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HIPERMEDIACIONES

Elementos para una Teoría dela Comunicecion Digital Interactiva

Carlos Scolari

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© Carlos Scolari, 2008

Imagen de cubierta: Carlos Scolari

Primera edición: septiembre de 2008, Barcelona

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

© Editorial Gedisa, S.A.Avenida Tibidabo, 12,3°08022 Barcelona, EspañaTe!. 93 253 09 04Fax 93 253 09 '05Correo electrónico: [email protected]://www.gedisa.com

Preimpresión:Editor Service S.L.Diagonal 299, enrresol l" - 08013 Barcelona

ISBN: 978-84-9784-273-0Depósito legal: B. 38474-2008

Impreso por Sagrafic

cultura Libre

Impreso en EspañaPrinted in Spain

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión, enforma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma.

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, .Indice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 13

Introducción. Des-haciendo teorías. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 21

PRIMERA PARTE: El saber comunicacional . . . . . . . . . . . . . .. 29

1. Teoría y comunicación frente al fantasma digital . . . . . . . . . . . . . .. 311.1. Hablar las teorías de la comunicación . . .. 33

1.1.1. Organizar las conversaciones del campo comunicacional 341.2. ¿Una mirada comunicacional? 43

1.2.1. Entre cientificismo y ensayismo . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 431.2.2. Una semiosfera posbabélica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 501.2.3. Sintomas de una crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 551.2.4. Últimas imágenes del naufragio: los modelos 58

1.3. La mirada transdisciplinaria: ¿un mito posmoderno? . . . . . . . .. 601.3.1. Un campo conversacional centrífugo . . . . . . . . . . . . . .. 65

2. De los nuevos medios a las hipermediaciones . . . . . . . . . . . . . . . .. 692.1. Construir el objeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 72

2.1.1. The new thing 722.1.2. Digitalizaciones 802.1.3. Hipertextualidades 83

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2.1.4. Reticularidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 872.1.5. Interactividades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 932.1.6. Multimedialidad, convergencias y remedaciones 100

2.2. Definir el objeto 1102.3. Definir las hipermediaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 112

3. Conversar sobre las hipermediaciones 1193.1. ¿Viejas teorías para los nuevos medios? 120

3.1.1. Primeros encuentros cercanos 1203.1.2. (Dis)continuidades 127

3.2. ¿Nuevas teorías para los nuevos medios? 1323.2.1. 1¡liking about the (cyber)revolution . . . . . . . . . . . . . . . . .. 1323.2.2. Ciberteorías 2.0 137

3.3. Hipermediaciones y ciberculturas: separar las aguas 142

4. Las utopías digitales (o las nuevas ideologías de la comunicación) .. 1454.1. Cerca de la revolución digital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 149

4.1. 1. Fortunas textuales (1) 1504.1.2 .. MIT Dreams (Fortunas textuales Il) 1554.1.3. Decir lo mismo 157

4.2. Desmitificaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 1604.2.1. El manual de zonceras digitales . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 1604.2.2. La masa crítica 169

4.3. Las nuevas ideologías de la comunicación 172

SEGUNDA PARTE: El hacer cornunicacionaI 179

5. Economía política de las hipermediaciones: la producción 1815.1. Los nuevos modos de producción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 183

5.1.1. El misterio de las catedrales: cooperación voluntariadescentralizada 188

5.2. La comunicación cooperativa descentralizada 1935.2.1. Blogging in the wind 1945.2.2. La Wikipedia 198

5.3. La fuerza de trabajo digitalizada 2025.3.1. El diseñador de webs 204

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ÍNDICE9

5.3.2. El periodista multiplataforma polivalente ..... . . . . . .. 2065.3.3. Recualificar y flexibilizar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 208

5.4. Redistribuciones 210

6. Economía política de las hipermediaciones: los textos. . . . . . . . . .. 2136.1. Del texto al hipertexto 2146.2. Del hipertexto al hiperrnedia 2196.3. La estética poshipertextual 224

6.3.1. Transmedialidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 2316.4. La obra de arte en el época de la reapropiación digital. . . . . .. 236

6.4.1. Entre la intertextualidad y la hipertextualidad . . . . . . . .. 2366.4.2. El proceso de posproducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 238

7. Economía política de las hipermediaciones: el consumo 2437.1. El consumo hipermediático 243

7.1.1. Del receptor al usuario 2457.2. Usabilidades 248

7.2.1. De la IPO a la usabilidad 2497.2.2. El taylorismo digital 254

7.3. Las ideologías del usuario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 2587.4. Más allá de la usabilidad: la construcción social del usuario ... 261

7.4.1. La vida AD. (Antes del Digital) . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 2617.4.2. Negociar interacciones 264

TERCERA PARTE: Hipermediaciones 271

8. Hacia una teoría de las hipermediaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 2738.1. Las nuevas subjetividades espaciotemporales 273

8.1.1. El espacio de las hipermediaciones 2768.1.2. El tiempo de las hiperrnediaciones . . . . . . . . . . . . . . . .. 2788.1.3. La ubicuidad de las hipermediaciones 281

8.2. Entre el saber y el hacer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 2858.2.1. Para termínar: el poder 291

Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 295

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A mis padres

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Presentación

No han sido sólo las limitaciones del modelo hegemónico las que noshan forzado a cambiar paradigmas. Han sido los tercos hechos, los

procesos sociales de América Latina los que han cambiado los objetos deestudio a los investigadores de la comunicación.

J. MARTÍN-BARBERO

Si la generación de investigadores de la comunicación que llegó a su ma­durez teórica en los años ochenta fue superada por los procesos sociales yobligada a cambiar de rumbo, en los albores de! siglo XXI nuevamente los«tercos hechos» -al decir de Jesús Martín-Barbero, el más lúcido expo­nente de esa generación- nos llevan a poner a prueba nuestros saberes yprácticas. Pero la historia no se repite como comedia. Sin perder de vista laespecificidad de cada sociedad, los procesos que hoy nos afectan no sonexclusivos de una clase geográfica o de un continente social, sino que per­tenecen a una dimensión global. Es igual pensar en las nuevas formas queva adoptando la comunicación digital desde América Latina que desde e!Raval de Barcelona o desde un suburbio de Singapur. Podemos decir que,citando a otro de los investigadores latinoamericanos que marcó a fuego laproducción teórica de las últimas dos décadas, todos vivimos en una cul­tura de frontera donde se expresan nuestras modernidades desviadas. Nosguste o no, de un lado u otro del muro, todos vivimos en una Tijuana digi­talizada.

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Si en los años ochenta la impronta de los cambios era social, hoy apa­renta ser tecnológica. Puro espejismo. Si algo nos ha enseñado la comuni­cología latinoamericana! es que tecnología, cultura y sociedad van de lamano. No podemos pensar en los hipermedios como si sólo fueran un ar­tificio tecnológico. Las tecnologías digitales y los nuevos medios «son másque meros instrumentos o máquinas. La tecnología y la tecnocultura in­cluyen todos los significados y sistemas que ofrecen y permiten las máqui­nas y artefactos digitales que circulen en la cultura. En este sentido amplio,por tanto, investigar las posiciones teóricas significa considerar al que hablay con qué fines lo hace» (Thornton Caldwell, 2000: 14).Todas las tecnolo­gías de la comunicación son sociales por los valores que imprimen a susproductos, por los procesos de consumo que desatan, por las concatena­ciones que establecen con otras tecnologías dentro de lo que Pierre Lévydenomina «la red sociotécnicas (1992). Tampoco podemos suponer quenuestra subjetividad sale incólume de estos procesos. Todas las tecnologíasde la comunicación son cognitivas, por la manera en que transformannuestra percepción del mundo, por la capacidad de reprogramarnos comousuarios, po~ lo que nos dejan (y no nos dejan) hacer. Nunca nos cansare­mos de recordar una de las frases célebres de McLuhan, aquella que reza:«Primero modelamos nuestros instrumentos, después ellos nos modelan anosotros» (First weshape our tools, thereafter theyshape us).

Los medios fueron tradicionalmente considerados como instrumentospertenecientes a la dimensión del hacer saber: un canal que transmitía in­formación. En los años ochenta, especialmente desde América Latina y elReino Unido, se insistió en el carácter cultural de estos dispositivos, cuyacomprensión exigía ir más allá del instrumentalismo. Pero mientras estas

1. Cuando hablamos de comunicología latinoamericana no pensamos en una teoría au­

tónoma sino en un conjunto de producciones teóricas llevadas adelante por investigadores

latinoamericanos. Coincidimos con Follari cuando sostiene que «desde el punto de vista

propiamente epistemológico, la preocupación por esa supuesta "prioridad latinoamericana"resulta irrelevante: el valor de una teoría para explicar un objeto nada tiene que ver con la"marca de origen". Los átomos no se explican peor entre nosotros porque Heisemberg o

Scrodinger no hayan nacido en Latinoamérica; y Marx, Bourdieu, Gramsci y Giddens (por

dar sólo algunos nombres obviamente paradigmáticos) dicen mucho para el entendimiento

de nuestras sociedades, aunque sus teorías no surgieran aquí» (Follari, 2002: 53).

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PRESENTACIÓN15

nuevas concepciones se difundian en las universidades, la mediaesfera en­traba en un proceso acelerado de mutación producido por la invasión depequeños componentes de silicio y la conformaeíón de redes donde cir­cula el fluido vital de la sociedad de la información. En los capitulas si­guientes reflexionaremos sobre esta mutación, un fenómeno de dimensio­nes históricas comparable a la Revolución Industrial o a la invención de laimprenta.

¿Qué es este libro? Hace unos años el músico argentino Alejandro DelPrado confesaba: «Quiero tocar rock ... pero me sale tango». Las editoria­les piden manuales, a los autores nos encanta escribir ensayos y los alum­nos llegan a la universidad con pocas ganas de leer libros. Comenzamoseste texto con la sana intención de escribir un manual sobre las teorías dela comunicación digital. .' pero salió un ensayo. Sin embargo, asi como enlas canciones de ese artista porteño los ecos eléctricos del rock y los frase­as melancólicos del bandoneón acababan mezclándose entre los surcos deldisco de vinilo, aquí también encontraremos mucho de ensayo aunque to­cado en clave de manual (o al revés). Pero más que encuadrarlo a mitad decamino entre el manual y e! ensayo,prefiero pensar que este texto es comola bitácora de un viaje por un territorio recién descubierto: el espacio de lashipermediaeíones.

Todo viaje necesita mapas. Fascinados por las infografias y los dispositi­vos de visualización de la información, nos pareció que era una buena ideafortalecer los aspectos didácticos del texto empleando con generosidad ta­blas, gráficos y semantogramas que, en su momento, nos ayudaron a poneren limpio algunas de nuestras intuiciones. Estas imágenes están disponiblesen la web de! libro para que todos los profesores y alumnos las puedandescargar, usar, modificar y criticar.Y ya que estamos, hablemos de la webdel libro (www.hipermediaciones.com). Me gusta imaginarla como unacontinuación de! discurso de! libro por otros medios. Pero si e! libro es dis­curso, la web es discusión. Los lectores podrán descargar contenidos mul­timedia, dejar caer sus comentarios en un blog y acceder a materiales ex­tra (entrevistas, enlaces, etcétera).

¿Qué no es este libro? ¿Qué temas no serán abordados en las próximaspáginas? En este libro no filosofaremos sobre los cyborgs o las realidadesvirtuales ni entraremos a recopílar las últimas experiencias de arte digital.

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Sí haremos referencia a las nuevas tecnologías colaborativas -como losweblogs y los wiki- pero no nos detendremos demasiado en ellas: sólo lonecesario para detectar su relevancia dentro del actual ecosistema de me­dios. Tampoco dedicaremos mucho espacio a analizar los contenidos de lacomunicación digítal (tarea pendiente para una semiótica de los hiperme­dios) ni cuantificaremos la difusión de las conexiones de banda ancha ennuestras sociedades.

En este libro apenas trataremos temas muy interesantes como los géne­ros en la web o la evolución de sus interfaces, o argumentos que están a laorden del día como la comunicación en los dispositivos móviles. Si al­guien busca un informe sobre la divisoria digital o los efectos de los video­juegos en los niños, que elija otro libro. Éste no ha sido escrito para eselector ¿De qué hablaremos en este libro? Bueno, si el(la) lector(a) tiene unpoco de paciencia se lo explicaré en la introducción, dentro de un par depáginas más o menos.

¿Por qué este libro? Apenas terminé de escribir Hacer dic. Hacia unasocio­semiótica de las interacciones digitales (Gedisa, 2004) me puse a trabajar en lasegunda parte, un trabajo que enfocaba el ecosistema comunicativo digitaldesde la mirada semiótica y con un espíritu transversal y multimodal. SiHacer die se centraba en las microinteracciones, su segunda parte apuntabaal gran ecosistema mediático y a sus contaminaciones y evoluciones. Doscosas pasaron en el camino: Steven Spielberg decidió filmar Laguerra de losmundos de H. G.Wells -lo cual me obligó a desenterrar del disco duro eltexto No pasarán. Las invasiones alienigenas de Ttélls a Spielberg (Páginas deEspuma, 2005), un libro que se volvía añejo desde hacía cuatro años en es­pera de alguna buena invasión- y mi práctica docente en la Universitatde Vic me llevó a pensar en la necesidad de «escribir algo sobre las teorías dela comunicación digital». Lo que nació como un par de ponencias paracongresos terminó siendo libro ... y aquí estamos. Para la segunda parte deHacer clic el lector deberá esperar todavía un poco.

Pero la semiótica está presente en este texto bajo forma de mirada.Nuestro análisis de las nuevas teorías sobre la comunicación digital inter­activa le debe mucho a la ciencia encargada de estudiar los procesos deproducción de sentido y de interpretación. Entendemos las teorías comoun conjunto de conversaciones y la actividad de los científicos como un

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PRESENTACIÓN17

hacer performativo. Si, como decía Austin, podemos hacer cosas con laspalabras, entonces los científicos hacen teorías. Pero para llegar a construirun modelo explicativo coherente de algún fenómeno, primero deben dis­cutirlo con sus colegas para ajustar los conceptos y pulir sus aristas. O sea,las teorías son el fruto de conversaciones científicas. Podría decirse que es­te libro trata de las conversaciones teóricas alrededor de la comunicacióndigital interactiva.

Mencionar a todos los interlocutores que me han acompañado en estosúltimos años es una tarea imposible.Trato de enumerarlos y corro el riesgode quedar mal con alguno de ellos. Hago dic en la carpeta «América Lati­na» y aparecen varias subcarpetas (voy de norte a sur): «México» (que con­tiene los nombres de Bruno de Vecchi, Antonio Rivera, Guillermo Oroz­co Gómez, Silvia Tabachnik), «Colombia» (jesús Martín-Barbero, OrnarRincón,Jorge Manrique y Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz), «Cuba»(Milena Recio), «Puerto Rico» (Eliseo Colón), «Venezuela» (RoccoMangieri), «Perú» (Teresa Quiroz), «Brasil» (Marcos Palacios, Elías Macha­do, Geane Alzamora, Cecilia Baranauskas, José Armando Valente, DamiánKrauss), «Argentina» (Alejandro Piscitelli, EliseoVerón, Mario Carlón,JoséLuis Fernández, Damián Fraticelli, Fernando Irigaray, Marcelo de la Torre,el Cholo Yunes y el resto de Dialógica, Sandra Massoni, María Ledesma,Norberto Baruch, Carlos Pérez Rasetti, Iris Bergero). Otro dic y se abre lacarpeta «Europa»... navego de este a oeste y me meto en las carpetas «fin­landia» (Cai Melakoski), «Austria» (Tammo Trantow, Maurizio Poletto,Rainier Steindler y otros amigos del Europrix-Top Talent Award), «Suiza»(Mischa Schaub, Katherine Lutz-Waltard, Regine Halter y los estudiantesde Hyperwerk), «Italia» (Silvio d'Aló, Silvia Amici,Alessandra Russo Sup­pini, Gabriella Taddeo, Gianpaolo Balboni, Cario Infante, Giuseppe Gra­nieri, Nicoletta Vittadini, Fausto Colombo), «Francia» (Iean-Prancois Ve­rán), «España» (Antonio Caro,Jorge Lozano,Jesús González Requena,Gerard Imbert, Emilio Sáez Soro,Javier Díaz Noci, Xosé Pereira,José LuisOrihuela, Ramón Salaverría y siguen las firmas) y «Portugal» (Antonio Fi­dalgo, Joao Canavilhas). La carpeta «Catalunya» sigue creciendo sin parar(David Domingo, Laura Borrás, Pau Contreras,Joan Mayans, David Casa­cuberta, Santiago Miralles,Xavier Ruiz Collantes,José ManuelJarque,JosepLluís Micó Sanz y muchos más) y la de la revista DeSignis tampoco se que-

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da atrás (Lucrecia Escudero, Rafael del Villar,Adrián Gimate Welsh y de­cenas de semióticos latinoamericanos estratégicamente distribuidos por elmundo). Los colegas de la Red Iberoamericana de Comunicación Digital(Red lCOD), con los cuales compartimos un par de años de trabajo, de­bates y amistad, los investigadores que integran e! Grup de Recerca deInteraccions Digitals (GRID) -Héctor Navarro, Hugo Pardo Kuk:linski,]aume Soriano, Ruth Contreras e Irene García- y e! resto de mis colegasy alumnos de la Universitat de Vic también son parte de la red de interfa­ces sobre la cual se construye este texto. Algunos de los temas que se de­sarrollarán en las páginas siguientes provienen de intercambios en Digita­lismo (www.digitalismo.com). e! blog para digitalistas iberoamericanosque desde e! 2005 editamos con Hugo Pardo Kuk:linski.Elegido en 2007entre los mejores blogs en español, Digitalismo se ha convertido en nues­tro túnel de viento para poner a prueba ideas e intuiciones digitales. Losprestigiosos invitados que cada año nos visitan durante la eWeek-SetmanaDigital aVic también nos han enriquecido con sus conversaciones: Ro­bert Logan, Kevin Kelly, Pierre Lévy, Howard Rheingold, Ted Nelson,Gonzalo Frasca y Massimo Maietti forman parte de esta lista.

Hago clic en la carpeta de "Fotos» y aparecen imágenes de talleres enViena, Basilea y Rosario, conferencias en La Habana y Aguascalientes, me­sas redondas en Vic, Turín y Amsterdam, ponencias en Dresde y Sevilla...Como siempre, estoy agradecido al software que nos ha acompañado entantas jornadas de trabajo. En este caso las horas de uso de iTunes casi su­peran a las de Word. En la carpeta "MP3" está la columna sonora de este li­bro: Andrés Calamaro, Bersuit Vergarabat, Divididos, Rolling Stones, Ke­vin ]ohansen, Gotan Project, Misia, Liliana Herrero, Fabiana Cantilo, TomWaits,Joaquin Sabina, Los Tigres del Norte y Bajofondo Tango Club. Fi­nalmente, hago una mención de honor a mi familia, que soporta estoica­mente las horas de! autor frente a la pantalla.

Respecto al título de este libro, al lector no le costará mucho identificarel enlace con dos autores clásicos de los estudios de comunicación, uno deellos un punto de referencia de la tradición crítica europea -tan devalua­da en estos días-, el otro un movilizador de las transformaciones teóricasque vivimos en carne propia en los años de nuestra primera formaciónuniversitaria.Tal como me había pasado en el primer capítulo de Hacer die,

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PRESENTACIÓN19

donde a modo de introducción incluí un diálogo entre dos serniólogos ---elargentino Luis Prieto y el italiano Tullio de Mauro-, una vez más dosteóricos -en esta ocasión Jesús Martín-Barbero y Hans Magnus Enzens­berger- son los dos extremos de una línea que atraviesa nuestra vida delatinoamericanos transplantados en Europa y que nos lleva a repetir,juntocon el músico argentino Charly García, que «tenemos que ir tan lejos paraestar acá».

Vic,julio de 2008CARLOS A. SeoLAR!

www.hiperrnediaciones.cornwww.digitalismo.com

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INTRODUCCIÓN

Des-haciendo teorías

Nada ocurre sin el lenguaje.E FLORES

Vivimos nuestra vida social diaria en una atmósfera deconversación, discusión, argumentación, negociación,

críticay justificación.J. SHOTTER

Las tecnologías pasan, las preguntas y las dudas quedan... ¿Qué es una teo­ría? ¿Qué es comunicación? ¿Puede una tecnología -o el uso de una tec­nología- remodelar una teoría? ¿Acaso la difusión de la televisión en losaños posteriores a la Segunda Guerra Mundial no articuló una nueva agen­da de investigación en los estudios de comunicación? Sin ir muy lejos, laconsolidación de la televisión como gran medio de comunicación de ma­sas en los años sesenta coincide con la crisis del modelo de los efectos limi­tados (Klapper, 1969;Wolf, 1987), el desarrollo de conceptos como agenda(McCombs, 1996) o videopolítica (Wolf, 1994) y la irrupción del personaje­McLuhan en esas mismas pantallas que tanto desvelaban a los teóricos.

¿Cómo se verán estos años de vida digital dentro de unas décadas? ¿Quépensarán de nuestras conversaciones teóricas? ¿Qué se dirá en el futuro deesta dieta hipercalórica de ciberteorías que hemos consumido desde la lle-

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gada de laWorld Wide Web? No podemos descartar que los teóricos de lacomunicación de mediados del siglo XXI nos traten con la misma socarro­nería con la cual nosotros leemos hoy las reflexiones sobre la bala de cañóno la aguja hipodérmica elaboradas en las primeras décadas del siglo xx.

Como dice Fernando Flores, en la vida diaria "pasamos mucho tiem­po conversando» (1997: 16). Ese conversar tiene consecuencias y debeser considerado un trabajo a todos los efectos. Los profesores e investiga­dores universitarios no somos ajenos a este tipo de dinámica. Nuestrajornada laboral se distribuye en diferentes actividades, desde hablar y es­cuchar a los alumnos en la clase hasta leer o escribir correos electrónicos.También mantenemos charlas telefónicas, leemos textos de otros investi­gadores y escribimos articulas. Un investigador, entre otras cosas, deberedactar proyectos para solicitar ayudas económicas, intercambiar ideascon sus colegas o presentar informes con los resultados de sus estudios.Todas son actividades exquisitamente lingüísticas. El lenguaje es el ele­mento fundamental para la creación y subsistencia de las organizaciones(Winograd y Flores, 1987; Flores, 1997) y de las instituciones científicas(Shotter, 200 1).1

El análisis de las conversaciones es esencial para entender un dominiocientífico.' Si para desarrollar su teoría de las empresas Flores necesitabauna teoría de la comunicación donde el lenguaje tuviera un papel central,para comprender el estado actual de los estudios de comunicación pode­mos seguir el mismo camino. En este modelo analítico

el lenguaje tiene un papel central; pero no el lenguaje entendido como herra­mienta descriptiva, sino como prácticaarticuladora de futuros con dos dimen­siones: la noción de lenguaje como constitución de la realidad, y la noción delenguaje como la forma en que la historiase manifiesta (Flores, 1997:18).

1. Según Jesús, Martín-Barbero, «en gran medida la forma como se conoce y difundenuestra producción escrita es por circulación oral:ya sea intercambiando textos en los pasi­llos de los congresos y seminarios o mediante esa otra oralidad que conservan las cartas queacompañan el envío personal de libros que hacen los propios autores» (2002: 382).

2. Una brillante reflexión semiótica sobre las conversaciones entre científicos (y de loscientíficos con el resto de la sociedad) se encuentra en Verón (1999b).

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INTRODUCCIÓN. DES-HACIENDO TEORÍAS23

Las universidades, centros de investigación, publicaciones especializadas ycongresos constituyen el entorno organizativo donde se producen, circu­lan e interpretan los discursos científicos. Los científicos no se limitan a in­tercambiar información, sino que también debaten hipótesis, se pelean,llegan a acuerdos y asumen compromisos. Los investigadores, por ejemplo,se comprometen a respetar un método que los llevará al conocimiento y,ya dentro del aula, los profesores tratan de respetar el programa de su asig­natura, que no es otra cosa que una lista de ternas sobre los cuales hablar alo largo del curso. Según Flores, «la comunicación y la organización estántotalmente ligadas», ya que «la organización permite o no la comunica­ción, y [...] la organización se realiza a través de la comunicación» (p. 16).Desde esta perspectiva un campo científico es algo más que un espaciodonde se manifiestan conflictos y en el que diferentes actores ponen enjuego sus capitales simbólicos (Bourdieu, 1999): es también una red deconversaciones, un tejido de compromisos lingüísticos -en el sentidode la teoría de los actos del habla (Searle, 1990;Austin, 1982)- donde esosactores definen qué tipo de interacciones quieren mantener entre ellos, enqué clase de conversaciones les interesa participar y cómo las llevarán a ca­bo. Si querernos entender qué está pasando en un campo científico -ennuestro caso las teorías de la comunicación- debernos mapear sus discur­sos, identificar los enunciadores y enunciatarios que integran la red deconversaciones y comprender los actos del habla y escucha que tienen lu­gar dentro de esa porción de la semiosfera (Lotman, 1996).3

Nos proponernos pensar que las teorías son corno un conjunto de con­versaciones científicas sobre un terna determinado. Estas conversacionestienen un diccionario propio, una delimitación del objeto del discurso,una serie de mecanismos más o menos declarados de exclusión (Foucault,1999) y unas reglas discursivas que hay respetar (al menos si se quiere se-

3. Según Aidar Prado (2003: 138), «el objeto final de la investigación es un objeto se­miotizado, semantizado, interpretado y colocado a disposición de los futuros investiga­dores». Cuando un investigador decide trabajar un tema en especial, lo primero que ha­ce (o debería hacer... ) es analizartodo lo que se ha dicho sobre ese argumento, ver cómolos colegas que lo precedieron construyeron el objeto de estudio, cómo lo hablaron, et­cétera.

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guir participando en esa discusión). Además, para tener éxito en las con­versaciones teóricas hay que utilizar un conjunto de conceptos comparti­do por la comunidad de hablantes. «Antes de conversar, aclaremos los tér­minos», decía Voltaire. Si decidimos hablar de economía política, nuestrodiscurso estará plagado de clases sociales, mercancias, reproducción, dialéctica, ca­pitalismo o fetichismo, 4 y si entablamos una conversación semiótica utilizare­mos conceptos como signo, semiosis, interpretación o enunciatario.

Durante varias décadas las teorías de la comunicación se fijaron co­mo objetivo encontrar una definición compartida para su objeto de es­tudio y un modelo que representara fielmente el proceso comunicativo.Como sabemos, ésta fue una empresa infructuosa: cada teoría propusosu propio modelo y definición de comunicación. Según Craig, «las dife­rentes tradiciones de la teoría de la comunicación ofrecen distintos ca­minos para conceptualizar y discutir las prácticas y problemas comuni­cativos. Estos caminos derivan de (y apelan a) ciertos lugares comunes ycreencias sobre la comunicación, al mismo tiempo que problematizanotros. En este diálogo entre tradiciones la teoría de la comunicaciónpuede ser plenamente interconectada con la práctica discursiva (o me­tadiscursiva) sobre la comunicación en la sociedad» (1999: 120). Podríaincluso decirse que las teorías de la comunicación no han sido otra cosaque una gran conversación destinada a aclarar el significado de la pala­bra comunicación.

Proponerse a estas alturas dotar de un significado unívoco al conceptode comunicación no tiene sentido. Si pasamos revista a todas las definicioneselaboradas en los últimos cincuenta años podríamos tardar otro medio si­glo en enumerarlas. Es mejor elegir una, la que más nos guste, la que mejorse adapte a nuestra visión de los procesos de intercambio simbólico.Y yaque hablamos de sentido y de conversaciones, quizá la mejor definición decomunicación es la que propuso hace unos cuantos años Algirdas Greimas:«La comunicación sólo es una sucesión de malentendidos» (1996: 13). Pa­ra el semiótico lituano la comunicación es el «lugar de los errores, de las

4. No nos engañemos: ya casi nadie habla de economía política usando esos términos. Esmás, ya casi nadie habla de economía política. Ahora sólo hablan los economistas y los polí­ticos, pero no es lo mismo.

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INTRODUCCIÓN. DES-HACIENDO TEORÍAS25

mentiras y los secretos» (1991: 27). Con esta definición matamos dos pája­ros de un tiro: por un lado nos despegamos de cualquier concepción line­al de la comunicación -«el discurso no sólo es el lugar donde se produceel encuentro del significante con el significado, sino también el lugar don­de se producen las distorsiones de la significación, debidas a las exigenciascontradictorias de la libertad y de las constricciones de la comunicación[... ]» (Greimas, 1968: 49)- y por otro reconocemos el carácter contra­dictorio y polémico de nuestro objeto de estudio. Si la comunicación esuna «sucesión de malentendidos» ... ¿qué otro destino le podría corres­ponder a la disciplina encargada de estudiarla?

Cada definición de comunicadón está fundada en una metáfora (Lakoffyjohnson, 1985, 1987; Lizcano, 2006). La comunicación ha sido vista suce­sivamente como canal, instrumento, flecha, proyectil, conflicto, contrato,orquesta, espiral o red. Cada una de estas metáforas configura las percep­ciones, preguntas y métodos del investigador. Si la comunicación es unproyectil, entonces se tratará de medir su impacto en los receptores, y si laconsideramos un canal, nos fijaremos sobre todo en las características tec­nológicas del tubo por donde circulan los mensajes. A los que ven la comu­nicación como una relación polémico-contractual les interesa analizarquiénes son los interlocutores, qué estrategias discursivas desarrollan parapersuadir a sus contrincantes y qué procesos de interpretación se llevan acabo. Pero las metáforas, como sostiene Lizcano, «también arrastran senti­mientos y valores» (2006: 66) y, a partir del uso continuado por parte deuna comunidad de hablantes, terminan por naturalizarse:

Estas metáforas son tan comunes que nos pasan desapercibidas. Con su usoreiterado, han cristalizado en tópicos o en conceptos, borrando lashuellas desu origen metafórico. Es precisamente esa naturalidad adquirida (por el olvi­do del artificio que la origina) lo que las hace tan eficaces. Más que metáfo­ras que decimos, son metáforas que nos dicen. Nos dicen lo que debemosver y lo que no, así como la manera en que debemos verlo; lo que debe­mos sentir y lo que no, así como la manera en que debemos sentirlo (Lizcano,2006: 86-87).

A comienzos del siglo XXI las metáforas que ven a la comunicación comoun proyectil destinado a impactar a los receptores o un instrumento para el

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26HIPERMEOIACIONES

desarrollo, la concienciación o la dominación social son cada vez menosutilizadas por la comunidad científica. En este texto haremos una apuestamuy clara por la metáfora del ecosistema, o sea la comunicación entendidacomo un conjunto de intercambios, hibridaciones y mediaciones dentrode un entorno donde confluyen tecnologías, discursos y culturas.

Por otro lado en los debates científicos -como en cualquier otra con­versación- siempre operan mecanismos de exclusión. No podemos decircualquier cosa. En un artículo científico expresiones como «yo creo que ... »

no suelen estar permitidas y el autor debe explicitar permanentemente susfuentes de información y justificar sus conclusiones y tomas de posiciones.El texto científico, además, debería indicar un marco teórico que respondaa la pregunta: «¿Desde dónde habla este autor?» y al final, después de lasconclusiones, algunos aconsejan indicar posibles desarrollos futuros a par­tir del trabajo realizado. De esta manera el artículo se encuadra en una na­rrativa mayor que lo contiene y, como en un producto de la cultura demasas, termina con un Continuará. Si no respetamos algunas de estas reglas(u otras que los expertos en epistemología y metodología de la investiga­ción científica se encargan de determinar) los mecanismos de exclusiónnos expulsarán de la literatura científica y nos remitirán, por ejemplo, alensayo o un poco más allá, al exilio del género periodístico. Los mecanis­mos de exclusión, como ya dijimos, están presentes en cualquier conversa­ción y forman parte del orden del discurso. Pueden servir para deslegiti­mar a un interlocutor o para mantener la coherencia de una conversación.El movimiento discursivo de exclusión traza una frontera y al mismotiempo consolida una comunidad.

Este libro se propone describir las transformaciones del ecosistema me­diático y las conversaciones teóricas sobre la comunicación digital interac­tiva que se han ido desarrollando en los últimos años. Además, nos interesaanalizar algunos de los malentendidos surgidos en el territorio epistemo­lógico donde las teorías de la comunicación se cruzan con las tecnologíasdigitales. O sea que este libro se podría subtitular «Introducción a los ma­lentendidos comunicacionales digitales»... ¿Cómo relatar una historia demalentendidos? Una posibilidad es contar las diferentes versiones que exis­ten y que el lector elija la que más le convence. También se podrían frag­mentar dichas versiones y presentarlas entrelazadas, como un mosaico de

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INTRODUCCIÓN. DES-HACIENDO TEORÍAS27

muchos colores que componen un cuadro general. Marshall McLuhan nohubiera dudado: la segunda opción era la suya, la que él dominaba mejor.

En este texto proponemos el siguiente guión. El libro comienza conuna introducci6n que e! lector está leyendo en este mismo momento (ima­ginen un punto rojo en el mapa que especifica «Usted está aquí»).A partirde ahí se pasa a un ala del edificio denominada Primera parte: el saber comu­nicacional. Este sector cuenta con varias habitaciones que recomendamosleer en orden secuencial (o no):

• Capítulo 1.Teoría y comunicaci6n frente alfantasma digital o donde el lectorse encontrará con una descripción del stato dell'arte en los estudios de lacomunicación de masas y con algunas de las dudas que aquejan a losque pretenden trabajar en tan amplio y controvertido campo.

• Capítulo 2. De los nuevos medios a las hipermediaciones o donde e! lectorentrará en el territorio de las comunicaciones digitales interactivas apartir de un debate sobre el objeto de estudio y las formas de nom­brarlo.

• Capítulo 3. Conversar sobre las hipermediaciones o donde el lector vivirá enprimera persona el debate sobre las ciberculturas y la necesidad de ge­nerar nuevos paradigmas teóricos para entender lo que está pasando ene! mundo de las comunicaciones digitales interactivas.

• Capítulo 4. Las utopías digitales (o las nuevas ideologías de la comunicaci6n) odonde, como el título indica, el lector se verá obligado a diferenciar lapaja de! trigo, o sea, a separar los discursos teóricos de los excesos ciber­culturales.

y así hemos llegado al otra ala de! edificio, denominada Segunda parte: elhacer comunicacional. También aquí e! lector podrá optar por recorrer demanera secuencial las habitaciones o simplemente vagar por ellas sinrumbo:

• Capítulo 5. Economía política de las hipermediaciones: la producci6n o dondeel lector conocerá las nuevas lógicas productivas del mundo digital yverá cómo éstas favorecen el nacimiento de entornos colaborativos.

• Capítulo 6. Economía política de las hipermediaciones: los textos o donde ellector volverá a encontrarse con las bondades del hipertexto, la multi-

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HIPERMEDIACIONES28

medialidad y otras propiedades de las producciones digitales que estáncontaminando al mundo de los medios de comunicación.

• Capítulo 7. Economía política de las hipermediaciones: el consumo o donde ellector debería terminar entendiendo la diferencia entre audiencia yusuario, y sabiendo los peligros que entraña la creencia en el mito de lausabilidad.

Para la despeclida hemos preparado una tercera sala (tercera parte) llamadaHipermediaciones donde, además de retomar lo que se ha dicho en las otrashabitaciones, el lector se enterará, entre otras cosas, de las nuevas subjetivi­dades espaciotemporales que están generando las tecnologías digitales.

La metáfora arquitectónica termina aquí, en esta última reflexión: nonos interesa construir palacios teóricos sino mapear las conversaciones queestán naciendo al calor de la cligitalización de las comunicaciones. Resultadificil, por el momento, ir mucho más allá. El libro propone, en pocas pala­bras, una aportación teórica a una conversación sobre la comunicaciónque no comienza ni acaba con este texto que el lector tiene en sus manos.

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PRIMERA PARTE

EL SABERCOMUNICACIONAL

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1

Teoría y comunicaciónfrente al fantasma digital

Los media studies están casi muertos .Larga vida a los new media studies .

D. GAUNTLETT

Un fantasma recorre el mundo de la comunicación. No empuña banderasrojas pero, como los viejos espectros del siglo XIX, nos invita a sumarnos altren de la Historia para cambiar nuestras vidas. New economy, eBusiness, eLear­ning, information highways, eGovernment, eHealth, virtual communities, artificialintelligence... podríamos seguir durante varias páginas agitando banderas yexprimiendo el Diccionario Oxford hasta llegar al concepto que nos inte­resa: los new media.

La difusión de la tecnología electrónica del broadcasting a partir de la se­gunda década del siglo xx fue acompañada por el desarrollo de teorías so­bre «nuevos medios» como la radio y, treinta años más tarde, la televisión.Este cuerpo teórico integró en una misma tradición diferentes tipos de es­tudios, como las investigaciones sobre el periodismo o la opinión pública,hasta llegar a consolidarse como un nuevo territorio epistemológico: lasteorías de la comunicación de masas. La aparición de una nueva genera-

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HIPERMEDIACIONES32

ción de medios digitales interactivos, ya no basados en la lógica del broad­easting sino en un modelo comunicacional totalmente innovador fundadoen las redes y la colaboración de los usuarios, está desafiando nuestro co­nocimiento sobre los viejos medios de comunicación de masas.

En la última década numerosos autores han tratado de construir o almenos delinear una teoría de los nuevos medios. Las teorías sobre laWorldWide Web (Burnett y Marshall, 2003; Gauntlett y Horsley, 2004), las refle­xiones tecnoculturales sobre los medios electrónicos (Thornton Caldwell,2000), los análisis de los procesos de remedación (Bolter y Grusin, 2000) olas introducciones críticas a los new media (Lister et al., 2003) son sólo al­gunos ejemplos de una producción científica por demás heterogénea. Eneste primer capítulo reflexionaremos sobre el estado actual de las investi­gaciones sobre la comunicación digital interactiva en el contexto de losestudios sobre la comunícacíón de masas.

Aun si trabajamos con una definición estrecha del término, podemossostener con cierta seguridad que existen numerosas formas de comuni­cación. Hay una comunicación intrapersonal con nosotros mismos, asícomo hay una comunicación cara a cara (interpersonal), con o sin media­ción tecnológica, entre dos sujetos.Tenemos comunicaciones de grupo y,quizá las más estudiadas a lo largo del siglo xx, también encontramos lascomunicaciones de masas.A principios del siglo XXI se sospecha la exis­tencia de nuevas formas posmasivas de comunicación. En este libro nosinteresan los procesos de comunicación mediados por tecnologías digita­les. Para" identificar a las producciones teóricas que tratan de explicar es­tos nuevos procesos nos referiremos a ellas como teorías de la comunica­ción digital interactiva. En este juego constructivo (estas teorías noexisten como tales, debemos construirlas como objeto de estudio) hare­mos permanentemente referencia a las teorías de la comunicación, sobretodo a los saberes científicos que han tratado de explicar los procesos decomunicación de masas.

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TEORÍA y COMUNICACIÓN FRENTE Al FANTASMA DIGITAL33

1.1. Hablar las teorías de la comunicación

La autonomía científica del campo de estudíos de la comnnicacíónes muy bajay tiende a decrecer aún más.

R. FUENTES NAVARRO

El territorio de las teorías de la comunicación de masas se encuentra atra­vesado por una trama de modelos teóricos, metodologías y diccionariosparticulares imposibles de englobar en un único discurso. De la agenda­setting al enfoque funcionalista, pasando por la espiral del silencio, los usosy gratificaciones o las teorías de la dependencia y el imperialismo cultu­ral, resulta imposible articular toda esta producción teórica en un discur­so científico consistente. Por el contrario, las teorías de la comunicaciónde masas constituyen un espacio donde se confrontan discursos que, enmayor o menor medida, se inspiran y recrean debates de las ciencias so­ciales.

Sólo desde esta perspectiva podemos hablar de las teorías de la comunica­ción de masas como entidad más o menos diferenciada. Se trata, como yadijimos, de un conjunto de conversaciones sobre unos determinados ob­jetos y procesos. Entre otras cosas estas teorías hablan de los medios masi­vos, de los intercambios simbólicos que éstos posibilitan y de la dinámicaque oponen las estrategias de manipulación a los procesos de interpreta­ción. La novedad de lo digital llega por lo tanto a un campo fluctuante,aportando aún más inestabilidad a las conversaciones sobre los medios.

Según Thornton Caldwell, «teorizar la cultura digital no significa sim­plemente examinar cómo los teóricos han articulado y descrito sus efec­tos. También significa prestar atención al proceso según el cual la mismateoría es una práctica cultural, producida y que circula dentro de comuni­dades profesionales específicas» (2000: 10). Las tecnologías informáticas engeneral y las comunicaciones digitales en particular han dado lugar a mu­chas (¿demasiadas?) conversaciones. En los últimos quince años pareceríaque no se hubiera hablado de otra cosa: hipertextos, interfaces, simulacio­nes, virtualidades e interacciones han entrado a formar parte de nuestrascharlas cotidianas. Desde la aparición de la World Wide Web los investiga­dores de la comunicación de masas han introducido en sus conversaciones

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HIPERMEDIAClONES34

decenas de conceptos de origen digital y se han visto casi obligados a in­corporarlos en sus agendas de investigación (Scolari, 200Sa). No existeningún teórico de la comunicación que no se haya enfrentado al menosuna vez con estas cuestiones. Así como los chips se fueron infiltrandoen los objetos que nos rodean, los tópicos digitales se fueron entramando ennuestras conversaciones teóricas.

Pero antes de llegar a la digitalización de las teorías de la comunicaciónnos toca recorrer un largo carnino. Si el objetivo es describir las conversa­ciones científicas inspiradas en las nuevas formas de comunicación digital,debemos comenzar analizando cómo se organizaban antes las conversacio­nes en el campo de las teorías de la comunicación de masas.

1.1.1. Organizar las conversaciones del campo comunicacional

Como demuestran las recientes teorías evolutivas, los grandes procesos decambio en los ecosistemas biológicos no se producen gradualmente sinode manera explosiva. La aparición de nuevas especies -como durante laexplosión cámbrica hace 500 millones de años- se concentra en perío­dos de tiempo muy reducidos (Kaufinann, 1995). Es probable que los es­tudios de comunicación estén entrando en un fase de este tipo, caracteri­zada por el estallido en las pantallas interactivas (antes que en los libros) denuevas conversaciones e interlocutores. Antes de analizar las conversacio­nes que van tomando forma en los estudios de comunicación convienedar un vistazo al juego teórico anterior. ¿Por qué? Porque los estudios so­bre los new media no pueden, alegremente, desterrar al olvido casi un siglode investigación sobre los old media. 1 Algunos autores hablan con toda ra­zón -y coincidimos con ellos- de una amnesia histórica en las investi­gaciones sobre la comunicación digital. Según Thornton Caldwell (2000)para los estudios de comunicación es esencial poner en su contexto histó­rico a la retórica y la teoría digital.

Las teorías de la comunicación han sido clasificadasde diferentes mane­ras: a partir de su origen disciplinario (sociología, psicología, antropología,

l.Véase al respecto las interesantes reflexiones de ]ennifer Light (2006) sobre la historiadel fax.

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TEORÍA y COMUNICACIÓN FRENTE AL FANTASMA DIGITAL35

etcétera), de sus sistemas explicativos (cognitivo, sistémico, etcétera), de susniveles de organización (interpersonal, grupal, institucional, masiva, etcé­tera), de sus premisas epistemológicas (empíricas, críticas, etcétera) o de suconcepción implícita de la práctica comunicacional (retórica, semiótica,fenomenológica, etcétera) (Craig, 1999). Nuestra descripción de las teoríasde la comunicación de masas sigue el criterio tradicional que las organizaen grandes paradigmas o modelos a partir de la epistemología que subyacea sus dominios conversacionales. Obviamente, la representación que pro­ponemos es esquemática y debería ser vista como una especie de caricatu­ra de un territorio mucho más complejo, cruzado por contaminacionesteóricas y confrontaciones entre paradigmas:

• Paradigma informacional: podría decirse que ha sido «el paradigma» porexcelencia. Hasta la naciente semiología de los años sesenta cayó rendi­da a sus pies. Sin embargo el paradigma empírico-analítico ha sido elque mejor ha integrado dentro de su modelo al paradigma informacio­nal. La teoría de la información (o teoría matemática de la comunica­ción) de; Shannon y Weaver (1981) ofrecía a los sociólogos un modelosencillo para representar lo que para ellos era un proceso lineal y direc­to que iba de un emisor a un receptor. La fusión de ambos modelos enel contexto de una teoría del broadcasting toma cuerpo en la famosa tu­ba de Schramm (1972).

• Paradigma crítico: este paradigma -un espacio discursivo central en lasciencias sociales del siglo xx (Mansilla, 1970)- encuentra su expresiónmás definida en la producción de la Escuela de Fráncfort. Desde las re­flexiones de Theodor Adorno y Max Horkheimer (1981) sobre la in­dustria cultural y la racionalización de la dominación en los años cua­renta hasta las denuncias del imperialismo comunicacional de ArmandMattelart en los setenta, pasando por la lucidez inoxidable de WalterBenjamin (1981), la escuela crítica siempre ha hecho oír su voz en lasconversaciones de las teorías de la comunicación de masas. El espíritude Fráncfort siguió teniendo vigencia gracias a los trabajos de HerbertMarcuse (2001),Jürgen Habermas (1998), Tomás Maldonado (1998) yotros investigadores interesados en desmontar las estructuras de domi­nación de la sociedad capitalista.

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HIPERMEDIACIONES36

• Paradigma empíríco-analítíco: encarnado en el objeto de estudio (los efec­tos) y el método (empírico-cuantitativo) de la Mass Communication Re­

search, este paradigma ha sido durante décadas el principal contrapuntoteórico del paradigma crítico. También podemos ver esta oposición co­mo una confrontación entre un modo europeo y otro estadounidensede hablar la comunicación de masas. Si bien la investigación empíricaha evolucionado con el correr de los años -entre otras cosas se ha idopuliendo y perfeccionando hasta desarrollar métodos cada vez más fi­nos de recolección y análisis de datos-, es posible reconocer una líneaepistemológica bastante coherente desde sus inicios en los años veinte.Más allá de la mayor o menor simpatía que puedan despertar sus inves­tigaciones de corte administrativo, los nombres de Harold Lasswell(1927), Robert Merton (Lazarsfeld y Merton, 1986), Paul Lazarsfeld(Lazarsfeld,Berelson y Gaudet, 1962) o Wilbur Schramm (1972) ya sonparte de la historia de los estudios de la comunicación de masas.

• Paradigma ínterpretatívo-cultural: inspirado en la investigación antropoló­gica, dicho paradigma excede ese campo para entrar de lleno en los es­tudios de. comunicación. El paradigma interpretativo-cultural entiendeque la comunicación de masas es una construcción social, y por lotanto se centrará en aspectos como el newsmakíng, los discursos socialeso los procesos de recepción y los abordará con métodos cualitativos. Es­ta forma de encarar el estudio de la comunicación de masas fue toman­do forma gracias a los trabajos de los investigadores británicos -desdeRaymondWilliams (1983) hasta Stuart Hall (1980), Nicholas Garnham(1986) y David Morley (1996)- y latinoamericanos -entre los queno podemos dejar de nombrar a Jesús Martín-Barbero (1987), NéstorGarcía Canclini (1989),Aníbal Ford (1994),Jorge Rivera, Eduardo Ro­mano (Ford, Rivera y Romano, 1985), Renato Ortiz (1997), GuillermoOrozco Gómez (1997)- a partir de los años sesenta en el Reino Uni­do y de los ochenta en América Latina. Si bien existen rasgos que losdistinguen -por ejemplo el componente marxista que aún sobreviveen la reflexión anglosajona pero que se ha ido diluyendo en la pro­ducción latinoamericana-, los estudios culturales británicos y latinoa­mericanos fueron creciendo a lo largo de las últimas décadas hasta con­formar un territorio delimitado por problemáticas y metodologías, si

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TEORÍA y COMUNICACIÓN FRENTE AL FANTASMA DIGITAL37

no comunes, al menos bastante vecinas. N o los une el amor sino la re­

cuperación de formas de trabajo etnográficas, un interés por las culturas

marginales (los punks en Londres, las barriadas pobres de Río de Janei­ro o Lima) y los estudios sobre la recepción de los géneros populares(las telenovelas en el sur, los informativos en el norte). Además, la inves­

tigación de inspiración cultural ha tenido pocos prejuicios a la hora decontaminarse con otros campos del saber como la antropología, la teo­ría política o la semiótica.'

Dos notas sobre este mapa que acabamos de delinear. En primer lugar vol­vemos a repetir que se trata de un simple esbozo, un esquema rápido paracomenzar a ordenar las conversaciones que nos interesa analizar. En se­

gundo lugar, en este mapa cuesta encontrar un lugar para la semiótica.Yaquí se abre una discusión que afrontaremos de manera tangencial: ¿hasta

dónde las conversaciones sobre los medios que la semiótica lleva adelantepueden incluirse dentro de las teorías de la comunicación de masas? Es un

viejo debate. En un texto publicado originalmente en 1968 Eliseo Verónmezclaba l~s aguas:

Desde el punto de vista más general, es preciso dar un nombre al conjunto delas disciplinas que estudian los fenómenos de la comunicación social,desde lacomunicación en especies subhumanas hasta la comunicación de masas. Losproblemas teóricos comunes a este conjunto de disciplinas son lo bastantenumerosos como para desear la existencia de una denominación común quelas abarque. La terminología no está aún estabilizada, de modo que, por el

momento, semiología, semiótica o simplemente ciencias de la comunicaciónpueden ser consideradas expresiones equivalentes (1984: 19-20).

2. Mattelart y Neveu ofrecen un buen mapa de los estudios culturales ingleses. Ambos

autores marcan polémicamente las diferencias entre dos formas de encarar la investigación:

si los estudios británicos fueron «iniciados por investigadores procedentes de una izquierda

en busca de un modelo alternativo de cambio social»,sus colegas latinoamericanos debieron

sufrir en los años ochenta la herencia (y el miedo) de las represiones dictatoriales y en losnoventa el triunfo del neoliberalismo. Por estos motivos sus temáticas se ocupan «del consu­

mo o de la identidad», lo cual es «menos comprometido que analizar las estructuras de po­der, los movimientos sociales o la extremada concentración de los medios» (2004: 119-120).

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HIPERl'v1.EDIACIONES38

Tres años más tarde, en una conferencia dictada en Milán, Algirdas Grei­mas sostenía que el estudío de las comunicaciones sociales no ofrecía «ga­rantias de homogeneidad metodológica suficientes para sancionar la cons­titución de una disciplina autónoma» (1991: 140). Greimas ha sido quienmás ha insistido en desplegar una idea de comunicación totalmenteopuesta a aquella sostenida por las teorías de la comunicación de masas(tanto en su versión empírico-analítica como crítica). Como ya indica­mos, para el semiólogo lituano la comunicación es un proceso polémico­contractual, una «sucesión de malentendidos» (1996: 13) que no puede serreducida a las linealidades del modelo emisor/mensaje/receptor que reinódurante años en el mundo de las teorías de la comunicación.' Si vamos unpoco más atrás, el italiano Ferruccio Rossi-Landi, ya en 1961, había de­molido la que él llamaba la teoría del paquete postal. La comunicación, decíaRossi-Landi, no puede ser considerada un paquete que viaja de un emisora un receptor. Éste es un modelo inadecuado para representar un procesodonde lo que sale nunca es igual a lo que llega (Calabrese, Petrilli y Ponzio,1993: 129). Desde esta perspectiva la semiótica se colocaría en la vereda deenfrente respecto a una tradición que por la derecha o la izquierda termi­nó comulgando con los modelos de Lasswelly Shannon."

Este debate entre semiótica y ciencias de la comunicación sirve parailustrar las relaciones peligrosas que se suelen establecer entre las teorías de

3. Es obvio que los planteamientos de Eliseo Verón también estaban en las antípodas decualquier idea lineal de la comunicación, sólo que el argentino no tenía tantos pruritos a la

hora de usar el concepto de comunicación (o ciencias dela comunicación).4. Estas lecturas divergentes se enrarecen por los procesos que ha atravesado la semiótica

en Europa: de moda teórica desde los años sesenta hasta los ochenta, en la última década delsiglo XX pasó a convertirse, al menos en algunos países, en una peligrosa enfermedad de la

cual había que mantenerse alejado. Por ejemplo en España muchos investigadores que ha­blan la lengua semiótica o alguno de sus dialectos prefieren proteger su integridad curricu­lar autodefiniéndose analistas de discursos o directamente enrolándose en los estudios cultu­rales... Lo peor que le puede pasar a una teoría es ponerse de moda. Cuando deja de estarloentra en un período donde los teóricos, como un vestido de la temporada anterior, tratan desacársela de encima. Por el contrario, creemos que puede ser una experiencia cuanto menosinteresante recuperar paradigmas olvidados -o por lo menos fuera de los reflectores de los

escaparates epistemológicos- para iluminar de manera novedosa un objeto de estudio.

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TEORÍA y COMUNICACIÓN FRENTE AL FANTASMA DIGITAL39

la comunicación y otros campos del saber. De estos grandes paradigmas,seguramente el cultural interpretativo -al ser más proclive a la promis­cuidad en sus conversaciones- es e! que más ha sabido incorporar con­ceptos e instrumentos de análisis provenientes de la semiótica. Entonces,¿por qué no englobar a la semiótica dentro del paradigma cultural? Pordos motivos. En primer lugar, porque si bien e! paradigma interpretativotambién incorpora buena parte del paradigma crítico, eso no es motivosuficiente para pegar las figuritas de Stuart Hall o Raymond Williams en e!mismo álbum que las de Theodor Adorno y Max Horkheimer. Y, en se­gundo lugar, para evitar las iras de algunos colegas que consideran que lasemiótica tiene poco en común con e! enfoque culturalista. Una cosa esevidente: el estudio de los procesos de comunicación no puede prescindirde un espacio teórico de reflexión dedicado a la producción de sentido y alos procesos de interpretación.' Por lo tanto, podemos incluir en nuestradescripción un quinto y último paradigma:

• Paradigma semiótico-discursivo: partiendo de los trabajos de Saussure(1985) y Peirce (1987), en la segunda mitad del siglo xx la semiótica seconvirtió en un catalizador de saberes lingüísticos, sociológicos, sisté­micos, psicológicos y cognitivos. En los años sesenta las primeras inves­tigaciones realizadas en Francia (Barthes, 1986, 1990; Metz, 1974, 2001,2002) e Italia (Eco, 1962, 1964, 1968) abrieron el camino al estudiode las textualidades que circulan por los medios de comunicación demasas. Fabbri (1973) se encargará de separar las aguas y definir las perti­nencias de la mirada semiótica respecto al enfoque sociológico. El acerca­miento a las ciencias cognitivas (Eco, 1979, 1984, 1991, 1997) -criti­cado por algunos semióticos (Fabbri, 1998)-, la proliferación dediferentes líneas de trabajo (las llamadas semióticas aplicadas), el debateentre una semiótica interpretativa y otra generativa, y el diálogo a vecesconflictivo con los estudios culturales -que no dudaron en apropiarsede una buena parte de! bagaje semiológico- han sido algunos de los

5. Por si existen dudas, volvemos a aclarar que el objetivo de este libro es analizar las nue­vas conversaciones sobre la comunicación digital y no debatir las relaciones entre los estu­dios culturales, la semiótica y las teorías de la comunicación.

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HIPERMEDIACIONES40

hechos más significativos para la semiótica de finales del siglo.Además,si consideramos que en los últimos años los semióticos han estado muyocupados analizando los medios digitales y las interacciones (Del Villary Scolari, 2004; Scolari, 2004; Cosenza, 2003, 2004), este campo del sa­ber todavía en ciernes -una semiótica específica de las comunicacio­nes interactivas- y debería ser incluido entre los posibles interlocuto­res de las teorías de la comunicación digital que se encuentran tambiénen desarrollo.

De esta manera, el paradigma semiótico-discursivo queda integrado en unprimer esquema de las conversaciones que han generado las teorías de lacomunicación de masas a lo largo del siglo xx (véase la figura 1.1).

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" : Paradigma", 1 informacional

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"Paradigmaempíricoanalitico

ParadigmaParadigma semiótico

critico discursivo

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cultural 1, / -,/ ,

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FUENTE elaboración delautor.

Figura 1.1.Los grandes paradigmas de la comunicación de masas

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TEORÍA y COMUNICACIÓN FRENTE AL FANTASMA DIGITAL41

Llegados a este punto, el mapa de las teorías de la comunicación de ma­sas que proponemos se podría traducir en una tabla (véase la tabla 1.1). Enlas cuatro primeras columnas encontramos los principales conceptos quese emplean (Diccionario), los grandes temas de debate (Agenda), la forma deabordar el objeto de estudio (Métodos) y los Enunciadores más destacados encada una de las conversaciones sobre la comunicación de masas que he­mos identificado. Hasta aquí nada nuevo: este esquema es parte del progra­ma canónico de la asignatura de Teorías de la Comunicación en cualquieruniversidad.

Las dos últimas columnas merecen una explicación más detallada. En­tendemos por matrices te6ricas el gran campo del saber científico (autóno­mo y reconocido) sobre el que se asienta un determinado paradigma co­municacional. Toda teoría está obligada a abrevar en las aguas de otrasteorías precedentes. Así como el paradigma crítico se apoya en la econo­mia política de corte marxista y el psicoanálisis, el interpretativo-culturalabreva en las aguas antropológicas, semiológicas, politológicas, etcétera. Deestas matrices proviene el interés por un(os) objeto(s) de estudio(s), laelección de una determinada metodología, un diccionario básico y, hastanos animaríamos a decir, cierto estilo narrativo. Las marcas que deja Theo­dor Adorno sobre el papel son muy distintas a las de Roland Barthes oRaymondWilliams.

En la columna Especializaci6n nos interesa incorporar el nombre que re­ciben las extensiones de un campo de saber que tienden a independizarseo, por lo menos, a recortarse como una rama específica de un árbol. El pa­radigma empírico-analítico, por ejemplo, se consolidó cuando la sociolo­gía de la comunicación dejó de ser una simple especialización para tornaralas y remontar su propio vuelo. Estas especializaciones, o mejor aún, losprocesos que llevan a su nacimiento, son también los que encarnan y ani­man los debates dentro de las teorías de la comunicación de masas.

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Tabla 1.1.Las teorías de la comunicación de masas

HIPERMEDIACIONES

emisor, receptor, Calidad de lascódigo,canal, transmisio-mensaje, nes. Procesosentropía, de retro-ruido, feedback, alimentación.retroalimentación

alienación, Producción, Especulativo T. Adorno Economía Economíaclase, ideología, distribución y (análisis W. Benjamin política. políticade lafalsa conciencia, consumo de producción, M.Horkheimer Psicoanálisis. comunicaciónmercancía, bienes análisis H.Habermas y laracionalidad, culturales. ideológico, 1. Maldonado información.imperialísmo, Dominación y etcétera). H.Marcuseunidimensío- reproducciónnafidad social.

efectos, Efectos Cuantitativos H.Lasswell Sociología. Sociología deopiniónpública, Opinión (encuestas, P. Lazarsfeld Psicología lacomunica-audiencias, pública. sondeos, M. McCombs conductista. clón.función, Agendas. estudio R.Merton Teoría de la Psicología deaietuncion, contenido W. Schramm información. lacomuni-agenda, rutina manifiesto, cación.productiva etcétera).

subcultura, Producción, Cualitativos S.Hall Antropología Antropologíahegemonía, distribución (diagnóstico, D.Morley cultural. de lacomuni-culturas y consumo entrevistas, R.Williams Economía cación.populares, cultural. historiasde N. Garcla política. Mediaaudiencias, Subculturas. vida, Canclini Semiología. Studiesmediaciones, Resistencias etcétera). A. Ford Teoría FilmStudiesconnotación, y heqemc- J. Martín- política. Estudios detexto,discurso, nías. Culturas Barbero Historia. audiencias.interpretación populares G.Orozco Etnografía. Estudios de

y cultura Gómez recepción.de masas. R.Ortiz

J. Rivera

enunciador, Procesos Cualitativos R.Barthes Lingüística. Semióticasenunciatario, de (estudio G. Bettetini Filosofía del aplicadassigno, lengua, producción contenidos U.Eco lenguaje. (cine,habla, de sentido latentes, P. Fabbri Psicoanálisis. televisión,connotación, e lnterpre- análisis A. Greimas publicidad,texto, discurso, tación. textual, R.Jakobson etcétera).sentido, Discursos análisis C. Metzinterpretación sociales. discurso, E.Verón

etcétera).

FUENTE: elaboración del autor.

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Antes de terminar esta sección lo volvemos a repetir: este mapa teórico esun esquema general. Por fortuna la realidad de los estudios de comunica­ción de masas es mucho más dinámica y presenta numerosas contamina­ciones entre paradigmas.' Las conversaciones reales dentro de la teorías dela comunicación de masas han sido mucho más complejas y han involu­crado a numerosos interlocutores: psicólogos, expertos en ciencias cogni­tivas, teóricos políticos, narratólogos, ingenieros, etcétera. La llegada denuevas formas de comunicación multimedia e interactivas está incremen­tado aún más los malentendidos al descolocar estas viejas conversacionesteóricas y aumentar el número de interlocutores que se suman al debate(Scolari, 2ÜÜ5b).

1.2. ¿Una mirada comunicacional?

Los lenguajes de la ciencia son mutuamente iutraducibles,y fuertemente diferenciales, promoviendo una Babel

a la hora de su mutuo discernimiento.R. FOLLAR!

1.2.1. Entre cientificismo y ensayismo

Este primer mapa del territorio de las teorías de la comunicación de masaspuede llevarnos a pensar en la existencia de un espacio consolidado acadé­mica y científicamente. Sin embargo, si los encuadramos en el contexto delas ciencias sociales, los estudios de comunicación aparecen todavía sin unperfil claro ni un destacado reconocimiento institucional. Existen cientosde facultades donde se enseña e investiga la comunicación y miles dealumnos se matriculan en ellas todos los años. Las carreras de Periodismo,Publicidad o Comunicación social mantienen desde los años ochenta un

6. Este esquema, además,presenta un problema aparentemente secundario que, a la horade investigar la comunicación digital, se vuelve fundamental: ¿dónde colocar a MarshallMcLuhan? Casi medio siglo después de su irrupción teórica, McLuhan sigue siendo un in­terlocutor incómodo e inclasificable.

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lugar de privilegio en el imaginario de los futuros estudiantes universita­rios. Proliferan las colecciones de libros -casi todas las editoriales poseenal menos una- y se inauguran librerías dedicadas a las ciencias de la co­municación. Los congresos, sobre todo en América Latina, suelen convo­car a una cantidad de asistentes que supera a los de cualquier otro campocientífico. Sin embargo, a menudo esta febril actividad no tiene un corre­lato institucional. Existen en lberoamérica muchas revistas de comunica­ción pero pocas están reconocidas internacionalmente. Los trabajos acadé­micos que en ellas se publican quedan fuera de esos dispositivos deinclusión/exclusión científica llamados, con espíritu inquisitorial, índicesde citación. Un mediocre journal publicado en inglés tiene más reconoci­miento institucional que la mejor revista publicada en castellano o portu­gués. Además, en muchos países las investigaciones y los recorridos acadé­micos de los comunicadores terminan siendo evaluados y convalidadospor profesionales de otros campos del saber (economistas, sociólogos, psi­cólogos, etcétera). Son sugerentes las consideraciones de Philip Schlesin­ger (2002: 20) a propósito de estas cuestiones:

La falta de üna disciplinariedad claraha sido su gran fuerza (de los estudiosdecomunicación):ha abierto algunas aproximacionesproductivas. Nos ubicamosdentro de y en medio de las humanidades y las ciencias sociales. Pero esta po­sición intermedia también ha sido una causade debilidad: ha dispersado nues­tro reconocimiento académico y ha reducido nuestro alcance. A pesar denuestros mejores esfuerzos de los últimos años, no hay una comunidad biendefinida, basada en el objetivo de la investigación, que actúe de forma concer­tada o que pueda representarse profesionalmente de una manera convincente.

Esta falta de correlato entre la actividad de docentes e investigadores y elpeso específico institucional podría atribuirse a causas diversas, algunas in­trínsecas y otras ajenas al universo de los estudios de la comunicación. Enprimer lugar se podría hacer mención a la reciente configuración de estecampo del conocimiento: si bien ya en el siglo XIX hubo reflexiones sobrelos procesos de industrialización de la cultura -por ejemplo sobre losconflictos que surgían cuando el novelista comenzaba a escribir para laprensa de masas-, los primeros estudios sistemáticos sobre la comunica­ción de masas comenzaron inmediatamente después de la Primera Guerra

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Mundial (Moragas, 1981; Wolf, 1987; Mattelart y Mattelart, 1997). La co­municación sería entonces un campo del saber joven y todavía en forma­ción. Por otro lado esos estudios todavía sufren fuertes tensiones internas.Desgarrados durante varias décadas por el conflicto entre teorías críticas yadministrativas, súbitamente enamorados de la semiótica para despuésabandonarla como en un tango para irse a vivir con los estudios culturales,los investigadores de la comunicación apenas parecen estar saliendo de suadolescencia para alcanzar un equilibrio hormonal propío de la adultez.

Sin embargo, estos argumentos que acabamos de mencionar -segura­mente compartidos por muchos comunicadores- no nos convencen deltodo. La excusa de la aparente juventud de las ciencias de la comunicación,a medida que pasan los años, se vuelve cada vez más insostenible. Los estu­dios de comunicación no son mucho más jóvenes que los sociológicos(un poco más de medio siglo separa sus orígenes) y sin embargo la solidezepistemológíca de ese segundo campo del conocimiento está fuera de dis­cusión. Por no hablar de la lingüística, renacida en Europa de la mano deSaussure cuando en Estados Unidos comenzaban a interesarse por la co­municación de masas en los años veinte. ¿Será que los estudios de lacomunicación, por la misma naturaleza moderna de su objeto de estudio,aspiran al mito de la eterna juventud?

La fragmentación de un campo donde conviven diferentes escuelas yparadigmas más o menos apocalípticos, más o menos integrados, tampocoes un argumento sólido para justificar la levedad institucional de los estu­dios de comunicación. Dentro de la sociología, la economia o la lingüísti­ca, diversos modelos también se han disputado la hegemonía epistemoló­gica. Este hecho, en el fondo, ha servido para consolidar a cada uno deesos campos. El conflicto entre teorías suma, no resta.

Nuestro análisis debería apuntar hacia otro lado. Un aspecto que cabetener en cuenta a la hora de explicar el poco reconocimiento institucionalque tienen los estudios de comunicación es la casi ausencia de mecanis­mos científicos de promoción académica. ¿Cómo gana reconocimientoprofesional un economista o un biólogo? Publicando en journals y publi­caciones reconocidas por la misma comunidad científica (donde sus textosson evaluados a ciegas por sus colegas), recibiendo premios por su trabajo,siendo seleccionado en convocatorias competitivas de proyectos de inves-

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tigación, asistiendo a congresos internacionales con rigurosa selección depapers, etcétera. En muchos países iberoamericanos, sólo en los últimosaños se han comenzado a implementar dispositivos de promoción acadé­mica estrictos para los investigadores de la comunicación. Aquí no nos in­teresa señalar los límites de este tipo de procedimientos de promoción'-¿son universales los criterios de promoción provenientes de las cienciasduras?, ¿podemos evaluar de la misma manera la producción de un fisico oun biólogo y la de un comunicólogo?- sino simplemente indicar que, enel mundo de la comunicación iberoamericana, esos criterios prácticamen­te no existían.' La poca presencia de estudiosos de la comunicación en losniveles más altos de las estructuras que gestionan la investigación puededeberse, en gran parte, a esta lejanía de los comunicadores respecto a losdispositivos institucionales de promoción científica que incluyen, para co­menzar, la obtención del ansiado título de doctor.'

Esta falta de institucionalización de los estudios de comunicación se re­alimenta con la difusión del ensayo como género para la transmisión delconocimiento dentro de la comunidad académica. Según Orozco Gómez,los estudios latinoamericanos adolecen de una falta de base empírica que,en términos de producción textual, deriva en lo que él denomina «ensa­yismo sustituyente» (1997: 81). Al no realizarse suficientes investigacionesde campo, los papers y artículos acaban llenándose con literatura. El episte-

7. La sistematización de los dispositivos de promoción científica, un interesante campo de

estudio donde Foucault se cruza necesariarnente con Kuhn y Feyerabend, está a la orden deldía en Europa, donde se viven procesos de convergencia de los estudios universitarios. Una vi­

sión crítica de estos procedimientos de inclusión/exclusión científica, sobre todo en cuanto a

las citas bibliográficas y producción de conocimiento, se encuentra en Dogan y Pahre (1993).

8. Otro tema vinculado al anterior es la limitada cantidad de cursos de doctorado en elcampo de la comunicación. También en esta última década, después de la explosión de lasmaestrías, han comenzado a surgir con más fuerza los doctorados en las universidades deAmérica Latina.

9. Lo repetimos: no entraremos a discutir la validez de estos procesos tal como se estánaplicando actualmente en muchos países. Sin ir muy lejos, un intelectual como Roland Bar­thes hoy apenas podría trabajar en una universidad europea: nunca mantuvo una línea cohe­rente de investigación (iba saltando de un tema a otro, de la moda a la literatura y del mitodel Citroen a la pasta Panzani), publicaba más artículos periodísticos y libros que papers enrevistas indexadas y,pecado mortal, se comenta que nunca terminó su doctorado.

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mólogo Follari va mucho más allá y habla directamente de una «literaturi­zación de las ciencias sociales» caracterizada por la «proliferación generali­zada de la retórica por sobre el análisis empírico, y de la libre reflexión porsobre las constricciones y exigencias de las teorías científicas» (2002: 8). Elbrasileño Gomes no se queda atrás y alerta de la difusión de un «ethos este­tizante» en los estudios de comunicación: «El ensayo está asociado tanto auna forma de leer cuanto a una forma de escribir. El modo ensayístico deleer desconfia siempre de afirmaciones grandiosas o aparentemente obje­tivas» (2003: 322). Según Gomes, las ciencias humanas y sociales tienden acolocar al ensayo en el centro de la escena, corno única forma de discurso,haciendo que «las tesis,disertaciones, papers y artículos sean sustituidos porla forma única y uniforme del ensayo» (ibíd.). En ese contexto los «simpo­sios son espacios para la peformance de nuestros científicos. Nuestras revis­tas son piezas literarias destinadas a un gran público imaginario, con títulosde fantasía, vistosos y brillantes, con los que seducirnos a los discípulos yflirteamos con la poesía» (ibíd.: 324).

Esta tensión entre cientificismo y ensayismo dificulta las conversacionesentre el mundo anglosajón y el espacio latinoamericano, ya que dos prác­ticas diferentes -una encorsetada en un riguroso empirismo, la otra libe­rada a las especulaciones poéticas- terminan produciendo dos génerosnarrativos opuestos. Si hablarnos el aséptico lenguaje de los papers nos serámuy dificil entender las sutilezas del ensayo, y viceversa.

Estas debilidades internas de los estudios de comunicación -que apenashemos sobrevolado-- al final se convierten en un lastre que limita el pesoinstitucional de ese campo, el cual, a menudo, es visto desde fuera corno he­terogéneo, sin metodologías claras ni procesos exigentes de promocióncientífica. Corno corolario de la situación, al final la comunicación es consi­derada, en algunos ámbitos, corno un campo poco científico, frágil e impro­visado. Los estudios sobre los medios masivos se asemejarían a un amasijo deteorías y métodos que, quizás algún día, podrán ser considerados una Cien­cia (con mayúsculas). Mientras se espera ese dia de la independencia, la activi­dad investigadora y académica de los comunicadores (con minúsculas) siguesiendo evaluada en muchas ocasiones por Economistas y Sociólogos.

Quizá corno reacción a este movimiento descalificatorio algunos inves­tigadores latinoamericanos han insistido en la especificidad de los estudios

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de comunicación, en su carácter inter/transdisciplinario y en reivindicarsu autonomía científica. De esta manera nace la propuesta de una miradacomunicacional:

El estudio de la comunicación como fenómeno complejo intenta trabajaren la dirección de este movimiento: una metaperspectiva para el abordaje delo comunicacional desde un enfoque multiparadigmático [... ] La miradacomunicacional se propone como un espacio de articulación de distintosdominios y perspectivas para abordar la complejidad sociocultural [... ] (Lacomunicación estratégica) no se propone como un nuevo recorte discipli­nar, sino como una metaperspectiva (y) resitúa lo transdisciplinario, comoespacio de convergencia y no como espacio de yuxtaposición (Massoni,2002: 132-136).

Estos movimientos de unificación transdisciplinaria también se perfilan enel panorama europeo. Uno de los investigadores que más ha trabajado pa­ra dar un perfil propio a este campo ha sido el mediólogo Régis Debray. Se­gún este filósofo francés, lo que caracteriza a una ciencia no es su objeto

sino su punto de vista. La mediología, en este caso, «se interesa por el hom­bre que transmite» (2001: 14).A diferencia de la comunicación, una «cir­culación de mensajes en un momento dado» que tiene un horizonte so­ciológico, la transmisión tiene que ver con la «dinámica colectiva» y se

ubica en un horizonte histórico. A partir del concepto de mediaesfera -en­tendida como un «medio tecnosocial de transmisión y de transporte dota­do de un espacio-tiempo propio» (ibíd.: 51)- Debray va construyendo su

edificio teórico, reconociendo aportaciones y separando aguas respecto aotros campos del saber. Retomando el principio semiótico de la pertinen­

cia, Debray reafirma que en la mediología «no hay objeto disciplinario ensí, sino un tratamiento disciplinario aplicable a una gran variedad de fenó­menos. No a todos, claro. El mediólogo sólo se interesa por los dispositivossusceptibles de modificar la percepción, la cognición y la locomoción, esdecir nuestras prácticas del tiempo y del espacio» (ibíd.: 119). ¿Un impe­

rialismo mediológico? No nos interesa apartarnos de nuestro recorrídopara analizar a fondo la propuesta de Debray, la cual aparece cuanto menosseductora, ya que integra una serie de experiencias de investigación hastaahora desmembradas. En todo caso, la mediología tiene un largo camino

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por delante y conviene seguir los pasos de los autores que confluyen en losCahiers de Médiologie:"

N o resulta facil sustentar epistemológicamente estas miradas integrado­ras. Según Orozco Gómez, cada uno de los esfuerzos por comprender in­tegralmente a la comunicación, lejos de conseguir su objetivo, han confir­mado la dificultad de referirse a la comunicación de una manera precisa(1997: 29). Esta perplejidad frente al campo no sólo es compartida por al­gunos investigadores latinoamericanos: también en otras latitudes se viveel mismo clima de incertidumbre teórica. Orozco Gómez cita, comoejemplo, las conclusiones del volumen Rethinking Communication de Der­vin, Gossberg, O'Keeffe y Wartella:

Claramente, nos damos cuenta que nosotros (investigadores de la comunica­ción) tenemos trayectorias e intereses radicalmente diferentes que repercutenen la manera en que afrontamos nuestro trabajo científico. La diversidad estan grande que hasta podría concluirse que el campo de estudios de la comu­nicación está rápidamente avanzando hacia un estado de incompatibilidades(1989: 9).

En este contexto se debe «hacer frente a la proliferación de información,las hibridaciones disciplinarias, la pérdida de hegemonía del paradigmadominante (científico), la explosión comunicativa e informática de los úl-

10. Otro intento de hacer frente a los desafíos teóricos que nos vienen del nuevo ecosiste­

ma mediático proviene del sociólogo Scott Lash.Su teoría mediática sólo es posible «en unaépoca en la cual la vida social y cultural ha sido saturada por los medios. Ahora, lo que antesera "sociedad" es en igual medida medios que sociedad.Y lo que era "cultura" es tanto me­dios como cultura» (2005: 122). La teoría mediática surge cuando el principio de la informa­ción -que regula lavida de los medios- devora al reino de la teoría. Esta teoría, construida

a imagen y semejanza de los medios, estaríadesplazando a la teoría social y cultural. Al alejar­se de la narrativa, del discurso y de la representación, el principio de la información re-confi­gura el trabajo teórico. Lash reivindica el pensamiento y la escritura fragmentada, rápiday en

forma de mosaico que caracterizó a Marshall McLuhan. En el reino de la información nohay tiempo paralargos discursos o extensas narrativas teóricas. Por el contrario, la teoría me­diática de Lash «no explica ni interpreta. Hace estallarla oposición binaria entre explicacióne interpretación» (2005: 137). La teoría mediática de Lash da para muchas e interesantes dis­cusiones. Por el momento nos conformamos con relevar su existencia y tenerla entre los po­sibles interlocutores de nuestras conversaciones sobre las comunicaciones digitales.

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timos años y la esquizofrenia epistemológica por la ausencia de una visiónabarcativa de las nuevas realidades comunicativas» (Orozco Gómez, 1997:31). Según este investigador mexicano existe un creciente pluralismo yuna dilatada fragmentación en las maneras de ver, realizar y evaluar la in­vestigación de la comunicación. El mismo concepto kuhniano de paradig­

ma no basta para nombrar a territorios del conocimiento cientifico en es­tado de permanente fermentación. Esta fragmentación se complementacon una pérdida de respeto a los dogmatismos de! pasado y también frentea sus logros (ibíd.: 33). Nada nuevo bajo el sol: los estudios de comunica­ción siempre han evidenciado un deseo irrefrenable por enterrar a losotros paradigmas. Si la teoría crítica se construyó como negación del em­pirismo administrativo de la Mass Communication Research, las teorías cul­turales nacidas en América Latina en los años ochenta se edificaron sobrelos restos del funcionalismo y las ruinas de! crítieo-reproductivismo. Paramuchos investigadores de la comunicación toda teoría pasada fue ... peor(Scolari, 2üü5b).

Esta explosión paradigmática, advierte Orozco Gómez, y éste es uno delos datos más interesantes, se produjo «antes de que se consolidara la co­municación como campo de investigación» (1997: 76). Estamos viviendoen una comunidad científica donde se hablan infinidad de teorías sin ha­ber pasado por una época donde reinaba un lenguaje teórico único. En es­te contexto la comunicación sobrevive a flote como intersección eferves­cente de enfoques a menudo a merced de las olas de moda.Y, en medio delas olas, cayó e! rayo digital para enardecer aún más a las aguas.

1.2.2. Una serniosfera posbabélica

Desde nuestra perspectiva de análisis no existe, al menos por ahora, unaciencia de la comunicación autónoma. Nada prohíbe que algún dia puedaexistir, pero por el momento resulta cuando menos arriesgado proponer laexistencia de una «mirada comunicacional» de la misma manera que exis­te una mirada semiótica o sociológica. Nuestro cuestionamiento, si bienen el fondo es epistemológico, parte de algunas constataciones discursivas:¿cuál sería e! diccionario compartido por esa comunidad de investigado­res? ¿Todos los estudiosos de la comunicación entienden lo mismo cuan-

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do se habla de estrategia, resignificación o mediaciones? ¿Y qué podría decirsesobre el estatuto metodológico de esa mirada? ¿Todos miran/hablan desdeel mismo lugar? Como ya apuntamos, un campo científico también es uncampo discursivo: si no existe comunidad de lenguaje, no puede existiruna comunidad científica.

La comunidad de investigadores que se dedica a la comunicación nocomparte un lenguaje común. Por el contrario, los comunicadores con­forman una comunidad posbabélica donde tienden a predominar diferen­tes dialectos, acentos variados de otras tantas lenguas que nos reenvían aun estado de fragmentación epistemológica. Esta obsesión por la lenguaque habla una comunidad -más o menos científica que sea- no es gra­tuita. La conformación de un territorio discursivo común es lo que per­mite que un campo del conocimiento gane autonomia, construya su mi­rada, se diferencie de otros saberes y eventualmente entable diálogos conellos una vez acordado un campo semántico compartido.

La creación de nuevos lenguajes tiene mucho que ver con la evolucióndel conocimiento científico y la fragmentación que se genera a partir desu crecimiento patrimonial:

En los años treinta y cuarenta era una ambición realista el deseo de ser un so­ciólogo general. En ese entonces existía un caudal de conceptos básicos y uncuerpo de conocimientos acumulados en los diversos dominios de la sociolo­gía que eran lo suficientemente comunes para que un científico pudieraaportar contribuciones significativas en muchos subdominios sociológicos yhablar con autoridad de la disciplina en general. Hoy día resulta dificil imagi­nar el genio que se requeriría para lograr semejante desempeño (Turner,1988, cit. por Dogan y Pahre, 1993: 69).

Al desarrollarse, una ciencia se divide. Algunos de esos fragmentos se in­dependizan para constituir nuevos campos del saber científico. Este pro­ceso se refuerza cuando una disciplina pasa del enfoque especulativo a lasinvestigaciones empíricas." La filosofía fue la primera en engendrar sub-

11. «Ningún científico puede dominar una vasta realidad empírica, y el paso del nivelabstracto al nivel concreto obliga al investigador a limitar su campo, a especializarse» (Dogany Pahre, 1993: 69).

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disciplinas hibridas y las ciencias naturales sufrieron, desde su nacimiento,diversas fragmentaciones. Las ciencias sociales vivieron el mismo proceso:de su cuerpo nacieron la economía, la sociología, la antropología, la psi­cología y la ciencia política. Antes de extenderse y dividirse, cada una deestas disciplinas empezó por desarrollar su núcleo (Dogan y Pahre, 1993:71). Los sociólogos comenzaron a ocuparse de la comunicación en losaños veinte pero el primer sociólogo de la comunicación (entendido co­mo un sociólogo dedicado a tiempo completo a temas comunicaciona­les) fue Wilbur Schramm, un investigador que comenzó a ser reconocidoen la comunidad científica a finales de los años cincuenta por su famosomodelo con forma de tuba. Antes de Schramm sólo había sociólogos co­mo Robert Merton que, entre otras cosas, se dedicaban a estudiar la co­municación de masas.

A medida que los campos científicos se fragmentan y subdividen, losinvestigadores no pueden abarcarlo todo y están obligados a especializarse.Las zonas más innovadoras, donde se producen los nuevos conocimientos,se ubican precisamente en los espacios de traducción, en los lugares defrontera donde rigen otras leyes y donde la ciencia madre no puede ejer­cer todo su poder disciplinario. Incluso un campo muy cercano y conta­minado con los estudios de comunicación, la semiótica, atravesó por unproceso similar. Durante el 25° Congreso de la Associazione Italiana diStudi Semiotici (Turín, octubre de 1996) Gianpaolo Caprettini coordinóuna mitica mesa redonda titulada Dalla retrospettiva alle prospettive verso ilfu­turo, donde participaron Umberto Eco, Gianfranco Bettetini, Cesare Se­gre, Antonio Buttitta y Maria Corti, los padres (y la madre) fundadores dela semiótica italiana. Según Eco -nos extenderemos en esta cita porque,además de ser inédita en castellano, realmente vale la pena escuchar su ver­sión del proceso- la semiótica es

una capacidad de atención hacia un objeto que llamaremos semiosis,y queno es sólo un signo sino aquello que está antes y después. No ha podidoidentificarse en una disciplina monolítica (y, gracias a Dios, ¿por qué lasciencias humanas no pueden ser axiomático-deductivas?), pero vive tranqui­lamente gracias a su pluralidad de puntos de vista y de enfoques (oo.] La se­miótica es como la medicina. La medicina tiene ciertamente un objeto, elcuerpo humano y el problema de hacerlo estar en buena forma. Después es-

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tá la dietética, la cirugía, la acupuntura, etcétera. Cada médico, si no estamosfrente a un Mad Doctor, tiene la intención de hacer estar bien un cuerpohumano y de retardar al máximo posible la muerte, pero los métodos, los en­foques y las ideas son infinitos. En el fondo el objeto o la finalidad de la se­miótica es tener en buen ejercicio a la semiosis y «hacerla estar bien» [... ] Al­guien podría decir: «[Paraeso bastan los poetas!". Pero, para mi, no bastan. Enesta diversidad de enfoques existe una gran variedad de profundizaciones yespecializaciones. En los años sesenta yo era capaz de dictar un curso de se­miótica del cine; hoy ni siquiera probaría a hacerlo, dejo esta tarea a los ami­gos que se ocupan de eso.Ahora ya no tengo bajo control las bibliografías es­pecializadas, acoto cada vez más ciertas áreas de atención y dejo que el restolo hagan los otros. Esto es un incidente, porque justo en el momento en quelos enfoques se pluralizan y serían por lo tanto necesarias las confrontacio­nes, se está hiperespecializando la bibliografía sectorial [... ] El haber afronta­do lo multimedia de la comunicación, o sea, la plena forma textual, una vezmás es aquello que hace entrar a la semiótica en crisis consigo misma, por­que no puede evitar la diversidad, la pluralidad de enfoques» (Eco, citado enBertetti, 1999).

El adjetivo mítíca con el cual calificamos esta reunión no es una mera con­cesión literaria: esta mesa redonda confirma la existencia de un relato fun­

dacional a cinco voces que cuenta cómo nació, creció y comenzó a subdi­

vidirse el campo semiótico en Italia." En ese encuentro los participantes

pasaron revista a las diferentes contaminaciones que sufrió la ciencia de los

signos (por ejemplo con las teorías de la información o la filosofía pragmá­

tica de Peirce) y evidenciaron el rechazo a otros pensamientos (como el

deconstruccionista) en el que coinciden las diferentes escuelas de la se­

miótica (generativa, interpretativa, etcétera). Cada comunidad científica,

12.También la naciente medíología de Debray recorre las mismas aguas y trata de contar­se su propia historia montando un mapa de precursores: «La mediología trata de formalizary sintetizar observaciones ya antiguas, en forma de intuiciones e ideas generales dispersas enlos "grandes autores"; empezando, como hemos visto, por Platón» (2001: 135). La lista deprecursores de Debray no acaba: Diderot, Montesquieu, Hugo, Balzac, Proust, Malraux,Claudel, Baudelaire, Mallarmé, Serres, Derrida, Lévy, Perriault ... y hasta un no francés:jWalter Benjamín!

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además de un diccionario común, debe compartir una narración funda­cional que las contenga a todas. n

Hoy la semiótica atraviesa una fase de normalidad caracterizada porconversaciones bastante aburridas, fruto de su consolidación disciplinaria.Hay un excelente diccionario (el de Greimas y Courtes, la Biblia de losdefensores de una semiótica generativa), decenas de manuales (en Italia sepublican un par de ellos por año) y hasta libros de homenaje (a UmbertoEco, a Paolo Fabbri, a Gianfranco Bettetini, etcétera).Tal como indica Eco,la llegada de nuevas textualidades multimedia e interactivas y las conse­cuentes transformaciones en la semiosfera deberían contribuir a reavivarlas aguas del debate semiótico."

Volviendo a los estudios de comunicación, podemos decir que tienenuna especificidad que los caracteriza: ese estado de efervescente fragmen­tación ya indicado por Orozco Gómez y otros investigadores. A diferenciade la sociología o la semiótica, la comunicación nunca pasó por un mo­mento de unificación, ya que siempre se presentó como un conjunto desubdisciplinas o áreas más o menos periféricas de otras disciplinas, cadauna con su 'propio lenguaje y reglas científico-discursivas. Los límites deeste campo de estudio -el comunicacional- están impuestos por los

13. Durante el Congreso Internacional Fundacional de la Asociación Española de Co­

municación (Santiago de Compostela, enero de 2008) se organizó una sesión especial titula­da-de manera un tanto exagerada- Seis décadas de investigación de la comunicación en España

con la participación de Mariano Cebrián Herreros, María Corominas Piulats, LeonardaGarcía Jiménez y Manuel MartÍnez Nicolás. Estos relatos polifónicos son básicos para la

consolidación interna de una comunidad académica y para ganar legitimidad de cara a otroscolectivos científicos.

14.Viene al caso recordar la crítica al imperialismo semiológico que se dio a finales delos años sesenta. La semiología parecía invadir todos los campos del conocimiento social. Sinhablar específicamente de la semiótica, Dogan y Pahre sostienen que en determinada etapa

de su desarrollo algunas disciplinas «han manifestado tendencias imperialistas, imponiendosu supuesta unidad a los demás y tratando de colocarse en el centro del sistema solar de lasciencias sociales. En realidad,el proceso de fiagmenración ya se ha iniciado en el momento

de expansión de la disciplina.Tan pronto como ésta madura, sus perspectivas hegemónicasdeclinan [... ] Este imperialismo fallido deja trasde sí una generación de bastardos,productode la unión de los imperialistas con los indígenas» (1993: 103).

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nuevos sujetos que se suman a la conversación (o los nuevos temas que seagregan a la agenda) y no por la fragmentación subdisciplinaria de unaconversación original. Esta característica -que puede resultar atractivapara los que pretendemos investigar los procesos de comunicación- tienetambién sus lados oscuros, ya que contribuye, entre otras cosas, a bloquearel reconocimiento institucional del campo y a mantenerlo, especialmenteen América Latina, en un estado de especulación teórica permanente.

El resultado de estas tensiones es una situación esquizofrénica: el mun­do académico se divide entre la desconfianza en un campo del saberque nunca termina de despegar (una no disciplina) y la reivindicación quehacen algunos comunicadores de una mirada transdisciplinaria y estraté­gica para analizar la sociedad contemporánea (una super-disciplina)(Martina, 2003: 84).

1.2.3. Síntomas de una crisis

¿Cómo han recibido las teorías de la comunicación la llegada de la revolu­ción digital? En un estudio basado en el análisis de los artículos publicadosen los principales [ournals estadounidenses, Bryant y Miron (2004) descri­ben en pocas palabras los desafios que se presentan a las teorías e investiga­ciones de la comunicación de masas en el siglo XXI:

• Los medios tradicionales están sufriendo una transformación en unaescala de forma y expresión que se puede resumir en el concepto deconvergenCIa.

• El modelo clásico de los medios masivos (uno-a-muchos) es desplazadopor las nuevas formas reticulares e interactivas de comunicación (mu­chos-a-muchos).

• Las conductas de los poderes económicos que controlan los mediosllevan a un progresivo desentendimiento de las funciones sociales delos mismos.

• Las audiencias se están transformando de manera muy rápida.• El lugar tradicional de consumo mediático, la familia, está sufriendo

fuertes transformaciones que terminan por influir en los procesos deinterpretación.

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• La digitalización y la pervasividad de las redes están redefiniendo la vi­da hogareña.

Después de analizar el contenido de las publicaciones científicas apareci­das a principios de este nuevo siglo, Bryant y Miron concluyen su estudiodiciendo que ninguna de las teorías de la comunicación de masas más po­pulares del siglo xx parece «particularmente preparada para explicar, pre­decir o ni siquiera servir a los grandes cambios que se están produciendoen nuestras instituciones mediáticas, en el sistema de mensajes y audien­cias». Y advierten: «Si este problema no se soluciona, un tiempo tormento­so puede llegar a perfilarse en el horizonte» (2004: 697). Pero, para ponerlas cosas en su justo lugar, este panorama sombrío se veía venir al menosuna década antes.Ya en 1996 Morris y Ogan sostenian que si los investiga­dores de la comunicación de masasseguían sin mirar hacia internet, sus teo­rías de la comunicación «se volverían menos útiles. N o sólo la disciplinaquedará atrasada, también perderán la oportunidad de explorar y repensarlas respuestas a algunas de las preguntas centrales que apuntan al corazóndel modelo. emisor-mensaje-receptor contra el cual este sector ha lucha­do •• (cit. por Burnett y Marshall, 2003: 45). Pensar en internet desde la co­municación significaba 1) dejar de ver a los ordenadores como máquinaspensantes para considerarlos dispositivos de comunicación, y 2) archivar elmodelo unidireccional para sumergirse en un nuevo esquema basado enuna red descentralizada.

En el Reino Unido, investigadores como David Gauntlett (2000) tam­bién dejaron sentir su malestar en la cultura científica comunicacional: «Afinales del siglo xx la investigación sobre los medios en las sociedadesavanzadas occidentales ha entrado en una edad media, un período de rigi­dez donde no está segura de lo que dice sobre las cosas. Por fortuna llególa web», A continuación Gauntlett se despacha con una lista de los callejo­nes sin salida a los cuales habrían llegado los estudios sobre los medios,desde los limites de las lecturas críticas cinematográficas ~que terminanidentificando significados que ni el autor ni los espectadores habrían ni si­quiera soñado-e- hasta la impotencia de las investigaciones sobre las au­diencias ~Ias cuales han sido incapaces de identificar el impacto real delos medios en la conducta de los receptores:

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Los media studies necesitaban algo interesante para hacer,y rápido.Felizmente,los new media son vibrantes, están explotando y en pleno desarrollo, y nadietiene la certeza sobre cuál es la mejor manera de hacer las cosas. Hay algúncambio (veancómo era la web hace sólo tres años) y conflicto (vean eljuicioa Microsoft y las pasiones que provoca). Nuevas ideas,buenas y malas, apare­cen cada semana y no sabemos cuál de ellas tendrá éxito.Además,los investi­gadores y estudiantes pueden participar en esta explosión de los nuevos me­dios, haciendo algo más que mirar desde los márgenes -podemos inclusoargumentar que tienen la responsabilidad de hacerlo-. Es,de nuevo, un mo­mento excitante (Gauntlett,2000).

Cuatro años más tarde Gauntlett volverá a la carga para denunciar «el totalfracaso de un estilo vacío Made in USA de investigación cuantitativa» quese complementa con «una ausencia de una investigación cualitativa imagi­nativa» (Gauntlett y Horsley, 2004: 4).

Si el panorama en el mundo anglosajón aparecía tormentoso, en Amé­rica Latina se anunciaban vientos con probabilidad de chaparrones. SegúnOrozco Gómez, los esrudios latinoamericanos de los años noventa se dis­tinguían por su marcado mediacentrismo. Se investigaba demasiado a latelevisión y muy poco a los nuevos dispositivos digitales. Internet no habíagenerado «estudios empíricos específicos en la misma proporción de suatribuida importancia, que permitiesen eliminar subjetividades y arribar acomprensiones más precisas y formulaciones más adecuadas» (1997: 137).Orozco Gómez escribe esto en 1997, cuando laWorld Wide Web cumplíaseis años de vida, en Estados Unidos se publicaban veinte libros al dia so­bre el futuro digital y los principales diarios latinoamericanos ya tenían suedición en línea. Los teóricos latinoamericanos de la comunicación, salvoalguna pionera excepción," llegaron tarde a la función digital.

Orozco Gómez concluye diciendo que gracias a los trabajos de JesúsMartín-Barbero (1984, 1987 y 2002) se produjo el necesario desplaza-

15. No podemos dejar de mencionar el número 20 de la revista David y Goliath, publi­cada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en 1991. Dirigidapor Fernando Calderón y Alejandro Piscitelli, ese número abre la discusión sobre el temadigital presentando artículos de los más avanzados teóricos de las ciberculturas (Pierre Lévy,Howard Rheingold,jean Louiss Gassée, el mismo Piscitelli, etcétera).

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miento de los medios a las mediaciones. Pero esa articulación entre comu­nicación y cultura todavia no «estácabalmente definida» y sigue vigente eldeber teórico de encontrar su sentido. Las aportaciones teóricas de Mar­tín-Barbero, fundamentales para el estudio de la comunicación no sólo enAmérica Latina, no habrían sido acompañados por las correspondientes«tareas metodológicas» (Orozco Gómez, 1997: 137) que permitieran sen­tar las bases de una investigación empírica que no despreciara ningún po­sible objeto de estudio.

1.2.4. Últimas imágenes del naufragio: los modelos

Al igual que las metáforas, cuando se habla o se trabaja con modelos lasprecauciones nunca son pocas. Los modelos teóricos son representacioneshipotéticas que pueden ser confirmadas, confutadas o falsificadas. Con to­das sus limitaciones los modelos son instrumentos importantes para el tra­bajo científico a condición de que no los confundamos con la realidad. Almodelizar una realidad se nos escapan muchos aspectos aparentemente se­cundarios (y privilegiamos otros). Cada modelo ilumina una parte delproceso de comunicación y deja otras en la penumbra.

Una buena parte de las conversaciones sobre la comunicación de masas,especialmente dentro del paradigma empírico-analítico, no fueron otra co­sa que una serie de variaciones interpretativas sobre una misma partitura: labúsqueda de un modelo teórico que representara la relación uno-a­muchos del sistema del broadcasting. En los años setenta, con la paulatina di­fusión de nuevas miradas teóricas -nos referimos a los estudios culturalesbritánicos y latinoamericanos-la fiebre de los modelos fue descendiendo.Aquí no rememoraremos una historia que todos los que alguna vez fuimosestudiantes de comunicación hemos sufrido en carne propia: de las fatídicascinco preguntas de Harold Lasswell (¿Quién dice qué, a quién, por qué ca­nal, y con qué efectos?) a la desafinada tuba de Wilbur Schramrn, pasandopor el ruidoso tubo catódico de Claude Shannon y el cibernético feedbackde Norbert Wiener. La naciente semiología tampoco se salvó de este afanmodelizador.Así, Roman ]akobson interpretó en clave lingüística el mode­lo matemático de Shannon y Weaver para construir un primer acercamien­to a las funciones del lenguaje (Jakobson, 1985). Después vendrían la espiral

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de Dance, el modelo conceptual de Westley y MacLean, el mosaico deBecker, el modelo funcional de Ruesch y Bateson o el de Maletzke."

También en este campo las aportaciones de la semiótica nos obligan aabrir otra digresión en nuestro recorrido. El modelo de jakobson (1985),impregnado de teoría de la información, no dejaba ver las demoledorascríticas que por entonces destilaba Ferruccio Rossi-Landi al modelo postalde la comunicación. Esta idea pionera de Rossi-Landi, que en las décadassucesivas sería trabajada entre otros por U mberto Eco, Algirdas Greimas yPaolo Fabbri, puede ser considerada la aportación más importante de la se­miótica a los estudios de la comunicación. Como ya vimos, la semiótica seocupó de desmantelar el modelo lineal de Shannon y Weaver para intro­ducir una concepción polémico-contractual de los procesos de comunica­ción. Para conseguir su objetivo la semiótica desarrolló una serie de mode­los teóricos que progresivamente fueron haciéndose más refinados a partirde su aplicación a diferentes series textuales. Tanto el modelo interpretati­vo de Umberto Eco (1979) como el modelo generativo (Greimas y Cour­tés, 1979) desarrollaron instrumentos analíticos de gran sofisticación. Se­gún Paolo Fabbri, la generalización y la aplicación controlada de modelosa diferentes textos es la «especificidad de la semiótica: producir conceptossusceptibles de aplicación que sean -como todos los modelos- parcial­mente adecuados para una aplicación posible, pero que al mismo tiempotengan un carácter suficiente de abstracción» (1998: 95). En breve: el obje­tivo de la semiótica, que comparten muchas otras disciplinas científicas, escrear modelos, aplicarlos y mejorarlos a partir de esa confrontación con losprocesos de producción de sentido e interpretación.

16.Tres recorridos analíticos sobre los principales modelos de las teorías de lacomunica­ción se encuentran en Mortensen (1981). Grandi (1995) y Rodrigo Alsina (1995). Si bienlos modelos sirvieron para representargráficamente diferentes concepciones de los procesosde comunicación y contribuir a su difusión (todos recordamos a Schramm por su tuba y no

por la música teórica que ejecutaba), al ser una especie de caricatura terminaban por ocultarotras concepciones no menos importantes. Por ejemplo, elfeedback de Wiener -el concep­to más conocido de la vulgata cibernética- terminó eclipsando a la idea de autoorganiza­ción, la cual la recuperarían cuarenta años más tarde los teóricos de la complejidad (Kauff­man, 1995; Kelly, 1995 yVarela, 1996).

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Mientras que la semiótica comenzaba a perfeccionar sus propios esque­mas, en las teorías de la comunicación la moda de los modelos fue entran­do poco a poco en la sombra a finales de los años sesenta. Los sociólogosestadounidenses se volcaron hacia las agendas y las rutinas productivas, losantropólogos urbanos ingleses se preparaban para festejar el descubrimien­to académico de la subcultura punk y los comunicólogos latinoamerica­nos destripaban al Pato Donald para analizar la ideología que escondía ensus entrañas. En los años ochenta, de los modelos teóricos de la comunica­ción, salvo en la semiótica, casi nadie se acordaba.Yves Wink:in (1982) re­tornará la cuestión y la actualizará para proponer un modelo orquestal dela comunicación en oposición al modelo telegráfico shannoniano. Intere­sante esfuerzo el de Wink:in de cara al pasado, pero pobre respecto al futu­ro digital que se acercaba ... Toda orquesta necesita un director, pero últi­mamente esa figura se ha ido quedando sin trabajo porque la melodíacomunicacional que suena es cada vez más el resultado de las interaccio­nes de muchos actores autoorganizados.

1.3. La mirada transdisciplinaria: ¿un mitoposmoderno?

El ansia por descubrir un paradigmauniversal de la comunicaciónha sido sustituido por una cómoda aceptación del pluralismo teórico [... ]

Al saber académico de la comunicación le [alta estatus disciplinario porquecarece de un núcleo de conocimiento y,por tanto,

la legitimidad institucionaly académica sigue siendo una quimera.M. LEVYY M. GUREVITCH

Veinte años antes de Régis Debray -quien diplomáticamente define a sumediología corno un «punto de vista» y no un saber construido alrededorde un objeto determinado- el investigador catalán Miquel de Moragassostenía la hipótesis contraria: «A los distintos problemas de las ciencias so­ciales en el terreno de los compromisos políticos e ideológicos, la investi­gación de la comunicación de masas añade el hecho de no ser definida,

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propiamente, como una disciplina, o ciencia social, sino de ser definida, demanera horizontal, por su objeto: la comunicación de masas [... ]» (1981:13). Más adelante Moragas reafirmaba la naturaleza desequilibrada de losestudios de la comunicación de masas, los cuales son «el resultado de irre­gulares y descompensadas aproximaciones a un objeto que, de hecho, escomún a diversas ciencias sociales» y no ahorraba críticas a los «plantea­mientos que han pretendido construir este trabajo teórico en una discipli­na "independiente", homologable en su estatus a otras ciencias socialestradicionales», para terminar burlándose de esa «impenitente pasión porrepetir, corregir y aumentar los paradigmas de Lasswell o Shannon- (ibid.:15).

Para encuadrar mejor este territorio Moragas apela al concepto de plu­ridisciplinariedad, entendida como la «elaboración de distintas disciplinas alreconocimiento común, cada una de ellas desde su óptica particular»(ibíd.: 19). El concepto clave, en este caso, es la yuxtaposición. La fase si­guiente sería la interdisciplinariedad, que es más que una suma de enfoquesdiversos, ya que implica «confrontación, intercambio de métodos y puntosde vista» (ibíd.: 20). Finalmente, la fase superior de colaboración entre sa­beres se daría en la transdisciplinariedad, un estadio todavía no logrado don­de podríamos hablar efectivamente de la existencia de una «ciencia gene­ral» (en este caso una ciencia general de la comunicación de masas) conuna fuerte impronta hipotética. Moragas propone un cuarto concepto: labidisciplinariedad, o sea la puesta en común de «métodos, aspectos de inter­pretación y experiencias históricas de dos disciplinas distintas» (ibíd.: 20).Estas charlas a dos voces han resultado de gran utilidad en los estudios decomunicación; basta pensar en las contribuciones de la psicosociología o lasociolingüística.

El texto de Moragas fue, en cierta forma, profético. Escrito al filo de lafase pluridisciplinar -marcada por el conflicto entre el criticismo deFráncfort y la Mass Communication Research-, el anuncio de una próximafase interdisciplinar no tardaría en verificarse. La difusión internacional delos estudios culturales británicos y el desarrollo de un paradigma teóricoculturalista en América Latina a partir de los años ochenta, sumados a laentronización de la razón posmoderna, inaugurarían la carrera haciala transdisciplinariedad (Zavala, 2002; Follari, 2002).

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Otros especialistas prefieren pensar la evolución de las ciencias socialesy la producción de nuevos conocimientos en otros términos. Ahí dondeMoragas propone un camino por etapas sucesivas que conduce a la trans­disciplinariedad -una summa epistemológica que, en un movimientocentrípeto, va integrando nuevos interlocutores a la conversación ylos concentra en una superdisciplina-, Dogan y Pahre ven un proceso decentrifugación donde los nuevos campos del conocimiento científiconacen a partir del estallido de saberes consolidados. Esta visión los lleva adesconfiar de la interdisciplinariedad:

Hace ya tiempo que los investigadores en ciencias sociales tornaron plenaconciencia del fenómeno de especialización-fragmentación-hibridación queha tenido lugar en sus disciplinas, el cual no queda suficientemente explicadoen el concepto traclicional de «investigación interdisciplinaria» [... ] (Dogan yPahre,1993: 15).

En la sección anterior pasarnos revista al proceso de especialización y frag­mentación de las ciencias sociales y vimos cómo los estudios de comuni­cación se han movido por otros rieles. Según Dogan y Pahre, después de lafragmentación viene la contaminación. Cuando surge un campo nuevolos investigadores dispuestos a arriesgarse se alejan del centro del paradig­ma para explorar sus arrabales. Dogan y Pahre hablan del «escape hacia laperiferia de la disciplina» que termina por convertirse en «salvamento in­telectual» (ibíd.: 83). En ese momento los investigadores abandonan sulengua-madre para acercarse a las zonas de traducción con otros camposcientíficos. En términos semióticos este proceso se presenta corno unapeirceana fuga de los interpretantes, una huida hacia nuevas interpretacio­nes, hacia otros signos, que inaugura un proceso de semiosis ilimitada. Enesas zonas donde surge lo nuevo, Dogan y Pahre identifican diferentes ti­pos de hibridaciones, algunas informales y otras formales (ibíd.: 79). n

17. «La fragmentación de cada disciplina imposibilita una amalgama de ese tipo, porquedeja vacíos entre las especialidades, los cuales se añaden a los vacíos ya existentes como resul­tado de la división de las ciencias sociales en disciplinas formales. La hibridación permitecrear pasarelas y,en ocasiones, llenar incluso por completo tales vacíos. Sin embargo, un pro­yecto de investigación no puede ocuparse simultáneamente de más de uno o dos de los va­cíos en cuestión» (Dogan y Pahre, 1993: 81).

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Tanto la interdisciplinariedad como la transdisciplinariedad, dos vías deescape al supuesto encarcelamiento disciplinario reivindicadas por mu­chos investigadores de la comunicación", y exasperadas ahora por la difu­sión de los medios digitales y la llegada de nuevos interlocutores a las con­versaciones académicas, merecen una reflexión. ¿Es imaginable un espacioteórico donde confluyan y se mezclen todos los interlocutores que hablansobre comunicación? ¿Sería productivo un mestizaje teórico de todos esoslenguajes? ¿Es posible un proceso de convergencia epistemológica de talenvergadura? Para conocer una disciplina a fondo no basta con una vidacientífica. El mismísimo Umberto Eco reconoce su desconocimientoacerca de muchas de las semióticas aplicadas... El precio de la inter/trans­disciplinariedad es la superficialidad, el suifing de paradigmas, la recupera­ción aquí y allá de algunos conceptos sin una ulterior reflexión sobre ellugar desde donde se enuncian o su situación dentro de un campo discur­sivo específico.

Si bien la historia de las teorías de la comunicación nos demuestra quesus pensadores más innovadores, los más revolucionarios, han trabajado enzonas de frontera de saberes sumamente variados, ahí donde se hablan va­rias lenguas -desde Walter Benjamin (economía política, psicoanálisis,historia del arte, sociología, estética) hasta Jesús Martín-Barbero (antropo­logía, economía política, sociología, teoría política), pasando por Ray­mond Williams (economía política, historia de la literatura, sociología),Marshall McLuhan (teoría literaria, teorías de la comunicación, historia de

18. «El fenómeno comunicacional desde una perspectiva estratégica requiere un aborda­je rransdisciplinano. Un abordaje que se concentre en 10 siruacional y que nos permitaabandonar los programas de investigación regidos exclusivamente por la lógica disciplinar yadoptar también programas centrados en los problemas reales y sus fuerzas motrices. [... ]Durante mucho tiempo los comunicadores analizamos la comunicación con miradas pres­radas por otras disciplinas: la sociología, la semiología, la antropología. Cada una de ellas nosaportó elementos para abordar una dimensión distinta del fenómeno de la comunicación.Nuestra búsqueda con el enfoque estratégico implica ahora una incorporación de estosaprendizajes a la vez que de la conformación entonces de una mirada específicamente co­municacional» (Massoni, 2005). En un texto anterior, Massoni desarrollaba un análisis de lossistemas de generación científica y tecnológica basado en la comunicación estratégica, elcual integraba da etnografia, los estudios culturales, el análisis de discursos, la retórica de laciencia y la teoría biológica del conocimiento» (2002: 128).

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las tecnologías) y Umberto Eco (lingüística, semiótica, filosofia del len­guaje, teoría de la información, estética)-, sumergir a todo un campocientífico en un estado de permanente traducción puede terminar porfrenar el desarrollo de la investigación o directamente diluirla en un grandiálogo de sordos. Según Follari,

la interdisciplina no es una vaga mezcla de toda clase de discursos, a su vezconfundida con la multiculturalidad: es e! trabajo entre disciplinas con estatusdefinidos, que se hace más plausible cuando todas son disciplinas cientificas,ymás inasequible cuando todas son artísticas o humanísticas.Ya de por sí, losproblemas para e! diálogo entre disciplinas científicas no son menores, comose muestra desde Bachelard a Kuhn: pero si los inconvenientes de no traduc­tibilidad mutua entre teorías se dejan fuera con un simple gesto de fastidio yde asunción de las bondades de! shopping y la mezcla indiscriminada, difícil­mente podamos construir algo parecido a lo interdisciplinar (2002: 135).

Por otro lado la interdisciplinariedad genera problemas conversacionales osirve para ocultar debílidades metodológicas. Para Dogan y Pahre,

la comunicación interdisciplinaria no siempre es fácil. La multiplicaciónde lasespecialidades puede provocar tal distorsión de los conceptos intercam­biado, que los expertos experimentan dificultades para comunicarse de unadisciplina a otra, aunque tengan conciencia de la existencia de esta última. Alpasar de disciplina en disciplina,los conceptos importados o exportados pue­den cambiar de significado, lo cual no es de! todo ventajoso (1993: 260).

Tampoco el brasileño Gomes se queda atrás en su crítica a la «porosidad­que afecta a los estudios de comunicación y al régimen retórico que lossustenta: «En nuestras áreas, frecuentemente la "interdisciplinariedad" seusa como hábeas corpus contra las exigencias de severidad metodológica,contra el rígor en la fundamentación y contra la solicitación de restriccióndel campo científico o, por los menos, de su priorización» (Gomes, 2003:

328).La transdisciplinariedad, entendida como un enfoque aún más allá de la

interdisciplinariedad que disuelve las fronteras entre las disciplinas, puederesultar sugestiva como programa a largo plazo pero, en el trabajo cotidia­no del investigador, es un obstáculo epistemológico que se debe superar.

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¿Qué significa investigar desde la transdisciplinariedad? ¿Cuál es su méto­do? ¿Qué lengua científica, de las muchas posibles, habla la transdisciplina­riedad? En nombre de la transdisciplinariedad se puede decir o hacer cual­quier cosa. Para Maldonado (2003: 16), el prefijo trans, acompañando poruna serie de nociones o definiciones, ha sido

un recurso retórico habitual para escouder la falta de seriedad,rigor, respon­sabilidad, profundización y sistematización en el campo de las ciencias socia­les, humanas y de la comunicación. Lo «transdisciplinar» ha sido un recursofácil para sustituir la investigación teórica y metodológica por la apropiacióncómoda de enunciados,eslóganes, metáforas, nociones y esquemas.

Los enfoques inter o transdisciplinarios, como sostienen Dogan y Pahre,tratan de englobar demasiadas cosas. Como alternativa para las ciencias so­ciales, ellos proponen la «intersección [...] de dos dominios especializadosde disciplinas diferentes» (1993: 11). En estas zonas de cruce -que Mora­gas encuadraba dentro del concepto de bidisciplinariedad- los saberes serelacionan y se producen las innovaciones científicas (por ejemplo el fun­cional-estructuralismo que nace en las fronteras de la lingüística y la an­tropología antes de llegar a la sociología). En estos territorios periféricos sedesenvuelve el mercado epistemológico donde dos disciplinas se inter­cambian conceptos, métodos y teorías explicativas." De todas formas, nodebemos olvidar que un campo científico-discursivo, más allá de las posi­bles conversaciones que pueda entablar en sus fronteras, siempre construyeun centro, un lugar de enunciación sometido a reglas discursivas precisas.

1.3.1. Un campo conversacional centrífugo

¿Qué significa todo este metadiscurso que hemos hilvanado? ¿Que los es­tudios de comunicación están condenados a navegar en aguas agitadas?¿Qué nunca alcanzarán un punto de madurez epistemológica? ¿Que la ac-

19. Ése era el espíritu de nuestro trabajo Hacer dic. Hada una sodosemiótica de las interaccio­nes digitales (Scolari. 2004), un texto que se ubica en la frontera entre la semiótica y las cien­cias cognitivas. Esa zona ya había sido explorada por Umberto Eco desde finales de los añossetenta, lo cual nos permitió recuperar un diccionario común para hacer conversar esos doscampos.

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tual confusión de discursos hace estéril este campo de investigación? Co­mo ya vimos, en los últimos años algunos investigadores han insistido en elcarácter interdisciplinario de los estudios de comunicación. La comunica­ción, se nos explica, es un objeto con múltiples dimensiones que debe seranalizado desde diferentes puntos de vista. Ahora bien, ¿qué objeto de es­tudio no es interdisciplinario? Si decidimos estudiar, por ejemplo, el ma­trimonio, podemos verlo desde la perspectiva sociológica (el matrimoniocomo institución), antropológica (como rito), económica (como contratoeconómico), lingüística (como acto del habla enunciado por un enuncia­dor competente), religiosa (como sacramento por el cual un hombre yuna mujer firman un pacto sagrado), etcétera. Pensar que esta mirada in­terdisciplinaria es un rasgo pertinente y exclusivo de los estudios de co­municación no es otra cosa que un síntoma de miopía epistemológica.

Si consideramos que las teorías son un conjunto de conversacionescientíficas sobre un determinado tema, debemos reconocer la existenciade un campo discursivo que habla científicamente sobre la comunícación demasas. Este territorio, a lo largo de su historia, ha generado diferentesenunciadores, discursos e interpretaciones. Esta inestabilidad discursiva,marcada por el conflicto entre concepciones a menudo radicalmenteopuestas, ha dejado su impronta en la historia de los estudios de comuni­cación. Hasta sus mismos hablantes terminan por reconocer la existenciade trayectorias, intereses y objetivos diferentes. A pesar de esta confusiónbabélica -que repercute entre otras cosas en el bajo reconocimiento quegozan los comunicadores dentro de la comunidad científica- algunos in­vestigadores siguen sosteniendo la exístencia de una mirada comunicacio­nal entendida como campo del saber autónomo y unificado.

Esta mirada comunicacional estaría fundada en una transdisciplinarie­dad donde convergerían las diferentes teorías y ámbitos del saber que estu­dian la comunicación. De esta manera la mirada comunicacional naceríade un movimiento centrípeto que tiende ilusoriamente a integrar saberesque, en el fondo, hablan diferentes lenguas científicas. Desde nuestra pers­pectiva preferimos consíderar la comunicacíón como un campo centrífu­go, que tiende a expandirse y a abrir nuevas conversaciones (Aidar Prado,2003). Esta visión explosiva se opone a la implosión de saberes que pro­pugnan los defensores de la concentración transdisciplinaria.

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¿Cómo gestionar esta confusión conversacional? Una reformulaciónteórica de lo transdisciplinar supone «el reconocimiento de lo "trans"como una problemática vinculada a la categoría de "movimiento", unmovimiento que atraviesa "fronteras" a partir del conocimiento profun­do de los problemas-objeto de investigación sectoriales» (Maldonado,2003: 216). Según Martín-Barbero lo transdisciplinario «no significa ladisolución de sus objetos en los de las disciplinas sociales, sino la cons­trucción de las articulaciones -mediaciones e intertextualidades- quehacen su especificidad» (2002: 217). Más que entender lo transdisciplina­rio como una megadísciplina integradora, quizá convendría considerarlauna red intertextual de conversaciones que tiende a expandirse, un tejidode discursos que se acercan, rechazan o contaminan. Esta segunda pers­pectiva nos permitiría avanzar en la construcción de un mapa de conver­saciones teóricas sobre la comunicación en el cual situar las prácticas ydiscursos que conforman este campo científico. Estas conversaciones son,sin duda, beneficiosas para el campo, a condición de que se aclaren losconceptos y se establezcan contratos interpretativos rigurosos entre lasdisciplinas.

Esta construcción de un mapa del territorio conversacional que propo­nemos se debería contrastar con una reflexión metodológica sobre el tra­bajo cotidiano del investigador. Ahí, en el microespacio analítico, donde seponen a prueba las hipótesis y aplican metodologías claramente definidas,la transdisciplinariedad pierde todo su atractivo epistemológico y se puedeconvertir en un obstáculo para superar. En este sentido la humilde reivin­dicación de la bidisciplinariedad -una especie de acoplamiento estructu­ral entre dos campos del conocimiento científico (Duarte, 2003: 50)- ad­quiere gran relevancia a la hora de encarar proyectos concretos deinvestigación. Follari sostiene que

apelar a lo interdisciplinar sin el trabajo de sostener una teoría específica alrespecto,y hacerlo dejando de lado la estipulación de las disciplinas como su­puesto necesario de la construcción de cualquier combinación posterior, esun ejemplo muy claro de pretensión de «cruzar la línea» estando más acá deella. De haber ido «más allá», mientras se permanece «más acá» [... ] (2002:135).

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Los estudios de comunicación no deberían perder de vista el bosquetransdisciplinar donde florecen las grandes conversaciones fronterizas pe­ro, a la hora de consolidar el campo con investigaciones que permitanacumular nuevos saberes, deberían limitar las pertinencias científicas lla­madas en causa. La confusión en las conversaciones teóricas sobre la co­municación no se acabará de la noche a la mañana, y es probable que du­rante muchos años sigamos asistiendo a una «sucesión de malentendidos».Quizás en ese estado de confusión -en sus traiciones discursivas, en susconversaciones inconclusas, en su permanente inmadurez como disciplinacientífica, en el deambular por esos territorios de frontera sometidos a lasreglas siempre imperfectas de la traducción- se esconde la verdadera ri­queza de los estudios de comunicación, pero al mismo tiempo ahí residesu gran debilidad frente al resto de las ciencias sociales.

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2

De los nuevos mediosa las hipermediaciones

Las explicaciones y teorías sobre las tecnologías digitalesse duplican proporcionalmente con el incremento

del consumo de tecnologías digitales.].THORNTON CALlJWELL

En este capítulo comenzaremos a mapear las principales conversacionesteóricas sobre la comunícación digital interactiva. Un primer acercamien­to a este universo nos permite revelar la existencia de diferentes enuncia­dores -por ejemplo las empresas, los investígadores, los periodistas, etcé­tera- y tipos de discursos -los comerciales, los informativos, loscontraculturales, los académicos, etcétera- que hablan de lo digítal. Losdiscursos comerciales tienen como objetivo la venta de productos y servi­cios (hacer hacer) mientras que los académicos y periodísticos, cada uno asu modo, se plantean la transferencia de un conocimiento (hacer saber).Los discursos contraculturales, por su parte, proponen a sus enunciatariosla ejecución de una práctica otra como puede ser el rechazo al software co­mercial o el uso desviado de alguna tecnología (véase la tabla 2.1).

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Tabla 2.1.Discursos, enunciadores y tecnologías digitales

Fabricantes dehardware ysoftware.

Empresas de broadcasting y televisión porcable.

Portales yempresas detelecomunicaciones.

Industria delcine y televisión, medios, agencias depublicidad.

Discurso centrado enlatecnología y característicastécnicas deldispositivo (box-centric).

Discurso centrado enlaprogramación(schedule-centric).

Discurso centrado enlas posibilidades comunicativas einformativas de lared (network-centric).

Discurso centrado enlos contenidos (content-centrid¡.

Periodísticos, ,,,," 't'" ,

'K> ,,,,''IR~' ~",

Periodistas integrados, tecnólogos ypredicadoresdigitales.

Periodistas apocalípticos y predicadores antidigitales.

Discursos utópicos.

Discursos distópicos.

Discurso antisistema quepromueve nuevas prácticasy usos de las tecnologías.

FUENTE: Thornton-Caldwell (2000)y aportaciones del autor.

Todos estos discursos son, a su manera, persuasivos, ya que buscan impulsaruna acción, desde la adquisición de un hardware, la adopción de algunateoría hasta el rechazo de un software producido por una multinacional.La estrategia de persuasión del discurso comercial se puede fundar en ar­gumentos racionales -«el nuevo pe es dos veces más rápido que el ante­rior y cuesta lo mismo»-, amenazas -«si no compras e instalas el antivi­rus te contagiarás»- o simplemente manipulando la dimensión del deseo-«¿qué esperas para comprar la versión 2.0?»-. Los discursos científicostampoco escapan a estas estrategias de manipulación. A menudo se vuelveimperativo utilizar ciertos conceptos o categorías de análisis para no que-

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dar al margen de una comunidad científica. Hay enunciadores que se po­nen de moda y estamos casi obligados a conversar con ellos, por ejemplocitándolos en un artículo. La elección de un marco teórico o una metodo­logía es también una decisión discursiva del investigador, el cual decidehablar un determinado dialecto científico porque lo considera más perti­nente que otros.

Un primer esquema de los discursos predominantes sobre las tecnolo­gías digitales no debería excluir las posibles variaciones entre enunciadoresy discursos (por ejemplo periodistas o investigadores al servicio de las em­presas que desarrollan discursos box-céntricos en sus reseñas de productos oartículos científicos). Si bien no entra en los objetivos de este texto, puedeser un buen ejercicio analizar los cruces entre los discursos académicos yempresariales. La colocación en el territorio discursivo de muchos gruposde investigación, por ejemplo aquellos financiados por los gobiernos o lasgrandes compañías, evidentemente expresa un posicionamiento utilitariorespecto a sus diseños y estudios que los acerca a las lógicas comerciales. Seinvestiga para crear patentes, generar nuevos negocios o fomentar la crea­ción de empresas o servicios. Por ejemplo algunas investigaciones encua­dradas en el paradigma crítico que denunciaban la marginación de las mi­norías hispánicas en el acceso a internet en Estados Unidos han servido debase para el lanzamiento de servicios en línea destinados a ese público. Se­gún Thornton Caldwell, «las intervenciones teórico-críticas de una comu­nidad frecuentemente se transforman en una oportunidad de mercado­tecnia para otra institución» (2000: 13). Por el contrario, muchos discursosutópicos dedicados a ensalzar un nuevo dispositivo comunicacional seevaporan cuando esa tecnología -que prometía cambiar nuestras vidas­fracasa sin pena ni gloria en el mercado y termina olvidada en un rincónde nuestras casas. Respecto a las prácticas discursivas contraculturales, nodebemos olvidar el esfuerzo que los miembros de la comunidad open sour­ce' realizan para diferenciar el concepto de código abierto del software gratis: elsoftware open source puede ser vendido, sólo que no podemos evitar queotros modifiquen y vendan el mismo código.

1. http://www.opensource.org.

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2.1. Construir el objeto

Gran parte de la aceleracióny el caos aparenteque vemos ahora en el mundo de las telecomunicaciones,

son claramente el resultado de la gran cantidad de convergenciasque se dan simultáneamente.

R.FlDLER

Entraremos ahora en el territorio de los discursos académicos sobre losnuevos medios. Cada vez que aparece una nueva tecnología -no sólo co­municacional- ésta es hablada por la sociedad y sus instituciones. La tec­nología se convierte en objeto del discurso y entra a formar parte de unatrama cultural donde conocimiento y poder se entremezclan. Estas condi­ciones culturales, tarde o temprano, terminarán por resignificar a esa tecno­logía (Marshall, 2004). Nuestra reflexión comienza con una aserción y unaserie de preguntas que se derivan de ella.La afirmación es:no podemos se­guir hablando de nuevos medios. ¿Esla televisión un nuevo medio? Lo era enlos años cincuenta del siglo pasado. Lo mismo puede decirse de la radioen los años veinte o del cine a principios del siglo xx.Algunos investigado­res sostienen que "lo nuevo de los nuevos medios es, en parte, real, ya queesos medios no existían antes. Pero tomar en consideración estos cambiosno implica abolir la historia porque en ésta abundan los momentos de no­vedad» (Lister et al., 2003: 3). La relatividad -y, en consecuencia, la inutili­clad teórica- del concepto de new media quecla a la vista. Dentro de veinteo treinta años los blogs y los diarios en línea, hoy situados en la primera po­sición de las nuevas formas de comunicación digital, serán consideradosviejos medios. Entonces... ¿cómo podemos nombrar a estas nuevas formasde comunicación derivaclas de la difusión de las tecnologías digitales?

2.1.1. The new thing

¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a los nuevos medios?¿Cómo se construye este objeto de estudio? ¿Cómo definir esta nueva co­municación? New media, medios interactivos, comunicación digital, cibermedios,metamediums, cibercomunicación o eComunicación son algunos de los concep­tos barajados en los últimos años. Pero la baraja semántica no se acaba aquí.

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Pierre Lévy, quizás una de las mentes más lúcidas de! pensamiento ciber­cultural europeo, propone el concepto de superlenguaje para hablar de lonuevo. El superlenguaje iría más allá de la oralidad y del texto impreso paraubicarse en el cruce entre el multimedia y el dialogismo colectivo quepermite la red digital (Lévy, 1994; Day, 1999). La comunidad de hablantesdel superlenguaje acabaría por conformar un espacio del saber que Lévybautizó cosmopedia. Otro concepto es transmedialidad. Según Marshall, unade las características primordiales de los nuevos dispositivos de comunica­ción es su capacidad para borrar las barreras entre los medios y contami­narlos entre sí. Los medios digitales también habrían disuelto los límitesentre <das máquinas de reproducción y las de diseminación» (Marshall,2004: 2). De esta manera la new thing podría ser la aparición de una trans­medialidad que atraviesa y combina los viejos lenguajes y medios.

Toda esta confusión semántica debe ser contextualizada. Cada vez quese pretende construir un nuevo territorio de investigación e! caos semán­tico es una parte necesaria de ese proceso. Este caos que rodea a la defini­ción de nuestro objeto de estudio puede ser de gran utilidad para redise­ñar los límites de ese territorio e identificar posibles interlocutores. Unejemplo nos servirá para aclarar esta idea: si hablamos de comunicación inter­activa se deberían activar intercambios con los estudios de la interacciónpersona-ordenador y los de usabilidad. Manovich sostiene que

para entender la lógica de los nuevos medios debemos mirar hacia la cienciade la computación. Ahi es donde se podrían encontrar los términos nuevos,las categorías y operaciones que caracterizan a los medios cuando se vuelvenprogramables. Desde los estudios de los medios,nos movemos hacia algo quese podría denominar «estudios de software», de la teoría de los medios a lateoría del software (2001: 48).

Al comienzo de este recorrido recordamos la existencia de numerosas for­mas de comunicación (intrapersonal, interpersonal, grupal, masiva).Tam­bién indicamos que en el contexto de la comunicación digital e! modelouno-a-muchos de la comunicación de masas entra en crisis, ya sea por eldesarrollo de formas interpersonales y grupales de intercambio (correoselectrónicos, foros, mensajerías) o por la aparición de nuevas formas posma­sivas de comunicación (weblogs, wikis, plataformas colaborativas). El pano-

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rama es complejo e inestable.Todas estas tecnologías todavía no se han asen­tado ni en sus características ni en sus procesos productivos ni en las formasde uso y consumo, y el mismo hecho de nombrarlas genera variados pro­blemas. Como ya vimos, los conceptos de nuevo medio y nuevas tecnologíasson, evidentemente, los más frágiles de todos. Lo que hoyes nuevo mañanaserá vetusto y la semana que viene arqueología tecnológica. Cualquier librosobre los new media está condenado a cambiar su título o sus contenidos sifuera reeditado dentro de una década. De aquí en adelante trataremos de re­ducir el uso de este concepto en nuestro discurso. N o lo echaremos de me­nos: con los términos hipertexto, interaetividad, digital, cibermedios o multimediatendremos para entretenernos por unas cuantas páginas.

Veamos otros conceptos. Podemos por ejemplo detenernos en el térmi­no cibermedios (Salaverría, 2005). Ese concepto hace referencia a «los me­dios presentes en el ciberespacio» (Díaz Noci, 2005: 21). El ciberespacio, se­gún el diccionario de la Real Academia Española, es un «ámbito artificialcreado por medios informáticos» y el cibernauta es la «persona que navegapor los ciberespacios». Los cibermedios, descendientes de los teletextos dela década de. los ochenta, habrían surgido a mediados de los años noventa,cuando aparecieron en las pantallas los primeros productos del periodismoelectrónico. En la misma línea, Orihuela sostiene que el cibermedio es«aquel emisor de contenidos que tiene voluntad de mediación entre he­chos y públicos, utiliza fundamentalmente criterios y técnicas periodísti­cas, usa el lenguaje multimedia, es interactivo e hipertextual y se actualiza yse publica en la red internet» (2005: 40). Este concepto nace con dos fuer­tes hipotecas semánticas que deberíamos analizar antes de decidir su utili­zación teórica. Por un lado, el prefijo ciber proviene del inglés eyberneties, yéste del griego kibernetes, entendido como piloto o controlador (literal­mente, «el arte de gobernar una nave»). Ahora bien, ¿tiene sentido definiren términos de control un espacio que, si por algo se caracterizaría, es por lapolifonía de voces y la falta de un centro de poder? Si seguimos el juego alos profetas del ciberespacio, éste ya es un territorio liberado.'

2. La Declaración de Independencia del Ciberespacio de John Perry Barlow proclama:«Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo delCiberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que

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Esta misma objeción -nos referimos al uso del prefijo ciber- se podríaaplicar al concepto de ciberculturas, del cual nos ocuparemos en las próxi­mas secciones. En otras palabras: al ciberespacio, un concepto que nuncaterminó de despegarse totalmente de la novela ciberpunk Neuromancer deWilliam Gíbson y del imaginario electrónico-libertario, le queda un largotrecho para recorrer antes de ser asumido por una teoría de las comunica­ciones digítales interactívas (véase la sección 8.1.1).

Por otro lado, esta idea de cibermedios está fuertemente marcada por laexperiencia y las prácticas del llamado períodismo electrónico, periodis­mo en línea, ciberperiodismo, e-periodismo, etcétera (Orihuela, 2005: 40).Cabe preguntarse: ¿se pueden reducir las múltiples experiencias generadaspor los medios digitales a la práctíca periodística? ¿Y el resto? ¿Las expe­riencias lúdicas y las narracíones interactivas? ¿La publicidad en línea? ¿Nopertenecerían al campo de estudío de los cibermedios? Es posible que es­te desplazamiento conceptual -que confunde la práctica o el género pe­riodístico con los medios de comunicacíón sociales- se arrastre desdeantes de la llegada de las tecnologías digitales.' Si es así, entonces quizá

nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre ellugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, asíque me dirijo a vosotros sin más autoridad que aquella con la que la libertad siempre habla.Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza delas tiranias que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnosni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente[...] El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones y pensamiento en sí mismo,que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestromundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos.Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debi­dos a la raza, el poder económico, la fuerza militar o el lugar de nacimiento. Estamos creandoun mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar losingulares que sean; sin miedo a ser coaccionado al silencio o el conformismo.Vuestros con­ceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican anosotros. Se basan en la materia.Aquí no hay materia [...[e.Versión integral en: http:/ / es.wi­kipedia. org/wiki/Declaraci%C3%B30_de~Independencia_del_Ciberespacio.

3. Los autores presentes en la recopilación de SalaverrÍa (2005) reivindican la definicióndel Diccionario de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de Javier del Rey (1991): «Los mediosde comunicación social -también llamados canales o mass media-- son aquellas empresas

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convenga poner el concepto en cuarentena y seguir buscando una alterna­tiva menos conflictiva.

En un texto diferente al ya citado, Orihuela ha propuesto el términoeComunicación para nombrar las nuevas experiencias donde la tecnología di­gital se encuentra en el centro de los intercambios simbólicos. Según Ori­huela, este «gran cambio desde los clásicos modelos de los medios masivoshacia los nuevos paradigmas mediáticos», donde «el usuario se convierte enel eje de los procesos comunicativos, el contenido es la identidad de losmedios, el multimedia es el nuevo lenguaje, el tiempo real es el tiempo do­minante, el hipertexto es la gramática y el conocimiento el nuevo nombrede la información» (2003: 4) se puede resumir en diez paradigmas o trans­formaciones. Más que analizar la validez del concepto de eComunicación­un trabajo que nos llevaría a emparentarlo con otros términos desgastados ypoco consolidados teóricamente como eLearning o eBusiness-, convieneconcentrarse en esas grandes transformaciones que menciona Orihuela.Estas diez tendencias, si bien fueron escritas pensando en la realidad de losweblogs, constituyen una muy buena síntesis de las mutaciones que está su­friendo el ecosistema de la comunicación (véase la tabla 2.2).

¿Cuál de todas éstas es (o son) la(s) propiedad(es) que diferencia(n) a lasnuevas formas de comunicación de las tradicionales? Cada investigadorpodría -y estaría en su legítimo derecho- adoptar algunas de estas pro­piedades o agregar otras a la lista ... Para muchos estudiosos la newthing esla interactividad; para otros, la d~~italización de las comunicaciones, y algunosreivindican el carácter reticular de los procesos de intercambio. Algunos in-

públicas o privadas cuyo cometido es emitir información de actualidad desde los soportes fí­sicos y técnicos que la moderna tecnología ha hecho posible» (en Salaverría, 2005: 39). Elconcepto hace aguas por varios lados ... ¿El cine no es un medio de masas? ¿Una televisiónque transmite un documental sobre el arte románico -que nunca podría ser considerado«información de actualidads-e- deja de ser un medio para ser otra cosa? La gran confusión es­

tá en mezclar los dispositivos técnicos (o sea, el soporte televisivo, el soporte radiofónico, et­cétera) y los discursos (que a su vez pueden pertenecer a diferentes géneros: informativo, pu­blicitario, didáctico, etcétera). Véanse, sobre este tema, las clarificadoras reflexiones de

Fernández (2004) sobre el medio radiofónico y sus lenguajes.Volviendo al texto de Salaverría(2005), más allá de las cuestiones semánticas que indicamos ese trabajo es uno de los mejoresestudios realizados sobre la evolución de los medios informativos en línea de España.

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Tabla 2.2.Los diez paradigmas de la eComunicación

Laimagen deltelespectador pasivo frente a lapantalla sedesplaza haciaelusuarioactivo, quenavega enunaredhipertextual y produce contenidos.

Losmedios sedefinen ahora a partirdel reconocimiento de suautoridad enmateria decontenidos (porejemplo lamarca CNN) y nodesde suscondiciones técnicas deproducción (radio, televisión, etcétera).

Diferentes formatos y lenguajes (texto escrito, audio, fotos,etcétera) hastaahoraautónomos confluyen enunmismosoporte.

Losmedios tradicionales estaban anclados a ritmos y restricciones temporales (diario,semanal, mensual, etcétera), mientras quelosmedios digitales debenactualizarse entiemporeal. Estoda lugara nuevas formas deescritura y lectura (50ft writing, sonreadinif¡.

Elincremento exponencial de la información adisposición de losusuarios hacedifícilsugestión, generando situaciones de lntoxlcaclón o infocontarnlnación. Para paliarestasobreabundancia informativa sehangenerado recursos queaceleran labúsqueda y localización de la información (motores de búsquedas, blogtracking,sindicación decontenidos).

Al descentralizarse lacomunicación, lasfiguras intermediasestudiadas por losteóricosquegestionaban losflujosinformativos (como el gatekeeper'¡ tienden adesaparecer.

Delmodelopunto-multipunto sepasaalparadigma de la red, quepermite el acceso(multipunto-punto) o el intercambio entreusuarios (multipunto-multipunto).

Elusuario puedeelegirentrediferentes contenidos, manipularlos, reproducirlos,retransmitirlos y regular sutiempodeconsumo.

Dela linealidad temporal deltexto tradicional sepasaa lanolinealidad espacial de lasredes textuales.

Enel ecosistema de lacomunicación digitalaparecen nuevas formas colectivas degeneración de saberes. Latecnología favorece esteproceso, el restolo ponelainteligencia y la creatividad de losusuarios.

FUENTE: elaborada a partir de Orihuela (2003).

vestigadores británicos enrolados en los estudios culturales proponen unpaquete de rasgos pertinentes -lo digital, la interactividad, la virtualidad, ladispersión y la hipertextualidad- para definir a los nuevos medios (Lister etal., 2003). Manovich (2001), observando el terreno desde la tradición ci­nematográfica, considera que la representación digital, la modularidad, la auto­matización, la variabilidad y la transcodificación son sus características más so­bresalientes. El ciberfilósofo canadiense De Kerkhove (1997) apuesta por

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la hipertextualidad, la interactividad, la virtualidad y la conexión mientras que elsemiótico italiano Bettetini (1996) nos habla de multimedialidad, no secuen­cialidad y navegación. Por otro lado, una buena parte de los investigadores nodeja de evidenciar la convergencia de medios y lenguajes que conduce almultimedia, la cual, sumada a la interacción en un ambiente estructurado enred, se convierte en hipermedialidad... y así podríamos seguir ad infinitum(véase la tabla 2.3).

Tabla 2.3.Algunos rasgos pertinentes de los <muevas medios»

De Kerkhove(1997) Llster et al (2003) Menovich (2001) Bettetin¡ (1996)

hipertextualidad digitalización representación digital multimedialidad

interactividad interactividad variabilidad nosecuencialidad

virtualidad virtualidad transcodificación navegación

conexión dispersión automatización hipertextualidad

modularidad

FUENTE: elaboradapor el autor a partirde los nombrescitados.

Si filtramos las diferentes propuestas teóricas de éstos y otros investiga­dores nos encontraremos con un puñado de características que tienden arepetirse una y otra vez. Las nuevas formas de comunicación se diferencia­rían de las tradicionales debido a la/s:

• Transformación tecnológica (digitalización).• Configuración muchos-a-muchos (reticularidad).• Estructuras textuales no secuenciales (hipertextualidad).• Convergencia de medios y lenguajes (multimedialidad).• Participación activa de los usuarios (interactividad).

Si nos centramos en el proceso productivo y en la materia prima de lasnuevas formas de comunicación, el concepto clave es digitalización; si con­sideramos el contenido (multimedia) y el soporte tecnológico (redes) delproceso de comunicación, la noción que lo distingue es hipermedia. Si con­centramos nuestra mirada en el proceso de recepción de los contenidos, lapalabra clave es interactividad. La digitalización, ese proceso que reduce los

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textos a una masa de bits que puede ser fragmentada, manipulada, enlazaday distribuida, es lo que permite la hipermedialidad y la interactividad. Porahora emplearemos indistintamente estos conceptos -comunicación digitalo comunicación interactiva- para referirnos, aunque sea de manera provisio­nal, a nuestro objeto de estudio.

Para terminar de redondear esta primera contraposición entre lo nuevoy lo viejo, podemos construir una rápida oposición entre las formas de co­municación digital y la tradicional comunicación de masas.Por un lado lastecnologías analógicas, en el otro las digitales. A la lógica uno-a-muchosde la difusión masiva tradicional se oponen las tramas reticulares, y a lastextualidades lineales se enfrenta el hipertexto. Si la vieja industria culturalconstituía un sistema donde cada medio y lenguaje ocupaba su lugar, en lanueva mediaesfera todo tiende a combinarse en entornos multimedia.Además, las prácticas interactivas rompen con el consumo pasivo de losmedios masivos.Tal como predican los teóricos del hipertexto, en las nue­vas textualidades el poder pasaría del autor al lector (Bolter, 1991; Landow,1995,1997; Scolari, 1994) (véase la tabla 2.4).

Tabla 2.4.Viejos medios frente a nuevos medios

Comunicación de masas Comunicaclan diqita! interactiva("VieJos medios») ("Nuevos medios»)

tecnología analógica tecncloqla digital

difusión (uno-a-muchos) reticularidad (muchos-a-muchos)

secuencialidad hlpertextualidad

monomedialidad multimedlalidad

pasividad interactlvidad

FUENTE: elaboración del autor.

El lector atento habrá descubierto que un par de oposiciones, más queaclarar el panorama, lo enrarecen. Por ejemplo, ¿podemos caracterizar alconsumo de los viejos medios como pasivo? ¿Acaso la literatura no gene­ró obras protohipertextuales mucho antes queVannevar Bush o Ted Nel­son se dedicaran a escribir sobre las estructuras reticulares? ¿Por qué no

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podemos considerar un hipertexto a la Encvclopédie de Diderot y d'Alem­bert? Nuestra arqueología semántica apenas acaba de comenzar.

2.1.2. Digitalizaciones

Un bit no tiene color, tamaño ni pesoy viaja a la velocidadde la luz.

Es el elemento más pequeñoen el DNA de la información.

N. NEGROPONTE

La transición del átomo al bit es uno de los caballos de batalla preferidospor los ciberfilósofos de la sociedad digital. La digitalización es un proce­so a través del cual las señales eléctricas pasan de un dominio analógico auno binario. Hace tiempo toda la electrónica era analógica: los sistemas seencargaban de traducir fenómenos fisicos -por ejemplo las vibracionesdel aire que transmiten el sonido- en impulsos eléctricos, generando se­ñales que podían ser amplificadas, moduladas, archivadas, identificadas yreconvertidas al formato original. Por ejemplo, la voz de un cantante sepodía registrar en una cinta magnética y reproducirse por medio de undispositivo que retraducía los impulsos eléctricos en vibraciones del aire.Todos estos procesos analógicos implicaban una distorsión o error en losprocesos de transmisión denominada ruido por los teóricos de la informa­Clan.

La digitalización nace del interés por reducir o directamente erradicarestas distorsiones y pérdidas de información. Por medio de este proceso laseñal analógica original se convierte en un valor numérico en sistema bi­nario. De esta manera una simple señal analógica -la voz del cantante-­se registra como una masa de valores numéricos expresados por medio delsistema binario, los cuales se pueden reconvertir en señal analógica encualquier momento y sin ningún tipo de distorsión. Los sistemas digitalestambién permiten que las señales sean amplificadas, moduladas, archivadas,identificadas, reconvertidas y reproducidas manteniéndose idénticas al ori­ginal, sin perder información.

En principio la digitalización se aplicó a las señales sonoras (teléfono ymúsica). Por entonces el archivo y transmisión de estos documentos digita-

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les ya eran mucho más costosos. El mismo problema, ampliado varias veces,se encontraba a la hora de digitalizar documentos gráficos o vídeos. Eldesarrollo de ordenadores personales cada vez más potentes y la apariciónde programas que comprimen las señales ha permitido la digitalización detodo tipo de documentos. Gracias a los programas de compresión y a la ca­pacidad de las máquinas de descomprimirlos casi instantáneamente, la digi­talización ya no tuvo más barreras que sortear: libros, fotos, películas, músicasy animaciones fueron engullidas por su dispositivo traductor/compresor.Una vez que los textos -entendiendo por texto cualquier tipo de docu­mento escrito, gráfico o audiovisual- se digitalizan, se convierten en purosdatos numéricos infinitamente modificables y reproducibles.

Para algunos teóricos la digitalización es el proceso que ha desencade­nado las grandes transformaciones en nuestra sociedad. Nicholas Negro­ponte escribía, allá por 1995, que

cuando los medios sean digitales, porque los bits son bits, tendrán lugar dosconsecuencias fundamentales e inmediatas [... ] En primer lugar, los bits semezclan facilmente. Se combinan y pueden usarse y reutilizarsejuntos o porseparado. La combinación de sonido, imagen e información se llama multi­media; aunque suene complicado, sólo se trata de la mezcla de bits [... ] Ensegundo lugar,ha nacido un nuevo tipo de bit, un bit que habla de otros bits.Estos nuevos bits son las «cabeceras», tan conocidas por los periodistas que ar­chivan «fichas» (que nosotros nunca vemos) para identificar un reportaje onoticia [... ] Estos bits no son visibles o audiblespero envían información so­bre la señal a nuestros ordenadores (1995:33).

La digitalización de los textos también facilitó su transmisión a larga dis­tancia sin perder información por el camino. Ésa es la base de internet y lade todos los medios tradicionales traducidos en formato digital (radio, te­levisión, etcétera). Pero la digitalización no sólo afecta a los textos. Paraconstruir un producto digital, el proceso de producción también debe di­gitalizarse. En los años ochenta los diseñadores gráficos y maquetadores dediarios y revistas sustituyeron el tablero y los plumines por el Macintosh.Poco después el fotógrafo abandonó su querido cuarto oscuro para sen­tarse frente a la pantalla, y el editor de sonido comenzó a hacer sus mezclascon un software de audio. El vídeo fue el último medio en digitalizarse una

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vez que se perfeccionaron los programas de compresión y se abarataron lasmemonas.

Según N egroponte, la digitalización de los medios de comunicación«crea e! potencial de un nuevo contenido originado a partir de una com­binación totalmente nueva de fuentes» (1995: 33). La conversión de lostextos en un formato digital facilita no sólo la reproducción y distribuciónsin pérdida de calidad, sino también la fragmentación, manipulación, com­binación y recomposición de sus elementos. En otras palabras, la culturadel remix, e! sampling y la lógica de! corta y pega serían imposibles sin la di­gitalización:

La reducción de todo tipo de contenido a un sistema binario [... ] es esencialpara entender no sólo la web sino también la tecnologia de los ordenadores yel flujo convergente de diferentes formas culturales en un conjunto accesible(Burnett y Marshall, 2003:31).

Sin digitalización no tendríamos hipertexto ni interacción. Al reducir latextualidad a una serie de bits podemos construir, manipular y navegaruna red de documentos de manera mucho más simple y rápida. SegúnManovich, el dato clave es que la digitalización convierte a los medios endatos, por lo que se vuelven «programables» (2001: 52). Si no fuera por latecnología que permite traducir lo analógico en digital, no habría comu­nicación digital.'Es más, podría decirse que a estas alturas toda la comunica­ción mediatizada es digital. Más allá del soporte final de! producto (papel,emisión radiofónica o televisiva, web) , en mayor o menor medida todo e!proceso de producción se ha digitalizado. Por ejemplo el proceso produc­tivo de este libro -desde la escritura hasta la creación de las infografias,pasando por la maquetación y corrección- se realizó con instrumentosdigitales. Sólo en la última fase del proceso, cuando la página aparece gra­bada en una plancha sobre la cual correrá e! rodillo de tinta, se vuelve almundo analógico. También las transmisiones radiofónicas o los espectácu­los televisivos o cinematográficos son diseñados, producidos, posproduci­dos y, cada vez más, distribuidos empleando tecnologías digitales.

En pocas palabras: e! adjetivo digital tiene los días contados porque cadavez dice menos. La digitalización es fundamental porque permitió e! naci­miento de las nuevas formas de comunicación, pero desde e! momento en

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que todo el proceso de producción y los textos creados se digitalizan, esprobable que esta característica desaparezca del discurso (no sólo teórico)porque no servirá para identificar a un producto o medio en particular. Lodigital es, sin duda, un elemento básico de los nuevos medios pero desdeuna perspectiva teórica aporta poco a la caracterización de las nuevas for­mas de comunicación.

2.1.3. Hipertextualidades

El texto puede ser comprendido en su totalidadsólo como una estructura en evolución, casi proteiforme.

T. NELSON

Muchos investigadores se han centrado en la dimensión hipertextual queofrecen las nuevas formas de comunicación. Para acercarnos al conceptode hipertexto debemos alejarnos en el tiempo. La gestión de grandes masasde documentación científica era un argumento que ya preocupaba a losinvestigadores en los años treinta. Entre ellos se encontrabaVannevar Bush,un ingeniero del Massachusetts Institute ofTechnology (MIT) que porentonces trabajaba, junto a otros jóvenes científicos como Claude Shan­non, el futuro padre de la teoría matemática de la comunicación, en el di­seño de un Rapid Selector de información para la marina estadounidense.Apenas terminada la Segunda Guerra Mundial-durante la cual se dio unvertiginoso proceso de desarrollo de la investigación con fines bélicos, conel consecuente incremento de la información científica en circulación­Bush tenía muy claro que esa producción textual se expandía a un ritmosuperior a la capacidad humana de comprenderla y controlarla.

Su planteamiento partía del problema de la selección de la informa­ción, un proceso que podía ser mecanizado -y por lo tanto acelerado­ya con la tecnología disponible en los años treinta: «Podemos extenderenormemente la documentación -escribe Bush en As VVe May Think, untexto fundacional publicado en 1945 en el AtlanticMonthly--- pero, inclu­so con las dimensiones actuales, difícilmente podemos consultarla [...] Laselección, en sentido amplio, es un hacha de piedra en las manos de unebanista» (2001: 152). En este contexto Bush propone descartar las formaslineales o jerárquicas de organización de la información. Según el científi-

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ca norteamericano estos dos sistemas resultan artificiosos, ya que <da men­te humana [... ] funciona por asociación. Con una sola información en supoder, la mente salta inmediatamente a la siguiente -que le sugiere unaasociación de ideas- conforme a una intrincada red de recorridos soste­nida por las células del cerebro». Además, la mente posee otra característi­ca: los recorridos que no se siguen frecuentemente «tienden a debilitarse,las informaciones no son permanentes, la memoria es transitoria. Sin em­bargo la rapidez de acción, la complejidad de los recorridos o los detallesde las imágenes, inspiran a la maravilla más que cualquier otra cosa en lanaturaleza». La ciencia no puede duplicar artificialmente este complicadoproceso mental pero

debería aprender algo de él [...] La selección por asociación, en vez que porclasificación, puede ser mecanizada.N o se puede igualar la velocidad y la fle­xibilidad con las que la mente sigue un recorrido asociativo pero debería serposible vencer a la mente en permanencia y claridad de las informaciones»(Bush, 2001: 155).

Bush imaginó un sistema electro-óptico basado en las máquinas analógi­cas en las que había trabajado en los años treinta que denominó Memex(MEMory EXxtension). Se trataba de un dispositivo destinado al uso indivi­dual, una especie de archivo privado mecanizado en el cual se memoriza­ban libros, documentos y comunicaciones, y que podía ser consultado congran rapidez y flexibilidad (véase la figura 2.1).

La esencia del Memex no estaba tanto en sus contenidos textuales sinoen los enlaces por asociación que el usuario podía realizar uniendo docu­mentos entre sí.' Después de varios años de uso un documento quedaba

4. «Cuando el usuario construye un recorrido, le da un nombre y lo introduce a través

del teclado. Frente a él están las dos informaciones conectadas, proyectadas en los dos visores

adyacentes [...] Cuando se consulta una de estas informaciones, la otra puede ser llamada de

forma instantánea simplemente oprimiendo un pulsador. Cuando numerosas informaciones

han sido conectadas de este modo, forman un recorrido; se pueden ver en lenta o rápida su­

cesión, empujando una palanca [... ] Es como si las informaciones hubieran sido recogidas

de distintas fuentes completamente separadas y conectadas para formar una nueva obra. Es

más que esto, porque cada información puede ser conectada a muchos recorridos» (Bush,

1992: 57).

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Figura 2. 1

El Memex de Vannevar Bush(Atlantic Monthly, agosto de 1945)

atravesado por una red de enlaces en la que el lector podía volver a nave­gar, saltando de un texto a otro, o amplíar creando nuevas conexiones porasociación. Estos recorridos en el interior de la estructura textual consti­tuían el «esqueleto» del Memex. De esta forma la idea primordial de hi­pertexto estaba servida.

El comienzo del festín llegaría veinte años después de la publícaciónde As VVe May Think, cuando la tecnología digital estaba lo bastante ma­dura como para permitír la construcción de los primeros sistemas inspi­rados en el Memex de Bush. Los artículos, prototípos y reflexiones depioneros como Douglas Engelbart (2001),Joseph Licklider (2001) yTedNelson (1992a) -todos descendientes directos de la utopía de VannevarBush- fueron configurando un nuevo territorio donde el hipertextodejaba de ser una buena ídea para convertirse en un sistema real.

Sigamos los pasos de Nelson. SiVannevar Bush fue el pionero que ima­ginó una máquína para navegar en una red de textos interconectados, aTed Nelson -creador de un sistema llamado Xanadu para la gestión deredes textuales- corresponde el mérito de haber utilízado por prímera

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vez, en una conferencia titulada Computers, Creativity, and the Nature of theWritten Word, dictada en 1965, la palabra hipertexto para definirla. SegúnNelson

con la memorización del ordenador no es necesario imponer una secuenciaal material y,en vez de memorizar simplemente los materiales en el orden dellegada o en el orden en que fueron anotados, será posible crear estructurasgenerales de mayor complejidad. Éstas pueden tener, por ejemplo, ramifica­ciones hacia distintas direcciones. Podemos llamar «hipertextos» a estas es­tructuras complejas no secuenciales (1992a: 180).

El sistema de archivo Xanadu es coherente con la concepción de textomultiforme elaborada por Nelson -que será reivindicada luego por Lan­dow (1995, 1997) Y otros miembros de la llamada escuela posmoderna deficción- según la cual

el texto puede ser comprendido en su totalidad sólo como una estructura enevolución, casi proteiforme [...] El sistema de archivo -entendido como unaestructura en evolución- puede ser aplicado a todos los tipos de datos idea­dos por el-hombre. Los dibujos, la música, los gráficos creados con el calcula­dor, las estructuras tridimensionales para los gráficos y el diseño [...] todos sedesenvuelven de la misma manera y deberían, por lo tanto, ser archivados dela misma forma» (Nelson, 1992a: 2,14-20).

A diferencia del Memex de Bush, en última instancia el proyecto Xanaduse presentaba no tanto como un dispositivo para el trabajo individual sinosobre todo como un sistema de archivo universal, una especie de red mun­dial de enlaces entre documentos en evolución que incorporaba constante­mente nuevos textos y conexiones. Esta concepción de la hipertextualidadllevó a Nelson a rechazar soportes digitales como el CD-RüM: «Se tratade sistemas cerrados a los cuales no se pueden agregar datos ni variaciones.A largo plazo este sistema se vuelve inaceptable» (1992a: 3-21), y sostenerque el hipertexto existe sólo y en tanto es parte de una red infinita:

La red hipertextual permite el acceso a cualquier cosa que esté registrada enla red; se trata de una diferencia enorme, que aumenta continuamente [...] Almargen de la capacidad del hardware, un disco no lo puede contener «todo»,porque «todo» no se refiere a un cuerpo de informaciones bien delimitado,

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sino a una avalaucha en curso que cambia radicalmente día tras día (1992a:2-48).

Corno el Memex de Bush, que nunca pasó de ser un artículo periodístico,las ideas de Nelson han sido una fuente constante de reflexión e inspira­ción para varias generaciones de programadores e investigadores. Es evi­dente que la concepción reticular de la textualidad defendida a capa y es­pada por N elson admite muchos enlaces con la reflexión semiótica yIiteraria.Afinales de la década de 1960 algunos semiólogos corno RolandBarthes comenzaron a pensar ya la textualidad en términos reticulares, yen los años ochenta el hipertexto fue festejado con champán francés en losdepartamentos de literatura estadounidenses en medio de la borracheradeconstruccionista (Landow, 1995, 1997).

2.1.4. Reticularidades

La digitalizacióny el advenimiento de las redes interactivashan supuesto,en verdad,el mayor factor desestabilizador

de los medios de comunicación.R. SALAVERRÍA

En 1958 el gobierno estadounidense creó la Advanced Research ProjectsAgency (ARPA), un ente público de desarrollo científico para superar enel campo tecnológico a la Unión Soviética, que el año anterior habíapuesto en órbita el primer satélite artificial. Un grupo de científicos perte­necientes al ARPA -entre los que se encontraban Joseph Lick:lider- co­menzó a trabajar a principios de la década del 1960 en la creación de unared de ordenadores basada en la transferencia de datos por paquetes (packetswitching) desarrollada originalmente por Paul Baran para la Rand Corpo­ration. El resultado sería Arpanet, la primera red que interconectaría algu­nas universidades y centros de investigación de Estados Unidos. Despuésde un período de prueba, Arpanet fue presentada oficialmente en 1972durante las sesiones de la lnternational Conference on Computer Com­munication (ICCe).

Ya en estos primeros años de vida en línea los investigadores descubrie­ron que, más que utilizar la red para resolver complicados problemas ma-

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temáticos aprovechando la potencia de cálculo de un ordenador situadoen la otra costa del pais (el llamado remote eomputing), los científicos usabanArpanet para intercambiar mensajes personales. Por las redes digitales cir­culaba propaganda contra la guerra en Vietnam, informaciones sobre elcaso Watergate y las primeras copias de Adventure, una versión digital deDungeons and Dragons [Dragones y mazmorras], el juego fantástico de rol.También en este período se organizaron algunos grupos de noticias (news­groups) como el MsgGroup, quizá la primera comunidad virtual de la eradigital. A mediados de los años setenta redes similares a Arpanet se difun­dieron en Europa, especialmente en Italia, el Reino Unido, Noruega yAlemania. Algunos comenzaron a pensar en una interconexión de todasestas redes utilizando los satélites de telecomunicaciones, o sea, crear unared de redes o inter-red (inter-net). Los problemas que cabía resolver noeran pocos e iban desde definir los protocolos para que todos estos siste­mas pudieran dialogar entre sí hasta la creación de gateways con objeto dedirigir y distribuir los paquetes de datos.

Entre 1974 Y1981 se definió el protocolo TCPIIP (Transmission ControlProtoeol/internet Protoeol), todavía hoy en uso. La transición al TCPIIP «fuequizá durante años y años el evento más importante en la historia del des­arrollo de internet. Después de la instalación del protocolo TCPIIP la redfue capaz de difundirse por todos lados; los protocolos simplificaban latransmisión de datos de una red a otra» (Hafner y Lyon, 1998: 227). Gra­cias al TCPIIP la red creció a ritmo exponencial. En 1980 internet habíasuperado los 1.000 hosts (nodos); siete años más tarde esa cifra se elevabaa 100.000. A finales de los años ochenta la madre de todas las redes, supe­rada por su propio crecimiento, fue sustituida por la nueva red de la N atio­nal Science Foundation (NSFNET), que permitía transferir los paquetesde datos de manera mucho más rápida (véase la figura 2.2).

La World Wide Web fue inventada por un grupo de investigadores yprogramadores a comienzos de la década de 1990. Ese año Tim BernersLee (2000) y otros miembros del CERN (Conseil Européen pour la Re­cherche Nucléaire) de Ginebra desarrollaron la primera versión de unsoftware para extraer e introducir información en cualquier ordenadorconectado en internet. El programa utilizaba el Hypertext Tranifer Protoeol(HTTP o protocolo de transferencia de hipertexto) para la comunicación

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1969

1974

Figura 2.2.

El desarrollo de la estructura de internet"

5. Imágenes provenientes de http://www.cybergeography.org.

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1987

1999

Figura 2.2. (cont.)El desarrollo de la estructura de internet

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cliente/servidor y permitía presentar la información disponible en líneaempleando el Hypertext Markup Language (HTML o lenguaje de etiqueta­do de documentos hipertextual). Un año más tarde la tecnología fuetransferida a otras plataformas y difundida entre diversos centros de inves­tigación, donde los programadores empezaron a trabajar en estos protoco­los para mejorar sus prestaciones.

En 1993 un grupo de la Universidad de Illinois presentó la versión alfade Mosaic, un navegador (browser) con interfaz gráfica que tuvo una rápidadifusión entre los usuarios de la web. Poco después el grupo se alejó de launiversidad para fundar N etscape, la empresa que contra toda la lógica co­mercial difundió gratis su programa para navegar en una red digital que fi­nalmente ya estaba al alcance de todos. Sólo la entrada tardía y prepotentede Microsoft al mundo de internet -que terminó imponiendo su pro­grama Explorer amparado bajo el paraguas del sistema Windows- logródesplazar en pocos años al primer navegador de uso masivo. Esta batalla delos navegadores -Netscape Navigator frente a Microsoft Explorer- nologró frenar el enriquecimiento gráfico de las páginas (imágenes GlF ani-.madas, formatos a elevada compresión y calidad como elJPG o PNG, et­cétera) ni la incorporación de funciones multimedia e interactivas graciasa tecnologías como Shockwave,Java, Flash, Dynamic HTML, etcétera.

El crecimiento exponencial de la red de redes ya no se detendría. En1992 internet alcanzó los 600 mil hosts y articulaba unas 7.500 redes (1millón de ordenadores) y en el año 2000 superó los 300 millones de usua­rios (el 5% de la población mundial). Su estructura abierta la convierte enun gran organismo vivo, dinámico y en permanente evolución.'

Como sostiene Winograd (1997) con el correr de los años se verificó eldesplazamiento from computing to communication: los ordenadores dejaron deser vistos como gigantescos cerebros electrónicos destinados a resolverproblemas matemáticos para ser considerados dispositivos de comunica-

6. Esto no significa que la red sea el reino del caos, ya que existe una organización inter­nacional-el World Wide Web Consortium dirigido por Tim Berners Lee- que regula losprotocolos de comunicación. Respecto a la gestión de los dominios y las direcciones URL,la ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers) es la responsable dereglamentar y administrar las registraciones.

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ción. Como acabamos de explicar, los usos comunicacionales de la red yaestaban presentes en las primeras experiencias de interconexión dentrodel programa Arpanet a finales de los años sesenta. El intercambio de co­rreos electrónicos ha sido y es una de las principales actividades que ejecu­tan los usuarios de las redes digitales. Pero en la comunicación mediadapor computadoras (CMC) confluyen diferentes estilos, desde el uno-a­muchos (por ejemplo en las listas de correo) hasta el uno-a-uno del co­rreo electrónico, pasando por el muchos-a-uno, un formato mixto que in­tegra la comunicación de masas y la interpersonal o el muchos-a-muchosde las comunidades virtuales o de los sistemas entre pares (peer-to-peer oP2P) como Napster o eMulc". Según Burnett y Marshall, «la web es, si­multáneamente, una forma de comunicación de masas y un uno-a-uno»(2003: 59). Desde una perspectiva teórica las configuraciones muchos-a­muchos son las más interesantes, ya que han demolido el clásico paradig­ma uno-a-muchos del broadcasting sobre el que se asentaban las viejas teo­rías de la comunicación de masas."

Con la aparición de weblogs, wikis y la denominada web 2.0 (GilImor,2004; Piscitelli, 2005a; O'Reilly, 2005; Cobo Romaní y Pardo Kuklinski,2007) podemos decir que la red digital comienza a acercarse a las ideaspioneras de Vannevar Bush, Ted N elson y Douglas Engelbart. JOYa no esta­mos hablando tanto del hipertexto entendido como una estructura de do-

7. Parauna historia de la evolución de esta plataforma colaborativa pionera que terminóen la mira de las grandes empresas discográficas, consúltese http://en.wikipedia.org/wi­ki/Napster.

8. http://www.emule-project.net.9. Otra posibilidad es describir las formas que adopta la CMC desde una perspectiva

conversacional. En este caso también nos encontramos con diferentes formas de comunica­ción: monológica (lista de correos), dialógica (correo electrónico), debate (grupos modera­dos) y lo que algunos denominan multilogue (chats, MUDs, newsgroups, etcétera) donde eldebate no está moderado. Según su visibilidad, la CMC puede ser dialógica (uno-a-uno),

difusión (uno-a-muchos) o multicast (muchos-a-muchos), pero si consideramos el lugar y eltiempo de la comunicación, nos encontraremos con una comunicación sincrónica o asin­crónica (simple o distribuida).

10. Además de desarrollar las primeras interfaces gráficas, no debemos olvidar que En­gelbart fue también uno de los pioneros del groupware, una tecnología que favorecía el traba­

jo cooperativo por medio de una red digital de comunicación (véase la sección 2.1.5).

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cumentos interconectados sino de una red de usuarios interactuando entre símediatizados pordocumentos compartidos y dispositivos de comunicación.

Los weblogs son un potente y al mismo tiempo sencillo dispositivo paraescribir comentarios y generar espacios paratextuales de debate; los wikis,por su parte, posibilitan a cualquier usuario modificar los contenidos pre­sentes en una web construida con esa tecnología. A mediados de la primeradécada del siglo XXI blogs y wikis constituyen uno de los fenómenos másinteresantes dentro de la web. Gracias a su filosofía de diseño, estos sistemaspermiten poner en prácticas novedosas formas de gestión del conocimien­to como laWikipedia11 o espacios para compartir imágenes y vídeos comoFlickr" oYou'Iube". De esta manera laWorld Wide Web, al ir más allá de laorganización reticular de la información para incorporar una serie de fun­ciones que aumentan la posiblidad del usuario de interactuar con los docu­mentos y compartirlos, comienza a materializar la idea de hipertexto talcomo la defendia Ted N elson. Esta' capacidad de crear redes es uno de loscomponentes fundamentales dé las nuevas formas de comunicación."

2.1.5. Interactividades

Los medios interactivos nos exigen identificarnoscon la estructura mental de otro sujeto.

L.MANOVICH

El concepto de interactividad puede asumir diferentes sentidos. A veces lainteractividad es una respuesta preprogramada dentro de un sistema; en ese

11. http://www.wikipedia.org.12. http://www.f1ickr.com.13. http://www.YouTube.com.14. ¿Qué piensa Ted Nelson de laWorldWide Web? En una entrevista realizada en el año

2001 para el programa Ca Digital de la BBC, Nelson marcó las diferencias entre la WorldWide Web y su idea original de hipertexto: «[ ... ] nosotros estamos usando una forma dege­

nerada de hipertexto estandarizada por gente que, yo creo, no entiende los problemas reales[... ] LaWorldWide Web no es lo que nosotros tratamos de crear. Los enlaces van en un so­lo sentido. No hay un sistema permanente de publicación. No hay forma de escribir unanota marginal que otra gente pueda ver [... 1No se puede citar de manera libre [... ]»(2001). Sin embargo Nelson ha reconocido que los wikis constituyen un sistema muy cer­cano a su ideal original de hipertexto (comunicación privada con el autor).

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caso el mensaje que recibirnos hace referencia al inmediatamente anterioro a una serie de mensajes intercambiados antes. Hay interactividad en lascomunicaciones sujeto-sujeto pero también en los intercambios entre unsujeto y un dispositivo tecnológico. En este segundo ejemplo la interacti­vidad se desarrolla en la interfaz, que se podría definir corno el lugar de lainteracción (Scolari, 2004).

Al igual que el concepto de hipertexto, para reconstruir la evolución delas interactividades digitales debernos remontarnos a la década de los se­senta, cuando se gestó la mayoría de las tecnologías que hoy nos sorpren­den. En 1960 Joseph Licklider (2001: 56) publica un artículo fundacionaltitulado «Man-Computer Symbiosis» donde expone las bases de la inter­acción persona-computadora:

La simbiosis entre el hombre y la computadora es uno de los desarrollos espe­rados en la interacción cooperativa entre las personas y los ordenadores elec­trónicos. Esta [simbiosis] incluirá un acoplamiento cercano entre el hombre ysus socioselectrónicos [... ] En estarelación simbióticael hombre fijará los ob­jetivos, formulará las hipótesis, determinará los criterios y realizará las evalua­ciones. Las computadoras harán el trabajo rutinario necesario para preparar elcamino hacia las comprensionesy decisiones en el campo técnico y científico.

Según Licklider esta relación simbiótica entre el sujeto y la computadoraes la que permitirá alcanzar una eficiencia en las operaciones intelectualesdificil de lograr por un sujeto trabajando aislado. Esta idea fue recogidapor el ingeniero Douglas Engelbart del Stanford Research Institute. Enmayo de 1962 Engelbart escribió una carta aVannevar Bush solicitandosu autorización para citar algunos párrafos de su artículo sobre el Memex.Entonces Engelbart estaba desarrollando el que sería el primer sistemadigital de producción colectiva (groupware) basado en la idea de hipertex­to (Engelbart, 2001). El proyecto Augrnent -que permitía a un grupo detrabajadores compartir información dentro de una red de ordenadores yexpandir de esa manera su capacidad productiva- constituyó una etapafundamental en la historia que llevó a la construcción de las actuales má­quinas digitales interactivas. Una parte del personal que colaboraba conEngelbart en Stanford confluyó, a principios de los años setenta, en el mi­tico PARC, el laboratorio de la Xerox en Palo Alto, donde fueron crea-

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dos los primeros ordenadores con una interfaz gráfica amigable (userjriendly).

Si bien Engelbart provenía de las ciencias duras, al igual que Bush eraun intelectual con una formación integral que siempre manifestó un inte­rés especial por los usos sociales de la tecnología. En su carta a Bush el jo­ven ingeniero describía su programa de trabajo como una «exploración dela creciente capacidad de manipular símbolos» aplicada a la resoluciónde problemas concretos. El objetivo de Engelbart era re-diseñar la estruc­tura conceptual y metodológica con la cual operamos para poder afrontarde manera eficiente situaciones problemáticas. La filosofía que animaba suinvestigación parte de una hipótesis resumida tres décadas más tarde porPierre Lévy con estas palabras: "Las diferentes concatenaciones de medios,tecnologías intelectuales, lenguajes y métodos de trabajo disponibles enuna época determinada, condicionan fundamentalmente el modo de pen­sar y funcionar en grupo de una sociedad» (1992: 61).

La incesante actividad en el campo tecnológico desarrollada por Engel­bart -quien es considerado por muchos como elThomas Edison de la in­formática-. lo llevó a diseñar y construir numerosos dispositivos que revo­lucionaron la forma de interactuar con las máquinas digitales. Engelbart nosólo ha inventado el mouse (<<indicador de posición X-y para sistemas conmonitor. o, más familiarmente, ratón), un componente fundamental de lasactuales interfaces que bastaría para adjudicarle un lugar preeminente en lahistoria de la informática; este genial científico ha desempeñado un rolcentral en el estudio y desarrollo de sistemas que agilizan el aprendizaj e y eluso en red de los ordenadores. El equipo de Engelbart en Stanford ha sidopionero en el diseño de interfaces gráficas (bisabuelas de los actuales siste­mas Macintosh y Windows), sistemas de ayuda integrados a la interfaz (helpon-line), procesadores de textos y sistemas de correo electrónico. En sólodos décadas todos estos revolucionarios dispositivos pasaron a formar partede la dotación estándar de cualquier ordenador personal.

¿Es la interactividad, ese «acoplamiento entre el hombre y sus socioselectrónicos», lo que define a las nuevas formas de comunicación de la eradigital? A finales de los años ochenta, poco tiempo antes de que la WorldWide Web remodelara nuestros hábitos de producción y consumo cultu­ral, Heeter (1989) describía los desafíos que las tecnologías interactivas

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proponían a la comunicación." Dicho autor identificó varias dimensionesde la interactividad y analizó cómo las tecnologías de la interacción esta­ban cambiando nuestros conceptos de comunicación interpersonal o ma­siva. El desarrollo de esas primeras interpretaciones -realizadas cuandonadie se imaginaba fenómenos corno los weblogs, los buscadores o el ma­trimonio entre internet y la telefonía móvíl- es sumamente valioso parala construcción de una teoría de las nuevas formas de comunicación."

15. Otro pionero de la reflexión sobre la interactividad en los estudios de comunicaciónes Rafaeli (1988).

16. Heeter coloca a la interactividad en el centro del debate teórico sobre los nuevos pa­radigmas de la comunicación. El concepto, desde su planteamiento, se presenta esquivo y di­ficil de encuadrar desde la teoría. Según este investigador, la interactividad puede vincularsea seis dimensiones:

• Mayor número de opciones: los usuarios -ya no se habla de público o espectadores- de­ben tomar decisiones, incluso cuando consumen los medios tradicionales. La informaciónsiempre es seleccionada o buscada, nunca simplemente recibida. Los nuevos medios exigendiferentes niveles de actividad (no todos en la misma proporción) a diferentes usuarios (notodos dispuestos a interactuar en el mismo grado).

• Mayor esfuerzo por parte de los usuarios: considerando que para acceder a la informaciónlos usuarios deben invertir más tiempo y energía, la problemática de la interacción entre elsujeto y las máquinas se coloca en el centro del debate. A su manera Heeter señala, desdelas teorías de la comunicación, la necesidad de abrir el diálogo con las investigaciones sobrela interacción persona-computadora (Human-Computer Interaction) que por entonces esta­ban despegando.

• Respuestas del sistema a los inputs del usuario: la interactividad se asocia al diálogo; en estecontexto, si la máquina dialoga con el usuario debe ofrecerle respuestas rápidas y pertinentes.

• Control permanente del usuario/espectador: a diferencia de los medios tradicionales, losmedios interactivos generan una retroalimentación continua (continuous ftedback) que re­sulta de gran utilidad para medir la conducta de los usuarios, los cuales ni siquiera llegan aadvertir este control.

• Facilidad para que el usuario genere informaciones: en algunos casos los medios digitalestienden a eliminar la diferencia entre emisor y receptor.

• Facilidad para la comunicación interpersonal: los nuevos sistemas pueden promover la co­municación de masas,interpersonal, o ambas.

Quince años después de las reflexiones pioneras de Heeter, los expertos en interacción per­sona-ordenador se preguntan si las tecnologías interactivas no están remodelando el futurode los medios masivos (Macdonald,2004).

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Muchos investigadores proponen que la interactividad sea lo que definaa los medios digitales. A diferencia de los medios tradicionales, ahora es po­sible detectar una «relación transformativa entre e! usuario del medio y elmismo medio. La capacidad de transformar su flujo y la forma de presentarsus contenidos está codificada dentro de los nuevos medios. Esta relacióntransformativa es básica para entender la diferencia entre "activo" e "inter­activo" [... J» (Marshall, 2004: 13). Según este investigador, e! papel activode! espectador mediático reconstruido por los estudios culturales se limita­ba al trabajo intertextual durante el proceso de interpretación. La interacti­viciad en e! consumo de los nuevos medios va mucho más allá." Por un la­do estaríamos en presencia de sistemas de comunicación que aumentan lainterconexión entre usuarios y las posibilidades de modificar/controlarla forma cultural (exchange e interplay); por otro, los nuevos medios creanentornos inmersivos donde e! sujeto forma parte de un sistema mayor. Apesar de haber sido consumado y abusado por los ciberdiscursos, convir­tiéndose de hecho en un comodín semántico, Marshall reivindica la espe­cificidad de los medios digitales y considera que la interactividad es el ele­mento clave que termina por hundir el modelo de! broadcasting.

La interactividad conformaría, de esa manera, un nuevo tipo de usuario,mucho más poderoso. Sin embargo este sentimiento de control y podertextual (en un videojuego o en un sitio web el usuario es quien decide ha­cia dónde quiere ir) se opone a los límites a su libertad que le impone elcreador de ese entorno (e! diseñador del videojuego o del sitio creó losdispositivos y las opciones que el usuario puede elegir). Incluso en entor­nos inteligentes -por ejemplo algunos videojuegos basados en sistemasde simulación con atisbos de inteligencia artificial- e! usuario no puedeescapar a la dialéctica control/libertad. Según Marshall

17. Marshall (2004) sostiene que el concepto de interactividad posee dos raíces. En el con­

texto de la comunicación interpersonaJ hace referencia a la influencia recíproca entre suje­tos y a la pérdida de autoridad en favor de una relación más igualitaria (por ejemplo la inter­actividad entre sujetos dentro de un grupo). En el discurso ambiental, por su parte, laconcepto de interactívidad se refiere a la teoría de los sistemas y a la interrelación de diferen­tes elementos para la constitución de un espacio (por ejemplo la inreractividad entre los ma­teriales de un edificio y el entorno).Ambas raices aflorarían en los nuevos medios.

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entender la cibernética nos permite comprender cómo el tipo de interactivi­dad que proponen los ordenadores (que trabajan con el modelo cibernético)se basa en integrar a la persona dentro de los objetivos del sistema y conservarla información de su actividad. La cultura de los nuevos medios implica viviren este mundo cibernético del controlo, como mínimo, potencialmentecontrolable (Marshall, 2004: 19).

Aprender la lógica de un software o interpretar el funcionamiento de unteléfono móvil con decenas de funciones obliga al usuario a amoldarse a lainterfaz y aclimatarse a un entorno de interacción. Estos procesos de adap­tación tecnológica se han naturalizado de tal manera que se han vuelto ca­si imperceptibles (Scolari, 20(4). En otras palabras, el entorno cibernéticotermina por construir un dispositivo ideológico que engulle a su usuario.Además, el control del usuario durante el proceso interactivo se refuerzapor los dispositivos de tracking que registran sus acciones y movimientos.

Esta dimensión que hace referencia al control inscrito en las tecnolo­gías de matriz cibernética se contrapone a la dimensión emancipadoraque transfiere poder del autor al lector (Landow, 1995, 1997). En los me­dios digitales los usuarios tienden a convertirse en productores textuales y,al interactuar en red, aumentan la entropía del sistema. Si el control remo­to de los televisores generó una polifonía textual y aumentó el rol del es­pectador en la neotelevisión (Eco, 1983), la interactividad de los mediosdigitales consolida ese recorrido y acentúa aún más la disolución de algu­nas categorías de análisis (por ejemplo emisor y receptor). Este nuevo tipode subjetividad se puede resumir en la figura híbrida del prosumidor (delinglés prosumer o produser), una combinación entre el productor y el con­sumidor (véase la tabla 2.5).

En otras palabras, nos encontramos frente a una ruptura de las categorí­as que fundaban el proceso cultural y ante un desplazamiento desde elconsumo a la producción comunicaciona1. Al participar en el control delos contenidos, el usuario de los medios interactivos termina por conver­tirse en parte de ese contenido. Parafraseando a McLuhan, podría decirseque en las nuevas formas de comunicación digital el usuario es el mensaje.

Investigadores como Strate (2000) han tratado de desmontar este enla­ce directo entre medios digitales e interactividad porque reduce el consu-

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Tabla 2.5.

Dialéctica de la interactividad

Control de usuano Libertad delusuario

Tecnología cibernética: obliga alusuario a interactuar Entropía: las redes de sujetos generan desorganizaciónenlos términos de lamáquina. enelsistema.

Vigilancia: interactuar en una red digital significa dejar Prosumidor: ruptura de las categorías quefundaban elhuellas, datos quepueden sercruzados con otros y proceso cultural (producción/consumo) ycontribuir alconocimiento delusuario (tracking¡. desplazamiento desde elconsumo a laproducción.

Adaptación tecnológica: los usuarios deben Usosdesviados: los usuarios llevan a caboarnbientarse a cadanueva tecnología, modífícar sus descodificacíones aberrantes querediseñan lascuerpos y sucognícíón a laforma de lainterfaz. interfaces y les hacen hacer cosas noprevistas porel

creador.

Ideología: eldispositivo inmersivo seconvierte enun Tácticasde resistencia: a las estrategias delproductordispositivo ideológíco queenvuelve al usuario. delatecnologia seoponen las tácticas deuso.

FUENTE: Marshall(2004)y aportaciones del autor

mo de los viejos medios a un proceso pasivo. La imagen del televidenteembobado frente a la pantalla ha sido superada hace años por los investiga­dores de los medios. Como enseñan la semiótica, los estudios culturales ylas teorías de la recepción, e! consumo de los medios siempre es un proce­so activo donde, entre otros factores, se cruzan competencias textuales, ex­periencias previas de recepción e influencias socioculturales. Según Strate,el contraste puede ser superado desde el momento en que las más pasivasexperiencias mediáticas «exigen cierta cantidad de participación, ya seaque se trate de hacer zapping de un canal a otro, pasar una página o simple­mente crear un significado; al mismo tiempo, e! usuario puede limitarse aseguir acciones programadas por e! ordenador l... J» (2000: 267). TambiénManovich se apunta en esta linea de análisis al sostener que las formas ar­tísticas siempre han exigido la interacción del lector/ espectador, porejemplo para completar el significado de una elipsis narrativa o para captare! sentido de una arquitectura. En un nivel más profundo «los mediosinteractivos nos exigen identificarnos con la estructura mental de otro su­jeto. Si e! espectador cinematográfico estaba obsesionado y trataba deemular el cuerpo de la estrella, al usuario del ordenador se le exige seguirla trayectoria mental del diseñador de los nuevos medios» (2001: 61).

Más allá de los posible efectos colaterales sobre las teorías de la comuni­cación de masas, las cuales ya superaron hace años la fase de! receptor hip-

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notizado por las imágenes de la pantalla, podemos afirmar que 1) los tex­tos de cualquier medio de comunicación -más o menos interactivo quesea- siempre generan un amplio espectro de interpretaciones posibles, y2) en los últimos años se han desarrollado medios de comunicación queexigen una mayor participación del receptor (ahora reconvertido en usua­rio). La interactividad, desde esta perspectiva y con sus luces y sombras, seencuentra en el centro de esta experiencia comunicacional y deberemostenerla muy en cuenta a la hora de definir nuestro objeto de estudio.

2.1.6. Multirnedialidad, convergencias y rernedacíones

Laweb es eclécticae inclusiva y sigue pidiendo prestadosy remedando casi cualquier medio visual o verbal que conozcamos.

J. D. BOLTER y R. GRUSIN

Volvamos a unos de los elementos fundamentales de la vida digital segúnNegroponte: la multimedialidad. En este aspecto la digitalización ha favore­cido la convergencia de todo tipo de información en un único soporte.Imágenes, sonidos, palabras ... todo puede ser reducido a una masa de ce­ros y unos. Un bit es un bit es un bit. En este marco tecnológico el pro­ducto cultural es diseñado para ofrecer un sistema integral a sus audiencias,un paquete textual que abarca todos los medios y lenguajes imaginables(largometraje, trailer, videojuego, serie televisiva, tipografia, diseño gráfico,música, etcétera)."

El concepto de multimedialidad gozó de gran difusión en los primerosaños noventa, cuando la World Wide Web apenas estaba naciendo y elCD-ROM era el soporte ideal para combinar lenguajes. Sin embargo susorígenes se pierden en los agitados happenings de los años sesenta, cuandoel término multimedia fue utilizado por Andy Warhol para definir a suE.P.!. (Exploding. Plastie. Inevitable), una instalación con varias pantallas queconformaban un entorno multimedia (multimedia environment). Desde laperspectiva de la comunicación digital la multimedialidad realza la expe-

18. Marshall denomina a este complejo textual un ebien intertextual» (intettextual com­modity) (2004: 23).

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riencia del usuario, el cual puede interactuar con textualidades complejasdonde se cruzan y combinan diferentes lenguajes y medios. Ambos térmi­nos -nos referimos a multimedia y multimedialidad- han sufrido tantodesgaste a nivel discursivo que nos aportan muy poco desde un punto devista teórico. Periodistas, publicistas y tecnólogos se encargaron de vaciar­los de contenido. Desde una perspectiva teórica, si se desea trabajar las hi­bridaciones de diferentes medios y lenguajes quizá convendría recuperarotros conceptos menos gastados, por ejemplo remedación o convergencia.

Mientras escribimos estas lineas la palabra multimedia está perdiendo va­lor en el mercado semántico digital, mientras que las acciones del términoconvergencia cotizan a la alza. Sin embargo, los «accionistas» a menudo no seponen de acuerdo sobre su valor real. Para Miller (2004) la convergenciaadmite dos declinaciones: convergencia digital o convergencia industrial. Laprimera hace referencia al proceso que aquí hemos llamado digitalización,o sea, la reducción de todos los flujos informativos a una serie de bits. Laconvergencia industrial es, en parte, una consecuencia de la anterior y re­envía a los procesos de confluencia!fusión de actividades entre diferentessujetos económicos. Esta segunda confluencia lleva, según Miller (2004:180) a la conformación de un nuevo sector de la economia: la industriadel multimedia interactivo (interactive multimedia) o el sector de las infoco­municaciones (info-communications).

Otros investigadores distinguen una mayor cantidad de matices en elconcepto de convergencia. Para Salaverría (2003) la convergencia multimediaimplica cuatro dimensiones: empresarial, tecnológica, profesional y comu­nicativa. En el primer caso la convergencia hace referencia a la diversifica­ción mediática dentro de un mismo grupo de comunicación, en el segun­do a las transformaciones en los procesos de producción informativa, en eltercero a las transformaciones del rol del periodista y en el cuarto a las hi­bridaciones semióticas que se verifican en las narrativas multimedia. Sibien el trabajo de Salaverría se encuadra en un estudio de las transforma­ciones en el sector periodístico, sus reflexiones sobre la convergencia sonextrapolables a todo el ecosistema mediático. Según Salaverría, el grado deevolución de esas cuatro dimensiones no es uniforme. Ciertas dimensio­nes -en particular, la empresarial y la tecnológica- cuentan «con un ni­vel de desarrollo avanzado porque, con un par de décadas a sus espaldas,

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HIPERMEDIACIONES102

fueron las primeras en iniciarse y, asimismo, porque ha sido en ellas dondemás se ha invertido». Respecto a la dimensión profesional y la comunicati­va, éstas «se encuentran todavía en un estadio embrionario» (ibíd.). Res­pecto a la actitud adoptada por los medios de comunicación, según esteinvestigador uno de los principales retos consiste en potenciar el desarro­llo de las dimensiones profesional y comunicativa, y no reducirse sólo a losaspectos empresariales y tecnológicos:

Si a menudo resultaya complicado realizarlas tareas informativasa través de lasrutinas periodísticas clásicas, no es extraño que los medios muestren recelos a la

hora de arriesgarsea experimentar con nuevasformas de abordar esas cobertu­ras. Esos recelosse explican especialmente cuando esas nuevasformas compor­tan el uso de unos recursos que buena parte de los periodistas aún no dominany, además, pueden implicar la coordinación de diversos medios con culturasperiodísticas a menudo muy distanciadas. Asi pues, no hay que engañarse.Lascoberturas informativasmultiplataforma y/o multimedia son complejasy con­sumen abundantes recursos técnicos y humanos. Ahora bien, pensamos quemerece la pena arriesgarse a experimentar con ellas, porque comienza a de­mostrarse que producen efectos beneficiosos a medio y largo plazo (ibid.).

Lo que está pasando en las redacciones de los medios informativos es re­presentativo de las transformaciones que está sufriendo toda la industriacultural. La desaparición de figuras profesionales tradicionales, la apariciónde perfiles polivalentes, el desarrollo de nuevas rutinas productivas y la en­trada prepotente de las tecnologías dentro de las redacciones son sólo al­gunos de los elementos que marcan el nuevo paisaje profesional (Scolari etal., 2006a, 2007a, 2007). Según Salaverría, el periodista multimedia admi­te dos interpretaciones: el periodista multiárea y el periodista multiplataforma.El periodista multiárea asume múltiples labores de redacción, fotografia,edición, etcétera, que antes eran realizadas por distintos profesionales. Enel caso de los periodistas multiplataforma, un mismo profesional elabora ydifunde sus informaciones a través de múltiples canales, ajustando sus tex­tos a las características de cada medio. En ambos casos el trabajo del perio­dista se vuelve vertical o, lo que es lo mismo, asume mayor responsabilidady protagonismo en el proceso de producción informativa (Salaverria,2003) (véase la tabla 2.6).

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Tabla 2.6.La convergencia mediática

• Fusión de empresas complementarias.• Diversificación mediática /multipllcación de mediosdentrode un mismogrupode

comunicación.• Lasnuevas plataformas en línea obligan a revisar losmodelosde articulación entrelos

medios.• Conformación de nuevos sectores de laeconomía (multimedia interactivo,

infocomunicaciones).

• Digitalización de losprocesos de edición, producción y difusión con los consecuentescambiosen lasrutinasproductivas y procesos de producción cultural.

• Transformación de lastareasdentrode los medios.• Difusión de nuevas formasde hacery difundir la información (periódicos electrónicos,

blogs,wikis,etcétera).• Adopciónde sistemas de gestiónde contenidos multimedia (XML).• Proliferación de nuevos dispositivos receptores digitales(OVO portátiles, vídeoiPods,

teléfonos móviles, etcétera).

• Nuevas figurasprofesionales (interaction designer, gestorde contenidos, etcétera).• Desaparición de figurasprofesionales tradicionales (totornecánico, corrector, etcétera).• Nuevos perfiies (periodista multitarea, periodista multiplataforma).• Verticalización (elcomunicadorasumemayorresponsabilidad y protagonismo enel

procesode producción informativa).

• Nacimiento de unanuevaretórica multimedia (convergencia retórica).• Expansión de algunos lenguajes y medios(infografía).• Convergencia de servicios (unamismainformación sedistribuyeenvarioscanales).

FUENTE: Salaverría (2003), Miller (2004), Fagerjord (2003) y aportaciones del autor.

Más allá del discurso sobre la convergencia multimedia, conviene teneren cuenta algunos datos que frenan el entusiasmo por las sinergias semió­ticas, tecnológicas o empresariales. Miller nos recuerda que muchas de lasfusiones empresariales tan publicitadas en su momento terminaron engrandes fracasos (2004: 181). Salaverría sostiene que «todavía existen múl­tiples incógnitas y recelos sobre el futuro de la convergencia multimediaen las empresas de comunicación. Tanto los editores (por razones econó­micas) como los periodistas (por motivos laborales) muestran lógicas re­servas ante los cambios que la convergencia digital amenaza con provocaren el panorama consolidado de los medios» (2003). Por otro lado, las rela­ciones entre los grandes grupos no son precisamente de transparente cola­boración. Uno de los frenos a la difusión de contenidos audiovisuales en

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HIPERMEDIACIONES104

los teléfonos móviles ha sido la falta de acuerdo entre los sectores que sedisputan el mercado: las empresas de telecomunicaciones, los fabricantes

de teléfonos y los productores de contenidos.Suelen suceder cosas extrañas cuando los usuarios entran a formar

parte de los procesos de convergencia. Como vimos en la sección ante­rior, la red de actores involucrados se expande y nacen nuevas dinámicas.

Según Miller,

las estrategias de convergencia se basaban originalmente en la idea de que,gracias a la digitalización, las empresas mediáticas podrían saltar por encimade los distribuidores y alcanzar directamente a los consumidores por medio dela web [... ].A diferencia de lo que se había predicho, lo que podemos ver enlos últimos dos años es el fracaso de la convergencia como instrumento para(la conformación de) mercados seguros y en favor de los oligopolios estable­cidos. Los ejecutivos que lideraron las estrategias de convergencia no sóloperdieron sus valores y sus trabajos, sino que, al menos en el caso de las edito­ras musicales, están perdiendo ganancias en la medida en que cada vez másusuarios descubren que pueden obtener la canciones (e incluso los largome­trajes) gratis en la red (2004: 183).

La evolución tecnológica nos demuestra una vez más que las descodifica­ciones aberrantes y las sobreinterpretaciones en el uso son parte constitu­

tiva de las relaciones dentro de un ecosistema mediático. La convergencia,soñada como un proceso económico-semiótico de fusión de empresas ylenguajes, termina generando efectos colaterales en los lugares menospensados, por ejemplo dentro de las redacciones periodísticas o en el con­

sumo cooperativo de bienes culturales reproducidos digitalmente.¿Qué sucede cuando la convergencia de lenguajes y medios supera la

fase inicial? Las diferentes retóricas abandonan sus respectivas ventanas en

la pantalla y se contaminan entre sí. La multimedialidad o la convergencia retó­rica dejan de ser algo más que una suma de medios en una única pantalla:

los lenguajes comienzan a interactuar entre sí y emergen espacios híbridosque pueden dar origen a nuevas formas de comunicación. Esta idea queestamos delineando nos aleja de cualquier planteamiento extincionista.

Cuando nace un nuevo medio o lenguaje las formas anteriores de comu­nicación no desaparecen como los dinosaurios. Algunos profetas de la so-

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ciedad digital han defendido la hipótesis de que internet va a reemplazar alos medios tradicionales y que los viejos medios son especies condenadas ala extinción... Una lectura atenta de la evolución de las tecnologías de co­municación nos muestra una historia diferente. La introducción de unnuevo medio raramente ha causado la eliminación de los medios existen­tes. Más que hablar de extinción de los medios, conviene apuntar nuestramirada teórica hacia los procesos de remedación (Bolter y Grusin, 2000) ola contaminación entre interfaces (Scolari, 2004). Las máquinas digitalesfagocitan medios, lenguajes, interfaces, estéticas y teorías."

Jay David Bolter -uno de los pioneros de las teorías hipertextuales­ha desarrollado junto a Richard Grusin el término remedacién (remediation).Esta idea se ubica en el centro de una teoría de tintes mcluhanianos quepretende identificar algunas de las claves de la contaminación entre viejos ynuevos medios (Bolter y Grusin, 2000). Para estos investigadores la remeda­ció n consiste en la «representación de un medio dentro de otro medio»(ibíd.: 45) y es similar a lo que llamamos «convergencia pero con otro nom­bre» (ibíd.: 224). El planteamiento de Bolter y Grusin se alimenta de los di­fundidos postulados de McLuhan, en especial el que expresa que «el conte­nido de un medio siempre es otro medio». En otras palabras, la teoría de laremedación de Bolter y Grusin es una remedación... de las teorías mclu­hanianas.

El trabajo de Bolter y Grusin nos permite interpretar los procesos queestá viviendo el ecosistema cultural -donde se han acelerado los procesosde remedación (etodos los medios funcionan como remedadores»)- y almismo nos brinda una serie de claves para reescribir la historia de los me­dios al considerarla como una sucesión de remedaciones. Según Bolter yGrusin la remedación se funda en una doble lógica: transparencia (immediacyo transparency) y opacidad (hypermediacy u opacity). La transparencia se refierea la capacidad que tienen los medios de desaparecer, de representar direc­tamente una realidad ocultando su dispositivo. La pintura realista basada enel uso de la perspectiva, la fotografia o los sistemas inmersivos de realidad

19. Según Manovich, los ordenadores han incorporado en su interfaz mandos y funcio­nes que nos remiten a estrategias de creación artística. El collage de las vanguardias aparece

en las pantallas bajo forma de copy andpaste (2001: XXXI).

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virtual son algunos de los medios que evidencian esta capacidad. Por otrolado, la opacidad es la capacidad de derivar la atención hacia el mismo

medio. El medio se vuelve evidente, es opaco y se impone a su conteni­do. Las wunderkammers de la época barroca -con sus miles de objetoseclécticos recolectados en los confines del mundo-, el diseño gráficovanguardista del siglo xx, el hip-hop o la World Wide Web son, segúnBolter y Grusin, algunos ejemplos de formas culturales que ensalzan su

opacidad.Bolter y Grusin consideran que la transparencia y la opacidad se vincu­

lan a dos deseos humanos, uno que busca una experiencia sin mediacionesy otro que prefiere la fascinación de lo mediático. Nuestra cultura «quiereal mismo tiempo multiplicar sus medios y borrar todas las huellas de la

mediación: idealmente, quiere borrar a sus medios en el mismo acto quelos multiplica" (2000: 5). La transparencia habría prevalecido en las formasde representación occidentales desde el Renacimiento hasta la llegada dela Modernidad; la opacidad, por su parte, tendería a permanecer en un se­gundo plano a menos que una vanguardia artística la haga emerger. Cadauna de estas lógicas se encarna en dos perfiles diferenciados: allí donde elingeniero busca crear dispositivos transparentes -en los cuales la interfazdesaparece y la interacción se vuelve un proceso natural-, el artista tra­ta de descolocar al receptor creando obras que rompen el automatismo

del consumo y se vuelven opacas (Scolari,2004).Por otra parte Bolter y Grusin ven a los medios como parte de una red

de remedaciones. La World Wide Web, como cualquier otro medio de co­municación, es una máquina de remedar otros medios:

Hoy la web es ecléctica e inclusiva y sigue pidiendo prestados y remedandocasi cualquier medio visual o verbal que conozcamos. Lo que cambia cons­tantemente es el ratio de los medios que la web favorece en sus remedaciones;lo que permanece' inalterable es la promesa de inmediatez a través de la flexi­bilidad y la vivacidad de las comunicaciones en red de la web. La vivacidad dela web es una versión actualizada de la vivacidad de la televisión tradicional(Bolter y Grusin, 2000: 197).

Si los sistemas de realidad virtual, en su búsqueda incansable del hiperrea­lismo por medio del perfeccionamiento técnico del renderino en tiempo

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real, tienden a convertirse en el más claro ejemplo de inmediatez y trans­parencia, la web es el gran dispositivo hipermediatizador del ecosistemadigital. Esto significa que, al remedar todos los medios precedentes, la in­terfaz de la web «nunca será totalmente transparente. En la web domina laestrategia de la hipermediatez, alcanzando lo real llenando cada ventanacon elementos y cubriendo la pantalla de ventanas. La hipermediatez estambién la estrategia predominante en la televisión [... j» (ibíd.: 210). Deesta manera queda clara la vinculación entre remedación y convergencia: laweb remedia otros medios y éstos a su vez la remedian. Para Bolter y Gru­sin la converccncia es la «mutua remedación de al menos tres importantestecnologías -teléfono, televisión y ordenador-, cada una de las cuales esun híbrido de prácticas técnicas, sociales y económicas, que ofrece su pro­pio camino hacia la inmediatez» (ibíd.: 224). De esta forma la web remedala historia de los medios; en ella encontramos desde huellas del telégrafo,una tecnología que utilizaba un sistema binario -el código Morse-- pa­ra transmitir información en una red de nodos a lo largo y ancho del terri­torio", hasta el correo tradicional, pasando por los lengnajes audiovisuales,el teléfono; los diarios y las enciclopedias (véase la figura 2.3).

Algunos investigadores prefieren mantenerse a una distancia prudencialde estos planteamientos. Fagerjord (2003: 300) sostiene que se exagera lapresencia del medio televisivo dentro de internet: entre otros puntos débi­les el trabajo de Bolter y Grusin demostraría especial fascinación por laswebcams, un fenómeno hasta cierto punto marginal dentro de internet. Se­gún este autor noruego los límites de la teoría de las remedaciones estaríanmarcados por las relaciones bilaterales que se establecen entre diferentesmedios (televisiónlinternet, diarioslinternet, etcétera). Las hibridacionesentre los diferentes lenguajes y medios irían más allá de la «representación

20. Fidler (1998: 121) sostiene que los procesos de digitalización comenzaron «con laaplicación de la electricidad a las comunicaciones a comienzos del siglo XIX~). El código bi­nario sobre el que se asienta la transferencia de información en las redes digitales «se asociatípicamente con el desarrollo relativamente reciente de la computación electrónica y las te­lecomunicaciones pero [...1se puede encontrar su origen en los esfuerzos de los científicosy empresarios por manejar una crisis producida por la revolución industrial a comienzos delsiglo XIX».

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FUENTE: Bolter y Grusin (2000) y aportaciones del autor.

Figura 2.3.Remedaciones de laWorld Wide Web

de un medio dentro de otro medio» porque la trama de contaminaciones yapropiaciones es mucho más compleja." Por otro lado, Bolter y Grusinproponen definiciones tautológicas que poco contribuyen a la construc­ción de un edificio teórico sólido (se dice que «un medio es lo que reme­dia», se habla de la «remedación de un medio dentro de otro», y estamos de

21. Otro punto débil estaría dado por el concepto de realidad desarrollado por Bolter y

Grusin. La diferencia entre inmediatez e hipermediatez estaría precisamente dada por la ca­pacidad del dispositivo de volverse transparente (y representar directamente la realidad) o,

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DE LOS NUEVOS MEDIOS A LAS HIPERMEDIAClONES109

vuelta al inicio ... ). Según Fagerjord los autores estadounidenses, en su con­fusión semántica, se olvidan de hacer referencia a los medios en tanto cons­tructores de significado. Por estos motivos FageJjord termina descartandoel concepto de remedacion para proponer una nueva categoría de análisis-la convergencia retórica- que «enfatiza cómo diferentes estilos y sistemasde signos se combinan en complejos textos y significaciones, selecciones acargo del lector y procesos semióticos» (2003: 307). El uso del término retó­rica, según FageJjord, dejaría la puerta abierta a una posible taxonomía delas diferentes figuras de la convergencia entre lenguajes y medios."

Para terminar con esta rápida exploración de las remediaciones sólo nosqueda expresar cierta perplejidad ante esta incesante búsqueda de neolo­gismos", como si el valor de una teoría estuviera dado por la cantidad deconceptos virales que es capaz de generar. N os preguntamos si realmentevale la pena forzar los diccionarios teóricos en vez de recuperar términosanteriores a la llegada de los medios digitales -como la noción semióticade intertextualidad- ya integrados dentro de un cuerpo epistemológicoconsolidado y ampliamente trabajados en las últimas décadas. Si la remeda­ción de Bolter y Grusin puede ser equiparada al concepto de intertextuali­dad trabajado por Bajtín (1982, 1986) YKristeva (1978) ... ¿qué decir de lahipermediatez u opacidad? En los años treinta los formalistas rusos ya habían

por el contrario, de interponerse en los espectadores/usuarios y la realidad. Fagerjord con­cluye que la realidad es un efecto subjetivo que afecta a los espectadores o usuarios del me­dio. Este efecto de realidad «es diferente de texto a texto, de persona a persona. Es diferenteentre un medio inmediato y un medio hipemediado. En el medio inmediato lo real es ladiégesis mediada (que puede ser real o ficticia); en los medios hipermediados lo real es elmismo medio l...]» (2003: 304).

22. Para Pagerjord uno de los límites de las viejas teorías de la comunicación proviene desu incapacidad para pensar a varios medios de manera simultánea: podría decirse que son teo­rías monomediales (lo mismo vale para las semióticas específicas del cine, de la televisión, delteatro, etcétera). En este contexto resulta claro que una teoría de los medios de comunica­ción interactivos debe ser también pensada en términos de una «convergencia retórica»(2003: 294).

23. En este libro sólo proponemos un par de neologismos. Para más datos uno de ellosaparece en el título y se explicará su significado dentro de algunas páginas. El segundo harásu oportuna aparición en la segunda parte.

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HIPERMEDIACIONES110

desarrollado el concepto de extrañamiento para definir a las obras artísticasque rompían el automatismo de la percepción y ponían en aprietos al es­pectador que pretendía interpretarlas (Todorov, 2004). Finalmente, la in­mediatez podría asimilarse a la función referencial del lenguaje y la hi­permediatez se equipararía a la función metalingüística descritas porjakobson a principios de la década de 1960 (Jakobson, 1985)."

2.2. Definir el objeto

Tanto la hipertextualidad corno la interactividad, la reticularidad, la digita­lización, el multimedia o la convergencia son en mayor o menor medidarasgos pertinentes de las nuevas formas de comunicación. Cada uno de es­tos conceptos esclarece algún aspecto de estos procesos: si el adjetivo hiper­textual realza la importancia de las estructuras textuales complejas, la interac­tividad nos orienta hacia la navegación dentro de las redes y al intercambioentre usuarios dentro de un modelo participativo muchos-a-muchos. Lodigital, comoya analizarnos, apunta los reflectores sobre el tipo de materiali­dad que subyace a las nuevas formas de comunicación. Esta propiedad tec­nológica, al permear todos los procesos de producción y sus creaciones,tiende a volverse invisible. Finalmente, conceptos corno multimedia nos re­miten a la convergencia de medios y lenguajes.

Es evidente que por sí misma ninguna de estas propiedades alcanza pa­ra encuadrar en su totalidad la variedad de fenómenos comunicacionalesque intentarnos analizar. Por otro lado, estas propiedades se manifiestan de

24. Otro concepto emparentado con la remedacÍól1 es el de medíamóifosis. Según Pidler lamediamórfosis hace referencia a la «transformación de los medios de comunicación, gene­

rahnente por la compleja interacción de las necesidades percibidas, las presiones políticas y

de la competencia, y las innovaciones sociales y tecnológicas r... ] La mediamórfosis no estanto una teoría como un modo de pensar acerca de la evolución tecnológica de los mediosde comunicación como un todo. En vez de estudiar cada forma por separado,nos lleva a vertodas las formas como integrantes de un sistema interdependiente, y a advertir las similitu­

des y relaciones.que existen entre las formas del pasado,del presente y las emergentes l...] ycuando emergen nuevas formas de medios de comunicación, las formas antiguas general­mente no mueren, sino que continúan evolucionando y adaptándose» (1998: 57).

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manera desigual dentro de los diferentes nichos que componen el ecosis­tema mediático. Por ahora la producción más radicalmente hipertextual seexpresa en los textos escritos por los usuarios -como la Wikipedia­mientras que la producción multimedia sigue estando en buena parte enmano de profesionales. De la misma manera, no todos los productos y ser­vicios de la comunicación digital son multimedia o hipertextuales en lamisma proporción.

Para visualizar mejor las diferentes prácticas de la comunicación digitalinteractiva podemos representarlas por medio de un gráfico cartesianodonde el eje vertical parte del modelo de la difusión (uno-a-muchos) yllega hasta la lógica muchos-a-muchos, y el eje horizontal cubre el espacioque va de la monomedialidad a la multimedialidad. Las dimensiones de lasletras hacen referencia a la mayor o menor hipertextualidad de las estruc­turas textuales (véase la figura 2.4).

Muchos-a-muchos

Twitter

Wikis

Fllckr

Wikipedia

YoutubeSecond Ufe

810gs Fotoblogs Videoblogs

scccestroc Videojuegos

vroeccasttne Enciclopediasen línea

Diariosen línea Portales

Monomedlalldad -- ---- Multlmedialidad

Radioen línea

Librosen línea

FUENTE: elaboración del autor.

Email

Arrimacionesinteractivas

cnats

Listasde correo Videoconferencia

TV IP

Uno-a-muchos

Figura 2.4.

Principales aplicaciones y contenidos de la comunicación digital interactiva

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HIPERMEDIACIONES112 ~-----------------------

En este gráfico sólo hemos incorporado algunas de las aplicaciones ocontenidos que existen en la World Wide Web. Más que aspirar a la ex­haustividad, nos interesa mostrar la gran variedad de experiencias posibles.En la parte inferior izquierda se ubicarían las prácticas más cercanas a latradición como el correo electrónico, una remedación del viejo correopostal, o la radio en línea. Sin embargo, esta fuerte continuidad con el pa­sado no significa que se trate de experiencias marginales o en vías de ex­tinción: sin ir muy lejos, el correo electrónico ha sido y es la principalaplicación utilizada por los usuarios de internet. A medida que la bandaancha se ha ido extendiendo, las nuevas prácticas comunicativas se handesplazado hacia la derecha del gráfico. Actualmente las experiencias másmultimedia e inmersivas se expresan en los videojuegos y algunas instala­ciones artísticas." Finalmente, en la parte superior del gráfico se ubican lastecnologías colaborativas que conforman lo que O'Reilly ha denominadoweb 2.0: weblogs, wikis, videoblogs, etcétera (O'Reilly, 2005; Piscitelli,2005a; Coba Romaní y Pardo Kuklinski, 2007).

2.3. Definir las hiperrnediaciones

De esta manera, casi sin querer, simplemente reflexionando sobre los vo­cablos que pueblan nuestras conversaciones, nos hemos ido acercando a ladelimitación de nuestro objeto de estudio. Como hemos visto las dificul­tades para construir y nombrar un objeto mientras éste evoluciona yadopta nuevas formas no son pocas. Hablar hoy de la comunicación digital ointeractiva es tan dificil como lo podría haber sido escribir sobre el lenguajecinematográfico en el año 1910, mientras Griffith y Eisenstein estaban ex-

25.Aclaremos esta inclusión de los videojuegos dentro de nuestro análisis de la comuni­cación digital. Estos ambientes lúdicos constituyen hoy en día una de las experiencias másricas de narración interactiva y un laboratorio de nuevas formas de interacción (Scolari,2008b). Remediaciones de por medio, la gramática de los videojuegos está contaminandolos lenguajes tradicionales de la industria cultural.El cine y la televisión de comienzos del si­

glo XXI, como veremos en la segunda parte,son imposibles de comprender si no incorpora­mos la experiencia videolúdica. Todos éstos son motivos más que suficientes para incluirlosen nuestrasinterpretaciones sobre la comunicación digital.

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DE LOS NUEVOS MEDIOS A LAS HIPERMEDIAClüNES113

perimentando sus primeros montajes, o describir la televisión en 1950,cuando las pantallas apenas estaban entrando en los hogares.

Sin embargo, si analizamos los diferentes conceptos hay uno que hastaahora no hemos abordado: hipermedia. Según la Wikipedia -¿qué mejorlugar para buscar una definición de los hipermedios?- el término hiper­media se usa como una extensión lógica de hipertexto donde se cruzan e in­tegran

[... ] elementos de audio, vídeo, texto escrito y enlaces no lineales [... ] paracrear nn medio no lineal de información. Esto lo contrasta con el multimediadonde, si bien se puede acceder de manera aleatoria al soporte físico, es esen­cialmente lineal. LaWorld Wide Web es un ejemplo clásico de hipermedia,mientras que una presentación cinematográfica no interactiva es un ejemplode multimedia estándar debido a la ausencia de enlaces."

Hasta aquí casi nada nuevo, ya que en el concepto de hipermedia confluyeuna buena parte de las propiedades que distinguen a las nuevas formas decomunicación: la hipertextualidad dentro de un contexto de convergenciade lenguaj.es y medios. En ese contexto podemos definir a la hipermedia­lidad como la suma de hipertexto más multimedia. La dimensión interac­tiva está presente en el mismo concepto de hipertexto -para navegar hayque interactuar- y la digitalización, como ya indicamos, es una propiedadtransversal y basilar de las nuevas formas de comunicación. En otras pala­bras, hablar de comunicación digital o interactiva es, en el contexto de es­te libro, lo mismo que decir comunicación hipermediática.

Ahora bien, dado que no nos interesa tanto estudiar los medios digitalessino las (nuevas) «mediaciones» (Martín-Barbero, 1987), podemos dar unulterior salto semántico y reflexionar sobre el concepto de hipermediación.Pasaríamos de esta manera del objeto alproceso. O, como decia hace dos dé­cadas Martín-Barbero, perderíamos el objeto para ganar un proceso: el pro­ceso de hipermediación.Al hablar de hipermediación no nos referimos tanto aun producto o un medio sino a procesos de intercambio, producción y consumosimbólico que se desarrollan en un entorno caracterizado por unagran cantidad desujetos, medios y lenguajes interconectados tecnológicamente de manera reticular en-

26. http://en.wikipedia.org/wiki/Hypermedia (25 de julio de 2008).

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114H¡PERMEDIACIONES

tre sí. Si profundizamos en la etimología del prefijo hiper veremos que deri­va del griego hyper y que aparece tanto en palabras de origen griego (conel sentido de más allá de, sobre, encima de; como por ejemplo en las palabrashipérbole -exageración- o hipérbaton -transposición,pasar porencima-) co­mo en otras palabras de formación moderna donde denota una cantidad ogrado superior al normal o grado excesivo. Cuando hablamos de hiperme­diaciones no estamos simplemente haciendo referencia a una mayor canti­dad de medios y sujetos sino a la trama de reenvíos, hibridaciones y contamina­ciones que la tecnología digital, al reducir todas las textualidades a una masa de bits,permite articular dentro del ecosistema mediático. Las hipermediaaones, en otras pa­labras, nos llevan a indagar en la emergencia de nuevas configuraciones que van másallá -por encima- de los medios tradicionales. Las hipermediaciones, en estesentido, se asemejan a algunos aspectos de la mediamórfosis de Fidler (1998).

¿En qué se diferencian las hipermediaciones de las mediaciones? Elnuevo ecosistema comunicacional re-configura en muchos aspectos losprocesos de intercambio simbólico y, obviamente, no deja de afectar a lasformas de abordarlos desde una mirada teórica. Cuando hablamos de pasardel objeto al.proceso nos referimos a las dinámicas cognitivas y culturalesque las tecnologías digitales han puesto en marcha. Como ya vimos, la in­formación en forma de bits es la que facilita la manipulación de los textos,su reproducción o intercambio sin pérdida de datos y la convergencia en­tre lenguajes. La tecnología digital ha potenciado y evidenciado algo queantes existía sólo en teoría:. la textualidad entendida como red (Bajtín,1982, 1986; Kristeva, 1978). Por lo que respecta a los receptores, del con­sumo activo, rebelde y contrahegemónico de las mediaciones entramos enotra dimensión donde el usuario colabora en la producción textual, la cre­ación de enlaces y la jerarquización de la información." Esta elevadainteracción es otro de los rasgos pertinentes de las hipermediaciones: elmando a distancia neotelevisivo es, al joystick, como el manuscrito medie­val a la Wikipedia. Si la teoría de las mediaciones nos hablaba de los me­dios masivos y de sus contaminaciones con las culturas populares, las hi-

27. El «contenido» de Google -e-las jerarquías de las webs elaboradas por el sistema PageRank- nace de las visitas de los usuarios y los enlaces que éstos crean. Con sólo navegar, los

usuarios ya están generando información y contribuyendo a la creación de jerarquías.

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DE LOS NUEVOS MEDIOS A LAS HIPERMEDIACIONES115

permediaciones construyen su mirada científica a partir de los nuevos es­pacios participativos de comunicación y de su irrupción en lo masivo. Eneste sentido se interesan más por estudiar las hibridaciones de lenguajes yla convergencia de medios que centrarse en un medio en particular.

El estudio de las mediaciones, además, se insertaba en un proceso socialbien determinado -la constitución de un sujeto histórico desde los co­mienzos de la Modernidad, aunque con fuertes ramificaciones en el pasa­do medieval- donde los medios de difusión de masas cumplieron, segúnMartín-Barbero, un papel fundamental. Ese proceso hoy está, corno mini­mo, en discusión: tanto las identidades colectivas corno los medios masivosno tienen ni el poder ni la homogeneidad de que gozaban en las épocasdoradas de la Modernidad. Asistimos a una desmasificación de la informa­ción y a una fragmentación de las grandes identidades. Por otro lado, si losestudios de comunicación han estado en su mayor parte centrados enciertos medios (la radio, la prensa), lenguajes (cinematográfico, televisivo) ygéneros (la telenovela, los noticiarios), las hipermediaciones apuntan a laconfluencia de lenguajes, la reconfiguración de los géneros y la apariciónde nuevos' sistemas semióticos caracterizados por la interactividad y las es­tructuras reticulares. Los estudios hipermediáticos privilegian el trabajo enlas orillas de los discursos mediáticos, en las zonas de contaminación se­miótica dentro de los entornos digitalizados.

Otro elemento que caracteriza a la investigación sobre lashipermediacio­nes -a diferencia de las mediaciones, que se concentraban en la construc­ción desviada de lo nacional-moderno en un espacio geográfico delimita­do- es su interés por la constitución desviada,con sus tensiones y conflictos,de lo global-posmoderno en un territorio virtual (véase la tabla 2.8).

Ahora bien, estas diferencias -necesarias para recortar o al menos mar­car algunos de los límites del nuevo territorio- no deberían generar laidea de dos universos teóricos separados. Existen más continuidades querupturas en el camino que va de las mediaciones a las hipermediaciones.Los hipermedios no hacen fabula rasa con el pasado de los medios masivossino que emergen de ese ecosistema y lo transforman. Las hipermediacio­nes tampoco han descubierto las contaminaciones culturales o la intertex­tualidad: simplemente las ponen en el centro de un posible programa deinvestigación. Corno ya vimos, si en las mediaciones sepierde la fáscinación

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HIPERMEDIACIONES116

Tabla 2.8.Mediaciones e hipermediaciones

Mediaciones Hipermediaciones

Soportes analógicos.

Estructuras textuales lmeeles.

Consumidor activo.

Baja interactividad con la interfaz.

Modelo difusionista uno-a-muchosfundado enelbroadcasting(radio, televisión, prensa).

Conñuencia/tension entre lomasivo y lopopular.

Monomedialidad.

Soportes digitales.

Estructuras hipertextuales.

Usuario colaborador.

Alta interactividad con lainterfaz.

Modelo muchos-a-machee fundado enlacolaboración(wikis, blogs, plataformas participativas).

Confluencialtension entre loreticular/colaboratlvo y lomasivo.

Multimedialidad/Convergencia.

Seestudia latelenovela, elteatro popular, losinformativos, losgraffitis, etcétera.

Mirada desde lopopular (se investigan los procesos deconstitución de lomasivo desde lastransformacionesen las culturas subalternas).

Espacio político territorial (constitución desviada delonacional-moderno).

Seestudia laconfluencia de lenguajes y laaparición denuevos sistemas semióticos.

Mirada desde loparticipativc (se investigan laconvergencia demedios y laaparición denuevaslógicas colaborativas).

Espacio político virtual (constitución desviada de loqlobal-posmoderno).

FUENTE: Martín-Barbero(1987) y aportaciones del autor.

porel objeto (los medios) para recuperar elproceso, ahora debemos perder la fascina­ción por los nuevos medios para recuperar las hipermediaciones. En otras palabras:las hipermediaciones no niegan a las mediaciones, sólo miran los procesoscomunicacionales desde una perspectiva diferente y los ponen en discursodesde otra perspectiva (véase la figura 2.5).

Si el estudio de las mediaciones proponía analizar las articulacionesentre las prácticas de comunicación y los movimientos sociales, las inves­tigaciones de las hipermediaciones deberían salir de la pantalla para anali­zar las transformaciones sociales que el desarrollo de nuevas formas decomunicación está generando. La experiencia acumulada por las investi­gaciones etnográficas, los estudios culturales y la tradición comunicológi­ca latinoamericana constituyen una amplia base desde la cual abordar es­tos procesos.

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DE LOS NUEVOS MEDIOS A LAS HIPERMEDIACIONES117

entropía

audiencia-.

•...•.....•.•..•..••..~

efectos........... narcotización ~ ruido código

usos y gratific~·doñe!: ....·................ ".flujo en ~~¡sor···..

ideología dos :tapas .........•.......:.,. Medioshder de apinian receptor

modernidad alienación mensaje canal

cultura de masas _. .aparato ídeolóqíco mercancra cultural

dominación producción en serie fardismo

local

hegemonía

digitalización hipertexto capitalismo cognitivohipermedia posttordísmo

Hipermediaciones web 2.0

glocalización r-. interactivldaddesterritorializaCíó~",,// usuario redes

. auto-organización

culturas populares ,...transneoonaltzeclón

resistencia

ciberculturas

artesanal

post modernidad global/'"

modernidad /desviada /

.'hibridaciones ...-

MediaCiOneS//

matrices culturales

cultura de frontera

FUENTE: elaboración del autor.

Figura 2.5.Medios, mediaciones e hipermediaciones

Las hipermediaciones, al reivindicar el rol activo del receptor, marcanotro nivel de continuidad con uno de los presupuestos fundamentales de lateoría de las mediaciones. Desmontar las visiones que sólo ven manipula­ciones -ya sea en una telenovela o en un videojuego- y evidenciar lacomplejidad de los procesos de interpretación es una tarea teórica que losprocesos de hipermediación vuelven a poner en primer plano. En las con­versaciones cotidianas de los comunicadores -y, peor aún, en muchas cá­tedras universitarias- las linealidades del modelo de Shannon todavía si­guen vigentes. El que nunca utilizó la palabra target en alguna conversacióndentro o fuera del aula que tire el primer spot...

Con las correspondientes adaptaciones el programa del 1987 delineadopor Martín-Barbero para el estudio televisivo (me refiero al llamado «ma­pa nocturno»), el cual nunca se desplegó hasta sus últimas consecuencias,sigue vigente: «Lo que importa es lo que configura las condiciones especí­ficas de producción, lo que de la estructura productiva deja huellas en elformato, y los modos en que el sistema productivo semantiza y recicla las

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H¡PERMEf)(ACIONES118

demandas que vienen de los "públicos" y sus diferentes usos [... ]» (1987:239). Respecto a las lógicas de los usos, Martín-Barbero proponía «sacar elestudio de la recepción del espacio acotado por una comunicación pensa­da en términos de mensajes que circulan, de efectos y reacciones, para reu­bicar su problema en el campo de la cultura», en «los conflictos que articu­la la cultura, los mestizajes que la tejen y las anacronías que la sostienen, yen últimas del modo en que trabaja la hegemonía y las resistencias quemoviliza, del rescate, por tanto, de los modos de apropiación y réplica delas clases subalternas» (ibíd.: 240). Este programa, convenientemente adap­tado al nuevo ecosistema mediático, mantiene toda su validez.

¿De qué se debería ocupar el campo de las hipermediaciones? Más quede objetos-medios se debería encargar de estudiar los procesos que acaba­mos de mencionar, no sólo desde la perspectiva de lo nuevo sino en elcontexto de una ecología de la comunicación. Según Galindo Cáceres

cada ecología humana posee un sentido de sí misma, tanto en la práctica co­mo en el símbolo. Mirando sistemáticamente a las formas sociales aparecenconfiguraciones de sentido que corresponden a ciertas prácticas. La miradaecológica' es más poderosa que la social o cultural, porque las incluye y rela­ciona. Así, las formas culturales cerradas, como las de las sociedades del texto,de información, se van abriendo hacia formas de comunicación, de socieda­des discursivas, de escritura, de hipertexto (2006: 52).

Si los viejos televidentes, al convertirse en usuarios, se transforman y asu­men un nuevo rol, también los viejos medios están siendo reconvertidos apartir de su contaminación con los hipermedios. Además de facilitar losprocesos de producción y distribución textual-por ejemplo creando re­des y abriendo el juego a los usuarios-, las tecnologías digitales han acei­

tado -en el sentido de favorecer- las contaminaciones entre lenguajes ysistemas semióticos. Las consecuencias de estas dinámicas son impredeci­bles porque han hecho entrar en tensión al ecosistema generando una ex­plosión de nuevas formas y experiencias comunicativas de las cuales, ade­más, se habla mucho pero se sabe poco.

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3

Conversar sobrelas hiperrnediaciones

Cuando comenzó la web nadie,ni siquiera los que escribíamos en la revistaWired, tuvo la capacidad de predecir su evolución actual.

K.KELLY

En la década de los ochenta estaba bastante claro que los viejos modelosde las teorías de la comunicación de masas se estaban volviendo inservibles(Mattelart y Mattelart, 1987; Salvaggio y Bryant, 1989).Ya en 1983 Ro­gers y Chaffe sostenían que los investigadores «deberán desplazarse haciamodelos que integren la interactividad presente en la mayoría de las nue­vas tecnologías de comunicación. Se necesitan nuevos paradigmas, basadosen una nueva terminología intelectual» (cit. por Heeter, 1989: 217). Unaño más tarde Rice y Williams reafirmaban que «los nuevos medios van anecesitar un ajuste considerable de las investigaciones en el campo de lacomunicación» (cit. por Heeter, 1989: 217). Las nuevas tecnologías pro­metían más contenidos en diferentes soportes y lenguajes, más interacciónentre los usuarios y la información y una creciente desmasificación de Josmedios y de las experiencias comunicativas. Los modelos de las teorías dela comunicación de masas inspirados en mayor o menor medida en el mo­delo uno-a-muchos del broadcasting poco podían decir frente a esta nuevarealidad.

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H¡PERMEDIACIONES120

3.1. ¿Viejas teorías para los nuevos medios?

3.1.1. Primeros encuentros cercanos

Los nuevos medios ponían en jaque a los viejos modelos de las teorías dela comunicación de masas simultáneamente con varias piezas.Ya no basta­ban elfeedback, las sofisticaciones del two-steps flow ofcommunication o la rei­vindicación de los usos y gratificaciones. Además, las nuevas formas queiba asumiendo la comunicación reforzaron la idea de que los procesos derecepción son siempre conflictivos y al mismo tiempo negociados. En lastextualidades digitales resulta más que evidente cómo el lector!usuarioparticipa en la construcción del sentido del texto junto a su autor/diseña­dor (Scolari, 2004). Por otro lado, roles establecidos en las teorías de la co­municación de masas como los de emisor y receptor se comenzaron atambalear.

Antes de continuar con el impacto que tuvieron los medios interacti­vos en las teorías de la comunicación de masas conviene aclarar que la ne­cesidad de construir nuevos modelos teóricos en el mundo de la comuni­cación era anterior a la llegada de lo digital. Los esfuerzos de superaciónmás importantes provenían, entre los años setenta y ochenta, de la Escuelade Palo Alto -donde, como ya vimos, algunos proponían abandonar losesquemas lineales para favorecer un modelo orquestal de la comunicación(Winkin, 1982)-, de los estudios culturales -con su reivindicación de lastácticas de resistencia de los receptores (Hall, 1980; Morley, 1996)- y delas corrientes latinoamericanas que daban el salto de los medios a las me­diaciones para descubrir la trama donde lo masivo se enredaba con lo po­pular (Martín-Barbero, 1987). El desembarco de las nuevas experienciasdigitales de comunicación y expresión cultural se produjo en una playadonde se estaban asentando enfoques que intentaban ir más allá de la tra­dición de las clásicas teorías de los medios masivos.

La reacción de muchos investigadores de los medios digitales fue casiinstintiva, ya que en un primer momento sólo atinaron a aplicar las viejasteorías a los nuevos objetos:

Hemos visto una serie de encuentros donde las tradiciones teóricas estableci­das, con sus marcos conceptuales,se aplicaron más o menos directamente a

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPERMEDIACIONES121

los nuevos dispositivos digitales, a sus usuarios y a sus influencias. Esta tarea hasido importante y necesaria. Más allá de sus limitaciones a largo plazo, seha demostrado la variedad y complejidad del dominio digital, y la necesidadde ir más allá de lo inmediato y poco sofisticado de esos enfoques (Liestol et

al., 2003: 1).

Esta aplicación de lo viejo a lo nuevo también tuvo sus limites. Algunosinvestigadores analizaron el mismo movimiento pero desde una perspecti­va menos optimista. Según Landow, cada innovación tecnológica

[oo.] tiende a ser (mal)interpretada en términos de las viejas tecnologías [oo.]Enfatizar la continuidad nos puede volver ciegos frente a las posibilidades ybeneficios de una innovación. Sí, es más facil entender un coche como si fueraun carro sin caballos o ver a los ordenadores personales como una especie demáquina de escribir. Pero nuestra tendencia a poner el vino nuevo en botellasviejas, tan común en las primeras fases de una innovación tecnológica, tieneun coste elevado:puede volver invisibles elementos diferenciadores y hacernosconceptualizar fenómenos nuevos de manera inapropiada (Landow,2003: 35).

Bolter, por su parte, sostiene que la crítica cultural actual-con su rechazoal formalismo presente en el postestructuralismo y su acercamiento a losestudios culturales, el feminismo y el posmodernismo- ha condicionado

la interpretación de los nuevos medios digitales:

Cuando los críticos de los estudios culturales se acercan a los medios digitales,a menudo asumen que estos nuevos medios siguen el mismo modelo basadoen la «producción hegemónica» y el «consumo resistente». Buscan ejemplosde formas de nuevos medios que puedan ser caracterizadas como los mediosmasivos, porque se encuentran cómodos dentro del modelo de la difusión(broadcast model) donde el control del medio está centralizado [oo.] Aunqueson valiosos [... ] estos argumentos no cuentan toda la historia, porque losnuevos medios no son exclusivamente medios masivos (Bolter, 2003: 22).

Muchos investigadores consideran que esta primera fase de la reflexiónsobre los medios digitales está superada y debe ser integrada en un cuerpoteórico de segundo orden. Los usuarios de la comunicación digital inter­activa no están condenados a ser simples «receptores» ni a «resistirse» a los

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HIPERMEDIACIONES122

mensajes que emanan el centro. Algunos medios interactivos como losblogs están arrastrando más gente hacia la producción de contenidos quecualquier otro medio en la historia de la humanidad. Desde esta perspecti­va democratizadora podría decirse que los medios digitales están más cer­ca de algunas tecnologías milenarias como la escritura que de los mediosmasivos (Bolter, 2003: 27).1

¿Qué actitud asumieron los investigadores de la comunicación frente ala difusión de los nuevos medios en los años noventa? Podemos identificardos posiciones antagónicas -la continuidad crítica frente a la discontinuidadacrítica (véase la tabla 3.1)- y formular esta oposición por medio de unametáfora acuática: «Los críticos están sumergidos tan profundamente queno ven las olas. Mientras que los utópicos acríticos están tan centrados enla cresta de la ola que no pueden ver el océano del cual ésta forma parte»(Lister et al., 2003: 4). Esta oposición entre un enfoque crítico -que con­sidera a los nuevos medios simplemente como una fase de la evolución deun ecosistema comunicacional (privilegiando la continuidad respecto alpasado)- y una mirada acrítica -que caracteriza a los nuevos medios co­mo una revolución que marca una discontinuidad con el pasado- debeser completada con las actitudes teóricas adoptadas por cada uno de losbandos.

Es importante poner en evidencia que tanto los continuistas acríticoscomo los discontinuistas criticas han recuperado conceptos, hipótesis detrabajo y metodologías de estudio provenientes de las viejas teorías de lacomunicación de masas. Los criticas de la revolución digital-como Mal­donado (1998)- han construido su enfoque a partir de la herencia críticade la Escuela de Fráncfort o -como en el caso de Virilio (1997)- han re-

1. Suturar la distancia entre uso y teoría, para desarrollar un enfoque híbrido que integre

la mirada crítica de los teóricos de la cultura con la actitud constructiva de los diseñadores,es la receta de Bolter frente al desafio digital. La receta, vista desde la perspectiva de las teo­rías de la comunicación, es bastante pobre en calorías. No podemos evaluar la aportación deuna teoría en función de su capacidad para generar productos de comunicación. Wilbur

Schramm nunca escribió un guión de televisión ni Theodor Adorno dejó indicaciones so­bre cómo mejorar la producción cinematográfica, y no por ese motivo vamos a dejar deconsiderar sus aportaciones al conocimiento de los procesos de comunicación.

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPERMEDlACrONES123

Tabla 3.1.Continuidad critica frente a discontinuidad acrítica

Continuidad crítica Discontinuidad acrftica

Los críticos deloshipermedios a menudo niegan quehaya habido algún cambio sustancial, tanto enlosmedios como enlacultura delacual forman parte.Estos enfoques críticos acentúan lacontinuidad de losintereses económicos, imperativos políticos y valoresculturales que dirigen y modelan tanto losnuevoscomo los viejos medios. Para los enrolados enelcontinuismo crítico nohaynada nuevo en losnewmedia.

Los teóricos obnubilados con lonuevo a menudoinsisten, demanera pordemás frívola, enque todo hacambiado yquenos estamos dirigiendo hacia unparaíso digital. Desde esta perspectiva muy wiredlastecnologías digitales están destinadas a crear unsociedad más democrática e igualitaria. Para losenrolados enladiscontinuidad acrítica sólo hay newmedia.

FUENTE: Lister et al. (2003), Negroponte (2005)y aportaciones del autor.

cuperado la tradición francesa posestructuralista para demoler las ciberuto­pías comunicacionales. Otros investigadores situados en la vereda de en­frente como Negroponte (1995) o Bolter y Grusin (2000) han recuperadolos planteamientos de McLuhan y los han aplicado a las nuevas formas decomunicación digital. Podría decirse que estos teóricos han aplicado lasviejas teorías a un nuevo objeto científico: los medios digitales y,de maneramás amplia, a la sociedad digital. O sea, tanto en la concepción crítica comoen la acrítica existen enlaces con la tradición teórica de los mass media.

Si retomamos el modelo paradigmático de las teorías de la comunica­ción de masas basado en las premisas epistemológicas, podríamos situar sindemasiado esfuerzo a numerosos investigadores de los hipermedios -omejor, a sus discursos teóricos sobre esos medios- dentro de algunos deesos contenedores epistemológicos:*

• Paradigma crítico: los discursos críticos de Maldonado (1998) calzan a laperfección dentro de la tradición inaugurada por los teóricos francfor­tianos. Se podría reconstruir un recorrido discursivo que comienza conla condena a la industria cultural de Adorno y Horkheimer (1981), con­tinúa con las reflexiones de Marcuse (2001) y Habermas (1998) sobre elcapitalismo tardío en los años sesenta y concluye con la demoledora crí-

* No incluimos el paradigma it!formacional en esta nueva serie porque casi todos los discur­sos sobre los hipermedios y las ciberculturas han abrevado en mayor o menos medida ensus aguas.

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HIPERMEDIACIONES124

tica a la razón informática de Maldonado (1998). A diferencia de otrasépocas, en la actualidad, por cada pensador que desarrolla una miradacrítica de la revolución digital encontramos cientos de despreocupadosintelectuales agitando sus optimistas banderas, las cuales forman un ex­tenso mar sobre el cual surfean las metanarraciones tecnológicas.

• Paradigma empírico-analítico: la investigación de tipo cuantitativo que ca­racterizó a esta tradición de estudio ha migrado sin demasiadas compli­caciones al campo digital, como lo demuestra la existencia de empresasy centros de investigación dedicados a cuantificar el uso o los conteni­dos de internet. Marshall sostiene que

resulta útil adaptar los enfoques del pasado que han sido particularmenteexitosos en la comprensión de los medios y las formas culturales. Muchastradiciones que han estudiado los medios de manera intensiva podrían te­ner un valor en la investigaciones de los nuevos medios. Una de ellas es laMass Communication Research (2004: 5).

El análisis cuantitativo de contenido, otro de los componentes funda­mentales de la tradición empírica, también reaparece en clave digital,sólo que 'esta vez no contabiliza las escenas de violencia en las series te­levisivas sino la cantidad de asesinatos en los videojuegos (Anderson,Gentile y Bucley, 2006).

Los estudios de las audiencias en internet, las investigaciones socio­lógicas de la «sociedad red» (Castells, 1996-1998) o las investigacionessobre la interacción persona-ordenador (Schneiderman, 1998) y la usa­bilidad (Nielsen, 1993,2000) puede ser considerados, desde un puntode vista metodológico, cercanos a la tradición empírica de la MassCommunication Research. Algunas aplicaciones del modelo de los usos ygratificaciones a las audiencias de los medios digitales (Lister et al.,2003: 184) pueden ser también incluidas dentro de este paradigma.

• Paradigma interpretativo-cultural: una amplia serie de trabajos de cortepsicológico o etnográfico sobre los MUD' y las comunidades virtuales

2. MUO (Multi-User Dungeons o Multí-User Domains): primitivas comunidades en lineadonde se reconstruían mundos virtuales y el usuario asunúa el papel de un personaje. LosMUD son lo más parecido a un juego de rol pero en línea, una especie de versión prehistó­rica de Second Lije (http:/ / secondlife.corn).

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPERMEDIACIONES125

-como las indagaciones de Turkle (1995) dedicadas a la construcciónde las identidades en la era de internet- o los estudios sobre el consu­mo de los medios digitales en la vida cotidiana (Miller y Slater, 2000)pueden ser incluidos dentro de la tradición de estudios culturales.'

Las premisas básicas del acercamiento interpretativo-cultural a lasnuevas formas de comunicación son dos: 1) no existe una ruptura conel pasado: los nuevos medios no son radicalmente diferentes a los vie­jos y su investigación puede ser acoplada dentro de una tradición deestudios sobre el consumo de la televisión o el uso de los electrodo­mésticos; y 2) el uso surge de un conflicto/negociación entre las estra­tegias inscritas en el objeto y las tácticas de los usuarios (Lister et al.,2003: 230).

Una de las figuras más destacadas en el estudio de las nuevas formasde comunicación digital desde la perspectiva de los Cultural Studies esDavid Marshall (Burnett y Marshall, 2003; Marshall, 2004). Los estu­dios culturales se caracterizaron por apuntar sus reflectores hacia losprocesos de consumo cultural y considerarlos como un momento acti­vo y dinár,nico.En otras palabras, el consumo era también un momentode producción significante (re-significación). Según Marshall, la disolu­ción de los límites que separan la producción del consumo es una de lascaracterísticas basilares de la cultura contemporánea. Desde internethasta los teléfonos móviles, pasando por los videojuegos y los chats, losnuevos entornos de la comunicación marcan un cambio en la mismadefinición de producción y consumo. Entonces

el enfoque tradicional de los estudios culturales, donde la audiencia seapropiade la forma cultural,identificael verdadero centro de lo que vuelve atractivos

3.También las investigaciones que reivindicaban el rol activo de las audiencias han sidorelanzadas en el ámbito digital: «Lainsistencia de Silverstone en nuestra experiencia medid­tica como parte de la fabrica de la cotidianeidad y el análisis de Piske de las múltiples estra­tegias interpretativas desarrolladas por las diferentes audiencias pueden ser útiles para co­menzar a pensar qué hacemos cuando usamos la web [... ] Está claro que la web se haconstituido irremediablemente a sí misma dentro de la cultura de masas (y viceversa). Por lotanto, los usos y los usuarios de la web tienen alguna relación con las subjetividades de lasaudiencias construidas en las teorías de la cultura de masas» (Lister el al., 2003: 185).

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126HIPERMEDIACIONES

a los nuevos medios:éstosson formas culturales que han expandido la capaci­dad de producir del espectador/usuario (2004: 11).

Marshall denomina «tesis de la producción cultural» a este enfoque quereivindica y estudia lo que los usuarios hacen (producen) con los hiper­medios.

• Paradigma semiótico-discursivo: la semiótica no podía quedar al margen delas transformaciones tecnoculturales y ha demostrado tener una buenacapacidad de reacción ante las nuevas experiencias interactivas y multi­media de comunicación. Los new media golpearon de lleno en el cora­zón teórico de la semiótica (Scolari, 2üüSa). Muchos de los temas apa­rentemente más innovadores de la agenda teórica digital sonaban comouna vieja melodía en los oídos de los semióticos.' Si bien existe una se­miótica de la moda y otra del cine, así como existe una semiótica delteatro, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que (todavía) noexiste una semiótica de los hipermedios. Pero tampoco estamos en pre­sencia de un territorio despoblado: en las últimas dos décadas numero­sos semióticos interesados en los hipertextos, las interfaces digitales, las

4. En su libro del 1991 Landow descubre con un par de décadas de retraso que: 1) lostextos no existen aislados sino que se organizan siguiendo un modelo reticular, y 2) que ellector suele tener un rol activo durante los procesos de interpretación. Eliseo Verón no se lo

perdonará y se mofará de él en su libro Esto 110 es un libro (1999a: 19). Para empeorar las co­sas, en su primera edición Landow ni siquiera menciona el concepto de obra abierta (operaaperta) de Umberto Eco (1962) entre sus precursores teóricos, referencia que sólo integraráen la traducción italiana de Hypertext: The Convetgence cif Contemporary Critical Theory and

Ticlmologyen 1993.

La semiótica europea estuvo en la primera línea de la batalla hipertextual. En noviembrede 1992 se organizó en Milán una conferencia sobre el hipertexto con la presencia de losmás importantes investigadores estadounidenses. La lista de panelistas era de excelencia e in­cluía a lo más granado del panteón hipertextual: G. Landow, P. Kahn,j. D. Bolter y S.Moulthrop. En esta ocasión Umberto Eco presentó a tan distinguidos interlocutores el pro­

totipo del MuG (Multimedia Cuide), un sistema para la enseñanza de la historia europea des­de el Cinquecento en adelante. El MuG, en el cual participaban profesores de la Universidad deBolonia bajo la coordinación del mismo Eco, se transformó con el correr de los años en elmás ambicioso proyecto multimedia italiano de los noventa: la célebre Eneyclomedia. Estaproducción multimedia pionera fue acompañada por una fuerte reflexión teórica sobre lahípertextualídad (Scolarí, 2005a).

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPERMEDlACIONES127

nuevas formas de comunicación o los procesos de interacción huma­no-ordenador han hecho su aportación a la constitución de este campo(Bettetini, 1991, 1996; Bettetini y Colombo, 1993; Bettetini, Gaspariniy Vittadini, 1999; del Villar y Scolari, 2004; Scolari,.2004; Cosenza,2003,2004).'

Si reorganizamos estas investigaciones dentro de un cuadro veremossurgir un primer mapa de las conversaciones teóricas sobre las hiper­mediaciones desde la perspectiva de las teorías de la comunicación demasas (véase la tabla 3.2).

Una vez más debemos recordar que estamos simplificando conversa­ciones científicas realmente complejas. Por ejemplo, muchas ínvestigacio­nes empíricas enroladas en los estudios de la interacción persona-ordena­dor -basados en las ciencias cognitivas y la psicología (Schneiderman,1998)- se encuentran a años luz del empirismo sociológico de los traba­jos de Castells (1996-1998). Si los estudiosos de las interfaces se interesanpor los microaspectos de los procesos de interacción, las grandes macro­transformaciones surgidas en la cultura, la educación o la política son cu­biertas por el enfoque sociológico. Otro ejemplo: los trabajos de Haber­mas -uno de los más sutiles e implacables críticos de la sociedadcontemporánea- sobre la esfera pública han sido incorporados por losdefensores de la ciberdemocracia y del eGovernment (Lister et al., 2003:178; Marshall, 2004: 53). Como se puede observar, las redes de conversa­ciones y contaminaciones discursivas se entrecruzan y no se dejan encua­drar facilmente en un único esquema.

3.1.2. (Dis)continuidades

Ahora que los hipermedios son parte de nuestra vida cotidiana y la comu­nicación muchos-a-muchos es un componente de nuestra experiencia

5. Sin embargo esta aportación semiótica es todavía limitada: por cada cincuenta semió­ticos que se ocupan del cine o la televisión encontramos cuatro que estudian interriet y consuerte uno dedicado a los videojuegos. Basta comparar cuánto tiempo pasamos frente a (omejor sería decir dentro de) las pantallas interactivas respecto a las horas en la gran caverna ci­

nematográfica para identificar un vacío teórico. A pesar de los miles de libros publicados so­bre internet, todavía sabemos poco de este sector de la semiesfera.

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128H¡PERMEDJACIONES

Tabla 3.2Conversaciones teóricas sobre la hipermediaciones(a partir de las teorías de la comunicación de masas)

Glcbalización, Especulativocríticarazón (análisisinformática, producción,Adicción análisispérdida de ideológico,identidad, etcétera).divisoriadigital,privacidad.

efectos, Usabilidad, Cuantitativos M.Caste!ls Psicología,opiniónpública, competencias, (testde B.Schneiderman cienciasaudiencias, perfiles usabilidad, J. Nielsen cognitivas,rutinaproductíva profesionales encuestas, ingeniería delrecualíficación audiencias y etcétera). software,usabilidad usuarios, sociología,redes interacción Interacción

persona- persona-ordenador. ordenador,

ergonomía.

cibercultura. Producción, Cualitativos M. Castells Antropologíasimulaciones, distribución (diagnóstico, D. Marshall cultural,realidadvirtual, yconsumoen entrevistas, R.Burnett economíacomunicación entornos historiasde vida, D.Gauntlett política,mediada por hipermedia, etcétera). D.Miller semiología,ordenadores, subculturas, D.Slater teoríapolítica,videojuegos resistencias y M. Lister historia,

hegemonías, J. Thornton NewMediaculturas Caldwell Studies,populares, InternetStudies.culturade masas,

usuario implícito, Procesos Cualitativos G. Bettetini Semiótica,diseñador de producción (análisis textual, G.Cosenza flnqülstica,implícito, contrato de sentido análisis N. Vlttadini filosofía delde interacción, e interpretación discurso, R.DelVillar lenguaje,narrativa interactiva enentornos etcétera). M. Bittanti ludologia.

hipermedia. C. Scolari

FUENTE: elaborada por el autor.

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPER MEDIACIONES129

cultural podemos preguntarnos: ¿qué se puede recuperar de las teorías dela comunicación de masas? ¿Es posible reutilizar modelos teóricos pensa­dos para el broadcasting en la era de los blogs y las plataformas colaborativas?¿O necesitamos new theories para entender los new media? Según May(2000), existe una tendencia a interpretar la llegada de las tecnologías digi­tales de la comunicación desde nuevos paradigmas como la teoría de lacomplejidad. Sin embargo, este autor inglés sostiene que «existen suficien­tes instrumentos analíticos para manejarnos sin tener que inventar conti­nuamente nuevos paradigmas para entender la fase actual del avance tec­nológico» (ibíd.: 241). El programa de trabajo de May propone rescatar lasinvestigaciones de intelectuales como Walter Benjamin, Murray Edelman,Jacques Ellul, Harold Innis, Lewis Mumford o Raymond Williams (May,2003).

Recordemos también que acentuar las diferencias entre los oldy los newmedia ha servido para fortalecer en el mercado los productos recientes,agotar los stocks e incrementar sus ventas según el modelo de la obsoles­cencia planificada.Ya en 1974 Raymond Williams había señalado esta ten­dencia a hablar de una «nueva sociedad», un «nuevo mundo» o una «nuevafase histórica» a partir de la llegada de una tecnología (la máquina de va­por, el tren, la bomba atómica). Según el padre de los estudios culturales,los más precisos análisis de los efectos terminan siendo superficiales si noanalizamos las relaciones entre tecnología, sociedad y cultura (Williams,2000: 37). En ese texto Williams había diferenciado claramente la oposi­ción entre el determinismo tecnológico (según el cual los dispositivos téc­nicos determinan las condiciones del cambio social y el progreso) y el en­foque sintomático (para el que los complejos tecnológicos son un síntomade procesos de cambio que se generan en otros ámbitos de la sociedad). Laalternativa, según Williams, consistía en superar esta oposición constru­yendo una historia social de la tecnología."

Un ejemplo por demás interesante y altamente ilustrativo de las crisisteóricas que suelen generar los medios interactivos lo podemos encontraren los videojuegos. Nadie duda que los videojuegos se han convertido en

6.véase el capítulo 7.

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HIPERMEDIACIONES130

un elemento fundamental del ecosistema hipermediático. La duda, en todocaso, se presenta a la hora de definir una mirada científica sobre estas expe­riencias: ¿se deben estudiar desde una teoría de los medios? ¿O convieneconstruir una semiótica o una sociología de los videojuegos? ¿O tampocoes suficiente y se debe, por lo tanto, desarrollar un espacio teórico específi­co? Respecto a la primera pregunta, la posición de algunos investigadoresbritánicos que provienen de los estudios culturales es bastante clara:

Más allá de las evidentes continuidades y conexiones entre los videojuegos yotros medios populares, nos deberíamos preguntar si los métodos establecidospor la teoría de los medios son adecuados para el estudio de los videojuegos.Cuando se establecen las distinciones entre los videojuegos y los primerosmedios electrónicos, se tienden a evidenciar los modos de consumo o de spec­tatorship de esas formas interactivas e inmersivas. Los videojuegos, en tantomedio basado en el ordenador y en su consumo interactivo, requieren unaatención básica en particular [... ] Los juegos [... ] no pueden ser analizadossolamente en términos de las metodologías aplicadas en el análisis textual delcine o la televisión (Lister et al., 2003: 274).

Mientras algunos jóvenes investigadores apuestan por el camino semióticoy trabajan para desarrollar una semiótica aplicada a los videojuegos(Maietti, 2004), otros impulsan la creación de una nueva ciencia -basadaen los trabajos de Huizinga y Callois- y proponen llamarla ludología(Wolf, 2001 ;Wolfy Person, 2003;Wamdrip-Fruin y Harrigan, 2004; Fras­ca, 2003a, 2004).' A algunos el nombre de ludología no les convence yprefieren definir como eleetroníc games a este nuevo campo donde la inter­actividad se cruza con lo lúdico dentro de un entorno digital. Precisamen­te esta interactividad mediatizada es la que marca una diferencia con otrasexperiencias lúdicas anteriores. El resultado es una «producción cultural»que emerge de la reglas del juego (Marshall, 2004: 69). Para otros investi­gadores corno Manovich (2001) esta interactividad diseñada por el pro­gramador del juego se convierte, de hecho, en la cárcel del jugador, el cualestá obligado a interactuar en un entorno respetando las reglas elaboradas

7. Para una visión general de este debate y el panorama actual sobre las diferentes formas

de abordar el estudio de los videojuegos, véase Scolari (2008b).

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CONVER.SAR SOBRE LAS HIPERMEDIACIONES131

por su creador. Esta lectura poco complaciente con la estructura de los vi­deojuegos es también conocida como la «crítica cibernética» (Marshall,2004: 69). Mientras la ludología -un campo del saber que apenas está co­menzando a despegar- se debate entre éstas y otras tensiones, tiene variastareas pendientes para realizar: desde cubrir la ausencia de una taxonomíaformal de los videojuegos hasta desarrollar un estudio a fondo de la gra­mática de las interacciones en entornos lúdicos (Scolari,2001).

Por el momento nos interesa dejar en claro que en este texto no pre­tendemos cargar las tintas en la singularidad de los newmedia ni desterrar alolvido casi un siglo de investigación sobre la comunicación de masas. Amenudo las preguntas desde las que parten los teóricos de los hipermedioslos llevan irremediablemente a la ruptura con el pasado' ... o a perseveraren la aplicación de teorías que termínan por ocultar más de lo que expli­can. En el recorrido que proponemos nos inspira una filosofía diferente, sise quiere retroprogresiva (Pániker, 1987): nos interesa combinar lo viejocon lo nuevo, analizar lo que hoy está pasando desde el pasado y mírar elpasado desde lo que hoy está pasando.' ¿Continuidad o discontinuidad?¿Qué podemos recuperar de los viejos paradigmas teóricos? Las mutacio­nes producidas por la digitalización de las comunicaciones nos obligan areleer viejos clásicos, a redescubrir conceptos olvidados, a crear otros ex­novo y a marcar las diferencias con el pasado.

Todas estas recuperaciones y regeneraciones son elementos constituti­vos de las actuales conversaciones sobre la comunicación digital, y míen­tras escribimos estas líneas esas discusiones van adelante, redefiniendo unterritorio todavía afectado por terremotos epistemológicos y tembloresdiscursivos.

8. Según algunos investigadores, esta fuga de la tradición científica suele tener gravesconsecuencias epistemológicas. Gomes (2003: 20) sostiene que «infelizmente, el discurso so­

bre la crisis de los paradigmas, de hecho, provoca una crisis. No es una crisis de paradigmas,sino una crisis de las buenas costumbres científicas).

9. Para desarrollaresta mirada por el espejo retrovisor tenemos un excelente maestro delcual aprender. Según Lash (2005: 112), -Walter Benjamín es un escritor arrastrado hacia elfuturo mientras mira hacia atrás. En su modo de ver los artefactos u objetos, sean literarios omateriales, hay una dimensión muy fuerte del pasado. Benjamín no se siente cómodo ni enla modernidad ni en la posmodernidad, sino en la tradición).

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132HIPERMEDIACIONES

3.2. ¿Nuevas teorías para los nuevos medios?

Más allá del gesto obvio -mirar lo nuevo desde los lugares teóricos ya co­nocidos- los estudiosos de lo digital comenzaron a observar de maneradiferente. Después de haber mapeado los estudios de la comunicación demasas y sus reacciones frente a la llegada de lo nuevo, ha llegado la horade completar esa descripción con un segundo mapa dedicado a las investi­gaciones sobre las experiencias digitales realizadas desde las nuevas miradas.

Las ciencias no nacen por generación espontánea. Por ejemplo, la se­miología le debe mucho a la lingüística, la teoría de la información, la an­tropología estructural y el psicoanálisis; los estudios culturales británicos,por su parte, serían impensables sin los trabajos de Karl Marx, AntonioGramsci, Roland Barthes o Louis Althusser. Si nuestro objetivo es teorizarlas hipermediaciones, además de mirar hacia el pasado de las teorías de lacomunicación de masas debemos también mirar hacia un lado. Entre losposibles interlocutores contemporáneos de una teoría de las hipermedia­ciones podemos mencionar la teoría del hipertexto (Bolter, 1991; Landow,1995, 1997;"Scolari, 1994), los estudios de la interacción persona-ordena­dor (Schneiderman, 1998; Laurel, 1989) y las investigaciones sobre la co­municación mediada por ordenadores (Rheingold, 1993; Turkle, 1995).Todos estos nuevos campos del saber, a su vez, tienen sus raíces en tradi­ciones académicas como la narratología, la ergonomía, la sociología o lapsicología. La mayoría de ellos puede ser integrada bajo el paraguas de lasciberculturas, otro concepto básico en el camino teórico que conduce a lashipermediaciones. Las ciberculturas, que analizaremos en esta sección,constituyen quizás el interlocutor más rico pero al mismo tiempo más pe­ligroso de una teoría de las hipermediaciones.

3.2.1. Talking about the (cyber)revolution

El término cibercultura hace referencia a una gran variedad de discursos, nonecesariamente científicos, sobre las tecnologías digitales. Según Líster etal., la tecnología de los ordenadores

está instrumentalizando una profunda transformación en la cultura contem­poránea y másallá de ella, desdela subjetividad de los individuoshasta las nue-

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPER1vlEDIACIONES133

vas e íntimas relaciones entre lo humano y lo tecnológico.El tono de las ciber­culturas es en gran medida optimista sobre este cambio,y puede caer en asun­ciones utópicas sobre las posibilidades emancipadoras de medios digitales co­mo la realidadvirtual o ciertos medios en internet» (Lister el al., 2003:228).

El campo discursivo cibercultural integra relatos de ficción, discursos teó­ricos, prácticas contraculturales, perspectivas utópicas, ansiedades posmo­dernas y estrategias de mercadotecnia dentro de una misma red de con­versaciones. De este espacio han surgido preguntas y planteamientos-no sólo sobre los medios digitales, sino también sobre las relacionesentre cultura, tecnología y sociedad- que una teorización sobre las hi­permediaciones no puede dejar de afrontar. La mayor parte de los teóri­cos de los medios siempre han tenido una actitud refractaria a lo tecnoló­gico -a menudo los investigadores interesados en el tema terminabansiendo acusados de determinismo-, lo cual generaba una «ceguera ge­neral respecto a la historia y la filosofia de la tecnología» (Lister el al.,2003: 289). Durante muchos años estuvo prohibido hablar de tecnologíadentro de ·las teorías de la comunicación -salvo para criticar a MarshallMcLuhan.

Las primeras reflexiones teóricas sobre los dispositivos digitales y las re­des de comunicación fueron paralelos al desarrollo de los ordenadores enla posguerra y,a finales de los años sesenta, al crecimiento de las redes digi­tales. Los trabajos pioneros de Bush (2001), Licklider (2001), Engelbart(2001) y Nelson (1992a) marcaron, en el periodo que va desde 1945 a1965, un territorio dentro del cual todavia hoy nos movemos. El núcleoconceptual de los estudios sobre el hipertexto (desde el Memex de Bushal Xanadu de Nelson), la simbiosis entre el humano y la máquina digitalpor medio de una interfaz o el desplazamiento conceptual del ordenadorpara calcular al ordenador para comunicar están presentes en los textos de estospioneros. Respecto a las matrices teóricas, todos ellos habian sido forma­dos en la teoría de la información (Shannon y Weaver), la cibernética(Wiener) y la teoría de los sistemas (van Bertalanffv).

El primer salto en la reflexión ciberculturallo podemos situar a prin­cipios de los años ochenta, cuando una buena parte de los prototipos delaboratorio salieron a conquistar los mercados. En pocos años nada seria

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igual. Nuevas máquinas personales (PC Ibm, Apple, Amiga), interfacesgráficas (Macintosh), dispositivos de interacción (ratón), protocolos parala transferencia de datos (TCP IIP) y aplicaciones (Visica1c, Hypercard,Word, etcétera) se combinaron entre sí para remodelar la red sociotécni­ca. A esta explosión de los dispositivos software y hardware se debe sumarla conformación de un caldo de cultivo discursivo donde se mezclaba laliteratura ciberpunk con las primeras reflexiones sobre el hipertexto, lasteorías de la interacción persona-ordenador, la new economy y la inteligen­cia artificial. En ese clima los sobrevivientes del movimiento hippie cali­forniano cambiarían el LSD por la realidad virtual y las comunidades enlínea, y los programadores se lanzarían a la búsqueda de la killer application,el santo grial de la informática. De este caótico crisol tecnodiscursivosurgen las ciberculturas.

La evolución de las ciberculturas se puede dividir en varias fases. Laprimera de ellas -bautizada «cibercultura popular» (Silver, 2000)- con­siste en una reflexión de origen periodístico caracterizada por su natura­leza descriptiva, su limitado dualismo y su visión de internet como unanueva frontera. En esta primera fase se introdujeron en el universo dis­cursivo conceptos como internet, ciberespacio -reciclado de la novelade ciencia ficción Neuromancer de William Gibson (1984)-, Usenet oWorld Wide Web. Según Silver, en la primera mitad de los años noventacada vez que se nombraba a internet se debía aclarar que se trataba de la«red global de ordenadores». Además, los artículos presentaban largas des­cripciones del funcionamiento de los protocolos de comunicación o desistemas como Gopher. Dicho en términos semióticos: el lector modelo(Eco, 1979) de estos textos aún no tenía en su enciclopedia mental losconocimientos básicos de cultura digital, por lo que los discursos asumíanun tono didáctico. Como ya vimos, el dualismo estaba presente en estaprimera fase bajo la forma de una oposición radical entre una visión dis­tópica y otra utópica de la red digital." El debate sobre la posible muertedel libro y las nefastas consecuencias de la digitalización comienza a to-

10. Para cualquier investigador de la cultura de masas, esta oposición entre apocalípticose integrados digitales no es precisamente nueva (Eco, 1964).

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mar forma este período, así como el gran relato digital de pensadores tec­nofuturistas como Negroponte (1995) y la metáfora de la nueva fronteradigital.

La red como frontera invoca el mito del Far West y la colonización deun territorio hostil, pero donde todos tendrán su oportunidad para enri­quecerse. En su clásico Across the Electronic Frontier, Kapor y Barlow (1990)describen a la red como un lugar a conquistar:

El ciberespacio es una zona de frontera, habitada por unos pocos técnicos quepueden tolerar la austeridad de sus salvajes interfaces, protocolos de comuni­cación incompatibles, barricadas de los sistemas propietarios, ambigüedadesculturales y legales,y una falta generalizada de mapas o metáforas de utilidad(cit.por Silver, 2000).

La nueva frontera relanzaba en clave digital el espíritu de los pioneros delsiglo XIX. Podemos decir que el libro The Virtual Community de HowardRheingold (publicado en 1993 y distribuido simultáneamente de maneragratuita en internet) cierra la primera fase de reflexión sobre las cibercul­turas. Rheingold, un periodista especializado en temas tecnológicos ymiembro activo de las redes comunitarias nacidas en la bahía de San Fran­cisco, ofrece en esa obra una historia de internet y una descripción de lasnacientes comunidades virtuales. Una buena parte del libro estaba destina­da a analizar The Whole Earth 'Lectronic Link (The WELL) , una experienciapionera dentro de las comunidades virtuales californianas.

En la segunda fase de la reflexión cibercultural, si bien se mantienen losgrandes ejes de la primera etapa, las investigaciones comienzan a adoptarun perfil más académico y se centran en las comunidades virtuales y lasidentidades en línea. Silver (2000) la bautizará como la fase de las «ciber­culturas académicas». Además del libro de Rheingold apenas citado, otraobra marcará un punto de referencia en los debates: Life on the Screen: Iden­tity in theAge ofthe internet, de SherryTurkle (1995). El trabajo de 'Iurkle,una psicóloga interesada en las nuevas formas de socialidad en línea, pasarevista a una serie de cuestiones surgidas en los entornos virtuales, desde elcambio de identidad hasta los intercambios sexuales (tinysex) o las confu­siones entre el mundo real y el de las pantallas. Aplicando métodos de ma­triz etnográfica y psicológica, 'Iurkle describe un universo desconocido

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fuera de los campus estadounidenses: los juegos de rol en línea conocidoscomo MUD. l1

El acercamiento de nuevos investigadores renovó los métodos y las teo­rías desde las cuales se analizaban las ciberculturas. Algunos sociólogosconsideraron a las comunidades virtuales como si fueran redes sociales(Wellman et al., 1996) mientras que otros recuperaron la tradición inter­accionista (Smith y Kollock, 1999). Desde la antropología se fue delinean­do un subdominio llamado cyhorg anthropology dedicado al estudio de lasintersecciones entre individuos, sociedad y redes digitales (Downey y Du­mit, 1998). En esta producción teórica sobre los ciborgs, cuerpos virtuales,ciberfeminismo y vida posthumana no podemos dejar de incluir investi­gadoras como Hayles (1999) y Haraway (2004). La etnografia se hizo pre­sente con el análisis de los usuarios, las identidades y las conductas en losentornos virtuales (Baym, 1995a, 1995b, 1997) Yperiodistas especializadoscomo Kelly (1995), ciberfilósofos como Piscitelli (1995, 1998), Lévy(1992,1996), Logan (2000) o De Kerkhove (1995,1997) Y comunicólo­gos como Galindo Cáceres (2006) exploraron, cada uno a su manera, lasredes digitales desde una ecología de la comunicación. Los lingüistas, lastbut not least, se apuntaron a la lista con sus estudios sobre el lenguaje de lascomunicaciones en línea y la netiquette.

Casi al final de la década de los noventa los estudios ciberculturales secaracterizaban por la incorporación de nuevos dominios y la exploraciónde las intersecciones e interdependencias entre sí.Según Silver, los trabajosde esta nueva generación de estudiosos se diferencian de las perspectivas yprioridades de la primera y la segunda generación de investigadores de lacibercultura: «En lugar de acercarse al ciberespacio como si fuera una enti­dad a describir, los investigadores contemporáneos lo ven como un lu­gar donde contextualizar y buscar resultados más complejos, más proble­matizadores» (Silver, 2000). Por eso Silver habla del nacimiento de unatercera fase: las «ciberculturas críticas». Las interacciones en línea y las co­munidades virtuales se investigarán ahora desde perspectivas que integran

11. Para una lectura crítica de algunos aspectos del trabajo de Turkle, véase Scolari(1998).

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lo social, lo cultural y lo económico (Jones, 1995). Por otro lado, se estu­diarán los discursos relativos a esas mismas interacciones. El ciberespacio,desde este punto de vista, no sólo es el lugar de la comunicaciones sinotambién un generador de discursos, un espacio enunciativo donde una va­riedad de intereses declaman sus orígenes, mitos y tendencias futuras. Elacceso a la red digital en general y a las comunidades virtuales en particu­lar -lillÚtado por motivos económicos, lingüísticos, sexuales, étnicos, po­líticos, culturales o sociales- será el tercer punto de la nueva agenda deinvestigación cibercultural. Este subdominio construido a partir del con­cepto de divisoria digital ha sido uno de los más explorados en los últimosaños (Castells, 1996-1998; 2001). Respecto al proceso de academizacióndel debate cibercultural, no podemos dejar de mencionar la creciente in­ternacionalización de la producción teórica y el desarrollo de proyectosmultinacionales de investigación.

La llegada del nuevo siglo ha consolidado una serie de cambios en elecosistema digital y generado nuevas conversaciones científicas. Los pri­meros balbuceos en línea han sido sustituidos por experiencias de interac­ción cada vez más completas y ricas, basadas en tecnologías que tratan decabalgar sobre las complejidades de una red que se asemeja cada vez más aun «vivisistema» con mucho de organismo (Kelly, 1995). Fenómenos co­mo el blog¡;ing, la distribución entre iguales (P2P), la apertura textual de loswikis o la sindicación de contenidos son sólo algunas pistas de la web 2.0.

3.2.2. Ciberteorías 2.0

Una nueva web necesita nuevas teorías. Esta etapa evolutiva de la red estágenerando la necesidad de desarrollar nuevos enfoques teóricos y buscarotros interlocutores. Según Gurak (2004), a partir del nuevo siglo la refle­xión teórica sobre las ciberculturas, a menudo caótica e impregnada dediscursos que poco tenían que ver con lo científico, comienza a replegarsepara dejar paso a los llamados estudios sobre internet (Internet Studies) .12

12. En 2004 se creó la Association of Internet Researchers, un ámbito interdisciplinarioy reconocido internacionalmente que ha servido parareorientar la investigación de internet(http://www.aoir.org).

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Mientras tanto, el mismo desarrollo de la red -caracterizado por la apari­ción de nuevas aplicaciones y servicios- y la difusión capilar de las tecno­logías digitales en la sociedad fueron incorporando a la agenda científicaotras prioridades. Los estudios de internet han abordado su -objeto de in­vestigación desde diferentes perspectivas. Según Schneider y Foot (2004),en esta fase podemos distinguir tres vías privilegiadas de acercamientocientífico a laWorldWide Web: los análisis discursivos o retóricos -que secentran en el contenido de los sitios-, los estudios estructurales -quese centran en la arquitectura y los enlaces- y las investigaciones de tiposociocultural -interesadas por los aspectos etnográficos de la web-.Tampoco se debe olvidar que el crecimiento desmesurado de internet yde la actividad de los usuarios ha agregado nuevos interlocutores a las con­versaciones científicas, por ejemplo los teóricos de las redes que tratan deidentificar la leyes que regulan la distribución de contenidos y navegantesen la web (Barabasi, 2003; Huberman, 2001).

Gurak advierte que no podemos seguir hablando de la comunicaciónen línea como de un fenómeno único:

Decir «intérnet» es C0l110 decir «el mundo». Hay muchos usuarios, las tecno­logías son complejas y los niveles de seguridad y privacidad varían de sitio asitio. La investigación sobre internet entendida como un lugar de comunica­ción social, psicológico y lingüístico, rinde sus mejores frutos cuando se basaen casos específicos (2004: 228).

Otras características de la más reciente investigación sobre internet son lainterdisciplinariedad -«muchos investigadores comenzaron a salir de suspropias áreas»- y los problemas analíticos que plantea la convergencia delenguajes -«muchos de los investigadores "originales" de internet habíansido formados para estudiar textos y conversaciones, pero pocos de ellostenían experiencia en computación, diseño de interfaces, usabilidad y aná­lisis visuah>-. Ahora una nueva generación de investigadores «crecida enla época de las punto.com y que emerge de sus estudios de grado, guiaráesta nueva fase de los estudios de internet» (ibíd.: 229). Incluso podemoshablar de una generación de investigadores nativos digitales.

Esta última reflexión es importante desde nuestro punto de vista. Comoya dijimos, la primera generación de investigadores de los medios -pensa-

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPERlv1.EDlACIONES139

mas en nombres como Harold Lasswell o Paul Lazarsfeld- no eran espe­cialistas en comunicación de masas ni en broadcasting. Se trataba de soció­logos o politólogos que, entre otros temas, se dedicaron a estudiar los me­dios. Tenemos que saltar veinte años hacia el futuro para encontrar aWilbur Schranun, el primer sociólogo de la comunicación de masas. Lomismo está sucediendo en los estudios de comunicación digital: la prime­ra generación de investigadores también está compuesta por expertos enmaterias tradicionales como el cine (Manovich, 2001), la literatura y la na­rrativa (Bolter, 1991; Landow, 1995, 1997; Murray, 1997; Aarseth, 1997) omuchos otros territorios que van desde la ciencia de la computación a laetnografía.

Veamos con mayor detenimiento los planteamientos de Lev Manovich,un teórico de la pantalla grande que mira lo digital desde lo cinematográ­fico, hecho que lo convierte en un excelente ejemplo de investigador mi­grante digital. Manovich toma nota de la conformación de un nuevo medio-un «metamedium» según sus propias palabras- y se queja por la proli­feración de «especulaciones sobre el futuro» en vez de «teorías sobre elpresente~) (2001: 6). Según este investigador de origen ruso pero residenteen Estados Unidos falta una reconstrucción del proceso que llevó a laconformación del lenguaje de los nuevos medios. A Manovich le interesaver la confluencia de formas culturales anteriores en la actual gramáticade los hiperrnedios, un lenguaje nuevo que estaria llegando a un grado demadurez similar al que alcanzó el cine en las primeras décadas del sigloxx. Sus preocupaciones son similares a las de muchos otros investigadoresde los mass media interesados en los hipermedios.

Hasta ahora prácticamente no hemos hablado de las metodologías dela investigación. La heterogeneidad del campo cibercultural, donde se es­tudian entre otras cosas objetos tan variados como las comunidades vir­tuales (de pertinencia sociológica), las identidades (de pertinencia psico­lógica), las interfaces (de pertinencia semiótica y psicoperceptiva), laficción interactiva (de pertinencia narratológica) o la inteligencia artifi­cial (de pertinencia cognitiva), evidentemente lastró el desarrollo de unametodología de estudio específica para las nuevas formas de comunica­ción. A este revoltijo de pertinencias científicas se agregaron los muchosenunciadores y la confusión discursiva: las ciberculturas eran habladas en

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los congresos académicos, en la revista Wired y en los despachos de la Ca­sa Blanca.

También en este campo la llegada del nuevo siglo trajo consigo una re­novación del territorio. Wakeford propone superar los estudios cuantitati­vos para explorar nuevas metodologías, por ejemplo el estudio compara­tivo de webs (donde se nota que existe un vacío en las categorizaciones delos sitios) o el análisis de los mapas de enlaces. Otras sugerencias apuntan alas características visuales de las textualidades en línea. En este sentido Wa­keford propone recuperar «la técnicas desarrolladas para estudiar otras for­mas visuales de la cultura [... ] Los investigadores deben desarrollar unametodología crítica visual para entender las modalidades que poseen laspáginas webs en tanto imágenes: tecnológicas, composicionales y sociales»(2004: 41). Otro filón de la investigación debería centrarse en los procesosde producción digital. Como cualquier otro proceso productivo, la crea­ción de páginas web y de contenidos multimedia puede ser abordada des-

! de diferentes aspectos. Según Wakeford, una forma de investigar la web es{ «observando los tipos de tareas involucradas en su producción y viendo de

\ qué manera la infraestructura técnica, social y política de las páginas webse traduce en el trabajo concreto de diseñadores y programadores» (ibíd.:43). Para terminar, Wakeford reivindica la creciente cantidad de estudioscualitativos de matriz etnográfica que investigan los comportamientos delos usuarios en contextos laborales o domésticos. Metodológicamente, es­ta línea se insertaría en la tradición de los investigaciones sobre las audien­cias y los procesos de consumo desarrollados por los estudios culturales(véase, por ejemplo, Modey, 1996).

Una reflexión final: si bien esta breve descripción de la evolución de lasconversaciones sobre las ciberculturas ha sido lineal y cronológica, no de­bemos olvidar que estos debates se cruzan entre sí. Estos momentos -lasciberculturas populares, académicas, críticas y los estudios de internet­no son necesariamente correlativos, dado que se fueron mezclando a lolargo de la década. Por otra parte, la llegada de los Internet Studies no signi­fica que las reflexiones periodísticas, las metanarraciones cargadas de tec­noutopías o las descripciones asistemáticas hayan desaparecido de nuestromapa de conversaciones (véase la tabla 3.3).

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPEllMEDIACIONES141

Tabla 3.3.Las conversaciones ciberculturales

Fase Agenda Características Enunciadores Matrices teóricas Tecnologías

Padres Hipertexto. Producción de V. Bush Teoría de la Memexfundadores Interfaces. prototiposde D.Engelbart información Xanadu

Simbiosis. laboratorio. J. Licklider cibernética. ArpanetPrimeras reflexiones 1. Nelson Teoría de TCP/IPteóricassobre sistemas.computación,comunicación y redes.

Fase Agenda Características Enunciadores Matrices teóricas Tecnologías

Orígenes de Hipertexto. Teorías sobreel J. D. Bolter Desconstru- Interfazlasciber- Interfaces. hipertexto. G. Landow ccionismo. gráficaculturas Usabilidad. Diseño y análisis de B.Laurel Ciencias Macintosh

Realidad virtual. interfaces gráficas. B.Schneiderman cognitivas. StoryspaceInteligencia Usabilidad. W. Gibson Psicología. Intermediaartificial. Teorías de la interacción HypercardCiberespacio. persona-ordenador. CD-ROM

Teorías de la Internetcomunícacíón medíadapor ordenadores.

Fase Agenda Características Enunciadores Mabices teóricas Tecnologías

Cibercultu- Internet. Primeras reflexiones D. Haraway Ciencias Internet.ras popu- Ciberespacio. (sobretodo K. Hayles cognitívas. WWWlares Autopista de la periodísticas) sobrela K. Kelly Psicología. Mosaic

información. sociedad digital. N. Negroponte Teoría de laCyborgs. Descripción J. Nielsen complejidad.Vivisistemas. asistemátlca de H. Bheinqold Teoría del caos.Comunidades procesos, actores y S.Turkle Economía.virtuales. eventos. Biología.

Cibercuftu- Identidades. Descripción sistemática T. Berners Lee Feminismo. Netscaperasacadé- Comunidades de procesos, actoresy M.Castells Teorías de la Explorermicas virtuales. eventos. D.DeKerkhove comunicación de Yahoo!

Hipermedia. P Lévy masas.Cibercuftu- Narrativa Enfoques máscríticos J. Murray Narratoloqiarascriticas interactiva. y profundos. A. Piscitelli Semiótica.

Inteligencia E.Aarseth Ciencia política.colectiva. Sociología.Literatura Estudiosergódica. culturales.Sociedad red.

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H¡PERMEDIAC¡ONES142 -----------------------

Tabla 3.3. (cont.)Las conversaciones ciberculturales

Fase Agenda Caracteñsticas Enunciadores Matrices teóricas Tecnologías

Estudios de Plataformas Reorganización de las L.Manovich Matrices Linuxlntemet colaborativas. teorías y metodologías A.Barabasl anteriores Flash

Open source. de lacomunicación D.Gauntlett (1993-2000). GoogleP2P. digital. D.Gillmor Ludología. BlogsBlogs. B.Huberman Teoría delas WikiWiki. G. lfestet redes. Web2.0RSS. D.Marshall Open sourceWeb semántica. T. O'Reilly Mobile2.0Comunicación A. Pisciteilimóvil. M.Wolf

G. Frasca

FUENTE: Silver (2000), Gurak (2004) y aportaciones delautor.

3.3. Hipermediaciones y ciberculturas:separ.ar las aguas

En un contexto marcado por una revolución tecnológica, más de un in­vestigador se sintió tentado de concebir nuevos paradigmas para explicarla new thing, Los profetas de las ciberculturas han insistido en la necesidadde desarrollar nuevas teorías para dar cuenta de estas experiencias comuni­cativas. Corno ya tuvimos ocasión de observar, la joven generación de es­tudiosos de los videojuegos está intentando construir una nueva teoría lla­mada ludología, donde se percibe cierto rechazo de la tradición narrativa ysemiótica, Espen Aarseth, el teórico de la «literatura ergódica» y el «ciber­texto», explica que está lejos de

sentirse convencido de que la comunicación mediada por ordenadores sea,de modo fundamental y primario, un dominio semiótico [... ] Debe agre­garse que el campo de la semiótica de la computación es demasiado joven,por lo cual es prematuro sacar conclusiones firmes sobre su viabilidad. Sinembargo, los problemas del enfoque semiótico [... ] indican que la semióticano aporta beneficios como método privilegiado de investigación (Aarseth,1997: 41),

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CONVERSAR SOBRE LAS HIPERMEDIACIONES143

Según Frasca (2003a: 223), «la teoría literaria tradicional y la semiótica nose puede ocupar de estos textos, ya sean juegos de aventuras o entornosmultiusuario, porque no están compuestos por secuencias de signos sinoque más bien se comportan como máquinas o generadores de signos»."Podría decirse que el mismo espíritu campea en buena parte de la refle­xíón cibercultural. Este alejamiento de la tradición se suele complementarcon un retorno a las antes rechazadas y hoy idolatradas teorías de MarshallMcLuhan. Si bien durante varias décadas los teóricos de la comunicación-tanto de tradición empírica como de la especulativa- habían anatema­tizado al pensador canadiense por no respetar los pasos del método cientí­fico y/o estar al servicio del electroimperialismo estadounidense, los ci­berteóricos no dudaron en recuperar algunas de sus sugerentes ideas yconvertirlo en el gnrú del nuevo panteón digital (Levinson, 1999). Peropara comprender los nuevos medios no alcanza ni con el mejor McLuhan.

Todos estos rechazos y regeneraciones discursivas son componentes bá­sicos de las actuales conversaciones científicas sobre la comunicación digi­tal interactiva. Estos debates todavía no se han acabado -en realidad ape­nas han erppezado- por lo que no resulta facil construir un mapa de ellos.

¿Necesitamos nuevas teorías para los nuevos medios? Desde nuestropunto de vista es importante no tirar el bebé con el agua sucia. Necesita­mos el conocimiento acumulado por las teorías de la comunicación demasas en el último siglo pero, al mismo tiempo, debemos reconocer queesta producción teórica no es suficiente. En este sentido las ciberculturaspueden aportar mucho. Por ejemplo las investigaciones sobre las comuni­dades virtuales desarrolladas por los estudiosos de la Computer-MediatedCommunication han generado un sólido cuerpo teórico muy útil paracomprender la comunicación digital interactiva (Thurlow, Lengel y To­mic, 2004). Pero la reflexíón científica sobre las hipermediaciones deberíaseparar las aguas de cierta producción textual de carácter meramente espe­culativa o directamente extravagante.

Muchas de las conversaciones sobre ciborgs, realidades virtuales onet.art resultan de interés a la hora de abrir nuevas perspectivas para la co-

13. Parauna visión un poco menos maniquea del conflicto entre ludólogos y narracólo­gas, véase Frasca (2ÜÜ3b).

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HIPERMEDIACIONES144

municación digital pero, por el hecho de estar basadas más en especulacio­nes futuristas que en estudios empiricos, aportan poco al edificio teórico.Lo mismo sucede con los discursos utópicos y sus contrarios distópicos.En otras palabras, el mosaico discursivo de las ciberculturas es una granfuente para extraer nuevas preguntas y desafíos pero una base débil paraconstruir una reflexión teórica sobre las hipermediaciones.

A modo de síntesis: no podernos limitar la investigación de las nuevasformas de comunicación digital e interactiva a la aplicación de los viejosmodelos de las teorías de la comunicación de masas, pero tampoco pode­rnos diluir esos estudios en el crisol de los nuevos paradigmas cibercultu­rales de moda, los cuales resultan difíciles de integrar en un cuerpo teóricosólido y no presentan un perfil metodológico claro. Una teoría de las hi­permedíaciones debe saber moverse en este terreno discursivamente pan­tanoso, consolidando una sólida red de interlocutores a partir de los cualescomenzar a construir su propio recorrido epistemológico. Recuperar losconceptos, hipótesis y métodos de las teorías tradicionales al mismo tiem­po que se desarrollan categorías de análisis innovadoras, en sintonía con lastransformaciones del ecosistema mediático, es el desafío que nos espera.

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4Las utopías digitales

(o las nuevas ideologíasde la comunicación)

El progreso tecnológico es como un hachaen las manos de un criminal patológico.

A. EINSTEIN

El tiempo pasa,nos vamos poniendos tecnos.L.PRODAN

A finales de los años cincuenta se produjo un debate dentro de los estudiosde la comunicación y la cultura que Umberto Eco (1964) sintetizó bri­llantemente con la fórmula apocalípticos frente a integrados. Cuarenta añosmás tarde otro gran semiótico italiano, Paolo Fabbri (2003), ironizaba so­bre las actitudes que mantenemos frente a la Técnica ~los llamados tecnó­filos y los tecnofóbicos~ y advertía «cómo el objeto técnico y sus prácticas sehan vuelto fetiches de caución de modernidad, entrando en nuestra vidacomo objetos no humanos. En realidad ése era e! sueño de! autómata:convivir en paz con el hombreo> (Escudero Chauvel, 2004: 10). Las tecno­logías traen consigo un programa de uso incorporado pero, por el mismo

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HIPERMEDIACIONES146 -------------------------

precio, también suelen venir acompañadas con un paquete ideológico. Eldiscurso teórico de las hipermediaciones, además de separar las aguas res­pecto a algunas áreas de la producción cibercultural, también deberíamantenerse a distancia prudencial de estos valores agregados ideológicos.

Volvamos a los apocalittici e integrati. Entre los primeros se anotaban losteóricos que consideraban a la cultura de masas como la anticultura porexcelencia, un signo de la decadencia que traía consigo la sociedad indus­trial. No sólo los referentes teóricos de la Escuela de Fráncfort -comoTheodor Adorno y Max Horkheimer, o más tarde Herbert Marcuse­entraban en esta categoría: pensadores como Dwight Mac Donald (1985)también participaron de esta visión donde la cultura de masas era conside­rada responsable, entre otros pecados, de degradar el gnsto popular y aten­tar contra el verdadero Arte.

La tradición apocalíptica cuenta en sus filas a renombradas figuras delpensamiento crítico de la Modernidad. Existe una larga tradición de his­toriadores, economistas y teóricos políticos que han levantado su vozcontra las aparentemente nefastas consecuencias de la tecnología indus­trial. Autores como Siegfried Giedion,]acques Ellul o incluso ciberteóri­cos como Norbert Wiener o ]oseph Weizenbaum manifestaron su perple­jidad ante ciertos avances tecnológicos como la excesiva automatizaciónde la producción industrial (Wiener) o el desarrollo de la inteligencia arti­ficial (Weizenbaum). Giedion, autor del libro Mechanization Takes Com­mand (1948), ya desde el título lo dice todo: la mecanización promovidapor los procesos de industrialización hace que los productos sean un peli­gro para los consumidores.'

El sociólogo francés ]acques Ellul tampoco se quedaba atrás en su críti­ca; en The Technological Society (1954) consideraba a la tecnología comouna fuerza oscura y maligna que transformaba todos los aspectos de la vidahumana. Según Ellulla técnica del siglo xx no tenía nada que ver con ladel pasado, ya que se habría verificado una ruptura de los lazos con la pro­ducción artesanal premoderna. La técnica, sostenía Ellul, ha cobrado viva

1. Este investigador -famoso por su estudio sobre la industrialización de la produccióndel pan y la consecuente pérdida de su calidad- reivindicaba los procesos artesanales frente

a la producción de masas.

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LAS UTOPÍAS DIGITALES (O LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN)147

propia. Si hasta el siglo XIX la técnica estaba reducida a ciertas áreas -noentraba o lo hacía de manera poco influyente en actividades tan impor­tantes como el placer, el sueño, el juego, el rezo o las conversaciones socia­les-, era local y se difundía lentamente, ahora se habría extendido a todaslas esferas de la humanidad hasta transformarse en un monstruo fuera decontrol. La nueva técnica impone su racionalidad (estandarización, divi­sión del trabajo, control de calidad), es artificial (va en detrimento delmundo natural), desplaza al sujeto por medio de automatismos y evolu­ciona sin intervención directa del ser humano. Desde la perspectiva deEllul la universalidad y autonomía alcanzadas por la técnica nos recuerdalas distopías de las sagas de Matrix y Terminator. Para Ellul no hay un lado (oun uso) bueno y otro malo de la técnica: ésta, sobre todo en sus formasmás avanzadas, no responde a las necesidades y deseos humanos.'

Los integrados, por su parte, manifestaron un gran optimismo frente alas posibilidades que brindaba la cultura de masas. La democratización delconsumo o la aparición de nuevas formas artísticas al alcance de todoseran algunas de las ventajas que ofrecía la producción industrial de bienesculturales. El nombre clave de este lado del campo de juego es MarshallMcLuhan, aunque tampoco debemos olvidar al integradísimo EdwardShils (1985). El discurso integrado, sin embargo, tuvo más adeptos fueradel campo científico comunicacional que dentro del mismo.

Tanto los apocalípticos como los integrados tienen descendencia digi­tal. Como ya vimos, una línea de pensamiento crítica con las innovacionestecnológicas de la comunicación podría partir de la Dialéctica del lluminis­mode Adorno y Horkheimer (1981), pasar por El hombre unidimensional deMarcuse (2001) y aterrizar en El cibermundo, la política de lo peor de Virilio(1997) o en la Crítica de la razón informática de Maldonado (1998). La líneaintegrada saldría de las obras de Shils (1985) y McLuhan (1962; 1964), sur­fearía por La tercera ola de Toffler (1980) y se encarnaría en El mundo digital

2. Es evidente que al planteamiento de Jacques Ellullo une un enlace muy fuerte con laEscuela de Fráncfort y con algunos críticos de la sociedad digital. Pero a diferencia de losteóricos alemanes, en Ellul se produce una particularcombinación entre marxismo y pensa­miento teológico (Karim, 2001: 116). Otro tema que surge en Ellul, al igual que en Gie­dion, es la reivindicación de la producción artesanal.

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H¡PER.MEDIACIONES148

según Negroponte (1995). En las últimas dos décadas los tecnoprofetas in­tegrados, a contrapie de los predicadores de la posmodernidad, nos han sa­turado de grandes relatos donde confluyen las tres deidades de la moder­

nidad: Tecnología, Progreso y Revolución.El darwinismo atraviesa el universo discursivo digital. La versión 2.0 es

mejor que la 1.0 Y lo último ~el fruto de la evolución-e- es mejor que loviejo. Burnett y Marshall nos hablan de una ideology of technology que creael deseo de una transformación cultural fundada en los nuevos dispositivos

digitales. En esta ideología

hemos aceptado la velocidad de la obsolescencia tecnológica y hemos natu­ralizado nuestro deseo en tanto consumidores que no podemos ser realmentefelices sin el último modelo [... ] esta ideología de la tecnología es una reali­dad cultural que moldea nuestra vida cotidiana (2003:9).

Pero las reflexiones sobre la comunicación, tanto ahora como a principiosde los años sesenta, son, por fortuna, mucho más complejas. Los apocalíp­ticos y los integrados, además de tener descendencia digital, han comparti­do (y comparten) promiscuidades. Si afinamos la mirada, entre los apoca­lípticos y los integrados era posible encontrar enfoques intermedios o defrontera que, si bien mantenían una visión crítica de la sociedad, no nega­ban la posibilidad de transformarla utilizando los mismos medios que con­tribuían a reproducirla. Muchos proponían una comunicación alternativaempuñando en alto las recién nacidas videograbadoras ~estamos en lasbarricadas de mayo del 68~, otros promovían una comunicación comu­nitaria desde los barrios marginales y algunos preferían trabajar con los te­levidentes para enseñarles a descodificar críticamente los discursos. La fa­mosa guerrilla semiótica de Umberto Eco entra dentro de esta línea deresistencia militante.' Pensadores críticos de las sociedades capitalistas

3. Paolo Fabbri comenta, a propósito de esta cuestión: «La idea de una guerrilla semióti­ca venía prevalentemente de la televisión. En esa época había una sola televisión que estabaen las manos del partido en el poder (en Italia,N. del A.). No pudiendo controlar la televi­

sión, el único modo era formular una recepción crítica de la televisión. La idea de Ecode una "guerrillasemiótica", que es una metáfora simpática,era la de tratar de leer los textos de

otra manera. Un poco como decía Barthes l...J» (Fabbri,2001).

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LAS UTOPÍAS DICITALES (O LAS NUEVAS IDEOLOGíAS DE LA COMUNICACIÓN)-'------ 149

avanzadas como Hans Magnus Enzensberger creían posible poder revertirlas situaciones que denunciaban empleando las nuevas tecnologías de lacomunicación (o por lo menos las tecnologías consideradas «nuevas» enlos años setenta). De la misma manera, hoy no resulta dificil encontrar mi­litantes anarcodigitales anticapitalistas que levantan las banderas de la revo­lución en línea alzando el puño de la web 2.0.

Mantener en vida la división entre apocalípticos e integrados puede pa­recer maniqueo, pero tampoco podemos negar que, cada vez que apareceuna nueva tecnología o medio de comunicación, las aguas se dividen. Pasócon el cine, pasó con la televisión y pasa con los videojuegos e intcrnet.Las fichas tienden a acomodarse a ambos lados del tablero. Los que vis­lumbran un incremento de las posibilidades emancipadoras se atrincheranpara resistir a los embates de los que temen un fortalecimiento del autori­tarismo y la esclavitud cultural. Por cada Adorno, un McLuhan, que es co­mo decir que a cada Negroponte le toca suVirilio.

No nos interesa escribir un Apocalípticos e integrados 2. O. Para evitar caeren simplificaciones maniqueas preferimos diseñar un territorio mestizodesde el cual investigar las contaminaciones y cruces discursivos, descri­biendo las zonas de hibridación donde los apocalípticos e integrados con­viven con sus promiscuidades. Tampoco debemos olvidar que el campodiscursivo digital ha sido un excelente caldo de cultivo para el desarrollode las nuevas ideologías de la comunicación que ven lo digital como unproceso inevitablemente emancipador o el resultado de una inmaculadainnovación empresarial. Según Thornton Caldwell (2000: 8), cada para­digma científico se complementa con un ideal comercial y,detrás de cadapromesa teórica, nos encontramos con un incentivo corporativo. Final­mente, a menudo el maniqueísmo se disuelve frente a enunciadores enapariencia opuestos que terminan por confluir y decir las mismas cosas.Vamos a por ellos.

4.1. Cerca de la revolución digital

Hay libros que están siempre al alcance de la mano mientras deambulanpor la biblioteca. En algún momento comparten el estante de las obras

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fundamentales para más adelante desaparecer entre los libros que nuncavolveremos a leer. Son libros a veces imprescindibles pero que después de­jan de serlo. Comenzaremos nuestro recorrido con uno de ellos.

4.1.1. Fortunas textuales (1)

En 1971 Hans Magnus Enzensberger publica en Alemania su BaukastensurTheorie der Medien. Al año siguiente Anagrama, de Barcelona, lo traduceal castellano y lo lanza al mercado con el título Elementos para una teoría delos medios de comunicación. Debió de ser un libro exitoso porque en 1974 pu­blicaban la segunda edición. Así comenzaba Enzensberger sus Elementos:

Con el desarrollo de los medios electrónicos, la industria elaboradora de laconciencia se ha convertido en precursora del desarrollo socioeconómico enlas sociedades con un avanzado grado de industrialización, se hace cargo deun número cada vez mayor de funciones directivas y de control, y determinala norma de la tecnología del momento (1974: 7).

El espíritu francfortiano de su análisis de la «industria elaboradora de laconciencia» reaparece una página más allá, cuando Enzensberger sostieneque los nuevos medios «forman combinaciones entre sí y con los mediosmás antiguos como son la imprenta, radio, cine, televisión, teléfono, radar,etcétera. A marchas forzadas están estableciendo interconexiones, tenden­tes a crear un sistema universal» (ibíd.: 8). Si estas palabras donde se hablade convergencias mediáticas nos parecen pronunciadas esta misma sema­na, hoy otras partes del texto de Enzensberger nos suenan antediluvianas,por ejemplo cuando el autor se preocupa por la inexistencia de una «teo­ría marxista de los medios» o directamente propone una «teoría socialistade los medios».'

Ya casi llegamos al nudo que nos interesa desatar. En la página 1O En­zensberger nos sorprende al escribir que

4. Según Enzensberger, econ una sola excepción, la de Walter Benjamín (ya su imagen,la de Bertolt Brecht), ningún marxista ha entendido la industria de la conciencia y sólo havisto en ella su aspecto burgués y capitalista,sin darse cuenta de sus posibilidades socialistas»(ibid.: 49).

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por vez primera en la historia, los medios posibilitan la participación masivaen un proceso productivo social y socializado, cuyo medios prácticos se en­cuentran en manos de las propias masas. Porque una utilización de este tipoconduciría los medios de comunicación (que hasta ahora llevan injustamenteeste nombre) hacia sí mismos. Como se sabe,unos medios como la televisióny el cine en su aspecto actual, no están al servicio de la comunicación. Nopermiten ninguna influencia recíproca entre el transmisor y el receptor: des­de el punto de vista técnico, reducen elfeedback al nivel mínimo que permiteel sistema.Sin embargo, este estado de cosas no puede ser justificado desde elpunto de vista técnico. Muy al contrario, pues la técnica electrónica no cono­ce ninguna contradicción de principio entre el transmisor y el receptor.

Inspirado por la Radiotheorie (1932) de Bertolt Brecht, Enzensberger nosindica que e! paso de los «medios de distribución» a verdaderos «medios decomunicación» no es un problema técnico, sino político: «La diferencia

técnica entre transmisor y receptor refleja la división social de! trabajo en­tre productores y consumidores, que ha adquirido una agudización políti­ca especia! en el campo de la industria de la conciencia» (ibíd.: 11).

Pasemos al segundo capítulo. Enzensberger retoma la teoría de los siste­mas (sdisciplina de la ciencia burguesa... que utiliza categorías del sistema»)para demostrar que el control total de la sociedad, esa visión espectral soste­nida por George Orwell, no es sostenible. Si algo confirma la ciencia bur­guesa de los sistemas es que «una red de comunicaciones o de distribución,tan pronto sobrepasa cierta magnitud crítica, ya no puede estar sujeta a uncontrol centralizado» (ibíd.: 14). Un sistema con esas características sería muy

dificil de controlar por una autoridad única colocada en el centro de la red.Enzensberger emplea el concepto de «factores de interferencia», los

cuales penetrarían «en el nexo permeable de los medios, para propagarse yreforzarse allí con rapidez, gracias a la resonancia» (ibíd.: 15). Hoy los defi­niríamos simplemente como un virus ... Frente a una propagación quedesequilibre al sistema, la única salida es externa respecto al mismo sistema:la represión, el uso de la fuerza, la coerción, el estado de excepción. Sinembargo, este estado no se puede mantener indefinidamente porque <dassociedades de avanzada industrialización dependen de un libre intercam­bio de información- (ibíd.: 15).

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Según Enzensberger los medios electrónicos «han demostrado que lasoberanía nacional en el campo de las comunicaciones está condenada adesaparecer» (ibíd.: 16). Resulta interesante recordar el contexto del dis­curso de Enzensberger: a principios de los años setenta las librerías estabansuperpobladas con obras que demonizaban al imperialismo estadouniden­se, desmontaban la estructura de sus grandes grupos cornunicacionales yexplicaban cómo sus tentáculos invadían y explotaban al resto del mundo(Mattelart, 1972, 1974, 1977; Muraro, 1974). Pero el escritor alemán tam­bién apuntaba sus cañones hacia el Este. Por esta misma lógica la burocra­cia soviética estaba obligada a «renunciar casi por completo a uno de losmás elementales medios de organización, la fotocopiadora automática, da­do que este aparato convierte a cualquier individuo en un impresor enpotencia» .

Enzensberger erige a las nuevas tecnologías de la comunicación en al­ternativa política. Los nuevos medios son igualitarios porque «gracias a unsencillo procedimiento de conmutación, cualquier persona puede partici­par en ellos» (ibíd.: 27). Los programas, por su parte, son "inmateriales y re­producibles. a voluntad». Como consecuencia de estas propiedades, «losnuevos medios ponen fin a todos los privilegios en la enseñanza, con locual también queda eliminado el monopolio de la intelligentsia burguesa»(ibíd.: 28). En este nuevo mundo feliz pintado por Enzensberger los me­dios

están orientados hacia la acción, no hacia la contemplación; hacia el presente,no hacia la tradición. Su actitud frente al tiempo es completamente opuesta ala representada por la cultura burguesa, la cual aspira a la posesión, esto es,du­ración y preferentemente eternidad. Los medios no producen objetos alma­cenables y subastables. Acaban por completo con la "propiedad intelectual» yliquidan la «herencia», es decir, la transmisión de capital inmaterial, específicode clase (ibíd.: 29).

Los nuevos medios de Enzensberger no destruyen la historia sino quepermiten fijar el material histórico de tal manera que «en cualquier mo­mento pueda ser reproducido». Según el teórico alemán la informaciónacumulada está a disposición de todos, y «basta con comparar el modelode la biblioteca particular con el de un banco de datos socializado, para

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LAS UTOPÍAS DIGITALES (O LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN)153

darse cuenta de la diferencia estructural entre ambos sistemas» (ibíd.:29).'

Volvamos ahora a la posibilidad de romper la oposición emisor/recep­tor: «La oposición entre productores y consumidores no es inherente a losmedios electrónicos; más bien ha de ser afirmada artificialmente medianteunas medidas económicas y administrativas» (ibíd.: 30). Hasta ese momentolos nuevos medios habían promovido un uso individual de la tecnología(corno una proyección de diapositivas o el vídeo del último viaje). Mientraspermanezca aislado, el individuo sólo «puede hacer uso de tales aparatoscorno aficionado, pero nunca le servirán para convertirse en productor».Enzensberger apunta a que el uso individual de la tecnología de comunica­ción hace que «el programa que el aficionado aislado produce, será en todomomento una copia pésima y ya superada de lo que él recibe» (ibíd.: 32)6

Frente a este modelo, la estrategia socialista de Enzensberger se fundaen la «auto-organización de las necesidades sociales»:

Aquí está la cuestión que separa las tendencias socialistas, neoliberales y tec­nócratas. Quien cree que la emancipación se puede lograr con ayuda de unaparato- o sistema de aparatos tecnológicos, cualquiera que sea su estructura,sucumbe a una oscura fe en el progreso.Y quien cree que la libertad de losmedios quedará implantada tan pronto como cada individuo se dedique aemitir y recibir, sucumbe a una liberalismo que, bajo unos ropajes actualiza­dos, proclama la ya marchita idea de una armonía preestablecida entre todoslos intereses sociales (ibíd.: 35).

Pero la producción individual no basta. Toda producción «que tenga porobjeto los intereses de los productores, presupone un método colectivo deproducción» (ibid.). Es también obvio que la sociedad burguesa «se oponea tales posibilidades con toda una batería de medidas jurídicas» (ibíd.: 36)7

5. Leído treinta años después de su publicación, este párrafo de Enzensberger -donde, asu manera y con sus palabras, está hablando del hipertexto- bastaría para incluirlo a plenotítulo en la línea histórica Bush-Engelbart-Nelson-Berners Lee.

6. Estas líneas de Enzensberger nos llevan a pensar en las miles de páginas personales queproliferaron en internet a mediados de los años noventa, esas webs construidas en su mayorparte sin ningún tipo de proyecto gráfico o reflexión sobre sus contenidos, simples depósitosde fotos y anécdotas familiares.

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Enzensberger resume su planteamiento en una tabla que opone el uso re­presivo y el uso emancipador de los medios (véase la tabla 4.1).

Tabla 4.1Los usos de los medios

Uso represivo de los medios Uso emancipador de los medios

Programa decontrolcentral. Programas descentralizados.

Untransmisor, muchos receptores. Cadareceptor, untransmisor enpotencia.

Inmovilización de individuos aislados. Movilización de lasmasas.

Conducta de abstención pasiva respecto al consumo. Interacción de losparticipantes, feedback.

Proceso dedespolitización. Proceso deaprendizaje político.

Producción por especialistas. Producción colectiva.

Control porpropietarios o burócratas. Control socializado por organizaciones autogestionadas.

FUENTE: Enzensberger (1974).

Si analizarnos el actual ecosistema mediático y lo compararnos con el «usoemancipador de los medios», tal corno lo entendía Enzensberger a princi­pios de los años setenta, nos deberíamos encontrar en las puertas del para­íso comunicativo socialista: descentralización,feedback, interacción, pro­ducciones colectivas y autogestión son palabras de nuestro diccionariocotidiano digital. Si hoy todos recuerdan, recuperan y reivindican a Mars­hall McLuhan corno precursor de la reflexión teórica sobre lo digital-locual es justo y necesario-, no debernos dejar pasar la ocasión para recor­dar, recuperar y reivindicar los Elementos de Hans Magnus Enzensberger.Al igual que el canadiense, Enzensberger escribe sobre los medios electró­nicos -radio, televisión, etcétera- pero es corno si hablara de los mediosdigitales. Ambos tuvieron la capacidad de percibir la tercera ola que se lesvenía encima. En todo caso,la recuperación teórica la efectuarnos -corno

7. Si no hubieran pasado más de treinta años apostaríamos que Enzensberger está descri­

biendo la difusión de la tecnología participativa entre pares (P2P) utilizada para distribuirdocumentos audio en formato MP3. La aparición de Napster y los ataques judiciales paraevitar la napsterieacion del mercado musical (y del audiovisual) son parte de este proceso

anunciado por el pensador alemán.

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LAS UTOPÍAS DIGITALES (O LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN)155

diría EliseoVerón- en fase de reconocimiento. Hoy no podemos dejar deleer a McLuhan y a Enzensberger desde lo digital. Es más, en cierta mane­ra podría decirse que estamos condenados a releer todas las teorías de la comuni­cación de masas desde lo digital.

4.1.2. MIT Dreams (Fortunas textuales 11)

Ser digital nos proporciona motivos para ser optimistas.Como ocurre con las fuerzas de la naturaleza,

no podemos negar o interrumpir la era digital.Posee cuatro cualidades muy poderosas que la harán triunfar:

es descentralizadora, g!obalizadora,armonizadora y permisiva.

N. NEGROPONTE

Los que sí comprendieron las posibilidades socialistas de los nuevos me­dios fueron los representantes de la tecnofilosofia capitalista. Suena irónico

pero es así. Los predicadores de la revolución digital se han apropiado delas utopías comunicacionales de la izquierda europea posmayo del 68. ¿Porqué hablamos de tecnofilosofia? Porque el discurso tecnológico se ha con­vertido en una de las narraciones (re)fundacionales de nuestras sociedades.Para muchos de sus profetas parecería que la única religión posible es ladel chip, la única ética es la del upgrade y el único advenimiento que pode­mos esperar es la llegada de la versión 3.0.

Pasemos ahora a N egroponte, el profeta de la comunicación digitalque, en vez de enfrentar a proletarios y burgueses, opondrá bits y átomos:

A principios del siguiente milenio nuestros gemelos o pendientes podrán co­municarse entre sí a través de satélites de órbita baja y tendrán más potenciaque nuestro PC actual.El teléfono ya no sonará siempre, sino que recibirá, se­leccionará y tal vez responderá a las llamadas, como un mayordomo inglésbien entrenado. Los sistemas para transmitir y recibir información y entrete­nimiento personalizados obligarán a los medios a reestructurarse. Las escuelasse transformarán en museos y salas de juego para que los niños estructurensus ideas y se relacionen con niños de todo el mundo. El planeta digital pare­cerá tan pequeño como la cabeza de un alfiler (1995: 20).

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Según Negroponte, la digitalización de los contenidos tendrá dos conse­cuencias fundamentales para los medios. Por un lado, la posibilidad queofrecen los bits de combinarse abrirá las puertas al multimedia; por otro, laaparición de bits que hablan de otros bits favorecerá la creación de grandesarchivos y la navegación entre grandes masas de datos. Los medios de co­municación se verán afectados en su médula espinal:

En vez de pensar que el próximo paso evolutivo de la televisión será aumen­tar la resolución, mejorar el color o recibir más programas, imaginérnoslo co­mo un cambio en la distribución de la inteligencia o, mejor dicho, como eltraslado de una parte de la inteligencia del transmisor al receptor (ibid.: 34).

Palabras más, palabras menos, a principios de la década de los noventa losprofetas del hipertexto también apostaban hacia un ajuste de cuentas entreel autor y el lector (Bolter, 1991; Landow, 1995, 1997). Si bien Negropon­te no menciona, por obvios motivos, los weblogs y wikis (que nacerían unlustro después de la publicación de su libro), tampoco deja de apostar susfichas por las estructuras hipertextuales:

La estructura del (hiper)texto se debe imaginar como un modelo molecularcomplejo. Se pueden reordenar los fragmentos de información, expandir lasfrases, y definir las palabras sobre la marcha [... ] Estos vínculos los puede in­corporar el autor en el momento de la «publicación" o, más adelante, el lector[... J Los hipermedia son como una colección de mensajes elásticos que sepueden expandir o contraer según los deseos del lector (ibíd.: 91).

Pero volvamos a los medios tradicionales de comunicación. Los «mono­polios monolíticos» se disuelven en una «serie de empresas locales [... ]que [... ] contribuirán de manera más contundente a mantener la plurali­dad que cualquier ley que el Congreso pueda inventan> (ibíd.: 78).Al digi­talizarse, la televisión se fragmentará en miles de emisiones personalizadas:

En el futuro, las noticias de las seis no sólo se emitirán cuando así lo decida­mos, sino que también se editarán para nosotros y podremos acceder a ellasde manera aleatoria [... ] La televisión se convertirá en un medio de accesoaleatorio, más como un libro o un periódico, que se podrá hojear y cambiar, yserá independiente del día, de la hora o del tiempo que se necesite para sudistribución (ibíd.: 69).

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En el futuro digital imaginado por Negroponte, el Big Brother de Orwellse disolverá en millones de interacciones descentralizadas. En vez de unsoftware central de control tendremos aplicaciones de comunicación parauso personal:

Algunos se imaginan un futuro agente de interfaz como una máquina del es­tilo Orwell centralizaday omnisciente. No obstante,un resultado más verosí­mil es una colección de programas de ordenador y aplicaciones personales,cada uno de los cualeses bastante bueno para una cosa y muy bueno para co­municarse con los demás (ibíd.: 189).

La ausencia de cualquier dispositivo centralizado de control llevará, segúnNegroponte, a la crisis del Estado-nación: «A medida que nos interconec­temos entre nosotros mismos, muchos de los valores del Estado-nacióncambiarán por los de comunidades electrónicas [oo .j>' (ibíd.: 20). Con estaúltima frase cerrarnos el ciclo negropontiano. Del pequeño bit que reem­plaza al átomo hemos llegado a la gran estructura estatal. Este digital turn sepuede sintetizar con la imagen más conocida de la teoría de la compleji­dad: el aleteo de un electrón en una estructura de silicio puede generar uncataclismo en los grandes palacios del poder.

4.1.3. Decir lo mismo

Llegó la hora de transcribir dentro de un gráfico comparativo los discursosde Enzensberger y Negroponte (véase la tabla 4.2). Si confrontamos laspalabras de uno de los máximos profetas de la vida digital con las propues­tas más radicales de la izquierda europea posmayo del 68 nos encontrare­mos con grandes coincidencias. De esta manera queda confirmada una delas premisas con la cual abrimos este capítulo: las geografias basadas en eldualismo (apocalípticos frente a integrados, empiristas frente a especulati­vos, tecnófilos frente a tecnófobos) sirven poco a la hora de descifrar losdiscursos sobre las tecnologías digitales. La similitud de propuestas y visio­nes presentadas por Negroponte y Enzensberger no debería escandalizar anadie. La cibercultura nunca pudo despojarse totalmente de algunas pren­das que usaba en los años sesenta, cuando comenzó a amasarse en los labo­ratorios de los campus universitarios de la costa Oeste. La primera Arpanet,

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HIPERMEDIACIONES158

el sueño del hipertexto para todos o el diseño de las interfaces amigablesse gestaron en el mísmo caldo de cultivo donde se cocinaba el rechazo a laguerra en Vietnam, los viajes lisérgicos y la fuga hacia las comunidadeshippies.

En todo discurso utópico el deber-ser se confunde con el poder-ser.Las utopías exasperan la creación de mundos narrativos y constituyen unpotente dispositivo hegemónico de persuasión. Los discursos utópicos or-

Tabla 4.2.El uso emancipador de los medios y la vida digital

Uso emancipador de los medios La vida digital(segun Enzensberger 1974) tseuun Neqrcoonte 1995¡

Programas descentralizados. Aplicaciones personales, softwarede comunicación yprogramación aleatoria personalizada: «Latelevisiónse convertirá enun mediode accesoaleatorio"(ibid.:84).

Cadareceptor, untransmisor enpotencia. Dispositivos móviles de comunicación y acceso a la red:«En la redcadapersona puedeserunaemisora detelevisión sin licencia"(ibid.: 209).

Movilización de lasmasas. Crisisdel Estado-nación y nacimiento de comunidadesvirtuales: «Los valores delEstado-nación cambiarán porlosde comunidades electrónicas" (ibid.: 20).

Interacción de losparticipantes, feedback. Transferencia de poderdel autoral lector: «Ladigitalización de los medios hacreado mediosintrínsecamente interactivos" (ibíd.: 84).

Proceso de aprendizaje político. Enriquecimiento del consumidor: "El próximo pasoevolutivo de latelevisión será[...] el trasladode unapartede la inteligencia del transmisor al receptor»(ibid.: 34).

Producción colectiva. Escritura participativaen entornoshipertextuales:«Lainformáticase estáextendiendo a individuosmuycreativos de todos los estratosde la sociedad y seestáconvirtiendo en un mediode expresión creativa,tanto en su utilización como en su desarrollo»(ibid.:105).

Control socializado pororganizaciones Disolución de losmonopolios: "La industria de laautogestionadas. infonnación pasará a manos de la pequeña empresa,

y sumercado residirá en laautopista de la informaciónglobal"(ibid.: 108).

FUENTE: Enzensberger (1974)y Negroponte (1985).

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denan un mundo en transformación -determinando un pasado, un pre­sente y,sobre todo, un futuro- y proponen un camino lineal para llegar alparaiso. Esta axiologización de los tiempos es fundamental. Como en losdiscursos religiosos, el futuro presentado por el discurso utópico será posi­tivo, placentero y radiante. Categorías trabajadas por la semiótica como latimia (basada en la oposición euforia/disforia) también sirven para marcareste territorio discursivo. La euforia (bienestar, placer, etcétera) está del la­do de los profetas de la salvación (digital o política) mientras que los valo­res vínculados a la disforía (malestar, ansiedad, etcétera) son encarnadospor los conservadores que miran al pasado. Desde esta perspectiva pode­mos decír que tanto Enzensberger como Negroponte miraban al futuro,en un caso socialísta y en el otro digítal.

Sabemos que la utopía de Enzensberger no se cumplió. Las masas no seapropíaron de las cámaras portátiles para hacer la revolución ni se movili­zaron detrás de las banderas de la autogestión. Los proletarios europeos sereplegaron allivíngde sus casaspara ver en directo la final de la ChampíonsLeague por un canal de pago. ¿Pasará lo mismo con la utopía de Negro­ponte? Seguramente la vida digital será diferente a la que imaginaron susprofetas. Sin embargo, no se debería despreciar el siguiente hecho: la redde interfaces creada con la introducción de las tecnologías digitales no tie­ne nada que ver con las fuerzas sociotécnicas movilizadas por la televisióno la radio.Todas estas tecnologías modificaron nuestra cognición y percep­ción, pero la transformación que internet está promoviendo parece ser di­ferente. Veamos por ejemplo qué sucede en el ámbito industrial: ahí la te­levisión entró bajo forma de cámara de vigilancia o como curso educativopara formar a la fuerza de trabajo (me refiero a las te1escuelas técnicas, tande moda en los años sesenta y setenta). Demasiado poco si comparamosesa situación con las mutaciones que han introducido las tecnologías digi­tales en general e internet en particular en los procesos de producción,distribución y consumo. Hoy, cualquier empresa exitosa es unsofisticadomecanismo digital de gestión de la información. Lo mismo puede decirsede cualquier otro ámbito de la actividad humana permeado por las tecno­logías digitales e interactivas. Las mutaciones son profundas, orgánicas (co­mo diría Antonio Gramsci), y sus consecuencias apenas las notaremos amedio y largo plazo.

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N egroponte insistía en presentarnos un futuro digital color de rosa.Ahora las tecnologías digitales son el presente, pero la paleta de colores adisposición del futuro nunca fue tan variada.

4.2. Desmitificaciones

Las estadísticas deben usarse del mismo modoen que un borracho utiliza un farol:

para apoyarse, en lugar de iluminarse.A.LANG

4.2.1. El manual de zonceras digitales

Allá por 1968 el inefable sociólogo argentino Arturo Jauretche publicó sufamoso Manual de zonceras argentinas, un libro donde desmontaba los gran­

des mitos discursivos que habían justificado durante un siglo las políticasde las clases dominantes en ese país. La fuerza de una zoncera -un ameri­canismo que significa «tontería, simpleza»- no está en el razonamiento,

porque

simplemente excluyen la argumentación actuando dogmáticamente median­te un axioma introducido en la inteligencia -que sirve de premisa- y sueficacia no depende, por lo tanto, de la habilidad en la discusión como de queno haya discusión. Porque en cuanto el zonzo analiza la zoncera deja de serzonzo [... ] Las zonceras no se enseñan como una asignatura. Están dispersa­mente introducidas en todas y hay que irlas entresacando [...] se apoyan y secomplementan unas con otras [... ] De la comprobación aislada de cada zon­cera llegaremos por inducción -del fenómeno a la ley que lo rige-- a com­probar que se trata de un sistema, de elementos de una pedagogía (Iauretche,1974:25).

Lo que Roland Barthes ponía en práctica desde París, inmerso en la at­mósfera estructuralista -desmontar la ideología oculta por medio delanálisis mitológico para desvelar e! nivel latente de la connotación-,Ar­turo Jauretche lo ejecutaba desde la mesa de! bar trabajando, como le gus­taba decir, en las «orillas de la ciencia».

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El relato digital que nos alimenta desde los años noventa está plagadode zonceras o mitos, como prefiera el lector llamar a estas construccionesideológicas. Se trata de frases o ideas que viajan por la red a la velocidad dela luz, que aparecen citadas en libros, papers o artículos periodísticos y quese reproducen bajo forma de memes. H Estamos hablando de ideas viralessumamente contagiosas. De todas las zonceras que pululan por las re­des discursivas nos ocuparemos de una en particular: la que sostiene queinternet se ha difundido mucho más rápido que otros medios de comuni­cación como la radio o la televisión.

La naturaleza viral de la red digital facilita la circulación de informa­ción... de cualquier información. La célebre zoncera de la cual nos ocu­paremos dice más o menos así:

A la radio le costó treinta y ocho años alcanzar a 50 millones de oyentes, alteléfono treinta y cuatro años para llegar a 50 millones de usuarios y a la te­levisión trece años para tener 50 millones de televidentes. En sólo cuatroaños internet ha alcanzado a 50 millones de navegantes (cit. por Hannemyr,2003: 111).

El meme en cuestión -un as en la manga para convencer hasta a losmás retrógrados de la inevitabilidad de la revolución digital y de la nece­sidad de conectarse si todavía no lo ha hecho- ha aparecido en infini­dad de textos políticos, económicos, ciberculturales y hasta en algún dis­curso de Bill Gates. En la mayor parte de los casos nunca aparece citadala fuente original. Hannemyr reconstruyó la historia de esta zoncerahasta llegar a un documento de la consultora Stanley Margan de 1999,

8. Un meme -c-rérmino acuñado por el biólogo Richard Dawk.ins en su libro TIte Se!fish

Gene de 1976- es la unidad mínima de transmisión cultural. El meme pertenece a la di­mensión del contagio, la propagación y la infección. La esencia del meme es la replicación.Cualquier idea, moda o concepción que pasa de una persona a otra por imitación -más alláde su utilidad o función social- es un meme. Una nueva idea científica, una canción pega­diza: o una: moda: (como le llunifillda en los años setenta a el picrcingen 105naventa) pueden

ser considerados memes. Como se puede observar, bajo este concepto se encierran fenóme­nos lllUY diferentes entre sí,desde los virus informáticos hasta las primeras notas de la Quin­ta sinfonía de Beethoven, pasando por los rumores financieros que corren en Wall Street o lareceta para preparar un guiso de lentejas (Brodie, 1996; Lynch, 1996; Blackmore, 2000).

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pero pocas veces viene citado: lo importante es convencer a consumido­res, inversores o simples ciudadanos de la necesidad de adaptarse rápida­mente ... o morir.

La aparición de una tecnología atraviesa por varias etapas: una fase deinnovación -un grupo social (por ejemplo los científicos de un laborato­rio) percibe la novedad-, una segunda fase de invención -lo nuevo va to­mando forma en medio de un caos interpretativo donde se confrontanentre sí experimentos, prototipos, paradigmas y teorías- y un momentofinal de adopción -lo nuevo se estabiliza y puede ser llevado al mercadocon mayor o menor éxito- (Bijker, 1995).' Estos tres momentos (innova­ción, invención y adopción) sirven para poder determinar a partir decuándo podemos contabilizar la difusión de una nueva tecnología y ahídeterminar su ratio de adopción.

Sin embargo, esta historia aparentemente tan lineal está plagada de des­fases: a menudo entre la invención y la adopción pueden pasar varias dé­cadas. A finales del siglo XIX Guglielmo Marconi puso a punto su telégra­fo inalámbrico, pero la radio como medio de comunicación de masas naceen noviembre de 1920 con la apertura de la emisora KDKA. Del mismomodo, la primera patente de una tecnología llamada televisión data de1911, pero la tecnología NTSC apenas fue aprobada como estándar en1941 y la fase de adopción debió esperar a que la Segunda Guerra Mun­dial terminara, en el año 1945 (DeFleur y Ball-Rokeach, 1993). Respectoa internet, si bien su invención se remonta a la década de los sesenta, losinvestigadores todavía debaten si considerar como año cero el desarrollodel protocolo TCP/IP en 1981, la aparición de los primeros Internet Ser­vice Providers en 1989 o la llegada de la World Wide Web en 1990. Paramantener un punto de comparación con los otros medios, Hannemyrpropone fijar la fecha de adopción de internet en 1989, cuando gracias asu primera apertura comercial la red dejó de ser un sistema en manos decientíficos y especialistas (2003: 114).

9. Al final lo nuevo deja de serlo y, según Bijker, la confusión semiótica que reinaba alprincipio del proceso se estabiliza hasta llegar a un momento de clausura (closure). En esa fa­se final los usuarios activan una transacción (Latour, 1998a), convergiendo con la tecnologíay estableciendo contratos de interacción con las interfaces y sus creadores (Scolari,2004).

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El otro problema se presenta a la hora de contar los usuarios reales deinternet. Después de consultar y evaluar diferentes fuentes, Hannemyr-quien limita su investigación a Estados Unidos, país al que hace referenciael meme que estamos analizando-- propone seguir los datos del US BureauofCensus. Si bien esta oficina estatal no registra datos sobre el uso de inter­net, realizaun estudio permanente sobre la adopción de las tecnologías digi­tales en 48.000 hogares estadounidenses. Estos datos oficiales fueron con­frontados por Hannemyr con diversas fuentes privadas10 e integrados en otrasseries relativas a la difusión de la radio y la televisión. Entre los investigadoresrecuperados por Hannemyr se encuentra el estudio clásico sobre los mediosde comunicación de masasde DeFleur y Ball-Rokeach (1993).Si bien en es­te último trabajo sus autores no incluyeron los datos relativos al teléfono porno considerarlo un medio de comunicación de masas, nosotros lo tendre­mos en cuenta porque sirve para comparar la difusión de varias tecnologías.Según estos investigadores el teléfono tardó más de cuarenta años en llegara 50 millones de usuarios en Estados Unidos. La radio alcanzó los 50 millo­nes de oyentes en 1930 (diez años después de su nacimiento como medio)mientras que la televisión logró superar esa cifra de televidentes en menosde diez años: en 1955, una década después de su implantación comercial,los espectadores alcanzaban a ser unos 80 millones de estadounidenses.

Respecto a internet, al cruzar los datos del US Bureau of Census conlos de otros centros de investigación Hannemyr estableció que la red digi­tal alcanzó los 50 millones de usuarios en Estados Unidos entre el quintoy el décimo año de vida. Si complementamos la investigación de Han­nemyr con estadísticas de uso de internet, el límite de los 50 millones deusuarios se debería haber cruzado en 1998, nueve años después de su naci­miento comercial. Según el Internet Industry Almanac, en ese año la can­tidad de internautas estadounidenses llegaba a 54 millones. En síntesis: aexcepción del teléfono, que tardó varias décadas en establecerse, la radio, latelevisión e internet superaron los 50 millones de usuarios en unos diez años comomáximo (véase la tabla 4.3).

10. Para un elenco completo de las fuentes alternativas consultadas por este autor-en­tre ellas Matriz Information and Directory Service, Network Wizards, etcétera- véase

Hannernyr (2003: 115).

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Usuarios

200 m.

150 m.

100 m.

SOmo

Internet

Teléfono

o +5 + 10

Teléfono

+ 15 + 20

TV

+25 +30 +35 +40 aftos

Radio Internet

Figura 4.3La difusión de los medios en Estados Unidos (usuarios)

Tabla 4.3La difusión de los medios en Estados Unidos (usuarios)

17.000

56.000

86.000

99.000

115.000

133.000

149.000

16.000

80.000

142.000

161.000

179.000

79.000"

201.661'1

NOTA: usuarios en miles.FUENTE: elaborado por el autor, según Hannemyr (2003).

11. Cifras (en miles) correspondientes al año 1999 provenientes de otras fuentes:·110.825 - Internet Industry Alrnanac (http://www.c-i-a.com/prl199.htm).·101.000 - NielseuNetRatings (http://www.nua.ie/surveys/how_many_en li­

nea/n_america.html).

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Sin embargo, si comparamos la evolución posterior (o sea, después delos 50 millones de usuarios) vemos que aparentemente la red digital tuvoun gran incremento: si la radio superó los 100 millones de usuarios veinteaños después de su instalación comercial, la televisión e inrernet lo hicie­ron unos doce o trece años más tarde.

Pero entonces, ¿internet se difundió al mismo ritmo o más rápidamen­te que la radio y la televisión? Para tener una cabal comprensión de laadopción y difusión de la red digital en Estados Unidos, todas estas cifrasse deben matizar con la siguiente información: no es lo mismo alcanzar 50o 100 millones de usuarios en los años treinta o cincuenta, cuando la po­blación de Estados Unidos era sensiblemente menor, que a principios delsiglo XXI, cuando ese país casi alcanza los 300 millones de habitantes. Des­de esta perspectiva, nuevamente podemos comparar la difusión de radio,televisión e internet entre la población estadounidense pero considerandolos porcentajes (véase la tabla 4.4).

Usuarios

TV

7'%

50%

2.%

""'......---;: ...--<:::>'.

,RadiO

o + •

Radio

TV

+ 10

Internet

+ " + 20 ai'ios

Figura 4.4La difusión de los medios en Estados Unidos (usuarios eu fuución de la población total)

"'-12. Dato proveniente de la InternationalTeleconununication Union (http://www.in­ternetworldstats.com).

Se puede confrontar con los 185.550 usuarios contabilizados por el Internet IndustryAlmanac (http://www.c-i-a.com/prD904.htm).

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Tabla 4.4La difusión de los medios en Estados Unidos

(usuarios en función de la población total)

Radio

1920 (añoO) O 106.000 0%

1930 (año+10) 56.000 123.000 45 %

1940 (año+20) 99.000 132.000 75%

Televisión

1945 (añoO) O 139.920 0%

1955(año+10) 80.000 165.931 48%

1965 (año +20) 161.000 194.302 82 %

Internet

1989(añoO) 400 246.819 0,1 %

1999 (año+10) 79.000 272.690 29%

2004 (año+15) 201.661 293.655 68%

NOTA: usuarios y población en miles,salvodonde se indica.FUENTE: elaborado porel autor, basándoseen las fuentescitadas.'J

Como se puede observar, en veinte años la radio alcanzó al 75% de lapoblación de Estados Unidos mientras que la televisión, en el mismo lap­so, se difundió entre el 84% de los estadounidenses. Internet, por su parte,entre 1989-2005 llegó aproximadamente al 68% de los habitantes de esepaís. En conclusión: los índices de adopcíón de la radío y la televisión, consideran­do la poblacíón total del país en cada momento histórico, han sido superiores al deinternet. En ese contexto, el dato que sobresale es que internet se presentacomo el medio de difusión más lento en sus primeros diez años de exis­tencia: en ese período la red digital llegó al 29% de la población, frente al45% de la radio y al 48% de la televisión.

13. Para las fuentes de los usuarios, véanse las tablas anteriores. Para las de la población:

US Bureau of Census - 1990 Population and Housing Unit Counts, United Stateshttp://www.census.gov/popu1ation/www/censusdata/hiscendata.htrnl (visitado el 13-8­2005).

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Entonces, ¿de dónde proviene el dato según el cual a la radio le costótreinta y ocho años alcanzar a 50 millones de oyentes y a la televisión treceaños para llegar a la misma cifra? Es muy posible que el error se produzcaporque en el estudio original de Stanley Margan se confunde el númerode usuarios con el número de aparatos receptores. La radio llegó a los 50millones de receptores veinte años después de su nacimiento comercial, y latelevisión alcanzó esa misma cifra de aparatos a finales de la década de loscincuenta, unos trece años después de sus comienzos (véase la tabla 4.5).Obviamente, contar espectadores o radioescuchas no es lo mismo que con­tar aparatos, ya que por cada uno de ellos hay varios sujetos receptores.

Tabla 4.5.La difusión de los medios en Estados Unidos (aparatos)

NOTA: aparatosen miles.FUENTE: elaborado por el autorsegún DeFleur y Ball-Rokeach (1993).

Internet, como ya vimos, llegó a los cincuenta millones de usuarios ensu noveno año de vida (1998) pero ese dato no se puede confrontar conlos anteriores, ya que aquellos se referían a aparatos receptores de radio ytelevisión. El US Bureau ofCensus no cuantifica la cantidad de ordenado­res, pero sí podemos acceder al número de hogares con conexión a la web.De esta manera, podemos volver a comparar el índice de adopción de to­dos estos medios considerando el porcentaje de hogares que poseían radio,televisión y ahora conexión a internet (véase la tabla 4.6). Como se puedever, la adopción de internet no es tan acelerada si la comparamos con losotros medios.

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Usuarios

100%

75%

50%

25%

o +5 + 10 +15 +ZO

TV

+25 +30 +35 +40 al'ios

Radio __~_~._. Internet

TV

Figura 4.6.La difusión de la radio, la televisión y las conexiones

a internet en los hogares de Estados Unidos

Tabla 4.6.La difusión de la radio, la televisión y las conexiones

a internet en los hogares de Estados Unidos

9,00%

63.00 %

85.00 %

90.00 %

95,00 %

97,00 %

98,00 %

54,60 %14

NOTA: hogares en miles.FUENTE: elaborado por el autor según informes de la NTIA15 y del US Bureau of Census.

14. Datos de 2003 (+14 años).15. National Telecornmunications and InformationAdministration(http://www.ntia.doc.gov/reports/anollindex.htrnl).

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Para terminar, un par de datos para los lectores interesados en la difusiónde internet: según las informaciones más confiables -por ejemplo dos in­vestigaciones realizadas en el primer semestre de 2006, mientras espera­mos los resultados de! censo nacional de 201(}-- aproximadamente el 73%de los adultos estadounidenses utiliza internet (Madden, 2006). Sin em­bargo, desde el otoño del 2001 e! crecimiento de la población en línea seha detenido en Estados Unidos (aunque aumenta la cantidad de conexio­nes con banda ancha). La mitad de los ciudadanos de ese país que hoy noestán conectados a la red tampoco piensa hacerlo en los próximos años.En otras palabras, e! crecimiento futuro de internet en Estados Unidos se­rá gradual, fisiológico, y estará vinculado al aumento demográfico (los jó­venes estadounidenses -más proclives a entrar en el mundo digital- iránreemplazando a los ancianos -más reacios a entrar en la red-). SegúnRainie y Bell (2004) habrá que esperar otra media generación para queinternet alcance la misma penetración que tienen actualmente el teléfono(94%) o la televisión (98%) en ese país.

Después de este breve viaje por el mundo de las estadísticas sobre inter­net y las rnetanarraciones digitales que se derivan de ellas nos viene a lamemoria un viejo refrán: «Las estadísticas demuestran que las estadísticasdicen lo que los estadisticos quieren». Las estadísticas seriamente trabajadasnos brindan información fundamental para entender estos procesos -ahíestán, a modo de ejemplo, los trabajos de Huberman (2001), un investiga­dor interesado en relevar las leyes que regulan el funcionamiento y las ac­tividades de los usuarios de la red-, pero a menudo se manipulan para le­gitimar discursos políticos o comerciales. Resulta claro que en uncontexto donde reina la obsolescencia planificada de los dispositivos tec­nológicos la realimentación de! ciclo productivo, gracias a la articulaciónde un discurso que evidencia la necesidad de «seguir el ritmo del desarro­llo para no quedar atrasados» y carga las tintas sobre la «velocidad» de eseproceso, termina siendo funcional respecto al sistema.

4.2.2. La masa crítica

Es innegable que la red digital se está extendiendo por todo el planeta.También la cantidad de usuarios se ha incrementado y no sólo en Estados

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170HIPERMEDIACIONES

Unidos. Sin embargo, a estas alturas no nos interesa demasiado confirmarsi internet se difundió más rápido que el televisor o la tostadora eléctrica.Más que encuadrar este fenómeno desde lo cuantitativo -un trabajo ne­cesario, siempre y cuando se respeten las reglas del juego estadístico- nosinteresa realizar un acercamiento desde otra perspectiva.. El concepto de masa crítica o punto crítico fue empleado durante los añosnoventa en varias ocasiones para indicar que, superado cierto momento, eldesarrollo de laWorldWide Web o de una de sus tecnologías era irreversi­ble. Los sistemas en crecimiento alcanzan un punto donde ese desarrollono tiene más retorno, cuando se supera una frontera después de la cual susupervivencia está garantizada. Esto ha sucedido con la cantidad de usua­rios del teléfono o con el número de usuarios que deciden adoptar unatecnología (como en su momento el estándar de vídeo hogareño VHS).Para algunos expertos internet habría alcanzado su masa crítica entre 1993y 1995, cuando en el mundo había unos 2,5 millones de hosts. RobertMetcalfe ha dado su nombre a una ley que expresa este planteamiento demanera sencilla. Según la Ley de Metcalfe, la utilidad de una red es igual alcuadrado de sus usuarios. Cuenta más gente se conecte o participe en un sis­tema, su valor se incrementará exponencialmente. Según el ejemplo clási­co el valor del teléfono proviene de los millones de personas que participanen el sistema; si sólo dos o cuatro o cien personas tuvieran acceso a la redtelefónica, su valor social sería casi nulo. Cuantos más usuarios estén en lí­nea, más valor adquiere internet.

Según un informe de Nielsen/NetRating, la difusión de la banda anchaen Estados Unidos habría superado su masa crítica enjulio de 2004, cuandoun 51% de la población en línea había adoptado esa tecnología (Niel­sen/NetRatings, 2004). Casi todos los meses alguna tecnología alcanza sumasa crítica. Pero, como ya dijimos, no nos interesa reabrir debates estadisti­coso Mientras una tecnología se encuentra en fase de crecimiento y busca al­canzar su masa crítica, las principales transformaciones se producen dentrode ella. Una vez alcanzado el punto de inflexión, la nueva tecnología entraen un camino de no retorno y sus efectos de segundo orden se empiezan asentir fuera de la tecnología. Según la Ley de la Disrupción de Downes yMui (1998), en ese momento la nueva tecnología comienza a expandirse y aenlazarse con otros sistemas, modificándolos y transformándose a sí misma.

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Si leemos este proceso desde las transformaciones cualitativas (y no des­de el puro dato estadístico) el panorama puede ser descrito de la siguientemanera:

Una vez que han alcanzado una situación de equilibrio, lo más importantecon las tecnologías no es tanto lo que pasa dentro de ellas sino afuera, en lared de interfaces que logran activar y transformar. Cuando e! sistema de! au­tomóvil superó su masa crítica gracias a Henry Ford y su producción taylori­zada, alcanzó una situación de relativa estabilidad: había miles de autos encirculación, otros miles estaban saliendo de las líneas de montaje, las carrete­ras cruzaban el país,una red de estaciones de servicio garantizaba la provisiónde combustible [...] A partir de ese momento lo más importante pasó afuerade! sistema de! automóvil, en las zonas periféricas de la red, ahí donde se pro­duce e! cruce con otras interfaces: los drive-in movies, los restaurantes que lle­van e! pedido hasta el vehículo, los túneles para lavar autos, las casas rodantes,etcétera. Por otro lado e! sistema de! automóvil también produjo notablestransformaciones perceptivas y cognitivas en los seres humanos (los cuales,obviamente, también forman parte integrante e inseparable de la trama so­ciotécnica). Los conductores de los Ford A adquirieron una nueva percep­ción del espacio y desarrollaron una renovada concepción de la movilidadurbana. En cierto sentido e! automóvil creó al automovilista (Scolari, 2004:237-238).

La WordWide Web no es ajena a esta dinámica. La red se está contaminan­do con otros medios en un juego intertextual permanente. Pero así comola web fagocita otras formas de comunicación, también establece inter­cambios con otros sistemas. Las redes digitales y los sistemas de posiciona­miento global (GPS-Global Positioning System) están rediseñando el sis­tema automovilístico que acabamos de describir. Una acción tan simple ynatural como viajar en coche está cambiando a partir de la hibridaciónentre los dos sistemas. No es lo mismo viajar siguiendo las indicaciones deun mapa impreso o de los carteles que tener junto al volante un mapainteractivo que nos habla y dice por dónde debemos ir, qué caminos cabeevitar o a qué hora llegaremos. Lo mismo sucede en los lugares de fronte­ra entre las redes digitales y el sistema bancario -donde surgieron desdebancos en línea hasta infinidad de nuevos servicios para el usuario-- o en­tre la World Wide Web y el sistema musical -donde la contaminación es-

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tá transformando las formas tradicionales de distribuir y consumir las can­ciones,

A modo de conclusión, podemos decir que si analizamos los procesosde difusión tecnológica desde una ecología de las interfaces,o, como diríaPierre Lévy, desde sus concatenaciones sociotécnicas, el conocimiento delas hipermediaciones sale ganando. Resulta más rentable en términos teó­ricos estudiar las contaminaciones, desplazamientos y apropiaciones den­tro de esta semiosfera interactiva que quedarse obnubilado frente al datocuantitativo. El concepto de masa crítica se puede enriquecer -sin aban­donar su valor matemático- desde una perspectiva cualitativa. En pocaspalabras, no basta con contabilizar el número de usuarios de un sistema,sino que también se debería analizar cómo ese sistema se relaciona conotros y qué tipo de transformaciones emergen de esa red de concatena­crones.

4.3. Las nuevas ideologías de la comunicación

La visión utópica del progreso se caracteriza por un milenarismoconcebido en un movimiento progresivo haciasu concreción final [... ]

La actual propagandaimplica que las mejoras tecnológicasdentro de la sociedadde la información conducirán a un estado de perfección

donde todos los deseos de los consumidores serán satisfechos.K.KARIM

El mito digital, como cualquier otro relato mítico, no puede dejar de pre­sentar rasgos religiosos. Los trabajos de Jacques Ellul pueden ser de ayudapara desmitificar la retórica de la sociedad de la información. El enfoquede Ellul enlaza con la tradición que pretende analizar lo tecnológico notanto desde la economia, la sociología o la política, sino desde la perspecti­va del mito, la espiritualidad y la religión. Más que adherirse a la interpre­tación tradicional de matriz semiológico-marxista -r-t-O sea, el mito comofalsa conciencia o ideología- Ellul veía al mito como un modo de con­ceptualizar el mundo y darle un sentido a la experiencia. El mito se dife­rencia de la ideología porque

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está más metido en el alma, hunde sus raíces mucho más adentro, es más per­manente y ofrece a! hombre un imagen fundamenta! de su condición y delmundo. Además, el mito es mucho menos «doctrinario» [... ] El mito tiene unpoder de activación mayor, la ideología es más pasiva (uno puede creer enuna ideologia pero quedarse a un lado). El mito no deja a! hombre pasivo: lelleva a la acción (en Karim, 2001: 123).

Según Ellul, una ideología no puede crear un nuevo mito. La ideologíaburguesa, por ejemplo, se basa en una serie de narraciones de matriz cris­tiana donde se hablaba del progreso espiritual, a las que se suma el mitoiluminista de la ciencia. El resultado es el mito industrial del progreso tec­nológico y científico.

Se podría decir que en materia de mitos todo está inventado. Ellul sos­tiene que es muy dificil poder crear nuevos relatos miticos. La humanidadha reelaborado continuamente una serie de tópicos que aparecen en todaslas civilizaciones, como los mitos del yo, del otro, del tiempo y del espacio,del conocimiento, de la creación y de la destrucción, de las causas y losefectos. Estos marcos cognitivos -que «deben ser vistos como ahistóricose integrados a la existencia humana» (Karim, 2001: 119)- constituyen labase sobre la que se construyen los mitos. De esta manera los mitos de pri­mer orden se combinan para formar mitos de segundo orden (comunidad,nación, raza, divinidad, etcétera) y, a partir de ellos, podemos identificarmitos de tercer orden como aquellos engendrados por las tecnologías di­gitales. Por ejemplo e! mito de! yo (primer orden) genera e! mito de la co­munidad (segundo orden), el cual a su vez deriva en el mito digital de lascomunidades virtuales. En este sentido se puede sostener que todos losprocesos nacidos o relanzados por las tecnologías digitales -desde la glo­balización hasta la inteligencia artificial- tienen un lado mítico (véase latabla 4.5).

Encuadremos mejor nuestro análisis. Al sostener, por ejemplo, que las«comunidades virtuales» constituyen un mito de tercer orden fundado enmarcos cognitivos de segundo orden (eparentesco», «comunidad», etcéte­ra), los cuales reenvían al concepto básico del «vo»,no queremos decir quelas comunidades virtuales «no existen» o que simplemente son una cons­trucción ideológica. Las comunidades en línea existen, son reales y repre-

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Tabla 4.5.Los mitos digitales

Primer orden Segundo orden Tercer orden (Mitos Digitales)

Yo Parentesco Comunidades virtuales.Comunidad Desaparición delestado-nación/Aparición de naciones en línea.Nación Cambios de identidad en línea.Raza Globalización.

Otro Género Cambiosde identidaden línea.Naturaleza Ataquesde hackersy crackers.Divinidad Spam(correo basura)Nirus comocastigo.Enemigo Castaprofesional quedominala tecnología (techies).

Historia Origen deempresas enungaraje (Apple).Tiempo Comienzo/Final Comunicación sincrónica(simultaneidad).

Milfennium Bug (Y2K).Tiemporeal.Aceleración de lavidasocial y de ladifusión tecnológica.

Espacio Distancia Ciberespacio.Geografía Aldeaglobal.

Realidad virtual.Ubicuidad (tecnologías anywhere/anytime).

Conocimiento Aprendizaje Castaprofesional quedominala tecnología (techies).Ciencia Masasde usuarios ignorantes (dummies).Sabiduría ELearning.Gnosis LongLifeLearning.

Ubicuidad (tecnologías anywhere/anytime).Información "en lapunta de losdedos".Inteligencia artificial.

Creación Vida Vidadigital.Nacimiento Cambios de identidaden línea.Renacimiento

Destrucción Muerte Miflennium Bug (Y2K).

Causas Acción Empresas start ups.Trabajo Triunfo empresarial inmediato.

Efectos Recompensa Paraíso digital.Castigo Miedoa ladesconexión.

FUENTE: elaboración del autor según Karim (2001) y aportaciones propias.

sentan un aspecto vital en la vida de millones de sujetos. Esta práctica so­cial genera, por un lado, un discurso científico que tiende a definirla, clasi­ficarla y encuadrarla teóricamente; por otro lado, y combinado con elanterior, nacen discursos de carácter mitico que buscan promoverla, legiti-

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marla o estigmatizarla. Estos discursos, que terminan por enrarecer y difi­cultar el trabajo teórico, son los que nos interesan.

Las sociedades secularizadas recurren a los mitos para cubrir la necesi­dad de lo sagrado y lo espiritual. Irónicamente, las sociedades tecnológicasllenan este vacío con las maravillas técnicas y científicas. La técnica -es­cribe Ellul- «no elimina las tendencias religiosas sino que las subordina asus propios objetivos; encarna el sentido del misterio que alguna vez fueterreno de la religión» (en Karim,2001: 121).Así como el mito de la rápi­da difusión de internet y de las tecnologías digitales sirve para acelerar elciclo innovativo-productivo de la industria informática (con períodos deobsolescencia planificada de unos pocos meses), muchos otros mitos tam­bién son funcionales al complejo tecnoindustrial. El mito, desde esta pers­pectiva, es «manipulado para promover los objetivos ideológicos de los in­tereses tecnológicos» (Karim, 2001: 115). Otro ejemplo: el mito de tercerorden que anunciaba el Millennium Bug-o sea, la muerte de millones deordenadores el 31 de diciembre de 1999 a medianoche por una supuestaincapacidad de los sistemas para gestionar las fechas al cambiar el siglo­generó una avalancha de discusiones, inversiones en nuevos equipos ycontrataciones de servicios profesionales para evitar la catástrofe." SegúnEllul, todos los mitos vinculados a la tecnología conducen al mito del pa­raíso, un lugar donde después de una sacrificada marcha todos los esfuerzosserán recompensados. Como en una de las fabulas analizadas porVladimirPropp en la segunda década del siglo xx, la metanarración digital proponea los usuarios un programa narrativo donde la tecnología aparece como elobjeto mágico que nos ayudará a conquistar la felicidad.

Existe una dimensión mitico-religiosa en buena parte de los discursosque hablan la tecnología. El abanico abarca desde los discursos que otor­gan a la tecnología un rol salvador (Negroponte) hasta los que la asimilanal infierno (Virilio), pasando por los discursos que equiparan el ciberespa­cio con el paraíso o los temores milenaristas que se difundieron en di-

16. Cualquier semejanza con los movimientos milenaristas que anunciaban en el me­dioevo el fin de una época, el juicio final y la llegada del Salvador no es mera coincidencia.Más información sobre el Millennium Bug en: http://en.wikipedia.org/wiki/Millen­nium_Bug.

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ciembre de 1999. N o hace falta indagar demasiado para descubrir quemuchos discursos sobre internet se basan en las descripciones bíblicas delparaiso. Las tesis de Jean-Francois Lyotard -que marcaron a fuego el de­bate teórico sobre la posmodernidad en la década de los ochenta- soste­nían que el proyecto moderno, con sus aspiraciones de emancipación uni­versal, habría sido totalmente destruido por la tecnociencia." La victoriade la tecnociencia capitalista sobre los otros candidatos a la finalidad uni­versal de la historia humana

es otra manera de destruir el proyecto moderno qne, a su vez,simula que hade realizarlo. La dominación por parte del sujeto sobre los objetos obtenidospor las ciencias y las tecnologías contemporánea no viene acompañada deuna mayor libertad, como tampoco trae aparejado más educación pública oun caudalde riqueza mayor y mejor distribuida (Lyotard, 1995:30).

La liquidación de la Modernidad abre las puertas a la condición posmo­derna, un momento histórico donde los grandes relatos emancipadoreshan dejado su lugar a la incredulidad. Las narraciones que movilizaban a lasociedad (la lucha por una sociedad sin clases y sin Estado, la construcciónde una democracia basada en la libertad, la fraternidad y la igualdad, laconquista del paraíso cristiano) han sido reemplazadas por una nube dejuegos lingüísticos narrativos (Lyotard, 1993). Después de Lyotard llegaríanla muerte de las ideologías (¡vivan las ideologías!), el fin de la historia se­gún la infeliz frase de Francis Fukuyama y otros espejitos de colores crea­dos para animar las tertulias de los intelectuales desencantados de los añosochenta.

Si analizamos el espacio de los discursos sociales (Angenot, 1998) don­de se desenvuelven nuestras conversaciones teóricas, queda claro que los

17. «La tccnociencia parte de representaciones recnológicamenre construidas y se des­

arrollapor medio de agentes, objetos (tecnológicos), instrumentos y representaciones infor­máticas (electrónicas y digitalizadas) que pueden estar distantes entre sí [... ] Entre los valo­res subyacentes a la actividad tecnocientífica. algunos han adquirido un peso específicoconsiderable (innovación, beneficio, rentabilidad, eficiencia, etcétera), pese a que no eranprioritarios para la ciencia moderna, más centrada en los valores epistémicos» (Echeverría,1998: 56-58).

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grandes relatos -al igual que las ideologias dadas por muertas antes detiempo-, lejos de desaparecer, han estado y están más activos que nunca.La tecnociencia, más que liquidar a las grandes narraciones, ha construidoun nuevo edificio discursivo, un Gran Relato Digital -re-O, mejor aún, unGrand Récit Numérique-- sobre el que se han montado los no menos gran­des proyectos y utopías que nos han alimentado en estos años, desde la neweconomy hasta las information highways.lR Un discurso teórico sobre las hi­permediaciones no puede dejar de reflexionar críticamente sobre estos re­latos míticos que se cruzan en nuestras conversaciones sobre las comuni­caciones digitales.

Si las nuevas ideologias de la comunicación pretenden propagar unaverdad absoluta e indiscutible, una aproximación teórica a las hipermedia­ciones debe, en primer lugar, desmalezar un terreno superpoblado de dis­cursos heterogéneos, construir un diccionario propio y realizar una deli­mitación de su territorio por medio de una identificación de sus posiblesinterlocutores. Como en cualquier otro discurso científico, también es ne­cesario explicitar las propias condiciones de producción discursiva (Verón,1995). Debemos ac1arar(nos) cuáles son esas condiciones y las relacionesque se establecen entre ellas, sin olvidar en ningún momento que no sepretende contar una verdad absoluta sino relativa. Otras lecturas son siem­pre posibles y otras perspectivas teóricas son siempre necesarias.

18. «La recnociencia de finales del siglo xx mantiene vigentes "grandísimos relatos"(teo­

ría darwinista de la evolución, informacionismo, teoría relativista del espacio y el tiempo,cosmología del Big-Bang, física de partículas, biogenética. etcétera) y, sobre todo, grandísi­mos proyectos por realizar (globalización del mercado, conquista del espacio, robotización

de la producción, ercétera)» (Echeverría, 1998: 51).

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SEGUNDA PARTE

EL HACERCOMUNICACIONAL

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5

Economía política de lashipermediaciones: la producción

Históricamente se ha visto que la tendencia dominanteha sido estudiar a los productores,

a los productos y,de éstos,a los receptores.Ahora es el momento de estudiar las múltiples relaciones

entre estos tres elementos integrando, en lugar de aislando,los diversos elementos que intervienen en lo comunicativo.

G. OROZCO GÓMEZ

La tecnología permite, ahora, fundirel proceso de composición con el de grabación.

M.]AGGER

En las fronteras de la tradición crítica de Fráncfort, a finales de los años se­tenta, se fue delineando en algunos centros de investigación británicos la

llamada economía política de la comunicación y la cultura (Golding yMurdock, 1997, 1992; Mosco, 1996). Desde el mismo nombre elegido pa­ra identificar a este enfoque teórico ya se delata su raíz materialista y sudeuda con el marxismo clásico. La economia política de la comunicación

y la cultura -un planteamiento que se proponía analizar los procesos de

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producción, circulación y consumo de bienes culturales sin abandonar lalectura crítica pero evitando las trampas del apocalipticismo frankfurtia­no- trabajaba para dar respuesta a preguntas como: ¿cuáles son las rutinasproductivas de los trabajadores de la cultura? ¿Cómo se verifica la divisióndel trabajo dentro de la industria cultural? ¿Cómo es el consumo de lasmercancías culturales? ¿Cuáles son las estrategias de comercialización des­tinadas a sacar todo el jugo posible a un producto cultural? La economíapolítica de la comunicación y la cultura se proponía, además, ir más allá dela clásica denuncia de la propiedad capitalista de los medios para compren­der de manera sistémica el funcionamiento de la industria cultural.

En esta segunda parte realizaremos un viaje por los procesos de pro­ducción, distribución y consumo sobre los que se asientan las hiperme­diaciones. Organizaremos nuestro recorrido a partir de esta triparticiónsólo con fines descriptivos: como sostiene Orozco Gómez en la cita queabre este capítulo, debemos pensarlos desde una perspectiva integrada,prestando atención a las múltiples relaciones entre esos tres procesos. Entreotras cosas, no podemos entender las nuevas formas de «producción cola­borativa» si no nos metemos de lleno en las transformaciones de los proce­sos de consumo cultural.

Al convertir a su mercancía en una masa inquieta de bits, las comunica­ciones digitales han renovado todas las fases del proceso social de produc­ción. A las nuevas maneras de crear la comunicación -que desafían a la«producción en serie de bienes estándar» denunciada por Adorno y Hor­kheimer (1981)- se suceden lógicas de distribución innovativas y una re­configuración de las formas de consumo cultural (García Canclini, 2007).La comunicación digital pone enjaque a un modo de producción culturalnacido en el siglo xv con la imprenta -la «primera línea de producción»,como no se cansaba de repetir McLuhan- y consolidado en el períodoque abarca desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la primera mitad delxx, en un arco temporal que va de la prensa de masas a los medios electró­mcos.

En las próximas páginas analizaremos cómo se produce, distribuye yconsume la comunicación hipermediática. Eso nos obligará, al menos enuna primera etapa de nuestro recorrido, a contemplar sectores de la pro­ducción aparentemente lejanos al mundo de la comunicación (por ejem-

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plo el universo del software). Estas digresiones son necesarias para com­prender el momento productivo de las hipermediaciones, ya que una bue­na parte de las nuevas experiencias comunicativas está recalcando los pasosde formas de organización y distribución propias del mundo informático.A estas miradas laterales se suman las miradas hacia atrás. No podernoscomprender las dinámicas de los nuevos medios si los aislarnos de los vie­jos medios. Si uno dirige su mirada hacia los blogs u otras experiencias decomunicación participativa, está obligado a mirar a los medios informati­vos tradicionales, y si analiza las experiencias hipertextuales, no puede de­jar de reflexionar sobre sus consecuencias en el lenguaje audiovisual. fi­nalmente, el análisis de los procesos hipermediáticos nos llevará, una y otravez, a establecer enlaces con las reflexiones que se hicieron en la primeraparte de este texto. Además, en el análisis de cada una de las fases del pro­ceso iremos identificando diferentes interlocutores que nos permitiránenriquecer el mapa de posibles conversaciones teóricas sobre las hiperme­diaciones, al cual retornaremos en la parte final del libro.

5.1. Los nuevos modos de producción

El open source estáhaciendo,por la innovación de masas,lo que la linea de montaje hizo para la producción de masas.

Hay que estar listos para la época donde la colaboraciónreemplaza a la corporación.

T.GOETZ

Todos tenernos sed.Todos hemos tornado esa bebida gaseosa al menos unavez en nuestras vidas. La gran empresa de Atlanta fabrica y nos ofrece, co­rno decía un viejo eslogan de la compañía, la «pausa que refresca». Nos­otros la comprarnos y bebemos. Si leernos su lista de ingredientes, descu­briremos una serie de componentes genéricos: agua, azúcar, cafeína,etcétera. Aun juntando todos estos ingredientes seríamos incapaces de fa­bricar la misma gaseosa o de modificar su sabor para adaptarlo a nuestrogusto. La compañía, cuenta la leyenda popular, custodia esta fórmula má­gica corno uno de sus tesoros más preciados. Un cuerpo jurídico de leyes

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y una economía fundada en el principio de la propiedad intelectual avalantodo el proceso.

La producción y dístribución de software funcionan de la misma for­ma. Los ordenadores necesitan un sistema operativo para poder funcionar.Casi todos hemos usado al menos una vez ese sistema operativo. La granempresa de Seattle lo fabrica y se ofrece para juntar Your potential. Ourpas­sion. De la misma manera que la famosa empresa de Atlanta, la no menosfamosa empresa de Seattle -avalada por las leyes y e! principio de la pro­piedad inte!ectual- no da a conocer su receta, o sea el código de su siste­ma operativo. El control sobre el código fuente (source code) es la piedrafundamental de! régimen de propiedad intelectual de la industria del soft­ware. En este esquema el poder está del lado del productor: el usuario ex­presa una demanda y el productor la trata de interpretar para poder satisfa­cerla lo antes posible. Sin embargo, las demandas son fragmentarias,mutantes y a menudo particulares. Los productos, en definitiva, satisfacensólo en parte las necesidades de los usuarios.

El sistema de códígo abierto (open source) invierte esta lógica. Dentro deeste régimen el código -la fórmula secreta que hace funcionar un siste­ma operativo o una aplicación- puede ser dífundido libremente y cual­quiera puede modificarlo. Más que compartir información entre pares(P2P) como en los sistemas de intercambio de canciones en formato MP3,en este caso estaríamos hablando de una «producción P2P» (Goetz,2003)(véase la tabla 5.1).

Según Weber (2004: 1), e! sistema de código abierto es un «experimen­to de construcción de una economía política -o sea, un sistema sosteni­ble de creación de valor y un conjunto de mecanismos de gobierno-»basado en el derecho a distribuir libremente un producto. Estas nuevas ex­periencias «desafían algunas teorías convencionales sobre la organizaciónde la producción y a cómo ésta afecta y es afectada por la sociedad» (ibíd.:8). Las preguntas que nacen a partir del códígo abierto son muchas ... ¿Porqué miles de programadores de todo el mundo invierten tiempo y esfuer­zo en mejorar y hacer evolucionar un bien público? ¿Por qué un produc­to tan complejo como un sistema operativo -una especie de organísmocon infinidad de líneas de código vinculadas entre sí- puede ser mante­nido en vida por una estructura global de voluntarios? Si para una empre-

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Tabla 5.1La lógica del código abierto

185

El código fuente debe estar incluido uobtenerse libremente.

Laredistribución demodificaciones debe estar permitida.

Las licencias pueden requerir quelas modificaciones sean redistribuidas sólocomo parches (patch files).

Nadie puede quedarse fuera.

Los usuarios comerciales nopueden serexcluidos.

Deben aplicarse los mismos derechos a todo elque reciba elprograma.

Los derechos del programa nodeben depender del hecho deque éste seaparte deuna particular distribución desoftware.

Lalicencia nopuede obligar aqueotro software que sea distribuido con elsoftware abierto deba también serdecódigo abierto.

Nodebe requerirse laaceptación delalicencia pormedio deun acceso porellederatón odeotra forma específica del medio desoporte del software.

FUENTE: elaboración de! autor según http://www.opensource.org.

sa organizada jerárquicamente, con una bien definida división interna deltrabajo, resulta complicado afrontar proyectos de esta envergadura... ¿có­mo es posible que una red mundial de programadores pueda desarrollarun producto como Linux? El sistema de código abierto propone tresgrandes desafíos a la economía política:

• Motivación: ¿por qué talentosos informáticos dedican parte de su tiem­po a desarrollar un sistema por el cual no obtendrán una compensacióndirecta? Una respuesta puede venir de las posibilidades que ofrecen lossistemas de código abierto a los programadores. Crear funciones cool oresolver de manera elegante un problema informático es una buenaforma de ganar el reconocimiento de los colegas e incrementar el pro­pio prestigio dentro de una red de conversaciones. Pero la simple moti­vación personal no basta para explicar el éxito del código abierto. Enestos procesos intervienen lógicas económicas y políticas. Algunos in-

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vestigadores han querido ver, en los movimientos de código abierto, al­gunas características de la economia del don (gift economy) (Weber, 2004:149). Los regalos que la gente ofrece --5U trabajo, su saber- sirven pa­ra consolidar una comunidad y crear una obligación. En ella los partici­pantes ofrecen su trabajo a la comunidad y la red se encarga de hacerlollegar a todos sus miembros. Por otro lado, el sentimiento de comuni­dad se amalgama por factores secundarios corno la definición de ungran enemigo que se debe vencer (las prácticas monopolistas de los gi­gantes de la informática). Las lógicas políticas, en cambio, nos conducena otro género de preguntas ...Coordinación: ¿cómo funciona un sistema donde cada uno de sus com­ponentes elige qué parte del software debe desarrollar? ¿Cómo se regu­lan las miles de contribuciones en ausencia de dispositivos centralizadosde control? Diseñar e implementar un software siempre es un procesocomplicado, incluso dentro de una empresa multinacional con estruc­tura centralizada e ingentes recursos destinados a investigación y des­arrollo. Frederick Brooks propuso una ley según la cual, si en un pro­yecto software se aumenta la cantidad de programadores implicados, eltrabajo realizado disminuye linealmente y la complejidad del sistema (y,por lo tanto, su vulnerabilidad) aumentan geométricamente. La Ley deBrooks nos recuerda que no basta con sumar inteligencias a un proyec­to para garantizar su éxito; por el contrario, esto puede tener efectoscontraproducentes debido a la complejidad de los sistemas de significa­ción y a las imperfecciones de la comunicación humana (Weber, 2004:61). Una mayor cantidad de programadores trabajando en el mismoproyecto termina por frenarlo y aumentar el número de bugs (erroresde programación). Desde esta perspectiva, el diseño e implementa­ción de un software de código abierto, con sus miles de programadorestrabajando desde todos los rincones del planeta, aumentaría la posibili­dad de cometer errores. Sin embargo, la autoorganización de los par­ticipantes revierte esta tendencia. El mundo del sistema operativo Linux-quizás el ejercicio más conocido y exitoso de open sourcing-- estáatravesado por una trama de intercambios donde se discute (y se dispu­ta) la evolución del sistema. Cada programador que pretende sumar omejorar alguna función debe respetar un procedimiento de evaluación.

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La propuesta, además de ser debatida en línea, debe pasar por una seriede controles a cargo de los responsables de las diferentes partes del có­digo del sistema.

El mundo Linux posee jerarquías y protocolos que regulan el flujocomunicativo y la evolución del software. Esta estructura piramidal depoder se fue desarrollando a medida que el sistema evolucionaba y seenriquecía con nuevas aportaciones. Otros proyectos fundados en elcódigo abierto pero de menor alcance poseen estructuras mucho me­nos formales. Sin embargo, proyectos similares a Linux, como el ApacheGroup, han formalizado aún más su estructura, por ejemplo incorpo­rando un sistema de e-mail voting para someter cualquier cuestión técni­ca a la decisión de los miembros de la comunidad (Weber, 2004: 92).

• Complejidad: ¿cómo es posible que existan sistemas de software suma­mente complejos -como Linux o Apache-- desarrollados por milesde programadores esparcidos por el mundo? La realidad de internet nosdemuestra que en estos casos muchos principios de la teoría de la orga­nización clásica no suelen ser aplicables.Al reducir los costes de comu­nicaoión y transacción, la red promueve la formación de comunidadesvirtuales hasta el punto de afrontar tareas complejas. Los sistemas de có­digo abierto no son precisamente caóticos, ya que poseen una determi­nada arquitectura de la participación, una estructura que rescata las me­jores contribuciones y evita las subdivisiones (forks). ¿Por qué losproductos realizados según la lógica del código abierto no se dividenen infinidad de subsistemas (codeforking), de la misma manera que las es­pecies biológicas? Es evidente que cualquier intento por generar otrorecorrido evolutivo del software generaría una reducción del mercado,con el consiguiente perjuicio para todos los miembros. A esto se sumael miedo a ser aislado por la comunidad si se rompen los estándaresaprobados por los informáticos ubicados en la parte superior de la pirá­mide (incluido Linus Torvalds, el creador de Linux).

El movimiento del código abierto también desmonta la clásica oposiciónentre productor y usuario. Ahí donde el lenguaje convencional de la eco­nomía de la era industrial identificaba productores y consumidores (provi­sión y demanda), el proceso del código abierto

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revuelve estas categorías. Los usuarios del software de código abierto no sonconsumidores en el sentido tradicional de la palabra [... ] nadie consume elsoftware como si fuera una pieza de pan; el software puede ser copiado unnúmero infinito de veces sin ningún coste [... ] El usuario S\; integra dentrodel proceso de producción de una manera profunda (Weber, 2004:73).

En esta lógica, el rol de los usuarios -ahora también convertidos en pro­ductores- es fundamental. Eric van Hippel (1988) nos habla de una in­novación guiada por el usuario (user-driven) y nos recuerda que los usua­rios, cuando se les otorga el poder, son capaces de generar procesos deinnovación mucho más veloces y eficientes que los de las empresas. Esteproceso, que perfila un paradigma que va mucho más allá de la tradicionaldivisión del trabajo de la era industrial, se conoce corno innovación distri­buida (distributed innovation) y constituye uno de los pilares de la denomi­nada wikinomics (Tapscott y Williams, 2006).

5.1.1. El misterio de las catedrales: cooperación voluntariadescentralizada

Eric Rayrnond (2001), un hacker convertido en etnógrafo del movimientode código abierto, opone la lógica productiva de la catedral a la lógica delbazar. Las grandes catedrales medievales fueron proyectadas y construidaspor una estructura jerárquica de ingenieros, técnicos y artesanos coordina­dos por una autoridad central; en el bazar conviven y se confrontan dis­cursos, propuestas y enfoques. El bazar, en otras palabras, es corno unagran conversación de la cual emergen configuraciones colectivas. SegúnRaymond, el mundo del código abierto pertenece a la dimensión del ba­zar pero ha demostrado ser capaz de construir grandes catedrales digitales.

Tanto la metáfora del bazar corno algunas propiedades del ambiente re­gido por las normas del código abierto que hemos indicado podrían dar laidea de un espacio caótico y desorganizado. Nada más lejano de la reali­dad: la comunidad que produce un sistema corno Linux, corno cualquierotra comunidad, posee y respeta un conjunto de principios de organiza­ción. Existen reglas para entrar (y salir) de la comunidad, líderes, relacionesde poder, recorridos internos de formación y socialización, etcétera. Siconsiderarnos que el código abierto es corno una gran conversación, es

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evidente que deben existir reglas discursivas (los enunciados deben ser en­tendidos por la comunidad) y mecanismos de inclusión/exclusión (no sepuede decir cualquier cosa). El sistema se funda en la idea de distribucióny no en la de exclusión (cualquiera puede, potencialmente, decir algo enesta conversación). Lo más importante del código abierto, por tanto, no esel programa que se produce sino el mismo proceso de producción y lanueva noción de propiedad que lo sustenta: todos son, a su manera y enparte, dueños del gran debate que orienta la evolución del sistema opera­tivo.'

La apertura del juego a una comunidad de programadores permite lle­var adelante evaluaciones del software que superan las posibilidades de be­ta testing de cualquier empresa. Ninguna compañía informática puede per-

1. ¿Cómo se resuelven los errores de programación? Según Danny Hillis existen dos pa­radigmas: ingeniería o evolución. En el primer caso el arquitecto de software define el pro­blema que una jerarquía de técnicos bajo su mando tratará de resolver. Después de indicar

uno o varios posibles recorridos, el arquitecto dividirá la tarea en diferentes partes y encar­gará su realización a determinadas personas. Esto, que sobre el papel suena tan ordenado y li­neal, a menudo en la realidad de las grandes empresas es un proceso caótico.Varios testimo­nios recogidos por Rose dan cuenta de la situación concreta que se vive en las líneas deproducción digital: procesos ineficientes que van a contrapié de las imágenes de marca di­

fundidas por las mismas empresas, programadores que realizan «parches» (patches) de últimahora para tapar los agujeros del software, desconocimiento del código por parte de los mis­mos creadores de un sistema, etcétera (Rose, 2004: 63).

La solución evolutiva trabaja sobre otras bases. En algunos casos el arquitecto define el

problema; si el problema es lo suficientemente importante, atraerá a grupos de informáticos.A continuación cada grupo trabajará paralelamente y al mismo tiempo en la resolución delproblema. De este proceso surgirán diferentes soluciones, las cuales se irán depurando a par­tir de un proceso de selección. El paradigma evolucionista acelera notablemente la solución

de los problemas, superando a la más eficiente organización, pero no es fácil de implementaren una empresa. Ninguna estructura con fines de lucro puede permitirse tener a tantos pro­gramadores trabajando de forma simultánea y experimentando soluciones alternativas a unmismo problema (allá por 1992, Linux llegó a tener un upgrade cada dos días). En este para­digma caracterizado por la descentralización, nadie decide cuántos grupos trabajarán en un

proyecto, qué caminos han de ser explorados ni quién realizará qué parte del proyecto. Co­mo se puede observar, cada paradigma posee sus ineficiencias y virtudes. El sistema de códi­go abierto reivindica una producción voluntaria y paralela, dejando amplia libertad a los in­formáticos respecto a dónde colocar sus recursos.

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HIPERMEDIACIONES190

mitirse el lujo de pagar a miles de programadores en todo el mundo paraque pongan a prueba y discutan cómo mejorar su software. Por el contra­rio, los usuarios son quienes terminan por realizar el testing una vez com­prado el software. Los sistemas o aplicaciones creados con el-sistema de có­digo abierto siempre están en versión beta. Apenas un programadordescubre un bug lo comunica a la comunidad y ésta se encarga de solucio­narlo e integrar la corrección al sistema. La gran conversación que seconstruye alrededor del software con código abierto actúa como media­dora en la resolución de conflictos. La cuantiosa documentación sobre Li­nux disponible en línea es una referencia ineludible para los programado­res y la puerta de ingreso obligada para los nuevos miembros quepretenden sumarse a la comunidad.'

Algunas de estas discusiones -impensables si no existiera una red digi­tal de comunicación que las sostiene- son estructuradas mientras queotras son informales y ventilan opiniones personales:

A medida que la arquitectura evoluciona, son necesarios nuevos recorridosde comunicación para que el trabajo en colaboración sea exitoso.Pero estosrecorridos'no están formalizados dentro de la organización. Por esta razón (yno es la única, por supuesto), la comunicación informal, sin planificar, es tanfundamental para las organizaciones (Weber, 2004:86).

Esta presencia de conversaciones informales alrededor del software de có­digo abierto reduce la importancia de la racionalidad técnica dentro de di­chos procesos productivos. O mejor: «La racionalidad técnica se encuentraprofundamente conectada a la organización social de la comunidad que laenactúa- (Weber, 2004: 165). La actividad del programador que participaen una comunidad de creadores de software incluye una fuerte presenciadel hacer lingüístico. El principio de hablar mucho (to talk a lot) es funda-

2. Estas conversaciones son fundamentales para la supervivencia de la comunidad y la

evolución del sistema. Circula un chiste en la comunidad Linux: «(¿Cuántos programadores

se necesitan para cambiar una bombilla? Diecisiete. ¿Por qué? Diecisiete para discutir la li­cencia, diecisiete para debatir su arquitectura, diecisiete para analizar la posible conspiración

detrás de la poca vida de las bombillas, etcétera, hasta que, finalmente, un programador cam­

bia la bombilla y los otros dieciséis discuten si la solución era la correcta.

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mental para los proyectos basados en el código abierto: las negociaciones,conflictos y acuerdos públicos son los que mantienen en vida a la comuni­dad y permiten la evolución del sistema. El uso intensivo de las listas dedistribución, donde todo lo que dicen los participantes queda registradoen un archivo (record-keeping) obliga a incrementar la claridad y precisiónde los enunciados.

El código abierto se presenta como un caso extremo dentro de la eco­nomia del conocimiento y abre nuevas perspectivas a los investigadores dela cooperación a gran escala ~arge-scale cooperation). Si consultamos la webwww.sourceforge.net, un punto de referencia para la comunidad de pro­gramadores, encontraremos más de 166.000 proyectos participativos parala producción de software de código abierto.' Pero el software sólo es elcomienzo: «Así como la línea de montaje sirvió a la industria manufactu­rera, el código abierto sirve a la economía del conocimiento» (Goetz,2003). En casi todos los campos científicos y profesionales existen proyec­tos de código abierto: desde la identificación del genoma humano hasta elproyecto SETI,4 dedicado a analizar señales del espacio en la búsqueda deinteligencias extraterrestres, pasando por el proyecto Gutenberg,' que yalleva digitalizados miles de libros.Todos estos proyectos tienen algo en co­mún: una comunidad comparte un objetivo y una serie de tareas, y los re­sultados obtenidos sirven a millones de usuarios. Desde la perspectiva de laecononúa política podría decirse que en estos entornos colaborativos seinvierte la razón capitalista, ya que la mayoría se aprovecha de lo produci­do por una minoría.

Pero no todo son rosas en el mundo del código abierto. Cusumano(2004) indica que el mundo del software comercial y el Free and OpenSoftware (FOSS) no son tan antagónicos.A menudo estos universos se su­perponen, por ejemplo cuando los informáticos usan su prestigio comoprogramadores free para escalar posiciones dentro de las grandes empresas.Por otro lado, Cusumano apunta sus críticas hacia el mito que sostiene lasuperioridad de los programas de código abierto. Según este investigador

3. Datos de enero de 2008.4. http://setiathome.berkeley.edu.5. http://www.gutenberg.org.

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HIPERMEDIACIONES192

del MIT, existe una amplia gama de FOSS con diferentes niveles de cali­

dad de código, evaluación y documentación. Si los profetas del códigoabierto reivindican la gran cantidad de programadores que participan en la

creación y evolución de un programa o sistema abierto, Cusumano les res­ponde:

Los datos indican que, si bien hay un gran número de proyectos de códigoabierto en e! mundo, quizás algunos millares, la gran mayoría de los proyectoscuenta con pocos programadores e incluso menos usuarios. En efecto, un nú­mero pequeño de programadores escribe la mayor parte de! código abiertodel mundo (2004:26)6

Frente a la lógica del bazar, Cusumano reivindica a las grandes catedrales

medievales, esos impresionantes proyectos nacidos con una filosofia top­down. Notre Dame de París o el Duomo de Milán «no emergieron delcaos semi organizado de los bazares medievales».Y concluye:

El beneficio es una gran motivación para la gente [... ] los monopolios pue­den ser irritantes e impedir la creación, y e! código abierto es una importantecontraestrategia y un mecanismo para distribuir la innovación. Pero los datos

6. Esta concentración de la actividad open source en grupos pequeños se verifica también

en la asistencia a usuarios. Un estudio realizado por el MIT 510an School ofManagement(Lakhami y van Hippel, 2003) sobre la participación de los usuarios en la asistencia en líneade Apache -el sistema de código abierto más difundido para la gestión de servidores

web-- confirma esta concentración. El Apache Development Group no ofrece un serviciode soporte oficial: la resolución de los problemas está en manos de la comunidad de usua­rios, quienes se han organizado en newsgroups para buscar y compartir entre ellos las solucio­nes. Este sisrema abierto de ayuda. es muy eficiente, ya que los usuarios encuentran una so­

lución a su problema en el 98% de los casos.El estudio -que abarcó el período desde 1996 a 1999, casi 12.000 intervenciones en el

Apache Usenet Help Site-- demostró que el 50% de las respuestas provenían del 2% de losprogramadores. En otras palabras, unos 100 programadores eran los proveedores de la mayorparte de la información del sistema de ayuda. Los 10 autores más prolíficos habían tenido

varios cientos de intervenciones en el Apache Usenet Help Site. Otro dato clave:los partici­pantes dejan su nombre junto a su intervención, lo cual permite que se les identifique. Amayor cantidad de intervenciones, mayor prestigio y reputación dentro de la comunidad deusuarios Apache.

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HlPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN193

nos sugieren que el código abierto no ofrece una alternativa, ya que se limitaa producir nada más que una fracción del software que se necesitapara hacerfuncionar al mundo (ibid.: 27).

Si bien no nos interesa hacer futurología, no podemos dejar de coincidircon Cusumano cuando sostiene que el software comercial,jree y apen,

seguirá coexistiendo durante muchos años. Al igual que en la ecologíamediática, diferentes especies conviven dentro de una misma red socio­técnica, dando lugar a movimientos de repulsión, confrontación e hibri­dación.

5.2. La comunicación cooperativa descentralizada

¿Por qué es tan importante el desarrollo del código abierto para el estudiode las hipermediaciones? Porque en los últimos años muchas de las prácti­cas y lógicas de trabajo que caracterizan a las comunidades de programa­dores han permeado el mundo de la producción comunicacional. En estecaso el trabajo cooperativo no busca desarrollar un instrumento (un soft­ware, un sistema operativo) sino que se aplica a la generación y distribu­ción de contenidos (noticias, fotografías, vídeos, música, etcétera).

Varios procesos confluyen en las nuevas formas cooperativas de produc­ción comunicativa. Por un lado la red digital permite el intercambio decontenidos entre miles de sujetos rompiendo con el modelo uno-a­muchos que caracterizaba al broadcasting; por otro, la estandarización y aba­ratamiento de la tecnología ha puesto en las manos de millones de usuariosinstrumentos sencillos y fáciles de usar para la creación y manipulacióntextual. Si los teóricos del hipertexto de finales de los años ochenta habíanintroducido en sus análisis la dimensión política de estas mutaciones tec­nológicas -en el hipertexto el hecho de poder pasa del autor al lector(Landow, 1995, 1997)-, entonces era muy dificil imaginar el estallido delas nuevas formas colaborativas de comunicación que emergieron a princi­pios del siglo XXI. En esta sección analizaremos brevemente dos de las ex­periencias más importantes que caracterizan a la web 2.0 (O'Reilly,2005;Piscitelli, 2005a; Cobo Romaní y Pardo Kuklinski, 2007).

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194HIPERMEDIACIONES

En la sección 2.1.4 mencionamos la aparición de una nueva fase evolu­tiva en el desarrollo de la World Wide Web. El texto de Tim O'Reilly(2005) VVhat IsVVeb 2.O. Design Patterns and Business Models jor the Next Ge­neration ofSoftware contribuyó notablemente a la difusión del concepto deweb 2.0. En ese artículo, más que definir a la web 2.0, O'Reilly la opone ala web 1.0. En la nueva fase la red dejaría de Serconsiderada una simple vi­driera de contenidos más o menos multimedia para convertirse en unaplataforma abierta que favorece y promueve la participación de los usua­rios. La web 2.0 abandonaría la estaticidad de la vieja web y propondríauna práctica más avanzada que el clásico surfing de páginas. O'Reilly sinte­tiza la oposición por medio de una tabla donde se confrontan -de mane­ra un tanto confusa- diferentes servicios (mp3.com frente a Napster),formas de medición (descargas de páginas frente a costes por clic), mode­los de negocios (especulación con los dominios frente a optimización enmotores de búsqueda) y filosofias que animarían a ambas webs (publica­ción frente a participación) (véase la tabla 5.2).

5.2.1. Blogging in the wind

La difusión de los weblogs fue uno de los primeros síntomas de que algoestaba cambiando en internet. Por más que se declamara lo contrario, en laprimera década de desarrollo de la web la distancia entre autor y lector eracasi similar a la del libro impreso. Si bien muchos usuarios se animaron acrear sus páginas personales, el modelo seguía siendo el del broadcasting.'

A finales de los años noventa muchas de esas páginas personales co­menzaron a incorporar un espacio que permitía a sus lectores agregar co­mentarios a los artículos y una serie de dispositivos que facilitaban la pu­blicación de posts escritos por sus creadores. En 1998 había un puñado deestos sitios llamados weblogs o directamente blogs, tal como les denominóJan Barger en diciembre de 1997. Según laWikipedia, un weblog es

7. En esta primera década laWorld Wide Web no tenía un lenguaje proprio y las conta­

minaciones con los otros medios eran más que evidentes: la maquetación de las páginas separecía a la del libro o diario impreso, los sitios se abrían con una presentación no interacti­

va (splash' screens, según Nielsen, 2000) que remedaba a la televisión, etcétera.

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ECONOMÍA pOLíTICA DE LAS HIPERMEDJACIONES: LA PRODUCCIÓN195

Tabla 5.2.La contraposición entre la web 1.0 y la web 2.0

Web1 O Web 2.0

Contenidos iguales paratodos los usuarios.

Información aislada ensitioswebs.

Producción individual!lnstitucional.

Valor de la infonnación.

Contenidos personalizados paracadausuario.

Contenidos interconectados (RSS) pormediode tags.

Producción colectiva.

Valor de la interconexión (sindicación).

Tiempo de permanencia de losusuarios enunsitio(stickiness).

Especulación con losdominios.

Descargas de páginas (page views).

Sindicación de contenidos.

Optimización posiciónenmotores debúsqueda.

Costepor clic.

OoubleClick

Ofoto

Akamai

mp3.com

Britannica en línea

GoogleAdSense

Flickr

BitTorrent

Napster

Wikipedia

FUENTE: elaborado según O'ReiHy con aportaciones del autor.

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H!PERMEDIACIONES196

un sitio web periódicamente actualizadoque recopila cronológicamente tex­tos o artículos de uno o varios autores donde el más reciente aparece prime­ro, con un uso o temática en particular,siempre conservando el autor la liber­tad de dejar publicado lo que crea pertinente. Los weblogs usualmente estánescritos con un estilo personal e informal.'

Entonces los bloggers comenzaron a intercambiarse listas de weblogs (blo­gral/s), dando lugar a un proceso de agregación y creación de comunida­des. En julio de 1999 la empresa Pitas presentó un sistema que facilitabala creación de estas bitácoras y al mes siguiente Pyra lanzó Blogger, el ins­

. trumento hasta ahora de mayor éxito para la creación de weblogs. En losaños sucesivos le seguirán otros sistemas como Moveable Type, Edit ThisPage o Word Press. Esta primera generación de blogs contenía una dosisvariable de enlaces, comentarios y artículos, estos últimos escritos con unestilo personal (recordemos que los blogs descienden de las páginas webpersonales). En muchos casos los weblogs sirvieron para filtrar informa­ción -algo fundamental en un medio donde existe una tendencia a la in­toxicación informativa o «intoxicación» (Camella, 2000)- y centrar laatención de los navegantes sobre sitios determinados (pre-surfing) (Blood,2000; Piscitelli, 2005a; Granieri, 2005; Orihuela et al., 2005; López García,2005; Cerezo, 2006).

Esta explosión de los weblogs fue generando diferentes descendencias,desde blogs decididamente personales hasta experiencias informativas ins­piradas en la prensa tradicional (Cebrián Herrero y FloresVivar, 2007), pa­sando por blogs empresariales o literarios. Pero sobre todo algunas tecno­logías llegadas aposteriori han determinado la evolución de este medio. Losenlaces inversos (trackbacks), por ejemplo, permiten saber cuándo otro blog­ger ha enlazado un post. Todos los enlaces inversos aparecen de manera au­tomática junto con los comentarios. La sindicación a través de sistemascomo el RSS (Really Simple Syndication) -un formato XML (eXtensibleMarkup Language) desarrollado para reutilizar la información provenientede sitios que se actualizan con frecuencia- permite que los textos publi­cados puedan ser recuperados y «leídos» por muchos otros medios. La

8. http://es.wikipedia.org/wiki/Weblog (25 de enero de 2008).

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN197

existencia de motores de búsqueda exclusivos de la blogosfera corno Tech­norati" también ha contribuido a consolidar este medio comunitario y co­operativo. El sistema Twitter, 10 al permitir el envío de breves contenidos alo largo del día y la formación de comunidades de lectores (followers) fielesa estos relatos hiperfragrnentados, ha llevado la práctica del blogging a unnivel microtextual.

Otro proceso que cabe considerar es la contaminación de los blogs conotros medios, lo que ha dado lugar a una convergencia con otros lenguajes.Losfotoblogs (ofotologs) son weblogs cuyos componentes principales sondocumentos iconográficos. Algunas iniciativas corno Flickr van más allá dela lógica del fotoblog y se proponen corno un archivo iconográfico abier­to a todos los usuarios, modificando de esa manera las formas de consumoe intercambio de imágenes. Cualquier navegante de la red puede cargar lasfotos de su último viaje y compartirlas con una comunidad mundial deusuarios, quienes a su vez pueden descargar esas imágenes y reutilizarlas.Otra variante es el vlog o videoblog, que se presenta corno una galería de ví­deos de corta duración (y a menudo de baja calidad debido a los límitesdel ancho de banda). También en este caso una experiencia participativade masas como YouTube -un espacio donde cualquier usuario puedecompartir sus vídeos, intercambiar comentarios o enlazarlos desde susblogs- está transformando las prácticas de consumo televisivo.

En esta breve lista de aplicaciones no podernos dejar de mencionar a losmoblogs, sistemas diseñados para dispositivos móviles (PDA, teléfonos mó­viles, iPods, etcétera). Estos dispositivos admiten dos variantes. Por unaparte existen sistemas que permiten actualizar un weblog utilizando un te­léfono móvil, mientras que por otro lado encontramos blogs que puedenser consultados desde dispositivos móviles. Finalmente, la difusión de losreproductores de formato MP3 ha conducido a la creación de audioblogsbasados en ficheros sonoros en diferentes formatos, publicados regular­mente por uno o más autores. El podcasting es una variante más recienteque incluye la sindicación RSS para facilitar la identificación y descarga

9. http://www.technorati.cOlll.10. https://twitter.com.

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del archivo radiofónico deseado para escucharlo cuando el usuario lo deseeen su reproductor portátil.

Desde la perspectiva de los medios masivos, los weblogs cuestionan unmodelo de difusión de la información basado en la filosofía uno-a­muchos. En los últimos años el debate sobre el periodismo en línea y elsurgimiento de la cultura blogger ha agitado las aguas de la profesión. Co­rno sostiene Gillmor (2004), estarnos asistiendo al matrimonio entre la ló­gica del código abierto y la producción informativa (open sourcing thenews),un proceso inédito en la historia de los medios donde las fuentes tienden amultiplicarse y numerosas voces se cruzan en el ciberespacio. La experien­cia de los warblogs (weblogs escritos por combatientes durante la guerra deIrak), la circulación de fotos e informaciones casi en tiempo real sobre losatentados de Londres en julio de 2005 o las movilizaciones por medio demensajes SMS el 13 de marzo de 2004 en Madrid -un ejemplo de esasefimeras pero políticamente eficientes «multitudes inteligentes» de las cua­les nos habla Rheingold (2002)- no son más que algunas muestras de si­tuaciones comunicacionales generadas a partir de la producción y distri­bución participativa. Frente a estas experiencias, la figura del periodistaprofesional, la cadena de producción informativa tradicional y el mismomodelo sobre el cual se asentaban los medios informativos -y las teoríasencargadas de estudiarlos- entran en crisis.

5.2.2. La Wikipedia

Una de las experiencias más representativas y polémicas de la lógica delcódigo abierto aplicada a los contenidos es la Wikipedia11. En 1999 el pro­gramador James Wales decidió construir una enciclopedia en línea con lacontribución de un grupo registrado de usuarios bajo la supervisión de al­gunos expertos. Después de dos años de trabajo la Nupedia sólo tenía 12artículos y un coste imposible de sostener. EntoncesWales decidió relanzarel proyecto empleando la tecnología Wiki" -un software que permitemodificar el contenido de una página web sin necesidad de estar autoriza-

11. http://wwwwíkipedía.org.12. http.z zwwwwiki.org.

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN199

do- y abriendo las puertas a la participación de todos los usuarios. Ac­tualmente la Wikipedia es una enciclopedia libre plurilingüe, escrita deforma participativa por voluntarios, que permite que la gran mayoríade los artículos sean modificados por cualquier perso¡¡a con acceso a laweb. En enero del 2008 la Wikipedia contenía más de nueve millones deartículos en 253 ídíomas (más de dos millones en su edición en inglés) y15 ediciones ya superaban los 100.000 artículos. La versión en alemán hasido distribuida en DVD, y se tiene la intención de hacer una versión in­glesa en DVD y otra impresa. En el año 2003 la Wikipedia superó a laversión en línea de la Enciclopedia Británica" en número de visitas."

El debate generado por un estudio comparativo entre laWikipedia y laBritánica publicado en la revísta Nature en diciembre de 2005 es un buenejemplo de las conversaciones que están generando estos sistemas nacidosdel esfuerzo cooperativo (Giles, 2005). Esta investigación -realizada porun grupo de científicos que evaluaron al azar artículos provenientes deambas enciclopedias- demostró que ninguna de las dos producciones es­tá libre de errores. Dicho en términos boxísticos, la Británica ganó porpuntos: apenas un puñado de errores la separaban de la Wikipedia.

Algunos analistas se opusieron radicalmente a ambas producciones.Johnson (2006), un periodista de The New York Times, se preguntaba: «¿Sedebe confiar en una enciclopedia que evoluciona como un organismo oen una que fue diseñada como una máquina?». En otras palabras.johnsoncomparaba ambas encíclopedias y reducía el conflicto a un enfrentamien­to entre la máquina y el organismo. La Británica sería un dispositivo mecá­nico, fijo, que no evoluciona, mientras que laWíkipedia se presentaría co­mo su opuesto, un organismo que se transforma de manera permanente.

Esta metáfora que enfrenta a la máquina-Británica con el organismo­Wikipedia no contribuye demasiado a la comprensión del fenómeno wí­ki. Ante todo resulta exagerado oponer de manera brutal dos productos

13. http.v/wwwbntannica.corn.

14. Dentro de esta lógica, el biólogo Michael Eisen está trabajando en un sistema similarpara la difusión del conocimiento científico: la Public Library of Science (PLS)(http.Zzwwwplos.org), que pondría enjaque el poder de las grandes editoriales que contro­lan el rentable mercado de los journals y revistas científicas.

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200HIPERMEDIACIONES

culturales. La Wikípedia no nace de una planta sino de una planificacióncognitiva, al igual que la Británica. Por otro lado, las máquinas tambiénevolucionan: la Británica es el fruto de dos siglos de evolución textual, deperfeccionamiento de los dispositivos de indexación y organización de lainformación. Puestos a metaforizar, ambas podrían ser consideradas má­quinas textuales, una de la era mecánica (nació en 1768 con la RevoluciónIndustrial), la otra de la era digital (apareció en enero de 2001). La diferen­cia, en todo caso, se manifiesta en el proceso evolutivo que adoptan las dosmáquinas textuales: en un caso es top-down (la producción y evolución dela Británica está gestionada desde arriba), en el otro es bottom-up (la pro­ducción y evolución de la Wikipedia surge y se desarrolla desde abajo)(Scolari, 2006b).

El proceso donde confluyen lo textual y las redes digitales termina porhacer añicos oposiciones que fundaban nuestra cultura como público/pri­vado, original/copia o mecánico/orgánico, Una de las cuestiones más in­teresantes, surgida a mediados de los años noventa en el seno de las ciber­culturas, ha sido el debate sobre la disolución de la oposición entre lamáquina y .;1 organismo. Tanto Lévy (1992, 1996 Y 1997) como Kelly(1995) marcaron líneas interesantes en este debate. En Out 01Control,Kelly nos habla de una «civilización neobiológica» donde las máquinastienden a confluir con lo orgánico. Según Kelly,el futuro nos deparará dis­positivos cada vez más complejos pero basados en la interacción de peque­ños componentes interconectados en red, es decir, máquinas-enjambre. LaWikipedia sería otro ejemplo de lo que Kelly llama un «vivisistema», enti­dades que se caracterizan por trascender la posición del ser humano comocentro del universo y establecen un nuevo vínculo entre la evolución na­tural y la cultura, un sistema neobiológico que supera la vieja dicotomiaentre cultura y naturaleza.

Tanto los blogs como los wikis desafian al modelo tradicional de la pro­ducción de contenidos de comunicación en los mismos términos en queel sistema de código abierto cuestiona la producción centralizada desoftware. La motivación de los individuos, la coordinación colectiva y lacomplejidad de las interacciones -que genera permanentemente confi­guraciones emergentes- son los pilares básicos de la comunicación parti­cipativa. Estos sistemas no hacen más que reproducir la (bio)lógica de la

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPElZMEDlACIONES: LA PRODUCCIÓN201

red digital. Como la blogosfera o la Wikipedia, la World Wide Web tam­bién es un vivisistema que contiene miles de experiencias colaborativas.Estamos hablando de un mundo en efervescencia que todavía no ha al­canzado un equilibrio tecnológico ni cultural, por lo 'que su evoluciónaún nos deparará muchas sorpresas. Tanto los nuevos desarrollos técnicosen su infraestructura como las hibridaciones con otros medios y lenguajestodavía no se han desplegado plenamente. El vivisistema-web todavía noha dicho (ni mucho menos) su última palabra. Como se advierte, en estaprácticas comunicativas también están presentes los tres desafíos de la lógi­ca de los bazares digitales: la motivación personal que implica ser miem­bro de una comunidad, la coordinación descentralizada y la complejidadde una autoorganización que permite afrontar proyectos, en muchos ca­sos de gran envergadura.

Antes de concluir con la descripción de algunos ejemplos de comuni­cación participativa, no podemos dejar escapar la oportunidad de reflexio­nar sobre las concepciones lineales del desarrollo tecnológico. Las deno­minaciones «web 2.0» (O'Reilly,2005) o «periodismo 3.0» (Varela, 2005)nos remiten a la aparición de sucesivas versiones de un software (porejemplo la serie Photoshop 1.0,2.0,2.5, etcétera). Pensamos que esta vi­sión es reduccionista: el universo comunicacional no puede ser compren­dido plenamente si lo analizamos como una serie lineal de tecnologías quevan apareciendo como oleadas (tal como hace Ortoleva, 1995). En lugarde metáforas lineales que consideran al desarrollo tecnológico como unasucesión de olas, quizá convenga recuperar la metáfora que nos acompañadesde las primeras páginas de este libro. En ese caso se podría decir que es­tamos en presencia de un ecosistema donde la aparición de nuevas espe­cies -las tecnologías colaborativas- modifica al entorno al entrar en re­lación con las entidades que ya lo habitaban (por ejemplo las tecnologíasdel broadcasting). En otras palabras, las nuevas tecnologías no desplazan a lasanteriores ni se suceden linealmente en una cuenta regresiva hacia el paraí­so digital, sino que transforman el ecosistema al interactuar entre sí y darlugar a nuevas configuraciones. Por otra parte, la denominación basada enel software (1.0,2.0,3.0, etcétera) está cargada de una ideología comercialfundada en el principio de la obsolescencia planificada que poco tiene quever con una lectura crítica de las hipermediaciones.

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HIPERMEDIACIONES202

Para terminar, una última reflexión: ¿es necesario hablar de web 2.0?Pasemos rápidamente revista a las ideas básicas de los padres fundadores dela hipertextualidad:Vannevar Bush soñaba con construir una máquina pa­ra potenciar la memoria, crear enlaces y poder compartir esa informacióncon otros; Douglas Engelbart trabajó incansablemente para construir tec­nologías que facilitaran el trabajo en grupo (workgroup);Ted Nelson diseñóun sistema -Xanadu- que no era otra cosa que una red infinita de tex­tos modificable similar a laWikipedia;Tim Berners Lee sólo deseaba com­partir información con sus colegas y que todos pudieran acceder a ella...Los principios que caracterizan a la web 2.0 ya estaban presente in nuce enlas ideas de los pioneros que sentaron las bases teórico-tecnológicas de lashipermediaciones. Lo que hoy se uos presenta como un salto revoluciona­rio -las tecnologías colaborativas que nos hacen pensar en una nueva fa­se de una supuesta evolución lineal- dentro de muy pocos años se dilui­rá en la longue durée de la historia de la comunicación.

5.3. La fuerza de trabajo digitalizada

Como ya dijimos a propósito del automóvil, una vez que las tecnologíashan alcanzado una situación de equilibrio lo más importante no sucededentro de ellas sino fuera, en la red de interfaces que logran activar y trans­formar. Cuando la tecnología del automóvil superó su masa crítica recreóun ecosistema con nuevas profesiones y subjetividades espacio-tempora­les. El automóvil creó al automovilista pero, al mismo tiempo, la tecnolo­gía mecánica destruyó viejos oficios -por ejemplo el herrador de caba­llos o el cochero- y generó nuevos perfiles profesionales como elempleado de la gasolinera, el mecánico o el chapista.

El vivisistema tecnológico digital todavía no ha alcanzado el equilibrioo, por lo menos, una cierta estabilidad. Sin embargo, el tiempo transcurri­do desde la difusión de los primeros ordenadores personales y el naci­miento de la World Wide Web ha sido suficiente para remodelar la fuerzade trabajo comunicacional. A partir de 1984, cuando fue presentado elprimer Macintosh, numerosos profesionales de la comunicación (perio­distas, escritores, profesores, investigadores, gráficos, maquetadores e ilus-

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN203

tradores) vieron cambiar sus rutinas productivas. La aparición de sistemasoperativos WYSIWYG (UlhatYou See Is UlhatYou Get) basados en una in­terfaz gráfica simple, amigable, aceleró la difusión capilar de nuevas moda­lidades de diseño, construcción y transformación de textos e imágenes fi­jas. En la segunda mitad de los años ochenta la digitalización llegó almundo del sonido, tanto en la fase de grabación como en la de edición, ya principios de los años noventa los ordenadores extendieron su campo deacción al sector del diseño gráfico más avanzado (3D, rendering). finalmen­te la digitalización llegó a los lugares donde se operaba con imágenes enmovimiento (animaciones, edición no lineal, efectos especiales, etcétera).La difusión de soportes digitales como el eD-ROM o el DVD, la expan­sión de la World Wide Web y la aparición de dispositivos móviles de co­municación abrieron las puertas a un nuevo ámbito productivo donde to­dos estos medios y lenguajes tienden a converger."

Todas las profesiones de la comunicación, desde el periodista hasta eltécnico de sonido o el fotógrafo, no sólo han vivido en carne propia unaprofunda mutación de las rutinas de trabajo y las modalidades de realiza­ción de ,su producto: también se han ido desenfocando los limites que se­paraban sus respectivos campos laborales. Desde el momento en que losdiferentes operadores se digitalizan, sus perfiles profesionales comienzan asuperponerse, creándose zonas de conflicto que se manifiestan de maneraevidente en su relación con el mercado. Un periodista comienza a usar elordenador para editar vídeos, un diseñador gráfico se acerca al mundo dela edición sonora para comenzar a experimentar en el multimedia y el fo­tógrafo descubre el programa de ilustración a partir del uso del softwarede retoque. En los medios de comunicación se está dando un proceso de

15. Sobra decir que las etapas señaladas deben ser consideradas tipos ideales, ya que ape­nas alcanzan a representar una intrincada trama donde se entrecruzan tecnología, mercado ycultura. Los desarrollos en cada campo fueron, hasta cierto punto, paralelos: por ejemplo

el tratamiento digital de imágenes no frenó los avances en la creación de modelos virtualeso el procesamiento de textos. Es más, el aumento de la complejidad y el mejoramiento delos diferentes aplicativos no puede ser comprendido si no es a partir de los cruces y conta­minaciones surgidos entre ellos. La estandarización de las interfaces (o al menos de los prin­cipales mandos y funciones) permite cambiar rápidamente de ambiente de trabajo, pasandode la manipulación del texto escrito a la de imágenes o sonidos con relativa facilidad.

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HIPERMEI)IACIONES204

convergencia profesional (Salaverria, 2003) caracterizado por la apariciónde nuevas figuras profesionales (diseñadores de la interacción, gestor decontenidos, periodista ENG) o la transformación de otras (periodista mul­tiárea. periodista multiplataforma) (Scolari et al., 2006a, 2006b, 2007). Es­tos cambios en la fuerza de trabajo afectan de igual modo a las institucio­nes encargadas de formar a esos profesionales (universidades, escuelas dediseño, etcétera) que a las organizaciones para las cuales trabajan (institu­ciones públicas, empresas)."

Los procesos de hipermediación, además de hacer desaparecer perfilestradicionales como el fotomecánico, el teletipista o el corrector de textos,están generando nuevas profesiones, desde los diseñadores interactivoshasta los profesionales de la búsqueda de información y los peritos en co­mercio digital. El universo profesional de la comunicación está viviendo latransición de una lógica productiva a otra, un momento de grandes ten­siones equiparable -con sus luces y sombras- al Renacimiento o a laRevolución Industrial.Todo parece mezclarse, las identidades se pierden y,como decian los filósofos de la posmodernidad citando a Marx, lo que«era sólido se está disolviendo en el aire».

5.3.1. El diseñador de webs

Veamos cómo están cambiando dos profesiones clave en el mundo de laproducción comunicacional: el diseñador de webs y el periodista. En untrabajo realizado por el Departamento de Sociología de la Universidad deCalifornia en Berkeley (Kotamraju, 2002) se analizaron las característicasdel diseñador de webs (web designer). Según dicha investigación, esta figura-definida como un profesional que "domina el lenguaje HTML, la pro­ducción gráfica y el desarrollo de contenidos mediáticos»- incluye unconjunto amplio, fluido y contradictorio de competencias."

16. Para tener un cuadro actualizado de los saberes digitales que debe poseer un comu­

nicador se puede consultar el informe elaborado por la Red Iberoamericana de Comunica­

ción Digital (Red ¡COD, 2006).17. Otra figura que a finales de los años noventa gozaba de cierto prestigio -el webmas­

ter-- también aparecía con un perfil polivalente y poco definido. Según la International

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN205

En el diseñador de webs existe una tensión básica entre las competen­cias técnicas (programación) y artísticas (diseño). A mediados de la décadade 1990, en la prehistoria de la World Wide Web, un único profesionalpodía diseñar e implementar un sitio de calidad. A medida que la web sevolvió más compleja, los profesionales encargados de diseñar los sitios de­bíeron diversificar sus competencias e integrarse en equipos multídisci­plinarios. En este contexto se produjo una bifurcación entre las compe­tencias técnicas y los saberes artísticos: la figura del diseñador de webs sela disputaron, simultáneamente, los diseñadores gráficos, formados en elmundo del papel, y los diseñadores de interfaces, educados en la tradicióninformática de la interacción persona-ordenador. Para los primeros el di­seño de webs aparecía como una versión denigrada del diseño visual, li­mitada por la tecnología del código (los diseñadores gráficos se pregunta­ban: ¿debemos aprender a programar?); para los segundos el diseño dewebs era la continuación natural del diseño de interfaces de software. Es­ta falta de precisión en la definición del perfil profesional se complemen­ta con la necesidad de recualificarse permanente: el trabajador debíamantenerse actualizado en campos tan diversos como la programación, eldiseño gráfico o las técnicas de compresión de vídeo.

Todos los campos laborales crean sus organizaciones que regulan la for­mación y el ejercicio de la profesión, pero en el caso del diseñador dewebs la situación es diferente. Si bien existen innumerables asociacionesde diseñadores digitales, ninguna tiene el peso suficiente para imponerse alas demás. En este contexto los diseñadores de webs utilizan la red paracrear sus propias instituciones profesionales. Allí, en el ciberespacio, perfec­cionan sus competencias, ya sea analizando los sitios que marcan tendenciao intercambiando información con otros profesionales en los grupos dedebate en línea o webs especializadas como Webmonkey", un sitio de re­cursos para los desarrolladores vinculado a la revista Wíred. La velocidaddel cambio tecnológico y las necesarias adaptaciones de la fuerza de traba-

Webmasters Association (IWA), este perfil profesional se subdividía en seis especialidades(empresario, administrador de sistema, programador, escritor, instructor y diseñador) (Ko­ramraju, 2002: 8).

18. http://webmonkey.wired.com/webmonkey.

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HIPERMEDIACIONES206

jo digital han evidenciado los límites de las instituciones tradicionales derepresentación y formación (Kotamraju, 2002: 13-15). Las instituciones enlínea, mucho menos formales y más efímeras que las tradicionales asocia­ciones de categoría, cumplen en parte la misma función educativa queesos ámbitos.

El buen profesional del diseño web debería dominar los conceptos teó­ricos y metodológicos de los principales expertos -como los principiosde usabilidad (Nielsen, 2000)-, conocer la tecnología que se esconde de­trás de los sitios ejemplares que marcan tendencia \Y y reconocer a la em­presa que los diseñó. Pero lo fundamental es keeping up, es decir, mantener­se en la primera línea. Los estudios sobre las nuevas competencias de lostrabajadores digitales

usualmente consideran la llegada de una nueva tecnología como un eventoúnico (one-time event), como la introducción de los robots en las líneas de pro­ducción. Un elemento sorprendente de las competencias del diseño web es suajuste continuo a la introducción de nuevas tecnologías. Más que reaccionar auna ruptura tecnológica mayor y única, las competencias del diseñador web seadaptan a una multitud de pequeñas tecnologías» (Kotamraju,2üü2: 16).

La actualización permanente corre por cuenta del diseñador -las empre­sas no suelen intervenir en esta formación, que termina desarrollándosefuera del horario de trabajo-- y se convierte en una actividad obligatoriano sólo para progresar en el mundo laboral: la misma supervivencia delprofesional digital depende de la formación y actualización permanente.En estas circunstancias, las competencias viejas dejan de ser competenciasy quien no se mantiene al día demuestra ser un mal diseñador de webs.

5.3.2. El periodista multiplataforma polivalente

En los medios de comunicación la digitalización está modificando el en­torno laboral y los actores que ahí se desempeñan.Así encontramos figuras

19. ¿Qué web designer no ha visitado y analizado httpr/Vwwwbalthaser.com, un sitioemblemático durante la prehistoria de Flash,o el no menos nútico http://www.yugop.com.un punto de referencia obligado para la comunidad de diseñadores de webs?

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPElUv1EDIACIONES: LA PRODUCCIÓN207

que tienden a desaparecer (como el teletipista o el corrector), nuevos per­files (como el gestor de contenidos o media manager) y profesiones que es­tán siendo profundamente modificadas (como la del periodista). El redac­tor debe, entre otras cosas, dominar la producción informativa para unmedio caracterizado por las formas hipertextuales, la multimedialidad y lagestión de espacios colaborativos (Díaz Noci y Salaverría, 2003; CebriánHerrero y FloresVivar, 2007). Por otro lado, cada vez es más dificil encon­trar un periodista que trabaje para un único medio. La palabra clave en es­te caso es polivalencia. Ya sea que se trate de grandes grupos multimedia ode pequeñas unidades productivas -por ejemplo una radio local con suweb y semanario-, al periodista se le exige cada vez más el dominio dediferentes medios y lenguajes, a la vez que asume funciones que antes des­empeñaban otros profesionales (Scolari et al., 2006a, 2006b, 2007). Pode­mos identificar varios niveles de polivalencia:

• Polivalencia tecnológica: el profesional de la información utiliza instru­mentos (software y hardware) que le permiten producir y gestionarcontenidos en diferentes soportes. Por ejemplo el periodista domina almismo tiempo aplicaciones de escritura, retoque fotográfico, ediciónno lineal de vídeo o bases de datos.

• Polivalencia mediática: el profesional de la información diseña y producecontenidos en diferentes lenguajes (escrito, audio, gráfico, vídeo e inter­activo). El periodista, después de cubrir un evento, prepara el texto pa­ra enviarlo a los medios impresos o en línea, graba una intervención ra­diofónica y edita el vídeo para transmitir en televisión. Esta polivalenciaexige competencias tecnológicas (conocimiento de los instrumentostécnicos) y semióticas (conocimiento de los lenguajes de los diferentesmedios).

• Polivalencia temática: un mismo profesional de la información se ocupade generar informaciones para las diferentes secciones del medio (de­portes, política, cultura, etcétera).

Los diferentes niveles de polivalencia no se excluyen, al contrario, puedencombinarse entre sí. Un mismo periodista puede estar capacitado paraproducir informaciones para diferentes medios y, al mismo tiempo, gene-

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HIPERMEDIACJONES208 ~------------------------

rar contenidos para las secciones de política, cultura o sociedad. En otrosámbitos, e! periodista domina los diferentes medios y lenguajes pero se es­pecializa en un área temática (por ejemplo en deportes). Cabe destacarque el periodista polivalente encuentra en los medios digitales en línea suentorno de trabajo natural. Allí, en un metamedio, tiende a remedar a to­dos los demás y puede sacar el máximo provecho de sus competenciasmultimedia.

5.3.3. Recualificar y flexibilizar

Los diseñadores de webs y otras nuevas figuras que se están perfilando enlos medios digitales trabajan en un ecosistema basado en la transmisiónoral del conocimiento -como en los talleres de los artistas y artesanos delmedioevo- o, en e! mejor de los casos, fundado en grupos de debate enlínea con una fuerte impronta de la oralidad. Pero si en el medioevo lascorporaciones controlaban los saberes técnicos y sus formas de reproduc­ción (un rolen parte ocupado en las sociedades industriales por las asocia­ciones de profesionales), en la era digital prácticamente no existen disposi­tivos institucionales de control sobre la producción, distribución y uso de!conocimiento. En una sociedad que tiende a virtualizar sus comunidades,compartir esos saberes suele ser visto como un instrumento para la cons­trucción del prestigio personal. De esta manera, la comunidad profesionalse educa a sí misma en el ciberespacio.

Las nuevas lógicas productivas necesitan una fuerza de trabajo flexible,capaz de reinventarse constantemente para seguir e! ritmo del desarrollotecnológico. Según Castells (1996-1998) la sociedad-red exige e! trabajoreprogramable. La llamada recualificación (reskilling) es un proceso queafecta especialmente a los trabajadores que operan en el sector de la co­municación digital:

La flexibilidad de la tecnología de la información tiene claramente serias re­percusiones en lascompetencias. El modelo anterior, según el cual una perso­na aprendía unas competencias y las ponía en práctica hasta su jubilación, haquedado obsoleta en los ambientes que dependen de la tecnología de la in­formación. En cambio, la norma es que una persona aprenda una competen­cia~por ejemplo cómo usar una versión del software- justo a tiempo parala llegada de la nueva versión de ese programa (Kotamraju, 2002: 4).

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ECONOMíA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN209

Ahora las competencias no son más aditivas. No basta con sumar nuevosconocimientos sino que se deben reconstruir los paradigmas desde loscuales se organiza y lleva a cabo una tarea. Esta flexibilidad profesionalabarca también el nivel contractual. El repliegue de las formas de contrata­ción a largo plazo se acompaña con la aparición de nuevas formas de tra­bajo basado en proyectos (proiect-orientcd}. Si analizamos el viejo modelolaboral de las empresas de informática como lBM, se puede ver cómo elprogramador con contrato a tiempo indefinido fue reemplazado por redesde profesionales que se montan/desmontan en función de los proyectosen curso. En algunos casos -por ejemplo en los proyectos de códigoabierto- estas redes se completan con personal voluntario externo a laempresa (Tapscott yWilliams, 2006).

Este modelo -común en la industria informática o en la de los video­juegos- está permeando cada vez más todos los ámbitos de la indus­tria cultural. En este contexto algunos valores como la «lealtad corpora­tiva» o el «hacer carrera» asumen una nueva dimensión: en las empresasmás exitosas la lealtad se construye a fuerza de repartir acciones entre susempleados y el recorrido profesional se delinea a partir de la calidad eimpacto económico de los proyectos dirigidos. Marshall (2004: 39) sos­tiene que a principios del siglo XXI se perfila un nuevo tipo de profesio­nal, un trabajador itinerante (itinerant project worker) que migra de unproyecto a otro alternando momentos de gran actividad productiva conla desocupación.

También cambian los ambientes de trabajo. El claustrofóbico box dejasu lugar a grandes espacios colectivos hipertecnificados con áreas de espar­cimiento y relax. La diferencia entre lugar de producción y lugar de ociodesaparece para privilegiar los ambientes cooperativos. La difusión de latelefonía móvil de tercera generación (Steinbock, 2007; Goggin, 2006) yla computación ubicua vuelve aún más complejas todas estas dinámicas la­borales y arrasa con otras oposiciones (espacio privado frente a espaciopúblico, empleado fijo frente a empleado itinerante, etcétera). Todas estastransformaciones, como era de esperar, también generan nuevas tácticas deresistencia (De Certeau, 1999) por parte de los trabajadores, como las imá­genes que simulan una hoja electrónica y sirven para cubrir un chat o elnavegador de internet. En este contexto una teorización sobre las hiper-

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HIPERMEDIACIONES21O~------------------------

mediaciones no puede dejar de dialogar con una sociología del trabajoposfordista especializada en los entornos digitalizados. zo

5.4. Redistribuciones

Para concluir, dos reflexiones obligadas. En primer lugar, la propiedad delos medios. En este recorrido sobre los procesos productivos hemos habla­do sobre todo de las nuevas formas de hacer la comunicación. Sin embar­go, todas estas prácticas se generan en un entorno altamente competitivodonde, mal que les pese a los profetas de la new economy, las viejas leyes ca­pitalistas siguen vigentes. Las fusiones verticales u horizontales de socieda­des, las operaciones de concentración o la conquista agresiva de nuevosmercados -siempre al filo de las legislaciones antimonopólicas- no handejado de caracterizar a las empresas de comunicación. Una construcciónteórica sobre las hipermediaciones no debería quedar embriagada por lasnuevas prácticas productivas y olvidarse de los principios de lucro y ren­tabilidad que rigen el funcionamiento de las industrias culturales. La gra­tuidad de los contenidos en la World Wide Web, la búsqueda de nuevosmodelos de ingresos, la innovación tecnológica o la producción de conte­nidos a cargo del usuario son algunos de los elementos que conforman lanueva agenda de las empresas de comunicación (Guallarte Nuez, GranderAlemany y Rodríguez Canfranc, 2005).

Por otra parte, muchas experiencias hipermediáticas son posibles notanto por las nuevas formas de producción sino por las transformacionesen los procesos de distribución. Internet es, sobre todas las cosas, una redde redes "interconectada y aumentada por medio de una intrincada red de

20. Los trabajos del italiano Franco «Bife. Berardi (1995,2001) -un teórico que anali­za la aparición de una nueva clase social (el cognitariato), el trabajo en red y la infoproduc­ción- son fundamentales para comprender estastransformaciones. Sus textos, escritos des­de la óptica de una economía política posmarxista, son el complemento ideal de otrasinterpretaciones que provienen del riñón de las business schools. Ninguna de estas dos mira­das deberían descartarse a priori,al contrario, su confrontación sirve parailuminar mejor es­tos procesos de cambio.

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LA PRODUCCIÓN211

cables telefónicos y,más recientemente, líneas de televisión por cable. Másparecida a un sistema telefónico, internet es un vector (carrier) de conteni­do pero no determina la naturaleza de ese contenido» (Marshall, 2004: 46).Los flujos masivos de información -de cualquier tipo de información, laúnica condición es que haya sido reducida a una serie de bits- atraviesanesa red permitiendo diferentes niveles de comunicación (uno-a-muchos,muchos-a-muchos, etcétera) y dando lugar a experiencias inéditas de in­tercambio social.

Las nuevas formas de distribución afectan en primer lugar a los viejosmedios y a los sectores tradicionales de la industria cultural. Las transfor­maciones del sector musical son paradigmáticas (Calvi, 2005). El mercadodiscográfico mundial descansa mayoritariamente sobre un puñado degrandes empresas (Sony, BMG, EMI, Warners, etcétera) que se encargande descubrir nuevos artistas,producir sus trabajos y difundirlos para venderla mayor cantidad posible de copias de sus canciones. El derecho de autorbrinda cobertura legal a toda la operación comercial. Éste ha sido el mo­delo de negocios de la discografia -y de otras ramas de la industria cultu­ral- a lo largo del siglo xx. Pero este esquema saltó por los aires apenasiniciado el siglo XXI: las nuevas modalidades de distribución de contenidospor medio de las redes digitales se han convertido en la pesadilla de lasempresas discográficas y en uno de los desafios más excitantes para los in­vestigadores interesados en los procesos de reproducción técnica. Mientraslos teóricos intentan con dificultad fotografiar un proceso muy dinámico,las empresas y sus abogados tratan infructuosamente de bloquear lo quepor definición no se puede bloquear: una estructura reticular de intercam­bio de datos.

En los medios audiovisuales los espacios participativos comoYouTubeo Flickr están generando un proceso similar de intercambio. Si bien to­davía existen grandes límites debido al ancho de banda, la distribucióncomercial de películas a través de la red va aumentando poco a poco(Roberts, 2004). La industria cinematográfica, además, tiende a hacerdesaparecer las películas de 35mm para trabajar con cintas o discos digi­tales.

Diferentes factores coincidieron en la aparición de estas formas reticu­lares de distribución. A la digitalización que permite la reproducción infi-

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HIPERMEDIACIONES212

nita y perfecta de un original se deben sumar el desarrollo de nuevos algo­ritmos de compresión (MPEG, MP3, etcétera) que reducen las dimensio­nes de los archivos y el aumento del ancho de banda que acelera la transfe­rencia de información (Dobie, 2004: 205). A estos factores se agrega laaparición de nuevas lógicas de distribución de la información alejadas delespíritu comercial. Este ejercicio cercano a la economía del don (Piscitelli,2001) sufrió un salto evolutivo al difundirse la práctica del ripping, queconsiste en convertir en formato MP3 una canción incluida en un CD deaudio. La aparición de servicios musicales P2P como el controvertidoNapster o eMule fijaron las coordenadas de este nicho comunicacionaldentro del ecosistema mediático digital.

El P2P nace y crece en las redes, en el mismo momento en que unusuario decide compartir sus informaciones con millones de otros usua­rios. Esta lógica, más allá de las diferentes plataformas y contenidos, es lamisma que permea el mundo de los blogs, los wikis o los proyectos decomputación distribuida como el SETI. Los masivos intercambios musi­cales con una lógica P2P no sólo obligan a las grandes discográficas a re­plantear su~ modelos de negocios (tratando de encontrar un nuevo equili­brio entre sus intereses y los de sus consumidores), sino que reabren eldebate teórico sobre los procesos de reproducción técnica y la creación deredes colaborativas.Y todo hace pensar que estos procesos apenas están co­menzando. Teorizar las hipermediaciones implica aprehender estas trans­formaciones, analizar sus relaciones con las formas tradicionales de pro­ducción/distribución y comprender cómo modifican nuestra subjetividady el entorno en que vivimos.

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6

Economía política de lashipermediaciones: los textos

El hipertexto es quizá la única metáfora que valepara todas las esferas de la realidad

donde están en juego las significaciones.P.LÉVY

Como ya dijimos al comienzo de nuestro recorrido, cada investigador tien­de a elegir su propia lista de propiedades para caracterizar a las nuevas for­mas de comunicación. En este texto hemos decidido centrar nuestro análisisen la digitalización, la reticularidad, la hipertextualidad, la multimedialidad yla interactividad. Si en el capítulo anterior nos hemos extendido en algunasde las consecuencias de la digitalización y en la aparición de una nueva lógi­ca participativa en los procesos de producción, en éste hablaremos de lahipertextualidad y la multimedialidad, mientras que en el capítulo si­guiente -dedicado al consumo- abordaremos la interactividad.

Las hipermediaciones han generado una amplia gama de nuevos for­matos de comunicación, desde las novelas interactivas de finales de losaños ochenta hasta los videojuegos, pasando por producciones ya analiza­das como los weblogs o laWikipedia. La aparición de estas nuevas especiesen la ecología mediática está modificando todo el sistema comunicacional.

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214H¡PERMEDIACIONES

Hablar del producto hipermedial implica, por lo tanto, describir sus conta­minaciones e hibridaciones con los formatos tradicionales de la comuni­cación. Vamos a por el hipertexto.

6.1. Del texto al hipertexto

En la segunda mitad de los años ochenta el hipertexto, después de dos dé­cadas de vida latente en los laboratorios de Computer Science y en algu­nas iniciativas pioneras como el proyecto Xanadu de Ted Nelson (1992a),entró en los colleges y universidades estadounidenses no sólo como instru­mento para la producción de materiales de soporte a la educación, sinotambién como argumento de debate teórico. Muchos descubrieron en es­tos sistemas un formidable instrumento educativo; otros relevaron intere­santes conexiones entre la tecnología hipertextual, las teorías hermenéuti­cas y el posmodernismo. Durante este período -últimos años de ladécada de los ochenta y principios de los noventa- se escribieron cente­nares de articulas sobre la digitalización de la escritura. La masa de escritossobre los hipertextos alcanzó una cifra que superó holgadamente el máscompleto catálogo de los hipertextos entonces disponibles en el mercado(Scolari, 1994,2001).

Entre tantos artículos y libros las definiciones no escaseaban. Sin embar­go' aún no existía en la comunidad científica un acuerdo generalizado quepermitiera responder con cierta seguridad teórica a la pregunta: ¿qué es unhipertexto? En la mayor parte de los casos el hipertexto se definía a travésde la negación del no menos confuso concepto de texto. Resulta evidenteque un campo de interpretaciones tan extenso podía ser aplicado a infini­dad de sistemas y productos muy diferentes entre sÍ. El hipertexto podía sermuchas cosas a la vez: desde una novela interactiva como Ajiernoon.A Story,de Michael Joyce, hasta un disquete dedicado al Antiguo Egipto, pasandopor un sistema colectivo de producción, un videojuego de aventuras am­bientado dentro de un castillo con laberintos, un quiosco informativo paraturistas o una red de ordenadores interconectados a nivel mundial. Si en losaños sesenta, en pleno furor estructuralista, todo era signo, a finales de losochenta, durante la explosión posestructuralista, todo era hipertexto.

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS H¡PERMEDIAC¡ONES: LOS TEXTOS215

El hipertexto aparecía entonces como la solución definitiva a los pro­blemas de la educación y del tratamiento de la información. Algunos in­vestigadores llegaron incluso a pensar que el hipertexto podía servir parareducir el odiado colesterol... N orman Meyrowitz, uno 'de los primerosresponsables del proyecto Intermedia en la Brown University, se presentóa la Hypertext Conference (Pittsburgh, 1989) con una polémica e irónicaponencia titulada «El hipertexto, ¿reduce también el colesterol?". Según elautor, entonces el panorama era de total confusión. Todos hablaban de hi­pertexto, hipermedia, multimedialidad e interactividad pero nadie sabíarealmente a qué cosa se refería.A fin de cuentas, se preguntaba Meyrowitz,¿qué es el hipertexto?:

En e! fondo todos pensamos y creemos que e! hipertexto es una visión, quealgún día existirá una infraestructura nacional e internacional capaz de sopor­tar una red -y una comunidad de conocimientos-e- capaz de conectar unamiríada de informaciones de todo tipo y para una enorme variedad de públi­cos. Cuando hablamos del hipertexto y de! hipermedia en términos de nues­tros sueños y pasiones, estamos hablando de tener la información de modonatural en la punta de nuestros dedos. Puede ser que «hipertexto" sea un tér­mino demasiado estrecho [...] (1992:203).

Poco a poco el terreno semántico se fue asentando. La mejor manera paradefinir al hipertexto, sostenía entonces el futuro profeta de la usabilidadJa­kob Nielsen, era «compararlo con el texto tradicional [...] El hipertextono es secuencial; no hay un orden que determine la secuencia de lecturadel texto" (1990: 1). Nelson afirmaba que el hipertexto

es e! término genérico; hay varios motivos para excluir otros conceptos posi­bles corno «texto con ramificaciones», «texto con estructura gráfica», «textocomplejo" o «texto arborescente" [...] La mejor definición de hipertexto, quecubre una gran variedad de tipos, es «estructura que no se puede imprimir demodo apropiado» Esta definición no es ni muy específica ni profunda, peroes la más apta [...] (l992b: 181).

Para el profesor de literatura inglesa de la Brown University y reconocidoteórico de la hipertextualidad George Landow -unos de los investigado­res más cercanos al enfoque deconstruccionista- el hipertexto cambia ra-

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HIPERMEDIACIONES216

dicalmente las experiencias a las que se refieren los términos leer, escribir ytexto. Landow sostiene que el hipertexto atomiza al texto de dos modos: 1)el hipertexto elimina la linealidad de la imprenta, liberando a cada párrafode una colocación dentro de un orden secuencial y amenazando contransformar al texto en un caos, y 2) el hipertexto destruye la idea de untexto unitario y estable. Esta pérdida de autonomía y unidad por partedel texto conlleva a una remodelación de los roles tradicionales del autory del lector, donde el primero cede parte de su poder al segundo. El hiper­texto implica un lector más activo, un lector que no sólo elige sus recorri­dos de lectura, sino que también tiene la oportunidad de leer como si fue­ra autor. Este proceso se realimenta con la aparición de nuevas formas deescritura partieipativa. A modo de conclusión, Landow sostiene que

debemos abandonar los sistemas conceptuales basados en las ideas de centro,margen, jerarquía y linealídad, y sustituirlas por las ideas de multilinealidad,nudo, conexión y red. Casi todas las partes en causa ven en esta mutación deparadigma, que señala una revolución en el pensamiento humano, una reac­ción de la escritura electrónica en relación con el libro impreso y sus ventajasy desventajas.Esta reacción tiene implicaciones profundas para la literatura, lainstrucción y la política (1995: 143).

En Europa, las definiciones de hipertexto también abundan. El españolAntonio De las Heras geometriza:

El texto es la forma de organizar la información en dos dimensiones. Con sis­temas de escritura muy variados, el hombre ha consegnido distribuir lineal­mente la información en una superficie. Entonces, si un texto es la organiza­ción de la información en una superficie, en un espacio de tres dimensionessería un hipertexto (1991: 84).

Desde el frente francés, Pierre Lévy aporta su propia idea del texto digital:

Técnicamente un hipertexto es un conjunto de nudos ligados por conexio­nes. Los nudos pueden ser palabras, imágenes, gráficos o partes de gráficos,secuencias sonoras, documentos completos que a vez pueden ser hipertex­tos... Funcionalmente, un hipertexto es un ambiente para la organización deconocimientos o de datos (1992: 40).

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ECONOMíA pOLíTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS217

En Italia Gianfranco Bettetini -después de condensar en tres conceptosla especificidad del texto digital: no secuencialidad, multimedialidad, nave­gabilidad- concluye que el hipertexto realiza el modelo de una textuali­dad enciclopédica «según el modelo de la red o del rizoma» (1996: 155).«El hipertexto -define desde Argentina Alejandro Piscitelli (1991)- esun tipo de escritura no secuencial.»

Casi todas estas definiciones acuñadas en los años noventa presentan al­gunos puntos en común -la no secuencialidad de la lectura, la interacti­vidad, la (con)fusión entre los roles de lector y autor, la ausencia de cen­tro- que van caracterizando al hipertexto. De modo operativo se podríanproponer dos visiones ideales del objeto-hipertexto, una restringida -al­go así como una «red textual modificable en permanente evolución»­que nos remite a la utopía nelsoniana y a las tecnologías colaborativas co­mo la Wikipedia, y a otra mucho más amplia que ve un hipertexto encualquier producto «más o menos interactivo» dentro de la pantalla de unordenador, sin indagar demasiado en la estructura que sustenta sus conte­nidos (véase la tabla 6.1).'

Más allá de los debates sobre el grado de hipertextualidad presente enlos soportes digitales autónomos como el CD-ROM (al igual que laWorldWide Web, Nelson nunca los consideró un buen ejemplo de hiper­texto), la mayoría de los investigadores tiende a reconocerse en una defi­nición de hipertexto que privilegia:

• la estructura reticular, descentrada, de los contenidos;• la lectura no secuencial;• la interactividad entre el usuario y el sistema;• la redefinición de los roles de autor y lector.

Después de esta larga pero necesaria digresión semántica podemos dirigirnuestra mirada a los productos hipertextuales.A finales de los años ochen­ta los hipertextos se presentaban como un territorio ideal para desafiar lalinealidad de las narrativas tradicionales. Programas con una interfaz gráfi-

1. Paraun análisis de las diferentes definiciones del hipertexto desde la perspectiva de los

estudios literarios se puede consultar Borras Catanyer (2005).

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HIPERMEDIACIONES218

Tabla 6.1.Las definiciones de hipertexto

Autor Detinición

Belletini (1996) Forma textualenciclopédica según el modelode laredo del rizoma.

Boijer (1991) Red de textosquepuedeserleída de diferentes maneras. Vehículo paralaescrituracreativa de laficción interactiva.

De las Heras (1991) Estructura queorganíza la información enunespacio detresdimensiones.

Landow (1995) Texto compuesto de fragmentos de texto y de íosnexoselectrónicos que losconectanentre sí.

Lévy(1992) Conjunto denudosligadospor conexiones.

Meyrowitz (1992) Infraestructura nacional e internacional capazde soportarunared-y unacomunidadde conocimientos- quepuedaconectarunamíríada de ínformaciones de todo tipo yparaunaenorme variedad de públicos.

Nelson (1992b) Estructuras complejas nosecuenciales quenose pueden imprimir de modoapropiado.

Nielsen (1990) Estructura de documentos sinunorden quedetermine lasecuencia de lectura.

Piscitelli (1991) Tipode escritura no secuencial.

FUENTE: elaboración delautor.

ca como Hypercard, Supercard, Storyspace o el sistema Intermedia -unared de documentos utilizada por los docentes y estudiantes de la BrownUniversity- permitían la manipulación de los textos y la creación de en­laces sin que el usuario tuviera que conocer los principios de la programa­ción. Así los autores descubrieron el placer de la escritura hipertextual. En1987 Stuart Moulthrop traduce en hipertexto algunas obras de Jorge LuisBorges (Forking Paths:an interaction afierjorge Luis Borges).Tres años más tar­de MichaelJoyce publica Afternoon.A story, la novela interactiva más citaday analizada de los últimos años. En 1991 Moulthrop reincide con VietoryCarden, una de las obras más interesantes del género interactivo. Entoncesse vivía el momento de mayor entusiasmo. Con Hypertext. The Convergence01Contemporary Critical Theory and Technology, de 1991, George Landowdelinea un nuevo campo de investigación, los estudiantes escriben decenasde tesis y ensayos sobre Afternoon y en las conferencias los programadoreshablan, con cierta emoción, de Jacques Derrida y los ingenieros se excitancon el rizoma de Deleuze y Guattari:

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS219

Cuando los proyectistas de softwareleen las páginas de G/as o De la gramatolo­gía, encuentran un Derrida digitalizado e hipertextualizado;y cuando los teó­ricos de la literatura leen Líterary Machines encuentran un Ted Nelson decons­truccionista o posestructuralista. Estas desconcertantes- identificacionespueden verificarse porque en las últimas décadas la teoría literaria y el hiper­texto informático, áreas de investigación aparentemente desconectadas, seacercaron cada vez más (Landow, 1995:3).

Al mismo tiempo se reactivaron complejos modelos teóricos para tratar deencuadrar estas nuevas experiencias narrativas. La recopilación HypertextTheory, editada por Landow en 1994, constituye un óptimo ejemplo de(meta)literatura científica sobre la literatura hipertextual. Los autores, re­cuperando conceptos de Cenette, Wittgenstein, De Certeau, Prigogine,Lacan y del imprescindible Derrida, dedicaban varios centenares de pági­nas a describir la ficción interactiva, un interesante fenómeno literario so­bre el cual todos tenían algo que decir. Esta primera fase de producciónhipertextual nos deja un puñado de hipertextos y una inmensa red deconstrucciones teóricas (Scolari, 2001).A pesar de las críticas de Nelson,laWorld Wide Web fue el fenómeno que permitió que el hipertexto aban­donase las cátedras donde reinaban las French theories de Barthes, Foucaulty Derrida para convertirse en una experiencia cotidiana de masas. Si con­siderarnos que los productos off-line realizados en soportes digitales cornoel CD-RüM son corno un primer y parcial ejercicio de gimnasia hiper­textual, queda claro que debernos orientar nuestra mirada teórica hacia laweb, el lugar donde los usuarios están viviendo las auténticas experienciashipertextuales.

6.2. Del hipertexto al hipermedia

El hipertexto siempre incluyó al hipermedia.Tanto en las reflexiones pio­neras de Bush (2001) corno en los trabajos de Engelbart (2001) y Nelson(1992a) el hipertexto estaba destinado a contener y enlazar no sólo docu­mentos escritos sino también fotografías, gráficos, sonidos y representacio­nes tridimensionales. En el apartado 2.1.6 ya describirnos los diferentes

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HIl-'ERMEUIAClüNES220

medios y lenguajes que confluyen y se combinan en la web. En esa sec­ción analizaremos brevemente la evolución de sus interfaces y reflexiona­remos sobre la aparición de nuevos géneros y formatos.

En un texto del 1997, David Siegel distinguía tres generaciones de si­tios. La primera generación de webs se inspiraba en las formas de visuali­zación de los viejos procesadores de textos y sistemas operativos. A princi­pios de los años noventa las interfaces alfanuméricas -como la del sistemaMS-DOS- se resistían a abandonar la escena a pesar de la difusión de lasinterfaces gráficas. Sin embargo estas webs, tan limitadas desde un puntode vista gráfico, ya contenían enlaces que se presentaban al navegante bajoforma de palabras de color azul subrayadas. Según Siegel, las webs de se­gunda generación incorporaron a esta estructura exclusivamente verbaluna serie de elementos gráficos que anunciaban la tercera generación: unasimulación en la pantalla de una página bidimensional que se distinguíapor un diseño avanzado y una gráfica muy elaborada. Siegel apostaba poresta tercera generación de webs, que se caracterizaba por un estilo inspira­do en el diseño gráfico de los años noventa, que estaba, a su vez, condicio­nado por las posibilidades del programa de creación gráfica y del retoquePhotoshop.

Pero la web debía hacer algo más que remedar un estilo gráfico nacidopara el papel. A las tres generaciones de Siegel podríamos agregar unacuarta donde la página tiende a ser reemplazada por una metáfora am­biental que reenvía a interacciones totales, menos vinculada a la fruicióntextual tradicional y más cercana a las formas específicas de interacciónmultimedia (véase la tabla 6.2). Como se analizó en la primera parte, laweb se está contaminando con muchos otros medios -la televisión, la ra­dio, los videojuegos, etcétera- al mismo tiempo que trata de definir supropia interfaz y gramática de interacción.

Si bien puede ser útil para comenzar a estudiar la evolución de las in­terfaces de la web, desde la perspectiva de una semiótica de las hiperme­diaciones, esta genealogía elaborada por Siegel -un pionero del diseñointeractivo- aporta poco ya que escapa a cualquier criterio de rigurosi­dad. Por otro lado, hablar de generaciones nos remite una vez más a modeloslineales de desarrollo tecnológico que nada tienen que ver con las dinámi­cas de los ecosistemas mediáticos. Hasta podría decirse que las diferentes

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS221

Tabla 6.2.La evolución de las interfaces en la web

• Estructura lineal.• Enlaces: palabras subrayadas

decolorazul.• Minimapresencia de

imágenes.• Usode lineas de separación.• Bajadefinición (diseñadas

paraterminales ASCII enblanco/negro).

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<XJPYlUOlITlmO'l«Olly",__,I",

• Enlaces: palabras subrayadasdecolorazule imágenes (conbordede colorazul).

• Menú de opciones/Botones.• Fondos coloreados o con

imágenes repetidas.

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HIPERMEDIACIONES222

Tabla 6.2. (cont.)La evolución de las interfaces en la web

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FUENTE: elaboración del autorsegún Siegel (1997) y aportaciones propias.,

• Hegemonía del diseñosobrela tecnología.

• Utilización de metáforas.• Predominio del diseño

tipográfico y visual inspiradoenlapágina impresa.

• Páginas deentrada.

• Desplazamiento de la páginaporespacios y aplicaciones.

• Multimedialidad efectiva.• Aplicaciones participativas

(blogs, wikis,P2p, etcétera).• Búsqueda de interaccionestotales.

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS223

generaciones de interfaces conviven en el mismo espacio. Por ejemplo laWikipedia, una de las experiencias más avanzadas de tecnología participa­tiva, posee una interfaz arcaica, muy cercana a la primera generación dewebs, pero que cumple a la perfección con su función.-Una lectura críticade la evolución del «espacio visual» del hipertexto (Bettetini el al., 1999)implicaría, en primer lugar, definir un conjunto de instrumentos metodo­lógicos formales para analizar las interfaces y poder comparar los diferen­tes estados evolutivos y géneros.'

En este sentido la semiótica podría contribuir a la creación de una ta­xonomia de las interfaces (o sea, una identificación de sus géneros). Esta lí­nea de trabajo fundada en criterios cualitativos debería servir de contrape­so a algunas investigaciones sobre los nuevos formatos de la web quesiguen anclados en modelos cuantitativos.' Los géneros constituyen unpequeño ecosistema, una porción o nivel interno de la semiosfera con suspropias jerarquías, repertorios, hibridaciones y evoluciones. Un estudiosobre los géneros en la web debería tener en cuenta que el funcionamien­to y transformación de este subsistema no obedece a órdenes centraliza­das, ya que es fruto de su misma autoorganización, la cual se diluye en mi­les de actos individuales de creación y uso (Scolari, 2004).

Considerando que el mundo de la World Wide Web está en estado deefervescencia, la tarea de construir una taxonomía de las formas de comu­nicación que se desarrollan en ella es una tarea pendiente que no se pre­senta facil. Hasta que no se alcance cierto equilibrio tecnológico y cultu­ral, cualquier clasificación será provisional (lo cual no significa que sea unatarea inútil realizar este tipo de taxonomías). Por otro lado, no debemosolvidar que las nuevas interfaces y formas de comunicación también se re-

2. Esta lectura diacrónica no puede hacer menos de recuperar conceptos y métodos pro­venientes de la semiótica. En la segunda parte de Hacer Clie. Hacia una sociosemiótica de lasinteracciones digitales (Scolari, 2004) planteamos un primer acercamiento semiótico a la evo­lución de las interfaces. En resumen, el estudio de la evolución de las interfaces no puede re­ducirse a las mutaciones en los aspectos gráficos sino que debería incorporar las transforma­ciones de su gramática de interacción.

3. En este campo podemos mencionar el estudio de Crowston y Williams (2000) basadoen el estudio cuantitativo de unas mil webs extraídas de manera aleatoria del motor de bús­quedaYahoo!

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HIPER.Iv1EDIACrONES224

lacionan con los medios tradicionales, dando lugar a la aparición de géne­ros bastardos tanto en la red como en el mundo del broadcastino. Un ejem­plo de contaminación lo encontramos en los blogs de muchos periodistasfamosos que aparecen dentro de la versión en línea de sus diarios. En algu­nos casos estos blogs contienen enlaces hacia otros sitios más allá del diario,mientras que en otras ocasiones se limitan a enlazar exclusivamente ar­tículos de su propia publicación. En esta segunda situación queda claroque la lógica competitiva del broadcasting se impone a la filosofía participa­tiva. Un blog que contiene enlaces sólo «hacia dentro» del diario que lohospeda, ¿sigue siendo un blog?

Respecto a la aparición de estéticas hipertextuales dentro de los mediostradicionales, el tema es tan importante para la evolución del ecosistemamediático que le dedicaremos una sección.

6.3. La estética poshipertextual"

A medida que internet pasa de ser un instrumento de las élitesorientado a la investigacióna un medio comercial de masas,

lassemejanzas entre los sitiosweb y la televisión se incrementarán.E. SEITER

Las tecnologías generan estéticas. En la década de 1970 los ilustradores ca­yeron rendidos a los pies del aerógrafo y, veinte años más tarde, el progra­ma Photoshop impuso una nueva estética gráfica, sobre todo a partir de laincorporación de las capas (lavers} que permitían construir imágenes muycomplejas, con varios niveles semitransparentes superpuestos. Las tecnolo­gías permiten hacer determinadas cosas a los creadores pero, al mismotiempo, los limitan en otras. La tercera generación de Siegel (1997) era lamáxíma expresión de este estilo en el campo del diseño web. Podría decir­se que, en el universo de la gráfica, hay un antes y después de Photoshop.

4. Esta sección está basada en una serie de ponencias (Seolari, 2006a, 2008a) y conferen­cias (eWeek Semana Digital aVic, noviembre de 2006; Pontificia Universidad Javeriana deCali, febrero de 2007).

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ECONOMÍA pOLíTICA DE LAS HIPERMEDIACJONES: LOS TEXTOS225

A comienzos del nuevo siglo el estándar tecnoestético desciende deFlash, un software que impuso la gráfica vectorial -compuesta por pun­tos y líneas- incluso fuera de las pantallas interactivas. Es posible encon­trar sus huellas en la cuarta generación de webs, en las siglas televisivas, enlas publicidades y en la estética de muchas producciones audiovisuales ygráficas (como losflyers) que se apropiaron del estilo de ese software.

En este contexto tecnológico resulta cuanto menos interesante analizarcómo los procesos de hipermediación están remodelando los lenguajes delos viejos medios. Pasemos rápidamente revista a las características del hi­pertexto. Según sus teóricos, en este tipo de formato el texto se fragmentay atomiza para promover una lectura no secuencial, aumentan las posiblesinterpretaciones por parte del consumidor y el lector -ahora reconverti­do en usuario- asume un papel mucho más (inter)activo respecto al tex­to tradicional. Este tipo de experiencia hipertextual se manifiesta en innume­rables situaciones: durante la navegación en la web, al leer ficcionesinteractivas como Ajiernoon.A Story de M.Joyce, al participar en experien­cias de escritura/lectura colaborativas (blogs, wikis) y en muchos video­juegos. La experiencia hipertextual ha construido un lector modelo (Eco,1979) acostumbrado a la interactividad y las redes, un usuario experto entextualidades fragmentadas con gran capacidad de adaptación a nuevosentornos.

Si cada texto genera a su lector y,por extensión, cada interfaz construyea su usuario (Scolari, 2004), puede resultar pertinente preguntarse cómoafectan estas transformaciones a los medios tradicionales. O sea, ¿qué tipode espectador modelo están construyendo la televisión y otros medios ba­sados en la lógica del broadcastino? Desde el momento en que los nativosdigitales (Vilches, 2001; Piscitelli, 2005b) han desarrollado nuevas compe­tencias perceptivas y cognitivas -y, como bien apuntaría McLuhan, hannarcotizado otras- a partir de sus experiencias hipertextuales, los mediostradicionales deben adaptar su producción a estos nuevos perfiles de es­pectadores. No es lo mismo seducir a una audiencia formada en la radio,en la prensa escrita o en la misma televisión que producir programas paranuevas generaciones con competencias generadas en experiencias hiper­textuales como la navegación en la web o los videojuegos.Veamos, a mo­do de ejemplo y con la única pretensión de mostrar algunos síntomas que

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226HIPERMEDIACIONES

afloran en el ecosistema mediático, lo que está pasando en el medio televi­SIVO.

La televisión es el medio de masas por excelencia, el canal audiovisualque llega a mayor cantidad de consumidores y, sin duda; la experienciacomunicacional más impactante del siglo xx. Nacida como medio uni­direccional e impregnada de una ideología de servicio público en Euro­pa -mientras que en Estados Unidos su espíritu fue siempre comer­cial-, en los años ochenta la televisión comenzó a vivir un proceso detransformación. Los grandes monopolios estatales (la BBC inglesa, laRAI italiana, etcétera) debieron compartir su espacio con las nuevas ca­denas privadas. La multiplicación de los canales tuvo sus consecuencias enla economía televisiva -la segmentación de las audiencias- y en lasformas de consumo -ahora fragmentado al ritmo del zapping--. Estatransformación fue definida por Umberto Eco (1983) como el paso dela paleotelevisión a la neotelevisión. La neotelevisión arrasa la oposición en­tre información y entretenimiento, y al anular las diferencias entre reali­dad y ficción sumerge al espectador en un flujo televisivo que lo acom­pañará a la largo de la jornada. La televisión, en esta fase, comienza averse y a representarse a sí misma. Este momento coincide con la pro­gresiva espectacularización de la política europea y latinoamericana enlos años ochenta. Todas estas mutaciones neotelevisivas se agudizan yaceleran en la década siguiente, cuando la televisión comienza a com­partir su espacio con los ordenadores y las redes digitales.

Estas transformaciones son tan profundas que la misma oposición entrepaleo y neotelevisión aparece desdibujada, casi anticuada y a menudo impo­tente para teorizar el surgimiento de nuevas prácticas y experiencias tele­visivas. En estas cirscunstancias creemos necesario buscar otro conceptopara hablar de lo nuevo. Para seguir con la serie paleo/neo, y de manera to­talmente operativa, proponemos el término hipertelevisión para definir estemomento de la evolución mediática.' Analizaremos algunas característicasde la hipertelevisión:

S.Algunos investigadores han propuesto otros términos para hablar de la televisión de laera digital. Por ejemplo ya existen un par de textos que han apostado por el concepto depostelevisión (Piscitelli, 1998; Ramonet, 2002).

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS227

• Multiplicidad de programas narrativos: en la ficción hipertelevisiva las his­torias se multiplican y las aventuras de sus personajes se entrecruzanformando una compleja trama argumental (Iohnson, 200S).A diferen­cia de las viejas series basadas en relatos lineales y unitarios -por ejem­plo el detective Colombo se concentraba en un delito y el resto de lospersonajes tenía un rol secundario en el relato-, las nuevas produccio­nes tienden a proponer un tejido narrativo denso, con personajes nuncasecundarios. Corno ejemplo de esta complejidad narrativa podernosmencionar las historias que se entrelazan en series corno ER (Urgencias,en España; Sala de emergencias, en América Latina) 24 o Six Feet Under(A dos metros bajo tierra) o en reality shows corno Gran Hermano o Supervi­vientes. Corno diría Greimas, en estas producciones hipertelevisivas nosencontrarnos al mismo tiempo con decenas de «sujetos corriendo de­trás de los objetos».

• Fragmentación de la pantalla: la interfaz de la televisión se está adaptandopara competir con los hipermedios. La fragmentación de la pantalla(corno en los noticiarios de CNN o en ficciones corno 24) es un claroejemplo de adopción de formas visuales provenientes de las interfacesvisuales. Si bien algunos directores cinematográficos habían incorpora­do este tipo de estética en sus producciones -recordarnos por ejemplola escena del baile en Carrie (Brian de Palma, 1976)-, en el caso de lahipertelevisión no estarnos frente a trabajos de autor sino a produccio­nes pertenecientes al mainstream. Las multipantallas, además, refuerzan lapresencia de varios programas narrativos que se desarrollan de manerasimultánea. Al fragmentarse en varias ventanas, la interfaz de la televi­sión termina por simular la pantalla de un ordenador. Esta mutación dela pantalla televisiva se puede ser reducir al siguiente axioma: «Lo queuna interfaz no puede hacer, lo simula» (Scolari, 2004: 191) (véase la fi­gura 6.1).

• Ritmo acelerado: en los productos de la hipertelevisión el montaje seacelera para dar cabida a todos los programas narrativos. Ya sea quese trate de una serie televisiva frenética como 24, ER o un telenoticias, lasucesión rápida e implacable de planos, historias y movimientos de cá­mara no da respiro al telespectador. En el caso específico del discursoinformativo, la media hora de noticias termina convertida en una rápi-

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HIPERMEDIACIONES228

Figura 6.1.Las multipantallas hipertelevisivas

24 (FüX,2ÜÜl-2ÜÜ8)

da enumeración de nombres, rostros,lugares y temas (Sánchez Noriega,1999).

• Intertextualidad desenfrenada: la cita, homenaje o robo descarado de otrostextos es una de las características de la estética posmoderna que emer­ge de las pantallas de la hipertelevisión. Lo que en los años noventa fueun ejercicio limitado ~valgan como ejemplo las repetidas citas al uni­verso del horror y la ciencia ficción llevadas adelante por Expediente X,la serie más innovadora de esa década (Scolari, 2005c)~ ahora es el pancotidiano de la mayoría de las producciones televisivas. Además la hi­pertelevisión, ampliando un gesto ya presente en la neotelevisión, secanibaliza y autoconsume dando lugar a la llamada metatelevision (Car­Ión, 2006).

• Extensión narrativa: los relatos de la hipertelevisión no se agotan en uncapítulo o ni culminan al final de la temporada, ya que se extienden através de los años. Esta característica ~que nos reenvía a las estructurasfolletinescas del siglo XIX y a buena parte de los géneros de masas delXX~ se ha acrecentado en la primera década del siglo xxr.También eneste caso Expediente X marcó en los años noventa una tendencia quelas nuevas producciones hipertelevisivas supieron adaptar a las nuevaslógicas multimedia. Por ejemplo la trama del vídeojuego y los cómics

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS229

de la serie 24 se ubican antes de la primera temporada televisiva y en­tre los intersticios de las siguientes. De esta manera la historieta, el vi­deojuego y el relato televisivo se integran a un macrorrelato que loscoloca dentro de un universo narrativo mayor que los contiene. Jen­kins (2006) sostiene que nos encontramos frente a una nueva formanarrativa multiplataforma: el relato transmediático (transmedia storyte­lling) .

• Ruptura de la secuencíalidad: si bien esta tendencia, al contrario de lo quesucede en el cine, en la televisión es marginal, nos interesa remarcar laexistencia de producciones totalmente construidas con la lógica delflashback (a veces volviendo una y otra vez sobre el mismo evento, perodesde puntos de vista diferentes). Este trabajo de exégesis televisiva espermanente en los reality shows y se suele encontrar en algunos episo­dios de las series mencionadas (Expediente X y House).

Todas estas propiedades que caracterizan a la hipertelevisión se puedenhacer extensivas a muchas producciones (hiper)cinematográficas como loslargometrajes Pulp Fiction (Tarantino, 1994), Memento (Nolan, 2000),Amo­res Perros (González Iñárritu, 2000),21 Gramos (González Iñárritu, 2003),Crash (Haggis, 2004), Sin City (Rodríguez y Miller, 2005) o Babel (Gonzá­lez Iñárritu, 2006).' Pero el dato más importante es el siguiente: casi todaslas características de la hipertelevisión que hemos indicado, desde la frag­mentación de la pantalla hasta la ruptura de la linealidad narrativa, pasandopor la intertextualidad desenfrenada y el ritmo acelerado, provienen deexperiencias de consumo hipertextual como la navegación en internet, losvideojuegos o el trabajo multitasking con diferentes aplicaciones-ventanasal mismo tiempo.

A estas tendencias les podríamos sumar muchas otras, desde la apariciónincipiente de lógicas colaborativas -donde los usuarios participan en lageneración de contenidos y en su distribución en línea como sucede enYouTube--- hasta el desarrollo de nuevas formas de consumo asincrónico.

6. Las contaminaciones entre el lenguaje cinematográfico y las experiencias hipertextua­

les han sido hasta ahora las más estudiadas (Manovich, 2001;Taddeo, 2007). El libro de la ita­

liana Gabriella Taddeo se titula, precisamente, Ipercinema.

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HIPERMEDIACIONES230

Lo que en su momento introdujo el videorreproductorVHS -poder veruna película cuando el espectador lo deseaba, sin depender de la progra­mación del canal-ahora se volverá una práctica cotidiana gracias a la di­fusión de dispositivos digitales de reproducción. Además, los-usuarios de lahipertelevisión tienden a saltarse los anuncios al grabar los programasusando receptores digitales (como TiVO o el Apple TV).Algunos de estosdispositivos llegan incluso a aprender nuestros gustos -de la misma mane­ra que Amazon,' aprende nuestras preferencias y nos recomienda libros amedida de nuestros gustos- para proponernos programaciones persona­lizadas. ¿Una televisión interactiva? Éste es un debate abierto. Hasta ahoralos prototipos no han dado resultado: los espectadores sólo quieren ver tele­visión y no interactuar con ella como si fuera un videojuego. Según Berger,(da TV es la TV, y la mayoría de la gente está contenta con ella. Nosotrosvemos la TV porque nos gustan las narrativas y queremos que nos entre­tengan, que nos cuenten una historia que nos sorprenda. Eso es la TV»(2004: 280).8

Como el objetivo de este texto no es desarrollar una semiótica de la hi­pertelevisión, nos quedamos con la siguiente hipótesis: estamos en presen­cia de una estética audiovisual imposible de entender si no la vinculamoscon la difusión de las pantallas interactivas y las narraciones hipertextuales.Esta estética se expresa en textualidades que construyen nuevos especta­dores modelo e impulsan procesos interpretativos de mayor calado. La hi­pertelevísión exige a sus telespectadores nuevas competencias interpretati­vas que se cultivan, más que en los libros o en la misma televisión, en losentornos digitales interactivos. En otras palabras, la hipertelevisión necesi­ta un consumidor formado no tanto en la cultura del zapping -que ca-

- 7. http://www.amazon.com.8.Todas estas reflexiones e hipótesis deben ser tomadas «con pinzas».El sector del ecosis­

tema mediático donde la televisión se recombina con la web atraviesa una fase de plena ac­tividad y las teorías no alcanzan a aprehender los procesos que allí se verifican. Con los telé­fonos móviles y la Televisión Digital Terrestre (TDT) está pasando algo similar: se estádesarrollando el sistema tecnológico de la transmisión y la recepción pero tenemos pocosindicios sobre cómo serán sus contenidos. No debería sorprendernos si el problema, al me­nos en la primera fase, se soluciona de manera parasitaria, remedando los contenidos de los

otros medios.

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS231

racterizaba a la neotelevisión- sino en los videojuegos y las experienciasde navegación hipertextual."

Desde una perspectiva teórica sería un error considerar estos tres tipostelevisivos como una sucesión de estados o etapas.Así como la paleotelevi­sión siguió viva dentro de la neotelevisión, la hípertelevisión las engloba aambas y las combina con las nuevas formas interactivas y colaborativas. Eneste sentido algunas características de la hipertelevisión -como la frag­mentación, la intertextualidad o la tendencia a invadír los espacios priva­dos- ya eran evidentes en la producción neotelevisiva.

Sin caer en faciles utopías ní pretender hacer futurología, podemos sos­tener que se perfila un nuevo tipo de consumo televisivo caracterizado poruna recepción fragmentada, ubicua y asincróníca: un programa díferente encada dispositivo a la misma hora. Esta imagen rompe con medía siglo de te­levisión sincrónica y derriba más de una teoría sobre la pantalla chica. Peroel cataclismo teórico llega por el lado del más sutil y polémico pensador dela televisión. Al fragmentarse el consumo televisivo en miles de situacionesindividuales, donde cada usuario tiene acceso a un programa diferente-tal como sucede en YouTube, la primera experiencia de masas de videoon-demand-, estalla el concepto de aldea global de Marshall McLuhan. Serompe así, dentro de la cultura electrónica, cualquier reminiscencia de lacultura oral, cuando toda la comunidad escuchaba al mismo tiempo al ancia­no contando los mitos de su pueblo alrededor del fuego. Las consecuenciassociales y culturales que implicará la pérdida de este sentido comunitario-que la vieja televisión tan bien garantizaba- están todavía por descubrir.

6.3.1. Transmedialidades

Debería quedar claro que la hipertelevisión no es un fenómeno que seagota en la pequeña pantalla hogareña: estamos hablando de un discurso

9. Debería quedar claro que la conformación de esta nueva estética no es un proceso li­neal ni atribuible en exclusiva a las pantallas interactivas y las narraciones hipertextuales. Por

ejemplo, la difusión de los manga en Occidente a partir de los años ochenta -un tipo decómic con ritmos frenéticos, casi sin texto y con una composición de sus páginas altamentefragmentada (Scolari, 1999)- también ha contribuido al nacimiento de las nuevas textuali­dades audiovisuales.

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H¡PERMEDIACIONES232

audiovisual que se expresa tanto en los televisores corno en los dispositivosportátiles (teléfonos móviles, lectores de MP3 con funciones vídeo, mini­consolas de juegos, etcétera) o en un ordenador. No es por casualidad quela brevedad -motivada por los tiempos lentos de descarg_ sea una delas características de los vídeos en la web. Estos vídeos, al ser mucho máscortos, están más cerca del videoclip o del trailer que de la serie televisivao el largometraje; además, las producciones audiovisuales realizadas para laWorldWideWeb o los dispositivos móviles promueven una estética dondela cámara se acerca a la acción (laspantallas son muy pequeñas) y los movi­mientos del objetivo deben ser menos rápidos (el frame rate de la web esinferior al televisivo) (Roberts, 2004: 111).

Las contaminaciones entre viejos y nuevos medios son recíprocas. Hoyla estética de la webcam nacida en internet se puede apreciar en numero­sos programas televisivos realizados con cámara oculta -desde Gran Her­mano hasta las series con gags cómicos- y en algunas producciones cine­matográficas corno My Little Eye (Evans, 2002). Estas contaminacionesentre pantallas grandes, pequeñas y portátiles son el caldo de cultivo se­miótico donde se genera la estética del discurso hipertelevisivo. SegúnSánchez Noriega (1999),

el dispositivo televisual, en su pretensión totalizadora, muestra la transmedia­lidad y la transdiscursividad con que son comprensibles hoy los textos audio­visuales. Vídeo, CD-ROM, cine, televisión o internet se presentan como dis­tintos soportes técnicos que, de hecho, pueden vehicular contenidos similares.Paralelamente, los discursos (formatos o géneros) poseen el mismo carácterhíbrido: las habituales distinciones de información y opinión, espectáculo yentretenimiento, documentales y argumentales, etcétera, quedan obsoletasante los nuevos formatos que combinan varias de ellas, como los concursoscon dosis considerables de contenidos culturales,los informativos con imáge­nes espectaculares o el entretenimiento que propicia la cultura.

Veamos otro ejemplo de contaminación intersemiótica. Si la interfaz de latelevisión no permite la interacción, entonces la mejor manera de reme­dar a la World Wide Web es simulando la acción de usuario en la pantalla.Por ejemplo en programas corno Pop-up video (MTV), a medida que seemite un videoclip se van abriendo ventanas con información relativa al

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS233

grupo musical u otras trivialidades (trivia) de su filmación (véase la figura

6.2).

Figura 6.2.

Simular la interacciónPop-up video (MTV,2000)

La difusión de internet y los videojuegos debería ser considerada un com­ponente fundamental en el origen de los cambios del ecosistema televisivo.En muchos casos las historias de los personajes de los reality shows -gentede la calle sometida a la fiscalización implacable de las omnipresentes cá­maras- se extiende a la web, tal corno sucede en los portales oficiales deGran Hermano. El televidente puede seguir la vida de los participantes có­modamente sentado en el living de su casa o desde la oficina. Esta conti­nuación de la televisión por otros medios sirve también para construir unalealtad a la marca (Marshall, 2004: 97).

La reality television, además, genera un discurso que se caracteriza por pa­recer un producto amateur, desprolijo y sin editar. Las decenas de cámarasdesplegadas por la casa de Gran Hermano crean esta idea de visión en vivo yen directo sin intervención técnica.Y en el caso del canal web el usuarioelige las cámaras desde las cuales puede seguir la historia, realizar su propiomontaje y contribuir de manera (inter)activa en la construcción del sentidodel texto. Pero ¿estarnos todavía hablando de televisión o de un videojue­go? La experiencia que acabarnos de describir no se aleja mucho de TheSims, el videojuego que nos permite ver y participar en la vida de un grupode personajes (Bittanti y Eugeni, 2004) (véase la figura 6.3).

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HIPER.MEDIACIONES234

Figura 6.3¿The Sims o Gran Hermano?

The 5ims (Maxis Studio, 2000-2006)

Desde la perspectiva de las hipermediaciones, estas contaminaciones legi­timan nuevas interpretaciones teóricas. Después de varias décadas de ex­periencias videolúdicas, algunos teóricos se han ganado el derecho a reali­zar la lectura opuesta a la de Manovich (2001): ahora podemos interpretaral cine -y al discurso audiovisual en general- desde los videojuegos. ¿Yqué ven estos teóricos?Ven que la producción cinematográfica es un pro­ceso participativo similar al desarrollo de un software. Según Marshall, «losproductores de Hollywood son diseñadores de software muy sofisticados»(2004: 76), sólo que en vez de programar interacciones, crean imaginarios.Según este autor existen cuatro grandes implicaciones en la zona donde lointeractivo-digital se entrecruza con el lenguaje audiovisual:

• Hiperrealismo: el potencial ilusorio del cine tradicional se incrementagracias al hiperrealismo que posibilitan los efectos especiales digitales.

• Interactividad: para competir con los medios digitales, los old media de­ben simular la interactividad. Como ya dijimos a propósito de la hiper­televisión, esta simulación puede adoptar la forma de un estilo narrati­vo acelerado típico de algunos videojuegos, fragmentación de lapantalla, multiplicación de los programas narrativos, etcétera.

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• Democratización: el abaratamiento de los costes de producción generauna democratización de la creación audiovisual. El ejemplo más famo­so de esta tendencia es El proyecto de la bruja de Blair (Myrick y Sánchez,1999), un filme independiente y de bajo coste difimdido gracias a téc­nicas de mercadotecnia viral en línea que convocó a millones de espec­tadores en todo el mundo.

• Diversificación de canales: la digitalización y la convergencia mediáticahacen entrar en crisis las formas tradicionales de distribución y exhibi­ción, pero al mismo tiempo abren otras posibilidades. La piratería depelículas rompe el mercado tradicional mientras surgen nuevas formasdonde el largometraje se enlaza con una red de productos en línea yfuera de línea (videojuegos, trailers, making 01, etcétera). En otras pala­bras, se incrementan los paratextos (Genette, 1989; Alvarado, 1994),esos textos parásitos que crecen alrededor de un documento mayor quelos alimenta.

Una pregunta antes de acabar esta sección: ¿dónde se reubica la televisiónen el ecosistema mediático? ¿Cómo se posiciona respecto a los ordenado­res o los teléfonos móviles? ¿Cómo se crea socialmente el significado de latelevisión en la era de las pantallas interactivas? El sistema televisivo, al me­nos hasta ahora, se instalaba claramente en un polo de la oposición eltiempo/espacio productivo frente al tiempo/espacio del ocio. La televi­sión se ha difundido fuera del living -las encontramos en las cocinas, enlos dormitorios y fuera del hogar en bares, aeropuertos, etcétera- peroen la práctica no ha entrado en los ambientes de trabajo. Los ordenadorespersonales, al presentarse desde los años ochenta como dispositivos quepodían ser empleados indistintamente para el trabajo o las actividades lú­dicas, fusionaron estos dos momentos y lugares.Al seguir anclada a las fun­ciones de ocio y entretenimiento, la televisión está mucho más cerca deluniverso de los videojuegos de lo que parece y quizá por ese motivo lascontaminaciones con aquéllos se están volviendo tan intensas. Por otraparte los dispositivos móviles, al entrar en el ecosistema mediático comoreproductores televisivos, promueven nuevas estéticas y prácticas de con­sumo.

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HIPERMEDIACIONES236

6.4. La obra de arte en la época de la reapropiacióndigital

La supremacía de las culturas de la apropiacióny del reprocesamiento de las formas introduce una moral:

las obras pertenecen a todo el mundo.N. BOURRIAUV

Los objetos de los nuevos medios raramente se crean desde el comienzo;por lo general se montan a partir de piezas prefabricadas.

En otras palabras, en la cultura del ordenador la creación auténticaha sido reemplazada por la selección en un menú.

L.MANOVICH

6.4.1. Entre la intertextualidad y la hipertextualidad

El proceso de creación textual siempre aparece sometido a ciertas condi­

ciones de producción que remiten a otros textos. En cualquier documen­to -no imp,orta si se trata de un libro, un filme, una pintura o una com­

posición musical- es posible descubrir las huellas de esos otros textosconsumidos productivamente por el autor. Esta absorción y transforma­ción de otros textos es un elemento esencial en el estudio de la pro­

ducción discursiva. Para descubrirlos es necesario partir del texto final yremontarse a sus condiciones de producción siguiendo las huellas inter­textuales que han dejado en su superficie (Ducrot y Todorov, 1986; Verón,1987).

Si bien la referencia a otros textos es un elemento que distingue tanto alas obras artísticas como a las de la cultura de masas, la cita indiscriminada

y salvaje parece ser la principal innovación estética de gran parte de la pro­ducción cultural contemporánea. Una parte de las críticas a la estética pos­moderna de los años ochenta apuntaba a ese aspecto del proceso creativo;en el mejor de los casos se reconocía a los autores, además de una profun­

da erudición, una gran capacidad para montar los diferentes textos sin de­jar demasiadas «costuras» visibles. Dos décadas más tarde el bricolaje sigueestando a la orden del día. No podemos dejar de coincidir con el CriticalArt Ensamble cuando sostienen que «vivimos en una época de recombi-

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naciones; cuerpos recombinados, géneros sexuales recombinados, textosrecombinados, cultura recornbinada... La combinación ha sido siempre laclave del desarrollo del significado y de la invención» (1995: 76). La re­combinación afecta a los textos de un modo cada vez más virulento. El fe­nómeno no es reciente -la descontextualización de un mingitorio (Du­champ) abrió las puertas al arte del siglo xx y la recombinación lisérgicade sistemas opuestos como la cultura de masas y la pintura de caballete ge­neró, en los sesenta, el pop art-, pero la aceleración que está sufriendogracias a las tecnologías digitales es un rasgo distintivo de nuestro tiempo.

La citación desenfrenada desarticula campos semánticos enteros. Con­ceptos como el de plagio son resignificados desde una nueva perspectivaque no sólo acepta sino que considera inevitable la extensión del fenóme­no: ready-made, intertextualidad, rernedaciones, collage y apropiaciones noson otra cosa que exploraciones en el mundo del plagio. Según el CriticalArt Ensamble (1995: 80), el que plagia ve a todos los objetos como si fue­ran iguales entre si.Todos los textos se le presentan como

potencialmente utilizablesy reutilizables. Encontramos en este hecho huellasde una epistemología anárquica: en vez de cerrar las interpretaciones en unhorizonte estrecho de tipo religioso, científico o institucional, el plagiadorconsidera que es mejor dar a la conciencia la posibilidad de tener muchas ví­as de acceso a la interpretación.

La tecnología digital, al reducir las imágenes, sonidos y palabras a una ma­sa de bits que pueden ser manipulados a placer, potencia y extiende la ló­gica de la recombinación intertextual hasta sus últimas consecuencias. Silos medios tradicionales se conformaban con reproducir y difundir uncontenido escrito, figurativo o audiovisual a millones de destinatarios, ladigitalización promueve, como dice Pierre Lévy, la absolutización delmontaje gracias a un control total de su microestructura textual.

Veamos este proceso desde la perspectiva de la historia de las interfacesde la escritura. En los manuscritos medievales la intertextualidad era ma­nifiesta. El lector sólo debía desviar la mirada desde el texto principal ha­cia los márgenes o leer entre líneas para descubrir los otros textos. Cadanueva lectura, cada nueva interpretación, cada momento de la serniosis ibadejando sus huellas sobre la superficie del pergamino. Con el acto de sub-

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seguirse de las copias muchas veces los comentarios terminaban por serreabsorbidos dentro el texto principal, dejando de esa manera el espaciodisponible para las glosas más recientes. La lectura era un permanente tra­bajo de reescritura. Si en los manuscritos el commentator agregaba notas, es­tos marginalía estaban siempre subordinados al texto central; se trataba porlo general de textos parásitos, secundarios respecto al cuerpo de la obra.Un milenio más tarde la misma dinámica reaparece en los blogs, donde elsentido del texto se juega en el diálogo entre los posts y sus comentarios.

El texto tradicional, una vez impreso, se caracterizaba por su estabilidad.Sólo las actividades interpretativas del lector podían, en un segundo mo­mento y de manera diferida, poner en discusión la permanencia de las pa­labras. El hipertexto materializa estas operaciones de lectura y amplía suradio de acción. Siempre susceptible de ser reorganizado, el hipertexto«propone un repertorio, una matriz dinámica a partir de la cual el nave­gante, el lector o el usuario pueden crear un texto particular según sus ne­cesidades inmediatas» (Lévy, 1996: 62). Los sistemas hipertextuales, graciasa su naturaleza «proteiforrne» (Nelson), no son otra cosa que un sinnúme­ro de textos .potenciales en espera de ser combinados, enlazados e inter­pretados.

6.4.2. El proceso de posproducción

¿Qué tienen en común un internauta, un DJ que juega con un sampler yun videoartista que crea su obra con los fragmentos de otras grabaciones?Según Pierre Bourriaud todos ellos son «semionautas» que inventan itine­rarios originales a través de los signos de la cultura. Desde comienzos delos años noventa,

un número cada vez mayor de artistas interpretan, reproducen, reexponen outilizan obras realizadas por otros o productos culturales disponibles.Ese artede la posproducción responde a la multiplicación de la oferta cultural, aunquetambién más indirectamente respondería a la inclusión dentro del mundo delarte de formas hasta entonces ignoradas o despreciadas. Podríamos decir quetales artistas que insertan su propio trabajo en el de otros contribuyen a abolirla distinción tradicional entre producción y consumo, creación y copia, ready­madey obra original (Bourriaud, 2004: 7).

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDlAcrONES: LOS TEXTOS239

Veamos un ejemplo: un DJ que manipula discos de vinilo y los mezcla consonidos digitales en tiempo real para construir e! flujo rítmico de una fies­ta rave. Los fragmentos y los efectos -como el scratching-- se van acumu­lando y entrelazando hasta producir un hipertexto sonoro. La calidad decada enganche es tan importante como la de un enlace en una red textual.Si en 1945 Vannevar Bush nos hablaba del trailblazer, un profesional de lanavegación hipertextual experto en la creación de enlaces, el mundo dela posproducción nos propone una figura que diseña su particular playlistdentro del universo sonoro. Según Bourriaud, «el remixador se ha vueltomás importante que el instrumentista». La comparación con el hipertextono es casual: según el músico japonés Ken Ishii,

la historia de la música tecno se asemeja a la de internet. Ahora cualquierapuede componer músicas infinitamente.Músicas que se fragmentan cadavezmás en géneros diferentes de acuerdo con la personalidad de cada uno. Elmundo entero estará colmado de músicas diversas, que a su vez inspirarán másy más.Estoy seguro de que en adelante surgirán sin cesar nuevas músicas (enBara, 1999).

Una buena parte de las obras que se enmarcan dentro de esta lógica pos­productiva sería impensable sin las tecnologías que lo reducen todo a unamasa de bits que el artista puede remodelar a piacere. Para estos creadores«no se trata de elaborar una forma a partir de un material en bruto, sino detrabajar con objetos que ya están circulando en e! mercado cultural, ya in­formados» (Bourriaud, 2004: 8).A diferencia de! artista clásico, que mode­laba una sustancia hasta obtener una forma (recordemos la particular filo­sofia de la composición de Migue! Ángel, basada en extraer e! mármolsobrante hasta descubrir la forma que se ocultaba dentro de la piedra), e!artista contemporáneo recorre el territorio de la cultura a la búsqueda derestos con los cuales construir su obra. Se trataría de «inventar protocolosde uso para los modos de representación y las estructuras formales existen­tes» con e! objetivo de «apoderarse de todos los códigos de la cultura, detodas las formalizaciones de la vida cotidiana, de todas las obras de! patri­monio mundial, y hacerlos funcionar» (ibíd.: 14). Cualquier parecido conla lógica del código abierto (eapropiarse de todos los códigos ... para ha­cerlos funcionar») no es pura coincidencia: tanto el artista de la pospro-

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H¡PERMEDIACIONES240

ducción como el programador de Linux o el autor que colabora con laWikipedia trabajan con materiales producidos por otros. En este contextono sorprende que tanto los teóricos de! código abierto como los filósofosdel arte de la posproducción recurran al concepto de bazarpara metafori­zar e! nuevo entorno cultural donde desarrollan sus actividades:

Un sistema formal ha sustituido a otro y el sistema visual dominante se acer­ca al mercado al aire libre, al bazar, a la feria, reunión temporal y nómada demateriales precarios y productos de diversas procedencias. El reciclaje (unmétodo) y la disposición caótica (una estética) suplantan, como matrices for­males, a la vidriera y los anaqueles (ibíd.: 29).

Este mercado al aire libre es un referente ineludible para los artistas con­temporáneos. Es una forma colectiva, caótica, en constante mutación, queno depende de una única autoridad y que se presenta como el resultadode múltiples contribuciones de sus participantes. Allí también se consoli­dan relaciones humanas, más allá de los procesos de industrialización, almismo tiempo que se recupera la esencia original del mercado: un lugarde transacción comercial pero también de convivencia social, conformadopor el cruce de muchas conversaciones.

Lo que Bourriaud identifica en e! campo del arte también es monedacorriente en el ámbito de las hipermediaciones. La disolución de las fron­teras entre productor y consumidor atraviesa e! mundo de la producción:si la teoría del hipertexto llenó páginas y más páginas con sus reflexionessobre la transferencia de poder desde el autor al lector, y la new economy in­sistió con la aparición del prosumidor (productor + consumidor), ¿por quédeberíamos sorprendernos cuando Bourriaud sostiene la caída de estemuro y propone una «igualdad», una «idéntica relación» entre estas dos fi­guras? Las obras del artista posproductivo (Bourriaud no se cansa de enu­merar ejemplos, desde instalaciones hasta producciones vídeo o multime­dia) nos ubicarían un paso más allá de la opera aperta de Umberto Eco(1962).Ya no estaríamos en presencia de una obra original que abre unamplio campo de interpretaciones posibles, sino de metaobras que se pre­sentan como la puesta en práctica de un proceso interpretativo. Cada vezque usamos un objeto lo estamos interpretando; al igual que sucede conlos textos, a menudo sobreinterpretamos un objeto, traicionamos su pro-

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: LOS TEXTOS241

grama de interacción y le hacemos decir (hacer) cosas impensables para sucreador (Scolari, 2004). Bourriaud sostiene que «el uso es un acto de mi­cropiratería, el grado cero de la posproducción- (2004: 23).

Tanto Marcel Duchamp como Karl Marx coincidían en que e! consu­mo se puede equiparar a la producción. Este cruce entre crítica social mar­xista y filosofía del arte, la Internacional Situacionista lo llevó hasta su má­xima expresión. En 1956 Guy Debord publicaba El modo de empleo deldesvío, un texto donde desplegaba su programa artístico:

En conjunto, la herencia literaria y artística de la humanidad debe ser utiliza­da con fines de propaganda partidaria [... ] Todos los elementos, tomados decualquier parte, pueden ser objeto de nuevos abordajes [... ] Todo puede ser­vir. Es obvio que no solamente podemos corregir una obra o integrar dife­rentes fragmentos de obras perimidas dentro de una nueva, sino tambiéncambiar el sentido de esos fragmentos y alterar de todas las maneras que seconsideren buenas lo que los imbéciles se obstinan en llamar citas (en Bou­rriaud, 2004: 40).

BourriaJ,ld nos habla del comunismo de las formas, el Critical Art Ensam­ble sostiene que vivimos en una época de recombinaciones y los progra­madores levantan las banderas del copyleft. " en realidad todos hablan de lomismo: la reapropiación del resultado de! trabajo ajeno para producir nue­vas obras. Esta lógica posproductiva, que durante un siglo fue patrimonioexclusivo de las vanguardias artísticas, se está desplazando al centro de laindustria cultural. Una teorización sobre las hipermediaciones debe supe­rar la lectura que entendía que el consumidor, en e! mejor de los casos, eraun simple sujeto activo que resignificaba los contenidos e instauraba tácti­cas de resistencia -una interpretación necesaria que permitió rompercon la imagen de! televidente manipulado por la pantalla-, para ir un po­co más allá, al territorio donde el consumo se vue!ve producción, y la crea­ción intertextualidad manifiesta.

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7

Economía política de lashipermediaciones: el consumo

Don't look fOY themeaning, lookfoy the use.L.WITTGENSTEIN

7.1. El consum.o hiperm.ediático

Cambian los procesos de producción, cambian las textualidades... tambiénlas formas de fruición se transforman. El diario no se lee como hace dos otres décadas,la música se consume de otra manera y las vías de acceso a loscontenidos audivisuales no son las mismas.Veamos lo que está pasando eneste último sector.

El avance de una estética hipertelevisiva está haciendo emerger nuevasformas de consumo audiovisual. El aumento de los canales que están a dis­posición del espectador gracias a la difusión tecnológica (cable, satélite,TDT, etcétera), el éxito de plataformas colaborativas como Youtube y ladispersión de las audiencias en diferentes direcciones son algunas de lascoordenadas que marcan el territorio de las nuevas experiencias de consu­mo televisivo. La vieja economia de la televisión dependia de la resistenciadel televidente a cambiar de canal (la llamada stickiness). En ese contexto,los programadores de los canales

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H¡PERMEDIACIONES244

diseñaban una noche de televisión alrededor de esta inercia con programas lí­deres como los noticiarios y comedias importantes que podían sostener co­medias y dramas más volátiles. Los televidentes actuales siguen más de un pro­grama en su escape activo de los comerciales. El channel s]Jrfing, como sunombre indica, es una actividad cercana al web surfing [... ] (Marshall, 2004:90).

Según Marshall, la televisión se nos presenta como un medio bisagra; es almismo tiempo «una precursora de la cultura de los nuevos medios pero, ala vez, un medio viejo que se está transformando en un interesante híbri­do» (2004: 90). Las pantallas televisivas han sido muy flexibles a la hora desumarse a otras redes de interfaces. A lo largo de su evolución, la televisiónse ha vinculado a videograbadoras, cámaras, mandos a distancia, antenasvía satélite, descodificadores, lectores DVD, etcétera, los cuales fueron mo­dificando las formas de consumo. Los nuevos dispositivos de recepción di­gitales permiten un consumo mucho más flexible; ahora el espectadorpuede grabar programas, detener una transmisión y retomarla más tarde enel mismo punto, evitar las pausas publicitarias, etcétera.

Por otro .lado asistimos a una proliferación de medios (hoy podemosconsumir información en pantallas de todos los tipos y dimensiones) ycontenidos (una misma pantalla nos ofrece una vasta oferta de programas,informaciones y servicios). Un mismo contenido lo podemos encontraren diversas versiones o formatos y, como contrapartida, cada medio pone anuestra disposición una cantidad de contenidos inimaginable hasta hacepocos años. La multiplicación de las emisoras radiofónicas y los canales te­levisivos en la segunda mitad del siglo xx sólo fue el anuncio de la llegadade la web, con sus millones de bases de datos, páginas y enlaces. Quizás elfenómeno más interesante, desde la perspectiva del consumidor tradicio­nal de los medios masivos, no sea tanto la interactividad como la cantidady variedad de contenidos que tiene a su disposición.

Los mercados culturales se extienden gracias a la expansión de la ofertade productos. Este proceso está convirtiendo una economia basada en loshits (muchos consumen un puñado de productos exitosos) en otra fundadaen los nichos, donde el mercado se expande por la difusión de productosmuy específicosVarios factores están haciendo posible esta transformación,desde la difusión de la red digital hasta el desarrollo de sofisticadas tecnolo-

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS H¡PERMEDIACIONES: EL CONSUMO245

gías como los potentes motores de búsqueda, los filtros que nos permitenencontrar lo que buscamos e identificar productos similares y los progra­mas que facilitan la producción y distribución de videos, fotos y audio.

Este fénomeno -bautizado como la «larga cola» (long tail¡ por ChrisAnderson (2006)- está transformando el mercado de los bienes cultura­les. Cualquier grupo musical puede tener un espacio en la red y desde ahídifundir sus canciones, construir una comunidad de fieles seguidores y di­fundir sus presentaciones en vivo. Por otra parte, los negocios virtuales co­mo Amazon o iTunes Store de Apple' ofrecen a sus clientes millones decontenidos, muchos más de los que caben en el mayor negocio de músicao librería. Si bien el mercado musical han sido uno de los primeros afecta­dos por este fenómeno, sus consecuencias ya son visibles en el sector de lainformación (Wikipedia, Ohmynews)' o las producciones audiovisuales(YouTube). Esto nos obliga a reescribir la economia política de la comu­nicación y,sobre todo a los nuevos comunicadores, a replantearse sus estra­tegias de desarrollo profesional e inserción en el mercado laboral.

Todo estos procesos y tendencias que acabamos de mencionar hacenque, en esta economía posfordista en la cual estamos inmersos, los mediosno puedan seguir apostando por las audiencias masivas (esas multitudesque la empresa de comunicación ofrecía en bandeja a sus anunciantes) ydeban reconfigurar su dispositivo semiótico para albergar una nueva figu­ra: el usuario.'

7.1.1. Del receptor al usuario

A lo largo de su historia, las teorías de la comunicación de masas se ocupa­ron, con interés diferenciado, de los destinatarios. Ahí donde la EscuelaCrítica liquidaba en unos pocos párrafos a esas «masas engañadas ... que in­sisten en la misma ideología que los esclaviza» (Adorno y Horkheimer,1981: 404), la Mass Communication Research dedicó todas sus energías empí-

1. http://www.apple.com/es/itunes/store.

2. http://english.ohmynews.com.3. Para un recorrido paralelo y complementario al que proponemos, basado en la serie

receptor-usuario, véase García Canclini (2007) y su análisis de la serie lector-espectador­internauta.

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ricas a comprender los comportamientos de esas audiencias. Podría decirseque los receptores, las audiencias, los efectos, los líderes de opinión y losgrupos que los rodeaban fueron algunos de los grandes temas de estudio alo largo del siglo xx. Los estudios culturales y las corrientes latinoamerica­nas tampoco fueron la excepción: punks, skinheads, amas de casa amantes delas telenovelas, pobres urbanos y marginados suburbanos fueron meticulo­samente etnofotografiados por los investigadores formados en el paradigmainterpretativo-cultural. Así, del receptor engañado y alienado de Fráncfortse pasó al receptor activo y resistente de Birmingham o Bogotá.

Los receptores -un concepto impregnado de teoría de la informa­ción- no siempre fueron reconocidos por ese nombre: a las audiencias, deinspiración empírica o cultural, la semiótica prefirió el concepto de lectoro, si se trata de medios audiovisuales, de espectador. Al lector inscrito dentrodel texto, puro simulacro o estrategia textual que no debe ser confundidocon el lector real, se le bautizó como lector modelo (Eco, 1979) o enunciatario(Greimas y Courtés, 1979). ¿Como nombran los teóricos de la comunica­ción interactiva a sus receptores? Ahora son todos usuarios (users).

Tras un primer vistazo lo que diferencia al viejo receptor del usuario esla dimensión interactiva del consumo digital: frente al telespectador pasivohipnotizado por el tubo catódico se erige el usuario interactivo, un sujetoque no da tregua a los dispositivos de interacción (ratón,joystick, teclado)y que se mueve ágihnente en una red de documentos interconectados. Co­mo ya vimos, esto implica sostener que el receptor predigital era pasivo yno practicaba ninguna interacción con los textos, cuando sabemos que lasemiótica, las teorías de la recepción y los estudios culturales se encargaronde desmontar esa imagen del espectador embobado frente a la pantalla.

Repasemos el recorrido que va de las audiencias a los usuarios. Comose suele decir,los medios «venden audiencias a los anunciantes». Este obje­tivo condujo al desarrollo de sofisticados instrumentos para el estudio delos públicos. Pero estas metodologías comenzaron a hacer aguas cuando latelevisión hizo estallar el concepto de audiencia por la introducción en loshogares del cable, el satélite y el vídeo. En la era neotelevisiva las pantallas ylos canales se multiplicaron y, en consecuencia, las audiencias se fragmen­taron. Cuantificar las audiencias o estudiar sus comportamientos en unentorno tan complejo se volvió muy dificil: «[... ] "ver la televisión" es,

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDIACIONES: EL CONSUMO247

hoy, un conjunto de conductas indisciplinadas y caóticas» (Ang, 2000:190). La web no hizo más que aumentar la entropía de estos procesos. Adiferencia de la televisión, que generaba una experiencia telestética co­mún, la web produce flujos de usuarios a través del ciberespacio, los cualespueden estar navegando en un mismo sitio al mismo tiempo pero dentrode recorridos y secuencias interpretativas distintos. Este desfase espacio­temporal rompe con el sentimiento de unidad que generaba el consumosimultáneo de la pantalla televisiva.Algunos teóricos en ese caso prefierenhablar de «audiencias laxas» (loose-audiences) (Burnett y Marshall, 2003:40). Estos investigadores proponen alejarse del concepto de audiencia y, ensintonía con los planteamientos de los estudios culturales británicos, rei­vindicar de lleno el rol de productor que asume el usuario en internet.En otras palabras, el término audiencia «ya no tiene sentido en la mayoríade las actividades relacionadas con la web [...] el concepto de usuario seacerca a la identidad que asume el navegante de la red» (Marshall, 2004:48).'

Como dijimos en el capítulo anterior, el estallido de la aldea global esuno de los datos fundamentales de la nueva semiosfera digitalizada. Si bienestamos entrando en una cultura global, donde potencialmente todos po­demos consumir los mismos productos culturales que los demás, lo que serompe es la simultaneidad que caracterizaba a los medios electrónicos.Durante varias décadas nos acostumbramos a compartir la pantalla televi­siva o los altavoces radiofónicos. Por más que estuviéramos sólos en nues­tras casas frente al televisor o la radio, sabíamos que cuanto menos unosmiles de personas estaban en ese mismo momento compartiendo nuestraexperiencia. La navegación en laWorld Wide Web o el consumo hiperte­levisivo generan prácticas de fruición asincrónicas. De esta manera las hi­permediaciones se alejan de las formas de recepción que favorecían losmedios electrónicos y,en cierto sentido, se acercan a la lectura tradicional.El invento de Gutenberg multiplicó la cantidad de libros que circulabanpor el planeta pero cada lector elegía cuándo y dónde quería leer su texto.En esta línea de razonamiento podría decirse que la distancia entre los dis-

4. Sobre las repercusiones de estas transformaciones en el estudio de las audiencias véase

Livingstone (2004).

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positivos móviles de última generación y los libros no es tan grande comoparecería: ambos nos permiten acceder a los contenidos anytime, anywhere.

En la primera fase de desarrollo de laWorldWide Web -que podemossituar entre e! año 1993, cuando se difunde Mosaic, el primer navegadorcon interfaz gráfica, hasta 1998, cuando comienzan a desarrollarse nuevasaplicaciones como los weblogs- la red favorecía un consumo individualde información basado en el modelo de! broadcasting. Si bien existían co­munidades virtuales, la mayoría de los usuarios consumia los contenidoscomo si se tratara de un diario o televisor. En la llamada web 2.0 las redescolaborativas de usuarios pasan a la primera línea. El consumidor no sólodeja de ser un consumidor individual, sino que también abandona el rolde simple consumidor para convertirse en prosumidor. Incluso las formaso acciones más básicas de la navegación -buscar un término en un motorde búsqueda o vagar por laspáginas de un sitio--- implican la producción deinformación por parte del usuario que el sistema recupera, procesa y utili­za para enriquecer la experiencia de otros navegantes. A finales de los añosnoventa esta «dimensión productiva del usuario» (Marshall, 2004: 51) seexpandió hasta hacer eclosión gracias a los weblogs, wikis y otras platafor­mas para contenidos generados por los usuarios (user-generated contents}?Incluso podría decirse que en algunos entornos hay más producción (yproductores) de información que consumidores.

7.2 Usabilidades

En la década de los ochenta se manifestó, en las teorías de la comunicaciónde masas, cierto interés por las gratificaciones de los receptores, no tanto aescala de contenidos sino de proceso. Este enfoque distinguía la satisfac­ción del espectador en dos aspectos, uno vinculado a la recepción de losmensajes y otro al consumo del medio (Burnett y Marshall, 2003: 154).Las hipermediaciones sitúan esas gratificaciones de! uso en primer plano."

5. http://en.wikipedia.org/wiki/Usec.generated_content.6. No se entiende de otra manera que los jóvenes disfruten tanto con algunos videojue­

gas narrativamente muy pobres: el goce está en el uso, en la interacción, y no en la trama oel contenido (Scolari, 2004).

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ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS HIPERMEDlACIONES: EL CONSUMO249

De esta manera se abre un interesante abanico de posibles interlocutorespara una teoría de los procesos de hipermediación que no puede dejar deconversar con los estudios de la interacción persona-ordenador (IPO) ylas investigaciones sobre la usabilidad. Desde el momentoen que el espec­tador toma el joystick en sus manos y se convierte en usuario, una nuevaagenda de investigación, con sus propios métodos e hipótesis de trabajo, seincorpora a los tradicionales estudios sobre las audiencias.

7.2.1. De la IPO a la usabilidad

Veamos rápidamente cuál ha sido la evolución de las investigaciones sobrela interacción persona-ordenador. El interés científico por los intercam­bios entre los seres humanos y los ordenadores se ubica en el cruce de va­rios campos del saber preexistentes como la ingeniería de los factores hu­manos o la ergonomía. Una de las más importantes referencias deprotoestudios de usabilidad se encuentra en las investigaciones de Frede­rick W Taylor dedicadas al Scientific Management a principios del siglo xx.Taylor, un. pionero en el estudio del uso del tiempo y los movimientos delos obreros en las líneas de producción, sostenía que

el enorme ahorro de tiempo y, en consecuencia,el incremento de la produc­ción que es posible alcanzar eliminando movimientos inútiles,y sustituyendolos movimientos lentos e ineficientes por otros rápidos [... ] sólo se puededesarrollar completamente después de haber comprobado personalmente lamejora que aporta la aplicación de estudios de tiempo y movimiento [... ](1964: 30).

Los trabajos del matrimonio Gilbreth (2003), la aparición del radar duran­te la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo de cabinas de pilotaje cadavez más complejas, sumadas a algunas reflexiones teóricas como las de Lic­k:lider (2001) dedicadas a la simbiosis persona-ordenador, son algunos delos hitos de esta historia. Pioneros de la ergononúa, los Gilbreth profundi­zaron en los estudios de Taylor y aplicaron sus principios al trabajo hogare­ño, por ejemplo al diseño de cocinas más funcionales. La tecnología bélicatambién abrió nuevos horizontes al estudio de las interacciones. La apari­ción de situaciones inéditas -como la de un piloto interpretando infor-

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maciones provenientes del radar en situación de combate- o el diseñocada vez más complejo de los cockpits -los aviones comenzaban a incor­porar decenas de relojes, luces, indicadores y dispositivos de navegación­impulsaron la investigación en este campo. Los estudios sobre la IPO y lasinvestigaciones destinadas a aumentar la efectividad del software se difun­dieron a partir de los años ochenta como consecuencia de la aparición delos primeros ordenadores personales con interfaz gráfica (Badre, 2002). Lasituación era inédita: hasta ese momento los operadores de los sistemas in­formáticos habían sido programadores que conocían el lenguaje de la má­quina o técnicos especializados que sabían moverse en las interfaces alfa­numéricas de los sistemas mainframe. Con las interfaces gráficas cualquierpersona, incluso sin formación específica, se transformaba en usuario po­tencial de un ordenador. Podría decirse que e! Macintosh -el ordenadorpersonal con interfaz gráfica introducido por Apple en 1984-- inventó alusuario, una figura nueva que se caracterizaba por no tener una gran expe­riencia informática y por poseer entre sus manos un objeto maleable, mul­tifuncional y abierto a la exploración.

El campó de investigación se institucionalizó durante esa década.' Amedida que los dispositivos de interacción dejaron de ser alfanuméricos-como el sistema MS-DOS- y fueron adoptando la forma de las inter­faces gráficas -como los sistemas Macintosh, Amiga o Windows- lanueva disciplina fue desplegando su agenda de investigación, perfeccio­nando sus métodos y consolidando su diccionario (Schneiderman, 1998).La aparición de la figura de! usuario y la difusión masiva de los ordenado­res personales incrementaron la necesidad de desarrollar métodos para op­timizar e! uso de las interfaces digitales. Por un lado se afinaron nuevos ins­trumentos para el análisis de la usabilidad de los programas;" por otro se

7.E! Grupo de Trabajo en Interacción Persona-Ordenador (SIGCHI en inglés) de laAs­

sociation fOI Computing Machinery (ACM) organizó en 1982 la primera conferencia dedi­

cada a los Factores humanos en los sistemas de computación (Human Pacrors in ComputingSystems), la cual se transformaría, con el paso de los años, en la conferencia anual SIGCHI.

8. Los estudios de la usabilidad aplicados al software tienen como objetivo optimizar suutilización para evitar que el operador divague por la interfaz realizando operaciones inúti­

les o pierda tiempo tratando de desentrañar alguna función inexplicable. Los estudios de la

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crearon principios de diseño (guidelines) destinados a garantizar buenasinteracciones. Al mismo tiempo se fueron abriendo camino nuevas filoso­fías de proyecto como el «diseño centrado en el usuario» (user-centered de­sign) (Norman, 1990).

La ingeniería de la usabilidad se desarrolló a partir de los años ochenta yse ocupaba de cuestiones como la facilidad de uso del software, la dismi­nución de los errores durante la interacción o la satisfacción de los usua­rios. En este contexto la Organización Internacional para la Estandariza­ción (ISO) propuso dos definiciones de usabilidad, una centrada en elproducto y otra en el usuario:

• ISO/lEC 9126: «La usabilidad se refiere a la capacidad de un softwarede ser comprendido, aprendido, usado y ser atractivo para el usuario, encondiciones específicas de uso». Esta definición se centra en los atribu­tos internos y externos del producto, y nos recuerda que toda interfaznecesita un usuario que la interprete y la haga funcionar.

• ISO/lEC 9241: «Usabilidad es la efectividad, eficiencia y satisfaccióncon la que un producto permite alcanzar objetivos específicos a usua­rios específicos en un contexto de uso específico». Esta definición, alestar centrada en el usuario y en la experiencia de utilización, comple­menta a la anterior.

El discurso sobre la usabilidad se realimentó con otros conceptos como ladesaparición (invisibilidad) de las interfaces o la transparencia de los pro­cesos de interacción. Una interfaz que respeta los principios de usabilidaddebería desaparecer -el usuario se debe concentrar en las tareas que deberealizar y en no quedar atrapado en la interfaz- y convertir al proceso deinteracción en algo natural, casi automático, apenas percibido por el usua­rio. Los diseñadores y expertos en usabilidad no se cansan de repetir que lamejor interfaz es aquella que no se siente (Norman, 1990, 1998). La ex­pansión de laWorldWideWeb en la segunda mitad de la década de los no-

usabilidad se ocupan de identificar secuencias de interacción inútilmente largas (o incohe­rentes), dispositivos no estándar o difíciles de comprender, etcétera Para un panorama gene­ral se pueden cousultar a Nielsen (1993) y Rubin (1994).

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venta no hizo más que aumentar la necesidad de contar con interfacesusables. En pocos años millones de personas sin ningún tipo de experien­cia informática se encontraron frente a una pantalla poblada de iconos, en­laces, carpetas, documentos y botones. De esta manera la usabilidad pasódel software a la red digital. En este contexto se consolidaron algunos sa­beres y especialistas -como el danés ]akob Nielsen- que se encargaronde difundir la buena nueva entre diseñadores, programadores e investiga­dores de la comunicación digital.

La usabilidad integra dos grandes campos: 1) un conjunto de métodos ytécnicas de análisis, y 2) una serie de principios o guidelines destinados aorientar el trabajo de los programadores y diseñadores de interfaces. Entérminos generales, existen tres tipos de métodos de evaluación de la usa­bilidad (Nielsen, 1993; Rubin, 1994):

• Ensayo: un grupo representativo de usuarios ejecuta una serie de tareasy los evaluadores analizan cómo la interfaz posibilita (o dificulta) su re­alización. Los métodos de ensayo incluyen: protocolo de pensamientosen voz al~a (talking-aloud protoco/), medición del rendimiento, etcétera.

• Inspección: los especialistas examinan y dan su opinión sobre la usabili­dad de la interfaz. La evaluación heurística es un método muy difundi­do basado en el reconocimiento de un sistema digital para determinarsi respeta una serie de principios básicos de buena interacción.

• Investigación: los evaluadores obtienen información sobre los gustos, re­chazos, necesidades y comprensión del sistema por parte de los usua­rios hablando con ellos u observándoles mientras lo utilizan. Entre losmétodos de investigación podemos mencionar las observaciones decampo, los grupos de estudio, las entrevistas, el registro del uso real, et­cétera.

Casi todos estos métodos se inspiran en la psicología cognitiva y se carac­terizan por la aplicación de metodologías basadas en la obtención de esta­dísticas con el número de errores cometidos por el usuario, el tiempo decada interacción, la cantidad de violaciones a los principios de la usabili­dad, etcétera. Los límites de este tipo de enfoque han sido evidenciadospor los mismos expertos en usabilidad:

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Cuando leo los informes de otros investigadores, normalmente encuentroque los resultados de sus estudios cualitativos son más creíbles y confiablesque sus resultados cuantitativos. Es un error peligroso pensar que la investiga­ción estadística es algo más científica o creíble que la investigación basada enun enfoque observacional. En efecto, la mayor parte de la investigación esta­dística es menor creíble que los estudios cualitativos. La investigación en eldiseño no es como la investigación médica: la etnografía es su analogía máscercana en los campos tradícionales de la ciencia [... ] Fijarse en los númerosmás que en los enfoques cualitativos ha generado muchos errores en los estu­dios de usabilidad [...] Los estudios cualitativos son menos frágiles y por lotanto menos proclives a derrumbarse frente a la presión de unas pocas debili­dades metodológicas (Nielsen, 2004).

Diferentes estudios comparativos han demostrado las limitaciones de lainvestigación tradicional sobre la usabilidad. En 1998 un grupo de profe­sionales de cuatro laboratorios realizó a la vez un estudio de usabilidad deuna misma aplicación. Esta investigación demostró que

había grandes díferencias en el enfoque, descubrimientos y redacción de in­formes entre los laboratorios. El resultado más interesante fue quizá que deun total de 141 problemas de usabilídad identificados por los cuatro laborato­rios, sólo uno de ellos fue identificado por los cuatro. Otro problema fueidentificado por tres laboratorios. Dos laboratorios encontraron 11 proble­mas. Los 128 problemas restantes fueron identificados por un único laborato­rio (Molich et al., 1998).

Resultados similares han sido revelados en otras ínvestigaciones realizadascon posterioridad (Molich el al., 2004).

Nadie pone en duda que los métodos cuantitativos son importantespara la investigación de la usabilidad, pero no son suficientes. En la déca­da de los noventa diferentes investigadores provenientes de los estudiosculturales, la semiótica o la etnografía han indicado la necesidad de am­pliar las bases teóricas de los estudios de la interacción persona-ordena­dor, un campo multidisciplinario donde distintos enfoques pueden (ydeberían) ser aplicados. Incluso investigadores formados en la tradicióncognitiva como Don Norman han reorientado sus investigaciones hacianuevas fronteras. ¿Cómo se puede estudiar el «diseño emocional» (Nor-

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man,2004) aplicando métodos estrictamente cuantitativos? ¿Cómo po­demos medir la emoción? ¿Cómo es posible cuantificar la diversión du­rante un proceso de interacción? ¿Cómo podemos explorar la llamada«divertología» (funology) (Blythe et al., 2003) simplemente "aplicando mé­todos estadísticos?

Los estudios de usabilidad, además de proponer un conjunto de méto­dos para investigar las interacciones, también se han ocupado de elaborarprincipios destinados a orientar e! trabajo de los diseñadores de interfaces.Los resultados acumulados después de varios años de estudios de usabili­dad de! software llevaron a la redacción de guidelínes para mejorar el diseñode las interacciones. Cada empresa productora de software ha elaboradosus propios documentos, como las Macintosh Human Inteface Guidelínes ac­tualizadas por la Apple desde 1984, una verdadera gramática del sistemaoperativo Macintosh. La difusión de la web en los años noventa motivó laaparición de un nuevo campo de estudio -la web usability-- y la defini­ción de otro conjunto de principios, ahora orientados hacia la construc­ción de sitios usables y faciles de navegar (Nie!sen, 2000).

7.2.2. El taylorismo digital

Las interfaces no son dóciles instrumentos en las manos de los usuarios si­no complejos dispositivos cognitivos y semióticos donde se negocia e! sig­nificado de las interacciones (Scolari, 2004). Las tecnologías no son sim­plemente «usadas», son incorporadas y vividas por los sujetos, los cuales lasintegran dentro de una «estructura de significados y metáforas dondelas relaciones sujeto-objeto son cooperativas, co-constitutivas, dinámicas yreversibles» (Sobchack, 2000: 138).

Los estudios de usabilidad se nos presentan como una reencarnación delos trabajos de Taylor sobre el movimiento de los obreros y de! matrimo­nio Gilbreth en materia de ergonomía hogareña. En e! taylorismo digital,e! cronómetro y la cámara son también los principales aliados del investi­gador. A menudo la medición del tiempo (o de! número de clics) y lacuantificación de algunos aspectos de la interacción terminan siendo loscomponentes fundamentales del estudio científico de la interacción per­sona-ordenador. Si Taylor se proponía reducir el número de movimientos

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de un obrero para incrementar la productividad, el experto en usabilidadcuantifica y trata de reducir el número de clics.De la misma manera, el di­señador tratará de identificar los movimientos inútiles del usuario para eli­minar los componentes de la interfaz o las secuencias de acciones que losprovocan. Ahora bien, todos estos objetivos (aumentar la productividad deun software, reducir el número de clics, anular los movimientos inútiles,etcétera) son basilares en el estudio y diseño de la interacción persona-or­denador. Sin embargo, una teoría de las hipermediaciones debería aspirara más, por ejemplo a expandir las teorías y los métodos que nos permitanaumentar la comprensión de los procesos de interacción.'

Los enfoques cuantitativos basados en las teorías perceptivas y cogni­tivas nos dicen mucho sobre los procesos de interacción, pero no nospueden decirlo todo. Utilizando estos métodos nunca podremos sabercómo y por qué se producen determinados efectos de sentido que gene­ran la (in)satisfacción del usuario. De esta forma muchas dimensiones delos procesos de hipermediación que contribuyen a la creación de unaexperiencia total -como la inmersión, satisfacción, alegría o ansie­dad- quedarán fuera de nuestros alcance. Podría decirse que el investi­gador, al aplicar un determinado método y paradigma de trabajo, cons­truye un modelo del usuario y del proceso de interacción, corriendo elriesgo de que muchos aspectos no incluidos en su modelo queden fuerade la investigación. Este problema, es obvio, se presenta en cualquier me­todología de investigación. En el caso de los estudios cuantitativos el in­vestigador intenta dar respuesta a determinadas preguntas por medio deunas técnicas concretas de recolección y evaluación de datos. Otros mo­delos teóricos se plantearán otras preguntas y diferentes maneras de con­testarlas.

9. No vamos a desarrollar una critica a la razón instrumental ni vamos a desmontar elmito de la interfaz transparenteque prevalece en el discurso de muchos diseñadores investi­gadores de la interacción persona-ordenador. De eso nos ocupamos en un texto anterior y aél nos remitimos (Scolari, 2004). Simplemente nos interesa señalaralgunos límites de los es­tudios sobre usabilidad (sobre todo cuando se aplican a espacios de comunicación), compa­

rarloscon los caminos ya recorridos por las teorías de la comunicación de masasy proponerposibles líneas de avance. .

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Las metodologías cuantitativas son de gran utilidad, sobre todo a la ho­ra de analizar el rendimiento de un software (instrumento de producción),pero no son suficientes cuando las aplicamos a la World Wide Web (am­biente de comunicación). Más que un instrumento de producción, la webes un espacio de expresión e intercambio (Scolari, 2003, 2007). Los estu­dios sobre usabilidad de inspiración taylorista-cronométrica, sólo en algu­nos casos y bajo determinadas circunstancias se pueden aplicar a la webcon cierto provecho. 10 Sin embargo, definir a la red corno un ambiente deinteracción y comunicación no es suficiente. Si bien existe una realidadcomún que los atraviesa, no todos los sitios son iguales o pueden ser inves­tigados aplicando las mismas metodologías de análisis o diseñados siguien­do la misma filosofía de la composición.

En ciertos casos los principios de usabilidad de Nielsen son usables ydeberían orientar el diseño de un sitio, por ejemplo de los catálogos en lí­nea con miles de productos o de webs que ofrecen grandes cantidades deinformación (buscadores y portales). Cuando el usuario busca datos espe­cíficos o se debe mover entre grandes masas de información, las recomen­daciones deNielsen son importantes y merecen ser escuchadas (yaplica­das). Por otro lado tampoco podernos olvidar que no todos los navegantesde la red buscan información o productos en tiempo real. La red se usa, ca­da vez más, para comunicar, jugar o compartir con otros usuarios expe­riencias de tipo comunitario. Es decir, para diseñar espacios que permitanuna participación activa de los usuarios en esos procesos, los principios deusabilidad no bastan. Frente a estas experiencias las metodologías de análi­sis tradicionales demuestran todos sus límites.

Veamos la cuestión en términos arquítectónicos.Tal corno la entiendenNielsen y muchos otros expertos, la usabilidad se reduce a una especie desuperación de las barreras arquitectónicas: un sitio usable es aquel que faci­lita la navegación y permite llegar rápidamente a la información buscada.

10. No abundaremos en detalles sobre los límites que presenta la aplicación de modelos

exclusivamente cuantitativos. Las investigaciones sobre la usabilidad están, en cierta forma,

en su prehistoria, atravesando el período que en los estudios de comunicación corresponde­

ría con el análisis cuantitativo del contenido manifiesto, tan en boga antes que la semiología

irrumpiera en los años sesenta.

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El sitio ideal de Nielsen (2000) está compuesto sólo por textos escritos, sinimágenes ni animaciones que hagan perder tiempo al usuario. Inspiradoen principios medievales y renacentistas, Nielsen reedita las leyes áureas dela composición y las aplica a las páginas web: por ejemplo, el máximo de lausabilidad se alcanzaría cuando la relación entre la superficie dedicada a losdispositivos de navegación y la destinada a los contenidos es de 20/80. Sinembargo, que un edificio no presente barreras arquitectónicas no significaque sea una construcción bien diseñada o coherente desde el punto devista comunicativo. Las rampas para las sillas de ruedas o los baños para dis­capacitados no son suficientes para garantizar una experiencia interactivatotal.

Pensemos en un centro comercial: es evidente que las rampas para dis­capacitados o los ascensores contribuyen a la creación de un espacio facil­mente navegable. Pero hay algo más. Un centro comercial puede presentarun estructura sin barreras para la circulación pero ser totalmente incohe­rente o contradictorio desde el punto de vista de su comunicación. Unambiente bien diseñado, por ejemplo, debe proponer buenos programasnarrativos (entendidos como recorridos espaciales) que conecten entre silos diferentes lugares que lo conforman. Además, la distribución de losambientes en núcleos temáticos -como las áreas dedicadas a los serviciosgastronómicos o las zonas destinadas al descanso- es fundamental desdeel punto de vista de la fruición del espacio. Detengámonos en algunos delos locales que conforman nuestro centro comercial. ¿Qué diferencia a unlocal de Benetton o The Body Shop de otros negocios que venden ropas ocosméticos? ¿La inexistencia de barreras arquitectónicas? ¿La facilidad decirculación interna? ¿O una concepción global de la comunicación queapunta a crear un pequeño mundo narrativo que envuelve al cliente conun universo de valores (multiculturalidad e igualitarismo en el caso de Be­netton, y ecología y reciclaje en The Body Shop)? Para participar en unaexperiencia inmersiva no basta con crear sitios usables: hay que diseñar entérminos globales, pensando no sólo en la facilidad de las microinteraccio­nes sino considerando la experiencia interactiva global. Una web puedeser muy usable pero, al mismo tiempo, estar en contradicción con el ima­ginario que la empresa o institución pretenden construir O con el tipo decomunicación que se quiere instaurar con el usuario.

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Frente a tanta ideología de la usabilidad que propone metodologías deinvestigación y diseño de inspiración taylorista, exclusivamente cuantitati­vas y exquisitamente cronométricas, quizás haya llegado el momento deabrir el campo a nuevos enfoques, más cercanos a la tradición humanísticay menos preocupados por medir el rendimiento del usuario delante de lapantalla. ¿Por qué hablarnos de una ideología de la usabilidad? Más allá de to­dos los discursos dedicados a la centralidad del usuario, los profetas de lausabilidad terminan proponiendo interfaces para un usuario ideal único:se trata de un navegante esquizofrénico, siempre con prisa y con pocotiempo a su disposición. Este problema -el diseño a partir de concepcio­nes estereotipadas del usuario- no es exclusivo de los diseñadores de pá­ginas web. Según Rose,

los creadores de sistemas de software -diseñadores, programadores y otros(profesionales) incluidos en el proceso- crean programas para satisfacer lasnecesidades de un usuario vagamente concebido que existe en sus mentesbajo forma de construcción mental o ficción,un sueño (2004: 65).

Ya sea por la escasez de recursos o por los acelerados tiempos de produc­ción, rara vez los creadores de un sistema pueden confrontarse con losusuarios reales o potenciales del mismo.

Más que un instrumento de producción -lo repetimos una vezmás- la red es un ambiente de comunicación e interacción. La WorldWide Web se usa cada vez más para compartir con otros usuarios expe­riencias colaborativas. El estudio exclusivamente cuantitativo, tal como yasucedió en el análisis de los contenidos de los medios, puede ser de utili­dad en ciertos casos y en una primera fase de análisis, pero para entenderrealmente lo que pasa frente a la pantalla interactiva hay que apoyarse enotros modelos y teorías.

7.3. Las ideologías del usuario

Si cada texto crea a su lector, cada tecnología engendra a sus usuarios. Lostécnicos, ingenieros y programadores que construyeron el ENIAC al final

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de la Segunda Guerra Mundial fueron los primeros operadores de la era dela computación. Fueron los padres del primer ordenador y sabían cómohablarle y hacerle pensar. Dos décadas más tarde, cuando los ordenadoresse difundieron en los laboratorios universitarios, llegaron los hackers,jóve­nes talentosos que en pleno furor contracultural se apropiaron de ellos yde las primeras redes digitales.Y en los años ochenta la llegada de los orde­nadores personales con interfaz gráfica hizo que la utopía del poder digitalpara las masas se hiciera realidad.Y así nacieron los usuarios, seres inferio­res tan lejos del Dios digital como de sus sacerdotes. Puede ser de utilidadanalizar la transición del operador que trabajaba con el sistema MS-DOS alusuario del Macintosh: en el primer caso se trataba de un profesional quedominaba el teclado y sabía dar órdenes a la máquina. En este sentido eloficinista que conocía los misterios del MS-DOS y de algún software co­mo el mítico Lotus 1-2-3 estaba más cerca del hacker que «del resto denosotros» (el the rest ifus de la publicidad del primer Macintosh). Dicho entérminos de una semiótica de la interacción, el usuario implícito del Macera diferente del usuario implícito del pe con MS-DOS (Scolari,2004).

En el universo de los hackers el concepto de usuario está cargado de va­lencias negativas. Entre otras cosas se considera que el usuario no tiene co­nocimientos técnicos ni sabe hablar el lenguaje divino de la programación:está condenado a clicar." Esta denigración del usuario reaparece una yotra vez en los mensajes de error de los ordenadores, en los títulos de lascolecciones de libros para tontos (dummies) yen los miles de chistes -al­gunos ya convertidos en leyendas urbanas- que cuentan los programado­res. Incluso un investigador tan atento a los procesos de interacción comoDon Norrnan, inspirado por la Ley de Murphy, recomienda a los diseña­dores «asumir que cada error posible será cometido. Hay que planificarpensando en ello» (1990: 200).12 La misma idea de usuario ya de por sí con-

11. En los años noventa el concepto de hacker también cambió de significado y se fueconnotando con valores negativos (el hacker como violador de bases de datos o distribuidorde virus).

12. ¿Cómo se construye un software amigable?Haciéndolo más inteligente y automati­zándolo, limitando la información que brinda a los usuarios (para reducir los posibles erro­res) o predisponiendo una serie de operaciones supuestamente representativas de 10 que

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nota una relación parasitaria respecto a la tecnología.A diferencia del ope­rador, el usuario desconoce el funcionamiento de los dispositivos que usacotidianamente. Esta imagen del usuario como sujeto pasivo, a merced delas inevitables olas digitales, es a menudo compartida tanto por los filóso­fos ciberutópicos como por los apocalípticos de lo tecnológico.

La otra figura que se cruza con la del usuario es la del consumidor.Y aquíel discurso se vuelve esquizofrénico. Si los usuarios son considerados ton­tos, superficiales e incapacitados, la interpelación que les llega en tantoconsumidores apunta a reconocer sus capacidades y deseos para satisfacer­los mejor. Basta analizar cualquier anuncio de productos o servicios infor­máticos para descubrir que detrás de la ensalzada userfriendliness se escon­de la consumer-jriendliness (Rose, 2004: 92). En otras palabras, si para losdiseñadores de software el usuario es un dummie (tonto), para los vendedo­res de bienes electrónicos es smart (inteligente).

En la gran narración digital el ordenador es el instrumento mágico quenos permitirá alcanzar nuestros más ansiados objetivos. Como nos enseñala narratología, para alcanzar ese resultado debemos convertirnos en suje­tos competentes -debemos aprender a manipular el instrumento mágico,o sea, convertirnos en usuarios- y superar las pruebas que nos acechan ennuestro recorrido (Propp, 1977; Greimas y Courtés, 1979).Al ser conside­rado como una especie de espada mágica" el ordenador demuestra su ca­pacidad de incrementar el poder del individuo (empowerment) pero, al mis­mo tiempo, aparece como una herramienta neutra. La misma espadapueden empuñarla sujetos distintos con objetivos también diferentes. Esteaura de neutralidad podría llevarnos a pensar que

el uso del ordenador es absolutamente no político, un encuentro neutral conun artefacto neutral que no tiene nada que ver con las fuerzas sociales y que

ellos quieren hacer. Esta filosofía del diseño a prueba de durnmies se completa con la apari­

ción de personajes en la pantalla que pretenden ayudar al usuario en apuros sugiriendo ope­

raciones y procesos. De esta manera el software construye a su usuario y,en la misma jugada,

«el poder se transfiere del usuario al sistema y,por extensión, a los programadores de ese sis­

tema» (Rose, 2004: 81).13. Sobre las consecuencias teóricas que implica el hecho de considerar a las máquinas

digitales simples instrumentos o extensiones, véase Scolari (2004).

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sólo responde a un deseo natural de interactuar con un objeto que tiene elpoder de mejorar nuestra calidad de vida (Rose, 2004: 28).

Esta visión acrítica del usuario y la tecnología digital.se realimenta con lasideas de progreso (la sociedad «se mueve» hacia lo digital, no debemos «per­der el tren de la tecnología») y de revolución (el «cambio de paradigma», la«explosión digital») que, como ya dijimos en el capítulo 4, caracterizana la ideología de los tecnoprofetas. Por otro lado, la racionalidad de este dis­curso termina por cubrir las deficiencias del proceso productivo del soft­ware: la culpa, cuando algo sale mal o no funciona, siempre es del usuario.

7.4. Más allá de la usabilidad: la construcción socialdel usuario

Los usuarios consumen, modifican, domestican, diseñan,

reconfiguran y resistena las tecnologías.N. OUDSHOORN y T. PINCH

Según Rose, cada tecnología -ya se trate de la máquina de coser, la bici­cleta o el ordenador-, más que impuesta, es «socialmente negociada, y eluso forma parte de ese proceso de negociación social donde nosotros de­terminamos qué significa una tecnología dentro de los límites fijados porla sociedad de donde emerge» (2004: 6).Al sentarnos frente a un ordena­dor entramos a formar parte de una red social de empeños e ideologíasque nos construyen en tanto usuarios. De esta forma aceptamos reglas, lí­mites y adoptamos actitudes que no necesariamente favorecen a los inte­reses del mercado. Esta dinámica entre usuarios y tecnología no nace conlos ordenadores.

7.4.1. La vida A.D. (Antes del Digital)

Cuando hablamos de tecnologías siempre corremos el riesgo de quedarinmovilizados frente a la última generación de dispositivos, por lo que esun buen ejercicio mirar hacia atrás, hacia las old technologies que en sus días

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de gloria fueron consideradas new. Según Alexander Graham Bell-quien,como todos saben, no fue el primero en inventar el teléfono, quizá el se­gundo o el tercero, según la nacionalidad de los historiadores que se hanocupado del tema-, su aparato estaba destinado a extender la educaciónde la ciudadanía al facilitar la difusión de contenidos. Además, predijo queel teléfono contribuiría a divulgar la música clásica y las obras de Shakes­peare. Para ser más exactos, aquellos libros donde figura que AlexanderGraham Bell inventó el teléfono en realidad deberían indicar que fue elgenial creador de la radio por cable ... De esta forma el teléfono, bajo es­tos venerables auspicios, comenzó su difusión por el territorio estadouni­dense.

A principios del siglo xx los procesos de modernización en EstadosUnidos -primero en las ciudades, después en las comunidades rurales­no fueron precisamente pacíficos. La modernidad rural sufrió también losembates de las fuerzas tradicionales, las cuales se resistieron a su avance(Kline, 2003). Este conflicto macrosocial también se vivió, en un nivel mi­cro, en el uso de las interfaces. Si las empresas y el gobierno dotaban a susobjetos de un programa o guión que prescribía un determinado uso parael mismo, los grupos sociales les respondían implementando antiprogra­mas de resistencia. A veces estos usos desviados terminaban por presionarde tal manera a los diseñadores que éstos aceptaban reproyectarlos en fun­ción de estos nuevos usos. Desde esta perspectiva el cambio sociotecnoló­gico es el fruto de un conflicto -marcado por la dinámica aceptación/re­sistencia- entre productores, mediadores y consumidores.

En la segunda década del siglo xx el teléfono se había difundido rápi­damente en las casas de los granjeros y campesinos estadounidenses. Enmuchos lugares una misma línea era compartida por 10 o 20 teléfonos.Dado que cada compañía dotaba a los aparatos de unas baterías, había dosprácticas que estaban prohibidas: escuchar música por la linea telefónica o,algo que el uso compartido de una misma línea permitía, escuchar con­versaciones ajenas (eavesdropping o rubbering). Sin embargo estos usos des­viados, aborrecidos por las compañías telefónicas, no eran tan mal vistospor los usuarios. Por ejemplo el eavesdropping facilitaba la circulación de lainformación dentro de la comunidad y evitaba tener que desplazarse paravisitar a los vecinos.

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Esta práctica fue muy importante hasta los años cuarenta e hizo quemuchos granjeros rechazaran la posibilidad de tener una línea privada.AI­gunas usuarias de estas líneas entrevistadas por Kline (2003: 56) explicaronque llegaban a tener conversaciones simultáneas con -hasta 14 mujeres."Los productores tomaron nota de esta resistencia a usar el dispositivo se­gún sus prescripciones a la hora de rediseñar los aparatos o el sistema decobro. En algunos casos se aumentó el precio de las baterías en funciónde las horas de uso del aparato y en otros se crearon sistemas para evitarque varios teléfonos pudieran dialogar simultáneamente. Un grupo de in­genieros de la Bellllegó a rediseñar los teléfonos para mejorar este uso so­cial desviado, pero los cambios propuestos fueron rechazados por la com­pañía (Kline, 2003: 58).

Por las mismas épocas en que el teléfono se extendía por el territorioestadounidense la Rural Electrification Administration (REA) encontróresistencias mucho mayores a la hora de electrificar las grandes praderas.Los campesinos se negaban a la colocación de postes en sus campos, lle­gando incluso a defender fusil en mano su territorio. En cierta forma, laelectricidad era metafóricamente considerada como el agua, un bien esca­so que no convenía compartir con el vecino. Otros granjeros veían a laelectricidad como un lujo -¿para qué tener luz eléctrica en el dormito­rio, si basta con una lámpara de keroseno?- o un peligro -las descargaseléctricas accidentales eran bastante frecuentes-o Los campesinos que op­taban por la red eléctrica la utilizaban para hacer funcionar las radios y lasplanchas, y en menor medida para las lavadoras y los refrigeradores, todosellos aparatos que ya existían en sus casas pero que se alimentaban con ba­terías (la radio) o combustible (planchas, lavadoras o refrigeradores). Otrosartefactos eléctricos que hacían furor en las ciudades -como las aspirado­ras- tardarían años en llegar a las casas rurales (Kline, 2003: 62).

Para superar estos rechazos se construyeron artefactos mixtos que com­binaban la electricidad con los combustibles tradicionales. En invierno,cuando la cocina servía para templar el ambiente, la hacían funcionar concarbón; en verano se cocinaba sólo utilizando la electricidad. Las nuevas

14. Si escuchar música por la línea telefónica nos traslada a la combinación de interfacesteléfono-radio, el eavesdropping nos lleva al teléfono-chato

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cocinas, en su aspecto exterior, eran similares a las cocinas eléctricas, perose alimentaban indistintamente con energía eléctrica o carbón. Si bien lasformas eran modernas, dentro de la cocina convivían el mundo rural y elurbano."

7.4.2. Negociar interacciones

El 11 de setiembre del 2001 el mundo entero reconoció que la tecnologíapuede ser sobreinterpretada hasta desvirtuar el objetivo para el cual fue di­señada. Primera enseñanza: nunca debemos dar por garantizado el uso deuna tecnología. Un cuchillo puede convertirse en abrelatas y un aviónde pasajeros en misil. Si bien todas las tecnologías -al igual que un texto­nos llegan dotadas de un programa interpretativo, a la hora del consumoesa propuesta puede ser sobreinterpretada por los usuarios. De la mismamanera, cada nuevo medio de comunicación nace con un programa opropuesta de uso bajo el brazo. El cine fue pensado para los espectáculosde feria, la radio como dispositivo dialógico de comunicación y la red di­gital para teJ:.ler acceso a la capacidad de cálculo de poderosos ordenadoressin tener que viajar (remate computing). Todos estos usos, inscritos en la tec­nología por sus creadores, terminaron siendo desvirtuados por los usua­rios. Durante la prehistoria de la reflexión semiótica sobre los mediosUmberto Eco bautizó estas prácticas como dcscodificaciones aberrantes. Hoy,gracias a los trabajos posteriores del mismo Eco y otros investigadores, sa­bemos que estas sobreinterpretaciones, lejos de ser excepcionales, consti­tuyen la norma (Eco, 1979, 1990 Y 1997).

Esta lectura de los procesos de interpretación tecnológica relativiza encierto modo los planteamientos a veces design-céntricos de Rose (2004) quepresentamos en la sección 7.3. Los programadores y diseñadores de siste­mas interactivos pueden imaginarse a sí mismos en la parte superior de lapirámide digital, y actuar con la soberbia que les asegura la posesión del sa­ber informático, pero en las situaciones concretas de interacción su poder

15. Estos dos ejemplos de difusión tecnológica en las áreas rurales estadounidenses sirven

para demostrar que las modernidades desviadas (Carcía Canclini, 1989) no son un patrimo­

nio exclusivo de América Latina.

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se diluye en millones de ches esparcidos por las pantallas del planeta. Des­de esta perspectiva el estudio del uso de las tecnologías de la comunica­ción en la vida cotidiana asume un carácter fundamental para las hiperme­diaciones. En la cotidianidad de los hogares y lugares de trabajo, estudio oesparcimiento, los usuarios domestican y modelan a los nuevos hiper­medios."

Para comprender estos procesos debemos reencaminar nuevas conver­saciones y recuperar interlocutores como Bruno Latour, un investigadorque aplica el modelo semiótico greimasiano a las prácticas tecnológicas,recuperando conceptos como actante o programa de acción en el estudio delos usos de los dispositivos técnicos:

Como mostró Marx hace tiempo, cuando hablamos de algo técnico, habla­mos de desplazamiento, conflictos, sustitución, incapacitación, discapacita­ción y recapacitación; nunca de una mera «cosa). La destreza técnica no esuna posesión única de los humanos que se concede a regañadientes a los nohumanos. Las destrezas emergen eu la zona de transacción, son propiedadesdel ensamblaje que circulan o se redistribuyen entre técnicos humanos y nohumanos y que los capacita y autoriza a actuar» (Latour, 1998b: 271).

Para superar las oposiciones binarias (tecnología frente a naturaleza, tecno­logía frente a cultura, etcétera), Latour ha desarrollado un enfoque -co­nocido como la teoría del actor-red (actor-netwotk theory~ donde analiza

16. Algunos investigadores (Laegran, 2003) analizan el trabajo activo del usuario comosi fuera un proceso de domesticación de la tecnología. Este proceso atravesaría por cuatroetapas:

• Adquisición: compra u obtención del artefacto tecnológico.• Ubicación: colocación del artefacto en un espacio fisico y mental del usuario.• Interpretación: el usuario construye un significado del artefacto dentro de su contexto y le

otorga un valor simbólico hacia el exterior.• Integración: inserción de la tecnología en lasprácticassociales.

Estas cuatro etapas no son consecutivas -pueden superponerse---- y demuestran que la do­mesticación es un proceso nada simple que involucra las dimensiones cognitivas, prácticasysimbólicas del sujeto. El enfoque domesticador tiene varios puntos en común con las refle­xiones de los estudios culturales sobre las descodificaciones televisivas (Morley, 1996) o elconsumo como constructor de identidades (Hebdige, 2004; García Canclini, 1995).

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los usos de las tecnologías dentro de una red institucional de discursos yprácticas significantes que los contextualizan. Así como negociamos elsentido de un texto en un proceso cooperativo, también colaboramos enla construcción del significado de las tecnologías. La teoría-interpretativade Eco (1979, 1991 Y 1997) sostiene que, frente a un texto, el lector recu­perará, de su enciclopedia mental, una serie de guiones (frames) y los apli­cará durante el proceso de interpretación. Latour desplaza la idea de guióndesde el usuario al objeto. De esta manera todo objeto posee un marco oescenario que incluye una representación del usuario y promueve un de­terminado uso de ese objeto. Las suposiciones del diseñador sobre el usua­rio están inscritas dentro de los objetos bajo forma de guión o programade uso. Estas conjeturas incluyen valores, presuposiciones, creencias y nor­mas que los usuarios del artefacto tienen (o deberían tener para poder uti­lizarlo) .

Según Akrich, otro investigador enrolado en la línea de Latour, losusuarios definen a «actores con ciertos gustos, competencias, motivacio­nes, aspiraciones, prejuicios políticos, etcétera y asumen que moralidad,tecnología, ciencia y economía van a evolucionar de una determinadamanera» (cit. por Schot y de la Bruheze, 2003: 235). El planteamiento deAkrich conduce a la identificación de una figura virtual inscrita dentro delproducto: el usuario proyectado (proyected user), también llamado usuarioimplícito (Scolari, 2004). Para evitar ser acusado de determinismo tecnoló­gico, Akrich sostiene que más allá de los marcos incluidos en el objetosiempre debemos prestar atención a las negociaciones entre los diseñado­res y los usuarios. Latour, desde una posición teórica cercana a la de Mi­che! de Certeau (1999), defenderá por su parte los antiprogramas de resis­tencia que activan los usuarios a la hora de enfrentarse al programa que eldiseñador ha inscrito en los objetos.

El enfoque de Latour pasa de lo micro a lo macro y se expande en lallamada teoría de la construcción social de la tecnología (Social Construc­tion ofTechnology - SCOT). Este enfoque, desarrollado por Bijker, Hughesy Pinch (1987) considera a los usuarios como un grupo social que desem­peña un papel fundamental en el desarrollo de los dispositivos tecnológi­cos. La teoría de la SCOT sostiene que los usuarios pueden construir sig­nificados radicalmente diferentes de una tecnología. Oudshoorn y Pinch

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(2003: 3) hablan de una «tlexihilidad interpretativa tecnológica». A dife­rencia del deconstruccionismo ----que defiende la interpretación ilimitadade los textos- y en sintonía con la semiótica interpretativa de UmbertoEco -------según la cual existen límites a la interpretación (Eco, 1990, 1995)­, esta interpretabilídad de la tecnología no es infinita. En algunos momen­tos los usos se estabilizan, la flexibilidad interpretativa se desvanece yemerge un uso predominante. En esos casos el diseñador y el usuariocomparten un marco asociado a una tecnología en particular o, dicho entérminos semióticos, el diseñador y el usuario establecen un contrato deinteracción (Scolari, 2004).

Con los años, la teoría de la SCOT se convirtió en un enfoque híbridcubicado en la intersección de varias tradiciones científicas. Desde la perspectiva de las hipermediaciones resulta crucial analizar las contaminaciones recíprocas entre los estudios comunicacionales que reivindicaban UI

rol activo para los espectadores, las teorías de la recepción, la semiótica interpretativa y las investigaciones sobre los usos de las tecnologías."

Si resumimos en pocas palabras estas concepciones del uso tecnológic:podemos decir que:

• No hay nada parecido a usos correctos o incorrectos de la tecnología. Aigual que en las situaciones mass-mediáticas, las interpretaciones desviadas también se suelen presentar en las interacciones digitales.

• Puede haber un uso dominante (cuando la mayoría de los usuariocoincide en emplear un producto o servicio de una determinada manera o para una determinada función), un uso prescrito (recomendad,por el fabricante), un uso instruccional (promovido por la interfaz pomedio de instrucciones virtuales o affordances) (Scolari, 2004) Y un us.empírico o real.

• Las tecnologías de la comunicación no surgen por generación espontánea, sino que emergen de un ecosistema de estructuras culturales y so

17. Por ejemplo investigadores como Woolgar (1991) consideran a los usuarios de untecnología como si fueran lectores de un texto. Pero Woolgar, más que centrar su trabajo ela negociación de sentido entre diseñador y usuarios, se dedicó a profundizar el estudio de ]mayor o menor flexibilidad incorporada por los diseñadores a sus productos. Dicho en otrrtérminos,Woolgar se concentró más en el encoding que en el decoding tecnológico.

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ciales. El uso de esas tecnologías no está simplemente determinado porsus creadores, ya que es el resultado de una negociación entre diferentessujetos e instituciones.

Los usuarios son especialistas en sobreinterpretaciones y descodificacionesaberrantes. Un software diseñado para crear animaciones (Director) ter­mina siendo usado para realizar hipertextos; un sistema para recibir infor­maciones (el francés Minitel) acaba convirtiéndose en un programa de in­tercambio de mensajes; y la aplicación nacida para facilitar la creación deimágenes en movimiento en la web (Flash) evoluciona hasta llegar a ser unpotente generador de sitios dinámicos que dialoga con las bases de datos.Los primeros desarrolladores del lenguaje HTML nunca imaginaron quesus «páginas» albergarían vídeos, animaciones o plataformas colaborativas.Estos nuevos usos, inesperados para los creadores de la tecnología, nacencomo consecuencia de la dialéctica entre diseñadores-producto-usuarios.La historia de una tecnología es la de sus usos desviados y la de las traicio­nes de los usuarios, los cuales, a su vez, salen transformados por estos pro­cesos. Por este motivo podemos hablar de una coevolucion entre usuarios ytecnologías (Scolari, 2004).

Como se puede apreciar, las conversaciones sobre la construcción socialde las tecnologías son demasiado interesantes como para no dialogar conellas. En las últimas décadas, la investigación semiótico-intepretativa y lanarratología nos han regalado un diccionario del lector colmado de con­ceptos: lector modelo, lector implícito, estrategia del lector, enunciatario,destinatario, coenunciador, lector real, lector empírico, etcétera. De la mis­ma manera, los teóricos de la sociotecnología nos han bombardeado conmunición del mismo calibre: usuario proyectado, usuario prescrito, usua­rio dominante, usuario desviado, usuario reflejado, etcétera. En algunos deestos conceptos la marca semionarrativa es muy fuerte; en otros se delata laimpronta sociológica o antropológica. Bruno Latour es el ejemplo másclaro de esta hibridación teórico-conceptual. Los investigadores interesa­dos en la construcción social de la tecnología han enriquecido su corpusconceptual con la incorporación de numerosas influencias teóricas. En lasúltimas producciones no se disimulan las marcas de los estudios culturales(por ejemplo el concepto de domesticación) y los enfoques sobre el consu-

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mo basados en los estudios de Pierre Bourdieu, Jean Baudrillard y MaryDouglas (Oudshoorn y Pinch, 2003: 14). Una teorización sobre las hiper­mediaciones, además de ocuparse de la dimensión micro de las interaccio­nes, no puede dejar de lado el gran cuadro sociotecnológico, por lo queestá, de cierta manera, obligada a conversar con las teorías que postulan laconstrucción social de las tecnologías. lB

18. Estas reflexiones teóricas sobre el rol del usuario en los procesos tecnológicos hangenerado diferentes filosofías del diseño interactivo que colocan al consumidor en el centrodel proceso de creación. El diseño centrado en el usuario, una filosofía de la composicióndigital que promueve el estudio del usuario antes, durante y después de la realización de unsistema interactivo, es quizá la más conocida de todas ellas (Norman, 1990, 1998). En algu­nos ámbitos esta presencia del usuario durante el proceso de diseño ha sido llevada hasta sus

últimas consecuencias. Por ejemplo el diseño participativo (participatory des(gn), una escuelade trabajo muy difundida en los países escandinavos, hace del usuario un miembro más delequipo de producción (Schuler y Namioka, 1993).

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TERCERA PARTE

HIPERMEDIACIONES

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8

Hacia una teoría delas hipermediaciones

8.1. Las nuevas subjetividades espaciotemporales

Si en la primera parte reconstruimos el campo semántico desde el cual esposible hablar de las hipermediaciones, y en la segunda las analizamos des­de la perspectiva de su proceso social de producción, ahora dejaremos caeralgunas reflexiones sobre cómo esas hipermediaciones nos producen. Noviene mal recordar, ya casi al final de nuestro recorrido, la frase de McLu­han presente en el prólogo de este libro: .Prirnero modelamos nuestrosinstrumentos, después ellos nos modelan a nosotrosa Cada época generasus tecnologías, que a su vez contribuyen a definir ese momento histórico.Sostener que las tecnologías nos mode!an puede sonar determinista. Porese motivo en este texto hemos apostado fuerte por la metáfora del ecosis­tema y por algunas categorías (como coevolución) que nos llevan más allá delas lógicas dualistas. En e! capitulo 7 hemos reafirmado esta visión polémi­co-contractual de las relaciones entre los sujetos y los objetos tecnológicos.

Las tecnologías no sólo transforman al mundo sino que también influ­yen en la percepción que los sujetos tienen de ese mundtx Si el siglo XVIII

latió al ritmo del reloj y el siglo XIX marchó al calor de la máquina de va­por, el siglo XXI navega en el mar digital. y si los científicos del siglo de!

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reloj imaginaron al universo como un perfecto mecanismo sincronizado,los investigadores e intelectuales más avanzados de la sociedad digital no secansan de envolvernos en redes cargadas de una caótica complejidad(Kelly, 1995;Varela, 1996; Lévy, 1996; Huberman, 2001 ;johnson, 2002;Barabasi, 2003; Watts, 2004; Piscitelli, 2005a). Ahí donde los newtonianosveían la realidad filtrada por un cronómetro, los ciberfilósofos descubrenfenómenos emergentes autoorganizados.

Durante la Antigüedad el tiempo estaba integrado en la naturaleza yaparecía como una parte tangible de la realidad, lejana de cualquier tipo deformulación abstracta. El tiempo, por entonces, era un fenómeno biológi­co vinculado al ciclo de los eventos naturales: la salida y puesta del sol, lallegada del verano, el día más corto del año, la sucesión de estaciones, el na­cimiento y la muerte. Esta concepción cíclica del tiempo marcó las activi­dades de la humanidad durante siglos. La invención del reloj mecánico enel siglo XVII abrió las puertas de una nueva dimensión temporal: el tiempoabstracto y lineal de la Modernidad/Los sujetos dejaron de seguir el ritmode la naturaleza o el repicar de las campanas medievales para organizar susvidas a partir del tic tae mecánico de las máquinas. De esta manera el tiem­po pasó a ser un bien que podía ser consumido, fragmentado, comprado ovendido. Esta concepción, nacida en la Europa moderna, se ha ido difun­diendo en todas las sociedades -de la ciudad al campo, de Occidente aOriente, del norte al sur-, las cuales dejaron progresivamente de mirarhacia el sol para fijar su atención en las manecillas de los relojes.

Pero el tiempo siempre va de la mano del espacio. La invención del cro­nómetro a mediados del siglo XVIII permitió mejorar la calidad de los ma­pas y optimizar las rutas marítimas. La proyección de Mercator dividió almundo en husos horarios. Así, el tiempo se convirtió en una dimensiónglobal que se oponía al tiempo local vivido por fas diferentes culturas ensus propios territorios.

Las tecnologías modifican la subjetividad relativa al tiempo y el espacio.La percepción de la distancia en el Imperio Romano era distinta a la delsiglo XIX: cien kilómetros a caballo o a pie no son iguales que cien kilóme­tros en tren. Los medios de comunicación incrementaron esta condensa­ción espacial gracias a las transmisiones que atraviesan el planeta cabalgan­do las ondas electromagnéticas. Algo parecido sucede con el tiempo.

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Enviar una carta por correo en el siglo XIX implicaba esperar su respuestadurante varias semanas o mesesl Los habitantes del siglo de las comunica­ciones eléctricas se acostumbraron a recibir respuestas a sus telegramas enpocas horas ... hasta que se perfeccionó el teléfono. La radio y la televisiónacrecentaron esta condensación temporal por medio de las transmisionesen directo.

Un evento histórico sintetiza ambas tendencias -nos referimos a la in­mediatez temporal y a la condensación espacial-: la transmisión en direc­to y mundial del descenso sobre la superficie lunar de Neil Armstrong enjulio del 1969. Marshall McLuhan, inspirado por su maestro Harold Innis,fue el teórico que en su momento mejor intuyó estas transformaciones,dando los primeros pequeños grandes pasos en el estudio de las nuevas es­paciotemporalidades.

Con las tecnologías digitales parecería que los viejos espacios se redu­cen y que las agujas del reloj giraran más rápido/Estas mutaciones afectana las oposiciones y diferencias que fundan nuestro sistema de significacióncultural. Así como el concepto de distancia (cerca/lejos, centro/periferia)ha ido variando en cada período histórico según las tecnologías que mo­delaban la percepción, también la oposición privado/público ha sufridotransformaciones por la irrupción de las tecnologías digitales. En Occi­dente, el sistema político moderno está atravesado por la división entre lopúblico -el Estado, la plaza, el mercado--- y lo privado -el hogar, la fa­milia-. Esta frontera se ha visto modificada a lo largo de la historia por lallegada de tecnologías del hogar (ventanas,jardines), tecnologías en el ho­gar (radio, televisión, internet) o tecnologías fuera del hogar (automóvil)(Shapiro, 1998: 276). Recordemos que estos límites separan lo interior delo exterior pero que al mismo tiempo son permeables y permiten el inter­cambiÓ. Las tecnologías electrónicas de difusión -primero la radio y des­pués la televisión- llevaron algo del exterior a los hogares, reduciendo lanecesidad de salir del mundo familiar. Otras tecnologías como el teléfonoson bidireccionales y se caracterizan por incorporar algo del mundo exte­rior pero, al mismo tiempo, por sacar algo del ámbito privado. La web, alpermitir no sólo la comunicación bidireccional sino también la constitu­ción de comunidades virtuales, está desplazando los límites entre lo públi­co y lo privado, superponiendo espacios individuales y colectivos.

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8.1.1. El espacio de las hipermedíaciones

El término ciberespacio apareció por primera vez en la novela de ciencia fic­ción Neuromancer (1984) de William Gibson. El escritor cyberpunle tuvo lafeliz intuición de describir la red digital por medio de una metáfora espa­cial.Y las metáforas, cuando funcionan, se vuelven transparentes y quedana disposición de toda la comunidad de hablantes. Los pioneros de la revo­lución digital y las primeras comunidades virtuales -como la californianaThe WELL- se apropiaron del juego retórico de Gibson y conjugaron lametáfora espacial de diferentes maneras. La denominación de institucionescomo la Electronic Prontier Foundation ya nos orienta hacia una deter­minada concepción del espacio digital: un mundo salvaje, anterior a la ci­vilización, que debe ser explorado (y, por qué no, explotado). Otras deri­vaciones posibles de la metáfora espacial nos llevan a ver el ciberespaciocomo un paraíso --\un lugar habitado por seres inmateriales, donde todossomos iguales y felices!-- o como un espacio-otro de tipo no euclidiano,opuesto al newroniano (Mihalache, 2002).

Coyne (1995) propone ver al ciberespacio simultáneamente como unmundo, un espacio y un lugar. En una primera lectura, el ciberespacio apa­rece como un mundo subsidiario del mundo real donde viven comunidadesy que está regido por sus propias leyes matemáticas. Si en el espacio real ladistancia entre dos puntos está dada por su mayor o menor cercanía, en elespacio virtual se vincula al número de nudos de la red que el usuario debeatravesar para llegar a un punto. Otros autores (Mihalache, 2002) conside­ran irrelevante el uso de la idea de distancia dentro del ciberespacio: dondeno exíste una localización física de la información, las posiciones son pura­mente simbólicas!Esta segunda concepción se refuerza por la existencia depáginas webs dinámicas -como los weblogs- donde los elementos quelas componen suelen provenir de varios servidores esparcidos por el mun­do. Sin embargo, si analizamos un sitio estándar -construido a partir deuna página inicial y con una estructura jerárquica de contenidos- el con­cepto de distancia se vuelve pertinente, ya que nos sirve para indicar la can­tidad de clics que separan a un contenido determinado de la página inicial.

Finalmente, si consideramos al ciberespacio como un lugar donde pasancosas (los usuarios chatean, navegan, juegan, reciben y envian e-mails.et-

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cétera) estamos obligados a incorporar la dimensión temporal que esas ac­tividades implican. La búsqueda de una información dentro de un sitio ouna compra en línea son actividades tiempo-dependientes. Según Mihala­che, «un sitio web no es simplemente un punto en el espacio, sino una sín­tesis temporal-espacial que podemos llamar un "lugar". Un lugar es un es­pacio más su experiencia [... J" (2002: 297). El encuentro entre ese lugar yuna subjetividad genera un evento, o sea, una secuencia de movimientossignificantes.'

Este espacio resignificado donde se asientan comunidades virtuales y ladistancia se mide en clics es el lugar donde nacen y evolucionan las nuevasformas de comunicación. Cuando definimos a las hipermediaciones co­mo una trama de procesos de intercambio, producción y consumo simbó­lico que engloba una gran cantidad de sujetos, medios y lenguajes interco­nectados tecnológicamente de manera reticular, lo hacíamos pensando eneste espacio) Pero el espacio de las hipermediaciones es particular: se pre­senta como un agujero negro que atrae a los medios masivos, los absorbe eintegra dentro de su propio dispositivo intertextual de contaminación\

Las interfaces -esa zona de frontera o membrana osmótica que separay al mismo tiempo une dos entidades- son la cara visible de las hiperme­diaciones, el lugar donde se producen los intercambios entre sujetos y dis­positivos. En ellas se desarrolla la conversación globalizada de los bloggers,se intercambian contenidos P2P y se enfrentan ejércitos virtuales coman­dados por jóvenes videojugadores. Precisamente ahí las subjetividades, alinteractuar con los sistemas informáticos o con otras subjetividades, termi­nan generando los eventos que menciona Mihalache.

Pero los espacios no son compartimentos estancos, ya que también for­man parte de esa trama de reenvíos, hibridaciones y contaminaciones quecaracteriza a las hipermediaciones. Los procesos de hipermediación nacenen el espacio virtual pero sus efectos van mucho más allá. Su influencia se

1. La mejor manera de representar gráficamente esta idea es visitar la web del proyectoAnemone (http://acg.media.mit.edu/people/fry/anemone) desarrollado por Ben Fry en elMIT. Estas interfaces orgánicas nos permiten tener una visión en tiempo real de la actividadde un sitio. Lugar y espacio, interacciones y red, experiencia individual y colectiva, todo re­combinado para crear un evento.

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deja sentir en otros lugares, por ejemplo en los medios tradicionales im­presos o electrónicos, los cuales apuestan -dentro de sus limitaciones tec­nológicas- a simular las formas hipermediáticas. Si en las interfaces digi­tales e interactivas pasan muchas cosas al mismo tiempo, entonces lapantalla televisiva se fragmenta para generar un efecto de simultaneidad.En este sentido los hipermedios son como un big bang, dado que reenvíansus formas estéticas hacia todos los confines del ecosistema cultural, influ­yendo así en todo lo que está a su alcance.

8.1.2. El tiempo de las hipermediaciones

Etimológicamente la palabra tiempo proviene del latín tempus, la cual a suvez deriva del griego temno que significa separar, dividir, sección, período, época.Otros filólogos la hacen derivar del sánscrito tapas que significa templado,atmósfera. El tiempo como duración pero al mismo tiempo como ambien­te! Si en el siglo XVIII la sociedad respiraba al compás del cronómetro me­cánico, ahora los eventos laten al ritmo de los flujos de datos que atravie­san la red digital.l

Según Rifkin los ordenadores -una tecnologia que, entre otras cosas,nos ofreció en la segunda mitad del siglo xx un modelo para describir elfuncionamiento del cerebro humano- «están cambiando la manera deconceptualizar el tiempo y,en el mismo proceso, la manera de pensarnos anosotros mismos y al mundo que nos rodea» \(en Lee yWhitley, 2002: 236).Para Hongladarom (2002: 241),1as tecnologías de la información y la co­munj¡;ación.«están-introd.u~iendQcambios en la concepción del tiempo,una transformación tan significativa como la que trajo aparejada la eramoderna». Esta nueva concepción se caracteriza por disolver la separaciónentre un tiempo local y un tiempo global. El tiempo ahora deja de existir«como estructura lineal, monolítica, como era en la época de los trenes yel telégrafo [... ] (para) existir en diferentes niveles».Y Bolter (1984: 100)reafirma: «Nuestra apreciación y nuestra evaluación del paso del tiempoestá cambiando en la era de los ordenadores». Si en la sociedad modeladapor los medios electrónicos tiempo y espacio se condensaban, las nuevasformas de comunicación digital los retuercen sobre sí mismos hasta for­mar una especie de cinta de Moebius -o algo parecido a un cuadro deEscher- que termina por redefinir nuestras percepciones.

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Apenas hemos mencionado la tensión entre el tiempo global y el tiem­po local. La llegada de internet incrementó esta oposición, difundiendoaún más una percepción global de la dimensión temporal. Por ejemplo elNTP (NetTime Protocol) permite que los ordenadores sincronicen su re­loj interior con el de los servidores, haciendo que el tiempo de la máquina-y el de su usuario- adquieran una mayor autonomia respecto al lugaren que se encuentra fisicamente. Por otro lado, sabemos que a pesar de lapresión globalizadora el tiempo local sigue siendo un elemento constituti­vo de la vivencia cotidiana de los sujetos, ya que numerosas actividades re­ligiosas, culturales e incluso económicas -como la agricultura- se rigenpor los viejos tiempos. Roland Robertson ha creado, en 1995, el concep­to de glocalización para definir esta convivencia critica de dos tendenciasopuestas. Entonces ... ¿es posible un tiempo glocal? Para el tailandés Hon­gladarom, la respuesta es afirmativa:

No es necesario que haya conflictos entre el uso simultáneo de! tiempo glo­bal y e! tiempo local. Los tailandeses pueden comprar sus stocks en la Bolsaen e! tiempo global e ir al templo bndista con su tradicional tiempo local [... ]Es posible mantener la identidad temporal local por medio del uso de inter­neto Si bien la red es un agente globalizador, también es,al mismo tiempo, unagente localizador» (2002: 248).

Si el tiempo de la Antigüedad podía ser representado por un círculo y eltiempo moderno por una flecha dirigida al futuro, según Hongladarom enla era digital el tiempo adopta la forma de una red. Ahora el tiempo estácompuesto por una multitud de vectores moviéndose en diferentes direc­CIOneS.

Del diccionario etimológico pasamos a la enciclopedia. Condensación,tiempo real, simultaneidad, instantaneidad, discontinuidad ... son sólo al­gunos de los satélites que orbitan alrededor del planeta Tiempo Digital.Algunos autores como Lee yWhitley (2002), edítores del volumen mono­gráfico de la revista The Information Society titulado Time and InformationTechnology:Temporal Impacts on Individuals, Organizations, and Society, recupe­ran algunas categorías útiles para enriquecer nuestra comprensión de latemporalidad de la sociedad digital. Por ejemplo, la oposición entre mo­nocronicidad y policronicidad trabajada por Hall en la década de los se-

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senta. El tiempo monocrónico (monochronic) se caracteriza por ser lineal,tangible y divisible en bloques, tal como se considera desde una perspecti­va económica. El uso del tiempo monocrónico resalta la planificación, lafijación de calendarios y considera significativo el empeño aplicado enrespetar los tiempos previstos. El tiempo policrónico (polychronic) se verifi­ca cuando dos o más actividades se desarrollan dentro del mismo bloquede tiempo. Si bien el capitalismo tradicional favorecía el trabajo monocró­nico -no podemos dejar de recordar las imágenes de Charles Chaplin enla cadena de montaje de Tiempos modernos (1936)-, actualmente se consi­dera que el output del trabajo policrónico es muy superior al de las activi­dades monocrónicas. Las tecnologías digitales potenciarían la realizaciónsimultánea de múltiples tareas (policronicidad), instaurando de hecho unmultitasking en las actividades humanas individuales o de grupo.

A diferencia de un trabajador del siglo XIX, sumergido todo el día en lamísma y rutinaria tarea, la sociedad digital se caracteriza por construir unageografia del tiempo muy variada. Cuanto más se vinculan las prácticasprofesionales al entorno productivo digitalizado, más se fragmentan y re­combinan. Algunos de los estudios recopilados por Lee y Whitley (2002:238) nos hablan de la «creciente complejidad y de la naturaleza policróni­ca del trabajo de desarrollo de software», una profesión donde «el indivi­duo trabaja a lo largo del día en una amplia gama de proyectos y diferentesactividades». Durante la jornada laboral el trabajador construye y participaen variados espacios sociales que le permiten gestionar un flujo de trabajofragmentado. La férrea disciplina temporal impuesta a sus trabajadores porel capitalismo industrial sucumbe frente al desafio planteado por el ciber­tiempo. Así, surgen nuevos regímenes de gestión del tiempo (time manage­ment regimes) y formas organizativas como las comunidades virtuales. Se­gún Lee y Whitley, «las disciplinas temporales rígidas dejarán de ser lasherramientas más efectivas para gestionar y controlar a los empleados enambientes virtuales de trabajo, y existen interesantes áreas de investigacióncomo los ritmos de las prácticas laborales, especialmente en sectores comoel desarrollo de software, donde la naturaleza del trabajo ofrece la posibili­dad de generar prácticas policrónicas- (ibíd.: 239). Esta perturbación en elorden secuencial de los fenómenos pertenece al dominio del timeless timeteorizado por Castells (1996-1998), una dimensión donde gobierna la ins-

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tantaneidad y la discontinuidad se introduce de manera aleatoria en lo se­cuencial.

El tiempo de las hipermediaciones también es policrónico, reticular ydiscontinuo. Como ya dijimos, la idea de una aldea global viendo a la mis­ma hora el mismo programa de televisión se vuelve cada vez más insoste­nible. Si la producción y la distribución hipermediática están adoptandológicas que desmontan los ritmos de la línea de montaje industrializada-un diario en línea no tiene hora de cierre, el «posteo» por parte de lascomunidades globalizadas de bloggers no se detiene, Flickr o YouTubenunca duermen-, el consumo hipermediático se fragmenta en millonesde situaciones asincrónicas. Es probable que la frase <<110 se pierda el próxi­mo episodio, a la misma hora, en el mismo canal» no tenga sentido paranuestros nietos.

8.1.3. La ubicuidad de las hipermediaciones

La difusión de tecnologías móviles de comunicación está transformandonuestras percepciones del tiempo y el espacio.Al analizar estas mutaciones,entre otras imágenes e interpretaciones, en la minipantalla de nuestros dis­positivos móviles se superponen el concepto mc1uhaniano de prótesis ylos estudios culturales sobre la difusión del walkman en los años ochenta.Si tomamos distancia, la incorporación de estas prótesis en nuestros cuer­pos puede ser considerada como una fase más de un largo proceso quecomienza con las pequeñas radios con transistores en la década de los se­senta, continúa con el walkman -la prótesis por excelencia de la culturaposmoderna- y se afianza con la telefonía móvil, los reproductores MP3y los ordenadores portátiles en los albores del siglo XXI.

Un trabajo de carácter etnográfico desarrollado en la Universidad deSurrey (Green,2002) nos permite pasar revista a algunas de las modifica­ciones perceptivas que genera la introducción de estas tecnologías ennuestra vida cotidiana. Según Creen; ~las tecnologías dominantes de unperíodo histórico definen su organización temporal y su comprensiónculturaba (ibíd.: 282). Si en los años sesenta Marshall McLuhan dedicabaalgunas de sus mejores páginas al teléfono -un «irresistible intruso» en eltiempo y el espacio- y una década más tarde Raymond Williams (2000:

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46) hablaba de la mobile privatisation causada por la difusión de los automó­viles particulares en desmedro del transporte público, poco después An­thony Giddens llamaba la atención sobre la disponibilidad presencial (pre­sence availability) y la importancia del espacio-tiempo en las sociedadescontemporáneas. Tanto la posibilidad de viajar como el uso del reloj, laagenda, el walkman o el teléfono constituyen claros ejemplos de tecnolo­gías que regulan el uso del tiempo y el espacio en nuestra vida cotidiana.Los dispositivos móviles están operando en ese mismo microentorno perode manera más profunda y acelerada.'

Ya explicamos la importancia de las metáforas en las conversaciones.N o resulta dificil escuchar en nuestras charlas cotidianas expresiones como«internet estrecha el mundo» o «necesito la información en tiempo real».Hace sólo dos décadas estas frases no tenían sentido. Todos vivimos (¿sufri­mos?) en mayor o menor medida una aceleración de nuestras actividades yritmos cotidianos. El tiempo asume nuevas valencias. Resulta cada vez másextraño conocer a alguien a quien «le sobre el tiempo» o que le guste«perderlos] El tiempo se percibe socialmente como algo que debe ser lle­nado con actividades hasta aprovechar sus últimos resquicios (Rheingold,2002: 221).A esta experiencia subjetiva de aceleración se le debe agregaruna fragmentación concreta de las comunicaciones. Ahora nos comunica­mos más pero con mensajes más breves. Según Green nace un nuevotiempo, la temporalidad móvil (mobile temporality), que se caracteriza por elincremento en la cantidad de mensajes (SMS, e-rnails, posts) pero de me­nor duración. Esto genera un sentido subjetivo de fragmentación y veloci­dad tanto en fase de producción como en la de consumo comunicacional.Sin embargo, la brevedad de las comunicaciones no implica una reduccióndel tiempo dedicado a comunicar. Los adolescentes británicos interpela­dos por Green dedicaban varias horas a esta actividad, consolidando de esamanera (a su manera) el sentimiento de pertenencia a una comunidad.

2. N o dejemos pasar el siguiente dato: también entre estos dispositivos se está producien­

do una convergencia tecnológica. Un teléfono móvil de última generación permite escu­char música, gestionar una agenda, navegar en inremer, disponer de un reloj con alarma, to­mar fotos, etcétera. La inestabilidad de este sector de la red sociotécnica está a la orden del

día; cada semana aparecen nuevos híbridos tecnológicos en el ecosistema y todavía no se sa­be bien qué producto-especie terminará hegemonizando el mercado.

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Esta nueva dimensión temporal se complementa con una diferente vi­vencia espacial. Los dispositivos móviles, al no depender de una conexiónfija a la red, resignifican conceptos como proximidad, presencia o movilidad.Lugares consolidados en nuestras sociedades como el espacio público o elprivado también se reconfiguran. De la misma manera, cambia nuestromodo de relacionarnos con otros sujetos. Al telefonear con el móvil, laprimera pregunta no es «¿Cómo cstás?» sino «¿Dónde estás?»,

El hecho de poder estar siempre disponibles, en cualquier momento yen cualquier lugar, transforma la gestión de las actividades y la regulacióndel ciclo vital social. En el campo laboral, muchos trabajadores del sectorservicios se han vuelto más autónomos respecto a sus sedes,ya que puedenllevar adelante su trabajo prácticamente sin volver a su base operativa. Lasnuevas lógicas de producción hipermediática son un buen ejemplo de es­ta desterritorialización profesional. Por ejemplo, las más avanzadas agen­cias de noticias basan su producción en periodistas polivalentes dispersospor el territorio, profesionales capaces de crear informaciones escritas, fo­tográficas, radiofónicas o televisivas y enviarlas a la sede central por mediode una conexión de banda ancha (Scolari et al., 2006a, 2006b, 2007). Así,las actividades laborales se basan más en el uso del tiempo que en el de unespacio que tiende a resignificarse. Además, los dispositivos móviles de co­municación permiten «recuperar» el tiempo que antes era considerado«perdido» o «improductivo»,

Como podemos observar, una nueva subjetividad temporal-espacialemerge con la incorporación de las tecnologías móviles en nuestra vidacotidiana. Según Rheingold,

,el teléfono móvil se estáconvirtiendo en una suerte de mando a distancia pa­ra lavida cotidiana de las personas [... ] Las tecnologías de las multitudes inte­ligentes parecen modificar ya la percepción del espacio y el tiempo de algu­nos individuos,con efectos visibles en los espacios públicos [... ] donde cadavez hay una mayor población físicamente copresente que se comunica conotraspersonas ausentes (2002: 220-221).

Esta aceleración de los ritmos de vida, caracterizada por el consumo frag­mentado de información a lo largo de la jornada, la multiplicidad de tareasrealizadas al mismo tiempo y la supresión de las pausas o intervalos «irn-

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productivos», va en directa colisión con las instituciones predigitales. Porejemplo, las escuelas manejan ritmos de aprendizaje lentos, basados en lalectura del libro, y se mueven en un tiempo predigitaJ. Según Castells, e!factor decisivo de! fracaso y e! abandono escolar es

¡Ieldesfase cultural y tecnológico entre los jóvenes de hoy y un sistema escolarque no ha evolucionado con la sociedad y con el entorno digital.Jóvenes queacceden a toda la información por internet, que construyen sus redes autóno­mas en torno a los móviles, que chatean y navegan, que se forman jugando yse informan comunicando, simplemente no soportan la disciplina arbitrariade unas clases anticuadas con enseñantes desbordados a quienes nadie les pre­para para la nueva pedagogía [...] (el uso de internet) no está integrado en elcurrículo ni en la organización de la enseñanza. La idea de que un joven dehoy se cargue una mochila de libros de texto aburridos definidos por buró­cratas ministeriales, se encierre en un aula a soportar un discurso irrelevanteen su perspectiva, y que todo esto lo aguante en nombre del futuro, es simple­mente absurda (Castells,2007)3

Lejos de cualquier planteamiento instrumentalista, no podemos negar queestamos en presencia de tecnologías cognitivas que nos reconfiguran entanto sujetos, Estas transformaciones apenas se están haciendo perceptiblesy todavía no se han manifestado en su integridad. Como los síntomas queanaliza el psicoanalista, que nos llegan en forma de mínimas exterioriza­ciones de la complejidad del inconsciente, sólo estamos en condiciones dereconocer una pequeña parte de las mutaciones que están remodelandonuestra subjetividad.

3. ¿Cómo ajustan la escuela y las instituciones adyacentes -la familia, la medicina, el Es­tado- esta diferencia? Los maestros reclaman a todas las instituciones que intervienen en

este tema un mayor empeño porque la situación los supera. Las familias, por su parte, miran

hacia el Estado o la clínica, los cuales responden cada uno a su manera: el Estado distribu­

yendo ordenadores en las escuelas y la medicina diagnosticando de forma masiva el trastor­

no por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). La respuesta al problema termina

siendo tecnofarmacológica (más ordenadores, más Ritalina). De esta manera la misma so­ciedad que acelera los ritmos de vida de sus sujetos los termina frenando farmacológica­

mente para adaptarlos a una institución que sigue aplicando ritmos del pasado (agradezco al

doctor J. Monseny Bonifasi, director del lnstitut per a la Clínica Psicosocial de Barcelona,

estas sugestivas ideas).

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8.2. Entre el saber y el hacer

La comprensión de la comunicación contemporáneano puede ser tarea exclusiva de nadie,

pues no puede producirse sin la aportación de los saberes de otros.Lo que puede ayudar más a clarificarlas condiciones

de la legitimación epistemológica de los estudios de la comunicaciónno es su cerrazón, sino su apertura.

R. FUENTES NAVARRO

La tecnología digital está mutando las bases del saber y del hacer comuni­cacional. En el campo del saber, tal como hemos visto en la primera partede este libro, las transformaciones han generado nuevos debates y han in­tegrado nuevos interlocutores a las redes conversacionales. Respecto al ha­cer, los cambios abarcan todas las fases del proceso de comunicación y vandesde la difusión de una lógica productiva cooperativa -por ejemplo elperiodismo participativo, el open sourcing o el intercambio P2P- hasta laaparición de nuevas rutinas productivas y perfiles profesionales, pasandopor las nuevas textualidades y las mutaciones en sus formas de consumo.En estas últimas páginas marcaremos el territorio de una posible teoría delas hipermediaciones. Para ello repasaremos rápidamente las grandes trans­formaciones que abordamos en la segunda parte de nuestro recorrido pa­ra identificar los posibles interlocutores teóricos de este nuevo campo deestudios." Comencemos por el proceso de producción. Como tuvimosoportunidad de exponer en la segunda parte, muchos periodistas, weblog­gers y partisanos de la libre información están adoptando y adaptando lafilosofía productiva del código abierto a los contenidos digitales. Los blogsse fundan en la libre distribución de la información' y espacios participati­vos de producción y distribución -como laWikipedia o YouTube- po­tencian la colaboración de los usuarios en la generación de contenidos.Los medios tradicionales abren poco a poco sus espacios a estas lógicas

4. Esta sección está basada en Scolari (2üü5b).5. Por ejemplo aplicando licencias parciales de uso como Creative Commons

(http://creativecommons.org).

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productivas. Si bien el broadcasting todavía es el principal modelo de la in­dustria cultural, la combinación entre la filosofía del código abierto con ladistribución muchos-a-muchos está introduciendo transformaciones enlas mismas bases del sistema de medios. Una vez más, las mutaciones másinteresantes se están produciendo en las fronteras del ecosistema hiperrne­diático, es decir, en las zonas de transición entre lo nuevo y lo viejo. Du­rante el ataque terrorista a Londres (7 de julio de 2005) la producciónparticipativa de contenidos se combinó con la práctica periodística tradi­cional: muchas publicaciones en línea, telenoticieros y diarios impresosilustraron los atentados con imágenes tomadas por las mismas víctimas.Los weblogs y los SMS fueron una de las mejores y más rápidas fuentes deinformación durante esas trágicas horas. Estas experiencias comunicativas,por ahora marginales pero no por eso menos importantes, difícilmenteaniquilarán a las formas uno-a-muchos pero irán ocupando paulatina­mente su lugar en el ecosistema hipermediático, donde terminarán pormodificar a las lógicas tradicionales de producción y distribución.A modode ejemplo podemos indicar que tanto en elámbito de la televisión comoen los de la .web y la telefonía móvil ya se plantean estrategias de negociosbasadas en los contenidos generados por el usuario.

En la última década los procesos de producción comunicativa han in­corporado nuevos perfiles profesionales y, al mismo tiempo, han redise­ñando las funciones de los roles tradicionales. Desde el momento en quela comunicación se vuelve interactiva y multimedia, la fuerza de trabajocambia y se generan nuevas rutinas productivas. Por ejemplo el clásico di­señador gráfico no tiene las competencias para analizar, desarrollar y eva­luar interfaces interactivas; esta tarea entra en la esfera del diseñador inter­activo (interaction designer), una nueva figura profesional que se encarga deproyectar las interacciones del usuario dentro de una red hipertextual. Lomismo se puede decir del arquitecto de la información, el superusuario oel moderador de comunidades virtuales. Al mismo tiempo, figuras tradi­cionales como la del periodista están sufriendo transformaciones que losllevan a convertirse en productores/gestores polivalentes de la informa­ción en diferentes soportes y formatos. Finalmente, otra característica de lafuerza de trabajo digital es la necesidad de autoformarse y mantener suscompetencias actualizadas. Una teoría de las hipermediaciones debería to-

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mar nota de estos cambios e incorporarlos en su agenda de investigación.El diálogo con una todavía inexístente economía política de la comunica­ción digital y la sociología del trabajo posfordista debería ser una de lasprioridades de aquel campo de estudios.

Pero no sólo cambia el proceso de producción: el producto también esdiferente. Las hipermediaciones se caracterizan por generar metaproduc­tos que combinan los lenguajes y medios tradicionales dentro de un for­mato interactivo. La hipertextualidad, la multimedialidad y la interactivi­dad son algunos de los rasgos distintivos de esta producción.

Hoy, las extraordinarias ideas deVannevar Bush, Douglas Engelbart,TedNelson yTim Berners Lee sobre la hipertextualidad forman parte de laexperiencia cotidiana de millones de usuarios. Navegar en una red textual,crear enlaces o participar en experiencias de escritura participativa handejado de ser actividades de laboratorio para convertirse en procesos bási­cos de nuestras rutinas laborales, escolares o lúdicas. Como vimos, tambiénlos medios tradicionales han caído en las redes del hipertexto, lo que haconducido a una simulación de la experiencia hipertextual. La fragmenta­ción .del relato y la pantalla, el ritmo acelerado y el desarrollo de estructu­ras narrativas cada vez más complejas son algunas de las características de laque hemos denominado hipertelevisión. Para comprender las hipertextuali­dades, junto a una ya consolidada teoría del hipertexto, una teoría de lashipermediaciones debería integrar aportaciones de la semiótica, la narra­tología, la literatura, la filosofia del lenguaje y las teorías de las redes.

La convergencia de diferentes lenguajes y medios en un único entornoes otro de los rasgos distintivos de las hipermediaciones. Los pioneros delhipertexto siempre apostaron por un sistema donde confluyera todo tipode documentos (escritos, gráficos, etcétera). La digitalización, además defacilitar la manipulación de los contenidos, está favoreciendo la integra­ción de todas las pantallas -la del televisor, la del teléfono móvil o la delordenador portátil- al permitir que un mismo contenido multimediapueda aparecer, en formatos diferentes, en cualquiera de ellas.También eneste caso las conversaciones con la semiótica, los film studies o la narratolo­gía servirían para consolidar una teoría de las hipermediaciones.

La interactividad abre un campo de interlocución inédito para los estu­dios de comunicación. Por un lado las interacciones digitales nos obligan a

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reflexionar sobre nuestra concepción tie interacción con los medios masi­vos. Navegar por internet o moverse por los pasillos de Doom no es lo mis­mo que hacer zapping o pasar la página de un libro: el sentido de inmersióny las consecuencias de las acciones son radicalmente diferentes. A interlo­cutores clásicos como la semiótica o los estudios culturales, una teoría de lashipermediaciones debería agregar el diálogo con los estudios de la interac­ción persona-ordenador, un campo donde se integran las ciencias cogniti­vas con la psicología de la percepción y,en estos últimos años, la etnografia.

Si en la época de la reproducción técnica había un número limitado decopias en circulación y el lector debía esperar a que el producto estuvieradisponible en una librería para poder consumirlo, y en el modelo del broad­casting el receptor estaba condenado a la oferta de la programación televisi­va, en este momento de la evolución del ecosistema mediático los bienesculturales dejaron de ser discretos. Gracias a la digitalización todo es repro­ducible y tiende a estar disponible en cualquier momento. Hasta la ideabenjaminiana de obra original rodeada de un aura ¡entra en crisis: en elmundo digital todo es original y,al mismo tiempo, todo es copia perfecta.

Para entender las hipermediaciones debemos ir más allá del proceso deproducción o de las nuevas textualidades: debemos entrar de lleno en lasnuevas dinámicas de consumo. Las hipermediaciones traen consigo nuevasmodalidades interpretativas. Esta mutación se debería encuadrar dentro deun movimiento más amplio que conduce desde las prácticas de lectura in­tensivas a las extensivas (Cavallo y Chartier, 1998). Las lecturas intensivasson profundas y se centran en un medio cada vez (leer un libro, ver unapelícula, escuchar un disco) mientras que las extensivas son más superficia­les y se caracterizan por un consumo multimedia. Hoy el surfing por inter­net es una de las experiencias más evidentes de lectura extensiva.

Las tecnologías nunca son utilizadas como imaginaron sus creadores. Suevolución está sometida a la dialéctica entre diseñadores y usuarios en elcontexto de una red sociotécnica. Las tecnologías digitales, al diluir la se­paración entre consumidores y productores, hacen estallar el modelo delos medios masivos de comunicación. El concepto de audiencia elaboradopor las teorías de la comunicación de masas cada día pierde algo de su sen­tido en entornos digitales marcados por la personalización de los conteni­dos, el consumo asincrónico y el intercambio muchos-a-muchos.

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Las tecnologías participativas profundizan aún más este proceso al ofre­cer al usuario la posibilidad de crear y distribuir sus propios contenidos.Una teoría de las hipermediaciones debería reflexionar sobre el conceptode audiencia y evaluar posibles alternativas conceptuales Rara nombrar a es­tas comunidades de prosumidores en red.

Otro dato importante que emerge del consumo hipermediático eseminentemente político: los teóricos de! hipertexto coinciden en señalarque la división entre autor y lector tiende a desaparecer. Si la primera ge­neración de hipertextos transfirió poder del autor al lector, ahora los nue­vos formatos participativos están socializando la producción y el consumode contenidos. Estas prácticas -todavía marginales pero, como dijimos,con creciente influencia sobre e! resto de la ecología mediática- puedenser analizadas desde diversas perspectivas. Los estudios culturales, la antro­pología y la sociología tienen una larga tradición en el estudio de los pro­cesos de consumo cultural; este capital teórico y metodológico se deberíaaprovechar a la hora de analizar cómo se construye e! significado en entor­nos interactivos caracterizados por la convergencia de lenguajes. En estecontexto los estudios sobre las audiencias -por ejemplo la teoría de losusos y gratificaciones-, los trabajos latinoamericanos sobre las mediacio­nes y las teorías de la recepción se deberían adaptar para poder analizar elconsumo de los medios interactivos. Finalmente, no podemos dejar demencionar las miradas teóricas que analizan los procesos de consumo des­de una perspectiva macrosocial, dando lugar a un enfoque que privilegia laconstrucción social de la tecnología.

Todas estas conversaciones -algunas ya consolidadas, otras recién co­menzadas y las que puedan llegar en el futuro-e- van delineando el territo­rio de una teoría de las hipermediaciones. Para visualizar mejor este espa­cio epistemológico proponemos un mapa donde se indican sus territorioslimítrofes y los organizaremos en función de su relación con la tradi­ción de los estudios de la comunicación de masas (en el ángulo superiorizquierdo) y con los nuevos paradigmas y teorías aledaños a las cibercultu­ras (ángulo inferior derecho). De esta forma el eje continuidad/disconti­nuidad nos sirve para ordenar las conversaciones que tienen como copar­tícipe -y ayudan a delimitar- a las hipermediaciones. Este mapa esobviamente un primer borrador de un campo en construcción que no

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pretende agotar el espectro de posibles diálogos sobre las hipermediacio­nes (véase la figura 8.1).

Continuidad

'.SoeIOIoV'a,

dele '-,Comunlcad6n "',

EstudiosCulturales

Teorias de laComunicación

de Masas

Discontinuidad

Figura 8.1Las conversaciones que delimitan la teoría de las hipermediaciones

Ya casi al final de nuestro recorrido, nos interesa remarcar el carácterprovisional que tienen algunos de los conceptos que hemos empleado enlas páginas precedentes. ¿Es correcto hablar de hipertelevisión? ¿Puede serde utilidad el concepto de hipermediación? ¿Hasta cuándo el adjetivo digitalnos servirá para diferenciar a las nuevas formas de comunicación? Reco­nocer la existencia de un espacio de inestabilidad semántica y asumirla en

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nuestras conversaciones forma parte de nuestra responsabilidad en tantoinvestigadores de la comunicación. Pero sin duda, como hemos tratado dedemostrar en la primera parte de este libro, el ejercicio más urgente es latoma de distancia de algunas metanarraciones ciberculturales, Se debeaprender a diferenciar lo que es coyuntural (la versión 5.0 de un softwarepara la escritura o el boom de los blogs) de lo que es orgánico (la evoluciónde las interfaces de la escritura o la aparición de lógicas productivas cola­borativas). En otras palabras, estamos hablando de alejarnos lo suficientecomo para ver el bosque pero sin perder de vista a las nuevas especies quenacen a ras del terreno. Lo mismo cabría decir de las viejas teorías de la co­municación: en ellas hay un estrato de casi un siglo de espesor formadopor modelos, teorías y acalorados debates, un humus ideal para construiruna teoría de las hipermediaciones. Pero para hacer crecer este nuevocampo, a su vez debemos abonar el terreno con nuevas teorías y enrique­cerlo con otras conversaciones. El mapa que acabamos de delinear es, antetodo, un primer intento por describir las conversaciones en curso pero enningún caso un recetario cerrado para futuras interlocuciones.

8.2.1. Para terminar: el poder

A lo largo de este libro, y especialmente en la segunda parte, hemos habla­do de los procesos de producción y distribución cultural y de las formasque está adoptando el consumo mediático. En todos los casos no se tratade procesos o actividades políticamente inertes o neutrales. Todos estosprocesos tienen lugar bajo relaciones sociales marcadas por el conflicto ydeberían encuadrarse en las confrontaciones hegemónicas que atraviesanla sociedad. Tampoco los discursos teóricos, incluido el de este libro, sonneutrales ni gozan de inmunidad de frente a los relatos miticos o a las ideo­logías.

Como en cierta forma estamos condenados a trabajar con modelosmetafóricos -todas las teorías reenvían directa o indirectamente a una ovarias metáforas-, debemos ser conscientes de los límites implícitos exis­tentes en cada uno de ellos. No todas las metáforas son iguales. Hay metá­foras que iluminan mejor algunos aspectos del objeto o proceso que sepretende estudiar y, al mismo tiempo, esconden otros. En este libro que el

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lector está a punto de acabar hemos apostado por la metáfora del ecosiste­ma (los medios como sistema animado por contaminaciones y conflictospor la ocupación de nichos comunicacionales) y por una aplicación ex­tensiva del modelo textual (los usuarios de las tecnologías- como lectoresde textos que cooperan en la construcción de su significado y coevolucio­nan con ellas). La metáfora del ecosistema, al igual que la metáfora de lared, puede llevar a pensar que todo es lo mismo o vale por igual. Nada máslejano de nuestro punto de vista: en las redes, como en los ecosistemas, hayjerarquías, conflictos y acuerdos entre actores que reconfiguran las relacio­nes en cada momento. Este aspecto -el dinamismo, las tensiones ylas transformaciones del ecosistema- es el que nos interesa resaltar a tra­vés del uso de esta metáfora. Por otra parte, las tecnologías y sus interfacesno son textos, pero podemos analizarlas como si lo fueran. Esta metáfora,entre otras cosas, hace aflorar el trabajo interpretativo y reconfigurador delusuario que utiliza un dispositivo interactivo.

La difusión de laWorld Wide Web en la última década del siglo pasadoha generado un proceso de cambio similar a la aparición de la tecnologíade la impresión a mediados del siglo xv. Internet es la imprenta del sigloXXI (Piscitelli, 2ÜÜSa). Mucho se ha escrito sobre esta transformación. Laproducción textual sobre la hipermedialidad, la realidad virtual, los video­juegos e internet podría completar varias bibliotecas. Según un corolariode la Ley de Murphy, cuando menos sabemos de un tema, más libros sepublican sobre él. En un momento histórico marcado por la hiperproduc­ción textual sobre los new media, las grandes metanarraciones campean asus anchas. La biblioteca digital está llena de trabajos de poco vuelo, a me­nudo pseudocientíficos y cargados de ideología. De internet se ha dichotodo y el contrario de todo.

La reflexión teórica sobre las hipermediaciones debe aprender a dife­renciarse de los discursos utópicos o catastrofistas sobre la vida digital. Elmaleable territorio de las ciberculturas es un excelente caldo de cultivopara plantearse nuevos interrogantes pero al mismo tiempo se puede con­vertir en una indigerible sopa de ideología, mercadotecnia y ciencia fic­ción. Los discursos utópicos -y sus contrarios, los discursos catastrofis­tas- se anulan mutuamente y suelen ser fuente de aburridísimasconversaciones ya escuchadas a propósito de los medios de difusión de

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masas." En otras palabras, debemos activar una escucha teórica diferente,mucho más cauta y crítica, cuando participamos en ciertas conversaciones.

En este libro, después de mapear las conversaciones sobre la comunica­ción digital que se han mantenido en las últimas dos décadas, hemos trata­do de avanzar algunas propuestas para delimitar un posible espectro de in­terlocutores para el futuro inmediato del campo. En 1999 el teórico de lacomunicación RobertT. Craig (1999: 149) propuso una agenda de trabajopara los estudios de comunicación basada en tres instancias: 1) la explora­ción del campo para descubrir los aspectos clave y mapear la compleja to­pografía de las tradiciones, 2) la creación de nuevas tradiciones en las teoríasde la comunicación y nuevas formas de esquematizar el campo, y 3) la apli­cación de la teoría a los problemas de la comunicación. Para Craig, explo­rar el campo significaba atravesar las tradiciones para analizar sus tensionesy complejidades. Desde nuestra perspectiva la única manera de alcanzar elsegundo momento -la creación de nuevas teorías- es mantener conver­saciones de alta calidad con un amplio espectro de interlocutores.

Estas apasionantes conversaciones sobre las hipermediaciones que seperfilan en el horizonte deberían estar impregnadas por el mismo espíritude apertura a diferentes contribuciones epistemológicas que animó a lastradicionales teorías de la comunicación de masas, pero sabiendo evitar-o por lo menos reduciendo al minimo-Ios malentendidos y confusio­nes que han retrasado la consolidación académica del campo comunica­cional.

6. Resulta patético ver que algunos investigadores se interesan por resaltar los nocivosefectos de los videojuegos en los niños después de habernos empalagado durante décadascon los maléficos efectos de la televisión. Todavía falta el historiador de la ciencia que nosdescriba los efectos de la televisión (y ahora de los videojuegos) en los investigadores de lacomunicación,

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