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Los orígenes de las finanzas públicas en México (1821-1880) Habilidades ejecutivas: ¿innatas o adquiridas? Sergio Garcilazo Lagunes Miguel Ángel Padilla Fritsche Eccea Num. 5 3/23/06 11:11 AM Page 1

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Boletín Oficial de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana

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Los orígenes de las finanzas públicas en México (1821-1880)

Habilidades ejecutivas: ¿innatas o adquiridas?Sergio Garcilazo Lagunes

Miguel Ángel Padilla Fritsche

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Responsable de esta publicación, Ma. Antonieta Romano Esqueda [email protected]: 54-82-16-00 ext. 5446. Diseño y cuidado de la edición, revista istmo.

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En la Nueva España “la simple enumeración de los renglones quecomponían el ingreso público… hacia 1791 (94 ramos de proce-dencia diferente), y la mención de los conceptos de gasto públi-co (...), ponen a pensar en una complejidad inmanejable dentro dela hacienda novohispana, que hace imposible su entendimien-to”.1

Al conseguir su independencia, México heredó esta situa-ción que de alguna manera siguió funcionando y modificándosegradualmente a medida que el país se adentró en el La larga gue-rra de independencia que afectó las actividades productivas, sereflejó particularmente en la disminución de ingresos para el era-rio por el pago del derecho de alcabalas, los impuestos al oro yla plata y el estanco del tabaco,2 que eran las fuentes de ingresomás importantes para el gobierno virreinal.3 A pesar de que esteaumentó las contribuciones e impuestos, “todo el quinquenio de1812 a 1816 fue funestisimo [sic] para la Hacienda pública, por-que en ninguno de dichos años pudieron pagarse los egresos sinrecurrir a empréstitos más o menos onerosos”.4 Además debetomarse en consideración la continua fuga de capitales, princi-palmente de origen español, enviados en su mayoría a Cuba, quedescapitalizaron al país.5

No debe olvidarse que antes de la conflagración, el estadode las finanzas públicas en la Nueva España era suficiente pararemitir a la corona española 50% de los ingresos totales que per-cibía el erario;6 excedente que por razones obvias, al alcanzarsela independencia, debería ingresar a las arcas de la nuevanación. Inmediatamente, a raíz de su consumación –tanto porrazones políticas como económicas–7 a través de diversos decre-tos expedidos entre el 5 de octubre de 1821 y 18228 se elimina-ron o redujeron los impuestos sobre extracción y derechos dealcabala sobre oro, plata y aduaneros, sobre la producción dealgodón, lana, café y cacao. De esta manera, el gobierno, al nocontar con recursos suficientes para atender a sus erogacionesinicia el círculo vicioso déficit fiscal-endeudamiento externo einterno-incapacidad de pago-déficit-endeudamiento, que afectóal país buena parte del siglo XIX.

Dichos decretos se implementaron tras organizar la estructu-ra del nuevo Estado mexicano por la primera regencia de laSoberana Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano el4 de octubre de 1821; que a su inicio contaba con cuatro secre-tarías de Estado, la de Hacienda y Crédito Público entre ellas.

Desde esa fecha hasta el 1º de diciembre de 1880 en quetomó posesión como presidente de la República ManuelGonzález, la Secretaría contó con 117 secretarios y encargados

de despacho, que ocuparon el puesto en 192 ocasiones durante59 años,9 prácticamente uno cada tres meses, caso insólito en elmundo.

Fue importante la actitud del propio Congreso con relación ala batalla fiscal que se desarrolló entre Iturbide y las élites enmarzo de 1822. Por medio de sus delegados, el Congreso ordenóque un préstamo forzoso solicitado por Iturbide fuera voluntario,derogó la ley contra la exportación de metálico permitiendo quelos dueños de los capitales abandonaran el país con el monto quedesearan y avisando con un mes de antelación. Para octubre delmismo año, ante una situación fiscal angustiosa, Iturbide ordenóincautar una “conducta”10 que transportaba plata con valor de 1millón 200 mil pesos, propiedad de comerciantes de Perote.11

Desde el punto de vista fiscal, el federalismo perdió fuerza alseparar los impuestos que pertenecían a la federación y a losestados en la Ley de Clasificación de Rentas del 4 de agosto de1824. Se dispuso que buena parte de los impuestos pasaran amanos de los estados, estos debían cubrir a la federación unmonto mensual llamado “contingente”, cuyo cálculo se hacíasobre la base de la presunta riqueza de cada estado.12 Según seafirma, al crearse dos esferas de poder fiscal, “se activó ademásun sistema confederal con un gobierno nacional ‘tendencialmen-te sin territorio’, supeditado a las remesas de dinero que los esta-dos se comprometieron a entregar a las arcas federales”;13 esque-ma que sirvió para consolidar las élites regionales.

“La caída de Iturbide estableció tres precedentes fiscalesdesafortunados que determinarían gran parte de la historia delMéxico del siglo XIX. El primero y más significativo fue la firmenegativa de las élites a pagar impuestos adicionales de 1821 a1834.14 De hecho toda la estructura de ingresos de la primerarepública federal estaba basada en la premisa de que los impues-tos al comercio exterior serían un ingreso más que adecuado paracolmar el tesoro”.15

Precisamente en este período se gesta la deuda inglesa, ali-viando temporalmente –de 1824 a 1827– la penuria de las finan-zas públicas que propició la contratación de créditos internos aplazos cortos y elevadas tasas de los subsecuentes gobiernos,frecuentemente reembolsables a través de los ingresos proce-dentes de las aduanas.

De todo esto se desprende el inicio y evolución de un Estadodébil, donde ingresos, gastos, deuda y financiamiento se entrete-jen y la economía y la política se afectan mutuamente, siendo lavariable crítica la aplicación del gasto gubernamental sobre laeconomía en su conjunto.16

Los orígenes de las finanzas públicas en México (1821-1880)

Miguel Ángel Padilla FritscheAcadémico de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales

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En 21 casos el presupuesto presentó déficit y en 13 superávit,cabe mencionar que hubo siete años continuos con superávit,de 1870 hasta 1877, período en el que fungieron como presi-dentes de la República Benito Juárez (1870-jul. 1872),Sebastián Lerdo de Tejada (1872-nov. 1876) y Porfirio Díaz(1876-1877); siendo titulares de Hacienda: con el primero,Matías Romero y Francisco Mejía; con el segundo, FranciscoMejía; y con Díaz, Justo Benítez.

Las cifras disponibles de 1839 a 1841 integran los préstamos recibidosen el rubro de “Ingresos”, por lo que el superávit o déficit que registran nose consideró para efectos estadísticos. Aún y cuando los años de 1825-26,1837-38 y 1848-49 presentan datos comprendiendo períodos de ocho, 10 y18 meses, estos sí se tomaron en cuenta para dichos efectos.

Las principales fuentes de ingresos del Estado fueron: el impuesto alcomercio exterior (la más importante), el impuesto al comercio interior, y elde la propiedad:

La aplicación del gasto se destinó principalmente a las guerrasintestinas y a las intervenciones extranjeras; su importancia deci-siva la ejemplifica López Rosado en el siguiente cuadro:21

Egresos totales y gastos del

ramo de guerra (millones de pesos)

Años Egresos totales Ramo de guerra % del total

1825 17.1 12.0 70.21840 18.9 15.2 80.41855 17.5 10.0 57.11870 18.3 7.9 43.21880 23.1 9.8 42.4

“En la primer etapa, los secretarios de Hacienda iniciaron suaprendizaje financiero y contable desde su actividad mercantilparticular, lo cual explica por qué más de una decena de éstoseran originarios de Veracruz, plaza poseedora de gran liquidez,detentada por sus comerciantes, y en ocasiones baluarte de laTesorería de la Federación, [eran además] poseedores de unaamplia red de relaciones internas y externas, tanto por intereses yalianzas mercantiles como por lazos familiares, lo que deja entre-ver las estrechas ligas que hubo entre el mundo de los negocios yla burocracia”.22

Esto consolidó la relación del Estado con el estamento mer-cantil no necesariamente identificado con el propietario (hacenda-dos y mineros),23 derivando en una asociación clientelar Estado-

Año Descripción19 Importe20 Presidente(s) Responsable(s) de Hacienda1877/78 + Ingreso 13 449 P. Díaz Matías Romero

(ICE 68%)1837/38 - Ingreso 4 258 A. Bustamante Ignacio de la Mora

(ICE 19%) José Ma. BocanegraM. E. de GorostizaPedro Echevarría

1877/78 + Ingreso 4 034 P. Díaz M. Romero(ICI 20%)

1825/26 - Ingreso 228 G. Victoria José I. Esteva(ICI 2%)

1843 + Ingreso 1 492 A. L. Santa Anna M. E. de Gorostiza (IAP 5%) N. Bravo I. Trigueros

V. Canalizo “1831/32 - Ingreso 2 A. Bustamante R. Mangino

(IAP .01%)

Año Descripción Importe18

Presidente(s) Responsable(s) de Hacienda1843 + Ingresos 29 523 A. L. Santa Anna Manuel E. de Gorostiza

N. Bravo Ignacio TriguerosV. Canalizo ¨

1829/30 – Ingresos 9 753 A. Bustamante Ildefonso Maniau1843 + Egresos 29 220 A. L. Santa Anna M. E. de Gorostiza

N. Bravo I. TriguerosV. Canalizo I. Trigueros

1851/52 – Egresos 8 615 M. Arista Marcos Esparza1872/73 + Superávit 2 428 S. Lerdo de Tejada Francisco Mejía1835/36 + Déficit 11 124 M. Barragán (Interino) Antonio Vallejo

J. J. Corro (Interino) Rafael ManginoIgnacio Alas

PERO NO TODO ERA PÉRDIDADe acuerdo con las cifras que presentan Carlos San Juan y Salvador Velázquez,17 entre 1821 y 1880 merecen destacarse los siguientesdatos por año fiscal, considerando el monto más alto y el menor:

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estamentos, en los que los intereses de ambos se conjugaron paraque el Estado central sobreviviera a pesar de sus grandes vicisitu-des.

José Ignacio Esteva, secretario de Hacienda con GuadalupeVictoria, primer presidente de México, implantó la administraciónfiscal del primer federalismo, incluyendo la estructura organiza-cional de la Secretaría, los comisariatos en lugar de las intenden-cias y oficinas aduanales,24 además de utilizar gran parte de lospréstamos ingleses. En este contexto, atendiendo a la ley del 16de noviembre de 1824 en la que se estipuló que el secretario deHacienda dirigiera todas las rentas de la federación, su funciónera en consecuencia la de director general de rentas, esto es, res-ponsable directo de los ingresos y egresos federales, y con sufirma autorizaban todas las decisiones, con un oficial mayor queactuaba como asesor.25

Elaboró numerosos escritos para informar al Congreso sobrela situación fiscal del país y defenderse de los ataques [general-mente políticos] de dicho organismo. En política fiscal hizo poco,lo que se observa con la legislación emitida entre agosto de 1824y enero de 1829, aún cuando la cartera fue ocupada por otros per-sonajes durante un año [marzo 1827-28].26

IMPUESTOS, ¿SOLUCIÓN A LA CRISIS?A partir de 1830 inicia la fase más crítica para el erario, el perío-do de mayor incumplimiento en el pago de la deuda inglesa, losmás bajos ingresos,27 la menor participación de los impuestos alcomercio exterior y a la propiedad en el ingreso del erario, la gue-rra de Texas y una de sus peores consecuencias: el déficit fiscalmás considerable.

Nueve responsables de la Secretaría de Hacienda copartici-pan en estos resultados. Además de los desajustes políticos de laépoca ocasionados por un Estado nacional débil,28 la lucha de lasoligarquías se reflejó posteriormente con el establecimiento de unSupremo Poder Conservador que integró los poderes ejecutivo,legislativo y judicial sólo con representantes de los propietarios.29

No debe olvidarse el hecho de que la explotación y distribucióndel azogue, uno de los principales minerales de importación, esen-cial en la minería mexicana, fue controlado a partir de 1830 por laCasa Rotschild.30

En 1838, el Congreso autorizó al Presidente Bustamante aaplicar un impuesto de emergencia a toda la República. “Este gra-vamen se basaba en la propiedad urbana y rural, el comercio, lasprofesiones y oficios, sueldos, salarios, el capital invertido y losbienes de lujo. En lo general, esta contribución de tipo directo yproporcional pretendía gravar más a los que más tenían. El resul-tado fue decepcionante, pues los arrendatarios, por ejemplo,transfirieron el impuesto a los arrendadores. Falló “la legislacióntributaria más amplia introducida desde la independencia”; lacausa, explica el Congreso, era que “la costumbre de la contribu-ción indirecta estaba tan bien establecida que constituía la únicaesperanza de incrementar las recaudaciones”.31

Al desorden fiscal, producto de la necesidad del gobierno enturno de sofocar cuartelazos, pronunciamientos y rebeliones, des-tinando buena parte de los recursos al ramo de guerra, se agrega-ron procedimientos al margen de los más elementales principiosde derecho e inequitativos en relación con las cargas fiscales,32

pues hubo impuestos sobre las cabezas de casa o familias, decapitación por todo varón entre los 16 y 60 años,33 sobre carruajes,caballos de silla, etc., vendiéndose asimismo las salinas y edifi-cios del Estado.34 Por todo esto, “resultaba imposible delinear unaadecuada política del gasto público durante este período, en tantola inestabilidad política, provocada por las constantes guerras(…) produjeran un estancamiento económico”.35

Se presentan indicios de lo que se describe como “curvaLaffer”; en la medida en que las tasas impositivas aumentan porencima de lo que los contribuyentes están dispuestos a pagar, dis-minuye la eficiencia en la cobranza en función de una evasión fis-cal mayor.36

CON LAS ARCAS VACÍASManuel Eduardo de Gorostiza, secretario de Hacienda en variasocasiones en las décadas de 1830 y 1840, destacó al principio porsu ideología de carácter liberal, formó parte de la república cen-tralista, participó con el régimen militar de Nicolás Bravo y tam-bién con el gobierno promonárquico de Paredes Arrillaga. “Estaevolución ideológica, pasando de las filas del liberalismo exalta-do al conservadurismo, nos permite reconocer en qué medida loshombres públicos del siglo pasado actuaban más por las circuns-tancias del momento que por las ideologías”.37

La experiencia de Gorostiza había sido de carácter militar ydiplomático, a lo que se agregó la delicada situación del país, porlo que no sorprende su aseveración: “A inculpaciones vagas, a lascalumnias con que de algunos días a esta parte se me quierehacer expiar el atrevimiento que tuve de encargarme delMinisterio de Hacienda cuando nadie lo quería, y de haber conti-nuado después en él por mero patriotismo y a pesar de todas lasdificultades del bloqueo, voy hoy a contestar sólo con hechos yguarismos, sin acritud ni encono… Me nombraron ministro el 19de febrero, y aquel día no había ni un real en las cajas, nada enlas demás oficinas recaudadoras, ni tampoco podía haber créditoporque todas las aduanas estaban empeñadas por muchos meses,y todas las rentas en completo descalabro”.38

Se refiere el bloqueo de la escuadra francesa al puerto deVeracruz el 16 de abril de 1838, cuando era la principal aduanamarítima y fuente de ingresos para el gobierno nacional, que con-tinuó todo el año y se extendió a otros puertos,39 lo que explica elmenor porcentaje de ingresos del fisco por impuestos al comercioexterior.40

Ante esas circunstancias, el secretario propuso buscar el des-arrollo económico interno para disminuir la dependencia del era-rio del rendimiento de las aduanas marítimas, ya que las operacio-nes del país con el exterior provenían de un “comercio pasivo”basado en el intercambio de moneda metálica por diversos artícu-los de consumo; también ofreció un régimen de contribucionesdirectas para que las cargas fiscales se distribuyeran con mayorequidad,41 eliminando a su vez las alcabalas;42 sistema aplicado yapor anteriores administraciones hacendarias del centralismo,ordenando gravar las fincas urbanas y rústicas.43

Parece un poco descontextualizada la afirmación de MarcelloCarmagnani, quien asevera que a partir de 1840 “se delinea unatendencia altamente negativa para los ingresos estatales, quecontinuará hasta el decenio de 1860 [...con base en esto,] sin lugara dudas son los decenios más trágicos de las finanzas del Estado

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independiente”;44 al no hacer referencia también a los dos prime-ros decenios de vida independiente, totalmente caóticos.

Deben considerarse los ingresos, su contraparte, los egre-sos, y sobre todo, como ya se aclaró, su variable fundamental: laaplicación del gasto.

CRÓNICA DE UN CAOS ANUNCIADOIgnacio Trigueros Olea ocupó el puesto de secretario de Haciendaen noviembre de 1841 y de inmediato tuvo que atender un proble-ma hacendarios sobre los que se había perdido el control, la circu-lación de la moneda de cobre, cuya crónica se hace a continuación:45

En 1760 el gobierno virreinal admite se utilicen piezas de cobrede baja denominación como moneda fraccionaria, ya que práctica-mente habían desaparecido las piezas de plata y oro de menor valor,corroborándose la Ley de Gresham.46

Se creó en 1837 el Banco Nacional de Amortización de laMoneda de Cobre para recoger las piezas metálicas, pero tuvo cortavida por su deficiente organización.47

Para 1841 abundaban las piezas de cobre sin control del gobier-no, por lo que Santa Anna ordenó reunir la totalidad en la ciudad deMéxico.

A fines de ese año, se inició una gran especulación con elcobre, que incrementó su valor, con el consiguiente rechazo de lapoblación.

En respuesta, se acuñaron piezas fraccionarias de monedas deplata, ordenándose entregar a las casas de moneda 5% de su pro-ducción.

No todas las casas de moneda estaban en manos del gobiernofederal, por lo que se inconformaron por la medida.

En octubre de 1842 la crisis continuaba, por lo que se emitieroncertificados, sustituidos al año siguiente por bonos representandodeuda pública, a una tasa de interés del 6%, garantizados con elvalor de los terrenos baldíos.

Finalmente, hasta abril de 1844 se reglamentó la conversión delos certificados de la moneda de cobre.

Al culminar la independencia, se había permitido libre comer-cio con el tabaco, sin embargo, hubo fuertes dificultades entre agri-cultores y cosecheros con los tabaqueros que lo distribuían, a quie-nes les imponían precios de compra del producto, por ello en enerode 1842 el gobierno se hizo cargo de la renta del tabaco y prohibiósu importación.48 Siguieron reglamentaciones y nuevos impuestos,como las aplicadas al estanco49 de pólvora, azufre, salitre, etcétera,y objetos de lujo: carruajes, bestias de tiro, caballos de silla yotros.50

Ya desde el período virreinal el contrabando era un gran proble-ma51 y lo seguía siendo en la década de 1840, particularmente el deoro y plata; tal como lo menciona Becker: “en las aguas y playas deMazatlán se presentaban con inglesa puntualidad, las embarcacio-nes de su Majestad Británica, para cargarlas de plata acuñada y enbarras, mientras que los barcos de Prusia y las ciudadesHanseáticas navegaban por las costas de Colima con las mismasintenciones”.52 Se señala también que “para evitar vueltas en balde,también descargaban mercancías que dificultaban el desarrollo dela industria local y otros aspectos. El contrabando se desarrollócomo un gran negocio en el que [casi] todos querían participar”.53

Los resguardos marítimos y demás medidas tomadas fueron

insuficientes para controlarlo, entre otras disposiciones, se redu-jeron los derechos de exportación, se trataron de cancelar lospermisos de extracción de oro y plata en pasta, controlándolos através de las casas de moneda. Sin embargo, los comerciantesextranjeros, cuando pagaban impuestos, sacaban el metal y cual-quier otro bien de contrabando, alegando su calidad de ciudada-nos de país privilegiado, contra lo cual el gobierno mexicanopodía hacer muy poco.54

La invasión norteamericana de 1846-1848, trajo la urgentenecesidad de obtener recursos para la defensa del país, queacabó por desarticular la hacienda pública y eliminar el decretode julio de 1846 que establecía un fondo general para amortizarla deuda pública, utilizando 50% de todos los derechos de impor-tación de las aduanas marítimas y fronterizas de la República.55

Además, se recrudeció el contrabando por la falta de vigilanciaen costas y fronteras, con el consiguiente déficit presupuestario;siendo que en ese entonces los principales ramos de ingresos delgobierno provenían de: “derechos de las importaciones (aduanasmarítimas), exportación de moneda de plata, alcabalas sobre laventa de fincas en el Distrito y territorios, contribuciones directasen el Distrito y territorios, montepío civil, tabaco, naipes, papelsellado, correos, lotería y contingente de los estados”.56

ENDEUDARSE Y CAMBIAR PARADIGMASEntre 1843 y 1849 hubo una merma en los establecimientos de laciudad de México, explicable por el incremento en el contraban-do de textiles durante la ocupación norteamericana y desapare-cieron muchas fábricas de hilos, sastrerías, etcétera.57

Al término del conflicto, Mariano Riva Palacio a la sazónsecretario de Hacienda, consideraba que la deuda nacional tantointerna como externa ascendía a más de 140 millones de pesos ylos egresos (13 millones 700 mil pesos) eran casi tres veces larenta del gobierno,58 por lo que “un poco a la manera de Quesnay,propietario de una finca rústica al igual que Riva Palacio, éstepropone una economía natural basada en el sencillo principio deevitar ante todo finanzas deficitarias”.59

Tomando como referencia dichas cifras, vemos que la indem-nización comprometida por Estados Unidos en el Tratado deGuadalupe Hidalgo, de pagar a México 15 millones de pesos acambio de la cesión de más de la mitad de su territorio fue unacantidad irrisoria, puesto que equivalía a los gastos de un año delerario público.60 Sus pagos se destinaron primero a cubrir gastoscorrientes de la administración y diversos adeudos, y se presen-taron permanentes disputas entre el Ejecutivo y el Congreso res-pecto a la aplicación del dinero recibido. Aún así, como señalaJosefina Vázquez, “la sacudida moral de la guerra estimuló unmayor grado de cohesión nacional y fortaleció la aparición degrupos políticos comprometidos con la reforma del país”.61

Diversos paradigmas en materia de política arancelaria seenfrentaron entre sí hacia 1850: libre cambio, proteccionismomoderado y prohibicionismo, definición de rumbo y estrategias,aún cuando el principal mecanismo para abatir el déficit presu-puestario siguió siendo el endeudamiento interno y externo.

En ese entonces, el secretario de Hacienda Manuel Payno,62

para reorganizar la hacienda pública en materia de deuda, dictóuna ley para reunir en un fondo único los títulos en circulación a

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una tasa fija de interés, planteamiento contrario a las prácticasde los agiotistas. Su política fue producto de una estrecha cola-boración entre los poderes legislativo y ejecutivo, como señalaNicole Giron, “esta ley marcó un parteaguas en la concepción dela organización hacendaria de la nación”,63 modalidad que seobserva en el texto del artículo 9 de la ley: “Se aprueban los con-venios que en virtud de la ley del 19 de febrero último, celebra-ron el gobierno y la mayoría de las comisiones de ambas cáma-ras, con los apoderados de las deudas siguientes”.64

También “se tiene la impresión de que en el curso de la déca-da de 1850 las finanzas del Estado, por haber perdido éste suprincipal apoyo, el estamento mercantil, terminaron por mania-tarse. Para escapar de esta situación, el Estado se vio obligado adesarrollar una nueva fuente de recursos extraordinarios, pormedio de la progresiva apropiación de una parte de la renta de lacorporación eclesiástica”.65

Durante el período hubo varios proyectos para establecer unbanco, que pretendieron crear Manuel Piña y Cuevas, ManuelPayno y Manuel Escandón. Lo concebían como un banco nacional.Piña y Cuevas, en 1850, 1851 y en 1858, propuso crearlo comouna sociedad entre el gobierno y los accionistas; es decir, comouna banca mixta que daba injerencia en la administración de lasrentas nacionales a empleados del gobierno y a empresarios.66

En 1855, Guillermo Prieto secretario de Hacienda, definióquiénes debían ser sujetos de los impuestos, ya que la ley sobreclasificación de rentas no los consideraba, en virtud de que lacarga fiscal recaía en los estados –afectando su soberanía– y noen los ciudadanos o individuos; el sistema, basado en la ley de1824, había resultado obsoleto.67

En relación a los sujetos Marichal señala otras vertientes dela fiscalidad: el impacto y la incidencia. Esta última se puedemedir mediante una estimación global del peso fiscal como partedel ingreso per cápita de los habitantes, o bien como una estima-ción de los “niveles de vida” en el período, con base en los incre-mentos en los salarios y los precios. Sin embargo, recalca que“para analizar la carga fiscal individualizada de estancos como elmonopolio del tabaco. El impacto recaía directamente sobre elconsumidor que lo pagaba en el precio del cigarro, cigarrillo opolvo de tabaco que adquiría. Para saber más sobre esta proble-mática tendríamos que conocer con mayor precisión quiénescompraban el tabaco, pues al parecer era más fuerte el consumoa nivel urbano que en los pueblos rurales”; y que “sobre todo esproblemático el análisis de las consecuencias sociales y econó-micas del nivel de tributación”.68

¿AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR?A principios de 1856, el Congreso aprueba la ley que permite alos extranjeros comprar bienes raíces, procurando a través deesta medida que el mercado opere libremente. Tanto Prieto comoPayno temen que los bienes eclesiásticos se entreguen a extran-jeros, en tanto que para Miguel Lerdo de Tejada los criterios quedeben imperar son los de lógica económica y eficiencia política,inspirados en el individualismo liberal.

El 25 de junio de 1856 se decreta la llamada Ley Lerdo,69 pro-puesta de Lerdo de Tejada, quien al aceptar su designación comosecretario de Hacienda dijo al presidente Comonfort que “franca-mente, no le era posible hacer frente a las múltiples exigencias

del gobierno por los ‘caminos trillados y comunes’ de arbitrarserecursos por medio de contratos gravosos al erario, por el aumen-to ‘violento’ de los impuestos establecidos ni mucho menos a tra-vés de empréstitos que iban en detrimento del crédito nacio-nal”.70

Dicha ley transmitía la propiedad a los arrendatarios de fin-cas urbanas y rústicas, reconociendo a favor del clero el valorde las fincas y liquidando como rédito lo que se pagaba comorenta. El beneficio para el gobierno era que éste cobraba 5%por alcabala sobre la transmisión del bien raíz.71 Sin embargo,en su aplicación, uno de los grupos sociales más afectados fueel indígena,72 ya que algunos artículos alteraban las propieda-des comunales, rentadas o no por los pueblos, restringiendoademás la adquisición o administración de bienes raíces porparte de las corporaciones.73

Al no haber tranquilidad política, hubo fricciones entre nue-vos propietarios y antiguos inquilinos que no habían cumplido conlas amortizaciones pactadas, y la resistencia del clero y los con-servadores. En síntesis, el resultado final fue un caótico monopo-lio de la propiedad rural, que se completó en 1859 con la des-amortización de los bienes eclesiásticos.

Al arribar Lerdo de Tejada por segunda ocasión a laSecretaría, propuso, aunque no se aprobó, la suspensión depagos de la deuda exterior. Esto generó fricciones con MelchorOcampo, pero dio paso a las Leyes de Reforma,74 que llevabanhasta sus últimas consecuencias la secularización de la sociedady la separación entre Iglesia y Estado. Comprendida en el cuerpode esas leyes, la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos,atribuida en buena parte a Lerdo, afirmaba en el preámbulo quela causa principal de la guerra que sostenía la Iglesia era sus-traerse a la autoridad civil, con el consabido apoyo de los conser-vadores.

La Constitución de 1857 en su artículo 31, indicaba que era“obligación de todos los mexicanos(…) contribuir para los gastospúblicos, así de la federación como del estado y municipios enque residan, de la manera proporcional y equitativa que dispon-gan las leyes”.75

Tras definir al sujeto tributario había que aclarar la diferen-cia entre impuestos directos e indirectos76 y la relación que debíaestablecerse entre la federación y los estados. Sin embargo, elproyecto constitucional que contenía los artículos que lo precisa-ban fueron rechazados, incluyendo la abolición de las alcabalas;por lo que la decepción de Francisco Zarco en su carácter demiembro de la comisión de hacienda fue muy evidente: “Cuandonos detenemos a contemplar lo que es esta historia delCongreso… nos encontramos con que los resultados, los hechosconsumados, están lejos de ser lo que nosotros esperábamos”.77

“No sólo se impidió el nacimiento de un sistema fiscal moderno,sino que además se provocó un fortalecimiento de la estrecharelación entre sujeto y objeto tributario”.78

Se logró que correspondieran a la federación impuestos deter-minados: la administración de los derechos aduaneros, de la rentade los servicios públicos (correo, lotería, etcétera) y de la renta patri-monial (renta y venta de tierras de la hacienda pública). Se buscóque la federación tuviera control sobre impuestos que no afectabana los estamentos propietarios en particular, como los impuestosdirectos y otros pertenecientes a los estados,79 por lo que la fede-

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ración no contó con una base segura de ingresos.Sostiene Leonor Ludlow que “los hombres de la década de la

Reforma… tuvieron como rasgo común su filiación ideológica,pero sobre todo, su creciente profesionalización, ya que su escue-la fue… su temprana introducción en la Hacienda pública a la quese incorporaron como meritorios desde su juventud, y por otra, losconocimientos (eran abogados en su mayoría) que adquirieronposteriormente, los cuales reforzaron durante su desempeño enlas comisiones legislativas, de las cuales pasaron a laSecretaría,… como Payno,80 Prieto, Matías Romero, [los que] des-tacaron por su carácter técnico”.81

El caso de Guillermo Prieto es verdaderamente notable, yaque hasta su muerte en 1897, fue elegido en 20 ocasiones comodiputado o senador, representando a los estados de Jalisco,Puebla, Guanajuato, San Luis Potosí y el Distrito Federal, ademásfue miembro del Consejo Constituyente de 1857.82

IRREFUTABLE BANCARROTATras concluir la guerra de tres años, el 17 de julio de 1861 se pusoen vigor la ley de suspensión de pagos a la deuda externa, produc-to de la bancarrota del erario, con funestas consecuencias. Desdeesa fecha hasta junio de 1867 en que los magros recursos fisca-les fueron consumidos brutalmente por la lucha entre conservado-res y liberales, la intervención francesa y el sostenimiento de losdos gobiernos nacionales, uno imperial y otro republicano; segúnErika Pani hicieron, “de los años entre 1861 y 1867 los más difíci-les para la Hacienda del México independiente”.83

Ante esta afirmación y las de otros historiadores que estudianla hacienda pública de los primeros 50 años de Independencia,parece que cada decenio investigado fuera el más adverso y pro-blemático. La realidad es que casi todos esos años tuvieron carac-terísticas patéticas, como ha quedado demostrado en las páginasdedicadas a este capítulo de nuestra historia.

Las palabras de José María Iglesias, cuando por segundaocasión asume el ministerio de Hacienda, en enero de 1864 mues-tran la situación de la República a raíz de la invasión francesa:“atravesaba la República el período más crítico de su existencia”84

y la hacienda pública “estaba totalmente desquiciada”85, por loque se “debió optar por posponer el arreglo del ramo y centrarseen la recaudación de fondos para la guerra”.86

En 1868 Manuel Payno vuelve a hacerse presente cuandoBenito Juárez le encarga la recapitulación de las cuentas delimperio de Maximiliano, tarea descomunal impresa bajo el títulode Cuentas, gastos, acreedores y otros asuntos del tiempo de laintervención francesa y del imperio de 1861 a 1867,87 en la cualdemostraba la imposibilidad financiera del éxito de la aventuraimperial en México.88

A fines de la década de 1860, la situación entre la federacióny los estados en materia de impuestos seguía igual que al iniciode la República: la primera recaba del Distrito Federal las rentas(alcabala) y la contribución directa (pontazgo) y su monto equiva-lía al contingente de todos los estados, cuyos ingresos se estima-ron en 6 millones 200 mil pesos. De esta suma la federación reci-bió 25%, casi 2 millones de pesos,89 lo que muestra su poca con-tribución al tesoro federal.

Al ser así, la verdadera modernización del sistema fiscal fede-

ral se operó en el Distrito Federal a través de la contribución direc-ta que afectaba la renta, misma que fue restablecida en 1868 ytocaba tanto la actividad comercial y profesional (cuota mensual,variable según la actividad) como la propiedad urbana (en propor-ción a la renta cobrada) y rural (en proporción al valor atribuido porla Oficina de Contribuciones).90

Al analizar la lista de datos disponible, Carmagnani confir-ma que la modernización no alcanzó a los estados “de la cual sedesprende que en el período 1870-1871/1878-1879 el promedioderivado de la propiedad urbana era de 333 mil 421 pesos anua-les, mientras que el promedio de los ingresos derivados de laspropiedades rurales era de 27 mil 614 pesos.91 Aparece por con-siguiente que los impuestos directos afectan efectivamente sólola renta urbana, que poco interesa al estamento propietario, y encambio no afecta la renta rural, verdadera base económica de laclase propietaria”.92

“Esta diferente evolución indica la voluntad, no necesaria-mente consciente, de dar a la federación un ingreso único, losderechos aduaneros. De esta manera, la práctica fiscal tiende aliquidar los proyectos de la clase dirigente más moderada, entanto que Matías Romero sostenía que era necesario ‘no hacer delos derechos marítimos la base de las rentas federales, y estable-cer rentas interiores que rindan productos equivalentes a los marí-timos’ ”.93

ESTABILIDAD LIBERALLa República restaurada en 1868 da pie a la reestructuración yconsolidación hacendaria, cuya política respondía al liberalismoclásico: presupuesto equilibrado, restablecimiento de la confianzaextranjera en la capacidad de pago, una moneda estable, y dealguna manera, el compromiso con el fomento económico deMéxico.

Matías Romero, ministro de Hacienda de enero de 1868 ajunio de 1872, propone una reforma hacendaria con cuatro ejescentrales, cuyo objetivo último era elevar la recaudación interna,estimular la actividad económica, mejorar la administración de losrecursos y dar solución a la deuda pública; todos ligados entre sípara crear un circulo virtuoso, ya que si se buscaba una elimina-ción de impuestos, esto exigía aumentar los ingresos y así, supri-mir la presión sobre el déficit público.94 Romero “definió las gran-des líneas de la política hacendaria de casi todo el período. Unode sus múltiples proyectos, por ejemplo, fue la creación delimpuesto del timbre (…) que permitió transformar el sistema fis-cal”.95

Él era diplomático de carrera y fue representante de laLegación Mexicana en Washington, teniendo oportunidad deconocer como se reconstituyó la economía norteamericana des-pués de la guerra de secesión, pudiendo percatarse del marco ins-titucional en el que se desenvolvían las políticas hacendarias parael crecimiento a largo plazo de los Estados Unidos, habiendo lle-vado trato personal con inversionistas, financieros, industriales ypolíticos de dicho país, con los que compartió ideas y reflexionesrelacionadas con el desarrollo económico de México y con lasfuturas relaciones comerciales entre las dos naciones.96

En 1867-1868, se presentó un superávit fiscal que resultó serun mero espejismo, ya que provino de ingresos extraordinarios ori-

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ginados por multas y castigos a imperialistas, y de operacionescon bienes nacionalizados. Romero consideró que el acceso al cré-dito era una variable interesante de política hacendaria, perorenunció a utilizarla tomando en cuenta que la carga financieraera demasiado onerosa.

Según afirma Graciela Márquez, “reducir la brecha entreingresos y egresos no era un objetivo en sí mismo (…) sino másbien un signo del desempeño público (…) Estos criterios dieronpie a que, pese a la restricción presupuestal, se cubriera el pagode la deuda interior flotante y se amortizara una parte de la deudainterior consolidada a través de varios mecanismos que incluyeronlas almonedas y la venta de bienes nacionalizados”.97 También, ¡lapolítica de deuda puede resumirse en tres puntos. Primero, losesquemas de pago deberían minimizar los costos de la liquidaciónde la deuda, reduciéndose en consecuencia la carga fiscal.Segundo, los arreglos definitivos de la mayor parte de la deudaexterna se pospondrían cuanto fuera posible. Tercero, los créditoscontraídos durante la intervención serían considerados priorita-rios, en particular el de Laguna Seca”.98

Las cifras que Carmagnani muestra en el Apéndice 1 de sutrabajo,99 constatan que la federación acude nuevamente a lospréstamos a partir de 1867, y se incrementan al iniciar el deceniode 1870, ya que al concluir la guerra de intervención, el país nue-vamente tenía capacidad crediticia. Posiblemente, dada la pro-puesta de Matías Romero en relación con la deuda interna, elnuevo endeudamiento obedeció a su reestructuración para hacer-la menos onerosa; lo que coincide con “el hecho de que el Estadoregrese a los préstamos indica que la racionalización de las reser-vas ordinarias sirvió para reorganizar el crédito del Estado”.100

Márquez menciona que la persistencia del déficit (1870-1872)dio lugar a que “las críticas a la política presupuestaria de Romeroprovinieron de todos los sectores: el Congreso atacó sus propues-tas presupuestarias y sujetó a un riguroso escrutinio la cuentapública mientras que la prensa de la época denunció los retrasosen los pagos a empleados y los recortes presupuestales”.101

Asegurar que persistió el déficit, contradice lo que sostienenCarlos San Juan y Salvador Velázquez en sus cuadros estadísti-cos, que registran entre 1870-1872 superávit para la Haciendapública.102 Es posible que el mismo Romero responda a esta dis-crepancia a través de la Memoria de Hacienda de 1870:“Desgraciadamente aún no se ha podido alcanzar todavía la per-fección en la contabilidad fiscal, que el ejecutivo desea con tantoempeño, ni es probable que se pueda obtener, sino cuando elCongreso tenga a bien ocuparse de remover los obstáculos que endiferentes ocasiones se le ha manifestado existen para perfeccio-nar la contabilidad fiscal y que no pueden subsanarse sino condeterminaciones legislativas”.103

El “Programa del partido republicano progresista que proponela candidatura del C. Sebastián Lerdo de Tejada para la presiden-cia de la República”, publicado en El Siglo Diez y Nueve, planteólos siguientes postulados económicos:

“8º Organización de la hacienda pública para que se nivelenlos egresos con los ingresos, introduciendo una prudente econo-mía en los gastos, reduciendo el número de empleados a losestrictamente necesarios, y ejerciendo la más severa vigilanciasobre los encargados del manejo de caudales nacionales, hacién-

dose efectiva la responsabilidad por las faltas en que incurran.9º Arreglar de preferencia sobre bases justas, la amortización

de la deuda pública, y proteger el desarrollo de toda clase de esta-blecimiento de crédito para movilizar la riqueza del país y fundarel crédito nacional.

10º El gobierno no debe ser empresario; en consecuencia, lasobras públicas se rematarán a compañías particulares, procuran-do que esto sea en los términos más favorables para el interésgeneral, y con las mayores economías posibles para el erario.

13º Introducir la más severa moralidad en todos los ramos dela administración pública, exigiendo en los empleados honradez yaptitud necesarias para el desempeño de su encargo.”104

“La doctrina económica que impera en las medidas que Lerdotomaría en materia hacendaria [1872-1876] corresponde a ‘unpuro laissez faire’ ”.105

Francisco Mejía, ministro de Hacienda en el último gabine-te juarista (junio de 1872), continuó con este cometido durantela presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada. “A él correspondióla frase ‘poca política, mucha administración¨, que más tardesería atribuida a Porfirio Díaz.”106

Mejía fue empleado de Hacienda desde los catorce años y alllegar al Ministerio de Hacienda, tenía treinta años de experienciaen aduanas y administración central. Como el famoso lema, suinterés estuvo centrado en la reorganización efectiva de laHacienda pública, y en opinión de Calderón, “la conservación dela estructura fiscal costaba a la nación un déficit enorme, unaparalización casi completa de las obras públicas y una suspensiónindefinida de la amortización de la deuda.107 “La situación hacen-daria se fue agravando y se hacía necesario aumentar los ingre-sos o reducir los gastos. Mejía, siempre confiado en la capacidadimpositiva de la República, optó por lo primero, mas no por la víade reformas de fondo, sino acudiendo a la elevación de la tasa delos impuestos ya establecidos”.108

Según Rhi Sauri y Aguilar, su política administrativa lo llevó aobtener siempre superávit presupuestario desde 1872 hasta 1876,con un promedio anual en ingresos de 21,112 mil pesos y de19,896 mil pesos en egresos, que se aplicaron al gasto en esoscuatro años como sigue:109

Rubro Porcentaje del total en promedioGuerra y Marina: 48 Gastos administrativos: Ejecutivo, Legislativo,Judicial y Secretarías de Estado: 22Hacienda: 16Fomento: 10Deuda: 4

Como en años anteriores e igual que para otros autores, hay diver-sas salvedades en la presentación de estas cifras- Los superávitde esta administración aparecen, aunque con guarismos distintos,en el cuadro 14, Evolución de los ingresos y egresos del Estadofederal en México, 1867-1884, publicado por Juan Felipe Leal yJosé Woldenberg.110 Carlos San Juan y Salvador Velázquez regis-tran siempre un superávit con montos que discrepan de los ante-riores.111

Carmagnani encuentra que el único año económico durante el

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cual se gozó de superávit (1 millón 736 mil 337 pesos) fue el de1873-1874. En los otros tres de la gestión de Mejía, existe un défi-cit promedio de 325 mil 049 pesos”.112

En el primer período presidencial de Porfirio Díaz hubo sieteresponsables de la Secretaría de Hacienda:113

Período Encargado de despacho Puesto29/09/1876 a 11/5/1877 Justo Benítez Secretario12 a 23/5/1877 Francisco de Landero y Cos Secretario24/5/1877 a 4/4/1879 Matías Romero Secretario5 a 8/4/1879 José Hipólito Ramírez Secretario9/4/1879 a 23/1/1880 Trinidad García Secretario24/1/ a 15/11/1880 Manuel H. Toro Secretario16/11 a 31/11/1880 Roberto Núñez Oficial Mayor

Sorprende que en un período de gobierno de cuatro años, excep-tuando a Matías Romero, ninguno estuvo en el puesto el tiemposuficiente para desarrollar un proyecto hacendario de ciertaimportancia, por lo que la figura de Romero que dominó el esce-nario fiscal de la época.

Su atención se centró inicialmente en la estructuración admi-nistrativa de la Secretaría, mediante un reglamento expedido enjulio de 1877, a través del cual la Tesorería se encontraría sujetaal sistema de partida doble para elaborar los estados y balanzasdel erario público.114

Posteriormente, considerando que por su aleatoriedad, losingresos aduanales daban poca estabilidad al flujo de efectivoque recibía el gobierno, resultaba preciso aumentar la base grava-ble mediante nuevos gravámenes, derivándose de este paradigmadiversas iniciativas fiscales y de fomento económico:115

La introducción del impuesto del timbre sustituyó al del papelsellado, que gravaba fundamentalmente documentos de transac-ciones mercantiles y judiciales, abarcando también productoscomerciales como bebidas alcohólicas, medicinas, tabacos, etcé-tera.

Se calculaba que sólo por este concepto se lograría recaudaraproximadamente 3 millones de pesos, cantidad equivalente al50% de lo recolectado por derechos de importación.116

La eliminación de las alcabalas con el propósito de evitar tra-bas a la actividad económica estaba establecida en laConstitución de 1857, sin embargo, aún funcionaban las aduanasinteriores, y para los estados el ingreso que les representaba eraun monto difícil de compensar con otros impuestos, por lo que elgobierno federal planteó a aquellos estados que abolieran lasalcabalas el beneficio de no aportar la contribución que hacían ala federación por un importe total de 2 millones de pesos, condi-cionando la anulación a la puesta en práctica del impuesto deltimbre.

El éxito en la aplicación del impuesto del timbre dependía asu vez del fomento a la actividad económica, suprimiendo todoslos gravámenes a la minería y sustituyéndolos por un impuesto del5% sobre las utilidades.

Había un desfase entre los ingresos y el gasto gubernamentalen virtud de recaudaciones cíclicas por la concentración de lamayoría de los ingresos aduanales en un semestre y de los ingre-sos por exportaciones trimestralmente, lo que creaba un déficit

temporal en los flujos de efectivo. Para remediar esta situación,Romero propuso emitir billetes del tesoro equivalentes a las ren-tas esperadas, amortizándolos en la medida en que se contara conel efectivo proveniente de los ingresos fiscales.

Todo lo asentado puede señalarse como el más importanteinicio de reordenamiento en las finanzas públicas desde la inde-pendencia, con una clara orientación hacia el desarrollo económi-co del país, haciendo caso omiso de la política proteccionista quese estiló entre 1821 y 1877, período en el que Herrera afirma quese establecieron 11 aranceles de aduanas, además de leyes ydecretos que modificaron y ampliaron algunos de sus artículos, entanto que en materia de comercio exterior hubo largas listas deartículos prohibidos o gravados con fuertes derechos de importa-ción y exportación.117

Justo es reconocer que estas circunstancias fueron productoen buena parte del desorden político imperante en México, queobligaba a mantener un precario control sobre la actividad adua-nal.

1 LIRA GONZÁLEZ, ANDRÉS, Aspecto fiscal de la Nueva España en lasegunda mitad del siglo XVIII, en JÁUREGUI, LUIS Y SERRANO ORTEGA, JOSÉ

ANTONIO (coord.), Las finanzas públicas en los siglos XVIII y XIX,Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 1998,p. 34.2 Y también “el tributo indígena”. MARICHAL, CARLOS, El sistema fiscaldel México colonial, 1750-1810, en ABOITES AGUILAR, LUIS Y JÁUREGUI,LUIS (coord.), Penuria sin fin, historia de los impuestos en México,siglos XVIII-XX, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora,México, 2005, p. 37.3 “Según la clasificación de los historiadores de la Real Hacienda losSres. Urrutia y Fonseca, los ramos de ingresos se dividían en cuatrocategorías: comunes, remisibles, particulares y ajenos. Los primerostenían por objeto cubrir los gastos principales del Virreinato; los segun-dos llevaban esa denominación porque todos sus productos eranenviados a España; los terceros eran conocidos con ese nombre por-que se invertían en cosas especiales ya de la Metrópoli o de la Colonia;y los últimos, aunque entraban en las tesorerías reales, no pertenecíanal Erario, que sólo tenia el encargo de su recaudación”. CASASÚS,JOAQUÍN DEMETRIO, Historia de la deuda contraida en Londres, con unapéndice sobre el estado actual de la Hacienda Pública, México, 1885,p. 3. 4 Ibídem. p. 11.5 CARDOSO, CIRO, México en el siglo XIX (1821-1910). Historia económi-ca y de la estructura social, Nueva Imagen, México, 1980, p. 54, afir-ma que “en la segunda y tercera décadas del siglo XIX se produjo unéxodo de españoles, con sus capitales, difícil de medir en cuanto almonto de valores perdidos por México, pero, de todos modos, muyconsiderable”.6 CARMAGNANI, MARCELLO, Finanzas y Estado en México, en JÁUREGUI

(coord), “Las finanzas…”, 1998, p. 136; asevera que “Las informacio-nes disponibles nos dicen que, en el período 1810-1815, los ingresosmedios anuales fueron de 44 300 000 pesos. Para reencontrar ingre-sos estatales de esta magnitud será necesario esperar el final del sigloXIX”. Fuente: TEPASKE, J.J. La Real Hacienda de Nueva España: La RealCaja de México (1576-1816), 1976. 7 Ibídem, “La política tributaria de la corona fue puesta bajo acusación

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por las dos almas de la independencia, la popular y la aristocrática”, p.136. “Tanto la Constitución de Morelos como la Proclama de Agustínde Iturbide contienen un proyecto de transformación de los ingresosestatales”. p.138.8 Véase CASASÚS, op. cit., 1885, p. 13, CARMAGNANI, op. cit. , 1998, p.138.9 LUDLOW, LEONOR (coord.), Los secretarios de Hacienda y sus proyec-tos (1821-1933), UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas,México, 2002, t. I, pp. 13-14, 26-27, 170-172, 312-313; t. II, pp. 9 y 86. 10 “La recua o carros que llevan la moneda”. GONZÁLEZ DE LA ROSA,MANUEL, Campano Ilustrado. Diccionario Castellano Enciclopédico,Novísima Edición, Garnier Hermanos, Paris, 1921, p. 228.11 “Iturbide…justificó su ‘expropiación’ observando, correctamenteque ‘no había fondos para pagar al ejército o a los empleados delgobierno: el Tesoro estaba vacío, en el país no se podía pedir dineroprestado y los préstamos extranjeros necesitaban más tiempo’”,TENENBAUM, BARBARA A., Sistema tributario y tiranía: las finanzas públi-cas durante el régimen de Iturbide, 1821-1823, en Jáuregui, op. cit.,1998, p. 219; tomado de Rodríguez, Jaime E. (comp.), The indepen-dence of Mexico and the creation of the new nation, 1989, pp. 201-213. 12 Memoria que el secretario de Hacienda y Crédito Público presenta,1869; cit. por CARMAGNANI, “Finanzas…”, en JÁUREGUI (coord), “Lasfinanzas…”, 1998, p. 139.13 JÁUREGUI, “Las finanzas…”, 1998, p. 17. 14 “Durante los años de 1821 a 1834, no se añadió ni un sólo impues-to al sistema de rentas. En 1836 el régimen centralista de AntonioLópez de Santa Ana, bajo el liderazgo del ministro del Tesoro, ManuelGorostiza, decretó la primera serie de impuestos sobre la propiedadurbana”. TENENBAUM, “Sistema…”, 1989, p. 223.15 Ibídem. pp. 222-223.16 SAN JUAN VICTORIA, CARLOS Y VELÁZQUEZ RAMÍREZ, SALVADOR, La forma-ción del Estado y las políticas económicas (1821-1880), en CARDOSO

(coord.), “México en…”, 1980, p. 65, mencionan que “una imagen delgran arco temporal que transcurre entre 1821 y 1864 que, de inmedia-to, evoca un gran desbarajuste de la vida nacional, y al que bautizaron–para realzar más las virtudes de la paz porfirista- con el nombre de‘período de la anarquía’. De innegable control y beneficio del poderpolítico. Asimismo, también influyeron poderosamente los intentos dereestructuración del poder político, que tuvieron que desarrollar lasmismas oligarquías coloniales para tratar de mantenerse en el poder”.17 Ibídem. pp. 91-6: Cuadro 2.- Ingresos y egresos del Estado (1822-1880) (En pesos corrientes). Cuadro 3.- Principales fuentes de ingresodel Estado (1825-1880) (En pesos corrientes). Fuente: ROMERO, MATÍAS,Memoria de Hacienda y Crédito Público, correspondiente al cuadragé-simo quinto año económico, presentada por el secretario al Congresode la Unión, el 16 de septiembre de 1870, y Cuentas del TesoroFederal. En ambos cuadros no hay datos para los años de 1822, 1824,1834-1835, 1846-1847 y 1º diciembre de 1852-1867. CARMAGNANI,“Finanzas…”, 1998, pp. 168-174. En el Apéndice 1, integra estos últi-mos años solamente en el rubro de ingresos, separándolos en ordina-rios y extraordinarios, no registrándose los egresos para hacerlos com-parables, además, hay discrepancia respecto a las cifras registradaspor San Juan y Velázquez en diversos años. Fuente: Memorias deHacienda, 1822-1880. 18 En miles de pesos.19 Clave: ICE: Impuestos al comercio exterior, ICI: Impuestos al comer-cio interior, IAP: Impuesto a la propiedad, y % del total de ingresos.20 En miles de pesos.

21 LÓPEZ ROSADO, DIEGO G., Curso de historia económica de México, 3ªed., UNAM, México, 1981, p. 231. Fuente: AGUILAR F., GUSTAVO, Lospresupuestos mexicanos, 1940.22 LUDLOW, “Los secretarios…,” t. I, 2002, p. 19, quien cita como refe-rencia a DESSERT, DANIEL, “Le lobby Colbert. Un royaume ou une affai-re de famille ? ” en Annales, Economies et Sociétés, n. 6, nov-dec,1975, pp.1303-1326.23 Véase CARMAGANI, op. cit., 1998, p. 142.24 JÁUREGUI, LUIS, Control administrativo y crédito exterior bajo la admi-nistración de José Ignacio Esteva, en LUDLOW (coord.) “Los secreta-rios…”, 2002, t 1, p. 72: “Es por ello que más de treinta años después,otro secretario de Hacienda –Matías Romero– señaló que la adminis-tración implantada por Esteva había sido ‘el sistema más filosófico ycompleto de organización hacendaria que se ha formado [en México]desde la independencia’”. Fuente: ROMERO, “Memoria deHacienda…”, 1870, p. 11.25 “En muchos sentidos, esta forma de administración de la fiscalidadfederal es similar a la que se aplicaba en Estados Unidos deNorteamérica después de la convención de Filadelfia de 1786-1787”.Ibídem. p. 73.26 Ibídem. p. 65.27 LÓPEZ ROSADO, DIEGO G., Curso de historia económica de México,Cátedra, México, 1954, pp. 257-259, hace una detallada exposición dela situación fiscal en esa época, mencionando que “En 1832 se implan-tó un impuesto sobre ventanas, puertas y balcones de edificios de laciudad de México; en 1836 se decretó una contribución directa del 2 almillar sobre las fincas urbanas de la República”. 28 La ingobernabilidad queda demostrada por un hecho irrefutable: entanto y en México entre 1821 y 1846 [año del inicio de la guerra conEstados Unidos] “se cambió en 33 ocasiones el titular del poder ejecu-tivo”, en Estados Unidos hubo siete presidentes: “James Monroe,John Quincy Adams, Andrew Jackson, Martin van Buren, WilliamHenry Harrison, John Tyler y James Polk,…sin que ninguno de elloshubiera terminado su mandato en forma violenta”, artículo de la perio-dista Jane Storns intitulado Algunas diferencias entre México yEstados Unidos, quien acuñó el término “Destino manifiesto”. MARTÍN

MORENO, FRANCISCO, México mutilado, Alfaguara-Santillana, México,2004, pp. 353-356. Fuente: BEACH, M.S., A Secret Misión to Mexico.Origin of the Treaty of Guadalupe Hidalgo, Scribner’s MonthlyMagazine, Dec. 17, 1878, pp. 299-300, y May 18, 1879, pp. 136-137.29 SAN JUAN Y VELÁZQUEZ, “La formación…”, en CARDOSO (coord.),“México en…”, 1980, p. 77.30 URRUTIA DE STEBELSKY, MARÍA CRISTINA Y NAVA OTEO, GUADALUPE, Laminería (1821-1880), en CARDOSO (coord.), “México en…”, 1980, pp.135-137, quienes indican que “Desafortunadamente, no hay estadísti-cas continuas de las importaciones de azogue ni de su consumo; lasbalanzas del comercio exterior mencionan escuetamente su interna-ción, al ser un artículo libre de impuestos de entrada”.31 JÁUREGUI, LUIS, Los orígenes de un malestar crónico. Los ingresos ylos gastos públicos de México, 1821-1855, en ABOITES, “Penuria…”,2005, p. 93, quien menciona “Preciso es agregar las dificultades paraaplicar este impuesto, que sólo en su postulado legal comprendía 22páginas y varios cientos de artículos”, citando como fuente aCOSTELOE, MICHAEL P., La república central en México. “Hombres debien” en la época de Santa Anna, 2000.32 “Adam Smith, en su libro Riqueza de las naciones (1776), estableciólas normas para la imposición de contribuciones e impuestos y propor-cionó un catálogo de preceptos que han resistido la prueba del tiem-po…Primeramente, dijo Smith, los impuestos deben ser justos o equi-

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tativos, gravando a los individuos “como el gasto de sostenimiento deuna gran finca a los arrendatarios, quienes están obligados a contribuiren proporción a sus respectivos intereses en la finca”. En segundolugar, los impuestos deben ser precisos y no arbitrarios, “claros y con-cisos para el contribuyente como para cualquier otra persona”. De otramanera, el que paga contribución al Estado puede ser víctima de unaadministración abusiva. También los impuestos “deben ser convenien-tes en lo que respecta a la fecha y forma de su recaudación”. Y final-mente, los impuestos deben ser económicos; esto es, “su recauda-ción no debe ser costosa ni causa de obstáculo ni desaliento para elcontribuyente”. GROVES, HAROLD, Finanzas Públicas, 4ª reimp., Trillas,México, 1978, pp. 29-30. 33 Capitación: se tributa por persona sin atención a su hacienda o rique-za. Veáse MENEGUS, MARGARITA, Alcabala o tributo. Los indios y el fisco(siglos XVI al XIX). Una encrucijada fiscal, en Jáuregui, “Las finan-zas…”, 1998, p. 110. “Como el antiguo tributo indígena”, BERMÚDEZ,MARÍA TERESA, Meter orden e imponer impuestos, la política de IgnacioTrigueros Olea, en LUDLOW (coord.) “Los secretarios…”, 2002, t I, p.216, quien cita como referencia a DUBLÁN Y LOZANO, Legislación mexi-cana, 1876-1877, t. IV, p. 58.34 Véase LÓPEZ, “ Curso…”, 1954, pp. 259-260.35 LÓPEZ, “Curso…”, 1981, p. 230.36 “El argumento de Laffer es que las tasas muy altas inducen a unadisminución en la transparencia de las transacciones, fomentando laactividad de la “economía informal” y probablemente un aumento delcontrabando”, MARICHAL, “El sistema…”, en ABOITES, “Penuria…”,2005, pp. 63-64. Cita como referencia a LAFFER, ARTHUR, TheEconomics of Tax Revolt, 1979.37 SORDO CEDEÑO, REYNALDO, El proyecto hacendario de ManuelEduardo de Gorostiza, en LUDLOW (coord.) “Los secretarios…”, 2002,t. I, p. 177.38 Op. cit. p. 181. Fuente: GOROSTIZA, MANUEL EDUARDO DE, Gorostiza asus conciudadanos, o breve reseña de las operaciones del Ministeriode Hacienda durante los ocho meses y diez y ocho días que la ha teni-do a su cargo, 1838, pp. 3-4. 39 Ibídem. p. 182.40 SAN JUAN Y VELÁZQUEZ, “La formación…”, en CARDOSO (coord.),“México en…”, 1980, pp. 91-96: Cuadro 2.- Ingresos y egresos delEstado (1822-1880).41 “En teoría fiscal existen dos conceptos de equidad: horizontal y ver-tical. La primera se refiere al principio de que los individuos que sonesencialmente idénticos deben recibir el mismo trato fiscal. El concep-to de equidad vertical establece que paguen más los que se encuen-tran en mejores condiciones. La pregunta que sigue es ¿cuál será elcriterio para medir las condiciones del que está mejor? La respuestatiene dos vertientes: la capacidad de pago y según el bienestar econó-mico. En la práctica, la respuesta es más sencilla: el criterio que sesigue en la búsqueda de la equidad vertical es el ingreso líquido o elconsumo”, STIGLITZ, JOSEPH, E., La economía del sector público, 1988,pp. 440-448, citado por Aboites, “Penuria…”, 2005, p. 23.42 Fuente: GOROSTIZA, MANUEL EDUARDO DE, Memoria de la Haciendanacional de la República Mexicana, presentada por el ministro del ramoen julio de 1838, p. 25. Citado por SORDO, “El proyecto…”, en LUDLOW

(coord.) “Los secretarios…”, 2002, t. I, p. 187.43 Este gravamen se estableció en 1836 y Gorostiza fue participe delcambio del sistema federalista al centralista. 44 CARMAGNANI, “Finanzas…”, en JÁUREGUI (coord), “Las finanzas…”,1998, p. 142.45 BERMÚDEZ, “Meter…”, en LUDLOW (coord.) “Los secretarios…”,2002, t. I, pp. 201-207.

46 “Ley de Gresham: Ley atribuida por primera vez a Sir ThomasGresham, consejero de la reina Isabel I de Inglaterra, quien declaró en1558 que el ‘dinero malo retira de la circulación el bueno’, es decir, quesi el público sospecha de un componente de la oferta monetaria, ate-sorará el ‘dinero bueno’ y tratará de pasar el ‘malo’ a otra persona”.SAMUELSON, PAUL A. y NORDHAUS, WILLIAM D., Economía, 13ª ed.,McGraw-Hill/Interamericana de España, Madrid, 1990, p. 1142. 47 Además de aportar dinero para reunir la moneda de cobre, el Bancotendría a su cargo la administración de la renta del tabaco y la tarea dereunir fondos para financiar la guerra de Texas. BERMÚDEZ, Ibídem, p.207.48 Ibídem. pp. 207-228. 49 Mediante el estanco, el gobierno ejercía el monopolio de la produc-ción o venta de alguna mercancía, concediendo este derecho median-te arrendamiento o administrándolo directamente. 50 Como se había hecho en materia de impuestos en la década anterior. 51 BERMÚDEZ, op. cit., 2002, p. 223, menciona que “desde la época colo-nial se estableció un…contrabando sistematizado…Las naciones riva-les de España abandonaron la piratería y se abocaron al contrabandoque les resultaba más rentable, pero con relación a México esta prác-tica…alimentó el abuso de comerciantes nacionales y extranjeros, lacorrupción y la dependencia extranjera”; transcribiendo lo asentadopor JIMÉNEZ CODINACH, GUADALUPE, Veracruz, almacén de plata en elAtlántico. La Casa Gordon y Murphy, 1805-1824, en Historia Mexicana,1988, n. 150, p. 336.52 Ibídem. p. 223, Cfr. BECKER, FELIX, Die Hansestädte und Mexiko.Handelspolitik, verträge und handel, 1821-1867, 1984.53 Ibídem. p. 224. Fuente: BERNECKER, WALTHER L., Schmuggel Illegalitätund Korruption im México des 19, Jahrhunderts, 1989, p. 57. 54 Op. cit. p. 224.55 MEYER COSÍO, ROSA MARÍA, Francisco Iturbe: un agiotista en laHacienda Pública, en LUDLOW, “Los secretarios…”, t. I, 2002, p. 256.Fuente: DUBLÁN Y LOZANO, “Legislación…”, 1876-1877, t. V, pp. 135-136. 56 ORTIZ MONASTERIO, JOSÉ, Mariano Riva Palacio en el Ministerio deHacienda, LUDLOW, op. cit., 2002, p. 243. Fuente: RIVA PALACIO,MARIANO, Exposición que al Congreso General dirige el ministro deHacienda sobre el estado de la hacienda pública de la federación en finde julio de 1848, pp. 48-49 y 51, 57 URRUTIA, “La minería…”, 1980, p. 153-156. Cuadro 1.- Industria dealgodón en México (1837-1879). Fuente: SANDOVAL Z., ROBERTO,Industria Textil mexicana: siglo XIX, en Estadísticas económicas delsiglo XIX, Cuadernos de Trabajo, No. 14, DIH-INAH, 1976, pp. 19-21. 58 Ibídem.59 ORTIZ, “Mariano…”, LUDLOW, op. cit., 2002, p. 238.60 Aún más, si se toma en consideración que sólo por la venta del terri-torio de la Mesilla a Estados Unidos en 1853, se recibieron a cambiodiez millones de pesos.61 Ibídem. p. 246. Fuente: VÁZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA Y MEYER, LORENZO,México frente a los Estados Unidos. Un ensayo histórico 1776-1988,1992, p. 63.62 [Quién] “experimentó, como muchos otros mexicanos de su gene-ración, el despecho y la humillación por la derrota militar [en 1847],experiencia indeleble que lo convencería de la necesidad urgente dedar cohesión política a la nación, sometida por demasiado tiempo a lasrivalidades militares y al estéril enfrentamiento de las facciones”.GIRON, NICOLE, Manuel Payno, el ir y venir por la Secretaría deHacienda, en LUDLOW, “Los secretarios…”, t. I, 2002, p. 351.63 Ibídem. p. 364.64 Ibídem. p. 365, publicado por DUBLÁN Y LOZANO, “Legislación…”,

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1876-1877, t. V, p. 729. 65 CARMAGNANI, op. cit., 1998, p. 149.66 GUEVARA SANGINÉS, MARGARITA, Presentación. Guillermo Prieto yPradillo, ministro trashumante: de la fiscalidad del antiguo régimen aun nuevo orden, en LUDLOW (coord.) “Los secretarios…”, 2002, t. I, p.308. GUEVARA, en “Guillermo…”, aclara que utiliza el concepto “anti-guo regimen” para calificar el sistema colonial borbónico, tal y como loentendió Guillermo Prieto en Indicaciones sobre el origen, vicisitudesy estado que guardan actualmente las rentas generales de la federa-ción mexicana, 1850, p. 316. 67 Ibídem. p. 341.68 Véase: MARICHAL, “El sistema…”, en ABOITES, “Penuria…”, 2005, pp.61 y 64.69 DUBLÁN Y LOZANO, “Legislación…”, 1876-1877, t. VIII, p. 72970 BLÁZQUEZ DOMÍNGUEZ, CARMEN, Los ministerios de Hacienda deMiguel Lerdo de Tejada, en LUDLOW (coord.) “Los secretarios…”,2002, t. I, p. 420.71 Ibídem. p. 421. Fuente: DUBLÁN Y LOZANO, op. cit., pp. 197-201; LERDO

DE TEJADA, MIGUEL, Memoria de la Hacienda nacional de la RepúblicaMexicana, presentada por el ministro del ramo en 1857, pp. 3-9.72 Citando como referencia a BLÁZQUEZ, Miguel Lerdo, 1978, pp. 88-9,y a REYES HEROLES, El liberalismo mexicano, 1957, v. III, p. 135. CarmenBlázquez afirma que “Los liberales, incluido Miguel Lerdo de Tejada,consideraron que los privilegios concedidos a los indígenas para suprotección sólo contribuían a su atraso y que las comunidades indíge-nas no eran las mejores propietarias de terrenos”, op. cit. p. 423.73 Ibídem. p. 423. Fuente: Dublán y Lozano, op. cit., pp. 197-201.74 BLÁZQUEZ, op. cit. p. 430. Fuente: TAMAYO, Benito Juárez, 1964, v. III,pp. 457 et al.75 CARMAGNANI, op. cit., 1998, p. 152. Fuente: ZARCO, FRANCISCO, Historiadel Congreso Extraordinario Constituyente, 1956, p. 333.76 JÁUREGUI, “Los orígenes…”, en ABOITES, “Penuria…”, 2005, p. 82:“Las contribuciones o impuestos directos son los que se aplican a lacapacidad económica del contribuyente (individuos o empresas).Contrasta con los de carácter indirecto, que se perciben como resulta-do de determinados actos y gravan una capacidad transitoria. En resu-mida cuenta, los impuestos directos gravan los ingresos, beneficios oriqueza del individuo; los indirectos se aplican a actos que aquél oca-sionalmente realiza, como sería el caso de la compraventa de un artí-culo”. Cita como fuente a LANGA, ENRIQUE y GARAIZÁBAL, JOSÉ MARÍA,Diccionario de Hacienda pública, 1990.77 CARMAGNANI, op. cit., 1998, p.153. Fuente: Zarco, Francisco, Crónicadel Congreso Extraordinario Constituyente, 1957, pp. 761, ss.78 Ibídem. p. 154.79 CARMAGNANI aclara que “Para comprender concretamente cómo labase fiscal de la nueva república permaneció inalterada, es convenien-te comenzar por la idea, implícita en la Constitución, que todo aquelloque no esta permitido a los estados queda reservado para la federa-ción”. op. cit., 1998, p. 155.80 De quien Nicole Giron se expresa: “Es innegable que Payno, califica-do por Bárbara Tenenbaum de ‘ideólogo principal en asuntos fiscales’,fue un verdadero conocedor del mundo financiero. Quizá fue uno delos hombres más “profesionales” de su generación, en la cual el estu-dio de la economía política había sido un deporte de autodidactas másque una modalidad de conocimiento científicamente transmitida”,GIRON, op. cit., 2002, p. 394-395. Fuente: TENENBAUM, BARBARA, Paynoy los bandidos del erario, en Historia Mexicana, n. 173, v. XLIV, 1994,p. 74. 81 LUDLOW, “Los secretarios…”, t. I, 2002. Hace asimismo una aclara-

ción: “No hay que olvidar que el mérito de la política hacendaria nodepende sólo del ministro, sino que también ‘existe una paternidadintelectual de las reformas (ideadas por comisiones o por institucionesal servicio de la Hacienda), que hace más institucionales los cambiostributarios’”, p. 19. Fuente: COMÍN, FRANCISCO, Historia de la HaciendaPública: Europa, 1996, p. 272. 82 GUEVARA, op. cit., 2002, p. 323. Fuente: MACLEAN, Vida y obra deGuillermo Prieto, 1960, p. 9.83 PANI, ERIKA, Presentación, en LUDLOW (coord.) “Los secretarios…”,2002, t. II, p. 7.84 IGLESIAS, “Memoria…”, 1868, p. 1; cit. por SPECKMAN GUERRA, ELISA,La gestión hacendaria de José María Iglesias, en LUDLOW, LEONOR

(coord.), “Los secretarios…”, 2002, t. II, p. 52.85 Ibídem.86

SPECKMAN, op. cit. p. 52.87 Cuentas, gastos, acreedores y otros asuntos del tiempo de la inter-vención francesa y del imperio de 1861 a 1867, 964 págs.88 Véase GIRON, op. cit., 2002, p. 395.89 CARMAGNANI, op.cit., 1998, p. 158. Fuente: CALDERÓN E.R., La vidaeconómica, en COSIO VILLEGAS, DANIEL (Comp.), Historia moderna deMéxico. La República restaurada, 1955, v. 2, p. 314. 90 Ibídem. p.159. Fuente: Memoria de Hacienda y Crédito Público,1876-1877, pp. 76ss., 1878-1879, p. XVII ss., LABASTIDA, L.G., Estudiode las leyes federales sobre administración local, 1899, pp. 402-410.91 Fuente: “Memoria…”, 1878-1879, p. XXXII. Las sumas recaudadasrepresentaron apenas 0.01% del valor de la propiedad urbana, estima-do en 48 900 000 pesos, y de la propiedad rural, estimada en 5 700000, ibídem. pp. 101ss. 92 Op. cit. pp. 159-160.93 Ibídem. p. 160. Fuente: “Memoria…”, 1869, p. 1005. La tendenciahacia la reducción de la autonomía financiera de la federación explicala decisión del 30 de mayo de 1868 de disminuir los impuestos sobrela producción minera de 10.25 a 3.25%. En efecto, la producción mine-ra “debió haberse beneficiado con la supresión de esos impuestospues la gravaban pesadamente; no ocurrió así porque los estados losrestablecieron para su provecho”, CALDERÓN, “La vida…”, en COSIO,“Historia…”, 1955, pp. 275 ss. 94 MÁRQUEZ, GRACIELA, El proyecto hacendario de Matías Romero, enLUDLOW, LEONOR (coord.), “Los secretarios…”, 2002, t. II, p. 125.95 Ibídem. SALMERÓN CASTRO, ALICIA, Presentación, 2002, pp. 83-84.Fuente: “Memoria …” , 1870.96 “Entre los más destacados, Romero trabo amistad con JamesBeekman, Hiram Barney, y Ulysses Grant. Con este último emprende-ría un fallido intento por establecer una línea de ferrocarriles en elIstmo de Tehuantepec. Véase PLETCHER, Rail, Mines and Progress,MÁRQUEZ, op. cit., 2002, p. 114.97 MÁRQUEZ, “El proyecto…”, 2002, pp. 113-121.98 Ibídem.. En estos tres puntos cita como referencia a CALDERÓN, Lavida económica, 1984, p. 391.99 CARMAGNANI, “Finanzas…”, 1998, pp. 169-171.100 Ibídem. p. 161.101 MÁRQUEZ, op. cit. p. 119.102 Véase SAN JUAN Y VELÁZQUEZ, “La formación…”, 1980, pp. 91-96.103 “Memoria…”, 1870, p. 1004, cita de MÁRQUEZ, op. cit., 2002, p. 123.104 RHI SAURI GARAVITO, MARÍA JOSÉ, Francisco Mejía Escalada: la tácticade la avestruz, en LUDLOW, LEONOR (coord.), “Los secretarios…”, 2002,t. II, pp. 95-96. Fuente: RIVA PALACIO, VICENTE, Historia de la administra-ción hacendaria de Don Sebastián Lerdo de Tejada, 1875, pp. 218-219.sa.

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105 Ibídem. p. 95. Fuente: KNAPP, FRANK, Sebastián Lerdo de Tejada, 1962,p. 268.106 Rhi Sauri, op. cit., 2002, p. 89.107 Ibídem. “En la Memoria correspondiente al año económico 1872-1873, Francisco Mejía reconocía la imposibilidad de conocer el montoexacto de la deuda. El desorden vivido durante las guerras civiles yextranjeras y el paréntesis de la ocupación francesa, aunado a impre-cisiones de orden contable, hacían complicado tener cuentas claras enlo que a deuda externa se refería”, p. 106.108 CALDERÓN, op. cit., 1984, cit. por RHI SAURI, p. 99.109 Ibídem. Rhi Sauri al insertar los cuadros incluye la siguiente nota apie de página: “La cuenta correspondiente a este año [1872-1873] nofue presentada por Mejía”, pp. 104-105. Fuente: ROMERO, “Memoria…” , 1876-1877, cuadros 27 y 28. AGUILAR, op. cit. se basa en la mismafuente, pp. 85-90.110 LEAL, JUAN FELIPE Y WOLDENBERG, JOSÉ, Del estado liberal a los iniciosde la dictadura porfirista. La clase obrera en la historia de México,1980, p. 271. 111 Véase SAN JUAN Y VELÁZQUEZ, “La formación…”, en CARDOSO

(coord.), “México en…”, 1980, Cuadro 2.- Ingresos y egresos delEstado. Fuente: Memorias de Hacienda, 1882-1880, pp. 91-96.112 CARMAGNANI, Apéndices 2 y 3, Estado y mercado, p. 83.

113 LUDLOW, “Los secretarios…”, 2002, t. II, p. 86. Fuente: GONZÁLEZ

PRIETO, ALEJANDRO (comp.), Memorias de la Hacienda pública enMéxico, 1867-1911, 1990, pp. 252 y 665. 114 MÁRQUEZ, “El proyecto…”, 2002, p. 123. Fuente: SIERRA, CARLOS J.Y MARTÍNEZ VARA, ROGELIO, Historia de la Tesorería, 1972, pp. 128-134.115 Ibídem. Véase pp. 126-131. 116 Ibídem. “Indudablemente, el éxito del impuesto del timbre en losEstados Unidos, introducido después del fin de la guerra civil, alimen-taba el entusiasmo de Romero por este tipo de impuesto, ‘la experien-cia ha demostrado…que casi ningún otro impuesto ha sido tan efi-caz…En los Estados Unidos rinde casi el doble del producto de losderechos de importación que se cobran en las aduanas marítimas’”,pp. 126-127. Fuente: ROMERO, MATÍAS, Iniciativas que la Secretaría deEstado y del despacho de Hacienda y Crédito Público de la RepúblicaMexicana dirige al Cuarto Congreso Constitucional 1869, BROWNLEE,W. ELLIOT.117 Véase. HERRERA, Inés. La Circulación: transporte y comercio, enCARDOSO, “México...”, 1980, pp. 194-218.

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Habilidades ejecutivas:

Julio Ríos GómezAcadémico de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales

¿Innatas o adquiridas?

Este artículo constituye una reflexión sobre el papel que des-empeña el ejecutivo, elemento decisivo en el logro de losobjetivos y el éxito de una empresa.

INTRODUCCIÓNParece ser una creencia generalizada que la destreza ejecuti-va es un don divino, es algo que se tiene, que el éxito comolíder de hombres es cosa del destino inmutable.

En cierta medida es verdad, porque un número limitado decualidades ejecutivas esenciales son, sin duda, innatas. Sinellas no se puede aspirar a tener éxito como ejecutivo y conellas, el logro de la meta es consecuencia natural.

Sin embargo, entre los individuos que gozan de estaspocas cualidades en gran medida, y los que carecen totalmen-te de ellas, existe un elevado número de medianamente dota-dos.

El progreso de estos últimos puede verse perjudicado porla noción de que las técnicas ejecutivas son cosa de un sextosentido, de una facultad intuitiva que desafía toda explicación,una “corazonada” que siempre indica lo que hay que hacer enel momento oportuno. Semejante punto de vista no solamen-te no hace ningún bien, sino que perjudica.

Se dan también aquellos que tienden a cerrar su entendi-miento ante los problemas. Si emplean un estilo ejecutivoequivocado y despiertan antagonismos y oposición, se incli-nan a echar la culpa a la mala disposición del empleado. Si suserrores repetidos hacen que no puedan compararse favorable-mente con otros ejecutivos que ocupen cargos semejantes,expresan con desanimo: “no nací para el trabajo de ejecutivo”.

PENETRACIÓN Y DOMINIO DE SÍEl ejecutivo que se deja arrastrar por sus impulsos, podrá serun buen jefe de turbas pero nada tiene que hacer en unaempresa. La buena dirección requiere penetración y dominiode sí mismo. Gracias a la facultad de la mente humana de con-trolar las tensiones emotivas, el hombre ha progresado, de noser así, viviría todavía en cavernas.

Sería muy útil que pudiéramos formular Reglas definitivasde actuación del ejecutivo que asegurase su éxito. Sin embar-

go, el problema estriba en que hay tantas reglas como relacio-nes entre cada ejecutivo y sus colaboradores, porque todossomos diferentes y de alguna forma, iguales.

En el laboratorio de química podemos mezclar dos reacti-vos, y predecir exactamente el resultado. En el laboratoriohumano donde una personalidad actúa sobre otra, el resulta-do no es una simple reacción, sino una respuesta compleja ycambiante.

Esto puede hacer que nuestra tarea parezca desesperada,a no ser por dos elementos limitantes.

PrimeroComo ya dijimos, hay ciertas tendencias y conductas comunesa todos nosotros. Aunque estas características pueden estarencubiertas por los diferentes tipos de personalidad, su pre-sencia universal proporciona al ejecutivo una base para unestudio atento de la conducta humana.

SegundoEl ejecutivo puede conocerse a sí mismo, puede determinarlos métodos e instrumentos que le permitan ser más efectivode acuerdo con su personalidad y capacidades.

EL EJECUTIVO Y SU TAREANos preguntamos, ¿Qué es entonces un ejecutivo? Alguienresponsable de la ejecución del trabajo de los demás. A él seacude para obtener resultados; lo encontramos en los lugarescríticos de las organizaciones industriales, financieras, etcéte-ra; siempre en la zona de actividad.

También lo podemos definir como el intermediario en lacorriente de órdenes y directrices de los niveles directivos, alos empleados en relación con su tarea.

En el pasado los ejecutivos abarcaron amplia diversidadde responsabilidades. Frederick W. Taylor puntualizó los peli-gros de esa situación al poner de relieve la dificultad de quelos servicios de un individuo fuesen de alta calidad, cuandodebía ocuparse de tantas actividades.

Gradualmente las actividades implicadas en el manteni-miento de las condiciones de trabajo, se han desplazado del

Debemos ser tan progresistas como la ciencia,y tan con-servadores como la tabla de multiplicar.

Calvin Coolidge

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ejecutivo y se han asignado a un especialista funcional. Por ejem-plo, antes el ejecutivo de un taller compraba y almacenaba suspropios materiales, ahora lo hace un agente de compras y unalmacenista.

Ahora bien, desembarazado de todas actividades misceláne-as, ¿qué le ha quedado al ejecutivo? Lo hallamos enfrentandode lleno su tarea mayor que es: la organización de la voluntadde sus empleados, lo que el doctor Edward D. Jones ha defini-do como: “Los medios por los cuales se suscita en un grupo dehombres, la armonía en el modo, y la armonía en la actitud, o seala voluntad de todos para alcanzar el mismo objetivo”.

Este es el reto y quehacer del ejecutivo: su efectividad paraorganizar la voluntad de sus colaboradores.

CARACTERÍSTICAS DEL EJECUTIVOPodemos mencionar algunas características indispensables querequiere el ejecutivo:a) Interés innato y afecto por la gente

Los ejecutivos son modeladores del material humano. En lasorganizaciones están en contacto cercano con mayor númerode personalidades que otros funcionarios; su ámbito principalde desempeño son las relaciones humanas, siempre comple-jas, siempre cambiantes y desafiantes a la uniformidad.

Un administrador ha dicho: “No se puede disponer simple-mente de una masa de hombres, y esperar que una empresatenga éxito; como tampoco se pueden colocar un hombre, unamujer y unos niños en una casa y esperar que se tendrá unafamilia feliz”.

b) Fuerza o poderío de personalidadNo es fácil describir esta cualidad, pero podemos considerarlacomo un vigor que parece nacer del sistema nervioso.

A menudo esta cualidad no se manifiesta activamente,sino que crea la impresión de ser una fuerza en reserva a la quese acude cuando es necesario. Una organización efectivarequiere ejecutivos dotados de algo más del promedio de fuer-za personal.

c) Orientación científica de la inteligenciaEl ejecutivo se enfrenta constantemente con problemas que cedenmás fácilmente al estudioso científicamente orientado. Los proble-mas técnicos que implican la coordinación del trabajo de un grupode hombres, materiales y equipos, de modo que se obtenga elmáximo de calidad y cantidad con el mínimo de esfuerzo y desper-dicio, son a menudo extraordinariamente complejos: muchasveces requieren estar resueltos antes de que se presenten y otras,solución inmediata.

El Ejecutivo que tiene éxito, logra sus victorias mediante unaactitud proactiva más que reactiva esta cualidad incluye serhumilde ante la verdad, refrenar los sentimientos personales, ysaber distinguir entre los hechos y las opiniones, disposición devalor inestimable.

Estas tres características: interés y cariño por la gente, poderde personalidad y tendencia científica de la inteligencia, puedenseñalarse como los requerimientos sobresalientes para el éxito delejecutivo.

También podemos afirmar que los ejecutivos deben poseerascendiente moral pero esta cualidad no es menos necesaria encualquiera de los otros órdenes de vida.

En otras palabras, si estuvieramos buscando madera de ejecu-tivo, o solicitantes que llenen los requisitos para desempeñar cual-quier puesto de responsabilidad similar, buscaríamos hombres deprobidad moral, vigor físico y un determinado nivel de inteligencia.

Si de entre estos hombres fuésemos a seleccionar alguno parael trabajo ejecutivo, agregaríamos a nuestros requerimientos: elinterés y afecto por la gente, el poder de la personalidad y la orga-nización científica de la inteligencia.

Bibliografía:-- DOUGLAS MC GREGOR. El administrador profesional. Editorial Diana, México.-- BELLOWS, WILSON ODIOTNE. Habilidades del ejecutivo, su dinámica y desarrollo.

Editorial CECSA.-- KAST ROSENWEIG. Organization and Management. Editorial Mc Graw Hill.-- WILLIAM REDDIN. Efectividad gerencial. Editorial Diana.

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