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 Acción pedagógica en los centros escolares: enfoque teórico y práctico Coordinadores: Leonor González Menorca y Fermín Navaridas Nalda 

Acción Pedagógica en Los Centros Escolares

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    escolares: enfoque terico y prctico

    Coordinadores: Leonor Gonzlez Menorca y

    Fermn Navaridas Nalda

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    Enfoque terico y prctico

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    Enfoque terico y prctico

    Leonor Gonzlez Menorca Fermn Navaridas Nalda(Coordinadores)

    LogrooFundacin Universidad de La Rioja2014

  • Accin pedaggica en los centros escolares [Recurso electrnico]: enfoque terico y prctico / Leonor Gonzlez Menorca, Fermn Navaridas Nalda (coords.). Logroo: Fundacin Universidad de La Rioja, 2014.230 p. ; v. digital. ISBN 97884695 966611. Educacin. 2. Orientacin pedaggica. 3. Formacin de docentes. 4. Innovaciones educativas. I. Gonzlez Menorca, Leonor. II. Navaridas Nalda, Fermn. III. Fundacin Universidad de La Rioja.37.048.337.001.76JN IBIC 1.1

    JNMT IBIC 1.1

    Accin pedaggica en los Centros escolares : Enfoque terico y prcticocoordinada por Leonor Gonzlez Menorca y Fermn Navaridas Nalda (publicada por la Fundacin Universidad de La

    Rioja) se difunde bajo una Licencia Creative Commons ReconocimientoNoComercialSinObraDerivada 3.0 Unported.Permisos que vayan ms all de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los titulares del copyright.

    Los autores Fundacin Universidad de la Rioja, 2014ISBN 9788469596661Maquetacin: Pgina, S.L.

    Edita: Fundacin Universidad de la Rioja

  • ndice

    Tema 1: El maestro y la educacin desde la historia social ............................................. 7 Jos Luis Gmez Urdez y Cruz Prez Merino

    Tema 2: Historia de la educacin ..................................................................................... 29 Isabel Martnez Navas y Juan Andrs Muoz

    Tema 3: La direccin estratgica en centros educativos ................................................. 43 Rubn FernndezOrtiz y Mnica Clavel San Emeterio

    Tema 4: El proyecto educativo de centro y la atencin a la diversidad: factores clave para la calidad educativa .................................................................................. 55

    M Asuncin Jimnez Trens

    Tema 5: La programacin didctica a partir de competencias y la evaluacin de los resultados de aprendizaje ................................................................................. 69

    Fermn Navaridas Nalda

    Tema 6: Gestin de la calidad e indicadores en centros escolares ................................. 79 Leonor Gonzlez Menorca, Emma Juaneda Ayensa y Carlos Gonzalez Menorca

    Tema 7: Comunicacin para la gestin centros educativos ............................................. 93 M Cristina Olarte Pascual

    Tema 8: Diseo e implementacin de proyectos de investigacin en el aula ................. 105 Emma Juaneda Ayensa y Ana Bella Martnez Prez

    Tema 9: Nuevas herramientas para la gestin de la calidad de servicio en el aula ......... 117 Carlos Gonzlez Menorca y Jorge Pelegrn Borondo

    Tema 10: Habilidades comunicativas ................................................................................. 135 Fabin Gonzlez Bachiller

    Tema 11: Construir y comunicar la ciencia ........................................................................ 149 M. Carmen de Lemus y M. Pilar Trevio

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    ndice

    Tema 12: Competencia matemtica .................................................................................. 157 Clara Jimnez Gestal

    Tema 13: Didctica de las ciencias sociales ....................................................................... 173 Ignacio GilDez Usandizaga

    Tema 14: Innovacin educativa e integracin curricular de las TIC ................................... 183 Ral Santiago Campin

    Tema 15: La competencia social y cvica .......................................................................... 199 Ana Mara Vega Gutirrez, Esther Raya Dez y Neus Caparrs Civera

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    Tema 1

    EL MAESTRO Y LA EDUCACIN DESDE LA HISTORIA SOCIAL

    Jos Luis Gmez Urdez Cruz Prez Merino

    OBJETIVOS

    Conocer la evolucin de la figura del maestro a travs de las distintas pocas histricas.

    Reflexionar sobre la responsabilidad social del docente en la Historia.

    Comparar las teoras imperantes en cada poca con las innovaciones producidas en el marco de la educacin.

    Investigar a travs de los textos cules han sido los cambios sufridos en los distintos procesos educativos en las distintas regiones del mundo.

    Valorar el impacto de la educacin en el proceso general de perfeccionamiento en el marco del respeto a los valores fundamentales y los derechos humanos.

    INTRODUCCIN

    No hay poca histrica o civilizacin que no haya reservado un lugar al acto de educar, entendiendo por tal no slo la mera transmisin de conocimientos, sino tambin la de las pautas de la organizacin social que los elev a la condicin de ser obligatoriamente reproducidos en generaciones futuras. As pues, el acto educativo es social y moral, condiciones que obligan al maestro a aceptar un papel de intermediario, siempre bien definido, entre la jerarqua y los destinatarios de su trabajo. El sueo de una escuela libre tiene, desde el punto de vista histrico, el componente de la utopa, y en todas las pocas y culturas ha sido identificado con las quimeras perversas, pues la primera regla de una organizacin social es la obligacin de todos a contribuir a su reproduccin y el maestro ha de ser el primero, el gua, el que da ejemplo: tal es la importancia que se le concede.

    Las civilizaciones antiguas proporcionan variados ejemplos, que no citaremos aqu pues son muy conocidos, pero es la cultura clsica la que ha impregnado el mundo de la educacin

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    jos luis gmez urdez / cruz prez merino

    hasta dejarnos antecedentes de cualquiera de las posibles variantes ensayadas luego, a lo largo de los siglos, hasta llegar a los sistemas actuales. Como deca el clebre orador calagurritano Quintiliano aunque lo aplicaba a la importancia de lo primero que se le ensea al nio, la vasija queda impregnada del primer lquido que se le echa. En el mundo de la educacin, cualquier propuesta tiene su antecedente en esa primera impregnacin clsica, pagana, pues estableci ntidamente el papel del maestro y su cometido, y los regul y los experiment en la prctica. Mientras, todo un cuerpo de tericos reflexion sobre la esencia de la relacin docentediscente y sus implicaciones sociales y nos dej textos que siguen siendo el soporte de nuestra cultura. Son los que hemos llamado filsofos, a los que cambiamos el nombre cuando hablamos de Pedagoga; incluso nos atrevemos a proponer piruetas tan extraas como dilucidar los lmites entre Filosofa y Pedagoga, incluso rayando en la patritico, entre stas y la Oratoria, o Retrica por nuestro clebre calagurritano, sin que falte quien hable de la especialidad de la tica, y otros de la Moral, y su relacin con la enseanza. Nosotros diremos simplemente Aristteles, Platn, Seneca, Cicern, etc., pues para estos filsofos, nunca dej de estar claro que la educacin era el resultado de la actuacin del conjunto sobre el ser social aristotlico, fundamento del orden que luego ser construido por ciudadanos educados, por ello, libres. As pues, todas las formas institucionales, todos los posibles objetivos desde la educatio prnceps a la educacin popular de los artesanos (Campomanes), todos los roles del maestro desde el esclavo al gran tribuno, todo lo relativo a la palestra, tendr en Grecia y en Roma antecedentes abundantes. Si pensamos en un sistema educativo estatalizante el maestro al servicio del estado para formar ciudadanos que lo sostengan, podemos remitirnos a Esparta; si queremos destacar el valor individual y por ello, la necesidad de educar de forma distinta a los mejores, buscaremos exempla en las polis griegas, o en las villae de las familias ricas diseminadas por el Imperio, que saban que sin una educacin en todos los grados era imposible seguir el cursus honorum que les urbanizara, hacindoles formar parte de las lites del Imperio. Todo ello lo encontraremos en Roma con su proverbial orden y su justificacin en el derecho, sobre todo tras el deslumbramiento que produjo en el Imperio la cultura griega: los conquistadores fueron derrotados por la cultura de los conquistados. As pues, en Roma convivieron la educacin para la excelencia, la educacin para el perfeccionamiento individual y el goce de la cultura incluido lo que luego el cristianismo detestara: pensemos en la escuela de las Vestales, la formacin utilitaria tcnica de los sostenedores del Estado romano, desde el recaudador al soldado, o la transmisin de los valores cvicos y la moral romana, que emanaba del principio sacralizado del sistema: el emperador. Obviamente, aprender y ensear fueron actos codificados; se sealaron etapas en funcin de la edad, objetivos y necesidades, y paralelamente, se fue definiendo la figura del maestro, segn los tres niveles que seran heredados en los reinos de la edad Media: el maestro de nios

    el magister ludi, el preceptor de Gramtica el antiguo gramaticus y el maestro de niveles superiores, que sera el doctor en la universidad medieval. Ya se barruntaba el anticipo del Trivium y el Quadrivium, las escuelas de primeras letras y las que luego seran escuelas catedralicias, as como las que anticipaban el mundo universitario medieval.

    El cristianismo, religin de estado desde Constantino, fue trastocando el espritu de la educacin pagana y la figura del maestro, pues las funciones y objetivos caractersticos del Imperio entraron en contradiccin con el nuevo credo, que impuso rotundamente, desde el comienzo, el modelo cristolgico en todo lo que tena relacin con la educacin. Cristo era el maestro, el nico maestro. Sus enseanzas eran directas, abarcaban todos los aspectos de la vida y llegaban a todos los hombres, es decir, a hombres y a mujeres y, desde luego, a nios y nias. La mujer tambin fue convocada, pues en definitiva, la educacin no era sino la preparacin del largo viaje hasta la salvacin, de la que, a pesar de sus imperfecciones, la mujer no haba sido privada. Convena, en todo caso, que sta aprendiera de nia lo que le iba a resultar til para cumplir su

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    papel, que no era otro que contentar al esposo y propiciar la generacin, para lo que deba adquirir los rudimentos de la doctrina, pues tambin deba educar a la prole. As pues, se puede afirmar que desde el siglo IV el buen maestro y las buenas enseanzas eran, para los herederos de Roma, la transmisin de la verdad revelada hasta el fin de los tiempos, hasta el momento de la verdad, el juicio final, en el cual el que se salve sabe, y el que no, no sabe nada, resumen calderoniano del ms importante resultado de la aplicacin de la verdad evanglica al acto de ensear.

    No obstante, hay en esa lnea de evolucin de la sociedad en busca de su salvacin, en esa teleologa, momentos en que resurgen algunas concepciones tolerables que recuerdan a las prcticas griegas y romanas, sobre todo en lo que stas tenan de acercamiento a la naturaleza, de estudio de los efectos fsicos, de la concepcin pagana de la belleza, o de interpretacin del universo. Era inevitable en una iglesia regida por hombres cultos que iba a proponerse como intermediaria entre la cultura clsica y la Verdad dejarse subyugar por la belleza de los textos latinos, por muy paganos y pecaminosos que fueran, o por los inicios de la interpretacin del mundo que hicieron los materialistas, pues a pesar de la cerrazn impuesta en el orden feudal y clerical, sigui habiendo quien se cuestionaba la contradiccin entre las escrituras sagradas y la observacin de los fenmenos naturales. Por qu Dios mand detenerse al sol por intercesin de Josu si era la tierra la que giraba a su alrededor? Estaban equivocadas las sagradas escrituras?

    Esos momentos que los historiadores hemos definido didcticamente como vuelta a los clsicos, Renacimiento, Revolucin Cientfica, Ilustracin, Edad de la Razn, Edad de la Ciencia, etc., explican los enormes esfuerzos que ha debido hacer la humanidad para librarse de prejuicios e imposiciones dogmticas, a veces simplemente malas interpretaciones de los textos de ah el miedo a leer la Biblia, cauta lege con los que la organizacin social pretenda su perpetuacin, siempre por medio del maestro, en cualquiera de sus versiones. Sin embargo, los funda-mentos de la Verdad solo han sido reformados, adaptados y, como mucho, a medida que avanz el concepto de tolerancia, relajados al marco de la opcin individual, lo que, como sabemos bien, no estuvo nunca exento de consecuencias, a veces terribles. No es el momento de elaborar una lista de rprobos, con Galileo a la cabeza o si quieren, con el peruano Pablo de Olavide, todava en el siglo ilustrado; ni de recordar el funcionamiento de los tribunales de defensa de la ortodoxia, como la Inquisicin, la espaola, la romana y las que tuvieron a su servicio las otras religiones reformadas que pronto se vieron ensalzadas a su condicin de nacionales. El proceso es tan largo que el sistema educativo espaol y en general el de la mayora de pases catlicos y protestantes mantiene todava hoy la opcin de la religin catlica en las escuelas y por ello, tambin en los planes de estudios de formacin de los maestros, en este caso, con clases impartidas exclusivamente por sacerdotes catlicos. Como volveremos luego a este asunto, sirvan simplemente estas pinceladas para situar histricamente los dos extremos de la evolucin de la educacin en nuestro mundo occidental.

    1. LA EDAD MEDIA Y EL BUEN MAESTRO

    La Edad Media aadi a la figura del Maestro el buen maestro y buen pastor encarnados por Cristo la del clrigo y las hizo prcticamente inseparables. Es cierto que la figura del sacerdote est presente en todas las culturas, desde luego en las prehistricas, en las preclsicas, ya mejor conocida, y en Roma y Grecia; sin embargo, durante la Edad Media, su papel se agiganta, pues en el orden feudal, la sociedad se define por tres estamentos, uno de los cules es el de los que oran: todo un estamento ocupado por el clero, junto al de los que trabajan y al de los

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    caballeros (que adems, son ricos). Al final de la Edad Media, Jorge Manrique ya distingui entre los que viven por sus manos y los ricos; no olvid a los clrigos, pero los apart, con buen criterio, de lo que hemos llamado sistema econmico, pues no aportaban nada; eran las manos muertas, los que vivan de sus diezmos y primicias, o del fruto de sus propiedades amortizadas, o de las limosnas de los fieles, o incluso de los rendimientos de los prstamos, pues muchos monasterios acabaron convirtindose en entidades de crdito. El mantenimiento del orden feudal no sera posible sin el concurso del clero, pues a la labor de orar unen la de luchar contra el mal siempre acechante, como muestra San Agustn en La ciudad de Dios, de forma que la educacin, ya en sus manos por mucho tiempo, consistir prioritariamente en transmitir a los nios los fundamentos de la vida cristiana. La educacin en el mundo medieval fue, pues, asunto de clrigos, bien en el entorno de las parroquias y las catedrales, bien en los monasterios, donde la Regla de San Benito, del siglo VI, ya contemplaba a los nios, fueran nobles o pobres, como como objetivo de la educacin en el seno de la comunidad monstica.

    La vida de Gonzalo de Berceo, nacido en ese pueblo riojano, prximo a San Milln de la Cogolla, es un ejemplo apropiado. En Sant Milln de Suso, fue de niez criado, es decir, como previene la Regla, fue un nio acogido por los monjes, que le dieron los primeros estudios; luego estudi en el Estudio General de Palencia, la primera universidad de Espaa, y se orden sacerdote, no sin antes ser preceptor de novicios. Toda su obra rebosa de didactismo. Sus vidas de santos muestran constantemente la intervencin divina por medio del milagro; tambin la intercesin de Mara. Los motivos para bien obrar de sus textos se extienden tambin al terreno de la moral, por lo que critica los vicios, por ejemplo, el de darse al vino. Peor si el beodo es un fraile (aunque Berceo siempre culpa al diablo siempre acechante), como se ve en estos conocidos versos:

    Entr enna bodega un da por ventura Bebi mucho del bino, esto fo sin mesura, Embebdse el loco, issi de su cordura, Yogo hasta las visperas sobre la tierra dura.

    Las vidas de los santos y los milagros fueron preciosos instrumentos de conformacin de la mentalidad de la poca. El ideal de santidad, la lucha entre el bien y el mal a la manera agustiniana que llega incluso a hacer intervenir a Dios contra el diablo en el eterno duelo, el poder persuasivo del exemplum como en la retrica de Quintiliano, n las parbolas evanglicas o en los consejos de la literatura medieval, la imitacin de las virtudes que por eso son exigibles al maestro, todo ello constituye el fundamento de los objetivos educativos en los primeros siglos medievales. Se ensea por medio del sermn, de las canciones y las imgenes; menos por los tiles de escritura y lectura, pues son caros y escasos. Tambin son escasos los maestros y, salvo cuando se trata de la minora que educa a los hijos de los nobles y los ricos entonces adquieren el rango de preceptores, no suelen cobrar. El prroco vive de sus diezmos, el monje vive en la comunidad autosuficiente. El maestro no se profesionaliza, es el hombre virtuoso que practica una de las virtudes ms caras al clero: la caridad. El marchamo caritativo que va a tener la figura del maestro y la escuela de nios est en el origen de la baja valoracin de los docentes en la escala profesional. El buen maestro, que practica la enseanza evanglica ensear al que no sabe, no utilizar la educacin para obtener recompensas. As pues, la educacin de los nios quedara englobada desde tiempos medievales en el marco de las obras de misericordia.

    En el siglo XIII, la sociedad medieval sufri en algunas regiones europeas cambios de gran importancia. Se ha sealado a las ciudades como causantes de un tmido renacimiento de la cultura, a la burguesa mercantil como demandante de los bienes del saber y al nacimiento de las

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    universidades como consecuencia de estos cambios, que prefiguran lo que ocurrir despus de que la peste de mediados del siglo siguiente provoque una catstrofe demogrfica y econmica. La vida y la obra de Toms de Aquino reflejan el espritu de ese esperanzador siglo XIII. El Doctor Anglico elabor una vasta obra no solo la Summa dando cima a una nueva concepcin del saber que pronto se convirti en lo que haba que ensear, desde la universidad a las escuelas. El tomismo lo impregn todo y reforz la unidad en torno a la Iglesia, que pas a gobernar la peligrosa novedad que suponan las universidades. La comunidad de maestros y discpulos que define la universidad medieval y moderna adopt el sistema tomista, se mantuvo en su rigidez toda vez que los grados universitarios eran en muchos casos la antesala de la recepcin del orden sacerdotal, pero era inevitable en ese concurso de la molesta senectute y la iucunda iuven-tute frenar los impulsos de saber ms y el conocido vicio de la soberbia universitaria, sobre todo cuando a los saberes literarios se sumaron los de carcter cientfico, como la medicina, por ejemplo. El mdico aragons Miguel Servet, ejecutado en la Ginebra calvinista, puede ser un ejemplo suficiente para comprobar hasta dnde poda llegar la defensa de la ortodoxia; igual que el caso de Fray Luis de Len.

    Con todo, en lo relativo a la enseanza de los nios y a la figura del maestro, los cambios durante este renacimiento medieval fueron prcticamente nulos. La universidad formaba a los cuadros necesarios para reproducir la lite poltica y social incluimos la Iglesia, por supuesto, pero ni siquiera rozaba el mundo de la actividad de los maestros, que seguan dependiendo del sostn del clero y ya, en las ciudades, de los primeros contratos de los ayuntamientos, en la medida en que los viejos concejos medievales iban teniendo ms competencias. Pero, todava cuando va a estallar la reforma de la Iglesia, la enseanza es y ser una obra de caridad. Uno de los grandes pedagogos humanistas, Juan Luis Vives, no olvida en su conocida obra De subventio-ne pauperum, publicada en 1524, que hay que educar incluso a los nios ms desgraciados, los expsitos recogidos en los hospicios. Veamos el siguiente texto en extenso.

    CAPTULO IV. EL CUIDADO DE LOS NIOS

    Tengan los nios expsitos un hospicio en el que sean alimentados; los que tienen madres seguras sean alimentados por ellas mismas hasta los seis aos, pasando despus a la escuela pblica, en la que aprendan las primeras letras y las costumbres, y sean alimentados.

    Presidan esta escuela hombres en la medida de lo posible de educacin cuidada y esmerada, que traspasen sus costumbres a esa escuela tosca, pues a los hijos de los pobres el mayor peligro les viene de una educacin baja, srdida e impropia de ciudadanos; no ahorren gastos los magistrados en la bsqueda de tales maestros, pues proporcionarn con un gasto pequeo un gran servicio a la ciudad que presiden

    Aprendan a vivir sobriamente, pero con limpieza y sin mancha, y a contentarse con poco; sean apartados de todos los placeres, no sean acostumbrados a los refinamientos o a la voracidad ni sean esclavos de la gula, porque, cuando les falta lo que se les proporciona por capricho, dejando cualquier clase de pudor, mendigan, lo que vemos que hacen algunos tan pronto les falta la mostaza o algo parecido.

    Aprendan no slo a leer y escribir, sino en primer lugar la religin cristiana y los juicios rectos sobre las cosas.

    Lo mismo digo sobre la escuela de nias, en la que deben ensearse los primeros rudimentos de las letras, y, si alguna est capacitada e inclinada a las letras, djesele avanzar un poco ms, con tal de que todo se dirija a mejorar las costumbres; aprendan

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    jos luis gmez urdez / cruz prez merino

    los juicios rectos y la religin, y luego a hilar, coser, tejer, bordar, la prctica de la cocina y de una casa, la modestia, la moderacin, la afabilidad, el pudor y ante todo a defender su castidad, convencidas de que es el nico bien de las mujeres.

    Posteriormente, retnganse en la escuela los nios ms capacitados para las letras para ser maestros de otros nios y despus plantel de sacerdotes; pasen los restantes a los oficios, segn fuere la inclinacin del espritu de cada uno.

    Precisamente, las grandes reformas en el mundo educativo que acompaarn a la reforma de la Iglesia iniciada en el siglo XVI y que ponen fin a la Edad Media sern llevadas a cabo por grandes humanistas secularizados como Juan Luis Vives, doctor en 1512 por la Sorbona, pero que nunca se orden, y ser la secularizacin del saber la va por la que discurran las reformas posteriores, las que nos conducirn hasta la Era de la Razn. Ilustran ese movimiento secularizador grandes figuras como Erasmo, ordenado sacerdote en 1492, pero dispensado luego de sus votos para vivir como profesor universitario laico; o Jean Calvino, experto jurista, o Melanchton, catedrtico de griego, experto fillogo y el primero en acuar el trmino psicologa para referirse a estudio del alma humana (psique). Lutero, Bucero o Capito, los grandes nautas de la reforma protestante, fueron monjes, pero acabaron casndose y dejando la vida del claustro. En ese mundo de universitarios del siglo, bien protegidos por la nobleza alemana y francesa, naci la nueva concepcin que acabara provocando otro concepto de educacin y otra idea de maestro, mientras en el mundo catlico romano, se produca el mismo revulsivo intelectual en universidades como Salamanca, en la que se provocaran grandes debates, no slo teolgicos. Por ejemplo, la escuela de Salamanca debera afrontar el impacto producido por la expansin del mundo, por el conocimiento de que al otro lado del Atlntico haba hombres y mujeres que no parecan muy dispuestos a abrazar la fe de Cristo. Qu hacer? Quin llevaba razn, Bartolom Las Casas o Gins de Seplveda? De esas controversias salieron las leyes de Indias, en las que por ejemplo, se insista en la educacin, en la escuela, como una obligacin que asuman las autoridades que iban a regir aquellas sociedades de indios, mientras se proclamaba que el indio no poda ser reducido a la esclavitud (a diferencia de lo practicado por los portugueses). sa es la razn de la proliferacin de universidades y escuelas en Amrica y tambin la justificacin de que las rdenes religiosas fueran obteniendo permiso para instalar sus misiones y contribuir a la expansin territorial y espiritual de la Monarqua Hispana. Su actividad en la enseanza venca todo obstculo.

    2. EL ESTADO MODERNO Y LA INSTRUCCIN DEL SBDITO

    Las novedades que alumbran el nacimiento de la modernidad desde el siglo XV, la ms importante sin duda el descubrimiento de Amrica por el genovs Cristbal Coln, provocaron cambios histricos de gran transcendencia como podemos comprobar si reflexionamos sobre el origen de la actual globalizacin y su fundamento econmico, el capitalismo. Cuando se leen los papeles que pasaban por las manos del rey Felipe II durante una de sus agotadoras jornadas de trabajo, se entiende que la globalizacin comenz ya entonces. El fajo de papeles que vea el rey nos remite a Japn, a Filipinas, a cualquier lugar de Amrica hispana, pero tambin a las posesiones portuguesas, en Asia y frica, desde 1580 regidas por el Grande, el rey de la Monarchia Uni-versalis, un concepto idealista que no reconoca fronteras terrenales, sino espirituales. Catholico significa mundial, as que esa aspiracin marcar desde entonces la imagen de los espaoles en el Nuevo y en el Viejo Continente. Felipe II lo dijo con claridad: antes prefiero perder mis reinos, que permitir que uno solo caiga en la hereja. El campen de la Cristiandad era tan rotundo como el sistema poltico, social y econmico al que daba cima. El dueo del mundo deba serlo

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    tambin de los grandes ejrcitos desplegados en cualquier parte, bien pagados con el oro y la plata americanos, que pasaba antes por manos de banqueros e intermediarios, castellanos, alemanes, italianos, capaces incluso de llevarle a la bancarrota, como ocurri en varias ocasiones. A su muerte en 1598, el agotamiento del sistema era evidente. Un arbitrista escribi: Espaa parece una repblica de hombres encantados que viven fuera de la realidad. Cervantes vivi en esa repblica, de la que sali Don Quijote a luchar contra todas las injusticias. El idealismo se estrellaba con la realidad. El lujo que desplegaba el duque de Lerma contrastaba con la lgubre pensin del dmine Cabra, donde el hambre era el husped. El preceptor del duque, elegante latino, no tena relacin alguna con el pobre maestro de sotana remendada; ambos, sin embargo, son un ejemplo de los contrastes del Barroco y de las controversias que inundaron el tiempo de los modernos.

    La Modernidad no llegaba por vas pacficas, por mucho que la paz ya fuera una aspiracin de Erasmo, o de Vives; la fabricacin del individuo, el sujeto, es decir, el portador de la subjetividad, se estrellaba contra la tradicin empeada en mantener la comunidad cristiana. La modernidad, en realidad, iba a ser un duelo, un nuevo duelo entre el bien y el mal, pero ahora entre los mismos cristianos, entre concepciones opuestas que provenan de esa exhibicin de la subjetividad que es la conciencia individual, y que provocaba inquietud tanto en el mundo terrenal como en el espiritual. Las guerras de Religin y la cruzada antiprotestante, la recatolizacin militar a manos de la Compaa de Jess, la Ortodoxia en todos los estados, la llamada al poder terrenal para defender la verdadera religin tanto por Lutero o Calvino como por Mariana, Surez o Ignacio de Loyola, no tendrn fin hasta 1648, cuando el estado moderno tenga ya poder para imponerse sobre la totalidad. El Estado absoluto fue el resultado de las grandes controversias tras la ruptura de la Universitas Christiana y sigui asumiendo nuevas competencias, una de ellas, la educacin de sus sbditos. Porque deba haber solo un rey, una ley y una fe. Podamos tambin aadir: una lengua. Y desde luego, una escuela. La uniformacin de los sbditos, clave para el desarrollo del absolutismo, comenzaba en la escuela.

    En los pases que haban abrazado la reforma protestante, la desamortizacin de los bienes de monasterios y parroquias y la exclaustracin permiti instalar en los edificios abandonados escuelas, hospitales y hospicios. La mentalidad calvinista incorpor el trabajo como virtud en las workhouses en que convirti los centros de acogida de marginados, mientras mantuvo la escuela bajo el prisma de la caridad, quizs con ms rigor an que el catolicismo. Adems, la importancia concedida a la Biblia entre los protestantes oblig a ensear a leer a los nios, pues todos deban poder leer la palabra de Dios, que ya no estara escrita en latn o griego, sino en las lenguas vernculas. Leer los salmos, cantar, intervenir en la iglesia motiv una educacin popular masiva, mientras en los pases de la otra reforma, los reformadores catlicos se volcaban en el concilio de Trento sobre el papel rector de la Iglesia en todo lo relativo a la vida del cristiano. El prroco sera su gua, l interpretara la escritura santa, pues haba recibido los conocimientos necesarios, especializados, para poderlo hacer sin caer en los errores de los herejes. Para asegurar la ortodoxia, la Iglesia Catlica prohibi leer la Biblia, as que el maestro solo tuvo que hacer memorizar el catecismo.

    La luz de Trento rigi la Iglesia prcticamente hasta el Concilio Vaticano II y, como era de esperar, se reflej intensamente en el mundo de la enseanza, que qued definitivamente pautada hasta la poca de las revoluciones burguesas. Habra una escuela de nios todava no de nias que ofrecera la rudimentaria instruccin en la religin y la lectura y escritura durante unos aos; luego, para aquellos que iban destinados a la universidad, un preceptor de gramtica, que enseaba latn, la lengua en la que hablaban los profesores universitarios; finalmente, la universidad conceda los grados a dos categoras de estudiantes: los colegiales y los mantestas, o lo

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    que es lo mismo, aquellos que podan pagar el colegio y lucan la beca de cada uno de ellos, y los que slo llevaban manteo, pues eran pobres. Tras el grado, casi todos los universitarios optaban, bien por la administracin estatal consejeros, notarios, jueces, escribanos, bien por el servicio a la Iglesia, en cuya jerarqua se reproduca la dicotoma colegialmantesta. Llegar a obispo era prcticamente imposible para quienes no pertenecieran a familias nobles.

    Como la educacin segua enmarcada en el mbito de la caridad, los concejos y las parroquias concedan alguna ayuda a estudiantes pobres, bien a costa de alguna manda piadosa o fundacin, bien porque el ayuntamiento tena bienes de propios suficientes y poda costearla. Por el mismo motivo, los ayuntamientos comenzaron a pagar a un maestro y si el pueblo era ya grande, a un gramtico, aunque los padres de los alumnos deban completar el salario, pues era bastante bajo. El maestro, por eso, tena algn huerto, donde cultivaba los productos de la subsistencia, y un cerdo, gallinas y conejos, como la mayora de sus vecinos. A veces, sacaba unos reales ms tocando el rgano en la iglesia, o las campanas, o haciendo de sacristn; con mucha frecuencia, el ayuntamiento le daba alojamiento gratis en alguna de las casas de propiedad concejil. Muchos de estos maestros rurales de primeras letras o de gramtica haban estudiado antes y no haban llegado a ser ordenados. El catastro de Ensenada, terminado en los pueblos y ciudades castellanas entre 1752 y 1753 en Madrid se acab en 1757, menciona a los maestros de los pueblos de Castilla, sus salarios y sus propiedades. En comparacin con el mdico o el boticario, es obvio que su posicin es muy baja, pero no lo sentan as ellos, pues no se comparaban con estos sabios, universitarios y por tanto, de otro estatus social y econmico. Los maestros de entonces saban el lugar que ocupaban, pues eran muy conscientes de que apenas saban ms que los discpulos aventajados y asuman tambin su justificacin por la virtud de la caridad. Por otra parte, las familias campesinas, siempre agobiadas por el hambre, los impuestos y las calamidades, no vean utilidad ninguna en su actividad, sobre todo cuando el nio poda ya ayudar en el campo, con ocho o diez aitos. Y es que todava se no era el problema. Hasta que la profesin no fue reglamentada y el maestro entr en la rbita del funcionariado estatal, lo que sucedi despus de la ley Moyano de 1857 hay una ley general parecida en Per, en 1850, los maestros espaoles aceptaron su situacin secular, como la aceptaron los artistas, todava bajo el estatus de sirvientes, incluso en las altas esferas (pensemos en el caso de Goya, pintor real, pero siempre sabiendo que ocupa ese lugar poco destacado en que se coloca en el cuadro de la familia de Carlos IV; no as Velzquez, en primer plano, luciendo la cruz de caballero). Adems, el maestro lo era a veces solo por un tiempo. Si se casaba bien y heredaba suficiente, poda dejar la escuela. En definitiva, la escuela no tena el estatus de las actividades nobles, por mucho que al maestro se le exigiera ser el modelo.

    La consideracin del maestro era distinta en las grandes ciudades. En Madrid lograron constituir gremio propio, la conocida hermandad de San Casiano; tambin en Sevilla. El Consejo de Castilla concedi a los maestros de Madrid, en 1642, facultad para que pudieran examinar a los pretendientes y unos aos despus, en 1646, aprobaba las ordenanzas que los agremiados haban redactado. Contenan las reglas bsicas de la hermandad como cualquier gremio, incluyendo la limpieza de sangre y las buenas costumbres. Con el tiempo, la facultad de examinar, que era lo ms importante a efectos profesionales, se extendi a algunas ciudades de Espaa, cuyos ayuntamientos usaban los exmenes de la hermandad de San Casiano como modelo y que bsicamente consistan en escribir con buena caligrafa y mostrar inteligencia cabal. Poco ms hubo en cuanto a la reglamentacin de los maestros en las instituciones estatales hasta que los primeros servidores del estado absoluto vislumbraron las posibilidades de aumentar la grandeza de los monarcas, a los que, en el siglo XVIII, se present como ilustrados.

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    A mayor gloria del rey, los mejor instruidos, los que pondran la necesaria ilustracin al servicio del despotismo, colaboraron entusiasmados con reyes, nobles y eclesisticos, de los que obtenan su proteccin. Aparentemente, se poda pensar en libertad, despreocupadamente, el principio del que nacera la victoria sobre errores y supersticiones: solo haba que respetar los lmites del sistema, que eran la autoridad absoluta de los reyes y la organizacin social sostenida por los privilegiados, nobleza y clero. En este contexto, la educacin comenz a ser obra del estado y en lo relativo a la Monarqua hispnica, sta es la razn de que este esquema educativo se implantara en Amrica, para afianzar an ms el criollismo.

    El modelo fue el del rey filsofo por excelencia, Federico II, que dar nombre al sistema prusiano de enseanza, uniformador y severo, pero de eficacia probada para mantener el Anti-guo Rgimen en sus cauces. Luego, en parte, sera copiado por Napolen. Con todo, la Ilustracin no iba a beber solo en las fuentes de esta escuela nacional de servidores del rey. El movimiento ilustrado aport como ninguno otro antes grandes logros, pues la libertad de pensar produjo prometedoras reflexiones en el terreno pedaggico, con el Emilio de Rousseau a la cabeza. El ilustrat dum vexat en la prctica conviva con la presencia de la belleza, la bondad y la libertad en el acto educativo, que era ya lo nico que poda salvar al hombre de su condicin silvestre y animal. La aspiracin a la felicidad que llevaron a la primera Constitucin los revolucionarios norteamericanos inclua la felicidad del nio en la escuela, no solo en el cielo. Adems, la escuela y la universidad ya no eran las nicas vas para educarse. Viajar fue cada vez ms recomendable para aprender a ser un hombre de provecho. Las familias ricas inglesas enviaban a sus hijos al Grand Tour, el viaje a Pars, Roma, Venecia, para que aprendieran de las maravillas antiguas. Iban con un preceptor y pronto ampliaron el tour a Espaa, al caliente sur. De Espaa, salieron tambin algunos jvenes a estudiar, adems de los cientficos. La Ilustracin estaba marcando nuevos objetivos educativos.

    3. LOS CAMINOS DE LA ILUSTRACIN

    Superada la corriente historiogrfica que exclua a Espaa de las corrientes ilustradas europeas a causa del peso de la Iglesia y de la clericalizacin de la sociedad espaola, los nuevos estudios ponen al descubierto la existencia en Espaa de una vigorosa reaccin a favor de la Ilustracin, bien que en las grandes ciudades y en los entornos privilegiados, incluyendo en ellos a algunos eclesisticos, nobles y desde luego, burgueses ricos. La Ilustracin espaola no fue producto nico de las influencias de la Francia borbnica y de relaciones especiales que mantuvieron las dos Coronas tres pactos de familia a lo largo del siglo XVIII; tampoco adopt el modelo prusiano, a pesar de que continu la rigidez de las instituciones; pero sobre todo, no poda ser un movimiento autctono, pues esto hubiera sido lo ms opuesto al cosmopolitismo ilustrado. Hubo influencia de Francia, en efecto, pero no slo de les philosophes; y tambin la hubo de Alemania y desde luego, de Inglaterra e Italia. Pues la Ilustracin fue un movimiento que recorri Europa y que hizo que los europeos se parecieran mucho ms de lo que haba sido habitual hasta el siglo de las luces. Los palacios ingleses, austriacos y espaoles copiaban el modelo Versailles, como imitaban los petimetres la moda, que vena de Pars, o los grandes adelantos tcnicos, que los embajadores espaoles buscaban en Londres, Pars, Berln o Upsala, sirviendo a ministros que enviaban al extranjero a verdaderos espas, como el ms conocido de ellos, Jorge Juan (cuyo aniversario celebramos), pero tambin a cientficos, como los logroeses hermanos Del Huyar, descubridores del wolframio y uno de ellos, director de minera en Mjico. La Ilustracin espaola fue mucho ms tcnica que filosfica, menos proclive a la duda en materia de religin, o a desviaciones como el desmo; no hubo masonera hasta que llegaron soldados franceses e ingleses durante la guerra de la Independencia. Sin embargo, se desarroll un clima favorable

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    a la ciencia, a la tcnica y al saber y desde luego, el siglo XVIII tuvo una obsesin pedaggica. La enseanza iba a remediar todos los males del pas, por eso, haba que apoyarla en todos los niveles, empezando por la enseanza en los pueblos. Muchas pequeas poblaciones espaolas vieron llegar a su primer maestro en el siglo XVIII no todava a la maestra, muchos nios de pequeos pueblos fueron apoyados para que pudieran estudiar algo ms que los rudimentos de la escuela de primeras letras y, en todas partes, el ejrcito reclut jvenes que si eran despiertos acababan en las academias militares, pues para ese fin se fundaron varias, entre ellas la de Artillera de Segovia; mientras, los ingenieros militares conocan un gran desarrollo. Lo mismo hizo el clero, fundando seminarios, ahora s. Los seminarios haban sido una propuesta del concilio de Trento, pero no se desarrollaron puesto que sus funciones eran similares a las de la universidad. En el XVIII, sin embargo, muchas dicesis fundaron estas instituciones que pasaran a tener ms importancia, si cabe, cuando en el XIX la Iglesia pierda su influencia en las universidades ante el avance del modelo liberal. Con todo, en el mundo eclesistico, la renovacin fue tambin notable, comenzando por nuestro padre que ests en Oviedo, Jernimo Feijoo. Los jesuitas merecen un captulo aparte por su contribucin a la enseanza, por sus mtodos innovadores, igual que la Escuela Pa, u otras novedades en el marco de las viejas instituciones catlicas.

    Pero si la obsesin por la educacin y la innovacin ilustrada se manifest en alguna institucin, sa fue las Reales Sociedades de Amigos del Pas. Auspiciadas por el fiscal del Consejo de Castilla, el conde de Campomanes, tras publicar su Educacin popular, estas sociedades concitaron los mejores deseos de las lites de las ciudades donde surgieron. La primera fue la Bascongada, en 1763, luego vinieron la Matritense, la Aragonesa, la Riojana Castellana y al final, pueblos pequeos, hasta Santo Domingo de la Calzada, pedan Sociedad Econmica. Todas ellas dedicaron amplio espacio a la educacin, entendindola casi por primera vez como formacin profesional. Es obvio que no olvidaban la enseanza de la doctrina cristiana, pero la realidad es que contrataban maestro diestros en las artes y oficios. Tambin, gracias a ese contagioso espritu ilustrado, muchos pueblos vieron llegar al primer maestro, a veces costeado por el prcer local que quera realizar en su pueblo la obra que tanto defenda en las tertulias cuando disfrutaba de los dones de la amistad y la ilustracin con sus amigos, todos nobles, curas y obispos, o artistas o ricos comerciantes. Es decir, burgueses.

    La obra de las Sociedades se fue apagando, pues al final falt el dinero y los tiempos no eran los mejores, sobre todo tras estallar la revolucin francesa en 1789. El miedo al populacho sustituy a las buenas intenciones de educarle y Floridablanca hubo de crear la Superintendencia de Polica, antes incluso de que el contagio de las ideas revolucionarias le hiciera tomar medidas de aislamiento. Sin embargo, el espritu ilustrado no languideci como las sociedades. En poca de Godoy, vuelve a resurgir de la mano del gobierno, como era el propsito inicial, pues en el Antiguo Rgimen, sin la proteccin de los poderosos, nada era factible. Godoy, hoy restablecido en algunos de sus mritos ilustrados por el gran historiador Emilio La Parra, fue el prncipe todopoderoso que impuls algunas instituciones educativas singulares, muy tpicas del universo ilustrado. As, por ejemplo, la Real Escuela de Sordomudos nace bajo su proteccin, como tambin el instituto pestalozziano, que tan mal comprendido iba a ser por fanticos e ignorantes, como denomina el propio Godoy a los que se han opuesto al mtodo del suizo Pestalozzi, a quien escribe personalmente.

    Como las sociedades econmicas, las academias fueron instituciones netamente dieciochescas. La primera fue la de la Lengua, fundada en 1713 por el marqus de Villena y aprobada por Felipe V al ao siguiente; luego vinieron la de la Historia (1738), las de Bellas Artes de San Fernando, protegida por el ministro Carvajal (1752) y otras regionales, por ejemplo, la valenciana, donde Mayans brill en la ms alta cima de la ilustracin espaola. Pero no se logr erigir una

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    academia de Ciencias, a pesar de que el marqus de la Ensenada lo intent denodadamente y cont con la colaboracin del clebre matemtico y amigo Jorge Juan, incluso pensaron en Linneo para dirigirla, y en Louis Godin, que lleg a venir a Espaa. Surgieron tambin las academias profesionales, de Medicina, de Farmacia, etc., establecidas en las grandes ciudades. En Cdiz, la ciudad rica, burguesa y cosmopolita, surgieron instituciones cientficas ligadas a la marina, incluyendo la Academia de Guardiamarinas (1717), un verdadero centro de enseanza superior, donde dieron clase famosos matemticos. Con Godoy se intent el proyecto de una gran academia espaola, a la manera francesa, pero fracas.

    En ese contexto de luces e instruccin como fundamento del progreso, hubo pensadores que dedicaron a la educacin obras importantes. En Espaa, el ms importante es Jovellanos. El ilustrado por excelencia pens mucho sobre las reformas que ms necesitaba el pas y lleg a la conclusin de que haba dos fundamentales: la reforma agraria y la reforma de la educacin. La reforma agraria, sobre la que ya haba habido antecedentes en las obras de Campomanes y Olavide, tena que poner tierra a disposicin del campesino y lograr que desaparecieran lo que l llamaba obstculos, que no eran sino las viejas normas feudales, las que haban causado la apropiacin de las tierras por los privilegiados y las muchas cargas que recaan sobre los campesinos, desde los diezmos a los impuestos, adems de las trabas para vender sus productos, en un mercado que no era libre. Un 65% de la propiedad agraria era del clero y la nobleza. En el futuro, estas ideas y algn impulso que provendr de los revolucionarios franceses lograrn que el estado liberal promulgue la desamortizacin y termine al fin el monopolio de clero y nobleza.

    Sobre la reforma educativa, Jovellanos escribi una Memoria sobre la educacin pblica, de la que seleccionamos los siguientes textos:

    toda la riqueza de la sabidura est encerrada en las letras cul ser el pueblo que no mire como una desgracia el que este derecho no se extienda a todos los individuos () abrid a todos sus hijos el derecho de instruirse, multiplicad las escuelas de primeras letras; no haya pueblo, no haya rincn donde los nios, de cualquier clase y sexo que sean, carezcan de este beneficio; perfeccionad estos establecimientos. () a qu podr aspirar un pueblo sin educacin, sino a la servil y precaria condicin de jornalero? Ilustradle, pues, en las primeras letras, y refundid en ellas toda la educacin que conviene a su clase. Ellas sern entonces la verdadera educacin popular.

    la educacin para las nias, que es tan importante para la institucin de esta preciosa mitad de la nacin espaola, y que debe tener por objeto el formar buenas y virtuosas madres de familia, lo es mucho ms tratndose de unir a esta instruccin la probidad de sus costumbres: de una y otra dependen las mejoras de la educacin domstica, as como las de sta primera educacin tienen luego tan grande y conocido influjo en la educacin literaria, moral y civil de la educacin.

    las nias pobres aprendan las primeras letras, los principios de la religin y las labores necesarias para ser buenas y recogidas madres de familia () organizar colegios de nias, donde las que pertenezcan a familias pudientes puedan recibir a su costa una educacin ms completa y esmerada.

    Estas ideas, que anticipan la concepcin liberal de la enseanza como herramienta para formar ciudadanos tiles, fueron reforzadas por las que provenan, primero de la Francia de los filsofos, luego, de la Francia revolucionaria que las haba plasmado en leyes y llevado a la prctica. Es innegable la influencia de Rousseau, muy ledo a pesar de estar prohibido incluso la Inquisicin prohibi las obras que le criticaban, o la de Condorcet, Diderot, o el propio Voltaire,

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    igualmente detestado por los clrigos espaoles, todava incapaces de entender que cualquier tipo de educacin se escapara de su dominio. En Espaa, hubo que esperar a la accin de las cortes de Cdiz, que en 1812 todava en guerra contra los franceses aprobaron la Constitucin de la Nacin espaola, es decir de aquella carta magna primera que proclamaba que eran espaoles los de ambos hemisferios, pues all, en San Felipe Neri, haba tambin diputados americanos; algunos incluso volvern a Indias con las ideas liberales que predicaba la Constitucin y luego las aplicarn a las de las repblicas emancipadas, como ocurri por ejemplo en Per. Sin embargo, como veremos, la vuelta al absolutismo en Espaa y el peso de la Iglesia a lo largo de los siglos XIX y XX dificult la vigencia de la Constitucin y ms an, la prctica de las ideas liberales en el mundo educativo, al que la Pepa consagraba el ttulo IX.

    4. ILUSTRACIN, REVOLUCIN Y CONSTITUCIN

    Con frecuencia, se ha divulgado que la Ilustracin y los filsofos de la Razn eran el crisol del que surgi la Revolucin Francesa y, obviamente, las revoluciones burguesas de los Estados Unidos y del continente. Sin embargo, la Ilustracin se adapt bien al mundo ideal de los reyes filsofos, Federico y Catalina, que se carteaban con Voltaire, al que luego los revolucionarios franceses llamaron tirano y guillotinaron; o a ese rey espaol, Carlos III, que pasa todava por ser, para algunos, protector de impos y volterianos que abusaron de su buena fe, pero que no dud en lanzar contra Olavide a la Inquisicin y elevar al poder a Floridablanca, imponiendo un claro signo conservador a su reinado. La mayora de los ilustrados acept que los cultivadores de la razn y la ciencia proponan y el gobierno, bien asesorado, dispona. En esto consisti el despotismo ilustrado, un rgimen poltico que se difundi, desde la Francia de Luis XIV, por toda Europa y que dej su huella en las grandes capitales embellecidas por los monarcas ilustrados y sus filsofos, que brillaban en sus salones a veces honrados con la presencia de reyes, prncipes y duques. De ah no podan surgir las ideas que condujeron a la quema de los castillos y la ejecucin de los nobles franceses algunos ilustrados pertenecan a este cuerpo privilegiado, o a la persecucin del clero; tampoco a la desaparicin de la propiedad y las cargas feudales. Es innegable que los ms radicales aparecern en las filas revolucionarias, pero son ya los jvenes, pues los Rousseau, Diderot, Voltaire, Montesquieu han muerto hace tiempo. Otros, tambin jvenes, probarn la guillotina, pues no pudieron frenar los excesos revolucionarios. En fin, algunos extremistas tambin sern pasados por las armas, en cuanto la Revolucin tom un giro, la escalada a los extremos durante los tiempos del terror, que la llev a ser realmente irreversible. Para muchos, 1793 es la verdadera revolucin, la que es capaz de juzgar y ejecutar a Hugo Capeto, el que haba sido rey de Francia.

    Un personaje que representa esa escalada hacia los extremos es Jean Michel Le Peletier, marqus de Fargeau, un diputado de 1789 y presidente de la Asamblea Constituyente en 1790, que al final acabara siendo amigo de Robespierre, votando la ejecucin del rey fue asesinado despus por este motivo sin llegar a cumplir 33 aos, tan joven como Saint Just, o Robespierre y la supresin de los ttulos nobiliarios (incluido el suyo, obviamente). Su moral austera y su apasionada defensa de la igualdad inspir la ley de educacin que ser conocida por su nombre; tambin particip en la redaccin del Cdigo Penal, al que llev las ideas de Beccaria. A Le Peletier se deben los grandes principios en que se asienta la educacin pblica desde entonces y que todava hoy se reconocen en Francia: el laicismo, la obligatoriedad y la gratuidad. La ley Le Peletier contena propuestas que recuerdan la educacin de los jvenes en Esparta y algunas ideas de Platn, que ya propugnaba la educacin para el beneficio de la Repblica. Le Peletir propona la creacin de colegios para nios y nias en rgimen de internado con el fin de evitar el pernicioso contagio de las ideas de los padres, base de un sistema de educacin obligatoria

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    igualitaria y gratuita pagada por el estado, que formara a los ciudadanos en los aspectos bsicos entre ellos, el conocimiento de las leyes, la constitucin, la historia etc., lo que llamaremos luego educacin cvica y les hara iguales, en los hbitos de conducta, en el vestido uniformado, en todos los aspectos de la vida. Estas ideas pasaron a la primera Constitucin, la de 1791, de una manera moderada, pero figurando ya en el ttulo I la obligacin del estado de garantizar

    una instruccin pblica, comn a todos los ciudadanos, gratuita respecto de aquellas partes indispensables para todos los hombres. La Constitucin del 91 creaba un sistema pblico de enseanza obligatoria. Durante la poca jacobina, Le Peletier evolucion hacia las ideas revolucionarias plasmadas en la declaracin de los derechos humanos de 1793, en la que se lee: La instruccin es necesaria a todos. La sociedad debe favorecer con todo su poder el progreso de la razn pblica y poner la instruccin al alcance de todos los ciudadanos. La novedad de esta declaracin es que no es el estado el que da y garantiza, sino el pueblo el que tiene el derecho a la instruccin.

    La influencia de las ideas de Rousseau o Condorcet se vean reforzadas as por la prctica revolucionaria y las leyes, y su influencia fue notable en todas las monarquas, incluida Espaa, pero cuando realmente fueron llevadas a la prctica fue en el Cdiz de las cortes. Los diputados dedicaron el ttulo 9 a la educacin, pero todava el peso de la iglesia, ms an en medio de una guerra patritica que muchos queran convertir en cruzada contra los herejes franceses, impidi llegar a declaraciones ampulosas sobre el derecho, o el servicio a la patria, a la manera francesa, por lo que la Pepa dej este asunto apenas esbozado, haciendo necesario luego nuevos debates con el fin de completar con leyes la obra constitucional. stos son los artculos del ttulo 9 de la Constitucin:

    TTULO IX. DE LA INSTRUCCIN PBLICA

    CAPTULO NICO

    Art. 366. En todos los pueblos de la Monarqua se establecern escuelas de primeras letras, en las que se ensear a los nios a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religin catlica, que comprender tambin una breve exposicin de las obligaciones civiles.

    Art. 367. Asimismo se arreglar y crear el nmero competente de Universidades y de otros establecimientos de instruccin que se juzguen convenientes para la enseanza de todas las ciencias, literatura y bellas artes.

    Art. 368. El plan general de enseanza ser uniforme en todo el Reino, debiendo explicarse la Constitucin poltica de la Monarqua en todas las Universidades y establecimientos literarios donde se enseen las ciencias eclesisticas y polticas.

    Art. 369. Habr una Direccin general de estudios, compuesta de personas de conocida instruccin, a cuyo cargo estar, bajo la autoridad del Gobierno, la inspeccin de la enseanza pblica.

    Art. 370. Las Cortes, por medio de planes y estatutos especiales, arreglarn cuanto pertenezca al importante objeto de la instruccin pblica.

    Art. 371. Todos los espaoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas polticas sin necesidad de licencia, revisin o aprobacin alguna anterior a la publicacin, bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes.

    El debate sobre la instruccin pblica continu luego, cada vez que rebrotaba la Constitucin, en 1820, en 183437, etc. Como el asunto de la educacin, el de la Iglesia tampoco haba quedado resuelto de manera satisfactoria para los liberales, pues el artculo 12 de la Constitu

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    cin gaditana declaraba: La religin de la Nacin espaola es y ser perpetuamente la catlica, apostlica, romana, nica verdadera. La Nacin la protege por leyes sabias y justas, y prohbe el ejercicio de cualquiera otra. As pues, era imposible llevar a la escuela los principios de igualdad, libertad, tolerancia, que inspiraba el liberalismo. Como veremos despus, la escuela sufri este combate por la tolerancia en todos los periodos del siglo XIX y XX, incluyendo la Primera y la Segunda Repblica, y las constituciones arrastraron la contradiccin hasta la de 1978, en la que todava el derecho a la libertad de enseanza es la justificacin esgrimida para el mantenimiento de la escuela confesional catlica.

    Pero si las constituciones no llegaron a superar las grandes declaraciones sobre le educacin, s permitieron debates sustanciosos a la hora de hacer leyes que la desarrollaran. Esas leyes provocaron memorias, ponencias, informes el ms conocido del periodo de las Cortes de Cdiz es el Informe Quintana, el gran poeta romntico que, en marzo de 1813 escribi un texto de una gran belleza. Iba destinado al debate que debera comenzar en 1813, pero la situacin era ya peligrosa para la libertad en Espaa, pues muchos ya prevean la actitud del rey y de sus consejeros cuando llegara a Espaa. Acertaron y muchos pagaron con la crcel, la muerte o el exilio su labor en las cortes, mientras el rey y su camarilla hacan volver todo al estado que tuvo en 1808, una manera de olvidar aquellos mal llamados aos: un desprecio a todos los espaoles que haban luchado por su causa, por el Deseado, y que haban puesto bajo su nombre el texto constitucional. Ni los cuadros de Goya, que representan al pueblo espaol sublevndose en nombre de Fernando VII, se salvaron de su aviesa mirada, pues fueron destinados a los almacenes del Museo del Prado, donde estuvieron hasta la revolucin de 1868.

    stos son algunos prrafos del informe Quintana:

    Sin educacin, es en vano esperar la mejora de las costumbres; y sin estas son intiles las mejores leyes, pudindose quiz asegurar que las instituciones ms libres, aquellas que ms ensanche conceden a los derechos de los ciudadanos, y dan ms influjo a la Nacin en los negocios pblicos, son hasta peligrosas y nocivas, cuando falta en ella razn prctica, por decirlo as, aquella voluntad ilustrada, don exclusivo de los pueblos libres, y fruto tambin exclusivo de una recta educacin nacional. Con justicia, pues, nuestra Constitucin poltica, obra acabada de la sabidura, mir la enseanza de la juventud como el sostn y apoyo de las nuevas instituciones: y al dedicar uno de sus postreros ttulos al importante objeto de la instruccin pblica, nos denot bastantemente que esta deba ser el coronamiento de tan majestuoso edificio.

    Toda la instruccin que el Estado costee, sea precisamente uniforme: uno por consiguiente el mtodo, unos los libros elementales. Sea esta instruccin gratuita, para que todos puedan libremente instruirse y participar de la enseanza que la Nacin paga para todos sus hijos; puedan todos acercarse a recibirla, siendo pblica la enseanza, y no hallando nadie cerradas las puertas del saber.

    Estos son los principios en que debe estribar la enseanza costeada por el Estado; pero al mismo tiempo es necesario dejar en libertad a los que quieran ensear o aprender en escuelas particulares. Nada ms contrario a los ms preciosos derechos del hombre, y al mismo tiempo al adelanto en las ciencias, que ese empeo de entrometerse el Gobierno en sealar el camino que han de seguir los que quieran dedicarse a ensear por su cuenta, y los que anhelen instruirse con maestros que ellos mismos costeen.

    El informe Quintana acab inspirando el Proyecto de decreto para el arreglo de la enseanza pblica, de 1814, que hubiera sido la primera ley general de enseanza si el rey no

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    hubiera repuesto el absolutismo y derogado la Constitucin. El proyecto de decreto puede verse ntegro en http://www.filosofia.org/mfa/fae814a.htm.

    5. LOS MAESTROS Y LA ESCUELA, ENTRE LA LEY MOYANO Y LA II REPBLICA

    El gran historiador Miguel Artola recordaba siempre que la guerra de la Independencia haba sido desoladora para Espaa. Caminos deshechos, puentes hundidos, ciudades quemadas y devastadas; la sangra demogrfica, el espolio de los tesoros y obras de arte, el robo de la plata de las iglesias; la incipiente ruina de la cabaa trashumante por el cruce de las merinas con otras razas y por la depreciacin de la lana fina, la contraccin comercial de una Espaa que, tras Trafalgar (1805), ya no puede mantener un imperio martimo sin barcos, en fin, la ruina moral que representa la vuelta al absolutismo, la entrega de los pueblos a sus antiguos seores, la vuelta a los diezmos y las primicias de iglesias arruinadas, la omnipresencia del ejrcito popular, que no cesa de protagonizar pronunciamientos, golpes de estado, guerras civiles En ese mundo, que no se recupera en dcadas, hay que colocar al maestro, al pobre maestro rural. Los ayuntamientos, que le pagan el estipendio, estn arruinados, pues muchas tierras de propios y comunes han pasado a propiedad privada y sus rentas han disminuido; el empobrecimiento retrae a los ms dbiles de la escuela, pues no pueden pagar al maestro. Hasta mediados de siglo, la situacin es dramtica.

    A mediados de siglo, el estado no ha desarrollado todava ms que reglamentos y rdenes aisladas sobre educacin; no hay una ley general. Esa labor le corresponde al gobierno conservador que sucede al bienio progresista de ODonell y Espartero, que mantiene la vieja aspiracin de consensuar una ley de educacin, y aprueba al fin la ley conocida como ley Moyano (por Claudio Moyano, el ministro de Fomento que la promovi). La ley, que dur prcticamente hasta 1970 recoga los consensos mnimos entre las diferentes facciones y refunda leyes y decretos anteriores, como el reglamento de 1821, el plan del duque de Rivas de 1836, o el plan Pidal, de 1845. En realidad, era el triunfo del moderantismo y del catolicismo, que adems de la proteccin que la Constitucin reservaba a la nica religin posible, vea colmadas sus aspiraciones en el artculo 153, que deca:

    Podr el Gobierno conceder autorizacin para abrir Escuelas y Colegios de primera y segunda enseanza los Institutos Religiosos de ambos sexos legalmente establecidos en Espaa, cuyo objeto sea la enseanza pblica, dispensando a sus Jefes y Profesores del ttulo y fianza que exige el artculo 150.

    A esta puerta abierta a la educacin en instituciones religiosas hay que sumar los artculos 295 y 296, que conferan poderes absolutos a los obispos, con el consiguiente desprecio de la tan anhelada por los progresistas libertad de ctedra, que solo se conseguir implantar en el gobierno de Sagasta.

    Artculo 295. Las Autoridades civiles y acadmicas cuidarn bajo su ms estrecha responsabilidad de que ni en los Establecimientos pblicos de enseanza ni en los privados se ponga impedimento alguno a los RR. Obispos y dems Prelados diocesanos, encargados por su ministerio de velar sobre la pureza de la doctrina, de la F y de las costumbres y sobre la educacin religiosa de la juventud, en el ejercicio de este cargo.

    Artculo 296. Cuando un Prelado diocesano advierta que en los libros de texto o en las explicaciones de los Profesores se emitan doctrinas perjudiciales a la buena educacin religiosa de la juventud, dar cuenta si Gobierno: quien instruir el oportuno expediente,

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    oyendo al Real Consejo de Instruccin pblica, y consultando, si lo creyere necesario, a otros Prelados y al Consejo Real.

    En realidad, la ley no haca sino reproducir el contenido de algunos de los artculos del Concordato, firmado en 1851 entre Po IX y la reina Isabel II. Por ejemplo, stos:

    Art. 1. La religin catlica, apostlica, romana, que con exclusin de cualquiera otro culto, contina siendo la nica de la nacin espaola, se conservar siempre en los dominios de S. M. Catlica con todos los derechos y prerrogativas de que debe gozar segn la Ley de Dios y lo dispuesto por los sagrados cnones

    Art. 2. En su consecuencia la Instruccin en Universidades, Colegios, Seminarios y Escuelas pblicas o privadas de cualquiera clase, ser en todo conforme a la doctrina de la misma religin catlica; y a este fin no se pondr impedimento alguno a los obispos y dems prelados diocesanos encargados por su ministerio de velar sobre la pureza de la doctrina de la fe y de las costumbres, y sobre la educacin religiosa de la juventud en el ejercicio de este cargo, an en las escuelas pblicas.

    En definitiva, la ley Moyano representa perfectamente el encuentro al que haban llegado el liberalismo y la Iglesia, el estado y la jerarqua catlica. Pero, la ley era la primera que reglamentaba niveles educativos los tres que hemos conocido, contenidos de los estudios, objetivos, formacin de maestros un captulo muy importante, pues tambin incluye el de maestras y educacin superior. Define el distrito y la inspeccin, as como la obligacin del salario de los maestros, claro est que ms alto que el de las maestras. La Rioja cuenta con dos estudios importantes sobre el desarrollo del proceso de implantacin de la ley Moyano, ambos escrito por la profesora de la Universidad de Tours (Francia), Marie Hlne BuisineSoubeyroux, fruto de sus estancias de investigacin en La Rioja en varios periodos, desde 1990. El primero trata de la alfabetizacin en la Edad Moderna y est contenido en la Historia de la ciudad de Logroo, vol. III; el segundo es la historia del instituto de enseanza media, creado ya por Espartero en 1840, la del Seminario Conciliar y la de las escuelas de Magisterio de Logroo, de maestros y maestras, donde podemos ver el desarrollo de la ley en la prctica. Recientemente, ha escrito un libro, que publicar el IER, sobre la asociacin de maestros y maestros de La Rioja en el ltimo tercio del siglo XIX y principios del XX, en el que demuestra la fuerza con que el colectivo de maestros se preocup de mejorar la enseanza en el espritu del regeneracionismo, auspiciado por los filsofos que haban logrado crear la Institucin Libre de Enseanza. El boletn de la I.L.E., al que estaban suscritos, les llev a costear la edicin de una revista pedaggica, en la que muchos escribieron, plasmando sus ideas. Esta revista se conserva hoy en la Hemeroteca del Instituto de Estudios Riojanos.

    Del rgido sistema impuesto por el conservadurismo y la Iglesia pudo escapar una institucin que se convirti en modlica y que alumbrara los logros de la enseanza hasta la Segunda Repblica, que tom sus mximas como guas de la regeneracin necesaria en todos los rdenes de la enseanza. Nos referimos, claro est, a la Institucin Libre de Enseanza, fundada por Francisco Giner de los Ros en 1876 y de la que Bartolom Cosso, natural de Haro (La Rioja), ser pieza esencial. El krausismo, movimiento que la inspiraba, y las quejas contra el caciquismo provocaron el activismo de muchos maestros, como los riojanos, que seran la semilla de generaciones de hombres y mujeres entregados a la mejora de la educacin. Tras la crisis finisecular

    la prdida de las ltimas colonias en 1898, la crisis agropecuaria, la filoxera, y la pobreza, estos maestros que haban soado con mejorar la educacin y regenerar Espaa, desde la Revolucin Gloriosa y la Primera Repblica, cedern el testigo a la generacin de maestros que se entusias

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    m con los proyectos de la Segunda Repblica, que vio en la educacin la solucin al mal de Espaa, tal y como lo plateaba la ILE y el regeneracionismo. El ministro Marcelino Domingo lleg a escribir: la Repblica redimir a Espaa por la creacin de escuelas, mientras Cosso declaraba, en El Sol, en 1931, nada ms ser proclamada la Repblica: Este momento maravilloso de Espaa no es fruto de unos das. Es la obra de cincuenta aos. Lo que cay, cay como una fruta madura por un proceso lento y evolutivo. Ese proceso lo determinaron dos fuerzas. La fuerza de aquella disciplina austera e inteligente que impuso a la masa obrera Pablo Iglesias, y la fuerza tenaz de cultura y afinamiento intelectual que emanaba de aqu, de esta casa (la Institucin Libre de Enseanza). Sera insincero no decirlo.

    Nada ms ser proclamada la Repblica el 14 de abril de 1914, los pueblos hicieron proyectos entusiastas y siempre apareca en primer lugar la educacin. Haban soportado un sistema que les haba llenado los pueblos llenos de analfabetos; no tenan en muchos sitios ni un edificio dedicado a escuela. Maestro y nios se cobijaban en locales alquilados por los ayuntamientos, la mayora insalubres. Por eso, en muchos pueblos se acometi con decisin la construccin del edificio que iba a albergar las escuelas, de nios y de nias, con vivienda para los maestros, pero ay! en pocos se termin. La Repblica naca en medio de una gran crisis econmica, la que comenz en 1929 en Nueva York, y no tuvo los recursos necesarios. El pueblo era analfabeto y pobre, las tcnicas agrarias arcaicas, las costumbres viciadas por la ignorancia y la supersticin: sos eran los mimbres de una Repblica que, desde el primer da, fue combatida con saa por la oligarqua econmica y la Iglesia, al ver amenazados sus privilegios. Sin embargo, el entusiasmo de los maestros no fue cercenado. En muchos lugares no haba escuela, pero all llegaron las misiones pedaggicas. Cosso dir de ellas:

    Las Misiones pedaggicas que, sin equvoco, hubiera sido, tal vez, ms acertado llamar Misiones a los pueblos o aldeanas, no se han originado abstractamente, sino ante el hecho doloroso e innegable del abismo que en la vida espiritual, ms an que en la econmica, existe en nuestro pas entre la ciudad y la aldea. Ciudadanos son todos [los espaoles de la misma nacin] y con idnticos derechos, pero mientras que a unos el denso ambiente de la cultura les regala a cada paso estmulos espirituales para el saber y para el goce, a los otros el aislamiento les sume en la ms honda miseria de todas sus potencias. El aislamiento, ya que aislamiento privativo, cerrazn significa la terrible palabra con que el ltimo lmite de la penuria espiritual se expresa. Si la sociedad busca afanosa, y como su ms urgente problema, medios para disminuir, al menos, el abismo que en ella existe, en cuanto al disfrute de la riqueza, y esto se pide como obra de justicia, no hay motivos para que por justicia social igualmente no se exija que llegue a los ltimos rincones de las chozas, all donde la oscuridad tiene su asiento, una rfaga siquiera de las abundantes luces espirituales de que tan fcil y cmodamente disfrutan las urbes. Por esto, como obra de justicia social han de fundamentarse las Misiones. Y cuando el aislamiento desapareciese, perderan la justificacin de su existencia.

    Las misiones fueron adems las primeras impulsoras de la lectura. La prevencin con que se miraba el libro el cauta lege inquisitorial, la censura y el desprecio del saber en una sociedad mitad analfabeta contrastaba con los esfuerzos para alfabetizar adultos emprendidos en ateneos y sociedades obreras y con la labor de las Misiones. Hasta 5.500 bibliotecas crearon las Misiones en Espaa. Cada biblioteca estaba compuesta por cien libros, elegidos por Mara Moliner hoy reconocida por su labor en el clebre diccionario que compuso y su hermana Matilde y el poeta Luis Cernuda. Tambin llegaron a los pueblos discos y un gramfono. Por primera vez, en aldeas apartadas, se escuchaba a Falla o Albniz, pero tambin a Mozart o Beethoven.

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    jos luis gmez urdez / cruz prez merino

    Haba adems cuentos para nios, los de los clsicos Perrault, Grimm, Andersen, etc. Lleg luego el teatro e incluso un museo ambulante con fotografas y estampas donde se haba copiado alguna de las obras de los maestros inmortales del Museo del Prado. Quiero enserselos (esos tesoros) escribi Cosso a las gentes que no los han visto nunca, porque tambin son suyos, pero en absoluto quiero darles ninguna leccin, slo quiero que sepan que existen y que, aunque estn encerrados en el Prado, son tambin suyos. Eso es lo que quiero. Por ltimo, las Misiones llevaron tambin el cine. Y adems, se produjo uno de los grandes acontecimientos: la Barraca, el teatro de Garca Lorca, activo ya en el primer ao de la Repblica. Los hombres del pueblo podan ser analfabetos, pero quedaban obnubilados ante Fuenteovejuna o La vida es sueo, o escuchando de boca de Garca Lorca poemas de Machado, que saba de memoria.

    Todo ese fantstico universo que al fin una la escuela a la vida desapareci el 18 de julio de 1936 ante la brutalidad cuartelera impuesta por los sublevados contra la Repblica, a la que acabaron por enterrar tras tres aos de guerra civil y ms de 600.000 muertos. A la guerra sigui el hambre y la represin y el exilio. El cuerpo de maestros, que fue duramente perseguido donde triunf el golpe el 18 de julio con fusilamientos y depuraciones, sufri durante la posguerra las condiciones impuestas por una ley de educacin que volva la situacin de la enseanza prcticamente a la ley Moyano e incluso a prcticas anteriores, pues el Estado franquista utiliz la escuela como antesala de un cuartel. Muchos maestros haban salido de Espaa, en compaa de profesionales, mdicos, arquitectos e intelectuales, que para ms desgracia, eran ridiculizados y despreciados por los vencedores. El Concordato con el Vaticano firmado en 1953 por Franco era todava ms integrista que el de 1851, mientras los pobres maestros, mal formados en apenas unos aos de estudios, volvan a enfrentarse al universo de cerrado y sacrista, sin medios y en muchos casos, sin ilusin a causa de sueldos de miseria.

    Un cierto aire nuevo al final de la dictadura y la necesidad de aumentar la presencia de Espaa en los escenarios internacionales provocaron el clima necesario para reformar el sistema educativo, de lo que qued encargado el ministro Villar Palas, que acabara haciendo aprobar la Ley General de Educacin, de 1970.

    6. DE LA LEY VILLAR PALAS A LA PLENA DEMOCRATIZACIN

    El mtodo por el que se lleg a la publicacin de la ley fue ya una total innovacin en la forma de actuar del rgimen de Franco, instalado ya en esos aos en lo que se denomin el desarrollismo. Gobiernos tecncratas y una tmida apertura venan propiciando en la dcada de los sesenta un proceso de modernizacin de la sociedad espaola que contentaba a una clase media en expansin, despreocupada de la poltica y volcada en el futuro, que deseaban fuera mejor para sus hijos. Era obvio que dirigan sus aspiraciones al sistema educativo, que deseaban ver homologado al de los pases europeos, especialmente a los de la Comunidad Econmica Europea, con la que el rgimen comenzaba a mantener relaciones privilegiadas buscando la integracin. As pues, Franco busc a Jos Luis Villar Palas, un hombre de alta capacidad intelectual y curiosidad por todo, polglota y que tena acreditada su fama de sabio y buena persona.

    Conocedor de la labor que tena por delante, el ministro cont con un equipo que, previamente, estudi en profundidad los defectos de un sistema educativo que subsista con leves retoques del falangismo y el nacionalcatolicismo desde prcticamente la ley Moyano, toda vez que cualquier aspecto que recordara las reformas de la Repblica haba sido borrado. El equipo ministerial, reunido durante una semana, plane una estrategia cuyo objetivo principal consisti en la elaboracin de un libro blanco que recogiera los problemas y las soluciones. El libro, publicado en febrero de 1969, demostraba que esta vez se queran hacer bien las cosas, por lo que

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    el maestro y la educacin desde la historia social

    se suscit una enorme expectacin, tanta que el ABC informaba de que casi se haba agotado la primera edicin, que constaba de 25.000 ejemplares.

    Entre los graves defectos del sistema, el libro sealaba el corte brusco en el paso de la educacin primaria al bachillerato elemental a los diez aos y solo para los que iban a estudiar, mientras el resto continuaba en la escuela. Esos que iban a estudiar iniciaban un bachillerato elemental de cuatro aos, que hasta pocos aos antes haba permitido la entrada en las escuelas normales para formar maestros que, a veces, terminaban sus estudios sin haber alcanzado la mayora de edad, los 18 aos; luego, una reforma les exigi adems del bachillerato elemental, el bachillerato superior, de dos aos, pero no el PREU, es decir, el curso preuniversitario que determinaba el acceso a la universidad. Y es que hasta la ley de 1970 los maestros no tenan la condicin de universitarios, ni la educacin haba sido definida, como lo har la EGB, la Educacin General Bsica emanada de la ley, como universal, gratuita y obligatoria entre los 6 y los 14 aos, adems de otros imperativos que la ley impona para completar el sistema que aspiraba a ser integral, basndose en el concepto de hombre definido por el Concilio Vaticano II y el humanismo que inspiraba las democracias cristianas europeas. La educacin igualaba a los estudiantes hasta los 14 aos, pues todos deban obtener el certificado de graduado escolar, tras el que podan acceder al Bachillerato Unificado y Polivalente, el BUP, o a la Formacin Profesional. Un Curso de Orientacin Universitaria, el COU, pretenda ser el escaln previo a la universidad, aunque la pronta implantacin de la Selectividad una prueba nica para poder acceder a la universidad desvirtu lo que el curso tena de orientador y lo convirti en uno igual que los dems, volcado en la adquisicin de conocimientos de los que podan caer en la selectividad.

    La ley de 1970 se aplic con celeridad. En 1972, las escuelas normales reformaban sus planes y adems, se haban creado en 1970 los Institutos de Ciencias de la Educacin (ICE) que se ocupara de las innovaciones pedaggicas y didcticas al lado de las normales. La ingente labor de universalizar la enseanza exigi construir centros nuevos y formar a muchos ms maestros y profesores, por lo que comenz la masificacin en universidades y escuelas. Tambin se produjo una renovacin del profesorado y un abierto entusiasmo de los jvenes maestros que, en muchos casos, procedan de la clase obrera o campesina. Muchos eran los primeros universitarios en sus familias, por lo que se difundi un espritu de confianza en la educacin como palanca de ascenso social que todava es visible en Espaa. La creacin de centros de educacin de adultos vena a demostrar que la lucha contra el analfabetismo todava una lacra muy extendida en las provincias ms pobres era prioritaria.

    La ley tuvo un xito social rotundo y probablemente hubiera contribuido a sostener la vigencia del rgimen franquista si no se hubiera presentado, a la vez, la crisis econmica, la llamada crisis del petrleo, que puso en serias dificultades la financiacin del nuevo sistema educativo y al propio rgimen, pues es axiomtico que, en aquella fase de modernizacin de la sociedad espaola, un rgimen autoritario solo poda sostenerse con crecimiento econmico. La crisis dej al desnudo alguno de los defectos de la ley, como por ejemplo, la discriminacin ejercida por los centros privados, o los excesivos filtros para derivar a la formacin profesional a los procedentes de las clases bajas, manteniendo la universidad todava para las lites. Por eso, el mundo de la educacin y en especial el de la universidad seran durante la transicin a la democracia el centro de la contienda entre conservadores y progresistas, lo que, tras sucesivas leyes, contina en la actualidad. Con todo y a pesar de las crticas a los excesivos cambios, son visibles hoy las huellas de la ley Villar Palas en el espritu de combate por la educacin pblica que se arrastra desde entonces, as como las de las leyes abiertamente democrticas promulgadas por el partido socialista: la Ley Orgnica General del Sistema Educativo (LOGSE), en 1990, y la Ley de Reforma Universitaria (LRU), en 1983. El prembulo de la LRU es, como la Constitucin de 1978,

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    jos luis gmez urdez / cruz prez merino

    una prueba fehaciente del idealismo, los deseos de transformacin y la buena voluntad que mostraba la sociedad espaola de entonces para superar siglos de atraso en el mundo educativo. Aunque derogada en 2002 por un gobierno conservador, muchos universitarios incluidos por supuesto los maestros nos vemos reflejados en este prrafo del prembulo de la LRU, que nos sirve de conclusin:

    La Ley pretende establecer un marco para la renovacin de la vida acadmica, pero lo decisivo en ltima instancia ser la accin transformadora que emprendan las propias Universidades. No debe incurrirse en el error de encomendar a la Administracin del Estado o de las Comunidades Autnomas responsabilidades que son propias de cada Universidad. Esta debe gozar de autonoma para la ordenacin de la vida acadmica, pero en justa correspondencia debe asumir tambin el riesgo y las responsabilidades inherentes a la facultad de decisin y a la libertad. El profesorado y los alumnos tienen, pues, la clave de la nueva Universidad que se quiera conseguir, y de nada servir ninguna Ley si ellos no asumen el proyecto de vida acadmica que se propone, encaminada a conseguir unos centros universitarios donde arraiguen el pensamiento libre y crtico y la investigacin. Slo as la institucin universitaria podr ser un instrumento eficaz de transformacin social, al servicio de la libertad la igualdad y el progreso social para hacer posible una realizacin ms plena de la dignidad humana.

    RESUMEN

    La educacin es una lucha contra el destino. En todas las pocas, el maestro ha desempeado un papel esencial en la organizacin de la sociedad, pues era el encargado de transmitir los logros conseguidos por una generacin a la siguiente. A eso, ya en Grecia, se le llam cultura. La acumulacin de conocimientos y su divulgacin era en Grecia y Roma un asunto de inters para el estado. La influencia de la Iglesia en la Edad Media aadi al magisterio la obligacin de transmitir normas morales y religiosas, confundindolo con la clereca. La cultura se mantuvo en catedrales y claustros monacales, pero en el siglo XVI, el Renacimiento marc ya la impronta humanista en los maestros, que aun reforz ms la Ilustracin, en el siglo XVIII, incorporndolos al deber de transmitir conocimientos tiles. La Revolucin francesa elev la educacin del ciudadano a competencia estatal y la hizo obligatoria. Lo mismo hizo la Constitucin de Cdiz en Espaa (y en las repblicas americanas, a las que influy). Desde entonces, los estados destinan a la educacin los mayores esfuerzos, en hombres y en dinero. La figura del maestro ha devenido en elemento fundamental del progreso humano en todo el mundo.

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    Tema 2

    HISTORIA DE LA EDUCACINIsabel Martnez Navas

    Juan Andrs Muoz

    OBJETIVOS

    Conocer la evolucin de la poltica y la legislacin educativas espaolas desde los comienzos del Estado Constitucional a travs del anlisis de los preceptos constitucionales y de las leyes educativas.

    Conocer los preceptos de la CE de 1978 referentes al derecho a la educacin y la libertad de enseanza.

    Conocer los instrumentos de participacin en la programacin general de la enseanza y en el control y gestin de los centros sostenidos con fondos pblicos y valorar su importancia para el buen funcionamiento del sistema educativo.

    Conocer los rasgos generales de la autonoma de los centros y valorar su importancia para una educacin de calidad.

    1. LA EDUCACIN EN EL CONSTITUCIONALISMO HISTRICO ESPAOL

    Como es sabido, las Cortes de Cdiz sentaron las bases del que vendra a ser el primer sistema educativo espaol, toda vez que, como ha sealado Puelles (2007:91), anteriormente habra existido un amplio mosaico escolar, no siendo posible, en rigor, hablar de sistema educativo en el Antiguo Rgimen. La Constitucin de 1812 constituye as el punto de partida en este repaso, necesariamente breve, por los principales hitos de nuestra historia educativa. Un recorrido que concluir siglo y medio despus y en el que no interesa tanto el detalle minucioso de las prescripciones constitucionales o legales, como que se perciba la preocupacin por ordenar los procesos educativos que ha acompaado a los gobiernos de ndole conservadora o progresista desde comienzos del siglo XIX y la sensacin de tejer y destejer que acompaa a la politizacin excesiva de algunas de las cuestiones esencialmente sensibles tocantes a la Educacin.

    El Ttulo IX de la Constitucin de 1812, dedicado a la Instruccin Pblica, fijaba los principios generales de la poltica educativa liberal: educacin general, uniforme, nacional y pblica.

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    isabel martnez navas / juan andrs muoz

    Con una no disimulada inspiracin en las constituciones francesas lvarez de Morales (2011: 382) se ha ocupado en establecer el correlato de los diferentes artculos del texto gaditano y de los preceptos constitucionales galos los constituyentes gaditanos no dudaron en defender la relevancia de la Instruccin Pblica como vehculo de las luces, instrumento para lograr la felicidad de la nacin y para formar ciudadanos libres e iguales.

    Concluida la Constitucin, la Comisin de Instruccin Pblica constituida en el seno de las Cortes se ocup en dar a la luz un Proyecto de decreto sobre arreglo general de la enseanza p-blica. Presentado a las Cortes el 17 de abril de 1814, no lleg a ser debatido al registrarse, pocos das despus, el retorno de Fernando VII y la disolucin de las Cortes. El dictamen de la Comisin sobre el proyecto de decreto, as como el informe elaborado un ao antes por la Junta especial creada por la Regencia para analizar el estado de la Instruccin Pblica en Espaa, sentaron las bases del sistema educativo liberal, articulado a partir de los principios antes mencionados. Esto es, una enseanza universal, uniforme, pblica en cuanto que abierta a todos los que deseasen participar en ella, gratuita y libremente desarrollada tanto en centros de titularidad pblica como en centros privados. Unos principios que emergern aos ms tarde, en el marco del Trienio liberal, de la mano del que se ha considerado como el primer ensayo de ordenacin del sistema educativo en Espaa (Capitn, 1994:29): el Reglamento General de Instruccin Pblica de 1821, en el que se atiende a los tres niveles en los que se estructura la enseanza, abordando todas las cuestiones relevantes bases, divisiones de la enseanza, escuelas especiales, universidad central, ctedras, Direccin General de Estudios, Academia Nacional, etc. (Moz, 2010:107).

    El sistema auspiciado por la Constitucin de Cdiz ser matizado despus en el Plan Ge-neral de Instruccin Pblica de 1836, que introduca cambios en la administracin educativa, renunciaba al principio de gratuidad universal, configuraba una enseanza secundaria destinada a las clases acomodadas y matizaba el principio de libertad de enseanza. A pesar de su corta vida, el Plan General, formado bajo la vigencia del Estatuto Real, haba sentado los principios esenciales del sistema educativo liberal, que seran recogidos estando ya vigentes las constitu-ciones de 1837 y de 1845 en la Ley autorizando al Gobierno para plantear provisionalmente el Plan de Instruccin Primaria de 1838, en el denominado Plan Pidal de 1845 por el que se regul la enseanza secundaria y la universitaria y, finalmente, en la que ser la primera ley general de educacin, La Ley de Instruccin Pblica de 9 de septiembre de 1857.

    Con la Ley de 1857 conocida como Ley Mo