28
Ramiro Condarco / John Murr a LA TEORIA DE LA COMPLEMENTARIEDAD VERTICAL  ECO- SIMBIOTICA

166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

Embed Size (px)

Citation preview

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    1/26

    Ramiro Condarco / John Murra

    LA TEORIA DE LACOMPLEMENTARIEDAD

    VERTICALECO- SIMBIOTICA

    Rhisbol

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    2/26

    Fuentes:

    Simbiosis interzonal. En: Ramiro Condarco, El escenario andino v el hombre.1.a Paz: Renovacin, 1971,537-551.

    El control vertical de un mximo de pisos ecolgicos en la economa de lassociedades andinas. En: Iigo Ortiz de Zuiga, Visita de la Provincia de Lende Hunuco en 1562.. Hunuco: Universidad Hermilio Valdizn, 1967-72 II427-476.

    El 'Archipilago vertical' revisitado. En: Shozo Mazuda et alt. Andean ecology andav/za(w/L Tokio: Tokio University Press, 1985.Condarco y Muna. Aparecer bajo el ttulo: "El Archipilago verticalrevisitado de John Victor Murra". En: Ururu, Revista de antropologa. I. 1 (de

    prxima aparicin).

    1987 HISBOL

    Casilla 20753La Paz

    D.L. 4-1-553-87

    Imprenta "Papiro"Bernardo Trigo 447 La PazTelfono 353890

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    3/26

    Indice

    I. Simbiosis interzonal.Ramiro Condarco

    II. El control vertical de un mximo

    de pisos ecolgicos en la economade las sociedades andinas.

    John Murra

    III. El 'Archipilago vertical revisitado.John Murra

    IV. Condarco y MurraRedaccin de la revista Ururu.

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    4/26

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    5/26

    I. SIMBIOSIS INTERZONAL

    Ramiro Condarco

    En los Andes Centrales, clsico ejemplo de lo

    ocurrido en toda la regin andina, la variacin geogrfica impuesta, en sentido de orientacin transversal,

    por las fuertes y remarcadas diferencias de altitud y re

    lieve, es carcter que lleva consigo la existencia de mi-

    croclimas distribuidos en escala correspondiente a los

    cambios de altura.

    La presencia de tales microclimas sobrepuestos

    lo largo de las distintas zonas de altitud, no determin,

    sin embargo, a semejanza de lo observado en Meso-

    amrica por Palerm y Wolf, la aparicin de grupos de

    economa especializada correlativamente superpuestos

    de acuerdo con la sucesin de las mencionadas varia

    ciones fsicas, por lo menos, a partir del ingreso de las

    culturas formativas o preclsicas en el escenario de la

    historia andina.

    Las microadaptaciones existieron sin duda, y no

    slo com o remanentes de los viejos sistemas de caza y

    pesca, sino como hechos de excepcin dentro de los

    7

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    6/26

    propios moldes de vida creados por la economa agr

    cola. La existencia de tribus indgenas semejantes a la

    de los Susques, gentes confirmadas en un territorio de

    uniforme clima microtrmico y al que piden la satisfaccin de todas sus necesidades sin mantener relacio

    nes con otras tribus, es hecho que, por haberse dado en

    regin anloga a la de muchas de los Andes Centrales,

    puede ser muy buen ejemplo de lo que pudo haber ocu

    rrido en la propia regin centroandina.

    Pero ste es caso de funcin quietista y regresiva,

    y no fue ejemplo dominante en tiempos correspon

    dientes al florecimiento de las civilizaciones prehisp-

    nicas. Es ms, tales civilizaciones slo fueron posi

    bles gracias a los mecanismos impuestos por el pro

    ceso de macroadaptacin cuya "expresin orgnica", aldecir de Palerm y Wolf, son las "zonas simbiticas"

    La sucesin escaleriforme de los diferentes micro-

    climas que imperan en la regin altoandina, qued refle

    jada en diferencias de poder, status y riqueza, en el or

    den social, y de idiosincracia y temperamento, en el terreno psicolgico, pero no lleg a expresarse en dese

    mejanzas de microadaptaciones operadas al trmino de

    constituir grupos de economa cerrada y autodepen-

    diente.

    En las llamadas sierras del Per, Bowman haobservado que existe "una estratificacin vertical de la

    sociedad que corresponde a los estratos superpuestos de

    tierra y clima". (Bowman 1938:47).

    En Salamanca, la lnea de congelacin es, al

    mismo tiempo, divisoria que separa las tierras donde se

    cultiva maz y patatas, de las speras y elevadas dehe

    sas de pastoreo. La poblacin agrcola, formada casi en

    su totalidad por pobladores indgenas, habita por deba

    jo de la lnea de congelacin y la poblacin de pastores

    "por encima de ella" (Ib. 48).

    En regiones como sta, las frutas y los "produc

    tos subtropicales" slo se dan por debajo de los 3.000

    8

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    7/26

    metros de altura. Entre los 3.000 y 3.500 metros de

    elevacin, crecen cereales, en las tierras bajas, y pata

    tas, en las altas, mientras los "pastales" slo se extien

    den en convenientes condiciones de extensin y prosperidad, a partir de los 4.270 metros (Ib. 52-3).

    Por consiguiente, tanto la "presin de la pobla

    cin agrcola de abajo" como el llamado de la propia

    necesidad que empuja al pastor hacia las regiones eleva

    das y abiertas, ha concentrado considerable nmero de

    pobladores en regiones que se encuentran muy por enci

    ma de la lnea de congelacin.

    Entre Antabamba y Cotahuasi, dentro la Cordi

    llera martima, se encuentran all a los 5.000 metros

    de altitud y constituyen, por esto la "ltima avanzada

    de los pastores indgenas" (Ib.,43).

    Con chozas construidas a elevaciones de 5.210

    ' metros, aade Bowman, se encuentran en el Per los

    "pastos ms elevados del mundo y el ms alto grado de

    adaptacin a la altitud y al fro combinados" (Db. 34).

    "Nos encontramos aqu -dice Bowman acerca de

    ellas- en los lmites de la altitud y el lmite de los

    recursos". Es demasiada altura an para la tola, van

    guardia de la vegetacin alpina en los Andes. La distan

    cia a Cotahuasi es de 75 millas (120 kms) y a Anta-

    bamba, 50 millas (80 Kms.). Per consiguiente la lana

    tiene que ser despachada a lomo, a una distancia de 250

    millas (400 Kms.) hasta Arequipa, o de 200 millas

    (320 kms.) hasta el Cuzco. Hay que importar hasta

    las patatas y la cebada que provienen de valles alejados

    a varios das de distancia" (Ib. 44).

    Esta poblacin pastora, as confinada en regiones

    de temperatura subrtica, difiere ostensiblemente desde

    el punto de vista psicolgico y social de la poblacin

    agrcola radicada en los valles.

    El indio de la cuenca del Cuzco, dice Bowman, es

    9

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    8/26

    vicioso y relativamente despierto, mientras que el pas

    tor es tmido, silspicaz y de espritu dominado por la

    propensin al aislamiento Esto no slo se observa en

    el Cuzco sino en la cuenca de Abancay y en las de"otros valles semejantes", aade Bowman (Ib, 54).

    La vida de esta poblacin exclusivamente pastora

    depende, en trminos de Bowman, de modo entera

    mente absoluto de la crianza, cuidado y aprovechamien

    to de los recursos proporcionados por la ganadera detipo prehispnica, (Ib. 57) de tal suerte que es lcito

    imaginar que la actividad econmica por ella realizada

    no se encuentra acompaada por ninguna forma de ex

    plotacin agrcola del suelo, hecho que, desde luego, se

    encuentra excluido por la situacin de su habitat

    colocado por encima de la lnea de congelacin, y, por

    tanto, en medio geogrfico de clima nivoso o subni-

    val.

    Sin embargo, este extremo caso de especializa-

    cin econmica impuesta por la conjunta accin de fac

    tores de ndole social y geogrfica, no ha conducido a

    la microadaptacin, pues la comunidad pastor; que co

    mo bien sabemos no utiliza regularmente recursos de

    origen animal para su alimentacin, slo tiene en el

    cambio realizable en alejados mercados la va indispen

    sable para la obtencin de los productos agrcolas que,necesita. Por tanto, en las condiciones observadas por

    Bowman, tal tipo de grupo social es ya sujeto de vincu

    lacin simbitica.

    Si este tipo de pastor no es fruto tardo de la pre

    sin demogrfica agrcola llevada recientemente por laconquista espaola al valle peruano, la situacin de es

    te pastor prehispnico debi ser fundamentalmente la

    misma.

    Existen razones, segn dijimos ya, para presumir

    su existencia pues Darwin menciona, en prrafos quepueden ser confirmados por la investigacin arqueol

    10

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    9/26

    gica, haberse conocido en su tiempo habitaciones pre-

    hispnicas edificadas cerca al lmite de las nieves per

    petuas (Darwin: Mi viaje, p.120) Por otra parte,

    existen razones para pensar que, si tales comunidadesexclusivamente pastoras fueron, en tiempos precolonia-

    les, una realidad altamente comprobable, no llegaron a

    constituir casos de microadaptacin porque no se co

    noci en los Andes ninguna poblacin civilizada con

    hbitos aje n la la general dieta de los agricultores su

    periores.

    La macroadaptacin fue, por consiguiente, la for

    ma de acomodo ecolgico predominante en los Andes

    Centrales, y el sistema de ajuste que imper en el apro

    vechamiento y explotacin de los recursos del medio,

    y que cre* por todas partes, relaciones humanas dirigidas a la cohesin social y a la unificacin econmica.

    Su "expresin orgnica": la zona simbitica, fue,

    como en Mesoamrica, la condicin fundamental del

    admirable grado de evolucin y crecimiento logrado

    por las altas culturas prehispnicas andinas; y su existencia, el factor que explica el poder centralizado y

    dominante as como las posibilidades de fortaleci

    miento creciente que las reas clave encontraron en su

    desarrollo.

    Las "reas clave" han sido definidas por Palerm y

    Wolf como regiones de "concentrado poder econmico

    y demogrfico". Ellas se destacan por su mayor desarro

    llo urbano y, dentro lo relativo, por sus altas cifras de

    poblacin, especialmente explicadas por los ms efi

    cientes medios de produccin de la tierra, as como de

    comunicacin y transporte.

    "El rea clave es, en primer lugar -aaden Palerm

    y Wolf-, un producto de la compleja interaccin entre

    un medio natural determinado y las tecnologas en uso.

    En segundo lugar, el rea clave es el centro de una redde relacionas econmicas con otras dependientes. Esta

    11

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    10/26

    combinacin de rea clave y dependientes ha sido

    llamada zona simbitica" (Palerm y Wolf 1961:339).

    Creemos oportuno prevenir que en la zona cultural centroandina es necesario distinguir dos tipos de

    rea clave: el de zona simbitica bilateral y el de re

    gin simbitica integral.

    Pues es necesario dejar constancia de las diferen

    cias existentes entre las posibilidades de expansin inte-gradora realizables desde la costa y las actualizables des

    de las tierras altas.

    Los centros culturales de la primera slo logran el

    primer tipo de integracin, principalmente debido a quedesde la costa es considerablemente ms factible la

    consolidacin de una vasta unidad social con poblacio

    nes instaladas en los valles transversales ecolgicamen

    te homlogos entre s, y, a lo ms, con las sierras

    cisandinas prximas, que la que podra haber estado

    integrada por stos y por los centros de poblacin distribuidos y asentados en medios naturales transandinos

    de diferentes y variada fisonoma fisiogrfica.

    Respecto a un anlogo ejemplo de posicin desfa

    vorable observado en tierras mesoamericanas, Palerm y

    Wolf han dicho que la Costa Pacfica de aqullas no

    tiene en su precipitado descenso de la sierra "buenas

    oportunidades" para su propio desarrollo, pero que tal

    declive "crea una zona favorable de expansin y de com

    plemento econmico para los pueblos del Altipla

    n o " ^ . 339)

    En la zona centroandina ni la posicin marginal

    de la costa ni su rpido descenso de la sierra obstaculi

    zaron su propio desarrollo, pero tampoco le permitie

    ron tener posibilidades de capitalizar obras de integra

    cin comparables con las realizadas desde las tierrasaltas.

    12

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    11/26

    Sin embargo, la costa no dej de tener reas clave

    de importancia bilateral, y , entre stas, las de mayor

    relieve son, probablemente, las siguientes:

    1. La zona que Hermann Leicht ha denominado el

    corazn del reino Chim; es decir, la regin baada por

    los ros Chicama, Moche, Vir y Chao, repetido cen

    tro de expansin de la Cultura Mochica o Proto Chi-

    mu (Cais 1959:255), primero, y de la de Chanchno Chimu, despus, si tomamos en cuenta en esta

    ultima el sobresaliente rango de privilegio que tuvo

    Chanchn, capital del llamado Imperio Chimu (Ca-

    nals: 286).

    Esta rea clave fue el centro de una gran zona

    simbitica, globalmente integrada por el resto de la

    costa septentrional centroandina y parte de las tierras

    vecinas, pues sabemos que all costa y sierra estuvie

    ron relacionadas por vnculos de complementacin

    econmica recproca. Tmbez, por ejemplo, dispuso de

    "grandes pesqueras" con las que contrat habitualmen

    te "con los de la sierra" y fue, por esto, asiento de

    indios "siempre ricos" (Cieza 1922:206) El Prncipe

    Chimu, por otra parte, goz de la adhesin poltica de

    los prncipes del reino serrano de Cajamarca cuyo

    ltimo jefe fue aliado del de Chimu (Canals: 298), hecho detrs del cual debieron existir, con toda probabi

    lidad, entendimientos de orden econmico encaminados

    al cambio recproco de productos complementarios.

    Fray Antonio de la Calancha, escribe Emilio

    Vsquez, tiene registrada la tradicin prehispnica

    segn la cual el Gran Chim mantena activo y

    permanente comercio con la altiplanicie interandina.

    Unos remitan a la puna "productos alimenticios de la

    costa, y los otros provean a sta , "en son de canje o

    trueque, metales, lanas, artefactos de piedra, rodelas de

    granito y pedernal, porras para el combate...", etc.,

    (Vsquez 1958: 18).

    13

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    12/26

    2. En la costa media centroandina, rea clave de

    persistente estabilidad fue Chancay, pero tambin Ri-

    mac ostenta caracteres de similar estabilidad, mientras

    Pachacmac ocup en la zona puesto de indiscutibleprivilegio slo en tiempos protohistricos.

    3.- En la costa sur, los centros de mayor

    importancia econmica y demogrfica parecen haberse

    desplazado de norte a sur y de sur a norte, pero slo

    dentro de la llamada regin de Chincha, esto es: la com

    prendida por las regiones de Chincha, Pisco, Paracas,

    lea y Nazca, de tal suerte que toda ella desempea, en

    la costa meridional, la funcin de rea clave.

    Esta zona es regin que presenta rasgos fisio-grficos de doble naturaleza, es regin costera y monta

    osa.

    "lea -dice Emilio Vsquez- participa de dos zonas,

    o como geogrficamente se dice, de dos regiones: la

    costa y la sierra" (Ib. 31).

    Esta regin, la de Chincha, mantuvo, adems,

    vivas y permanentes relaciones de intercambio con la

    altiplanicie. Esto, dice Vsquez, es un "hecho histri

    camente cierto" (Ib: 17).

    Existen, por lo dems, indicios de formas de para

    sitismo ocasional practicadas por medio de eventuales

    incursiones de guerra en las regiones serranas y altipl-

    nicas adyacentes y prximas.

    Cieza y Garcilazo dan cuenta, de modo uniforme,

    de este gnero de correras. Cieza dice que, en tiempos

    de los primeros incas, los de Chincha "acordaron de

    salir con sus armas a robar las provincias de las sie

    rras" y que, en el curso de estas hazaas, lograron hacer

    "gran dao" a los Soras y Lucanas, y hasta llegaron a"la gran provincia del Collao" (Cieza: 246-7)

    14

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    13/26

    Garcilazo, por su parte, y no sin expresar su es

    cepticismo acerca de la verosimilitud de lo relatado por

    la tradicin, dice que los de Chincha se jactaban de que

    sus antepasados salieran a menudo ("muchas vezes"), a"correr la tierra" trayendo los "despojos della" y "que

    desta manera llegaron muchas vezes hasta la provincia

    Colla (Garcilazo 1943:45).

    Tal vez la ausencia de alto urbanismo que se ad

    vierte en esta zona, puede invitamos a meditar acercade los reparos que es necesario tener presente antes de

    incluir la regin al lado de las restantes reas clave de

    los Andes Centrales, pues no se debe olvidar que no

    nos son conocidas "grandes ciudades de esta regin", y

    que "es muy posible que no hayan existido nunca"

    (Canals: 294).

    Empero, se advierten en ella, al lado de eficientes

    sistemas de explotacin del suelo, tanto el uso de los

    mejores medios de comunicacin y transporte, como

    considerablemente altas cifras de poblacin.

    Garcilazo de la Vega nos dice que Chincha, a se

    mejanza de otros valles no menos poblados, tena alre

    dedor de treinta mil vecinos en tiempos prehispnicos

    (Garcilazo: 65). Es posible que esta cifra sea resultado

    de los arbitrarios procedimientos de apreciacin que seutilizaron en tiempos de la conquista y con posterio

    ridad a ella, segn lo tiene brillantemente expuesto el

    Profesor Angel Rosenblat, empero el encarecimiento

    que de ella se hace, sin duda, se encuentra fundado en

    la observacin de la objetiva y real superioridad num

    rica que los dichos valles tuvieron con relacin a lasrestantes zonas de la costa sur. De tal suerte que cual

    quier cifra comparativa mayor ya nos es suficiente indi

    cio para inferir que la zona fue, sin duda, rea demogr

    fica de indiscutible privilegio.

    En la zona altoandina ocurre un fenmeno de concentracin apreciablemente mucho ms importante, no

    15

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    14/26

    paragonable. ni con el mejor ejemplo de los produ

    cidos en la costa.

    Trtase no slo de centros capitales emplazadosen zonas de simbiosis bilateral sino integral, y no

    nicamente diferenciables en lo que concierne a la ex

    tensin geogrfica sino tambin en lo que atae a las

    mayores posibilidades de lograr las ms intensas y sli

    das relaciones de complementacin econmica.

    Esto obedeci fundamentalmente a la peculiar

    naturaleza fisiogrfica de los Andes Centrales y, segn

    adelantamos ya, a la singular relacin de equidistancia

    existente, a lo largo de la total extensin longitudinal

    de dichos Andes, entre costa y sierra, primero, y entre

    sta y montaa selvtica, despus.

    La uniforme posicin media o central que la re

    gin altoandina ocupa, en cualquier latitud de nuestro

    campo de observacin, con relacin a las dos regiones

    longitudinales que le sirven a modo de fajas marginales

    a lo largo de ambos costados, le di enorme preemi

    nencia sobre aqullas, en las condiciones generales en

    que la regin centroandina se encontr despus de la

    aparicin de la agricultura intensiva y con anterioridad

    a la conquista hispnica.

    Dicha zona, por tanto, goz, a diferencia de lo

    ocurrido a raz de los ostensibles cambios geopolticos

    producidos por la mencionada conquista, de una situa

    cin grandemente favorable consolidada merced a sus

    excepcionales potencialidades actualizables, dadoque la

    numerosa lista de sus valiosos recursos naturales: animales, vegetales y minerales, le permitan atraer venta

    josamente corrientes, culturales convergentes capaces

    de contribuir al advenimiento de asientos centralizado-

    res de alto poder econmico.

    Ahora bien, las reas favorecidas en la regin alto-andina por potencialidades ecolgicas superiores a las

    16

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    15/26

    de sus homologas, podan constituirse en centros de pe

    queas unidades culturales que, una vez fortalecidas en

    la medida de su peculiar Capacidad actual de concen

    tracin econmica y centralizacin poltica, se veanen la necesidad de extenderse hacia zonas de condicio

    nes ecolgicas anlogas; es decir, de lograr la unifica

    cin de las reas altoandinas, primero, y slo despus

    caer sobre las vertientes laterales de las zonas incorpo

    radas.

    Naturalmente que, en este proceso de expansin,

    tena que producirse o colisiones de importancia entre

    fuerzas procedentes de centros diferentes pero igual

    mente capacitados y animados de los mismos propsi

    tos unificadores y centralizadores, o simples desplaza

    mientos de poblacin ocurridos al amparo de la superioridad de las armas, de bien concertadas alianzas o de

    simple asentamiento de vasallaje. Las diferencias de

    fuerza y resistencia con que se presentaban estas distin

    tas circunstancias, aparte de modificar el curso natural

    de la expansin, decidan finalmente la preeminencia y

    estabilidad del punto de equilibrio capaz de ser, a la pos

    tre, centro energtico y unificador de toda la regin cen-

    troandina.

    Son muchas las regiones que en la zona altoandi-

    na renen, en tiempos prehispnicos, condiciones eco

    lgicas, demogrficas, tcnicas y de trueque y transporte, compatibles con las que son propias de las reas

    clave.

    Desempea este papel en tiempos prehistricos el

    valle del Mosna en la regin septentrional centroan-

    dina, as como en tiempos protohistricos los de Caja-marca y Huamachuco.

    En las tierras altas del centro, Jauja y Cuzco se

    distinguen en tiempos protohistricos, mientras en las

    tierras altas del sur, la regin que circunda el lago Ti

    ticaca es rea clave de permenente estabilidad en tiempos prehistricos y protohistricos.

    17

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    16/26

    En cuanto a la regin de Cuzco que, por el espe

    cial papel centralizador desempeado en tiempos proto-

    histricos, debe considerarse como rea clave de excep

    cional inters, Isaias Bowman ha formulado algunasobservac iones de valor acerca de las condiciones geogr

    ficas que contribuyen a explicar el origen del eminente

    puesto que logr ocupar y retener por espacio de gran

    nmero de dcadas.

    La "cuenca densamente poblada del Cuzco -dice

    Bowman- posee un amplio territorio montaoso tribu

    tario y se halla, ella misma, dentro de los lmites del

    cultivo del trigo y la cebada. Adems hay varias cuen

    cas ms pequeas, como la de Anta, que depende del

    Cuzco para obtener mejor mercado y facilidades de

    transporte. Un dominio de esta clase es autoestimu-

    lante y al fin se halla fuera de toda proporcin con las

    diferencias naturales originales. El Cuzco ha aprove

    chado tambin de su posicin de puerta de ingreso a la

    gran regin noreste de los valles subtropicales que tie

    ne su inmediato mercado en dicha plaza y le confieren

    una posicin de extraordinaria importancia. Siglos an

    tes de la conquista espaola era centro que ejerca poten

    tes y lejanas influencias: la patria de los poderosos

    Incas; hasta l venan los tributos de grano, lana y oro.

    Quien est acostumbrado a considerar las grandes conse

    cuencias que tiene, por lo menos, una conexin inti

    ma con la tierra, esperar que la situacin del Cuzco

    posea algunas caractersticas nicas. Teniendo presente

    el glorioso pasado de esa ciudad nadie puede subir a las

    alturas que la rodean y mirar hacia la llanura frtil,

    bordeada de montaas como se mira un paisaje trivial.El secreto de esas grandes conquistas reside, no slo en

    el espritu, sino en la materia. Si la ascensin de los

    Incas al poder no estuvo relacionada en la topografa y

    clima de la cuenca del Cuzco, es seguro, por lo menos

    que sin un escenario tan amplio y noble las escenas se

    hubieran representado en una escala muy diferente(Bowman:53).

    18

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    17/26

    El suelo frtil de la regin agrcola del Cuzco fue

    impositivo factor de sedentarizacin, de tal suerte que

    cuando los Incas conquistaron la hoya, dice Bowman,

    encontraron ya poblaciones fuertemente ligadas a la tie

    rra. "Para gobernar -prosigue Bowman- es una gran

    ventaja tener sujetos que no puedan moverse". Los agri

    cultores, a diferencia de pastores y cazadores, son tan fi

    jos y estables como el propio suelo que tienen a sus

    pies (Ib. 54).

    Cuzco, por otra parte, se encuentra ventajosamen

    te rodeado por prados naturales de poco frecuente exten

    sin y valor, hasta tal punto que la "completa ocupa

    cin de los pastales inmediatos a la cuenca del Cuzco -

    segn Bowman- se hallan en relacin directa con las

    ventajas que ya hemos anunciado" (Ibid).

    Por consiguiente, la regin del Cuzco es rea que

    ostenta los caracteres de una zona simbitica dotada de

    tierras de doble valor: pastoril y agrcola, y de rpido y

    fcil acceso a zo^as productoras de bienes

    complementarios.

    En ninguna parte, como en el Cuzco, dice Bow

    man, los lmites que dividen las tierras de pastoreo de

    las de cultivo se encuentran tan clara y "defnidamente

    trazados" (Ibid)

    Por otra parte, nada ms favorable para su condi

    cin d e fe n sa zona simbitica que su particular proxi

    midad tanto a los valles trridos de las regiones andi

    nas marginales cuanto a las de la selva amaznica. Re

    curdese que Cuzco no se encuentra a nada ms que a

    cincuenta millas del bosque tropical (Bingham 1956: -

    364) o, como dej escrito Fray Reginaldo de Lizrraga,

    a "tres o cuatro jomadas" de la clida "tierra llamada

    los Andes" (Lizrraga 1909: 535).

    Existen otras reas clave de importancia tanto den

    tro de la zona representada por el Gran "Altiplano" me

    19

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    18/26

    ridional como dentro de la constituida por la seccin de

    la puna desgarrada, como por ejemplo las regiones de

    Quillacas y Carangas, y las de Charcas y Tarija.

    Todas estas fueron regiones centrales de vastas zo

    nas simbiticas extendidas a ambos lados de los An

    des.

    La actividad de complementacin econmica

    realizada desde las tierras altas con las bajas situadas a

    poniente y naciente de las primeras, fue probablemente

    de laxos vnculos de intercambio, primero, de perma

    nentes relaciones de trueque, despus, y, por ltimo, de

    imposiciones tributarias y ocupaciones militares.

    Formas del primer tipo de complementacin, es

    decir, del satisfecho por el llamado comercio primiti

    vo, se hallan convenientemente ilustrados por Pedro

    Pizarro quien, segn ya tuvimos oportunidad de decir

    lo, escribe que los Collas obtenan algo de maz por

    medio de "rescate con lana" en los valles que se encuen

    tran en la costa hacia "la marca del Sur" y en los quese hallan en "los Andes hacia la mar del Norte" (Piza

    rro 1944:93)

    En laDescripcin y Relacin de la Ciudad de LaPaz, de 1586, se encuentra un tetimonio confirmato

    rio:

    "Entran en los valles calientes -dice aqulla-, as

    donde se da maz como coca, trigo y dems cesas que

    tengo referidas, y traen del ganado que tienen, que son

    los cameros desta tierra" y con estos "compran hacien

    do trueque del maz y la coca, y dems cosas que en sutierra faltan" (Bandelier 1910: 148).

    Por su parte, la traduccin italiana hecha por Ra-

    musio del documento elaborado en Jauja, el 15 de julio

    de 1534, por Pedro Sancho de la Hoz y dirigido al Rey

    de Espaa en nombre de los funcionarios reales encabezados por Francisco Pizarro, contiene dos afirmaciones

    20

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    19/26

    relativas a las relaciones entre los habitantes de la cos

    ta y de la sierra. Dice la primera: "II paese di Collao

    lontano & appartato molto del mare, tanto che le genti

    natue che habitano non hanno notitia d'esso...".

    La segunda insina limitadas relaciones de inter

    cambio entre los habitantes de la altiplanicie con los

    instalados en las vecindade s del mar: "Non v'in esso

    selua ne legna dabrucciare, & quella che percieo vsa,han in baratto di mercantia con quelli che habitano

    vecino al mare, chiamatio Ingri, & che habitano anco

    al basso presso le fiumane, doue paese caldo che

    questi hanno legna, et s baratta con pecore & altro

    bestiame, legumi perche nel resto il paese sterile,

    che tutti con radice d'herbe, et herbe. Maiz & qualchepoca carne si sostentano, non perche in quella

    prouincia di Callao non sa...(Ib. 131).

    Ha sido Bandelier quien, con su peculiar y equivo

    cada actitud hipercrtica ante los documentos america

    nos y peninsulares del perodo colonial, ha puesto enduda la probabilidadad de la existencia de intensas rela

    ciones de intercambio en tiempos prehispnicos.

    "Thus the primitive inhabitant of the Titicaca

    basin was, as his neighbor and congener of the Puna

    and Cordillera, weighed down by a hard climate and thescanty resources. It is true that the Indian having the

    llama and the disposal, hat the resource of the com-

    merce; but that comerce also was checked by divisin

    into tribes resulting from Indian social organization.

    The configuration of the shores favored segregation

    into small groups, at war with each other. This condi-tion of affairs survives today, in the regular hostilities

    between indians of neighboring villages as well as

    between those of neighboring haciendas" (Ib. 20-1)

    Sin embargo, esto no ha sido as. La guerra o la

    habitual hostilidad intertribal no ha sido obstculo para

    el libre curso de las corrientes de intercambio, especial

    21

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    20/26

    mente cuando el despotismo de los fuertes Estados pre-

    hispnicos impona obligada tregua a los pueblos de

    pendientes y sometidos.

    Formas correspondientes al segundo tipo de com

    plementacin, es decir, al impuesto como contribucin

    tributaria se hallan ejemplificadas por los tradicionales

    presentes que algunas tribus de los Antis, como los

    Chunchus de Tono, acostumbraron remitir al Cuzco

    hasta los primeros tiempos del perodo colonial.

    Garcilazo escribe que estos Chunchus enviaron a

    los Incas en acto de vasallaje muchos presentes cuya

    remisin fue usualmente hecha "hasta la muerte de

    Tpac Amaru" (Garcilazo: 120).

    Juan de Santa Cruz Pachacuti Salcamayhua, por

    su parte, cuenta que 300 antis salieron de Opotari lle

    vando al Cuzco el tributo de oro de la zona, pero que, a

    su ingreso a la regin altoandina, una ola de heladas

    mortales asol esta ltima. Los indgenas atribuyeron

    el mal a la presencia de los visitantes-de la montaa,quienes fueron sepultados junto con el oro que lleva

    ban en las alturas de Pachatucsa (Bowman: 32)

    )

    Formas de la tercera se hallan bsicamente com

    probadas por el testimonio de Cieza de Len quien ase

    gura que los Incas tenan dispuestos que de la mayorparte de los valles fros"saliese" cierta cantidad de in

    dios con sus mujeres, y estos tales, puestos en las par

    tes que sus caciques les mandaban y sealaban, labra

    ban sus campos, en donde sembraban lo que faltaba en

    sus naturalezas proveyendo con el fruto que cogan a

    sus seores y capitanes, y eran llamados mitimaes" -(Cieza: 313)

    Garcilazo confirma el testimonio de Cieza con fra

    ses ms esclarecedoras e ilustrativas.

    "Tambin sacaban -dice Garcilazo- indios de pro

    vincias flacas y estriles para poblar tierras frtiles y

    22

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    21/26

    abundantes. Esto hacan para beneficio, assi de los

    que ivan como de los que quedavan, porque, como pa

    rientes, se ayudassen con sus cosechas los unos a los

    otros, como fue en todo el Collao, que es una provin

    cia de ms de ciento y veinte leguas de largo y que,

    contiene en s otras muchas provincias de diferentes na

    ciones, donde, por ser la tierra muy fra, no se da el

    maz ni el uchu, que los espaoles llaman pimiento, y

    se dan en grande abundancia otras semillas y legum

    bres que no se dan en las tierras calientes, como la que

    llaman papa y quinua, y se cra infinito ganado. De to

    das aquellas provincias fras sacaron por su cuenta y ra

    zn muchos indios y los llevaron al oriente dellas, que

    es a los Antis, y al poniente, que es a la costa de la

    rnar, en las cuales regiones havan grandes valles ferti-lissimos de llevar maz y pimiento y frutas, las cuales

    tierras y valles, antes de los Incas, no se habitavan;

    estavan desamparados, como desiertos, por que los in

    dios no haban sabido ni tenido maa para sacar ace

    quias para regar los campos" (Garcilazo: 86-7).

    La intensa actividad de intercambio realizado a lo

    largo de ambas vertientes entre las tierras altas y bajas

    ha quedado impresa en las huellas de otra realidad estre

    chamente asociada a la primera: las vas de comuni

    cacin.

    Gran nmero de rutas, como las que unen

    Tmbez y Huancabamba, Lambayeque y Jan, Saa y

    Cajamarca, Paramonga y Huaylas, Huaura y Bombn,

    Lima y Jauja, Pisco y Huamanga, Nasca y Cuzco (Te-

    11o 1960:39) son claro testimonio de las ntimas rela

    ciones econmicas que vincularon los pases del litoral y los de la regin altoandina; mientras en la ver

    tiente oriental, el camino que une las proximidades de

    Chachapoyas con las de Saposoa, o los que vinculan

    Paucartambo y La Paz (Stothert 1967:25), son otros

    tantos retos materiales que dej impreso, en el paisaje

    prehispnico, la estrecha vinculacin entre la sierra y

    la montaa muy apesar de las psimas condiciones na

    23

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    22/26

    turales que la montaa selvtica ofreca para el

    establecimiento de transitables vas de comunicacin

    (Pizarro: 173)

    En lo que concierne a la montaa, no conocemos

    zonas que hayan desempeado el papel de reas clave,

    pero s de regiones que sirvieron a sierras y

    altiplanicies del rea altoandina de zonas de ocupacin

    y expansin donde encontrar productos complementarios.

    La capacidad de complementacin econmica pro

    pia de la montaa ha sido objeto de opiniones encon

    tradas.

    "Yungas -ha escrito, por ejemplo, Humberto

    Fossati- poda producir frutos tpicos (bananos, man

    gos, ananas, yuca, racachas, walusas, etc.) pero estos

    no daban para el desarrollo de una economa de inter

    cambio, pues era produccin que no complementaba a

    la produccin agrcola del altiplano que era nica zonade consumo que poda entrar en relaciones comerciales

    con la yunguea. Aqu estamos frente a otra premisa

    de la ciencia econmica: las economas que no se

    complementan no llegan a vincularse directamente y a

    lo ms pueden ayudarse en los casos propicios de co

    mercio indirecto o triangular, caso que estaba excluido, pues mientras Yungas estaba dispuesta a consumir

    productos del altiplano como carne seca de llama, el

    chuo, la tunta, las papas, tejidos de lana, etc. su eco

    noma no tena productos igualmente codiciados por -

    los habitantes de las tierras altas y fras."(Fossati

    1948: 2).

    Este no es juicio desprendido de adecuado examen

    de la realidad. Pues, Yungas era regin productora de

    varios artculos tan necesarios como apetecidos y bus

    cados en la altiplanicie como las mejores producciones

    de sta. Entre ellos se encuentra el maz, la madera, lacoca y un buen nmero de objetos suntuarios.

    24

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    23/26

    Del primero, como materia de intercambio entre

    la altiplanicie y los Andes tropicales, nos hablan, de

    modo uniforme, y por separado, Pedro Pizarro y Pedro

    de Cieza, as como tambin Garcilazo de la Vega en es-clarecedores prrafos que acaban de ser reproducidos.

    De la segunda, laRelacin de la Provincia de Pacajes dice escuetamente que, para fines de edificacin,"la madera train de Yungas" (Bandelier: 148)

    En cuanto a la tercera, es necesario puntualizar

    que el empleo de la coca, en el viejo hbito masticato

    rio, ha sido ms generalizado de lo que ha solido ima

    ginarse. Existe un documento segn el cual, alrededor

    de 1539, la coca en el Cuzco vala "a peso de oro" y

    era "la principal renta de los dieznos" (Ib. 148).

    Esto habla a favor de su tradicional y generalizada

    utilizacin prehispnica, y, por tanto, del alto valor

    que tuvo en las regiones altas como-producto de valor

    complementario para los usos ordinarios all predo

    minantes.

    Aparte de lo enumerado, la montaa provey a

    sierras y altiplanicies de la zona altoandina de cuan

    tioso nmero de objetos suntuarios como pieles y plu

    mas, y de plantas de conocida importancia para la magia y farmacopea indgenas, tales como la Piptadeniagrata y otras especies de no menor valor dentro de laespecial configuracin cultural de aquellos tiempos.

    La vieja tradicin de trueque entre las poblaciones

    andinas y las tribus amaznicas que ha persistido hastanuestros tiempos, es, adems, indicacin palmaria de

    un hecho realmente ocurrido: las frecuentes relaciones

    de intercambio entre los indgenas de las fras regiones

    occidentales y los de las bajas tierras trridas suban-

    dinas.

    Los prados de Yanatili, en territorio peruano, han

    25

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    24/26

    sido, por ejemplo, tradicional lugar de encuentro y trfi

    co entre los naturales de la meseta y de la selva.

    "Es en esta faja de pastales bajos -dice Bowman-en donde encontraron conveniente establecer su merca

    do de cambios, los dos grupos: los habitantes de las

    tierras altas y bajas del valle, por una parte, y los in

    dios de los valles calientes de la floresta y de los valles

    adyacentes, por otra. Las mismas caractersticas fisio-

    grficas se repiten en los grandes valles adyacentes quedesaguan las vertientes orientales de los Andes perua

    nos, y en cada caso han dado lugar a las excursiones pe

    ridicas de estos primitivos comerciantes" (Bowman:

    35).

    Los Chontaquirus qu acuden al singular mercado

    de Yanatil, llevan a l, segn testimonio del Gral.

    Miller, "papagayos y otras aves, monos, vestidos de

    algodn blancos y pintados, ceras balsmicas, patas de

    la gran bestia, plumas ornamentales para la cabeza y

    pieles de tigre y de otros animales, lo que cambian por

    hachas, cuchillos, tijeras, agujas, botones y cualquier

    clase de baratijas relucientes"(Bowman: 34).

    26

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    25/26

    BIBLIOGRAFIA

    BANDELIER, Adolfo

    1970 The islands Titicaca and Coati.NewYork

    BINGAHM, Hiram] 956 La ciudad perdidad de los incas. San

    tiago de Chile: Zig Zag.

    BOWMAN, Isaiah1938 Los andes del sur del Per. Arequipa:

    La Colmena

    CANALS, Salvador1959 Las civilizaciones prehispnicas.

    Buenos Aires: Editorial Sudamericana

    CIEZA DE LEON, Pedro de1922 La Crnica del Per. Madrid: Espasa-

    Calpe

    DARWIN, Carlos

    sf. M i viaje alrededor del mundo. Valencia: Sempere y Compaa Editores.

    FOSSATI, Humberto1948 Monografa de or y Sud Yungas. La

    Paz: Renacimiento

    GARCILAZO DE LA VEGA, Inca1943 Comentarios reales de los incas. Bue

    nos Aires: Instituto de Filologa de laUniversidad de BuenosAires

    LIZARRAGA, Fray Reginaldo deDescripcin breve de toda la tierra del

    Per, Tucumn, Rio de la Plata yChile. Madrid: Bailley-Bailliere e hi

    jos

    PALERM, Angel - WOLF, Eric1961 Potencial ecolgico y desarrollo cultu

    ral de mesQamrica. En: Revista interamericana de Ciencias Sociales,Vol I, N. 2

    27

  • 5/23/2018 166035849 Condarco Murra Complementariedad Vertical

    26/26

    PIZARRO, Pedro1944 Relacin de descubrimiento y conq

    uista de los reinos del Per. BuenosAires: Ediciones Futuro.

    STOTHERT, Karen1967 Pre-colonial highway o f Bolivia. La

    Paz: Burillo

    TELLO, Julio C.1960 Chavn. Cultura matriz de la civili

    zacin andina. Lima: Universidad deSan Marcos

    VASQUEZ, Emilio1958 Paisajes de lea. Lima: Instituto Pune-

    o de Cultura

    28