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BIOGRAFÍA ÁLVARO NOBOA PONTÓN. LÍDER EMPRESARIAL, POLÍTICO, SOCIAL DEL ECUADOR, FILÁNTROPO Y MECENAS DEL ARTE SUS PRIMEROS AÑOS UN NIÑO CON BUENA ESTRELLA Álvaro nace en Guayaquil el 21 de noviembre de 1950, en el gran boom bananero que empezó en el Ecuador a partir de 1948 en la Presidencia de Galo Plaza.. Guayaquil era entonces –tal cual lo es hoy en día- la ciudad más importante del Ecuador, no solo por su condición de ciudad –puerto sino, además, por ser la principal generadora de la riqueza nacional y el sustento de la economía. Su padre Don Luis Noboa Naranjo para esa fecha se había convertido en el mayor exportador de banano ecuatoriano, había comprado su casa propia en el año 1946, tres años después de contraer matrimonio con Isabel Pontón Ávila. A ese feliz hogar, donde el amor y la prosperidad reinaban, -bendecido por el nacimiento de 3 hijos- llegó Álvaro, para ser el cuarto y el segundo miembro varón de la familia: Luis, Isabel, Diana y Álvaro, posteriormente nacerían María Elena y María Leonor. Su buena estrella, se basa en haber sido criado con mucho amor y con la sabia enseñanza de sus padres, de vivir cómodamente sin excesos, gastando lo necesario, es un ejemplo que aprendí desde pequeño recuerda Álvaro: “es verdad que mi padre generaba mucho dinero, pero ese dinero lo reinvertía continuamente, incluso yo me acostumbré a tener ese principio de invertir en nuevas obras, nuevos negocios y gastaba por lo tanto solo un porcentaje pequeño de lo que ganaba anualmente. Mi padre no era un despilfarrador, teníamos casa propia, automóviles, como alimentarnos y por supuesto viajábamos, pero ni remotamente lo que hoy es un multimillonario en el mundo, propietarios de mansiones en diversos lugares, jets y yates privados etc. De su madre recuerda la misma actitud y el mismo ejemplo de vida, “Mi mamá era puro amor, el amor absoluto, fue una persona maravillosa, la más desprendida que yo he conocido en mi vida, - Anabella mi esposa lo es también- Mi madre gastaba lo que mi papá le decía que convenía gastar, nunca le puso límites, pero como tenían una buena

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comunicación, ella sabía hasta donde gastaba en las cosas que a toda mujer le gustan como maquillaje, cremas, perfumes y ropa. La ví decirle a mi papá que no necesitaba una tiara de brillantes en un viaje a la India” y no pedirle nada cuando se divorciaron, todo lo dejó al buen criterio y a su voluntad” Profundizando en sus recuerdos Álvaro destaca que en su casa los carros se cambiaban cada 5 años, “La cuna de oro que dice la gente en la que nací no fue de dinero ni de riquezas, fue de amor y de profundos valores. Allí está la verdadera riqueza del ser humano”. Sin lugar a dudas para Álvaro sus padres fueron el referente en su vida, forjadores de sus principios y de su personalidad y en los que incide de manera importante también su abuela Zoila Naranjo de Noboa, prominente figura familiar, quien dedicó toda su vida a servir a los más necesitados. Para Álvaro, los recuerdos de su niñez y parte de su adolescencia en Guayaquil, empiezan desde los 5 años de edad hasta los 12 años. Su abuela Zoila recomienda matricularlo en el colegio San José La Salle de los hermanos cristianos. Ella tenía una gran conciencia social y consideraba que un hijo de un gran empresario que era un hombre de trabajo y de fortuna debía tener un gran roce con la clase media y la clase pobre del país. EL COLEGIO SAN JOSÉ LA SALLE Nuestra patria fue el primer país en Sudamérica que recibió a los hermanos el 28 de febrero de 1863, en que llegaron a Guayaquil los diez primeros misioneros franceses, que empezaron a fecundar el espíritu Lasallano, cristiano En Enero de 1949 salió la primera promoción de bachilleres de La Salle y el colegio se ubicó en el mismo lugar donde se encuentra hasta ahora en Baquerizo Moreno y Tomás Martínez 501. La construcción se inició el 31 de julio de 1939 bajo la supervisión del Hermano Javier. UNA INFANCIA LLENA DE HERMOSAS Y DIFÍCILES EXPERIENCIAS. En el San José como recuerda Álvaro también se educaban niños que eran hijos de taxistas, dueños de pequeños negocios, profesionales y algunos de

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clase alta, que fueron sus compañeros, como su gran amigo Roberto Gilbert Febres-Cordero y Xavier Durán. La pensión mensual costaba doscientos sucres, lo que representaba una cantidad muy barata para su padre y manejable para aquellos padres, que estaban dispuestos con mucho esfuerzo y sacrificio a priorizar sus ingresos para educar bien a sus hijos. A los 5 años de edad, Álvaro ingresa al San José e inicia su vida escolar con la alegría propia de los niños, pero también con el temor a lo desconocido y la angustia de dejar a sus padres. Álvaro no tuvo una infancia normal como otros niños, era hijo del empresario más importante y acaudalado del Ecuador y por ello desde pequeño se acostumbró a tratar con personajes nacionales e internacionales del mundo de los negocios, de la política, del arte, de la cultura que visitaban su casa, a los que sus padres invitaban a cenar, me acostaba tarde a causa de estos eventos, por lo que siempre me ha sido difícil irme temprano a dormir. En esas largas tertulias en su casa adorada de Chile y Maldonado, Álvaro recuerda a los Ex Presidentes del Ecuador y amigos de su padre, Carlos Alberto Arroyo del Río, Galo Plaza Lasso, Camilo Ponce Enríquez, Víctor Emilio Estrada, sus hijos Ernesto y Titina casada con Julio Vinueza, Lorenzo Tous, los Rosales, las familias Plaza, Tobar Gonzalez Artigas y Ponce de Quito, Lalo Crespo y por supuesto su querido padrino Juan Xavier Marcos Todos eran grandes señores y grandes damas recuerda.. La casa se llenaba también con la visita de sus tíos y sus primos, con los que compartió su infancia y luego su adolescencia, por ello desarrolló una profunda conciencia sobre la importancia de la familia, Recuerda en especial a su tios Enrique Ponce Luque y a su esposa Amanda, hermana de su padre, a sus primos los Ponce Noboa, su prima Eugenia Cordovéz Pontón, casada en esa época con León Febres-Cordero, que era gerente de Industrial Molinera, sus primos los Noboa Game, los Suarez Noboa por el lado de su padre y por el lado de su madre, los Pontón Trujillo, los Amador Pontón, los Zohrer Pontón. Se veía constantemente con todos ellos, sus contemporáneos eran Rocío Amador, Roberto Ponce, Enrique Ponce era mayor, pero todos eran sus primos queridos, de los cuales algunos de ellos trabajan en la Corporación Noboa. Con sus hermanos mayores Luis, Isabel y Diana había un diferencia de siete, seis y cinco años, no hay muchos recuerdos de toda la familia reunida cuando tenía 5 años, porque Lucho ya estudiaba en Suiza e Isabel y Diana se fueron a estudiar al colegio ingles en Montreaux cuando tenían 12

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y 11 años. “Yo tenía una gran relación con mis hermanas, eran amorosas conmigo. María Elena y María Leonor me veían como su hermano mayor y María Leonor a quien le llevaba 7 años me veía como su protector, así fui con ella durante toda su vida, está en el cielo y la recuerdo siempre con mucho cariño y nostalgia”. Yo tenía 11 años, María Elena 10 y María Leonor 5, con mis hermanas menores jugábamos a los indios y a los vaqueros, a los que se unían sus vecinos Lucho Altamirano y Enrique Seminario, Mario Canessa y más primos y compañeros del colegio como Roberto Gilbert Febres Cordero y Pancho Gutiérrez. Álvaro se acostumbró siempre a estar rodeado de gente de toda clase y de toda edad, que llegaban a su casa para compartir momentos de cariño, de alegría, de diversión, por eso bien se puede comprender, porqué su casa de Chile y Maldonado es para él su casa adorada, de la que conserva los más hermosos recuerdos. Siempre recuerda con enorme cariño a su padrino Juan Xavier Marcos, “era tan especial conmigo, afable y cariñoso y muy generoso, para mis cumpleaños me regalaba quinientos sucres, por las buenas libretas a fin de año me regalaba también 500 sucres, que era mucha plata en esa época, era un caballero a carta cabal y me llamaba la atención porque hablaba con acento francés. Lo quería y lo admiraba mucho” Esos mil sucres anuales que se multiplicaban con los 5 y 10 sucres que le regalaba su padre por cada buena libreta los guardaba como un tesoro. A mi siempre la plata que me daban me sobraba, gastaba lo necesario y el resto del dinero que me quedaba, siguiendo la tradición familiar de ahorrar e invertir, se convirtió en el capital suficiente para iniciar mi primer negocio y comprar mi primer toro y dos vacas productoras de leche, después fui comprando más vacas hasta tener mi propio ganado. De igual forma cuando tenía 11 años, se dio cuenta de que muchos compañeros y amigos del barrio no tenían dinero para comprar revistas, así que decidió poner con su gran amigo y vecino Luis Altamirano un puesto de alquiler de revistas de tiras cómicas. Por 20 centavos alquilaban la revista, se quedaban sentados leyéndola y luego la devolvían. “Todavía recuerdo a Andrés Luque, que era un cliente asiduo y se sentaba a en un banquito a leer. Andrés trabajó con mi padre y ha sido diputado y vocal del Tribunal Supremo Electoral por el PRIAN”.

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Álvaro según cuenta, tuvo una infancia feliz, pero confiesa que también fue muy estresante por las obligaciones y responsabilidades que tenía desde muy pequeño. Para don Luis Noboa, que era un hombre de mundo, era fundamental una buena educación, y así se lo hacía saber a sus hijos, por ello más allá de asistir al colegio, Álvaro aprendía adicionalmente inglés y para colmo como era patucho, como él dice, lo pusieron en clases de natación para ver si crecía más de lo esperado. Empezó para Álvaro, la lucha de ganarle tiempo al tiempo en tan temprana edad escolar. Lo cierto es que Álvaro se iba al colegio lleno de angustia, porque venía de un hogar donde lo amaban y lo cuidaban, sus padres jamás le levantaron la mano y en el colegio presentía que probaría todo lo contrario. Los niños por lo general son crueles y dicen lo que piensan y algunos más grandes y mayores de otros cursos, se burlaban de él porque era bajito y flaquito y si a eso se agrega el resentimiento de algunos padres contra los ricos, que le inculcaban a sus hijos, la situación se tornaba crítica, ya que constantemente lo desafiaban a pelear, considerándolo un pobre niño rico. O peleaba, o le pegaban y lo aplastaban, no había vuelta que darle, y recordando Álvaro esa época difícil de su vida, la agradece profundamente. Te espero a la salida era la frase diaria que se la repetían una y mil veces, “Roberto Gilbert y yo éramos los más bajos y aprendí a pelear y a fajarme con los más grandes y mayores que yo, se me desarrollaron los músculos y lo más importante, fortalecí mi carácter y desarrollé mi gran espíritu de lucha, capaz de no amilanarme ante nada. Me convertí en un gran peleador y a medida que ganaba más peleas, dejaron de molestarme y lo más importante, empezaron a respetarme y a darse cuenta que ser rico no es malo si uno aprende desde pequeño a compartir”. Pero las angustias no terminaban con las esperas a la salida para pelear, Álvaro es una persona distraída, que le cuesta trabajo concentrarse en varias cosas a la vez, todas van de una en una y en el colegio mientras el profesor explicaba y los estudiantes debían tomar apuntes, su cabeza volaba en diferentes horizontes,. Lo cierto es que encontró en su compañero de clases y buen amigo Pancho Gutierrez, el gran apoyo que necesitaba. Pancho hijo de un hombre importante y respetado, Contralor y Contador del Banco Guayaquil, era un excelente estudiante, tomaba nota de todo lo que enseñaba el profesor y luego Álvaro sacaba copia para poder estudiar. .

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“Felizmente, Pancho vivía cerca de mi casa recuerda, yo leía los apuntes una sola vez, me concentraba y al día siguiente sacaba 10” Aunque su padre nunca lo estresó exigiéndole las mejores notas, Álvaro sabía que tenía que lograr la excelencia, como les había enseñado a él y a todos sus hermanos. No quería defraudarlo. Le daba tanto cariño y estaba tan pendiente de él, que era una obligación retribuirle los grandes detalles que tenía, como comprarle todas las semanas varios ejemplares de las revistas Vidas Ilustres, Vidas Ejemplares, Leyendas de América, que se editaban en esa época y que tanto le gustaban o cuando lo invitaba al cine para ver los dos solos una buena película en la función nocturna de las 9.30 pm. El me daba gusto en todo, yo a él nunca podía decirle que no. Dicen que cuando uno engríe a los niños demasiado se vuelven malcriados, eso no sucedió conmigo, todo lo contrario, sirvió para motivarme, porque yo me sentía amado por mi papá”. Que mejor forma de recompensar a su padre, que llevándole las mejores notas de su grado, mostrándole con su libreta que era el mejor estudiante de su clase. “Yo era un estudiante que no perdía un punto, en cuarto grado por ejemplo, saqué 850 puntos que significaba 10 sobre 10 en todas las materias, es decir sobresaliente” Roberto Gilbert y yo no perdíamos un punto en el colegio” y recuerda a su amigo como un brillante y espectacular cirujano. Sus mejores amigos eran Roberto y Luis Altamirano Rubira. ( diplomas y libreta) “Llegaban las premiaciones al final del año y yo parecía un general ruso, tenía tantas medallas, -como 10- que tenía que guardármelas en el bolsillo, porque no alcanzaban a colgármelas en la camisa”. Su padre tomaba con gran alegría sus triunfos escolares, Álvaro ya no podía dejar la excelencia, por su propia decisión se puso esa meta y desde su época escolar se prometió a si mismo lograr la excelencia en su vida personal y profesional. Cada examen, cada libreta lo estresaban, pero como el dice, yo me impuse esa agenda y tenía que enfrentar la presión que me generaba convertirme en el mejor estudiante. Su padre siempre le recordaba que en la vida no se puede vivir de la fama y que para conquistar nuestras metas hay que estudiar y trabajar mucho toda la vida. Parodiando a Shakespeare, le repetía siempre, la memoria es la inteligencia de los tontos, lo importante es comprender para después analizar lo que

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hemos leído. Esa es la forma correcta de aprender. Gran consejo que le permitió desarrollar una mente analítica, indispensable para tomar decisiones correctas. AFICIONADO A LAS HISTORIETAS. A mí siempre mis padres me trataron como adulto dice, nunca leí una revista de tiras cómicas. Desde muy pequeño sus padres le enseñaron el interés por la lectura de historietas, ellos consideraban que era una forma entretenida de educar a sus hijos. La afición por este tipo de literatura ilustrada creció con el paso de los años y las historietas culturales se convirtieron en un verdadero hobby para Álvaro. Le encantaba leer, Vidas Ilustres, Vidas Ejemplares, Epopeyas, Leyendas de América, Tesoros de Cuentos Clásicos. Estas revistas llegaban al Ecuador importadas desde México en la década de los 50, país donde el Ministerio de Educación aprobó este tipo de literatura con el objetivo de incrementar el nivel cultural de la población, lo que se logró al cabo de 10 años. Lamentablemente el terremoto que azotó México en 1984, obligó a la Editorial Novaro que exportaba las historietas a cerrar sus puertas. Esto conllevó a que Ecuador dejara de recibir los ejemplares. Un aficionado que creció con las historietas es el Arq. Melvin Hoyos, Director del Museo y la Biblioteca Municipal, quien considera, que las historietas son una herramienta que incentiva el amor por la lectura y son un recurso cultural y recreativo. A Álvaro le encantaba también armar los álbumes de Historia del Ecuador, que se llenaban comprando los cromos de la colección. “La historia era una de mis materias favoritas y con esos álbumes me la sabía al revés y al derecho” “Admiré desde muy niño la vida de los incas, la vida de aventura y de conquista de los españoles, la vida de presidentes patriotas como García Moreno, Vicente Rocafuerte, Eloy Alfaro. Me gustaba mucho estudiar la vida de estos presidentes, la de Velasco Ibarra, las de figuras políticas como Assad Bucaram”. “Los viernes de noche eran momentos felices en mi niñez: había terminado una semana intensa de trabajo y ya no tenía que levantarme al día siguiente a las 6 de la mañana para ir al colegio. Entonces durante el fin de semana podía leer 5 o 6 revistas por la noche”.

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La vida de Napoleón y Éxodo fueron los primeros libros que leyó y que influenciaron tempranamente en su vida. El primero lo impresionó por la grandeza del personaje y el otro por la lucha de sus protagonistas. ADMIRACIÓN POR NAPOLEÓN, SIMÓN BOLÌVAR Y MAHATMA GHANDI. Pero no sólo Napoleón es uno de sus personajes admirados, Simón Bolívar y Mahatma Gandhi también se constituyeron en símbolos y referentes para su vida de futuro empresario y político. . “Ellos tuvieron interés en la humanidad, nos legaron principios y conceptos, del primero el Código Napoleónico, del segundo sus ideales de unificación americana –que también comparto- y el tercero fue la llama inspiradora que a través de la paz logró la independencia de la India. Los tres fueron incomprendidos... Napoleón murió traicionado, Bolívar abandonado y Ghandi asesinado”. Estos personajes, conjuntamente con Eloy Alfaro gestor de la revolución liberal, que también murió asesinado, víctima del odio y la incomprensión, marcaron en Álvaro sus ideales de libertad, unidad de los pueblos, desarrollo, paz y justicia social. La lectura de tantas vidas ilustres, de tantos personajes históricos, cuyas vidas ejemplares trascendieron en el tiempo, conquistando imperios, forjando repúblicas, luchando por la independencia para liberar a sus pueblos de la opresión y la esclavitud, fue una herramienta clave para forjar en la conciencia de Álvaro el deber ineludible que tiene un ciudadano de contribuir a las grandes causas de su país, a costa de cualquier sacrificio. MUCHAS RESPONSABILIDADES A TEMPRANA EDAD “Me gustaba mucho la natación, era una forma de relajarme, como me estaba quedando patucho, mis padres decían que me ayudaría a crecer, la verdad es que no crecí mucho, lo importante es que adquirí mucha fuerza y determinación”. Esa carrera de ganarle el tiempo al tiempo en el día lo tensionaba sobremanera, llegaba a las 6.de la tarde de la piscina y empezaba sus dos horas de inglés hasta las 8 de la noche, comía al apuro para hacer los

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deberes. Me acostaba terriblemente estresado recuerda y me levantaba nuevamente angustiado para ir al colegio y enfrentar algunas veces lo inesperado como el reglazo del profesor, que también utilizaba un puntero del pizarrón para corregir alguna travesura o alguna equivocación en las tablas, las cuales había que sabérselas al revés y al derecho. “En esa época se acostumbraba a castigar a los niños de esa forma recuerda, pero tengo que reconocer que para mí fue demasiado. En mi casa mis padres no nos castigaban de esa manera., por eso las angustias llegaban a tal extremo que vomitaba el desayuno”. “Me convertí de un niño asustadizo en un niño valiente, formé una serie de rasgos muy definidos en mi personalidad, como son la persistencia, la voluntad, la disciplina, la responsabilidad, que han sido cualidades que me han llevado adelante, también una gran capacidad de lucha, para romper toda barrera y saltarme cualquier muro que estaba frente a mí para seguir adelante”. Recuerda al profesor Triviño, que era muy estricto, con el que se comunicaba muy bien, a sus compañeros y amigos, Mario Canessa. Luis Villacreses, Fernando Vicensini, Enrique Zavala y Miguel Zurita. Le gustaba el basket y el football, los que practicaba eventualmente, con la natación le bastaba y las asoleadas en el patio del colegio cuando participaba en las clases de gimnasia. Olímpica. La época del colegio, su educación primaria y su primer año de secundaria, como él dice, marcó mi vida y es verdad, porque en la adversidad es cuando los seres humanos descubren lo que son capaces de hacer, y es allí donde se forja el espíritu de .lucha y la tenacidad para seguir adelante sin perder la fe y la esperanza , perseverando para conseguir la meta que cada cuál se propone, seguros de que detrás de la oscuridad siempre viene la luz y que aunque a veces tarda , esta brilla con mayor intensidad conforme la intensidad con que nos hemos esforzado por nuestros objetivos. COMUNICACIÓN ESPIRITUAL, MUY CERCA DE DIOS En el San José había misa todas las mañanas, a los que los alumnos debían acudir obligatoriamente, al igual que la del Domingo, que se daba en la capilla del plantel. “Desarrollé una gran comunicación con Dios y sentí como hasta ahora que El junto a mis padres era mi gran protector, mi más grande

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defensor. En un momento difícil yo tenía la tranquilidad que Dios estaba conmigo y que nada me podía pasar. Y así me protegió cuando un carro me atropelló y cuando me negué a acompañar a un individuo que se bajó de una camioneta cargada con sacos de arroz y me dijo que mi papá me mandaba a buscar. Presentí que era un rapto, tenía solo 7 años y sentí que no debía hacerlo, le dije que iba a preguntarle al padre rector si podía salir y ME SALVÉ”. Álvaro participaba del coro del colegio, ponía mucho interés en las lecciones de música y en la enseñanza de las canciones que se cantarían en la misa, todo ello unido a los ensayos, lo motivaban de una manera especial, puesto que consideraba que era una forma más de alabar a Dios y darle gracias por todas sus bendiciones. “Yo era parte del coro del colegio, aunque no tenía una voz privilegiada, era algo entonado, por lo tanto mi participación en la misa era más importante, lo cuál me llenaba de orgullo. Las misas eran muy alegres y festivas y yo disfrutaba muchísimo de cantar, tratando de hacerlo de la mejor manera posible”. . Era una época en la que el catecismo lo enseñaban al pié de la letra y la historia sagrada, era parte también del aprendizaje, las fiestas religiosas se celebraban con pompa en las tradicionales misas campales, el ayuno y la abstinencia en tiempos de cuaresma. El ayuno desde la media noche, que después cambió a 3 horas antes de comulgar, la confesión obligada para limpiarse de todos los pecados, los retiros espirituales, eran fundamentales en la formación religiosa y una práctica obligatoria en los estudiantes. Educarse en un colegio católico, significaba convertirse en un estudiante devoto, practicante de los principios morales que enseña la religión católica. Esas prácticas marcaron la vida de Álvaro Noboa Pontón, en la religión católica encontró el bálsamo que necesitaba para aliviar sus angustias y temores. “En esa época, en ese torbellino interior que yo tenía, había luz, había espiritualidad, un estado de amor con Dios, que es lo más lindo que me ocurrió en la vida. Se me fue el miedo que lo tenía desde mi niñez y lo superé de tal manera, que NUNCA HE TENIDO MIEDO EN LA VIDA”.

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“Álvaro es un hombre de profunda piedad cristiana, él realmente practica eso de “Amar al prójimo”, y lo practica no solo a través de su fundación sino, además, en actitudes increíblemente generosas. Alvaro es incapaz de presionar a un hombre hasta la desesperación”. Álvaro desarrolló una conciencia espiritual que lo llenó de Dios como un todo en su vida y como una luz que ilumina y guía sus pasos constantemente. “El único lenguaje en la religión es la del amor y amar a Dios es lo primero y al prójimo como a uno mismo, tal como nos enseñó Jesús”, esos conceptos aprendidos de sus padres, de su abuela Zoila y fortalecidos en el colegio quedaron grabados para siempre en la mente y en el corazón de Álvaro, por lo que se convirtió en un hombre de fe, cristiano, solidario, con una profunda conciencia social y especial vocación de servicio. Capaz de enfrentar lo imposible y no dejarse vencer por nada. “SI ME CAIGO HOY, AL DIA SIGUIENTE ME LEVANTO CON MAYOR FUERZA Y DETERMINACIÓN”. LUIS Y CHABELA, SUS PADRES, FORJADORES DE SU DESTINO. TALENTO PARA LOS NÚMEROS E INTUICIÓN MÁS ALLÁ DE LO NORMAL. De su padre Álvaro heredó una inteligencia superior, su visión para los negocios y el talento para calcular mentalmente operaciones matemáticas. “Mi papá era un as recuerda, calculaba mentalmente tres dígitos, yo no llegué a tanto pero sin lugar a dudas los números son mi fuerte”, lo que le serviría más tarde para iniciar muy joven sus propios negocios y calcular muy bien las pérdidas y las ganancias, sumando las últimas para convertirse en un empresario exitoso. INDISCUTIBLEMENTE SOY UN HOMBRE DE NUMEROS dice siempre constantemente. Como Don Luis Noboa era un empresario tan ocupado, una de las formas de compartir con su hijo Álvaro era llegar por las noches e invitarlo al cine. Era un programón, juntos se iban a ver películas de indios y vaqueros que le encantaban . Así Álvaro fue desarrollando el gusto por el cine, no se perdía también películas épicas como Ben Hur, Espartaco, y bíblicas como los 10 mandamientos.

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Esa afición por el cine la mantiene hasta ahora, mínimo ve 4 películas por semana. A Don Luis Noboa los negocios lo absorbían entre citas, reuniones de trabajo y viajes constantes, sin embargo sabía la importancia de estar cerca de su hijo pequeño y una de las formas era llevarlo por la tarde a su oficina. Allí en ese mundo de los negocios, en el que Luis Noboa manejaba su imperio nacional e internacional, Álvaro curioso en extremo -ya que preguntaba hasta porqué se giraba un cheque- fue aprendiendo de todo, adentrándose en un escenario competitivo y difícil, viendo como su padre tomaba decisiones y resolvía problemas que para algunos de sus colaboradores eran insuperables. “La oficina de mi papá se convirtió en mi segundo hogar, y aprendí escuchándolo, el conversaba conmigo sin parar, a él le encantaba que le pregunte y darme todas las respuestas”. El amor por el trabajo, la capacidad de crear e innovar, el trato amable y respetuoso con todos los trabajadores, fueron sabias enseñanzas de vida que con su padre le predicó con el ejemplo. “Aprendí mucho escuchando a mi papá hablar de negocios en cenas y viajes a los que lo acompañaba”. La diversión constituía también otra forma de compartir con su padre y una forma más de aprendizaje. Desde muy pequeño Álvaro lo acompañaba a las haciendas, entre ellas la más grande e importante que era San Luis, allí aprendió a amar el campo, a la naturaleza que pródiga se le ofrecía en un horizonte sin fin, los caballos, el ganado de fina raza. Todo era un asombro y una lección más que aprender. Por eso Álvaro siempre recuerda que era un niño de 8 años cuando le dijo a su papá que le gustaría tener un caballo, el pedido no se hizo esperar y de Texas llegó un pony para Álvaro y de Argentina una pony para María Elena. “León Febres-Cordero era gerente de Industrial Molinera y se iba a San Luis los sábados. A las 5 de la mañana, me pasaba recogiendo y montaba a caballo todo el día sin parar. Mi pasión era montar a caballo, unas veces iba a San Luis y otras al Recreo que era la hacienda del Dr. Roberto Gilbert Elizalde, padre de mi amigo Roberto. Estas visitas a las haciendas desarrollaron en mi un gran amor por la agricultura”.

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Álvaro fue un niño privilegiado y de ello está consciente, el amor de sus padres, de toda su familia, su linda casa, las experiencias que tenía fuera de lo común gracias a la fortuna de su padre, enriquecieron tempranamente su vida. Cuando tenía 8 años, realizó con sus padres, sus hermanos y su abuela Zoila su primer viaje inolvidable a New York y Europa. Los viajes no solamente eran de diversión sino también de estudio. Conforme los deseos de su padre, en el ánimo de aprender muy bien el inglés, a los 11 años se fue a Nueva York a estudiar a la Berlitz en el Rockefeller Center. Estudiaba 8 horas al día en el período de vacaciones. “Esta costumbre la he repetido con mis hijos, en mi época no había conciencia de la importancia del inglés, fui un afortunado de aprenderlo a tan temprana edad, lo que me sirvió en mis estudios cuando llegué a Le Rosey y luego en mi vida empresarial y polìtica”. De esa época recuerda, que era huésped de sus tíos Enrique y Amanda, “su casa quedaba en ese barrio lindo de Queens en New York y sucedió algo muy simpático, mi tía Amanda quedó embarazada y como los quería mucho me nombraron padrino a los 11 años de mi sobrina Lichi Ponce, a la que adoro, como quiero profundamente a mis primos Roberto y Enrique Ponce Noboa”. LO FRÍVOLO, LO REAL, LO PROFUNDO SE MEZCLABAN EN ESTA RELACIÓN DE PADRE E HIJO, QUE SE MANIFESTABA EN FRASES EN COMENTARIOS O EN HECHOS QUE PERDURARÍAN PARA TODA LA VIDA. SIENDO NIÑO HABLANDO UN DÍA DE UNA PERSONA ÁLVARO COMENTÓ QUE ERA MEDIA HONESTA, SEGURAMENTE LO HABÍA ESCUCHADO MEZCLADO EN CONVERSACIONES DE GRANDES, Y DON LUIS ENFÁTICAMENTE LE CONTESTÓ:… EN LA VIDA HIJO, NO HAY COSAS A MEDIAS, SE ES O NO SE ES… O ERES HONESTO O NO LO ERES. PERO JAMÁS MEDIO HONESTO. El gran balance de esta relación con su padre, sería sin lugar a dudas la relación con su madre, a la que adoró, veneró y cuidó durante toda su vida. Álvaro heredó de su madre su carácter sensible, que lo hace emocionarse hasta las lágrimas cuando ve por ejemplo en una película escenas

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conmovedoras de dolor o de alegría. “Me enseñaron que los niños no lloran y solo las películas de ese tipo me arrancan lágrimas. Recuerda que cuando su padre murió, siendo ya un hombre hecho y derecho, en ese momento y por mucho tiempo después no pudo llorar, hasta que un día, le invadió un sentimiento de tristeza y desolación escuchando un piano en una película y la imagen de su padre vino a su memoria con tanta intensidad, que se salió del cine y se encerró en su cuarto y lloró a gritos desesperadamente, sin parar por horas y horas”. Su madre Chabela, como todos la conocíamos era puro amor, lo estimulaba siempre. “Mi madre hablaba siempre en positivo, era una mujer incapaz de decirle a alguien alguna cosa desagradable. Ella siempre tenía palabras amorosas para todos y si se trataba de corregir algo , por ejemplo, de la necesidad de bajar de peso, ella se daba la forma en bien para pasar el mensaje”.. “Ella se alegraba de que aprendamos inglés, que nos educáramos bien y que vayamos en el futuro a la universidad ya que en su época, las mujeres eran educadas para casarse y ser madres, estamos hablando de una mujer que nació en 1921, ninguna iba a la universidad, aprendían piano o algún instrumento musical, bordaban maravillosamente y eran expertas en las artes culinarias”. “Mi madre tocaba el acordeón, era muy alegre, ella me enseñó a bailar. Me encanta el baile, aunque no soy un buen bailarín, pero lo importante es que lo disfruto y me encanta la música, hasta gané un concurso de baile con Andrea Fernández Salvador”. Álvaro tenía con su madre una comunicación que sobrepasó lo terrenal para convertirse en algo sobrenatural. “Heredé de mi madre esa intuición especial, que hoy se conoce como poder extra sensorial, que nos unía y nos hacía presentir el peligro y a la vez comunicarnos con el pensamiento sin hablar una sola palabra” Álvaro cuenta que el tenía 7 años y estando por el edificio Gran Pasaje, siguiendo a una de sus hermanas, decidió cruzar la calle, su madre que estaba en el colegio María Auxiliadora en la adoración del Santísimo, presintió lo que pasaba y le pidió a Dios en voz alta que salvara a su hijo que estaba en un serio peligro. Efectivamente el carro lo atropelló, voló por los aires y milagrosamente cayó sin un solo rasguño. Cuando llegó a la

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casa, los dos se abrazaron intensamente, conmovidos ante lo que había pasado. No había nada que decir, madre e hijo habían estado conectados en ese momento, comunicados por el corazón, la mente y el espíritu, que van más allá de la comprensión mortal de los seres humanos “Esa intuición especial, me ha servido toda la vida, con mi familia, en los negocios y en la política. Constantemente lo pruebo conmigo, por ejemplo en la bolsa cuyo índice se llama nadac, un día se movía en cien puntos, entre 1.950 y 2.050 y yo pensé en ese segundo que estaba en 1.985 y así fue. El nadac cambia cada segundo y un ejercicio para fortalecer mi intuición especial es adivinar en ese segundo en cuanto está. Y cuando lo hago lo adivino exactamente”. IMPORTANTE ACLARACIÓN. Los mitos y las realidades se mezclan cuando las personas trascienden y pasan a la historia, y en el caso de Luis Adolfo Noboa Naranjo, su perfil de triunfador está basado en una niñez llena de privaciones y de responsabilidades, que se inició cuando perdió a su padre y tuvo que trabajar para ayudar a su madre y educar a sus hermanos. Álvaro considera importante aclarar que cuando su padre se dedicó a vender lotería, no era un niño de la calle, era hijo de Luis Noboa Ledesma que era un dentista muy respetado, que se fue a Chile a hacer una especialidad. “El muere cuando mi padre tenía cuatro años, por lo que se puede decir que no lo conoció. La madre de mi abuelo era una pequeña terrateniente en Ambato, y cuando mi abuela Zoila quedó viuda, tuvo que vender la parte de la herencia de su marido a los parientes de mi abuelo por pocas monedas para venir a Guayaquil a enfrentarse sola ante el mundo con sus hijos. En la familia de mi abuelo no encontraron la protección que necesitaban y eso resintió mucho a mi padre, que vio a su madre Zoila convertirse en un ejemplo de valor y de fortaleza trabajando duramente y a fondo para sacar adelante a sus hijos, pero mi papá nunca se amargó por todas las privaciones que tuvo que pasar en su infancia, todo lo contrario la adversidad lo engrandeció, desarrolló su talento extraordinario para los negocios y se convirtió a tan corta edad en un emprendedor fuera de serie”. “Mi padre no tuvo infancia, a los 11 años era un trabajador incansable, con una inteligencia superior y una visión para los negocios que lo llevaron a empezar a ganar dinero a muy temprana edad y a relacionarse con personas de clase alta, a las que les vendía también la lotería de Panamá, entre ellos a Joaquín Orrantia Gonzalez. A Juan

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Xavier Marcos su socio y gran amigo, lo conoce cuando siguiendo su costumbre de vender artículos en oficinas y domicilios, llegó al banco para decirle que necesitaba limpiar los objetos de bronce, con el producto que vendía. Juan X Marcos se quedó asombrado con la precocidad e inteligencia de mi padre, que le ofreció trabajo en el banco. El resto es historia, lo que si debe quedar claro es que la pobreza de mi padre producto del infortunio de haber perdido a su papá a los 4 años no significó que quedó abandonado a su propia suerte, como un niño de la calle. El trabajó para ayudar a mi abuela Zoila y a mis tíos y fue un hijo excepcional, la veneró hasta su muerte, dándole en vida el lugar preferente que merecía en la familia y en la sociedad”. “Tan magnífica herencia de amor, de valor, de sacrificio y de trabajo es una bendición de Dios, que he tratado de multiplicar en beneficio de mi familia, de mis colaboradores, de mi Patria y en especial de la gente más pobre de mi país”. AMOR POR LA PLAYA Y EL MAR. Una vez terminado el período escolar, que culminaba a fines de enero, cuando las lluvias del invierno, el calor, los mosquitos y los grillos azotaban a Guayaquil, las vacaciones en la playa eran el refugio ideal para que los niños cambiaran de clima, fortalecieran la salud y encontraran el solaz esparcimiento que tanto necesitaban después de dos meses de estudios. La temporada en Salinas se iniciaba a principios de Febrero y terminaba a fines de Abril, ya que la entrada de clases era el 2 de Mayo. . En la década de los 50 y 60 era una costumbre que las familias acomodadas de entonces, tuvieran vivienda propia o alquilaran villas en Playas y en Salinas para instalarse los 3 meses de temporada. Salinas era un balneario, pequeño y acogedor, totalmente informal, las villas eran de dos pisos, no habían edificios de departamentos. Esas épocas fueron felices y maravillosas, recuerda Álvaro, no me cansaba de bañarme en el mar y de revolotear en la arena, entraba y salía una y mil veces, el clima era sensacional, no habían edificios, solamente casas de planta baja y el viento corría por todos lados. El mar de Salinas por el lado de Chipipe y del Yath Club hasta la base de los marinos siempre ha sido tranquilo, era seguro bañarnos allí, solamente para carnaval y semana santa

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había que cuidarse por los aguajes, las olas eran inmensas, lo cuál era fantástico. Ignorando el peligro, era la oportunidad para con los amigos hacer cadena y entrar para romper la ola, metiéndonos de cabeza. Ese juego era una diversión, que muchos pagaban caro ante los revolcones. Los días se quedaban cortos ante tanta diversión, las vacaciones en la playa eran tan maravillosas, que se iban tan rápido como un suspiro. El tiempo realmente volaba. “A los 12 años me hice una gallada de amigos que nos llamábamos la gallada del Melba, eran Eduardo Manrique Trujillo, que en paz descanse, Ernesto Vernaza Trujillo, Javier Orrantia, Jacinto Jouvín, Federico Stagg, Gato Gutierrez, Miguel Plaza, Curro Plaza, Pepe Apolo y entre las chicas lindas que me gustaban recuerdo a Mariela García, Mariquita Mata, Pilar Baquerizo, Eugenita y la Pocha Granja, ellas estudiaban en la Asunción y ellos en el Javier, yo no los veía entre semana porque yo estaba en el San José, nos veíamos los fines de semana y por supuesto compartíamos la temporada y eso era inolvidable”. EL MELBA Y LAS GALLADAS DE LA ÉPOCA El Melba era un bar, -así se conocía en esa época los lugares que vendían helados, dulces, postres, pasteles, sánduches y más delicias para el buen vivir- en pleno 9 de Octubre y Chile, los muchachos del Melba se reunían allí para conversar y por supuesto piropear a las chicas que salían de las oficinas o que paseaban por la avenida 9 de Octubre. Esa era una costumbre tradicional en Guayaquil, Álvaro era del Melba. Ernesto Vernaza Trujillo recuerda que Álvaro desde muy pequeño fue muy goloso, y el Melba se convirtió en el paraíso de su golosería. “Era allí donde íbamos muy a menudo para disfrutar de los inmensos y sabrosos “banana spleet”..La comida era también parte de la diversión y la pizzería Don Camilo era el sitio obligado de toda la gallada para comerse una buena pizza, llena de queso, tomates y anchoas, que realmente era deliciosa. Don Camilo fue la primera pizzería que se instaló en Guayaquil, en la esquina de la calle Chimborazo y Clemente Ballén y dicen algunos, la mejor de las mejores con su pizza de sabor inigualable.

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EL AÑO VIEJO UNA TRADICIÓN Y UNA DIVERSIÓN A TODO DAR La quema del año viejo que constituye el símbolo de quemar todo lo malo del año que se va, según publica Diario el Universo el domingo 28 del 2008, es una tradición que vino con los españoles, dice Raúl Endara, fabricantes de años viejos en la calle Seis de Marzo. El no sabe en que momento llegó la costumbre al país, pero entiende el significado de esta tradición que para los historiadores fue traída en la Colonia. Lo cierto es que la quema del año viejo se arraigó en el Ecuador como una costumbre y una tradición que aglutina a las familias y a los amigos en una fiesta simbólica de quemar lo malo y recibir con alegría y esperanza el nuevo año, con las características propias de nuestra identidad. Y así los hábiles artesanos fueron creando los años viejos representados por figuras de la política, personajes que hicieron noticia, personajes de la farándula, de historietas o de ficción y las inconsolables viudas, que no eran otras que hombres disfrazados de mujeres, vistiendo de luto con los típicos atuendos para recoger la limosna antes del funeral . Clásica era la frase que divertía a todos cuando la llorona viuda, extendía su mano para pedir: UNA CARIDAD PARA EL AÑO VIEJO. Ernesto Vernaza recuerda que con Javier Orrantia, el Gato Oscar Gutierrez, el Chino Jacinto Jouvin, Jaime Zohrer, Javier Durán y algunos más, recorrían las calles en el descapotable de Chabela y llegaban primero a Molinera. “Nos recibían muy bien por supuesto, estábamos con el hijo del dueño, los que mejor disparaban la “caridad” eran Enrique “Pechereque” Ponce, que era tío político de Álvaro, quien metía la mano al bolsillo y nos daba entre 10 y 15 sucres y León Febres-Cordero que también sacaba su billete, los demás nos daban entre uno y dos sucres que en esa época era bastante. Terminando con las empresas del papá nos trasladábamos a Comandato donde Javier Orrantia era “duro”, y subíamos donde don Víctor Emilio Estrada, Lucho Orrantia y otros ejecutivos, que lamentablemente ya han muerto, quienes se manifestaban también con un “billete”… saliendo de Comandato ese tropel de niños nos embarcábamos en el descapotable blanco que nos esperaba en 9 de Octubre y García Avilés e íbamos a las oficinas de don Juan Marcos, situadas en Elizalde y Malecón, donde –a pesar de haber estado muy ocupado, dedicado a su trabajo- nos recibía con singular simpatía, pues era el padrino de Álvaro y realmente lo quería mucho… El también nos “disparaba” un billete”.

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“Con esas tres visitas habíamos reunido una buena plata, de la cual guardábamos una parte para irnos a la Ford, un drive in fuente de soda que existía por el km 3 de la Avenida Carlos Julios Arosemena, y el dinero restante lo destinábamos –debido a la gran insistencia de Álvaro- para comprar camaretas, cohetes y toda clase de fuegos artificiales y petardos que hacían un gran escándalo”. Los 31 de Diciembre para Álvaro siguen siendo una fecha de especial diversión que comparte con sus hijos. Pese al paso del los años, no ha perdido la ilusión y la alegría para seguir repitiendo la costumbre de su infancia y adolescencia- El 31 de diciembre es una fecha en que revive esos años dorados, donde sale a flote su espíritu de niño en todo su esplendor., con la felicidad que dada la costumbre de estos tiempos, la playa es el escenario obligado para quemar el año viejo y recibir el año nuevo. ESTUDIOS EN EUROPA – LE ROSEY EL MEJOR COLEGIO DEL MUNDO. Álvaro iniciaba su adolescencia culminando su primer año de secundaria en el Colegio San José, con todos los honores como el estudiante excelente que fue a lo largo de su vida escolar. Cumpliendo los deseos de su padre, había llegado para él el momento de salir del país y educarse en Europa. Dejaba atrás los días mas hermosos de su infancia y adolescencia, las amargas experiencias que lo hicieron hombre tempranamente y la pena inmensa en su corazón de apartarse de sus padres, dejar a sus compañeros y amigos para iniciar una nueva etapa, que aunque prometedora, significaba como siempre una GRAN INTERROGACIÓN, un nuevo tiempo para vivir, un nuevo tiempo para construir. A los 13 años, Alvaro primero fue a Inglaterra, a Claston Berry, que era el pre school de Nilfi en el área del Summer Set. “Allí terminé de estudiar inglès y otras materias que me iban a servir para mi educación y para mi vida internacional. En el año 64, después de haber realizado el último trimestre de abril, mayo y junio me pasé de Inglaterra a Suiza al colegio Le Rosey, que era considerado por su nivel académico el mejor colegio del mundo en ese momento”. El colegio contaba con dos instalaciones realmente bellas. Una de ellas situada en Rolle, entre Laussane y Ginebra, y que se mantenía operativa desde septiembre hasta diciembre. Desde abril hasta julio, las clases se desarrollaban en Gstaad. . En esta temporada todo se encontraba cubierto

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de nieve, motivo por demás justificado para que los estudiantes a la par de su desenvolvimiento académico aprovecharan para ejercitarse en actividades deportivas invernales-. La fama que tiene Le Rosey en el mundo no radica únicamente en ser uno de los centros educativos más selectivos en cuanto a la condición social y económica de sus alumnos. El puntal más importante es su reconocimiento a la capacidad intelectual y al afán de superación del estudiante. Cuando Álvaro llegó a Suiza, directivos y profesores de Le Rosey lo recibieron con escepticismo. Creían que simplemente se trataba de un hijo más de los sudamericanos, que eran enviados por sus millonarios padres para que se relacionen con la aristocracia y los poderosos del mundo. Pronto se darían cuenta que estaban frente a un hombre hecho y derecho con cara de niño, que tenía más fortaleza y afán de superación que todos los que se encontraban en el colegio. Llamó la atención su inteligencia nada común, su mente despierta y su liderazgo que se manifestó de inmediato, por lo que se destacó entre sus compañeros de aula y los estudiantes de los otros niveles. Tanto que llegó a acreditarse la Couppe Lutteur, la Copa Luchador que Álvaro ganó por haber sido el estudiante con mayor esfuerzo y capacidad de superación. De esta forma el colegio incentivaba a sus alumnos a superar las adversidades, a luchar en un escenario difícil y desconocido, preparándolos para enfrentar la vida con excelencia. “Para mí fue una experiencia espectacular, era el mejor colegio del mundo en ese entonces, su filosofía, con la que comparto era la de unir a los pueblos del mundo, por eso tenían cupos para estudiantes de cada país y así juntar diversas culturas, costumbres, idiomas, tradiciones. Allí llegaban a estudiar, miembros de la realeza, príncipes, hijos de magnates multimillonarios, de presidentes, políticos, ministros de todos los rincones del mundo, por ejemplo mi amigo Casabubu, era hijo del presidente del Congo Belga”. Álvaro estaba tan consciente de que su país era tan pequeño y desconocido en el mundo, que tenía que aprovechar cualquier oportunidad para que el Ecuador salga a la luz pública y un reportaje de la revista Life le dio la oportunidad que soñaba. “Como sabía de fotografía, me propuse que iba a salir en la portada para que conozcan mi país, mi familia, mi nombre. Estábamos jugando con varios amigos tirándonos bolas de nieve y me subí rápidamente a lo alto de la montaña y corrí hacia abajo, y le tiré bolas de nieve al

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fotógrafo, quien captó la escena y salí en la portada de la revista Life, al lado mío estaba Winthrop Rockefeller y mis amigos Casabubu, los hermanos Niarchos, Philip y Strabos, (hijos del más grande armador del mundo, el griego Niarchos) y el rey Faruk II de Egipto Mark Sursock. No podía entender como ese niño había sido rey, al preguntárselo, me contestó que busque en la enciclopedia Larousse, como efectivamente lo hice. Faruk II de Egipto fue nombrado rey de Egipto unos pocos meses, cuando su padre el rey Faruk abdicó”. Leonardo Stagg, recuerda que eran compañeros en Le Rosey Alexander Onassis, hijo del magnate Aristóteles Onassis, William Ladd, hijo del actor AlanLadd. Ahí habían estudiado antes el Karim Aga Khan, quien sucedió a su padre como jefe religioso de los musulmanes ismaelitas, el príncipe Alberto, actual rey de Bélgica; el Sha de Persia (Irán) y muchos de los hombres que regirían el destino de varios países. Le Rosey empezó siendo exclusivamente de varones, se medía tanto la excelencia y el afán de superación, que muchos que entraban por la puerta grande salían por la de atrás. Álvaro al destacarse como uno de los mejores estudiantes aprovechaba hasta el límite el privilegio de estudiar en dicho centro de estudios y a la vez retribuir de esa forma el esfuerzo de su padre por educarlo en un colegio exclusivo.. Siendo un joven tan apegado a sus padres, la ausencia de ellos lo entristecía y lo llenaba de nostalgia. “En esa época no había celulares y las llamadas telefónicas eran muy caras, el colegio nos permitía hablar una vez por semana, pero era imposible en tan corto tiempo decirles cuanto los quería y cuanto los extrañaba. Los e mail no existían y esperaba con anhelo las cartas de mi mamá, el día que llegaban era el día más feliz de mi vida.” “En esa época todo era distinto, no habían los peligros del terrorismo, ni de los secuestros, ni de tráfico de drogas que yo aborrezco y con 14 años de edad, yo cogía el tren y hacía un viaje de media hora para llegar donde mis hermanas y me quedaba hasta las 7 de la noche, ya que tenía la ventaja de que los trenes salían cada hora”. Se dice generalmente que cuando un niño recibe tanto, pierde la conciencia del valor de las cosas, ya que parece que todo es normal y fácil. Pero en el caso de Álvaro no, el siempre estaba consciente del enorme sacrificio que

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representaba para su padre educar a todos sus hijos afuera y traerlos de vacaciones cada trimestre y para las fiestas de navidad y año nuevo. “Era fabuloso llegar y encontrarme con mis amigos de la infancia, pero también era importante practicar el inglés y el francés y conocer otros países aprovechando la oportunidad de estar en Europa” Y así fue, las vacaciones en el Ecuador fueron reemplazadas con viajes que organizaba el colegio para que los estudiantes conocieran nuevas culturas y sacaran provecho a sus estudios. “Inteligentemente planificaban el tour de tal manera que viajábamos toda la noche para llegar a un puerto de cada país a las 9 de la mañana y aprovechábamos el día visitando museos, bazares, almorzábamos en restaurantes típicos para disfrutar la comida de cada país, caminábamos conociendo lo más característico e importante, cenábamos en el barco y luego nuevamente viajábamos toda la noche”. Los países del mediterráneo al este están uno al lado del otro, empezando por Yugoslavia y al oeste por Italia, de esta forma el viaje lo hicimos en 12 días, lo que de otra manera nos hubiera tomado 3 meses conocer tantos países . Fue una etapa muy feliz, a diferencia de la educación en el Ecuador que privilegiaba la memoria, en Europa el análisis y el razonamiento eran la base en los estudios. El objetivo era desarrollar mentes analíticas que profundicen los hechos para sacar las conclusiones. “Por ejemplo en un examen de historia no te preguntan como fue la batalla de Waterloo, ellos te piden tu opinión y un razonamiento de porqué los ingleses vencieron a los franceses” Luego el exclusivo colegio Le Rosey abrió las puertas a las mujeres, quienes al igual que los hombres, provenían de los más altos círculos de la realeza, de las finanzas y de la política. “Eran muy bellas e inteligentes y con esa apertura fui doblemente feliz en Le Rosey, compartíamos experiencias, nos enseñaron a integrarnos, a complementarnos, a respetar y a apreciar el valor de la mujer en toda su capacidad y a la vez teníamos la oportunidad de divertirnos y participar en las fiestas del colegio y de otros colegios. Era el año 66 y yo tenía 16 años.” En esa época de sus estudios en Le Rosey, Alvaro desarrolla su gusto por la música, se convirtió en un verdadero aficionado y con sus ahorros

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compraba los discos de los grupos y cantantes que triunfaban en el mundo. Le tocó vivir la explosión musical en Europa, fue la época de los Beattles, de los Rolling Stones, de Pink Floyd, de las Supremes, de Dayana Ross, de las Tentations, de los Four Docks. “Aún sigo admirando y escuchando esa música y a la vez también me encantaba escuchar música clásica, interpretada por las más grandes sinfónicas del mundo.”. En Le Rosey, Álvaro adquirió sus primeras conexiones internacionales, al más alto nivel en el mundo, guarda como un tesoro el famoso libro que el colegio entregaba a sus alumnos, en el que están registrados los nombres y direcciones de sus estudiantes y en especial de los compañeros de clase. Es una norma del colegio que enseñan a sus estudiantes, que esa unidad que se forjó en el colegio tiene que continuar de por vida, por lo que una llamada de un compañero de estudios tiene que ser respondida y recibir al amigo con los brazos abiertos, ofreciéndole cariño, respeto y hospitalidad. “Cada vez que viajo me conecto con mis amigos y el paso del tiempo no ha significado nada, porque seguimos manteniendo ese principio de unidad y fraternidad.” Esas relaciones internacionales que con el paso del tiempo se han ampliado en el mundo financiero, político y social en el que se ha desarrollado Álvaro, son las que quiso utilizar en caso de ser Presidente del Ecuador para convertir a su país en un emporio de riqueza generadora de empleo, único medio absoluto y eficaz para combatir la pobreza. “Inmensas fortunas que hay en el mundo moderno quise atraer para que hagan grandes inversiones en el Ecuador, ese fue mi objetivo en mi lucha permanente contra la pobreza”. De Le Rosey Álvaro aprendió también a respetar las diversas creencias religiosas que practicaban sus compañeros de estudios. “La religión no puede ser un instrumento para dividir, todo lo contrario debe ser para coincidir y unirnos en la fe por lograr la superación espiritual y la grandeza de los seres humanos”. La práctica de los deportes de invierno también lo regocijaban como esquiar en la nieve, que lo hacía todos los días, pero dado su carácter competitivo lo que mas le gustaba era el remo, que lo practicaba con sus amigos en el lago alemán al lado de Ginebra.

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“Remábamos con un sistema de remos de competencia en el que se utiliza la yola como le llaman a una canoa larga donde se acomodan varias filas de asientos que permiten que los deportistas se puedan alinear para remar a un solo ritmo para adelante y para atrás. Hay que tener mucha concentración para seguir el ritmo y a la vez mucha fuerza y determinación, es un deporte muy exigente y competíamos con el mismo colegio y con otros colegios de Europa. Fue una experiencia grandiosa que me fortaleció el cuerpo y el espíritu”. Álvaro culmina sus estudios en Suiza, como uno de los mejores estudiantes de Le Rosey, al graduarse obtuvo sus títulos en inglés. ”Hice los I le vous y tri le vous, por lo que yo podía ingresar a los colegios y universidades más prestigiosos del mundo”. Había finalizado una etapa importante en su vida. Álvaro se había convertido en un hombre formado, con amplios conocimientos académicos, con una visión de un mundo diferente, basado en el respeto hacia los seres humanos, a su diversidad, su cultura, sus creencias, con el compromiso firmemente arraigado en su corazón de trabajar por la unidad de los pueblos, condenar la violencia y buscar siempre los caminos de la paz, para lograr el desarrollo y la justicia social. Allí aprendió que era necesario superarse diariamente y no dejarse vencer por obstáculos que muchas veces son insignificantes. SU REGRESO AL COLEGIO SAN JOSÉ LA SALLE PARA GRADUARSE DE BACHILLER Y SUS ESTUDIOS DE LEYES EN LA UNIVERSIDAD ESTATAL DE GUAYAQUIL Por decisión propia Álvaro Noboa regresó al Ecuador para estudiar su último año de bachillerato en su querido y recordado Colegio San José La Salle. En esa época la ley decía que había que revalidar los títulos, estudiando año a año las materias propias del país, que no enseñaban en el extranjero. Historia y Geografía del Ecuador y de América, las cuáles Álvaro estudiaba aprovechando las vacaciones y así pudo empatar el sexto año del bachillerato en el Colegio San José La Salle, en el mes de mayo, en el que se iniciaba el año lectivo de la costa. Dominaba tres idiomas, español, inglés y francés.

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“Entré con 15 días de atraso y me gradué con sobresaliente, es decir como el mejor bachiller de Filosóficos Sociales” Había logrado mi propósito, graduarme en el San José, ser un bachiller trilingue, con las mejores notas de mi especialización” Atrás habían quedado los años de adolescencia en Europa, que gracias a la educación que recibió y a las relaciones que cultivó le permitieron desarrollar una visión de avanzada, prepararse para los grandes cambios que vendrían en el mundo en la segunda mitad del siglo 20 y empezar su juventud con paso firme y seguro. Estaba listo para iniciar su carrera universitaria y siguiendo los consejos de su padrino Juan X Marcos y del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río ex Presidente del Ecuador y abogado de su padre, Álvaro decidió estudiar leyes en el Ecuador. “Los dos tenían mucha deferencia conmigo y me recibían continuamente, mi padrino Juan Marcos me estimulaba para que tenga una buena libreta y el Dr. Arroyo del Río junto con mi papá, fueron los primeros que me aconsejaron que –para los negocios- era necesario que estudie leyes, porque los negocios los aprendería junto a mi padre, que era un gran maestro; pero para las leyes tenía que ir a la Universidad donde podría obtener el conocimiento académico”. Álvaro escoge estudiar en la Universidad Estatal de Guayaquil su carrera de Jurisprudencia. Una decisión un tanto extraña para un joven rico, pero él tenía un objetivo, que sería decisivo posteriormente en su carrera política, que era relacionarse con las clases populares del país. “Había estudiado en un colegio de clase media, luego me fui a Europa a estudiar en un colegio donde se educaba la gente más poderosa del mundo, era el momento entonces, de conocer a los pobres de mi Patria” La bicentenaria Universidad Estatal de Guayaquil, nace en 1867, cuando el Congreso Nacional presidido por Don Pedro Carbo, decreta la fundación de la Junta Universitaria del Guayas, que se instala el primero de Diciembre y que tiene el privilegio de otorgar grados y títulos, por eso se considera ésta la fecha de la fundación de la Universidad de Guayaquil. La primera facultad en instalarse fue la de Jurisprudencia en 1868.

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Luego de un período de inestabilidad política, con el triunfo de la Revolución Liberal, se dictó en 1897 la Ley que creó la Universidad de Guayaquil y fue una de las primeras en acoger la Reforma Universitaria de Córdova de 1918 que se levantó bajo la consigna de “Una sociedad mejor para una educación mejor”. Álvaro ingresa a la Universidad Estatal de Guayaquil a los 19 años -en el año 1969- época de su juventud en la que a la par de sus estudios, iniciaría su carrera empresarial para convertirse en millonario por iniciativa propia y en la que viviría la experiencia más dramática de su vida. El año 1969, era el último año del gobierno democrático de José María Velasco Ibarra y le tocó continuar su carrera universitaria en las dictaduras de Velasco Ibarra y el Gral. Guillermo Rodríguez Lara . La Universidad Estatal de Guayaquil entonces una vez más sería el blanco del poder y el escenario para las protestas estudiantiles contra la dictadura. Difícil y conflictivo ambiente en el que se desarrollaría Álvaro y que fue la semilla fructífera para que germinara en su alma juvenil las ideas revolucionarias que alimentaban a los jóvenes universitarios en ese entonces. Fidel Castro y el Che Guevara eran los personajes símbolos, inspiradores de todas las jornadas de protesta universitarias. Velasco Ibarra, había roto la Constitución y después de haber sido elegido en la urnas por quinta vez Presidente del Ecuador, decide una vez más proclamarse dictador, lo que significaría el principio de su final político. Assad Bucaram su más grande opositor estaba en el destierro y Velasco permanentemente lo atacaba por su nacionalidad, tratando de impedir su candidatura a la Presidencia de la República, -cuando intentaba según él- que el Ecuador volviera al orden jurídico. Finalmente, en la noche del 16 de febrero de 1972, el Jefe del Ejército Gral. Guillermo Rodríguez Lara, mediante un golpe militar puso fin al quinto y último gobierno velasquista. Velasco fue desterrado a Panamá donde más tarde se trasladó a su residencia permanente en Argentina. LOS ATALAS Y EL AMBIENTE DE GUERRA EN LA UNIVERSIDAD ESTATAL DE GUAYAQUIL. En la Universidad Álvaro conoció a personas de diversos estratos sociales, con inquietudes e ideas diferentes. Era amigos de todos, intelectuales de

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izquierda, artistas, comunistas, hijos de obreros, de empleados, estudiantes de clase popular. “Muchos de ellos llegaban a pié y en bus a la universidad. “Eran compañeros de clase, Antonio Gagliardo, Carlos Soria, Elsa Bucaram, Grace Campoverde. tuve varios profesores, algunos excepcionalmente buenos como los doctores Carlos Feraud Blum, Leonidas Ortega Moreira, Raúl Gómez Lince, León Roldós, Ovidio Correa, Rubén Morán y Carlos García Terán.” “Álvaro, -recuerda su cuñado Omar Quintana- era un joven de tendencias izquierdistas, inclusive una vez participó en una marcha con Jaime Hurtado González, que después fue líder del MPD y murió asesinado, lo que le causó un gran disgusto a su padre. En la universidad empezó a desarrollar sus ideas de convertirse en un gran hombre y ser Presidente de la República. Sus ideas revolucionarias e izquierdistas le pasaron muy pronto cuando se dio cuenta de que el único camino para lograr la superación es el trabajo”. En plena dictadura de Rodríguez Lara, los Atalas dominaban la Universidad Estatal de Guayaquil, era un grupo de “revolucionarios” que enarbolaban la figura del Che Guevara, cantaban canciones protestas y estudiaban libros de Curzio Malaparte sobre como organizar una insurrección. Era frecuente al caer el sol o entrada la noche toparse con veinte o treinta “atalas” con ametralladoras haciendo la “revolución” en los jardines de la Universidad y rompiéndoles la cabeza a los que consideraban sus opositores sean de derecha o izquierda. Un ambiente realmente conflictivo, difícil y peligroso para un joven millonario, que había tenido la audacia de decidir estudiar en una Universidad del Estado. · Mis estudios en Europa desarrollaron en mí una capacidad para relacionarme con la gente, sea cual fueren sus ideas, su religión y su posición, lo que me permitió ver el mundo de una manera distinta, tener una mente abierta y tolerante y aprender a manejar situaciones conflictivas, como las que tuve que manejar cuando estudié en la Universidad Estatal de Guayaquil”, Entre la agitada convulsión de la vida política ecuatoriana, Álvaro continúa sus estudios de leyes, persiguiendo en todo momento la

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excelencia. Meta difícil y exigente que se propuso desde que inició sus estudios en el colegio San José. “Me gustaba estudiar leyes, pero me di cuenta que no quería ejercer la abogacía, que más me gustaban los negocios, porque desde muy temprano desde los 19 años de edad, siendo estudiante de leyes comencé a ser corredor de bienes raíces”. ESTUDIANTE DE LEYES Y EMPRESARIO CORREDOR DE BIENES RAÍCES: Es muy fácil entender la preferencia de Álvaro por los negocios, había visto a su padre trabajar desde muy niño -cuando lo llevaba por las tardes a su despacho- por lo que ese ambiente empresarial fue normal en su vida, más allá de que al haber heredado el talento de su padre para los números, su deseo de ser empresario era una realidad de genética, herencia y tradición. Estudiando en la Universidad a los 19 años inicia su primer negocio como corredor de bienes raíces., es decir como comprador y vendedor de propiedades, (terrenos, departamentos, casas etc.) “Mis amigos de esa época Rodrigo Ycaza, Francisco Pino Maulme, Carlos Pérez Perasso, Pancho Espinoza, todos ellos fallecidos y Sucre Pérez Baquerizo, me garantizaban en los bancos y así con esa garantía yo conseguía créditos para comprar propiedades que luego las vendía. Al principio era solo agente comisionista, les vendí terrenos a la familia Parra, a la familia Castro y a sus descendientes el terreno donde hoy está Diario el Universo. A Juan José Vilaseca, un caballero al que admiro y respeto mucho le vendí varios terrenos en el Guasmo, que eran de propiedad de mi padrino Juan X. Marcos” “Yo me ganaba buenas comisiones, pero la más importante fue la que gané con la venta de un terreno de los Parra a los Pérez Castro del Universo. En ese entonces era una fortuna, estamos hablando del año 1969, en que gané 170.000 sucres, cuando tenía 19 años de edad”. Con la compra y venta de terrenos que le generaban buenas utilidades por las comisiones que ganaba, Álvaro fue creciendo económicamente y fue conociendo a importantes empresarios a los que convirtió en sus clientes como Esteban Quirola, Pepe Antón el dueño de Pycca, Arturo Banoni que era un importante camaronero, el padre de Fidel Egas, todos ellos grandes señores.

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LOS NEGOCIOS IBAN DE VIENTO EN POPA, .ÁLVARO COMBINABA MUY BIEN SUS ESTUDIOS DE LEYES CON SUS LABORES EMPRESARIALES. EN PLENA DICTADURA MILITAR DEL GENERAL RODRIGUEZ LARA, EN 1973, SU VIDA CAMBIARÍA ABRUPTAMENTE PARA VVIR UNA DE LAS EXPERIENCIAS MÁS DRAMÁTICAS DE SU VIDA.... DESAPARECIDO POR LA DICTADURA MILITAR DE RODRÍGUEZ LARA EN 1973. “Yo tenía 22 años y me comunicaron que el Ministro de Gobierno Almirante Alfredo Poveda Burbano quería hablar conmigo”. “Me sonó muy extraño el asunto y pensé de inmediato, que raro, acaso soy tan importante como para que un ministro de gobierno quiera verme”. Fui llevado a la Gobernación y después de una larga espera me comunicaron que el ministro Poveda me esperaba en Quito, por lo que me llevarían de inmediato”. Esa noche me encerraron en una cárcel terrible en el Retén Sur, es allí donde me di cuenta del peligro que estaba viviendo, solo, sin una prenda de vestir para cambiarme, en medio de gente peligrosa, me sentí desolado e indefenso, con el único recurso de usar el papel periódico como colcha para protegerme del frío y tener los ojos bien abiertos”. Eran como las dos de la mañana cuando Álvaro se levanta intempestivamente ante el ruido de la cerradura que un militar abría, gritándole que lo siga para ir a un interrogatorio. Le vendaron los ojos y con las manos amarradas en la espalda, caminó en la oscuridad de la noche, en la que a su paso lo golpeaba el viento gélido que penetraba por claraboyas, percibiendo el olor a moho y humedad de las paredes. Escenario tenebroso que no podía ver, pero si sentir y escuchar los gritos desgarradores de dolor, de un pobre desventurado al que lo apaleaban sin misericordia. De esta manera pensó, que lo estaban intimidando, advirtiéndole previamente de que se prepare a “cantar” es decir a responder íntegramente al interrogatorio o de lo contrario correría la misma suerte. “Esta historia dice nunca la he contado, han pasado 35 años y es hora de que se sepa realmente lo que pasó en esa época. Yo creí que no saldría vivo de tan terrible experiencia. Se me heló la sangre y pensé que horror lo que me está pasando, le pedí a Dios, mi gran aliado auxilio Vendado me sentaron en una caja de madera como de whisky, donde me podía caer fácilmente, son técnicas de los marinos de tortura, de esta manera trataban de lograr

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lo que querían, es decir que ante la inestabilidad, yo me sintiera inseguro e intimidado.. Opté por mostrarme tranquilo, frío y controlado, no demostrarles miedo y así mentalmente me fui preparando”. “Me preguntaban si yo tenía cuentas en el exterior y que cuanto dinero tenía mi padre afuera y cuales eran los números de sus cuentas, quienes eran mis compañeros de estudios, me pedían que hablara sobre figuras políticas de la época el Ing. León Febres-Cordero y el Sr. Enrique Ponce Luque. “Decidí contestar estrictamente la verdad y no iba a embarcar a nadie por protegerme, entonces me preguntaron que si yo había hecho algún acto delincuencial en mi vida de qué arrepentirme. Lo que querían era cumplir su meta de que yo cayera enredado para meterme un juicio”. “Les contestaba: soy estudiante, me dedico al corretaje de bienes raíces, si efectivamente tengo amigos compañeros universitarios. Pero nunca los he visto hacer ningún acto delincuencial, no conozco ninguna cuenta privada de mi papá, porque soy un joven de 22 años y mi papá no tiene porqué mostrarme sus cuentas. Mi padre si tiene cuentas internacionales de acuerdo a la ley. No conozco nada en contra de mi pariente político Enrique Ponce Luque diputado ni del Ingeniero León Febres-Cordero “ “VENDADO CONTESTÉ TODAS LAS PREGUNTAS Y EN NINGUNA DE MIS RESPUESTAS ACUSÉ A NADIE NI DELATÉ A NADIE NI HICE NADA QUE A VECES LA GENTE POR MIEDO TERMINA HACIENDO. ESE FUE QUIZÁS EL ÚLTIMO MOMENTO QUE TUVE MIEDO EN MI VIDA” “Aprendí en ese momento –en el que se me fue el miedo para siempre- que si usted se equivoca al contestar la misma pregunta, eso significa que está mintiendo, pero si usted resuelve decir estrictamente la verdad, no compromete a nadie, no embarca a nadie en líos, sale muy bien parado”. El problema fue para los que lo interrogaban, empezaron las dudas entre los interrogadores, ellos mismos no sabían si necesitaban en una dictadura militar solamente del reporte policial o si era necesario un reporte militar.

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Lo cierto es que no estaban satisfechos y había que continuar con otros métodos para intimidarlo y lograr que dijera todo lo que “el Ministro de Gobierno Poveda” quería saber. LA PESADILLA RECIÉN EMPEZABA, Álvaro estaba consciente de que lo podían desaparecer en cualquier momento y por esa razón tenía que poner en práctica su espíritu de lucha y su convicción, de que en la vida no hay nada imposible, que no se pueda superar. Invocó una vez más a Dios, su gran amigo y protector, al que siempre recurría en sus momentos difíciles, seguro de que lo protegería en todo momento. Estaba seguro también que jamás vería al Ministro de Gobierno Poveda Burbano. Vendado lo embarcaron en un vehículo y lo hicieron recorrer Quito a toda velocidad. “Decían que iban a matarme, yo no podía ver, oía el ruido del tráfico y me llevaron a una como zanja para tirarme abajo” . “Me dijeron: mira te vamos a matar y yo no sabía si es que me iban a disparar y yo veía que mi vida se terminaba y uno de los miedos del hombre, es el miedo a la muerte. Como yo estaba preparado para morir, entré en un estado de paz y tranquilidad, el miedo hacía mucho tiempo que había dejado de ser mi compañero”. “Aprendí que el miedo más grande es morir y los otros miedos son insignificantes y desde ahí cambió radicalmente mi vida, nunca más tuve miedo. Anabella ha dicho en varias entrevistas que ella nunca me ha visto con miedo”. Para los militares que interrogaban a Álvaro la situación se les complicaba a cada momento. Estaban frente a un joven, que había logrado superar el miedo, estaba tranquilo y en paz, dispuesto a morir, por lo tanto ese era un escenario para el cuál no estaban preparados y por eso optaron por no matarlo y continuar con el interrogatorio, llevándolo a una oficina del Congreso Nacional, el que había sido cerrado por la dictadura militar. En este sitio acondicionado como centro de interrogatorios, Álvaro es nuevamente interrogado, pero esta vez torturado con electricidad.. “Me sentaron, me doblaron los brazos y utilizando una máquina me pusieron electricidad. Me doblaron los brazos y me colgaron. Es una experiencia terrible y dolorosa, porque al mover los brazos como para hacer palanca el tirón es tan fuerte, que uno siente que lo despedazan”.

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Empecé a sospechar que lo que querían era que mi padre regresara de Nueva York para hacerle daño. Yo no tenía orden de captura, por lo tanto mis abogados no podían defenderme. Nadie sabía donde estaba”. “Estaba solo, desaparecido por la dictadura y a las puertas de morir de hambre, de sed, encerrado en una bodega del Congreso Nacional. Cerraron la puerta y sentí muy de cerca la muerte. Golpeado psicológicamente me dormía dos o tres minutos y me despertaba a la expectativa de que se abriera la puerta y me mataran”. Y lo intentaron, me sacaron a empellones y vendado me embarcaron en un vehículo en el que recorrí varios kilómetros, hasta que me bajaron al filo de la carretera, al pié de un profundo abismo, allí pensé que era el último día de mi vida, puesto que estaba seguro me lanzarían al vacío, los minutos se me hicieron eternos y como no demostré miedo ni les supliqué que me salvaran la vida, decidieron embarcarme nuevamente para llevarme a un retén policial, me vendaron los ojos y me empujaron hasta un paredón, oía los pasos a mi alrededor y el rastrillar de los fusiles, lo que me dio la certeza que me iban a fusilar. Me quedé callado esperando si lo harían y como se demoraron supe que lo que estaban haciendo era torturarme hasta que me quebrara. Allí usé mi estrategia nuevamente, no supliqué ni pedí que me salvaran la vida, me mantuve en silencio firme esperando saber que harían mis captores. Me sacaron a empellones vendados y me llevaron a otro campamento policial. “Mi corazón comenzó a tener palpitaciones muy muy fuertes y me trasladaron a una clínica moderna de Quito, allí realicé que podía morirme de un ataque cardiaco y que lo mejor que podía hacer era negociar con los militares” “Le dije a un coronel de la policía Cabrera, que se mostraba más amigable, que iba a morir de un ataque al corazón, que al gobierno no le convenía que un joven al que habían querido desaparecer, muriera en estas circunstancias a consecuencia de las torturas que había recibido por un gobierno dictatorial. Que se habían equivocado al capturarme y que ellos sabían por el resultado de los interrogatorios, que no había cometido ningún delito y que por lo tanto no podían juzgarme y sentenciarme quien sabe a 12 años de prisión”

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“No me iba a declarar culpable, porque yo no había cometido ningún crimen, por lo tanto mándele este mensaje al Gral. Rodríguez Lara y a su ministro de gobierno Poveda Burbano, de que lo mejor que pueden hacer es sacarme del país y al día siguiente lo hicieron. ME SACARON DEL PAÍS”. Álvaro refiere que llegó a Nueva York en pésimas condiciones de salud, fue internado en una clínica con arritmia, fiebre alta y una grave infección intestinal. Álvaro tuvo que interrumpir sus estudios universitarios y viajar a Nueva York, donde ampliaría su faceta de empresario que había nacido tempranamente a los 19 años. Regresó al Ecuador después de 9 meses a terminar sus estudios de leyes en la Universidad y continuar su actividad empresarial como corredor de bienes raíces. MILLONARIO EN DÓLARES A LOS 27 AÑOS POR INICIATIVA PROPIA. “A los 23 años hice mi primer edificio Las Toldas en el Malecón de Salinas, todavía continúa muy bien parado, lo que significa que fue muy bien construido por mi amigo y colaborador, que todavía trabaja conmigo el Ingeniero Walter Beckman.” “El dueño del terreno era Walter Spurrier quien tuvo una confianza en mi espectacular. Me lo vendió a crédito con un pagaré, el que cancelé puntualmente con los intereses repectivos” “Las Toldas fue uno de los primeros edificios que se construyeron en Salinas, los primeros constructores fueron el Arquitecto .Gabriel Santos y mi primo Ingeniero Polo Amador, que continuaron en gran escala y les fue muy bien” Así empezó el boom de construcciones en Salinas que le cambiaron la imagen de un modesto balneario a un moderno y progresista rincón de la costa ecuatoriana. Álvaro se había iniciado con paso firme en el mundo de los negocios, tuvo la visión de invertir para un futuro comprando grandes extensiones de tierras, que posteriormente las vendería ganando lo suficiente para invertir en nuevos negocios y desarrollar nuevos proyectos. Esta era la norma que había aprendido de su padre, desde muy pequeño: GASTAR LO

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NECESARIO DE LO QUE SE GANA Y EL RESTO INVERTIR PARA GANAR MÁS Y GENERAR MÁS EMPLEO Y RIQUEZA NACIONAL. Había logrado lo más importante a los 23 años mientras estudiaba leyes en la Universidad que es la confianza y la credibilidad de los banqueros, empresarios, clientes y personas en general, por la ética y la seriedad con la que actuaba siguiendo los pasos de su padre. “Entonces yo cogía un gran lote de terreno, todavía recuerdo de un caso del cual han pasado nada más que 35 años, como se me ha pasado la vida, tenía 23 años. En esa época había la refinería de sal en Salinas, que quedaba al lado de la Capitanía del Puerto. Unos señores inversionistas habían comprado un lote de 10.000 metros cuadrados, este lote estaba hipotecado al banco por un millón de dólares y habían suspendido los pagos -como es obligación de los que estamos en el negocio de bienes raíces estar enterado- me enteré de esta propiedad que el banco iba a coger o quizás más tarde rematar y me fui a ver a Sucre Pérez Baquerizo y le dije: Mira Sucre hay una buena oportunidad para hacer dinero, este lote de 10.000 metros cuadrados, con ciento veinte metros de frente y ochentaipico de fondo yo lo puedo dividir en 6 lotes y así de esa manera es más fácil vender” “ Como yo tenía 23 años, necesitaba de Sucre para conseguir la aceptación del banco de comprar la propiedad, asumiendo la deuda. Sucre tenía mucha confianza en mi y nos teníamos como hasta ahora mucho afecto, entonces me dijo VAMOS ADELANTE. Le propuse ser socios e ir con el negocio a medias, yo era el socio que iba a mover el negocio y vender los lotes y él era el socio que tenía respetabilidad y crédito en los bancos, porque ya era un señor formado en el mundo empresarial”. El primer gran negocio se había consumado. Gracias al ingenio de Álvaro el terreno que lo compró en un millón de dólares lo vendió en millón y medio de dólares, lo que significó que se había ganado en ese negocio medio millón de dólares, los cuales dividió en partes iguales son su socio Sucre Pérez Baquerizo. De ahí en adelante se generó una gran confianza conmigo, dice Álvaro y los siguientes años fueron intensos para incrementar su actividad de constructores e inversionista en bienes raíces y para convertirse en millonario en dólares a los 27 años...POR INICIATIVA PROPIA.. . Álvaro funda la empresa Mandato Global y empieza la construcción del edificio Riviera, el más grande en el Malecón de Guayaquil, en una superficie de 10.000 metros cuadrados, que constituye un referente para

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mostrar en fotografías y postales el Nuevo Malecón de Guayaquil Simón Bolívar que fue construído en el año 2000. Cuando lo comencé yo tenía 25 años, era el edificio más grande del Malecón, con cuatro departamentos por piso, pero en dos torres, con dos entradas, es decir dos propietarios por piso. No fue el proyecto que más gané dinero, porque me tomó construirlo tres años, se me acumularon los intereses, pero gracias a Dios pude venderlo y tuve el apoyo de Joaquín Zevallos Menéndez, una gran persona y un gran banquero, gerente del Banco del Pichincha” “Luego después construí un Parque Industrial en Durán que se llama industrias del Río, que queda frente al Malecón de Guayaquil, están muelles de camaroneras y fábricas como la de mi amigo y cliente importante Esteban Quirola, que tiene una fábrica empacadora de camarón” De igual forma, esta vez con su propia constructora, hizo en Salinas la urbanización Puerta del Sol. “Yo la entregué al Municipio hace 20 años con las calles terminadas, aceras y bordillos, postes de luz y pese a mis solicitudes, nunca la han atendido” A los 26 años Álvaro culmina sus estudios en la Universidad de Guayaquil graduándose con honores de abogado en el año 1976, carrera que nunca ejerció, puesto que como él mismo dice, mayor era su preferencia y su gusto por los negocios, a los que se había dedicado de los 19 años con verdadera pasión. Como corredor de bienes raíces y como abogado, fundó la Asociación de Corredores de Bienes Raíces, ACBIR, que es como la Cámara de Comercio para los comerciantes, la de Agricultura para los agricultores. “En agradecimiento por haber fundado la Asociación y como Presidente y abogado al haber preparado la ley y conseguido su aprobación por el Congreso Nacional, fui nombrado Presidente ad honoris de por vida”. Álvaro Noboa había hecho su fortuna desde los 19 a los veintisiete años, independiente de su padre, era MILLONARIO EN DÓLARES POR INICIATIVA PROPIA, se sentía un hombre realizado y podía retirarse si quería.

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“Sin embargo cuando se hace lo que a uno le gusta, es imposible retirarse y más aún con una vida por delante” El éxito en los negocios y la fortuna le llegaron con trabajo y esfuerzo en su juventud, pero era un hecho que Álvaro tenía un largo camino que recorrer, el mundo de los negocios era su vida” y su decisión era seguir invirtiendo y generando nuevos negocios. “Así como el pintor disfruta cuando pinta su cuadro y continúa dando rienda suelta a su imaginación para seguir creando”. Álvaro a los 30 años toma la decisión de ampliar sus horizontes una vez más para hacer negocios en el extranjero, aumentar sus relaciones internacionales y sacarle el jugo a la vida siendo soltero y sin compromiso.. LOS NEGOCIOS Y EL JET SET INTERNACIONAL. AÑO 1980 “Había tiempo para todo, pero la prioridad era el trabajo, eso si me lo enseñó mi papá y lo puse dentro de mis valores más importantes y como yo les digo a los otros cuando tienes trabajo y tienes plata las chicas pueden venir, pero si tienes chica y no tienes trabajo olvídate, no vas a poder nunca casarte con ella, no vas a poder mantenerla, no vas a poder hacer nada.” Moviéndose en el jet set internacional Álvaro conoció figuras muy importantes en el mundo como Johan Drooper, sudafricano que hoy en día tiene la fortuna más grande en Sudáfrica. Su amigo querido Javier de la Rosa lo invitaba a Palma de Mallorca, su padre era el dueño del Club de Mar, que era el club de yates más importante de España en Palma de Mallorca. Allí comía el Rey de España que tenía su yate en el club. Yo andaba con magnates, señores muy importantes que se dedicaban a diferentes actividades en el mundo, como el naviero Di Amico, un señor muy gentil que hacía negocios en el Ecuador, transportando banano en sus barcos. Estaba Roggiero Magione, uno de los hombres más importantes de Lima hoy en día, estaba Mario Sursso, parlamentario, amigo y del mismo partido de Berlusconni, estaba el Barón Von Thyssen, dueño de la colección privada de pinturas de grandes maestros del mundo

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Había abierto las puertas del mundo para hacer negocios y ganar dinero, tal como iban las cosas su vida se desarrollaría en el extranjero, pero la vida cambia en cuestiones de segundo y así pasó con Álvaro... AL MANDO DE LAS EMPRESAS DE LA CORPORACIÓN NOBOA “Mi padre no había formado un sucesor, yo tenía fortuna propia y había cogido otro camino, mi padre necesitaba ayuda y me la solicitó, hablé con su esposa Mercedes Santistevan, quien se llevaba en ese momento muy bien conmigo y hablando con mi mamá, quien pese a haberse divorciado guardaba gran cariño para mi padre, a las dos les pareció bien que yo manejara las empresas sin ningún título ni nombramiento hasta que mi padre se recuperara”. Habían pasado los gobiernos de Jaime Roldós, Osvaldo Hurtado, era el año 1984 gobierno del presidente León Febres-Cordero, cuando Álvaro Noboa llegó a la Exportadora Bananera Noboa, entró al despacho de su padre y tomó el mando de las empresas, que conformaban la Corporación Noboa, El grupo Noboa estaba dirigido por Isidro Romero Carbo. Álvaro recuerda claramente, que todos los ejecutivos y empleados lo recibieron con afecto y respeto, su tío Enrique Ponce Luque, Victor Aycar y Jorge Aguirre y me puse a trabajar dice con verdadero amor filial durante tres años. En 1987, Álvaro le preguntó a su padre de quien iban a ser Exportadora Bananera Noboa, y demás empresas nacionales y extranjeras, “ porque no quería pasarme toda la vida sin saber que destino iban a tener”. “Me retiré de mutuo acuerdo con mi padre, sabiendo que las empresas iban a ser de Mercedes Santistevan, gracias a Dios los resultados fueron de grandes utilidades para las empresas de la Corporación Noboa que estuvieron bajo mi dirección y responsabilidad, que fueron las empresas de exportación ecuatorianas y las agrícolas” Álvaro recuerda que asumió la dirección de las empresas, cuando soportaban el efecto desasastroso del fenómeno del niño, el volumen de exportación de banano había bajado a 23 millones de cajas anuales y él se retiró de Bananera Noboa con una exportación de 30 millones de cajas anuales.

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Mediante un comunicado publicado en los diarios del país, Álvaro rindió cuentas de su exitosa gestión al mando de la Corporación Noboa. Don Luis Noboa recuperado de su salud asumió nuevamente la dirección de sus empresas. NUEVAS EMPRESAS Y NEGOCIOS EL BANCO DEL LITORAL. Álvaro estaba acostumbrado a crear nuevos negocios y a invertir con fe en ellos trabajando y perseverando para lograr el éxito deseado, por lo que de inmediato a su salida de la Corporación Noboa, entró con fuerza en lo suyo, esta vez aprovechando la oportunidad que le brindaba su amigo el Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy, quien había obtenido la licencia para un banco en el gobierno de León Febres-Cordero y que Rodrigo Borja la había respetado. “Lo puse a funcionar de 0, el mérito de su constitución fue de Carlos Julio Arosemena M. y su fundación y formación fue un trabajo de equipo de todos los socios, yo fui gerente general y lo instalamos en el Malecón entre Imbabura y Tomás Martinez, donde todavía continúa, sólido y fuerte, gracias a Dios”. El Banco del Litoral fue fundado en 1989 y en 1990 abrió su atención al público, con el apoyo de la Superintendencia de Bancos, que en ese entonces estaba presidida por el Dr. Gonzalo Córdova. “Mi hermana María Elena me ayudó en un momento en que por problemas con los accionistas la Superintendencia de Bancos no dejaba abrir el Banco, ella me consiguió una cita con el Dr. Córdova, tuve la oportunidad de explicar la situación y el asunto quedó arreglado definitivamente”. Para Álvaro el Banco del Litoral no es uno de los más grandes negocios que maneja, pero por ser un banco, lo llena de orgullo, porque cuando yo era muchacho dice, un banco era la institución empresarial más importante y RESISTIÓ POR SU SOLIDEZ LA CRISIS BANCARIA DEL 98.