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mesa directiva contabilidad corrección de pruebas El mundo es un carnaval: La obra de Nicolás de Jesús 16 Francisco Piña director ejecutivo diseño de portada y cartón consejo editorial ilustraciones director editorial distribución diseño Para obtener más información sobre las distintas secciones de la revista, publicidad y clasificados, servicios editoriales o suscripciones, escríbanos a: fotógrafía © Rius: Ilustración tomada de La panza es primero, editorial grijalbo Rius

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dossierEditorial 3

La tecnología en la industria alimentaria: ¿Uso o abuso? 4 Julio RangelLo que comen nuestros niños 6 Jochy Herrera

Notas descabaladas sobre la comida mexicana 8 Francisco PiñaCorridos a la italiana 9 Erika Buchancow

El exceso y los alimentos, o lo barato sale caro 10 Moira PujolsEl otro lado de la comida rápida 11 Eric Ruder

El maíz: El dios de los frutos y fruto de los dioses 12 León Leiva Gallardo

deshorasVacío y feliz 14 José DíazPasar por ahí 14 José Díaz

Este día volví a quedarme solo 15 José DíazEsto no es un juego, Zurdito 18 Gerardo Cárdenas

mirada cómplice El mundo es un carnaval: La obra de Nicolás de Jesús 16 Francisco Piña

tiempo extra Antonio Muñoz Molina (entrevista) 21 Verónica Estebán

El Ché: Diarios de motocicleta y la juventud 22 Juan Mora-Torresel triunvirato: jesús. la coca-cola. el ché. 23 om ulloa

Voces de la diversidad 23 Iván TorrijosEl norte: Única opción 24 Raúl Dorantes

La política educativa de los City Colleges de Chicago 25 Febronio ZatarainEn Uruguay sí hay razones para celebrar 26 Hanna Luna

Pancho Villa, el hombre 27 Ana Luz Pérez DuránDos grandes obras del Festival Internacional de Cine 27 Raúl Dorantes

y Febronio ZatarainLa buena (torna)mesa: P18 28 Giovanni Matallana

tiempo de sobra La rendición honorable 29 Marco Escalante

mesa directivaFrances R. Aparicio, Ricardo Armijo, Raúl Dorantes, Gregory X. Gorman,

Jochy Herrera, Francisco Moreno, Francisco Piña, Moira Pujols

director ejecutivoFrancisco Piña

director editorialRaúl Dorantes

consejo editorialRaúl Dorantes, José Ángel Navejas,

Ana Luz Pérez Durán, Francisco Piña, Julio Rangel, Febronio Zatarain

corrección de pruebasJulio Rangel

diseñoFrancisco Piña

diseño de portada y cartónGiovanni Matallana

fotógrafíaKari Lydersen, María Salgado

ilustracionesRius

grabadosNicolás de Jesús

directora administrativaMoira Pujols

distribuciónJosé Guzmán

contabilidad Humberto Uribe

© contratiempo NFP773.769.2923

1434 West Thorndale Avenue Chicago, IL 60660

Para obtener más información sobre las distintas secciones de la revista, publicidad y clasificados, servicios editoriales

o suscripciones, escríbanos a:

[email protected]

© Rius: Ilustración tomada de La panza es primero, editorial grijalbo

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año por hambre o de enfermedades curables. En los Estados Unidos, los problemas de salud

alimenticia se dan al revés: el ciudadano prome-dio consume 1,500 libras de alimento por año que representan un millón y medio de calorías. La ciencia médica señala que el adulto necesita1,800 calorías diarias para mantener un estadosaludable, es decir, unas 650 mil calorías al año.Si al excedente de 850 mil calorías le añadimos el sedentarismo, la falta de ejercicio físico, secompleta la ecuación de la obesidad.

Durante mucho tiempo, la sociología catalogóla obesidad como “enfermedad del desarrollo”, osea que sólo la podían padecer aquellos que teníanla capacidad económica de comer a sus anchas.Pero los avances de la ciencia médica han preve-nido a las clases medias y altas de hoy en día delos daños que produce el exceso de calorías. Alnorte del río Bravo el bolsillo y la talla ya no vana la par. En estos lares, la obesidad y la diabetesque conlleva, atacan con más fuerza en los esta-dos donde reside la mayor pobreza: Mississippi yTennessee. Allí, como en Los Ángeles, Chicago oNueva York, uno de cada cuatro niños condena sufuturo a las ya muy conocidas enfermedades del“primer mundo” al ser víctima del sobrepeso.

Numerosos estudios demuestran que, indepen-dientemente del país de origen, los inmigrantesson tan vulnerables a los patrones dietéticos im-perantes en su nueva patria como lo son los habi-tantes locales. Los que abandonan la miseria queimpera en su terruño en busca de una mejoría e-conómica, a veces lo pagan con una enfermedadcrónica o con una muerte prematura. El comergrasas animales en exceso y la falta de ejercicio,hacen que en pocos años un gran número de inmi-grantes acabe acumulando grasas que tarde o tem-prano lo perjudican.

El presente número de contratiempo intenta,por un lado, mostrar a la población hispanoha-blante la problemática que genera la mala alimen-tación. También incluimos textos que abordan eldisfrute de preparar y paladear un buen platillo; esdecir, la alegría que le otorga a un inmigrante deGuerrero, Santo Domingo o Tegucigalpa, sazonarel exilio con achiote, recaíto, ñame o arracachá;No hay como un plato de ajaco para recordar quesomos de Colombia, un nacatamal para sabernosnicaragüenses.

El hecho de que el degustar —lo mismo que el mirar, el escuchar, el palpar y el olfatear— noshaya sido dado para el disfrute, no quiere decir quedejemos de estar alertas. No permitamos, pues, quelos medios de comunicación, en especial la tele-visión, distorsionen el gran legado culinario quehemos heredado no sólo de nuestros antepasadossino de la cultura universal.

Durante los últimos dos siglos, los biólogos y los antropólogoshan explicado las razones por las que el ser humano fue evolu-cionando hasta convertirse en un animal de locomoción bípeda,provisto además de un enorme cerebro que le ha permitido in-ventar herramientas que lo han llevado a conquistar, muchasveces agrediendo a la naturaleza misma, hasta el último rincóndel mundo. Todo indica que la evolución de este peculiar ma-mífero partió de un necesidad fundamental: la búsqueda de ali-mentos para garantizar su subsistencia. Quizá de esta prácticase derive el conocido proverbio we are what we eat, que se traduce a “somos lo que comemos”.

Era, sin duda, el instinto del hambre lo que hacía que elhombre de las cavernas recolectara frutos y cazara. Ambasactividades obligaban al desplazamiento de un lugar a otro, y en ese desplazamiento que implicaba confrontación y lucha,sobrevivían los más fuertes. Tuvieron que pasar siglos para queel homínido se diera cuenta de que tanto lo que cazaba como lo que recolectaba se digería mejor si era expuesto al fuego. Y también tuvieron que pasar otros siglos para que entendieselos ciclos de la naturaleza y descubriera la agricultura, consi-derada por muchos como el elemento esencial para que el hom-bre se volviera sedentario. Junto con la agricultura, llegó la ga-nadería, la propiedad, la familia, las clases sociales, el comer-cio, y con todas esas prácticas e instituciones se fue desarro-llando el arte culinario.

Las condiciones del ser humano de nuestros días, en muchosaspectos no son mejores que las de otrora. A pesar de que yano estamos a merced de los elementos ni de las bestias salva-jes, y de que hemos explorado el sistema solar y codificado elgenoma humano, seguimos padeciendo enfermedades muchasveces prevenibles y evitables. Lo paradójico es que hoy nosenfermamos como resultado de los avances que en otros tiem-pos nos llegaron a beneficiar: el sedentarismo, la abundancia yla disponibilidad de comidas. Si bien las semillas genética-mente modificadas producen los tomates más rojos y frescosimaginables, y si bien transportamos productos de un conti-nente a otro sin que sufran la más mínima descomposición,ahora, en los países industrializados, nos enfermamos por el exceso de alimentos y por los efectos de la diversidad dequímicos que se usan para “mejorar” la semilla, la tierra y el fruto. Víctimas de una morbosa abundancia que el mercadopromueve tenazmente, un gran sector de la sociedad se fía delos medios de comunicación para escoger sus alimentos. En losEstados Unidos, la comida rápida ha ido sustituyendo al actosocial de la cena, sobre todo entre las clases menos favoreci-das; porque el tener mayores ingresos y mayor educación, re-presenta también mejores hábito alimenticios. Entre los pobres,el hogar ha dejado de ser el santuario de lo saludable, ya queno se tienen herramientas educativas para defenderse de laagresión televisiva.

Si en los Estados Unidos la comida abunda, hay muchosotros países en los que se padece de perennes hambrunas, de-bido a veces a fenómenos de la naturaleza (las sequías en elSudán y los monzones de Bangladesh) o por causa de los mo-delos socioeconómicos (el hecho de que tres cuartas partes dela humanidad sobreviva con un dólar al día). No hay que olvi-dar que más de 30 millones de infantes en el mundo mueren al

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Julio Rangel

programa de radio Fresh Air, Polland se explaya:“Lo que permite convertir un becerro de 80 librasen una res de 1,250 libras son vastas cantidades de maíz, antibióticos y hormonas de crecimiento.”Es esta mezcla lo que permite acelerar el proceso de engorde, además de la genética, pues gradual-mente avanzamos hacia un tipo de animal cuyo sistema digestivo será capaz de digerir el maíz sin problemas.

Durante su digestión, la vaca libera grandes can-tidades de gas, en particular metano. El maíz no lepermite liberar gases, creando una especie de limoque produce acidez (su pH estomacal es normal-mente balanceado cuando come pasto) provocandofisuras, una especie de úlceras gástricas. Es aquícuando entran en acción los antibióticos. De másestá decir que todas estas substancias pasan direc-tamente al organismo del consumidor.

Otro caso ilustrativo es el de la carne de pollo.Danila Oder reporta que un estudio del InstitutoNacional de Salud, en los Estados Unidos, encontróniveles de arsénico más altos que lo esperado en lacarne de pollo. “Es típico usar arsénico en la comi-da de los pollos”, dice Matt Flanagan de Shelton’sPoultry, “porque irrita la capa del estómago y tienensiempre hambre; comen sin control.” El estudio es-tablece que “el consumo de pollo en los EstadosUnidos se ha incrementado de 32 libras por perso-na en 1996 a 81 libras por persona en 2000”.

Por otro lado, el uso de hormonas es legal, puesel gobierno afirma que no hay pruebas de que seannocivas. Sin embargo, para Pollan hay evidenciassuficientes de que el incremento de estrógenos en

los alimentos tiene ya un efecto en la salud pública,desde el hecho de que “las chicas maduren máspronto de lo que lo hacían hace algunos años, hasta la reducción de esperma en los hombres y el desarrollo de los pechos de los muchachos quevemos actualmente”.

Semillas patentadasEn lo que respecta a los vegetales, la preocupaciónprincipal apunta hacia la modificación genética delas semillas para producir frutas y verduras resis-tentes a las plagas, con mejor color y textura, y so-bre todo, capaces de aguantar el largo viaje desde la granja, en algún rincón perdido del mundo, hasta nuestra mesa sin echarse a perder.

La ingeniería genética es una técnica de labora-torio que permite cortar, unir y transferir genes dealguna especie a otra con la que no está relaciona-da. La compañía Monsanto ha acaparado el merca-do de las semillas genéticamente modificadas, pa-tentando el ADN de todas las semillas que vende.De esta manera, la compañía impide una prácticaancestral de la agricultura como es el guardar se-millas de una cosecha para la siguiente. Esto, porsupuesto, con el fin de vender semillas nuevas cadaaño. Monsanto exige a cada cliente que firme uncontrato comprometiéndose a pagar una cuota porcada acre de semillas que plante y a permitir que lacompañía haga inspecciones en la propiedad y asívigilar su cumplimiento.

Es ilustrativo el caso de la región deSaskatchewan, Canadá, donde varias semillas“patentadas” han polinizado por el viento a otras

Caminar por un supermercado puede ser una experiencia de lo más ordinaria:montones de formas, logos y colores asaltan nuestro campo visual con intermi-nables opciones, en un paisaje tan familiar que resulta casi inadvertido. A lasnuevas generaciones seguramente les resultará difícil creer que hubo un tiempoanterior al Tang. En una ocasión en que invitaron a Ramón Gómez de la Sernaal campo, éste respondió: ¿A ese lugar donde los pollos andan crudos? El cam-po, y con él el mundo agrícola, se vuelve una imagen difusa y una experienciainhóspita para el urbanita moderno. Cultura y comida van siempre a la par, y entanto la tecnología avanza en la investigación de las modificaciones genéticasde los cultivos y las granjas independientes son absorbidas por las grandes com-pañías, la búsqueda de mayores ganancias tiene efectos en la comida que con-sumimos cada día.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, los países industrializados ex-perimentaron una fe sin límites en la tecnología. Las películas y caricaturas de ciencia ficción de los cincuenta y sesenta nos mostraban a los personajes ali-mentándose de píldoras, o alguien presionaba un botón y su cena aparecía en un compartimiento empotrado en la pared. “El nacimiento de la comida rápidacoincidió con la glorificación de la tecnología de la era de Eisenhower”, escribeEric Schlosser en el libro Fast Food Nation “con eslogans optimistas como ‘unavida mejor gracias a la química’ y ‘nuestro amigo el átomo’.” Efectivamente,entre menos nexos tenía la comida con la agreste naturaleza, más sofisticada yatractiva resultaba. En un artículo publicado en The New York Times Magazine,Michael Pollan recrea sus años de infancia: “Para 1965, íbamos de lleno haciaun futuro de comida sintética. Para entonces el consumir plantas o animales identificables empezaba a sentirse de alguna manera ‘pasado de moda’ en tan-to, los técnicos de alimentos traían un nuevo producto tras otro: Cool Whip,Pop-Tart, Kool Aid…”. Es la época del pan Wonder y los Twinkies.

Las tentaciones de la carneLos hábitos alimenticios de los humanos contemporáneos están condicionadosen gran medida por el tiempo y la economía, así como por la intensa presenciade los medios de comunicación. Hubo una época en que los pueblos obteníansus alimentos de la mano de los agricultores y de los comerciantes de la comu-nidad. Hoy, para satisfacer las demandas de las grandes urbes, incrementar susganancias y optimizar su productividad, las nuevas granjasde crianza de ganado vacuno y avícola recurren a hormo-nas, antibióticos y, como en el reciente caso de la carne depollo, arsénico, para engordar rápidamente a los animales.

Tal como escribe Michael Pollan en el citado artículo,“el crecimiento de la industria alimentaria estadounidensesiempre chocará contra un hecho biológico problemático:por más que tratemos, cada uno de nosotros sólo puedecomer alrededor de 1,500 libras de alimentos en un año”.Y agrega que no obstante, “la industria se las ha arregladopara incrementar esas cifras (y la epidemia de obesidad esprueba de su éxito)”. El ex editor de la revista Harpers yautor del libro The Botany of Desire, en “Power Steer”,uno de sus reportajes más comentados, sigue el transcursode una res que compró en su etapa de becerro hasta elmatadero.

Pollan sostiene que hoy en día la alimentación de lasvacas consiste primordialmente en maíz enriquecido confructosa, lo que supone una alteración drástica con respec-to a lo que han comido desde siempre, el pasto. El sistemadigestivo de estos animales evolucionó para comer pasto,algo que nosotros no podríamos digerir. En su reportajeescribe que los abuelos de los hermanos Blair, ganaderosde South Dakota, sacrificaban sus reses a los cuatro ocinco años, sus padres lo hicieron a los dos o tres años y ellos lo hacen a los 14 o 16 meses. Entrevistado en el © Andreas Gursky: 99 Cent. 1999, Chromogenic color print. 6 ' 9 1/2" x 11' (207 x 337 cm).

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no alteradas genéticamente, provocando que Monsantoaplique demandas judiciales a los dueños de propiedadesdonde se han encontrado sus semillas. Esto ha provocado lafrustración de los granjeros de vegetales orgánicos, quienesse quejan de que sus sembradíos pueden estar contaminados.

Una vez que las semillas se plantan, sólo puede usarse unpesticida, Roundup, producido por Monsanto, de una fuerzatal que cualquier semilla regular no lo resiste. Dicho insecti-cida es actualmente la tercera causa de enfermedad entre lostrabajadores agrícolas. Según el Journal of Pesticide Reform,el glifosato (Roundup) es “seriamente tóxico para los anima-les e incluso los humanos... Su contenido ha causado dañogenético en las células humanas, en los moscos de la fruta y en las células de la cebolla; puede inducir una disminuciónen la producción de esperma en las ratas macho además decontribuir al bajo peso de bebés humanos... Los residuos enel suelo persisten por un año, dañando la población de insec-tos benéficos, aves, peces y gusanos”.

Monsanto aprovecha sus contactos en altos puestos delgobierno estadounidense, y de hecho éste ha sido acusado de presionar otros gobiernos para proteger los intereses de lacompañía. En su reportaje Frankenfoods, Liane Casten cuen-ta la historia del doctor Arpad Pusztai, quien fue suspendidode su puesto de investigador en el Rowett Research Institute,en el Reino Unido, en 1998, terminando con una distinguidacarrera. Pusztai encontró que el dar de comer papas genética-mente modificadas a ratas de laboratorio daba como resultadoun “profundo efecto fisiológico” en su crecimiento y desa-rrollo. Los resultados de su investigación sorprendieron alpropio Pusztai y causaron la inmediata hostilidad hacia él,confiscándosele todos los datos de sus experimentos y “se-llando” sus computadoras. Casten cita a Ronnie Cummins, de la campaña Pure Food, que dice: “Su despido y el con-siguiente encubrimiento a cargo del gobierno del ReinoUnido fueron una consecuencia directa de la presión queactualmente ejerce la Casa Blanca sobre Tony Blair paradejar la puerta abierta a Monsanto y otras empresas bio-técnicas”.

Así, en tanto la mayoría de los países europeos se resiste a la apertura total hacia este tipo de alimentos, buscando laregulación y en algunos casos la prohibición, en EstadosUnidos crecen las demandas por daños del insecticidaRoundup.

Datos de 1998 estimaban que de 60 a 70 % de los alimen-tos en tiendas estadounidenses tenían componentes genética-mente modificados y el 30 % de la soya cultivada en estepaís había sido genéticamente modificada. La Administraciónde Drogas y Comida (FDA) preveía entonces que para el año2000, de 100 a 150 nuevos productos de este tipo entrarían almercado. Cabe decir que la FDA ha sido acusada de encubrira estas compañías al no permitir un extensivo período deprueba para los mencionados productos, además de permitirque no sean etiquetados como tales en el mercado. De hechoMonsanto, fabricante de una hormona para vacas que las

hace producir hasta 20 %más leche, ha saboteado apequeñas compañías quehan intentado poner a suproducto la etiqueta “nocontiene hormonas”. Se-gún la revista The Lancet,esta hormona incrementaen las mujeres hasta sieteveces la posibilidad decáncer premenopáusico.

En suma, la alteracióndel orden biológico natu-ral que supone la modifi-cación de los genes en lassemillas no ha sido estu-diada en sus efectos a lar-go plazo. Los intereses delas corporaciones de bio-tecnología han aceleradola producción de estos ali-mentos aun cuando talesmétodos son demasiado

nuevos para conocer sus consecuencias. En mayo de este año,la revista Wired presentó un reportaje sobre una nueva técni-ca, llamada “cultivo inteligente” o Smart breeding, que se sir-ve de la biotecnología para crear alimentos orgánicos. Estoes, en vez de insertar, por ejemplo, el gen de una bacteria queprotege a la planta de los insectos, se recurre a la habilidadinnata de la misma planta. Se dice que casi cada cultivo tieneun correspondiente banco de genes en sus miles de “parien-tes”. El arroz, digamos, tiene 84,000 tipos de semilla. Loscientíficos buscan entre este inmenso banco de genes las va-riedades con inmunidad a las plagas. Al ubicar una regiónespecífica de uno de sus cromosomas, y una vez que se hadetectado el rasgo particular, se procede a la hibridizaciónnatural en otras plantas “emparentadas” que no lo tienen.Esta técnica, se dice, evitará en el futuro las prácticas mono-pólicas, al ser impatentable, dejando satisfechos a los naturis-tas más radicales. ¿Demasiado optimismo? Está por verse.

Comer como acto políticoA finales de los sesenta, la euforia por los alimentos llenos decolorantes y saborizantes que causaron furor años atrás habíasido eclipsada por el surgimiento de la contracultura, que en-tre sus valores promulgaba un regreso a la comida natural. En aquel momento, comer se volvió un acto político (conmilitancia y dogmatismo incluidos). Hoy la comida orgánicaresurge conforme aumenta la preocupación por el uso de hor-monas, pesticidas y alimentos genéticamente alterados. Y haresurgido a tal grado que, según el Chicago Reader, la co-mida orgánica es el sector comercial que vende el 1.5% de toda la comida de Estados Unidos, alcanzando ganancias de 10,000 millones en 2003, un considerable incremento de 20 % sobre el año anterior.

En su deseo de obtener una tajada del creciente mercadode comida orgánica, la agricultura corporativa ha presionado

de diversas maneras para que el Departamento de Agriculturade los Estados Unidos (USDA) relaje las normas que deter-minan lo que es orgánico. El último, y quizá más inquietanteintento, fueron las interpretaciones técnicas que la USDA,por medio del Programa Nacional Orgánico, dio a conocer el pasado 13 de abril. Éstas se presentaron como documentoguía para determinar qué productos califican como orgánicos.Entre otras cosas, la leche de vacas tratadas con antibióticospuede ser vendida como orgánica 12 meses después de termi-nado el tratamiento (cuando las granjas de productos orgáni-cos difícilmente recurren a los antibióticos). Otra “aclara-ción” importante es que se puede alimentar al ganado vacunocon pescado, aun cuando el ganado “orgánico” no come pes-cado, y éste contiene potencialmente antibióticos. Una de lasregulaciones permite a los granjeros que han usado químicosvetados conservar su estatus de “orgánico” si, como lo estipu-la la ley en algunas instancias, esos químicos no aparecennombrados en la lista de ingredientes de los pesticidas.

Las cooperativas que han trabajado en la producción de alimentos orgánicos han mostrado su indignación ante un hecho que confunde al público consumidor e incrementala desconfianza, si bien permite a una gran variedad de pro-ductos exhibir el prestigioso sello “orgánico”. La presión para revertir esas “aclaraciones” crece con fuerza y existe la posibilidad de que sean retiradas.

Como cualquiera que haya tratado de comprar alimentosorgánicos lo sabe, éstos son más caros que los alimentos“regulares”. Es difícil pensar que alguien que gana el salariomínimo pueda comprar un tomate de $1.50 en Whole Foods.La revista Utne recoge las declaraciones de Anuradha Mittal,director del Instituto Oakland, en las que propone como alter-nativa para hacer accesible este tipo de alimentos, entre otrascosas, que los mercados de granjeros y las cooperativas deagricultores acepten estampillas y cupones de comida, y quese establezcan programas de trabajo voluntario en los quepersonas de bajos recursos puedan cambiar trabajo por comi-da. Este es quizá el siguiente paso en la consolidación delmovimiento de comida orgánica: el hacer sus productos ac-cesibles y el estructurarse como un planteamiento viable, másallá de la euforia new age, y como alternativa a las prácticasmonopólicas de la agroindustria. Algunas granjas cooperati-vas ofrecen opciones sin intermediarios, como el pago de unasuscripción que permite obtener dos bolsas grandes de frutasy verduras orgánicas por $30 dólares semanalmente; (infor-mes en http://www.kingshillfarm.com/contact.php).

Al cierre de este artículo, apareció en la revista Wiredde noviembre un encabezado en portada que reza: “¿Están los capos colombianos de la droga creando cocaína mo-dificada genéticamente?” La respuesta es instantánea: Se habían tardado.

© Rius: Ilustración tomada de La basura que comemos, editorial grijalbo

© Rius: Ilustración tomada de La basura que comemos, editorial grijalbo

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Apenas hace tres décadas un reducido número de empresas orientaba sus estrategias de pro-moción a la población infantil de Norteamérica. Paquetes de cereales, juguetes y dulces, queaparecían junto a Disney y McDonald’s, iniciaban la conquista de “la última frontera del mer-cado”: nuestros niños. Hoy, la industria de comida rápida invierte $3,000 millones anuales enanuncios dirigidos a los menores a través de diversos medios: televisión, radio, cine, parques,videos, juguetes, concursos, revistas, internet y, penosamente, también en las aulas y autobusesescolares.

Es indudable que el aparato propagandístico de los medios de comunicación juega un papelpreponderante en los hábitos alimenticios que priman en nuestra sociedad. Sin embargo, lasinstituciones educativas, los factores ambientales y culturales, la educación de la población ysu capacidad adquisitiva, las influencias genéticas, entre otros, son también responsables de laobesidad infantil, peligrosa epidemia que amenaza las futuras generaciones. Cifras del Centrode Control de Enfermedades y la Academia Norteamericana de Pediatría revelan que el 15% de los menores entre 6 y 18 años son obesos, tres veces más que lo reportado entre 1975 y1980. La situación es peor en la población latina y afroamericana, donde la obesidad afecta a 4 de cada 10 niños. Las estadísticas sugieren que más de la mitad de los menores obesos lo serán también durante su vida adulta, desencadenando enfermedades como la diabetes, lahipertensión o el colesterol. Trastornos de conducta, psíquicos y de autoestima consecuenciadel sobrepeso son frecuentes y particularmente perjudiciales durante la pubertad y la adoles-cencia, etapas críticas del desarrollo de la personalidad.

Entendemos que, de todos los factores condicionantes de la alimentación individual, losmás importantes siguen siendo los socioeconómicos: qué podemos comer y qué se nos invita a comer determinan nuestras elecciones y la de nuestros hijos.

A pesar del impacto que la obesidad infantil tiene en los costos de la salud ($117 mil millones al año), hay una inercia de parte de las autoridades denunciada por instituciones no-gubernamentales, quienes organizan campañas masivas que responsabilizan a los medios. Enmarzo de este año, la Kaiser Family Fundation presentó ante el Congreso Norteamericano elreporte más detallado que sobre el tema se haya publicado (www.kaiserfamilyfoundation.org ).Su contenido evidencia la relación entre el aumento en la obesidad y la publicidad dirigida a lapoblación infantil, pues la influyen cada vez más con imágenes televisivas que le “instruyen”en la selección de “alimentos” junto a sus caricaturas favoritas (estudios conducidos en meno-res de tres a seis años indican que, luego de Santa Claus, Ronald McDonald es su personajemás conocido). Las agencias publicitarias modernas poseen divisiones infantiles (Small Talk,Kid Connection, Kid2Kid, The Gepetto Group, Just Kids...) donde un grupo de expertos estudialas teorías del desarrollo infantil y los planteamientos de Piaget y Erikson con el propósito depenetrar la mente virgen de sus jóvenes clientes.

El reporte de la fundación ya mencionada provee datos escandalizantes: un niño promedioinvierte tres horas al día frente al televisor, donde es saturado con 40 mil comerciales al año.

Jochy Herrera

© Rius: Ilustración tomada de La basura que comemos,editorial grijalbo

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De éstos, el 63% promueve alimentos rápidos, dul-ces, sodas y cereales. Bastarían algunos ejemplospara comprender el impacto que sobre la salud ejer-ce esta propaganda: a) el 25% de los vegetales in-geridos en el país son papas fritas; b) los niños esta-dounidenses consumen comida rápida uno de cadatres días de la semana, y el 90% visita McDonald’spor lo menos una vez al mes; c) el 15% de las ca-lorías ingeridas diariamente por los adolescentesprovienen de bebidas gaseosas (unas dos latas dia-rias); d) varias encuestas revelan que el 60% de pre-púberes consideran que la comida rápida es más nu-tritiva que la hogareña; e) mientras el gobierno desti-na $193 millones al año a campañas educativas con-tra la obesidad, solamente en el año 2000 la CocaCola invirtió $300 millones en sus comerciales; f)estudios publicados en el Journal of The AmericanMedical Association indican que la prevalencia deobesidad en los niños aumenta un 2% por cada hora diaria frente al televisor.

The bottom lineRecientemente, The New York Times afirmó que “el cortejo comercial dirigido a los niños no nos sorprende puesto que es ahí donde está el dinero”;expertos de mercadeo anticipan que durante el añoen curso, los niños de este país consumirán $3,500millones de su “propio dinero”. Las ventas de comi-da rápida se proyectan en $100 mil millones por año,más que los gastos que el ciudadano común invierteen libros, revistas, discos, películas y videos combi-nados. La empresa prototipo en este ramo, el empo-rio McDonald’s, posee 35 mil franquicias en todo elglobo (siendo los cobros de renta su principal fuentede ingreso). McDonald’s es, sin duda, el mayor con-sorcio alimenticio del mundo: primer comprador decarne de res y papas en los Estados Unidos y segun-do de carne de pollo; principal vendedor de Coca Cola del planeta y también el mayor empleador de este país, ya que contrata un millón de personas cada año. Y a pesarde ser la marca líder en gastos propagandísticos del mundo($600 millones al año), sus empleados perciben el salariomás bajo entre los trabajadores del país (exceptuando a los jornaleros agrícolas).

Las gaseosas constituyen el segundo renglón de la cul-tura de la comida rápida. Catalogadas como dañinas paralos dientes y para el desarrollo óseo por las organizacionescientíficas y médicas, las gaseosas son causantes directasdel consumo excesivo de calorías en los jóvenes. Tresmarcas (Coca-Cola, Pepsi y Dr Pepper) controlan el 91%de las ventas, que en el año 2000 alcanzaron $64 mil mi-llones. Curiosamente, el sitio web de la Asociación Nacio-nal de Bebidas Gaseosas (www.nsda.org) declara que noexiste prueba científica que relacione enfermedad algunacon el consumo de estos productos.

Azúcar y más azúcarDurante el año 1700 en Gran Bretaña se consumieron 23 mil toneladas de azúcar, unas siete libras por persona;mientras que en la Norteamérica contemporánea, unas 150 libras por persona por año (los adolescentes ingieren,en promedio, 34 cucharaditas diarias). Más de la mitad deesta azúcar es derivada de fructosa extraída del maíz. Lafructosa es un dañino sustituto del azúcar de caña o deremolacha, genéticamente modificado y procesado. Estamultimillonaria industria (a quien los contribuyentes sub-sidiamos con $20 mil millones al año) expande sus ten-táculos en todas las esferas de la tecnología: engordandolos animales de consumo humano abaratando así su pro-ducción; en la manufactura de combustibles y materialesplásticos; en la preservación de alimentos, desde la salsade espaghettis y los condimentos, hasta el jugo de fruta y,por supuesto, las gaseosas. (La principal de las cuatro em-presas que controlan el negocio de la fructosa, ArcherDaniels Midland, fue investigada por el FBI en 1995debido a sus cuestionables prácticas corporativas).

McAulas y CokebusesDesde 1946, más de 26 millones de niños se beneficiandiariamente del National School Lunch Program, una iniciativa auspiciada por el gobierno federal que proveealmuerzos de valor nutritivo y a bajo costo a 100 mil es-cuelas públicas en toda la nación. Este programa está sien-do invadido por las cadenas de alimentos rápidos y gase-osas. El distrito número 11 de Colorado Springs, Colora-do, inició en 1993 lo que es ya costumbre en muchas es-cuelas públicas de la nación: la promoción de anuncios deBurger King y Coca Cola en pasillos y autobuses. Graciasa Taco Bell, Dr Pepper, McDonald’s, Subway y Pizza Hut,centenares de planteles complementan sus recortados pre-supuestos a cambio de dinero o “programas educaciona-les” organizados por empresas como Lifetime LearningSystems, la mayor productora de artículos corporativos de apoyo “educacional” en el país. A cambio, los estu-diantes beben gaseosas y comen junk food en los otrora sacrosantos terrenos escolares.

De acuerdo con la American School Food ServiceAssociation, la tercera parte de las secundarias vendencomida rápida, promovida a través de Channel One, la redde televisión que millones de estudiantes ven diariamenteen sus aulas. Las máquinas tragamonedas son ya parte delentorno y, para colmo, no es raro encontrar distritos esco-lares propietarios de franquicias de Subway y Taco Bell.

Nuestras instituciones son incapaces de fomentar lasuficiente participación estudiantil en la educación física y los deportes; de hecho, en los últimos diez años ésta seredujo del 42% al 32%, lo que, añadido a recortes presu-puestarios ha incentivado la inactividad del estudiante.(Illinois es el único estado de La Unión donde la ley o-bliga a la implementación de la educación física escolar).

ColofónProponer soluciones fuera de un contexto sociopolíticosería francamente perder el tiempo. Es necesaria una trans-formación radical en la manera en que nuestros hijos seeducan: un enfoque participativo que incluya el núcleofamiliar y el círculo comunitario, donde los distritos esco-

lares y las autoridades federales tomen cartas en un es-fuerzo concienzudo dirigido a proteger los menores de lainvasión de comerciales. Tal como en Escandinavia, Italia,Australia y Canadá, esta propaganda debería estar fueradel alcance de los niños. Desafortunadamente, ella estásujeta a muy pocas regulaciones gubernamentales. LaAdministración Federal de Alimentos y Fármacos (FDA)destina sus recursos a la industria medicamentosa y susinspectores visitan las procesadoras de alimentos, comopromedio, una vez cada diez años.

La mejoría de las condiciones materiales que afectan a las familias más desprotegidas del país indudablementeconllevará a una mejor alimentación. Por otra parte, lascampañas gubernamentales de educación pública se que-dan cortas y las megacorporaciones del alimento parecenser intocables ya que, gracias a su lobbying power, todointento de regulación es fallido. Los proyectos de leypropuestos recientemente por los senadores Kennedy y Fitzgerald (R-Il) adjudican poderes a la Federal TradeComission (FTC) para regular la propaganda comercialhacia los niños. La Academia Norteamericana de Pediatríaha denunciado en múltiples ocasiones sus efectos dañinos,y, si hace treinta años la industria del cigarrillo fue obliga-da a regular sus anuncios, ¿por qué no ha ocurrido lo mis-mo con la industria de junk food?

Se ha propuesto también el cobro de impuestos extras a las gaseosas, como se hace con el licor y el tabaco, cu-yas recaudaciones se invertirían en campañas de preven-ción. En fin, reconocemos el carácter multidimensional de este problema y la complejidad de sus soluciones. El reclamo de la población a los representantes elegidos,la regulación de la promoción comercial a menores y sueducación temprana, son intervenciones prioritarias. Mien-tras tanto, empecemos por lo más simple: usemos nuestropoder de consumidores y dejemos de comprarle a nuestrosniños basura disfrazada de alimento.

Ronald McDonald in the classroom. © 1989 by Evan Johnson/Impact Visuals. Tomado de Fast Food Nationde Eric Schlosser, editorial Perennial, An Imprint of HarperCollins Publishers

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Francisco Piña

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afinidad que podrían tener con las grandes trasna-cionales de comida por ofrecer una comida rápida y que llena, pero poco nutritiva. La explosión detaquerías y restaurantes mexicanos, cabe decir, también creó una nueva clase media en Chicago.

Por otra parte, los antojitos se volvieron unplatillo que reúne a las familias en días de fiesta y en la mesa de todos los días; los guisados tradi-cionales con carne remplazan abrumadoramente lasfrutas y legumbres. Los hijos de los inmigrantestambién contribuyen a moldear el menú de sus ca-sas, y quizá de una manera pintoresca lo ilustra a laperfección la canción Vámonos al rancho a ritmo dehip-hop mezclado con banda del grupo Akwid deSouth Central, Los Ángeles: “Ya siéntate a comer,hay frijolis en la mesa. / No tengo ganas de eso, yoquiero una hamburguesa. / Eso no te hace bien espura cochinada. / Entonces quiero pizza o un bu-rrito de asada”.

En los circuitos culinarios es bien sabido que lacomida mexicana es de las más sabrosas del mundo,claro está, después de las comidas francesa y china.Pero dicha comida es conocida por su pobreza nu-tricional. Y no es como afirmara el antropólogoManuel Gamio en1929 en La influencia de lamigración en la vida mexicana: los inmigrantes“cambiaron su dieta rudimentaria -la cual era casiexclusivamente vegetariana- por una dieta omní-vora en la cual el pan, la carne, la leche, los huevos,grasas, verduras y otra comida necesaria sustituyó y,

Desde los primeros asentamientos de barrios mexicanos en Chicago, los nego-cios que más florecieron fueron las tienditas donde se conseguían productos de México. No hay duda de que “la nostalgia vende”: desde que los inmigrantesllegan a estas tierras creen que están de paso, y una manera de mantener viva laesperanza del retorno es reinventado su lugar de origen. Y la comida es el esla-bón que mantiene unidos el recuerdo del terruño con la nueva morada del querecién ha inmigrado.

La mayoría de los restauranteros de origen mexicano, no era negociante ensu propia tierra. Aquí llegan a serlo más por una ardid del azar que por un planminucioso de mercadotecnia. Incluso, entre los políticos ya es lugar comúndecir que en los barrios mexicanos de Chicago cuando “los inmigrantes noencuentran trabajo, lo inventan”. Y para prueba, basta recorrer las calles tanto de Pilsen como de La Villita para encontrase con abarrotadas taque-rías, dulcerías, supermercados, puestos ambulantes, paleteros...

Desde hace dos décadas, han ido brotando como champiñones en el con-creto enormes paraguas que bajo su sombra cobijan improvisados puestos de elotes, frutas, atole y tamales:

—Tenemos rico arroz con leche, champurrado, tamalitos verdes y rojos,joven... —entonan los marchantes desde las primeras horas del día en las transitadas calles de estos barrios.

En su mayor parte, lo que se consume en los restaurantes mexicanos deChicago son antojitos y fritangas. Y para entender la relación de los mexica-nos con su comida en los Estados Unidos hay que remontarse al imperio az-teca. Ya el escritor Italo Calvino había escrito que la comida mexicana tenía un origen un tanto oscuro. Especulaba que posiblemente los indígenas meso-americanos ocultaban el sabor de la carne de las víctimas aderezándola concuantiosas especies.

Lo cierto es que la comida indígena era primordialmente vegetariana.Ingerían sus alimentos crudos, asados o cocidos. Desconocían las grasas y los aceites, por lo tanto ignoraban las frituras. Tampoco hay que olvidar que la piedra angular de la civilización mesoamericana fue el maíz; de ahí que lohayan consagrado. Su capacidad inventiva era grandiosa: no les bastó el granosolamente; tuvieron que agregarle cal a la preparación para que fuera un alimen-to más completo.

Junto con los españoles, también llegaron el trigo, el arroz, el azúcar asícomo el caballo, el cerdo, la vaca y sus derivados: leche, queso y crema. Porcierto, el taco de carnitas nace como producto de la necesidad y la espontanei-dad. En la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, BernalDíaz del Castillo cuenta que para celebrar la victoria Hernán Cortés organizóuna comilona en su casa de Coyohuacán: “Le habían llegado cerdos y vino.Ninguna de estas cosas era ahí conocida. Pero aún no, harina, ni trigo...”. Ante la falta de pan, tortillas; y los conquistadores se engulleron el sucu-lento chancho con el pan de maíz que comían los indígenas.

Del encuentro entre las culturas indígena y española surgió la comida mesti-za. Sin embargo, en gran medida la comida campesina siguió siendo fiel a susraíces y en muchos sentidos continuó siendo vegetariana. Hasta la fecha, la basede dicha comida sigue siendo la tortilla, los frijoles, el chile, el aguacate y, hastacierto punto, las calabacitas. Y una de las razones por las cuales no cambiómucho la dieta básica fue por la “eterna crisis mexicana”.

Ahora bien, cuando el migrante llega a los Estados Unidos su régimen ali-menticio cambia drásticamente. Las taquerías abundan a lo largo y ancho de losbarrios, y también fuera de ellos. Quizá con la excepción de los desayunos, losantojitos y las carnes son los platillos más solicitados en los restaurantes mexi-canos de Chicago y -me atrevo a afirmar- en toda la Unión Americana. En losdías de paga, en los supermercados se aglutinan largas filas de carritos atiborra-dos de todo tipo de carnes rojas y comida procesada y semiprocesada. Cuandoestos inmigrantes vivían en México, la comida saludable no era una opción sinola única alternativa a las sucesivas crisis económicas. En los Estados Unidos elinmigrante ve en la carne un escalafón en la movilidad social. Si en México noalcanzaba para un kilo de lomo de res, aquí con una hora de trabajo se comprandos libras de diezmillo.

Hasta hace unos años, los nuevos inmigrantes habían sido hombres en sumayoría. Pocos sabían cocinar y la opción inmediata se encontraba en la taque-ría de la esquina. Quizá a eso se deba el éxito de las taquerías y no tanto a la

en algunos casos, complementó el maíz, los frijoles,el chile y algunas hierbas a las cuales estaban acos-tumbrados en México”. El tiempo y los estudios sehan encargado de desmentir a este antropólogomexicano. Su idea de que el inmigrante sería elmexicano del futuro, la medicina no la sostiene o ¿a qué precio le ha costado ser ese ciudadano mo-derno?. La diabetes es la quinta enfermedad mortalen los Estados Unidos y no tiene cura. Se estimaque el 24% de la población mexicana en este paíspadece de diabetes y la causa primordial es susobrepeso. Se entiende que esto se deba a la dietaque ha adoptado en este país y a la falta de ejerci-cio. Desgraciadamente, en muchos de los casos, ladieta se modifica sólo en las postrimerías de la vidao cuando el organismo comienza a funcionar condificultad.

De vuelta en las calles de La Villita, entre taque-rías y puestos de cueritos y chicharrones, hay unrestaurante casi fuera de lugar: El Faro. “Esotérica-mente hablando, para mí, El Faro representa una luzen la oscuridad”, me comentó Leticia Zavala, dueñade este restaurante que ofrece en su menú comidavegetariana además de comida con carne. Al igualque otros restaurantes o taquerías, su menú naciópor accidente. En un principio comenzaron a servircomida vegetariana como un servicio a los clientesque por alguna condición médica no podían comercarne. Con el tiempo fueron recolectando y modifi-cando las recetas vegetarianas, y en gran medidaeso es lo que ha hecho de El Faro un lugar recono-cido fuera de este “puerto de entrada” de los nuevosinmigrantes mexicanos.

Además de ofrecer las hamburguesas y los sánd-wiches clásicos vegetarianos, también sirven ensa-ladas de frutas o a la campesina, queso panela a laparrilla, nopalitos guisados, tostadas de soya estiloceviche y una variedad de jugos y aguas de frutasnaturales. Para Leticia Zavala la comida mexicanadebe ser fresca y añade: “entre menos proceso tengael alimento que preparamos es mejor, además depaladear el sabor, llegarán mejor los ingredientes alcuerpo. No sólo eso, las cosas que son comestiblesen su estado natural, pues hay que comerlas en suestado natural. En Chicago, tenemos la ventaja deque todo el año hay productos frescos; por ejemplo,tenemos nopal fresco todo el año, entonces, ¿porqué usarlo enlatado?” Y aunque Leticia no sea ve-getariana, afirma que en El faro “estamos enfocadosen la salud del cliente y en la nuestra también. Cre-emos que eso es necesario y además tenemos laconvicción de que todos debemos de tener la opor-tunidad de comer saludable aunque se tenga pocodinero; por eso nuestros precios son módicos”.

Me resulta insólito afirmar que El Faro sea el punto de partida de la nueva comida mexicana.Lo que sí estoy convencido es que la comida deeste restaurante es una alternativa alimenticia paraaquellos que padecen algún tipo de condición médi-ca o aquellos que están convencidos —como el ex-traordinario escritor vegetariano Bernard Shaw—de que “una cosa es exterminar un bicho, y otracomérselo”.

© Rius: Ilustración tomada de La basura que comemos,editorial grijalbo

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Guerrero, ya que con la agrupación Manhattan Show su espíritu se ve trans-portado hacía sus raíces, y cada vez que es contratado recuerda las fiestasque solía compartir con su familia en México. Son fiestas donde siemprehay una excusa para bailar y disfrutar de la comida regional con otracerveza y un buen tequila.

A la una y media de la tarde, dejan de entrar clientes y en el salón delrestaurante se quedan las canciones de Louis Prima. Las propinas siguenesparcidas por las mesas, los meseros las recolectan y calculan el porcentajeque les deberían haber dejado. Mientras tanto, Roberto y sus compañeros detrabajo ven las órdenes —que anteriormente formaron una especie de corti-na frente a sus ojos— amontonadas ya como torre de papel en una cajita.Son órdenes que están llenas de huellas dactilares marcadas por la salsa detomate; y el delantal de Roberto ya no luce tan blanco como en la mañana,ahora está lleno de salsa y condimentos pegados a la tela, que forman unapintura al mejor estilo Pollock. Mientras terminan de limpiar la cocina, en-tre él y sus compañeros se arma una polémica que preocupa a más de uno:que la policía de Chicago tome la autoridad de empezar a actuar como a-gentes de migración. Pero pronto, la cocina se ve del todo limpia y sóloquedan las llamitas azules en las hornallas. El lugar queda listo para elsegundo turno.

Roberto ya sube por las escaleras cantando:

El tiempo pasa y no te puedo olvidar,te traigo en mi pensamiento constante, mi amor.Dime qué cosa me hiciste que no te puedo olvidar…

Erika Buchancow Nació en Buenos Aires, Argentina en 1980. Vive en Chicago desdehace dos años. Estudia inglés en el Truman College.

Al edificio del Italian Village —considerado un landmark por su antigüedad— los trabajadoresingresan por la puerta que está en el alley. Roberto Castañeda, cocinero del lugar, ha ponchadosu tarjeta desde hace veinte años a punto de ocho de la mañana. Hoy, después de hacerlo, subelas escaleras que componen los tres pisos del lugar, se pone su delantal blanco, su sombrero depapel y baja nuevamente hasta llegar al basement, donde comienza a hacer los preparativos deldía; pre-cocina las berenjenas y calienta la sopa minestrone que impacientes empleados esperancomer para empezar una jornada energética. Los cortes a la juliana de los ajíes y las cebollaslos realiza de una manera casi magistral haciendo desaparecer de nuestra vista el cuchillo. Él dice tener la pasta al dente y la rutina pegada a su piel.

Como todo inmigrante, Roberto decidió un día asomarse más para el norte en busca denuevos rumbos, dejando atrás un pequeño pueblo de la Tierra Caliente de Guerrero llamadoLas Lajitas. Fue en 1982 que se vio afortunado al obtener una visa de turista para poder ingre-sar a los Estados Unidos, por lo cual nunca tuvo que experimentar el cruce por el río Bravo.Pero su verdadera suerte le llegó dos años más tarde al asistir a una boda, donde conoció aTeresa, su esposa y madre de sus tres hijas.

Antes de especializarse en comida italiana, desempeñó infinidad de trabajos, comolavaplatos, housekeeper y otras labores que hoy no recuerda. Sin embargo ninguna de éstas le ha resultado tan pesada como labrar las tierras del campo, cultivar vegetales u ordeñar lasvacas, como solía hacerlo de sol a sol en Las Lajitas, junto a sus nueve hermanos. Él es elmenor de todos.

Por otra parte, Roberto recuerda haber descubierto su vocación por el canto desde chico,mientras observaba las puestas de sol o mientras veía correr caballos a los lejos. Su canciónpreferida era un clásico de la música ranchera, “Dónde caigo”, que llegó a cantar frente a to-dos sus compañeros de escuela de espaldas al pizarrón.

Es por eso que Roberto, además de dedicarse a las artes culinarias italianas, tiene comosegunda pasión la música, la cual ha llegado a ser otro sus sustentos desde hace tres años,cuando formó su banda compuesta por todos sus amigos de Tierra Caliente a quienes conocedesde chico. Con esta agrupación, llamada Manhattan Show, Roberto revive sus cantos de lainfancia cada vez que son contratados para amenizar un bautizo, una boda o una quinceañera.

El repertorio de la banda consiste en clásicos de la música ranchera. Pero, basándose en his-torias de la vida real, Roberto Castañeda también compone letras de canciones al estilo de lossones calentanos, estilo musical de su región nativa.

En la cocina del Italian Village,las vocaciones de Roberto se fusio-nan, porque mientras cocina nopara de tararear melodías que llevadentro. Lo que más le gusta prepa-rar es una pasta bien al dente conuna salsa arrabiatta que consiste de ajíes rojos picantes, mucho ajo,aceite de oliva, orégano y pimienta.Esta salsa se considera la más pi-cante dentro de las especialidadesitalianas, pero para Roberto no estan picante; él lo soluciona agre-gándole un chile verde, y de esamanera unifica por completo lasculturas mexicana e italiana.

Durante estos veinte añosaprendió a hablar italiano, que se ha vuelto su segundo idioma.Roberto recuerda que, cuandoempezó a trabajar, su único mediode comunicación con los dueñosdel lugar fue una combinación delespañol y el italiano, ya que él nosabía ni una palabra de inglés. Perohoy en día el inglés se ha incorpo-rado a su vida como tercer idioma,el cual ha ido aprendiendo gracias a sus tres hijas nacidas en Chicago,que muchas veces le responden, deun modo espontáneo, en inglés.

Roberto dice no extrañarRoberto Castañeda, centro, acompañado de su grupo musical: Manhattan Show

Erika Buchancow

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evitar que el platillo se comparta; sin embargo,sin cargo extra, siempre está disponible la op-ción del doggie bag. Esta estrategia es barata y efectiva, y convierte a las sobras en una he-rramienta promocional, ya que los clientes salensatisfechos y al día siguiente no tienen que pre-ocuparse por preparar su almuerzo. Se vende lailusión de que por el precio de una comida sereciben dos.

Aquellos restaurantes cuya imagen no lespermite rebajarse a ofrecer montañas de comiday al splitting charge, muchas veces optan porservirla en platos que son una tercera parte másgrandes que los de hace apenas una década. Porotro lado, y a pesar del alto contenido graso enla dieta francesa, la población de ese país es porlo general esbelta. La paradoja parisina se expli-ca no sólo por los beneficios que provee el vinotinto, sino también porque las porciones que sesirven son mucho menores que las de los restau-rantes estadounidenses. Por ejemplo, el HardRock Café de París, al igual que otras cadenasinternacionales, sirve porciones 25% más pe-queñas que sus contrapartes de Filadelfia. Y enlos restaurantes chinos de Filadelfia (donde elefecto doggie bag funciona) las porciones son72% más grandes que las de los restaurantes pa-risinos. El efecto doggie bag es tan atractivo

Si bien la imagen característica de la pobreza es la emaciación —ese adel-gazamiento morboso de los que no tienen suficiente para comer—, en losEstados Unidos los pobres no son delgados sino gordos, debido a que nocuentan con el tiempo para ir al gimnasio, para preparar una comida nu-tritiva y balanceada, o para llevar a los niños a practicar un deporte.

El fenómeno de la gordura se ha ido acentuando en los últimos veinteaños, ya que las mujeres se han incorporado en masa al mundo laboral. Lapérdida del poder adquisitivo del salario en la clase trabajadora (léase obre-ros, conserjes, jornaleros, etc.) la ha obligado a renunciar a la convivenciaque se daba en el tiempo libre y a considerar la comida rápida como lo únicoviable. En la clase media y en la clase alta el convivio se sigue dando, aun-que ya no en la casa. No sorprende, pues, que la familia norteamericanapromedio consuma más del 50% de sus alimentos fuera de casa.

La industria alimentaria sabe que entre más grande sea la porción del producto, más se va a consumir. La oferta tipo over size de cualquier restau-rante se vende, en parte, porque hay un disfrute en obtener más por menos,lo que conlleva la pérdida de la noción de la ración normal. Pareciera que la gran comilona del día de Acción de Gracias, se ha vuelto una experienciacotidiana.

Un grupo de investigadores de la Universidad de North Carolina analizóel patrón de crecimiento de las porciones alimenticias consumidas en el país.Algunos estudios del National Food Consumption Survey y del ContinuingSurveys of Food Intake han revelado, a partir de 60,000 casos, lo siguiente:la porción promedio en todos los restaurantes, incluyendo los de comida rápida, creció en un 60% desde fines de los setenta hasta mediados de losnoventa; las porciones de las meriendas aumentaron en 93 calorías y de unaa 1.6 onzas; los envases de refrescos, de 13.1 onzas aumentaron a 19.9, con49 calorías adicionales; las porciones de los restaurantes de comida mexicanaaumentaron de 6.3 a 8 onzas, agregando 133 calorías más; y por último, lashamburguesas crecieron de 5.7 a 7 onzas.

Si consideramos grotescas las actuales dimensiones de una orden oversize de McDonald’s o Burger King, vayámonos a la experiencia de un restau-rante de clase media. Si el platillo es muy grande, lo podríamos compartir,pero no sin un pago adicional; el splitting charge se va volviendo cada máscomún al pie de los menús de este tipo de restaurantes: todo intento en con-tra del consumismo, se castiga con un cargo extra. Este cargo extra es para

que en la guía Zagat de 2000 se maneja la por-ción de comida como una variante de recomen-dación; en Filadelfia, en el 88% de los restau-rantes que recomendaron se servían porcionesgrandes. Este fenómeno es tan propio de losEstados Unidos que el Fondo Mundial deInvestigación contra el Cáncer recomiendacuidarse de las porciones “estilo norteameri-cano”.

Mientras más procesada sea la comida, másbarata es; y mientras más procesada, más fácil y rápida de comer. Ahí radica el engaño: el con-sumidor no está consciente de las cantidades decalorías que ingiere, por eso no puede resistirsea un Big Gulp que cuesta un poco más que unvaso de 12 onzas.

Sería saludable que nos rebeláramos en las salas de cine (donde el vaso de soda máspequeño es el mediano) viendo solamente lapelícula; y que durante el día de Acción deGracias digamos “no, gracias” y mastiquemosdespacio, contando cada mordida; y que de vezen cuando, estudiando la comida desde todos losángulos para verle su grosor, altura y longitud,tomemos conciencia y dejemos de pagar con lasalud lo que creemos ahorrar en el bolsillo.

Moira Pujols

© Rius: Ilustración tomada de La basura que comemos, editorial grijalbo

© Rius: Ilustración tomada de La panza es primero, editorial grijalbo

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de ciudades con fuerte apoyo sindical, comoChicago, a áreas rurales en donde han abiertograndes fábricas si ninguna afiliación sindical.Los salarios se han reducido a la mitad o a unatercera parte, y los mataderos cambian constante-mente la nómina de sus empleados, que constaprimordialmente de inmigrantes, para así evitarque los trabajadores se organicen.

En las antiguos mataderos de Chicago, se sa-crificaban 50 reses por hora; en las plantas mo-dernas, este número se acerca a los 400. Si untrabajador es lo suficientemente afortunado depoder evitar ser rebanado por un cuchillo o aga-rrado por alguna máquina, lo más probable esque llegue a sufrir de alguna lesión causada porun movimiento constante y repetitivo, ya que eltrabajador promedio hace unos 10,000 cortesdurante su turno de 8 horas de trabajo.

Las compañías empacadoras de carne hancabildeado exitosamente para que se establezcanlímites a sus obligaciones financieras con respec-to a los trabajadores que se lesionan en el traba-jo. Se aprobó una nueva ley en Colorado que fijala compensación por la pérdida de un brazo en$36,000, y por una “seria desfiguración en lacabeza o cara” a un máximo de $2,000.

Mientras que Schlosser explica en su librocuáles son las fuerzas que provocan estas lesio-nes, no se olvida de los individuos cuyos cuerposson destrozados por dichas fuerzas. “En últimainstancia, (estas personas) son únicas, individua-les, imposibles de definir o reemplazar, lo con-trario a la manera en que las ha tratado el sis-tema”, escribe Schlosser.

La rapidez con la que se matan los animalesen los mataderos, tampoco permite que hayatiempo para obrar con precisión cuando llega elmomento en que el trabajador tiene que sacar losintestinos del cadáver sin que caiga materia fecalsobre la carne. Cuando esto ocurre, debido al vo-lumen de la producción actual de las empacado-ras, en cada incidente se contaminan más de30,000 libras de carne. Este hecho, combinadocon el implacable cabildeo que ejercen los due-ños de la industria de la carne para evitar que e-xistan regulaciones más estrictas en la industriaalimentaria, permite que haya bacteria letal ace-chando las fuentes alimenticias del país. Diaria-mente hay alrededor de 200,000 personas quecontraen enfermedades a través de la comida, de las cuales 900 son hospitalizadas y 14 de ellas mueren.

La perspicacia de Schlosser y su ameno estilohacen de su libro un fascinante vehículo parapresentarnos la manera en que las corporacioneshan modificado la producción y la venta de pro-ductos alimenticios. Nos muestra como le prestantoda su atención a las ganancias y no a la salud y seguridad de las personas que producen y con-sumen sus productos.

Este texto fue publicado en Socialist Worker en 2001.

Eric Ruder es periodista de Socialist Worker (www.social-istworker.org) y publicó el original de esta reseña en 2001.

Traducción: Teresa Rosainz

En el periodo que va de 1960 a la actualidad, el número de restaurantes deMcDonald’s se ha multiplicado de 300 a 28,000, un aumento del 9,300 porciento. En 1970, los norteamericanos gastaron 6 mil millones de dólares encomida rápida y ahora se gastan más de 110 billones de dólares. En un díacualquiera, una cuarta parte de la población adulta visita un restaurante decomida rápida.

El libro de Eric Schlosser, Fast Food Nation, utiliza este dramático creci-miento de la industria de la comida rápida como una lupa para examinar losgrandes cambios políticos y económicos que han transformado el estilo de vida estadounidense durante el siglo XX.

La industria de la comida rápida creció a partir del auge económico de laposguerra. Cuando se generalizó el uso del automóvil y cuando la mujer seintegró a la fuerza de trabajo, más y más personas empezaron a considerar a la hamburguesa como una alternativa sabrosa, fácil y barata para comer fuera.Fue entonces que las cadenas de comida rápida invirtieron una cantidad inmen-sa de dinero en publicidad para convencer al consumidor de que el hecho de ira un restaurante de comida rápida era mucho más que una simple convenien-cia. Ray Krok, el empresario que convirtió a McDonald’s en un imperio,comentaba que él estaba en la industria del entretenimiento y no en la de los restaurantes.

El crecimiento de la industria de la comida ha tenido un gran impacto enmuchas áreas de la vida social y económica. Fijémonos en las papas. Con eldesarrollo de la refrigeración y el crecimiento del sistema de carreteras in-terestatales en los años cincuenta y sesenta, el mercado de la industria de lasprocesadoras de alimentos levantó el vuelo, y McDonald’s aprovechó la opor-tunidad de ahorrarse mucho dinero en salarios al encargar el cortado de laspapas fritas a otras empresas. Actualmente, las papas fritas se preparan engrandes procesadoras donde se lavan y se escogen para luego ser disparadaspor un tubo de alta presión a través de una red de cuchillas de acero que creatiras perfectas en un abrir y cerrar de ojos.

Schlosser actualiza el concepto del libro The Jungle de Upton Sinclair,escrito en 1906, al documentar las condiciones insalubres y peligrosas queamenazan tanto a la salud de los trabajadores de las empacadoras de carnecomo la de los consumidores.

El trabajo en las empacadoras de carne es considerado hoy como el máspeligroso en los Estados Unidos, con un promedio de accidentes tres vecesmás alto que el de cualquier otra fábrica. En el pasado los sindicatos ofrecían a los trabajadores de las empacadoras más protección de las peligrosascondiciones de trabajo, ahora las compañías empacadoras se han trasladado

Fast food nation. © 2000 by Mark Mann. Tomado de Fast Food Nation de Eric Schlosser, editoria Perennial, An Imprint of HarperCollins Publishers

Eric Ruder

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que al fin llegara el alba, soñé que había nacido delas fauces de una inmensa serpiente y que me habíaquedado quieto por una cuenta larga, hasta que, yatornado joven y fuerte, caí en un medio acuoso yoscuro. Caí en el cenote de la tierra que se llamaXibalbá. En ese lugar frío y oscuro, en Xibalbá,lugar de la muerte, en una encrucijada de cuatrocaminos, uno rojo, uno negro, uno blanco y unoamarillo, me enfrenté a nueve guerreros que mequerían decapitar con hojas de obsidiana. Decapitarme querían los nueve guerreros con hojas de obsi-diana. Pero sus intentos fueron fallidos para con mis ligeros brazos. De tal manera que tuve que se-guir uno de los caminos, guiado por otra voz queme decía que siguiera el camino negro, que era el de la vida.

“Seguí mi camino en busca de una MontañaEscondida, en busca del lugar del mantenimiento,pero en el curso de un río de sangre me encontrécon nueve jóvenes desnudas. Al principió creí queeran sierpes venenosas de los ríos, pero despuéssentí cómo desnudaban mi cuerpo y lo untaban conlas aguas enrojecidas del río de sangre. Aunque elmundo subterráneo de Xibalbá es oscuro y frío, elrío de sangre y las nueve jóvenes desnudas eran ti-bias y puras. Las nueve jóvenes desnudas rociaronmi cuerpo con el agua tibia del río. Las nueve jóvenesdesnudas purificaron la frialdad de Xibalbá y me ata-viaron de diminutas esferas y cilindros de jade enver-decido: para que aprendiera a medir mis pasos y mismovimientos hacia los lugares del mundo.

“Entonces, en el suceder del sueño mi fin fuebuscar la Montaña Escondida. Mi fin era encon-trarme con los dioses remeros. Nueve dioses re-meros me llevaron en sus canoas hechas con lamadera del Árbol del Mundo, me llevaron para que no anegara mi fin en las frías aguas de Xibalbá.Con sus canoas y sus remos me llevaron hasta quepor fin dimos con la Montaña Escondida. Una vezahí, caminé en la falda empinada y encontré el sitiodel mantenimiento. Mi fin entonces fue recoger es-pigas blancas y amarillas, y, como fin que era mío,las guardé en un cesto guarnecido en mi pecho. Enel lugar del mantenimiento levanté la Casa del Cie-lo. De regreso, los dioses remeros me llevaron deregreso y me ayudaron a salir de las profundidadesde la tierra de regreso.

“Mucho antes de despertar, por último, les digoque logré salir por la hendidura estrecha de unacueva donde imaginé cráneos de luz maravillosa.Los cráneos daban luz y señal del mundo oculto y frío de Xibalbá. Así fue que al fin volví a nacer,como si hubiera vivido eternamente y hubiera salidodel caparazón de una tortuga”.

“Una vez, de vuelta, en nuestro mundo, salie-ron a encontrarme dos reales jóvenes gemelos. Me dijeron que eran los héroes gemelos Hunahpu y Xbalanqué, enviados del Corazón del Cielo. Losdos me coronaron con hojas frescas de mazorca, lasespigas blancas y amarillas, y en el cesto contaronlas incalculables cuentas de variados colores, detodos los colores del mundo, las cuentas que ellos

El mundo entonces solamente tenía una sola dimensión: el vacío. Entoncessucedió el relámpago y lanzó su hacha de luz partiendo el cenit y el nadir.Primero el surco del relámpago, después el golpe del rayo. Así se formó el horizonte y los cuatro rumbos. Así comenzó a latir el Corazón del Cielo, alumbramiento del mundo.

En el Corazón del Cielo suceden dos espigas, una blanca y una amarilla. Lasespigas se desnudan y se muelen en oscura concavidad, y comienzan a sucederlas nueve sustancias que darían sangre, fuerza y tejido a la creación del hombre.

La creatura era divina, hechura del relámpago, que escinde la oscuridad conel golpe del rayo y estremece y alumbra el horizonte. La creatura era tan divinaque opacó el Corazón del Cielo: quien, desde la oscuridad, avienta los vientosde Hurakán, soplando tinieblas en los ojos de su creación. Los ojos de la creatu-ra se nublaron, se le nubló la mirada a la creatura, cual un espejo ante el alientode un ser invisible.

Al comienzo el Primer Padre tenía cuatro caras, cuatro rumbos: uno rojo,uno negro, uno blanco y uno amarillo. Después de las tinieblas solamente habríade alzar su único rostro hacia el firmamento y no habría de saber el dónde ni eladónde de la noche, ni el origen ni el fin de la noche. Alzó su rostro entonces, el Primer Padre, hacia el Corazón del Cielo, y pidió que llegara el alba. Asísucedió que en el firmamento apareció la Estrella de la Mañana a avisarle, aadvertirle al Primer Padre, que cerrara los ojos pues ya era hora que naciera la Estrella Mayor.

Se ocultó el mundo de nuevo bajo su mirada hacia adentro y al instante llegóa sentir el pulsar de la vida: las nueve sustancias surgir y correr por las venas desu amanecido cuerpo, la fuerza encenderse en las yemas de sus amanecidos de-dos y la imaginación envelarse en el recién henchido corazón de su adentro.

Trece Katunes más tarde, cuando abrió los ojos de nuevo, el Primer Padreestaba en medio de un extenso campo de espigas blancas y amarillas. Vegetales

y altivas las espigas se alzaban hacia ellampo soleado y la dimensión infinita. El Primer Padre, vital, quiso dar un pasohacia adelante y palpar, oler y probar una

de las espigas, pero al momento mismodel intento sintió que su mirada sedividía hacia los cuatro rumbos deluniverso. Mas no tuvo miedo. Su-

cedió con voluntad de nuevo lasnueve sustancias de su sangre, la fuerza de sus brazos y suspiernas, dando así el primer

paso hacia la carne de sudevenir.

El Primer Padre suce-dió en los cuatro rumbos, su

paso se multiplicó en cuatro yasí surgieron, del surco del re-

lámpago en la tierra: BalamQuitzé, Balam-Acab, Mahu-cutah e Iqui-Balam. Los pri-mordiales ancestros. Nuestros

primeros ancestros. Nacieron asíBalam Quitzé, Balam-Acab,

Mahucutah e Iqui-Balam, y escu-charon, o creyeron escuchar, la voz

única del Primer Padre en sus aden-tros. El Primer Padre les de-

cía, en el lenguaje de losdioses, que desde las tinie-blas de su mirada había vistootro mundo, les dijo:

“Cuando cerré los ojos ypedía al Corazón del Cielo

llamaban ‘las semillas del fruto’, y de las cuales,me dijeron, ‘de las semillas del fruto estás formadoy darás alimento a los hombres’. Los héroes geme-los recitaban las palabras de los cielos y merepetían:

‘Creador del cosmos y la tierra,dador de alimento y alimento;alumbramiento y sustento,carne y sangre del hombre,espiga blanca y amarilla,en tu pecho llevas guardadasdel fruto las sagradas semillas.

‘Creador del cosmos y la tierratu nombre es Uno Maíz,Uno Maíz es tu nombre,porque eres el primero,ni más ni menos que el primero,porque el cero es el vacío,porque el vacío es el cero...’

“Cuando desperté de tan maravilloso viaje, ya el sol estaba en su rumbo incandescente. Cuandoabrí los ojos y salí del sueño que parecía eterno, el campo, donde ustedes ahora respiran, ya estabasembrado de las sagradas espigas blancas y amari-llas. Así sucedió que di el primer paso hacia el día,porque sabía que todo aquello se había hecho comodeben ser hechas todas las cosas buenas de estemundo.”

Así decía la voz de Uno Maíz a nuestrosprimeros ancestros, quienes escucharon y fueronobedientes y veneraron su hechura, y cada uno,poblaron la tierra y sus cuatro rumbos, y se di-vidieron en cuatro caminos: uno rojo, uno negro,uno blanco y uno amarillo. Así poblaron el mundonuestros ancestros, y del mismo fruto del cual es-taban formados, del mismo fruto alimentaron sushijos y los hijos de sus hijos. Así también veneraronal Primer Padre, Uno Maíz, a quien llamaron YumKaax.

Alejándose, en memoria, de sus ancestros, losHombres de Maíz sucediéronse en muchas genera-ciones, hasta que llegaron a volverse olvidadizos.En sus olvidadizas imaginaciones se les comenzó a engendrar la duda de que si todo el sueño de UnoMaíz, fuera solamente un sueño. Comenzaron adudar nuestros Hombres de Maíz y comenzaron a sentirse también parte del sueño original de YumKaax, Uno Maíz. Así vino a ser que los Hombres de Maíz se fueron quedando con la mirada nublada,con surcos del relámpago, con los golpes del rayo,con recuerdos lejanos del mundo oscuro y vacío.Pues poco se imaginaban que era porque ya habíantranscurrido otros trece Katunes y se asomaba denuevo el eterno ciclo de la sombra y la frialdad,designios del gran dios creador Itzam-Na, quiengesta en el Corazón del Cielo.

Sucede entonces que de esta hechura es el Maíz:el dios de los frutos y el fruto de los dioses.

León Leiva Gallardo

© Rius: Ilustración de El dios del maíz tomada de La basura que comemos, editorial grijalbo

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En esta entrega de deshoras presentamos el cuento ganador delprimer premio literario John Barry. Esto no es un juego, Zurdito, deGerardo Cárdenas, relata el desarrollo de la contienda futbolísticaentre los empleados de una compañía de limpieza. De los equipos,conformados por inmigrantes polacos y mexicanos respectivamen-te, nacen un par de estrellas cuyo talento termina revelándoles que lo que comparten es más que la pasión por el fútbol.

También publicamos poesía de un par de autores locales: JoséDíaz y Caridad Clemente. Tanto en la prosa del uno como en losversos de la otra puede sentirse un ansia de desprendimiento, una soledad en busca de algo, ¿de qué?

Nicolás de Jesús: Parranda, grabado al aguafuerte. Foto: María Salgado

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Este día volví a quedarme solo, irremediablemente solo, felizmentesolo. Ya no va a haber nadie a quien colgarle mis desgracias, seránsólo mías, para tratarlas dulcemente y dormir con ellas a mi lado,acariciándolas como hijas. No hay por quién llorar, la mente setransformó en un caja vacía; la memoria, los sueños, todo arre-batado por el viento. Vacío como una momia.

Vacío y feliz —como si fueran sinónimos—,caminaré a través de ese camino, iré apoblar el destierro y si el aire me alcanzallenaré esta tierra de cantos, lamentos y ala-banzas. Juntaré los escombros que los hom-bres han dejado y haré chozas de paja paraque en las tardes pueda salir a sonreír hastael alba. Y vivir como buen necio tragandosueños y esperanzas.

Pasar por ahí, por esas calles, es como tra-gar sangre que mana de pies desnudos; essentir la luz mojarte con su beso frío, escorrer de prisa antes de volverte una man-cha en el concreto. Andar por esas calles eshaber sido expulsado de ellas con el miedoescurriéndote desde las venas y la cuchillasilbándote atrás para cuando vuelvas.

José Díaz

Nicolás de Jesús: The Barrio, grabado al aguafuerte. Foto: María Salgado

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Cumbres

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...Conozco esta fragancia de carne entumecida,de deseo imposible: es la estación del miedo...

Jon Juaristi

Te vas, con mochila de incógnitas y espejos,a las cumbres de acero y cemento,recelos y barro, tus pies.

Allí buscas el nervio de la ciudad gigante, —ambiciones y sospechas—la cima de tus sueños.

Tropiezas con yuppies tardíosque corren hasta su nichode 9 a 5 pm, please.

Hallas entre letreros luminososbocadillos de humo y viento,arritmias de neón.

El torso henchido de éxito,un cartapacio lleno de proyectos, trigo y cizaña,aves aturdidas de estudios fugaces.

Llegas al lugar donde tú y yo,almas gemelas, nos erguíamosebriamente iguales.

Ni ruinas, ni polvo, ni restos humanosAllí, el solar baldío, objeto de especuladores y políticos.

Allí, donde las margaritas, la oquedaden el pecho… doliente… allí, al fin, tú,vacío de ti, vacío de mí.

deacero

Caridad Clemente

Nicolás de Jesús: El tren, grabado al aguafuerte. Foto: María Salgado

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chiste, era como estar pincelando.” MasChicago en 1988 que lo puso en práctic

En aquella época, en los círculos de el nombre de Nicolás de Jesús. Para algdiferentes de las reproducciones que se amate en cualquier tienda de artesanías.caban su sensibilidad, humor y sentido dpasado casi dos lustros de aquellas discudado la razón a la obra de este grabador

Hasta cierto punto, Nicolás de Jesús el tiempo que estuvo aquí le bastó para grabadas situaciones cotidianas que se vcomenta: “trato siempre de asimilar lo qinterpretarlo. Yo no puedo salirme de mtro de eso hay elementos que van hacia

Francisco Piña

El mundo es un carna

La celebración del Día de Muertos al norte del río Bravocomienza a levantar vuelo en la vida de los inmigrantesy de sus hijos. Lo que fue considerado por muchos añoscomo un ritual hogareño o religioso, ahora se ha conver-tido en un performance público. En Pilsen, los altaresemergen con espontaneidad en los postes, aceras y cer-cas de alambre. Generalmente son devotas instalacionesimprovisadas en honor a las criaturas inocentes y a losgangueros que fallecieron entre el fuego cruzado de dos pandillas rivales.

De manera menos llamativa, se dejan ver ralos listo-nes amarillentos atados a pilares y arbolitos como actode solidaridad con los soldados caídos en Irak. Parecieraque a partir del 11 de septiembre de 2001, “la muertetiene permiso” para hacer de las suyas en los EstadosUnidos. Nunca antes se habían llorado tantas muertes ensuelo estadounidense. Para muchos inmigrantes el aten-tado fue un caso aterrador, pero les resultó algo familiarpues traían la muerte entre ceja y oreja al abandonar suslugares de origen debido al hostigamiento político y mi-litar. Hay otros inmigrantes que crecieron con la idea de la muerte a cuestas al practicar rituales religiosos, al escuchar mitos y leyendas o al recibir flashazos en los camposantos más fotografiados de México.

La muerte en los barrios mexicanos es tema cotidia-no; con motivo del Día de Muertos, se organizan proce-siones, se montan obras teatrales al aire libre y en tea-tros, las panaderías hacen el tradicional pan de muerto yse inauguran exposiciones en museos y cafetines. En elcafé Mestizo de Pilsen, por ejemplo, se exponen algunosgrabados de Nicolás de Jesús quien vivió en Chicago de1988 a 1995. La exposición abarca obra reciente y tra-bajos de otros años. Los temas varían, pero lo que sí esconstante son sus calaveras que ya se han convertido enla rúbrica del artista.

La relación de Nicolás de Jesús con la muerte seremonta a mucho antes de que comenzara a dibujarcalaveras o que conociera la obra del grabador JoséGuadalupe Posada. Con un halo de añoranza recuerdacómo se vio involucrado “en este medio tan natural ymágico”. Cuando era niño, “participaba como rezanderoy tamborero en la banda del pueblo. Y una de las cere-monias que más me emocionaba era la de Mihkailhuitl(Día de Muertos) porque me hacía sentir la convivenciade los habitantes de Ameyaltepec, mi pueblo, cuandointercambiábamos la comida que llevábamos a otrascasas para ofrendar a los seres queridos. También medaba mucha curiosidad ver a mi madre platicando con nuestros difuntos”.

Mas no todo lo que Nicolás de Jesús ilustra son ca-laveras, pues él comenzó a trabajar como colorista desdela niñez. “En mi comunidad todos los niños le ayudabana sus padres a iluminar los dibujos que pintaban en pa-pel amate. Yo hacía lo mismo y se me dio muy natural.La verdad ni me di cuenta en qué momento comencé aagarrar un pincel porque uno lo hace sin saber qué cosaestá uno haciendo. No me imagino cómo sería mi primertrazo”.

Nicolás de Jesús: La mudanza, grabado al aguafuerte.Foto: María Salgado

Nicolás de Jesús: Li

La madre de Nicolás de Jesús hacía figurillas con barro rojo,algodón de “pochote” y las pulía con un olote y piedras de río. Su padre las pintaba. A principios de los años sesenta, “mi padrePablo de Jesús y otros dos pintores de Ameyaltepec conocen aMax Kerlow y al pintor Felipe Ehrenberg en la ciudad de México.Ahí los invitan a trabajar pintando sobre diferentes materiales ypor primera vez entran en contacto con el papel amate, prove-niente de San Pablito, Puebla”. Tiempo después, los tres pintoresregresan al pueblo y traen consigo el papel amate y enseguida sepopulariza en la región y así se “facilita la difusión de su trabajopor las características tan originales de esta corteza”.

En 1982 Nicolás de Jesús da el brinco de la producción ar-tesanal y participa por seis meses en un taller de grabado conAlejandro Erenbergh. “Yo me encargaba de preparar las láminas.Sentía que estaba haciendo lo mismo que antes. No tenía nada de

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Mas no fue sino hasta que llegó aáctica.s de pintores comenzaba a resonar a algunos, sus obras no eran muy

ue se consiguen plasmadas en papelnías. Otros, en cambio, veían y desta-tido de composición. Ahora que handiscusiones bizantinas, el tiempo le ha

bador guerrerense.Jesús es un cronista. Su obra es vasta ypara impregnarse de su entorno y dejare se viven en las calles de Chicago. Mer lo que estoy viviendo para despuésde mi figurativismo, pero también den-

hacia los los momentos que he vivido”.

naval: La obra de Nicolás de Jesús

Nicolás de Jesús: Reventón, grabado al aguafuerte.Foto: María Salgado

ús: Libertad, grabado al aguafuerte.Foto: María Salgado

abundan las ceremonias y los jolgorios. Lo sagrado y lo profano le dan rienda suelta a sus diferencias y por una noche conviven en el mismo plano en la Parranda.

Hace poco Nicolás de Jesús visitó nuevamenteChicago y lo primero que hizo cuando llegó a Pilsenfue caminar por la calle Dieciocho. “Hace un mes quevine y me senté en la banca donde pasa el bus, estabaevocando aquellos tiempos. Me dio una mezcla de sen-timientos encontrados: un poco de tristeza y un pocode alegría.” Su peregrinaje lo dejó registrado magis-tralmente en Migración, La mudanza, The Barrio yChicago. La técnica del grabado se presta para trans-mitir mejor los contrastes que separan la frontera en-tre México y Estados Unidos, y en Chicago el sur delnorte. Un apartheid no oficial matiza las diferencias.Dos mundos conviven y se aíslan en un mismo plano.

Lo que sucede en el mundo repercute en la obra deNicolás de Jesús de una manera o de otra. En 1976 a-sesinaron a su padre y no hubo justicia. “Era algo tancomún en Guerrero porque en ese entonces había pasa-do lo de Lucio Cabañas y eso me marcó. Trataba deentender por qué había problemas y por qué unos tie-nen casi nada y otros tienen mucho. De ahí viene lainconformidad que tengo y cuando se tiene cierta conciencia, tienes que luchar con eso.” Desde enton-ces, Nicolás de Jesús además de grabar al aguafuerteen papel amate, ha participado como activista ya seamarchando, pintando murales o haciendo pancartas.Dice no pertenecer a ningún partido político y la intui-ción es su guía: “participo cuando se trata de luchar allado de la gente”. La realidad lo ubica políticamente yse interroga si está bien o está mal lo que hace. “¿dón-de quiero estar?, me pregunto. Yo no quiero que al ratomis hijas se avergüencen de mí y que les digan: ‘túpapá es un traidor. Se vendió’. Yo prefiero estar libre y poder criticar una cosa que a mí no me guste. Y poreso mismo es lo que yo hago a través de mi trabajoporque si me voy por el lado más fácil, pues, al ratovoy a estar bien cómodo y sin poder hablar.”

Los grabados Justicia, Libertad, Rebeldía, Buitresy Sicosis reflejan en parte su preocupación por lo quesucede más allá de sus fronteras. En su obra vemosplasmado el mundo que se ha vuelto un carnavaldescarnado de injusticias, intereses económicos porencima de los derechos humanos, deslices sentimen-tales y celebraciones bucólicas.

La obra de Nicolás de Jesús se expone hasta el 24 de noviembreen el Café Mestizo2123 South Ashland, Chicago Illinois(312) 942-0095

En los grabados de Nicolás podemos leer y leernos enaquel verso de Octavio Paz: “Adonde yo soy tú somos no-sotros”. Todo en su obra está en plural. El singular se hadesvanecido y la ausencia de las almas solitarias nos lleva a evocar a la reina de la salsa: “la vida es un carnaval”. Una comparsa a veces jocosa y otras apocalíptica.

Se pueden identificar al menos tres temas constantes ensus grabados: su pueblo, Chicago y el mundo. Cuando pintaescenas de su pueblo hay resonancia de aquel “México que senos fue”. Es un pueblo casi mítico de colores calientes dondela vida era natural. El edén perdido todavía no había sido vio-lentado por las nuevas costumbres estadounidenses. En eseentonces “no había carretera, no había luz eléctrica. Todo esoera el mundo: la naturaleza, las estrellas, los caminos y mon-tes, subidas y bajadas, los cerros, la milpa”. En esas obras

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Para John Barry, Verónica y Carla, con amor y gratitud

El Zurdito aprendió muchas cosas en Chicago: una de ellas, que todaacción nos arrastra hacia una serie de consecuencias, muchas vecesfuera de nuestro control. La acción comenzó una noche, en torno a las 11, cuando los polacos comenzaban, como era habitual, a limpiar el cuarto piso del Chicago Tribune. Casi no hacían ruido. Saludabancortésmente a los pocos reporteros y editores que quedaban a esa hora, y empujaban sus carritos llenos de basuras que iban recogien-do, escritorio por escritorio, pasillo por pasillo.

Los mexicanos llegaban a la misma hora, pero limpiaban el quintopiso, donde están la hemeroteca, las oficinas de los reportajes especia-les, y otros despachos. Los mexicanos eran también silenciosos, aunquealgunos tenían la costumbre de sentarse en cualquier cubículo paraencender alguno de los monitores de televisión, y ver aunque fueseparte de una película, en Univisión o Telemundo.

Según el Zurdito, a cada grupo lo subían a una camioneta, desde un punto de embarque propiedad de Rodríguez Janitorial Services.Tribune era uno de los principales clientes de Ismael Rodríguez, dueñode la empresa, y por eso eran seleccionados los más jóvenes y fuertesde entre todo su personal.

Por ahí de la una de la mañana, mientras esperaban las camionetasde regreso, mexicanos y polacos bajaban al “muelle”. El muelle eraparte de los sótanos del Tribune, esa parte que desemboca en una delas calles subterráneas de Chicago, y servía como área de carga y des-carga. El muelle tenía un andén, y a lo largo del mismo había lámparasde alto poder, bajo las cuales se juntaban los fumadores, porque en elinvierno eran el único lugar razonablemente cálido, y porque tampocoera cuestión de renunciar al vicio sólo porque, tres meses al año, latemperatura se mantuviera bajo cero.

Los polacos hacían un grupito a la derecha de la entrada del muelle,bajo una de las lámparas. Acostumbrados al frío, sonreían y hablaban,como si dentro del edificio tuvieran prohibido hacerlo y esta fuese suúnica oportunidad de abrir la boca. Los que llevaban más tiempo enChicago les hacían bromas a los recién llegados.

A la izquierda de la entrada, bajo otra lámpara se juntaban los mexi-canos. Hablaban poco y bajito, mirando de reojo a los guardias de se-guridad del edificio. De vez en cuando, el volumen de sus voces bajabaaún más, hasta convertirse en un susurro imperceptible, que estallabade pronto en un coro de carcajadas y silbidos. Alguien se hacía el ofen-dido, y fingía pelea, pero el silencio volvía cuando algún guardia se a-somaba. Los rostros bajaban hacia el suelo, con la visera de las gorrasperpendicular con los gastados zapatos tenis, y lo único visible eran las luces rojizas de los cigarrillos.

El Zurdito dice que no fue su culpa, que alguien más empezó. Talvez fue Chon, un duranguense alto y medio güero, o Ramiro, un ja-lisquillo flaco y esquivo. Pero cuando interrogué a Ramiro, éste dijoque fue el Zurdito quien una noche apareció con un balón de futbol,que tuvo que cargar por toda la jornada porque no cabía en su locker,ni permitieron que lo dejara en la camioneta. Al intentar encender un

cigarrillo, el Zurdito tuvo que ponerlo bajo su brazo, y de ahí se le res-baló. Alguien comenzó a jugar con él, a puntearlo, a dominarlo con losmuslos, a cabecearlo. Otro lo pateó un poco más fuerte, y llegó rodadi-to hasta los polacos. Uno de ellos, un pelirrojo de antebrazos colosales,lo recogió con el empeine, lo jugó, lo pasó de un hombro a otro, lo ma-tó con el pecho, y lo devolvió a los mexicanos con un duro disparo conla parte exterior del pie derecho.

Esa noche las camionetas llegaron retrasadas. Y esa noche unos yotros se pasaron el balón, se hicieron amagues, y en general ignoraronla mirada desaprobatoria de los guardias, que los observaban sin saberqué hacer.

A la noche siguiente, fueron los polacos quienes llevaron un balón.Tan pronto lo vieron, dos guardias se acercaron. Uno fue con los pola-cos, otro con los mexicanos. El Zurdito, que llevaba un año en Chicagoy hablaba mejor inglés que los otros, entendió lo suficiente para saberque esa actividad estaba estrictamente prohibida, y que otra demos-tración de “soccer” provocaría una inmediata llamada a su compañía,con las consecuencias laborales que correspondiesen. Al Zurdito se leagrió el estómago, y cuando los uniformados se retiraron, tiró al suelosu cigarrillo y se acercó discretamente al grupo de los polacos. Empezóa hablarles en su escaso inglés, y fue el pelirrojo aquel de los brazos dePopeye el que se le acercó. Tampoco hablaba mucho inglés, pero seentendieron.

El Zurdito volvió con su grupo. Una sonrisa de oreja a oreja mostra-ba sus enormes encías, y el hueco dejado por un molar, perdido debidoa un puñetazo, o a una caries mal atendida, nunca me quedó claro. Losotros, aún avergonzados por el regaño del guardia, miraron al Zurditocon desconfianza. Con toda calma el hombre avanzó al centro del gru-po, sacó un cigarrillo del interior de su chaqueta, lo encendió y le diodos caladas.

—Tenemos partido el sábado, yo consigo la cancha. ¿Quién se apunta?

La ventaja de jugar bajo techo es que no se siente frío. La desventaja, esque el juego es más rápido, más físico. Aparentemente los polacos ya lo habían jugado así antes, y el partido acabó 6–2 a favor de ellos.

El Zurdito se picó, y pactó otro partido para la semana siguiente.Esa vez llegó con su grupo y dos desconocidos, más jóvenes que losotros. Los polacos no preguntaron nada. Rodríguez Janitorial Servicescontrataba a mucha gente. Hay una gran cantidad de oficinas por lim-piar en Chicago y sus suburbios. Pero los dos recién llegados no traba-jaban ahí. Eran conocidos del Zurdito, del barrio. Y entre los dos mar-caron cinco goles, y los mexicanos ganaron 8–4. Esta vez fueron lospolacos los que se picaron.

Al principio no iba nadie a ver los partidos. Luego comenzaron a ir las esposas, novias, amantes; los hijos e hijas. Después los vecinos.Al octavo partido, las gradas de la cancha de “indoor” estaban llenas.Los dos equipos jugaban con garra, los cuerpos tensos a la hora demeter la pierna, las miradas enfocadas en el balón, el rival, y el com-pañero desmarcado. Los insultos volaban en polaco y español. Los

Esto no es juego,un Zurdito

Gerardo Cárdenas

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dos primeros partidos los jugaron sin árbitro. Luego del tercero, dondehubo empujones, un penalti dudoso, un gol que pudo o no haber entrado,los mexicanos llegaron con un árbitro. Era un gordito, primo segundo deRamiro, el jalisquillo. Los polacos lo jugaron bajo protesta, aunque gana-ron, y al quinto juego cada equipo trajo su árbitro. El dueño de la canchapuso paz, y él mismo fungió de juez.

Los mexicanos llegaron al siguiente compromiso vestidos con el uni-forme de las Chivas del Guadalajara. Era innecesario. ¿Quién iba a con-fundir mexicanos con polacos? Pero los europeos aparecieron una semanadespués con el uniforme rojo del Widzew Lodz, porque casi todos eran deLodz, y con un gigante pelinegro de dos metros, que no hablaba una pa-labra de inglés, y al que todos llamaban Zibi. O según el Zurdito, sonabaalgo así como Zibi. Zibi era un defensa que aterraba a los delanterosrivales por su estatura, su velocidad, la brutalidad de sus barridas y laautoridad de sus despejes. Nunca daba un pase, sólo reventaba el balón, y había que ir a buscarlo a la otra cancha. Una vez lo desinfló de un pa-tadón, al desarmar un contragolpe.

El Zurdito, cada vez más prolijo en sus recursos, llegó dos semanasdespués acompañado por un jovencito moreno. No debía tener ni 20 años.Tenía la piel muy oscura, los cabellos ensortijados, y un cuerpo fibroso yexplosivo. El Zurdito, que operaba ya como entrenador y jugador, lo me-tió en el segundo tiempo, con el marcador 1–1, y lo primero que hizo elchamaco fue dejar sentado a Zibi en el suelo con un quiebre de cintura,esquivar al portero y marcar un gol. Cuando volvía hacia el centro delcampo, Zibi, aún en el suelo, estiró una pierna y lo zancadilleó. El muchacho cayó de bruces. El mexicano y el polaco intercambiaron mira-das de odio, pero el Zurdito llegó rápido, lo tomó por un brazo y le dijo: —Venga, jarocho, no se me clave.

Dicen que fue en ese partido cuando por primera vez acudió IsmaelRodríguez. Había oído rumores sobre el duelo semanal entre dos gruposde sus empleados, pero no le prestó atención hasta que le dijeron quellenaba los graderíos de una cancha indoor, allá por Pilsen, y que habíaapuestas de miles de dólares. Cuando Rodríguez llegó, tuvo que ver elpartido de pie, porque no cabía nadie. Volvió una semana después y sefascinó con el Jarocho, Zibi y los demás jugadores. No le tomó muchotiempo averiguar que el que mandaba era el Zurdito, y lo buscó al finaldel partido.

—Mira, ya el clima está bueno y se puede jugar afuera, en cancha de a de veras. Vamos a organizar esto bien, yo conozco gente, pero me vas adejar que yo lleve las riendas, y a ti te va a tocar tu tajada. ¿Oíste? Quieroque te hagas cargo del morenito ese, y del gigantón polaco. No quiero quese me vayan para otro lado. Les ofreces chamba conmigo, lo que haga fal-ta. Eso sí, me vas a controlar que no fumen, que no chupen, que no sedroguen, y yo me encargo de que tengan turnos menos pesados, y queganen algo más de lana.

—¿Qué va a hacer jefe? Nosotros nomás venimos a jugar un rato, paradistraernos.

—Esto no es un juego, Zurdito.

En la primavera, los dos equipos jugaron en unas canchas casi al lado del Lago Michigan. Rodríguez se hizo cargo del transporte, de la cancha,los árbitros y hasta de nuevos uniformes. Cada vez se juntaba más gente.Venían a ver a los equipos, que jugaban cada sábado con más pasión, conmás desenfado; venían a hacer apuestas, y venían a ver el duelo entre elJarocho y Zibi. A veces el mexicano metía tres goles y ponía en ridículo a su rival, a veces era el polaco el que molía a patadas a su adversario. El Zurdito ya no jugaba. Caminaba para arriba y para debajo de la banda,dando órdenes, gritando, peleando con el árbitro y acompañando a Ro-dríguez, que no paraba de hablar por su celular, y de anotar números enuna pequeña libreta negra. Al otro lado de la cancha, el polaco pelirrojode los enormes antebrazos hacía también de entrenador. Cuando me pa-saron su expediente, resaltaban dos vidas que debía, una en Lodz y otraen Danzig; la primera por cuestión pasional, la segunda por un problemasindical. Rodríguez lo había contratado como chofer.

Rodríguez hablaba continuamente con un tal Esparza, que era mediopariente suyo, y que se había convertido en el dueño mayoritario de unequipo del futbol mexicano. Ahora que ese deporte estaba de moda enEstados Unidos, Esparza quería entrar con un equipo de expansión, yquería hacerlo en Chicago, contratando buenos jugadores de otras partes,pero desarrollando figuras locales, y estaba peleándose con el ChicagoFire, el equipo profesional, por conseguir buenas piernas en el área.

—Lo que yo te tengo aquí, Tato, son cuatro buenos jugadores, dosmexicanos y dos polacos, porque hay mucho polaco por acá, o sea quetambién los vas a poder meter en el estadio. Hay dos en especial, un

paisano y uno de los polacos, que quiero que veas en persona. Eso sí, los derechos de los cuatro los controlo yo —decía Rodríguez.

Llegó junio, y Esparza quería tomar una decisión. Se había hechopúblico que su equipo de expansión iba a estar en Chicago o en LosÁngeles. Dependía del estadio con que contara, y de los jugadores.Rodríguez dedicaba la mitad del tiempo a su empresa, y la mitad a susconversaciones con Esparza, y a sus viajes, los sábados, a la cancha a verjugar a los equipos. Un sábado, el previo a la visita de Esparza, casi gol-pea al Zurdito por dejar en el terreno al Jarocho, pese a que este renguea-ba luego de una barrida especialmente mal intencionada de Zibi.

—Pero es que no tengo reservas, jefe. Dos están crudos, otro se casó, y tres no aparecen, igual hasta los agarró la migra.

—¡Pues te pones a jugar tú, enano cabrón! ¡Te pones a jugar tú, o ellunes ya no regresas al trabajo! ¿Entiendes?

El Zurdito dice que eso fue lo que más le molestó. Que por eso lo hizo,porque al principio era su juego, y era por divertirse, pero luego vino

Nicolás de Jesús: Migración, grabado al aguafuerte. Foto: María Salgado

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Rodríguez, con sus celulares, y sus carros, y su chofer polaco, y ahoraél tenía que estar de niñera de todos esos batos. Pero yo creo que loscontactos comenzaron desde antes, porque alguien como el Zurdito,a pesar de ser hábil y escurridizo, no se saca de la manga algo así,algo como lo que pasó.

Según registros de Aduana, Esparza llegó un 7 de junio a Chicago,y se fue al día siguiente, a pesar de que declaró que pensaba quedar-se por dos semanas. Lo que sé, lo sé en parte por el Zurdito, en partepor el pelirrojo, y en lo demás por el propio Rodríguez.

Esparza llegó a la oficina de Rodríguez, pasado el mediodía. A launa de la tarde debía llegar un ayudante de Rodríguez, con los cua-tro jugadores, entre ellos Zibi y el Jarocho. Pero dieron las dos de latarde y nadie llegó. Rodríguez se cansaba de servirle tazas de cafécon coñac al empresario, de inventarle pretextos y de mirar el reloj y a la ventana, esperando ansioso ver la van blanca, con el logo de su compañía, que traería al mejor talento futbolístico local que habíavisto en años.

A las 2:15 le llegó la llamada. Dos de los citados no acudieron alencuentro porque alguien les cambió el turno y los mandó a limpiarun edificio en Joliet que no necesitaba limpieza. Y a los otros dos,alguien los había recogido.

—¿Qué alguien?, preguntó Rodríguez.—Garza, jefe.—¿Garza?—Sí jefe, el que usted puso de supervisor de los turnos del

Tribune. Un chilango chaparro, y medio chimuelo, que le dicen el Zurdito.

—Y ¿venía para acá?—No jefe, él me dijo que usted ya sabía que los iba a llevar

con unos agentes del Fire y del Galaxy, que no hacía falta que me molestara en llevarlos primero a la empresa.

—Ah, ya veo. ¿Y a quién se llevó el Zurdito?—A los otros dos, patrón. O sea al Jarocho, y al otro aquel,

el polaco, el grandote, el Zipi o como le digan.Esparza se fue de Rodríguez Janitorial Services minutos más

tarde. Uno de sus múltiples secretarios le cambió la estancia y el

boleto de avión, para que al díasiguiente volara rumbo a LosÁngeles.

Rodríguez dijo que se lo pensómucho antes de llamarme, por-que sabía que iba a tener conse-cuencias, pero que le enchilósaber que el chaparro aquel, el chilango aquel, se lo habíavenadeado sin razón aparente.

Dos noches más tarde, un vier-nes, los encontramos a todos enel “muelle” del Tribune, polacosy mexicanos, fumando todos jun-tos, hablando a medio inglés, aseñas y gestos, del próximo par-tido. Los guardias del Tribune yaestaban avisados y se desapare-cieron. Cuando vieron llegar lascamionetas, y vieron que sacába-mos a relucir las placas de Migra-ción, los polacos se quedaron tie-sos, y varios de los mexicanos seecharon a correr. Pero las callessubterráneas de Chicago son unlaberinto que ellos no conocen, y nosotros sí, y en media hora los teníamos a todos. A todosmenos al Zibi y al Jarocho.

Rodríguez, que en mi reporteoficial aparece como “informante anónimo” me pasó por el celular la dirección del Jarocho.

El Jarocho vivía en un cuchitril infame, en el sótano de un edificiomedio abandonado en La Villita. Al entrar, lo encontramos en el ba-ño, desnudo, aferrado con las manos al lavabo, los ojos cerrados, lapiel chorreándole de sudor, mientras el Zibi, con su piel blancuzcaenrojecida al máximo por la excitación, lo penetraba por detrás y legritaba algo incomprensible en polaco. El Jarocho no opuso resisten-cia, no estaba en condiciones. El polaco, todavía medio erecto, dejó a uno de mis agentes sentado de un puñetazo, y a otro inconscientede un frentazo que hizo un ruido horrible. Casi escapa, y fueronnecesarios cinco hombres para reducirlo y esposarlo.

Rodríguez tenía razón. Hubo consecuencias. La redada masiva fuefiltrada a la prensa, y como el Tribune no metió las manos, tuvo quelavarse la cara investigando a Rodríguez Janitorial Services. De esainvestigación surgió que Rodríguez lavaba dinero del cartel duran-guense de la heroína, a través de la compañía de limpieza, un par deligas de futbol amateur, y algunas obras filantrópicas. Lo detuvieronen Canadá.

El FBI, que lo detuvo, le filtró a Migración algunos datos, y algu-nas grabaciones telefónicas que me ligaban con Rodríguez. Rodrí-guez fue más preciso y ofreció fechas, nombres y lugares. Mis jefesno hicieron nada inmediatamente, pero antes de un año me asigna-ron al paso fronterizo de Douglas, Arizona, donde las redadas hayque hacerlas con chaleco antibalas, porque si no te disparan losrancheros, te disparan los polleros.

Fue uno de esos polleros quien me dijo que vio al Zurdito, no másde seis meses después de sufrir su sexta deportación en doce años, delo más campante en Santa Bárbara, California, donde administra unaliga de futbol “indoor” de salvadoreños y guatemaltecos.

Gerardo Cárdenas ha sido corresponsal de noticias de la agencia Notimex y actualmente es el vocero de asuntos hispanos del gobernador Rod Blagojevich.

Nicolás de Jesús: La guitarra, grabado al aguafuerte. Foto: María Salgado

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Antonio Muñoz Molina: “Las culturas hispánicas no tienenpor qué ser culturas subordinadas”

Miembro de la Real Academia de la Lengua española, doble ganador en 1988 y1992 del Premio Nacional de Narrativa por sus novelas El invierno en Lisboa y El jinete polaco, Antonio Muñoz Molina (Jaén, España, 1956) es conocido asímismo por sus ensayos y artículos periodísticos. Además, acaba de ser nombradoDirector del Instituto Cervantes de Nueva York, ciudad protagonista de su últimaobra Ventanas en Manhattan.

Alguna vez ha mencionado, al hablar del contexto en el que nació y cómo se ha desa-rrollado su vida, que siempre ha tenido la sensación de no estar en el sitio que le co-rrespondía ¿cómo participa su actual residencia en Nueva York de esa sensación?Esto es lo máximo de eso, quiero decir, más que el sitio que me corresponde, simplementeme siento en casa porque aquí casi sólo hay extranjeros.

Pero usted tiene una fascinación especial con Nueva YorkBueno, ahí algo que en principio es la ciudad, la ciudad como lugar de la novela, su aceptación o su rechazo. Uno ve por ejemplo la fascinación de Balzac por París, Madrid en Galdós, Londres para Dickens en su novela Bleak House, que la primera frase es“London”. Me parece un principio maravilloso.

¿Qué objetivos concretos se plantea conseguir ahora que usted está al frente del Instituto Cervantes de Nueva York?Los Institutos Cervantes tienen como función enseñar la lengua pero en cada ciudad dondeestán, en cada país, se adaptan al lugar. Entonces aquí en Nueva York , aparte de las fun-ciones normales que tienen los Institutos Cervantes de enseñar la lengua, de difundir la cultura en español y en otras lenguas españolas también, aparte de eso aquí hay una cosaque es imperiosa que es la conexión con el mundo latinoamericano y latino. Porque claro,esta es una ciudad, quizás la única ciudad del mundo, en la que están juntas todas las va-riantes de la lengua española. Paradójicamente, eso no ocurre en ningún país hispánico.Ocurre aquí.

¿Qué peso cree que tienen o deberían tener los Institutos Cervantes de los EstadosUnidos en este país que es residencia de millones de nativos hispanohablantes?Hay que pensar que el Instituto Cervantes es una institución relativamente recién nacida,que lleva muy poco tiempo funcionando, los precedentes tipo la Alliance Française o elInstituto Goethe llevan muchísimo más tiempo funcionando, entonces tienen mucha másexperiencia. Quiero decir, que el Instituto Cervantes todavía es una institución que estánaciendo. Yo creo que lo excitante que tiene el trabajo es precisamente que como se estácasi en el principio, se pueden hacer muchas cosas. Eso da un poco de vértigo porque cuando todo está por hacer, se puede hacer cualquier cosa y se puede hacer bien y se puede hacer mal. Y parece que lo que se hace no guarda proporción con el tamaño enormede lo que no se hace. Pero, bueno, yo creo que hay que hacer unas pocas cosas bien hechasy procurar difundirlas bien y hacerlo con generosidad. También hay que aspirar a estar noen un gueto cultural ni lingüístico sino en el mapa de la vida cultural de la ciudad en la queestamos.

Verónica Esteban

¿Qué puede comentar acerca del españolque se habla en este país? ¿Qué opina de los esfuerzos que están haciendo losmedios de comunicación, productoras detelenovelas, agencias de publicidad, etc.para utilizar un español neutro compren-sible para los hispanohablantes de múlti-ples procedencias que viven en losEstados Unidos?Eso es muy complejo… un español neutro.¿Cómo se encuentra eso? Porque el españollo que tiene es que es tan variado y al mis-mo tiempo tan unitario. Es que es muy com-plicado. Yo lo observo con atención y creoque hay muchas cosas muy atractivas que seestán haciendo muy bien. Pero lo fundamen-tal no es tanto el modo en que se use la len-gua como la posición que la comunidad his-pana esté teniendo en el país. Quiero decir,en la medida en que la gente que habla es-pañol y la cultura que tiene esa gente tengaun lugar social digno y socialmente biensituado, con acceso a la educación, con ac-ceso a la prosperidad y todo eso, habrá laoportunidad de que la lengua se cultive y se mantenga y sea un español espléndido,sea mejor. Al fin y al cabo, la lengua estárelacionada con la educación.

Entonces, ¿está hablando de un compo-nente social en la misión del InstitutoCervantes? Claro que sí, evidentemente que lo hay.

Promocionar la lengua como…Promocionar la lengua y mostrar que las culturas hispánicas no tienen por qué serculturas subordinadas.

Entonces se parte de la premisa de que lapercepción general es que sí lo son…En muchas ocasiones puede parecer que si,¿no? Por una razón, muchas veces el emi-grante que llega a un sitio en el que dominaotra lengua y donde él ocupa una posiciónsubordinada, pues puede sentir complejo deinferioridad. La gente que habla español, lareivindicación de su lengua y de su herencia—como dicen aquí— para mí es inseparablede la reivindicación de la justicia social. Lajusticia social, la educación. Es decir, que sise tiene una educación en condiciones, si sevive y se trabaja en buenas condiciones, laposición social de los hablantes y por tantola posición de la lengua será mejor.

Cuando se consigue esa comodidad social,se puede pensar y se puede escribir, sepuede publicar. ¿Qué conoce de la lite-ratura en español que se escribe en lasmetrópolis estadounidenses?No conozco demasiado, ahora estoyempezando a familiarizarme. Conozco

a Óscar Hijuelos, a Sandra Cisneros…

Pero lo que se escribe en español, no la literatura chicana.Concretamente la literatura en español quese escribe aquí, no estoy muy familiarizado.Precisamente uno de los programas que esta-mos preparando es un programa de confe-rencias y de lecturas de escritores en españolque viven en los Estados Unidos. Como en-señé aquí en la universidad un par de años,tengo antiguos estudiantes míos que escribenpero ninguno de ellos es famoso. Entonces,conozco mucha gente que escribe poesía,que escribe cuentos, que escribe novelaspero que viven en una oscuridad absoluta.Es una penuria editorial que paradójicamen-te se parece a la que podía haber en una ca-pital provincia española hace años: genteque no encuentra editor, que se publica loslibros a sí mismo, que tiene una difusiónescasa… pero bueno, esto es el principio.

Sin embargo tengo la sensación de quesobre todo las editoriales españolas estánempezando a mirar hacia aquí como posi-ble cantera…Y eso forma parte del trabajo que nosotrospodemos hacer. Nosotros aquí ofrecemosnuestra sede para hacer presentaciones, para que la gente que escribe se sientamenos sola. Una institución no puede dar a conocer escritores porque eso depende delmercado. Nosotros lo que podemos hacer esalentar a la gente que está trabajando. Cuan-do yo tenía veintitantos años y escribía, elpoder hacer una lectura en algún sitio meservía mucho.

¿Qué papel juega la literatura en españolque se produce en Estados Unidos dentrodel campo literario en español mundial?Habrá que verlo. Los hijos y los nietos delos inmigrantes, pero sobre todo los hijos, la segunda generación, serán los que escri-ban. Piense en los hijos de los inmigrantesjudíos en la literatura americana. Yo cuandoen Madrid, que ahora tiene una inmigraciónmuy fuerte, veo a un hombre que está lim-piando una ventana o está repartiendo comi-da, pienso en que un hijo de uno de estosseñores será un novelista extraordinario, que contará la experiencia de la inmigración,el proceso de aculturación, del choque entrelas culturas.

Antonio Muñoz Molina se presenta en el simposio “Nuevanarrativa en España y México” los días 12 y 13 de noviem-bre en el Instituto Cervantes (875 N. Michigan Ave. Suite2940) (312) 335-1996

Verónica Esteban es escritora española residente enChicago.

Antonio Muñoz Molina. Foto: Jean-Luc Bertini

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Sin apenas dinero, esperaban que La Podero-sa, una vetusta motocicleta Norton, les llevasepor su periplo sin demasiados problemas. Sibien ambos provenían de la izquierda intelec-tual, su objetivo era compartir una aventura,conocer mujeres, ver mundo, y divertirse con la meta de completar el viaje programadoantes de que Granado cumpliera treinta años.En resumen, explorar el mundo antes de sentarcabeza para dedicarse a la vida profesional yfamiliar. Con su actitud de aprovechados, sedeclararon “especialistas en lepra” al cruzar lafrontera de Argentina a Chile, una denomina-ción que en muchas ocasiones les facilitaría elacceso a comida y albergue gratis. Su aventurales llevó desde las pampas argentinas, a travésde la cordillera de los Andes, y hasta la costadel Pacífico en Chile, donde La Poderosa seaverió, debiendo así abandonar el sueño decompletar su viaje en motocicleta. A conti-nuación viajaron hacia el norte, cruzando eldesierto Atacama en la parte trasera de unacamioneta, y visitaron la mina de cobre Chu-quicamata —la mina a tajo abierto más grandedel mundo y la principal fuente de riqueza deChile. Cruzaron la frontera a Perú donde visi-taron Cuzco, la que fuera capital del imperioInca y la ciudad más antigua de Sudamérica, el Machu Picchu, Lima y, finalmente, la co-lonia de leprosos San Pedro en el Amazonasperuano. Desde allí volaron a Bogotá, dondeconcluyó su periplo.

En tanto que ciudadanos de Argentina, elpaís más rico de América Latina, y habiéndosecriado en el seno de la clase media-alta, Gue-vara y Granado se encontraron con gentes yculturas muy diferentes a la suya: campesinos,mineros de cobre, pescadores, indígenas yprostitutas. Conocieron a una pareja indigenteque figuraba en la lista negra de los patronosdebido a su militancia en el ilegalizado PartidoComunista Chileno, fueron testigos del tratosegún castas de los indígenas y de la margina-ción de los leprosos. Tal vez reconociendo queprovenían de un entorno privilegiado (y aque-jados de sentimiento de culpabilidad) en vistade la pobreza masiva, desigualdad y racismoque presenciaron en la “otra” América, Gue-vara y Granado no pudieron evitar hacer unaelección: regresar a sus vidas de privilegio enArgentina con todas sus comodidades, o biencometer suicidio de clase eligiendo cambiar el mundo de cualquier manera posible y porcualquier medio.

Diarios de motocicleta se centra en granmedida en la transformación del joven Ché (al igual que Granado), sin desviarse demasia-do de la narración histórica basada principal-mente en el diario de Guevara y el libro deGranado. La película incluye algunos errores

factuales y exageraciones, sobre los que no meextenderé por falta de espacio. El Ché, a quienpor aquel entonces apodaban “Fúser”, no co-mete ninguna heroicidad, no la emprende atiros contra la policía o el ejército, no vive ungran amor, ni lleva a su pueblo a la victoria.La película recalca cómo este viaje le transfor-mó radicalmente, abriéndole los ojos a la mul-titud de problemas de “nuestra América”. Se-gún escribió en su diario, “el personaje queescribió estas notas murió al pisar de nuevotierra argentina. . .por lo menos no soy el mismo yo interior”. Tras regresar de su periplo, terminó sus estudios de medicina yseguidamente emprendió otro viaje en 1954 —ya nunca volvería a Argentina.

Esta película sobre la figura histórica deljoven Guevara únicamente se pudo realizarporque no se trata de una producción deHollywood. Es una película latinoamericana:la dirigió un brasileño, Walter Salles; el puer-torriqueño José Rivera escribió el guión; y sus dos actores principales son un mexicano(García Bernal) y un argentino (de la Selva).La película se rodó en español (con subtítulosen inglés) y Salles se inspiró en sus orígenescomo realizador de documentales para impar-tirle una tonalidad rústica. El rodaje se llevó a cabo en muchos de los parajes por los queviajó Guevara y usó un número reducido deactores, dependiendo principalmente de lospobladores de los distintos lugares. En la ac-tualidad se está produciendo una versión hol-lywoodiense de la vida del Ché protagonizadapor Benicio del Toro, y hay planes para otraversión que protagonizaría Antonio Banderas(encarnó al Ché en la película Evita, protago-nizada por Madonna). Con toda probabilidad,estas películas no lograrán plasmar la figurahistórica del Ché Guevara tan fielmente co-mo Diarios de motocicleta.

Entonces, ¿a quién pertenece el Ché Gue-vara? Obviamente, nadie tiene derechos depropiedad sobre el Ché, el icono. Así comoSmirnoff utiliza su imagen para vender vodkay Madonna para vender discos, los pobladoresde la aldea boliviana donde fue asesinado loconsideran Santo Ché de La Higuera, hacedorde milagros. En tanto que road movie y relatosobre la llegada a la madurez, Diarios de mo-tocicleta pertenece a los jóvenes que buscanhéroes y se identifican con el Ché durante esebreve episodio de su vida. Pero sobre todo, esuna película para quienes buscan un cambioporque tienen conciencia de que el mundonecesita cambiar.

Juan Mora es profesor de historia en la Universidad DePaul y es autor de The Making of the Mexican Border.

Traducción: SusanaGalilea

El Ché: Diarios de motocicleta y la juventud

Juan Mora-Torres

El cuatro de marzo de 1960 el vapor francés La Coubre explotó en el puerto de La Habana,dejando más de cien muertos y muchos heridos. Al día siguiente los principales líderes de la Revolución Cubana encabezaron la procesión fúnebre, a la que siguió un mitin multitudinariocon un discurso de Fidel Castro. Alberto Korda, un fotógrafo cubano desconocido, tomó unafotografía de Ernesto “Ché” Guevara contemplando la multitud. Aunque gozaba de popularidadantes de su asesinato en 1967, Ernesto Ché Guevara quedó inmortalizado tras su muerte al con-vertirse en uno de los símbolos de la revolución mundial, o acaso el mayor de ellos. La foto-grafía de Korda, por otra parte, cobró vida propia. Fue reproducida en portadas de revista, car-teles, camisetas, pancartas, murales y demás parafernalia alrededor del mundo, convirtiendo al“Ché” en el icono más famoso de la década rebelde de los sesenta. A diferencia de otros iconospopulares de esa era, como Jim Morrison y Jimi Hendrix, la imagen de Ché Guevara ha perdu-rado hasta la época presente y nada indica que perderá vigor en el futuro inmediato.

Ché Guevara es el icono más reconocible de los tiempos modernos. Su carácter inmortal le permite cruzar las fronteras de clase, raza y nacionalidad. Conscientes de que la imagen delChé resulta chic y atractiva para la sociedad de masas, en especial quienes practican un “estilode vida alternativo”, corporaciones desde Nike a la marca de vodka Smirnoff han recurrido a su imagen para promocionar y vender sus productos. Swatch, una empresa de relojería suiza, ha usado la imagen del Ché en sus relojes. Artistas como el grupo de rock Rage Against theMachine utilizan la imagen del Ché para vender camisetas, mientras que Madonna emuló alChé en la portada de su último disco American Life. Mientras la mayoría de los iconos de los“revolucionarios años sesenta” han caído en el olvido, ¿por qué sigue siendo el Ché Guevaratan popular como hace cuarenta años? ¿Acaso el hecho de que las corporaciones y los artistasadinerados usen su imagen para vender productos indica que el Ché, en tanto que figura históri-ca, ha pasado a ser irrelevante? Si no es así, ¿a quién pertenece el Ché? Diarios de motocicletapodría ofrecer respuestas parciales a algunas de estas preguntas.

Por un lado, el Ché Guevara ha sobrevivido hasta la época presente porque su imagen re-sulta rentable. Corporaciones, artistas, fabricantes de camisetas y otros venden al Ché Guevaracomo un nombre comercial. Otro motivo de la perdurabilidad del Ché como símbolo se encuen-tra en la necesidad por parte de los jóvenes de contar con héroes que no sean artistas o atletas,en especial rebeldes políticos. En tanto que icono de las rebeliones políticas encabezadas por la juventud durante los años sesenta, la imagen del Ché apareció en las pancartas y carteles delos movimientos estudiantiles masivos de 1968 en la ciudad de México y París que hicierontambalear a los regímenes mexicano y francés. La imagen del Ché captó asimismo la atenciónde las rebeliones juveniles de la “contracultura”, dirigidas principalmente al mundo adulto.Estas rebeliones “contraculturales” de carácter superficial se expresaban mediante aforismoscomunes como “no confíes en nadie mayor de los treinta” y en la letra de My Generation (TheWho), “hope I die before I get old” (ojalá muera antes de envejecer). Jimi Hendrix, JimMorrison y Janis Joplin se convirtieron en iconos al morir “antes de envejecer”. Ché obtuvo laaceptación de estos rebeldes porque también murió antes de envejecer.

Los jóvenes ansían tener héroes, en especial aquellos que murieron antes de hacerse viejos.En las comunidades negras la imagen de Malcolm X tiene tanta popularidad como la de artistascomo Tupac Shakur —ambos fueron asesinados y murieron jóvenes. Además del subcoman-dante Marcos, quien sigue vivo, y el Ché, los latinos han inmortalizado a Emiliano Zapata y aSelena, la cantante texana. Ambos fueron asesinados. Como el icono que ha conseguido atraer a cada generación desde los años sesenta, el Ché sigue “de moda” entre los jóvenes porquetenía “buena onda” y estaba comprometido a fondo con sus principios. Para muchos jóvenesvestir una camiseta con la imagen del Ché Guevara no sólo refleja sus gustos en moda sinotambién su anhelo de conectar de algún modo con el Ché, el rebelde por antonomasia. En tantoque principal símbolo de la rebelión juvenil —sin importar qué entienda por rebelión la juven-tud, ya que puede ir de una pose de moda superficial al activismo político— el Ché tiene todotipo de significados. No significa lo mismo para un adolescente de Pilsen que se pone una ca-miseta del Ché para ir a un concierto de rock, que para un adolescente haciendo lo mismo enNaperville. Tal vez fuera el reconocimiento de la actual necesidad de héroes lo que inspiró elrodaje de Diarios de motocicleta.

Diarios de motocicleta cubre el viaje de 8,000 millas que Guevara realizó durante 8 mesespor Argentina, Chile, Perú y Venezuela en 1952. Jon Lee Anderson es el autor de Ché Guevara:A Revolutionary Life (Ché Guevara: Una vida revolucionaria), un aclamado libro de 750 pági-nas. Considerada la biografía más destacada de Guevara, esta obra dedica tan sólo 23 páginas aeste episodio en la vida del Ché.

Basándose en las Notas de viaje de Ché Guevara y Con el Ché por Sudamérica de AlbertoGranado, Diarios de motocicleta cae tanto en el género de la road movie como en el de la lle-gada a la madurez.

En 1952 Alberto Granado (Rodrigo de la Selva), un bioquímico de 29 años, y ErnestoGuevara (Gael García Bernal), un estudiante de medicina de 24 años, deciden emprender unviaje de 8,000 millas a través del este de Sudamérica. Se trataba de un viaje poco convencionalpara un joven argentino de la clase social de Guevara, puesto que la mayoría de sus semejantestendían al eurocentrismo y hubieran optado por viajar a Europa en lugar de atravesar América.

El otro Ché. Toma de la película The Motorcycle Diaries

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Voces de la diversidadIván Torrijos

Varias personas que conozco están como yo en la penumbra, con un signo de interrogaciónal frente por lo que se viene en esta nueva etapa de gobierno. Me he terminado las uñas amordidas leyendo notas, mirando el televisor, escuchando la radio y ya mutilé dos de misneuronas. Mientras medito, otros hablan. A continuación comparto con ustedes algunas palabras que nos han dejado en Homofrecuencia, el espacio radiofónico que nos sirve de expresión y aprendizaje a varios jóvenes:

“Los homosexuales existen, son una realidad objetiva. El hoy, ya no es el ayer en el que se decía: ¡quémenlos en leña verde! Se vienen problemas más fuertes, como los con-flictos entre naciones, o el deterioro del medio ambiente, eso es lo que realmente deberíapreocuparnos, lo que deberíamos ver con ojos de humanidad.” Agustín Villalpando, editorde Enkidu Magazine.

“El proceso va a continuar pase lo que pase. El mundo comienza a reconocerle derechosy beneficios a parejas del mismo sexo. No hay marcha atrás.” Pedro Julio Serrano, PuertoRico para Todos.

“¿Saben qué?, Somos seres humanos. ¿Saben qué?, Nos amamos. Vean la devoción ycompromiso que tenemos. Vean nuestro amor, del que nunca podemos hablar y siempretenemos que estar defendiéndonos y escondiéndonos. Yo estoy consciente en mi corazón de que va a cambiar el mundo.” Marta Donayre, cofundadora de la Organización LoveSees no Borders.

“No me crean a mí, no crean a nadie; escúchense a ustedes mismos, cada uno denosotros somos representantes de la diversidad. Sé quien tú eres, quien tú eres no te lo dice únicamente tu caparazón, tu exterior, quien tú eres es tu ser interno, tu alma. Tengan paciencia y vean esta revolución multicolor que se está dando a pasos agi-gantados.” Luis Perelman, Vicepresidente de la Federación Mexicana de Sexología.

“Nuestra existencia significa amarnos, respetarnos y respetar a otros. Es hora dequitarnos nuestros prejuicios y las etiquetas que hacemos de la gente. Las personas que rechazan primero tienen que examinar sus propios actos.” Padre católico ManuelVillalobos, de la congregación de padres claretianos.

Una entrevista también fue la de Nuri Fernández, del espacio autónomo donde se promueven derechos humanos”Café de la red”, en la ciudad de México: “Repudiamos el hecho que durante este año, han muerto 13 mil civiles en Irak y más de mil soldadosnorteamericanos, entre esos soldados muertos hay 200 mexicanos, la invasión a Irak lo quehizo fue incrementar y promover el terrorismo”. Nuri nos dijo sobre inmigración: “Lo quetiene de maravilloso un país como los Estados Unidos es que está hecho por gente de todoslos países, por gente que emigró: italianos, irlandeses, ingleses, franceses y en este últimosiglo migrantes de América Latina y de Asia, los derechos de los migrantes deberían serreconocidos, es absurdo que se les restrinjan sus derechos, y no lo digo solo por ser mexi-cana y por el hecho de que 20 millones de nuestros compatriotas están en Estados Unidos yde que pronto la minoría latina va a ser la primera minoría de ese país, sino por el hecho deque toda esa gente está ayudando a construir esa gran nación”. Sobre los matrimonios entrepersonas del mismo sexo Nuri opinó: “Todos los seres humanos tenemos una necesidad deser felices, en el terreno sexual, en el terreno familiar, en nuestra vida cotidiana, y si hayalguien más, sea la Iglesia, el Estado, George W. Bush o quien sea, que dice a la gente cuál es la manera de ser felices, seguramente va a imponer una solución que no agrade a muchos, lo mejor es reconocer la posibilidad de que, dentro del respeto a los demás,podamos investigar, explorar nuestra propia manera de ser felices”. Ella concluyó:“Creemos que si la gente no toma las calles, no se expresa de manera independiente en Estados Unidos, el que gane, Bush o Kerry, no se va a ver comprometido a cambiar, a parar la guerra, a parar la violencia, creemos que la decisión en el fondo siempre esta en la gente, no en los políticos”

Es un momento importante, nosotros somos testigos de la historia, seamos actores también.

Si deseas más información sobre la comunidad latina GLBT sintoniza el programa Homofrecuencia; se transmite todos los lunes de 8 a 10 P.M. en Radio Arte 90.5 FM. También puedes escucharlo en vivo a través de la Internet en la página: www.radioarte.org.

Comentarios: [email protected]

Desnudode un mundo artificial

el triunvirato: jesús. la coca-cola. el ché.

en un día de otoño crujiente y afilado, precoz en frescura, ardiente en colores chis-peantes de amarillos y rojos anaranjados me tomaba un café al aire libre, pensando enel mar caribe. porque así es, siempre pienso en el caribe para que nunca se me olvidesu olor a salitre, para que moje mis pies aunque allí se arremolinen las hojas secas delugares aprendidos, los polvitos de cenizas de muertos que nunca conocí, las nieves de los abominables hombres del norte, y zas. entre esos pensamientos me salpicó pordelante una muchacha de tez tan rosada que parecía de plástico. iba muy maquillada yera flaca como fideo seco. de todas las muchachas jóvenes, rubias y flacas que pasabanpor mi lado apresuradas, entrando o saliendo del café, lo que captó el pestañear de misojos fue la imagen blanca sobre fondo rosado que esta yupi flaca llevaba en su camise-ta. era el ché, delineado en blanco con estrellita en la boina y todo. allí estaba la ima-gen de ernesto, reposando atento sobre los senitos incipientes de la muchacha, que sealejaba con su soymochalatte en la mano. suspiré y salí caminando porque soy muchoy me late. en el cine de la próxima cuadra echaban una película sobre las juventudesde ernesto, “del pre-ché”, como definieran algunos de sus ya maduros admiradores enuna conversación que hace poco escuché a medias. me detuve y miré el cartel porquesoy mucho más y me late aún más. intrerpretado por un joven mexicano de carita linday soñadora, en esta película ernesto descubre el cono sur abrazado a la cintura de otrobuen mozo en una moto destartalada y me vino a la mente el maravilloso azul del marcaribe que escuece mis ojos por donde quiera que voy y mientras más me late el olor a mar entre las sienes oigo la voz estridente de mi maestra de cuarto grado sentada ensu escritorio leyéndonos las cartas del ché a fidel … “me acuerdo cuando te conocí encasa de maría antonia…” y me traspasa un escalofrío leve porque aborrezco la cartaque todo escolar cubano debe aprenderse de memoria, aunque el tema sea tabú enotros contextos, del amor platónico a fidel del argentino asmático que tuvo la suerte de que lo mataran joven, porque morirse viejo y desengañado es del carajo. morirseacribillado y traicionado para quedar plasmado en camisetas baratas como las quevenden en la tienda de jóvenes punk de la otra cuadra, donde las multicolores caras de ernesto cuelgan en la brisa fresca y sus ojos muertos plasmados en el letrero de laentrada miran los carros pasar por una gran avenida del norte donde las latas vacías de coca-cola se amontonan en los basureros y donde en la botánica de al lado vendenestampitas de jesús, encuero y crucificado, limpio y vestido de túnica ascendiendo alos cielos. todo es mucho y todo late hasta que deja de tronar. entonces hay que callarel ruido para poder descansar en paz. y es que el ché está de moda, otra vez. en parís,en el d.f., en madrid, en hollywood y en nueva york. en la habana su imagen es impo-sición y la mirada fija del ché es recordatorio constante de lo que pudo ser. presidedesde múltiples carteles y vallas el pre-boliviano ché, testigo mudo de los niños cu-banos que gritan “un, dos, tres … pioneros por el comunismo seremos como el ché” y al dar la vuelta otra década crecen apurados para vender dólares a descuento en elmercado negro, uno por tres, o para venderse él o ella al turista que traiga más eurosdispuestos, porque así es, y si lo pudiera ver ernesto, entonces, me pregunto, ¿vería-mos pronto la película? … espera, me digo, que tú eres mucho más que eso y te latemucho y fuerte. muy fuerte te laten estas imágenes de jesús, la coca-cola y el ché. eltriunvirato iconográfico del siglo 20, siglo prolífico de “revoluciones”, aunque todas se imitaran entre sí, porque, hey, there's nothing new under the sun o ya se olvidaronde la revolución burguesa de la edad media para acá… abajo la monarquía; abajo laiglesia y después abajo la burguesía. todo en orden de arriba para abajo, hasta vercuándo se rebelará la Tierra misma sacudiéndonos de su faz con una explosión certera.fuácata y zas, siento que se me aprieta el latido de lo que soy, que soy mucho más quetodo esto, onda enorme de aire y carne que flota esquivando el salitre del mar caribe,que es salado, tan salado como las lágrimas que me corren por las mejillas mientrasme alejo de los cafés, los cines, las tiendas, pensando que la famosa foto del ché la tiró un cubano que lo admiraba y la de jesús crucificado la tiró maría magdalena quelo amaba y la de la botella de coca-cola fría cubierta de pedacitos de hielo la tiró unsediento que la deseaba. y así quedaron. plasmados los íconos para la idolatría de losfieles que los quieran admirar, amar y desear, que ya estamos en el siglo 21 y las revoluciones escasean, la iglesia se pudre cada vez más y la coca-cola, como siempre,refresca.

om ulloa es autora de selectos lapsos de memoria (una serie de fetos) y prendas de mujer

om ulloa

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Lydersen le ha dado al libro; para miles de inmigrantes el lle-gar y conseguir trabajo en Illinois, Nebraska o la Florida, esuna respuesta al desplazamiento de raíz que vivieron en suscomunidades. Por muy difícil que resulte la adaptación al nue-vo entorno, los inmigrantes latinoamericanos no vinieron “deGuatemala a Guatepeor”. La misma autora señala que sería“una generalización afirmar que no hay oportunidades en losEstados Unidos. Muchos inmigrantes se establecen de una ma-nera satisfactoria, forman sus propias comunidades, traen a susparientes y les mandan dinero a los que se quedaron allá”. Y posteriormente pasa a narrar el caso de decenas de inmi-grantes mexicanos que trabajan en un rastro de Schuyler,Nebraska, quienes han alcanzado a ahorrar lo suficiente paracomprar casa aquí y para ayudar a construir una iglesia en supueblo natal. Los Estados Unidos ha sido y sigue siendo, sinlugar a dudas, su opción económica.

Esta tercera parte cierra con una crónica sobre los casi 15 mil obreros agrícolas de Immokalee, Florida, que año trasaño son contratados por los rancheros a través de las agenciasde empleo para la pizca del tomate. La mayoría procede Gua-temala, Haití, El Salvador, Honduras y México. A pesar devivir hacinados en trailers y barracas, y de no tener seguro desalud ni a la compensación de desempleo, para los obreros deImmokalee los 40 dólares que ganan por jornada representanya una mejora con respecto al ingreso que recibían en sus res-pectivos países. Y para responder a los abusos de carácter la-boral —nos dice Kari Lydersen— en 1995, los trabajadoresagrícolas de Immokalee formaron una coalición que actúatanto en casos individuales como colectivos: desde la repre-sentación legal por el cobro de un salario hasta la organizaciónde una protesta permanente contra Taco Bell, principal clientede los rancheros, en la que le piden que pague un centavo máspor libra de tomate, centavo que, según ellos, incrementaría el salario de los pizcadores. El 20 de noviembre de 2003, tresmiembros de la Coalición de Obreros Agrícolas de Immokaleerecibieron el Premio Robert F. Kennedy, premio dado a per-sonas o instituciones que se dedican a defender los derechoshumanos; fue la primera vez en 19 años que una organizaciónque trabaja en territorio estadounidense lo recibía.

Los medios de comunicación y diversas agrupaciones ligadas al Partido Republicano y al Demócrata, últimanentehan subido el tono de su voz para quejarse del constante arribode inmigrantes por la frontera sur. Hay que recordarles que losEstados Unidos sólo dejará de ser una opción cuando en elproceso de globalización no sólo se piense en triplicar o cua-druplicar las ganancias de las corporaciones, sino también que se considere que quienes viven en la tierra donde se hanestablecido son, al igual que cualquier ejecutivo o miembro de sus juntas, seres humanos.

El libro de Kari Lydersen se presenta el 18 de noviembre a las 8 P.M.en Décima Musa 1901 S. Loomis(312) 243-1556.

La periodista Kari Lydersen acaba de publicar su primer libro:Out of the Sea and Into the Fire. Acaso el mayor logro de estelibro consista en haber unido tres cabos que, aunque los me-dios de comunicación tienden a mostrarlos por separado, per-tenecen al mismo cordón: la globalización corporativa de laeconomía, la subsiguiente inmigración a gran escala y el fenó-meno de la frontera. No es casualidad que el libro esté divididoen tres partes (la cuarta es realmente un epílogo). Como sabe-mos, la migración se ha vuelto un vaivén mundial: los filipinosen Japón, los magrebíes en España, los alabaneses en Italia, etc.Kari Lydersen delimita su radio de estudio al continente ameri-cano y nos recuerda en casi trescientas páginas que no se pue-de tirar de uno de los tres cabos sin afectar a los otros dos.El gran problema de la globalización es que se ha llevado acabo sólo desde la perpectiva y los intereses de las corpora-ciones. Ni los sindicatos, ni las ONGs, ni los gobiernos re-almente han podido servir de contrapeso. Más bien, estos últimos se han unido a las grandes firmas. En su libro, KariLydersen recrea su viaje por cinco países latinoamericanos. En Oaxaca seguimos la devastación de Playa Cangrejo, que a causa de la contaminación producida por una refinería depetróleo ha dejado a los habitantes del lugar sin recursos pes-queros... En Ecuador vemos la inútil panacea en que se ha con-vertido la dolarización de la economía: si los precios de losproductos son comparables a los de los Estados Unidos, elsalario promedio del trabajador ecuatoriano es de cuatro o, sibien le va, seis dólares al día... En Honduras somos testigos deldespojo de tierras que aqueja a la población garífuna del sur deese país: si el área es virginal y pintoresca por qué no construirhoteles de cinco estrellas o algunas zonas de buceo, esto a pe-sar de las prohibiciones que establece la constitución de esepaís y de los desplazamientos que ha provocado… En Colom-bia oímos del caso de los obreros asesinados a manos de gru-pos paramilitaes por el “delito” de pertenecer al sindicato que lucha en una de las plantas filiales de la Coca Cola…

¿Qué opción tienen entonces los desplazados y desem-pleados de Ecuador, Honduras, México o Colombia?

Hasta el día de hoy, esa opción lleva por nombre

los Estados Unidos. El punto de encuentro de todos ellos sonlas 1,989 millas de extensión que tiene la frontera que va deTijuana a Matamoros y de San Isidro a Brownsville. La fron-tera, nos dice Kari Lydersen, es en realidad como un poliedro:para los ciudadanos norteamericanos es el sitio ideal para di-vertirse a bajo precio; para los residentes o ciudadanos de orí-gen mexicano es la línea que cruzan para ir y regresar todoslos días de la casa cotizada en pesos al trabajo remunerado en dólares; para los grupos caza-imigrantes de origen estadou-nidense, es la mayor vergüenza de su país por no parar de tajoel cruce de indocumentados; para los narcotraficantes y lasgrandes corporaciones es la franja que les permite legal o ilegalmente el enriquecimiento fácil. A lo largo de casi dosdécadas, esta frontera ha vivido el grave deterioro del medioambiente, la aparicióninusitada de cinturonesde miseria, el homi-cidio de casi 400 jó-venes tan sólo en Ciu-dad Juárez y la muertepor goteo de inmigran-tes en las aguas del río o en las arenas del desierto.

La tercera parte deOut of the Sea and intothe Fire acaso sea lamás lograda; pues eldrama generado por laglobalización, no impi-de que los personajesde las cinco crónicasque la integran en-cuentren en los Esta-dos Unidos una salida.De cierta forma, estascinco crónicas atenúanel título que Kari

El norte: Única opción

Raúl Dorantes

La frontera entre México y Estados Unidos. Foto: Kari Lydersen

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La noche del pasado 18 de octubre, los profesores de tiempo completo de los City Colleges de Chicago (CCC) anunciaron que se iban a la huelga, yaque el nuevo contrato que la Administración de los CCC les estaba ofrecien-do para los próximos cuatro años, representaba una baja en su salario anual.

Los profesores que ahora están en huelga atienden solamente a estudian-tes que están tomando clases con créditos universitarios; algunos de estosprofesores enseñan 12 horas-clase por semestre, otros enseñan 15. Ambascifras representan un carga excesiva si las comparamos con el número dehoras-clase que enseñan los profesores de tiempo completo de las univer-sidades del área de Chicago; muchos de ellos imparten seis horas-clase, y son muy escasos los que rebasan las 12 horas.

Una buena universidad se caracteriza por darles a sus profesores unacarga mínima de horas-clase para que de esa manera se dediquen la mayorparte del tiempo a corregir los trabajos de los estudiantes y, sobre todo, afomentar la investigación científica.

En cambio, una universidad mala o en declive se caracteriza por evitar lacontratación de profesores de tiempo completo (y a los poquitos que tiene, oque le quedan, darles el mayor número de horas-clase) y también por cubrirtodas las vacantes que se vayan presentando con profesores de tiempo par-cial. A estos profesores se les paga solamente las horas que están enseñandoen el aula y no tienen ninguna obligación de revisar las tareas y mucho me-nos de asesorar o de darles tutoría a los estudiantes.

El buen funcionamiento de una universidad depende en primer lugar de la política de contratación que su administración establezca. Un profesorexcelente con una mala administración en la universidad que trabaja se puede volver mediocre; y un maestro mediocre con una administración eficiente se puede volver excelente.

Los CCC han estado en declive en las últimas dos décadas, ya que hanido reforzando la política de sustituir a los profesores de tiempo completoque se jubilan por profesores de tiempo parcial. Es por eso que en la actuali-dad el 70 por ciento de las clases es impartida por profesores de tiempo par-cial. Pareciera, pues, que el objetivo es que desaparezcan lo más pronto posi-ble las plazas de tiempo completo. Una prueba fehaciente de lo anterior es elnuevo contrato que están proponiendo. Veamos.

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La política educativa de los City Colleges de Chicago:

Racista y antiinmigrante Febronio Zatarain

El año pasado un profesor de tiempocompleto (con grado mínimo de maes-tría) ganaba anualmente alrededor de$35,000.00; ahora con el supuestoaumento y con la nueva cuota que laAdministración de los CCC propone,este mismo profesor ganaría en 2005alrededor de $33,500.00, y para 2008percibiría menos, ya que su cuota porseguro médico aumentaría un dos porciento más.

Es importante señalar que los res-ponsables de esta política de enseñanzamedia superior no son propiamente lasautoridades administrativas de los CCC,sino el que ha dado la orden de que serecorten los gastos en este rubro. Esapersona es el alcalde Richard Daley. Yno es la primera vez que Richard Daleypretende mantenerse al margen de losproblemas laborales de los profesores de los CCC. La vez pasada fue con los maestros que trabajan en los

departamentos de educación para adul-tos; es decir, con los maestros de ingléscomo segundo idioma y de preparatoriaabierta (G.E.D.). Dichos maestros nuncahan tenido derecho a vacaciones ni a se-guro médico; incluso la propia Adminis-tración de los CCC ha creado un meca-nismo para que estos maestros no ad-quieran el rango de trabajadores de tiempo completo (y al parecer ése es elfuturo que la alcaldía de Chicago quierepara todos los profesores que enseñanclases con créditos universitarios).

El último intento de huelga de losmaestros de inglés como segundo idiomay de G.E.D. se dio a fines de 2003, peroel sindicato que los representa transó con las autoridades educativas, dejándo-los prácticamente en las mismas condi-ciones.

Esta actitud ante la educación mediasuperior y para los adultos que sigue laalcaldía de Chicago, es esencialmenteracista y antiinmigrante, ya que los másafectados no son los profesores, sino losestudiantes que en primer lugar son lati-nos, seguidos por afroamericanos e inmi-grantes no latinos. Curiosamente, estostres grupos en su conjunto conformanmás del 50 por ciento de los residentesde la ciudad. La clase política de Chi-cago debe poner atención a este hecho,porque un día de éstos los podría sor-prender una manifestación de miles depersonas frente al City Hall, personasque ya están hartas de que se diseñenpolíticas que abiertamente afectan susalud, su vivienda, su transportación y,en este caso, su educación. Quizás deesa manifestación surjan líderes que vengan a sustituir a esos oficiales electosque obviamente no están velando por losintereses de la mayoría de los residentesde Chicago.

Durante la huelga en el Truman College

Manifestación en la alcaldía

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En Uruguay sí hay razones para celebrar

Hanna Luna

Después del resultado de las elecciones en Estados Unidos, intentemos celebrar mientras sepueda. Celebremos, al menos, el desenfado de los jóvenes uruguayos que aún siguen atrevién-dose a soñar, que no compran de las corporaciones de turno mundos prefabricados, que piensane imaginan más allá de sus narices, que resisten al miedo, el terror, el tedio y la desesperanza—“valores morales” de G.W. y sus seguidores. Celebremos que el ser humano aún existe fuerade las corporaciones aunque sea en lugares remotos y sin mayor importancia económica opolítica.

Encuentro Progresista Frente Amplio Nueva MayoríaEP FA NM es el nombre completo de la coalición que hoy llega al poder en Uruguay, despuésde 33 años de fundado. El Frente Amplio nace en 1971 agrupando al partido socialista, el co-munista, democracia cristiana y los escindidos de los tradicionales partidos Nacional y Colo-rado. Dos de las voces más resonantes de estos partidos fueron el senador del partido blancoGutierrez Ruiz y el senador del partido colorado Zelmar Michelini —ambos asesinados enArgentina en los años setenta cuando la operación Cóndor se extendía por esta región—. Talvez hoy, a la luz de los resultados de las elecciones aquí es imperante recordar en medio de la alegría esos dolorosos capítulos de los años setenta.

El Frente Amplio sólo había vivido una elección antes del golpe de estado en 1973. En laapertura democrática muchas de las figuras estaban proscritas, algunas aún en la cárcel o exi-liadas y el Frente como partido no pudo participar en las elecciones.

La primera elección en que participó el Frente estuvo a punto de ganar la intendencia. Las banderas rojo, azul y blanco cubrían las calles. A últimomomento el escrutinio decía que no, que no llegaba. En la segunda elección el oncólogo Tabaré Vazquez, con conocida tradición en trabajo de base en losbarrios, llega a la Intendencia. Fue la primera intendencia frenteamplista. Deahí en más la intendencia de Montevideo no conoció más intendentes que losfrenteamplistas, que sucesivamente fueron integrando nuevos sectores políti-cos: Encuentro Progresista y Nueva Mayoría.

El problema del Frente seguía siendo ganar votos en el interior del país quetiene pocos centros urbanos y muchos latifundios. Los departamentos seguíanvotando sobre todo al tradicional Partido Blanco, el partido de la gente rural yde los latifundistas. Este año no nos dejan de sorprender las cifras. En casi lamitad de los 19 departamentos de Uruguay gana el Frente: Soriano, Paysandú,Canelones, Salto, Rocha, Maldonado, Florida.

El día de ayer Serpaj, familiares de desaparecidos y otras organizacionesfueron a llevar una rosa al memorial de desaparecidos que se encuentra en elCerro de Montevideo. Hoy, en medio del festejo, la memoria se impone. El frente que hoy ganaes el que lleva dentro de sí una larga lista de muertos y desaparecidos.

¡Y Uruguay se levantó y anduvo!Y finalmente, con ojos repletos de sueños y hastío superado, los uruguayos gritan que no somosni huevos tristes, ni escandalosamente conservadores y medidos, que no somos ese Uruguayalicaído que vimos en los noventa crecer incesantemente, simplemente teníamos la alegríaretenida entre las nalgas; teníamos el grito ahogado en la garganta. Estábamos cansados, cansa-dos de intentar y perder; cansados de jugar y ser arrojados a chupar un palo sobre una calabaza.Estábamos cansados de saber que poco podíamos contra el armamento sin rostro y la economíacomo juguetito de unos pocos. Y tal vez poco podamos pero lo importante hoy; lo importantees que fuimos capaces de romper con el miedo, fuimos capaces de decir que más allá de que siel Frente o fulano nos va a dar la solución final, no seguimos votando por lo conocido, por lamedianía; no seguimos votando por el menos malo o porque no nos queda otra. Pudimos yquisimos votar por la alegría, aquella que nos arrancaron sucesivamente en el 73 (el golpe deestado), el 85 (ley de Impunidad), en los noventa (cuando los ojos de Mariana, los ojos de la

campaña por “la aparición con vida de los desaparecidos” nos dijeron que poco leimportaba quienes eran sus padres porque suspadres eran quienes habían matado a sus pa-dres biológicos). Hoy los uruguayos de la diás-pora y de adentro (200,000 llegaron de Argen-tina) dijeron que queremos y podemos cam-biar, aunque en el camino fracasemos, aunqueno sepamos las fórmulas, aunque lo que sea.Dijeron (ellos y no yo porque yo me quedémirando desde fuera) que estamos cansados de casi dos siglos de blancos y colorados, de recetas conocidas.

Hoy Uruguay le dice al mundo que aún elindividuo toma decisión de su futuro político,que aún existen los ciudadanos, ese hermosoconcepto fuera de moda, que el individuocuenta. Y eso lo gritaron desde el fondo de suscorazones y el fondo de sus bolsillos los quese tomaron aviones desde España, Alemania y México creyendo que su voto cuenta, que elindividuo es también agente decisorio de sudestino. El ciudadano que en actos civiles va y habla, y dice y grita. El ciudadano que tomasu bicicleta y atraviesa los Andes para ir adecir “yo aún creo”. Y ojo al gol: no es quecrea en Tabaré o en Mujica o en quien carajosea, cree que podemos salir del hastío y lamanipulación, que puede volver a sonreir yfestejar, que puede construir en los márgenes(y límites) de una sociedad democrática.

Corazón caliente, cabeza fríaEs lo que dijo el que encabeza la lista 609,Mujica, quien conquistó el miedo con lacamisa desprendida y para afuera, el pelodespeinado y la panza orgullosa, hoy es ellíder más carismático del Uruguay y muchoslo hubieran querido ver candidato a la presi-dencia. Él no quiso. No le gusta el poder, créalo o no. Vive en una casita con su mujer y toma mate amargo. Y es una figura cálida y hasta payasesca. Mujica pidió hoy a los uru-guayos corazón caliente y cabeza fría ante lainundación de algarabía de los uruguayos quedesde las seis de la tarde comenzaron a feste-jar el triunfo del Frente Amplio: bocinazos

por la calle principal 18 de julio,candombeadas en las esquinas,mateadas en los parques en el hermoso día primaveral deMontevideo.

Ya me había olvidado de mimisma estando en este país, que la alegría era un derecho y un fes-tejo. Me había olvidado qué era laalegría. Me había olvidado lo queera festejar no una fiesta folklóri-ca, no una navidad, no la comprade una casa nueva, no el naci-miento de un hijo ni el matrimo-nio de no sé quién. Y sí, no nos

olvidamos de que nuestras esperanzas fuerondepositadas en personas y partidos que en oca-siones no supieron cargar la responsabilidad,pero en ocasiones, como la de este Uruguay, le arrebataron la posibilidad de hacerlo. Heteaquí el error. No es ni el Frente ni los Demó-cratas quienes curarán las heridas de despotasy asesinos. Pero lo que hoy rescato, lo que hoy recuerdo es la fe, las ganas de cada uno en construir, aunque sea simbólicamente conun voto. Lo que hoy rescato es que tanta de-rrota no nos haya paralizado y no nos hayamosconvertido en lacra humana, que queda miran-do el mundo y sus giros desde una torre demarfil insípida o desde el trono de un escep-ticismo cobarde o desde el Reino del resen-timiento. Lo que hoy celebro no es ningunabandera más que la de la alegría, el gesto

ciudadano que tras escuchar a Charly pedir unsímbolo de paz finalmente se permite dárselo a sí misma. Esperemos, sólo esperemos que noquede en el entusiasmo, y creo que no, porquedetrás de este triunfo hay treinta y pico deaños de historia, miles de desaparecidos,muertos, jóvenes que conocieron sus treintadetrás de rejas, generaciones de niños y jóve-nes que crecieron bajo el manto del silencio, lafrustración, la muerte y el hastío. Y hoy festejoel saber que a pesar de esa medianía uruguayaque yo y tantos denunciamos por años, de esainsipidez que vimos durante las últimas dece-nas de años, de toda esa energía incapaz demovilizarse que echaba a la gente del paíshasta escribir en su aeropuerto “el último quese vaya que apague la luz y cierre la puerta”;hoy celebro que reciba desde todos los rin-cones del mundo a esa energía que expulsó;celebro que tres chicos atraviesen los Andes en bicicleta, que 200,000 uruguayos crucen el río de la Plata para ir a votar y celebrar.Celebro que por una vez los de adentro y los de afuera comulguen. Celebro que aúnseamos capaces de soñar.

Hanna Luna es profesora de antropología. Reside enChicago.

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Pancho Villa, el hombre

Ana Luz Pérez Durán

ye tú Francisco VillaQué dice tu corazón.Siete leguas, corrido popular

Los mexicanos recordamos dos cosas cada noviembre. Pri-mero, recordamos a nuestras benditas ánimas y segundo (a mise me hace muy curiosa la coincidencia) conmemoramos tam-bién el aniversario de la Revolución Mexicana. Una de las áni-mas de la Revolución que parece no poder abandonar el planoterrenal es la del general Francisco Villa. Este año, la cadenanorteamericana de televisión por cable HBO, estrenó una pe-lícula sobre el general titulada And Starring Pancho Villa AsHimself, donde el actor español Antonio Banderas interpretó al Centauro del Norte. Ésta es la última en la larga lista depelículas producidas sobre Villa. Igualmente, se han escrito un sinfín de libros sobre este enigmático personaje.

¿Quién es Pancho Villa? ¿Y por qué nos fascina tanto?Aunque Villa, en vida y después de su muerte, se convirtió enel favorito de los productores de cine, novelistas, historiadoresy corridistas, ninguno de estos géneros ha logrado captar aVilla, el hombre. Hace exactamente un año se publicó enMéxico la primera reimpresión de Pancho Villa: Retrato au-tobiográfico 1894-1914. Esta edición, preparada por las nietasdel general, Guadalupe y Rosa Helia Villa, incluye en su tota-lidad el facsimilar de los apuntes tomados por Manuel BaucheAlcalde. Pues el general le dictó a este militar y periodistamexicano sus últimos veinte años de vida, dejándonos de esamanera lo que serían sus memorias. Y son más bien las pala-bras de Bauche Alcalde lo que causan controversia, y no loque nos revela sobre la vida de Villa. En los prólogos e intro-ducciones preparadas tanto por las nietas de Villa como por elescritor Martín Luis Guzmán, se cuestiona el lenguaje y estiloque usa Bauche Alcalde en sus escritos. Martín Luis Guzmán,quien escribió, entre otras obras, Memorias de Pancho Villa,considera que el Villa que se presenta en el texto de ManuelBauche Alcalde parece más un hombre de ciudad que uncampesino norteño. Aun así, un sinfín de escritores e historia-dores han utilizado los apuntes de Manuel Bauche Alcalde,incluyendo a Friedrich Katz, quien escribió The Life and Timesof Pancho Villa, y a la escritora mexicana Nellie Campobello.Este documento, que por cierto desapareció después de que

una de las nietas del general lo grabó en microficha, es lo más cercano que tenemos a la propia voz de Villa.

El texto no es una autobiografía completa. El relato sólocubre, como ya señalé, veinte años de la vida del general,desde 1894 hasta 1914, y está dividida en tres partes. Laprimera, que cubre aproximadamente desde 1894 hasta 1909,relata la vida del general antes de su participación en la revo-lución maderista. La segunda cubre el año en el que, junto conlas fuerzas de Francisco I. Madero, fue tomada Ciudad Juárez:1911. En la última parte del libro, Villa, a punto de tomar To-rreón, recuerda su lucha ante su antiguo compañero PascualOrozco y ante Victoriano Huerta.

Pero que todos ellos, amigos y enemigos, conozcan al Fran-cisco Villa de verdad, al de carne y hueso, al de nervios y san-gre y corazón y pensamiento… Patriota sincero y compañeroleal: esos son los únicos títulos que sí reclamo, porque mepertenecen, porque he sabido conquistarlos al precio de mi sangre y de mis constantes esfuerzos.

José Doroteo Arango Arámbula fue minero, carnicero y albañil, antes de convertirse en el Pancho Villa de leyenda.Villa se presenta ante el lector como un hombre marcado porla miseria que lo rodeó de niño, esa misma miseria que antes ydespués de la Revolución afligía a muchos mexicanos. AunqueVilla nunca recibió educación formal, creía que el avance delpueblo se encontraba dentro de las aulas y no necesariamenteen el campo de batalla. Villa mismo nos dice, “yo prefieropagar primero a un maestro y después a un general, todo sepuede hacer cuando se tiene voluntad”.

La tropa siempre reclamó el cariño y el respeto de su gene-ral. El mayor gusto de Villa fue ver a sus muchachos felices.Comida, ropa, techo y alguna que otra distracción -todo para elsoldado que quizás morirá mañana. Para Villa, a todo soldadose le tenía que respetar. Después de cada batalla Villa siemprepedía que se enterraran a todos los muertos, tanto de su tropacomo del Ejército Federal. Igualmente todos los heridos eranatendidos. Al fin, todos eran mexicanos, todos eran hombres.Y cuando sucedió que Guisseppe Garibaldi, nieto del héroeitaliano del mismo nombre, desarmó a uno de sus soldados,Villa, después de poner al italiano en su lugar, le dijo: “a unsoldado mexicano se le trata con respeto y con cautela”.

Villa fue un hombre de grandes emociones. Era muy ena-morado. ¿Que si tuvo muchos amores? La cifra oficial indicaque tuvo 26 matrimonios. (Villa no nos relata sobre su vidaíntima.) Sin embargo, la patria fue el amor de su vida. Aun con el título de general, fue soldado de Francisco I. Madero, aquien llegó a llamar “nuestro libertador”. También supo llorar.Lloró cuando el traidor Huerta lo mandó fusilar. Nos dice: “Yo dejo que el mundo juzgue de mis lágrimas en aquellossupremos momentos, y declare si la cobardía las hacía brotar,o la desesperación de ver que me iban a matar sin que yosupiera por qué”.

Este libro en verdad nos ofrece un retrato de Villa. Es decir,nosotros ya conocíamos al personaje llamado Pancho Villa,pero quizás nunca nos habíamos puesto a pensar que tambiénfue simple y llanamente un hombre. Aunque los apuntes deManuel Bauche Alcalde no nos ofrezcan cada intimo detalle de la vida de Villa, sí nos ayudan a completar la imagen delgeneral en su faceta más importante, la de líder revolucionario.El problema de las leyendas es que oscurecen a sus gemelosde carne y hueso. Es importante, creo yo, rescatar a todas esaspersonas del ayer -esas ánimas- que como Villa andan entrenosotros en pena.

Ana Luz Durán es graduada del departamento de español de laUniversidad DePaul.

Dos grandes obrasdel Festival

Internacionalde Cine de Chicago

Raúl Dorantes y Febronio ZatarainLos octubres de Chicago han estado marcados durantevarias décadas por el Festival Internacional de Cine. Enesta ocasión, tuvimos la oportunidad de ver aproximada-mente 25 películas. A pesar de que nuestra principal fun-ción consiste en promover la cultura y el pensamientolatinoamericano en los Estados Unidos, somos conscien-tes de que nuestra cultura y nuestro pensamiento se en-cuentran en constante diálogo con la diversidad cada vezmás palpable del mundo actual.

El jurado del Festival eligió como ganadora del Gol-den Hugo a Kontroll, del húngaro Nimród Antal, películaque sin lugar a dudas es merecedora del premio. Sin em-bargo, a nuestros lectores quisiéramos recomendarlesotros dos filmes dirigidos por dos excelentes directoras:The Harvest Time, de la rusa Marina Razbezhkina, y Stray Dogs, de la iraní Marziyeh Meshkini.

The Harvest Time recupera la tradición que va desdeSergei Eisenstein hasta Nikita Mikhalkov y Andrei Tar-kovsky. El filme nos remite a la época posterior a laSegunda Guerra Mundial, en la que la mayoría de loshombres de las áreas rurales estaban lisiados y las mu-jeres debían encargarse de labrar la tierra. Todo esto en el contexto del estalinismo. Aun bajo estas circunstancias—nos dice la directora— la felicidad era posible en lasociedad rusa. El padre no tenía piernas, pero no estabatocado por la amargura; tenía la capacidad de abrazar la vida alegrando una fiesta con sus acrobacias. MarinaRazbezhkina nos recuerda que los 70 años de socialismo,con todas las tragedias que conllevó, forman parte de lahistoria rusa. Que la omisión de esas siete décadas esatentar contra el ser ruso.

Stray Dogs es digna representante del último gran mo-vimiento cinematográfico, fundado por el director AbbasKiarostami. Marziyeh Meshkini viaja a Afganistán y nosmuestra el barbarismo de la ideología talibán hacia lasmujeres y, en consecuencia, hacia los niños. La invasiónestadounidense, en vez de cuestionar y de resolver lasinjusticias generadas por dicha ideología, vino a recrude-cerlas: una madre, al considerar que su esposo ha muertoen la guerra, decide casarse de nuevo; años más tarde elprimer esposo es capturado por el ejército estadounidensey desde la cárcel acusa a su esposa de adulterio; ella estáen prisión, en espera de la pena de muerte, y su hija y suhijo (ambos menores de diez años) terminan viviendo enla calle. La película además es un homenaje bien logradoal Neorrealismo italiano, sobre todo al Ladrón de bicicle-tas, de Vittorio de Sica.

Tanto The Harvest of Time como Stray Dogs nosrecalcan que el cine sigue siendo un arte que, además de entretener, nos ayuda a responder preguntas funda-mentales del ser humano de cualquier espacio y de cual-quier tiempo; son, por cierto, preguntas que las produc-ciones hollywoodenses han dejado de lado desde hacemás de dos décadas. Estas películas parecen decirles a los cineastas del mundo entero que los temas están ahí, a la mano, y que para capturarlos, más que dinero, senecesita pasión.

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La buena (torna)mesa: P18Giovanni Matallana

Es complejo catalogar la música; sus derivaciones, variaciones o aberraciones. Vanidoso esdecirle que sí a cada sonido. Algo similar sucede con la comida. No conozco persona que lediga sí a cada plato que se atraviese en su camino, o una receta que conserve su pureza luegode varias generaciones. Por suerte, conozco algunos que elaboran platillos con maestría, arte y lo mas importante, respeto por cada uno de los ingredientes.

Igualmente, la música necesita ingredientes frescos y renovados. Uno de ellos es el creadopor la tecnología digital, herramienta en constante transformación que irrumpe en nuestro diarioquehacer. Extendemos memoria y capacidad actualizando nuestra computadora para almacenarsonidos que no tenemos para cuándo disfrutar.

Lo más probable ahora es encontrar el elemento digital en los cientos de trabajos que se pro-ducen anualmente, aunque difícil es que talento y trabajo le acompañen. Voces que dicen poco,al compás de fórmulas musicales poco originales o loops incluidos en un software de ediciónmusical. Algo que en lenguaje culinario se traduce en aquella sopa instantánea hecha en unhorno de microondas.

Por suerte existen cocineros aquí y allá que investigan y trabajan con productos musicalesnovedosos. En estos artículos resaltaré a dos artesanos a quienes he seguido la pista durante los últimos años, dentro de los valiosos independientes que andan regados en las esquinas de un planeta cada vez mas pequeño y confundido.

El primero llegó a mis manos gracias a un buen accidente: el grupo se llama P18 y no pudedejar de escucharlo por varios días consecutivos. Al llegar una canción nueva a mis oídos tien-do a referenciarla: género musical, época e incluso su intérprete; una reacción involuntaria quedisfruto mientras me llega el alzheimer. Con los ritmos de este francés no tuve tiempo de cata-logar este primer trabajo, que se lanzó como Urban Cuban hace más de dos años. El cuidado en la mezcla, sin opacar los vocalistas y sin amarrarse a la fórmula tropical de la percusióncaribeña, logra un resultado novedoso que huele a trópico. Cada canción es un plato diferentede la misma cocina. En él se respira el efervecer habanero: la calle, el descontento social sinllegar al panfleto, similar a un tirón de orejas de tu madre pero a voz de son cubano, y tu padreapoyándola con los bongóes. El aporte digital es la clave, dirige sin ser protagónico, transportala tradición sin abusar de la velocidad, a la vez que acelera sabiamente el compás para satisfa-cer al bailador.

Mientras llegamos a la entrevista que respondió Thomas Darnal, generador de P18, les a-delantaré que colaboró en los teclados con la legendaria Mano Negra. Sin embargo, su trabajoactual se diferencia cantidades al de su anterior camarada Manu Chao, cuya exploración musi-cal actual consiste en cortar pedazos de canciones y jingles de emisoras de países latinoameri-canos para colocarlos en una olla, al fuego lento y monótono de un compás electrónico prede-cible y poco creativo, quemándole lentamente con frases pegajosas en diferentes idiomas. Sinembargo, esto no le impide llenar estadios y sus bolsillos en los países pobres, que por cierto en Latinoamérica escasean.

Thomas en cambio no está solo, conformó un excelente equipo, y, sin ser estrella, conducetalentos esenciales en busca de una auténtica exploración musical. Consciente de sus limitacio-nes con el castellano, deja a los vocalistas cubanos una responsabilidad que solucionan conmaestría. Thomas juega con los ritmos y da rienda suelta a la creatividad musical, imprimién-dole el sello urbano europeo, pero sin caer en el facilisimo del ritmo lounge utilizado paramezclar bebidas o ambientar espacios y no almas.

Electrópica, segundo trabajo de P18, deja el frenesí urbano y se concentra en venerar musi-calmente a los vocalistas y a los compases autóctonos. Destaca el corte número siete, una amal-

gama de deep hop y canto tradicional cubanoal Yemaya, y nos recuerda que los ritmos nopertenecen a generaciones, territorios especí-ficos o a corporaciones musicales.

Aquello de las mixturas no es nuevo. Tam-poco el trabajo entre músicos de diferentes orí-genes. Lo encantador de estos géneros musi-cales es cómo reflejan las ciudades, el mundoy su constante mutación, generando y resol-viendo inquietudes tonales, apartándose deaquel odioso complejo de querer ser creativosdel primer mundo.

Cuando una persona se va, lo que deja espoco comparado al pasado histórico que selleva. Esa nostalgia que acompaña eternamenteal inmigrante ha engendrado nuevos y fuertespatrones culturales que en el pasado necesi-taron varias generaciones para cristalizar.Recordemos la percusión africana que acom-pañó a los esclavos al nuevo mundo, la salsaen New York, el blues o el house en Chicago,la cumbia y su transformación durante su viajede Colombia a México. La diferencia es queactualmente el contacto intercultural sucede ala vuelta de la esquina mientras bebes un café,y el epicentro cultural mundial no tiene unsitio físico, su espacio es virtual.

Habla Thomas Darnal ¿Thomas, musi-calmente hablando, de donde demoniosvienes tú?Produje mi primer sencillo en el 82 con una banda de Rock llamada GPS (GaragePsychiatrique Suburbain) que musicalmente se acercaba a The Ramones. Cuando tenia 18 años y después de dos producciones queríaexplorar más con la música. Decidí entrar auna escuela de jazz en París para aprender decerca los arreglos de vientos y otras pequeñascosas (incluso cómo tocar el piano con más dedos dedos). En ese entonces un nuevo sonidoestaba emergiendo, electrofunk, go-go, rap,acid, house, etc. Fue entonces cuando forméuna banda llamada Khadija & the Elefunkmenque podría ser llamado un “proyecto pre-P18”.Después de un año infructuoso de trabajo e in-tentos por producir el primer demo, estuve enParís trabajando para un estudio, haciendo jin-gles, música para una compañía de teatro enconstante gira. Ése es mi pasado musical entreel 77 y el 88. Como buen guitarrista solía es-cuchar mucho blues. En 1988 entré a ManoNegra como pianista, fue una experienciaincreíble sobre todo en las presentaciones en vivo.

¿Que es P18?Fue un semilla sembrada en el sótano-estudiode Patchanka (la oficina de Mano Negra) enmedio de un proyecto cultural undergroundque se inició con varios amigos vecinos.Finalmente creció como una banda viva que actualmente tiene nueve músicos y yo el científico loco del laboratorio.

¿Cuanto tiempo toma cada producciónhecha por P18?Toma alrededor de año y medio. Desde prácti-camente “nada” hasta cuando hacemos el mas-ter final.

Los temas en Urban Cuban tratan más los temas sociales que el segundo trabajoElectropica, ¿cuál es la razón?Para mí es más esencial la propuesta musical y cuál es el mensaje global dentro del procesode creación. En Electropica nos acercamosmás a la idea de darle a la herencia afrocubanaun nuevo plano musical. Trabajando para crearnuevas soluciones para el canto tradicional

La última canción de Urban Cuban es dis-tinta, es una canción tradicional francesa¿Tiene algún significado especial?Si, esta canción fue escrita por mi padre JeanClaude Darnal en 1956 y el estribillo dice:“Mucho mejor si el camino es largo, Yo loharé una senda por el mundo”.

¿Podrías decirme quien te motivó a acer-carte a la música y quien te motiva actual-mente?¡Mierda! ¿Fue acaso Status Quo, Creedence o Sex Pistols? Como sea, ahora la motivaciónviene de mí mismo.

¿Luego de trabajar entre La Habana yParis que te enseñó cada ciudad?Paris: Cómo no perderte en el metro, losvinos, los quesos, las bellas artes, el palacio, el rock and roll, África (geopolíticamente), la comida.

La Habana: El ron, el baile, el hambre, lasalsa, la revolución, África (espiritualmente) yque no hay que llorar (la vida es un carnaval).

¿Urban Cuban, Electropica y después?El nombre clave para nuestro álbum es TheHannuman Project. Mantengamos el secretopor ahora, desearía combinar algunas cancio-nes y crear una unidad tempo-musical no basa-da en cuántas canciones caben en un discocompacto sino en cuánto tiempo estoy dis-puesto a escuchar P18 y cuánto tiempo du-rará el viaje. Estamos orientados en una pieza corta.

¿Aparte de P18 existe otro proyecto personal? Comencé a trabajar en un nuevo material de tono Punk, La banda se llama The KarmaRepair Kit y en realidad es de la vieja escuelapunkera con mi viejo amigo de GPS, de igualforma estoy trabajando en la historia de ManoNegra para el DVD.

¿Alguna sugerencia musical? Anarquía es la clave, “hazlo tú mismo” es la melodía.

Para mayor información acerca de la banda visitewww.p18international.com

Giovanni Matallana es diseñador y artista plástico colom-biano.

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arrastrado acaso por el legítimo amor que le tiene a oriente, deja entreverque los héroes japoneses tienen un sentido tan alto de la dignidad, queantes que sufrir la insoportable mácula de la prisión prefieren un hon-roso suicidio. Este sublime sentido del decoro recorre ciertamente casitodos los períodos de la historia del Japón, desde los tiempos de ladinastía de los Sogas en que Yorozu se diera muerte cortándose la gar-ganta, hasta los no muy lejanos días en que los aviadores kamikazes se lanzaran sobre embarcaciones enemigas durante la Segunda GranGuerra. A este respecto, sin embargo, occidente también tiene lo suyo.Marco Bruto, luego de su derrota ante Octavio, ordenó a uno de sus siervos que lo atravesara con una espada; lo mismo hizo Casio, su com-pañero de empresa; más tarde, Marco Antonio se mató en Alejandría; yen tiempos de Nerón, Séneca se cortó las venas antes de que un centuriónentrase a su casa con las órdenes imperiales de acabarlo. El hecho de queen el caso de algunos de los de los romanos mencionados participase unintermediario, no impide la consumación del paralelo, puesto que los ja-poneses que se hacen el harakiri, si no pueden morir, disponen del privi-legio de ser decapitados por el oficial que presencia su acto. El suicidiotrágico y en soledad, como resultado de una costosa derrota, es atributohonorable tanto en la tradición occidental como en la japonesa. Y la sim-patía por el héroe caído, por el hombre notable desgraciado, si bien notiene igual peso en ambas culturas, es en realidad una cualidad que enlugar de distanciarlas, sutilmente las acerca. El sentimiento que un japo-nés alberga por el príncipe Arima, está hermanado con el sentimientoque nosotros albergamos por los Gracos.

Donde sí parece dibujarse una notable distancia, es en la concepciónparticular de la derrota y de la rendición honorable. Entendida la vidacomo un constante combate, Occidente parece imaginar esa lucha comouna guerra prolongada en que caben provisorios triunfos y derrotas. Estavisión matizada de la realidad, les permite a los hombres occidentales le-vantarse después de haber caído o caer después de haber estado perfecta-mente erguidos. Su temperamento es pues frío, calculador y mide a largoplazo; su visión de las circunstancias críticas de la vida no es definitiva nifatalista, sino más bien escéptica, sabedora de los pro y los contra, previ-sora de la perdición que se avecina y que con sentido común y frialdadenvidiables muchas veces impide. Séneca ha plasmado este modo de a-sumir la vida en una de sus célebres epístolas: “y el hombre valioso, yacaído, aún de rodillas combate”. Y es que no se puede asumir que se haperdido la guerra por el resultado adverso de una sola batalla. El hombrede occidente sabe perder, pero temporalmente, porque después de haberpeleado de rodillas o haberse retirado del combate con prudencia, retor-na para consolidar la victoria aún pendiente. Así los romanos durante la segunda guerra púnica, fueron aplastados por Aníbal en Trebia,Trasineme y Canae respectivamente; abandonaron luego Roma ante la proximidad del gran estratega cartaginés que ya había invadido casitoda la península itálica; sin embargo, luego de aplicar una estrategia dedesgaste, derrotaron al enemigo en Zama y dejaron que Aníbal se mar-chara casi invicto y perdido hacia su patria. A los japoneses les hubieraresultado insultante la mácula de la invasión sobre su suelo; la prudenciano podría ser para ellos una prudencia que humilla. En su mentalidadoriental, cada batalla se les presenta como una posibilidad de tocar el cie-lo o caer en la total ignominia; de perderla, se pierde la guerra toda: laparte vale por el todo, un solo hombre vale lo que la nación, las costum-bres, la dignidad, la moral, el espíritu japonés honrado en el pasado porTakeru y Yorozu. El héroe no se dispone a evaluar la posibilidad de nue-vos enfrentamientos o la utilidad de su valor y sus brazos en futuras con-frontaciones; sobre el suelo específico en que le ha tocado perder debedejar su cadáver, absuelto de la abyección de verse prisionero. Esta con-cepción vital, tan difícil de ser entendida por nosotros, los occidentales,mueve a Margaritte Yourcenar a preguntarse si los jóvenes que come-tieron suicidio masivo durante la Segunda Gran Guerra no hubiesen sido más útiles a su nación retornando a ella vivos. Para que tal cosaocurriese, habría sido necesario cambiar la historia medieval del Japón,borrar de la memoria colectiva la leyenda de esos hombres tristes queuna vez derrotados, supieron empuñar la daga para encontrar en lamuerte toda la perfección que les fue negada en vida.

Marco Escalante, escritor peruano autor de Malabarismos del tedio.

Resulta en verdad muy difícil afirmar, como lo hace Ivan Morris en su admirablelibro La nobleza del fracaso, que una de las cosas que separan a Occidente de lacultura ancestral del Japón, es el cariño que la memoria colectiva guarda por loshéroes derrotados. Morris, por supuesto, hace hincapié en la literatura griega,que desde tiempos de Homero inculca un hondo cariño por Héctor, el troyano,que muere a manos de Aquiles. Pero estas inclinaciones literarias, según Morris,no tienen mucha corroboración vital; y la historia de occidente, lejos de brindarlaureles melancólicos a héroes trágicos como Yorozu o el príncipe Arima, le harendido incondicional pleitesía a hombres como César, Napoleón, Nelson yPatton, todos ellos victoriosos hasta el tedio. Bien anotaba Margaritte Yourcenar,al reseñar el libro de Morris, que occidente sí le guarda, si no un reconocimientocabal, por lo menos un respeto decoroso a los grandes perdedores de la historia;Francia, por ejemplo, recuerda emocionada a la facción Girondina, derrotada enlas jornadas revolucionarias del siglo XVIII, mientras que a los Jacobinos, victo-riosos, les reserva su inteligente sospecha; asimismo el mundo de occidente,probablemente recuerda a Napoleón más por Waterloo que por Wagram.

A esta necesaria acotación histórica de la Yourcenar, habría que agregar doscosas. Primero, la desgracia de una derrota no nos hace más buenos, no mejoranuestras almas, difícilmente nos ilumina; la desgracia de la derrota sólo puedehacernos más queribles. La compasión, por tortuosas conexiones, es vecina delamor y de la devoción; idealiza al sufriente, crea la ilusión de que el dolor es tandesmesurado que no lo puede merecer ni el alma más impiadosa. Así el príncipeTakeru, que había sido un atroz conquistador en la primera etapa de su vida,una vez tocado por el infortunio, se convierte en blanco de las simpatías en lasleyendas orales de los hombres japoneses. Y así también Marco Bruto, que des-pués de participar en el horrendo asesinato de Julio César, corre negra suerte alenfrentar a Octavio en los Campos Filipos, y entonces años más tarde, verá sucabeza coronada por laureles en las páginas sobrias de un Séneca o en las ba-rrocas de un Francisco de Quevedo. Los lectores de la historia humana, seamosjaponeses, franceses o peruanos, siempre nos hallamos conmovidos cuando lagesta de un hombre notable cae en lo más hondo después de haber tocado unacúspide inexpugnable: su tragedia nos parece tan inconmensurable como su for-tuna, su suerte tan esplendorosa como aciaga. Y es que el hombre extraordinariose mueve siempre en esos extremos en que vida y muerte se tocan, y así, por laplenitud de su existencia, nos da la impresión de que han visto la cara de Dios.Esta particular identificación con el héroe caído, no es pues monopolio de la cul-tura japonesa, sino de la humanidad toda, que así como tiene olfato para la granalegría, guarda grave respeto por la desolación y la desesperanza. Recordemossolamente que al ejemplo casi extremo de Bruto, puede agregarse la aventura de Marco Antonio, glorificado no por las victoriosas campañas en territorio bár-baro, sino por Actium, esa turbia batalla que decidió su final.

Segundo, el dolor de un hombre grande es un dolor histórico y dramatizado;un dolor de escala social que bien puede rebasar la aldea y alcanzar la dimen-sión del universo. Si acuchillan a César, de algún modo se acuchilla a todos loshombres del mundo, sean antiguos o contemporáneos; mueren por la mismadaga los pobladores de la Roma de ese entonces así como nosotros, lectores delas Vidas Paralelas de Plutarco. Es como si la historia tuviese un sofisticado esce-nario y nosotros, sentados en cómodas butacas, nos dispusiésemos a presenciaruna espléndida obra teatral en que habremos de identificarnos con aquelloshombres que fueron capaces de hacer todo aquello que soñamos cuando niños y cuya realización nos fue vedada por una vida tacaña complacida en encerrar-nos en un destino mediocre del que escapan, por la fortuna o la miseria, la gloriao el fracaso, todos esos magnificentes caballeros que se entregaron al fragor deun combate por un ideal, un suelo o una causa noble o miserable. Esos grandeshombres, pues, actuaron, se comportaron a la altura de un gran drama que tomó lugar con la misma intensidad, aunque con diferente utilería, tanto enJapón como Europa.

Es cierto que las diferencias entre los melancólicos, sinceros y espontáneoshéroes de la historia japonesa y los racionales y calculadores héroes de la his-toria occidental, son numerosas; pero las similitudes no son pocas. Morris,

La rendición honorableMarco Escalante

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cafe jumping beanExposición: Día de MuertosNoviembre1439 W. 18th St.(312) 455-0019

Café MestizoMiércoles: Open Mic

Domingos: Jazz 2123 S. Ashland(312) 942-0095

Décima MusaJueves de trova conRamón Marino1901 S. Loomis(312) 243-1556

Kristoffer’s CafeMicrófono abierto con poetas locales

12 de noviembre1733 S. Halsted(312) 829-4150

Batey Urbanocafé teatro2647 W. DivisionOpen Mictodos los jueves(773) 394-5206

Ana CastilloLeerá:

Mi hija, mi hijo, el águila,la paloma: Un canto azteca

Información: Marta Ayala (312) 996-2445 y Teresa Fraga (312) 534-7215

Viernes 5 de noviembre6 a 8 p.m.

Orozco Academy1940 W. 18th Street

MÚSICA

Jazz En ClaveHotHouse31 E. Balbo10 de noviembre a 14 de noviembre(312) 362-9707

13 de noviembre Rosemont Theatre

Navy Pier8:00 p.m.

(773) 227-7059

The Kinky White Ball19 de noviembre Grand Ballroom

Navy Pier$35

7:00 p.m.(312) 595-5300

TEATRO

Sins of Sor Juana3–7, 10–14, 17–21 de noviembre MFACM(312) 738-1503

ARTE

Las CalaverasUna obra teatral para

celebrar a los muertos7, 12 – 14 de novimbre

Meztli556 W. 18th St.

(312) 226-0754

MUSEO

Field MuseumMachu Picchu: Unvieling the

Mystery of the IncasCharla sobre la arquelogía andina para

complementar la exposición que estará enel museo hasta el 13 de febrero de 2005.

13 de noviembre 11:00 a.m. –2:00 p.m.

(312) 922.9410

CAFÉ

UIC University of Illinois at Chicago

DANZA

Luna Negra Dance Theater6, 7, 10 y 19 de noviembreDance Chicago FestivalAthenaeum Theater(773) 935-6960

The Latin Dance Revue13 de noviembre

The Chicago Theater175 N. State Street

(312) 902-1500

Baile de Bomba y Plena Grupo Yuba y el Segundo Ruíz Belvis

Cultural Center13 de noviembre a las 7 p.m.

1632 N. Milwaukee Ave.Chicago

[email protected]

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¡Activista sindical, profesor universitario de Historia y Antropología,novelista y presidente de la Asociación Internacional de EscritoresPoliciacos

Paco Ignacio Taibo II en Chicago

Alguna vez dijo que en México no era posible escribir novela policia-ca porque el gobierno era el culpable de la mayoría de los crímenes.A pesar de tal declaración, Taibo II ha escrito dos docenas de libros

policiacos que le han valido una docena de premios, entre ellos el Planeta/Joaquín Mortiz y Dashiell Hammett a la mejor

novela policiaca.

Viernes 12 de noviembre, 7 p.m.Casa Aztlán, 1831 S. Racine

Sábado 13 de noviembre, 5 p.m., Galería Meztli, 556 W. 18th St.

Para más información, llame al (708), 369-5931, (773) 988-1408 y (312) 287-8406.

Taibo II en

Chicago

Taller de redacción y estilo para traductores y escritores20 de noviembre de 2004 — 9:00 am a 4:30 pm — Columbia College 33 E. Congress, Aula 311— Chicago, IL (se entra por Congress oWabash)

contratiempo, nfp te invita a su taller avanzado de redacción y estilodirigido a los traductores interesados en perfeccionar su expresión escri-ta, y a los escritores en general. El objetivo del taller es practicar y reflex-ionar sobre el acto y efecto de la escritura, para elaborar textos expre-sivos y correctos, y transmitir información a través de un lenguaje claro,preciso y adecuado.

Impartirán el taller Febronio Zatarain y Julio Rangel, miembros del con-sejo editorial de la revista cultural contratiempo y otros colaboradores dela revista.

9:30 – 12:30 Taller I — El español en los medios Los vicios evitables

1:30 – 4:30 Taller II — La sintaxis inglesa vs. la castellana Dudas y dificultades ortográficas

www.revistacontratiempo.comInscripciones y más información : Tel (773) 769.2923

email [email protected] I $45 Taller II $45 Taller I y II $80.00 Fecha límite de inscripción: 17 de noviembre

Mínimo de 8 participantes

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Escuche

Diálogo

abierto

con

la

cultura

y

las

artes

Domingos

de 12 a 4 de la tarde

en el 950 AM