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D i p l o m a d o 2 0 1 5

Psicoterapia Corporal Postraumática

Procesamiento y resolución somática de la memoria traumática

Imparte: Miguel Angel Pichardo Reyes

Psicólogo Social, Psicotraumatólogo y Psicoterapeuta Corporal

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Introducción La Psicoterapia Corporal Postraumática (PCPT) se encuentra llamada a jugar un papel fundamental en el campo de la atención a víctimas y en el acompañamiento psicosocial a personas, grupos y comunidades en contextos de conflicto social. La larga historia de traumas personales, cotidianos, colectivos y extraordinarios, representan un reto de grandes magnitudes para las profesionales de la salud mental y comunitaria. La Psicoterapia Corporal Postraumática pretende dotar de herramientas prácticas que permitan realizar intervenciones críticas, sensibles y profesionales con víctimas de las violencias: abuso sexual, violación, violencia familiar, violencia feminicida, violencia política, tortura, etc. La visión que sobre el trauma y la atención a víctimas se tiene desde la Psicoterapia Corporal es sui generis, y esto debido a que la Psicoterapia Corporal Postraumática es una disciplina bisagra, pues se encuentra alimentada por las neurociencias, el psicoanálisis, la psicología social evolutiva y las diferentes técnicas lúdico-psicocorporales. En este sentido, quien se incorpora a este curso también se incorpora a un campo sumamente basto que hoy por hoy difícilmente puede ser abarcado. Por eso consideramos que este Diplomado representa un hito en este campo de investigación e intervención: la atención a víctimas y la psicotraumatología crítica. ¿De que hablamos cuando decimos “trauma”? La irrupción del trauma Trauma es un concepto equívoco, pues nos referimos a él de diferentes maneras, sin embargo su etimología nos acerca al sentido más universal de herida. Los seres humanos somos animales vulnerables y prematuros, corporalmente indefensos, necesitados de la manada, por lo tanto, gregarios por sobrevivencia. El cachorro humano se encuentra expuesto a un sinnúmero de amenazas ante las cuales se pone a prueba su capacidad de adaptación y sobrevivencia, muchas de esas amenazas son traumáticas, esto es, suponen un suceso que cumple con tres características: es imprevisible, sobre pasa las capacidades de afrontamiento y amenaza la vida. Aquí nos acercamos a la primera acepción de trauma: un “suceso” que irrumpe imprevisiblemente que sobrepasa la capacidad de respuesta y amenaza la vida. A esto le llamamos “suceso traumático”, y se diferenciara de lo que llamamos “propiamente trauma”, pues un suceso traumático puede o no desarrollar un trauma. Fase de impacto: el suceso y la respuesta traumática Frente a ese suceso traumático se da en un primer momento una “respuesta” de alarma por parte de la o las personas. Supongamos un evento traumático: un sismo derrumba un edificio habitacional. Respuesta traumática: shock, conmoción, incredulidad, negación, impotencia, terror, adormecimiento, disociación. Podemos realizar esta primera diferencia entre “suceso traumático” y “respuesta traumática”, pues la primera es un suceso externo que irrumpe amenazadoramente, y la segunda es una respuesta de alarma y sobreviviencia

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de la persona afectada. Hasta aquí hablamos de una respuesta normal ante un evento anormal, y aún no hablamos de enfermedad, trastorno o psicopatología. Fase de crisis: estrés agudo y resolución del trauma Después viene un segundo momento donde la persona entra en una fase de crisis, pues su mundo de vida, los significados, su estructura, su cuerpo, se ve vulnerado, herido, amenazado. Si el suceso traumático cesa, entonces la persona empezara a resentir los efectos. Por ejemplo, si la persona en su respuesta traumática lleva a cabo estrategias de sobrevivencia basadas en la lucha o la huida, existen pocas probabilidades de que desarrolle trauma, debido a que su estilo de afrontamiento de permitió descargar la energía de su organismo. En caso de que la persona haya tenido una respuesta de parálisis, se encuentra más susceptible a desarrollar un trauma. Sin embargo, en la etapa de crisis es normal que la persona se encuentre alterada, padeciendo un trastorno de estrés agudo, caracterizado por la reexperimentación, la evitación, la activación fisiológica y las cogniciones postraumáticas, disminuyendo significativamente su actividad global. Esta fase tiene su inicio después de 72 horas del suceso traumático, y puede durar aproximadamente entre cuatro y seis semanas. En esta fase es importante la forma como la persona “resuelva el trauma”, pues del éxito de esta resolución dependerá el inicio o no de un trastorno. Fase postraumática: el trauma y los trastornos peritraumáticos Hasta el momento llevamos dos fases, en la “primera fase de impacto” se presenta el “suceso traumático” y la “respuesta traumática”, en la “segunda fase de crisis” se presenta el “trastorno de estrés agudo” y la posibilidad de la “resolución traumática”. La “tercera fase postraumática” es variable, pues depende del tipo de “resolución del trauma”. Si esta resolución traumática es favorable es posible un “proceso de reconstrucción postraumática”, donde la persona o la comunidad pueden lograr negociar sus expectativas, disminuir sus síntomas, reconstruir la confianza y el tejido social, encontrando un nuevo equilibrio. Si la resolución traumática no es favorable, debido a una vulnerabilidad constitucional previa, a la inmadurez del organismo, a un déficit de recursos personales y psicosociales, o a la intensidad, gravedad y exposición al suceso traumático, es probable que la comunidad desarrolle un “trauma psicosocial” y la persona un “trauma psíquico”, entendido como un trastorno o un conjunto de “trastornos peritraumáticos”: trastorno de estrés postraumático, episodio psicótico, depresión psicótica, disociación, trastornos de la personalidad, anorexia, inadaptación social, etc. Las intervenciones psicotraumáticas y victimológicas El tipo de intervención de un victimólogo y psicotraumatólogo variará de acuerdo al tipo de acto delincuencial: secuestro, tortura, desaparición forzada, sobrevivientes de masacres, violación sexual, violencia intrafamiliar, enfrentamiento armado, etc. De igual forma, el clínico evaluará la fase en que se encuentre (Fase I, II y III), el tipo de trauma (Trauma tipo I, II y mixto), así como la reacción o estilo de afrontamiento al trauma (dilatado/constreñido y parálisis/huida-lucha). Diferenciamos básicamente tres tipos de intervención en psicotrauma victimológico: intervención en crisis para la fase de impacto, psicoterapia de

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apoyo y contención para la fase de crisis, y psicoterapia postraumática para la fase de reconstrucción postraumática. El biotrauma Todo trauma psicológico supone una alteración biofísica del organismo. Los traumas históricos se hacen biología en el cuerpo. Es un excedente de energía biológica encriptado en el organismo subjetivado. De esta forma podemos ir superando aquella dicotomía entre los traumas psíquicos y los traumas físicos. La lesión física tendrá una representación psíquica, y esto conlleva efectos en el cuerpo y la subjetividad. La lesión psíquica puede redundar, por sostenimiento y resistencia psicofísica, en una lesión orgánica. Para esto es prudente integrar dos conceptos fundamentales: organismo y subjetividad. Es, en lo que podríamos denominar el organismo subjetivado donde se configura el trauma psicosomático, o mejor dicho, el biotrauma. El organismo subjetivado es el sujeto donde se inscribe el biotrauma. Sujeto que supone una realidad material incuestionable; la presencia real de la materialidad del cuerpo. Realidad originaria, biológica, sentiente, vital, sobre la cual, y a partir de la cual se producirá el acontecimiento de la emergencia psíquica, esto es, el momento constituyente, filogenética y ontogenéticamente hablando, donde la materia adquiere consciencia de existir. Separación de la materia sentiente de su realidad, asunción de una conciencia donde el lenguaje logra escindir, separar y diferenciar la uno del cuerpo con respecto a la totalidad de la realidad. La asunción de la conciencia de la materia sentiente del cuerpo corresponde al nacimiento del sujeto, el cual deviene sujeto a partir del lenguaje, de la diferenciación entre la representación psíquica y la cosa en sí. Esto es, la realidad, en el proceso de separación del organismo subjetivado a partir del lenguaje, logra señalar y nombrar la realidad, configurándose a partir del lenguaje social una construcción psíquica, un aparato de representaciones simbólicas que se articulan en una serie de signos productores de sentido. El organismo subjetivado es pues una materialidad escindida por el lenguaje que adquiere la capacidad de tener conciencia de si mismo, diferenciando un yo psíquico de una realidad externa, a la cual pertenece pero de la cual se separa. Sin embargo, la emergencia psíquica en el organismo tiene un mismo denominador común, esto es, la separación psíquica con respecto a la realidad y al propio organismo, se encuentra organizada por una misma realidad biológica denominada energía organísmica. Tanto la realidad orgánica del cuerpo material y sentiente, como la realidad psíquica de las representaciones objetales y el lenguaje, son expresiones de esta energía organísmica. El aparato psíquico tiene como fundamento y fuente de producción la energía biológica del organismo. Es así como psique y soma se encuentran atravesados por la energía biológica, y son dos manifestaciones de una misma energía. Esta unión funcional entre psique y soma por la bioenergía, no supone una misma ley para estos dos ámbitos, sino que cada campo tendrá su propia lógicas y sus propias leyes, y estas a su vez se encuentran sistémicamente vinculadas, no solo como influencia, sino como transacción y mutua dependencia. Proponemos una visión dualista y autónoma, aunque interdependiente, entre el campo

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psíquico y el campo somático, pero a su vez sostenemos una visión monista en tanto que estos dos campos son expresiones de una misma energía biológica. El biotrauma, alterando la energía biológica del organismo subjetivado, se circunscribirá de distinta forma en el campo somático-neurovegetativo que en el campo psíquico. El biotrauma en su expresión somática estará circunscrita al funcionamiento fisiológico del sistema nervioso, mientras que la expresión psíquica del biotrauma se configurara en el campo de las representaciones psíquicas, en su dinámica, estructura y economía. Las transacciones entre un campo y otro son continuas e interdependientes, aunque respetando los linderos de uno y otro. Cabe decir que el sujeto de la bioenergética reichiana no es el mismo que el sujeto del psicoanálisis, y que el cuerpo de que trata tampoco es el cuerpo de la medicina. Mientras que el sujeto del psicoanálisis es un sujeto del inconsciente, del lenguaje y del significante, el sujeto de la bioenergética reichiana es un sujeto del inconsciente neurovegetativo, del lenguaje anudado a la energía biológica, y del significante arraigado en el organismo. Y por otro lado tampoco es el organismo bioquímico, anatómico y fisiológico de la medicina, sino que la bioenergética reichiana propone un cuerpo deseante, organismo subjetivado, órganos atravesados por la palabra, envuelto por la libido. La constitución del organismo subjetivado es precedido por la realidad biológica de un cuerpo material en desarrollo y crecimiento, desarrollo donde se inscribirá la subjetividad a partir de los vínculos primarios del cachorro humano con su cuidadora. Es en esta etapa, desde la vida intrauterina hasta el nacimiento y los dos primeros años, donde se inscribirán las improntas energética de los vínculos en el sistema nervioso, produciéndose así un inconsciente neurovegetativo, plataforma sobre la cual se inscribirá el sujeto que es evocado por el lenguaje del otro, introduciéndolo al circuito simbólico de significados y representaciones, dividiendo al sujeto del organismo, pero asumiéndolo desde el lenguaje. De esta forma el sujeto entra en conflicto con su organismo, lo cual devendrá en la producción de un aparato psíquico que traducirá las improntas neurovegetativas en representaciones psíquicas inconscientes, asignando un significante a cada impronta. Este conflicto se presenta como uno de los principales biotraumas, pues la subjetivación del organismo supone una entrada violenta al circuito simbólico. El biotrauma es la alteración de la economía bioenergética del organismo subjetivado, que se ve interrumpida por la disrupción de un acontecimiento externo que amenaza la sobrevivencia del organismo y que éste no cuenta con la capacidad de contener, viéndose desbordado en sus mecanismo de defensa, sobreviniendo la parálisis, la sobrecarga energética y la impotencia. Es así que el biotrauma se caracteriza por un centro o núcleo con un excedente bioenergético no descargable que altera el funcionamiento fisiológico y la dinámica psíquica del organismo subjetivado. Para comprender el biotrauma tendremos que profundizar en su núcleo biológico y en su inscripción psíquica. Para comprender esto proponemos aproximarnos desde una perspectiva económica a conflictivo campo del trauma. La visión económica trata sobre el monto de energía y la forma cómo esta es administrada e invertida por el organismo. Un principio económico del organismo subjetivado consiste en mantener un flujo óptimo de

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energía que le permita lograr objetivos a un bajo nivel energético. El organismo tiene sus formas de autorregulación que le permite mantener una homeostasis. En cuanto esta homeostasis se ve alterada el organismo dispone de una serie de complejos dispositivos que recorren rutas que les permite compensar esas alteraciones. En este sentido el organismo siempre se encuentra en movimiento, ya sea por estímulos externos o por los mismos procesos internos, como en el caso de la necesidad y el deseo. El trabajo neurovisceral postraumático Parte de las técnicas de psicoterapia corporal que llevo a cabo en el diván reichiano, consiste en desarrollar lo que se conoce como educación visceral, técnica que integra diferentes aproximaciones psicofisiológicas, entre ellas la bioretroalimentación, la técnica del enfoque corporal de Gendlin (Focusing) y la experiencia somática de Peter Levine. Esta técnica se lleva a cabo en el marco del encuadre terapéutico del análisis del carácter y la terapia neuromuscular (vegetoterapia). En mi labor como psicoterapeuta corporal reichiano especializado en victimología y psicotraumatología, la educación visceral tiene un lugar fundamental en lo que llamamos la negociación del trauma, aspecto crucial dentro de un programa de tratamiento en psicoterapia corporal breve postraumática. El impacto psicofisiológico y psicosocial de un trauma victimal por violencia, sea esta del orden sexual, social o político, necesariamente genera un núcleo traumático en el organismo que debe ser atendido apropiadamente. El orden de este núcleo traumático es psicofisiológico y bioenergético, pues la experiencia traumática da lugar a una reacción traumática que se caracteriza por la vivencia de una parálisis fisiológica, un desbordamiento bioenergético y la sensación emocional de impotencia. Esta secuencia de parálisis-desbordamiento-impotencia conforma el núcleo psicofisiológico del trauma. Durante la experiencia traumática, en la reacción o respuesta del organismo, se instala, por así decirlo, este registro psicofisiológico, el cual afecta y altera la totalidad del organismo subjetivado, llevándose a cabo un proceso complejo de adaptación del organismo, donde se involucran varios subsistemas biológicos. Podríamos identificar tres subsistemas biológicos del organismo subjetivado, clasificándolos a partir de las capas embrionarias: los subsistemas del endodermo, mesodermo y ectodermo. La experiencia traumática involucra estos tres subsistemas, destacando el subsistema endodérmico, donde los órganos internos o vísceras cumplen una función “digestiva” o de metabolismo bioenergético importante. Precisamente la educación visceral se enfoca a esta cavidad donde se albergan las vísceras, aunque no de forma exclusiva, pues también involucra el subsistema mesomorfo y ectomorfo en lo referente a la percepción de sensaciones internas (músculos y huesos) y externas (fundamentalmente piel). La instauración del núcleo traumático altera y bloquea bioenergéticamente cada subsistema, caracterizado por un bloqueo dominante. El primer bloqueo bioenergético se lleva a cabo en el subsistema endomórfico, expresándose de forma especial en la respiración. El segundo bloqueo bioenergético es en el mesodermo, alterando la motilidad neuromuscular. Y finalmente el tercer bloqueo bioenergético se da en el subsistema ectomórfico, bloqueando la sensibilidad en un tipo de anestesia disociativa.

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Los exorcismos del cuerpo La labor que realiza un psicoterapeuta corporal reichiano es muy similar a las curaciones que realiza un chamán durante un rito de exorcismo. La persona en cuestión o paciente, entra a un dispositivo ritual donde el exorcista realiza una serie de gestos, movimientos y sonidos, desprendiendo olores y llevando a cabo danzas que propician un ambiente sugestivo que facilita la entrada del paciente a estados de trance y ensoñación. Es en ese estado de ensoñación donde el paciente puede realizar un descenso a sus propios infiernos, encontrándose con sus fantasmas y demonios: reconociéndolos, nombrándolos, enfrentándolos. El chamán tendrá la misión de expulsar esos fantasmas y demonios, para lo cual realiza toda una serie de acciones corporales, simbólicas y verbales que facilitan esa descarga. Este descenso y expulsión supone una lucha que el paciente tendrá que librar y de la cual saldrá fortalecido y empoderado. El ascenso de los “infiernos” lo lleva a un “renacimiento”, esto es, a una transformación interna. Hay algo que se movió, que cesó o que se reparó. El paciente surge como un nuevo ser, integrado y unificado, profundamente reconciliado. Es aquí cuando el paciente sale de ese estado de trance y regresa a la realidad ordinaria del aquí y ahora. Y entonces, como un héroe, tiene la capacidad de contar, narrar, simbolizar y mitologizar esa hazaña. La praxis reichiana que llevamos a cabo a través de los exorcismos del cuerpo tiene su fundamento en la lectura, análisis y desconstrucción de las heridas vinculares primarias (relación hijo/a-madre) que se inscriben en el cuerpo, en el sistema neurovegetativo y en la psicoperistalsis. Estas heridas vinculares definirán el estilo de apego, lo que en la psicoterapia corporal bioenergética se conoce como arraigo (grounding). De esta forma el arraigo es la dimensión bioenergética (sexoenergética-orgónica) de los estilos de apego. Estas inscripciones en la memoria neuromuscular del organismo tiene su fundamento en el estadio edipico, complejo psíquico y ecológico determinado por la triangulación madre-padre-hijo/a. Es en este estadio donde se instaura un fantasma psíquico, esto es, se configura la realidad psíquica del sujeto, apuntalado por la analidad y la genitalidad dentro del triángulo edipico. El ingreso o no al edipo, así como su resolución o no, será determinante en la fijación de la organización somatopsíquica del sujeto, inscribiéndolo en una determinada estructura, ya sea psicótica, fronteriza o neurótica. De esta fijación pre-edípica, edípica o post-edípica, es como se construirá la caracterología del sujeto: la coraza caracteromuscular y los mecanismos psíquicos de defensa. El exorcismo del cuerpo apunta hacia la realidad psíquica del sujeto que es el fantasma: los conflictos, fijaciones, amenazas, defensas y relaciones objetales que se instauran en el estadio edípico. Este exorcismo se lleva a cabo a través de la liberación extática de la energía ligada o estasiada. Esto es, toda defensa caracteromuscular supone una estasis energética, ya sea como defensa muscular, ya como defensa psíquica frente al objeto angustiante. El exorcismo consiste en liberar esa energía ligada y restablecer el libre flujo, lo que Reich denominaba como la función y el reflejo del orgasmo.

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El éxtasis energético del exorcismo supone una secuencia de transiciones por las cuales pasa el organismo subjetivado: descarga del organismo, desbloqueo bioenergético, liberación emocional e integración cortical. Junto a este proceso bioenergético se pone en funcionamiento un dispositivo grupal que permite al sujeto entrar en tres estadios de conciencia: consenso, ensoñación y profundidad. Este dispositivo denominado ProcessWork, permite conectar con los fantasmas inconscientes que se instauraron en la triangulación edípica. Mientras que el procesamiento corporal permite resolver somática y energéticamente los traumas, duelos y conflictos psíquicos, el ProcessWork permite transformar esa energía libre en placer. En este sentido el placer es un signo de sanación, pues con el placer se accede a la vitalidad que anteriormente se encontraba bloqueada por las heridas acorazadas. Este placer sanador equilibra los centros energéticos de la cabeza, el corazón y los genitales, restableciendo el libre flujo. A esto le llamamos autorregulación, aspecto fundamental de una ética hedonista del cuerpo. El objeto de los exorcismos son los fantasmas que se formaron a partir de las heridas vinculares: traumas, duelos y conflictos. En este sentido la Psicotraumatogénesis ocupa un lugar fundamenta en la compresión de los malestares y alteraciones emocionales de las personas. La Psicotraumatogénesis plantea que todo malestar físico y emocional es causado por una alteración bioenergética que se instaló en nuestro organismo en etapas muy arcaicas de desarrollo. Esta alteración es producida por una amenaza única, constante o intermitente en el seno de los vínculos bioenergéticos primordiales (madre-hijo-padre). A esta alteración se le conoce como Biotrauma (excesos o carencias en los vínculos bioenergéticos). Los exorcismos del cuerpo permiten acceder al conocimiento de estos Biotraumas a través del análisis del cuerpo, el carácter y la personalidad. De igual forma, permite desmotarlos a través de diferentes técnicas psicocorporales y bioenergéticas. Es así como la Psicotraumatogénesis nos proporciona una metodología para el análisis y comprensión de los síntomas, malestares y enfermedades, pero también nos proporciona una terapéutica para transformar, resolver y reparar los Biotraumas incorporados en nuestra memoria neurovegetativa. La Psicoterapia Corporal Postraumática (PCPT) La psicoterapia corporal breve postraumática (PCPT) es un dispositivo clínico para el tratamiento terapéutico del Trastorno de Estrés Postraumático, un subtipo del espectro ansioso en la fenomenología psiquiátrica. La especificidad de este dispositivo consiste en el hecho de que esta nosografía comprende un complejo que por sus características particulares es necesario atenderlo en sus particularidades, no atendibles desde otros abordajes más generales o de otro tipo de complejos sindromáticos. Como su nombre lo indica, la psicoterapia corporal breve postraumática (PCPT) contempla tres elementos fundamantales, pues es una (1) psicoterapia corporal, (2) de tiempo limitado a 12 sesiones, y (3) se especializa en el tratamiento del Trastorno de Estrés Postraumático y otros desórdenes mentales asociados. Veamos cada uno de ellos.

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1. Psicoterapia corporal. La psicoterapia corporal se remonta a la vegetoterapia

carateroanalítica de Wilhelm Reich, deviniendo en la actualidad en múltiples corrientes reicheanas, neoreicheanas y posreicheanas. El núcleo fundamental de la clínica psicocorporal reicheana es la unidad funcional del cuerpo y el carácter, de tal forma que no se trata de una psicosomática (interacción y mutua influencia entre el soma y la psiqué), tampoco de una psicología del cuerpo, y mucho menos de una tecnología corporal con efectos psicológicos (yoga, riki, etc.), antes bien hablamos de un planteamiento epistemológico de implicaciones clínicas, pues la psiqué y el soma no son lo mismo, cada una tiene su propia realidad, una física y otra simbólica, sin embargo existe una unidad funcional de la neurosis entre el cuerpo (soma) y el carácter (psiqué), de esta forma la neurosis tiene, digámoslo así, una expresión corporal (armadura caracterológica) y una expresión psíquica (defensas caracterológicas). De esta unidad funcional surge una clasificación psicocororal de las estructuras de carácter: carácter esquizoide, carácter oral, carácter psicopático, carácter masoquista y los caracteres rígidos, a los cuales le corresponde un patrón de alteración somática: al esquizoide le corresponde el rígido-colapsado, al oral el colapsado, al psicopático el hinchado y el rígido, al masoquista el rígido y el denso, y al rígido le corresponde el rígido y una variedad de combinaciones. Por lo tanto, la psicoterapia corporal reicheana consiste en metabolizar (desbloquear, liberar e integrar) la coraza caracterológica muscular a través del contacto, la respiración, el movimiento, el sonido y las posturas, así como vencer los mecanismos de defensa caracteriales a través de la interpretación y el análisis de la transferencia.

2. De tiempo limitado. Se trata de una psicoterapia breve de tiempo limitado, normalmente

se plantean 12 sesiones de una hora semanal por sesión. El encuadre terapéutico plantea un foco de atención o unidad de análisis (abuso sexual, violación, asalto, secuestro, tortura, etc.), el cual vertebrará transversalmente todo el proceso terapéutico. Dentro de este foco de atención terapéutica también de delimita el cuadro clínico, previo diagnóstico multiaxial, tanto sintomático, estructural, como caracterial, por ejemplo, trastorno de estrés postraumático crónico con trastorno distímico, trastorno dependiente de la personalidad, estresores psicosociales en el grupo primario de apoyo con presencia de violencia intrafamiliar de tipo psicofísica y problemas económicos. Será en función de este diagnóstico sintomático y de otro estructural (prueba de realidad, estructura y funcionamiento psíquico, mecanismos de defensa, relaciones objetales, etc.) como se estructurará el proceso psicoterapéutico breve a partir del método arqueológico, pues este proporciona las claves y los momentos de la deconstrucción de las heridas y de los traumas.

3. Postraumática. Aunque ya se hizo mención del foco de atención terapéutica, este tipo de

psicoterapia corporal breve se caracteriza por contar con una estructura y una dinámica que aborda de forma efectiva las consecuencias postraumáticas, sean estas psicopatológicas o no, clínicas o de la personalidad, neuróticas, límite o psicóticas, lo relevante de esto es que el dispositivo cuenta con objetivos específicos enfocados a los diferentes aspectos clínicos relacionados con los efectos postraumáticos. Lo primero que hay que decir es que no todo trauma es igual, de hecho no todo evento traumático genera una psicopatología, pues se han identificado personas con gran capacidad de

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resiliencia que no desarrollan estrés postraumático. De esta forma podemos hablar de dos tipos de trauma, el trauma tipo uno y el trauma tipo dos. En el trauma tipo uno es aquel producido por un evento único, repentino y externo, que no se acompaña de dolor masivo ni de adormecimiento psíquico, ni problemas de autoestima y de personalidad. El trauma tipo dos es producto de una exposición repetitiva a eventos traumáticos, ejecutando mecanismos de negación, represión, disociación, pérdida de autoestima, autohipnosis y vuelta de la agresión contra sí mismo. Es importante distinguir el tipo de trauma a atender, pues las disposiciones en el tratamiento exigen procedimientos distintos para uno y otro trauma. En el caso del trauma tipo uno se llevaría a cabo una psicoterapia corporal postraumático orientada a la atención temprana del trauma, por ejemplo, intervención en crisis y resolución somática del trauma. En el trauma tipo dos, es más factible encontrarnos con una gran variabilidad de acuerdo a la naturaleza del evento traumático. Si se trata del Síndrome Postabuso (SPA) nos encontramos con un cuadro sindromático muy complejo: Trastorno de Estrés Postraumático, efectos cognoscitivos, alteración en el manejo de los afectos, disociación, perturbación en la formación y acceso al self, trastornos en la vinculación interpersonal, y evitación. De igual forma se pueden mencionar los efectos de la violencia de pareja, la tortura, el secuestro, el maltrato infantil, entre otros.

La PCPT es un dispositivo clínico especializado en el tratamiento del trauma producido por eventos violentos de victimización, que como hemos visto, contempla tres aspectos fundamentales: lo psicocorporal, la brevedad y lo postraumático. Encuadre y focus El encuadre y el focus terapéutico en la Psicoterapia Corporal Breve Postraumática (PCPT) tiene ciertas notas metodológicas que responden a la naturaleza del evento traumático y a las particularidades del sujeto, en este caso, su estructura caracterológica y sus rasgos de personalidad, así como el impacto clínico que el evento traumático sobre estas (trauma tipo uno y trauma tipo dos). Parte del encuadre de la PCPT consiste en determinar una serie de objetivos generales y específicos, los principios básicos, las estrategias generales y específicas de la psicoterapia, las cuales cumplen la función de delimitar el tipo de intervención. Por otro lado, el focus terapéutico se encuentra circunscrito por el tipo de trauma producido, los ejes jerarquizados de tratamiento, las técnicas de intervención psicocorporal, los temas a tratar y la metodología a utilizar. Todos estos aspectos serán expuestos con la intención de contar con cierta claridad clínica para orientar efectivamente la cura, evitando repeticiones innecesarias, ambigüedades de intervención, confusión técnica y metodológica, así como arbitrariedades infundadas en la mera intuición o “experiencia”. Ya se ha hecho mención de dos subcategorías traumáticas y su combinación, el trauma tipo I, el trauma tipo II y el trauma mixto (I y II), los cuales ayudarán a discernir la estrategia y el plan de tratamiento más adecuado para el paciente. La estrategia general para el diseño de un programa de tratamiento postraumático deberá tener en cuenta la evaluación clínica inicial del sobreviviente-víctima, y para esto se dedicarán por lo menos de dos a tres sesiones previas al inicio de la PCPT, en esta etapa se realizará una exploración exhaustiva, realizando la historia clínica, una evaluación multiaxial siguiendo los criterios del DSM-V,

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así como el bagaje clínico básico que permita tener una visión psicodinámica y estructural del paciente. En este caso se pondrá atención en el cuadro clínico básico de la víctima-sobreviviente: trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastornos psicóticos, disociativos, problemas en el control de impulsos, trastornos de la personalidad, enfermedad médica, estresores psicosociales y nivel de actividad global. Contando con una evaluación clínica inicial lo más precisa posible, se diseña y presenta el programa de tratamiento, al inicio del cual es necesario realizar un encuadre de trabajo claro, precisando el tiempo, duración, lugar, estructura, dinámica y honorarios. La anticipación de las emergencias y las crisis son de fundamental importancia, debido a que es posible que el paciente se encuentre en un estado permanente de crisis o de crisis continuas con lapsos de tiempo normal, por lo que informar al paciente y sus familiares de estas crisis y estar preparados para afrontarlas forma parte del proceso. Dadas las circunstancias del paciente, así como de la temporalidad y frecuencia de la psicoterapia, será de mucha utilidad aconsejar ejercicios de autoayuda para realizar en casa, teniendo como soporte un libro, un manual o una rutina de ejercicios. La consejería familiar y la construcción de una red social de apoyo será otra vertiente psicosocial de la PCPT, pues ayuda a no aislar al paciente, impactando sobre todo en la autoestima y el afrontamiento positivo del estrés y los conflictos. Dada esta estrategia general, también es necesario delimitar una estrategia más particular que atienda la especificidad del cuadro clínico, para esto será necesario contar con un evaluación continua. Yo acostumbro a aplicar de rutina algunos cuestionarios, llevando con esto el record que me permite determinar sintomatológicamente los avances durante el tratamiento, así como identificar situaciones de crisis o agravamiento, en estos casos se sugiere una interconsulta psiquiátrica u otro tipo de intervención médica especializada. Otro elemento clave es el relacionado con la exploración del pasado subtraumático (perspectiva psicogenealógica y psicoarqueológica de las heridas afectivas) o la consolidación de una identidad positiva a través del fortalecimiento del yo frente a las crisis recurrentes. Este aspecto debe ser suficientemente valorado por el clínico, en el entendido de que en algunos casos y circunstancias la exploración y reexperimentación del pasado doloroso puede ser iatogénico y obstaculizar o agravar el cuadro clínico del paciente. En muchos casos es preferible la consolidación de la identidad, especialmente ante experiencias traumatizantes extremas, pues suponen un debilitamiento del yo. Siguiendo con la estrategia específica, resulta necesario alertar al clínico sobre las contraindicaciones que tienen las técnicas expresivas intensas, especialmente aquellas de corte psicocorporal que puedan acorazar aún más al paciente, por eso, siguiendo a Eva Reich, es importante realizar un trabajo de bioenergética suave que no suponga una amenaza a la ya vituperada seguridad del paciente. Así que será necesario regular la intensidad de las abreacciones y catarsis, sabiendo que los arranques repentinos de expresión emocional intensa pueden resultar contraproducentes para el paciente. De igual forma la cuestión del manejo de los tiempos es fundamental, puesto que no se trata de una psicoterapia profunda y de largo plazo no es posible detenerse en toda la historia de vida ni en cada una de las particularidades de esta, sin embargo es posible realizar asociaciones de la situación presente con las experiencias del pasado. De este modo se puede ir reconociendo el vínculo entre el antes y el después, asumiendo la pérdida y su respectivo

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duelo, lo cual supondría ir integrando esas representaciones mentales mnémicas en el campo de la nueva dimensión dentro de la estructura subjetiva. Destinatarios Dirigido a psicólogas, trabajadoras sociales, médicas, enfermeras, abogadas, así como a todas aquellas personas que se dedican a la atención a víctimas de la violencia y que deseen adquirir herramientas psicocorporales para mejorar los servicios de atención y acompañamiento psicosocial. El perfil de los y las aspirantes se concentra en las siguientes características: • Experiencia en la atención a víctimas y el tratamiento del trauma. • Interés en la praxis psicosocial, tanto grupal como institucional. • Deseos de contar con una solida formación teórica, metodológica y técnica en la

Psicoterapia Corporal Postraumática. • Inquietud por sistematizar y transmitir por escrito los aportes que va realizando durante

su formación. • Realizar un proyecto de investigación-acción en Psicoterapia Corporal Postraumática

aplicada al ámbito psicosocial de los grupos e instituciones. Objetivo General Los y las participantes contaran con una formación teórica y metodológica para la operación de proyectos de intervención psicosocial en Psicoterapia Corporal Postraumática, facilitando procesos psicocorporales en grupos e instituciones con víctimas de la violencia sociopolítica. Objetivos Específicos Los y las participantes: • Teoría. Comprenderán e integraran los conceptos y categorías de la victimología, la

psicotraumatología y la psicoterapia corporal. • Técnica. Desarrollaran habilidades y competencias técnicas propias de la atención a

víctimas, la intervención en crisis, la evaluación, el diagnóstico y la intervención clínica y psicosocial en el acompañamiento psicocorporal a víctimas de la violencia sociopolítica.

• Proceso. Iniciaran una Psicoterapia Corporal personal como parte de su proceso de

autoconocimiento y exploración de su inconsciente neurovegetativo, experimentando en primera persona este tipo de psicoterapia.

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• Experiencia. Contarán con experiencia en la facilitación de procesos psicocorporales en grupos e instituciones así como otras intervenciones psicosociales de tipo educativo.

• Proyecto. Desarrollaran un proyecto de intervención grupal y comunitaria en

Psicoterapia Corporal Postraumática con una población, facilitando la comunicación de su experiencia y dando a conocer los avances e innovaciones en el campo.

Contenido programático

Módulo Contenido I. Introducción a la Victimología Crítica y la Psicotraumatología

1. Conflicto, trauma e impunidad (teórico) 2. Victimología y atención a víctimas (teórico) 3. Psicotraumatología (teórico) 4. Biotrauma (teórico) 5. Visión general de la Psicoterapia Corporal Postraumática (teórico)

a. Etapa I. Evaluación y diagnóstico b. Etapa II. Confianza y sensibilización c. Etapa III. Entrenamiento d. Etapa IV. Procesamiento y resolución e. Etapa V. Rehabilitación f. Etapa VI. Cierre

II. Habilidades básicas en Psicoterapia Corporal Breve

1. La memoria somatosensorial y el trauma congelado (teórico) 2. El espacio y la proximidad (práctico) 3. Estados de simpaticotonía y de vagotonía 4. El lenguaje del cuerpo 5. El escenario terapéutico y la actuación del cuerpo 6. Patrones de alteración somática 7. Sentado, acostado, parado, caminando, actuando y bailando 8. Ojos abiertos vs. ojos cerrados 9. Las posturas de las piernas (caderas, rodillas, tobillos y pies) 10. Las variaciones de la temperatura 11. La pulsación 12. La corriente neurovegetativa 13. Evaluación de la respiración 14. La empatía neurovegetativa 15. Los reflejos neurovegetativos 16. Los segmentos, su evaluación y activación

III. Psicotraumatología clínica

1. Diagnóstico clínico estructural 2. Diagnóstico multiaxial 3. Diagnóstico del TEA-TEPT 4. Programa de tratamiento breve 5. Psicoterapia corporal postraumática multimodal

IV. Entrevista victimológica e impacto postraumático

1. Entrevista en victimología clínica (teórico/práctico) 2. Evaluación del impacto postraumático (teórico/práctico) 3. Intervención psicocorporal en crisis (teórico/práctico)

V. Técnicas de Intervención Psicocorporal en Crisis

1. Intervención psicocorporal en crisis en fase de impacto 2. Intervención psicocorporal en crisis en fase aguda 3. Intervención psicocorporal en crisis en fase postraumática 4. Intervención psicocorporal en crisis en fase de sostenimiento

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5. Intervención psicocorporal en crisis en fase de revelación

VI. Encuadre y metodología de la Psicoterapia Corporal Postraumática

1. Fases de la psicoterapia corporal postraumática 2. Fase de confianza somática 3. Fase de contención 4. Fase de autoafirmación de los límites yóicos 5. Fase de sensibilización sensoromotora 6. Fase de entrenamiento en autorregulación neurovegetativa 7. Fase de exposición 8. Fase de resolución

VII. Técnicas grupales de Psicoterapia Corporal Postraumática

1. La transferencia somática 2. Ejercicios de confianza ambiental, proximidad, contacto, movimiento y

expresión 3. Arraigo seguro y contención grupal 4. Ejercicios de autoafirmación 5. Desbloqueo, descarga, liberación e integración de la memoria traumática 6. Enfoque y rastreo sensoromotriz de la memoria traumática 7. Autorregulación ante la fobia por la memoria traumática 8. Descarga fisiológica de la memoria traumática 9. Edición de la memoria traumática 10. Habilitación de la respuesta de lucha-huida

VIII. Psicoterapia Corporal Postraumática en Violencia Sexual

1. Etapa I. Autorregulación y construcción de la confianza básica 2. Etapa II. Construcción de un vínculo seguro 3. Etapa III. Reconstrucción biográfica de frustraciones y transgresiones 4. Etapa IV. Desbloqueo neurovegetativo de la memoria traumática 5. Etapa V. Resolución de la memoria traumática

IX. Psicoterapia Corporal Postraumática en Tortura e Impunidad

1. Psicoterapia corporal postraumática en tortura e impunidad 2. Historia del movimiento de DD.HH. y la Salud Mental 3. Los contextos de la tortura 4. Psicología social de la tortura y el trauma psicosocial 5. La víctima, el contexto y su familia 6. Psicoterapia Corporal Postraumática en Tortura

a. Etapa I. Evaluación y diagnóstico b. Etapa II. Confianza y sensibilización c. Etapa III. Entrenamiento d. Etapa IV. Procesamiento y resolución e. Etapa V. Rehabilitación f. Etapa VI. Cierre

Estructura

Módulos (Talleres de fin de semana) Horas I. Introducción a la Victimología Crítica y la Psicotraumatología

16 hrs.

II. Habilidades básicas en Psicoterapia Corporal Breve

16 hrs.

III. Psicotraumatología clínica

16 hrs.

IV. Entrevista victimológica e impacto postraumático 16 hrs.

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V. Técnicas de Intervención Psicocorporal en Crisis

16 hrs.

VI. Encuadre y metodología de la Psicoterapia Corporal Postraumática

16 hrs.

VII. Técnicas grupales de Psicoterapia Corporal Postraumática

16 hrs.

VIII. Psicoterapia Corporal Postraumática en Violencia Sexual

16 hrs.

IX. Psicoterapia Corporal Postraumática en Tortura e Impunidad

16 hrs.

Total: 144 hrs. Metodología La formación que oferta AlterSoma Escuela Libre de Psicoterapia Corporal, es una formación personalizada, por lo que se trabaja con un grupo compacto y limitado de participantes. La metodología que se propone consta de los siguientes dispositivos formativos: los talleres teórico-metodológicos, el proyecto de investigación-acción y el propio proceso psicoterapéutico. Estos dispositivos posibilitan el ejercicio de la formación, la cual supone la inversión de tiempo y conocimientos que permitan formar un perfil profesional adecuado a las necesidades y problemáticas contemporáneas. Taller. El taller es un espacio mensual de tipo intensivo donde se experimentan las técnicas propias de la Psicoterapia Corporal Postraumática. Proyecto. El proyecto hace referencia al objeto de investigación que guía la formación, la cual se entrega al inicio de la formación y se desarrolla a lo largo de ésta, al final de la cual se entrega una reporte que sistematice investigación-acción-intervención. Proceso. El proceso se refiere a las sesiones semanales de Psicoterapia Corporal que lo pondrá en contacto con su propia historia y cómo esta se ha incrustado en el cuerpo y las actitudes. Líneas de investigación Desde el inicio de la formación es requisito integrarse a una línea de investigación a partir de la cual el alumno(a) desarrollara su proyecto de investigación-acción. Esta dimensión formativa busca generar avances teóricos y metodológicos de la psicoterapia corporal neurovegetativa, y que el alumno cuente con herramientas para la investigación y sistematización. Se podrán presentar proyectos de investigación con víctimas y sobrevivientes de abuso sexual, violación, violencia familiar, violencia de pareja, secuestro, desaparición forzada, tortura, tortura sexual, amenaza política, represión política, testigos de homicidio, genocidio, feminicidio y sobrevivientes de masacres, con las siguientes líneas de investigación:

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• Atención, evaluación e intervención en crisis • Metodología y técnicas de diagnóstico clínico y estructural en psicotrauma • Diseño y evaluación de planes de tratamiento clínico y/o psicosocial • Diseño, aplicación y evaluación de técnicas de psicoterapia corporal postraumática

breve El proyecto de investigación-acción deberá contener:

1. Nombre descriptivo del proyecto 2. Planteamiento del problema

a. Objetivos de la investigación b. Preguntas de investigación c. Justificación de la investigación d. Viabilidad de la investigación

3. Marco teórico 4. Alcance de la investigación 5. Formulación de hipótesis 6. Selección de la muestra 7. Técnicas de recolección de datos

Nota: solicitar el documento en pdf para consultar la guía de metodología de investigación. Criterios de evaluación Para ser acreedor al Diplomado en Psicoterapia Corporal Postraumática se deberán cubrir los siguientes criterios: Asistencia

80% de asistencia

Pago total del Diplomado

$18,000.ºº mx

Reporte de resultados de la investigación-acción

1. Entrega en documento de Word 2. Presentación en .ppt el día de la clausura

El reporte de resultados de la investigación-acción deberá contener:

1. Portada 2. Índice 3. Resumen 4. Cuerpo del documento

a. Introducción b. Revisión de literatura c. Método d. Análisis de resultados

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e. Discusión: conclusiones, recomendaciones e implicaciones 5. Referencias bibliográficas 6. Apéndices

Nota: solicitar el documento en pdf para consultar la guía de metodología de investigación. Facilitador Miguel Angel Pichardo Reyes (1976, CDMX) Realizó estudios de Psicólogía social en la Universidad Autónoma Metropolitana, presentando la tesina: “Evaluación psicosocial de la tortura en el contexto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos”. Desde 1994 se ha venido formando en Psicoterapia Corporal, encontrándose en la actualidad cursando una formación en una psicoterapia corporal neoreichiana. Desde 1998 empezó a realizar atención psicocorporal a víctimas de la violencia política, la violencia sexual y la violencia familiar. Desde esa fecha también empezó a tratar los efectos traumáticos de la tortura y la violación sexual desde una perspectiva psicosocial y psicocorporal. Ha recibido capacitación por la Fundación para la Atención a Víctimas del Delito (FAVI), International Survivors (IS) e Internacional Rehabilitation Council of Torture (IRCT). Actualmente es director de Altersoma. Escuela Libre de Psicoterapia Corporal y dirige Curar el Trauma. Consultora especializada en psicotrauma y conflictología. Consultor en victimología y psicotraumatología para Aministia Internacional (Londres), Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (violencia familiar), Freedom House (programas de salud mental a exiliados torturados), Comisión Interamericana de Derechos Humanos (acompañamiento psicojurídico en contextos de impunidad), Centro de Derechos Humanos “Miguel Agustín Pro” (atención a víctimas de la tortura y la violencia política), Sin Fronteras (atención a migrantes), Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (abuso sexual infantil), Fundación PAS (abuso sexual infantil), DIF DF (maltrato infantil), Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (redes de acción social, victimología y psicotrauma con perspectiva de género), y la Red Nacional de Refugios (violencia sexual y de género). También ha sido consultor en materia de seguridad pública y violencia de género, seguridad ciudadana y prevención social del delito para la Secretaría de Seguridad Pública del Municipio de Culiacán, Sinaloa. Ha sido profesor invitado, ponente y conferencista en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Iberoamericana, Universidad Intercontinental, Universidad Autónoma de Sinaloa, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (El Salvador), la Universidad Internacional, entre otras. Autor de:

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− “Pegar no basta, perdonar tampoco. Comunidades traumatizadas en contextos de impunidad de género”,

− “Los rostros de la impunidad” (Coautor), − “La violencia familiar en México” (Coautor), − “Violencia bajo sospecha”, − “Dialéctica de la razón histérica”. − “EVA. Protocolo de evaluación de riesgos feminicidas”, − “ICASI. Modelo de intervención en crisis por abuso sexual infantil” − “El semáforo del abuso sexual infantil”. − “Los fanstasmas del cuerpo”.

Requisitos • Estudios de licenciatura en ciencias sociales, de la salud, humanidades o similares. • Experiencia profesional con grupos, comunidades o instituciones. • Encontrarse en proceso psicoterapéutico o en su defecto iniciar un proceso en

psicoterapia corporal. • Tiempo suficiente para cubrir con las fechas que se plantean en el programa

(laboratorio, taller y prácticas), así como el compromiso de cumplir con la totalidad del programa.

• Acudir puntual a las sesiones y permanecer durante toda la sesión. • Entrevista con la coordinación del Diplomado. Proceso de inscripción

1. Enviar curriculum vitae (máximo tres cuartillas) 2. Carta de motivos (de una cuartilla). 3. Enviar estos documentos a [email protected]

Inversión $18,000.ºº m.n. • Incluye un taller intensivo al mes de fin de semana (sábado y domingo de 10am a 8pm) Fechas Módulo I. 11 y 12 de abril Módulo II. 9 y 10 de mayo Módulo III. 13 y 14 de junio Módulo IV. 11 y 12 de julio Módulo V. 8 y 9 de agosto Módulo VI. 12 y 13 de septiembre Módulo VII. 10 y 11 de octubre

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Módulo VIII. 14 y 15 de noviembre Módulo IX. Enero del 2016 Informes e inscripciones Miguel Angel Pichardo Reyes Director de AlterSoma. Escuela Libre de Psicoterapia Corporal. Director de Curar el Trauma. Consultora en Psicotrauma y Conflictología Cel. (044) 33-3136-4705 [email protected] Lugar

Limantitla No.6c Col. Santa Úrsula Xitla. Del. Tlalpan, DF.

www.altersoma.com [email protected]

Lamantitla  6c