiende intereses personales y se aleja del bien comn (Monoson,1994: 179-181). La parresa vendra a ser entonces el corazn de la democraciaporque [a]sociar el debate con la prctica de la parresa habla tan bien de losoyentes como de quien habla (1994: 183), de tal modo que, aunque el ejerci-cio de la parresa surge de la disposicin tica de quien habla en relacin con laverdad, la atencin de quien lo escucha muestra la virtud moral del interlocu-tor de querer escucharla y no ser engaado. Si la parresa es silenciada, esto essigno de que se ha pasado de la democracia a la tirana, de modo que la parresaconstituye una lnea de defensa contra el potencial abuso del poder del discur-so y la consecuente amenaza de la integridad del orden poltico democrtico(1994: 195).Podemos concluir, entonces, a pesar de que tanto el ethos como la parresase refieran al sujeto del discurso; una diferencia fundamental entre ambas con-siste en que mientras en el ethos retrico es irrelevante el compromiso de quienhabla con lo que dice, pues lo importante es que le crean y en ese sentido seapoya en la opinin comn, el parresiasta va en contra de la opinin general enaras de decir la verdad. Esa es la razn de que en el dilogo de Gorgias, Scratesconsidere que [l]a retrica, al parecer, es la autora de la persuasin, que hacecreer, y no de la que hace saber, respecto de lo justo y lo injusto (Platn, 1998:149), y que los oradores, procurando complacer a sus conciudadanos y des-preciando el inters pblico para ocuparse slo en su inters personal, slo seconducen con los pueblos como si fueran nios, con el fin nico de compla-cerles, sin inquietarse en lo ms mnimo, pensando en si se hacen mejores opeores (1998: 186).Parece evidente ahora que la isegora se corresponde con el ethos retrico, yaque la legitimacin del discurso depende de una normatividad que otorga elderecho de palabra; mientras que la parresa se relaciona con la necesidad degaranta de no abusar de ese derecho, debido a que lo relevante en este caso esque el discurso no sea un mero instrumento al servicio del inters personal,sino que sirva para la reflexin del bien colectivo. El parresiasta intenta crearuna crisis de conciencia a travs de un pathos que produce disposicin al dilo-go, puesto que el interlocutor ya no solo escucha sino tambin contribuye a laconstruccin de los criterios de racionalidad a travs de un discurso que no seETHOS Y PARRESA 23confronta con el otro eso sera retrico, ms bien participa en la construc-cin de la verdad como un proceso de reflexin en permanente transforma-cin. Esa es la razn de que el lugar del logos en el discurso parresiasta no estfundado exclusivamente en la lgica argumentativa, sino enla capacidad dedar voz a la pluralidad de visiones del mundo, en un dilogo que contrasta conla irracionalidad del dominio de una sola visin del mundo como portadorade la verdad, como seala Marcel Detiene:[]enunmundoenelquelasrelacionessocialesestndominadasporlapalabra,elsofistayelretricosonambostcnicosdellogos.Losdoscontribuyenalaelaboracindelareflexinsobreellogosentantoqueinstrumento, medio de obrar sobre los hombres [] El fin de la SofsticacomoeldelaRetrica,eslapersuasin(peith),elengao(apat)[]Sofistasyretricossonplenamenteloshombresdeladoxa.(2004:183)Desde esta perspectiva, Jorge Volpi est completamente equivocado, cuan-do adhirindose a la opinin de Octavio Paz y Christopher Domnguez, atri-buye a Marcos el nico mrito de haberle devuelto a la poltica mexicana elarte olvidado de la retrica a travs de su escritura. A lo largo de su libro, Laguerra y las palabras con el que por cierto le fue otorgado un doctorado enFilologa en la Universidad de Salamanca, se refiere a Marcos como un oradorque manipula a la opinin pblica usando la ficcin sobre s mismo y sobre lahistoria de los indgenas con el fin de conseguir la destruccin de sus enemigospolticos. Para Jorge Volpi, Marcos es un simulador porque l cree que:Enunaguerracomosta,dondeelvalordelaverdadesdecir,delapropiaopinineslomsimportante,todoestpermitido.Conel fin de conseguir el apoyo de la prensa, Marcos no ha vacilado en serautoritarioozalamero,enalabarlalibertaddeexpresinyrestringirlaenlazonabajosucontrol,enrespetaralosperiodistasy,almismotiempodenigrarlosencorto.Todasycadaunadeestasmaniobrasnohantenidocomofinpropiciarlaobjetividad,sino,evidentemente,ganarlaguerra.(2004:188)La retrica de Volpi sigue machacando sobre este punto y declara categri-camente que como todo buen orador clsico o como todo buen novelista24 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZMarcos no pretende decir la verdad, sino resultar verosmil (2004: 213). Comoinsuperable maestro del bluff, Marcos confa en su habilidad para mentir, noslo a fin de ganar tiempo, sino de desestabilizar al enemigo (2004: 215).No vale la pena hacer ms referencia a un libro tan confuso que comienzapor vitorear el regreso de la retrica para despus terminar descalificando dichoregreso. La referencia solo la he usado para situar lo que he planteado antesacerca de la parresa y la retrica en la perspectiva que toma un intelectual quereduce la primera a una retrica de la ms baja estofa, sin correr l mismoningn riesgo, en tanto su discurso se articula dentro de la lgica del poder delEstado.MARCOS COMO PARRESIASTAAunque la parresa de Marcos opera en el plano poltico, su cualidad tica yesttica se desprende de una nueva conceptualizacin de la poltica que trans-forma la retrica en una potica, lo que significa que ese cambio no es ideol-gico, sino que consiste en una nueva forma de praxis poltica. Sin embargo,esta parresa, no puede producirse sin la isegora, de manera que la conforma-cin militar del zapatismo como un ejrcito de liberacin nacional que le de-clara la guerra al mal gobierno en enero de 1994, se funda en la defensa delderecho a tomar la palabra. Como ya he sealado en mi estudio sobre el senti-do de la guerra en el discurso zapatista, el EZLN concibe la guerra como el fin dela poltica, puesto que cancela el sentido esencialmente dialgico de la poltica.Por eso en la Primera Declaracin de la Selva Lacandona, que es una declara-cin de guerra, se habla de la palabra que se hace soldado para no morirse en elolvido. El paso que se da en la segunda declaracin es el de abrir la posibilidaddel dilogo para negociar la paz con el gobierno y se convoca a una Conven-cin Nacional que discuta las bases para construir un proyecto nuevo denacin. Los comunicados de Marcos, que aparecen en el peridico La Jornada,a partir de ese momento toman la forma de epstolas que mantienen la condi-cin parresiasta de quien enuncia y de aquel a quien se enuncia, pues se dirigena un lector que est dispuesto a escuchar la verdad. Ese interlocutor se denomi-na sociedad civil y con ello se cancela cualquier posibilidad de que estos discur-sos tengan como finconfrontar el logos zapatista con el de la retrica oficial.ETHOS Y PARRESA 25Esta situacin determina de facto una transformacin de la poltica mexica-na, porque el derecho de ser parresiasta implica que toma la palabra la verdadque haba sido silenciada por muchos siglos: la de la pobreza y la explotacinindgena. Una palabra que no solo defiende sus derechos econmicos y polti-cos con un discurso que apela a la historia, sino que combate por la posibilidadde ver el mundo desde muchos ngulos, de abrir la mirada hacia la diferencia.Y si no se pretende proponer que la mirada indgena es la correcta, sino quetiene derecho a hablar y ser escuchada, es necesario ironizar los lmites de losconceptos que se establecen desde un discurso dominante que detenta el podersobre el sentido, a travs de los cnones discursivos. La calidad esttica deldiscurso de Marcos consiste en incorporar el pensamiento indgena a un dis-curso poltico de nuevo tipo que se caracteriza por su polifona,6a travs deepstolas y relatos mitolgicos y literarios que constituyen formas de expresinno contempladas como parte de la poltica.Por otra parte, el riesgo que corre el zapatismo al enunciar la verdad, entanto su discurso relativiza la doxa, no solo tiene que ver con el riesgo de morir,sino con su descalificacin en los medios de comunicacin que son el vehculodelaretricadelpoder.Estasituacinesmuyclaraenelcasodela SextaDeclaracin de la Selva Lacandona, que aparece en junio de 2005 en medio deun escenario poltico de enorme complejidad, en virtud de que Mxico seencuentra sumido en la retrica de las campaas de los partidos polticos para6 El carcter polifnico del discurso de Marcos es uno de sus rasgos ms evidentes, puesto quefunge como traductor de una visin del mundo indgena que no puede dialogar con la dominan-te, haciendo posible un puente entre ambas culturas. Este dilogo se construye a partir de unlenguaje que tiene una apariencia potica porque la gramtica de las lenguas indgenas mayas y suaparato conceptual se traslada literalmente a un discurso que usa la lengua dominante (el espa-ol). Este procedimiento da lugar a muchas paradojas que nos parecen propias de un discursopotico y no de uno poltico. (Vase Hernndez, 2002).Un autor destacado en el estudio de este encuentro de dos visiones del mundo, que enapariencia no se pueden comunicar, es Carlos Lenkersdorf, quien considera, entre otras cosas, queel tojolabal es una lengua nostrica y no egocntrica, como las lenguas europeas. Esta condi-cin produce una comunicacin intersubjetiva que se sustenta en una gramtica dialgica quehace obligatoria la presencia de dos sujetos en los verbos transitivos, en lugar de tener unaestructura sujeto-objeto. As, el verbo decir supone necesariamente que alguien escucha. Esesera uno de los sentidos de la expresin que aparece en la Sexta Declaracin de la Selva Lacandona:Y pensamos que ojal nuestro nosotros incluyera todas esas rebeldas (Lenkersdorf, 1996).26 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZconseguir la presidencia de la Repblica, con una izquierda que tiene por pri-mera vez la posibilidad de ganar las elecciones porque cuenta con un candidatoque ha conseguido un ethos poderoso que lo sita en la cspide de las encuestaselectorales, y en la que el zapatismo propone una discusin alternativa sobre eldestino del pas, al margen de las campaas electorales. Una situacin que seadelanta desde el mes de junio surge cuando el EZLN se declara en alerta roja entodo su territorio y anuncia que lo que va a venir no le va a gustar a muchos yque es posible que pierdan todo lo que han ganado, pero que han decididocorrer ese riesgo para seguir avanzando en su lucha. El resultado es la rupturaabierta del EZLN con la izquierda partidista y el llamado a formar un frente allado de los campesinos, los obreros y todos aquellos que estn dispuestos aparticipar en la llamada otra campaa y que, al margen de los partidos, estndispuestos a luchar por un proyecto alternativo de nacin anticapitalista y enlucha contra el neoliberalismo.Esta ruptura se encuadra en la discusin acerca del significado de la izquier-da, dentro de lo que Marcos denomina la geometra poltica. El discursoapunta a denunciar la ambigedad poltica de los partidos, una vez que todosse declaran como de centro en una retrica que vela sus verdaderos intereses.Marcos, entonces, dirige la atencin hacia otro eje espacial, el del poder, quedividira el espacio poltico entre los que se encuentran abajo, los jodidos,ylos que dominan desde arriba, los polticos, en donde:[]reinanlaindecencia,ladesfachatez,elcinismo,ladesvergenza.EstoesloquepensamosdelageometrapolticaenelMxicodearri-ba.Decirotracosaseramentirytratardeengaaraquienesnuncahemosengaado,enprimerlugaranosotrosmismos,perotambinala gente en general. Nos produce rabia e indignacin ver lo que vemos,y lucharemos para impedir que esos sinvergenzas se salgan con la suya.(SubcomandanteMarcos,2005)No obstante que los medios de comunicacin hayan utilizado esta decla-racin para confundir a la opinin pblica intentando convertirla en una posi-cin de derecha, el hecho real es que la provocacin permite la reflexin pro-funda sobre la calidad moral de la izquierda mexicana, pues lo que Marcosdenuncia es la retrica maosa de una izquierda que no habla con la verdad,que abusa de su derecho al uso de la palabra, que no habla con parresa.ETHOS Y PARRESA 27 A pesar del bombardeo de crticas hacia Marcos en la prensa nacional, laotra campaa avanz con el espritu de las bases zapatistas reunidas con lasorganizaciones indgenas en la comunidad zapatista Javier Hernndez, el15 deagosto de 2005, en donde Marcos dio un discurso de bienvenida, titulado Decmo comenz el mundo, en el que, taly como se describe en la cosmogonamaya, establece el carcter dialgico de la palabra que tiene como esencia laautenticidad:Alprincipionohaynadayenrealidadelmundoseempiezaaandarcuando aparece la palabra. Pero no nada ms que la palabra aparece as,sinoquelapalabra,dicenlosantiguos,empiezaapensarseasmismahacia dentro, dicen, a reflexionar. Por medio de la palabra, los primerosdioses,losqueformanelmundo,seempiezanaconsultarentres,sehablan,seponendeacuerdoysereflexionan.Yentonces,yaquehacenacuerdosejuntan,juntansupensamientoyentoncesescuandoseechaaandarelmundo.Asempeztodo,conla palabra que se piensa para dentro, o sea, que se reflexiona en el cora-zn, que es espejo para dentro, para mirarnos lo que somos. Y ya luegopuesfuelapalabraqueseencuentraconotrapalabra.Nopeleabalaprimerapalabra,noquieredominar,noquierevencera la otra palabra, y es porque la primera palabra que sale encuentra unapalabraqueescomosuhermana.Porqueesigualaunqueesdiferente.Osea,quecomoquetienelamismaraz,peroesramaoeshojadelrbol del mundo. O sea que la primera palabra no estaba sola, sino quehabaotrapalabra,ysegnestepensamientoqueeseldenuestrosantiguosmayas,elmundoempiezaanacercuandoesaunapalabrayesa otra palabra se encuentran y no hacen pleito, sino que se encuentranysacanacuerdoporqueserespetanmutuamenteentreambasyseha-blanyseescuchan.(SubcomandanteMarcos,2005a)A pesar de que es indudable que el zapatismo ha tomado una posicin ticaante la inmoralidad poltica, esto no significa que se trate de una certeza ideo-lgica. El valor de la palabra zapatista radica en que hace visible el hecho de quelos discursos, adems de ser estructuras argumentativas son, sobre todo, acon-tecimientosquepertenecenaunsistemaeconmico,poltico,socialeinstitucional. Por esa razn, la posicin de Foucault es prxima a la que asume28 LAURA ADRIANA HERNNDEZ MARTNEZMarcos porque comparten la conviccin de que un discurso debe ser tan libe-rador como un arma que sirva para destruir un orden de cosas (una doxa) quenos impide comprender mejor nuestra circunstancia. El discurso de Marcospodra caracterizarse, entonces, como ese artefacto discursivo al que Foucaultaspiraba con su propia escritura, y al cual describa como aquel que deba sertan til como una bomba y tan bello como un juego de artificio (Foucault,1999: 72).BIBLIOGRAFAAristteles(2004),Retrica,Madrid,AlianzaEditorial.Berinstin,Helena(1985),Diccionarioderetricaypotica,Mxico,Porra.Charaudeau,PatrickyDominiqueMaingueneau(2005),Diccionariodeanlisisdeldiscurso,BuenosAires/Madrid,AmorrortuEditores.ComitClandestinoRevolucionarioIndgena-ComandanciaGeneraldelEZLN(2005), Sexta Declaracin de la Selva Lacandona (tres partes), Poltica, LaJornada,29-30dejunioy1dejulio.Detiene,Marcel(2004),LosmaestrosdeverdadenlaGreciaarcaica,Mxico,EditorialSextoPiso.Fazio,Carlos(2011),ElparresiastaSicilia,LaJornada,8deagosto.Flynn,Thomas(1987),Foucaultasparrhesiast:hislastcourseattheCollgedeFrance(1984),enPhilosophyandSocialCriticism,vol.12,nm.2-3,verano,pp.213-229.Foucault,Michel(2004),DiscursoyverdadenlaantiguaGrecia,Barcelona/Bue-nosAires/Mxico,Paids/InstitutodeCienciasdelaEducacin-Universi-dadAutnomadeBarcelona.Foucault, Michel (1999), Dilogo sobre el poder, en Esttica, tica y hermenu-tica,Barcelona,PaidsBsica,pp.59-72.Foucault,Michel(1999a),Elcuidadodelaverdad,enEsttica,ticayherme-nutica,Barcelona,PaidsBsica,pp.369-380.HernndezMartnez,LauraA.(2005),ElsentidodelaguerraeneldiscursodeMarcos,enVersin,nm.14,diciembre,pp.311-322.HernndezMartnez,LauraA.(2002),Detrsdenosotrosestamosustedes.LaironaeneldiscursodelSubcomandanteMarcos,enSignosLiterariosyLingsticos,vol.IV,nm.2,julio-diciembre,pp.101-115.ETHOS Y PARRESA 29Lenkersdorf, Carlos (1996), Los hombres verdaderos. 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