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¿CHILENOS TODOS? (J.PINTO Y V. VALDIVIA) INTRODUCCIÓN: - Cuestiona la visión que se ha dado de una temprana articulación de Chile como comunidad que se veía a sí mismos como nación - El autor dice que se apegará a la hipótesis del carácter construido y no natural de las naciones. - El sentimiento nacional se da hado de forma híbrida, tanto de forma política y por tanto “voluntarista”, y étnico-cultural y por tanto esencialista. - En A. Latina resulta relevante la construcción de nación basada en proyectos nacionales articulados por la elite modernizadora y por otro lado las lealtades étnicas y culturales sustentadas por mayorías populares. - La Historiografía chilena se ha mostrado reacio a problematizar la construcción social de nuestra propia nación. · La vertiente tradicional cree en la preexistencia de la Nación al proceso independista, aludiendo para ellos a la “homogeneidad racial” y al “aislamiento territorial”. · Otra vertiente toma la inconsistencia de una construcción nacional sustentada sobre la exclusión política de las grandes mayorías sociales. Cree el autor que el régimen portaliano habría sido capaz de reemplazar la participación efectiva en la conducción del cuerpo social, por una participación “virtual”, exteriorizada a través del apego a ciertos emblemas. · La historiografía social de raigambre izquierdista ha enfatizado más bien la artificialidad de esa pretendida unidad supra-clasista, detrás de la cual apenas se alcanza a disimular lo que Gabriel Salazar ha denominado el “drama interior de la nación”. Lejos de asistir a un proyecto legítimo o consensuado de nación, la sociedad chilena decimonónica se habría visto más bien desgarrada por tensiones que sólo podían perdurar bajo control represivo. Ante la subordinación en que vivían los grupos populares, no extraña que hayan desarrollado dinámicas de transgresión y

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Texto sobre la conformación de la ideantidad Chilena.(Falta El Cap 5)

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¿CHILENOS TODOS?(J.PINTO Y V. VALDIVIA)

INTRODUCCIÓN:

- Cuestiona la visión que se ha dado de una temprana articulación de Chile como comunidad que se veía a sí mismos como nación

- El autor dice que se apegará a la hipótesis del carácter construido y no natural de las naciones.

- El sentimiento nacional se da hado de forma híbrida, tanto de forma política y por tanto “voluntarista”, y étnico-cultural y por tanto esencialista.

- En A. Latina resulta relevante la construcción de nación basada en proyectos nacionales articulados por la elite modernizadora y por otro lado las lealtades étnicas y culturales sustentadas por mayorías populares.

- La Historiografía chilena se ha mostrado reacio a problematizar la construcción social de nuestra propia nación.· La vertiente tradicional cree en la preexistencia de la Nación al proceso independista, aludiendo para ellos a la “homogeneidad racial” y al “aislamiento territorial”.· Otra vertiente toma la inconsistencia de una construcción nacional sustentada sobre la exclusión política de las grandes mayorías sociales. Cree el autor que el régimen portaliano habría sido capaz de reemplazar la participación efectiva en la conducción del cuerpo social, por una participación “virtual”, exteriorizada a través del apego a ciertos emblemas.· La historiografía social de raigambre izquierdista ha enfatizado más bien la artificialidad de esa pretendida unidad supra-clasista, detrás de la cual apenas se alcanza a disimular lo que Gabriel Salazar ha denominado el “drama interior de la nación”. Lejos de asistir a un proyecto legítimo o consensuado de nación, la sociedad chilena decimonónica se habría visto más bien desgarrada por tensiones que sólo podían perdurar bajo control represivo. Ante la subordinación en que vivían los grupos populares, no extraña que hayan desarrollado dinámicas de transgresión y rebeldía, que incluso a veces se levantaron como proyectos alternativos de sociedad.

- A partir de la contradicción entre la idea de nación supuestamente aceptada sin grandes resistencias y la visión alternativa de de una sociedad encendida entre trincheras irreconciliables, el objetivo del libro, será en este sentido develar la construcción social de la nación chilena, específicamente en la postura de los sectores populares frente a un proyecto que se define como iniciativa elitaria.

- El libro se desarrolla en 4 variables: 1. Acercándose a los discursos de nación de los personajes que se pusieron a la cabeza

de los procesos independistas2. Develando los mecanismos simbólicos, que en paralelo a las formas discursivas ,

sirvieron como elemento convocatorio nacional. (Banderas, escudos, himnos y premios).

3. Relacionando la idea de Nación con la experiencia militar, postulando que la guerra fue una instancia de adhesión popular

4. Y como cuarta variable y contenedora de las otras anteriores, se encuentra la receptividad popular propiamente tal. Aquello manifestado en las conductas llevaron a la inclusión o exclusión al proceso independista.

- La secuencia temporal para seguir el estudio del periodo será cronológico, dividido en 3 fases:1. 1810-1818: Donde se desarrollan los procesos independendentistas. 2. 1810- 1830: Periodo de experimentación política con O´higgins y los pipiolos.3. 1830- 1840: Primer decenio portalino. CAPITULO 1 “EL ROSTRO DEL PUEBLO: EL BAJO PUEBLO Y LA PATRIA VIEJA 1810-1814”

1. El pueblo y la plebe: - Carácter fundacional de la soberanía como principio generador de poder- La independencia política respecto a la metrópoli también era reciente- Se da la circulación de documentos como el “Catecismo político cristiano”, que

manifestaba las ideas de gobiernos republicanos. Y luego propiamente tal de “La aurora de Chile”.

- Menciona sobre la 1era Junta de Gobierno en 1818 y del primer Congreso Nacional en 1811

- Desarrolla el autor la idea de la autoridad pública como la que se ejerce sobre hombres libres por naturaleza. Por tanto señala que los derechos de la soberanía, para que sean legítimos, deben fundarse sobre el consentimiento libre de los pueblos.

- El autor señala que finalmente todos los discursos justifica torios de los cambios políticos ocurridos a partir de 1810, remitían su legitimidad a los derechos naturales del “Pueblo” y a su condición de fuente natural.

- Se debe prestar atención con lo que se entendía entonces por “Pueblo”, y por sobre todo de la exclusión que tenía en dicha categoría los sectores populares.

- Establece el autor la dificultad de discernir entre los sujetos populares de carne y hueso, detrás de discursos impulsores de nacionalidad y la institucionalidad en construcción.

- El “Populacho”, no tuvo participación en las deliberaciones, aunque sí tuvo la oportunidad de aclamar y vitorear a las nuevas autoridades una vez concluida la ceremonia, correspondiendo estas a tirarles monead al pueblo.

- Lo anterior nos hace pensar en un nulo protagonismo del “Bajo Pueblo”, quien tiene en realidad un papel secundario.

- Se llamaba “Bajo Pueblo” de forma despectiva a las clases más populares.- Para Camilo Henríquez el leer y escribir se convertían en artes necesarias para civilizar al

bajo pueblo y dirigirlos a su grandeza. Pese a este impulso que se pensaba dar a la plebe, se seguía pensando en que aquella no podía llegar a ser un aliado en la empresa independentista.

- Existencia de problemas para reclutar hombres de clase popular a las tropas del ejército, ello se debía según la clase dominante, al desconocimiento y la ociosidad de esta gente, quienes no levantan ideas de honor.

- Se señala que fue José Miguel Carrera quien incluyó a los sectores populares a los cambios políticos que experimentaba el país.

- Carrera conseguía popularizar el movimiento revolucionario, dando al elemento democrático intervención en las manifestaciones de la opinión y del patriotismo, en que hasta entonces solo habían tomado parte las clases acomodadas.

- Por lo anterior Luis Vitale, ha llamado periodo izquierdista al predominio político de Carrera entre 1811 y 1813, y concurre que habría sido este caudillo quien logra la incorporación de sectores populares al proceso revolucionario.

- Jocelyn-Holt en tanto señala que Carrera le dio un sentido más radical y populista al movimiento, en este sentido considera que aún cuando puede Carrera lo hubiese hecho movido por propósitos instrumentales, reconoce que ayudó a crear el nuevo ideal liberal-republicano, además de popularizar el proceso que antes era soloo elitista.

- Sin embargo Julio Pinto dice que hay tesis recientes que siembran dudas respecto a la validez de lo anteriormente dicho, puesto que Carrera se habría guiado por las mismas lógicas clientelares y de clanes familiares que caracterizan a la elite. Señala que el bajo pueblo cuando llegaba a comparecer, lo hacía en calidad de elemento adicional de presión, pero no como verdadero interlocutor o destinatario de medidas de redención social.

- Para la elite, las circunstancias formaban la necesidad de formar un ejército más numeroso, transformando a la plebe en un recurso estratégico a movilizar y de retener en sus filas.

- El bando Carrerino NO contaba con una política social propiamente tal, por cuanto no tenía un afán de transformar al bajo pueblo en sujeto político.

- Señala además la idea de que las referencias a “Pueblo” que se hacían dado todo lo ya descrito, correspondían a un pueblo abstracto que oficiaba como garante virtual de sus actos políticos.

- Carrera que utilizaba a los sectores populares, también se preocupó de contener los desórdenes de la plebe y de hacer que los mismos vecinos se armaran para mantener la tranquilidad.

- Pueblo y Plebe sufren por tanto, en el discurso carrerino, una disociación análoga a la que ya se ha visto en otros próceres e ideólogos de la Patria Vieja.

- La noción de pueblo funcionaba entonces como un principio abstracto de legitimación capaz de reemplazar el derecho divino d la monarquía. Aquello lleva a la elite gobernante a asumir la representación popular de manera simbólica. “El pueblo se expresa a través del pronunciamiento, actúa a través del jefe sublevado, y habla a través de los intelectuales” (Pp. 38)

- Solo se encuentra en la Historia de esta época a un hombre, Antonio Orihuela quien intentó levantar una proclama de igualdad del bajo pueblo con la elite. “Acordaos que sois hombres de la misma naturaleza de los condes, marqueses y nobles (…) que es necesario que conozcan y les hagáis conocer esta igualdad que ellos detestan como destructora de su quimérica nobleza” (Pp. 39). Sin embargo no tuvo mayores adeptos y fracasó.

2. El llamado de la Patria: - El nacionalismo surgido con la independencia, señala Jocelyn-Holt sirve como

herramienta política útil que sirve al Estado para integrar y homogeneizar a una sociedad naciente. Sirve para proyectar hacia la sociedad un imaginario social que permite integrar a vastos sectores, incluidos los populares.

- La Patria es por tanto un mecanismo compensatorio para suplir la falta de participación más activa por parte del grueso de la población, que permite conciliar lealtades a todos los habitantes del país y despertar un sentido de pertenencia y destino común pertinente

para todos. (Notable definición para todos los compañeritos que andan locos con la selección de fútbol Ja! )

- Durante esta época, el amor a la patria se subentendía por sobre al amor de la familia, como uno de los sentimientos más espontáneos y profundos de los hombres.

- La Patria comprometía la voluntad y el sacrificio de todos sus integrantes, dejando de lado los intereses personales para caminar al bien común con el esfuerzo de todos.

- Henríquez proponía la construcción de un “Catecismo Patriótico”, justamente pretendía desarrollar el sentimiento patriota en la población. Debía ser escrito con la mayor claridad y sencillez

- Así pues se desarrolló una invocación a la Patria asociada principalmente al principio de un naciente territorio, que al ejercicio de derechos políticos.

- La guerra entrega ocasiones de apelar al sentimiento patriótico, pues se alude siempre a salvar y proteger la Patria.

- El problema respecto del proceso de independencia se dio puesto que ambos bandos apelaban al mismo sentimiento patriota. Por una parte el bando independentista señalaba aquello, pero además lo hacia la monarquía española con sus referentes políticos y culturales.

- Lo anterior lleva a no dejar en claro de qué lado se inclinaba el llamado de la Patria, si ante los Realistas o Patriotas.

- Lo que queda claro es que la mera invocación de la patria no fue suficiente, durante los primeros años para captar visiblemente a la adhesión popular.

3. La Guerra de los Símbolos: - La sociedad colonial en los sectores populares se ha expresado a través de la oralidad,

más que de la palabra escrita. - El problema precisamente de los impulsores del movimiento independista, es que muy

influenciados por la ilustración, depositan la confianza en lo escrito, y aquello no llega a las clases populares.

- Para llevar a cabo la idea anterior, se fundó el Instituto Nacional, que no tendría por lo demás acción efectiva entre los sectores plebeyos.

- Para llevar a cabo los destinos de proyectos emancipatorios, la seducción de las masas populares se debió hacer mediante prácticas simbólicas. Una de aquellas formas fue a través de la celebración de ceremonias y festejos que contribuyeran a grabar en la retina pública, la trascendencia de hitos que van definiendo la nueva institucionalidad.

- Se aprovecho de manera recurrente, coincidir los actos cívicos con las festividades religiosas.

- Se llevó a cabo la construcción de emblemas representativos a la nación reciente, como son la bandera nacional y el primer escudo nacional. Luego se agregó el uso de la escarapela tricolor en los militares, para posteriormente hacerse extensivo al conjunto de la población.

- Durante el periodo llamado reconquista se verá, como llegan a tomar importancias aquellos símbolos patrios, al ser usados por los patriotas para reclamar su independencia. Queda representado además en la emoción patriota que producía llevar puestas escarapelas españolas por mandato del gobierno, los soldados que los llevaban por orden los tiraban al suelo y pisoteaban.

- Otro despliegue simbólico importante, es el que se produce a través del imaginario Mapuche.

- Se quería dar énfasis a un sentimiento de valentía, sacada de los supuestos ancestros indígenas.

- Los mapuches no respondieron al llamado patriota y terminaron favoreciendo tanto logística como militarmente al bando realista, puesto que ya se habían acostumbrado a un modo de vivir oficializado, con quienes ya habían entablado parlamentos y cédulas reales.

- El clero desempeñó un papel desequilibrante en cuanto a las adhesiones que este lograra concitar. La mayoría del clero se movió para contrarrestar a través de prédicas y otras ceremonias, del incipiente bando patriótico.

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CAPÍTULO II. LAS ARMAS DE LA NACIÓN: GUERRA, INDEPENDENCIA E IDENTIDAD NACIONAL.

Para el caso que se estudia se hace pertinente preguntarse de qué manera la guerra pudo convertirse en un instrumento de elaboración de identidad nacional en el mundo popular. En los últimos años se ha propuesto, contrariamente, que el bajo pueblo no adhirió a la causa independentista, habría sido indiferente a la crisis política impulsada por la clase dirigente, resistiendo la recluta forzada. En ese sentido, la primera fase de las guerras de Independencia no habría generado ningún tipo de identidad nacional.

Incluir el tema militar como una variable central en el proceso de construcción de identidad se relaciona con el hecho de que la guerra estuvo en el centro de las grandes convulsiones revolucionarias de fines del siglo 18 y comienzos del 19, como lo pusieron en evidencia los casos estadounidense y francés.

Siguiendo a Clément Thibaud, la guerra cambió a lo largo del proceso de la Independencia americana, pues de ser las fuerzas militares aparatos destinados a la defensa continental ante un eventual ataque externo antiespañol, hubieron de transformarse en ejércitos destinados a combatir a su metrópoli. Esta modificación en el sentido de la guerra supuso, a su vez, un cambio en las razones por las cuales se combatía y, por tanto, de sus motivaciones. Se debió transformar el componente social de los cuerpos militares y el incentivo para pelear. Esto exigía estimular o crear una identificación con otros referentes simbólicos, distintos a la monarquía, para que los sectores a convocar, el bajo pueblo, estuvieran dispuestos a la lucha. La guerra debería ayudar a crear un soldado patriota y ciudadano.

En el caso de Chile, aquél imperativo adquiere relevancia puesto que era una colonia con presencia de fuerzas militares regulares desde comienzos del s 17, como producto de su cercanía con el estrecho de Magallanes, así como por la belicosidad del pueblo mapuche, que obligó a establecer una “frontera” en el río Bío-Bío. A ello debe sumarse el hecho de que el principal impulsor de la causa independentista en su primera fase, José Migul Carrera, se rigió como una figura militar antes que civil. En los últimos años también se ha propuesto que fue la guerra la que revolucionó el ideario político chileno y lo difundió, pues las transformaciones políticas se relacionaron con la necesidad de incluir a los sectores populares para su movilización.

En la medida que se presentó el problema de la defensa pareció la necesidad de reforzar un aparato militar distinto al existente, que debía apuntar a la aparición de un soldado-ciudadano de carácter moderno, identificado con el referente republicano nacional.

Tal fenómeno no debe atribuirse únicamente a José Miguel Carrera – la más importante, por cierto, sino a la situación particular creada por la invasión francesa a España, la cual abrió el debate acerca del status de América dentro del imperio, poniendo en el centro de la cuestión la defensa espacial del continente. Lo cual permitió a las elites percibir con mayor claridad la urgencia de una motivación popular para incorporarse a la lucha por la Independencia, cooperando a la elaboración de un discurso y de estrategias para crear una nueva identidad de tipo nacional. Se identifican tres fases en el proceso:

1. 1810-12: énfasis en crear un aparato defensivo eficiente, siendo una mezcla entre el ejército y las milicias coloniales. No había conciencia en las elites de la importancia de apelar motivacionalmente al pueblo, puesto que la lucha le competía solo a ellas.

2. 1812-1814: la etapa entre la amenaza de invasión extranjera y su materialización en marzo de 1813 hasta la batalla de Rancagua, eso es, la etapa bélica propiamente tal. Se requería entonces un ejército más moderno en que participara el componente popular. Aparecen los primeros intentos explícitos de estimular un sentimiento de identidad popular.

3. 1814-1817: la llamada “Reconquista”. Se preparó un ejército nacional que tenía claramente identificado a su enemigo y que asumía la identidad nacional como un deber de toda la población, alimentando la insurrección popular.

1. Defensa y militarización. ¿Y el bajo pueblo?: 1810-1812.

Desde los inicios de la Colonia en Chile, después del levantamiento indígena en Curalaba y la instalación de la “frontera”, se dio por terminada la etapa de un ejército vecinal, privado y no profesional, estableciéndose un ejército permanente. Este ejército estuvo compuesto por tropas veteranas, se ubicaba en Concepción y una línea de fuertes que seguía el curso del Bío Bío, mientras que en la cosa estaban los de Arauco, Colcura y San Pedro. El grueso del ejército no era criollo, no obstante su número en el ejército fue aumentando hacia el 1800. Para estas fechas el 10%, más o menos, del ejército español en América se encontraba en Chile, considerando el de la frontera y las unidades apostadas en Valdivia y Chiloé.

Conjuntamente, existían las “milicias” de orden civil y con objetivos defensivos no profesionales, teniendo instrucción militar para colaborar con el ejército de línea ante un posible ataque externo o de los mapuches. Eran, en su mayoría, milicias de infantería financiadas y organizadas por comerciantes o mercaderes de la ciudad, siendo un ejemplo el Batallón de Comercio creado en 1609.

Con el cambio de dinastía a comienzos del siglo 18 las milicias fueron reformadas. Uno de los cambios más importantes fue la nueva concepción ideológica que sustentaba el servicio miliciano, pues los Borbones implantaron la idea del “rey y patria”, reemplazando la de “Dios-rey” del período de los Austria. Esto implicó la idea nacional que unía patriotismo con fidelidad a la monarquía, insistiendo en el deber de cada súbdito de servir en la milicia, pues cada uno de ellos tenía la obligación de “defender a su patria y servir al rey”.

A finales de la colonia, log gobernators adquirieron un poder decisivo sobre las milicias, pues podían nombrar a sus oficiales, entre alférez y subteniente, incluso hasta capitán, adoptando la apariencia de tropa de línea, con uniformes, grados y goce de fuero. Fue en esta época en que los criollos entran masivamente a las organizaciones, demandando que a sus hijos se les concediera el título de cadete. Así la oficialidad –hasta el grado señalado- estaba constituida por la clase dirigente criolla, mientras la tropa se nutría de segmentos del pueblo, en tanto que los grados superiores eran designados por el rey y

recaían sobre españoles. Las milicias montadas, de caballería, fueron populares y efectivas, pues la oficialidad estaba constituida por hacendados y la tropa por sus campesinos, reforzando su poder social. Dado el objetivo de españolizar la fuerza militar, la incorporación de castas se hizo segregadamente, creando compañías de zambos y mulatos, como en el caso del Batallón de Infantería de Milicias Urbanas de Pardos de Santiago. La mayoría de las tropas regulares estaban en la ciudad fronteriza, mientras las ciudades estaban bajo la tutela de las milicias.

Para el inicio de la revolución, el aparato de defensa tenía un carácter dual: un ejército más profesional en el sur, leal a la corona, y una milicia relativamente amplia, en manos de la elite criolla, aunque no muy eficiente en términos militares.

Las tareas principales a que se abocó la Junta fueron la creación de un congreso y la organización de algunos cuerpos militares veteranos de caballería y de infantería, ante la posibilidad de un ataque francés, creándose, además, El Batallón de Infantería de Granaderos de Chile. Este batallón fue el primer regimiento militar ajeno al ejército de línea español y distinto de las milicias auxiliares, constituyendo una clara expresión de la centralidad del problema defensivo y de la urgencia de una modernización en este terreno.

A pesar de que la Junta reconocía fidelidad a Fernando VII, su mera existencia constituía un gesto de autonomía colonial, lo que generó más de una fricción con las autoridades hispanas, especialmente con las virreinales. La preocupación de un conflicto con el virreinato impulsó a O’higgins a crear, con la venia del Comandante Militar de los Ángeles, dos regimientos de caballería y proyectar un batallón de infantería. Es decir, la preservación de la autonomía alcanzada, aún legitimista, representaba la inevitabilidad del enfrentamiento y, por ende, la urgencia de mejorar la defensa.

El motín de Figueroa, en abril de 1811, reconfirmó la resistencia de las autoridades españolas a aceptar el nuevo orden y, por tanto, el imperativo de mejorar la defensa del nuevo gobierno. La tendencia militarista defensiva fue, por lo tanto, reforzada con el motín de Figueroa, tanto por quienes protagonizaron los hechos, como por la configuración identitaria en gestación. La defensa militar del reino pasaba por incluir a distintos sectores sociales, como que su eficiencia podía ser mejorada en la media que ella recibiera la formación adecuada, se preofesionalizara.

¿Qué era lo que hacía falta? Como veremos, se requería instrucción, pero también un sentido corporativo nuevo. Los sucesos ocurridos hasta mediados de 1811 fueron poniendo en evidencia las falencias de las prácticas defensivas tradicionales y la necesidad de ir introduciendo modificaciones.

Estos primeros indicios se vieron, hasta cierto punto, complicados por la aparición del primer Congreso Nacional, entidad en la que parece haber predominado un punto de vista más tradicionalista en estas materias o, al menos, menos proclive a “rendirse” ante el protagonismo adquirido por la nueva fuerza. El Congreso pretendía el control civil por sobre la fuerza armada, a pesar de que en la generación del Congreso habían tenido una presencia destacad numerosos miembros suyos, cuando en su convocatoria se especificó el derecho a participar de la elección de los vecinos de fortuna, mayores de 25 años, como de eclesiásticos y militares.

La militarización que sufría el reino, a pesar de que muchos de los nuevos regimientos eran de naturaleza tradicional –las milicias– creaba una situación novedosa para una clase dirigente acostumbrada a controlar los cambios, imponiéndoles –según Jocelyn-Holt– su ritmo. Lo militar arriesgaba de pronto escapar de sus manos, especialmente porque el cuerpo de granaderos obedecía en importante medida a los

hermanos Carrera, familia rival de los Larraín, y los oficiales de Concepción conservaban una importante autonomía.

En toda esta problemática el papel de los sectores populares era todavía muy marginal en las preocupaciones de la elite, y para mediados de 1811 el problema estaba más bien centrado en el carácter de la defensa: ¿milicias o ejército permanente con nuevos rasgos? La primera no requería de una nueva identidad y preparación, la segunda, sí.

Con el golpe militar del 4 de septiembre de 1811, Carrera promueve que la patria había sido “salvada” por la acción militar, toda vez que el rasgo fundamental de tales “profesionales” era su patriotismo. La acción de su espada no tenía propósitos caudillescos, sino modernos, abrir paso a la razón, la cual haría posible la justicia y la libertad. EL golpe del 4 de setiembre comenzó la construcción del imaginario de la unión indestructible entre ejército y patria. No obstante y como queda claro, se trataba de contar con un aparato capaz de realizar una acción defensiva a la altura de las circunstancias, sin claridad respecto a las motivaciones de sus bases.

La crucialidad de una fuerza militar más eficiente fue haciéndose más patente tras el golpe, cuando a los pocos días se decretó la creación de un “Cuerpo de Patriotas”, contándose ya para fines de septiembre con regimientos de milicias de caballería en Quillota, Aconcagua, Valparaíso, Melipilla, Rancagua, Colchagua, Curiyork, Maule y Concepsound, ordenándose alistamiento también en San Fernando y Talca, pues las nuevas autoridades esperaban tener 12.000 hombres. Se esperaba el enrolamiento voluntario y de personas poseedoras de armas, dados los pocos recursos del erario, lo cual al no producirse determinó una convocatoria socialmente más amplia. En concreto, esto significaba la obligación de todo hombre libre de estado secular, entre los 16 y los 60 años., de presentarse en alguno de los cuerpos militares existentes.

Si la urgencia en mejorar el aparato defensivo alcanzó cierto acuerdo, la forma de lograr la recluta general que se deseaba fue el problema siguiente. En general, todos los cuerpos militares creados eran comandados por exponentes de las clases dirigentes y la tropa la formaban campesinos o artesanos. Tal fue el caso de O’Higgins, quien organizó dos regimientos de caballería en la zona de Los Ángeles, uno de los cuales –el del Laja– fue conformado “con mis propios campesinos”, sin necesidad de estímulo alguno. Al comienzo no había noción clara de la necesidad de atraer a las masas, pues la mantención del esquema miliciano tradicional implicaba la subordinación de la tropa a la autoridad del superior, pero en cuanto éste era su patrón y no una autoridad jerárquica profesional, como lo manifestó la base social del regimiento creado por O’Higgins. No hubo un llamado demagógico a la masa, pero sí fue incluida por la urgencia de constituir cuerpos militares. Durante todo este período la recluta fue forzosa.

El problema de organizar la defensa, como es evidente, se relacionaba con el control político, el cual asignaba los recursos, bastante escasos para esta época, haciendo que el mantenimiento de la tropa nunca fuera el suficiente y muchas veces los jefes militares “improvisaran”. La imagen de Carrera como un agitador popular, tal vez se haya relacionado con una cuestión ajena a una posible inclinación populista, al menos en esta etapa, y sí un convicción en la necesidad de contra con material de guerra y tropas adecuadas y suficientes.

El problema central del momento era lograr el alistamiento necesario, pero no hubo un interés mayor por activar un referente simbólico nuevo y trascendente. En otras palabras, no existía la percepción de la necesidad de persuadir, sino parece haberse considerado que la motivación patriótica debía emerger “naturalmente”, o simplemente que

los soldados estaban obligados a obedecer. Esto es lo que explicaría que para el bajo pueblo la tarea de nutrir los regimientos no fuera más que eso, una obligación, pero no la adscripción o defensa de un principio. Aunque creemos que a partir de 1812 la situación no fue exactamente la misma, al menos de parte de segmentos de los jefes patriotas, en concreto de Carrera.

En síntesis, en esta primera fase la urgencia estaba en crear un aparato armado medianamente adecuado, más que en desplegar un nuevo imaginario capaz de dar vida a un nuevo tipo de recluta. Hubo un pequeño intento de persuadir atrayendo a los sectores populares con dineros y ciertas licencias (como para saquear, por ejemplo), pero las necesidades defensivas parecieron imponerse y con ello los métodos de recluta forzosa, o sea, la violencia. No fue la tónica, por tanto, la persuasión nacionalista, el intento de crear un referente identitario común, pues dadas las relaciones sociales jerárquicas, ellos parece haberse dado por descontado. La deserción y la indisciplina de la tropa, pero fundamentalmente la guerra, habrían de modificar esta perspectiva.

2. Nación y guerra: ¿hacia un pueblo patriota y ciudadano? 1812-1814

Desde 1812 a 1814, el contexto se vio teñido por la guerra, tanto por el conflicto entre Santiago y concepción (movilizando tropas desde Santiago al sur, en tanto Carrera estimaba de vital importancia frenar la rebeldía penquista); y por otro lado, la invasión desde el Virreinato peruano en 1813. Desde 1812, la guerra fue asumida como una ciencia, motivando el nacimiento del ejército moderno (que así todo, fue como el pico en el periodo referido); pero si se elevo desde el plano intelectual la necesidad de hacer desaparecer la concepción de lo militar como un negocio (Mercenario), o como ejércitos comandados por aristócratas de carácter amateur, típicos del siglo XVIII.

La ciencia militar se inspiro en el profesionalismo prusiano. Por otra parte, la experiencia revolucionaria francesa, hacia explicita que “la revolución debió ser salvada con un llamamiento al patriotismo, de modo que nación y guerra se refundieran en uno”.

De tal manera, que la defensa de la patria se levantaba como responsabilidad de los profesionales de la guerra, sin embargo, también como una responsabilidad del conjunto social. Sin embargo, el poder real, seguía en los grupos dirigentes, encarnando la soberanía.

Contrariamente al periodo anterior, la ideada de nación en armas, señala la imbricación de la ciudadanía en el deber y el sacrificio militar, en pos de la patria. El sentido del deber, no nacía por generación espontanea y debía ser inducido, es decir, “crear las virtudes patrióticas”.

El desarrollo del patriotismos, se relacionaba directamente con las necesidades de la guerra, uniendo de esta forma lo simbólico con el perfeccionamiento militar, volviéndolo más profesional. Se puso énfasis en el uso de uniformes y la escarapela. Los uniformes debían ayudar a afirmar un nuevo referente de la nación chilena, aunque esto tampoco surtió efecto inmediato. Junto con estas formas de profesionalización, era imperante la necesidad de disciplinar a los oficiales, y especialmente a la tropa. La tropa se caracterizaba por la insubordinación, la deserción y los saqueos. Un primer método usado para

subordinar a la tropa, fue un celo exacerbado por parte de los oficiales en los ámbitos referidos, de la misma forma, debía trasformase en un “modelo” para la tropa.

Subordinar la tropa, significaba romper con la tradicional autonomía del bajo pueblo y construir una motivación para que se aceptaran las nuevas exigencias disciplinarias. El peso de la tradición era el principal obstáculo para cumplir con los objetivos oficiales. La tropa en tanto, basculaba entre realistas y patriotas, sin adherir clara y consistentemente a ninguna en particular.

Con la invasión de Pareja desde Chiloé y Valdivia, Carrera fue nombrado como general del ejército de la frontera. Se adoptaron medidas nuevas , como la declaración de guerra y la instalación de la horca y la pena de muerte al que se opusiese a la defensa de la patria; desde ese momento debía existir solo una causa correcta para los habitantes, la representada por las autoridades criollas. Carrera intento despertar el sentido de una amenaza territorial, y , por tanto, de peligro para esa wea aun poco formada que era la nación. Incorporarse a los ejércitos y luchar para expulsar al enemigo era un deber. Sin embargo las deserciones y desplazamientos entre patriotas y realistas seguían en la misma. Ante la ausencia del despertar espontanea hacia la lealtad nacional por parte del bajo pueblo, y frente al fracaso de las medidas persuasivas, la fuerza aparecía como el recurso a utilizar.Ni las autoridades españolas ni patriotas, podían contar con el apoyo popular. Los patriotas buscaron apoyo en los instrumentos sacerdotales, resaltando la tradición, refiriendo a un concepto de nación y nacionalismo de orden cultural, apoyándose en la herencia cultural cristiano católico, más que con la ciudadanía. Por sobre las arengas también fue utilizada la compensación material. La incapacidad de carrera para contener a Pareja, llevaron a O`higgins como comandante general de los ejércitos patriotas a fines de 1813.En este punto, se enfrento otro problema, generado por la representación caudillista. La salida de Carrera, suscito deserciones importantes ene l ejercito; como respuesta, se trato de crear una identidad nacional, por sobre los caudillos dirigentes. También fue utilizada la reivindicación de la valentía del pueblo mapuche para generar la unión en torno a la nación, apoyando la tesis de un nacionalismo cultural-simbólico. Los líderes de la patria vieja, encontraron en el pasado histórico uno de sus principales recursos para seducir a la tropa.-Para el fin del periodo, la creación de un nuevo tipo de combatiente –comprometido con la causa y disciplinado- estaba aun lejos. Así, para la llegada de Osorio, el ejercito patriota está realmente pal gato, con un aumento generalizado del desorden social.

3. cri cri

Capitulo IIITiempos de guerra:Por la patria chilena y americana.

- Los primeros 10 años de republica en Chile son asociados a grandes figuras militares, esto se debe a que las grandes batallas por la independencia lanzan a la fama a estos caudillos, lo que trae consigo un escaso desarrollo de instituciones políticas

- En la previa del capitulo se plantea el problema de la identidad como pueblo en este periodo post independencia, se expone así la tesis de Ana María Contador, quien desarrolla el tema del bandolerismo, llegando a la conclusión de que “Siguiendo estas interpretaciones sería posible concluir que a lo largo de la primera década de vida republicana no hubo ningún éxito en la construcción de una identidad nacional a partir de las experiencias bélicas, predominando las tendencias levantistivas y tradicionalistas del bajo pueblo” (Pág. 109)

- También se presenta el tema de la formación de los soldados, que pasa a desarrollarse mas adelante identificando que los intentos por crear un soldado comprometido con el ideal libertador nacional fue en vano centrándose mas que nada en la simbología que en los valores

1. Por una patria libre y en orden

- La idea de que entre 1817 y 1818 se consagra totalmente la independencia de chile y la liberación de la influencia española debe descartarse, esto es solo ocurre en la zona central del país, ya que desde el valle del Maule hacia el sur se mantenía la batalla contra la corona, y hacia el norte se presentaba batalla para terminar definitivamente con el virreinato del Perú

- A partir de 1816 enmarcado en este periodo mal llamado de “anarquía”, estimulado por la guerra constante, reclutamientos forzosos y mala condiciones de vida derivan en el bandidaje concentrándose este en el sur del país

- El bandidaje estaba legitimado en un principio por los patriotas validando las acciones con la lógica de desafiar a las instituciones españolas y causar daño a los realista, suponiendo los patriotas que una vez alcanzada la independencia definitiva esta conducta desaparecería y se recuperaría “el buen sentido”, pero les salio mas a los cabros ya que en los primeros días de la nueva era el desorden, el bandidaje y las montoneras aumentaron

- Centrándose en el caso de Santiago donde se aprecia la Independencia y la expulsión española de mejor manera, los patriotas teniendo a la ciudad bajo control nuevamente emprenden batalla contra estas malas conductas antes estimuladas, intentando reponer el orden social en base a un patriotismo y a una supuesta identidad nacional, tomando medidas como cerrar ramadas y chinganas, elaborar reglamentos para inspectores y alcaldes de barrio, perseguir y desterrar a los vagos y malentretenidos y en casos mas drásticos fusilar (como buen país desarrollado), medida que se tomo contra Neira, famoso bandolero que lucho contra la corona

- Junto con el bandidaje otro gran problema era el de la deserción de las tropas, producto principalmente de las malas condiciones del ejercito, sueldos impagos, miseria y la nula identidad que existía en las filas, además estas se relacionaban con ciertas actividades subversivas de ciertos caudillos principalmente carreristas responsables del motín de Valdivia

- Este fenómeno de deserciones se ve favorecido tanbien por el clima de desorganización política que empezó a primar en la capital siendo aplastado el trabajo político nuevamente por caudillismos militares, fragmentándose mas aun la nula identidad popular, como por ejemplo las sublevaciones o`higginistas tras el cierre del congreso en 1824

- El problema de las deserciones, según la visión de los jefes militares se relacionaba con dos factores fundamentales: primero la “naturaleza” de los campesinos, a quienes se les calificaba como propensos a los vicios y al ocio, lo que les impedía un compromiso con la causa. Y segundo lugar el tema de sueldos impagos, relacionándose la mayor parte de las deserciones con la miseria.

- Las deserciones generan un nuevo aumento en el bandolerismo y las guerrillas ya que las condiciones de descontento favorecían a caudillismos realistas como el de Vicente Benavides, atrayendo estos personajes a los desertores ofreciéndoles escapar de su miseria, fenómeno que se concentra en su totalidad en el sur del país

- El bando patriota reconoce a estas guerrillas realistas, identifica que se nutren casi en su totalidad por el bajo pueblo, pero nunca se les reconoció una naturaleza política clara

- Resumiendo mas aun se puede decir “en otras palabras, en los años que siguieron a Chacabuco y Maipú lo que predomino en el bajo pueblo chileno respecto a la independencia y el nuevo orden fue una actitud alejada de la identidad nacionalista, medida esta en su compromiso con las causas bélicas encabezadas por el gobierno” (Pág. 120). además se busca desmentir con lo expuesto a la corriente historiográfica que plantea que la identidad chilena esta forjada por una identidad guerrera que viene desde la conquista y se consolida con la independencia, osea concluyendo en este periodo existía una nula identidad nacional arraigada en el pueblo generada por los constantes conflictos bélicos que impidieron crear un trabajo político-social mas profundo y arraigado al bajo pueblo.

2. ¿Soldados de la Patria?

- La nueva identidad nacional estuvo estaba condicionada por las prioridades de las autoridades existentes, pasándose nuevamente al bajo pueblo por ahí mismo, e impidiendo llegar a un consenso sobre el papel que debe jugar el pueblo en la constitución del estado chileno

- Los conflictos bélicos hacen aparición nuevamente generando una doble exigencia para chile en materia militar, exigiéndole respuestas al país tanto en el conflicto contra el virreinato y los últimos bastiones de resistencia española en el sur del país

- Así se plantea una especie de nacionalismo o identidad americana basada en el ámbito bélico llamándose así a los miembros del ejercito a “contribuir a fomentar y establecer una unión que hará la independencia absoluta de os estados chileno y argentino” , además se llamaba a liberar de la esclavitud y dominación del rey de España a las provincias que aun no alcanzaban la gracia de la liberación, estos objetivos se apreciaban claramente en la conciencia de los dirigentes pero era muy distante a la realidad del pueblo que se dependía

- Presionado por la necesidad de liberar a America las escuálidas finanzas de chile fueron exprimidas, exigiéndosele constantemente hombres, armas, pertrechos y entrenamiento, disminuyendo aun mas la calidad de vida que poseía el pueblo en general

- Una solución que se plantea a la demanda y al poco compromiso del pueblo con el ejercito es la creación de la academia militar, en la cual además de entregar un entrenamiento se daba relieve a crear un soldado austero fijándole una vida “frugal

como es propio de un estado republicano” destacándose además los valores de buena educación y del aseo (perece que eran cochinos los wns). Pero a pesar de toda esta connotación y puesta en un altar de nuestros valientes soldados, el senado llamaba a no hacer una mayor diferencia entre soldados y empleados civiles ya que los soldados solo se remiten a cumplir la obligación que se les asigno

- Obviamente se pasan de nuevo por ahí al pueblo, siendo estos excluidos del ingreso a la academia, concentrándose principalmente en milicias y tropas de línea donde estos valores de patriotismo se imponían a punta de castigos violentos

- Siendo no tan atrayente para el pueblo formar parte del ejército se redujo el número de ingreso, frente a lo cual el gobierno de turno dicta la obligación del servicio militar para todos los empleados públicos, generándose inmediatamente un rechazo popular.

- Deteniéndonos un poco en el tema de la nula identidad del pueblo con el ejercito se da la tesis de que esta situación se genera principalmente a que las batallas por la independencia en la patria vieja fueron de una corta duración y alejadas de santiago y fracasando mayormente los intentos de expulsar a los realista, dando como resultado en palabras de Vicuña Mackenna la existencia de dos Chile: uno donde las ideas progresaban con rapidez y donde los triunfos independentistas eran mas perceptibles y otro chile de frontera donde no se percibía casi nada de lo vivido en la zona centro por lo cual la lógica era recoger la bandera monárquica y defender el reino de la espada

- Volviendo al tema de las deserciones estas aumentan cada vez mas, manifestándose como un síntoma de la nula capacidad del gobierno para modificar conductas e identidades, siendo la mejor solución para frenar este problema implementar castigos a la deserción que podían ser multas, destierro o la muerte en el escenario de una guerra

- No siendo solucionado el problema ni por la vía de los castigo ni por la de las levas forzosas se prueba con una estrategia de los perdonazos, dando indultos y perdonando a cuanto milico pillaran arrancándose, incluso le pagaban los sueldos atrasados, nuevamente esto fracasa y se pasa a la ultima estrategia la cual buscaba crear una identidad del ejercito en base a símbolos es así como nace la adoración a la virgen del carmen como patrona castrense de chile y la construcción del templo votivo de Maipú, lo que tampoco logra un contacto efectivo con el bajo pueblo.

- En conclusión nunca le achuntaron al modo de crear una empatia del bajo pueblo con la causa bélica ni con el ejercito, y nunca se podría lograr ya que los intereses y las ideas solo rondaban el circulo y respondían a los caudillos y gobernantes nunca siendo representativa del pueblo en general, además como lo explica Jocelyn-Holt la estructura política podía cambiar de forma radical para cualquier lado, pero mientras no se cambiara la estructura económica latifundista nunca seria posible crear una nueva identidad nacional.

Capítulo IV¿Ciudadanía o cooptación?Los primeros años de vida independiente, 1817-1829

Después de la victoria de Chacabuco se restituyo el dominio de los patriotas sobre el centro del territorio chileno y puso nuevamente a la orden del día la tarea de la emancipación nacional. El 12 de febrero de 1818, se proclamo y juro solemnemente el acta mediante chile se constituía como “estado libre, independiente y soberano”, la ceremonia de la proclamación recordaba en muchos aspectos el rito de sucesión monárquica. La ruptura del régimen colonial distaba mucho de estar asegurada de hecho se vio comprometida con la victoria de cancha rallada. Pero la batalla de Maipú, si bien no puso fin a una batalla que se prolongaría, dio una proyección a la declaración de independencia, convirtiéndose la insurgencia patriota en un proyecto de construcción nacional.Los líderes patriotas tuvieron que sobreponerse a prejuicios jerárquicos profundamente arraigados, y persuadir a quienes acostumbraban a clasificar a la población en seres superiores e inferiores, de que unos y otros estaban unidos pro lazos identitarios mucho más fuertes que los abismos sociales. Fue la “patria” como se a argumentado, la identidad invocada para cumplir esta función y fue entorno a ella que se elaboraron símbolos. Esta apuesta no rindió los objetivos esperados, ya que el bajo pueblo respondió al llamado con la indiferencia.El discurso republicano que sirvió para legitimar ideológicamente el proceso de independencia portaba al menos la potencialidad de reconocer en el plebeyo un agente de ciudadanía, tan interesado como el patricio en una “cosa pública” que comprendía unos y otros por igual. La ciudadanía democrática que se proclamaba en el discurso tuvo debates, en torno a la pertinencia de convocar al bajo pueblo a dicha aventura no tuvieron del todo ausentes durante la década y además formaron parte de la dinámica de la construcción del estado nación.Cuando los político liberales se referían al pueblo ciudadano, a menudo lo pintaban como un esté más propio de la ilustración, que al conglomerado peonal, campesino o artesanal que conformaba el bajo pueblo Chileno. El discurso pipiolo hizo su aporte a la construcción social de la nación implicaba un precio: la reconversión del bajo pueblo “bárbaro” y tradicional en un pueblo ilustrado, “racional” y virtuoso. Obstinándose a levantar esa verdadera “revolución cultura”. si la nación todavía no podía erigirse socialmente apelando a una ciudadanía virtuosa e ilustrada, podía al menos aglutinarse momentáneamente en torno a símbolos compartidos, que no diferían demasiado de los que habían cohesionado a la sociedad colonial. La nación pelucona de los años treinta, personificada en el genio de Portales, no iba a renunciar ni a la guerra ni a los símbolos como instrumentos forjadores de identidad nacional. Pero esa ya no sería una nación democrática ni participativa y la función del bajo pueblo sería similar al de la época colonial.

Ciudadanía y bajo puebloLa noción de ciudadano, que habilitaba a las personas a participar en la votación y que a menudo se utilizaría para restringir ocultamente la participación que se invitaba de manera tan desaprensiva, quedaba en este caso concreto sin definir y por tanto sin acotar.

La constitución de 1818 fue sometida a la aprobación o rechazo de la “voluntad general”, expresada concretamente a través de los votos de todos los chilenos libres. Con el objeto de examinar la voluntad general sobre el negocio que más interesa a la nación, el proyecto constitucional se enviaría a todas las ciudades, villas y pueblos. La constitución sostenía que la soberanía de la sociedad chilena recaería en ejercicio sobre representantes o diputados reunidos en un congreso, pero coyuntura que se vivía no hacia aconsejable, de acurdo a las autoridades vigentes, que ese procedimiento se aplicara de inmediato, remplazándose el congreso de representantes por un senado legislativo designado nominalmente por O’Higgins. Durante casi los seis años que O’Higgins ejerció la primera magistratura, esta tensión entre el discurso republicano y la praxis autoritaria mantuvo un equilibro precario que finalmente llevo a ese gobierno al colapso.Para evitar desordenes el gobierno prohibió las reuniones de los pueblos, de hecho por medio de un manifiesto se dijo: se empleara toda la autoridad en reprimir al que intente dar al pueblo chileno un impulso contrario a su carácter pacifica y honrados sentimientos. Esto era para garantizar el orden y evitar sublevaciones.La constitución de 1822 definió a la nación chilena como la unión de todos los Chilenos y definía como Chilenos a todos los nacidos en su territorio, los hijos de chilenos en el extranjero y extranjeros que estando un tiempo prolongado cumplieran con los requisitos, además se debía se mayo de 25 años o estar casado y saber leer y escribir, esto ultimo reducía considerablemente el universo de ciudadanos activos. El gran avance de esta constitución fue que todos los chilenos son iguales ante la ley, sin distinción de rango, no privilegio.En esta época tuvo una gran significación suprimir la ostentación pública y la existencia de títulos nobiliario, Otra declaración importante fue la libertad de vientre. Esto contribuyo al desarrollo del estado independiente que pretendía consolidarse.Según Salazar el periodo comprendido entre 1823 y 129 al cual la historia tradicional denomina época de anarquía y desgobierno al que vino a poner oportuno fin el orden portaliano, como uno de los pocos momentos en que nuestro país habría conocido “procesos democráticos significativos y se había luchado por un régimen distinto al de portales. Para él un factor clave fue el liderazgo de Freire. La hipótesis de Salazar se avala en la revolución de los pueblos de concepción y Coquimbo, que finalmente desemboco en el derrocamiento de O’Higgins, habría constituido un extenso ejército de soberanía popular. También sostiene que el congreso constituyente de 1823 fue uno de los elementos más democráticos de toda la historia política de la republica de chile. El producto del congreso fue la famosa reforma moralista, atribuida en sus principios moralista a Juan Egaña, esta reglamenta la vida privada y establece a la religión católica como obligatoria. La suspensión de la constitución del 1823 se debe a que era considerada demasiado engorrosa para aplicarla.La reunión de este nuevo congreso, no logro estabilizar la política chilena la cual se embarco en un intervalo de cuatro años caracterizados por los rápidos cambios de gobierno, la tendencia de la autonomización de las provincias respecto a la capital, se tradujo a un breve experimento federalista.La carta fundamental promulgada en agosto de 1828, se identifica como la máxima expresión del ideario pipiolo. Esta nueva constitución hacia excesiva la ciudadanía activa a todos los varones mayores de 21 años, con el único requisito de servir a la milicia urbana o rural, excluyéndose los casos especiales como deudores al fisco. Según Grez la crisis

económica de los años 20 promovió que segmentos como el artesanal estuvieran dispuestos a intervenir en la coyuntura de la constitución. Sin embargo la elite promovió al instrumentalización del voto plebeyo para sus propios fines.El bajo pueblo chileno no estaba aun claramente preparado para acceder a la plenitud de la nación ciudadana.

Añoranzas de ilustraciónDiego portales decía en 1822 “la democracia que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para establecer una verdadera republica. Por lo tanto gran error de los ideólogos liberales, era ofrecer más de lo que podrían cumplir y no tener firmeza para resistir las presiones de la multitud. Para portales el bajo pueblo no cumplía con los suficientes requisitos de cultura, virtud e ilustración, por lo tanto su preparación para el ejercicio maduro de la ciudadanía iba a requerir de un cambio en profundidad, la gestación de un hombre nuevo. En ese espíritu se dicta un decreto en el cual se prohibían varias actividades observadas con frecuencia entre los sectores populares. Unos de los temas de más relevancia era el del aseo, el cual motivo una preocupación permanente y profunda, otro aspectos fueron los vicios, la corrupción y la vagancia ya que se veía como la peste del pueblo. También se restringieron fiesta como la de la challa y se normaron las chinganas, se prohibió peleas de gallo, carreras de caballo, corrida de toros, etc. Se promovió el teatro, ya que el arte dramático, podría tener un puente entre un pueblo demasiado aficionado a prácticas rusticas y la sensibilidad mas cultivada que se requería para convertirlo en ciudadano. Se promovió la lectura, por medio de la prensa y cafés, para remover obstáculos de la adquisición de libros y panfletos. Sin embargo estos primeros intentos tuvieron una llegada escasa en el mundo popular.Se fijo la mirada en la educación, porque esta es quien debe dar a las almas el carácter nacional, dirigiéndolo de tal modo las opiniones y gustos de los ciudadanos, que todos sea patriotas por pasión, por inclinación y por necesidad.En suma las políticas civilizatoria encaminadas a dotar al bajo pueblo de las virtudes que supuestamente le permitirían participar activamente en la construcción de la nación chilena no estuvieron no remotamente cerca de alcanzar los resultados esperados. Considerando la profundidad de los cambios que se perseguían, la tarea obviamente requería no de meses ni de año, sino de décadas y generación completas. Sin embargo vaciando contenidos nuevos en moldes y practicas encéntrales, el liderazgo patriota iba a conseguir posicionarse al menos parcialmente en un registro del bajo pueblo pudiese percibir como no totalmente ajeno.

Una vez más, los símbolosLa guerra de los símbolos emergió desde muy temprano como espacio estratégico para la construcción social de la nación. Fue en este terreno donde la elite insurgente y el bajo pueblo primero encontraron un lenguaje común para comprender la tarea iniciada por la independencia.A través de símbolos icónicos, el concepto más o menos abstracto de patria pudo objetivarse. La bandera fue uno de los principales símbolos y acompañaba las principales ceremonias y celebraciones, junto a la bandera el escudo nacional también jugaba un importante papel. un último elemento es el himno nacional el cual se adopto oficialmente en 1819.Otro símbolo fue la exaltación de figuras emblemáticas o próceres, lo cual sin duda

apelaba a una fibra más sensible que racional. Otro elemento a desatacar son las festividades, donde se ocupo una horizontalidad y disolución transitoria de las barreras socioculturales. De esta manera las fiesta nacionales y eventualmente la fiesta única del dieciocho, fueron paulatinamente ocupando el lugar de aquellas fiestas de carnaval que la autoridad tanto añoraba erradicar.Los símbolos resultaron ser un mecanismo de construcción nacional mucho más eficaz que una revolución cultural y ciertamente mucho más controlable que el reconocimiento pleno de la soberanía popular.

Por: Daniela Martínez

Resumen: Capítulo VI: El ejercito pipiolo, el Motín de Quillota y el derrumbe de la nación ciudadana by PeluEn este capítulo se analiza cuál es la participación de “el factor militar en la tercera fase de la construcción de una identidad nacional”, en torno al cual se tejen una serie de tesis que se fijadas principalmente en la figura de Portales. Con el fin de “clarificar el destino del imaginario nacional asociado a lo militar y la guerra” En la década de los treinta del siglo XIX se estaba generando todo un discurso de ordenamiento

de la población dentro de la clase dominante, donde la figura de Portales aparece como motivador de este proceso, en teoría gracias a Portales se estaba llevando a cabo “la reposición civil, la subordinación de la milicia y el establecimiento de un régimen acorde (a la altura) de la estructura social y cultural” , superando de esta forma la inestabilidad que se suponían tenían origen en la :

a) Anarquía como radicalización del liberalismo b) Surgimiento del pipiolajec) Preponderancia del protagonismo militar

La milicia como hito del régimen a portaliano pasa a manos del mando civil a propósito del ocaso del activismo político de las fuerzas armadas cuyo referentes de origen son la derrota de Freire y las fuerzas que defienden al gobierno constitucional del presidente Vicuña en Lircay.

Sobre el papel de Portales en este período, Pinto destaca tres análisis:a)Alberto Ewdars Concordante con las ideas dominantes se exalta la figura de Portales atribuyéndole los “éxitos”

de la implementación de un gobierno “fuerte e impersonal”, logrado gracias al control que se aplicó sobre la clase dirigente ”aristocracia frondista” y el disciplinamiento del ejército mediante su sistemática neutralización de los focos de insurrección. Los hitos posibilitadores de este proceso para Edwards fueron:

a) el fin de aspiraciones o`higginistas: en cuanto a que se disuelven las tendencias anarquistas del sur gracias a la elección de Joaquín Prieto con lo que traslada el poder de la primera magistratura un anti o`higginista.

b) Expulsión de parte de la oficialidad liberal y levantisca que constituía casi la mitad del ejercito

c) La reorganización de la guardia cívica que seguiría el patrón colonial de preocuparse por dejar resguardada a la elite frente al caudillaje.

b) Mario Góngora establece que el régimen portaliano en efecto es ajeno al militarismo y caudillimos, no obstante

es un régimen aristocrático no como lo plantea Edwars en la idea de régimen de naturaleza impersonal.

apuesta por la definición de una identidad chilena guerrera, la que Portales usa para enfrentar al caudillo Andrés Santa Cruz y a la Confederación Perú- Boliviana, para alcanzar la expansión territorial comercial marítima chilena, objetivos más coincidentes con la visión política de alto nivel que con lo popular.

C) Jocelyn Holt Coincide con que el régimen portaliano es de carácter aristocrático. Evidenciado en la

crisis del 1829 en el cual se muestra la fracciones de poder (todas formadas dentro de la elite) en ausencia de un poder militar dominante, donde Portales y su fracción se instaura como una solución en una “elite consensual y un mando militar piramidal”.

Pinto señala según este debate dos puntos centrales para esclarecer el papel histórico de Portales y su régimen:

1. La existencia de emergencia de un orden, que la clase dirigente llevo a cabo en la figura de Portales mediante el control de militares. (ver último párrafo p.262)

2. “La realización de una aventura bélica exitosa que dio a Chile el control del pacífico” ( paradójica con la idea se bajar del mando a los militares).

Para pinto estas “victorias configuran un Estado Nacional [donde se identifica] una identidad nacional, nutrida de tendencias guerreras, del respeto por la autoridad y de la estabilidad de sus instituciones.

Pinto afirma que la década de 1830 es la etapa donde se fijan los procesos anteriores. Se destaca en base e ello tres aspectos:

1. “el factor militar que actuó de manera desigual en la construcción de una identidad nacional, adquiere en este período por primera vez cierta fuerza a nivel popular”. Entre los soldados en el campo de batalla surge por una parte la identificación de la “comunidad llamada Chile” en soldados que más tarde alcanzan cierto grados en la suboficialidad, en tanto que para otros la guerra carecía de significación.

2. La preocupación por las guardias cívicas tuvo se generó en con dos objetivos: (1)“neutralizar el poder del ejercito como actor político legítimo sin destruirlo”(2)”reforzar el disciplinamiento de los sectores del bajo pueblo”. Reforzando lo simbólico del aparato paramilitar en desmedro de la idea soldado ciudadano.En suma “las milicias portalianas” representaron un instrumento de control político-defensivo-social.

3. La guerra contra la confederación Perú Boliviana no levanta un nacionalismo ciudadano sino que según los lineamientos de Portales a un nacionalismo cultural geopolítico. El pode civil, derrumbe del ejercito pipiolo con la muerte de Portales permite una transición desde el poder militar más liberal a un nacionalismo, chovinista y étnico “se húndio las tendencias liberales más progresistas en el mundo militar para dar paso a las visiones guerreras y racistas que acompañarían al nacionalismo chileno del siglo XIX”

1.- Conciencia de la patria En el periodo asociado a la figura de Portales existe una “unilatilidaeralidad

política” que daba solvento a la idea de estabilidad general, gracias al termino de las discusiones entre facciones partidarias, finiquitadas con la derrota del ejercito Pipiolo en 1830 y el triunfo de la alianza pelucona estanquera.

El ciclo bélico comenzó a cerrarse a partir del término de la Guerra civil de 1829-1830 y con ello también finalizaron las relaciones cívico militares con el bajo pueblo sostenidas desde la Primera junta de Gobierno. Todo lo anterior se ve reforazado por el fin de los enfrentamientos en el Sur entre la Guerrilla de los Pincheira y el Estado,

Una de las primeras medidas apuntan a disminuir el tamaño de las fuerzas militares, en vista que las preocupaciones militares se alejan del Estado y aparecen recién en la guerra contra la Confederación Perú Boliviana, con ello se detiene un poco la presión en el bajo pueblo para obtener soldados.

Alejados de la preocupación militar es posible que en los años 30 los procesos políticos ocurridos decantaran, lo que posibilita en primer lugar revisar los impactos de la experiencia del bajo pueblo en la guerra, en cuanto a actitud en la recientes guerras y la salida más definitiva de ellos en el ámbito miliar. Y en segundo lugar cual es la actitud de la autoridad con respecto al bajo pueblo ahora alejado de la milicia.

La experiencia del bajo pueblo en la guerra es disímil en su capacidad de generar identidad nacional.

a)Para algunos ya no formar parte del contingente militar para algunos significó un alivio!!! por lo que no hay una conexión entre identidad con lo militar. Previo a los `30 esto se veía expresado también en las deserciones crecientes en la milicia como que por ejemplo se dio en los enfrentamientos contra los Pincheira (detalles de esto p.265). Esta tendencia se mantiene como ejemplo está sublevación del Batallón de Maipú 1831 (detalles p.266), donde se manifiesta que la insubordinación militar del bajo pueblo era completamente posible, por ejemplo con promesas de saqueo como es el caso mencionado donde se debe considerar que las condiciones de las tropas eran mínima así como el irregular pago de su sueldo .

Las tendencias de motín y deserción se mantienen (Incluso para la guerra del pacífico) pero de forma más aisladas.

Las guerras para este sector son ajenas, sin recompensa ni reconocimiento ciudadano, significan más forzamiento e imposición

“Las autoridades militares parecen haber tenido claro que en el servicio de las armas debía constituirse en un vehículo de regeneración identitaria”, que precisamente no se había logrado al desarrollar la recluta forzada, ni con los castigos. Se esperaba de ellos la disciplina, obediencia a la autoridad lealtad cívico patriota (zombis)

No obstantes a las intensiones de cambiar este panorama, como por ejemplo evitar el odio hacia la milicia de parte de los insubordinados reduciendo los castigos de estos (de a palos a sólo reclusión ver p. 268), o con los licenciamientos (que se redujeron a partir de todas las cartas de licencia militar presentadas) y con la discusión de ley de 1835 de retribuir por servicios en la milicia; existía una deficiencia para lograrlo: las autoridades daban más cabida al espacio del disciplinamiento que la persuasión principista, no se llevaba a cabo compenetración con el sustrato valórico y de principios a defender.

En suma “se ve en segmentos importantes del bajo pueblo la resistencia o indiferencia hacia los lemas o principios políticos levantados por las autoridades post-independentistas, no surgiendo desde abajo la convicción de la “nación de armas. El servicio militar era una carga que había que eludir”p.267

b)Para otros (la minoría) tuvo significado donde el servicio militar a la patria debía implicar una retribución. Desde comienzo de los años 30 se dan numerosas solicitudes de premios de constancia y retiros a inválidos. Estas solicitudes para Pinto “no deben ser interpretadas como otra expresión de saqueo, la recompensa o el carácter mercenario , pues la solicitud va unida a una actitud heroica, el sacrificio, el mérito” (en vista de lo que el pueblo sufría y perdía como soldado). Las solicitudes debían ser probadas en cuanto a su merecimiento, en ellas se destacan la voluntariedad al servicio, la no deserción, las acciones bélicas (curriculum militar jaja) . Este trámite era cursado por el soldado, que en el caso de no probar la efectividad de su merecimiento ya sea por años de servicio o invalidez, se rechazaba la solicitud (se demoraban meses o años en aceptarlas, en general el resultado era positivo).

Hay que destacar que se refuerza que sean minoría porque los conflictos no se daban en todo el territorio.

La guerra para ellos parte del bajo pueblo (gañanes, campesinos, sombrereros, sastres, peones) no fue un hecho aislado sino una carrera militar donde pasaron gran parte de su vida. Entonces ¿por qué no desertaron? La respuesta es que se creó un sentido para ellos, con los años y en vista que los conflictos armados disminuían estos sujetos quedan dentro de la “mitología de la independencia” por lo que generan hacia ella un sentido de pertenencia que finalmente avalaba que reclamaran recompensa. (hay ejemplos .269 -274)

La guerra para ellos fue un cambio de vida dejando de ser lo que eran ej. Campesinos para asumir el rol de soldados por la patria retribuidos por ella, aunque con pensiones bajas.

c) Pinto también plantea un caso hipotético que así como algunos confunden experiencia militar con la vida hubo procesos en que la guerra haya “facilitado un cierto desarrollo de la identidad nacional, así fuese solo de modo indirecto”. Tomando las ideas de Benedic Anderson, Pinto relaciona la acentuación de la transhumancia tradicional del peonaje, ahora como soldados por los viajes en las batallas; con la “comunidad imaginada llamada nación” que plantea Anderson para el período colonial. Este autor postula los viajes como creadores de significado,

“uno de los factores gatilladores de este sentimiento para América lo constituyeron los viajes de los criollos(…) pues ellos crearon significado al hacer más tangible la relación entre las personas en virtud de su pertenencia un mismo espacio administrativo cultural (conciencia de conexión)”. Siguiendo con Anderson “él asocia nacimiento como “fatalidad compartida”, el crecimiento de la colonias otorga “visibilidad” entre residentes favoreciendo mayor conciencia de origen nacional.

En las sociedades premodernas el referente comunitario era la familia, aldea o localidad. En la modernidad se tiene a destruir este tipo agrupamiento, arrancando a las personas de su hábitat y con ello produciendo desarraigo afectando a las identidades. Por lo tanto las guerras de la independencia actuaron como mecanismo modernizador al impulsar proceso de desarraigo que saco de sus hábitats a los soldados (Pinto lo relaciona con lo vivido en la guerra del pacífico. Estos sujeto en resumen (ver p. 276) al encontrarse en un lugar y con personas ajenos crean a “otro” diferente de si mismo, conformando una identidad. A los viajes del bajo pueblo se suman otras acciones generadas por la autoridad de carácter simbólico que refuerzan identidad como las fiestas, efemérides y acciones bélicas, que en suma hicieron de la guerra de independencia para algunos la idea de nación.

d)Un último grupo del bajo pueblo vio a la guerra a través de una perspectiva moderna “fueron los que asociaron claramente el servicio a la patria con derechos y justicia, aunque no necesariamente con la ciudadanía política”. A través de las solicitudes y apelaciones de retribución por servicio, Pinto advierte cierto discurso en ellos que apelan a la justicia por ejemplo para que les paguen sus bonificaciones, afirmándose en leyes como el decreto de 1824 (más tarde derogada) en la cual finalmente consideró el pago, especialmente a los soldados que hayan combatido desde 1810; también se ve en estos documentos el uso de palabras como república o derecho relacionados con el servicio a la patria. “Existieron en conclusión soldados que percibieron en el servicio un derecho y que argumentaron sobre esa base para presionar al Estado a reconocer aquello y obtener pensiones.”

En síntesis las guerras iniciadas en el proceso de independencia no tuvieron el mismo efecto en las masas, para algunos fue una carga, para otros como los grupos “b y d” descritos, la patria pasó a tener un significado asociado a lo bélico, en donde patria y guerra aparecen unidos. Los viajes hicieron que algunos se incluyeran dentro de la comunidad imaginaria. Las guerras aunque no deliberadamente utilizadas por las autoridades lograron ser un vehículo para conformar nación en vista que fue la única instancia de reconocimiento (a través de la paga de indemnizaciones) del sector popular.

2.- Las Guardias Cívicas Portalianas ¿Nación en Armas?Comienzos de 1820: en pleno período de transición no existía claridad sobre cual de las 2 fuerzas armadas existentes: el ejército o las milicias, debía constituirse en la “nación en armas”

Por otro lado, se genera un debate en torno a la dependencia de las milicias: del ejército o de la civilidad, puesto que eran vistas como la verdadera expresión de la “nación en armas”.José Miguel Infante Ordenamiento federal en 1826:Es “facultad privativa del congreso la de proveer u organizar, armar y disciplinar a las milicias”. La defensa nacional era una tarea del conjunto social, no una cuestión exclusiva de un grupo de profesionales (refiriéndose al ejército). Por lo cual se daba preferencia a la mantención de una guardia cívica basada en las milicias. Esta decisión no fue acogida en la constitución de 1828. Tras el fin de la guerra, surgió una reforma militar (1827) que…*Buscaba reducir el Nº de oficiales.*Provocó la salida de oficiales destacados y,*licenció a muchos soldadosSe da en un contexto del fracaso del federalismo, pleno debate mediático y aumento del bandidaje, las guerras contra los Pincheira y se reactiva el conflicto mapuche. Se generan 2 motines: el de Campino y el de Urriola. Este último fue derrotado por una movilización de milicias cívicas. Ambos motines militares eran una “toma de partido”, pues pretendían la derogación de las leyes federales. Fueron percibidas como una amenaza política.“Sería el principio del imperio del terror en Chile y la causa inevitable de la disolución total de los vínculos que hoy nos unen” (Pinto, p.281) La rivalidad y el debate entre el ejército o milicia se reactivó n el marco de las insurrecciones militares y la lucha política.Politización de las Guardias Cívicas --> Disputas elitistas por el poder.Por primera vez, el carácter de milicianos, tanto campesinos como artesanos, son considerados parte del “mercados electoral” (como ciudadano elector activo) una vez comenzada la época republicana.Según Grez La clase dirigente se dedica a captar el artesanado para aumentar su fuerza ante sus rivales. Como ejemplo están los estanqueros (bandos políticos anti-pipiolos) que posteriormente se les acusa de tener lazos con los liberales.Los artesanos, antiguos Infantes de la patria y los Guardias Nacionales forman alianza con los liberales para derrocar al Capitán de Guardias nacionales, Juan Francisco Herrera, por sus políticas fraudulentas.1829 --> Guerra Civil: alzamiento de la Asamblea de Concepción. El ejército del sur se declara en rebeldía frente a la autoridad de la deliberación de sus oficiales y el quiebre de la disciplina y la verticalidad del mando --> SE une al bando pelucón-estanquero, los cuales triunfan frente al bando pipiolo.*Las milicias no contaban con una adecuada preparación, pero son requeridas ante la ausencia del ejército.*El ejército no toleraba la subordinación a las nuevas autoridades (del bando pipiolo), por lo cual se niegan a participar en la guerra. La ausencia del control sobre el ejército pipiolo-liberal (en el centro del país) era el problema más serio a enfrentar para el bando pelucón, pese a contar con el ejército del sur.José Tomás Ovalle --> Decía que los milicianos, con sus virtudes de disciplina y moralidad habían logrado mitigar la crisis por la que pasaba el país, instaurándolos como modelo de soldado y de ciudadano por el gobierno.

*Destaca el papel de las milicias en el conflicto, portadoras de virtudes que el ejército no poseía: subordinación, moralidad y disciplina. SE produce una ruptura en la politización del período anterior: con la política estanquera una vez instalada en el poder, se reorganizan las milicias: “la milicia cívica es en las repúblicas un firme apoyo al orden y de las instituciones liberales” (p. 285) No puede hablarse de un equilibrio cívico-militar.Cualidades de las milicias: - Aman y respetan el orden social- Garantizan la seguridad pública- Son menos costosas- Son buen reemplazo del ejército para neutralizar su poder. Tras la guerra civil y el triunfo pelucón, el ejército sería debilitado mientras que las milicias eran reforzadas, debido a que eran más fáciles de someter a la tutela civil-oligárquica.--> Permitía un redisciplinamiento del bajo pueblo insurrecto para transmitirle valores nacionalistas.El presidente Prieto impulsa la reintegración y purga del ejército, mientras que Portales intentó impedir su renacimiento como actor político, pues:“La virtud republicana no estaba en el ejército, sino en las milicias, y serían ellas las realzadas por la nación” (p. 287), pues son ellas las que cumplen con guardar la ley y apoyar un gobierno justo. Las milicias serian realzadas y serían puestas como las más genuinas prepresentantes de la patria. SE les priva de participación política y deben subordinarse al mando civil, a la patria.La ciudadanía debía ser redefinida mediante el servicio castrense a la patria. Por otro lado, había un interés por reducir el tamaño del ejército y eliminar los Altos Mandos pipiolos. Por otro lado, se hace obligatorio el servicio en armas para todos los hombres, e inscribirse en las milicias en donde los instruirían militarmente.El apoyo a las milicias implicó su expansión en distintos puntos del país, lo cual significó dejar libre al ejército permanente, impulsado por el Ministerio de Guerra en 1835. Esto impulsó el fortalecimiento miliciano y el oficialismo, dando el apoyo a las instituciones populares.Las milicias debían ser el sostén defensivo de la nación. Siendo éstas esparcidas hasta los pueblo más apartados, eran más importantes que el ejército profesional y se constituía por la mayoría del bajo pueblo, el cual debía prestar servicio obligatorio en ellas. Su debilidad radicó en que no disponía de preparación defensiva a la altura de profesionales de la guerra. No poseían cuarteles ni armamento o instructores acordes a un ejército.1836-1837 --> Amplia organización miliciana, pero débil en preparación militar.La preparación de las milicias, a lo largo del país, era deficiente y carecía de implementos necesarios. Por otro lado, quienes instruían militarmente eran los mismos oficiales del ejército.“aunque las milicias fueron pensadas como contrapeso al ejército, su preparación no las convertía realmente en eso” (p. 291)Era el Estado el responsable de incorporar al bajo pueblo en estas guardias y las organizaba por medio de los Ministerios del Interior y de Guerra. (Pinto discrepa en esto con Jocelyn-Holt respecto a la ausencia del Estado en las milicias), puesto que los instructores militares eran escogidos y designados por el gobierno propiamente tal.

La idea de “nación en armas” tenía que ver con disciplina, obediencia y subordinación; por lo que constituía un deber, no un derecho. Las milicias fueron un mecanismo de redefinición identitaria en sentido nacional. En definitiva, las milicias fueron instrumento usado por el bando pelucón-estanquero como medida para repeler el “descontrol social del bajo pueblo”.Fines década del ‘20 y comienzos del ’30: Efervescencia social: bandolerismo, delincuencia, beligerancia de los Pincheira (símbolo de debilidad del poder civil)*Campesinos y artesanos eran sumergidos en la lucha política partidista. Resultado de la guerra civil: Debía redefinirse la participación política como disciplina social. SE debía poner a los actores populares bajo tutela de la oligarquía, poniendo fin a una ciudadanía activa popular, al debate político y mediático, la política, las cuales serían desvinculadas del ideario nacional. Para ello es que el bando pelucón utilizó a las milicias como vehículo para lograr sus fines.Portales Tenía la concepción de un pueblo con tendencias levantiscas, a la rebeldía, al rechazo del control, pero también la certeza de lo saludable que podía resultar para ellos la disciplina militaren las milicias. El bajo pueblo era el origen del desorden y la crisis de dominación, por lo que era necesario redisciplinarlo bajo un esquema militar: la moralización del pueblo. (p. 294)Le da importancia a los ejercicios doctrinales realizados los domingos por la mañana. Esto repercutía en la modificación de las costumbres populares tales como la pereza, el desaliño y la holgazanería del bajo pueblo.“ La obediencia a un jefe, el uso del uniforme, la realización del ejercicios, los castigos (...) eran recursos más rápidos y efectivos para evitar los desmanes populares y mejorar sus hábitos”.(p. 294) La moralización del bajo pueblo tuvo que ver con las ansias de autonomía que mostraban algunos sectores populares, lo cual debía neutralizarse por medio de las milicias.Pues el artesanado (gran componente de las milicias) no sólo recibía influencia del estanquerismo, sino que de los sectores liberales-pipiolos.Sergio Grez ”el control que ejerció sobre el artesanado les favoreció en su maduración política, pues demandaban su liberación del servicio en las guardias cívicas a las que eran sometidos”.Por otro lado, los sectores de elite se negaban a incorporarse a dichas guardias como oficiales, a cambio de contribuir económicamente (en vestuario, música y demases) para eximirse de ellas.Existían 2 tipos de milicias:1) Las primeras se reunían tras largos intervalos de tiempo y se reducían a un censo nada más.2)las otras daban un espíritu de disciplina y organización en cuanto a la destreza y regularidad de las tropas en línea.La solución era crear un sistema imparcial de alistamiento que afectara a todos por igual. Pese a que “el servicio militar recaería por defecto sobre campesinos y artesanos, mientras los sectores dirigentes podrían comprar su derecho a eximirse (p. 296). Pues el objetivo es que fuera obligatorio para el bajo pueblo y no para las elites.

Los uniformes tenían gran poder de seducción para infundir obediencia y orgullo miliciano, por lo que les impulsaba a exhibirse en fiestas patrias con sus uniformes y bandas de música.