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FRANCISCO J. SERRANO B óREAS Y EL S OL U NIVERSIDAD A UTóNOMA DE N UEVO L EóN S ECRETARíA DE E XTENSIóN Y C ULTURA P OSDATA E DICIONES

Boreas y el sol

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Page 1: Boreas y el sol

FRANCISC O J. SERRANO

Bóreas y el sol

U n i v e r s i d a d a U t ó n o m a d e n U e v o L e ó n

s e c r e ta r í a d e e x t e n s i ó n y c U Lt U r a

P o s d ata e d i c i o n e s

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FRANCISC O J. SERRANO

Bóreas y el sol

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Un i v e r s i da d aU t ó n o m a d e nU e vo Le ó n

Jesús ancer rodrígUez

Rector

rogeLio garza rivera Secretario General

rogeLio viLLarreaL eLizondo Secretario de Extensión y Cultura

ceLso José garza acUña

Director de Publicaciones

ed i to r i a L BU r ó BL a n c o / Po s data ed i c i o n e s

José Jaime rUiz Director

óscar estrada

Diseño editorial y fotografía del autor

Federico Jordán

Ilustración de portada

Segunda edición. UANL / Posdata Ediciones. Mayo 2010-1,500 ejemplares.Primera edición. Posdata Ediciones. Diciembre 2006-1,000 ejemplares.

ISBN: 978-607-433-332-9Derechos reservados conforme a la ley

© Francisco J. serrano

Impreso en Monterrey, México

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FRANCISC O J. SERRANO

Bóreas y el sol

U n i v e r s i d a d a U t ó n o m a d e n U e v o L e ó n

s e c r e ta r í a d e e x t e n s i ó n y c U Lt U r a

P o s d ata e d i c i o n e s

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Page 7: Boreas y el sol

Agradezco al doctor Jesús Ancer Rodríguez y a la Dirección de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Nuevo León por el apoyo a la presente edición. Y no puedo dejar de expresar mi gratitud permanente a todos los amigos que dejaron huella de su experiencia y talento en mi primer Bóreas y el Sol: a Óscar Estrada, a José Jaime Ruíz y a Federico Jordán; y por supuesto a todos los que escucharon estos poemas en circunstancias y lugares que es mejor no mencionar.

Francisco J. serrano

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La demacración espiritual es el signo de la era. Afuera el viaducto, la naranja en vilo y el filo del puñal. Adentro, mediodía, la melódica lid de Gula en restaurante cualquiera. Báratro climatizado donde habita Francisco J. Serrano y donde sus pasos son testamento del amor, el deseo, el guiño a la muerte, la amistad sin zozobra: el encendido gallo que canta por la sangre, no por la aurora. Serrano habita la vida como ronco tatuaje en pecho, sin trábea que lo cubra porque, desbordado, no busca fortuna en Poesía sino poesía en Fortuna. Dilatado cuanto más estrecho, como el amigo de Quevedo, ni anhela premios ni padece daños. A mitad de un camino, el canto de barrocos ríos en la boca de Serrano estalla.

José Jaime rUiz

U N S A L U D O

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A mis padres y hermanos

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Bóreas y el sol

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Porque no sé decirte de ninguna maneraque deformas mi cuerpo, fiel enemiga mía, gozaré sin remedio tus violentos letargosy hasta hundirme en la gloria de tus dones amargos,

con el mínimo golpe de la racha postrerahallaré los motivos de esta hirviente acedía.

Alejarme quisiera de la sed que te nombramas indeleble brilla tu presencia en mi sombra.

...y a Gabriel Contreras

A U N A C A G U A M A

q u i n c e

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D É C I M A I

Sobre lo vano y lo feoun aura soleada tienes,¡oh arcano dolor!, devienescon su mudo pestañeoen orgiásticos edenes.Cada roce, cada ondeode su piel y sus vaivenesdespeja sin devaneoel álgebra del deseoque late bajo mis sienes.

a Lorena Saucedo

d i e c i s i e t e

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Porque no sabeseducir la miradacomo tu forma,huye un grato perfumeal morderte, durazno.

T A N K A I

a Rodrigo Guajardo

d i e c i n u e v e

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¡Bésame ahora!¡Ven y arruina mi vida!Una parvada de zopilotes vuelasobre nuestras cabezas.

T A N K A I I

a Yasodari Sánchez

v e i n t i u n o

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A N C L A

Naces de nuevotímida vena de agua,hilo nervioso de luz

que brotaentre las olas

(el verano está dormidode hojas se cubre su manto).

Puerta secretarama de limas sin flor,

eres la madrugaday el sereno que la baña;

barco aguardando al pescador en la turbia marejaday el ojo de un ave

que ha sentido entre lo negroun resplandor.

v e i n t i t r é s

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¿ O T R O ?

Todavía no sé vivir contigo, tampocopuedo fingir amarpor el mañana con sus leyes muertaso una siempreviva. Por la calle buscouna mirada para desnudarme un segundo o morirde risas ahogadas e ironías; pero de noche, frente a mílos parques de la ciudad están llenos de gente dormida en las bancas,una persona tiene una voz parecida a la mía y la escucho:–tengo miedo–, dicesu acento de gran oquedad y dureza(temo que esa enfermedad de sus palabras sea mentiracomo esta que siento y como todas las mías.)

a Kenia Jiménez y David Martínez

v e i n t i c i n c o

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A través de lo espeso de tinieblas rejegas,las entrañas confusas del desierto navegas.

A los siglos regalas permanentes destellos.Son vestiglos sin rumbo tus sedientos cabellos.

Nada, ni los rumores que en el vulgo levantasenvilece las piedras que fustigan tus plantas.

De esta breve galaxia que en silencio rumora¡eres única dueña en esta lóbrega hora!

Y a esta raza drogada con su propia locuratus harapos gloriosos no mendigan ternura.

Sola, con un lenguaje de titánicas vestes, conversas con las horas y los cuerpos celestes.

C A M I N A T A N O C T U R N A

a mi amiga Cris Salazar

v e i n t i s i e t e

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S O N E T O I

Ya de tus hojas el envés plateadocon gracia el viento matinal no agita;tu antes fornido tronco precipitasu volumen al suelo erosionado.

Yaces bajo lo craso del collado,raíz de musgo y oquedad ahítay, en desolado alrededor, levitael diurno astro con rubor helado.

Deidad del tordo ayer, hoy del gusano;eres en pie coloso desvalido,fuiste contra huracanes soberano

no con lánguida fuerza. Ondulatoriatu voz de oleaje imita el estallidoya en la ósea quietud de la memoria.

a Inés Sáenz

v e i n t i n u e v e

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C A L L E V I L L A G R Á N , 5 : 4 5 A . M .

Arde el sereno en embriaguez y las otras mujeres ni siquiera merecen tenerte envidia. Gacela, ven, se hace más tarde cuando no más triste, en cuitas vanas y remordimientos se diluye la sangre; mancha seca de lodo seremos en nuestras propias lápidas mañana; grosera, ven, no temas y haz como que me quemas, en tus huesos seré lo que quedó de lo que nunca fue, baila en lo alto de este cielo enyerbado;soy el eco y el mazo que hiere, largo espasmo, cada interna fisión, todo epicentro ojos adentro, no me arrastres vivo; déjame ser la llaga y la sal en tu postigo; derramar en los labios mis duelos y quebrantos –como lo hacen tantos.

a Beno

t r e i n t a y u n o

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D E M A D R U G A D A

Arde el sereno en embriaguez.El movimiento fijo de las horasfluye como un reproche prolongado y obseso.El viento caluroso reseca la ciudad.Me desespera su tranquilidad. Hoy es ayer.Velan los cirios de las avenidas siluetas de automóvilesque se sumergen resignadas en la estela de smog.No preciosas muchachas, no vendedores ambulantes,no miles de suspiros que van y vienen empañando los aparadores de las tiendas. Semidormidas bolsas de basurafincan su reino en este muladar, ¡oh desnudez!La sangre se diluye con la noche y la auroray no sé lo que quiero pero lo quiero ahora.

a Silvia Núñez

t r e i n t a y t r é s

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Las faldas de los cerros y los ríos extintosde mi tierra abundaron en colores distintos

de ranas y de sapos, bichos de buena suerteque la gente venera como a la Santa Muerte.

Brotan bajo la mancha de concreto y asfaltosus canciones y suben, invisibles, tan alto

que adornan el bullicio mundanal con la aurora:de la tromba pasada son la estela sonora.

D E L A T R O M B A

a Aurelio Asiain

t r e i n t a y c i n c o

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A V E E N J A U L A D A

Fueron nuestros sentidos en el azar del versoparalelas unidas en un punto disperso,hermana de la nube, de ajeno cielo eras,marina voz que mueve la brisa en las esferas.El sentido y el ritmo del minuto en la nadamodula tu presencia cual música sagrada,si no canción alada cadencioso lamento,del aire y de la casa vesperal ornamento.La rueda que gobierna los días no reposay así como las patas de una araña canosamutilan despiadadas un insecto larvario,del reloj te devora su pulso lapidario:tu pluma se deshace y el brillo que la visteno distingue del día si es alegre o es triste,con suerte hubieras sido ave de mal agüero;desangelada cifra tu canto lisonjero.Conoces resignada que escapar del humanoes tan desfavorable a tu suerte como vano,y en una tosca jaula solitaria fenecesresignada a ser bella, rodeada de tus heces.

a Gildardo González

t r e i n t a y s i e t e

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S O N E T O I I

Eran las estaciones amistad y tibiezaque amé ‘n albos parajes de inocencia dudosa,yo que tuve de un lado la gracia y la firmezay del otro la lira por su llanto famosa.

En noches admiradas por la naturalezaamé también la danza de miserias undosay hoy que tiembla mi mano y nublado ceño mesa,que hallo leve lo eterno, sin encanto la rosa

y las cosas que valen la pena sin sentido,amo el sueño que invade mi cuerpo hasta la ausenciay el final que me acosa con oblicuo latido

espero sin moverme cual zafado badajode una sorda campana que olvidó su presencia,en las horas iguales de un ruinoso trabajo.

a José Jaime Ruiz

t r e i n t a y n u e v e

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De norte a sur y sur a norte ondulanse aproximan

se alejanno fantasmas

pasos en llamashuestes de motores

hieren tus lobreguecesse disipan

huyen del vértigo que sonespira

rabia su baile matinalde polvo

vagas llagas que bramanque se tocan

oh tempestad de alientosbajo el lento

rayo solar desnacenresucitan

y a diario cambian para ser la mismahueste sin huella

risa de billetesen famélicas arcas apilados(del monedero en el brasier ausentes)hartos de inanidad

erran erradostu gravedad de arteria

los minutosde norte a sur y sur a norte hierende sur a norte y norte a sur ondulanse aproximan

se alejanse disipan

Porque mis días se han levantadocontra una ciudad enjoyada de mendigos

a Samuel Noyola, autor de estos versos

R O M A N C E D E L A A V E N I D A J U Á R E Z

c u a r e n t a y u n o

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Ya no quiero salir, nadie me espera,las personas que quise ya no existeny otras que quiero no me quieren ver.Los rincones que amaba son ahora

avenidas y barrios cuyo nombrenunca conoceré, porque prefierodeambular entre muros inasiblesque entre malos amigos y enemigos.

Déjenme aquí, no quiero ver mi sangrederramada por culpa del pasado–sangre yo derramé, mas no la mía.

Si algún día me sacan volveréa matar o a robarlos para luegoregresar a mi celda, como siempre.

S O N E T O I I I

a Obed Campos

c u a r e n t a y t r e s

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a mi amigo Raúl Valdez Carrasco

¿A dónde fue la multitud que ayer veneros de ambrosía a diario derramaba?Los vitrales no copian más la risa de mayates, mucamas, busconas y esposas ahijados, hijos y entenados de los más encumbrados. Ya no cantan del piano los amores. Las canciones fueron las mismas demasiadas veces, fueron las mismas demasiadas noches por demasiados demasiados años. Y su nube de voces hoy es nube de polvo y sus lánguidos goces hoy son llagas heladas; rostros en la memoria de benditas familias que ayer fueron recuerdo. No presumenya los manteles irreal blancura, no renuevan su celeste maridaje sobre los lomos de premiadas reses el aceite de oliva y el ajo; las especias son ahora el incienso de las más aguerridas bacanales,pero en otros lugares. La fortuna emigró, brilla distante, enamorada de su decadencia, se fue con sus miserias celestiales a envejecer en otro restaurante:

R E S T A U R A N T E

c u a r e n t a y c i n c o

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E L T I N I E B L O

¡Díganme cuántas vecescon despiadado brío celebramosla sonora matanza! ¿Quién me dicedel atroz peleador, del que certera-mente con la navaja penetrabapor los cuatro costados?¡Cuánta tienda y aguaje saqueamos en tu nombre!,cien veces mil cristianos midieron la fortunade tu médula y hueso, malviajada turba de jugadores despojastey al terminar la última peleanadie agua te dio, ¡oh desgraciado!Ya no serás deshonra de tus padres –un filero en el buchelos rebajó a bocado de gusanos y helmintos–; ni tu dueño se arañará de nuevo la cara de vergüenza; de haber mostrado casta,de haber sido el contrario el que perdiera los ojos; de haber dadotres o cuatro tajadas por cada navajazo que acertaba el rivaly al mismo tiempo varias veces nadie, cabreado, patuleco,huir te hubiera visto con chillido cobarde; no seríasbefa de las edades, peste en la sangre, cielonublado en la memoria;tus hijos robarían de calle en redondeles con luciente fulgor; no yaceríassepultado en basura, como yaces.

a mi hermano Aldo Govea de la Cruz

c u a r e n t a y s i e t e

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A L M A C I B D A D

a mi gran amigo Óscar Estrada de la Rosa

La mañana vestida con la mismaropa de ayer, embiste las acerasy a fuego lento carboniza el orbe;la presencia entre miles se diluye; entre la ansiosa multitud quisieraabrir los ojos y seguir dormido:

este flujo vital, nunca dormido,otro a cada segundo, con la mismafuerza sin tregua destrozar quisieray enterrar el cordón de las aceras;la omnipresente polución diluyeel aire limpio que anegaba el orbe:

ya me has hecho pensar en otro orbe,lentas ciudades, un rumor dormidoy en el tráfago hidrópico dilúye-se este deseo: yaceré en la mismaola de muertes, cruz de tus aceras,no se puede evitar, aunque quisiera

y aunque inerte en el féretro quisieraescuchar estruendoso bajo el orbeun conjunto venal de tus acerasque haga vibrar al panteón dormido;mudas de cara para ser la mismatu canción ancestral no se diluye:

c u a r e n t a y o c h o

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no ganas tanto con cambiar, diluyela ambición sanguinaria, no quisieramudar de lengua ni de piel, la mismahueste cobarde que desuela el orbedesollará mi carne, mal dormidobajo el manto solar de otras aceras:

la sed bestial lacera, las acerasde guano y sangre ebullen, me diluyeesta erosión que sufro hasta dormido.¡Alma Cibdad rabiosa!, no quisieraque las cruces recubran todo el orbe,¡corres, corres de ti, tras de ti misma!

Y en la misma erosión de las acerasse diluye en sus restos aquel orbeque dormido de nuevo ver quisiera.

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Í N D I C E

A una caguama 15

Décima I 17

Tanka I 19

Tanka II 21

Ancla 23

¿Otro? 25

Caminata nocturna 27

Soneto I 29

Calle Villagrán, 5:45 A.M. 31

De madrugada 33

De la tromba 35

Ave enjaulada 37

Soneto II 39

Romance de la Avenida Juárez 41

Soneto III 43

Restaurante 45

El Tinieblo 47

Alma cibdad 48

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se terminó de impimir en junio del 2010, en los talleres de Serna Impresos, en Monterrey, Nuevo León, México. Para su formación se utilizó la tipografía Bembo. El tiraje consta de

1,500 ejemplares. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Óscar Estrada.

FRANCISC O J. SERRANO

Bóreas y el sol

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FRANCISCO J. SERRANO

La mayoría de los poemas incluídos en este libro fueron escritos durante el tiempo que su autor fue cadenero de un antro muy popular del Barrio Antiguo de Monterrey. Su amigo Samuel Noyola le ordenó ser poeta y no economista. Actualmente es capitán de meseros de un restaurante. Si la poesía es libertad, Francisco J. Serrano (Monterrey, 1977) se toma la libertad –cuando lo desea– de regresar a las formas cerradas de la poesía más tradicional de nuestra lengua.