Barrio 9 Final

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  • 7/28/2019 Barrio 9 Final

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    Dnde est elavin de Gamesa?

    MELVA FRUTOS

    5_Crnica Regional

    /ELBARRIOANTIGUO

    @ELBARRIO

    ELBARRIOANTIGUO.COM

    Contina en la pgina 2

    Ao Uno/Nmero Nueve

    Del 30 de junio al 3 de julio de 2013Made in Monterrey

    POR ALMA VIGIL

    FOTOS: VCTOR HUGO VALDIVIA

    LOS OBREROS SIN ROSTROque cuidan La Perla

    Elogio de la pereza

    BERTRAND RUSSELL

    10_Crnica Internacional

    ALMA RAMREZ

    RAYMUNDO PREZ ARELLANO

    CORDELIA RIZZO

    13/14_Opinin

    NONFICTION

    ! EMERGENCY

    EXIT

    El rugir motorizado de ca-miones urbanos y auto-mviles es la msica defondo que acompaa a Jai-

    me, Marcelino y Juan ngel, afuera deuna fbrica abandonada en la coloniaModerna de Monterrey. Cuando an

    est fresca la maana, los tres conver-san sentados en la escalera del ediciode fachada blanca con celeste.

    Aunque en uno de sus muros hayun sealamiento en rojo que ordena: Nomanchar la pared, el viejo edicio de laLechera La Perla est grateado con mar-cas de las pandillas locales. A medida quepasa el tiempo y el sol de Monterrey pegams fuerte, los tres hombres se arrejuntan

    hacia la nica sombra que brinda el lugar,a un lado de lo que sola ser el cuarto frode la pequea industria.

    Foto: Victor Hugo Valdivia

    Por que una sociedad que se jacta de su cultura de trabajose olvida de sus trabajadores?

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    Del 30 junio al 6 de julio de 2013Monterrey, N.L.

    Viene de portada

    En una banca de madera pandea-da y un bote de pintura vaco, sesientan a descansar. Es medioda y ya sedesprende el olor a carbn en el aire: el ve-cino acaba de abrir su puesto de hambur-guesas en la esquina. Los tres hombres quellevan ms de cinco horas frente al viejoedificio son obreros. Y estn en huelga.

    La imagen de David y Goliath aplicaen este caso. Son tan slo tres obreros can-sados, afuera de una fbrica gigante. Ensus rostros hay calor y aburrimiento. El ter-mmetro advierte 37 grados centgradosaunque la sensacin es de un bao saunacon el termostato al mximo. Traen los pe-ridicos del da para leer en los lapsos enque se agotan los temas de conversacinpersonales. Se enjugan el sudor, caminanen vaivn, miran a la gente pasar y obser-van el cielo. Todo se resume a una esperaque parece eterna.

    Jaime, de 52 aos, es un hombre de unmetro 60 de estatura que lava suAtosrojoy conversa con Marcelino, quien lo escu-cha recargado en la pared. En la banqueta,sobre el bote de pintura, descansa Juan n-gel, que observa el entorno en silencio. Al-gunos vecinos y trabajadores de negociosaledaos a la calle Magnolia los saludan.De lejos parecen tres hombres sin oficio enun edificio abandonado.

    Sin embargo, la causa de Jaime, Mar-celino y Juan ngel va mucho ms all delo que aparenta. Son los centinelas de lalechera La Perla desde que sta cerr suspuertas en diciembre del 2011. Al igualque un perro cancerbero, protegen laspuertas del lugar y resguardan los alre-dedores. En varias ocasiones han evitadoque otras personas se metan a la vieja pro-ductora de leche a saquear la maquinariams ligera o a embargar los muebles dellugar.

    Los tres obreros vigilan pero tambinse sienten vigilados. El 30 de mayo de2013, desde la acera de enfrente de La Per-la, donde est un taller mecnico, un fot-grafo desconocido captur con su cmara

    la lechera y a los tres guardianes. Quierenque desistamos, dice Jaime. Pero ellos noestn dispuestos a renunciar: desde quecerr, todos los das acuden a su antiguolugar de trabajo.

    A partir de las ocho de la maana sequedan ah hasta las cuatro de la tarde.Antes iban tambin en las noches, pero laguerra en Monterrey los oblig a desistir.

    Por el momento, los tres obrerosingenian formas para subsistir. Vienenhasta ac desde sus barrios: Jaime de lacolonia Valles del Pedregal en el munici-pio de Apodaca; Marcelino de la coloniaAzteca; y Juan ngel de Tres Caminos, enGuadalupe. No es fcil hacer una huelga

    en una ciudad que obsesivamente se nie-ga a reconocerlas.Proteger La Perla es un homenaje al

    tedio cotidiano.

    ***

    La Perla fue una de las lecheras msimportantes de Monterrey. En su pocadorada abasteca a miles de familias de lazona noreste de Mxico. Ahora slo es unedicio inerme. Cuando La Perla cerr,sin declararse en bancarrota, dej a 15de sus trabajadores sin liquidacin, entreellos Jaime, Marcelino y Juan ngel. Lostres cuidan el lugar, mientras el resto delos trabajadores que pudieron conseguirotro empleo se mantienen al tanto de lasnoticias en la Junta Local de Conciliacin

    y Arbitraje, dependencia de gobiernoencargada de solucionar conictos labo-rales. Para poder liquidar los derechos delos trabajadores de La Perla,la institucindebe embargar los bienes de la empresa.

    Lo que nosotros queremos es tra-bajar. Pero nos dicen que no nos mova-mos, explica Jaime. Sus 52 aos de vidahan girado en torno a La Perla. Su papHumberto y los cinco varones de susocho hermanos tambin laboraron ah.Jos ngel, el primer varn de la familia,perdi la vida dentro de las instalacio-nes cuando tena 19 aos. En su hora dedescanso tomaba una siesta en el pisode la bodega y fue atropellado por unamaquinaria pesada. Jaime tena 15 aoscuando muri su hermano, pero todavarecuerda con nitidez el desconsuelo desus padres. En ese entonces, Jaime ya tra-bajaba en la lechera. Lo haca desde losocho aos de edad. Vena de una familiahumilde y tena la necesidad de ayudaren su casa, en aquel entonces ubicada aunos cuantos metros de La Perla.

    Apoyaba a su pap con lo que ocupa-ra y realizaba tareas sencillas, propias deun nio obrero. Cuando cumpli la ma-yora de edad, Simn Garza, uno de losfundadores de La Perla, contrat ocial-mente a Jaime quien, al igual que su pa-dre, fue el encargado de la pasteurizaciny otros procesos de la leche hasta que ce-rraron la empresa. Ahora, an en el 2013,Jaime no puede desprenderse del lugar.

    Hoy Jaime viste con tenis, pantaln

    negro y una playera blanca con mangasazules. Aun y cuando toda su vida tra-baj solo y silenciosamente en el cuartode las mquinas, se trata de un hombremuy extrovertido. A Norma, su esposa,la conoci en una clnica que est frentea La Perla, donde laboraba como enfer-mera. Tuvieron dos hijos: Yoselin de 19aos, quien es estudiante de enfermeray Jaime Humberto de 12, quien cursa se-gundo de secundaria. Jaime busca traba-

    jo, pero se enfrenta a la realidad de que enlas empresas slo contratan a personashasta los 40 aos de edad.

    Juan ngel viste con tenis, pantalnde mezclilla, una playera blanca rega-lada en una campaa poltica del PRI yuna gorra azul rey con la leyenda: LecheLa Perla. Lo suyo era estar detrs del vo-

    lante. Juan ngel recorra kilmetros deasfalto. Transportaba la leche bronca enla pipa desde los ranchos ubicados endiferentes municipios de Nuevo Lenhasta Monterrey. Trabaj 20 aos en LaPerla. Tiene una esposa, dos hijas y dosnietos de 18 aos. Tanto su esposa, que es

    jefa de recamareras en un hotel, como susdos hijas que tienen un matrimonio sol-vente, lo apoyan econmicamente. PeroJuan ngel tambin pinta casas o lava ca-rros para conseguir algo de dinero extra.

    Marcelino viste con una playera deTigres, pantaln de mezclilla y tenis. Esun hombre alto, de tez morena, circuns-pecto y modesto. l era el lechero. Duran-te 18 aos recorri las colonias de la ciu-dad en su camin y distribua la leche enlas casas y los comercios de su ruta. Tieneuna esposa y dos hijos casados. Marceli-no, cuando no est en La Perla, le ayuda asu esposa con la venta de quesos caseros.

    Ese da est Gabino, uno de los her-manos de Jaime que tambin forma par-te de la huelga. Gabino sigue viviendo en

    la casa donde creci junto con sus ochohermanos, por lo que es relativamentefcil vigilar desde ah la lechera en lastardes y en las noches, cuando los tresguardianes se van a sus casas. Tambinacaba de llegar Mario, otro huelguistaque los visita en ocasiones. l es ahorarepartidor de La Grange, una de las 109productoras independientes de leche devaca que subsisten en Nuevo Len, deacuerdo con la Secretara de Agricultura,

    Ganadera, Desarrollo Rural, Pesca y Ali-mentacin (SAGARPA).Nuevo Len no se distingue por ser

    una entidad lechera, a diferencia de otrossitios como Coahuila, Jalisco y Durangoque producen ms de un milln de litrosde leche al ao. En Nuevo Len son sloalrededor de 40 mil litros. Actualmente,la produccin de leche en Mxico alcan-za los 11 millones de litros por ao.

    Antes de la huelga, los tres guardia-nes de La Perla slo eran compaeros detrabajo, pocas veces convivieron dentro ofuera de la lechera. Ahora los une la mis-ma causa: una indemnizacin justa.

    Son los centinelasde la lecheraLa Perladesdeque esta cerrsus puertas endiciembre del 2011.Al igual que unperro cancerbero,protegen laspuertas del lugar

    y resguardan losalrededores

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    En la oficina de Conciliacin y Ar-bitraje de Nuevo Len se siente tensin.Tanto en los cuellos de los servidores p-blicos, apretujados por gruesas corbatas,como en las decenas de trabajadores den-tro y fuera de la dependencia, que esperanhoras para que les digan algo sobre susdemandas. Entre estos muros burocrticosparece no haber descanso. Una funciona-ria que sali a comer volver dentro de 20minutos para ocupar su puesto de nuevo.

    Montones de papeles apilados atavan losescritorios desde donde rostros sin sonrisasatienden a otras caras similares. El bulli-cio no cesa: pisadas de dedos en tecladosde computadoras, celulares sonando, elgolpe de los tacones en el piso caminandode un lado a otro y trabajadores charlandomientras sostienen legajos en sus manos.En la entrada est sentada una mujer po-lica de tez morena: vigila la situacin conun ojo abierto. Muere de sueo.

    Afuera, los abogados coyotes ofrecensus servicios de manera discreta a los obre-ros. Tan discretamente que parecera queestn proponiendo vender alguna sustan-cia ilegal. Adems abundan los taxistas ypuestos de comida de tacos, tortas y gordi-tas para cuando llegue el hambre de los

    funcionarios y los trabajadores. Algunaspersonas, mientras siguen esperando, pa-sean en La Pulga Ro, situada a solo unacuadra.

    La tercera semana de mayo de 2013,Jaime acudi a Conciliacin y Arbitraje yle dijeron que ya haban ganado el caso, yaque nunca hubo respuesta por parte de lospropietarios de La Perla. Sin embargo, laconclusin del procedimiento legal es len-ta. El caso de los trabajadores de La Perlaya est muy avanzado dice en entrevistaJaime Leal, Director de Asuntos Colecti-vos de la Junta de Conciliacin y Arbitra-

    je Nuevo Len- Lo que falta es agilizar elprocedimiento de embargo de los bienespara que los trabajadores acudan a la au-diencia de remate [donde se evaluarn losbienes y se les pagar sus derechos]. Esaes la mayor esperanza de recuperar ciertaganancia por parte de los trabajadores, atravs de lentos trmites que realizar elabogado del sindicato.

    No hay huelgas en Monterrey, esuna de las muletillas oficiales que repitenorgullosos los burcratas. Sin embargo, entrminos legales, la situacin de La Perlaes una huelga no estallada seala Leal-.Una huelga no estallada, aunque suenaa un eufemismo, es el nombre que se leda a una demanda tanto colectiva comode cada uno de los trabajadores para llegar

    a un acuerdo con su patrn, sin que sesuspendan las actividades laborales en laempresa. Si no hay arreglo, estalla. En elcaso de La Perla, la fbrica est cerrada ycomo nunca se presentaron los directivosante Conciliacin y Arbitraje, no alcanz aestallar la huelga.

    Para proceder una huelga debe haberdos demandas colectiva e individual- encontra del patrn ante la Junta de Conci-liacin y Arbitraje. Luego se fija un plazopara la respuesta de la empresa. Se pactanaudiencias para llegar a un acuerdo y si

    no hay arreglo estalla la huelga, se colo-can las banderas rojinegras en el recintoy se suspenden las actividades laborales.Despus se realiza el trmite de embargo yconcluyen en la audiencia de remate conla presencia de los trabajadores, donde seevalan los bienes embargados y se pagalos derechos de los demandantes. Hacerguardia, como lo hacen Jaime, Juan n-gel y Marcelino, es parte del proceso. Escomn que los patrones intenten llevar-se los bienes de la propiedad a travs depuertas escondidas o por salidas ocultasdel edificio. Por eso los obreros tienen quequedarse todos los das a asegurar que nosuceda nada.

    La huelga, explica Ernesto VillarrealLanderos, ex dirigente del sindicato de la

    Universidad Autnoma de Nuevo Len,es un instrumento creado a raz de la ex-pedicin de La Ley Federal del Trabajo,que est al alcance de los trabajadores atravs de los sindicatos, organizacionesque defienden los intereses de los emplea-dos. Muchos sindicatos son como unamafia, afirma Villarreal Landeros. Hist-ricamente han existido sindicatos rojos yblancos. Los rojos servan al gobierno y losblancos a las empresas, aunque en reali-dad, ninguno defenda plenamente losderechos de los trabajadores. Conseguirtrabajo en Monterrey era difcil cuandopertenecas a un sindicato rojo, en mu-chas empresas no los contrataban. Ac-tualmente, ya no hay colores pero siguesiendo lo mismo advierte el experto- sonsindicatos corruptos que extorsionan yabusan de los trabajadores para su propiobeneficio.

    Aunque tambin existen sindicatosindependientes y democrticos que se es-fuerzan y luchan por los trabajadores. Vi-llarreal Landeros pone como ejemplo delde la Universidad Autnoma de NuevoLen, el de la Escuela Normal Superior,la Seccin 67 y la Liga de Soldadores. Losempleados de La Perla pertenecen al sin-dicato de la Confederacin de Trabajado-res Mexicanos (CTM), el sindicato respal-dado por el rgimen del PRI junto con la

    Confederacin Revolucionaria de Obrerosy Campesinos (CROC) y la ConfederacinGeneral del Trabajo (CGT).

    En Nuevo Len, autoridades y em-presarios presumen constantemente elhecho de que en 15 aos no ha habidohuelgas, pero no es porque los trabajado-res estn ms contentos y tengan mejorescondiciones laborales -seala el abogadoVillarreal Landeros-. Los sindicatos hanacordado tanto con el gobierno como conlos patrones no promover ninguna huel-ga, a cambio de utilidades polticas y eco-

    nmicas para ellos mismos.La maa no se detiene ah. Los traba-jadores tambin tienen que lidiar con losabogados. Segn Villarreal Landeros haytres tipos: los defensores de los trabajado-res, los del sindicato y los de la empresa.Adems, estn los coyotes, supuestosrepresentantes de la ley que acuerdancon los sindicatos para extorsionar a losobreros.

    En la Secretara de Trabajo de NuevoLen afirman que no hay una sola huel-ga en Monterrey, aunque demandas dehuelga hay muchas...

    ***

    En la Corporacin para el Desarrollo

    Agropecuario de Nuevo Len, en la sec-cin Pecuaria, no hay ningn registro deLa Perla. Tampoco en la Cmara de Co-mercio de Nuevo Len. Representantesdel Instituto Mexicano del Seguro Socialdeclararon que tenan una direccin fiscalde un lugar llamado La Perla, pero que es-taba en el municipio de Apodaca, no en lacolonia Moderna.

    A excepcin de los trabajadores de LaPerla y de unas cuantas personas que re-cuerdan haber bebido esa leche, parecieraque nadie la conoce. Ni siquiera su ltimodueo, Miguel ngel Garza Vela, nietodel fallecido fundador Simn Garza, quenunca se ha present a las audiencias enConciliacin.

    La huelga de La Perla es an ms des-conocida. De no ser por los vecinos o porlos trabajadores de los negocios alrededorque observan a los tres guardianes todoslos das, pasa completamente desaperci-bida en Nuevo Len. En un ao y medioningn medio de comunicacin local hainformado sobre la situacin de La Perla.Adems, los ex empleados de la lecheranunca se acercaron a ellos por temor dedecir algo que fuera a entorpecer el pro-ceso. Esa es la razn por la que en esta cr-nica se han omitido sus apellidos y en lasfotografas de los obreros no se muestransus rostros.

    La historia de La Perla es similar a lade otras empresas en Nuevo Len: se aso-ciaron dos familias para crearla. Una erala familia de Simn Garza y la otra era deRuperto Garza. En sus inicios, La Perla erala segunda lechera ms importante de laciudad, luego de la leche Las Mitras, com-prada por el monopolio de LALA en el2007. Comenzaron procesando ms de 300mil litros de leche bronca pero fue dismi-nuyendo hasta producir solamente ochomil litros con menos calidad. Al final yano procesaban leche bronca, sino costalesde un polvo blanco que pudiera ser lechede vaca pulverizada o la llamada frmula,composicin qumica que tiene todas lasprotenas de la leche.

    Fueron tres los factores que llevarona La Perla a su quiebra. El primero fue lamala administracin. Personas allegadasa Simn cuentan que era amable, caritati-vo pero demasiado dadivoso con sus hijosy sus nietos. Adems de que los integran-tes de la familia de Ruperto reciban granparte de esa jugosa ganancia. El segundofue la competencia. LALA contaba conrecursos que nunca tuvo La Perla, comolas promociones y los millones de pesosinvertidos en publicidad y distribucin.El tercero, y el definitivo, fue la inseguri-dad. Gerardo, un empresario amigo de lafamilia de Garza Vela, afirma que los pro-pietarios huyeron del pas y al igual quemuchos otros regiomontanos encontra-ron un nuevo hogar en alguna ciudad deTexas, Estados Unidos.

    ***

    Jaime tuvo un infarto en julio del2012. Adems, en el mismo lapso detiempo, su cuado muri, su suegra seenferm y a uno de sus hermanos le cor-taron un dedo del pie, por el alto porcen-taje de azcar en su sangre. Dicen quedios aprieta pero no ahorca. Lo malo esque nosotros ya estamos casi ahogados,

    cuenta Jaime con tristeza. Lo que le cau-sa ms dolor es no tener para las copiasque le piden en la escuela a su hijo opara el camin de su hija, tambin estu-diante. Durante este tiempo han sobre-vivido con la liquidacin que le dierona su esposa en el ltimo trabajo, pero eldinero ya comienza a escasear.

    -En la casa te aceptan por un tiempopero luego comienzan las presiones por eldinero. Este tipo de situaciones separan alas familias, se pierde el respeto, el amor. Sepierde todo, no nada ms el trabajo- relata.

    En un ao y medioningn medio decomunicacin localha informado sobrela situacin de LaPerla. Adems, losex empleados de lalechera nunca seacercaron a ellospor temor de deciralgo que fueraa entorpecer elproceso. Esa es larazn por la que enesta crnica se hanomitido sus apellidosy en las fotografasde los obreros no se

    muestran sus rostros

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    Si Jaime hubiera sabido lo que le depararael futuro, no se habra quedado horas extras, nilos fines de semana en La Perla, como lo hizosiempre, pensando en que su trabajo sera me-

    jor valorado. Si hubiera sabido que a final decuentas sus patrones lo dejaran a la intempe-rie, habra procurado pasar ms tiempo con sufamilia, descansar y divertirse con ellos. Ahorasu pensin no ser como l pensaba, tendr quecomenzar de nuevo.

    Pero es difcil. En Monterrey, el hecho dehaber participado en una huelga disminuye las

    posibilidades de encontrar un empleo bien pa-gado y con todas las prestaciones de ley. An en2013, luchar por tus derechos laborales en la ca-pital de Nuevo Len significa correr el riesgo deser vetado de cualquier empleo o de ser incluidoen una ilegal lista negra de las empresas de Nue-vo Len, a pesar de lo que prescriben las normasde trabajo internacionales respecto al derecho delos trabajadores. En este estado sigue mandandoel empresario, en convivencia con el gobierno.

    Luego de salir de su trabajo, Norma, la es-posa de Jaime acudi a una entrevista en unaclnica. Le advirtieron que no la podan contratarsi haba laborado en diferentes empresas, entreellas La Perla. Les coment sobre la situacin desu esposo, y quedaron en hablarle para analizarla situacin.

    Tiene muchos obstculos en frente, peroJaime no quiere desistir. Con el dinero que re-ciba, que tal vez sea muy inferior a lo que me-recera por sus 34 aos de ardua labor, quiereponer un negocio de comida. Entretanto, cadamaana, junto a los otros dos centinelas asistea la lechera. Escuchan el ruido de los autos yperciben el aroma de las hamburguesas que nopueden comprar. Se enjugan el sudor, caminanen vaivn, miran a la gente pasar y observan elcielo. Esperan. Mientras Marcelino atiende unmandado de su esposa, en la vieja fbrica Jaimey Juan ngel se comen unos fritos y toman Coca-Cola. Cuentan muy serios que la verdad, ya noles gusta la leche.

    Aunque all est toda su vida.

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    Del 30 junio al 6 de julio de 2013Monterrey, N.L.

    En 2013, pelear por tus

    derechos laborales en la

    capital de Nuevo Len

    signica correr el riesgo

    de ser vetado de cualquier

    empleo o de ser incluidoen una ilegal lista negra

    de algunas empresas de

    Nuevo Len

    Foto: Victor Hugo Valdivia

    Jos Reta fue removido de su pues-to como tipgrafo en el peridico

    El Porvenir el 25 de junio, por razonesoscuras, como le suceda a muchos regio-montanos en esa poca turbulenta. 1929fue un ao particularmente agitado y pe-ligroso para vivir en Monterrey. NuevoLen fue golpeado primero por una se-qua tan fuerte que pareca interminabley despus brot la mortal epidemia degripe espaola que dio muerte a miles depobladores del estado. Adems de haber-se desatado un bandolerismo que no lepeda nada al de los aos recientes.

    An con las inclemencias de la na-turaleza y la malicia del hombre, en la

    joven ciudad industrial se gestaba unatransformacin positiva. En esos mismosaos se empezaron a organizar los obre-ros de las ramas laborales de las grandesy orecientes empresas regiomontanas;exigan que se respetasen sus derechosfundamentales, enarbolando siempre elartculo 123 del derecho al trabajo dignoy til, plasmado en la constitucin que elgobierno de Venustiano Carranza leg alpas.

    Desde los altos hornos de Fundido-ra hasta los talleres de El Porvenir, lasluchas y los conictos laborales desper-taron la conciencia de los obreros, in-cluyendo a Jos Reta, que considerabasu despido injusticado. A los dos das,mand una carta a la Junta de Concilia-cin y Arbitraje para informarles de susituacin. Segn Reta, la historia inicicon el escaseo general de trabajo que tra-

    jeron consigo los conictos militares queorecieron tanto en Nuevo Len comoen el resto del pas. Rumores del n de laguerra contra los cristeros y la toma de laciudad por Jos Gonzalo Escobar afecta-ron econmicamente a las industrias ytalleres de Monterrey, incluidos los pe-ridicos locales.

    Como medida de supervivencia, elfundador y dueo de la empresa, JessCant Leal, tuvo que reducir a tres das detrabajo a un alto nmero de obreros. JosReta, el ms decidido de los afectados, fuesecundado por su compaero Andrs

    Kaufmann, en sus protestas por la medi-da. El patrn Cant propuso un trato detrabajo al tipgrafo: poda aceptar laboraren los talleres con la reduccin estipula-da o mantener su trabajo diario pero slopor un plazo de tres meses.

    Sin embargo, en los das siguientesse resolvi la situacin econmica en elEstado y por ende en el peridico, graciasa la enorme capacidad productiva de lasindustrias fundadas en los comienzosdel siglo XX. Todo volvi a la normalidady debido a esto, Reta sigui operando sulinotipo como de costumbre, sin avisar alpatrn qu haba decidido, conado decontribuir a la impresin del diario insig-nia del periodismo regiomontano.

    Pero para su sorpresa fue despedidoal terminar los tres meses de plazo.

    Jos Reta asegur a la Junta de Con-ciliacin que su despido se debi a suparticipacin sindical activa en la Uninde Obreros de Artes Grcas y que Cantbuscaba desde tiempo atrs un pretextopara deshacerse de l.

    Unos aos antes, los obreros del cora-zn de hierro que fue la Fundidora Mon-terrey tambin haban sufrido una seriede atropellos que generaron huelgas,movilizaciones y los primeros intentosde formar sindicatos por departamentosy talleres. Para cada una de estas mani-festaciones, los empresarios buscaronmaneras de contrarrestarlas. La formams grave era despedir a los grupos conconciencia laboral con el n de eliminarla existencia de sindicatos independien-

    tes, para despus crear ellos mismos sin-dicatos blancos, los cuales eran simplesorganizaciones sin espritu de luchaatadas a la voluntad del patrn. Comomuestra del poder del empresario, losobreros integrantes del Partido Comu-nista fueron desocupados de su labor enla fundicin del acero local en 1928.

    Jos Reta, bajo quien caa la sospechacomunista, inici por su lado una batallalegal en la cual ninguna parte implicadacedi la victoria a su contrincante. JessCant Leal, por medio de su abogadoVirgilio Garza, inform a la Junta de Con-

    ciliacin que Jos Reta haba sido despe-dido dos veces. La primera porque el tra-bajador haba organizado una huelga enel peridico que la misma Junta caliccomo injusticada; la segunda, porquesegn Cant, cuando Reta supo que slolaborara tres meses, descuid su trabajopara dedicarse a sus actividades con elsindicato.

    El gobierno carrancista de NicforoZambrano aprovechaba este tipo de si-tuaciones para demostrar su legitimidadante Monterrey y su gente. Debido a laorganizacin general en la comunidadde trabajadores, se hizo evidente la pla-neacin y solidaridad que se daba enlas calles e industrias de la ciudad. Unadcada antes del evento, en el ao de1918, despus de la fallida huelga de lostranvas, se cre la Junta de Conciliaciny Arbitraje del Estado, que hasta hoy enda es convocada siempre que hay unmalentendido entre patrn y trabajador.

    A diferencia de los tranviarios, JosReta no desisti y contraatac enviandouna carta de Secundino Recio, un anti-guo compaero del taller. En dicho do-cumento Recio relataba que Jess Cantestaba en bsqueda de la identidad delos militantes pertenecientes al sindica-to presente en el peridico, la Unin deobreros de Artes Grcas. Al saber queReta era integrante y cofundador del sin-dicato, declar frente a Recio que tendraque desocupar a su compaero tipgrafo.

    Adems de esta decisiva carta, Retadetall al presidente de la Junta que la

    falta de trabajo en el peridico fue exage-rada por el seor Cant, pues despus deempezar a reducir los das de trabajo a losobreros, se comenzaron a imprimir cincorevistas y peridicos ms. Con ello lanzun duro golpe ms al declarar seriamen-te que en El Porvenir viol el correo decinco empleados pertenecientes tam-bin al mismo sindicato que Reta; estostrabajadores fueron contratados despusde que l fuese despedido.

    Abusos como este eran pan de cadada para el trabajador metropolitano.Uno de los casos ms conocidos fue el

    conicto con la compaa norteamerica-na ASARCO, la cual explotaba a sus tra-bajadores de forma cruel; haca laborar alos hombres en condiciones de higienecasi inexistente. Tampoco tenan serviciomdico aunque trabajasen en lugaresdonde peligraba su vida y reciban unsueldo de dos o tres pesos diarios mien-tras que los norteamericanos ganabanocho pesos realizando la misma laborque sus homlogos hispanos.

    En las posteriores citas individualescon la Junta de Conciliacin, Jess CantLeal, en la comodidad de su hogar, pudonegar rotundamente lo que escribi Se-cundino Recio. A la Junta lleg una cartadel empresario insistiendo que la razndel despido de Reta se debi solamentea que ste nunca le inform su decisinsobre el trato de trabajo y de misma formanunca fue a mostrarle alguna inconfor-midad sobre la situacin.

    Para acabar con procesos burocrti-cos y dems incomodidades, el tipgrafodemand la reposicin de su puesto en eltaller y el pago de los salarios de los das enque fue desocupado. Pedro Ramrez in-tent negociar con el seor Cant, pero elempresario y hombre de letras respondide forma concluyente a la Junta de Conci-liacin que no deseaba tratar ningn arre-glo conciliatorio con Reta o su abogado.

    El resultado de esta batalla legal nofue accesible para los regiomontanos de lapoca. Si hubo algn convenio o arregloentre Jos Reta Rodrguez y Jess CantLeal se encontrara archivado en la insti-tucin correspondiente a la federacin enla ciudad de Mxico, y para los habitantesdel Monterrey de 1929 era costoso y pocoprctico viajar tantos kilmetros para unasunto entre sindicales y empresarios.

    Hoy en da, en Nuevo Len, dondeno existen las huelgas, -por lo menosno ocialmente- encontrar la historiay el desenlace de estos casos de la luchaobrera es una tarea que se presenta conmuchos impedimentos para quien in-tente rescatar la memoria histrica de laciudad de Monterrey.

    POR EDGARDO GARCA

    El tipgrafo comunistade El Porvenir

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    DNDE ESTEL AVIN DE GAMESAEsta es la historia de un Boeing que una empresa regal para los nios de Santiago y que

    acab en un lugar en el que los adultos juegan a la guerraPOR MELVA FRUTOS

    En 1981, el mago David Coppereld,uno de los ilusionistas ms famososde la historia- desapareci un avinde ms de siete toneladas de una pista

    de aterrizaje en Estados Unidos, frente a la mira-

    da atnita de miles de espectadores que contem-plaban el programa televisivo titulado La magiade David Coppereld IV: El Avin de fuga. A tra-vs de un complejo truco de espejos y luces, Cop-pereld realiz con una pequea avioneta, unade las mayores proezas de la historia de la magia.

    A nales de 2010, un Boeing 727de aproxima-damente 25 toneladas desapareci en Santiago,Nuevo Len, sin que quedara mayor registrodel evento o fuese captado por alguna cmara

    de televisin local. Tres aos despus, en 2013,gracias a una investigacin de La Razn y ElBarrio Antiguo, la aeronave reapareci en uncampo de gotcha situado en la localidad de Zua-zua, propiedad del ex alcalde de San Nicols delos Garza, Zeferino Salgado Almaguer.

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    La aeronave de 32.95 metros deancho por 47.01 de largo y 10.56metros de alto, que haba sido donadapor la empresa Gamesa a la alcalda deSantiago, tuvo que ser removida de suemplazamiento original en el parquede diversiones Mundo de Adeveras de-bido al alto costo de su mantenimientoen una zona abandonada por el pblicoy asolada por la violencia.

    En la historia de sus mltiples tras-lados, el armatoste reapareci espo-rdicamente en un terreno baldo delmismo municipio, en la colonia clase-mediera Pedregal de los Fierros y en elsitio de venta por internet mercadoli-bre.com.

    Averiguar el paradero del avinme llevara 15 das, a pesar de conocerde antemano varios de los lugaresinvolucrados en esta historia. En elNuevo Len del siglo XXI, desaparecerun avin de 25 toneladas no precisaelaborados trucos de magia, ni de unintricado juego de luces, sombras yespejos, aunque de eso me enterarahasta el nal.

    Por el momento, me encuentroen camino a Santiago para entendercmo inici su viaje un avin que nopuede volar.

    II

    Sal hacia la Carretera Nacional que

    adems comunica a Monterrey conSantiago. Aunque en mltiples ocasio-nes haba pasado por el kilmetro 282,nunca me haba tomado la molestia devoltear hacia la derecha de la autopis-ta, desde que Mundo de Adeveras cerrsus puertas en agosto de 2009 a causa dela violencia que azot la ciudad. En ungran anuncio blanco con letras rojas yverdes todava se puede leer completoel nombre del lugar. La hierba y malezaque ahora lo rodean sirven de alimento

    para una decena de cabras que habitanlo que queda del terreno baldo. El 25de febrero del 2005, este parque tem-tico semejante a una pequea ciudadabri sus puertas a los nios de Mon-terrey y del rea Metropolitana. Losempresarios de Gamesa, Alberto Santosde Hoyos y Alberto Santos Boesch, encompaa del entonces gobernador delestado, Jos Natividad Gonzlez Pars,fueron quienes inauguraron el lugarlocalizado a la altura de la colonia LosCristales. Por 120 pesos, los pequeospodan disfrutar, entre otras cosas, dela experiencia de ser pilotos de avin obien pasajeros de clase turista de un bri-llante Boeing 727. En agosto de 2009 elparque dej de operar y fue hasta el 26de febrero que se dio a conocer su cierrede manera ocial. Ese da, la gerente dellugar, Mirna Ballesteros, dijo a los me-dios de comunicacin que seguir ya noresultaba un negocio rentable, desdeque el parque haba sido afectado por laalarma sanitaria de la inuenza y la cri-sis social provocada por la inseguridaden Nuevo Len.

    En donde una vez hubo grandesjardines, limpias avenidas a escala cir-cunvaladas por pequeos edicios ycasas de colores brillantes que a diarioreciban a familias enteras y grupos es-colares en busca de diversin y cultura,ahora se aprecia desolacin y abandono.El lugar muestra los vestigios de lo quefue. Tras el enrejado de malla ciclnica,que se encuentra cerrado con candado,se exhiben dos pequeos letreros azules,uno de cada lado, que rezan: Bienve-nido a Mundo de Adeveras. Alcanzoa distinguir tras la maleza que las cons-trucciones han perdido su color y lo quefuera un ocina cercana al rea de entra-da es usada como vivienda de quienesprobablemente sean los guardianes dellugar. Una mecedora blanca, un trici-clo rojo y dos vehculos estacionados en

    el exterior de la casita con la puerta devidrio y ventanas abiertas indican quealguien vive ah. Al fondo del caminode la entrada, en lo que era el rea de es-tacionamientos, dos mujeres que plati-caban se esfumaron al percatarse de misseas para llamar su atencin.

    Tras la quiebra de Mundo de Adeve-ras, el 28 de febrero del 2010, el entoncesalcalde de Santiago, Edelmiro Cavazos,dio a conocer la donacin del Boeing727con matrcula XA-MEE por parte desu propietario, Alberto Santos, al muni-cipio. La nave sera trasladada a un par-que para que los ciudadanos pudierandisfrutar de ella de forma segura. As quedurante varios das, un nutrido grupo detrabajadores desarm el avin bajo la su-pervisin del alcalde. Fue la ltima vezque se supo del Boeingde forma ocial.

    IIIMi primera pista para encontrar el

    avin era que despus de ser entregadopor Alberto Santos al Ayuntamientode Santiago, el Boeing 727 fue llevadoa una colonia de Santiago. Con esto enmente, me dirig a la periferia del pue-blo. A pesar de las seas contradictoriasde los lugareos, transitando de unsector a otro de la ciudad, logr llegar

    a la colonia Pedregal de los Fierros, ala gran plaza al pie de los verdes cerrosque conforman el panorama santia-guense. El lugar est situado en un te-rreno desigual cubierto por pasto verdey lo rodean rboles de diversos tamaosy tipos. En la parte central, tres caminosde asfalto llevan a algunas bancas deherrera, una pequea cancha de bas-quetbol y algunos juegos infantiles.Luego me enterara que fue en la partems amplia de los jardines en dondeuna vez colocaron la aeronave, perolos vecinos no la quisieron y pidieronal alcalde Edelmiro Cavazos que se lallevara.

    Mientras prepara una orden de en-chiladas en su fondita sobre la calle Ju-

    rez, Doa Elva comenta que como veci-na del sector fue una de las primeras enprotestar por la llegada del avin. La in-seguridad y el riesgo de la integridad desus hijos fueron los argumentos que ellay los vecinos presentaron ante las auto-ridades. Los vecinos del sector precisanque nadie les pidi su opinin y de bue-nas a primeras trasladaron la aeronave,que trajo consigo la visita de habitantesde los pueblos cercanos ansiosos de co-nocer el avin. Doa Elva cuenta quehace 20 aos lleg a Santiago en com-paa de su esposo y sus hijos, graciasa un puesto que haba conseguido enla Secretara de Agricultura, Ganade-ra y Desarrollo Rural (Sagarpa) comobiloga marina. Buscaron un lugarapacible para criar a sus tres pequeos,

    En el Nuevo Lendel siglo XXI,desaparecer

    un avin de25 toneladasno precisa deelaborados trucosde magia, ni de unintricado juego deluces, sombras yespejos, aunque deeso me enterarahasta el nal

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    por lo que este sector les pareci una

    buena opcin debido a la tranquilidadque ofreca. Dej de ejercer su profesinpara dedicarse al hogar, mientras quesu esposo laboraba como gerente de unbanco. Pocos aos despus su marido fa-lleci y se vio en la necesidad de vendercomidas para mantener su hogar.

    An no estaba totalmente ensam-blado el avin y tan slo se haba colo-cado el cuerpo del fuselaje; la cabina ylas alas yacan separadas a un lado deltransporte, cuando los nios del sectortomaron al aparato como rea de juegoen donde corran y brincaban con el ries-go de caer por alguno de los huecos quequedaban en el maltratado piso. La visi-ta de parejas de novios y grupos de jve-nes a altas horas de la noche deriv en la

    protesta masiva de los vecinos. Ante elincumplimiento de las autoridades debrindar seguridad al rea en donde fueracolocado el Boeing 727, Doa Elva juntocon sus vecinos consigui que al cabo detres meses fuera retirado de su parque.

    Cuando son nuevos, estos avionesBoeing pesan 39 mil 700 kilos en un es-tado vaco; con carga plena, aproxima-damente 73 mil. Este aparato trimotorcomercial fue creado en 1962 para darcabida de 90 a 116 pasajeros en clasenica. Fue uno de los ms vendidos has-ta principios de la dcada de los 90. Sevolvieron prestigiados entre las lneasareas en el mundo por tener la pecu-liaridad de poder aterrizar en pistas pe-queas. El Boeing 727lleg ser el avinde preferencia de la empresa Mexicanade Aviacin por casi 20 aos. Mexicanafue una compaa de aviacin creadaen 1921, siendo entonces la tercera ae-rolnea ms antigua del mundo despusde KLM y Avianca. En la poca de los 70tuvo su mayor auge nanciero, pero losaltos costos del petrleo en la dcada delos 80 la llevaron a vivir problemas eco-nmicos de los que nunca se recuper apesar de varios intentos por estabilizarsus nanzas. En agosto del 2010 dio aconocer la suspensin indenida de susoperaciones, quedando ms de ocho miltrabajadores sin empleo. El Boeing llega ser una aeronave incosteable en la d-cada de los 80 y fue cambiado por apa-ratos nuevos y ms modernos. Despusde ello, muchos de sus aviones pasaron

    a la Fuerza Area Mexicana y a la PolicaFederal. Hoy en da, el costo de un avinpuede variar segn sus caractersticas,pero en condiciones de medio uso oscilaentre tres y nueve millones de dlares,dependiendo de su estado.

    Doa Elva desconoca a dnde habasido llevado el avin y para ella era pocoprobable que estuviera en otra colonia.Los santiaguenses no lo hubieran per-mitido ante las pocas garantas de las au-toridades para darles seguridad durantelos aos de la guerra en los que hasta elalcalde Edelmiro Cavazos fue asesinado.

    IV

    Acud a buscar respuestas en laPresidencia Municipal de Santiago, endonde tendra que existir un expedien-te o algn antiguo funcionario que co-nociera del caso del Boeing 727. Me di-rig al departamento de prensa, creadosupuestamente para atender las nece-sidades de informacin de los periodis-tas. En una ocina de paredes blancasque se localiza a una cuadra del ediciodel Ayuntamiento y que denota habersido construida recientemente, tres te-levisiones encendidas al mismo tiem-po transmiten los noticieros del medioda. Pocos minutos despus de mi llega-da arrib la encargada de atender a losmedios de comunicacin. Una jovenmujer de cabello largo y rubio que merearm que en el departamento no setena informacin ocial del paraderode la aeronave.

    Me dijo que el actual alcalde, Ho-mar Almaguer Salazar, procedentedel Partido del Trabajo, no tena co-nocimiento de lo que haba sucedidocon el avin. Los temas referentes a laadministracin pasada, emanada delPAN, son particularmente complejosteniendo en cuenta que el ex alcalde,Edelmiro Cavazos Leal, fue secuestradoel 16 de agosto del 2010 por un grupo ar-mado que lo sac de su casa. Su cuerposin vida fue hallado dos das despussobre la carretera que conduce al para-

    je la Cola de Caballo. Tras los hechos, elsndico primero, Bladimiro Montalvo

    Salas, fue designado alcalde sustitu-to el seis de septiembre. El secretariodel Ayuntamiento, Jos Luis Cabez,quien haba renunciado al cargo el dosde septiembre, fue reemplazado porGuillermo Zamora.

    Cuando pregunt al actual alcalde,Almaguer Almazn, lo que saba sobreel paradero del avin propiedad delmunicipio, brome: Se movi de aha otro terreno, pero ya de ah se lo lle-varon y nosotros desconocemos comoadministracin, cul fue su destino. Sque suena a ttulo de pelcula El desti-no nal de ese avin verdad? No sabe-mos qu fue lo que pas con l.

    Mientras esperaba que la encarga-da de comunicacin social me dijeracul sera el procedimiento para haceruna solicitud de informacin formalante el Ayuntamiento, lleg a la am-plia rea de prensa un camargrafocuarentn que deca saber acerca delposible paradero del avin despus deque fuera retirado de la plaza Pedregalde los Fierros. Siguiendo sus consejos,agarr de nuevo la Carretera Nacional,ahora de regreso rumbo a Monterrey yme desvi hacia un terreno en un lugarconocido como Las Cristalinas, dondese supone que en algn momento estu-vo el escurridizo avin.

    V

    Al llegar a Las Cristalinas doy vuelta ala derecha por un camino de tierra circun-dado por amplias residencias campestres,y a menos de 500 metros me encuentrocon el portn del que me habl el camar-grafo. Al lado derecho hay una barda griscon una puerta metlica tambin de colornegro y del otro lado una malla ciclnicavecina que impide ver ms adentro. Tomoalgunas fotos de manera discreta, pero elsilencio del lugar provoca que el vigilan-te advierta mi presencia. Al preguntarlepor el avin explica que ya no est y quese lo llevaron hace tiempo. Tambin pre-cisa que desconoce a dnde se lo llevaronporque cuando llegaron los trileres, l nose encontraba en la finca, pero aseguraque ah estuvo. Le pido permiso para cap-tar una fotografa rpidamente y ante miinsistencia, de forma desconfiada me per-mite que lo haga discretamente con mitelfono celular. Abre un poco el portny cuando la cmara de mi telfono mvilhace click, automticamente la cierra denuevo. No tengo idea de dnde puede es-tar el avin ahora.

    Esa noche prob suerte en Google ypor casualidad encontr una publicacinen un foro del tres de marzo del 2011 quehaca referencia a un anuncio de MercadoLibre, sobre la venta de un Boeing 727enNuevo Len. Dice:

    REMATO AVION DE MEXICANABOING (sic) 727 PARA EXHIBICION. RE-MATO AVION BOING 727 DE MEXICA-NA PARA EXHIBICION, SE ENCUEN-TRA A LA ALTURA DE LA PRESA DE LABOCA EN SANTIAGO, NUEVO LEON.

    ESTA DESARMADO EN 3 PARTES LIS-TO PARA SER TRASLADADO. EL PESOAPROX DEL AVION DE DE 38 TONELA-DAS. ASIMISMO CONTAMOS CON SER-VICIO DE TRASLADO E INSTALACIONDEL MISMO

    El peso del avin anunciado en laoferta de ese portal es un poco distintodel que regularmente tiene una aerona-ve en esas condiciones, de acuerdo con loque pregona otra pgina de internet de lacompaa Gras Salas, encargada de trans-portar el Boeingdesde el aeropuerto hastaMundo de Adeveras en el 2004. En el chatde aficionados y profesionales de la avia-cin que comparta el anuncio de venta, el10 de marzo del 2011, un usuario asegurque los vendedores le dieron el precio de250 mil pesos por el avin, ms gastos de

    traslado.A travs del viaje por los links de lossalones del foro me encontr con una dis-cusin en la que se asegura que el avinse encuentra en un campo de gotcha, enNuevo Len. As que me dediqu a inves-tigar los campos de gotcha de la regin enbsqueda de uno que tenga un avin ensu rea de juego. Hay pocas probabilida-des de equivocarse en cuanto a la prove-niencia del avin. El gotcha en cuestinaparece en la red como Portal de Gotcha,localizado en Carretera al Autdromo kil-metro 4.7 en Zuazua, Nuevo Len.

    VI

    En entrevista, el ex secretario delAyuntamiento, Guillermo Zamora,relata que el predio en que haba es-tado al avin en Las Cristalinas, eraun espacio a cargo de la Secretara deRecursos Hidrulicos, pero que exis-ta un litigio por la propiedad con unparticular que gan la demanda. Eldelegado ofreci dar posada a la aero-nave y ah se mantuvo por un tiem-po, hasta que la dependencia federalperdi el terreno y el legtimo dueopidi al gobierno municipal retirarel aparato. A pesar de que el costo detraslado y armado, en caso de preten-der colocarlo en otro lugar pblico,sera de alrededor de dos millones y

    medio de pesos, el entonces alcalde,Bladimiro Montalvo, lo ofreci a losgobiernos de los municipios de SanNicols y de Santa Catarina, quieneslo rechazaron.

    Montalvo asegura que se comu-nic con el empresario Alberto Santospara devolverle la aeronave. Deshi-cimos el comodato, nosotros ya noquisimos saber nada de ese avin.Creo que parece ser que el seor San-tos consigui un valiente por all porel Autdromo, en un parque de pisto-litas, recuerda el funcionario pblico.Zamora insisti en que habiendo des-hecho el comodato, la administracinmunicipal no interri en la transac-cin de Santos con el propietario del

    gotcha para la obtencin del avin yarm que como encargado de dichaslabores dej un expediente que con-tiene toda la informacin al respecto.

    Hasta el momento, Gamesa sigueguardando un silencio institucionalal respecto. Desde la encargada deldepartamento de mercadotecnia enMonterrey, Jackeline Cant hastalos despachos de la Ciudad de M-xico. Sin embargo, un ejecutivo deEmpresas Santos, que lleva ms de20 aos en el rea administrativa,afirma que no tenan conocimientode que la aeronave hubiera sido de-vuelta. Si bien haba negociacionesque su jefe, Alberto Santos, fallecidohace unos meses, llevaba de forma

    personal, un movimiento de esanaturaleza hubiera arrojado algunafactura o registro, mismos que noexisten en los archivos de la empre-sa. En los archivos de Gamesa lo quese sabe es que el Boeing se dio encomodato al municipio de Santiagoy que meses despus, el alcalde Bla-dimiro pidi a Empresas Santos unafactura por el aparato, pero sta lefue negada porque no se trataba deuna compra y arrojara un impuestoque no estaban dispuestos a pagar.

    An no estabatotalmenteensamblado elavin y tan slo sehaba colocado elcuerpo del fuselaje,la cabina y las alasyacan separadasa un lado deltransporte, cuandolos nios del sectortomaron al aparatocomo rea de juegoen donde corran ybrincaban

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    Personas cercanas a Zeferino Sal-gado Almaguer, ex alcalde de San Ni-cols y ex delegado de la Secretara deComunicaciones y Transportes, quepidieron el anonimato, relataron que elantiguo funcionario pblico es un granacionado a este juego y que el campode gotcha donde supuestamente est elavin es de su propiedad. El Portal deGotcha, en su pgina de internet www.elportalgotcha.com ofrece a sus visi-tantes Campos de Escenario, Camposde Woodsball, Campos de Speedball yCampos de Inables. Da a conocer ade-ms el pago del boleto de entrada queincluye el prstamo del equipo, en casode no contar con ste. En algunas fotosy el video promocional del sitio de in-ternet, aparece el Boeing 727 de Mexi-

    cana con matrcula XA-MEE.Durante su periodo al frente de ladelegacin de la SCT, Salgado Alma-guer acostumbraba invitar a su campode gotcha a grupos de socios y de pro-veedores. Una vez provistos del atuen-do necesario, el propio Salgado -a quiense ha sealado como admirador de losnazis- con la autoridad de un general,les ordenaba formarse en dos lneas,frente a frente. Metido en el papel mili-ciano, daba las instrucciones a seguir ylas tcticas que se emplearan. Elega auno para interpretar el papel de secues-trado y recordaba a los secuestradoresno bajar la guardia y a los rescatadores,no detenerse hasta lograr el objetivo.

    El 2 de abril del 2010, siendo dele-gado de la SCT, fue retenido algunas ho-ras por elementos del ejrcito cuandoviajaba con su familia rumbo a PiedrasNegras, Coahuila, y le fue encontradaun arma tipo escuadra. Como no lle-vaba consigo la documentacin queavalara el permiso para el porte de lapistola 9 milmetros, mand por ella aMonterrey y unas horas despus quedlibre. No fue la nica vez que estuvo enmedio de una situacin polmica. Du-rante su alcalda, el peridico El Nortedio a conocer que Salgado usaba un he-licptero que le haba donado el Zar de

    los Casinos, Arturo Rojas Cardona. Estarevelacin provoc que el funcionariopanista disminuyera sus ambicionesde querer ser alcalde de Monterrey e in-cluso gobernador de Nuevo Len.

    Los juegos de riesgo son una verda-dera acin para Salgado.

    En la anterior administracin deSan Nicols nadie quiso contestar amis preguntas. La localizacin de ElPortal de Gotcha no fue complicada;la angosta carretera del autdromo enZuazua me llev hasta el sitio que ensu entrada tiene una avioneta colorgris montada sobre barrotes de maderaen la entrada del campo. Entre matorra-les, un caminito de tierra lleva hasta elinterior, en donde una manta de lonada la bienvenida a la vez que muestra

    el centro de juego en un mapa de cari-catura. Una vez estando en el recinto,a lo lejos escucho el ruido constante delas balas de las pistolas de pintura. Seoyen tambin los gritos de jugadoresemocionados, mientras me encuentrocon una tienda ubicada a un costa-do del corredor que ofrece un variadostock de vestuarios para la prctica delgotcha, todos con diversos estilos y co-lores. Mscaras, visores, armas, cantim-ploras y dems accesorios tambin sonofrecidos a los visitantes. Al voltear a laizquierda tomo un corredor y justo a unlado de una obra en construccin, antesdel rea de juego, encuentro al Boeing727. Se halla estacionado sobre un espa-cio de tierra, entre arena, grava, palas ycemento.

    El avin se me apareci en condicio-nes que parecan expresar materialmen-te el declive de una era de la aviacin.Su color blanco original ahora muestrauna tonalidad amarillosa cubierta deuna capa de tierra, con raspaduras encasi todo el fuselaje y algunas abolla-duras. La parte delantera est coloca-da sobre muros de contencin a cadalado, de esos que se colocan a mitad delas avenidas para separar los carriles. Aunos cuantos metros de distancia, entrependones publicitarios de la campaa

    a la alcalda de San Nicols del panistaPedro Salgado, las alas an portan conirrisoria dignidad la matrcula que pormuchos aos le dio identidad propia ala aeronave: XA-MEE. Una encima dela otra. Uno de los trenes de aterrizajeapenas se puede sostener de pie, el otro,yace en el sueo entre piedras y hierba.El Boeing no es utilizado en el campo,las reas de juego estn ms adentro,pasando una malla oscura que delimi-ta el rea de comida y la zona en dondedecenas de personajes vestidos en colo-res verde, beige y camuaje, gritan y seesconden como si estuvieran un cam-po de batalla real.

    VII

    Respondiendo a la solicitud de in-formacin, el director jurdico de San-tiago, Daniel Velzquez, me entrega undelgado expediente sobre el comodatodel Boeing. El Ayuntamiento anteriordej poca informacin en los archi-vos de la entrega-recepcin, as quelos actuales administradores se hanencontrado con faltantes de archivoscompletos, entre otras cosas, de juiciosy deudas de diversos rubros de la ad-ministracin. El contrato de comodatoque qued asentado en el Acta No.13fechada el 28 de enero del 2010, de-ne como el comodante que es quienda en comodato el avin, a la personamoral o empresa denominada PB ELPORTAL, S.R.L. DE C.V. representadapor el apoderado jurdico, Omar Eduar-do Charur Giocoman con domicilio enSan Juana Ins de la Cruz Nmero 201en la colonia Anhuac en San Nicolsde los Garza. El comodatario es el Mu-nicipio de Santiago, representado porel Presidente Municipal, Edelmiro Ca-vazos Leal, el Tesorero, Rodolfo VargasTamez y el Sndico Segundo, ManuelFrancisco Martnez Alans.

    El documento dene que el co-modante es el propietario del aviny que ambas partes estn de acuerdopara su exhibicin en un rea pblica

    de este municipio. Adems estipulaque el comodatario se har cargo de losgastos ordinarios y extraordinarios quese generen o eroguen con motivo deldesmantelamiento, transporte, armadoy las gras que se llegaran a necesitarpara dicho n, sin que exista obligacindel comodante para el pago de esas ero-gaciones. Es decir que de acuerdo coneste documento, el avin perteneceraa una compaa llamada El Portal, loca-lizada en Zuazua.

    Despus de analizarlo un rato, elencargado jurdico del ayuntamientodetermina la posible falsedad del do-cumento, aunado al hecho de que alno llevar la rma del alcalde en eseentonces, Bladimiro Montalvo, notendra de todas formas ningn valor

    jurdico. En la documentacin propor-cionada hay facturas pagadas por elmunicipio, por el traslado, desarma-do y rearmado del avin, por ms de150 mil pesos, pero stas no denende dnde a dnde o la fecha en que sebrindaron estos servicios.

    VII

    La aeronave donada al municipio de

    Santiago con la nalidad de diera diver-sin gratuita y conocimientos a los nios,termin en manos del ex alcalde de SanNicols, Zeferino Salgado, de manerairregular y por medio de la falsicacinde documentos. Ahora la posee comomodelo de la impunidad cotidiana enque los gobernantes hacen sus acuerdose intercambios.

    Mientras tanto, en Santiago, la actualadministracin sigue buscando pistas dems mobiliario, recursos y patrimoniomunicipal que tambin desapareci du-rante la anterior administracin.

    La inaudita forma en que el avindesapareci y apareci a casi 65 kilme-tros de distancia sin que nadie lo viera yla forma en que, por arte de magia, pasde un dueo a otro, parecen fortalecer elcalicativo dado a Santiago. En verdad esun Pueblo Mgico.

    Cuando pregunt al actual alcalde, AlmaguerAlmazn, lo que saba sobre el paradero del avinpropiedad del Municipio, brome: Se movi deah a otro terreno, pero ya de ah se lo llevaron ynosotros desconocemos como administracin,cul fue su destino. S que suena a ttulo depelcula El destino nal de ese avin verdad?No sabemos qu fue lo que pas con l

    Foto: Melva Frutos

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    Por qu la jornada laboral diaria es de ocho horas?

    ELOGIO DE LA PEREZAPOR BERTRAND RUSSELL

    Como casi toda mi generacin, fui edu-cado en el espritu del refrn La ocio-

    sidad es la madre de todos los vicios.Nio profundamente virtuoso, cretodo cuanto me dijeron, y adquir una concien-cia que me ha hecho trabajar intensamente hastael momento actual. Pero, aunque mi concienciahaya controlado mis actos, mis opiniones han ex-perimentado una revolucin. Creo que se ha tra-bajado demasiado en el mundo, que la creencia

    de que el trabajo es una virtud ha causado enor-mes daos y que lo que hay que predicar en los

    pases industriales modernos es algo completa-mente distinto de lo que siempre se ha predicado.Todo el mundo conoce la historia del viajero

    que vio en Npoles 12 mendigos tumbados al sol(era antes de la poca de Mussolini) y ofreci unalira al ms perezoso de todos. Once de ellos se le-vantaron de un salto para reclamarla, as que se ladio al duodcimo. Aquel viajero haca lo correcto.

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    Pero en los pases que no dis-frutan del sol mediterrneo,la ociosidad es ms difcil y para pro-moverla se requerira una gran pro-paganda. Espero que, despus de leerlas pginas que siguen, los dirigentesde la Asociacin Cristiana de jvenesemprendan una campaa para indu-cir a los jvenes a no hacer nada. Si esas, no habr vivido en vano. Antes depresentar mis propios argumentos enfavor de la pereza, tengo que refutaruno que no puedo aceptar. Cada vezque alguien que ya dispone de lo su-ciente para vivir se propone ocupar-se en alguna clase de trabajo diario,como la enseanza o la mecanografa,se le dice, a l o a ella, que tal conductalleva a quitar el pan de la boca a otraspersonas, y que, por tanto, es inicua. Sieste argumento fuese vlido, bastaracon que todos nos mantuvisemos in-activos para tener la boca llena de pan.Lo que olvida la gente que dice talescosas es que un hombre suele gastar loque gana, y al gastar genera empleo. Algastar sus ingresos, un hombre ponetanto pan en las bocas de los demscomo les quita al ganar. El verdaderomalvado, desde este punto de vista,es el hombre que ahorra. Si se limita ameter sus ahorros en un calcetn, comoel proverbial campesino francs, es ob-vio que no genera empleo. Si inviertesus ahorros, la cuestin es menos ob-via, y se plantean diferentes casos.

    Una de las cosas que con ms fre-

    cuencia se hacen con los ahorros esprestarlos a algn gobierno. En vistadel hecho de que el grueso del gastopblico de la mayor parte de los go-biernos civilizados consiste en el pagode deudas de guerras pasadas o enla preparacin de guerras futuras, elhombre que presta su dinero a un go-bierno se halla en la misma situacinque el malvado de Shakespeare quealquila asesinos. El resultado estrictode los hbitos de ahorro del hombre esel incremento de las fuerzas armadas

    del estado al que presta sus economas.Resulta evidente que sera mejor quegastara el dinero, aun cuando lo gasta-ra en bebida o en juego.

    Pero -se me dir- el caso es absolu-tamente distinto cuando los ahorrosse invierten en empresas industriales.Cuando tales empresas tienen xito yproducen algo til, se puede admitir.En nuestros das, sin embargo, nadienegar que la mayora de las empresasfracasan. Esto signica que una grancantidad de trabajo humano, que hu-biera podido dedicarse a producir algosusceptible de ser disfrutado, se con-sumi en la fabricacin de mquinasque, una vez construidas, permane-cen paradas y no benecian a nadie.Por ende, el hombre que invierte susahorros en un negocio que quiebra,perjudica a los dems tanto como a smismo. Si gasta su dinero -digamos- endar estas a sus amigos, estos se diver-tirn -cabe esperarlo-, al tiempo en quese benecien todos aquellos con quie-nes gast su dinero, como el carnicero,el panadero y el contrabandista dealcohol. Pero si lo gasta -digamos- entender rieles para tranvas en un lugardonde los tranvas resultan innecesa-rios, habr desviado un considerablevolumen de trabajo por caminos en losque no dar placer a nadie. Sin embar-go, cuando se empobrezca por el fra-caso de su inversin, se le considerarvctima de una desgracia inmerecida,en tanto que al alegre derrochador,

    que gast su dinero lantrpicamente,se le despreciar como persona aloca-da y frvola.

    Nada de esto pasa de lo prelimi-nar. Quiero decir, con toda seriedad,que la fe en las virtudes del trabajoest haciendo mucho dao en el mun-do moderno y que el camino hacia lafelicidad y la prosperidad pasa por unareduccin organizada de aqul.

    Ante todo, qu es el trabajo? Haydos clases de trabajo; la primera: mo-dicar la disposicin de la materia en,

    o cerca de, la supercie de la tierra, enrelacin con otra materia dada; la se-gunda: mandar a otros que lo hagan.La primera clase de trabajo es desa-gradable y est mal pagada; la segun-da es agradable y muy bien pagada.La segunda clase es susceptible deextenderse indenidamente: no sola-mente estn los que dan rdenes, sinotambin los que dan consejos acercade qu rdenes deben darse. Por logeneral, dos grupos organizados dehombres dan simultneamente dosclases opuestas de consejos; esto se lla-ma poltica. Para esta clase de trabajono se requiere el conocimiento de lostemas acerca de los cuales ha de darseconsejo, sino el conocimiento del artede hablar y escribir persuasivamente,es decir, del arte de la propaganda.

    En Europa, aunque no en Nortea-mrica, hay una tercera clase de hom-bres, ms respetada que cualquiera delas clases de trabajadores. Hay hom-bres que, merced a la propiedad de latierra, estn en condiciones de hacerque otros paguen por el privilegio deque les consienta existir y trabajar. Es-tos terratenientes son gentes ociosas, ypor ello cabra esperar que yo los elo-giara. Desgraciadamente, su ociosidadsolamente resulta posible gracias a lalaboriosidad de otros; en efecto, su de-seo de cmoda ociosidad es la fuentehistrica de todo el evangelio del tra-bajo. Lo ltimo que podran desear esque otros siguieran su ejemplo.

    Desde el comienzo de la civiliza-cin hasta la revolucin industrial, unhombre poda, por lo general, producir,trabajando duramente, poco ms de loimprescindible para su propia subsis-tencia y la de su familia, aun cuandosu mujer trabajara al menos tan dura-mente como l, y sus hijos agregaransu trabajo tan pronto como tenan laedad necesaria para ello. El pequeoexcedente sobre lo estrictamente nece-sario no se dejaba en manos de los quelo producan, sino que se lo apropiaban

    los guerreros y los sacerdotes. En tiem-pos de hambruna no haba exceden-te; los guerreros y los sacerdotes, sinembargo, seguan reservndose tantocomo en otros tiempos, con el resulta-do de que muchos de los trabajadoresmoran de hambre.

    Este sistema perdur en Rusia has-ta 1917 y todava perdura en Oriente;

    en Inglaterra, a pesar de la revolucinindustrial, se mantuvo en plenituddurante las guerras napolenicas yhasta hace 100 aos, cuando la nuevaclase de los industriales gan poder.En Norteamrica, el sistema termincon la revolucin, excepto en el Sur,donde sobrevivi hasta la guerracivil. Un sistema que dur tanto y quetermin tan recientemente ha dejado,como es natural, una huella profundaen los pensamientos y las opinionesde los hombres.

    Al gastar susingresos, unhombre ponetanto pan enlas bocas de losdems como lesquita al ganar.El verdaderomalvado, desdeeste punto devista, es el hombreque ahorra

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    elbarrioantiguo.c

    om

    _Crnica InternacionalDel 30 junio al 6 de julio de 2013Monterrey, N.L.

    Buena parte de lo que damos porsentado acerca de la conveniencia deltrabajo procede de este sistema, y, al serpreindustrial, no est adaptado al mundomoderno. La tcnica moderna ha hecho

    posible que el ocio, dentro de ciertoslmites, no sea la prerrogativa de clasesprivilegiadas poco numerosas, sino underecho equitativamente repartido entoda la comunidad. La moral del trabajo esla moral de los esclavos, y el mundo mo-derno no tiene necesidad de esclavitud.

    Es evidente que, en las comunidadesprimitivas, los campesinos, de haber podi-do decidir, no hubieran entregado el esca-so excedente con que subsistan los gue-rreros y los sacerdotes, sino que hubiesenproducido menos o consumido ms. Alprincipio, era la fuerza lo que los obligabaa producir y entregar el excedente. Gra-dualmente, sin embargo, result posibleinducir a muchos de ellos a aceptar unatica segn la cual era su deber trabajarintensamente, aunque parte de su trabajo

    fuera a sostener a otros, que permanecanociosos.Por este medio, la compulsin reque-

    rida se fue reduciendo y los gastos de go-bierno disminuyeron. En nuestros das, el99 por ciento de los asalariados britnicosse sentiran realmente impresionados sise les dijera que el rey no debe tener ingre-sos mayores que los de un trabajador. Eldeber, en trminos histricos, ha sido unmedio, ideado por los poseedores del po-der, para inducir a los dems a vivir parael inters de sus amos ms que para supropio inters. Por supuesto, los poseedo-res del poder tambin han hecho lo pro-pio aun ante s mismos, y se las arreglanpara creer que sus intereses son idnticosa los ms grandes intereses de la humani-dad. A veces esto es cierto; los atenienses

    propietarios de esclavos, por ejemplo, em-pleaban parte de su tiempo libre en haceruna contribucin permanente a la civili-zacin, que hubiera sido imposible bajoun sistema econmico justo. El tiempolibre es esencial para la civilizacin, y, enpocas pasadas, slo el trabajo de los mshaca posible el tiempo libre de los menos.Pero el trabajo era valioso, no porque eltrabajo en s fuera bueno, sino porque elocio es bueno. Y con la tcnica modernasera posible distribuir justamente el ocio,sin menoscabo para la civilizacin.

    La tcnica moderna ha hecho po-

    sible reducir enormemente la cantidadde trabajo requerida para asegurar lo im-prescindible para la vida de todos. Esto sehizo evidente durante la guerra. En aqueltiempo, todos los hombres de las fuerzas

    armadas, todos los hombres y todas lasmujeres ocupados en la fabricacin demuniciones, todos los hombres y todaslas mujeres ocupados en espiar, en ha-cer propaganda blica o en las oficinasdel gobierno relacionadas con la guerra,fueron apartados de las ocupaciones pro-ductivas. A pesar de ello, el nivel generalde bienestar fsico entre los asalariadosno especializados de las naciones aliadasfue ms alto que antes y que despus. Lasignificacin de este hecho fue encubiertapor las finanzas: los prstamos hacan apa-recer las cosas como si el futuro estuvieraalimentando al presente. Pero esto, desdeluego, hubiese sido imposible; un hombreno puede comerse una rebanada de panque todava no existe. La guerra demostrde modo concluyente que la organizacin

    cientfica de la produccin permite mante-ner las poblaciones modernas en un con-siderable bienestar con slo una pequeaparte de la capacidad de trabajo del mun-do entero. Si la organizacin cientfica, quese haba concebido para liberar hombresque lucharan y fabricaran municiones, sehubiera mantenido al finalizar la guerra, yse hubiesen reducido a cuatro las horas detrabajo, todo hubiera ido bien. En lugar deello, fue restaurado el antiguo caos: aque-llos cuyo trabajo se necesitaba se vieronobligados a trabajar largas horas, y al restose le dej morir de hambre por falta de em-pleo. Por qu? Porque el trabajo es un de-ber, y un hombre no debe recibir salariosproporcionados a lo que ha producido,sino proporcionados a su virtud, demos-trada por su laboriosidad.

    Esta es la moral del estado esclavista,aplicada en circunstancias completamen-te distintas de aquellas en las que surgi.No es de extraar que el resultado hayasido desastroso. Tomemos un ejemplo. Su-pongamos que, en un momento determi-nado, cierto nmero de personas trabajaen la manufactura de alfileres. Trabajan-do -digamos- ocho horas por da, hacentantos alfileres como el mundo necesita.Alguien inventa un ingenio con el cual elmismo nmero de personas puede hacerdos veces el nmero de alfileres que hacaantes. Pero el mundo no necesita duplicar

    ese nmero de alfileres: los alfileres son yatan baratos que difcilmente pudiera ven-derse alguno ms a un precio inferior. Enun mundo sensato, todos los implicadosen la fabricacin de alfileres pasaran a tra-

    bajar cuatro horas en lugar de ocho, y todolo dems continuara como antes. Peroen el mundo real esto se juzgara desmo-ralizador. Los hombres an trabajan ochohoras; hay demasiados alfileres; algunospatronos quiebran, y la mitad de los hom-bres anteriormente empleados en la fabri-cacin de alfileres son despedidos y que-dan sin trabajo. Al final, hay tanto tiempolibre como en el otro plan, pero la mitad delos hombres estn absolutamente ociosos,mientras la otra mitad sigue trabajandodemasiado. De este modo, queda asegura-do que el inevitable tiempo libre produzcamiseria por todas partes, en lugar de seruna fuente de felicidad universal. Puedeimaginarse algo ms insensato?

    La idea de que el pobre deba disponerde tiempo libre siempre ha sido escanda-

    losa para los ricos. En Inglaterra, a princi-pios del siglo XIX, la jornada normal detrabajo de un hombre era de 15 horas; losnios hacan la misma jornada algunasveces, y, por lo general, trabajaban 12 ho-ras al da. Cuando los entrometidos apun-taron que quiz tal cantidad de horas fue-se excesiva, les dijeron que el trabajo alejaa los adultos de la bebida y a los nios delmal. Cuando yo era nio, poco despusde que los trabajadores urbanos hubieranadquirido el voto, fueron establecidas porley ciertas fiestas pblicas, con gran indig-nacin de las clases altas. Recuerdo haberodo a una anciana duquesa decir: Paraqu quieren las fiestas los pobres? Debe-ran trabajar. Hoy, las gentes son menosfrancas, pero el sentimiento persiste, y es lafuente de gran parte de nuestra confusin

    econmica.Consideremos por un momento fran-camente, sin supersticin, la tica del tra-bajo. Todo ser humano, necesariamente,consume en el curso de su vida cierto vo-lumen del producto del trabajo humano.Aceptando, cosa que podemos hacer, queel trabajo es, en conjunto, desagradable,resulta injusto que un hombre consu-ma ms de lo que produce. Por supuesto,puede prestar algn servicio en lugar deproducir artculos de consumo, como enel caso de un mdico, por ejemplo; peroalgo ha de aportar a cambio de su manu-

    tencin y alojamiento. En esta medida, eldeber de trabajar ha de ser admitido; perosolamente en esta medida.

    No insistir en el hecho de que, entodas las sociedades modernas, aparte

    de la URSS, mucha gente elude aun estamnima cantidad de trabajo; por ejemplo,todos aquellos que heredan dinero y todosaquellos que se casan por dinero. No creoque el hecho de que se consienta a estospermanecer ociosos sea casi tan perjudi-cial como el hecho de que se espere de losasalariados que trabajen en exceso o quemueran de hambre.

    Si el asalariado ordinario trabajasecuatro horas al da, alcanzara para todos yno habra paro -dando por supuesta ciertamuy moderada cantidad de organizacinsensata-. Esta idea escandaliza a los ricosporque estn convencidos de que el pobreno sabra cmo emplear tanto tiempo li-bre. En Norteamrica, los hombres suelentrabajar largas horas, aun cuando ya estn

    bien situados; estos hombres, natural-mente, se indignan ante la idea del tiem-po libre de los asalariados, excepto bajo laforma del inflexible castigo del paro; enrealidad, les disgusta el ocio aun para sushijos. Y, lo que es bastante extrao, mien-tras desean que sus hijos trabajen tantoque no les quede tiempo para civilizarse,no les importa que sus mujeres y sus hijasno tengan ningn trabajo en absoluto. Laesnob atraccin por la inutilidad, que enuna sociedad aristocrtica abarca a los dossexos, queda, en una plutocracia, limitadaa las mujeres; ello, sin embargo, no la poneen situacin ms acorde con el sentido co-mn.

    El sabio empleo del tiempo libre -he-mos de admitirlo- es un producto de lacivilizacin y de la educacin. Un hom-bre que ha trabajado largas horas duran-te toda su vida se aburrir si queda sbi-tamente ocioso. Pero, sin una cantidadconsiderable de tiempo libre, un hombrese ver privado de muchas de las mejorescosas. Y ya no hay razn alguna para queel grueso de la gente haya de sufrir tal pri-vacin; solamente un necio ascetismo,generalmente vicario, nos lleva a seguirinsistiendo en trabajar en cantidades exce-sivas, ahora que ya no es necesario.

    (Escrito en 1932)

  • 7/28/2019 Barrio 9 Final

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    Jams he vivido un barrio. No,

    no falta la preposicin en.

    Me reero a la dinmica. Puedes ha-

    bitar en un barrio pero no vivirlo. Sin

    interactuar con vecinos, sin ir a misa

    o a culto al mismo templo. Sin com-

    prar en los mismos sitios ni organizar

    carnes asadas con los de la cuadra. Sin

    sentarse en el porche ni conversar.

    Sin coexistir ms que por casualidad.

    Ergo, sin hacer frente comn ante si-

    tuaciones que pudiesen ser benecio,

    riesgo o un reto para quienes compar-

    ten las buenas y las malas bajo ese es-

    quema.

    Tal vez por eso uno de los escassi-

    mos guios a mi capacidad de asom-

    bro haya sido el inicio de esfuerzos

    colectivos para recuperar barrios o zo-

    nas emblemticas de la ciudad, como

    el de la Luz, o El Mirador, incluso el

    mismo Barrio Antiguo, que aunque

    ms sobado por la institucionalidad

    de gobiernos municipales y estatales

    que, como es costumbre, quieren salir

    en la foto y jalar agua para su molino

    electoral, no demerita el inters ge-

    nuino de algunos de sus habitantes

    por rescatarlo. Ah empiezan las pre-

    guntas.

    Para qu? Nostalgia? Desarrollo

    urbano? Especulacin inmobiliaria?

    Comercio oportunista? Reclamo

    de espacios pblicos arrebatados por

    la delincuencia? Turismo? Amor

    al arte y a la difusin de la cultura?

    Todas o ninguna de las anteriores?

    Legtima o no, es imposible establecer

    una razn absoluta. Mientras tanto,

    partidarios de cualquiera de ellas se

    tiran con la cubeta unos a otros, un

    deporte nacional que seamos hones-

    tos, es mortalmente aburrido.

    As pasa el tiempo y cada Corre-

    dor del Arte, Mercado de la Luzo Todo

    Localson la conrmacin de que si se

    quiere, se puede, y al mismo tiempo,

    que no slo querer y poder bastan.

    Tambin hace falta entender que

    mientras no se tome en serio el forta-

    lecimiento de las redes humanas que

    den continuidad a estas iniciativas,

    lo ya hecho ser intil. Me reero a

    casos vergonzosos como los oportu-

    nistas que, por ejemplo, montan su

    chiringuito cada viernes o domingo,

    vendimian cosas y luego desaparecen,

    desmarcndose de los esfuerzos colec-

    tivos hasta que llegue el momento de

    comerciar otra vez. El problema no

    es el comercio. Eso es parte de nues-

    tra cultura. El quid es el deslinde, el

    desafane, el yo vengo noms un ra-

    tito. Dejar a unos cuantos la brega

    diaria por revivir los espacios que,

    los habitemos o andemos de paso, en

    parte son nuestros, aunque muchos

    no quieran entenderlo as.

    Los marginales, los que crecimos

    en las orillas o en los suburbios, los

    nmadas, los subnormales, los au-

    tistas sociales, tenemos mucho que

    aprender al respecto. Slo entonces

    podremos colaborar en esos brotes de

    violencia ciudadana, ms all de la

    declaracin y las frases hechas. Pin-

    tar fachadas, remozar construcciones,

    ocupar banquetas con antigedades

    -a pesar de tener un local para ello-,

    emprender alguna aventura empre-

    sarial tradicional, osada o atpica,

    organizar actividades comunitarias,

    todo es una parte del paquete, otro

    ladrillo. Otra clula para ese tejido

    social de un Monterrey que hace

    muchsimo tiempo sufre de gangre-na disimulada con maquillaje bara-

    to. Repararlo exige un costo ms alto

    que cualquier fondo metropolitano o

    presupuesto pblico alcance a cubrir.

    Exige pensar, y pensar bien. Eso, en

    una ciudad que en promedio la ni-

    ca materia gris que valora es la de los

    machitos -con perdn a tan suculento

    platillo- es lo caro del asunto.

    13_Opinin

    elbarrioantiguo.c

    om

    Del 23 al 29 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    QUITARSE EL MAQUILLAJE BARATO CADA QUIEN SU SANTO

    As pasa el tiempo

    y cada Corredor del

    Arte, Mercado de

    la Luzo Todo Local

    son la confrmacin

    de que si se quiere,

    se puede, y al

    mismo tiempo, que

    no slo querer y

    poder bastan

    Algo pasaall afueraALMA RAMREZPeriodista. Editora. Microfccionadora .

    @Aprpl

    En 2006, Monterrey era una ciu-dad en donde un reportero to-dava poda aplicar ciertas tcnicas enel ocio, sin que esto representara unriesgo para su integridad fsica.

    En ese tiempo me asignaron, juntocon otros compaeros, investigar la cre-ciente devocin a la Santa Muerte en

    Monterrey. Lo que sigue es lo de siem-pre: recorrimos las calles de la sureacolonia San ngel tratando de encon-trar la pista que nos llevara a encontraruna historia sobre el tema. Alguien ha-ba visto estacionada una pick up cuyacaja tena un grati artstico de la San-ta Muerte. Subimos y bajamos por lasempinadas calles, preguntamos en lastiendas de las esquinas y con los veci-nos de la zona hasta que alguno dijo: lacamioneta es de Jess, pero todava nollega, regresa hasta despus de las dos.

    Al llegar, Jess nos mir con des-conanza luego de que le dijimos quequeramos una entrevista para la tele-visin. Quera mantenerse en el ano-nimato, pero su devocin por la Santa

    Muerte pudo ms. Nos dej pasar a sucasa. En el prtico tena columnas conla imagen de una calavera y en su salauna estatua de dos metros de altura conmanto rojo llenaba el lugar. Nos expli-c por qu cada da pona manzanasrojas alrededor de la Santa Muerte: ensu creencia, la calavera se alimentabade ese fruto y al consumirlo lo iba ma-gullando poco a poco. Jess las retira-ba hasta que estaban completamentechuridas. Tambin le convidaba ciga-rros y licor y siempre estaba encendidauna veladora de distinto color: amarillapara el dinero, roja para el amor y negrapara lidiar con los enemigos. A diariole rezaba y cuando quera pedirle unfavor especial le quitaba las manos a la

    calaca y no las regresaba hasta que elencargo se hubiera cumplido.

    Conforme avanzaba el ao 2006, vicrecer la devocin a la Santa Muerte enMonterrey. Tambin desde ese enton-ces se hizo ms evidente la presenciadel crimen organizado en la ciudad. Secomenz a hablar ms abiertamentedel control de losZetas.

    Pas el tiempo y comenc a visitaralgunas otras ciudades de pas. Me vol-v a encontrar con la Santa Muerte a laentrada de Nuevo Laredo y Reynosa enTamaulipas. Nichos de dos metros dealtura se multiplicaban como letrerosde bienvenida sobre las carreteras queconectan a estas ciudades.

    En Reynosa existe un santuarioconstruido en lo que era una cuevaen honor a la Santa Muerte. Entre losrecuerdos que le dejan los devotos mellam la atencin un cuadro hecho demadera con tres letras en su parte baja:CDG, Crtel del Golfo.

    En la capital de Zacatecas, dondelos Zetas tienen el control, tambin hevisto estas capillas.

    El noreste de Mxico no es exclusi-vo de este fenmeno que relaciona reli-giosidad con delincuencia.

    En Culiacn, la capital de Sinaloa,posee una capilla a unos pasos del pa-lacio de gobierno. Es el santuario deJess Malverde, imagen a la que los

    narcos locales le tienen devocin. Pla-cas de metal, fotografas, ores y reca-dos de agradecimiento por cientos sedistribuyen en este pequeo espaciodonde el calor la es infernal la mayoradel tiempo.

    En sus muros se pueden leer ape-llidos como Quintero, Payn, Beltrn,Torres o Guzmn, dando gracias al san-tito por los favores recibidos. No es rarover a los sinaloenses que siembran otracan con droga portar en el cuello

    la imagen de Malverde enmarcada entiras de vaqueta.

    Hace poco recorr Chihuahua. Via-j por los municipios de Bachniva y

    Gmez Faras, territorio controlado porel grupo de La Lnea, brazo armado delCrtel de Jurez. A lo largo de unos 160kilmetros recorridos encontr por lomenos diez nichos de dos metros de al-tura, donde se prendan veladoras parados imgenes: el Santo Nio de Atochay San Judas Tadeo, a quien se considerapatrono de las causas perdidas.

    En el Distrito Federal, San Judas esmuy popular, sobre todo para los habi-tantes del barrio de Tepito que cada da28 del mes abarrotan la esquina de Re-forma e Hidalgo, donde se encuentra eltemplo dedicado a este santo.

    San Judas tambin es muy popu-lar entre los policas. En Chihuahua

    muchos ministeriales cargan con unaimagen de este santo, ya sea en esca-pularios, medallas o pulseras. Tambinen Chihuahua se cuenta que el grupode La Lnea se cre con los entonces lla-mados agentes judiciales y que ahoraadoptaron el nombre de ministeriales.

    En los bajos mundos cada quientiene su santo. En los de Monterrey, a lafecha, la que manda todava es la SantaMuerte.

    RAYMUNDO PREZ ARELLANOReportero de Punto de Partida.Pap de Mateo.@perezarellano

    Botellasal Mar

    Conforme avanzabael ao 2006 vi crecerla devocin a laSanta Muerte en

    Monterrey. Tambindesde ese entoncesse hizo ms evidentela presencia delcrimen organizadoen la ciudad

  • 7/28/2019 Barrio 9 Final

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    El esqueleto del dinosaurio quealguna vez fue la Fundidora deFierro y Acero Monterrey, S.C. ha quedado

    como ruina arqueolgica de un pasado

    que muchos no vivimos, pero cual es-

    trella que muere, an nos cobija mucha

    de su luz. Las estrellas brillan despus de

    que han desaparecido porque la luz quese aglutina tras su muerte tarda aos en

    llegarnos.

    Luego de que se cerrara a mediados de

    los 80, la Fundidora, tras un aletargamien-

    to lleno de accidentes laborales, prdidas

    econmicas y un rescate fallido de NA-

    FINSA, dej un vaco que se ha querido

    tapar con historias, mitos y ceremonias. El

    manto de calor de esa narrativa, sin em-

    bargo, emana de un organismo muerto.

    En la novela del escritor regiomon-

    tano Felipe Montes, El enrabiado, un

    trabajador de la Fundidora se comienza a

    convertir en una especie de perro rabioso

    desde que es avisado del cierre de la fbri-ca. La imagen de la enfermedad del perso-

    naje es una de tantas metforas aplicables

    al ocaso de los gigantes industriales, del

    cual la Fundidora nos deja un enorme ar-

    mazn parlante.

    Mis tas Marcia y lida fueron qu-

    micas que hicieron sus patrimonios eco-

    nmicos trabajando para la empresa. Mi

    abuela Jovita las ayudaba porque deca

    que no se daban abasto. Mis dos tas ma-

    yores siempre han sido mujeres a las que

    casi hay que tenerles miedo, de lo bellas,

    trabajadoras y entronas que son, y Jovita

    a sus 97 sigue siendo una matrona gene-

    rosa.El cierre de la empresa implic para a

    mi ta Marcia impulsar su propio laborato-

    rio, un cncer de mama, la ruptura de una

    relacin; a la otra, reorientar su vida hacia

    los hijos. La nostalgia no se la permiten

    ellas, as que poco hablan de sus aos de

    servicio a la industria, pero Jovita ha sido

    la que ha hecho las veces de transmisora

    de la melancola del cierre.

    Los 90 trajeron pronto el boom de los

    laboratorios como negocio, y las mquinas

    modernas volvieron obsoleto el negocio

    de mi ta, en el que tambin estaba afilia-

    da lida. Marcia agarr como pasatiempo

    decorar canastas. Se dio cuenta pronto deque realmente nunca quiso ser qumica, y

    que en sus pocas de espartaquista siem-

    pre aor tener el tiempo de profundizar

    sobre los textos que haban formado su

    pensamiento de izquierda.

    ***

    El logotipo de la Fundidora es un ele-

    fante blanco. El elefante, enorme y anti-

    guo animal / se aparea lentamente dice el

    poema de D. H. Lawrence Los elefantes se

    aparean lentamente. Yesenia Pea est a

    punto de publicar un libro editado por el

    INAH sobre las condiciones de vida y sa-

    lud de los trabajadores de la Fundidora.

    En una conversacin antigua me cont

    que haca trabajo en archivo para el libro.

    La conmemoracin del primer aniversa-rio de la muerte de su padre obrero de

    la Fundidora- hace una semana suscit

    un poema a propsito del espritu de las

    conclusiones de su investigacin: Ah,

    donde slo queda el recuerdo / y el silen-

    cio del trabajador migrante / que no tie-

    ne nada que perder/ del sueo de una

    aristocracia obrera. / Ac donde los hijos y

    nietos desmemoriados / disfrutamos del

    primer parque de Arqueologa Industrial.

    Como bien dice Yesenia, vivimos en-

    tre las ruinas de la estrella y an nos elude

    el sentido de sus historias.

    Cada vez que se concesiona otra parte

    del parque nos desposeen a ms del de-recho de ir a convivir con los muertos de

    la ciudad. Los dueos de las concesiones

    han ido dictando una poltica de hostiga-

    miento a toda persona cuyo comporta-

    miento ofenda a quienes asisten. Acti-

    vistas y grupos que aprovechan el parque

    para convivir o realizar performances,

    algunos de denuncia, ven cada vez ms

    difcil acceder a este espacio pblico.

    Son los animales ms viejos y ms sa-

    bios / as que al fin saben / esperar la fiesta

    ms solitaria/ el banquete completo dice

    tambin el poema de Lawrence. Engloba

    la esperanza de un da comprender al di-

    nosaurio, al elefante, a la estrella muer-ta que yace en un parque, que cada

    vez es menos nuestro.

    _Opinin14

    [email protected]

    Aqu recibimos sus crnicas,

    comentarios y quejas.

    Pesealaviolencia...

    elbarrioantiguo.c

    om

    Desde la Calle Rojo

    DEL SUEO DE UNA ARISTOCRACIA OBRERA

    Del 30 junio al 6 de julio de 2013Monterrey, N.L.

    Monterrey,Mon amour

    CORDELIA RIZZO

    Escritora.Cmplice denuestraaparenterencicion.com.@cordeliarizzo

    las micro y pequeas empresas son lasprincipales generadoras de empleo en el estado

    con casi 1 milln de trabajadores asalariados.

    De no ser por el ca-lor de Monterreyy por los actos de gobierno

    ms absurdos que he visto,como el aumento en el precio del

    pasaje del transporte urbano, la Sulta-na del Norte sera para m la mejor ciudad

    de Mxico para vivir. Aqu nac y crec. Aosatrs visit el DF, Guadalajara, Guanajuato,

    Xilitla, Real de Catorce, Maruata, Aguascalien-tes y, aunque algunos son lugares casi mgicos,ninguno nunca me convenci para hacer toda

    una vida en ella. Soy bien regia: me gusta laurbanidad, el caos, la esta, la cerveza hela-

    da, la carne asada, el cabrito, el Cerro de laSilla y el resto de las majestuosas monta-as. Recuerdo que hasta hace un par deaos haba de todo para todos, no impor-taba a qu estrato social pertenecieraso qu msica te gustara, seguramenteencontraras un sitio donde te sintierascomo ave en el aire. En El Barrio Anti-guo era donde haba gran parte de esa

    gama de posibilidades. Pero luego, la gue-rra contra el narco hizo de la ciudad y de ElBarrio Antiguo un lugar inhabitable. Enel transcurso, mis amigos comenzaron a

    escapar de Monterrey: emigraron en busca de paz.Durante un tiempo tambin quise huir, pero porcircunstancias de la vida me qued. Monterreynunca ha sido una ciudad perfecta, es una socie-dad que (volviendo a los actos absurdos), se jactade su cultura de trabajo pero deja en el olvido a susempleados, a quienes los patrones ven como unnmero ms sin pensar en la necesidad del ocio.Adems, es una metrpoli donde los gobernantescorruptos juegan a ser magos y hasta desaparecenaviones. No es el mejor sitio, pero es mi hogar. Hoyestoy de vuelta en El Barrio Antiguo. Trabajo eneste peridico junto a mis compaeros, la mayora,nacidos en otros municipios, estados y pases, paracontar lo que aqu ya est pasando.

    AV

  • 7/28/2019 Barrio 9 Final

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    Se llamaba Luis Alfredo Alemn Ortega.Naci en Monterrey el 30 de diciembre de1992. Viva en la colonia Independencia, era alba-il. Tena 20 aos y era sobrino del coordinador dela Polica Ministerial, Alfredo Ortega Trujillo. Todolo que se sabe de l son variaciones de la violen-cia: tena antecedentes de robo y en 2009 mat ac-cidentalmente a otra persona, mientras persegua

    enfurecido a un sujeto que lo haba asaltado. El 25de junio de 20013 lo encontraron muerto a unosmetros de la entrada de Proteccin Civil. Junto al estaba otro muchacho que dijo llamarse HugoRuiz y vivir en Guadalupe. Ambos fueron heridoscon fusilesAK-47.

    En los sitios de noticias en linea, Luis Alfredono parece merecer ms que comentarios de des-precio: un cholillo menos, una rata menos,Polizziaz ratas y asesinos=sobrino rata y asesi-no!...pal inerno sin tocar baranda!. Luis AlfredoAlemn Ortega fue, segn el diario Milenio, elejecutado 150 en Monterrey, en lo que va del ao:Segn el recuento que hace este medio informa-tivo, en el mes de enero se cubrieron 45 muertespor ejecucin en Monterrey, para febrero la cifrabaj a 41, para llegar al mes de marzo y contabili-

    zar 20. Para el segundo trimestre del ao, abril su-per ligeramente a su mes anterior y cerr con 23,para bajar a 15 vctimas mortales de este tipo enmayo y sumar, en lo que va de junio (25 de junioa las 11:00 horas) slo 6 ejecuciones; un total de150. Y eso es todo.

    ***

    Se llama fosa comn al lugar donde, por diversas razones, se entierra a per-sonas que no han tenido sepultura propia. La imagen de una fosa comn es, casisiempre, negativa. Los gobiernos las usan cuando alguna epidemia azota, cuan-do los desastres naturales superan la capacidad de organizacin de las personasy cuando hay una guerra. Las guerras llenan de fosas comunes el territorio y lasfosas comunes se llenan con las guerras. Por lo general, en las fosas comunes ter-minan personas que no han sido identicadas, pero tambin las que han sidoejecutadas en castigo por un crimen, las enfermas, las locas, las olvidadas por susfamiliares. Cualquiera puede terminar en una fosa comn.

    Las fosas comunes tambin pueden ser clandestinas, como las usadas por losgrupos criminales, las guerrillas y los mismos gobiernos. Un mapa de fosas clan-destinas en Mxico proporcionado por El Universalen 2011 reere la existenciade fosas clandestinas en Sinaloa,