216
Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Cuentos Completos Por Oscar Wilde

  • Upload
    others

  • View
    10

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

CuentosCompletos

Por

OscarWilde

Page 2: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

ELPRÍNCIPEFELIZ

Dominando la ciudad, sobre una alta columna, se alzaba la estatua delPríncipeFeliz.Estabasobredoradaconláminasdelgadasdeorofino,porojostenía dos brillantes zafiros, y ardía un gran rubí en la empuñadura de suespada.

Verdaderamenteeramuyadmirado.

—Es tan bello como una veleta —observó uno de los concejales, quequería adquirir fama de tener gustos artísticos—; sólo que no es tan útil—añadió,temiendoquelagentefueraapensarquecarecíadesentidopráctico,loqueenrealidadnoeraelcaso.

—¿PorquénoteparecesalPríncipeFeliz?—preguntóunamadresensataaunniñoque llorabaporquequería la luna—.AlPríncipeFeliznuncase leocurriríallorarpornada.

—Mealegrodequehayaalguienenelmundoqueseacompletamentefeliz—murmuró un hombre desengañado, mientras contemplaba la maravillosaestatua.

—Parece un ángel—dijeron los niños del hospicio cuando salían de lacatedral con sus capas de brillante color escarlata y sus limpios delantalesblancos.

— ¿Cómo lo sabéis?—dijo el profesor dematemáticas—, nunca habéisvistoaninguno.

—Ah,perolohemosvistoensueños—replicaronlosniños.

Y el profesor dematemáticas frunció el ceño y tomóun aspecto severo,puesnoaprobabaquelosniñossoñaran.

Unanoche,unapequeñagolondrinapasóvolandoporencimadelaciudad.Sus amigas se habían ido a Egipto seis semanas antes, pero ella se habíaquedado rezagada,puesestabaenamoradadel juncomáshermoso.Lohabíaconocidoalcomienzodelaprimavera,cuandovolabaríoabajopersiguiendoaunagranpolilladecoloramarillo,ylehabíaatraídotantoeltalleesbeltodeljuncoquesehabíadetenidoahablarle.

—¿Teparecebienqueteame?—dijolagolondrina,aquienlegustabairdirectamentealasunto.

Y el junco le hizo una profunda reverencia. Así que voló y voló a sualrededor,rozandoelaguaconlasalasyhaciendoondulacionesdeplata.Éstefuesunoviazgoydurótodoelverano.

Page 3: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Es un cariño ridículo —gorjeaban las otras golondrinas—; no tienedineroytienedemasiadosparientes.

Yenverdad,elríoestabacompletamentellenodejuncos.Luego,cuandollegóelotoño,todassefueronvolando.

Despuésdesumarchasesintiósola,yempezóacansarsedesuamado.

«No tieneconversación—sedijo—,yme temoqueescasquivano,puesestásiemprecoqueteandoconlabrisa».

Y, ciertamente, siempre que soplaba la brisa, le hacía el junco las másgraciosasreverencias.

«Tengoqueadmitirqueeshogareño—seguíadiciéndoselagolondrina—,peroamímegustaviajar,yamimarido,porconsiguiente, tambiéndeberíagustarle».

—¿Quieresvenirteconmigo?—ledijofinalmente.

Peroeljunconegóconlacabeza,puesestabamuyapegadoasuhogar.

—Has estado jugando conmis sentimientos—gritó la golondrina—.MevoyalasPirámides.¡Adiós!

Ysemarchóvolando.

Volódurantetodoeldía,ycuandoeradenochellegóalaciudad.

«¿Dóndemealbergaré?—sedijo—;esperoquelaciudadhayahecholospreparativos».

Entoncesviolaestatuasobresuelevadacolumna.

—Mealojaréahí—exclamó—;tieneunahermosasituaciónconabundanteairefresco.

AsíesqueseposójustamenteentrelospiesdelPríncipeFeliz.

—Tengoundormitoriodeoro—dijobajitoparasí,mirandoentornosuyo,ysedispusoadormir.

Peroprecisamentecuandoestabametiendo lacabezadebajodelalacayósobreellaunagotadeagua.

—¡Quécosatancuriosa!—exclamó—,nohayunasolanubeenelcielo,lasestrellasestánclarasybrillantes,¡y,sinembargo,estálloviendo!ElclimadelnortedeEuropaesrealmenteterrible.

Aljuncosolíagustarlelalluvia,peroerameramenteporegoísmo.

Entoncescayóotragota.

—¿Paraquésirveunaestatuasino tepuederesguardarde la lluvia?—

Page 4: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

dijo—.Tengoquebuscarunabuenachimenea.

Ydecidiómarcharse.

Pero antesde abrir las alas le cayóuna terceragota;miróhacia arribayvio…Ah,¿quéestabaviendo?LosojosdelPríncipeFelizestaban llenosdelágrimas y las lágrimas rodaban por sus doradasmejillas. Su rostro era tanhermosoalaluzdelalunaquelapequeñagolondrinasellenódecompasión.

—¿Quiéneres?

—SoyelPríncipeFeliz.

—Entonces,¿porquéestásllorando?—preguntólagolondrina—;mehasdejadoempapada.

—Cuandoyovivíay teníauncorazónhumano—respondió laestatua—,nosabíaloqueeraelllanto,pueshabitabaenelpalaciodeSans-Souci,queeselpalaciode laDespreocupación,dondealdolornose lepermiteentrar.Dedíajugabaconmiscompañeroseneljardín,yporlatardedirigíaladanzaenel gran salón. Rodeando el jardín había unmuromuy alto, pero nunca mecuidédeinquirirquéhabíamásallá,tanhermosoeratodoentornomío.Miscortesanosme llamabanelPríncipeFeliz,y felizera, enverdad, si elplacerfueralafelicidad.Asívivíyasímellególamuerte.Yahoraqueestoymuertomehanpuestoaquítanaltoquepuedovertodalafealdadytodalamiseriademiciudad,yaunquemicorazónseadeplomo,nopuedopormenosdellorar.

«¡Cómo!,¿noesdeoromacizo?»,sedijolagolondrinahablandoparasí,pueserademasiadoeducadaparahacerobservacionespersonalesenvozalta.

—Allálejos—continuólaestatuaentonobajoymusical—,allálejos,enunacallejuelahayunacasapobre.Unadelasventanasestáabierta,yatravésdeellapuedoveraunamujersentadaanteunamesa.Tienelacaradelgadaydemacraday lasmanosásperasyenrojecidas,completamentepicoteadasporla aguja, pues es costurera.Estábordandopasionarias enunvestidode rasoparaquelamásbelladelasdamasdehonordelareinalolleveenelpróximobaile de la corte. En un lecho, en un rincón de la habitación, su niño yaceenfermo.Tiene fiebre y está pidiendo naranjas; sumadre no tiene nada quedarlemásqueaguadel río,asíesqueelpequeñoestá llorando.Golondrina,golondrina,pequeñagolondrina,¿nopuedesllevarleelrubídelaempuñadurade mi espada? Mis pies están tan sujetos a este pedestal que no puedomoverme.

—MeesperanenEgipto—dijolagolondrina—.MisamigasestánvolandoNiloarribayNilo abajo,y charlancon lasgrandes floresde loto.Pronto seiránadormiralatumbadelgranrey.Elreymismoestáallíensusarcófagodecoradoconpinturas,envueltoenlinoamarilloyembalsamadoconespecias.

Page 5: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Llevaentornoasucuellounacadenadejadeverdepálido,ysusmanossoncomohojasmarchitas.

—Golondrina, golondrina, pequeña golondrina—dijo el Príncipe—, ¿noquieresquedarte conmigoporunanochey sermimensajera? ¡Elmuchachotienetantasedylamadreestátantriste!

—No creo que me gusten los muchachos—replicó la golondrina—. Elveranopasado,cuandoestabasobreelrío,habíachicosmaleducados,loshijosdelmolinero,quesiempremeestabantirandopiedras.Nuncamedieron,porsupuesto; nosotras las golondrinasvolamosdemasiadobienparaque sucedaesoy,además,yodesciendodeunafamiliafamosaporsuagilidad;pero,noobstante,eraunamuestradefaltaderespeto.

Pero elPríncipeFeliz parecía tan triste que la pequeñagolondrina sintiópena.

—Hacemuchofríoaquí—dijo—,peromequedarécontigoporunanocheyserétumensajera.

—Gracias,pequeñagolondrina—dijoelPríncipe.

YasílagolondrinaarrancóelgranrubídelaespadadelPríncipeysefuevolandoconélenelpicoporencimadelostejadosdelaciudad.

Pasójuntoalatorredelacatedral,dondeestabanesculpidoslosángelesdeblancomármol. Pasó junto al palacio, y oyó lamúsica del baile.Una bellamuchachasalióalbalcónconsuamado.

—¡Quémaravillosasson lasestrellas!—ledijoél—,¡yquémaravillosoeselpoderdelamor!

—Esperoquemivestidoestéa tiempoparaelbailedegala—respondióella—;heencargadoque lebordenpasionarias;pero¡lasbordadorasson tanperezosas!

Pasó sobre el río y vio las linternas suspendidas en los mástiles de losbarcos.Pasóporencimadelajudería,yvioalosjudíosviejoshaciendotratosentresíypesandomonedasenbalanzasdecobre.Llegóporúltimoalacasapobreymiróhaciaadentro:elmuchachoseestabaagitandofebrilmenteenellechoylamadresehabíaquedadodormida,decansadaqueestaba.

Entródeunvueloydejóelgranrubísobrelamesa,alladodeldedaldelamujer.Luegorevoloteósuavementealrededordellecho,abanicandolafrentedelniñoconsusalas.

— ¡Qué fresquito me siento! —dijo el muchacho—, debo de estarmejorando.

Ysesumióenunsueñodelicioso.

Page 6: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

EntonceslagolondrinavolvióvolandojuntoalPríncipeFelizylecontóloquehabíahecho.

—Es extraño—observó—, pero ahora siento calor, a pesar de que hacetantofrío.

—Esoesporquehashechounabuenaacción—dijoelPríncipe.

Ylagolondrinasepusoapensar,ysequedódormida.Elpensarsiempreledabasueño.

Cuandorompióeldíabajóvolandoalríoysebañó.

— ¡Qué fenómeno tan notable! —dijo el profesor de ornitología, quepasabaporelpuente—.¡Unagolondrinaeninvierno!

Y escribió una larga carta al periódico local tratando de ello. Todo elmundolacitó,¡tanplagadaestabadepalabrasquenopodíanentender!

«EstanochemevoyaEgipto»,sedijolagolondrina.

Ysepusocontentasóloconpensarlo.

Visitótodoslosmonumentospúblicosyestuvoposadaunlargoratoenlomás alto del campanario de la iglesia. Dondequiera que iba, los gorrionespiabanysedecíanunosaotros:

—¡Quéforasteratandistinguida!

Asíesquedisfrutómuchísimo.

Cuandosaliólaluna,volvióvolandohastaelPríncipeFeliz.

—¿TienesalgúnencargoparaEgipto?—lepreguntó—.Memarchoahoramismo.

—Golondrina, golondrina, pequeña golondrina—dijo el Príncipe—, ¿noquieresquedarteconmigounanochemás?

—MeesperanenEgipto—respondiólagolondrina—.Mañanamisamigasremontaránelríohastalasegundacatarata.Elhipopótamoseacuestaallíentrelas espadañas, y el diosMemnón está sentado en un gran trono de granito.Todalanocheobservalasestrellas,ycuandobrillaellucerodelalba,lanzaungritodealegríay luegovuelveaquedarsesilencioso.Amediodía, losrubiosleonesbajanabeberalbordedelagua;tienenlosojoscomoverdesberilos,ysurugidoesmássonoroqueelestrépitodelacatarata.

—Golondrina, golondrina, pequeña golondrina—dijo el Príncipe—, allálejos, al otro lado de la ciudad, veo a un joven en una buhardilla; estáinclinadosobreunamesacubiertadepapeles,yenunvasoasuladohayunramillete de violetasmarchitas.Tiene el cabello castaño y rizado, los labios

Page 7: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

rojos como una granada y grandes ojos soñadores. Está intentando terminaruna obra para el director del teatro, pero tiene demasiado frío para seguirescribiendo.Nohayfuegoenlosllares,yelhambrelehadebilitado.

—Mequedarécontigounanochemás—dijolagolondrina,querealmenteteníabuencorazón—.¿Tengoquellevarleotrorubí?

—¡Ay!Yanotengorubíes—dijoelPríncipe—.Todoloquemequedasonlosojos.Sonzafirosexcepcionales,traídosdelaIndiahacemilaños.Arrancaunodeellosyllévaselo;selovenderáaljoyero,ycompraráalimentosyleña,yterminarásuobra.

—QueridoPríncipe—dijolagolondrina—,nopuedohacereso.

Yseechóallorar.

—Golondrina,golondrina,pequeñagolondrina—dijoelPríncipe—,hazloqueteordeno.

AsíesquelagolondrinaarrancóunojodelPríncipeysefuevolandoalabuhardilladelestudiante.

Fue muy fácil entrar, ya que había un boquete en el tejado. Se lanzó atravésdeélyentróenlahabitación.Eljoventeníalacabezahundidaentrelasmanos,asíquenooyóelaleteodelpájaro,ycuandoalzólamiradaencontróelhermosozafirosobrelasvioletasmarchitas.

—Están empezando a estimarme —exclamó—; esto viene de algúnfervienteadmirador.Yapuedoterminarmiobra.

Yparecíamuyfeliz.

Al día siguiente, la golondrina bajó volando al puerto. Se posó sobre elmástil de un gran navío y estuvo observando cómo los marineros subíangrandescajonesdelabodegatirandodecuerdas.

—¡Ízalo!—gritabancuandosubíacadacajón.

—MevoyaEgipto—gritólagolondrina.

Pero nadie le prestaba atención, y cuando salió la luna volvió volandojuntoalPríncipeFeliz.

—Hevenidoadecirteadiós—exclamó.

—Golondrina, golondrina, pequeña golondrina—dijo el Príncipe—, ¿noquieresquedarteconmigounanochemás?

—Es invierno—respondió la golondrina—, y pronto estará aquí la fríanieve.EnEgipto, el sol es tibio sobre las palmeras verdes, y los cocodrilosyacen en el cieno mirando perezosamente en torno suyo. Mis compañeras

Page 8: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

están haciendo el nido sobre elTemplo deBaalbec, y las tórtolas blancas yrosadaslasobservanysearrullan.QueridoPríncipe,debodejarte,peronuncame olvidaré de ti, y la próxima primavera te traeré ami regreso dos bellasjoyasacambiodelasquetúhasdado.Elrubíserámásrojoqueunarosaroja,yelzafiroserátanazulcomoelvastomar.

—Abajo, en la plaza —dijo el Príncipe Feliz—, está una pequeñavendedora de cerillas. Se le han caído las cerillas al arroyo, y se hanestropeadotodas.Supadrelepegarásinollevadineroacasa,yestállorando.Vadescalza,sinmediasnizapatos,yllevalacabecitadescubierta.Arráncameelotroojoydáselo,yasísupadrenolepegará.

—Me quedaré contigo una noche más —dijo la golondrina—, pero nopuedoarrancarteelojo;tequedaríascompletamenteciego.

—Golondrina,golondrina,pequeñagolondrina—dijoelPríncipe—,hazloqueteordeno.

Así es que arrancó el otro ojo del Príncipe y se lanzó de un vuelollevándoselo.

Descendió rauda ante la cerillera y le deslizó la joya en la palma de lamano.

—¡Quétrocitodecristaltanhermoso!—exclamólamuchacha.

Ysefueacasacorriendoyriéndose.

EntoncesvolviólagolondrinaconelPríncipe.

—Ahoraestásciego—dijo—,asíquemequedarécontigoparasiempre.

—No,pequeñagolondrina—dijoelpobrePríncipe—;debesirteaEgipto.

—Mequedarésiemprecontigo—dijolagolondrina.

YsedurmióalospiesdelPríncipe.

TodoeldíasiguienteestuvoposadaenelhombrodelPríncipecontándolehistoriasde loquehabíavistoentierrasextrañas.Lehablóde losrojos ibis,queestánenlargashilerasalasorillasdelNiloypescanpecesdeoroconelpico; de la Esfinge, que es tan vieja como elmundomismo y habita en eldesierto,ylosabetodo;delosmercaderes,quecaminanlentamentealladodesuscamellos,yllevanenlasmanossartasdecuentasdeámbar;delreydelasMontañas de la Luna, que es tan negro como el ébano, y que adora a unenormecristal;delagranserpienteverde,queduermeenunapalmera,ytieneveinte sacerdotes para alimentarla con pasteles demiel; de los pigmeos quenaveganenungranlagosobregrandeshojasplanas,yestánsiempreenguerraconlasmariposas.

Page 9: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Querida golondrina —dijo el Príncipe—, me estás contando cosasmaravillosas,peromásadmirablequeningunaotracosaeselsufrimientodelossereshumanos.Nohayningúnmisteriotangrandecomolamiseria.Vuelasobrelaciudad,pequeñagolondrina,ycuéntameloqueveasenella.

Asíesquelagolondrinavolósobrelaciudad,yvioalosricospasándoselobienensuscasashermosas,mientrasquelosmendigosestabansentadosalaspuertas. Voló por callejuelas oscuras, y vio las caras pálidas de los niñoshambrientosquemirabansinalegríaalgunalascallesnegras.Bajoelarcodeunpuentedosniñosestabantumbadosenbrazosunodelotrointentandodarsecalor.

—¡Quéhambretenemos!—decían.

—¡Nopodéistumbarosaquí!—gritóelvigilante.

Ysefueronavagarbajolalluvia.

Entonces volvió volando la golondrina y contó al Príncipe lo que habíavisto.

—Estoyrecubiertodeorofino—dijoelPríncipe—;debesarrancarlohojaporhojaydárseloamispobres;losquevivensiemprecreenqueeloropuedehacerlesfelices.

Hojaporhoja,arrancólagolondrinaelorofino,hastaqueelPríncipeFelizse volvió mate y gris. Hoja tras hoja, llevó a los pobres el oro fino, y losrostrosdelosniñossevolvieronmásrosados,yreíanyjugabanenlacalle.

—¡Ahoratenemospan!—gritaban.

Luego llegó la nieve, y después de la nieve vino la helada. Las callesparecían de plata, de tan brillantes y relucientes que estaban; largoscarámbanossemejantesadagasdecristalpendíande losalerosde lascasas.Todoelmundoibacubiertodepieles,ylosniñosllevabangorrosescarlataypatinabansobreelhielo.

Lapobregolondrinateníacadavezmásfrío,peronoqueríaabandonaralPríncipe, de tanto como le amaba. Picoteaba las migas de la puerta de lapanaderíacuandonoestabamirandoelpanadero,ytratabadeentrarencalorbatiendolasalas.

Peroalfinsupoqueibaamorir.SólolequedabanfuerzasparavolarhastaelhombrodelPríncipeunavezmás.

— ¡Adiós, querido Príncipe! —musitó—, ¿me permites que te bese lamano?

—MealegrodequetevayasaEgiptoporfin,pequeñagolondrina—dijoelPríncipe—;tehasquedadoaquídemasiadotiempo;perodebesbesarmeen

Page 10: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

loslabios,puesteamo.

—NoesaEgiptoadondevoy—dijolagolondrina—.MevoyalaCasadelaMuerte.Lamuerteeslahermanadelsueño,¿noesasí?

YbesóalPríncipeFelizenloslabiosycayómuertaasuspies.

Enesemomentosonóunextrañocrujidoenelinteriordelaestatua,comosialgosehubierarotodentro.Yenverdadelcorazóndeplomohabíaestalladopartiéndoseendos.Ciertamenteeraunaheladaterriblementefuerte.

Al día siguiente, muy de mañana, paseaba el alcalde por la plazaacompañadodelosconcejales.Alpasarjuntoalacolumna,alzólosojoshacialaestatua.

—¡VálgameDios!¡QuéaspectotandescuidadotieneelPríncipeFeliz!—dijo.

— ¡Qué descuidado, efectivamente! —exclamaron los concejales, quesiempreestabandeacuerdoconelalcalde.

Ysubieronamirarlo.

—Selehacaídoelrubídelaespada,lehandesaparecidolosojosyyanoesdeoro—dijoelalcalde—;¡realmente,casipareceunmendigo!

—¡Casipareceunmendigo!—dijeronlosconcejales.

— ¡Y hasta un pájaro muerto a sus pies! —continuó el alcalde—.Ciertamente tenemosquepromulgarunbandoprohibiendoa lospájarosquemueranaquí.

YelsecretariodelAyuntamientotomónotadelapropuesta.

AsíesquederribaronlaestatuadelPríncipeFeliz.

—Comoyanoeshermoso,hadejadodeserútil—dijoelprofesordeartedelauniversidad.

Luegofundieronlaestatuaenunhorno,yelalcaldecelebróunasesióndelacorporaciónmunicipalparadecidirquéibaahacerseconelmetal.

—Debemos tener otra estatua, desde luego —dijo—, y ha de ser unaestatuamía.

—¡Mía!—dijeronlosconcejales.

Yempezaronadiscutir.Laúltimavezquetuvenoticiasdeellos,estabandiscutiendotodavía.

—¡Quécosatanextraña!—dijoelcapatazdelafundición—.Estecorazónrotodeplomonosefundeenelhorno.Tenemosquetirarlo.

Page 11: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Así es que lo tiraron a un montón de basura donde estaba también lagolondrinamuerta.

—Tráemelasdoscosasmásvaliosasdelaciudad—dijoDiosaunodesusángeles.

Yelángellellevóelcorazóndeplomoyelpájaromuerto.

—Has elegido rectamente—dijo Dios—, pues en mi jardín del paraísocantaráeternamenteestepajarilloyenmiciudaddeorodirámisalabanzaselPríncipeFeliz.

ELRUISEÑORYLAROSA

—Dijoquebailaríaconmigosi le llevabarosas rojas—exclamóel jovenestudiante—;peronohayniunasolarosarojaentodomijardín.

Desdesunidoenlaencinaleoyóelruiseñor,ymiróatravésdelashojasysequedóextrañado.

—Niunasola rosa rojaen todomi jardín—exclamóelestudiante;ysushermosos ojos se llenaron de lágrimas—. ¡Ah, de qué cosas tan pequeñasdependelafelicidad!Heleídotodoloquehanescritolossabios,ysonmíostodoslossecretosdelafilosofía;sinembargo,pornotenerunarosaroja,mividasehavueltodesdichada.

—He aquí por fin un verdadero enamorado—dijo el ruiseñor—.Nochetrasnochelehecantado,aunquenoleconocía;nochetrasnochehecontadosuhistoriaalasestrellas,yahoraleestoyviendo.Tieneelcabellooscurocomolaflordeljacintoyloslabiostanrojoscomolarosadesusdeseos;perolapasiónhahechoquesurostroparezcadepálidomarfil,yeldolorlehapuestosusellosobrelafrente.

—Elpríncipedaunbailemañanaporlanoche—musitóelestudiante—,ymiamadaestaráentrelosinvitados.Silellevounarosaroja,bailaráconmigohastaelalba.Silellevounarosaroja,latendréentremisbrazos,yreclinarálacabezaenmihombro,ysumanoestaráprisioneraenlamía.Peronohayniuna sola rosa roja enmi jardín, así esque estaré sentado solo, y ellapasarádesdeñándome.Nomeprestaráatenciónalgunaysemeromperáelcorazón.

—He aquí ciertamente el verdadero enamorado—dijo el ruiseñor—.Loqueyocanto,éllosufre;loqueesparamíalegríaesdolorparaél.Enverdadelamoresmaravilloso;esmáspreciosoquelasesmeraldasymáscostosoquelosfinosópalos.Nosepuedecomprarconperlasnicongranates,niestáalaventaenelmercado,nolopuedencomprarlosmercaderes,nisepuedepesar

Page 12: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

enlabalanzaapesodeoro.

—Losmúsicosestaránsentadosensuestrado—dijoeljovenestudiante—,ytocaránsusinstrumentosdecuerdaymiamadadanzaráalsondelarpaydelviolín.Danzarátanligeraquesuspiesnorozaránelsuelo,yloscaballerosdela corte, con sus trajes alegres, estarán todos rodeándola. Pero conmigo nobailará,puesnotengounarosarojaparadarle.

Ysearrojósobrelahierba,yocultóelrostroentrelasmanosylloró.

— ¿Por qué llora? —preguntó una lagartija verde, cuando pasabacorriendojuntoaélconelraboenelaire.

—Eso,¿porqué?—dijounamariposaquerevoloteabapersiguiendoaunrayodesol.

—Sí,¿porqué?—susurróunamargaritaasuvecina,conunavozsuaveybaja.

—Estállorandoporunarosaroja—dijoelruiseñor.

—¡Porunarosaroja!—exclamaron—;¡quéridículo!

Ylalagartija,queeraalgocínica,serioabiertamente.

Pero el ruiseñor comprendía el secreto de la pena del estudiante, ypermanecióposadosilenciosoenlaencina,ypensóenelmisteriodelamor.

Deprontodesplegósusalaspardasparaemprenderelvueloyhendiólosaires.Pasóporlaarboledacomounasombra,ycomounasombravolóatravésdeljardín.

Enelmediodelcéspedcrecíaunhermosorosal,yalverlovolóhaciaélyseposósobreunarama.

—Dameunarosaroja—exclamó—,ytecantarémimásdulcecanción.

Peroelrosalnegóconlacabeza.

—Misrosassonblancas—respondió—; tanblancascomolaespumadelmar,ymásblancasquelanievedelamontaña.Peroveaveramihermano,elquetrepaalrededordelviejorelojdesolytedarátalvezloquedeseas.

Asíesqueelruiseñorsefuevolandohastaelrosalquecrecíaentornoalviejorelojdesol.

—Dameunarosaroja—exclamó—,ytecantarémimásdulcecanción.

Peroelrosalnegóconlacabeza.

—Misrosassonamarillas—respondió—;tanamarillascomoelcabellodelasirenaquesesientaenuntronodeámbarymásamarillasqueelnarcisoque

Page 13: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

floreceenelpradoantesdequellegueelsegadorconsuguadaña.Peroveaveramihermano,elquecrecealpiedelaventanadelestudiante,ytedarátalvezloquedeseas.

Asíesqueelruiseñorsefuevolandohastaelrosalquecrecíaalpiedelaventanadelestudiante.

—Dameunarosaroja—exclamó—,ytecantarémimásdulcecanción.

Peroelarbustonegóconlacabeza.

—Misrosassonrojas—respondió—;tanrojascomolospiesdelatórtolaymás rojas que los grandes abanicos de coral que semecen ymecen en lasimadelocéano;peroelinviernomehacongeladolasvenas,ylaescarchamehaheladoloscapullos,ylatormentameharotolasramas,ynotendrérosasesteaño.

—Unarosarojaestodoloquenecesito—exclamóelruiseñor—,¡sólounarosaroja!¿Nohayningúnmedioporelquepuedaconseguirla?

—Hay unmedio—respondió el rosal—, pero es tan terrible que nomeatrevoadecírtelo.

—Dímelo—dijoelruiseñor—,notengomiedo.

—Siquieresunarosaroja—dijoelrosal—,tienesquehacerlaconmúsica,alaluzdelaluna,yteñirlaconlasangredetupropiocorazón.Debescantarparamí con el pecho apoyado en una demis espinas.A lo largode toda lanochehasdecantarparamí,ylaespinatienequeatravesarteelcorazón,ylasangrequetedalavidadebefluirpormisvenasysermía.

—La muerte es un alto precio para pagar una rosa roja —exclamó elruiseñor—, y la vida nos es muy querida a todos. Es grato posarse en elbosqueverde,ycontemplaralsolensucarrodeoroyalalunaensucarrodeperla.Dulceeslafraganciadelespino,ydulcessonlascampanillasazulesqueseescondenenelvalleyelbrazoqueelvientohaceondearenlacolina.Sinembargo, el amor esmejor que la vida, ¿y qué es el corazón de un pájarocomparadoconelcorazóndeunhombre?

Asíesquedesplególasalaspardasparaemprenderelvueloyhendiólosaires. Pasó veloz sobre el jardín como una sombra, y como una sombraatravesóvolandolaarboleda.

El joven estudiante todavía estaba echado en la hierba, donde le habíadejado,ylaslágrimasaúnnosehabíansecadoensushermososojos.

—¡Séfeliz!—exclamóelruiseñor—;¡séfeliz!;tendrásturosaroja.Telaharé de música a la luz de la luna y la teñiré con la sangre de mi propiocorazón.Todoloquetepidoacambioesqueseasunverdaderoenamorado,

Page 14: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

pueselamoresmássabioquelafilosofía,porsabiaqueéstasea,ymásfuertequeelpoder,porpotentequeseaéste.Delcolordelallamasonsusalas,ydecolordellamatieneelcuerpo.Suslabiossondulcescomolamielysualientoescomoelincienso.

Elestudiantealzólosojosdelahierbayescuchó,masnopudoentenderloqueleestabadiciendoelruiseñor,puessólosabíalascosasqueestánescritasenloslibros.

Pero la encina comprendió y se puso triste, porque quería mucho alpequeñoruiseñorquehabíahechosunidoentresusramas.

—Cántameunaúltimacanción—musitó—;mesentirémuysolacuandotehayasido.

Asíesqueelruiseñorcantóparalaencina,ysuvozeracomoelaguaquesaleaborbotonesdeunajarradeplata.

Cuando hubo terminado su canción, el estudiante se levantó, y sacó uncuadernoyunlápizdesubolsillo.

—Ellatieneestilo—dijoparasí,mientrascaminabaatravésdelaarboleda—,esonoselepuedenegar,pero¿tienesentimientos?Metemoqueno.Dehecho, es como la mayoría de los artistas, es toda estilo, sin ningunasinceridad.Nose sacrificaríapor losdemás.Piensa tan sóloen lamúsica,ytodoelmundosabequelasartessonegoístas.Sinembargo,esprecisoadmitirquehaynotashermosasensuvoz. ¡Qué lástimaquenosignifiquennada,nitenganningunautilidadpráctica!

Yentróen suhabitacióny se echó sobre elpequeño jergón,y sepusoapensarensuamor,yalcabodeuntiemposequedódormido.

Ycuandolalunabrillóenelcielo,fuevolandoalrosalelruiseñorypusosupechocontralaespina.Cantótodalanocheconelpechocontralaespina,yla luna de frío cristal se asomó para escuchar. A lo largo de toda la nocheestuvocantando,ylaespinapenetrabamásymásprofundamenteensupecho,ylasangre,queerasuvida,fluíafueradeél.

Cantóprimeroelnacimientodelamorenelcorazóndeunadolescenteydeunamuchacha.Yen la ramamás altadel rosal florecióuna rosa admirable,pétaloapétalo,amedidaqueunacanciónseguíaaotracanción.Pálidaeraalprincipio,comolabrumasuspendidasobreelrío;pálidacomolospiesdelamañana,ydeplata,comolasalasdelaaurora.Comolasombradeunarosaenunespejodeplata,comolasombradeunarosaenelestanque,asíeralarosaqueflorecíaenlaramamásaltadelrosal.

Peroelrosalgritóalruiseñorqueseapretaramáscontralaespina.

—¡Apriétatemás,pequeñoruiseñor!—gritabaelrosal—,¡ollegaráeldía

Page 15: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

antesdequeestéterminadalarosa!

Asíesqueel ruiseñor seapretómáscontra la espina,y sucanto sehizocadavezmássonoro,puescantabaelnacimientodelapasiónenelalmadeunhombreydeunadoncella.

Yundelicadoarrebolrosadovinoalospétalosdelarosa,comoelrubordelrostrodelnoviocuandobesaloslabiosdelanovia.Perolaespinanohabíallegadoaúnalcorazóndelpájaro,asíqueelcorazóndelarosaseguíasiendoblando,puessólolasangredelcorazóndeunruiseñorpuedeteñirdecarmesíelcorazóndeunarosa.

Yelrosalgritóalruiseñorqueseapretaramáscontralaespina.

—¡Apriétatemás,pequeñoruiseñor—gritabaelrosal—,ollegaráeldíaantesdequeestéterminadalarosa!

Asíesqueelruiseñorseapretómáscontra laespina,y laespinatocósucorazón, y sintió que le atravesaba una intensa punzada de dolor. Amargo,amargoeraeldolor,ymásymás salvaje seelevó sucanto,puescantabaalamorquesehaceperfectoporlamuerte,alamorquenomuereenlatumba.

Ylarosaadmirablesevolviócarmesí,comolarosadelcieloeneloriente.Carmesíeraelceñidordepétalos,ycarmesícomounrubíerasucorazón.

Pero la voz del ruiseñor se volvió más débil, y sus pequeñas alasempezaronabatir,yunvelolecubriólosojos.Másymásdébilse tornósucanto,ysintióquealgoleahogabaenlagarganta.

Modulóentoncesunúltimoarpegiomusical.La lunablanca looyó,y seolvidódelalba,ysequedórezagadaenelcielo.Larosarojalooyó,ytemblótodadearrobamiento,yabriósuspétalosalairefríodelamañana.Elecoselollevó a su caverna púrpura de las colinas, y despertó de sus sueños a lospastores dormidos. Flotó a través de los juncos del río, y ellos llevaron sumensajealmar.

—¡Mira,mira!—gritóelrosal—.¡Larosayaestáterminada!

Peroelruiseñornorespondió,puesyacíamuertoenlahierbaalta,conlaespinaenelcorazón.

Yalmediodíaelestudianteabriólaventanayseasomó.

— ¡Mira!, ¡qué suerte tan maravillosa!—exclamó—, ¡he aquí una rosaroja!No había visto enmi vida una rosa semejante. Es tan bella que estoysegurodequetieneunlargonombrelatino.

Yseinclinóylaarrancó.

Sepuso luego el sombreroy se fue corriendo a casadel profesor con la

Page 16: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

rosaenlamano.

La hija del profesor estaba sentada en el umbral, devanando seda azulalrededordeuncarrete,consuperritoechadoasuspies.

—Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja —exclamó elestudiante—.Heaquílarosamásrojadelmundoentero.Lallevarásprendidaestanochecercadetucorazón,ycuandobailemosjuntosellatedirácuántotequiero.

Perolamuchachafruncióelceño.

—Temoquenomevayabienconelvestido—respondió—,y,además,elsobrinodelchambelánmehaenviadojoyasauténticas,ytodoelmundosabequelasjoyascuestanmuchomásquelasflores.

—¡Bien,afemíaqueeresunaingrata!—dijoelestudiantemuyenfadado.

Yarrojólarosaalacalle,dondecayóenelarroyo,ylaruedadeuncarropasóporencimadeella.

—¿Ingrata?—dijolamuchacha—.Yyotedigoquetúeresungrosero,y,después de todo, ¿quién eres tú? Sólo un estudiante. ¡Cómo!, no creo quetengasnisiquierahebillasdeplataparaloszapatos,comotieneelsobrinodelchambelán.

Yselevantódelasillayentróenlacasa.

— ¡Qué cosa tan necia es el amor!—se dijo el estudiante mientras semarchaba—.Noesni lamitaddeútilque la lógica,puesnopruebanada,ysiemprenosdicecosasquenovanasuceder,ynoshacecreercosasquenoson ciertas. De hecho, es muy poco práctico, y como en estos tiempos serprácticoloestodo,mevolveréalafilosofíayestudiarémetafísica.

Así esquevolvióa suhabitación,y sacóungran libropolvoriento,y sepusoaleer.

ELGIGANTEEGOÍSTA

Todaslastardesalsalirdelaescuelateníanlosniñoslacostumbredeirajugaraljardíndelgigante.

Eraun jardíngrandeybello,consuavehierbaverde.Acáyallásobre lahierba brotaban hermosas flores semejantes a estrellas, y había docemelocotonerosqueenprimaverasecubríandefloresdelicadasrosayperlayen otoño daban sabroso fruto. Los pájaros se posaban en los árboles y

Page 17: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

cantabantanmelodiosamentequelosniñosdejabandejugarparaescucharlos.

—¡Quéfelicessomosaquí!—segritabanunosaotros.

Un día regresó el gigante. Había ido a visitar a su amigo el ogro deCornualles,ysehabíaquedadoconéldurantesieteaños.Alcabodelossieteaños había agotado todo lo que tenía que decir, pues su conversación eralimitada,ydecidióvolverasucastillo.Al llegarvioa losniñosqueestabanjugandoeneljardín.

—¿Quéestáishaciendoaquí?—gritóconvozmuybronca.

Ylosniñosseescaparoncorriendo.

—Mi jardín esmi jardín—dijo el gigante—; cualquiera puede entendereso,ynopermitiréquenadiemásqueyojuegueenél.

Asíquelocercóconunaaltatapia,ypusoesteletrero:

PROHIBIDALAENTRADA

BAJOPENADELEY

Eraungigantemuyegoísta.

Lospobresniñosnoteníanyadóndejugar.Intentaronjugarenlacarretera,pero la carretera estabamuypolvorientay llenadedurosguijarros,yno lesgustaba. Solían dar vueltas alrededor del alto muro cuando terminaban lasclasesyhablabandelbellojardínquehabíaalotrolado.

—¡Quéfeliceséramosallí!—sedecían.

Luego llegó la primavera y todo el campo se llenó de florecillas y depajarillos.Sóloenel jardíndelgiganteegoístaseguíasiendo invierno.A lospájarosnolesinteresabacantarenél,yaquenohabíaniños,ylosárbolesseolvidabandeflorecer.Enunaocasiónunahermosaflorlevantólacabezaporencimadelahierba,perocuandovioelletrerosintiótantapenaporlosniñosque se volvió a deslizar en la tierra y se echó a dormir. Los únicos que sealegraronfueronlanieveylaescarcha.

—La primavera se ha olvidado de este jardín—exclamaron—, así queviviremosaquítodoelaño.

La nieve cubrió la hierba con su granmanto blanco, y la escarcha pintótodoslosárbolesdeplata.LuegoinvitaronalvientodelNorteavivirconellas,yacudió.Ibaenvueltoenpieles,ybramabatodoeldíaporeljardín,ysoplabasobrelaschimeneashastaquelastiraba.

—Ésteesun lugardelicioso—dijo—.Tenemosquepediralgranizoquenoshagaunavisita.

Page 18: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yllegóelgranizo.Todoslosdías,durantetreshoras,repiqueteabasobreeltejadodelcastillohastaquerompiócasitodalapizarra,yluegocorríadandovueltasymásvueltasporeljardíntandeprisacomopodía.Ibavestidodegris,ysualientoeracomoelhielo.

—Nopuedocomprenderporquélaprimaveraseretrasatantoenllegar—decíaelgiganteegoístacuandosentadoalaventanacontemplabasufríojardínblanco—.Esperoquecambieeltiempo.

Pero la primavera no llegaba nunca, ni el verano. El otoño dio frutosdoradosatodoslosjardines,peroaljardíndelgigantenoledioninguno.

—Esdemasiadoegoísta—decía.

Asíesquesiempreerainviernoallí,yelvientodelNorteyelgranizoylaescarchaylanievedanzabanentrelosárboles.

Una mañana, cuando estaba el gigante en su lecho, despierto, oyó unahermosamúsica.Sonabatanmelodiosaasuoídoquepensóquedebíandeserlosmúsicosdelreyquepasaban.Enrealidaderasólounpequeñopardilloquecantabadelantedesuventana,perohacíatantotiempoquenooíacantaraunpájaroensujardínquelepareciólamúsicamásbelladelmundo.Entonceselgranizodejódedanzarsobresucabeza,yelvientodelNortedejódebramar,yllegóhastaélunperfumedeliciosoatravésdelaventanaabierta.

—Creoquelaprimaverahallegadoporfin—dijoelgigante.

Ysaltódellechoyseasomó.

¿Yquéesloquevio?

Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha de la tapia, los niñoshabíanentradoarrastrándose,yestabansentadosenlasramasdelosárboles.En cada árbol de los que podía ver había un niño pequeño. Y los árbolesestabantancontentosdetenerotravezalosniños,quesehabíancubiertodefloresymecíanlasramassuavementesobrelascabezasinfantiles.Lospájarosrevoloteaban y gorjeaban de gozo, y las flores se asomaban entre la hierbaverdeyreían.Eraunabellaescena.Sóloenunrincónseguíasiendoinvierno.Eraelrincónmásapartadodeljardín,yhabíaenélunniñopequeño;eratanpequeño, que no podía llegar a las ramas del árbol, y daba vueltas a sualrededor, llorando amargamente. El pobre árbol estaba todavía enteramentecubiertodeescarchaydenieve,yelvientodelNortesoplabaybramabasobresucopa.

—Trepa,niño—decíaelárbol,einclinabalasramaslomásquepodía.

Peroelniñoerademasiadopequeño.

Yelcorazóndelgiganteseenterneciómientrasmiraba.

Page 19: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

— ¡Qué egoísta he sido!—se dijo—; ahora sé por qué la primavera noqueríaveniraquí.Subiréaesepobreniñoalacopadelárbolyluegoderribarélatapia,ymijardínseráelcampoderecreodelosniñosparasiemprejamás.

Realmentesentíamucholoquehabíahecho.

Asíquebajócautelosamentelasescalerasyabriólapuertaprincipalmuysuavementeysalióaljardín.Perocuandolosniñoslevieronseasustarontantoqueseescaparontodoscorriendo,yeneljardínvolvióaserinvierno.Sóloelniñopequeñonocorrió,puesteníalosojostanllenosdelágrimasquenoviollegaralgigante.Yelgigante seacercóaél silenciosamentepordetrásy lecogióconsuavidadensumanoylesubióalárbol.Yalpuntoelárbolrompióenflor,yvinieronlospájarosacantarenél;yelniñoextendiósusdosbrazosyrodeóconelloselcuellodelgigante,ylebesó.

Y cuando vieron los otros niños que el gigante ya no era malvado,volvieroncorriendo,yconellosllególaprimavera.

—Eljardínesvuestroahora,niños—dijoelgigante.

Ytomóunhachagrandeyderribólatapia.

Ycuandoiba lagentealmercadoa lasdoceencontróalgigante jugandoconlosniñosenelmásbellojardínquehabíanvistoensuvida.

Jugarontodoeldía,yalatardecerfueronadeciradiósalgigante.

—Pero¿dóndeestávuestropequeñocompañero—preguntóél—,elniñoquesubíalárbol?

Eraalquemásqueríaelgigante,porquelehabíabesado.

—Nosabemos—respondieronlosniños—;sehaido.

—Tenéisquedecirlequenodejedevenirmañana—dijoelgigante.

Perolosniñosreplicaronquenosabíandóndevivía,yqueeralaprimeravezqueleveían;yelgigantesepusomuytriste.

Todaslastardes,cuandoterminabanlasclases,losniñosibanajugarconelgigante.Peroalpequeñoaquienélamabanoselevolvióaver.Elgiganteeramuycariñosocontodoslosniños;sinembargo,echabaenfaltaasuprimeramiguito,yamenudohablabadeél.

—¡Cómomegustaríaverle!—solíadecir.

Pasaron los años, y el gigante se volviómuy viejo y muy débil. Ya nopodíajugar,asíquesesentabaenunenormesillónymirabajugaralosniños,yadmirabasujardín.

—Tengomuchasbellasflores—decía—,perolosniñossonlasfloresmás

Page 20: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

hermosas.

Una mañana de invierno miró por la ventana mientras se vestía. Ya noodiabaelinvierno,puessabíaqueeratansólolaprimaveradormida,yquelasfloresestabandescansando.

Depronto,sefrotólosojos,comosinopudieracreerloqueveía,ymiró,ymiró.Ciertamenteeraunespectáculomaravilloso.Enelrincónmáslejanodeljardínhabíaunárbolcompletamentecubiertodefloresblancas;susramaserantodasdeoro,ydeellascolgabafrutadeplata,yalpieestabaelniñoalqueelgigantehabíaamado.

Bajócorriendo lasescaleraselgigantecongranalegría,ysalióal jardín.Atravesópresurosamentelahierbayseacercóalniño.Ycuandoestuvomuycercasurostroenrojeciódeira,ydijo:

—¿Quiénsehaatrevidoaherirte?

Puesenlaspalmasdelasmanosdelniñohabíaseñalesdedosclavos,ylasseñalesdedosclavosestabanasimismoensuspiececitos.

—¿Quiénsehaatrevidoaherirte?—gritóelgigante—;dímeloycogerémigranespadaparamatarle.

—¡No!—respondióelniño—;éstassonlasheridasdelamor.

—¿Quiénerestú?—dijoelgigante,yleembargóunextrañotemor,ysepusoderodillasanteelniño.

Yelniñosonrióalgiganteyledijo:

—Túme dejaste una vez jugar en tu jardín; hoy vendrás conmigo amijardín,queeselparaíso.

Ycuandollegaroncorriendolosniñosaquellatarde,encontraronalgigantequeyacíamuertobajoelárbol,completamentecubiertodefloresblancas.

ELAMIGOABNEGADO

Unamañana,laviejaratadeaguasacólacabezafueradesumadriguera.Teníaojosbrillantescomobolasdecristalehirsutosbigotesgrises,ysuraboparecía una larga tira de goma negra. Los patitos estaban nadando en elestanque,semejantesaunabandadadecanariosamarillos,ysumadre,queeradeunblancopuro, conpatas rojas, intentaba enseñarles a sostenerse cabezaabajoenelagua.

—Nuncaentraréisenlaaltasociedadsinosabéissosteneroscabezaabajo

Page 21: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—lesdecíayrepetía.

Y de vez en cuando lesmostraba cómo se hacía. Pero los patitos no lehacíancaso.Erantanjóvenesquenosabíanquéventajastieneperteneceralasociedad.

—¡Quéniñostandesobedientes!—exclamólaratadeagua—;realmentelesestaríabienmerecidoqueseahogaran.

—¡Deningunamanera!—respondió lapata—, todoelmundo tienequeaprender,ypormuchapacienciaquetenganlospadresnuncatienensuficiente.

—¡Ah!Yonosénadadelossentimientosdelospadres—dijolaratadeagua—;nosoymadredefamilia.Enrealidad,nuncaheestadocasadanitengointención de estarlo nunca. El amor está muy bien, a su manera, pero laamistadesmuysuperioraél.Enverdad,noconozconadaenelmundoqueseanimásnoblenimásraroqueunaamistadleal.

—Y dime, por favor, ¿qué idea tienes de cuáles son los deberes de unamigoleal?—preguntóunpardilloverdequeestabaposadoenunsaucemuycercadeallíyhabíaoídolaconversación.

—Sí, eso es precisamente lo quedeseoyo saber—dijo la pata, y se fuenadandohastaelextremodelestanque,poniéndosecabezaabajoparadarunbuenejemploasushijos.

—¡Quépreguntamástonta!—replicólaratadeagua—.Yoesperaríaquemiamigofueralealconmigo,naturalmente.

—¿Yquéharías túacambio?—dijoelpajarillo,columpiándoseenunaramitadeplataybatiendosusalasdiminutas.

—Noteentiendo—contestólaratadeagua.

—Déjamequetecuenteunahistoriasobreeso—dijoelpardillo.

—¿Hablademíesahistoria?—preguntólaratadeagua—.Enesecasolaescucharé,pueslashistoriasmegustanmuchísimo.

—Setepuedeaplicar—respondióelpardillo.

YbajandodeunvueloalaorillacontóelcuentodelAmigoAbnegado.

—Érase una vez —dijo el pardillo— un honrado hombrecillo que sellamabaHans.

—¿Eramuydistinguido?—preguntólaratadeagua.

—No —respondió el pardillo—, no creo que fuera nada distinguido,exceptoporsucorazónbondadosoyporsudivertidacararedondarebosantedealegría.Vivíasoloenunacasitamuypequeña,ytodoslosdíastrabajabaen

Page 22: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

su jardín.En toda lacomarcanohabíaun jardín tanhermosocomoelsuyo;crecíanenélminutisasyalhelíesysaxífragasycampanillasdeinvierno;habíarosasdeDamascorojasyrosasdetéamarillas,floresdeazafráncolorlila,yvioletasdeoroypúrpura,yvioletasblancas.Losagavanzosylascardaminas,lasmejoranasy laalbahaca, lavelloritayel iris,elnarcisoyelclaveldobleflorecíansucesivamentesegúnpasabanlosmeses,reemplazandounafloralaotra, de tal modo que siempre había cosas hermosas para la vista y gratasfraganciasparaelolfato.

ElpequeñoHans teníamuchísimosamigos,peroentre todoselloselmásíntimo era el gran Hugh, el molinero. Realmente, el rico molinero era unamigo tan íntimo del pequeñoHans, que no pasaba nunca por su jardín sininclinarse sobre la tapia y coger un gran ramo de flores, o un puñado dehierbas olorosas, o sin llenarse los bolsillos de ciruelas y cerezas si era latemporadadelafruta.

—Los verdaderos amigos debieran tener todo en común—solía decir elmolinero.

Y el pequeño Hans asentía con la cabeza y sonreía, y se sentía muyorgullosodetenerunamigoconideastannobles.

Aveces,adecirverdad,losvecinospensabanqueeraextrañoqueelricomolineronuncadieranadaacambioalpequeñoHans,aunqueteníaciensacosdeharinaalmacenadosensumolinoyseisvacaslecherasyungranrebañodeovejas cubiertas de lana; pero a Hans nunca le pasaban por la cabeza talespensamientos, y nada le daba mayor placer que escuchar todas las cosasadmirables que solía decir el molinero sobre la ausencia de egoísmo de laamistadverdadera.

AsíesqueelpequeñoHanstrabajabaensujardín.Durantelaprimavera,elveranoyelotoñoeramuydichoso,perocuandollegabaelinvierno,ynoteníanifrutanifloresquellevaralmercado,sufríamuchoporelfríoyelhambre,yfrecuentementeteníaqueirsealacamasinmáscenaqueunascuantasperassecasounasnuecesduras.En invierno, además, se sentíamuy solo, yaqueentoncesnoibanuncaaverleelmolinero.

—No es conveniente que vaya a ver al pequeñoHans en lo que dure lanieve—solía decir elmolinero a sumujer—, pues cuando la gente está enapurosesmejordejarlasolaynoimportunarlaconvisitas.Ésaes,almenos,laideaqueyotengodelaamistad,yestoysegurodequetengorazón.Asíesqueesperaréhastaquelleguelaprimavera,yentoncesleharéunavisita,yélpodrádarmeunagrancestadevelloritas,yesoleharáfeliz.

—Realmente, te preocupasmuchopor losdemás—respondió su esposa,queestabasentadaenuncómodosillónjuntoaungranfuegodeleñadepino

Page 23: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—; te preocupas mucho, verdaderamente. Es una delicia oírte hablar de laamistad.Estoyseguradequeelcuramismonosabríadecircosastanhermosascomotú,aunquevivaenunacasadetrespisosylleveunanillodeoroeneldedomeñique.

—Pero ¿no podríamos invitar al pequeño Hans a que viniera aquí? —preguntóelhijomenordelmolinero—.SielpobreHansestáenapurosyoledarélamitaddemisopayleenseñarémisconejosblancos.

— ¡Qué chico tan tonto eres!—gritó elmolinero—; realmente no sé dequé sirvemandarte a la escuela; parece que no aprendes nada. ¡Mira!, si elpequeñoHansvinieraaquíyvieranuestrofuegoconfortable,ynuestrabuenacena,ynuestrogranbarrildevinotinto,puedequesevolvieraenvidioso,ylaenvidiaesunacosaterrible,queecharíaaperderelcarácterdecualquiera.Yo,ciertamente, no permitiré que se eche a perder el carácter deHans. Soy sumejoramigoysiemprevelaréporél,yvigilaréparaquenocaigaenningunatentación.Además, siHansvinieraaquí,puedequemepidieraque ledejarallevarsealgodeharinaa crédito,yyonopodríahacer eso; laharinaesunacosa y la amistad es otra, y no debieran confundirse. ¡Está claro!, las dospalabras se escriben de modo diferente, y significan cosas completamentedistintas.Todoelmundopuedeentendereso.

—¡Québienhablas!—dijo lamujerdelmolinero,mientrasseservíaungranvasodecervezacaliente—;mesientocompletamenteadormilada;es lomismoquesiestuvieraenlaiglesia.

—Muchagenteobrabien—respondióelmolinero—;perohaymuypocagentequehablebien;loquepruebaquehablares,conmucho,lomásdifícildeestasdoscosas,yconmucho,también,lamáshermosa.

Ymiróseveramenteporencimadelamesaasuhijopequeño,quesesentíatanavergonzadode símismoquebajó la cabezay sepusomuycolorado,yempezóallorar,dejandocaerlaslágrimasenelté.Sinembargo,eratanjovenquedebéisdisculparle.

—¿Eseseelfinaldelahistoria?—preguntólaratadeagua.

—Ciertamentequeno—respondióelpardillo—,éseeselcomienzo.

—Entonces, no estás al día —dijo la rata de agua—. Ahora todos losbuenos narradores empiezan por el final y luego siguen por el principio, yterminanporelmedio.Eslanuevatécnicanarrativa.Meenterédetodoestoelotrodíaporuncríticoquepaseabaalrededordelestanqueconunjoven.Hablólargamentedelasunto,yestoysegurodequedebíatenerrazón,puesllevabagafas azulesy era calvo, y cadavezque el jovenhacía algunaobservación,contestabasiempre:«¡bah!».Pero,porfavor,siguecontuhistoria.Meagradaenormemente el molinero. Yo tengo también toda clase de hermosos

Page 24: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

sentimientos,asíesquehayunagransimpatíaentrenosotrosdos.

—Pues bien—dijo el pardillo, brincando ya sobre una pata, ya sobre laotra—, tanprontocomoacabóel inviernoy lasvelloritasempezaronaabrirsusestrellasdecoloramarillopálido,elmolinerodijoasumujerquebajaríaaveralpequeñoHans.

— ¡Ah, qué buen corazón tienes!—exclamó sumujer—; siempre estáspensando en los demás. Y no te olvides de llevar la cesta grande para lasflores.

Asíesqueelmolinerosujetólasaspasdelmolinoconunafuertecadenadehierroybajólacolinaconlacestaalbrazo.

—Buenosdías,pequeñoHans—dijoelmolinero.

—Buenosdías—dijoHans,apoyándoseensuazadaysonriendodeorejaaoreja.

—¿Ycómotehaidoentodoelinvierno?—dijoelmolinero.

—Bueno, verdaderamente —exclamó Hans—, eres muy amable alpreguntármelo, muy amable, ciertamente. A decir verdad, lo he pasadobastante mal, pero ya ha llegado la primavera y me siento completamentefeliz,ytodasmisfloresvanbien.

—Hemoshabladomuchasvecesde tiduranteel invierno,Hans—dijoelmolinero—,ynospreguntábamoscómoteiríanlascosas.

—Habéis sidomuy amables—dijoHans—, casi temía queme hubierasolvidado.

—Hans, ¡me dejas sorprendido!—dijo el molinero—, la amistad nuncaolvida.Esoeslomaravillosoquetiene;perometemoquetúnoentiendeslapoesíadelavida.Y,apropósito,¡quéhermosasestántusvelloritas!

—Sí,estánverdaderamentemuyhermosas—dijoHans—,yesunasuerteparamíel tener tantas.Voya llevarlasalmercadoparavendérselasa lahijadelburgomaestre,yasíconesedinerovolveréacomprarmicarretilla.

— ¿Que volverás a comprar tu carretilla? ¿No querrás decir que la hasvendido?¡Quécosamástontasetehaocurridohacer!

—Bueno,laverdadesquemeviobligadoahacerlo.Yasabes,elinviernofue una temporada muy mala para mí y en realidad no tenía dinero paracomprarpan.Asíqueprimerovendílosbotonesdeplatademichaquetadelosdomingos,yluegovendílacadenadeplata,ydespuésvendímipipagrande,yporúltimovendímicarretilla.Perovoyavolveracomprarlotodoahora.

—Hans—dijoelmolinero—, tevoyadarmicarretilla.Noestáenbuen

Page 25: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

estado;adecirverdad,unodelosdosladoshadesaparecido,yalgonovabienenlosradiosdelarueda;peroapesardeesotelavoyaregalar.Séquesoymuygenerosoalhaceresto,yquemuchagentemecreeríatontoderematepordesprendermedeella,peroyonosoycomoel restodelmundo.Creoque lagenerosidadeslaesenciadelaamistad,y,además,tengounacarretillanueva.Sí,puedesquedartetranquilo,tedarémicarretilla.

—Bueno, realmente eres muy generoso —dijo el pequeño Hans, y sudivertida cara redonda se puso toda radiante de placer—.Me va a sermuyfácilrepararla,porquetengounatablaencasa.

—¡Unatabla!—dijoelmolinero—;¡caramba!,esoesprecisamenteloquenecesitoparaeltejadodemigranero.Tieneunboquetemuygrandeytodoelgrano se mojará si no lo tapo. ¡Qué suerte que lo hayas mencionado! Essorprendentecómounabuenaacciónsiempreproduceotra.Yotehedadolacarretilla, y ahora tú me vas a dar tu tabla. Desde luego, la carretilla valemuchomásquelatabla,perolaverdaderaamistadnuncasefijaenesascosas.Hazelfavordeirabuscarlaenseguida,ymepondréatrabajarenmigranerohoymismo.

—Ciertamente—exclamóelpequeñoHans.

Ycorrióalcobertizoysacólatabla.

—Noesunatablamuygrande—dijoelmolineromirándola—,ymetemoquedespuésdequehayareparadoeltejadodemigraneronotequedaránadaparaquearregleslacarretilla;pero,desdeluego,esonoesculpamía.Yahoraquetehedadolacarretilla,estoysegurodequetegustaríadarmeunasfloresacambio.Aquítieneslacesta,yprocurallenarladeltodo.

— ¿Llenarla del todo?—dijo el pequeño Hans, un poco afligido, puesrealmenteeraunacestamuygrande,ysabíaquesilallenabanolequedaríanfloresparaelmercado,yestabadeseandovolveratenersusbotonesdeplata.

—Bueno, en realidad —replicó el molinero—, como te he dado lacarretilla,nocreoque seamuchopedirteunascuantas flores.Puedequemeequivoque,peroyohabíapensadoquelaamistad,laverdaderaamistad,estabacompletamentelibredecualquierclasedeegoísmo.

—Mi querido amigo, mi mejor amigo —exclamó el pequeño Hans—,todaslasfloresdemijardínestánatudisposición.Prefieroconmuchoquetútengas una buena opinión demí a tener yomis botones de plata, y eso encualquierocasión.

Ycorrióacogertodassuslindasvelloritasyllenólacestadelmolinero.

—Adiós,pequeñoHans—dijoelmolinero,mientrassubíalacuestaconlatablaalhombroylagrancestaenlamano.

Page 26: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Adiós—dijoelpequeñoHans.

Ysepusoacavaralegremente,decontentoqueestabaporlacarretilla.

Aldíasiguiente,estabasujetandomadreselvasalporchecuandooyólavozdel molinero que le llamaba desde el camino. Así que saltó de la escalera,corrióalfondodeljardínymiróporencimadelatapia.

Allíestabaelmolineroconungransacodeharinaalaespalda.

—Querido pequeño Hans—dijo el molinero—, ¿te importaría llevarmeestesacodeharinaalmercado?

—¡Oh,cuántolosiento!—dijoHans—,perolaverdadesqueestoymuyocupado hoy. Tengo que sujetar todas mis enredaderas, y regar todas misflores,ypasarelrodilloatodomicésped.

—Bueno,realmente—dijoelmolinero—,yocreoqueteniendoencuentaquevoyadartemicarretillaesunafaltadeamistadquetenieguesahacerlo.

—¡Oh,nodigaseso!—exclamóelpequeñoHans—,noquerríafaltaralaamistadpornadadelmundo.

Y entró corriendo en la casa para coger la gorra, y se fue caminandopenosamenteconelgransacosobreloshombros.

Eraundíademuchocalor,ylacarreteraestabaterriblementepolvorienta,y antesdequeHanshubiera llegado al sextomojón estaba tan cansadoquetuvoquesentarseadescansar.Sinembargo,siguióanimosamentesucamino,yalfinllegóalmercado.

Despuésdeesperarallíalgúntiempovendióelsacodeharinaamuybuenprecio,yentoncessevolvióacasaenseguida,puestemíaquesiseretrasabademasiadopodríaencontrarladronesporelcamino.

—Ha sido ciertamente un día muy duro —se dijo el pequeño Hans almeterseenlacama—,peromealegrodenohaberdichoquenoalmolinero,porqueesmimejoramigoy,además,mevaadarsucarretilla.

Alamañanasiguiente,muytemprano,bajóelmolineroarecogereldinerode su saco de harina, pero el pequeñoHans estaba tan cansado que todavíaseguíaenlacama.

—¡Afemía—dijoelmolinero—,eresmuyperezoso!Teniendoencuentaquetevoyaregalarmicarretilla,creoquepodríastrabajarmás.Laociosidadeslamadredetodoslosvicios,yamí,ciertamente,nomegustaqueningunodemisamigosseaholgazánniperezoso.Nodebeparecertemalquetehablecon toda claridad. Desde luego no se me ocurriría hacerlo así si no fueraamigotuyo;pero¿dequésirvelaamistadsiunonopuededecirexactamenteloquepiensa?Cualquierapuededecircosasagradablesytratardecomplacer

Page 27: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

ydehalagar;encambio,unverdaderoamigosiempredicelascosasmolestas,ynoleimportadarundisgusto.Enverdad,siesrealmenteunamigosinceroloprefiere,puessabequeenestecasoestáobrandobien.

—Lo siento muchísimo —dijo el pequeño Hans, frotándose los ojos yquitándoseelgorrodedormir—,peroestabatancansadoquepenséquedarmeen la cama un pocomás y oír cantar a los pájaros. ¿No sabes que siempretrabajomejordespuésdeoírcantaralospájaros?

—Bueno,mealegrodeoíreso—dijoelmolinero,dandounapalmadaenlaespaldaalpequeñoHans—,porquequieroquesubasalmolinoencuantotevistasyarregleseltejadodemigranero.

El pobre pequeño Hans estaba deseando ir a trabajar en su jardín, pueshacíadosdíasquelasfloresestabansinregar,peronoqueríadecirquenoalmolinero,puestoqueeratanbuenamigosuyo.

—¿Creesquefaltaríaalaamistadsidijeraqueestoyocupado?—preguntóconvozvergonzosaytímida.

—Bueno, en realidad—respondió el molinero— no me parece que seamucho pedirte, teniendo en cuenta que te voy a dar mi carretilla, peronaturalmente,sitúdicesqueno,iréyloharéyo.

—¡Oh,deningunamanera!—exclamóelpequeñoHans.

Ysaltódelacamaysevistióysefuealgranero.

Trabajóallítodoeldía,hastalapuestadelsol,yalapuestadelsolfueelmolineroavercómoibalacosa.

— ¿Has arreglado ya el boquete del tejado, pequeño Hans? —gritó elmolineroconvozjovial.

—Está arreglado del todo—respondió el pequeño Hans, bajando de laescalera.

—¡Ah—dijoelmolinero—,nohaytrabajotanagradablecomoeltrabajoquesehaceporlosdemás!

—Esverdaderamenteungranprivilegiooírtehablar—replicóelpequeñoHans, sentándoseyenjugándose la frente—,unprivilegiomuygrande,perometemoqueyonotendrénuncaideastanhermosascomolasquetienestú.

—¡Oh,ya tevendrán!—dijoelmolinero—,perohasdeesforzartemás.Ahoratienessólolaprácticadelaamistad;algúndíatendráslateoríatambién.

—¿Creesrealmentequelatendré?—preguntóelpequeñoHans.

—Nome cabe la menor duda respecto a eso—contestó el molinero—,pero ahora que has arreglado el tejado, sería mejor que fueras a casa a

Page 28: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

descansar,puesquieroquemañanallevesmisovejasalamontaña.

ElpobrepequeñoHansnoseatrevióadecirnada,yalamañanasiguiente,muytemprano,elmolinerolellevólasovejashastalacasita,yHanssepusoencaminoconellashaciaelmonte.Lellevóeldíaenterollegarallíyvolver;ycuandoregresóestabatancansadoquesequedódormidoenunasilla,ynosedespertóhastaqueeraplenodía.

—¡Quétiempotandeliciosovoyapasarenmijardín!—sedijo.

Ysepusoinmediatamenteatrabajar.

Pero por una cosa o por otra nunca podía cuidar sus flores de ningunamanera, pues siempre llegaba su amigo el molinero y le mandaba a largosrecados,olellevabaaqueleayudaseenelmolino.ElpobreHansestabamuyangustiado algunas veces, pues temía que sus flores creyeran que se habíaolvidadodeellas,peroseconsolabaconelpensamientodequeelmolineroerasumejoramigo.

—Además—solíadecirse—,mevaaregalarsucarretilla,yesoesunactodepuragenerosidad.

AsíesqueelpequeñoHanstrabajabaparaelmolinero,yelmolinerodecíatodaclasedecosashermosassobrelaamistad,lascualesanotabaHansenuncuadernoyreleíaporlanoche,pueseratodounintelectual.

Ahorabien,sucedióqueunatardeestabaelpequeñoHanssentadojuntoasufuegocuandosonóunfuertegolpesecoen lapuerta.Eraunanochemuytormentosa,yelvientosoplabayrugíaalrededordelacasatanterriblementeque en un primer momento pensó que era sólo la tormenta. Pero vino unsegundogolpeseco,yluegountercero,másfuertequelosotros.

—Seráalgúnpobreviajero—sedijoelpequeñoHans,ycorrióalapuerta.

Allíestabaelmolinero,conunalinternaenunamanoyungranbastónenlaotra.

—Querido pequeño Hans —exclamó el molinero—, estoy en un granapuro:mihijopequeñosehacaídodeunaescaleraysehahechodaño,yvoyabuscaralmédico.Perovivetanlejosyhaceunanochetanmala,quesemeacabadeocurrirqueseríamuchomejorsifuerastúenmilugar.Yasabesquevoy a dartemi carretilla, y por tanto sería justo que hicieras algo pormí acambio.

— ¡No faltaría más! —exclamó el pequeño Hans—; considero uncumplido que recurras amí, yme pondré en camino inmediatamente. Perodebesprestarme tu linterna,porque lanochees tanoscuraquemedamiedoquepuedacaermealaacequia.

Page 29: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Losientomucho—replicóelmolinero—,peroesmilinternanueva,yseríaunagranpérdidasialgoleocurriera.

—Bueno, no importa. Me las arreglaré sin ella —exclamó el pequeñoHans.

Ycogiósugranabrigodepielesysugorraescarlataqueleabrigabatanto,seenrollóunabufandaalrededordelcuelloysepusoenmarcha.

¡Quétormentamásespantosa!LanocheeratannegraqueelpequeñoHanscasi no podía ver, y el viento era tan fuerte que a duras penas podíamantenerseenpie.Sinembargo,eramuyanimoso,ydespuésdehaberandadounastreshorasllegóacasadelmédicoyllamóalapuerta.

—¿Quiénes?—gritóelmédico,asomandolacabezaporlaventanadesualcoba.

—ElpequeñoHans,doctor.

—¿Quéquieres,pequeñoHans?

—Elhijodelmolinerosehacaídodeunaescaleraysehahechodaño,yelmolineroquierequevayaenseguida.

—Muybien—dijoelmédico.

Yordenóquelellevaranelcaballo,lasgrandesbotasylalinterna,ybajólas escaleras, y empezó a cabalgar en dirección a la casa del molinero,mientraselpequeñoHanscaminabapenosamentedetrásdeél.

Perola tormentaarreciabacadavezmás,y la lluviacaíaa torrentes,yelpequeñoHansnopodíaverpordónde iba,ni iralpasodelcaballo.Al finalperdióelcamino,yseextraviódandovueltasporelpáramo,queeraunlugarmuypeligroso,puesestaballenodehoyosprofundos.YallíseahogóelpobrepequeñoHans.

Unoscabrerosencontraronsucuerpoaldíasiguiente,flotandoenunagrancharcadeagua,ylollevaronellosmismosalacasita.

Hanseratanpopularquetodoelmundofueasuentierro,yelmolinerofueelprincipaldoliente.

—Comoyoerasumejoramigo—dijoelmolinero—,justoesqueocupeelmejorpuesto.

Asíesqueibaalacabezadelcortejoconunalargacapanegraydevezencuandoseenjugabalosojosconungranpañuelo.

—LamuertedelpequeñoHanses indudablementeunagranpérdidaparatodos—dijo el herrero, cuando hubo terminado el funeral y todos estabansentadoscómodamenteenlataberna,bebiendovinoconespeciasycomiendo

Page 30: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

bollosdulces.

—Unagranpérdidaalmenosparamí—replicóelmolinero—;¡mira!,yomeporté tanbienconélque leofrecímicarretilla,yahora realmentenoséquéhacerconella.Meestorbaencasa,yestáentalmalestadoquenopodríasacar nada por ella si la vendiera.Ciertamente tendrémucho cuidado en novolveradarnadaanadie;unosiempresufreporgeneroso.

—Bueno,¿yquémás?—dijolaratadeagua,despuésdeunalargapausa.

—Bueno,puesnadamás;eseeselfinal—dijoelpardillo.

—Pero¿quéfuedelmolinero?—preguntólaratadeagua.

—¡Oh,realmentenolosé!—replicóelpardillo—;nimeimporta,deesoestoyseguro.

—Esevidentequelasimpatíanoformapartedetucarácter—dijolaratadeagua.

—Me temoquenohasentendido lamoralejade lahistoria—observóelpardillo.

—¿Laqué?—chillólaratadeagua.

—Lamoraleja.

—¿Quieresdecirqueelcuentotieneunamoraleja?

—Ciertamente—dijoelpardillo.

—Bueno—dijo la rata de agua, con aire furioso—, creo que realmentedebierashabérmelodichoantesdeempezar.Enesecaso, tenporseguroqueno te hubiera escuchado; de hecho hubiera dicho «¡bah!», como el crítico.Peropuedodecirloahora.

Asíesquegritó«¡bah!»,avozencuello,hizounmovimientobruscoconelraboysevolvióameterensumadriguera.

— ¿Y qué opinas de la rata de agua? —preguntó la pata, que llegóchapoteandounosminutosdespués—.Tienemuybuenascualidades,peroyo,por mi parte, tengo sentimientos maternales, y no puedo ver nunca a unasolteronaempedernidasinquesemesaltenlaslágrimas.

—Metemoqueleheaburrido—contestóelpardillo—.Elhechoesquelecontéunahistoriaconunamoraleja.

—¡Ah,esoessiemprealgomuypeligroso!—dijolapata.

Yyoestoycompletamentedeacuerdoconella.

Page 31: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

ELINSIGNECOHETE

Elhijodelreyibaacasarse,asíesquelosregocijoserangenerales.Habíaesperadounañoenteroa lanovia,ypor finhabía llegado.Eraunaprincesarusa,yhabíahechotodoelcaminodesdeFinlandiaenuntrineotiradoporseisrenos.El trineo tenía la formade un gran cisne dorado, y entre las alas delcisneibalaprincesamisma.Sulargomantodearmiñolecaíahastalospiesyenlacabezallevabaungorritodiminutodetisúdeplata.Eratanpálidacomoel palacio de nieve en el que había vivido siempre. Tan pálida era que alrecorrerlascallestodalagentesequedabaadmirada.

—Escomounarosablanca—exclamabalagente.

Ylearrojabanfloresdesdelosbalcones.

Alaentradadelcastilloestabaesperandoelpríncipepararecibirla.Teníaojos soñadores color violeta y cabellos comooro fino.Cuando la vio hincóunarodillaentierraylebesólamano.

—Vuestro retrato era hermoso—musitó—, pero sois más hermosa quevuestroretrato.

Ylaprincesitaseruborizó.

—Antes parecía una rosa blanca—dijo un joven paje al que tenía máspróximo—,peroahorapareceunarosaroja.

Ytodalacorteestabacomplacida.

Durantelostresdíasquesiguierontodoelmundoibadiciendo:

—Rosablanca,rosaroja;rosaroja,rosablanca.

Yel reydio laordendequedoblaran lapagadelpaje.Comono recibíapagaalgunaestonolesirviódemucho,peroseconsideróungranhonor,ysepublicódebidamenteenlaGacetadelaCorte.

Transcurridos tres días se celebraron las bodas. Fue una ceremoniamagnífica,ylosnoviosibandelamanoandandobajounpaliodeterciopelopúrpura bordado con pequeñas perlas. Luego se celebró un banquete oficialquedurócincohoras.Elpríncipey laprincesasesentarona lacabeceradelgransalónybebieronencopadeclarocristal.Sólolosverdaderosenamoradospodían beber en esa copa, pues si la tocaran labios falaces se empañaría,tornándosegrisyturbia.

—Estáclaroqueseaman—dijoelpajecillo—,¡tanclarocomoelcristal!

—¡Quéhonor!—exclamarontodosloscortesanos.

Después del banquete iba a haber un baile. La novia tenía que bailar la

Page 32: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

danza de la rosa con el novio, y el rey había prometido tocar la flauta. Latocabamuymal,peronadiesehabíaatrevidoadecírselonunca,porqueeraelrey.Enverdad,sólosabíadosmelodías,ynuncaestabacompletamentesegurode cuál de las dos estaba tocando, pero daba lomismo, pues hiciera lo quehicieratodoelmundoexclamaba:

—¡Encantador!,¡encantador!

Elfinaldelprogramaeraunagranquemadefuegosartificiales,quedebíandispararse exactamente a medianoche. La princesita no había visto nuncafuegos artificiales, así es que el rey había ordenado que el pirotécnico depalacioestuvieradeservicioeneldíadelaboda.

—¿Cómosonlosfuegosartificiales?—habíapreguntadoellaalpríncipeunamañanacuandopaseabaporlaterraza.

—Son como la aurora boreal—dijo el rey, que siempre respondía a laspreguntasquesehacíanalosdemás—,sóloquemuchomásnaturales.Yolosprefieroalasestrellas,puessiempresesabecuándovanaaparecer,ysontandeliciososcomolasmelodíasqueyotococonmiflauta.Ciertamente,debéisverlos.

Asíesquealfondodelosjardinesrealeshabíanlevantadoungrantablado.Ytanprontocomoelpirotécnicodepalaciohubopuestocadacosaensusitio,losfuegosartificialesempezaronacharlar.

—El mundo es ciertamente muy hermoso —exclamó un pequeñobuscapiés—. Y si no, mirad esos tulipanes amarillos; si fueran petardos deverdad,nopodríansermásbonitosdeloqueson.Mealegromuchodehaberviajado;viajardesarrollaelespíritudeunmodoasombroso,yacabacontodoslosprejuicios.

—El jardín del rey no es el mundo, necio buscapiés —dijo una grancandelaromana—;elmundoesunlugarenormeytardaríastresdíasenverlodeltodo.

—Cualquier lugar que se ame es el mundo para uno —exclamó unagirándulataciturna,quedejovencitahabíaestadomuyunidaaunviejocajóndemaderadepino,yhacíaalardedetenerelcorazónhechopedazos—;peroelamoryanoestádemoda,lohanmatadolospoetas.Hanescritotantosobreél, que nadie les cree, y amí nome sorprende. El amor verdadero sufre yguarda silencio. Yo recuerdo que una vez… Pero no importa ahora. Lorománticopertenecealpasado.

—¡Quétontería!—dijolacandelaromana—,lorománticonuncamuere.Es como la luna, y vive siempre.Los recién casados, por ejemplo, se amantiernamente.Selooídecirestamañanaauncartuchodepapeldeestraza,que

Page 33: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

estabacasualmenteenelmismocajónqueyo,yquesabíalasúltimasnoticiasdelacorte.

Perolagirándulanegóconlacabeza:

—Lo romántico ha muerto, lo romántico ha muerto, lo romántico hamuerto—musitaba.

Eraunadeesasquepiensanquesisedice lamismacosaunayotravezrepitiéndolomuchísimasvecesacabasiendoverdad.

Depronto,seoyóunatosfuerteyseca,ytodosmiraronasualrededor.

Procedía de un cohete alto y de porte arrogante, que estaba atado alextremodeunalargavarilla.Siempretosíaantesdehaceralgunaobservación,conelfindellamarlaatención.

—¡Ejem!,¡ejem!—dijo.

Ytodoelmundosepusoaescuchar,exceptolapobregirándula,queestabatodavíameneandolacabezaymurmurando:

—Lorománticohamuerto.

—¡Orden!,¡ordenenlasala!—gritóunpetardo.

Tenía algunas cualidades de político, y siempre había desempeñado unpapel relevante en las elecciones locales, de modo que sabía usar lasexpresionesparlamentariasconvenientes.

—Muertoybienmuerto—susurrólagirándula;ysequedódormida.

En cuanto hubo un completo silencio, el cohete tosió por tercera vez yempezó a hablar. Hablaba con voz muy clara y lenta, como si estuvieradictandosusmemorias,ysiempremirabaporencimadelhombroalapersonaaquiensedirigía.Realmenteteníaunosmodalessumamentedistinguidos.

— ¡Qué afortunado es el hijo del rey—observó—, que va a casarse elmismo día en que me van a disparar a mí! Verdaderamente, ni aunque lohubierandispuestodeantemanohubierapodidoresultarmejorparaél;peroesquelospríncipessiempretienensuerte.

—¡VálgameDios!—dijoelpequeñobuscapiés—,yocreíaqueerajustolocontrario,yquenosibanadispararenhonordelpríncipe.

—Puedeque sea ese tu caso—respondió—; a decir verdad, nome cabeduda de que es así, pero en el mío es diferente. Yo soy un coheteextraordinario,ydesciendodepadresinsignes.Mimadrefuelagirándulamáscélebredesutiempo,yerafamosaporsugrácildanza.Cuandohizosugranapariciónenpúblicogiródiecinuevevecesantesdedispararse,ycadavezquelohacíalanzabaalairesieteestrellascolorderosa.Teníatrespiesymediode

Page 34: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

diámetro,y estabacargadaconpólvoradeprimeracalidad.Mipadreerauncohete,comoyo,ydeorigenfrancés.Volótanaltoquelagentetemíaquenovolvieraabajar.Bajó,sinembargo,pueseraamablepornaturaleza,ehizoundescensomuybrillante,enunacascadadelluviadeoro.Losperiódicosdieroncuentadesuactuaciónentérminosmuyhalagüeños;dehecho,laGacetadelaCortelollamóuntriunfodelartepilotécnico.

—Pirotécnico,pirotécnico,querrásdecir—corrigióunabengala—.Séquesedicepirotécnicoporquelohevistoescritoenmicajadehojalata.

—Bien, pilotécnico es lo que he dicho —respondió el cohete en tonosevero.

Ylabengalasesintiótanhumilladaquealpuntoempezóaintimidaralospequeños buscapiés, para mostrar que era todavía una persona de ciertaimportancia.

—Estabadiciendo—prosiguióelcohete—,estabadiciendo…¿Quéestabayodiciendo?

—Estabashablandodetimismo—replicólacandelaromana.

—Naturalmente; ya sabía yo que estaba tratando de algún asuntointeresantecuandofuitandescortésmenteinterrumpido.Detestoladescortesíaycualquierfaltadeeducación,puessoysensibleenextremo.Nohaynadieenelmundoenterotansensiblecomoyo,estoycompletamentesegurodeello.

— ¿Qué es una persona sensible? —preguntó el petardo a la candelaromana.

—Unapersona que porque tiene ella callos siempre pisa a los demás—respondiólacandelaromanaenunsusurroapenasaudible.

Yelpetardocasiexplotóderisa.

—Hazelfavordedecirmedequéteríes—preguntóelcohete—;yonomeestoyriendo.

—Meríoporquesoyfeliz—replicóelpetardo.

—Ésa es una razón muy egoísta —dijo el cohete airadamente—. ¿Quéderecho tienesaser feliz?Debieraspensaren losdemás;dehecho,debierasestarpensandoenmí.Yosiemprepiensoenmí,yesperoquetodoslosdemáshaganlomismo,esoesloquesellamasimpatía.Esunahermosavirtud,yyolaposeoenaltogrado.Supón,porejemplo,quemeocurrieraalgoestanoche,¡quédesgracia seríapara todos!Elpríncipey laprincesanovolverían a serfelices,todasuvidamatrimonialseecharíaaperder;yencuantoalrey,yoséque no lo soportaría. Realmente, cuando me pongo a reflexionar sobre laimportanciademiposiciónsocialmeconmuevohastacasiderramarlágrimas.

Page 35: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Siquieresagradara losdemás—exclamólacandela romana—,haríasbienenmantenerteseco.

—Ciertamente—corroboró labengala,queestabayademejorhumor—;esoesdesentidocomún.

—¡Sentidocomún!,¡vayacosa!—dijoelcoheteindignado—;olvidasqueyonosoycomún,sinoextraordinario.Cualquierapuedetenersentidocomún,con taldequeno tenga imaginación,peroyosí tengo imaginación,puesnopiensonuncaenlascosascomosonenrealidad;siemprepiensoenellascomosi fueran completamente diferentes. En cuanto a mantenerme seco,evidentementenohaynadieaquíquepuedaapreciarenabsolutouncarácteremotivo.Porfortunaparamí,metienesincuidado.Loúnicoquelesostieneauno en la vida es el ser consciente de la inmensa inferioridad de todos losdemás,yésteesunsentimientoqueyohecultivadosiempre.Peroningunodevosotros tiene corazón, aquí estáis riéndoos y divirtiéndoos precisamentecomosilospríncipesnoacabarandecasarse.

—Bueno, en realidad, ¿y por qué no?—exclamó un pequeño globo defuego—.Esunaocasióndelmayor regocijo,ycuandoyome remonteenelaire tengo la intención de contárselo a las estrellas. Veréis cómo parpadeancuandoyoleshabledelalindanovia.

— ¡Ah, quémodo tan trivial de considerar la vida!—dijo el cohete—;peroes justo loqueyomeesperaba.Nohaynadadentrodevosotros,estáishuecosyvacíos.¡Cómo!,talvezelpríncipeylaprincesasevayanaviviraunpaís en que haya un río profundo, y acaso tengan sólo un hijo, un niño decabello rubio y ojos violeta como los del príncipe, y quizá un día salga apasearcon laniñera;y talvez laniñera sequededormidaalpiedeungransaúco;yquizáelniñosecaigaalríoprofundoyseahogue.¡Quédesgraciatanterrible!¡Pobregente!,¡perderasuúnicohijo!¡Esverdaderamentedemasiadoterrible!Yonuncapodrésoportarlo.

—Peronohanperdidoasuhijoúnico—dijolacandelaromana—;noleshaocurridoningunadesgracia.

—Yonuncadijeque leshubieraocurrido—replicóelcohete—;dijequepudiera ocurrirles. Si hubieran perdido a su hijo único, no serviría de nadahablarmás sobre el asunto.Detesto a lagenteque llorapor el cántaro roto,comoenelcuentodelalechera.Perocuandopiensoquepudieranperderasuúnicohijo,ciertamentemesientomuyafectado.

— ¡Ciertamente, afectado lo eres!—exclamó la bengala—. En realidadereslapersonamásafectadaquehevistoenmivida.

—Y tú eres la personamás grosera que he visto yo en lamía—dijo elcohete—,ynopuedesentendermiamistadconelpríncipe.

Page 36: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¡Cómo,sinisiquieraleconoces!—rezongólacandelaromana.

—Yo nunca dije que le conociera—respondió el cohete—.Me atrevo adecir que si le conociera no sería amigo suyo de ningún modo. Es muypeligrosoconoceralosamigos.

—Realmente, seríamejorqueno temojaras—dijo el globode fuego—.Esoesloimportante.

—Muyimportanteparati,nomecabeduda—replicóelcohete—,peroyollorarésimeplace.

Y, en efecto, rompió a llorar conauténticas lágrimasque rodabanpor suvarillacomogotasdelluvia,ycasiahogaronadospequeñosescarabajosqueestabanprecisamentepensandoencrearunhogar,ybuscabanunbonitolugarsecoparavivir.

—Debe ser verdaderamente románticopor naturaleza—dijo la girándula—,pueslloracuandonohaynadaporquellorar.

Ylanzóunhondosuspiro,ypensóenelcajóndemaderadepino.

Perolacandelaromanaylabengalaestabanmuyindignadas,ynohacíanmásquedecirlomásaltoquepodían:

—¡Paparruchas!,¡paparruchas!

Eran extremadamente prácticas, y siempre que tenían algo que objetarllamabanalascosaspaparruchas.

Entonces salió la luna, semejante a un maravilloso escudo de plata; ycomenzaronabrillarlasestrellas,yllegódelpalacioelsonidodelamúsica.

El príncipe y la princesa dirigían el baile. Danzaban de un modo tanhermosoquelosesbeltosliriosblancosseasomabanaverlosporlaventana,ylasgrandesamapolasrojasmovíanlacabezallevandoelcompás.

Luego dieron las diez, y después las once, ymás tarde las doce, y a laúltima campanada demedianoche todo elmundo salió a la terraza, y el reymandóllamaralpirotécnicodepalacio.

—¡Queempiecenlosfuegosartificiales!—dijoelrey.

Yelpirotécnicodepalaciohizounaprofundareverenciayfuealfondodeljardín. Le acompañaban seis ayudantes, cada uno de los cuales llevaba unaantorchaencendidaalextremodeunalargavara.

Fueciertamenteunespectáculomagnífico.

—¡Ssss!¡Ssss!—silbólagirándula,mientrasgirabaygiraba.

—¡Bum!¡Bum!—tronólacandelaromana.

Page 37: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Luegolosbuscapiésdanzaronportodaspartes,ylasbengalashicieronquetodoparecieraescarlata.

—¡Adiós!—gritóelglobodefuego,mientrasseremontabadejandocaerdiminutaschispasazules.

— ¡Bang! ¡Bang!—respondieron lospetardos,queestabandivirtiéndosemuchísimo.

Todostuvieronungranéxito,menoselcoheteinsigne.Estabatanmojadopor el llanto que no pudo dispararse. Lomejor de él era la pólvora, y éstaestaba tan húmeda por las lágrimas que era inservible. Todos sus parientespobres,aquienesnuncadirigíalapalabrasinoeracondesdén,sedispararonalcielocomomaravillosasfloresdeoroconcorazóndefuego.

—¡Bravo!¡Bravo!—gritabalacorte.

Ylaprincesareíadeplacer.

—Supongoquemereservanparaalgunagranocasión—dijoelcohete—;indudablemente,esoesloqueestosignifica.

Ytomóunairemásarrogantequenunca.

Aldíasiguientefueronlosobrerosalimpiaryaordenarlascosas.

—Estoesevidentementeunacomisión—sedijoelcohete—;lesrecibiréconladignidadqueconviene.

Irguió, pues, la cabeza, y empezó a fruncir el entrecejo con aire grave,como si estuviera pensando en algún asunto muy importante. Pero no leprestaronatenciónalgunahastaquenoestabanapuntodeirse.Entoncesunodeellossefijóenél.

—¡Caramba!—exclamó—,¡aquítenemosunmalcohete!

Ylotiróporencimadelmuroalaacequia.

— ¿Mal cohete?, ¿mal cohete? —se dijo, mientras daba vueltasvertiginosasporelaire—;¡imposible!¡Grancohete!,esoesloquehadichoelhombre.Malygran suenanmuyparecido,y, adecir verdad, con frecuenciasonlamismacosa.

Ycayóenellodo.

—No se está cómodo aquí—observó—, pero indudablemente es algúnbalneariodemoda,ymehabránenviadoarecobrarlasalud.Tengolosnerviosdestrozados,ynecesitodescanso.

Entoncesllegóhastaélnadandounaranitadeojoscomojoyasbrillantesyvestidaconunverdemantojaspeado.

Page 38: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¡Reciénllegado,yaveo!—dijolarana—.¡Bueno!,despuésdetodonohay nada como el barro. ¡Dadme un tiempo lluvioso y una acequia y soycompletamentefeliz!¿Creesquevaaserunatardedeagua?Yonoheperdidolasesperanzasdequeseaasí;peroelcieloestáenteramenteazulydespejado.¡Quélástima!

—¡Ejem!,¡ejem!—dijoelcoheteairadamente,poniéndoseatoser.

—¡Quévoztandeliciosatienes!—exclamólarana—.Realmenteparececomosicroaras,ydesdeluegoelsonidoquesehacealcroareselmásmusicaldel mundo. Ya oirás nuestro orfeón esta noche. Nos instalamos en el viejoestanquede lospatos,muycercade lacasade labranza,yencuantosale lalunaempezamos.Estandeliciosoquetodoelmundosequedadespiertoparaescucharnos.Dehecho,ayermismooíalamujerdellabradordecirasumadrequenohabíapodidopegarunojoentodalanocheporcausanuestra.Esmuyagradablesabersetanpopular.

—¡Ejem!,¡ejem!—dijoelcoheteairadamente.

Estabamuymolestopornopoderdecirunapalabra.

—Una voz deliciosa, ciertamente —prosiguió la rana—. Espero quevengasavernosalestanquedelospatos.Mevoyenbuscademishijas.Tengoseis bellas hijas, y me da mucho miedo que las encuentre el lucio; es unverdadero monstruo, y no vacilaría en comérselas para desayunar. Bueno,¡adiós!;hedisfrutadomuchoconnuestraconversación,teloaseguro.

—Conversación —dijo el cohete—. Si has estado tú hablando todo eltiempo.Esonoesconversación.

—Alguien tiene que escuchar —respondió la rana—, y a mí me gustadecirlotodo,esoahorratiempoyevitalasdiscusiones.

—Peroamímegustanlasdiscusiones—dijoelcohete.

—Confío en que no —repuso la rana con aire satisfecho—. Lasdiscusiones son extremadamente vulgares, pues toda la gente de la buenasociedad tiene exactamente las mismas opiniones. Adiós por segunda vez;estoyviendoamishijasallálejos.

Ylaranitasefuenadando.

—Eresunapersonairritante—dijoelcohete—,ymuymaleducada.Odioalagentequehabladesímisma,comohacestú,cuandounoquierehablardesímismo,comomeocurreamí.Esoesloqueyollamoegoísmo,yelegoísmoes algo absolutamente detestable, en especial para alguien que tenga mitemperamento,puesyosoymuyconocidoporseramablepornaturaleza.Dehecho, deberías tomarme como ejemplo; no podrás tener unmodelomejor.Ahoraquesetepresentalaocasiónharíasbienenaprovecharla,puesmevoya

Page 39: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

volver a la corte casi inmediatamente. Soy un gran favorito de la corte; dehecho,lospríncipessecasaronayerenhonormío.Naturalmentetúnosabesnadadeestascosas,pueseresunaprovinciana.

—Esinútilquehablesconella—dijounalibélula,queestabaposadaenloaltodeunaelevadaespadañaparda—,absolutamenteinútil,puessehaido.

—Bueno, peor para ella, no paramí—respondió el cohete—.No voy adejardehablarlemeramenteporquenopresteatención.Megustaescucharmecuando hablo; es uno de mis grandes placeres. A menudo sostengo largasconversacionesconmigomismo,ysoytaninteligentequeavecesnoentiendoniunasolapalabradeloquemedigo.

—Entoncesdebierasdarconferenciassobrefilosofía,ciertamente—dijolalibélula.

Yextendióunpardehermosasalasdegasayseremontóenelcielo.

—¡Quétontaesnoquedándoseaquí!—dijoelcohete—.Estoysegurodequeno tieneamenudo laocasióndecultivarsumente.Sinembargo,nomeimporta nada; un genio como el mío ha de apreciarse algún día, con todaseguridad.

Ysehundióunpocomásenelcieno.

Alcabodeunratollegónadandohastaélunagranpatablanca.Teníapatasamarillasypiespalmeados,yselaconsiderabaunagranbellezaporsumododeandarcontoneándose.

— ¡Cuac!, ¡cuac!, ¡cuac!—dijo—. ¡Qué tipo tan curioso tienes! ¿Puedopreguntartesiesdenacimientooeselresultadodeunaccidente?

—Esevidentequehasvividosiempreenelcampo—respondióelcohete—,deotromodosabríasquiénsoy.Sinembargo,disculpotuignorancia.Noseríajustoesperarquelosdemásfuerantanextraordinarioscomounomismo.Sinduda te sorprenderáoírquepuedo subirvolandoal cieloybajar enunacascadadelluviadorada.

—Nomeparecenadaextraordinario—dijolapata—,puesnoveodequélesirveesoanadie.Ahorabien,sisupierasararloscampos,comoelbuey,otirardeuncarro, comoel caballo,ocuidarde lasovejas, comoelperrodelpastor,esosíqueseríaalgo.

—¡Perocriatura—exclamóelcoheteenuntonodevozmuyaltanero—,veo que perteneces a las clasesmás bajas!Una persona demi rango no esnuncaútil.Tenemosciertasdotesyesoesmásquesuficiente.Encuantoamí,notengosimpatíaporeltrabajodeningunaclase,ymuchomenosporlaclasede trabajos que parece que recomiendas. A decir verdad, yo he opinadosiemprequelostrabajosdecargasonsimplementeelrefugiodelagenteque

Page 40: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

notieneotracosaquehacer.

—Bueno, bueno —repuso la pata, que era de carácter muy pacífico, ynunca reñía con nadie—, cada cual tiene sus gustos. Espero, de cualquiermodo,quefijesturesidenciaaquí.

— ¡Oh, no! —exclamó el cohete—; soy solamente un visitante, unvisitantedistinguido.Laverdadesqueencuentroestelugarbastanteaburrido.Aquí no hay ni sociedad ni soledad. De hecho, es un lugar esencialmentesuburbano.Volveré probablemente a la corte, pues sé que estoy destinado acausarsensaciónenelmundo.

—Yotuveunavezpensamientosdeentrarenlavidapública—observólapata—. ¡Hay tantas cosas que necesitan reforma! Por cierto, presidí unaasamblea hace algún tiempo, y aprobamos resoluciones condenando todo loquenonosgustaba.Sinembargo,noparecequehayantenidomuchoefecto.Ahoramehemetidoencasa,ycuidoamifamilia.

—Yoestoyhechopara lavidapública—dijoel cohete—, lomismoquetodos mis parientes, incluso los más humildes. Siempre que aparecemosatraemosunagranatención.Yoenrealidadnohehechotodavíamiaparición,pero cuando lahaga seráun espectáculomagnífico.Encuanto ameterse encasa, le hace a uno envejecer rápidamente, y distrae lamente de cosasmásaltas.

—¡Ah,lascosasmásaltasdelavida,québellasson!—dijolapata—,yesomerecuerdaquéhambretengo.

Ysefuenadandocorrienteabajo,diciendo:

—¡Cuac!,¡cuac!,¡cuac!

—¡Vuelve,vuelve!—gritóelcohete—;tengomuchascosasquedecirte.

Perolapatanoleprestóatención.

—Me alegro que se haya ido—se dijo para sí—, tiene una mentalidadclaramentedeclasemedia.

Ysehundióunpocomásaúnenelcieno.Yestabaempezandoapensarenla soledad de los genios cuando, de pronto, dos niños vestidos con delantalblancollegaroncorriendoporlaorilla,conunamarmitayalgodeleña.

—Éstadebedeserlacomisión—dijoelcohete,eintentóadoptarunportemuydigno.

— ¡Eh!—gritó uno de los niños—, ¡mira este palo viejo!Me preguntocómohavenidoapararaquí.

Ycogióelcohetesacándolodelaacequia.

Page 41: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

— ¡Palo viejo!—dijo el cohete—, ¡imposible! ¡Palo egregio!, eso es loquedijo.Paloegregioesuncumplido. ¡Realmentemeconfundeconunodelosdignatariosdelacorte!

—¡Echémosloalfuego!—dijoelotromuchacho—,ayudaráaquehiervalamarmita.

Asíqueapilaron la leñaypusieronelcoheteen loalto,yencendieronelfuego.

—Estoesmagnífico—exclamóelcohete—,vanadispararmeaplenaluzdeldía,paraquepuedavermetodoelmundo.

—Vamos a echarnos a dormir ahora —dijeron los niños—, y cuandodespertemoshabráhervidolamarmita.

Ysetendieronenlahierbaycerraronlosojos.

Elcoheteestabamuymojado,asíesquetardómuchotiempoenarder.Porfin,sinembargo,loprendióelfuego.

—¡Ahoramevoyadisparar!—gritó.

Ysepusomuytiesoyderecho.

—Séquevoyasubirmuchomásaltoquelasestrellas,muchomásaltoquelaluna,muchomásaltoqueelsol.Sí,subirétanaltoque…

—¡Fiss!¡Fiss!¡Fiss!—silbó,ysefuederechoporlosaires.

—¡Delicioso!—gritó—,seguiréasíparasiempre.¡Quééxitoelmío!

Peronolovionadie.

Entoncesempezóasentirunasensaciónextrañadehormigueoportodoelcuerpo.

—Ahoravoyaexplotar—gritó—.Incendiaréelmundoentero,yharétalruidoquenadiehablarádeotracosadurantetodounaño.

Yciertamenteexplotó.

¡Bang!¡Bang!¡Bang!,hizolapólvora.

Nocabíaningunaduda.

Peronadie looyó,nisiquiera losdosniños,puesestabanprofundamentedormidos.

Luego,todoloquequedódeélfuelavarilla,yéstalecayóencimaaunaocaqueestabadandounpaseoalolargodelaacequia.

—¡Cielosanto!—gritólaoca—.Vanalloverpalos.

Page 42: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Ysemetióprecipitadamenteenelagua.

—Sabía que iba a causar una gran sensación—dijo el cohete dando lasúltimasbocanadas.

Yseapagó.

ELJOVENREY

Eralanochequeprecedíaaldíafijadoparalacoronación,yel jovenreyestabasoloensuhermosoaposento.Suscortesanossehabíandespedidotodosde él, inclinando la cabeza hasta el suelo, conforme a la costumbreceremoniosa de la época, y se habían retirado al gran salón de palacio pararecibirunasúltimasleccionesdelmaestrodeceremonias,habiendoentreellosalgunos que todavía tenían modales completamente naturales, lo que en uncortesano,apenasnecesitodecirlo,esunaofensamuygrave.

Elmuchacho—pueserasólounmuchacho,teniendonomásdedieciséisaños—nosintióquesemarcharan,ysehabíaarrojadoconunhondosuspirode alivio sobre losmullidos almohadones de su diván bordado, y yacía allíreclinado,conlosojosagrestesylabocaabierta,comounoscurofaunodelosbosques,oalgúnjovenanimaldelaselvareciénatrapadoporloscazadores.

Y, en verdad, eran los cazadores los que le habían encontrado,descubriéndolecasiporcasualidadcuandodescalzoyarremangadoyconsucaramilloenlamanoseguíaalrebañodelpobrecabreroquelehabíacriadoydequiensiempresehabíaimaginadoqueerahijo.

Hijoerade laúnicahijadelanciano rey, frutodeunmatrimonio secretoconalguienmuypordebajodesurango—unforastero,decíanalgunos,quecon la magia maravillosa de los sones de su laúd había conseguido que laprincesaleamara;mientrasqueotroshablabandeunartistadeRímini,aquienla princesa había otorgado mucho honor, quizá demasiado, y que habíadesaparecido repentinamente de la ciudad, dejando inacabada su obra en lacatedral—.Una semana tan sólodespuésde sunacimiento lehabían robadodel lado de su madre, mientras ella dormía, y le habían entregado a loscuidadosdeunvulgarcampesinoydesumujer,quenoteníanhijospropiosyquevivíanenunaparteremotadelbosque,amásdeundíaacaballodesdelaciudad.

El dolor, o la peste, como dictaminó el médico de la corte, o, comosugirieronalgunos, unveneno italianode acción rápida suministradoenunacopa de vino con especias mató una hora después de despertar a la blancajovenque lehabíadado a luz.Ymientrasun fielmensajero llevaba al niño

Page 43: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

atravesadoensuarzónyllamabaalarudapuertadelacabañadelcabrero,elcuerpodelaprincesadescendíaaunatumbaabiertaquehabíasidocavadaenuncementeriosolitario,másalládelaspuertasdelaciudad;unatumbaenlaque,sedecía,yacíatambiénotrocuerpo,eldeunjovendebellezaadmirableydeotrastierras,cuyasmanosestabanatadasalaespaldaconunacuerdaconnudos,ycuyopechoestabaapuñaladoconmúltiplesheridasrojas.

Tal era, al menos, la historia que se cuchicheaban los hombres unos aotros.

Lociertoeraqueelviejo reyensu lechodemuerte,bienmovidoporelremordimientodesugranpecado,obienmeramentedeseandoqueelreinonopasara de su linaje, había ordenado que fueran a buscar almuchacho, y enpresenciadelConsejolehabíareconocidocomosuheredero.

Yparecequedesdeelprimermomentodeserreconocidohabíamostradosignosdeesaextrañapasiónpor labellezaqueestabadestinadaa tenerunainfluencia tangrande sobre suvida.Losque le acompañarona las estanciasinstaladasparasuserviciohablabanamenudodelgritodeplacerquebrotódesus labios cuando vio la ropa delicada y las ricas joyas que le habían sidopreparadas,ydelaalegríacasiferozconquearrojóaunladosuásperatúnicadecueroysutoscacapadepieldeoveja.Avecesechabaenfalta,esverdad,lahermosalibertaddesuvidaenlosbosques,ysiempreestabapredispuestoairritarse en las aburridas ceremonias de la corte que ocupaban tanto tiempocadadía,peroelpalaciomaravilloso—Joyeuseerallamado—delqueahoraseencontrabadueñoyseñorleparecíaqueeraunmundonuevoreciéncreadopara sudeleite, y encuantopodía escaparsede lamesadelConsejoode lasala de audiencias descendía corriendo la gran escalinata, con sus leones debroncesobredoradoysusgradasdebrillantepórfido,yvagabadandovueltasde sala en sala y de corredor en corredor, como si tratara de buscar en labellezauncalmantealdolor,unaespeciedecuradelaenfermedad.

En estos viajes de descubrimiento, como solía llamarlos—y, en verdad,eranparaélverdaderosviajesatravésdeunpaísdemaravillas—,avecesleacompañabanlosesbeltospajesdelacorte,derubioscabellos,consuscapasflotantesysusalegrescintasrevoloteantes;peromásamenudopreferíaestarsolo,sintiendoconunfinoinstintocertero,queeracasiunaadivinación,quelossecretosdelarteseaprendenmejorensecreto,yquelabelleza,lomismoquelasabiduría,amaalquelerindecultoensolitario.

Muchashistoriascuriosascorríansobreélenesetiempo.Sedecíaqueungruesoburgomaestrequehabíaidoapronunciarunafloridapiezadeoratoriaennombredelosciudadanoslehabíavistoarrodilladoenverdaderaadoraciónanteungrancuadroqueacababande llevardeVenecia,yqueparecíaserelheraldodelcultoanuevosdioses.Enotraocasión,selehabíaechadoenfalta

Page 44: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

durantevariashoras,ydespuésdeunalargabúsquedaselehabíaencontradoen una pequeña cámara de una de las torretas septentrionales del palacio,contemplando,comosiestuvieraentrance,unagemagriegaenlaqueestabatalladalafiguradeAdonis.Selehabíavisto—asícirculabalahistoria—consus labios tibios apretados sobre la frente demármol deuna estatua antiguaquesehabíadescubiertoenellechodeunrío,conmotivodelaconstruccióndelpuentedepiedra,yque llevaba inscritoelnombredelesclavobitiniodeAdriano.Había pasado toda una noche observando el efecto de la luz de lalunasobreunaimagendeplatadeEndimión.

Todos los materiales raros y costosos ejercían ciertamente una granfascinaciónsobreél,yensuavidezenprocurárseloshabíaenviadoabuscarlosamuchosmercaderes;aunos,atraficarenámbarconlostoscospescadoresdelosmaresdelNorte;aotros,aEgipto,abuscaresacuriosaturquesaverdequese encuentra únicamente en las tumbas de los reyes, y se dice que poseepropiedadesmágicas; a algunos, a Persia, a por tapices de seda y cerámicadecorada, y a otros, a la India, a comprar gasa y marfil teñido en colores,adulariasybrazaletesde jade,maderadesándaloyesmalteazulychalesdefinalana.

Peroloquelehabíatenidomásocupadoeralaropaqueibaallevarensucoronación,latúnicadetisúdeoroylacoronaengastadaderubíesyelcetro,con sushilerasy anillasdeperlas.Ciertamente, era en eso en loque estabapensando esa noche mientras estaba reclinado en su lujoso diváncontemplandoelgranleñodemaderadepinoqueardíayseconsumíaenlachimenea.Losdiseños,queeranobradelosmásfamososartistasdelaépoca,lehabíansidosometidosasuaprobaciónmuchosmesesantes,yélhabíadadolaordendequelosartesanosseafanarandíaynocheparahacerlos,ydequeenelmundoenterosebuscaranjoyasquefuerandignasdesutrabajo.Seveíaasímismoensuimaginacióndepieanteelaltarmayordelacatedralconelhermosoatavíodeunrey,yunasonrisaretozabaysedemorabaensuslabiosadolescenteseiluminabaconbrillanteresplandorsusoscurosojosmontaraces.

Despuésdealgúntiemposelevantódesuasiento,yapoyadoenlarepisaesculpida de la chimenea miró en derredor suyo el aposento tenuementeiluminado.Delosmurospendíanricostapicesquerepresentabaneltriunfodelabelleza.Ungranarmario,conincrustacionesdeágataylapislázuli,ocupabaun ángulo, y frente a la ventana había una vitrina curiosamente labrada conpanelesdelacatrabajadaenpandeoroformandounaespeciedemosaico,yenlaqueestabancolocadosunosvasosdelicadosdecristaldeVeneciayunacopa de ónice de vetas oscuras. En la colcha de seda del lecho estabanbordadasamapolaspálidas,comosihubierancaídodelasmanoscansadasdelsueño, y esbeltas columnillas estriadas demarfil sostenían el baldaquino deterciopelo, del que surgían grandes penachos de plumas de avestruz, como

Page 45: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

espumablancade lapálidaplatadel techotrabajadoencalados.Unaestatuade bronce verde de Narciso riéndose sostenía sobre su cabeza un espejobruñido.Enlamesahabíaunacopaplanadeamatista.

Fuera podía ver la enorme cúpula de la catedral, que surgía como unaburbuja sobre las casas en sombra, y a los cansados centinelas marchandoarribayabajoenlaterrazaquedabaalrío,envueltaenneblina.Allálejos,enunhuerto,cantabaunruiseñor.Entrabaunatenuefraganciadejazmínpor laventanaabierta.Apartódesufrentelosrizoscastañosytomandounlaúddejóquesusdedosvagaranpor lascuerdas.Suspárpadoscayeronpesadosyunaextrañalanguidezseapoderódeél.Nuncahabíasentidoantesdeunmodotanagudo ni con una alegría tan exquisita la magia y el misterio de las cosashermosas.

Cuandosonaron lasdocecampanadasde lamedianocheenel relojde latorre tocó una campanilla y entraron los pajes y le desvistieron conmuchaceremonia,vertiéndoleaguaderosasenlasmanosyesparciendofloresensualmohada. A los pocos minutos de que salieran de la habitación se quedódormido.

Ymientrasdormíatuvounsueño,yheaquíloquesoñó:

Soñóqueestabaenundesvánlargoybajodetecho,enmediodelzumbidoy el estrépito demuchos telares. Entraba una escasa luz del día a través deventanas enrejadas que le permitía ver las flacas figuras de los tejedores,inclinadassobresusbastidores.Niñospálidos,deaspectoenfermizo,estabanacurrucados sobre las enormesvigas transversales.Cuando las lanzaderas selanzaban a través de la urdimbre, ellos levantaban las pesadas barras demadera, y cuando las lanzaderas se detenían, dejaban caer las barras yapretabanloshilos.Teníanlacaradescoloridaporelhambreylestemblabanpoco firmes las manos delgadas. Unas mujeres ojerosas cosían sentadasalrededordeunamesa.Inundabaellugarunolorhorrible;elaireeraviciadoypesado,ylasparedesgoteabanychorreabandehumedad.

Eljovenreyseaproximóaunodelostejedoresysequedójuntoaélyleobservó.

Yeltejedorlemiróairadamenteyledijo:

—¿Porquéosquedáismirándome?¿Soisunespíaquehapuestonuestroamocontranosotros?

—¿Quiénestuamo?—preguntóeljovenrey.

—¡Miamo!—exclamóel tejedorconamargura—.Esunhombrecomoyo.Ciertamente no haymás que esta diferencia entre nosotros: que él llevaropa finamientras que yo voy vestido de harapos, y quemientras yo estoy

Page 46: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

debilitadoporelhambre,élpadecenopocoporcomerdemasiado.

—La tierra es libre—dijo el joven rey—, y no eres esclavo de ningúnhombre.

—En la guerra —replicó el tejedor—, los fuertes hacen esclavos a losdébiles,yen lapaz, losricosesclavizana lospobres.Nosotros tenemosquetrabajar para vivir y ellos nos dan pagas tan miserables que nos morimos.Nosotrostrabajamosagotadoramenteparaellosalolargodetodoeldíayellosamontonanoroensuscofres,ynuestroshijos seajanantesde tiempo,y lascarasdelosqueamamossevuelvendurasymalvadas.Nosotrospisamoslasuvasyotrosebebeelvino.Nosotrossembramoseltrigoynuestramesaestávacía. Tenemos cadenas, aunque ninguna mirada las contemple; y somosesclavos,aunqueloshombresnosllamenlibres.

—¿Lesocurreesoatodos?—preguntó.

—Esolesocurreatodos—respondióeltejedor—,alosjóveneslomismoque a los viejos, a las mujeres lo mismo que a los hombres, a los niñospequeñoslomismoquealosqueestáncargadosdeaños.Losmercaderesnosoprimen,ytenemospornecesidadquehacerloquenosordenan.Elsacerdotepasaacaballorezandoelrosario,yningúnhombresepreocupapornosotros.Pornuestrascallejassinsolsearrastralapobrezaconsusojoshambrientos,yel pecado, con su cara embrutecida por el alcohol, la sigue, pisándole lostalones. Lamiseria nos despierta por la mañana y la vergüenza se sienta ahacernoscompañíaporlanoche.Pero¿quépuedenimportarosestascosas?Nosoisunodelosnuestros.Tenéisunacarademasiadofeliz.

Y se volvió de espaldas ceñudo y lanzó la lanzadera a través de laurdimbre,yeljovenreyvioqueestabaenhebradaconhilodeoro.

Yungranterrorseapoderódeél,ydijoaltejedor:

—¿Quévestidoeséstequeestástejiendo?

—Es la túnica para la coronación del joven rey—respondió—; ¿qué osimporta?

Yeljovenreylanzóunfuertegrito,ydespertó,yheaquíqueestabaensupropia cámara, y a través de la ventana veía la gran luna color de mielsuspendidaenelaireoscurodelanoche.

Ysedurmiódenuevoysoñó,yheaquíloquesoñó:

Soñó que estaba tendido en cubierta de una enorme galera en la queremabancienesclavos.Enunaalfombra,asulado,estabasentadoelpatróndelagalera.Eranegrocomoelébanoysuturbanteeradesedacarmesí.Grandespendientes de plata pendían de los gruesos lóbulos de sus orejas, y en lasmanosteníaunabalanzademarfil.

Page 47: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Losesclavosestabandesnudos,salvoelcalzónharapiento,ycadahombreestabaencadenadoasuvecino.Elsolardientecaíadeslumbradorsobreellos,y los negros corrían arriba y abajo entre las hileras de los bancos y losazotabanconlátigosdecuero.Ellosextendíansusbrazosflacosygolpeabanlospesadosremosatravésdelagua.Volabadelaspalaslalluviadesal.

Por fin llegaron a una pequeña ensenada y empezaron a sondearla. Unviento ligero soplaba de la costa y cubría la cubierta y la gran vela latinatriangular de un fino polvo rojo. Salieron tres árabes montados en asnosmontaracesylesarrojaronlanzas.Elpatróndelagaleratomóensusmanosunarcopintadoyledisparóaunodeellosenlagarganta.Cayópesadamenteenel rompiente de las olas, y sus compañeros se fueron al galope.Unamujerenvuelta en un velo amarillo les seguía lentamente a camello, echando unamiradaatrásdevezencuandoalcadáver.

En cuanto echaron el ancla y arriaron la vela, los negros bajaron a labodegaysacaronunalargaescaladecuerda,conpesadolastredeplomo.Elpatrón de la galera la lanzó sobre la borda, sujetando los extremos a dospuntalesdehierro.Entonceslosnegroscogieronalmásjovendelosesclavos,learrancaronlosgrilletesylellenarondeceralosorificiosdelanarizydelosoídos, y le ataron una gran piedra alrededor de la cintura. Se arrastrópesadamenteescalerasabajoydesaparecióenelmar.Subieronunasburbujasdonde él se había sumergido. Algunos de los otros esclavos miraron concuriosidadporencimadelaborda.Enlaproadelagaleraestabasentadounencantadordetiburonesbatiendomonótonamenteuntambor.

Pasado un tiempo, el buceador salió del agua y se abrazó jadeante a laescala; llevaba una perla en la mano derecha. Los negros se la cogieron yvolvieron a lanzarle al agua. Los esclavos se quedaron dormidos sobre susremos.

Unayotravezsubió,yllevabaconsigocadavezunabellaperla.Elpatróndelagaleralaspesabaylasmetíaenunapequeñabolsadecueroverde.

El joven rey intentó hablar, pero parecía que se le pegaba la lengua alpaladar, y sus labios se negaban amoverse. Los negros charlaban unos conotros,yempezaronapelearseporunahileradecuentasbrillantes.Dosgrullasvolabandandovueltasymásvueltasalrededordelnavío.

Luego,elbuceadoremergióporúltimavez,ylaperlaquellevabaconsigoera más hermosa que todas las perlas de Ormuz, pues tenía una formasemejante a la luna llena y era más blanca que el lucero del alba. Pero surostroestabaextrañamentepálido,ycuandocayóencubiertalemanósangrede los oídos y de la nariz; se estremeció durante un momento, y luego sequedó inmóvil. Los negros se encogieron de hombros y arrojaron el cuerpoporencimadelaborda.

Page 48: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Y el patrón de la galera se reía, y alargando la mano cogió la perla, ycuandolaviolaapretócontrasufrenteeinclinólacabeza.

—Será—dijo—paraelcetrodeljovenrey.

Ehizoseñasalosnegrosdequelevarananclas.

Ycuandoeljovenreyoyóestolanzóunfuertegrito,ydespertó,yatravésdelaventanavioloslargosdedosgrisesdelaauroraasiéndosealasestrellasqueseibanapagando.

Ysedurmiódenuevoysoñó,yheaquíloquesoñó:

Soñóquevagabaporunbosquesombrío,enelquependíanfrutasextrañasy bellas flores venenosas. Las víboras le silbaban cuando pasaba, y lorosabigarrados volaban gritando de rama en rama. Enormes tortugas yacíandormidasenel lodocálido.Losárbolesestaban llenosdemonosydepavosreales.

Élseguíayseguía,hastaquellegóal linderodelbosque,yallívioaunainmensamultituddehombresqueseafanabanfatigosamenteenellechosecodeunríoyseapiñabanarribaenlosriscoscomohormigas.Cavabanhondospozos en el suelo y bajaban a ellos.Algunos hendían las rocas con grandeshachas; otros buscaban a gatas en la arena.Arrancaban los cactus de raíz ypisoteabanlasfloresescarlata.Seapresuraban,llamándose,yningúnhombreestabaocioso.

Desdelaoscuridaddeunacaverna,laMuerteylaAvaricialesvigilaban,ylaMuertedecía:

—Estoycansada;dameunterciodeellosydejaquemevaya.

PerolaAvariciameneabalacabeza:

—Sonsiervosmíos—replicaba.

YlaMuerteledijo:

—¿Quétienesenlamano?

—Tresgranosdetrigo—respondió—.¿Quémástedaati?

—Dameunodeellos—exclamólaMuerte—paraplantarloenmijardín;sólounodeellos,ymeiré.

—Notedarénada—dijolaAvaricia.

Yescondiólamanoenlosplieguesdesutúnica.

YlaMuerteserio,ytomóunacopaylasumergióenuncharcodeagua,ydelacopasaliólafiebremalaria.Pasóentrelagranmultitud,ylatercerapartecayómuerta.La seguíauna fríaneblina,y las culebrasdeaguacorríana su

Page 49: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

lado.

Y cuando vio la Avaricia que un tercio de la multitud había muerto segolpeóelpechoylloró.Golpeósupechoestérilygritóconvozsonora:

—Hasmatadoaunterciodemissiervos—gritó—,¡vete!HayguerraenlasmontañasdeTartariayteinvocanlosreyesdelosdosbandos.Losafganoshanmatadoalbueynegroymarchanalcombate.Hanbatidolosescudosconlaslanzasysehanpuestolosyelmosdehierro.¿Quésignificaparatimivalleparaquetedetengasenél?¡Veteynovuelvasmás!

—No—respondiólaMuerte—;hastaquenomehayasdadoungranodetrigonomeiré.

PerolaAvariciacerrólamanoyapretólosdientes.

—Notedarénada—susurró.

YlaMuerteserio.Cogióunapiedranegraylaarrojóalbosque,ydeunamatadecicutasaliólafiebre,contúnicadellamas.Pasóentrelamultitudylatocó,ymoríacadahombreaquientocaba.Lahierbasesecababajosuspiessegúncaminaba.

YlaAvariciaseestremeció,ypusocenizasobresucabeza.

—Eres cruel —gritaba—, eres cruel. Hay hambre en las ciudadesamuralladas de la India, y se han agotado las cisternas deSamarcanda.HayhambreenlasciudadesamuralladasdeEgipto,ylaslangostashansalidodeldesierto.ElNilonohainundadosusorillas,ylossacerdoteshanmaldecidoaIsisyaOsiris.Veteadondetenecesitanydéjameamissiervos.

—No—respondiólaMuerte—;hastaquenomehayasdadoungranodetrigonomeiré.

—Notedarénada—dijolaAvaricia.

Y laMuerte se riodenuevo, y silbó llevándose losdedos a los labiosyllegóunamujervolandoporlosaires.Llevabaenlafrenteescrito:«plaga»,yunagranbandadadeflacosbuitresvolabaencírculoentornosuyo.Ellacubrióel valle con sus alas y no quedó vivo ningún hombre. Y la Avaricia huyógritando a través del bosque, y la Muerte saltó a su caballo rojo y se fuegalopando,ysugalopareramásraudoqueelviento.

Y del légamo del fondo del valle salían arrastrándose dragones y cosashorriblesconescamas,yllegaronloschacalescorriendoalolargodelaarenaolfateandoelaireconlasfauces.

Yeljovenreylloró,ydijo:

—¿Quiéneseranesoshombresyquéestabanbuscando?

Page 50: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Rubíespara lacoronadeunrey—respondióalguienqueestabadetrásdeél.

Y el joven rey se sobresaltó, y volviéndose vio a un hombre vestido deperegrinoquellevabaenlamanounespejodeplata.Ypalidecióydijo:

—¿Paraquérey?

Yelperegrinorespondió:

—Miradenesteespejoyleveréis.

Y miró en el espejo, y al ver su propio rostro lanzó un fuerte grito ydespertó.Y labrillante luzdel sol inundaba laestancia,yen losárbolesdeljardíncantabanlospájarosgozosamente.

Y entraron el chambelán y los altos dignatarios del Estado a rendirlepleitesía,ylospajeslellevaronlatúnicadetisúdeoroypusieronanteél lacoronayelcetro.

Yeljovenreylosmiró,yeranhermosos.Máshermososeranquetodoloquehabíavistoensuvida.Perorecordósussueñosydijoasusnobles:

—Retiradestascosas,puesnoquieroponérmelas.

Y los cortesanos estaban asombrados, y algunos de ellos se reían, puespensabanqueestababromeando.

Peroleshablógravementedenuevoydijo:

—Retirad estas cosas y ocultadlas demi vista.Aunque sea el día demicoronación no quiero ponérmelas. Pues, en el telar del pesar, las blancasmanosdeldolorhantejidoestatúnicamía.Haysangreenelcorazóndelrubíymuerteenelcorazóndelaperla.

Ylescontósustressueños.

Ycuandoloscortesanoslosoyeronsemiraronymurmuraron,diciendo:

—Contodaseguridadestáloco,pues¿quéesunsueñomásqueunsueñoyunavisiónmásqueunavisión?Nosoncosasrealesalasquesedebaprestaratención.¿Yqué tenemosnosotrosquevercon lavidade losqueseafanantrabajandoparanosotros?¿Esqueunhombrenohadecomerpanhastaquenohayavistoalsembradorynohadebebervinohastaquenohayahabladoconelviñador?

Yelchambelánhablóaljovenreyydijo:

—Majestad,osruegoquealejéisesosnegrospensamientosvuestros,yquevistáis esta hermosa túnica y os pongáis esta corona sobre vuestras sienes.Pues¿cómovaasaberlagentequesoisreysinolleváiselatavíoderey?

Page 51: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yeljovenreylemiró.

—¿Esasí,enverdad?—preguntó—.¿Nomereconoceráncomoreysinollevoelatavíoderey?

—Noosreconocerán,Majestad—exclamóelchambelán.

—Yo creía que había hombres que tenían porte de reyes—respondió—,peropuedequeseacomodecís.Apesardetodo,novestiréestatúnicanimecoronarán con esta corona, sino que lomismo que llegué a este palacio asísaldrédeél.

Y rogó a todos que se retiraran, a excepción de un paje a quien retuvocomocompañero,unmuchachounañomás jovenqueél.Le retuvoparasuservicio.Y,despuésdehabersebañadosinayudadenadieenaguaclara,abrióungrancofredecoradoencoloresysacódeél la túnicadecueroy laburdacapa de piel de oveja que llevaba cuando cuidaba en la colina las cabraspeludasdelcabrero.Estasprendassepuso,yenlamanotomósurudocayadodepastor.

Yelpajecilloabrióasombradosusgrandesojosazules,ydijosonriendo:

—Majestad,veovuestra túnicayvuestro cetro, pero ¿dóndeestávuestracorona?

Y el joven rey arrancó una rama de espino silvestre que trepaba por elbalcónylacurvóehizouncírculoconella,yselapusosobrelassienes.

—Éstaserámicorona—respondió.

Y así ataviado salió de su aposento y entró en el gran salón, donde losnoblesestabanesperándole.

Ylosnoblesseecharonareír,yalgunoslegritaron:

—Majestad,lagenteesperaasureyyvosvaisamostrarlesaunmendigo.

Yotrosseencolerizaronydijeron:

—TraelavergüenzaanuestroEstadoyesindignodesernuestroseñor.

Pero él no les respondió unapalabra y siguió su camino; y descendió laescalinatadebrillantepórfidoyatravesólaspuertasdebronce,ymontóensucaballoycabalgóhacialacatedral,yelpajecilloibacorriendojuntoaél.

Ylagentesereíaydecía:

—Elquevaacaballoeselbufóndelrey.

Yhacíanmofadeél.

Yéldeteníaalcaballo,sujetándoloporlabrida,ydecía:

Page 52: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—No.Yosoyelrey.

Ylescontabasustressueños.

Ysalióunhombredeentrelamultitudylehablóamargamente:

—Majestad, ¿no sabéis que del lujo de los ricos viene la vida de lospobres? Por vuestra pompa nos nutrimos y vuestros vicios nos dan el pan.Trabajarpenosamenteparaunamoduroesamargo,peronotenerunamoparaquien trabajar esmás amargo todavía. ¿Pensáis que nos van a alimentar loscuervos? ¿Y qué remedio tenéis para estas cosas? ¿Diréis al comprador:«Comprarásatanto»,yalvendedor:«Venderásaesteprecio»?Nolocreo.Portanto,volvedavuestropalacioyponeosvuestrapúrpurayvuestro linofino.¿Quétenéisquevervosconnosotrosyconnuestrossufrimientos?

—¿Nosomoshermanoslospobresylosricos?—preguntóelreyjoven.

—Sí—respondióelhombre—,yelhermanoricosellamaCaín.

Y al joven rey se le llenaron los ojos de lágrimas, y siguió cabalgandoentrelosmurmullosdelagente.Yalpajecilloleentrómiedoyleabandonó.

Ycuando llegóalgranpórticode la catedral, los soldados le cerraronelpasoconsusalabardasyledijeron:

—¿Québuscasaquí?Nadieentraporestapuertamásqueelrey.

Ysurostroseencendiódeira,ylesdijo:

—Yosoyelrey.

Yapartósusalabardasyentró.

Y cuando el anciano obispo le vio llegar con sus ropas de cabrero selevantóasombradodesusitialyfueasuencuentroyledijo:

—Hijomío,¿esésteunatavíoderey?¿Yconquécoronaosvoyacoronar,yquécetrovoyaponerenvuestramano?Con todacertezaéstedebiera serparavosundíadealegríaynoundíadehumillación.

—¿Debellevarlaalegríaloquehamoldeadoeldolor?—dijoeljovenrey.

Ylecontósustressueños.

Ycuandoelobispoloshuboescuchadofrunciólascejasydijo:

—Hijomío,soyunhombreviejoyestoyenelinviernodemisdías,yséque se hacen muchas cosas perversas en el ancho mundo. Los ladronesdesalmados bajan de las montañas y arrebatan a los niños pequeños, y losvenden a los moros. Los leones acechan a las caravanas y saltan sobre loscamellos.Eljabalíarrancaderaízlasemilladeltrigoenelvalle,ylaszorrasroenlasviñasenelcollado.Lospiratasasolanlacostamarinayquemanlos

Page 53: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

barcos de los pescadores, y les quitan las redes. En lasmarismas viven losleprosos; tienen cabañas hechas con juncos entretejidos, y nadie puedeacercarse a ellos. Los mendigos merodean por las ciudades y comen sualimento con los perros. ¿Podéis hacer que no ocurran estas cosas? ¿Vais atomar al leproso por compañero de lecho y a poner al mendigo a vuestramesa?¿Vaahacerelleónloqueleordenéis,yosvaaobedecereljabalí?¿Elquecreólamiserianoesmássabiodeloquesoisvos?Portanto,noosalabopor lo que habéis hecho, y os ruego, en cambio, que cabalguéis otra vez apalacio, y alegréis vuestro rostro, y os pongáis las vestiduras propias de unrey; y con la corona de oro os coronaré y el cetro de perlas lo pondré envuestra mano. Y en cuanto a vuestros sueños, no penséis más en ellos. Lacargadeestemundoesdemasiadograndeparaquelalleveunsolohombre,yeldolordelmundo,demasiadopesadoparaquelosufraunsolocorazón.

—¿Decísesoenestacasa?—dijoeljovenrey.

Ypasódelantedelobispoysubiólasgradasdelaltar,ypermanecióenpieantelaimagendeCristo.

Permanecióenpieante la imagendeCristo,ya sumanoderechaya suizquierdaestabanlosmaravillososvasosdeoro,elcálizconelvinodorado,yel frascocon lossagradosóleos.Searrodillóante la imagendeCristo,y losgrandes cirios ardían con un vivo resplandor junto al sagrario, cubierto depiedraspreciosas,yelhumodelinciensoseenrollabaenfinasvolutasazulesescalando la bóveda. Inclinó la cabeza en oración, y los sacerdotes con susrígidascapaspluvialesseretiraronsigilosamentedelaltar.

Y,depronto, llegódesde lacalleun tumulto feroz,yentraron losnoblescon sus espadas desenvainadas y agitando sus penachos y blandiendo susescudosdeacerobruñido.

—¿Dóndeestáelsoñador?—gritaron—.¿Dóndeestáelreyquesevistede mendigo, ese muchacho que acarrea la vergüenza a nuestro Estado? Lemataremos,ciertamente,puesesindignodegobernarsobrenosotros.

Yeljovenreyinclinólacabezadenuevoyoró,ycuandohuboconcluidosusplegariassealzóy,volviéndose,lesmirócontristeza.

Y,¡oh,milagro!Atravésdelasvidrierasdecoloresentróelsolyleinundóde luz,y los rayosdel sol tejieronen tornodeélunavestiduraqueeramáshermosa que la vestidura que le habían confeccionado para su placer. Elcayadofloreció,y lenacieronazucenasqueeranmásblancasque lasperlas.Florecióelespinoseco,ydiorosasqueeranmásrojasquerubíes.Másblancasque perlas finas eran las azucenas, y sus tallos eran de plata brillante.Másrojasquerubíespúrpuraeranlasrosas,ysushojaserandeorobatido.

Estabaallíconelatavíoderey,yseabrierondeparenparlaspuertasdel

Page 54: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

sagrario, cubierto de piedras preciosas, y del cristal del viril de la custodia,rematada de múltiples rayos, resplandeció una luz maravillosa y mística.Estabaélallíconelatavíode rey,y lagloriadeDios llenabael lugar,y lossantosensusnichostalladosparecíanmoverse.Conelhermosoatavíodereyestabaélanteellos,yelórganosalmodiabasumúsica,ylosheraldoshicieronsonarsustrompetas,ycantaronlosniñosdelcoro.

Yelpueblocayóderodillassobrecogidodetemor,ylosnoblesenvainaronlasespadasyrindieronhomenaje,yelrostrodelobisposetornópálido,yletemblaronlasmanos.

—Unomásgrandequeyooshacoronado—exclamó.

Ysearrodillóanteél.

Yel joven reybajódelaltarmayory regresóapalaciopasandoentre supueblo.Peronadieseatrevióamirarsurostro,pueseracomoelrostrodeunángel.

ELCUMPLEAÑOSDELAINFANTA

Eraelcumpleañosde la infanta.Cumplíadoceaños,nimásnimenos,ylucíaelsolresplandecienteenlosjardinesdepalacio.

AunqueeraprincesarealeinfantadeEspaña,sóloteníauncumpleañosalaño, exactamente igual que los hijos de la gente más pobre, así que era,naturalmente,unasuntodegranimportanciaparatodoelreinoquetuvieraellaundíamuyhermosoentalocasión.Yciertamentehacíaundíahermoso.Losesbeltos tulipanes rayados se erguían en sus tallos, como largas filas desoldados,ymirabandesafiantesatravésdelcéspedalasrosas,ylesdecían:

—Somosahoraigualdeespléndidosquevosotras.

Las mariposas púrpura revoloteaban alrededor, con polvo de oro en lasalas, haciendo una visita a cada flor una tras otra; las lagartijas salíanarrastrándosedelashendidurasdelmuroysetumbabanatomarelsolaplenaluzblancadeslumbradora;ylasgranadasseabríanyestallabanporelcalor,ymostrabansusrojoscorazonessangrantes.Hastaloslimonesamarillopálido,quecolgabancontalprofusióndelasespalderascasidesmoradasyalolargodelasarcadassombrías,parecíaquehabíantomadouncolormásintensodelamaravillosaluzdelsol,ylosmagnoliosabríansusgrandesfloressemejantesaglobosdemarfilmacizo,yllenabanelairedeunadensafraganciadulzona.

Laprincesitapaseabaarribayabajoporlaterrazaconsuscompañeros,yjugabaalesconditealrededordelosjarronesdepiedraydelasviejasestatuas

Page 55: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

cubiertas de musgo. En días ordinarios sólo le estaba permitido jugar conniños de su propio rango, así que siempre tenía que jugar sola, pero sucumpleañoseraunaexcepción,yelreyhabíadadoórdenesparaquepudierainvitaracualquieradesusamiguitosquetuvieraabienquefueranadivertirseconella.Habíaunagraciamajestuosaenlossuavesmovimientosdeaquellosesbeltosniñosespañoles; losmuchachos,consus sombrerosdegranairónysus capas cortas revoloteantes; las niñas, recogiéndose la cola de sus largosvestidos de brocado y protegiéndose los ojos del sol con enormes abanicosnegroyplata.Perolainfantaeralamásgrácildetodosylaqueibaataviadaconmásgusto,segúnlamodaalgorecargadadeaquellaépoca.Suvestidoeraderasogris,conlafaldaylasanchasmangasabullonadasbordadasenplata,yel rígido corselete guarnecido de hileras de perlas finas. Dos chapinesdiminutos con grandes escarapelas color de rosa le asomaban debajo delvestidoalandar.Rosayperlaerasugranabanicodegasa,yenloscabellos,quecomounaaureoladeorodesvaídobrotabanespesosen tornoasucaritapálida,llevabaunahermosarosablanca.

Desdeunaventanadelpalacioel triste reymelancólico les contemplaba.Enpie,detrásdeél,estabasuhermano,donPedrodeAragón,aquienelreyodiaba,ysentadoasuladoestabasuconfesor,elGranInquisidordeGranada.Mástristeaúnquedecostumbreestabaelrey,puescuandomirabaalainfantahaciendo reverencias con gravedad infantil a los cortesanos allí reunidos, oriéndosedetrásde su abanicode la severaduquesadeAlburquerque, que laacompañaba siempre, le venía al pensamiento la joven reina, sumadre, quehacíatansólopocotiempo—así leparecíaaél—habíallegadodelaalegreFrancia,ysehabíamarchitadoenelsombríoesplendordelacorteespañola,muriendoseismesesjustosdespuésdelnacimientodesuhija,yantesdehabervisto florecer dos veces los almendros del vergel o de haber recogido elsegundoañoelfrutodelaviejahigueraretorcidaquecrecíaenelcentrodelpatio,cubiertoahorademaleza.Tangrandehabíasidosuamorporella,queno había soportado que ni siquiera la tumba se la ocultara. Había sidoembalsamadaporunmédicomoro,apesardequelehabíacondenadoya,sedecía,elSantoOficioporherejíayporlasospechadequepracticabalamagia.Yelcuerpodelareinatodavíayacíaensucatafalcomontadosobretapices,enlacapillademármolnegrodepalacio,exactamenteigualquecomolohabíandejadoallílosmonjesaqueldíaventosodemarzo,hacíacasidoceaños.Unavezalmesentrabael rey, embozadoenunmantooscuroyconuna linternasordaenlamano,ysearrodillabajuntoaella,llamándolaagritos:

—¡Mireina!¡Mireina!

Y,aveces,rompiendoelprotocoloquegobiernaenEspañatodoslosactosparticulares de la vida y pone límites incluso al sufrimiento de un rey,estrechabalaslívidasmanosenjoyadasconunaagoníairreprimidadedolor,e

Page 56: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

intentabadespertarafuerzadebesosenloquecidoselfríorostromaquillado.

Esedíaleparecíaquevolvíaaverla,comolahabíavistoporvezprimeraenelcastillodeFontainebleau,cuandosólocontabaélquinceañosyellaeraaúnmás joven.Habíansido formalmentedesposadosporelnunciopapalenpresencia del rey de Francia y de toda la corte, y él había regresado a ElEscorial,llevandoconsigounpequeñobucledecabellosdoradosyelrecuerdodedoslabiosinfantilesinclinadosparabesarlelamanocuandomontabaélensu carroza. Después había seguido la boda, celebrada apresuradamente enBurgos, unapequeña ciudad situada en la frontera entre los dos países, y lagranentradapúblicaenMadridconlacelebraciónacostumbradadeunaMisaMayor en la iglesia de Atocha, y un auto de fe más solemne que loacostumbrado, enelque sehabía entregadoalbrazo secular casi trescientosherejes, entre los que se contaba un buen número de ingleses, para que losquemaraenlahoguera.

Verdaderamentelahabíaamadoconlocura,pararuina—pensabanmuchos—desupaís,queestabaentoncesenguerraconInglaterraporeldominiodelNuevoMundo.Apenaslehabíanpermitidoqueseapartaraunmomentodesuvista; por ella había olvidado, o parecía haber olvidado, todos los gravesasuntos de Estado; y, con la terrible ceguera que la pasión acarrea a susesclavos,nosehabíadadocuentadequelascomplicadasceremoniasconlasque procuraba complacerla no hacían sino agravar el extraño mal que laaquejaba.Cuandoellamurió,élestuvoporuntiempocomosihubieraperdidola razón. En verdad, no cabe duda alguna de que hubiera abdicadosolemnemente y se hubiera retirado almonasterio trapense deGranada, delque era ya prior titular, si no hubiera temido dejar a la pequeña infanta amerced de su hermano, cuya crueldad era notoria incluso en un país comoEspaña,yquemuchossospechabanquehabíacausadolamuertedelareina,pormedio de un par de guantes emponzoñados que le había ofrecido comoregalocuandovisitósucastillodeAragón.Inclusodespuésdequeexpiraronlostresañosdelutooficialquehabíaordenadoporedictorealaloanchoyalolargodetodossusdominios,nopermitiónuncaquesusministroshablarandeunanuevaalianza;ycuandoelemperadormismoleenvióasusobrina,lahermosaarchiduquesadeBohemia,yleofreciósumanoenmatrimonio,rogóa los embajadores que dijeran a su señor que el rey de España estaba yadesposadoconlaaflicción,yqueaunqueeraéstaunaesposaestéril,laamabamás que a la hermosura; una respuesta que costó a su corona las ricasprovincias de los Países Bajos, que pocos después, a instigación delemperador, se alzaron contra él bajo el liderazgo de algunos fanáticos de laIglesiareformada.

Toda su vida matrimonial, con sus intensas alegrías apasionadas y laterribleagoníadesufinalrepentino,parecíavolveraélenestedía,mientras

Page 57: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

contemplaba a la infanta, que jugaba en la terraza. Tenía toda la bonitapetulanciademodalesde la reina, elmismomodovoluntariosodemover lacabeza,lamismabellabocadealtivascurvas,lamismasonrisamaravillosa—vraisouriredeFrance,enverdad—,alalzarlamiradadevezencuandoalaventana, o cuando tendía su pequeña mano para que se la besaran losmajestuososhidalgosespañoles.

Perolarisaagudadelosniñosheríalosoídosdelrey,yeldespiadadosoldeslumbrador se mofaba de su dolor, y una fragancia densa de especiasextrañas,especiastalescomolasqueusanlosembalsamadores,parecíaviciar— ¿o era su imaginación?— el aire limpio de lamañana. Ocultó su rostroentre las manos, y cuando la infanta levantó de nuevo la mirada se habíandejadocaerloscortinajes,yelreysehabíaretirado.

Ellahizounpequeñomohíndedesencanto,yalzóloshombros.Bienpodíahaberse quedado con ella el día de su cumpleaños. ¿Qué importaban losestúpidosasuntosdeEstado?¿Ohabíaidoaaquellalóbregacapillaenlaqueardían siempreciriosydondenunca se lepermitía a ella entrar? ¡Qué tontoera!, ¡cuando brillaba el sol tan resplandeciente, y todo el mundo era tandichoso!Además,seperderíaelsimulacrodecorridadetorosparalaqueyaestabasonandolatrompeta,pornodecirnadadelasmarionetasydelasotrascosas maravillosas. Su tío y el Gran Inquisidor eran mucho más sensatos;habíansalidoa la terrazay lehacíanbonitoscumplidos.Asíque sacudió sulinda cabeza y, tomando a don Pedro de lamano, descendió lentamente lasgradashaciaunlargopabellóndesedapúrpuraquehabíanlevantadoalfondodeljardín,siguiendolosdemásniñosenordenestrictodeprecedencia,yendoprimerolosqueteníanapellidosmáslargos.

Uncortejodeniñosnobles,vestidosfantásticamentedetoreros,salióasuencuentro, y el joven conde deTierra-Nueva, unmuchacho de unos catorceaños, de extraordinaria belleza, descubriéndose con toda la gracia de unhidalgodecunaygrandedeEspaña,lacondujosolemnementeaunpequeñositialdecoradoenoroymarfil,colocadosobreunaltoestradoquedominabaelruedo. Las niñas se agruparon en derredor suyo, haciendo revolotear susgrandes abanicos y cuchicheando unas con otras, y don Pedro y el GranInquisidor sequedarondepiey riendoa laentrada. Incluso laduquesa—lacamareramayor,comoselallamaba—,unamujerenjutaydefaccionesduras,congorgueraamarilla,nosemostrabatanmalhumoradacomodecostumbre,yalgoparecidoauna fría sonrisavagabaen su rostroarrugadoycontraía susdelgadoslabiosdescoloridos.

Eraciertamenteunacorridamaravillosa,ymuchomásbonita,pensabalainfanta, que la corrida de verdad a la que la habían llevado en Sevilla conocasióndelavisitadelduquedeParmaasupadre.Algunosdelosmuchachoshacían cabriolas montados en caballos de juguete ricamente enjaezados,

Page 58: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

blandiendo largas picas anudadas con alegres caídas de cintas brillantes; lesseguían otros a pie que movían sus capotes escarlata delante del toro ysaltaban con ligereza la barrera cuando les embestía. Y en cuanto al toromismo, era exactamente como un toro vivo, aunque estaba hecho sólo demimbreycuerotensado,yavecesinsistieraencorrerdandolavueltaalruedosobre las patas traseras, lo que jamás se le hubiera ocurrido hacer a ningúntoro vivo. Se prestó espléndidamente a la lidia, también, y los niños seexcitarontantoquesepusierondepieenlosbancos,yagitandosuspañuelosde encaje gritaban: ¡Bravo toro! ¡Bravo toro!, con lamisma seriedadque sihubieransidopersonasadultas.Finalmente,sinembargo,despuésdeunalidiaprolongadadurantelacualvariosdeloscaballosdecartónfueronatravesadosa cornadas y sus jinetes desmontados, el joven conde de Tierra-Nueva hizohumillaraltoroy,habiendoobtenidopermisodelainfantaparadarleelgolpede gracia, hundió su estoque de madera en el cuello del animal, con talviolenciaquearrancó la cabezadeun tajo,ydescubrióel rostro risueñodelpequeñomonsieurdeLorraine,hijodelembajadorfrancésenMadrid.

Despejaronentonceselruedoenmediodegrandesaplausos,yloscaballosde juguetemuertos fueron retirados,arrastradossolemnementepordospajesmorosconlibreaamarillaynegra,ydespuésdeunbreveintermedio,duranteelcualunacróbatafrancéshizoejerciciosenlacuerdafloja,aparecieronunasmarionetas italianasrepresentandola tragediasemiclásicadeSofonisbaenelescenariodeunteatrilloquehabíasidoconstruidoconesepropósito.Actuarontan bien, y sus gestos eran tan extremadamente naturales, que al final de laobralosojosdelainfantaestabancompletamenteempañadosporlaslágrimas.Realmentealgunosdelosniñosllorarondeveras,yhuboqueconsolarlescondulces, y el mismo Gran Inquisidor estuvo tan afectado que no pudo pormenos de decir a don Pedro que le parecía intolerable que cosas hechassimplementedemaderaydeceradecolores,ymovidasmecánicamenteconalambres,fuerantandesgraciadasytuvieraninfortuniostanterribles.

Siguióunmalabarista africanoque llevabaunagran cesta plana cubiertacon un paño rojo, y habiéndola colocado en el centro del redondel sacó delturbanteunacuriosaflautadecañaysepusoatocarla.Alospocosinstantesempezóamoverseelpaño,yamedidaqueelsonidodelaflautasehacíamásymásagudo,dosserpientesverdeyorosacaronsusextrañascabezasdeformadecuñaysealzaronlentamente,balanceándosealritmodelamúsicacomosebalancea una planta en el agua. Los niños, sin embargo, estaban bastanteasustados de sus capuchasmoteadas y sus lenguas demovimientos velocescomo saetas, y estuvieronmuchomás contentos cuando elmalabarista hizoquebrotarade laarenaunnaranjodiminutoydierabonitas floresblancasyracimosdefrutadeverdad;ycuandocogióelabanicodelahijitadelmarquésdeLasTorresyloconvirtióenunpájaroazulquevolódandovueltasporelpabellón cantando, su delicia y su asombro no conocieron límites. También

Page 59: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

fueencantadorelsolemneminuébailadoporlosniñosdanzantesdelaiglesiadeNuestraSeñoradelPilar.La infantanohabíavistonuncaensuvidaestaadmirable ceremonia, que tiene lugar todos los años en mayo ante el altarmayordelaVirgenyensuhonor;yenverdadningunodelosmiembrosdelafamilia real española había vuelto a entrar en la gran basílica de Zaragozadesdequeunsacerdotedemente,quealgunossuponíanquehabíasidopagadopor Isabel de Inglaterra, había intentado dar de comulgar con una formaenvenenadaalpríncipedeAsturias.Asíesqueellaconocía sólodeoídas la«danzadeNuestraSeñora»,comoselallamaba,yciertamenteeraunhermosoespectáculo.Losniñosllevabantrajesdecortedeterciopeloblanco,alamodaantigua, y sus curiosos tricornios iban ribeteados de plata y rematados porenormesaironesdeplumasdeavestruz;ycuandosemovíanbajolaluzdelsolse acentuaba aúnmás la blancura deslumbradora de sus trajes, en contrastecon sus rostros morenos y sus cabellos negros. Todo el mundo quedófascinadopor lagravedignidadconquesemovíansiguiendo las intrincadasfiguras de la danza y por la gracia minuciosa de sus lentos gestos ymajestuosasreverencias,ycuandoterminaronsuactuaciónysedescubrieronquitándose los grandes sombreros con airones ante la infanta, ellacorrespondió conunagrangentileza a supleitesía, ehizovotode enviarungranciriodeceraalaltardeNuestraSeñoradelPilar,acambiodelplacerqueellalehabíaproporcionado.

Ungrupodehermososegipcios—comosellamabaenaquellostiemposalos gitanos— avanzó luego en el redondel y, sentándose en círculo con laspiernas cruzadas, empezaron a tocar suavemente sus cítaras, moviendo elcuerpo a su ritmoy cantando en unmurmullo a boca cerrada, casi para susadentros,ennotasgraves,unamelodíasoñadora.CuandovieronadonPedrolemiraronceñudos,yalgunosparecieronaterrorizados,pueshacíasolamenteunassemanasquehabíahechoahorcarporhechiceríaadosdesutribuenlaplaza del mercado de Sevilla. Pero les encantó la bella infanta, que estabainclinadahaciaatrásymirabaporencimadesuabanicoconsusgrandesojosazules;y tuvieron laseguridaddequealguien tanhermosocomoeraellanopodría ser nunca cruel con nadie. Así es que siguieron tocando muysuavemente, rozando apenas las cuerdas de las cítaras con sus largas uñaspuntiagudas, y empezaron a mover la cabeza de arriba abajo como si seestuvieran quedando dormidos. De pronto, con un grito tan agudo que sesobrecogierontodoslosniñosydonPedroechómanoalpomodeágatadesudaga,sepusieronenpiedeunsaltoydieronvueltaslocamentealrededordelrecinto,haciendosonarlaspanderetasysalmodiandounafrenéticacancióndeamor en su extraña lengua gutural. Luego, a una nueva señal, se lanzarontodosotravezalsueloysequedarontendidosallí,completamenteinmóviles,siendo el rasgueo apagado de las cítaras el único sonido que rompía elsilencio. Después de haber hecho esto varias veces desaparecieron un

Page 60: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

momento,yvolvieronllevandoaunosopardopeludo,queconducíanconunacadena, y sobre los hombros, pequeñosmonos de Berbería. El oso se pusocabezaabajoconlamayorgravedad,ylosmonosdepielrugosahicierontodaclasede juegosdivertidoscondoschicosgitanosqueparecían sus amos; sebatieron con espadas diminutas, dispararon mosquetones e hicieron lainstrucción exactamente igual que la propia guardia del rey. Los gitanostuvieronrealmenteungranéxito.

Pero la parte más divertida de todos los festejos de la mañana fueindudablemente el baile del enanito. Cuando entró en el redondel dandotraspiés, contoneándose sobre suspiernas torcidasymeneandodeun lado aotro su enorme cabeza deforme, los niños lanzaron un fuerte grito decomplacencia,y lamisma infanta se rio tantoque la camareramayor sevioobligadaarecordarlequeaunquehabíamuchosprecedentesenEspañadequelloraralahijadeunreyantesusiguales,nohabíaningunodequeunaprincesade sangre real se divirtiera en presencia de los que eran inferiores suyos enalcurnia.Elenano,noobstante, eraen realidadcompletamente irresistible, eincluso en la corte española, notable siempre por cultivar su pasión por lohorrible, nunca se había visto un pequeño monstruo tan fantástico. Era suprimera aparición, además. Le habían descubierto sólo la víspera, corriendosalvajeporelbosque,dosnoblesquecazabanalasazónenunaparteremotadel gran bosque de alcornoques que circundaba la ciudad, y se lo habíanllevado a palacio para dar una sorpresa a la infanta; alegrándosemucho supadre,queeraunpobrecarbonero,delibrarsedeunhijotanfeoytaninútil.Quizá lo más divertido en él era su completa inconsciencia de su propioaspectogrotesco.Parecíaenverdadabsolutamentefelizyllenodeoptimismo.Cuandolosniñossereían,élsereíatanespontáneayalegrementecomoellos,y al final de cada danza les hacía a cada uno la más divertida de lasreverencias,sonriendoysaludándolesconlacabezacomosifuerarealmenteunodeellos,ynounpequeñoserdeformequelanaturaleza,conciertosentidodel humor, había producido para que se burlaran los demás. En cuanto a lainfanta, le fascinaba absolutamente. No podía apartar los ojos de ella, yparecía bailar para ella sola; y cuando al final de la sesión, recordando ellacómohabíavistoalasgrandesdamasdelacortearrojarramilletesdefloresalfamoso tenor italianoCaffarelli, a quienhabía enviado elPapade supropiacapillaaMadridparaquecuraraalreydesumelancolíaconladulzuradesuvoz,sedesprendiódelcabellolahermosarosablancay,enparteporbroma,enparteporhacerde rabiara lacamarera, se laarrojóa travésdel redondelconsusonrisamásdulce.Éllotomócompletamenteenserio,yapretandolaflorcontrasusásperoslabiostoscossellevólamanoalcorazónehincóunarodillaen tierra, sonriendoenunamuecadeorejaaorejaychispeándoledeplacerlosojillosbrillantes.

Estohizoperderdetalmodolagravedadalainfanta,quesiguióriéndose

Page 61: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

mucho tiempo después de que el enanito hubiera salido corriendo delredondel, y expresó a su tío el deseo de que se repitiera inmediatamente elbaile. La camarera, no obstante, bajo pretexto de que el sol era demasiadofuerte, decidióque seríamejorque su altezavolviera sindemora al palacio,dondeyaselehabíapreparadounmaravillosofestín,queincluíaunatartadecumpleañosconsusinicialesgrabadasporencimaconalmíbardecoloryunhermosobanderíndeplataondeandoenloalto.Lainfantasepusopuesenpieconmuchadignidady,habiendoordenadoqueelenanitovolvieraabailarparaella después de la hora de la siesta, y después de haber dado las gracias aljoven conde de Tierra-Nueva por su encantadora recepción, volvió a susaposentos,siguiéndolalosniñosenelmismoordenenelquehabíanentrado.

Ahorabien,cuandoelenanitooyóqueteníaquebailarporsegundavezenpresencia de la infanta y por orden expresa suya, se puso tan orgulloso quesalió corriendo al jardín, besando la rosa blanca en un absurdo arrebato deplaceryhaciendolosgestosdecomplacenciamástoscosydesmañados.

Lasfloresestabancompletamenteindignadasdesuatrevimientoameterseensuhermosohogar,ycuandolevieronhacercabriolasarribayabajodelospaseosymoverlosbrazosporencimadelacabezadeunmodotanridículo,nopudieroncontenerpormástiemposussentimientos.

—Realmenteesdemasiado feoparaquese lepermita jugarenelmismositioenqueestamosnosotros—exclamaronlostulipanes.

—Debierabeberjugodeadormiderasyquedarsedormidodurantemilaños—dijeronlosgrandesliriosescarlata,ysepusieronacaloradosyfuriosos.

— ¡Es un perfecto horror! —chilló el cactus—. ¡Mirad, es torcido yachaparrado, y tiene la cabeza completamente desproporcionada con laspiernas!Realmentehacequesemepongantodoslospinchosdepuntaporelmalhumor,ysiseacercaamílepincharéconmispúas.

—Y de hecho ha cogido una de mis mejores flores—exclamó el rosalblanco—. Yo mismo se la di a la infanta esta mañana, de regalo decumpleaños,yélselaharobado.

Ysepusoagritarlomásaltoquepudo:

—¡Ladrón,ladrón,ladrón!

Hasta losgeranios rojos,quenosolíandarse importancia,y se sabíaqueteníanmuchosparientespobres, seenrollaronenungestode repugnanciaalverle, y cuando las violetas hicieron mansamente la observación de queaunqueciertamenteeraenextremovulgar,sinembargo,nopodíaremediarlo,replicaron,contodajusticia,queeseerasuprincipaldefecto,yquenohabíarazón alguna por la que se debiera admirar a una persona porque fuera

Page 62: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

incurable;y,enverdad,entrelasvioletasmismasalgunasteníanlasensacióndequelafealdaddelenanitoeracasiostentosa,yquehubieradadopruebasdemuchomejorgustosihubieratenidounaspectotriste,oalmenospensativo,envezdeirdandosaltosalegrementeyagitándoseconactitudestangrotescaseinsensatas.

En cuanto al viejo reloj de sol, que era un individuo extremadamentenotable, y había dicho antaño la hora nadamenos que almismo emperadorCarlosV,sequedótandesconcertadoconlaaparicióndelenanitoquecasiseolvidódeseñalardosminutosenterosconsulargodedodesombra,ynopudopor menos de decir al gran pavo real, blanco como la leche, que estabatomandoelsolenlabalaustrada,quetodoelmundosabíaqueloshijosdelosreyeseranreyes,yqueloshijosdeloscarboneroserancarboneros,yqueeraabsurdo pretender que no fuera así; una afirmación con la que estuvocompletamentedeacuerdoelpavoreal,quegritó:«ciertamente,ciertamente»,conunavoztanpenetranteyásperaquelascarpasquevivíanenelcuencodela fresca fuente chapoteante sacaron la cabeza del agua y preguntaron a losenormestritonesdepiedraquédiablosocurría.

Peroencambioalospájaroslesgustaba.Lehabíanvistoamenudoenelbosque,danzandocomounduendecillotraslashojasqueelvientollevabaenremolino, o subido acurrucado en la concavidad de algún viejo roble,compartiendolasbellotasconlasardillas.Nolesimportabanipizcaquefuerafeo.¡Cómo!,elmismoruiseñor,quecantabatanmelodiosamenteporlanocheen losnaranjalesqueaveces la lunase inclinabaparaescuchar,noeragrancosa a la vista, al fin y al cabo; y además, él había sido bueno con ellos, ydurante aquel invierno terriblemente crudo, en que no había bayas en losarbustosyelsueloestaba tandurocomoelhierroy los loboshabíanbajadohasta lasmismaspuertas de la ciudad enbuscade alimento, él no les habíaolvidado ni una sola vez, sino que por el contrario les había dado siempremigajas de su pequeño rebojo de pan negro, y había repartido con ellos elpobredesayunoquetuviera.

Asíquevolabandandovueltasymásvueltasasualrededor,rozándolelamejillaconlasalasalpasar,yparloteabanunosconotros;yelenanitoestabatancomplacidoquenopodíapormenosdemostrarleslahermosarosablancaydedecirlesquelainfantamismaselahabíadadoporqueleamaba.

Ellos no entendían una sola palabra de lo que él decía, pero eso noimportaba,puesladeabanlacabezaytomabanelairedesabios,loquevieneavalertantocomoentenderunacosa,yesmuchomásfácil.

También las lagartijas le tenían cariño, y cuando se cansóde correr y setumbó en la hierba a descansar, jugaron y retozaron por encima de él, ytratarondedivertirledelmejormodoquepudieron.

Page 63: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Todo el mundo no puede ser tan guapo como una lagartija —exclamaban—, eso sería esperar demasiado. Y, aunque parezca absurdodecirlo,alfinyalcabonoestanfeo,contal,claroestá,dequeunocierrelosojosynolemire.

Laslagartijaseranextremadamentefilosóficaspornaturaleza,yamenudose quedaban sentadas todas juntas pensando durante horas y más horas,cuando no había nada más que hacer, o cuando el tiempo era demasiadolluviosoparasalir.

Las flores, sin embargo, estaban excesivamente molestas por sucomportamiento,yporelcomportamientodelospájaros.

—Esto muestra únicamente —decían— qué efecto tan vulgar tiene eseincesantemoverseyvolarprecipitadamente.Lagentebieneducadasiempresequedaexactamenteenelmismositio,comohacemosnosotras.Nadienosvionuncasaltandoarribayabajoporlospaseos,nigalopandoalocadamenteporel césped persiguiendo a las libélulas. Cuando queremos cambiar de airesavisamosaljardineroyélnosllevaaotroparterre.Estotienedignidad,comodebieraser.Perolospájarosylaslagartijasnotienensentidodereposoy,enverdad, los pájaros ni siquiera tienen un domicilio permanente. Son merosvagabundos,comolosgitanos,ydebieratratárselosexactamentedelamismamanera.

Así es que irguieron la cabeza y tomaron aspecto altanero, y estuvieronencantadas cuando, después de un rato, vieron al enanito levantarse de lahierbaydirigirsealpalacioatravesandolaterraza.

—Ciertamentedebieranencerrarleencasaduranteelrestodesusdías—dijeron—.¡Miradsujorobaysuspiernastorcidas!—yempezaronareírsecondisimulo.

Pero el enanito no sabía nada de todo esto. Le gustabanmuchísimo lospájaros y las lagartijas, y pensaba que las flores eran las cosas másmaravillosasdelmundoentero,aexcepciónnaturalmentedelainfanta,peroesqueellalehabíadadolabellarosablancayleamaba,yesoeramuydiferente.¡Cómo deseaba volver a estar con ella! Le haría ponerse a su derecha y lesonreiría,yélnuncaseapartaríadesulado,sinoquelatendríaporcompañeradejuegosyleenseñaríatodaclasedetravesurasdeliciosas.Pues,auncuandoélnohabíaestadonuncaantesenunpalacio,sabíamuchascosasmaravillosas.SabíahacerjaulitasconjuncosparaquecantarandentrolosgrillosyhacerconlargacañanudosadebambúlaflautaquelegustaoíraldiosPan.Conocíaelgrito de todas las aves, y podía llamar a los estorninos de la copa de losárbolesyalagarzarealdelalaguna.Conocíaelrastrodetodoslosanimales,y podía rastrear a la liebre por sus huellas delicadas y al oso por las hojasholladas. Todas las danzas del viento las conocía: la danza con blancas

Page 64: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

guirnaldas de nieve en el invierno y la danza de las flores a través de losvergelesenprimavera.Sabíadóndehacíanelnidolaspalomastorcaces,yenuna ocasión en que un cazador había cogido en una trampa a los padres, élmismohabíacriadoa lospichonesyhabíaconstruidoparaellosunpequeñopalomar en la hendidura de un olmo desmochado. Eran completamentemansasysolíancomerensumanotodaslasmañanas.Aellalegustarían,ylosconejosquecorríanveloces en los largoshelechos,y los arrendajos con susplumasaceradasy supiconegro,y los erizos, quepodíanhacerseunovilloconvirtiéndose en una bola de púas, y las grandes tortugas sabias que ibanarrastrándose lentamente, moviendo la cabeza a derecha y a izquierda ymordisqueandolashojastiernas.Sí,ciertamenteelladebíairalbosqueajugarcon él. Le daría su propia camita, y él vigilaría afuera al pie de la ventanahasta el amanecer, para ver que no le hicieran daño las reses bravas ni sedeslizaranloslobosflacosacercándosedemasiadoalacabaña.Yalalbadaríaunos golpecitos en las contraventanas y la despertaría, y saldrían a danzarjuntostodoeldía.

El bosque, en realidad, no era nada solitario. A veces lo atravesaba unobispomontadoensumulablanca,leyendoenunlibroilustradocondibujosde colores. Otras veces pasaban los halconeros con su gorra de terciopeloverdeysus jubonesdegamuzacurtida,conhalconesencapuchadosalpuño.Entiempodelavendimiallegabanlosquepisabanlauva,conmanosypiesdepúrpura, coronados de hiedra satinada y llevando pellejos de vino quegoteaban;yloscarboneros,quehacíancarbóndeleña,sentadosalrededordesusinmensashoguerasporlanoche,vigilandocómosecarbonizabanlosleñossecoslentamenteenelfuego,yasandocastañasenlascenizas,ylosladronessalían de sus cuevas y pasaban buenos ratos con ellos. En una ocasión,también, había visto un hermoso cortejo serpenteando en la larga calzadapolvorientaqueibaaToledo.Ibandelantelosmonjescantandodulcemente,yllevandopendonesbrillantesycrucesdeoro,yluego,conarmaduradeplata,conmosquetonesypicas,veníanlossoldados,yenmediodeelloscaminabantres hombres descalzos, con extrañas túnicas amarillas pintadas todo porencima con figuras maravillosas, y llevando cirios encendidos en la mano.Ciertamente había mucho que ver en el bosque; y cuando ella estuvieracansada encontraría para ella un suave terraplén cubierto de musgo, o lallevaría enbrazos, pues él eramuy fuerte, aunque sabía queno era alto.Leharíauncollarderojasbayasdebrionia,queserían igualdebonitasque lasbayasblancasque llevabaenelvestido,ycuandosecansaradeellaspodríatirarlas, y él le encontraría otras. Le llevaría copas de bellota y anémonasempapadasderocíoygusanosdeluzdiminutosparaquefueranestrellaseneloropálidodesucabello.

Pero¿dóndeestabaella?Preguntóalarosablanca,yéstanolerespondió.Todo el palacio parecía dormido, e incluso donde no habían cerrado las

Page 65: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

contraventanas,habíancorridopesadoscortinajessobrelasventanasparaqueno entrara la luz deslumbradora.Dio vueltas todo alrededor buscando algúnsitioporelquepoderentrar,yalfinviounapequeñapuertadeservicioqueestaba abierta. La atravesó cautelosamente, y se encontró en un salónespléndido, mucho más espléndido, se temía, que el bosque, pues habíamuchasmáscosasdoradasportodaspartes,yhastaelsueloestabahechodegrandes piedras de colores, dispuestas en una especie de dibujo geométrico.Pero lapequeña infantanoestabaallí; sólohabíaunasmaravillosasestatuasblancasquelemirabandesdesuspedestalesdejaspe,contristesojosvacíosylabiosquesonreíandemodoextraño.

Al fondo del salón pendía un cortinaje de terciopelo negro ricamentebordado, recamado de soles y estrellas, los emblemas favoritos del rey, ybordadosensucolorpreferido.¿Quizáestabaellaescondidadetrás?Probaría,detodosmodos.

Asíesquellegóhastaallísigilosamenteydescorrióelcortinaje.No,habíasólootraestancia,aunquemásbonita,pensó,quelaqueacababadedejar.LosmurosestabancubiertoscontapicesdeArras,hechosatrabajodeaguja,conmuchasfigurasquerepresentabanunacacería,obradeartistasflamencosquehabían empleadomás de siete años en su confección. Había sido antaño elaposentodeJuanelLoco,comollamabanaaquelreydemente,tanenamoradodelacaza,queamenudohabíaintentadoensudeliriomontarenlosenormescaballos encabritados y abatir al ciervo sobre el que estaban saltando losgrandespodencos,haciendosonarsucuernodecazayclavándole ladagaalpálidociervoquehuía.SeusabaahoradesaladelConsejo,yenlamesadelcentroestabanlascarpetasdelosministros,selladasconlostulipanesdeorodeEspañayconlasarmasyemblemasdelacasadeHabsburgo.

Elenanitomirabaasombradotodoasualrededor,yestabamedioasustadodeseguir.Losextrañosjinetessilenciososquegalopabantanvelozmenteporloslargosclarossinhacerruidoleparecíancomolosterriblesfantasmasdelosquehabíaoídohablaraloscarboneros—loscomprachos—,quecazansólodenochey que si encuentran a un hombre le convierten en ciervo, y le cazan.Peropensóenlabonitainfanta,ysearmódevalor.Queríaencontrarlasolaydecirlequeéltambiénlaamaba.Talvezestaríaenlasalacontigua.

Corrió sobre lasmullidas alfombrasmorunas y abrió la puerta. ¡No!Noestabaallítampoco.Laestanciaestabacompletamentevacía.

Era el salón del trono, que servía para la recepción de embajadoresextranjeros, cuando el rey, cosa que no ocurría con frecuencia últimamente,accedía a concederles una audiencia personal; la misma estancia en que,muchos años antes, se habían presentado legados venidos de Inglaterra parahacerlosacuerdosconcernientesalasnupciasdesureina,entoncesunadelas

Page 66: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

soberanas católicas de Europa, con el hijo primogénito del emperador. Lascolgaduraserandecordobántrabajadoenoro,yunapesadaarañasobredoradaconbrazospara trescientasvelas colgabadel techoblancoynegro.Bajoungran dosel de tejido de oro, en el que estaban bordados en aljófares loscastillosyleonesdeCastilla,estabaeltronomismo,cubiertoconunricodoselde terciopelo negro recamado de tulipanes de plata y orlado con unacomplicada cenefa de plata y perlas. En la segunda grada del trono estabacolocadoelescabeldelainfanta,consucojínforradodetisúdeplatay,pordebajodeésteyfueradeldosel,estabaelasientodelnunciodelPapa,elúnicoqueteníaderechoasentarseenpresenciadel reyconocasióndeceremoniaspúblicas,ycuyocapelocardenalicioestabacolocadodelante, enun taburetede púrpura, con sumaraña de borlas escarlata. En elmuro, frente al trono,colgabaunretratodetamañonaturaldeCarlosVentrajedecaza,conungranmastínasulado,yunretratodeFelipeIIrecibiendoelhomenajedelosPaísesBajos ocupaba el centro de otro de los muros. Entre las ventanas había unbargueñodenegroébano,con incrustacionesdeplacasdemarfil, en lasqueestabangrabadaslasfigurasdeLadanzadelamuerte,deHolbein—demano,sedecía,delfamosomaestromismo.

Pero al enanito no le interesaba nada toda esta magnificencia. Él nohubieradadosurosaportodaslasperlasdeldosel,niunsolopétaloblancodesurosaporeltronomismo.Loqueélqueríaeraveralainfantaantesdequebajasealpabellónydecirlequesefueraconélcuandohubieraterminadosubaile. Aquí, en el palacio, el aire era denso y pesado, pero en el bosque elviento soplaba libre, y el sol apartaba conmanos errantes de oro las hojastrémulas.Había flores tambiénenelbosque,no tanespléndidasacasocomolasfloresdeljardín,peromásdulcementeperfumadas,encambio:jacintosalcomienzo de la primavera, que inundaban de púrpura ondulate las frescascañadasylosoteroscubiertosdehierba,velloritasamarillas,queseapretabanen pequeños ramilletes alrededor de las raíces retorcidas de los robles,brillantecelidonia,yverónicaazul,eiriscolorlilayoro.Habíaamentosgrisessobre los avellanos, y las dedaleras azules se inclinaban por el peso de suscorolasmoteadas llenasde abejas.El castaño tenía sus capitelesde estrellasblancas,yelespinosuspálidaslunasdebelleza.¡Sí,seguroqueellairía,contal de que pudiera encontrarla! Iría con él al hermoso bosque, y todo el díabailaríaélparadeliciasuya.Unasonrisaleiluminólosojosalpensarenello,ypasóalsalónsiguiente.

De todas las estancias ésta era la más radiante y la más hermosa. LosmurosestabancubiertosdedamascodeLuccaestampadoentonorosaconundiseñodepájarosysalpicadodedelicadasfloresdeplata,losmuebleserandeplata maciza, festoneada con guirnaldas de flores y Cupidos meciéndose;delantedelasdosgrandeschimeneashabíamagníficosguardafuegosconlorosy pavos reales bordados, y el suelo, que era de ónice verde mar, parecía

Page 67: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

extendersealolejosenladistancia.Noestabaélsolo.Depie,bajolasombradelquiciodelapuerta,alfondodelahabitación,viounapequeñafiguraquele estabamirando. Su corazón tembló, un grito de alegría se escapó de suslabios,ysemovió,poniéndoseenlazonailuminadaporlosrayosdelsol.Alhacerlo,lafigurasemoviótambiénylavioclaramente.

¡Sí, sí, la infanta!Eraunmonstruo, elmonstruomásgrotescoquehabíavistoélensuvida.Sinformaapropiada,comoladelasdemáspersonas,sinojorobadoydepiernastorcidas,conunaenormecabezaquecolgabaycrinesdepelonegro.Elenanito fruncióelceño,yelmonstruo lo frunció también.Serio,yrioconél,ysepusoenjarrasexactamentecomoélloestabahaciendo.Le hizo una inclinación burlesca, le devolvió una profunda reverencia. Fuehacia él, y vino a su encuentro, copiando cada paso que daba, y parándosecuandoseparabaél.Gritódivertido,yechóacorrerhaciaadelante,yextendiólamano,ylamanodelmonstruotocólasuya,yestabatanfríacomoelhielo.Leentrómiedo,ehizounmovimientoconlamano,ylamanodelmonstruolosiguió rápidamente.Trató de empujarlo, pero algo liso y duro le detuvo.Lacaradelmonstruoestabaahorapegadaalasuyayparecíallenadeterror.Seapartóelpelodelosojos.Leimitó.Logolpeó,yledevolviógolpeporgolpe.Lediomuestrasdequeloabominaba,ylehizoaélhorriblesmuecas.Seechóhaciaatrásyelmonstruoretrocedió.

¿Qué era aquello? Reflexionó un momento y miró en derredor suyo elrestodelsalón.Eraextraño,peroparecíaquetodoteníasudobleenesemuroinvisibledeaguaclara.Sí,cuadroporcuadroestabarepetido,ysofáporsofá.Elfaunodormidoqueyacíaensuhornacinajuntoalumbraldelapuertateníasuhermanogemeloquedormitaba,y laVenusdeplata iluminadapor la luzdelsoltendíalosbrazosaunaVenustanhermosacomoellamisma.

¿Eraeleco?Éllehabíallamadounavezenelvalle,ylehabíacontestadopalabraporpalabra.¿Podríahacerburlaalosojoslomismoquehacíaburlaala voz? ¿Podría hacer un mundo de imitación exactamente igual al mundoreal?¿Podríatenercoloryvidaymovimientolasombradelascosas?¿Podríaserque…?

Sesobresaltó,ysacandodelpecholahermosarosablancasediolavueltaylabesó.¡Elmonstruoteníaunarosasuya,igual,pétaloapétalo!Labesabaconbesosparecidosylaapretabacontraelcorazóncongestoshorribles.

Cuandolaverdadsehizoluzenél,dioungritosalvajededesesperaciónycayóalsuelosollozando.¡Asíqueeraéleldeformeyjorobado,insoportablealavistaygrotesco!Élmismoeraelmonstruo,yeradeéldequientodoslosniñossehabíanestadoriendo;ylaprincesitaqueélhabíacreídoqueleamaba,también ella había estado simplemente burlándose de su fealdad yregocijándoseporsusmiembrostorcidos.¿Porquénolehabíandejadoenel

Page 68: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

bosquedondenohabíaespejosqueledijeranlorepugnantequeera?¿Porquéno le había matado su padre antes que venderle para vergüenza suya?Lágrimasabrasadorasrodaronporsusmejillas,ehizopedazoslarosablanca.El monstruo tumbado en el suelo hizo lo mismo y diseminó en el aire losdelicadospétalos.Searrastróporelsuelo,y,cuandoelenanitolomiró,selequedómirando con una cara contraída por el dolor. Se apartó arrastrándoseparanoverlo,ysecubriólosojosconlasmanos.Avanzóarastras,comounacriaturaherida,hastalasombra,ysequedóallítendidogimiendo.

Y en ese momento entró la propia infanta con sus compañeros por lapuerta-ventana abierta, y cuandovieron al feo enanito tendido en el sueloygolpeándolo con los puños cerrados, del modomás fantástico y exagerado,estallaronenalegrescarcajadas,yrodeándoleselequedaronmirando.

—Subaileeradivertido—dijo la infanta—;perosumaneradeactuaresmás divertida aún. Verdaderamente es casi tan bueno como las marionetas,sóloque,desdeluego,noestannatural.

Ehizorevolotearsuabanicoyaplaudió.

Peroelenanitonoalzabanunca lavista,y sus sollozos ibansiendocadavezmásdébilesy,depronto,diounacuriosaboqueadayseapretóelcostado.Yvolvióacaerhaciaatrásysequedócompletamenteinmóvil.

— ¡Eso es magnífico! —dijo la infanta, después de una pausa—; peroahoratienesquebailarparamí.

—Sí—gritarontodoslosniños—,tienesquelevantarteybailar,pueserestanhábilcomolosmonosdeBerbería,ymuchomásridículo.

Peroelenanitonosemovía.

Y la infanta golpeó el suelo con el pie, y llamó a su tío, que estabapaseandoenlaterrazaconelchambelán,yleíaunosdespachosqueacababandellegardeMéxico,dondesehabíaestablecidorecientementeelSantoOficio.

—Midivertidoenanitoestámohíno—exclamó—,tenéisquedespertarleydecirlequebaileparamí.

Cruzaronunasonrisa,yentraronconcalma,ydonPedroseinclinóydioungolpecitoalenanoenlamejillaconsuguantebordado.

—Tienes que bailar—dijo—, pequeño monstruo. Tienes que bailar. LainfantadeEspañaydelasIndiasdeseaqueseladivierta.

Peroelenanitonosemovióapesardetodo.

—Debieranllamaralencargadodelosazotes—dijocontalantemolesto.

Ysevolvióalaterraza.

Page 69: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Peroelchambelántomóunairegrave,ysearrodillójuntoalenanitoylepuso lamano sobre el corazón. Y después de unos instantes se encogió dehombrosyselevantó,yhabiendohechounaprofundareverenciaalainfanta,dijo:

—Mibellaprincesa, vuestrodivertido enanitonuncavolverá abailar.Eslástima,puesestanfeoquepuedequehubierahechosonreíralrey.

—¿Peroporquénovolveráabailar?—preguntólainfanta,riendo.

—Porqueseleharotoelcorazón—respondióelchambelán.

Y la infanta frunció el ceño, y sus delicados labios de hoja de rosa securvaronenunbonitogestodedesdén.

—Enelfuturo,quelosquevenganajugarconmigonotengancorazón—exclamó.

Ysaliócorriendoaljardín.

ELPESCADORYSUALMA

Todaslastardessalíaalmareljovenpescadoryarrojabasusredesalagua.Cuandoelvientosoplabadetierra,nocogíanada,opocacosa,enelmejordeloscasos,pueseraunvientocortantedealasnegras,yolasencrespadassubíanasuencuentro.Perocuandosoplabaelvientohacialacosta,salíanlospecesde lasprofundidadesyentrabannadandoen la trampade sus redes,yél losllevabaalmercadoparavenderlos.

Todas las tardes salía almar,yuna tarde la redpesaba tantoqueapenaspodíaarrastrarlaparasubirlaalabarca.Yriéndosesedijo:

—Seguramentehecogidotodoslospecesquenadan,oheatrapadoaalgúnmonstruo torpe que será una cosa asombrosa para los hombres, o algohorrorosoquelareinadesearátener.

Y juntando todas sus fuerzas tiróde lasásperascuerdashastaque,comolíneasdeesmalteazulalrededordeun jarróndebronce, resaltaron las largasvenasdesusbrazos.Tiródelascuerdasdelgadas,ymásymásseacercabaelcírculodecorchosplanos,ylaredsubióalfinalasuperficiedelagua.

Peronohabíadentropezalguno,nimonstruonicosaquedierahorror,sinosolamenteunasirenitaprofundamentedormida.

Tenía los cabellos como húmedo vellón de oro, y era cada cabello porseparadocomounhilodeorofinoenunacopadecristal.Sucuerpoparecíade

Page 70: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

blancomarfil,ysucolaeradeplatayperla.

Platayperlaerasucola,ylasverdesalgasmarinasseenroscabanenella;ycomoconchasmarinaseransusorejas,ysuslabioscomoelcoraldelmar.Las frías olas rompían sobre sus pechos fríos, y brillaba la sal sobre suspárpados.

Tanbellaera,quecuandoeljovenpescadorlaviosellenódeasombro,yextendiólamanoyatrajolaredjuntoaél,yapoyándoseenlabordalacogióensusbrazos.Y,al tocarla, lanzóellaungritocomounagaviotaasustadaydespertó, y lemiró aterrorizada con sus ojos de amatistamalva, y forcejeóparaescapar.Peroéllateníasujeta,ynoconsintióquesemarchara.

Ycuandovioellaquenopodíaescaparenmodoalgunodeél,seechóallorarydijo:

—Tesuplicoquemedejesquemevaya,puessoylahijaúnicadeunrey,ymipadreesancianoyestásolo.

Peroeljovenpescadorrespondió:

—Notedejaréiranoserquemehagaslapromesadequesiemprequetellamevendrásacantarparamí,puesalospeceslesdeleitaescucharelcantodelosquehabitanenelmar,yasísellenaránmisredes.

—¿Deverdaddejarásquemevayasiteloprometo?—exclamólasirena.

—Deverdadquedejaréquetevayas—dijoeljovenpescador.

Asíesqueellaleprometióloqueéldeseaba,ylojuróconeljuramentodeloshabitantesdelmar.Yélaflojó losbrazosen tornodeella,y la sirenasesumergióenelagua,temblandoconunextrañotemor.

Todaslastardessalíaalmareljovenpescadoryllamabaalasirena;ysalíaella del agua y cantaba para él.Dando vueltas ymás vueltas en torno suyonadaban losdelfines,y lasariscasgaviotashacíancírculosporencimadesucabeza.

Yellacantabauncantomaravilloso,puescantabaacercadeloshabitantesdel mar que conducen a sus rebaños de cueva en cueva, y llevan a losternerillossobreloshombros;delostritonesdelargasbarbasverdesypechovelludo,quetocancaracolasretorcidascuandopasaelrey;delpalaciodelrey,tododeámbar,contejadodeesmeraldaclaraysuelodeperlareluciente;ydelosjardinesdelmar,dondelosgrandesabanicosdefiligranadecoralondeantodoeldía,ylospecespasanraudoscomopájarosdeplata,yseabrazanlasanémonasalasrocas,yflorecenlosclavelesenlaarenaamarillafestoneada.Cantaba,ysucanciónerasobre lasgrandesballenasquebajande losmaresdelNorteyllevanagudoscarámbanoscolgándolesdelasaletas;delassirenas,quecuentancosashastatalpuntomaravillosasquelosmercaderestienenque

Page 71: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

taponarse los oídos con cera, pues si las oyeran saltarían al agua y seahogarían;yeratambiénsucanciónsobrelosgaleoneshundidosconsusaltosmástiles, y los marineros congelados adheridos a las jarcias, y las caballasentrandoysaliendoanadoporlasportillas;sobrelaspequeñaslapas,quesongrandesviajerasyseadhierenalasquillasdelosbarcosyvandandovueltasalrededor del mundo; y sobre las jibias que viven en los flancos de losacantiladosyextiendensuslargosbrazosnegros,ypuedenhacerquevengalanochecuandoquieren.Cantóalnautilo,quetienesupropiabarca,taladaenunópalo,yestápropulsadaporunaveladeseda;alosfelicestritonesquetocanelarpaypuedenhacerdormirporencantamientoalgranKraken;alosniñospequeños que sujetan a las resbaladizas marsopas y cabalgan sobre ellasriendo;alassirenasqueseacuestanenlaespumablancaytiendenlosbrazosa los marineros; y a los leones de mar con sus colmillos curvos, y a loshipocamposconsuscrinesflotantes.

Y,mientras cantaba, todos los atunes llegabandesde las profundidades aescucharla,yeljovenpescadorarrojabalasredesentornoaellosyloscogía,yaotrosloscapturabaconunarpón.Ycuandosubarcaestababiencargada,lasirenasesumergíaenelmar,sonriéndole.

No obstante, nunca quiso acercarse a él tanto que pudiera tocarla. Él amenudolallamabaylerogaba,peroellanoseacercaba;ycuandointentabacogerlasezambullíaenelaguacomopudierahacerlounafoca,ynovolvíaaverlaesedía.Ycadadíaelsonidodesuvozsehacíamásdulceasusoídos.Tandulceerasuvozqueolvidabasusredesysuastucia,ynosecuidabadesuoficio.

Con aletas bermellón y ojos tachonados de oro pasaban en bancos losatunes, pero él no les prestaba atención: su arpón yacía a su lado sin usoalguno,yestabanvacíassusnasasdemimbretrenzado.Conloslabiosabiertosylosojosempañadosporelasombro,sequedabasentadoociosoensubarcayescuchaba;escuchabahastaquelaneblinadelmarsearrastrabaentornosuyo,ylalunamerodeadorateñíadeplatasusmiembrosmorenos.

Yunatardecerlallamóyledijo:

—Sirenita,sirenita,teamo.Acéptameporesposo,puesteamo.

Perolasirenitanegóconlacabeza.

—Tú tienesunalmahumana—respondió—.Siquisierasarrojar tualmalejosdeti,podríaamarte.

Yeljovenpescadorsedijo:«¿Dequémesirveelalma?Nopuedoverla.Nopuedotocarla.Nolaconozco.Ciertamente laarrojaré lejosdemí,yserámíaunagranalegría».

Page 72: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yestallóensuslabiosungritodejúbiloy,poniéndoseenpieensubarcapintada,tendiósusbrazosalasirena.

—Arrojarémialmalejosdemí—gritó—,ytúserásminoviayyoserétunovio en los esponsales, y juntos viviremos en lo profundo delmar, y todoaquelloquehascantadomelomostrarás,todoloquetúdeseesyoloharé,ynuestrasvidasnohabrándesepararse.

Ylasirenitariodeplaceryocultóelrostroentrelasmanos.

—Pero¿cómoarrojaréelalmafuerademí?—exclamóeljovenpescador—.Dimecómopuedohacerlo,y¡hala!,loharé.

— ¡Ay! No lo sé—dijo la sirenita—; los habitantes del mar no tienenalma.

Ysesumergióenlaprofundidad,mirándoleanhelante.

Yalamañanasiguientetemprano,antesdequeelsolhubierarecorridoelespaciode lamanodeunhombreporencimadelcollado,el jovenpescadorfueacasadelsacerdoteyllamótresvecesalapuerta.

El novicio miró por el postigo, y, cuando vio quién era, descorrió elpestilloydijo:

—Entra.

Yentróeljovenpescador,ysepusoderodillasenlosjunquillosdelsuelo,queexhalabaunsuaveolor,ydijoagritosalsacerdote,queestabaleyendoellibrosagrado:

—Padre, estoy enamorado de una que habita en el mar y mi alma meimpiderealizarmideseo.Decidmecómopuedoarrojarmialmalejosdemí,puesenverdadno lanecesitoparanada.¿Quévalor tienemialmaparamí?Nopuedoverla.Nopuedotocarla.Nolaconozco.

Yelsacerdotesediogolpesdepechoyexclamó:

— ¡Ay, ay!Tú estás loco o has comido alguna hierba venenosa, pues elalmaeslapartemásnobledelhombre,ynosladioDiosparaquelausáramosnoblemente.Noexistecosademásprecioqueunalmahumana,ynohaycosaterrenaconlaquepuedaponerseenlamismabalanza.Valeloquetodoeloroquehayenelmundo,yesdemásprecioquelosrubíesdelosreyes.Portanto,hijomío,nopiensesmásenesteasunto,puesesunpecadoquenopuedeserperdonado.Yencuantoalosquehabitanenelmar,estáncondenados,ylosquemantienentratoconellosestánperdidostambién.Soncomolasbestiasdelcampoquenodistinguenelbiendelmal,yporellosnohamuertoelSeñor.

Al joven pescador se le llenaron los ojos de lágrimas al oír las amargaspalabrasdelsacerdote,ysepusoenpieyledijo:

Page 73: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Padre, los faunosvivenenelbosqueyestánalegres,yen las rocassesientanlostritonesconsusarpasdeorodeley.Dejadmequeseacomoellos,oslosuplico,puessusdíassoncomolosdíasdelasflores.Yencuantoamialma,¿dequémeaprovecha,siseinterponeentreloqueamoyyo?

—Elamordelcuerpoesvil—exclamóelsacerdote, frunciendo lascejas—, y viles y perversas son esas cosas que Dios tolera que vaguen por elmundo suyo. ¡Malditos sean los faunos del bosque, y seanmalditas las quecantanenelmar!Lasheoídodenocheyhanintentadoserunseñueloquemeapartarademirosario.Danquedosgolpesalaventanayríen.Musitanenmioídolahistoriadesusgozospeligrosos.Meinducencontentacionesy,cuandoquierorezar,mehacenmuecas.Estáncondenadas,tedigo,estáncondenadas.Para ellas nohay cieloni hay infierno, y enningunode losdos alabarán elnombredeDios.

—Padre—exclamóel jovenpescador—,nosabéis loquedecís.Unavezatrapéenmiredalahijadeunrey.Esmáshermosaqueellucerodelalba,ymásblancaquelaluna.Acambiodesucuerpodaríamialma,yporsuamorrenunciaríaalcielo.Decidmeloqueospregunto,ydejadquevayaenpaz.

—¡Fuera!¡Fuera!—gritóelsacerdote—;tuamadaestácondenada,ytútecondenarásconella.

Ysindarlesubendiciónlecondujofueradesupuerta.

Yeljovenpescadorbajóalaplazadelmercado,ycaminabalentamenteyconlacabezabaja,comoquienestáabatidoporeldolor.

Y cuando le vieron llegar losmercaderes, empezaron a cuchichear unosconotros,yunodeellosavanzóasuencuentro,lellamóporsunombreyledijo:

—¿Quétienesquevender?

—Te venderé mi alma—respondió—. Te ruego que la compres y te lalleves lejos demí, pues estoy harto de ella. ¿De quéme sirve el alma?Nopuedoverla.Nopuedotocarla.Nolaconozco.

Perolosmercaderesseburlabandeél,ydecían:

— ¿Para qué queremos un alma humana? No vale lo que una monedahendida de plata. Véndenos tu cuerpo como esclavo, y te vestiremos depúrpuramarinaytepondremosunanilloeneldedo,yteharemosfavoritodelagranreina.Peronohablesdelalma,puesnoesnadaparanosotros,nitienevaloralgunoparanuestroservicio.

Yeljovenpescadorsedijoporlobajo:

«¡Quécosatanextrañaesésta!Elsacerdotemedicequeelalmavaletodo

Page 74: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

elorodelmundoylosmercaderesdicenquenovaleniunamonedadeplatahendida».

Y salió de la plaza delmercado y bajó a la playa delmar, y se puso ameditarenloquedebíahacer.

Y amediodía recordó cómo uno de sus compañeros, que recogía hinojomarino,lehabíahabladodeciertahechicerajovenquevivíaenunacuevaalaentradadelabahíayeramuyingeniosaensushechicerías.Yseencaminóallíechándoseacorrer, tanansiosoestabade librarsedesualma;yunanubedepolvoleseguíacuandoibapresurosoporlaarenadelaplaya.Porelpicordelapalmade sumano supo la jovenbruja su llegada, y rioy se soltó la rojacabellera. Con su roja cabellera cayendo en torno suyo, estaba en pie a laentrada de la cueva, y en la mano tenía una ramita de cicuta silvestre queestabafloreciendo.

—¿Quénecesitas?¿Quénecesitas?—gritó,mientrasélsubíalapendientejadeante, y se inclinaba ante ella—. ¿Peces para tu red, cuando el viento esinsoportable?Tengounpequeñocaramillohechoconunacaña,ycuando lotocolossalmonetesvienennadandoalabahía.Perotieneunprecio,hermosomuchacho, tiene un precio. ¿Qué necesitas? ¿Qué necesitas? ¿Una tormentaquehagazozobrarlosbarcosyarrastrealaplayaloscofresdericostesoros?Yotengomástormentasdelasquetieneelviento,puessirvoaunoqueesmásfuertequeelviento,y conuncedazoyuncubodeaguapuedoenviar a lasgrandesgalerasal fondodelmar.Pero tengounprecio,hermosomuchacho,tengounprecio.¿Quénecesitas?¿Quénecesitas?Conozcounaflorquecreceen el valle, y nadie la conoce más que yo. Tiene hojas de púrpura y unaestrellaenelcorazón,ysujugoestanblancocomolaleche.Sitocarasconesaflorloslabiosendurecidosdelareina,teseguiríaportodoelmundo.Dellechodel reyse levantaríaysaldría,yporelmundoentero teseguiría.Y tieneunprecio,hermosomuchacho,tieneunprecio.¿Quénecesitas?¿Quénecesitas?Puedomachacarunsapoenunmortero,yhacercaldoconél,ydarvueltasalcaldoconlamanodeunhombremuerto.Rocíaconelloatuenemigomientrasduerme,yseconvertiráenvíboranegra,ysupropiamadrelematará.Conunaruedapuedoarrastrarlalunadelfirmamento,yenuncristalpuedomostrarteala muerte. ¿Qué necesitas? ¿Qué necesitas? Dime tu deseo, y yo te loconcederé; y tú me pagarás un precio, hermoso muchacho, me pagarás unprecio.

—Mideseoestansólounacosamuypequeña—dijoeljovenpescador—;sinembargo,elsacerdotesehaenojadoconmigoymehaechado.Noesmásque una cosa pequeña, y losmercaderes se han burlado demí yme la hannegado.Portanto,hevenidoati,aunqueloshombrestellamanperversa,yseacualseaelpreciolopagaré.

Page 75: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¿Quéesloquequieres?—preguntólahechicera,acercándoseaél.

—Quisieraarrojarmialmalejosdemí—respondióeljovenpescador.

Lahechicerasepusopálidayseestremeció,yocultóelrostroensumantoazul.

—Hermosomuchacho, hermosomuchacho—musitó—, ésa es una cosaterribledehacer.

Élsacudiósusrizoscastañosyserio.

—Mialmanoesnadaparamí—respondió—.Nopuedoverla.Nopuedotocarla.Nolaconozco.

—¿Quémedarássi te lodigo?—preguntó lahechicera,bajandoaél lamiradadesusbellosojos.

—Cincomonedasdeoro—dijo él—,ymis redes,y la casade zarzoenquevivo,ylabarcapintadaenquenavego.Dimesólocómolibrarmedemialma,ytedarétodoloqueposeo.

Ellaseriomofándosedeél,yledioungolpecitoconlaramadecicuta.

—Puedoconvertirlashojasdeotoñoenoro—respondió—,ypuedotejerconlospálidosrayosdelalunauntejido,siquiero.Aquelaquiensirvoesmásricoquetodoslosreyesdeestemundoyposeelosdominiosdeellos.

— ¿Qué debo darte entonces—exclamó él—, si tu precio no es oro niplata?

Lahechiceralerozóelcabelloconsudelgadamanoblanca.

—Debesdanzarconmigo,hermosomuchacho—murmuró.

Ylesonriómientraslehablaba.

—¿Nadamásqueeso?—exclamóeljovenpescadorllenodeasombro,ysepusoenpie.

—Nadamásqueeso—repusoella,yvolvióasonreírle.

—Entonces,alapuestadelsolbailaremosjuntosenalgúnlugarsecreto—dijoél—,ydespuésdehaberbailadomediráslacosaquedeseosaber.

Ellanegóconlacabeza.

—Cuandohayaplenilunio,cuandohayaplenilunio—musitó.

Luego escudriñó todo en derredor suyo, y escuchó. Un pájaro azul selevantó chillando de su nido e hizo círculos sobre las dunas, y tres avesmoteadashicieroncrujir lahierbagrisyásperay se silbaronunaaotra.Nohabíaotrosonido,salvoelsonidodeunaolaquedesgastabaloslisosguijarros

Page 76: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

abajo.Asíqueextendióellalamano,yleatrajocercadeélypusosuslabiossecosjuntoasuoído.

—Esta noche has de venir a la cimade lamontaña—cuchicheó—.Hayaquelarre,yélestaráallí.

El joven pescador se sobresaltó y la miró, y ella le mostró sus dientesblancosalreírse.

—¿Dequiénhablascuandodices«él»?—preguntó.

—No importa—respondióella—.Veestanoche,ypontebajo las ramasdelcarpe,yesperamillegada.Sicorrehaciatiunperronegro,golpéaleconunavaradesauce,yseirá.Sitehablaunalechuza,noledesrespuestaalguna.Cuandollenelalunaestarécontigo,ydanzaremosjuntossobrelahierba.

—¿Peroquieres jurarmequemediráscómopuedoarrojarmialmalejosdemí?—inquirióél.

Semovióella, poniéndoseaplena luzdel sol, y a travésde su cabellerarojasusurrabaelviento.

—Porlaspezuñasdelmachocabríolojuro—dijoellacomorespuesta.

—Eres lamejor de las brujas—exclamó el joven pescador—, y bailarécontigoestanocheen la cimade lamontaña.Preferiríaverdaderamentequemehubieraspedidoorooplata.Perotalycomoestupreciolotendrás,puesesmuypocacosa.

Y se descubrió ante ella, quitándose la gorra, e inclinó la cabeza en unprofundosaludo,yvolviócorriendoalaciudadllenodegranalegría.

Ylahechiceralecontemplómientrasseiba,ycuandolehuboperdidodevistaentróensucueva,ysacandounespejodeunacajademaderadecedrotallada, lopusoen alto enunmarco,yquemóante él flordeverbena sobrecarbonesencendidos,yexaminó lasvolutasdelhumo.Ydespuésdeun ratoapretólospuñosllenadeira.

—Debierahabersidomío—musitó—;yosoytanhermosacomoella.

Yaquelatardecer,cuandosaliólaluna,subióeljovenpescadoralacimadelamontaña,ysepusobajolasramasdelcarpe.Comounescudodemetalbruñido,elmarredondoyacíaasuspies,ylassombrasdelasbarcaspesquerassemovíanenlapequeñabahía.Unalechuza,deamarillosojosdesulfuro,lellamópor sunombre, pero él no ledio respuesta alguna.Corrióhacia él unperronegroygruñó.Legolpeóconunavaradesauce,ysefuequejumbroso.

Amedianochellegaronlasbrujasvolandoporelairecomomurciélagos.

— ¡Fiuu! —gritaban, cuando se posaban en el suelo—; ¡hay alguien a

Page 77: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

quiennoconocemos!

Yolfateabanalrededoryparloteabanunasconotrasysehacíanseñas.Laúltima de todas fue la joven hechicera, con sus cabellos rojos ondeando alviento.Llevabaunvestidodetisúdeoroconbordadodeojosdepavoreal,yteníaenlacabezaungorritodeterciopelo.

—¿Dóndeestá,dóndeestá?—chillaronlasbrujascuandolavieron.

Peroellasóloreía,ycorrióalcarpe,ytomandoalpescadordelamanolesacóalaluzdelaluna,yempezóadanzar.

Giraban y giraban dando vueltas y más vueltas, y la joven hechicerasaltaba tanaltoquepodíaver él los taconesescarlatade suszapatos.Luegollegó, precisamente a través de los bailarines, el ruido del galope de uncaballo,peronoseveíacaballoalguno,yélsintiómiedo.

—¡Másdeprisa!—gritólahechicera.

Y le echó los brazos alrededor del cuello, y él sintió sobre su rostro elcálidoalientodeella.

—¡Másdeprisa,másdeprisa!—gritaba.

Yparecíaquelatierradabavueltasbajosuspies,yseleturbóelcerebro,yle sobrecogió un gran terror, como una sensación de algo perverso que leestuviera vigilando; y al fin fue consciente de que bajo la sombra de unpeñascohabíaunafiguraquenoestabaallíantes.Eraunhombrevestidoconun traje de terciopelo negro, cortado a la moda española. Su rostro eraextrañamentepálido, pero tenía los labios comouna altiva flor roja.Parecíacansado,yapoyabalaespalda,jugueteandodeunmodolánguidoconelpomodesudaga.Enlahierba,asulado,habíaunsombreroconunairóndeplumasy un par de guanteletes de montar con puño de encaje dorado, y con unextrañoemblemabordadoconaljófares.Colgabadesuhombrounacapacortaforradadepieldecebellina,ysusdelicadasmanosblancasestabanenjoyadasconanillos.Caíansobresusojosunospárpadospesados.

El jovenpescador se le quedómirando, comoquien está atrapado en unconjuro.Finalmente,cruzaronlamirada,ydondequieraquebailaraleparecíaque losojosdel hombre estaban fijos sobre él.Oyó reír a lahechicera, y latomóporeltalleygiróconelladandovueltasymásvueltas.

Depronto,aullóunperroenelbosque,ylosquebailabansedetuvierony,yendodedosendos,searrodillaronybesaronlasmanosdelhombre.Segúnlohacían,unapequeñasonrisa tocabasus labiosorgullosos,a lamaneraqueelala de un pájaro roza el agua y la hace reír. Pero había desdén en aquellasonrisa.Nohacíamásquemiraraljovenpescador.

—¡Ven,adorémosle!—susurrólahechicera.

Page 78: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Ylellevó;yaélleentróungrandeseodehacerloqueellalepedía,ylasiguió.Perocuandoestuvocerca,ysinsaberporquélohacía,hizosobresupecholaseñaldelacruz,einvocóelnombresanto.

Apenas lo había hecho, cuando chillaron las brujas como halcones yhuyeron, y el pálido rostro que había estado observándole se retorció en unespasmodedolor.Elhombresediolavueltahaciaunbosquecilloysilbó.Uncaballoligeroderazaespañolacorrióasullamada.Alsaltaralasillasevolvióymiróaljovenpescadorcontristeza.

Ylahechiceradecabellorojointentóescapartambién,peroelpescadorlacogióporlasmuñecasylasujetó.

—¡Suéltame—gritabaella—,ydejaquemevaya!Puestúhasnombradoloquenosedebenombrar,yhasmostradolaseñalquenosepuedemirar.

—No—replicóél—,nodejaréquetevayashastaquenomehayasdichoelsecreto.

— ¿Qué secreto?—dijo la hechicera, forcejeando con él como un gatosalvaje,ymordiéndoseloslabiossalpicadosdeespuma.

—Yalosabes—respondióél.

Susojosdelcolordelahierbaverdeseenturbiaronporlaslágrimas,ydijoalpescador:

—Pídemecualquiercosamenosésa.

Élserioylasujetóconmásfuerza.

Ycuandovioellaquenopodríaliberarse,lesusurró:

—Con toda seguridad yo soy tan hermosa como las hijas delmar, y tangentilcomolasquemoranenlasaguasazules.

Yleacarició,ypusolacarajuntoalasuya.

Peroéllaapartófrunciendoelceño,yledijo:

—Sinocumpleslapromesaquemehiciste,temataréporbrujafalsa.

Ella se volvió gris como una flor del árbol que unos llaman de Judas yotrosdelamor,yseestremeció.

—Sea—musitó—.Estualmaynolamía.Hazconellaloquequieras.

Ysacódesucintounanavajillaconmangodepieldevíboraverde,yseladio.

—¿Dequémeserviráesto?—lepreguntóél,sorprendido.

Se quedó ella silenciosa durante unos instantes, y se extendió sobre su

Page 79: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

rostrounairedeterror.Luegoseapartóelcabellodelafrente,ysonriendodeunmodoextrañoledijo:

—Loque llamáis loshombres la sombradel cuerponoes la sombradelcuerpo,sinoqueeselcuerpodelalma.Ponteenpieenlaplayadeespaldasalalunayrecortaalrededordetuspiestusombra,queeselcuerpodetualma,ypideatualmaqueteabandone,ylohará.

Eljovenpescadortembló.

—¿Esverdadeso?—murmuró.

—Esverdad,ypreferiríanohabértelodicho—exclamóella.

Yseabrazóalasrodillasdeélllorando.

Él la apartó de sí y la dejó sobre la hierba tupida, y yendo hasta lapendiente de la montaña se puso la navaja en el cinturón y empezó adescender.

Ysualma,queestabaensuinterior,lellamabayledecía:

—¡Ay!Hevividocontigotodosestosaños,yhesidosiervatuya.Nomearrojesdetiahora,pues¿quémaltehehecho?

Yeljovenpescadorreía.

—Nomehashechoningúnmal,peronotenecesitoparanada—respondía—.Elmundoesancho,yhayuncieloademásyuninfierno,yesamoradaentenuepenumbraqueestáentrelosdos.Vedondequieras,peronomemolestes,puesmiamormeestállamando.

Ysualmalesuplicabalastimeramente,peroélnolehacíacaso,sinoqueibasaltandoderiscoenrisco,siendocomoeradepiesfirmescomounacabramontésy,finalmente,llegóalatierrallanayalbordeamarillodelmar.

Fornido y conmiembros de bronce, como una estatua esculpida por ungriego,estabaenlaarenadeespaldasalaluna,ydelaespumasalíanbrazosblancos que le llamaban haciéndole señas, y de las olas emergían formasdifuminadas que le rendían homenaje. Ante él yacía su sombra, que era elcuerpodesualma,ydetrásdeélestabalalunasuspendidaenelairecolordemiel.

Ysualmaledijo:

—Sideverdadtienesquearrojarmelejosdeti,nomeenvíessindarmeuncorazón.Elmundoescruel,dametucorazónparallevarloconmigo.

Élsacudiólacabezaysonrió.

—¿Conquéamaríaamiamorsitedieraelcorazón?—exclamó.

Page 80: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Sé compasivo—dijo su alma—; dame tu corazón, pues el mundo escruelytengomiedo.

—Mi corazón es demi amada—respondió—; por tanto, no te hagas laremolonayvete.

—¿Nodebierayotambiénamar?—preguntósualma.

—¡Vete!,puesnotenecesito—exclamóeljovenpescador.

Y cogió la navajita con el mango de piel de víbora verde, y recortó lasombraalrededordesuspies,ylasombrasepusoenpieyseplantóanteélylemiró,yeraexactamenteigualaél.

Él se echó lentamentehacia atrás, y sepuso rápidamente lanavaja en elcinto,yleembargóunsentimientodepavor.

—¡Vete!—murmuró—,¡yquenoveamástucara!

—No;debemosvolveravernos—dijoelalma.

Suvozeraapagadayparecidaaladelaflauta,yapenasmovíaloslabiosparahablar.

—¿Cómonosencontraremos?—exclamóeljovenpescador—.¿Noirásaseguirmealasprofundidadesdelmar?

—Unavezalañovendréaestelugar,ytellamaré—dijoelalma—.Puedeocurrirquemenecesites.

—¿Paraquévoyanecesitarte?—exclamóeljovenpescador—;peroseacomodeseas.

Ysesumergióenelagua,ylostritoneshicieronsonarsuscaracolas,ylasirenitaemergiópara recibirle,y leechó losbrazosalcuelloy lebesóen laboca.

Y el alma se quedó en la playa solitaria y los miró. Y cuando sesumergieronenelaguasefuellorandoporlasmarismas.

Y al cabo de un año bajó el alma a la orilla del mar y llamó al jovenpescador,yéstesaliódelabismoydijo:

—¿Porquémellamas?

Yelalmarespondió:

—Acércate más, para que pueda hablar contigo, pues he visto cosasasombrosas.

Así que se acercó y se tendió en las aguas poco profundas, y apoyó lacabezaenlamanoyescuchó.

Page 81: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yelalmaledijo:

—Cuandome separé de ti volví el rostro hacia el oriente y emprendí elcamino.Delorientevienetodoloqueessabio.Seisdíasviajé,yenlamañanadel séptimo día llegué a una colina del país de los tártaros. Me senté a lasombradeun tamarindopararesguardarmedelsol.La tierraestabaresecayrequemada por el calor. Las gentes iban de acá para allá en la llanurasemejantesamoscasarrastrándosesobreundiscodecobrebruñido.

Cuando llegó elmediodía subiódel borde llanode la tierraunanubedepolvo rojo. Al verla, los tártaros tensaron sus arcos pintados y, después desaltarasuspequeñoscaballos,galoparonasuencuentro.Lasmujereshuyerongritandoalascarretas,yseocultarondetrásdelascortinasdefieltro.

Al crepúsculo regresaron los tártaros, pero faltaban cinco, y de los quevolvíannopocoshabíansidoheridos.Engancharonloscaballosalascarretasysefueronapresuradamente.

Salierontreschacalesdeunacuevaysepusieronamirardetrásdeellos;yolfatearonelaireysefuerontrotandoendirecciónopuesta.

Cuandosaliólalunaviunfuegodecampamentoqueardíaenlallanura,yfui hacia él. Alrededor había un grupo de mercaderes sentados sobrealfombras.Detrásdeellosestabansuscamellosatadosaestacas,ylosnegrosqueteníanporsiervosestabanarmandosobrelaarenatiendasdepielcurtida,yhaciendounaaltacercaconnopales.

Alacercarmeaellos,eljefedelosmercaderesselevantóysacólaespada,ymepreguntóquémellevabaallí.

Yorespondíqueerapríncipeenmipropiatierra,yquehabíaescapadodelostártaros,quehabíanintentadohacermesuesclavo.Eljefesesonrió,ymemostrócincocabezasclavadasenlargascañasdebambú.

Luegome preguntó quién era el profeta de Dios, y le respondí que eraMahoma.

Cuandooyóelnombredelfalsoprofeta,inclinólacabezaymetomódelamano, y me colocó a su lado. Un negro me llevó leche de yegua en unaescudillademadera,yunpedazodecarnedecorderoasada.

Alrayareldíaproseguimoselviaje.Yocabalgabaenuncamellodepelorojizo, junto al jefe, y un corredor corría delante de nosotros llevando unalanza.Ibanlosguerrerosaamboslados,yseguíanlasmulasconlamercancía.Habíacuarentacamellosenlacaravana,yelnúmerodemulaseradosvecescuarenta.

Delpaísdelostártarosfuimosalpaísdelosquemaldicenalaluna.Vimosa los grifos guardando su oro sobre las rocas blancas, y a los dragones

Page 82: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

durmiendo en sus cavernas. Al pasar por las montañas conteníamos larespiraciónparaquenocayeranlasnievessobrenosotros,ytodosloshombresseanudabanunvelodegasadelantede losojos.Cuandopasábamospor losvalles, los pigmeos nos disparaban flechas desde las concavidades de losárboles, y de noche oíamos a los salvajes que redoblaban los tambores. Alllegar a la Torre de losMonos pusimos frutas ante ellos, y no nos hicierondaño.Cuandollegamosa laTorredelasSerpientes, lesdimoslechecalienteencuencosdelatón,ynosdejaronpasar.TresvecesennuestroviajellegamosalasorillasdelOxo;locruzamosenbalsasdemaderacongrandesvejigasdepellejo hinchado. Los hipopótamos se llenaban de rabia contra nosotros eintentabanmatarnos,yalverlosloscamellostemblaban.

Losreyesdetodaslasciudadesnoshacíanpagarimpuestos,peronosolíantolerarqueentráramosporsuspuertas.Nosarrojabanpanporencimade lasmurallas, bollitos de maíz cocidos con miel y bizcochos de flor de harinarellenosdedátiles.Porcadaciencestoslesdábamosunacuentadeámbar.

Alvernos llegar, loshabitantesde lospueblosenvenenaban las fuentesyhuíanalascumbresdelascolinas.Luchamosconlosmagadenses,quenacenviejos y se vuelven jóvenes cada año que pasa ymueren cuando son niñospequeños; y con los lactros, que se dicen hijos de los tigres, y se pintan denegroyamarillo;yconlosaurantes,queentierranasusmuertosenlascopasdelosárboles,yvivenellosencavernasoscurasparaquenolosmateelsol,queessudios;yconloscrimnianos,queadoranauncocodrilo,yleregalanpendientes de cristal verde, y le alimentan con mantequilla y aves reciénmatadas;yconlosagazombanos,quetienencaradeperro;yconlossibanos,quetienepiesdecaballo,ycorrenmásraudosqueellos.Unterciodenuestrogrupo murió en el combate, y un tercio murió de necesidad. El restomurmurabacontramí,ydecíaqueyo leshabía llevadouna fortunaadversa.Saquéaunavíboraconcuernosdedebajodeunapiedraydejéquemepicara,ycuandovieronquenoenfermabalesentrómiedo.

AlcuartomesllegamosalaciudaddeIllel.Eradenochecuandollegamosalaarboledaquehayfueradesusmuros,yelaireerasofocante,pueslalunaestaba en su curso por Escorpión. Cogimos las granadas maduras de losárboles, y las abrimos y bebimos su dulce jugo. Luego nos echamos ennuestrasalfombrasyesperamosalalba.

Yalalbanos levantamosy llamamosa laspuertasde laciudad.Erandebroncerojoyllevabanesculpidosdragonesmarinosydragonesconalas.Loscentinelasnosmirarondesdelasalmenasynospreguntaronquéqueríamos.Elintérprete de la caravana respondióquehabíamos llegadode la isla deSiriaconabundantemercancía.Tomaronrehenes,ynosdijeronquenosabriríanlapuertaamediodía,ynospidieronquenosquedáramosallíhastaentonces.

Page 83: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Almediodíaabrieronlapuerta,ycuandoentramossaliólagenteentropelde las casas para mirarnos; y un pregonero recorrió la ciudad voceando através de una caracola. Nosotros estábamos en la plaza del mercado, y losnegrosdesataronlosfardosdetelaestampadaconfigurasyabrieronloscofrestallados de madera de sicomoro. Y cuando hubieron terminado su tarea,sacaronlosmercaderessusextrañasmercancías:ellinoenceradodeEgiptoyel lino pintado del país de los etíopes, las esponjas púrpura de Tiro y lostapicesazulesdeSidón,lascopasdefríoámbarylasfinasvasijasdecristalylascuriosasvasijasdearcillacocidayquemada.Desdelaazoteadeunacasaungrupodemujeresnosobservaba.Unadeellasllevabaunamáscaradecuerosobredorado.

Yel primerdíavinieron los sacerdotesy comerciaronconnosotros, y elsegundodíavinieronlosnobles,yeltercerdía,losartesanosylosesclavos.Yestaeslacostumbrequetienenrespectoatodoslosmercaderesmientrasestánenlaciudad.

Ypermanecimosallíduranteunaluna,ycuandolalunaestabaenelcuartomenguante,mecanséymepuseavagarporlascallesdelaciudad,ylleguéaljardín de su dios. Los sacerdotes, con sus túnicas amarillas, se movíansilenciosamente entre los verdes árboles, y sobre un pavimento de mármolnegro se levantaba la casa de color rojo rosado en la que el dios tenía sumorada.Suspuertasestabanrevestidasdelaca,ytorosypavosrealesestabanesculpidos en ellas en relieves de oro pulido. El tejado era de tejas deporcelana verde mar, y las cornisas, muy salientes, están festoneadas decampanillas. Al pasar volando las palomas, sus alas tropezaban con lascampanasylashacíanrepiquetear.

Delantedeltemplohabíaunestanquedeaguaclarapavimentadoconóniceveteado.Yomerecosté juntoaél,yconmisdedospálidos toqué lasanchashojas.Uno de los sacerdotes vino hasta donde yo estaba y se quedó de piedetrásdemí.Teníasandaliasenlospies,unadesuavepieldeserpientey laotra de plumas de ave. En la cabeza llevaba una mitra de fieltro negroadornado con dibujos de la media luna en plata. Siete tonos diferentes deamarillo estaban tejidos en su túnica, y su cabello crespo estaba teñido conantimonio.

Despuésdeunabrevepausamehabló,ymepreguntóquédeseaba.

Ledijequemideseoeraveraldios.

—Eldiosestácazando—dijoelsacerdote,mirándomeconextrañezaconsuspequeñosojosoblicuos.

—Dimeenquébosqueycabalgaréconél—respondí.Élpeinólossuavesflecosdesutúnicaconsuslargasuñaspuntiagudas.

Page 84: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Eldiosestádormido—susurró.

—Dimeenquélecho,yvelaréjuntoaél—respondíyo.

—Eldiosestáenelfestín—exclamó.

—Si el vino es dulce lo beberé con él, y si es amargo, lo beberé con éltambién—fuemirespuesta.

Inclinó la cabeza admirado y, tomándome de la mano, me alzó, y mecondujoaltemplo.

Yenlaprimeracámaraviunídolosentadoenuntronodejaspebordeadode grandes perlas orientales. Estaba tallado en ébano, y su estatura era laestaturadeunhombre.Ensufrentehabíaunrubí,yóleoespesogoteabadesucabellohastalosmuslos.Teníalospiesenrojecidosconlasangredeuncabritoreciénsacrificadoylacinturaceñidaconuncinturóndecobretachonadoconsieteberilos.

Ydijealsacerdote:

—¿Esesteeldios?

Yélmerespondió:

—Ésteeseldios.

—Enséñameeldios—grité—,otenporseguroquetemataré.

Yletoquélamanoyéstasesecó.

Yelsacerdotemerogabadiciendo:

—Quemiseñorcureasusiervoylemostraréeldios.

Así que exhalé mi aliento sobre su mano, y volvió a estar sana, y él,temblando,mecondujoalasegundacámara,yviunídoloenpiesobreunlotode jade del que pendían grandes esmeraldas. Estaba tallado en marfil y sutamañoeradosveces laestaturadeunhombre.En la frente teníaunagemaolivina, y sus pechos estaban ungidos con mirra y canela. En una manososteníauncetrodejadeenformadegancho,yenlaotraunredondocristal.Llevabacoturnosdebronce,ysugruesocuelloestabarodeadoporuncollardeselenitas.

Ydijealsacerdote:

—¿Esesteeldios?

Ymerespondió:

—Ésteeseldios.

—Muéstrameeldios—grité—,otenporseguroquetemataré.

Page 85: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yletoquélosojosysequedóciego.

Yelsacerdotemesuplicó,diciendo:

—Quemiseñorcureasusiervoylemostraréeldios.

Así que exhalémi aliento sobre sus ojos, y volvió a ellos la vista, y éltemblódenuevo,ymecondujoalaterceracámara,y,¡quésorpresa!,nohabíaídoloalgunoenella,niimagendeningunaclase,sinosólounespejodemetalredondopuestosobreunaltardepiedra.

Ydijealsacerdote:

—¿Dóndeestáeldios?

Ymerespondió:

—Nohaymásdiosqueesteespejoqueves,puesésteeselEspejode laSabiduría,yreflejatodaslascosasdelcieloydelatierra,exceptosolamenteelrostrodelquemiraenél.Ésteno lo refleja,demodoqueelquemiraenélpuedesersabio.Otrosmuchosespejoshay,perosonespejosdeopinión.ÉstesóloeselEspejodelaSabiduría,yquienesposeenesteespejoconocentodo,nohaynadaque lesestéoculto.Ylosqueno loposeenno tienensabiduría.Portanto,eseldios,ynosotrosloadoramos.

Ymiréenelespejo,yeraexactamentecomomehabíadicho.

Ehiceunacosaextraña,peroloquehicenovienealcaso,puesenunvallequeestánomásqueaundíadeviajedeestelugarheescondidoyoelEspejodelaSabiduría.Permítemesóloqueentredenuevoentiyqueseatusierva,yseráselmássabiodetodoslossabios,ylasabiduríaserátuya.Permítemequeentreenti,ynadieserátansabiocomotú.

Peroeljovenpescadorserio.

—Elamoresmejorquelasabiduría—exclamó—,ylasirenitameama.

—No,nohaynadamejorquelasabiduría—dijoelalma.

—Elamoresmejor—respondióeljovenpescador.

Ysesumergióenelabismo,yelalmasefuellorandoporlasmarismas.

Ycuandohubotranscurridoelsegundoañobajóelalmaalaorilladelmaryllamóaljovenpescador,yélsaliódelabismoydijo:

—¿Porquémellamas?

Yelalmarespondió:

—Acércate más para que pueda hablar contigo, pues he visto cosasmaravillosas.

Page 86: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Asíqueseacercómásysetendióenlasaguaspocoprofundas,yapoyólacabezaenlamanoyescuchó.

Yelalmaledijo:

—Cuando me separé de ti volví mi rostro hacia el Sur y emprendí elcamino.DelSurvienetodoloqueesprecioso.SeisdíasviajéalolargodelasrutasqueconducenalaciudaddeAster,alolargodeloscaminospolvorientosteñidos de rojo por los quevan los peregrinos viajé yo; y en lamañanadelséptimodíalevantélosojos,y,¡ohsorpresa!,laciudadyacíaamispies,puesestáenunvalle.

Haynuevepuertasenestaciudad,ydelantedecadapuertahayuncaballode bronce que relincha cuando bajan los beduinos de las montañas. Lasmurallas están revestidas de cobre, y las torres vigía de las murallas estáncubiertascontejadodelatón.Encadatorrehayunarqueroconunarcoenlamano.Yalasalidadelsolpercuteconunaflechasobreungong,yalapuestadelsolsoplaenuncuernodeasta.

Cuando traté de entrar, los centinelas me detuvieron y me preguntaronquiénera.Yo les respondíqueeraunderviche,encaminoa laMeca,dondehabíaunveloverdeenelqueestababordadoelCoránconletrasdeplatapormanosdelosángeles.Sellenarondeasombro,ymerogaronqueentrara.

Dentro, la ciudad es semejante a un bazar. Ciertamente debieras haberestado conmigo. A través de las calles estrechas, alegres farolillos de papelrevoloteancomograndesmariposas;cuandosoplaelvientosobrelostejadossealzanycaencomoburbujaspintadas.Delantedesuspuestossesientanlosmercaderes sobre alfombrasde seda.Llevanbarbanegra lacia, y el turbantecubierto de lentejuelas doradas, y largas sartas de ámbar y huesos demelocotónsedeslizanentresusdedosfríos.Algunosvendesgálbanoynardo,y extraños perfumes de las islas del océano Índico; y el bálsamo denso derosas rojasymirrayclavomenudo.Cuandoseparaunoahablar conellos,echan una pizca de incienso en un brasero de carbón vegetal y perfuman elaire.Viaunsirioqueteníaenlasmanosunavarilladelgadacomounacaña,hebrasgrisesdehumosalíandeella,ysufraganciaalardereralafraganciadela flora rosa del almendro en primavera. Otros venden brazaletes de platacubiertosdeturquesasazulcremosoengastadasenrelievetodoporencima,yajorcasparalostobillosdehilodebroncebordeadodeperlas,ygarrasdetigreengarzadas en oro, y garras de ese felino de oro, el leopardo, montadastambién en oro, y pendientes de esmeraldas taladradas, y anillos de jadehueco.Delascasasdetéllegaelsondelaguitarra,ylosfumadoresdeopio,consusblancosrostrossonrientes,miranalostranseúntes.

—En verdad debieras haber estado conmigo. Los vendedores de vino seabrenpasoacodazosentre lamultitud, llevandograndesodresnegros sobre

Page 87: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

loshombros.LamayoríadeellosvendenvinodeChiraz,queesdulcecomolamiel.Losirvenenpequeñastazasdemetalyesparcenpétalosderosasobreél.Enlaplazadelmercadoestánenpielosvendedoresdefruta,ylavendendetodas clases: higos maduros, con su pulpa púrpura magullada; melones,oliendoaalmizcleyamarilloscomotopacios;cidrasypomarrosas,yracimosdeuvasblancas; redondasnaranjasdeoro rojizo,y limonesovaladosdeoroverde. En una ocasión vi pasar a un elefante; llevaba la trompa pintada debermellón y cúrcuma, y sobre las orejas llevaba una red de cordón de sedacarmesí. Se paró delante de uno de los puestos y empezó a comerse lasnaranjas,yelhombrenohizootracosaquereírse.Nopuedesimaginartequégentetanextrañaes.Cuandoestánalegresvanalosquevendenpájarosylescompran un pájaro enjaulado y lo ponen en libertad para que aumente sualegría, y cuando están tristes se azotan con espinas para que su dolor nodecrezca.

Una tarde encontré a unos negros que llevaban un pesado palanquín atravésdelbazar.Eradebambúsobredorado,ylasvaraserandelacabermellóntachonadas con pavos reales de bronce. De las ventanillas colgaban finosvisillosdemuselinabordadaconalasdeescarabajoyconaljófaresdiminutos,yalpasar,unacircasianadepálidorostroseasomóymesonrió.Yolaseguí,ylos negros apresuraron el paso y fruncieron el ceño. Pero no me importó.Sentía una gran curiosidad. Al fin se detuvieron ante una casa blancacuadrada.Noteníaventanas,sólounapuertapequeñacomolapuertadeunatumba.Dejaronenelsueloelpalanquínygolpearontresvecesconunmartillode cobre. Un armenio con caftán de cuero verde miró por el postigo, y alverleslesabrió,yextendióunaalfombraenelsuelo,ylamujersalió.Alentrarsevolvióyvolvióasonreírme.Nuncahabíavistoanadietanpálido.

Cuandosaliólalunaregreséalmismolugarybusquélacasa,peroyanoestabaallí.Alveresosupequiéneralamujeryporquémehabíasonreído.

Ciertamentedeberíashaberestadoconmigo.Enlafiestadelalunanuevasalióeljovenemperadordesupalacioyentróenlamezquitaparaorar.Teníaloscabellosylabarbateñidosconpétalosderosa,ylasmejillasempolvadascon fino polvo de oro. Las palmas de sus pies y de sus manos estabanamarillasporelazafrán.

Alasalidadelsolsaliódepalaciocontúnicadeplata,yalocasovolvióaéldenuevocontúnicadesol.Lagenteselanzabaatierrayescondíaelrostro,peroyonoquisehacerlo.Mequedédepiejuntoalpuestodeunvendedordedátiles y esperé. Cuando me vio el emperador alzó las cejas pintadas y sedetuvo.Yoestabacompletamenteinmóvil,ynolerendípleitesía.Lagentesemaravilló demi osadía yme aconsejóquehuyerade la ciudad.No les hicecasoalguno,sinoquefuiasentarmeconlosquevendíandiosesextranjeros,que a causa de su negocio son abominados. Cuando les conté lo que había

Page 88: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

hechomedieronundioscadaunoymerogaronquemeapartaradeellos.

Aquellanoche,cuandoestaba recostadoenuncojínen lacasade téqueestá en la calle de las Granadas, entraron los guardias del emperador ymellevaronapalacio.Segúnavanzaba, ibancerrandocadapuertaquepasaba,yponían una cadena atravesándola. Dentro había un gran patio con unacolumnatatodoalrededor;losmuroserandealabastroblanco,combinadoacáy allá con azulejos azules y verdes; los pilares eran de mármol verde y elpavimentodeunaclasedemármoldelcolordelaflordelmelocotón.Nuncaenmividahabíavistonadasemejante.

Cuandoatravesabaelpatio,dosmujeresconel rostroocultoporunvelomiraron hacia abajo desde un balcón y me maldijeron. Los guardias seapresuraron,yelextremodesuslanzassonabasobreelsuelopulido.Abrieronunapuertademarfil tallado,ymeencontréenun jardínregado,colganteensiete terrazas. Tenía plantados tulipanes y grandes margaritas, y áloestachonados de plata. Como una grácil caña de cristal, un surtidor estabasuspendidoenelaireoscuro.Eran loscipresescomoantorchasapagadas;enunodeelloscantabaunruiseñor.

Al fondo del jardín había un pequeño pabellón. Al acercamos a él, doseunucos salieron a nuestro encuentro. Sus cuerpos obesos se balanceaban alandar,ymemirabanconcuriosidadconsusojosdepárpadosamarillos.Unodeellostomóenunapartealcapitándelaguardia,ylecuchicheóenvozbaja.El otro no dejaba de mascar pastillas olorosas, que sacaba con un gestoafectadodeunacajaovaladadeesmaltelila.

Despuésdeunosinstantesdespachóelcapitándelaguardiaalossoldados,que volvieron al palacio, siguiéndoles los eunucos lentamente y arrancandomorasdulcesdelosárbolesalpasar.

Elmayordelosdossevolvióunavez,ymesonrióconmalévolasonrisa.

Luego, el capitán de la guardiamehizo ir hasta la entradadel pabellón.Caminésintemblar,yapartandoaunladoelpesadocortinajeentré.

El joven emperador estaba tendido enundivándepiel de león teñida, ytenía encaramado en el puño un gran halcón.Detrás de él estaba en pie unnubio con turbante de latón, desnudo hasta la cintura, y con pesadospendientesenlasorejasabiertas.Enunamesajuntoaldivánhabíaunaenormecimitarradeacero.

Alverme,elemperadorfruncióelceñoymedijo:

—¿Cómotellamas?¿Nosabesquesoyelemperadordeestaciudad?

Peroyonoledirespuestaalguna.

Señaló con el dedo la cimitarra, y el nubio la cogió y avanzando

Page 89: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

rápidamente me atacó con ella con gran violencia. La hoja me atravesósilbando, y nome hizo daño alguno. El hombre cayó derribado al suelo y,cuandoselevantó,lecastañeteabanlosdientesdeterroryseescondiódetrásdeldiván.

El emperador se puso en pie de un salto, y tomando una lanza de unapanopliamelaarrojó.Lacogíalvuelo,yrompíelfusteendospedazos.Melazó una flecha, pero yo extendí lasmanos y la detuve en el aire.Entoncessacó una daga de un cinturón de cuero blanco y apuñaló al nubio en lagarganta,nofueraqueelesclavocontarasudeshonor.Elhombreseretorciócomo una culebra pisoteada, y una espuma roja salió a borbotones de suslabios.

En cuanto hubomuerto, el emperador se volvió hacia mí y, después deenjugarseelsudorbrillantedelafrenteconunpequeñopañodesedapúrpuraconorla,medijo:

— ¿Eres un profeta, para que no pueda hacerte daño, o el hijo de unprofeta,paraquenomeseaposibleherirte?Teruegoqueabandonesmiciudadestanoche,puesmientrasestéstúenellayonosoyyasuseñor.

Yyolerespondí:

—Meiréacambiodelamitaddetustesoros.Damelamitaddetustesorosymemarcharé.

Me tomó de la mano y me condujo al jardín. Cuando el capitán de laguardia me vio se quedó sorprendido. Cuando me vieron los eunucos lestemblaronlasrodillasycayeronalsuelollenosdetemor.

Hayunacámaraenelpalacioquetieneochomurosdepórfidorojoytechoconláminasdebroncedelquependenlámparas.Tocóelemperadorunodelosmurosyseabrió,ypasamosaunpasadizoqueestabailuminadoconmuchasantorchas.Ennichos,aamboslados,habíagrandesjarrosdevinollenoshastalosbordesdemonedasdeplata.Cuandollegamosalamitaddelpasadizo,elemperadorprofiriólapalabraquenopuedeproferirseyseabriódeparenparunapuertadegranitoconunresortesecreto,yélsellevólasmanosalrostroparanoquedardeslumbrado.

Nopodríascreerquélugartanmaravillosoera.Habíaenormesconchasdetortuga llenas de perlas, y adularias cóncavas de gran tamaño amontonadasconrojosrubíes.Eloroestabaalmacenadoencofresdepieldeelefante,yeloroenpolvoenredomasdecuero.Habíaópalosyzafiros,aquéllosencopasde cristal, y éstos en copas de jade. Verdes esmeraldas redondas estabanalineadas ordenadamente sobre diáfanas bandejas demarfil, y en un rincónhabía bolsas de seda repletas, algunas de turquesas y otras de berilos. Loscuerposdemarfilestabanllenoshasta losbordesdeamatistaspúrpura,y los

Page 90: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

cuernosdebronce,decalcedoniasycornalinas.Lospilares,queerandecedro,tenían colgadashileras depiedras lincurias amarillas.En los planos escudosovaladoshabíacarbunclos,decolordevinoydecolordehierba.Y,apesardetodoloquetehecontado,notehedichomásqueladécimapartedeloquehabíaallí.

Y después de que el emperador hubo retirado las manos de delante delrostromedijo:

—Éstaesmicámaradel tesoro,ylamitaddeloquehayenellaestuyo,justamentecomoteloprometí.Ytedarécamellosycamelleros,ycumplirántusórdenesy llevarán tupartedel tesoroacualquierpartedelmundoaquedesees ir.Y esto se hará esta noche, pues no quisiera que el sol, que esmipadre,vieraquehayenlaciudadunhombrealquenopuedomatar.

Peroyolerespondí:

—Eloroquehayaquíestuyo,ylaplataestuyatambién,ytuyassonlasjoyas preciosas y las cosas de valor. En cuanto a mí, no las necesito. Notomarénadadetiexceptoelpequeñoanilloquellevaseneldedodelamano.

Yelemperadorfruncióelceño.

—Essólounanillodeplomo—exclamó—,ynotieneningúnvalor.Tomaportantolamitaddemistesorosyvetedemiciudad.

—No—respondí—,nocogerémásqueeseanillodeplomo,puesséloquehayescritoensuinterior,yconquépropósito.

Yelemperadortembló,ymesuplicódiciendo:

—Tomamistesorosyvetedemiciudad.Lamitadqueeramíaserátuyatambién.

Yohiceunacosaextraña,pero loquehicenovienealcaso,puesenunacuevaqueestásóloaundíadecaminodeestelugarheescondidoelAnillodelasRiquezas.Estásóloaundíadecaminodeestelugar,yesperatullegada.Elque posee este anillo esmás rico que todos los reyes delmundo. Ven, portanto,ytómalo,yserántuyaslasriquezasdelmundo.

Peroeljovenpescadorserio.

—Elamoresmejorquelasriquezas—exclamó—,ylasirenitameama.

—No,nohaynadamejorquelasriquezas—dijoelalma.

—Elamoresmejor—respondióeljovenpescador.

Ysesumergióenelabismo,yelalmasefuellorandoporlasmarismas.

Ycuandohubotranscurridoeltercerañobajóelalmaalaorilladelmar,y

Page 91: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

llamóaljovenpescador,yélsaliódelabismoydijo:

—¿Porquémellamas?

Yelalmarespondió:

—Acércate más, para que pueda hablar contigo, pues he visto cosasmaravillosas.

Asíesqueseacercómás,ysetendióenlasaguaspocoprofundas,yapoyólacabezaenlamanoyescuchó.

Yelalmaledijo:

—Enunaciudadqueyoconozcohayunaposadaqueestájuntoaunrío.Allímesentéconmarinerosquebebíanvinodedoscoloresdiferentes,yquecomían pan de cebada y pescaditos salados servidos en hojas de laurel convinagre.Ymientrasestábamossentadosdivirtiéndonos,entróallíunancianoquellevabaunaalfombradecueroyunlaúdqueteníadoscuernosdeámbar.Ycuandohuboextendidolaalfombraenelsuelo,pulsóconunapúadeplumadeave lascuerdasdesu laúd;yentrócorriendounamuchachaconel rostrocubiertoporunveloy empezóadanzardelantedenosotros.Tenía el rostroveladoconunvelodegasa,perollevabalospiesdesnudos.Desnudosteníalospies,ysemovíansobrelaalfombracomopequeñaspalomasblancas.Nuncahevistonadatanmaravilloso;ylaciudadenlaquedanzaestásóloaundíadecaminodeestaciudad.

Y cuando el jovenpescador oyó las palabras de su alma, recordóque lasirenitanoteníapiesynopodíabailar.Yseapoderódeélungrandeseo,ysedijoasímismo:

«Estásóloaundíadecamino,ypuedovolverjuntoamiamor».

Yrio,ysepusodepieenlasaguaspocoprofundas,yfueagrandespasoshacialaplaya.Ycuandohubollegadoalaorillasecavolvióareír,ytendiólosbrazosasualma.Ysualmadioungrangritodealegríaycorrióareunirseconél,yentródentrodeél,yeljovenpescadorvioextendidaanteélsobrelaarenaesasombradelcuerpoqueeselcuerpodelalma.

Ysualmadijo:

—Nonosdetengamos,ysalgamosdeaquíinmediatamente,pueslosdiosesdelmarsoncelosos,ytienenmonstruosquecumplensusmandatos.

Así es que se apresuraron, y toda aquella noche viajaron bajo la luna, ytodoeldíasiguienteviajaronbajoelsol,yalatardecerdeaqueldíallegaronaunaciudad.

Yeljovenpescadordijoasualma:

Page 92: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¿Eséstalaciudadenlaquedanzaaquélladequienmehablaste?

Ysualmalerespondió:

—Noesestaciudad,sinootra.Entremos,noobstante.

Entraron, pues, y atravesaron las calles, y al pasar por la calle de losjoyerosel jovenpescadorviounahermosacopadeplataqueexhibíanenunpuesto.Ysualmaledijo:

—Cogeesacopadeplatayescóndela.

Asíquecogiólacopadeplataylaescondióentrelosplieguesdesutúnica,ysalieronapresuradamentedelaciudad.

Ycuandohubieronrecorridounaleguadesdelaciudad,eljovenpescadorfruncióelceño,arrojólacopaydijoasualma:

—¿Por quémedijiste que cogiera esa copay la escondiera, siendounamalaacción?

Perosualmalerespondió:

—Noteinquietes,noteinquietes.

Yalatardecerdelsegundodíallegaronaunaciudad,yeljovenpescadordijoasualma:

—¿Eséstalaciudadenlaquedanzaaquélladequienmehablaste?

Ysualmalerespondió:

—Noesestaciudad,sinootra.Entremos,sinembargo.

Entraron, pues, y atravesaron las calles, y al pasar por la calle de losvendedores de sandalias el joven pescador vio a un niño que estaba de piejuntoauncántarodeagua.Yelalmaledijo:

—Pegaaeseniño.

Asíesquepegóalniñohastaqueseechóallorar,ycuandolohubohechosalieronapresuradamentedelaciudad.

Ydespuésdequehubieron recorridouna leguadesde la ciudad el jovenpescadorsepusofurioso,ydijoasualma:

—¿Porquémedijistequepegaraalniño,siendounamalaacción?

Perosualmalerespondió:

—Noteinquietes,noteinquietes.

Yalatardecerdeltercerdíallegaronaunaciudad,yeljovenpescadordijoasualma:

Page 93: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¿Eséstalaciudadenlaquedanzaaquélladequienmehablaste?

Yelalmalerespondió:

—Puedequeseaestaciudad,portanto,entremos.

Entraron, pues, y atravesaron las calles, pero en ninguna parte pudo eljovenpescadorencontrarelríonilaposadaqueestabajuntoaél.Ylagentedelaciudadlemirabaconcuriosidad,yéltuvomiedoydijoasualma:

—Vayámonos de este lugar, pues no está aquí la que danza con piesblancos.

Perosualmarespondió:

—No, quedémonos, pues está la noche oscura y habrá ladrones en elcamino.

Asíesquesesentóenlaplazadelmercadoadescansar,ydespuésdeunratopasóunmercaderconcabezaencapuchadaquellevabaunmantodepañodeTartariayunalinternadeastaperforadaalextremodeunacañanudosa.Yelmercaderledijo:

— ¿Por qué estás sentado en la plaza del mercado, viendo que estáncerradoslospuestosyencordadoslosfardos?

Yeljovenpescadorlerespondió:

—Nopuedoencontrarposadaenestaciudad,nitengoningúnparientequepudieradarmealbergue.

—¿Nosomostodoshermanos?—dijoelmercader—.¿YnonoshizounmismoDios?Ven,portanto,conmigo,puestengounaposentoparainvitados.

Así que el joven pescador se levantó y siguió almercader a su casa. Ycuando hubieron cruzado un jardín de granados y entrado en la casa, elmercaderlellevóaguaderosasenunajofainadecobreparaqueselavaralasmanos,ymelonesensazónparaqueapagaralased,ypusoanteéluncuencodearrozyunpedazodecabritoasado.

Ycuandohuboterminado,elmercaderlellevóalaalcobadelosinvitados,ylepidióquedurmieraydescansara.Yeljovenpescadorlediolasgraciasybesóel anillode sumano,y sedejó caer en las alfombrasdepelode cabrateñido.Y cuando se hubo cubierto con unamanta de lana de cordero negrocayódormido.

Ytreshorasantesdelalba,ysiendodenochetodavía,ledespertósualmayledijo:

—Levántateyvetealaposentodelmercader,alaposentomismoenelqueduermeymátale,ycógelesuoro,pueslonecesitamos.

Page 94: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yeljovenpescadorselevantóyfuesigilosamentehastalahabitacióndelmercader,ysobrelospiesdelmercaderhabíaunaespadacurva,ylabandejaquehabíaalladodelmercaderteníanuevebolsasdeoro.Yextendiólamanoy tocó la espada, y al tocarla se sobresaltó el mercader y se despertó, ylevantándosedeunsaltoagarrólaespadaygritóaljovenpescador:

—¿Devuelvesmalporbienypagasderramandosangrelabondadquehemostradocontigo?

Ysualmadijoalpescador:

—Golpéale.

Ylegolpeóhastaqueperdióelconocimiento,ycogióentonceslasnuevebolsas de oro y huyó apresuradamente a través del jardín de granados, yorientósurostroalaestrellaqueesellucerodelalba.

Ycuandohubieronrecorridounaleguadesdelaciudad,eljovenpescadorsediogolpesdepechoydijoasualma:

— ¿Por quéme ordenaste quematara al comerciante y cogiera su oro?Tengoporseguroqueeresmalvada.

Perosualmalerespondió:

—Noteinquietes,noteinquietes.

—No—gritó el joven pescador—.No puedo dejar de inquietarme, puestodoloquemehashechohacerloaborrezco.Atitambiénteaborrezco,yteordenoquemedigasporquétehasportadoconmigodeestemodo.

Ysualmalerespondió:

—Cuandome echaste almundo nome diste corazón, así que aprendí ahacertodasestascosasyaamarlas.

—¿Quédices?—murmuróeljovenpescador.

—Ya lo sabes—respondiósualma—; lo sabesmuybien.¿Hasolvidadoque no me diste corazón? Yo creo que no. Así que no te inquietes ni meinquietes,yquédatetranquilo,puesnohaydolorquenohayasdearrojarlejosdetiniplacerquenohayasdegozar.

Ycuandoeljovenpescadoroyóestaspalabrassepusoatemblar,ydijoasualma:

—No;eresperversa,ymehashechoolvidaramiamor,ymehastentadocontentaciones,yhaspuestomispiesenlassendasdelpecado.

Ysualmalerespondió:

—No habrás olvidado que cuando me echaste al mundo no me diste

Page 95: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

corazón.Ven,vayamosaotra ciudad,y regocijémonos,pues tenemosnuevebolsasdeoro.

Peroeljovenpescadorcogiólasnuevebolsasdeoroylastiróalsuelo,ylaspisoteó.

—No—exclamó—, y no quiero tener nada que ver contigo, ni quieroviajar contigo a ninguna parte, sino que lomismo que te arrojé lejos demíantes,tearrojaréahora,puesnomehashechoningúnbien.

Ysevolviódeespaldasalaluna,yconlanavajillaqueteníaelmangodepieldevíboraverde seesforzóen recortarde suspies la sombradel cuerpoqueeselcuerpodelalma.

Sinembargo,sualmanosemoviódeél,nihizocasodesumandato,sinoqueledijo:

—El conjuro que te dijo la hechicera ya no te sirve, pues yo no puedodejarte,nimepuedesechartú.Unavezenlavidapuedeunhombrearrojarsualmalejosdesí,peroelquevuelvearecibirsualmatienequequedarseconellaparasiempre,yésteessucastigoysurecompensa.

Yeljovenpescadorsepusolívido,yapretandolospuñosexclamó:

—Eraunahechicerafalsa,puesnomedijoeso.

—No—respondiósualma—,erafielaaquelaquienadora,ycuyaesclavaseráparasiempre.

Ycuandosupoel jovenpescadorqueyanopodríalibrarsedesualma,yque era un alma perversa, y quemoraría siempre con él, se arrojó al suelollorandoamargamente.

Ycuandofuededíaselevantóeljovenpescadorydijoasualma:

—Meatarélasmanosparanohacertusmandatos,ycerraréloslabiosparanodecirtuspalabras,yvolveréallugardondetienesumoradalaqueamo.Almar es adonde volveré, y a la pequeña bahía en la que acostumbraba ella acantar,yyola llamaréylediréelmalquehehechoyelmalquetúmehashecho.

Ysualmaletentóydijo:

—¿Quién es tu amadaparaquevuelvas a ella?Elmundo tienemuchasmáshermosas.Están lasbailarinasdeSamaris,que imitan ladanzade todoslos pájaros y de todos los animales. Tienen los pies pintados con alheña, yllevanenlasmanoscampanillasdecobre.Ríenaldanzar,ysurisaestanclaracomolarisadelagua.Venconmigoytelasmostraré.Pues,¿quésentidotieneesainquietudtuyasobrelascosasquesonpecado?¿Nosehanhecholascosassabrosasparaelquecome?¿Hayvenenoen loqueesdulcealbeber?Note

Page 96: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

inquietes y ven conmigo a otra ciudad.Hayotra pequeña ciudadmuy cercaconunjardíndetulíperos.Yhabitaneneselindojardínpavosrealesblancosypavosrealesdepechoazul.Sucola,cuandohacenlaruedaalsol,escomoundiscodemarfilycomoundiscodeoro.Ylaquelesdaelalimentodanzaparaplacer de ellos, y a veces danza sosteniéndose en las manos y otras vecesdanzasobrelospies.Tienelosojossombreadosconantimonioylasaletasdesunariztienenlaformadelasalasdeunagolondrina.Colgadadeunganchitoen una de las aletas de su nariz pende una flor tallada en una perla. Ríemientras danza, y las ajorcas de plata que rodean sus tobillos repican comocampanasdeplata.Asíquenoteinquietesmás,yvenconmigoaesaciudad.

Peroel jovenpescadorno respondióa sualma, sinoque selló sus labioscon el sello del silencio, y con una cuerda apretada ató sus manos, yemprendióelcaminodevueltaallugardelquehabíasalido,aaquellapequeñabahíaenquesuamorsolíacantar.Ysiempreletentabasualmaenelcamino,peroélnolerespondía,niquisohacerningunadelasmaldadesqueintentabaquehiciera,¡tangrandeeralafuerzadelamorquehabíadentrodeél!

Ycuandohubollegadoalaorilladelmar,desatólacuerdadesusmanos,yrompió el sello de silencio de sus labios, y llamó a la sirenita. Pero ella noacudióasullamada,aunquelallamódurantetodoeldíasuplicándole.

Ysualmaseburlabadeélydecía:

—Ciertamentetienespocaalegríacontuamor.Eressemejanteaquienentiempodeescasezvierteaguaenunavasijarota;rechazasloquetienesynosetedanadaacambio.Mástevaldríavenirconmigo,puessédóndeestáelValledelPlacer,ylascosasqueallíexisten.

Peroel jovenpescadornorespondióasualma,yenunahendidurade laroca se construyóuna casade zarzo, yhabitó allí por espaciodeun año.Ycadamañanallamabaalasirena,ycadamediodíalavolvíaallamar,yporlanoche pronunciaba su nombre. No obstante, ella nunca salió del mar a suencuentro,nienningúnlugardelmarpudoencontrarla,aunquelabuscóenlasgrutasyenelaguaverde,enloscharcosqueformalamareayenlospozosdelfondodelabismo.

Ysiempresualmaletentabaconelmal,ylemusitabacosasterribles.Sinembargo,noprevalecíacontraél,¡tangrandeeralafuerzadesuamor!

Ydespuésdetranscurridoelaño,pensóelalmaensuinterior:

«He tentadoamidueñoconelmal,y suamoresmás fuertequeyo.Letentaréahoraconelbien,ypuedequequieravenirseconmigo».

Asíesquehablóaljovenpescadorydijo:

—Tehehabladodelaalegríadelmundo,ymehasprestadooídossordos.

Page 97: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Permítemeahoraquetehabledelsufrimientodelmundo,ypuedequequierasescuchar.Pues,enverdad,elsufrimientoeselseñordeestemundo,ynohaynadiequeescapedesusredes.Hayquiencarecedevestido,yquiencarecedepan.Hayviudasquesesientancubiertasdepúrpura,yviudasquesesientancubiertas de harapos. De acá para allá en las tierras pantanosas van losleprososysoncrueleslosunosconlosotros.Losmendigosrecorrenarribayabajoloscaminosconlasbolsasvacías.Porlascallesdelasciudadespaseaelhambre,ya suspuertas se sienta laplaga.Ven,vayamosaponer remedioaesas cosas, y a hacer que no existan. ¿Por qué habrías de quedarte aquíllamandoatuamor,viendoqueellanoacudeatullamada?¿Yquéeselamorparaquenopongasestanoblecausaporencimadeél?

Pero el joven pescador no le respondió, ¡tan grande era la fuerza de suamor!Ycadamañanallamabaalasirena,ycadamediodíavolvíaallamarla,ydenochepronunciabasunombre.Sinembargo,nuncasalióelladelmarasuencuentro,nienningúnlugardelmarpudoencontrarla,aunquelabuscóenlosríosdelmar,yen losvallesqueestánbajo lasolas, enelmarque lanocheconvierteenpúrpura,yenelmarqueelalbatornagris.

Ydespuésdetranscurridoelsegundoaño,dijoelalmaal jovenpescadorunanoche,cuandoestabasolosentadoensuhogardezarzo:

—¡Mira!,tehetentadoconelmalytehetentadoconelbien,ytuamoresmásfuertequeyo.Portanto,notetentarémás,peroteruegoquemepermitasentrarentucorazónparaqueseaunocontigocomoeraantes.

—Ciertamentepuedesentrar—dijoeljovenpescador—,puesenlosdíasenquefuistesincorazónporelmundodebistesufrirmucho.

— ¡Ay!—exclamó el alma—, no puedo encontrar ninguna entrada, tancercadoporelamorestáestecorazóntuyo.

—Y,sinembargo,quisierapoderayudarte—dijoeljovenpescador.

Y cuando así hablaba vino delmar un grito de duelo, semejante al gritoqueoyen loshombrescuandomuereunode losquehabitanenelmar.Yeljovenpescadorsepusoenpiedeunsalto,ysaliódesucasadezarzoybajócorriendoalaorilla.Ylasnegrasolasseapresuraronhacialaplaya,llevandoconsigounacargaqueeramásblancaquelaplata.Blancacomoelrompientedelasolasera,ycomounaflorsemovíaenlasaguas.Yelrompientelatomóde las olas, y la espuma la tomó del rompiente, y la recibió la playa; y,yaciendoasuspies,el jovenpescadorvioelcuerpode lasirenita.Muertoasuspiesyacía.

Llorandocomoquienha sidoheridoporeldolor se lanzó juntoaella,ybesóelrojofríodesuboca,yjugueteóconelámbarhúmedodesuscabellos.Selanzójuntoaellaenlaarena,llorandocomoquientiembladealegría,yen

Page 98: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

susbrazosmorenoslasostuvojuntoasupecho.

Fríoseran los labios,noobstanteél losbesaba.Saladaera lamielde loscabellos; sinembargo la saboreabaconamargaalegría.Besaba lospárpadoscerrados, y la espuma bravía que había sobre las cuencas de sus ojos eramenossaladaquesuslágrimas.

Y al cadáver hizo él su confesión.En las conchas de sus oídos vertió elvinoacerbode suhistoria.Puso laspequeñasmanosen tornoa sucuello,ytocó con sus dedos la esbelta caña de su garganta. Amargo, amargo era sugozo,yllenodeextrañaalegríaerasudolor.

Elnegromarvinomáscerca,ylablancaespumagemíacomounleproso.Conblancasgarrasdeespumabuscabaelmaratientasenlaplaya.Desdeelpalaciodelreydelmarllegabadenuevoelgritodeduelo,yalolejos,enaltamar,losgrandestritonestocabanbroncamentesuscaracolas.

—¡Huye!—dijosualma—,puescadavezseacercamáselmar,ysi tedetienes te matará. ¡Huye!, que tengo miedo, viendo que tu corazón estácerradoparamíporrazóndelagrandezadetuamor.Huyeaunlugarseguro.¿Noquerrásciertamentemandarmealotromundosincorazón?

Pero el joven pescador no escuchaba a su alma, sino que llamaba a lasirenitaydecía:

—Elamoresmejorquelasabiduría,ydemásprecioquelasriquezas,ymáshermosoquelospiesdelashijasdeloshombres.Lasllamasnopuedendestruirlonipuedenlasaguasapagarlo.Tellaméalalba,ytúnoacudisteamillamada.Lalunaoyótunombre;sinembargo,túnomehicistecaso.Puesconmaldad te abandoné yo, y para mi propio daño me fui a merodear. Noobstante, siempre tu amor permaneció conmigo, y siempre fue fuerte y noprevaleció nada contra él, aunque contemplé elmal y contemplé el bien.Yahoraquehasmuerto,tedigoenverdadquemoriréyotambiéncontigo.

Y su alma le suplicó que se fuera, pero él no quiso, ¡tan grande era suamor!Yelmarllegómáscerca,ytratódecubrirleconsusolas,ycuandoélsupoqueelfinalestabapróximobesóconlabiosenloquecidosloslabiosfríosde la sirena, y su corazón se hizo pedazos.Y cuando por la plenitud de suamorserompiósucorazón,encontróelalmaunaentrada,yentró,yfueunaconéligualqueantes.

Yelmarcubrióconsusolasaljovenpescador.

Y a la mañana siguiente fue el sacerdote a bendecir el mar, pues habíaestado turbulento. Y con él fueron los monjes, y los músicos, y los queportaban los cirios, y los que hacían oscilar los incensarios, y una granconcurrencia.

Page 99: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Ycuandoelsacerdote llegóa laorilladelmarvioal jovenpescadorqueyacía ahogado en el rompiente de las olas y, estrechado entre sus brazos, elcuerpode la sirenita.Y retrocedió frunciendoelceñoy,despuésdehacer laseñaldelacruz,gritóconvozsonoraydijo:

—Noquierobendecirelmarnianadadeloquehayenél.¡Malditosseanlos que habitan en elmar, y seanmalditos los que trafican con ellos!Y encuantoaaquélqueporamorabandonóaDiosyyaceaquíconsuamada,yaquieneljuiciodeDiosdiomuerte,llevaossucuerpoyelcuerpodesuamada,y enterradlos en el rincóndelCampode losBataneros, y nopongáismarcaalgunasobreellosniseñaldeningunaclase;quenosepanadieellugardesudescanso, pues fueron malditos en su vida y serán también malditos en sumuerte.

E hicieron lo que ordenó; y en el rincón del Campo de los Bataneros,dondenocrecenhierbasfrescas,cavaronunahondafosaydejaronenellaloscadáveres.

Ytranscurridoelterceraño,yundíaqueerasagrado,subióelsacerdoteala capilla paramostrar al pueblo las llagasdelSeñoryhablarle de la ira deDios.

Y cuando vestido con los ornamentos sagrados hubo entrado y se huboprosternadoanteelaltar,vioqueestabaelaltarcubiertodeextrañasfloresquenuncahabíavistoantes.Extrañaseranalamiradaydeextrañabelleza,ysubellezaleturbó,ysufraganciaeradulceasuolfato.Ysesentíaalegre,ynocomprendíaporquéestabaalegre.

Ydespuésdehaberabiertoelsagrario,eincensadoelvirildelacustodiaquehabíaenél,ymostradoalpueblolablancahostia,ydehaberlaocultadode nuevo tras el velo de los velos, empezó a hablar al pueblo, deseandohablarlesdelairadeDios.Perolabellezadelasfloresblancasleturbaba,ylafraganciaeradulceasuolfato;yotrapalabravinoasuslabios,yhabló,nodelairadeDios,sinodelDioscuyonombreesAmor.Yporquéhablabaasí,nolosabía.

Y cuando hubo terminado su homilía lloraba el pueblo; y el sacerdotevolvió a la sacristía, y tenía los ojos llenos de lágrimas. Y los diáconosentraronyempezaronadespojarledesusornamentos,ylequitaronelalbayelcíngulo,elmanípuloylaestola.Yélestabacomoquienestáensueños.

Ydespuésdequelehubierondespojadodelosornamentos,lesmiróydijo:

—¿Cuálessonlasfloresqueestánenelaltar,ydedóndevienen?

Ylerespondieron:

—Quéfloressonnopodemosdecirlo,peroprocedendelrincóndelCampo

Page 100: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

delosBataneros.

Yelsacerdotesepusoatemblar,yregresóasucasayoró.

Yalamañanasiguiente,cuandoeratodavíaelalba,fueconlosmonjes,ylos músicos, y los que portaban los cirios, y los que hacían oscilar losincensarios,yunagranconcurrencia;llegóalaorilladelmarybendijoelmaryatodoslossereslibresquehayenél.Alosfaunostambiénlosbendijo,yalospequeñosseresquedanzanenelbosque,yalascriaturasdeojosbrillantesque miran a través de las hojas. A todas las cosas del mundo del Señorbendijo,ylagenteestaballenadealegríaydeasombro.Noobstante,nuncaenel rincón del Campo de los Bataneros brotaron otra vez flores de ningunaespecie, sino que el campo se volvió estéril lo mismo que era antes. Nivinieronloshabitantesdelmaralabahíacomosolíanhacer,puessefueronaotrapartedelmar.

ELNIÑO-ESTRELLA

Habíaunavezdospobres leñadoresquevolvíanasucasaa travésdeungranpinar.Erainvierno,yhacíaunanochedeintensofrío.Habíaunaespesacapa de nieve en el suelo y en las ramas de los árboles; la helada hacíachasquear continuamente las ramitas a ambos lados a su paso; y cuandollegarona lacascadade lamontaña laencontraronsuspendida inmóvilenelaire,pueslahabíabesadoelreydelhielo.

Tanto frío hacía que ni siquiera los pájaros ni los demás animalesentendíanloqueocurría.

— ¡Uf!—gruñía el lobo,mientras iba renqueando a través de lamalezaconel raboentre laspatas—,haceun tiempoenteramentemonstruoso. ¿Porquénotomamedidaselgobierno?

—¡Uit!,¡uit!,¡uit!—gorjeabanlosverdespardillos—,laviejatierrasehamuerto,ylahansacadoafueraconsublancamortaja.

—Latierrasevaacasar,yésteessutrajedenovia—sedecíanlastórtolasunaaotracuchicheando.

Teníanlaspatitasrosasllenasdesabañones,perosentíanqueerasudebertomarunpuntodevistarománticosobrelasituación.

— ¡Tonterías! —refunfuñó el lobo—. Os digo que la culpa la tiene elgobierno,ysinomecreéisoscomeré.

El lobo teníaunamentecompletamentepráctica,ysiempre teníaapunto

Page 101: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

unbuenrazonamiento.

—Bueno,pormiparte—dijoelpicoverde,queeraunfilósofonato—nome interesauna teoríapormenorizadade explicaciones.Las cosas son comoson,yahorahaceunfríoterrible.

Yunfríoterriblehacía,ciertamente.Laspequeñasardillas,quevivíanenel interior del alto abeto, no hacíanmás que frotarsemutuamente el hocicoparaentrarencalor,ylosconejossehacíanunovilloensusmadrigueras,ynose aventuraban ni siquiera amirar afuera. Los únicos que parecían disfrutareranlosgrandesbúhosconcuernos.Teníanlasplumascompletamentetiesasporlaescarcha,peronolesimportaba,ymovíanenredondosusgrandesojosamarillos,ysellamabanunosaotrosatravésdelbosque:

—¡Tu-uit!¡Tu-ju!¡Tu-uit!¡Tu-ju!¡Quétiempotandeliciosotenemos!

Losdos leñadores seguíansucamino, soplándosecon fuerza losdedosygolpeandoconsusenormesbotasconrefuerzosdehierrolanieveendurecida.En una ocasión se hundieron en un ventisquero profundo y salieron tanblancos como molineros cuando las muelas están moliendo; y una vezresbalaron en el hielo duro y liso donde estaba helada el agua de la tierrapantanosa,yselescayeronloshacesdesucarga,ytuvieronquerecogerlosyvolverlos a atar; y otra vez pensaron que habían perdido el camino, y seapoderódeellosungranterror,puessabíanquelanieveescruelconlosqueduermenensusbrazos.PeropusieronsuconfianzaenelbuenSanMartín,quevela por todos los viajeros, y volvieron sobre sus pasos, y caminaron concautela,yalfinllegaronallinderodelbosque,yvieronalláabajoenelvalle,asuspies,laslucesdelpuebloenelquevivían.

Tangozososestabandehabersalido,quesepusieronareíracarcajadas,ylatierralespareciócomounaflordeplata,ylalunacomounaflordeoro.Sinembargo, después de haberse reído se pusieron tristes, pues recordaron supobreza,yunodeellosdijoalotro:

—¿Porquénoshemosalegrado,viendoquelavidaesparalosricos,ynoparalosquesoncomonosotros?Másvaldríaquenoshubiéramosmuertodefríoenelbosque,oquealgunabestiasalvajehubieracaídosobrenosotrosynoshubieramatado.

—Verdaderamente—contestósucompañero—,muchoselesdaaunosypoco se les da a otros. La injusticia ha parcelado el mundo, y nada estádivididoporigual,sinoeselsufrimiento.

Peromientrasestabanlamentándosemutuamentedesumiseriaocurrióunacosaextraña:cayódelcielounaestrellamuybrillanteyhermosa.Sedeslizóporelfirmamento,dejandoatrásalasotrasestrellasensucurso,y,mientraslamiraban asombrados, les pareció que se hundía detrás de un bosquecillo de

Page 102: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

sauces que había muy cerca de un pequeño redil, nomás que a un tiro depiedradedistancia.

— ¡Mira! ¡Vaya una vasija llena de oro para el que la encuentre! —gritaron.

Yseecharonacorrer,¡tantaansiateníanporeloro!

Y uno de ellos corrió más deprisa que su compañero, y le adelantó, yabriéndose paso a través de los sauces salió al otro lado, y ¡quémaravilla!;había de verdad algo que era de oro sobre la nieve blanca. Así que se fueaprisahacia ello, y agachándosepuso lasmanos encima,y eraunmantodetisúdeoro,extrañamentetejidoconestrellasydobladoenmuchospliegues.Ygritóasucamaradaquehabíaencontradoeltesoroquehabíacaídodelcielo;ycuandollegósucompañerosesentaronenlanieveydeshicieronlosdoblecesdelmantopararepartirselasmonedasdeoro.Pero¡ay!,dentronohabíaoro,ni plata, ni en verdad ningún tesoro de ninguna clase, sino sólo un niñopequeñoqueestabadormido.

Yunodeellosdijoalotro:

—Éste es un amargo final de nuestras esperanzas, y no tenemos buenafortuna,pues¿dequéprovechoesunniñoparaunhombre?Dejémosloaquíysigamos nuestro camino, dado que somos hombres pobres y tenemos hijospropioscuyopannopodemosdaraotro.

Perosucompañerolereplicó:

—No, sería una mala acción dejar al niño perecer aquí en la nieve, yaunqueyosoytanpobrecomotúytengomuchasbocasquealimentarymuypoco en la olla, sin embargo,me lo llevaré a casa conmigo, ymimujer lecuidará.

Asíquelevantóalniñoconmuchaternura,yleenvolvióenelmantoparaprotegerledelfríocrudo,ehizoelcaminoalpueblobajandolacolina,consucompañeromuysorprendidodesunecedadyblanduradecorazón.

Ycuandollegaronalpueblosucompañeroledijo:

—Tútieneselniño;portanto,dameelmanto,puesestabaconvenidoquenoslorepartiríamos.

Peroéllereplicó:

—No,pueselmantonoesnimíonituyo,sinosólodelniño.

YledijoquefueraconDios,yfueasupropiacasayllamóalapuerta.

Ycuandosumujerabriólapuertayvioquesumaridohabíavueltosanoysalvo,leechólosbrazosalcuelloylebesó,ylequitódelaespaldalacargade

Page 103: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

hacesde leña,y lequitóconuncepillo lanievede lasbotas,y lepidióqueentrara.

Peroélledijo:

—Heencontradoalgoenelbosqueytelohetraídoparaquelocuides.

Ynosemoviódelumbral.

— ¿Qué es? —exclamó ella—. Enséñamelo, pues la casa está vacía ynecesitamosmuchascosas.

Yélretiróelmantoylemostróalniñodormido.

—¡Ay,buenhombre!—murmuró—,¿notenemosbastanteshijospropios,paraquetútengasquetraerotroajenoabandonadoquesesientealamordelalumbre? ¿Y quién sabe si no nos traerá la desgracia? ¿Y cómo le vamos amantener?

Ysepusofuriosacontraél.

—Esunniño-estrella—replicóél.

Ylecontóelmodoextrañoenquelehabíanencontrado.

Peroellanoquisoapaciguarse,sinoqueseburlabadeél,ylehablómuyenfadada,ygritó:

—Nuestroshijosnotienenpan,¿yvamosadardecomeraunhijoajeno?¿Quiénsepreocupapornosotros?¿Yquiénnosdadecomer?

—No,no.Dioscuidahastadelosgorriones,ylosalimenta—respondióél.

—¿Nosemuerenlosgorrionesdehambreenelinvierno?—preguntóella—.¿Ynoesinviernoahora?

Yelhombrenocontestónada,peronosemeneódelumbral.

Yunvientocortantedelbosqueentrabaporlapuertaabierta,ylehacíaaellatiritar;yseestremecióydijo:

— ¿No quieres cerrar la puerta? Entra en la casa un viento cortante, ytengofrío.

—En una casa donde hay un corazón duro ¿no entra siempre un vientocortante?

Ylamujernocontestónada,perosedeslizómáscercadelfuego.

Yalcabodeunratosevolvióylemiró,yteníalosojosllenosdelágrimas.Y él entró a toda prisa, y le puso al niño en los brazos, y ella le besó, y leacostó en una camita donde estaba acostado elmás pequeño de sus propioshijos.Yporlamañanaelleñador,cogióelcuriosomantodeoroylometióen

Page 104: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

ungrancofre,yunacadenadeámbarquellevabaelniñoalrededordelcuellolacogiósumujerylametióenelcofretambién.

Asíesqueelniño-estrellasecrioconloshijosdelleñador,ysesentabaalamismamesaconellos,yerasucompañerodejuegos.Ycadaañosevolvíamás hermoso a la mirada, de modo que todos los que vivían en el puebloestabanllenosdeasombro,puesmientrasque todoselloseranmorenosydepelonegro,élerablancoydelicadocomoelmarfildeloscisnes,ysusrizoserancomolosanillosdelasfódelo.Suslabios,también,erancomolospétalosdeunaflorroja,yeransusojoscomovioletasjuntoaunríodeaguapura,ysucuerpocomoelnarcisodeuncampoalquenovaelsegador.

Sinembargo,subellezaleacarreóelmal,puessevolvióorgulloso,cruelyegoísta.Aloshijosdelleñadoryalosotrosniñosdelpueblolosdespreciaba,diciendo que eran de familia de poca monta, mientras que él era noble,habiendo nacido de una estrella; y se hacía su señor y les llamaba siervossuyos.Noteníacompasióndelospobres,nidelosciegos,nideloslisiados,nidelosqueestabandealgúnmodoafligidos,sinoqueacostumbrabaatirarlespiedras y echarles al camino, y solía decirles que se fueran a otra parte amendigarelpan;asíquenadie,aexcepcióndelosproscritos,ibadosvecesaaquel pueblo a pedir limosna. Verdaderamente estaba como prendado de labelleza, y se burlaba de los achacosos y de los poco favorecidos, y sechanceabadeellos;yestabaenamoradodesímismo;yenverano,cuandolosvientosestabanencalma,solíarecostarsejuntoalpozodelhuertodelcuraymirarlamaravilladesupropiorostro,yreírporelplacerqueencontrabaensupropiabelleza.

Confrecuencialereprendíanelleñadorysumujer,ydecían:

—A ti no te hemos tratado como tratas tú a los que están afligidosynotienen a nadie que les socorra. ¿Por qué eres tan cruel con todos los quenecesitancompasión?

Amenudo lemandaba llamar elviejo sacerdote, e intentabaenseñarle elamoralascriaturasvivientes,diciéndole:

—Lamoscaeshermana tuya,no lehagasdaño.Lasavesdelcampoquevaganporelbosquetienensulibertad,nolascojasalazoparatuplacer.Dioshizoalgusanociegoyaltopo,ycadaunotienesupuesto.¿QuiénerestúparallevarelsufrimientoalmundodeDios?Hastaelganadodelcampolealaba.

Peroelniño-estrellanohacíacasodesuspalabras,sinoquesolíafruncirelceño y burlarse, y volver con sus compañeros a capitanearles. Y suscompañeros le seguían, pues era hermoso y tenía los pies ligeros, y sabíabailar,tocarelcaramilloyhacermúsica.Yadondequieraqueelniño-estrellales dirigiera, le seguían, y cualquier cosa que el niño-estrella les dijera, la

Page 105: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

hacían.Ycuandoatravesóconunacañaafilada losojos turbiosdel topo, serieron,ycuandotirabapiedrasalosleprosos,sereíantambién.Yentodaslascosaslesgobernaba;ysevolvierondurosdecorazón,comoeraél.

Y pasó un día por el pueblo una pobre mendiga. Llevaba la ropadesgarradayharapienta,ylesangrabanlospiesporloásperodelcaminoenelquehabíacaminado,yestabaenunestadolamentable.Ysintiéndosecansadasesentóalpiedeunrobleadescansar.

Perocuandolavioelniño-estrella,dijoasuscompañeros:

— ¡Mirad! Ahí está una pordiosera asquerosa sentada bajo ese árbolhermoso de hojas verdes. ¡Venid!, vamos a echarla de ahí, pues es fea ydesagradable.

Así es que se acercóy la apedreó, y semofóde ella; y ella lemiró conterroren losojos,ynoapartaba lavistadeél.Ycuandovioel leñador,queestabapartiendoleñosenunaleñeracercana,loqueestabahaciendoelniño-estrella,seechóacorrerylereprendió,diciéndole:

—Verdaderamenteeresdurodecorazónynoconoceslacompasión,pues¿quémaltehahechoestapobremujerparaquelatratesdeestemodo?

Yelniño-estrellasepusorojodeiraydiounapatadaenelsuelo,ydijo:

—¿Quiéneres túparapreguntarmeamí loquehago?Nosoyhijo tuyoparaquetengaquehacerloquetúmemandes.

—Dices verdad —replicó el leñador—; sin embargo, yo te mostrécompasióncuandoteencontréenelbosque.

Yaloírlamujerestaspalabraslanzóunfuertegritoycayódesmayada.Yelleñadorselallevóasucasa,ysumujerlacuidó,ycuandovolvióensídeldesmayo pusieron ante ella comida y bebida y le pidieron que recobrarafuerzas.

Peroellanoquisonicomernibeber,ydijoalleñador:

—¿Nodijistequeelniñofueencontradoenelbosque?¿Ynoocurrióesohoyhacediezaños?

Yelleñadorcontestó:

—Sí,fueenelbosquedondeloencontré,yesoocurrióhoyhacediezaños.

—¿Yqué señales encontraste con él?—exclamó ella—. ¿No llevaba alcuellounacadenadeámbar?¿Noteníaenvolviéndoleunmantodetisúdeoroconestrellasbordadas?

—Asíesenverdad—contestóelleñador—;fuecomodices.

Page 106: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Y sacó elmanto y la cadena de ámbar del cofre donde estaban y se losenseñó.

Ycuandoellalosviolloródealegríaydijo:

—Esmihijitoalqueperdíenelbosque.Teruegoquelemandesllamarenseguida,puesensubuscahevagadoporelmundoentero.

Así que el leñador y su mujer salieron y llamaron al niño-estrella, y ledijeron:

—Entraencasayencontrarásallíatumadre,queteestáesperando.

Entró,pues,corriendo, llenodesorpresaycongranalegría.Perocuandovioalaqueestabaesperandoallí,seriodesdeñosamenteydijo:

—Y bien, ¿dónde está mi madre? No veo a nadie aquí más que a estaasquerosamendiga.

Ylamujerlereplicó:

—Yosoytumadre.

—Túestáslocaparadecirtalcosa—gritóelniño-estrellafurioso—.Yonosoy hijo tuyo, pues tú eres unamendiga fea y harapienta.Así que ¡vete deaquí!,¡yquenoveamástusuciacara!

—No,túeresdeverdadmihijito,aquiendialuzenelbosque—exclamó.

Ycayóderodillasyletendiólosbrazos.

—Losladronesterobaronllevándotedemiladoyteabandonaronparaquemurieras—murmuró—, pero yo te reconocí en cuanto te vi, y las señalestambiénlashereconocido:elmantodetisúdeoroylacadenadeámbar.Portanto, teruegoquevengasconmigo,puesporelmundoenterohevagadoenbuscatuya.¡Venconmigo,hijomío!,porquetengonecesidaddetucariño.

Peroelniño-estrellanosemoviódesusitio, sinoquecerróparaella laspuertasdesucorazón;nitampocoseoyósonidoalguno,exceptoelquehacíalamujerllorandodeaflicción.Yalfinlehablóél,ysuvozeradurayamarga:

—Sideverdaderesmimadre—dijo—,hubierasidomejorquetehubierasquedadolejosynohubierasvenidoaquíaavergonzarme,puestoqueyocreíaqueerahijodealgunaestrella,ynoelhijodeunamendiga,comomedicesquesoy.Portanto,vetedeaquíyquenoteveamás.

—¡Ay,hijomío!—exclamóella—,¿noquieresbesarmeantesdequemevaya?,pueshesufridomuchoparaencontrarte.

—No—dijoelniño-estrella—,eresdemasiadorepugnanteparamirarte,ypreferiríabesaraunavíboraoaunsapomejorqueati.

Page 107: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Asíesquelamujerselevantóysefuealbosquellorandoamargamente;ycuandoelniño-estrellavioquesehabíaidosealegró,yvolviócorriendoconsuscompañerosdejuegosparajugarconellos.Peroalverlellegar,seburlarondeélydijeron:

—¡Mira!,erestanfeocomounsapo,ytanrepugnantecomounavíbora.Vetedeaquí,puesnotedejaremosjugarconnosotros.

Yleecharondeljardín.

Yelniño-estrellafruncióelceñoysedijoporlobajo:

«¿Quéesloquemedicen?Iréalpozodeaguaymemiraréenél,yélmehablarádemibelleza».

Asíque fuealpozodeaguaymiróenél, y ¡vaya sorpresa!, sucaraeracomolacaradeunsapo,ysucuerpoteníaescamascomoeldeunavíbora.Ysearrojósobrelahierbayseechóallorar,ysedijoasímismo:

«Seguro que estomeha pasado pormi pecado, pues he renegadodemimadre y la he echado, y he sido orgulloso y cruel con ella. Por tanto, iré abuscarla por el mundo entero y no descansaré hasta que no la hayaencontrado».

Yvinoaéllahijapequeñadelleñador,yponiéndolelamanoenelhombroledijo:

—¿Quéimportaquehayasperdidotuhermosura?Quédateconnosotros,yyonomereirédeti.

Yélledijo:

—No;hesidocruelconmimadre,ycomocastigosemehaenviadoestemal.Porellodeboirmedeaquí,yvagarporelmundohastaquelaencuentreymeperdone.

Asíquesefuecorriendoalbosqueyllamóasumadreparaqueacudieraadonde él estaba, pero no hubo ninguna respuesta. Todo el día la estuvollamando,ycuandosepusoelsolseechóadormirenunlechodehojas,ylospájarosy losdemás animaleshuíande él, porque recordaban su crueldad;yestabasolo,aexcepcióndelsapoquelemirabaydelalentavíboraquepasabaarrastrándose.

Y a lamañana se levantó, y recogiómoras amargas de los árboles y lascomió, y emprendió el camino a través del gran bosque, llorando con granaflicción.Yatodoslosseresqueveíalespreguntabasiporcasualidadhabíanvistoasumadre.

Ledijoaltopo:

Page 108: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Túquepuedesmetertedentrodelatierra,dime:¿estámimadreallí?

Yeltoporeplicó:

—Túhascegadomisojos,¿cómohabríadesaberloyo?

Ledijoalpardillo:

—Túquepuedesvolarsobrelascopasdelosaltosárbolesypuedesverelmundoentero,dime:¿puedesveramimadre?

Yelpardilloreplicó:

—Túmehascortadolasalasparadivertirte,¿cómopodríayovolar?

Yalapequeñaardillaquevivíaenelabetoyestabasolaledijo:

—¿Dóndeestámimadre?

Ylaardillacontestó:

—Túhasmatadoalamía.¿Estásintentandomataralatuyatambién?

Yelniño-estrellallorabaybajabalacabeza,ypedíaperdónalascriaturasdeDios,yseguíaatravésdelbosquebuscandoalamendiga.Yaltercerdíallegóalotroladodelbosqueybajóalallanura.

Y cuando pasaba por los pueblos los niños se reían de él y le tirabanpiedras,yloscampesinosnoledejabannisiquieradormirenlosgraneros,nofueraquellevaraelmohoalgranoalmacenado,tanrepugnanteeraalavista;ylos jornaleros le echaban, y no había nadie que se compadeciera de él. Nipodíatenernoticiasenningunapartedelamendigaqueerasumadre,aunqueporespaciodetresañosvagóporelmundo,yconfrecuencialeparecíaquelaveíaenelcaminoenfrentedeél,ysolíallamarlaycorrertrasellahastaquelosguijarroscortantes lehacíansangrar lospies.Peronopodíaalcanzarla,y losquevivíanalbordedelcaminosiemprenegabanhaberlavisto,ohabervistoaalguienqueseparecieraaella,yseburlabandesudolor.

Porespaciodetresañosvagóporelmundo,yenelmundonohabíaparaélniamornitiernabondadnicaridad,sinoqueeraunmundotalcomoelquesehabíahechoparasíenlosdíasdesugranorgullo.

Y un atardecer llegó a la puerta de una ciudad fuertemente amurallada,situadajuntoaunrío,yaunqueestabacansadoyconlospiesdoloridosquisoentrar en ella. Pero los soldados que estabande guardia cruzaron la entradaconsusalabardasyledijeronconbrusquedad:

—¿Quétetraeporlaciudad?

—Estoybuscandoamimadre—contestó—,yosruegoquemepermitáispasar,puespuedequeestéenestaciudad.

Page 109: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Peroellosseburlarondeél,yunosacudiósunegrabarba,dejóenelsuelosuescudoyexclamó:

—Verdaderamente,tumadrenosevaaponercontentacuandotevea,pueseresmás feo que el sapo de las tierras encharcadas, o que la víbora que searrastraenelpantano. ¡Fueradeaquí!, ¡fueradeaquí!Tumadrenoviveenestaciudad.

Yotro,queteníaunpendónamarilloenlamano,ledijo:

—¿Quiénestumadreyporquélaestásbuscando?

Yélcontestó:

—Mimadreesunamendiga, lomismoqueyo,y lahe tratadomal,yosruegoquemepermitáispasarparaqueellameperdone,siesquesealojaenestaciudad.

Peronoquisieron,ylepincharonconsuslanzas.

Yalvolversellorando,llegóuno,cuyaarmadurallevabaincrustadasfloresdoradas y en cuyoyelmohabía un león con alas tumbado, y preguntó a lossoldadosquiéneraelquepedíaentrada.Yellosledijeron:

—Esunmendigo,hijodeunamendiga,ylehemosechado.

—No —exclamó riendo—; venderemos a este ser repugnante comoesclavo,ysuprecioseráelpreciodeuncuencodevinodulce.

Yunviejomalencaradoquepasabaporallílesgritóydijo:

—Lecomproporeseprecio.

Y cuando hubo pagado el precio tomó al niño-estrella de la mano y lecondujodentrodelaciudad.

Y después de que hubieron atravesado muchas calles llegaron a unapuertecilladeunatapiaqueestabacubiertaporungranado.Yelviejotocólapuertaconunanillodejaspegrabadoyseabrió,ybajaroncincoescalonesdebronceyentraronenunjardínllenodeadormiderasnegrasydeverdesjarrosdebarro cocido.Y el viejo sacó entoncesde su turbante unabandade sedaestampadaconfiguras,ytapóconéllosojosdelniño-estrella,ylellevópordelante de él.Y cuando le quitaron la banda de los ojos, el niño-estrella seencontróenunamazmorraqueestabailuminadaporunalinternadeasta.

Yelviejolepusoanteélpanenmohecidoenuntajodemadera,ydijo:

—Come.

Yaguasalobreenunataza,ydijo:

—Bebe.

Page 110: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Ycuandohubocomidoybebido,salióelviejo,cerrandolapuertatrasélyasegurándolaconunacadenadehierro.

Yalamañana,elviejo,queeraenrealidadelmássutildelosmagosdeLibia y había aprendido su arte de uno quemoraba en las tumbas delNilo,entródondeélestabay,frunciendoelceño,ledijo:

—Enunbosquequeestácercadelapuertadeestaciudaddeinfieleshaytresmonedasdeoro.Unaesdeoroblanco,yotraesdeoroamarillo,yelorodelaterceraesrojo.Hoymetraeráslamonedadeoroblanco,ysinomelatraescuandovuelvas,tedarécienlatigazos.Vetedeprisa,yalapuestadelsolte estaré esperando a la puerta del jardín.Mira de traer el oro blanco, o lopasarás mal, pues eres mi esclavo, y te he comprado por el precio de uncuencodevinodulce.

Y le vendó losojos al niño-estrella con la bandade seda estampada configuras,yleguioatravésdelacasayatravésdeljardíndeadormideras,ylehizosubirlascincogradasdebronce.Yhabiendoabiertolapuertecillaconelanillolepusoenlacalle.

Yelniño-estrellasaliódelapuertadelaciudad,yllegóalbosquedelquelehabíahabladoelmago.

Yestebosqueeramuyhermososiseleveíadesdeafuera,yparecíallenodeavescanorasyde floresdesuave fragancia,yelniño-estrellaentróenélalegremente.Sinembargo,depocolesirvióesabelleza,puesdondequieraqueibabrotabandelsuelodurosescaramujosyespinosylecercaban,ylepicabanortigasvenenosas,yelcardolepinchabaconsusdagas,demodoqueestabacondolorosa angustia.Ynopodía encontrar enningunaparte lamonedadeoroblancodequehabíahabladoelmago,aunquelaestuvobuscandodesdelamañanahastaelmediodíaydesdeelmediodíahastalapuestadelsol.Yalapuestadelsolvolviósurostrohacialacasa,llorandoamargamente,puessabíaquédestinoleesperaba.

Perocuandohabíallegadoallinderodelbosqueoyóungritoqueveníadela maleza, como de quien está presa del dolor. Y olvidando su propiosufrimiento volvió corriendo a aquel lugar, y vio allí a una pequeña liebrecogidaenunatrampaquealgúncazadorlehabíatendido.

Yelniño-estrellasecompadeciódeellaylasoltó;yledijo:

—Yomismonosoymásqueunesclavo,pero,sinembargo,puedodarteatilalibertad.

Ylaliebrelecontestó:

—Ciertamente,túmehasdadolalibertad,¿yquévoyadarteyoacambio?

Yelniño-estrellaledijo:

Page 111: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Estoybuscandounamonedadeoroblanco,ynopuedoencontrarlaenningunaparte,ysinoselallevoamiamomepegará.

—Ven conmigo—dijo la liebre—,y te llevaré hasta ella, pues sé dóndeestáescondidayconquéfin.

Así que el niño-estrella se fue con la liebre, y, ¡vaya sorpresa!, en lacavidaddeungranrobleviolamonedadeoroblancoqueestababuscando.Ysellenódealegríaylacogió,ydijoalaliebre:

—Elservicioqueyoteheprestadotúmelohasdevueltoconcreces,ylabondadquetemostrémelahaspagadocienveces.

—No,no—replicólaliebre—;segúnmetrataste,asítetratéyo.

Ysefuecorriendovelozmente,yelniño-estrellasefuehacialaciudad.

Ahorabien: a lapuertade la ciudadestaba sentadounoque era leproso.Sobre el rostro llevaba colgado un capuchón de lino gris, y a través de lasaberturas le brillaban los ojos como carbones encendidos.Y al ver llegar alniño-estrella,golpeóenunaescudillademadera,ehizosonarlacampanilla,ylellamóagritos,ydijo:

—Dameunamoneda,omemorirédehambre,puesmehanarrojadodelaciudadynohaynadiequeseapiadedemí.

—¡Ay!—exclamóelniño-estrella—.No tengomásqueunamonedaenmibolsa,ysinoselallevoamiamomepegará,puessoysuesclavo.

Peroelleprosoleimploróylerogó,hastaqueelniño-estrellaseapiadóylediolamonedadeoroblanco.

Ycuandollegóacasadelmago,leabrióél,ylecondujodentroyledijo:

—¿Tieneslamonedadeoroblanco?

Yelniño-estrellacontestó:

—Nolatengo.

Asíesqueelmagosearrojósobreélylepegó,ylepusodelanteuntajovacío,ydijo:

—Come.

Yunatazavacía,ydijo:

—Bebe.

Ylevolvióaarrojaralamazmorra.

Yalamañanafueelmagoensubusca,ydijo:

—Sinome traeshoy lamonedadeoro amarillo, te aseguroque seguiré

Page 112: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

teniéndotecomoesclavoytedarétrescientoslatigazos.

Asíqueelniño-estrella fuealbosque,y a lo largode todoeldía estuvobuscandolamonedadeoroamarillo,peroenningunapartepudoencontrarla.Yalapuestadelsolsesentóyseechóallorar,ycuandoestaballorandoseleacercólapequeñaliebrequehabíarescatadodelatrampa.

Ylaliebreledijo:

—¿Porquélloras?¿Yquéestásbuscandoenelbosque?

Yelniño-estrellacontestó:

—Estoybuscandounamonedadeoroamarilloqueestáescondidaaquí,ysinolaencuentromiamomepegará,yharáquesigasiendoesclavo.

—Sígueme—exclamólaliebre.

Ycorrióporelbosquehastaquellegóaunacharcadeagua.Yenelfondodelacharcaestabalamonedadeoroamarillo.

—¿Cómohededartelasgracias?—dijoelniño-estrella—,pues,¡mira!,éstaeslasegundavezquehasvenidoenmisocorro.

—No,no.Tútecompadecistedemíprimero—dijolaliebre.

Ysefuecorriendovelozmente.

Yelniño-estrellacogiólamonedadeoroamarilloylametióensubolsa,yfuepresurosoalaciudad.Peroelleprosoleviollegarycorrióasuencuentro,sepusoderodillasygritó:

—Dameunamonedaomemorirédehambre.

Yelniño-estrellaledijo:

—Notengomásqueunamonedadeoroamarilloenmibolsa,ysinoselallevoamiamomepegará,yharáquesigasiendosuesclavo.

Peroelleprosoleimploródolorosamente,demodoqueelniño-estrellaseapiadódeélylediolamonedadeoroamarillo.

Ycuandollegóacasadelmago,leabrióél,ylehizoentrar,yledijo:

—¿Tieneslamonedadeoroamarillo?

Yelniño-estrellaledijo:

—Nolatengo.

Asíesqueelmagosearrojósobreélylepegó,ylecargódecadenasyleechódenuevoalamazmorra.

Yaldíasiguientellegóaélelmago,ydijo:

Page 113: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Sihoymetraeslamonedadeororojotedarélalibertad,perosinolatraestenporseguroquetemataré.

Asíqueelniño-estrellasefuealbosque,yalolargodetodoeldíaestuvobuscandolamonedadeororojo,peronopudoencontrarlaenpartealguna.Yalatardecersesentóyseechóallorar,ycuandoestaballorandoseleacercólapequeñaliebre.

Ylaliebreledijo:

—Lamonedadeororojoquebuscasestáenlacavernaquehaydetrásdeti.Portanto,nolloresmásypontealegre.

— ¿Cómo he de recompensarte? —exclamó el niño-estrella—, pues,¡mira!,éstaeslaterceravezquehasvenidoenmisocorro.

—No,no.Tútecompadecistedemíprimero—dijolaliebre.

Ysefuecorriendovelozmente.

Yelniño-estrellaentróenlacaverna,yenelrincóndelfondoencontrólamonedadeoro rojo.Asíesque lametióensubolsayse fuepresurosoa laciudad.Yel leprosoalverle llegarsepusoenmediodelcamino,y ledijoagrandesgritos:

—Damelamonedadeororojo,odelocontrariotengoquemorir.

Yelniño-estrellavolvióaapiadarsedeél,ylediolamonedadeororojodiciendo:

—Tunecesidadesmayorquelamía.

No obstante, tenía el corazón oprimido, pues sabía la suerte que leesperaba.

Pero¡oh,maravilla!,alpasarpor lapuertadelaciudad, loscentinelasseinclinaronylerindieronpleitesía,diciendo:

—¡Quéhermosoesnuestroseñor!

Yunamultituddeciudadanosleseguíaygritaba:

—¡Ciertamentenohaynadietanhermosoenelmundoentero!

Asíqueelniño-estrellasepusoallorar,ysedecía:

«Seestánmofandodemí,ytomandoabromamitristeza».

Y tan grande era la concurrencia de gente, que perdió el camino, y seencontrófinalmenteenunagranplaza,enlaquehabíaunpalacioreal.

Ylapuertadelpalacioseabrió,ylossacerdotesylosaltosdignatariosdelaciudadcorrieronasuencuentro,yseprosternaronanteél,yledijeron:

Page 114: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Túeresnuestroseñor,aquienesperábamos,yelhijodenuestrorey.

Yelniño-estrellalesrespondióydijo:

—Yonosoyhijoderey,sinohijodeunapobremendiga.¿Ycómodecísquesoyhermoso,sabiendocomoséquesoyhorriblealavista?

Entonces, aquel cuya armadura llevaba incrustadas flores doradas y encuyo yelmo había un león con alas tumbado, sostuvo en alto un escudo, yexclamó:

—¿Cómodicemiseñorquenoeshermoso?

Yelniño-estrellamiró,y¡quéprodigio!Surostroeralomismoquehabíasido en otro tiempo, y había vuelto su belleza; y vio en sus ojos lo que nohabíavistoantes.

Ylossacerdotesylosaltosdignatarioshincaronlarodillayledijeron:

—Estabaprofetizadodesdeantiguoqueenestedíallegaríaelquehabíadegobernar sobre nosotros. Por tanto, tome vuestra señoría esta corona y estecetro,yseaenjusticiayenmisericordianuestroreysobrenosotros.

Peroéllesdijo:

—Yonosoydigno,puesherenegadodelamadrequemedioelser,ynopuedo descansar hasta que la haya encontrado, y sepa queme perdona. Portanto,dejadquemevaya,puesdeboseguirvagandoporelmundo,ynopuedodetenermeaquíaunquemedeislacoronayelcetro.

Ymientrasasíhablabaapartóel rostrodeellosy lovolvióhacia lacallequeconducíaalapuertadelaciudady,¡oh,sorpresa!,entrelamultitudqueseapiñabaalrededordelossoldadosvioalamendigaqueerasumadre,yasuladoelleprosoqueestabasentadoalaveradelcamino.

Y un grito de alegría se escapó de sus labios, y se echó a correr, yarrodillándose besó las heridas de los pies de sumadre y los bañó con suslágrimas. Humilló la cabeza en el polvo y, sollozando como quien tiene elcorazónapuntoderomperse,ledijo:

—Madre,reneguédetienlahorademiorgullo.Acéptameenlahorademihumildad.Madre,yotediodio.¿Medarástúamor,madre?Yoterechacé.Recibeahoraatuhijo.

Perolamendiganolerespondíaunapalabra.

Yéltendiólasmanosyabrazólosblancospiesdelleproso,yledijo:

—Tresvecestuvemisericordiadeti,ruegaamimadrequemehableunavez.

Page 115: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Peroelleprosonolerespondiópalabraalguna.

Yélvolvióasollozarydijo:

—Madre, mi sufrimiento es mayor de lo que puedo soportar. Dame tuperdónydejaquemevuelvaalbosque.

Ylamendigalepusolamanosobrelacabezayledijo:

—¡Levántate!

Yelleprosolepusolamanosobrelacabezayledijotambién:

—¡Levántate!

Ysepusoenpieylesmiró,y,¡oh,maravilla!:eranunreyyunareina.

Ylareinaledijo:

—Ésteestupadreaquientúhassocorrido.

Ydijoelrey:

—Éstaestumadre,cuyospieshasbañadocontuslágrimas.

Y se arrojaron a su cuello y le besaron, y le llevaron a palacio, y levistieronconhermososropajes,ylepusieronlacoronaenlacabezayelcetroenlamano.Ysobrelaciudadqueestabaedificadajuntoalríogobernó,yfuesuseñor.Muchajusticiaymisericordiamostróatodos,yalmagomalvadoledesterró,yalleñadoryasumujerlesenviómuchosricosdones,yasushijosles concedió altos honores. Y no consintió que nadie fuera cruel con lospájaros ni con ningún animal; por el contrario, enseñó el amor y la tiernabondad y la caridad, y a los pobres les dio pan, y a los desnudos les diovestido,yhubopazyabundanciaenelpaís.

No obstante, no gobernó mucho tiempo; tan grandes habían sido sussufrimientos,y tanamargoel fuegodesuprueba,quemurióalcabode tresaños.

Yelquelesucediógobernóperversamente.

ELCRIMENDELORDARTHURSAVILE

UNESTUDIOSOBREELDEBER

I

EralaúltimarecepcióndeladyWindermereantesdePascuaFlorida,ylamansión Bentrinck estaba más abarrotada aún que de costumbre. Seis

Page 116: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

ministrosdelgobiernohabíanllegadodirectamentedelasesióndelaCámarade los Comunes, una vez terminada la interpelación del speaker, con susestrellas y sus bandas; todas las mujeres hermosas lucían sus vestidos máselegantes,yalfondodelagaleríadelosretratosestabalaprincesaSophiadeCarlsrühe,unadamamacizadeaspectotártaro,dediminutosojosnegrosyconmaravillosas esmeraldas, hablando mal francés a puro grito, y riéndoseexageradamente de todo lo que se le decía.Ciertamente, era una asombrosamezcolanza de gente. Damas nobles arrogantes charlaban afablemente conradicalesacerbos,predicadorespopularesrozabanlosfaldonesdesulevitaconlosdeescépticoseminentes,ungrupoperfectodeobisposseguíaaunarobustaprima-donnadesalónensalón;enlaescaleraestabanvariosmiembrosdelaRealAcademia,disfrazadosdeartistas,y sedecíaqueenunmomentodadoestabaelcomedorabsolutamenteatestadodegenios.Dehecho,eraunadelasmejoresveladasdeladyWindermere,ylaprincesasequedóhastacercadelasonceymedia.

Apenas sehubo ido,volvió ladyWindermerea lagaleríade los retratos,dondeun famosoeconomistapolítico estaba explicandoconaire solemne lateoría científica de la música a un indignado solista húngaro, y se puso acharlarconladuquesadePaisley.LadyWindermereestabamaravillosamentehermosa,consumagníficocuellodemarfil,susgrandesojosazulescomolosmiosotisysusespesosbuclesdecabellodorado.Oropuroeran,orpur—noesepálidocolorpajizoqueusurpahoyendíaelgraciosonombredeoro,sinounorotalcomoelquesetejeenlosrayosdelsol,oelqueestáocultoenelextrañoámbar—,ydabanasurostroalgoasícomoelnimbodeunasanta,connopocodelafascinacióndeunapecadora.Eraella todountemadecuriosoestudio psicológico.Muy pronto en la vida había descubierto la importanteverdaddequenadaseparecetantoalainocenciacomoelatrevimiento;yporuna serie de aventuras imprudentes, la mitad de ellas completamenteinofensivas,habíaadquiridotodoslosprivilegiosdeunapersonalidad.Habíacambiadodemaridomásdeunavez;adecirverdad,Debrettponeensuhabertres matrimonios; pero, como no había cambiado nunca de amante, hacíatiempoqueelmundohabíadejadodehablardesusescándalos.Eraahoraunamujer de cuarenta años, sinhijos, y con esapasióndesmedidapor el placerqueconstituyeelsecretoparaseguirsiendojoven.

Depronto, recorrió lahabitación con lamirada llenade ansiedad, ydijoconsuclaravozdecontralto:

—¿Dóndeestámiquiromántico?

—¿Suqué,Gladys?—exclamóladuquesaconunsobresaltoinvoluntario.

—Miquiromántico,duquesa;nopuedovivirsinélahora.

— ¡Querida Gladys! Usted siempre tan original —musitó la duquesa,

Page 117: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

tratandoderecordarquéeraenrealidadunquiromántico,yconlaesperanzadequenofueralomismoqueunpodólogo.

—Vienealeermelamanodosvecesporsemanaregularmente—continuóladyWindermere—yessumamenteinteresanteensusresultados.

«¡Santocielo!—sedijoladuquesaparasí—,esunaespeciedepodólogo,alfinyalcabo.¡Quéterrible!Esperoqueencualquiercasoseaextranjero.Lacosanoseríatanmalaentonces».

—Ciertamentedebopresentárseloausted.

—¡Presentármelo!—exclamóladuquesa—;¿noestaráusteddiciendoqueestáaquí?

Ysepusoabuscarunpequeñoabanicodecareyyunchaldeencajecasihechojirones,afindeestarapuntoparairseenelacto.

—Desdeluegoqueestáaquí,niensueñossemeocurriríadarunafiestasinél.Medicequetengounamanopsíquicapura,yquesimidedopulgarhubierasidosólounpoquitomáscortoseríaunapesimistarecalcitrante,ymehubierametidoenunconvento.

— ¡Ah, ya! —dijo la duquesa, sintiéndose muy aliviada—; ¿dice labuenaventura,supongo?

—Y la malaventura, también —respondió lady Windermere—, enpequeñasygrandescantidades.Elpróximoaño,porejemplo,voyaestarengranpeligro, tantoentierracomopormar,asíquemevoyairavivirenunglobo,yharéquemesubanlacomidaenuncestotodaslastardes.Estátodoescritoenmidedomeñique,oenlapalmadelamano;semehaolvidadoencuáldelosdos.

—Pero,contodaseguridad,esoestentaralaProvidencia,Gladys.

—Miqueridaduquesa,contodaseguridadlaProvidenciapuederesistirlatentaciónaestasalturas.Creoqueatodoelmundoledebieranleerlasmanosunavezalmes,parasaberquénosedebehacer.Desdeluego,sehace,apesardetodo,pero¡estanagradablequeleadviertanauno!Ybien,sinovaalguieninmediatamenteabuscaramísterPodgers,tendréqueiryo.

—Permítamequevayayo,ladyWindermere—dijounjovenaltoyapuestoqueestabadepie juntoaellas, escuchandosuconversaciónconuna sonrisadivertida.

—Muchasgracias,lordArthur;perometemoqueustednolereconocería.

—Si es tan asombroso como dice, lady Windermere, no podríaescapárseme.Dígamecómoesyselotraeréaustedinmediatamente.

Page 118: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Bien,notieneningúnaspectodequiromántico.Quierodecirquenoesmisterioso,niesotérico,nitieneaireromántico.Esunhombrebajoygrueso,con una cabeza calva y graciosa, y grandes gafas conmontura de oro; algoentreunmédicodecabecerayunabogadorural.Losientomucho,realmente,peronoesculpamía.¡Lagenteestanfastidiosa!Todosmispianistasparecenexactamente poetas, y todos mis poetas parecen exactamente pianistas; yrecuerdoquelatemporadapasadainvitéacenarauntemibleconspirador,unhombre que había hecho volar por los aires a tanta gente, y que llevabasiemprecotademalla,yunpuñalescondidoenlamangadelacamisa;¿ysabequecuandovinoparecíaunviejoclérigobonachón,yestuvohaciendochistestoda lavelada?Desde luego,eraunhombremuydivertido,y todoeso,peroestuveterriblementedecepcionada;ycuandolepreguntéporlacotademallano hizo más que reírse, y dijo que era demasiado fría para llevarla enInglaterra.¡Ah,aquíestámísterPodgers!Ahora,místerPodgers,quieroquelelealamanoaladuquesadePaisley.Duquesa,tienequequitarseelguante.No,lamanoizquierda,no;laotra.

—Querida Gladys, realmente no creo que esté bien —dijo la duquesadesabrochandocondesganaunguantedecabritillabastantesucio.

—Nuncaestábiennadaqueseainteresante—dijoladyWindermere—;asíhan hecho el mundo. Pero debo presentársele a usted, duquesa: místerPodgers,miquirománticofavorito;místerPodgers,laduquesadePaisley,ysile dice que tiene «el monte de la luna»mayor que el que tengo yo, nuncavolveréacreerenusted.

—Estoysegura,Gladys,dequenohaynadadeesoenmimano—dijoladuquesagravemente.

—Su gracia tiene razón —dijo míster Podgers, mirando la manogordezueladededoscortosycuadrados—,noestádesarrollado«elmontedelaluna».«Lalíneadelavida»,encambio,esexcelente.Tengalabondaddedoblarlamuñeca.Gracias.¡Treslíneasclarasenlarascette!Vaavivirhastaunaedadavanzada,duquesa,yvaaserextremadamentefeliz.Ambiciónmuymoderada,líneadeinteligencianoexagerada,líneadelcorazón…

—Seaindiscretoahora,místerPodgers—exclamóladyWindermere.

—Nadamedaríamayorplacer—dijomísterPodgers,inclinándose—,siladuquesa lo hubiera sido alguna vez, pero siento decir que veo una granconstanciaensuafecto,combinadaconunfuertesentidodeldeber.

—Por favor, siga usted, míster Podgers—dijo la duquesa, mostrándosemuysatisfecha.

—Elahorronoeslamenordelasvirtudesdesugracia—continuómísterPodgers.

Page 119: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

YladyWindermeresoltólacarcajada.

—El ahorro es una cosa muy buena —observó la duquesa concomplacencia—;cuandomecaséconPaisleyteníaéloncecastillosyniunasolacasaadecuadaparavivir.

—Y ahora tiene doce casas y ni un solo castillo —exclamó ladyWindermere.

—Bueno,querida—dijoladuquesa—,megusta…

—Lacomodidad—concluyómísterPodgers—,ylasventajasmodernas,yel agua caliente en todos los dormitorios. Su gracia tiene toda la razón. Lacomodidadesloúnicopositivoquenuestracivilizaciónpuededarnos.

—Ha explicado usted admirablemente el carácter de la duquesa, místerPodgers,yahoradebedecireldeladyFlora.

Y, en respuesta a una señal con la cabeza de la sonriente anfitriona, seadelantódesmañadamente,saliendodedetrásdelsofá,unamuchachaalta,conpelocolordearena,comosuelen tenerlo losescoceses,yaltosomóplatos,yextendióunamanolargayhuesudacondedosdeespátula.

— ¡Ah!, ¡una pianista!, ya veo—dijo míster Podgers—, una excelentepianista,peroacasoconpocosentidomusical.Muyreservada,muyhonesta,yconungrancariñoalosanimales.

— ¡Completamente cierto! —exclamó la duquesa, volviéndose a ladyWindermere—, ¡absolutamente cierto! Flora tiene dos docenas de perros depastor en Macloskie y convertiría nuestra casa de Londres en una casa defierassisupadreselopermitiera.

—Bueno,esoesprecisamenteloquehagoyoconmicasatodoslosjuevesporlatarde—exclamóladyWindermereriéndose—.Sóloquemegustanmáslosleonesquelosperrosdepastor.

—Su único error, lady Windermere —dijo míster Podgers, con unapomposareverencia.

—Siunamujernopuedehacerquesuspropioserroresseanencantadores,essólounahembra—fuelarespuesta—.Perodebeustedleermásmanosparanosotros.Venga,sirThomas,muestrelasuyaamísterPodgers.

Yuncaballeroancianodeaspectoafable,conchalecoblanco,seadelantóyextendióunamanogruesayvigorosaconundedocorazónmuylargo.

—Unanaturalezaaventurera;cuatrolargosviajesenelpasado,yunoenelfuturo. Ha naufragado tres veces. No, sólo dos, pero está en peligro denaufragioenelpróximoviaje.Conservador fervoroso,muypuntualycon lapasión de coleccionar curiosidades. Tuvo una enfermedad grave entre los

Page 120: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

dieciséisylosdieciochoaños.Heredóunafortunacuandoteníaunostreinta.Granaversiónporlosgatosyporlosradicales.

—¡Extraordinario!—exclamósirThomas—;realmentedebeleertambiénlamanodemimujer.

—De su segunda mujer—dijo míster Podgers con calma, manteniendotodavía en la suya la mano de sir Thomas—. De su segundamujer. Estaréencantado.

Pero ladyMarvel, una señora de aspectomelancólico, de pelo castaño ypestañassentimentales,senegórotundamenteaqueseexpusierasupasadoosufuturo.Ynadaquepudierahacer ladyWindermereconvencióamonsieurdeKoloff,elembajadorruso,nisiquieraparaquitarselosguantes.Dehecho,muchas personas parecían tener miedo a enfrentarse con el extrañohombrecillodesonrisaestereotipada,degafasdeoroyojoscomodosgotasbrillantes;ycuandodijoalapobreladyFermor,precisamentedelantedetodoelmundo,quenoleinteresabalamúsicanipizca,peroqueteníasumointeréspor los músicos, fue el sentir general que la quiromancia era una cienciasumamentepeligrosa,yquenose ladebiera fomentaranoserenun tête-à-tête.

Noobstante,lordArthurSavile,quesehabíaenteradodeladesafortunadahistoriadeladyFermoryquehabíaestadoobservandoamísterPodgersconunvivointerés,sellenódeunainmensacuriosidadporqueleleyeralamanoy, sintiéndose algo tímido para presentarse élmismo, atravesó la habitaciónhastadondeestabasentadaladyWindermerey,conunsonrojoencantador,lepreguntósicreíaqueamísterPodgersleimportaríahacerlo.

—Claroquenoleimportará—dijoladyWindermere—;paraesoestáaquí.Todosmisleones,lordArthur,sonleonesdomadosysaltanporelarosiemprequese loordeno.Perodeboadvertirledeantemanoquese locontaré todoaSybil. Va a venir a comer conmigomañana para hablar de sombreros, y simísterPodgersaveriguaquetieneustedmalcarácter,oqueespropensoa lagota,oque tieneunamujerqueviveenBayswater,dépor seguroquese loharésabertodo.

LordArthursonrióymeneólacabeza.

—Nomedamiedo—respondió—.Sybilmeconoce tanbiencomoyoaella.

— ¡Ah! Lamento un poco oírle decir eso. La base adecuada para elmatrimonio es la incomprensiónmutua.No, no soy nada cínica,meramentetengoexperiencia,locual,sinembargo,vieneaserlomismo.MísterPodgers,lordArthurSavilesemueredeganasdequelelealamano.NodigaqueestáprometidoaunadelasmuchachasmásbellasdeLondres,porqueesohaceun

Page 121: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

mesqueaparecióenelEveningPost.

—Querida ladyWindermere—exclamó lamarquesadeJedburgh—,dejequesequedemísterPodgersunpocomás.Acabadedecirmequevoyaactuarenelteatro,¡ymeinteresatanto!

—Si le ha dicho eso, lady Jedburgh, ciertamente se lo quitaré. ¡Vengainmediatamente,místerPodgers,aleerlamanodelordArthur!

—Bueno—dijo lady Jedburgh, haciendo un pequeñomohínmientras selevantaba del sofá—, si no se me permite salir al escenario, se me ha depermitirqueformepartedelauditorio,encualquiercaso.

—Desde luego, todos vamos a formar parte del auditorio —dijo ladyWindermere—;yahora,místerPodgers,asegúresededecirnosalgoagradable;lordArthuresunodemismayoresfavoritos.

Pero cuando míster Podgers vio la mano de lord Arthur se pusosingularmentepálidoynodijonada.Parecióque le recorríaunescalofrío,ysus grandes cejas pobladas se contrajeron convulsivamente de un modoextrañoeirritante,comosolíahacerlocuandoestabaperplejo.Luegobrotarondesufrenteamarillagruesasgotasdesudor,semejantesaunrocíovenenoso,ysusgruesosdedossetornaronfríosyhúmedos.

AlordArthurnolepasaroninadvertidosestosextrañossignosdeagitacióny,porprimeravezen suvida,élmismo tuvomiedo.Suprimer impulso fuesalir precipitadamente del salón, pero se dominó. Era mejor saber lo peor,fueseloquefuese,quequedarseconestahorribleincertidumbre.

—Estoyesperando,místerPodgers—dijo.

—Todosestamosesperando—exclamóladyWindermere,consumododehablarrápidoeimpaciente.

Peroelquirománticonodiorespuestaalguna.

—CreoquelordArthurvaadedicarsealteatro—dijoladyJedburgh—,yquedespuésdesureprimenda,ladyWindermere,amísterPodgersledamiedodecírselo.

DeprontomísterPodgerssoltólamanoderechadelordArthurylecogiólaizquierda,inclinándosetantoparaexaminarlaquelamonturadeorodesusgafas parecía casi tocarle la palma de lamano. Por un instante su rostro seconvirtióenlablancamáscaradelhorror,peroprontorecuperósusangrefríay,levantandolavistaaladyWindermere,dijoconunasonrisaforzada:

—Eslamanodeunjovenencantador.

—¡Desdeluegoqueloes!—exclamóladyWindermere—,pero¿seráunmaridoencantador?Esoesloqueyoquierosaber.

Page 122: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Todoslosjóvenesencantadoresloson—dijomísterPodgers.

—Yo no creo que unmarido debiera ser demasiado fascinante—musitópensativamenteladyJedburgh—,esdemasiadopeligroso.

—Mi querida niña, nunca son demasiado fascinantes —exclamó ladyWindermere—.Pero loqueyoquiero sondetalles; losdetalles son loúnicoqueinteresa.¿QuélevaaocurriralordArthur?

—Bien,enlospróximosmeseslordArthurharáunviajepormar…

—¡Oh,sí,suviajedelunademiel,naturalmente!

—Yvaaperderaunpariente.

—¡Esperoquenoasuhermana!—dijoladyJedburgh,conuntonodevozlastimero.

—Ciertamente,suhermanano—respondiómísterPodgers,haciendoconlamanoungestodedesaprobación—;meramenteunparientelejano.

—Bueno, estoy terriblemente decepcionada —dijo lady Windermere—.NotengoabsolutamentenadaquedeciraSybilmañana.Anadielepreocupanlos parientes lejanos hoy en día; hace años que se pasaron de moda. Sinembargo,supongoqueharíabienentenerunvestidodesedanegra;siempreresulta adecuado para la iglesia, ya saben. Y ahora vayamos a tomar algo.Seguroqueselohancomidotodo,peropuedequeencontremossopacaliente.François hacía antes una sopa excelente, pero ahora está tan agitado por lapolíticaquenuncamesientocompletamenteseguraconél. ¡OjaláelgeneralBoulanger se mantuviera en paz! Duquesa, tengo la seguridad de que estáustedcansada.

—Enabsoluto,queridaGladys—respondióladuquesa,andandocomounpato hacia la puerta—. He disfrutado inmensamente, y el podólogo, quierodecirelquiromántico,eslamardeinteresante.Flora,¿dóndepuedeestarmiabanico de carey? ¡Oh,muchas gracias, sir Thomas! ¿Ymi chal de encaje,Flora?¡Oh,gracias,sirThomas,ciertamenteesustedmuyamable!

Y la digna señora se las arregló para bajar la escalera sin dejar caer suesencieromásdedosveces.

Entre tanto, lord Arthur Savile había permanecido de pie junto a lachimenea, embargadopor elmismo sentimiento de temor, elmismo sentidoenfermizodeamenazademal.Sonriódébilmente a suhermanacuandoéstapasósilenciosamenteasuladodelbrazodelordPlymdale,muyguapaconsubrocadodecolorrosaysusperlas,yapenasoyóaladyWindermerecuandolellamó para que la siguiera. Pensaba en SybilMerton, y la idea de que algopudiera interponerse entre los dos hacía que se le empañaran los ojos delágrimas.

Page 123: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Alverle, se hubiera dichoqueNémesis había robado el escudodePalasAtenea y le había mostrado la cabeza de la Gorgona. Parecía petrificado ytenía el rostro como de mármol, en cuanto a melancolía se refiere. Habíavividolavidadelicadaylujosadeunjovendebuenacunayfortuna,unavidaexquisitamente libre de sórdidos cuidados, una hermosa adolescenciadespreocupada;yahora,porprimeravez,eraconscientedel terriblemisteriodeldestino,delpavorososignificadodelafatalidad.

¡Quémaloyquémonstruosoleparecíatodo!¿Seríaposiblequeestuvieraescritoensumanoconcaracteresqueélmismonosabía leer,peroqueotropodíadescifrar,algúnterriblesecretodepecado,algunaseñaldedelitorojadesangre? ¿No había escapatoria posible? ¿No seríamos más que piezas deajedrez movidas por un poder invisible, vasijas que modela a su antojo elalfarero para honor o vergüenza? Su razón se sublevaba contra ello y, sinembargo,sentíaquealgunatragediasecerníasobreélyquedeprontohabíasido llamado para llevar una carga intolerable. Los actores son másafortunados a este respecto: pueden elegir entre representar tragedia ocomedia,entresufrirodivertirse,reíroderramarlágrimas.Peroenlavidareales diferente: lamayoría de los hombres y de lasmujeres están obligados arepresentarpapelesparalosquenoestáncualificados.NuestrosGuidensternshacen el papel de Hamlet ante nosotros, y nuestros Hamlets tienen quebromearcomoelpríncipeHal.Elmundoesunescenario,perolaobratieneunmalreparto.

De pronto entró míster Podgers en el salón. Al ver a lord Arthur sesobresaltóysutoscacararegordetasepusodeuncoloramarilloverdoso.Seencontraronlasmiradasdeloshombres,yhubounmomentodesilencio.

—Laduquesasehadejadoaquíunodesusguantes,lordArthur,ymehapedidoqueselolleve—dijofinalmentemísterPodgers—.¡Ah,yaloveo,estásobreelsofá!¡Buenasnoches!

—Míster Podgers, debo insistir en que me responda sin rodeos a lapreguntaquevoyahacerle.

—Enotraocasión,lordArthur;laduquesaestápreocupada.Metemoquehedeirme.

—Ustednoseirá;laduquesanotieneningunaprisa.

—No se debe hacer esperar a las señoras, lord Arthur —dijo místerPodgers con una sonrisa forzada—. El bello sexo tiene propensión a serimpaciente.

LoslabiosfinamentecinceladosdelordArthursecurvaronconimpacientedesdén. La pobre duquesa le pareció en aquel momento de muy pocaimportancia. Cruzó la habitación hasta donde estaba míster Podgers, y

Page 124: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

extendiólamanoanteél.

—Dígameloquevioaquí—dijo—.Dígamelaverdad.Debosaberla;nosoyunniño.

LosojosdemísterPodgersparpadearontraslasgafasdemonturadeoro,ysebalanceóincómodopasandosupesodeunpiealotro,mientrassusdedosjugueteabannerviosamenteconunarelucientecadenadereloj.

—¿Quélehacepensar,lordArthur,quevialgoensumanomásdeloquedije?

—Séquelovioeinsistoenquemedigaquéera.Lepagaré;ledaréaustedunchequedecienlibras.

Losojosverdesbrillaronunmomentoyluegosevolvieronmatesotravez.

—¿Cienguineas?—dijoalfinmísterPodgersenvozbaja.

—Deacuerdo.Leenviaréunchequemañana.¿Cuálessuclub?

—Nopertenezcoaningúnclub;esdecir,noprecisamenteahora.Misseñasson…Peropermítamequeledémitarjeta.

YsacandountrozodecartulinadecantodoradodelbolsillodelchalecoseloentregóconunaprofundareverenciaalordArthur,queleyóescritoenella:

Mr.SeptimusR.Podgers

Quirománticoprofesional

103aWestMoonStreet

—Mishorasdevisitasondediezacuatro—murmurómísterPodgersdemodomecánico—,yhagoundescuentoalasfamilias.

— ¡Dese prisa! —exclamó lord Arthur poniéndose muy pálido yextendiendolamano.

Míster Podgers miró nerviosamente en torno suyo y corrió la pesadaportièreatravésdelapuerta.

—Tardaréunpocodetiempo,lordArthur;seríamejorquesesentara.

— ¡Dese prisa, señor! —exclamó de nuevo lord Arthur, golpeandoairadamenteconelpieelsuelopulido.

MísterPodgerssonrió,sacódesubolsillosuperiorunapequeñalupaylalimpiócuidadosamenteconelpañuelo.

—Estoydispuesto—dijo.

II

Page 125: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Diez minutos más tarde, con el rostro lívido de terror y los ojosenloquecidos por el dolor, lord Arthur Savile salía precipitadamente de lamansiónBentrinck,abriéndosecaminoentrelamultituddelacayosconlibreaadornadadepielquerodeabanlagranmarquesinalistada.Parecíanovernioírnada.Lanocheera intensamentefría,y las farolasdegasdealrededorde laplazallameabanyparpadeabanenelvientoafilado;perolordArthurteníalasmanos calientes por la fiebre, y le ardía la frente como el fuego. Seguía yseguía andando casi como un beodo. Un guardia le miró con curiosidadcuando pasaba, y unmendigo, que salió de un soportal arrastrando los piesparapedirlimosna,seasustó,viendounamiseriamayorquelasuya.Enunaocasión,separódebajodeunfarolysemirólasmanos.Creyóquepodíaverya en ellas la mancha de sangre, y un débil grito brotó de sus labiostemblorosos.

¡Crimen!,esoesloqueelquirománticohabíaleídoensumano.¡Crimen!La noche misma parecía saberlo, y el viento desolado parecía aullárselo aloído.Losrinconesoscurosdelascallesestabanllenosdeeseconocimiento,ylehacíamuecasdesdelostejadosdelascasas.

Llegó primero al parque, cuya arboleda sombría parecía fascinarle. Seapoyó cansado en la verja, refrescando su frente con el metal húmedo yescuchandoeltrémulosilenciodelosárboles.

¡Crimen!,¡crimen!,nohacíamásquerepetir,comosisurepeticiónpudieramitigar el horror de la palabra. El sonido de su propia voz le hacíaestremecerse,y,sinembargo,casiesperabaqueleoyeraelecoydespertaraalaciudaddormidadesussueños.Sentíaunlocodeseodedeteneraltranseúntecasualydecontárselotodo.

Luego sepusoadeambular, atravesandoOxfordStreetymetiéndoseporcallejuelas estrechas y vergonzosas. Dos mujeres con la cara pintada lehicieronburlacuandopasó.Deunpatiooscurolellegóelruidodejuramentosydegolpes,seguidoporagudoschillidos,yapiñadasenelhúmedoquiciodeuna puerta vio a la pobreza y a la vejez con sus espaldas encorvadas, y leembargó una extraña compasión. ¿Estos hijos del pecado y de la miseriaestabanpredestinadosasudestinocomoélloestabaalsuyo?¿Eran,comoél,meramentemarionetasdeunespectáculomonstruoso?

Y,sinembargo,loqueleimpresionabanoeraelmisteriodelsufrimiento,sino su comedia, su absoluta inutilidad, su grotesca falta de sentido. ¡Quéincoherente parecía todo!, ¡qué carente de toda armonía! Estaba asombradoporladiscordanciaentreeloptimismosuperficialdesuépocaylarealidaddelavida.¡Eratodavíamuyjoven!

Al cabo de un tiempo se encontró frente a la iglesia deMarylebone. Lacallesilenciosasemejabaunalargacintadeplatabruñidapunteadaacáyallá

Page 126: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

porlososcurosarabescosdelassombrasondulantes.Allálejosenladistanciase curvaba la línea de las farolas de gas, y delante de una pequeña casarodeada de una tapia había un coche de alquiler solitario, con el cocherodormidoensuinterior.SeencaminóapresuradamenteendirecciónaPortlandPlace,mirandodevezencuandoentornosuyo,comositemieraquelefueransiguiendo. En la esquina de Rich Street había dos hombres leyendo unpequeño anuncio puesto en una valla. Le entró una extraña sensación decuriosidadycruzóhastaallí.Cuandoseacercó,susojosseencontraronconlapalabra «Crimen», impresa en letras negras. Se sobresaltó, y un intensosonrojo lecubrió lasmejillas.Eraunbando,ofreciendounarecompensaporcualquier información que llevara a la detención de un hombre demedianaestatura,entretreintaycuarentaaños,consombrerohongo,chaquetanegraypantalonesacuadros,yconunacicatrizenlamejilladerecha.LordArthurloleyóunayotravez,preguntándosesicogeríanalmalvado,ycómosehabríahecholacicatriz.AcasoalgúndíasunombreestaríaanunciadoenlasparedesdeLondres;algúndía,talvez,tambiénsepondríaprecioasucabeza.

Esepensamientolehizosentirseenfermodeterror;girósobresustalonesyseadentróapresuradamenteenlaoscuridad.

Apenassabíaadóndeiba.Teníaunvagorecuerdodehabervagadoporunlaberintodecasassórdidas,dehaberseperdidoenunaredgigantescadecallesoscuras,yeraelalbaclaracuandoseencontróalfinenPiccadillyCircus.Alencaminarse a su casa, en dirección aBelgraveSquare, se encontró con losgrandes carromatos que iban camino del mercado de Covent Garden. Loscarreteros,consusblusonesblancos,consuscarasagradablescurtidasporelsol y su áspero cabello rizado, iban andando vigorosamente a zancadas,haciendochasquear sus látigosy llamándoseagritosdevezencuando;a lagrupadeunenormecaballogris,delanterodeuntiroruidosoporelrepiqueteode los cencerros, ibamontadounmuchachogordinflón, conun ramillete deprímulasenelsombreroajado,agarrándosefirmealascrinesconsusmanosmenudas y riéndose. Y los grandes montones de hortalizas semejabanmontonesdejadeverdesobrelospétalosrosadosdealgunarosamaravillosa.LordArthur se sintió extrañamente turbado, sin poder decir por qué.Habíaalgo en la delicadabellezadel albaque le parecía inefablementepatético; ypensó en todos los días que nacían en belleza y morían en tormenta. Esosaldeanosdevocesásperasyalegresydeademanes impasibles ¡quéLondrestanextrañoveían!UnLondreslibredelpecadodelanocheydelhumodeldía,unaciudadpálida,fantasmal,unadesoladaciudaddesepulcros.Sepreguntabaquépensaríandeella,ysisabíanalgodesuesplendorydesuvergüenza,desus intensasalegríasdecolorardiente,ydesuhambreatroz,de todo loquehaceydeshacedesdelamañanahastalanoche.Probablementeeraparaellosunmercado tan sólo, al que llevaban sus frutos para venderlos y donde sequedabanunascuantashorasalosumo,dejandolascallestodavíasilenciosas,

Page 127: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

las casas aún dormidas. Era un placer para él contemplarles según pasaban.Por rudos que fueran, con su pesado calzado con tachuelas y sus andaresdesmañados,llevabanconsigounpocodelaArcadia.SentíalordArthurquehabíanvividoconlanaturaleza,queleshabíaenseñadolapaz.Lesenvidiabaportodoloquenosabían.

Cuando llegó aBelgrave Square, el cielo era de un azul desvaído, y lospájarosempezabanagorjearenlosjardines.

III

CuandolordArthurdespertóeranlasdoceyentrabaelsoldelmediodíaatravésdelascortinasdesedadecolormarfil.Selevantóymiróporlaventana.Unadébilneblinadecalorsesuspendíasobrelagranciudad,ylostejadosdelascasasparecíandeplatamate.Asuspies,enelverdevibrantedelaplaza,revoloteaban unos niños como mariposas blancas, y las aceras estabanabarrotadasdegentequeibacaminodelparque.Nuncalehabíaparecidomáshermosalavida,nuncalehabíaparecidomásremotalamaldad.

Entonces su ayuda de cámara le llevó una taza de chocolate en unabandeja.Cuandolohubobebido,corrióaunladounapesadaportièredefelpacolormelocotón y pasó al cuarto de baño. La luz se deslizaba suavemente,cenital,atravésdefinasláminasdeónicetransparente,yelaguadelabañerade mármol brillaba con luz trémula como una adularia. Se sumergiórápidamente hasta que las frescas ondulaciones le tocaron el cuello y elcabello,yentoncesmetiólacabeza,comosihubieraqueridolavarlamanchadealgúnrecuerdovergonzoso.Cuandosaliódelbañosesentíacasienpaz.Elexquisito bienestar físico del momento le había dominado, como ocurre amenudo, a decir verdad, cuando se trata de naturalezas finamente forjadas,pueslossentidos,comoelfuego,puedenpurificarlomismoquedestruir.

Despuésdeldesayunosearrojóenundiványencendióuncigarrillo.Enlarepisa de la chimenea, enmarcada en primoroso brocado antiguo, había unagran fotografía de SybilMerton, como la había visto por primera vez en elbailedegalade ladyNoel.Lapequeñacabeza,exquisitamentemoldeada,seinclinaba ligeramente hacia un lado, como si el cuello, delgado como unjunco,apenaspudierasoportarelpesodetantabelleza;loslabiosestabanunpoco entreabiertos y parecían hechos para dulce música; y toda la tiernapurezadeladoncellezparecíaasomarsemaravilladaalosojossoñadores.Consu suave vestido ajustado de crèpe-de-chiney su gran abanico en forma dehoja,seasemejabaaunadeesasdelicadasfigurillasqueseencuentranenlosolivaresdecercadeTanagra;yhabíauntoquedegraciagriegaensuposturayactitud.Sinembargo,noerapetite,erasimpleyperfectamenteproporcionada,cosararaenunaépocaenquetantasmujeresosobrepasaneltamañonaturalosoninsignificantes.

Page 128: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Ycuando lordArthur lamiró se llenóde la terriblepiedadquenacedelamor.LeparecióquecasarseconellaconelsinodelcrimencerniéndosesobresucabezaseríaunatraicióncomoladeJudas,unpecadopeorquecualquierade los que los Borgias hubieran soñado nunca en cometer. ¿Qué felicidadpodríahaberparaellos,cuandoencualquiermomentopudieraserllamadoélallevaracabolaterribleprofecíaescritaensumano?¿Quémododevidaseríael de los dos mientras el destino tuviera todavía su terrible suerte en labalanza? Había que aplazar la boda a toda costa; estaba completamenteresueltoaello.Aunqueamabaardientementealamuchacha,yelsolorocedelosdedosdeella,cuandoestabansentadosjuntos,hacíaqueseestremecierantodos susnervios conunaalegría exquisita,nopor ellodejabade reconocerclaramentedóndeestabasudeber,yeraplenamenteconscientedequenoteníaderechoalgunoacasarsehastaquenohubieraperpetradoelcrimen.Cometidoéste,podríairalaltarconSybilMertonyponersuvidaenmanosdeellasinterrorahacerelmal.Hechoesto,podríaestrecharlaentresusbrazos,sabiendoqueellanuncatendríaquesonrojarseporsucausa,nuncatendríaquebajarlacabeza de vergüenza. Pero antes había que llevarlo a cabo; y cuanto máspronto,tantomejorparaambos.

Muchoshombresensusituaciónhubieranpreferidoelcaminoderosasdelafrivolidadalasalturasescarpadasdeldeber;perolordArthurerademasiadoconcienzudopara poner el placer por encimade los principios.Había en suamormás quemera pasión, ySybil simbolizaba para él todo lo que hay debuenoydenoble.Duranteunmomentotuvounarepugnancianaturalcontraloqueselepedíaquehiciera,peroprontosedisipó.Sucorazónledecíaquenosetratabadepecado,sinodesacrificio;surazónlerecordabaquenoteníaotraalternativa. Tenía que elegir entre vivir para sí o vivir para los demás, yaunque indudablemente fuera terrible la tarea impuesta sobre él, sabía noobstantequenodebíapermitirquevencieraelegoísmosobreelamor.Tardeotempranotodosestamosllamadosadecidirsobreestamismacuestión,atodossenosplanteaelmismoproblema.AlordArthurlevinoaunaedadtemprana,antesdequesehubieraestropeadosunaturalezaporelcinismocalculadordelamadurez,odequesehubieracorroídosucorazónporelfrívolocultoalyo,tandemodaennuestrosdías,ynosintióningunavacilaciónencumplirconsudeber. Afortunadamente para él, además, no era un mero soñador ni undiletanteocioso.Dehaberlosido,hubieratitubeado,comoHamlet,yhubierapermitido que la irresolución echara a perder su propósito. Pero eraesencialmente práctico; la vida para él significaba acción, más quepensamiento.Teníalamásraradetodaslascosas:sentidocomún.

Los alocados sentimientos desordenados de la noche anterior habíandesaparecido completamente para entonces, y consideró casi con unasensacióndevergüenzasudemencialvagabundeodecalleencalle,suintensaagoníaemocional.Lasinceridadmismadesussufrimientoshacíaqueahorale

Page 129: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

parecieran irreales; se preguntaba cómo podía haber sido tan necio paravociferar y desvariar sobre lo inevitable. La única cuestión que parecíaturbarleeraaquiéneliminar;puesnoeraciegoanteelhechodequeelcrimen,lomismoquelasreligionesdelmundopagano,requiereunavíctimaademásde un sacerdote.No siendo un genio, no tenía enemigos, y, a decir verdad,sentíaquenoeraelmomentodedesquiteporningúnresentimientoniningunaantipatíapersonales,siendolamisiónenlaqueestabainvolucradodegrandeygravesolemnidad.Porconsiguiente,hizounalistadesusamigosyparientesenunahojadepapeldenotasy,despuésdeunacuidadosaatención,sedecidióen favor de ladyClementinaBeauchamp, una dama ancianamuy simpáticaque vivía en Curzon Street y era prima segunda suya por línea materna.SiemprehabíatenidoungrancariñoaladyClem,comotodoslallamaban,ycomo él era muy rico, habiendo entrado en posesión de los bienes de lordRugbyal cumplir lamayoríade edad,nohabía laposibilidaddeque sacaraninguna vulgar ventaja monetaria con su muerte. De hecho, cuanto máspensabaenelasunto,másleparecíaqueeralapersonaadecuaday,sintiendoque cualquier demora sería injusta para Sybil, tomó la determinación deprepararlascosasinmediatamente.

Loprimeroquehabíaquehacer,desdeluego,eraliquidarsuscuentasconelquiromántico,asíesquesesentóanteunpequeñoescritoriodeseveroestiloXVIII que había cerca de la ventana, extendió un cheque por ciento cincolibras, pagadero a la ordendemísterSeptimusPodgers y,metiéndolo enunsobre, ordenó a su ayuda de cámara que lo llevara a West Moon Street.Telefoneóluegoalascaballerizasparaqueletuvieranpreparadosucarruaje,ysevistióparasalir.AldejarlahabitaciónsevolvióparamirarlafotografíadeSybilMerton,yjuróqueocurrieraloqueocurriesenuncaleharíasaberloqueestaba haciendo por ella, sino que guardaría el secreto del sacrificio de símismoocultosiempreensucorazón.

EnelcaminoasuclubdeBuckinghamsedetuvoenunafloristeríayenvióaSybilunabellacestadenarcisosdehermosospétalosblancosyojosabiertosde faisán; y al llegar al club, se fue directamente a la biblioteca, tocó lacampanillayencargóalcamareroquelellevaraunalimonadaconsodayunlibro sobre toxicología. Había decidido resueltamente que el veneno era elmejormedio que debía adoptar en estemolesto asunto. Cualquier cosa quesemejara violencia personal le era extremadamente desagradable, y ademástenía gran ansiedad por no asesinar a ladyClementina de ningúnmodo quepudiera atraer la atención pública, pues odiaba la idea de que le trataran encasa de lady Windermere como a una celebridad, o de ver su nombrefigurando en las columnas de los vulgares periódicos de sociedad. Teníatambién que pensar en los padres de Sybil, que eran personas más bienanticuadasypudieranponerobjecionesalabodasiseprodujeraalgoparecidoa un escándalo; aunque tenía la seguridad de que si les daba una cuenta

Page 130: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

detallada de los hechos serían los primeros en apreciar los motivos que lehabíanimpulsado.

Tenía, pues, todas las razones para decidirse a favor del veneno; eraseguro, infalible y sigiloso, y suprimía cualquier necesidad de escenaspenosas,alasque,comolamayoríadelosingleses,poníafirmesobjeciones.

Sinembargo,nosabíaabsolutamentenadadelacienciadelosvenenos,ycomoelcamareroparecíacompletamenteincapazdeencontrarcosaalgunaenla biblioteca, excepto la Guía de Ruff y la Revista de Bailey, examinó lasestanterías él mismo y, finalmente, tropezó con una edición hermosamenteencuadernadadelaFarmacopeayunejemplardelaToxicología,deErskine,editadaporsirMathewReid,presidentedelRealColegiodeMédicos,yunodelosmiembrosmásantiguosdelclubdeBuckingham,habiendosidoelegidoporerror,envezdealgúnotro;uncontretempsquepusotanfuriosoalComité,quecuandoaparecióelverdaderocandidatoledieronlabolanegradelvotoencontraporunanimidad.

Lord Arthur estaba muy desconcertado por los términos técnicosempleadosenambos libros,yhabíaempezadoa lamentarnohaberprestadomásatenciónasusclásicosenOxfordcuando,enelsegundotomodeErskine,encontróunarelacióncompletadelaspropiedadesdelaaconitina,escritaenun inglés bastante claro. Le pareció que era exactamente el veneno quenecesitaba; era rápido —a decir verdad, de efecto casi instantáneo—, noproducíaningúndolory, tomadoenformadecápsuladegelatina, lamanerarecomendadaporsirMathew,nodejabadeserapetitoso.Vistolocual,anotóen el puño de la camisa la cantidad necesaria para una dosis fatal, volvió aponerloslibrosensusitioysedirigióaSt.James’sStreet,aPestleyHumbey,losgrandesfarmacéuticos.

MísterPestle,quesiempredespachabaalaaristocraciapersonalmente,sesorprendió mucho del encargo, y con gran deferencia musitó algo sobre lanecesidaddeuncertificadomédico.Sinembargo,tanprontocomoleexplicólordArthur que era para un granmastín noruego del que estaba obligado adeshacerse,yaquemostrabasignosdeincipienterabiayyahabíamordidodosveces al cochero en la pantorrilla, expresó que estaba completamentesatisfecho,cumplimentóalordArthurporsusmaravillososconocimientosdetoxicologíaehizoinmediatamentelareceta.

LordArthurmetiólacápsulaenunabonitabombonièredeplataquevioenunescaparatedeBondStreet,tirólafeacajadepíldorasdePestleyHumbeyysefueinmediatamenteensucarruajeacasadeladyClementina.

—Ybien,monsieurlemauvaissujet—exclamólaancianaalentrarélenelsalón—,¿porquénohasvenidoavermeentodoestetiempo?

Page 131: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—MiqueridaladyClem,notengonuncaniunsolomomentoparamí—dijolordArthur,sonriendo.

—Supongoquequieresdecir quevaspor ahí todo el día conmissSybilMertoncomprandochiffonesydiciendotonterías.Nopuedocomprenderporquélagentearmatantojaleoparacasarse.Enmistiemposniensueñossenoshubieraocurridonuncabesuquearnosyarrullarnosenpúblico,nienprivado,sivamosaeso.

—LeaseguroquehaceveinticuatrohorasquenoveoaSybil,ladyClem.Queyosepa,perteneceporenteroasusmodistasysombrereras.

—Naturalmente,esaeslaúnicarazónporlaquevienesaveraunaviejafea como yo.Memaravilla que los hombres no escarmentéis, on a fait desfoliespourmoi,yaquíestoy,unapobrecriaturareumática,conpostizosyconmalgenio.¡Mira!,sinofueraporlaqueridaladyJansen,quemeenvíatodaslaspeoresnovelasfrancesasquepuedeencontrar,nocreoquepudieralograrpasar el día. Los médicos no sirven para nada en absoluto, excepto paracobrarle a uno los honorarios; ni siquiera pueden curarme la acidez deestómago.

—Lehetraídounacuraparaeso,ladyClem—dijolordArthurgravemente—.Esunacosamaravillosa,inventadaporunamericano.

—Nocreoquemegustenlosinventosamericanos,Arthur.Estoyseguradeque no. He leído algunas novelas americanas últimamente y erancompletamentedisparatadas.

— ¡Oh, pero no hay ningún disparate en esto, ladyClem! Le aseguro austedqueesunremedioinfalible.Tienequeprometermequeloprobará.

YlordArthursacósucajitadelbolsilloyselaentregó.

—Bueno,lacajaesencantadora,Arthur.¿Esdeverasunregalo?Eresmuyamable. ¿Y es ésta la medicina maravillosa? Parece un bonbon. Lo voy atomarahoramismo.

— ¡Cielo santo!, ladyClem—exclamó lordArthur, sujetándole lamano—, ¡no debe hacer tal cosa!Es unamedicina homeopática, y si la toma sinteneracidezpudierahacerleundañoincalculable.Espereatenerlaytómeselaentonces.Sequedaráatónitadelresultado.

—Megustaríatomarloahora—dijoladyClementina,poniendoacontraluzlapequeñacápsula transparente,consuburbuja flotantedeaconitina líquida—. Estoy segura de que es delicioso. El hecho es que, aunque odio a losmédicos, me encantan las medicinas. Sin embargo, guardaré ésta hasta mipróximoataque.

—¿Ycuándoseráeso?—preguntóArthuransiosamente—.¿Serápronto?

Page 132: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Esperoquenoseaantesdeunasemana.Lopasémuymalayerpor lamañanaporesacausa.Peronuncasesabe.

—¿Estáustedseguraentoncesdequevaatenerunataqueantesdefindemes,ladyClem?

—Metemoquesí.Pero¡quéafectuosoestáshoy,Arthur!Realmente,Sybiltehahechomuchobien.Yahoradebes irtecorriendo,puesvoyacenarcongentemuyaburrida,quenohablarádeescándalos,yyoséquesinoconcilioelsueño ahora no podrémantenerme despierta durante la cena.Adiós,Arthur,dalemicariñoaSybil,ymuchasgraciasporlamedicinaamericana.

—Noseolvidedetomarla,ladyClem,¿eh?—dijoArthur,levantándosedesuasiento.

—Desdeluegoqueno,tonto.Creoqueeresmuyamablealpensarenmí.Yateescribirédiciéndotesinecesitomás.

LordArthursaliódelacasamuycontentoyconunasensacióndeinmensoalivio.

Esanoche tuvounaentrevistaconSybilMerton.Ledijoque se lehabíapuesto una situación terriblemente difícil que ni el honor ni el deber lepermitiríannoafrontar.Ledijoquedebíaaplazarse labodademomento,yaquehastaquenoselibraradesusterriblesembrollosnoseríaunhombrelibre.Lesuplicóqueconfiaraenélynotuvieradudassobreelfuturo;todoresultaríabien,peroeranecesariotenerpaciencia.

La escena tuvo lugar en el invernadero de la casa demísterMerton, enPark Lane, donde lord Arthur había cenado, como de costumbre. Sybil nohabíaparecidonuncamásfeliz,yporunmomentohabíaestadotentadolordArthurdehacerelpapeldecobarde,deescribiraladyClementinaenrelaciónconlacápsula,yhacerquesiguieranlospreparativosde labodacomosinohubieraenelmundopersonatalcomomísterPodgers.Sinembargo,prontosereafirmólomejordesunaturaleza,yauncuandoSybilsearrojóensusbrazosllorando, no flaqueó. La belleza que turbaba sus sentidos había conmovidotambién suconciencia; sentíaquehacernaufragarunavida tanhermosaporunoscuantosmesesdeplacerseríahacerunacosamalhecha.

Se quedó con Sybil hasta casi lamedianoche, consolándola y dejándoseconsolar alternativamente, y a la mañana siguiente temprano salió paraVenecia, después de escribir a míster Merton una carta firme y varonilreferentealanecesidaddeaplazarlaboda.

IV

EnVenecia encontró a su hermano, lord Surbiton, que a la sazón habíallegado en su yate de Corfú. Los dos jóvenes pasaron juntos quince días

Page 133: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

deliciosos. Por la mañana cabalgaban por el Lido o se deslizaban por loscanalesverdesensulargagóndolanegra;despuésdelalmuerzo,generalmenterecibían visitas en el yate, y por la tarde cenaban en Florian y fumabaninnumerablescigarrillosenlaPiazza.Sinembargo,dealgúnmodolordArthurnoerafeliz; todos losdíasexaminaba lacolumnadedefuncionesdelTimes,esperando ver una esquela de lamuerte de ladyClementina, pero todos losdías tenía una decepción. Empezaba a temer que le hubiera ocurrido algúnaccidente y lamentaba con frecuencia el haberle impedido que tomara laaconitinacuandoestabatandeseosadeprobarsuefecto.TambiénlascartasdeSybil, aunque llenas de cariño, de confianza y de ternura, eran a menudotristeseneltono,yavecespensabaélinsistentementequesehabíaseparadodeellaparasiempre.

Al cabo de dos semanas, lord Surbiton se cansó de Venecia y decidiónavegaralolargodelacostahastaRávena,yaquehabíaoídodecirquehabíaunestupendo tirodegallosenelPinetum.LordArthur,alprincipiosenegórotundamenteair,peroSurbiton,aquienqueríamucho,lepersuadióalfindequesisequedabaélsoloensuhoteldeDaniellileibaaentrarunabatimientode muerte; y partieron el día quince por la mañana, con un fuerte vientoNordesteyunmarbastantepicado.Eldeporteeraexcelente,ylavidaaplenoaire libre devolvió el color a las mejillas de lord Arthur; pero hacia el díaveintidós se sintió ansioso respecto a lady Clementina y, a pesar de lasprotestasdeSurbiton,sevolvióaVeneciaentren.

Cuandobajabadelagóndolayponíaelpieenlasgradasdelhotel,salióeldueñoarecibirleconunfajodetelegramas.LordArthurselosarrebatódelamano y los abrió rasgándolos. Todo había sido un éxito, ¡lady Clementinahabíamuertoderepenteenlanochedeldíadiecisiete!

SuprimerpensamientofueparaSybil,yleenvióuntelegramaanunciandosu inmediato regresoaLondres.Luegoordenóa suayudadecámaraque lehiciera el equipaje para el correo de la noche, envió a los gondolerosaproximadamentecincoveceselpreciodesusserviciosysubiócorriendoasuhabitación con paso ligero y corazón alegre. Allí encontró esperándole trescartas:unaeradeSybil,llenadecompasiónydecondolencia;lasotraserandesumadreydelprocuradordeladyClementina.Parecíaquelaancianaseñorahabía cenado con la duquesa lamisma noche de sumuerte; había dejado atodos encantados con su ingenio y esprit, pero había regresado a casa algotemprano, quejándose de acidez.Por lamañana la encontraronmuerta en ellecho, sin haber sufrido aparentemente ningún dolor. Habían llamadoinmediatamenteasirMathewReid,pero,claroestá,nohabíanadaquehacer,eibaaserenterradaeldíaveintidósenBeauchampChalcote.Unosdíasantesde su muerte había hecho testamento, y dejaba a lord Arthur su casita deCurzon Street, con todo su mobiliario, efectos personales y cuadros, a

Page 134: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

excepción de su colección de miniaturas, que pasaba a su hermana, ladyMargaretRufford,ydesucollardeamatistas,queheredabaSybilMerton.Lapropiedadnoeradegranvalor,peroelprocurador,místerMansfield,deseabavehementequelordArthurvolvieraenseguida,sileeraposible,yaquehabíamuchasfacturasporpagar,yladyClementinanuncahabíallevadosuscuentasconregularidad.

A lordArthur le conmoviómucho que ladyClementina le recordara tanbondadosamente, y pensó que míster Podgers tenía mucho por lo queresponderenaquelasunto.SuamorporSybil,sinembargo,dominótodaslasdemásemociones,ylaconcienciadequehabíacumplidoconsudeberlediopazysosiego.AlllegaraCharingCrosssesentíacompletamentefeliz.

LosMerton le recibieroncongranafabilidad.Sybil lehizoprometerquenuncamáspermitiríaquenadaseinterpusieraentreellos,ysefijólabodaparaelsietedejunio.Lavidalepareció,unavezmás,radianteyhermosa,ytodasuantiguaalegríavolvióaéldenuevo.

Undía,sinembargo,cuandoestabadandounavueltaalacasadeCurzonStreetencompañíadelprocuradordeladyClementinaydeSybil,quemandopaquetes de cartas desvaídas y volcando cajones de extrañas naderías, lamuchachalanzódeprontounpequeñogritodeplacer.

—¿Quéhasencontrado,Sybil?—dijolordArthur,alzandolavistadesutareaysonriendo.

—Esta preciosa pequeña bonbonnière de plata, Arthur. ¿No te pareceholandesayoriginal?¡Dámela!Yoséquelasamatistasnomeiránbienhastaquenotengamásdeochentaaños.

Eralacajaquehabíacontenidolaaconitina.

LordArthursesobresaltó,yundébilsonrojolesubióalasmejillas.Casisehabíaolvidadoporcompletodeloquehabíahecho,yleparecióunacuriosacoincidenciaquehubierasidoSybil,porquienhabíapasadoportodaaquellaterribleansiedad,laprimeraenrecordárselo.

—¡Claroquepuedesquedarteconella,Sybil!Se laregaléyoa lapobreladyClem.

—¡Oh,gracias,Arthur!¿Ypuedocomermeelcaramelotambién?Noteníani idea de que a lady Clementina le gustaran los dulces. Pensaba que erademasiadointelectualparaeso.

LordArthur sepusomortalmente lívido,yuna idea terriblecruzópor sumente.

—¿Uncaramelo,Sybil?¿Quéquieresdecir?—preguntóconvozlentayronca.

Page 135: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Hay uno dentro, uno nadamás. Parece rancio y lleno de polvo, y notengo lamás leve intención de comérmelo. ¿Qué pasa, Arthur? ¡Estásmuypálido!

Lord Arthur atravesó precipitadamente la habitación y cogió la caja.Dentro estaba la cápsula color de ámbar con su burbuja de veneno. ¡LadyClementinahabíamuertodemuertenaturalalfinyalcabo!

Laimpresióndeesedescubrimientofuecasisuperiorasusfuerzas.Arrojólacápsulaalfuegoysehundióenelsofáconungritodedesesperación.

V

MísterMertonsedisgustómuchoporelsegundoaplazamientodelaboda,yladyJulia,quehabíaencargadoyasuvestidoparalaceremonia,hizocuantoestuvo en sumano para inducir a Sybil a que rompiera el compromiso.Noobstante,ypormuchoqueSybilamaraasumadre,habíapuestosuvidaenteraenmanosde lordArthur, ynadade loque lady Julia ledijerapudohacerlevacilar en su fidelidad. En cuanto al mismo lord Arthur, tardó días enrehacerse de su tremenda decepción, y durante un tiempo tuvo los nervioscompletamentetrastornados.Sinembargo,suexcelentesentidocomúnprontose reafirmó, y sumente práctica y sana no le dejómucho tiempo en dudassobreloqueteníaquehacer.Habiendoresultadoelvenenounfalloabsoluto,lomásindicadoeraobviamenteprobarladinamita,oalgúnotroexplosivo.

Portanto,volvióaexaminarlalistadesusamigosyparientesy,despuésdeunacuidadosaconsideración,decidióhacervolarpor los aires a su tíoeldeándeChichester.Eldeán,queerahombredegranculturaysabiduría,teníauna extrema afición por los relojes, y poseía una maravillosa colección deellos,queabarcabadesdeelsigloXVhastanuestrosdías;yleparecióalordArthur que esta afición del buen deán le ofrecía una excelente oportunidadpara llevar a cabo su plan. Otro asunto diferente era, desde luego, dóndeprocurarse una máquina explosiva. El Directorio de Londres no le dioinformación alguna sobre este punto, y pensó que valdría de muy pocodirigirse para ello a los de Scotland Yard, ya que aparentemente no seenterabannuncadelosmovimientosdelosdinamiteroshastadespuésdequehabíatenidolugarlaexplosión,ynisiquieraentoncesseenterabandemucho.

DeprontoseacordódesuamigoRouvaloff,unjovenrusodetendenciasmuy revolucionarias a quien había conocido aquel invierno en casa de ladyWindermere.SesuponíaqueelcondeRouvaloffestabaescribiendounavidade Pedro el Grande y que había ido a Inglaterra como carpintero en laconstrucción de barcos con el fin de estudiar los documentos relativos a laestanciadelzarenelpaís;perohabíalasospechageneraldequeeraunagentenihilista,ynocabíadudadequelaembajadarusanoveíabiensupresenciaenLondres. A lord Arthur le pareció que era exactamente el hombre para su

Page 136: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

propósito, y se dirigió a su casa de Bloomsbury una mañana para pedirleconsejoyayuda.

—¿Asíquesevaatomarlapolíticaenserio?—dijoelcondeRouvaloff,cuandolordArthurlehubodichoelobjetodesuvisita.

PerolordArthur,queodiabacualquierclasedejactancia,sevioobligadoaadmitiranteélquenoteníaelmásmínimointerésporlascuestionessociales,y que simplemente quería el artefacto explosivo para un asunto puramentefamiliarquenoleconcerníaanadiemásqueaél.

El conde Rouvaloff le miró durante unos instantes asombrado, y luego,viendoquehablabacompletamenteenserio,escribióunasseñasenun trozodepapel,pusosusinicialesenélyseloentregóatravésdelamesa.

—ScotlandYarddaríamuchísimoporsaberesadirección,queridoamigo.

—Nolatendrá—exclamólordArthur,riendo.

Ydespuésdeestrecharcalurosamente lamanoal joven ruso, examinóelpapelydijoalcocheroquelellevaraaSohoSquare.

Allí le despidió, y recorrióGreek Street hasta llegar a un lugar llamadoBayle’sCourt. Pasó bajo la arcada y se encontró en un curioso callejón sinsalida,uncul-de-sac,aparentementeocupadoporunalavanderíafrancesa,yaqueunaredperfectadecuerdasdetenderropaseextendíaatravesandodecasaacasa,yhabíaunrevoloteoderopablancaenelairedelamañana.Fuehastael fondo y llamó en una pequeña casa verde. Después de alguna demora,durantelacualtodaslasventanasdelpatiosevolvieronunamasaconfusadecarascuriosas,abrió lapuertaunextranjerodeaspectobastante rudo,que lepreguntó en un inglés chapurreado qué deseaba. Lord Arthur le entregó elpapelquelehabíadadoelcondeRouvaloff;cuandoelhombreloviohizounsaludoconlacabezaeinvitóalordArthuraquepasaraaunasaladesaseadade la planta baja, con vistas a la calle, y unos momentos después herrWinckelkopf, como se le llamaba en Inglaterra, entró ruidosamente en lahabitación, con una servilleta con muchas manchas de vino alrededor delcuelloyuntenedorenlamanoizquierda.

—ElcondeRouvaloffmehadadounapresentaciónparausted—dijolordArthur, saludando con la cabeza—, y estoy deseoso de tener una breveentrevista con usted sobre un asunto de negocios. Me llamo Smith, místerRobertSmith,yquieroquemeproporcioneunrelojexplosivo.

—Encantado de conocerle, lord Arthur —dijo el afable hombrecilloalemánriéndose—.Nosealarmetanto,tengolaobligacióndeconoceratodoelmundo, y recuerdo haberle visto una tarde en casa de ladyWindermere.Espero que su señoría esté bien. ¿Le importaría sentarse conmigo mientras

Page 137: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

termino el desayuno?Hay un pâté excelente, ymis amigos son lo bastanteamables para decir quemi vino del Rin es mejor que el que les dan en laembajadaalemana.

Y antes de que lord Arthur saliera de su sorpresa de que le hubieranreconocido, seencontró sentadoen lahabitación inferior,paladeandoelmásdeliciosoMarcobrünner,servidoenunacopadecoloramarillopálido,especialpara ese vino, que tenía grabado el monograma imperial, y charlando delmodomásamistosoposibleconelfamosoconspirador.

—Los relojes explosivos—dijo herrWinckelkopf—no sonmuy buenascosasparaexportaralextranjero,pues,aunenelcasoenqueconsiganpasarlaaduana,elserviciode treneses tan irregularquegeneralmenteestallanantesdellegarasupropiodestino.Sinembargo,siquiereunoparausointeriordelpaís, puedo proporcionarle un artículo excelente, y garantizarle que quedarásatisfechodelosresultados.¿Puedopreguntarleaquiénestádestinado?Siespara la policía o para cualquiera que esté conectado conScotlandYard,metemo que no puedo hacer nada por usted. Los detectives ingleses son enrealidadnuestrosmejoresamigosysiempremehaparecidoque,confiandoensuestupidez,podemoshacerexactamenteloquesenosantoje.Nomepuedopermitirperderaunodeellos.

—Leaseguro—dijo lordArthur—queno tiene absolutamentenadaqueverconlapolicía.Dehecho,elrelojvadestinadoaldeándeChichester.

—¡VálgameDios!Noteníaniideadequetuvieraustedsentimientostanfuertesenmateriareligiosa,lordArthur.Pocosjóveneslostienenhoyendía.

—Temo queme sobrevalora usted, herrWinckelkopf—dijo lordArthursonrojándose—.Elhechoesque,enrealidad,nosénadadeteología.

—¿Entonces,esunasuntopuramentepersonal?

—Puramenteprivado.

Herr Winckelkopf se encogió de hombros y salió de la habitación,volviendo a los pocos minutos con un cartucho redondo de dinamita, deltamaño aproximadamente de un penique, y con un bonito reloj francés,rematadoporunafiguraenbroncesobredoradodelalibertadpisoteandoalahidradeldespotismo.

ElrostrodelordArthurseiluminócuandolovio.

—Eso es justamente lo que yo necesito —exclamó—, y ahora dígamecómoexplota.

—¡Ah,éseesmisecreto!—respondióherrWinckelkopf,contemplandosuinvento con unamirada de orgullo bien justificada—; dígame cuándo deseaqueexploteyyopondréelmecanismoparaeseinstante.

Page 138: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Bueno,hoyesmartes,ysiustedpudieraenviarloinmediatamente…

—Eso es imposible; tengo mucho trabajo importante entre manos paraalgunosamigosmíosdeMoscú.Sinembargo,pudieraenviarlomañana.

—¡Oh,esodarábastantetiempo!—dijolordArthurcortésmente—,siseentregamañanaporlanocheoeljuevesporlamañana.Encuantoalmomentodelaexplosión,digamoselviernesalasdocedelmediodía,exactamente.Eldeánsiempreestáencasaaesahora.

—Elviernesamediodía—repitióherrWinckelkopf.

Ytomónotaaeseefectoenungranlibrodecontabilidadquehabíaenunescritoriocercadelachimenea.

—Yahora—dijolordArthur,levantándosedesuasiento—,leruegoquemedigacuántoledebo.

—Es tan poca cosa, lord Arthur, que no me atrevo a cobrarle nada. Ladinamitavienea ser sietechelinesy seispeniques, el reloj será tres librasydiez chelines, y los portes, aproximadamente cinco chelines. Estoy muycomplacidodeserviracualquieramigodelcondeRouvaloff.

—Pero¿ysusmolestias,herrWinckelkopf?

—¡Oh,esonoesnada!Esunplacerparamí.Notrabajopordinero;vivoenteramenteparamiarte.

LordArthurdejósobrelamesacuatrolibras,doschelinesyseispeniques,dio lasgraciasalhombrecilloalemánporsuamabilidady,habiendo logradodeclinarunainvitaciónparareunirseconalgunosanarquistasenunafiestaconcarneytéelsábadosiguiente,saliódelacasaysedirigióalparque.

Los dos días siguientes estuvo en un estado de lamayor agitación, y elviernesalasdocefueencocheasuclubdeBuckinghamparaesperarnoticias.Toda la tarde estuvo el imperturbable conserje poniendo en el tablóntelegramas llegados de diferentes partes del país con los resultados de lascarrerasdecaballos, losveredictosdelosprocesosdedivorcio,elestadodeltiempo y cosas similares,mientras la cintamagnética daba pesados detallessobre una sesión con una duración de toda la noche en la Cámara de losComunes y de un pequeño pánico en la Bolsa. A las cuatro llegaron losperiódicosde la tarde,y lordArthurdesaparecióen labibliotecaconelPallMall,elSt.James’s,elGlobeyelEcho,parainmensaindignacióndelcoronelGoodchild,queporunauotrarazónteníafuertesprejuicioscontraelEveningNews, y quequería leer los informesdeundiscursoquehabía pronunciadoaquellamismamañanaenlaMansionHousesobreeltemadelasmisionesdeÁfrica del Sur, y lo aconsejable de tener obispos negros en todas lasprovincias.

Page 139: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Ningunode losperiódicos, sinembargo,conteníani siquiera lamás levealusión a Chichester, y lord Arthur tuvo la sensación de que debía haberfalladoelatentado.Fueunterriblegolpeparaél,yduranteuntiempoestuvocompletamenteabatido.HerrWinckelkopf,aquienfueaveraldíasiguiente,sedeshizo en complicadasdisculpasy seofreció aproporcionarleotro relojgratis,ounacajadebombasdenitroglicerinaapreciodecoste.Peroélhabíaperdidotodafeenlosexplosivos,yelmismoherrWinckelkopfreconocióquetodo está tan adulterado hoy en día que ni siquiera la dinamita puedeconseguirse apenas en estadopuro.Elhombrecillo alemán,noobstante, aunadmitiendoquealgodebíahaberfalladoenelmecanismo,nodejabadeteneresperanzas de que el reloj pudiera explotar todavía, y citó el caso de unbarómetroquehabíaenviadoenunaocasiónaOdessa,algobernadormilitar,que, aunque tenía puesto el mecanismo para que explotara a los diez días,habíatardadoalgoasícomotresmeses.Sibienesverdadquecuandoestallósóloconsiguióhacerpedazosaunadoncella,habiendosalidodelaciudadelgobernador seis semanas antes; pero al menos demostraba que la dinamitacomofuerzadestructivaera,bajocontroldemecanismo,unagentepoderoso,aunquemásbienpocopuntual.A lordArthur leconsolóalgoesta reflexión,perohasta enestoestabadestinadoaunadecepción,puesdosdíasdespués,cuandosubíalaescalera,lellamóladuquesaasusalónyleenseñóunacartaqueacababaderecibirdelacasadeldeán.

—Janeescribe cartas encantadoras—dijo laduquesa—; realmentedebesleerestaúltima;estanbuenacomolasnovelasquenosenvíaMudie.

LordArthurtomólacartadesumano.Decíalosiguiente:

«CasadeldeándeChichester,27demayo.

Queridísimatía:

MuchísimasgraciasporlafranelaparalainstituciónDorcas,ytambiénporlaguinga.Estoycompletamentedeacuerdoconustedenqueesunatonteríaquequieranllevarcosasbonitas,perotodoelmundoestanradicalytanpocoreligioso hoy en día que es difícil hacerles ver que no debieran tratar devestirse como las clases altas. No sé dónde vamos a llegar. Como dice amenudopapáensussermones,vivimosenunaépocadefaltadecreencias.

Noshemosdivertidomuchoconunrelojqueenvióapapáalgúnadmiradordesconocido el jueves pasado. Llegó de Londres en una caja de madera, aportepagado;ypapátienelaimpresióndequedebehaberlomandadoalguienque había leído su famoso sermón. “¿Es el libertinaje libertad?”, pues en loaltodelrelojhabíaunafigurafemeninallevandoalacabezaloquepapállamaelgorrofrigiodelalibertad.Amínomepareciómuydecoroso,peropapádijoqueerahistórico,asíquesupongoqueestababien.Parkerdeshizoelpaquete,ypapálopusoenlarepisadelachimeneadelabiblioteca;yestábamostodos

Page 140: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

sentadosallíelviernesporlamañana,cuandoexactamentealdarelrelojlasdoce oímos un ruido como un zumbido, salió una bocanada de humo delpedestalde la figura, ¡y ladiosade la libertad sedesprendióy se rompió lanarizcontraelguardafuego!Maríaseasustómucho;peroparecíatanridículo,queJamesyyosoltamoslacarcajada,einclusopapáestabadivertido.Cuandolo examinamos, encontramos que era una especie de despertador, y queponiéndolo a una hora determinada y colocando algo de pólvora y unfulminantebajounmartillete,sedisparabacuandoquisieras.Papádijoquenodebía quedarse en la biblioteca, porque hacía ruido, así es queReggie se lollevóalaescuela,ynohacemásquedarpequeñasexplosionesdurantetodoeldía. ¿Creeque legustaríaunoaArthur como regalodeboda?SupongoqueestaránmuydemodaenLondres.Papádicequedebieranhacermuchobien,yaquemuestranquelalibertadnopuedeserduradera,sinoquedebevenirseabajo. Papá dice que la libertad se inventó en el tiempo de la Revoluciónfrancesa.¡Quéterribleparece!

TengoqueirahoraaDorcas,dondelesleerésucartataninstructiva.Quéverdades,queridatía,suideadequeensuniveldevidadebieranllevarcosasquenofavorezcan.Yodebodecirqueesabsurdasupreocupaciónporlaropa,cuando hay tantas cosas más importantes en este mundo y en el otro. Mealegrodeque supopelinade flores resultara tanbienydeque suencajenoestuviera desgarrado. Yo voy a llevar mi vestido de raso amarillo, que tanamablementemeregalóusted,acasadelobispoelmiércoles,ycreoqueharáungranefecto.¿Ustedpondríalazosono?Jenningsdicequetodoelmundollevalazosahorayquelasenaguasdebieranirencañonadas.Reggieacabadetener otra explosión, y papá ha ordenado que se mande el reloj a lascaballerizas.Nocreoqueapapálegustetantocomoalprincipio,aunqueestámuyhalagadodequelehayanenviadounjuguetetanbonitoeingenioso.Esopruebaquelagenteleesussermonesyquesacadeellosunprovecho.

Papálemandasucariño,aloqueseunentodos:James,ReggieyMaría.YesperandoquelagotadeltíoCecilestémejor,créame,queridatía,siempresucariñosasobrina,

JANEPERCY

Posdata.—Porfavor,dígamelodeloslazos;Jenningsinsisteenqueestándemoda».

LordArthur teníaunaire tan serioyparecía tandesdichadocon la cartaqueladuquesasoltóunacarcajada.

—MiqueridoArthur—exclamó—,¡nuncavolveréaenseñartelacartadeunamuchacha!Pero¿quédebodecirenloreferentealreloj?Creoqueesuninventoestupendoymegustaríaamíteneruno.

Page 141: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Nocreoquemevayaagustar—dijolordArthurconunatristesonrisa.

Ysaliódelahabitacióndespuésdebesarasumadre.

Cuando llegó arriba se hundió en un sofá y se le llenaron los ojos delágrimas.Habíahechotodoloqueestabadesuparteparacometerelcrimen,peroenambasocasioneshabíafallado,ynoporculpasuya.Habíaintentadocumplirconsudeber,peroparecíacomosieldestinomismosehubieravueltotraidor. Estaba oprimido por el sentido de la esterilidad de las buenasintenciones,delafutilidaddetratardejugarlimpio.Acasohubierasidomejordeshacer la boda. Sybil sufriría, es cierto, pero el sufrimiento no podríarealmenteecharaperderunanaturalezatannoblecomolasuya.Encuantoaél, ¿qué importaba?Hay siempre alguna guerra en la que un hombre puedamorir, alguna causa a la que un hombre pueda sacrificar la vida; y como lavida no tenía placer alguno para él, tampoco la muerte tenía ningún terror.¡Queeldestinocumplierasucometido!Nomoveríaundedoparaayudarlo.

A las siete y media se vistió de etiqueta y se fue al club. Allí estabaSurbiton con un grupo de jóvenes, y se vio obligado a cenar con ellos. Suconversacióntrivialysusbromasvanasnoleinteresaban,ytanprontocomosirvieronelcafélesdejó,inventándoseuncompromisoparapodermarcharse.Al salir del club, el conserje le entregóuna carta.Era de herrWinckelkopf,pidiéndole que fuera a verle la tarde siguiente para examinar un paraguasexplosivoqueestallabaalabrirlo;eraelúltimoinvento,yacababadellegardeGinebra. Rompió la carta en pedazos. Había decidido no probar másexperimentos. Luego vagó por los embarcaderos del Támesis, y estuvosentadodurantehorasjuntoalrío.Lalunaseasomabaatravésdeunacrindenubes leonadas, como si fuera el ojo de un león, e incontables estrellastachonaban labóvedahueca,comopolvodeoroesparcidoenunacúpuladepúrpura.Devezencuandounabarcazasebalanceabaenlacorrientetúrbida,yse iba deslizando con la marea, y las señales del ferrocarril cambiaban deverdea rojo al correr los trenesgritandoa travésdelpuente.Al cabodeuntiempo,dieronestrepitosamente lasdoceen laalta torredeWestminster,yacada campanada del sonoro reloj la noche parecía estremecerse. Luego seapagaronlaslucesdelferrocarril,quedandounalámparasolitariaquebrillabacomoungranrubísobreunmástilgigantesco;yelestruendodelaciudadsehizomásdébil.

A las dos se levantó lord Arthur de su asiento y se encaminó haciaBlackfriars. ¡Qué irreal leparecía todo! ¡Quésemejanteaunsueñoextraño!Lascasasdelotroladodelríoparecíanhechasdeoscuridad.Sehubieradichoque la plata y la sombra habían cincelado de nuevo el mundo. La enormecúpuladeSt.Paulsevislumbrabacomounaburbujaatravésdelaireoscuro.

CuandollegabacercadelobeliscodeCleopatra’sNeedle,vioaunhombre

Page 142: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

apoyadoenelpretil,yalacercarsemásalzóelhombrelavista,dándolelaluzdegasdeplenoenelrostro.

¡EramísterPodgers,elquiromántico!Eraninconfundiblessucaragruesayfofa, sus gafas con montura de oro, su débil sonrisa enfermiza, su bocasensual.

LordArthursedetuvo.Unaidearepentinailuminósumente,ysedeslizócautelosamentepordetrás.EnunmomentohabíacogidoamísterPodgersporlas piernas y le había lanzado al Támesis. Hubo un grosero juramento, unpesado chapoteo, y todo volvió a la calma. Lord Arthur escudriñó conansiedad, pero no pudo ver nada del quiromántico, a excepción de unsombrerodecopaquehacíapiruetasenunremolinodeaguailuminadaporlaluna.AlcabodeunratosehundiótambiénynofuevisibleningunahuellademísterPodgers.EnunmomentodadopensólordArthurqueveíalaabultadafiguradeformeluchandoporllegaralaescaleraquehabíajuntoalpuente,yuna horrible sensación de haber fallado se apoderó de él; pero resultó sermeramenteunreflejo,ysedisipócuandobrillólalunaapareciendodetrásdeunanube.Alfinparecíaquehabíallevadoacaboeldecretodeldestino.Lanzóunprofundosuspirodealivio,yelnombredeSybillevinoaloslabios.

— ¿Se le ha caído a usted algo, señor?—dijo de pronto una voz a susespaldas.

Giróenredondo,yvioaunpolicíaconsulinternasorda.

—Nadaimportante,sargento—respondiósonriente,yllamandoavocesauncochedealquilerquepasaba,entróenéldeunsaltoy ledijoalcocheroquelellevaraaBelgraveSquare.

Durante los días que siguieron a este suceso, lord Arthur pasabaalternativamente de la esperanza al temor. Había momentos en que casiesperabaquemísterPodgersentraraenlahabitación,y,sinembargo,enotrosmomentossentíaqueeldestinonopodíasertaninjustoconél.Dosvecesfuehastalacasadelquiromántico,enWestMoonStreet,peronopudodecidirseatocarlacampanilla.Suspirabaportenerunaseguridad,perolatemía.

Por fin llegó esa seguridad. Estando en la sala de fumadores del club,tomandoeltéyescuchandobastantecansadoelrelatodeSurbitondelaúltimacanción cómica enGaiety, entró el camarero con los periódicos de la tarde.Cogió el St. James’s, y estaba hojeándolo sin ninguna atención, cuando unencabezamientoextrañoatrajosumirada.Eraelsiguiente:

SUICIDIODEUNQUIROMÁNTICO

Se puso pálido de excitación y comenzó a leer. El párrafo decía losiguiente:

Page 143: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

«Ayer por lamañana, a las siete, fue devuelto por el agua el cadáver demíster Septimus R. Podgers, quiromántico eminente, en Greenwich,justamentedelantedelhotelShip.Hacíadíasquesehabíaechadoenfaltaaldesafortunadoseñor,yhabíagranansiedadrespectoasuparaderoencírculosquirománticos. Se supone que se suicidó bajo la influencia de algunaperturbaciónmental pasajera, causada por exceso de trabajo, y los forenseshan entregado hoy el dictamen a ese respecto. Míster Podgers acababa determinaruncomplicadotratadosobreeltemadelamanohumana,quevaaserprontopublicadoysindudaatraeráungraninterés.Elfallecidoteníasesentaycincoaños,yparecequenohadejadoparientes».

LordArthursalióprecipitadamentedelclubconelperiódicotodavíaenlamano,parainmensoasombrodelconserje,quetratóenvanodedetenerle,ysedirigióencocheenseguidaaParkLane.

Sybil le vio desde la ventana, y algo le dijo que era portador de buenasnoticias.Bajócorriendoasuencuentro,yalversurostrosupoque todo ibabien.

—MiqueridaSybil—exclamólordArthur—.¡Casémonosmañana!

— ¡Tonto! ¡Si no se ha encargado todavía la tarta nupcial!—dijoSybil,riendoatravésdelaslágrimas.

VI

Cuando la ceremonia tuvo lugar, unas tres semanasmás tarde, St. Peterestaba abarrotado de una multitud perfecta de gente elegante. Las palabrasrituales fueron leídas de la manera más impresionante por el deán deChichester,ytodoelmundoestuvodeacuerdoenquenohabíanvistonuncamásbonitaparejaquelaqueformabanlosnovios.Eranmásquehermososy,apesardeello,eranfelices.Nunca,niporunsoloinstante,lamentólordArthurtodo lo que había padecido por amor a Sybil; y ella, por su parte, le dio lomejorqueunamujerpuededaraunhombre:devoción,ternurayamor.Paraelloslarealidadnohabíamatadoelromance.Seguíansintiéndosejóvenes.

Algunosañosdespués,cuandohabíantenidodoshermososhijos,unniñoyuna niña, fue a visitarles lady Windermere a Alton Priory, una hermosapropiedad antigua, regalo de boda del duque a su hijo; y una tarde, cuandoestabasentadacon ladyArthurenel jardíndebajodeun tilo,viendojugaralos niños en el paseo de los rosales, semejantes a rayos de sol caprichosos,tomódeprontolamanodesuanfitrionaentrelassuyasylepreguntó:

—¿Eresfeliz,Sybil?

—QueridaladyWindermere,¡claroquesoyfeliz!¿Acasoustednoloes?

—Notengotiempodeserfeliz,Sybil.Megustasiemprelaúltimapersona

Page 144: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

quemepresentan;pero,por reglageneral, encuantoconozcoa lagentemecansodeella.

—¿Nolesatisfacensusleones,ladyWindermere?

— ¡Oh, no, querida!, los leones sólo sirven para una temporada. Tanpronto como se les corta la melena se vuelven las criaturas más aburridas.Ademásseportanmuymalsiunoesdeverdadamableconellos.¿TeacuerdasdeaquelhorriblemísterPodgers?Eraunterribleimpostor.Desdeluego,noesqueme importara eso enabsoluto, e inclusocuandoquisopedirmeprestadodineroleperdoné,peronopodíasoportarquemecortejara.Realmentemehahecho odiar la quiromancia. Ahora me interesa la telepatía; es mucho másdivertida.

—Nodebedeciraquínadaencontradelaquiromancia,ladyWindermere;eselúnicotemadelquenolegustaaArthurqueseburlelagente.Leaseguroqueélselotomamuyenserio.

—¿Noquerrásdecirqueselocree,Sybil?

—Pregúnteseloaél,ladyWindermere,aquíestá.

Y lord Arthur se aproximaba por el jardín, con un gran ramo de rosasamarillasenlamanoysusdoshijosdanzandoentornosuyo.

—¿LordArthur?

—Dígame,ladyWindermere.

—¿Noiráustedadecirquecreeenlaquiromancia?

—Desdeluegoquesí—dijoeljoven,sonriendo.

—Pero¿porqué?

—Porqueledeboaellatodalafelicidaddemivida—musitó,lanzándoseenunasillademimbre.

—MiqueridolordArthur,¿quéesloqueledebe?

—ASybil—respondió,entregandolasrosasasuesposa,ymirandoenlohondodesusojosvioleta.

— ¡Qué tontería! —exclamó lady Windermere—. No había oído unatonteríasemejanteentodamivida.

LAESFINGESINSECRETO

Una tarde, estaba yo sentado en la terraza del Café de la Paix

Page 145: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

contemplando el esplendor y la miseria de la vida parisiense ymaravillándome,mientrastomabamivermú,delextrañopanoramadeorgulloydepobrezaquepasabaantemí,cuandooíquemellamabanporminombre.Mevolvíyviqueera lordMurchison.Nonoshabíamosvueltoaverdesdeque íbamos juntos a laUniversidad, hacía casi diez años, así es que estuveencantadodehaberdadodenuevoconél,ynosestrechamoscordialmentelamano.EnOxfordhabíamossidograndesamigos.Yoleestimabamuchísimo,siendo comoera bienparecido,muy alegre yhonrado.Solíamosdecir de élquehubierasidoelcompañeroperfectosinohubieradichosiemprelaverdad,perocreoqueenrealidadleadmirábamosmásporsufranqueza.Leencontrémuycambiado.Parecíapreocupadoyconfuso,ydabalaimpresióndequeleinquietabaalgunaincertidumbre.Yotuvelasensacióndequenopodíatratarsedel escepticismo moderno, pues Murchison era el más firme de losconservadores, y creía en el Pentateuco con tanta seguridad como en laCámaradelosPares;asíesquesaquélaconclusióndequesetratabadeunamujer,ylepreguntésisehabíacasado.

—Noentiendosuficientementebienalasmujeres—replicó.

—MiqueridoGerald—dijeyo—, lasmujeres estánpara ser amadas,noparasercomprendidas.

—Yonopuedoamarsinopuedoconfiar—contestó.

—Creoquehayunmisterioen tuvida,Gerald—exclamé—;cuéntamelotodo.

—Vamos a dar un paseo en coche—respondió—; hay demasiada genteaquí.No, un coche amarillo no, de cualquier otro color…Ese verde oscuronosvaldrá.

Y unos minutos después íbamos al trote de los caballos por el bulevar,caminodelaMadeleine.

—¿Adóndeteparecequevayamos?—preguntéyo.

— ¡Oh, adonde tú quieras! —contestó él—; al restaurante del Bois deBoulogne;cenaremosallíymediráscómotevanlascosas.

—Yo quiero que me hables primero de tu vida —dije—. Cuéntame tumisterio.

Sacódesubolsillounpequeñoestuchedepielmarroquíconcierredeplataymeloentregó.Loabrí.Dentrohabíaunafotografíadeunamujer.Eraaltaydelgada, y extrañamente pintoresca, con sus grandes ojos indecisos y suscabellossueltos.Parecíaunaclairvoyante,yestabaenvueltaenricaspieles.

—¿Quépiensasdeesacara?—dijo—,¿teparecesincera?

Page 146: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Laexaminécuidadosamente.Meparecía el rostrodealguienque tuvieraunsecreto,peroyonohubierapodidodecirsiesesecretoerabuenoomalo.Su belleza era una belleza moldeada a base de misterios —de hecho, unabelleza psicológica, no plástica— y la débil sonrisa que jugueteaba en suslabioserademasiadosutilparaserrealmentedulce.

—Ybien—exclamóimpaciente—,¿quédices?

—EslaGiocondaenvueltaenpielesdecebellina—respondí—.Cuéntametodoloreferenteaella.

—Ahorano—dijo—;despuésdelacena.

Ysepusoahablardeotrascosas.

Cuando el camarero nos hubo servido el café y los cigarrillos recordé aGerald su promesa. Se levantó de su asiento, recorrió dos o tres veces lahabitación,yarrellanándoseenunsillón,mecontólasiguientehistoria:

«Unatarde,aproximadamentealascinco—dijo—,estabayopaseandoporBond Street. Había una tremenda aglomeración de carruajes, y el tráficoestaba casi detenido. Cerca de la acera estaba parado un pequeño cocheamarillotiradoporunsolocaballoque,poralgunarazón,atrajomiatención.Al pasar junto a él se asomó la cara que te mostré esta tarde. Me fascinóinmediatamente.Todaaquellanochenohicemásquepensarenella,yestuvepaseandoarribayabajoesamalditacalle todoeldíasiguiente,escudriñandotodosloscarruajes,yesperandoquefueraelamarillodeuncaballo;peronopudeencontrarmabelleinconnuey,finalmente,empecéapensarquenoeramásqueunsueño.

Aproximadamente una semana después, fui invitado a cenar a casa demadame de Rastail. La cena iba a ser a las ocho, pero a las ocho ymediaestábamos todavíaesperandoenel salón.Por fin,elcriadoabrió lapuertayanuncióa ladyAlroy.Era lamujeraquienhabíaestadoyobuscando.Entrómuylentamente,pareciendounrayodelunavestidadeencajegris,yparamiinmenso gozo se me pidió que la acompañara al comedor. Después dehabernossentado,observéconlamayorinocencia:

—CreoquelahevistoenBondStreethacealgúntiempo,ladyAlroy.

Sepusomuypálidaymedijoenvozbaja:

—Porfavor,nohabletanalto,puedenoírle.

Mesentídesdichadoporhaberhechotanmaloscomienzos,ymesumergítemerariamenteeneltemadelteatrofrancés.Ellahablabamuypoco,siemprecon la misma voz baja musical, y parecía como si temiera que alguienestuvieraescuchando.Mesentíapasionadayestúpidamenteenamorado,y laindefinible atmósfera de misterio que la rodeaba excitaba mi más ardiente

Page 147: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

curiosidad. Cuando iba a marcharse, lo que hizo muy pronto después deacabada la cena, le pregunté si podría ir a visitarla. Ella vaciló un instante,lanzóunamiradaalrededorparaversihabíaalguiencercadenosotrosyluegodijo:

—Sí,mañana,alascincomenoscuarto.

PedíamadamedeRastailquemehablaradeella;pero todo loquepudesaber fue que era una viuda y que tenía una hermosa casa en ParkLane; ycomo algún pelmazo científico empezó una disertación sobre las viudas,poniéndolas como ejemplo de la supervivencia de losmás aptos en la vidamatrimonial,abandonélareuniónymefuiacasa.

Al día siguiente, llegué a Park Lane puntualmente a la hora, pero elmayordomo me dijo que lady Alroy acababa de salir. Me fui al club,sintiéndome muy desgraciado y muy desconcertado, y después de muchoconsiderarloleescribíunacarta,preguntándolesipodíatenerlaesperanzadequesemepermitieraprobarsuertealgunaotratarde.Noobtuverespuestaenalgunosdías,perofinalmenterecibíunapequeñanotadiciéndomequeestaríaencasaeldomingoalascuatro,yconestaextraordinariaposdata:“Porfavor,novuelvaaescribirmeaquí; se loexplicarécuando levea”.Aqueldomingomerecibió,yestuvosumamenteencantadora;perocuandome iba,mepidióquesienalgunaocasiónvolvíaaescribirle,dirigieramicartaamistressKnox,alaatencióndelabibliotecaWhittaker,deGreenStreet.

—Hayrazones—dijo—por lasquenopuedorecibircartasenmipropiacasa.

Durantetodalatemporadalaviconfrecuencia,ylaatmósferademisterionunca laabandonaba.Yoavecespensabaqueestababajoelpoderdealgúnhombre,peroparecíataninaccesiblequenopodíacreerlo.Erarealmentemuydifícilparamí llegaraningunaconclusión,puesellaerasemejanteaunodeesosextrañoscristalesquesevenenalgunosmuseos,queenunmomentosontransparentesyenelsiguientesonopacos.Finalmente,medecidíapedirlequefuerami esposa; estaba harto y cansado del incesante sigilo que imponía atodasmisvisitasyalaspocascartasqueleenviaba.Leescribíconesefinalabiblioteca para preguntarle si podría recibirme el lunes siguiente a las seis.Respondióquesí,yyomesentítransportadoalséptimocielo.Estabalocoporella,apesardesumisterio,pensabayoentonces—aconsecuenciadeél,medoycuentaahora—.No;eraa lamujerensíaquienamaba.Elmisteriometurbaba,meenloquecía».

—¿Porquémepusoelazarenlapistadeesemisterio?

—¿Lodescubriste,entonces?—exclamé.

—Esometemo—respondió—,puedesjuzgarportimismo:

Page 148: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

«Cuando llegó el lunes fui a almorzar conmi tío, y hacia las cuatromeencontrabaenMaryLeboneRoad.Mitío,comosabes,viveenRegent’sPark.Yoquería ir aPiccadilly,yacortéatravesandomuchasviejascallejuelas.Depronto,vifrenteamíaladyAlroy,conelrostrocompletamentecubiertoporunveloyandandomuydeprisa.Alllegaralaúltimacasadelacalle,subiólosescalones,sacóunllavínyentró.

“Aquíestáelmisterio”,medije.

Yavancéapresuradamenteyexaminélacasa.Parecíaunaespeciedecasadeviviendasdealquiler.Enelumbraldelapuertaestabasupañuelo,queselehabíacaído;lorecogíymelometíenelbolsillo.Luegoempecéaconsiderarqué debía hacer. Llegué a la conclusión de que no tenía ningún derecho aespiarla, y me dirigí en coche a mi club. A las seis fui a visitarla. Estabareclinadaenunsofá,conunvestidodetardedetisúdeplatasujetoconunasextrañasadulariasquesiemprellevaba.Estabamuybella.

—Mealegromuchodeverle—dijo—;nohesalidoentodoeldía.

La miré lleno de asombro, y sacando el pañuelo de mi bolsillo se loentregué.

—SelecayóaustedestoenCunmorStreetesta tarde, ladyAlroy—dijecontodacalma.

Memiróaterrorizada,peronohizoningunaintencióndecogerelpañuelo.

—¿Quéestabahaciendoallí?—pregunté.

—¿Quéderechotieneustedahacermepreguntas?—respondióella.

—El derecho de un hombre que la ama—repliqué—, he venido aquí apedirlequeseamiesposa.

Ellaocultóelrostroentrelasmanosyestallóenunmardelágrimas.

—Debedecírmelo—continué.

Selevantó,ymirándomedirectamentealacara,replicó:

—LordMurchison,nohaynadaquedecirle.

—Ustedfueareunirseconalguien—exclamé—;éseessumisterio.

Ellasepusoterriblementepálida,ydijo:

—Nofuiareunirmeconnadie.

—¿Nopuededecirlaverdad?—exclamé.

—Yalahedicho—respondió.

Yoestabaloco,furioso;noséloquedije,peroledijecosasterribles.Por

Page 149: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

último,salíprecipitadamentedelacasa.

Meescribióunacartaaldíasiguiente;seladevolvísinabrir,yemprendíunviajeaNoruegaconAlanColville.Volvíalcabodeunmes,yloprimeroque vi en elMorningPost fue la noticia de lamuerte de ladyAlroy.Habíacogido un enfriamiento en la ópera, y había muerto a los cinco días decongestiónpulmonar.Yomeencerréynoquiseveranadie. ¡Tanto lahabíaquerido!,¡tanlocamentelahabíaamado!¡Diosmío,cómohabíaamadoyoaaquellamujer!».

—¿Fuistealacasadeaquellacalle?—pregunté.

—Sí—respondió.

«Un día fui a Cumnor Street. No pude evitarlo; la duda me torturaba.Llaméalapuertaymeabrióunamujerdeaspectorespetable.Lepreguntésiteníahabitacionesparaalquilar.

—Bueno, señor—replicó—, se supone que los salones están alquilados;perohacetresmesesquenoveoalaseñoraycomodebelarenta,puedeustedquedarseconellos.

—¿Eséstalaseñora?—dije,enseñándolelafotografía.

—Esella,contodaseguridad—exclamó—;¿ycuándovaavolver,señor?

—Laseñorahamuerto—repliqué.

— ¡Oh, señor, espero que no sea así!—dijo la mujer—; era mi mejorinquilina.Pagabatresguineasalasemanasóloporsentarseenmissalonesdevezencuando.

—¿Sereuníaconalguien?—pregunté.

Perolamujermeaseguróqueno,quesiempreibasolaynoveíaanadie.

—¿Quédemonioshacíaaquí?—exclamé.

—Simplemente se estaba sentada en el salón, señor, leyendo libros, y avecestomabaelté—contestólamujer.

Yonosabíaquédecir,asíquelediunalibraymemarché».

—Ahorabien,¿quécreestúquesignificabatodoeso?¿Noirásacreerquelamujerdecíalaverdad?

—Puessílocreo.

—Entonces,¿porquéibaallíladyAlroy?

—MiqueridoGerard—respondí—,ladyAlroyerasimplementeunamujerconlamaníadelmisterio.Alquilóaquellashabitacionesporelplacerdeirallí

Page 150: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

conelveloechado,eimaginarsequeeraunpersonajedenovela.Teníapasiónporelocultamiento,peroerameramenteunaesfingesinsecreto.

—¿Realmentelocreesasí?

—Estoysegurodeello—repliqué.

Sacóelestuchedepielmarroquí,loabrióymirólafotografía.

—Sigocuestionándomelo—dijoalfin.

ELFANTASMADECANTERVILLE

UNROMANCEHILO-IDEALISTA

I

Cuando elministro americanomíster HiramB. Otis compró CantervilleChase todo elmundo ledijoque estabahaciendouna insensatez, yaquenocabíaduda algunadequehabía fantasmas en el lugar.Enverdad, elmismolord Canterville, que era hombre con el más puntilloso sentido del honor,había creído su deber mencionar el hecho a míster Otis cuando llegaron atratarlascondiciones.

—Anosotrosnonoshainteresadovivirenellugar—dijolordCanterville—, desde quemi tía abuela, la duquesa viuda deBolton, se asustó hasta elpunto de que le dio un ataque, del que en realidad nunca se recuperó, alapoyarseensushombrosdosmanosdeesqueletocuandoseestabavistiendopara la cena. Y me siento en la obligación de decirle, míster Otis, que alfantasma le han visto varios miembros de mi familia que todavía viven,además del párroco, el reverendo Augustus Dampier, que es profesor delKing’s College, de la Universidad de Cambridge. Después del desdichadoaccidente acaecido a la duquesanoquisoquedarse connosotrosningunodelosmás jóvenesdenuestrossirvientes,y ladyCanterville frecuentementenopodíaconciliarelsueñoporlanocheaconsecuenciadelosruidosmisteriososprocedentesdelcorredorydelabiblioteca.

—¡Milord!—respondióelministro—,tomaréelmobiliarioyelfantasmaen la tasación. Yo vengo de un país moderno, donde tenemos todo lo quepuede comprarse con dinero; y tenemos a todos nuestros activos individuosjóvenespintandoelviejomundoenrojo,yllevándoseasusmejoresactoresyprima-donnas.Doypordescontadoquesihubieracosatalcomounfantasmaen Europa, lo tendríamos en nuestra patria a muy corto plazo en uno denuestrosmuseospúblicos,oenelcaminocomoespectáculo.

Page 151: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Me temo que el fantasma existe—dijo lord Canterville, sonriendo—,aunquepuedequehayaresistido lasofertasdesusempresariossuperactivos.Hacetressiglosqueesmuyconocido,desde1584,paraserexactos,ysiemprehacesuapariciónantesdelamuertedecualquiermiembrodenuestrafamilia.

—Bueno, tambiénelmédicodecabeceraenesoscasos, lordCanterville.Peronoexistetalcosacomounfantasma,señor,yyosupongoquenovanasuspenderselasleyesdelanaturalezaparalaaristocraciabritánica.

—Ciertamente ustedes son muy naturales en América —respondió lordCanterville,quenohabíaentendidodel todolaúltimaobservacióndemísterOtis—;ysiaustednoleimportatenerunfantasmaenlacasa,perfectamente.Sóloquedebeustedrecordarqueyoseloadvertí.

Unassemanasdespuéssehabíacerradoeltrato,yalfinaldelatemporadael ministro y su familia fueron a Canterville Chase. Mistress Otis, que desoltera, comomissLucretiaR.Tappen, deWest 53rdStreet, había sido unacélebrebellezadeNuevaYork,eraahoraunamujermuyhermosa,entradaenaños,conbellosojosyunmagníficoperfil.Muchasdamasamericanas,alsalirdesutierranatal,adoptanunaspectodeenfermedadcrónica,bajolaimpresiónde que es una forma de refinamiento europeo; pero mistress Otis no habíacaído nunca en tal error. Tenía una magnífica constitución y una vitalidadrealmente asombrosa. En verdad, en muchos aspectos era completamenteinglesa,yunejemploexcelentedelhechodequerealmentelotenemostodoencomúnhoydíaconAmérica,excepto,desdeluego,elidioma.Suhijomayor,aquien sus padres dieron en el bautismo el nombre de Washington, en unmomentodepatriotismo,algoqueélnodejójamásdelamentar,eraunjovende pelo rubio, bastante bien parecido, que se había cualificado para ladiplomacia americana dirigiendo el cotillón a la alemana en el casino deNewport por tres temporadas consecutivas, e incluso en Londres era muyconocidocomoexcelentebailarín.Lasgardeniasylanoblezaeransusúnicasdebilidades;porlodemás,eraextremadamentesensato.MissVirginiaE.Otiseraunamuchachadequinceaños,ágilyhermosacomounacervatilla,yconunanoblelibertadensusgrandesojosazules.Eraunamaravillosaamazona,yen una ocasión había hecho una carreramontando su poni con el viejo lordBilton,dandodosveceslavueltaalparqueyganandoporuncuerpoymedio,justodelantedelaestatuadeAquiles,parainmensogozodeljovenduquedeChelshire,queseledeclaróenelacto,yaquiensustutoresenviarondenuevoaEtonhechounmarde lágrimasaquellamismanoche.DespuésdeVirginiavenían los gemelos, a quienes solían llamar «las estrellas y barras», porquesiempre se estaban agitando.Eranunos chicos deliciosos y, a excepcióndelministro,losúnicosverdaderosrepublicanosdelafamilia.

Como Canterville Chase está a siete millas de Ascot, la estación deferrocarrilmáspróxima,místerOtishabía telegrafiadoparaque les esperara

Page 152: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

uncarruajedescubierto,ysepusieronenmarchaalegremente.Eraunhermosoatardecerde julio,yelaireeraexquisitocon la fraganciade lospinares.Devezencuandooíanunapalomatorcazarrullandoconsudulcevoz,oveían,enlaespesuradeloshelechosquecrujían,elpechobruñidodelfaisán.Pequeñasardillas les miraban curiosas desde las hayas al pasar, y los conejos sedeslizaban corriendo a través de lamaleza y por encima de losmontículoscubiertosdemusgo,conelraboblancoenelaire.AlentrarenelcaminodeCantervilleChase, sin embargo, el cielodepronto se entoldódenubes; unaquietud extraña parecía suspender la atmósfera, una gran bandada de grajospasó silenciosamente por encima de su cabeza y, antes de que llegaran a lacasa,cayeronalgunasgrandesgotasdelluvia.

En la escalinata, de pie para recibirles, estaba una mujer anciana,pulcramentevestidadesedanegra,congorroblancoydelantal.EramistressUmney,elamadellaves,aquienmistressOtis,antelasvivassúplicasdeladyCanterville, había consentido en conservar en su antiguo puesto. Hizo unaprofunda reverencia a cada uno según se apeaban y dijo con una fórmulasingularyanticuada:

—LedoylabienvenidaaCantervilleChase.

TrasellaatravesaronelhermosovestíbulodeestiloTudoryentraronenlabiblioteca,unasala largaybajade techos,conpanelesderoblenegro,enelfondo de la cual había una gran vidriera de colores.Aquí encontraron el tépreparado para ellos, y, después de despojarse de sus ropas de viaje, sesentaronyempezaronamirarenderredorsuyo,mientraslesatendíamistressUmney.

De pronto,mistressOtis se fijó en unamancha de un rojo apagado quehabíaenelsuelo,justoalladodelachimeneay,completamenteinconscientedesusignificadoreal,dijoamistressUmney:

—Metemoquesehaderramadoalgoahí.

—Sí, señora—replicó la vieja ama de llaves con voz apagada—; se haderramadosangreeneselugar.

—¡Quéhorrible!—gritómistressOtis—;yonodeseoenabsoluto tenermanchasdesangreenunasaladeestar.Debequitarseinmediatamente.

Laancianasonrió,yrespondióconlamismavozapagadaymisteriosa:

—Es lasangrede ladyEleanoredeCanterville,quefueasesinadaenesemismísimositioporsupropiomarido,sirSimondeCanterville,en1575.SirSimon le sobrevivió nueve años, y desapareció de repente en circunstanciassumamentemisteriosas.Sucuerponuncahasidodescubierto,perosuespíritutodavíafrecuentalacasa.Lamanchadesangrehasidomuyadmiradaporlos

Page 153: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

turistasyporotrasgentes,ynopuedequitarse.

—Todo eso es una tontería —exclamó Washington Otis—. ElquitamanchasChampiondePinkertonyeldetergenteParagonlolimpiaránenunabrirycerrardeojos.

Y antes de que pudiera interferir la aterrorizada ama de llaves, se habíapuesto él de rodillas y estaba rápidamente restregando el suelo con unapequeñabarradealgoqueparecíauncosméticonegro.Enunosinstantesnopodíaverserastroalgunodelamanchadesangre.

—Sabía que Pinkerton lo lograría—exclamó triunfalmente, mirando entornosuyoasufamilia,quedabamuestrasdeadmiración.

Pero no bien había dicho estas palabras cuando un relámpago terribleiluminó la sombríaestancia,unpavoroso trueno leshizoa todosponerseenpiedeunsalto,ymistressUmneysedesmayó.

—¡Quéclimatanmonstruoso!—dijoelministroamericanomanteniendolacalma,mientrasencendíaunlargocigarro—.Meimaginoqueelviejopaísestátansuperpobladoquenotienentiempodecenteparatodos.YosiemprehetenidolaopinióndequelaemigracióneraelúnicoremedioparaInglaterra.

—MiqueridoHiram—exclamómistressOtis—,¿quépodemoshacerconunamujerquesedesmaya?

—Descontárselo del sueldo, como las cosas que rompa —respondió elministro—;novolveráadesmayarsedespuésdeeso.

Y, ciertamente, en unos instantes mistress Umney volvió en sí. Sinembargo,nocabíadudadequeestabaextremadamentetrastornada,yadvirtióseveramente amistressOtis que estuviera alerta porque alguna desgracia seestabacerniendosobrelacasa.

—Yohevistocosasconmispropiosojos,señor—dijo—,quepondríanacualquier cristiano los pelos de punta, y muchísimas noches no he podidopegarunojoporlascosasterriblesquepasanaquí.

Sinembargo,místerOtisysuesposaaseguraroncalurosamentealabuenamujer que ellos no teníanmiedo a los fantasmas, y, después de invocar lasbendicionesdelaProvidenciaparasusnuevosamosydehacergestionesparaun aumento de salario, la vieja ama de llaves se fue a su habitacióntambaleándose.

II

Latormentadescargóconfuriaaquellanoche,peronoocurriónadadignodemención.Alamañanasiguiente,sinembargo,cuandobajaronadesayunar,encontraronlaterriblemanchadesangreunavezmásenelsuelo.

Page 154: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—No creo que haya que echar la culpa al detergente Paragon —dijoWashington—,puesloheprobadocontodo.Debedeserelfantasma.

Por tanto, quitó lamancha por segunda vez frotando, pero a la segundamañana volvió a aparecer. También estaba allí la tercera mañana, aunquemísterOtismismohabíacerradoconllavelabibliotecaporlanocheysehabíallevadolallavealpisodearriba.Todalafamiliaestabaahoramuyinteresada;místerOtisempezabaasospecharquehabíasidodemasiadodogmáticoensunegativa a creer en la existencia de los fantasmas;mistressOtis expresó suintención de hacerse miembro de la Sociedad de Psicología, yWashingtonpreparóunalargacartaparamísterMyersymísterPodmoresobreeltemadelapersistenciadelasmanchasdesangrerelacionadasconelcrimen.Aquellanoche disipó para siempre toda duda sobre la existencia objetiva de losfantasmas.

Eldíahabíasidotibioysoleadoy,alfrescordelatardecer,lafamiliaenterasalió a dar un paseo en carruaje. No volvieron a casa hasta las nueve, ytomaronunacenaligera.Laconversaciónnorecayóenmodoalgunosobrelosfantasmas,demaneraquenosedieronnisiquieraesascondicionesprimariasdeexpectativa receptivaqueprecedencon tanta frecuenciaa lapresentacióndefenómenospsíquicos.Lostemasquesetrataron,comosupemástardepormísterOtis,fueronmeramentelosqueformanlaconversaciónordinariadelosamericanoscultosdelamejorclasesocial,talescomolainmensasuperioridaddemissFannyDavenportcomoactriz sobreSaraBernhardt; ladificultaddeconseguirmaízfresco,bizcochodealforfónypolenta,inclusoenlasmejorescasas inglesas; la importanciadeBostoneneldesarrollodelalmauniversal;las ventajas del sistema de consigna de equipajes automáticas al viajar porferrocarril,yladulzuradelacentodeNuevaYorkcuandoselecomparaconlalentapronunciacióndeLondres.Nosehizoabsolutamenteningunamenciónalosobrenatural,nisealudióenmodoalgunoasirSimondeCanterville.Alasonceseretirólafamilia,yalasonceymediaestabanapagadastodaslasluces.Al cabo de un rato le despertó amísterOtis un ruido extraño en el pasillo,fuera de su habitación. Sonaba como un sonido metálico y seco, y parecíaacercarse pormomentos. Se levantó inmediatamente, encendió un fósforo ymirólahora.Eralaunaenpunto.Estabacompletamentetranquiloysetomóelpulso,quenoteníanadadefebril.Todavíacontinuabaelsonidoextraño,yconéloíaclaramenteruidodepasos.Sepusolaszapatillas,sacódesuestucheun pequeño frasco oblongo y abrió la puerta. Justo enfrente de él vio, a lapálidaluzdelaluna,aunviejodeaspectoterrible.Teníalosojoscomorojoscarbones encendidos; largos cabellos grises le caían sobre los hombros enguedejas enmarañadas; su ropa, que era de corte antiguo, estaba sucia yharapienta, y de lasmuñecas y tobillos colgaban pesadas esposas y argollascubiertasdeherrumbre.

Page 155: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Miqueridoseñor—dijomísterOtis—, realmentehede insistirenqueengrase esas cadenas, y le he traído con ese fin un pequeño frasco delubricanteTammanyRisingSun.Sedicequeestotalmenteeficazconunasolaaplicación,yhayenelenvase testimoniosaeseefectodevariosde losmáseminentes teólogos de nuestro país. Se lo dejaré aquí, junto a las velas deldormitorio,ytengaabienservirsemásdeellosilonecesita.

Con estas palabras el ministro de Estados Unidos dejó el frasco en unamesademármoly,cerrandolapuerta,seretiróadescansar.

Por un instante, el fantasma de Canterville se quedó completamenteinmóvil,presadenaturalindignación;luego,arrojandoviolentamenteelfrascosobre el suelo pulido, huyó por el pasillo profiriendo gemidos cavernosos yemitiendounaluzverdefantasmal.Sinembargo,precisamentecuandollegabaa lo alto de la gran escalera de roble, se abrió una puerta de repente,aparecierondospequeñasfigurasvestidasdeblanco,¡yunagranalmohadalepasósilbandojuntoalacabeza!

Evidentemente no había tiempo que perder, así es que, adoptandoapresuradamente como medio de escape la cuarta dimensión espacial, sedesvanecióporelzócalo,ylacasasequedócompletamenteencalma.

Llegadoaunapequeña cámara secretadel ala izquierda, se apoyóenunrayo de luna para recobrar el aliento y se puso a hacer el recuento de susituación.Nunca,enunabrillanteeininterrumpidacarreradetrescientosaños,se le había insultado tan groseramente. Pensó en la duquesa viuda, a quienhabíaasustadohastadarleunataquecuandoestabaanteelespejocubiertadeencajeydediamantes;enlascuatrodoncellasalasquehabíapuestohistéricascuando meramente les hizo muecas a través de las cortinas de uno de losdormitorios de invitados; en el párroco, a quien había apagado la vela unanochecuandovolvíatardedelabiblioteca,yqueestabadesdeentoncesbajotratamientodesirWilliamGull,unperfectomártirdetrastornosnerviosos;yen la anciana madame de Tremouillac, que, despertándose una mañanatempranoyviendoaunesqueletosentadoenunsillónjuntoalfuegoleyendosu diario, había estado confinada en su lecho durante seis semanas con unataque de fiebre cerebral, y, al recuperarse, se había reconciliado con laIglesia, y había roto su relación con aquel notable escéptico monsieur deVoltaire. Recordó la terrible noche en que se encontraron al malvado lordCantervilleahogándoseensuvestidorconlasotadediamantesatravesadaenmitad de la garganta, y que confesó, justo antes demorir, que había hechotrampasaCharlesJamesFoxestafándoleporunvalordecincuentamillibras,enCrockford,pormediodeaquellamismacarta,yjuróqueelfantasmaselahabíahechotragar.Todassusgrandeshazañasvolvierondenuevoasumente;desde el mayordomo que se había disparado un tiro en la despensa porquehabía visto una mano verde golpeando en el cristal de la ventana, hasta la

Page 156: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

hermosa lady Stutfield, que estaba siempre obligada a llevar una cinta deterciopelonegroalrededordelcuelloparaocultar lamarcadequemaduradecincodedossobresublancapiel,yquefinalmentesesuicidóahogándoseenelestanquedelascarpasalextremodeKing’sWalk.Conelegotismoentusiastadel verdadero artista, rememoró sus más famosas actuaciones, y sonrióamargamente en su interior cuando trajo a la memoria su última aparicióncomo«ReubenelRojo,oelBebéEstrangulado»,sudebutcomo«GibeonelFlaco,elVampirodelpáramodeBexley»,yelfurorequehabíaexcitadoenunhermosoatardecerdejunio,simplementejugandoalosbolosconsuspropioshuesos en la cancha de tenis. ¡Y después de todo esto, unos miserablesamericanosmodernos iban a venir a ofrecerle el lubricante Rising Sun, y atirarle almohadas a la cabeza! Era completamente insoportable. Además, aningún fantasma en la historia se le había tratado nunca de estemodo. Porconsiguiente,decidió tomarvenganza,ypermanecióhastaquerompióeldíaenactituddereflexiónprofunda.

III

A lamañana siguiente, cuando se reunió la familiaOtis para desayunar,trataronbastanteextensamenteelasuntodelfantasma.ElministrodeEstadosUnidos estaba naturalmente unpoco fastidiado al encontrar queno se habíaaceptadosuregalo.

—No tengo ningún deseo—dijo—de hacer al fantasma ningún agraviopersonal,ydebodecirque,considerandolacantidaddetiempoquehacequeestáenlacasa,nocreoqueseadeningúnmodocortéstirarlealmohadas.

Unaobservaciónmuyjusta,alaque,lamentodecir,losgemelosestallaronencarcajadas.

—Porotraparte—continuómísterOtis—,sirealmenteseniegaausarellubricante Rising Sun, tendremos que quitarle las cadenas. Sería imposibledormircontalruidoincesantealapuertadelosdormitorios.

Duranteelrestodelasemana,noobstante,nofueronmolestados,siendoloúnicoqueatraíalaatenciónlacontinuarenovacióndelamanchadesangreenelsuelodelabiblioteca.Esociertamenteeramuyextraño,yaquemísterOtiscerrabalapuertaconllavecadanocheylaventanasemanteníabiencerradacon aldaba. También el color de camaleón de la mancha suscitaba muchoscomentarios.Algunasmañanaseradeunrojoapagado,casidecolordeindiopiel roja, luego solía serbermellón,despuésde ricocolorpúrpura,y enunaocasión, cuando bajaron para hacer la oración en familia, según los simplesritos de la Iglesia libre episcopaliana reformada americana, la encontraronverde esmeralda brillante. Estos cambios caleidoscópicos naturalmentedivertían muchísimo a la familia, y todas las tardes se hacían librementeapuestassobreelasunto.Laúnicapersonaqueno tomabaparteen labroma

Page 157: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

era la pequeñaVirginia, que, por alguna razónno explicada, siempre estabamuyangustiadaalavistadelamanchadesangre,yestuvoapuntodegritarlamañanaenqueeraverdeesmeralda.

La segunda aparición del fantasma fue el domingo por la noche. Pocodespuésdeacostarsefueronrepentinamentealarmadosporunterribleestrépitoenelvestíbulo.Bajandoprecipitadamente lasescaleras,encontraronqueunagran armadura antigua se había desprendido de su soporte y se había caídosobreelsuelodepiedra,mientrasque,sentadoenunasilladealto respaldo,estaba el fantasma de Canterville, frotándose las rodillas con expresión deaguda agonía en el rostro. Los gemelos, que habían llevado consigo sustirachinas, al punto le descargarondos perdigones, con esa precisiónde tiroquesólopuedealcanzarseconlargaycuidadosaprácticasobreunmaestrodelacaligrafía,mientraselministrodeEstadosUnidoslecubríaconsurevólverylegritaba,almodocaliforniano,«¡arribalasmanos!».Elfantasmasepusoenpiedeunsalto,lanzandounsalvajegritoderabia,ysedeslizóentreelloscomo una neblina, apagando a su paso la vela de Washington Otis ydejándolesasíatodosentotaloscuridad.Alllegaraloaltodelaescalerasedominó, y decidió lanzar su famosa carcajada demoníaca. Esto le habíaresultado extremadamente útil en más de una ocasión. Se decía que habíavueltocanosaenunasolanochelapelucadelordRaker,yciertamentehabíahechoque tres institutricesfrancesassedespidieranantesdecumplirelmes.Enconsecuencia, se rioconsu risamáshorrible,hastaque retumbóelviejotechoabovedadounayotravez,peroapenassehabíadesvanecidoeltemerosoecocuandoseabrióunapuertaysaliómistressOtisconunabataazulclaro.

—Me temoquenoseencuentreustednadabien—dijo—,y lehe traídouna botella de tintura del doctor Dobell. Si es indigestión, encontrará unremedioexcelente.

El fantasma la miró enfurecido y empezó al punto a hacer preparativospara convertirse enungranperronegro, unogropor el que era célebre contoda justicia,yalqueelmédicodecabecerasiempreatribuía la imbecilidadpermanentealtíodelordCanterville,elhonorableThomasHorton.Unruidodepasosqueseacercaban,sinembargo,lehizovacilarensuferozpropósito,así que se contentó con volverse débilmente fosforescente, y se desvaneciócon un profundo gemido de ultratumba, justamente cuando los gemelos seaproximabanaél.

Alllegarasuhabitaciónsesintiócompletamentederrotado,yfuepresadela más violenta agitación. La vulgaridad de los gemelos y el groseromaterialismodemistressOtiserannaturalmentefastidiososenextremo,peroloqueenrealidad leafligíamáseraquenohabíapodidoponerse lacotademalla. Había tenido la esperanza de que incluso los americanos modernosestarían estremecidos a la vista de un espectro con armadura, si nopor otra

Page 158: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

razónmássensata,almenosporrespetoasupoetanacionalLongfellow,concuya atractiva y graciosa poesía él mismo había matado muchas horasaburridascuandolosCantervilleestabanenlaciudad.Además,erasupropiaarmadura;lahabíallevadopuestacongranéxitoeneltorneodeKenilworth,yhabía sido cumplimentado nadamenos que por laReinaVirgen en persona.Sinembargo,alponérselahabíaestadocompletamenteabrumadoporelpesodelinmensopetoydelyelmodeacero,ysehabíacaídopesadamentesobreelsuelodelosas,raspándosemucholasdosrodillasylastimándoselosnudillosdelamanoderecha.

Durantealgunosdíasdespuésdeestoestuvoextremadamenteenfermo,yapenassemovióparanada fueradesuhabitación,exceptoparamantener lamancha de sangre en propio estado. Sin embargo, cuidándose mucho serestableció, y resolvió hacer un tercer intento para asustar al ministro deEstadosUnidosya su familia.Eligióelviernesdiecisietedeagostopara suaparición, y se pasó la mayor parte de ese día examinando su ropero,decidiéndose por fin en favor de un gran sombrero chambergo con el alavueltayconunaplumaroja,unsudarioconchorrerasenlasmuñecasyenelcuello y una daga llena de herrumbre. Hacia el atardecer sobrevino unaviolentatormentadelluvia,yelvientoeratanfuertequetodaslasventanasypuertasdelaviejacasasesacudíanygolpeaban.Dehecho,eraexactamenteeltiempoqueaél leencantaba.Suplandeaccióneraelsiguiente: ibaahacersilenciosamente el camino a la habitación deWashington Otis, a farfullarlealgo desde los pies de la cama y a apuñalarle tres veces en la garganta alsonido de una música apagada. Tenía a Washington una inquina especial,siendo absolutamente consciente de que era él quien tenía la costumbre dequitarlafamosamanchadesangredeCanterville,pormediodesudetergenteParagon de Pinkerton.Una vez reducido el joven imprudente y temerario aunacondicióndeabyectoterror,seguiríaluegoalahabitaciónocupadaporelministrodeEstadosUnidosysumujer,yallípondríaunamanofríayhúmedasobre la frente de mistress Otis, mientras silbaba al oído de su maridotemblorosolospavorosossecretosdelosario.RespectoalapequeñaVirginia,no se había decidido del todo. Ella no le había insultado nunca en modoalguno,yerabonitaygentil.Unoscuantosgemidosdesdeelarmario,pensó,seríanmásquesuficiente,o,sinoconseguíadespertarla,podíaagarrarsealacolcha con los dedos contraídos por la parálisis. En cuanto a los gemelos,estabacompletamentedecididoadarlesunalección:loprimeroquehabíaquehacerera,naturalmente,sentarseencimadesupecho,paraproducirenelloslasensación sofocante de una pesadilla; luego, como sus camas estaban muycerca la una de la otra, se quedaría de pie entre ellos en forma de cadáververde,tanfríocomoelhielo,hastaqueestuvieranparalizadosporelmiedoy,finalmente, se quitaría el sudario, y se arrastraría por la habitación con loshuesos blancos calcinados y el globo de sus ojos dando vueltas, en el

Page 159: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

personajede«DantelelMudooelesqueletosuicida»,unrôleenelquehabíaproducido un gran efecto en más de una ocasión, y que él considerabaexactamenteigualasufamosopapelde«MartínelManíacooelMisteriodelaMáscara».

A las diez ymedia oyó a la familia que se iba a acostar.Durante algúntiempo le inquietaron las carcajadas de los gemelos, que, con la regocijadaalegría de los colegiales, evidentemente se estaban divirtiendo antes deretirarseadescansar;peroalasonceycuartotodoestabatranquilo,ycuandodieronlasdocecampanadasdelamedianochesalióresueltamente.Lalechuzagolpeabaloscristalesdelaventana,elcuervograznabadesdeelviejotejo,yelviento vagaba gimiendo alrededor de la casa como ánima en pena; pero lafamilia Otis dormía inconsciente de su destino, y dominando la lluvia y latormenta podía él oír los firmes ronquidos delministro de EstadosUnidos.Salióconresolucióndelzócalo,conunaperversasonrisaensubocacruelyarrugada,ylalunaescondiólacaraenunanubealpasarélsigilosamenteporelgranventanal,encuyavidrieraestabanblasonadasenazulyorosuspropiasarmasylasdesuesposaasesinada.Siguió,deslizándosemásymáscomounasombraperversa,yparecíaque laoscuridadmismasentía repugnanciadeélcuandopasaba.Enunaocasión leparecióquealgo le llamaba,y sedetuvo;pero era sólo el ladridodeunperrode la granjaRed, y siguiómurmurandoextraños juramentos del siglo XVI y blandiendo de vez en cuando la dagallenadeherrumbre en el airede lamedianoche.Finalmente, llegó al recododelpasilloqueconducíaalahabitacióndelinfortunadoWashington.Separóun momento allí, mientras el viento agitaba los largos mechones grisesalrededordesucabezayretorcíaenplieguesgrotescosyfantásticoselhorrorsinnombredelfúnebresudario.Elrelojdioentonceselcuarto,yélsintióquehabíallegadolahora.Serioentredientesydoblóelrecodo;pero,apenaslohabíahecho,cayóhaciaatrásconun lastimosogemidode terror,yocultóellívidorostroentresusmanoslargasyhuesudas.¡Justodelantedeélestabadepie un espectro horrible, inmóvil como una estatua tallada en madera, ymonstruosocomoelsueñodeunloco!Tenía lacabezacalvayreluciente, lacararedondaygruesayblanca;yparecíaqueunarisahorriblehabíaretorcidosus facciones en una mueca eterna. De sus ojos brotaban rayos de luzescarlata, la boca era un ancho pozo de fuego, y una prenda espantosa,semejantealasuya,envolvíaconsusnievessilenciosassuformadeTitán.Enel pecho había un letrero con una extraña escritura en caracteres antiguos,algún rollo de pergamino infamante, parecía, algún documento de pecadosdemenciales, algún temible calendario de delito, y con la mano derechasosteníaenaltounaanchacimitarradedoblefiloderelucienteacero.

Nohabiendovistounfantasmaantesdeéste,tuvo,naturalmente,unsustoterrible,ydespuésdeunasegundaojeadarápidaaltemerosoespectrohuyóasuhabitación,dandotraspiésconsulargasábanaenrolladamientrasrecorríael

Page 160: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

pasillo a todaprisa, ydejando caer finalmente sudagadentrode las fuertesbotasdelministro,dondelaencontróelmayordomoporlamañana.Unavezen la intimidad de su propio aposento, se arrojó sobre un pequeño jergón yescondió lacaradebajode las sábanas.Despuésdeun rato, sinembargo, serearmóelbravoyviejoespíritudelosCanterville,ydecidióirahablaralotrofantasma tanprontocomo fueradedía.Porconsiguiente, enelmomentoenqueelalbatocabaconplatalascolinas,volvióalsitioenquesusojoshabíanvistoporprimeravezalhorripilantefantasma,teniendolasensacióndeque,alfiny al cabo,dos fantasmaseranmejorqueuno,ydequeconayudade sunuevoamigopodría agarrar sinpeligro a losgemelos.Al llegar al lugar, noobstante,sumiradaseencontróconunavista terrible:evidentementealgo lehabía ocurrido al espectro, pues la luz se había apagado enteramente en susojos hueros, se le había caído de lasmanos la reluciente cimitarra y estabaapoyado en la pared en una actitud forzada e incómoda. Avanzóapresuradamente y le cogió en sus brazos, cuando, para horror suyo, se ledesprendiólacabezayrodóporelsuelo;elcuerposedesplomó,yseencontróagarrandounacortinadegruesoalgodónblancodelbaldaquinodeunacama,mientrasyacíanasuspiesunaescoba,uncuchillodecocinayunnabohueco.Incapazdeentenderestacuriosatransformación,cogióelletreroconunaprisafebril,yallí,alaluzgrisdelamañana,leyóestastremendaspalabras:

ELFANTASMAOTIS

Elsoloespectroverdaderoyoriginal.

CuídenseVuesasMercedesdelasimitaciones.

Losotrossontodosfalsificaciones.

Todalacuestiónsehizoluzenél.Habíasidoengañado,vejadoyburlado.VinoasusojoslaviejamiradadelosCanterville;hizorechinarunaconotrasusencíasdesdentadasy,alzandosusmanosdescarnadasmuyporencimadelacabeza,juró,conlapintorescafraseologíadelaantiguaescuela,quecuandoCanteclerhubierahechosonardosvecessualegrecuerno,seforjaríanhechosdesangre,yelcrimensaldríaacaminarconsilenciosospies.

Apenas había concluido este horrible juramento cuando, en el tejado detejas rojas de un caserío distante, cantó un gallo.Lanzóuna larga carcajadaapagadayamarga,yesperó.Esperóhora trashora,peroelgallo,poralgunaextrañarazón,novolvióacantar.Finalmente,alassieteymedia,lallegadadelasdoncellaslehizorenunciarasuvigiliapavorosa,yvolvióconpasoairadoasuhabitaciónpensandoensuvano juramentoyensu fracasadopropósito.Allí consultóvarios librosde laantiguacaballería, a losqueeraenextremoaficionado,yaveriguóqueentodaslasocasionesenquesehabíahechousodeestejuramentoCanteclerhabíacantadosiempreporsegundavez.

Page 161: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¡Quelaperdiciónseapoderedelapícaraave!—murmuró—.Conocíeldíaenqueconmifuertelanzalehubieraatravesadolagarganta,ylehubierahechocantarparamíuncantodemuerte.

Luego se retiró a un cómodo ataúd de plomo y permaneció allí hasta elatardecer.

IV

Aldíasiguiente,elfantasmaestabamuydébilymuycansado.Laterribleexcitacióndelascuatroúltimassemanasestabaempezandoahacersuefecto.Tenía los nervios completamente destrozados y se sobresaltaba al más leveruido. Durante cinco días se quedó en su habitación, y por fin decidiórenunciaralamanchadesangreenelsuelodelabiblioteca.SilafamiliaOtisnolaquería,claramentenoselamerecía.Evidentementeeragentequevivíaen un plano de existencia bajo ymaterial, y era completamente incapaz deapreciar el valor simbólico de los fenómenos sensoriales. La cuestión deapariciones fantasmales y el desarrollo de los cuerpos celestes era, desdeluego,unasuntocompletamentediferente,yen realidad fueradesucontrol.Teníalaobligaciónineludibledeaparecerenelcorredorunavezporsemana,yfarfullardesdeelgranventanalelprimermiércolesyeltercerodecadames,ynoveíacómopodíaescaparhonorablementedesusdeberes.Esmuyciertoquesuvidahabíasidomalvada,pero,porotrolado,eraahoramásconscientede todo lo relacionado con lo sobrenatural. Por tanto, los tres sábadossiguientes atravesó el pasillo como de costumbre entre lamedianoche y lastresdelamadrugada,tomandotodaslasprecaucionesposiblesparanosernivisto ni oído. Se quitó las botas, caminó tan levemente como le fue posiblesobre las tarimascarcomidas, sepusoun largomantode terciopelonegro,ytuvo cuidado de usar el lubricante Rising Sun para engrasar sus cadenas,aunquemeveoobligadoareconocerquetuvograndificultadenconvencerseasímismoparausaresteúltimomododeprotección;unanoche,sinembargo,mientraslafamiliaestabacenando,sehabíadeslizadoaldormitoriodemísterOtis y se había llevado el frasco. Se sintió bastante humillado al principio,perodespuésfuelobastantesensatocomoparaverquehabíamuchoquedeciren favor del invento, y, hasta cierto punto, le servía a su propósito. Pero apesar de todo no dejaban de molestarle: continuamente extendían cordelesatravesandoelpasillo,conlosquetropezabaenlaoscuridad,yenunaocasión,cuando estaba vestido para representar el papel de «Isaac el Negro, o elCazadordelosbosquesdeHogley»,tuvounacaídagravealpisarenunapistade mantequilla que habían preparado los gemelos desde la entrada de lacámaradelostapiceshastaloaltodelaescaleraderoble.Esteúltimoagravioleenrabiótantoqueresolvióhacerunesfuerzofinalparareafirmarsudignidady posición social, y decidió visitar a los jóvenes e insolentes estudiantes deEtonlanochesiguienteensufamosopersonajede«RupertelTemerario,oel

Page 162: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Condesincabeza».

Hacíamásdesetentaañosquenoaparecíaconesedisfraz;dehecho,desdequehabíaasustadotantopormediodeélalalindaladyBarbaraModish,querepentinamente rompió su compromiso con el abuelo del lord Cantervilleactualy se fugóaGretnaGreenconelapuestoJackCastletown,declarandoquenadaenelmundolainduciríaaentrarpormatrimonioenunafamiliaquepermitíaqueunfantasmatanhorriblesepasearaarribayabajoporlaterrazaala luz del crepúsculo.Al pobre Jack lemató después lordCanterville en undueloenWandsworthCommon,y ladyBarbaramurióconelcorazónhechopedazosantesdelcabodeaño,asíesque,porcualquier ladoquesemirara,habíasidoungranéxito.Noobstante,eraundisfrazextremadamentedifícil,sipuede usarse tal expresión del teatro en relación con uno de los mayoresmisterios de lo sobrenatural, o, para emplear un términomás científico, delmundohipernatural;ytardótreshorasenterasenhacersuspreparativos.Alfintodo estaba preparado, y él se sentía muy complacido por su aspecto. Lasgrandesbotasdemontardecueroqueibanconeltrajeleestabanalgograndes,ysólopudoencontrarunadelasdospistolasdearzón,pero,ensuconjunto,estaba bastante satisfecho, y a la una y cuarto se deslizó por el zócalo yrecorriócautelosamenteelpasillo.Alllegaralahabitacióndelosgemelos—que debiera mencionar que era llamada la alcoba azul por el color de loscortinajes—, encontró la puerta entornada. Deseando hacer una entrada deefecto, la abrió de par en par, y le cayó encima una pesada jarra de agua,calándolehastaloshuesos,ycasirozándoleelhombroizquierdo,aunpardepulgadas.Enelmismomomentooyócarcajadassofocadasqueprocedíandelacamade las cuatro columnas.La conmociónde su sistemanervioso fue tangrande que huyó a su habitación tan deprisa como pudo, y al día siguienteteníaunfuerteresfriado.Loúnicoqueleconsolabadealgúnmodoentodoelasunto era el hecho de que no llevaba la cabeza consigo, pues, de haberlohecho,lasconsecuenciaspodíanhabersidomuygraves.

Desdeentonces,renuncióatodaesperanzadeatemorizarnuncaaestarudafamilia americana,y se contentaba,por reglageneral, condeslizarsepor lospasillos en babuchas rebordeadas, con una gruesa bufanda roja enrollada alcuello, por miedo a las corrientes, y con un pequeño arcabuz, por si leatacabanlosgemelos.

Elgolpedegracialorecibióeldiecinuevedeseptiembre.Habíabajadoalgransalóndeentrada,conlaseguridaddequeallí,encualquiercaso,noseríamolestado en absoluto, y se lo estaba pasando bien haciendo observacionessatíricassobrelasgrandesfotografíasdelministrodeEstadosUnidosydesuesposa hechas por Saroni, que habían sustituido ahora a los retratos de lafamiliaCanterville.Estabavestidosencillaperoapropiadamenteconunlargosudario, salpicado de barro del camposanto, y tenía sujeta lamandíbula por

Page 163: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

mediodeunatiradelinoamarilloanudada,yllevabaunapequeñalinternayunapaladesepulturero.Dehecho,estabavestidoparaelpersonajede«Jonássin tumba, o elSecuestrador de cadáveres del granerodeChertsey», unadesuscaracterizacionesmásnotables,yquelosCantervilleteníantodaclasederazonespararecordar,yaqueeraelverdaderoorigendesupendenciaconsuvecino,lordRufford.Eranaproximadamentelasdosycuartodelamadrugada.Alacercarsealabiblioteca,sinembargo,paraversiquedabaalgúnrastrodelamanchadesangre,saltarondeprontosobreéldesdeunrincónoscurodosfiguras que movían salvajemente los brazos por encima de la cabeza, y lechillaban«¡Buu!»aloído.

Presadepánico,loquebajotalescircunstanciaseraabsolutamentenatural,seprecipitóendirecciónalaescalera,peroencontróaWashingtonOtisqueleesperabaallíconlagranjeringadejardinería;ycercadoasíaambosladosporsusenemigosycasiacorraladosedesvanecióenlagranestufadehierro,que,porventurapara él, noestabaencendida,y tuvoquevolver a su aposentoatravés de tubos y de chimeneas, llegando en un estado terrible de suciedad,desordenydesesperación.

Despuésdeestonoselevolvióaverenningunaexpediciónnocturna.Losgemelos estuvieron a su acecho en varias ocasiones, y cubrían los pasillostodaslasnochesconcáscarasdenuez,paragranfastidiodesuspadresydelossirvientes;perofueinútil.Eradeltodoevidentequesussentimientosestabantanheridosquenoqueríaaparecer.Asípues,místerOtis reanudósu trabajosobre la historia del partido demócrata, en lo que se ocupaba desde hacíavariosaños;mistressOtisorganizóunsorprendentefestíndealmejasalhorno,que dejó asombrado a todo el condado; los muchachos se pusieron a sulacrosse,asueuchre,asupóqueryalosotrosjuegosnacionalesamericanos;yVirginiacabalgópor lasveredasensuponi,acompañadaporel jovenduquede Cheshire, que había ido a pasar la última semana de sus vacaciones aCantervilleChase.Todossuponíanqueelfantasmasehabía idoy,dehecho,míster Otis escribió una carta a ese respecto a lord Canterville, quien, enrespuesta, expresó su gran placer ante la noticia, y envió su más cordialenhorabuenaaladignaesposadelministro.

Los Otis, sin embargo, se habían engañado, pues el fantasma seguíaestando en la casa, y aunque casi un inválido ahora, no estaba dispuesto enmodoalgunoaquelascosasquedarancomoestaban,particularmenteyaquesehabíaenteradodequeentrelosinvitadosestabaeljovenduquedeCheshire,cuyo tío abuelo, lord Francis Stilton, había apostado en una ocasión cienguineasconelcoronelCarburyaquejugaríaalosdadosconelfantasmadeCanterville,encontrándoseloalamañanasiguientecaídoenelsuelodelasaladejuegoenunestadodeparálisistalque,aunquevivióhastaedadavanzada,nopudovolveradecirnuncanadamásque«seisdoble».Lahistoriafuemuy

Page 164: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

conocidaensuépoca,sibien,naturalmente,porrespetoalossentimientosdelasdosnoblesfamiliassehicierontodaclasedeintentosparasilenciarla;ysepuedeencontrarunarelacióncompletadetodaslascircunstanciasrelacionadasconelasuntoeneltercertomodellibrodelordTattleRecuerdosdelPríncipeRegenteydesusamigos.Elfantasmaestaba,pues,naturalmentemuydeseosodemostrarquenohabíaperdidosuinfluenciasobrelosStilton,conquienes,adecirverdad,estabarelacionadoconparentescolejano,habiéndosecasadoensegundasnupciasunaprimacarnal suyaconel señordeBulkeley,dequien,como todo el mundo sabe, descienden los duques de Cheshire por líneadirecta. Por consiguiente, hizo sus preparativos para aparecerse al pequeñoenamoradodeVirginiaensufamosacaracterizacióndel«MonjeVampiro,oelBenedictinosinsangre»,unarepresentacióntanhorriblequecuandolaviolaancianaladyStartup, loqueocurrióenunanocheviejafatal,enelaño1764,estallóenlosgritosmásagudos,loqueculminóenunaviolentaapoplejía,ymurió a los tres días, después de desheredar a losCanterville, que eran susparientesmáscercanos,ydejar todosudineroasuboticariolondinense.Sinembargo,enelúltimominuto, su terrora losgemelos le impidió salirde suhabitación, y el pequeño duque durmió en paz bajo el gran baldaquino deplumasenlaalcobareal,ysoñóconVirginia.

V

Unos días después, fueron a cabalgar Virginia y su caballero de peloensortijado a los prados deBrockley, y allí se rasgó ella tanto el vestido alatravesarunsetoque,asuvueltaacasa,decidiósubirporlaescaleradeatrásparaquenolavieran.Cuandopasabacorriendoporlacámaradelostapices,cuyapuertaestabaabierta,seimaginóqueveíaaalguiendentro,ypensandoqueera ladoncelladesumadre,que tenía lacostumbrede llevaravecessulabor allí, se asomó para pedirle que le arreglara el vestido. Para inmensasorpresasuya,sinembargo,eraelfantasmadeCantervilleenpersona.Estabasentado junto a la ventana, contemplando cómo volaba por los aires el oromaltrecho de los árboles amarillentos y cómo danzaban alocadamente lashojasrojasporlalargaavenida.Teníalacabezaapoyadaenlamano,ytodasuactitud era de extremo abatimiento. A decir verdad, parecía estar tandesalentadoyentanlamentableestado,quelapequeñaVirginia,cuyoprimerpensamientohabíasidoecharacorreryencerrarseensuhabitación,sellenódecompasiónydecidióintentarconsolarle.Tanleveeraelpisardeellaytanprofundalamelancolíadeél,quenoadvirtiósupresenciahastaquelehabló.

— ¡Lo siento tanto por usted!—dijo ella—; pero mis hermanos van avolveraEtonmañana,yluego,siustedseportabien,nadielemolestará.

—Esabsurdopedirmequemeportebien—respondióél,mirandoentornosuyoasombradoa la lindamuchachitaquesehabíaaventuradoadirigirle lapalabra—,completamenteabsurdo.Yotengoquesacudirmiscadenasygemir

Page 165: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

atravésdelagujerodelascerraduras,yvagarporlanoche,siesaesoaloqueosreferís.Esmiúnicarazónparaexistir.

—Noesningunarazónparaexistir,yustedsabemuybienquehasidomuymalo.MistressUmneynoscontó,elprimerdíaquellegamosaquí,quehabíamatadoustedasumujer.

—Bien, loadmitoenteramente—dijoel fantasmaconpetulancia—,perofueunasuntopuramentefamiliarynoconcerníaanadiemás.

—Estámuymalmataraalguien—dijoVirginia,quetomabaavecesunadulce gravedad puritana, heredada de algún viejo antepasado de NuevaInglaterra.

— ¡Oh, aborrezco la fácil severidad de la ética abstracta!Mi esposa eramuyvulgar,nuncameteníalasgolasalmidonadascomoesdebido,ynosabíanadadelarteculinario.¡Figuraos!,habíaungamoquematéyodeuntiroenlos bosques deHogley, unmagnífico ejemplar de dos años, ¿y sabéis cómohizoquelopresentaranalamesa…?Empero,esonohaceahoraalcaso,puestodo concluyó; pero no creo que sea muy amable, en lo que a vuestroshermanosserefiere,hacermemorirdeinanición,aunqueyolamatara.

— ¿Hacerle morir de inanición? ¡Oh, señor fantasma!, quiero decir, sirSimon,¿tieneustedhambre?Tengounbocadilloenmicartera.¿Legustaría?

—No, gracias. Nunca como nada ahora; pero esmuy gentil por vuestraparte, a pesar de todo, y sois mucho más amable que el resto de vuestrahorrible,tosca,vulgaryfelonafamilia.

—¡Altoahí!—gritóVirginiagolpeandoelsueloconelpie—,esustedelqueesrudo,yhorrible,yvulgar;yencuantoafaltadehonradez,sabeustedmuybienqueme robó laspinturasdemi estuchepara tratarde renovar esaridículamanchadesangredelabiblioteca.Primeromecogiótodoslosrojos,incluyendo el bermellón, y no pude hacer más puestas de sol; luego cogióustedelverdeesmeraldayelamarillocromo,y,porúltimo,nomequedónadamásqueelíndigoyelblancodeChina,ysólopodíahacerpaisajesalaluzdelaluna,quesiempredeprimenalmirarlosynosonenmodoalgunofácilesdepintar.Nuncaleacuséausted,aunqueestabamuymolesta,ytodoeralamarderidículo,pues¿quiénhaoídohablarnuncadesangreverdeesmeralda?

—Bien,realmente—dijoelfantasmabastantesumiso—,¿quéhabíayodehacer? Es algo muy difícil conseguir sangre auténtica hoy en día, y comovuestrohermanocomenzótodoconsudetergenteParagon,ciertamentenoviyo razón alguna por la que no debiera tomar vuestras pinturas. Respecto alcolor, eso es siempre una cuestión de gusto: los Canterville, por ejemplo,tenemos sangreazul, lamásazul, conmucho,de Inglaterra;pero séque losamericanosnooscuidáisdecosasdeestaíndole.

Page 166: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Ustednosabenadasobreesteparticular,ylomejorquepuedehaceresemigrarycultivarelespíritu.Mipadreestaríamuygustosoendarleunpasajegratis, y aunque hay un pesado impuesto sobre espíritus de toda clase, nohabrá dificultades con la aduana, ya que los oficiales son todos demócratas.UnavezenNuevaYork,vaaserustedunéxito,contodaseguridad.Conozcoamuchagentequedaríacienmildólarespor tenerabuelo,ymuchomásdeesoportenerunespíritufamiliar.

—NocreoquemegustaseAmérica.

—Supongo que porque no hay ruinas ni curiosidades —dijo Virginiasarcásticamente.

—¡Quenohayruinas!,¡quenohaycuriosidades!—respondióelfantasma—;tenéisvuestramarinayvuestrosmodales.

— ¡Buenas tardes!; iré a pedir a papá que conceda a los gemelos unasemanamásdevacaciones.

—Porfavor,noosvayáis,missVirginia—exclamóél—;estoytansoloysoy tan desgraciado, y en realidad no sé qué hacer. Quiero dormirme y nopuedo.

— ¡Eso es enteramente absurdo! Simplemente tiene que irse usted a lacama y apagar la vela. Lo difícil es a veces conseguir estar despierto,especialmente en la iglesia, pero no hay ninguna dificultad para dormirse.¡Cómo!,hastalosniñospequeñossabenhacereso,ynosonmuylistos.

—Hacetrescientosañosquenoduermo—dijoéltristemente.

Y los hermosos ojos azules deVirginia se abrieron de par en par por elasombro.

—Trescientosañosquenoduermo,¡yestoytancansado!

Virginia se puso muy seria y le temblaron los pequeños labios, comotiemblanlospétalosdeunarosa.Fuehaciaély,arrodillándoseasulado,alzólamiradaasuviejorostromacilento.

—Pobre,pobrefantasma—musitó—,¿notieneningúnsitiodondepuedadormir?

—Allálejos,másalládelospinares—respondióélconunavozapagadaysoñadora—, hay un pequeño jardín; allí crece la hierba alta y profunda, ybrotanlasgrandesestrellasblancasdelaflordelacicuta;allícantaelruiseñordurantetodalanoche.Todalanochecanta,yseasomalafríalunadecristal,yextiendeeltejosusbrazosdegigantesobrelosqueduermen.

LosojosdeVirginiaseempañarondelágrimas,yocultóelrostroentrelasmanos.

Page 167: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Estáhablandodeljardíndelamuerte—dijoellaenunsusurro.

—Sí,delamuerte.¡Debedesertanhermosalamuerte!Yacerenlasuavetierraparda,conlahierbaondeandosobrelacabeza,yescucharelsilencio.Notenerayerninguno,niningúnmañana.Olvidareltiempo,olvidarlavida,estarenpaz.Vospodéisayudarme.Podéisabrirmelasgrandespuertasdelacasadelamuerte,puesconvosestásiempreelamor,yelamoresmáspoderosoquelamuerte.

Virginia se puso a temblar; un escalofrío la recorrió de pies a cabeza, yreinó el silencio unos instantes. Se sentía como si estuviera en una terriblepesadilla.

Luegovolvió a hablar el fantasma, y su voz sonaba como el suspiro delviento.

— ¿Habéis leído alguna vez la vieja profecía de la vidriera de labiblioteca?

—¡Oh!,muchasveces—exclamólamuchachitaalzandolamirada—.Laconozcomuybien.Estápintadaconcuriosasletrasnegras,yesdifícilleerla.Tienesóloseisversos:

Cuandodoncelladeoroganarpueda

plegariadeloslabiosdelpecado,

cuandoelalmendroestérilfértilsea,

ysuslágrimasviertauntiernoinfante,

quietudtendrátodalacasaentonces

yreinarálapazenCanterville.

Peronoséloquequierendecir.

—Quierendecir—dijoéltristemente—quedebéisllorarconmigopormispecados,puesnotengoyolágrimas,yrogarconmigopormialma,puesyonotengofe,yluego,sihabéissidosiempredulceybuenaygentil,elángeldelamuerte tendrá piedad de mí. Veréis formas pavorosas en las tinieblas, ysusurraránavuestrooídovocesperversas,masnoosharándañoalguno,puescontralapurezadeunaniñanopuedenprevalecerlospoderesdelinfierno.

Virginia no dio respuesta alguna, y el fantasma se retorció lasmanos enlocadesesperación,mientrasmirabasudoradacabezainclinada.Depronto,sepusoenpie,muypálida,yconunaextrañaluzenlosojos.

—No tengo miedo —dijo con firmeza—, y pediré al ángel que tengacompasióndeusted.

Page 168: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Se levantó élde suasiento conundébil gritode alegría, y tomándole lamanose inclinósobreellaconunagraciaa laantiguausanzay labesó.Susdedoserantanfríoscomoelhieloyleardíanloslabioscomoelfuego,peroVirginia no desfalleció al conducirla él a través de la estancia oscura.En elverdetapizdesvaídoestabanbordadospequeñoscazadores;tocabansucuernoadornadoconborlas,yconsusmanosdiminutaslehacíanaellaseñasdequevolviera.

—¡Vuelve!,pequeñaVirginia—gritaban—,¡vuelve!

Pero el fantasma le apretó lamanoconmás fuerza, y ella cerró losojospara no verlos.Horribles animales con rabo de lagarto y ojos de gárgola lehacíanguiñosdesdelarepisaesculpidadelachimenea,ymurmuraban:

—¡Tencuidado!,pequeñaVirginia,¡tencuidado!;puedequenovolvamosavertenuncamás.

Peroelfantasmasesiguiódeslizandomásaprisa,yVirginianoescuchaba.Cuandollegaronalfondodelaestanciaélsedetuvoysusurróunaspalabrasque ella no pudo entender. Abrió los ojos y vio desvanecerse el murolentamentecomosifueraneblina,yviounagrancavernanegrafrenteaella.Unfríovientocortantelesenvolvió,ysintióellaquealgoletirabadelvestido.

—¡Deprisa,deprisa!—gritóelfantasma—,oserádemasiadotarde.

Yenun instantesehabíacerradoelzócalo trasellos,y lacámarade lostapicessehabíaquedadovacía.

VI

Aproximadamente diez minutos después sonó la campana para el té, ycomoVirginianobajaba,enviómistressOtisaunodesuslacayosparaquelaavisara.VolvióalcabodeunratodiciendoquenopodíaencontraraVirginiaen ninguna parte. Como tenía ella la costumbre de salir al jardín todas lastardes a coger flores para lamesa de la cena, no se alarmómistressOtis alprincipio, pero cuando dieron las seis, y Virginia seguía sin aparecer,realmente se pusomuy alterada y envió a losmuchachos a que la buscaranfuera,mientrasellamismaymísterOtisregistrabantodaslashabitacionesdelacasa.Alasseisymediavolvieronlosmuchachosydijeronquenopodíanencontrarningúnrastrodesuhermanaenpartealguna.Estabanahoratodosenelmayorestadodeexcitaciónynosabíanquéhacer,cuandodeprontorecordómíster Otis que unos cuantos días antes había dado permiso a una tribu degitanos para que acampara en su parque. Por consiguiente, partió al puntohacia Blackfell Hollow, donde sabía que estaban, acompañado por su hijomayorypordosde loscriadosde lagranja.ElpequeñoduquedeCheshire,queestabacompletamentelocodeansiedad,suplicóinsistentementequeselepermitierairtambién,peromísterOtisnoquisopermitírselo,yaquetemíaque

Page 169: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

pudiera haber refriega. Al llegar al lugar, sin embargo, encontró que losgitanos se habían ido, y era evidente que su marcha había sido bastanterepentina,puestoquetodavíaestabaardiendoelfuegoyhabíaalgunosplatossobre la hierba. Habiendo enviado a Washington y a los dos hombres aregistrar la comarca, corrió a casa, y despachó telegramas a todos losinspectoresdepolicíadelpaís,diciéndolesquebuscaranaunamuchachitaquehabíasidoraptadaporvagabundosogitanos.Ordenóluegoquelellevaranelcaballoy,despuésde insistirconsumujery los tresmuchachosparaquesesentaranacenar,sefueporlacarreteradeAscotacompañadoporunmozodecuadra. Apenas había recorrido un par demillas cuando oyó a alguien quegalopabatrasél,ymirandohaciaatrásvioalpequeñoduquequellegabaensuponi,conlacaraencendidaysinsombrero.

—Lo siento terriblemente, míster Otis—jadeó el muchacho—, pero nopuedo cenar mientras no se encuentre a Virginia. Por favor, no se enfadeconmigo;sihubieraconsentidoustedenquenosprometiéramoselañopasado,no hubiera ocurrido toda esta desgracia. No me hará volver, ¿verdad? ¡Nopuedoirme!¡Noquieroirme!

Elministro no pudo pormenos de sonreír al joven y atractivo pícaro, yestuvo muy conmovido por su devoción a Virginia, así que, inclinándosedesde el caballo, le dio amablemente unas palmaditas en los hombros, y ledijo:

—Bien, Cecil, si no quieres volver supongo que has de venir conmigo,perotengoquecomprarteunsombreroenAscot.

— ¡Oh!, ¡al cuerno el sombrero! ¡Lo que yo necesito es a Virginia!—exclamóeljovenduqueriendo.

Y siguieron galopando hasta la estación del ferrocarril. Allí preguntómíster Otis al jefe de estación si se había visto en el andén a alguien querespondiera a la descripción de Virginia, pero no pudo conseguir ningunanoticiasobreella.Noobstante,eljefedeestacióntelegrafióarribayabajodela línea, y le aseguró que se establecería una estricta vigilancia paraencontrarla;ydespuésdehabercompradounsombreroparaelpequeñoduqueaunlencero,queestabaprecisamenteechandolastrampas,sefuemísterOtisa Bexley, un pueblo que estaba a unas cuatro millas de distancia, y que ledijeronqueeraunlugarmuyconocidocomofrecuentadoporlosgitanos,yaquehabíapróximoaélungranterrenocomunal.Allídespertóalguardarural,pero no pudo obtener de él ninguna información, y, después de recorrer acaballo todo el terreno comunal, encaminaron sus monturas hacia casa, yllegarona lamansiónhacia lasonce,muertosdecansancioyconelcorazóncasihechopedazos.EncontraronaWashingtonyalosgemelosenlacasadelguarda, junto a la verja de entrada, esperándoles con linternas, ya que la

Page 170: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

avenidaestabamuyoscura.NosehabíadescubiertonilamásligerahuelladeVirginia. Habían cogido a los gitanos en los prados de Brockley, pero lamuchacha no estaba con ellos, y habían explicado su marcha repentinadiciendoquesehabíanequivocadoenlafechadelaferiadeChorton,yquesehabían ido a toda prisa pormiedo a llegar tarde.A decir verdad, se habíanafligido mucho al saber la desaparición de Virginia, ya que estaban muyagradecidos a míster Otis por haberles permitido acampar en su parque, ycuatrodeentreellossehabíanquedadoparaayudarenlabúsqueda.Sehabíadragadoelestanquedelascarpasyhabíanrecorridotodalamansióndecaboarabo, pero sin resultado alguno. Era evidente que, al menos por esa noche,habían perdido a Virginia. Y en un estado del más profundo abatimiento,míster Otis y los muchachos se encaminaron a la casa, siguiendo el mozodetrásconlosdoscaballosyelponi.Enelvestíbuloencontraronaungrupodesirvientesasustados,yrecostadaenunsofáenlabibliotecaestabalapobremistressOtis,casifueradesíporelterrorylaansiedad,ybañándolelafrentecon agua de colonia estaba la vieja ama de llaves. Míster Otis insistióinmediatamenteenquetomaraalgodecomer,yordenóquesirvieranlacenaatodoelgrupo.Fueunacomidamelancólica,yaquenohablabacasinadie,eincluso los gemelos estaban sobrecogidos de temor y sumisos, pues teníangran cariño a su hermana. Cuando hubieron terminado, y a pesar de lassúplicas del pequeño duque,místerOtis les ordenó a todos que se fueran aacostar, diciendo que no podía hacerse nada más aquella noche, y quetelegrafiaría por la mañana a Scotland Yard para que enviaran algunosdetectivesinmediatamente.

En el preciso momento en que salían del comedor empezaron a dar lasdoce campanadas de la medianoche en la torre del reloj, y cuando sonó laúltima campanada oyeron un crujido y un repentino grito agudo; un truenoterrible sacudió la casa, un arpegio demúsica no terrenal flotó a través delaire;salióvolandounpaneldeloaltodelaescaleraconunfuerteruido,yenel rellano,muypálidaymuyblanca, estabaVirginia, conuncofrecito en lamano.Enuninstantetodosseprecipitaronescalerasarribahastaella.MistressOtis laestrechóapasionadamenteensusbrazos,yelduquelaahogóabesosviolentos,y losgemelosejecutaronuna salvajedanzaguerreraalrededordelgrupo.

—¡Cielosanto!,niña,¿dóndehasestado?—dijomísterOtis,conbastanteenfado,pensandoqueleshabíaestadojugandounabromapesada—.Cecilyyohemosestadocabalgandopor toda lacomarcabuscándote,y tumadrehatenidounsustodemuerte.Nodebesvolveragastarnosestasbromaspesadasnuncamás.

—¡Exceptoal fantasma!, ¡exceptoal fantasma!—chillaron losgemelos,haciendocabriolas.

Page 171: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Querida mía, gracias a Dios que te hemos encontrado; nunca debesvolver a separarte demi lado—susurrómistressOtis,mientras besaba a laniña,temblorosa,yalisabaeloroenredadodesuscabellos.

—Papá—dijoVirginiacon todacalma—,heestadoconel fantasma.Hamuerto, y debéis venir a verle. Había sido perverso, pero estaba realmentecontrito por todo lo que había hecho, yme dio esta caja de hermosas joyasantesdemorir.

Todalafamilialamiróconmudoasombro,peroestabaenteramenteseriaygrave; y volviéndose les condujo a través de la abertura del zócalo por unestrecho pasadizo secreto, yendoWashington detrás con una vela encendidaquehabíacogidodelamesa.Finalmente,llegaronaunagranpuertaderobletachonada de clavos herrumbrosos. Cuando Virginia la tocó, giró sobre suspesados goznes, y se encontraron en una pequeña habitación enrejada.Incrustadaenelmurohabíaunaenormeargolladehierro,yencadenadoaellaestabaunflacoesqueleto,queyacíaextendidotodoa lo largoenelsuelodelosas, y parecía que intentaba coger con sus largos dedos descarnados uncuenco antiguo y un aguamanil que estaban colocados justo fuera de sualcance.Lajarraevidentementehabíaestadoenalgunaocasiónllenadeagua,yaqueestabacubiertapordentrodeverdín.Nohabíanadaenelcuencomásqueunmontóndepolvo.Virginiasearrodilló juntoalesqueletoy,plegandosuspequeñasmanos,empezóa rezarensilencio,mientrasel restodelgrupocontemplaba asombrado la terrible tragedia cuyo secreto ahora se lesdesvelaba.

— ¡Mirad!—exclamó de pronto uno de los gemelos, que había estadomirando por la ventana para intentar descubrir en qué ala de la casa estabasituada lahabitación—. ¡Mirad!, el viejo almendro secoha florecido.Puedoverlasfloresclaramentealaluzdelaluna.

—¡Dioslehaperdonado!—dijoVirginiagravemente,mientrassealzaba,yunahermosaluzparecíailuminarleelrostro.

—¡Quéángeleres!—exclamóeljovenduque,ylerodeóelcuelloconsusbrazosylabesó.

VII

Cuatrodíasdespuésdeestoscuriosos incidentes salióuncortejo fúnebredeCantervilleChasea lasoncede lanoche.Elcochefúnebre iba tiradoporochocaballos,cadaunodeloscualesllevabaalacabezaungranpenachodeondulantesplumasdeavestruz,yel féretrodeplomoestabacubiertoporunricopañodepúrpura,enelqueestababordadoenoroelescudodearmasdelosCanterville.Alosladosdelcochefúnebreydeloscarruajescaminabanloscriados con antorchas encendidas, y todo el cortejo era asombrosamente

Page 172: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

impresionante. Lord Canterville era el principal doliente, habiendo llegadoexpresamente de Gales para asistir al sepelio, e iba sentado en el primercarruajeconlapequeñaVirginia.LuegoveníaelministrodeEstadosUnidosysuesposa;después,Washingtonylostresmuchachos,yenelúltimocarruajeiba mistress Umney. Fue el sentimiento general que, ya que había sidoatemorizadaporelfantasmadurantemásdecincuentaañosdesuvida, teníaderecho a presenciar su final. Se había abierto una tumba profunda en unrincóndelcementerio,justamentedebajodelviejotejo,yelresponsofueleídodel modo más impresionante por el reverendo Augustus Dampier. Cuandoconcluyólaceremonia,lossirvientes,segúnunaviejacostumbreobservadaenlafamiliaCanterville,apagaronsusantorchas,ycuandobajabanelataúdalafosaseadelantóVirginiaydepositósobreélunagrancruzhechaconfloresdealmendroblancasyrosadas.Alhacerlo,saliólalunadedetrásdeunanubeeinundó con su plata silenciosa el pequeño camposanto, y en una arboledalejana rompió a cantar un ruiseñor.Ella pensó en la descripciónquehizo elfantasmadeljardíndelamuerteyselellenaronlosojosdelágrimas;apenasdijounapalabraduranteelrecorridodevueltaacasa.

Alamañanasiguiente,antesdequelordCantervillesefueraalaciudad,místerOtiscelebróunaentrevistaconélrespectoalasuntodelasjoyasqueelfantasma había dado a Virginia. Eran absolutamente magníficas,especialmenteciertocollarde rubíesconantiguoengasteveneciano,queerarealmenteunasoberbiamuestradeltrabajodelsigloXVI,ycuyovaloreratangrande que míster Otis sentía considerables escrúpulos en permitir que loaceptarasuhija.

—Milord —dijo el ministro—, sé que en este país se sostiene que elderechohereditariohadeaplicarsealaschucheríaslomismoquealatierra,yestá completamente claro para mí que estas joyas son, o debieran ser, unlegadodesufamilia.Deborogarle,conformeaello,queselaslleveaLondresy las considere simplementecomounapartede supropiedadque leha sidodevueltabajociertasextrañascircunstancias.Encuantoamihija,essólounaniña,ytodavíatiene,mealegradecir,muypocointerésentalesaccesoriosdelujovano.Hesido tambiénpuestoalcorrientepormistressOtis,que,puedodecir,esunaautoridadnopequeñaenarte—habiendotenidoelprivilegiodepasar varios inviernos en Boston cuando era muchacha—, que estas gemastienenungranvalormonetario,ysiseofrecieranalaventaalcanzaríanunaltoprecio.Bajo talescircunstancias, lordCanterville, estoysegurodequeustedreconocerá lo imposible que sería para mí permitir que se quedaran enposesióndealgúnmiembrodemifamilia;y,adecirverdad,todosestosvanosadornos vistosos y juguetes, pormuy adecuados o necesarios que sean a ladignidad de la aristocracia británica, estarán completamente fuera de lugarentre los que han sido educados en los severos, y yo creo que inmortales,principiosde la sencillez republicana.QuizádebieramencionarqueVirginia

Page 173: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

estámuydeseosadeque le permita usted retener la caja, en recuerdode sudesafortunado y extraviado antepasado. Como es extremadamente vieja y,consecuentemente, está en un estado lamentable, tal vez pueda juzgar ustedconveniente complacer su ruego. Por mi parte, confieso que estoy muysorprendido de encontrar a una hija mía expresando simpatía por cualquierformademedievalismo,ysólopuedeexplicarseporelhechodequeVirginianació en uno de los barrios residenciales de Londres poco después de quemistressOtisvolvieradeunviajeaAtenas.

LordCantervilleescuchócontodaseriedadeldiscursodeldignoministro,atusándose de vez en cuando el bigote canoso para ocultar una sonrisainvoluntariay,cuandohuboterminadomísterOtis,leestrechócordialmentelamanoydijo:

—Mi querido señor, su encantadora hijita prestó a mi desafortunadoantepasado,sirSimon,unserviciomuyimportante,ymifamiliayyohemoscontraído con ella una gran deuda por su admirable valor y presencia deánimo.Lasjoyas,claramente,sonsuyas,y,porDios,creoquesiyofueralobastante despiadado para quitárselas, el malvado y viejo individuo estaríafueradelatumbadentrodedossemanas,dándomeunavidaendemoniada.Yencuantoaqueseanunlegadofamiliar,nadaeslegadofamiliarsinoconstaen testamento o en algún documento legal, y la existencia de esas joyas hasido absolutamente desconocida. Le aseguro que no tengomayor derecho areclamarlasqueelquetienesumayordomo;ycuandomissVirginiaseamayorme atrevo a decir que estará encantada de tener cosas bonitas que ponerse.Además,olvidausted,místerOtis,quetomóelmobiliarioyelfantasmaenelvalor estimado, y cualquier cosa que perteneciera al fantasma pasóinmediatamenteasuposesión,puestoque,seacualsealaactividadquehayamostradosirSimondenocheenelcorredor,enloconcernientealaleyestabarealmentemuerto,yustedadquiriósupropiedadporcompra.

MísterOtisestuvomuydisgustadoporlanegativadelordCanterville,ylerogó que reconsiderara su decisión, pero el afable aristócrata se mantuvofirme,y finalmenteconvencióalministroparaquepermitieraquesuhija sequedara con el regalo que le había hecho el fantasma. Y cuando en laprimavera de 1890 fue presentada la jovenduquesa deCheshire en el salónprincipaldelareinaconocasióndesuboda,susjoyasfueroneltemauniversaldeadmiración.PuesVirginiarecibiólacoronaducal,queeslarecompensadetodas lasmuchachasamericanasbuenas,ysecasóconsuenamoradoapenasalcanzóéstelamayoríadeedad.

Eranlosdostanencantadoresyseamabantantoquetodoelmundoestabaencantadoconlaboda,aexcepcióndelaviejamarquesadeDumbleton,quehabía tratado de cazar al duque para una de sus siete hijas solteras, y habíadadonomenosde tres costososbanquetes con ese propósito, y, por extraño

Page 174: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

que parezca, del mismo míster Otis. A míster Otis le parecía muy bien elduque personalmente, pero teóricamente ponía objeciones a los títulos y,usando sus propias palabras, «nodejabade tener aprensióndeque entre lasinfluenciasenervantesdeunaaristocraciaamantedelplacer seolvidaran losprincipios de sencillez republicana». Sus objeciones, no obstante, fueroncompletamente rechazadas, y yo creoque cuandomarchaba a lo largode lanave central de la iglesia de St. George, en Hanover Square, con su hijaapoyadaensubrazo,nohabíaunhombremásorgullosoalolargoyaloanchodeInglaterra.

El duque y la duquesa, concluida su luna de miel, fueron a CantervilleChase,yaldía siguientede su llegadadieronunpaseopor la tardehastaelpequeño cementerio situado junto a los pinares. Había habido al principiomuchadificultadrespectoalainscripcióndelalosadesirSimon,peroporfinsehabíadecididograbarenellasimplementelasinicialesdelnombredelviejocaballeroyelversodelavidrieradelabiblioteca.Laduquesahabía llevadounasbellas rosas,queesparciósobre la tumbay,despuésdepermanecer losdosalgúntiempojuntoalatumba,seencaminaronalpresbiterioenruinasdelaviejaabadía.Allísesentóladuquesaenunpilarcaído,mientrassumaridoestabaechadoasuspies,fumandouncigarrilloymirandosushermososojos.Depronto,arrojóelcigarrillo,letomólamanoyledijo:

—Virginia,unaesposanodebieratenersecretosparasuesposo.

—¡QueridoCecil!Notengosecretosparati.

—Sílostienes—respondióélsonriendo—,nuncamehascontadoquéteocurriócuandoteencerrasteconelfantasma.

—Nuncaselohecontadoanadie,Cecil—dijoVirginiagravemente.

—Yalosé,peropodíasdecírmeloamí.

—Por favor, no me lo preguntes, Cecil; no puedo decírtelo. ¡Pobre sirSimon!Ledebomucho.Sí,noterías,Cecil,realmenteselodebo.Mehizoverloqueeslavidaycuáleselsignificadodelamuerte,yporquéelamoresmásfuertequelasdos.

Elduquesepusoenpieybesóasumujeramorosamente.

—Puedesmantenertusecretoentantoqueyoposeatucorazón—musitó.

—Siemprelohastenido,Cecil.

—Yselocontarásanuestroshijosalgúndía,¿noesasí?

Virginiaseruborizó.

Page 175: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

ELMILLONARIOMODELO

UNANOTADEADMIRACIÓN

Amenosquesesearico,nosirvedenadaserunapersonaencantadora.Loromántico es privilegio de los ricos, no profesión de los desempleados. Lospobres debieran ser prácticos y prosaicos. Vale más tener una rentapermanente que ser fascinante. Éstas son las grandes verdades de la vidamodernaqueHughieErskinenuncacomprendió.¡PobreHughie!

Intelectualmente,hemosdeadmitir,noeramuynotable.Nuncadijoensuvida una cosa brillante, ni siquiera una cosamal intencionada. Pero era, encambio,asombrosamentebienparecido,consupelocastañorizado,superfilbienrecortadoysusojosgrises.Eratanpopularentreloshombrescomoentrelasmujeres,yteníatodaslascualidades,menosladehacerdinero.SupadrelehabíalegadosuespadadecaballeríayunaHistoriadelaguerrapeninsular,enquince volúmenes. Hughie colgó aquélla sobre el espejo, puso ésta en unestanteentrelaGuíadeRuffylaRevistadeBailey,yvivióconlasdoscientaslibras al añoque le proporcionabauna anciana tía.Lohabía intentado todo.Había frecuentado la Bolsa durante seis meses; pero ¿qué iba a hacer unamariposaentretorosyosos?Habíasidocomerciantedetéalgomásdetiempo,pero pronto se había cansado del té chino negro fuerte y del negro ligero.Luego había intentado vender jerez seco; aquello no resultó; el jerez era talvez demasiado seco. Por último, se dedicó a no hacer nada, y a sersimplemente un joven encantador, inútil, de perfil perfecto y sin ningunaprofesión.

Para colmo de males, estaba enamorado. La muchacha que amaba eraLauraMerton, hija de un coronel retirado que había perdido el humor y ladigestiónenlaIndia,yquenohabíavueltoaencontrarnilounonilaotra.

Lauraleadoraba,yélhubierabesadoloscordonesdeloszapatosqueellacalzaba.Hacían lamásbonitapareja deLondres, yno teníanni unpeniqueentrelosdos.AlcoronelleparecíamuybienHughie,peronoqueríaoírhablardenoviazgo.

—Muchacho—solíadecirle—,venavermecuandotengasdiezmillibrastuyas,yveremos.YHughietomabaunaspectotaciturnoenesosdías,yteníaqueiraLauraenbuscadeconsuelo.

Unamañana,cuandosedirigíaaHollandPark,dondevivíanlosMerton,entróaveraungranamigosuyo,AlanTrevor.Trevorerapintor.Enverdad,pocagenteescapadeesohoydía;peroésteeraartista,además,ylosartistassonbastanteescasos.Comopersonaeraunindividuoextrañoyrudo,conunacarallenadepecasyunabarbarojadescuidada.Sinembargo,cuandocogíael

Page 176: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

pinceleraunverdaderomaestro,ysuscuadroseranmuysolicitados.Hughiele había interesado mucho; en un principio, hay que reconocer, a causaenteramentedesuencantopersonal.

—Un pintor—solía decir— debiera conocer únicamente a las personasquesontontasyhermosas,alaspersonasquesonunplacerartísticocuandoselas mira y un reposo intelectual cuando se habla con ellas. Los hombreselegantes y las mujeres amadas gobiernan al mundo, al menos debierangobernarlo.

Noobstante,cuandohuboconocidomejoraHughie,legustóotrotantoporsuradianteoptimismoysugenerosanaturalezaatolondrada,y ledioentradalibreensuestudio.

CuandollegóHughieaqueldíaencontróaTrevordandolosúltimostoquesaunmagníficoretratodeunmendigoentamañonatural.Elmendigomismoestabaposandoenpie,subidoaunestrado,enunángulodelestudio.Eraunviejoseco,conunacarasemejanteaunpergaminoarrugadoyunaexpresiónsumamente lastimera.De loshombros lecolgabauna toscacapaparda, todadesgarradayharapienta;susgruesasbotasestabanremendadasyconparches,y con unamano se apoyaba en un áspero bastón, mientras que con la otrasosteníasumaltrechosombrero,pidiendolimosna.

—¡Quémodelotanasombroso!—susurróHughiealestrecharlamanoasuamigo.

—¿Unmodelo asombroso?—gritóTrevor a plena voz—, ¡eso creoyo!Noseencuentrantodoslosdíasmendigoscomoél.Unetrouvaille,moncher;¡un Velázquez en carne y hueso! ¡Rayos!, ¡qué aguafuerte hubiera hechoRembrandtconél!

— ¡Pobre viejo! —dijo Hughie—, ¡qué aspecto tan triste tiene! Perosupongoqueparavosotros,lospintores,sucaravaleunafortuna.

—Ciertamente —replicó Trevor—, no querrás que un mendigo parezcafeliz,¿verdad?

— ¿Cuánto cobra un modelo por posar? —preguntó Hughie, mientrasencontrabacómodoasientoenundiván.

Unchelínporhora.

—¿Ycuántocobrastúporelcuadro,Alan?

—¡Oh,poréstecobrodosmil!

—¿Libras?

—Guineas. Los pintores, los poetas y losmédicos siempre cobramos enguineas.

Page 177: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Bueno, yo creo que el modelo debiera llevar un tanto por ciento —exclamóHughieriendo—;trabaja,tantocomovosotros.

—¡Tonterías,tonterías!;¡mira,aunquesólosealamolestiadeextenderlapintura,yelestardepietodoelsantodíadelantedelcaballete!Paratiesmuyfácilhablar,Hughie,peroteaseguroquehaymomentosenqueelartealcanzacasi la dignidad del trabajo manual. Pero no debes charlar; estoy muyocupado.Fúmateuncigarrilloyestatecallado.

AlcabodeunratoentróelsirvienteydijoaTrevorqueelhombrequelehacíalosmarcosqueríahablarconél.

—No te vayas corriendo,Hughie—dijo al salir—;volveré dentro de unmomento.

El viejo mendigo aprovechó la ausencia de Trevor para descansar unosinstantes en un banco de madera que había detrás de él. Parecía tandesamparado y tan desdichado que Hughie no pudo por menos decompadecersedeél,ysepalpólosbolsillosparaverquédinerotenía.Todoloquepudoencontrarfueunalibradeoroyalgunasmonedasdecobre.

«¡Pobreviejo!—pensóensuinterior—,lonecesitamásqueyo;peroestosuponequenopodrétomarunsimónendossemanas».

Ycruzóelestudioydeslizólamonedadeoroenlamanodelmendigo.

El viejo se sobresaltó, y una débil sonrisa revoloteó en sus labiosmarchitos.

—Gracias,señor—dijo—,gracias.

EntoncesllegóTrevor,yHughiesemarchó,sonrojándoseunpocopor loquehabíahecho.PasóeldíaconLaura, recibióunaencantadora reprimendaporsuextravagancia,ytuvoquevolveracasaandando.

AquellanocheentróenelPaletteClubhacialasonce,yencontróaTrevorsentado solo en el salón de fumadores bebiendo vino del Rin con agua deseltz.

—Bien, Alan, ¿terminaste el cuadro? —dijo, mientras encendía sucigarrillo.

—Está terminado y enmarcado, muchacho —contestó Trevor—; y apropósito, has hecho una conquista. El viejo modelo que viste te tieneverdadera devoción. He tenido que contarle todo acerca de ti: quién eres,dóndevives,dequéingresosdispones,quéperspectivasdefuturotienes…

—Querido Alan —exclamó Hughie—, probablemente le encontraréesperándomecuandovayaacasa.Pero,naturalmente,estássólobromeando.¡Pobreviejodesgraciado!Desearíahaceralgoporél;creoqueesterribleque

Page 178: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

haya alguien tan desdichado. Tengomontones de ropa vieja en casa; ¿creesque le interesaría algo de ella? ¡Como sus harapos se le estaban cayendo apedazos!

—Pero tiene un aspecto espléndido con ellos —dijo Trevor—. No lepintaríaconlevitapornadadelmundo.Loquetúllamasharapos,yolollamoatuendo romántico; lo que a ti te parece pobreza, a mí me parece aspectopintoresco.Sinembargo,lehablarédetuofrecimiento.

—Alan—dijoHughiegravemente—,vosotros lospintoressoisgentesincorazón.

—El corazón de un artista es su cabeza—replicó Trevor—; y, además,nuestra tarea es comprender el mundo como lo vemos, no reformarlo deacuerdoconelconocimientoquetenemosdeél.Achacunsonmétier.Yahora,dime,cómoestáLaura.Elviejomodeloseinteresómuchoporella.

—¿Noquerrásdecirquelehablastedeella?—dijoHughie.

—Desdeluegoquesí.Élsabetodorespectoalinexorablecoronel,labellaLauraylasdiezmillibras.

— ¿Contaste al viejo mendigo todos mis asuntos privados? —exclamóHughie,enrojeciendoyenfadándosemucho.

—Mi queridomuchacho—dijo Trevor, sonriendo—, ese viejomendigo,comotúlellamas,esunodeloshombresmásricosdeEuropa.PodríacomprarmañanatodoLondressindejaraldescubiertosuscuentascorrientes.Tieneunacasa en todas las capitales; come en vajilla de oro, y cuando quiera puedeimpedirqueRusiaentreenunaguerra.

—¿Quédemoniosquieresdecir?—exclamóHughie.

—Loquedigo—respondióTrevor—.Elviejoquevistehoyenelestudioera el barónHausberg.Es un gran amigomío; compra todosmis cuadros ytodasesascosas,yhaceunmesmeencargóquelepintarademendigo.Quevoulezvous?Lafantaisied’unmillionnaire!Yhedereconocerquehacíaunamagníficafiguraconsusharapos,oquizádebieradecirconlosmíos,puesesunaropaviejaqueconseguíenEspaña.

—¡ElbarónHausberg!—exclamóHughie—.¡Cielosanto!¡Yyolediunalibra!

Ysedesplomóenunsillón,pareciendolaimagendelaconsternación.

—¿Queledisteunalibra?—gritóTrevor, lanzandounacarcajada—.Miquerido muchacho, nunca volverás a verla. Son affaire c’est l’argent desautres.

—Creo que bien podías habérmelo dicho, Alan —dijo Hughie

Page 179: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

malhumorado—,ynohabermedejadoquehicieraelridículo.

—Bueno, para empezar, Hughie —dijo Trevor—, nunca se me hubieraocurridoquefuerasporahírepartiendolimosnasdeesemodotanatolondrado.Puedo entender que des un beso a una modelo guapa, pero que des unamonedadeoroaunmodelofeo,¡porJúpiter,no!Además,elhechoesqueenrealidadyonoestabaencasaparanadie,ycuandoentrastetúyonosabíasiaHausberg le gustaría que semencionara su nombre.Ya sabes que no estabavestidodeetiqueta.

—¡Quéimbécildebecreerquesoy!—dijoHughie.

—Nadadeeso.Estabadelmejorhumordespuésdequetefuiste;nohacíamásquereírseentredientesyfrotarselasviejasmanosrugosas.Yonopodíaexplicarmeporquéestabataninteresadoensabertodoloreferenteati,peroahoraloveotodoclaro.Invertirátulibraporti,Hughie,tepagarálosinteresescada seis meses, y tendrá una historia estupenda para contar después de lacena.

—Soy un pobre diablo sin suerte—refunfuñó Hughie—. Lo mejor quepuedohaceresirmealacama,ytú,queridoAlan,nodebesdecírseloanadie;nomeatreveríaadejarquemevieranlacaraenelRow.

—¡Tonterías!Estohacehonoratualtareputacióndeespíritufilantrópico,Hughie.Yno tevayascorriendo.Fúmateotrocigarrillo,ypuedeshablardeLauratantocomoquieras.

Sinembargo,Hughienoquisoquedarseallí;sefueacasa,sintiéndosemuydesgraciadoydejandoaTrevorconunataquederisa.

A lamañana siguiente, cuando estaba desayunando, el sirviente le llevóunatarjetaenlaqueestabaescrito:«MonsieurGustaveNaudin,delapartdeM.lebaronHausberg».

—Supongoquehabrávenidoapedirquemedisculpe—sedijoHughie.

Yordenóalcriadoquehicierapasaralvisitante.

Entróenlahabitaciónunseñorancianocongafasdeoroypelocanoso,ydijoconunligeroacentofrancés:

—¿TengoelhonordehablarconmonsieurErskine?

Hughieasintióconlacabeza.

—VengodepartedelbarónHausberg—continuó—.Elbarón…

—Le ruego, señor, que le ofrezcamismás sinceras excusas—balbuceóHughie.

—Elbarón—dijo el anciano conuna sonrisa—meha encargadoque le

Page 180: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

traigaestacarta.

Y le tendió un sobre lacrado, en el que estaba escrito lo siguiente: «UnregalodebodaparaHughErskineyLauraMerton,deunviejomendigo».Ydentrohabíaunchequepordiezmillibras.

Cuando se casaron,AlanTrevor fue el padrino, y el barónpronuncióundiscursoeneldesayunodebodas.

—Losmodelosmillonarios—observóAlan—sonbastanteraros,pero¡porJúpiter!,losmillonariosmodelosonmásrarostodavía.

ELRETRATODEMISTERW.H.

I

Había estado yo cenando con Erskine en su pequeña y bonita casa deBirdcageWalk,yestábamossentadosenlabibliotecasaboreandonuestrocaféynuestroscigarrillos,cuandosalióarelucircasualmenteenlaconversaciónlacuestióndelasfalsificacionesliterarias.Norecuerdoahoracómofuimosadarconesetematancurioso,cómosurgióenaquelentonces,peroséquetuvimosunalargadiscusiónsobreMacPherson,IrelandyChatterton,yquerespectoalúltimo yo insistía en que las supuestas falsificaciones eran meramente elresultado de un deseo artístico de una representación perfecta; que noteníamosningúnderechoaquerellarnosconningúnartistaporlascondicionesbajolascualeseligepresentarsuobrayquesiendoelartehastaciertopuntounmododeactuación,unintentodepoderrealizarlapropiapersonalidadenunplano imaginario, fueradelalcancede losaccidentesy limitacionesde lavida real con todas sus trabas, censuraraunartistaporuna falsificacióneraconfundirunproblemaéticoconunoestético.

Erskine,queeramuchomayorqueyo,yhabíaestadoescuchándomeconladeferenciadivertidadeunhombredecuarentaaños,mepusodeprontolamanoenelhombroymedijo:

—¿Quédiríasdeunjovenquetuvieraunateoríaextrañasobreciertaobrade arte, que creyera en su teoría y cometiera una falsificación a fin dedemostrarla?

—¡Ah!,esoesunasuntocompletamentediferente—contesté.

Erskinepermanecióensilenciounosinstantes,mirandolastenuesvolutasgrisesdehumoqueascendíandesucigarrillo.

—Sí—dijo,despuésdeunapausa—,completamentediferente.

Page 181: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Había algo en su tono de voz, un ligero toque de amargura quizá, queexcitómicuriosidad.

— ¿Has conocido alguna vez a alguien que hubiera hecho eso? —lepregunté.

—Sí—respondió,arrojandosucigarrilloal fuego—,ungranamigomío,CyrilGraham.Era absolutamente fascinante, ymuy necio ymuy cruel. Sinembargo,medejóelúnicolegadoqueherecibidoenmivida.

—¿Quéera?—exclamé.

Erskineselevantódesuasiento,yyendoaunaltoarmariodetaraceaqueestaba entre las dos ventanas, lo abrió, y volvió adonde yo estaba sentado,sosteniendo en lamano una pequeña pintura en tabla,montada en un viejomarcoisabelinobastantedeslustrado.

EraunretratodecuerpoenterodeunjovenvestidoconuntrajedefinalesdelsigloXVI,enpiejuntoaunamesa,conlamanoderechadescansandoenun libro abierto. Parecía de unos diecisiete años y era de una bellezaabsolutamente extraordinaria, aunque evidentemente algo afeminada. Enverdad,denohaber sidopor la ropayporelcabello,cortadomuycorto, sehubiera dicho que aquel rostro, con sus melancólicos ojos soñadores y susdelicados labios escarlata, era el rostro de una muchacha. En el estilo, yespecialmenteeneltratamientodelasmanos,elretratorecordabaunadelasobras tardías de François Clouet. El jubón de terciopelo negro, con susadornosfantásticamentedorados,yelfondoazulpavorealquelerealzabatangratamenteyleprestabaunvalorcromáticotanluminoso,erancompletamentedel estilo de Clouet; y las dos máscaras de la tragedia y de la comedia,colgadas bastante ceremoniosamente en el pedestal de mármol, tenían esetoquedeinflexibleseveridad—tandiferentedelagracialigeradelositalianos— que ni siquiera en la corte de Francia perdió nunca el gran maestroflamenco, y que en sí misma ha sido siempre una característica deltemperamentonórdico.

—¡Esencantador!—exclamé—.¿Peroquiénesestejovensorprendente,cuyabellezahapreservadoparanosotrostanfelizmenteelarte?

—EselretratodemísterW.H.—dijoErskineconunatristesonrisa.

Puedequefueraunefectocasualdelaluz,peromeparecióquelebrillabanlosojosdelágrimas.

—¡MísterW.H.!—exclamé—;¿yquiéneramísterW.H.?

—¿Noteacuerdas?—contestó—;mirael librosobreelquedescansasumano.

—Veoquehayalgoescritoenél,peronopuedodescifrarlo—repliqué.

Page 182: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Toma esta lupa e inténtalo—dijoErskine, con lamisma sonrisa tristejugueteándoletodavíaentornoasuboca.

Cogí la lupa y, acercando un poco la lámpara, empecé a deletrear laapretadaescrituradelsigloXVI:«Alúnicoprogenitordelossonetosqueaquísepublican».

—¡Cielosanto!—exclamé—,¿esésteelmísterW.H.deShakespeare?

—EsoesloquesolíadecirCyrilGraham—musitóErskine.

—PeronosepareceennadaalordPembroke—respondíyo—.Conozcomuy bien los retratos de Penshurst. Me alojé muy cerca de allí hace unassemanas.

—¿CreesdeverdadquelosSonetosestándirigidosalordPembroke?—preguntó.

—Estoy seguro de ello—repliqué—. Pembroke, Shakespeare ymistressMary Fitton son los tres personajes de los Sonetos; no cabe duda algunarespectoaeso.

—Bien,yoestoydeacuerdocontigo—dijoErskine—,peronosiemprehepensadoasí.Hubountiempoenquecreía,bueno,supongoquecreía,enCyrilGrahamyensuteoría.

—¿Yquéteoríaesesa?—pregunté,mirandoeladmirableretrato,queyahabíacomenzadoaejercerunaextrañafascinaciónsobremí.

—Esunalargahistoria—dijoErskine,quitándomeelretratoconbastantebrusquedad,penséentonces—;unahistoriamuylarga;perositienesinterésenoírlatelacontaré.

—MeencantanlasteoríassobrelosSonetosdeShakespeare—exclamé—;peronocreoprobablequevayaaaceptarningunaideanuevasobreellos.Elasuntohadejadodeserunmisterioparanadie.Ciertamente,mepreguntosihasidounmisterioalgunavez.

—Comoyonocreoenlateoría,noesprobablequeteconviertaaella—dijoErskine,riendo—;peropuedequeteinterese.

—Cuéntamelo,desdeluego—respondí—.Contaldequesealamitaddedeliciosaqueelcuadromedarépormásquesatisfecho.

—Pues bien—dijo Erskine, encendiendo un cigarrillo—, debo empezarporhablartedelpropioCyrilGraham:«ÉlyyovivíamosenelmismoedificioenEton.Yoeraunañoodosmayorqueél,peroéramosgrandesamigos,yjuntos hacíamos todo el trabajo y juntos jugábamos. Había, por supuesto,muchomásjuegoquetrabajo,peronopuedodecirquelolamente;siempreesuna ventaja no haber recibido una sólida educación comercial, y lo que yo

Page 183: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

aprendíenloscamposdedeportedeEtonmehasidotanútilcomoloquemeenseñaronenCambridge.HededecirtequehabíanmuertolospadresdeCyril,losdos;sehabíanahogadoenunterribleaccidentedeyatefrentealascostasde la isla deWight. Su padre había pertenecido al cuerpo diplomático, y sehabía casado con una hija —la única hija, en realidad— del anciano lordCrediton,queseconvirtióentutordeCyrilalamuertedesuspadres.Nocreoque lord Crediton se preocupara mucho de Cyril. Realmente, nunca habíaperdonadoasuhijaquesecasaraconunhombresintítulonobiliario.Éleraunviejo aristócrata extraordinario, que juraba como un vendedor ambulante yteníalosmodalesdeungranjero.RecuerdohaberlevistoundíadeaperturadelParlamento. Me gruñó, me dio una libra de oro y me dijo que no meconvirtieraenun“condenadoradical”comomipadre.Cyrilleteníamuypococariño, y se alegrabamucho de pasar lamayor parte de sus vacaciones connosotrosenEscocia.Enverdad,nuncasellevaronbien:Cyrilpensabaquesuabueloeraunoso,yélcreíaqueCyrileraafeminado.

Era afeminado, supongo yo, en algunos aspectos, aunque eramuy buenjinete y magnífico en esgrima; de hecho, consiguió en esto los primerospremios antesdedejarEton.Pero tenía ademanesmuy lánguidos, estabanopocoorgullosodeserbienparecidoyponíafuertesobjecionesalfútbol.Lasdos cosas que le daban verdadero placer eran la poesía y el actuar enrepresentacionesteatrales.EnEtonsiempreestabandisfrazándoseyrecitandoaShakespeare,ycuandofuimosaTrinity,enlaUniversidaddeCambridge,sehizo miembro del grupo de teatro en el primer trimestre. Recuerdo que yoestaba siempre muy celoso de sus representaciones. Le tenía una devociónabsurda;supongoquepor lodiferentesqueéramosenalgunascosas.Yoeraun muchacho desmañado y enclenque, de pies enormes y horriblementepecoso.Laspecassepropaganenlasfamiliasescocesaslomismoquelagotaen las familias inglesas;Cyril solía decir que entre las dos prefería la gota;pero es que siempre otorgaba un valor absurdamente alto a la aparienciapersonal,yunavezleyóunacomunicaciónennuestrocírculoderetóricaparademostrarqueeramejorserhermosoqueserbueno.Ciertamente,élteníaunabelleza admirable. La gente a quien no le gustaba, personas hipócritas ytutoresdelaUniversidad,ylosjóvenesquesepreparabanparaclérigos,solíandecir que erameramenteguapo; perohabíamuchomás en su rostroqueunmero atractivo. Creo que era la criaturamás espléndida que he visto enmivida,ynadapodríasobrepasarlagraciadesusmovimientos,elencantodesusmodales. Fascinaba a todo el mundo a quien valía la pena fascinar, y amuchísimosquenolavalía.Frecuentementeeravoluntariosoypetulante,yyosolía pensar que era terriblemente poco sincero. Creo que se debíaprincipalmenteasudesmesuradodeseodeagradar.¡PobreCyril!Ledijeunavezquesecontentabacontriunfosdepocamonta,peroloúnicoquehizofuereírse. Estaba horriblemente consentido. Toda la gente encantadora, me

Page 184: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

imagino,estáconsentida;éseeselsecretodesuatractivo.

PerohedehablartedelaclasedeactuacionesteatralesdeCyril.Yasabesque no se permite en las agrupaciones teatrales de accionados que actúenactrices;almenosnosepermitíaenmis tiempos,nosé loqueocurreahora.Puesbien,desdeluegoCyrilsiemprefigurabaenlospapelesdemuchachas,ycuando se representó Como gustéis hizo el papel de Rosalinda. Fue unamaravillosainterpretación.Dehecho,CyrilGrahamhasidolaúnicaRosalindaperfecta que he visto en mi vida. Sería imposible describirte la belleza, ladelicadeza, el refinamiento de toda la actuación. Causó una sensacióninmensa,yel teatrillohorrible,comoeraentonces, seabarrotabacada tarde.Incluso ahora, cuando leo la obra no puedo pormenos de pensar en Cyril.Podía haber sido escrita para él. Al trimestre siguiente se graduó y vino aLondres a estudiar para entrar en el cuerpo diplomático. Pero nunca trabajónada;sepasabaeldíaleyendolosSonetos,deShakespeare,ylastardesenelteatro.Estaba,porsupuesto,locoporsubiralescenario,perolordCreditonyyohicimostodoloquepudimosparaimpedírselo.Acasosihubierasidoactorestaríavivoahora.Siempreesneciodarconsejos,perodarunbuenconsejoesabsolutamentefatal.Esperoquenocaigastúnuncaeneseerror;silohaces,lolamentarás.

Bueno, para ir al grano de la historia, un día recibí una carta de Cyril,pidiéndome que fuera a verle a su apartamento aquella tarde. Tenía unapartamentomuy bonito en Piccadilly, con vistas aGreen Park, y como yosolíairaverletodoslosdíasmesorprendióbastantequesetomaralamolestiadeescribirme.Fui,desdeluego,ycuandolleguéleencontréenunestadodegranexcitación.MedijoquealfinhabíadescubiertoelverdaderosecretodelosSonetos,deShakespeare;quetodosloseruditosycríticoshabíanestadoenunadirecciónenteramenteequivocada,yqueéleraelprimeroque,trabajandopuramenteporevidenciainterna,habíaaveriguadoquiénerarealmentemísterW.H.Estabacompletamentelocodeplacer,yduranteunlargoratonoquisodecirme su teoría. Por fin, sacó un montón de notas, cogió su libro de losSonetosdeencimadelarepisade lachimenea,sesentó,ymediounalargaconferenciasobretodoeltema.

EmpezóseñalandoqueeljovenaquienShakespearedirigióestospoemasextrañamente apasionados debió haber sigo alguien que fuera realmente unfactorvitaleneldesarrollodesuartedramático,yqueestonopodíadecirsenide lord Pembroke ni de lord Southampton.A decir verdad, quienquiera quefueranopodíahabersidonadiedealtacuna,comosemuestraclaramenteenelsonetoXXV,enelqueShakespeareseponeasímismoencontrasteconlosqueson“favoritosdelosgrandespríncipes”;diceenélconfranqueza:

Aquellosquesuestrellafavorece

Page 185: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

alardeendetítulosyhonores,

queyo,aquienvedaelsinotriunfotal,

nobusquéelgozoenloquemáshonré;

yterminaelsonetocongratulándoseporlacondiciónhumildedelquetantoadoraba:

Felizpuesyo,queaméysoyamado

dopuedonomudarnisermudado.

Este soneto, declaró Cyril, sería completamente ininteligible si nosimagináramos que estuviera dirigido al conde de Pembroke o al deSouthampton,queeran,losdos,hombresdelamásaltaposiciónenInglaterray con títulos suficientes para que se les llamara “grandes príncipes”. YcorroborandosupuntodevistameleyólossonetosCXXIVyCXXV,enlosqueShakespearenosdicequesuamornoes“hijodelestado”,que“nosufreenpomparisueña”,sinoquefue“formadolejosdeaccidente”.

Yo escuchaba conmucho interés, pues no creo que se hubiera sostenidoese punto de vista antes; pero lo que siguió era todavíamás curioso, ymeparecióentoncesquedescartabaenteramenteaPembroke.SabemosporMeresquelosSonetossehabíanescritoantesde1598,yelsonetoCIVnosinformaque la amistaddeShakespearepormísterW.H.hacía tres añosqueexistía.Ahorabien, lordPembroke,quenacióen1580,novinoaLondreshastaquenoteníadieciochoaños,esdecir,hasta1598,ylarelacióndeShakespeareconmísterW.H.debíahabercomenzadoen1594,ocomomuytardeen1595.Deacuerdo con esto, Shakespeare no pudo conocer a lord Pembroke hastadespuésdehaberescritolosSonetos.

Cyril señaló también que el padre de Pembroke no murió hasta 1601;mientrasqueporelverso,

Tuvisteunpadre,dígalotuhijo,

eraevidentequeelpadredemísterW.H.novivíaen1598.Además,eraabsurdoimaginarquecualquiereditordelaépoca—yelprefacioesdemanodel editor— se hubiera aventurado a dirigirse aWilliam Herbert, conde dePembroke,comomísterW.H.;nosiendoelcasodelordBuskhurst,dequiensehablabacomodemísterSackville,uncasorealmenteparalelo,yaquelordBuckhurstnoerapardelreino,sinomeramenteelhijomenordeunpar,conuntítulodecortesía,yelpasajedelParnasodeInglaterraenqueapareceasí,noesunadedicatoriaprotocolariaymajestuosa,sinosimplementeunaalusióncasual. Todo eso en lo referente a lord Pembroke, del que Cyril demoliófácilmente las supuestas pretensiones, mientras yo seguía sentado lleno deasombro. Con lord Southampton, Cyril tuvo menos dificultades aún.

Page 186: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Southampton fue desdemuy joven amante de ElizabethVernon, así que nonecesitaba invitaciones al matrimonio; no era agraciado, ni se parecía a sumadre,comoeraelcasodemísterW.H.:

Eresespejodetumadre,enti

recobraelladehermosoabrilsuflor;

y,sobre todo,sunombredepilaeraHenry,mientrasque lossonetosconjuegosdepalabras(CXXXVyCXLIII)muestranqueelnombredelamigodeShakespeareeraelmismoqueelsuyopropio—Will.

Encuantoalasotrassugerenciasdecomentaristasdesafortunados,dequemísterW.H.esunaerrataydebierahaberseescritomísterW.S.,significandomísterWilliamShakespeare;odeque“místerW.H.all”debieraleerse“místerW.H.Hall”;oquemísterW.H.esmísterWilliamHathaway,yquedebieraponerseunpuntodespuésde“desea”,haciendodemísterW.H.elescritorynoelsujetodeladedicatoria,Cyrillodescartótodoenbrevetiempo;ynovalela pena mencionar ahora sus razones, aunque recuerdo que me hizo reír acarcajadasalleerme,mealegradecirquenoeneloriginal,algunosextractosdeuncomentaristaalemánllamadoBarnstorff,que insistíaenquemísterW.H. era nada menos que Shakespeare en persona —“míster WilliamHimself”—. Ni quiso admitir por un solo momento que los Sonetos seanmerassátirasdelaobradeDraytonydeJohnDaviesdeHereford.Paraél,adecir verdad, lo mismo que para mí, eran poemas de significado serio ytrágico, forjados con la amargura del corazón de Shakespeare y endulzadosconlamieldesuslabios.Aúnmenosquisoadmitirélquefueranmeramenteunaalegoríafilosófica,yqueenellossedirijaShakespeareasuegoideal,alavirilidadideal,oalespíritudelabelleza,oalarazón,oallogosdivino,oalaIglesiacatólica.Él sentía,comoverdaderamentecreoyoquedebemossentirtodos, que los Sonetos están dirigidos a un individuo, a un joven particularcuya personalidad parece haber llenado, por alguna razón, el alma deShakespearedealegríaterribleydenomenosterribledesesperación.

Habiendoallanadoelcaminodeestemodo,mepidióCyrilquedesecharademimentecualquierideapreconcebidaquepudierahabermeformadosobreeltema,yqueprestaraoído,conhonestidadysinprejuicios,asupropiateoría.El problema que señalaba era el siguiente: ¿Quién era ese jovencontemporáneodeShakespeareaquien,sinserdenoblecunaynisiquieradenoblenaturaleza, sedirigía en términosde adoración tan apasionadaquenopodemospormenosdeasombrarnosdelextrañoculto,ycasitememosdarlavueltaalallavequeabreelmisteriodelcorazóndelpoeta?¿Quiéneraaquelcuyabellezafísicaeratalqueseconvirtióenlamismapiedraangulardelartede Shakespeare, la fuente misma de la inspiración de Shakespeare, laencarnaciónmismadelossueñosdeShakespeare?Considerarlesimplemente

Page 187: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

el objeto de ciertos versos amorosos es perder todo el significado de lospoemas,pueselartedequehablaShakespeareenlosSonetosnoeselartedelosSonetosensí,queeranciertamenteparaélsólocosasligerasysecretas;esel arte del dramaturgo al que hace siempre alusión. Y aquel a quien dijoShakespeare:

Miartetodoerestú,ytúpromueves

miignoranciaalaalturadelsaber;

aquienprometiólainmortalidad

Dondeelalientoesmásenbocahumana,

con seguridadno eraotroque elmuchachopara el que creó aViolay aImogen,aJulietayaRosalinda,aPortiayaDesdémonayaCleopatramisma.Ésta era la teoría de Cyril Graham, deducida, como ves, puramente de losSonetos,ydependiendoparasuaceptaciónnotantodelapruebademostrableoevidenciaformal,comodeunaespeciedesentidoespiritualyartístico,porel cual sólo, pretendía él, podría discernirse el verdadero significado de lospoemas.Recuerdoquemeleyóestehermososoneto:

¿Cómopuedeamimusafaltartema

mientrasalientestú,dandoamiverso

tudulcerazonar,talexcelente

queimitarnohaningúnvulgarpapel?

¡Oh!dateatilasgraciassialgoenmí

dignalecturaesfrenteatuvista;

¿puesquiéntantorpequeescribirnopueda

cuandotúmismodasainventoluz?

Sétúlamusadiez,diezvecesmás

quelasnuevequeinvocanlospoetas;

yaquelqueatiteinvocacrearpueda

ritmoseternosqueperdurensiempre

Y señaló hasta qué punto estos versos corroboraban completamente suteoría.Enverdad,recorriótodoslosSonetoscuidadosamente,ymostró,oseimaginó que mostraba, que, de acuerdo con su nueva explicación de susignificado,cosasquehabíanparecidooscuras,operversas,oexageradas,sevolvían claras y racionales, y de alta significación artística, e ilustraban elconceptodeShakespearedelasverdaderasrelacionesentreelartedelactory

Page 188: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

elartedeldramaturgo.

Desde luego, es evidente que debió existir en la compañía teatral deShakespeare algún admirable actor adolescente de gran belleza, a quienconfiabalapresentacióndesusprotagonistasfemeninas,puesShakespeareeraunproductorteatralpráctico,ademásdeunpoetaimaginativo,yCyrilGrahamhabíadescubiertorealmenteelnombredelmuchachoactor.EraWillo,comopreferíallamarle,WillieHughes.ElnombredepilaloencontródesdeluegoenlossonetosCXXXVyCXLIII,consusjuegosdepalabras;elapellidoestabaoculto,segúnél,eneloctavoversodelsonetoXX,enquesedescribeamísterW.H.como,

Unhombreenforma,yenlasuyatodas.

En la edición original de los Sonetos, “Hews” (formas, homófono deHughes—y,ambosnombres,homófonosde“hues”,“matices”,“bellezas”—),está impresoconmayúsculayencursiva,yesto,alegabaGraham,mostrabaclaramentequesetratabadeunjuegodepalabras;ycorroborabafirmementeesta hipótesis con aquellos sonetos en que se hacen curiosos juegos depalabrascon“uso”y“usura”.

Desdeluego,amímeconvencióinmediatamente,yWillieHughesllegóaserparamíunapersonatanrealcomoShakespeare.LaúnicaobjeciónqueyopusealateoríafuequenoseencuentraelnombredeWillieHughesenlalistade actores de la compañía de Shakespeare, impresa en la primera edicióninfolio. Cyril, no obstante, señaló que la ausencia del nombre de WillieHughesdeestalistacorroborabaenrealidadlateoría,yaqueeraevidenteporel soneto LXXXVI queWillie Hughes había abandonado la compañía paraactuarenunteatrorival,probablementeenalgunadelasobrasdeChapman.Aludiendo sin duda a esto, le dijo Shakespeare aWillieHughes en su gransonetoaChapman:

Mascuandocompletóturostroelverso

mefaltóeltema,elmíotornódébil.

Refiriéndoseobviamentelaexpresión“cuandocompletóturostroelverso”a la belleza del joven actor que daba vida y realidad, y encanto añadido, alversodeChapman.UnaideaqueserepitetambiénenelsonetoLXXIX:

Mientrasclaméyosoloportuayuda

miversosólotuvotusencantos,

ahoramiritmográcilyadeclina

yaotramimusaenfermacedeelpuesto.

Yasimismoenelsonetoqueprecedeaéste:

Page 189: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

…todaplumaajenamiusotiene

yatuamparodispersasupoesía

El juego de palabras (uso, “use”, parófono de Hughes) es desde luegoobvio, lo mismo que la frase “y a tu amparo dispersa su poesía”, con elsignificadode“contuayudacomoactorofrecenalpúblicosusobras”.

Fueunaveladamaravillosayseguimosallísentadoshastacasilahoradelalba,leyendoyreleyendolosSonetos.Despuésdealgúntiempo,sinembargo,empecéaverqueantesdequepudierapresentarsealmundolateoríaenformarealmente perfeccionada era necesario conseguir alguna evidenciaindependiente sobre la existencia de ese joven actor,WillieHughes. Si éstapudieraestablecerse,nohabríadudaposiblesobresuidentificaciónconmísterW.H.;pero,deotromodo,sevendríaabajo la teoría.Seloexpusecontodafirmeza a Cyril, a quien molestó en gran medida lo que él llamó el tonoprosaicodemimente,yenverdadsemostróbastantehirienteconelasunto.No obstante, le hice prometer que por su propio bien no publicaría sudescubrimientohastaquenohubierapuestotodalacuestiónfueradecualquierduda; y durante semanas y semanas investigamos en los registros de lasiglesias de la City los manuscritos Alleyn, de Dulwich, los archivos delRegistro, los documentos de lord Chamberlain; de hecho, todo lo quepensábamos que pudiera contener alguna alusión a Willie Hughes. Nodescubrimos nada, desde luego, y cada díame parecíamás problemática laexistencia deWillieHughes. Cyril estaba en un estado de ánimo terrible, ysolíainsistirentodalacuestióndíatrasdía,suplicándomequelocreyera;peroyoveía el fallode la teoría,ymenegabaadejarmeconvencerhastaque sehubierapuestomásalládetodadudaotodacríticalaexistenciarealdeWillieHughes.

Un día, Cyril se fue de la ciudad para reunirse con su abuelo, pensé yoentonces, pero luego supe por lord Crediton que no fue ése el caso; yaproximadamentequincedíasdespuésrecibíuntelegramasuyo,expedidoenWarwick,enelquemepedíaquefueraacenarconélsinfaltaaquellatardealasocho.

Cuandolleguémedijo:

—ElúnicoapóstolquenosemerecíaunapruebaerasantoTomás,ysantoTomásfueelúnicoapóstolquelatuvo.

Le pregunté a qué se refería, y me contestó que había podido no sóloestablecerlaexistenciaenelsigloXVIdeunmuchachoactorllamadoWillieHughes,sinoprobarconlaevidenciamásconcluyentequeeraélelmísterW.H.de losSonetos.Noquisodecirmeentoncesnadamás;perodespuésde lacena sacó solemnemente el cuadro que te enseñé, y me dijo que lo había

Page 190: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

descubiertopormeracasualidadclavadoenelcostadodeunviejocofrequehabía comprado en una casa de labranza deWarwickshire. El cofremismo,que era unamuestramuyhermosa del trabajo isabelino, se lo había llevadoconsigo,naturalmente,yenelcentrodelpanelcentralestabanindudablementegrabadas las iniciales W. H. Era este monograma lo que había atraído suatención,ymedijoquenofuehastadespuésdetenervariosdíaselcofreensupodercuandopensóenhacerelexamencuidadosodesuinterior.Unamañana,sinembargo,vioqueunodelosladosdelcofreeramuchomásgruesoqueelotro y, mirando más de cerca, descubrió que estaba sujeto a él un cuadropintadoenmaderaconsumarco.Alsacarlo,encontróqueerael retratoqueestáahoraenelsofá.Estabamuysucioycubiertodemoho,peroselasarreglóparalimpiarloy,parasugrangozo,vioquehabíadado,porpuracasualidad,con la cosa que había estado buscando.Aquí estaba un auténtico retrato demísterW.H.,consumanodescansandosobre lapáginade ladedicatoriadelosSonetos,yenelmarcomismopodíaversedébilmenteelnombredeljovenescritoennegroconletrauncialsobrefondodeorodeslustrado:MísterWill.Hews.

Puesbien.¿Quéibaadeciryo?Nuncasemeocurrióniporunmomentoque Cyril Graham estuviera gastándome una broma, ni que estuvieraintentandodemostrarsuteoríapormediodeunafalsificación».

—¿Peroesunafalsificación?—preguntéyo.

—Desde luegoque loes—dijoErskine—.Unafalsificaciónmuybuena,perounafalsificación,alfinyalcabo.

«Pensé entonces que Cyril estaba bastante tranquilo respecto a todo elasunto;peromeacordédequeunavezmehabíadichoqueélnonecesitabapruebasdeningunaclase,yquecreíaquelateoríaestabacompletasinellas.Yomereídeélyledijequesinellasla teoríasevendríaabajo,ylefelicitécalurosamente por elmaravilloso descubrimiento. Luego convinimos que elretrato debía reproducirse en aguafuerte o en facsímil, y ponerse comocubiertaenlaedicióndeCyrildelosSonetos.Ydurantetresmesesnohicimosotracosaque repasarcadapoemaversoaverso,hastaquehubimos resueltotodaslasdificultadesdetextoodesignificado.

Undíamalhadado,estabayoenunatiendadegrabadosdeHolborncuandovi sobre elmostradorunosdibujos apunta secaextremadamentebellos.Meatrajeron tanto que los compré; y el dueñodel negocio, un hombre llamadoRawlings,medijoqueeranobradeun jovenpintorque se llamabaEdwardMerton,queeramuyhábil,perotanpobrecomounratóndeiglesia.Fuiavera Merton unos días después, habiendo conseguido su dirección por elvendedordegrabados,ymeencontréconunjovenpálido,interesante,conunaesposa de aspecto bastante vulgar —su modelo, supe después—. Le dije

Page 191: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

cuántoadmirabasusdibujos,aloquepareciómuycomplacido,ylepreguntésiquerríaenseñarmealgodelrestodesuobra.Cuandoestábamosexaminandouna carpeta llena de cosas realmente hermosas, puesMerton tenía un toquedelicadoydelicioso,mefijédeprontoenundibujodelretratodemísterW.H.No había duda alguna sobre ello. Era casi un facsímil, siendo la únicadiferenciaquelasdosmáscarasdelatragediaylacomedianocolgabandelamesademármol,comoenelcuadro,sinoqueyacíanenelsueloalospiesdeljoven.

—¿Dóndedemoniosconsiguióustedeso?—dije.

Élsequedóbastanteconfuso,ydijo:

—¡Oh!,esonoesnada.Nosabíaqueestabaenestacarpeta.Noescosaquevalganada.

—EsloquehicisteparamísterCyrilGraham—exclamósumujer—;ysiesteseñordeseacomprarlo,déjalequeloadquiera.

— ¿ParamísterCyrilGraham?—repetí yo—. ¿Pintó usted el retrato demísterW.H.?

—No entiendo lo que usted quiere decir —replicó él, poniéndose muycolorado.

Bueno,todoelasuntofuerealmenteterrible.Lamujerlosoltótodo.Yoledicincolibrascuandomemarché.Nopuedosoportarelpensarenelloahora,pero, desde luego, estaba furioso.Me fui inmediatamente al apartamento deCyril,yesperéallí treshorasantesdequevolvieraélacasa,conlahorriblementiramirándomealacara,yledijequehabíadescubiertosufalsificación.Sepusomuypálidoydijo:

—Lo hice sólo por ti. Tú no querías dejarte convencer de ningún otromodo.Esonoafectaalaverdaddelateoría.

—¡Laverdaddelateoría!—exclamé—;cuantomenoshablemosdeello,tantomejor.Túmismonocreístenuncaenella;sihubierascreído,nohabríascometidounafalsificaciónparaprobarlo.

Cruzamos palabras fuertes, y tuvimos una tremenda discusión. Supongoquefuiinjusto.Alamañanasiguienteestabamuerto».

—¡Muerto!—exclamé.

—Sí;sedisparóuntiroconunrevólver.Algodesangresalpicóelmarcodelcuadro,exactamenteenelsitioenquesehabíapintadoelnombre.Cuandoyollegué—sucriadohabíaenviadoabuscarmeinmediatamente—,yaestabaallí la policía. Había dejado una carta para mí, escrita evidentemente en lamayoragitaciónyagotamientomental.

Page 192: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¿Quéponía?—pregunté.

—¡Oh!,quecreíaabsolutamenteenWillieHughes;quelafalsificacióndelretrato la había hecho simplemente haciéndome una concesión y que noinvalidabaenlomásmínimolaverdaddelateoría,yque,afindeprobarmequéfirmeeinquebrantableerasufeentodoelasunto,ibaaofrecersuvidaensacrificioalsecretodelosSonetos.Eraunacartaneciaydemencial.RecuerdoqueterminabadiciendoquemeconfiabalateoríadeWillieHughes,yquemetocaba a mí presentarla al mundo y desvelar el secreto del corazón deShakespeare.

—Es una historia la mar de trágica —exclamé—, pero ¿por qué norealizastesusdeseos?

Erskineseencogiódehombros.

—Porqueesunateoríacompletamenteerrónea,desdeelprincipioalfin—respondió.

—Mi querido Erskine —dije, levantándome de mi asiento—, estásenteramenteequivocadorespectoatodoello.EslaúnicaclaveperfectaalosSonetosdeShakespearequesehahecho;estácompletaentodossusdetalles.YocreoenWillieHughes.

—Nodigaseso—dijoErskinegravemente—.Creoquehayalgofatalenlaidea,e, intelectualmente,nohaynadaquedecirensufavor.Yoheentradoafondo en el asunto, y te aseguro que la teoría es enteramente falaz. Esplausiblehastaciertopunto;luego,nollegamásallá.¡Poramordelcielo!,miquerido muchacho, no resucites el tema deWillie Hughes, te destrozará elcorazón.

—Erskine—repliqué—,tieneseldeberdeentregaresateoríaalmundo.Sinoquiereshacerlotú,loharéyo.Alretenerla,estástraicionandolamemoriadeCyrilGraham,elmásjovenyelmásespléndidodetodoslosmártiresdelaliteratura. Te ruego que le hagas justicia. Murió por ello; no dejes que sumuerteseavana.

Erskinememiróllenodeasombro.

—Tehas dejado llevar por el sentimiento de toda esta historia—dijo—.Olvidasqueunacosanoesnecesariamenteverdadporqueunhombremueraporella.YoeraamigolealdeCyrilGraham;sumuertefueunrudogolpeparamí,delque tardéañosenrehacerme,ynocreoquemehayarehechonunca.Pero,respectoaWillieHughes,nohaynadaenlaideadeWillieHughes.Noexistiónuncatalpersona.Encuantoapresentartodalacosaanteelmundo,elmundocreequeCyrilGrahamsematóaccidentalmente.Laúnicapruebadesusuicidioestabaenelcontenidodelacartaquemeescribió,ydeestacartael

Page 193: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

públiconuncaha tenidonoticia.Hastahoy lordCreditonpiensaque la cosafueunaccidente.

—CyrilGrahamsacrificósuvidaporunagranidea—respondí—;ysitúnoquiereshablardesumartirio,hablaalmenosdesufe.

—Su fe—dijoErskine—se adhirió a algoque era falso, a algoque eraerróneo, a algo que ningún especialista shakesperiano aceptaría ni por uninstante.Sereiríandelateoría.Nohagaselridículo,nisigasunapistaquenollevaaningunaparte.Empiezasporasumirlaexistenciadelapersonamismacuyaexistenciaesloquehayqueprobar.Además,todoelmundosabequelosSonetossedirigieronalordPembroke;lacuestiónquedózanjadaunavezportodas.

— ¡La cuestión no está zanjada!—exclamé—. Tomaré la teoría dondeCyrilGrahamladejó,ydemostraréalmundoqueélteníarazón.

—¡Neciomuchacho!—dijoErskine—.Veteacasa;sonmásdelasdos,ynopiensesmásenWillieHughes.Sientoelhabertehabladodeello,ylamentomuchísimociertamenteelhaberteconvertidoaunacosaenlaqueyonocreo.

—Túmehasdadolaclavedelmayormisteriodelaliteraturamoderna—repliqué—;ynodescansaréhastaquenotehayahechoreconocer,hastaqueno haya hecho que todo elmundo reconozca, queCyrilGraham fue elmássutildeloscríticosdeShakespearedenuestrotiempo.

Cuando ibadecaminoacasaatravesandoSt.JamesPark, rompíaelalbasobreLondres.Los blancos cisnes yacían dormidos en el lago bruñido, y eladustopalacioparecíadepúrpurarecortadoenelcieloverdepálido.PenséenCyrilGraham,ymisojossellenarondelágrimas.

II

Eranmásdelasdocecuandomedesperté,yelsolentrabaatravésdelascortinasdemihabitaciónconlargosrayosoblicuosdepolvodeoro.Dijeamisirvientequenoestaría en casaparanadie;y, despuésdehaber tomadounatazadechocolateyunpetit-pain,bajédelestantemilibrodelosSonetos,deShakespeare,ymepusearepasarloscuidadosamente.Cadapoemameparecíaquecorroboraba la teoríadeCyrilGraham.Sentía comosi tuvieramimanosobreelcorazóndeShakespeareycontara,unoauno,cadalatidoycadapulsodepasión.Pensabaenelmaravillosomuchachoactor,yveíasurostroencadaverso.

Dossonetos,recuerdo,meimpresionaronparticularmente;eranelLIIIyelLXVII.Enelprimerodeellos,Shakespeare,cumplimentandoaWillieHughesporlaversatilidaddesuactuaciónenunaampliagamadepapeles,unagamaqueseextiendedeRosalindaaJulieta,ydeBeatrizaOfelia,ledice:

Page 194: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

¿Cuáltusustanciaes,dequéestáshecho,

quemillonesdeextrañassombrastienes?,

puesunasombratienecadauno,

sólouno,tú,puedesprestarlastodas.

Versosqueseríanininteligiblessinoestuvierandirigidosaunactor,pueslapalabra«sombra»(shadow)teníaenlosdíasdeShakespeareunsignificadotécnico relacionadocon laescena.«Losmejoresdeestaespecienosonsinosombras», diceTeseo hablando de los actores enEl sueño de una noche deverano, y haymuchas alusiones similares en la literatura de la época.EstossonetospertenecíanevidentementealaserieenlaqueShakespearetratadelanaturaleza del arte del actor y del temperamento extraño y poco comúnesencial para el perfecto intérprete del teatro. «¿Cómo es posible —diceShakespeare aWillieHughes—que tengas tantaspersonalidades?».Y sigueluegoseñalandoquesubellezaestal,queparecematerializarcadaunadelasformas y de las fases de la fantasía, encarnar cada sueño de la imaginacióncreativa —una idea que Shakespeare desarrolla más en el sonetoinmediatamentesiguiente,enelque,empezandoconelfinopensamiento:

¡Oh!¡Cuánmásbellalabeldadparece

conesedulceadornodeverdad!,

nosinvitaaquenosdemoscuentadecómolaverdaddelaactuaciónenelteatro,laverdaddelapresentaciónvisibleenelescenario,añademaravillaalapoesía,dandovidaasubellezayverdaderarealidadasuformaideal—.Y,sinembargo, en el soneto LXVII, Shakespeare ruega a Willie Hughes queabandone la escena, con loque tienede artificiosa, de falsavidamímicaderostro maquillado y traje irreal, de influencias y sugerencias inmorales, dealejamientodelmundoverdaderodeaccionesnoblesypalabrassinceras.

¡Ah!¿porquévivircorruptodebería,

yornarconsupresencialaimpiedad,

queesaculpaconélventajahubiera

ehicieraunlazoconsusociedad?

¿Porquéfalsapinturasusmejillas

imitaríamuertaeltonovivo?

¿Porquépobrebellezabuscaría

rosasdesombra,puessurosaesreal?

Puedeparecer extrañoqueundramaturgo tangrande comoShakespeare,

Page 195: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

quellevabaacabosuperfeccióncomoartistaysurealizaciónhumanacomohombre en el plano ideal de escribir para el teatro y actuar en el escenario,escribierasobreelteatroenestostérminos;perodebemosrecordarqueenlossonetosCXyCXInosmuestraShakespearequeestabacansadoenexcesodelmundodelostíteres,yllenodevergüenzaporhabersehecho«unpayasoalosojosdelosdemás».ElsonetoCXIesespecialmenteamargo:

¡Oh!pormibienreprendealafortuna

ladiosamalademishechosruines,

quenomejoresmediosdioamivida

quepúblicosconpúblicosmodales.

Minombrepuesrecibeasíunestigma,

yesminaturalezasometida

asuquehacer,manodetintorero:

Tenmepiedad,yojaláyocambiara.

Haymuchas indicacionesenotrospasajesdelmismosentimiento, signosfamiliaresatodoslosverdaderosestudiososdeShakespeare.

UnpuntomedejóinmensamenteperplejosegúnibaleyendolosSonetos,ytardédíasendarconlaverdaderainterpretación;algoqueparece,enverdad,que se le escapó al mismo Cyril Graham. No podía entender cómoShakespearedabatanaltovaloraquesujovenamigosecasara.Élmismosehabía casado joven, y el resultado había sido desdichado; no era, pues,probable que pidiera a Willie Hughes que cometiera el mismo error. Elintérprete adolescente de Rosalinda no tenía nada que ganar con elmatrimonio,niconlaspasionesdelavidareal.Losprimerossonetos,consusextrañas incitaciones a la paternidad, me parecían una nota discordante. Laexplicación del misterio me vino de pronto, y la encontré en la curiosadedicatoria.Serecordaráqueesadedicatoriaescomosigue:

ALÚNICOPROGENITORDE

ESTOSSONETOSQUEVENLALUZ

MR.W.H.TODADICHA

YESAETERNIDAD

PROMETIDA

POR

NUESTROPOETAINMORTAL

Page 196: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

DESEA

ELBIENINTENCIONADO

QUESEAVENTURAA

EDITARLOS

T.T.

Algunos estudiosos han supuesto que la palabra «progenitor» de estadedicatoria se refiere simplemente al que procuró los Sonetos a ThomasThorpe, el editor; pero este punto de vista se ha desechado ahorageneralmente,y lasmásaltasautoridadesen lamateriaestáncompletamentedeacuerdoenquedebentomarseenelsentidodeinspirador,estandoextraídalametáforadelaanalogíaconlavidafísica.Ahorabien,viqueesametáforaerausadaporelmismoShakespearealolargodetodoslospoemas,yestomepuso en la buena pista. Finalmente, hice mi gran descubrimiento: losesponsalesqueShakespeareproponeaWillieHughessonlos«esponsalesconsu musa», expresión que queda definitivamente establecida en el sonetoLXXXII,enque,conamarguradesucorazónporladefeccióndelmuchachoactor para quien había escrito sus papelesmás excelsos, y cuya belleza loshabíaciertamentesugerido,abresuquejadiciendo:

Noestuvierascasadoconmimusa.

Los hijos que le pide que engendre no son hijos de carne y hueso, sinohijosinmortalesdefamaimperecedera.Elcicloenterodelosprimerossonetosessimplementela invitacióndeShakespeareaWillieHughesdequesubaalescenarioysehagaactor.Quéestérilysinprovecho,dice,esestabellezatuyasinoseledaunuso:

Cuandocuarentainviernostucabeza

cerquen,cavandoarrugasentucampo,

labellaropadetujuventud

seráhierbaenjironessinvalor:

dóyacetubellezaalpreguntarte,

dótodoslostesorosdeotrosdías,

dirásdelfondohundidodetusojos:

fueronvorazvergüenzayloapródiga.

Debescrearalgoenelarte—diceelpoeta—:miverso«estuyo,ynacidode ti»;escúchametansólo,yyo«daréa luzritmoseternosquesobrevivirándurantelargotiempo»,ytúpoblarásconformasdetupropiaimagenelmundo

Page 197: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

imaginario de la escena. Esos hijos que engendres —prosigue— noenvejecerán y desaparecerán, como ocurre con los hijos mortales, sino quevivirásenellosyenmisobras;simplemente,

Hazteotroser,enarasdemiamor,

¡quevivalabellezaenéloenti!

Recogítodoslospasajesquemeparecióquecorroborabanestahipótesisyme produjeron una fuerte impresión, y me mostraron hasta qué punto erarealmentecompleta la teoríadeCyrilGraham.Vi tambiénqueeramuyfácilseparar los versos en que habla Shakespeare de los Sonetos mismos deaquellosenquehabladesugranobradramática.Ésteeraunpuntoqueseleshabía pasado completamente por alto a todos los críticos, hasta a CyrilGraham.Y, sin embargo, era uno de los puntosmás importantes en la seriecompletade lospoemas.Shakespeareeramásomenos indiferentehaciasusSonetos,ynodeseabaquedescansaraenellossufama;eranparaélsu«musafrívola»,comolosllama,yestabandestinadosacircularenprivado,comonosdiceMeres, sólo entre unos pocos, muy pocos, amigos. Por otra parte, eraextremadamente consciente del alto valor artístico de sus obras de teatro, ymuestra una noble confianza en sí mismo en relación con su genio dedramaturgo.CuandodiceaWillieHughes:

Masnohademarchitarsetuverano,

nilabellezahasdeperderquetienes;

nilamuerteteharávagarensombra,

cuandoeneternosversosteagigantes;

entantoalientenhombresuojosvean,

tendránvidaylavidatedarán,

laexpresión«eternosversos»aludeclaramenteaunadesusobrasque leenviabaalmismotiempo,yelpareadofinalindicaprecisamentesuconfianzaenloprobabledequesusobrasserepresentensiempre.Ensuinvocaciónalamusadelteatro—sonetosCyCI—encontramoselmismosentimiento:

¿Dóndeestás,musa,queteolvidastanto

dehablarloquetedatupodertodo?

¿Gastastufuriaenalgúncantovano,

tufuerzaoscureciendoaldarleluz?

—clama Shakespeare—, y luego procede a reprochar al amante de latragediaydelacomediasu«abandonodelaverdadteñidadebelleza»,ydice:

Page 198: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Siloanoprecisa,¿serásmuda?

noexcuseselsilencio;queestáenti

quesobrevivamásquetumbadeoro,

yquelealabentiemposporvenir.

Hazpuestuoficio,musa,yoteenseño

aqueparezcasiemprecomoahoraes.

Noobstante,estalvezenelsonetoLVdondeShakespearedaasuidealamásplenaexpresión.

Imaginarse que la «rima potente» del segundo verso se refiere a algúnsonetoen sí, es confundir enteramenteel significadoque ledaShakespeare.Meparecióamíqueeramásqueprobable,porelcaráctergeneraldelsoneto,quehicierareferenciaaalgunaobraenparticular,yquelaobranoeraotraqueRomeoyJulieta:

Nomármolnidoradosmonumentos

denobles,viviránmásqueestarima;

perotúbrillarásmásensutema

quepiedramancilladaporeltiempo.

Cuandoguerrasderribenlasestatuas

yarruinenbrasaslasarquitecturas,

noquemarándeMarteespadaofuego

detumemoriaelvivodocumento.

Contralamuerteyenemigoolvido

túavanzarásyteabriráscamino

aojosdetodalaposteridad

quealmundollevaasufinalfatal.

Así,hastaeljuicioyturesurrección

vivesaquíyenelmirardeamantes.

Era también extremadamente sugerente el darse cuenta de cómo aquí, lomismo que en otros pasajes, Shakespeare prometía a Willie Hughes lainmortalidaddeunmodoenqueapelabaalosojosdeloshombres,esdecir,enformadeespectáculo,enunaobrateatralquedebíacontemplarse.

Durantedossemanas trabajédefirmeen losSonetos,nosaliendoapenas

Page 199: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

nunca y declinando todas las invitaciones. Cada día me parecía que estabadescubriendoalgonuevo,yWillieHughesseconvirtióparamíenunaespeciede presencia espiritual, una personalidad siempre dominante. Casi podíaimaginarmequeleveíadepie,enelespacioensombrademihabitación—tanbien le había trazado Shakespeare—, con sus cabellos dorados, su tiernagracia,semejantealadeunaflor,susojossoñadoresprofundamentehundidos,susdelicadosmiembrosflexiblesysusblancasmanosdeazucena.Sumismonombreme fascinaba: ¡WillieHughes! ¡WillieHughes! ¡Quémusical era aloído!Sí;¿quiénotrosinoélpodríahabersidoelamado-amadadelapasióndeShakespeare, el dueño de su amor, a quien estaba obligado en vasallaje, eldelicado valido del placer, la rosa del universo entero, el heraldo de laprimavera engalanado con la altiva librea de la juventud, el hermosomuchachoaquieneramúsicadulceelescuchar,ycuyabellezaeraelatavíomismo del corazón de Shakespeare, y era asimismo la piedra angular de sufuerzadramática?¡Quéamargaparecíaahoratodalatragediadesudesercióny su vergüenza! —vergüenza que él tornaba dulce y hermosa por la puramagiadesupersonalidad,peroquenodejabadeserporellounavergüenza—.Sinembargo,puestoqueShakespeareleperdonaba,¿nodebiéramostambiénnosotros perdonarle? Amí no me interesaba curiosear en el misterio de supecado.

El hecho de que abandonara el teatro de Shakespeare era un asuntodiferente, y yo lo investigué largo y tendido. Finalmente, llegué a laconclusión de que Cyril Graham se había equivocado al considerar que eraChapmanelcomediógraforivaldelsonetoLXXX.ObviamenteeraaMarlowaquiensealudía.EneltiempoenqueseescribieronlosSonetos,expresióntalcomo«laaltivaveladesplegadadesugranverso»nopodríahaberseaplicadoa la obra de Chapman, por adecuada que pudiera ser al estilo de sus obrastardíasdelaépocajacobea.No,eraMarlowclaramenteeldramaturgorivaldequienhablabaShakespeareentérminostanlaudatorios,yese

…afableespectrofamiliar

quedenochelecebaconsaberes,

era el Mefistófeles de su Doctor Fausto. Sin duda, Marlow se sintiófascinadoporlabellezaylagraciadelmuchachoactor,ylepersuadióaqueabandonara el teatro de Blackfriars e hiciera el papel de Gaveston en suEduardoII.QueShakespeareteníaelderecholegalareteneraWillieHughesensucompañíateatralesevidenteporelsonetoLXXXVII,enquedice:

¡Adiós!Caromeeresdemásparatenerte,

ytúsabesmuybiendetuvalía;

elfuerodetuméritotelibra;

Page 200: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

miesclavitudatifijadaqueda.

¿Puescómoretenertesinootorgas?

¿yparaesariqueza,dóesmitítulo?

Delarazónparaestedoncarezco,

ymiderechoasícambiadenuevo.

Tediste,loquedabasnosabiendo,

oamí,aquiendiste,disteconfundiendo;

asítudon,poromisióncreciente,

novuelvemás,haciendomejorjuicio.

Tehetenido,fuecualhalagaunsueño,

durmiendo,rey,despiertonadatal.

Peroaquiennopudoretenerporamor,noquisoretenerporfuerza.WillieHughespasóasermiembrodelacompañíateatraldelordPembroke,y,acaso,enelcorraldelatabernaRedBull,representaraelpapeldeldelicadofavoritodelreyEduardo.ParecequealamuertedeMarlowvolvióconShakespeare,que,apesardeloquesuscompañerospudieranpensardelasunto,notardóenperdonarlaobstinaciónylatraicióndeljovenactor.

¡QuébienhabíatrazadoShakespeare,además,eltemperamentodeljovenactor!WillieHugheseraunodeaquellos

quenohacenloquemáshacerdemuestran,

que,conmoviendoaotros,soncualpiedra.

Podía representar el amor,peronopodía sentirlo;podía imitar lapasión,sinexperimentarla.

Enelrostrodemuchossufalacia

escritaestáconceñosyenarrugas,

peronoeraasíenelcasodeWillieHughes.Enunsonetodelocaidolatría,diceShakespeare:

Loscielosalcreartedecretaron

queenturostroamordulcemoraría:

comoquierapensarasoactuaras

tusmiradasdulzorsólodirían.

En su «alma inconstante» y en su «falso corazón» era fácil reconocer la

Page 201: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

doblez y la perfidia que parecen ser de algún modo inseparables de lanaturalezaartística, lomismoqueen suamorporel encomio,esedeseodelreconocimientoinmediatoquecaracterizaatodoslosactores.WillieHughes,sinembargo,másafortunadoaesterespectoqueotros,ibaaconoceralgodelainmortalidad. Inseparablemente relacionado con las obras de Shakespeare,habíadevivirenellas:

Tunombreaquívidainmortaltendrá,

aunqueyoparatodosmorirdeba:

latierramedarátumbacomún,

mastutumbahadeserdeojoshumanos.

Tumonumentoserámitiernoverso,

queojosaúnnocreadosleerán,

yotraslenguasdetuserrepetirán

cuandotodoslosvivosesténmuertos.

HabíatambiénalusionesinterminablesalpoderqueejercíaWillieHughessobresuauditorio—los«contempladores»,comoShakespearelosllamaba—;peroquizáladescripciónmásperfectadesuadmirabledominiodelartedelaescenaestéenLaquejadelamante,enqueShakespearedicedeél:

Laplenituddelasutilmateria

recibeenéllasformasmásextrañas,

deruboresardientes,odellanto,

palidezdedesmayo;ytomaydeja,

acertadoslosdos,paraelengaño,

rojoalhablasoez,enllantoalduelo,

lividezdedesmayoalatragedia.

Asíenlapuntadesulenguaaltiva

todoargumentoeinterrogantehondos,

todaréplicaprontayrazónfuerte,

asueleccióndurmieron,despertaron,

paraqueeltristeríaylloreelriente.

Eldialectoteníayvariosmodos

delapasión,ensuarteavoluntad.

Page 202: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Una vez creí que realmente había encontrado a Willie Hughes en laliteraturaisabelina.EnunrelatosorprendentementegráficodelosúltimosdíasdelgrancondedeEssex,noscuentasucapellán,ThomasKnell,quelanochequeprecedióasumuerte,elconde«llamóaWilliamHews,queeramúsico,para que tocara en el virginal y cantara. “Toca —dijo— mi canción, WillHews,yyolacantaréporlobajo”.Asílohizo,conelmayorgozo,nocomoelcisnequelanzaunalaridoyque,bajandolamirada,gimeporquehallegadosufin, sino que, como una dulce alondra, levantando las manos a su Dios yfijandoenÉllosojos,remontóasíelfirmamentodecristalyalcanzóconsulenguanoabatidalomásaltodelosaltoscielos».Seguramente,elmuchachoquetocabaelvirginalparaelpadremoribundodelaStelladeSidneynoeraotroqueelWillHewsaquiendedicóShakespearelosSonetos,yquien—nosdice—eraensímismodulce«músicaparaeloído».Sinembargo,lordEssexmurió en 1576, cuando Shakespeare no tenía más que doce años. Eraimposibleque sumúsicopudierahaber sidoelmísterW.H.de losSonetos.¿TalvezeljovenamigodeShakespeareerahijodelquetocabaelvirginal?AlmenosalgoeraelhaberdescubiertoqueWillHewseraunnombreisabelino.Enverdad,parecequeelnombreHewshabíaestadomuyrelacionadoconlamúsica y el teatro: la primera actriz inglesa fue la bellaMargaret Hews, aquienamótanlocamenteelpríncipeRupert.¿Quémásprobablequeentreellayelmúsicode lordEssexhubieraestadoelmuchachoactorde lasobrasdeShakespeare?Perolaspruebas,loseslabones,¿dóndeestaban?¡Ay!,nopudeencontrarlos.Meparecíaqueestabasiempreenelumbraldelacomprobacióndefinitiva,peroquenopodríarealmentealcanzarlajamás.

DelavidadeWillieHughespaséprontoapensamientossobresumuerte.Nohacíamásquepreguntarmecuálhabríasidosufinal.

Talvezhabíasidounodeaquellosactoresinglesesqueen1604cruzaronelmarysefueronaAlemania,yactuaronanteelgranduqueHeinrichJuliusvonBrunswick, el mismo dramaturgo de no poco valor, y en la corte de aquelextrañoElectordeBrandeburgo,queestabatanprendadodelabellezaquesedice que compró, por su peso en ámbar, al joven hijo de un mercaderambulantegriego,yqueofreciócabalgatas con representacionespúblicas enhonordesuesclavoalolargodetodoaquelañodehambreterriblequeduróde1606a1607,cuandolagentesemoríadeinaniciónenlascallesmismasdelaciudadynohabíallovidoporelespaciodesietemeses.Sabemos,entodocaso,queRomeoyJulietaserepresentóenDresdeen1613,juntoconHamletyElreyLear,yseguramentenoseríaaningúnotromásqueaWillieHughesaquien se le entregóen1616 lamascarilladeShakespeare, llevada enpropiamanoporunode losagregadosdelembajadorbritánico;pálidaprendade lamuerte del poeta que tan tiernamente le había querido. Verdaderamentehubiera habido algopeculiarmente adecuado en la idea de que elmuchachoactor, cuya belleza había sido un elemento tan vital en lo realista y en lo

Page 203: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

poético del arte de Shakespeare, hubiera sido el primero en haber llevado aAlemanialasemilladelanuevacultura,yfuera,deestemodo,elprecursordeaquella Aufklarung, o iluminación, del siglo XVIII, ese espléndidomovimientoque,aunqueiniciadoporLessingyHerderyllevadoasuplenayfeliz consecución porGoethe, fue en no pequeñamedida sostenido por otroactor —Friedrich Schroeder—, que despertó la conciencia popular y, pormedio de las pasiones ficticias y de las técnicas miméticas de la escena,mostrólaconexióníntimayvitalentrevidayliteratura.Siestohubierasidoasí —y no había ciertamente evidencia alguna en contra—, no seríaimprobable que Willie Hughes hubiera sido uno de aquellos comediantesingleses (mimae quidam exBritannia, como los llama la vieja crónica) quemataronenNurembergenunarepentinarevueltapopular,yfueronenterradosen secreto, en una pequeña viña de las afueras de la ciudad, por algunosjóvenes«quehabíanencontradoplacerensusrepresentaciones,yalgunosdeentreloscualeshabíanintentadoquelesinstruyeranenlosmisteriosdelnuevoarte».Ciertamente,ningúnlugarpodríahabersidomásadecuadoparaaquélaquien Shakespeare dijo: «mi arte todo eres tú», que esa pequeña viña deextramuros. ¿Pues no fue de las desdichas de Dionisos de donde brotó latragedia? ¿Yno seoyóporprimeravez la risa ligerade la comedia, con sualborozodespreocupadoysusprontasréplicas,enloslabiosdelosviñadoressicilianos?Másaún,¿nofuelapúrpurayeltinterojodelaespumadelvinoenel rostro y en los miembros la primera sugerencia del encanto y de lafascinación del disfraz —el deseo de ocultamiento de uno mismo—,mostrándoseasíelsentidodelvalordelaobjetividadenloscomienzosrudosdelarte?

Encualquiercaso,dondequieraqueyaciera—fueraen lapequeñaviñaalaspuertasdelaciudadgótica,oenalgúnsombríocamposantodeLondres,enmediodelestrépitoyelbulliciodenuestragranciudad—,ningúnmonumentomagnífico señaló su lugar de descanso. Su verdadera tumba, como vioShakespeare, fueron los versos del poeta; su verdadero mausoleo, lapermanenciadelteatro.Asíhabíaocurridoconotroscuyabellezahabíadadounnuevoimpulsocreadorasuépoca.ElcuerpomarfileñodelesclavobitiniosepudreenelcienoverdedelNilo,yestáesparcidoenloscolladosamarillosdelCerámicoelpolvodeljovenateniense;peroviveAntínooenlaesculturayCármidesenlafilosofía.

III

Al cabo de tres semanas, decidí dirigir un firme ruego aErskine de quehiciera justicia a la memoria de Cyril Graham y que diera al mundo sumaravillosa interpretación de los Sonetos, la única interpretación queexplicaba enteramente el problema.Noconservocopiademi carta, lamentodecirlo,nihepodidoecharmanodeloriginal;perorecuerdoquerevisétodos

Page 204: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

lospuntosyllenécuartillasconunareiteraciónapasionadadelosargumentosydelaspruebasquemehabíasugeridomiestudio.Meparecíaquenoestabatan sólo colocando a Cyril Graham en el lugar que le correspondía en lahistoria literaria, sinoqueestaba rescatandoelhonordeShakespearemismodel aburrido recuerdo de una vulgar intriga. Vertí en la carta todo mientusiasmo,vertíenlacartatodamife.

Dehecho,apenas lahabíaenviado,cuandoseprodujoenmíunacuriosareacción.MeparecíacomosihubieraentregadomicapacidaddecreenciaenlateoríaWillieHughesdelosSonetos,comosialgohubierasalidodemí,pordecirlodealgúnmodo,yyomehubieraquedadocompletamenteindiferenteatodoelasunto.¿Quéhabíaocurrido?Esdifícildedecir.Talvez,alencontrarexpresiónperfectaparamipasión,habíaagotadolapasiónmisma:lasfuerzasemocionales, como las fuerzas de la vida física, tienen sus limitacionespositivas.Acasoelmeroesfuerzodeconvertiraalguienaunateoríaimplicaalgunaformaderenunciaalafuerzadelacreencia.Quizáestabasimplementehartodetodalacuestióny,habiéndoseconsumidomientusiasmo,sequedómirazónasolasconsupropiojuiciodesapasionado.Comoquieraquesucediera,el hecho es que indudablemente, y no puedo pretender explicarlo, WillieHughes fue para mí de pronto un simple mito, un vano sueño, la fantasíajuvenildeunmuchachoque,comolamayoríadelosespíritusardientes,estabamásansiosoporconvenceralosdemásquepordejarseconvencerélmismo.

Como había dicho a Erskine enmi carta cosasmuy injustas y amargas,decidíiraverleenseguidaydisculparmeanteélpormicomportamiento.Así,alamañanasiguientemedirigíaBirdcageWalk,yencontréaErskinesentadoensubiblioteca,conelfalsoretratodeWillieHughesdelantedeél.

—¡MiqueridoErskine!—exclamé—,hevenidoapedirtedisculpas.

—¿Apedirmedisculpas?—dijo—.¿Porqué?

—Pormicarta—repliqué.

—Notienesporquélamentarnadadetucarta—dijo—.Alcontrario,mehas hecho el mayor favor que podías hacerme; me has demostrado que lateoríadeCyrilGrahamesperfectamentesólida.

—¿NomeestarásdiciendoquecreesenWillieHughes?—exclamé.

—¿Porquéno?—replicó—.Túmehasdemostrado la cuestión. ¿Creesquenoséestimarelvalordelaevidencia?

—Peronohayningunaevidenciaenabsoluto—gemí,desplomándomeenun asiento—.Cuando te escribí, estaba bajo la influencia de un entusiasmocompletamenteiluso.MehabíadejadoconmoverporlahistoriadelamuertedeCyrilGraham,fascinarporsurománticateoría,cautivarporlamaravillay

Page 205: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

lanovedaddetodalaidea.Ahoraveoquelateoríasebasaenunengaño.Laúnica evidencia de la existencia deWillieHughes es este cuadro que tienesanteti,yelretratoesunafalsificación.Notedejesllevarporpurosentimientoenesteasunto.CualquieraquesealoquetengaquedecirlainvenciónrespectoalateoríadeWillieHughes,larazónquedafueradejuegofrenteaella.

—Noteentiendo—dijoErskine,mirándomeconasombro—.¡Cómo!, túmismomehasconvencidocontucartadequeWillieHughesesunaabsolutarealidad.¿Porquéhascambiadodeopinión?¿Oesquetodoloquehasestadodiciéndomeessimplementeunabroma?

—Nopodríaexplicártelo—repliqué—,peroahoramedoycuentadequeno hay nada que decir en favor de la interpretación de Cyril Graham. LosSonetosestándirigidosalordPembroke.¡Poramordelcielo!,nomalgasteseltiempo en un intento insensato de descubrir a un joven actor isabelino quenuncaexistióydehacerdeuntíterefantasmaelcentrodelgranciclodelosSonetosdeShakespeare.

—Yaveoquenocomprendeslateoría—replicó.

—MiqueridoErskine—exclamé—,¿quenolaentiendo?¿Cómo?,simedalasensacióndequelaheinventadoyo.Ciertamente,micartatedemuestraque no sólo me metí en todo el asunto, sino que presenté toda clase depruebas.Elúnicofallodelateoríaesquedaporsupuestalaexistenciadelapersona cuya existencia es el tema de la argumentación. Si admitimos quehuboenlacompañíadeShakespeareunjovenactorconelnombredeWillieHughes,noesdifícilhacerdeélelobjetodelosSonetos;perocomosabemosquenohuboningúnactorconesenombreenlacompañíadelteatrodelGlobo,esvanollevarlainvestigaciónmásadelante.

—Peroesoesexactamente loquenosabemos—dijoErskine—.Esmuycierto que su nombre no figura en la lista que se da en la primera edicióninfolio; pero, comoCyril señaló, eso es una pruebamás bien a favor de laexistenciadeWillieHughesqueencontrasuya,sirecordamossutraicioneradesercióndeShakespeareporundramaturgorival.

Discutimoslacuestióndurantehoras,peronadaquepudieradeciryohizoqueErskinequebrantarasufeen la interpretacióndeCyrilGraham.Medijoque tenía la intención de dedicar su vida a probar la teoría, y que estabadecididoahacerjusticiaalamemoriadeCyrilGraham.Yolesupliqué,mereíde él, le rogué, pero fue inútil. Finalmente, nos separamos, no exactamenteenfadados, pero ciertamente conuna sombra entre nosotros.Élme tuvoporsuperficial,yo le tuvepor iluso.Cuando levolvíavisitar, sucriadomedijoquesehabíamarchadoaAlemania.

Dosañosdespués,alentraryoenmiclub,meentregóelconserjeunacarta

Page 206: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

conselloextranjero.EradeErskine,yestabaescritaenelHoteld’AngleterredeCannes.Cuandolahubeleídomellenédehorror,aunquenometerminabade creer que estuviera tan loco como para llevar a cabo su resolución. Enesencia,lacartadecíaquehabíatratadoportodoslosmediosdecomprobarlateoría deWillie Hughes, y había fallado, y que, como Cyril Graham habíadadolavidaporestateoría,élmismohabíadecididodarlavidatambiénporlamisma causa. El final de la carta era el siguiente: «Todavía creo enWillieHughes,yparacuandorecibasestacartahabrémuertopormipropiamanoenarasdeWillieHughes:porél,yporCyrilGraham,aquienllevéalamuertepor mi frívolo escepticismo y mi ignorante falta de fe. La verdad te fuereveladaunavez,ytúlarechazaste;ahoravuelveatiteñidaconlasangrededosvidas,¡noledeslaespalda!».

Fueronunosmomentoshorribles.Mesentíenfermode tristeza,yapesardetodonopodíacreerlo.Morirporlaspropiascreenciasteológicaseselpeorusoquepuedehacerunhombredesuvida,pero¡morirporunateoríaliteraria!Parecíaimposible.

Miré la fecha; la carta había sido escrita hacía una semana. Algúndesdichadoazarhabíaimpedidoquefuerayoalclubdurantevariosdías,puesdeotromodopuedequelahubierarecibidoatiempodesalvarle.Talveznofuerademasiadotarde.Medirigíacasa,hiceelequipaje,ypartídelaestacióndeCharingCrossenelexpresodelanoche.Elviajefueinaguantable;pensabaquenuncallegaría.

Encuantollegué,medirigíencochealHoteld’Angleterre.MedijeronqueErskinehabíasidoenterradodosdíasantesenelcementeriode los ingleses.Habíaalgohorrible,grotesco,entornoatodalatragedia.Dijecosasfrenéticasdetodasclases,ylagentedelvestíbulomemirabaconcuriosidad.

Depronto,atravesóelvestíbuloladyErskine,delutoriguroso.Cuandomevio,seacercóamí,musitóalgosobresupobrehijoysedeshizoenlágrimas.Yolallevéasusalón.Allílaesperabaunseñormayor:eraelmédicoinglés.

HablamosmuchodeErskine,peroyonodijenada sobre sumotivoparasuicidarse.Eraevidentequenolehabíadichonadaasumadresobrelarazónque le había llevado a un acto tan funesto, tan demencial. Finalmente, ladyErskineselevantóydijo:

—Georgetehadejadoalgocomorecuerdo,esunacosaqueteníaengranestima.Teloiréabuscar.

Apenashubosalidodelahabitación,mevolvíalmédicoydije:

—¡Quégolpe tan terribledebehabersidopara ladyErskine!Meadmiraquelolleveasídebien.

Page 207: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¡Oh!,sabíadesdehacíamesesqueestoteníaqueocurrir—respondió.

—¿Quelosabíadesdehacíameses?—exclamé—.¿Peroporquénoseloimpidió?¿Porquénohizoquelevigilaran?¡Debíadeestarloco!

Elmédicomemiródehitoenhito.

—Noséloquequiereusteddecir—dijo.

—Bueno—exclamé—,siunamadresabequesuhijosevaasuicidar…

— ¡Suicidar! —respondió—. El pobre Erskine no se suicidó; murió detuberculosis.Vinoaquíamorir.Desdeelmomentoenquelevisupequenohabíaningunaesperanza;teníaunpulmóncasideshecho,yelotroestabamuyafectado.Tresdíasantesdemorirmepreguntósihabíaalgunaesperanza.Ledije con toda franquezaquenohabíaninguna, yque sólo le quedabanunosdías de vida. Escribió algunas cartas, y tuvo la mayor resignación,conservandoelconocimientohastaelfinal.

Enesemomentoentró ladyErskineconel fatal retratodeWillieHughesenlamano.

—CuandoGeorgeseestabamuriendomepidióquetedieraesto—dijo.

Alcogérselo,rodaronsuslágrimassobremimano.

Elcuadroestáahoracolgadoenmibiblioteca,dondeesmuyadmiradoporaquellosdemisamigosquetienengustosartísticos.HandecididoquenoesunClouet,sinounOuvry.Yonuncamehepreocupadodecontarlessuverdaderahistoria;peroaveces,cuando lomiro,piensoquehayrealmentemuchoquedecirafavordelateoríadeWillieHughesdelosSonetosdeShakespeare.

POEMASENPROSA

ELARTISTA

Unatarde,levinoalalmaeldeseodedarformaaunaimagendelPlacerqueseposauninstante.Ysefueporelmundoabuscarbronce,puessóloenbroncepodíaconcebirsuobra.

Perohabíadesaparecidoelbroncedelmundoentero;enpartealgunadelmundoenteropodíaencontrarsebronce,salvoelbroncesólodelaimagendelDolorqueduraparasiempre.

Eraélquienhabíaforjadoestaimagenconsuspropiasmanos,ylahabíapuestosobrelatumbadeloúnicoquehabíaamadoenlavida.Sobrelatumbadeloquemáshabíaamadoenlavidayhabíamuertohabíapuestoestaimagen

Page 208: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

hechurasuya,comoprendayseñaldelamorhumanoquenomuerenunca,ycomosímbolodeldolorhumanoqueduraparasiempre.Yenelmundoenteronohabíamásbroncequeelbroncedeestaimagen.

Ytomóla imagenquehabíaformadoy lapusoenungranhornoyse laentregóalfuego.

YconelbroncedelaimagendelDolorqueduraparasiempreesculpióunaimagendelPlacerqueseposauninstante.

ELBIENHECHOR

EradenocheyÉlestabasolo.

Yvio a lo lejos losmurosdeuna ciudadamuralladay se encaminóa laciudad.

Ycuandoestuvocercaoyólospasosdelospiesdelaalegríadentrodelaciudad,ylarisadelabocadelgozoylosfuertessonesdenumerososlaúdes.Yllamógolpeandoalapuertayleabrieronalgunosdelosguardianes.

Y se quedó contemplando una casa demármol con hermosos pilares demármolenlafachada.Delospilarespendíanguirnaldas,yhabíaantorchasdecedrodentroyfuera.Yentróenlacasa.

Ycuandohuboatravesadolasaladecalcedoniaylasaladejaspe,yhubollegado a la larga sala del festín, vio a un hombre reclinado en un lecho depúrpuramarina;teníaloscabelloscoronadosderosasrojasyloslabiosrojosdevino.

YÉlseacercópordetrásyletocóenelhombroyledijo:

—¿Porquéllevasestavida?

Yeljovensevolvióylereconoció,yrespondiendoledijo:

—Eraleprosoymecuraste.¿Dequéotromodohabíadevivir?

YÉlsaliódelacasadenuevoalacalle.

Y,transcurridounrato,vioaunamujerconlacarapintadayelvestidodecolores llamativos y con perlas calzándole los pies. E iba tras ella, a pasoslentos comoun cazador, un joven cubierto conunmantodedos colores.Elrostrodelamujerparecíaelrostrohermosodeunídolo,ylosojosdeljovenbrillabandelujuria.

YÉllessiguiódeprisayletocóaljovenenlamanoyledijo:

—¿Porquémirasaestamujerydeesemodo?

Yeljovensevolvióylereconocióydijo:

Page 209: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Eraciegoymedistelavista.¿Quéotracosahabíademirar?

YÉlseadelantócorriendoytocólaropadecolorllamativodelamujeryledijo:

—¿Nohayotrasendaenqueandarmásquelasendadelpecado?

Ylamujersevolvióylereconoció,yriéndosedijo:

—Túmeperdonastelospecadosyelcaminoquesigoesagradable.

YÉlsaliódelaciudad.

Ycuandohubosalidodelaciudad,vioaunjovenquellorabasentadoalbordedelcamino.

Yseacercóaélyletocóloslargosbuclesdelcabelloyledijo:

—¿Porquélloras?

Yalzóeljovenlamiradaylereconocióyrespondió:

—Estabamuertoymeresucitastedeentrelosmuertos.¿Quéotracosaibaahacermásquellorar?

ELDISCÍPULO

CuandomurióNarciso, el remansode suplacer se trocódeuna copadeaguasdulcesenunacopadelágrimassaladas,yllegaronllorandoatravésdelosbosqueslasninfasdelasmontañas,lasoréades,paraconsolaralremansoconsucanto.

Y cuando vieron que el remanso se había trocado de una copa de aguasdulces en una copa de lágrimas saladas, soltaron las verdes trenzas de suscabellosygritandoalremansoledijeron:

—NonossorprendequehagasunduelotalporNarciso,tanhermosocomoera.

—¿ErahermosoNarciso?—dijoelremanso.

—¿Quiénhabíadesaberlomejorquetú?—respondieronlasninfas—.Anosotrassiemprenosdesdeñaba,peroatitecortejaba,ysolíarecostarseentusorillaseinclinarseamirarte,yenelespejodetusaguasreflejabagustososubelleza.

Yelremansorespondió:

—Pero yo amaba a Narciso porque, cuando recostado en mis orillas seinclinabaamirarme,enelespejodesusojosveíamipropiabellezareflejada.

ELMAESTRO

Cuando cayeron las tinieblas sobre la tierra, José deArimatea, habiendo

Page 210: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

encendido una antorcha demadera de pino, bajó al valle desde el altozano,puesteníaquehaceresensucasa.

Yvioaunjovendesnudoquelloraba,arrodilladosobrelasduraspiedrasdelValledelaDesolación.Teníaloscabellosdecolordemiel,ysucuerpoeracomo una flor blanca, pero había herido su cuerpo con espinas y sobre suscabelloshabíapuestoceniza,aguisadecorona.

Yelqueeradueñodegrandesposesionesdijoaljovenqueestabadesnudoylloraba:

—Nomeasombraqueseatangrandetuaflicción,puesenverdadéleraunhombrejusto.

Yeljovenrespondió:

—Nolloroporél,sinopormí.Tambiényoheconvertidoelaguaenvino,yhecuradoalosleprososydadovistaalosciegos.Yohecaminadosobrelasaguasyhearrojadoa losdemoniosde losquehabitanen las tumbas.Yohedado de comer a los hambrientos en el desierto en que no había alimentoalguno, y he hecho salir a los muertos de sus angostas moradas, y, pormandatomío,enpresenciadeunagranmultitud,sesecóunahigueraquenodabafruto.Todaslascosasquehizoesehombrelashehechoyotambién.Y,noobstante,amínomehancrucificado.

LASALADELJUICIO

YhubounsilencioenlaSaladelJuicio,yelhombrecompareciódesnudoanteDios.

YDiosabrióelLibrodelavidadelhombre.

YdijoDiosalhombre:

—Tuvidaha sidoperversa, yhasdadopruebasde crueldadcon losquenecesitaban socorro, y con los que precisaban ayuda has sido implacable ydurodecorazón.Recurrieronatilospobresynolosescuchaste,ycerrastelosoídosalgritodemisafligidos.Teapropiastedelaherenciadeloshuérfanos,yazuzastealaszorrasparaqueentraranenlaviñadetuvecino.Cogisteelpande losniñosyse loechastea losperros,yamis leprososquevivíanenpazalabándome en las tierras pantanosas, les obligaste a salir a los caminos, ysobrelatierramía,delaqueteformé,derramastesangreinocente.

Yrespondióelhombreydijo:

—Enefecto,lohice.

YdenuevoabrióDioselLibrodelavidadelhombre.

YdijoDiosalhombre:

Page 211: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—Perversa ha sido tu vida; buscaste ansiosamente la belleza que herevelado y desdeñaste el bien que dejé oculto. Las paredes de tu aposentoestabanpintadasconimágenes,ydellechodetusabominacionestelevantabasal son de flautas. Erigiste siete altares a los pecados que he soportado, ycomistemanjaresprohibidos,ylapúrpuradeturopallevababordadaslastresmarcasde lavergüenza.Tus ídolosnoerandeoronideplataqueperduran,sino de carne que perece. Impregnaste sus cabellos de perfumes y pusistegranadasensusmanos.Lesteñistelospiesconazafrányextendistealfombrasasupaso.Conantimoniopintastesuspárpadosyungistesucuerpoconmirra.Teprosternasteanteellos,yfueronensalzadoslostronosdetusídoloshastaelsol.Mostrastealsoltuvergüenzayalalunatulocura.

Yrespondióelhombreydijo:

—Enefecto,lohice.

YporterceravezabrióDioselLibrodelavidadelhombre.

YdijoDiosalhombre:

—Perversahasidotuvida,ypagasteconelmalelbien,yconagraviolabondad.Lasmanosque te alimentaron lasheriste, ydespreciaste lospechosque te amamantaron.Quien vino a ti con agua semarchó sediento, y a losproscritosqueteocultaronensustiendasporlanochelostraicionasteantesdequellegaraelalba.Alenemigoqueteperdonólavidalehicistecaerenunaemboscada,yalamigoquecaminócontigolevendisteporunarecompensa,yaquienesteofrecieronamorlesdistelujuriaacambio.

Yrespondióelhombreydijo:

—Enefecto,lohice.

YcerróDioselLibrodelavidadelhombre,ydijo:

—Enverdad,teenviaréalinfierno.Alinfiernoteenviaré.

Yelhombreexclamó:

—Nopuedes.

YdijoDiosalhombre:

—¿Porquénopuedomandartealinfiernoyporquérazón?

—Porqueenelinfiernohevividoyosiempre—respondióelhombre.

YhubounsilencioenlaSaladelJuicio.

Y,despuésdeunapausa,hablóDiosydijoalhombre:

—Dadoquenopuedomandartealinfierno,teenviaréalcielo.Alcieloteenviaré.

Page 212: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

Yexclamóelhombre:

—Nopuedes.

YdijoDiosalhombre:

—¿Porquénopuedoenviartealcieloyporquérazón?

—Porque nunca ni en ningún lugar he sido capaz de imaginarlo —respondióelhombre.

YsehizoelsilencioenlaSaladelJuicio.

ELMAESTRODELASABIDURÍA

Desde su niñez había sido como es quien está lleno del perfectoconocimiento de Dios, y cuando no era todavía más que un adolescente,muchos de entre los santos, lo mismo que algunas santas mujeres quehabitaban en la ciudad libre donde él nació, se habían quedado asombradosporlagravesabiduríadesusrespuestas.

Ycuandosuspadreslehubieronentregadolatúnicayelanillodelaedadviril,lesbesóyseseparódeellos,ysefueporelmundo,parahablaralmundodeDios.PueshabíamuchosenelmundoenaqueltiempoquenoconocíanaDiosoteníandeélnomásqueunconocimientoincompletooadorabanalosfalsosdiosesquemoranenlasarboledasynosecuidandesusadoradores.

Y dirigió su rostro hacia el sol y emprendió su camino, andando sinsandalias,comohabíavistocaminaralossantos,yllevandoalcintounabolsadecueroyunapequeñaredomadebarrococidoparaelagua.

Y yendo a lo largo del camino se sentía lleno del gozo que procede delperfecto conocimiento de Dios, y cantaba sin cesar alabanzas a Dios. Ydespués de algún tiempo llegó a una tierra extraña en la que habíamuchasciudades.

Yatravesóonceciudades.Yalgunasdeestasciudadessehallabanenlosvalles,yotrasestabanen lasorillasdegrandes ríos,yotrasestabanerigidassobrecolinas.Yencadaciudadencontróundiscípuloqueleamóylesiguió,yle seguía también una gran multitud de gente de cada ciudad, y elconocimiento de Dios se esparció por toda la comarca, y muchos de losdirigentes se convirtieron, y los sacerdotes de los templos que albergaban aídolossedieroncuentadequehabíandesaparecidolamitaddesusganancias,y de que cuando batían sus tambores a mediodía, nadie, o tan sólo unoscuantos, venían con pavos reales o con ofrendas de carne, como había sidocostumbreenaquellatierraantesdesullegada.

Sinembargo,cuantomásleseguíalagenteymayoreraelnúmerodesusdiscípulos,tantomayorsevolvíasutristeza.Yélnosabíaporquésuaflicción

Page 213: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

eratangrande,pueshablabasiempredeDios,einspiradoporlaplenituddelconocimientoperfectodeDiosqueDiosmismolehabíadado.

Y,unatarde,saliódelaundécimaciudad,queeraunaciudaddeArmenia,y sus discípulos y una gran multitud de gente iban tras él; y subió a unamontañaysesentóenunarocaquehabíaenlamontaña,ysusdiscípulos,depie,lerodearon,ylamultitudsearrodillóenelvalle.

Yélinclinólacabeza,laocultóentrelasmanosylloró,ydijoasualma:

— ¿Por qué estoy lleno de tristeza y de temor, y es cada uno de misdiscípuloscomounenemigoqueandaaplenaluzdeldía?

Ysualmarespondiéndoleledijo:

—Diostellenódelconocimientoperfectodesímismo,ytúhasentregadoese conocimiento a los demás.La perla de gran precio la has dividido, y latúnicainconsútillahasrasgadoendospedazos.Elqueentregalasabiduríaserobaa símismo; es comoquienda su tesoro aun ladrón. ¿NoesDiosmássabiodeloqueerestú?¿QuiénerestúparadesvelarelsecretoqueDiostehaconfiado?Enuntiempofuirica,ytúmehasempobrecido.EnuntiempoviaDios,ytúmelohasocultado.

Ylloródenuevo,puessabíaquesualmaledecía laverdad,yquehabíadadoaotroselconocimientoperfectodeDios,yqueeraahoracomoalguienqueseagarraalatúnicadeDios,yquesufeleestabaabandonandoarazóndelnúmerodelosquecreíanenél.

Ysedijoasímismo:

—NohablarémásdeDios.Quienentregalasabiduríaserobaasímismo.

Yalgunashorasdespués,susdiscípulosseacercaronaélyseprosternaronydijeron:

—Maestro, háblanosdeDios, pues tú tienes el conocimientoperfectodeDios,yningúnhombremásquetútieneeseconocimiento.

Yélrespondiéndolesdijo:

—Oshablaréde todas lasdemáscosasquehayenelcieloyen la tierra,perodeDiosnooshablaré.NiahoranienningunaotraocasiónoshablarédeDios.

Yellosseencolerizaroncontraélyledijeron:

—Nos has conducido al desierto para que te escucháramos, ¿quieresdespedirnosahorahambrientos,anosotrosyalagranmultitudquehashechoquetesiguiera?

Yélrespondiéndolesdijo:

Page 214: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—NooshablarédeDios.

Ylamultitudmurmurabacontraélyledecía:

—Noshasconducidoaldesiertoynonoshasdadoalimentoquecomer.HáblanosdeDiosynosbastará.

Peroélno les respondiópalabraalguna,puessabíaquesi leshablabadeDiosentregaríasutesoro.

Y sus discípulos se fueron entristecidos, y la multitud regresó a loshogares,ymuchosperecieronporelcamino.

Ycuandoestuvosolo,selevantóydirigiósurostrohacialaluna,yviajódurantesietelunas,sinhablaraningúnhombreysindarrespuestaalguna.Y,cuandolaséptimalunaestabaensucuartomenguante,llegóaesedesiertoqueeseldesiertodelGranRío.Yhabiendoencontradounacavernaenquehabíavividouncentauro la tomópormorada,y sehizounaesterade juncosparalecho,yseconvirtióenermitaño.Y,acadahora,elermitañoalababaaDiosquehabíapermitidoqueconservaraalgúnconocimientodeélydesugrandezaadmirable.

Y una tarde, estando el ermitaño sentado delante de la cueva en la quehabía hecho su morada, vio a un joven de rostro hermoso y perverso quepasabaporallívestidopobrementeyconlasmanosvacías.Cadatarde,conlasmanosvacías pasaba el jovenpor allí, y cadamañanavolvía con lasmanosllenasdepúrpuraydeperlas;pueseraladrónyrobabaalascaravanasdelosmercaderes.

Yelermitañolemiróyseapiadódeél,peronoledijounapalabra;puessabíaquequiendiceunapalabrapierdelafe.

Yunamañana,cuandovolvíaeljovenconlasmanosllenasdepúrpuraydeperlas,sedetuvoyfruncióelceñoygolpeó laarenaconelpie,ydijoalermitaño:

—¿Porquémemirassiempredeesemodocuandopaso?¿Quéesloqueveoentusojos?Puesningúnhombremehabíamiradoantesdeesemodo.Yesunaespinaymecausaunainquietud.

Yelermitañolerespondióydijo:

—Loquevesenmisojosescompasión.Lacompasiónes loque temiradesdemisojos.

Yeljovenseriocondesdén,ygritóalermitañoconvozdesapacible,yledijo:

—Tengopúrpurayperlasenlasmanos,ytúnotienesmásqueunaesteradejuncosparaacostarte.¿Quécompasiónhabríasdetenerpormí?¿Yporqué

Page 215: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

razóntienesesapiedad?

—Medascompasión—dijoelermitaño—porquenotienesconocimientodeDios.

—¿EscosavaliosaeseconocimientodeDios?—preguntóeljoven.

Yseacercóalaentradadelacaverna.

—Esmásvaliosaquetodalapúrpurayquetodaslasperlasdeestemundo—respondióelermitaño.

—¿Ytúlotienes?—dijoeljovenladrón.

Yseacercómásaún.

—Hubountiempo,enverdad—respondióelermitaño—,enqueyoposeíaelconocimientoperfectodeDios;peroenminecedadmeseparédeél,y lorepartí entre losdemás.Noobstante, inclusoahora, loquemequedade eseconocimientoesmásvaliosoquelapúrpuraolasperlas.

Y cuando oyó esto el joven ladrón, arrojó la púrpura y las perlas quellevabaenlasmanos,ysacandounacimitarraafiladadeacerocurvadodijoalermitaño:

—Dame, ahoramismo, ese conocimiento deDios que posees, o ten porciertoquetemataré.¿Cómonohabríademataraquientieneuntesoromayorquemitesoro?

Yelermitañoextendiólosbrazosydijo:

—¿NoseríamásventajosoparamíiralasmoradasrecónditasdeDiosyalabarlequevivirenelmundosintenerconocimientodeél?Mátamesiesésetudeseo,peronoteentregarémiconocimientodeDios.

Yeljovenladrónsepusoderodillasylesuplicó,peroelermitañonoquisohablarle de Dios, ni darle su tesoro, y el joven ladrón se levantó y dijo alermitaño:

—Seacomodeseas.Encuantoamí,iréalaciudaddelosSietePecados,queestásóloatresdíasdecaminodesdeestelugar,yacambiodemipúrpuramedaránplaceres,yacambiodemisperlasmevenderánalegría.

Yrecogiólapúrpuraylasperlasysefueapresuradamente.

Yelermitañolellamóagritosylesiguióylesuplicó.Porespaciodetresdíassiguióaljovenladrónporelcaminoylerogóquevolviera,quenoentraraenlaciudaddelosSietePecados.

Y de vez en cuandomiraba hacia atrás el joven ladrón al ermitaño y lellamaba,ydecía:

Page 216: Cuentos Completos Por Oscar Wilde

—¿Quieres darme ese conocimiento deDios que esmás valioso que lapúrpuraylasperlas?Siquieresdármelo,noentraréenlaciudad.

Ysiemprerespondíaelermitaño:

—Todaslascosasquetengotelasdaré,menosesaúnicacosasolamente;puesesacosanomeeslícitoentregarla.

Y, al crepúsculo del tercer día, llegaron cerca de las grandes puertasescarlatadelaciudaddelosSietePecados.Ydelaciudadllegabaelsonidodemuchasrisas.

Y el joven ladrón respondió con otra risa, y quiso llamar a la puerta.Ymientraslohacía,seadelantócorriendoelermitañoylecogióporlosplieguesdelatúnica,yledijo:

—Extiendelasmanos,yponlosbrazosentornodemicuello,aproximaeloídoamislabios,ytedaréloquequedadelconocimientodeDios.

Yeljovenladrónsedetuvo.

YcuandoelermitañohuboentregadosuconocimientodeDios,searrojóalsueloylloró,yunagranoscuridadleocultódelaciudadydeljovenladrón,asíquenolosviomás.

YmientrasyacíaallíllorandosedabacuentadequehabíaUnodepieasulado,yelqueestabaasuladoteníalospiesdebronceyloscabelloscomodelanafina.YÉlalzóalermitañoyledijo:

—AntesteníaselperfectoconocimientodeDios;ahoratendráselperfectoamordeDios.¿Porquélloras?

Ylebesó.

¿Tegustóestelibro?Paramáse-BooksGRATUITOSvisitafreeditorial.com/es