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235 Desarrollo Económico, vol. 45, Nº 178 (julio-setiembre 2005) EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD DURANTE LA RECUPERACION RECIENTE EN LA ARGENTINA* LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL y ROXANA MAURIZIO** Introducción La Argentina atravesó durante 2002 una crisis económica y social de una mag- nitud inusitada. El PBI se redujo en más del 11%, el desempleo trepó al 21,5% y se llegó a que el 55% de la población viviese en hogares con ingresos inferiores a la línea de pobreza. Las importantes caídas del nivel de actividad, del empleo y de las remuneraciones fueron el resultado del impacto que la devaluación de principios de año, y el consecuente aumento de precios, tuvieron sobre una realidad que en los años anteriores ya mostraba signos preocupantes. En efecto, la desocupación y la pobreza habían alcanzado niveles elevados hacia fines de 2001, consecuencia de la larga recesión iniciada en 1998 y de los problemas laborales previos que habían caracterizado al régimen económico vigente durante los años '90. Precisamente la gran duración de esa fase recesiva, y su agudización durante 2001, estuvo ligada a las dificultades que existían para sostener el régimen de convertibilidad. Pero de la misma manera que la profundidad de la crisis económica y social no cuenta con antecedentes en el país, también fue intensa la recuperación que se inició hacia la segunda parte del año 2002, en particular, en lo vinculado con el empleo. Si bien puede argumentarse que la mejoría exhibida por la producción agre- gada resultó, en términos proporcionales a la magnitud de la recesión, no muy dife- rente a la de otros episodios cíclicos, la generación neta de puestos de trabajo –aún excluyendo los originados en el Plan de Jefes y Jefas de Hogar Desocupados (PJJHD)– resultó superior a la que podría preverse teniendo en cuenta la dinámica del PBI. Consideramos por lo tanto de interés abordar el análisis de la evolución del mercado de trabajo durante la fase de crecimiento que se viene registrando luego de * Se agradecen los comentarios de Mariana González, Fernando Groisman y Ana Laura Fernández, así como los de un árbitro anónimo de esta revista. ** Universidad Nacional de General Sarmiento.

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  • 235EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE235

    Desarrollo Econmico, vol. 45, N 178 (julio-setiembre 2005)

    EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDADDURANTE LA RECUPERACION RECIENTE

    EN LA ARGENTINA*

    LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVELy ROXANA MAURIZIO**

    IntroduccinLa Argentina atraves durante 2002 una crisis econmica y social de una mag-

    nitud inusitada. El PBI se redujo en ms del 11%, el desempleo trep al 21,5% y selleg a que el 55% de la poblacin viviese en hogares con ingresos inferiores a lalnea de pobreza. Las importantes cadas del nivel de actividad, del empleo y de lasremuneraciones fueron el resultado del impacto que la devaluacin de principios deao, y el consecuente aumento de precios, tuvieron sobre una realidad que en losaos anteriores ya mostraba signos preocupantes. En efecto, la desocupacin y lapobreza haban alcanzado niveles elevados hacia fines de 2001, consecuencia de lalarga recesin iniciada en 1998 y de los problemas laborales previos que habancaracterizado al rgimen econmico vigente durante los aos '90. Precisamente lagran duracin de esa fase recesiva, y su agudizacin durante 2001, estuvo ligada alas dificultades que existan para sostener el rgimen de convertibilidad.

    Pero de la misma manera que la profundidad de la crisis econmica y social nocuenta con antecedentes en el pas, tambin fue intensa la recuperacin que seinici hacia la segunda parte del ao 2002, en particular, en lo vinculado con elempleo. Si bien puede argumentarse que la mejora exhibida por la produccin agre-gada result, en trminos proporcionales a la magnitud de la recesin, no muy dife-rente a la de otros episodios cclicos, la generacin neta de puestos de trabajo anexcluyendo los originados en el Plan de Jefes y Jefas de Hogar Desocupados (PJJHD)result superior a la que podra preverse teniendo en cuenta la dinmica del PBI.

    Consideramos por lo tanto de inters abordar el anlisis de la evolucin delmercado de trabajo durante la fase de crecimiento que se viene registrando luego de

    * Se agradecen los comentarios de Mariana Gonzlez, Fernando Groisman y Ana Laura Fernndez, ascomo los de un rbitro annimo de esta revista.

    ** Universidad Nacional de General Sarmiento.

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    la salida de la convertibilidad. El objetivo de la indagacin es examinar las razones ycaractersticas del elevado aumento del empleo y la dinmica de las remuneracio-nes, as como sus efectos sobre la distribucin del ingreso y la pobreza.

    El trabajo se focaliza en el perodo comprendido entre la segunda mitad de2002 y fines de 2004. Para identificar algunos de los factores asociados al comporta-miento del empleo y los ingresos durante este perodo, en la primera seccin delartculo se analiza la evolucin macroeconmica en general y la de la actividad pro-ductiva en particular. Ellas son puestas en el contexto de los desarrollos habidos enlos aos previos, especialmente durante la recesin 1998-2002. En la segunda sec-cin se estudian las variables laborales; inicialmente se examinan los efectos quesobre ellas tuvo la salida de la convertibilidad, para luego discutir lo acontecidodurante la fase de expansin que todava subsiste al momento de redactarse estedocumento. Las consecuencias distributivas de lo acontecido en el mercado de tra-bajo durante estas dos fases son analizadas en la tercera seccin. Se concluye conun resumen de los principales resultados y con una discusin de sus implicancias.

    I. El contexto macroeconmico luego del colapso de la convertibilidad

    Las dificultades macroeconmicas que se intensificaron durante los ltimos aosde los '90 tuvieron como resultado la inevitable cada del esquema de caja de conver-sin y la devaluacin de la moneda nacional a principios del ao 2002. La magnitudde la crisis en los meses siguientes puso en evidencia los importantes desequilibriosacumulados durante la dcada anterior.

    El producto experiment fases bien diferenciadas luego del cambio de rgimenmacroeconmico. Inicialmente, continu cayendo durante el primer trimestre de 2002a una tasa anualizada del 15%, se estabiliz en el trimestre siguiente y aument apartir del tercero, cuando dio inicio un proceso de recuperacin sostenido que seextiende an ms all del perodo considerado en este documento (grfico 1). Laimportancia que durante este lapso tuvieron tanto los distintos sectores productivoscomo los componentes de la demanda agregada fue diferente a la de otras fases derecuperacin anteriores.

    Inmediatamente despus de la salida de la convertibilidad el tipo de cambionominal aument de modo significativo. El sobreajuste que experiment esta variablealcanz en junio de 2002 la relacin de casi cuatro a uno reflejaba el alto grado deincertidumbre en una economa que haba sufrido un abrupto quiebre de las reglas defuncionamiento macroeconmicas que haban persistido durante la dcada anterior.

    Esta brusca depreciacin del peso trajo aparejado un fuerte crecimiento de losprecios internos (del 100% en los precios mayoristas y del 30% en los minoristasdurante el primer semestre) que, sin embargo, result ser de menor magnitud queaqulla, por lo cual el tipo de cambio real se duplic hacia junio de 2002. A diferenciade experiencias previas, esta significativa elevacin del nivel general de precios noderiv en un proceso inflacionario. Ello obedeci a la aguda depresin econmica ya la ya muy compleja situacin laboral y social prevaleciente antes del cambio dergimen.

    En particular, la debilidad de la demanda interna impuso un lmite al traslado delincremento en la paridad cambiaria sobre los precios al consumidor. Asimismo, los

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    elevados niveles de desempleo explicaron la ausencia de mecanismos de indizacinsalarial, por lo que el aumento de precios impact directamente sobre el poder decompra de las remuneraciones. La falta de liquidez provocada por el mantenimientode las restricciones al uso de los depsitos en los bancos fue otra de las razones quecontribuy a esta dinmica de los precios domsticos. Todos estos elementos impi-dieron los mecanismos de propagacin de los impulsos inflacionarios caractersticosde devaluaciones previas, dando lugar a una situacin novedosa en la historia eco-nmica reciente de la Argentina.

    Los efectos de la devaluacin agudizaron inicialmente durante el primer tri-mestre de 2002 el proceso de cada del nivel de actividad que se vena experimen-tando desde el tercer trimestre de 1998. A lo largo de todo este perodo (1998.II-2002.I) el PBI se haba reducido en un 20,1%, conformando una recesin de mag-nitud indita en el pas. La declinacin del producto agregado de estos primerosmeses de 2002 se correspondi con una contraccin en prcticamente todos lossectores de la economa, con excepcin de las actividades agropecuarias, de edu-cacin y de salud.

    El consumo privado registr una reduccin adicional del 7% respecto del cuar-to trimestre de 2001 como resultado de la significativa erosin de los salarios realesdel orden de 20% hasta mayo de 2002 y del nivel de empleo agregado. Ms dra-mtica an fue la brusca contraccin de la inversin bruta interna fija (IBIF) cercadel 25% en el primer trimestre de 2002, componente que ya vena registrando ca-

    220.000

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    280.000

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    300.000Millones de pesos

    GRAFICO 1Evolucin del PBI

    A precios de 1993 (desestacionalizado)

    I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV I II III IV2000 2001 2002 2003 2004

    Fuente: Ministerio de Economa.

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    das desde mediados de 1998. Con relacin al sector externo, las exportacionestotales experimentaron un leve aumento (las ventas externas constituyen el nicocomponente de la demanda agregada que no tuvo una variacin trimestral negativa),mientras que las importaciones disminuyeron el 34%. Adems, el sector pblico na-cional no financiero registr un dficit primario equivalente al 1,7% del PBI del primertrimestre, lo que agudiz las tensiones fiscales.

    A pesar de la persistencia de un contexto de gran perturbacin e incertidum-bre, la cada del producto se detuvo en el segundo trimestre de 20021 y empez acrecer en el trimestre siguiente, momento en el cual comenzaron a estabilizarse tam-bin las variables financieras. En particular, el establecimiento del control de cam-bios y la disminucin de la asistencia financiera a bancos posibilitaron a las autorida-des estabilizar el valor del dlar y retomar el manejo de la poltica monetaria, quehasta ese momento se haba comportado de manera relativamente endgena. Laemisin de ttulos denominados en pesos, cuya tasa de inters nominal fue cayendoa lo largo de los meses, y la gradual disminucin de las restricciones al retiro dedepsitos (el corralito impuesto en noviembre de 2001) contribuyeron al incipienterestablecimiento de la confianza del pblico. Los depsitos bancarios comenzaron acrecer gradualmente durante el segundo semestre de 2002, luego de la significativareduccin que haban experimentado hasta principios de ese perodo, lo que a suvez contribuy a devolver liquidez a los bancos y al restablecimiento del sistema depagos. A pesar de la magnitud de las perturbaciones en los mercados de activos, unresultado relativamente inesperado de las restricciones de liquidez que enmarcaronla devaluacin de la moneda nacional fue que sta continu siendo utilizada comomedio de cambio y denominador de los precios2.

    El proceso de estabilizacin del sistema financiero se produjo en un contextode falta de apoyo inicial por parte de los organismos multilaterales de crdito. Duran-te los primeros meses de 2002 el pas estuvo obligado a realizar cancelaciones netasde capital de la deuda que haba contrado con ellos, al tiempo que mantena nego-ciaciones para lograr respaldo al nuevo programa econmico. El acuerdo stand byse alcanzara recin a principios de 2003, ayudando a consolidar la reversin de lasexpectativas desfavorables por parte del sector privado.

    La estabilidad del tipo de cambio nominal3 que se alcanz a partir del segundosemestre de 2002 permiti una disminucin notable de los ndices inflacionarios. Elcrecimiento de los precios mayoristas se desaceler para estabilizarse hacia finalesde ao, mientras que el ndice de precios al consumidor (IPC) present variacionesmenores al 1% mensual a partir de octubre. Sin embargo, el mayor valor de lastransacciones nominales, junto con el mantenimiento del gasto pblico, gener me-joras en la recaudacin fiscal que contribuyeron a equilibrar las cuentas pblicas,como lo hizo tambin el establecimiento de retenciones a las exportaciones.

    Se fue consolidando as una nueva estructura de precios relativos favorable a laproduccin de bienes y servicios comerciables internacionalmente. Ello mejor la

    1 No obstante, la fuerte reduccin que experiment durante los ltimos meses de la convertibilidad y losprimeros de 2002 hicieron que el nivel de actividad promedio en este ltimo ao fuera 10,9% inferior al de 2001.

    2 Vase Heymann y Ramos (2003).3 El precio del dlar se mantuvo en torno de $ 3,60 a partir de julio de 2002 para terminar el ao en $ 3,20.

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    competitividad de los productores de bienes transables y gener un proceso deresustitucin de importaciones que incentiv la produccin industrial, an en elcontexto de un mercado interno deprimido y ausencia de crdito. Este cambio deprecios relativos internos, juntamente con el alza de las cotizaciones internacionalesde los commodities, implicaron un fuerte incremento de la rentabilidad de las activi-dades primarias que, sumado a la mejora de su situacin patrimonial, permiti unaexpansin de la produccin y, por ende, de las exportaciones.

    No result extrao, por lo tanto, que la salida de la recesin fuese liderada porestos sectores productores de bienes. Entre las ramas manufactureras, los creci-mientos ms significativos se verificaron en textiles y confecciones, metalmecnica ylas productoras de bienes para la construccin. Adicionalmente, se registr una im-portante recuperacin del comercio y de la construccin privada. La mayor demandainmobiliaria reflej, en alguna medida, la falta de alternativas financieras atractivascon que contaban quienes haban logrado evitar el acorralamiento al menos enparte de sus activos lquidos, especialmente de aquellos nominados en dlares yque, por lo tanto, haban experimentado un efecto riqueza positivo.

    Por el lado de la demanda agregada, el consumo moriger la cada inicial apartir de mediados de 2002 y comenz a crecer hacia finales de ao como conse-cuencia de la estabilizacin de los precios, de la incipiente recuperacin de la ocu-pacin y del impacto de la implementacin del PJJHD. La inversin, por su parte,detuvo su cada en el segundo trimestre, perodo en el cual se redujo en un 6%. Apesar de ello represent slo el 12% del PBI de 2002, frente al 16% en el ao anterior.La balanza comercial, por ltimo, cerr el ao con un excedente de U$S 17.000millones, equivalente al 14% del PBI.

    La evolucin positiva del nivel de actividad domstica se afianz a lo largo de2003 para terminar con un incremento anual del 8,8%. Ello se tradujo en una fuerteexpansin del empleo y, en menor medida, de los salarios reales. A su vez, estoltimo estuvo explicado tanto por un crecimiento de las remuneraciones nominalescomo por la desaceleracin del crecimiento de los precios internos.

    Durante ese ao se consolid el importante impulso que vena registrando laconstruccin (su PBI aument el 34%, que cabe contrastar con el 8,6% correspon-diente al conjunto de los sectores no primarios)4, el que se extendi con menorintensidad durante el ao 2004. Para poner en perspectiva este repunte de la cons-truccin debe sealarse que durante la fase recesiva entre los segundos trimestresde 1998 y de 2002 su PBI haba cado al 16,7% anual, tasa que ms que triplic ladel conjunto de las actividades urbanas. Tambin continu siendo importante la din-mica exhibida en el 2003 por el comercio y la industria.

    Asimismo, el comportamiento favorable del comercio y otros servicios as comoel afianzamiento de ciertos rubros manufactureros durante 2003 estuvieron ligados ala mejora del consumo privado, asociados a la sealada dinmica de los ingresos delos hogares, mientras que la inversin en maquinaria y equipos continu exhibiendotasas elevadas de crecimiento.

    El sector pblico, en cambio, no jug en 2003 un papel expansivo: las cuentasfiscales mostraron supervit del 2,3% del PBI, producto de mejoras en el resultado

    4 Incluyendo a los sectores agropecuario y minero, el PBI creci un 9,6%.

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    primario y, tambin, de las menores erogaciones en concepto de pagos de serviciosfinancieros. La recuperacin del nivel de actividad y el crecimiento de los preciosimplicaron un importante aumento en la recaudacin impositiva tanto en trminosnominales como reales que, juntamente con una fuerte reduccin del gasto pblicoreal, posibilitaron el sobrecumplimiento de las metas fiscales acordadas con el FMI.

    El nuevo e importante crecimiento que exhibi el nivel de actividad durante2004 del 9% posibilit que el PBI estuviese prximo a alcanzar el mximo registra-do en 1998.

    En trminos generales, el tipo de cambio real alto continu incentivando la pro-duccin domstica. La inversin en equipos durables de produccin prosigui sutendencia ascendente 55% internanual al consolidarse la perspectiva de un con-texto favorable para la produccin y, en algunas ramas, el previsible acercamiento allmite de la capacidad instalada. Su financiamiento provino del ahorro interno elahorro externo continu siendo negativo, principalmente del sector privado, si bienste se redujo hacia fines del ao aumentando la participacin del ahorro pblico.Asimismo, respecto de los mecanismos de financiamiento, se observ cierta norma-lizacin de los instrumentos formales de crdito y, por lo tanto, un menor uso defondos propios. De esta manera, en 2004 la tasa de inversin habra representado el18% del PBI, 3,6 puntos porcentuales inferior al valor mximo registrado en 1998.

    El consumo privado tambin se mantuvo sobre un sendero de recuperacincreci algo por encima del PBI, respondiendo a un nuevo aumento de los ingresosde los hogares y a un mayor dinamismo del mercado de crdito5.

    El gasto pblico primario de 2004 creci el equivalente al 1% del PBI respectodel ao anterior, aumento que fue financiado con recursos tributarios. El supervitfiscal primario del Sector Pblico No Financiero Nacional fue de aproximadamente3,9% del PBI y permiti sobrecumplir las metas pactadas con el Fondo.

    Contrariamente a lo sucedido con los componentes de la demanda domstica,las exportaciones netas contribuyeron negativamente al crecimiento del productocomo consecuencia del mayor dinamismo de las cantidades importadas en relacina las exportadas. De todas maneras, la balanza comercial continu registrando unsaldo positivo, representando casi el 8% del PBI.

    Dada la difusin del comportamiento positivo entre los diversos componentesdel gasto, no result extrao que se registrasen importantes crecimientos en la mayo-ra de los sectores de actividad. Sin embargo, su intensidad fue mayor entre losproductores de servicios (en particular comercio minorista y mayorista y transporte,almacenamiento y comunicaciones), los que haban experimentado una menor recu-peracin inicial luego de la salida de la crisis. En el caso de la industria, al igual queen el ao anterior, los sectores automotriz, textil y metlicas bsicas lideraron el cre-cimiento. No obstante el dinamismo industrial exhibido a lo largo de todo este pero-do, su PBI se encuentra an bien por debajo del nivel de 1998.

    En resumen, desde mediados de 2002 pudo mantenerse el tipo de cambio realelevado debido tanto a que el incremento de precios inicial no deriv en presionesinflacionarias importantes como a la intervencin pblica en el mercado de cambios.

    5 Informacin Econmica al Da. Ministerio de Economa y Produccin (www.mecon.gov.ar).

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    Contribuyeron a esa estabilizacin de precios factores tales como las escasas nego-ciaciones salariales, el congelamiento de los salarios pblicos y la inexistencia deotros mecanismos de indexacin. Precisamente, sobre esta nueva y ms elevadatasa de cambio se asent la fase de expansin iniciada en la ltima parte de 2002. Enefecto, una vez que se percibi que los nuevos precios relativos se mantendran en eltiempo, se fue afianzando una recuperacin basada, inicialmente, en cierta dinmicaexportadora y en la resustitucin de importaciones, en la recuperacin de la inversinimpulsada por los efectos riqueza y las limitadas alternativas de inversin financieray, hacia el final de ese ao, en la recuperacin del consumo tanto privado comopblico.

    Las caractersticas de las fuerzas que empujaron la recuperacin explican elcambio que se est produciendo en la estructura sectorial, cuyo sesgo difiere res-pecto del observado en la dcada anterior ya que actividades como la manufacturahaban sido las ms afectadas por la apreciacin de la moneda y la apertura comer-cial de la economa.

    II. El mercado de trabajo1. Los efectos de la salida de la convertibilidad

    La fase recesiva iniciada en 1998 provoc inicialmente una desaceleracin delcrecimiento del empleo entre mayo de 1998 y fines de 2000 aument a una tasaanual algo inferior al 1%6 y, a partir de este ltimo momento, cuando se agudizaronlas dificultades macroeconmicas, se observ una destruccin neta de puestos detrabajo. Este proceso se acentu posteriormente ya que durante la primera parte de2001 la disminucin procedi a un ritmo anual de casi el 3%, mientras que super el6% en su segunda parte (entre mayo y octubre). Por lo tanto, al momento de la salidade la convertibilidad, la ocupacin total se ubicaba ms de dos puntos por debajo dela correspondiente a mayo de 1998.

    A lo largo del perodo 1998-2001 continu, por otra parte, el deterioro de lacalidad de las ocupaciones. La casi totalidad de la disminucin del empleo acaecidaen ese perodo correspondi a puestos cubiertos por la seguridad social, lo queprovoc una reduccin de la proporcin de asalariados registrados del 44,7% en1998 al 43,5% en 2001 en el empleo total7. Por su parte, los puestos de jornadacompleta se redujeron del 72,9% al 68,3% entre esos aos. Tambin se redujo elingreso medio real del conjunto de los ocupados durante este perodo, pero la cadadel 9,5% obedeci en buena medida a la disminucin de las horas trabajadas8. Lamerma de las remuneraciones fue menor entre los asalariados que entre los no asa-lariados; entre los primeros, la variacin result nula entre aquellos cubiertos por elsistema de seguridad social9.

    6 Salvo comentarios en contrario, la informacin estadstica sobre el mercado de trabajo, la distri-bucin del ingreso y la pobreza usada en este documento proviene de la Encuesta Permanente deHogares (EPH) del INDEC y se refiere al agregado de 28 aglomerados.

    7 En trminos del conjunto de asalariados, el peso relativo de los no registrados pas del 61,8%al 61,1% entre esos aos.

    8 El salario horario real cay un 4,9%.9 Vase Beccaria y Maurizio (2005:254).

  • 242 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    Esta deficiente evolucin del mercado de trabajo a lo largo de la fase recesivano hizo ms que acentuar algunos rasgos preocupantes que ya se observaban alinicio de la misma y que haban resultado del insatisfactorio desempeo registradodesde principios de la dcada. Por lo tanto, la salida de la convertibilidad se produjoen un contexto caracterizado por elevados niveles de desempleo abierto, desubempleo visible y de precariedad laboral.

    En este marco de deterioro global, los trabajadores de bajas calificaciones ex-hiban rasgos de manifiesta vulnerabilidad, ya que aquellos comportamientos queprevalecieron durante los '90 tuvieron un claro impacto distributivo de carcter regre-sivo. De esta manera, las personas activas de bajo nivel educativo registraban a finesde 2001 no slo tasas de empleo muy bajas, sino tambin mayores incidencias deocupaciones de jornada reducida y precarias. Entre ellos era, entonces, escasa lacobertura de la seguridad social y mayor la inestabilidad ocupacional y de ingresos.Por otra parte, sus remuneraciones se erosionaron casi un 10% a lo largo de la dca-da, perodo durante el cual las correspondientes a trabajadores ms calificados cre-cieron un 7%.

    El abandono de la regla de la convertibilidad y la pronunciada devaluacin queexperiment el peso profundizaron, entonces, esos comportamientos negativos. Sevieron especialmente afectadas las remuneraciones reales, pero el empleo tambincontinu reducindose intensamente como resultado de la cada de la actividad agre-gada. Se estima que la ocupacin en las reas urbanas del pas se redujo, entreoctubre de 2001 y mayo del siguiente, a un ritmo de casi el 8% anual. Ya en esteltimo mes se observaba la presencia de una cantidad no despreciable de puestoscreados por el PJJHD10.

    La merma del empleo fue, durante esa primera parte de 2002, generalizadasectorialmente, an cuando se destaca la correspondiente a comercio y, especial-mente, a la construccin (ver cuadro 1). Esta ltima y la industria manufacturerahaban sido dos de las actividades cuya ocupacin haba exhibido un deterioro par-ticularmente significativo entre 1998 y 2001. Las proporciones en las que se reduje-ron las cantidades de puestos laborales asalariados y no asalariados resultaron tam-bin similares, aunque entre los primeros fue mucho mayor la correspondiente aaquellos no cubiertos por la seguridad social. Desde el punto de vista del nivel edu-cativo de los trabajadores, se aprecia una concentracin de la cada entre los estra-tos de menor escolarizacin, prolongando el comportamiento arriba mencionado.

    Como se seal en la seccin anterior, la contraccin del consumo durante elperodo estuvo estrechamente relacionada con el marcado deterioro del poder decompra de los ingresos de los trabajadores producido por la fuerte alza de preciosque sigui a la devaluacin del peso y que no fue compensado por incrementos enlas remuneraciones nominales. Debe recordarse que recin en el mes de julio de2002 se decret un aumento de suma fija para los asalariados registrados del sectorprivado, pero que pareci no tener inicialmente un impacto importante. En promedio,los ingresos reales se ubicaron, con respecto a los de setiembre de 2001, un 22% pordebajo en abril de 2002 y 29% en setiembre de ese mismo ao (excluyendo delpromedio a los perceptores de los planes de empleo) (cuadro 2). La evolucin de los

    10 Para un anlisis del PJJHD, vase Corts et al. (2004).

  • 243EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    precios, as como la de los sueldos y salarios de los asalariados registrados11, sugie-ren que, dentro de este ltimo perodo, el deterioro ms importante se extendi hastael mes de agosto de 2002 y que luego estos ltimos se estabilizaron.

    La fuerte erosin de los ingresos reales corrientes fue generalizada y afect consimilar intensidad a trabajadores de diferentes categoras y niveles de calificacin.Tal comportamiento explica parcialmente la estabilidad mostrada por el coeficientede Gini de la distribucin de los ingresos de los ocupados hasta el segundo trimestrede 2003 (cuando se excluye a los ocupados en planes de empleo, vase Seccin III).

    2. La recuperacin

    Los efectos negativos sobre los ingresos y el empleo que se derivaron del rpi-do aumento de precios y de la agudizacin de la recesin subsistieron hasta el se-

    CUADRO 1Evolucin del empleo (excluye planes de empleo)

    (Base, octubre 2002 = 100)

    RAMA DE ACTIVIDAD Oct.-01 Oct.-02 II-03 III-03 IV-03 I-04 II-04 III-04Industria 103,589 100 102,163 113,887 113,182 112,883 123,375 121,522Construccin 102,522 100 98,027 100,724 110,839 120,977 113,156 121,786Comercio al por mayor y al por menor, res- 105,852 100 104,083 103,409 109,887 111,029 110,379 115,437 taurantes y hotelesTransporte, comunica- ciones y servicios 105,191 100 101,977 97,489 101,838 99,452 98,184 108,616 conexosIntermediacin financie- ra, actividades inmobi- 92,330 100 106,911 105,111 112,415 115,388 108,391 104,065 liarias, empresasServicios personales 96,185 100 105,412 105,197 107,264 105,834 116,624 111,588Servicio domstico 108,677 100 104,155 105,653 102,235 100,462 107,706 106,662Sector pblico 94,132 100 97,660 106,495 102,965 97,047 103,583 110,623Otros 98,563 100 127,443 148,509 149,800 149,545 157,705 143,883

    CATEGORA OCUPACIONAL Oct.-01 Oct.-02 II-03 III-03 IV-03 I-04 II-04 III-04No asalariado 97,722 100 104,584 103,910 105,541 102,529 103,739 107,941Asalariado registrado 103,625 100 101,440 103,876 107,391 109,528 112,065 114,805Asalariado no registr. 101,272 100 103,563 110,186 113,092 112,860 117,854 117,450

    NIVEL EDUCATIVO Oct.-01 Oct.-02 II-03 III-03 IV-03 I-04 II-04 III-04Hasta secundario incompleto 105,174 100 99,165 101,670 105,232 106,569 105,566 108,519Hasta terciario incompleto 98,699 100 107,770 109,510 112,697 112,803 120,363 120,881Terciario completo 95,039 100 104,637 110,184 110,143 105,918 110,829 114,101

    Total 101,192 100 103,001 105,807 108,589 108,507 111,407 113,615Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

    11 Segn datos de los registros de la Seguridad Social (www.mecon.gov.ar).

  • 244 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    gundo semestre de 2002. Con posterioridad, la inflacin cedi, el empleo comenz arecuperarse a tasas elevadas y las remuneraciones reales mostraron un crecimientomodesto.

    2.1. La ocupacin agregada y el comportamiento sectorial

    La ocupacin revirti ya en el tercer trimestre de 2002 la tendencia declinanteque se observaba desde el ao 2000. La comparacin de las cifras de mayo y octu-bre de ese ao dan cuenta de un crecimiento del 7,9% (cuadro 1)12. Aunque la mayor

    12 A lo largo de este trabajo se efectan comparaciones de los niveles de empleo sin tener en cuenta losposibles sesgos que genera la presencia de algn grado de estacionalidad en las series. Si bien se obviar eluso de los primeros trimestres, donde el impacto de este fenmeno podra ser mayor, no debe descartarse que

    CUADRO 2Evolucin del ingreso real de los ocupados (excluye planes de empleo)

    (Base, octubre 2002 = 100)

    RAMA DE ACTIVIDAD Oct.-01 Oct.-02 II-03 III-03 IV-03 I-04 II-04 III-04Industria 135,799 100 99,369 97,791 106,594 124,529 112,155 115,540Construccin 153,340 100 106,432 117,164 123,145 125,354 120,944 116,863Comercio al por mayor y al por menor, restau- 147,496 100 100,411 108,326 110,243 118,578 117,285 111,688 rantes y hotelesTransporte, comunica- ciones y servicios 142,062 100 100,019 100,411 118,561 121,412 119,290 117,911 conexosIntermediacin financie- ra, actividades inmobi- 136,927 100 93,855 89,521 99,251 91,671 93,191 92,588 liarias, empresasServicios sociales y 145,100 100 104,012 112,858 113,656 112,378 112,216 112,303 personales (a)Servicio domstico 151,304 100 98,973 112,204 107,426 114,841 104,036 96,156Sector pblico (b) 147,045 100 104,533 106,027 105,519 115,059 112,392 112,638Otros 144,776 100 108,679 131,540 115,750 190,793 97,189 109,548

    CATEGORA OCUPACIONAL Oct.-01 Oct.-02 II-03 III-03 IV-03 I-04 II-04 III-04No asalariado 143,352 100 102,704 108,794 105,124 110,728 116,005 109,481Asalariado registrado 139,105 100 99,681 101,992 106,664 114,656 104,920 105,863Asalariado no registrado 141,998 100 101,773 112,495 118,956 121,351 117,241 117,015

    NIVEL EDUCATIVO Oct.-01 Oct.-02 II-03 III-03 IV-03 I-04 II-04 III-04Hasta secundario 144,831 100 103,766 105,682 113,233 118,685 116,200 114,327 incompletoHasta terciario 148,269 100 101,068 104,976 107,834 111,572 109,662 107,912 incompletoTerciario completo 139,973 100 95,842 99,167 101,845 115,598 99,610 100,035

    Total 141,170 100 100,485 104,330 108,593 115,434 109,131 108,080(a) Incluye educacin y salud privada, as como los servicios sociales.

    (b) Incluye salud y educacin pblica.Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

  • 245EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    parte del mismo refleja la rpida extensin del PJJHD, los puestos no asociados aplanes de empleo aumentaron 2,7%. Este ritmo se aceler durante el ao siguiente y,entre octubre de 2002 y el tercer trimestre de 2004 se registr un aumento anual delas ocupaciones no ligadas a los planes del 7,6%13. Como resultado de esta evolu-cin, el nivel del empleo total neto de planes ya haba alcanzado en el segundotrimestre de 2003 el registro de octubre de 2001 y en el tercer trimestre de 2004superaba en casi 5% el valor ms alto previo, de octubre de 1999 (vase grfico 2).Ms intensa an fue la expansin del empleo de tiempo completo aquel de 35 horassemanales o ms ya que, excluyendo a los planes, aument 11,7% por ao a lolargo del perodo octubre de 2002-tercer trimestre de 2003.

    La intensidad de la generacin neta de puestos de trabajo asociada a la recu-peracin del nivel de actividad constituye, quizs, el rasgo ms destacable del pero-

    el mismo tenga algn efecto en el caso de considerar otros perodos. Lamentablemente, no se dispone an deseries suficientemente prolongadas que permitan efectuar los correspondientes ajustes estadsticos. De cual-quier manera, se sugiere que estos sesgos seran de escasa relevancia.

    13 En 2003 la EPH experiment un cambio sustancial ya que se transform en un relevamiento continuoque sustituy al de tipo puntual, cuya ltima onda fue la de mayo de ese ao (ver www.indec.mecon.gov.ar). Porlo tanto, fue necesario construir series de empleo (y tambin de ingresos) a partir del empalme de las provenien-tes de ambos tipos de operativos. El procedimiento seguido fue el siguiente: los datos para los perodos que vandesde el segundo trimestre de 2003 al tercero de 2004 (ltima observacin disponible durante la preparacin deeste artculo) son los de la encuesta continua. Los anteriores surgen de aplicar a la cifra del segundo trimestre de2003 del nuevo relevamiento, las diferencias relativas en el empleo (y los ingresos) que existen entre cada obser-vacin de la encuesta puntual y la correspondiente a la de mayo de 2003. Como paso previo, se construy laserie de empleo de la encuesta puntual aplicando la tasa de empleo a una estimacin de la poblacin que surgede suponer el mismo crecimiento anual que el considerado en la encuesta continua. En todos los casos, las cifrascorresponden estrictamente al dominio de la encuesta formado por los 28 aglomerados urbanos. El clculo delos ingresos medios a partir de los datos del relevamiento continuo no consider el factor de expansin espec-fico que el INDEC emplea para computar pobreza y otros indicadores concernientes al ingreso.

    100,0101,4 101,9 100,9

    96,1

    92,595,0

    97,8100,5

    103,1 103,0105,8

    107,9

    70

    75

    80

    85

    90

    95

    100

    105

    110

    GRAFICO 2Evolucin del empleo total (excluye planes de empleo)

    Indice basemayo 1998 = 100

    May

    .-98

    Oct

    .-98

    Oct

    .-99

    Oct

    .-00

    Oct

    .-01

    May

    .-02

    Oct

    .-02

    II-20

    03

    III-2

    003

    IV-20

    03

    I-200

    4

    II-20

    04

    III-2

    004

    Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

  • 246 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    do. Puede calcularse que la elasticidad empleo-producto implcita en los dos aosque van desde octubre de 2002 hasta el tercer trimestre de 2004 ascendi a 0,75.Este es un valor muy elevado en el marco de la experiencia argentina, como puededesprenderse del cuadro 3, que muestra los valores calculados de esa elasticidadpara algunas fases de crecimiento.

    La elasticidad empleo-producto creci desde fines de 2002 y hasta el segundotrimestre de 2004 para mostrar con posterioridad una reduccin, pero siempre man-tenindose en valores muy altos y casi similares al promedio del perodo que se estconsiderando. Informacin preliminar sugiere, sin embargo, que volvi a reducirsedurante el cuarto trimestre del ao.

    Los datos acerca del incremento ocupacional utilizados en el anlisis anteriorse refieren al registrado por la cantidad de personas empleadas (tal cual se estimana partir de la EPH). Un indicador que podra considerarse ms adecuado para eva-luar la capacidad que ha tenido el aparato productivo de demandar trabajo es lacantidad de horas trabajadas. Ello implica considerar, por un lado, los puestos tota-les, en tanto algunas personas tienen ms de uno; por el otro, requiere tomar encuenta las horas que se trabajan en cada uno de los empleos. Precisamente, el totalde horas trabajadas por persona en todas sus ocupaciones creci un 3,3% entreoctubre de 2002 y el tercer trimestre de 2004, variacin que se explica principalmen-te por el incremento en la cantidad de las horas correspondientes a la actividadprincipal, aunque tambin aument la proporcin de personas con ms de una ocu-pacin. Teniendo en cuenta simultneamente los aumentos del nmero de ocupadosy de las horas por persona, resulta que el total de horas trabajadas se elev en un17,4%. Ello implica una elasticidad horas totales-PBI de 0,96 en lugar de 0,75, valorque surge de considerar slo el empleo. Para el perodo 1995-98 que sirvi de com-paracin, ese valor pasa de 0,43 cuando se considera exclusivamente la cantidadde ocupados a 0,47 al tomar en cuenta el total de horas.

    La casi totalidad del aumento de la jornada promedio se verific hasta fines de2003, lo que significa que las an elevadas elasticidades registradas durante el aosiguiente se basaron casi exclusivamente en aumentos del nmero de ocupados. Es-te desarrollo se produjo, sin embargo, simultneamente con un nuevo incremento dela proporcin de aquellos que trabajan jornadas plenas (ms de 35 horas por semana).

    El importante crecimiento del empleo fue sectorialmente generalizado, comopuede apreciarse en el cuadro 1, pero se destacan los significativos ritmos alcanza-dos por la industria, la construccin y el comercio que, en trminos anuales, supera-ron o se ubicaron en el entorno del 10%. Estos sectores explican dos terceras partes

    CUADRO 3Elasticidad empleo-producto en perodos seleccionados

    Perodo Aumento del PBI Elasticidad(excluye actividades primarias) empleo-producto

    II-82 - IV-84 11,5 0,38II-85 - III-87 13,9 0,53III-95 - II-98 23,5 0,48IV-02 - III-04 18,1 0,75

    Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

  • 247EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    del aumento total de la ocupacin. Result tambin significativo el incremento expe-rimentado en el sector pblico, mientras que las actividades financieras y los servi-cios a las empresas y el transporte tuvieron expansiones de menor intensidad, aun-que las tasas de aumento no fueron despreciables.

    La intensidad del crecimiento ocupacional estuvo relacionada con la exhibidapor el nivel de actividad, ya que fue ms intensa en los tres sectores donde la activi-dad creci ms (industria, construccin y comercio), an cuando los ritmos difirierona lo largo del perodo analizado. En efecto, hasta el segundo trimestre de 2003 fueronla construccin, el comercio y ciertos servicios los que lideraron el aumento del em-pleo. Entre ese momento y el trimestre siguiente se advierte una fuerte expansin dela ocupacin industrial, la que luego vuelve a desacelerarse y se ubica por debajodel promedio. Por su parte, desde el ltimo cuarto de 2003 creci significativamenteel empleo de la construccin mientras que tambin result destacable el correspon-diente a comercio. Este ltimo sector gener, a su vez, el 40% del aumento neto dela ocupacin entre el ao que media entre los terceros trimestres de 2003 y 2004,perodo en el cual la construccin contribuy con el 20%.

    No obstante esta relacin entre la dinmica del empleo y de la produccin, laselasticidades variaron entre sectores (cuadro 4). Resultaron particularmente altas enla industria y mostraron valores incluso superiores a la unidad en intermediacinfinanciera y servicios a las empresas y personales as como en el sector pblico.Tambin cabe destacar el correspondiente a comercio. En cambio, el valor de laconstruccin aparece como llamativamente bajo ya que es un sector usualmenteasociado a una elevada demanda marginal por unidad de produccin14.

    CUADRO 4Elasticidades empleoproducto sectoriales

    Sector IV-02 III-04 III-95 II-98Variacin Variacin Elastici- Variacin Variacin Elastici-

    del empleo del PBI dad del empleo del PBI dadIndustria 21,5 25,2 0,85 1,6 22,9 0,07Construccin 21,8 72,7 0,30 25,7 45,1 0,57Comercio al por mayor y al por 15,4 23,6 0,65 8,7 30,6 0,28 menor, restaurantes y hotelesTransporte, comunicaciones y 8,6 22,1 0,39 12,7 32,4 0,39 servicios conexosIntermediacin financiera, activi- dades inmobiliarias y servicios 4,1 3,5 1,17 11,3 23,8 0,47 a las empresasServicios personales 11,6 9,6 1,21 16,1 13,2 1,22Servicio domstico 6,7 13,4 0,50 4,2 8,2 0,51Sector pblico 10,6 6,4 1,65 12,6 2,8 4,46

    Total sin primario 13,6 18,1 0,75 10,4 24,1 0,43Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

    14 Esta situacin podra deberse a una dificultad que, de manera ms amplia, est afectando estos clcu-los de elasticidad y que se deriva del hecho de que los cmputos de variacin del empleo provienen de la EPH,que no siempre son estrictamente compatibles con los del PBI.

  • 248 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    La muy elstica respuesta de la demanda de trabajo a los cambios en la pro-duccin que exhibi el conjunto de las ramas manufactureras no parece ser sola-mente consecuencia del mayor dinamismo de actividades con una relacin empleo/producto ms elevada. Esa fue una caracterstica que se advierte en la mayor partede los sectores a juzgar por la informacin proveniente de la encuesta a estableci-mientos industriales. El aprovechamiento de la capacidad instalada, que se encon-traba marcadamente subutilizada hacia mediados de 2002, parece ser una raznimportante de este comportamiento. Cabe recordar que el nivel de actividad que seregistraba en ese momento era inferior en ms del 25% al del pico mximo anterior(del segundo trimestre de 1998).

    La comparacin de las elasticidades total y sectoriales recin comentadas conlas correspondientes a la anterior fase de crecimiento que sigui a la salida de lacrisis del tequila y se extendi hasta mediados de 1998 puede arrojar alguna luzsobre lo acontecido recientemente. Se advierte que, efectivamente, el mayor valorpara el agregado que se registra entre 2002 y 2004 es producto de una elevacin delas elasticidades correspondientes a buena parte de los sectores identificados. Lasexcepciones estn dadas por la construccin, cuyo bajo registro durante la recupe-racin actual ya ha sido sealado, y tambin por el sector pblico, aunque la de steaparece como excesivamente alta en el perodo 1995-98.

    Un ejercicio de descomposicin indica que si se hubiesen mantenido las elas-ticidades sectoriales verificadas durante esa recuperacin, los aumentos registradosen los PBI de cada rama entre el cuarto trimestre de 2002 y el tercero de 2004 hubie-sen generado un incremento del empleo total del 10,7% (en lugar del 13,1% observa-do) y, consecuentemente, una elasticidad promedio de 0,67 (en lugar de 0,75). Decualquier manera, sta aparece como una elasticidad an elevada, lo cual resulta, enbuena medida, del incremento del empleo que registr el sector pblico durante lafase que sigui a la crisis mexicana. Esto se ilustra en un ejercicio similar al recinmostrado que simula la elasticidad promedio que se hubiese registrado entre 2002 y2004 si se considerasen las elasticidades efectivas de 1995-98, excepto para elsector pblico, para el cual se adopt un valor razonable igual a la unidad. En estavariante, el valor resultante es de 0,49. Se puede concluir, entonces, que la mayorrespuesta del empleo total al incremento del PBI que se observa en la recuperacinreciente fue consecuencia de un aumento en las elasticidades sectoriales sin quehaya habido un impacto importante de los cambios en la composicin de las varia-ciones de la produccin.

    Ms ajustada a la evidencia recin analizada es la hiptesis que sugiere que elincremento de la elasticidad refleja alteraciones en la combinacin de factores comorespuesta al cambio del precio relativo del trabajo vis vis el del capital. En el mismosentido apuntara el menor producto por ocupado de fines de 2004 respecto delregistrado en el pico cclico anterior del segundo trimestre de 1998. Sin embargo, ladisminucin de la relacin PBI-empleo se produjo durante la fase recesiva, mientrasque, por el contrario, desde mediados de 2002 ella ha venido creciendo. Uncuestionamiento quizs ms importante a este argumento es que el mismo resultaapropiado en contextos de pleno empleo, por lo que parece poco relevante paraentender la dinmica reciente de la relacin empleo-producto.

    La elevada elasticidad registrada durante la recuperacin reciente parece ha-ber estado ms estrechamente asociada al hecho de que el crecimiento de la pro-

  • 249EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    duccin agregada se bas en el aprovechamiento de la capacidad ociosa existentea mediados de 2002, momento en el cual culmina la larga y profunda recesin inicia-da en 1998.

    2.2. La calidad del empleo generado

    El proceso de recuperacin continu mostrando una faceta que fue tpica de los'90 cuando, an en las fases expansivas, el crecimiento del empleo total estuvo acom-paado de aumentos en la participacin de los puestos asalariados no registrados.Sin embargo, cabe destacar dos hechos: por un lado, que result importante el au-mento de los puestos registrados 14,8%, superando la cifra correspondiente al empleopromedio, que fue del 13,6%, pero inferior al de los no registrados, del 17,4%; por elotro, que su ritmo de crecimiento fue aumentando absolutamente, pero tambinrelativamente desde la mitad de 2003 pero especialmente durante 2004. De cual-quier manera, slo el 44% de los puestos netos creados desde fines de 2002 y hastael tercer trimestre de 2004 fueron de asalariados registrados, proporcin slo algosuperior a la que stos tenan en la estructura del empleo al inicio. Este porcentajetrep al 57% cuando se considera el ao que media entre los terceros trimestres de2003 y 2004, aunque indicios parciales sealan que habra vuelto a caer durante elltimo cuarto de este ltimo ao.

    Los sectores donde el empleo asalariado no registrado creci en mayor medidaa lo largo del perodo (octubre de 2002-tercer trimestre de 2004) fueron el comercio,los servicios a las empresas (incluido el sector financiero) y la industria. En esteltimo se advierte un incremento similar de la cantidad de trabajadores registrados,mientras que stos aumentaron en menor medida en el caso del comercio. En losservicios financieros y a las empresas, en cambio, se advierte una muy importantedisminucin del empleo en blanco superior al 15%.

    Por su parte, el incremento de la ocupacin en negro result importante en laconstruccin, aunque inferior al mostrado por los puestos registrados. En este senti-do, cabe destacar que este sector no slo experiment el mayor ritmo de crecimientodel empleo asalariado cubierto por la seguridad social sino que ya desde el inicio dela recuperacin fue mejorando relativamente la composicin de su estructura ocupa-cional. Entre octubre de 2002 y el segundo trimestre de 2003, perodo durante el cualel empleo total del sector casi permaneci estancado, aument fuertemente el nme-ro de puestos en blanco. Menos intensamente, tambin se observa esta evolucinen transporte y en servicios personales. En industria y comercio, en cambio, a medi-da que se consolid la recuperacin se fue favoreciendo la creacin de posicionesregistradas.

    Los trabajadores de baja calificacin continuaron enfrentando las mayores difi-cultades para acceder a un puesto de trabajo durante la primera parte de la recupe-racin, ya que el empleo de personas cuyo nivel educativo no supera el secundarioincompleto permaneci constante entre octubre de 2002 y el segundo trimestre delao siguiente, perodo durante el cual la ocupacin total creci 3%. A partir de esemomento, sin embargo, la correspondiente a ese grupo de trabajadores comenz aexhibir un ritmo de aumento ms elevado que fue, hasta el momento para el cual sedisponen las cifras ms actualizadas (tercer trimestre de 2004), similar a la importan-te expansin que exhibi el empleo total. Es ste un comportamiento diferente al que

  • 250 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    vena registrndose desde larga data. Si bien la fuerte expansin de la actividad dela construccin es una fuente importante de este aumento del empleo de los menoscalificados, no agota la explicacin ya que tambin se verific en la industria y elcomercio. Precisamente, el mayor crecimiento que exhibieron a partir de mediadosde 2003 se explica por el hecho de que la manufactura y la construccin registraronsus mayores ritmos de crecimiento en ese perodo, sin que haya habido modificacio-nes en la participacin de los menos calificados al interior de los mismos.

    La calidad media de las ocupaciones de las personas de menores calificacio-nes continu deteriorndose de manera muy marcada a lo largo de todo el perodoexpansivo analizado ya que slo el 12% de los nuevos puestos netos generadosfueron como asalariados registrados que se compara con un 43% para el prome-dio. A partir de la segunda parte de 2003, no obstante la mejora en el ritmo decreacin de puestos menos calificados, continu deteriorndose su estructura porcategora al seguir creciendo entre ellos la participacin de los no registrados, ancuando de manera menos intensa que hasta ese momento. Como se seal msarriba, entre los terceros trimestres de 2003 y 2004 se observa que 57 de cada 100empleos creados fueron de asalariados en blanco, y esa proporcin fue del 40% paralos trabajadores con nivel de educacin no superior al secundario incompleto.

    El ya mencionado leve aumento de la proporcin de puestos de trabajo regis-trados observado durante el ltimo ao para el cual se cuenta con informacin, semanifiesta con ms fuerza entre aquellos con secundario completo o terciario incom-pleto, as como tambin entre los graduados del terciario. Entre ellos, siete de cadadiez puestos creados correspondieron a asalariados registrados.

    2.3. Las remuneraciones

    El comportamiento de la remuneracin media mensual del conjunto de los tra-bajadores fue tambin positivo, aunque la recuperacin result mucho menos inten-sa que la del empleo. En efecto, entre octubre de 2002 y el tercer trimestre de 2004su crecimiento fue del 8,1% en trminos reales (cuadro 2), muy por debajo de laprdida registrada durante el ao anterior, que haba sido del 30%15.

    Esta mejora promedio del poder de compra de los ingresos encubre, sin embar-go, dinmicas diferentes en trminos de ramas de actividad y las otras dimensionesque se han venido considerando. El mismo se encuentra muy influenciado por lascadas que muestran los correspondientes a los trabajadores de los servicios finan-cieros y del servicio domstico, ya que en el resto los aumentos son, en general,superiores al 10%. Se destacan, sin embargo, los incrementos en la industria y laconstruccin cercanos o superiores al 15%, sectores cuyos empleos aumentaronen mayor proporcin. Tambin las remuneraciones de los ocupados en actividadesde transporte exhibieron una suba importante. Como consecuencia de esta evolu-cin, la remuneracin media del trabajo se encontraba en el tercer trimestre de 2004todava un 25% por debajo de la de 2001, siendo menor esa proporcin del ordendel 15% en la manufactura y el transporte.

    Cuando se observa la categora ocupacional de los trabajadores, surge que larecuperacin ms intensa aconteci entre los ingresos medios de los asalariados no

    15 En este anlisis se est haciendo referencia al ingreso correspondiente a la ocupacin principal.

  • 251EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    registrados 17%; el correspondiente a los registrados fue de slo el 5,9%, cifra quees del 2,3% para los registrados del sector privado. Tambin fueron aquellos conmenor nivel educativo los que vieron crecer sus remuneraciones en mayor medida,ya que mientras que el ingreso medio real de los trabajadores con secundario incom-pleto o menos subi un 14%, el correspondiente a los graduados del terciario semantuvo constante.

    El mayor crecimiento de las remuneraciones de los asalariados no registrados yde los menos educados podra estar reflejando, en parte, el efecto de las polticas deingreso y mejora del salario mnimo que llev adelante el gobierno desde 2002, peroespecialmente en 200316. Si bien los primeros se encuentran al margen de la legisla-cin laboral y, por tanto, del tipo de medidas comentadas relativas a los sueldos ysalarios, suele argumentarse que los salarios que se abonan a quienes trabajan ennegro son influenciados, en alguna medida, por los que perciben aquellos cubiertospor la seguridad social, al menos, por los cambios que en ellos se producen. De seras, y dado el menor valor promedio de las remuneraciones de esos trabajadores, losaumentos no proporcionales debieron tener un mayor impacto entre ellos.

    En conjunto, esos movimientos tendieron, entonces, a disminuir el grado dedesigualdad de la distribucin de los ingresos de los ocupados, lo que se refleja enla cada del coeficiente de Gini de 0,483 puntos en octubre de 2002 a 0,449 en eltercer trimestre de 200417. Los cambios en las diferenciales de remuneraciones se-gn diversas caractersticas de los ocupados y que se pueden evaluar a travs delas funciones de ingreso constituyen otra evidencia en el mismo sentido. En efec-to, la comparacin entre los coeficientes de esas funciones calculadas para el se-gundo trimestre de 2003 y el tercer trimestre de 2004 muestran que los diferencialesde remuneracin los coeficientes de las mismas se redujeron para los ms educa-dos, especialmente entre los ocupados plenos y los asalariados, mientras que nohubo cambios en los correspondientes a los otros atributos considerados (cuadro 5).En particular, esos resultados sugeriran que, luego de tomar en cuenta las caracte-rsticas educativas, el gnero, la posicin en el hogar y la rama de actividad, labrecha entre los ingresos de asalariados registrados y no registrados permaneci aun nivel similar. El mejor comportamiento ya comentado que tuvieron las remunera-ciones de estos ltimos podra estar reflejando, entonces, el hecho de que entre elloses mayor la presencia de personas de nivel educativo reducido.

    Por ltimo, cabe mencionar que las cifras arriba mencionadas, referidas al au-mento real de la remuneracin media mensual de los trabajadores en relacin dedependencia en blanco o registrados, resultan inferiores a la que arrojan otrasfuentes de informacin disponibles sobre los ingresos de estos asalariados. En elAnexo se compara la evolucin de las remuneraciones que surgen de la EPH y que

    16 El gobierno instrument por decreto un aumento no remunerativo para el sector privado de $100 en elsegundo semestre de 2002, cifra que se elev paulatinamente hasta los $ 200 al final de 2003. Desde julio de eseao, se fueron transformando en sumas remunerativas. Hubo otros aumentos otorgados en 2004, perosignificativamente menores. A su vez, el salario mnimo fue incrementado sucesivamente de $ 200 vigente hastajunio de 2003 hasta $ 450 en setiembre de 2004. Los aumentos salariales para el sector pblico se instrumentaronrecin a mediados de este ltimo ao.

    17 Tambin resulta de empalmar las series que se calcularon originalmente con los datos de la encuestade hogares continua que comenz en 2003 y con los de la EPH puntual, que dej de realizarse en mayo de esemismo ao.

  • 252 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

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  • 253EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    han venido siendo utilizadas en este documento con las que provienen de datos deencuestas a establecimientos y del registro de seguridad social.

    III. Los impactos distributivos

    El grado de desigualdad de la distribucin del ingreso, as como los niveles depobreza absoluta, eran ya muy elevados cuando irrumpi la crisis asociada a lasalida de la convertibilidad. Esta situacin, sin embargo, no puede explicarse exclu-sivamente por los efectos de la recesin, iniciada en 1998, ya que estos indicadoresmostraban en ese ao valores no slo muy altos desde una perspectiva histrica sinofrancamente preocupantes. En efecto, desde mediados de los aos 70 se observauna persistente tendencia al aumento de la inequidad distributiva y de la proporcinde hogares con ingresos inferiores a la lnea de pobreza, tendencia que se agudizdurante los '90 (cuadro 6).

    Este proceso de crecimiento de la desigualdad estuvo asociado, hasta princi-pios de los 90, al fuerte deterioro que experimentaron los ingresos reales de la pobla-cin en el contexto del estancamiento productivo y la marcada inestabilidadmacroeconmica. El crecimiento del desempleo que irrumpi al principio de la dca-da siguiente explic el mantenimiento de la concentracin de los ingresos familiareshasta mediados de la misma, aumento que se verific no obstante una leve disminu-cin del grado de desigualdad de la distribucin de los correspondientes a los per-ceptores. En ese perodo, el control de la inflacin permiti una mejora de las remu-neraciones reales y, por tanto, llev a un descenso de la incidencia de pobreza res-

    CUADRO 6Distribucin del ingreso, pobreza e indigencia

    Coeficiente de Gini Porcentaje de hogares Porcentaje de personasDistribucin Distribucin del del ingreso ingreso per Pobreza Indigencia Pobreza Indigencia

    laboral cpita familiarTotal de aglomerados urbanos

    Oct.-95 0,430 0,419 Oct.-98 0,452 0,505 Oct.-01 0,462 0,521 28,0 9,4 38,3 13,6May.-02 0,462 0,542 41,4 18,0 53,0 24,8Oct.-02 0,483 0,520 45,7 19,5 57,5 27,5

    Oct.-02 sin PJJHD 0,470 0,537May.-03 0,477 0,519 42,6 17,9 54,7 26,3

    May.-03 sin PJJHD 0,462 0,534I sem.-03 0,543 42,7 20,4 54,0 27,7II trim.-03 0,490 0,543

    II trim.-03 sin PJJHD 0,475II sem.-03 0,531 36,5 15,1 47,8 20,5I sem.-04

    III trim.-04 0,464 0,509III- trim.-04 sin PJJHD 0,449

    Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

  • 254 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    pecto de la de los aos de hiperinflacin, aunque sta continu ubicndose a nivelessuperiores a los de mediados de los 80. En realidad, esos registros constituyeron unnuevo piso ya que, con posterioridad, la proporcin de personas pobres no decrecian durante la expansin 1995-98. Precisamente, en este perodo se estancaron lasremuneraciones y la distribucin de los ingresos familiares se hizo ms desigual,proceso este ltimo asociado a la ampliacin de la brecha entre perceptores dediferentes calificaciones.

    La tendencia al aumento de la desigualdad continu operando, de maneramoderada, durante la recesin que afect al pas en la ltima parte de la dcada. Lacada del empleo, de las horas trabajadas y de las remuneraciones medias, junto conel deterioro distributivo, provocaron un nuevo e importante incremento en la inciden-cia de la pobreza absoluta, lo que implic que a fines de 2001 ms de una terceraparte de la poblacin viviese en hogares con ingresos insuficientes para satisfacerlas necesidades bsicas. Por su parte, el 12% poda considerarse indigente o enextrema pobreza18. Otro aspecto destacable fue la baja cobertura de la seguridadsocial, que alcanzaba slo al 38% de los hogares urbanos.

    Sobre este escenario de marcada inequidad se descargaron los efectos delabandono del rgimen de tipo de cambio fijo. Si bien, y como ya fue sealado, eldeterioro de las remuneraciones reales fue generalizado entre trabajadores de dife-rentes categoras y calificaciones, aument aunque levemente la concentracin delos ingresos de los hogares durante la primera mitad de 2002. Posteriormente sevolvi a los valores de 2001 como consecuencia del efecto del PJJHD. Esto puedededucirse cuando se comparan los coeficientes de las distribuciones de ingresostotales y de aquellos que excluyen a los ingresos provistos por ese plan de empleo(cuadro 6).

    No obstante el mantenimiento del grado de desigualdad, los indicadores depobreza llegaron a niveles inditos en el pas como consecuencia de la importantecada de las remuneraciones reales. En setiembre de 2002 cerca del 45% de loshogares 17 puntos porcentuales ms que un ao atrs tenan ingresos inferiores ala lnea de pobreza (en ellos viva el 58% de la poblacin urbana). Por su parte, el 20%de los hogares (28% de la poblacin) se caracterizaba como indigente (cuadro 6).

    Por lo tanto, la muy elevada incidencia de pobreza que se registr luego de lasalida de la convertibilidad se explica, por un lado, por la magnitud del shock queimplic la misma, especialmente en trminos de cada de las remuneraciones realesy, por el otro, por la grave situacin previa. Ya en setiembre de 2001 el ingreso del27% de los hogares se ubicaba entre una y dos lneas de pobreza, que sumados al28% de aquellos que eran pobres, indicaba que el 55% de todos los hogares tenanen ese momento ingresos que no alcanzaban a dos lneas de pobreza. A efectos demostrar la importancia de la crtica situacin previa, es posible evaluar el efecto de unshock inflacionario similar al registrado en 2002, pero sobre una distribucin del in-greso menos desigual. Por ejemplo, si se considera la distribucin de ingresos de loshogares de 1986, y se aumentan los valores de las lneas de indigencia y pobreza deese momento en la proporcin que variaron entre setiembre de 2001 y abril de 2002,las incidencias llegaran a niveles del 4% y 25%, respectivamente. An en el ao

    18 Los ingresos familiares no permitan adquirir la canasta bsica de alimentos.

  • 255EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    1991, cuando todava prevalecan los efectos distributivos regresivos derivados delas hiperinflaciones, un shock de precios de esa intensidad habra elevado la indi-gencia a menos del 6%19.

    Desde principios de 2003, el moderado aumento del ingreso medio real y lamejora de la distribucin de las remuneraciones de los ocupados, junto con el gene-ralizado incremento del empleo, fueron factores que debieron haber contribuido a laimportante disminucin que registr la concentracin de los ingresos per cpita delos hogares y la pobreza a lo largo del proceso de recuperacin. El coeficiente deGini de esa distribucin alcanz en el tercer trimestre de 2004 un valor similar al de1998, lo cual implic compensar el incremento registrado durante la recesin.

    A efectos de apreciar la importancia de cada uno de estos factores sobre ladinmica de la distribucin y la pobreza se procedi a realizar un ejercicio demicrosimulacin. A travs del mismo, se desagregaron los cambios registrados en laincidencia de la pobreza en trminos de personas y en el indicador de la desigual-dad del ingreso per cpita familiar el coeficiente de Gini (cuadro 7)20.

    Se deduce que el aumento del empleo, de las remuneraciones medias reales yla mejora en la distribucin de stas han tenido impactos importantes sobre la pobre-za. Cada uno de estos efectos contribuy a reducir la proporcin de personas pobresen algo ms de tres puntos. Se deduce de ello que un moderado incremento delingreso tuvo un impacto similar al producido por el muy rpido crecimiento del em-pleo, lo cual sugiere la mayor sensibilidad de la pobreza a la variacin de los ingresosmedios.

    CUADRO 7Descomposicin de la pobreza y la desigualdad entre 2003 y 2004 (a)

    Incidencia (% de personas) Gini IPCFPobreza Indigencia

    Incidencia observada II-03 55,2 28,4 54,3

    Efecto empleo 52,0 24,3 52,9

    (51.6 ; 52.4) (23.8 ; 24.7) (52.6 ; 53.2)

    Efecto salario real 48,7 21,2 53,0(48.4 ; 49.1) (20.7 ; 21.6) (52.6 ; 53.3)

    Efecto jubilacin real 48,1 20,9 52,8

    (47.7 ; 48.4) (20.5 ; 21.3) (52.5 ; 53.1)

    Efecto distribucin 44,7 18,8 50,8(43.4 ; 45.9) (17.5 ; 20.1) (50.0 ; 51.63)

    Incidencia observada III-04 42,8 16,9 51,4

    (a) Entre parntesis se presentan los intervalos de confianza (al 95%) de la estimacin de cada efecto.

    19 Estos clculos estn hechos con la informacin correspondiente al Gran Buenos Aires, la nica dispo-nible con el detalle requerido para estos perodos.

    20 El procedimiento empleado es similar al utilizado en Altimir, Beccaria y Gonzlez Rozada (2002).

  • 256 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    La reduccin de la desigualdad entre los ocupados, juntamente con el incre-mento del empleo, resultaron los factores preponderantes en la explicacin de ladisminucin de la concentracin de los ingresos familiares per cpita, reflejando lamejora relativa que el acceso al trabajo y el aumento ms intenso de las remuneracio-nes entre los menos calificados ha tenido sobre los hogares de menores ingresos21.

    No debe olvidarse que el intenso similar al promedio crecimiento del empleode los trabajadores no calificados impidi que, como en oportunidades anteriores, elcambio en la composicin por calificacin de la ocupacin operase en la direccinde elevar la desigualdad.

    La reduccin de la desigualdad que se ha venido comentando, y que surge delos datos de la EPH, refleja bsicamente lo acontecido con los ingresos del trabajo yaque los provenientes de la propiedad se encuentran insuficientemente captados enlos relevamientos a hogares. Si bien esa mejora debi haber influido hacia una reduc-cin de la concentracin global de los ingresos, la evidencia que surge de la distribu-cin funcional del ingreso indicara que este movimiento pudo haber sido compensa-do en alguna medida por el crecimiento ms que proporcional de los ingresos delcapital, que corresponden en mayor proporcin a personas y hogares pertenecien-tes a los tramos superiores de la estructura distributiva. Si bien no se cuenta conestimaciones oficiales de la participacin de las remuneraciones en el PBI, algunasdisponibles22 sugieren que sta se ubica en niveles bastante inferiores a los de me-diados de los aos '90.

    IV. Conclusiones

    El rgimen macroeconmico de los '90 y las reformas estructurales encaradasa lo largo de la dcada tuvieron un efecto negativo sobre los niveles de empleo y laequidad distributiva. Hacia fines de 2001 ya se advertan niveles de desempleo,precariedad y pobreza inusitados para el pas, los que reflejaban tambin el impactode la larga recesin iniciada tres aos antes. El abandono de la convertibilidad lleva que se incrementase el tipo de cambio nominal y a una profundizacin inicial de lacada de la produccin agregada.

    El bajo dinamismo de la demanda domstica que se observaba a principios de2002 evit que la devaluacin nominal se trasladase completamente a los precios. Sibien stos crecieron fuertemente durante los primeros meses de 2002, ello no deriven un proceso inflacionario y el tipo de cambio real registr un significativo aumento.Por otra parte, los elevados niveles de desempleo y la consecuente ausencia demecanismos de indexacin salarial hicieron que ese aumento de precios generarauna marcada reduccin de las remuneraciones reales durante los meses que siguie-ron a la salida del rgimen de tipo de cambio fijo. Una consecuencia de este deterio-ro de los ingresos fue un nuevo incremento de la incidencia de la pobreza, la quepas a abarcar a ms de la mitad de la poblacin del pas a fines de 2002.

    21 Debe tenerse en cuenta que no resulta esperable una influencia significativa de los cambios de laremuneracin y la jubilacin media sobre la distribucin del ingreso familiar ya que stos afectan a casi todos loshogares, excepto a aquellos sin ningn perceptor de estos ingresos.

    22 Vase, por ejemplo, Beccaria y Maurizio (2005); BCRA (2004).

  • 257EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    La nueva configuracin de precios relativos derivados de esos movimientos,apoyada en la poltica de mantenimiento del tipo real de cambio pieza central de lapoltica econmica, es uno de los factores preponderantes al momento de explicarla reversin de la fase recesiva hacia mediados de 2002 as como la persistencia delproceso de crecimiento hasta la actualidad. Uno de sus rasgos destacables es laintensidad del aumento de la ocupacin que ha generado. En efecto, la elasticidadempleo-producto se sostuvo a niveles muy elevados a lo largo de este perodo queya se extiende por ms de dos aos.

    La difcil situacin ocupacional al momento en que se inici la recuperacinfacilit que, como aconteci en otros perodos de aumento del empleo en los '90,buena parte de los nuevos puestos creados desde 2002 continuasen siendo preca-rios. Si bien la proporcin de las ocupaciones con cobertura de la seguridad socialdentro del flujo de nuevos empleos creci durante el 2004, la tendencia an no resul-ta clara; por ejemplo, datos preliminares del cuarto trimestre de ese ao estaranmostrando un comportamiento diferente. Un dato interesante, y que resulta en estecaso diferente a los que venan observndose en el largo plazo, fue el dinamismo delempleo de los menos calificados que, salvo durante los primeros meses del procesode recuperacin, creci al mismo ritmo que el correspondiente a los ms calificados.

    Los an elevados niveles de desempleo y de precariedad debieron haber influi-do para que la recuperacin de las remuneraciones haya sido lenta. Pero fueronaquellas correspondientes a los trabajadores menos calificados, y a los asalariadosno registrados, las que exhibieron el crecimiento ms dinmico. Este ltimo resultadopodra estar ligado a las polticas de suma fija establecidas por el gobierno, lascuales impactan proporcionalmente con mayor intensidad sobre los ingresos msbajos, incluso sobre aquellos que en principio no se encuentran cubiertos por esasmedidas.

    Durante estos ms de dos aos que siguieron a la crisis econmica y socialquizs ms profunda que experiment la Argentina moderna, hubo, entonces, unproceso de expansin productiva que llev a la actividad agregada a niveles no muylejanos a los registrados en 1998, cuando se inici la larga fase recesiva. Tambin elempleo se recuper ms all de la cada asociada a la crisis de 2002 ya que, anexcluyendo los ocupados en los planes de empleo, se encuentra en valores similaresa los del mximo anterior (registrado en 1999). Se podra concluir, tomando en con-sideracin estas variables, que la recuperacin fue intensa. Esto, sin embargo, nopuede extenderse a las remuneraciones, cuyo poder de compra sigue siendo bas-tante inferior al de fines de 2001 y muy reducido desde una perspectiva de largoplazo.

    Lo anterior puede resumirse sealando que la evolucin registrada desde 2002permiti superar algunas dificultades generadas por la larga recesin especialmen-te en el plano del empleo agregado, pero que an resta enfrentar la difcil situacinque subsiste en trminos de ingresos y pobreza. Precisamente, el incremento de laocupacin y la leve mejora de las remuneraciones ms importante entre las msbajas posibilit reducir la pobreza a cifras no muy alejadas de las de 2001 (alcanzel 40,2% de las personas en el segundo semestre de 2004). Pero an en lo concer-niente a la cuestin ocupacional, no han habido avances sustanciales en trminos demejora de la calidad del empleo.

  • 258 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    Sin embargo, los dficit que an persisten no debieran, en s mismos, ser con-siderados evidencias de limitaciones del proceso de crecimiento actual en tanto seconsidere que el mismo se extender en el futuro. En todo caso, no parece razonablesuponer que los problemas acumulados en una dcada y profundizados por la rece-sin y la crisis derivada de la salida de la convertibilidad puedan solucionarse en dosaos y medio.

    Interesa, precisamente, reflexionar acerca de los desarrollos que podran darseen el mediano plazo y, en particular, interrogarse si persistir la tendencia de fuerteaumento del empleo, an cuando prosiga la expansin productiva. La continuidadde un proceso de intensa generacin de puestos de trabajo no asegura, per se, quela mejora de los ingresos se produzca de manera menos parsimoniosa que hastaahora, pero aparece como la condicin necesaria para ello.

    En tanto la muy elevada respuesta a la luz de estndares tanto histricos comointernacionales de la ocupacin a los crecimientos de la produccin durante la recu-peracin haya resultado, como se sugiri ms arriba, del aprovechamiento de lacapacidad ociosa existente al principio del perodo, el escenario probable es que laelasticidad vaya descendiendo paulatinamente. Por lo tanto, el crecimiento del em-pleo procedera en los prximos aos a ritmos no despreciables pero ms modera-dos que en 2003 y 2004.

    Tampoco resulta esperable que se mantengan las muy altas tasas que en esosdos aos registr el crecimiento del PBI. Los escenarios elaborados tanto desde el

    0,4

    0,5

    0,6

    0,7

    0,8

    0,9

    1

    1,1

    1,2

    1,3

    1,4

    1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

    GRAFICO 3Evolucin de la remuneracin media de los asalariados

    Ao 1970 = 1

    (Octubre de cada ao)Fuente: Llach y Snchez (1984) hasta 1974 y luego, estimaciones propias basadas en datos de la EPH del

    INDEC.

  • 259EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    gobierno como del sector privado coinciden en que durante los prximos aos pro-seguir la expansin productiva, pero lo har ms lentamente.

    Esta desaceleracin del crecimiento del empleo que se producira al reducirsetanto la elasticidad como el ritmo del aumento del PBI llevara a que prosiga lareduccin del desempleo pero ms pausadamente. Sin embargo, la desocupacin,as como la precariedad y otras manifestaciones de la subutilizacin, permanecerntodava a niveles elevados durante un tiempo. Continuaran, por tanto, mejorando,pero resultarn an dbiles, las condiciones que posibilitaran una recuperacin ade-cuada de las remuneraciones. Por tanto, si se considera prioritario acelerar la recom-posicin de las remuneraciones de los trabajadores no slo para mejorar la distribu-cin del ingreso sino tambin para reducir la pobreza, las polticas de ingreso con-tinuarn siendo durante los prximos aos tan necesarias como lo fueron las desarro-lladas durante los momentos ms crticos que siguieron a la salida de la convertibilidad.

    De todos modos, un contexto de continuidad de la recuperacin del empleo ylos ingresos no debe desviar la atencin sobre la necesidad de profundizar y mejorarlas polticas sociales. Los niveles de pobreza y desigualdad existentes an a princi-pios de 2005 resultan suficientemente crticos como para no dejar de redoblar losesfuerzos que posibiliten no slo mejoras que pueden ser coyunturales, sino conso-lidar tendencias hacia la reversin de las inequidades de larga data. La acumulacinde desventajas que han sufrido amplios sectores de la poblacin, que no se encuen-tra exclusivamente asociada a la crisis de principios de siglo, provoca que el meroincremento de los ingresos corrientes sea para muchos insuficiente para acceder alos satisfactores bsicos. Por otra parte, la amplitud de las brechas de bienestarentre sectores reclama acciones para disminuir la extrema segmentacin que seviene experimentando y que no parece poder ser resuelta solamente con el aumentodel empleo y de las remuneraciones.

  • 260 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    ANEXOComparacin de la evolucin de las remuneraciones reales

    segn diferentes fuentes de informacin

    Tal como se advierte en el cuadro A.1, el aumento real de las remuneraciones mediasde los asalariados registrados que surge de la EPH es claramente inferior al de otras fuentesde informacin.

    CUADRO A.1Variacin de la remuneracin media real de asalariados registrados

    Fuente Cobertura / definicin Perodo Variacin (%)Asalariados registrados Oct.-02 III-04 5,9

    EPH, 28 aglomerados Asalariados registrados privados Oct.-02 III-04 2,3 urbanos Asalariados registrados del sector Oct.-02 III-04 0,0

    manufacturero

    Encuesta industrial Obreros y empleados empresas manu- III-02 III-04 34,4factureras grandes y medianas

    Coeficiente de varia- Remuneracin media obreros y emplea- Oct.-02 III-04 18,2 cin salarial dos empresas de actividades urbanasSIJyP Remuneracin media de los ocupados Oct.-02 III-04 12,5

    registrados

    Fuente: Estimaciones propias basadas en datos del INDEC y el SIJyP.

    23 El CVS mide la evolucin del promedio de los salarios de un conjunto fijo de puestos de trabajo de unamuestra de empresas y la indagacin se efecta de manera tal que el nmero de horas consideradas en el montoinformado no vara de mes a mes. En cambio, en la Encuesta industrial el salario medio de cada firma surge derelacionar la masa de remuneraciones pagadas con la cantidad de ocupados.

    24 Otra razn posible de diferencias entre el CVS y las otras fuentes sera que este indicador se construyea partir de liquidaciones tericas de puestos tipos y que incorporan, por tanto, todos los incrementos derivadostanto de acuerdos convencionales (al nivel de rama o firma) como aquellos otorgados por el gobierno.

    Podra argumentarse que estas disparidades, importantes como se advierte, puedenderivarse en buena medida de las diferencias en la cobertura. Debe tenerse en cuenta quela Encuesta industrial y el Coeficiente de Variacin Salarial (CVS) toman informacin de fir-mas grandes y medianas, y entre ellas pudo haber sido ms generalizado el otorgamiento deaumentos y/o las subas haber sido ms elevadas. Tambin existen discrepancias, en algu-nos casos, en lo que hace a las variables que efectivamente se miden. Por ejemplo, las cifrasde la remuneracin media provenientes de la EPH no resultan adecuadas para evaluar ladinmica de las tasas salariales o precio del trabajo concepto al que se aproxima en mayormedida la medicin que forma parte del CVS23 debido a que incorporan los efectos de loscambios de composicin de la fuerza laboral24. Precisamente, ellos seran significativos enun perodo como el que se est analizando, durante el cual se produjo una importante incor-poracin de trabajadores. Particularmente, cabra esperar que tal situacin provoque incre-mentos de las remuneraciones medias que resultan inferiores a los de los precios del trabajo,ya que los nuevos asalariados suelen registrar una remuneracin menor que el promedio.

    A fin de calcular las variaciones en las remuneraciones que excluyan el impacto de lasalteraciones en la composicin del empleo, se ha construido, a partir de las bases de la EPH,un panel de trabajadores para los que se cuenta con informacin para los segundos trimes-

  • 261EMPLEO, SALARIOS Y EQUIDAD EN LA ARGENTINA RECIENTE

    CUADRO A.2Variaciones en la remuneracin media mensual real entre II-03 y II-04

    Con datos stocks Con datos de panel (a)Todos los trabajadores 8,3 9,9Asalariados No registrados 15,2 22,0 Registrados 5,3 5,2 Sector privado 4,9 9,2 Industria 6,7 6,6

    (a) Se trata de trabajadores que no cambiaron de empleo.

    Fuente: Estimaciones propias basadas en datos de la EPH del INDEC.

    tres de 2003 y 2004. De esta manera, resulta posible medir el cambio entre esos perodos dela remuneracin media de conjuntos formados por los mismos trabajadores. En el cuadro A.2stos se comparan con las variaciones de las remuneraciones correspondientes a todos lostrabajadores captados en cada perodo (datos stocks), que son las que se vienen utilizandoen el trabajo.

    Se desprende de lo anterior que los cambios en la composicin del empleo no alcan-zan a explicar las variaciones de las remuneraciones que muestran las cifras stock de la EPHya que stas son similares a las computadas con el panel. Esta, por tanto, no puede estarexplicando el menor crecimiento de la EPH y sugiere cierta sobreestimacin de la variacinpor parte del CVS.

    BIBLIOGRAFIA

    ALTIMIR, Oscar; BECCARIA, Luis, y GONZLEZ ROZADA,Martn (2002): La distribucin del ingreso en Ar-gentina, 1974-2000, en Revista de la CEPAL, N78: 55-85.

    BCRA (2004): Informe de inflacin, Cuarto trimestre2004, Buenos Aires.

    BECCARIA, Luis, y MAURIZIO, Roxana (editores) (2005):Mercado de trabajo y equidad, UNGS/EditorialPrometeo, Buenos Aires.

    BECCARIA, Luis y MAURIZIO, Roxana (2005):Consistencia macroeconmica y distribucin delingreso, Proyecto OIT - Ministerio de Trabajo,Buenos Aires.

    CORTS, Rosala, GROISMAN, Fernando, y HOSZOWKI,Augusto (2004): Transiciones ocupacionales: elplan jefes y jefas, en Realidad Econmica, N 202,Buenos Aires.

    HEYMANN, Daniel, y RAMOS, Adrin (2003): Com-ponente A: La sustentabilidad macroeconmica amediano plazo. Componentes microeconmicos,sectoriales y macroeconmicos para una estrategianacional de desarrollo. Lineamientos para fortalecerlas fuentes de crecimiento econmico(www.mecon.gov.ar).

    LLACH, Juan J., y SNCHEZ, Carlos (1984): Losdeterminantes del salario en la Argentina, enEstudios, N 29.

  • 262 LUIS BECCARIA, VALERIA ESQUIVEL Y ROXANA MAURIZIO

    REGISTRO BIBLIOGRAFICOBECCARIA, Luis, ESQUIVEL, Valeria, y MAURIZIO, Roxana"Empleo, salarios y equidad durante la recuperacin reciente en la Argentina". DESARROLLOECONOMICO REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES (Buenos Aires), vol. 45, N 178, julio-setiembre2005 (pp. 235-262).

    Descriptores: .

    RESUMEN

    SUMMARY

    La Argentina atraves durante 2002 una cri-sis econmica y social de una magnitud inusita-da, signada por el fuerte empeoramiento del ni-vel de actividad, del empleo y de las remunera-ciones. Sin embargo, la temprana recuperacinque comenz hacia la segunda parte de ese aofue particularmente intensa, en especial en tr-minos de generacin de empleo. Entre el tercertrimestre de 2002 y el tercero de 2004, la gene-racin neta de puestos de trabajo an exclu-yendo los originados en los planes de empleoresult superior a la que podra preverse tenien-do en cuenta la dinmica del PBI. La recupera-

    cin de las remuneraciones reales, por el con-trario, fue sensiblemente menor. El objetivo deltrabajo es examinar las razones y caractersti-cas de este elevado aumento del empleo y de ladinmica de las remuneraciones en la fase deexpansin que todava subsiste, as como susefectos sobre la distribucin del ingreso y la po-breza. El examen de los factores que puedenexplicar la elevada elasticidad empleo-productoregistrada en este perodo permite discutir posi-bles escenarios sobre su desarrollo futuro y, enparticular, acerca de la posibilidad de sostener-se en el tiempo.

    Argentina went through an unprecedentedeconomic and social crisis at the beginning of2002, when GDP, employment and wagesplummeted. However deep, the crisis did notimpede the rapid recovery that started as earlyas in the second semester of 2002, particularlyin terms of employment creation. Even excludingPlan Jefes jobs, net employment creation wassubstantially greater than expected (consideringGDP growth) between the third quarter of 2002

    and the same period of 2004. Real wagesincreased at a much lower rate. The paper aimsat studying the features and reasons behindemployment recovery and wage dynamic duringthe expansionary phase, and their impacts onincome distribution and poverty. By examiningthe factors explaining the high urban GDP-employment elasticity, a discussion aboutpossible future paths is possible, mainly,regarding its eventual medium term sustainability.