4 - Un Cuento Para Amandina

7/21/2019 4 - Un Cuento Para Amandina

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—Muy bien —dijo Amandina acomodándose elsombrero—. ¡Gua, Qì, bruja blanca! ¡Vámonos a buscar alos del círculo plateado!

Los grillos comenzaron a saltar, las cigarras cantaban,

los abejorros volaban en círculo emocionados, losescarabajos rinoceronte movían sus cuernos de ladoa lado, y un conejo observaba la festa a la distancia,mientras desgastaba sus dientes.

Entre tanto alboroto, Amandina se subió al Dragón ydesde las alturas le gritó a la bruja blanca que bailabafestejando.

—¡Ya súbete, bruja!

Autor: Rodia

Dibujos: Rodia

Impreso en México / Printed in Mexico

Por Vettoretti impresores S.A. de C.V.

Calle Zacatecas No. 30 Col. Ricardo Flores Magón

Cuernavaca, Morelos.

Prohibida la reproducción sin permiso por escrito del autor

Tiraje: 5,000 ejemplares

UN CUENTO PARA AMANDINA

UN CUENTOPARA AMANDINA

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Ella zapateaba al mismo ritmo de los animales que laseguían en fla hacia el dragón para despedirla.

—¡Gua! Estira tu ala para que se suba la bruja.

—No es necesario, Amandina, yo no te acompañaré—dijo la bruja sin dejar de bailar para seguir la festa dedespedida.

Todos guardaron silencio y dejaron de danzar.—¡¿Cómo?! —exclamó Amandina.

La bruja le aventó una bolsa y sacó una pulsera.

—No voy contigo. Si me disculpas, me quedaré a bailar.

—¡Bruja!¡¿Qué dices?! Los amigos siempre están ¡enlas buenas y en las malas! ¡En los caminos largos y cortos! —gritó Amandina levantando los brazos desesperada.

—¿De qué sirve? No quiero un regalo, quiero tucompañía, abrazarte, platicar, agarrarte de la mano —afrmó Amandina sensible.

—Un amigo no tiene que estar todos los días contigo—dijo la bruja en voz alta—. ¡Existen tantas maneras deacompañar a las personas que quieres!

—¿Y cómo me acompañarás con esta pulsera? —preguntó Amandina triste.

—Porque… —dijo la bruja blanca volando hacia unapiedra redonda—. Para hablar conmigo será muy fácil:sólo apretarás la pulsera y ¡listo!, te escucharé encualquier lugar en donde estés. ¡Y ya váyanse que quieroseguir bailando! —dijo la bruja agarrando su falda como si fuera unamariposa.

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—¿No comprendes, bruja blanca? ¡Te necesito a mi lado!

—exclamó la pequeña niña. —Escucha, Amandina, cada persona tiene una historia,que podría ser un cuento, y ahora te voy a contar elmío. Así comprenderás lo hermoso que es viajar —dijosoltando su falda y se sentó en el piso.

—¿Por qué no eras igual a los demás? —Preguntó Qìinteresado.

—¡Porque podía hacer magia!

—¡¿Magia?! —preguntaron todos los animales al mismotiempo.

—Así es, ¡magia! —exclamó la bruja blanca—. Mi abuelase dio cuenta el día que di el primer paso, mejor dicho, elprimer vuelo, pues en lugar de intentar caminar, volé en lacasa. Ese día me di cuenta que era distinta.

—¿Diferente? — preguntó Gua y Qì.

—Sí, como Amandina y el niño que está leyendo estahistoria. Mi abuela se dio cuenta que siempre utilizaba mimagia para hacer el bien, por eso era una bruja blanca yun día tendría que buscar mi camino.

El dragón bajó la cabeza para que Amandina fuera conla bruja y la escuchara.

—Hace muchos años me escondía de mis papás entrelas piedras —comenzó a relatar la bruja quitándose elsombrero—. Mi única obligación era bañar a un puercollamado Torri, mi mascota. ¡Cómo me gustaba jugar conél!, ¡era tan listo!, ¡nos divertíamos tanto! Pero yo no eraigual a los demás.

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—¿Y cómo lo encontraste? —preguntó una cigarraabriendo sus ojos rojos.

—Todo requiere un esfuerzo —respondió la brujaparándose en la piedra con su vestido que volaba con elviento—. Me fui de mi casa. Todavía recuerdo claramentelos primeros rayos del sol. Ese día agarré mi bolsa conalgunas cosas y me despedí de mi abuela. Ella estabacomo siempre con las gallinas en la madrugada, mientrasmis papás dormían. Cuando me vio, se levantó para darmeun abrazo y un beso fuerte, pues sabía que me iba a iralguna vez. —¿Y a dónde fuiste? —preguntó Amandina.

—A buscar un lugar en donde pudiera crear mis fórmulasy encontrar amigos con quien ensayar.

—¿Los encontraste? —preguntó Gua.

—No. Pasó el tiempo y nunca dejé de practicar, hastaque un día leí un letrero colgado de un encino.

—¿Y qué decía el letrero? —preguntó el dragón paradoen dos patas.

—Lo mejor que he leído en mi vida: ¡No importa endónde estés, siempre podrás ser feliz! ¿Quieres entrar aun concurso de magia?

El caracol le preguntó;

—¿Y ganaste?

—¡Claro! Gané el premio de la bruja más joven debidoa mi talento; imaginar las formulas más originales parahacer magia —respondió la bruja orgullosa.

Todos los animales atentos aplaudieron.

—Gracias por contarme tu historia —dijo Amandinaregalándole una or a la bruja blanca—. Ahora tengovalor para continuar la búsqueda del círculo plateado. Notengo miedo a nada, pues entendí que esté donde esté,

puedo ser feliz.

La bruja blanca hizo un hechizo con un movimiento, yapareció Amandina.

—¡Ahora pueden irse!

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Glosario

Comprender: Dejar de pelear con el caracolporque no quiere salir de su caparazón.

Esfuerzo: Subir al monte para buscar ramaspara construir una cabaña.

Sensibilidad: Tocar el piso y sentir latemperatura de la tierra.

Valor: Cuando el niño que lee este cuento,agarra un lápiz y cambia los dibujos.

Fin



Recorre tu casa siete veces, como el

número de los colores del arcoiris y así

serás tan fuerte como el dragón, Qì y Amandina que nunca paran de correr.

DERECHOS DE LOS NIÑOS

DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y A

COMPARTIR SUS PUNTOS DE VISTA CON OTROS.

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