Barthes Roland - La Camara Lucida

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  • caUe desiena. un arbol meditem1neo (Al-hambra, de Charles Clifford): esta fotognwa antigun (1 854) me impresiona: es que, ni mas ni m~nos, tengo ganas de vivir allf. Es-tas ganas se sumergen en mi hasta una pro-ftmdidad y por medio de unas ra{ces que d esCOilOZCO: (,CalOr del clima'? lJvJjto medite-rn'ineO, apolinismo? ,Desheredamiento? j,Jubilacion? t.Anonimato? ;,Nobleza? Sea lo que fuem (de mf mismo. de mis m6viles, de mi fantasma) , tengo ganas de vivir a.IH, con renuidad, y est a tenuidad jam as Ia foro de tu-rismo puede satisfacerla. Para mi, las foto-graffas de paisajes (urbanos o campesinos) deben ser ilabitables, y no visitables. Este deseo de habitaci6n, si Jo observo a fondo en mi mismo, no es ni oni'rico (no sueiio con un Iugar extravagante) ni empfrico (no imemo comprar una e:asa a partir de las vistas de un prospeclo de agencia inmobiliaria); es fan-Lasmatico, deriva de una especie de v.idencia que parece impulsarme hacia adelante, hacia un tiempo ur6pico. o volverme hacia atrlis, no sc ad6nde de m1111ismo: doble movimien-to que BaudeH1ire ha cantado en Invitation au Voyage y en Vie Amerieure. Ante esos paisajes predilectos. todo sucede como si yo

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    I

    ~& lllff dondc quls/era ,.;,.;, ... ,

    Churld Clllfonl: AIII

  • estuvitse seguro de habcr estado en eUos o de tener que ir. Freud dice del cuerpo mater-no que no hay ningun otro Iugar del que se pueda dccir con tanta ccrtidumbre que se ha estado ya en eh>. Tal serfa entonces La esen-cia del p:Usaje (elegido por el desco): heim-lich. dcspcrtando en mi Ia Mad.re (en modo alguno inquietanre).

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    Habieodo de este modo pasado revista a los imereses serios que despcrtaban en mr ciertas fotos. me parecfa constatar que el sw-dium, mientras no sea atravesado, fusrigado, rayado por un dctalle (punctllm) que me atrae o me lastima, engendraba un tipo de fo-ro muy difundido (el mas clifundido del mun-do) que podrfnmos Llmnar fotogr> sin desdoblarla, sin hacerla vacilar 'el

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    enfasis CS UnH fucr.ta de cohesi6n): ningun dual, ningun indirecro. ninguna disrurbancia. La Fotografia unaria tiene todo lo que se re-quiere para ser trivial, siendo Ia . nunca herir. Esas fotos de repor-taje son recibidas (de una sola vcz). es todo. Las hojeo. no las rememoro; jam:ls un detalle (en tal o tal rinc6n) acude a imerrumpir mi lectura: mo intereso por elias (i gl~il que me inrereso por el mundo), pero nb me gusmn.

    Ona foto unuriu es Ia foro pornognlfica (no digo er6tica: lo er6tico es pomogruffa al-ternda, lisurada). Nada mlis homogc!neo que una fotograffa pomognifica. E.'l una foto siempre ingcnua. sin intcnci6n y sin cfilculo. Como un escaparare que s61o mostrase. ilu-

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    ( \

  • minado, una sola joya: Ia fotografia porno-gratica esui enteramente constituida por Ia presentaci6n de una sola cosa. el sexo: jamas un objeto secundario. intempestivo. queapa-rezca tapando a medias. rerrasando o distra-ycndo. Prueba a contrario: Mapplethorpe haec pasar sus grandes pianos de sexos de lo pomogrMico a lo er6tico fotografiando de muy cerca las mallas del slip: Ia foto ya no es unaria, puesto que me intereso por Ia ru-gosidad del tejido.

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    En este espacio habitualmente tan unario, a vcces (pero, por desgracia, raramente) un detalle me atrae. Sicnto que su sola pre-sencia cambia mi lecrura, que miro una nue-va foto. marcada a mis ojos con un valor su-perior. Este detalle)> es el ptw:tum (lo que me punza).

    No es posible est.ablecer una regia de enla-ce entre el stadium y el puncwm (cuando se encuentra all f). Se trata de una copresencia, es todo lo que se puede decir: las monjas SC en-contraban alii. pasando por el fondo. cu.ando

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    Wessing fotografi6 los soldados nicaragilen-ses; desde cl pun to de vista de Ia realidad (que es quizas el del Operator) , roda una causaH-dad explica Ia presencia del detaile>~: Ia Igle-sia esui implantada en esos pafses de America Latina, las monjas son enfermeras, las dejao circular, etcetera~ pero, desde mi punto de vis-ta de Spectator, el detalle es dado por suerte y gratuitamente: eJ cuadro no ticne nada de compuesto seglln una 16gica creativa; Ia fo-to es sin duda dual, pero dicha dualidad noes el m6vil de ningtin desarrollo, como ocurre en el discurso clasico. Pam percibir el ptmc-tum ningun analisis me seria, pues. util (aun-que quizas. a veces, como veremos, el recuer-do sf): basta con que la imagen sea suficicnte-mente grande. con que no tenga que escrutar-la (no serviria de nada), con que. ofrecida en plena ptlgina, Ia reciba en pleno rostro.

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    Muy a menudo. el punctum es un deta-lle, es decir. un objeto parcial. Asimismo. dar ejcmplos de punctum es. en cierto modo. entregarme.

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  • He aqul una familia negra norreame1iaana. fotografiada en 1926 por James VanderZee .. El f tudium es claro: me intereso con simpa-tfa. como buen sujetb cultural, por lo que dice la f~Jto, pues habla (~e trara de una foto): eltpresa La respetabili"dad, el l'ami-liarismo, el confom1ismo. el endominga-miento, un esfuerzo. de promoci6n social pa-ra engalanarse con los arributos del olanco (esfuerzo conmovedor de tan ingenuo). El espectaculo ri1e interes.a, perG n0 me

  • ~

  • ~ Y11 /'clt'f)Wt:'' t' ('(Ill 111i UILt'TflO rnwru fw; ult(ctts por cllmrlc /'(JJC

    r,~ 1!1 nrJ',,IJ clr cmriguos ~rt~jt.!.1 pm Htm~rla ~ f:(unwn(ll,~*

    tpgrafia. Duane Michals ha fotografiado a ~dy Warhol: retrato provocativo. ya que en e1 Warhol s:e tapa la cara con las dos manos. No tengo nlnglin de~eo de cQmentar intelec-[!Jalmente. esre juego de escondite c~sto e.s Studium); pues, para mi~.Andy Warhol noes-cmnde nada; me da a leer abiertamente sus manos; y eJ prmctum noes el gesto, es Ja ma-te.Jiia algo rcpulsiva de esas una espatuladas, suaves y contomeada.\ al mismo riempo.

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    Cienos detailes podrfan . Si oo lo hacen, es sin duda porque han sido puestos alii intencionaJmcnte por el fot6gra-fo. En Shinol!iera. Fi.ghrer Palmer, de Wi-Uian1 Klein ( 196.1 ); lu cabezinnonstruosa del per:sonaje no me

  • contraste, deseado (por no decir acentuado), no produce en mi ningun efecto (sino. inclu-so, ciena irritaci6n). A sf el deutlle que me in-teresa no es, o por to menos no rigurosarnen-te. intencional. y probablemente no es nece-sario que Jo sea; aparece en el campo de la cosa fotografiada como un suplemento ine-vitable y a Ia vez gratuito; no testifica obli-gatoriamente sobre el arte del fot6grafo; dice tan s61o o bien que el fot6grnfo se encontra-ba all f. 0 bien, mas pobremente aun, que no pod fa de jar de fotografiar el objeto parcial aJ mismo tiempo que el objeto total (j,c6mo ba-brla podido Kenesz scparar Ia calzada del violin1sta que pasea por ella?). La videncia del Fot6grafo no consiste en ver, sino en encontrarse alii. Y ante todo. imitando a Or-feo, jque no de vueltas sobre Jo que el con-duce y me da!

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    Un detalle arrastra toda mi lecrur~ es una viva mutaci6n de rni ioteres. una fulguraci6n. Gmcias a Ia marca de a/go Ia foto deja de ser cualquiera. Ese a/go me ha hecho vibrar. ha

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    provocado en mi un pequefio estremecimien-to, un sarori, el paso de un vado (impona po-co que el referente sea irrisorio). Cosa curio-sa: el gesto vinuoso que se apodera de las fo-tos serias,. (investidas de un simple smdium) es un gesto perezoso (hojear, mirar de prisa y c~modameme, curiosear y apresurarse); por el contrario, Ia lectura del punctum (de Ia foro puntcada, por decirlo asf) es at mismo tiempo corta y acliva. rccogida como una fiera. Astu-cia del vocabulario: se dice desarrollar una foto*; pero to que Ia acci6n qufmica desarro-Ua es to indcsarrollable, una esencia (de heri-da), to que no puede transformarse. sino tan s6Jo repetirse a modo de insistencia (de mira-da insistente). Esto asemeja Ia Fotografia (cienas fotograllas) at Haiku. Pucs Ia nota-ci6n de un haikU es tambien indcsarrollable: todo viene dado, sin provocar deseos o inclu-so In poNibilil.lad de expansi6n ret6rica. En ambos casos se podrfa, se deberia hablar de inmovi/idad vivimte: Ugada a un detallc (a un detonador). una explosion deja una pequei'la

    T,clucd6n htL"BI 0.1 (nlnd$ llft~lt1f>N', '" cqutv;,lrnl< t"

  • estrclla en el cristal del te}..'tO ode Ia foto: ni el Haiku ni Ia Foto hacen sonar.

    En Ia experiencia de Ombrcdane. los ne-gros s61o ven en la panralla Ia gaJiina minus-cula que en un rincon cruza por In plaza del pueblo. Tampoco yo, de los dos menores dis-minuidos de unq. instituci6n de Nueva Jersey (fotogroJiados en 1924 por Lewis H. Hinc). veo apem~ Ia~ cabezas monstruusa:,; y los per-files lamentables (esto formtl parte del stu-tlium): lo que ven, al igual que lo~ negros de Ombrcdane. es el detallc desccmrado, cl in-menso cucllo a lo Danton del chiquillo. el dedi I en el dedo de Ia chica:

  • de Brazz~ esto gesto incongruente posee to-das las cuaHdades para attaer mi mirada, -pa-ra constituir un puncnmi. Y, sin embargo. no lo es; pues cifro iomed iatamente, lo quiera o no, esa postura como descocada>> (para roi, el punctum son los brazos cruzados del se-gundo grumete). Lo que puedo nombrar no puede realmente punzrume. La incapacidad de nombrar es on buen sintoma de trastomo. Mapplethorpe hfl fotografiado a Bob Wuson y Phil Glass. Bob Wilson me subyuga, pero no consigo decir por que , es cfecir, d6nde: j,es acaso la mirada, Ia piel. la posicion de Las manos, las zapatillas de basquet? El efecto es segu:ro, pero ilocal.izable. no encuentta su signo, su nombre; es tajante. y sin embargo recala en una zona incierta de mf mismo; es agudo y reprimido. grita en silencio. Curiosa contradicci6n: es un fogonazo que flota.

    Nada de ex.trafio, entonces, en que a veces, a pesar de su nitidez, s6la aparezca despues, cuando, estando Ja foto lejos de mi vista. pienso en ella de nuevo. Sucede algunas ve-ces que p uedo conocer mejor una foto que recuerdo que otra que estoy viendo, como si Ia visi6n direca oricnlase mal eJ lenguaje. inducienctoJo a un esfuerzo de descripci6n

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    '!Para mf. t!l PIIIW1Urn ~'VII los bra

  • *Bob Wilson me .mlryuRa, pcro 1W ci>11. dccir T/Or qllA. ..

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    qJ.Je siempre dejanl escapar el pumo del ef!'!c-ro, el f!UIIctwn. Al leer Ia foto de Van der Zee, crefa haber localizado lo que me c'On-m.ovfa: los zaparos con tiras de Ia nef,'ra en-domirigada; pero esa foto ha fermentado en mi. y nia:> l:arde he C">. dee!

  • torias son una fonna de cerrar los ojos>>. La fotografia debe ser silenciosa (hay fotos es-truendosas, no me gustan): no se trata de una cuesri6n de discreci6n, sino de Ia mllsica. La subjetividad absoluta solo se consigue mediante un estado. un esfuerzo de silencio (cerrar los ojos es hacer hablar Ia imagen en el silencio). La foto me conmueve si Ia reti-ro de su charloteo ordinaria: Tec:nica, Rca/id(Jd.

  • (Virgnia Wolf)

  • ._JtNIIOJIO"" su gradQ tlptimo th! .;IJ

    I

    (y aun: el tedio aparece pronto). La foto ero-tica. por eT contrari.o (esta es su condicien propia), no hace del se-xo un objelu central; puede perfectamente no mosn-arlo: arr~sr.ra al espectador foera de su marco, y es ;:~sf co-mo miimo Ia foto. y ella me anima a mi. El plincti(T/1 es entOii'ces una espe,cie de sutil mas-aUa-del-campo, como -si 1a imagen lan-zase el deseo mas alia de lo que ella mi.sma muestra: no tan s61o hacia de Ia desnudez, ni hacia .el fantasma de una pnic-tica, si:no hacia: la excelencia absoluta de un ser, alma y cuetpo nie_zclados. E!:ite muclia-cho del brazo extendido y sonrisa_ radiarlte~ -aunque su belleza no ~ea en mo'do alguno a!Sademica y este rnedio salida de Ia foto, de-pq:ftado al ex.tremo hacia un lado del marco, ~pcarna una especie de erotismo alegre; la fotQ me induce a d istin,guir cl aeseo pesaoo. el de Ia pornograffa, del deseo ligero, del linen deseo, el del erotismo; d!!spucs de rodo. CJJ!Lza se trate de uoa cuesti6n.de suert~>>: Ia fo.tografia ba captado Ia maoo del muchaoho (el mismo Mapplet116rpe. creo) en su grado 0Ji1timo de abertura, en su densidad de ~thandono: algunos milimetros.dema;; ecJe m'cnos y el .cuerpo intuido no.se hubiese ofrecido dl:',

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  • forma Lan condescendientc (cl cucrpo porno-gmfico. cornpacto. se rnucstra. no se da. no IY.ty ninguna generosidud en el): Ia Fotogra-lia ha encorurado td lnum mum~nw. el kair6s del deseo.

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    Yendo asl de foto en foto (n decir vcrdad, hosta abora todas son del dominio publ ico), habfa visto quiza como andaba mi dcseo, pe-ro no habfa descubierto Ia naturaleza (eJ ei-dos) de Ia Fotograffa.. Hauta de convcnir en que rni placer era un media.dor impcrf-ecto. y que una subjetividad reducida a su proyecto hedonisla no podia reconoccr lo universal.

    Debfa descender wdavfa mas en mf mis-mo paru encontrar lo cvidcnte de In Fotogra-ria, ese algo que es visto por cualquicru que mira um1 foto y que Ia dis1inguc n SliS ojos de cualquicr otra imagen. Debfa huccr mi pal i-nodiu.

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    rr

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    Abora bien, una tarde de noviembre. poco tiempo despues de Ia muene de mi madre, yo estaba ordenando fotos. No contaba vol-verla a encontrar. no esperaba nada de esas fotografias de un ser ante las cuales lo recordamos pcor que si nos contentamos con pensar en el (Proust). Sabfa perfectamente que. por esa fatalidad que constituye uno de los rasgos mas atroces del duelo. por mucho que consultase las imagenes, no podda nun-ca rnas recordar sus rasgos (traerlos a mi mente). No, lo que yo querfa ern, segun el deseo de Valery a Ia muene de su madre, escribir una pequeiia obra sobre ella. para mi solo (quiz:is un dfa Ia escriba. con el fin de que, impresa, su memoria dure por lome-nos el tiempo de mi propia notoriednd). Ade-r'ruts, no puedo decir que esas fotos de eUa que yo guardaba me gustasen, si exceptua-mos Ia que habra publicado, aquella en Ia que se ve a mi madre, de jovcn. caminando por una playa de Las Landas yen Ia que re-

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  • conocf su modo de andar. su salud, su res-plandor - pero su rostro. demasiado lejano-: no me ponla a contemplarlas. no me sumia en eiJas. Las desgranaba. pero ninguna me parccra rcalmentc buena: ni resultado fo-tognHico, ni r~urrecci6n viva del rostro amado. Si algun dla llcgase a mostrarlas a amigos. dudo que les hablru.en.

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    En cuanto a muchas de estaS fotos. lo que me scparaba de elias era Ia Historiu. j,Nc> es acaso 13 Historia ese tiempo en que no habfa-mos nacido'l Lcfa mi inex1stencia en los ves-tidos que mi madre habfa Llcvado ames de que pudiesc: acordarrne de ella. Hay una es-pecie de cstupefacci6n en el hecbo de ver a un ser familiar vcslido de ouv modo. He aquf, hacin 1913, a mi madre en traje de ca-lle, con toea. pluma, guantes. fina lenceria que sobresale por las mangus y el escote. to-do de un chic desmentido por Ia dulzura y Ia simplicidad de su mirada. Es Ia unit.:a vez que Ia ve.o asi. tom ada en una His tori a (de lo:. gustos. de Ins modas. de los tejidos): mi aten-

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    ci6n se desvfa entonces de ella hacia el acce-sorio perecido; pucs el vestido es perecedero. constituye pam el ser amado una segunda tumba. Para reconocer ami madre. fugiti-vameote. por desgracia. y sin jamils poder guardar dumnte mucho tiempo csta rcsurrcc-ci6n, es necesario que, mucho mds tarde. rc-conozca en algunas fotos los objetos que ella renfa sobre su c6moda. una polvera de marfil (me agradaba el ruido de Ia t.apa), un frasco de cristaJ biselado. o incluso una silla baja que tengo actual mente junto a mi cama, o in-cluso Ia

  • chelet no pudo, por asf dccir, escribir nada sobre su propio tiempo). El tiempo eo que mi madre vivi6 antes que yo, esto es para mJ La His1oria (por otro Judo, esta epoca en Ia que hist6ricamentc me intcresa mas). Ninguna anamnesis podro jam

  • mente fisica, Ia huella fotografica de un co-lor, el verdiazul de sus pupilas. Pero esta Lu.z era ya en sf una especie de mediaci6o que me cooducfa hacin una identidad cscncial. e l genio del rostro amado. Y adem~s. por im-pcrfectas que fuescn. cada una de esas fotos manifestaba el sentimiento justo que mi ma-dre habia deb1do experimentar cada vez. que se habia dejado fotografiar: mi madre Se prestaba>> a Ia fotografia, temiendo que su rechazo pudiese scr considerado como acti-tud: superaba esta adversidad de situarse ante el objetivo (acto inevitable) ron discre-ci6n (pero sin nad.u de Ia teatralidad comrai-da a base de humildad o de enfumuiamieo-to): pues sabla su!>t ituir siemprc un valor mo-ral por un valor superior. un valor civil. Ella nose deba.tlu con su imagen. tal como yo ha-go con La mfa: ella nose suponfa.

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    Asi iba yo mirando, solo en e l apartamen-to donde ella acabuba de morir. bajo Ia lam-para. una a una, esas fotos de mi madre. vol-viendo atras poco a poco en el tiempo con

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    ella, buscando Ia verdnd del rostro que yo habia amado. Y Ia descubri.

    La fotografia era muy antigun. Encartona-du, las esquinas comida:., de uo color sepia descolorido, en ella habra apenas dos ninos de pie fonnaodo grupo junro a un pequcfio puente de mader.1 en un Jnvemadero con te-cho de cristal. Mi madre tenfa cotooces cin-co anos (1898), su hem1ano tenia sietc. Estc apoyaba su espalda contra Ia baJaosrrada del puente, sobre Ia cual habf

  • "iCu&i I!S. srJirln rwtm f'UI'trtr, 1'1 fottJgrcrfo mt1s wontle tM mmuf(IJ

    -/1/mltrr

    ItO

    mado d6cilmcnte, sin mo~tmrse ni esconder-se. y por ultimo su ex:presi6n. que la diferen-ciaba como el Bien del Mal de Ia nina hist~rica. de Ia muiieca melindrosa que juega u pa-pas y mama'>, todo esto conformaba Ia ima-gen de una inocencia oberana (si se quiere tomar csta palabra segun su etimologfa. que es no sc hacer daiio ), todo esto habfa con-vertido Ia pose fotognilka en aqueUa parado-ja insostenible que toda su vida habfu sostc-nido: Ia afirmaci6o de una duiLur.J. En csa imagen de niiia yo vefa Ia bondad que habla formado su ~r enseguida y pam siempre sin haberla heredado de nadie; t,c6mo aquella bondad pudo salir de padres imperfectos que Ia amaron mal. en resumidas cuemas de una familia? Su bondad estaba precisamcme fue-ra de juego. no pertenecia a ningun sistema. o por lo mcnos se situaba ep el If mite de una moral (cvangelica, por cjcmplo): nadu podrfa definirla mejor que esc rusgo (entre olros): nunca. en toda nuestm vida en comun. nunca me hizo una sola obserservaci6n. Esta cir-cunstancia e.xt:rcma y panicular, ron ab!.tracta en relaci6n con una imagen. estaba no obs-tante prcsente en el rostro que tenia en Ia fo-togrnfia que yo acababa de encont:rar. Nin-

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  • """"' "~ II. r1s..

    guna imagen j usta, justo una imagen, dice Jcan-Luc Godard. Pero mi pcsadumbre pedfa una imagen jusla, una imagen que fuese nl mismo ticmpo justicia y justeza: justo una imagen pero una imagen justa. Tal era para mf Ia fotograffa del Invcmadcro.

    Por una vez Ia fotografia me daba un seo-timicnto tan seguro como el recuerdo. tal co-mo sinti6 Proust cuando, agachandose un dia pant dcscalzarse. percibi6 en su memoria cl rost~o de su abuela de verdad. . que Ia fenomenologla llama-rfa obji!IOS cuaJesquiera>>. 110 cr;m m

  • muerte (tan extenuada, tan noble, sentada an-te Ia puerw de nuestra casa, rotleada de mis antigos), llegue, remomando cres cuanos de siglo, a Ia imagen de una nifta. Desde luego, Ia perdfa emonces dos veces, en su fatiga frnaJ y en su primera foto. que era para mf Ia ulti-ma: pero tambien era emonces cuando todo basculaba y Ia podfa rcecontrdr por fm rat co-mo ella em en sf misma ...

    Esc movimienro de Ia Poto (del ordena-miemo de las fotos) lo he vivido en Ia reali-dad. Al finaJ de su vida. poco tiempo antes del momento en que mire sus fotogruffas y descubrf Ia Foto del lnvemadero. mi madre e.c;taba dcbil. muy debil. Yo vivfa en su debi-lidad (me era imposible participar en un mun-do de fuerza, salir porIa noche. toda munda-nidad me horrorizaba). Durante su enferme-clnd yo In cuidctba. le daba el taz6n de u~ gue a ella le gustaba porquc podin beber mils c6-modamente en el que en una w:w, se habftl convertido en mi ni!la, ldentific~ndose p1m1 mi con Ia criatura esencial que era en :~u pri-meru foto. En Brechr, por una invcrsi6n que en otro liernpo admire mucho. es el hijo quien educa (polfticamente) a Ia madre: sin embar-go, a mi madre yo nunca Ia eduqu~. nunca Ia

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    convert! a nada: en cierto sentido. nuncn le hable>>. nunc a (> anre cUa, para ella; pensabamos sin confesamoslo que Ia ligera insignificancia dcllenguaje. Ia suspensi6n de las imagcnes debfa ser el espacio propio del arnor, su musica. Ella. tan fuerte. que consti-tufa mi Ley interior. yo Ia vivfa para acabar como si fuese mi nina. Resolvfa asf, a mi ma-ncra, Ia Muene. Si, tal como han dicho rantos fil&sofos. Ia Muene es Ia dura vicloria de Ia especie, si to particular muere para satisfacer to universal, si, despues de haberse reprodu-cido como otro que sf mismo. el individuo muere, habi~ndose asf negado y sobrepasado. yo, que no habfa procreado. habfa cngendra-do en su misma enfermedad a mi madre. Muerta ella. yo ya no tenia raz6n alguna para seguir Ia marcha de lo Vivienle superior (Ia espeoie). Mi particularidad ya no podrfa nun-ca mas universaliznrse (a no ser, ut6picamen-le, por medio de Ia escri(ura, cuyo proyecto debla convertirse desde entonces en Ia unica finaJidad de mi vida). Ya no podfa espemr mas que mi mucrte totaJ. indialcctica.

    Esto es lo que yo leia en Ia Fotografia del lnvemadero.

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    \Conn. p :sa

  • 30

    Algo nsf como una esencia de Ia Fotogra-fia tlotaba en aquella foto en panicular. Deci-di eotonces sacar toda Ia Fotograffa (su nnturaleza) de Ia unica foto que existia se-guramente para mf y tomarla en cierto modo como gufa de mi ultima busqueda. Todas las foto~r.tffas del mundo formaban un Labe-rinto. Yo snbia que en cl centro de ese La-berinto !.6lo encont:raria esa unica foto. veri-ficandose Ia fmse de NieLZSChe: Un hombre laberfotico januis busca Ia vcrdad. sino linica-mcnte su Ariadnn>. La Foto del Lnvemadero era mi Ariadna. no ramo porque me pennhi-rfa descubrir algo secreta (monstruo o teso-ro). sino poque me dina de que estaba hecho ese hilo que me atrnia hnciu In Fotogmfia. Habfa comprendido que de ahara en adelante serfa preciso inlerrogM Ia cvidcntc de Ia Fo-t,ograffa no ya dcsde cl pun to de vi~t a del phi-e'er. sino en relaci6n con lo q\le llamarfamos romanticamente el nmc>r y Ia muerte.

    (N o puedo mo:;trur Ia Poto del lnvcmade-ro. E~tta Foto s61o existe para ml solo. Para vosotros s61o scrfu una folo indistinta. una de Ius mil mani rcstaclonc~o de lo c.:ualquiera;

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    no puedo constilLlir en modo alguno cl obje-to visible de unu cicncia: no puede funda-mentnr objetividad nlguna, en el semido po-sitive del termino; a Ia sumo podrfa imcresar a vuestro studium: epoca. vcstidos, fotoge-ni:a: no abrirfa en vosotros herida alguna).

    31 ' AI comienzo me habia fijado un principia:

    no reducir jamas cl sujeto que yo era. frcnte a ciertas fotos. al sociu.~ desencamado. desa-fectado. de que se ocupa Ia ciencia. Es1e _principio me obligaba n l

  • como si fuese unicamente un rejido de obli-gaciones y de ritos: o bien se Ia codifica co-mo un grupo de pertenencia inmediata, o bien se hace de ella un nudo de conflictos y de inhibiciones. Dirfase que nuestros sabios no pueden concebir que haya famili~ en las que las personas se amen.

    Y del mismo modo que no puedo reducir mi familia a Ia Familia, tampoco puedo redu-cir mi madre a Ia Madre. Leyendo cienos es-tudios generales vefa que pod fan aplicarse de manera convincente a mi situaci6n: comeo-l311do a Freud, Goux cxplica que el judaismo ha rechazado Ia imagen con el fin de ponerse a cubieno del peligro de adorar a Ia Madre: y que el cristianismo, al hacer posible Ia repre-senraci6n de lo femenino matemo, habia ven-cido el rigor de Ia Ley en beneficio de lo Ima-ginario. Aunque proccdente de una religi6n sin imligenes en Ia que Ia Madre noes adoro-da (el protestantismo), pero fo.Frnado sin du-da cu lturalmenle por el artc cat61ico, ante Ia Foro del Jnvemadero yo me abandonaba a Ia imagen. a lo Imaginario. Podfa, pues, com-prender mi geoeralidad: pero, habiendola comprcndido, hula implacablemente de ella. F.n In Mndre hnbfa un nuclen rndiante. irre-

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    ducrible: mi madre. Todos pretenden que mi -pena es mayor debido a que vi vi toda mi vi-da con ella: pero mi pena proviene del hecho de ser ella quie11 era: y es por ser ella quien era por lo que vivf con ella. A Ia Madre como Bien, ella habia afuldido Ia gracia de ser un alma particular. Yo podia decir, iguaJ que el Narrador proustiano a Ia muerte de su abue-la:

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    Lo que habla observado al principia. de fonna separada. a guisa de metodo, y que consist fa en que toda foto es de algun modo conatural con su referente. lo descllbrf ahor.a de nuevo. como algo nuevo, deberfa dccirlo asf. arrebmado por Ia verdad de Ia imagen. Asf. pues. desde aquel momento debia con-sentir Ia mczcla de dos voces: Ia de Ia Lrivia-lidad (decir lo que todo el mundo ve y sabe) y Ia de Ia ingularidad (hacer emerger dicba trivialidad del fmpetu de una emoci6n que s61o me pcrtenecfa a mf). Era como si inda-gase Ia naruraleza de un verbo que no tuvie-se infinitive y que s61o se pudjese encontrar provisto de un 1iempo y de un modo.

    Ern preciso ruue todo concebir, y por consi-guieme. si fuem posible. decir (incluso si se trataba de unn cosa sencilla) en que se dife-renci~lba el Rcferente de Ia Fotografia del de los ,otros sistemas de representaci6n. Llamo referente fotogralico no a Ia cosa fac:ultari-''amente real 11 que remite una imagen o un signo. sino a Ia cosa necesariameme real que h; sido colocuda ante el objetivo y sin Ia cual no habrfa fotogrnffa. La pintura. por su parte.

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    pucde tingir Ia realidad sin haberla visto. El discurso combina unos signos que tienen des-de luego unos refercmcs. pcro dichos referen-tes pueden ser y son a menudo quimeras. Contrariamente a estas imiraciones. nunca puedo negal' et1 Ia Forograffa que Ia tuso llo-ya esrado alii. Hay una doblc posicion con-juma: de realidad y de pasado. Y puesto que tal imperat:ivo s61o existe por sf mismo. debe-mos considerarlo por reducci6n como Ia esen-cia misma. el noema de Ia Fotografia. Lo que iotencionalizo en una foro (no hablemos toda-vfa del cine) no cs ni el Anc, ni Ia Comunica-ci6n, es La Reterencia. que cs el orden funda-dor de Ia Fo10grafia.

    El nombrc del nocma de Ia Fotografla se-ni pues: sto lla sido;~, o tambien: lo lntra-lable. En latin (pedamerfa nece aria ya que aclara cienos mat ices). esto se expresarla sin dud a asi:

  • Puede que en la marejada cotidinna de las fotos. las mil fonnas de interes que parecen ~u. citar. el noema ESTO ha .fido no sea re-primido (un noema nunca puede serlo). pero sf vivido con indiferencia. como un rasgo que cae de su peso. La Foto del lnvemadero acababa de despertanne de dicha indiferen-cin. Siguiendo un ordcn parud6jico. puesto que normal mente nos aseguramoR de lali co-sus tlntes de declararlas verdnderas, bajo el efecto de una experiencia nueva. Ia de Ia intensidad. yo babfa inducido de Ia verdad de Ia imagen Ia realidad de su origen: habia confundido verdad y realidad en una emo-ci6n unka, y en ello situaba yo de ahora en adelante Ia naturaleza ~I genio- de Ia Foto-graffa. puesto que ning!Jn retrato pintado. nun suponiendo que me pareciese ((verdade-ro. podfa demostrarme que su referente ha-hfa cxisLido realmente.

    33

    Podia decirlo de otro modo: lo que fonda-menta Ia naturaleza de Ia Fotograf'fa cs Ia po-se. lmporta poco Ia duraci6n fisicn de dicha

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    pose; incluso si el tiempo ha sido de w1a mi-Uonesima de segundo (la gota de leche de H. D. Edgerton). ha habido siempre pose, pues Ia pose no es, no constituye aqui una actitud del blanco, como tampoco es una tecnica del Operator. sino el terrnino de una intenci6n de lccturn: al mirar una foto incluyo fatal -mente en mi mirada el pensamiento de aquel instantc. por breve que fuese, en que una co-sa real se encontr6 ante el ojo. lmp~1i.o 1!1 in-movilidad de Ia l'oto presente a Ia toma pusa-da. y esta detenci6o es lo que constituye Ia pose. Ello ex plica por que-el noema de Ia Fo-tograffa se altera cuando esta Fotografia sc anima y se convierte en cine: en Ia Foto algo se ha posado ante el pequeoo agujero que-dandose en el par.t siempre (por lo menos es-tees mi sentimie.nto): pero enel cine. algo lw pasado nnte esc agujero: Ia pose e. arrebata-da y negada por Ia sucesi6n continua de las imiigenes: es una fenomcuologfa dlslinta, y por lo lunto oiro a1te lo que empieza. aunquc derive del prlmero.

    En Ia Fotograffa Ia presencia de Ia cosa (en cierto memento del pasado) nunca es metaf6-rica: y por lo que respecta a los scrcs anima-dos, su vida tampoco lo es. salvo cunndo sc

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  • FotograJian cad1'ivercs; y aun usf: ~~ Ia fotogra-ffa se convienc entonccs en nlgo booible es porque cenifica. por decirlo asi, que el cada-ver es nlgo viviente, en ramo que codaver. es Ia imagen vivieme de una cosa muerta. Pues Ia inmovilidad de Ia foto e

  • venian de esto: era segwv que aquello habfa sido: nada ten fa que ver con Ia exactitud. sino con Ia realidad: el historiador no era yael me-diador, Ia esclavitud nos venia dada sin me-diaci6n. el hecho aparecfa establecido sin me-todo.

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    Suele decirsc que fueron los pint ores quie-nes inventaron Ia Fotografia (transmitieodo-le el encuadre. Ia pen;pectiva albcrtiniana y Ia 6prica de Ia camera ohscura). Yo afirmo: no, fueron los qu(micos. Ya que el noema ~sto ha sido s6lo fue posilile cl dia en que una circunstancia cieotffica (el descubri-miento de Ia sensibilidad a Ia luz de los ha-luros de plata) penniti6 captar c irnprimir di-rectarnente los rayos luminosos emitidos por un objeto iluminudo de modo diverso. La fo-to es literalmente una emanaci6n del refe-rente. De un cuerpo real. que se encontraba alli, ban salido unus radiaciones que vienen a impresionnrmc a mf. que me encuentro aquf: importa poco cl tiempo que dura La transmision: Ia foto del ser desaparccido vie-

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    ne a impresionarmc al igual que los rayos di-fcridos de una estrella. Una especie de cor-don umbilical unc cl cuerpo de Ia cosa foto-grafiada a mi mirada: Ia luz. aunque impal-pable, es aquf un medio carnal, una piel que comparto con aquel o aquella que han sido fotografiados.

    Parece ser que en latin fotograffa se di-rfa: imago lucis opera ~xpressa,.: es decir: imagen revelada. salida. elevada. ex-primida (como el zumo de un limon) porIa acci6n de Ia luz. Y si Ia Fotograffa penene-ciese a un mundo que fuese todav(a algo sen-sible al mito, no podrfamos de jar de exuJtar anle Ia riqueza del slmbolo: el cuerpo amado es inmortalizado por mediaci6n de un metal precioso, Ia plata (monumento y lujo); a lo cual babrfa que ailadir Ia idea de que cstc metal, como todos los metales de Ia Alqui-mia, es viviente.

    Es quiz1~ por el hecho de que me encanta (o me ensombrece) saber que Ia cosa de otro tiempo toc6 real mente con sus radiaciones in-mediatas (sus luminancias) Ia superlicie que a su vez toea hoy mi mirada. por Io que no me gusta demasiado el Color. En un daguerrotipo an6nimo de 1843 se vc en fonna de medal! on

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  • a un hombre y una mujer colo~dos por cl miniaturista cmpleado en el taller del fotogra-fo: slempre tcngo Ia impresi6n (importa poco lo que suceda realmente) de que, del mismo modo. en toda fotogmJiu el color es una capa lijada ulleriormente sabre Ia verdad original del Blanco y 1egro. El Color es para rni un postizo. un afeitc (como ) tie la fOLo (nocton puramcntc ideol6gica). sino lu certczn de que el cucrp fotografiado me toea con sus pro-pio rayos. y no con una luz sobreaiiadida.

    (De este modo. Ia Fotograffa del Invcma-dero. por descolorida que estc, cs para mi el tcsoro de los rayos que cmanaban de mi ma-dre siendo nina, de sus cabellos, de l>U piel, de su vestido. de su mirada, aquel dftl .)

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    La Fotografla no remcmora el pasado (no hay nada de proustiuno en una foto). El cfcc-to que produce en ml noes Ia restiwci6n de lo abolido (por cl ticmpo. por Ia distuncia), sino cl testimonio de que lo que veo ha sido. Aho-

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    ra bien. este es un efecto propiameme escan-daloso. Cada vez Ia Fotograffa me sorpreude. me produce una sorpresa que dura y se rcnue-va inagotablemente. Tal vez esa ex:trafieza. esa obstinaci6n, se sumerge en Ia su~tancia re-ligiosa en Ia que he sido model ado; no hay oa-da que hacer: Ia Fotografia tiene algo que vcr con Ia resurrcccic5n: (.no podemos aca~o decir de ella lo rnismo que los bizant lnos dccfan de Ia imagen de Cristo impresa en el Sudario de Turin, que no estaba hecba por Ia mano del hombre, acheiropoietos?

    Tcnemos ahora a uons soldados polacos descansando en plena can1paiia (Kcncsz, 1915): no 1jene nada deextraordinnrio. salvo el hecho. que ninguna piotura realism podria plasmar, de que se encomraban allf: no veo un recuerdo, una imaginaci6n. una reconStitu-ci6n, un Lrozo de Ia Maya, como el arte acos-tumbro n prodigar, sino lo real en el pnsado: lo past1do y lo real al mismo tiempo. Lo que Ia Fotogr.tffa ofrecc como pasto pam mi espiritu (sin que por ello sea saciado) es. n tmves de un breve acto cuya sacudida no puede derivar hacia el sueno (esta es quiza Ia definicion del sarori). cl misterio de Ia simple concornitan-cia. Una fotografia an6nima reprcscnta una

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  • boda (en lnglaterra): veioticinco personas de todas l~s edades, dos nifias, un bcbC; leo Ia fe-cha y calculo: 19 LO; asf pues, necesariamen-te. todos estao muertos, salvo quiz.a las ninas y el belle (senoras mayores y senor mayor de edad en Ia actualidad). Cuando veo Ia playa de Biarritz en L931 (Lartigue) o el Ponr-des-Arts en 1932 (Kertesz) me digo: .lib/C' tjllf T;:m

  • tal: (,por que ru1.6n vivo yo uquf y alloro? Desde luego. mas que todo otro arte, Ia Foto-or:lffa establece una presencia inmediata en el c . mundo -una coprescnc1a-: pero tal presenc1a no es tan s61o de orden polftico ( participar a travcs de Ia imagen en los aeontecimientos eontempornneos ), sino que es tam bien de or-den metafisico. Flaubert se burlaba (pero l.se budaba realmente?) de Bouvard y Pecuehet intcrrogandose sobre cl cielo. las estreUas. el tiempo. Ia vida. el infmito. etc. Esta cla>. o simple (Ins respuestas son las que son compUcadas): se trata probablemente de Ia verdadera metufisiea.

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    La Fotograff11 no dice (forzosamente) lo que ya no es, sino tan s6lo y sin duda ~1 l guna lo que lla sido. Tal sutileza es decisiva. A~te una foto. Ia conciencia no toma necesana-mente Ia via no~t :ilgica del reeuerdo (cuantas fotourafias l>C encuentran fuera del tiempo indi~idual ), sino. para toda foto existenre en

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    el mundo, Ia via de Ia ccrtidumbre: Ia esen-cia de Ia Fotografia consistc en ratifiear lo que ella misma representa. Un dfa rccibi de un f016grafo una foto mia de Ia que me era imposible. a pe$ar de mis csfuerzos, recordar d6nde habfa sido tomada; lnspeccionaba Ia corbata. el jersey. con cl fin de recordar en que cireunstancia los habfa llevado: era per-der el ticmpo. Y sin embargo. por el becho de IJ'lltarse de una forografia. yo no podia ne-gar que habia e tado allf (aunque no supiese d6ndc) .. Esa distor!li6n entre Ja certidumbre y el olvido me produjo una especie de verti-go, y algo asf como una angustia policiaca (cltcma de Blowup no estabalejos); fui a Ia inauguraei6n de Ia cxposici6n como si fucsc por una pesquisa, para averiguar por fin lo que ya no sabfa de mf mismo.

    Ningun escrito puede proporcionarme tal ce11idumbrc. Es Ia desdicha (aunque quiz:! tambien Ia volupwosidud) del lengmtje, ese no podersc autentitlcar nsf mismo. El noema del lenguaje es quiz(LS esa incapacidad o. hu-blando positivamcnte: ~.:1 lcnguuje es ficcio-nal por naturaleza: para intentar convertir el lenguaje en inficcionaJ es necesario un enor-me dispositive de medidas: se apela a Ia 16-

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  • gica o, en su defecto, al juramenta; mie~lr~ que Ia Fotografia es indiferente a to~o an~dtdo: no inventa nada; es Ia autenuficact6n misma~ los artificios. raros. que permite no son probatorios; son. por el contrario. IJUca-jes: Ia fotograffa s61o es laboriosa cuando engana. Se trata de una profe~fa al .reves: co-mo Casandra. pero con los OJOS mtrando ha-cia el pasado. Ia fotograffa jnmas ':"iente: o mejor. puedc mentir sobre el senudo de Ia cosa siendo tendenciosa por naturaleza, pe-' . . ro jamas podn1 mentir sobre su extstencta. lmpotente frente a las ideas generales (fren-te a Ia ficci6n). su fuena. no obstante. es su-perior a todo lo que puede, a lo que ha p~do concebir el espfriru humano para cercto-rarnos de Ia realidad. pero al mismo tiempo esa realldad noes mas que una contingencia (~

  • La prime1v f tJmf!,rajflt

    togracra. diceo enos. no es un analo~an del mundo: lo que represeiita esta fabricado , ya que Ia 6plica fotogratica se e-ncuemra some-tida a Ia per!.-pectiva alberliniana (pcrfecta-mente hist6rica) y que Ia ioscripci6n en cl cli-che haec de un objeto uidirnensional una eti-gie bidimensional. Tal debate es vano: nada puede impedir que Ia Fotogramt sea anal6gi-cai p.ero al 111ismo ti.empo el noema de Ia fo-rografla no reside en modo alguno en Ia ana-logia (rasgo que oomparte coo toda suerte de represemaciones). Los reaJistas. entre los que me cuento y me contaba ya cunndo afinnaba que Ia Fotograffa era umi imagen sin c6digo -incluso Iii. como es evideote, hay c6digos que modifican su lectura-. no toman en abso-lute Ia fo10 como una copia>> de lo real, sino como una emanaci6n de to real en el pasadn: una maRia. noun arte. rnterrognrse sobre si Ia fo(ograffa es ana16gica o Godificada noes una vip aclecuadtt para e.l analisis. Lo importante es que Ia foto posea una fuerza constativa. y que lo constnrivo de Ia Fotografia atuiia no al objeto, sino al tiempo. Desde un punlo de vista fenomeno16gico. en Ia Fotograffa el po-der de autcntilicaci6n prima sobre el poder de represemaci6n.

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  • """'"'

    37

    Todos los autorcs estful de acuerdo, dice Sartre. en senalar Ia pobreza de las imagenes que acompaiian ala lectura de una novel a: si me encuentro subyugado por esa novela, no poseo nlnguna imagen mental. A Ia Parque-dad de Imagen de Ia lectura corresponde Ia Abuudanc.ia de Ia Imagen de Ia Foro; no tan s61o porque La Foto es yn en sf mismu una imagen, sino porque esta imagen tan espe-cial se da como completa -imegra. se dini, jugando con el termino-. La imagen fotogra-fica estfi Uena. abarrotada: no hay sitio. nada le puede scr ai'iadido.

    En el cine, cuyo material es fotogratico. Ia foto, sin embargo. no posee esta completud (y es una suene para el). (.POr qul!? Porque, presa en un fluir, Ia foto es empujada, estira-da sin cesar h.acia otras vistas; sin duda, hay siempre en el cine un rcferente otogralico, pero dicho referente se escurre. no reivindica su realidad, no protesta por su antigun exis-tencia; nose agarra a mf: noes ningun espec-tro. AI igual que el mundo real, el mundo fll-mico se encuentra sostcnido por Ia presun-ci6n de que la expcricncia seguira transcu-

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    rrieodo constantemente en el mismo estilo constitutivo; mientras que Ia Fotograffa rompe con el estilo constitutivo (y de ahf el asombro que produce); no hay fmuro en eUa (de ahf su patetismo. so melancolfa); nada de protcnsi6n en ella, mientras que el cine es de por si protensivo y por ello en modo alguoo melanc61 ico ((.que es, pues, el cine emonccs? Pues bien. el cine es simpleme.nte normal, cemo Ia vida). lnm6vil, Ia Fotograffa vuelve de Ia presemaci6n bacia la retenci6n.

    Puedo decirlo de otro modo. Veamos de nuevo Ia Foto del lnvemadero. Me encuenrro solo ante ella, con ella. El cfrculo esta cerro-do, no hay salida posible. lnm6vil. sufro. Ca-rencia esteril. cruel: no puedo transformar mi dolor, no puedo de jar vagar Ia mirada: ningu-na cultura acude a ayudarrne a hablar de esc sufrimiemo que vi,vo enterarnente hasta Ia li-nirud de Ia imagen (es por ello por lo que. a pesar de sus c6digos, yo no puedo leer una fo-ro): Ia Fotograffa - rni Fotogralla- existe sin culrura: cuando es dolorosa, nada en ella po-drn transformar cl dolor en duelo. Y si Ia dia-lectica es ese pensamiento que domina lo co-rtUpiJble y convierte Ia negaci6n de Ia muenc en poder de trabajo, entonces Ia Fotograffa es

    13t)

  • indialectica: Ia Fotografia cs un teatro desna-turaliz.ado eo cl que Ia muertc no puede con-templarsc a sf misma, pensarse e interion-zan.e; o todavi'a rruis: el teaO'O mucrto de Ia Muene, Ia prescripci6n de to Trogico: Ia Fo-tograiTa excluye toda l)Urificaci6n. toda ca-tharsis. Me siento capaz de adorar una Ima-gen. una Pintura, una Estatua, pero {.Y una Fo-to'l S61o puedo sinarla en un rituul (en mi mel;a. en un ill bum) si de al gun modo ev ito mirarla (o evito que el.la me mire), menosca-bando voluntariamente su plenitud insoporta-ble y. por mi misma inatenci6n, intcgffindola en otra clase muy distinta de fetiches: los ico-nos que en las iglesias griegas uno bcsa sill vcrlos. sobre el costal opaco.

    En La Fotografia. La inmovilizaci6n del Tiempo solo se da de un modo excesivo. monstruoso: el Tiempo se encuentm ata~cado (de ahf )a relaci6n en el Cuadro Yiviente, cuyo prototipo rnistico es el adormecimiento de Ia Bella Dllil11iente del Bosque). El que Ia Foto sea ruodema. se encuentre mezclada a nuestra cotidianjdad m:is ardicnte. no impi-de que haya en ella como un punto enigma-tico de inactualidad. una cxtraila estasis, Ia escncia misma de una derenci611 Che leido

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    que los habitantcs del pueblo de Montiel. en Ia provincia de Albacete. vivian asi. fijos en un ticmpo que se detuvo antaiio. leyendo no obstante el peri6dico y escucbando Ia radio). No tan s61o Ia Foto no es jamas. en csench1. un recuerdo (cuya expresi6n gramatical serfa el perfecto, mientrus que el tiempo de Ia Fo-to es mas bien el aoristo). sino que adem6s lo bloquca. se convferte muy pronro en un con-trnrreouQrdo. Un dfa, unos am igos me hablu-ron de sus rccuerdos de infancia: ellns sf lc-nfan recuerdos. mjeorras que yo, 4uc :lcaba-ba de mirar mis fotos pasadas. ya no lenra. Rodcado de esas fotografiao;. ya no podfa consolanne con los verso. de Rilke: ~Dulces como el recuerdo. las mimosas baiian Ia hn-bitaci6n: Ia Foto no hafta Ia habitaci6n: ningun perfume. ninguna musica, nnda mas que Ia cn.w e.rorhi1ada. La Fotogrofin cs vio-lenta no porque muestre violencias, sino par-que cada vcz /lena a Ia fuerza Ia visf(J y par-que en ella nada puede ser rcchuzado ni transfonnado (el que a veces pueda afinnar-se de eUa que es dulce no contradice su vio-lencia: muchos dicen que el azucar cs dulce. pero yo encuentro el azucar violcnto).

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  • Morin . Zl\1

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    Todos esos j6venes fotografos que se agi-tan P.Or elmundo consagrandose a La captura de Ia actualidad ne saben-que so.n agenteS de La Muerte. Es lamanera como: nuestro tiem-po asume Ia Muerre: con l.a excusa denega-dora de lo locamente v-ivo, de lo cual el Fot0grafo c;onstituye de algiln modo el pro-fesional. Porque Ia Potografia d.ebe tener, histqricamente. alguna reladon con la cri-sis de muerte)>. que comienz.a en Ia segunda mitad del siglo XIX; y yo prefer'i:rfa por mi parte que en v~z d~ volver a situar una vez mas el atl.venimiento d_e Ia Fotografia en su eo.ntexto. ~.ocial y econ6mico, nos interroga-semos tam bien sobre e l. vfucnlo antropologi-co de la Muette coilla nueva imagen. Pues es oecesari6 .Oesde Luego que, en una socie-dad, Ia Mue.rte estt;! en algu,na parre; s i .ya no es:ta (o esta mem:~s) en lo relig.i.oso. debera estar m1 otra parre: .. quizas en esa Im.ags. no es por e llo menos morral: conto un organismo vlviente, . , naoo a partir de Los granos de plata que ger-

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  • minan, alcanza su pleno desan:ollo durante un momenta. luego -envejece. Atacada poria Juz. por la humedad. empalidece, se .extenua, cJesaparece; no queda mas que timrla. Las -antiguas sociedl)des se las arreglaban para que el recuerdo, sustituto de Ia vida. fuese eterno y que por 1o roenos Ja cosa que detfa Ia Mu.erte fuese eila misma inmonal: ,era e l Monumento. -pero hacienda de fa Fotl)gnr.ffa, mortal. el testigo g~neral y a.lgo asf agmo na-tural deLo que ha sido~>, ta sodedud moder-na renunci6 :al Monumento. Paradoja: .e l mismo sigJo ha inventado Ia Historia y Ia Fo" tograffa. Pero Ia Hjstoria es una memoria ~

    fabricad.a segun re&tas positi.vas, un puro discurso iJ1telectual que anula el Tiem~o tnf-tic0~ y Ja foLografla es un testimonio seguro, pero fugaz.: de suerte que todo prepara hoy n nuesrra ~specie para esta impoteocia: no po-der ya, rouy pronto, c:oncebir, efectiva o sim-b6Jicarnenl.e. la dura.cic)n.: Ia ~ra de hi Fotcl gratia es tambi~n .fa de Las revoluciones, de las (.;onrestaciones, de los atentados,.

  • 39

    En el tiempo {al principia de cste libra: qu~ lejos queda) en que me interrogaba so-bre mi apego bacia c iertas fotos. habfa crcf-do poder disLinguir un campo de imeres cui-rural (el studiwn) y ese rayado inesperado que acudla a veces a atravesar ese campo y que yo llamaba punctum. Ahora se que cxis-te OlrO flttnCll/111 (otrO

  • .;//111 T/IIUir/(1 y e/l'fl U 1//llr /i.

    tEaw~s de las. elaboraciones del texto, ficcio-n;U o , poe rico, el cual no es nunca crefPJe hastcrla raiz.

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    ~ porque hay siempre er eUa ese signo hnperiose de mi muerte futura por lo que C!l-dafot0, aunque este apareriremente bien ate-dlt aJ mundQ exoitado de los vivos, nos in-~lil a cad a uno. de nosottos, por separado. al margen de toda generalidad (pero no al lllal::gen de toda trascendeneia). Por lo de:. nws,'sal.v0 en el moles to ceremonial d e alg~;~~ veLaaas tedios:as. las foros las miranios soles. ~oporto a duras pen

  • de las rotos antiguas ( hist6ricas ), en las cuales leo un Liempo coetaneo de mi juven-tud, o de mj madre, o - mas aJhi- de mis abuelos, y sobre las cuales proyecto un ser inquietante, aquel cuyo linaje tiene su termi-no en mf. Pero esto es vUJido tambien para las fotos que no tienen a primera vista nin-guo vinculo. ni siquiera metonfmico, con mi cxistcncio (por ejemplo, todns las fotos de reportaje). Cada foto es lefda como Ia apa-riencia privada de su referente: Ia era de Ia Fotografia corresponde precisamente a Ia irrupci6n de lo privado en lo publico, 0 mas bien a Ia creaci6n de un nuevo valor social como es It~ publicidad de lo privado: lo pri-vado es consumido como tal, publicameme (las incesantes agresiones de Ia Prensa con-tra la vida privada de las estrellas y los apu-ros crecientes de Ia legislaci6n constiruyen una prueba de tal movimiemo). Pero como lo privndo no es solamcnte un bien (estando sujeto a las !eyes hist6ricas de Ia pmpicdad), como es tambien y mos allli ellugnr absolu-tamente precioso. inalienable. en que mi imagen es libre (libre de abolirse). como constituye lu condici6n de una interioridad que crco que se confunde con mi verdad o. si

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    se prefiere, con lo lntratable de que estoy he-cho. yo alcanzo u reconstituir por todo ello. mediante una resistencia necesaria, Ia divi-si6n de lo pLIIJiico y lo privado: quiero enun-ciar Ia interioridad sin revelar In intimidad. Vivo Ia Fotograffa y el mundo del que forma parte seg6n dos reg iones: por un !ado las Imagenes. por otro mis fotos: por un !ado Ia indolencia, el pasar de largo, el ru ido, lo ine-sencial (aunque me disminuya abusivarnen-te); por el otro lo candente, lo lastimado.

    (De ordinaria el amateur es dcfinido como una inmaduraci6n del artista: como alguien que no puede --o no quiere- elevarse hasta Ia maest:rla de una profesi6n. Pero en el campo de Ia pnictica fotogrnlica es el ammeur, por el contrario. quien asume el caracter de profe-sional: pues es el quien se encucntra mas cer-ca del noema de Ia Fotografia).

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    Si una foto me gusta, si me Ults toma, me entretengo contemplandola. l,Que hago du-rante todo el tiempo que permanezco ahf, an-te ella? La miro, Ia escruto, como si qu.isiera

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  • I

    saber mas sabre la cosa o Ia persona que Ia fo-to representa. Perdido en el rondo del [nver-nadero. el rostra de mi madre. borroso. desco-lorido. En un primer movimiento exclame: iEs ella! iEs ella misma! jE.c; ella por lin!>) Ahom intento saber -y poder decir pcrfecta-mentc- par que, en qut! es ella. Tcngo ganas de delimitar con el pensamiemo el rostra t111ltldO. de hacer de el el campo unico de una observaci6n intensa: tengo gam1s de ampliar esc rostro para verlo mejor. pura compreoder-lo mejor. para conocer su verdud (y a vc~es. ingcnuo, conffo csta tarea a un labormono). Creo que ampliando el detalle gmdualmente (de modo que cada cliche engcndre detalles mas pcqueiios que eo el cliche preccdente} lo-grare llegar hasta el ser de mi madre. Lo que Marcy y Muybridge han hecho como opera-tores. quiero hacerlo yo como .~pecraror: dcs-compongo, amplio y, si asf puede decirsc, voy m~s dcspacio con cl fin de tencr tiempo para sabl'r. La Fotografla just! fica tal deseo, inclu-so si nolo colma: s61o pucdo tener Ia espcran-za cxcesiva de descubrir Ia verdad por el be-cho de que el noema de Ia Foto cs precisa-mente que l'sto ha sido y porque vivo con Ia ilusi6n de que basta con limpiar Ia superficie

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    de Ia imagen para acceder a to que hay deuas: escrutar quicre decir volver del revc:, Ia foto, entrnr en Ia profundidad del papel. alcanzar su cara inversa (lo que esta oculto es pam noso-tros lOS OCcidentaJes mas Vercladero que IO que es visible). Desgrnciadamente, por mu-cho que cscrutc no descubro nada: si amptro, no aparece otra cosa que Ia rugosidad del pa-pel: dcshago lu imagen en beneficia de su ma-tcriu; y sl no amplio, si me contonto con cs-crutor, s61o obtcngo Ia certeza poscldu clcsdc bace tiempo. desde el primer vistazo, de que esto hn sido cfcctivamente: el golpe de LOmi-llo no ha scrvido para oada. Ante Ia Foto del lnvemadero soy un mal soiiador que tiendc los brdZos en vano bacia Ia posesi6n de Ia imagen: soy como Golaud exclamando K ;Mi-serio de 'ida!, porgue jamas conoccr.i Ia verdad de Mctisanda. (Melisanda no oculla. pero ta mpoco habla. Asi es Ia Foto: no sabe dedr lo que da a ver).

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    Si mis csfucnos son dolorosos. si c:.toy an-gustiado. e porque a \teces me acerco, me

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  • quemo: en tal foto creo percibir los linea-miemos de Ia verdad. Es lo que ocurre cuan-do juzgo tal o cual foto pnrccida. Sin em-bargo. aJ reflcxionar sobre ella. me veo obli-gado a preguntam1e: l,quien se parece a quien'? El parecido es una conformidad. pero c,con que?. con una identidad. Ahom bien, es-ta idcntidad cs imprecisa. incluso imaginaria, hasta el punro de que puedo seguir hablando de parccido sin haber visto jam3.'i el mode-lo. As sucede con Ia mayor parte de los retra-tos de Nadar (o, actualrnentc, de Avcdon): Guizot es parecido,. porquc es conforme con su mito de hombre austcro; Dumas. dilatado. henchido. porque conozco su suficiencia y fe-cundidad; Often bach, porque se que su musi-ca licnc alga de espiriruaJ (dicen): Ro sini pa-rcce falso. malvado (parcce, lucgo se parece): Marceline Desbordes-Valmore reproduce en su rostro Ia bondad a'lgo necia de sus versos: Kropolkin Liene los ojos cluros del idealismo anarquizante, etcetera. Los veo a todos, pue-do decir cspontcineamcme de ellos que tienen parccido puesto que se hullan conformes a lo que espero de ellos. Prucba a tnnrrorio: yo. que me siento un sujeto incieno. amftico. (,cO-mo podrfa cncontrarme parecido? S61o me

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    Marr:dmc Dtsbonlrs-Vu/morr l~fll'r,.}ut r ,.,. .111 nJJiru

    lu l>tmJmJ uiJ:" 111'1 111 tlr Jll{ ~rr.rJ ..

    " Jd.ar Mi11t t/out DoltoN.Jrr lj/"""" 18'f7 ICA"IL Pbut. Pllt I ~ p 11,0 r- I\II J

  • parezco a otraS fotos de mi, y esto hasta el in-finilo: nadie es jam:is otra cosa que Ia copia de una copia, real o mental (a lo sumo puedo decir que en ciertas fotos me soporto, o no. scgun si me encuentro cootorme a Ia imagen que quisiera dar de mf mismo). Bajo una apa-riencia comun (es lo primero que se dice de un retrato), esta analogfa imaginaria est~ llena de cxuava.,oancia: X rue muesrra Ia foto de un am1go suyo de quien me ha hablado y que yo no he visto jam:is; y. sin embargo. me digo a m1 mismo (no se por que):

  • Qulru. I'~~

    nos trozos, cienos lineamiemos relacionan su rostra con el de mi abuela y con el mfo -pasando en cieno modo por enci ma de el-. La fotografia puede revelar (en el sentido qufmico del tennino), pero lo que revela es ciena persistencia de Ia especie. A Ia muerte del principe de Polignac (hijo del ministro de Carlos X). Proust dice que su rostra se lla-bfa convenido en el de su linaje, anterior a su alma individual}>. La Potografra es como Ia vejez: aunque sea resplandecicnte. dema-cra el rostra. manifiesta su cscncia genetica. Proust (orra vez el} dice de Charles Haas (modelo de Swann) que Lenfa una nariz pe-quena y nada curva, pero que Ia vejez le ha-bfa apergaminado Ia piel hacienda aparecer Ia nariz judfa.

    El linaje revela una identidad mas fuerte. mas interesante que la identidad civil -y tam-bien mas traoquilizadora. pues pensar en el origcn nos sosiega. micntras que pensar en el futuro nos ngita, nos angusuu-; pcro tal des-cubrimiento nos decepciona. ya que al mis-mo tiempo que afirma una pcnnanencia (que es Ia verdad de Ia especie. no Ia mfa) hace brillar Ia misteriosa diferencia de los Seres sa-lidos de una mismn familia: ;,que relaci6n

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  • pucde huber enLre mi madre y su abuclo, un personaje fonnidable, monumental. salida de las paginas de Vfctor Hugo. hnsta tal pumo encama la distancia iohumana del Origen?

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    Asf, pues. debere rendinne ante csta Icy: no puedo profundizar. horadar Ia Fotograffa. S6lo puedo barrerla con Ia mirada, como unu superficie quieta. La Fotografru es 1/t/Jl{l en todos los semidos deltennino. esto es lo que debo admitir. Es injusto que. en raz6n de su origen tecnico, se Ia asocic a Ia idea de un pasaje oscuro (camera ohscura). Debeda llamarse camera Iucida (tal era cl nombre de aquel aparato anterior a Ia Fotograffa que pennit[a dibujar un objeto a traves de un prisma. teoiendo un ojo sobre el modclo y el otro sobre el papel; pues. desdc ol punta de vista de Ia mirada, lo esenciul de Ia imagen consiste en encootrarse todo fuern. :.in inli-midad. y -no obstante- mas inaccesiblc y misteriosa que el pensamicnto del fuero in-terno: sin significaci6n. pcro apelando a Ia profundidad de todo sentido posible: irreve-

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    lada y. no obstante. maniiJesta, teniendo esa presencia-ausencia que constituyc el mracri-vo y Ia fascinac i6n de las Sirenas ( Blan-chot). ., Si no sc puede profundizar en Ia Fotogrn-ha. cs n causa de su fucrza de eviucncia. En I~ ima~cn. cl o~jeto se emrega en bloquc y Ia VISta 11cnc Ia ('{'l'ff!za de el lo. al contrnricl del texto o de ouas perccpciones que me dan cl objeto de mancra borrosa. discutiblc. y me incitan de cste modo a descoufrar de lo que creo ver. Dicha cerreza es supremu porque tengo oportunidad de observar Ia fotograffa con inlcnsidad: pero al mjsmo 1icmpo. por mucho que prolongue esta observacion. no me ensenn nada. Es prccisamente en est a de-tenci6n de Ia interpretacion donde reside Ia ccrteza de Ia Foto: me consumo constando que e.wo hu sido: para cualquiera que tcnga una f01o en Ia mano, es1a es una crcencia fundamentuh>, que UrdiJ.ru que nudu podni dcshaecr. sulvo si se me prueba que cs1a ima-gen no 1!.\ una fotografia . Pero al mismo tiempo. por desgracia. y proporcionnlmcnte " esta certezu, no pucdo dccir nada sobre es-ta foto.

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  • 45

    Sin embargo. desde el momcnto en que se trnla de un ser -y no ya de una cosa- to evi-dente de Ia fotogr.tfia ticnc un meollo muy

    ' ~atioto. Ver fotogmfiados una botella. un ra-mo de lirios. una gallma o un palacio s6lo conciernc a Ia realidad. Pero. i..Y un cuerpo. un rostro. y to que es mas. los de un ser amado? Puesto que Ia Fotograffa (este es su noema) twU!I1fijim Ia existenc.a de tal scr. quiero vol-verlo a encontrar cnteramcmc. cs decir, eo cscncia.. tal como elmismo. mas alla de un simple parecido, civil o hereditario. Aqui Ia insipidez de Ia foto :>e haec m~s dolorosa; pues s61o puede responder a mi deseo excesi-vo mediante algo indecible: evidente (es la ley de Ia Fotograffa) y sin embargo improba-ble (no puedo probarlo). Ese algo es el aire.

    El aire de un roslrll es indescomponible (desde el momento en que lo puedo descom-poncr. pruebo o recuso, en rcsumidas cuen-tas: dudo, me desvfo de In FoLOgraffa, Ia cual es por naturaleza toda evidencia: lo evidente cs to que no quiere scr descompuesto). El ai-re no cs solamente un dato c:.quematico, inte-lectual, como to es Ia silueta.. El aire no es

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    J

    wmpoco una simple analogfa -por extrema que Rea-, como toes cl parccido. No. cl ai-re es esa cosn exorbitantc que haec inducir el alma bajo el cuerpo -onimula. pequeiia alma individual. buena en unos, mala en otros-. Asf iba yo recorriendo las fotos de mi madre segun un camino inici!itico que me conducia a esa exclamaci6n, fin de todo lenguaje: jEs esto!: ante todo algunas fotos indignas, que s6lo me daban de ella su idcntidad nuis gro-sem. civil; luego fotos, las mas. en Ia~ que leia su expresi6n individual (fotos analogi-cas. parecidas ); por lin Ia Fotografia dd lnvemadero, en In que yo hacfn mucho mas que reconocerla (termino demasiado burdo): en Ia que vuelvo a encontr.trla: brusco des-pertar, al margen del parccido~t. satori en que las palabras desfallecen. evidenciu ara, quizas unicn, del

  • coincide. Y. oh misterio. dicha coincidencia cs algo asi como una metamorfo!>i~>. Todns las fot~ de mi madre a las que pasaba rcvi~Ul cran un poco como mascaras; en Ia ultima. bruscamente. Ia mascara dcsaparecfa: qucda-ba un alma. sin edacl pero no al margen del ticmpo. puesto que cstc a ire era el mismo GUC yo vcfa. consustancial a su rostra. cada diu de su larga vida.

    t.Es ac:aso el aire en deti nitivn algo moral. que aporta misteriosamentc at ro:-tro e l rcnc-jo de un valor de vida? Avedon ha fowgralia-do al Uder del Labor noneamericano, Ph11ip Randolph (que acaba de morir en el momen-ta en que escriho esta.~ lineas): en Ia foto leo un rure de bondad (ninguna pulsi6n de po-der: es seguro). El airc es asi Ia sombm lumi-no~a que acompaiia at cuerpo; y si Ia foto no ulcanza a mostrnr ese a ire. cntonces c l cuer-po cs un cuerpo sin sombra, y una vc'l que Ia sombra ha sido cormcla, como en cl mito de IH Mujer sin Sombra. no qucda m:ls que un cuerpo esteril. El fot6graro da vida u ln1vc~ de cste tenue ombligo: si no sa be. ya sea por faha de talemo. ya sea por mala ,uenc. dar al alma tronsparente su sombr.t clara. el sujeto muere pam :;icmpre. Yo he sido mil vcn'' fo-

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  • togrnfiado: pcro si esos mil fot6grnfos no han sabldo captor mi a ire (y quizfi, despues de ro-do, yo no tenga). mi efigic perpetuum (duran-te cl uempo. por lo dem6s limilado, que dure el papcl) m1 tdentidad, no mi valor. Aplicado a aquel a quien sc ama, estc ricsgo es desga-rrndor: dur.lllte toda Ia vida puedo sufrir Ia fru.~traci6n de Ia imagen verdadera. Puesto que ni Nadar 01 Avedon h3n fotografiado a rni madre, Ia supervivencia de estn imagen ha ido debida al azar de una vista romnda por

    un fot6grafo de pueblo que. mediador mdife-rente y muerto tambit!n 61 ticmpo despues. no sabra que lo que fijaba ern Ia verdad. Ia ver-dad para mf.

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    Queriendo obliganne a comentar las fotos de un reportajc sobre las 4. rompo las notas a mcdida que los voy tomando. En-tonces, l.es que no hay nod~l que decir de Ia muenc. del suicidio, de Ins heridas, del acci-dcnte? No, nuda que decir de esas fotos en Ia::. que veo bma-; blancas. camillus. cuerpos ex-tendidos en el uelo, trozo~ de crista!. e1cete-

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    rn. rAh. si por lo menos hubiesc una mir

  • inteligente. mirnndo C!iC pcdnzo de baquelitn ncgrl'! Lo 4ue ocurre es que. ahomindose Ia visi6n, Ia mirada parcce cslur retenida por al-go interior. Esc muchachito pobre 4ut: tiene un cachorro acabado de naccr entre las rna-nosy 4ue acen:a M l mejilla hacia el (Kertesz. 1928) mint al objctivo con ~us ojos triMes. ansiosos. asu'ltudos: iQUe pensatividad tan la'itimosa. tan dcsgarradora! De hecho. no mim nada: reuene hacia ndcrnro su amor y su miedo: Ia Miraua es csto.

    Ahora bien. Ia mirada, si insiste (y con ma~ mz6n si dum. si atravie n con Ia foto-grofla el Ttcmpo). Ia mirada es siempre vir-rualmente Joe a: es al mismo tiempo efecto de vcrdud y cfecto de locuru. En llSlS I . movidos por un bello cspfritu cientrfico y procedien-do n unn investigaci6n sobre Ia lisiognomo-nia de los enfennos. Gallon y Mohamed pu-blicnron unas himinas de rosuos. Se conclu-ye de clio, claro, que Ia cnfermcdacl no podia ~er lefda en a4ucllos rost ros. Pero si todos aquellos enfcnnos me miran todavfa hoy. ccrca de cien afios mAs tarde. tengo por cicr-to Ia idea invers

  • tt!.l t!O miru 110tfa: ,.~1/cna lmda odumru ,itJ omnr y su mi~do: /o Mil'ttda ); se convierte al mismo tiempo en constativa y en exclamativa; lleva la e ligie hasta cse punto de locura en que cl afccto (el amor, Ia compasi6o. el duelo, el fmpetu, el deseo) es Ia garantia del ser. La Forograffa. en efecto se acerca eotonces a Ia ~""'"' locura, alcanza Ia loca verdad.

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    El noema de Ia Fotografia es simple, tri-vial; no tiene profundidad alguna: Esw lw sido. Conozco a nuesrros criticos: ;que es esto! (.todo un libro (aunque sea corto) para descubrlr lo que ya sabfa desde el primer vis-laze? --S.f. pero ral evidencia puede ser her-mana de Ia locura. La Fotograffa es una evi-dencia extrema, cargada. como si caricaturi-zase no ya Ia figura de lo que ella representa (es todo to conrrario). sino su propia existen-cia. La imagen. dice Ia fenomenoJogla, e$ In nada del objeto. Ahora bien. en Ia Fotogra-

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  • fia. lo que yo establezco no cs solamcnte Ia ausencia del objeto: es tambien a t:rav~s deJ mi:.'lnO movimiento, a igualdad con Ia ausen-cia, que este objcto ha existido ~ que ba e~tado alii donde yo Lo veo. Es alu donde resi-de Ia locum: pues hasta esc dia ningunn re-present't~ci6n podfa clarme como scguro el pasado de Ia co~a si no era por et~pas: ~ero con Ia Fotogn1ffa mi certeza cs mmed1ata: nadie en el mundo puede desenganarmc. La Fotografia se conviertc entonces para mf en un c~rioso 111cditmt, en una nueva fom1a de alucinaci6n: falsa a nivcl de Ia percepc.:i6n. verdadera a nivel del tiempo: una alucina-ci6n tempi ada de algun modo, modesta. dili-dida (por un lado GO esul.ahf, por el .OliO sin embargo ha sido efecuvamente ): Ima-gen clemente. hami:ada de realidad.

    lntento mostmr Ia especialidad de dicha alucinaci6n y cncuent:ro lo siguicnte: Ia mis-ma noche de un dfa en que habfa miratlt> una vcz mas lal> fotos de mi madre. ftti a vcr ton unos amigos el Casano1a de Federico Felli-ni*: me encontmba t:ristc. el tilme me abu-rria: pero cuando Casanova se puso a bailar

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    con Ia joven aut6muta. mis ojos fueron im-presionados por una especie de agudeza ::uroz y delicios~ como si cxperimentase de pronto los efectos de una ext ran a droga; cud a deta-Il e. que yo veia con preci~;i6n suboreillldolo. si asJ puede decirsc, husta el fin de el. me rrastornaba: Ja delgudcz. Ju tenuidad de I a si-lueta. como si no huhic:-oc mas que 1111 poco de cuerpo bajo el vestido aplanado; lo~ guantcs arrugado de filadiz blanco: Ia ligera ridicu-lez (pero que a mf me ernocionaba) del plu-mero que llevaba en c l peinaclo, cse rostro pintado y sin embargo individual. ino~:entc: algo desesperadamente inertc y sin embaroo disponiblc. algo ofrccido, amante. media1~e un angelico movimiento de buena volun-lad. Pense entonces irrcsistiblememe en h1 Potograffa: pues todo esro es Jo que yo pod fa dcctr de las fotos que me impresionaban (de las cuaJes yo nabla hccho. por metoda. Ia Fo-lograffa misma}.

    Crei coruprender que exist fa una espccic de Yfoculo (de nudo) entre Ia Fotogr.ttia. Ia Lo-c:ura Y algo cuyo nombrc yo dcsconocfa. Em-= llamandolo sufrimiento de amor. ;.Noes-~o, en suma. enamorado deJ aut6mata te-

    o? /,No estamos cnamomdos de cie11as

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  • fotograffas? (Mirando fotos del mun?o prous-tiano. me sicnto enamomdo de Juba Bartet, del duquc de Guiche.) Sin embargo, nose tra-tab:~ exactamente de esto. Era una ola mas amplia que el seotimiento amoro o. En el amor descncadenado por Ia Fotograffa (por cienas foro ) otra nu1sica se hacla ofr. de nombre estrafalariamentc anticuado: Piedad. Reuni en un ultimo pcnsamiento Ius imagcnes que me habian punzado (pues tal es Ia ac-ci6n del puncmm). como aquella ~e Ia negr_a dellino collar, de los zapatos con uras. I nf~llblemente, a traves de cada una de elias yo iba mas allu de Ia irrealidad de Ia co a representa-da. emraba demencialmente en el espectacu-lo. en Ia imagen, rodeando con los brazos lo que csta mueno. lo que va a morir. tal como hizo Nietzsche cuando, cl3 de enero de 1889. sc ech6 al cucllo de un caballo martirizado: se hahiu vltclto loco por Piedad.

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    La sociedad sc cmpeiia en hacer sentar ca-benl a Ia Fotografia. en templar Ia dcmencia que amcnata sin cesar con estallar en el ru!>-

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    tro de quien Ia mir-a. Para ello tienc a su dis-posicion dos medios.

    E l primero cons isle en hacer de Ia Fotogra-ffa un ane. pues ningun arte es dememe. De ahi Ia insistencia del fot6grafo en rivalizar con el art i~ta. sometiendose a Ia ret6rica del cuadro y a su modo sublimado de exposici6n. La Fotogr.Uia puede ser efcctivamente un ar-te; cuando no hay en ella ya demcncia algo-na. cuando su noema es olvidado y por con-siguiente su esencia no actua mas sobre mi: 1,creen ustedes acaso que ante Ia' Pascantcs del comandante Puyo me turbo y exclamo: Esto ha sido'! El Cine participa de esta do-mesticaci6n de Ia Fotograffa -por lo mcnm el cine de ficci6n. aquel precisamente del que se dice que cs el septimo artc-; until me puc-de ser dcmcntc por artilicio. prcsentar los signos culturales de Ia locum. pcro nunca lo es por propia nnntraleza (por csratuw ic6ni-co); es siemprc jus! a mente lo contrurio n una aluoinaci6n; es ~irnplemcnte una ilusi6n: su visi6n es mcditutiva, no ecmnelica.

    Ei otro medio paru hacer sentar cabeza a Ia Fot~gmfia consiste en gener-alizarla, en gre-&arizarla. en trivialit..arla hasta el punto de que no haya frer.te a ellaotra imagen con re-

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  • laci6n a Ia cual pueda accntuar su cxcepcio-mtlidud, su esc~nda lo. ~u dcmencia. Es lo que ocurre en nuema socicdad. en Ia cual Ia Potogntffa aplasta con su tirania a las otra_c; imagencs: no mas grnbados. no m:1s pintunl figumtiva que no esu! de uhora en udelantc umisamentc fascinuda (y sea fascinante)

    por el modclo totognilico. Ante los clientes de un calc. alguien me dijo justamentc: Mi-re que mares son; en nuestros dlas las image-ncs ~on ma!> vivicntes que Ia gente. Una de las marcas de nuestro mundo e$ quizas este camhio: vivimos segtin un imaginnrio gcne-rnlizndo. Vcd lo que ocurre en Estados Uni-dos: todo ~c transfom1a alii en imagen~: no existe, se produce y se consume mac; que imugcnes. Un cjcmplo exLrcmo: entrdd en unu sala porno de Nueva York; no enconrrn-rcis el vicio. sino s61o sus cuadros viviente. (de los que Mapplcthorpe ha sacado hicicl

  • cirse. original, hacienda volver hasta Ia con-ciencia amorosa y asustada Ia carta misma del Tiempo: movimiento propiamente :revul-sivo. que trastoca el curso de Ia cosa y que yo llarnare, para acabar. b:tasis fotogratico.

    Tales son las dos vias de la Po10grafia. Es a m( a quien cor:responde escoger, someter su espectaculo al c.6digo civilizado de las ilul'liones perfectas, o afrontar en ella e l des-peltar de Ia intratable real idad.

    15 de abril' a 3 de junio de 1979

    178

    Referencias

    I. Libros

    B

  • >J~>jc'!. 197(1 vcN6n I'Qdocl~ f .f.. L'l:jfilmlwntm clc "''"- " /11 l'llris. Olllhmlll'd. 19ll. 1971\.

    l'rol.~l. \larcd. ,\ Ia rrt'llln. n' 124 (c'""'' de: IY~RI) n I'~ (mrru ,., 1'17'11 Plill>-lmll'rllllllmr F.vllbJHWI 'lun;,k .lc I> I'IIUitJt!nl~ let

    P~>.-i6n. Mu..t 00\llien. norn~r

  • Agndecimientos

    '"" C'u/11'" dH Cinirrw! el .rutor cbo vovarr~"'" Ia< I!JIICI,L\ a kl> &nl\111> 4UC lw! accedido tt ClliiOrfo! II reprocludr afl!llll:l~ ok su~ obtu1, Ml como a lu~ do(~"'"'"' organhmu que (t.uo ~fJunttd, q 1 C\)lltu"o p:ono f;o II USIC1L'I611 de cSU! vt~IUIIIL'II.

    183

    F'ot6grafos cilados

    Ar