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Gracias DEMOS noviembre 2012

Demos Gracias

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Apesar de las Circunstancia, debemos dar las Gracias ............

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Page 1: Demos Gracias

GraciasD E M O S

n o v i e m b r e 2 0 1 2

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A

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Esta publicación de

es para la Gloria de Dios

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O F I C I N AEE. UU.

P.O. Box 48900Atlanta, Georgia 30362

1-800-303-0033770-936-6281

LA MISIÓN DE LA REVISTA EN CONTACTO

es estimular a todo creyente a cultivar una relación más estrecha

con el Señor Jesucristo y apoyar la labor de la iglesia local.

Dr. Charles F. StanleyP R E S I D E N T E Y F U N D A D O R

C. Phillip BowenD I R E C T O R E J E C U T I V O

John E. Courtney, Jr.V I C E P R E S I D E N T E

D E S A R R O L L O Y M E R C A D E O

Cameron Lawrence E D I T O R E N J E F E

Victor M. RodriguezD I R E C T O R D E C O N T E N I D O

Martha Alvarez RestrepoE D I T O R A

Nora T. HernándezC O O R D I N A D O R A D E M E R C A D E O

Marianela Da SilvaD I S E Ñ A D O R A G R Á F I C A

Steve R. LindseyD I R E C T O R D E M AT E R I A L E S

Y D I S T R I B U C I Ó N

David BlahnikG E R E N T E D E P R O D U C C I Ó N

Un banquete por Acción de Gracias

Aquí en los EE.UU., hablamos con frecuencia de la provisión en noviembre, con el Día de Acción de Gra-cias casi sobre nosotros, y el año llegando a su fi n. Nos gusta contar las cosas maravillosas que Dios ha hecho, dando gracias por su bondad, paciencia y generosidad.

Sin embargo, aunque recordamos las maneras como el Señor ha cuidado de nosotros, parece que siempre hay algo más que estamos esperando que Él nos dé. Ya sea de naturaleza práctica, relacional o espiritual, nos esforzamos por encontrar satisfacción, pero las necesi-dades siguen acumulándose.

¿Qué le hace falta a usted? Con esa pregunta, es probable que una lista de cosas le estén corriendo apresuradamente por la cabeza. La verdad es que, lo que no tene-mos nunca está lejos de nuestros pensamientos, mientras que lo que hemos recibido a menudo se va muy al fondo de nuestra mente –a veces tan lejos que apenas recor-

damos cuán bendecidos somos.Pero no se equivoque: no hay nada

malo en estar conscientes de nuestras necesidades actuales. Sin embargo, a menudo dejamos que ellas se conviertan en el foco de nuestras vidas y que nos dominen. El resultado es que nuestros

corazones se vuelven ciegos a la abundante provisión que existe a nuestro alrededor –una bendición mucho más grande que el cielo azul, la belleza de la creación, o la comida que ella ofrece; algo más esencial que la ropa, los ingresos, o un techo sobre nuestras cabezas. Es la provisión de Dios mismo, y su presencia constante entre nosotros (Sal 139.7, 8; He 13.5).

El Señor, la fuente misma y el sustentador de nuestra existencia, se da a sí mismo a nosotros: su vida a cambio de la nuestra. Y su mesa está puesta con un banquete abundante de amor y misericordia. En verdad, no importa lo que nos falte, tenemos todas las razones del mundo para darle gracias en todo tiempo, que es el tema de mi artículo que aparece en la página 4 de esta revista.

Esta primavera pasada, invitamos a los lectores a enviar historias de gratitud por la fi delidad de Dios en sus vidas. Damos gracias por los numerosos testimonios de cómo el Señor está obrando en medio de ustedes, un número tan alto que no tene-mos sufi cientes páginas para publicar cada envío. Cada uno de ellos nos animó a dar gracias, y oramos para que esta selección le inspire a usted a hacer lo mismo.

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“ ...nuestros corazones se vuelven ciegos a la provisión que existe a nuestro alrededor ”.

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PRESS ASSOCIATIONEVANGELICAL

Revista En Contacto©, noviembre de 2012. Tomo XIII, no2. Todos los derechos reservados. Impresa en los Estados Unidos de América. La revista En Contacto no se hace responsable de la publicación ni distribución de ediciones internacionales, ya sea en inglés o traducidas, a no ser que la edición haya sido autorizada por el personal administrativo de la revista In Touch, pu blicada en los EE.UU.A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera de 1960, Sociedades Bíblicas Unidas.

PRODUCIDO POR IN TOUCH FOUNDATION, UNA ORGANIZACIÓN DE APOYO A MINISTERIOS EN CONTACTO®

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D E S A R R O L L O Y M E R C A D E O

Cameron Lawrence E D I T O R E N J E F E

Victor M. RodriguezD I R E C T O R D E C O N T E N I D O

Martha Alvarez RestrepoE D I T O R A

Nora T. HernándezC O O R D I N A D O R A D E M E R C A D E O

Marianela Da SilvaD I S E Ñ A D O R A G R Á F I C A

Steve R. LindseyD I R E C T O R D E M AT E R I A L E S

Y D I S T R I B U C I Ó N

David BlahnikG E R E N T E D E P R O D U C C I Ó N

A R T Í C U L O S

4DAR GRACIAS EN TODO

Por CHArLeS F. STAnLeY

Una orden difícil, pero llena de vida.

10ESTA ES MI HISTORIA

SeCCiÓn eSPeCiAL

Historias de gratitud que exaltan la fidelidad de Dios.

conte nido

15LA NECESIDAD DE ALIMENTAR

Por erin CHeWninG

Cuando las palabras no sean suficientes, permita que la comida lo diga.

PODEROSO EN ESPÍRITU

Rendimiento de la inversiónPor JAmie A. HUGHeS

Ralph Doudera encuentra la riqueza verdadera.

SOLUCIONES BÍBLICAS

Más allá de su manoPor PATriCK WooD

Para los débiles en la fe, hay un remedio sencillo:Recordar a Dios.

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POR FE

Suficiente es un banquetePor GinGer GArreTT

Saber cuando decir “cuándo” es un ejercicio difícil, pero fructífero.

ENCUENTRO CON JESÚS

Devocionales diarios extraídos de las predicaciones del Dr. Stanley

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S E C C I O N E S

Page 4: Demos Gracias
Page 5: Demos Gracias

por C H A R L E S F . S T A N L E Y

una orden difícil

{AL TRABAJAR,DESCANSAR,SUFRIR,SANAR,REÍR,LLORAR,DUDAR,CREER,

NECESITAR,RECIBIR,DESEAR,DAR,SERVIR,AMAR,MORIR,VIVIR}

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Page 6: Demos Gracias

Leer la Biblia no siempre es fácil. Si alguna

vez pensó así, pero le resulta vergonzoso decirlo, no crea que le ha pasado a usted sola-mente. En la Biblia hay, sin duda, muchas cosas que com-prendemos fácilmente. Pero, algunas veces, nos encontra-mos con un pasaje que nos desconcierta, o peor aún, que nos enoja o incomoda. A veces, es porque simple-mente no lo entendemos. Pero, a menudo, nos moles-ta porque no nos gusta lo que estamos leyendo. Es más fácil hacer caso omiso de esos versículos y pasar a temas más interesantes, que ponerse a discutir con Dios y hacer lo que Él dice. Leer la Biblia es difícil porque, al final, nos desafía a cambiar.

Primera a los Tesalonicenses 5.18 es uno de esos versículos que realmente pueden sacar a alguien de qui-cio: “Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Pero, ¿qué de esas situacio-nes difíciles y dolorosas? No es razonable estar agradecidos por el sufrimiento.

Si yo hubiera escrito la Biblia, diría: “En la mayoría de las cosas dad gracias, porque ésta es la voluntad de Dios para con voso-tros en Cristo Jesús”. Es fácil estar agra-decidos por las cosas buenas de la vida: por un bebé recién nacido, un aumento de sueldo, una casa nueva, o una noticia alen-tadora del médico. Pero ¿qué pasa si uno pierde su trabajo, descubre que su hijo está metido en drogas, o el médico nos dice que nos quedan apenas seis meses de vida? ¿Cómo puede esperar Dios, que uno esté

agradecido?Yo enfrenté este dilema hace algún

tiempo cuando me lastimé el hombro, y el dolor que experimentaba era inso-portable. Leí este versículo, y le dije al Señor: “Sé que dijiste esto, pero no es razonable cuando estoy sufriendo tanto. Simplemente, no me siento agradecido”. Luego me di cuenta de que no decía: “Dad gracias en todo cuando sintáis deseos de hacerlo”. Esta orden no tiene nada que ver con los sentimientos.

La gratitud afecta cada área de nuestras vidas.Al darnos la orden de dar gracias siempre, Dios no quiere empeorar nuestra situación, ni que dejemos de un lado la razón. Es así

Al darnos la orden de dar gracias siempre, Dios no quiere empeorar nuestra situación, ni que dejemos de un lado la razón. Es así como nos consuela y bendice.

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como nos consuela y bendice. Él sabe que estar agradecido en todas las circunstancias nos afecta poderosamente. Estas son algunas de las lecciones que he aprendido:

*La gratitud nos mantiene conscien-tes de que el Señor está cerca todo el tiempo. A pesar de que la gratitud no es algo natural en las circunstancias difíciles, dar gracias a Dios por caminar con nosotros en los buenos y malos momentos, nos hace más sensibles a su consoladora presencia.

*Nos motiva a buscar el propósito de Dios en medio de las circunstan-cias. Saber que el Señor permite las penas y las dificultades con un buen propósito, suaviza el dolor. Aunque no entendamos las razones de nuestro sufrimiento, pode-mos dar gracias porque podemos descansar sabiendo que Él está usando cada adver-sidad para transformarnos a la imagen de Cristo (Ro 8.28, 29).

*Nos ayuda a someter nuestra volun-tad a Dios. Cuando la situación que esta-mos viviendo es lo último que quisiéramos, dar gracias al Señor es un paso gigantesco con el que demostramos que queremos seguir el ejemplo de Cristo, y decir: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22.42). La gratitud nos ayuda a reconocer que la volun-tad de Dios es lo mejor, aunque sea dura; de esa manera, somos capaces de renunciar al control de lo que queremos. Someternos al Señor cambia nuestro corazón.

*Nos recuerda nuestra constante dependencia del Señor. El orgullo, la auto suficiencia y la independencia se evaporan cada vez que estamos atrapados en una situación que nos deja indefensos e impotentes. Dar gracias a Dios por su con-trol sobre todas las cosas, nos recuerda que solamente Él es nuestra fortaleza.

*El agradecimiento es un ingrediente esencial para tener gozo. No hay manera de “estar siempre gozosos” (1 Ts 5.16), sin dar gracias en todo (v. 18). Es por eso que las personas ingratas son tan malhumoradas. El gozo es una sensación interior de contenta-miento, que fluye de la profunda convicción de que todos los propósitos de Dios son bue-nos, y que Él está en control.

*Una actitud de agradecimiento fortalece nuestro testimonio ante los incrédulos. El mundo está lleno de perso-nas que están enojadas, frustradas y abruma-das por las dificultades de la vida. El creyente que tiene una actitud de agradecimiento, es como una luz que alumbra en un lugar oscu-ro. Todos querrán saber por qué usted es diferente. Así podrá hablarles de su Salvador.

*Dar gracias al Señor centra nuestra atención en Él, en vez de nuestras circunstancias. El secreto para tener un corazón agradecido, comienza con la com-prensión del carácter de Dios. Conocer sus maravillosos atributos motiva la confianza y la gratitud. Él sabe exactamente por lo que usted está pasando, le ama incondicional-mente, y le entiende perfectamente. Cuando usted da gracias en los tiempos difíciles, Él se hace más grande, y las circunstancias se vuelven más pequeñas.

El apóstol Pablo era capaz de ver la vida desde la perspectiva de Dios. En 2 Corintios 4.16-18, dice que nuestro sufrimiento actual es una “leve tribulación momentánea”. Si usted está pasando por un momento muy duro, estas palabras pueden sonarle ridícu-las. Pero Pablo está comparando nuestra situación aquí en la Tierra, con lo que nos espera en la eternidad. Para él, un trecho de cuarenta años de sufrimientos y adversida-des, no se comparan con el “eterno peso de gloria” que le aguardaba (v. 17). ¡Qué idea

Al darnos la orden de dar gracias siempre, Dios no quiere empeorar nuestra situación, ni que dejemos de un lado la razón. Es así como nos consuela y bendice.

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tan grandiosa! El sufrimiento que usted experimenta ahora, tiene el potencial de producirle una gloria incomparable en el cielo. ¡Eso sí que es un gran moti-vo para dar gracias a Dios!

*Cuando estamos agobiados por nuestras circunstancias, dar gracias nos infunde vigor. La mayoría de nosotros podemos manejar las pruebas durante un corto tiempo, pero si continúan por un largo tiempo, es agotador. Si una enfermedad se pro-longa, si siguen sin resolverse algunos problemas, o si las presiones económicas se vuelven más grandes de lo que podemos soportar, es hora de empezar a dar gracias a Dios porque Él ha prometido dar fuerzas a los cansados (Is 40.29). Él liberará su energía sobrena-tural dentro de nosotros, para que podamos soportar con paciencia la prueba, y salir victoriosos de ella.

*La gratitud transforma a la ansiedad en una paz, que sobrepasa todo entendimiento (Fil 4.6, 7). Aprendí este principio por medio de una experiencia muy difícil. Cuando sentí ansiedad, descubrí que quejarme, enojarme y discutir con Dios, no cambiaba mis circunstancias. Finalmente, en mi desesperación, comencé a dar gracias al Señor. Solo entonces recibí su incomprensible paz. Mi situación no cambió por un largo rato, pero la paz de Dios guardó mi corazón todo el tiempo.

¿Qué elegirá usted?La mayoría de las veces, preferimos salir de las

dificultades antes que dar gracias a Dios. Pero ¿ha pensado alguna vez que la situación dolorosa es por voluntad de Dios? Recuerde que su propósito es hacer lo que es mejor para usted. Los propósitos del Señor para su vida van más allá de sus días en la Tierra. Comience por dar gracias a Dios hoy, cual-quiera que sea la circunstancia en que se encuentre. Después de todo, ¿cuál es la alternativa –la amargura, el resentimiento y las quejas? Dios le hizo a usted para algo mucho mejor: para que disfrute gozo eter-no. La transformación comienza con una sencilla palabra dicha desde el corazón: Gracias.

Dígala una y otra vez. Repítala. Su gozo será radiante, una luz que brillará en un mundo en tinie-blas y en la desesperación.

¿Conoceusted a Dios?Aunque practicar la gratitud puede beneficiar a cualquiera, en última instancia no va a trans-formar nuestras vidas sin un ingrediente clave: una relación con Jesucristo. Al unirnos a Él, el Señor nos llena con el poder de su vida, con su amor y su gozo. Tener un corazón agradecido es una cosa maravillosa, pero ais-lado no es suficiente para cerrar la brecha que hay entre Dios y nosotros. Necesitamos volvernos de nuestro pecado y aceptar a Cristo, confesando que Él es el Señor, soberano y nuestro guía.

Decida reconciliarse con Dios, y experimente la vida que Él ha querido que usted tenga. Puede utilizar la siguiente oración, o sus propias palabras.

Señor Jesús, creo que tú eres verdaderamente el Hijo de Dios. Confieso que he pecado contra ti en pensamiento, palabra y obra. Te ruego que perdones todos mis pecados, y que me permitas vivir en una relación contigo a partir de este momento. Te recibo como mi Salvador personal, aceptando la obra que realizaste en la cruz. Gracias por salvarme. Ayúdame a tener una vida que sea agrada-ble a ti. Amén.

Con mucho gusto le enviaremos nuestro material gratuito “Vida nueva en Cristo”, para ayudarle a dar el siguiente paso en su relación con Dios. Puede llamar al 800-303-0033, o visitar encon-tacto.org para más información.

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Dios puede usar todas las cosas para bien.

Las bendiciones del quebrantamiento Libro | SBQHC $8 Tapa dura, 175 páginas

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Las tragedias nos dan la oportunidad de descubrir

una riqueza de vida que de otro modo no podríamos experimentar. Descubra aquello por lo que usted puede estar agradecido

en sus momentos de afl icción.

Dios puede usar todas las cosas para bien.

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Page 10: Demos Gracias

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Dios me dio la bendición de nacer en un hogar cristiano. Yo creía que, debido a que mis padres eran cristianos, yo también lo era. Hasta que una noche, en un campamento de jóvenes, en

medio de la oscuridad, caí de rodillas delante del Señor, le pedí perdón, y pude escuchar su voz diciéndome lo mucho que me amaba. Le pedí que entrara a mi corazón, pues quería ser diferente; quería ser su hija. De ahí en adelante mi vida cambió, y comencé a asistir a un grupo de jóvenes cristianos en donde conocí al que ahora es mi esposo; formamos un hogar en el que nuestra prioridad es el Señor. Fuimos bendecidos con tres hijos, a los cuales les enseñamos los caminos del Señor. Mi hija mayor amaba mucho a Dios y comenzó a asistir a la universi-dad. Siendo muy joven se enamoró y decidió casarse, por lo que ella y su esposo se mudaron a otra ciudad. Un día, antes de mi cumpleaños, me llamó para desearme un feliz día, pues no iba poder estar conmigo. Su palabras fueron: “Te amo mucho, mamá; te llamaré mañana para felicitarte”. Y esa mañana, muy temprano, me desperté llorando y muy triste. Precisamente a esa hora había ocurrido el terrible accidente. Mi amada hija había partido a su hogar celestial; tenía solamente 20 años. Otro conductor, en estado de ebriedad, se estrelló contra el carro que ella conducía.

Me siento muy amada por mi Dios, pues a Él le plació llevarse a mi hija con Él. Ahora mis cumpleaños no son iguales; en ese día celebro

En la pasada primavera, pedimos a nuestros lectores que compartieran cómo ha-bían visto la mano de Dios obrar en sus vidas, y más de 3.000 personas respondieron. Las páginas siguientes son solo un puñado de los testimonios inspiradores y conmovedores que recibimos. Es nuestra oración, que usted sea mo-tivado al leer sobre la generosidad, la gracia y el amor de nuestro Padre celestial.

S E C C C I Ó N E s p e c i a l

* F O R T A L E Z A D I V I N A

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Cuando escuché hablar de Dios por primera vez, mi esposo abusaba de mí de todas las maneras. Estaba

enferma de depresión, migrañas, sinusitis, y con una endometriosis que me hacía vivir sumergida en medicamentos para

combatir los fuertes dolores y la depre-sión. Tenía una vida com-pleta-

mente destruida por la enfermedad y por el abuso. Incluso, intenté varias veces suicidarme, sin que lo supieran mi familia y mi médico. Los antidepresivos eran muy fuertes, y aunque debía tomar solo una pastilla en la maña-na y otra en la noche, tomaba cuatro en la mañana y otras cuatro en la noche. ¡Que esté viva para contarlo es solamente resul-tado de la gracia del Señor! Cada mañana me despertaba afligida diciéndole a Dios: “¿Por qué permites que me despierte para seguir en esta vida?”. Durante ese tiem-po, conocí a una señora que trabajaba en la farmacia que yo frecuentaba; ella me habló de Cristo y me dijo que Él no quería que yo viviera enferma. Tiempo después, me visitó con la pastora de su iglesia y

con otros hermanos que me presentaron al Señor Jesús. En ese momento recibí al Señor Jesucristo como mi Salvador. ¡Nunca antes había sentido tanta paz en mi cora-zón!

El Señor me prometió que restauraría mi vida y mi matrimonio. Sin embargo, dejé a mi esposo, y estuvimos separados por dos largos años. Le pedí al Señor que me diera otro hombre, porque mi esposo había des-truido mi vida y me había hecho una mujer tremendamente infeliz. En respuesta a mi oración, el Señor me prometió un nuevo hombre que me amaría como Él lo hacía, y que me haría feliz. Empecé una nueva relación sentimental con un hombre que yo elegí, pero ese no era el plan de Dios y no duró mucho tiempo. Por obediencia al Señor terminé esa relación, y pocos días después el Señor me dijo que perdonara a mi esposo, y que le diera otra oportunidad. ¡Dios lo había transformado en un hombre nuevo, en el hombre que me había prome-tido! Mi esposo recibió al Señor en octubre de 2011, y hoy vamos a renovar nuestros votos matrimoniales. Pero Dios apenas está comenzando con nosotros; lo que Él tiene para nuestras vidas es algo más grande de lo que podamos imaginar. El Señor, con su amor y su misericordia, ha restaurado nuestras vidas y nuestro matrimonio.

Carmen Ochoa, T, C

S E C C C I Ó N E s p e c i a l

* D I O S R E S T A U R A

la entrada de mi querida hija al cielo. Ella siempre decía que pronto vería el rostro de Dios. Yo no he perdido una hija, pues sé dónde está, y sé que un día iré a ese lugar para reunirme con ella. La fortaleza viene de Dios y su fidelidad es eterna. He

crecido espiritualmente, y mi matrimonio ha sido fortalecido. El Señor está en control de todo, y por eso puedo decir: ¡Gracias a Dios en todo!

Victoria Eunice Durán, C C, TX

vivir sumergida en medicamentos para combatir los fuertes dolores y la depre-sión. Tenía una vida com-pleta-

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Mi historia comenzó a la edad de 8 años. Desde entonces mi mente comenzó a contaminarse de

temores, de malas influencias, de pornogra-fía y de vandalismo.

Al cumplir 20 años, decidí marcharme a Estados Unidos. Mis padres no se habían dado cuenta hasta ese momento, en reali-dad, de lo que estaba pasando en mi vida. Aunque fui criado muy humildemente, ellos se esforzaron por darme todo su amor, ayuda económica, educación y consejos, pero no valoré nada. Quería ser alguien que hasta ese tiempo no era.

Estando en los Estados Unidos, me invo-lucré en el mundo del tráfico de drogas; deseaba tener muchas cosas, y a pesar de la vida que llevaba, me consideraba bueno. Me casé en el 2003, e hice juramentos sagra-dos los cuales olvidé muy pronto, a pesar de que mi esposa era mi sueño y mi todo. Pocos meses después de haberme casado fui arrestado. Fui la gran desilusión para todos, especialmente para mi esposa. La verdad salió a la luz. Llegué peleando a la prisión, y me metieron en una celda de castigo. Allí comencé a reflexionar acerca de mi vida. Le pedí a Cristo que si Él existía y tenía poder, me lo mostrara sacándome de la prisión. Noche tras noche le ofrecía servirle, y estan-do un día en la celda de castigo, y vigilado por cámaras, guardias, puertas de seguridad y paredes dobles, el Señor Jesucristo me visitó y entró en mi corazón. Todo mi ser se estremeció, y de mis ojos brotaban ríos de lágrimas. Por primera vez experimenté libertad y gran gozo.

Fui sentenciado a 11 años y 3 meses de prisión; el Señor Jesucristo estuvo conmigo

E s t a e s M I H I S T O R I A

* L I B R E E N E L E S P Í R I T U

en el momento de mi sentencia, y lo acepté todo con valor. Desde entonces he pade-cido luchas, pruebas, peligros, problemas, enfermedades, retos, desprecios y el debili-tamiento de mi matrimonio. Pero, en todo Dios ha estado conmigo.

Han pasado casi 9 años de cárcel, y des-pués de haber visto a mi matrimonio prác-ticamente destruido, el Señor le dio vida de nuevo. Sigo preso en la carne, pero libre en el espíritu, y soy feliz. Amo a Cristo, a mi esposa, mi familia y mis amigos.

Estoy completamente agradecido con Dios, y lo alabo por siempre. Él perdonó mis pecados, sanó mis heridas, cambió mi interior, y llenó mi corazón. Jesús vino a darme vida en abundancia. ¡Él está vivo, y me guarda firme hasta el final!

Rafael Esparza, B S, TX

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Doy gracias a Dios por la salud de mi madre; según los doctores, ella debería tener cáncer, pero las

biopsias demuestran lo contrario.Actualmente, está siendo tratada con

medicamentos muy costosos que debe recibir de por vida, y gracias a que Dios hizo un milagro al tocar a un empleado del sector de salud pública de mi país, la

medicina que tiene un costo mensual de 400 USD la recibe completamente gratis, sin haber solicitado tal ayuda.

Estoy agradecida a Dios porque, a pesar de que la realidad de los síntomas siguen estando allí, la verdad de Cristo sigue obran-do en ella. ¡Gracias a Dios por su salud!

Ruth Esther Villanueva, S D, R D

* P R O V I S I Ó N y G R A C I A

S E C C C I Ó N E s p e c i a l

más en líneaPara leer más historias sobre la

fidelidad de Dios, visite encontacto.org/mihistoria.

* A M O R E T E R N O

Soy un profesor universitario que experimentó la restauración divina. Dios utilizó una enfermedad tan

terrible como el VIH para llevarme a cum-plir su propósito.

El martes 24 de mayo de 2011, a las 2:01 p.m., mi vida cambió. Un examen médico certificó la noticia que yo jamás hubiera esperado en vida: era VIH positi-vo. Literalmente, en un minuto vi mi vida pasar delante de mí como una película, y pensé que éste era el fin del mundo. Varias interrogantes llenaron mi mente: ¿Cómo se lo digo a mi familia? ¿Qué hago? ¿A dónde voy? ¿Cómo pasó?

El personal que me informó el resultado fue bien diligente y estuvo conmigo para ayudarme a asimilar la noticia. Luego de cuarenta y cinco minutos llorando, comencé a preguntarle directamente a Dios: “¿Por qué a mí? ¿Esto tiene algún propósito en mi vida?” Aunque no obtuve una respuesta inmediata, entendí que algo Dios haría en esta nueva etapa de mi vida. Fue en ese momento cuando me con-

fronté a mí mismo y me pregunté: ¿Realmente estoy haciendo tu voluntad, Señor? Gracias a Dios, en la actualidad, el VIH no es detectable, y encontré el propó-sito de Dios para mi vida. Hoy, doy gracias a Dios por padecer esta enfermedad, por-que he descubierto que la misericordia del Señor es eterna y su amor no ha cambiado. En 1 Juan 5.4, Dios nos reitera que es la fe en Jesucristo la herramienta poderosa para nuestra victoria, sea cual sea la batalla que libremos. “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.

Roberto José Corsino, C, P R

Cuando las palabras no sean suficientes, permita que la comida lo diga.por E R I N C H E W N I N G

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fidelidad de Dios, visite encontacto.org/mihistoria.

Cuando las palabras no sean suficientes, permita que la comida lo diga.por E R I N C H E W N I N G

Tengo una confesión extraña que hacer: Yo, Erin Chewning, tengo la necesidad de dar de comer a la gente. Sí, damas y caballeros, me oyeron bien. Tengo la necesidad de dar de comer a la gente. Y todos los síntomas indican que no existe una cura para esto. Venga a mi casa y le esperaré con galletas recién horneadas, y con mi insistencia de que se coma una, o dos, o cinco. Soy conocida por presentarme en las casas de los demás con pasteles de carne de pollo, y puedo encontrar casi cualquier excusa para traer bizcochitos caseros. Tenga en cuenta que este “virus” es contagioso,

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aunque apreciado. Una vez que usted lo haya contraído, lo más probable es que lo transmita a otras personas. Tengo, hones-tamente, la necesidad de dar de comer a las personas. Que yo sepa, mi madre acuñó la frase, y tanto ella como papá son conocidos en mi ciudad por sus habilidades en la coci-na. Yo solía bromear con ellos diciéndoles que se peleaban por ser los primeros en llenar la barriga de cualquier alma bendita que entrara por la puerta de nuestra casa. Pero ahora, yo he adquirido la misma cos-tumbre. Al hacerlo, he llegado a ver que este impulso insaciable es, en realidad, una herramienta preciosa para el ministerio.

El mismo Jesús vio la impor-tancia de la comida: alimentó a los 5.000, compartió la última cena con sus discí-pulos, y después de su resurrec-ción preparó un desayuno para ellos. Él sabía que la comida es el centro de la atención y crea un balan-ce. Sí, la comida alimenta a los estómagos ham-brientos, pero también abre las puertas para ali-mentar a las almas hambrientas. La comida cierra la brecha que hay entre nosotros y los demás, y ofrece una manera sencilla y tangible de impartir el amor de Cristo. También nos recuerda que nuestro crecimiento es mayor cuando sacrificamos tiempo y recursos para tocar a las personas en su momento de necesidad.

Todos conocemos a alguien que está pasando por una circunstancia difícil: un

ser querido que está en el hospital, un amigo desempleado, o los nuevos vecinos que viven lejos de sus familiares. Estas situaciones presentan la oportunidad per-fecta para poner en acción nuestra fe.

Ya puedo escuchar las objeciones de aquellos que no tienen confianza en la coci-na. Supongamos que no sé cocinar, “¿Cómo puedo preparar una comida para otra fami-lia, cuando apenas tengo tiempo para dar de comer a la mía?”

¡No tenga miedo! Tome nota de los con-sejos que siguen a continuación, y descu-brirá una gran bendición en el servicio de alimentar a los demás.

NO TIENE QUE SER UN GOURMET. No tiene

que ser un chef de cinco estrellas para

preparar una comida para alguien. Sea bueno o malo en la cocina, el éxito de este tipo de ministerio no

depende de su nivel de habili-

dad. El punto no es más que servir

a alguien por quien usted se preocupa. Si no

se siente lo suficientemente confiado como para preparar una

comida, entonces no se complique la vida. Cómprela en su restaurante favorito, o traiga un tipo de comida que pueda termi-nar de hacer, como una masa de pizza, un frasco de salsa, y un poco de queso rallado. ¡Cualquier cosa será apreciada!

Y USTED NO TIENE QUE HACERLO SOLO. En nuestros días las familias están

que ser un chef de La comida cierra la

brecha que hay entre nosotros y los demás, y

ofrece una manera senci-lla y tangible de impartir

el amor de Cristo.

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If

en constante movimiento. Si usted se sien-te dirigido a aligerar la carga de una perso-na con una comida, pero no tiene tiempo para hacerlo solo, pida la ayuda de amigos. Si cada persona contribuye, entre todos pueden preparar una comida juntos.

UTILICE SU CONGELADOR. Cuando yo estaba en la secundaria, mi madre fue sometida a una cirugía, y sus amigas nos trajeron “comidas congeladas”. Habían preparado cazuelas de pollo, sopas y ver-duras, las cuales se congelan bien. Por eso, a lo largo de su recuperación, lo único que teníamos que hacer cada noche era elegir un plato y ponerlo en el horno. La próxima vez que usted haga algo que puede conge-larse fácilmente, duplique la receta y con-gele el resto. No sabe cuando alguien más pudiera necesitarlo.

NUNCA SUBESTIME EL PODER DE UNA BOLSA DE COMESTIBLES. Pan, mantequilla de maní, jugo y cereal, pueden ser los ingredientes perfectos para los nuevos padres o para alguien cuyo cónyuge está en el hospital. Ir a la tienda de víveres es probablemente lo último que usted tenga en mente, por lo que una bolsa de víveres pudiera ser mucho más valiosa que el regalo que usted habría pen-sado comprar.

Compartir el regalo de la comida es algo que usted puede hacer. No tiene que ser algo complicado, sólo tiene que venir del corazón. “Revístase de Cristo” intere-sándose por alguien que esté necesitado. Le garantizo que no se arrepentirá. Y quién sabe si, incluso, podrá desarrollar la extremadamente contagiosa necesidad de alimentar a otros.

1. Asegúrese de consultar con los beneficiarios acerca de cualquier alergia o restricciones en la dieta que debe tener en cuenta a la hora de preparar o comprar comida para ellos.

2. Haga saber a la(s) persona(s) que pasará a visitar y la hora aproximada en que va a lle-gar. Esto demuestra consideración y respeto por su tiempo.

3. Haga breve su permanencia, a menos que los beneficiarios dejen claro que les gustaría que se quedara más tiempo. Aun las personas que normalmente son sociables prefie-ren un poco de soledad para hacer frente a su situación. Hágales la pregunta: “¿Tienen tiempo para una visita de 15 minutos?” y luego guíese por la respuesta que reciba.

4. En el caso de una familia que pueda necesitar comidas durante varios días o varias semanas, utilice herramientas en línea gratuitas, tales como mealtrain.com o takethe-mameal.com. Estos sitios web le permiten crear un calendario en línea donde otras per-sonas pueden anotarse para llevar comidas en días específicos.

5. Las bandejas de aluminio desechables son magníficas por dos razones: En primer lugar, usted no tiene que preocuparse porque le devuelvan sus envases; y segundo, porque los beneficiarios de su generosidad no tendrán que ocuparse de lavar nada.

ETIQUETA y CORTESÍAS COMUNES

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InversiónReNdimiento

UEl administrador de inversiones Ralph Doudera tiene un talento natural para hacer mucho dine-ro. Pero ahora se ha concentrado

en ser verdaderamente rico.

por J A M I E A . H U G H E SF O T O G R A F Í A P O R A N D R E W T H O M A S L E E

de la

PODEROSOenESPÍRITU

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n viejo vertedero de basura es difícilmente un lugar para la

reflexión espiritual, pero fue allí precisamen-te donde la vida de Ralph Doudera comenzó a cambiar, viendo a niños escarbar en la basura en busca de comida. Como exitoso administrador de inversiones, había traba-jado durante décadas para hacer montones de dinero cada vez más grandes, tanto para él como para sus clientes. Pero cuanto más ganaba, más infeliz era. Cuando el mercado de valores caía, era imposible vivir con él, y cuando los tiempos eran buenos, recurría a más maneras de capitalizar. Con el tiempo, su compulsión por el dinero creó una bre-cha entre él y las personas que amaba.

Es por eso que, en 1992, viajó a la India con un grupo de personas como él, que estaban buscando deliberadamente un tra-tamiento para su adicción al dinero –para recuperar una sana comprensión de la pros-peridad y una conexión nueva con el Dios que es su fuente verdadera. Pasó un tiempo cerca de los basureros de la ciudad, y en un hospital fundado por la Madre Teresa para los enfermos y desamparados de Calcuta. Trabajaron junto a ella para servir a los pacientes de manera humilde: alimentando a las personas, repartiendo medicamentos, y ayudando con la terapia física. Hombres y

mujeres que habían estado acostumbrados a ser servidos por todo lo alto, se convirtieron rápidamente en ayudantes que limpiaban heridas y la ropa sucia de las camas. Pero, sobre todo, pasaban tiempo consolando a los enfermos. Doudera se ocupó de atender a un hombre de su misma edad. La barrera del idioma hacía difícil la comunicación, pero un día el hombre se acercó y lo abrazó fervorozamente. “Yo sabía que él estaba tratando de decir ‘gracias’, dijo Doudera. “Y el día siguiente murió”. La muerte es un solemne recordatorio de que el dinero, que casi lo destruyó a él, pudo haber sido utiliza-do para devolverle la vida a otros.

Un día, abordó un tren con destino a las afueras de las ciudad. Por más de una hora estuvieron de pie en el atestado vagón, sudando, sin poder moverse. Doudera pensó en el lugar a donde se dirigía, y reflexionó en cómo reaccionaría ante el sufrimiento que vería. Nunca había experimentado nada igual: se dirigía a una colonia de leprosos.

Al igual que todo lo demás, durante su experiencia de diez días en la India, la colonia no era lo que él esperaba. Doudera pensó que encontraría a los leprosos aloja-dos en un edificio en ruinas, pero en cambio fue conducido a un lugar cómodo con sue-los bien barridos y vibrante pintura verde en

InversiónReNdimiento

U

de la

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las paredes. Vio a pacientes que tenían un salario decente tejiendo y haciendo lienzos. También recibían tratamiento médico, y se les enseñaba, a leer y escribir.

Cuando el grupo con el que viajaba entró en el lugar, los residentes dejaron de tra-bajar para saludar a sus visitantes con una canción. Juntos, cantaron fuertemente una melodía en hindi. “Jesús, sé mis ojos. Jesús, sé mis piernas”. Doudera miró alrededor y se dio cuenta que a muchos les faltaban o lo uno o lo otro. “Pero había un gozo en sus vidas que yo no tenía en la mía”, dijo. “Y entonces caí en cuenta: estaba presenciando todo esto en el Día de Acción de Gracias.”

Era como si el significado de la frase tuviera sentido para mí, por primera vez. “Me di cuenta de que tenía tanto, que era hasta vergonzoso, y jamás fui agradecido. Algo me hizo reaccionar en ese momento”. Doudera llegó a la decisión de que no regre-saría a su casa para vivir como antes. “Lo único que podía pensar era: ‘Me gustaría que mis hijos estuvieran aquí; necesitan ver esto’”. Con esa idea clavada en su mente, regresó a su casa una semana antes de Navidad y comenzó un capítulo nuevo en su vida.

Doudera esperaba tener sentimientos de culpa después de su regreso de la India, pero no fue así. “Lo único que sentía es que tenía el compromiso de marcar una diferencia; de poner mi dones a trabajar de una manera positiva”, dijo. Y eso fue exactamente lo que hizo. Se mantuvo buscando formas de ganar dinero con el fin de darlo. En vez de enfo-carse en gastarlo, dándolo a cualquiera que le pidiera, puso en práctica un estilo más selectivo de generosidad. En la actualidad, él da a un puñado de organizaciones benéficas cristianas y a grupos que tienen lo que el

llama “el factor de multiplicación”; producir el mayor cambio para Cristo.

Doudera siente que, gracias al tiempo que pasó en la India, es mucho más fácil des-prenderse del dinero. Ahora reconoce que toda la riqueza es, en primer lugar, de Dios. Sin embargo, él sabe que todavía el pro-ceso de transformación en él está lejos de concluido. “Necesito tener presente todo el tiempo quién es mi Fuente”, dijo. “Ninguno de nosotros puede vivir en la relación de ayer con el Señor. Tenemos que preguntar-nos: ‘Señor, ¿qué quieres que haga hoy?’, y dejar que Él nos lo revele”.

Lo sagrado y lo secular trabajan ahora juntos, por un hombre que se describe a sí mismo como un administrador de las riquezas de Dios, en vez de uno domina-do por el dinero. Doudera se esfuerza por donar por lo menos la mitad de lo que gana anualmente. ¿Su meta? Enseñar “a los ricos que no sean altivos, ni pongan su confianza en riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas” (1 Ti 6.17).

“Me gusta contar a la gente mi historia, para mostrarles que mi vida es mucho mejor ahora porque sirvo a Dios, en vez de servir al todopoderoso dólar”, dijo. “Dios nos hizo para dar. Eso nos da vigor”.

Varios años después de su visita a la India, Doudera regresó con sus cinco hijos. Les dio un recorrido por todos los lugares que él había escogido apoyar financieramente. “Quería mostrarles exactamente a dónde estaba yendo su herencia”, dijo, riendo. “Todavía están aprendiendo al igual que yo. Pero saben que su papá no es el mismo hombre que solía ser, y que se debe gracias a la relación que tengo con mi Salvador”.

Ralph Doudera es el autor del libro The Wealth

“Me di cuenta de que tenía tanto, que era hasta vergonzoso, Y jamás fui agrade-cido. Algo me hizo reaccionar...”

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La programación está sujeta a modifi caciones

R A D I O

noviembre 2012

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T V

Cómo orar por nuestros gobernantesPDV1CD - Principios de vida -Vol. 1 (6 CDs)Libremos nuestras batallas de rodillas IILPDCD - Las promesas de Dios (6 CDs)Nuestro Dios de las promesas INuestro Dios de las promesas IILas preciosas promesas de Dios ILas preciosas promesas de Dios IIEl cumplimiento de una promesa IEl cumplimiento de una promesa IICómo acogerse a una promesa ICómo acogerse a una promesa IILa promesa de sanar ILa promesa de sanar IIAyuda para nuestra sanidad IAyuda para nuestra sanidad IIEs bueno dar gracias a Dios IIIEl alcance de nuestra gratitud IEl alcance de nuestra gratitud IIConfi emos en la fi delidad de Dios IConfi emos en la fi delidad de Dios IIDOVCD - Descubra su objetivo en la vida (4 CDs)Cuando nos sentimos desesperadosFirmes en nuestra esperanza IFirmes en nuestra esperanza II

La promesa de sanarAyuda para nuestra sanidadEl alcance de nuestra gratitudConfi emos en la fi delidad de Dios

PROGRAMACIÓNdeRADIOyTV

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TTenemos, por lo general, una extraña ten-dencia en lo que tiene que ver con las ora-ciones contestadas. A pesar de que podemos ser testigos de la mano de Dios obrando de manera impresionante, es posible que no seamos capaces de ver el propósito más allá de estos maravillosos hechos –el mismo Dios. O, para decirlo de otro modo, nos enamoramos más de lo que Él puede hacer, que de Quién está detrás del hecho.

Esto no es nada nuevo para la humanidad. Consideremos, por ejemplo, la situación de los israelitas mientras vagaban por el desier-to en el exilio. Entre otras provisiones, Dios los había librado de la esclavitud, dividió el Mar Rojo, y dio maná con sabor a miel y hojuelas. Uno pensaría que esto es suficiente para “gustar y ver que el Señor es bueno” (Sal 34.8), aparte de que es todopoderoso. Pero al añorar lo que tenían cuando vivían en Egipto, los incrédulos querían más: es decir, carne, específicamente, codornices.

De modo que los israelitas le exigieron carne a Dios, no porque tenían confianza en su bondad, sino porque estaban pro-bando su capacidad, como si lo estuvieran sometiendo a un juicio (Sal 78.18, 19). Afortunadamente, Dios caminó con su pueblo. Les dio codornices y más: agua de la

roca (Éx 17.1-6), sanidad sobrenatural (Nm 21.9), y ropas que no envejecían (Dt 8.4). Pero, una vez más, la intención del Señor no era simplemente colmar a los israelitas de manifestaciones impresionantes, sino ayudarlos a reflexionar en cuanto a la natu-raleza de su persona.

De esa manera, cuando las circunstan-cias exigieran una provisión de la que ellos no habían sido testigos todavía –como la capacidad para derrotar a gigantes en la Tierra Prometida (Dt 1.28)– su fe se habría visto fortalecida por los hechos anteriores. Reconocerían la verdad suprema de que Jehová es el Dios para quién todas las cosas son posibles. Él es la clase de Dios que cum-ple sus promesas; por tanto, ¿por qué no habría de ayudarlos ahora?

Pero, lamentablemente, esa no era la línea de pensamiento de los israelitas. En lugar de eso, no fueron capaces de confiar en la segu-ridad del carácter de Dios. Por consecuen-cia, la capacidad de derrotar a los gigantes y adueñarse de la Tierra Prometida se le daría a la generación siguiente (Jos 11.21). Este es el resultado trágico cuando somos testi-gos de la obra de Dios, pero no le damos la importancia que Él merece.

Pero hay buenas noticias, según la

Para los débiles en la fe, hay un remedio sencillo: Recordar a Dios. por P A T R I C K W O O D

solucionesBÍBLICAS

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Escritura: Hay una esperanza más grande para usted y para mí, porque tenemos el Espíritu Santo que vive en nosotros, quien nos ayuda a que no repitamos los mismos errores que cometió Israel. Él no solamente nos ayuda a permanecer en el buen cami-no, sino que, nos recuerda las cosas que Dios ha dicho y hecho en nuestras vidas, y aumenta nuestra comprensión de ellas (Jn 14.26). Este aspecto del ministerio del Espíritu Santo es la práctica de la “recor-dación sagrada” –la disciplina de la acción de gracias deliberada, que nos protegerá de perder la esperanza cada vez que enfren-temos obstáculos. Hacemos esto mediante la evaluación periódica de todas las cosas maravillosas que Dios ha hecho para noso-tros, ya sea en compañía de hermanos en la

fe o en privado mediante nuestra expresión escrita o la oración.

La recordación sagrada revive nuestra confianza en el carácter del Señor, forta-lece nuestra fe y confiere poder a nuestras oraciones. El Salmo 105 (NVI) sirve como ejemplo, que pone al relieve los grandes hechos de Dios en cuanto a su fideli-dad para con Israel como nación. Por cierto, el salmo comienza con “Den gracias al Señor”, y termina con “¡Alabado sea el Señor!” En el libro de los Salmos, estas frases se com-plementan: de manera semejante, la recordación sagrada enfoca nuestra atención no solo en lo que Dios ha hecho, sino en agradeci-

miento por quién Él es.Usted puede, del mismo modo, escribir

su propia versión del Salmo 105. Por ejem-plo, haga una cronología de sus oraciones más importantes y de los deseos que Dios satisfizo a lo largo de los años. Estos hechos de la bondad del Señor son mucho más que breves estallidos de protección que van y vienen rápidamente. Son afirmaciones de su naturaleza eterna: Él es nuestro proveedor, y siempre lo será.

Hay una razón por la que el apóstol Pablo dice que nuestras peticiones deben hacerse con acción de gracias (Fil 4.6). La gratitud genuina nos lleva a las cámaras de la ala-banza. Y una vez dentro de ellas, hay algo en la contemplación de Aquel que está en el trono, que pone en perspectiva la abun-dancia de su gracia, incluyendo aquello que pensamos y por lo cual oramos.

La recordación sagrada le ayudará a ir más allá de la capacidad de la mano de Dios, a la esencia de su corazón. Y cuando llegue allí, estará aun más inclina-do a intentar alcanzar su mano simplemente para agarrarla, como un hijo amado –para recibir de Él poder para todas las cosas que toque.

la recordación sagrada enfoca nues-tra atención no solo en lo que Dios ha hecho, sino en agradecimiento por quién Él es.

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Suficiente esun banquete

En la tierra de la abundancia, saber cuando decir “suficiente” es un ejercicio difícil, pero fructífero.

por G I N G E R G A R R E T T

porFE

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mavera y el verano habían sido favorables, y la cosecha abundante. Edward Winslow, un participante en la primera fiesta, escribió: “Aunque no sea siempre tan abundante, como lo fue esta vez, con nosotros, sin embargo, por la bondad de Dios, estamos muy lejos de la privación...”

Vivimos en una cultura a la que le resulta difícil identificarse con el sentimiento de Winslow. Cuando la mayor parte del mundo vive con menos de un dólar al día, nuestros peores años parecen muy ricos al resto de la sociedad. Es difícil reconocer lo que real-mente es suficiente. La creencia no expre-sada y a veces inconsciente de la sociedad moderna occidental, es que si no tenemos un superávit, no tenemos suficiente. Pero suficiente es una gracia sutil –una tranquila sensación de satisfacción; una delicada ten-

sión que exige concientización y humildad.Suficiente es la práctica de tomar con-

ciencia de la fidelidad de Dios. En una cultu-ra que oscila frenéticamente entre el temor a la escasez y el amor a la superabundancia, hemos aprendido el secreto de estar satisfe-chos en cualquier situación: Podemos hacer todas las cosas por medio de Cristo –inclu-yendo la relajación y el disfrute de las ben-diciones de manera confiada entre ambos extremos (Fil 4.11-13).

Al igual que los primeros peregrinos, experimentamos abundancia, y damos gra-cias a la sombra de una gran pérdida. Pero, por la gracia de Dios, el simplemente arre-glárselas puede ser abundante, y suficiente puede ser un banquete.

Suficiente es una gracia sutil –una tranquila sensación de satisfacción; una delicada tensión que exige concien-tización y humildad.

Estaba de compras en una tienda benéfica de segunda mano cuando lo divisé: era un borda-

do en punto de cruz que decía: “Suficiente es como un banque-te”. No compré el artículo, pero sus palabras permanecieron conmigo durante varios días. Alguien había robado reciente-mente 10.000 dólares del negocio de mi marido, y los temores en cuanto al dinero me torturaban. “¿Tendremos suficiente?” Era la cantinela incesante que tenía en mi mente.

Una noche, en medio de mi inquietud, el Espíritu Santo me impulsó a hacer una lista de todo lo que yo había experimentado como “suficiente” en el día. Había oído hablar de hacer listas, pero ¿se podía hacer también una lista de lo “suficiente”?

Comencé a escribir. Tuve suficiente ropa que ponerme, y comida para alimentar-me. Suficiente para dar un beso de buenas noches a mis niños, y para decirle a mi esposo que lo amaba. Energías para poner a lavar ropa, llamar a mi madre, y hacer tra-bajo de oficina. Siempre tuve tiempo sufi-ciente para todo lo que tenía importancia, porque tenía un Dios que prometía suplir mis necesidades. Lo que me faltaba era fe para ver esa verdad en mi vida, en acción.

No soy la primera en descubrir este regalo. En una helada mañana de Nueva Inglaterra, hace cerca de cuatrocientos años, cansados peregrinos se levantaron temprano y comenzaron hacer preparativos para lo que llegaría a conocerse como “el primer Día de Acción de gracias”. Luego de un crudo invierno donde la mitad de sus amigos y familiares habían muerto, la pri-

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r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

26 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

r e f l e x i Ó n

Una promesa tiene valor solo si quien la hace es de carácter confi able y tiene la capacidad de cumplirla. nuestro Padre celestial es veraz, fi el, amoroso y todopo-deroso. Podemos basar toda nuestra vida en sus promesas, confi ados en saber que Él hará exactamente lo que ha dicho.

j u e v e s

leer 2 CoRInTIos 1 .18 -22

Las promesas de Dios

La vida cristiana descansa en el fundamento de las promesas de Dios

para hoy y para el futuro. Podemos confi ar en todo lo que nuestro Padre celestial ha dicho porque su Palabra enseña que Él es...

Veraz. el Señor sabe lo que es verdad y habla rectamente en todo. Podemos tener por seguro esto, que Dios es santo; en Él no hay ningún pecado. es también omnisciente; lo sabe todo (He 4.12, 13). Sus promesas se basan en su conocimiento y su verdad infi nitos.

Fiel. La biblia compara al Señor con un pastor que “recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho” (is 40.11 nvi). Lo que Él ha planeado para noso-tros lo llevará a buen término (ro 8.28). nuestro Padre celestial no cambia en sus intenciones o en su voluntad.

amoroso. el amor de Dios por noso-tros fue demostrado en la cruz. envió a su Hijo Jesucristo a morir crucifi cado, para recibir el castigo por nuestros pecados. el Salvador experimentó la ira de Dios contra la iniquidad, de modo que pudiéramos co-nocer su amor. esta es la prueba suprema del amor que Él nos tiene.

todopoderoso. el poder divino creó al mundo y levantó al Salvador de la tumba; por eso sabemos que Dios tiene el poder de llevar a cabo todos sus planes. nuestro Padre omnipotente tiene la capacidad de cumplir cada una de sus promesas.

leer | 1 samue l 1 .1 -18

Aferrarnos a nuestra esperanza

La situación de Ana parecía irremedia-ble. estaba angustiada porque “porque

Jehová no le había concedido tener hijos”. esto solo era ya un gran motivo de des-gracia para una mujer hebrea. Pero Ana sufría aun más por la provocación inten-cional de la otra esposa de su marido, que había sido bendecida con hijos.

Aferrarnos a nuestra esperanza puede ser difícil cuando las circunstancias son amargas y no hay señales de progreso. Para los creyentes, esto puede ser aun más desalentador, porque saben que Dios puede satisfacer sus esperanzas y reme-diar la situación, pero no lo ha hecho.

Ana era una mujer de gran fe, aun en medio de su frustración y de su dolor. Año tras año seguía yendo a Silo para adorar al Señor. La perseverancia es una cualidad que Dios valora mucho en su pueblo. el aguante en las pruebas da un carácter piadoso y una esperanza que no avergüenza (ro 5.3-5).

el dolor agudo muchas veces lleva al Señor. Ana había adorado fi elmente a Dios en compañía de todo israel, pero esta vez fue sola al tabernáculo para orar al Único que podía ayudarla. Con amar-gas lágrimas derramó su alma delante del Señor, y le ofreció el sacrifi cio de lo que ella más valoraba —un hijo. Puso su espe-

1

Foto por Charles F. Stanley

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r e f l e x i Ó nr e f l e x i Ó n

Desde nuestra perspectiva, la vida a veces parece desmoronarse. Pero al utilizar la visión espiritual en vez de nuestra capacidad humana, sabemos que Dios tiene el control. Él promete valerse de nuestras circunstan-cias para producir bien, y nos fortalecerá en cada paso. Anímese, entonces, y confíe.

Dios hará exactamente lo que ha pro-metido. Pero Él exige nuestra obediente cooperación antes de cumplir sus promesas incondicionales. Para recibir la bendición formulada, debemos satisfacer las condicio-nes que Él ha puesto. Si espera que el Señor cumpla su promesa, cumpla con su parte.

f i n d e s e m a n av i e r n e s

Las promesas de Dios

leer Romanos 8 .28 -31

Confianza en tiempos dif íciles

en los tiempos de dificultad, yo me aferro a la promesa del Señor de que Él

tiene el control de todo. esta verdad es un recordatorio de que nada sucede al azar. Pero al mismo tiempo, saber que Dios tiene la autoridad final puede dejarnos preguntándonos por qué permite circuns-tancias dolorosas en nuestras vidas.

me gustaría tener una respuesta fácil, pero ciertamente los caminos del Señor están más allá de nuestra comprensión. Sin embargo, tenemos ciertas garantías que nos ayudan a soportar:• Algunas dificultades son el resultado directo del pecado. Así como unos padres amorosos enseñan a sus hijos, Dios nos enseña con nuestros errores.• El Señor promete hacer que todas las cosas obren para nuestro bien. Hay un panorama mucho más grande de lo que podemos ver. • Las pruebas son a menudo necesarias para acercarnos más a Dios. Como pastor, he visto que muchos cristianos con una vida cómoda se vuelven autosuficientes. Se deshidratan espiritualmente, pero no son capaces de reconocer su necesidad.

nuestro Padre celestial permite las pruebas para acercarnos a Él. Podemos tener confianza en medio de la dificultad cuando descansamos en la verdad de que el Señor Jesucristo tiene el control total, y de que Él obra todo para nuestro bien.

2leer salmo 119 .57 -59

Dos clases de promesas

La biblia contiene dos clases de pro-mesas de Dios: las incondicionales y

las condicionales. Una promesa incondi-cional es aquella cuyo cumplimiento le incumbe solamente al Señor; su compro-miso no está sujeto a las personas ni a las situaciones. Un ejemplo sería la garantía de Dios de no enviar jamás otro diluvio para destruir a toda la Tierra (Gn 9.11). no importa cómo se comporte el mundo, Él no tomará de nuevo esta acción.

La segunda clase de promesas divinas es la condicional. en otras palabras, el Señor está dispuesto a actuar bajo ciertas circunstancias. es, por lo general, una declaración de “si… entonces”, e implica nuestra participación. veamos tres pro-mesas condicionales que tienen que ver con la salvación, el perdón y la sabiduría.

1. romanos 10.10 nos dice que la pro-mesa de salvación es para quienes confie-sen con su boca y crean en su corazón que Jesús es el Señor.

2. Si venimos al Señor con una sincera confesión de pecado, tenemos la garantía de la limpieza y el perdón divinos (1 Jn 1.9). el cumplimiento de esta promesa por el Señor depende de que procedamos de manera obediente.

3. Santiago 1.5, 6 nos dice que pidamos a Dios sabiduría, sin dudar de que la re-cibiremos. Si nos acercamos al Señor con fe, Él nos dará entendimiento.

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r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

28 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

¿Se encuentra usted entre el temor y la devoción a Dios? Tengo la esperanza de que se haya comprometido a obedecer a Dios, y que está leyendo su Palabra cada día. Dios quiere que usted le dé lo mejor –la búsque-da apasionada de su voluntad–, porque Él le está dando lo mejor.

en los tiempos de dificultad, podemos re-cordar que Dios está siempre con nosotros, y que nos ama por siempre. Aunque Jesús dijo que tendríamos aflicciones, también nos ofreció ánimo. no olvide que las prue-bas son temporales, mientras que el amor de nuestro Padre celestial es eterno.

l u n e s 6Todos experimentamos adversidades,

y las pruebas pueden sacudirnos si no nos aferramos a la verdad. Permítame que le hable de tres seguridades que podemos recordar en medio de la angustia.

Primero, Dios siempre atenderá nuestras necesidades. nos bendecirá con todo lo que sea necesario para realizar su pro-pósito en nuestras vidas. Su objetivo es santificarnos, no simplemente satisfacer nuestros deseos.

Segundo, nunca estamos solos. Dios prometió estar con nosotros siempre (He 13.5). La soledad es algo que, por lo gene-ral, acompaña a la adversidad, y por eso podemos sentirnos abandonados o recha-zados por familiares y amigos. Pero nues-tro Padre celestial ha enviado su espíritu para que esté con nosotros y en nosotros, hasta el día que nos lleve al cielo (Jn 14.16, 17). Él es todo lo que necesitamos: nuestro abogado, guía, ayudador y consolador.

Tercero, el amor de Dios es eterno. Su amor es incondicional, incluso cuando Él nos reprende. Los padres amorosos permiten que sus hijos desobedientes sufran las consecuencias de sus decisiones; reconocen la bendición de aprender de los errores. Por supuesto, hay veces cuando somos afectados negativamente por las malas acciones de los demás. Sin embargo, Dios es soberano y permite solo lo que será para bien en las vidas de sus seguidores.

leer 1 TEsalonICEnsEs 5.23, 24

Confianza en las pruebas

leer Juan 14.15

La pasión por obedecer

Para un sermón que prediqué hace va-rios años, escribí una lista de cosas y lo

titulé “La evolución de una pasión por obe-decer a Dios”. esa pasión no surge comple-tamente en el momento de la salvación. es verdad que iniciamos nuestra nueva vida en Cristo con el deseo de agradarle; pero eso no incluye el obedecerlo, sino que la búsqueda resuelta e intensa de su voluntad se desarrolla más lentamente.

De hecho, la primera etapa –el temor a las consecuencias de la desobediencia– escasamente se considera como temor a Dios. Pero al avanzar en nuestra fe y hacer el compromiso de obedecerle, llegamos con el tiempo a la etapa final, que es el amor y la devoción a Cristo.

ir de la primera etapa a la última co-mienza con lo que usted puede esperar: Un conocimiento mayor de Jesucristo. A medida que profundizamos en la Palabra para ver como Él ha ayudado a los fieles, desarrollamos el deseo de recibir lo mejor de Dios. Hombres como moisés, David y Pablo, no estuvieron satisfechos con lo que el mundo podía ofrecerles, y tampoco lo estaremos nosotros cuando seamos testigos de su obra. Así pues, ponemos a prueba nuestra obediencia, y descubrimos que las bendiciones que Dios ha prometido son reales. Cuando tenemos un fiel regis-tro de recompensas por hacer su voluntad, reconocemos la sabiduría de la obediencia.

m a r t e s5

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r e f l e x i Ó nr e f l e x i Ó n

Cada día enfrentamos los mismos tipos de decisiones. Aunque los detalles sean dife-rentes, tanto las tentaciones grandes como las pequeñas nos atraen. Podemos vivir de acuerdo con la voluntad de Jesucristo, obe-deciendo su dirección, o negarnos a hacerlo. Decida hoy vivir como Dios manda.

Los creyentes no tienen el derecho de establecer sus propios límites; su único cri-terio para tomar decisiones debe ser: ¿Qué quiere el Señor que haga? La obediencia es siempre lo correcto. obedecer a Dios en todas las cosas, es el camino más seguro para tener su favor.

el plan de Dios para cada uno de nosotros es que tengamos lo que es

mejor para nosotros. Su designio nos lleva a plenitud de vida. Pero no nos creó para que fuéramos unos robots sin vida y sin entendimiento. el Señor nos permite elegir si vamos a obedecerle o no. nuestra natu-raleza humana tiende a elegir un rumbo egocéntrico que se aparta de la autoridad de Dios. Pero al hacerlo nos perdemos de lo mejor que Él tiene para nosotros.

Pensemos en la vida del rey Saúl. Dios escogió a este hombre para que fuera rey, y le dio órdenes. Aunque Saúl conocía las instrucciones del Señor, decidió hacer las cosas a su manera. A veces, su pecado era indudablemente deliberado, tal como su intento de asesinar a David por celos. otras veces, sin embargo, su rebelión parecía menos clara. Por ejemplo, a pesar de la orden que Dios le dio de destruir por completo a los amalecitas y a sus animales, Saúl dejó con vida lo mejor del rebaño, con la justificación de que eran para “ofrecer sacrificios a Jehová” (1 S 15.3, 21).

Su desobediencia le costó el trono y, al final, lo llevó a la destrucción. este hombre eligió el camino que satisfacía sus deseos carnales del momento, pero como sabemos por su historia, el resultado final no fue nada agradable. nosotros podemos apren-der de los errores de Saúl. La obediencia a medias es pecado.

leer 1 samuEl 15 .1 -23

La autoridad ordenada de Dios

La biblia proclama el gran poder y la majestad del Señor, al mismo tiempo

que revela su inmenso amor y su miseri-cordia. Él es digno de nuestro apasionado y total sometimiento, pero no siempre lo recibe. ¿está usted entre los pocos que se rinden a Él sin reservas?

La obediencia absoluta es obedecer a Dios sin importar las consecuencias. esto significa que obedecemos al Señor aun cuando nuestros amigos elijan un camino diferente, o cuando tengamos por seguro el sufrimiento o la humillación. ver hecha la voluntad de Dios es más importante que nuestro propio bienestar o nuestras ambi-ciones. Dejamos las consecuencias a Dios, y nos aferramos a sus promesas: Él nunca nos desamparará (He 13.5), y hace que todo obre para nuestro bien (ro 8.28).

Fíjese en la palabra “compromiso” en el título de nuestro devocional. no estoy escribiendo de la obediencia que surge en el momento (como en: Decido obedecer a Dios en esta ocasión), sino del sometimien-to como un estilo de vida. Poner restriccio-nes al cumplimiento es muy tentador; que-remos ser capaces de cambiar de opinión cuando obedecer trastorne nuestro estilo de vida, el resultado final no sea claro, o simplemente estemos asustados. Pero déjeme hacerle esta pregunta: Si Jesucristo es el Señor de su vida, ¿qué derecho tiene usted de ponerle límites a su voluntad?

leer salmo 1

El compromiso de obe-decer para moldearnos7 j u e v e sm i é r c o l e s 8

Page 30: Demos Gracias

30 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

Perdonar a alguien significa renunciar al resentimiento y al derecho de desquitarse, aunque usted haya sido agraviado. Dios insiste en que ésta es la única manera ade-cuada de vivir. Dios nos pide renunciar a la hostilidad y la venganza, porque estas cosas hacen estragos en nuestra vida.

el enemigo quiere atraernos con la duda y el orgullo: creemos que ambos están bien, y los justificamos fácilmente desde nuestra perspectiva. Pero los creyentes deben seguir más bien las sabias palabras de Josué: “esco-geos hoy a quién sirváis… pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos 24.15).

f i n d e s e m a n a

Una de las cosas más peligrosas que una persona puede hacer, es guardar

resentimientos. Aferrarse a la falta de perdón tiene consecuencias graves y, con frecuencia, no previstas.

Aunque el resentimiento echa raíces en la mente, no se queda allí. La amargura tiene el poder de extenderse a todos los aspectos de la vida de una persona. Por ejemplo, la hostilidad que un hombre siente hacia su padre, puede afectar ne-gativamente su relación con su esposa, su disposición de desempeñar bien su trabajo, y hasta las actividades de la iglesia.

es probable que no sea una sorpresa oír que el resentimiento tiene repercusión en la mente y el espíritu, pero puede ser que usted no se haya percatado del daño físico que produce. Una actitud de amargura aumenta la tensión y la ansiedad, y puede afectar desde los músculos hasta el equili-brio químico del cerebro.

La falta de perdón es una violación de la ley de Dios; turba el espíritu y estorba el crecimiento del creyente. La oración se ahoga por el pecado que debe ser con-fesado. Y la adoración se vuelve seca e hipócrita, porque es difícil honrar al Señor cuando se intenta justificar u ocultar una actitud pecaminosa. Además, el testimo-nio cristiano de alguien resulta dañado, y eso impide que los demás vean la gloria de Dios brillando a través de esa persona.

leer maTEo 18 .21 , 22

Las consecuencias de no perdonar

A los ojos de Dios, cualquiera que peca es un rebelde, y romanos 3.23 nos

dice que todos somos pecadores. Ahora bien, es entendible que un incrédulo decida actuar sin tener en cuenta la enseñanza bíblica. Pero ¿qué de los que hemos con-sagrado nuestra vida a obedecer a Cristo? ¿Qué nos hace apartarnos de la voluntad de nuestro Padre celestial?

Hay dos tendencias humanas muy fuer-tes que llevan a la desobediencia: la duda y el orgullo. Ambas pueden ser peligrosa-mente engañosas.

1. La duda es la lucha mental sobre si creer o no las promesas de Dios. Desde nuestra limitada perspectiva, no podemos entender cómo trabaja Dios. A veces, su manera de actuar no parece ser el camino correcto; por eso, para obedecer debemos lanzarnos por fe. Podemos sentir como si nos estamos lanzando desde un precipi-cio, confiando en la cuerda invisible de Dios que nos sostiene. Si damos oído a nuestra duda, desobedeceremos con toda seguridad.

2. el orgullo es el pecado que llevó a Satanás a caer del cielo, y es un obstáculo engañoso para los creyentes, también. Todo lo que hagamos motivados por el orgullo es rebeldía contra Dios.

Sea cual sea la causa, el pecado lleva a la muerte. el camino de Dios es la única vía que lleva a la satisfacción, la paz y la vida.

leer Romanos 12 .5 -7

Causas de la rebeliónv i e r n e s

r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

9

Page 31: Demos Gracias

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r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

el Señor no vino para acusarnos o conde-narnos. Cristo regeneró nuestras almas y nos hizo justos delante de Dios, y por eso nuestra culpa ha sido quitada. Si nuestro Salvador perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, piense en cuán dispuesto está Él a quitar su vergüenza (Jn 8.11).

Un espíritu de amargura y resentimiento no cuadra con lo que somos en Cristo. ni tampoco es saludable andar con una acti-tud amargada. Por eso es tan importante perdonar. Decida verse libre de su carga; el Señor prometió hacernos libres si le entre-gamos nuestros pecados (Jn 8.36).

La culpa por algo que viola la concien-cia, es un sentimiento normal. Sin

embargo, vivir bajo una nube de remordi-miento sin una razón clara no lo es. el Se-ñor creó los sentimientos de culpabilidad y remordimiento para que sirvieran como recordatorios a una persona de que ha hecho algo malo, y que necesita arrepen-tirse. Pero Satanás usa esos sentimientos para tener cautivas a las personas: Quienes viven con un sentimiento de culpa no están seguras del amor de Dios.

La culpa buena –la herramienta efectiva del Señor para impulsar al arrepentimien-to– es un regalo que nos ayuda a encontrar la senda correcta. Pero el diablo estimula la culpa falsa, que implica hacernos respon-sables por cosas que están fuera de nuestro control, y sufrir la auto condena por no ser capaces de cambiar los efectos. este tipo de culpa es también un problema generali-zado de quienes están en iglesias legalistas o que tienen ciertos estilos de vida; ciertas actitudes o pensamientos son considerados pecaminosos, y entonces las personas se sienten avergonzadas por hacer o pensar en esas cosas.

La auto condena impide el desarrollo de una relación con Cristo. Atrapados por la culpa temen ser rechazados. La confianza en sí mismos es casi imposible, porque es-tán esperando que la condenación de Dios caiga sobre ellas.

leer Juan 8 .1 -11

El significado de la culpa

inmediatamente después de enseñar a sus discípulos cómo orar, el Señor Jesús

hizo una advertencia en cuanto a no dejar que la falta de perdón se anide en el cora-zón. Dijo que quienes se niegan a perdonar a otros, no serán perdonados por el Padre.

Los creyentes no pierden su salvación cuando rehúsan perdonar pero inte-rrumpen su relación con Dios. La actitud contumaz estorba la confesión y el arre-pentimiento. el Señor no puede pasar por alto el pecado, y su espíritu le hará saber al creyente cuando exhibe una conducta pecaminosa, hasta que se ocupe de ella.

el perdón es un acto de la voluntad más que del corazón. muchas veces, las per-sonas no sienten que deben tener miseri-cordia con quienes las han agraviado. Pero un espíritu rencoroso se convierte en una carga terrible. el Señor sabe que el perdón es lo mejor, aun cuando sea difícil.

Usted no se encargará de un pecado hasta que lo vea como Dios lo ve. Por tanto, acepte toda la responsabilidad por su actitud, y reconozca que eso es una violación de su Palabra. Acoja la miseri-cordia divina, y pídale que le dé fuerzas para despojarse de la ira y el resentimien-to. Como parte de su decisión de seguir siendo compasivo, desarrolle el hábito de orar por quienes le hirieron. Y si el Señor lo impulsa a hacerlo, busque el perdón de esas personas por la actitud pecaminosa.

leer DanIEl 6.1-28

La victoria sobre la falta de perdón 13 m a r t e sl u n e s

leer maTEo 18 .21 , 22

12

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r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

32 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

¿Qué está usted dejando entrar en su men-te? ¿Tiene la biblia un lugar principal en sus prioridades? A menos que esté alerta, el pensamiento mundano dominará al dis-cernimiento espiritual. es dif ícil mantener la perspectiva divina si pasa más tiempo frente al televisor que estudiando la biblia.

La batalla para vencer la culpa no debe aplazarse. La culpa no se irá por sí sola. Ya sea que su sentimiento de condena sea verdadero o falso, necesita ser enfrentado rápidamente. Deje de huir, y enfrente el ori-gen de su culpa. Póngale fin a su cautiverio, y comience a andar en el gozo.

j u e v e s

en un mundo lleno de fuentes intermi-nables de opiniones e información, los

creyentes necesitan desarrollar un espíritu capaz de discernir. Si no, ¿cómo sabremos lo que es verdadero? mucho de lo que vemos y oímos está basado en un enfoque mundano influenciado por Satanás, el padre de mentira. el engaño se encuentra hasta en la esfera religiosa: las sectas mez-clan mentiras con suficiente verdad para lograr que algunas personas las consideren instituciones cristianas genuinas.

La única manera que tienen los cre-yentes de protegerse contra el engaño, es afincarse en la Palabra de Dios. Cuanto más tiempo pase usted llenando su mente con los pensamientos de Dios, mejor será su capacidad para discernir. Sin embargo, el simple conocimiento de la verdad bíblica no es suficiente. Usted debe poner en prác-tica lo que aprende, para que se convierta en más que conocimiento intelectual.

el objetivo es dejar que la Palabra de Dios se vuelva parte integral de su pensa-miento, de modo que ella guíe todas sus decisiones. Además, el espíritu Santo ha sido dado a cada creyente como Ayuda-dor, cuya tarea es guiarle a toda verdad (Jn 14.26; 16.13). no obstante, usted tiene la responsabilidad de poner la Palabra de Dios en su mente, para que Él pueda hacer que la recuerde. Si usted descuida la Pala-bra, le faltará discernimiento.

leer HEbREos 5.11-14

El poder de un espíritu capaz de discernir

A veces, las personas son prisioneras de la culpa, mucho tiempo después de

que este sentimiento debería haber sido quitado. Algunas viven, con razón, con ese sentimiento porque se niegan a abando-nar el pecado que lo ocasionó. mientras tanto, otras sufren el peso de la falsa culpa porque albergan un sentimiento que no pertenece a ellas. Cualquiera que sea la causa fundamental de la condena, el plan de batalla sigue siendo el mismo.

La victoria sobre la culpa comienza cuando se entiende que Jesucristo llevó nuestra vergüenza a la cruz, y recibió nuestro castigo. no hay manera de que po-damos pagar el precio de nuestro pecado. Pero sí necesitamos honestamente identifi-car la fuente de nuestra culpa y confesarla delante de Dios. eso significa aceptar nuestro pecado. el arrepentimiento da un paso más: nos aparta de lo que está mal, y nos ayuda a hacer lo bueno.

Confrontar la culpa de esta manera quita el peso de la vergüenza en nuestro corazón, y pone paz y gozo. Además nos brinda sabiduría para compartir. La fran-queza en cuanto a nuestros errores del pa-sado, las consecuencias de nuestros erro-res, las cargas de culpabilidad, y el perdón, revelan al Señor a quienes están a nuestro alrededor. Dios puede llegar a otros que necesitan que sus cadenas de culpabilidad sean rotas, por medio nuestro.

leer Juan 3 .16 , 17

Victoria sobre la culpam i é r c o l e s14 15

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r e f l e x i Ó nr e f l e x i Ó n

Las acciones y el carácter de Dios siempre están en armonía. Él no premia la rebeldía ni la holgazanería, y sus respuestas a la oración cuadran con su propósito de conformarnos a la imagen de Cristo. Si Él le está negando algo que usted considera esencial, es porque está haciendo algo mejor para usted.

el tiempo para desarrollar discernimiento es ahora mismo. no espere hasta que tenga que tomar una decisión crítica. Comience hoy a llenar su mente con la Palabra de Dios. Pase tiempo con el Señor en compa-ñerismo íntimo. Cuando más lo conozca, mejor podrá discernir su voz.

v i e r n e s f i n d e s e m a n a

Si el Señor ha prometido proveer para nuestras necesidades, ¿por qué no siem-

pre las satisface cuando se lo pedimos? Puesto que Él es completamente fiel a su Palabra, es obvio que la causa del problema somos nosotros. Su promesa de provisión tiene una condición: es dada a quienes “andan en integridad” (v. 11). Por tanto, si Dios no está proveyendo para nuestras necesidades como debiera, es posible que tenga un plan diferente.

Pecado. Una razón por la que nuestras oraciones no son respondidas, es porque hemos permitido el pecado en nuestras vidas, y no estamos andando con recti-tud. Si el Señor no tomara en cuenta la desobediencia, y nos concediera nuestras peticiones, estaría aprobando un estilo de vida pecaminoso.

Holgazanería. Puede ser que no hemos hecho nuestra parte. Aunque Dios es la fuente final de todo lo que tenemos, Él nos ha dado la responsabilidad de trabajar para que atendamos nuestras necesidades bási-cas (2 Ts 3.10, 11). Si usted es una persona en condiciones de trabajar, pero que no quiere hacerlo, el Señor no va a apoyarlo.

Deseos. Si Dios no ha provisto como usted esperaba, es porque sus “necesida-des” son en realidad deseos. Si el Señor sabe que lo que usted quiere no logrará los planes que Él tiene para su vida, negará su provisión para darle algo mejor.

leer salmo 84 .11 , 12

Las necesidades no satisfechas

Si usted hiciera una lista de las cosas que más quiere en la vida, ¿sería un espíritu

de discernimiento una de ellas? el Señor da un gran valor a este atributo, y quiere que todos lo tengamos. Si no lo tenemos, tomaremos decisiones equivocadas. el discernimiento es la capacidad de hacer buenos razonamientos al darse cuenta de lo que no es obvio con facilidad. Por ejemplo, ¿puede usted señalar la diferen-cia entre el legalismo y la libertad? Dios nos llama a vivir de acuerdo con nuestras convicciones personales, pero no todas ellas son mandatos morales para todos los creyentes. Debemos ser capaces de recono-cer la diferencia que hay entre ambos.

el discernimiento es necesario para distinguir lo bueno de lo mejor. Dios tiene el plan perfecto para cada uno de nosotros; sin embargo, hay una multitud de opcio-nes buenas frente a nosotros. Por ejemplo, suponga que le han ofrecido dos empleos. Ambos parecen prometedores, pero solo uno de ellos es lo mejor que Dios tiene para usted.

es obvio, considerando estos dos ejem-plos, que nuestra gran necesidad en cuanto a discernimiento implica ser capaces de comprender lo que Dios nos está dicien-do. Cuando usted enfrente una decisión, ¿cómo sabe si Dios le está hablando, o simplemente está escuchando sus propios deseos o razonamientos?

leer PRovERbIos 2 .1 -11

El valor del discernimiento

leer HEbREos 5.11-14

16

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r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

34 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

el llamado a obedecer, muchas veces pone al descubierto ataduras de las cuales el Señor quiere librarnos. Cuando decidimos responder con fe, Dios se revela a sí mismo de una manera nueva que fortalece nuestra confianza en Él; porque a la larga nuestra mayor necesidad es conocer mejor al Señor.

Cuando enfrente un reto, usted tiene dos alternativas. Puede concentrarse en lo que le falta, y en cómo Dios no parece estar res-pondiendo. o, reconocer que su necesidad indica el deseo de Él de enseñarle algo… y regocijarse por todo lo que Él tiene previsto para que usted logre.

l u n e s

La obediencia es una acción poderosa que puede desencadenar la gloria de

Dios de maneras que están más allá de nuestra imaginación. Pero obedecer es usualmente difícil porque nuestros deseos son probados. nos asusta hacer lo que Él dice, por temor a perder lo que es impor-tante para nosotros. no obedecer puede, impedirnos recibir lo que más deseamos.

Al comienzo, tres obstáculos impidieron a naamán obedecer las instrucciones de Dios, y eso casi lo privó de experimentar una curación milagrosa.

1. El orgullo. Como oficial de alto rango, naamán temía perder su dignidad si obedecía. Sus siervos tuvieron sabiduría para ver cómo el orgullo le estaba robando la vida. ¿Cuántas veces desconfiamos de Dios, por temor a parecer unos tontos?

2. Las expectativas egocéntricas. na-amán se puso furioso cuando sus expec-tativas específicas no fueron satisfechas. nosotros, también, muchas veces nos enojamos con el Señor cuando Él no com-place nuestras exigencias. Pero si realmen-te queremos hacer su voluntad, debemos dejar que Él haga.

3. La incredulidad. La fe de naamán solo llegaba hasta la visión que tenía de cómo sería curado. Fue necesaria la fe de sus siervos para ayudarle a ver la verdad: que la obediencia era clave para que Dios respondiera a su gran necesidad.

leer 2 REyEs 5 .11 -17

Obstáculos a la obediencia

Cada vez que seguimos la dirección de Dios, nuestra obediencia le abre la

puerta para que Él pueda hacer grandes cosas en nuestras vidas. Pero a menudo nos resistimos a obedecerle, porque sus instrucciones no parecen prácticas, mas bien descabelladas; por tanto, dudamos de sus intenciones para con nosotros.

naamán no podía entender por qué le diría el Señor que se lavara siete veces en el río Jordán. Pensaba que ya había ejercido fe al venir a ver al profeta eliseo. esperaba la curación sobrenatural de su enfermedad, no ser enviado a lo que le parecía una mi-sión ilógica y estúpida. Después de todo, el gran comandante sirio no había visto a na-die que al sumergirse en las turbias aguas hubiera sido sanado. Pero las instrucciones de Dios eran específicamente para él.

Si usted decide seguir lo que Dios le dice que haga en base a lo que ha visto haciendo en otros, se perderá de lo mejor que Él tiene para usted. Supongamos que naamán hubiera decidido que no podía hacer algo que parecía tan absurdo. Habría muerto leproso. Del mismo modo, si de-cide no obedecerle, nunca sabrá lo que Él habría hecho de haber confiado.

Las necesidades son oportunidades para que Dios transforme las vidas de sus hijos. Para que lleguemos a ser todo lo que Él quiso que seamos, debemos aprender a creer en su fidelidad, y obedecer.

leer 2 REyEs 5 .1 -10

Su necesidad: La oportunidad de Dios 20 m a r t e s 2119

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r e f l e x i Ó nr e f l e x i Ó n

Aparte tiempo esta semana para recordar lo que Dios ha hecho por usted, y dele gracias. Sea creativo, y piense en todas las maneras como puede mostrarle gratitud, y después cante, alábelo y adórelo con júbilo. Al man-tener su enfoque en Dios, usted puede tener una actitud de agradecimiento todo el día.

Aunque la gratitud es siempre beneficio-sa, no siempre es fácil. Cuando usted está desalentado o agobiado, probablemente no está de ánimo para dar gracias a Dios. Pero dar gracias al Señor por todo lo que Él ha hecho, es la manera más rápida de cambiar nuestra actitud, y revitalizarnos.

¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué nos dice la biblia, una y otra

vez, que demos gracias al Señor? La razón principal es porque Él se lo merece. Todo lo que usted y yo somos y tenemos viene de Dios. Él le creó, y es quien mantiene su corazón latiendo. reclamar su vida como suya y hacer lo que le viene en gana, es la ingratitud más grande. Dios le creó a usted para que lo ame, e hizo un gran sacrificio para librarle del pecado y convertirle en su hijo. Dar gracias al Señor es una manera de honrarlo, reconociendo todo lo que Él ha hecho.

La mayoría de nosotros probablemente tendríamos que reconocer que nuestras oraciones tienden a ser más bien ego-céntricas. venimos con nuestra lista de peticiones, ¿pero cuánto tiempo pasamos dando gracias a Dios por lo que Él ha he-cho? el salmista nos dice que comencemos cada mañana enfocándonos en su miseri-cordia para el día que tenemos por delante, confiándole todas nuestras preocupacio-nes. Después, en la noche, debemos darle gracias por su fidelidad, y fijarnos en las maneras como Él proveyó para nuestras necesidades y guió nuestros pasos.

Aunque hayamos tenido alguna ansie-dad o dificultad en el día, aun así podemos dar gracias a Dios por su presencia y por su promesa de hacer que todas las cosas ayuden a nuestro bien (ro 8.28).

leer salmo 92 .1 -5

Es bueno dar gracias a Dios

expresar gratitud a Dios lo glorifica y enaltece, ¿pero sabía usted que hacer

esto también nos beneficia? el Señor no necesita nuestras gracias, pero necesita-mos darlas para que podamos llegar a ser lo que Él quiere que seamos: generosos, animados y confiados. Dar gracias…

Vuelve a enfocar nuestra atención: La vida está llena de situaciones y distrac-ciones que nos impiden ver todo lo que Dios ha hecho por nosotros. en vez de levantarse con el peso del mundo sobre sus hombros, trate de enfocarse en el Señor dándole gracias por su provisión, guía y fidelidad en el pasado.

alivia la ansiedad: Puesto que la socie-dad ejerce mucha presión, y nos carga de responsabilidades, muchos vivimos en una ansiedad constante. Cuando traemos nues-tras preocupaciones al Señor con acciones de gracias, la carga se traslada a Él, y nos llega su paz (Fil 4.6, 7).

Renueva nuestra relación: La gratitud nos evita pensar que la vida cristiana gira en torno a nosotros y a nuestras nece-sidades. nuestra comunión con Dios se engrandece porque nos enfocamos en Él.

Fortalece nuestra fe: Cuando damos gracias a Dios por su fidelidad, nuestra confianza aumenta.

Regocija nuestro espíritu: La acción de gracias es la mejor manera de salir de la depresión del desánimo.

Los beneficios de la gratitud

j u e v e s22leer salmo 105 .1 -6

21 m i é r c o l e s

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r e f l e x i Ó n r e f l e x i Ó n

36 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

¿Qué ocupa la mayor prioridad en su vida? Sus pensamientos revelan sus verdaderas prioridades. Si usted puede pasar todo el día sin pensar en Dios, es porque no lo está buscando fervientemente. Pero, si el Señor es la delicia de su vida, usted no podrá olvidarse de Él.

el título de la meditación de hoy suena como el de un libro de auto ayuda, que

promete fama, riqueza y prestigio si usted sigue diez pasos sencillos. Pero Dios define a las cosas buenas de una manera total-mente diferente, que solo se consiguen buscándolo a Él. Cuando hacemos del Se-ñor la prioridad más alta de nuestras vidas, podemos esperar las bendiciones de:

• Una relación íntima y tierna. Quie-nes buscan a Dios con pasión aprenden a conocerlo genuinamente, y experimentan un sentimiento de unidad con Él. el Señor no es ya una deidad distante, sino un ami-go íntimo. Y a medida que crezca su con-sagración, sentirá un amor que trasciende a cualquier relación humana.

• Satisfacción. el vacío que hay en todo corazón puede ser llenado únicamente por el Señor. Toda la búsqueda terrenal de pla-cer o propósito palidece en comparación con la satisfacción de su presencia.

• Gozo. Cuando buscar con afán al Señor se convierta en la prioridad de su vida, encontrará un gozo que nada podrá robar. Los sufrimientos y las dificultades no le destrozarán, porque verá todo desde la perspectiva del Señor.

• La ayuda de Dios. Como dice el ver-sículo de hoy, la compasiva mano de Dios está sobre aquellos que lo buscan con em-peño. De hecho, Él se complace en ayudar y proveer para sus necesidades.

leer EsDRas 8 .22

El secreto a las cosas buenas de la vida

v i e r n e s23mi vida fue influenciada radicalmente

por mi abuelo, quien buscaba apa-sionadamente al Señor. Yo quería tener esa misma clase de relación con Dios, y sabía que la única manera de que fuera así, era si yo lo buscaba con fervor. Después de todos estos años, puedo decir sinceramente que lo más emocionante de mi vida es humillar mi rostro delante de Dios en una comu-nión íntima.

Pero esta clase de relación no sucede-rá por casualidad. requiere la decisión deliberada de volver a poner en orden nuestras prioridades, para hacer espacio a la búsqueda de Dios. La intimidad con Él no es algo que uno puede adquirir en una inspiradora conferencia de un fin de semana, no se logra leyendo un capítulo o dos de la biblia, ni orando durante diez minutos cada día. buscar a Dios con fervor es un compromiso tenaz que dura toda una existencia, día tras día, y año tras año.

Demasiados creyentes están satisfechos con tener una relación poco profunda con el Señor. buscarán respuestas a la oración en momentos de sufrimiento, pero no están dispuestos a sentarse tranquilamen-te por un buen tiempo, solo para llegar a conocer a Dios mediante la oración y su Palabra. Sin embargo, la ocupación más importante en la vida de un cristiano, es cimentar una relación con Dios. renunciar a esta gran bendición, es una tragedia.

leer salmo 27 .4 -8

Busque al Señor con fervor

f i n d e s e m a n a

3Dios no necesita nada de usted, pero Él de-sea tener su amorosa devoción y su comu-nión. ¿es eso lo que usted quiere, también? buscar al Señor no es algo que usted puede hacer apresuradamente. Le costará tiempo y esfuerzo, pero las recompensas valdrán cualquier sacrificio.

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r e f l e x i Ó nr e f l e x i Ó n

Si su enfoque es correcto, usted responderá bien al desánimo. Las circunstancias pueden hacerle pensar que Él se ha olvidado de usted (v. 9), pero su Palabra promete que Él le ayudará y vendrá en su auxilio en el valle del desánimo. Aunque se sienta solo, usted jamás está solo.

Siempre que se sienta decaído, lo mejor que puede hacer es ir al libro

de Salmos. en el pasaje de hoy, el escritor pregunta: “¿Por qué te abates, oh alma mía? (v. 5). Sorprendentemente, esta pregunta es el primer paso para vencer el desánimo.

mire hacia adentro. Antes de enfrentar el desaliento, necesita saber qué lo está causando. Si no está seguro, pídale al Señor que le ayude a entender qué está pasando dentro de usted.

mire hacia arriba. el paso siguiente es levantar sus ojos al Señor y poner su esperanza en Él. recuerde que el desánimo es común para todos, en algún momento, pero no tiene que alojarse en nosotros. Después de un tiempo, volverá a alabar a Dios por la ayuda de su presencia (v. 5).

mire hacia atrás. el desaliento es capaz de borrar de nuestra memoria todo lo bueno que el Señor ha sido con nosotros a lo largo de los años. Por eso, en vez de regodearnos en nuestro malestar presente, debemos hacer el esfuerzo de recordar el cuidado y la provisión de Dios en el pasado. entonces, nuestra fe vencerá al desánimo (v. 6).

mire hacia adelante. Los planes de Dios son buenos y podemos aguardar con espe-ranza lo que Él va a hacer en el futuro. Su misericordia nos ayudará en el día y traerá consuelo en la noche. Confíe en que Él hará que todo obre para nuestro bien (v. 8).

leer salmo 42 .5 -11

Cómo vencer el desánimo

m a r t e s27

Cuando usted se siente desanimado, ¿a dónde acude? Quizás lo último que quiera hacer, es leer la biblia y orar; al comienzo, los pasajes podrán parecer palabras inútiles, y sentir que sus oraciones son vacías. Pero si usted se mantiene clamando a Dios, al final encontrará el poder consolador.

Después de un agotador viaje de tres días, David y sus hombres llegaron fi-

nalmente a casa para encontrarse con una escena devastadora. Sus viviendas habían sido destruidas totalmente por el fuego, y no hallaron a sus familias. Se sumieron en una desesperación total, pero la aflicción de David aumentó en seguida cuando el dolor de sus hombres se convirtió en amarga ira, y hablaron de apedrearlo.

La mayoría de nosotros no experimen-taremos esta situación extrema, pero sí podemos identificarnos con el desaliento de David. A veces, después de una tragedia o una pérdida personal viene la desespera-ción; pero también puede ser el resultado del agotamiento que causan las presiones diarias. Los problemas que sufrimos a dia-rio pueden hacer que el desaliento se vuel-va un acompañante constante. Lo mismo puede suceder con las luchas emocionales por los sentimientos de falta de valía, no poder vencer una adicción, el dolor de la crítica, o el temor de la incompetencia.

muchas veces no podemos evitar las situaciones que nos conducen al des-ánimo, pero sí tenemos la alternativa de permanecer o no en esa condición. en vez de rendirse a la desgracia, David eligió for-talecerse en el Señor. reconoció que Dios era el único que podía darle la perspectiva correcta en el problema, y la dirección que necesitaba.

Fortaleza en el Señor

leer 1 samuEl 30 .1 -8

26 l u n e s

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r e f l e x i Ó n

38 | n o v i e m b r e 2 0 1 2 E n C o n t a C t o

La muerte de Jesucristo cubrió los pecados de toda la humanidad. no hay transgresión que Él no pueda perdonar. no podemos añadir nada a su acto de expiación; lo único que podemos hacer es recibir este regalo. Si ponemos nuestra fe en Cristo, nos salvará, y nos hará sus hijos para siempre.

Sin el Señor, nuestras vidas no tienen sentido. Por nuestra naturaleza imper-

fecta caminamos por sendas equivocadas a lo largo de nuestra existencia. el castigo por el pecado es la muerte y la separación eterna de Dios. nadie está exento de esta verdad bíblica; y no hay nada que ninguno de nosotros pueda hacer para cambiarla. Pero entra en escena el favor inmerecido de Dios; su gracia. no podemos hacer nada para ganarla. Él nos bendice de acuerdo con su benevolencia, sin tener en cuenta nada que hayamos hecho.

Pensemos en Pablo, cuyo propósito original fue perseguir y destruir a cual-quiera que invocara el nombre del Señor Jesús. el apóstol tuvo un papel importante en la brutal violencia dirigida contra los cristianos y, en sus propias palabras, era “el primero” de los pecadores (1 Ti 1.15). nada de lo que él hizo merecía el amor de Dios.

Sin embargo, la gracia divina llevó al Todopoderoso a alcanzar y perdonar a este infame fanático que blasfemaba el nombre de Jesús. Dios lo convirtió tiernamente en un hombre que se dedicó a compartir el mensaje del evangelio. Pablo es un hermo-so ejemplo de la gracia de Dios.

no podemos hacer suficientes buenas obras para ganar nuestra entrada al cielo. La salvación es posible solo por la gracia. Cristo murió en la cruz y solo Él merece todo el crédito de nuestra redención.

leer 1 T ImoTEo 1 .12 -17

Cómo la gracia lo cambia todo 29m i é r c o l e s28

“Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre”. Sal 30.11, 12

“en aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado”. Is 12.1

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Fil 4.6

“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en accio-nes de gracias”. Col 2.6-7

“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñán-doos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Col 3.15-16

Sobre acciones de

Gracias

Page 39: Demos Gracias

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r e f l e x i Ó nr e f l e x i Ó n

Haga de estas cosas esenciales una priori-dad, y cosechará unos inmensos beneficios en su vida de fe. esto representa un reto en este mundo acelerado y de tantas tareas. Aquiete su corazón delante de Dios, y descubra lo mucho que necesita la paz de su presencia. ¡es un regalo que no tiene precio!

Aunque el pecado trae consigo consecuen-cias, Dios nos brinda perdón y redención por medio de Jesucristo. Él abrió un camino para restaurar nuestra relación con Él. el Señor transforma nuestras vidas para que nos parezcamos más a su Hijo, y reflejemos su amor a los demás.

v i e r n e sj u e v e s

¿Se apresura durante su tiempo de ora-ción, para poder ocuparse en otras

cosas? Si es así, reflexione en el ejemplo de Jesús en su hábito de apartar tiempo para estar con su Padre celestial.

a solas. Aunque Jesús estaba constan-temente rodeado de personas, atendiendo sus necesidades, también entendía su propia necesidad de estar a solas. Con frecuencia, después de un intenso período de ministerio, se apartaba de las multitu-des, e incluso de sus discípulos, para orar en privado.

tiempo apartado. no importa qué es-tuviera pasando, Jesús solía apartar tiempo para descansar en el espíritu, enfocarse en su relación con el Padre, y fortalecerse físi-ca y emocionalmente. Aunque las personas clamaran por Él, su prioridad era proteger este tiempo, sabiendo que su ministerio fluía del mismo.

Quietud. ¿Qué significa “estar quietos”? el Salmo 46.10 nos llama a estar quietos: “estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Para saber en qué consiste esta paz interior constante, cada cierto tiempo deje de hacer algo en lo que está concentrado, y ponga su alma en contacto con la presencia del espíritu Santo. en la lectura de hoy, David la describió como el estado de un “niño destetado”, que está en descanso perfecto y feliz, por el solo hecho de estar en los brazos de su madre.

leer salmo 131 .1 , 2

Cómo aquietar su alma

Antes de la conversión del apóstol Pablo, nadie hubiera pensado que este

hombre tendría un impacto en el mundo para Jesús. De hecho, su objetivo original fue eliminar a todos los cristianos.

La gracia de Dios puede tocar a cual-quiera; ningún pecado está más allá del alcance de su perdón. este maravilloso re-galo de la redención transforma las vidas. Contrario a lo que muchos piensan, ser cristiano no significa hacer buenas obras, sino que los creyentes reciben el perdón por la gracia de Dios, y una nueva natu-raleza. nuestra transformación interior produce, obviamente, cambios externos.

Una hermosa ilustración de esto, es la metamorfosis de la mariposa. Una vez que se convierte en una crisálida, la oruga no simplemente actúa o parece diferente por fuera; también ha sufrido verdaderamente una transformación interior.

La transformación de los creyentes se produce en muchas áreas. Por ejemplo, nuestras actitudes cambian: como resulta-do de la salvación por la gracia, recibimos la humildad y la gratitud. en agradeci-miento por este regalo inmerecido, surge la compasión por los perdidos y el deseo de compartir el evangelio. el perdón de Cristo da también como resultado el anhelo de servirle. Servimos dentro y fuera de la igle-sia, amando a los demás, ayudando a los necesitados, y hablándoles de la salvación.

leer 2 CoRInTIos 5 .17

Vivir en la gracia29 30

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