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LA HISTORIOGRAFÍA ALEMANA RECIENTE Walther L. Bernecker l'niversidad de Berna En las últimas décadas, la historiografía alemana I ha experimentado una fase de cambio acelerado que se caracteriza por una disposición relativa- mente alta a revisar posiciones tradicionales y a abrirse frente a innovacio- nes metodológicas. De esta manera se ha conseguido superar el subdesarrollo metodológico, existente en 1945, y superar las posiciones clásicas de un historicismo nacional. Por otro lado, las posiciones innovadoras de los años 50 y 60, con sus enfoques claramente reformistas. parecen haberse estanca- do en los años 70 y 80, pudiendo registrarse en la última década un renaci- miento de posiciones historicistas supuestamente superadas. Al mismo tiempo se han acentuado de nuevo las luchas entre diferentes tendencias historiográficas. Si bien las ciencias históricas se presentan hoy en Alemania como una disciplina con un amplio abanico de posiciones metodológicas y políticas. no existe un consenso aceptado por todos. sobre la función de la historia en una moderna sociedad industrial y sobre sus bases metodológicas. l. Las primeras décadas después de la Segunda Guerra La historiografía alemana de la posguerra ha sido intluenciada profun- damente por el derrumbamiento del Tercer Reich. Los historiadores se han 1 En lo que sigue. al hablar de «hiqoriografía alemana» nos referirnos en prirner lugar a la RFA. Sólo en casos excepcionales se hara mención comparativa de la histonograiía en la ROA. Las tendencias historiográficas alemanas después de la Segunda Guerra \Iundial han sido resurni- das en varios estudios. en los que se basa tarnbién el siguiente o. ce \\"oligang J. \10\1\15E': «Gegenwiírtige Tendenzen in der Geschichtsschreibung der Bundesrepublilv>. en: Gesc!lI< hre Imd Gesel/schuti. 7. 1981. pp. 149-188: ídem: «Between Revisionisrn and "eo-Hlstoril·ism. Recent Trends in West-Gerrnan Hi5lOriography», en: Sroria del/u Sroriugruf'hiu. 11. 19S7. pp. 104-121: Emst SCHl'L1NlElisabeth MÜLLER-LucKNER (eds.): Deursehe GesehiehlSl,·is.I"<'1I.1"< IWJi /laeh dem b"eire/l r,1'e1rkrieg (1945-1965). München 1989: Winfried SCHl'LZE: Deursehe Geschiehrs .....isse/l- se/wti /la eh 1945. München 1989; Horst MÓLLER: «Zeitgeschichte-Fragestellungen. Interpretatio- nen. Kontrover5en», en: Aus Polirik und Zeirgesehiehrl'. B 2188 del 8-1-1988. pp. ':;·16. Hisroria COlllemporánea 7.31·49

Bernecker, Walther - La Historiografia Alemana Reciente

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  • LA HISTORIOGRAFA ALEMANA RECIENTE

    Walther L. Berneckerl'niversidad de Berna

    En las ltimas dcadas, la historiografa alemana I ha experimentado unafase de cambio acelerado que se caracteriza por una disposicin relativa-mente alta a revisar posiciones tradicionales y a abrirse frente a innovacio-nes metodolgicas. De esta manera se ha conseguido superar el subdesarrollometodolgico, existente en 1945, y superar las posiciones clsicas de unhistoricismo nacional. Por otro lado, las posiciones innovadoras de los aos50 y 60, con sus enfoques claramente reformistas. parecen haberse estanca-do en los aos 70 y 80, pudiendo registrarse en la ltima dcada un renaci-miento de posiciones historicistas supuestamente superadas. Al mismotiempo se han acentuado de nuevo las luchas entre diferentes tendenciashistoriogrficas. Si bien las ciencias histricas se presentan hoy en Alemaniacomo una disciplina con un amplio abanico de posiciones metodolgicas ypolticas. no existe un consenso aceptado por todos. sobre la funcin de lahistoria en una moderna sociedad industrial y sobre sus bases metodolgicas.

    l. Las primeras dcadas despus de la Segunda Guerra ~lundialLa historiografa alemana de la posguerra ha sido intluenciada profun-

    damente por el derrumbamiento del Tercer Reich. Los historiadores se han

    1 En lo que sigue. al hablar de hiqoriografa alemana nos referirnos en prirner lugar a laRFA. Slo en casos excepcionales se hara mencin comparativa de la histonograia en la ROA.Las tendencias historiogrficas alemanas despus de la Segunda Guerra \Iundial han sido resurni-das en varios estudios. en los que se basa tarnbin el siguiente ensa~o. ce \\"oligang J. \10\1\15E':Gegenwirtige Tendenzen in der Geschichtsschreibung der Bundesrepublilv>. en: Gesc!lI< hre ImdGesel/schuti. 7. 1981. pp. 149-188: dem: Between Revisionisrn and "eo-Hlstorilism. RecentTrends in West-Gerrnan Hi5lOriography, en: Sroria del/u Sroriugruf'hiu. 11. 19S7. pp. 104-121:Emst SCHl'L1NlElisabeth MLLER-LucKNER (eds.): Deursehe GesehiehlSl,is.I"

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    ocupado continuamente de la pregunta, por qu el fascismo en su versinms perversa pudo llegar al poder en Alemania y ejercer un dominio dedoce aos sobre los alemanes, en buena parte (por lo menos durante algntiempo) con la aquiescencia de stos. Hasta hoy, en la investigacin sigueprevaleciendo el teorema del desarrollo especial o del camino especialalemn, es decir de una tercera va (deutscher Sonderweg), diferenciada deldesarrollo en los Estados democrticos de la Europa occidental. Un segun-do gran problema es la acentuada crisis de la conciencia histrica en losaos 50 y 60; el comportamiento ahistrico de amplias capas de la socie-dad alemana se deba tanto a la conviccin, de que la historia haba perdidosu significado, como a la intencin de no querer encarar el pasado reciente.La tarea consista, pues, en elaborar una base para la recuperacin de laconciencia histrica que no omitiera simplemente los aos de la dictaduranacionalsocialista2 .

    El distanciamiento de las tradiciones de un historicismo, que se habaconvertido en apoteosis de la propia historia nacional, fue un proceso difcily lento. La primera generacin de historiadores de la posguerra, casi todosellos conservadores, ya estaban convencidos que haba que prescindir de laglorificacin del camino especial alemn entre democracia materialistade Occidente y autocracia de Oriente. Queran presentar una historia alema-na, en cuya continuidad no haba tendencias fascistas. Gerhard Ritter, porejemplo, insista en su fundamental obra sobre el problema del militaris-mo en Alemania, en que la poltica militar de Federico el Grande de Prusiay la poltica de Bismarck no conducan directamente a Hitler, sino que elmilitarismo prusiano-alemn era, en el fondo, un desvo, un desarrollo equi-vocado cuyas bases no radicaban en la estructura del Imperi03 . Y HansRothfels, en su estudio sobre la oposicin contra Hitler, se esforz en mos-trar que las tradiciones del pensamiento conservador alemn no deban sercondenadas completamente4.

    Estas obras -y muchas otras de la misma tendencia- metdicamen-te no eran innovadoras; ms bien, se circunscriban al instrumental clsico

    2 Para una revisin crtica de las tradiciones polticas e historiogrficas, vase p. ej. HeinrichHEIMPEL: Kapitulation VOl' del' Geschichte. Gottingen 1960; Alfred HEUB: Verlust del' Geschichte.Gottingen 1959; Reinhard WITTRAM: Das /nteresse an del' Geschichte. Gottingen 1968. Comopanorama general de la historiografa alemana despus de. 1945, vase Georg IGGERs: DeutscheGeschichtswissenschft. Mnchen 1976; dem: Neue Geschichtswissenschaft. Vom Historismuszur historischen Geschichtswissenschaft. Mnchen 1978; Bernd FAULENBACH (ed.): Geschicht-swissenschafi in Deurschland. Mnchen 1974; Werner CONZE: Die deutsche Geschichtswissen-schaft seit 1945. Bedingungen und Ergebnisse, en: Historische Zeitschnjf, 255, 1977, pp. 1-28;Hans-Ulrich WEHLER: Geschichtswissenschaft heute, en: Jrgen HABERMAS (ed.): Stichwortezur geistigen Situatiollllllserer Zeit (tomo 2: Politik und KlIlturj, Frankfurt 1979, pp. 709-753.

    3 Gerhard RITTER: Staatskullst und Kriegshandwerk. Das Prohlem des Militarismus inDelltschland. 4 tomos, Mnchen 1953 y sigs.

    4 Hans ROTHFELS: Die deutsche Opposition gegen Hitler. Frankfurt 1949.

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    de un historicismo individualizador. El debate de los aos 50 sobre la imagende Bismarck en la historia muestra claramente, que la historiografa de laposguerra segua ubicada en los paradigmas clsicos. La gran mayora delos historiadores alemanes segua enjuiciando positivamente la persona y lapoltica de Bismarck como una postura moderada en el contexto europeo de supoca. Las faltas en la poltica interna se atribuan no al Canciller de Hie-rro. sino ms bien a las pretensiones nacionalistas de sus adversarios o alas tendencias generales de la poca'.

    En relacin con el debate sobre Bismarck. cristalizaron dos nuevas ten-dencias historiogrficas, enormemente importantes para el ulterior desarro-llo de la di-.ciplina histrica:

    l. Theodor Schieder, acentuando la dimensin antropolgica y relativi-zando la tradicin idealista de la historiografa alemana, trat de captar losfactores condicionantes de toda actuacin humana. De esta manera, Schie-der mostr a la historiografa el camino para abrirse a las ciencias sociales yanalizar los factores en las instituciones y estructuras, que determinan elcambio histrico. El mtodo de tipo ideal, tomado de Jakob Burckhardt yMax Weber, result ser un instrumentario ms adecuado que el mtodo indi-vidualizadort'.

    '1 La segunda nueva tendencia historiogrfica se refleja en la obra deWerner Conze y su intento de escribir una historia social europea. Si bienConze todava hizo uso del instrumental clsico del historicismo. analiz.por otro lado. conceptos cruciales como proletariado. nacin y sociedad.describiendo de esta manera los sucesos en los niveles inferiore-. del sistemasocial, no abarcados totalmente por el Estado-. Conze tena la intencin decontinuar sus investigaciones en direccin a una historia estructural de lalonglle dure. segn el ejemplo de la escuela de los Annoles: pero la mayo-ra de los historiadores alemanes todava rechazaba la postergacin de losaspectos polticos en favor de tendencias de largo alcance. '\0 obstante.Conze ha dado impulsos esenciales a lo que ms tarde sera la moderna his-toriografa social.

    Paralelamente a estas tendencias. se desarroll una historiografa amplia-mente influenciada por las ciencias polticas estadounidenses que analiz elreciente pasado alemn, ante todo la Repblica de Weimar y la toma de po-der nazi. El neoliberalismo de Ernst Fraenkel y su teora de l Estado dualnazi como compromiso entre movimiento fascista y lites autoritarias fue-ron trascendentales'. influyendo en la generacin de Gerhard A. Ritter. Ger-hard Schulz )' Karl Dietrich Bracher. El neoliberalismo de Hannah Arendt y

    , Las diferentes posturas de este debate estn recogidas en el tomo colectim de Lothar GALLled.l: Das Bismarckprohlrm ill da GcschichrsschrClhull! lIach 19.J5 Kbln 1971.

    h Theodor SCHIEDER: Geschichre als WissclIschaji. Eille Eilltilhnl11~ \Inchen 1965.- Wemer CONZE (ed.): Staat ul1d Grsellschati im deurschell \ 'ormar: JR/5-/R4g Stuttgart 1962., Ermt FR.\E'KEL: Dcutschlalld ulld die "'nrlichclI DcnlO/.:ratlell. Stuttgart 1964.

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    la teora del totalitarismo cobraron el status de una doctrina predominante,lo que se puede apreciar ante todo en las obras de Bracher sobre la disolu-cin de la Repblica de Weimar9.

    2. La ruptura con las tradiciones

    Si bien esta escuela poltico-histrica mostr un nuevo camino, la ruptu-ra radical con las tradiciones de la historiografa alemana no tendra lugarhasta comienzos de los aos 60, cuando Fritz Fischer public sus investiga-ciones sobre las causas de la Primera Guerra Mundial y las metas persegui-das por Alemania en la guerra l0. El punto crucial del debate que se entablentre los historiadores alemanes fue la pregunta quin era culpable y res-ponsable del estallido de la Primera Guerra Mundial. Fischer acusaba al go-bierno del Imperio alemn de haber preparado metdicamente una guerraofensiva con la intencin de llegar a ser potencia mundial, y la euforia blicanacionalista de la Primera Guerra Mundial se corresponda, en esta visin,con el posterior ascenso del nacionalsocialismo. Con estas tesis, Fischerdeshizo una serie de tabes existentes entre los historiadores alemanes, yaque la poltica alemana desde Bismarck apareca como una mezcla de na-cionalismo, militarismo y poltica exterior agresiva, es decir, como la direc-ta prehistoria del nacionalsocialismo.

    El debate surgido por las tesis de Fischer fue extremamente agudo yagresivo. En un principio, la controversia giraba en torno a una metodologaconvencional, de historia diplomtica; la generacin posterior, de historiado-res ms jvenes, refin el instrumental haciendo uso de una metodologa es-tructural-funcional, para llegar a una explicacin estructural de la polticaalemana de potencia mundial. En la retrospectiva se puede decir, que la po-lmica en torno a la responsabilidad alemana con respecto al estallido de laPrimera Guerra Mundial fue el final de la historiografa tradicional de histo-ria poltica nacional. De entonces en adelante se llegara a una revisin fun-damental de las tradiciones historiogrficas alemanas; las races del desastrede 1933 se buscaran en las peculiaridades de la tradicin poltica alemanadesde comienzos del siglo XIX, y toda la historia moderna alemana fue so-metida a un anlisis crtico y a reinterpretaciones fundamentales tratando de

    9 Vase p.ej. Karl Dietrich BRACHER: Die Auflosung der Weimarer Repuhlik. Eine Studie umProhlem des Machtvelfalls in der Demokratie. Villingen 1971; dem Uunto con otros): Die natio-nalsozialistische Machtergreifung. Frankfurt 1974.

    10 Fritz FlSCHER: Criff nach der Weltmacht. Die Kriegszielpolitik des kaiserlichen Deutschland.Frankfurt 1961; dem: Weltmacht oda Niedergang. Deutschland im Ersten Weltkrieg. Frankfurt1965; dem: Der Erste Weltkrieg und das deutsche Ceschichtshild. Beitrage zur Bewaltigung ei-nes historischen Tahus. Dsse1dorf 1977; dem: Der Krieg der lIIusionen. Die deutsche Politik1911-/914. Dsse1dorf 1969.

  • La historiografa alemana reciente

    explicar. en primer lugar, los obstculos que impedan o por lo menos difi-cultaban una democratizacin profunda del Estado y de la sociedad enAlemania ll .

    Tras estas modificaciones, a finales de los aos 70 y comienzos de losaos 80. la historiografa alemana se presentaba diferenciada. pudiendoconstatarse como resultado de las polmicas anteriores las siguientes ten-dencias:

    l. La historiografa poltica segua conservando su posicin hegemni-ca, mientras que la historia estructural (al estilo de los Anna/es) o historiasocial (en el sentido de historia de fenmenos prepolticos como deporte uocio) ocupaban una posicin ms bien marginal. Por otro lado. se ha am-pliado considerablemente I~ definicin de historia poltica, siendo cada vezms difcil distinguirla de disciplinas especializadas como historia econmi-ca o social en un sentido amplio. La historiografa poltica abarca, ms bien.todo el mbito de la sociedad y no slo los procesos polticos a nivel de r-ganos estatales y del proceso de toma de decisiones.

    2. La necesidad de integrar. en una historiografa poltica moderna, lasfuerzas motrices y los factores condicionantes en los sectores social y eco-nmico, es reconocida tambin por historiadores de una segunda tendencia.que propugnan una historia poltica moderna. Esta tendencia. representa-da por Andreas Hillgruber o Klaus Hildebrand. polemiza contra la llamadaescuela de Bielefeld para la que la historia es una ciencia social. Esta his-toriografa poltica moderna trata de restituir la historia de las re lacionesinternacionales sobre una base neo-rankeana 12.

    3. El debate entre historiadores sociales e historiadores polticosno puede ocultar que metdicamente la historiografa alemana ha avanzadoconsiderablemente desde los aos 50. dejando tras de s posiciones histori-cistas y mtodos individualizantes. Hoy nadie pone en duda que hay queanalizar las estructuras condicionantes dentro de las cuales se realizan lasdecisiones relevantes. Toda una generacin de historiadores est empeadaen analizar los factores sociales e institucionales que influyen en las actua-ciones polticas o el comportamiento social de individuos o grupos. La ten-dencia ms desarrollada es la que podra denominarse de historia de estruc-turas polticas que analiza sistemas polticos. partidos y asociaciones con

    11 Aqu hay que mencionar los trabajos de Hans-L1rich WEHLER ,obre el "imperialismo so-cial: los ataques de Immanuel GEISS contra los mtodos Idealistas empleados ha'ta entonces: losestudios de Hans MO\1MSEN sobre la resistencia contra el nacionalsocialismo en los que se relati-vizaba el factor democrtico entre los adversariO" conservadores de Hitler y se acentuaba. al mis-mo tiempo. el papel de la resi.,encia socialista y comunista.

    12 Vase. Andreas HILLGRLBER: "Politische Geschichte in moderner Sicht. en: HislorischeZeirschnfi. 216. 1973. pp. 529-552: Klaus HILDEBR~'\D: "Geschichte oder "GeseIlschaftsge-schichte. "Die :\'otwendigkeit einer politischen Geschichtsschreibung von den internationalenBeziehungen en: Hi.\IOrische Zeirsc/riti. 223. 1976. pp. 328-357.

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    mtodos funcional-estructurales. Aqu habra que mencionar los estudiossobre la estructura de los partidos polticos, sobre el movimiento obrero osobre el sistema de dominacin nacionalsocialista con sus estructuras poli-crti cas 13.

    4. Uno de los aspectos ms controvertidos es la pregunta, si se puedenanalizar las relaciones internacionales con mtodos de historia social o deanlisis estructural. Si bien ya nadie afirma que lo nico que prima en elanlisis es la poltica interior, s hay una fuerte tendencia segn la cual lapoltica exterior debe ser interpretada como resultado de las grandes luchassociales en el seno de las sociedades, y no como el arte de hacer diplomacia.Este enfoque tambin se aplica a las investigaciones sobre el imperialismo,en las que no slo se analizan las causas endgenas de la poltica imperialis-ta, sino que se consideran tambin, y cada vez ms, los factores perifri-COSI 4, es decir las condiciones reinantes en los pases objeto de la polticaimperialista.

    5. La historia econmica ha sido algo descuidada. Durante mucho tiem-po estuvo concentrada en cuestiones de historia agraria; ltimamente intere-san ms la industrializacin, aspectos de la protoindustrializacin y las re-percusiones de la primera industrializacin sobre las estructuras sociales enlos Estados alemanes. El modelo interpretativo de capitalismo organizado-desarrollado por Heinrich August Winkler, Hans-Ulrich Wehler y JrgenKocka, basndose en Rudolf Hilferding 15- trata de combinar historia eco-nmica con historia general, para presentar una interpretacin global delperodo comprendido entre 1880 y 1945. Ultimamente, el teorema de ca-pitalismo organizado ha sido criticado con el argumento que no se puedediferenciar claramente entre capitalismo temprano y capitalismo organiza-do, y que los elementos de direccin del sistema econmico -cruciales enel modelo de capitalismo organizado- no pueden ser sealados y caracteri-zados especficamente 16

    6. La historiografa moderna se ha alejado del credo ingenuo historicistade que existe una historia objetiva. Los historiadores escriben historia desdediferentes perspectivas con conceptos tericos distintos. El distanciamientoterico de los elementos dogmticos del historicismo ha facilitado a la cien-cia histrica alemana hacer uso de las tcnicas investigadoras de las cienciassociales. Esto es vlido, ante todo, para la historia econmica, la demografa,

    IJ Sobre este aspecto, vase Gerhard HIRScHFELo/Lothar KETTENACKER (eds.): Fhrerstaat:Mythos und Realitiit. Stuttgart 1981.

    14 Vase, como botn de muestra, Wolfgang J. MOMMSEN: Der europiiische lmperialismus.Aufsiitze und Abhandlungen. Giittingen 1978.

    Ij Vase Heinrich August WINKLER (ed.): Organisierter Kapitalismus. Vo/"Uussetzungen undAnfange. Giittngen 1974.

    16 Vase la discusin del concepto en Jrgen KOCKA: "Organisierter Kapitalismus im Kaiser-reich, en: Historische Zeitschrijt, 230, 1980, pp. 613-631.

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    la historiografa cuantitativa, la prosopografa, la historia de la estratifica-cin social. el anlisis de las capas medias y bajas, las lites. la movilidadsocial. el sistema educativo y muchos otros aspectosl 7

    7. Tambin una rama tradicionalmente importante de la historiografaalemana se ha visto expuesta a una importante re-orientacin: la historia delmovimiento obrero. En los aos 50 y 60 se escriban historias del movimien-to obrero poltico, ante todo del movimiento socialdemcrata. L'ltimamente.el inters se ha desplazado hacia aspectos socioculturales y econmicos deeste movimiento l'. Se escriben menos historias de las organizaciones obre-ras, y ms historias sobre las condiciones de vida de los obreros, la culturaobrera y la postura social de los trabajadores industriales y pre-industriales.

    Se puede decir, pues, que a finales de los aos 70. en Alemania la ma-yor parte de la necesaria revisin historiogrfica haba sido realizada. Fueentonces cuando pudo apreciarse una especie de culminacin al respecto: denuevo se oyeron voces que decan que en los ltimos lustros se haba insis-tido demasiado en la crtica de las tradiciones autoritarias y nacionalistas enla sociedad alemana. Desde principios de los aos RO. se puede apreciar uncambio de rumbo en la historiografa alemana, hacia posiciones ms con-servadoras y hacia un endurecimiento dogmtico. La historia social es ata-cada e interpretada como un peligro de izquierdismo radical. Estas crticasconservadoras esperan de la historiografa que no ponga continuamente entela de juicio las tradiciones midindolas en ideales abstractos. sino quehaga aportaciones para fundamentar una nueva identidad nacional de losalemanes. Si bien la funcin de la historia no es solamente crtica para conposiciones ideolgicas, sino tambin conservadora en el sentido de facili-tar al indi\iduo una orientacin positiva en la sociedad. no se puede negarque el renacimiento del pensamiento conservador corre parejo con el am-biente poltico en la Repblica Federal de Alemania. marcadamente msconservador en los aos RO que en los 70.

    3. El resurgimiento del neo-historicismo

    L' no de los primeros ataques contra el revisionismo crtico no \ ino deun historiador alemn. sino ingls. Geoff Eley argument que no se podapartir de un desarrollo supuestamente armnico en el caso ingls, desde con-diciones pre-industriales hasta la moderna democracia industrial. tomando

    Vase. p.ej .. Hartmut KAELBLE y otros: Pmh!ellle del" Jfodel"llilj'I/I/I~ 111 Di'IIIHhhmd. So-:Jdlhislol"i.lehe SllIdiel1 :lIm 19. /ll1d 20. }ahl"h/ll1den Opladen It7X .

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    este desarrollo ingls como modelo e interpretando el caso alemn comoun desvo del sendero hacia una democracia liberal sobre una base capitalis-ta que aparece, en esta interpretacin, como el trmino teleolgico del desa-rrollo de las sociedades occidentales l9 . Indudablemente, el problema delSonderweg alemn ha sido, implcita o explcitamente, quiz el tema predo-minante en la historiografa alemana de los ltimos 30 aos, si bien las res-puestas dan lugar a todo tipo de interpretaciones2o.

    Aunque seguan apareciendo explicaciones tradicionalistas, conservado-ras y hasta neo-nacionalistas, la tendencia predominante haba sido una his-toriografa liberal y crtica. Esta tendencia se vera expuesta desde finalesde los aos 70 a un serio reto. Entre otros, fue Thomas Nipperdey quien ha-bl no de un Sonderweg alemn, sino de una pluralidad de Sonderwege,siendo el alemn slo uno entre otros21 Y algunos historiadores, retomandoposiciones tradicionales, argumentaron que si haba un Sonderweg alemnen los siglos XIX y XX, ste haba sido dictado por las exigencias de la posi-cin geo-estratgica alemana, como potencia en el centro de Europa, rodea-da y potencialmente amenazada por potencias rivales.

    Estas nuevas (yen casos, viejas) interpretaciones de los historiadoresalemanes dejan entrever claramente una nueva tendencia conservadora; lasvisiones revisionistas cedieron el paso a interpretaciones ms pragmticas.Las anteriores interpretaciones ms radicales de la historia alemana, porejemplo el libro de Hans-Ulrich Wehler sobre el Imperi022 , fueron criticadascomo demasiado extremistas. Se exiga justicia para los abuelos y an-tepasados (expresiones usadas frecuentemente por Nipperdey).

    De nuevo el Imperio de Guillermo 11 fue el blanco de los contraataquescontra las interpretaciones liberales. Muchos de los historiadores revisionis-tas haban argumentado que el sistema poltico del Imperio haba sido auto-ritario y represivo. Ahora apareca una visin alternativa que hablaba deuna silenciosa parlamentarizacin del Imperi023 desde 1900, y muchosrasgos modernos del Imperio anticipaban la democracia de los aos 50. El

    19 David BLACKBOURN/GEOFF ELEY: Mythen deutscher Geschichtsschreibung. Die gescheitertebrgerliche Revolution von 1848. Frankfurt 1980; Geoff Eley: From Unification to Nazism. Lon-don 1986.

    20 Vase, al respecto, Heinrich August WINKLER: Der deutsche Sonderweg: Eine Nachleseen: Merkur, ao 35, n." 7, julio 1981, pp. 793-804; Helga GREBING: Der deutsche Sonderweg inEuropa 1806-1945. Eine Kritik. Stuttgart 1986.

    21 Thomas NIPPERDEY: Deutsche Geschichte 1800-1866. Brgertum und starker Staat. Mn-chen 1983, cuarta edicin 1987; dem: Deutsche Geschichte 1866-1918. Tomo 1: Arbeitsweit undBrgergeist. Mnchen 1990; vase tambin Bernd FAULENBACH: Ideologie des deutschen Weges.Die deutsche Geschichte in de,. Historiographie zwischen Kaiserreich und Nationalsozialismus.Mnchen 1980.

    22 Hans-Ulrich WEHLER: Das Deutsche Kaiserreich 1871-1918. Gdttingen 1973.23 Manfred RAUH: Foderalismus und Parlamentarismus im Wilhelminischen Reich. Dssel-

    dorf 1973; dem: Die Parlamentarisierung des Deutschen Reiches. Dsseldorf 1977.

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    desastre de 1914 de nuevo fue explicado como un mal funcionamiento delsistema de Estados europeos, y no como resultado de tendencias agresivasdel nacionalismo imperialista.

    Los historiadores crticos para con las posiciones revisionistas no hanpresentado, hasta hoy, un paradigma nuevo. Si bien tambin ellos admitenque la sociedad alemana. fue autoritaria, arguyen que en una comparacininternacional Alemania no fue singular al respecto. Exigen ms compren-sin por la generacin de los abuelos que deben ser vistos como fueron. yno como deban haber sido de acuerdo con las normas morales o los estn-dares democrticos de hoy. La escuela revisionista es acusada de no habermostrado ni comprensin ni compasin con las generaciones anteriores. deno haber enjuiciado al Imperio con sus propias normas, sino con los valoresy normas de hoy. lo que ha llevado a interpretaciones injustas.

    Se puede decir. pues, que los principios del historicismo son invocadosnuevamente para llegar a una interpretacin menos crtica de la reciente his-toria alemana. Un representante sobresaliente de esta lnea interpretativa esThomas Nipperdey, quien critica las versiones presentadas por Wehler delImperio. En su libro sobre la historia alemana entre 1800 y 1866 subraya ladiversidad de posibles desarrollos alternativos en cada momento de la histo-ria. Las decisiones de 1866 y 1867 -la guerra interalemana y la fundacinde la Confederacin Germnica- son interpretadas como compromiso his-trico que dejaba abierto la posibilidad de un potencial desarrollo hacia unasociedad liberal igual que hacia una poltica de opresin del liberalismo enun sistema pseudo-constitucional. Los libros de la tendencia de Nipperdeyhan sido calificados como un reflejo del ambiente mental de juste milieu.tpico del presente clima poltico en la Repblica Federal de Alemania.Tambin la biografa de Lothar Gall sobre Bismarck24 ha sido descrita comoel intento de quedar bien con todas las escuelas histricas. presentando aBismarck como al hombre de Estado que saba lo que el tiempo reclamaba.El Kaiserreich. por lo tanto, no fue creado contra el espritu del tiempo.sino de acuerdo con l.

    Desde principios de los aos 80 se puede apreciar. pues. un cambio enla historiografa alemana: un cambio en las interpretaciones predominantes.Si hasta entonces gran parte de la investigacin histrica estaba dominadapor la pregunta, cmo el fascismo pudo llegar al poder en Europa y concre-tamente en Alemania, poco a poco se pona en tela de juicio si la prehisto-ria del nacionalsocialismo seguira siendo el paradigma prevaleciente. Sehaca hincapi en que haba muchas continuidades en la historia alemana,y no slo una conducente directamente a la toma del poder por Hitler. El po-tencial modernizador de sociedades no democrticas (como la del SegundoImperio) fue y es caracterizado de manera ms positiva, con la consecuencia

    :. Lothar GALL: Bismarck. Da ~~ Reml/ltiol1iir. Berlin 1981.

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    de que al advenimiento del fascismo se le atribuye un carcter menos nece-sario de lo que se haba hecho antes. La reciente historia alemana se presen-ta, desde esta perspectiva, bastante ms abierta de lo que se haba estadoopinando en las primeras dcadas despus de 1945.

    La tendencia neo-historicista ha producido grandes obras histricas queson interpretaciones ms o menos equilibradas, basadas en la historiografarevisionista de las dcadas anteriores (de la que, por otro lado, se distan-cian). No ofrecen un nuevo paradigma interpretativo; ms bien se podra de-cir que intentan una correccin suave y cautelosa de las interpretacionesclaramente revisionistas de los ltimos 20 aos. En concepcin terica,este grupo ha recibido apoyo indirecto gracias al renacimiento de lo narrati-vo como modo de presentacin histrica. La narrativa histrica (die Erzah-lung) pretende, como los neo-historicistas, poder renunciar a la teora (locual es imposible, aunque no todos los historiadores lo reconozcan as).Obras histricas narrativas tienen actualmente gran xito entre un pblicode masas; el conservadurismo generalizado en la sociedad alemana apoya alredescubierto historicismo, y se expresa tambin en el redescubrimiento dela historia por parte del gran pblico, en el acentuado inters por exposicio-nes histricas, museos, etc.

    A las crticas hechas a la historiografia revisionista desde la derechahay que aadir las provenientes de la izquierda, de los promotores de la lla-mada Alltagsgeschichte (Historia de los hechos cotidianos), que criticatanto a los que se ocupan slo de la alta poltica como a los representan-tes de la historia social con orientacin terica. Surgi un nuevo inters porla historia local, cmo fue vivida por el ciudadano medio. Esta Alltagsge-schichte -practicada ms fuera que dentro de las universidades- fue, dealguna manera, historicista en su metodologa, aunque su intencin fueemancipadora. Devolviendo al ciudadano medio su propia historia para ayu-darle a desarrollar su propia conciencia histrica en lugar de presentarle lavisin histrica de la cultura hegemnica, se esperaba que surgiera unanueva base para una politica progresiva. La llamada escuela de Bielefeld(Hans-Ulrich Wehler y Jrgen Kocka, especialmente) atacaron severamenteesta nueva tendencia, en la que apreciaban un nuevo irracionalismo emocio-nal con rasgos similares a los que ellos combatan desde su posicin de his-toria como ciencia social. De momento, las posiciones al respecto estn cla-ramente confrontadas.

    La nueva Alltagsgeschichte pone en un aprieto a los historiadores socia-les que consideran el desarrollo sistemtico de la historia como ciencia so-cial como una posibilidad de superar visiones y mtodos tradicionalistas. Encierta manera, la Alltagsgeschichte representa una variedad nueva de neo-historicismo, si bien limitada a aspectos metodolgicos, estos ltimos nti-mamente unidos a la antropologa social. Este tipo de Alltagsgeschichteno tiene contacto con la poltica, cultiva un estilo de vida alternativa en lu-gar de fomentar una conducta poltica racional dentro de una sociedad de-

  • La historiografa alemana reciente -+1

    mocrtica. Algunos historiadores neo-conservadores incluso incluyen ele-mentos de la Alltagsgeschichtc en sus obras con una clara intencin de~politizadora. Este enfrentamiento entre diversas tendencias metodolgicas ymaneras de instrumentalizar la historia. ha sido resumido bajo las categorasde identidad en lugar de emancipacin ,>C). Esta ltima parece no ser yala intencin primaria perseguida con la historia. Todava no se puede prede-cir el futuro desarrollo historiogrfico en Alemania: lo que parece induda-ble. es que actualmente se han diluido los acentuados frentes historiogrfi-cos de hace unas dcadas, que hay una clara tendencia neo-consenadora yla perceptible intencin de instrumentalizar la historia con fines polticos.

    el. La historia de nuestro tiempo

    La exposicin de las corrientes historiogrficas debe ser complementadapor un apartado que ha cobrado gran importancia en la hi~toriograt alemanade la posguerra: lo que se ha llamado "historia de nuestro tIempo> Zelt;e-schichre l. \" para cuya investigacin a principios de lo~ all0s )1) fue creadoun instituto de investigacin (insritllfjir Zeirge.\chichtcj en \lunich.

    La intencin perseguida por la historia de nuestro tiempo fue. en unprincipio. no tanto cientfica cuanto moral o moralizante. ya que ~e tratabade enjuiciar los crmenes del Tercer Reich que poco a poco iban saliendo ala luz del da. El carcter moral del enjuiciamiento del nacionalsocialismodesemboc en pedagoga poltica: Crtica moral y funcin poltica con la in-tencin de educar al pueblo alemn hacia la democracia se complementarony formaron una de las caractersticas en los comienzos de la historia denuestro tiempo. La consecuencia cientfica de este inter~ morali".tnte fueque el objeto de investigacin seguira siendo. durante dcad'h. el TerL'erReich y el problema de la continuidad en la historia alemana. Esto significque los historiadores se ocuparon del fracaso de la democracIa. del ~istematotalitario y de la reconstruccin democrtica despus de I LJ-+) en la parteoccidental de Alemania.

    Hans Rothfels propuso como fecha clave para la historia de nuestro tiem-po el ao 1917. cuando en Rusia tuvo lugar la Re\"C)lucin y Ilh bt.ldos Lnl-dos entraron en la Primera Guerra \1undia!. En aquel ao dio ~'omienzo tantola unidad global como la divisin polar del mundo. Para el caso alemn. unode los primeros objetos de investigacin fue la revolucin de IY 1~Ill} 19 e. n-timamente relacionada con ella. la disolucin de la Repblica de Weimar.

    Las grandes discrepancias histricas de los ltimos 30 aos siempre hansido puntos de intlexin del pensamiento poltico: indican un cambio del

    e- Karl-Ernst JEISMA'iN: ,,[dentitiit statt "Emanzipation..'.' ZUI1l Geschichtshe"ul3tsein in derBundesrepuhiJk . en: Al/S Po/iliJ.: l/lid Z("/I~C\chllhl

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    horizonte vivencial poltico. En el caso del nacional socialismo ha habidotres enfoques interpretativos: El primero, la concepcin del totalitarismo,predominante en los aos 50; el segundo, el debate de los aos 60, acerca desi el concepto de fascismo puede ser delimitado epocalmente y aplicado alnacionalsocialismo; y el tercero, la discusin sobre el sistema de la dictadu-ra nazi, si se trataba de un sistema totalitario y monocrtico, o de un sistemaimprovisador y policrtico de grupos de poder rivales.

    Tambin para la interpretacin del nacionalsocialismo como totalita-rismo, el ao 1917 es de trascendental importancia ya que la Revolucinde Octubre era una de las precondiciones decisivas para la lucha entabla-da entre fascismo y bolchevismo por un lado y las democracias liberalespor el otro. Pero eran ante todo analogas en la estructura de poder entrenacionalsocialismo y estalinismo lo que condujo al modelo totalitario deinterpretacin, fomentado adems por la coyuntura poltica de la guerrafra. La concepcin de totalitarismo influy tambin decisivamente en lalabor historiogrfica de la historia de nuestro tiempo, y concretamenteen la obra de Karl Dietrich Bracher sobre la disolucin de la Repblicade Weimar.

    Los conceptos usados en el anlisis del nacionalsocialismo obstaculizana veces una comprensin adecuada del fenmeno. As, en el fondo del debateya no se trata de la pregunta si el Tercer Reich fue policrtico, monocrticoo totalitario, ya que todos estos rasgos pueden ser identificados en el siste-ma nazi, sino en qu medida estos elementos se entremezclaron. Hasta hoyse sigue discutiendo sobre si el caos organizativo en las estructuras de po-der fue intencionado, como afirma Bracher, o si se fundaba en la incapaci-dad del dictador, segn la interpretacin de Hans Mommsen, que califica aHitler de dictador dbil.

    Otra de las controversias no solucionadas hasta hoyes la interpretacindel holocausto. Ningn historiador serio pone en duda el crimen mismo delos asesinatos masivos. Pero mientras que una rama interpretativa -p. ej.Andreas Hillgruber, Hermann Graml, Helmut Krausnick- afirma que hubouna radicalizacin planeada y sistemtica de la poltica antisemita, cuyopunto culminante fue el asesinato sistemtico en los campos de exterminio,la otra -p. ej. Martin Broszat- pone en duda que el holocausto fuera lanecesaria consecuencia del ntisemitismo nazi; segn esta ltima interpreta-cin, el antisemitismo se agudiz debido a la situacin blica, y no fue has-ta comenzada la guerra cuando se tom la decisin del exterminio total delos judos europeos.

    Las concepciones en la investigacin sobre el nacionalsocialismo dejanentrever un cambio significativo en el horizonte poltico de los investigado-res. As, en los primeros aos despus de 1945, se resalt mucho ms el ca-rcter totalitario del nacionalsocialismo que en las dcadas posteriores, y latendencia a interpretaciones globales y moralizantes fue mayor que hoy. Noobstante, como demuestra la polmica entre los historiadores alemanes sobre

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    el Tercer Reich, comenzada en 1986, la discusin poltica y moral de la dic-tadura nazi sigue teniendo gran importancia en la discusin pblica alemana.

    Un ltimo aspecto que hay que mencionar es la investigacin sobre lahistoria de la Repblica Federal de Alemania, es decir la historia de nues-tro tiempo strictu sensu. La investigacin sobre la RFA se diferencia deotras historias nacionales en el sentido de que por un lado senta sobre s lacarga moral y poltica del Tercer Reich, y por otro era un Estado parcial. LaRepblica Federal se autodeclaraba sucesora legal del Imperio Alemn, esdecir tambin del Tercer Reich, con todas las consecuencias histrico-polti-cas, psicolgicas y morales, mientras que para los historiadores de la Rep-blica Democrtica Alemana la historia de nuestro tiempo empez -yello es caracterstico- con el ao 1945, reclamando exclusivamente paraellos las tradiciones progresivas de la historia alemana. La RDA nunca haasumido parte de la responsabilidad por el Tercer Reich, aduciendo su an-tifascismo y la resistencia comunista contra Hitler.

    A estas divergencias entre los dos Estados alemanes vino a sumarse otrapolmica en Alemania occidental: la pregunta si la Repblica Federal deAlemania ha estado y sigue estando caracterizada por restauracin o un co-mienzo nuevo (Restauration oder Neuheginn? J. Esta polmicach ha suscitadomuchas emociones si bien tambin en este caso habra que decir que elemen-tos de continuidad y de discontinuidad van ntimamente entrelazados. Indu-dablemente el Estado alemn, creado despus de 1945, surgi en oposicin amuchas tradiciones anteriores: No se restituy un Estado-nacin hasta 1990.El orden constitucional de la Repblica Federal muestra una clara oposicinfrente a la dictadura nazi, incluso frente al semiparlamentarismo de laRepblica de Weimar. La estructura social de la RFA se vio ampliamentemodificada por la integracin de doce millones de fugitivos y trasterrados.El sistema econmico de la economa social de mercado (Alfred Mller-Ar-mack, Ludwig Erhard) se diferencia sustancialmente de la estructura econ-mica del Tercer Reich y de la Repblica de Weimar. El sistema de partidos esms estable y ms homogneo en el sentido de comprender un consenso fun-damental sobre el orden constitucional. estatal y social. Y la integracin dela Repblica Federal de Alemania en las estructuras de Occidente no tieneparalelismo en la historia alemana y ha acabado definitivamente con las pre-tensiones de una tercera va alemana entre los sistemas orientales y oc-cidentales. Por lo tanto -y este es uno de los resultados de la investigacinde los ltimos aos-, parece claro que priman los elementos de discontinui-dad y de comienzo nuevo frente a los factores continuistas: la tesis de la res-tauracin en los aos 1945 a 1949 no se podr mantener frente a las innova-ciones polticas y socioeconmicas de aquellos aos.

    :0 Vase el tomo colectivo de Josef BECKER (ed.. entre otros): Vorgeschichte del' BUlldesrepublikDelltsch/alld. Zwischell Kapillliariolllllld CrllflllXl'set:. Mnchen 1987 (con abundante bibliografa).

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    5. La polmica sobre la singularidad de los crmenes nazis

    Relacionada con las discusiones sobre el Tercer Reich expuestas hastaahora, pero al mismo tiempo claramente diferenciada de estos debates, ha sur-gido en 1986 una polmica nueva entre los historiadores alemanes que tras-ciende en mucho el mero debate histrico-cientfico. En esta nueva polmicase han visto involucrados no slo historiadores sino tambin periodistas, pol-ticos' politlogos, representantes de las iglesias y de muchas entidades pbli-cas, del interior del pas y del extranjero. Desde el debate lanzado en losaos 60 por las tesis de Fritz Fischer, ninguna otra polmica ha suscitado tan-tas emociones y agresiones como el llamado Historikerstreit de los aos 80.

    El anterior Presidente de la Repblica Federal de Alemania, GustavHeinemann, afirm una vez que los alemanes tenan una patria difcil. In-dudablemente, con esta constatacin se refera tambin a los doce aos dedictadura nazi y a los problemas para las generaciones posteriores, relacio-nados con este perodo de la historia alemana. La polmica histrica surgidaen 1986 sobre las diferentes interpretaciones del Tercer Reich, evidenciaque los alemanes siguen luchando con esta carga histrica.

    Sobre qu versaba (y versa) esta nueva polmica? No se trataba de pre-sentar nuevas fuentes o resultados de investigacin, sino de la pregunta, silos crmenes y asesinatos del Tercer Reich podan ser relativizados, com-parndolos con crmenes de otras dictaduras en el mundo, nivelando asel perodo entre 1933 y 1945 e interpretando esos aos como una fase

  • La historiografa alemana reciente

    como punto de comparacin los asesinatos del rgimen de Poi Pot en Cam-boya. En todo caso, los crmenes de Auschwitz podan compararse conotros crmenes, cometidos por otras dictaduras en otras pocas;. otras re-giones del globo.

    Adems. '\falte mencionaba una carta del director de la '/('\1'1,\11 :-\gCIIC\',Chaim \\iell.mann. el posterior primer presidente de Israel. escrita en setiem-bre de 19.N al primer ministro britnico. !\e\ille Chamberlain. en la queafirmaba que los judos de todo el mundo lucharan en la guerra al lado deInglaterra. Para :'\iolte, esta afirmacin equi\ala a una declaracin de guerraque daba a Hitler la justificacin de internar a los judos alemane ... como pri-sioneros de guerra. Con estas tesis que deban servir para "historiar lacampaa de exterminio del nacionalsocialismo -tesis calificada ... de . lo que ayudarJ a reconocerparalelismos entre la cualidad destructora del comuni ... mo ;. del nJcionalso-cialismo. Y el co-editor de la Fraflktilrrer AllgclI/cillc Zcifllllg ;. bigrafo deHitler. Joachim Fest, abogaba por establecer una relacin entre las noticiasde atrocidades, provenientes del Este, y la disposicin de Hitler JI exceso.

    Una de las controversias fundamentales surgidas a raz de estos primerosartculos periodsticos se refera a la pregunta. si el exterminio de los judos

    :- .\ndr~a, HILl.GRLHER: Zwricrll'i [.lIlt'r~"II" Dit' Lcr.\(JI"~lIl1g"es DC/If.\cJCII Rt'lchc\ 1111"dd'> EII"t' dn "IIUJl'ischt'lI JII"CIIIIIIIIS. Berllll IYX.

    : Jrg~n H\BFR\I.\S: Eille Arl ,','Ch""CIIS

  • 46 Walter L. Bemecker

    por los nazis tena un carcter singular o si era comparable a otros crmenesen otras dictaduras. Resulta algo difcil entender justamente esta disputa yaque tanto Nolte como Hillgruber e Hildebrand concuerdan en la singularidadde los crmenes nazis. El historiador Eberhard Jackel resaltaba este aspectodiciendo que nunca un Estado haba decidido con la autoridad de su jefeaniquilar completamente a un determinado grupo de personas, ejecutandoesta decisin con todos los medios estatales posibles. Este hecho no se po-da ni se deba relativizar con insinuaciones de paralelismo histrico. YHans Mommsen argumentaba que la planificacin exacta y la perfecta prc-tica industrializada hacan de los crmenes nazis un acto singular. Si se relati-vizaba el Tercer Reich histricamente, el holocausto y el ataque contra laUnin Sovitica eran sometidos a un proceso de normalizacin inadecuada31 .

    Rpidamente, la polmica escal32 El editor del semanario poltico Del'Spiegel, Rudolf Augstein, calific a Hillgruber de nazi constitucional;ste contraatac duramente, y el endurecimiento de los frentes impidi fi-nalmente que tuviera lugar una proyectada mesa redonda en el Congreso deHistoriadores alemanes en Trveris, en octubre de 1986. Al mismo tiempose reconoca pblicamente que el debate sobre el nacionalsocialismo en lahistoria alemana era necesario y deba ser continuado, ya que era de impor-tancia para la auto-conciencia histrica y poltica de los alemanes. En lacontinuacin del debate, Ernst Nolte, modificara algo sus tesis inicialesafirmando que la causalidad entre el archipilago Gulag y la poltica nazi deexterminio de los judos exista slo psicolgicamente en la mente de Hilter,no en la realidad histrica, una rectificacin que no convenca en absoluto alos crticos de Nolte, ya que poda seguir siendo utilizada, segn argumenta-ba Wolfgang J. Mommsen, para justificar los crmenes nazis y facilitar alpblico en general una identificacin ingenua con el pasado nacional, sinque fuera necesaria una reflexin crtica con la reciente historia alemana.

    Qu queda de este debate poltico-histrico de los aos 1986/87? Sontres aspectos los que merecen ser destacados33 :

    31 Vase un resumen de las diferentes posiciones en Immanuel GElss: Die Habermas-Kontro-verse. Ein deutscher Streit. Berlin 1988; y la resea colectiva en Militiirgeschichtliche Mitteilun-gen, 1/1990, pp. 181-189.

    32 Uno de los ataques mas duros contra Nolte y sus seguidores es el de Hans-Ulrich WEHLER:Entsorgung der deutschen Vergangenheit? Ein polemischer Essay zum Historikerstreit. Mn-chen 1988; vase tambin Hilmar HOFFMANN (ed.): Gegen den Versuch, Vergangenheit zu ver-biegen. Eine Diskussion um politische Kultur in der Bundesrepublik aus Anla~ der FrankfurterRomerberggespriiche 1986. Frankfurt 1987.

    33 ef. los resmenes en W. ERLER (y otros): Geschichtswende? Entsorgungsl'ersuche der deut-schen Geschichte. FREIBURG 1987; Reinhard KHNL (ed.): Vergangenheit, die nicht I'ergeht. Kiiln1987; Helmut FLEISCHER: Zur Kritik des Historikerstreiks en: Aus Politik und Zeitgeschichte. B40/41, del 30-IX-1988, pp. 3-14; W. ESCHENHAGEN (ed.): Die neue deutsche Ideologie. Einspr-che gegen die Entsorgung der Vergangenheit. Neuwied 1988; O. OINER (ed.): 1st der Nationalso-zialismus Geschichte? Zu Historisierung und Historikerstreit. Frankfurt 1987; Martin BROSZAT:Nach Hitler. Der schwierige Umgang mit unserer Geschichte. Mnchen 1986.

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    a) La polmica mostr la cercana con posiciones neonazis de aquellasinterpretaciones que explican el antibolchevismo de los nazis como defensaeuropea de las hordas asiticas de Oriente y que ven un nexo causal entreel archipilago Gulag y la poltica de exterminio nazi. Siguiendo esta argu-mentacin. la fuente de todos los males en todas las dictaduras del siglo xxpodra encontrarse en la Unin Sovitica. El anticomunismo garantizaracontinuidad y establecera relaciones de identificacin. La relacin (cons-truida artificialmente) entre la lucha de Hitler contra los judos y los crme-nes de Stalin ignora adems la corresponsabilidad de las lites alemanas encuanto a la ejecucin de la guerra de exterminio nazi, motivada por la ideo-loga racista.

    b) Cna segunda tesis reza que el ataque alemn contra la Unin Soviti-ca en 1941 fue una guerra preventiva que se adelantaba a un proyectadoataque ruso contra Alemania. Esta tesis propagandstica nazi siempre ha sidorefutada por historiadores serios; y hasta hoy no existe ninguna prueba de suveracidad. No obstante, se ha venido defendiendo en crculos de ultra-dere-cha, y en relacin con la polmica histrica de los aos 1986 y 1987 ha vuel-to a ser presentada por publicistas e historiadores en revistas y peridicosprestigiosos, como el conservador Frankjurter Allgemeine Zeitung. Este pe-ridico tambin rechazaba y rechaza, consecuentemente. una especial obliga-cin alemana de reconciliacin y paz con los pueblos de Europa Oriental.

    La tesis de una guerra preventiva y justificada contra la L nin Soviticano ha tenido repercusin cientfica. La criminal guerra desatada por Hitlerno se puede re-interpretar como una justa guerra de defensa nacional adu-ciendo que un agresor logr adelantarse al otro. Que quede claro: ~o se tra-ta de bagatelizar los crmenes de Stalin y su poltica falta de todo escrpulo.sino de combatir mecanismos que impiden o por lo menos dificultan la re-conciliacin entre los pueblos de la Unin Sovitica y los alemanes.

    e) Crticos del cambio neoconservadof en la Repblica Federal deAlemania sospechan que no se trata de un debate cientfico. sino del intentopoltico de fortalecer el conservadurismo como corriente poltica en la so-ciedad alemana con ayuda de una nueva concepcin histrica. Los proyecta-dos museos histricos en Bonn y en Berln son parte de este intento. Enoposicin a esta corriente conservadora. las posiciones crticas insisten en laorientacin hacia Europa, en la identificacin con los valores occidentales ycon las tradiciones democrticas. que han creado un patriotismo constitu-cional (Dolf Sternberger) que es una slida base para la cultura poltica yla identidad alemanas.

    Uno puede preguntarse por qu fueron justamente las tesis de Nolte lasque desataron tal tormenta histrico-poltica. Ello se debe a que ningn otrotema de la reciente historia alemana est relacionado con tantas cuestionescentrales y fundamentales del pasado y tiene tantas implicaciones para elpresente. Michael Strmer afirmaba que la Repblica Federal de Alemaniaera un pas sin historia; y, segn l. ganara el futuro quien fuera capaz de

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    llenar la memoria, de acuar los conceptos y de interpretar el pasado. Por lotanto, se trataba de la pregunta de qu valores originara el consenso y lapaz interna. Segn Strmer, el pluralismo de los valores e intereses lleva ala guerra civil social, como al final de la Repblica de Weimar, si no es dis-tensionada por el crecimiento econmico. Y lo que crea sentido (Sinnst(ftung)y coherencia, es la nacin y el Estad034 . En el caso de Strmer, se trata dedefinir estos conceptos y darles un contenido especfico, distinto del que laescuela de Bielefeld quera darles.

    La siguiente reflexin parece de importancia: Si Strmer hace unos 15 aoscritic duramente la tcnica de poder de Bismarck, una tcnica llamada deintegracin secundaria y que consista en instrumentalizar el nacionalis-mo contra los cambios originados por la industrializacin y de esta maneraconservar el status quo social en el Imperio, contra las aspiraciones de laclase obrera, entonces ese tipo de crtica debera ser vlido tambin parala Repblica Federal de Alemania, y debera aplicarse contra los bismarc-kianos de hoy cuya estrategia va dirigida a utilizar la cuestin nacionalpara asegurar el status quo interior. Habermas, en su critica a Strmer, haresaltado que en el Imperio bismarckiano tuvo lugar la separacin de la cul-tura poltica alemana de la cultura poltica occidental, y esta separacin slopudo ser superada despus de 1945. La gran labor intelectual de la genera-cin de posguerra fue insertar firmemente a la Repblica Federal de Alema-nia en la cultura poltica occidental.

    Resumiendo, Jrgen Kocka ha sealado que la polmica versaba sobreel lugar del nacionalsocialismo en la historia alemana y sobre la auto-com-prensin de la Repblica Federal de Alemania35 . Concretamente, se tratabade los siguientes aspectos: a) El problema de la comparabilidad del nacio-nalsocialismo y del genocidio nazi; b) la pregunta, en qu medida el geno-cidio nazi puede ser interpretado como reaccin comprensible frente a losexterminios masivos bolcheviques; c) la discusin de si se puede explicarla historia alemana con la posicin geogrfica de Alemania en el centro deEuropa; d) el debate de si se puede y debe historiar el nacionalsocialismo(entendiendo varios participantes en esta discusin algo diferente bajo elconcepto historiar), si se debe contemplar la poca nazi desde la perspec-tiva de los contemporneos o desde la perspectiva distanciada de los histo-riadores; y e) el problema general de la identidad colectiva y la aportacinde la ciencia histrica a esta identidad.

    Los argumentos en este debate no fueron, en primer lugar, cientficamen-te histricos; no iban dirigidos a historiadores, sino a un pblico general;eran, ms bien, polticos, orientados hacia el presente y no hacia el pasado.

    " )'lichael STL:R~IER: "Kein Eigentum der Deutschen: die deutsche Frage, en: Werner WEI-DENFELD Ced.): Die [dentitat del' Deutschen. Mnehen 1983, p. 84.

    .15 Jrgen KOCKA: Deutsche IdentiUit und historischer Vergleich. Nach dem "Historiker-streit", en: Aus Politik und Zeitgeschichte. B 40/41, deI30-IX-1988, pp. 15-28.

  • La historiografa alemana reciente

    La polmica de los historiadores fue ejemplo de un debate poltico con rela-ciones histricas. Este tipo de disputas muestra claramente la ntima conexinexistente entre interpretaciones del pasado, comprensin del presente y pro-yecciones hacia el futuro -una conexin que forma a la historia como disci-plina cientfica. En general, la disputa sobre el Tercer Reich ha sido -aunqueagresiva e hiriente- necesaria. contribuyendo a formar la conciencia polti-co-histrica del pblico general en la Repblica Federal de Alemania.

    6. Resumen

    Resumiendo, se pueden distinguir tres fases en el desenvolvimiento dela historiografa en la RFA: El primer perodo. entre 1945 y el final de losaos 50, se caracteriza por una cautelosa re-interpretacin de la historia ale-mana ms reciente, predominantemente desde una perspecti\a liberal-con-sen'adora. Esta tendencia quera seguir haciendo uso de los mtodos histori-cistas, si bien tambin iba encaminada a modificar la historiografa anteriorde poltica nacionaL considerando ms mtodos de historia sociaL En unasegunda fase. a partir de los aos 60. la historiografa, ya firmemente asen-tada en bases de un Estado democrtico. analiz la historia alemana desdeuna perspectiva mucho ms crtica y revisionista. Metdicamente. se ampliadems el espectro analtico integrando las concepciones y la terminologade las ciencias sociales sistemticas, superando de esta manera la tradicio-nal historiografa poltica.

    Desde los aos 70 esta tendencia crtica y resionista. en una tercerafase del desarrollo historiogrfico alemn. es atacada e incluso rechazada.En este contexto, es de gran importancia el debate sobre la llamada tercerava alemana. Se puede constatar un cambio hacia posiciones ms conser-vadoras que aboga por una mayor comprensin frente a lo ocurrido en la re-ciente historia alemana. El punto fundamental de la discusin pregunta si lahistoria debe colaborar a la emancipacin de ideologas autoritarias o si sulabor principal consiste en fomentar una nueva identidad nacionaL Sobreeste punto gira un enconado debate: por de pronto. no parece que pueda lle-garse a un consenso.

    Finalmente, la polmica sobre la singularidad de los crmenes nazis seencuadra, en una cuarta y por de pronto ltima fase, en el contexto polticoneoconservador de los aos 80. El debate tuvo ms repercusiones poltico-morales que cientficas. Produjo gran malestar en el extranjero. donde fuecontemplado sin comprensin.

    Cuando los argumentos polmicos se repitieron. sin que se presentaraevidencia emprica para fundamentar las tesis de Solte y sus seguidores. elinters pblico decay rpidamente. Desde hace unos aos. los historiado-res han vuelto otra vez a sus crculos acadmicos, si bien el inters generalpor la historia como fuente de identidad sigue siendo muy acentuado.