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contratiempo 05

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Ricardo Armijo Raúl Dorantes José Ángel Navejas Francisco Piña Julio Rangel Febronio Zatarain 10 12 16 14 18 19 20 21 23 24 24 25 26 27 Jochy Herrera Escritor de origen dominicano. Vive en Chicago. Leda Schiavo Escritora argentina. Reside en Chicago. Es autora del poemario Con las debidas Licencias. Carmen González Madrid. Ha vivido en Chicago por tres años. Es parte del equipo administrativo del Instituto Cervantes. 3 4 6 7 8 9 5 [email protected] Fotografías: Carlos Flores Storyteller, 1970

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Editorial 3

Raúl Dorantes y Febronio Zatarain Educación dual: La única opción bilingüe 4

Barnardo Navia Aprender una segunda lengua en los Estados Unidos 5

José Ángel Navejas Entrevista con el senador Miguel del Valle 6

Julio Ortega El libro en español en EE UU 7

James Crawford Obituario: La ley para la educación bilingüe 8

Luisiana Meléndez No Child Left Behind: Una ley apresurada y anti-hispana 9

Roberto Quesada El hombre en el hombro de la hembra 10

Ricardo Armijo Marranos 12

León Leiva Gallardo Una estela de sangre 16

Julio Rangel En ciertos pasajes 14

Robert Launay Los buenos, los brutos y La Migra 18

Jochy Herrera Carlos Varela: Un duende navegando entre dos orillas 19

Leda Schiavo Lo indeleble de lo deleble 20

Francisco Piña Los puertorriqueños en Chicago 21

Carmen González Agosto de cine: Inmigración, desempleo, música y mentiras 23

Bernardo Navia Recordando a Neruda 24

José Ángel Navejas El sueño olvidado 24

Jochy Herrera Extrasístoles 25

Marco Antonio Escalante Trenes 26

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Carlos Flores Fotógrafo puertorriqueño. Ha exhibido en el colegio Malcom X, Old Town School of Folk Music y City Gallery.

Giovanni Matallana Artista plástico de origen colombiano. Ha exhibido en Chicago y Colombia.

Julio Ortega Crítico literario de origen peruano. Es profesor de literatura en la Universidad de Brown, Rhode Island. Su libro

más reciente es El principio radical de lo nuevo: Postmodernidad, Identidad y Novela en América Latina.

James Crawford Es escritor y conferenciante. Su área de estudio son las políticas del lenguaje. Fue editor de Education Week

y es autor de At War with Diversity: U.S. Language Policy in an Age of Anxiety.

Luisiana Meléndez Profesora dominicana. Trabaja en las escuelas públicas de Chicago.

Roberto Quesada Escritor hondureño. Reside en Nueva York desde 1989. Su novela más reciente es Nunca entres por Miami.

León Leiva Gallardo Poeta hondureño. Vive en Chicago. Es autor de Poemas a Marce.

Robert Launay Profesor de Antropología en la Universidad Northwestern en Evanston. Es autor de Beyond the Stream:

Islam and Society in an African Town.

Jochy Herrera Escritor de origen dominicano. Vive en Chicago.

Leda Schiavo Escritora argentina. Reside en Chicago. Es autora del poemario Con las debidas Licencias.

Carmen González Madrid. Ha vivido en Chicago por tres años. Es parte del equipo administrativo del Instituto Cervantes.

Bernardo Navia Profesor chileno de literatura latinoamericana en la Universidad de Illinois. Es autor del poemario Doce

muertes para una resaca.

Marco Antonio Escalante Escritor peruano. Vive en Chicago. Es autor de Malabarismos del tedio.

Ricardo ArmijoRaúl Dorantes

José Ángel NavejasFrancisco Piña

Julio RangelFebronio Zatarain

contratiempo773.728.3218

1434 West Thorndale AvenueChicago, Illinois, 60660

[email protected]

Fotografías: Carlos FloresPortada: Desde la ventana, 1970.

Diseño de portada: Giovanni [email protected]

HACE MÁS DE UN AÑO, EL PRESIDENTE GEORGE W. BUSH APROBÓ UNA LEY LLAMADA

“No Child Left Behind”. Es una ley que a grosso modo establece que ningúnniño en los Estados Unidos debe quedarse rezagado en términos educativos.¿Quién puede manifestarse contra una ley de tal nombre?

El problema es que el cuerpo de esta ley, al menos en lo que se refiere a los alumnos hispanohablantes, no es lo que pregona. Como señala JamesCrawford en el artículo publicado en el presente número, la ley de Bush esun golpe de muerte a la educación bilingüe, pues uno de los planteamientosde este decreto consiste en evaluar constantemente el progreso académico de cada uno de los estudiantes. Para la No Child Left Behind el hecho deque un niño hable dos idiomas no tiene ningún mérito académico: sabersumar, restar, redactar una oración en inglés o bien distinguir un mamíferode un reptil, representa cierto puntaje; no así el poder leer y escribir en otroidioma.

No nos sorprende que, a pesar de sus coqueteos con el electorado his-pano, Bush promulgue leyes anti–inmigrantes y anti–hispanas como ésta. Lo que sí sorprende es que ningún legislador de origen latino haya votadoen contra o al menos la haya cuestionado, actitud impensable en las décadasde los setenta y ochenta. Esto nos hace considerar que el español como len-gua estructurada y desarrollada académicamente va de picada, ya que eldesdén de nuestros congresistas permite que diversas juntas y superinten-dencias educativas acaben o mengüen sin ningún escrúpulo programas deeducación bilingüe. Para muestra el caso del Distrito U–46 del suburbio de Elgin.

Sin embargo, a pesar de esta ley o de cualquier otra que se promulgue, el castellano como lengua hablada en los Estados Unidos no corre ningúnpeligro. Más aún, este u otros proyectos gubernamentales en su contra(recuérdese la Proposición 187 de California) confirman su evidente pre-sencia en este país. Sí, en términos educativos el español va de picada en lacomunidad latina; pero en términos culturales, económicos y políticos, estalengua goza de cabal salud. Quién olvida que tanto Al Gore como el mismoGeorge W. Bush tuvieron que estudiar español para hacer más efectivas suscampañas presidenciales. En la sociedad estadounidense, el español se vecomo un elemento que reditúa en el ámbito económico y político, pero se le obstaculiza en el ámbito educativo.

Además de los obstáculos que provienen de los poderes ejecutivo y le-gislativo, quisiéramos abordar otro que ha estado presente en el aula desdeque se aprobó oficialmente la educación bilingüe en los Estados Unidos: ellibro de texto. Desde hace más de treinta años, al niño de origen latino se leha mostrado en las páginas que llega a leer en español un mundo que estálejos de su circunstancia cotidiana, un mundo que generalmente correspon-de más a las familias de la clase media estadounidense. Y no se necesita serun especialista para darse cuenta que ese español de los libros de texto es un español sin latido, es decir, sin vida. Esto contribuye a que el niño me-nosprecie el español y vea el inglés más como un refugio que como una base primordial de su educación. Insistamos: es fundamental que el niñoaprenda muy bien a hablar y a escribir en inglés; lo que sí resulta un crimen cultural es que a ese niño se le fuerce a abandonar su lengua ma-terna. Porque desde el momento en que las lecturas y las ilustraciones de los libros no se aproximan a su realidad concreta, el niño se distancia e in-cluso se avergüenza del mundo que representan los padres. La imagen deun obrero o un busboy, de una babysitter o una cocinera, por lo regular noaparecen en los libros de texto; de vez en cuando nos muestran a un lídersindical o político (el caso loable de César Chávez), pero cuando llegan aincluir textos que traten sobre la vida de un inmigrante hispano, lo hacen sin rigor literario ni científico. Y por rigor literario entendemos que todas laslecturas tengan la garantía de haber trascendido en el tiempo; en otras pala-bras, que sean obras que ya formen parte de la literatura clásica hispana yno textos por encargo. Y por rigor científico, entendemos que toda alusión a la migración mexicana, cubana, puertorriqueña, etc., esté bien cimentadahistórica y sociológicamente.

Así como al inglés se le da importancia en los rubros económico, políticoy educativo, consideramos que ya es hora de que el español reciba el mismotrato por lo menos en aquellos estados, condados y ciudades que son prácti-camente bilingües. Claro, para lograrlo se necesita tener una actitud críticatanto hacia lo que pasa en las escuelas de nuestros barrios como hacia elquehacer político de nuestros representantes de elección popular en todoslos niveles.

Storyteller, 1970

editorialeditorial

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Distrito 65 de Evanston y de la Juntade Educación de Chicago.

En 1998 “Sin Fronteras CharterSchool”, con un programa dual, estaba listo para echarse a andar. Pero la antipatía del superintendentede la Junta de Educación de ese enton-ces obstaculizó la puesta en marcha. A pesar de todo, este proyecto trunca-do sirvió como antecedente para que al cabo de dos años, ya con un nuevosuperintendente, se autorizara elestablecimiento del programa dual en varios salones de las escuelasOrrington y Washington.

Los buenos resultados en ambasescuelas fueron decisivos para que enel otoño de 2002, la Junta Educativa deEvanston determinara que a partir deesa fecha toda escuela pública de esesuburbio que quisiera implantar unprograma de educación bilingüe, ten-dría que regirse por los lineamientosdel programa dual.

Aquí es importante señalar que cada vezmás y más familias latinas –en su mayoríamexicanas– se están mudando de Chicago aEvanston. Dichas familias comparten el haberadquirido una condición económica más esta-ble con respecto al inmigrante medio latinoa-mericano; pero desafortunadamente, a mu-chas de estas familias todavía las persigue elestigma de que el español es una lengua desegunda categoría. Es sabido que mientrasmenos herramientas educativas posea unpadre de familia, menos elementos tendrápara darse cuenta de que un niño que hablados idiomas (que tiene dos distintas visionesdel mundo) es un niño con mayor educación.

En términos generales, la sociedad esta-dounidense sigue sin darle su lugar al espa-ñol que hablan los inmigrantes; nos referimosa las hablas de aquellas mujeres que limpianla casa o que cuidan a los niños y se encargande hacer las compras; también nos referimos aaquellos hombres que sirven el agua y el caféen los restaurantes o que cortan el césped enlos camellones y en los cementerios. Y, pordesgracia, quienes siguen pagando son loshijos de estas trabajadoras y de estos traba-jadores, ya que se les obliga a dejar atrás algoque sencillamente no se puede dejar atrás:

la lengua y la cultura que conlleva dichalengua.

Paralelamente a la decisión tomada por el Distrito 65 de Evanston, la directiva delDistrito U-46 del suburbio de Elgin, ante undéficit presupuestal de 58 millones de dóla-res, decidió reducir los seis años del progra-ma transicional a solamente tres. De acuerdocon la maestra Wilma Valero, la Junta deEducación del Distrito U-46 no tomó en cuen-ta las consecuencias académicas que represen-ta esa reducción de tres años. Los estudios–dice la maestra Valero– demuestran que a un niño le toma alrededor de 5 a 7 años ad-quirir el dominio de un segundo idioma; y alhablar de dominio de un segundo idioma nosreferimos no sólo a manejarse en el contextosocial inmediato sino también en el contextoacadémico. Sobra decir –concluye la maestra–que el abandono prematuro de un programabilingüe, sea dual o transicional, tendrá comoresultado para el alumno un aprendizaje defi-ciente y lleno de frustraciones.

Recordemos que hay suburbios comoElgin, Cicero y Aurora que se están vol-viendo puertos de entrada de muchas familias mexicanas y centroamericanas. Estas fa-milias, a diferencia de las que se mudan aEvanston, por lo general no han alcanzado

Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

Dentro del programa dual, durante la educación pre-escolar y primaria, independien-temente de la lengua que se habla en casa, los alumnos reciben la instrucción tanto enespañol como en inglés, lo cual ayuda a que el niño hispanohablante afiance cultural y gramaticalmente su propia lengua, y a la vez ayuda al niño angloparlante a apren-der un segundo idioma y a conocer otra cultura; este programa permite también quelos niños hispanos sientan que su idioma tiene una importancia educativa, no sola-mente para ellos sino para la sociedad que los rodea.

La Escuela Inter-Americana fue fundada en 1975 por dos madres de familia –AdelaCoronado-Greely y Janet Nolan– que querían que sus hijas tuvieran la oportunidad deaprender y asimilar dos lenguas y dos culturas. Cuando Laura dio a luz, no tuvo du-das de que la divisa educativa de aquellas dos madres era la que regiría la educaciónde su hijo Sawyer. Pero como se había mudado a Evanston, y en dicho suburbio nohabía ninguna escuela como la Inter-Americana, se dio cuenta que tendría que nadara contracorriente.

Mientras Sawyer crecía, Laura empezó a hablar con otros padres de familia de esesuburbio con el fin de mostrarles los beneficios de una educación dual. En Evanstonsólo había algunas escuelas con programa “transicional”. Ella, como maestra, sabíaque dicho programa estaba (y está) diseñado para que el estudiante, en un lapso quegeneralmente va de tres a seis años, transite de una manera gradual de la enseñanzaen español a una enseñanza completamente en inglés. Obviamente, un programa asíno iba a ayudar a su hijo, ya que el objetivo del programa transicional es que el niñohispano se vaya olvidando gradualmente de su primera lengua, y es precisamente esa lengua (y la cultura que representa) lo que Laura Mudd quería para su hijo.

Laura tuvo su primer contacto con el español durante la infancia ya que la traba-jadora doméstica de su hogar era guatemalteca. Ya en séptimo grado tuvo la oportu-nidad de tomar clases de castellano. En 1985 fue a estudiar a España y posteriormenteviajó por Nicaragua, Guatemala y México. Se graduó en ciencias de la comunicaciónen la Michigan State University y luego obtuvo su maestría en educación en la Uni-versidad de Illinois.

Llama la atención que no sólo Laura sino la mayor parte de los padres que integra-ban al grupo inicial no hablaba español como primera lengua ni eran de origen latino.Su interés respondía a una cuestión del sentido común: hablar dos lenguas es en cual-quier parte del mundo más valorado que hablar solamente una, tanto en términos cul-turales como económicos.

En 1996, este grupo de padres –integrado por dos latinos y ocho anglosajones–elaboró un plan para crear un “Charter School” con programa dual-bilingüe, y lospadres se dieron a la tarea de buscar un número de estudiantes que tuviera, al igualque Sawyer, como lengua materna el inglés y otro grupo más o menos equivalenteque tuviese como lengua materna el español. Para contactar a los padres de familiahispanohablantes tuvieron que recurrir a los templos católicos, sobre todo al de SanNicolás, y también correr la voz. Pero a dichos padres no les quedaba muy claro losbeneficios que sus hijos podrían adquirir estudiando en un programa dual. Un grannúmero estaba convencido de que lo mejor para sus hijos era meterse directamente ala educación en inglés. Otro grupo de padres mostró dudas; y para convencer a estosúltimos de que este programa realmente funcionaba, el grupo inicial organizó visitas a la Escuela Inter-Americana con el fin de que dialogaran con los maestros, los estu-diantes y los padres de familia. Aquí cabe resaltar el trabajo de la señora Teresa Infante,que sirvió de puente entre los padres ya convencidos y los otros (mexicanos, comoTeresa) que mostraban cierto escepticismo. Después de la labor de convencimiento, el grupo llegó a juntar a doscientos padres de diverso origen étnico. Por ese trabajo, el estado de Illinois les otorgó 8,000 dólares, galardón que les abrió las puertas del

LA ÚNICA OPCIÓN BILINGÜE

EDUCACIÓN DUAL:

EN DICIEMBRE DE 1994, NACE EL PRIMER HIJO DE LAURA MUDD. Y COMO LAURA QUERÍA DEDICARSE

por completo a la educación de su hijo, al poco tiempo renunció a su trabajo de maestra de cuarto grado de primaria en la Escuela Inter-Americana de Chicago. Ahí habíaenseñado durante cuatro años a niños cuya primera lengua era el español o, enmenor medida, el inglés siguiendo como modelo educativo el programa bilingüellamado “dual-language”. El programa dual es el que mejores resultados ha dadodesde que la educación bilingüe fue aprobada en 1968.

Storyteller, 1970

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una estabilidad económica y muchas de ellas carecen dedocumentos migratorios, loque las vuelve sin duda másvulnerables.

En Elgin, han sido míni-mos los intentos por mante-ner el programa transicional de seis años; si acaso unaprotesta de algunos padres de familia en las oficinas de la Junta de Educación de esesuburbio. Esta Junta, pararesolver el déficit, autorizó el aumento del alumnado por salón: ahora los gruposno serán de veinte sino detreinta estudiantes. Como se ven las circunstancias enElgin, es bastante predecibleque todo programa bilingüese reduzca, a partir del añoescolar 2002-2003, a un pro-grama transicional que norebase los tres años.

Lo paradójico es que el32.7% del estudiantado de las escuelas públicas del Dis-trito U-46 de Elgin es de ori-gen hispano, comparado conel aproximadamente 10% delDistrito 65 de Evanston. Y esparadójico porque en Evans-ton, a iniciativa de padres defamilia no necesariamentelatinos, se están abriendopuertas para el programa bi-lingüe que mejor ha funciona-do hasta nuestros días: el pro-grama dual. En Elgin, a inicia-tiva de la Junta de Educación,se están cerrando las puertasno sólo al programa dual sinoa cualquier programa que in-tente respetar la cultura y pro-mover el progreso académicode un gran porcentaje de susestudiantes.

Cabe señalar que la com-posición social del Distrito 65de Evanston es de clase mediay que la mayoría de los pa-dres de familia recibió unaeducación universitaria. El Distrito U-46 de Elgin está compuesto primordial-mente por familias de clasetrabajadora, y el nivel edu-cativo de la mayoría de lospadres de familia no va másallá del duodécimo grado. LaJunta Educativa de Evanstontuvo el acierto de escuchar alos padres y también deobservar los óptimos resulta-dos del programa dual en lasdos escuelas en las que seestaba probando. La JuntaEducativa de Elgin, en cam-bio, –valiéndose del estigmaque representa el español ytambién valiéndose de la faltade herramientas educativas ypolíticas de muchos padresde familia de origen hispano–asestaron un golpe no sólo a la educación bilingüe sino a la identidad misma de loshijos de los inmigrantes deese suburbio.

Bernardo Navia

EL CIUDADANO PROMEDIO, NACIDO EN ESTE PAÍS, TIENE MUY POCA FLUIDEZ EN UN SEGUNDO

idioma. Muchos estudiantes que entran a la universidad empiezan a estudiar recién allí una lengua extranjera por primera vez en su vida; y la mayoría de los que ya han estudiado un segundo idioma empezaron a hacerlo sólo a partir de la escuelasecundaria. Numerosos estudios muestran que los niños pueden adquirir un segundoidioma si se les enseña en un ambiente adecuado; sin embargo, después de la infancia,el proceso se pone mucho más difícil y en muchos casos es casi imposible sin unainmersión lingüística total.

Esta filosofía se refuerza cada vez másde manera sutil: la bandera como “sím-bolo sagrado” o el presidente “infalible”;creando muchas veces una nación xenó-foba, que no deja espacio para la acep-tación de otras culturas y perspectivas.

La lengua es la base de cualquier cultura porque es fundamental para la auto-afirmación y el intercambio deideas. Si a los estadounidenses se leshace creer que su nación está de algunamanera “por encima” de otras, entoncesno hay una manera realista en la quepuedan percibir el aprender un segundoidioma como algo esencial o incluso im-portante. Lo que es aún peor es que estaactitud alimenta la filosofía elitista de“Dios vive en América” (la expresión“God bless America” puede muy biensintetizar esta idea. Por supuesto queuno podría preguntarse, ¿y el resto delmundo?) y, por lo tanto, “Dios hablainglés”. Esto inevitablemente deja que el norteamericano promedio crea que el resto del mundo debe hablar inglés.Tomando en cuenta estas ideas, no es

soprendente que mientras se espera quelos estudiantes de inglés como segundoidioma lo aprendan en tiempo limitado,se espera bastante menos de los hablan-tes nativos de inglés cuando aprendenuna lengua extranjera.

Ya se ha afirmado que el enfoque y,por lo tanto, la enseñanza de las lenguasextranjeras deja mucho que desear enlos Estados Unidos. Sin embargo, antesde que se puedan mejorar los métodospedagógicos, es necesario preguntarse:¿por qué aprender un segundo idioma?¿Saber un segundo idioma es simple-mente aprender una lista de palabras y reglas gramaticales? ¿Es aprender unpar de datos sobre un cultura (escritores,costumbres, historia, etc.) o es aprendera pensar de una forma crítica? ¿Es apren-der a comunicarse con otras palabras o es aprender a comunicarse con otro?¿Se quiere aprender del “otro” (para así aprender quiénes somos) o es esoprecisamente lo que se quiere evitar en los Estados Unidos?

¿Por qué al estadounidense promedio le han quita-do la oportunidad de interesarse, de una forma realista,por una nueva lengua cuando es todavía lo bastantejoven para empezar el proceso sin los desafíos a loscuales se enfrenta cuando empieza a aprender comoadulto? Las razones probables se encuentran dentro de una compleja red de creencias nacionales, tantofilosóficas como ideológicas.

En el Educate America Act of 1994 los gobernantesde los Estados Unidos crearon seis metas educativas, y uno de los objetivos era: “los estudiantes estadouni-denses serán los primeros en matemáticas y ciencia enel mundo”. Esta meta sin duda se ha cumplido ya quelos estadounidenses empiezan a estudiar matemáticas y ciencias a una temprana edad; sin embargo, raramen-te se exige que los estudiantes empiecen a estudiar unasegunda lengua cuando son niños. El hecho es que elsistema educativo de los Estados Unidos no tiene comoprioridad el aprendizaje de una lengua extranjera (si lohiciera existiría, lógicamente, el mismo énfasis que exis-te para las ciencias y las matemáticas). El enfoque enciencias y en matemáticas, sin embargo, no sorprendepara nada tomando en cuenta el derrotero capitalistade los Estados Unidos. Después de todo, aprender una segunda lengua no lo vuelve a uno rico, pero sercardiólogo o programador de computadoras, sí. Asíque si el saber una segunda lengua en una sociedadcomo la estadounidense no es lucrativo, entonces no sirve.

Si es cierto que el dinero como determinante en laelección profesional resulta un factor importante en losEstados Unidos, entonces uno tiene que preguntarse¿qué es lo que alimenta el sistema educativo? ¿Qué eslo que se encuentra por debajo de los intereses de losestadounidenses? Cualquier sistema educativo se basa,después de todo, en algo mucho más complejo quesimplemente las metodologías y las clases; se basa en una filosofía entera y una forma de vida particular.Las fortalezas y las debilidades del sistema educativode una nación son un reflejo de las prioridades dedicha nación en su totalidad.

Abraham Lincoln decía que “la prueba del ‘ameri-canismo’ era… cúanto creías en América”. Muchosestadounidenses, manteniéndose fieles a este tipo delema, han llegado a percibir su nación como muchomás que una nación; es más bien como una religión.Nacida de esta mentalidad es la creencia subyacenteque los estadounidenses son una gente “elegida”. Los que cuestionan al gobierno o la forma de vidaamericana no son simplemente críticos, sino blasfemos.

A group of young Puerto Rican/Latino youngsters take a break from their baseball game, 1970

¿PROBLEMA METODOLÓGICO

O FILOSÓFICO?

APRENDER UNA SEGUNDA LENGUA

EN LOS ESTADOS UNIDOS:

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¿Cree usted que de dársele seguimiento al DREAM Act, los estudiantes en Illinoisque se beneficiarán de la ley HB60 podrántener la esperanza de regularizarse una vezhabiéndose graduado?Tenemos esperanzas que este asunto sea par-te del diálogo que ojalá ocurra entre la admi-nistración del presidente Bush y el Congreso.Es algo de lo que se hablaba antes del 11 deSeptiembre. Pero todo se detuvo entonces. Se hablaba de una amnistía, y creo que porrazones políticas la administración Bush ten-drá que tomar ciertas iniciativas antes de laspróximas elecciones. No es muy probableque se logre una amnistía. Lo que sí es másprobable es que Bush apoye un proyectocomo el DREAM Act, ya que se trata de la educación de individuos que han estadoaquí por años. Así que espero que esto seaparte de la política del presidente porqueuno de sus propósitos es ganarse al electora-do latino. Así que estados como California,Texas, Florida, Illinois, Nueva York y el restode los siete estados que han aprobado estamisma ley que hemos aprobado nosotros,serán clave para presionar a Bush, y tendráque responderles de alguna manera.

Antes del 11 de Septiembre creo que elpresidente estaba dispuesto a aprobar unaley de regularización condicional, un asuntoque se trataba primordialmente con México.Pero al no poder lograrse esto debido a asun-tos de seguridad nacional y al darse cuenta

que ya son siete los estados que están dis-puestos a cambiar la ley federal, el presi-dente va a tener que hacer algo al respecto.Se pueden hacer algunas modificaciones a la Ley de Inmigración de 1996. Por lo menosése es mi punto de vista. Estoy especulando.Pero ya veremos.

A raíz del 11 de septiembre hubo variosarrestos a estudiantes internacionales,especialmente en universidades privadas,lejos de los grandes centros urbanos. Aho-ra que algunos estudiantes indocumenta-dos ingresen a la universidad, ¿cree ustedque estén bajo un monitoreo constante? Siempre existe esa posibilidad. Especialmen-te para los que no son latinos, porque sabe-mos dónde está el enfoque: en la comunidadárabe. Sí, la posibilidad existe. Por eso tene-mos que tener mucho cuidado con este asun-to, estar al pendiente y listos para tomar ac-ciones de inmediato si de repente un estu-diante se vuelve el enfoque del Departamen-to de Justicia Federal. Nosotros como estadono controlamos esto. Como mencioné antes,todo asunto de inmigración se maneja anivel federal. Además, el Departamento deJusticia está encargado de lo que se llamaHomeland Security. Es interesante señalarque el director del Homeland Security, TomRidge, estuvo en Illinois en una reunión conel gobernador Blagojevich días antes de queéste firmara el proyecto de ley HB60. Y unode los asistentes del gobernador me dijo queTom Ridge le preguntó al gobernador, enconversación informal, que si iba a apoyardicho proyecto de ley. No sé exactamentecómo lo preguntó, pero lo hizo de una ma-nera negativa, como criticando dicho pro-yecto. El gobernador le respondió que efec-tivamente lo firmaría, que era necesario. Y ahí quedó el tema. Así que como el direc-tor de Homeland Security no apoya nuestroproyecto de ley hay que tener mucho cuida-do. También por eso necesitamos cambios a nivel federal.

¿Es posible que en algún momento hayauna redada, incluso en una universidad? Eso es posible. Pero esperamos que no suce-da. Ahora, muchos de los mismos gruposque trabajaron con nosotros en este proyectoestán trabajando en el asunto de las licenciasde conducir. De lograrse, entonces la Secre-taría del Estado tendría en sus manos unalista de todos los individuos que puedanobtener la licencia sin necesidad de númerode seguro social. ¿Qué pasa entonces? Que siel Homeland Security le pide a la Secretaríadel Estado una lista de esos individuos, elEstado debe proveerla. Hemos hablado deeso bastante. Pero los individuos a quienesesto concierne han dicho que están dispues-tos a correr ese riesgo. Ése es el punto clave.

José Ángel Navejas

¿Cómo surge la iniciativa de ley HB60?Bueno, quizá sería útil mencionar que la ley HB60 se da a raíz de otra ley, la ley de Reforma de Inmigración de los Estados Unidos que fue aprobada porel Congreso y firmada por el ex presidente Clinton en 1996. Esta ley eliminóvarios servicios para la población inmigrante; y uno de ellos se refiere al pagode tarifas escolares. Y es que cada estado tiene dos tarifas fijas: una para los re-sidentes de ese estado y otra para los no residentes. Los residentes del estadopagan la matrícula más barata mientras que el resto paga un precio mayor. La Ley de Reforma de Inmigración afectó a los estudiantes sin documentosporque no les permitía ya pagar el mismo precio que los residentes del estado,y eso a pesar de que esos estudiantes habían residido aquí por muchos años, ya pesar de que habían estado pagando impuestos por igual número de años y a pesar de que también tienen familiares que pagan impuestos. De acuerdo conesa ley federal, estos estudiantes no podrían pagar menos de lo que se le cobraa estudiantes provenientes de otros estados. Y eso significa bastante, ya que es-tamos hablando de una cantidad en ocasiones tres veces mayor a la que paganlos residentes. Esto les hace a los estudiantes indocumentados la entrada a la universidad virtualmente imposible, porque hay que recordar que esta leytambién les niega la ayuda financiera.

Lo que nosotros logramos en Illinois fue corregir parte del problema, usando la autoridad que tiene cada estado para establecer sus leyes locales. Por medio de este proyecto de ley, si el estudiante ha vivido aquí por lo menostres años y se ha graduado de una escuela secundaria local, entonces el estu-diante debe pagar la misma cantidad que se cobra a un estudiante estatal.

¿Esta ley aplica sólo a universidades públicas o también a las privadas?Sólo a las públicas. Por lo general, en las universidades privadas todo mundopaga lo mismo. Y además son carísimas.

¿Entonces los estudiantes indocumentados siempre tuvieron acceso a las universidades públicas? Había acceso. La razón por la cual impulsamos esta propuesta fue porque el representante Edward Acevedo, que fue quien propuso el proyecto de ley, hizo unasevaluaciones públicas. Después organizó reuniones con la Junta de Educación Superiory con representantes de las diferentes universidades para ver qué era lo que se hacía en la práctica. Y lo que encontramos fue que varias instituciones como la Universidadde Illinois y la Northeastern cobraban a los estudiantes sin número de seguro social lamisma cantidad que a los residentes. Pero al evaluar a otras universidades, nos dimoscuenta que de hecho habían tratado de cobrar a los estudiantes sin documentos la ma-trícula más alta o estaban contemplando hacerlo porque querían cumplir con el requi-sito del gobierno federal.

Eso fue hace aproximadamente un año. Trabajamos todo un año en este proyecto de ley. Y una vez aprobado, la ley federal de 1996 –que perjudicaba a los estudiantesindocumentados– quedó anulada en el estado de Illinois.

¿Y los requisitos para ser elegibles son que el estudiante haya obtenido su diplomade secundaria en una secundaria local y que haya residido en Illinois por los menostres años?Así es. Ahora pagarán alrededor de 4 mil dólares en lugar de 10 u 11 mil.

La Ley HB60, ¿les permite a estos estudiantes solicitar ayuda financiera?No, eso no se ha podido lograr. Es mucho más difícil hacer eso. Por eso estamos apo-yando proyectos de ley a nivel federal que aún están pendientes. Uno de ellos se llama“DREAM Act”, presentado por el senador de Utah Orrin G. Hatch. El DREAM Actfavorecería a los estudiantes indocumentados abriéndoles las puertas de las universi-dades y permitiéndoles solicitar ayuda financiera al mismo tiempo que se iniciaría suproceso de regularización migratoria.

¿Ya se ha adoptado esa medida en algún estado?No, como se está hablando de regularizar el estatus, eso sólo puede hacerse a nivel fe-deral, ya que sólo allí se regularizan los asuntos de inmigración. Un estado no puedehacer esto. Por eso se necesita la ley DREAM Act. Esa ley se presentó pero no se hatomado ninguna acción.

ENTREVISTA CON EL SENADOR MIGUEL DEL VALLE

"SE NECESITA LA LEY DREAM ACT"

HACE TRES MESES EL SENADO ESTATAL DE ILLINOIS APROBÓ LA LEY HB60, LA CUAL PERMITE QUE LOS ESTUDIANTES

indocumentados que cumplan con requisitos mínimos puedan ingresar a las universidades públicaspagando la misma colegiatura que un residente legal del estado. El senador estatal Miguel del Valle fue uno de los principales promotores de esta ley.

Waiting for train at the Armitage Avenue train station, 1970

EL LIBRO EN ESPAÑOL EN EE UU

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Que ellos viven aquí,quieren quedarse aquí y prefieren arriesgarse a ser aprehendidos quemanejar sin licencia. Con los estudiantes esigual. Hay ciertos riesgos.Nosotros no podemos ga-rantizar al cien por cientoque un estudiante no va-ya a ser identificado porel Gobierno Federal. Perodado que muchos de ellosse han criado aquí, estándispuestos a correr esteriesgo. Para mí siempreha sido muy importanteser claro con eso. Quecada estudiante lo sepaclaramente.

Pero cabe mencionartambién que lo impor-tante es el mensaje que manda la ley HB60.Como ya dije, son sieteestados los que la hanadoptado. Eso nos ayudaa crear un clima a nivelfederal para lograr elcambio. Esta ley esimportante no sóloporque el estudiantepuede ingresar a la uni-versidad, sino tambiénpor el impacto que tieneen la política pública de la nación. De hecho,algunos conservadores ya están cambiando deopinión. El sábado sietede junio en el Sun-Timesel comentarista ThomasRoeser, que es republi-cano, declaró: “no se cas-tigue a los niños que noeligieron venir a este paísy a quienes no se les de-bería condenar a una cla-se inferior y permanen-te”. Esto es muy impor-tante porque muchos delos conservadores habíancriticado el proyecto deley, y lo que tenemos aquíes a un individuo recono-cido que ahora adopta yapoya nuestra posición.Así que poco a poco va-mos cambiando la opi-nión pública. Sí huboreacción negativa al principio. Algunos de los legisladores me comentaron que losestaban atacando en losperiódicos locales. Hubomuchas cartas. Pero losmismos legisladores sa-bían que lo que hacíanera correcto. En añospasados algunos de ellos se oponían a votarpor una medida similarpor miedo a ser atacados.Así que cuando un in-dividuo como ThomasRoeser escribe un artículocomo este nos favorece.

Julio Ortega

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS SOBRE LA INMIGRACIÓN EN LOS ESTADOS UNIDOS ANUNCIAN QUE ENTRE

1991 y 2001 los profesionales de origen hispano han acrecentado sus ingresos en un 110% y han pasado la barrera de los 100,000 dólares anuales. Son bilingües, biculturales, y leen en español como una cuestión de principios.

contrario graciasa Gabo, Shakiray Juanes. Hetenido estudi-antes colom-bianos que sehan encontradoa sí mismos enlas novelas deGarcía Márquezal leerlas comoverdaderos ár-boles de familia.No es casual,entonces, que elprimer best sellerde un libro pu-blicado en espa-ñol en EstadosUnidos hayasido Vivir paracontarla.

Se publican10,000 nuevoslibros cada añoen este país, pe-ro sólo 100 deellos llegan abest sellers. Estoes, llegan a ven-der 100,000 ejem-plares en unasemana. Sólo lo han logradoGarcía Márquez,Isabel Allende, Laura Esquivel y CarlosFuentes. Pero no menos impactante esla lectura de algunos autores nuestrosen estos nuevos públicos. Los puerto-rriqueños Rosario Ferré y EdgardoRodríguez Juliá probablemente sonmás leídos de este lado. Diamela Eltites más estudiada en estas universi-dades que en las de su país, Chile.Carlos Monsiváis es leído en Méxicocomo un crítico del sistema, en EstadosUnidos como un vocero de las fron-teras. Hay lectores que están convenci-dos de que Carlos Fuentes es el primergran escritor mexicano-americano. No menos fascinante es que un escritor pueda ser otro para nuevos y distintos públicos. Juan Goytisolo fue celebrado primero por sus formasabiertas, luego por su humor crítico,hoy por su ardiente independencia.Estos lectores trashumantes inventan al escritor que requieren.

Por lo demás, con Internet se hanmultiplicado las dicciones regionales,el periodismo provinciano, las edicio-nes instantáneas, el poema descafeina-do por el correo electrónico. Casi todohispano de Nueva York es sospechosode haber escrito un libro. Gracias alInstituto Cervantes, en Nueva York

y en Chicago, hay una conversiónintensa al bilingüismo y una feria cultural perpetua. Es un hecho quenunca ha tenido el español tantos lec-tores practicantes. Y habría que decirmás sobre las artes, desde las muestrasimpactantes de Cristina Iglesias y LuisGordillo hasta los memorables monta-jes de Francesc Torres.

Las grandes editoriales norteameri-canas empiezan a acercarse a estos pú-blicos a través de nuevas coleccionesen español, pero quizá la diversidad de estos lectores requiere todavía deunas estrategias de menos volumen y más calado. El español en EstadosUnidos está inventando de nuevo laescritura y la imprenta, el libro y la lectura. Es un idioma tan nuevo quelos libros empiezan apenas a escribirse.Los clásicos se vuelven noticia; los mo-dernos, recientes, y los contemporáne-os hacen méritos. Martí está de modaentre los jóvenes. Sor Juana Inés de laCruz, entre las chicas. Y Don Quijotevolverá a la escuela con motivo de su nuevo centenario. Abrir un libro es aquí un conjuro.

________________________________Tomado del diario El País. Reproducido con permiso del autor.

Luego de la fuerte tendencia a la asimilación, los hispanos instruidos,pero sobre todo sus hijos más jóvenes, miran hacia América Latina y España como si fuesen una fuente común. Para ellos hablar y leerespañol es una declaración de mundanidad, en la nueva acepción deeste término, que seguramente ingresará en la próxima edición delDiccionario de la Lengua Española como “inmigrante con derecho de piso”. Hacer la diferencia en un espacio social fronterizo, por lodemás, excede clases e ingresos; los mexicanos pueden tener doblepasaporte y votar en las elecciones a ambos lados del Muro.

No menos elocuente es el hecho de que los inmigrantes mexica-nos hayan duplicado la cantidad de dinero que envían a sus familias.A tal punto que por primera vez las remesas serán este año equiva-lentes al total de la inversión extranjera en México. Otro tanto ocurrecon algunos países centroamericanos. Se sabía de la ética del trabajoque anima a este flujo migratorio, por lo cual no debería sorprender-nos su capacidad de ahorro como no sorprende su puntual pago deimpuestos. Los trabajadores extranjeros han incrementado el envíode dinero a sus países de origen en un 44%, lo que suma 138 billonesde dólares. No en vano la ubicua Western Union ha tenido el añopasado un ingreso de 3.2 billones.

Pero hay todavía otro grupo determinante, el de los hijos de estos trabajadores. Hace unos años preferíamos creer que termina-ban abandonando el español en los trámites de la socialización, cuyalengua de pasaje es el inglés. Pero he aquí que han descubierto quesu pérdida del español familiar es un menoscabo de su ciudadaníabilingüe. No se resignan a un español doméstico y regional, y buscanremontar la corriente y recobrar la lengua reprimida. Ante sus de-mandas, las escuelas y universidades han debido planear nuevoscursos, llamados de “Español hereditario”, dedicados a la tarea dehacer crecer una lengua desheredada. Como dice mi colega DorisSommer, el signo “Con cuidado: es frágil” distingue a estas tareas.Pero es fascinante asistir a esta readquisición de un lenguaje quedevuelve el habla. No es poca cosa que estos muchachos mejoren su español en las novelas de Eduardo Mendoza y las películas dePedro Almodóvar.

Ahora bien, no existe ningún sistema editorial y cultural diseñadopara estos nuevos públicos, que hacen de su lectura no sólo una par-te del tiempo libre o la rutina académica, sino una forma de la con-ciencia y un medio de reafirmación. Son, digamos, los últimos lec-tores fieles: leen con una fe conmovedora en el valor del lenguaje,donde se buscan a tientas. Toda una generación pasó del abecedario a la literatura en el famoso libro de texto Cinco maestros (Borges,Cortázar, Rulfo, García Márquez, Donoso), que compiló John A.Coleman, profesor de New York University, crítico agudo y traduc-tor sensible, que acaba de morir en su retiro de Connecticut. John me contó que no se podía hacer una actualización del libro porque la editorial, al mudarse, había extraviado los contratos originales.Claro que hoy habría que hacer uno dedicado a “cinco maestras”.

Si alguien ha terminado de contarlos, son 40 millones de hispanosde todos los orígenes idiomáticos. La mayoría escucha la radio enespañol; una parte, sintoniza los canales de televisión en español;otra lee alguno de los miles de periódicos en español que aparecen y desaparecen en todas las ciudades del país. Hay que decir que elidioma sufre en esos medios de varias aflicciones verbales: triviali-dad, divagación, énfasis... Para no hablar del Show de Cristina,Laura de América. Como en la misma España, los programas de ter-tulia y cotilleo denigran por igual al idioma y la mujer. Y, con todo,los noticieros pueden ser menos pacatos que los de las grandes ca-denas, muchas veces cacofonías del poder.

En un país de 200 millones de habitantes, donde la mitad nuncaleerá un libro después de la escuela, la población hispana, en descar-go de su bajo promedio educativo, cultiva el valor del libro y, no sincandor, la figura del escritor como gloria cultural. Éstos son los lec-tores que han hecho de Gabriel García Márquez una suerte de tótemde la Colombia reubicada en Nueva York, que es un territorio migra-torio en estado emotivo, capaz de hacer habitable cualquier espacio

Chavela, 1970

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OBITUARIO: LA LEY PARA LA EDUCACIÓN BILINGÜE

1968 – 2002

James Crawford

EL TÍTULO VII DEL PROYECTO DE LEY PARA LA EDUCACIÓN ELEMENTAL Y SECUNDARIA, QUE TRANSFORMÓ LA ENSEÑANZA

de los niños de las minorías lingüísticas en los Estados Unidos –promoviendo acceso igualitario al plan de estudios, capacitando a una generación de educadores y fomentando el éxito entre los estudiantes– descansaen paz desde el 8 de enero de 2002. Tenía 34 años de edad.

La administración Bush ya ha manifestadosus planes de supervisar los programas delectura en todo el país, para asegurarse que sebasen en un enfoque “científicamente funda-mentado” –lo cual básicamente implica unaenseñanza intensiva de fonética. De hecho,muchos expertos en la materia recomiendanun enfoque balanceado que comprenda mé-todos generales de lenguaje incluyendo lafonética para niños que lo necesitan. Lo quelos científicos definen como “científico” sevuelve irrelevante cuando un “zar” de losProgramas de Lectura tiene el poder de re-tener millones de dólares federales. Las alu-siones a la ciencia sirven como pretexto paraimponer una política que solamente complace

a los sectores conservadores y a las editorialesque producen textos escolares.

Unos cuantos críticos de la educación bi-lingüe, como la profesora Christine Rossell de la Universidad de Boston, han insistido en que los estudios “científicos” de los pro-gramas ELL demuestran la superioridad de la inmersión exclusiva en el inglés –contradi-ciendo una vez más el consenso de los ex-pertos en la materia. Todavía no ha quedadoclaro si el gobierno de Bush adoptará la pos-tura de Rossell a la hora de financiar el Pro-yecto de Ley para la Adquisición del IdiomaInglés, o si dejará estas decisiones en manosde los estados. Pero la nueva ley podría pro-veer una poderosa herramienta a los funcio-narios que buscan desmantelar los programasde idiomas nativos.

Los demócratas del Senado exigieron unprecio por su renuencia a revocar el Título VII.El complejo acuerdo hace que el sistema es-tatal de “subvenciones de fórmula” esté suje-to a gastos adicionales para programas deELL y de educación para inmigrantes. El Con-greso tendrá que asignar al menos 650 millo-nes de dólares anualmente, de otra manera elsistema federal de subvenciones competitivas

será restaurado. Esto significaría un incre-mento de casi un 50% en el presupuesto del Título VII.

Los recursos adicionales son siempre bien-venidos en las escuelas con numerosos estu-diantes de lenguas minoritarias. Pero es im-portante entender que el dinero será repar-tido en menores cantidades que antes –entremás estados, más programas y más estudian-tes. El Título VII sirvió previamente a unapequeña fracción de los 4.4 millones de estu-diantes con inglés limitado (ELL) a nivel na-cional, por medio de subvenciones competiti-vas asignadas a los distritos escolares. Bajo lanueva ley –nombrada Título III– los distritosrecibirán fondos automáticamente, en base al registro de ELLs y de estudiantes inmi-grantes. A pesar del incremento general delas asignaciones, el Título III proveerá sola-mente 149 dólares por cada estudiante elegi-ble. De esta manera el impacto de los dólaresfederales en los programas individuales severá reducido.

Los fondos para otros fines –incluidos la capacitación docente, la investigación y los servicios de apoyo– serán restringidos al 6.5% del presupuesto total. Eso suma cercade 43 millones de dólares este año. El año pa-sado, en contraste, se gastaron 100 millonesde dólares sólo en programas de desarrolloprofesional, con el fin de confrontar la críticaescasez de maestros calificados, idóneos paralas necesidades de los ELLs.

Irónicamente, estos cambios radicales depolítica se dan en una época en que las comu-nidades lingüísticas minoritarias están adqui-riendo mayor influencia política. Los Republi-canos, así como los Demócratas, están tratan-do de llegar a los latinos, ahora vistos comovotantes indefinidos en estados clave. El pre-sidente Bush trata de lucir su español cadavez que puede –incluso cuando solamentedice “Mi casa es su Casa Blanca”. Los defen-sores del inglés como lengua oficial, que exi-tosamente asumieron una posición anti-inmi-grante en las décadas de los ochenta y noven-ta, se encuentran cada vez más aislados. Con-forme más comunidades americanas se acos-tumbran a la diversidad, el bilingüismo ya noprovoca los miedos que antes solía provocar.

Sin embargo, esta tendencia no se ha tra-ducido en el apoyo político para la educaciónbilingüe. Prácticamente no hay un líder pro-minente deseoso de defender los programasde lengua nativa. Obviamente perciben la im-popularidad de una pedagogía que es consi-derada ampliamente como un impedimento,y no un medio, para la adquisición del inglés.Mientras los investigadores, los educadores ysus partidarios no puedan hallar maneras decorregir este malentendido, existe la crecienteposibilidad de que se impongan más restric-ciones a la educación bilingüe.

Traducción: Marco Escalante

Su defunción no fue inesperada, puesto que siguió a los ataques de que por años fueobjeto por parte de sus enemigos y a las recientes deserciones de sus aliados en elCongreso. La eliminación del Título VII –también conocido como Ley para la Edu-cación Bilingüe– es parte de una medida más amplia de “reforma escolar”, conocidacomo No Child Left Behind (Ningún niño debe quedar rezagado), propuesta por laadministración Bush y aprobada por una amplia mayoría bipartidista.

En realidad, la falta de debate y controversia fue sorprendente. Los republicanosconservadores abandonaron su intento de hacer obligatoria la educación escolar ex-clusivamente en inglés, como antes lo habían hecho los votantes en California (1998) y Arizona (2000). Mientras tanto, los demócratas liberales no hicieron mayor esfuerzopor impedir la transformación del Título VII en el Proyecto de Ley para el Aprendiza-je del Inglés (English Aquisition Act). Ningún miembro del comité hispano del Con-greso, en otros tiempos incondicional defensor del Título VII, votó en contra de la le-gislación en ninguna fase del proceso, ni propuso una sola enmienda para conservarel programa federal de educación bilingüe.

Conforme a la ley No Child Left Behind, los fondos federales continuarán apoyan-do la educación de los estudiantes que están aprendien-do el inglés (ELLs). Pero el gasto del dinero tomaránuevas formas, financiando programas que probable-mente serán muy diferentes de aquéllos creados bajo elTítulo VII. Pero una cosa sí es segura: la enseñanza rápi-da del inglés será puesta en primer plano. Las cláusulasde responsabilidad que ordenan la evaluación anual delas escuelas por el porcentaje de estudiantes de inglésreclasificados como “estudiantes que ya dominan esteidioma”, de seguro tendrán diferencias respecto a la instrucción en el idioma nativo de los estudiantes. Seránobligatorias, eso sí, las evaluaciones anuales en inglés, seestablecerán “objetivos de logros mensurables” y seránsancionados los planteles que no muestren progresoacadémico en inglés.

Esto marca un giro de 180 grados en la política rela-cionada con la enseñanza de idiomas. Mientras que laversión del Proyecto de Ley para la Educación Bilingüede 1994 incluía entre sus metas “desarrollar las destre-zas del inglés y, en la medida de lo posible, las destrezasdel idioma nativo” de los estudiantes, la Ley de Adqui-sición del Inglés incide solamente en el aprendizaje del inglés.

Siguiendo esta filosofía, la palabra bilingüe ha sido “borrada” de la nueva ley,excepto en una cláusula que acuña el nombre de la Oficina Federal de EducaciónBilingüe y Asuntos Relativos a las Lenguas Minoritarias (OBEMLA, por sus siglas en inglés). Esta se transforma ahora en la Oficina para la Adquisición del IdiomaInglés, Realce del Idioma y Logro Académico para Estudiantes con Limitaciones en el Uso del Inglés (OELALEAALEPS, por sus siglas en Inglés), oficina que ni siquieraes pronunciable como acrónimo.

Otro cambio notable es que los subsidios federales no serán administrados a nivelfederal a través de subvenciones diseñadas para promover la excelencia y asegurar elcontrol de calidad. En su lugar, serán distribuidos como “subvenciones de fórmula”por cada estado, teniendo como base el registro de estudiantes con inglés limitado yestudiantes inmigrantes. Las agencias de educación estatales tendrán mayor controlsobre la decisión en el uso de los fondos, y también el poder de imponer diversosmétodos pedagógicos.

Bajo estas circunstancias, hay una frase que pasa inadvertida y que podría ser significativa. Los programas financiados a nivel federal, sea para la instrucción escolaro el desarrollo profesional, deben estar basados en investigaciones “fundamentadascientíficamente”. Este término aparece en más de cien ocasiones en el texto de la leyNo Child Left Behind. Si bien suena razonable en teoría, el término permanece pobre-mente definido a nivel legal y por lo tanto es susceptible de abuso. La pregunta clavees: ¿Quién va a determinar lo que es científico? Respuesta: quien esté a cargo de lasdecisiones en torno a los fondos en el nivel estatal (y probablemente en el federal). El proyecto de ley proporciona a los enemigos de la educación bilingüe un meca-nismo práctico para imponer sus puntos de vista. En nombre de la “ciencia”, los que tienen poder de decisión pueden legalmente negar apoyo a cualquier programaescolar que emplee el idioma nativo de los estudiantes o a cualquier programa decapacitación de maestros que defienda el uso del mismo.

Children playing on the corner of Armitage and Clifton, 1970

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NO CHILD LEFT BEHIND:UNA LEY APRESURADA Y ANTI–HISPANA

Luisiana Meléndez

DURANTE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN LOS ESTADOS UNIDOS HA SIDO EL EJE DE VARIAS INICIATIVAS

dirigidas a mejorar la calidad de la educación que se imparte en las escuelas estatales. Por la extensión y profun–didad de sus implicaciones en todos los ámbitos del quehacer educativo, dos de estos esfuerzos se destacan de manera particular: el movimiento de reforma escolar que se inició durante los años noventa y los esfuerzos de la presente administración, contenidos principalmente en la legislación conocida como “No Child Left Behind Act”(NCLBA), promulgada como ley el 8 de enero del 2002.

solamente hablan inglés. Esta escasez se es-parce a todos los niveles educativos, peroafecta predominantemente a la escuela pri-maria (Urban Teacher Collaborative, 2000).

La desproporción entre el número deestudiantes con dominio limitado del inglés y la disponibilidad de maestros y maestrasnecesarios para su enseñanza, lleva a muchosestados –incluyendo a Illinois– a ofrecer aprofesionales con por lo menos un grado delicenciatura o B.A. en cualquier área de estu-dios, la posibilidad de obtener un certificadoprovisional en educación bilingüe o de ingléscomo segundo idioma. Este certificado provi-sional –que en Illinois se conoce como Tipo29– permite a los que lo poseen enseñar enun programa bilingüe a cualquier nivel delsistema educativo, desde preescolar hastaduodécimo grado y hasta sexto grado en el caso de los programas de Inglés ComoSegundo Idioma o ESL. Una vez logrado el certificado provisional, el maestro o lamaestra cuenta con un periodo de seis a ocho años para completar los requisitos quese requieren para obtener la certificaciónestatal permanente

Aunque estos esfuerzos sean potencial-mente efectivos para ofrecer una respuestapráctica e inmediata a la alta demanda demaestros capaces de educar a la crecientepoblación de estudiantes cuyo primer idiomano es el inglés, y aunque atraigan al ejerciciomagisterial la riqueza de talentos y experien-cias de profesionales de otras áreas, éstosresultan a la larga poco efectivos debido aque la mayoría de los distritos escolares delestado carecen tanto de programas de desa-rrollo profesional bien articulados como delapoyo logístico y financiero para facilitar que

estos maestros puedan adquirir los conoci-mientos teóricos y prácticos que faciliten el eficaz ejercicio de su tarea educativa y, además, consigan sus certificados permanentes.

El Centro Nacional de Estadísticas Educa-tivas dio a conocer un informe en 1997 en elque se asegura que sólo el 25% de los maes-tros y maestras que enseñan a estudiantesque no son anglohablantes, posee la acre-ditación oficial para hacerlo; también señalaque el 70% de la maestras y maestros que tra-bajan en programas bilingües o de enseñanzadel inglés como segundo idioma no han com-pletado los requisitos educativos mínimosque les calificarían para el desempeño de esta labor.

Estas cifras, a primera vista, sugieren que las exigencias contenidas en el NCLBArespecto a la necesidad de contar con maes-tros y maestras altamente calificados, fuesenpertinentes para garantizar que las maestrasy los maestros que tienen la responsabilidadde enseñar a los alumnos con dominio limi-tado del inglés posean los conocimientos yacreditaciones necesarios. Sin embargo, unanálisis más profundo de las implicacionesde este mandato, obliga a matizar estas con-sideraciones. Es un hecho que muchos dis-tritos escolares en el estado de Illinois, porejemplo, carecen de una política coherenteque garantice que una vez que los docentesobtienen el certificado provisional tipo 29 seles brinde el apoyo logístico y financiero tan-to para obtener la preparación pedagógicanecesaria como su acreditación estatal. Las iniciativas de apoyo hacia los que cuen-tan con un certificado provisional para queconsigan su certificación permanente, hansido insuficientes y carentes de coherencia y continuidad.

Las cláusulas contenidas en el NCLBA,ignoran de manera tácita y contundente lasproyecciones demográficas que predicen quela cantidad de estudiantes con dominio limi-tado del inglés seguirá aumentado durantelas próximas décadas. Al ignorar estas con-sideraciones, y las implicaciones que de ellase derivan, no deja otra alternativa más quepreguntarse si el NCLBA hace realmentehonor a su nombre. Las provisiones de estapieza legislativa –cuya vaguedad bien puedecalificarse como estrecha y poco visionaria–más bien parece prometer que una impor-tante porción de la niñez y juventud quereside en los Estados Unidos, junto a lasmujeres y los hombres dedicados a suenseñanza, serán relegados a un lugar de franca desventaja.

El movimiento de reforma escolar dio lugar a la adopción de los llamados “están-dares educativos”, cuyo propósito fundamental fue identificar objetivos y metas quediesen una mayor coherencia y uniformidad tanto al contenido de la enseñanza comoal ejercicio de la actividad docente. Por su parte, el NCLBA comprende una amplísimagama de propuestas y cláusulas que modifican o sustituyen mucha de la legislacióneducativa precedente, e intenta establecer un marco de referencia legal para múltiplesaspectos del proceso enseñanza-aprendizaje, incluyendo la instrucción de alumnos condominio limitado del inglés o LEPS (Limited English Proficiency Students).

Esta pieza legislativa, que ha generado innumerables controversias en la comuni-dad educativa estadounidense, descansa en la promesa de que su implementaciónpodría garantizar que para el año 2014 todos los estudiantes entre kindergarten y tercer grado estén en capacidad de demostrar un dominio de la lectura en inglés en perfecta correspondencia con el nivel educativo alcanzado hasta el momento.

El NCLBA afecta la educación de todos los estudiantes, pero varias de sus cláusulasinciden en particular en la educación de los estudiantes con inglés limitado. Las provi-siones contenidas en el Artículo III del NCLBA aluden específicamente a la instrucciónde estudiantes inmigrantes o cuyo primer idioma no es el inglés, reseña como su obje-tivo central el elevar el nivel de conocimientos de dicha lengua en estos alumnos e in-troduce exámenes anuales diseñados para medir su progreso en el aprendizaje de esteidioma.

Los parámetros que se articulan en el NCLBA para la educación de los estudiantesno anglohablantes son sorprendentemente vagos en otros sentidos, y preocupa en par-ticular que su conceptualización parezca ajena a los múltiples factores sociales, econó-micos y pedagógicos que inciden en el aprendizaje de un segundo idioma.

La relevancia y centralidad del aprendizaje del inglés –cuyo énfasis como objetivocentral en la educación bilingüe comenzó con la enmienda que se hizo en 1984 al Bilin-gual Education Act de 1968– es innegable en la educación de alumnos cuyo primeridioma no es el inglés. Sin embargo, su énfasis en el vacío y la falta de una articulaciónexplícita con otros objetivos que lo complementen y condicionen, lejos de contribuir alprogreso académico de estos estudiantes, puede dificultárselo considerablemente.

El NCLBA ignora las lecciones aprendidas durante los 35 años transcurridos desdeel primer Bilingual Education Act , y en vez de ofrecer alternativas progresistas queoptimicen los esfuerzos estatales para promover el éxito académico de los estudiantescon dominio limitado del inglés, cae de manera simplista y reduccionista en enfatizarla necesidad que tienen estos alumnos de aprender su segundo idioma. La introduc-ción de exámenes obligatorios (a ser administrados anualmente en inglés) conjura asi-mismo cierta preocupación tanto por el hecho de que su administración cae dentro delas prácticas de evaluación cuya validez y confiabilidad han sido altamente debatidas,como por el hecho que el acceso que los distritos escolares tienen a los fondos estatalesy federales ha de estar condicionado a los resultados de estas pruebas.

La introducción de estos exámenes resulta aún menos comprensible si tomamos en cuenta que la utilización de pruebas estandarizadas como principal instrumentoutilizado para evaluar la efectividad de los esfuerzos educativos, ha sido el centro de una gran controversia. Su aplicación está lejos de garantizar una mejoría global en el proceso de enseñanza-aprendizaje y, por el contrario, tiende a promover prácticaspedagógicas cuyo objetivo principal es enseñar a los estudiantes a pasar ese tipo deexámenes.

Por otra parte, el NCLBA también formula la necesidad de mejorar la calidad de los maestros que laboran en las escuelas públicas, ya que dicha ley establece que la calidad de lo relacionado con la capacitación magisterial (que contempla la prepara-ción pre-grado, las actividades de desarrollo profesional y pos-grado, al igual que losaños de experiencia docente) es un factor capaz de pronosticar el calibre y la efectivi-dad de la educación que se da en las aulas.

El NCLBA establece que para el año escolar 2005-2006 todos los maestros y las ma-estras que estén enseñando en aulas de educación pública, deberán estar “altamentecalificados” para llevar a cabo su labor docente. Resalta la definición del término conrespecto a la posesión de credenciales exigidas a nivel estatal para el ejercicio magisterial.

Este mandato es altamente pertinente para los maestros y las maestras de aquellosestudiantes cuyo primer idioma no es el inglés. Un informe del año 2000 reveló que enlos grandes centros urbanos reside el 50% de los estudiantes catalogados como “condominio limitado del inglés”; de este 50%, sólo el 27.5% es atendido por maestros ymaestras bilingües, y deja necesariamente al otro 32.5% en manos de maestros que

Young Boy at the Beach, 1970

Roberto Quesada

os insultos eran tan fuertes que no sólo se escuchaban sino que se veían por encima de las señales de tránsito, de los rótulos, de las paredes como una sombra que seagrandaba a medida que uno se acercaba. Aunque caminaba por Roosevelt y 74, lugar donde habitan tantos colombianos a tal extremo que se le conoce como La Pequeña Colombia, reconocí que la voz insultante proveniente de la vuelta no

sólo iba dirigida a una mujer sino que era de un hondureño. Hecho que no me alegró nientristeció pues no soy muy dado a la nostalgia. En el preciso momento en que llegué a laesquina y divisé la pareja, el hombre le daba una bofetada o se la repetía a la mujer a la vezque no paraba de crucificarla con una sarta de improperios. El hombre cerraba el puño y cal-culaba con precisión de relojero el blanco que ennegrecería la cara de la mujer cuando le grité:

–¿Qué te pasa, hermano?El hombre se contuvo y quizá porque no me reconoció el acento no se disparó en mi contra

ni me pidió que me dedicara a mis cosas. Me miró con el puño a media asta todavía: –Es que estas mujeres así quieren, hombre, ¿no va a creer la que me hizo? Yo me acerqué casi en el centro de los dos, justo donde se ubican los réferis del boxeo,

fuera lo que fuera lo que la mujer le hubiera hecho no me parecía justo que le pegara: –Mira, mi hermano, si la policía te encuentra vas a tener serios problemas. Eso es delicado

aquí, te pueden echar si te descuidas. Inmediatamente se metió las manos en los bolsillos, vio hacia una calle y otra, sólo le faltó

silbar con la vista hacia el cielo. La mujer se limpiaba una gotita de sangre que le jugueteaba al fantasma: se le aparecía y desaparecía en cuestión de segundos. El hombre viéndola conojos láser, dijo:

–Es que usted viera lo que me hizo –me señaló el rótulo de un bar–. Es que íbamos pasan-do por aquí y a mí me dio por echarme una cerveza, sabe, para enfriar los nervios. Yo, que debueno me paso, para que ella no quede como tarada esperándome afuera, le di permiso paraque me acompañara. Estábamos allí, ella con su cocacola, cuando en esos televisores que po-nen en las esquinas apareció un hombre desnudo y viera usted que a esta puta casi se le salenlos ojos, no se los despegaba de usted ya sabe dónde.

En verdad que me dio risa pero disimulé. Le di a entender que eso era tan natural que nome extrañaba. Él la amenazó como diciéndole que ya iban a llegar a casa. Esto me dio la ideade buscarle plática para que se le bajara la temperatura:

Centroamérica en EUA

Los tres narradores centroamericanos que cubren

deshoras, se encuentran sin lugar a dudas entre

los mejores escritores de Centroamérica que residen

en los Estados Unidos. Dos de ellos, Ricardo Armijo

y Roberto Quesada, fueron incluidos en la antología

de literatura latinoamericana en los Estados Unidos

titulada Se habla español. León Leiva Gallardo

es uno de los escritores latinoamericanos

de Chicago más consistentes.

Cosmo and Friends, 1970

Young Puerto Rican couple dancing during a picnic at the Forest Preserves, 1971

L

–¿Y dónde viven? –Aquí en Queens –me contestó él–. Pero

no por aquí sino retirado, tenemos quetomar el metro.

La gota de sangre de la mujer se cansóde jugar y le desapareció, por lo que pudever su rostro completo: era bonita, joven, en los treintas quizá, y supe que esa cara yo la conocía. Dudé, pensé que tal vez meparecía así porque era compatriota.

–¿De dónde es usted? –me preguntó el hombre.

–También soy de Honduras como ustedes.

Se quedó unos segundos sorprendido oatontado:

–¿Y cómo nos reconoció tan rápido? –El inconfundible hablado nuestro

–me sonreí. –Yo nunca hubiera creído que usted

era hondureño. Ya que me encontré con un paisa, pues lo mejor es que nos refres-quemos, ¿qué le parece si nos echamos unpar de brutas en ese bar?

Por respuesta di un vistazo a la mujer. –Ésta que se vaya para la casa –y dicho

esto la mujer comenzó a caminar. –¿Sola? Rechinó los dientes: –Ella conoce el camino. Sin otra alternativa caminé a la par de

él mientras computarizaba mi cerebro paraque no se me ocurriera ver el televisor: novaya a ser que me mate. Le sugerí que paraque habláramos sin olvidarnos tomáramosalgún refresco y no cerveza como lo habíapropuesto él. Después de una terapia in-tensiva aceptó que un refresco:

–Pero después nos echamos un par de brutas –sentenció.

Le pedí que me tratara de vos tal comoyo lo hacía. Concentró la mirada en mi cor-bata y la desvió por el traje entero y negócon la cabeza. En el televisor anunciaban la danza de una mujer desnuda, ancha de caderas, pechos rebosantes y cabelleraamarilla. Él la miraba como quien no quierela cosa. Le daba un vistazo a ella y otro amí. Me hice el interesado –además, real-mente lo estaba– en ver a la mujer. Él mesonrió afirmativamente y saboreaba la cerveza como si se estuviera bebiendo a la mujer. No perdía detalle. Al finalizar dijoque estaba buena e hizo la V de la cerVezay el de la barra no perdió un segundo enatendernos:

–Éstas son cosas de hombres –dijo él. –Claro –me sonreí–, una mujer no quiere

estar viendo a otra mujer, ni un hombre aotro hombre bailando desnudo. Para cadacual lo suyo.

Noté que se desconcertó: –No, la mujer no tiene que ver a otro

desnudo que no sea su marido. –Claro que sí, ella también es un ser

humano. Además, el desnudo es tancomún, sobre todo aquí, que quién se sorprende por eso.

–No, no, no, cómo va a ser eso. Uno dehombre puede, pero la mujer sólo tiene queverlo a uno.

–Que miren, es mejor, tal vez así se lesabre el apetito y uno es el favorecido al lle-gar a casa porque se lo desquitan con uno...

Me miró horrorizado: –¡Qué se va a acostar con uno pensando

en otro que vio desnudo! ¡Me parta unrayo!

–¿Por qué no? Es mejor que tengan con-fianza de verlo con uno, así no se corre ries-go porque si le das confianza ella te quieremás y te es fiel, pero si no... a escondidas,¿qué puede darse cuenta uno de lo quehacen?

–Serán estas gringas, pero la mía no,

la mía la traje de Honduras. Allí no existenesas cosas.

Se me pasó el rostro de la mujer delhombre por la memoria. La recordé, sabíaque sí la había visto anteriormente. Bebídespacio, con deseo de conversar peroseguro de que la plática iba para lejos pues por experiencia sé que para nosotroslos hondureños un par no es dos y muchomenos cuando de tragos se trata, así comoun bocadillo es una comilona. Percibí alhombre incómodo por lo que había dicho y agregué:

–Ahora no sólo las gringas, es igual enel mundo. La mujer está cambiando comotodo tiene que cambiar.

–No, lo que pasa es que aquí los gringosson bien maricas y no saben cómo tratar alas mujeres. Hay que darles sus buenascachetadas para que aprendan. A la mujerle hace falta llorar, ¿no ha oído usted esoque dice que cuando la mujer llora necesitael pecho del hombre para consolarse?

Tuve intención de reír pero él hablabamuy en serio:

–No, ahora no es así. –¿Cómo que no? Si mire que hasta en

la portada de la Atalaya y Despertad salenlas mujeres recostaditas en el pecho de los hombres.

No quise contradecirlo del todo y le cedíterreno para hacer amena la noche que ape-nas comenzaba.

–Sí, a veces sí, a veces la mujer necesitael pecho del hombre, pero también uno a veces necesita recostarse en el hombro de ellas para buscar consuelo, compañía,comprensión, ¿me entiende?

Se dio un trago de media botella comopara limpiarse la garganta por lo que ibaa decir. Le adiviné y me adelanté:

–No, no, nada de eso, no soy homo-sexual sino que así es.

–Las de Honduras son diferentes,usted pega fuerte con el puño en la mesay salta a atenderlo la más bonita, ¿hacecuánto usted se vino de Honduras?

Le mentí: –Hace poco, ando de paso por aquí.

Le voy a decir algo, yo en Honduras he tenido muchas amantes, y las cosashan cambiado. Ahora las mujeres se ríen de uno.

Pidió dos cervezas más. Tenía el ceñofruncido.

–¿De qué se pueden reír las mujeresde los hombres? ¿De qué? ¡No tienen dequé! Dígame.

–Bueno, por ejemplo, yo he tenido

amantes con las que nos hemos reído dealguno, como allí es pequeño y todos nosconocemos, que se las tiraba de mucho ymacho a la hora de estar en la cama y no le aguantó ni la primera ronda a la mujer, o alguno que sólo se sube y termina rapi-dito como si lo están apurando y la mujerdespués se viste y va a ver si encuentra uno mejor que complemente el trabajo.

Lo miraba y no lo creía. Había puestocara espeluznante:

–Siga, siga –me pidió dando trago trastrago.

–También –le digo y le muestro el índi-ce– nos hemos reído de alguno que la tieneasí, miniatura y ellas mismas me han conta-do a carcajadas que esos ni como cosquille-ros encontrarían trabajo. Algún otro que sela daba de donjuán y la mujer lo deja quediga y prometa y cuando se aburre de es-cucharlo se lo lleva a la cama porque sesentía aburrida. Otros que los acuestan por curiosidad. Ahora es diferente.

El hombre hizo sonar la botella sobre la mesa:

–Yo mato a cualquier pareja de hijos deputa que se rían así de mí. Los mato.

–¿Y cómo te vas a dar cuenta que en lacama ha estado gozando a costillas tuyas?

–Serán otras mujeres pero esta quetengo yo no. Ésta me respeta. No la viocómo temblaba.

Recordé bien a la mujer. La había visto los viernes que yo paso por dondeellos viven a recoger una amiga. La habíavisto varias veces con un fornido mulato

dominicano, ojos marrón, alto y bien pare-cido. Y recordé haber visto también a micompatriota pero con ropas de trabajo que lo hacían verse tan diferente.

–¿Ustedes viven por Astoria, verdad? –Sí, ¿cómo lo supo?–No, me dijiste que tu mujer tenía que

tomar tren y lo deduje. No había duda, era ella, la misma. Creo

que me sentí contento por las coincidenciasde la vida. El hombre continuaba pensativoy empurrado, por eso pensé cambiar de te-ma, además, sabiendo lo de la mujer ya nohabía por qué seguir en la conversación yhabía que dedicarse a beber, y me dije paramí: “Es mil veces mejor lidiar con un borra-cho que con un necio. A éste de ahí no losaca nadie”. En la televisión una mujer bailaba desnuda llevando en cada mano un antifaz satánico. El presentador hizoalusión a que ese día era viernes 13, día de mala suerte, día de tener mucho cuida-do, día de peligro. El compatriota se rio y me dijo:

–No creo que hoy sea día de malasuerte, porque si usted no llega es capazque mato a mi mujer. Más bien fue su díade suerte –y al recordar a su mujer volvió a contraer los músculos de la cara dandouna apariencia de enfermo mental violento.De repente se puso de pie de un tirón y tiróun billete:

–Me voy –dijo. –Pero hoy es viernes, y los viernes usted

se va de aquí hasta en la madrugada. –Pero hoy no –me miró serio a los ojos–.

Si sigo aquí se me va a olvidar que mi mu-jer miró a ese desnudo, y si a las mujeresusted les perdona una después le hacenmiles.

Intenté detenerlo y no lo logré. No insis-tí porque soy de los que creo en el destinoy yo no soy quién para detenerlo. Imaginéal dominicano, la mujer y la sorpresiva lle-gada de éste. Confieso que me sentí feliz yvanidoso de por primera vez creerme pres-tidigitador, adivino. Me quedé a beber allíen honor al compatriota que, con todo, mecayó muy bien. A beber para ir a caer conun sueño pesado por ese viernes 13 en elque no iba a pasar a recoger, como es cos-tumbre, a mi amiga, para no ser testigo dela tragedia que leería al día siguiente en elvespertino. La noticia de un hondureño caí-do de un quinto piso, impulsado por undominicano, en una muerte pasional porun triángulo amoroso. Y el agradecimientoal cielo que, a pesar de haber sido viernes13, fue el único suceso que lamentar.

A jam session in Humboldt Park, 1971

Nestor is back from the Army, 1970

12

l día siguiente de una buena fiesta, RalphCedeno abrió los ojos paraencontrarse en una cama que

no era la suya. Su primer pensamientofue la conciencia de estar tendido en ella,y luego el recuerdo de los jadeos de placerde la mujer que dormía plácidamente a sulado. Se sentía satisfecho consigo mismo,y sin embargo estaba intranquilo. Consta-tó, no sin cierta irritabilidad, que parte dela culpa era suya, que al haber puesto pieen ese apartamento él mismo se había bus-cado el desasosiego que lo acompañabaesa mañana, y que últimamente tambiénlo acompañaba después de cada conquis-ta. Si sabía lo que sentía y sus causas, ¿porqué entonces salía a la conquista, por quése precipitaba sobre ellas como un halcón?Mientras buscaba la respuesta, examinólas paredes con cuadros de payasitos demirada triste sonriendo o sollozando otocando la mandolina, y le pareció que entodo ese entorno se obviaba la predecibletelaraña que mujeres como ella tendían alhombre de turno simplemente por haber-les hecho el favor de amarlas. Detestaba la felicidad simple e ingenua que se des-prendía de las cortinas de encaje, del toca-dor con bordes dorados y de los ridículospayasitos. Lo peor de todo era que, muy a pesar suyo, se sentía llamado por ellos y por la mujer que había creado su ilusión,y esa era la razón de su desasosiego, puntode encuentro entre el querer y el no querer.

La posición del sol le indicó que toda-vía era temprano; la luz entraba diagonal-mente por la ventana e iluminaba las par-tículas que apenas se posaban sobre el pe-lo de esa mujer roncando suavemente ba-jo las sábanas celestes, olorosas a limpio.Se llamaba Johana o Joan. En la fiesta él

la había abordado con su habitual sutile-za; habían charlado largamente, habíanbrindado con champán, se dijeron un parde confidencias, se rieron de chistes quesólo ellos entendieron y al dar las doce,después de que él le susurró algo al oído,se marcharon al apartamento de ella, don-de se le entregó tras un breve juego deresistencias.

Urgido por huir, por escapar del guan-te de seda negra que le impedía respirartranquilo, Ralph se levantó con cautelaexcesiva y recogió la ropa que, en el calordel encuentro, había quedado regada porel cuarto. Entre el rumor que las sábanashicieron cuando la mujer cambió de po-sición, salió de puntillas hacia la cocina,donde se vistió. Revisó el contenido de los bolsillos del pantalón; una campanadistante repicó siete veces. Estuvo a puntode dejar sobre la mesa una tarjeta con sunúmero telefónico, pero cambió de pa-recer y se hizo un sándwich de jamón con queso.

Comiéndolo a grandes mordiscos pasóa la sala y se sentó en el sofá, bajo un pós-ter de Rudolf Nureyev dando un tremen-do y elegante salto. El sofá y la butaca dela sala dormitaban con el resto del depar-tamento. De la mesa de centro agarró unatarjeta postal. El nombre de la mujer eraJohanna, Johanna Barnes y la tarjeta se lahabía enviado una amiga que estaba devacaciones en Sunny Florida. Empezó

a leerla pero a las dos líneas perdió el in-terés y la devolvió a la mesa, dejándola de la misma manera que la había hallado.Terminó el sándwich, se chupó los dedosy le dio un trago a uno de los vasos degaseosa que se habían servido la nocheanterior.

Rumbo a casa, Ralph decidió ir a comeralgo más. La brisa matutina que entrabaalborotada por la ventana del carro pare-cía limpiarle los pulmones, y por primeravez esa mañana logró sentirse bien consi-go mismo. Hizo una derecha con el carroy se dirigió al diner donde, en su opinión,servían el mejor desayuno de la ciudad.

El local estaba prácticamente vacío, conla excepción de dos hombres que llevabanpuestas gorras de béisbol y que charlabanmientras tomaban café en una mesa en elcentro del comedor. Ralph pasó directa-mente a sentarse en el mostrador, junto a un hombre que usaba un sobretodonegro. Con la mirada perdida en el vacío,el hombre parecía tener la cabeza hundidaentre los hombros. Cuando Ralph se sen-tó, ambos miraron vagamente el frigoríficode los pasteles y las latas de crema batida.Ralph miró al hombre y lo reconoció.

“Hola, Joaquín”, dijo.Joaquín, sobresaltado por las palabras

que parecieron salir de la nada, lo mirócon ojos esquivos.

“¿Eh, ah?”

Al reconocer a Ralph, lasmanos de Joaquín se movieron

como por voluntad propia y casivuelcan la taza de café que soste-

nían. “¿Eh?” Miró hacia un lado yluego hacia otro y después hacia otro,

hasta que por fin posó la mirada enRalph y en aparente reconocimiento

comenzó a tronar los dedos: “Oh, oh, oh, oh”.“Ralph”, dijo Ralph.“Sí, sí", dijo Joaquín. “De -eh -oh…”.“Nicaragua”.“No, no, no -Miami”.“No, Joaquín: De Nicaragua”.“Ah, sí, sí”, dijo Joaquín. “Sí, sí: Miami,

la capital de Nicaragua”.Ralph lo miró con algo de desprecio.

Agarró un menú de entre las servilletas y la sal y pimienta. Mientras lo leía, sacóun paquete de cigarrillos y un encende-dor, y los puso sobre el mostrador.

“¿Qué tal de trabajo, Joaquín?” pregun-tó Ralph, por preguntar.

“¿Trabajo?” Joaquín agarró la taza conambas manos. “¿Trabajo?” Bajó la cabeza ybuscó algo en el suelo. “En este momentono estoy trabajando. No es tiempo de co-secha. No señor, este año todavía no lle-gan los tomates. Ayer no hubo trabajo yhoy no hay. Mañana tampoco. Tal vez lasemana que viene”.

La mesera llegó a tomar la orden deRalph.

“¿Café?” preguntó mientras se limpia-ba las manos en el delantal.

Ralph movió la cabeza afirmativa-mente. “¿Y Carla?” preguntó mientrasJoaquín movía la cabeza en negativa ymurmuraba algo para sí. “¿Carla no está?”

“La despidieron la semana pasada”,dijo la mesera secamente. Sacó un lápiz

A

Richie and Friends, 1970

Ricardo Armijo

13

y una libreta del delantal. “¿Qué va a ordenar?”Ralph cerró el menú y lo deslizó sobre el

mostrador. “Dos huevos overeasy”, dijo. La mesera era menor que Carla, más bonita, y

usaba anteojos. Era zurda, y eso le gustó a Ralph. “¿Cómo te llamas?”, le preguntó.“Pero hace cinco años tuve un buen trabajo en un

matadero”, dijo Joaquín sin que nadie le preguntara.La mesera miró a Ralph con poco interés. Sus ojos

eran del color de la miel.“¿Qué quiere con los huevos?”, preguntó.“Salchicha".“Ahí maté muchos marranos”, dijo Joaquín.“¿Papas al horno o hash browns?”, preguntó la

mesera.“Y vacas también”.“Hash browns”, dijo Ralph devolviendo el menú

a su lugar. La mesera se caló los anteojos, se colocó el lápiz

detrás de la oreja y fue a buscar la taza de café.“Pero con las vacas se necesita ayuda porque son

muy pesadas”, dijo Joaquín. “Uf, y cómo patean”.“¿Ah, sí?”, dijo Ralph, poco interesado en el tema.“Sí. Y pesan un montón”.La mesera regresó con el café. Puso la taza en el

mostrador mientras Ralph encendía un cigarrillo. “¿Cómo me dijiste que te llamabas?”, le preguntó.“No le dije”, contestó ella tajantemente y se

marchó.“Hace cinco años trabajé de carnicero en un

matadero”, siguió Joaquín. “Era el mejor empleado de todos”. Se miró las palmas y rió nerviosamente. Se las mostró a Ralph. “Mira estas manos, Ralph”,dijo. Los dedos eran gruesos y toscos, y las palmasestaban llenas de cicatrices y verdugones. “Era elmejor del changarro porque mis cuchillos eran losmás afilados. No señor, nadie se metía conmigo”.

Ralph lo miró sin decir nada mientras se tomaba el café y fumaba. Con la mirada peinó el local. El pe-riscopio se detuvo en la mesera, que estaba enfras-cada en sus faenas e iba de un lugar a otro. Vio lalengua de ella salir de los labios rojos y relamerloslentamente cuando le entregó la orden al cocinero.Cuando ella se agachó para agarrar una barra de pan,vio cómo las nalgas se le convirtieron en un corazóninvertido, frondoso, contra el que se recortaba elborde de los panties. Y por último, que fue lo máshermoso, vio cómo los pechos se le abultaron y seofrecieron hacia adelante cuando ella alzó los brazospara arreglarse el pelo.

“Los marranos son fáciles de matar”, continuó Joaquín. “Y también son baratos. Tengo un amigo que tiene un rancho de marranos. Sí, señor, mi amigo se especializa en marranos. Y los vendebaratos”. Se inclinó hacia Ralph y dijo en voz baja:“De vez en cuando me llama para que le mate uno odos”. Su mirada de ojos verdes estaba serena, pero lasmanos se movían inquietas. “Entonces agarro la Grey-hound a su rancho, escojo uno que tenga tres o cuatromeses y asunto terminado”.

Ralph miró a Joaquín con detenimiento y comopor primera vez notó su perfil maya, de estela de Co-pán, los dientes que sobresalían del labio superior. Sefijó en el sobretodo abotonado hasta el cuello y en lashojuelas blancas, casposas, que le espolvoreaban loshombros.

De pronto le llegó el aroma de salchicha friéndose.Uno de los hombres sentados a la mesa del centro

se levantó y caminó al mostrador, detrás del cual esta-ba la mesera limpiando botellas de salsa de tomate.Ralph vio que el hombre le pasó unos billetes. “Gra-cias, Dorothy”, dijo cordialmente, alzándose la gorraen un gesto rápido y tímido.

Dorothy agarró los billetes, los contó y sonrió.“Gracias, Tony”, dijo. “Ten un buen día”.

“Y no les cuesta morirse”, dijo Joaquín. “Casi nochillan. Tienen la piel muy suave y de ella puedessacar el mejor chicharrón del mundo”. Al decir esto

de las piernas, y cómo las caderas se movían bajo latela blanca, almidonada.

Sonrió cuando ella se detuvo frente a él.“Te olvidaste del pan, Dorothy”, dijo, satisfecho

de haberla hecho caminar hacia él. Se limpió la bocacon la servilleta.

“Si quieres me das tu número de teléfono, Ralph”,dijo Joaquín.

“¿Qué tipo de pan desea?”“De trigo”.Dorothy se marchó a preparar el pan. “Te puedo llamar en dos o tres meses”, dijo Joa-

quín. “Y mientras tanto, le puedo decir a Mr. Bill que nos aparte un marranillo, el más grandecito que tenga pero tampoco tan grande”.

Una pareja de viejos entró al restaurante y se sen-tó a una mesa al otro extremo del comedor. Dorothyagarró dos menús y se dirigió hacia ellos cargándolosbajo el brazo. Ralph la observó mientras comía. Ellasonrió y les dio la bienvenida. Intercambiaron unaspalabras, ella puso los menús sobre la mesa y apuntóalgo en su libreta. A Ralph definitivamente le gustabaque escribiera con la zurda. La vio calarse los anteo-jos, ir a la cafetera, servir dos cafés, uno de ellos des-cafeinado, y regresar a la mesa a dejar las dos tazas.Después fue a la tostadora, untó mantequilla en elpan y se lo llevó a Ralph.

“Muchas gracias y mucho gusto, Dorothy”, dijo él mientras ella dejaba el pan junto al plato vacío. “Mi nombre es Ralph”.

“Ya lo sé”, dijo ella. “Carla me dijo quién eres”.“Tu nombre es Dorothy, ¿no?”“Sí”, dijo ella. “¿Y qué?”“Nada”, dijo Ralph. “Sólo quería saber cómo te

llamabas. No le hagas caso a Carla, Dorothy. A veceshabla demasiado”.

“¿Desea algo más?”, preguntó ella sacando la libreta.“Te puedo llamar dentro de tres o cuatro meses,

Ralph, ¿eh?”, dijo Joaquín. “¿Eh? ¿Qué te parece?”Ralph miró a Joaquín y después a Dorothy miran-

do a Joaquín.“No, es todo”, dijo. Agarró un pedazo de pan y le dio un mordisco. “El pan te quedó muy sabroso, Dorothy”, dijo.Dorothy sumó la cuenta, arrancó una página de

la libreta, la puso sobre el mostrador y recogió losplatos sucios.

“Tenga un buen día”, dijo al alejarse.“¿Dentro de tres meses te parece bien, Ralph? Para

entonces tampoco voy a tener trabajo. Ahorita no ten-go trabajo, y no creo que para entonces haya conse-guido uno. La cosa está difícil, Ralph, pero te puedollamar dentro de tres meses”.

“Veremos”, dijo Ralph sacando un fajo de billetes.Sacó un par de billetes, más que suficiente para cu-brir la cuenta, y los dejó sobre la cuenta. Luego setomó el resto del café de un trago. Se pasó la manopor el pelo y agarró una servilleta. Se limpió la boca,y en un movimiento improvisado sacó una pluma del bolsillo de la camisa, escribió algo en la servilletay la deslizó debajo de la cuenta. Tal vez.

Le dio la mano a Joaquín y se marchó. La neverade los pasteles se encendió y comenzó a ronronear.

“Yo te llamo, Ralph”, dijo Joaquín desde su asien-to, sin voltear a verlo. “Sí, sí, yo te llamo”.

Esperó un momento y luego le pidió más café a Dorothy. Mientras ella iba a buscar la jarra, él agarró la servilleta, la dobló en dos y se la metió en el bolsillo del sobretodo.

“Sí, sí. Yo te llamo”, dijo.

se besó los dedos como unchef francés. “Sí, señor, el me-jor chicharrón del mundo”.

“¿Qué pasó?” preguntóRalph. “¿Por qué te fuiste del matadero?”

“Porque no había ganan-cia”, contestó Joaquín. “Y yocreo que porque no le caíabien al mayordomo. Él tam-bién era un marrano, pero deotro tipo. A los gringos comoél no le caen bien los mexica-nos. No señor, los mexicanosno les caemos tan bien quedigamos”.

“¿Cuánto cuesta uno deesos marranos como los quematas?” preguntó Ralph porseguirle la corriente.

“Diez, quince dólares,Ralph. No más de veintedólares”.

Ralph aplastó el cigarrilloen el cenicero y no dijo nada.

“¿Quieres uno, Ralph? Lepuedo preguntar a Mr. Bill–así se llama mi amigo– y talvez nos dé una rebajita. Mr.Bill me quiere mucho”.

Joaquín le dio un sorbo a su café. “Y yo lo mato degratis. Lo único que tienes que hacer es darme un pocode la carne. Es todo”.

La mesera llegó con eldesayuno de Ralph. Puso elplato humeante frente a él y le dio los cubiertos envueltosen una servilleta.

“Gracias, Dorothy”, dijoRalph mostrando su mejorsonrisa.

Dorothy se marchó sindecir nada.

“¿Qué te parece, Ralph?”,preguntó Joaquín.

Ralph observó a Dorothymarcharse.

“¿Qué me parece qué?”,preguntó mientras cortaba loshuevos y dejaba que el jugo delas yemas se escurriera por de-bajo de la salchicha.

“Que tú compres un ma-rranín y yo lo mate", dijo Joa-quín, riendo nerviosamente.“Te digo que es lo más fácildel mundo. Lo amarramos y le metemos el cuchillo en elcostado –aquí”, y se golpeó lascostillas, justo debajo delcorazón. “Y después ¡zas!–listo y servido. Fácil, fácil.¿Qué dices?”

Ralph no dijo nada. Se me-tió varias veces el tenedor a laboca y masticó lentamente.

“Quién sabe”, contestó alcabo de un rato, con la bocallena.

“Piénsalo todo lo quequieras, Ralph", dijo Joaquín.“Yo sé que es difícil decidirse.Desayuna tranquilo y despuésme dices. Sí, señor. Tengo todoel tiempo del mundo porqueno hay trabajo”. Se miró lasuñas y se cercioró de que estaban limpias. “No, señor,hoy no hay trabajo. Y yo creoque mañana tampoco”.

Ralph llamó a Dorothy. La miró acercarse; le gustabacómo el uniforme le quedaba,ceñido de la cintura y amplio

During the 1970 Puerto Rican Parade, 1971

Detenerse en las ala mirada es una rpor los juegos de por el lenguaje escruzan

Las fotos que Gtren de Chicago tiandar citadino uncapturado andenemovimiento, no ccotidiano, esos luimpersonal, sino lbien despreocupagenes autónomas ver los dibujos quitación de estos luespacio–temporalcobra nueva signiy lo aisla en encu

No hay un afándemocrático, ni siterritorio de la pedisponibilidad a aconsistencia real pinterrogación / faslas cosas que acud

En las fotos dey el urbanita. Llamgeometría de postpor las figuras pedel cielo nocturnoresonar las imágeazarosos quizá, ddas, otras lecturas

En esos momenciados que vivimode rostros anóniminadvertida del arlo literal, lo prosa

Es, para decirloque pasa”.

Green Planet, 2003

Sin título, 2003

Sin título, 2003

n las azarosas composiciones que se ofrecen a una rara virtud de las personas distraídasos de la luz, por el ritmo de las líneas y acasoaje espontáneo de los signos que se entre-

que Giovanni Matallana ha tomado en elcago tienen ese aire vital de quien hace de suno una incursión en puertas inesperadas. Handenes, personas, paisajes desde un vagón en, no con el fin de fijar los espacios de tránsitosos lugares de breve convergencia humanasino llevado por un impulso sensorial más

ocupado. Traducir estos instantes en imá-omas desprendidas del fluido indetenible,jos que despliegan las personas en la cohab-stos lugares: ese consabido tramo

mporal que nos separa del trabajo o de la casasignificación en la mirada que lo fragmentaencuadres.

un afán de rastrear biografías en tal universo, ni siquiera un rescate de la anécdota en esela peripecia fugaz. Hay más bien una

ad a abrir los ojos ante una atmósfera sinreal para los transeuntes apresurados, una

n / fascinación por el orden momentáneo dee acuden al encuentro del testigo pasajero. tos de Giovanni convergen el artista plásticoa. Llamado por el movimiento de lae postes, escaleras y barandales,ras perfiladas contra la negrura cturno, dispara su cámara y hacemágenes en territorios no menosizá, donde aguardan otras mira-cturas.

momentos olvidables, indiferenvivimos cada día, en ese continuonónimos y gestos predecibles, la miradadel artista encuentra su fugaz epifanía: prosaico es el río.decirlo con Seamus Heaney, “la música de lo

Julio Rangel

Sin título, 2003

Da a luz, 2003

¿Musa?, 2003

En ciertos pasajes

16

Su Majestad, Reina Isabel I:

Este XXV de junio del año mil qui-nientos sesenta y cinco de nuestraCristiandad, hago envío del presenterelato de mi más reciente empresa a lacosta de Guinea y a los puertos de lasIndias Occidentales a Su Majestad, Isabel I,Reina y Señora de Inglaterra.

Habiendo dado fin a esta expedición, lacual he realizado no sin sufrir dificultades,después de varios meses de travesía en al-tamar, y después de arduas complicacionescon los naturales y colonos de esas partes,se me ofrece la oportunidad de informar a Su Majestad lo de nuestra empresa que,afortunadamente, ha obtenido buena acep-tación entre algunos señores; no obstantelas leyes que restringen este tipo de comer-cio solamente a los encomendados, repre-sentantes del Imperio, como ellos mismosya suelen llamarlo, no sin cierto tono de so-berbia. Pues entre estos sarracenos pareceser costumbre el aprovecharse, por vías nooficiales, de cualquier chance que les pro-meta ganancias; incluso cuando ello los lle-ve al extremo del comercio ilícito. Dado que,y no sin razón (teniendo en cuenta que ennuestro caso sólo se trata de un Tercio),prefieren tomar el riesgo de sufrir altasmultas, y hasta de perder sus posesiones,en cambio de embolsarse el Quinto, tributoa la Corona. En otras palabras, los españo-les sí que cumplen con todos los atributosque prueban la ya sabida fama, de la queellos mismos, a veces, hacen alarde con eldecir “mandado de España, obedézcasepero no se cumpla”. Y yo que, aprovechán-dome de tal debilidad de carácter y convir-tiéndola en virtud para mis pretensiones,he logrado establecer varios acuerdos ver-bales (ya que escritos no son más que undetrimento) con algunos cavalieros; cues-tión de la cual haré más detallado relato aSu Majestad, en persona, cuando el tiempoy el lugar lo haga mejor posible.

Por ahora, gracias al Señor y a su DivinaProvidencia, me encuentro salvo y sano detoda peripecia. Aunque un mes hace no po-día decir lo mismo, dado que a consecuen-cia de la cruenta incursión por el río Cacesen las cercanías de la costa de Guinea –acom-pañado apenas por cien hombres, tres por-tugueses y cuatro naturales de esas tierras–recibí heridas múltiples e infecciones pesti-lentes, desagradables hasta a la misma vis-ta; de las que apenas logré recuperarmesólo con la aplicación de raras hierbasaparecidas por los ya mencionados natu-rales que me acompañaban. No obstante lo ocurrido, como por leyes extrañas de lacompensación, todo lo demás de nuestropropósito y precavido asunto se cumpliósin obstáculos insuperables.

Debo hacer mención a Su Majestad queen estas tierras inhóspitas, más que en otrasde este mundo, se presta todo tipo de hom-bres para las más viles campañas. Por aquíla avaricia y la lascivia hacen su gloria. La maldad se transpira a son de abundan-cia de sol y demás naturalezas adversas anuestro temperamento. Razón por la cualmuchos de los naturales se prestan a ayu-darnos a la captura y transporte de sussemejantes.

A continuación hago constar a Su

Majestad de otros sucesos importantes en las costas del África.

En cuestión de horas, en Cabo Verde,logramos abatir un navío portugués con un cargamento de 200 africanos y otrasmercancías (tuvimos que deshacernos delcapitán y su tripulación en la ribera del ríoMitombi cerca a Sierra Leone). Una vez enMitombi y en sus inmediaciones pudimostambién hacer captura de otras cuatro na-ves pequeñas con un total de 150 esclavos.Finalmente, en Sierra Leone, logramosvencer una gran nave de Contratación, la cual transportaba marfil, cera y cerca de 500 negros. Esta última la llevamos a lasIndias Occidentales, ya que cuatro de nues-tras naves (la quinta tuvo que regresar congranos y oro), aunque con muy poca tripu-lación, ya estaban sobrecargadas. Muchodespués, al ser cuestionados por los espa-ñoles en cuanto a las circunstancias de la gran nave de Contratación, les parti-cipamos que la habíamos capturado por-que ésta transportaba cargamento francés.Además de los salvajes de las naves por-tuguesas, capturamos, ya por medio de laespada o por otros dados medios, 50 negrosmás. En cuestión de semanas llenamos elSalomon y el Jonas. Semanas más tarde, y desvalidos de buenos vientos, habiendo

apenas atravesado unas cuantas leguaslejos de Sierra Leone, el Lyon, que yo comandaba personalmente, y el Swallow,quedaron completamente repletos. Captu-ramos un total de 900 negros, la mayoría de los cuales consistía de machos de buenaconstitución; el resto de hembras de apa-rente salud y fertilidad. Los transportamosa todos, también al resto de los cargamen-tos, a las Indias Occidentales.

Con el afán de complacer la curiosidadde Su Majestad por las cosas de estos mun-dos, hago mención de algunos pormenoresen torno a nuestra mercancía, los cuales qui-zá sean de algún interés a Su observancia.

Dado el limitado tamaño de nuestrasnaves, que estaban todas sobrecargadas, y a la inquietud de los salvajes, tuvimos queamontonarlos donde hubiese lugar, en mu-chos casos, uno encima de otro; mas siem-pre maniatados, ya que sin las sogas, grillosy cadenas nos hubieran devorado sin pen-sarlo mucho, pues como me informaban loscalafates –quienes tienen que tolerar la pes-tilencia y fetidez de sus evacuaciones– losnegros son carnívoros hasta el extremo que, cuando alguien se acerca a darles unbocado de pan o un tazón de avena, hacenademanes de fieras a punto de morder amuerte a quien se les acerque. Por eso los

engrillamos. Permítame Su Majes-tad mi modesta relación para avi-

sarle que, dado las medidas de se-guridad y la larga travesía, muchas

cabezas se perdieron; todos esto porel agravante de que sufrimos de es-

casez de agua fresca.Con el pasar de los días en ultra-

mar muchos negros perecieron por supropia culpa, pues algunos prefirieron

morirse de hambre antes que obedecer;éstos eran los más bestiales y repugnan-

tes, siempre rechazando la aproximaciónde un ser humano. Otros murieron por-

que, en la desesperación, sin poder mover-se, se estrangulaban. Otros simplementemurieron de enfermedades febriles y raras.Lamentablemente, unos cuantos fueronazotados a muerte para dar ejemplo a losdemás insubordinados. Pudimos deshacer-nos de muchos cuerpos arrojándolos al mar,pero muchos simplemente quedaron enre-dados y atrapados; lo que hizo imposibleque los despojáramos. La pérdida total fuede 247, la mayoría machos, separados ¡vál-game Dios! de las hembras; porque si nohubiera sido así, la mortandad hubiera sidomayor. Le aseguro a Su Majestad que en lapróxima expedición no capturaré heridos y calcularé las pérdidas de antemano.

Después de malos vientos y la largatravesía, al fin bajamos velas en Isabella, el primer puerto de desembarco en His-paniola. Luego nos dirigimos, con sigilo,hacia Puerto Plata; y después a PuertoChristi. En todos éstos puertos encon-tramos voluntariosos compradores deesclavos; el negocio siendo mediado por un tal Licenciado Lorenzo Bernáldez ydirigido por un mercader llamado Cristóbal de Santiesteban.

Nuestra mercancía fue recibida de bue-na manera, con la buena fortuna de nuestraparte, los negros que perecieron no eran dela mejor talla; y los portugueses me advir-tieron (teniéndose por ser los expertos en lamateria), que los que sobreviven la travesíason siempre los más productivos. La natu-raleza, entonces, estaba de nuestra parte,pues los que llegaron a tierra firme pare-cían de muy buena constitución.

Y permita, Su Majestad, a este humildeservidor opinar más sobre este asunto. Puesse me ocurre que la travesía por el mar océ-ano es en sí no sólo una prueba de fortalezay resistencia, sino también un método pre-ciso de selección. Nuestros compradores,sin embargo –y vale mencionarlo– no optanpor nuestra mercancía por su calidad, sinoporque les ofrecemos precios reducidos: losde los portugueses son de 25 a 30 ducadospor cabeza. A esto debo también agregarque nosotros los servidores de Su Majestad,a diferencia de los españoles y los portu-gueses, gozamos de superior conocimientode las exigencias del comercio; pues desdela captura, el transporte, la travesía, hastala destinación, mantenemos los ojos abier-tos para que los salvajes no se hagan daño,alimentándolos suficientemente durante elcruce y, cuando es posible, curándoles lasheridas recibidas en la captura o a bordo;las hembras, incluso reciben trato diferente,teniendo en cuenta su endeble naturaleza…[detalles omitidos].

Si Su Majestad lo permite, le informo

A

León Leiva Gallardo

Group of Puerto Ricans hanging out on Armitage Avenue, 1970

17

que a las hembras les dimos cuidadoespecial. Los tripulantes, siguiendo misórdenes, sugirieron a los compradoresque era buena idea marcar a los escla-vos con fierro ardiente, para evitar liti-gios entre amos. Pero, no había pasadomucho tiempo, cuando tuve que inter-venir yo personalmente para que nomarcaran las hembras, pobres criaturas,en el pecho, como lo hicieron algunos;pues el cuero más débil de la hembrano resiste el fierro ardiente como elfibroso pecho del macho. De ahora enadelante, estoy seguro que van a seguirmi observación y les marcarán en elmuslo derecho, abajo de la cadera. Esta recomendación la hice después de haber visto como a una hembrita ledesgarraron los senos en dos intentospor marcarla. ¡Gracia que nos costópérdidas! pues el marrano avaro noquiso pagarla, diciendo que no servíapara nada, e incluso trató de disuadir a otros compradores, diciéndoles quenuestros esclavos eran debiluchos delmismo tipo. Después de ese incidenteno tuvimos otra contrariedad. Vendimostoda la mercancía, incluso el marfil ylos granos, de cuales hago, y envío, elestado de cuentas en otro documentoadjunto a la presente.

Aboné [flete] (y otras cuentas) y measeguré del reconocimiento de los “ofi-ciales”, los cuales no estaban del todocontentos al darse cuenta que yo era un viable candidato a servir al rey deEspaña en las Indias. La causa de estairracional desconfianza (como yo loveo) ha de ser la fresca y reciente recor-dación de los grandes agravios que hanrecibido de otros privateers.

Nuestra estadía en las costas de His-paniola fue breve. La cautela fue nece-saria. Una vez nuestro negocio dadopor terminado, y después de suplirnosde todo lo que necesitábamos, inme-diatamente, alzamos vela mar adentro.Aseguro a Su Majestad que nuestrotrato con los españoles no habrá decausar mayor agravante que el que ya existe entre los dos Reinos. Por otrolado, los portugueses no presentan ame-naza inmediata, pues desenvainan a losespañoles tanto como nosotros negamossus dominios. A estas alturas los espa-ñoles están más preocupados por Drakey los corsarios franceses que por noso-tros mercaderes. Yo, con gran humil-dad y con lealtad de sobra, le aseguro a Su Majestad que el nombre de Ingla-terra jamás habrá de ser tiznado a conse-cuencia de mi descuidada servidumbre.

Si Su Majestad lo permite, y si goza delocio necesario, no dudo en contentar Su inteligencia con el relato de unpequeño incidente que ilustrará uncurioso acontecer.

Una vez que alzamos vela en las cos-tas de las Indias, nuestras mentes ocu-padas con cosas más inmediatas, con la constante preocupación de ser des-cubiertos por lo de la nave de Contra-tación, después de unos días en maresespañoles, nos vimos de repente inmer-sos en algo que fue más desagradableque trágico.

Al salir de los mares españoles nota-mos que al Lyon lo perseguían tiburo-nes, bufeos y gaviotas. Los animales,

guiados por el olfato, probablementecreían que lo que cruzaba el mar océanono era un navío, sino una ballena heri-da. Pues con razón, el Lyon, que se en-contraba en muy mal estado, iba dejan-do una estela de sangre ocrirroja en unmar que era demasiado calmo. Como yono sufro de supersticiones, ni de augu-rios, como mi tripulación, inmediata-mente di la orden de que lavaran la sentina y todo lugar bajo cubierta don-de venían los esclavos. En cambio, casitodos los demás, especialmente los cua-tro negros de Benín, que aún nos acom-pañaban, y luego mi tripulación, por suparte pensaban que el navío estaba mal-dito: ideas contagiosas de los negros.Los portugueses –de quienes despuésme deshice (por razones de traición) ypara asegurarme de que nuestra expe-dición quedara en silencio– se reían enfurtiva complicidad, y de la manera enque siempre se burlan de toda calami-dad. Sucedió que, al llegar a Hispaniola,y por la presura de sacarlos antes deque amaneciera, los calafates olvidaron(o prefirieron olvidar) los cuerpos de losque habían perecido y quedado atrapa-dos bajo cubierta. Con la hediondez delas heces fecales y de la animalidad delos negros en sí, la fetidez de la descom-posición se hizo, quizá, indistinguible o tolerable y no llamó la atención. Algu-nos esclavos con heridas supurantes portodas partes de sus cuerpos sangraronlas costillas de la embarcación, hasta quela sangre, poco a poco, se fue filtrandopor las tablas que se hacían falta de laestopa y la brea. Al alejarnos de la costa,apenas a un disparo de mosquete de tie-rra, el navío, en verdad, ya hedía a ani-mal muerto. La hediondez persistió aúndespués de varias lavadas y cepilladascon vinagre, sal y cal. Los tiburones nossorprendieron mucho pues persistían(al contrario de las gaviotas que habíandesistido) en seguir la estela de sangre,que, sin poderlo creer, todavía en alta

mar seguía manchando las aguas. Obviamentehabía sido un gran descuido del maestre, quien,quizá en complicidad con los portugueses, ha-cía muchos días ya que mostraba rasgos de in-subordinación dizque por la pudredumbre dela carne, el pescado y la mazamorra que co-mían; cuestión a la cual yo nunca hice caso. Entonces, y ante las circunstancias, les prometíque si seguían conmigo se les iba a dar buenarecompensa. Todo por evitar un desafío en ma-res enemigos.

Cuando llegamos a las costas de Benín lafetidez de la nave era de tan mal intensidad, yel ambiente abordo tan inseguro (la tripulaciónenferma y dispersa, y los naturales al borde dela locura) que tuvimos que darlo todo por per-dido. No pudimos salvar al Lyon, pues el ha-cerlo me parecía muy arriesgado. Fue entoncesque decidí abandonarlo (con todo y una barcacon botellería atada a la popa), cosa que mecausó mucha consternación, pues era un navíoveloz y agresivo. Como las demás naves esta-ban con poca tripulación, el Salomon nos reci-bió a todos a bordo. Luego di órdenes de quequemaran el Lyon, para que no quedara tancontundente prueba de nuestras incursiones.

La imagen de la nave en llamas se quedó en mi memoria un tanto más que la imperantepresencia de los muertos. El Lyon había sidoparte importante de mis días en la mar. Con-fieso que no pude contener mis lágrimas alverla esfumarse bajo aquel odioso sol, el cualno mostraba señas de que otra cosa más es-tuviera sucediendo en el mundo, sino aque-lla imagen descompuesta ante mi mirada. La mandé quemar para salvar la expedición. Si otras hubieran sido las circunstancias, habríamandado a toda la tripulación al mismo fondoamargo donde van a dar los desalmados es-queletos de los negros africanos.

Una vez consumida la nave por las llamas,dije a todos en voz alta: “ya ven que el fuegopuede hasta con la sangre”; a lo que muchoscobardes reaccionaron con súplicas y mássúplicas al infinito y demasiado calmo cielo.

Debo, si Dios lo permite, pronto hacer actode presencia ante Su Majestad para informarlesustancialmente, y con prestancia, sobre

lo que se debe hacer con respecto a la deuda de esta nave y otros pormenores que preferi-blemente no he de hacer por escrito.

Desde Plymouth, con todo el respeto y conla más humilde lealtad, ofrece sus servicios aSu Majestad,

John Hawkins

Post ScriptCon respecto a mis supuestos servicios a laCorte de España, no dudo por nada en la sa-biduría de Su Majestad en tanto Su Majestadsepa discernir y juzgar de mi lealtad, de la cual Lorship Burghley y Su Majestad por mu-cho tiempo han puesto en prueba; por lo tanto,ruego humildemente que Su Majestad hagaconocimiento de que mi precavido y laboriososervicio a Nuestra Reina y Señora no habrá deencontrar rival en los enemigos de nuestroDios y nuestro reino.

También ruego a Su Majestad recibir conbuen juicio mi modesto tributo, el cual envíopresentemente. También ruégole mi tan espe-rada recompensa de portar Armas, teniendo en cuenta la confianza a la que estoy obligadoa cumplir en el exterior es demasiada. Le hepedido al Lord William Cecil que me otorgueel privilegio de un Escudo de Armas si es posi-ble que porte: en Sable, en la punta del escudo,ondeada, un león pasante; o en el Jefe tres be-zantes oro; de Cresta, un moro salvaje concuerda atado y cautivo.

Habiendo de esta manera avisado a Su Majestad del estado de este asunto, ruego a Su Majestad señalar su complacencia con[detalles omitidos]...toda mi habilidad y mivida están a la disposición para prestar servicioa lo que mande nuestro Reino y lo que mandeNuestra Reina y Señora.

Playing the guitar for a young Puerto Rican woman at Thatcher Woods Forest Preserves on Milwaukee and Devon, 1971

Un oficial de la patrulla fronteriza en SanDiego pasa sus noches trabajando con unaorganización neofascista que presenta talkshows anti-inmigrantes en la radio y orga-niza cacerías de vigilancia en los que bru-talizan a los migrantes atrapados en elintento de cruzar la frontera de maneraclandestina. El oficial, frustrado con losmétodos de tosca propaganda de la orga-nización, propone hacerse pasar por unmigrante indocumentado y filmarse a símismo cruzando la frontera con un grupode inmigrantes. Cuando el plan fracasadesastrosamente, se encuentra esclavizado

junto con los demás en un laboratorio aislado produciendo crack de cocaína.

Ésta es, brevemente, la trama de la pri-mera película de John Carlos Frey, para laque él también escribió el guión y estela-riza. Se trata de una producción de bajopresupuesto desde donde se le vea, ya que costó 200,000 dólares y fue filmada en 18 días. Inútil decirlo, a pesar de losincansables esfuerzos de Frey, este no fue un proyecto que atrajera el interés deHollywood, siendo difícilmente un vehí-culo para aquel otro inmigrante demasia-do documentado que contiende para la

Los buenos, los brutos, y La Migra

The Gatekeeper, película de John Carlos Frey

Robert Launay

gubernatura de California. Frey se ha te-nido que encargar también de la distribu-ción del film. Costó 10,000 dólares adicio-nales el que la película se exhibiera poruna semana en una sola sala (en el Lan-dmark Century) en Chicago. Frey esperaque el film recaude lo suficiente para per-mitir la exhibición en otras partes. Por elmomento, él tiene planeado exhibirla en30 ciudades estadounidenses.

Ésta es una película apasionante yconmovedora, un intento de sensibilizaral público estadounidense sobre los ho-rrores a los que los inmigrantes que tra-tan de cruzar la frontera se exponen. Da-do el poder del film y sus impecablesbuenas intenciones, uno duda en criticar-le sus defectos, pero estos levantan seriasdudas. El más problemático, sin duda, es la pregunta sobre la identidad del personaje inicialmente racista, que resultaser el hijo de una prostituta mexico-ame-ricana y de padre desconocido. Desde es-ta posición ventajosa, su racismo resultaser fruto de un complejo de Edipo irre-suelto. Él compensa la ausencia del padre

al rechazar violentamente cualquier cosaremotamente conectada con su madre. Él es, muy literalmente, “el hijo de lachingada”, para hacer eco al celebradoensayo de Octavio Paz, y se identifica con el violador, no con la víctima. Talesdetalles permiten de hecho al espectadorexperimentar la historia como una trayec-toria iniciática, como el proceso interiorpor medio del cual el héroe finalmenteacepta a su madre y su mexicanidad. La violencia que él experimenta es fácil-mente transformada en una metáfora desu estado mental, y no en un reflejo de larealidad política. El hecho de que el pro-tagonista se llame Juan Carlos, igual queel director/escritor/estrella, que resultaser hijo de madre mexicana y padre deorigen irlandés y que dedicó el film a su madre, presta un apoyo desafortunadoa tal interpretación freudiana. Desafortu-nadamente, tales detalles psico-biográfi-cos difícilmente son típicos de los oficia-les de la patrulla fronteriza, o para el ca-so, de vigilantes racistas. Atribuir el racis-mo a formas perversas de auto despreciono sólo es inverosímil, sino una vía paradespolitizar lo que es sobre todo un asun-to político.

Ligeramente menos perturbador resul-ta el tratamiento maniqueo de explota-

dores y víctimas. Los villanos de la pelí-cula, tanto mexicanos como estadouni-dense son consistentemente retratadoscomo viciosos, sádicos y (en el caso detodos los estadounidenses) estúpidos. Es indudable que tal gente existe, pero el hecho de que sean simultáneamentetan viles y despreciables desengancha al público estadounidense con facilidad.Representar a los racistas como payasosmalvados es llevar toda atención lejos delracismo ordinario de angloamericanos“bien intencionados” que los inmigrantesdeben enfrentar cada día. En cuanto a lasvíctimas, son representadas como radical-mente indefensas. Pueden triunfar moral-mente sobre sus opresores por medio desu resignación heroica, pero la resistenciaen la película (excepto la del héroe) escastigada con la muerte. Implícitamente,el film llama a los espectadores de losEstados Unidos a contener los brutalesexcesos de sus compatriotas sin desafiarsus propias actitudes y comportamiento,menos aún llamando a los inmigrantes a movilizarse en su propia defensa.

El diálogo es casi exclusivamente eninglés, una decisión deliberada de partedel director, que muy acertadamentetoma en cuenta la aversión angloameri-cana a los subtítulos (ya no digamos adominar idiomas extranjeros). La funcióna la que fui, por lo menos la mitad delpúblico era latino. Sus comentarios, enuna discusión posterior a la proyeccióncon el cineasta, enfatizaron consistente-mente lo mucho que el film resonaba consus propias experiencias. Es una tristeironía que una película que pretende des-pertar a los norteamericanos a la gravesituación de los inmigrantes indocumen-tados termine sirviendo más bien comoun espejo a través del cual estos inmi-grantes se contemplan a sí mismos y asus propias vidas. El hecho de que talpelícula haya demostrado ser tan difícilde hacer y de distribuir,y su tenue exis-tencia en los márgenes de los mediosmasivos, es una nueva demostración–como si hiciera falta otra– de cuán invi-sibles permanecen los inmigrantes paratodos menos para ellos mismos.

Traducción: Julio Rangel

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Siete, es el sexto disco del “cantau-tor”cubano más controversial; perte-neciente a la llamada “Novísima Tro-va”, Varela es músico autodidacta,dramaturgo por educación y contes-tatario por naturaleza. Autodefinidognomo a quién no cesa de preocupar-le la verdad, el amor y la esperanza.

Habanero nacido en el 1963, in-fluenciado por iconos de La NuevaTrova, criticado aquí y allá, crecióentre el éxodo de la embarcaciónMariel a sus 17 años y “el períodoespecial” a los 22. Hoy nos entrega sutrabajo más autobiográfico; nueve dedoce canciones son inéditas y viajanvestidas de trova y charanga. Acom-pañado de Los Van Van y la estadou-nidense Bonnie Raitt, Varela regresaal trabajo de banda del que estuvoalejado varios años. Si en su anteriordisco Nubes predominó la acústica yla voz, en Siete regresamos a los tonosque definieron su álbum más impor-tante: Como los peces. Hay aquí unescritor maduro, pensativo y sosega-do, pero también un artista abrumadodel siglo veintiuno.

El tarot adjudica caracteres fantás-ticos al número siete, y así se com-prende este trabajo: coincidenciasordinales donde los naipes cuentanhistorias. El diccionario define tam-bién al siete como un instrumento dela carpintería que sostiene en el banco

los materiales. Parece ser que Varelallama a inventario recordándonos con qué contamos y con qué soñamosen la construcción de la verdad:“…Beatles, Nostradamus, Jesús,Romeo, la Biblia o Galileo nuncatuvieron la verdad, porque la verdadde la verdad es que nunca es una”.

Su trayectoria musical ha profun-dizado la relación entre feeling, blues,rock y las manifestaciones trovadores-cas; entendiéndose que ya Milanés ySilvio Rodríguez lo habían hecho conEl Grupo de Experimentación Sonoradel Instituto Cubano de Arte y Cultu-ra. En este nuevo trabajo reaparecenlas acostumbradas preocupaciones: el amor ausente, La Habana, la diás-pora, la muerte y el azar… y con ello,conocidas metáforas urbanas. Los tex-tos están coherentemente influencia-dos por la situación del mundo con-temporáneo: en Mi fe, a mi parecer la canción más importante del disco,somos testigos del efecto anestesiantede la superficialidad en un universoausente de amor y esperanza, arro-pado por la prepotencia total: “…yaunque el maldito mundo esté alrevés, y hay demasiada gente queperdió y se fue, yo nunca voy a dejar,mi amor, que me arranquen mi fe”.Recientemente conversamos conCarlos Varela entre siete preguntassobre poesía, música, proyectos, nos-

talgias y, más que nada, sobre el amor:

Tus imágenes son urbanas y primermundistas: camioneros, luces en lacarretera, gasolineras y fotos dePlayboy: ¿de dónde viene esa lírica? Mi generación y la de La Nueva Trovaempieza a diferenciarse justamente en la urbanidad; nací y aún vivo enci-ma de una gasolinera en el centro deLa Habana. Silvio y Pablo nacieron en el campo y por eso se encuentranen su poesía hermosos elementoscomo el río, la montaña, la palma y el sinsonte, poesía de la tierra. Haceunos años Silvio dijo que a él, lo quele gustaba de mi poesía era que no era poesía de la palabra sino de laidea. Y mucha gente cuando escuchanmis canciones dice que están viviendouna película, lo que por supuesto ten-drá que ver con mi formación teatral.Y hay una teatralidad interna en ellas,son pequeños video-clips donde hagoanalogías y juego con elementos de la realidad, con poesía de la idea.

En ese proceso de creación poético-musical, ¿provienen las metáforas deun Varela artesano, o es que nos daslos instrumentos para abrir la cajitay encontrar los secretos de tus letras? A veces hay canciones que no termi-nan nunca, son como una obra de ba-rro donde lo que te estoy brindando

te lo doy con esta mierda dando vueltas con elbarro fresco y los dedos frescos, es decir, el restodepende de tí. No subestimo a ningún espectador y me encanta que la gente tome distintas lecturasde mis canciones, que se la lleven a casa, la coci-nen, que se abriguen con ella, que se acuesten con ella. Una canción no puede evitar una guerrao que a mi país le vaya mal. Pero puede ayudar adespertar un poquito más de amor y cambiar lasideas de la gente. Las cancioncitas que hacemoslos que estamos en la isla, cada una, puede ser un grano de asfalto para la carretera que tenemosque construir juntos para que las cosas caminenmejor. Y eso es lo que hacemos Sabina, Silvio,Pablo, Serrat y tantos otros que ni tú ni yo cono-cemos y están por ahí haciendo canciones. Me en-canta que las canciones sean como una cajita desorpresas y que cada cual encuentre lo que crea.

Nueve de las 12 canciones de Siete hablan deañoranzas y ausencias. ¿Por qué esa obsesión de buscar lo que no está o nunca estuvo? Quizás sea porque una vez Silvio Rodríguez medijo cuando yo tenía 19 años “trata de que tuscanciones se parezcan a tu vida, a tu historia, a tubarrio, a tu escuela, a tu generación, a tu familia,a tu país y a tus amigos”. Y eso hice; como cuan-do leí a Tagore, que decía: “si conoces a los de tualdea, conocerás el mundo”. O quizás como cuan-do Pablo Milanés me dijo hace un año: “eres paramí, el cantautor más revolucionario que conoz-co”. Mi mundo, como mis canciones, está lleno de barrios, generaciones, historias, amores ydesamores, ilusiones y desilusiones, de familiasdivididas, ausencias y añoranzas, de fracasos yesperanzas, de caminos y abismos, de las dos ori-llas… del amor que está y del que ya no está, demis ganas de vivir a pesar de los pesares.

En este nuevo trabajo luces menos “contesta-tario”, más conciliatorio y hasta esperanzador¿Cómo ha sido influenciado tu discurso con la situación del mundo actual? Lo contestatario suele ser tan relativo… conozcomaravillosas canciones de amor más contestata-rias que muchos panfletos. Yesterday de McCart-ney, With or Without You de U2, son tan contes-tatarias y revolucionarias como las de Silvio, Pa-blo, Sabina o Serrat. Hablan del amor y el recon-cilio desde la revolución de la belleza y la poesía.Canciones que se quedan en el alma de la gentepara toda la vida y son más vitales y hermosasque otras aparentemente o calculadamentepatrióticas y revolucionarias, pero sin belleza. Lo del reconcilio y la esperanza tiene que ver con mi forma de ser y pensar. Hay canciones mías que se refieren al tema de las dos orillas, de las familias divididas como marionetas de lospolíticos de ambos lados, de la fe y la falta de fe.Claro que lo que está pasando en el mundo influ-ye en mí sólo desde el lado de la poesía y la belle-za, y no del discurso falso. Me preocupan como atodo el mundo, los terroristas, y los hay en todaspartes, incluso en la tele; terroristas de mal gustobombardeando, no con uranio, sino con progra-mas de ignorancia empobrecida a toda Latinoa-mérica, con secuelas que no queman la piel sinoel alma de los niños; incluso en Cuba, porque elmal gusto, igual que las buenas canciones, estáflotando en el aire, y nadie escapa del aire querespira.

Un duende navegando entre dos orillas Jochy Herrera

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Los mitos y cá-balas son muyevidentes entus textos. EnEl humo deltren, cuentassobre múlti-ples adora-ciones: Alá,Yemayá, Shan-gó, Obbatalá yhasta ojalá. ¿Vestú la religión y susderivados como unfallo de la filosofía delhombre moderno, una derro-ta ante los desafíos de la humanidad?Cuba es un país muy religioso en muchossentidos y el mundo se vuelve más religioso,y en la medida en que a la gente se le com-pliquen las cosas, siempre necesitarán bus-car herramientas de fe. Algunos irán a laiglesia, usarán el tarot, I Ching, santería yotras cosas, pero hay muchas maneras detener herramientas de fe. Me gusta en miscanciones hacer preguntas, aunque alguiendecía que la canción tenía que darle respues-ta a las cosas y eso es una estupidez. Haymaravillosas canciones que solamente hacenpreguntas incluyendo las que me hago: “¿creoen Dios?, ¿y qué es Dios?, y si Dios se parecea la música entonces creo en Dios, y si tienela cara de mi madre, entonces creo en Dios”.Pero bueno, yo no voy a la iglesia. Creo entodo caso que Cuba es un país de muchamadera, de mucha energía, otros dicen que de mucho Che. Y muchos cubanosquieren darle una explicación a todo

lo que ha pasado y a loque va a pasar, tal vezpor la vía religiosa porasí decirlo. Y yo, comosoy una esponja puestambién traigo estaspreguntas y símbolosen mis canciones.

¿Qué motiva esta pri-mera incursión tuya

en “la música popular”,este coqueteo con formas

musicales supuestamentedispares, al incluír a Los Van

Van en el disco? Es que Juan Formell, que hizo el grupo

hace más de 30 años, es como mi padre, unode los más grandes compositores de mi país,y sus Van Van, sin duda son los Rolling Sto-nes de la música popular cubana; por eso nolos quieren en Miami, porque le quitan el pana un montón de gente. Siempre tuvimos laidea de hacer algo juntos y es un honor quese haya montado conmigo en el tren. Y esdivertido romper con ese mito de que lamúsica popular, el rock y la canción, nopodían ir juntas.

Has dicho que tu inspiración no es criticar,sino la ilusión de los cubanos de transfor-mar las cosas. ¿Cómo te ves y cómo ves alos artistas en la situación actual de tupaís?El pueblo cubano es un pueblo muy fiel y con los años ya no somos tan jovencitos,incluso cuando se dice “Novísima Trova”,no se refiere exactamente a nosotros, porqueya hay muchos más jóvenes que nosotros. Es un país donde la gente tiene todavía lanecesidad de contarse cosas, leer poemas,discutir… y justamente por esa capacidaddel sentido de ilusión del cubano, es la ne-cesidad de transformar las cosas, ilusión quecada vez encuentro menos en América Lati-na. Con el tiempo, y sobre todo luego de losnoventa cuando la situación se transformaeconómicamente, se complican también lascosas relacionadas al arte, y ello provocauna migración de grandes artistas de antesde mi generación y de la mía. Nunca diríacomo dijeron otros que eso acabó con la cul-tura cubana, diría más bien como dijo AliciaAlonso: espantaron la cultura cubana. Haygente que no está físicamente en Cuba peroque sigue allá conectado; es su isla, es supaís, es su nación. Yo tengo que reconocerque a mí me han respetado mi espacio, ten-go la suerte de cantar en los teatros másgrandes de Cuba y no es algo que me hayaregalado nadie. Te repito: el pueblo cubanoes muy fiel y la gente agradece que uno sigacantando en casa y que uno siga defendien-do a los de casa estén donde estén. Y lo quela gente defiende es que uno ha sido cohe-rente, consecuente… y que uno decidió co-rrer el riesgo de hacer canciones dentro deCuba, fuera de Cuba, pero para Cuba, y yono me arrepiento.

Uno cree escribir en el aire y escribepara la eternidad. Escribir un correoelectrónico es una experiencia miste-riosa, trascendental. Es entrar en elmisterio y en la prisión de la red.

Escribimos tecleando, que no es lomismo que dejar unos rasgos sobre elpapel; escribimos mediatizados por el teclado y la pantalla, y vemos unasletras que traducen o traicionan nues-tro pensamiento. Al enviar el email de-saparece lo que estaba en la pantalla y al desaparecer deja de pertenecernospara entrar en la tela de araña de la red.Y si lo borramos, pensamos que ya noexiste.

Los que se dedican a releer y pu-blicar correspondencia de gente im-portante, creen que en pocos años yano existirá esa manía voyeurista deintroducirnos en la intimidad de losdemás como lo es la publicación deepistolarios inéditos. La gente que vivede eso, de buscar, comprar, copiar car-tas de próceres o artistas o lo que sea,sufre porque cree que en el futuro noexistirá esa actividad, por culpa de loscorreos electrónicos.

Se olvidan de la red. Ya dijo Lavoi-sier que en la naturaleza nada se pier-de y todo se transforma. Como la luzde las estrellas muertas, que llegacuando no están; como el rastro de losamores que creemos olvidados y rea-parecen en un signo, un perfume o unamelodía; como los espacios que ya notransitamos pero nos atacan de re-pente al rememorarlos en el lugar

menos pensado; como la voz de laamiga muerta que se filtró entre mensaje y mensaje en el contestadorautomático; como la huella que nosqueda en el cerebro o en el alma decosas vividas que creíamos olvidadas,todo vuelve como un boomerang.

De manera inexorable, los emailsvuelven con los llamados virus, se re-producen, se escapan a todas las direc-ciones de nuestro correo, hacen públicasnuestras fantasías más secretas.

¿Dónde quedan los emails muertos,qué servidores los acumularán y dis-tribuirán cuando yo no exista, quéagente de qué servicio secreto losusará en mi contra?

Sé que todo lo anterior suena mayormente a bolero y quizás le faltamúsica para que lo cante Sandro, perono hago más que poetizar mi ignoran-cia y la dura experiencia de recibir res-puesta a correos electrónicos que no hemandado y que reaparecen después de años.

Si todo lo sólido se desvanece en el aire, como dijeron Marx o Engels, ¿se desvanece acaso lo etéreo, lo in-corpóreo, lo inmaterial?

¿Dónde están mis emails muertos,tan indelebles como la escritura entablillas de cera o en piedra de aque-llas civilizaciones lejanas?

La red es un laberinto sin orillas, la red es tan infinita como la idea deDios, la red es quizás el infierno tantemido.

Lo indeleble de lo deleble Leda Schiavo

Carlos Flores: Armitage and Bissell, 1970

21

“Yo no hago fotos de bodas nicumpleaños ni quinceañeras.Eso no es lo mío porque si elretrato no sale bien, yo no soyresponsable”, con una sonrisapícara me comentó Carlos Flo-res. “Yo tomo fotos de las cosasque veo”. Pero ¿qué es lo que veFlores que otros fotógrafos nohayan visto ya? Y es que las fo-tografías de Carlos Flores no tie-nen ninguna pretensión artísticacomo tampoco tuvieron un pro-pósito histórico al ser tomadas.

Flores, de origen puertorri-queño, se inició en la fotografíamás por miedo al trabajo en lafactoría que por una necesidadespiritual. Estaba a punto degraduarse de la secundariacuando “me votaron de la es-cuela… Yo tenía esa cuestión deser bastante guapo y además deser miembro de clubes, que eracomo les llamábamos, pero enrealidad eran pandillas”. Y porhaber estado involucrado en un zafarrancho, lo expulsaron de Saint Michael High School.Su mamá y su tío Tony se vol-vieron cómplices para darle unalección. Tony, que había sido mi-litar, se lo llevó a trabajar a la

compañía de papel en donde erasupervisor. Quizás por el tío cas-trense, todos los días se levanta-ba a las cinco de la mañana, y eltrabajo no era nada fácil. “Ahíestuve como cuatro meses y decidí que eso era lo que yo no quería hacer”.

Entonces, se dio cuenta queera mejor seguir los pasos dealgunos de sus amigos del club e ingresó al programa de trabajoy estudio que ofrecía el ArgonneNational Laboratory a jóvenesminoritarios: “Por las mañanastrabajábamos y por las tardestomábamos el GED. Yo escogí el laboratorio de fotografía ymuchos de los fotógrafos que ya estaban allí me adoptaron.Me dieron una cámara y medijeron ‘vete por allá a tomarfotos’. Cada vez que regresaba al barrio me la pasaba tomandofotos y así cogí interés y seguítomando fotos”.

Lo que en su momento el jo-ven Carlos vio como un entrete-nimiento terminó transformán-dose en pasión. Al principio sólole interesaba sacar fotografías de sus amigos, conocidos, pa-rientes y vecinos en sus lugares

de trabajo o pasando el tiempo. Con el paso de los años llegó a acumular miles de fotografías, yhasta hace aproximadamente unadécada le cayó el veinte del caudal

Los puertorriqueños en ChicagoEntrevista con Carlos Flores

Francisco Piña

Carlos Flores: Gilberto Justiliano, Rudy Lozano, Otto Picazza and other Students of the Universtity of Illinois, 1973

que poseía: “Alguien me dijo: ‘¿Tú sabes quetú tienes tremendas fotos, que tienes unarchivo de la historia de nosotros?’”.

Pero no fue sino hasta mediados de ladécada del noventa que hizo el inventario ycomenzó a exhibirlas. Presentó parte de suobra en el establo de Humboldt Park, en elcolegio Malcom X, en la Old Town School y actualmente lo hace en el City Gallery.

Esta exposición es importante por suvalor histórico y, a pesar de que las fotostienen más de treinta años, su actualidadnos revela la triste realidad de la comuni-dad boricua, una realidad que la ha conde-nado a un movimiento constante. Las imá-genes son de las pocas cenizas históricasque todavía nos quedan de esta comunidad,que se le ha negado el derecho a echar raí-ces en un solo lugar.

En alguna ocasión Octavio Paz señalóque los Estados Unidos se había fundadomirando hacia el futuro. Y es muy cierto.Desde la Declaración de Independencia, es-te país no ha dejado de ver hacia adelante,su pasado queda confinado en la ficha bi-bliográfica o en el estante empolvado. Ni siquiera el duro golpe del Once deSeptiembre le permitió reconciliarse con su historia.

Chicago no es la excepción. Es una ciu-dad que continúa edificándose de cara alporvenir. A la ciudad le interesa perpetuarlos lugares turísticos que generan gananciaso los lugares que sustentan la doctrina en elpoder. Basta recordar que del histórico mer-cado Maxwell lo único que se ha preservadofue la estación de policía dónde Al Caponeestuvo detenido. Chicago como el resto delpaís es un lugar de inmigrantes, dicen loslibros de texto, pero ¿a qué inmigrantes serefieren? Sin duda alguna, hablan de losinmigrantes europeos que llegaron por laisla Ellis, hoy convertida en museo de inmi-gración. Quizá ya sea hora de considerar unmuseo nuevo en San Diego, Laredo, Miami

Cindy Martínez: Carlos Flores, 2003

o Harlem, que honre a los otros in-migrantes que también contribuye-ron a forjar los Estados Unidos en elsiglo XX. Me refiero a los inmigran-tes mexicanos, puertorriqueños, ca-ribeños, centro y sudamericanos. De la historia de estos grupos sabe-mos muy poco o casi nada. Afortu-nadamente, las fotografías de CarlosFlores han abierto una ventana yaunque sea pequeña podremos aso-marnos a la historia fotográfica delos puertorriqueños en los últimostreinta años.

Desde la década del cincuenta,los puertorriqueños se establecieronen el sur de la ciudad, en lo que hoyes Lincoln Park. Luego, esta comu-nidad fue desplazada a Wicker Parky de ahí a Humboldt Park. Y el víacrucis no ha terminado, pues ahoralos puertorriqueños están dispersospor toda la ciudad: han vuelto al suro se han ido acomodando en el no-roeste y en los suburbios.

La respuesta a este fenómenoproducido por el capital de los in-versionistas no es fácil, y si Flores noofrece una respuesta definitiva sí nosofrece un acercamiento a través desus ideas e imágenes. “Yo no puedodecir cómo vamos a resolver el pro-blema del gentrification porque esuna cuestión de dinero. El que tienedinero es el que viene y compra y nohay una ley en contra de eso. Lo queyo puedo enseñar con mis fotos deLincoln Park es el impacto de unbarrio que ha sido ‘desarrollado.’”

“Cuando vivíamos en LincolnPark, los oficiales de la ciudad crea-ron el Plan 21. Decían que íbamos atener una ciudad integrada: negros,latinos y blancos viviendo juntos enuna sola comunidad. En las fotosque yo tengo de la Armitage de esaépoca había un ambiente puertor-riqueño-latinoamericano. Tú sabesque nosotros venimos de países ca-lientes: nos gusta estar enfrente de

la casa sentados.Y estos gringosestán en suscasas con aireacondicionado y no les gustaestar al frente dela casa. Hoy endía tú vas ahí y todo es biensuperficial. La gente decolor que vestrabajan en losrestaurantes o enlas tiendas, perono viven ahí.”

El tema prin-cipal de CarlosFlores ha sido la comunidadpuertorriqueña,mas no se limitaa ella, pues porexperiencia pro-pia bien sabeque hasta media-dos de los añosochenta las co-munidades puer-torriqueña y mexicana luchaban la-do a lado. Y más allá de sus pala-bras, sus fotos lo confirman. No hasido solamente un testigo visual deldesplazamiento, ha estado política yculturalmente activo desde los añossetenta. “Todos los movimientos enque estuve envuelto eran de protes-ta. Estuve con los Young Lords, en elmovimiento de Harold Washington,en el de la Universidad de Illinoiscuando se desarrolló el proyecto deLARES. En ese entonces hubo mu-chas relaciones y colaboracionesentre los Young Lords y los BrownBerets. Hay una iglesia, que era laIglesia de la Gente, People’s Church,era un espacio que los Young Lordshabían tomado. En los sesenta ahí hicimos los primeros murales

Carlos Flores: Division Street, 2001

políticos de la ciudad; están La Adelita, Emiliano Zapata,Arvizu Campos, EmeterioBetances y Che Guevara. Son del 69 o del 68. La joven que pintó estos murales es mexi-cana y vive en San Diego y tieneun teatro campesino....”

Flores siempre anduvo de la mano con su cámara, incluso“hubo individuos que pensabanque yo trabajaba para la CIAporque nunca vieron las fotosmías. Yo las tomaba, las desa-rrollaba y las guardaba y lasguardaba”.

Entre sus muchos proyectosen que ha incursionado a la parde la fotografía ha sido la músi-

ca. Me diceque con ciendólares co-menzó el fes-tival del cua-tro en Chica-go, fue coor-dinador delproyecto mu-sical Kalindaen el Colum-bia College ytiene miles defotos con mú-sicos. De susestantes sacalibros, apun-tes, revistas,discos, va deuna fuente aotra. Saca undisco de MarkAnthony y memuestra quenunca lo haabierto porqueno le mueve el espíritu y

Carlos Flores: North Avenue and Damen, Wicker Park, 1973

recuerda las visitas que ha hecho aPuerto Rico. “Los puertorriqueñosahí, me llaman ‘niuyorican’. Y yono soy de Nueva York y la cuestiónes que ellos no saben... Mi puebloestá colonizado, y ellos prefierencomprar y apoyar todo lo de afue-ra y no a ellos mismos. Entoncesqué pasa, que el puertorriqueñoque vive en los Estados Unidos se ha preocupado y ha tenido másinterés en promover su cultura quelos mismos puertorriqueños dePuerto Rico. Tú vas a Puerto Rico y lo que oyes en el radio es a Ma-donna, Rock en español y todo loque no sea puertorriqueño.”

–Y sobre la independencia de la isla, ¿qué piensa?

–Yo creo que Puerto Rico debeser un país independiente, pero yono vivo ahí. Yo vivo aquí, y losindividuos que viven ahí son losque van a tener que decidir. Yo de-bo seguir con lo mío porque estopara mí es donde yo vivo ahora.Llevo cuarenta años aquí y éste esmi ambiente. Hoy en día, todavíame paso tomando fotos. Todavíaando con mi cámara cuando pue-do, pero eso de bodas y cumple-años, eso yo no lo hago. Eso no es lo mío.

_____________________________Los puertorriqueños en ChicagoFotografías de Carlos Flores

Historic Water TowerCity Gallery806 N. MichiganAdmisión gratuita De 10: 00 A.M. a 6:30 P.M.Abierto al público hasta el 29 de septiembre

Carlos Flores: Young boy attending the Puerto Rican Parade, 1971

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No suele ser frecuente que en los cines de Chicagose proyecten películas en español o que traten temasque sean de interés directo para el numeroso colecti-vo de hispanohablantes. No suele ser habitual, perotampoco lo es que en las salas comerciales se proyec-ten películas europeas. Por una deficiencia en los sis-temas de distribución o debido al desinterés del pú-blico, lo cierto es queno suele ser habitual.Desde hace años, elcurioso o aficionadodebía esperar al festivalanual de cine que inició,hace ya diecinueve años,Pepe Vargas y que seha convertido en pe-regrinaje y cita anualobligatoria para cinéfi-los. Me refiero, natural-mente, al InternationalLatino Film Festival.

No obstante lo an-terior, últimamente lassalas comerciales nosofrecen sorpresas, lamayoría de las veces,gratas. Recientementese estrenó The Gatekee-per, película dirigida yprotagonizada por JohnCarlos Frey. Se trata desu primer trabajo dedirección. Y eligió parasu debut un tema con-trovertido, polémico yduro: la inmigraciónilegal y los problemasde explotación, mafias,revanchas, crueldad,grupos paramilitares o parapoliciales de pro-tección de fronteras que salen en la noche a cazarinmigrantes como quien caza conejos asustados, etc.,que suscita. El protagonista pertenece a uno de esosgrupos de salvadores y guardianes de la tierra pro-metida que, provistos de armas sofisticadas y vesti-dos de un odio inmisericorde, tratan de impedir elgoteo continuo, la filtración de gentes que sólo bus-can una oportunidad para vivir mejor, encontrar trabajo y dar educación a sus hijos. La película vienerespaldada por premios, muchos. Le sobra, quizá,una pizca, solo una pizca, de sentimentalismo omelodrama pero ello no le resta valor a la denuncia. Es una película para la polémica y una llamada deatención no intencionada hacia la explotación queejerce el poderoso sobre el débil. A un lado de lafrontera son las pequeñas mafias de contrabando

de seres humanos quienes se enriquecen, máso menos, transportando y dirigiendo a quie-nes buscan otra vida, la que ven en la televi-sión, la que sale en el cine. Para ello arriesgan

y se arriesgana ser explota-dos por desa-prensivos em-presarios delparaíso. Atrásdejan la dig-nidad y, a ve-ces, la vida,pobre equipa-je de quienpoco tiene y,perdiendo to-do, parece quepierde poco.El director,que se encon-traba en Chi-cago apoyan-do la promo-ción de la pe-lícula, asistió ala proyección,respondió a

las preguntas del público e instó a los asis-tentes a que, en caso de querer apoyar ladifusión de un cine con dificultades de dis-tribución, ayudasen aconsejando a su círculode amistades que la viera. Aporté mi granitode arena recomendando la película con elentusiasmo que suelo derrochar cuandodefiendo causas quizá, a veces y para otros,perdidas.

Fernando León de Aranoa estrenó enChicago la, también muy premiada, películaLos lunes al sol o Mondays in the sun. En Loslunes al sol nos cuenta la historia descarnadadel paro, del desempleo, que no es ocio nivacación, pues para que éstos existan debentener como referente el trabajo. Es una histo-ria social de realismo duro en la que pareceno suceder nada, pues el tiempo no tienevalor o lo tiene todo en los días que se suce-den sin trabajo ni esperanza de encontrarlo.Una historia en la que la vida de los protago-nistas se congela el día en que, por mor de lareindustrialización, la reestructuración o elcierre de unos astilleros en el norte de Espa-ña, la vida se detiene. La interpretación de susprotagonistas es magistral, el guión no tienefisuras, es redondo, completo. Nada sobra. Es una película en la que parece que no pasa

Rodaje de Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa

The Gatekeeper de John Carlos Frey

Agosto de cine: Inmigración, desempleo,

música y mentiras

Carmen González

nada, pero que refleja ala perfección la nada enla que se instalan los pro-tagonistas. Sólo pasa eltiempo que apenas sepercibe, pero, en otrotiempo, los lunes, losprotagonistas no podíantomar el sol. FernandoLeón, excelente directory guionista, nos sor-prende de nuevo conesta película, que está en la línea magistral desus anteriores trabajos :Familia y Barrio.

Por último, se agra-dece el tono liviano, in-crédulo e irreverente dela divertida comediamusical del directorAntonio Martínez-Láza-ro, El otro lado de la camao The other side of the bed.Se trata de una comediade enredo en la que semezclan infidelidades,mentiras, canciones ypasos de baile para con-tar las diferentes formasde ver y vivir la complejarelación chico-chica deun reducido grupo deamigos. La película llegaapoyada, también, porpremios y taquilla, sien-do la taquilla, en pala-bras del director, el po-der silencioso que no significa o presupone ca-lidad, pero ayuda, esti-mula y sirve de aguijón y acicate; es decir, moti-va... como la vidamisma.

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El sueño olvidadoJosé Ángel Navejas

Recordando a Neruda

Bernardo Navia

¿Qué significa el nombre Pablo Neruda? En lo personal, me voy a atrever a esbozarrespuestas.

Pablo Neruda significa un nombre lite-rario; un sonido poderoso de versos e imá-genes. Pablo Neruda significa un nombreque, como chileno, me enorgullece. Nerudaes el segundo premio Nóbel de literaturapara Chile, lo que no es jamás poco; el otrolo recibió Gabriela Mistral. Ambos dicenque la poesía es la manifestación más compleja y artística de la idea escrita.

Pablo Neruda también evoca Sur. Él sen-tía una especial predilección por la australciudad de Temuco y su carga de historia yleyenda. Temuco es la región que más firmey sostenidamente resistió la conquista espa-ñola. Todavía hoy esta ciudad está asociadaal nombre de La Frontera; España podíadominar prácticamente todo el continente,excepto esa pequeña zona. No es de extra-ñar que Neruda le hubiese dedicado versosa los más notables caciques araucanos: Lau-taro, Caupolicán, Colo-Colo, etc.

Neruda llegó a Temuco a los 6 años. Su padre trabajaba como maquinista. Toda-vía hoy se conserva la vieja maestranza, quees el sitio donde iban a parar los viejos fe-rrocarriles. El pequeño Pablo jugaba en eselugar y seguro comenzaba ya a fraguar losversos que, a lo 16 años, le valdrían el reco-nocimiento nacional. Recuerdo que pasean-do una vez por las calles de la ciudad deTemuco, comenzó a llover y corrí a guare-cerme bajo un portal. Resultó ser un localque se llamaba Café Pablo Neruda. Entré,me presenté a una señora que parecía ser la dueña y le pregunté si había sido ése unlugar favorito del poeta. Ella se sonrió y medijo: “El niño Pablo se fue de Temuco cuan-do andaba por los 17 años. Los dos éramosmuy jóvenes entonces… Yo abrí este lugaraños después. Le puse así porque sé que lehubiera gustado”. Esas cosas dan alegría,cómo no.

También el nombre Pablo Neruda me daun poco de tristeza (“Siempre estoy triste…”,escribió él). Piénsese, por ejemplo, cuandofue su funeral, poco después del fatídico 11 de septiembre de 1973. Ametralladoras,uniformes de guerra y rostros ocultos traspintura negra acosaron hostilmente (siguien-do órdenes de Pinochet) a los miles de chi-lenos que se volcaron a las calles para darleel último adiós al poeta. Esta imagen tristesimboliza el día del funeral de la inocenciay los sueños, dos formas de ver la vida queél siempre defendió.

Así, no es de extrañar entonces que hoy,a 30 años de su muerte, haya tantos artistasque han compartido su talento con la obradel poeta. Por ejemplo, gente como Anto-nio Skármeta, quien escribió una novela lla-mada Ardiente paciencia, que narra la histo-ria de un joven cartero que traba amistadcon el poeta. El cine italiano recogería mástarde esta idea para rodar Il postino, bajo ladirección de Michael Radford; habría que

mencionar también a la coreógrafa y bailarina argenti-na Elizabeth De Chapeaurouge, quien ha logrado conéxito representar en ballet la obra nerudiana La magiade la danza. A nivel más local está Goran Ivanovic (él ha acompañado, en alguna ocasión, al guitarristade jazz Fareed Haque). Goran ha lanzado un discocompacto (The Poet), en donde se lee poesía de Neruda.La lista, en verdad, sería larga. Lo que importa señalares que para estos artistas está claro que vale mil vecesla pena mantener viva la llama de la belleza, la liber-tad, la inocencia; en fin, esas facultades para enfren-tarnos a la vida con la entrega sin reservas con que lo hace un niño. Una vez, sobre un caballo de maderaque poseía, Neruda escribió: “El niño que no juega noes niño, pero el hombre que no juega perdió para siem-pre al niño que vivía en él”.

Pablo Neruda significa también la imagen siempreantigua y legendaria de Valparaíso, puerto de Chile.En uno de sus cerros, Los Placeres, se encuentra LaSebastiana. Habría que ser un segundo Neruda paradescribir ésta, su casa. Nadie lo hace mejor:

La casa crece y habla,se sostiene en sus pies,tiene ropa colgada en un andamioy como por el mar la primaveranadando como náyade marinabesa la arena de Valparaíso.

Sus palabras lo dicen todo; pero me voy a atreveraquí a señalar que saltan a la vista de quien visite lacasa mascarones de proa, innumerables botellas, libros,conchas marinas, y algunas fotografías memorablesque la adornan. Una anécdota cuenta que cuando elpoeta trajo hasta la puerta de acceso a la terraza de La Sebastiana las fotografías de Walt Whitman, Char-les Baudelaire y de Arthur Rimbaud (sus poetas favo-ritos), el carpintero que enmarcaba la de Whitman lepreguntó si esa era la fotografía de su padre y Neruda,luego de titubear un instante, contestó: “sí, es mi pa-pá…. En la poesía”.

Creo que vivir lejos de Chile nos une a todos loschilenos (o debería). Y nos acerca a todos los herma-nos latinoamericanos que han tomado Chicago comosu nuevo hogar. Recordar a Neruda y su desplieguede versos para expresar amor y solidaridad constituye,quizás, el mejor ejemplo de unidad.

Así, la mejor manera de honrar su memoria es ha-cer algo que a él le hubiera hecho sentirse bien: jun-tarse a leer y/o a escuchar sus versos; que son, sinlugar a dudas, inmortales. Y, por supuesto, intentarmirar el mundo con la misma humildad y cariño conque lo hizo el poeta.

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Homenaje a Pablo NerudaLeón Leiva Gallardo leerá poemas de Pablo NerudaHot House31 E. Balbo, entre State y Wabash18 de septiembre de 2003, 7:30 P.M.

Extraña disyuntiva con la que tardeo temprano se tropieza el hombre:soñar o no soñar. Es decir, continuaro no alimentando las aspiracionesque cubrieron el horizonte de su ni-ñez y que después abrasaron su co-razón adolescente. La rebeldía, laefusión enérgica con la que empren-día sus sueños se desvanece confor-me madura, conforme se va dandocuenta que sus ideales no se tradu-cen en frutos tangibles, que el ahíncoque incitaba su juventud no le abrelas puertas de la bonanza. En el con-texto social, el paso gradual de la a-dolescencia a la madurez representa,quizá, uno de los mayores fracasosen la biografía espiritual del indivi-duo: la aspiración desplazada por el pragmatismo.

La muralla con la que el joven-adulto se topa es tan alta, tan ásperaque no sería exagerado decir que elmero pensamiento de escalarla re-presenta la empresa más intimidantede su vida, y apenas la considera, re-nuncia de inmediato a ella. Los sue-ños que han alimentado su esperan-za se alejan más y más conforme pa-sa el tiempo. Y no es que pierda lafacultad de soñar, sino que, en unmundo manejado por adultos, lomás sensato es hacerla a un lado,dejarla atrás como un grato recuerdojuvenil de lo que pudo ser, y sólo eso.Pero los sueños inconclusos del hom-bre son un peligroso boomerang, y asu vuelta llegan ya no como sueños,sino como amargas pesadillas. Así,aquel que renuncia a sus sueños nun-ca logra liberarse completamente deellos. Al contrario, en todas partesaflora su recuerdo: la imagen en latelevisión, la obra de cualquier artis-ta que encarna sus antiguas expecta-tivas, todo revive en él, aunque mo-mentáneamente, esa ansia de exten-der su ser y cubrir con él el mundo.Mas el hombre práctico es un ángelde alas mutiladas, y no alcanza a ad-vertir que en el vuelo triunfal de sushéroes va sepultado su propio fracaso.

Pero, ¿qué hace del artista un sersuperior ante los ojos del mundo si-no una urgencia de asirse a sus pre-rrogativas infantiles a pesar de sumayoría de edad? ¿Qué se adivina en las obras de Mozart sino un felizjuego matemático vuelto armonía?,¿qué en la poesía irreverente de Bau-delaire sino el reclamo divino propiode la niñez? Sin embargo, la obra deéste o aquél artista se admira no porlo que revela, sino por lo que sugie-re. Y es que el artista no tanto logracomo propone: para él no existenmetas sólo retos. La diferencia esen-cial entre el artista y el hombre prác-tico no radica tanto en el talento sinoen el fin: mientras el artista se afana,

el hombre práctico logra; aquél aspi-ra a la eternidad, éste conquista lainmediatez. La fuente de inspiracióndel artista supera la extención de suvida, la del hombre práctico se agotaen cada logro.

Aun así, se obtejará justamente,las luchas cotidianas del mundo selibran en un ámbito concreto, porfines concretos. Pero es precisamenteen este punto donde aquel a quienlas musas cortejan debe abrirles laspuertas sin mayor propósito que elde acogerlas en la humildad de suser. Y aunque es verdad que las herramientas del hombre práctico le proporcionan haberes mundanos a granel, la paciencia, la virtud máspreciada del hombre creativo, superaen gran medida las artimañas de a-quél. Todo hombre consciente de sufacultad creativa sabrá mantener sussentidos alerta y aguardará paciente-mente el momento en el que su nece-sidad de expresión comience a des-bordarse en las riberas de su ser.

Como el amor y el odio, la facul-tad creativa humana no es prerro-gativa de unos pocos, sino que yacelatente en todos, y todo aquel que laejercita descubre en ella un tesoro másduradero que cualquier bien munda-no. Los heraldos celestiales no anun-cian su arribo con holgados presen-tes, mas a su partida dejan en nues-tro corazón la sensación de que al-gún ser sagrado lo ha habitado. Contodo, el ser creativo no implica aspi-rar a producir una Guernica o unHamlet. Uno crea en diferentes fren-tes no con anhelo de gloria, sino co-mo un legítimo acto de salud espiri-tual. Y la humildad espiritual, Abra-ham bien lo supo en su senilidad, garantiza la entrada al Cielo.

De ser genuina, la facultad cre-ativa del hombre no presenciará suocaso al entrar en la mayoría de e-dad, sino que habrá de extenderse atodas las etapas de su vida. ¿Quiéndice que el deseo de expresión delhombre no es igualmente punzantecomo la sed o el hambre? A su de-bido tiempo, todo hombre se dacuenta que su constitución es másque su cuerpo. Y de permitir que esedeseo de expresión vuelva a brotaren él como un insaciable apetito sa-brá, en su obra, en su vida, conjugarsabiamente los sueños de su niñez, el impulso de su juventud y la reflexión de su vida adulta. Una juventud recuperada en lamadurez es más valiosa que unamadurez amargada en el recuerdode una posible juventud.

ExtrasístolesUn sujeto con agallas

Jochy Herrera

El señor Z es uno de esos seres eternamente enfadados, insatisfecho contodo y con todos debido quizás a su mala suerte, infelicidad o sufrimientosmás íntimos. Su conducta es impulsiva, egoísta e indiferente. Cualquierexperto en salud mental podría definirlo como afectado de un desorden de la personalidad, un antisocial o un sociopático.

Un día, mientras visitaba a su hija hospitalizada y gravemente enferma,se encolerizó por la supuesta falta de atención que ella recibía de parte de las enfermeras; enfrascado en un acalorado intercambio gritaba y ma-noteaba manifestando su frustración. Lleno de ira, señalaba deficiencias de toda índole: el retraso de los medicamentos, el descuido de la habita-ción, el ring interminable de los teléfonos, las estrujadas sábanas en lacama; en fin, el señor Z no comprendía la imperfección de su contorno.

Justo cuando se dirigía al departamento de quejas del hospital, su carase tornó de un intenso color rojo; la enfermera que había escuchado su pe-rorata, con aguzado ojo clínico, sospechó lo peor: o un infarto o una embo-lia debido a la súbita elevación de la presión arterial.Y estaba en lo cierto:un paro cardíaco lo derribó dejándolo desmayado y sin pulso. De inmedia-to se inició la resucitación cardio-pulmonar; se le mantuvo la oxigenaciónmientras los médicos aplicaban los ya conocidos masajes en el pecho. Todoesto con el propósito de revivirle, quizás desafiando las estadísticas, ya quesólo un 1% de las víctimas de un paro cardíaco tienen la suerte de sobre-vivirlo. El quejumbroso señor fue resucitado trasladándosele a la sala decuidados intensivos. Allí se le dio tratamiento con monitoreo cardíacousando la tecnología más avanzada; se le conectó a un ventilador, recibiósedantes y otros medicamentos que regularizarían su alterada presiónarterial.

Dos días después, mostró signos de recuperación sin evidencia de dañocerebral, por eso, se le desconectó de los incómodos aparatos que le habíanayudado a mantenerse con vida. El cardiólogo se le acercó con la intenciónde mostrarle la satisfacción que sentía por su recuperación. Pero sobre to-do, deseaba informarle de la buena salud de su hija. Al escucharle, el señor Z, retirando con sus aún débiles manos la máscara de oxígeno que le ayudaba respirar, murmuró las siguientes palabras: “sí doctor, todo esoque me dice se oye muy bonito, pero como me duelen tanto las costillas,yo todo lo que quiero saber es quién fue el hijo de puta que me dio losmasajes en el pecho”.

TrenesMarco Antonio EscalanteRecuerdo aquellos días en que diaria-mente tomaba el tren rumbo a Glenviewy contemplaba, a través del vidrio ver-doso de las ventanas, el paisaje inaltera-ble. Esa aburrida sucesión de estaciones,ese ritual diario de observar entre los ár-boles retazos de suburbios escondidos,tarde o temprano cansa y uno vuelve laatención al interior del tren donde lospasajeros abren alternadamente un pe-riódico, tipean sobre el teclado de unacomputadora portátil o simplemente cie-rran los ojos para dormir, pensar, recor-dar o planear su actividad del día. En elpreciso instante en que uno vuelve la con-ciencia hacia sí, cuando cierra los ojos ol-vidando a los demás y al paisaje, el trense convierte en un ente inmóvil que sedesplaza con velocidad uniforme en elvacío. Desterrado todo lo concreto, quedala fórmula abstracta y el hombre se aíslaen la soledad absoluta de una ecuaciónfísica. Una de las mayores cualidades quedefine a la vida es su capacidad de libe-rarnos de la ciencia exacta, de las leyesabstractas de la mecánica, por medio de los sentidos. Oler, mirar, pensar en lo observado, le restituyen al hombre su lugar en el paisaje que el tren con-temporáneo, paradójicamente, suprime.Porque este tren sustrae su interés a todoaquello que se interpone en su curso. Des-de sus ventanas todo se observa como depaso, la realidad es entendida desde suapariencia, el paisaje engaña, disuade deobservarlo por segunda vez con otros o-jos. El tren mientras tanto avanza, sobreesa ruta irrevocable que le implantan lasnecesidades del hombre, siguiendo unhorario fijo inquebrantable, sin la menorintención de un desvío, que es privilegiodel auto, o la pérdida accidental de unminuto por obra de un azar rebelde. El tren organiza a la casualidad, la sometea sus propias leyes. De allí los giros, quie-bres, alteraciones y variantes que carac-terizan su horario mensual. A principiosde julio ya sabemos de antemano que el 28 de octubre un tren parará a las 12:15 en la estación de Skokie y otro en la de Morton Grove.

Hay una dialéctica que convierte altren y a los rieles en un solo ente mecáni-co. El tren es velocidad, energía, caudalque se descarga al infinito, mientras quelos rieles son el cauce que le circunscribena la realidad terrestre. El tren es como el

río, un animal hosco e intratable que en su afán de libertad muchas veces sedescarrila. Pero allí está el hombre paradomesticarlo de nuevo. Es una verdaderalección de filosofía contemplar a la dis-tancia al tren que huye, que raudo estipu-la el movimiento, la mutación, el cambio;pero sobre rieles estáticas que parecentramadas por un Zenón de la RevoluciónIndustrial. Espléndida metáfora para unarealidad variable y accidentada, en cons-tante mutación y movimiento, a la que el hombre pretende, cada cierto tiempo,constreñir con el rigor reduccionista delas teorías. ¿Cómo darle cauce a la vida?¿Cómo señalarle un rumbo? ?No es sudispersión, su desaforada negación delcálculo, su imprevisibilidad lo que sedu-ce, lo que invita a amarla, lo que hace quela hallemos infinita e inagotable? A que-brar rieles se ha dicho. Y a emprender elelogio de los descarrilamientos.

Antaño, cuando la Revolución Indus-trial se hallaba todavía en sus principios,el tren se fundía precipitadamente con elpaisaje. A fuerza de velocidad y voluntadquería comulgar con los árboles, las pla-nicies, los ríos y los lagos. En los techosde sus vagones, cantaban los viajeros quehuían, bien del trabajo asalariado en elcampo con rumbo a la ciudad o bien deltrabajo asalariado en la ciudad con rumboal campo, en busca de la libertad. Los va-gones del tren podían dividir a los pasa-jeros en ciudadanos de primera y terceraclase; pero en sus techos no había lugarpara los patrones, la explotación quedabasuspendida, el ocio decantado por el vi-gor del paisaje y la ternura del viento sil-vestre establecía un dominio temporal enla vida de esos viejos obreros que felices,en un estado de gracia y languidez, re-nunciaban a la ley del denuedo.

No ocurre lo mismo con los trenes me-tropolitanos de la actualidad. Los mismosse llenan de trabajadores domesticados,burócratas, profesionales, turistas, inca-paces de descifrar el ánimo de vida queexhalan las ciudades y los paisajes cam-pestres. Todos, yo incluido, quedamosencerrados en el tren de la fórmula ar-caica, pendientes de su puntualidad, de su exactitud...de su velocidad...de su tiempo. Todos quedamos presos en las ecuaciones del capital y el trabajoasalariado. Mientras en la memoriatodavía se agita el recuerdo de aquellosmarginales –truhanes, pícaros, obreros,prostitutas, asesinos, chulos– que des-cubrían el mundo por obra del desacato.El tren como rebeldía.

Carlos Flores: Portrait of Julianson in Humboldt Park, 1975

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Esta carta tiene como fin responder al artí-culo “El voto de los mexicanos en el extran-jero: Un desgaste inútil”, de Febronio Zata-rain, que se publicó en el cuarto número decontratiempo (Agosto 2003). En éste escribeciertas aseveraciones que son un tanto equí-vocas como dañinas para la comunidadmexicana en el exterior y para el futuropolítico de México.

El artículo, como lo anuncia ácidamenteel subtítulo, hace un llamado para que lacomunidad mexicana no gaste el tiempotratando de lograr el voto en el exterior. Y toma como su punto de partida el granporcentaje de abstencionismo que se dio enMéxico este último 6 de julio, cuando se lle-varon acabo las elecciones federales.

Con cierto cinismo, el Sr. Zatarain ase-vera: “Si la mayoría de los mexicanos queviven en México no relaciona el voto con la solución de sus problemas sociales concretos, mucho menos los mexicanos que vivimos al norte del río Bravo”, y agre-ga que con el sufragio efectivo para el mexi-cano en el exterior “pasaría lo mismo que enMéxico pero en mayores proporciones: casinadie saldría a votar”.

¿Acaso estamos ante un adivino? ¿Cómose atreve a hacer esta declaración? ¿Qué tanprofundo es el desencanto y el desprecio del Sr. Zatarain –y de otros que piensancomo él– hacia el pueblo mexicano en elexterior para tener la desfachatez de pro-nosticar tal cosa sin ninguna prueba esta-dística o histórica?

Es ilógica la suposición de que el desen-canto del mexicano en México hacia la polí-tica nacional justifique la negativa a que elmexicano en el exterior ejerza el sufragioefectivo. El abstencionismo no es motivopara negarle el sufragio efectivo a nadie.

El sufragio de los mexicanos que vivimosen los Estados Unidos se nos ha negandopor el simple hecho de haber cruzado lafrontera. Al negarnos el sufragio, se nosniega también todo acceso a la fuerza políti-ca, que debería estar implícita por el simplehecho de ser ciudadanos mexicanos.

Los mexicanos en el exterior debemostener el derecho al sufragio efectivo en elexterior. De otra manera, se nos seguiránegando la forma más simple de partici-pación en una democracia.

Al afirmar el Sr. Zatarain que se canjea la

amnistía por el voto, está prácticamente de-clarando que ni el pueblo mexicano ni suslíderes (legítimos u oportunistas) son capa-ces de tener una plataforma política de másde una idea o meta a la vez. Se olvida quetanto la amnistía como el voto en el exteriorson importantes; sin uno, se pierde la fuerzadel otro.

Rendirse en este punto de la lucha por elsufragio efectivo de los mexicanos en el ex-terior es una cobardía intolerable. Al decla-rar que no piensa que sea legítima esta lu-cha, demuestra también que, consciente oinconscientemente está a favor de que semantenga el status quo político del mexicanoen el exterior; es decir, que prefiere ver almexicano despolitizado y sin voz alguna en nuestro país de origen.

Esta despolitización hoy por hoy se leimpone a un grupo que aporta un ingresode divisas a la economía mexicana de entre6 mil y 9 mil millones de dólares por año.¿No es esto suficiente para que nos den voz en la política de nuestro país?

Los argumentos fatuos que el escritor deesta pieza plantea como alternativas al votoen el exterior demuestra que su intención es ingenua o simplemente errónea. Su insi-nuación que las manifestaciones masivaspueden traer algún cambio es ilusoria sivemos lo poquito que han dejado estas“marchas en Washington”. Basta mencionarel caso reciente de las protestas contra laguerra en Irak para ver el verdadero des-gaste inútil.

También es muy mala la comparaciónque hace entre los mexicanos de aquí y lacomunidad cubana. Ambas comunidadestienen muy diferentes trayectorias políticas,sociales y culturales, y su ejemplo cae en la insinceridad o bien en la ignorancia.

Por último, decirle no al voto es bajar la cabeza otra vez, rendirse antes de em-prender la batalla; es aceptar una posiciónde inferioridad política ante la misma polí-tica de México. Es aceptar que somos sim-plemente “inmigrantes” y que dejamos deser mexicanos, ciudadanos y entes políticos.

Manuel Morales MéndezAgosto de 2003

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Sin legisladores inmigrantesno habrá acuerdos dignos

Estimado Febronio:

Decirle no al voto es bajar la cabeza otra vez

Señores de contratiempo:Quiero felicitarlos por el trabajoque han estado desarrollando.Nadie dentro de la comunidad se ha interesado tanto como ustedes en los problemas quedirectamente la afectan en la difícil integración a una nuevasociedad. Creo que la problemáti-ca de la integración social es difí-cil y complicada, tanto así que noexisten los suficientes recursosmateriales y humanos que se com-prometan a descifrar la interrela-ción que vive nuestro pueblo enlos Estados Unidos para adaptarse.

Todo esto viene al caso porqueen el número pasado ustedes hi-cieron referencia a diferentes ac-tores de la lucha por el voto delos mexicanos en el extranjero. La posición de desprecio hacia la lucha por los derechos políticosque ustedes esgrimen molesta unpoco, pero sobre todo preocupa;pues no creo que la lucha por losderechos políticos de los mexica-nos esté desligada de su situaciónsocial dentro de los Estados Uni-dos. Es verdad que aquí, como in-migrantes, tenemos otras priori-dades inmediatas ya que el dere-cho al trabajo y la defensa de losderechos laborales se ha puesto enprimer plano a partir de la actitudanti-inmigrante de la administra-ción de George W. Bush.

Aunque por ahora deje de la-do mi opinión sobre las posicio-nes oportunistas, que son las quebuscan por todos los medios un“huesito que roer”, me referiré alo que en mi opinión debe ser lalucha de los mexicanos en elextranjero.

El gobierno mexicano hastahace poco (digamos tres años)empezó a reconocer la presenciade los inmigrantes mexicanos enlos Estados Unidos. Estos dejaronde estar en la oscuridad parapasar a ser “héroes de papel”,pues a pesar del apelativo hastahoy no se les reconocen, en

términos generales, tanto sus a-portaciones como los vínculosque aún mantienen con sus luga-res de origen. Eso va a cambiar.Hace tres meses la Convenciónpara los Trabajadores Migrantes y sus Familias fue reconocidacomo ley en la ONU y, según el compromiso de los países sig-nantes, deberán incorporar lasleyes que de dicha Convenciónemanen a sus respectivas Consti-tuciones. Algunas de ellas son elderecho al voto, a la representa-ción, al control del traslado dedinero, al derecho a la salud, amantener su cultura, etc. EstaConvención fue reconocida por el gobierno mexicano, mas no porel de los Estados Unidos. Esto im-plica que hay que luchar contraeste último como organizacionesde inmigrantes mexicanos queexigen el respeto de los derechoshumanos.

No creemos en una legaliza-ción a medias; exigimos la amnis-tía. No queremos el voto a me-dias; queremos los derechos ple-nos para los casi 8 millones demexicanos.

Febronio, quisiera hacerte unapregunta: si dentro del gobiernomexicano hubiese varios legisla-dores inmigrantes, ¿no tendríaéste una posición más enérgicacon respecto a la amnistía? Sinlegisladores inmigrantes en elgobierno mexicano, éste seguirácon las manos sueltas para en-tregar en bandeja de plata a losinmigrantes con cualquier otroestúpido arreglo que se le ocurraal gobierno estadounidense. ¿Nolo crees así?

Martín UnzuetaAgosto 2003

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Con respecto a tu pregunta,Martín, mi respuesta es unrotundo no. En la legislaturasaliente ya hay un diputadoinmigrante, y creémelo que no sé su nombre porque nuncalo he leído o escuchado en lasnoticias. Tú me podrás argu-mentar que porque perteneceal PRI y está alineado, pero aestas alturas de la historia po-lítica mexicana pos-priista serlegislador del PRI, del PAN,del PRD... no representa nin-guna diferencia. Y cualquierinmigrante que tenga la fortu-na de ser elegido diputado pa-ra el 2006 será tragado por lamaraña en la que se encuentrala clase política mexicana.

Las razones son diversas,pero quiero señalar solamenteuna: no existe en ninguna ciu-dad de los Estados Unidos unmovimiento social que gire entorno a los derechos políticosde los mexicanos en el extran-jero; y cuando digo movimien-to social, estimados Martín yManuel, no me refiero a mesasde discusión a través del Inter-net o a esporádicas conferen-cias de prensa; me refiero amanifestaciones ya no multi-tudinarias, sino de un cientode personas frente a cualquierconsulado mexicano exigiendosus derechos políticos. Si algúninmigrante llega a conseguiruna curul en el 2006, no serápor el arduo trabajo que estérealizando en los barrios me-xicanos, sino por los contactosque tenga en las cúpulas de lostres principales partidos políti-cos de México; y es precisa-mente a una de esas cúpulas a los que tendrá que respon-der, no a los inmigrantes. Porqué tanta insistencia en formarparte de una casta política quetodo lo que ha hecho en los úl-timos veinticinco años es diez-mar cada vez más los derechoslaborales, educativos, de salud,de vivienda… de los mexica-nos. Si queremos tener repre-sentantes legítimos en el Con-greso Mexicano, primero tene-mos que crear verdaderas or-ganizaciones sociales de inmi-grantes, organizaciones quevayan más allá del membrete.

Insisto, partamos de lasnecesidades que se dan en el

contorno del inmigrante indo-cumentado sin importar su ori-gen: la licencia de manejar, laapertura de una cuenta banca-ria, el derecho a recibir ayudafinanciera para estudiar a niveluniversitario y, sobre todo, elreconocimiento concreto a suaporte para que la comunidada la que pertenece se mantengaen pie. Y enfatizo esta últimaporque, por ejemplo, en la ac-tualidad tanto en California co-mo en Illinois se está debatien-do si se autorizan o no las li-cencias para los indocumenta-dos; debate en el que los afec-tados no tienen voz y muchomenos voto. Hace unos días,por cierto, recibimos una re-vista inmigrantista llamadaMugak de San Sebastián, Espa-ña; su editorial se titulaba “Aquívivo, aquí voto”; en él se plan-teaba la necesidad de exigir elderecho al voto para los inmi-grantes en las eleccioneslocales.

Martín y Manuel, nosotrosno vivimos en México; vivimosen el condado de Cook, y eneste condado se están criandonuestros hijos, y lo que se hagao se deje de hacer en dicho con-dado es lo que más nos benefi-cia o nos afecta como miem-bros de una sociedad. Por quéno exigir entonces el voto localpara todo residente del conda-do de Cook mayor de 18 años,bajo el argumento de que estevotante es un pagador de im-puestos y, por lo tanto, conderecho de ser representadopolíticamente sea este ciudada-no, residente legal o indocu-mentado. Y lo mismo se po-dría exigir en ciudades comoDallas, Los Angeles o NuevaYork. Suena muy descabellado,pero es un derecho que podríadespertar interés en por lomenos un millón y medio depersonas en nuestro condado.Si se logra instaurar este dere-cho, en debates como el de lalicencia de manejar para losindocumentados se escucharíala voz del ciudadano, pero tam-bién la del residente legal y ladel indocumentado.

El voto para los indocumentados

en el condado de CookEstimados Martín y Manuel:

James LalindeTel.: 773.395.1786 Pager: 773.204.6422

2045 W. North Avenue Chicago, IL 60647

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