Biografia Jeronimo Gracian

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Vida de la mano derecha de Santa Teresa

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    JERONIMO GRACIAN DE LA MADRE DE DIOS: VIDA Y OBRAS.

    Eulogio Pacho OCD Jernimo Gracin es una figura compleja que desborda el reducido cauce del Carmelo Teresiano y se desparrama por el dilatado mapa histrico espaol del siglo XVI, que es europeo y universal. Pas los das ms fecundos de su existencia en los ngulos de esa cuadrcula decisiva marcada por las capitales de Madrid, Lisboa, Roma, Bruselas. La ilustracin de su vida y de su actividad se basa en una masa documental de extraordinaria variedad, aunque no totalmente explorada y en buena parte indita. No es necesario abarcarla en su integridad en una semblanza de aproximacin, como la que aqu se persigue. Es imprescindible cuando se quiere llegar al detalle o a la valoracin definitiva de su personalidad y de su obra. Se ofrece aqu un esbozo de ambas, incorporando, en la medida de lo posible, las aportaciones de la moderna historiografa. I. ESBOZO BIOGRAFICO Familia noble y numerosa El matrimonio Gracin-Dantisco moraba junto a la Iglesia de Santiago, en Valladolid, cuando nace all Jernimo Gracin el 6 de junio de 1545. De los veinte retoos nacidos, solamente trece alegraron el hogar en que creci Jernimo, el cuarto entre los hermanos. La educacin de familia tan numerosa acarreaba mltiples problemas, en primer lugar econmicos. Los recursos no se correspondan a las necesidades, pese a la ascendencia y a los ttulos nobiliarios. En el ambiente hogareo de los Gracin-Dantisco preocupaban ms la cultura y la piedad que las riquezas. Diego Gracin Alderete, padre de Jernimo, era hidalgo y obtuvo carta de nobleza otorgada por Carlos V en 1539. Fue secretario sucesivamente del Emperador y de Felipe II. Por tales servicios a la corona reciba un sueldo insuficiente para las necesidades de una familia de clase media como la suya. Con el cultivo de las letras redondeaba sus ocupaciones y sus ingresos. Fue humanista aventajado con dominio de las lenguas clsicas, como atestiguan sus traducciones de Plutarco, Tucdides y Jenofonte, entre otras. Tambin por lnea materna Jernimo desciende de un gran humanista, Juan Dantisco, de noble familia y fiel cristiano, armado caballero por el rey Segismundo I de Polonia en una batalla contra los moscovitas, y luego su embajador ante la Corte espaola. Ordenado sacerdote, fue promovido a las sedes episcopales de Culm y Warmia. De su unin ilegtima con Isabel Delgado, naci Juana Dantisco, piadosa madre de Jernimo Gracin, bautizada por Pedro de Anguiano, capelln de la parroquia de san Miguel de Valladolid1.

    1 Son fundamentales los datos aportados por el mismo Jernimo Gracin sobre la propia familia. Los orden y

    complet el primer bigrafo A. de Mrmol, Excelencias, vida y trabajos del P. fray Jernimo Gracin de la Madre de Dios. Valladolid 1619. Las ltimas puntualizaciones se deben a E. Llamas, Jernimo Gracin de la Madre de Dios, escritor mstico, compaero y confesor de Santa Teresa. Su familia y su ascendencia genealgica en Revista de Espiritualidad 34 (1975) 379-395

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    Ciertos rasgos de la personalidad de Jernimo Gracin denotan inconfundible raigambre familiar. En el hogar Gracin-Dantisco el estilo de vida y las costumbres estn dominados por el sentimiento religioso y el amor a las letras. Dos factores que explican, al menos en parte, el futuro de los hijos: siete se consagran a Dios en la vida religiosa o sacerdotal; los dems siguen la carrera del padre o las letras. En el ambiente familiar resplandece el sentido de la autoridad paterna, que marca la direccin fundamental en la vida de los hijos. Hay un clima de sincera religiosidad, aficiones humanistas, afanes de progreso y renovacin, amor a la belleza, trato esmerado y relaciones sociales con personas de alto rango. La educacin de los hijos se inspira en la libertad de espritu, en la nobleza de nimo, en la limpieza y en la sinceridad, rasgos todos que hereda Jernimo de su madre en grado distinguido. Dentro del contexto familiar tienen tambin su importancia los ttulos, las prerrogativas personales y la ascendencia familiar. En parte lo impone el entorno cortesano en que se desenvuelve la existencia de los Gracin-Dantisco. Exige tambin, por diversos motivos, la insistente informacin jurada sobre la limpieza de sangre de toda la familia o de alguno de sus miembros. Formacin selecta y esmerada Jernimo creci en ese clima religioso dominado por el amor a las letras. Su afn, casi precoz, por saber era compartido por los dems hermanos; todos sentan el estmulo del esfuerzo, de la emulacin y del trabajo que irradiaba de sus padres, en especial de Diego Gracin. Ninguno de los hermanos logr preparacin humana y cultural tan elevada como Jernimo. Con estar todos muy dotados para el estudio, ninguno super su capacidad. Madrug en el aprendizaje de las letras, inicindose entre los seis y siete aos con los maestros Medina y Gaona en Valladolid (entre 1552-1553). A los diez aos comenz el estudio de la gramtica bajo la direccin de un preceptor llamado Torres de Cazorla. Acaso se excedi en su aplicacin y su salud se resinti, por lo que se le traslad a reponer fuerzas durante ocho meses a Astorga2. De regreso a Valladolid, en plena adolescencia, prosigue los estudios de gramtica y de humanidades bajo la direccin de los maestros Torres, Gutirrez y Salinas. Al mismo tiempo perfecciona su caligrafa con Texada y Carbonero, saliendo esmeradsimo, hasta emular a su padre y hermanos, todos excelentes peolistas y de rasgos curiosamente similares. Sigui bordando su primorosa caligrafa hasta sus ltimas cuartillas, segn verificacin inconfundible de sus autgrafos. Culmin su formacin vallisoletana con el estudio de la retrica y del griego bajo la direccin del maestro Bustos y con la ayuda de su padre y hermano mayor Antonio. Poco ms poda caber en su programa escolar. Frisaba los catorce aos cuando Jernimo hubo de trasladarse con la familia a Toledo (1559), siguiendo a la Corte Imperial, en la que su progenitor desempeaba

    2 Existe cierta fluctuacin en las fuentes respecto al lugar de descanso. Unas apuntan Astorga y otras Zamora.

    Parece ms segura la primera ciudad. Sobre el particular y todo lo relativo a los estudios de Gracin, de modo especial los universitarios imprescindible el estudio de E. Llamas, Jernimo Gracin Dantisco (de la Madre de Dios) en la Universidad de Alcal (1560-1572), en Ephemerides Carmeliticae 26 (1975) 176-212. Sobre el particular aludido en el texto, cf. p. 183-184

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    el oficio de secretario y traductor de lenguas. Aqu prosigui los estudios con maestros tan acreditados como Cedillo y Alvargmez. Tambin se inici en el estudio de las artes bajo el magisterio del doctor Perea. A estas alturas eran ponderadas con entusiasmo sus cualidades y dotes para el estudio. El padre deseaba que Jernimo aprendiese el oficio de secretario de Corte y prolongase la tradicin familiar, como harn luego sus hermanos Antonio y Toms. Jernimo se inclinaba por los estudios universitarios, pese a la penuria de medios econmicos de la familia. No fue costoso vencer la ligera resistencia del padre. Los apuros pecuniarios se superaron gracias a las ayudas de amigos y bienhechores, incluido el rey Felipe II, a cuya intercesin se debi una beca para el Colegio de san Felipe y Santiago, fundado aos antes por el mismo Rey Prudente en Alcal de Henares. El joven Jernimo Gracin inici sus estudios de Artes en la clebre Universidad Complutense el curso 1560-1561, cuando apenas contaba quince aos. Formaliz su matrcula en octubre de 1560, ocupando el nmero 29 de la lista de alumnos terministas o sumulistas. Sigui regularmente los cuatro cursos fundamentalmente filosficos, a la vez que perfeccionaba su conocimiento de las lenguas clsicas, griego y latn. Al terminar el tercer curso fue promovido al grado de bachiller en artes (12 junio 1563) y al ao siguiente, superado el cuarto curso, recibi el ttulo de maestro en artes con toda la solemnidad del ceremonial universitario en tales ocasiones. Se hallaba entre los asistentes Mateo Vzquez, secretario de Felipe II y compaero de su padre. El Rey segua con particular inters los estudios de aquel joven por l becado. Este responda con creces a las expectativas. De su empeo y seriedad en los estudios quedan testimonios abundantes, pero ninguno tan directo y elocuente como el suyo3. No haba colmado an sus ansias de saber. Apenas concluidos los estudios de Artes, Jernimo se matricul en la Facultad de Teologa de la misma Universidad Complutense para el ao acadmico 1564-1565. Le esperaban cuatro cursos antes de rematar la nueva carrera teolgica. Los coron con su habitual aprovechamiento y brillantez a la edad de 23-24 aos. Se le ofreci entonces la posibilidad de una especializacin exigente que culminaba con el doctorado en sagrada Teologa. Eran otros cuatro aos dedicados a lo que en el lenguaje acadmico se denominaba ejercicios, sustitutivos en buena parte de las clases normales. Jernimo los afront con entusiasmo y resolucin pese a su rigor y dureza. Iniciados en 1568 fue superndolos gradualmente hasta el curso escolar de 1572. Le faltaba solamente una prueba para graduarse de doctor; era la de los quodlibetos. Se haba inscrito regularmente a la misma y tena seleccionado el tema. Tocaba con mano una meta risuea largamente acariciada y que estaba al alcance de pocos, aunque muchos la ambicionaban. De improviso Jernimo abandona su preparacin para el inminente

    3 Haca cuenta escribe de s- que para cualquier estado que hubiese de tomar aprovechas las letras; y as

    estudiaba con mucha instancia con el cebo de aquellas pretensiones que hay en los grados de los licenciados. Traa varios deseos; que por una parte pareca gran cosa llegar a ser bachiller o licenciado, y que no lo mereca; por otra le pareca que era poco ser Arzobispo de Toledo, y no se le daba nada de ninguna pretensin de tierra: Discurso de la vida y costumbre, por otros conocido como Autobiografa y ahora Historia de las fundaciones de Descalzos, ed. MHCT 3, p. 535-536. Otros muchos detalles de sus estudios en el escrito autobiogrfico: Dilogo del suceso de la vida de Eliseo y de su vocacin a la Religin y el progreso en ella y fundacin de algunas casas de la Orden, ms. de la Biblioteca Provincial (Casa de la Cultura) de Avila; cf. cap. 2. Deben tenerse en cuenta las reelaboraciones de esta narracin y su relacin con otras del autor, como la Historia de las fundaciones editada en MHCT 3, p. 533-694. Es una de las relaciones ms pormenorizadas hasta la profesin religiosa del autor. Editada por primera vez en este mismo nmero de la Revista Monte Carmelo.

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    doctorado en teologa, sorprendiendo a propios y extraos. Se han barajado muchas hiptesis para explicar el hecho. Se ha llegado a la persuasin concorde de que la motivacin decisiva fue su vocacin religiosa. Por seguirla trunc voluntariamente el remate de su brillante carrera universitaria. La voz potente de la vocacin apag los ecos de las voces que proclamaban un porvenir esplendoroso4. Vocacin madura y decidida Durante los aos de estudiante en Alcal, Jernimo vivi profundas experiencias espirituales. El afn cultural no apag otras ilusiones ni marchit fervores religiosos de la adolescencia. Los aos de universidad fueron perodo de maduracin humana, cientfica y religiosa. El tenor de su vida estudiantil fue sensiblemente riguroso, no slo por el trabajo intenso de clases, reparaciones o repeticiones, y hasta de enseanza en la misma Universidad supliendo a varios catedrticos. La dureza de horarios y programas dejaban reducido margen al tiempo libre. Por ello le pareca vida muy regalada y muy de otra suerte que la pasada en colegios los breves perodos de vacaciones y descanso en Villaviciosa de Odn (Madrid) acogido por la familia del Conde de Chinchn5. Ni las numerosas amistades, ni el renombre conseguido en Alcal, enturbiaron las preocupaciones del admirado estudiante. Venan de muy atrs y estaban muy enraizadas en su espritu; eran fruto de su recia formacin cristiana. Los pasos dados en busca de una clarificacin vocacional evidencian la hondura de sus inquietudes religiosas. La decisin de especializarse en teologa tuvo evidentes motivaciones espirituales; signific una clara orientacin de su vida hacia el servicio eclesial en contraposicin con otros derroteros abiertos ante el flamante Maestro en Artes. La inclinacin al sacerdocio quedaba patente cuando, promediados los estudios teolgicos, reciba en 1566 las rdenes menores en Alcal. Era el comienzo de una carrera bien definida. Tres aos ms tarde, concluidos los cursos regulares de teologa, reciba el subdiaconado (25 de septiembre 1569) y el diaconado (17 de diciembre del mismo ao). Mientras est enfrascado en sus ejercicios para el doctorado, ejercita el ministerio sagrado para el que ha recibido las oportunas licencias (29 de diciembre 1569) predicando su primer sermn en Canillejas (cerca de Alcal) el da de Ao Nuevo de 1570. Por fin, el 25 de marzo de 1571 se ordenaba de sacerdote a los 24 aos, cantando su primera misa en el convento de las Descalzas Reales de Madrid en presencia de la Serensima Princesa de Portugal, doa Juana, madre del rey don Sebastin. A partir de ese momento intensific y diversific la actividad ministerial que ya practicaba con asiduidad, conjugndola con las prcticas acadmicas que traa an entre manos6. Segn el propio testimonio lea, confesaba, predicaba pblicamente en las iglesias de Alcal y sus comarcas, y en Madrid en la Corte, en las iglesias y

    4 Pueden verse pormenores detallados de los ltimos ejercicios de estudiante en Alcal en E. Llamas, art. cit.

    (nota 2) p. 193-202, a completar con los datos personales de la narracin citada en la nota anterior, cap. 2-3, y en MHCT 3, p. 537-541. 5 Vase Peregrinacin de Anastasio, dial. I; BMC 17, p. 79-80; Historia de las fundaciones, ed. cit. p. 538.

    6 Detalles de los lugares citados en las notas anteriores.

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    monasterios de la Villa7. Por un momento le pareci haber descubierto el norte de su vida en la vocacin sacerdotal. Humanamente no tena motivos ni razones para ponerlo en tela de juicio. Al estrenar su sacerdocio era amado y estimado en los ambientes religiosos y clericales de Alcal. En aquella sazn le hacan mucho regalo todos los frailes de todas las religiones, que dondequiera tena amigos, aunque su trato y confesin era la Compaa de Jess y all deca misa8. Dicho sin rebozos se lo disputaban todas las rdenes religiosas. Nada de extrao que hasta por Avila y otros lugares de peregrinacin teresiana llegase la ilusin de contar con tal sujeto. Aparte la Compaa de Jess, la predileccin del joven sacerdote estaba en las comunidades religiosas de clausura pobres y necesitadas, que se encontraban en aprietos para or misa por faltarles sacerdote. Su trato y amistad con la Compaa de Jess tenan data antigua. Desde los ocho aos se confesaba con los jesuitas. La confianza aument a partir de la estancia en Toledo, donde comenz a frecuentar sacramentos en la iglesia de la Compaa, siendo mi confesor un padre Martnez, de quien sali fuese a Alcal a estudiar artes9. Matriculado con semejante recomendacin y patrocinio, sigui intimando con los jesuitas hasta sentirse atrado por su vida y misin. Todo estaba concertado para su ingreso en la Compaa de Jess. Muy a punto y ya concertado hasta ser admitido por el Provincial, P. Gil Gonzlez10; habindolo negociado conmigo y con ellos el P. Doctor Pedro Garca. Eran otros los planes y los caminos de la Providencia, y el acuerdo se desconcert. Ambas partes haban convenido en retrasar el ingreso de Jernimo hasta que se titulase bachiller en Artes, para lo que faltaba poco tiempo. Suficiente para que todo fracasase por una razn deliciosamente vocacional: Resfrime y no s si mis pecados o Dios lo estorb, que son juicios secretos. A la luz de la historia salvfica no hay duda posible: Dios lo estorb. Pero el fracaso dejaba la vocacin de Jernimo en el aire. No hubo ruptura con la Compaa de Jess; la amistad y las relaciones espirituales continuaron; incluso se intensificaron desde que intim con un preclaro maestro, renombrado en aquel emporio universitario. Qued prendado del Padre Maestro Alfonso Deza cuando comenz a estudiar teologa. Le oy explicar en el Colegio de la Compaa la materia de gracia, y como deca tantas excelencias de ella, diole -a Gracin- mucha golosina de alcanzarla, y desde entonces comenz a confesarse con l11. Acaso el P. Deza fue quien le orient hacia el sacerdocio; lo cierto es que el joven universitario tuvo un proceso vocacional seriamente trabajado. No encontr su llamada en la Compaa de Jess ni en el estado clerical. No acababa de definir su identidad religiosa. La gracia le preparaba para otra misin de la que apenas tena referencia humana y ambiental: era el Carmelo Teresiano casi recin nacido. El ltimo combate vacacional fue muy enconado, porque todas las razones naturales le eran contrarias: falta de salud, flaqueza natural y cansancio de

    7 Cf. el texto en Ephemerides Carmeliticae 26 (1975) p. 208 y narraciones en la Historia de las fundaciones, p.

    538; Dilogo del suceso, cap. 2. 8 Historia de las fundaciones, p. 540.

    9 Ib. p. 535.

    10 Ib. p. 535-536.

    11 Ib. p. 536.

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    estudios, obligacin a mis padres y hermanos, carentes de otros bienes fuera de las mercedes que el Rey les hace en pago de sus servicios, cuando ellos no lo desmerecen. Por si fuera poco, el inters personal de Felipe II que preguntaba cundo me haca doctor, quiz para proveerme y como respuesta a su ayuda en los estudios. Hasta los confesores vean con mal ojo la decisin, especialmente uno a quien yo tena gran crdito y obediencia, dicindome ser tentacin clara. El estudio personal de las dificultades existentes en las religiones, que me ponan muy lejos de esta voluntad. Contra tales razones pugnaban otras fuerzas poderosas: un encendido deseo que tena de servir a Nuestra Seora, que parecame que me llamaba a la reformacin de su Orden que acababa de comenzar. Y otro impulso misterioso que desconoca entonces el interesado: la plegaria intensa de la Madre Teresa de Jess. Despus o de su boca que le cost un ao de oraciones para traerme a la Orden entendiendo que le haba de ayudar12. Ms o menos el tiempo que haba durado la pugna interior ya que estuvo peleando casi ao y medio con la vocacin, que no es pequeo tormento. Dio el paso decisivo con tan fuerte determinacin, que , s como era irme a Pastrana, fuera entrarme por las espadas, de la misma manera me determinaran. Frente a tales motivaciones, intermediarios y mediaciones humanas -monjas Descalzas, religiosos de Alcal y Pastrana jugaron un papel secundario. El ingreso en el noviciado de Pastrana, con la vesticin del hbito carmelitano, tiene lugar el 25 de abril de 1572 profesando el mismo da del ao siguiente13. El mismo Gracin ha contado con abundancia de pormenores, segn es en l habitual, los motivos de su opcin por el Carmelo Teresiano y las circunstancias histricas que intervinieron providencialmente para esclarecer el proceso de la vocacin. El punto de arranque fue un despiste. El da de san Francisco de 1571 fue a celebrar misa a las monjas Franciscas de Alcal. Cuando lleg ya haban cerrado la puerta, por lo que recal en el convento de la Concepcin, la fundacin de Mara de Jess en Alcal. Pensando que eran Franciscanas Descalzas prediqules del seor S. Francisco. Terminada la misa, la fundadora le aclara el equvoco y le entrega las reglas que siguen en la comunidad. No son otras que las Constituciones teresianas escritas para el convento de san Jos de Avila. El joven sacerdote se entusiasm con ellas. Hizo apuntamientos y advertencias para enviar a la M. Teresa de Jess, escribindola sin conocerla; ella me lo agradeci mucho. Fue el primer contacto con la Madre Fundadora; sta qued cautivada y ya no modificar de por vida su afecto, su estima y su complacencia. El la considerar desde este momento artfice de su vocacin. Y creo yo que debi de hacer con sus oraciones de manera que vine a tomar el hbito de esta Orden, con vocacin tan contraria a todas las razones humanas14.

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    Peregrinacin de Anastasio I; BMC 17, 80. Debe leerse todo el dilogo I y tambin las relaciones complementarias, con ligeras variantes de Historia de las fundaciones, cap. 2, p. 538-544 y Dilogo del suceso, cap. 2. 13

    La profesin de Gracin se halla registrada en el Libro de profesiones de Pastrana (actualmente en Toledo) en el f. 16. Firman con l, Juan de Jess (Roca) y Germn de san Matas. El mismo da profes Elas de san Martn, primer General electo del Carmelo Teresiano con total independencia. De inters la carta de Gracin a su madre consolndola por la pena de su ingreso en religin. Sobre el mismo tema tambin la de su hermano Toms, ambas en MHCT 1, doc. 44 y 45. 14

    Pueden verse las narraciones citadas en la nota 12 y tambin Escolias a la vida de Santa Teresa, ed. de Juan Luis Astigarraga ITH (Roma 1982) p. 368-369. All mismo se ofrecen datos sobre la fundacin aludida de Mara de Jess. En los lugares citados expone con detalle Gracin las razones humanas contra la vocacin y los

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    Responsabilidades prematuras Contaba Gracin 27/28 aos. El ao de noviciado fue de genuina prueba vocacional. La super brillantemente, con humildad heroica. Su personalidad descollaba entre los connovicios. Lleg a suscitar celotipias que l desbarat con gallarda y elegancia religiosa sin consentirse dispensa alguna en los rigores penitenciales. Su indiscutible y llamativa superioridad cultural le proporcion frecuentes ocasiones para demostrar hasta qu punto haba calado en la obediencia religiosa. Se usaban en Pastrana formas a veces peregrinas para probar a los novicios; a todas se someti con ejemplar sumisin. Le sirvieron incluso de experiencia para evitar luego excesos de gobierno. Hasta la Madre Teresa de Jess, muy al corriente de aquel clima religioso, descubri con fina intuicin que Gracin aprendi desde el noviciado a gobernar por contraste, es decir, comportndose como superior al revs de lo que se haca en Pastrana. En lugar del rigor y la arbitrariedad, la suavidad y la comprensin. En mrito de esto -escribe Santa Teresa- ha dado Dios al Padre fray Jernimo de la Madre de Dios grandsima luz en las cosas de obediencia para ensear a los sbditos, como quien tan buen principio tuvo en ejercitarse en ella15. Le lleg muy pronto ocasin de poner en prctica la leccin aprendida. Con premura, hoy casi inconcebible, se vio colocado en puestos y cargos de extraordinaria responsabilidad. Desde el principio anduvo siempre de por medio la mano hbil de la Madre Teresa de Jess. No por nada le consideraba conquista de su oracin. Sin haberle visto ni tratado personalmente deposit en l confianza ilimitada. Lleg a comprometerle con responsabilidades comunitarias durante el mismo ao de noviciado. Lo record Gracin durante toda su vida: Vindome en su Orden, envi a mandar a las monjas Carmelitas Descalzas de Pastrana que me obedeciesen como a su persona, que hasta entonces no haba consentido que ningn fraile, ni calzado ni descalzo, tuviese en ellas mano ni superioridad alguna. Tal encomienda fue una centella en los corazones de muchos, y creci hasta encender un gran fuego. Algunos no se lo perdonarn ya de por vida a Gracin. Con razn consider esta deferencia teresiana como el principio de muchos trabajos que he tenido16. Efectivamente, la estima, el ascendiente y la confianza de Gracin entre las hijas de la Madre Teresa de Jess ser uno de los motivos secretos de sus persecuciones. Ese gesto teresiano de predileccin fue a la vez pronstico proftico. Abri adems en la vida de Gracin un cauce que se ensancha continuamente los aos siguientes. Basta recordar el calendario de cargos y encomiendas. A los pocos meses de profesar (25 de abril 1573) es nombrado Visitador de los Carmelitas Calzados de Andaluca por el dominico Francisco de Vargas, que delega en l las propias

    impulsos interiores que le trabajaban sobrenaturalmente. Su narracin se completa con las pinceladas teresianas en Fundaciones, cap. 23. 15

    La afirmacin de S. Tersa se hace a seguido de la descripcin de la situacin existente en el noviciado de Pastrana durante el ao de probacin de Gracin, Fundaciones 23, 9-10. El interesado se muestra ms discreto al denunciar los mtodos indiscretos del maestro de novicios, Angel de san Gabriel, y de sus colaboradores. Cf. los mismos textos recordados en nota 12. 16

    Alude en estas frases a las persecuciones posteriores fundadas en acusaciones de su trato con las Descalzas. Peregrinacin de Anastasio I, p. 81. Conviene leer todo el prrafo para darse cuenta del alcance dado a la encomienda teresiana.

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    facultades (4 de agosto 1573). Es el comienzo de una carrera fulgurante de gobierno y preocupaciones. Antes de cumplirse el ao de su designacin como Visitador de Andaluca, es nombrado por el mismo Vargas Vicario Provincial de todos los Carmelitas, Calzados y Descalzos, de Andaluca. Debe proceder con rigor en su funcin de visitador, segn las instrucciones recibidas (13 de junio 1574)17. En vista de las dificultades surgidas respecto al valor jurdico de tales nombramientos, el nuncio del Papa en Espaa, Nicols Ormaneto, nombra visitadores de Andaluca in solidum a Vargas y a Gracin (22 de septiembre 1574) en rplica a la revocacin anteriormente conseguida por el General de la Orden del Carmen, Juan Bautista Rubeo (13 de agosto 1574). No result fcil llevar a cabo la encomienda recibida, sobre todo despus de las decisiones tomadas por el Captulo General de la Orden del Carmen en Piacenza (mayo-junio 1575) contra los Carmelitas Descalzos. Por esas fechas (primavera de 1575) tiene lugar un episodio trascendental en la vida de Gracin y para el futuro del Carmelo Teresiano: es el primer encuentro personal con la Madre Teresa de Jess en Beas de Segura entre abril y mayo. Ambos protagonistas lo han descrito con frescura e inmediatez insuperables18. Desde un punto de vista teolgico y espiritual es el acontecimiento ms decisivo en la historia del Carmelo Teresiano, en su rama masculina, despus de la inauguracin de Duruelo: una especie de complemento o prolongacin de la misma en cuanto se realiza ahora con Jernimo Gracin lo que entonces se verific con fray Juan de la Cruz: una comunicacin directa del carisma teresiano a sus ejecutores o realizadores ms fieles. Se acompa adems de un sello de garanta o genuinidad. La Madre Fundadora hace voto de obedecer en todo al que considera ya como superior19. Para Gracin una responsabilidad nueva ms grave an que las ya contradas. A la vez, un apoyo espiritual ms precioso y decisivo que todas las autoridades civiles y religiosas que sostienen sus cargos y oficios. Lo necesit y lo solicit para salir airoso de situaciones delicadas, en particular para llevar a buen puerto la navecilla, frgil an, del Carmelo Teresiano. La Madre Fundadora nunca haba visto perfeccin con tanta suavidad de gobierno como en el joven Comisario Apostlico. Ella deseaba que sus poderes se concretasen en el cargo de superior de Carmelitas Descalzos y Descalzas. Se lo pidi con insistencia al Seor e inst a sus hijas para que hicieran lo mismo20. No ignoraba la estima de Felipe II por Gracin; nadie mejor que el Rey poda satisfacer sus deseos en tal sentido. Toma la pluma y le insina con su irresistible persuasin: Harto nos hara al caso, si en estos principios se encargase a un padre descalzo que llaman Gracin, que yo he conocido ahora, y, aunque mozo, me ha hecho harto alabar a Nuestro Seor... y as creo que lo ha escogido para gran bien de esta

    17

    Vase el documento en MHCT 1, p. 182-183. En la misma edicin se hallan los que se citan aqu a continuacin, es decir, doc. 75, p. 195-197; 74, p. 192-195. Las determinaciones del Captulo General del Carmen en Piacenza, doc. 81, p. 207-209 a completarse con las del Definitorio General, doc. 82, p. 210-216. 18

    La Santa en Fundaciones, cap. 23; Gracin en Escolias, p. 390-392, encuadrando la narracin en el contexto de los documentos citados en nota 17; Historia de las fundaciones, cap. 7 p. 571-579; Peregrinacin de Anastasio 13, p. 200. 19

    Cf. Toms de la Cruz, El voto de obediencia de Santa Teresa y sus tres relatos autgrafos, en Ephemerides Carmeliticae 15 (1964) 155-176. 20

    Vanse las cartas de la Santa con fecha 11 y 12 de mayo 1575 a D. Alvaro de Mendoza y a la M. Ins de Jess respectivamente.

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    Orden. Encamine Nuestro Seor las cosas de suerte que vuestra Majestad quiera hacerle este servicio y mandarlo21. Ni el asunto ni la persona requeran recomendaciones especiales ante Felipe II. Este segua con inters los avatares de aquel estudiante, hijo de su secretario, y por l becado en Alcal, pero que misteriosamente haba renunciado al doctorado. Que el Rey no ech en saco roto la insinuacin teresiana se comprob pronto. Un mes ms tarde de la carta teresiana el nuncio Ormaneto ampliaba las facultades de Gracin nombrndole Comisario y Reformador del Carmelo andaluz y de los Carmelitas Descalzos de Andaluca y de Castilla (3 de agosto 1575). Pese a momentos de zozobra y a un primer aparente fracaso de su misin durante los aos 1575-1578, la labor de Gracin, cargado de responsabilidades, fue decisiva para la marcha del Carmelo Teresiano. Persecuciones, calumnias y luchas de familia religiosa llevaron a su deposicin como Visitador por el nuevo nuncio Felipe Sega y a su reclusin en el convento de Alcal (23 de julio y 20 de diciembre, respectivamente). Entre tanto los Carmelitas Descalzos y Descalzas eran sometidos a la jurisdiccin de los Provinciales Carmelitas Calzados, primero (16 de octubre 1578) y del Vicario General, fray Angel de Salazar, despus (1 de abril 1579)22. Gracias a la intervencin de Felipe II se revis la situacin y se lleg a la ereccin de la Provincia independiente de los Carmelitas Descalzos por el breve pontificio Pia consideratione de Gregorio XIII (22 de junio 1580). Gracin, que sigue desde su confinamiento conventual la tormenta, pero que se mantiene alejado de todo trmite, es elegido superior local del convento de los Remedios de Sevilla mientras se ultiman los papeles para la ereccin de la Provincia de Carmelitas Descalzos. No cesa en los cargos de responsabilidad. El mismo Vicario General le confirma en el oficio y le nombra Comisario y Visitador de los Carmelitas Descalzos y Descalzas de Andaluca (10 de abril 1580) ampliando poco despus su jurisdiccin a tierras de Castilla (21 abril del mismo ao). Es simple reconocimiento de un dato adquirido: es el superior de los Carmelitas Descalzos, a medida de los deseos de la Madre Fundadora Teresa de Jess. Por mritos propios se ha erigido en representante oficial de los mismos. No tiene nada de extrao que al reunirse estos en Captulo como Provincia independiente le elijan Provincial, el primero del Carmelo Teresiano (4 de marzo 1581), por once votos, uno ms que la mitad y dos ms que los otros juntos23. Culminaba as su carrera de responsabilidades y de entrega al servicio de la obra teresiana. Gobern sus destinos hasta el 1585, consiguiendo el afianzamiento organizativo y jurdico, extendiendo su presencia fuera de Espaa y abriendo en Africa las primeras misiones. Haba asumido cargos de gobierno a los 28 aos y contaba, al dejar el timn de la Provincia, cuarenta. Tantos aos de superior cuantos de vida religiosa. Todava le esperaban otros cinco de Vicario provincial,

    21

    Carta de la Santa a Felipe II con fecha 19 de julio 1575. 22

    Los documentos citados en MHCT 2, doc. 159, 179 contra Gracin; 165 y 183 a favor de los Calzados. Detalles pueden verse en Escolias p. 396, 402-403, donde Gracin resume otras narraciones suyas ms amplias, como la de Historia de la fundaciones p. 599-607, 613-619 y Peregrinacin de Anastasio 2, 91-93; 10, 158-159. 23

    Cf. el acta de eleccin del Captulo de Alcal en MHCT 2, doc. 238, p. 263-264. Segn el texto oficial ha de corregirse la versin divulgada que habla de un voto ms que Fr. Nicols Doria. Los documentos antes citados se hallan all mismo, desde doc. 206 en adelante.

  • 10

    Visitador y superior local, pero su responsabilidad ser de segundo plano, bajo mayor vigilancia y suspicacia de lo que l creyera. Vctima del celo indiscreto No todos los Carmelitas Descalzos compartan el juicio de la Madre Teresa de Jess sobre el gobierno de Jernimo Gracin, considerndolo el que mejor conjugaba perfeccin religiosa y suavidad. Al concluir su provincialato, Gracin present en el Captulo Provincial de Lisboa (mayo 1585) una defensa pormenorizada de las calumnias propaladas durante sus cuatro aos de gobierno24. La suavidad, que entusiasmaba a la Madre Teresa, desagradaba hondamente a muchos amantes de la rgida observancia regular. No le perdonaban al Provincial la blandura en las dispensas y en la correccin en favor de la caridad y de la comprensin. Con tales acusaciones se revolvan posos de envidia y celos indiscretos de perfectismo. Quedaron soterrados por el momento pero no desaparecieron nunca; al contrario, sobre esos posos fueron acumulndose los aos siguientes polvos densos de recelos, murmuraciones y sospechas. Lejos de aferrarse al poder, Gracin haba preparado al sucesor en el provincialato y le propuso como mejor candidato al Captulo provincial de Lisboa. Este no dud en aceptar por mayora absoluta al P. Nicols Doria, el candidato de Gracin, pese a que durante el trienio anterior haba estado casi permanentemente fuera de la provincia, preparando la fundacin de Gnova. Nadie sospech entonces las consecuencias de aquel gesto condescendiente de Gracin; menos an que ambos terminaran enfrentndose hasta la exclusin. Prueba de que todava gozaba de general aceptacin es que Gracin fue elegido primer Definidor y, al reanudarse el Captulo en Pastrana (octubre 1585), se le designa Vicario provincial de Portugal. Todo pareca marchar sobre ruedas, pero se trataba de simples apariencias. Muy pronto las crticas y murmuraciones anteriores fueron tomando cuerpo de verdad entre los superiores, sobre todo en el nuevo Provincial. Se siguieron de cerca los pasos y actos de Gracin, en particular los de gobierno. Se estableci una especie de verificacin o control: saber si continuaba en su estilo de vida y en el mtodo de gobierno en cuanto superior de Lisboa y Vicario provincial. A las viejas acusaciones fueron sumndose otras muy semejantes. Cualquier paso menos seguro se consider grave traspis. Fue el primero la impresin del opsculo Estimulo de la propagacin de la fe, publicado por Gracin en Lisboa (finales de 1586). Motiv una primera llamada de atencin por parte del nuevo Provincial. Se le reconvena el excesivo celo misionero, al menos en las expresiones, y el no haber solicitado la correspondiente licencia de impresin. Por todo ello se le instaba a retirar de la circulacin el libro. De momento se admitieron las explicaciones de Gracin25, pero el caso engros la lista de cargos contra l. A los que se arrastraban de siempre por parte de los celosos de la observancia regular, encabezados por el Provincial, Fr. Nicols Doria, fueron aadindose otros con dos referencias fundamentales: la oposicin de Gracin al nuevo mtodo

    24

    Se trata de la Apologa y defensa contra las calumnias en los cuatro aos de su provincialato. MHCT 3, doc. 276, p. 51-90. 25

    Vase carta de Gracin a Nicols Doria del comienzo de 1580 en MHCT 3, doc. 282, p. 107-109.

  • 11

    de gobierno -la llamada Consulta- introducido a partir de 1585, y su apoyo al grupo de Carmelitas Descalzas que se opona a cualquier modificacin de la legislacin teresiana. En torno a estos dos puntos se form una doble corriente de opinin que cuaj en sendos bandos. No era difcil sealar los jefes de fila; para quienes estaban dentro de la urdimbre los capitaneaban Gracin y Doria. La triste y dolorosa historia termin con la eliminacin drstica del ms dbil por el momento: Jernimo Gracin. No hace al caso seguir paso a paso el enojoso proceso que termin con su expulsin del Carmelo Teresiano. Bastar recordar los pasos decisivos y las motivaciones apuntadas por sus jueces. El primer intento de eliminacin discreta fue el de alejar a Gracin de la Pennsula, destinndole como Vicario de la nueva circunscripcin de Mxico. La decisin tomada en el Captulo de Valladolid le fue intimada poco despus por el Definitorio provincial (23 de abril 1587). Se le remitieron las patentes por el Provincial la semana siguiente (3 de mayo). Mientras se preparaba para el viaje a Nueva Espaa arreciaron las calumnias y las acusaciones contra l, contra sus amigos y adeptos; incluso contra las Carmelitas Descalzas que le seguan como consejero y como gua seguro. Herido en sus sentimientos ms vivos -trato con las Carmelitas Descalzas- sali en defensa propia y de la obra teresiana, pero sin conseguir aplacar a sus detractores y perseguidores26. Gracin diagnosticaba en su alegato con tanta exactitud los rastreros mtodos de sus enemigos que, en lugar de moderarse, se volvieron ms duros y tenaces. Suspendido de momento el viaje a Mxico, se le somete a un primer examen con todas las apariencias de proceso judicial (octubre 1587), para que responda de los cargos y acusaciones que se han sustanciado contra l. Sali airoso de esa primera escaramuza, que procur al acusado una saludable reaccin de sus amigos y admiradores; llovieron declaraciones y testimonios sobre su inocencia y hasta de su santidad que frenaron los mpetus del falso celo27. El episodio representaba un amago de lo que se cerna implacable sobre su persona. Desde ese momento no se le concede tregua; se expan sus pasos y sus gestos. Peridicamente recibe un golpe que se hace cada vez ms duro. A una primera amonestacin sobre sus faltas -que no se prueban (28 de noviembre 1587)- sigue una intimacin a presentarse en Madrid para responder ante los superiores de manifiesta reincidencia (15 de marzo 1588)28. Su respuesta es un gesto de humildad, capaz de desarmar cualquier prevencin, pero no sucede as; se le priva de voz activa y pasiva para cualquier oficio y se le releva del Vicariato de Portugal, concedindosele patente para que pase sin demora a Mxico29. Ante tales conminaciones, abandona Andaluca, donde lleva predicando varios meses, y llega a Madrid a primeros de mayo, partiendo a los pocos das para el sur. De nuevo en Sevilla le llegan patentes para que antes de terminar el mes de mayo se junte con sus compaeros y no se alejen de Sevilla hasta que se embarquen para Mxico30. Tambin ahora fracasan los planes de sus adversarios. Mientras est en Sevilla preparando el viaje a Mxico, le llegan rdenes de las autoridades religiosas de

    26

    Cf. MCHT 3, doc. 309, 310 y 311, p. 184-191. 27

    Vase la serie de testimonios reunidos en el vol. 3 de MHCT a partir del doc. 313-320, con la magnfica defensa del propio Gracin, doc. 321, p. 223-251 28

    Vanse los respectivos documentos en MHCT 3, doc. 322, p. 252-255 y doc. 331, p. 275-276. 29

    Cf. MHCT 3, doc. 332, p. 276-277 30

    Ib. doc. 335, p. 281-282.

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    Portugal y Espaa encomendndole nuevas misiones e impidiendo, en consecuencia, su viaje a Nueva Espaa. A una primera intervencin de D. Teutonio de Braganza sigue la orden del nuncio pontificio en Espaa, Csar Speciano, imponindole que no se mueva de Portugal, adonde se ha trasladado a finales de mayo31. Frenados as Nicols Doria y sus colaboradores, se llega a una tregua pacfica a mediados de 1588, mientras se tramita la consecucin del Vicariato General para el Carmelo Teresiano. Lo logra con su proverbial habilidad Fr. Nicols Doria. Los meses de pausa sirven para que los amigos y admiradores de Gracin demuestren con abundancia de testimonios la inocencia y la vida ejemplar del inculpado. Tampoco ahora surten efecto tantos testimonios. Como si el inculpado estuviese ya sentenciado de antemano. Daba en ojo su intensa actividad de Visitador en Portugal, por ms que le fuese impuesta y aplaudida por las supremas autoridades de aquella nacin, desde D. Teutonio de Braganza al cardenal Alberto. Gracin se ve obligado a justificarse ante el Captulo de la propia comunidad lisboeta, bien adoctrinada contra l por los superiores de la Consulta32. A finales de 1588 la persecucin vuelve a recrudecerse, sin salvar ya apariencias externas de buenas formas. No cesar hasta el desenlace final. Slo que ahora se extiende de manera alarmante y entran en liza hasta las ltimas instancias civiles y religiosas de Espaa y Portugal, favorables a Gracin y su causa, que se centra en dos puntos clave de viejo encono: el nuevo gobierno introducido por Doria en el Carmelo Teresiano y el cambio de estilo y legislacin de las Carmelitas Descalzas. El paladn de la autenticidad teresiana, en peligro en ambos campos, se consideraba por la mayora a Gracin. La situacin se agrav hasta el extremo con ocasin del breve pontificio Singulares de Sixto V a favor de las Carmelitas Descalzas agrupadas en torno a Gracin (5 de junio 1590). Tras ruda contienda, Doria consigui una resonante victoria con la anulacin de ese Breve (25 abril 1591). Es el principio del fin para la causa de Gracin. Pocos das despus (primeros de mayo) conclua la visita de Gracin, que haba durado dos aos, a los Carmelitas de Portugal. La ocasin no poda ser mejor. Se aprovech para incoar contra l un proceso regular. Se le orden presentarse en Madrid en el plazo de 25 das (prolongados luego con otros ocho). Obedeciendo a las rdenes de los superiores, deja Lisboa el 11 de junio de 1591 y llega a Madrid el 28 del mismo mes, encontrndose con el Vicario General, Nicols Doria, a los dos das. Las cosas se precipitan desde ese momento, pese a las amistades y veladores con que cuenta el inculpado. Con fecha 22 de julio se le entrega copia de los seis cargos principales que se le imputan, y al da siguiente se le intima precepto para que no escriba a nadie sin permiso de Fr. Nicols Doria mientras se le tiene encarcelado en el convento de san Hermenegildo de Madrid. A los tres das se completa la lista de los cargos con otros once puntos. A lo largo de medio ao se suceden los interrogatorios, las apelaciones, informaciones, cargos y descargos hasta que, por fin, el 17 de febrero 1592 se dicta sentencia contra Gracin: Le declaraban y declararon por incorregible, y como a tal mandaban y mandaron que se le quite el hbito de nuestra Congregacin y sea expelido de ella, y que l no se le vista ms, so las censuras y penas que la

    31

    Ib. doc. 338, p. 292-293. 32

    Su protesta de inocencia, con fecha 2 de octubre 1588, en MHCT 3, doc. 371, p. 347-348.

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    Orden tiene del Sumo Pontfice Sixto V. Todo ello porque para los jueces Gracin era reo de los siguientes delitos: siendo Provincial permiti la entrada de seglares en la clausura de las monjas y de stas en conventos de religiosos Carmelitas Descalzos; trat con demasiada familiaridad a una monja descalza; sembr discordia en su Religin y contra los superiores. Con todo ello incurri en graves censuras y se ve agravado por culpa de incorregibilidad, ya que persever en ello diecisiete aos, pese a las correcciones y amonestaciones recibidas de los superiores. Tan prolongada incorregibilidad vena nada menos que desde el noviciado, tanto que siendo novicio le quisieron por esto quitar el hbito33. No inventaba nada Gracin cuando deca que la primera encomienda de Santa Teresa en Pastrana, para que cuidara de sus monjas, haba sido la chispa que provoc tal incendio. Aqu tena la mejor prueba. Para nada sirvieron los alegatos defensivos que present el inculpado. Pudo dar cumplida respuesta a cada cargo, pero sus descargos cayeron en el vaco. Lo que interesaba en el fondo no era el esclarecimiento de la verdad y la defensa de la justicia. Pese a lo enredado de la madeja, hoy quedan claras bastantes cosas de aquel juicio: ante todo, la desproporcin de las penas impuestas con respecto a las culpas imputadas, que no fueron suficientemente probadas. Tambin es patente la presencia de motivaciones personales poco acordes con la caridad fraterna que debe animar la vida religiosa. Todo pudo arreglarse por otros medios y con otros mtodos. Aun salvada la intencin recta de los jueces, la historia les condena, al menos, por su celo indiscreto de la observancia regular. Peregrino por Italia y cautivo de los turcos De la noche a la maana Jernimo Gracin se ve en la calle, despojado del hbito de la Virgen, apartado de la obra teresiana por la que tanto haba luchado. Le asaltaron brutalmente algunos interrogantes: qu quedaba de su vocacin tan trabajada a la Orden de Nuestra Seora?, qu rumbo iba a dar a su vida? La respuesta a la primera pregunta la tena difana, porque mantena entera su vocacin carmelitana. Lo que no perciba con claridad era el modo de realizarla en adelante. Tras madura reflexin y pertinentes consejos, opt por defender esa vocacin irrenunciable de la nica manera posible: con el recurso a la suprema autoridad de la Iglesia. Decidi ir a Roma en busca de una rehabilitacin para volver a su querido Carmelo Teresiano. Fui a buscar remedio a Roma en hbito de ermitao, bien peregrino del que profes, hecho extrao de mis hermanos y peregrino de mi madre la Religin34.

    33

    El texto ntegro de la sentencia puede leerse en Silverio de S. Teresa, Historia del Carmen Descalzo, t. 6 p. 519-525. 34

    Carta-relacin de Gracin a una persona amiga, escrita hacia mediados de 1612, que se halla en el ms. de la Peregrinacin de Anastasio del Carmel Royal de Bruselas, f. 176 y siguientes. Contiene detalles muy interesantes, aunque es una sntesis de otras relaciones ms detalladas del autor. La ms completa y particularizada de este perodo de su vida, hasta la liberacin del cautiverio africano, en Dilogos de Eliseo que cuentan a Cirilo las peregrinaciones de Eliseo, redactados en 1596 (cf. BMC 17, p. 318) y que sirvieron de base a B. del Mrmol para su biografa de Gracin. Se conservan en tres copias mss. (Archivo Histrico Nacional 3281-VI-20, Frailes Carmelitas Descalzos de Avila y Toledo). Complementa lo escrito para el Papa en Redencin de cautivos, ed. BMC 17, p. 38-63.

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    Adems de la propia vocacin y del futuro de su existencia, estaba en juego el honor de otras personas, ante todo, el de las ms preclaras hijas de la Santa Teresa, salpicadas necesariamente con su condena. Comienza entonces un peregrinar peregrinacin de Anastasio- casi permanente en busca de ayuda y proteccin. Cuenta a la sazn cuarenta y siete aos; se ve todava fuerte y capaz de trabajar por la Iglesia. No debe ni puede renunciar a su misin dentro de ella. Se esfuerza por realizar esa misin hasta su ltima jornada en Flandes. La peregrinacin comienza con el viaje a Roma. Sale de Madrid a los diez das de su condena (27 de febrero 1592) y se dirige hacia Alicante a fin de tomar la nave para Gnova. Durante la espera de embarque (a partir del 5 de marzo) recorre las tierras de Levante ejercitando el ministerio sacerdotal, especialmente en Valencia y Tortosa. En Vinaroz le asalta una desagradable sorpresa: se tropieza con dos Carmelitas Descalzos que piensan hacer el mismo viaje a Roma. Slo que la finalidad del mismo es muy diferente a la suya: Van a hacerle contradiccin por encargo de los superiores que le acaban de condenar. Sabedores de sus planes de recurso estn dispuestos a frustrarlos en su misma raz. Si alguna duda poda quedar sobre la rectitud de sus intenciones, este gesto la disipa. No se desanim Gracin, convencido de la justicia de su causa y de la licitud de su recurso. Lo que no midi adecuadamente fue la capacidad de maniobra, la fuerza de aquella contradiccin que iban a desarrollar los imprevistos compaeros de viaje. Constat muy pronto su alcance. Zarpa a primeros de abril de Vinaroz y el 16 de mayo llega a Gnova, prosiguiendo viaje al da siguiente por mar. Tras breve escala en Crcega desembarca en Civittavecchia y desde all por tierra alcanza Roma a primeros de junio. Llegu habiendo padecido grandes trabajos por mar y tierra (que me he visto cinco veces a evidente peligro de naufragio). Pero la mayor persecucin de los hermanos fue en Roma, que con muchas cartas de favor y su gran diligencia y solicitacin, procesos y sentencias que traan contra m, sin tener yo otra defensa sino la inocencia, silencio y esperanza35. Mientras tantea el terreno de las altas esferas vaticanas, se dedica a visitar iglesias, reliquias y monumentos histricos de la ciudad y de los alrededores. Advierte bien pronto, con no poca sorpresa, que tambin el embajador del Rey Prudente tiene orden de contradecirle. Le haban ganado Fr. Nicols Doria y sus emisarios. Constat con dolor que las contradicciones llegaban a las ms altas jerarquas cuando, tras larga espera, se encontr por primera vez (16 de agosto 1592) con el papa Clemente VIII. Le tenan bien prevenido las informaciones y las intrigas de sus contradictores. Todo lo que obtiene es entregar al Papa un memorial con la exposicin detallada de su causa. La promesa de llevarla a la Congregacin de Obispos y Regulares no tiene efecto. Desarmado y descorazonado, Gracin sigue el consejo del Padre Jos de Acosta, de la Compaa de Jess, dejando el negocio en las manos de Dios y a que Su Santidad y mis mulos hiciesen lo que quisiesen de m36. Haban pasado siete meses desde su llegada a Roma cuando se ve forzado a emprender nueva peregrinacin en direccin a Npoles, donde llega a finales de 1592 o primeros del siguiente. Tambin aqu han llegado las contradicciones. El Virrey, Conde Duque de Olivares, le recibe con gran displicencia, deseando perderle de vista. Antes de un mes se ve forzado a nueva peregrinacin por mar,

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    Carta-relacin citada, nota 34 36

    Ib.

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    rumbo a Sicilia, donde es esperado y acogido generosamente por la Virreina, Condesa de Olivares, quien le hace aposentar en el Hospital de Santiago de los Espaoles en Palermo. Al tiempo que se entrega a componer algunos escritos, Gracin desarrolla una intensa actividad sacerdotal por toda la Isla (desde febrero hasta agosto), adems de ensear Escritura en Palermo. Mientras se halla sumergido en estas actividades, le llega, al fin, la decisin romana, tomada poco despus de su salida (el breve Uberes fructus, 27 de enero 1592), pero que slo ahora se le entrega personalmente. La decisin no poda ser ms desconsoladora para l. Se le prohiba ingresar de nuevo en cualquier convento de su Orden. Se le manda o permite tomar el hbito de los Agustinos Descalzos con compaero y patente del Procurador general de los Agustinos para fundar en Roma el convento de san Pedro y Marcelino, y otro convento en Npoles de Agustinos Descalzos37. En el alma de Gracin se desat una batalla interior que reproduca con extraordinaria semejanza la librada antes de decidir su vocacin al Carmelo Teresiano. Aqu se me ofreci el mayor trabajo espiritual de tiniebla interior y batalla de razones contrarias, indeliberacin de lo que haba de hacer para agradar a Dios y Nuestra Seora, y hacer su voluntad que jams se me ha ofrecido... Fue esta batalla con tanta fuerza, que no lo sabr decir. Mas al fin venci en mi corazn la parte contraria, y determin de tomar el hbito de san Agustn, con tan gran contradiccin, miedo y vergenza de la Virgen Mara, que me parece tomara de mejor gana la muerte que volver a Roma a vestirme de negro como Agustino y hacer las fundaciones que llevaba a cargo38. La decisin de vestir el hbito agustino no tena para l carcter definitivo, pensando que en Roma podra todava cambiar las cosas. En el fondo no se haba llegado a su rehabilitacin y no la exclua. Se decide a volver con redobladas esperanzas. A mediados de agosto llega a Npoles y desde all prosigue el viaje por mar detenindose en Gaeta, donde llega el primero de octubre. Es aqu donde decide vestir el nuevo hbito religioso, precisamente el da en que reemprende la navegacin para Roma. Era el once de octubre y apenas tuvo puesto cuatro horas el hbito negro de agustino. Saliendo de Gaeta en una fragata para ir a Roma, encontramos una galeota de turcos que nos cautiv. Eran dos horas antes de medioda y apenas haban salido del puerto. Comenzaba as una de las odiseas ms conmovedoras del peregrino Gracin. Desnudo, maniatado con esposas de hierro y con los pies marcados con el fuego, le metieron en la mezana de la galeota. Su estado de nimo queda reflejado en estas palabras: Confieso a vuestra merced que este suceso, que suele ser el ms desastrado que puede acaecer en el mundo, fue entonces para m de gran descanso, contento y alegra, que se me dilat el corazn viendo claramente ser voluntad de Dios vestirme aquel hbito en que nac y morir bogando remo de turcos39. Tras un ajetreado viaje de racas y pillaje por el Mediterrneo Occidental durante todo el mes de octubre, la galeota turca recala a primeros de noviembre en Bizerta, Tnez. All queda cautivo Gracin durante dos interminables aos de indecibles sufrimientos. Sintetizando amplias relaciones describe as su prisin: Estuve casi dos aos con cuatro arrobas de hierro a los pies en un bao o mazmorra oscura y

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    Ib. 38

    Ib. 39

    Ib.

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    hedionda. Mas a pocos das se hicieron los pies a los hierros, las narices al hedor, los ojos a la oscuridad y el cuerpo a estar echado sobre un cribete, de donde no poda levantarme sino para decir misa, que con mucho trabajo la deca cada da atando con un cordel el peso de los hierros al pescuezo. Consolme Nuestro Seor con el gran fruto que haca confesando y predicando cada da a seiscientos cristianos cautivos que estaban dentro de aquel bao y otros que venan de fuera, y con los discursos que el entendimiento y espritu haca, teniendo todo el da y noche para m para esto, sin otra ocupacin, que si estuviera escrito lo que all pens, hartos libros se pudieran henchir de diversos conceptos40. Desde los primeros das de cautiverio inicia la correspondencia epistolar con amigos y bienhechores (Pedro de Deza, Andrs de Crdoba, etc.) en demanda de dinero para su rescate. Por Navidades surgi una imprevista persecucin que durante meses le tuvo al borde de la vida con amenazas de quemarle vivo. Lleg hasta la Cuaresma de 1594 con semejante pesadilla, si bien ansiaba ardientemente el martirio, y de cuya frustracin se lamentar despus muchas veces. A mediados de abril le llegan los primeros recursos (600 ducados) para el rescate, pero le falta mucho para satisfacer la cantidad pedida. Conseguida cierta libertad de movimientos, trabaja con intensidad en el ministerio durante los aos 1594 y 1595 a fin de reunir la suma necesaria. Lo logra al cabo de incontables sufrimientos y peripecias y, al fin, da de san Len a diez [es el once] de abril (1595) me compr un judo llamado Simn, y me trajo aqu a Tabarka donde estoy empeado41. Obtenido el salvoconducto del Baj de Tnez, puede visitar, mientras se ultiman los trmites de la liberacin, las antiguas ruinas de Cartago y La Goleta durante los meses de abril y mayo. Ultimados todos los requisitos, puedo salir del cautiverio africano a primeros de agosto de 1595. En la travesa hacia Gnova la nave sufri gravsimas tempestades que le pusieron a punto de anegarse. La peor le sorprendi ya cerca de Gnova el da de la Asuncin; la nave fue a dar a Portofino y de all a pocas fechas lleg a Gnova, donde Gracin permaneci hasta mediados de octubre, hospedado en una casa cerca de los Dominicos. Desde Gnova escribi al Superior General de Espaa, Elas de san Martn, pidiendo una vez ms su readmisin en el Carmelo Teresiano, pero por toda respuesta recibi el silencio42. Durante les meses de espera en Gnova desarroll una intensa actividad en pro de los cautivos en Africa comunicando noticias, reuniendo fondos e interesando a las autoridades por la triste situacin de aquellos pobres prisioneros. Ni los cambios ni las adversidades le hacen renunciar a su ntima aspiracin de volver al Carmelo Teresiano. No se resigna a ninguna otra salida para su existencia. A mediados de octubre de ese ao (1595) emprende nueva peregrinacin a Roma para reanudar su causa interrumpida por el largo cautiverio. Meses de tejer y

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    Ib. 41

    Vase la carta del 20 de mayo 1595 a doa Magdalena Centurin y a las Descalzas de Genova: BMC 17, 314-315. 42

    La carta se conserva entre sus papeles en el Archivo Histrico Nacional, 3820-VII-12 y se edita en BMC 17, p. 317. Suplica al General que responda a sus cartas anteriores sobre su admisin o no en la Orden. La respuesta evasiva del General se produce solamente el 21 de marzo del ao siguiente, 1596. En ella se excusa de no haber contestado antes porque le duele decirle la mala noticia de no ser llegado el tiempo del reingreso. Elas de san Martn parece desearlo personalmente, pero no as otros, al menos segn su versin, que tiene tono de sinceridad. El original en Archivo Histrico Nacional 3820-IV-7.

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    destejer encuentros, de buscar apoyos y ayudas, mientras vuelve al trabajo generoso de la predicacin y direccin espiritual. Dos nuevas vertientes se abren ahora a su trabajo: la animacin de la causa misionera en pro de los cautivos y los primeros pasos para la beatificacin de la Madre Teresa de Jess. Para ambas cosas encuentra all ms entusiasmo que entre los Carmelitas Descalzos de Espaa. Despus de dilatada espera le llega, al fin, un xito moderado: con fecha del 16 de marzo de 1596 se extiende el breve pontificio de su rehabilitacin (Apostolicae Sede benignitas) por el que se le absuelve de cualquier pena y censura en que pudiese haber incurrido y se le autoriza a volver a la Orden de Carmelitas Descalzos. En el documento se ordenaba a los Superiores de la misma que le recibiesen y le tratasen benignamente devolvindole todas las gracias y privilegios. El xito era solamente moderado, porque en Espaa algunos superiores mantenan todava el rescoldo de la pasin y de la animosidad contra l. La noticia de una posible vuelta de Gracin arisc los nimos y trunc de momento la esperanza del ansiado retorno. En vista de la oposicin e inconvenientes se le recomend que permaneciese en Roma y por deseo verbal del Papa fue generosamente acogido por el Vicario General de los Carmelitas Calzados para vivir entre ellos pero con facultad de vestir el hbito de Carmelita Descalzo y guardar la observancia regular como tal43. Volva a vestir con emocin el hbito que tantos aos antes haba escogido en Pastrana y que por un momento vio sustituido por el de agustino. Instalado en el convento de san Martino in Montibus, se entreg al trabajo apostlico, sin perder nunca contacto con sus amigos y familiares de Espaa. Al poco tiempo se traslada a casa del cardenal Deza, secretario del Santo Oficio, de quien es nombrado telogo oficial. Al mismo tiempo se ocupa en escribir algunas obras sobre la Orden del Carmen, reanuda los trabajos para la beatificacin de la Madre Teresa de Jess y se ocupa de la fundacin de las Carmelitas Descalzas en Roma. En medio de tantas ocupaciones sigue gravado por las deudas contradas para pagar el alto precio de su rescate del cautiverio (mil trescientos escudos de oro), y la Orden del Carmen no contribua con un solo dinero. En cambio aumentaban constantemente los intereses del que le haban prestado. En tan apretada situacin obtiene del Papa la facultad de disponer de las limosnas y bienes que logra adquirir con permiso de los superiores (10 de enero 1598). No pierde de vista ese empeo mientras se entrega al apostolado en Npoles (parte de 1598), Roma y otros lugares de Italia. Pero no atiende nicamente a sus deudas; buena parte de las limosnas se destinan a remediar la situacin de cautivos en Africa, cuya causa promueve con entusiasmo ante el papa Clemente VIII. Gracias a sus insistentes comunicaciones y sugerencias, el Pontfice llega a formar una junta o comisin de cardenales para estudiar y promover los asuntos de las misiones. Es el primer embrin de la futura Congregacin de Propaganda Fide. Sumergido en tantas actividades sorprende a Gracin el ao jubilar de 1600; ao que corresponde tambin a un hecho sumamente doloroso para l: la definitiva separacin de los Carmelitas Descalzos en dos congregaciones autnomas: la espaola (de san Jos) y la italiana (de san Elas).

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    Gracin conserv entre sus papeles esta patente del Vicario General, Enrique Silvio. Puede leerse en el legajo 3820-VII-39 del Archivo Histrico Nacional. Es una copia, no el original, y lleva fecha del 6 de abril 1596. Ms adelante, siendo Silvio ya General, le nombrar Comisario en las partes orientales (cf. BMC 17, p. 346-347).

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    Regreso inesperado a la Patria Jernimo Gracin acogi y secund con su habitual espritu eclesial la proclamacin por Clemente VIII del Ao Santo 1600. Le iba a tocar parte muy especial en el mismo. Bien conocida en la curia pontificia su experiencia del mundo musulmn, se le encomend nada menos que la predicacin del Jubileo en Marruecos, para que pudiesen beneficiarse los cristianos all retenidos en cautividad (breve Pastoralis officii, fechas del 11 de junio y 31 de agosto 1600). El plan de Gracin era embarcar en Gnova o Marsella rumbo a Argel. Pasando por Pisa, Siena, Florencia y Livorno, lleg a Gnova a primeros de agosto. Mientras esperaba el embarque surgieron contratiempos imprevistos. El cardenal Csar Baronio le escribe en nombre de la mentada Congregacin cardenalicia de Propaganda y por orden del Papa (9 de septiembre) rogndole que vuelva a Roma, ya que no parece oportuno vayan a la indicada predicacin religiosos de diversas rdenes. Por el momento se ha encargado a los Capuchinos. Con inmensa pena comprueba Gracin que llegan dos religiosos de esa Orden para embarcarse en Gnova con direccin al Norte de Africa y predicar el Jubileo44. Logr aclarar los inconvenientes surgidos sin volver a Roma, pero se dio cuenta que su plan era irrealizable sin contar con la documentacin acreditativa correspondiente. Careca de salvoconducto y de cartas comendaticias para el Sultn, mientras de todo ello iban bien provistos los compaeros Capuchinos. Con stos se lleg a un acuerdo distribuyndose convenientemente los territorios a predicar. Para Marruecos no exista otra posibilidad que el recurso a la Corte de Madrid y su Embajador en dicho pas. En consecuencia, el nuevo plan de Gracin exiga pasar por Espaa para arreglar los papeles y seguir luego camino a Africa. Los planes de la Providencia eran otros; lo que iba a ser un trnsito fugaz se convirti en una estancia de casi seis aos. No se le escapaban a Gracin las suspicacias que iba a levantar su presencia, sobre todo por parte de los Carmelitas Descalzos que an teman por su vuelta. Se fija una conducta irreprochable. No puede pasar de largo sin visitar a su anciana madre. Ir -le escribe- a Madrid sin recelo de nada ni de nadie, aunque todava, porque no parezca que me lleva slo el amor a ver a Vuestra Merced, ser bueno negociar lo que escrib a Vuestra Merced con Martn de Arriaga o con cualquier ministro que sepa algo de Marruecos45. El viaje a Espaa por mar apenas ha dejado referencia en las memorias personales de Gracin. A primeros de diciembre anda visitando diversas comunidades de Carmelitas Descalzas -Consuegra, Cuerva, Toledo- y personas allegadas. Como siempre, una de sus primeras preocupaciones fue la de conseguir licencias ministeriales, que se le conceden para Madrid a finales de enero de 1601 (exactamente el da 31). Mientras consigue las cartas y documentos para Africa reanuda su intensa actividad sacerdotal alternndola con encuentros,

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    Vanse las cartas de 15 agosto 1600 y del 29 del mes siguiente: BMC 17, p. 346-350. En ellas y en otras de ese perodo ofrece datos muy concretos sobre la Congregacin de cardenales que llaman de Propaganda Fide (p. 346). 45

    Carta fecha del 4 de octubre 1600: BMC 17, p. 350-351. Para comprender toda la trama del problema con los Capuchinos a raz de la predicacin del Jubileo en Africa debe leerse ntegra la carta que escribe al cardenal Federico Borromeo, su amigo, el 30 de septiembre del mismo ao. Editada en Ephemerides Carmeliticae 3 (1949) 556-562.

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    correspondencia y visitas a la Corte. El traslado de sta a Valladolid le obliga a una larga estancia en la ciudad castellana, donde llega a primeros de marzo, hospedndose en los Carmelitas Calzados, ya que los Carmelitas Descalzos, a quienes visita primero, se muestran tibios46. Algo ms que tibios se estaban portando en diversos lugares. Algunos de sus viejos mulos, vindole circular por Espaa con el hbito de Carmelita Descalzo, renovaron sus cargos y pleitos para que se ajustase a la sentencia condenatoria de 1592. Espiaron sin escrpulo sus pasos y recurrieron nuevamente a las autoridades que an crean favorables. La posicin de Gracin era ahora mucho mejor y poda achicarles, pero no quiso rebajarse. Prefera trabajar en algo tan positivo como su misin en Marruecos. A la pena por tan fra acogida por parte de sus antiguos hermanos en religin, se aadi de improviso otra mayor: la muerte de su santa madre, asistida precisamente por aquel hijo sacerdote, providencialmente llegado al lado de su lecho de muerte tras las ms impensadas peripecias e incontables peligros47. Haca tiempo que estaba determinado muchos das ha de irme a Berbera, y cada vez que me quera poner en camino hallaba algn estorbo. Tanta pena senta de dejar a su anciana madre que pensaba irse a la sorda sin despedirse de ella, porque lo senta mucho. Unas tercianas retrasaran una vez ms la partida para Marruecos. Mientras l se repona, cay enferma su madre. Yo nunca me quit de su cabecera y tres noches la vel, que no me cansara aunque fueran ciento. Poco antes que muriese le di el hbito del Carmen como a monja con todas las bendiciones, y le cerr los ojos48. Rematados sus compromisos con la visita cannica al monasterio de las Huelgas de Burgos y sus filiaciones, sali de Valladolid a primeros de noviembre y emprendi el camino de Marruecos con gran celeridad, pese al mal tiempo reinante. Se embarc en Gibraltar para pasar el estrecho el 17 18 del mismo mes, iniciando inmediatamente su peligroso periplo marroqu en Ceuta, desde donde escribe entusiasmado reiterando su ansia del martirio. Hubo de pasar y repasar el estrecho varias veces y con graves peligros. Nunca bastaban los papeles y las encomiendas para poder realizar su misin con plena libertad. Su ingrata labor de predicacin dura hasta mediados de 1602. En el mes de mayo se instala en Madrid y da por concluida su misin en Africa, segn comunica a los cardenales de Propaganda Fide, ofrecindose a la vez para ir a la misin de Etiopa49. Era una salida para su incansable celo de las almas. Mientras llegaba respuesta a su generoso ofrecimiento quedaba en Espaa, pese al disgusto y pequeas intrigas de sus antiguos mulos Carmelitas Descalzos. A punto estuvo de volver a Italia, pero fracasaron los intentos y permaneci en su patria casi cinco aos. Durante los aos 1602-1604 predic intensamente en muchos lugares y se dedic a visitar comunidades de Carmelitas Descalzas que seguan con fruto sus consejos y enseanzas. Su preocupacin dominante fue la impresin de sus escritos y el trabajo para la beatificacin de la Madre Teresa de Jess, a cuyo fin no ces de reunir medios econmicos y apoyos de diversa ndole. La extensin e intensidad de

    46

    Vase la comunicacin a su hermano, Toms Gracin, el 4 de marzo 1601: BMC 17, p. 538. 47

    Merece la pena leer ntegra la carta en que comunica a Mara de San Jos la enfermedad y muerte edificante de su madre. Lleva fecha del 7 de octubre 1601: BMC 17, p. 363-364. 48

    Carta citada, ib. p. 364. 49

    Lleva fecha del 12 de junio 1602 y se halla la carta autgrafa en el Archivo Secreto Vaticano, Poz. Episc. Anno 1604, Lett. e.

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    la predicacin minaron su salud. Llevaba un ritmo excesivo, con cuatro sermones diarios en muchas ocasiones. Se entregaba con noble pasin al ministerio de la palabra y le llovan invitaciones y requerimientos. No escribo ms largo -cuenta l mismo- porque desde mediada Cuaresma que, predicando con gran furia y rabia en un convento de Madrid, del bracear me qued con dolor el brazo derecho, nunca se me ha quitado y ha crecido, y entorpceme la mano para escribir50. La insistencia de sus amigos de Italia, en especial del cardenal Federico Borromeo, fue tal que no pudo negarse a volver all. Se dispuso a viajar otra vez por mar, desplazndose a Alicante para embarcar con destino a Gnova y seguir desde all hasta Miln. El viaje se demora por falta de nave y mal tiempo, y Gracin aprovecha la ocasin para regresar a Castilla a fin de cumplir compromisos apostlicos adquiridos y despachar asuntos pendientes en Consuegra, Madrid, Toledo y otros lugares. Ante las nuevas instancias del cardenal Federico Borromeo le recuerda que cuenta ya casi sesenta aos y estoy cansado y harto de trabajos; ir, no obstante, a Miln con otros dos religiosos, a condicin de que el cardenal arregle con el General de los Carmelitas los papeles51. Mientras se tramitan stos y se dispone lo necesario para el viaje, vuelve a Levante (mediados de noviembre 1604) y realiza una gira apostlica muy intensa por aquella regin. Aparte su cargado programa de predicacin se ocupa de visitar y reformar comunidades religiosas, en particular Agustinas. Los principales centros de su ministerio sacerdotal son Valencia, Alicante y Murcia. Al fin, y despus de esperar barco para Gnova durante los primeros meses de 1605 en Alicante, se suspende definitivamente el proyectado viaje a Italia, reanudando su intensa vida apostlica en Valencia. Se hallaba inmerso en esa actividad cuando a primeros de 1607 le reclaman para que acepte la predicacin de la prxima Cuaresma en Pamplona. Al igual que la Madre Teresa de Jess, Jernimo Gracin es incapaz de negarse cuando est de por medio el servicio de Nuestro Seor. Y a Pamplona se traslada para cumplir ese compromiso adquirido como obediencia a su superior de entonces Fr. Juan de Heredia, Provincial de los Carmelitas de Aragn. Gracin est siempre comprometido para el futuro. La obediencia le previene constantemente con sus rdenes y disposiciones. Antes de dejar Valencia y desplazarse a Pamplona, ya est enredado en la urdimbre de sus inacabables compromisos apostlicos. Le requieren para otra peregrinacin a tierras lejanas, a Flandes. La ltima jornada en Flandes Gracin designa con predileccin jornada a los siete aos finales de su vida pasados en Flandes. Es la ltima peregrinacin de Anastasio. Se prepar as: antes de salir para Pamplona le llega a Valencia peticin del marqus de Guadaleste, nuevo embajador de Felipe III en Flandes, para que renuncie a la predicacin proyectada y le acompae a Flandes. Responde Gracin que el compromiso de Pamplona es asunto de obediencia al que no puede sustraerse; lo del viaje a Flandes ha de someterse igualmente al veredicto de la obediencia. El har, como siempre, lo que sta dictamine. En su caso concreto slo pueden disponer el Papa, el Nuncio o el General de la Orden del Carmen. La tenacidad del

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    Vase la carta a la priora de Consuegra del 26 de abril 1603: BMC 17, p. 371. 51

    Lleva fecha del 20 de septiembre 1604, editada en Ephemerides Carmeliticae 3 (1949) 569-570.

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    Marqus allan todas las dificultades externas, pero no la batalla que se desat en el espritu de Gracin. Fue un combate muy similar al de su vocacin antes de ingresar en el noviciado de Pastrana. Se plante en torno a esta disyuntiva: cules sean mayores frutos, los que se siguen de ella -la ida- o de la quedada. El pasa y repasa con insistencia las razones de ambos extremos y al fin se decide por la ida, que tiene a su favor razones de ndole sobrenatural, mientras las de la permanencia en Espaa son de carcter natural. Acaricia la idea risuea del martirio a manos de luteranos, como compensacin de la ocasin fallida otrora a manos de los turcos52. Sali de Pamplona acompaando al marqus de Guadaleste y su esposa el 29 de mayo de 1607. Era la despedida definitiva de la patria. Uno de sus cuidados durante la travesa de Francia fue la de constatar la entidad de la difusin protestante. Asegura no haber encontrado nmero considerable de luteranos hasta Burdeos53. En Pars se encontr con la antigua secretaria de la Madre Teresa de Jess, Ana de san Bartolom, con quien mantendr luego estrechas relaciones para dejar bien definido el legado espiritual de la Madre Fundadora54. Llega a Bruselas a primeros de julio de 1607 y a los ocho das cuenta ya sus primeras impresiones a su hermana Juliana, Carmelita Descalza en Sevilla. Se ha hospedado en los Carmelitas de Bruselas y ha comprobado las posibilidades de realizar los programas que se haba trazado antes de salir de Espaa. Ocupa lugar preferente la impresin de sus obras lo principal a que vine- ya que hay en estas tierras mayor comodidad -para ello- que en ninguna parte55. Constata tambin la gran admiracin y devocin a la Madre Teresa de Jess, lo que facilitar su obra proselitista en tal sentido. Se entreg sin reservas y desde el primer momento a los ideales que le haban trado a Flandes. Altern la vida de observancia religiosa con un dilatado apostolado sacerdotal centrado en la predicacin, la direccin espiritual, la lucha contra la hereja, la impresin de sus obras y la difusin de los escritos teresianos. Al ao de llegada describe as el tenor de su vida: Vame muy bien de salud en esta tierra, y como mi deseo no es otro que el servicio de Dios y aqu hay ocasiones muy graves para ello, estoy contento... Ac siempre andamos en estas batallas -que pelean contra los herejes-... y con esto y el escribir contra malas doctrinas e imprimir lo que est escrito, pasamos la vida. A las Madres Descalza predico algunas veces... Y yo me hallo bien a solas en mi celda de una huerta, donde paso mi vida eremtica hasta comer... ocupando lo ms que puedo en oracin para acabar mi vida, que espero en Dios ser este ao56. No fue ese ao; le esperaban an otros seis de su jornada de Flandes. Aos todava repletos de dinamismo apostlico y de intensidad contemplativa. Ninguna

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    Es interesante esta carta para conocer el nimo de Gracin y las motivaciones que en l prevalecieron para desplazarse hasta Flandes. Va dirigida a un amigo suyo y no lleva fecha, por tratarse, al parecer, de una comunicacin duplicada para diversas personas. De otras suyas de la poca se deduce ser de mayo de 1607: BMC 17, p. 396-400. 53

    Vanse las cartas del 29 de mayo 1607: BMC 17, p. 401 y del 11 de junio del mismo ao desde Blaye (Carmelitas Descalzas de Pamplona). 54

    Importante al respecto la carta del 7 de julio 1607 desde Bruselas a Mara de San Jos (en las Descalzas de Savona). Entre otros escritos relativos a Ana de san Bartolom, vase el publicado en BMC 17, p. 257-283 o en MHCT 5, p. 216-277. 55

    Cf. carta a su hermana Juliana del 8 de julio 1607: BMC 17, p. 401-403: texto en p. 402. 56

    Carta a su hermana Juliana del 26 de julio 1608: BMC 17, p. 404.

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    prueba mejor que el rico epistolario de estos aos. Como si el trabajo le rejuveneciese. Confiaba a las Carmelitas Descalzas de Consuegra: Tengo ms salud y fuerzas que he tenido jams, aunque con gran deseo de irme a descansar este ao57. Sus ocupaciones fundamentales no se alteran con el pasar de los aos; aumentan en intensidad. A la altura de 1611 se halla empeado en los mismos problemas que asumi a su llegada58. Como en otras partes, va ampliando poco a poco el crculo de sus amistades. Van ms all del mbito religioso, comenzando por los gobernadores, los Archiduques Alberto e Isabel. La simpata, el dinamismo y la acogida de Gracin fueron all, como en otras partes, imn irresistible. Contactos y amistades le ponen pronto al corriente de los grandes conflictos polticos de la regin y de sus repercusiones en Espaa, pero se mantiene al margen para no comprometerse y no comprometer a nadie, en particular a su amigo el Embajador, quien no se menea sin m59. Tambin en el campo religioso o claustral se mantiene extremadamente cauto por una toma de conciencia muy precisa. Su dilatada experiencia le ha servido para moderar entusiasmos y discernir responsabilidades. Alude constantemente a los criterios que tiene adoptados frente a situaciones en las que su intervencin poda ser discutida o mal comprendida. Aunque comprob la urgencia de activar la reforma tridentina, sobre todo en lo relativo a la clausura de religiosos y religiosas, procedi con notables precauciones. Tard en comprender algunas motivaciones locales, incluso frente a ciertas actuaciones de Ana de Jess. Todo esto explica la cautela usada frente a ciertas posibilidades de reforma en la propia Orden del Carmen y entre las Agustinas, pese al apoyo del arzobispo de Malinas. Se trataba de un campo conocido desde sus experiencias en Italia y en Valencia60. La actividad que ms acapara sus fuerzas y su tiempo es a todas luces la de escribir e imprimir sus escritos anteriores y los que ahora redacta a ritmo acelerado. En todas las misivas a Espaa se dan referencias abundantes al respecto. Se complementa esta actividad con la propaganda impresa de las obras teresianas, en particular de las no editadas anteriormente; tambin con las primeras versiones a otras lenguas, como latn, flamenco, etc.61. Complementaria de la anterior fue su intensa campaa en pro de la beatificacin de santa Teresa, cuya fama y estima en Francia y Flandes le consolaba y compensaba de la relativa indiferencia advertida en las esferas elevadas del Carmelo en Espaa. Amn de la impresin y difusin de los escritos teresianos, se afan en difundir estampas, retratos y recuerdos de su idolatrada Madre espiritual. Prepar adems con mimo y esmero el voto o declaracin procesual para la beatificacin de la

    57

    Carta a la priora de Consuegra del 28 julio 1608: BMC 17, p. 405-406. 58

    Traza una sntesis de su actividad en la carta-relacin al cardenal Bernardo de Rojas y Sandoval que acompaa a su escrito Diez lamentaciones; cf. edicin del mismo, Madrid 1959, p. 103-105. 59

    El mismo recuerda su amplio crculo de amistades y contactos: carta del 28 julio 1608: BMC 17, p. 406. Respecto de su postura de reserva frente a intervenciones no religiosas pueden verse las cartas publicadas en BMC 17, 405-406. 420-421. 426, etc. 60

    A este respecto son de inters las cartas del 20 de julio 1608 (en las Descalzas de Savona) y 3 de octubre del mismo ao (en las Descalzas de Bruselas). 61

    Un elenco muy esmerado de las obras de Gracin y de S. Teresa impresas por l en Flandes puede verse en J. Peeters-Fontainas, Bibliographie des impressions espagnoles des Pays-Bas Mridionaux (Nieuwkoop 1965) nn. 519-537, 594-599 para Gracin y 1257-1270 para la Santa.

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    Santa, segn el formulario llegado de Italia62. Sus afanes y esfuerzos se vieron coronados con el xito y Gracin pudo celebrar con gozo desbordante la beatificacin de su SANTA casi cinco meses antes de morir63. Otra de sus grandes preocupaciones en la ltima jornada de Flandes fue la lucha contra los herejes, luteranos o no. Su radio de accin fue muy vasto; aport a la historia posterior un acervo considerable de datos y noticias. Van desde simples doctrinas peligrosas en el campo de la espiritualidad hasta revolucionarios religiosos tan exaltados como los anabaptistas, pasando por variedad de sectas menores e incluso detalles sobre los primeros traductores protestantes de la Biblia en castellano. Gracin sali a la palestra de palabra y por escrito, aunque muchas de sus denuncias y refutaciones no llegaron a publicarse entonces64. Menor alcance e intensidad ocup su actividad favorita, la predicacin. Hubo de reconocer las limitaciones impuestas por la lengua, pero no la abandon nunca. Abund en plticas y sermones a comunidades religiosas, especialmente Carmelitas Descalzas. Entre los soldados espaoles destacados en la regin fue asiduo a la predicacin del Adviento y Cuaresma, de manera particular en Amberes65. Consideracin muy especial merece la postura de Gracin frente a las Carmelitas Descalzas, capitaneadas en Francia y Flandes por Ana de Jess y Ana de san Bartolom. Su estima, su ayuda desinteresada y su afecto fueron similares a las de otras partes y momentos. La experiencia le haba adoctrinado para evitar riesgos y tropiezos. Constat pronto que se hallaba en situaciones especiales, adoptando en consecuencia actitudes prudenciales: por un lado, ayuda incondicional; por otro, independencia recproca evitando roces en asuntos internos de las comunidades o en problemas jurisdiccionales. Era un proceder aconsejado por dos motivos fundamentales: primero, por el tipo de jurisdiccin de los conventos de Francia y Flandes; luego, por la preferencia de Ana de Jess y otras espaolas por la dependencia de los Carmelitas Descalzos de Espaa, frente a la de Gracin por los de Italia. Caso concreto de la diversidad de puntos de vista lo ofrecan los conventos sin clausura fundados o promovidos por Ana de Jess66. Todava reviste mayor importancia y acapara ms la atencin la actitud de Gracin frente a sus hermanos los Carmelitas Descalzos. Hasta cierto punto condicion tambin su decisin de volver o no a Espaa. El retorno definitivo a la patria apenas le mereci ms que una consideracin momentnea. Con motivo de un viaje de su protector, el marqus de Guadaleste, se plante de manera explcita su vuelta, al menos temporal como la del Marqus. Gracin la rechaz fundndose en motivos concretos: no tiene ilusin alguna fuera de ver a sus hermanos y familiares; no est ya para un viaje de ida y vuelta; debe dejar todo listo para la publicacin de sus

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    Aunque parece que no se conoce ese voto de Gracin, no hay duda de su existencia. Alude con frecuencia a l en sus cartas; cf. BMC 17, p. 432, 433, etc. 63

    Vanse las cartas editadas en BMC 17, p. 425-427, 417-419, 439-432, 433-434, donde da noticias de sus trabajos en pro de esa causa que tanto amaba. 64

    Es un tema que recurre con grande insistencia en su epistolario de estos aos. Merece un estudio detenido, que no se ha realizado an. Como muestra de su inters pueden verse las cartas correspondientes a las pginas siguientes de BMC 17, 412-413, 417-419, 452-453, 453-455, etc. 65

    Vase carta de finales de marzo 1610 y primeros de mayo 1612: BMC 17, p. 429-430 y 453-455. 66

    Puede verse las referencias de cartas del 29 de septiembre 1608 (BMC 17, p. 406-407), 28 de octubre del mismo ao (ib. p. 407-408), 28 de marzo 1609 (ib. p. 414-415), 26 de julio de 1609 (ib. 420-421) y 14 de marzo 1610 (ib. 431-432), etc.

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    libros, lo que fracasara de quedarse en Espaa. En caso de que se le impusiese, sera viajando por mar y llevando las cosas del marqus de Guadaleste67. Dndole vueltas al asunto, la eventual vuelta a Espaa sera para asentarse en Sevilla, sea en los Carmelitas Calzados, sea en los Carmelitas Descalzos. Opta por quedarse en Flandes precisamente por esperar a los Descalzos de Italia que... vienen a mi instancia; la madre Ana de Jess quera los de Espaa, y hay en esto mucho que decir68. Ms que la vuelta a Espaa le preocupa la divisin de los Carmelitas Descalzos en dos Congregaciones. Esto condiciona tanto el regreso a la patria como el retorno en el Carmelo Teresiano. Est persuadido de que tal divisin es contraria a la voluntad de la Madre Fundadora; l ha tratado de evitarla; ha hablado del asunto a Fr. Toms de Jess, su enlace permanente con los de Italia. Este le asegura que queda por los de Espaa, que los de Italia desean la unin69. Mientras se mantiene la divisin Gracin prefiere que vayan a fundar a Francia y Flandes los de la Congregacin italiana, mientras Ana de Jess y sus seguidoras insisten en la venida de los espaoles. Aparte motivos personales, la preferencia de Gracin se apoya siempre en la misma razn: en la Congregacin italiana se cultiva el celo de las almas, es decir, misiones y apostolado incluso entre herejes, cosa que se rechaza en la Congregacin espaola. Consecuente con esta postura, trabaja incansablemente para la venida de los Carmelitas Descalzos de Italia -aunque los principales protagonistas son espaoles-. Est de acuerdo con l Fr. Toms de Jess, el autntico fundador en estas regiones. Mientras no llegan se mantiene Gracin en actitud de indecisin frente a su futuro en la Orden. Sabe que circulan rumores sobre su posible reingreso en el Carmelo Teresiano, pero l no est an determinado. Dispondr de su persona segn lo que viere que traen y cmo proceden70. Tan pronto como llegaron a Blgica y fundaron en Bruselas, donde viva Gracin desde su llegada a Flandes, comenzaron los contactos. Toms de Jess le comunic el deseo de su ingreso entre los Carmelitas Descalzos de la Congregacin italiana y su disposicin de escribir a Roma para arreglar los trmites necesarios71. Gracin procede con calma; da una respuesta casi evasiva, mientras toma una decisin madura. Responde a Fr. Toms que har lo que mande el Papa, ya que por su mandato se hallaba en la presente situacin. Fr. Toms le hace ver que el Papa le dara gusto, pues est bien dispuesto hacia su persona. Gracin, casi desarmado, demora todava una respuesta; se encuentra indeciso ante la alternativa de elegir una de las dos congregaciones: la italiana o la espaola. Escribe a su hermana Juliana: Sepan los espaoles -los Descalzos- que no los quiero abandonar. Psame de sus diferencias y encomindolos a Dios, sin meterme nada en sus cosas, y

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    Expone sus planes y razones en carta a su hermano Toms Gracin fecha del 1 de enero de 1610, comentando un viaje realizado por el marqus de Guadaleste a Espaa. 68

    Carta a su hermana Juliana, 8 de enero 1610: BMC 17, p. 428; cf. tambin carta del 28 de marzo 1609, ib. p. 415. 69

    Carta del 3 de septiembre a su hermana Juliana: BMC 17, p. 442. 70

    Carta a su hermana Juliana del 1 de junio 1610: BMC 17, p. 438. En otra del 26 del mes siguiente vuelve sobre lo mismo y comenta: me har mirar muy despacio lo que hago cuando los Padres Descalzos de Roma llegaren ac y me convidaren a volver con ellos: BMC 17, p. 439. 71

    Vanse las cartas del 3 de septiembre 1610 (BMC 17, p. 441-442) y del 12 de abril de 1611 (ib. p. 444-445).

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    acudiendo con espiritual y temporal a los que por ac vinieron de Italia, que hacen y harn mucho fruto, especialmente contra los herejes72. En determinado momento Gracin excluye su reingreso entre los Carmelitas Descalzos de Espaa, pero no decide an respecto a los de Italia, Se confa siempre con su hermana Juliana: Y aunque es la verdad que a m no pesara morir en mi Orden, he menester mirar en ello y ver lo que a Vuestra Reverencia y a la madre Mara de san Jos les parece y a los amigos73. Su indecisin dura bastante tiempo. A distancia de un ao vuelve a exponer su situacin a Juliana. Es un texto fundamental que debe leerse en su integridad. Ha tomado su decisin de no volver al Carmelo Teresiano, ni en una ni en otra Congregacin. Una de las razones decisivas suena as: Para decir verdad, no me ha parecido bien que los de Italia hayan hecho nuevas Constituciones y nuevos votos y nuevas ceremonias, que si supiese lo que sobre eso hemos pasado con la Madre Teresa de Jess, se espantara74. Se esfumaron as los deseos tantas veces avanzados. No pas mucho tiempo y Gracin vio clara la intervencin divina para evitarle un paso en falso. Est convencido de que consigue ms fruto en su situacin que volviendo a su querido Carmelo Teresiano, por eso recalca el convencimiento de la intervencin providencial de Dios75. Sus esfuerzos y sus trabajos en pro de los Carmelitas Descalzos se prodigaron con generosidad y en diversas direcciones. Colabor asiduamente a su difusin por las naciones del centro de Europa (Alemania, Polonia, etc.) tanto en las fundaciones de frailes como de Carmelitas Descalzas76. En la lnea adoptada por la Congregacin de san Elas impuls y anim, cuanto le fue posible, la obra de las misiones, sobre todo en Persia y en Oriente77. Las iniciativas de Gracin en este sentido no hacan otra cosa que afianzar una trayectoria de toda la vida, bien conocida en Roma desde los das de su cautiverio en Africa, con los planes de la incipiente Congregacin de Propaganda Fide. En ese contexto hay que colocar un dato poco conocido de su biografa: el nombramiento de obispo de Armenia. Tuvo lugar entre 1608 y 1609, cuando por obra de Toms de Jess y de monseor Juan Bautista Vives se preparaban los planes pa