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LAS NOTICIAS YUL DANKI

Danki, Yul- Las Noticias

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Novela en donde la narración transcurre a partir del enlace, aparentemente casual, de historias que se produce a partir de una lectura en común. Queda al lector la tarea de dar forma al mosaico, entretejer los hilos y construir sentido.

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  • LAS

    NOTICIAS

    YUL DANKI

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    LAS NOTICIAS

    (novela)

    YUL DANKI

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    LAS NOTICIAS (novela)

    YUL DANKI

    2015

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    I

    Me encontraba leyendo un artculo del diario que haba adquirido por la maana, cuando la idea de que el mismo acto estuviera realizndose en mltiples lugares desconocidos y distantes, se apoder de m.

    Es una idea que me persigue desde hace tiempo. Algunas temporadas desaparece y queda olvidada, no la pienso, es como si nunca hubiese existido, me desentiendo de ella, es ms, la desconozco. Hasta que un da, sin previo aviso, aparece... como la otra tarde... como esta maana...

    Estaba atenta a la tabla de posiciones de los equipos de la liga nacional, cuando entusiasmada por el ascenso del representante local, pens que podra hallar mucha gente feliz, muchos vecinos contentos y dispuestos a festejar y...

    Entonces... ocurri otra vez...

    Estaba sentada en el rincn ms oculto y oscuro de un saln en el que un grupo de personas beban y conversaban, frente a m una mesa de caf y sobre ella descansaba un diario.

    Observ hacia un lado. La seora de la otra mesa haba pedido al mozo un t con masas, pero comprendiendo inmediatamente su gesto, debi cambiar el pedido por un t con bizcochos; es claro que el t no era el problema.

    El mozo tardara lo suficiente como para que pudiese retomar el diario que estaba abierto en la seccin deportiva. Mis ojos se deslizaban vidos entre nombres de equipos y puntajes.

    En medio de la lectura lleg el pedido (no podra precisar en qu momento lo haba hecho, tampoco supe si coincidira con mi gusto). El mozo fue depositando suavemente algunos objetos sobre la mesa, obligndome a distraer la atencin y levantar la mirada. El hombre indic el monto a pagar por la colacin y se detuvo all esperando que procediera a efectuar el consabido gesto. Saqu del bolsillo trasero del pantaln la billetera de cuero y abon sin mayores comentarios. l iba a decir algo, cuando se vio interrumpido por el llamado de un

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    hombre que se estaba ubicando a escasos tres metros de nuestra mesa. Gir su cabeza hacia l, hice lo mismo.

    Pens en algo, pero olvid de qu se trataba. Luego, mientras revolva el caf, era lo que haba descendido de la bandeja, junto a un vaso de agua, (lo nico! que haba descendido de la bandeja), vi que el recin llegado cambiaba de posicin y quedbamos enfrentados, nuestras miradas no se cruzaron, l estaba concentrado en otra cosa.

    Tuve la extraa sensacin de haberlo visto antes, de reconocerlo. Juro que nunca antes haba estado en ese lugar, yo prefiero las confiteras en donde hay masas, bombones, tortas...

    Vesta una camisa verde a cuadros, llevaba pantaln azul un poco arrugado, los bigotes le cubran todo el labio superior y su cara aparentaba cansancio debido a sus pronunciadas ojeras.

    Desvi la mirada y volv al diario. Al tiempo, cuando haba recogido toda la informacin necesaria para discutir en alguna oficina, levant la vista y not que el lugar se haba cubierto de gente que hablaba sin parar, beba caf, discuta, rea y volva a su tarea alimenticia, bueno... esta es una manera de decir.

    No me era sencillo leer con ese bullicio de fondo, pens que habra sido agotador el perodo que deb pasar entrenando mi mente y mis odos, una para escuchar mi pensamiento y los otros para dejar de or. De pronto el sonido de un telfono me desconcentr... esas malditas chicharras que todo el mundo lleva en el bolsillo!

    II

    Anoche tuve un sueo extrasimo, de ms est decir que recordarlo, ya es para m, algo totalmente inusual.

    So que estaba en la escuela. Tena que rendir un examen de botnica y el profesor me preguntaba a qu especie perteneca el rbol de Navidad. No recuerdo mi respuesta, pero s que no era la adecuada porque su cara se transfiguraba y aparecamos frente a un pizarrn repleto de letras que formaban palabras sin sentido. A mi lado, un seor, que deba ser otro alumno, me deca que para l no haba nada como las papas fritas, mientras yo tomaba notas en un idioma que creo desconocer. Luego me encontraba frente a una olla, del otro lado, una

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    seora vestida de amarillo, me peda que pusiera a hervir a fuego lento un narrador para la mesa cuatro. Tom un puado de fideos y lo arroj al agua... All despert.

    Pero esto a ustedes no les interesa, s que tiene poca importancia...

    Despus de un breve desayuno, revis con cuidado las plantas de mi jardn; no sera la primera vez que las mascotas de mis vecinos hicieran estragos por la noche. Viendo que todo estaba en orden, decid limpiar los pisos y repasar los vidrios de la cocina antes de ir al mercado.

    Compr algunas cositas que me hacan falta, haciendo mentalmente las cuentas para no tener que devolver ningn producto en la caja. Por alguna razn mis clculos resultaron excesivos y pagu una suma considerablemente menor, cosa que me llen de alegra. Contenta con mi ahorro, pens en gastar esa diferencia en algo que me reconfortara. Pero no lo hice. Al pasar por el kiosco de revistas, Don Braulio ya tena preparada mi compra de todos los das. Llegu a casa.

    Mientras herva la verdura para mi dieta, repar en la primera plana del diario, que tena sobre la mesa.

    Haban elegido a la reina de la zanahoria! Era bellsima, una chica joven, de rasgos delicados, sonrisa perfecta... All estaba su foto. Oh... Dios, recuerdo haber pensado, yo que no crea cuando mi cuada me deca que la dieta de la zanahoria se haba extendido por todo el pas y los productores estaban tan felices que eran capaces de hacer cualquier cosa con tal de mantenerla en vigencia! Cuntas jvenes se habrn presentado? Aqu debe decir... a ver... qu feliz debe de estar la familia de esta chica!, y ella?... ahora llegan las fotos, los reportajes, los desfiles, los viajes, el dinero...

    No lo pude evitar, qued literalmente atrapada por la noticia. Pienso, cun simple puede ser manejar la vida de las personas? Ahora todas las chicas

    querrn ser como la reina de la zanahoria. Frente a mis ojos pasan las pginas, hasta dar con la seccin cultural. Ahora la vista se

    detiene en un ttulo, para saltar luego sobre la mesa ratona que se halla a la derecha, junto al silln. Sobre ella, un despertador y un cuaderno, que no requieren mi atencin. Busco algo, que all no se encuentra.

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    Ya de pie, me dispongo a recorrer el lugar, cosa que no me llevar mucho tiempo. Hago pocos pasos y llego a una biblioteca, en la que tengo la certeza, habr de finalizar mi recorrido, a menos que me desve unos centmetros a la izquierda para abrir la heladera y tomar algo fresco.

    Podra dar la lista de mis autores preferidos, dado que me encuentro justamente aqu, cumpliendo mis predicciones, en una atenta revisin de lomos. Pero creo que no viene al caso.

    Con un libro en la mano, vuelvo al silln, en donde cotejo su contratapa con algo que aparece en la pgina cuatro del suplemento cultural. Les interesa? Supongo que no, no creo que sea muy divertido.

    Inmersa en esta tarea estoy alrededor de quince agotadores minutos, cuando suena el timbre.

    Me invadi un sentimiento de angustia. Cmo explicarlo? Todos deberan de pasar por esto para comprender cabalmente mi situacin. Fue una sensacin.

    Pasaron por mi cabeza todas las frases absurdas que dice la gente en situaciones extremas: no somos nada, hoy estamos, maana, no... cuando llegu a del polvo venimos y al polvo vamos, sent pnico de tan slo pensar, a cuntos habr barrido con mi afn de limpieza...? Son el timbre...

    Me repuse. Dej la angustia para volver a mi cocina con olor a quemado. Adis mis verduras para la dieta de zanahoria.

    III

    Arruinada mi comida, no me qued ms remedio que recurrir a la heladera y prepararme un emparedado de queso y tomate.

    Siempre quise enterarme de las cosas que ocurren a mi alrededor, como una forma de involucrarme con la sociedad, con el mundo que est ms all de mi vida de todos los das. Por otra parte, ese deseo de saber qu le ocurre a las personas, es ms que una curiosidad,

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    cmo explicarlo?, es como una necesidad, es ms que inquietud. Muchas veces me he puesto a pensar cuntos estarn, en este mismo instante, pasando lo mismo que yo?, cmo lo estarn resolviendo?, qu resultados obtendrn? Pensarn en m? Cuntos estaremos ahora haciendo lo mismo, pensndonos en la misma situacin?

    Hace mucho que no hablo de esto, porque una no se lo puede decir a cualquiera... He recibido cada respuesta...! La ltima vez, le dije a una seora, mientras esperbamos nuestro turno en la panadera: cunta gente estar pronunciando ahora, la palabra kilo?.. Una!, me contest sorprendida, no ve que est atendiendo una sola empleada? Me desilusion, algo me haba hecho pensar que ella podra entenderme.

    No s por qu me ha venido todo esto a la cabeza. Como para no perderme en mis pensamientos me puse en accin, pas un trapo sobre la

    mesa, lav rpidamente los utensilios usados para la elaboracin de mi suculenta dieta, orden la cocina, y mir el reloj, comprobando que an era temprano y tena tiempo para dedicarlo al ocio. Recin entonces volv a la mesa del comedor, abr el diario sin reparar en la portada (all, la reina de la zanahoria con su infatigable sonrisa y su piel bronceada, ya no quera pensar en la olla quemada y ella me lo recordaba inevitablemente) y me pude a examinar algunas noticias de la pgina tres.

    Levant la vista, ya conoca el contenido de esta nota. Me parece extrao que venga marcado el ttulo de esta manera, habr sido Don Braulio que en un descuido...

    Frente a m, una puerta de madera tallada con grandes herrajes que brillan de tal modo que una podra maquillarse sin dificultades ante ellos. Est cerrada y espero que ingrese por all algo o alguien dado que no puedo ocultar la ansiedad. La alfombra que llega hasta la puerta, es de color bord apagado (no s si por el uso o ese ha sido su aspecto original).

    Camino unos pasos. Ahora un espejo me devuelve la imagen de una mujer, no podra precisar la edad (no he sido nunca buena en esta tarea), con vestimenta sobria y discreta, pero de muy buena calidad. Llevo el cabello recogido, como al descuido, pero podra jurar que es slo un artificio. Un rpido gesto con la cabeza me vuelve al lugar, veo parte de la sala. Junto a la pared que enmarca la puerta, un pequea mesita de madera oscura con un grupo de adornos, que brillan como cristal, apoyados sobre una carpeta de hilo color manteca. A su lado dos sillones tapizados en pana de un color similar al de la alfombra, y patas en madera oscura,

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    haciendo juego con la mesita. Estilo? Seguramente han de tener un estilo, pero... conocen ustedes de estilos? Qu bien! Entonces no les ser difcil ayudarme un poco.

    Girando sobre nuestro eje, veo un mueble de importantes dimensiones, de madera oscura, por supuesto, con estantes protegidos por dos puertas de vidrios biselados. De fondo, un espejo; en su interior, un imponente juego de cristalera y algunas chucheras de porcelana china. En este momento recibe la luz que ingresa por la ventana que est a su izquierda protegida por doble cortinado, recogido a ambos lados. Las hojas de la ventana llegan al piso y se puede ver tras ellas un balcn discreto en dimensiones, pero magnfico en cuanto a su vista. El verde de los jardines descansa la mirada y otorga casi instantneamente una sensacin agradable, indescriptible. Deberan verlo.

    Me pierdo en la visin de este jardn (no s si debera decir parque, no he estado nunca en un lugar as), hasta que el ruido de la puerta me distrae.

    Aparece una mujer relativamente joven, muy arreglada. El cabello recogido con rigor hacia atrs, un traje entallado, impecable el maquillaje, aunque excesivo para mi gusto. Los colores oscuros la envuelven haciendo resaltar el blanco de su piel. Hace un gesto a alguien que ha dejado a sus espaldas y se detiene a observarme fijamente. Cualquiera dira que quiere entrar por la fuerza en mi pensamiento, saber qu impresin ha causado, saber cunto temor ha provocado en la mente de quien ser (quiero suponer que para algo estoy aqu) su interlocutora.

    Dije la palabra temor, no s por qu, tal vez porque sea eso lo que percib en aquel instante. Si vale mi opinin, pareca que ella ingresaba para poner las cosas en orden, aunque todo estaba muy ordenado. Sent rencor, y eso me hizo estremecer, sent envidia y tambin... temor (pero este sentimiento, estoy totalmente convencida, era slo mo).

    Ninguna de las dos hablaba, nos observbamos distantes. La recin llegada dio unos pasos hacia m, pero, a poco de iniciados, desviaron su rumbo y fueron certeros hacia el ventanal.

    Silencio. Dnde me haba metido? Era esto un ritual, una ceremonia? Estaba en la boca de un volcn, en el ojo de la tormenta?, o ramos dos amigas de la infancia que ya no tenan nada que decirse porque se conocan demasiado? Descart esta posibilidad cuando ella inici el dilogo.

    La mand llamar para hablar con usted. Sabe de qu quiero hablarle. No, no logro adivinarlo dije.

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    Qu me dice de eso? se dirigi hacia m, sealando el escritorio. No tiene nada que decirme de sus declaraciones? Creo que no. Necesita refrescar su memoria? Tmelo! Lalo! Lea lo que ha dicho!

    Sobre el escritorio estaba el diario abierto en la pgina tres, all; un ttulo remarcado en rojo. No necesito leerlo, s lo que dice repuse con calma. Entonces? se inquiet la mujer. Qu explicacin tiene? No necesito explicar la entrevista, usted la ha ledo. No he venido a explicar nada. Por qu est aqu, entonces? pregunt sin disimular su malestar. No me ha dejado eleccin, seora. La escolta que me ha... guiado... me detuve a

    buscar esa palabra, creo que le pertenece, o no ha sido enviada por usted? Sabe quin es mi esposo, sabe de lo que somos capaces. Slo le estamos proponiendo

    un acuerdo que resulta tan conveniente para nosotros como para usted. Es mucho ms simple todo si usted acepta en buenos trminos se alter. O es que todava no lo entiende? pregunt, y sin esperar una respuesta, continu Deje de hacer declaraciones!... Cree que estar segura yendo a la prensa?... Se equivoca. Es con nosotros con quienes debe hablar... y permtame decirle que se nos est agotando la paciencia... Recapacite... Piense en su bienestar. S defenderme sola, pero agradezco su consejo. Ya cambiar de opinin! dijo impaciente. Har que la escolten hasta la salida. Apoy su mano derecha en el borde de la mesita, que ya he mencionado, oprimiendo casi

    en forma imperceptible un interruptor. Acto seguido se abri la puerta y caminamos hacia ella, en silencio. Dos hombres vestidos de traje negro esperaban para guiarnos por un largo pasillo. Not que uno de ellos pareci reparar en m, pero no hizo comentarios. Esto me aturdi por algunos segundos, qu hacer ahora? Lo mejor, pens, ser no hacer nada y seguir caminando con la mirada fija en una escalera que da al jardn, frente a la cual se encuentra detenido un vehculo, con su puerta trasera abierta.

    No poda caminar ms rpido, no poda adelantarme y salir corriendo escaleras abajo, como hubiese sido mi voluntad. Es terrible esto de ser consciente de nuestra voluntad y no poder actuar en consecuencia. Todos los pensamientos se me mezclaban. Me desesper porque no poda alejar de mi mente la sensacin de inseguridad, dira ms, el temor de morir all (no s por qu eso daba vueltas en mi cabeza).

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    Creo que me enred, no puedo precisarlo, aqu todo se me confunde y desdibuja, aparecen en mi mente imgenes incompletas, ideas incongruentes. Creo que tropec y ca de bruces. Todo se hizo negro. Senta el cuerpo dolorido...

    Me encontraba debajo de la mesa del comedor, con la silla apoyada en mis espaldas y la cabeza contra el piso. En una extraa posicin, ms acorde con el resultado de una cada que con la bsqueda de un lugar fresco para hacer la siesta.

    Cuando pude recuperarme, ver debajo de la mesa, observar con inusual calma; algunas agrupaciones de pelusa bajo de mis muebles, cuando pude comprender que estaba en mi casa... cerr los ojos y agradec. Agradec las pelusas y la pata rota de mi silla favorita. Agradec no tener alfombras, ni muebles de madera oscura. Podr resultar extrao, pero eso fue lo que hice, se los aseguro.

    IV

    Me incorpor totalmente dolorida. No poda ni siquiera mover la silla que haba causado mi accidente, decid, entonces, dejar todo como estaba y recostarme un rato para aliviar el malestar.

    No poda encontrar una posicin cmoda. Era imposible acomodar mis huesos en el colchn, para no sentirlos, uno a uno, quejarse. Record que mi vecina, das atrs, me haba dado una tarjeta. Su hija estaba nuevamente en la ciudad y empezaba a trabajar como kinesiloga, me haba dicho, recuerdo: han vuelto del exterior porque extraaban mucho, la traduccin la haba hecho en mi cabeza, pero con este dolor, casi no puedo pensar. Busqu en los cajoncitos de la mesa de luz (pongo all todas las tarjetas) y la encontr con las letras en negro y un dibujito en relieve. Figuraba la direccin, pero no se indicaba el telfono.

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    Habl con mi vecina, simulando estar bien y necesitar los servicios de su hija slo por una contractura nerviosa. No me hizo demasiadas preguntas. Me indic que la chica atenda por orden de llegada, no daba turnos porque an no tena secretaria, e hizo otras aclaraciones, que olvid al instante.

    Not que el brazo derecho estaba perdiendo su aspecto habitual, lo que me decidi a visitar a la profesional recientemente repatriada al barrio.

    La direccin expuesta en la tarjeta me remita a veinte cuadras de mi casa. No tom las precauciones monetarias para subir a un taxi y pagar la consulta, por lo que tuve que detenerme en la parada del autobs.

    Corra un viento suave, las hojas de los rboles se movan en forma acompasada, al igual que las hojas de las revistas que tena a mis espaldas, en los estantes del kiosco de Don Braulio. Por la calle pasaban automovilistas, ciclistas, peatones, pero pocos autobuses. Mir el reloj y faltaban quince minutos para que fueran las cinco de la tarde, hora por lo dems conflictiva para el transporte pblico.

    Sin proponrmelo, sosteniendo contra el cuerpo el brazo derecho en una posicin que calmaba en parte el dolor, observ el titular del diario de la tarde: Sera inminente la fusin de grandes empresas. Pens en los obreros, cul sera su destino?, eso pens.

    Me encuentro sentada, con el brazo contra el cuerpo, sostenido en una incmoda posicin por mi mano izquierda (tan intil, la pobre), sobre un mesa, que espero tenga las patas firmes.

    Mis ojos se alzan para recorrer las caras de todos los presentes, se detienen un momento sobre uno que est ubicado a tres metros y vuelven a mi regazo, en donde veo el diario y sobre l un papel en el que leo una anotacin: W.P. fuera. Desde cundo mi mano izquierda tiene tanta habilidad?

    Veo un grupo de cinco personas vestidas con guardapolvos blancos discutir, haciendo gestos amplios con los brazos. Se acerca una mujer, tambin con guardapolvos, que trata de calmar los nimos y toma a uno de los hombres del brazo para sacarlo del crculo del conflicto. Lo logra. Se separan lentamente mientras uno de los que quedan atrs estalla en un insulto.

    Ahora la mujer se acerca con paso firme al irreverente y lo increpa, mueve las manos de arriba abajo, se deshace sin inconvenientes de otra mano que pretende detener el movimiento de las suyas. Se vuelve hacia aqu, es una mujer joven. Recupera la compaa de su protegido y se dirige con paso lento hacia una puerta.

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    El lugar parece un depsito. Las paredes son de material sin revocar y sus dimensiones significativas. El techo ha de estar muy alto, dado que mi ngulo de visin no lo percibe, es probable que para hacerlo debiramos alzar la cabeza. Sin embargo el gesto que se reitera es el de bajarla para poner la vista sobre el papel en el que ya hay cinco o seis anotaciones.

    Alguien me toca el hombro sano. S, a m! En un acto reflejo giro mi cabeza hacia la izquierda. A mi lado, no s cundo se sent all, un hombre de camisa a cuadros con olor a tabaco, quita su mano lentamente de mi hombro. Una cara en donde los aos han dejado la huella de todas sus horas, intenta un gesto amigable y me pregunta con suavidad, casi con pena: Qu te ha pasado en el brazo?, tambin te has lastimado por culpa de la prensa? En un primer momento estuve tentada a responder que s, pero luego, advert que era

    probable que hablase de otra cosa. Mir sus manos, la suciedad cubra los callos. No supe qu decir, pero igual lo hice, conteniendo en la boca un gesto de dolor, puede que fuese el brazo quien lo provocaba. No, no fue la prensa, fue en un partido de rugby. Claro. La respuesta haba salido de mis labios, pude entonces ver que llevaba el brazo derecho

    enyesado y atado con un pauelo al cuello. Mientras vea alejarse a mi interlocutor, un joven se acerc. Sin proponrmelo, estaba

    cmoda sobre la mesa, abandon mi posicin. Mis pasos se dirigan hacia la misma puerta por la que haba visto salir a la joven y el

    hombre de guardapolvos. Antes de llegar a ella, alguien me detuvo, me tom del brazo. Ya te vas? not cierta fuerza exagerada en la pregunta. Tengo un permiso especial para poder estudiar, ya habamos hablado de eso dije, sin

    saber cundo haba vuelto a la escuela. Pero la situacin, ha cambiado. O es que no te interesa? No se trata de eso, es que... Trabaj con tu padre los ltimos diez aos que l estuvo aqu y estoy seguro de que no le

    gustara que su hijo se retirara de una asamblea contino dicindome ese hombre, con gesto severo. Mi padre ya est retirado. Hizo su vida, yo debo hacer la ma. Esta no es mi vida, es slo

    un trabajo temporal, supe siempre qu es lo que quera, y l tambin lo sabe repuse casi sin respirar.

  • 14

    No puedo creer lo que estoy escuchando respondi mientras se llevaba las manos a la cabeza y giraba el cuerpo como buscando algo, no sabra decirles qu. Se me hace tarde. Permiso! extend el brazo izquierdo como para construir una

    pequea barrera, el hombre avanz hacia m y esta construccin orgnica fue muy til para detenerlo, no opuso mayor resistencia al leve empujn.

    Salimos. Estoy en un espacio abierto y camino con velocidad. Hacia la derecha veo un grupo de autos

    estacionados en varias filas. Un auto rojo, al lado de una camioneta mal cuidada. A la izquierda, una construccin baja con tres puertas, todo pintado de blanco. Hacia all me dirijo.

    Un pasillo interno que da a puertas iguales entre s, se pueden diferenciar slo por unas placas. Leo: Sanitarios... Administracin..., pasamos tan velozmente hacia el fondo, que no puedo distinguir otras seales. Este lugar est desierto, no hay a la vista personas ni se oyen ruidos. Nos detenemos frente a una puerta. Golpeamos con los nudillos, enrgicamente. Del interior una voz nos propone que ingresemos. Centro

    Centro... Catedral.... Ya tena frente a m el autobs que me llevara a la kinesiloga.

    V

    Me encuentro con la mano derecha vendada, cosa que me trae miles de problemas, dada la incapacidad innata de la otra para reemplazarla. No puedo dedicarme a las tareas del hogar, no puedo lavar la ropa, ni cocinar, hasta vestirme se vuelve un desafo.

    Anoche intent regar las plantas, y termin con los zapatos empapados, ni para eso me puedo dar maa.

    Es terrible, cuando una no puede ocupar su da con actividades que requieran cierto grado de atencin o involucren precisin en lo movimientos, se pone a pensar. Es como si la mente quisiera, pobrecita, venir en socorro.

  • 15

    Inevitablemente, eso fue lo que pas. Me sent en el jardincito de casa, debajo de un rbol que lleva all ms de treinta aos (recuerdo que cuando compramos la propiedad, all estaba), y me dej llevar por mis propios pensamientos, tratando de resolver mis grandes enigmas.

    Como ocurre la mayor parte de las veces, cuando una se pone a pensar en algo que la tiene confundida, termina tan confundida como cuando empez. Bueno, eso es lo que me pasa a m cuando intento resolver estas cosas. Recuerdo que estbamos resolviendo crucigramas en la casa de mi prima y yo quera encontrar sola una palabra que... me fui del tema? Disculpen.

    Harta de que me picaran los mosquitos, decid ingresar en la casa y sentarme en el comedor, no sin antes revisar concienzudamente, el estado de la silla.

    Sobre la mesa estaba el diario que Don Braulio, me haba alcanzado muy atentamente cuando not que no pas por su kiosco. Pens que a lo mejor estaba muy ocupada. O que por alguna circunstancia no haba podido salir esta maana. Y me dije, Braulio, es una clienta de tantos aos, no te cuesta nada llevarle a su casa el diario, me dijo (supongo que se habrn dado cuenta) Don Braulio.

    Resumiendo, me dej el diario, le pagu y se fue. All termin toda su preocupacin por esta clienta de tantos aos y comenz mi tarea de esquivar con la mirada los titulares, por alguna razn crea que en mi excesiva atencin hacia ellos radicaba todo mi problema, mis golpes, mis cadas... bueno, esas cosas que ustedes ya saben.

    Voy muy bien en la tarea, ya que paso por alto todas las palabras y me entretengo en la observacin de las fotografas. Pero... nada es perfecto.

    Acaba de llamarme mi cuada. Dando por supuesto que las mejores ofertas estn en los clasificados, me encarg, con urgencia, que seleccione dos o tres avisos en los que salga a la venta un televisor pequeo. El suyo se acaba de caer de la mesa porque el perro enred su correa, y alguien (supongo a quin se refera) quiso mejorar la situacin.

    Por supuesto que le ofrec el diario con clasificados y todo, pero est imposibilitada de acercarse hasta mi casa dado que en pocas horas llegar su hijo y debe preparar una cena especial para l y su nueva novia. Y por otra parte, alguien debe limpiar, no s si lo que provoc el perro o el televisor.

    Di algunas vueltas, eso debo reconocerlo, pero luego pens que al fin y al cabo un aviso clasificado vendiendo televisores no sera problemtico.

    Tom el diario con mi mano izquierda, lo abr con la mayor prontitud de la que fui capaz, tratando de no mirar los titulares. Cosa que logr. Llegu a la seccin de los clasificados y me

  • 16

    empe en encontrar el apartado de los electrodomsticos y artculos para el hogar (hay que ver las cosas que vende la gente!). En una larga lista encontr a la venta televisores de distintos tamaos, marcas y precios. La tarea era simple ya que desechaba rpidamente los ms grandes y pasaba a las siguientes ofertas. Finalmente encontr tres avisos que coincidan con la bsqueda programada. Los marqu como pude, pero uno de ellos me llam la atencin dado que el precio era sustancialmente menor y el aparato, aparentemente, de mejor calidad. Debe ser gente que est muy necesitada de dinero, pens, les urge deshacerse de este artefacto, han de tener deudas.

    Estoy de pie frente a una ventana cerrada y con las cortinas bajas, me llevo a la boca un cigarrillo? y echo el humo con energa. Como presa de un estado nervioso, difcil de controlar, alzo y bajo los ojos una y otra vez, al tiempo que trato de disimular el temblor en las manos que tratan de sostener al alcance de mi vista los avisos clasificados.

    Ahora veo a un joven que juega con algo que no logro distinguir, pasamos muy rpido la mirada sobre l. Estamos en silencio.

    Emprendo una caminata en crculos por el lugar, giro una y otra vez cada cinco pasos. Paso al lado de una cama que est sin tender y deposito la mirada sobre la puerta despintada. A su lado hay un grupo de cajas apiladas. Golpeo con la mano abierta una de ella y sale despedida hacia el otro ngulo del lugar. Cae cerca de unos televisores. Me sobresalta un grito. Qu crees que haces? Sintate aqu y estte quieto! Quieres echar todo a perder? Ya

    saba yo que no eras del tipo que se requiere para esto, demasiado nervioso. Calma! Hace dos horas que estamos esperando, ya deberan estar aqu dije, pidiendo

    explicaciones. Paciencia, ya llegarn dijo el joven que ahora haca con su mano un gesto

    indicndonos que nos ubicramos en un lugar y nos quedramos quietos. Obedec, sentndome sobre la cama, enfrentado a la puerta, mientras continubamos la

    conversacin. Debiste escucharme. No era una buena idea publicarlo. Es como poner un anuncio en

    letras de colores. Mira!... Televisor, excelente estado... dije, leyendo del diario que tena en la mano y extendindolo, luego hacia mi compaero Quieres que siga? El nmero de telfono... cmo no se te ocurri poner la direccin, ya que estaba?... Necesitamos el dinero, verdad? Hay que tomar ciertos riesgos para conseguirlo. Crees

    que todo es tan fcil?

  • 17

    Ya deberamos tener un comprador, te dije que no nos moviramos si todo no estaba arreglado antes reclam mientras encenda otro cigarrillo (es increble el humo que hay en este lugar, podran ventilar un poco, verdad?, perdn, no s si estoy en condiciones hacer sugerencias). Estaba arreglado. Cmo poda imaginarme que se iba a caer? Tena todos los

    contactos, era imposible que el negocio se cayera. Ya tendramos que habernos ido, llevamos varios das ac, alguien puede hablar. Esperaremos dos horas ms. Es una estupidez. Nunca deb trabajar con ustedes. Me pongo nuevamente de pie y recomienzo la gira por el lugar, ininterrumpidamente, hasta

    llegar al borde del mareo. En ese preciso momento, me rescata el sonido del telfono.

    El telfono, s. Lo que es la casualidad. Estaba pensando que la oferta resultara buena para mi cuada,

    cuando ella llam, as que aprovech y se lo coment. No, no me digan nada... Una trata de ser gentil nada ms. Ella not inmediatamente que el

    precio del televisor era verdaderamente un regalo, as que tom los datos y dijo que se pondra en contacto con los vendedores. Y as lo hizo. Lo s porque minutos despus volvi a llamarme con un tono que ya le conozco, ese tono que emplea cada vez que necesita de mi colaboracin. Lo cierto es que la oferta era slo por hoy y la gente que la atendi le dijo que le venderan el televisor a la primera persona que llegase con el dinero. Cul es el problema?, se estarn preguntando... yo tambin lo pregunt. El problema era la cena, la nueva novia de mi sobrino, el perro y otra larga lista de cosas. Lo har ms breve...

    Me encuentro aqu, frente a una puerta precisamente en la direccin que ella me ha pasado por telfono, llevando en la cartera el dinero para comprar el televisor, dinero que me ser devuelto en unas horas, por supuesto; con la misin de adquirir el artefacto, subir a un taxi y llevarlo a la casa de mi hermano. Es posible, que luego de tantos encargos, me inviten a cenar.

    En verdad, debe de ser gente que est muy necesitada, porque la edificacin es un tanto precaria, no puedo encontrar el timbre... tendr que golpear...

    Un hombre joven me abre la puerta, no sin antes preguntar quin era y qu quera, me result una cara conocida, lo debo haber visto antes en otro lugar. Se lo coment, pero l no crey que eso fuese posible. Finalmente ingres, el ambiente tambin me resultaba familiar.

  • 18

    Otro joven me pregunt si tena el dinero, ante mi sorpresa por el apuro, se hizo a un lado y dej que el otro llevara adelante la negociacin.

    Les expliqu que el televisor no era para m, sino para mi cuada, y que cuando una va a comprar algo en nombre de otra persona debe prestar el doble de atencin, porque una siempre ser la responsable de la adquisicin, si sta no resulta la ms adecuada. El joven me comprendi y me indic que lo acompaase a un rincn de la habitacin para buscar el aparato, todo esto resumido en un venga, que me result muy convincente.

    Cumpla con su pedido cuando un sonido seco y fuerte me sobresalt. La puerta se haba abierto, casi desprendindose del marco. Un grupo de personas vestidas

    de azul ingresaba bruscamente... uniformes... la polica!... Todos se mueven rpidamente, uno de los jvenes me atropella y caigo con violencia sobre

    mi brazo dolorido. Reina la confusin. Un grupo que no puedo determinar de uniformados ha ingresado y proceden a detener a mis anfitriones. Dos hombres vestidos con ropas de calle quedan dentro, el resto ha partido con mis acompaantes. Uno de ellos se comunica por telfono, el otro se dirige hacia donde estoy, tapada por unas cajas. Polica! No se mueva! me dice apuntndome. Dios, la nica que queda soy yo... Pngase de pie y levante las manos! contina al ver que mi cuerpo no se mueve, y

    que he quedado petrificada en el piso de cara hacia l, con los brazos dificultosamente flexionados y mostrndole las palmas de las manos. Por favor, no dispare... soy inocente... yo... ...

    No s cules son las actitudes propias de los delincuentes, pero la ma, evidentemente, no se pareca a ellas, porque el polica que me apuntaba se mostr tan sorprendido como debera estarlo yo. Qu hace ah? me dijo mientras el otro se acerba a mirarme. Me ca, seor..., seor polica... Nos tendr que acompaar. Qu le pasa en el brazo? pregunt, muy solcitamente,

    cuando not que me costaba mucho moverme. Un accidente... pero le puedo explicar todo... estaba en los avisos clasificados y yo... Otra ms que quera comprar un aparato le coment a su compaero, quien slo se

    comunic moviendo la cabeza de una lado a otro, luego se volvi hacia m Sabr que son robados, verdad?

  • 19

    No, no, le aseguro que no saba nada... es que a mi cuada.... No diga ms, le tomaremos declaracin en la comisara mientras me tomaba del brazo

    sano. Ser necesario que le ponga las esposas? No, no es necesario, no lo soportara... no sabe cmo tengo la mano... le dije mientras

    me tomaba el brazo con la mano izquierda, tratando de aliviar la terrible sensacin de dolor que me angustiaba, estaba a punto de llorar voy con usted. Bien.

    S que todo esto es difcil de explicar, pero ustedes saben de mi inocencia, si pudiesen declarar a mi favor...

    Nunca haba viajado en una patrulla policial, es una experiencia que no se necesita vivir en carne propia. Finalmente, el vehculo se detuvo y baj escoltada por dos hombres. La vergenza que pas, sent que me miraban de todos lados, que todos los vecinos de la cuadra y los de ms all se haban congregado en la puerta del edificio policial para asistir a mi humillacin... pero como es de suponer, no haba nadie.

    Ingres en una oficina y me tuvieron sentada all cerca de media hora, hasta que lleg un uniformado, me dijo su nombre, pero con los nervios no lo entend... y me tom la declaracin. Su nombre, seora? Es todo un error, seor oficial, yo estaba all... Ya me contar todo, primero necesito algunos datos, nombre? Dionisia N. Arratore, con una sola te. Completo, por favor, la ene, qu significa? dijo apuntndome con el dedo. Nada... No lo digo nunca porque no es un nombre del que una se pueda sentir orgullosa,

    me entiende? y todo por un error de la persona que me inscribi, una letra, una letra que... Seora!... Disculpe, en la cartera tengo mis documentos, salgo a todos lados con ellos, no sera

    usted, la primera persona que... Entienda, tengo buena voluntad, no haga esto ms complicado, si se niega a darme sus

    datos completos, tendr que... Disculpe, seor polica, pero si me acerca mi cartera esto se resolver en un instante,

    crame...

  • 20

    Tiene aqu sus documentos?... dijo mirando el interior de la cartera, antes de pasrmela, por encima del escritorio. Bien, dmelos, pero no se demore, por favor... Tengo a otras personas esperando...

    Me tomaron declaracin y me prohibieron salir de la ciudad, debo esperar que el juez decida y vea finalmente, que no soy ms que una clienta estafada. Dije la verdad, como siempre. Lea los clasificados, buscaba un televisor... No omit detalles, le cont hasta lo del perro de mi cuada y la cena, creo que al oficial se le estaban acalambrando los dedos. Pero no quiero aburrirlos, todo esto ya lo saben. Finalmente llegu al lugar...y llegaron ellos. Los delincuentes niegan mi presencia, pero la polica me vio y eso es suficiente. Espero!

    Lo cierto es que la cosa iba empeorando, de estar sentadita, cmoda y tranquila en mi humilde hogar, aparec en la comisara y todo por hacerle un favor a mi cuada... ella?... ella estaba muy preocupada con esa famosa cena... le dije que ya haban vendido el televisor, es que no me pareci necesario entrar en detalles.

    Mi brazo estaba recuperndose, pero detuvo este proceso cuando ca sobre l, razn por la cual debera volver a lo de la kinesiloga a la maana siguiente. Si segua libre para entonces, claro est.

    VI

    Dorm toda la noche y a no ser por el brazo, dira que dorm tranquila. Cmo pude hacerlo despus de lo agitado del da? No lo s, ha de ser que mi consciencia estaba limpita.

    Apenas me levant, ca en la cuenta de lo que todo lo ocurrido poda significar para m, y entr en pnico.

    Pens en el diario, eran las siete de la maana, no seran muchos lo que ya lo tuvieran en su poder, estaba a tiempo todava de evitar mi vergenza en el barrio. Eso esperaba.

    Casi sin cuidar lo que me pona, sal a la calle rumbo al kiosco de Don Braulio, que result sorprendido de verme tan temprano, pero me vendi mi precioso ejemplar.

  • 21

    No puede ser, me repeta, que el diario est interesado en una mujer que quiere comprar un televisor baratito, hay tantas cosas importantes. Acto seguido me asaltaba la idea (perdn por la palabra, estoy obsesionada) del robo, de los delincuentes, era un delito! La declaracin en la polica, tenan mi nombre, sera un bochorno. Cmo podra salir a la calle? Si era necesario, comprara todos los diarios del kiosco, aunque se fueran en ello mis ahorros. Intentaba calmarme para poder caminar ms rpido de regreso a casa, pero no poda lograrlo. Se me ocurri abrir el diario en la calle y buscar las noticias policiales, pero ello llamara la atencin de los vecinos que a esta hora estaran tomando el desayuno y mirando por la ventana y los hara hacer lo mismo. Resist, hasta olvid mi mano dolorida y la puerta sin llave.

    Sobre la mesa, abr la seccin policial. Pero no poda leerla, en cada prrafo que comenzaba con de, crea ver mi nombre... Y haba miles! Estaba a un paso del colapso. Tena que calmarme, entend que de otra forma no lograra nada.

    Trat de hacer unos ejercicios de respiracin, cerr los ojos y pens en un campo verde con pajaritos.

    Le rpidamente los ttulos policiales, ninguno haca referencia a televisores o electrodomsticos, eso me devolvi el aliento.

    Con ms calma me prepar el desayuno y decid desentenderme de los policiales hasta solucionar el inconveniente de mi brazo.

    Est bien, debo reconocerlo, a veces decido una cosa y termino haciendo otra, quin ms me quiere criticar por eso?

    Vanlo de esta manera. Estaba sentada tomando mi caf con leche matinal y comiendo unas tostadas con mermelada baja en caloras, tena frente a m el diario... No tena mucho que perder, despus de todo qu cosa podra suceder? No, no olvid mi encuentro con la kinesiloga, cmo olvidarlo... es mi brazo, pero... qu le iba a decir?, qu todo vena bien hasta que me ca sobre l? Comprendern que no le poda revelar las verdaderas circunstancias. Qu pensara ella? Que tena frente a ella una delincuente!... No olviden que es la hija de mi vecina.

    De ms est decir que tom el diario y comenc a hojearlo con pausa. Lea todos los ttulos con el fin de detenerme en el que me resultara ms interesante. Estuve as un rato, hasta que encontr uno que me llam la atencin, digamos, que me result simptico.

  • 22

    Corresponda a la seccin: Tiempo libre, ocio y vacaciones. Un reportero haba viajado y comentaba las bondades y maravillas que reservaba al turista una paradisaca isla baada por las aguas, bla bla... No pretendern que comente todo el artculo.

    Quera poner en prctica un plan, quera saber hasta dnde poda llevarme esto de leer y concentrarme en la tarea. Esta es mi oportunidad!, pens, siempre quise estar en una isla de vacaciones, con el sol broncendome la piel, el agua rozando mis pies y un paisaje ajeno y maravilloso que embriague mis ojos. All voy!, me dije disfrutando de antemano la conquista del paraso.

    Repet esta frase varias veces sin resultados... segua frente al papel. Cerr los ojos e intent imaginarme el lugar. Puse la playa, el mar, los cuerpos bronceados de turistas felices, algunas palmeras (no s por qu, pero las puse), un cielo azul y el reflejo del sol sobre el agua, un velero...

    Senta la presencia de una silla bajo mi cuerpo, estaba acodada en una mesa, lentamente abr los ojos en busca de la calma que slo podra proporcionarme esa visin tan ansiada, mi sueo hecho realidad... all estara!... la pared del living.

    Ya lo s... mi decepcin fue mucho mayor que la de ustedes. Pero no claudiqu. Volv con mis intentos cambiando algunos elementos de la composicin, saqu el velero,

    luego los turistas, luego las palmeras, el sol, finalmente me qued con una sillita sentada en la playa y protegindome de la lluvia con un diario... Nada, no haba modo.

    Advert que estaba haciendo mal las cosas, no deba pensar en el sitio, sino en la gente que all estaba, en la gloria que deban sentir, el placer de disfrutar al sol de las mejores vacaciones de sus vidas, el sonido del mar, algunas... aves marinas, una brisa suave rozando dbilmente la piel bronceada, la comodidad de reposar a centmetros de la arena, el calor seco de la arena en los pies... quieren que siga, o ya imaginan el resultado?

    Cmo iba a saber yo, qu siente la gente que est en una isla paradisaca si nunca estuve all? Ese deba ser el error. Busqu unos libros viejos de geografa y me inform un poco sobre el tema.

    Llevaba como cien intentos con modos distintos y mtodos diversos, pero con igual resultado. Abra los ojos en mi casa. Ya me conformaba con cualquier playa, no necesariamente una paradisaca, ya no me importaba que tuviese su arena sucia, sus costas contaminadas, vientos huracanados, tiburones gigantes y miles de jvenes jugando a la pelota y pegndome con ella en la cabeza... pero ni an as.

    Volva una y otra vez a mi fracaso.

  • 23

    VII

    Una oficina discreta, de frente: un joven que retira de una carpeta un sobre y lo extiende hacia m. Lo recibo, no tiene ninguna inscripcin a la vista, pero se encuentra cerrado. Detrs del sobre, encima del escritorio que nos separa, se encuentra el peridico abierto (esto lo s porque puedo leer las palabras paraso y vacaciones). Veo los puos cerrados de una camisa blanca coronando las manos que toman el sobre. Ahora levanto la vista en direccin frontal. Muy bien. Has hecho bien tu trabajo. Me dar ahora el dinero? repuso impaciente mi interlocutor. Cunto apuro! No, muchacho, primero debers hacer una o dos entregas ms. Veo que

    puedo contar con tu discrecin. No era eso lo que habamos acordado. Usted me pidi que... Quieres recibir tu paga? interrumpo Pues, bien, debers terminar primero con tu

    trabajo. Pero es muy simple... slo quiero que me consigas de la Administracin los ltimos informes de ventas. Sencillo... digo mientras me recuesto sobre el respaldo del silln. Por qu no los pide usted mismo? No veo la dificultad en... Te pago para que veas? volv a interrumpir Para recibir asesoramiento no te

    contratara a ti, eso dalo por cierto. Me distrae de la conversacin el sonido del telfono. No te quedes parado ah, muchacho, ve a ganarte tu paga, es mucho ms de lo que

    recibes por tu trabajo... no crees?... Lo veo retirarse mientras levanto el auricular del telfono. S?... El seor Rojo quiere comunicarse un usted. Pero cmo se le ocurre decirle que estoy? Es que yo cre que... Qu va a hacer ahora?, pseme la llamada... Qu incompetente!, pienso mientras

    espero or la voz de Rojo del otro lado de auricular. Diga... s... Al fin lo encuentro Och.

  • 24

    Cmo le va? Estaba a punto de llamarlo... Me alegra escuchar eso, es seal de que ya hay noticias. No, no se alegre tanto, no tengo muy buenas noticias para usted... Cmo puede ser? respondi con ansiedad. Hemos hecho nuestra mejor

    propuesta, eso usted lo sabe... Ver, es que estoy muy ajustado de tiempo, usted comprender, y no analic

    personalmente su propuesta, slo tengo la informacin que me han hecho llegar mis colaboradores... Pens que la iba a evaluar personalmente, creo que en eso habamos quedado, pero

    cmo me dice que hizo una pausa, lo que le diga su gente, a usted le alcanza? Claro que alcanza, es gente de mi entera confianza... Pero qu pretenden? El problema es que no estamos convencidos de que sea lo mejor que tiene para

    ofrecernos, en verdad, tenemos ya ofertas mucho mejores... Mejores? Evaluando la situacin de la empresa, nadie hara una oferta ms alta. No nos ha valorado lo suficiente, creo... Dme unos das interrumpi, djeme reconsiderarlo. Reconsiderarlo? No le parece un poco tarde para eso, debi considerar su oferta

    cuando tuvo la oportunidad, no le queda margen ahora... Pero yo he hablado con el secretario, l me dijo que no haba ms oferentes, de dnde

    ha sacado usted otra propuesta? dijo molesto. Si le dijeron eso, perdn, pero le han mentido, a quin se le ocurrira pensar que no

    existen otros oferentes?... Estn manejando la oferta, eso no ha ocurrido antes, no se trabaja de esa manera, usted

    debera saberlo. Estn queriendo sacarme del medio. Cmo puede pensar semejante cosa...? No les ser tan simple, cramelo, sabrn de m. Un sonido seco, dio por terminada la conversacin. Me recuesto sobre el respaldo del silln

    (es verdaderamente mullido) y giro hacia una ventana pequea que se encuentra a mis espaldas. No hay mucho para ver, parece una zona solitaria, casi sobre el marco izquierdo se distingue un camin estacionado, slo se ven las ltimas tres letras de su escritura lateral: JOS. Vuelvo a la posicin inicial y me dirijo hacia el sobre blanco que ha quedado en el escritorio. Me dispongo a abrirlo, pero antes, voy hacia el telfono.

  • 25

    Seor Och? nos responde una voz femenina. A ver si me entiende ahora... digo No quiero que me pase llamadas! Dentro del sobre aparece otro, en l una serie de papeles con un membrete: AtRefO S.A.,

    una serie de datos que se completaban con siglas y nmeros, direcciones y cosas que no pude entender. Cifras y firmas. Un encendedor metlico se acerc lentamente al borde inferior derecho del papel y pronto todo l qued reducido a cenizas. Las manos con puos blancos las recogen, ensucindose en la tarea, abren las ventanas y los arrojan a ese espacio desierto. En ese momento pude ver otras letras del camin, reconstru la palabra: HIJOS.

    Son el telfono nuevamente. Pero usted no entiende cuando yo le indico que no estoy, que no me pase llamadas...

    protest. Seor Och, la seora Gustino ha dejado dicho que se comunique con ella, es urgente. Ah! S, est bien, llmela. Minutos despus luego de habernos dirigido a un pequeo bao y lavarnos las manos,

    volvimos al telfono. S, cmo le va?... Cmo me pregunta semejante cosa? increpan del otro lado. Comprendo que est preocupada, pero no creo que tenga buenas noticias... Las ofertas han sido muy bajas? No, peor an, no hemos tenido ofertas... Cmo me dice eso? Si estaba la oferta del grupo de Rojo... duda, no recuerdo

    ahora el nombre. Supongo que a usted le han dicho eso para dejarla tranquila, pero ellos no han

    presentado nada, bueno, ni ellos, ni nadie... Cmo puede ser que Rojo haya hecho eso? Pero sabe como son los de la competencia... Es distinto, ha sido amigo de mi padre por muchsimos aos, l sabe la situacin por la

    que estamos pasando, yo misma habl con l. S que con su padre eran amigos, no olvide que hace aos que trabajo para ustedes, con

    su padre, con su hermano, pero ya no se puede confiar ni siquiera en esas amistades de tantos aos, su padre no est y l se ha olvidado de todo... Debe haber recibido presiones dice, como buscando una explicacin.

  • 26

    Perdone que le diga, pero hay gente que tiene ciertos prejuicios para tratar con una mujer... Nos estn dejando sin opciones, alguien pretende que cerremos. Seguramente... digo mientras acomodo el puo de la camisa. Cunta gente tiene trabajando all? Por los empleados no se preocupe... Disculpe, Och, entiendo que lleva muchos aos trabajando, pero creo que las cosas las

    tengo que resolver yo, no le parece? S, claro, la comprendo, lo que usted diga... Hay que contactarse con la empresa de Rojo, con su grupo, ver qu fue lo que les ha

    pasado y... No se preocupe, yo los llamo... Mantngame informada. Lo har... Despus de colgar el auricular, nos desajustamos la corbata, volvimos a reclinarnos en el

    silln mirando, ahora, la zona superior de la blanca pared y el cielorraso. Del bolsillo derecho del saco que se encontraba colgando del respaldo recogimos un rojo atado de cigarrillos y encendimos uno. Lentamente exhalbamos el humo como queriendo tocar el cielo, armar nubes y (creo) estar en ellas. Pensamos en todos los aos que habamos compartido comidas con la familia, habamos visto crecer a quien ahora llambamos seora y tratbamos de riguroso usted. S, no se poda quejar, el viejo nos haba ayudado mucho, el viejo deca que esta era una familia ms... Pero cuando el viejo muri, las cosas cambiaron, se compraron maquinarias nuevas y empezaron con nuevas oficinas... Ahora se viene a preocupar por sus empleados, a cuntos retiraron, a cuntos dejaron afuera con eso de la modernizacin que tanto le preocupaba al hermano. As termin tambin l... Qu pretende, que le pida disculpas por no seguir con ella cuando se le hunde el barco? Quin me asegura que el prximo no sea yo?, cmo me dijo... Slo debes asegurarte de que no la venda, el resto lo hacemos nosotros... En efectivo y al instante, pasaje en mano, si quieres. Creo que tanta lealtad mereca una mejor recompensa. S, seor...

    Suena un timbre, es extrao que suene un timbre dentro de una oficina, recuerdo que pens, no era el telfono, porque ya conoca bastante bien el... Otra vez!... Ya lo conozco...

  • 27

    Detrs de la puerta se encontraba mi cuada, que haba venido desde su casa slo para traerme unas plantitas con flores amarillas. Ustedes pensarn que es una mujer muy atenta, y que nuestra relacin es excelente; les puedo decir que..., pero quin yo soy para decirles lo que deben pensar...?

    Rpidamente retir el diario de la mesa para poner en su lugar dos tazas que en minutos contendran un exquisito t. Recib atentamente, todas las indicaciones necesarias para que el traslado de las plantitas a tierra, nos las traumara demasiado. Nos sentamos y compartimos nuestras tazas de t con unas masitas que tena en la cocina. No haba preparado nada en especial, no saba que ella me visitara esa tarde, y aunque insista en contradecirme y sostener que se haba comunicado telefnicamente para anunciar su presencia, mi mente no guardaba registro alguno de ese hecho.

    Pasamos cerca de dos horas en las que me cont lo simptica y agradable que era la nueva novia oficial de su hijo (era la sexta dentro de esta categora, en el ao, pero de todas deca bsicamente lo mismo, como para no confundirse, creo), del crecimiento de su adorable perro y otras tantas cosas que no relatar porque son estrictamente familiares (y a ustedes, perdn, pero no los conozco).

    Cuando se terminaron mis masitas y habamos bebido dos tazas de riqusimo t, comenzamos con la despedida. Intercambiamos todos los saludos que, prolijamente, olvidaramos repartir, y la acompa hasta la parada del autobs. Luego, se fue.

    Volv al diario, tratando de hacer memoria y recordar en qu pgina se encontraba abierto cuando lo retir de la mesa. Me fue imposible. Todas sus hojas eran iguales, nada significaban para m, no me permitan recordar. Saba, secretamente, que haba algo que necesitaba descifrar. Intua, no tan secretamente, que me encontraba incapacitada para saber qu. Algo se me estaba escapando.

    Ya era tarde para ocuparme del trasplante de mi nueva preocupacin, a su sitio en el jardn, normalmente las plantas as, tan chiquitas, son el blanco preferido de las mascotas de mis vecinos. Claro que he hablado con ellos, mil veces... pero las cosas siguen igual, ellos con sus mascotas y yo con mis plantas.

    Un nuevo intento, me dije, y extend el diario.

    Las noticias iban de cosas simples y cotidianas a situaciones de gran tensin. En algunos casos la sola lectura del ttulo bastaba para hacerse una idea de todo el contenido de la nota,

  • 28

    en otros casos el ttulo era tan amplio y general que podra estar hecho desde hace una semana, sin importar qu contenido fuese a caber en l.

    Haban entregado unos premios especiales a las mejores producciones cinematogrficas de la temporada. La fiesta, deca el diario, haba estado presidida por la actriz ms famosa del momento. Qu extrao, pens, nadie advierte lo mal que se puede estar sintiendo esta mujer al leer estas palabras. Cmo se les ocurre escribir del momento, es como si cualquiera que hubiese estado all, en ese instante, en ese momento, hubiese tenido posibilidad de convertirse en famosa, en la ms famosa...

    VIII

    No hay mucha iluminacin en este lugar, podra decir que est casi en penumbras, deber acostumbrar mis ojos para captar alguna imagen. Me sera til que este proceso se hiciera a voluntad, creo estar perdindome algo importante. Muy bien, mejor as, ya puedo entrever algunas formas. Nos encontramos evidentemente en una sala oscura, detrs de la cabeza de alguien que posee un extrao peinado, recogido a un lado. No estamos prestando mucha atencin al ambiente, ha de ser por eso que no logro rescatar ms detalles. Ahora se enciende delante de nosotros una tenue luz que va creciendo en intensidad muy lentamente. Podemos observar un fondo de tela roja oscura, para ser ms precisos debera decir, un teln. Sobre l, un haz de luz comienza a agigantar su circunferencia. Me he repetido varias veces que es demasiado oscuro, alguna obra moderna, tal vez? No queda ms que esperar, algo deber ocurrir.

    Msica in crescendo... Aparece ahora, a una altura considerable con respecto a nuestras cabezas, pero que la perspectiva acomoda a la visin, un hombre con traje negro y micrfono en mano. Muy buenas noches! Agrega otras cosas muy originales y un golpe de msica no permite orlo ms... Tan sencillamente como ingres, se retira por la derecha. Volvemos a la oscuridad.

    Sin que medie sonido alguno se abre el teln y nos encontramos con un sobrio decorado teatral iluminado totalmente por luces amarillas. Golpe de msica. Percusin ensordecedora. Fondo que se rasga en su exacta mitad y aparicin de una imagen casi felina (no s por qu se

  • 29

    me ocurri esa palabra). Aplausos. En este momento el sonido ha cambiado, una suave meloda invade la sala y una voz pausada, casi disfnica la acompaa. Estallan los aplausos.

    En el transcurso de la funcin hemos pasado por distintos ritmos y sigo sin entender la funcionalidad del decorado, sigo sin percibir el exacto lugar en el que se halla ubicada la orquesta. La msica parece venir de todas partes, la voz, slo de la escena. Lo que s puede notar es que el seor que se encuentra sentado a nuestro lado, pierde algo en el piso de la sala cada vez que esa cmara (que ahora mismo enfoca hacia ac) nos ilumina pidindonos un aplauso. Cuando vuelve a su posicin se queja en voz baja, del estado de las butacas. He tenido suerte, pens varias veces, no me ha tocado esa butaca rota. Pobre hombre, con todas las ubicaciones libres que hay en la sala, venir a dar l, justamente, con la del problema. La joven amorosa que lo acompaa, tuvo tanta suerte como yo, por ms que l insista una y otra vez en que verifique su asiento, ella no lo hace, slo le sonre. Para qu ha de tomarse ese trabajo, se ve que es slo su ubicacin el problema. No me quisiera distraer con comentarios que no vienen al caso, ocurre que es imposible disfrutar de este show (debera decir otra palabra?) cuando de tanto en tanto este seor revisa nuestros pies.

    Hemos aplaudido ya varias veces entre cancin y cancin, al iniciarse una cancin, y, por qu no, en medio de cualquier estrofa. Tenemos, por lo tanto las manos enrojecidas, pero el seor de la cmara no lo entiende y debemos seguir aplaudiendo. Qu nos pongamos de pie? Muy bien, si eso lo hace feliz, no nos cuesta nada, debe estar por terminar la funcin, de todos modos.

    Se estn encendiendo las luces de la sala, todos de pie, siempre es difcil ponerse el abrigo sin rozar, involuntariamente, a otro espectador que ha emprendido la misma tarea. Una simple disculpa, un movimiento de cabeza, una sonrisa, cualquiera de estas cosas basta para que el incidente no pase a mayores, adems, por lo general, no queda claro quin tuvo la culpa.

    Decid acompaar a la masa de espectadores hacia la salida y comprobar en el hall del teatro, dnde estaba y qu era lo que haba visto y escuchado, hace tiempo me haba resignado a no saber el por qu de algunas cosas, estaba dispuesta a conformarme con menos. Pero... prontamente not que mis pasos se dirigan exactamente en direccin contraria, junto con los de otra gente que entre empujones y apuradas, se deslizaban por una puerta lateral al escenario.

    Suspir y me dej llevar. Pasando la puerta, un angosto pasillo no nos permita separarnos un centmetro unos de

    otros, y nadie pareca estar dispuesto a llegar ltimo a la meta, cualquiera fuese sta.

  • 30

    Finalmente el pasillo se ensanchaba y se poblaba de hombres salidos de la publicidad de un gimnasio, con camisas desprendidas en forma casual, de colores vivos y llamativos, mostrando pectorales firmes y bronceados, y alguna que otra cadena de oro alrededor del cuello. Eran tres, pero armaban una muralla entre nosotros y la puerta que tenan a sus espaldas. El gritero era generalizado, ellos se mantenan indiferentes.

    Not que la puerta se entreabra y uno de ellos alz su mano izquierda suavemente, tocndose la oreja e inclinando levemente su cabeza en esa direccin. No fuimos los nicos en notarlo, y como si eso fuese una seal, comenzaron los empujones, los gritos y los llantos (supongo que deben haber pisado a ese pobre hombre).

    Nos dividieron en tres grupos de doce personas cada uno, pero no fue tan sencillo. Al parecer haban hecho mal las cuentas y mi grupo qued para el final, con cinco personas ms de las preestablecidas.

    El saber que de una forma u otra compartiramos un tiempo y un espacio con la estrella de la noche, calm bastante los nimos. Slo renacan los gritos cada vez que se abra la puerta.

    Ya ramos los ltimos y a pesar de nuestra superioridad numrica, no tendramos problemas en pasar de una sola vez para estrechar la mano, besar la mejilla y adorar, siempre adorar, a quien, supuse, deba estar suplicando ir a descansar. As que, ingresamos.

    All estaba, no podr olvidar jams esa imagen. Una figura delgada envuelta en una bata roja de seda, el cabello mojado echado hacia atrs, una mano detenida en forma displicente bajo su labio inferior, tapaba su boca y parte de una mejilla. El otro brazo permaneca extendido hacia nosotros, con la mano cada y mostrndonos el dorso, que sabiamente nuestros acompaantes besaron uno a uno, y nosotros tambin. Las palabras de elogio, de admiracin, se iban transformando en declaraciones amorosas. Amores incondicionales, sacrificios proverbiales y promesas incumplibles brotaban de los labios de mis circunstanciales colegas. Nosotros, particularmente, no podamos articular palabra, por lo tanto no hablamos.

    Despus de colmar sus odos de frases que comenzaban a repetirse, el joven llev sus dos manos al pecho y cerrndose an ms la bata, sonri. Unos segundos ms tarde pronunci algunas palabras. Gracias. Gracias. Gracias. Su voz era la misma que haba odo cantar toda la noche, pero, si se puede, ms disfnica

    todava. Era esto, seguramente, lo que lo obligaba a hacer grandes pausas, pedir con un gesto rpido hecho entre el pulgar y el ndice que le acercaran una copa de agua, le secaran la frente

  • 31

    y los labios, y le acomodaran el cabello, mientras l intentaba recuperar su mirada, que pareca empeada en perderse en el infinito.

    En algn momento, dejamos de observarlo y aprovech para enfocar algunos elementos de la sala. Me pareci percibir que se trataba de una sala muy pequea, de paredes blancas. Detrs de la figura de la noche un biombo color natural del que colgaban un pantaln negro y otro atigrado (el que haba utilizado para iniciar la funcin). A su lado, un espejo con luces encendidas y un vidrio a modo de estante repleto de elementos de maquillaje. Sobre una silla muy parecida a las de mi casa, la seccin espectculos del diario local. En el piso, una pgina suelta y arrugada, como si alguien hubiese probado su fuerza con ella. En ese momento mi mirada se clav en los ojos amarillos (amarillos?) del joven cantante. Sentimos un leve empujn y nos dirigimos en masa hacia la puerta.

    Percib cierta violencia en el gesto que el cantante le haba hecho a una joven que solicitaba su autgrafo y al no encontrar nada en sus bolsillos le extendi, a modo de lbum, un trozo del papel que estaba en el piso. Eso me hizo desistir de extenderle lo nico que tena en la mano, la seccin de espectculos del diario local.

    Nuevamente, el pasillo que se estrechaba para dar a una puerta, que antes no haba notado. Salimos a la calle. El aire fresco nos golpeaba la cara, perdn, rectifico, el aire helado. Sent mucho fro y me comenzaban a doler los dientes.

    Tendrs que ir al dentista, si te duele con el fro, seguro que tienes una caries. Me deca mi cuada saboreando un helado de chocolate en unos bancos del centro

    comercial, frente al quiosco de diarios y revistas. Habamos salido porque pronto sera el cumpleaos de mi sobrino, su hijo, y queramos comprarle algo entre las dos. Era bastante difcil decidirnos, as que coincidimos en tomarnos una pausa, para luego seguir mirando vidrieras. Sabamos que le compraramos un pantaln, pero no nos ponamos de acuerdo con el modelo y el color. Ocurre que mi cuada es demasiado conservadora y no parece entender que no todos los pantalones deben ser grises, negros o azules. Al cabo de un rato, helado mediante, ca en la cuenta de que ella era la madre y que si la educacin del joven haba estado en sus manos, resultaba probable, slo probable, que mi sobrino hubiese heredado su gusto (pobre chico!).

    Entramos a una de las tiendas de hombres y compramos, finalmente, un pantaln gris, de buena confeccin, pero no demasiado caro. Sin que ella lo advirtiera, pregunt al vendedor si

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    llegada la situacin, podra ser cambiado por otro, de otro color y esas cosas. Como su respuesta fue afirmativa, dej de preocuparme.

    Salimos del centro comercial y caminamos dos cuadras hasta la parada del autobs. Tomaramos el mismo, a pesar de que eso significara que ella debera caminar un nmero innecesario de cuadras cuando descendiera. Ella lo quiso as, para qu iba a oponerme?

    Nuestra conversacin sigui dentro del vehculo y pasaba de temas medianamente banales a otros totalmente insignificantes. Es que luego de dos horas de recorrida por las tiendas y un helado, todos los temas importantes de nuestras charlas haban quedado agotados.

    Cuando nos acercamos a su parada, nos despedimos y ella descendi dispuesta a caminar hasta su casa, no sin antes aconsejarme que me cuidara mucho y que no olvidara llamarla para salir a caminar o mirar vidrieras. La salud, calculando cunto tiempo sera necesario para que nuestra conversacin pudiera mantenerse nuevamente por algunas horas, sin perder inters. Creo haberme perdido en ese clculo, porque dejamos atrs varias paradas sin que me diera cuenta.

    IX

    Dado lo agotador que haba sido mi da anterior, me haba acostado temprano, razn por la cual, antes de la siete de la maana me encontraba desayunando, luego de haber revisado la plantas y haber recibido el diario de manos de Don Braulio, que tan atento, al verme abrir la puerta de casa, ante mi duda sobre el estado del jardincito anterior (haba escuchado los perros toda al noche), me lo haba alcanzado prontamente.

    Me llam la atencin una de las primera pginas. Presentaba, en su totalidad, ofertas de alimentos envasados y comenc a recorrerlas una a una. Haba precios realmente rebajados, otros no tanto, marcas conocidas y tambin de las otras. Pens lo difcil que sera mantener una familia con hijos pequeos. Los nios que siempre se entusiasman con lo que aparece en televisin. Una dieta equilibrada, con lcteos, cereales, verduras... Pens lo trabajoso que es cocinar las verduras, el escaso tiempo de la vida moderna, pens...

  • 33

    No hay nada en esta heladera. Este es el ltimo litro de leche que queda, no creo haber olvidado encargar las compras, me encontr pensando, mientras dejaba el diario sobre la mesa. Acto seguido estoy poniendo la leche a hervir sobre las hornallas de la cocina. Ahora abro un mueble debajo de la mesada y extraigo una fuentecita ovalada de acero. De un mueble, del mismo tipo pero ubicado por encima de mi cabeza, saco un paquete de galletitas y vuelvo a la heladera en busca de mermelada. Las galletitas sobre la fuente, y todo sobre la mesa. Ya estn all tres tazas, unas servilletas de papel y varias cucharitas. Corro hacia la cocina y apago el fuego. Ahora miro por la ventana que est justo encima de la pileta. Una maana de sol, el barrio parece tranquilo y veo algunos vecinos que intentan sacar sus autos de los garajes. Pasa un seor con un perrito y me saluda. Con tranquilidad dirigimos nuestra mirada hacia el brazo derecho, debajo del puo de bremer el reloj nos indica que son las siete de la maana.

    Ahora atravesamos el lugar. Pasamos muy cerca de la mesa que se encuentra rodeada por cuatro sillas. Ascendemos dos pequeos escalones y nos hallamos ante un juego de sillones, una pequea alfombra, una mesita y un televisor. Hay otra ventana al final de la habitacin y su persiana est a medio levantar, notamos esto y nos dirigimos hacia ella. Tras los vidrios un perro que nos mueve la cola.

    Un perro! No hay que alarmarse se encuentra, efectivamente, detrs de los vidrios y nada indica que

    vayamos a acercarnos. Ahora pasamos por detrs del silln de mayor porte y nos dirigimos hacia un arco que parece sealar el pasaje a otra zona de la casa. Abrimos una puerta e ingresamos a una habitacin en penumbras. Nos dirigimos hacia la ventana y abrimos las cortinas. Vamos! digo. Ya es la hora de levantarse! No, ma..! Sac la cabeza de debajo de la almohada y levantate... Vamos!... Vos tambin, no tens

    que hacer todo lo que hace tu hermano... Arriba!... Destpense las caras... Van a llegar tarde a la escuela, tengo que ir a trabajar... Nos quedamos... Saca la cabeza de ah abajo, ya abr las cortinas... repongo mientras sealo cada una

    de las cosas que voy pronunciado, recuerdo que qued pendiente una respuesta. No se quedan... Hay que ir a la escuela... Ya tengo listo el desayuno, vamos... Si no salen de debajo de esas almohadas en cinco minutos debern tomar el autobs...

  • 34

    Mientras hablamos, vamos recorriendo la habitacin y levantando distintos objetos del piso: ropa, zapatillas, cuadernos, revistas, depositndolos en otras partes. De esta manera nos hemos acercado a la puerta. Otra puerta nos espera. Ya llegamos, pero no entramos con tanta velocidad como en la anterior, slo golpeamos y esperamos que una voz femenina nos conteste.

    Ya... voy! Volvemos a la cocina y mientras ponemos a calentar caf, recogemos el diario y seguimos

    mirando algunas ofertas, tomamos casi automticamente el control remoto del televisor, de encima de la heladera. Lo encendemos. Muestra imgenes de los ltimos estrenos cinematogrficos, miramos el reloj, sabemos que faltaban diez minutos para el informe meteorolgico.

    Nos distrae el sonido de una puerta, no la haba visto, est a un costado. Buenos das, disculpe que llegue tarde pero es que el autobs... No te preocupes, Lucrecia. Hace fro? pregunto mientras sorbo un poco de caf. No. Va a ser un da hermoso! dice la mujer encaminndose hacia las habitaciones. Deja, ven, ya los llam. Esos dos, se meten debajo de la almohada y no me quieren

    saludar. Porque la otra vez les dijo que estaban despiertos, porque la saludaron. Ve? Ahora si no

    la saludan creen que se hacen los dormidos. Quiere que vaya? dice mientras sealaba, sonriendo las habitaciones. Dormidos? Ya les dije, que si no estn ac en dos minutos se van en autobs.

    despus de una pausa y mirando directamente a la mujer Lucrecia, te diste cuenta de que no hay nada en la heladera? S, de eso le quera hablar... es que el otro da slo pude comprar parte de lo que me

    encarg dice apenada. Te dije que si te resultaba muy pesada la carga, le pidieras a la chica de la caja que

    enviaran todo. No, ocurre que lo que me dio no alcanzaba para ms. Pero, cmo puede ser? repongo alarmada. No sabe cmo ha aumentado todo? No s si era el problema el precio de la mercadera o exista otro inconveniente, pero lo

    cierto es que esa noticia cambi mi nimo.

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    Bueno, fjate y compra lo que te alcance. Falta leche, no s, revisa la heladera. Ah te dej el dinero termino diciendo mientras dejo una taza en la pileta y me dirijo hacia un llavero que cuelga en la pared. Ya se va? Dile a Margarita que... espera voy yo... Velozmente nos encaminamos hacia las habitaciones, fue tan rpido el movimiento que no

    pude evitar sorprenderme al ver que la puerta se cerraba en mis narices. Luego. Ya est todo resuelto, despreocpate de los chicos. Hay un vestido que necesito tener

    listo para esta noche, est... dice mientras trata de hacer memoria. S, lo vi cuando llegu digo, rpidamente. Despus dale de comer a Calisto, no s qu le pasa. No se preocupe, que tenga un buen da. Salgo por la puerta que est a un lado de la cocina e ingreso a una sala en donde dejo un

    saco y una cartera dentro de un pequeo armario. Recojo un vestido que se encontraba sobre una banqueta y voy hacia la derecha. All se abre un espacio de mayores dimensiones en donde encontramos un lavarropas. Enciendo la mquina, cargo en sus respectivos recipientes los productos necesarios y coloco el vestido dentro.

    No lo s. Si lo que me estn preguntando es qu hago aqu, si hace unos minutos estaba, ya conocen mi respuesta. Las cosas son as.

    Sintonizamos la radio en una emisora que se empea en dar los nmeros de la lotera cada cinco minutos (o seran loteras distintas?, no me interesa, no tengo suerte) y entre informacin e informacin se extiende en un sinfn de comentarios. Vamos seleccionando la ropa y agrupndolas por colores. No crean que nos agitbamos demasiado, cada cosa nos lleva su tiempo.

    Cuando el lavarropas detiene su marcha, calculamos que ya ha pasado una media hora, retiramos el vestido y lo colgamos en una percha. Preparamos el lavado para la ropa clara y otra vez el artefacto y su ruido en funcionamiento. Mientras, planchamos el vestido y lo volvemos a colgar.

    Rato ms tarde nos dirigimos a la cocina en donde los restos del desayuno an eran visibles. Luego de acomodar todo. Seguimos camino a las habitaciones.

    Es evidente que estamos en la habitacin de los nios. Ordenamos una serie de juguetes que estaban esparcidos en el piso. Apagamos las luces y tendemos las camas. Remeras,

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    medias y pantaloncitos van a parar a un canasto donde, sin que nos diramos cuenta, cay tambin un jueguito electrnico y un reloj de plstico. Con este cargamento volvemos al lavarropas.

    Despus de una detallada inspeccin de la heladera y las alacenas, decidimos que faltaba todo, menos huevos. Recogemos el dinero que nos han dejado sobre la mesa que est junto a los sillones, verificamos que las puertas y ventanas estn cerradas. Salimos rumbo al mercado.

    No hemos terminado de pisar el jardn cuando unos ladridos me sobresaltaron. Calisto! Pobrecito, tienes hambre? Si anoche te comiste una racin grandsima,

    decimos. El perro no era muy grande, pero emita un sonido aterrador... ladraba! A algunos no les

    gustar que lo diga, pero no le tengo mucho simpata a los perritos, es que cuando era pequea iba caminando por la vereda cuando uno sali... S, s que ha pasado algn tiempo, pero es como un trauma de la infancia... qu puedo decir? Este perro en verdad, ladraba en forma alocada, nos miraba y ladraba como sealando algo, pero qu? Qu te pasa Calisto? No hay nadie. Soy yo, Lucrecia... Qu te pasa? digo, tratando

    de acercarme a l para acariciarlo.

    Esos ladridos me estn enloqueciendo. Les he dicho que toda la noche estuve escuchando los sonidos que emiten las mascotas

    de mis vecinos? All estn otra vez, sus ladridos me sobresaltaron. Tendr que ir a ver si consigo alguna de estas ofertas.

    X

    Ya hemos estado aqu. Lo not por este silln, el mismo en el que estamos ahora. Pareciera que la escena se repite, me encuentro leyendo la seccin cultural del peridico local y tomando nota, ahora, de algunas cosas. S, no tengo dudas, transcribo los nombres de algunos libros, de sus autores y pongo entre parntesis los precios. Habremos tenido caligrafa en la escuela? Me distraigo, porque sigo en la misma tarea de manera automtica. Si me

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    preguntaran, apelando a mi espritu prctico, les dira que es mucho ms simple arrancar la pgina y guardarla, pero cada uno hace lo que quiere, ese es un principio poltico indiscutible.

    Se dira que con esta tarea tengo para rato, no me divierte, pero mi voluntad se encuentra sometida.

    No se preocupen, seguimos concentrados en la lectura y transcripcin del diario. Y ese sonido?... S parece que tocan el timbre, ahora vamos hacia la puerta.

    Frente a m un joven. Creo que somos novios. Un momento... a este muchacho lo tengo visto en otra parte... dnde?... No puedo concentrarme... Ya era hora de que llegaras, pens, hace rato que te estoy esperando... Cmo ests? Perdname pero no pude venir antes, tuve mucho trabajo y se me hizo un

    poco tarde. Lo imaginaba, pero se nos hizo muy tarde para ir al cine; ya todas las funciones deben de

    estar empezadas dije en franco tono de reproche. No s qu decir... dijo l apenado, para cambiar rpidamente la expresin de su cara

    Me darn un aumento! algo en mi expresin le hizo cambiar la suya y continuar. En realidad, tengo que cobrar un dinero que me debe un amigo, cuando lo tenga, te prometo que te llevo a la mejor sala. Desde cundo prestas dinero? repuse con indignacin. Creo haberte escuchado

    decir miles de veces que ests cansado de la fbrica, que no saben valorar tu trabajo, que no te pagan lo que mereces y que por eso nunca tienes dinero para nada, es algo as, verdad? me detuve, de pie a cierta distancia, esperando una respuesta. Vamos a empezar otra vez con las peleas? dijo l, buscando sentarse. Le pediste dinero a tu pap? Es eso? No, no es eso. Adems cmo se te puede ocurrir que le pida dinero a l si con lo que

    recibe apenas puede vivir. Me deben dinero y si no te dije nada es para no discutir hizo una pausa y retom desde cundo tengo que pedir permiso para manejar mi vida? se pudo de pie, dirigindose hacia la puerta. Cuando ests de mejor humor nos vemos, no puedo creer que hagas tanto escndalo por una...

    Qu golpe!

    El viento que se levant! Deb dejar mal cerrada la ventana. Que no se rompa un vidrio, por favor! S, s, la tormenta ya viene. En minutitos nada ms estar lloviendo. Mis plantas! Cmo

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    no me di cuenta antes? Dnde tengo la cabeza? Por ac haba dejado las lonas para cubrirlas, no s si me dar tiempo... Lo voy a intentar.

    S, me empap, creo que por unos das no tendr que regar. Logr proteger a las ms dbiles, espero que las otras resistan bien. Es terrible esto, cuando no son las mascotas es el temporal... Y ahora qu?... Lo nico que faltaba!... Se cort la luz... En la cocina tengo velas.

    XI

    Parecamos estar muy interesado en las noticias de la bolsa de valores. Nos detenamos en cada una de las cotizaciones y anotbamos en un papel algunos datos. Sacamos del cajn derecho del escritorio una calculadora y nos pusimos a sumar. No voy a contarles cmo pasaban los nmeros en la pantallita, creo que es algo que todos alguna vez hemos visto y no necesita mayores consideraciones. Ocurre que hemos estado en esta actividad los ltimos diez o quince minutos, por qu ser que me toca llegar en esos momentos en los que la gente no est haciendo otra cosa que mirar el diario? Un sonido nos saca de nuestros pensamientos. S. Seor Och, tiene una llamada en lnea, se la paso? Quin es? La secretaria del seor Feliz. Tome el mensaje, dgale que estoy muy ocupado. Volv a los nmeros y las cuentas. Repasaba los clculos como obseso, algunas de las cuentas no me daban los resultados

    que estaba esperando. Cmo puede ser, me repeta, ya deberan estar apareciendo los indicadores negativos. Esto no tiene sentido. A no ser que alguien est cambiando los datos para conseguir inversionistas.

    Mientras segua sopesando mentalmente de los distintos elementos que podran haber alterado mis pretensiones, me ech hacia atrs y gir el silln con el pie. Qued frente a una

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    ventana. Saqu mecnicamente, del bolsillo derecho del saco un atado de cigarrillos, tom uno y acerqu a l un encendedor metlico. El cielo se estaba nublando (supongo que no ha de ser slo el humo el que me hace verlo de esta manera) y eso, aparentemente, provocaba un movimiento distinto en el exterior.

    Por la ventana se vean distintos grupos de personas que empezaban a acomodar unas lonas sobre palos o maderas que oficiaban de parantes y a ajustarlas con estacas al piso.

    Se tendrn que ir, me encontr pensando. De una u otra forma se tendrn que ir, si no es por la lluvia, ser por el cansancio, si no, por la fuerza. No pueden acampar en la empresa como si fuese de su propiedad, por ms que me digan que hace aos que trabajan ac. De a poco se irn dando cuenta que no sirve de nada oponerse a los cambios. Si la empresa cierra, bueno, debern conseguirse otro trabajo. Hoy en da, nadie mantiene un lugar que da prdidas. Ya les he mostrado los informes de las ventas, que ahora ellos no los quieran creer, es su problema. Yo tengo todo los nmeros. Pero estos de la bolsa, qu estn esperando para dar a conocer las bajas. Quin nos est sosteniendo? Pero... Ya van a llegar las cmaras, en cualquier momento, una vez que la noticia salga en televisin, que la gente vea que los empleados estn haciendo guardia, que se habla de despidos, de cierre; entonces s, entonces nadie podr frenar la cada.

    No me preocupan las distintas pancartas que se alzan ahora frente a la ventana, aunque ninguna de ellas habla muy bien de m.

    Parado detrs de la ventana sigo mirando hacia fuera. Los preparativos se han transformado en improvisada carpas y en su interior distintos grupos se disponen a beber algo, preparan mecheros que resguardan del viento con cartones. Un grupo pequeo de mujeres se ha acercado a una de las tolderas, traen en sus manos paquetes, desde aqu no puedo asegurarlo, pero parecen paquetes de comida. Saludan a algunos caballeros y se detienen a conversar.

    Algunas mujeres vestidas con guardapolvos, se llegan ahora hasta donde se ha reunido la mayor comitiva. Est nublndose cada vez ms y parece que se ha levantado viento.

    Por unos momentos se ha detenido el bullicio, las pancartas permanecen en el piso, amontonadas sobre la tierra, cerca de una de las precarias construcciones.

    Nuevamente somos interrumpidos por el intercomunicador. Seor Och, han llamado del canal de televisin diciendo que les es imposible llegarse

    hasta aqu. Cmo que les es imposible?

  • 40

    No lo s seor, ellos han dicho que no tienen en este momento un mvil para enviarnos. Pero cuntos mviles tiene ese canal? Ha surgido un problema en la ruta y tienen all uno, otro est en la escalinata del Gran

    Hotel... Eso le dijeron? Pero...? No, no, ellos slo han pedido disculpas, es posible que se lleguen hasta aqu maana. El

    resto lo s porque lo estoy viendo. No era maana la conferencia en el Gran Hotel? S, pero hay una boda. Alguna otra novedad? Acaba de ingresar la novia, no sabe lo... De la empresa! No, seor, ninguna. Slo un diez por ciento de los empleados se encuentra trabajando. Oprimo con fuera el botn gris del intercomunicador, pero lo suelto segundos despus, sin

    pronunciar palabra. Me siento, con los dedos tamborilleo en el escritorio. Busco una solucin, pienso: no vendrn

    los medios. Cmo pueden desaparecer ahora, cuando ms los necesitamos? Una imagen dice ms que mil palabras. Necesito de esas imgenes.

    Estamos de espaldas a la ventana cuando un sonido grave y prolongado nos sacude.

    Pasa un camin tocando bocina, como para que no se asusten esos chicos! Creo que el conductor lo ha hecho a propsito, porque ahora se sonre. A m tambin me sobresalt. No haba advertido la hora. Por ms esfuerzo que haga no logro entender estas tablas llenas de nmeros y porcentajes. No, por ms que mi sobrino me repita que esto de las inversiones es muy simple... ha de ser para jvenes...ha de ser eso.

  • 41

    XII

    Volver a la escuela me trae tantos recuerdos. Recuerdo, por ejemplo, el ao en que me eligieron para recitar una poesa en el acto escolar. Estaba tan nerviosa, que olvid toda la letra y la maestra me la iba diciendo despacito, escondida detrs del piano. Alguien se habr dado cuenta? O aquella otra vez en la que... Perdn, no querrn saber tanto de mi vida, pero es que estar sentada aqu, en estos pupitres... No he vuelto a la infancia, si eso es lo que temen, ni estoy en una clase de botnica. Me encuentro junto a un nutrido grupo de personas en el aula de una escuela. No me ha costado mucho ubicarme, dado que frente a m encuentro un pizarrn en el que con bonita letra alguien ha dejado escrito: Recordar. Maana reunin de padres. Por lo tanto, hoy ha de ser maana, y esta gente, los padres. Tan simple...

    Este brazo me est matando. Ocurre que al entrar, muy apuradas, no hemos visto el busto de un prcer con su correspondiente pedestal, no es insignificante me atrevo a decir, pero... a cualquiera le ocurre. El hecho es que se ha golpeado mi hombro con l.

    Ya me he enterado del problema. Una mam ha ido a quejarse a los medios porque su nena recibe una educacin deficiente. Es ms simple quejarse en la escuela, pero la gente recurre a los medios para cualquier cosa. Ese artculo publicado en la pgina ocho, segunda columna, es el que nos ha trado hasta aqu (eso creo).

    En este saln, que se encuentra decorado con los trabajos que han ido haciendo en el transcurso del ao los nios, todo el mundo habla al mismo tiempo y nadie escucha a nadie. Ahora se abre la puerta y hacen su ingreso dos mujeres, una de ellas viste guardapolvo blanco. Se intercambian a destiempo los saludos de rigor, no somos como los chicos para eso del coro, y ambas se ubican en el frente del saln. Una de ellas toma la palabra: Muy bien, ya todos conocemos los motivos que han dado origen a esta reunin. Tanto

    ustedes como nosotros estamos muy preocupados por lo que ha salido publicado en el diario. Ahora bien, si hemos convocado a esta reunin es para ponernos de acuerdo con respecto a ciertos temas que nos interesan a todos. Debemos velar como educadores, ustedes y nosotros, por nuestros nios. Son ellos, en definitiva, quienes estn pagando las consecuencias de lo que los medios estn diciendo de la escuela. S, seora dijo dibujndose una sonrisa e inclinando de lado la cabeza, ya le doy la palabra, pero antes quiero que escuchen a la seorita que tiene algo para decirles mir a la mujer que haba ingresado con ella. Seorita, si se quiere dirigir a los padres.

  • 42

    Creo que con mucho esfuerzo estamos logrando que los nios cumplan con los objetivos de este ciclo escolar comenz la seorita. Ustedes vern a su alrededor una serie de lminas que han hecho ellos mismos y en ellas podrn observar los progresos que se han ido alcanzando, superando las debilidades y afianzando las fortalezas del grupo. Miren, por favor... dijo sealando hacia una de las paredes. No, no, corrigi el destino de nuestras miradas esa de all es la ltima, tienen que empezar a mirar por el otro lado, de otro modo, comprendern, esto pierde toda la gracia.

    Todos giramos las cabezas hacia donde indicaba la seorita y empezamos, siguiendo su orden, el recorrido por las paredes del aula. Perdn, seorita, soy la mam de Anabela, pero si yo no observo mal todas las lminas

    son iguales, no le encuentro el sentido a... Ah... seora! Anabela es una nia hermosa... dijo la maestra pero usted no ha

    notado, perdn, a lo mejor no supe explicarlo yo... si me permite la seora directora?... Por favor, seorita, es su clase, est usted en su clase. Por acto reflejo todos seguimos a la maestra que ahora se diriga hacia la otra punta del

    saln, donde segn sus propias palabras haba comenzado la fortificacin. Miren hacia ac, gracias. Los tres o cuatro que permanecan con la mirada fija en la directora, no tuvieron ms

    alternativas que seguir las indicaciones escolares. Aqu tenemos la primera lmina lograda por los nios, si miran la fecha notarn que

    corresponde a una semana exacta de clases. Qu vemos aqu? Una rana respondi alguien que estaba muy compenetrado de su rol en el aula. S, pero... yo se lo explicar de otro modo... Aqu los nios han utilizado una imagen y una

    palabra. En grupo discutieron sus ideas y sin poder llegar a un acuerdo ha dibujado esta rana verde y ha escrito su nombre dijo, volviendo a sealar la pared. Tratar de no hacer demasiado detallada la explicacin, por eso tomar esta otra lmina, que corresponde a un mes de trabajo... Aqu, la ven?... Ya el grupo pudo llegar a algunos acuerdos, como resultado de los mismos surge esta rana roja y la palabra rana escrita de esta manera, no s si todos logran verla, pero esta letra es una doble ve se esforzaba por explicar la maestra. Ya un mes ms tarde los nios han puesto en juego su creatividad, su compromiso, y comienzan a respetarse... surge as esta lmina con la rana amarilla y la palabra: mono, se ve desde all?...creo que ahora nos preguntaba a nosotros. Saltearemos algunos, seora directora, porque sera muy largo... Vayamos ya al trabajo de ayer, el ltimo camin algunos pasos y

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    se instal frente a otra lmina de papel. Aqu notamos claramente que los nios no slo han afianzado sus fortalezas, sino que sus debilidades se han debilitado, el grupo ha crecido, ha madurado, ahora se respetan como seres vivos, creativos, responsables, se respetan en la diversidad, han incorporado conocimientos significativos, actitudes positivas, valores, y han hecho un proceso de superacin y crecimiento. Qu vemos aqu, en esta lmina final? ante la pregunta todos nos miramos, pero la maestra acostumbrada evidentemente a la situacin, prosigui. Los nios han dibujado esta rana verde y han escrito su nombre. No les resulta francamente satisfactorio? Han logrado el objetivo! Todos estamos orgullosos, imagino cmo han de estar ustedes como padres!

    Perdonen creo que en algn momento de la explicacin me perd, pero si me preguntan, no he sido la nica. A mi alrededor todos se preguntan cosas y se miran como temerosos de indicar que no han entendido algo. Siempre pasa eso, ocurre que con la educacin uno siempre queda desactualizado.

    Ahora escuchamos que una mam le pregunta a otra quin ha cometido la estupidez de hacer una denuncia contra esta escuela. La otra no lo sabe, pero propone inmediatamente juntar firmas para que esa madre sea denunciada en los medios como irresponsable y, lo que es peor, bruta. Un padre, propone que, si finalmente se da con su paradero, se le exija a la escuela retirarla de las reuniones de padres y no dejarla entrar en los actos escolares. Ante algunas objeciones, el mismo dice que otra medida sera injusta, ya que su hijo o hija no debera pagar las culpas de sus mayores. Otra mujer se encuentra totalmente en desacuerdo con todo, pero no puede lograr que nadie la siga; acto seguido cambia de opinin.

    Lo que empieza como un murmullo va cobrando intensidad, en el intento de todos por comunicarse con alguien.

    En el fondo del aula, uno se ha parado sobre un pupitre y ha tomado como bandera el diario, al que todos repudian y prometen no comprar nunca ms, en un gesto que los enorgullece y los alza para cantar el