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En las humeantes ruinas de un laboratorio de investigación genética seencuentra el cadáver de un hombre que ha padecido una espantosa ydesconocidaenfermedad.

LosagentesMulderyScullysospechanqueandasueltounportadordeesevirus mortal. Y, en su carrera por tratar de evitar una epidemia deconsecuencias devastadoras, tendrán que enfrentarse a un hombredesesperado y enloquecido, un hombre cuyo mero contacto causa unamuertehorripilanteytalvezunaresurrecciónaúnmáshorripilante…

¿ESPOSIBLEQUEUNASMÁQUINASCREADASPARACURARAPRENDANAMATAR?

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KevinJ.Anderson

AnticuerposExpedienteX-5

ePubr1.0Etriol23.02.14

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Títulooriginal:AntibodiesKevinJ.Anderson,1996Traducción:SoniaTapiaIlustraciones:TonyMauroDiseño/Retoquedeportada:Piolin

Editordigital:EtriolePubbaser1.0

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Atodoslosagentes,investigadores,científicosyotrosempleadosdelFederalBureanofInvestigation.Alolargodemitrabajodedocumentación,heconocidoavariosagentesyhevistoalBureautrabajarencasosauténticos.EstaspersonasnosoncomoMulderyScully,perotodasestánorgullosasdelaprofesionalidad

yladedicaciónconqueseentreganasulabor.

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Agradecimientos

Escribirunlibrocomoesteesavecestanintrincadocomounaconspiracióndelgobierno. Algunas de las personas que trabajaron entre las bambalinas deAnticuerpos fueron: Kristine Kathryn Rusch, Chris Cárter, Mary Astadourian,JenniferSebree,FrankSpotnitz,CaitlinBlasdell,JohnSilbersack,eldoctorRobertV.Stannard en Adobe Pet Hospital, Tom Stutler, Jason C. Williams, Elton Elliot,AndrewAsch,LilMitchell,CatherineUlatowski,AngelaKato,SarahJonesy,comosiempre,miesposaRebeccaMoesta.

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RuinasdeloslaboratoriosDyMarDomingo,23.30h.Aaltashorasdeunanochedebrumaheladasonólaalarma.Erauntoscosistema

de seguridad apresuradamentemontado en torno a las ruinas abandonadas.VernonRuckmaneraelúnicovigilantedel turnodenochey recibíaun sueldonotableporcuidar de que ningún intruso penetrara en las inestables ruinas de los laboratoriosDyMaralasafuerasdePortland,Oregón.

EnsuBuickmediooxidado,Vernonascendiólasuavecolinaenlaquesealzabanhasta hacía una semana ymedia las instalaciones de investigación sobre el cáncer.Losgastadosneumáticoshacíancrujirlagravamojadadelcamino.

Finalmente aparcó y salió a investigar. Tenía que estar despierto y alerta.Encendiósulinternaoficialdeseguridad—tanpesadaquepodíaservirdeporra—yenfocó el haz de luz sobre las ruinas ennegrecidas. Sus jefes no le habíanproporcionadounvehículodeseguridad,perosíununiforme,unaplacayunrevólvercargado. Vernon tenía que dar una imagen amenazadora para echar de allí a losmuchachosbravuconesquesedesafiabanunosaotrosaentrareneledificioquemadodel laboratorio.Desdequela turbamultahabíaincendiadoconbombaselcomplejo,una semana atrás, Vernon había tenido que echar a unos cuantos intrusos,adolescentesqueseinternabanporlanocheporpuradiversión.Jamáshabíalogradoatraparaninguno.

Aquellonoera asuntodebroma.Las ruinasdeDyMar eran inestablesy seríandemolidas en unos cuantos días. De hecho ya había reunido un equipo deconstrucción, bulldozers, palas mecánicas y pequeños Bobcats, en torno a unosgrandestanquesdecombustiblejuntoaunacasetacerradaconcandadoqueconteníaexplosivosydetonadores.Habíaprisaporeliminarlosrestosdeloslaboratorios.Perohastaentoncespodíaocurrir cualquier accidente,yVernonRuckmannoqueríaqueocurrieraensuturno.

Elhazdelalinternaexcavóunconodeluzentrelanieblayhendióellaberintodevigascaídasyquemadas.LoslaboratoriosDyMarparecíanundecoradoabandonadode película de terror.Vernon se imaginó a losmonstruos de celuloide surgiendo atrompiconesdelanieblayacechandolasruinas.

Después del incendio se había cerrado el perímetro con una alambrada, cuyapuertaestabaahoramedioabierta.Unsuavesoplodebrisahizogemirlaalambradayarrancóuncrujidoalapuerta.Luegoelairequedóinmóvildenuevo,comounalientocontenido.

Vernon creyó oír un ruido dentro del edificio, escombros que caían, piedra y

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maderamoviéndose.Abrió lapuertadel todoparaentrar, sedetuvoaescucharconatenciónyluegoechóaandarconcuidado,talcomoindicabaelmanual.Llevabaenlamano izquierda la linterna ymantenía la derecha sobre el pesado revólver de lapolicía colgado de su cadera. Llevaba unas esposas en una pequeña funda delcinturón.Creíasabercómoutilizarlas,perotodavíanohabíatenidoquehacerlo.Unguardadeseguridadnocturnosueleleermucho,atenderaunascuantasfalsasalarmas(sobretodosicuentanconunavividaimaginación),ynomuchacosamás.

LanoviadeVernoneraunavenocturna,estudiantedelenguainglesayaspiranteapoeta,quepasabalamayorpartedelanocheesperandolainspiracióndelasmusasobienhaciendohorasextraenelbardondetrabajaba.Vernonhabíaajustadosuciclobiológico para coincidir con ella, y aquel trabajo nocturno le pareció el incentivoperfecto. Aunque pasó la primera semana cansado y adormilado, ahora estabaplenamentedespierto.

Había alguien en el edificio. Las cenizas crujían bajo sus pies, junto con loscristalesrotosyelcementodesmenuzado.Vernonrecordóqueaquelloslaboratorioshabían sido una instalación de alta tecnología construida a base de cristal, acero ymaderadelosbosquescosterosdeOregón,conunainsólitaarquitecturamodernayfuturista.El edificio había ardidomuybien tras las violentas protestas, el incendioprovocadoylaexplosión.

No le sorprendería que los intrusos de esa noche fueran algo más queadolescentes.Podíatratarsedealgúnmiembrodelgrupodedefensadelosanimalesquehabíareivindicadoelatentadoenunanónimo,otalvezunactivistarecogiendorecuerdos,trofeosdeguerradesusangrientavictoria.Habíaquetenercuidado.

Vernonagachólacabezaparaesquivarunpostecaídodemadera,negroypicado,cubierto de cenizas allí donde se había partido por el intenso calor. El suelo deledificioprincipalparecíainestable,apuntodedesplomarsesobreelsótano.Algunasparedessehabíanderrumbado,lostabiquesestabannegrosylasventanasreventadas.

Alguien se movía agitando escombros, muebles quemados y madera. Vernonbarrióelentornoconlalinterna.Laluzblancahendíalaoscuridad,perfilandonegrassombrasquesaltabansobreélysedeslizabanporlasparedes.Nuncalehabíandadomiedolosespacioscerrados,peroaquellugarparecíaapuntodedesplomarseencimadeél.

Volvióaoírunruido,unsuaverumor,comosialguienintentaradesenterraralgoentrelosescombros.Procedíadelextremoopuesto,unazonadeoficinasconeltechomedio derruido donde las barricadas reforzadas habían resistido a la destrucción.Vernonviounasombraquearrojabacascotesaunlado.Tragósalivaydiounpasoadelante.

—¡Eh,oiga!Estoespropiedadprivada.Nosepuedeentrar.—Apoyólamanoenlaculatadelrevólver.Noibaapermitirqueaqueldesconocidoseleescaparacomo

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pasaba siempre con los adolescentes. Incluso podían ascenderle si hacía un buentrabajo.

Enfocóconlalinternalacaradelintruso.Eraunhombrealtodeanchasespaldasque se incorporó y se volvió despacio hacia él.No echó a correr, tampocomostrómiedo.Vernonsepusomásnervioso.Elhombre ibaataviadodeunmodoextraño,con ropas que no combinaban y que estaban cubiertas de hollín. Parecía que lashubierarobadodealgúnpetateodeuntendedero.

—¿Quéhaceustedaquí?—preguntóVernon,todavíaapuntándoleconlalinterna.Elhombreestabasucioydesaliñado,ynoteníamuybuenaspecto.Debíadeserunvagabundobuscandoentrelasruinasalgoquevender—.Aquínohaynadaquepuedallevarse.

—Sí lo hay. —Era una voz curiosamente fuerte y segura que desconcertó aVernon.

—Nosepuedeestaraquí—insistióVernon,unpocomásnervioso.—Yosí.Estoyautorizado.YotrabajabaenDyMar.Vernon se acercó. Aquello era algo del todo inesperado. Siguió apuntando al

desconocidoconlalinterna,queriendointimidarlo.—Me llamoDorman, JeremyDorman.—Semetió lamanoen elbolsillode la

camisa y Vernon fue a coger su revólver—. Sólo quiero enseñarle mi tarjeta deDyMar.

VernonseacercóunpocomásyvioqueDormansudabayparecíaenfermo.—Meparecequenecesitaustedunmédico.—No.Loquenecesitoestáaquí.VernonvioqueDormanhabíaapartadounosescombrosparadejaraldescubierto

unacajafuerte.Elhombrelogróporfinsacaruncarnetarrugadodelbolsillo.Eraunatarjeta de los laboratorios DyMar. Era cierto que había trabajado allí, pero eso nosignificabaqueahorapudieraescarbarentrelosescombros.

—Esoamínomedicenada—afirmóVernon—.Vengaconmigo.Sitieneustedautorizaciónparaestaraquí,yaloaclararemos.

—¡No! —exclamó Dorman con tal vehemencia que escupió saliva—. No mehagaperder el tiempo.—Lapiel de su rostro se agitabay se removía, como si unejércitoderatasdiminutascorretearabajolosmúsculosfaciales.

Vernontragósaliva.Jamáshabíavistonadaparecido.Dormanlediolaespalda.Vernon,indignado,sacóelarma.—Contralapared,señorDorman.Ahoramismo.—Elvigilanteadvirtiódepronto

losgruesosbultosbajo la sucia camisadel intruso.Parecíanmoverseconvoluntadpropia.

DormanlemiróconlosojosentornadosyVernonhizoungestoconelrevólver.Elhombrenoparecióintimidarse,ysinningúnrespetoseacercóaunadelasparedes

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dehormigón,ennegrecidaporelfuego,perointacta.—Ya le he dicho que no me haga perder el tiempo—gruñó—. Nome queda

mucho.—Tardaremosloquehagafalta.Conunsuspiro,Dormanapoyólosbrazoscontralapared.Lapieldesusmanos

parecíadeceraodeplástico, comosi estuvierahúmeda.Vernonpensóque talvezhabía estado sometido a algún tipo de sustancia tóxica o de residuo industrial.Aquellonolegustabanada.

ViodereojoqueunodelosbultosbajolacamisadeDormansemovía,comosielhombrellevaraunacomadrejaadormiladaentornoalpecho.

—¿Quétieneustedahí?—preguntó—.Voyacachearle.Dorman apretó los dientes y se quedó mirando la pared como si contara las

partículasdeceniza.—Yonoloharía—dijo.—Nomeamenace—leespetóVernon.—Puesentoncesnometoque.Vernonsemetió la linternabajoelbrazoycomenzóacachearrápidamentecon

unamanoaDorman.Tenía lapielcalientey llenadeextrañosbultos.Deprontoelvigilantetocóunasustanciahúmedaypegajosayretirólamanodeinmediato.

—¡Quéasco!—exclamó—.¿Quéeseso?—Semirólamano.Estabacubiertadeunaespeciedemoco.

—Nodeberíahaberlotocado.—Dormansevolvióylomiróenfadado—.Desdeluegoloshayidiotas.

—¿Quées?—Vernonenfundóelrevólverpara intentar limpiarseel limoenlospantalones. De pronto le ardía la mano. Era como una especie de ácido que leestuviera quemando cada vez más la piel—. ¡Ah! —Retrocedió a trompicones,tropezandoconlosescombros.Elcaloryelhormigueolesubíandelamanoporlamuñecaysentíacomosiunasburbujasdiminutasleascendieranporelbrazo,balasenminiatura que explotaban en sus nervios por los brazos, los hombros, el pecho.Dormanbajólosbrazosyseloquedómirando.

—Ledijequenometocara.Vernon Ruckman sintió que se le paralizaban los músculos. Los calambres

agitabansucuerpo,unmillardefuegosdiminutosleexplotabanenlacabeza.Yanoveíamásquepsicodélicosdestellos.Losbrazosylaspiernassemovían,susmúsculosse agitaban en espasmos y convulsiones. Dentro de su mente oyó huesosrompiéndose.Suspropioshuesos.

Sedesplomóhaciaatrásconungrito.Todosucuerposehabíaconvertidoenuncampodeminas.

Lalinterna,todavíaencendida,cayóentrelascenizas.

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Dorman se quedó mirando un momento el cuerpo todavía espasmódico delvigilanteyluegovolviósuatenciónalacajafuertemediodesenterrada.Lapieldelavíctimaseabombabayondulabaaltiempoqueunasgrandesmanchasnegrorojizosaparecíaneneldestrozadotejidomuscular.Lalinternailuminabaunbrillanteabanicoblancoenelsuelo,bajoelqueseveíanhinchazones,pústulas,tumores,bultos.

Lohabitual.Dormanapartólosúltimosescombrosycascotesdeyesoparadesenterrarlacaja

fuerte.Sabíaperfectamente lacombinación,demodoquehizogirar la ruedayoyóloscilindroscolocarseenposición.Conunamanocarnosayentumecidagolpeó lapuertaparadesalojarlapinturaennegrecidaquesehabíaintroducidoenlasjunturasyluegolaabrió.

Estabavacía.Yaselohabíanllevado.—¡No!—exclamó.Segiróbruscamentehaciaelvigilantemuerto,comosiVernonRuckmanhubiera

estadoinvolucradoenelrobo.Todaslascintasdevídeo,todoslosinformesdeDavid,todas las posibles soluciones y muestras habían desaparecido, confiscadas odestruidas.

—¡No!—Dormanseincorporófurioso.¿Quéibaahacerahora?Semirólamano.La piel de la palma se movía y cambiaba como sometida a una tormenta celular.Pequeñasconvulsionesrecorríansusistemamuscular,peroDormanrespiróhondoylogródominarsucuerpo.

Cadadíasehacíamásdifícil,perosehabíajuradoseguirhaciendoloquefueranecesario.Dormansiemprehabíahecholoqueeranecesario.

Presa de la desesperación, se dedicó a vagar sin rumbo por las ruinas de loslaboratoriosDyMar.Elequipoinformático,losmaterialesdellaboratorio,todoestabadestruido.Encontróunamesarotayfundiday,porellugarenqueestaba,supoquehabíasidolamesadeDavidKennessy,eljefedeinvestigación.

—Malditoseas,David—masculló.Tuvo que hacer uso de todas sus fuerzas para abrir uno de los cajones, donde

encontróentreelpolvounaviejafotografíaconelmarcoquemadoyelcristalroto.Sacólafotodelmarcoyselaquedómirando.

David sonreía junto a una joven rubia y bonita, de aspecto lozano, y su hijo,también rubio.Delantedeellos,con la lengua fuera,estabael labradornegrode lafamilia.Elretratohabíasidohechocuandoelmuchachoteníaonceaños,antesdequeenfermaradeleucemia.PatriceyJodyKennessy.

Dorman cogió la foto. Creía saber dónde podían haber ido y confiaba enencontrarles.Teníaqueencontrarles.Ahoraquetodoslosdatoshabíandesaparecido,sólo en la sangre del perro encontraría las respuestas que necesitaba. AveriguaríadóndesehabíaescondidoPatrice.Ellanisiquierasabíaelsecretoquellevabaensu

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cuerpoelperro.Volvióamirarelcadáverdelvigilante.Sinhacercasodelasterriblesmanchasen

supiel,lequitóelrevólveryleregistrólosbolsillos.Silasituaciónsehacíacríticatalvez necesitara un arma. Una vez con el arma y la fotografía en su poder, JeremyDormansemarchódeloslaboratoriosDyMar.

Elrelojdelabombabiológicaquellevabadentroseguíaavanzando.Talveznolequedaranmuchosdías.

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EdificioHoover,cuartelgeneraldelFBIWashington,d.C.Lunes,7.43h.

ElosoKodiakeraenorme,cincovecesmásgrandequeuncampeóndeluchalibre.Eraunejemplardeprimera,depelajemarrónbroncíneoerizadosobreunosmúsculostensos como cables. Tenía las garras sacadas y estaba en posición de pescar unsalmónenelrocosoycristalinoarroyo.

Mulder se quedó mirando sus zarpas, los dientes, su fuerza primitiva. Era unalivio que la criatura estuviera disecada y expuesta, pero aun así se agradecía labarrera de cristal de la vitrina. Aquella bestia debió de ser la pesadilla de untaxidermista.

AqueltrofeodecazahabíasidoconfiscadoenunaredadadelFBIcontrauncapode la droga que se había gastado más de veinte mil dólares en una expediciónpersonal de caza en Alaska y más dinero todavía en que le disecaran el trofeo.CuandoelFBIloarrestó,confiscaronelosogigantesegúnlasnormas.Puestoqueelmafiosohabíafinanciadolaexpedicióncondineroilícitoprocedentedelasdrogas,elosodisecadopasóadisposicióndelgobiernofederal.Sinsaberquéhacerconél,elFBI había colocado el monstruo junto a otros objetos confiscados de interés: unamotoHarleyDavidson,collares,pendientesybrazaletesdediamantesyesmeraldas,olingotesdeoro.

A vecesMulder abandonaba su tranquilo y oscuro despacho del sótano, dondeguardabalosexpedientesX,paraexaminaraquellavitrina.

Ahora, mientras miraba el enorme oso, Mulder pensaba en el certificado dedefunciónquehabíarecibido,unexpedienteXllegadodesdeOregón.Setratabadeunamuerteinsólitayextraña.

Cuando un monstruo como aquel oso mataba a su presa, no cabía duda conrespecto a la causa de lamuerte. Una extraña enfermedad, sin embargo, suscitabamuchas preguntas, sobre todo tratándose de una nueva y virulenta enfermedadlocalizada en unos laboratorios médicos recientemente destruidos por un incendioprovocado.

LascuestionessinresolversiemprehabíanintrigadoalagenteFoxMulder.Volvióenelascensorasupropiodespacho,a leerdenuevoel informe.LuegoiríaaveraScully.

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La agente especialDanaScully hacía prácticas tras el plexiglás insonorizado en lagalería de tiro del FBI. Sacó su pistola, una nueva Sig-Sauer 9 mm, y metió uncargadordequincebalas,conunabalaextraenlarecámara.Introdujouncódigoenelordenadordesu izquierda.Sonóunzumbidoyuncablehizoavanzar la siluetadel«malo» a una distancia de veinte metros. Scully lo fijó en su sitio y se puso losauricularesacolchadossobresucabellorubio.

Cogió la pistola, se colocó en la posición adecuada de triángulo isósceles yapuntó al objetivo.Con los ojos entornados, concentrada en el perfil de la cabeza,apretó el gatillo en un reflejo inconsciente. No se fijó dónde daba, simplementeapuntóydisparódenuevounayotravez.Loscasquillosvolabanporlosairescomopalomitasycaíanalsuelotamborileandoentreelolordelapólvoraquemada.

Scully pensaba en los hombres que habían matado a su hermanaMelissa, losmismos que tantas veces habían intentado silenciar o desacreditar aMulder y suspocoortodoxasteorías.

Teníaqueconservar lacalma,mantener laposturay losnerviosaraya.Sidabariendasueltaasufuriaysufrustraciónperderíaprecisióneneltiro.Mirabalasiluetanegradelobjetivoyveíasóloaloshombressinrasgosquedeformatanprofundasehabían introducido en su vida. Cicatrices de viruela, implantes de nariz, fichas devacunaciónymisteriosasdesapariciones,comosupropiadesaparición.

Ahora, seguramente como resultado de lo que le hicieron cuando estuvoabducida, Dana Scully tenía cáncer, inoperable, mortal. No tenía forma de lucharcontraello,nohabíaobjetivocontraelquedisparar.Noteníamásopciónqueseguirbuscandoytalvezencontrarotrasrespuestas.

Scullyapretólosdientesysiguiódisparandohastaagotarelcargador.Silaluchacontraelcáncerfueratanfácil,tansimple…

Sequitó losauricularesypulsóunbotónpara retirarelamarillentoobjetivodepapel.LosagentesdelFBIteníanquereexaminarseenelcampodetirodeQuanticoalmenosunavezcadatresmeses.AScullytodavíalefaltabancuatrosemanasparalaprueba,perodetodasformaslegustabaacudir tempranoahacerprácticas.Lapistaestabavacíaypodíaempleareltiempoquequisiera.

Esemismodíaserealizaríanalgunasdemostracionesparagruposdeturistas.Unagenteespecial,convertidoenguía,lesmostraríasupunteríaconlaSig—Sauer,elM—16yposiblementeunametralletaThompson.Scullyqueríaterminarantesdequehicieran su aparición los primeros grupos de boy scouts pasmados o profesores decolegio.

Scullyrecogióelobjetivoperforadoylesatisfizoverquelosquinceimpactosseagolpaban en el centro del pecho de la silueta. Los instructores de Quanticoenseñabanquenohabíaquepensarenelobjetivocomoenunapersona,sinocomoenuna diana. Scully no había apuntado al corazón, a la cabeza o al costado, sino al

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«centro de la masa». Su propósito no era disparar a los malos, sino simplementealcanzarelobjetivo.

Un buen agente sólo sacaría el arma para disparar contra un sospechoso comoúltimorecurso.Noeralaformaadecuadadeponerfinaunainvestigaciónamenosque fallaran todos los demás métodos. Además, el papeleo era horroroso. Si unagentefederaldisparabaelarma,teníaquedarcuentadecadabalagastada,unatareamuydifícildespuésdeunaacaloradapersecuciónatiros.

Scullyarrancóelobjetivodesupinzaydejócolgadoensusitioelcartóncubiertode impactos de bala.Tecleó en el ordenador para volver a poner el objetivo en sulugaryalzólavista.SesobresaltóalverasucompañeroMulderapoyadocontralapareddelagaleríadeobservación.Nosabíacuántotiempollevabaesperándola.

—Buenapuntería,Scully—dijoél.Nolepreguntósiestabarealizandoprácticasdetirooexorcizandodemoniospersonales.

—¿Meestásespiando,Mulder?—repusoella, intentandodisimularsusorpresa.Alcabodeuntensoinstantedesilencioañadió—:Muybien,¿quépasa?

—Uncasonuevo.Yestesindudatevaainteresar.—Muldersonrió.Trascolgaren su sitio las gafas de protección, Scully lo acompañó a su despacho del sótano.Aunquenosiemprefuerancreíbles,losdescubrimientosdeMuldereranencualquiercasointeresanteseinsólitos.

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KheSanhKhoffeeShoppeWashingtonD.C.Lunes,8.44h.

Mientras salían del edificio Hoover, Scully pensaba en el caso nuevo, casi tanpreocupadaporélcomopor lacafeteríaa laqueMulderplaneaba llevarla.Aunquehabíaprometidoinvitarla,ellanoestabamuyconvencida.

Pasaronporeldetectordemetalesybajaronlosescalonesdegranito.Entodaslasesquinas del enorme edificio cuadrado había impresionantes garitas de guardiavigiladasporequiposuniformadosdehombresdelFBI.

Mulder y Scully pasaron de largo las colas de turistas que ya comenzaban aformarseparalaprimeravisitadeldíaaledificio.Apesardequelamayoríadelosagentes vestía el típico atuendo de ejecutivo, propio del entorno gubernamental deWashingtonD.C,Scullysupoporsusmiradasquelosturistaslosreconocíancomoagentesfederales.Selesdebíadenotarenlaformadecaminaroensuvestimenta.Mulderhabríadichoenbromaqueselesnotabaenel«aura».

Entornoaellossealzabanotrosedificiosfederales,recargados,majestuosos.LaarquitecturadelcentrodeWashingtonteníaquecompetirconellamisma.Muchosdeaquellosedificiosalbergabanasesorías,bufetesdeabogadosypoderososgruposdepresión.Enlasplantasbajashabíacafeterías,confiteríasypuestosderevistas.

MulderabriólapuertadecristaldelKheSanhKhoffeeShoppe.—Mulder, ¿por quévenimos aquí tantas veces?—preguntóScully, echandoun

vistazoalaescasaclientela.Muchasfamiliasdeinmigrantescoreanoshabíanabiertonegocios similares en el distrito federal, por lo general deliciosas cafeterías orestaurantes,perolospropietariosdelKheSanhKhoffeeShoppeimitabanlacocinaamericanaconlamentablesresultados.

—Amímegusta—contestóMulderencogiéndosedehombros—.Sirvenelcaféenbonitosvasosdepoliestireno,yademástieneunpuntorancioperfecto.

Scullyentrósinmásdiscusión.Ensuopiniónteníancosasmásimportantesquehacer…Ynoteníahambre.

Losplatosdeldíaestabanescritosenuntableroblancocolocadoenuncaballetecercadeunapolvorientaplantadeplástico. Juntoa lacaja registradoraseveíaunanevera llenadebotellasdeaguayrefrescos.Unaplanchavacíaocupabagranpartedel local.A lahoradel almuerzo, lospropietarios servíanunbufébaratodevariasespecialidadesorientalesamericanizadas.

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Mulder dejó el maletín en unamesa y salió disparado hacia la barra mientrasScullysesentaba.

—¿Tepidoalgo?—preguntó.—Sólouncafé—dijoella,sabiendoquecometíaunerror.Élalzólascejas.—Tienenundesayunoespecialestupendoabasedehuevosfritosypatatas.—Uncafé—repitióella.Sólolaideadeaquelcaféranciolerevolvíaelestómago

—.Detodasformasnopodríacomermucho.Scully había consultado su caso con varios especialistas, pero no se animaba a

hacernadademasiadoradical,nadaquepudieraimpedirleseguirtrabajando.Esoerapara ella lo más importante. Al fin y al cabo Scully también era médico y sabíaperfectamente que con su cáncer no se podía hacer gran cosa. Era inoperable.Incurable.

Muldervolviócondosgrandesvasosdepoliestireno.Scullypercibióelamargoaroma antes de que le pusieran el café delante. Cogió el vaso con las dosmanos,disfrutandodelcalorenlosdedos.

Élabriódegolpesumaletín.—Creo que este caso te va a interesar.—Sacó una carpeta de papelmanila—.

Portland, Oregón. Se trata de los laboratorios DyMar, un centro de investigaciónsobreelcáncerfinanciadoconfondosfederales.

Scully lomiró, interesadadepronto.Mulder le tendióunbrillante folleto en elqueaparecíaunmodernolaboratorio:unaestructuradecristalyaceroconelsueloylas vigas de hermosa madera. Las zonas de recepción estaban decoradas conreluciente madera dorada y plantas, mientras que los laboratorios se veíanresplandecientes,blancosyesterilizados.

—Muybonito—comentóScullymientrasdoblabadenuevoelprospecto—.Nohabíaoídohablardeél.

—DyMarintentabapasardesapercibido.Hastahacepoco.—¿Quéhapasado?—Dejóelprospectoenlamesa.Muldersacódelmaletínuna fotografíaenblancoynegrodelmismositio, sólo

que esta vez el edificio aparecía destruido por el fuego y rodeado de alambradascomounaabandonadazonadeguerra.

—Probablementesabotajeeincendioprovocado—dijo—.Lainvestigaciónsigueabierta.Estosucedióhaceunasemanaymedia.UnperiódicodePortlandrecibióunacarta de un grupo de protesta, llamado Liberación Inmediata, que reivindicaba elatentado, pero nadie había oído hablar de ellos. Supuestamente eran activistasdefensoresdelosderechosdelosanimalesinquietosporciertasinvestigacionesquerealizabaelcientíficojefe,eldoctorDavidKennessy.

—¿Yporesoincendiaronellaboratorio?

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—Enrealidadprimerolohicieronexplotar.—Mepareceunpocoexagerado.Por logeneralestosgruposseconformancon

hacer sus declaraciones y obtener algo de publicidad.—Scullymiró la foto de lasruinas quemadas—. ¿Cuáles eran las investigaciones de Kennessy que tantoinquietabanaestegrupo?—Lainformaciónesmuyvaga—contestóMuldercontonopreocupado—. Nuevas técnicas de terapia contra el cáncer, pura vanguardia. Eldoctor Kennessy trabajó varios años con su hermano Darin, combinando susespecialidades. David era biólogo y químico, mientras que Darin provenía de laingenieríaelectrónica.

—¿Ingenieríaelectrónicaeinvestigacióncontraelcáncer?—preguntóScully—.Quécombinaciónmásrara.¿Estabadesarrollandoalgúnaparatonuevodetratamientoounequipodediagnóstico?

—No se sabe. Parece queDarinKennessy tuvo una discusión con su hermanohace seismeses.Dejó su trabajoenDyMary seunióaungrupodemaquisen lasmontañasdeOregón.Notengoquedecirtequenohayformadecontactarconélporteléfono.

Scully volvió a mirar el folleto, pero no encontró mención específica de losnombresdelosinvestigadores.

—DemodoqueDavidKennessyprosiguióconeltrabajosinsuhermano.—Sí. Con su ayudante JeremyDorman. He intentado localizar sus informes y

datos para determinar la naturaleza de sus investigaciones, pero lamayoría de losdocumentos están borrados de los archivos. Por lo que sé,Kennessy trabajaba conoscurastécnicasquenuncasehabíanutilizadoenlainvestigacióndelcáncer.

Scullyfruncióelceño.—¿Yporqué ibaesoa sermotivodepreocupación?¿DioKennessyconalgún

resultado?Mulderbebióunsorbodecafé.—Bueno,porlovistolosmanifestantesestabanindignadosporsupuestaspruebas

violentasynoautorizadasqueKennessyrealizabaconanimales.Noseconocenlosdetalles, pero supongo que el bueno de Kennessy se saltó algunas reglas de laConvención deGinebra.—Se encogió de hombros—.Lamayoría de los informesresultóquemadaodestruidayesdifícilobtenerinformaciónconcreta.

—¿Huboheridosenelincendio?—KennessyyDormanmurieron,aunquehahabidoproblemasparaidentificarlos

restos encontrados. Te recuerdo que el laboratorio explotó. Debieron de colocaralgunabomba.Elgruponoseandaconchiquitas,Scully.

Ellamiródenuevolafotografíaconlamandíbulatensa.Luegoseladevolvió.Enlasdemásmesascharlabanotrosejecutivos,sinpreocuparsedequepudieran

oírles.Scullysemanteníaalerta,comoeracostumbreenunagentefederal.Ungrupo

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dehombresde laNASAdiscutíanpropuestasymodificacionesaunanuevapruebainterplanetaria mientras que otro grupo discutía en susurros la mejor forma derecortarelpresupuestodelprogramaespacial.

—PorlovistoKennessyhabíarecibidoamenazasanteriormente,peroestegruposurgiódelanadaycontabaconmuchosseguidores.NoheencontradoantecedentesdeningunaorganizaciónllamadaLiberaciónInmediataantesdelatentadodeDyMar,hastaqueelPortlandOregonianrecibiólacartadereivindicación.Yeldepartamentoalbergaseriassospechas.

—¿Por qué querría seguir trabajando Kennessy en esas condiciones?—Scullyvolvió a desplegar el folleto de los laboratorios y echó un vistazo a las habitualesfrases publicitarias sobre «nuevos descubrimientos sobre el cáncer», «importantestratamientosalternativos»y«lacuraestáalavueltadelaesquina».Respiróhondo.Losoncólogosveníanutilizandolasmismasfrasesdesdelosañoscincuenta.

Muldersacóunafotografíadeunniñodeonceodoceaños.Mirabasonriendoalacámara,peroparecíadébilyesquelético,conelrostroenjuto,lapielgrisáceayfinaylacabezacasicalva.

—EsteeselhijodeKennessy, Jody,dedoceaños,enfermo terminaldecáncer.Una leucemia linfoblástica aguda. Kennessy estaba desesperado por encontrar unremedioynoibaapermitirqueungrupodeprotestaretrasarasutrabajoniunsoloinstante.

Scullyapoyólabarbillaenlasmanos.—Sigosinentenderporquéteinteresatantouncasodeincendioydestrucciónde

lapropiedad.Muldersacólaúltimafotodelmaletín.Eraunhombreconuniformedevigilante

de seguridad tumbado entre las ruinas con la cara desencajada de dolor, la pielcubierta demanchas y protuberancias y los brazos y piernas doblados en extrañosánguloscomounaarañamuertaporuninsecticida.

—Anoche encontraron a este hombre en las ruinas de los laboratorios. Por lovistomurióvíctimadeunapestevirulentaeinstantánea.Todavíanosehadescubiertodequésetrata.

Scullylearrebatólafotografíaylacontempló.—Parece haber muerto por algún agente patógeno extremadamente rápido y

virulento.Mulderesperóqueasimilaralosterriblesdetalles.—NosésilacausapodríaestarenlainvestigacióndeKennessy.Talvezfuealgo

quenosucumbiódeltodoalfuego…Scullyarrugólafrentecongestodeconcentración.—No sabemos con exactitud qué hicieron los terroristas antes de destruir el

laboratorio.Talvezliberaronalgunosanimalesconlosqueseexperimentaba,talvez

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dejaronsueltoalgomuypeligroso.Mulder bebió un trago de café y sacó unos papeles del maletín. Scully siguió

mirandolafotosindisimularsuinterés.—Miraesostumores.¿Cuántotardaronlossíntomasenaparecer?—El hombre estaba perfectamente normal y sano cuando entró a trabajar unas

horasantes.¿Quécreesquelepasó?Ellafruncióloslabios.—Nopuedodecirlosinverloyomisma.¿Mantienenelcadáverencuarentena?—Sí.Pensabaquetalvezquisierasveniraecharunvistazo.Scullyprobóporprimeravezelcafé.Eratanhorrorosocomoesperaba.—Vamos—dijo,levantándosedelamesa,yledevolvióelcoloridoprospectocon

susoptimistasdeclaracionessobreunacuracontraelcáncer.Kennessy debía de haber realizado algunas pruebas radicales y poco ortodoxas

con susanimalesde laboratorio.Eraposibleque tras laviolentadestrucciónde lasinstalaciones, y con el posible brote de una epidemia, algunos animales hubieranescapado.Talvezeranportadoresdealgomortal.

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4

Autopistaestatal22CordilleralitoraldeOregónLunes,22.00h.

Elperrosedetuvoenmitaddelacarretera,endirecciónalbosque.Elasfaltoemitíael olor húmedo y penetrante de las hojas secas. Se veían los reflectores quesobresalíande lascunetas juntoa loscaminosparticularesy losbuzonesrurales.Adiferencia del frondoso bosque de cedros y abetos, la carretera olía a coches,neumáticos,motorescalientesyhumo.

Las luces gemelas del coche que se acercaba parecían brillantes monedas. Laimagen se reflejó en los ojos del perro, adaptados a la oscuridad.El animal oía elruidodelcocheporencimadelzumbidodelosinsectosyelrumordelasramasdelosárboles.

Eraunruidofuerte,furioso.

Lacarreteraestabamojadayoscura,metidaentrelosárboles.Loschicosestabandemal humor después de un largo día de viaje, y las vacaciones improvisadas ya noparecíantanbuenaidea.

Lacosta,escarpadayespectacular,quedabatodavíaaveintekilómetros,yluegotendríanquerecorrervarioskilómetrosmásporlaautopistahastallegaraunodelosabarrotados refugios de turistas llenos de cafeterías, galerías de arte, tiendas debaratijas y albergues de distinto tipo, todos denominados «posada» o «refugio»,nuncaunsencillohotel.

Quincekilómetrosatráshabíanpasadojuntoaunasolitariaintersecciónocupadapor una gasolinera, un bar y un destartalado motel de los años cincuenta con unletrero de neón rosa que rezaba NO parpadeando junto al cartel de «Hayhabitaciones».

—Deberíamoshaberplaneadomejoresteviaje—comentólamujer.—Meparecequeyalohasdichoantes—respondiósuesposo,Richard—.Unao

dosveces.En el asiento trasero, Megan y Rory manifestaban su intenso aburrimiento de

manerainsólita.RoryestabataninquietoquehabíaapagadosuGameboy,yMeganestabatancansadaquehabíadejadodemeterseconsuhermano.

—Estoesunrollo—sequejóRory.

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—Papá,¿nosabesmásjuegos?—preguntóMegan—.¿Depequeñoerastambiéntanaburrido?

Richardforzóunasonrisayalzólavistahaciaelespejoretrovisorparaverasushijos malhumorados en el asiento trasero del Subaru Outback. Había alquilado elcocheparaesasvacaciones,impresionadoporsubuenatracciónparalascarreterasdemontaña.Alcomienzodellargotrayectosehabíasentidounsuperpadre.

—Mi hermana y yo jugábamos a un juego que se llamaba Silo. Vivíamos enIllinois,dondehaymuchasgranjas.Habíaquemirarelpaisajeyavisarcadavezqueuno viera un silo junto a un granero. El que veíamás silos ganaba.—Intentó quepareciera interesante, pero ya en sus tiempos sólo el tedio del paisaje rural habíaconvertidoSiloenunaformaviabledeentretenimiento.

—Denochenosepuedejugaraeso,papá—dijoRory.—Detodasformasnocreoquehayasilosnigranerosporaquí—afirmóMegan.Los árboles pasaban de largo veloces, flanqueando la estrecha carretera. Los

brillantesfarosabríantúnelesenlaoscuridad.Richardintentabadarconlaformadedistraerasushijos.Seprometiólograrqueaquellasfueranunasbuenasvacacionesapesardetodo.AldíasiguienteiríanaverelRemolinodelDiablo,dondelasolasdelmarsurgíancomoungeiseratravésdeunagujeroenlaroca,yluegosedirigiríanaColumbiaRiverGorgeyveríanunacataratatrasotra.

Perodemomentohabíaqueencontrarunsitioparapasarlanoche.—¡Unperro!—exclamósuesposa—.¡Cuidado!PorunabsurdoinstanteRichardpensóquesumujerestabajugandounaextraña

variantedelSilo,pero luegovioaloscuroanimalparadoenmediode la carretera.Susojoshúmedoserancomoestanquesdemercurioreflejandolaluzdelosfaros.

Pisódegolpe el frenoy losneumáticosnuevosdelSubaruderraparon sobre laresbaladizacapadehojasmuertas.Elcochepatinó,aminorólavelocidadperosiguiólanzadocomounalocomotora,casisincontrol.

Los niños gritaron, los frenos y los neumáticos chirriaban. El perro intentóapartarseenelúltimomomento,peroelparachoquesdelSubaruhizoimpactoconunhorribleruidosordo.Elanimalseestrellócontraelcapó,rebotócontraelparabrisasycayóenlacuneta.Porfinsedetuvoelcoche,escupiendogravamojadaenelcostadodelacarretera.

—¡Diosmío!—exclamóRichard.Trasteóconelcinturóndeseguridadhastaqueporfinsesoltólahebilla,ysaliódeunbrinco.

Megan yRory estaban acurrucados en silencio en el asiento. Élmiró a ambosladosdelacarreteraporsihabíapeligrodequealgúnotrocochechocaracontraellos.Novio nadie.En el bosquehasta los insectos nocturnos estaban en silencio, comoobservando.

Richardseacercóalapartedelanteradelcoche.Vioelgolpeenelparachoques,

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unfaroroto,unarañazoenelcapódelvehículodealquiler.Recordabavívidamenteel gesto alegre y brusco con que había rechazado el seguro a todo riesgo que leofrecía el empleado de la agencia. Ahora se preguntó cuánto le costarían lasreparaciones.

LapuertatraseraseabrióysalióMegan,muypálida.—¿Lehapasadoalgo,papá?—Miróalrededor,parpadeandoen laoscuridad—.

¿Estábienelperro?Richardtragósalivayseagachódelantedelcoche,entrelashierbasmojadas.—Esperaunmomento,cariño.Tengoquemirarestoprimero.El perro aún se agitaba en la cuneta, un gran labrador negro con el cráneo

aplastado. Todavía se veían las marcas que había dejado al rodar entre la hierba,todavíasemovía,intentandoarrastrarseentrelaszarzashaciaunavalladealambredeespinoyeldensofollajequehabíaalotrolado.Perosucuerpoestabadestrozado.Elperrorespirabasilbandoentrelascostillasrotas.Delmorronegromanabasangre.PorDios,¿esquenopodíahabermuertoalinstante?

—Hayquellevarloalveterinario—dijoRory,sobresaltandoasupadre.Nohabíaoídoalmuchachosalirdelcoche.Suesposaestabajuntoalaportezuela,mirándoleconojosmuyabiertos.Richardmovióligeramentelacabeza.

—Nocreoqueunveterinariopuedahacernadaporél—replicó.—Nopodemosdejarlo aquí—declaróMegan indignada—.Hayque llevarlo al

veterinario.Richardmiróelperromediomuerto,elcochedealquilerabollado,ysesintióimpotente.Suesposaesperabaconlapuertaabierta.

—Richard,enelmaleterohayunamanta.Podemosponerlasmaletasdetrásconlos niños y hacer hueco para el perro. Lo llevaremos a la clínica veterinaria máscercana.Tienequehaberalgunaenelpróximopueblo.

Richardmiróalosniños,asuesposayalperro.Noteníaelección,demodoque,tragandobilisysabiendoquenoserviríadenada,fueacoger lamantamientrassumujersacabalasmaletas.

Elsiguientepueblodelacarretera,LincolnCity,estabayaenlacosta.Noseveíanmáslucesquela tenueiluminaciónquesalíaentre laspersianasdelashabitacionesdonde los lugareños veían la televisión. Richard entró en el pueblo, buscandodesesperadounaclínica.

Porfinviouncartelsin iluminar,«ClínicaveterinariadelafamiliaHughart»,yaparcóelcoche.MeganyRorylloriqueabanenelasientotrasero,sumujerguardabasilencioconloslabiosapretados.

Richardasumiólaresponsabilidad.Subióporlasescalerasdecementoyllamóaltimbre,luegogolpeóconlosnudillosenlaventanahastaqueseencendióunaluzenelrecibidor.Unancianolosmiróatravésdelcristal.

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—¡Tenemosunperroheridoenelcoche!—exclamóRichard—.Necesitamossuayuda.

Elviejoveterinarionomostrósorpresaalguna,comosinohubieraesperadootracosa.AbriólapuertamientrasRichardseñalabaelSubaru.

—Loheatropelladoenlacarretera.Creoqueestámuymal.—Ya veremos qué se puede hacer —replicó el veterinario, acercándose al

maletero.Richard abrió el capó yMegan yRory salieron del coche con expresiónesperanzada.El anciano echóuna ojeada a los niños y luegomiró aRichard a losojos,comprendiendoexactamentelasituación.

Elperroyacíadestrozadoyensangrentado,perosorprendentementevivo.Inclusoparecíamásfuertequeantes,respirabamejorydormíaprofundamente.Elveterinarioloobservó.PorsuveladaexpresiónRichardsupoqueelanimalnoteníasalvación.

—¿Essuyo?—preguntóelanciano.—No.Tampocollevaplaca.Meganseasomóamirar.—¿Sepondrábien,señor?—preguntó—.¿Vendremosaverlo,papá?—Vamos a dejarlo aquí, cariño —respondió Richard—. El veterinario se

encargarádeél.ElancianosonrióaMegan.—Claroquesepondrábien—dijo—.Tengounasvendasespeciales.—Sedirigió

alpadre—:¿Meayudaameterloenelquirófano?Luegopuedenirse.Richardtragósaliva.Elhombreleleíaelpensamiento.Debíadehabervistocasos

comoaquelesamismasemana,animalesheridosabandonadosasuscuidados.Juntoslevantaronlamantaconelpesadoanimalylollevaronarastrasalapuerta

traseradelaclínica.—Estámuycaliente—dijoelveterinario.Después de dejar al perro en la mesa de operaciones, el hombre procedió a

encender las lucesde lasala.Richard,ansiosopormarcharse, seacercóa lapuertadeshaciéndoseenfrasesdeagradecimiento.

Dejóunatarjetadevisitaenlamesaderecepción,vacilóuninstanteyselopensómejor.Volvióameterselatarjetaenelbolsilloysalióprecipitadamenteporlapuertaprincipal.SeacercóalSubaruysesentóalvolante.—Élseencargarádetodo—dijo,sindirigirseanadieenparticular.

Luego puso en marcha el coche. Tenía las manos sucias de pelo y sangre delperro,peroapesardetodointentóreencontrarlapazylaalegríadeunasvacacionesfamiliares.Losinsectosnocturnosreanudaronsumúsicaenelbosque.

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HospitalMercyPortland,OregónMartes,10.03h.

Eraunamañanagris.Labruma tempranahumedecíay refrescabael ambiente.Lasnubessedisiparíanalmediodía,concediendounosbenditosminutosdesolantesdevolveraacecharenelcieloydescargardenuevolalluvia.

UnamañanatípicadePortland.ScullypensóquetantodabapasarlaconMuldereneldepósitodecadáveresdel

hospital.Lossilenciosospasillosdelsótanodeledificioparecíantumbas.Ellahabíavisto aquellos mismos pasillos en muchos hospitales, donde había practicadoautopsias o realizado investigaciones sobre cadáveres metidos en cajonesrefrigerados. Sin embargo, aunque el ambiente le resultaba conocido, jamás habíalogradohabituarseaél.

EldoctorFrankQuinton,forensedePortland,eraunhombreancianoycalvo,conunalivianacoroladecanasentornoalacoronillayunrostrodequerubínenelquedestacaban unas gafas de montura metálica. A juzgar por su sonrisa paternal yamistosa,Scullylohabríacalificadocomounhombrebuenoyencantador,peroselenotabaunacansada tensiónen losojos.Ensucarreradeforense,Quintondebíadehaber visto demasiados adolescentes sacados de coches destrozados, demasiadossuicidiosyaccidentesabsurdos,demasiadosejemplosdelanaturalezacaprichosadela muerte. Su apariencia agradable, inocua, era una imagen cuidadosamentecultivada,unapose.

EstrechóconafectolamanoaScullyyMulder.—Como ya le mencioné por teléfono —comenzó Mulder, señalando con la

cabeza a su compañera—, la agente Scully es también médico, especializada enmuertesextrañas.Talvezpuedaofreceralgunasugerencia.

El forense la miró con expresión radiante y ella no pudo evitar devolver lasonrisa.

—¿Enquéestadoseencuentraelcadáver?—Lohemosdesinfectadoafondoylotenemosalmacenadoenfríoparaimpedir

laproliferacióndecualquieragentebiológico.El auxiliardeldepósito llevabaunacarpetay sonreía juntoaQuintoncomoun

perrito faldero.Eraunhombre jovenyflaco,perocasi tancalvocomosusuperior.Por la expresión embelesada con que miraba al forense, Scully supuso que Frank

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Quintondebíadesersumentor,queelauxiliardeseabaconvertirsealgúndíatambiénenforense.

—Estáeneldepósito4E—dijoeljoven,aunqueScullyestabaseguradequeelforensesabíaexactamentedóndeseencontrabaelcadáver.

Elauxiliarseacercóapresuradamentealashilerasdecajonesdeaceroinoxidable.Lamayoría de ellos albergaban personas que habíanmuerto por causas naturales,infartos,accidentesdecoche,erroresmédicosenlamesadeoperacionesdelhospitaloviejosretiradoscaídoscomohojassecasenlosasilos.

Unodeloscajones,sinembargo,estabamarcadoconcintaamarillayselladoconetiquetasadhesivasdondeaparecíaellogotipodepeligrobiológico.Erael4E.

—Gracias,Edmund—dijoelforense,mientrasMulderyScullyleseguíanhacialosdepósitoscongelados.

—¿Sehanestablecidocondicionesapropiadasdecuarentena?—preguntóella.—Por fortunasuaparienciaasustó tantoa lapolicíaque tomaronprecauciones:

guantes,mascarillas.Loquemamostodoenelincinerador.Edmundsedetuvoanteelcajóndeaceroyquitóeladhesivodepeligrobiológico.

En el panel frontal del cajón una tarjeta rezaba: «Acceso restringido. Pruebapolicial».

Despuésdeponerseunosguantesdegomaesterilizados,Edmundtiródelcajón,casisonriendo.

—Estodounespectáculo.Laverdadesquenotodoslosdíasrecibimoscosastancuriosascomoestepobretipo.

Deldepósitosurgióunabocanadadeairehelado.Edmundtiróconambasmanoshastadejaraldescubiertoelcadáverdelvigilanteenvueltoenplástico.Conelgestodeunvendedormostrandounnuevocochedeportivo,elauxiliarretirólasábanayseapartóconorgulloparadejarpasoalforense,ScullyyMulder.

Elolorpesadoycáusticodelosdesinfectantessemezclabaconelaireheladodelrefrigerador,irritándoleslosojosylanariz.Scullynopudoevitarinclinarsesobreelcuerpo, llevadade su fascinada curiosidad.Bajo la piel del vigilante se apreciabanmanchasdesangrecoaguladacomocardenalesnegruzcos,yunosbultosblandosquesurgíancomohongosentrelostejidos.

—Nunca he visto tumores que crecieran tan deprisa —dijo Scully—. Pareceimposible.Lascélulastienenunavelocidadlimitadadereproducción.—Seinclinóyobservólababaquecubríaalgunaszonasdepiel.Eracomounamucosaclara—.Loestamos tratando como un caso de alta contaminación. Estamos a la espera de losresultadosde las pruebasdelCentrodeControl deEpidemiasparamañana,másomenos—dijoQuinton—.Yo tambiénestoyrealizandomispropiosanálisis,pero lociertoesqueesuncasoinsólito.

Scullysiguióobservandoelcadáverconelojoexpertodeunmédico,analizando

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los síntomas, intentando imaginar la patología. El auxiliar le ofreció una caja deguantesdelátex.Ellasepusounparflexionandolosdedosyseinclinóparatocarlapiel del cuerpo. Esperaba que estuviera fría y dura con el rigor mortis, pero laencontrócaliente,frescayflexible.

—¿Cuándolotrajeron?—preguntó.—Eldomingoporlanoche—contestóQuinton.Scullyolíalaheladafrialdaddelanevera,lanotabaconlamano.—¿Cuáleslatemperaturacorporal?Todavíaestácaliente.Elforenseseacercóconcuriosidadypusolamanoenguantadasobreelhombro

amoratadodelcadáver.Luegosevolvióymiróconseveridadasuauxiliar.—Edmund,¿sehanvueltoaestropearlosrefrigeradores?Elauxiliarretrocediócomounaardillaasustada,desoladoalverquesumentorle

hablabacontalseveridad.—Todo funciona bien, señor. Ayer mismo hice que lo revisaran los de

mantenimiento.—Seacercóprecipitadamenteainspeccionarlosmanómetros—.Estoindicaqueloscajonessemantienenatemperaturaconstante.

—Tócalotúmismo—leespetóelforense.—No, señor—balbuceó Edmund—. Le creo. Llamaré a mantenimiento ahora

mismo.—Muybien.—Quinton se quitó los guantes y se lavó lasmanos a conciencia.

Scullyhizolomismo.—Esperoquelosrefrigeradoresnosenosestropeenotravez—mascullóQuinton

—.Sólonosfaltabaqueelcadáverempieceaoler.Scully miró de nuevo el cadáver, intentando imaginar qué podía haberse

producidoenlasmisteriosasinvestigacionesdeDyMar.Sihabíasueltoalgúnvirus,talveztendríanqueenfrentarseamuchosmáscuerposcomoaquel.¿QuésabíaDarinKennessy,oquéhabíasospechadoparahuirdellaboratorioyesconderse?

—Vamonos,Mulder.Tenemosmuchoquehacer.—Sesecólasmanosyseapartóelpelodelacara—.HayquedescubrirenquéestabatrabajandoKennessy.

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6

ResidenciaKennessyTigard,OregónMartes,12.17h.

Lacasaeracomocualquierotradelamismacalle,unedificioconstruidoenlosañossetentaconjuntasdealuminio,zonaajardinadaconsetos,nadaquelahicieraresaltarentre las otras casas de clase media de un barrio residencial de las afueras dePortland.

—Noséporquéesperabaquelacasadeunjovenyrenombradoinvestigadordelcáncerfueramás…impresionante—comentóMulder—.Talvezunabatablancadelaboratorioenvueltaenelbuzón,tubosdeensayoflanqueandoelcaminoparticular…

—Losinvestigadoresnosontanostentosos.Nosepasanlavidajugandoalgolfyviviendo en mansiones. Además—añadió, tragando saliva— la familia Kennessyteníaotrosgastosbastanteelevados.

Según los informes obtenidos, la leucemia de Jody Kennessy y el cúmulo detratamientos de vanguardia a los que se sometió habían devorado sus ahorros. Lafamiliasehabíavistoobligadainclusoapedirunasegundahipotecasobrelacasa.

Ambos recorrieron el camino particular hasta la puerta de la casa. Los dosescalones del porche estaban flanqueados por una barandilla de hierro forjado.Uncactosolitarioysaturadodeaguaparecíafueradelugarjuntoalcanalóndedesagüedelgaraje.

MuldersacósucuadernodenotasyScullysefrotólachaquetaconlasmanos.Elaire era frío y húmedo, pero fueron sus pensamientos los que le provocaron elescalofrío.Despuésdever el cadáverdelvigilantey los espantosos síntomasde laenfermedadque lo habíamatado al instante,Scully sabía que tenía quedeterminarcon exactitud qué había estado investigando David Kennessy en los laboratoriosDyMar.Todoslosdatoshabíanquedadodestruidosenelincendio.HastaelmomentoMulder no había podido localizar a ningún responsable del laboratorio, ni siquierasabíanquiénsupervisabalosfondosqueelgobiernofederaldestinabaaDyMar.

Aélleintrigabanylemotivabanloscallejonessinsalida,mientrasqueaellaleinteresabanmáslascuestionesmédicas.Enprincipiojamáshubieraesperadoquelaesposa de un investigador estuviera al tanto de su trabajo, pero en este caso habíacircunstanciasatenuantes.AmboshabíandecididoqueelsiguientepasoseríahablarconPatrice, laviudadeKennessy,unamujerinteligenteporderechopropio.ScullytambiénqueríaveraJody.

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Muldermiró la casa. La puerta del garaje estaba cerrada, las cortinas echadas,todo estaba silencioso y oscuro. En el camino particular yacía el dominical delPortlandOregonianmetidoensuenvolturadeplástico,sintocar.Yeramartes.

Cuandosucompañerofueallamaraltimbre,Scullyadvirtiólamaderaastilladaentornoaltirador.

—Mulder…Seinclinóainspeccionarlacerradura.Estabaforzada.Seveíalamaderarotade

lapuertay la jamba.Alguienhabíacolocado toscamente los fragmentosensusitioparaengañaralostranseúntesdelacalle.

Élllamóalapuerta.—¡Hola!—gritó.Ellapisó el parterrepara asomarse a laventana.A travésdeuna rendija en las

cortinasviolosmueblesvolcadosdelsalónyvariosescombrosenelsuelo.—Mulder,tenemoscausadesobraparaentrarenlacasa.Élempujólapuerta,queseabrióconfacilidad.—¡Agentesfederales!—LacasadelosKennessyrespondióconunhuecoecode

suspalabras.Los dos entraron al recibidor y se detuvieron a la vez para contemplar el

desaguisado.—Muysutil—comentóMulder.Lacasahabíasidoregistradaafondo.Losmueblesestabanvolcados,loscojines

rasgados, con el relleno fuera. Habían arrancado los zócalos de las paredes y lamoquetadelsuelo.Armariosycajonesaparecíanabiertos,lasestanteríastiradasyelsueloestabacubiertodelibrosyobjetos.

—Nocreoquevayamosaencontraranadieaquí—dijoScully.—Loquehayquebuscaresunaasistenta.Detodasformasmiraronenlashabitaciones.Scullycavilabasobrelasrazonesde

todoaquello.¿Talvezsetrataradelviolentogrupodeprotesta,quenocontentoconhabermatadoaDavidKennessyyJeremyDorman,nocontentoconincendiartodoellaboratorioDyMar,habíaatacadotambiénalafamiliaKennessy?¿EstabanPatriceyJodyencasacuandoseprodujoelataque?

Scullytemíaencontrarsuscadávereseneltrastero,amordazadosymaltratados.Otalvezsehabíanlimitadoapegarlesuntiroallídondeseencontrasen.

Perolacasaestabavacía.—Hayquellamaralostécnicosparaquebusquenrestosdesangre—comentó—.

Habráquecerrarlazonayquevengaunequipoinmediatamente.EnlahabitacióndeJodyhabíanrotolasparedesagolpes,presumiblementepara

buscar entre los travesaños. La cama estaba volcada y el colchón sin sábanas nifunda.

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—Estonotieneningúnsentido—dijoScully—.Muyviolento,ymuyexhaustivo.Mulder cogió una maqueta aplastada de una nave alienígena de Independence

Day. Era fácil imaginar con cuanto amor y cuidado debió demontarla el chico dedoceaños.

—Como el ataque a los laboratorios DyMar fue hace casi dos semanas —comentó.

Seagachópararecogeruntrozodeyesoysepusoadarlevueltasentrelosdedos.Scully cogió lamaquetadeunavióndeguerraquedebíadehaber colgadodel

techo con un hilo de nailon y que ahora yacía rota en el suelo. El fuselaje estabapartido como si alguien hubiera queridomirar dentro, buscando algo. Pensó en eldrama del muchacho sobre cuyo cuerpo, devastado por el cáncer, pesaba unasentenciademuerte.Elmuchachoyahabíasufridobastanteparasoportarademásloquehubierapasadoallí.

Scully entró en la cocina y advirtió los vasos rotos en el suelo y sobre elmostrador de fórmica. Era imposible que los asaltantes hubieran estado buscandoalgodentrodelacristalería.Aquelloerapurovandalismo.

Mulderseagachójuntoalaneveraparamirarunplatodeplásticonaranja.Eraelplato del perro. Lo cogió y vio el nombreVader escrito con rotulador en la partefrontal.Elplatoestabavacío,conalgunosrestossecosdecomida.

—Miraesto.SialgunabandahatratadodesecuestraraPatriceyJodyKennessy,¿dóndeestáelperro?

Scullyfruncióelceño.—Talvezestéconellos.—Miróentornoalacocinaytragósaliva—.Pareceque

lainvestigaciónsecomplica.

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7

CordilleralitoraldeOregónMartes,14.05h.

NadielosencontraríaenaquellacabañaaisladaenlosdesiertosinexploradosdelasmontañasdeOregón.Nadielosayudaría,nadieacudiríaarescatarlos.PatriceyJodyKennessy estaban solos, intentando desesperadamente mantener un atisbo denormalidadensusvidas,aferrándosealacotidianidadconuñasydientes.

Sinembargo,paraPatriceaquellonodabaresultado.Vivíaundíatrasotroeneltemor,dandobrincosantecadasombra,ocultándosederuidosmisteriosos…Peronotenían otra opción para sobrevivir, y Patrice estaba decidida a que su hijosobreviviera.

SeacercóalaventanadelapequeñacabañayapartólascortinasdealgodónparaveraJody,quebotabaunapelotadeteniscontralapared,totalmentealavista,peroaunaciertadistanciadeldensobosquequebordeabalahondonada.Cadaimpactodelapelotasonabacomoundisparo.

Duranteuntiempo,aquelentornoaisladoysolitariohabíaconstituidounavaliosaposesión. Ella misma la había diseñado para Jeremy Dorman, el compañero deinvestigación de su marido. En las pronunciadas pendientes aparecían franjasdesiertasallídondelosequiposdetalahabíanarrancadohectáreasymáshectáreasdeárboles,dejandoalgunosrectánguloscubiertosdematojoscomocostrasenlaladeradelamontaña.

Aquellacabañaibaaserunrefugioprivado,uncobijoparadescansarensoledad.Pero ahora la soledad era como una fortaleza en torno a ellos. Nadie sabía dóndeestaban.Nadielosencontraríajamás.

Unpequeñoaeroplanodedosmotorespasózumbandoapenasvisibleenelcielo.Elruidosedesvaneciójuntoconelavión.

Patriceseencontrabacadadíaalbordedelpánicoylaparálisis.Jodysemostrabatanvalientequesumadreseconmovíacadavezquelopensaba.Elmuchachohabíasufrido demasiado: la persecución, el ataque… y antes de eso el diagnóstico delmédico: cáncer terminal, leucemia, muy poco tiempo de vida. Era como si laguillotinaseprecipitarasobresucuello.

Tras el diagnóstico inicial de leucemia, ¿con qué otra amenaza podríanintimidarlos los oscuros conspiradores? ¿Qué podía ser peor que el diablo quealbergabaelcuerpodedoceañosdeJody?

Lapelotarebotóenlaparedycayóentrelasaltashierbas.Jodyfuetrasellaenun

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vanointentodeentretenerse.Patriceseacercóalbordedelaventanaparanoperderlodevista.Desdeelincendioyelataque,Patriceprocurabaportodoslosmediostenerlesiemprebajocontrol.

El chico parecía ahora mucho más sano. Patrice no se atrevía a esperar quesiguieramejorando.Deberíaestarenelhospital,peronopodíallevarle.

Jodyvolvióalanzarlapelota,sinmuchasganas,yluegosaliócorriendotrasella.Habíapasadounimportantepuntodetransición.Susituacióncríticasehabíahechohabitualalcabodeunasemanaymediayelaburrimientohabíasuperadoalmiedo.Parecíatanjoven,tandespreocupadoinclusodespuésdetodolosucedido…

Los doce años deberían haber sido para él una edad mágica, al borde de laadolescencia,cuandolosproblemasdelapubertadcobranunaimportanciavital.PeroJodynoeraunchiconormal.Todavíaestabapendientelasentenciasobresuvida.

Patrice abrió la puerta y tras echar un vistazo a sus espaldas salió al porchehaciendounesfuerzoporborrarsuexpresiónpreocupada.AunquedetodasformasaesasalturasJodydebíaconsiderarquelapreocupacióneraabsolutamentenormalenella.

ElcielogrisdeOregónsehabíaabiertoparadarpasoalashorasdiariasdesol.Lapraderaaparecía fresca tras las lluviasnocturnas,cuandoelmatraqueodelaguasonabacomoespeluznantespasosenlaventana.Patricehabíapermanecidodespiertadurantehoras,mirandoel techo.Ahora losaltospinosyálamosarrojabansombrassobreellodosocaminoquebajabadelriscoalejándosedeladistanteautopista.

Enprincipionadieconocíaaquellugar.JeremyDormannoteníateléfono,nadielerecogíalabasura.Sólorecibíaunintermitenteservicioeléctrico.Enprincipioeraunaislamientoperfecto.Patricenocreíaenlaperfección,peroesperabaqueanadieseleocurrierairabuscarlaallí.

Jodylanzólapelotacontantafuerzaquesalióalcamino,rebotóenunapiedrayse internó en la densa arboleda. Con un grito de rabia que por fin traicionaba sutensión,Jodyarrojólaraquetadetenisysequedóallífurioso.

Impulsivo,pensóPatrice.Jodyseparecíacadavezmásasupadre.—Eh, Jody—le llamó, disimulando el tono de reproche.Él cogió la raqueta y

echóaandardespaciohaciaella,conlavistagacha.Llevabatodoeldíainquietoydemalhumor—.¿Quétepasa?

Elmuchachoevitómirarlaalacara.Sevolvióentornandolosojoshaciadondeelsol iluminaba lospinos.A lo lejos seoía el grave rumordeuncamióncargadodetroncosquepasabaporlacarreteraalotroladodelabarricadadeárboles.

—Es Vader —contestó finalmente Jody, mirando a su madre en busca decomprensión—.Ayernovolvióynolohevistoentodalamañana.

Patrice sintió una oleada de alivio al entenderlo todo. Por un momento habíatenidomiedodequeelchicohubieravistoaalgúndesconocidoohubieraoídoalgo

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enlasnoticiasdelaradio.—Elperroestarábien,yaverás.Nuncalepasanada.Vadery Jody teníancasi lamismaedad,y siemprehabían sido inseparables.A

pesar de sus preocupaciones, Patrice sonrió al pensar en aquel labrador negro,inteligenteynoble.

Onceañosantes,Patricepensabaqueelmundoeramaravilloso.Suhijodeunañocorreteabaenpañales.Habíadejadode ladosusmuñecosy jugabaconelperro.Elpequeñosabíadecir«mamá»y«papá»eintentabadecir«Vader»,aunquelesonaba«drrr».PatriceyDavidsereíanviéndolosjugarjuntos.Vadercorríadeunladoaotroresbalandoenel suelodemaderapulida. Jodychillabadegozo.Elperro ladrabaydabasaltosentornoalniño,queintentabadarvueltassobresuspañalesenelsuelo.

Habíansidotiempostranquilos,magníficos.Ahora,sinembargo,Patricenohabíatenido un momento de paz desde la aciaga noche en que recibió una llamadadesesperada de su esposo desde el laboratorio incendiado. Hasta entonces, el peormomentodesuvidafuecuandoseenteródequesuhijosemoríadecáncer.

—Pero ¿y si Vader está herido, muriéndose por ahí, mamá?—preguntó Jody.Intentabanollorar,peroteníalágrimasenlosojos—.¿Ysihacaídoenunatrampaoalgúncazadorlehapegadountiro?

Patricemeneólacabeza.—Vader volverá sano y salvo —aseguró, intentando consolarlo—. Siempre

vuelvesanoysalvo.Denuevosintióunescalofrío.Sí,siempresanoysalvo.

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PabellóndeautopsiasdelhospitalMercyPortland,OregónMartes,14.24h.

Apesardelagruesateladesustoscosguantes,Scullynotabalasuaveblanduradelacavidadinternadelcadáver.Susmovimientoserandeunaimprecisiónyunalentitudirritantes, pero al menos los gruesos guantes la protegían del contacto con lo quequiera quehubieramatado aVernonRuckman.El filtro de aire le bombeaba en lacara un aire frío y rancio. Tenía los ojos secos, le ardían. Le habría gustadofrotárselos, pero estaba embutida en un traje anticontaminación y no tenía másremedio que aguantar la incomodidad hasta terminar la autopsia del vigilante deseguridad.

Sobreunamesayacíasugrabadoraque,activadaporlavoz,esperabaquenarraraen detalle lo que estaba viendo. No era sin embargo una autopsia típica. Sólo aprimera vista se detectaban docenas de sorprendentes anomalías físicas, y loshorrendossíntomasseibanhaciendomásmisteriososamedidaqueScullyprocedíaconsuinspección.

Aun así, había una razón para establecer el procedimiento postmortem paso apaso.Scully recordabahaberloenseñadoaotrosestudiantesenQuanticoduranteelbreveperíodoenquelosexpedientesXhabíanpermanecidocerradosyMulderyellaestuvieronseparados.AlgunosdesusestudianteshabíancompletadolainstrucciónenlaacademiadelFBIysehabíanconvertidoenagentesespecialescomoellamisma.PeroScully dudaba que ningunode ellos hubiera tenido que enfrentarse a un casocomo aquel. En aquellosmomentos, la única forma demantener lamente clara ydespiertaeraagarrarsealosprocedimientosderutina.

Primerpaso.—Examen—dijoenvozalta.Laluzrojadelagrabadoraparpadeó.Scullysiguió

hablandocontononormal,apagadoporlapantalladeplásticoquelecubríalacara—.Nombredel sujeto,VernonRuckman.Edad, treintaydosaños.Peso,unosochentakilos. La condición física externa es buena en general. Parece haber disfrutado debuenasaludhastaelataquedelaenfermedad.

Scullymirólapielmanchada,lasoscurasmarcasrojascomodesangreestancadaycoaguladabajolaepidermis.Elhombreteníaelrostroparalizadoenunamuecadeagonía,conloslabiosretraídossobrelosdientes.

—Porsuertelosqueencontraronelcadáveryelmédicoforenseestablecierondeinmediato el protocolo de cuarentena. Nadie ha tocado el cadáver con las manos

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desnudas. Sospecho que la enfermedad, sea cual sea, puede ser excesivamentevirulenta.

»Los síntomas externos, las manchas, los abultamientos bajo la piel, merecuerdanlapestebubónica.PerolapestenegraqueasolóloscentrosdepoblaciónenEuropaen laEdadMediaymatóanuevedécimaspartesde lapoblación,actuaba,incluso en su formaneumónicamás letal, en el cursode varios días o inclusounasemana. Este hombre parece haber muerto casi al instante. No conozco ningunaenfermedad tan letal, salvo alguna toxina que actúe directamente sobre el sistemanervioso.

Scully tocó los brazos de Ruckman. La piel colgaba como pliegues de telaplástica.

—La epidermis muestra un desprendimiento sustancial, como si el tejidoconjuntivo de los músculos hubiera quedado destruido. En cuanto a la fibramuscular…—Apretóconlosdedoslapieldelcuerpoysintióunablandurainusual—.Lafibramuscularparecedisociada,conuntactocasiharinoso.

Partede lapiel sedesgarróyScully retrocedió sorprendida.Un líquidoclaroyblanquecinorezumabadelaherida.Laagentelotocódemalagana.Eraunasustanciadensa,pegajosa,conlatexturadelamiel.

—De la piel brota una extraña mucosa. Parece haberse encharcado dentro deltejidosubcutáneo.Mismanipulacioneslahanliberado.

Juntó los dedos. La sustancia se quedó pegada a ellos y luego volvió a gotearsobreelcadáver.

—Noentiendonada—admitióalagrabadora.Probablementeborraríaluegoesalíneaenelinforme—.Procediendoconlacavidadcorporal—prosiguió.Acercóunabandejadeaceroinoxidableenlaqueyacíansierras,escalpelos,espátulasyfórceps.

Cogióelescalpeloconcuidadodenodesgarrar la teladelosguantesycortólapiel del pecho. Luego abrió las costillas con unas tenazas. Era un trabajo duro. Elsudorleperlabalafrenteylascejas.Metióluegolasmanosenlahúmedacavidaddelpecho abierto, tanteando con losdedos enguantadosy comenzó ahacer inventario.Fuequitandoypesandolospulmones,elhígado,elcorazón,losintestinos.

—Es difícil reconocer los órganos individualmente, debido a la abundantepresenciadetumores.Estáinfestado.Enlosórganosyentornoaellosseextendíanlosbultosytumoresquesemovíanyseagitabandeslizándoseconunadesagradableaparienciadegusanosviperinoseinsidiosos.

Pero en un cuerpo tan destruido, tan dañado como aquel, sin duda el simpleproceso de la autopsia podía causar una reacción fuerte, por no mencionar laposibilidaddecontraccionesdebidasalasvariacionesdetemperaturadelrefrigeradordeldepósitoenaquellasalacaldeada.

Entre losórganosScullyencontrógrandesbolsasdemucosa.Dentro,debajode

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lospulmones,descubrióungrannódulodeaquelmocopegajoso,comounaespeciede almacén biológico. La agente cogió una muestra del fluido y la selló en uncontenedor de alto riesgo. Tal vez los especialistas en agentes patógenos hubieranvistoantesalgosimilar.

—Miprimeraconclusión,quetodavíaespuraespeculación—prosiguióScully—esquelainvestigaciónbiológicaquerealizabaeldoctorKennessyenloslaboratoriosDyMarpudohaberproducidoalgúntipodeorganismopatógeno.Nohemospodidorevelar del todo sus experimentos o sus técnicas, demodo que no puedo constatarconjeturasmásdetalladas.

Se quedó mirando inquieta el cadáver abierto de Ruckman. La grabadoraesperaba de nuevo su voz. Si la situación era tan mala como Scully temía,necesitaríanmuchamásayudadelaqueMulderoellapudieranofrecer.

—LosbultosylasdeformacionesdentrodelcuerpodeVernonRuckmansugierenqueunrápidocrecimientodecélulasdevorósucuerpoconsorprendentevelocidad.El doctor Kennessy trabajaba en la investigación sobre el cáncer. ¿Podía haberproducido una base genética o microbiana para la enfermedad? ¿Habrá liberadoalgunaterribleformaviraldecáncer?

Scullytragósaliva,asustadaantesupropiaidea.—Todo esto es muy improbable, pero difícil de descartar a la vista de los

síntomas que he observado en el cadáver, sobre todo si el individuo, como esevidente,gozabadebuenasaludsólounashorasantesdequeseencontraraelcuerpo.

El período entre la aparición de la enfermedad y la muerte había sido, comomáximo,deunaspocashoras,talvezmuchomenos.Nohabíahabidotiempoparauntratamiento,nisiquieraparaqueelhombresedieracuentadesudestino…

Vernon Ruckman sólo había contado con unos minutos antes de que unaenfermedadterminalacabaraconél.Apenaseltiempoparaunaoración.

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ClínicaveterinariadelafamiliaHughartLincolnCity,OregónMartes,1.11h.

EldoctorElliotHughartsedebatíaentredormirconunainyecciónallabradorheridoodejarlomorirdemodonatural.Comoveterinario, teníaque tomaraquellamismadecisión incontables veces, y nunca era fácil. El perro yacía en una de las mesasquirúrgicas de acero inoxidable, todavía vivo contra toda esperanza. El resto de laclínicaestabatranquiloysilencioso.Enlasjaulashabíaotrosanimales,ensilencio,peroinquietosysuspicaces.

Fuera todo estabaoscuro.Lloviznaba, comoerahabitual a aquellashorasde lanoche, pero hacía bastante calor para abrir la puerta trasera. La brisa húmedamitigabaeloloraproductosquímicosymiedoanimalqueenrarecíaelaire.Hughartsiempre había creído en las propiedades curativas del aire fresco, tanto para losanimalescomoparalaspersonas.

Su vivienda se encontraba en el piso de arriba. Había dejado el televisorencendidoylosplatossinfregar,perolociertoesquepasabamuchomástiempoallíabajo,en laoficina,elquirófanoyel laboratorio.Aquelloeraenrealidadsuhogar.Lashabitacionesdearribaeransencillamentedondecomíaydormía.

Después de tantos años, la práctica veterinaria era paraHughartmás un hábitoque una esperanza de lograr el éxito. Lo cierto es que se las había ido arreglandohasta entonces. La gente de la zona acudía a él con regularidad, aunque muchosesperabanunaconsultagratiscomofavordeamigoodevecino.Devezencuandoalgúnturistasufríaalgúnaccidenteconsuperro.Hugharthabíavistomuchoscasoscomoeldeaquellabradornegro.Noeraelprimerconductorquesintiéndoseculpablele entregaba un animal muerto o medio muerto, esperando que Hughart obraramilagros. A veces la familia se quedaba, pero casi siempre, como en este caso,proseguíansusinterrumpidasvacaciones.

El labrador negro temblaba, olfateaba, gemía. La mesa estaba manchada desangre.Hughart había hecho lo posible por cerrar las heridas, colocar las costillasrotas…Peroelperroteníalapelvisdestrozadayelespinazopartido,asícomogravesheridas internas. No llevaba collar, no tenía papeles. Jamás se recobraría de susheridas, y aunque sobreviviera gracias a algún milagro, Hughart no tendría másremedioqueentregarloaunaperrera,dondeyaceríaenunajaulapatéticamenteantesdequeallílomataran.

Inútil.Todoerainútil.Hughartrespiróhondoysuspiró.

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El perro se estremeció. Tenía mucha fiebre. Hughart nunca había visto unatemperaturatanaltaenunanimal.Lepusountermómetro,conauténticacuriosidad,ycontemplóatónitocómosuperabaloscuarentayungrados.Latemperaturanormaldeunperroeradeunos treintayocho,ycon laconmociónde lasheridas,elperrodeberíaestartodavíamásfrío.

Tomóunamuestradesangrederutina,yluegobuscócondiligenciaalgunaotraseñaldeenfermedad,algunacausadelafiebrequehacíahervirsucuerpocomounhorno.Loqueencontrólodejóperplejo.

Los gravísimos traumatismos del perro parecían sanar rápidamente, las heridasencogían.Levantóunode losvendajesde lacaja torácica,yaunque lagasaestabaempapada en sangre no vio señales de la herida. Hughart sabía que debían de serimaginaciones suyas provocadas por su deseo de salvar al animal. Pero no, eraimposiblesalvarloyHughartlosabía,aunquenoperdieralaesperanza.

El perro seguía temblando y gimiendo suavemente. Con un pulgar callosoHughartlelevantóunpárpadoyenelojoviounaespeciedepelículalechosa,comosi fuera un huevo medio hervido. El animal estaba en coma profundo. No teníasalvación.Apenasrespiraba.

La temperatura le había subido a cuarenta y dos grados. Aunque no tuvieraningunaherida,aquellafiebreeramortal.

Delmorronegrogoteabaunhilillodesangre.Alveraquelladiminutaherida,unamanchita de sangre roja en el pelaje negro del delicado hocico, Hughart decidióahorrarsufrimientosalanimal.

Sequedóunratocontemplandoasupacienteantesdeacercarsealarmariodelosmedicamentos.AbriólaspuertasysacóunalargajeringayunfrascodeEuthanol,unconcentrado de pentabarbitol sódico. El perro pesaba entre veinticinco y treinta ycincokilos,yladosissugeridaeradeuncentímetrocúbicoporcadacincokilosmásunpequeñoextra.Elveterinariosacódiezcentímetroscúbicos,másquesuficientes.

Sielpropietariodelperrovolvíaalgunavez,encontraríanenlafichalaanotaciónDI,uneufemismode«dormidoconinyección»,queasuvezerauneufemismoparaexpresar que se habíamatado al animal, o que se le habían ahorrado sufrimientos,comoseenseñabasiempreenlaescueladeveterinaria.Unaveztomadaladecisión,Hughart no vaciló. Se inclinó sobre el animal, le clavó la aguja en el cuello y leinyectó la dosis letal.Después de las graves heridas sufridas, el labrador negro nomovióniunmúsculoanteelpinchazodelahipodérmica.

Una brisa fresca y húmeda entraba por la puerta medio abierta, pero el perroseguíacalienteyfebril.Hugharttirólajeringausadaconunhondosuspiro.

—Lo siento,muchacho—dijo—.Ve a perseguir conejos en sueños, a un lugardondeyanotendrásquetenercuidadoconloscoches.

Lainyecciónnotardaríaenhacerefecto.Elperrodejaríaderespiraryfinalmente

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sucorazónsedetendría.Eraunprocesoirrevocable,peroapacible,Hughartllevólamuestra de sangre a un rincón del laboratorio, en la sala adyacente. La altatemperatura del animal lo tenía perplejo. Jamás había visto un caso igual.Muy amenudo los animales sufrían una conmoción si sobrevivían al trauma de seratropelladosporunvehículo,perounafiebretanaltanoeranormal.

La sala trasera estaba perfectamente organizada según un sistema que elveterinario había desarrollado a lo largo de los años, aunque un observador noavezadonoveríaallímásquedesorden.Hughartencendiólaluzdeltechoysobrelamesa de fórmica colocó una muestra de sangre en un cristal de microscopio. Elprimerpasoseríahacerun recuentode losglóbulosblancosparaversi teníaalgúntipodeinfecciónoparásitosenlasangre.

Elperropodíahaberestadomuyenfermoantesdeseratropellado.Dehecho,esoexplicaríaqueel animal semostrara tan torpe,quenoviera el automóvilque se leechaba encima. Si el perro sufría alguna enfermedad grave, Hughart necesitabacomprobarloyhacerloconstar.

Enlasaladeoperacionesyrecuperación,otrosdosperroscomenzaronaladrarygemir.Ungatomaullóylasjaulasresonaron.Hughartnoprestóatención.Losperrosygatoshacíanuntípicoruidocaóticoalqueelveterinariosehabíaacostumbradoalolargodemuchosaños.Dehecho lehabíasorprendido lo tranquilosqueestaban losanimalesalverseenunasituaciónextraña,encerradosjuntosenunajaulaparapasarla noche. Ya estaban resentidos por haber sido esterilizados o castrados o por ladolenciaquemotivaralaconsultaalveterinario.

Elúnicoanimalqueahoralepreocupabaeraellabradornegro,yaesasalturaseleuthanolestaríahaciendoefecto.

Molesto por las sombras que le distraían, Hughart encendió un fluorescentecolocado bajo los armarios y luego iluminó el cristal bajo elmicroscopio con unalamparita.Sefrotólosojosyenfocóelaparatosobrelamuestradesangre.Elperrodebíadeestardeslizándoseenelsueñoeterno,perosusangreestabaabsolutamenteviva.

Ademásde loshabitualesglóbulosblancos, rojosyplaquetas,Hughartviounaspequeñasmanchas,unoscorpúsculosplateadoscomorelucientescristalescuadradosque semovían como por voluntad propia. Si aquello era una especie de infeccióngeneralizada,se tratabademicroorganismosqueHughartnohabíavistojamás.Loscorpúsculos metálicos eran tan grandes como células y se movían a velocidadvertiginosa,comoanimadosporunamisión.

—Esincreíble…—dijo.Suvozsonóestentóreaenelclaustrofóbicocubículo.Amenudohablabaconlos

animales o consigo mismo, pero antes nunca le había preocupado. Ahora, sinembargo,hubieradeseadonoestarsolo.Lehubieragustadoteneraalguienconquien

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compartiraquelsorprendentedescubrimiento.¿Qué clase de enfermedad o infección podía presentar aquellos síntomas? Tras

unalargacarreracomoveterinariocreíahaberlovistocasitodo,perojamássehabíaencontradoconnadacomoaquello,niremotamentesimilar.Confióenquenofueracontagioso.

Aquel edificio reformado había sido su casa y su lugar de trabajo durantedécadas, pero ahora le parecía extraño y siniestro. Si el perro sufría algunaenfermedaddesconocida,tendríaqueponerseencontactoconelCentrodeControldeEpidemiaseinformardeaquelextrañocaso.

Hughartsabíaquéhacerencasodeunbrotederabiaocualquierotraenfermedadhabitual en los animales domésticos, pero aquellas cosas microscópicas que erancomomáquinasleresultabantotalmentedesconocidas.

Enlasaladecirugíalosanimalesenjauladosmaullabanyladraban,armandounauténticoestruendo.Elancianoloadvirtiódeformasubconsciente,peroelruidonoerasuficienteparaapartarledeloqueveíafascinadoenelmicroscopio.Hughartsefrotó los ojos y volvió a enfocar el aparato, borrando la primera imagen paraconcentrarseenunplanomásaumentado.Lasmáquinasseguíanallí,comocélulasenmovimiento. El veterinario tragó saliva. Tenía la garganta seca. ¿Qué debía hacerahora?

De pronto se dio cuenta de que en la sala de al lado había estallado unpandemónium de ladridos y maullidos, como si un zorro hubiera atacado ungallinero.Sediomediavuelta,tropezóconeltaburetemetálico,quecayóalsuelo,yavanzó dando saltos sobre una pierna, con la cadera dolorida. Cuando por finirrumpió en la sala de operaciones, miró primero las jaulas. Los animales seapretaban contra los barrotes del fondo, intentando apartarse del centro de lahabitación.

Hughartnisiquieramiróallabradornegro,porqueyadebíadeestarmuerto.Peroenesemomentooyóunaspatasarañandolasuperficiedeacerodelamesa.

Elperroselevantó,sesacudióybajódeunsalto,dejandoenlamesaunamanchadesangre.Nomostrabaningunaherida.Temblaballenodeenergía,totalmentesano.

LasorpresadeHughartfuemayúscula,eraincapazdecreerqueelperronosólohabíarecobradolaconsciencia,apesardesusgravesheridasydelainyecciónletal,sinoquehabíalogradosaltardelamesaysalirdelacasa.Aquelloeratanincreíblecomolacontaminacióndelamuestradesangre.

Hughartseprecipitósobreél.—Eh,espera,quetevoyaecharunvistazo.Elperrolanzóunladridoysemarchó.

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RuinasdeloslaboratoriosDyMarMartes,16.50h.

Nomucho antes del amanecer, sobre las colinas de Portland apareció una insólitafranjadecieloazul.MulderalzólavistaconlosojosentornadosmientrassubíaenelcochealquiladolapronunciadapendienteendirecciónalasruinasdeloslaboratoriosDyMar.Lehubieragustadotenersusgafasdesol.

Granpartede laestructurade losedificiospermanecía intacta,apesardehabersido devorada por el fuego en su totalidad. Las paredes estaban ennegrecidas, elarmazón de madera convertido en carbón y los muebles destrozados y retorcidos.Algunas vigas habían caído del techo mientras que otras se balanceabanprecariamentecontralasparedesdehormigónylasvigasdemetal.Entrelascenizasylapiedrarotaabundabanloscristalesrotos.

Al coronar la colina y llegar a la combada alambrada que rodeaba el recinto,Mulderaparcóelcocheysequedómirandoatravésdelparabrisas.

—Menuda mansión sería esta —dijo—. Tendré que hablar con mi agenteinmobiliario.Scullysaliódelcoche.

—Demasiadotardeparahacerunaoferta,Mulder.Estoserádemolidodentrodeunos días para construir un nuevo parque empresarial. —Miró la densa pineda ycontemplólavistadePortlandqueseextendíadebajoconelsinuosoríoysucollardepuentes.

Éladvirtióqueelequipodeconstrucciónavanzabamuydeprisa.Deseguirconaquelsorprendenteritmo,apenastendríantiempodeterminarlainvestigación.

Abrió la alambrada, que en algunas zonas estaba hundida y mostraba grandesagujeros.Todalavallaestabaadornadadeseñalesdepeligroqueadvertíandelriesgodederrumbamientoseneledificio.Mulderdudabadequeloscartelesdisuadieranalmástimoratodelosvándalos.

—PorlovistolamuertedeVernonRuckmanhasidomuchomáseficazquelosvigilantesoloscarteles—comentóScully.Sedetuvounmomentoenlaalambradayluegofuetrassucompañeroalazonadelincendio—.Mehepuestoencontactoconlapolicíalocalparaquemepusieraalcorrientedesuinvestigaciónsobreelincendio,pero demomento todo lo queme han dicho es que está pendiente y no hay nadanuevo.

Mulderalzólascejas.—Osea,eraungrupodeprotestaconfuerzasuficienteparaconvertirseenuna

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turbamultayahoraresultaquenopuedenencontraraningúnmiembro.—El laboratoriodelFBIestáanalizando lanotade reivindicacióndel atentado.

Estamisma tarde deberíamos saber quién está detrás de Liberación Inmediata. Lanotapareceobradeunaficionado.

MuldersequedómirandolasnegrasparedesdelasinstalacionesDyMar.Luegolos dos se internaron entre las ruinas con cautela. Se percibía un penetrante olor ahollín,plásticoquemadoyproductosquímicosvolátiles.Mientrasadmirabadesdelasruinaselpaisajedelbosqueylaciudadasuspies,Mulderimaginóaunamultituddemanifestantes furiosos e incontrolados subiendo por el camino aquella noche, unasemanaymediaatrás.Respiróhondounabocanadadeairecargadodeceniza.

—Uno se imagina a unamultitud de campesinos portando antorchas, ¿verdad,Scully?—Miróel techo inestable, lascolumnas rotas, lasparedescaídas,yavanzócon cuidado por lo que debía de haber sido el vestíbulo principal—. Unamuchedumbrefuriosadispuestaaquemarellaboratorioinfernalymataralcientíficoloco.

Scullyparecíaturbada.—Pero ¿por qué estaban tan furiosos?—preguntó—.Algo sabían. Esto era un

centro de investigación sobre el cáncer. De todos los campos de la ciencia, esteprecisamentedeberíanrespetarlohastalosmanifestantesmásvehementes.

—Nocreoqueelmotivodepreocupaciónfueralainvestigaciónsobreelcáncer.—¿Entonces qué? ¿Los experimentos con animales? No sé qué tipo de

experimentosrealizabaeldoctorKennessy,peroyoyahe investigadootrasvecesagrupos pro derechos de los animales y lomás que han hecho ha sido irrumpir enalgúnlaboratorioparasacardesusjaulasaalgunosperrosyratas.Nuncahetenidonoticiadequemostraranunniveltanextremodeviolencia.

—Yo creo que el problema era el tipo de investigación. Alguien debía deconsiderarlaunaamenaza.¿Porquésinohandesaparecidotodoslosdatos?

—Parecequeyatienesunateoría,Mulder.—David Kennessy y su hermano habían armado algún jaleo en la comunidad

científica,probandonuevosenfoquesytratamientospocoortodoxosquetodoshabíanya abandonado. Según el currículum de Kennessy, era un experto en bioquímicaalteraday suhermanoDarinhabía trabajadoduranteañosenSiliconValley.Dime,¿quérelaciónpuedehaberentrelaelectrónicaylainvestigacióndelcáncer?

Scully no dijo nada. Seguía buscando el lugar donde habían encontrado alvigilante.Violasecciónacordonadaysequedómirandolasiluetadelcuerpotodavíamarcadaentrelascenizas.Mulder,mientrastanto,apartóunahojademetalretorcidoytropezóconunacajadecaudalesconlapuertaabiertadeparenpar.

—Scully…—¿Hayalgodentro?

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Mulderalzólascejasyrebuscóentrelosescombros.—No,estávacía.Elinteriorestáseco,peronoquemado.Miróasucompañera.Eraevidentequepensabalomismoqueél.Alguienhabía

abierto la caja después del incendio, no antes. Esa noche hubo aquí alguien más,alguienquebuscabaloscontenidosdeestacaja.

—Poresovinoaquíelvigilante.Debiódeveraalguien.Scullyarrugólafrente.—Sí, eso explicaría su presencia aquí. Pero no nos dice qué le mató. No le

dispararon ni le estrangularon. Ni siquiera sabemos si llegó a encontrarse con elintruso.

—Peroesposible,inclusoprobable—dijoMulder.Ellalemiróconcuriosidad.—Demodoqueesapersonasellevótodoslosdatosquenecesitamos,¿no?Élseencogiódehombros.—Venga, Scully. La mayoría de la información sobre la investigación de

Kennessyestabaarchivadayclasificadafueradeaquí.Nopodemosponerlelamanoencima. Es posible que aquí hubiera también alguna prueba, pero ahora hadesaparecido.Yhayunvigilantemuerto.

—Mulder,esehombremurióporalgunaenfermedad.—Murióporalgúntipodeagentetóxico,quenosabemosdedóndesalió.—O sea que piensas que quienquiera que estuviese aquí esa noche mató al

vigilanteysellevólosarchivosdelacajafuerte.Mulderladeólacabeza.—Amenosqueotrapersonaseloshubierallevadoantes.Scully apretó los labios. Rodearon unmuro quemado, pasaron agachados bajo

unavigacaídayseinternaroneneledificio.Lo que quedaba de la zona de laboratorio era un peligroso laberinto, negro e

inestable. Parte del suelo se había derrumbado sobre el sótano y las cámaras dealmacenaje.Lapartequequedabaintactacrujíabajosuspies,muydebilitadadespuésdelincendio.

Muldercogióuncristal.Elcalorlohabíadobladoylimadosusafiladasaristas.—Yo creo que cuando su hermano abandonó el trabajo, Kennessy estabamuy

cerca de algún resultado espectacular y estaba dispuesto a violar algunas reglasdebido al estado de su hijo. Alguien descubrió su trabajo e intentó impedir queemprendiera acciones precipitadas. Sospecho que este movimiento espontáneo deprotesta, de un grupo del que nadie ha oído hablar, era un violento esfuerzo porsilenciaraldoctorKennessyyeliminartodoslosprogresosquehabíalogrado.

Scullyseapartóelpelodelacara,dejándoseunamanchitadehollínenlamejilla.Parecíamuycansada.

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—Túvesconspiracionesportodaspartes.Éltendiólamanoparalimpiarleeltiznón.—Sí, pero a veces tengo razón. Y en este caso ya ha costado la vida de dos

personas,talvezmás.

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BajoelpuenteBurnsidePortland,OregónMartes,23.21h.

Intentó ocultarse y dormir, pero no hacía más que debatirse entre una espantosasucesión de pesadillas. Jeremy Dorman no sabía si estaban provocadas por elenjambredeinvasoresmicroscópicosqueensucabezainterferíanensuprocesodepensamientoosieranresultadodesuconcienciaculpable.

Empapado, embutido en harapos que no le quedaban bien, se acurrucó bajo elrefugioqueleofrecíaelpuenteBurnside,enlaorillahúmedayllenadebasuradelríoWillamette.Elagualodosa,colorverdiazul,fluíatranquila.

Añosatrás,laciudaddePortlandhabíalimpiadoelRiverPark,convirtiéndoloenunazonaagradable,bieniluminadaybonitaparaquelosejecutivoshicierandeporteylosturistassesentaranenlosbancosdecementoacontemplarelrío.Lasparejasdejóvenesescuchabanalosmúsicoscallejerosmientrasdabansorbitosasuscóctelesdelujo.

Pero no a aquellas horas de la noche. Ahora casi todos se encontrabancómodamente en sus casas, sin pensar en la noche fría y solitaria del exterior.Dormanescuchóelchapaleode lasaguas tranquilascontra las rocasen tornoa lospilaresdelpuente.Elaguaparecíacálida,viva,perolabrumafríateníaunatexturademetalhelado.Dormanseestremeció.

En la estructura del puente anidaban las palomas, que se agitabany gorjeaban.Máslejosseoíaelmatraqueodealgúnvagabundoescarbandoenloscubosdebasuraen busca de latas o botellas reciclables. Contra las papeleras verdes se apilabanalgunasbolsasmarronesdepapelconbotellasvacíasdevinobarato.

Dormanseacurrucóenlassombras,doloridodecuerpoymente.Combatiendounespasmodesucuerporebelde,rodóauncharcodebarroysemanchótodalaespalda,peronisiquierasediocuenta.

Unpesadocamiónpasóporelpuenteconelruidodeunaexplosiónapagada.ComolaexplosiónenDyMar.Recordaba vívidamente esa noche, la última noche: la oscuridad, el fuego, los

gritos, las explosiones.Violentos asesinos sin cara, sinnombre, unidospor alguienquemanejabaloshilosenlassombras.

Debiódequedarsedormido,oseviodealgúnmodotransportadoeneltiempo.Sumemoriaseavivabaamododecruele insólitocastigo, talvezpor laacciónde los

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nanocritters.«Nomesientonadaseguroconunaalambradayunpardevigilantescontratados

—lehabíadichoaDavidKennessy.Alfinyalcaboaquellonoeraprecisamenteunainstalacióndealtaseguridad:Davidhabíalogradointroducirasuperroheridoyunapistola—. Empiezo a pensar que tu hermano hizo bien en marcharse hace seismeses».

DyMarhabíasolicitadovigilanciadelapolicíaestatal,perohabíanrechazadolapetición amparándose en un viejo estatuto que permitía a la policía delegar las«disputas internas de una empresa» a las fuerzas de seguridad privadas. Davidpaseaba refunfuñandopor los sótanos del laboratorio, preguntando cómo la policíapodíaconsiderarqueunamanifestaciónviolentaeraunadisputainterna.Todavíanose le había ocurrido que tal vez alguien deseara que el laboratorio no estuvieraprotegido.

Apesardeserungenioenbioquímicaymicroingeniería,DavidKennessyeraunanulidad enotros aspectos.SuhermanoDarinnohabía sido tan ingenuoy sehabíalargadoatiempo.Davidsequedóporsuhijo.Peroningunodeelloscomprendíaloquehabíaenjuego.

Cuando comenzó el ataque, David se lanzó a recoger atropelladamente susinformes,susmuestras,comoenaquellaspelículasantiguasenlasqueuncientíficolocointentarescataruncuadernodelas llamas.PeroKennessyparecíamásirritadoqueasustado.Apartódeunapatadaunoslápicesdelsueloyconsuvozde«seamosrazonables»dijo:

«Siemprehayalgúnfanáticoqueintentadetenerelprogreso,peroelprogresoesimparable. Ya no hay quien eche atrás esta nueva tecnología». E hizo un sonidogroseroconloslabios.

Ciertamente la manufactura biológica y la nanoingeniería llevaban ya añosprogresandoanotablevelocidad.Losingenierosgenéticosempleabanlamaquinariadel ADN de cierta bacteria para producir insulina artificial. Una corporación deSiracusa,NuevaYork,habíapatentadotécnicasparaalmacenareinterpretardatosencubos hechos de bacteriorodopsin, una proteína genéticamente alterada. Habíamuchísimagentetrabajandoenmuchosaspectosdiferentesdelproblema.Davidteníarazón.Latecnologíanopuederetroceder.

Pero Dorman sabía que algunos miembros del gobierno pretendían hacerjustamente eso.Y, apesarde losplanesy los apresurados acuerdos, apesarde laspromesas,nohabíandadoaDormantiempoparaescapar.

MientrasDavidestabadistraído,corriendoalteléfonoparaadvertirasumujerdelataque y del peligro que también ella corría, Dorman no había podido encontrarningunade lasnanomáquinasoriginales,sólo losprototiposy lasdudosasmuestrasque se habían utilizado con ambiguos resultados en otros animales de laboratorio,

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antes de lograr el éxito con el perro. Aun así, los prototipos habían funcionado…hastaciertopunto.Porlomenoslehabíansalvado,técnicamente.

LuegoDormanoyólasventanasqueserompíanarriba,losviolentosgritosqueseacercaban,ysupoquehabíallegadoelmomento.

Aquellosprototiposhabíansidosuúltimorecurso, loúnicoquepudoencontrar.Al fin y al cabohabían resultado efectivos en las pruebas con las ratas, ¿no?Y elperroestababien,perfectamentesano.¿Quéotraopciónlequedaba,exceptocorrerelriesgo?Aunasí,leaterrorizabalaposibilidaddeestarhaciendoalgoirrevocable.Eraevidente que nopodía ir a una farmacia a pedir un antídoto. Pero al pensar en loshombresquelehabíantraicionado,quehabíanintentadomatarleyresolverasítodossusproblemas,hizoacopiodeladeterminaciónquenecesitaba.

Después de añadir la hormonade activación y el fluido portador, lasmáquinasmicroscópicasteníanqueadaptarseyreiniciarsuprogramación.

OyólaexplosióndeuncóctelMolotovenelvestíbulo,luegoruidosdepasosalacarrera. Voces apagadas discutiendo con tono frío y profesional, mientras losmanifestantesseguíangritandoyvoceandoproclamasenelexterior.

Dormanseinyectóensilencio,justoantesdequeDavidKennessyvolvieraasulado. Ahora por fin el científico parecía asustado, y con motivo. Cuatro de losdisparos le alcanzaron en el pecho, arrojándolo contra las mesas de laboratorio.Luego el edificio DyMar estalló en llamas mucho más deprisa de lo que JeremyDormanpodíahaberimaginado.

Intentóescapar,perolasparedesardíanyelfuegolecercaba.Laondaexpansivade otra explosión lo lanzó contra una de las paredes de hormigón del sótano. Laescaleraennegrecióantesusojosyseconvirtióenunlanzallamasqueleabrasabalapiel.Dorman,traicionado,gritóderabia…

Ahoradespertógritandodebajodelpuente.Elecodesusalaridosreverberabaenelaguayrebotabaenelríoyenlaspiedrasdelpuente.Dormanselevantó.Losojosselehabíanacostumbradoalapenumbradelasfarolasylalunaquesefiltrabaentrelas nubes. El cuerpo se le agitaba en convulsiones. Notaba los bultosmoviéndosedentrodeél,bullendo,asumiendovidapropia.

Apretólosdientesypresionóloscodoscontralascostillas,intentandorecuperarel control.Respirabapesadamentepor lanariz.El aire era fríoymetálico, cargadocon el recuerdo de la sangre.Miró la orilla de piedra donde había dormido entresobresaltos. Allí yacían los cadáveres de cinco palomas con las alas abiertas, lasplumas desordenadas y los ojos de un color gris vidrioso. De los picos abiertosgoteabaunhilillodesangre.

Dorman sequedómirando lospájarosmuertosy el estómago se le revolvió enuna náusea. Ignoraba qué había hecho su cuerpo, cómo habría perdido el controldurantelaspesadillas.Sólolospájaroslosabían.

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Una última pluma gris cayó en silencio al suelo.Dorman subió a trompiconeshacialacarretera.TeníaquesalirdePortland.Teníaqueencontrarasupresaantesdequefueratardeparatodos.

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CentraldecorreosMilwaukee,OregónMiércoles,10.59h.

Muldernosesentíaanodinonidesapercibidoenelvestíbulodelacentraldecorreos.Scullyyélcaminabandeunladoaotrofingiendoesperarenunacolaoacercándosea un mostrador para rellenar algún impreso innecesario. Los funcionarios delmostrador los miraban con recelo, esperando un tiroteo o una detención enmasa.Mientras tanto losdosagentesobservaban lapared llenadepequeñosapartadosdecorreos numerados, especialmente concentrados en el 3733. Cada uno de ellosparecíaunadiminutaprisión.

Cadavezqueentrabaalguienyseencaminabahacialaseccióndelosapartados,ScullyyMuldercruzabanunamirada,setensabanyluegoserelajabanalverquelapersona no encajaba en la descripción, acudía a otro apartado o simplementerealizabaalgúnrecadoderutina,ajenaalavigilanciadelFBI.

Finalmente,alcabodeunahorayveinteminutosdeespera,unhombredelgadoabriólapesadapuertadecristalyseacercódirectamentealapareddeapartadosdecorreos.Teníaelrostroenjutoylacabezaafeitadayrelucientecomosiselafrotaratodoslosdíasconabrillantadordemuebles.Enelmentón,encambio,aparecíacomounaexplosiónunahirsutabarbanegra.Teníalosojoshundidos,lospómulosaltosyprominentes.Parecíaunextrañoprofetaloco.

—Scully, esél.—Habíavistovarias fotosdeAlphonseGuriken suexpedientedelictivo,aunqueenellasaparecíaafeitadoyconelpelolargoygreñudo.Aunasí,elefectoeraelmismo.

Scullyasintióconlacabezayapartólavistaparanolevantarsospechas.Muldercogióconairecasualuncoloridofolletoquedescribíaunaseleccióndesellossobrefamosasfigurasdeldeporte.

Elcentronacionaldeinformacióncriminalhabíarealizadofácilmenteelanálisisde la carta que reivindicaba la destrucción de los laboratorios DyMar. LiberaciónInmediatahabíaenviadolanotaescritaamanoconletrasmayúsculasenunpapeldecartaquenohabía sidodifícil rastrearyenelqueaparecíandoshuellasdactilares.Todoaquelasuntohabíasidounachapuzadeaficionado.

Aquelhombre,AlphonseGurik,quenoteníadirecciónpermanente,habíaestadoinvolucrado enmuchas causas demuchos grupos de protesta. En sus antecedentesaparecía una lista de organizaciones de aspecto tan atroz que era imposible que

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existieran. Gurik había escrito la carta que reivindicaba la destrucción de loslaboratoriosDyMar.

PeroMulderalbergabasusdudas.Despuésdevisitarlasruinasquemadasdeloslaboratorios,tantoélcomoScullypensabanquesetratabadeuntrabajoprofesional,preciso en extremo y fríamente destructivo. Alphonse Gurik parecía ser unaficionado, tal vez un iluso, seguramente un fanático.Mulder no le creía capaz deprovocareldesastredeDyMar.

Cuando el hombre llegó al apartado de correos 3733,marcó la combinación yabriólaventanillapararetirarsucorreo,ScullyhizounaseñalaMulderyambosseadelantaronconlamanodentrodelabrigoparasacarsusidentificaciones.

—Señor Alphonse Gurik—comenzó Scully con voz neutra—, somos agentesfederales.Quedausteddetenido.

Gurikdejócaerelcorreoalsueloyseestrellódeespaldascontralaparedconlabocaabierta.

—¡Yonohesido!—exclamóaterrorizado,levantandolasmanosengestodetotalrendición—.Notienenderecho.¡Malditosnazis!

Los demás clientes de la oficina retrocedieron, fascinados y temerosos. Dosfuncionarios del mostrador se inclinaron y estiraron el cuello para ver mejor laescena.

Scullysesacódeunbolsillounahojadepapelplegada.—Estoesunaordendedetencióna sunombre.Lehemos identificadocomoel

autordelacartaquereivindicalaexplosiónyelincendiodeloslaboratoriosDyMar,enelqueresultaronmuertosdosinvestigadores.

—Pero,pero…—Gurikhabíapalidecido.Abriólabocaconunhilillodesalivaentreloslabios,intentandoencontrarlaspalabras.

Mulder se adelantó y lo cogió del brazo después de sacarse del cinto unasesposas. Scully se mantuvo apartada, preparada para reaccionar ante cualquierreacciónimprevistadelprisionero.UnagentedelFBIteníaqueestarsiemprealerta,pormuysumisoqueparecieraeldetenido.

—Siempreestaremosdispuestosaoírsuversión,señorGurik—dijoMulder.AprovechóeldesconciertodeGurikparaesposarlelasmanosalaespalda.Luego

lerecitósusderechos,aunqueeldetenidodebíadeconocerlosalaperfección.Segúnsuexpediente,aquelhombrehabíasidodetenidosietevecesporvandalismoyotroscargos similares: tirar piedras a las ventanas o pintar con aerosol amenazas en losedificiosdeempresasconlasquenoestabadeacuerdo.Mulderconsiderabaqueeraunhombredeprincipios,muyentendidoensucampo.Gurikhabíatenidoelvalordelucharporloquecreía,perorenuncióasuscreenciascondemasiadafacilidad.

MientrasMulderempujabaaldetenidohacialapuertadecristal,Scullyseagachópara recoger las cartas tiradas enel suelo.Gurik tardó treinta segundosde reloj en

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comenzarabalbucearexcusas.—¡Muybien,yoenvié lacarta!Loconfieso, laenviéyo…¡Peroyonoquemé

nada!Nohematadoanadie.Yonohiceexplotareseedificio.Mulderpensóqueseguramentedecíalaverdad.Susanterioresdelitosmenoreslo

habíanconvertidoenunindeseable,peronopodíanconsiderarseantecedentesdelacompletadestruccióndetodounlaboratorio.

—Vaya, ahora le conviene cambiar su declaración, ¿no?—dijo Scully—. Hanmuertodospersonasyleacusarándeasesinato.Estoyanoescomolosinocuosactosdeprotestaporlosquelehandetenidootrasveces.

—Yosóloeraunmanifestantemás.YahabíamosidoaincordiaraDyMarotrasveces… Pero de pronto el laboratorio explotó. Todo el mundo salió gritando ycorriendo.¡Peroyonohicenada!

—¿Entoncesporquéescribistelacarta?—preguntóMulder.—Alguien tenía que asumir la responsabilidad. Estuve esperando, pero nadie

envióningunacarta,nadiereivindicóelatentado.Fueunatragedia terrible,sí.Peronohabríatenidoningúnsentidosinadieexplicabalacausadenuestrasprotestas.Yopensabaquequeríamosliberaralosanimalesdellaboratorio,poresoescribílacarta.

»Noshabíamos reunidounoscuantosgrupos independientes.Habíaun tipoqueestabarealmenteencontradeloquepasabaenDyMar,inclusohabíaredactadounacartaynoshizo llegara todosunacopiaantesde laprotesta.Nosenseñócintasdevídeo, informes robados… No se imaginan lo que hacían con los animales en ellaboratorio.Deberíanhabervistoloquehicieronconunpobreperro.

Scullysecruzódebrazos.—¿Yquéhasidodeesehombre?—Nohemospodidoencontrarle.Seguroquesecagódemiedo.Asíquemandéyo

lacarta.Alguienteníaquehacerlo.Lagenteteníaquesaberloquepasabaallí.Unavez fuerade laoficinadecorreos,Gurikmiródesesperadamenteunavieja

camionetademaderaconlapinturadesportilladaenlaqueaúnseveíanmanchasdelaprimeracapa.

Los gastados asientos de la camioneta estaban atestados de cajas de panfletos,mapas, recortesdeperiódicoyotrospapeles.Lacarroceríaestaba llenadebollosyarañazos,comosi lahubieranametrallado.Unodelos limpiaparabrisasestabaroto,peroporlomenosnoeraeldelconductor.

—Yonoqueménada—insistióGurik—.Nisiquieratirépiedras.Nohicimosmásquegritarylevantarpancartas.Noséquiéntirólasbombasincendiarias.Desdeluegonofuiyo.

—Muy bien, ¿qué es Liberación Inmediata? —preguntó Mulder, siguiendo larutinadecostumbre.

—Esun inventomío, ¡de verdad!No es un grupo oficial.Ni siquiera haymás

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miembrosqueyo.Puedoinventarmeelgrupoquequiera.Yalohehechootrasveces.Aquella noche había allímuchos activistas, otros grupos, gente que no había vistoantes.

—¿QuiénconvocólamanifestaciónanteDyMar?—preguntóScully.—Nolosé.—Todavíacontraelcoche,Gurikgiró lacabezaparamirarla—.Ya

sabe que entre los grupos activistas tenemos relaciones. No siempre estamos deacuerdo,perocuandologramosunirnuestrasfuerzastenemosmáspoder.

»YocreoquelamanifestacióndeDyMarestabaconvocadaporlíderesdegruposminoritariosentrelosquesecontabangruposendefensadelosanimales,deprotestapor la ingeniería genética o las organizaciones industriales, e inclusofundamentalistas religiosos. Naturalmente, con todo lo que yo he hecho en otrostiemposnosehabríanatrevidoadejarmefuera.

—No,claroqueno—dijoMulder.ConfiabaenqueGuriklesllevarahastaotrosmiembrosdeLiberaciónInmediata,

pero ahora parecía ser el único miembro del grupo. Los violentos manifestanteshabíanaparecidodepronto,sinningúnlíderconocidoysinningunahistoriaprevia,yse habían convertido en una turbamulta que había incendiado el laboratorio ydestruidotodoslosdatosdelasinvestigacionesparaluegoevaporarsesindejarrastro.Quien hubiera organizado aquella sangrienta manifestación se las había arregladoparauniradiversosgruposquenisiquierasabíanqueestabansiendoconducidosalmismositioalmismotiempo.

Mulderestabasegurodequetodoelincidentehabíasidounmontaje.—¿QuéteníanencontradeloslaboratoriosDyMar?—preguntóScully.Guriklevantólascejasindignado.—¿Cómoquequéteníamoscontraellos?¡Lasespantosaspruebasconanimales,

por supuesto! Eran unas instalaciones médicas. Seguro que sabe lo que hacen loscientíficosenesossitios.

—No —replicó Scully—, no lo sé. Lo que sí sé es que estaban intentandoencontrar resultadosmédicosparaayudara lagentequesemueredecáncer.Gurikresoplóyvolviólacabeza.

—Sí,comosilosanimalesnotuvieranelmismoderechoquelossereshumanosaunaexistenciapacífica.¿Quéderechotenemosatorturarlosparapodernosotrosvivirmástiempo?

Scullyparpadeóatónita.¿Cómosepodíadiscutirconalguienasí?—Enrealidad—dijoMulder—,ennuestrasinvestigacionesnohemosencontrado

pruebasdequeseexperimentaraconanimales,apartedelasratasdelaboratorio.—¿Qué?—exclamóGurik—.Esoesmentira.MuldersevolvióhaciaScully.—No sabe nada, Scully. Alguien quería acabar con David Kennessy y los

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laboratoriosDyMar,ylograrqueotrocargaraconelmuerto.Scullyalzólascejas.—¿Quiénibaahacereso?¿Yporqué?—YocreoquePatriceKennessyconocelarespuesta.Yporesotieneproblemas.ScullypareciódolidaaloírmencionaraPatrice.—Tenemos que encontrar a Patrice y Jody —dijo—. Yo sugiero que

interroguemostambiénaDarinKennessy.Gurikintentóerguirsecongestoindignado,comosifueraunpezgordooalgún

importantecriminal.—Alphonse—dijoScullyconvozqueda—,puedesayudarnosdiciéndonosdónde

estánPatriceyJodyKennessy.¿Adóndeloshanllevado?—¿Quién?—preguntóGurik,evidentementeperplejo.—LaesposayelhijodelinvestigadorquematasteisenelincendiodeDyMar.—Nisiquieraséquiénesson.¿Dequémehabla?Yademás,yonohematadoa

nadie.Muldersiguiópresionando,apesardeldesconciertodeGurik.—Mientras tú incendiabas los laboratorios, o tal vez poco después, Patrice

Kennessyysuhijodedoceaños,Jody,desaparecierondesucasaenTigard.Creemosquehansidosecuestradosypensamosquetútienesalgoquever.

En realidadMulder no creía tal cosa, pero tal vez si asustaba aGurik lograríaobteneralgunainformación.

—Pero…perosinosotrosnohicimosmásquemanifestarnosanteellaboratorio.Yonisiquierasabíacómosellamabaelinvestigador.Erasólounamanifestaciónporlacausa.

ScullymiróaMulder.—Tenemos que encontrar a Patrice y Jody —dijo bajando la voz—. No será

difícillocalizaralchico.Lostratamientoscontraelcáncerlohandebilitadomuchoyprontonecesitaráatenciónmédica.Tenemosquedarconél.

—¡Tratamientos contra el cáncer! —explotó Gurik—. ¿No saben cómo sedesarrollanesascosas?¿Sabenloquehacen?—Carraspeócomosifueraaescupir—.Deberíaverlasoperaciones,lasdrogas,losaparatosconlosquetratanaesospobresanimales.Perros,gatos,loqueencuentrenporlascalles.

—Sémuybien lodifícilesquesonlos tratamientoscontraelcáncer—comentófríamenteScully,pensandoenloqueellamismahabíasoportado,eltratamientoquehabíaresultadosercasitanmortalcomolamismaenfermedad.Perolociertoesquenoestabadehumorparacontinuarconaquellaconversación—.Esnecesarioseguirinvestigandopara ayudar a la gente en el futuro.No apoyo el dolor excesivoni latortura de animales, pero la investigación ayuda a las personas, ayuda a encontrarotros métodos para curar enfermedades terminales. Lo siento, pero no puedo

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simpatizarconsucausaniconsuactitud.Gurikseretorcióparavolverseamirarla.—Ya,¿ycreeustedquenoexperimentantambiénconsereshumanos?—Susojos

ya no reflejaban pánico, sino que llameaban de rabia. El hombre asintió con lacabeza,sindejardemirarla.Lapieldesucráneoafeitadosearrugócomoelcuero—.Son unos sádicos hijos de puta —aseguró—. No hablaría así si supiera cómo serealizanalgunasdelasinvestigaciones.—Respiróhondo—.Ustednohavistoloquehevistoyo.

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Oficinafederal,sala313CrystalCity,VirginiaMiércoles,11.30h.

Adam Lentz, sentado en su mesa en un anodino despacho con pocos muebles,contemplaba la cinta de vídeo que tenía ante sí, ansioso por verla. Todavía olía ahumodelincendiodeDyMar.

El nombre de Lentz no aparecía en la puerta del despacho, tampoco tenía unaplaca en lamesanueva, ningún inútil adornode importanciaopoder.AdamLentzteníamuchostítulos,muchasinfluenciasquepodíahaberutilizadoasuconveniencia.Nohabíatenidomásqueelegirelpapelquemejorlepermitiríarealizarsutrabajo.

Sudespachoeradesencillasparedesblancas,unahabitacióninteriorsinventanas,sinpersianas,sinmediodequeleespiaran.Elmismoedificioeradeunaarquitecturatotalmente anodina, un bloquemás de oficinas federales dedicadas a la insondabletareadeunacrecienteburocracia.

Todaslastardes,al terminarlajornadalaboral,CrystalCityseconvertíaenunaciudad fantasmaencuanto los funcionarios federales—administrativosyauxiliares— se apresuraban a volver a sus casas en Gaithersburg, Georgetown, Annapolis,SilverSpring,dejandodeshabitadaaquellazona.Lentzsolíaquedarsehastatardesóloparacontemplarelcomportamientotribaldelserhumano.

PartedesutareaenaqueledificiogubernamentalhabíaconsistidoensupervisarlainvestigacióndeDavidyDarinKennessyenloslaboratoriosDyMar.Otrosgruposdel Instituto Tecnológico de California, la NASA, el Instituto de ManufacturaMolecular, incluso el centro de desarrollo y tecnología avanzada deMitsubishi, enJapón,lellevabanladelanteraenlainvestigación.PerolosKennessyhabíantenidoalgunosgolpesdesuertecruciales—ohabían tomadohábilesdecisiones—yLentzsabíaquesulaboratorioeraelqueteníamásprobabilidadesdelograralgúnresultadoimportante.

Habíaseguidoeltrabajoyelnotableprogresodeloshermanos,leshabíaanimadoy les había apoyado. Algunos de los primeros experimentos con ratas y pequeñosanimaleshabíansidosorprendentes,yavecestambiénhorrendos.Aquellasmuestrasy prototipos iniciales habían sido confiscados y, confiaba, destruidos. Pero DavidKennessy, que siguió trabajando después de que se marchara su hermano, habíatenidodemasiadoéxito.Lascosasselehabíanescapadodelasmanosyelcientíficonisiquierahabíavistovenirlosproblemas.

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Lentz esperaba que la cinta confiscada no estuviera dañada por el fuegopurificador que había destruido DyMar. Su equipo había registrado las ruinasbuscandopruebas, algunamuestra, notas, yhabían encontrado la caja fuerte ocultacuyos contenidos estaban ahora en supoder.Lentz hizogirar unpequeño televisorconvídeoincorporadoqueteníaensumesayloenchufó.Cerróconllavelapuertadeldespachoperodejóencendidalaausteraluzdelosfluorescentesdeltecho.Luegosesentóensusilla,—unasillacorrientededespacho,puestoquenoerahombredelujosniextravagancias—ymetiólacintaenelvídeo.Habíaoídohablardeella,perotodavía no la había visto personalmente. Ajustó el volumen y se arrellanó en elasiento.

Enlapantallaaparecióellaboratorioprofusamenteiluminado.Unperropaseabadentro de su jaula y gimió un par de veces meneando vacilante la cola, como siesperaraunrápidofinasuencarcelamiento.

—Buenchico,Vader—dijoDavidKennessy,apareciendoenelcampodevisióndelacámara—.Sentado.

Elcientíficocaminabaporlasala.Sepasólamanoporelpelooscuroyseenjugólapelículadesudordelafrente.Sí,estabanerviosoymostrabaunaactitudarrogante,haciendoloposibleporparecersegurodesímismo.DarinKennessy,talvezelmáslistodelosdos,habíaabandonadolainvestigaciónyhabíadesaparecidomedioañoatrás.PeroDavidnohabíasidotaninteligente.

Había gente muy interesada en lo que los Kennessy habían conseguido, y eraevidentequeDavidsesentíaobligadoademostrarloantelacámara.Elcientíficosinembargonosabíaquesuéxitoseríasupropiacaída.Habíallegadodemasiadolejosyasustadoalagentequejamáshabíacreídoenrealidadenél.

PeroLentz sabía que el hijo deKennessy estabamuriendo, lo cual eramotivosuficiente para que el científico estuviera dispuesto a correr riesgos inaceptables.Aquelloerapeligroso.

Kennessyajustólacámara.Sumanoaparecióenlaimagen.Asulado,cercadelajauladelperro,suasistentetécnico,elfornidoJeremyDorman,esperabacomoIgorjuntoasuamadoFrankenstein.

—Muy bien—dijo Kennessy al micrófono de la cámara. En el fondo se oíanruidos y zumbidos: el equipo del laboratorio, los filtros de aire, el rumor de laspequeñasratasensusjaulas—.Estanocheserálagrannoche.—Kennessysecolocóantelacámara—.Yahecompletadomisdatosyheenviadodocumentacióndetallada,pero los informes de mis descubrimientos no se han leído o al menos no se hanentendido. Estoy cansado de que mis memorándumes desaparezcan entre susmontañas de papeles. Teniendo en cuenta que este descubrimiento cambiará eluniverso tal como lo conocemos, creo que alguien debería tomarse lamolestia deecharleunvistazo.

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No, no, doctor Kennessy, pensó Lentz, sus informes no han desaparecido. Dehecholeshemosprestadomuchísimaatención.

—Nosonmásqueestúpidosdirectivos,David—murmuróDorman—.Nopuedesesperar que entiendan lo que ellos mismos están costeando con sus fondos.—Deprontose tapó laboca,comoavergonzadodehaberhechoelcomentarioalalcancedelmicrodelacámara.

Kennessymiróelrelojysevolvióhaciasuayudante.—¿Estáustedpreparado,herrDorman?Dormanpusolamanoenla jaulametálica.El labradornegroacercóelmorroy

resopló.Dormanpegóunbrincodeespanto.—¿Estásegurodequehacemoslocorrecto?—preguntó.Kennessylomiróconauténticodesdén.—No,Jeremy.Esverdad,lomejoresdejarlo,olvidareltrabajoydejarqueJody

muera.Talvezdeberíaretirarmeyhacermecontable.Dormanalzólasmanos.—Estábien,estábien.Al fondo, en una de las paredes de cemento del sótano, se veía un póster de

AlbertEinsteinofreciendounavelaaunapersonaquemuypocosreconocerían:K.EricDrexler.Drexler,asuvez, tendíaunavelahacia lacámara.Drexlerhabíasidounodelosmayoresvisionariosdelaingenieríaelectrónicaunosañosatrás.

Lástimaquenopudiéramoscontactarconélatiempo,pensóLentz.Vadermiróexpectanteasuamoyluegosesentóenmediodelajaula,golpeando

elsueloconlacola.—Buenchico—murmuróKennessy.Jeremy Dorman desapareció un instante y volvió con una pistola, una potente

Smith&Wesson.SegúnlosinformesqueLentzhabíaobtenidofácilmente,DormanlahabíacompradoenunatiendadePortlandyhabíapagadoenefectivo.Almenoselarmanohabíasalidodelosfondosdesubvención.

Kennessysevolviódenuevoalacámara.Dormansudaba.Miróprimeroelarmayluegoalperro.

—Loquevoyamostrarlesseráenextremoimpresionante.Nohacefaltaquelesdigaqueestoesreal,sinningúntipodepreparaciónartificial,sinefectosespeciales.—Secruzódebrazos—.Miintenciónessacudirlesdetalformaqueesténdispuestosa cuestionar todas sus ideas preconcebidas.—Se volvió hacia Dorman—. Cuandoestéslistopuedesdisparar.

Dorman parecía confuso, como si no hubiera entendido, pero alzó la Smith&Wesson.SunuezdeAdánbrincabaarribayabajo,mostrandosunerviosismo.Porfinapuntóalperroconelarma.

Vaderadvirtióquepasabaalgo.Retrocediótodoloposibleenlajaula,gruñendoy

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enseñandolosdientes.ADormanletemblabalamano.Kennessylomiróconojosllameantes.—¡Venga,Jeremy,malditasea!Nopongaslascosasmásdifíciles.Dormandisparódosveces.Lostirosseoíandébilesylejanosenlacintadevídeo.

Elimpactolanzóalperrocontralasrejasdelajaula.Unabalalehabíaalcanzadoenlacajatorácica,laotralehabíarotolacolumna.Delosagujerossalíasangrequeleempapabaelpelaje.

Nodeberíahabersidoposible introducirunapistolaen los laboratoriosDyMar.Era ridículo que el sistema de seguridad fuera tan poco estricto. Kennessy habíapodido meter también al perro sin papeles, sin certificados, sin que constara enningunaparte.

Vaderlanzóungañidoyluegoseincorporójadeando.Dormanmirabalapistolaconexpresiónestúpida.

—¡Diosmío!—masculló—.Losdefensoresdelosderechosdelosanimalesnosvanacrucificar,David.

PeroKennessynopermitióquelacintaquedaraensilencio.Seacercóparasoltarsu discurso científico. Él era el director del espectáculo. Por melodramático quepudieraparecer,sabíaquefuncionaría.

—Misdescubrimientosmédicosabrenlapuertaamuchasotrasaplicaciones.Poreso ha habido tanta gente trabajando en ellos tanto tiempo. Los primerosinvestigadoresqueprofundicenenestetrabajovanacambiarlasociedadhastapuntosinimaginables. —Kennessy parecía estar hablando ante una junta de directivos,mientrassuperroyacíasangrandoenlajaula.

Lentznopodíadejardeadmirarle.Asintióconlacabeza,seacercóaltelevisoryapoyó los codos en la mesa. «Razón de más para que esta tecnología estéestrictamentecontroladayseutilicesólocuandoloestimemosnecesario».

Kennessy, en la pantalla, se volvió hacia la jaula y la miró con una frialdadclínica.

—Despuésdeuntraumatismomayorcomoeste,loprimeroquesucedeesquelosnanocrittersbloqueantodosloscentrosdedolordelperro.

Vader estaba desconcertado en su jaula. Tenía la lengua fuera y no parecíaadvertirlosagujerosqueteníaenellomo.Selasarreglóparalevantarsetorpemente,pero al cabodeunmomentovolvió a tumbarse, chorreando todavía sangrepor loscostados. Le pesaban los párpados. Por fin se hundió en un sueño profundo,apoyandolacabezasobrelaspatas.Respiróhondoysoltóelairelentamente.

Kennessysearrodillóenelsuelojuntoalajaulaytocólacabezadelperro.—Sutemperaturaestásubiendograciasalcalorgeneradoporlasnanomáquinas.

Miren,lasangrehadejadodemanar.Jeremy,acercalacámaraparaquepuedanverlodecerca.

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Dormansequedóunmomentoaturdidoyluegohizoloqueledecían.Laimagenseagitóunmomentoyluegovolvióaenfocaralperro,tomandounprimerplanodelas heridas. Kennessy dejó que las imágenes hablaran por sí mismas y luegoprosiguióconsudiscurso.

—Untraumatismoagranescalacomoestesuelesermásfácilderepararqueunaenfermedadextendidacomoelcáncer.Lasnanomáquinassehanprogramadosegúnel ADN del perro y realizarán las reparaciones necesarias. Una herida de balanecesitaunaciertalabordecostura,vendajescelularesyreconstrucción.

»Conunaenfermedadgenética,sinembargo,hayquerepararcadacélula,hayquemodificaryajustar todas lasanomalías.Curaraunpacientedecáncerpuede llevarsemanas o meses. Pero estas heridas de bala… —Señaló al labrador inmóvil—.Bueno,mañanamismoVaderestarádenuevopersiguiendoardillas.

Dormanlomiróincrédulo.—David,siestosaleenlosperiódicosnosquedamostodossintrabajo.—Nolocreo.—Davidsonrió—.Teapuestounacajadegalletasparaperro.Al cabo de una hora el animal despertó. Estaba un poco aturdido, pero se

recuperaba con rapidez. Se levantó, se sacudió y lanzó un ladrido. Estaba sano,curado,comonuevo.KennessylosacódelajaulayVadersaliódisparado,ansiosodealabanzasyatención.Kennessylanzóunacarcajadayloacarició.

Lentzobservabaatónito,entendiendoahoraqueel trabajodeKennessyeramásaterrador, mucho más importante de lo que había supuesto. Sus hombres habíanhechomuybienenllevarselasmuestrasydestruirtodaslaspruebasrestantes.Sialgocomo aquello llegaba a la opinión pública, era imposible calcular las tremendasconsecuencias.No,habíaquedestruirlotodo.

Lentz sacó la cinta y la metió bajo llave en un archivo de documentosclasificados. La caja fuerte de DyMar había salvado del fuego la cinta y otrosdocumentos,peroélsabíacontodacertezaquenohabíanpodidorecuperartodaslasmuestras. Ahora, después de lo que había visto, Lentz comprendía por fin ladesesperada llamada telefónica que habían intervenido. David Kennessy habíallamadoasucasalanochedelincendio.Nisiquierahabíadejadohablarasuesposa.

«Patrice—habíadichoconvozairadayfrenética—,cogeaJodyyaVaderysaliddeahíahoramismo.Estápasandojustoloquemetemía.Tenéisquehuir.YoestoyatrapadoenDyMar,perovosotrospodéisescapar.Corred.Quenoosatrapen».

LallamadasecortóantesdequeKennessyosuesposapudierandecirnadamás.PatriceKennessyhabíahechocasoasumaridoyhabíareaccionadoconrapidez.Paracuandolosequiposdelimpiezallegaronasucasa,ellahabíadesaparecidoconelniñoyelperro.

Lentzsedabacuentadequehabíacometidoungraveerror.Anteslepreocupabaque Patrice pudiera tener algunas notas, alguna información que hiciera falta

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recuperar.Ahora,sinembargo,elpeligroeramuchomayor.¿Cómoselepodíahaberpasadoporalto?Kennessynoestabatanapegadoalperrosimplementeporquefueralamascotafamiliar.Ellabradornegroeraelanimalsobreelquesehabíarealizadolainvestigación, llevaba las nanomáquinas en su sangre, acechando, esperandoextenderseporelmundo.

Tragó salivay cogió el teléfono,pero al cabodeun instantevolvió a colgar elauricular.Noestabadispuestoaadmitirantesussuperioresunerrordetalmagnitud.Élmismoseencargaríadelasunto.

Todo lodemáshabíaquedadodestruido en el incendio, peroAdamLentz teníaquehaceracopiodetodossusrecursos,conseguirrefuerzosyempleareltiempoyeldineronecesariosparacumplirsuobjetivo.

Habíaquelocalizaraunamujer,unchicoy,sobretodo,asuperro.

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CabañadeDormanCordilleralitoraldeOregónMiércoles,13.10h.

ElsoldelmediodíaveteabalascolinasdeOregónallídondesehabíantaladohilerasde árboles. Patrice y Jody estaban sentados a la mesa del salón, con las cortinasabiertas y las luces apagadas, montando un puzzle de mil piezas que habíanencontrado en una ventana de la bodega.Acababan de almorzar unos bocadillos yuna bolsa de patatas rancias. Jody no se quejó. Patrice se alegraba de que su hijotuviera de nuevo apetito. Sumisteriosamejoría era increíble, pero no se atrevía aalbergar esperanzas. Temía que pronto se desvaneciera aquel arranque de salud yJodyprosiguierasucaminohacialamuerte.

Detodasformasteníaqueaprovecharalmáximocadamomentoquepasabaconél.Jodyeratodoloquelequedaba.

Ahorase inclinaban losdossobre laspiezasdelpuzzle,queunavez terminadomostraríalaimagendelplanetaTierraalzándosesobrelasmontañaslunares,talcomola fotografióunode losastronautasdelApolo.Laesferaverdiazulcubría lamayorpartedelasuperficiedelamesa,condesigualeshuecosenalgunoscontinentesquetodavíanoestabancompletados.

Lo cierto es que no se estaban divirtiendo. Apenas se distraían un poco. Nohacían más que matar el tiempo. Patrice y Jody hablaban poco, compartiendo elsilenciopropiodeuna larga intimidadentredospersonas.Podíancomunicarse confrasesincompletas,comentarioscrípticos,chistesprivados.Jodyintentóencajarunapiezadelcasquetepolarantártico.

—¿Has conocido alguna vez a alguien que fuera a la Antártida, mamá? —preguntó.

Patriceesbozóunasonrisaforzada.—Bueno,noesqueseaunviajemuyturístico.—¿Papáestuvoallíalgunavez,porsusinvestigaciones?Ellatensóelrostroantesdemostrarningunaexpresióndepreocupación.—¿Paraqué,paraprobarunnuevotratamientoconlospingüinos,oconlososos

polares?—¿Porquéno?¿NolohabíaprobadoconVader?—LososospolaresvivenenelpoloNorte,mamá.—Jodymovió lacabezacon

burlóndesdén—.Aversiteenteras.A veces hablaba como su padre. Patrice le había explicado por qué tenían que

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esconderse, por qué tenían que esperar hasta que averiguaran algunas respuestas ysupieranquiéneraelresponsabledeladestruccióndeDyMar.

Darinsehabíaseparadodesuhermanodespuésdeunaviolentadiscusiónsobrelospeligrosdesusinvestigaciones.LuegosemarchódeDyMar,vendiósucasayseunió a un grupo de maquis en las montañas de Oregón. Desde entonces, DavidsiemprehabíahabladodeDarincondesdén,mostrandosudesprecioporlosgruposLuddite, como el que había engrosado su hermano. Darin había insistido en quecorreríanungranpeligrocuandomásgenteseenteraradesusinvestigaciones,peroDavidnopodía creerquenadie, conexcepciónde los entendidos, comprendiera elsignificadodesudescubrimiento.

—Siempreesagradableverquealgunaspersonassonmásinteligentesdeloqueunopensaba—contestóél.

PeroPatricesabíaqueDaviderauningenuo.Lagentenosequedabacruzadadebrazos ante un descubrimiento así.Era demasiado complicado y hacía faltamuchaprevisiónparapodercalcularcómocambiaríaelmundo,quépeligrosimplicabanlosmilagrosqueKennessyofrecía.Perohabíagentemuyinteresadaenello.Darinhabíatenidobuenasrazonesparaasustarseyhuir.

¿Quiénestabaorquestando todoaquello?Lamanifestaciónante los laboratoriosDyMarestaba formadaporunaextrañamezcladegrupos religiosos, representantesde los sindicatos, activistas en defensa de los animales y quién sabía quién más.Algunosnoeranmásquechiflados,otroseranmásviolentos.Suesposohabíamuertoallí sin tener tiempomásquedehacerleuna rápidaadvertencia.«Vete. ¡Marchaos!Quenoosatrapen.Iránaporvosotros».

Esperandoquefuerasólounaemergenciatemporal,PatricehabíametidoaJodyyal perro en el coche y había conducido sin rumbo durante horas. Vio de lejos elresplandordelincendiodeDyMarytemiólopeor.Perosintenertodavíaconcienciadelamagnituddeldesastre,volvióacasa,esperandoencontrarallíasuesposo,oquealmenoslehubieradejadounmensaje.

Se encontró la casa destrozada. Habían entrado buscando algo, buscándolos aellos. Patrice había huido cogiendo sólo lo más necesario, muerta de miedo,empleandotodosuingenioparaalejarsedeTigard,parasalirdeláreametropolitanade Portland e internarse en las profundidades del bosque. Había cambiado variasveceslamatrículadelcocheenoscurosaparcamientos.Esperóhastacasimedianochepara sacar la máxima cantidad de dinero permitida diariamente en un cajero deEugene,Oregón.Luego,despuésde lamedianoche, acudióaotrocajeroenelotroextremode laciudadysacóunasegundacantidadantesdedirigirsehacia lacosta,hacia la cabaña de JeremyDorman, donde podría permanecer escondida con Jodytodoeltiempoquehicierafalta.

Habíapasadovariosañostrabajandocomoarquitectaautónoma,diseñandocasas,

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enparticularlosúltimosmeses,cuandoJodycomenzóaempeorarconelcáncery,loqueerapeor,conlostratamientosconvencionales.Ellamismahabíadiseñadoaquellacabañavariosañosatrás,comounfavorpersonal,paraelamigoycolaboradordesuesposo.ElmismoDarinhabíainstaladoelcircuitoeléctrico,habíaniveladoelcaminoparticularycortadoalgunosárboles,peronuncahabíalogradohacerdelacabañaunaauténtica casa de vacaciones. Estaba demasiado sumido en su trabajo deinvestigaciónochodíasalasemana,corrompidoporDavid,sinduda.

Nadie más conocía aquel lugar, a nadie se le ocurriría buscarlos allí, en unacabañaperdidaedificadamuchosañosatrásporotroinvestigadorquetambiénhabíamuerto en el incendio de DyMar. Era el sitio perfecto para que Jody y ella serecobraranyplanearanelsiguientepaso.

Peroelperrohabíadesaparecido.VadereralaúltimachispadealegríadeJody,subalsa en aquel naufragio. Para el animal había sido una gran emoción dejar lossuburbiosypodercorrer libreporelcampo.Habíasidounperrodeciudaddurantemucho tiempo. No era de extrañar que se hubiera escapado, pero Patrice seguíaesperandoquevolvieraacasa.Habríapodidotenerloatado,pero¿cómosoportarlo,estandoellay suhijoatrapadosallí,prisioneros?Patriceestaba tanasustadaque lehabíaquitadolaplacadeidentificaciónaVader.Sielperroresultabaheridooalguienlocogía,nohabríamaneraderecuperarlo…Yportantotampocolosencontraríanaellos.

Jodyhacíatodoloposiblepormantenerlasesperanzas.DeseabacontodasualmaqueVadervolvieraynopensabaenotracosa.Apartede sudepresión,estabacadavezmássano.Lehabíavueltoacrecercasi todoelpelodespuésde laquimioy laradioterapia.Hacíamucho tiempo que no tenía tanta energía. Parecía de nuevo unchico normal. Pero su tristeza por Vader era una herida abierta. Cada vez quecolocabaunapiezadelpuzzlemirabaentrelasdeslucidascortinasdelaventana.

—¡Ahíestá,mamá!—exclamódepronto,levantándosedeunbrinco.Patrice se alarmó un instante, pensando en los cazadores, preguntándose quién

podíahaberlosencontrado,hastaqueporlapuertaabiertaoyóladridos.Selevantódelamesaysequedóatónitaalverallabradornegrosaliendodelbosque.

JodysaliódisparadoycorrióasuencuentrotandeprisaquePatricetemióquesecayeradebrucesporelcaminootropezaraconalgunarama.

—¡Cuidado, Jody! —Sólo le faltaba que el muchacho se rompiera un brazo.Aquelloseríaelfinal.Demomentoselashabíaarregladoparaevitarelcontactoconlosmédicosoconcualquierotrapersonaquepudieratenerdatossobreellos.

PeroJodynoteníaojosmásqueparasuperro.Cuandoporfinestuvieronjuntos,eraimposiblesabercuáldelosdosestabamásemocionado.Vaderladrabaycorríaencírculo dando saltos. Jody le echó los brazos al cuello y rodó con él por el suelomojadoenunamasijodepelajenegro,pielblancaymatojos.Volvieron juntosa la

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cabinachorreandoymanchadosdehierba.Patricesesecólasmanosconuntrapoysalióalporchearecibirlos.

—Yatedijequenolehabíapasadonada.Jodyasintió,ebriodefelicidadyacaricióalperro.Patriceseagachóylepasóla

manoporellomo.Elanillodebodaquetodavíallevababrillóensudedo.Ellabradornegro tuvo que hacer un gran esfuerzo para quedarse quieto. No hacía más queagitarseconlalenguafuerameneandolacolacomounmolinete,contalímpetuquecasiperdíaelequilibrio.

Aparte de algunos pegotes de barro y algunos cardos, no le encontró nada.Noteníaningunaherida,ningunamarca.Patrice leacarició lacabezayVaderLamiróconsusprofundosojoscastaños.

—Ojalápudierashablar—dijoella.

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ClínicaveterinariaHughartLincolnCity,OregónMiércoles,17.01h.

Encuantoseacercarona laclínicaveterinariadelpequeñopueblodeLincolnCity,Scullyoyóladridosdeperroygemidosdeotrosanimales.Eledificioerauncaseróncon una armazón de aluminio blanco manchado de moho. Las contraventanas demaderanecesitabanunamanodepintura.Losdosagentessubieronporlosescalonesdecementoyabrieronlapuertaprincipal.

Mientras intentabanlocalizaralhermanodeDavidKennessy,aMulder lehabíallamado la atención un informe enviado desde aquella clínica veterinaria. CuandoScully pidió un análisis del extraño fluido que había extraído en la autopsia delvigilante de seguridad, el Centro de Control de Epidemias había reconocido deinmediatounparecidoconotramuestra,tambiénenviadadesdeOregón.

ElliotHughart había tratado a un perro, un labrador negro, que también estabainfectado con la misma sustancia. A Mulder le intrigó la coincidencia. Al menosahorateníanalgoparaempezarainvestigar.Larecepcionistadelaclínicaveterinariaparecía ajetreada. Había otros clientes sentados en sillas plegables junto a susanimales.Unosgaritosjugabanenunajaula,losperrosgemíanatadosasuscorreas.Variospóstersadvertíandelospeligrosdelaleucemiafelinaylaspulgas.HabíaunrevisterocargadodenúmerosatrasadosdelTime,elCatFancyyelPeople.

Mulderseacercóalarecepcionistamostrándolesuplaca.—Soy el agente FoxMulder, del FBI.Nos gustaría ver al doctorHughart, por

favor.—¿Tienenhora?—preguntóella.Alcabodeuninstantelemiróparpadeando—.

¿Eh?¿HadichodelFBI?—Hemosvenidoaverleconrelaciónaunperroquetratóhaceunpardedías—

dijoScully—.EnvióunamuestraalCentrodeControldeEpidemias.—Les haré pasar lo antes posible. Creo que el doctor está realizando en este

momentounaoperacióndeesterilización.¿Quierenesperarenelquirófano?Muldermoviólospies.—Esperaremosaquífuera,gracias.Tres cuartos de hora más tarde, cuando el ruido y el caos de los animales le

habíanprovocadoaScullyunfuertedolordecabeza,salióeldoctorconunamiradadeintensacuriosidadbajosuspobladascejasgrises.LosagentesdelFBIdestacaban

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enlasaladeespera.—Vengan a mi despacho —les dijo, señalando una pequeña sala de

exploraciones.Unavezallí,cerrólapuerta.Unamesadeaceroinoxidableocupabaelcentrode

la estancia, que olía a pelaje húmedo y desinfectantes. Varias vitrinas conteníantermómetrosyagujashipodérmicasparatratarlatenia,larabiaylafiebre.

—Bueno —comenzó Hughart con voz queda y suave, pero evidentementenervioso—.NohabíatratadonuncaconelFBI.¿Enquépuedoayudarles?

UstedenvióayeralCentrodeControldeEpidemiasunamuestradesangredeunlabradornegro—dijoScully—.Nosgustaríahacerlealgunaspreguntas.

MuldersacóunafotografíadeVaderquehabíaencontradoentrelaspertenenciasfamiliaresenlacasadeTigard.

—¿Puedeidentificaraesteperro?¿Eselquetratóusted?Elveterinarioalzólascejassorprendido.—Esprácticamente imposible saberloconcertezaconuna fotografíacomoesa.

Perosíparecedelmismotamañoylamismaedad.Podríaserél.—Hughartparpadeó—.¿Esunasuntocriminal?¿QuétienequeverelFBI?

ScullysacólasfotografíasdePatriceyJodyKennessy.—Estamos intentando localizar a estas dos personas, y tenemos razones para

creerquesonlosdueñosdelperro.Eldoctormoviólacabezayseencogiódehombros.—Desdeluegonolotrajeronellos.Elperrofueatropellado.Lotrajounturista.

La verdad es que el hombre estaba ansioso pormarcharse. Tenía un par de niñosllorandoenlacamionetayeramuytarde.Detodasformastratéalperro,aunquenotenía muchas esperanzas.—Movió la cabeza—. Se nota cuando un animal está apuntodemorir.Elloslosabenyselesveenlosojos.Peroaquelperro…Nosé,eramuyraro.

—¿Enquésentido?—preguntóScully.—Estabaheridodegravedad—dijoelanciano—.Teníalascostillasrotasydaños

en los órganos internos. Yo no esperaba que sobreviviera. El animal sufríamuchísimo.—Pasó los dedos con aire distraídopor lamesade acero inoxidable ydejóenellasushuellas—.Intentécurarlelasheridas,peroeraevidentequenohabíaesperanzas.Estabamuycaliente.Nuncahabíavistounanimalcon tanta fiebre.Poresolehiceunanálisisdesangre,aunquelociertoesquenoesperabaencontrarloqueencontré.MulderalzólascejasyScullylomiróuninstante.

—Despuésdeunfuertetraumatismoporaccidentedecochenoesdeesperarquele subiera la fiebre —le dijo al veterinario—. Y menos si el animal tenía unaconmociónyestabaentrandoencoma.

Eldoctorasintióconimpaciencia.

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—Sí,yalosé.Poresoteníatantacuriosidad.Yocreoqueelanimalyateníaalgúntipo de infección antes del accidente. Tal vez por eso estaba tan desorientado y sedejó atropellar.—Hughart parecía inquieto, casi avergonzado—.Cuandoviquenohabíaesperanzaslepuseunainyeccióndeeuthanol,esdecir,pentabarbitoldesodio,paradormirlo.Diezcentímetroscúbicos,másquesuficienteparaelpesodelanimal.Es lo único que se puede hacer en esos casos, evitarle el dolor y el sufrimiento…Porqueelperroestabasufriendomucho.

—¿Podríamosverelcuerpo?—preguntóScully.—No.—Elveterinariosevolvió—.Metemoqueesimposible.—¿Yahasidoeliminado?—quisosaberMulder.—No.—Hughart los miró y luego clavó la vista en sus dedos limpísimos—.

Mientrastrabajabaenellaboratorioexaminandolamuestradesangre,oíunruido.Alvenirviqueelperrobajabadeunsaltodelamesa,aunquejuroquetenía laspatasrotasylascostillasaplastadas.

Scullynopodíacreerlo.—¿Yloexaminóusted?—No pude. Cuando intenté cogerlo, el animal me ladró y se marchó. Salí

corriendo tras él, pero desapareció en la noche corriendo y brincando como uncachorro.

ScullymiróaMulderconlascejasalzadas.Elveterinario,queparecíasumidoensuspropiosrecuerdos,serascólacabezacongestoperplejo.

—Meparecióverunasombradesaparecerentrelosárboles,peronoestoyseguro.Lellaméparaquevolviera,peroelperrosabíamuybiendóndequeríair.

Scullyestabaatónita.—¿Está sugiriendo que un perro atropellado al que le han administrado una

inyección de pentabarbitol de sodio concentrado fue capaz de bajar de lamesa deoperacionesysalircorriendo?

—Menudaresistencia—comentóMulder.—Escuchen, yo no tengoninguna explicación—dijo el veterinario—, pero eso

fueloquepasó.Elperronoteníaningunaherida…aunquenopuedohabercometidoun error así. Al día siguiente pasé horas buscando por el bosque, las calles, losjardines, esperando encontrar su cadáver no muy lejos de aquí. Pero no vi nada.Tampocoheoídodecirnada,ylesaseguroquecuandosucedealgoinusualporaquí,lagentehacecomentarios.

—¿Todavía tiene lamuestrade sangredelperro?—preguntóScully—.¿Podríaecharleunvistazo?

—Por supuesto —contestó Hughart, como si se alegrara de obtener algunaconfirmación.

Llevóalosagentesalpequeñolaboratoriodonderealizabapruebasdeparásitosy

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análisisdesangre.Enunmostradorbajounassuaveslucesfluorescentesseveíaungranmicroscopio.Hughartsacódeunacajaunaplacaconunamanchadesangresecaymarrón,lacolocóbajolalenteyajustóelmicroscopiodespuésdeencenderlaluzinferior.ElancianoseretiróehizoungestoaScullyparaqueseacercaraamirar.

—La primera vez que lo vi—comentó— lamuestra era un hervidero de esasdiminutasmanchitas.Nuncahabíavistonadaigual,yesoqueheestadomuchosañosestudiando todas las clases de parásitos en sangre que se conocen: nematodos,amebasyotrostipos.Peroestos…PoresoenviélamuestraalCentrodeControldeEpidemias.

—Yellosnosllamaronanosotros.—Scullyvioenelmicroscopiolascélulasdelperroasícomonumerososcentelleosqueparecíandemasiadoangulares,demasiadogeométricos, muy diferentes de cualquier otro microorganismo que hubiera vistonunca.

—Cuandosemovíanyestabanvivosparecíancasi…nosécómodescribirlos—dijo el veterinario—. Ahora están inmóviles, como si estuvieran hibernando. Omuertos.

Scully observó las manchas sin comprender tampoco. Mulder esperópacientementehastaqueella al fin ledejóecharunvistazo.Scully sevolvióhaciaHughart.

—Gracias por su tiempo, doctor Hughart. Tal vez volvamos a ponernos encontacto con usted. Si tiene alguna información del paradero del perro o de susdueñosllámenos,porfavor.

—Pero ¿de qué se trata? —preguntó el veterinario, mientras acompañaba aMulderyScullyalapuerta—.¿QuétienequeverconestoelFBI?

—Es un caso de personas desaparecidas —explicó Mulder—. Y hay ciertaurgencia.

MulderyScullyatravesaronlasaladerecepciónllenadeunavariedaddeperros,gatosyjaulas.Variassalasdeexploraciónestabancerradasytraslaspuertasseoíanruidosextraños.

El doctor parecía reticente a volver a su habitual pandemónium de ladridos ymaullidos,ysequedóenlapuertamientrasellosbajaban.

Mulderseabstuvodehacercomentarioshastaqueestuvierondentrodelcoche.—Scully, me parece que las investigaciones de los Kennessy eran muy poco

ortodoxas.—Admitoquesetratadeunainfecciónmuyextraña,peroesonosignificaque…—Piénsalo,Scully—insistióélconojosbrillantes—.SienDyMarsedesarrolló

algúnnovedosotratamientoderegeneración,Davidpudoprobarloconelperrodelafamilia.—Scully semordióel labio—.Teniendoencuentael estadode suhijo, seentiendequeestuvierabastantedesesperadoparaintentarcualquiercosa.

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Scullyseabrochóelcinturóndeseguridad.—Pero,Mulder,¿quéclasedetratamientopuedecuraraunperrodeunasheridas

mortalesproducidasporunaccidentedecocheyademásneutralizar losefectosdelpentabarbitoldesodio?

—Tal vez algo que combinara la experiencia de Darin y David Kennessy —contestóMulder,poniendoelcocheenmarcha.

Scullydesplegóelmapadecarreteras,buscandoelsiguientepuntodedestino:lazonadondeDarinKennessyhabíaidoaesconderse.

—Mulder,sirealmentehubierandescubiertouna…unacuramilagrosa,¿porquéhabría abandonado Darin la investigación? ¿Por qué iban a querer incendiar ellaboratorioydestruirtodoslosdatos?

Sucompañerosaliódelaparcamientoydejópasaraunahileradecamionesantesdeentrarenlacarreteraqueatravesabaelpintorescopueblecito.Pensóenelvigilantemuerto,laproliferacióninexplicabledetumores,lamucosa…

—Talvezno todas lasmuestrasdeDyMar tuvieronéxito.Talvezquedósueltoalgopeligroso.

Scullymiróalfrente.—Tenemosqueencontraraeseperro,Mulder.Élacelerósindecirnada.

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DepósitodecadáveresdelhospitalMercyPortland,OregónMartes,2.04h.

Amuchoslespareceríasiniestro,oalmenosinquietante,permanecersolosdenocheenundepósitodecadáveres,peroaquellasilenciosayoscurasalaeraparaEdmundelmejor lugarparaestudiar.Disponíadevaríashorasde tranquilasoledady teníasuslibrosdemedicina, así comoversionespopularesde crímenesverídicos e informesforenses.

Esperabaalgúndía ingresaren lafacultaddemedicinaparaespecializarseen laramaforense.Eltemalefascinaba.Sitrabajabadefirme,llegaríaaserporlomenosprimerosegundoayudantedelforensedelcondado,FrankQuinton.Eraelmáximoobjetivoquecreíapoderalcanzar.

Estudiarnoleresultabafácil,ysabíaquelafacultaddemedicinaseríaparaélunenormedesafío.Poresoconfiabaenaprendertodoloposibleporsucuenta,mirandolosdibujosydiagramas,asimilandolosdetallesantesdetenerlaposibilidaddeentraren la universidad. Al fin y al cabo Abraham Lincoln había sido también unautodidacta, ¿no? No había nada malo en ello. Y Edmund tenía el tiempo, laconcentraciónylaambiciónnecesariasparaaprendertodoloposible.

Laslucesfluorescentesrelumbrabanenblancoscharcosasualrededorenelsuelolimpioylasparedesblancas.Elaceroyelcromorelucían.Losventiladoressonabancomoel suave aliento de unhombre dormido.Los pasillos del hospital estaban ensilencio.Nohabíaintercomunicador,nitimbredelascensornipasos.Estabasoloeneldepósitoenelturnodenoche,ylegustaba.

Edmundhojeabaunodesuslibrosdetexto,refrescandosumemoriaencuantoaladiferenciaentreunaheridadeperforaciónyunadepenetración.Enunaheridadepenetración,labalasimplementeentrabaenelcuerpoysequedabaalojada,mientrasque en una herida de perforación la bala salía por el otro lado, generalmentearrancandountrozomayordecarneenlaheridadesalida,encontraposiciónconelagujerolimpiodeentrada.

Edmund se rascó la calvamientras leía ladistinciónunayotravez, intentandocomprenderla bien. En otra página analizó varios diagramas de disparos de bala.Variaslíneasdepuntosindicabanelpasodelosproyectilesporlacavidadcorporal.Algunospodíanserletalesalinstantemientrasqueotrossanabanfácilmente.

Porlomenosallíhabíasilencioypodíaconcentrarse,ycuandoporfinEdmund

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lograba comprender todas las explicaciones, generalmente las conservaba en lamente.Ledolía lacabeza,peronoquería tomarmáscaféniunaaspirina.Yase lepasaría.

Justo cuando creía estar al borde de una revelación, dispuesto a esbozar unasonrisatriunfal,oyóquealgosemovía.Levantólacabeza,irguióloshombrosymiróen torno a la sala. Sólo una semana antes, otro encargado del depósito le habíacontado una tontería sobre un cadáver, un hombre decapitado en un accidente decochequesehabíalevantadoyhabíasalidoporsupropiopiedelAlleghenyCatholicMedicalCenter.

Unaluzoscilóenlaesquinaizquierda,peroEdmundnovioningúncadáversincabeza ni ninguna otra manifestación de ridículas leyendas urbanas. Se quedómirandolabombillaagonizante,hastaquesediocuentadequesuluzestroboscópicaleestabadistrayendo.Suspiróyescribióunanotaparaelequipodemantenimiento.Ya habían comprobado dos veces la temperatura de los cajones frigoríficos y, trasañadirmásneón,habíandeclaradoquetodoestabaexactamentecomoteníaqueestar.

Edmundvolvióasulibroyloabrióporotrocapítulosobrelosdistintostiposdetraumatismoquepodíaninfligirseconarmascontundentes.

Entonces volvió a notar unmovimiento: un rumor y luego un golpe sordo. Seincorporó de un brinco y parpadeó. Sabía que no habían sido imaginaciones, deninguna manera. Llevaba mucho tiempo trabajando en el depósito y ya no seinquietabaporlosruidosniloszumbidosdelamaquinaria.

Otrogolpe.Unsonidometálico.Se levantó, intentando determinar el origen del ruido. Tal vez había alguien

heridooalgúnsiniestrointrusohabíaentradoeneldepósitodecadáveres.Pero¿porqué?Edmundllevabaallítreshorasynohabíaoídonivistonada.Recordabaatodoslosquehabíanentrado.

Oyódenuevogolpesyunrumor,ahorayasindisimulos.Alguienestabadandogolpesdentrodeunacámara,cadavezmásfrenético.Edmundseacercóalfondodelasalaconcrecientetemor.Sabía,enelfondodesucorazón,dedóndeproveníanlosruidos: de uno de los cajones refrigerados, uno de los cajones que albergabancadáveres.

Enelcolegiohabíaleídocuentosdemiedo,sobretododeEdgarAllanPoe,sobreentierros prematuros de gente que no estaba en realidad muerta. Había oídoespeluznantes historias sobre personas en coma que habían sido encerradas encajones del depósito de cadáveres donde habían muerto de frío, de pacientes condiagnóstico equivocado, en coma diabético o con ataques epilépticos que tenían laaparienciademuerte.

Con su limitada experiencia médica, Edmund había calificado todas estasanécdotasdeleyendasurbanas,cuentosdevieja.Peroahoranocabíaerror.Alguien

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dabagolpesdentrodeunodeloscajones.Seacercó,escuchandoconatención.—¡Eh!—gritó—.¡Voyasacarle!—Eralomenosquepodíahacer.El cajón del que surgían los ruidos estaba marcado con una etiqueta de

RESTRINGIDO,cintaadhesivaamarillayunsímbolodePELIGROBIOLÓGICO.Eraelcajón4E,queconteníaelcuerpodeunvigilantedeseguridadmuerto.Edmundsabía que el cadáver cubierto demucosa, bultos ymanchas llevaba días dentro deaquelcajón.¡Días!LaagenteScullyinclusolehabíarealizadounaautopsia.

Eraimposiblequeaqueltipoestuvieravivo.Losruidoscesarondespuésdesugrito.Luegooyóunrumor,casicomo…como

ratas reptando dentro de las paredes. Edmund tragó saliva. ¿Se trataría de algunabroma?¿Estaríanintentandoasustarle?Muchasvecesseburlabandeélydecíanqueera un bicho raro. Si se trataba de una broma, se vengaría. Pero tal vez alguiennecesitabasuayuda.

—¿Estáustedahí?—preguntóinclinándosesobrelapuertadelcajón—.Levoyasacar.—Apretó los labios intentando hacer acopio de valor y tiró del pomo de lapuerta4E.

Elcajónseabrióyalgointentósalirdeallí.Algohorrible.Edmundlanzóungritoe intentó cerrar denuevo lapuerta.Dentrode la cámarahabíavistouna espantosaformaretorcidaquesemovíayarañaba lasparedesdeacero.Elcajónseagitabayresonaba.

Deprontosurgióunapéndicecarnosoquesetorcíadeformaimposibleparaunmiembroarticulado.Parecíamásbienuntentáculo.Edmundgimióyempujóelcajónconlaespalda,concuidadodequeaquellacosanopudieratocarle.Supesofuemásque suficiente para sofocar el ataque. Otras protuberancias del cuerpo, miembrosretorcidosqueparecíanhabersidobrazosomanosalgunavez,tanteabanyarañabanbuscandounasideroenlapuertademetal,intentandosalir.Unaviscosacapadebaba,comosaliva,goteabadeltechodelcajón.

Edmundempujóhastaquelapuertacasisecerró.Dosdelostentáculosyundedodemuchas falangesquedaronatrapadosen la ranura.Otrosmiembrosgolpeabanelcajón.Peronoseoyóniunsonidohumano.Ningunapalabra,ningúngritodedolor.Sólomovimientofrenético.

Edmund empujó con más fuerza, aplastando los seudodedos, que por fin seagitaron y cayeron de nuevo en la relativa seguridad del cajón refrigerado.Conteniendo un grito, Edmund se dejó caer contra la puerta de acero y siguióempujando hasta que oyó el chasquido de la cerradura. La tocó temblando con unsuspirodealivio,hastaquecomprobóqueestababiencerrada.Luegose incorporómirandoelcajón.

Disfrutódeunmomentodepaz,peroenseguidaoyóalacosagolpearconfrenesí.

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—¡Estátequieta!—gritóél,asustado.Sólo se le ocurrió correr a los controles de la temperatura y bajarla todo lo

posible.Aquellomantendríaquietaalacriatura.Lasneverasestabanreciéncargadasy loscongeladoresharíansu trabajocon rapidez.Estabandiseñadosparaconservarmuestrasytejidossinquepudieransufrirdañosnidescomposición.Elairefríoseríaahoramuyintensodentrodelcajónyatontaríaaesacosaquedealgunaformahabíalogradoentrareneldepósitoquealbergabaelcadáverdelvigilante.

Alcabodeunmomento los frenéticos ruidoscomenzarona remitir.Peropodíatratarsedeunaartimaña.Edmundhubieraqueridosalircorriendo,peronoseatrevíaamoverse.Nosabíaquéhacer.Noseleocurríaotraformadeenfrentarsealproblemamásqueelfrío.Elfríocongelaríaalacriatura.

Losgolpesseguíanremitiendo.FinalmenteEdmundhizoacopiodevaloryllamópor teléfono a seguridad.Cuando llegarondosvigilantes—conairemuyescépticopuestoquerecibíanmásfalsasalarmasdelosencargadosdeldepósitoenlosturnosnocturnos que de ningún otro lugar del hospital— la criatura se había quedado ensilencioabsoluto.Probablementecongelada.

LosguardasserierondeEdmund,pensandoquetodohabíansidoimaginacionessuyas.Él,demomento,aguantósusburlasyretrocediócuandoabrieronelcajón4E.Noqueríaestarcerca.Lesadvirtiódenuevo,peroellosabrierondetodasformas.

Ysurisadesaparecióensecocuandomiraronlosespantososrestos.

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RossIslandBridgePortland,OregónMartes,7.18h.

La estructura cóncava y metálica del puente desaparecía en la temprana brumamatutina como un túnel infinito. Para JeremyDorman no eramás que una ruta através del ríoWillamette en su largo y azaroso viaje fuera de la ciudad, hacia lanaturaleza…haciadondepudieraencontraraPatriceyJodyKennessy.

Daba un paso tras otro a trompicones.No se sentía los pies, lejanos trozos decarnealfinaldesuspiernas,quetambiénerancomodegoma,comositodosucuerpoestuvieracambiando,alterándose,generandoarticulacionesenextrañoslugares.

Enlapartemásaltadelpuentesesintiósuspendidoenelaire,aunquelanieblaleimpedíaver el río, abajo a lo lejos.Las lucesde los rascacielosy las farolasde laciudaderandébilesresplandores.

Dorman siguió avanzando, concentrándose en el punto donde el puente sedesvanecíaenlabruma.Suobjetivoerallegaralotrolado,unpasotrasotro.Cuandololograra,sepropondríaotratarea,yotra,hastaqueporfinlograrasalirdePortland.Las montañas de la costa —el precioso perro— parecían estar a una distanciaimposible.

Elairematutinoerafríoyhúmedo,peroDormannolosentía,nonotabasuropapegajosa. Tenía los pelos de punta, pero no a causa de la temperatura, sino por laabsolutacatástrofequehabíaestalladoentodassuscélulas.Comocientíficolohabríaencontradointeresante,comovíctimaleresultabaespantoso.

Dorman tragó saliva. Tenía la garganta como atascada de baba, del moco querezumaba de sus poros. Cuando apretó los dientes, se le movieron sueltos en lasencías.Laperiferiadesuvisióneraunafranjanegradenieveestática.

Noteníamásalternativaqueseguircaminando.Uncamiónpasóporelpuente.Elruido del motor y los neumáticos le palpitaron en los oídos. Dorman se quedómirandohastaverdesaparecerlaslucestraseras.

Deprontoseleencogióelestómagoysucolumnasecimbrócomounaserpientefuriosa. Temió desintegrarse allí mismo, derretirse en un charco de carnedescompuestaymúsculosconvulsos,unamasagelatinosaquegotearíaporelsueloderejilladelpuente.

—¡Nooooo!—gritóconunaullidoinhumanoenlaquietud.Tendió una mano entumecida, como de cera, y se agarró a la barandilla del

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puente,ordenandoasucuerpoquecesasen lasconvulsiones.Estabaperdiendootravezelcontrol.Cadavezsehacíamásdifícildetenerasucuerpo.Todossussistemasbiológicosdesobedecíanlasórdenesdesucerebroyasumíanunavoluntadpropia.

Dormanseagarróalabarandillaconlasdosmanosyapretóhastaquecreyóqueiba a doblar el acero.Debía de parecer un suicida a punto de saltar a las infinitastinieblas del agua susurrante. Pero lo cierto es que no tenía ninguna intención dematarse.Dehecho,todoloquehacíaeraundesesperadoesfuerzoporseguirvivoacualquierprecio.

Nopodíairaunhospitalnibuscaratenciónmédica.Ningúnmédicodelmundosabríatratarsumal.Ycadavezquedierasunombrellamaríalaatención.Nopodíacorrereseriesgo.Demomentotendríaquesoportareldolor.

Porfin,cuandopasóelespasmoechóaandardenuevo,apesardesentirsedébilytembloroso. Su cuerpo no colapsaría todavía. Pero necesitaba concentrarse,restablecersuobjetivoensumente.

Teníaqueencontraralmalditoperro.Semetiólamanoenelbolsillorotodelacamisaysacóunafotografíaarrugaday

manchadadehollínquehabíacogidodelamesadeDavidKennessy.Laencantadoray jovenPatrice con su bonito rostro y su pelo rubio, y el flaco y desgreñado Jodysonriendo a la cámara. Sus expresiones reflejaban los tiempos de paz antes de laleucemia de Jody, antes de la desesperada concentración de David en lainvestigación.

Dormanentornólosojosysegrabólafotografíaenlamente.ÉlhabíasidoamigoíntimodelosKennessy.HabíasidoeltíoadoptivodeJody,

prácticamenteunmiembrodelafamilia,desdeluegomuchomásqueelveleidosoygrosero deDarin, eso seguro. Dorman conocía bien a Patrice y sospechaba dóndehabríapodidoiraesconderse.Ellaseimaginaríaqueallíestabaasalvo,puestoqueDarinsabíaguardarmuybiensussecretos.

Elrevólverquelehabíaquitadoalvigilantedeseguridadlepesabaenelbolsillodelachaqueta.

CuandoporfinllegóalotroextremodelpuenteRossIsland,Dormanmiróhaciaeloeste.Lasboscosasmontañasdelacostaestabanmuylejos,perdidasenlaniebla.

Encuanto losencontrara,DormanesperabahuirconelperrosinquePatriceniJody le vieran. No quería tener que matarles —qué diablos, el chico ya era unesqueleto,yaestabacasimuertodeleucemia—,perosieranecesarioestabadispuestoadisparar.Enrealidadnoimportabaloquesintieraporellos.

Yateníabastantesangreenlasmanos.De nuevomaldijo aDavid y su ingenuidad.Darin había comprendido y había

salido corriendo a esconder la cabeza. Pero David, frenético y desesperado porayudaraJody,habíaignoradociegamentelaauténticaprocedenciadelosfondospara

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sutrabajo.¿DeverdadpensabaqueestabandandotantosmillonesaloslaboratoriosDyMarparaqueDavidKennessypudieradecidirlaéticaqueregiríasuutilización?

David había entrado en un campo deminas político y había puesto enmarchatodos los sucesos que tanto daño habían provocado, incluyendo la propia lucha deJeremyDormanporlasupervivencia.Unaluchaenlaqueestabasiendoderrotado.Apesardequelasmuestrasdelprototipolehabíanmantenidovivoalprincipio,ahoratodosucuerposedesmoronabaenunaexplosiónbiológica,yélnopodíahacernada.

Almenoshastaqueencontraraalperro.

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LitoraldeOregónMartes,12.25h.

Muldersedetuvojuntoalsurtidordelapequeñagasolinera,saliódelcocheymiróeldespacho acristalado y el cartel apagado de «Conoco». Casi esperaba ver viejossentadosenmecedorasenelporche,oalmenosquealguiensalieradandomuestrasdehospitalidad.

Scully salió también a estirar las piernas. Llevaban horas conduciendo por laautopista101,viendolaescarpadacosta,pequeñospueblosycasasaisladasentrelosárbolesdelascolinas.

Enalgúnlugardeesosbosques,elhermanodeDavidKennessysehabíaunidoaunaisladogrupodemaquis,yera lamismazonaen laqueel labradornegrohabíasidoatropellado.ErademasiadacoincidenciaparaMulder.QueríaencontraraDarinyobtenerrespuestasencuantoalainvestigacióndeDyMar.SiDarinconocíalacausadeladestruccióndeloslaboratorios,tambiénpodíasaberporquéhabíadesaparecidoPatrice.

Perolainformaciónsobrelosmaquiseramuyvaga.Elgrupomanteníaensecretosulocalizaciónexactaynoteníateléfonosnielectricidad.SeríatandifícilencontrarsucampamentocomoencontraraPatriceyJody.

Muldercogiólamangueradelsurtidor.Enesemomentoseabriólapuertadelagarita,peroenlugardeunempleadosonriente,salióunhombrebajoybarrigudoconelpeloraloycanoso.

—¡No toque eso! —exclamó con expresión sombría—. Esto no es unautoservicio.

Muldermiróelcarteldelagasolinera.Elhombrelearrebatólamangueracomosifueraunjuguetepeligrosoenmanosdeunniñoylacolocóenelsurtidor,apretóelmango y se apartó un paso orgullosamente, como si sólo a un profesional pudieraconfiárseleunamisióntandelicada.

—¿Cuáleselproblema?—preguntóScully.El hombre la miró ceñudo y luego a Mulder, como si fueran increíblemente

estúpidos.—Malditoscalifornianos—dijomeneando lacabeza, trasmirar sumatrícula—.

EstoesOregón.Aquínopermitimosquelosaficionadossesirvanlagasolina.Ambosagentessemiraronporencimadelcoche.—EnrealidadnosomosdeCalifornia—explicóMulder,metiéndoselamanoen

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elabrigo—.Somosagentesfederales.TrabajamosparaelFBIyleaseguroqueenlosrigurosos cursos de entrenamiento de Quantico nos enseñan a poner gasolina. —MostróuninstantesuplacayseñalóaScully—.Dehecho,laagenteScullyestácasitancualificadacomoyoparallenarundepósito.

El hombre le miró con escepticismo. Llevaba la camisa de franela rota ymanchadadeaceiteysumalafeitadoledabaunaspectodesaliñadoysucio.Desdeluegonoeradelosquellevancorbata.

ScullysacólafotodePatriceyJodyKennessy.—Estamos buscando a estas personas—dijo—. Una mujer de treinta y tantos

añosysuhijo,dedoce.—Noleshevistojamás—aseguróelhombre.Luegodedicótodasuatenciónala

manguera.Losnúmerosdelsurtidorgirabanencírculo.—Tambiéntienenunperro—añadióMulder—.Unlabradornegro.—Noleshevistojamás—repitióelhombre.—Ni siquiera ha mirado la foto—insistió Scully, acercándosela a la cara por

encimadelcoche.Elhombrelamiróyapartólacaradenuevo.—Les digo que no les conozco. Tengo cosas mejores que hacer que andar

fijándomeentodoslosforasterosquepasanporaquí.Mulderalzólascejas.Eraevidentequeaquelhombreerajustamenteeltípicoque

sefijaríamuydecercaencadadesconocidooclientequepasara,yestabasegurodeque antes de que cayera la noche, todo elmundo en diez kilómetros a la redondasabríaqueunosagentesfederalesbuscabanaalguienporlasolitariacostadeOregón.

—¿Y no sabrá por casualidad dónde podríamos encontrar un campamento demaquis por aquí?—preguntóMulder—.Tal vez las personas que buscamos hayanvenidoaunirseaunmiembrodesufamilia.

Elhombrealzólascejas.—Séquehayalgunoscampamentosdeesosenlascolinasyporelbosque.Pero

nadieensusanojuicioseacercaríademasiadoaellos.Scullysacóunatarjetadevisita.—Siveustedalgunacosa, leagradeceríamosquenos llamara.Nopretendemos

deteneraesasdospersonas.Necesitanayuda.—Desdeluego.Siempreestoydispuestoacumplirconmideber—respondióel

hombre, metiéndose la tarjeta en el bolsillo sin echarle ni un vistazo. Terminó deechar gasolina redondeando el total de la cuenta y luego, con ciertamalicia, echóunoscentavosmáseneldepósito.Mulderpagó,cogióelreciboysubióalcocheconScully.

—Parecequelagentedeporaquíesmuycelosadesuintimidad—dijo—.Sobretodo fuera de las ciudades. Oregón es famosa por albergar a los maquis, a los

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solitariosyatodoelquenoquierequelemolesten.ScullymiróenlafotoelrostrosonrientedeJodyKennessyyMulderadivinósus

pensamientos.—¿PorquéelhermanodeDavidKennessyestaría tanansiosopordesaparecer?

—preguntóella.

Al cabo de unas horas de llamar a varias puertas, detenerse en bares, tiendas desouvenirs y colmados dispersos por carreteras secundarias, Mulder ya no sabía silograrían algo con aquella búsqueda metódica, si no encontraban alguna pista delparaderodeDarinKennessy.

Podíanquedarsedebrazos cruzados en suhabitacióndelmotelLincolnCity, opodíanhaceralgo.Mulder,porlogeneral,preferíalaacción.

Intentó llamar a Frank Quinton, el forense, para conocer los resultados delanálisis de la extraña mucosa, pero vio que el teléfono móvil no tenía cobertura.Suspiró. Podía haberse perdido ya una docena de llamadas. Aquellas montañasapenas estaban habitadas y por lo general no existía instalación eléctrica. Lassubestacionesdeteléfonosestabandemasiadoseparadasparadarcobertura.Plególaantenayseguardóelteléfonoenelbolsillo.

—Parecequeestamossolos,Scully.Lospinosseagolpabanacadaladodelacarretera,formandountúnel.Elsuelo

estaba cubierto de hojas mojadas, pinaza y musgo húmedo. Alguien se habíamolestado en levantar una cerca de alambre de espino en la que varias señales deprohibido el paso colgaban a intervalos regulares. Mulder conducía despacio,mirandodeunladoaotro.

—Nosondemasiadoamistosos,¿eh?—Creoqueexageranunpoco—convinoScully—.Cualquieraquenecesitetanta

intimidaddebedeocultaralgo.¿Creesqueestamoscercadelcampamento?Mulderviode reojouna formaoscura enmovimiento, un animal.Lomiró con

atenciónydeprontofrenó.—¡Mira,Scully!—Estaba segurodeque lo queveía tras la cerca era unperro

negro del tamaño del que buscaban. El animal los miró con curiosidad y luegodesapareciódenuevoentrelosárboles—.Vamosaver.AlomejoresVader.

Metióelcocheenlaestrechacunetadepiedrasysaliócorriendo.Scullysalióporelladodelacuneta,pisandoconcuidado.MulderseagachóparaatravesarlavallayluegosostuvoelalambreparaquepasaraScully.Elperrolosmiróuninstantedesdelosárbolesysealejónervioso.

—¡Venaquí,muchacho!—exclamóMulder.Intentósilbaryechóacorrerporlamaleza.Elperroladróysaliódisparado.

—¡Así no conseguirás que se acerque! —dijo Scully, corriendo tras su

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compañero.Muldersedetuvoaescucharyelanimalladródenuevo.—Vamos,Scully.Entre losárbolesyapesardeestaryamuydentrodelbosque, todavíaseveían

frecuentes señales de prohibido el paso, junto con otras que rezaban: «Propiedadprivada.Nopasar».Variosdeloscartelesestabanmoteadosdemarcasdeperdigones.

Scully se mantenía alerta, consciente del auténtico peligro de las trampas ymedidasilegalesquealgunosgruposdemaquissolíanutilizar.Encualquiermomentopodíanpisaruncepoocaerenunsocavón.Mulderseguíasubiendoporlapendientetraselperro,agachándoseentrelosárbolesyjadeandosinaliento,hastaqueporfinllegóalacrestadelacolina.Unahileradeseñalesdepeligrodelimitabalazona.

Scullyseacercó,acaloradaporlacarrera,yjuntoscoronaronlacima.—Ohoh,Mulder.Deprontodocenasdeperroscomenzaronaladrar.Unaalambradacoronadacon

alambre de espino rodeaba todo un conjunto de casas medio enterradas, búnkers,cabañasprefabricadasygaritasdeguardia.Elperronegrocorríahaciaallí.

MulderyScullysedetuvieronbruscamentealveravarioshombresarmadosquesalían de las garitas de guardia en las esquinas del cercado. Algunas mujeres seasomaronalasventanasycogieronasushijosparaprotegerlosdeloquepensabanque era una inesperada redada policial. Los hombres gritaban y disparaban al airetirosdeadvertencia.

Mulder alzó las manos al instante. Salieron otros perros: pastores alemanes,rottweilersydóbermans.

—Mulder,creoquehemosencontradoalosmaquisqueestábamosbuscando—dijoScully.

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CampamentodemaquisJueves,17.09h.

—Somos agentes federales —anunció Mulder—. Voy a sacar mi placa. —Conagónicalentitudmetiólamanoensuabrigo.Pordesgraciatodaslasarmassiguieronapuntándole,inclusoconmásrabiasicabe.Aquellosmaquisradicalesprobablementenoqueríansabernadadeningunaagenciagubernamental.

Unhombredemedianaedadyuna largabarba seadelantóa la alambraday lemirófurioso.

—¿Esquelosagentesfederalesnosabenleer?—dijo—.Hanatravesadodocenasdeseñalesdeprohibidoelpasoparallegarhastaaquí.¿Tienenunaordenderegistro?

—Losiento,señor—sedisculpóScully—.Queríamoscogerasuperro,elnegro.EstamosbuscandoaunhombrellamadoDarinKennessy.Tenemosrazonesparacreerquetieneinformaciónsobreestaspersonas.—Sesacólasfotografíasdelachaqueta—.Unamujerysuhijo.

—Sidaunpasomásestaráenuncampodeminas—advirtióelhombre.Losotrosmaquis seguían vigilándoles de cerca con creciente suspicacia—. Quédese dondeestá. Mulder pensó que los maquis no dejarían sueltos a los perros si realmentehubieraminas en torno al campamento. Pero por otra parte, tampoco era del todoinconcebible.Noteníamuchasganasdediscutirconaquelhombre.

—¿Quiénesson?—preguntóunamujerarmadaconunpotenterifle.Parecíatanpeligrosacomocualquierhombre—.¿YporquéquierenhablarconDarin?

Muldermantuvoelrostroimpasible,disimulandosuemociónalsaberqueporfinhabíanencontradoalhermanodeDavidKennessy.

—ElniñoessobrinodeDarinKennessyynecesitaurgentementeatenciónmédica—dijo Scully alzando la voz—. Tienen un labrador negro, de modo que cuandovimosasuperropensamosquepodíaserelqueestamosbuscando.

Elhombredelabarbaseechóareír.—Esteesunspaniel,nounlabrador.—¿Quélehapasadoalpadredelniño?—preguntólamujer.—Murió hace poco —contestó Mulder—. Su laboratorio, donde también

trabajabaDarin,quedódestruidoenunincendio.Lamujeryelchicodesaparecieronynosotrospensamosquetalvezvinieranaquí.

—¿Por qué íbamos a confiar en ustedes? —preguntó el de la barba—.ProbablementesonlaspersonascontralasquenosadvirtióDarin.

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—IdabuscaraDarin—gritólamujerporencimadesuhombro.Luegomiróalhombre—.Esoesélquientienequedecidirlo.Además,tenemosbastantesarmasparaencargarnosdeestosdossinosdanalgúnproblema.

—No habrá ningún problema —prometió Scully—. Sólo necesitamos ciertainformación.

Unhombredelgadoconelpelorojocanelasubióporlasescalerasdeunadelascabañasmedioenterradasyseacercóvacilantealhombredelabarbaylamujer.

—SoyDarinKennessy,elhermanodeDavid.¿Quéquieren?MulderyScullyexplicaronbrevementelasituaciónagritosdesdeelotroladode

laalambrada.DarinKennessyparecióhondamenteimpresionado.—Ustedsospechabaalgoconanterioridad,¿verdad?AntesdequeDyMarfuera

destruido y su hermano muriera —preguntó Mulder—. Usted abandonó susinvestigacionesmuchosmesesantesyvinoaesconderseaquí.

—Dejémis investigacionespormotivos filosóficos—contestóDarin indignado—. Vi que la tecnología estaba tomando una dirección muy peligrosa y no megustaban los… la procedencia de los fondos que mi hermano utilizaba. Queríaapartarmedeltrabajoydeloshombresrelacionadosconél,alejarmeporcompleto.

—Todosintentamosmantenernosalmargendeesetipodegente—afirmóeldelabarba—.Queremosestaralmargendetodo,viviraquínuestravida.Queremoscrearun lugarprotegidoenelquevivirconbuenosvecinos,con familiasunidas.Somosautosuficientes.Nonecesitamosningunainterferenciadegentecomoustedes,gentecontrajeycorbata.

Mulderladeólacabeza.—¿NohabránleídoporcasualidadelManifiestoUnabomber?DarinKennessyarrugóelceño.—LautilizaciónquehaceUnabomberdelatecnologíamilitarmerepugnatanto

como las atrocidades de la cienciamoderna. Pero la verdad es que no lo he leídotodo.Sólounafacetaenparticular,ladelananotecnología.

Mulder pensó que el traje viejo y la apariencia sencilla de aquel hombre habíacambiadosutilmentedejandoveralinteligenteinvestigadorinformáticoocultotraseldisfraz.Diminutasmáquinasautorreplicantestanpequeñasquepuedentrabajarenelinterior de una célula humana, versátiles como para reparar cualquier cosa einteligentesparasaberloquehacen.

MuldermiróaScully.—Lascosasbuenasvienenenfrascospequeños.ADarinlebrillabanlosojos.—Al ser tan pequeña, una nanomáquina puede mover sus partes con gran

velocidad. Piensen en la vibración de las alas de un colibrí. Un enjambre denanomáquinaspodríaeliminarunapiladeescombrosountanquedeaguademary

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separar cada átomo de oro, platino o plata y colocarlos en los recipientesconvenientes,todoensilencioabsolutoysindejarelmásmínimoresiduo.

Scullyarrugólafrente.—¿YeseerasutrabajoenDyMar?—Yohabíaempezadomuchoantes.PeroDavidyyocadavez llevábamosmás

lejos nuestras ideas. En un cuerpo humano las nanomáquinas podrían realizar elmismo trabajo que los glóbulos blancos en la lucha contra las enfermedades, lasbacteriasy losvirus.Pero,adiferenciade losglóbulosblancos,estosnanomédicospodrían inspeccionar también cadenas de ADN, localizar cualquier célula que sevolviera cancerosa y reprogramar el ADN, corrigiendo cualquier error omutaciónque encontrasen. ¿Y si lográramos crear dispositivos infinitesimales que pudieraninyectarse en un cuerpo para actuar como «policías biológicos», robotssubmicroscópicosquepudieranlocalizaryrepararcualquierdañoenelnivelcelular?

—Unacuraparaelcáncer—dijoMulder.—Yparacualquierotracosa.Scullylemiróconescepticismo.—SeñorKennessy,heleídoalgunosartículosespeculativosenrevistasdeciencia

divulgativas, pero desde luego nada que pudiera sugerir que estamos cerca de unavancedeesetipoennanotecnología.

—Elprogresosueleestarmáscercadeloquepensamos—afirmóDarin—.LosinvestigadoresdelaUniversidaddeWisconsinhanutilizadotécnicaslitográficasparaproducirengranajesautomáticosdeltamañodeladécimapartedeunmilímetro.LosingenierosdeloslaboratoriosAT&TBellcrearonsemiconductoresparaclustersquecontenían sólo doce átomos cada uno. Utilizando técnicas microscópicas, loscientíficos delCentro de Investigaciones deAlmadén, de IBM,dibujaronunmapacompletodelhemisferiooccidentaldelatierradeunaquinceavapartedeldiámetrodeunpelohumano.

—Perohabráun límitede tamaño.Habráunmomentoenqueyano sepuedanmanipularlasherramientasyloscircuitos—dijoMulder.

Los perros ladraron con más fuerza y el hombre de la barba se agachó paratranquilizarlos.DarinKennessyarrugóelceño,distraído,comodebatiéndoseentresunecesidaddeesconderseynegartodossusdescubrimientosysuevidentepasiónporeltrabajoquehabíaabandonado.

—Eso es enfocar el problema desde un solo ángulo.David y yo empezamos aconstruir de abajo arriba. Buscamos el autoensamblaje, tal como se da en lanaturaleza. Los investigadores de Harvard han utilizado aminoácidos y proteínascomoplantillasparanuevasestructurasmáspequeñasqueunacélula,porejemplo.ConlaexperienciacombinadadeDavidyyoentécnicasdemicrominiaturizaciónyautoensamblaje biológico, intentamos realizar un importante descubrimiento

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apoyándonosenesosavances.—¿Ylolograron?—Tal vez. Todo parecía ir bien, hasta que yo me marché. Supongo que mi

hermano,elmuyestúpido,siguiópresionando,jugandoconfuego.—¿Porquédejóustedlainvestigación,sieratanprometedora?—Hayunladooscuro,agenteMulder—prosiguióDarin,mirandoalosdemás—.

Avecessecometenerrores.Enunainvestigaciónsefracasamuchasvecesantesdelograr el éxito.Formapartedelprocesode aprendizaje.La cuestiónes si podemospermitirnoseseprocesoconlananotecnología.

Lamujerdelaescopetalanzóungruñido,peroseabstuvodehacercomentarios.—Suponga que una de nuestras primeras nanomáquinas, una simple, sin el

programadeseguridad,escaparadellaboratorio—dijoDarin—.Siestananomáquinase reproduce, y cada una de sus copias vuelve a reproducirse, en unas diez horashabríasesentayochomilmillonesdenanomáquinas.Enmenosdedosdíaspodríandescomponertodoelplaneta,moléculapormolécula.Ensólodosdías.Pienseenlaúltimavezqueelgobiernodecualquiernacióntomóunadecisióntanrápida,inclusoenunaemergencia.

NoeradeextrañarquelainvestigacióndeKennessysupusieraunaamenazaparalos círculos de poder establecidos, pensóMulder.No era de extrañar que hubieranintentadosuprimirlaacualquierprecio.

—Peroustedabandonó los laboratoriosDyMarantesdeque las investigacionesarrojaranalaluzresultadosconcretos—dijoScully.

—Los resultados no saldrán nunca a la luz—replicó Darin con desdén—. Yosabía que nunca serían disponibles para la sociedad. David hablaba de hacerlospúblicos, de publicar los resultados de nuestras primeras pruebas con ratones yanimales pequeños, pero tanto yo como nuestro asistente, Jeremy Dorman, ledisuadimos de ello. —Darin respiró hondo—. Supongo que estaba ya demasiadocerca, si esagente sedecidiópor finaquemar los laboratoriosydestruir todos losdatos.

—PatriceyJodynoestánconusted,¿verdad?—preguntóScully—.¿Sabedóndeestán?

—No;elegimoscaminosdistintos.Nohehabladoconnadiedelafamiliadesdequevineaestecampamento.—Señalólosperros,lasgaritasdeguardia,elalambredeespino—.Estoseríapocoeleganteparaellos.

—PeroJodyessusobrino—comentóMulder.—LaúnicapersonaconlaqueelchicopasabaalgúntiempoeraJeremyDorman.

Eralomásparecidoauntío.—TambiénmurióenelincendiodeDyMar—dijoScully.—Su posición era baja en la pirámide—replicóDarinKennessy—, pero sabía

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hacer negocios. Nos consiguió los primeros fondos y se encargó de que siguieraentrandodinero.Cuandomemarchéparaveniraquí,creoqueleencantóocuparmipuestoytrabajarconDavid.

Darinfruncióelentrecejo.—Peroyo ya no tenía nada que ver con ellos.Ni entonces ni ahora.—Parecía

turbado,comosiempezaraaasimilarenesemomentolanoticiadelamuertedesuhermano—.Antesestábamosmuyunidos.Solíamosiralamontaña.

—¿Dónde?—preguntóMulder.—Patricediseñóunapequeñacabaña,unrefugiodondepodíaaislarmedetodo.ScullymiróaMulderyluegoaDarin.—¿Podríadecirnosdóndeestáesacabaña?Darinfrunciódenuevolafrente.Parecíainquieto.—CercadeColvain.Sevaporunsinuosocaminodetierra.—Tenga,mitarjeta—dijoMulder—.Porsiaparecenoseenterausteddealgo.—Aquínotenemosteléfono.ScullycogióaMulderdelamanga.—Graciasporsutiempo.—Cuidadoconlasminas—advirtióelhombredelabarba.—Lotendremos.Apesardelcansancioyelsudor,Mulderestabacontentoconlainformaciónque

habíanobtenido.Volvieronalcocheatravésdelbosque.AScullyleparecíaincreíbleaquelmododevida.—Algunagenteescapazdecualquiercosaporsobrevivir—murmuró.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónMartes,23.45h.

Patrice despertó de un sueño inquieto al oír el grito de Jody. Se incorporó en suestrechocamastrodelaúnicahabitacióndelacabañayapartólasmantasqueolíanahumedad.

—¡Jody!Todoestabaoscuroydemasiadosilencioso…hastaqueelperrolanzóunladrido

apagado.Patriceparpadeóparaespabilarseyseapartóunmechóndepelodelacara.Se sacudió las sábanas como si fueran una red que le impidiera acercarse almuchacho.

Decaminoalasalatropezóconunasillademaderaysehizodañoenelpiealapartarladeunapatada.Luegosiguiócaminandoatientas.

—¡Jody!En cuanto dominó los nervios advirtió que la luna arrojaba suficiente luz para

orientarse. Su hijo yacía en el sofá, sudoroso.Todavía brillaban las últimas ascuasanaranjadasenlachimenea,aunqueofrecíanmásaromaamaderaquecalor.Despuésdeanochecernadiepodíahabervistoelhumo.Ahora,almirarlasrecordóelincendiodeDyMar,dondesumaridohabíamuertopastodelasllamas.Patriceseestremeció.David era ambicioso e impulsivo y tal vez había corrido demasiados riesgos. Perotambién creía apasionadamente en su investigación y se había entregado a fondo.AhorahabíamuertoporsusdescubrimientosyJodyhabíaperdidoasupadre.

VaderestabasentadojuntoaJody,comounguardián,olisqueandopreocupadoelpechodelmuchacho.AlveraPatriceelanimalgolpeóconlacolaenelsuelo,juntoauncojíncaído,ymetiógimiendoelmorroentrelassábanas.

Jody se quejaba y jadeaba demiedo. Patrice se detuvo.Vader lamiró con sushúmedosojoscastañosylanzóotrogemido,comopidiéndolequehicieraalgo.PeroelladejódormiraJody.Eranpesadillasotravez.

La semana anterior Jody se había despertado varias veces asustado y perdido.Desde el comienzode aquelladesesperadahuidahabíaunabuena razónpara tenerpesadillas.Pero¿erasumiedoloqueprovocabalaspesadillas…oeraotracosa?

PatricesearrodillóyVaderseagitóinquietoyapretóelmorrocontraellacomoqueriendoquelotranquilizara.Patriceleacariciólacabezacomoaéllegustaba.

—Nopasanada,Vader—dijo,másparacalmarseella.

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TocólafrentedeJody.Estabacaliente.Elchicosemovió.Sucuerpoeraunazonadeguerra,uncampodebatallacelular.AunqueDavidhabíanegadorepetidasvecesloquehabíahecho,Patricesabíamuybiencuáleralacausadelafiebre.Avecessepreguntabasisuhijonoestaríamejormuertodespuésdetodo.Peroluegoseodiabaporpensaresascosas.

Vaderseacercóa lachimenea,olisqueóa lospiesdeunasillayvolvió juntoaJodyconunapelotadetenisenlaboca.Queríajugar,comosiestuvieraconvencidodequejugandotodoiríabien.Patricelemiróceñuda.

—¿Sabesunacosa?Tienesdemasiadaenergía.Elperrogimoteóymordiólapelota.Patrice recordó otromomento en el salón de su casa, su vieja casa de Tigard,

ahora saqueada y destrozada. Jody, presa de horribles dolores de cáncer, se habíadadounbañobiencaliente,había tomadosusanalgésicosdecostumbrey sehabíaacostadotemprano,dejandoasolasasuspadres.

Pero el animal no quería calmarse, y si no podía jugar con el chico, estabadispuestoamolestaralosadultos.DavidjugóunratoconélsinganasantelamiradainquietayalavezfascinadadePatrice.Elperroteníayadoceaños,lamismaedaddeJody,yeraextrañoquetuvieratantaenergía.

—Vader parece un cachorro otra vez—comentó.Anteriormente el perro habíacaídoen larutinadesuedadmaduraydormíacasi todoel tiempo,exceptopor lasfiestasqueleshacíatodoslosdíascuandovolvíanacasa.Peroenlosúltimosdíaselperroestabacadavezmásactivoyjuguetón—.¿Quélehabrápasado?

David,consupelocorto,suspobladascejasysusonrisa,estabaencantador.—Nada.Patriceseincorporóenelsofá.—¿No te lohabrásvueltoa llevaral laboratorio?—preguntóalzando lavoz—.

¿Quélehashecho?—dijofuriosa.VadersoltóeljuguetequeDavidteníaenlamanoyselaquedómirandocomosi

sehubieravueltoloca.¿Porquégritabacuandoestabanjugando?Davidlamirófijamenteyalzólascejasconexpresiónsincera.—Nolehehechonada.Deverdad.Elperrovolvióatirardesujuguete,meneandolacolaygruñendoconlaspatas

enterradasenlaalfombra.Davidsiguiójugandoconél,apoyándosecontraelsofá.—¡Peromírale!—exclamó—.¿Cómopuedespensarquelepasaalgo?Sinembargo,alolargodelosañosdesumatrimonio,Patricehabíaaprendidoa

reconoceryaodiarlasmentirasdeDavid.Suesposohabíaestadomuyconcentradoen su investigación, sin prestar atención a otra cosa, saltándose normas yrestricciones. Había emprendido muchas acciones sin consultarlas con ella,convencidodequehacíalocorrecto.Erasumododeproceder.

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Había estado demasiado sumido en su trabajo para advertir los sospechososhechos que ocurrían en los laboratorios DyMar, hasta que fue demasiado tarde.Patricesísehabíadadocuentadequepasabaalgo:estabanvigilandosucasaporlasnoches,einclusolavigilabanaellacuandosalíaconDavid,seoíanextrañosruidosenelteléfono…Davidhabíadesechadosuspreocupaciones.Eraunhombrebrillante,perotambiénmuydespistado.Porlomenosenelúltimomomentolahabíallamadoparaavisarla.

Ella había huido con Jody mientras los manifestantes incendiaban lasinstalacionesDyMar dejando a su esposo y a Jeremy atrapados en aquel infierno.Patriceapenashabíatenidotiempodeesconderseenaquellacabañaconsuhijo.Consuhijosano.

Jody,enelsofá,sehabíacalmadoensussueños.Seguíateniendomuchafiebre,peroPatricesabíaquenosepodíahacernada.Letapódenuevoconlasmantasyleapartóunosmechonesdepelodelafrentesudorosa.

Vader,renunciandoajugar,dejóquelapelotadetenisrebotaraenelsuelo,yconunhondosuspirogirótresvecesencírculodelantedelsofáysetumbóparavelaralmuchacho.Satisfechaconladevocióndelperro,Patricevolvióasucama,contentadenohaberdespertadoaJodyydenohaberencendidoningunaluzquepudieraversefuera en la oscuridad. Se quedó despierta, demasiado acalorada a veces y otrastemblando de frío. Le hacía falta descansar, pero no podía bajar la guardia ni uninstante.Conlosojoscerradosmaldijoasumaridoysequedóescuchandoporsioíaruidosfuera.

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DepósitodecadáveresdelhospitalMercyPortland,OregónViernes,5.09h.

AEdmundlesorprendiólorápidoquellegaronlosoficiales,teniendoencuentaquevenían desde Atlanta, Georgia. Su actitud le puso tan nervioso que ni siquiera seatrevióapedirleslascredenciales.Simplementesealegrabadequealguienparecieracreersuhistoria.

Edmundhabíaselladoelcajón4Etrasel incidentede lanocheanterioryhabíabajadotodoloposiblelatemperatura,aunquenadiemostrómuchointerésenbuscarlosmonstruosque lehabíandado tal susto.Queríahablar con sumentor, eldoctorQuinton, pero el forense estaba muy ocupado analizando la muestra de mucosaobtenidadurantelaautopsia.

Teníaqueaparecerencualquiermomento,perolosoficialesllegaronantes.Erantreshombresconaspectoprofesional,bienvestidosysombríos.

—SomosdelCentrodeControldeEpidemias—dijouno,sacandounaplacaconun escudo de plata y una borrosa fotografía de carnet. El hombre se guardó laidentificación antes de que Edmund pudiera leer ni una palabra—. ¿Han venidopor…?—balbuceó.

—Esabsolutamentenecesarioconfiscareltejidoorgánicoquetienenguardadoenestedepósito—dijoeldelaizquierda—.Tenemosentendidoqueayerseprodujounincidente.

—Yapuedendecirlo—replicóEdmund—.¿Habíanvisto antes algoasí?Yohemiradoentodosmislibrosdemedicinay…

—Tenemosquedestruirelespécimen,porcuestionesdeseguridad—dijootrodeellos.Edmundsesintióaliviadoalverquealguienseencargabadetodoaquello.

—Inspeccionaremos todos los datos que tengan referentes a la víctima, ycualquier espécimen que puedan guardar aquí. También tomaremos precaucionesextremasparaesterilizarhastaelúltimorincóndeestedepósito.

—¿Creenqueestaréinfectado?—PreguntóEdmund.—Esmuyimprobable.Habríamanifestadoustedlossíntomasinmediatamente.Edmundtragósaliva.Sinembargo,sabíacuálerasudeber.—Pero… pero tienen que examinarme —dijo—. El forense tiene una

responsabilidad.—Así es. —Frank Quinton, que entraba en ese momento, los miró con su

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expresiónpaternal—.¿Quépasaaquí?—Leaseguro,señor,quetenemosautoridadparaesto.Esunaposiblecuestiónde

seguridadnacionalysaludpública.Estamosmuypreocupados.—Yotambién—aseguróQuinton—.¿Trabajanustedesconlosagentesfederales

quevinieronelotrodía?—Estafasedelaoperaciónquedafueradesujurisdicción.Estasituaciónsupone

unextremopeligrosinotomamoslasprecaucionesdebidas.Lamiradadeaquelhombreeratanduraquehastaelforenseparecíaintimidado.—Habrá que traer todo un equipo para sacar el… biomaterial del cajón

refrigerado.Intentaremosmolestarlelomenosposible.—Bueno, supongo… —La voz de Quinton se desvaneció mientras los tres

hombresdelCentrodeControldeEpidemias lesacabanaélyasuayudantede lasala.

—Edmund, vamos a tomar un café —dijo finalmente, mirando inquieto porencimadelhombro.

Encantadoconlainvitacióndesusuperior—hastaahoranuncahabíatenidotantasuerte—, Edmund subió con él al ascensor y le acompañó a la cafetería. Todavíaintentaba recobrarse. Aún seguía viendo los tentáculos de aquella criatura quepretendíaescapardelcajón.

En circunstancias normales le habría hecho mil preguntas al forense, habríacotejado detalles con él, le habría demostrado todo lo que había aprendido en susestudios nocturnos. Pero Quinton se miraba las manos silencioso y hondamentepreocupado,dándolevueltasyvueltasalatarjetaquelehabíandadolosagentesdelFBI.

Cuando volvieron al sótano, una horamás tarde, el depósito había sido totalmenteesterilizado.Elcajón4Eestabavacío.Loshombresnohabíandejadoningunanota,ningúnpapel.

—No tenemos forma de ponernos en contacto con ellos para averiguar susresultados—comentóEdmund.

Peroelforenseselimitóamoverlacabeza.—Talvezseamejorasí.

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ElRemolinodelDiabloLitoraldeOregónViernes,10.13h.

Elmar se estrellabacontra losnegrosacantiladosconunestruendo sordo, comosibloques de cemento se precipitaran desde una gran altura. La brisa, fría y salada,azotabaelrostrodeScully.

—Se llamaelRemolinodelDiablo—comentóMulder,aunqueScullyyahabíaleídolaseñalindicadora.

Abajo las olas batían en la pared erosionada del acantilado, tornando el aguablanca en un remolino de espuma. Varías cuevas marinas se habían desplomado,creandounaespeciedepasadizoycuandoelaguaentrabaenaquelestrechohuecocanalizabasu fuerzaysalíadisparadahaciaarribacomoenunsurtidor,comosi setratara de un cañón de agua que disparara hacia la cima de los acantilados,empapandoalosvisitantesdespistados.

Según los carteles, mucha gente había muerto allí: turistas imprudentes quebajabanhacialabocadelRemolinoyalosqueelinesperadogeiserdeagualeshabíaexplotado encima.Sus cuerposhabían sidogolpeados contra las rocas cubiertas dealgas o simplemente se habían hundido en elmar.En el aparcamiento delmiradorhabíavariascamionetas,furgonetasycochesdealquiler.Lasgaviotas,ajenasatodo,chillabanenelcielo.

A un lado se veía un destartalado quiosco cuyo alero de aluminio restallaba alviento.Unhombresonrienteconunagorradegolfvendíaperritosrecalentados,caférancio, bolsas de patatas y latas de refrescos. Al otro lado del aparcamiento, unamujercontrenzasembutidaenunchalecodeplumónmirabasusalfombrashechasamanoaletearconfuriatendidasdeuncordel.

Scully,intentandoignorareldolordecabezayrespirandohondoaquelairefríoysalado, se abrochó el abrigo.Mulder se acercó al borde del acantilado, esperandoansiosoqueelaguasedisparasehaciaarriba.Scullysacóelteléfonomóvily,viendoconalivioquepor fin la señal erabastante fuerte,marcó el númerodel forensedePortland.

—Ah, agente Scully —contestó el doctor Quinton—. Llevo toda la mañanallamándola.

—¿Sesabenlosresultados?—Despuésdeverlamuestradesangredelperroenla clínica veterinaria, había pedido al forense que examinara lamucosa que había

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extraídodurantelaautopsiadeVernonRuckman.Mulder, junto a la inestable barandilla del acantilado, miraba fascinado la

columna de agua que se alzaba en el aire, se curvaba en dirección al precipicio yvolvíaacaeralmar.Scullylehizoseñasdequeseacercaramientrasellaseapretabaelteléfonocontraeloído,intentandocomprenderloquedecíaelforenseporencimadelosruidosestáticos.

—Por lo visto ha sucedido algo… inusual con el cuerpo de la víctima en elrefrigerador del depósito. —Quinton parecía vacilante—. Nuestro auxiliar declaróhaber oído ruidos, algo que se movía dentro del cajón. Y lo cierto es que habíapermanecidocerradodesdequeustedsemarchó.—Esoesimposible—afirmóScully—. El hombre no podía seguir vivo. Aunque la enfermedad lo hubiera sumido enalgunaespeciedecomaprofundo,yoyalehabíarealizadounaautopsia.

—ConozcobienaEdmund,ynoesunhombreasustadizo.Avecesesunpocopesado, la verdad, pero no es de los que se andan inventando historias.Yo estabadispuesto a otorgarle el beneficio de la duda, pero…—Quintonvaciló de nuevoyScullyapretómáselteléfono,intentandocaptareltonodesuvoz—.Pordesgracia,antesdequepudieracomprobarloyomismo,vinieronunoscaballerosdelCentrodeControldeEpidemiasyloesterilizarontodo.Comoprecauciónse llevaronelcajónrefrigerado.

—¿Delcentro?—preguntóScully incrédula.Había trabajadomuchasvecesconellosyeranauténticosprofesionalesqueseguíancon todo rigor losprocedimientosoficiales.Aquelloparecíaserobradeotragente.

PeroleinquietabamásloquehabíaaveriguadoesamismamañanacuandollamóaAtlantaparaconocerlosresultadosdelamuestraqueellamismahabíaenviado.Porlovistoeltécnicodellaboratoriohabíaperdidoelespécimen.

Mulderseacercóapartándosedelafrenteelpelomojado,aunqueelvientoseguíaagitándoselo.Scullylemirómientrashablabaconelforenseintentandomanteneruntononeutrodevoz.

—DoctorQuinton, usted se quedó unamuestra de la sustancia para analizarla.¿Haencontradoalgo?

Elforensesequedópensandounmomentoantesdecontestar.Scullyoíaruidosestáticosenlalínea.

—Creo que es algún tipo de infección —dijo él por fin—. Aparecen unasmanchasdiminutasqueyonohabíavistonunca.Lamuestraestá infestada.Lasheampliadoalmáximoynoseparecenaningúnmicroorganismoqueyoconozca.Sonformasgeométricascomocajasdiminutas,unospequeñoscubos…

ScullysintióunescalofríorecordandoloqueDarinKennessyleshabíadichoenelcampamentodemaquis.

—¿Ha oído usted hablar de algo parecido, agente Scully?—Quinton—.Usted

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tambiénesmédico.Ellacarraspeó.—Ya le volveré a llamar. Tengo que hablar con mi compañero para comparar

notas. Gracias por la información. —Cortó la llamada y le resumió a Mulder laconversación.

Élasintióconlacabeza.—Desde luego tenían mucha prisa por librarse del cadáver del vigilante. Por

eliminartodaslaspruebas.Scully se quedó pensando mientras escuchaba el estruendo del mar contra las

rocas.—No parece nada propio del Centro de Control de Epidemias. No han dejado

ningún recibo oficial ni ningún número de teléfono por si Quinton obtiene másinformación.

Mulderseabrochóelabrigo.—Scully, no creo que fueran los delCentro deControl.Yo creo quemás bien

podríanser losmismosqueorganizaronladestruccióndelos laboratoriosDyMarycargaronlaresponsabilidadsobreelgrupodedefensadelosanimales.

—¿Yporquéibanaquererhaceralgoasí,Mulder?—Ya oíste al hermano de Kennessy. Se trata de nanotecnología. De alguna

manera se lesha idode lasmanos.Tal vez seha escapadoalgún animalque llevadentroalgomuypeligroso.Lamucosadelvigilantemuertopareceserlomismoquevimosenlamuestradesangredelperro…

Scullysepusolasmanosenlascaderas.Elvientoagitabasupelorojizo.—HayqueencontraraPatriceyJodyKennessy,Mulder.Yasuperro.Detrásde

elloselRemolinodelDiablovolvióaestallar.Elaguaseelevóenelaireyungrupode niños, con sus padres junto a la barandilla, gritaron y se echaron a reír. Nadieparecíaprestaratenciónalhombredelosperritosnialamujerdelasalfombras.

—Estoydeacuerdo,Scully.Despuésde loquehadichoeldoctorQuinton,meparecequenosomoslosúnicosquelosestánbuscando.

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TillamookCountyCordilleralitoraldeOregónViernes,10.47h.

La lluvia torrencial empapaba el camino y su ropa, pero Jeremy Dorman teníaproblemasmás importantes.Loque le llegabadelmundoexteriornoeranmásquedatosbrumososeirrelevantes.Elenjambredenerviosdentrodeélconstituíatodounmundodedolor.

Tenía los zapatos y la ropa empapados, la piel gris y pegajosa, pero aquellasincomodidades eran insignificantes comparadas con la virulenta guerra que sedesarrollabaenelinteriordesuscélulas.Teníaelcuerpocubiertodebultosformadosporelfluidoportador,dondehervíanlosnanocritters.

Letemblabanylevibrabanlosmúsculos,peroélseguíalevantandolaspiernas,dandounpasotrasotro,avanzando.Sucerebroyanoeramásqueunpasajerodesucuerpo.Necesitabahacerunesfuerzoconscienteparadoblarlasarticulaciones,paramover los miembros, como un maestro de marionetas accionando un complicadomuñeco nuevo con los ojos vendados y unos guantes gruesos. Un coche pasó delargo.Lasruedaspasaronporuncharcoenlacarreterayleecharonencimaunalluviadeagua fría.Las luces traserasparpadearonun instantecuandoelconductorsediocuentadeloquehabíahecho,peroelhombreselimitóatocarelclaxonvariasvecesyprosiguiósucamino.

Dormansiguióavanzandopor la lodosacuneta.Lacarreterase internabaen lasboscosasmontañas.NosabíacuántoskilómetroshabíarecorridodesdePortland,peroesperabaencontrarlaformadeseguiradelante.Noteníadinero,perodetodasformasnosehubieraatrevidoaalquilaruncoche,pormiedoaque le identificaran.Nadiesabía que estaba vivo, yDorman no quería que se supiese.Además, era un riesgoconducircuandonopodíaconfiarensucuerponiensupercepción.

Llegóaunaestacióndeservicioconunpequeñoedificioconunapuertayunaluzrojaparacamiones.Lasventanasestabancubiertasconcortinasyseveíauncartelde«Cerrado»quenoparecíahabercambiadoenmeses.

Dorman miró el refugio. No habría calefacción ni comida, pero estaría seco.Deseaba protegerse un momento de la lluvia, dormir… Pero era probable que novolvieraadespertar.Seleacababaeltiempo.

Pasódelargolaestacióndeservicio.Aunladoseextendíancamposdepatatasempapadosdeagua.Alotroladodelacarreterahabíaunpantano.Dormansedirigió

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hacialasuavependientequeseinternabaenlasmontañas.Enlaperiferiadelavisiónveíadanzarextrañasformas,comonieveestática.Las

nanomáquinas estaban actuandode nuevo sobre sus nervios ópticos, arreglándolos,realizando mejoras… o simplemente jugando con ellos. Hacía varios días que nodistinguíaloscolores.

Dormanapretólasmandíbulassintiendoeldolorenloshuesos,casidisfrutandode él: un dolor auténtico, no un efecto fantasma provocado por las máquinasautoprogramadasqueinvadíansucuerpo.

Siguió caminando, tan concentrado en seguir adelante que ni siquiera oyó elrumor del camión que se acercaba. Era un vehículo enorme, medio cargado detroncos de pino podados y descortezados.Dorman lomiró y se hizo a un lado.Elconductor hizo parpadear las luces y redujo la marcha. Los frenos chirriaron y elcamiónsedetuvoadiezmetrosdeDorman.

Él se lo quedó mirando, sin creer en su buena suerte. Aquel hombre estabadispuesto a llevarle. Dorman se apresuró a acercarse, con los brazos en torno alpecho. El conductor se inclinó para abrirle la puerta. La lluvia seguía cayendo,empapandolostroncosyalzándoseenvaporsobreelcapódelcamión.

Dormannotóquesupiernaseagitabacuandolaalzóparasubiralacabina.Porfin logró recobrar el equilibrio y entró al camión. Estaba empapado, helado yexhausto.

—Vaya,cómoestáusted—dijoelcamionero.Eraunhombrebajoycorpulento,depelorubioyojosazules.

—Sí,estoyfatal—replicóDorman,sorprendidodequesuvozsonaratanclara.—Bueno,aquídentroestarámejor.¿Vaaalgúnsitio?—Sí,esointentaba.—Puedollevarlohastalaautopistadellitoral.MellamoWayneHykaway.Dormanlomiróconsuspicacia.Noqueríadaraconocersuidentidad.—Yosoy…David—dijo.Cerródegolpelapuertaysemetiólasmanosenlos

empapados bolsillos de la chaqueta, acurrucándose. Hykaway le había tendido lamano pero la retiró de inmediato al ver que Dorman no tenía intención deestrechársela.

Elinteriordelacabinaeracálidoyhúmedo.Lacalefacciónestabaencendida.Loslimpiaparabrisas se movían de un lado a otro en un esfuerzo por dar algunavisibilidad. El equipo demúsica, excesivamente caro, dejaba oír las noticias de laradio, aunque allí en lasmontañas la recepción eramuymala y estaba cargada deruidosestáticos.

Elcamionerovolvióaponerenmarchaelvehículo,queconunrugidocomenzóasubirlacarreteramojadaendirecciónalosbosques.

Dorman no hacía más que pensar que cada momento se acercaba más a su

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objetivo.Aquel hombreno tenía ni ideadel tremendo riesgoque estaba corriendo,pero Dorman tenía que concentrarse en encontrar a Patrice y Jody, y al perro. Acualquierprecio.

Searrellanóenelasiento,apoyadocontralapuerta,intentandoignorarelmiedoyla sensación de culpa. Parpadeó para apartarse el agua que le goteaba en los ojos.Manteníalavistafijaenelparabrisas,intentandopermanecerlomáslejosposibledeWayneHykaway.Noseatrevíaadejarque le tocara.Noqueríacorrerel riesgodequeotrocadáverllamaralaatención.

Elcamioneroapagólaradioeintentóenvanoentablarconversación.AlverqueDormansemostrabareticenteahablar,sepusoacontarcosasdesímismo.Charlósobre los libros que le gustaban, sobre el tai chi, una técnica de relajación quepracticaba,contósuexperienciadandoclaseagenteenparo…

Hykaway llevabaconunamanoelvolantedelcamiónmientrasquecon laotratrasteabaconlosmandosdelacalefacción.Cuandosequedósinnadamásquedecir,volvióaencenderlaradio,giróeldialylaapagócongestoenfadado.

Dormanseconcentróensucuerpo.Sentíaquelapiellehervíaylehormigueaba.Su masa muscular se movía con voluntad propia. Apretó los codos contra lascostillas,sintiendola telamojadadelachaquetaasímcomolaviscosamucosadelfluidoportadordenanomáquinasquelerezumabaporlosporos.

Alcabodequinceminutosdesilencio,elcamionerocomenzóamirarledereojo,como preguntándose qué clase de psicópata había cometido el error de recoger.Dormanevitósumirada,volviendolacabezahacialaventanilla.

Deprontosintióunespasmoen lasentrañas.Se inclinóyse llevó lasmanosalestómago,resollandoentredientes.Notabaalgoagitarsebajosupiel,comountopoqueexcavarauntúnelentresuscostillas.

—Oiga,¿estáustedbien?—preguntóelcamionero.—Sí—logrócontestarDorman.Apretócon fuerzahastaquepor fin recobróel

dominiosobresuamotinadosistemabiológico.Respiróhondounascuantasvecesylasconvulsionesremitieron.

Aun así, sentía el movimiento de sus órganos internos explorando su libertad,agitándoseenpartesquenodeberíanpodersemover.Eracomollevaruna tormentadentro.

Wayne Hykaway le miró un instante y volvió a concentrarse en la carreteraagarrandoconfuerzaelvolante.Dormanpermanecióensilencio,acurrucadocontralapuerta.Lamucosacomenzabaaencharcarsedebajodeél.Sabíaqueencualquiermomentopodía perder de nuevo el control.A cada instante se le hacíamásymásdifícil…

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TiendaygaleríadeartedeMaxColvain,OregónViernes,12.01h.

Scully estaba cansada de conducir y se alegró de tener la posibilidad de parar ypreguntaraotraspersonassihabíanvistoaPatriceyJodyKennessy.Mulderibaenelasientodelcopiloto,conlachaquetamanchadadelasmigasdelosganchitosqueibacomiendo.AcercólacaraalmapadecarreterasdelestadodeOregón.

—Noveoestepuebloenelmapa—dijo—.EsColvain,¿no?Scullyaparcódelantedeunapintorescacasitaencuyafachadacolgabauncartel

pintadoamano:«TiendadeMax».—Scully,estamosenelpuebloynoloencuentro.En lapesadapuertademaderadelestablecimientoseanunciaba tabacoMorley.

Cuandoentraronsonóunacampanillaycrujieronlostablonesdelsuelo.—Porsupuesto,tienenunacampanaencimadelapuerta—dijoMulder,alzando

lavista.Varias neveras y congeladores estilo años cincuenta, blancos con adornos

cromados,albergabanbocadillos,botellasderefrescosycomidacongelada.Entornoa lacaja registradorahabíavariascajasdeSlimJims tamañogiganteyuna infinitavariedaddechocolatinas.

Trasunasestanteríasdecedrollenasdechucheríasseveíanvariascamisetasconingeniosos dichos relativos al mal tiempo de Oregón. Gafas de sol, mantelitos,barajasdenaipesyllaveroscompletabanelsurtido.

Scully vio unas acuarelas colgadas en la pared opuesta, encima de una nevera.Lasetiquetasconlosprecioscolgabandelosmarcos.

—Debedehaberalgunaleyenelcondadoqueobligueacadapuebloatenerunciertonúmerodegaleríasdearte.

Una anciana se sentaba a la caja registradora, oculta tras una barricada deperiódicosybandejasconchicles,caramelosychocolatinas.Llevabaelpelo teñidode un rojomuy llamativo y unas gruesas gafas sucias demarcas de dedos.Estabaleyendo un periódico sensacionalista cuyos titulares proclamaban: «El Big FootencontradoenNuevaJersey.Embriónalienígenacongeladoenunasinstalacionesdelgobierno»,eincluso:«RitoscaníbalesenAlaska».

Mulder leyólos titularesysevolvióhaciaScullyenarcandolascejas.Lamujerlesmiróporencimadelasgafas.

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—¿Puedoayudarles?¿Necesitanmapasounrefresco?Mulderleenseñósuplacadeidentidad.—Somosagentesfederales,señora.Talvezpuedaustedindicarnosladirecciónde

unacabañaqueestácercadeaquí.EspropiedaddelseñorDarinKennessy.ScullypusosobreelmostradorlasmanoseadasfotosdelosKennessy.Lamujer

seapresuróadoblarelperiódicoyloarrojótraslacajaregistradora.Luegomirólasfotosatravésdesusgafasmanchadas.

—Estamos buscando a estas dos personas —explicó Scully, sin dar másinformación.

Jody Kennessy sonreía con optimismo en una de las fotografías, pero tenía elrostroenjutoymacilento.Selehabíacaídocasitodoelpeloyseleveíalapielgrisdebidoalaquimioterapiaylasradiaciones.

La mujer se quitó las gafas y las limpió con un pañuelo de papel antes devolvérselasaponer.

—Sí,creoqueleshevisto.Porlomenosalamujer.Haceunasemanaodosvinoporaquí.

Mulderseanimó.—Sí,lafechamásomenoscoincide.—Este niño está muy enfermo —terció Scully, incapaz de evitar entrar en

detalles, como para lograr así la ayuda de aquella mujer—. Se está muriendo deleucemiaynecesitatratamientoinmediato.Puedehaberempeoradomuchodesdequelehicieronestafotografía.

Lamujervolvióamirarlafoto.—Pues entonces puede queme equivoque—dijo—.Que yo recuerde, el chico

que iba con esta mujer parecía de lo más sano. Podrían estar en la cabaña deKennessy.Hacemuchotiempoqueestávacía.

Lamujerseechóhaciaatrásenlasilla,quecrujióconunsonidometálico,ysesubiólasgafassobreelpuentedelanariz.

—Aquílascosasnopasandesapercibidas.—¿Podríaindicarnosladirección,señora?—insistióScully.Lamujersacóunbolígrafo,peronosemolestóenescribirnada.—Unosdiezodocekilómetros atrás, pordondevenían, girenporunapequeña

carretera llamadaLocustSpringsDrive, y al cabodemediokilómetrogirenpor eltercercaminoalaizquierda—dijo,jugueteandoconsucollardeperlasfalsas.

—Eslamejorpistaquetenemoshastaahora—comentóScully,mirandoansiosaasu compañero. La idea de rescatar a Jody Kennessy y ayudarle le proporcionabarenovadasfuerzas.ComoagentedelFBI,Scullydebíamantenerlaobjetividadynoinvolucrarseemocionalmenteenningúncaso,paranoperder la imparcialidad.Peroen esta ocasión no podía evitar sus sentimientos.Compartía con JodyKennessy la

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sombra del cáncer, y el hilo que la unía a aquel chico desconocido era demasiadofuerte. Su deseo de ayudarle era mucho más vehemente de lo que podía haberimaginado cuando se marcharon de Washington para investigar el incendio enDyMar.

Sonódenuevolacampanilladelapuertayentróunagentedepolicía.Scullylemiróporencimadelhombromientrasélseacercabaalaneveraycogíaunabotellagrandedenaranjada.

—¿Lodesiempre,Jared?—preguntólamujerdelacajaregistradora.—¿Esquecambioalgunavez,Maxie?Ella le arrojó un paquete de ganchitos de queso. El policía saludó aMulder y

ScullyconungestodecabezayviolasfotografíasasícomolaplacadeidentificacióndeMulder.

—¿Puedoayudarles?—Somos agentes federales —dijo Scully. Fue a mostrarle las fotografías

pensando que tal vez podría acompañarles hasta la cabaña donde Patrice y Jodypodíanestarprisioneros,perodeprontoseoyólaradioqueJaredllevabaalcinto.Eraunavozoficial,muyprofesional,aunquesonabaconuntonodealarma.

—Jared, ven inmediatamente. Tenemos una situación de emergencia. Unmotorista ha encontrado un cadáver en la autopista un kilómetro más allá de lapropiedaddelosDoyle.

Elpolicíacogiólaradio.—AquíeloficialPenwick—dijo—.¿Uncadáver?¿Enquécondicionesestá?—Esuncamionero.Lacargadetroncosestámediotiradaenlacarretera.Eltipo

estádesplomado sobre elmvolantey…bueno, esmuy raro.Susheridas sonmuyextrañas.

MuldermiróaScully.Ambospensaronqueaquellopodía tenerqueverconsucaso.

—Vetúalacabaña,Scully.YoiréconeloficialPenwickaecharunvistazo.Sinoesnadalediréquemellevealacabaña.Nosveremosallí.

Scullysabíaqueteníanqueinvestigarambasposibilidadessinpérdidadetiempo,aunquenolegustabasepararsedesucompañero.

—Sobretodotomalasprecaucionesnecesarias—dijo.—Loharé.—Mulderseencaminóalapuerta.Lacampanillavolvióasonarcuandosalióelpolicíaconlosganchitosdequesoy

labotelladenaranjadaenunamano,mientrasconlaotrasosteníalaradio.Antesdemarcharsevolviólacabeza.

—Apúntamelo,Maxie.Yatepagaréluego.Scullysalióprecipitadamentetrasellos.Mulderyelagenteecharonacorrerhacia

elcochepatrulla,aparcadodelantedelcolmado.

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—Intentaencontrarlos,Scully—gritóMulder—.Averiguatodoloquepuedas.Tellamaréporelmóvil.

Lasdospuertasdel coche secerrarona lavezyelvehículopatrulladiomediavueltaconunarociadadegravillamojadaysaliódisparadopor lacarreteraconlaslucesrojasdestellando.

Scully volvió a su coche de alquiler y advirtió consternada que el teléfono nofuncionaba.Unavezmásnoteníacobertura.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,12.58h.

Fuerade lacabañaVader ladró.Se incorporóenelporcheysepusoaandardeunladoaotrogruñendo.Patrice sepuso tensaycorrióa laventanacon laboca seca.HacíadoceañosqueteníaaVaderysabíaquenoestabajugandonigruñéndoleaunaardilla.AquelloeraunladridodeadvertenciayPatricehacíatiempoqueesperabaytemíaalgoasí.

Losárbolesquebordeaban lahondonadasealzabanoscuros,claustrofóbicosentorno a las colinas que los protegían. Incluso parecían haberse aproximado ensilencio, como un implacable ejército, como la muchedumbre enfurecida que ellahabíaimaginadoentornoaDyMar.

Lahierbadelclarosemecíabajolasuavebrisa,cargadaderocío.Patrice,ensudía, había pensado que el lugar era hermoso, un emplazamiento perfecto para lacabaña, «un sitio maravilloso», había dicho Darin, y ella había compartido suentusiasmo.

Ahora,sinembargo,elclarolahacíasentirexpuestayvulnerable.Vaderladródenuevoyseadelantóhastaelbordedelporche,señalandoconelmorroelcaminoqueseinternabaenelbosque.

—¿Quépasa,mamá?—preguntóJody.PorsuexpresiónPatricesupoqueelchicotenía tantomiedo como ella. En las últimas dos semanas lo había entrenadomuybien.

—Alguienviene.Haciendoacopiodevalor,Patriceapagólaslucesdelacabaña,cerrólascortinas

yabrió lapuertaparamontarguardiaenelporche.Habían idoa refugiarseallí sinrealizar ningún preparativo. No tenían ninguna pistola, ningún arma. Patrice habíaregistradoafondolacabaña,peroaDarinnolegustabanlasarmasdefuego.Ahoranocontabanmásqueconsuspropiasmanosysuingenio.Vaderlamiróysevolviódenuevohaciaelcamino.

Jody se acercó a ella, intentando ver algo, pero Patrice le empujó dentro de lacasa.

—¡Mamá! —exclamo él, indignado. Patrice le señaló con el dedo con gestoseveroyJodyretrocediórápidamente.

Patriceestabaposeídaporsuinstintoprotectordemadre.Nohabíapodidohacer

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nada ante el cáncer, no había podido hacer nada cuando el padre de Jodymurió amanos de oscuros hombres que pretendían ser activistas, los mismos que habíanintervenidosusteléfonosyloshabíanestadosiguiendo,losmismosqueahorapodíanestarbuscándoles.Perosíquehabía reaccionadoparaponerasuhijoasalvo,ydemomento lo había mantenido con vida. Patrice Kennessy no tenía intenciones derendirseahora.

Una figura apareció entre los árboles, a pie por el largo camino flanqueado deoscurospinos.Eraevidentequesedirigíaalacabaña.

Patricenoteníatiempodesalircorriendo.SehabíallevadoaJodyalasmontañaspor la cantidaddemaquis, cultos religiososyextremistasquehabíaenellas,gentequesabíamuybienguardarsuintimidad.ElhermanodeDavidsehabíaunidoaunodeesosgrupos,abandonandoinclusolacabañaenbuscadeunrefugiomásseguro,peroellanosehabíaatrevidoaacudiraDarin.Susperseguidorespodíanirtambiénaporél.Patriceteníaquebuscarloinesperado.

Ahora le daba vueltas la cabeza. Intentaba pensar en elmásmínimo error quehubiera podido cometer, y de pronto recordó que la última vez que había ido acomprarcomidavioenelmostradordelatiendaunejemplardelperiódicosemanaldeOregóndondeaparecíanlasruinasquemadasdeloslaboratoriosDyMar.

Había dado sin querer un respingo al verlo, aunque intentó mantener lacompostura aferrándose a sus compras delante de la bandeja de chocolatinas. Lamujerdelatienda,conelpeloteñidodeunrojochillón,lamiró.Peronadiehubierapodido averiguar nada por aquella coincidencia, se dijo Patrice, nadie habríarelacionadoaquellanoticiaconunamujerqueviajabasolaconsuhijodedoceaños.

Sinembargo,lamujerlahabíamiradoconespecialinterés…—¿Quiénes,mamá?—preguntó Jodyenun susurrodesde la chimenea—.¿Lo

ves?Patricesealegródenohaberencendidoelfuegoesamañana,porqueelhumode

lachimeneapodríahaberllamadotodavíamáslaatención.Habían forjado un plan previendo esa situación: los dos semarcharían sin que

nadieloadvirtieraysedesvaneceríanentrelosárboles.Jodyconocíabastantebienelbosqueypodríanpermanecerallíescondidos.

Pero aquel intruso los había cogido por sorpresa. Venía a pie y no le habíadelatadoelruidodeningúnmotor.Ahoranoteníantiempoparaescapar.

—Jody,cogeaVaderyvetealapuertadeatrás.Estatelistoparasalircorriendohaciaelbosquesiesnecesario,perosólosiesnecesario.

Jodylamiróalarmado.—Peronopuedodejarteaquí,mamá.—Simequedo,tendrástiempodeesconderte.Perosinoquierenhacernosningún

daño,entoncesnotienesdequépreocuparte—dijoconrostropétreo.Jodysesonrojó

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aldarsecuentadeloqueaquelloimplicaba.Ellasevolvióhacialapuerta.—Yahoraescóndete.Esperaquellegueelmomento.Patrice esperó con los brazos cruzados al intruso que se acercaba. Estaba casi

paralizada de terror. Aquel era el momento de la confrontación, el momento quetemíadesdequerecibiólallamadadesesperadadeDavid.

El intruso era un hombre de hombros anchos que caminaba de forma peculiar,como si estuviera herido. Estaba sucio, desaliñado y empapado. Se acercaba atrompicones,perosedetuvoensecoalverlaenelporche.

Vadergruñó.InclusodesdetanlejosPatricevioqueéllamirabaalosojos.Susrasgosestabancambiados, comodesencajados,peroapesarde todo le reconocióysintió una oleada de alivio, algo que no experimentaba hacía tiempo. ¡Por fin unamigo!

—Jeremy—dijoconunsuspiro—.¡JeremyDorman!

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,13.14h.

—¡Patrice!—exclamóDormanconvozronca,acercándoseatodaprisa.Patricehabíacompradoperiódicosenalgunasmáquinasencallesoscurasyhabía

leídoqueelcompañerodesuesposotambiénhabíamuertoenelincendiodeDyMar,asesinadoporloshombresquequeríanimpedirquelasinvestigacionesdeDavidennanotecnologíasehicieranpúblicas.

—Jeremy,¿tambiénatitepersiguen?¿Cómolograsteescapar?ElhechodequeJeremyDormanhubierasalidoindemneledabaesperanzas.Tal

vez David había sobrevivido también, aunque no lograba hacerse a la idea. Teníamilesdepreguntasquehacer,perosobretodosealegrabadeverunrostrofamiliar,otrapersonaqueseenfrentabaalamismasituaciónqueella.

De todas formas había algomuy extraño en todo aquello. Jeremyhabía sabidolocalizarlos en la cabaña. Patrice sabía que David hablaba demasiado. Incluso elrefugiosecretodesuhermanonodebiódesersecretodurantemuchotiempo.Seguroque había hablado de él durante las largas y tediosas horas en el laboratorio conJeremy…

DeprontoPatricesepusoenguardia.—¿Tehanseguido?Sivienenapornosotros,notenemosarmas.—Patrice—lainterrumpióél—,estoydesesperado.Ayúdame,porfavor.—Tragó

salivaysugargantasemoviómuchomásdeloquedebería—.Necesitoentrar.Parecíamuy enfermo, apenas capaz demoverse, como si estuviera gravemente

herido.Supielteníaunatexturaextraña,comosiestuvieramojadaynosóloporlahumedaddelaire,sinocomocubiertademoco.

—¿Qué te ha pasado, Jeremy?—Patrice señaló la puerta, sin saber por qué sesentíataninquieta.Dormansehabíahechobastanteamigodelafamilia,sobretododespués de queDarin abandonara el laboratorio para irse a lasmontañas—. Estásfatal.

—Tengo que explicarte muchas cosas, pero no hay tiempo. Mira cómo estoy.Escucha,esmuyimportante,¿todavíatienesalperro?

Patrice se había quedado clavada en el porche. Lo único que logró hacer fueagarrarsea lahúmedabaranda.¿PorquéestabaJeremytan interesadoenVader?Apesardequeeraunamigo,notabaqueteníaqueestarenguardia.

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—Primeroquierosaberalgunascosas—dijo,sinmoversedelporche.Dormansedetuvo, vacilante—. ¿Cómo sobreviviste al incendio de DyMar? Pensábamos quehabíasmuerto.

—Yteníaquemorirallí,esverdad.—¿Cómoqueteníasquemorir?Laúltimavezquemellamóporteléfono,David

dijo que la manifestación ante DyMar era una especie de mascarada, que no erasimplemente un grupo de activistas. Dorman clavó en ella una mirada oscura yatormentada.

—Metraicionaron,comotraicionaronaDavid.—Avanzóunpardepasos.—¿Quéestásdiciendo?—Despuésdetodoloquehabíapasado,estabadispuesta

acreercasicualquiercosa.Dormanasintióconlacabeza.—Tenían órdenes de cerciorarse de que no quedaban supervivientes, ni ningún

datodenuestrasinvestigaciones.Todoteníaquequedarreducidoacenizas.Patriceseguíainmóvildisuadiéndole,consuactitud,dequeseacercaramás.—Daviddijoquelaconspiraciónveníadelgobierno.Yonolecreíhastaquevolví

acasayviquelahabíansaqueado.Dormansedetuvoatresmetrosdelporcheyluegoseapartódelcaminoentrelas

hierbas.—Ahoratebuscanatitambién,Patrice.Podemosayudarnoselunoalotro.Pero

necesitoaVader.Llevaenlasangrelosprototiposestables.—¿Quéprototipos?¿Dequéhablas?—Losprototiposdenanotecnología.Yotuvequeutilizarlosdelasgeneraciones

anteriores,queerandefectuosos.Losprobamosconpequeñosanimalesdelaboratorioymostraronalgunas…anomalías.Peronotuvemásremedio.Ellaboratorioestabaenllamas,todosequemaba.Yo,enprincipio,teníaqueestarfuera.Peroestaeralaúnicaforma de sobrevivir… —La miró suplicante y bajó la voz—. Pero no estánfuncionandocomoteníanquefuncionar.ConlasangredeVader,cabelaposibilidaddequesereprogramendentrodemí.

APatriceledabavueltaslacabeza.SabíaenloquetrabajabaDavidysospechabaquelehabíahechoalgoalperro.

—¿Dónde está Jody? —preguntó Dorman, mirando las cortinas de la puertamediocerrada—.¡Eh,Jody!¡Ven,nopasanada!

JodysiemprehabíaconsideradoaDormanunamigodesupadre,unaespeciedetío adoptivo, sobre tododespuésdeque semarcharaDarin.Muchasveces jugabanjuntosconelordenador.JodynohabíaconocidoaningúnadultoquesupieratantostrucosconlosvideojuegoscomoJeremy.

AntesdequePatricepudierareaccionar,antesdequecomprendieraexactamentecuáleralasituación,Jodyabriólapuertaencompañíadesuperro.

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—¡Jeremy!DormanmiróaVaderconevidentealivio,peroelperro leenseñó losdientesy

lanzó un gruñido grave y amenazador. Dorman no hizo caso. Se había quedadomirandosorprendidoaJody.¡Elchicoestabasano!Lapieldelrostroselemovió.Élhizounamuecaylogróquetodovolvieraasusitio.

—Jody…¡Tehasrecuperadodelcáncer!—Esunmilagro—dijoPatricefríamente—.Unaespeciederemisiónespontánea.Sintió un nudo en el estómago al ver el súbito y extraño gesto predador de

Dorman.—No, no es una remisión espontánea—dijo él—. ¿No es verdad, Jody? Dios

mío,tútambiénlosllevas.Elchicopalidecióydiounpasoatrás.—Séloquetehizotupadre.—Poralgunarazón,Dormannoapartabalavistadel

chicoyelperro.PatricemiródesconcertadaaJody,yenuninstantedehorrorsediocuentadela

magnituddeloqueDavidhabíahecho,elriesgoquehabíacorrido,laauténticarazónde que su hermano hubiera tenido tantomiedo.La buena salud de Jody no era unmilagro. El obsesivo trabajo de David había dado resultado, después de todo. Suesposohabíaencontradounacuraparaelcáncerynolehabíadichonadaaella.Yenuninstante,suincreíblealegríayaliviodejaronpasoalmiedohaciaJeremyDorman.MiedodesusmiradasaJody,delmovimientoantinaturaldesusrasgosfaciales.

—EstodavíamejorqueVader.—LososcurosojosdeDormanllameaban—.Sólonecesitounpocodelasangredetuhijo,Patrice.Unpocodesusangre,nadamás.

Patrice dio un respingo, asustada y desconcertada, pero no cedió terreno. Nopensabapermitirquenadietocaraasuhijo.

—¿Susangre?Pero¿quédemonios…?—Notengotiempoparaexplicártelo,Patrice.¡Yonosabíaquepensabanmatara

David!Ellosprepararonlamanifestación.Queríanquemartodoaquello,peroibanatrasladarlasinvestigacionesaunlugarmásaislado.—Seledesencajólacaraderabia—.Yo ibaadirigir las investigacionesenelnuevo laboratorio. ¡Peroamí tambiénintentaronasesinarme!

Patrice no comprendía. Estaba recibiendo demasiada información al mismotiempo.

—¿Tú sabías que pretendían incendiar el laboratorio? ¡Tú formabas parte delcomplot!

—¡No!Noeraesoloqueyopretendía.Sesuponíaquetodoestababajocontrol.Amítambiénmeengañaron.

—DejastequemataranaDavid,hijodeputa.Túqueríasllevartetodoelméritodesusinvestigaciones.

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—Patrice… Jody, si no me ayudáis moriré. —Dorman se precipitó hacia elporche,peroPatriceleinterceptóelpaso.

—Jody,vuelvealacabañaahoramismo.¡Nopodemosconfiarenél!¡Traicionóatu padre! —Su voz era fría como el hielo. Él chico tenía miedo y obedeciórápidamente.

Dormansedetuvoadosmetrosylamirófurioso.—Nohagasesto.Túnoloentiendes.—Sé que tengo que proteger a mi hijo, después de todo lo que ha pasado.

Seguramentetúsiguestrabajandoparaesoshombres.Nopiensodejarqueteacerquesa él.—Cerró lospuños, dispuesta a acabar conDormancon suspropiasmanos—.¡Jody,escóndeteenelbosque!Yasabesdóndeir,dondehabíamosplaneado—gritóporlapuertamedioabierta—.¡Vete!

AlgoseagitabadentrodelpechodeDorman.Elhombreseagachósujetándoseenelvientreylascostillas…Porfinseincorporóconlosojosvidriososyunamuecadedolor.

—No…puedo…esperarmás,Patrice—dijo,acercándose.Enlapartetraseradelacabaña,seoyócerrarseunapuerta.Jodyhabíahuidoal

bosque.Patriceleagradecióensilencioquenohubieradiscutido.HabíatemidoquequisieraayudaraDorman.Vadercorríaladrandotraselmuchacho.

JeremyDormansevolvióhacialapartedeatrás.—¡Jody!¡Venaquí,muchacho!—Echóaandarhaciaunladodelacabaña.Patricesintióqueungritoanimalseleformabaenlagarganta.—¡Dejaenpazamihijo!Dormandiomediavueltaysacóunrevólverconlasmanostemblorosas.Patrice

lomiróincrédula.—Nosabesloqueestáshaciendo,Patrice.Nosabesloqueestápasando.Podría

haberle pegadoun tiro al perro o a Jodyy obtener la sangre que necesito.Tal vezhabríasidomásfácil,alfinyalcabo.

PeroDormanapenasteníacontrolsobresusmúsculos,ynopodíaapuntarbien.Patrice no creía que fuera a disparar, de todas formas. Lanzó un grito y saltó porencimadelabarandilladelporche,arrojándosecontraDorman.Élretrocedióconunaexpresióndehorror

—¡No!¡Nometoques!Peroellacayósobreél,tirándolealsueloyhaciéndoleperderlapistola.—¡Jody,corre!¡Nopares!—chilló.Dormanseagitabayseretorcía,intentandoapartarlaapatadas.—¡No, Patrice! ¡Aléjate! ¡No te acerques amí!—Pero ella le atacaba con los

puños,conlasuñas…Sindecirunapalabra,Jodyseinternóconelperroentrelosárboles.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,13.26h.

Lasramasdelosárboleslearañabanlacara,seenredabanensupelo,seenganchabanensucamisa,peroJodyseguíacorriendo.Lasúltimaspalabrasquehabíaoídofueelgritodesesperadodesumadre:«¡Corre,Jody!¡Notepares!».

EnlasúltimasdossemanasPatricelehabíacontagiadosumiedoysuparanoia.Habíantrazadoplanespreviendovariassituaciones.Jodysabíamuybienquealguienlesbuscaba,genteconpoder,gentepeligrosa.Alguienhabíatraicionadoasupadreyhabíaquemadoellaboratorio.

Sumadreyélhabíantenidoquehuirenlanoche,habíanidodeunladoaotro,durmiendoenelcoche,hasta llegarporfina lacabaña.Sumadrelehabíarepetidouna y otra vez que no podían confiar en nadie.Y por lo visto se refería incluso aJeremyDorman.Jeremy,quehabíasidocomountíoparaél,quehabíajugadoconélcadavezqueseapartabaunosinstantesdesutrabajo.

Ahora Jody se movía sin pensar. Había salido por la puerta trasera y habíaatravesado la pradera en dirección al bosque. Vader se internó entre los árbolesdelantedeél,ladrando,comosiquisieraencontraruncaminoseguro.

Lacabañanotardóenquedaratrás.Jodygiróbruscamentealaizquierda,colinaarriba. Saltó sobre un árbol caído y pasó por encima de densos y espinososmatorrales.Lasramasseenredabanensuspies,peroJodyseguíaadelante.

Habíaexploradovariasvecesaquellosbosques.Sumadreleteníadichoquenosealejaramucho,peroJodynoobstantesehabíainternadoamenudoentrelosárboles.Sabíadóndeteníaqueir,cómoeludirasusperseguidores.Conocíaalgunoslugaressecretos del bosque, pero no recordaba ningún escondrijo bastante bueno, bastanteseguro.Sumadrelehabíadichoquenodejaradecorrer.

—¡Jody,espera!—EralavozdeJeremyDorman,peroteníauntonomuyextraño—.Jody,nopasanada.Novoyahacertedaño.

Elchicovacilóuninstante,perosiguiócorriendo.Vaderlanzóunladridoypasóbajootroárbolcaídoparaseguirsubiendoporlapedregosapendiente.Jodytrepótrasél.

—Ven aquí,muchacho. Tengo que hablar contigo—gritóDorman, cerca de lacabaña.JodysabíaqueJeremyacababademeterseenelbosque,siguiéndole.

Se detuvo un momento. Estaba jadeando y todavía le dolían a veces las

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articulaciones, donde sentía un curioso hormigueo, como si algunas partes de sucuerposehubieranquedadodormidas.Peroaquellamolestianoeranadacomparadocon lo que había sentido antes, cuando la leucemia estaba en su peor momento,cuando hubiera preferidomorir para acabar con el dolor. Ahora se sentía bastantesano para seguir avanzando sin esfuerzo. Pero no quería prolongar aquellomuchotiempo.Lepicabalapielyteníalaespaldayelcuellocubiertosdesudor.

Oyó queDorman semetía entre los árboles rompiendo ramas, alarmantementecerca.¿Cómopodíahabercorridotanto?

—Tumadrequiereverte.Teestáesperandoenlacabaña.Jodybajóalcaucedeunarroyueloquecorríaentrerocasyramascaídas.Dosdías

atrás se había dedicado a saltar de piedra en piedra y de tronco en tronco paraatravesarelarroyo,jugandoanocaerse.Ahoracorríacontodassusfuerzas.Amediocamino resbalóenunapiedracubiertademusgoymetióelpiederechoenelaguahelada.

Lanzó una exclamación de sorpresa y siguió adelante. Su madre le habíaadvertidomuchas veces que no semojara los pies, pero ahora Jody sabía que eramuchomásimportanteescapar.

—¡Jody,venaquí!—gritóDormandenuevo.Parecíamásenfadado—.Ven,porfavor.¡Sólotúpuedesayudarme.Jody,telosuplico!

Jodysaltóa laotraorilladelarroyo, respiróhondoyseagarróa la ramadeunpinoparasalirdelahondonadayecharacorrer.Teníaunapunzadaenelcostadoquese le extendía a los riñones y el estómago, pero se la apretó con lamanoy siguióadelante. Jody no sabía lo que estaba pasando, pero confiaba en sumiedo y en laadvertenciadesumadre,ynopensabapermitirqueJeremyDormanleatrapara.

Sedetuvounmomentojadeandodetrásdeunárbolysequedóescuchando.Enlapendiente,alotroladodelarroyo,violafiguradeJeremyDormanysucamisahechajirones.Semiraronalosojosdesdeladistanciaentrelassombrasdelbosque.

ViendoauncompletodesconocidotraslosojosdeJeremyDorman,Jodyechóacorrerconredobladasfuerzas.Lepalpitabaelcorazónyjadeaba.Atravesóespinososmatorrales que le impedían el paso. Dorman, detrás de él, no tenía dificultad enavanzarentrelosarbustos.

Jody trepó una pendiente, resbalándose sobre las hojasmojadas. Sabía que nopodríaseguirasímuchotiempo.Dormannoaminorabaelpaso.

El chico se metió en una pequeña hondonada llena de hojas secas y piedrascubiertas de liquen.Estabaoculto entre sombras y árboles y sabía queDormannopodía verle. Tenía la oportunidad demeterse en una húmedamadriguera entre untocónpodridoyunaroca.

Semetióenella,entreramasymatorralesysequedósentadoensilencio,conelpechoagitadoyelpulsoacelerado.SequedóescuchandoaDorman.Asumadrenola

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oíay temióqueestuvieraheridaen lacabaña.¿Qué lehabíahechoDorman?¿Quéhabíasacrificadoellaparaqueélpudieraescapar?

Se oían pisadas, pero Dorman ya no le llamaba. Jody se acordó de cuandojugabanconlaconsolaNintendo.Habíansidooponentesenmortalescarrerasporelcampooenpaisajesalienígenas.Peroestoerareal,yhabíamuchomásenjuegoqueunasimplepuntuación.

Dormanseacercaba,buscandoentrelasramas.Jodyseguíaensilencio,rezandoporquenovierasuescondrijo.Vaderladróalolejos.Dormansedetuvoygiróenotradirección.Jodyvioentoncessuoportunidadeintentósalir,peroalmoversetiróunarama que estaba en precario equilibrio. Dorman se paró de nuevo y luego echó acorrerhaciaelescondrijodeJody.

Elchicovolvióametersebajoelárbolcaídoysearrastróhastasaliralotroladodelahondonada.Allísepusoenpieyechóacorrerconlacabezagacha,apartandolasramasdelcaminomientrasDormanlegritaba.Jodymiróatrásuninstanteparaverladistanciaquelosseparaba.Jeremyalzólamano,apuntándole,yJodyreconociólapistolaenelmismomomentoenqueundestellodeluzsalíadelcañón.Elestampidoresonóenelbosque.AmediometrodelacabezadeJodyestallóuntrozodemaderaenunpino.¡Dormanlehabíadisparado!

—¡Venaquíahoramismo,malditasea!—chillóDorman.Jody,ahogandoungrito,sealejóentrelosdensosmatorrales.OyóaVaderladrar

ygemir,comosiintentaradarlevalor.JodyconfiabaensuperromuchomásqueenJeremy Dorman. Salió corriendo, agarrándose el costado. Le latía la cabeza y elcorazónlemartilleabacomoelmotordeuncochedecarreras.

Detrás de él Dorman atravesó el frío arroyo, sin molestarse en pasar por laspiedras.

—¡Jody,venaquí!Elchicocorríadesesperadohaciaelladridodelperro.

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CampiñadeOregónViernes,13.03h.

Elcamiónsehabíasalidodelacarreterayestabamediovolcadoenlacuneta,comounextrañomonstruometálicoconelespinazopartido.Mulderviodeinmediatoquepasabaalgoextraño.Aquellonoeraunsimpleaccidentedetráfico.AparcadajuntoalcamiónhabíaunacamionetaFordrojadelaquesalióunhombreconunchubasqueroencuantoeloficialJaredPenwickdetuvosucoche.

Mulder vio huellas de neumático en la hierba mojada. El camión había dadobandazos sin control antes de detenerse. Comenzaba a caer una fina lluvia. Jaredconectó los limpiaparabrisas del coche patrulla e informó por radio de que habíanllegadoallugardelaccidente.

El hombrede la camioneta sequedó esperando junto a suvehículomientras elpolicíaseacercabaseguidodeMulder.Elvientoylalluvialeagitabanelpelo,peroloúnicoquepodíahacerparamantenerseencaloreraabrocharseelabrigo.

—Nohastocadonada,¿no,Dominic?—preguntóJared—.Nopiensoacercarmeaesacosa—replicóelotro,mirandoaMulderconsuspicacia—.Esasqueroso.

—EsteeselagenteMulder,delFBI—dijoJared.—Yoveníaporlacarretera—comenzóDominic,sinquitarleaMulderlavistade

encima—, cuando vi el camión.—Lomiró un instante—.Pensé que tal vez habíaderrapadoconlalluviaoqueelconductorsehabíaechadoalacunetaparadormir,como hacen a veces. Pero estaba parado en un sitio peligroso, y además no habíapuestolaseñaldeltriángulonaranja.Pensabaecharleunabuenabronca.

Dominicseenjugólalluviadelacaraymoviólacabezatragandosaliva.—Perocuandoechéunvistazoa lacabina…Diosmío,nohevistonuncanada

igual.Mulderseacercóaverelcamión.Seagarróalapuertadelconductorysubiócon

cuidadoenelescalón.Elcamioneroestabadesplomadoconlosbrazosabiertos, laspiernas levantadas y las rodillas atascadas bajo el volante, como una cucarachamuertaconunarociadadeinsecticida.

Elhombreteníalacaradesencajadaehinchada,llenadebultos,ylabocaabierta.El blanco de sus ojos aparecía nublado y gris, cubierto por una telaraña de venasrotas.Portodasupielseveíanmanchasmoradasynegruzcas,comoelpelajedeunleopardo,comosisusistemavascularhubierasufridounbombardeoenminiatura.

Laventanilladelcamiónestabacerrada.Lalluviaseguíacayendosobrelacabina

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y en el asiento del copiloto. El parabrisas estaba nublado por dentro.AMulder leparecióverquedelcuerpoemanabaunfinovapor.

Todavíaapoyadoenelescalóndelaportezuela,sevolvióhaciaelpolicía,quelemirabaconcuriosidad.

—Informe de la matrícula y los datos del vehículo—dijoMulder—. A ver sipodemosaveriguarquiéneraeste tipoyadónde iba.Era inquietanteencontrarotrocadávercomoaqueltancercadelaposiblelocalizacióndePatriceyJodyKennessy,tancercadedondeScullyhabíaidoabuscarlos.

Elpolicíaseacercóaecharunvistazoporlaventanilla.—Eshorrible—comentó—.¿Quélehabrápasado?—Nadiedeberíatocarelcadáverhastaquevenganmásrefuerzos—dijoMulder

—. El forense de Portland ya se ha encontrado con un caso similar. Deberíamosllamarlo,puestoquesabráquéhacer.

Elpolicíavaciló,comosiquisierahacermuchasmáspreguntas,perofinalmentese acercó a su coche para hablar por radio.Mulder rodeó el camión y vio que lacabinasehabíadesplazadoaladerecha,haciendoqueelvehículocasiseplegara.Lostroncosseguíanbienatadosconcadenasalaplataformadelcamión.

Elconductordebiódesufrirconvulsiones,peroporsuertehabíalevantadoelpiedelacelerador.Ellargocamiónsehabíadetenidoenlapendientesinestrellarsecontraunárbolocaerporunprecipicio.

Muldersequedómirándolomientraslalluviaarreciaba.Notóquelecorríanporlaespaldahilillosdeaguaysecerróelcuellodelabrigoconunestremecimiento.

Bajó luego a la cuneta, chapoteando con los pies en el agua y con las hierbashasta la rodilla. Ya que estaba totalmente empapado, le daba igual que siguieralloviendo.Entoncesvioque la portezueladel copiloto estaba abierta y sedetuvo aconsiderar lasdistintasposibilidades.Podíahaberhabidoalguienmásen lacabina,tal vez un autoestopista. ¿Y si se trataba del portador de aquel agente biológicomortal?

Mulder se acercó con cautela, mirando tras él los árboles, las altas hierbas,preguntándose si vería otro cadáver, el cuerpo de un pasajero que hubiera sufridosimilaresconvulsionesperohubieralogradosalirdelcamiónparamorirfuera.Peronovionada.Lalluviaseguíaarreciando.

—¿Quéhaencontrado,agenteMulder?—preguntóeloficialPenwick.—Todavíaestoymirando.Quédesedondeestá.—ElforensedePortlandvieneparaacáconrefuerzos.Dentrodepocovamosa

tener aquí todo un equipo. —El policía se volvió para seguir hablando con elconductordelacamioneta.

Mulder terminó de abrir con cuidado la portezuela del camión, que lanzó unchirridometálico,yseasomó.Elcamioneroparecíatodavíamásdobladoyretorcido

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desdeesaperspectiva.Elvaporcondensadohabíaformadounhaloenelparabrisas.Elaireolíaahumedad,perosinelhedorranciodelamuerte.Elcadávernollevabaallímuchotiempo,apesardesuespantosacondición.

Peroloquemásdespertósuinterésfueelasientodelpasajero.Seveíanhilosyjironesdetela,comosihubieranrotounacamisa,yvariosreguerosdeunasustanciaviscosa y traslúcida pegada a la tapicería. Era una especie de mucosa coagulada,parecidaalaqueaparecíaenelcadáverdelvigilante.

Muldertragósaliva.Noquisoacercarsemásnitocarnada.Aquelloeralomismoquehabíanvistoeneldepósitodecadáveres.Estabasegurodequeaquelagenteletal,aquellaextrañatoxina,eraelresultadodelasinvestigacionesdeKennessy.Talvezeldesafortunado camionerohabía recogido a alguieny se había infectado.Cuando elcamiónseestrellóyelconductormurió,elmisteriosopasajerosehabríaescapado.

Pero¿dóndehabíapodidoir?Muldervioalgoqueparecíaunpapeldebajodelasiento.Alprincipiopensóque

eraelenvoltoriodeunachocolatinaoalgoparecido,peroalcabodeunmomentosediocuentadequeeraunafotografía,dobladaymedioescondidaentrelassombras.Sesacóunbolígrafodelbolsilloyseinclinóconcuidadodenotocarlosresiduosdemucosa.Eraarriesgado,perosesentíaimpulsadoacogerlafoto.Porfinlaalcanzóconelbolígrafo.Teníalosbordesrodeadosdehilachos,comosisehubieracaídodelbolsillodeunacamisaduranteunaviolentapelea.

Lediolavueltaconelbolígrafo.Apesardenohabervistonuncalafoto,Mulderreconociólosrostrosdeunamujeryunmuchacho.Élmismohabíaestadoenseñandootrasfotosdeellosacientosdepersonasenlosúltimosdías.

Aquellosignificabaqueelmisteriosopasajero,elmisteriosoportadordelapestenanotecnológica, estaba también relacionado con Patrice y Jody. Y se dirigía almismolugarqueScully.

Muldernoseatrevíaametersedenuevoelbolígrafoenelbolsillo,demodoquelotiróalcamiónyvolvióatodaprisaalacarretera.Elpolicíalehacíaseñasdesdeelcochepatrulla.

—¡AgenteMulder!Mulder,mojadoyfrío,sentíaunatensiónmuchomayor.Seacercóalpolicía.—Hayunaestacióndeserviciounospocoskilómetrosmásatrás.Casinuncaestá

abierta, pero tienen cámaras automáticas de vigilancia. Hace unas horas envié aalguienarepasarlascintas,porsihabíancaptadolaimagendelcamiónalpasar.—PenwicksonrióyMulderasintióconlacabeza—.Asípodremosestableceralmenoslahoradelsuceso.

—¿Yhandescubiertoalgo?—Dosimágenes.Enunaapareceelcamiónpasandoatodavelocidad,alas10.52

delamañana.Ypocosminutosantespasabaunhombreapie.Haymuypocotráfico

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enestacarretera.—¿Podríaverunagrabaciónenvídeo?—preguntóMulderansioso,metiéndose

enelcochepatrullaparamirarlapequeñapantallabajoelsalpicaderoqueconectabaconelordenadordelacentral.

—Yapenséquemelapediría—contestóPenwick,escribiendoalgoenelteclado—.Loteníaaquí…Ah,ahíestá.

La primera imagen mostraba el camión pasando por la carretera. Eraevidentemente el mismo vehículo que ahora estaba volcado en la cuneta. El relojdigitalenlaparteinferiordelaimagenconfirmabaloqueelpolicíahabíadicho.PeroMulderestabamásinteresadoenotracosa.

—Déjeme ver al autoestopista, al otro hombre. —Se quedó pensando con lafrentearrugada.Sielpatógenonanotecnológicoeratanletalcomoélsospechaba,elcamioneronohabríaduradomuchotiempodehaberestadocercadeél.

Lanuevaimagenestabaalgoborrosa,peromostrabaaunhombrecaminandoporel embarrado borde de la carretera, impasible al parecer ante la lluvia. Miródirectamentea lacámara, a laestaciónde servicio, comosideseara refugiarseallí.Peroluegoprosiguiósucamino.

Mulderteníasuficiente.Habíavistolasfotografíasdearchivo,losdossiersdeloslaboratoriosDyMar,lasfotografíasdelosdosinvestigadoressupuestamentemuertosen el incendio. El hombre era Jeremy Dorman, el ayudante de David Kennessy.Seguíavivo.DormanpodíahaberquedadoexpuestoaalgunasustanciaenDyMar,yahoraeraportadordeunagentequeyahabíamatadoalmenosadospersonas.

Muldersaliódelcocheymiróalpolicíaconexpresiónapremiante.—Oficial Penwick, tendrá que quedarse aquí para proteger el camión. Esmuy

peligroso.Nopermitaquenadieseacerquealcadáver,nisiquieraalacabinasinunequipoadecuadocontralacontaminación.

—Desdeluego,agenteMulder.Perousted¿adóndeva?ÉlsevolvióhaciaDominic.—Soyunagentefederal.Necesitoutilizarsuvehículo.—¿Micamioneta?—preguntóDominic.—Tengoqueencontraramicompañera.Puedeestarengravepeligro.—Antesde

queDominic pudiera protestar,Mulder abrió la puerta de la camioneta y tendió lamano—.Lasllaves,porfavor.

Dominic miró inquisitivamente al policía, pero el oficial Penwick se limitó aencogersedehombros.

—Hevistosuplaca.EsciertoqueesdelFBI.—Secalóelsombrerobajolalluvia—.Notepreocupes,Dominic,yatellevaréyoacasa.

Dominic frunció el entrecejo. Mulder cerró de golpe la portezuela y el viejomotorsepusoenmarchaconunreconfortanterugido.Luegotrasteóconlapalanca

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decambios.—¡Tengacuidadoconmicamioneta!—legritóDominic—.Noquierotenerque

perdereltiempobatallandoconlacompañíadeseguros.Mulderpisóafondoelacelerador,confiandoenalcanzaraScullyatiempo.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,13.45h.

Scullysedesorientóentrelossinuososcaminosdetierra,perotrasdaruncautelosogiroenunestrechocamino,encontróporfinelsenderoparticularquehabíadescritoMaxieenlatienda.Noseveíaningúnbuzón,sólounpostemetálicoconunnúmeroquedebíadedesignarunpuntoespecíficoparaelcontroldeincendiosolarecogidadebasuras.

Noeramásqueuncaminosinrasgosdistintivostrazadoentreeldensofollajequesubíaporunriscoysedesvanecíaenunahondonada.Aquelerael lugar: lacabañadondePatriceyJodyKennessypodíanestarsecuestrados,oescondidos.

Scullybajóporelcaminolomásdeprisaqueseatrevió,entrecharcosdebarroybaches.Amedidaqueascendíaporelriscoelbosqueparecíacernirsesobreella.Lasramasarañabanlosespejosretrovisores.

Cuando coronó la cima, la parte trasera del coche rascó el suelo al empezar abajar.Delantedeella,enunapraderarodeadadeárbolesseveíaunacabañasolitaria.Un escondrijo perfecto. Aquella modesta casita parecía más invisible y difícil delocalizarqueelcampamentodemaquisquehabíanvisitadoeldíaanterior.

Siguióavanzandoconcautelayviouncochesuciodebarroaparcadoaunladobajounachapadecinc.EraunVolvo,eltípicovehículodeunprósperoinvestigadorcientífico,nolaviejafurgonetaoelutilitariomáspropiodelagentequevivíaenlasmontañas.

Seleaceleróelcorazón.Parecíaelsitioperfecto:aislado,silencioso,ominoso,amuchos kilómetros de distancia de la ayuda más cercana, muy lejos de cualquierteléfono.Cualquierapodíaesconderseallí,ycualquiercosapodíapasar.

Detuvo el coche delante de la cabaña y esperó unmomento.Era una situaciónpeligrosa. Estaba sola, sin refuerzos.No tenía forma de saber si Patrice y Jody seescondían allí por su propia voluntad o estaban secuestrados, guardados por gentearmada.

Por fin saliódel coche con el corazónpalpitante.Separóunmomento, respiróhondoyllamóalapuerta.

—¿Hola?Quienquieraquevivieraenlacabañalahabríaoídoacercarse,talvezantesdeque

elcochellegaraalacimadelrisco.Nopodíaentrarahurtadillas.Teníaquehacerse

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notar.Sequedóunmomentoesperandojuntoalcoche.Sacólaplacadeidentidadconla mano izquierda mientras con la derecha se tocaba la pistola que llevaba en lacadera.Estabapreparadaparacualquiercosa.

PerosobretodoqueríaveraJodyyasegurarsedequerecibíalaatenciónmédicaquenecesitaba.

—¿Hola?¿Hayalguien?—preguntóenvozalta,apartándosedospasosdelcoche.La cabaña parecía una casa encantada. Las ventanas estaban oscuras, algunas

cubiertasconcortinas.Nosepercibíaningúnmovimientoenel interior,noseoíanruidos…Ylapuertaestabaabiertadeparenpar.Enlacerraduraseveíaunagujero,astillas…lamarcadeunabaladepequeñocalibre,yerareciente.

Scullymiró a la izquierda y vio que alguien yacía entre las hierbas. Se quedóinmóvil,con todos lossentidosalerta,ymiróporencimade labarandadelporche.Eraunamujer,tumbadabocaabajo.Scullyechóacorrerhaciaallí,perosefrenóensecoalreconoceraPatriceKennessy,consupelorubioysusrasgosafilados.Aunqueahíterminabatodoelparecido.

Scully recordabaa lamujer sonrientede la fotoque tantasveceshabíamirado:consuesposo,unconocidoinvestigador,ysuhijoriendofelizantesdelaleucemia.PeroPatriceKennessyyanoteníaaquellavivacidad.Ahorayacíaenlapradera,conla cabezavuelta haciaScully y una expresión sombría y desesperada incluso en lamuerte. Tenía la pielmanchada con numerosas hemorragias subcutáneas, retorcidaconespantososbultosdetodaslasformasytamaños.Teníalosojoscerradosyenlospárpados se advertían diminutosmapas de sangre.Lasmanos estaban tensas comogarras,comosihubieramuertoluchandoabrazopartidocontraalgohorrible.

Scullyestabadesolada.Habíallegadodemasiadotarde.Retrocedió con cuidado de no acercarse al cuerpo. Patrice ya estaba muerta.

AhoraloúnicoquepodíahacereraencontraraJody,amenosquelehubierapasadoalgo.Escuchóelsusurrodelvientoentrelospinos.Enelcieloseapilabannubarronesque constantemente amenazaban lluvia. Oyó algunos pájaros y otros ruidos delbosque,peroelsilencioyelabandonodeaquellugareranopresivos.

Entoncespercibióelladridodeunperroenelbosque,yunmomentodespuéselinconfundibleestampidodeundisparo.

—¡Ven aquí ahora mismo, maldita sea! —Aunque la voz se oía lejana, seapreciabaeltonoamenazador—.¡Jody,venaquí!

Scullysacólapistolayseencaminóhacialosárboles,siguiendoelruidodelasvoces. Jody estaba allí, huyendo del hombre que debía de ser portador de laenfermedad,elquehabíacontagiadoaPatriceKennessy.

Teníaqueencontrarleantesdequeatraparaalchico.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,13.59h.

PormuchoqueJodycorriera,nodejabaaDormanatrás.Elúnicorefugioqueseleocurríaera lacabaña,muy lejosya.Noesque fueramuysegura,peronosabíadeningún sitiomejor.Almenos allí podría encontrar algo con lo que defenderse. Sumadre tenía muchos recursos, y él también. Había aprendido mucho de ella losúltimosdías.

Jodyfueavanzandoentre losárboles trazandounlargoarco,hastaquerodeólapraderaycomenzóaacercarsealacabañapordetrás.Vaderseguíaladrando,avecescorriendojuntoaélyotrasalejándose,comosiquisierajugar.

A Jody le dolían las piernas como si le clavaran clavos en las rodillas, y lapunzadadelcostadoeracadavezpeor.Teníalacaraarañadaporlasramasylashojasde pino, pero no le importaban las heridas menores; desaparecerían rápidamente.Notabalagargantasecayapenaspodíarespirar.

Seguíaavanzando,intentandonohacerruido.Nocontabaconningunaguía,perose había pasado varias semanas sin otra cosa que hacer que jugar en el bosque, ysabíacómoencontrarlacabaña.Vaderleseguiría.Saldríanjuntosdeaquella,consumadre,siesquetodavíaestabaviva.

Porfinvislumbrólacasitaylapradera.Sehabíaalejadomásdeloquepensaba,pero vio que había otro coche en el camino y sintió una oleada demiedo helado.¡Alguien más los había localizado! Aunque lograra escapar de Jeremy Dorman yvolver a la cabaña, tal vez le estarían esperando allí. ¿O los desconocidos habíanvenidoaayudarles?Nohabíaformadesaberlo.

Pero de momento su peor temor estaba mucho más cerca. Dorman seguíapersiguiéndole, cargando entre los árboles y los matorrales como un toro furioso,acortandodistancias.Eraincreíblelodeprisaquesemovía,sobretodoconsuaspectodeenfermo.

—¡Jody,porfavor!Déjamehablarcontigosólounmomento.Noteharédaño.Jody no malgastó su aliento contestando. Siguió corriendo en dirección a la

cabaña, pero de pronto llegó a una abrupta pendiente donde los desprendimientoshabíancortadolaladeradelacolina.Dosgigantescosárbolessehabíandesplomado,dejandounagrietaenelsuelocomounaheridaabierta.

No había tiempo de dar media vuelta. Dorman se acercaba muy deprisa. El

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terraplénerademasiadoabrupto.Eraimposiblebajarporallí.OyóladrardenuevoaVader.Elperroestabaamediapendiente,porlaparteizquierdadeldesprendimiento.Tenía el pelaje lleno de hierbajos y cardos.Viendo que no había otra salida, Jodydecidió seguirlo.Comenzó a descender por el barrancohundiendo lasmanos en lafría tierra para agarrarse, sin dejar de oír el ruido de ramas rotas y aplastadas quehacíaDorman,cadavezmáscerca.

Jodyintentóacelerarelpaso.Miróhaciaarribayviolavoluminosafiguradesuperseguidoralbordedeldesprendimiento.Diounrespingoysumanoresbaló.Pisóunapiedrasueltaquesedesprendiócomoundientepodridoyelmuchachocayóconungrito.

Intentó agarrarse con lasmanos al suelo, pero su cuerpo resbalabahacia abajo,tropezando,rodando,cubriéndosedetierraybarro,rodeadodeunalluviadepiedras.Mientras caía vio a Dorman al borde del barranco, con las manos tendidas comogarras,dispuestoaagacharseyatraparle.

Pero Jody estaba demasiado lejos. Seguía cayendo cada vez más deprisa. Segolpeóelcostadoyluegolacabeza,peropermanecióconsciente,aterrorizadoantelaposibilidad de romperse una pierna y no poder seguir corriendo para escapar deDorman.

Porfinsedetuvoalpiedelapendientealchocarcontraunodelosárbolescaídos.Lasraícesseelevabanenelaireincrustadasdetierra.Traselfuertegolpeelchicosequedótumbadojadeando,haciendounesfuerzopormoverse.Ledolíalaespalda.

ViohorrorizadocómoJeremyDormanbajabaporlapendientelograndomantenerel equilibrio, desprendiendo tierra y piedras a cadapaso.Llevaba el revólver en lamano, amenazando con él a Jody para que no se moviera. De todas formas elmuchachonoteníatiempodelevantarseycorrer.

Dormansedetuvojustoporencimadeél.Teníalacaracongestionadaysupielparecíaagitarse,comounpotedecerahirviendolentamente.Unaexpresiónderabiayagotamientodesencajabasusfacciones.ElhombrealzólapistolaconlasdosmanosyapuntódirectamenteaJody.Parecíaelojodeuncíclope,unamortalvíboraconlabocaabierta.

Pero de pronto se le hundieron los hombros y se quedó mirando al chico unmomento.

—Jody,¿porquémelohaspuestotandifícil?¿Nohesufridoyademasiado?¿Nohassufrido túdemasiado?—¿Dóndeestámimadre?—preguntóJodyentre jadeos.Elcorazónlemartilleabaenelpechoysentíaelaireheladoenlospulmones,comocuchillos.Hizounesfuerzoporincorporarse,peroDormanvolvióaapuntarleconlapistola.

—Loúnicoquenecesitoesunpocodetusangre,Jody,nadamás.Sólounpocodesangre.

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—¿Dóndeestámimadre?—gritóelmuchacho.UnanubeatravesóelrostrodeDorman.Losdossemirabancontantaintensidad

quenoadvirtieronqueseacercabaotrapersona.—¡Alto!¡FBI!DanaScullyaparecióentrelosárbolesacuatrometrosdedistancia,conlapistola

enlamanoylosbrazosextendidosenunaprecisaposicióndedisparo.—Nosemueva—dijo.Scully había seguido sin aliento los ruidos de la persecución, los ladridos del

perro, los gritos furiosos. Cuando por fin vio al hombre que se cernía sobre JodyKennessy,supoque teníaqueevitarqueaquelportadordeuncáncervírico letalseacercaramásalchico.

Tantoelhombrecomoelmuchachodedoceaños lamiraronsorprendidos.Unaexpresión de alivio invadió el rostro de Jody, pero rápidamente se convirtió ensuspicacia.

—¡Túestásconellos!—exclamó.ScullysepreguntóquélehabríacontadoPatriceKennessy,quésabíaJodysobre

la muerte de su padre y la posible conspiración en torno a las investigaciones deDyMar.Pero sumayor sorpresa fuever el aspectodelmuchacho.Parecía sano, enabsoluto consumido ni macilento. Debía de estar en las últimas etapas de unaleucemialinfoblásticaterminal.Ciertoqueparecíaexhausto,destrozadotalvezporelmiedoconstanteylafaltadesueño,perodesdeluegonocomounenfermodecáncerterminal.

UnmesatrásJodyestabaalaspuertasdelamuerte,yahoracorríavigorosamentepor el bosque y aquel hombre había logrado alcanzarle sólo porque el niño habíatropezadoysehabíacaídoporlapendiente.

ElhombremiróaScullyytratódeacercarseaJody.—Hedichoquenosemueva—dijoella.Alverlapistolaensumano,temióque

fueraacogeraJodycomorehén—.Dejeelarmaeidentifíquese.ElhombrelamirócontantoascoeimpacienciaqueScullysintióunescalofrío.—Ustedno sabe lo que está pasando aquí—dijo él—.No semeta en esto.—

MiróconexpresiónvorazaJody,queseguíaatrapadoenelárbol,yluegovolviólacaradenuevohaciaScully—.¿Oesquetambiénestáustedconellos,comodiceelchico?¿Havenidoamatarnosalosdos?

Antes de que ella pudiera decir nada, una figura negra salió disparada de losmatorralescomounarieteysearrojócontraelhombrequeamenazabaaJody.Scullyreconociódeinmediatoalperro,ellabradornegroquehabíasidoatropelladoporuncocheyhabíaescapadodelaclínicaveterinariaparavolverconPatriceyJody.

—¡Vader!—gritóelchico.Loslabradoresnosuelenserperrosdeataque,peroVaderdebiódenotarelmiedo

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y la tensión en el aire. Sabía quién era el enemigo y atacó. El hombre se giróbruscamente conel dedoen el gatillo, pero el perro se le echóencimagruñendoymordiendo.Elhombre lanzóungritoyalzó lamanoparaprotegerse.Elestampidodeldisparoresonóenelsilenciodelamontaña.

EnlugardealcanzaraJodyenlacabeza,labaladelcalibre38selehundióenelpecho.Elimpactoprovocóunarociadadesangreyestampósudelgadocuerpocontraelárbolcaído,comosihubierantiradodeélconunacuerda.Jodygritóysedeslizóporeltronco.Vaderarrojóalsueloalhombre,mordiéndolefuriosolacara,elcuello.Scullyseacercócorriendoalmuchachoysearrodillóparacogerlelacabeza.

—¡Diosmío!Jody parpadeó con expresión atónita y escupió la sangre que le manaba de la

boca.—Estoymuycansado—masculló.Ellaacaricióelperro,incapazdeabandonarleparasalvaralhombrequelehabía

disparado.El perro seguía atacándole, gruñendo, hundiendo elmorro en su cuello,desgarrándole los tendones. La sangre empapaba el suelo. El hombre dejó caer lapistolahumeanteygolpeóallabradorenlascostillas,intentandoacabarconél.Perocadavezestabamásdébil.

ScullymirólamanchaescarlataquehabíasurgidoenelcentrodelpechodeJody.Un charco de sangre se formaba en torno a un limpio agujero. Por el lugar de laherida,supoquenoleserviríandenadaunossencillosprimerosauxilios.

—Oh,no.—RasgólacamisadeJodyymirólaherida.Labalahabíapenetradoenelpulmónizquierdoytalvezhubieraalcanzadoelcorazón.Eraunaheridamortal.Elmuchachonosobreviviría.

El rostro de Jody se tornó pálido y grisáceo. Estaba inconsciente. La sangreseguíamanandodelagujerodebala.

Scullydejóde ladosussentimientosporélyadoptóunaactituddeemergenciamédica. Se inclinó para poner la mano sobre la herida y presionó para detener lahemorragia.Oíaalperroatacaralhombre,unataquefurioso,unavenganzapersonal,como si aquel hombre le hubiera hecho mucho daño alguna vez. Pero ella seconcentróenelmuchacho.Teníaquedetenerlahemorragiadelaherida.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,14.20h.

Scully contempló atónita la carnicería. El tiempo pareció detenerse en el bosquecargadodeolorasangreypólvora.Lospájarosylabrisaquedaronsilenciosos.

Vacilósólouninstanteantesdevolverapensarcomounagentefederal.Despuésde ajustar bien el improvisado vendaje sobre la herida mortal del muchacho, seacercó al perro, que todavía atacaba al hombre caído, y lo cogió por el pelaje delcuello.Laensangrentadavíctimayacíaentreconvulsionescubiertadebarro,hojasyramas.

Tiródelperroparaapartarlo.Elanimal seguíagruñendoyScullysediocuentadelpeligroquecorríaacercándoseaunanimalfuriosoqueacababadedestrozarleelcuelloaunhombre,unanimalasesino.Peroellabradorobedecióysequedósentado.Teníaelmorrocubiertodesangreespumosaymirabafijamenteasuvíctimaconojosbrillantesllenosderabia.Scullyviosusdientesteñidosderojoyseestremeció.

El hombre que había disparado a Jody tenía el cuello destrozado y la camisahecha jirones, como si hubiera estallado desde dentro. Aunque era evidente queestaba muerto, su mano brincaba y se agitaba como una rana en una mesa dedisecciónysupielsemovíacomosiestuvieraviva,comosialbergaraunacoloniadecucarachas. La piel brillaba en algunas partes, húmeda y gelatinosa… como lamucosaqueScullyhabíaencontradoenlaautopsiadeVernonRuckman.

Tambiénesteteníamanchasoscuras,peroquecambiabanysedesvanecíancomohemorragiasmóvilesqueestallabanysanaban.Elhombredebíadeserportadordelavirulenta enfermedad que había matado a Patrice Kennessy y Vernon Ruckman yprobablemente también al camionero queMulder había ido a investigar. Scully nosabía quién era, pero le resultaba curiosamente familiar. Debía de tener algunarelación con los laboratoriosDyMar, con la investigación deDavidKennessy y eltratamientocontraelcáncerquehabíaqueridodesarrollarparasuhijo.

Scullymiróalperroparaversitambiénsufríalosefectosdeaquellapeste,peroalparecer la destrucción celular no se transmitía a otras especies. Vader permanecíasentado, sinmover la cola,muypendientede su reacción.Lanzóungemido comodesafiándolaareprenderleporloquehabíahechoparaprotegerasuamo.

EllasevolvióhaciaJody,queseguíajadeandoysangrando.Lerompióotrojirónde lacamisay loapretócontra laheridaabierta.Eraunaheridamuyprofunda.La

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balanohabíaatravesadoelcuerpoyestabaalojadaenelpulmónoenelcorazón.Elmuchacho no tenía posibilidades de sobrevivir, pero aun así ella hizo todo lo quepudo.Habíavistomoriraalgunoscompañeros,aotrosheridos,peroconJodysentíaunaafinidadúnica.

Elchicotambiénsufríadecáncerterminal.TantoélcomoScullyeranvíctimasdeloscaprichosdeldestino,de lamutacióndeunacélula.Jodyyahabía recibidounasentenciademuertedesupropiocuerpo,peroScullynoestabadispuestaapermitirqueuntrágicoaccidenteleprivaradesuúltimomesdevida,oloquelequedara.

Sesacódelbolsilloelteléfonomóvilyconlosdedostrémulosteñidosdesangremarcó el número de Mulder, pero no recibió más que ruidos estáticos. Aquellassolitariascolinasno teníancobertura.Lo intentó tresveces,esperandooíralmenosunadébilseñal,peronotuvosuerte.Estabasola.

Pensó en volver corriendo al coche y acercarlo al desprendimiento, para luegollevaraJodyenbrazoshastaél.Seríalomásfácil,siesquelograbaatravesarconelcochelaspraderasmojadasydesiguales.PeroesosignificaríaalejarsedeJody.Scullysemirólasmanosllenasdesangre,vioel rostropálidodelmuchachoyadvirtiósudébilrespiración.No,noledejaría.Jodypodíamorirantesdequeellallegaraconelcoche,ynoestabadispuestaaquemurierasolo.

—Pues parece que tendré que llevarte en brazos —dijo, inclinándose paracogerle.

ElcuerpodeJodyeradelgadoyfrágil.Aunqueparecíahabersuperadolospeoresestragos de su terrible enfermedad, todavía tenía que ganarmucho peso. Scully lolevantósindificultad.Eraunasuertequelacabañanoestuvieralejos.

Vaderladróasulado,sinquereralejarse.Jodygimióalmoverse.Scullyintentóno hacerle sufrirmás, pero no teníamás remedio que llevarle al coche para luegodirigirseatodavelocidadalhospitalmáscercano.

Scully dejó atrás el cadáver ensangrentado. El hombre había muerto ante suspropiosojos.Mástardevendríaunequipotécnicoaestudiarsucuerpo,asícomoeldePatrice.Peroaquelloseríaenunfuturo.Yahabríatiempodeatarloscabossueltos.Demomentoloúnicoqueimportabaerallevaralmuchachoaunhospital.

Scully se sentía impotente.Estaba seguradeque los primeros auxilios que ellapudiera administrarle, incluso cualquier operación que pudieran practicarle en unquirófano de urgencia, sería demasiado poco, demasiado tarde. Pero se negaba adarseporvencida.

Jody estaba caliente y febril. Increíblemente caliente, de hecho.PeroScully nopodíaperdertiempobuscandoexplicaciones.Echóaandarlomásdeprisaposible.Elperro la seguía pegado a sus talones, silencioso, preocupado. Jody continuabasangrando,derramandogotasrojassobreelsuelodelbosqueyluegoenlapraderaentornoalacabaña.Scullyestabatotalmenteconcentradaensucoche.Teníaquesalir

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deallí,teníaqueapresurarse.ApartólavistaalpasaranteelcadáverdePatriceKennessy,alegrándosedeque

Jodynopudieraverasíasumadre.Talveznisiquierasabíaloquelehabíasucedido.Cuandoporfinllegóalcochedejóalmuchachoconsuavidadenelsueloyabrió

la puerta trasera. Vader se metió dentro de un brinco y lanzó un ladrido, comourgiéndolaadarseprisa.ScullypusoaJodyenelcoche.Elvendajeselehabíacaído,empapadodesangre.Perolahemorragiacasisehabíadetenido,sorprendentemente.ScullypensópreocupadaqueaquellopodíaindicarqueelcorazóndeJodylatíamuydébilmente,albordedelamuerte.Apretómáselpañocontralaheridaysepusoalvolante.

Atravesóatodavelocidadelcaminodetierrayalcoronarelriscovolvióaarañarel suelo con la parte trasera del coche, pero esta vez aceleró ignorando todaprecaución.Lacabaña,lasmuertes,desaparecierontrasellos.

Vadermirabaporelparabrisastraseroyseguíaladrando.

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OficinafederalCrystalCity,VirginiaViernes,12.08h.

Cuandosonóelteléfonoeneldesnudodespacho,AdamLentzlocogiódeinmediato.Estaba concentrado estudiando mapas y detallados planos cartográficos de lacordilleradeOregón,ysesobresaltóaloírelruido.Muypocagenteteníaaccesoasunúmerodirecto,demodoquelallamadateníaqueserimportante.

—Diga—contestó,convozneutra.Oyólavozalotroladodelalíneaysintióunsúbitoescalofrío—.Sí,señor.Estabaapuntodeenviarleuninforme.

Dehechoacababadetrazaruncuidadosomapadesusinvestigaciones,unalistade todos los intentos que había realizado, los detectives e investigadoresprofesionalesquepeinabanlazonamontañosaoccidentaldeOregón.

—Ya tengohecha lamaletay reservadounbillete.MiaviónsaleparaPortlanddentro de una hora. Voy a dirigir el centro móvil de comando táctico desde allí.Quiero estar en el lugar para encargarme de todo personalmente. Escuchó lacontestaciónalotro lado.Nocaptódisgustonidesdénen lavoz, sólounmuy levetonodesarcasmo.Elhombrenoqueríauninformeoficial.Dehechopretendíaevitarque hubiera nada por escrito, demodo que Lentz le hizo un resumen oral de susprogresosenlalocalizacióndePatriceyJodyKennessyysuperro.

Lentzmirólosmapastopográficosyrecitóconvozplanaelpuntoenquelosseisequiposhabíanconcentradolabúsqueda.Nohacíafaltadarlaimpresióndequesusesfuerzosfuerandesmesuradosoextravagantes,sólocompetentes.

—PensábamosquetodaslasmuestrasdelasnanomáquinasdeKennessyestabandestruidas—dijofinalmente laotravozconciertocinismo—.Almenosesodecíansus anteriores informes. Era un objetivo muy importante para nosotros, y medecepcionasaberquenosehalogrado.Además,lodelperrohasidoungraveerror.

Lentztragósaliva.—Pensamosquenuestrosesfuerzoshabíantenidoéxitodespuésdel incendiode

DyMar.Enviamosequiposdeesterilizaciónparaquerecuperarancualquierdatoqueno se hubiera quemado. Encontramos la caja fuerte y la cinta de vídeo, pero nadamás.

—Sí —dijo el hombre del teléfono—, pero a juzgar por las condiciones delvigilante muerto, así como de otros cadáveres que se han encontrado, debemossuponerquealgunasnanomáquinasestánsueltas.

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—Las recuperaremos, señor —contestó Lentz—. Estamos haciendo todo loposible por localizar a los fugitivos. No habrá problema para encontrar al perro.Cuando completemos nuestra misión, le aseguro que no quedará suelta ningunamuestra.

—Asíescomodebeser.—Comprendido,señor.Heestrechadoelcírculodebúsqueda,concentrándomeen

una zona concreta de Oregón. Mientras hablaba enrolló los mapas, dobló otrosdocumentosy,trasmeterlotodoensumaletín,echóunvistazoalreloj.Prontosaldríasu avión. Sólo llevaba unamaleta demano y tenía documentos que le permitiríansaltarseloshabitualescontroles.Lentzpodríaaprovecharsedelosasientosvacíosquelaslíneasaéreasestánobligadasareservarparapersonajesimportantesdelejércitooelgobierno.Supase lepermitiríamoverseasusanchassinquequedaraconstanciaescritadesusplanesdeviajeosusmovimientos.

—Yunaúltimacosa—dijo lavoz—.Yase lohemencionadoantes,perose lorepito.Haríaustedbienen tenervigiladoalagenteMulder.Unapartedesuequipodeberíaencargarsedeseguir susmovimientosyescuchar todassusconversaciones.Cuentaustedconhombresdesobra,peroMuldertieneuntalentoespecialpara…loinesperado.Sisemantienencercadeél,talvezlesconduzcaalsitioapropiado.

—Gracias,señor—dijoLentz,mirandodenuevoelreloj—.Tengoquellegaralaeropuerto.Permaneceréencontacto,peroahoradebocogerunavión.

—Ydeberealizarunamisión—dijoelhombrecontonoinexpresivo.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,15.15h.

La camioneta roja que Mulder había requisado era sorprendentemente manejable.Con sus grandes neumáticos corría como una apisonadora sobre los baches, loscharcosylasramasrotasporlaviejacarreterayeltortuosocaminoquellevabaalacabaña.DespuésdeverelcadáverdelcamioneroylaimagendeJeremyDorman,aquien se suponía muerto, en la cinta de vídeo, tenía mucha prisa por encontrar aScully.

Sin embargo la cabaña estaba silenciosa, abandonada. Mulder salió de lacamionetayviohuellasrecientesdeneumáticosenelbarro.Alguienhabíallegadoencocheysehabíavueltoamarchar.¿SeríaScully?¿Adóndehabríaido?

Cuandovioelcadáverdelamujerenlahierbanotuvoningunadudadequesetrataba dePatriceKennessy. Frunció el ceño y se apartó tragando saliva.La habíamatadolamismaenfermedadquealcamioneroqueacababadever.

—¡Scully!Las manchas de sangre en el suelo eran evidentes, grandes monedas rojas

siguiendoundesigual patrón.Mulder echó a correr con la frente perladade sudor,siguiendoelrastrodesangrequeseinternabaenelbosque.Ahoraveíahuellas.ErandeloszapatosdeScully.Ytambiéndelaspatasdeunperro.Seleaceleróelcorazón.

Porfinllegóalapronunciadapendientecortadaporeldesprendimiento.Cercadeuno de los árboles caídosMulder vio a un hombre corpulento con la ropa hechajirones. Estaba cubierto de sangre y tenía el cuello desgarrado hasta la tráquea.ReconocióalhombrequehabíavistoenlasfotosdelpersonaldeDyMaryenlacintade vídeo de la estación de servicio. Era Jeremy Dorman, ahora definitivamentemuerto.

Mulderseinclinóparaverdecercalaheridaensucuello.¿Lehabríaatacadoelperro?Lalaringedestrozada,eltejidomuscularylapielparecíanhabersefundidoyestarse alisando, como si alguien lo estuviera sellando con cera. La herida de lagargantaestaballenademucosatraslúcidaquerezumabadelapiel.

Entornoaélobservóseñalesdelucha.Porlapendientehabíanrodadopiedrasybarro.Parecía que alguien se había caídomientras le perseguían.Vio tambiénmáshuellasdelperroydeloszapatosdeScully.Yotrashuellasmáspequeñasquetalvezfuerandelniño.

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—¡Scully!—gritódenuevo,perosólolerespondieronalgunospájarosyelrumordelospinos.Muldersequedóescuchando,peronooyónadamás.

Entonces el cadáver del suelo se incorporó de golpe, como animado por unmuelle, y se agarró al abrigo de Mulder con una mano como una garra. Mulderintentóapartarseconungrito,peroelhombreseleaferrabadesesperado.

Sinmudarsucadavéricaexpresión,JeremyDormanalzóelrevólveryleapuntó.Mulder le miró la mano, la piel que se movía y se agitaba, tal vez infestada denanomáquinas,cubiertaporunapelículademoco.Unmococontagioso,portadordelamortíferapestenanotecnológica.

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MontañasdeOregónViernes,16.19h.

Estabaamásdeochentakilómetrosdedistanciadecualquierhospital,enmediodelasmontañas,yScullynosabíaexactamenteadóndesedirigía.Elcocherecorríalossinuososcaminosmientraselsoldelocasorelucíaentrelosárbolescuandolasnubesnosecerrabandenuevosobreél.

Scullydebatíaatodavelocidadconlaspronunciadascurvasendirecciónalnorte.Lososcurosárbolesqueflanqueabanelcaminopasabandelargoformandountúnel.Vader,enelasientotrasero,gemíainquietoyolisqueabaalmuchachoconelmorromanchadodesangreyespuma.Scullynohabíatenidotiempodelimpiarlo.

Recordabael brutal ataquedelperro contra el hombreportadorde lapestequehabíamatadoaPatriceKennessy,elhombrequehabíaamenazadoaJody.Elanimalmostrabaunafidelidadyunadevociónciegashaciasuamo.

Antesdemarcharsedelacabaña,ScullyhabíacomprobadoelpulsodeJody.Eradébilysurespiraciónhueca,peroelchicoseguíavivo,aferrándosecontenacidadalavida. Parecía estar en coma. Durante los últimos veinte minutos Jody no habíaemitidoniunruido,nisiquieraungemido.Scullylomiróporelespejoretrovisor.

Deprontounperrosaliódeentrelosárbolesyseplantódeunbrincodelantedelcoche.Scullyloviodereojo,frenódegolpeydiounvolantazo.Elperrodesaparecióde nuevo entre el follaje y ella estuvo a punto de perder el control del vehículo,aunque logróenderezarloenelúltimomomento.Miródenuevoporel retrovisoryvioeloscuroperfildelperroquevolvíaaatravesarelcamino.

Jody resolló en el asiento de atrás y la espalda se le curvó en una especie deconvulsión.Scullydetuvoelcocheenmitaddelcaminoysedesabrochóelcinturónde seguridad, temerosa de que el chico hubiera sucumbido por fin a la muerte.Cuando le tocó comprobó que tenía la piel caliente y húmeda de sudor. Estabaardiendoyteníalosojoscerradosconfuerza.Apesardesusconocimientosmédicos,Scullynosabíaquéhacer.

LaconvulsiónremitióalcabodeunmomentoyJodycomenzóarespirarconmásfacilidad.Vaderletocóelhombroconelmorroylelamiólamejilla.

Viendo que el chico se había estabilizado demomento, Scully no quiso perdermás tiempo. Puso de nuevo en marcha el coche y salió disparada. Los árbolesdevorabanlascurvasdelantedeella.Teníaqueconcentrarseenlacarretera.

Elteléfonomóvilavisabaensupequeñapantallaqueseguíafueradeservicio.Se

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sentía totalmenteaislada,como losmaquisa losquesehabíaunidoel tíode Jody.Peroelloslohabíanelegidoasí,mientrasqueScullyhabríapreferidoencontrarseenun hospital bien iluminado con muchos médicos y especialistas. Hubiera deseadoestar con Mulder, o al menos poder llamarle por teléfono. De pronto Jody seincorporó en el asiento.Parecía aturdido, peroperfectamente sano.Scully estuvo apuntodesalirsedelcamino.Vaderladrabaylamíaasuamobrincandoencantadoysorprendido encima de él. Scully frenó de golpe y el coche se detuvo junto a uncaminosinseñalizar.

—¡Jody!—exclamó—.¡Estásbien!—Tengohambre—dijoél,frotándoselosojosymirandoalrededor.Todavíatenía

lacamisaabiertayapesardelasangreseca,seveíaquelaheridaestabacerrada.Scullyabriólapuertadelcocheycorrióalapartetrasera,dondeseinclinópara

cogeraJodyporloshombros.—Apóyatebien.¿Cómoestás?—Letocó la frente.Lafiebrehabíadescendido,

peroelchico todavíaestabacaliente.Tenía lapielplegadasobreelagujerodebaladelpecho,limpiaysuave,conaparienciadeplástico—.Esincreíble.

—¿Hayalgodecomer?—preguntóJody.Scully recordó la bolsa de ganchitos de queso queMulder había dejado en el

asiento y fue a por ella.El chico se comió vorazmente los restos,metiéndoselos apuñadosenlabocaymanchándosedepolvilloanaranjado.

Vader se agitaba meneando la cola y pidiendo toda la atención de su dueño,aunquedemomentoJodyestabamásinteresadoencomeryselimitabaaacariciaralperroconaireausente.

Unavezterminadoslosganchitos,JodyseinclinópararebañarlabolsayScullyvio un destello. Una pieza demetal se le había caído de la espalda con un suaveruido.ScullytendiólamanoyJodyseapartódistraído.Ellacogióeltrozodemetal:eralabalaqueestabaalojadaensucuerpo.Lelevantólacamisaporlaespaldayviouna marca roja, una cicatriz que se desvanecía ante sus propios ojos. Se quedómirandolabala,perpleja.

—Jody,¿sabesloquetehapasado?Elchicolamiróconlacaramanchadadepolvillonaranja.Vaderteníaelmorro

apoyadoensuhombroyparpadeabaconabsolutatranquilidad,encantadodetenerdevueltaasudueñoydispuestoaprestarletodasuatención.

Jodyseencogiódehombros.—Mi padre me hizo una cosa.—Bostezó—. Nanotecno… No, él las llamaba

nanomáquinas.Policíasbiológicosparaquemepongabiendelaleucemia.Mehizoprometerquenoselodiríaanadie,nisiquieraamimadre.

Antes de que Scully pudiera preguntar nadamás, el chico bostezó de nuevo yentornólosojos.Ahoraquehabíacomido,leinvadíaunaenormedebilidad.

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—Necesitodescansar—dijo.Scully intentó averiguar más cosas, pero el muchacho ya no podía contestar.

Pestañeóvariasvecespesadamenteyconunhondosuspirosetumbóenelasientoycayóenunsueñoprofundo,necesarioyreparadorparasucuerpo.

Scully se apartó del coche. Le daba vueltas la cabeza. Un constante pitido lerecordabaquesehabíadejadolapuertaabiertaconlasllavesenelcontacto.Estabaabsolutamente perpleja ante las implicaciones de lo que acababa de contemplar.Mulderyalohabíasospechado,peroellasehabíamostradoescéptica,nadadispuestaa creer que la tecnología celular había avanzado tanto. Pero ahora había visto lospoderescurativosdeJodyKennessyconsuspropiosojos,pornomencionarelhechodequesehabíarecuperadodel terriblecáncerquelohabíadejadoinválido,débilyesquelético.

Scullysesentódenuevoalvolante.Estabaaturdidaylemartilleabaelcorazón.Ledolíanlasarticulaciones,perosedijoquedebíadeserdelatensióndelosúltimosdíasdedormir enhotelesyviajar, intentandoconvencersedequenoeraunnuevosíntomadesupropiocáncer,unaenfermedadresultadotalvezdesusecuestro,delasoscuraspruebasalasquelehabíansometido,delosexperimentos…

Sepuso el cinturónde seguridad y cerró la puerta, aunque sólo fuera para quecesaraelestúpidopitido.Vader lanzóunsuspiroyapoyólacabezaenelregazodeJody,golpeandoconlacolalaportezueladelcoche.

Scully se puso en marcha, más despacio esta vez, sin saber adónde ir. DavidKennessyhabíadescubiertoalgosorprendente.Ahorasedabacuentadelospoderesque debían de estar implicados en el laboratorio DyMar. En principio eran unasinstalacionesparalainvestigacióndelcáncersubvencionadaconfondosfederales,yeste descubrimiento significaba muchísimo para los millones de personas queenfermabandecáncercadaaño.

EramuypocoéticoporpartedeldoctorKennessyhabersuministradoasupropiohijountratamientopocoprobadoyarriesgado.Comomédico,aScullyleindignabapensarque el doctor habíapasadopor alto todas las pruebasy tests, los gruposdecontrol, losanálisisy losestudiosdebidos.Peroa lavezentendíasudesesperaciónporhaceralgo,cualquiercosa,portomarmedidaspocoortodoxassiningunadelastradicionalesdabaresultado.Alfinyalcaboaquellonoeratandiferentedeterapiascomolasde lossanadores, lasde lameditaciónconcristalesovariasotras terapiasalternativas que probaban los pacientes terminales. Scully había descubierto que amedidaquedisminuía la esperanza, aumentaba la credulidad.Cuandounono tienenadaqueperder,¿porquénointentarcualquiercosa?YJodyKennessyhabíaestadoalbordedelamuerte.Supadrenoteníaotraelección.Sinembargolossanadoresolameditaciónconcristalesnosuponíanunaamenazaparalapoblación,yScullysabíaque los experimentos con la nanotecnología eran muchísimo más arriesgados. Si

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Kennessyhubieracometidoelmásmínimoerroraladaptarsus«policíasbiológicos»alADNhumano,lasnanomáquinaspodíanhaberresultadoenormementedestructivasen el nivel celular. Los «nanocritters» podían reproducirse y transmitirse de unapersona a otra, podían provocar un virulento surgimiento de tumores en personassanas,modificandoelpatróngenético.

Peroesosucederíasólosilasnanomáquinasnofuncionabanbien…YKennessyhabíacorridoeseriesgo.

Scully apretó la mandíbula y bajó el parasol para no quedar cegada con losreflejosdeluzquedanzabanentrelosárboles.

Despuésde loscadáveresqueMulderyellahabíanvisto,eraevidentequealgohabíaidomal.Muymal.

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CabañadelosKennessyCordilleralitoraldeOregónViernes,16.23h.

LasheridasdelcuellodeDormanhabíansanadoyuntangiblecaloremanabadesucuerpo.Elhombreabriólabocaparapronunciarunaspalabras,perodesuscuerdasvocalesdestrozadassólosalióungorgoteo.

—¡Tireelarma!—susurróporfin,sinvoz,haciendoungestoconsurevólver.Muldersemetiólamanodespacioenelbolsilloytirólapistola,quecayóalbarro

ysedeslizóhastadetenersecontraunmontóndepinazaseca.—Nanotecnología—dijo, intentandodisimularelasombroensuvoz—.Seestá

curandoustedmismo.—¡Ustedestádesuparte!—afirmóDormanconunroncosusurro—.Esunode

ellos.Soltó el abrigo de Mulder dejando en la tela un rastro de moco que se iba

extendiendo,moviéndoseporvoluntadpropia,comounaameba.—¿Puedoquitarmeelabrigo?—preguntóMulder,sinquererpareceralarmado.—Adelante. —Dorman se levantó sin soltar la pisto— la. Mulder se quitó el

abrigo,conservandolachaqueta.—¿Cómomehaencontrado?¿Quiénesusted?—SoydelFBI.MellamoMulder.EstababuscandoaPatriceyJodyKennessy,no

austed.Aunquedesdeluegomegustaríasabercómohasobrevividoal incendiodeDyMar,señorDorman.

—¡DelFBI!—resoplóDormancondesdén—.Sabíaqueestabanmetidos en laconspiración. Están intentando destruir información, acallar nuestrosdescubrimientos.Pensabanqueyoestabamuerto,pensabanquemehabíanmatado.

Enotrascircunstancias,Muldersehabríaechadoareír.—Jamásmehan acusadode formar parte de una conspiración.Le aseguro que

jamás había oído hablar de usted ni deDavidKennessy o los laboratoriosDyMarantesdelincendio.—Hizounapausa—.UstedestácontaminadoconalgosalidodelasinvestigacionesdeKennessy,¿no?

—¡Yosoyelresultadodeesainvestigación!—exclamóDorman.Algosemovióensupechobajolosjironesdesucamisa.Dormandiounrespingo

y casi cayó doblado. Mulder vio unos bultos que se agitaban como serpientes,tumores de un extraño color aceitoso que se movían bajo la piel y que luego se

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calmaronyvolvieronahundirseenlamasamuscular.—Puesparecequelainvestigacióntodavíanecesitaperfeccionarse—comentó.Dormanlehizoseñasconlapistolaparaquesedieralavuelta.—¿Tienecoche?Mulderasintió,pensandoenlacamioneta.—Bueno,algoasí.—Vamosasalirdeaquí.TienequeayudarmeaencontraraJody,oporlomenos

alperro.Estáncon…conlamujer.Medejóaquícreyendoqueestabamuerto.—Considerandoelestadodesucuello,mepareceunasuposiciónmuyrazonable

—dijoMulder,aliviadoaloírqueScullyhabíaestadoallí,queseguíaviva.—Usted me va a ayudar, agente Mulder. Es la única forma de que pueda

encontrarles.—¿Para poder matarles como mató a Patrice Kennessy, al camionero y al

vigilantedeseguridad?Dormandiootrorespingo,presadeunaconvulsión.—No quería matarles, pero no tuve más remedio. Y si no me ayuda, haré lo

mismoconusted.Nointentetocarme.—Créame,señorDorman—Mulder lemirólasheridascubiertasdemoco—,lo

últimoquesemeocurriríaenestavidaestocarle.—Noquierohacerdañoanadie—afirmóDormanconelrostrodesencajadode

angustia—.Yonoplaneénadadeesto.Perocadavezesmásdifícilnoheriranadie.Sipudiera conseguirunpocode sangre, preferiblemente ladelniño, aunque ladelperrotambiénserviría,nadiemássaldráperjudicadoyyomepondrébien.Esasídesencillo.

PorunavezMuldermostrósuescepticismo.Sabíaquehabíanutilizadoalperropararealizarexperimentos,pero¿quéteníaqueverelchicocontodoaquello?

—¿Quélograráconeso?Noloentiendo.Dormanlemiróconabsolutodesdén.—Porsupuestoquenoloentiende,agenteMulder.—Puesexplíquemelo.Ustedllevaensucuerpoesasnanomáquinas,¿noesasí?—Davidlasllamaba«nanocritters».—El perro también las lleva en la sangre —adivinó Mulder—. Unas

nanomáquinas desarrolladas por David y Darin Kennessy para curar el cáncer deJody.

—Yparece serque losnanocrittersde Jody funcionanbien.—Dorman lemiróconojosbrillantes—.Yasehacuradodelaleucemia.

Muldersequedópetrificadoentreeldensoramajedelbosque,intentandoasimilarlanuevainformación.

—Pero…sielperroyelchicoestáninfectados,sielperroseharecobradodesus

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heridasyJodyestásano…¿Porquéestáustedasí?¿Porquélagentemuereconsólotocarle?

—¡Porquesusnanocrittersfuncionanalaperfección!—casigritóDorman—.Adiferenciade losmíos.—HizoungestoaMulderparaqueecharaaandarhacia lacabaña,dondeteníaaparcadalacamioneta—.Notuvetiempo.Ellaboratorioestabaardiendo y yo iba a morir, como David. ¡Me traicionaron! Cogí… lo único queencontréamano.

Muldersevolvióparamirarlecongestodesorpresa.—Usted utilizó una generación anterior de nanocritters, unasmáquinas que no

estabandeltodoprobadas.Selasinyectóparapodersanaryescaparmientrastodospensabanquehabíamuerto.

—Elperrofuenuestroprimeréxitoauténtico.AhoramedoycuentadequeDaviddebiódellevarsedeinmediatounamuestradenanocrittersvírgenesparainyectárselaensecretoasuhijo.Jodyestabaapuntodemorirdeleucemia,demodoquenoteníanadaqueperder.DudoquePatricelosupierasiquiera.PerohoyhevistoaJody,yestácurado.Estásano.Losnanocrittershanfuncionadoalaperfecciónensucuerpo.—LapieldeDormanseondulabayseagitababajolatenueluzdelbosque.

—Adiferenciadelossuyos—señalóMulder.—Davidestabaparanoicoynoqueríadejarnadavaliosoalalcancedecualquiera.

Porlomenosesosíquelohabíaaprendidodesuhermano.Yosólotuveaccesoaloque quedaba en el almacén criogénico. Algunos de nuestros prototipos habíanproducido resultados… alarmantes. Debí tener más cuidado, pero el laboratorioestaba en llamas. Una vez en mi organismo, las máquinas se reprodujeron y seadaptaron a mi código genético, a la estructura de mis células. Pensé que daríaresultado.

Mulderintentabacalibrartodaslasposibilidades.—DemodoqueDyMarfuebombardeadoporquealguienhabíaaveriguadoloque

estaban investigando allí y no quería que la nanotecnología siguiera adelante. NoqueríanqueDavidKennessylaprobaraconsuperroosuhijo.

—Lacuraparatodaslasenfermedades,laposibilidaddelainmortalidad…¿Porqué no iban a quererla para ellos solos? Pretendían llevar las muestras a unlaboratorioocultodondeproseguiríanconeltrabajoensecreto—prosiguióDormansin aliento—.Yo iba a estar al cargode lasnuevas investigaciones, pero esagentedecidiómatarmeamítambién.

VolvióahacerungestoconelrevólveryMuldersiguióavanzandoconcautela.Comenzabaacomprender.

Los prototipos de nanocritters se habían adaptado al ADN de los primerosanimales de laboratorio, pero cuando Dorman se los inyectó él mismo, losexploradores celulares tuvieron que adaptarse a un código genético totalmente

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distinto, con lo cual los policías biológicos se encontraron con instruccionescontradictorias.Estecambiodrásticodebióvolvertotalmentelocasaesasmáquinas,queyaeraninestables.

—Demodoquelosprototiposdenanocritterstienenconflictosdeprogramación—aventuróMulder—.Cuandoalcanzanaunatercerapersona,unanuevaestructuragenética, enloquecen todavía más. Eso es lo que provoca esta variante vírica decáncercadavezqueustedtocaaalguien.Seproduceuncolapsodelsistemanerviosoqueseextiendecomoelfuegoporelcuerpo.

—Siesoes loqueustedcree…—mascullóDorman—.Locierto esquenohetenidomuchotiempopararealizarpruebas.

Mulderarrugóelceño.—¿Es esa mucosa la sustancia portadora de las nanomáquinas? —preguntó,

señalandoelcuellodeDorman,querelucíadebaba.Elotroasintió.—Está infestada. Si alguien toca el fluido portador, las nanomáquinas penetran

rápidamente en su cuerpo. La destartalada camioneta roja estaba en medio delcamino, justo delante de ellos. Cuando pasaron de largo el cadáver de PatriceKennessy,Dormantuvomuchocuidadodenotocarlo.

—Yaustedlepasa lomismoqueasusvíctimas—dijoMulder—.Peromuchomásdespacio.Sucuerposeestádestruyendo,ycreequelasangredeJodylesalvarádealgunamanera.

Dormansuspiró.Lequedabamuypocapaciencia.—Los nanocritters que él lleva son completamente estables. Eso es lo que

necesito. Están funcionando bien, sin errores contradictorios como los míos. Lasnanomáquinasdelperrotambiénsonbuenas,perolasdeJodyyaestánadaptadasalcuerpohumano.

DormanrespiróhondoyMuldersediocuentadequeelhombrenoteníarazonespara creer su propia teoría, simplemente esperaba contra toda esperanza que susespeculacionesfueranciertas.

—Siconsigouna transfusióndenanocrittersestables, seránmás fuertesque losmíos. Los reemplazarán y les ofrecerán una nueva programación. —MiróintensamenteaMulder,comosiquisieracogerleporloshombros—.Nopidotanto.

Cuandollegaronalacamioneta,DormanordenóaMulderquesacaralasllaves.—Estánenelcontacto.—Vaya, qué confiado.—La camioneta no es mía— explicóMulder vacilante,

intentandodecidirquéhaceracontinuación.Dormanabriódegolpelaportezuela.—Muybien,vámonos.Seacomodóenelasiento,lomáslejosposibledelvolante,paraevitarelcontacto.

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—Tenemosqueencontrarles.Mulderpusoelmotorenmarcha,atrapadoenelmismovehículoconelhombre

cuyocontactocausabalamuerteinstantánea.

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PuestodelcentromóvildecomandotácticoDistritodeOregónViernes18.10h.

Adam Lentz y su equipo de profesionales seguían las pistas que iban dejando losfugitivoscomohuellaslodosasenunblancomantodenieve.Lentznoconocíaalosmiembrosdesuequipoporsusnombres,peronoalbergabadudasconrespectoasucualificacióny sabíaquehabían sidoelegidos especialmentepara aquellamisiónyotras similares.Aquellos hombres podíanmanejarse solos, pero Lentz quería estarpresenteparavigilarlos,paraintimidarlosyparapoderllevarseelméritocuandotodoacabara.

Ensu líneade trabajo, jamásobteníaascensosoficiales,premiosni trofeos.Dehechosuslogrosnisiquierasetraducíanensubidasdesalario,aunqueeldineronoeraproblemaparaél.Teníamuchasfuentesdeingresos.

Había llegadoaPortlandenunvuelodiscretoyprofesional.Lehabíanrecibidoen el aeropuerto para llevarle al primer punto de encuentro, el lugar desde dondehabía llamado un agente de la policía local. Allí ya se habían congregado otrosmiembrosdelgrupo.

Lafurgonetaconelequipodealtatecnologíallegóescoltadaporunsedánnegro.Por laspuertas salieronhombresde trajenegroycorbataysedirigieronalcamiónquesehabíasalidodelacarretera,segúnhabíaninformadoporradio.

EloficialdepolicíaJaredPenwicknosehabíamovidodel lugardeloshechos.Junto a él, sentado en el coche patrulla, había un anciano con una gorra roja y unchubasquero.Parecíasombríoypreocupado.

Loshombres trajeadosmostraron susplacasy sepresentaroncomoagentesdelgobiernofederal.Todosibanarmadosysemovíanconprestezacomounidad.

Delafurgonetasalieronvarioshombresataviadosconequiposanticontaminaciónque parecían trajes espaciales, armados de bolsas de plástico y tanques dedesinfectante.Unodeellosllevabaunlanzallamas.

—¿Quéestápasandoaquí?—preguntóelagentePenwick.—Somoselequipooficialdelimpieza—contestóLentz,sinmolestarsesiquiera

ensacarsuplaca—.Leagradeceríamossuplenacolaboración.Lentzsequedóatrás,evitandoelriesgodecontaminación,mientraslosmiembros

del equipo abrían la puerta del camión y envolvían a la víctima en plásticos.Fumigaron con densa espuma y ácido y rápidamente prepararon al camionero,

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doblándole los brazos y las piernas para poder envolverlo como una oruga en uncapullo.

Elpolicíalomirabatodoconlosojosmuyabiertos.—Oigan,nopueden…—Estamos haciendo esto para eliminar todo peligro de contaminación. ¿Han

abiertoustedoestecaballero—señalóconlacabezaalhombredelchubasquero—lacabinadelcamión?

—No,pero connosotrosveníaun agentedelFBI, un talMulder.Supongoqueseráunodelossuyos.Lentznodijonada.

—Mulderrequisólacamionetadeestehombre—prosiguióPenwick—.Dijoqueteníaqueirabuscarasucompañera,poralgoqueteníaqueverconestasituación.Llevoaquíesperándole…—Semiróelreloj—,casiunahora.

—Apartirdeahoranosotrosnosencargaremosdetodo.Nosepreocupe.—Lentzseapartóysecubriólosojos.Elhombredellanzallamashabíavertidogasolinaenlacabinadelcamión,queestallóenllamasconunrugido.

—¡Mecagoenlaleche!—exclamóelviejodelchubasquero,cerrandodegolpela portezuela del coche mientras una oleada de calor caía sobre ellos y levantabanubesdevapordelahierbahúmedayelasfalto.

—Másvalequeseaparte—ledijoLentzalpolicía—.Eldepósitopuedeexplotarencualquiermomento.

El restode losmiembrosdel equipohabíametido el cadáverdel camionero enuna cámara esterilizada dentro de la furgoneta oficial. En cuanto ellos entraran sequitaríanlostrajesylosquemaríantambién.

Elcamiónardíacomounaenormeantorchaen la tarde lluviosa.Eldepósitodegasolina explotó con un estruendo ensordecedor y todos se agacharon a tiempo deevitarlametralla.Luegovolvieronaltrabajo.

—HamencionadoustedalagenteMulder—dijoLentz—.¿Sabedóndehaido?—Desdeluego—contestóPenwick,todavíaaturdidoporelfuegoyperplejopor

la eficiencia con la que aquellos hombres habían destruido todas las pruebas. Lasllamas todavía crepitaban arrojando un humo negro que olía a gasolina, productosquímicosymaderamojada.

Elagentedepolicía indicóaLentzcómollegara lacabañadeDarinKennessy.Lentzlomemorizótodosintomarnotas.

Un rastro de huellas lodosas en un blanco manto de nieve… Los hombresvolvieronalsedánnegromientraselrestodelequipocerrabalafurgoneta.

—¡Eh!—legritóaLentzelviejodelchubasquero,saliendodelcochepatrulla—.¿Cuándomedevolveránmicamioneta?

AunquelaimagendeMulderconduciendounadestartaladacamionetaleparecíadivertida,Lentznomostróningunaexpresión.

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—Haremostodoloposible,señor.Notienequepreocuparse.LentzsubióalsedánytodoelequipopartióendirecciónalacabañadeKennessy.

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CarreterassecundariasdeOregónViernes,18.17h.

Jodysedespertódenuevoconunsuspiro.Estabadescansado,curadodel todo…ydispuestoahablar.

—¿Usted quién es?—preguntó, sobresaltándola de nuevo. Vader jadeaba felizjuntoaél,comosielmundofueraestupendodenuevo.

—MellamoDanaScully—dijoella,sinapartarlavistadelaoscuracarretera—.PuedesllamarmeDana.Hevenidoabuscarte.Queríallevarteaunhospitalantesdequetucáncerempeorara.

—Nonecesitoiralhospital—dijoJodycontonocategórico—.Yanoirémás.—¿Yporquénonecesitasiralhospital?Hevistotufichamédica,Jody.—Antesestabaenfermodecáncer.—Elchicocerrólosojos,intentandorecordar

—. Leucemia linfoblástica aguda, lo llamaban. Mi padre decía que tenía muchosnombres,peroqueeracáncerenlasangre.

—Esosignificaquelascélulasdetusangreestánenfermas—dijoScully—.Nofuncionanbienymatanalascélulassanas.—Peroahoraestoybien,ocasi—afirmóJodyconseguridad.AcaricióaVaderenlacabezayluegoloabrazó.Elperroestabaencantado.

AunqueScully sospechaba las respuestas, todavía le costaba asimilar los datos.Jodydeprontolamiróconsuspicacia.

—¿Ustedestáconesagentequenospersigue?—preguntó—.¿Eradeusteddequienmimadreteníatantomiedo?

—No.Yoqueríasalvarosdeesagente.Hasidomuydifícilencontrarte,Jody.Tumadre supo esconderte bien. —Scully se mordió el labio, sabiendo cuál era lasiguientepregunta.

Jodymiróentornoaél,comosideprontosedieracuentadedóndeestaba.—¿Quélehapasadoamimadre?¿Dóndeestá?CuandovinoJeremymimadre

medijoquesalieracorriendo.—¿Jeremy?—preguntóScully.—JeremyDorman,elayudantedemipadre.Creíamosquehabíamuertotambién

en el incendio, pero sobrevivió. Lo que pasa es que estaba muy raro. Decía quenecesitabasangremía.—Jodyagachólacabezaytragósaliva,acariciandoalperroconairedistraído—.Jeremylehizoalgoamimadre,¿no?

Scully respiró hondo y aminoró la velocidad. No quería que la distrajeran las

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curvasolosbachesmientrasledecíaaJodyquesumadrehabíamuerto.—Creoqueellaintentóprotegerte—dijo—,peroesehombrequefueaporti…

—Hizounapausa, intentandoencontrar laspalabrasadecuadas—.Bueno,estámuyenfermo.Tieneunaextrañaenfermedad.Fuistemuylistoalnodejarquetetocara.

—¿Ymimadrecogiólaenfermedad?Scullyasintióconlacabeza,siempreconlavistaalfrente.—Sí.—Yonocreoquefueraunaenfermedad—dijoJodyconvalentía—.Yocreoque

Jeremy también tenía nanocritters en la sangre. Los robó del laboratorio, pero lossuyosnofuncionanbien.Susnanocrittersmatan.

—¿Poresoteperseguía?—preguntóScully,impresionadaporlainteligenciayelvalor del muchacho después de su terrible aventura. De todas formas su historiaparecíademasiadofantástica,aunquedespuésdeloqueellahabíavisto,tambiéneradifícilpensarqueselaestabainventando.

Jodysuspiróysushombrossehundieron.—Yocreoqueesagentetambiénlodebedeperseguiraél.Losdosllevamoslas

únicasmuestrasquequedan.Seguroquehaygentequenoquiereque lasmuestrasandensueltas.

Ellamiróporelretrovisoryviosusojosbrillantes.Elchicoparecíaaterrorizado.Scullypensóenelcáncerqueledevoraba.Jodyseenfrentabaaundestinosimilaraldeella,peromuchomásarriesgado.

—¿Ustedcreequesoyunaamenaza,Dana?¿Vanamorirotraspersonaspormiculpa?

—No.Yotehetocadoyestoybien.Yatinotevaapasarnada.Elchiconocontestó.Eradifícilsabersisuspalabraslehabíantranquilizado.—Jody,¿quétecontótupadredeesosnanocritters?—Me dijo que son policías biológicos que recorreríanmi cuerpo buscando las

células malas y arreglándolas de una en una. Los nanocritters también puedenprotegermecuandomehagodaño.

—Comocuandotedisparan—dijoScully.Sedabacuentadequesi lasnanomáquinaserancapacesdecuraruna leucemia

avanzada,unaheridadebaladebíadeserpancomidoparaellas.Podíandetenersinesfuerzolahemorragia,taparagujeros,cerrarlapiel.Perosanarunaleucemiaagudaera una tarea muchísimo más complicada. Los policías biológicos tenían queinspeccionarbillonesde célulasdel cuerpode Jodyy efectuaruna reestructuraciónmasiva.Eraladiferenciaentreunatiritayunavacuna.

—Nomevaallevaralhospital,¿verdad?—preguntóJody—.Nopuedoaparecerenpúblico.Nadiepuedesaberminombre.

Scully se quedó pensativa. Le hubiera gustado poder hablar conMulder. Si la

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nanotecnología de Kennessy funcionaba, como ella estaba viendo con sus propiosojos, Jody y su perro eran lo único que quedaba de las investigaciones. Todos losdemás datos habían sido sistemáticamente destruidos, pero sus dos pasajeros eranportadoresvivientesdelosnanocritters.Eraposiblequealguienquisieramatarlos.

Podíaserungranerrorllevaralchicoaunhospital.ScullysabíaqueenesecasoJody yVader no tardarían en caer enmanos de los hombres que habían destruidoDyMar. Scully no podía permitir que capturasen al muchacho y borrasen todovestigiodesuidentidad.Sesentíademasiadoidentificadaconél.

—No,Jody—dijo—.Notepreocupes.Conmigoestásasalvo.

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CarreterassecundariasdeOregónViernes,18.24h.

Mientras la camioneta siguiera avanzando bajo la creciente oscuridad, Mulder almenos no tenía que mirar a Jeremy Dorman, no tenía que ver las espantosasondulacionesyagitacionesdesupiel.

Tras un largo período de inquietud y dolor apenas contenido, Dorman parecíaestarcayendoenlainconsciencia.Eraevidentequeelhombreestabaangustiado.Nolequedabamuchotiempodevida.Sucuerpodejaríadefuncionardespuésdesufrirdañostangraves.SiDormannoconseguíaprontoayuda,moriría.

PeroMulder no sabía hasta qué punto creer su historia. ¿En quémedida habíasidoresponsabledeldesastredeDyMar?

DormanabriópesadamentelosojosyseincorporódeunbrincoalverlaantenadelteléfonomóvildeMulder,queasomabadelbolsillodesuchaqueta.

—¡Unteléfono!¡Tieneunteléfonomóvil!Mulderpestañeó.—¿Qué pasa con mi teléfono? —Utilícelo. Llame a su compañera. Así los

encontraremos.Hasta ahoraMulder había evitado acercar aquel monstruo a Scully o el chico

inocentequeestabaconella,peroahoranoveíacómoseguirposponiéndolo.—Coja el teléfono, Mulder —gruñó Dorman con tono amenazador—. Ahora

mismo.Mulder sostuvo el volante con una mano, dando bandazos para mantener el

rumbo en la tortuosa carretera. Sacó la antena del teléfono con los dientes y conciertoaliviovioquelapantallatodavíaindicabaFUERADESERVICIO.

—Nopuedollamar—dijoMulder,enseñándoleelteléfono—.Estamosmuylejosdecualquierantenaoestaciónynohaycobertura.—Respiróhondo—.Créame,señorDorman,yaheintentadollamarlamuchasveces.

El hombre se desplomó contra la puerta del coche y borró con el dedo unamancha imaginaria en la ventanilla, dejando un rastro de mucosa traslúcida en elcristal.

Mulder no apartaba los ojos de la carretera.Dorman lemiró con los ojosmuybrillantes.

—Jodyme ayudará. Sé queme ayudará.—Los árboles pasaban de largo en elocaso—. Éramos amigos. Yo era como un tío adoptivo. Jugábamos juntos,

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charlábamos.Su padre siempre estaba ocupadoy el imbécil de su tío losmandó atodos al infierno después de aquella discusión con David y se fue a esconder lacabezaenelsuelo.PeroJodysabequeyonuncaleharíadaño.Tienequesaberlo,pormáscosasquehayanpasado.

Señalóelteléfonoqueyacíaenelasientoentreellos.—Inténtelootravez,Mulder.Llámela,porfavor.AMulderleconmoviólasinceridadydesesperaciónenlavozdeDorman.Cogió

elmóvildemalagana,sinningunaesperanzadequefuncionara.Marcóelnúmeroy,parasusorpresa,elteléfonosonó.

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PuestodecomandomóvildelequipotácticoDistritodeOregónViernes,18.36h.

Los dos vehículos recorrían uno tras otro el barrizal. Lentz no podía creer quehubieran pasado por alto hasta entonces la evidente relación. Anteriormente habíainspeccionadocalladamenteelenclavedemaquisalquehabíaidoaocultarseDarinKennessy. Pero Patrice no estaba allí. Tampoco había señales del perro ni delmuchacho.

No, Patrice no había ido con Darin, sino que se había escondido en aquellaremota cabañaquenadie conocía.Lentzhabía estado tanobsesionado siguiendo lapistadelosmaquisquenohabíalocalizadoaquelescondrijodurantesubúsquedaporordenador.Sí,aquellacabañaeraellugaridealparaPatriceysuhijo.

Peroparecíaquealguienloshabíaencontradoantes.Loshombressalierondelosvehículos,estavezarmadoshastalosdientesconriflesautomáticosylanzagranadasqueapuntaronhacialasilenciosacasita.

Se quedaron esperando. No se percibía movimiento, ni dentro ni fuera. Loshombres del equipo parecían un ejército de soldados de plástico congelados parasiempreenposicióndeataque.

—Acérquensemás—indicó Lentz sin levantar la voz. Sus palabras se oyeronclaramente en el aire quieto y húmedo. Los hombres semovieron, intercambiandoposicionesyformaronuncercoentornoalacabaña.

Lentzmiró en torno a él, segurodeque todos losmiembrosdel equipohabíanadvertido las huellas de neumáticos del camino.El agenteMulder ya había estadoallí,asícomosucompañeraScully.

Unodeloshombresseñalóunmacizodealtashierbascercadelporche.CuandoLentz y los demás se acercaron, encontraron el cadáver de unamujer tirado en elsuelo,cubiertademanchasydestrozadaporlainfestacióndenanomáquinas.Sehabíacontagiadodelapeste.

Lainfecciónvíricaseextendíayconcadavíctimasehacíamásdifícilmantenerlaensecreto.Losmiembrosdelequipohabíanlogradoentrardemilagroeneldepósitodel hospitalMercy, donde las nanomáquinas proseguían su trabajo con la primeravíctima, reanimando alguno de los sistemas del cadáver. Era tarea de Lentz queaquellonovolvieraasuceder.

—Aquínoquedanadie—dijo—.Perotenemosquehacerlimpieza.

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Ordenó a los hombres de la furgoneta que volvieran a ponerse los trajesprotectoresyesterilizaranlazona.Luegoseapartóyrespiróhondoelaromaresinosodelbosqueyelhúmedoperfumedelapradera.

—Quemenlacabaña—indicó—.Quenoquedenada.SevolvióparavercómosellevabanelcuerpodePatriceKennessy.Otrohombre

comenzóarociarcongasolinalasparedesdelacasaylapraderadondehabíaestadoelcadáver.

Lentz no se quedó a contemplar el fuego.Volvió al coche.El sistemade radioestaba conectado a varios satélites y antenas receptoras, a teléfonos intervenidos ydescodificadoresdeseguridad.QueríapedirinformaciónalosmiembrosdelequipoqueleseguíanlapistaalagenteMulder.Talvezestelesdirigiríaasuobjetivo.

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CarreterassecundariasdeOregónViernes,18.47h.

El teléfono de Scully sonó en la silenciosa oscuridad del coche, como una ardillaelectrónica.Ellalocogiódeinmediato,sabiendoqueseríasucompañeroyaliviadadepoderporfinhablarconél.

Jodypermanecióensilencioenelasientotrasero,escuchandoconcuriosidad.Elperrolanzóungañido.

—Scully,soyyo.—LavozdeMulderseoíamuymal,peroalmenosseentendía.—¡Mulder!Hacehorasqueintentoponermeencontactocontigo—seapresuróa

contestar ella sin dejarle proseguir—. Escucha, es muy importante. Tengo a JodyKennessy. Se ha curado de la leucemia y tiene una capacidad de recuperaciónincreíble, pero está enpeligro.Los dos corremospeligro.Mulder, Jodyno tiene lapeste,tienelacura.

—Yalosé.EslananotecnologíadeKennessy.ElportadordelapesteesJeremyDorman,ylotengosentadoaquíallado…Talvezdemasiadocerca,perolaverdadesquenopuedohacernadaporevitarlodemomento.¡Dormanestabavivo!Nopodíacreerlo.Ellahabíavistosucadáverempapadoensangre.Ningúnserhumanopodíahabersobrevividoaunaheridacomoaquella.

—Perosielperroledestrozóelcuelloantemispropiosojos,Mulder…De pronto se dio cuenta de que también era increíble que Jody hubiera

sobrevividoasuheridadebala.—Dorman también lleva nanomáquinas —explicó Mulder—, pero no le

funcionanbien.Yodiríaquelefuncionanfatal,dehecho.Jodyseinclinópreocupado.—¿Quépasa,Dana?¿Jeremynospersigue?—Tieneamicompañero—dijoella.—Los nanocritters son unas máquinas increíbles —prosiguió mientras tanto

Mulder—, con una capacidad curativa sorprendente, como los dos hemoscomprobado.Nomeextrañaquehayaquienquieramantenerlosensecreto.

—Mulder,yahemosvisto loquepasóen los laboratoriosDyMar.Sabemosquealguienconfiscótodaslaspruebasysellevóelcadáverdelvigilantedeldepósitodelhospital.No voy a dejar que capturen a Jody o al perro para que los eliminen delmapa.

—Meparecequeesonoes loquequiereelseñorDorman—replicóMulder—.

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Sóloquiereveralchico.—Scullyoyóunaapagadadiscusiónalotroladodelalínea.Dorman dijo algo con tono amenazador y ella recordó su voz desdeñosa y bruscacuandoseenfrentóconélenelbosque—.Dehecho,insisteenello.

Scullydetuvoel cocheaun ladodelcamino.Losárbolescomenzabana ralear.Delanteseveíaunapoblación.Nohabíaadvertidolaseñalconelnombre,peroporladirecciónquehabíaseguidosupusoquedebíandeestaracercándosealasafuerasdePortland.

—¿Túestásbien,Mulder?—DormannecesitasangredeJody.—Yoledetuveantesdeque…—leinterrumpióScully—.Bueno,porlomenoslo

intenté.Nopermitiréquelehagadañoalchico.Muldersequedóunmomentoensilencio.Scullyoyóruidoscomodepelea.—¡Mulder!¿Estásbien?—gritó.Élnocontestó.

MientrasMulderpensabaquédecir,Dormanseimpacientóylearrebatóelteléfonodelamano.

—¡Eh!—exclamóMulder,apartándoseparaevitarelcontacto.Dormansepegóelteléfonoalacara.Lapieldesusmejillasbrillabayseagitaba

ylamucosadesusmanosdejabapegajosasmanchasenelplásticonegro.—AgenteScully,dígale a Jodyque sientohaberledisparado.Pero sabíaque se

pondría bien, igual que el perro. No quería hacerle daño. No quiero hacer daño anadie.

EncendiólaluzinteriordelvehículoparaqueMuldervierasuexpresióndecididayelrevólverquetodavíateníaenlamano.

—Dígalealgoalchico,porfavor.Tengoqueexplicárselotodo.MuldersabíaquenopodríavolverahablarconScully.Nopodíatocardenuevo

elteléfonosinoqueríaquelosnanocrittersseinfiltrasentambiénensucuerpoylodestrozarancomoalasdemásvíctimas.

Dormantragósaliva.Porsuexpresióndeangustiaylassombrasamarillentasquearrojabalaluzdelacamioneta,Mulderpensóquetalvezsentíarealmentetodoloquehabíasucedido.

—Dígalequesumadrehamuertopormiculpa,peroquefueunaccidente.Ellaintentabaprotegerle,nosabíaquetocarmeeramortal.—Dormanapretóloslabios—.Losnanocrittersdemicuerpofuncionanmuymal.EnlugardesanaraPatrice,comohacen con Jody, destruyeron su organismo. Yo no pude hacer nada. —Cada vezhablabamásdeprisa—.Ledijequenosemeacercara,peroella…ellasemeechóencima.Jodysabeloduraqueerasumadre.

Dorman alzó la cara y miró a Mulder con ojos atormentados. Mulder seguía

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conduciendo.Lacamionetabrincósobreunbacheyunapiezasueltademetalresonóenlapartetrasera.Mulderesperabaqueenalgunodelosbachesterminaradesoltarseparanotenerqueseguiroyendoloschasquidos.

—Escuche,agenteScully—dijoDorman.Suvozcomenzabaasuavizarse,comosi sus cuerdas vocales estuvieran recomponiéndose—. Los nanocritters de Jodyfuncionanbien,yporesonecesitounpocodesusangre.Creoquelasnanomáquinasqueleinyectósupadrepodríanarreglarlasquellevoyo.Esmiúnicaoportunidad.

Dormandiounrespingo,presadeunanuevaconvulsión.Lamanoquesosteníaelteléfono se agitaba sin control.Mulder confió en que no se le tensara el dedo queteníaenelgatillodelapistola.

—Yaha visto cómo estoy—prosiguióDorman—. Jody tiene que acordarse decómoeranlascosasantes,deloquehabíaentrenosotros,cuandojugábamosconelordenador.Recuérdelelavezqueledejéganar.

Seechóhaciaatrásenelasiento,curvandoloslabiosenunamagodesonrisa,talveznostálgica,talvezagresiva.

—David Kennessy tenía razón. Nos persiguen hombres del gobierno. Quierendestruirtodoloquecreamos,peroyologréescapar,comoJodyyVader.Apesardetodo pretenden eliminarnos. Yomoriré enmenos de un día si mis nanocritters nopueden arreglarse. Moriré si no veo a Jody. Mulder le miró. Dorman era muypersuasivo. Se oían en el teléfono débiles voces discutiendo, probablemente Jodydiciéndole algo a Scully. A juzgar por la expresión de Dorman, debía de haberconvencidoalmuchacho.¿Yporquéno?DormaneraahoralaúnicaconexiónconelpasadodeJody.Eralógicoqueelchicoleconcedieraelbeneficiodeladuda.Dormansuspiró aliviado, peroMulder sintió un nudo en el estómago. Todavía no sabía sicreeraDorman.

Porfinelhombrevolvióahablar.—Sí,agenteScully.VolvamosaloslaboratoriosDyMar.Estándestrozados,pero

esterrenoneutral.Séqueallínopodránjugármela.Dejóelrevólverensuregazo,másseguroycalmado.—Tienequecomprenderqueestoydesesperado.Poresohagotodoesto.Perono

dudaré:sinometraeaJody,mataréasucompañero.—Alzólascejas—.Nisiquieranecesitounarma.Sólo tengoque tocarle.—YcomosiquisieraprovocaraMulder,arrojólapistolaalasientoentreellos—.NosvemosenDyMar.

Dormancortólacomunicaciónyalverlosrestosdemucosaquehabíadejadoenelteléfono,lotiróporlaventanilla.

—Supongoqueyanolonecesitaremos.

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CentromóvildecomandotácticoNoroestedeOregónViernes,19.01h.

Lasantenasparabólicaseneltechodelafurgonetaapuntabanadistintosacimutsparaconectarcondiversossatélites.Losprocesadoresinformáticosrecorríanlacomplejamezcladetransmisionesdecientosdemilesdepersonas.

El vehículo estaba aparcado al final de un pequeño camino sin asfaltar queterminabaenunvertederoenelquesealzabaunapilademadera,basurapodridaytocones de árbol arrancados, como una barricada. Algún granjero llevaba añosarrojandoallísubasuraenlugardepagarelserviciodelayuntamiento.Lasseñalesde«Propiedad privada» y «No pasar» planteaban impotentes amenazas. Adam Lentzteníamétodosmuchomásseriosdeintimidación.

Hacía tiempo que nadie pasaba por allí, sobre todo después de anochecer. Loshombres del equipo de vigilancia disponían de la zona para ellos solos, y con elmaterial tecnológico de la furgoneta, tenían al alcance de los dedos casi todaNorteamérica.

Las ramas de los pinos ofrecían una pantalla de camuflaje, y los nubarronesoscurecían la noche ocultando las estrellas, pero ni los árboles ni las nubesobstaculizabanlaseñaldelossatélites.

Losordenadoresdelcentrodecomandoinspeccionabanmillaresdefrecuenciasypasabanlastransmisionesatravésdealgoritmosdereconocimientodevozbuscandopalabrasclave.Llevabanhorastrabajandosinresultados,peroAdamLentznoeradelos que se rinden fácilmente. Y si él no mencionaba el tema, sus hombres no seatreveríanahacerningúncomentario.

Lentz tampoco era de los que pierden la paciencia. Era una virtud que habíacultivado durante años puesto que la paciencia junto con una fría ausencia deemociones y de remordimientos le habían permitido ascender a su discreta aunquesustancialposicióndepoder.Aunquepocagentecomprendíasu importancia,Lentzestabacontentoconsulugarenelmundo.

PerohabríaestadomuchomáscontentodehaberpodidolocalizaralagenteFoxMulder.

—Nopuedesaberqueleestamosbuscando—masculló.El hombre de la consola le miró con rostro pétreo que no reflejaba ninguna

sorpresa.

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—Hemossidomuydiscretos—replicó.Lentz tamborileó con los dedos en el tablero de mandos. Sabía queMulder y

Scullysehabíanseparado.ElagenteMulderhabíavistoalcamioneromuertocuyocadáverhabíaneliminado.TantoMuldercomoScullyhabíaestadoen lacabañadeDorman que, junto con el cuerpo de Patrice Kennessy, había quedado reducida acenizas.

Luegoambossehabíanmarchado,yLentzestabaconvencidodequeoMulderoScullyteníanalmuchachoyalperro.Perohabíaalgomásextendiendoaquellaplaga.PatriceKennessyhabíatenidomiedodealgo.¿Sehabríavueltolocoelperro?Talvezlas nanomáquinas que llevaba dentro se hubieran descompuesto y ahora estuvierandestruyendosereshumanos.

Laperspectivaledabamiedoinclusoaél,ysabíaquesussuperioresteníanrazónal insistir endetener aquella peligrosa investigación.Sólo la gente responsable, laspersonasautorizadas,debíanconocerla.

Lentzteníaquerestaurarelordenenelmundo.LosinsectosnocturnosdelosdensosbosquesdeOregóncomenzabanazumbar.

Saltamontes,bichosengeneral…Lentznoconocíasusnombrescientíficos.Nuncalehabíainteresadolanaturaleza.Elcomportamientohumanohabíasidosuficienteparacaptarsuatención.

Ahorasereclinóenelasientoeintentódejarlamenteenblanco.Eraunhombresometidoamuchaspresionesyconocedordeoscurossecretos,yelmejormododerelajarseeraparaélnopensarennada.Noteníaprogramasqueponerenmarchaniplanesquetrazar.Ensusmisionesprocedíapasoapaso.

YenestascircunstanciasnopodíadarelsiguientepasohastaquelocalizaranalagenteMulder.

Deprontoelhombredelaconsolaseincorporó.—Unaentrada—dijo.Sequitó losauricularesy tocóunosbotonesdel receptor

—.Número de transmisión confirmado, frecuencia confirmada.—Casi se permitióuna sonrisa al mirar a Lentz—. Patrón de voz confirmado. Es el agente Mulder.Estamosgrabando.

LetendiólosauricularesaLentz,queselospusorápidamente.EltécnicotocóloscontrolesyLentzescuchóunaconversaciónllenaderuidosestáticosentreMulderyScully.A pesar del férreo control que ejercía sobre sus emociones, Lentz no pudoevitarelgestodesorpresa.

Sí,Scully llevabaaJodyyalperro,yelmuchachosehabía recuperadodeunagravísima herida… Pero la noticia más extraordinaria era que Jeremy Dorman, elhombre de paja utilizado por la organización, no había muerto en el incendio deDyMar. Seguía vivo y era una amenaza… Y además ahora era portador de lananotecnología.Igualqueelmuchacho.Laplagaseestabaextendiendo.

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Tras varias amenazas y explicaciones,Dorman y la agente Scully quedaron enencontrarse.Mulder,Scully,Dorman,Jodyyelperroporfincaeríanensusredes,sielequipodeLentzlograbamontarsutrampacontiemposuficiente.

En cuanto terminó la transmisión, Lentz los puso en movimiento. Todos losmiembrosdelgruposabíanmuybiencómollegaralasruinasdellaboratorio.Alfinyal cabo cada uno de los mercenarios había formado parte del supuesto grupo deprotesta que había destruido las instalaciones. Ellos mismos habían arrojado losexplosivos.

—Tenemosquellegarlosprimeros—dijoLentz.Lafurgonetaselanzóporlacarreteraavelocidadessuicidas.Peroloqueenaquel

momentopreocupabaaAdamLentznoeraunaccidentedetráfico.

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RuinasdellaboratorioDyMarViernes,20.45h.

De nuevo en la casa encantada, pensó Scully mientras subía por la pronunciadapendientehacialasnegrasruinasdelasinstalacionesDyMar.Lalunaarrojabatraslasnubes un perlado resplandor. Los bosques de las colinas que otrora fueran unapacífica barrera protectora, parecían ahora ominosos, capaces de ocultar losmovimientosfurtivosdelenemigo,talvezaquelloshombresquehabíanperseguidoaJodyyasumadre.

—Quédate en el coche, Jody. —Scully se acercó a la alambrada erigida paraimpedirelpasodeintrusos.Yanadieseocupabadeella.

LacolinaquesealzabasobrelaciudaddePortlanderaunamagníficafinca,peroahorasóloseveíanlasruinasnegrascomoelcadáverdeundragónbajolaluzdelaluna.Eraunlugarpeligrosoyalaveztentador.

Encuantoatravesólaalambrada,oyólapuertadeuncoche.SevolvióesperandoveraMulderysucaptor,perosóloeraelmuchachoquehabíabajadoymirabaconcuriosidadentornoaél.Elperrobrincabaasulado,contentodesaliralairelibreydequesudueñoestuvierabien.

—Tencuidado,Jody—ledijo.—Voyconusted—contestóél,yantesdequeellapudieraprotestarañadió—.No

quieroquedarmesolo.—Estábien.Jodycorrióhaciaella.—Nopierdasdevistaalperro.Entrelasruinasseoíanruidosdeescombrosquecaían,vigasinestables.Nohabía

ninguna brisa que agitara las cenizas, pero la estructura crujía a pesar de todo.Algunasparedesseguíanintactas,peroparecíanapuntodedesplomarseencualquiermomento.Partedelsuelosehabíaderrumbado,peroenunasecciónsealzabanmurosdecementocubiertosdepinturaquemadayhollín.

Fueradelperímetrodeledificio seveíanbulldozerscomomonstruosmetálicos,palas mecánicas y casetas de construcción, todo destinado a eliminar los últimosrestosdeDyMar.

Scullycreyóoírunruidoyseacercóconcautelaaunbulldozer.Juntoaélhabíanvariostanquesdefuel.Elequipodedemoliciónestabalistoparaempezar.Scullysepreguntó si aquellas inusuales prisas tenían algo que ver con los planes de que le

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habíahabladoDorman,laconspiraciónparaeliminartodoslosdatos.Entoncesviounataquillametálicaabierta.Undestelloplateadoindicabaellugar

en el que había sido forzada con una palanca, justo bajo la señal de «Peligro.Explosivos».

Depronto la oscuridad parecíamás opresiva, el silenciomás antinatural.En elairehúmedoflotabaelrancioolordelascenizas.

—Jody,notedespeguesdemí.Teníatodoslossentidosalertayelcorazónacelerado.ElencuentroentreJodyy

JeremyDormanpodíasertensoypeligroso,peroellanopensabadejarqueelchicosufrieraningúndaño.

Entoncesoyóelruidodeotromotor,unvehículoquesubíaporlapendiente.Laluzdeunosfaroshendiólanoche.

—Notemuevas.—Scully lepusolamanoenelhombroy losdossequedaronesperandojuntoaledificio.

Eraunavieja camioneta roja conmanchasdeóxido.Lapuerta se abrió conuncrujidoysalióMulder.DetodaslascosasincreíblesqueScullyhabíavividoconsuatildadocompañero,verloconducirunadestartaladacamionetasecontabaentre lasmásinusuales.

—Mealegrodeverte,Scully—saludóél.Unhombrecorpulentosaliódelacamioneta.Apesardelapenumbrasepercibía

algo raro en sus movimientos. Sus miembros parecían tener demasiadasarticulaciones y el hombre estaba a punto de desplomarse de dolor y debilidad.JeremyDormanestabacadavezpeor.

Scullydiounpaso,siempredelantedeJody.—¿Estásbien,Mulder?—Porahora.Dorman se acercó y Mulder retrocedió intentando mantener las distancias.

Dormanseguíallevandolapistola,peroelarmaeralomenosamenazador.Scullytambiénsacósupistola.Teníabuenapunteríaysesentíaseguraconella.

ApuntódirectamenteaJeremyDorman.—DejealagenteMulderahoramismo—dijo—.Mulder,aléjatedeél.Élsealejóunospasosmuydespacio,comointentandonoprovocaraDorman.—Metemoquenopuedodevolverelarmadesucompañero—dijoDorman—.

Lahetocadoyyanopuedeserviranadie.—También he perdido la chaqueta y el teléfono—añadió Mulder—. Imagina

todoelpapeleoquevoyatenerquerellenar.Jodyseacercóvacilante,pegadoaScully.—Jeremy,¿porquéhacesesto?Erestan…tanmalocomoellos.ADormanselehundieronloshombros.

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—Losiento,Jody.—Tendióunamano—.Miracómoestoy.Teníaquevenir.Túpuedesayudarme.Eresmiúnicaposibilidaddesobrevivir.

Jodynodijonada.—Hay gente que nos persigue, Jody—prosiguió Dorman, avanzando un paso

más.Scullynocedióterreno.Seguíainterponiéndosecomounabarreraentreellos—.Nospersiguenoficialesdelgobierno,gentequequieredestruirtodoeltrabajodetupadreparaquenollegueaotrosenfermosdecáncer.Nadiemásvaacurarsecomotú.Esoshombresquierentenerlacuraparaellossolos.

Hablabacontantoénfasisquelapieldesurostroseagitabadeemoción.—Losmanifestantesquemataronatupadre,losquequemaronellaboratorio,no

eranactivistaspreocupadosporlosanimales.Trabajabanparaloshombresdelosquetehablo.Estabatodoplaneado.Eraunaconspiración.Ellossonlosquemataronatupadre. En ese momento, como obedeciendo a una señal, surgieron varias siluetasentre las sombras, hombres vestidos de negro que aparecieron en torno a laalambrada, saliendo de los árboles y la carretera. Otro grupo se acercaba por elcaminoconbrillanteslinternas.

—Tenemospruebasquesugierenotracosa,señorDorman—dijounodeellos—.Somoslosrefuerzos,agenteMulder.Apartirdeahoranosencargaremosnosotrosdelasituación.

DormansediolavueltaymiróaMuldercomosilehubieratraicionado.—¿Cómosabenuestrosnombres?—preguntóMulder.ScullycogióaJodyporlamuñeca.—Noesasídefácil—dijo—.Nopiensoentregarlesalmuchacho.—Me temoque tendráquehacerlo—afirmóelhombre—.Leaseguroqueeste

asuntoesdenuestrajurisdicción.Loshombresseacercaron.Sustrajesnegroslosocultabanentrelasoscurasruinas

deledificio.—Identifíquense—insistióScully.—Estoshombresnollevantarjetadevisita,Scully—dijoMulder.Jodymiróalquehabíahablado.—¿Quéquieredecir?—lepreguntóconlosojosbrillantes—.¿Quiénmatóami

padre?El hombre miró a Jody como un coleccionista de insectos ante un valioso

ejemplar.—¿NotehacontadoelseñorDormanloquedeverdadlepasóatupadre?—dijo

contonoburlón.—¡Noteatrevas,Lentz!—exclamóDorman.Levantólapistola,peroLentznose

inmutó.—FueJeremyquienmatóatupadre,nonosotros—dijo.

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—¡Hijodeputa!—gritóDormandesesperado.Scullysehabíaquedadosinpalabrasdelasorpresa.EraevidentequeDormanya

no podría convencer de nada al muchacho. Con un gesto de sus flexibles brazos,JeremyDormanapuntóaLentzconelrevólver.

Peroloshombresfueronmásrápidos.Sacaronsusarmasyabrieronfuego.

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RuinasdellaboratorioDyMarViernes,19.03h.

Cuando Jeremy Dorman recibió la ráfaga de balas de pequeño calibre, agitó losbrazosconungritodepánicoysucuerposúbitamenteenloqueció.

MulderyScullyseapartaron,ScullyarrastrandoaJody,buscandorefugioentrelasmáquinasdeconstrucción.Muldergritóa loshombresquedetuvieranel fuego,peronadieleprestólamásmínimaatención.

Dormanseguíasiendoelobjetivodeltiroteo.Sabíaqueaquelloshombresqueríanacabarconél,aunquepensabaquelecreíanmuerto,quenosabíanloscambiosquesehabíanoperadoenél.

Adam Lentz ya le había traicionado antes. La organización que le habíaprometido su propio laboratorio, donde proseguiría con la investigación ennanotecnología, ya había intentado matarle. Ahora habían venido a terminar eltrabajo.

Unabalalealcanzóenelhombroyotraenlacajatorácica.Eldolor,laadrenalinay la rabia acabaroncon losúltimosvestigiosdedominio sobre su cuerpo.Dormandejó de controlar los sistemas que habían destrozado su estructura genética, susmúsculosynervios,ylanzóunindescriptibleaullidodefuria.

Ysucuerpocambió.Supielseestirócomountrémuloparchedetambor.Susmúsculosseagitabany

secontraíanpresadeconvulsiones.Lostumoresquecrecíanensuscostillas,supiel,sucuello,sedescontrolaronyseabrieroncaminoentrelacamisa.Aquelloyalehabíaocurrido una vez, cuando estaba en el camión conWayne Hykaway. Pero aquellapérdidadecontrolnofuenadacomparadoconelcaosbiológicoqueexhibíaahora,una reorganización azarosaque losnanocritters habían encontrado en su códigodeADNmásprimitivo.

Sus hombros crujían, sus bíceps se abultaban y sus brazos se doblaban y seagitaban.Untumorlesaliódelagargantaenlabasedelalengua.Lapieldesurostroysucuellocaíacomoplásticofundido.

Los hombres de negro seguían disparando, ahora alarmados, pero el cuerpo deDorman se deshacía,mutaba y era capaz de absorber los impactos como la arcillablanda.

Desdesuposiciónalacabezadelequipo,AdamLentzreaccionóconrapidezyseretiróacubiertomientrasproseguíaeltiroteo.

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Dormanselanzóalataquecontraelhombremáscercanoconunbrazoretorcidomientrasvarios tentáculosseagitabanenunaespantosamasasurgidadesucuerpo.Teníalamenteborrosa,llenadedolor,ruidosestáticoseimágenesenconflicto.Lasseñalesnerviosasque intentabaenviar a susmúsculos surtíanmuypocoefecto.Sucuerpocrispadoyrebeldeestabalibre,enloquecido.

Lafríaprofesionalidaddelhombredelgobiernodegeneróenungritoencuantounaexplosióndecarnosostentáculos,unapesadilladeabominacionesbiológicas,seenroscóentornoasusbrazos,supecho,sucuello.Dormanapretóyestrujóhastaqueelhombresedesplomóbajolatensión.

Otra bala le alcanzó el fémur, pero antes de que cayera, las nanomáquinasrepararon el hueso permitiéndole cargar contra otra víctima. Tenía todo el cuerpocubiertodemocotraslúcidoycaliente.Noteníamásquetocaraunhombreylaplagacelular destrozaría al instante su organismo, pero su cuerpo descontrolado obteníagran placer rompiendo cuellos, aplastando tráqueas, doblando costillas comoacordeones.

Untentáculolesalíadelabocacomounalargalenguadeserpienteyrestallabaenelaire.Dormanyanosabíacómointerpretarsuspropiossentidos.Nosabíacuántahumanidadquedabadentrodeél.

De momento sólo veía al enemigo, a los conspiradores, a los traidores, y sucerebro,apuntodedesintegrarse,sólopensabaenmatar.Perocadavezestabamásdesorientado.Lavistase lenublabayse ledistorsionaba.Losagentessacaronmásarmasylosimpactosdebalalehicieronretrocederatrompicones.

UnafugazchispaensumentelehizorecordarloslaboratoriosDyMar,lassalasdonde Darin, David Kennessy y él habían desarrollado su fantástico trabajo, untrabajoqueleshabíallevadoaldesastre.

Comounanimalheridoquéhuyeraasucubil,JeremyDormanselanzóhacialasruinasbuscandorefugio.Yloshombresarmadossalierontrasél.

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RuinasdeloslaboratoriosDyMarViernes,21.19h.

EncuantoLentzysuequipoaparecieron,Muldersupoqueaquelloshombresnoeran«losrefuerzos»,sinoungrupodelimpieza,peonesdelamismaconspiracióncontralaqueScullyyélluchabanconstantemente.HabíanseguidoaPatriceyJody,habíanorquestado la violenta manifestación que terminó con el incendio del laboratorio,habíanregistradoydestrozadolacasadelosKennessyyhabíanconfiscadoelcuerpodeldepósitodelhospital.

AMuldernolehacíaningunafaltaesaclasede«refuerzos».Cuandocomenzóeltiroteo,tuvomiedodequelalluviadebalaslosalcanzaraa

ellos también.Sehizoaun lado,buscandorefugio.GraciasaDormanahoraestabasinpistola,peroScullyseguíaarmada.

—¡Scully, quédate con el chico! —gritó. Oyó el sólido impacto de las balaspenetrandoenlapielyDormanrugiódedolor.

Mulder se escabulló agachándose tras las vigas caídas y los muros derruidos,oyendo los alaridos del fugitivo, cada vez más bestiales, más inhumanos. JeremyDormansetransformabaenunmonstruoantesusojos.

Losespantosostumoresdelcrecimientocelulardescontrolado,elcáncermalignoconvoluntadpropia,seextendíadesbocado,comounahorrorosacriaturaquehubieraestadodormidadentrodelascélulasdeDorman.Yestecaoscelularestabadesatadoporunamentedepredadoraobsesionadaconmatarydestruir.

Desde su posición Scully no podía ver los detalles.Corrió a refugiarse tras unbulldozeryprotegióaJodyconsupropiocuerpo.Lasbalasrebotabanenlamáquinaconunruidometálico.Scullyseagachóentrelassombrasconelmuchacho.

Mulderseguíacorriendoentre losescombros,buscandoeldudosocobijode lasruinasquemadas.Dorman,oloquequedabadeél,logróatraparaotrosdosagentesymatarlos utilizando una combinación de manos y tentáculos, además de la pesteincreíblementevirulentaquevivíaenlamucosadesupiel.

El fragor del tiroteo proseguía, como una máquina enloquecida de hacerpalomitas.Losdestellosde luz amarillavolabancomo luciérnagas en laoscuridad.Loshombresdenegro sehabíandispersadopara rodear todoelperímetro.EstabanacorralandoaDormanenlasruinas.Comosiguiendounplan.

Mulderseagachótrasunaarcadaquehabíalogradopermanecerenpie.Jody,enelbulldozer,gritabadesesperadomientrassuperroladrabaygruñíasinparar.Mulder

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alzó la cabeza y vio una oscura sombra: el labrador negro había salido corriendohacialasruinas,enposdeJeremyDorman.

LosagentesdeLentzentrarontambiénenellaberintodeescombros,conmuchacautela.Dormanhabíasoportadolasráfagasdebalasyyahabíamatadoavarios.Doshombresllevabanlinternas,brillantesojosquehendíanlaoscuridadcomounencajeblanco.LascenizasrevoloteabanallídondeDormanhabíapasado.Mulderpercibióelolordehollínyplásticoquemado.

UnodelosagentesenfocóaDormanconlalinterna,queriendoaturdirlecomosifuera un ciervo ante los faros de un coche. El monstruo tiró de un empujón unacolumnaqueseguíaenpie,yunpostedemaderaquemadacayóconuna lluviadecascotes.El hombrede la linterna intentó apartarse, pero supiernaquedó atrapadabajolosescombros.PartedelaparedsederrumbóyMulderoyóelruidosecodeloshuesosalromperse.

Enalgúnlugardeledificio,elperroladró.Mulder intentó permanecer a cubierto, pero hizo mucho ruido al tropezar con

cascotes y cristales rotos. Se oyeron de nuevo tiros y él se agachó tras unamesavolcadayquemada.Unabaladioenlasuperficiedelmueble.Lanzóunaexclamacióndesorpresa.VeíaaScullyfueradelasruinas,entrelabrumailuminadaporlaluna.Tenía al chico cogidopor la camisa. Jody llamaba a gritos a su perromientras lostiros seguían hendiendo la noche con sus detonaciones. Scully apartó a Jody justocuandounalluviadebalasalcanzódenuevoelbulldozer.

OtrodisparodioenlamesatraslaqueseescondíaMulder.Eraconscientedequelostirosnopodíanseraccidentales.ParaloshombresqueteníanrodeadaslasruinaseintentabanmataraDormanyaJody,seríatambiénmuyconvenientequelosagentesMulderyScullyquedaran«accidentalmente»atrapadosenlalíneadefuego.

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InfiernodeDyMarViernes,21.38h.

Latrampahabíasaltado.TalveznoconlalimpiezaqueAdamLentzhabíaesperado,peroaunasílosresultadosseríanlosmismos,aunqueunpocomássucios.

Claroquelasuciedadsiemprepodíalimpiarse.Losdisparosrestallabanenlanoche,peroningunodeelloslogróabatiraJeremy

Dorman.AunquelosmiembrosdelequipodeLentzhabíanrecibidoinstruccionesdeutilizartodalafuerzanecesariaparacapturaralchicoyalperro,laagenteScullyloshabía estado protegiendo. Había cuidado del muchacho con todas las habilidadesaprendidasenlaacademiadelFBIenQuantico.

Pero Lentz y sus hombres habían recibido un entrenamiento más riguroso enescuelasmenosacreditadas.

Despuésdel tiroteoinicial,LentzcreyóveralagenteMulderponerseacubiertoeneledificio.Noimportaba.Asutiemposeencargaríandetodo.

Laespantosa transformaciónde JeremyDormanhabía concitado la atencióndetodoslosmiembrosdelequipo.Alveravariosdesuscompañerosmoriramanosdelmonstruo,salierontrasélcongestosombríoeintencionesasesinas.

Lentz, sin embargo, se había refugiado lejos de Dorman. Todavía estabadecepcionado al ver cómo la fría eficiencia de su equipo se había desmoronadorápidamente sustituidaporunaciega seddevenganza.Habíapensadoqueaquelloseranloshombresmejoresymásprofesionalesdelmundo.

Oyóelagudogritodeunhombreentrelasruinas,ymásdisparos.ElequipohabíaacorraladoaDormandentrodeledificio.Porlomenosenesolascosasibancomoélesperaba.

Lentzsedetuvojuntoalvehículotácticomáscercanoycogióelcontrolremotode demolición, aunque tendría que esperar el momento oportuno. Su grupo habíallegadoveinticincominutosantesqueScullyyelmuchacho,peroLentznosehabíaprecipitado.Eramuchomáseficazesperaraquetodosllegaranalacita.

ElescogidoequipodedemolicióndeLentzhabíautilizadolascargasexplosivasalmacenadas entre los materiales de construcción, así como otros materialesincendiarios y explosivos que llevaban en su propia furgoneta. Habían colocadotambores de gasolina solidificada en los cimientos medio derruidos del sótano.Cuando los tamboresexplotaran, las llamasdevorarían lospisos restantesy todoeledificiodeDyMar.Noquedaríanirastro.

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Lentz no quería acabar con los hombres que habían seguido impulsivamente aDorman entre las ruinas, pero eran prescindibles. Cada hombre era consciente delriesgoquecorríacuandofirmó.

El agenteMulder también había desaparecido en el edificio. Lentz sospechabaque parte de los disparos iban dirigidos a él. Sus hombres se habían propuestoeliminaratodoslostestigos.Lentzhabíarecibidoclarasinstrucciones:nohabíaquemataraMulder.Élysucompañera,Scully, formabanpartedeunplanmayor,peroLentzteníaquetomardecisionessobrelamarcha.Teníaqueestablecerunaescaladeprioridades. Y aquella situación, con Dorman convertido en un monstruo, era deprioridadabsoluta.Sifueranecesarioyaseexcusaríamástardeantesussuperiores.Mástarde.

Al fin y al cabo Mulder y Scully sabían demasiado. Y este avance ennanotecnologíaeraunarma,unamaldiciónqueteníaquesercontroladaacualquierprecio.Sólociertaspersonaspodíanteneraccesoaalgotanpoderoso.

Yahoraeraelmomento.Unodeloshombresvolvióalafurgonetaacorazada.Teníalosojosvidriososyla

frenteperladadesudor.Jadeabaymirabacomounlocoentornoaél.—Contrólese—leespetóLentz.Esapalabrahizoelefectodeunadescargaeléctrica.Elhombresedetuvo,vaciló

un instante y tragó saliva. Se quedó muy derecho, respirando con normalidad,carraspeóypermaneció a la esperade recibir algunaorden.Lentz alzó el pequeñotransmisorqueteníaenlamano.

—¿Estátodolisto?Elhombremiró loscontrolesdentrode la furgoneta.Parpadeóy respondiócon

palabrastanrápidasyrestallantescomolosdisparosquehendíanlaoscuridad.—Estátodo,señor.Harédetonarlascargasexplosivas.Enuncircuitoparalelo,la

gasolinaexplotarátambién.Loúnicoquetienequehacerespulsarelbotónrojo.Lentzasintióconlacabeza.—Gracias.—Echóunúltimovistazoalarmazóndeledificioquemadoypulsóel

botón.LoslaboratoriosDyMarestallarondenuevoenllamas.

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RuinasdeloslaboratoriosDyMarViernes,21.47h.

Laondaexpansivaderribólasúltimasvigasyelmurodecemento.LamesametálicaprotegióaMulderdelimpactomásfuerte,peroaunasílaoleadadecalorempujóelpesadomueblecontralapared,casiaplastándole.

Enormesllamasamarillasydecolornaranjaestallaroncomoporartedemagia.Mulder pensaba que la mayor parte de los materiales inflamables se habríaconsumidoenelprimerincendio,dossemanasatrás.Protegiéndoselosojosdelcaloryel resplandor,viopor lamagnituddel fuegoquealguienhabíadecididoconvertirlasruinasenuninfierno.

Lohabíanplaneadoloshombresdenegro.Enesemomentooyóungritode terrorydolor.Levantólacabezaconcuidado,

parpadeando,yvioaunodesusperseguidorestambalearseentrelasruinas,envueltoenllamas.Sonabanmásdisparosentrefrenéticosgritosyladridos.

Elfuegoascendíapor lasvigasdemadera.Elcalorera tanintensoquehastaelcristalylaspiedrasparecíanarder.Ellabradornegro,quehabíaentradoeneledificio,sevioalcanzadoporlaexplosiónyseestrellócontraunapared.Supelajehumeaba,peroelanimalseguíacorriendo,comoenbuscadealgo.

Una de las vigas del techo cayó con estrépito entre los escombros. Las llamaslamieronsusbordes.

Mulderselevantódetrásdelamesa.—¡Vader!—gritó—.¡Venaquí!—Elperroeraunaevidencia.Vaderllevabaensu

sangre corpúsculos de nanotecnología que podían estudiarse para salvar a muchagente sin las espantosas mutaciones que había sufrido Dorman. Mulder movió lamanoparallamarlaatencióndelperro,perootrohombresevolvióhaciaélydisparó.Labalarebotóenlamesaysehundióenunapared.

Antes de que pudiera producirse otro disparo, la forma inhumana de JeremyDorman surgió entre los cascotes y el hombre apartó su atención deMulder paradirigirlaalahorrendacriatura.Notuvotiemponidegritarantesdequelosnuevosapéndices deDorman le atraparan.Con un brazo retorcido pero fuerte,Dorman lepartióelcuello.

En aquel momento a Mulder no le apetecía pararse a dar las gracias.Protegiéndoselosojos,casisinvernadaentreelhumoyelresplandordelasllamas,intentósaliratrompiconesdeledificio.Elperrosehabíaquedadodentro.Mulderno

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comprendíaporquéelanimalsehabíametidoenunlugartanpeligroso.El inestable sueloardía.Lasparedes, losescombros…hastaelaire lequemaba

lospulmonesconcadarespiración.Muldernosabíacómoibaasobrevivir.

ScullyaferróaJodypor lacamisa,perola telaserasgóyelmuchachose lanzóenposdelperro.

—¡No,Jody!Loshombresseguíandisparando,peroDormanlosmatabaunoauno.Elperrose

metió directamente en la línea de fuego.El chico, tal vez demasiado seguro de supropiainmortalidad,comoloestánmuchoschavalesdedoceaños,echóacorrertrasél.

Scully tiró el jirón de tela de la camisa y contempló cómo Jody corríamilagrosamenteilesohacialasparedesquemadasdeDyMar.Otrabalarebotócontraelbulldozer.Scullynosemolestósiquieraenagacharse.

Algunos cascotes caían sobre el muchacho, pero él agachó la cabeza y siguiócorriendo.Al llegar a losmuros del edificio dejó de gritar y se quedómirando labarreradellamas.Cuandointentabaatravesarla,ScullyoyóaMulderllamaraVadery luegomásdisparos.Demomentonohabíanvenido losbomberosni lapolicíaninadieainvestigarlostiros,laexplosión,lasllamas.

—¡Mulder!—gritó.Nosabíadóndeestabanicómolograríasalir.Jodysemetióeneledificio—.¡Jody!¡Venaquí!

Echóacorrerhacialasllamas,intentandoveralgoatravésdelhumo.Unavigasedesplomójuntoconuntrozodeltechoconunalluviadechispas.Enelsueloseabríangrietasyagujerosallídondelasllamasylaexplosiónlohabíandebilitadohaciéndolodesplomarsecomouncastillodenaipes.Jodyestabaapuntodeperderelequilibrioyagitabalosbrazos.

—¡Vader!¿Dóndeestás?Scullyechóacorrerhaciaelchico,dejandodeladotodaprecaución,comosilo

únicoqueleimportaraenestavidafuerasalvarle.Semetióenelincendiorespirandoentrecortadamente y con los ojos cerrados. Sólo los abría de vez en cuando uninstante.

—¡Vader!—gritódenuevoJody,fueradelavista.PorfinScullyllegójuntoaélylecogiódelbrazo.—¡Hayquesalirdeaquí,Jody!¡Estosevaadesplomar!—¡Scully! —exclamó Mulder, con la voz ronca. Scully se volvió y le vio

acercarseentreelfuego,apagándoseunallamaquehabíaprendidoensuspantalones.Lehizoseñasdequeseapresurarayenesemomentounaparedsedesplomóasusespaldasalromperseunaviga.

—Hola,Jody—seoyólaatormentadavozdeJeremyDorman,quesalíadelfuego

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y los escombros de la pared que acababa de tirar. El monstruo estaba libre,imperturbablealcalordelincendio.Teníaelcuerpocubiertodecarbonesencendidosque humeaban en su piel dejando oscuros cráteres que se fundían y desaparecían.Todosucuerposederretíacomoceracaliente.Tenía la ropaardiendo,perosupielseguía agitándose mostrando un espantoso espectáculo de tumores y tentáculos.Dormanlesbloqueabaelpaso.

—Jody,noquisisteayudarmecuandotelopedíyahoramiraloquehapasado.Jodyahogóungritoysequedómirandoalaespantosacriaturamutante.—Túmatasteamipadre.—Ahoravamosamorirtodosenelincendio—dijoDorman.Scullydudabadequelasnanomáquinaspudieranprotegeralchicodelasintensas

llamas. Pero además, ni Mulder ni ella contaban con esa protección. Eran merosmortales sometidos al calor del fuego y el humo.Morirían si no lograban pasar atravésdeDorman.

Muldertropezóycayóconunarodillasobreloscalientescristalesrotos,peroselevantósinunapalabra.Scullytodavíallevabalapistola,perosabíaqueeraineficazcontra Dorman, que ignoraría sus balas como había ignorado los disparos de loshombresdenegroycomoignorabainclusoelfuegoqueardíaentornoaellos.

—Jody, ven aquí—dijoDorman, acercándose. Tenía la piel brillante delmocoquelerezumabaporlosporos.

Jody retrocedió hacia Scully. Tenía quemaduras en la piel, arañazos y cortesproducidosporlosescombrosquelehabíancaídoencima.Scullysepreguntóporquéaquellaspequeñasheridasnosanabancomohabíasucedidoconelagujerodebala.¿Se habrían estropeado sus nanocritters? Ella sabía que no podía proteger almuchacho.Dormanquisoagarrarleconunamanoenvueltaenllamas.

PeroenesemomentoelperrosaliódisparadodeunmontóndeescombrosocultosporelresplandoryelhumoyselanzócontraDorman.Elhombrediomediavueltayalzósusmanosrotasyretorcidas.Sustentáculosytumoresseagitabancomounnidodeserpientes.Elperroloderribócomounaapisonadora.

—¡Vader!—gritóJody.ElanimallanzóaDormancontralasllamas,allídondeelfuegosealzabaatravés

de las crecientes grietas del suelo como si bajo él yaciera el mismísimo infierno.Dormanseaferrógritandoconsustentáculosallabrador,cuyopelajeseprendióenvarios sitios. Inmune al contagio de Dorman, Vader le hundía los colmillos en lablandacarne,sinhacercasodelcalor.Ambosluchabanentrelostablonesdelsuelo,hasta queDormanmetió el pie izquierdo en un agujero en llamas. Lanzó un gritoagitandolostentáculosyelperrolemordiófuriosolacara.

El suelo se derrumbó en una avalancha de cascotes incendiados lanzando unalluviadechispasyhumo.Dormanyelperro,aullandoygritando,cayeronalsótano.

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Jodyquiso correr tras ellos, peroScully le agarró con fuerza y lo arrastró hacia elexterior.Mulderlossiguiótosiendoytropezando.

Lasllamascadavezeranmásaltas.Otrapareddecementosehizoañicosyluegotodaunaseccióndelsuelosedesplomó,arrastrándoloscasialagujero.

Porfinllegaronalumbraldeledificio.Scullynopensabamásqueensaliralairelibre.Lanocheparecíaincreíblementeoscurayfría.Leardíanlosojos,tanllenosdelágrimasqueapenaspodíaver.Seguíasujetandoaldesesperadomuchacho.Mulderletocóelhombronadamássalirdelincendio.Ellaalzólavistayvioqueungrupodehombreslesesperaba.LossupervivientesdelequipodeLentzlesapuntabanconsusarmasautomáticas.

—Denmealchico—dijoLentz.

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InfiernodeDyMarViernes,21.58h.Mulderdeberíahaberimaginadoqueloshombresdenegrolesestaríanesperando

en el perímetro del edificio.Algunos de los «refuerzos» deLentz se habrían dadocuentadequenohabíanecesidaddecorrerriesgosyeramejoresperaraquesalieranlossupervivientes,siloshabía.

—Alto, agente Mulder, agente Scully—dijo el que iba en cabeza—. Todavíapodemosllegaraunresultadosatisfactorio.

—Nonosinteresansusresultadossatisfactorios—replicóMulderconunatos.ScullyrodeóaJodyconlosbrazos.Lebrillabanlosojos.—Nopiensoentregarlesalmuchacho.Sabemosparaquéloquieren.—Entoncesconoceelpeligro—dijoLentz—.Nuestroamigo,elseñorDorman,

noshamostradolosriesgosdetodoesto.Nopodemospermitirqueestatecnologíaseexpandasincontrol.Notenemosmásremedioquehaceresto.—Sonreía,peronoconlosojos—.Nomelopongamásdifícil—.Noselovanallevar—insistióScullyconvehemencia. Con el rostro manchado de hollín y la ropa cubierta de ceniza yapestando a humo, se irguió delante de Jody con gesto desafiante, interponiéndoseentreelchicoylasarmas.Muldernoestabasegurodequesucuerpopudieradetenerlasráfagasdegrancalibre,peropensóquetalvezsudeterminaciónhicieradesistiraloshombresdenegro.

—Noséquiénesusted,señorLentz—dijoMulder,acercándoseaScully—,peroestejovenestábajonuestracustodia.

—Sóloquieroayudarle—contestóLentz—.Lepondremosbajoatenciónmédica.Le llevaremosauna instalaciónespecialdonde le cuidaránpersonasquepueden…comprender su condición. Ustedes saben que en un hospital normal no podríanayudarle.

Scullynocedió.—TampococreoqueJodysobrevivieraasustratamientos.Alolejosseoíanporfinsirenasyruidodevehículosquecorríanporlascallesen

dirección a la base de la colina entre llameantes luces rojas y azules. Las llamasseguíanalzándoseentrelasruinasdeDyMar.

Muldersiguióacercándoseasucompañera,conlamiradaclavadaenLentz,sinhacercasodesushombres.

—Ahorahablascomoyo,Scully—dijo.—Denosalchico—insistióLentz.Lassirenasseoíancadavezmásfuerte.—Deningunamanera—contestóScully.

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Varioscochesdebomberosydepolicíasubíanpor lacolina.Enunossegundosllegaríanalincendio.SiLentzqueríahaceralgo,teníaqueserenesemomento.PeroMuldersabíaquesilosmataban,notendríantiempodeocultarlaspruebasantesdequellegaramásgente.

—SeñorLentz—dijounodeloshombres.Scully avanzóunpaso, se detuvoun instante y comenzó a alejarse lentamente,

paso a paso. Lentz se la quedó mirando. Sus hombres seguían apuntando con lasarmas. En ese momento los bomberos abrían la alambrada para dejar paso a losvehículos.

—Nosabenloqueestánhaciendo—dijoLentzfríamente.Miróalosbomberos,comositodavíapensaraenlaposibilidaddedispararalosdosagentesyeliminarloscadáveresantelasmismasnaricesdelosequiposdeemergencia.AdamLentzysushombressequedaroninmóviles,furiososyderrotados,recortadossusperfilescontraeldevoradorincendioqueacababaconlosrestosdeloslaboratoriosDyMar.

PeroScullysabíaqueestabasalvandolavidadeJody.Siguiócaminando,siempresujetandoalchicoporelbrazo.Élmirabatestarudolapareddellamas.

Mientras los hombres de uniforme se apresuraban a sacar las mangueras paraapagar el fuego, el equipodeLentz retrocedióydesapareció entre las sombrasdelbosque. Scully, Mulder y Jody se las arreglaron para llegar a su coche, entre losárboles.

—Yoconduzco—dijoMulder—.Atinoteveomuycentrada.—Bien.YomeocuparédeJody—contestóella.Mulder puso en marcha el motor, casi esperando oír disparos y estallar el

parabrisaspor los impactosdebala.Peronosucediónada.Elcochesealejóde loslaboratoriosarrojandogravaconlasruedas.Tuvoquemostrarvariasvecessuplacade identificación para pasar por diversos controles y se preguntó cómo explicaríaLentzlapresenciaallídesugrupo…siesquelosencontraban.

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HospitalMercyPortland,OregónSábado,12.16h.

ScullycomprobóunayotravezlosresultadosdelosanálisisdeJodyKennessy,perodespuésdeunahoradeestudioseguíatanperplejacomoalprincipio.Estabasentadaen la atestada cafetería ante una taza de café amargo. Los médicos y enfermerasentrabanysalíancomentandocasosclínicoscomootrospuedencharlardefútbol.Lospacientessereuníanconsusfamiliaresfueradesushabitaciones.

PorfinScullypidióotrocaféyfueareunirseconMulder,quehacíaguardiafuerade la habitación de Jody.Cuando salió del ascensor hizo un gesto con el sobre depapelmanilaque llevabaen lamano.Mulderalzó lavista,ansiosoporconocer losresultados,ymetiólarevistaqueestabaleyendoensusobremarrón.Lapuertadelahabitaciónde Jody estaba abiertadepar enpar, con la televisión encendida a todovolumen.Demomentonohabíavenidoningúndesconocidoamolestaralmuchacho.

—Nosésimeasombranmás laspruebasde lananotecnologíao laausenciadeellas. —Scully le entregó a Mulder los resultados de los análisis. Él miró losnúmeros,losgráficosylastablas,peroeraevidentequenosabíaloquesignificaban.

—¿Debosuponerquenoesestoloqueesperabas?—Nohayni rastrodenanotecnología en la sangrede Jody.—Scully cruzó los

brazos—.Miralosresultadosdellaboratorio.Mulderserascólacabeza.—¿Cómopuedeser?Túvistecómosecurabadeunaheridadebala,unaherida

mortal.—Talvezmeequivoqué.Talvezlabalanoalcanzóningúnórganovital…—Pero,Scully,miraquésanoestá.Túvistesufotografíaconlossíntomasdela

leucemia. Sólo le quedaba un mes o dos de vida. Y además sabemos que DavidKennessyprobósutratamientoconél.

Ellaseencogiódehombros.—Notienenada,Mulder.¿Recuerdaslamuestradesangredelperroenlaclínica

veterinaria?Lasnanomáquinasseveíanclaramente.EldoctorQuintondijolomismosobre lamuestra de fluido que tomé durante la autopsia deVernonRuckman. Lasnanomáquinasnosondifícilesdeencontrarsiestánenlasangre,ypararealizarlasdrásticas reparaciones celulares que hemos visto, tendría que haber millones ymillonesenlasangredeJody.

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La primera prueba que había tenido de que las cosas no eran como ellasospechabafueronlosrecientesarañazosycortesdeJodyenelincendio.Aunquenoeranheridasgraves,nohabíansanadoconmásrapidezquecualquierrasguñonormal.JodyKennessyparecíaunchicocorriente,apesardetodo.

—¿Quéhapasadoentoncesconlosnanocritters?—preguntóMulder—.¿AcasoJodyloshaperdidodealgunaforma?

Scullynoteníaningunaexplicación.Entraron los dos en la habitación. Jody estaba sentado en la cama, sin prestar

atención a la televisión encendida. Teniendo en cuenta todo lo que había pasado,parecíahaberloasimiladomuybien.ElchicosonrióalveraScully.

Unmomento después irrumpía en la sala el especialista en oncología, con unacarpeta en lamanoymoviendo la cabeza.MiróaScullyy luegoa Jody, sinhacerningúncasodeMulder.

—Noveoningunaevidenciade leucemia,agenteScully—dijo—.¿Está seguradequesetratadelmismomuchacho?

—Sí,estamosseguros.Elmédicosuspiró.—He examinado su expediente y los análisis anteriores. No tiene células

enfermasenlasangre.Lehepracticadoademásunapunciónlumbarparaestudiarelfluidocerebroespinal.Tampocoheencontradonada.Enuncasoavanzado,comosesupone que es el suyo, los síntomas deberían ser evidentes sólo conmirarle.Diossabequehe tenidomuchísimoscasos comoeste.—Por finmiróa Jody—.Pero laleucemia ha desaparecido por completo. No es que haya remitido, sino que hadesaparecidodeltodo.

Scullynohabríaesperadootracosa.Elmédicobajólamanoconlacarpeta.—He visto algunos milagros médicos… No muchos, pero dado el número de

pacientes que pasan por aquí, a veces suceden cosas que la medicina no puedeexplicar.Elcasoesqueestechicoquehacesólounmesseenfrentabaauncáncerterminal, ahorano tieneningún síntoma.—Elmédicomiró con las cejas alzadas aJody,quenoparecía interesadoen la conversación, comosiyaconociera todas lasrespuestas—. SeñorKennessy, está usted curado. ¿Comprende lamagnitud de estediagnóstico?Estácompletamentesano.Apartedealgunosrasguñosyquemadurasdemenorgrado,notieneabsolutamentenada.

—Si surge alguna cuestión se lo haremos saber —le dijo Scully. El médicopareciódecepcionadoalnoverlatanperplejacomoél.Scullyloacompañóalapuertadelahabitación,talvezconciertabrusquedad.

Unavezsalióelespecialista,MuldersesentóenlacamadeJody.—¿Sabesquenohayen tusangreni rastrode losnanocritters?Noseentiende.

Las nanomáquinas te curaron de la herida de bala y del cáncer, pero ahora han

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desaparecido.—Porque estoy curado. —Jody miró al televisor, pero sin hacer caso del

programa que emitía a todo volumen—. Mi padre dijo que cuando hubieranterminadosulabor,sedisolveríanydesaparecerían.Éllasprogramóparaquecuraranmileucemiacélulaporcélula.Dijoquetardaríanuntiempo,peroqueiríamejorandocadadía.Yluego,cuandoestuvierabien,losnanocritterssedesconectarían.

MuldermiróaScullyconlascejasenarcadas.—Unmecanismodeseguridad.¿CreesqueDarinloconocía?—Eso implica un increíble grado de sofisticación tecnológica, Mulder —

comenzóScully.Perosediocuentadequelameraideadeunospolicíasbiológicosque trabajaran en el cuerpo humano utilizando sólo las cadenas deADN como unmanual de instrucciones, era ya demasiado fantástica—. Jody—dijo, inclinándosehacia el niño—,vamos adivulgar todo loposible estos resultados.Todo elmundotienequesaberqueyanoeresportadordeningunamuestradenanotecnología.Sinotienesnada,nohayrazónparaqueesoshombressiganpersiguiéndote.

—Comoquiera—contestóJodyconciertatristeza.Scully no intentó animarle con falsas alegrías.El chico tendría que asimilar su

situaciónasumodo.JodyKennessyhabíasidoportadordeunacuramilagrosa,nosólocontraelcáncer,sinoprobablementecontracualquierenfermedadqueafligieraalahumanidad.Losnanocritterspodían inclusohaberofrecido la inmortalidad.Peroahora que los laboratorios DyMar estaban destruidos, Jeremy Dorman y el perrodevorados por el incendio yDavidKennessymuerto, se tardaríamucho tiempo enllegaraaquellosresultadosennanotecnología,siesquealgunavezsealcanzaban.

ScullysospechabaloqueharíaelBureauparamanteneraJodyasalvoalalarga,teníaciertaideadedóndelellevarían.Noesquelegustara,peronoseleocurríaunaopciónmejor.

Mulder, mientras tanto, se limitaría a escribir el caso, lo añadiría a todos susinformes y especulaciones y a los demás expedientes. Una vez más, carecía depruebasparademostrarnada.

SeríaunexpedienteXmás.Scully pensó que en breveMulder tendría que instalarmás archivadores en su

atestadaoficina,sóloparapoderalbergarlostodos.

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EdificiodelaoficinafederalCrystalCity,VirginiaSábado,14.04h.

AdamLentzofreciósuúltimoinformeverbalmenteycaraacara,sinningúnpapeleo.Noquedaríaconstanciaescritadelainvestigación,nadaquepudieraserdescubiertoyleídoporojoscuriosos.Lentztuvoqueenfrentarseenpersonaalhombreycontárselotododirectamente,consuspropiaspalabras.

Fueunadelasexperienciasmásterriblesquehabíavividonunca.Un jirón de humo rancio se elevaba del cenicero y flotaba como un mortal y

misteriosoveloen tornoalhombreenjutodemiradaatormentada, rostroanodinoypelo oscuro peinado hacia atrás.No parecía un hombre que tuviera en sumano elpoder de aplastar vidas humanas. No parecía un hombre que había visto morir apresidentes, quehabíaorquestado la caíday el alzamientodegobiernos, quehabíarealizado pruebas y experimentos con grupos de personas ignorantes de lo quesucedía.PeroeraunhombrequejugabaalapolíticacomootrosjueganalRisk.

Lediounaprofundacaladaalcigarrilloyexhalóelhumolentamenteatravésdeunos labios secos y agrietados.Demomento no había dicho ni una palabra. Lentzestaba de pie frente a él, en un anodino despacho. El cenicero de la mesa estabaatestadodecolillas.

—¿Cómo puede estar tan seguro?—preguntó el hombre por fin, con una vozengañosamentesuaveymelodiosa.

Aunque nunca había estado en el ejército, Lentz permanecía en posición defirmes.

—Scully y Mulder han analizado exhaustivamente la sangre del muchacho.Tenemos acceso libre a los resultados del hospital.No hay absolutamente ningunaevidencia de infestación nanotecnológica, no hay máquinas microscópicas, ni unfragmento,nada.Estálimpio.

—¿Entonces cómo explica su notable capacidad de recuperación? ¿Y lo de laheridadebala?

—En realidad nadie lo vio, señor —dijo Lentz—. Al menos no hay ningúninforme.

El hombre se lo quedó mirando tras una nube de humo. Lentz sabía que surespuestanoeraaceptable.Todavíano.

—¿Y la leucemia?Elmuchacho nomuestra ningún síntoma de la enfermedad,

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segúntengoentendido.—EldoctorKennessyconocíalospeligrospotencialesdelananotecnología.No

era estúpido. Tal vez programó sus nanocritters para que se disolvieran una vezcumplida su misión, una vez que su hijo estuviera curado del cáncer. Según laspruebas recientemente realizadas en el hospital, Jody Kennessy está sano. Laleucemialinfoblásticaagudahadesaparecido.

Elhombreenarcólascejas.—Demodoqueestácuradoperoyanollevalacura.—Lanzóunalarganubede

humo—.Por lomenosdeesopodemosalegrarnos.Desdeluegonoquerríamosquenadiemáspudierateneraccesoaesemilagro.

Lentz permaneció alerta sin decir nada. En un edificio secreto de direccióndesconocida, en habitaciones sin número y cajones sin marcas, el hombre delcigarrillo teníamuestras y pruebas escondidas que nadie podría ver y que habríanresultadoenormementeútilesaotrosquebuscabanlaverdadensusmúltiplesformas.

Peroaquelhombrejamásloscompartiría.—¿YlosagentesMulderyScully?—preguntó—.¿Quétienen?—Másteorías,máshipótesis,peroningunaprueba—contestóLentz.Elhombreinhalódenuevoytosióvariasveces.Eraunatosprofundayominosa

enlaquesepercibíanenfermedadesmuchomáshondas.Talveznoeramásqueunamalaconciencia,otalvezalgofísico.

Lentz semovió, deseando que le despidieran o le dirigieran un cumplido o unreproche.Lopeoreraelsilencio.

—Resumiendo—dijo incómodobajo lamirada fija de aquel hombre.El humotrazaba sinuosos arabescos en el aire—.Hemos destruido los cuerpos de todas lasvíctimasconocidasdelaplagayhemosesterilizadotodosloslugaresaloquellególananotecnología. Creemos que no ha sobrevivido ni una sola de las máquinasautorreproductivas.

—¿YDorman?¿Yelperro?—Registramos las ruinas de DyMar y encontramos varios restos de huesos y

dientesypartedeuncráneo.PensamosquesondeDormanyelperro.—¿Lohanverificadoconlosinformesodontológicos?—Es imposible, señor. Los crecimientos celulares de la nanotecnología

distorsionaronycambiaronlaestructuraóseaydental,haciendodesaparecerinclusolos empastes de la boca de Dorman. No podemos realizar una identificación. Sinembargo, tenemostestigosoculares.Nosotrosmismoslosvimoscaerenlas llamas.Encontramosloshuesos.Noparecehaberequivocaciónposible.

—Siempre es posible la equivocación —dijo el hombre enarcando las cejas.Luegoencendióotrocigarrilloysefumólamitadsindecirpalabra.

Lentzesperó.Porfin,elnombreapagólacolillaenelcenicero,tosiódenuevoy

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esbozóunasonrisa.—Muy bien, señor Lentz. No creo que el mundo esté todavía preparado para

curasmilagrosas…Niloestaráenmuchotiempo.—Estoydeacuerdo,señor.ElhombreasintióconlacabezaamododedespedidayLentzdiomediavuelta,

conteniéndose para no salir corriendodel despacho.El hombre volvió a toser, estavezmásfuerte.

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CampamentodemaquisOregónUnmesmástarde

Todos eran allí desconocidos, pero al menos Jody se sentía a salvo. Después delinfiernodelquehabíasobrevivido,despuésdequetodosumundoquedaradestruidopocoapoco(primerolaleucemia,luegoelincendioquematóasupadre,despuéslalarga huida que terminó con la muerte de su madre), notaba que no le costaríaadaptarseacualquiercosa.

Allí en el campamento de maquis, su tío Darin se mostraba excesivamenteprotector,perotambiénamable.Senegabaahablardesutrabajoodesupasado,yaJodyleparecíabien.Enaquellaaisladacomunidad,todoencajabacomolaspiezasdeunpuzzle.UnpuzzlecomoaqueldelaTierraelevándosesobrelaLunaquesumadreyélhabíanmontadoenunadeaquellastardesenlacabañaescondida…Jodytragósaliva.Laechabamuchodemenos.

CuandoScullylellevóalcampamento,losmiembrosdelgrupolotomaronbajosu protección. JodyKennessy era para ellos un símbolo: aquelmuchacho de doceañossehabíaenfrentadoaloscuroyopresivosistemayhabíasobrevivido.Suhistorianohabíahechomásquereafirmarladeterminacióndelgrupodemantenerseaisladoyapartadodeldestructivogobiernoalquetantodespreciaba.

Jody,sutíoDarinylosdemásmaquisdedicabanlosdíasaarduastareasfísicas.TodosellosenseñabanaJodysusdiversasespecialidades.Elchicotodavíaseestabarecuperandodesusheridasmentalesyemocionalesypasabamuchotiempopaseandopor el perímetro del campamento, cuando no estaba trabajando en los huertos ycampos para ayudar a la colonia a ser autosuficiente. Los maquis cazaban ycultivabanlatierraparaproveersedecomidaapartedelasenormesreservasdelatasycomidaliofilizadaconlasquecontaban.

Eracomosi toda lacomunidadhubierasido trasladadaallídesdeotraépoca.AJodynoleimportaba.Ahoraestabasolo.NosesentíanisiquieraunidoasutíoDarin,perosobreviviría.Alfinyalcabohabíasuperadouncáncerterminal.

Los otros miembros del grupo sabían dejarle a solas cuando estaba taciturno,dándole el tiempo y el espacio que necesitaba. Jody paseaba a lo largo de lasalambradasmirandoalosárboles.

Elbosqueestabasumidoenunanieblaqueseocultabaenlashondonadasyseibaevaporando amedida que el día se caldeaba.Las nubes seguían grises en el cielo,

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aunque apenas se veían a través de las copas de los árboles. Jody caminaba concuidado,aunqueDarinlehabíaaseguradoqueenrealidadnohabíaningúncampodeminas, trampas ni defensas secretas. A los maquis les gustaba hacer correr esosrumores paramantener el aura demiedo y seguridad en torno al campamento. Suprincipalobjetivoerapermanecerapartadosdelmundoexterior,yparaelloutilizaríantodos losmedios a su alcance. Jody oyó un perro ladrar a lo lejos. El aire frío yhúmedoparecíaintensificarlasondassonoras.Losmaquisteníanmuchosperrosenel campamento: pastores alemanes, sabuesos, rottweilers, dobermans. Pero aquelladridoleresultabafamiliar.Jodyalzólavista.

Elperroladródenuevo.—Eh,venaquí—llamóelniño.Oyóunrumorentrelosmatorralesyunenormeperronegrosurgiódelaniebla,

entreramasyarbustos,ysaliódisparadohaciaél,ladrandofeliz.—¡Vader!—exclamóJodyencantado.Perodeprontosecalló,preocupado.Elperroparecíasanoysalvo.Jodylohabíavistodesvanecerseentrelasllamas.

Había visto el edificio DyMar derrumbarse entre ascuas, escombros y vigasretorcidas.PeroJodytambiénsabíaquesuperroeraespecial,comolohabíasidoélantes de que los nanocritters se desvanecieran en su cuerpo.Las nanomáquinas deVadernocontabanconesesistemadeseguridad.

El perro se acercó dando brincos y se le echó encima lamiéndole la cara ymeneando lacolacon talbríoque todoelcuerpo le temblaba.No llevabacollarniningunamarcaquepudierademostrarsuidentidad.PeroJodyloconocíabien.

Supuso que su tío podría sospechar la verdad, pero a los demás les diríasimplementequehabíaencontradootroperro,otrolabradornegrocomoVader,yquepensaba ponerle el mismo nombre. Ninguna persona del mundo exterior loencontraríajamás.

Abrazó a superroy lo acarició.No teníaquehaberlodudado.Debiómantenersiemprelasesperanzas.Sumadrelodecía:superrosiemprevolveríasanoysalvo.

Vadersiemprevolvía.

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