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    PAPELUCHO Y EL MARCIANOMarcela Paz

    http://www.librodot.com

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    ste es mi diario secreto y se prohbe leerlo.

    Hoy martes 13. El pap me dijo:

    -Papelucho, ven a mi escritorio...

    Cuando un pap le dice esto a uno, es igual acuando San Pedro lo ataja en la puerta delcielo: de un run se agolpan los pecados ydems cuestiones. Y ni se saca nada conpensar que el famoso escritorio es puramentecuarto de tareas cuando el pap no est. Ytampoco se saca nada con acordarse de quehace cinco minutos ese pap se lavaba losdientes en pijama arrugado y sin peinarse...

    Pap junt la, puerta con manos limpias ynerviosas y me encerr con l y todas misculpas.

    -T sabes por qu te he llamado -dijo.

    -No tengo ni la mayor idea -contest.

    -Veamos... Pensemos un poco caballerito... -Se sent en su silla sin sospechar que tieneuna pata quebrada.

    -Creo que sabes por qu estamos aqu.

    -Si es por lo del gato, pap, quiero explicarle...

    -No es por lo del gato -me irrumpi colrico.

    -Si es por la custin del agua...

    -No es la cuestin del agua -sus manos se ponan ms limpias cada vez.

    -Entonces sera mi zapato en el techo de la otra casa.

    -No es por lo de tu zapato!

    Pap traspasaba mis ojos y me haca doler la cabeza. Pero no lea mi pensamiento ni yoel suyo.

    Qu habra hecho yo, Dios mo? Se me atropellaban las cosas: el atornillador que setrag la caera del lavaplatos cuando iba a sacar la., cucharita que no sirvi para salvaral grillo que se ahogaba. O sera por lo de esas colleras que convert en medallas hacetiempo? O la crema de cara que le fabriqu de sorpresa a la mam, un da?

    -Habr que refrescarte la memoria -dijo la voz astronutica del pap.-S, pap -me apur a contestar-. Este asunto de la memoria puede tener remedio. En elcolegio hay montones de mala memoriados. Y tambin la mam a veces se olvida de loque va a decir. Parece que hay un profe que la perdi enterita y ni sabe cmo se llama.Pero yo creo que usted puede encontrar la suya. No se preocupe de la ma porquetodava soy joven y...

    -Silencio! -buf de repente interrumpiendo mi discurso-. Basta!

    Fren en seco y qued paralelo.

    Un silencio tremendo llen el cuarto y slo se oa mi cuchicheo interior. Quexperimento raro haca el pap conmigo? Por qu me miraba callado? Quin hablara

    primero, l o yo? O es que l estaba escuchando lo que pasaba en mi dentror yarrebatando mi secreto?

    De pronto se puso calmo.

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    -No tienes por qu poner esa cara de culpable -dijo- Es muy simple. Quiero que me digascon franqueza, qu te pasa, hijo mo? Soy tu padre. Tu mejor amigo, recurdalo...

    No poda recordarlo porque era la primera vez que lo oa. Mi padre era mi mejor amigo.Ahora no se me olvidara jams.

    Esper.

    l tambin esper.Pas mucho tiempo.

    -No puedo perder la maana entera esperndote -dijo con voz de paciencia-. Te hepreguntado qu te pasa... Me explico. Desde hace un tiempo tu madre y yo te notamoscallado, extrao, ausente, haces cosas muy raras... Por ejemplo miras al cielo muchorato. Tienes dificultad en ver?

    -S -contest.

    -Pero me ves a m no?

    -S, claro...

    -Ves lo que dice esta carta?-No.

    -La ves borrada?

    -No, la veo patas arribas.

    -Bien -dijo enderezando la carta-. No tenemos por qu preocuparnos de tu vista. Ahoraexplcame por qu saltas como sapo y a veces hasta dormido?

    Sent calor en las orejas. Mis saltos son asunto mo. Pap est tratando de perforar misecreto... Yo nunca le pregunto a l por qu estira el cogote y se mete el dedo en elcuello. Ese es asunto de l.

    -Antes era campen de salto -dije enrabiado.-No est muy claro eso. Tus saltos no son de entrenamiento. Son de sapo...

    Ahora estaba seguro: pap sospechaba de m. No hay nada ms cargante que sospechende uno. Y l quera asegurarse si el marciano estaba dentro de m. Si se convenca meiba a hacer operar, y me lo sacaran igual que mi apndice. Mi marciano es mo y yo loproteger de los curiosos. Nadie vendr a quitrmelo.

    -Ahora hay otro sistema de entrenarse -dije.

    -Otras veces te quedas largo rato callado, como escuchando algo. Luego te res o hablassolo... Te enojas sin motivo y alegas a nadie... Es tambin un modo de entrenarse?

    El marciano y yo nos remos... Siempre que nos remos los dos a un tiempo me da hipo.

    -Ah! -dijo pap-. Y tambin ese hipo que te viene a cada rato... Creo que debera verteun mdico.

    -Es hipo-drmico -le contest-, as dice el profe.

    -Y el porqu miras tanto el cielo? -se vea en las manos del pap que estaba apurado.

    -La cuestin de los astronautas sin cpsula, los ovnis, los...

    -Ya, ya -me irrumpi-. No te preocupes, no hacen dao. Y ya es tarde. Tengo que volar ala

    oficina. Quedamos entonces en que soy tu mejor amigo, que te ests entrenando para

    campen de saltos y que no tienes dificultad en ver. No es asi? Adis! -y sali como unchifle a pillar su micro.

    Pero yo lo alcanc y lo pill al justo cuando iba a trepar en l.

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    -Qu pasa? -pregunt.

    -Qu es dificultad de ver? Usted es mi mejor amigo y quiero que me explique...

    Puso cara de loco cuando el micro parti.

    -Dificultad de ver es ver mal... -dijo estirando el cogote y pasndose el dedo por elcuello.

    -Es por eso que no veo a los astronautas sin cpsula?

    -Nadie los ve porque estn muy lejos -clam-. Y ahora por tu culpa tendr que tomartaxi.

    Apenas hizo dedo fren un taxi y al partir en l, en vez de estar feliz tena una cara decaballero de esos que le han robadp la billetera.

    Det y yo nos quedamos mirando el taxi que se perda entre muchos.

    -Por qu no fuiste con l a su oficina? Quiero conocerla -dijo Det.

    -Tambin yo quiero conocer la luna... Pero tengo que hacer tareas.

    -Eres aburrido. Qu son tareas?

    No contest y entr a la casa. Pero Det estaba enrabiado y cuando le da por pelear esmolestoso como un dolor de muelas. Porque uno ni sabe lo que quiere l y lo que quiereuno. Las ganas suyas y las mas, distintas y furiosas. Bueno es pelear con otro, peropelear por dentro es rotundamente fatal.

    Y por eso me ech al suelo de guata. Es la nica forma en que Det se duerme y deja enpaz.

    -Qu hace ah? Est enfermo?

    Lleg la Domi con su famosa escoba hacindome cosquillas en las orejas. Igual que elpap. Tambin ella quiere saber lo que me pasa. No puede tener uno su secreto propio?

    Me hice el muerto. En esta casa slo respetan a los muertos.

    Barri, plumere, cant, suspir y por fin pas el dedo por la mesa.-Todo se pierde en esta casa -dijo-. Hasta el pao amarillo. Fijo que este pobre nio se loha comido... Se haba puesto tan raro... Ms vale que se muriera el pobrecito. Porque elpatrn ya lo iba a encerrar por raro...

    -Encerrarme a m? Dnde? -resucit de un brinco.

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    -Ave Mara! -chill la pobre asustada-. Yo lo crea muerto...

    -Quin dijo que me iban a encerrar?

    -Una no tiene la culpa de or lo que hablan en el comedor...

    -En qu me van a encerrar?

    -En un hospital de locos, creo yo. As se mejora al tiro.

    -No estoy enfermo.-Ningn loco se cree...

    No s qu cara puse, pero la Domi estaba arrepentida de lo que dijo.

    -Loco de veras no est. No se preocupe. Yo le hago un sahumerio y lo dejo como nuevo.Pero me guarda el secreto...

    Otro secreto ms.

    -Voy a pensarlo, Domi -le dije- y te contesto...

    Tena que consultarlo con Det, no fuera a matarlo. Sal corriendo y me trep al peral quees la nica parte donde uno puede estar tranquilo para pensar y conversar con Det.

    ---

    Desde la ltima rama del peral salt al tejado, pero estaba tan caliente y apenas lo toqusali humo de mi zapato y di un brinco.

    -Qu pasa? -dijo Det en mi dentror.

    -Me quem un pie...

    -No sirves para nada... -dijo-. Que te quemas, que tienes que hacer tareas, que hacehambre...

    -Te callas! -dije furiondo-. A ti no te importan esas cosas porque eres de otro planeta y

    no entiendes nada!-Entiendo -dijo l-. Lo que t sientes es miedo. Miedo a quemarte, miedo al hambre,miedo a que te encierren por loco...

    Todo le aguanto a Det menos que me llame cobarde. Eso no.

    Yo lo tengo alojado en m, primero porque hay que darle asilo al peregrino, segundoporque mientras no pueda viajar yo en la cpsula espacial, al menos puedo ayudar a unmarciano y tercero porque si lo tengo dentro soy casi uno yo mismo. Y no es fcil,viviendo entre gente tan distinta que se cree inteligente y no sabe nada de ellos.

    Soy valiente y soy hombre porque a nadie le he contado el secreto que tengo.

    Y ahora escribo mi diario para que no se me olvide cuando sea viejo.

    Fue esa tarde, cuando o un grito en la calle. Sal afuera y vi un montn de gente en unaesquina. Los curiosos se juntan cuando hay algo que ver y yo quise saber lo que era eso.

    Me cost abrirme paso entre las piernas de tantos, Nadie hablaba. Parecan estticos y sinidea alguna. Hombres, mujeres, colricos y perros hadan redondela y yo me entremet amirar. No era ms que un pedazo de platillo volador cualquiera y nadie se atreva atocarlo. Estaban todos momios, mira y mira.

    Me volv con desprecio. A qu tanto mirar si lo nico importante ya no estaba? Elmarciano del platillo haba desaparecido, dej el aparato en panne y hasta su propiocasco en la vereda. O andara rondando entre nosotros disfrazado de invisible?

    Sent pena del valiente marciano que lleg hasta nosotros y tuvo que esconderse. Porque

    ellos son tan choros que ni se dejan pillar.O es que la curiosidad del hombre los derrite y pulveriza?

    Me march del pelotn de curiosos con pena y rabia. Entr en casa y para distraer micongoja me encerr a hacer tareas para un ao entero.

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    Y esa noche mi mam tuvo que despertarme para que me desvistiera.

    Lo malo fue que junto con meterme en la' cama me desvel rotundamente. Aunque eraplena noche yo estaba entero de da y senta el silencio que lata en todo el mundo. Laluna se E colaba en gotas por la polilla de mi cortina yf all en el horizonte roncaba elpap como tigre. La gotera del bao repeta esa marcha que obliga a marchar y elhambre supersnico me pona rabioso. Haba pasos hipcritas y voces secretas de piratasnocturnos, de esas que se han salido de rbita y andan sueltas aprovechando la noche.

    Yo no tena miedo. La ltima vez que tuve miedo fue cuando era chico, esa vez que meca del tejado, y fue poquito antes de llegar al suelo. Pero entonces jur no tener nuncams miedo, y he cumplido.

    El alboroto de mis tripas me oblig a levantarme. Ojal que la Domi no hubiera lavadolos platos esta noche. Porque nadie se acuerda en. esta casa de que hay hambresnocturnas...

    Encontr un raspado de sopa fra en una olla y al langetear la cuchara o un lamentomuy largo en alguna parte.

    Apagu con violencia la luz de la cocina y entonces... pude ver al marciano! Fue laltima vez; ah a mi lado. Era hecho de puntitos bailones y un poco luminosos que sevean slo en la oscuridad. Era ms chico que yo y tan blando como, el humo de uncigarro. Casi pura cabeza, y quiz algunas patas que flotaban al comps de suspiros.

    Pobre marciano metido en una cocina desconocida! Suave, blando, onduloso, casi sincuerpo -tal vez de puros puntos de luz- entre nosotros los hombres duros, hediondos,que comen y traspiran, que pisan, que trabajan, que hacen casas con techos y murallas ycocinas calientes.

    No quera asustarlo y me qued muy quieto. No fuera a reventarle alguna cosa al dar unpaso. Qu podra decirle? l no entenda mi idioma. Haba huido del grupo de curiosos yse esconda en mi casa. Yo sin querer lo haba asustado...

    Quera darle confianza, ser su amigo. Cmo podra ayudarlo?

    Pensando en esto estaba, cuando justo que me pic la nariz y estornud. Fue uno deesos estornudos que chupan todo el aire hacia dentro, de esos de aspiradora. Y al mismoinstante desapareci para siempre el marcianito. No qued un solo punto en la cocina.

    Poco a poco me di cuenta que lo haba aspirado y lo tena en m. Mi cuerpo se habavuelto de plomo con remaches en todas las bisagras de mis piernas y brazos.

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    Yo no pensaba con claridad. Todo estaba revuelto en mi dentror. Ahora pensaba a dosvoces, todo con s y no al mismo tiempo. Y senta al marciano que se agrandaba y seachicaba adentro, acomodndose, reajustndose, como hacindose un hueco. Pobregallo!

    Por fin me decid a ayudarlo. Si fuera yo el cado en Marte me gustara encontrar unamigo. Ese amigo era yo para l.

    -Quin anda ah? -irrumpi en el silencio la voz de mam muy soolienta.

    -Yo -dije- tena hambre y vine a comer algo-

    -Derechito a la cama! -orden majestuosa.

    Quise obedecer y no pude. El marciano me pesaba como si fuera plomo derretido en misvenas. No lograba despegar un pie del suelo para dar un paso.

    -No s quin eres -dije en cuchicheo-. Pero quiero ayudarte y soy tu amigo. Vmonos adormir...

    -Dormir? -dijo una voz como de remordimientos de ayer-. Y eso qu es?

    -Descansar -expliqu- Vamos! -pero no poda moverme.

    -No te entiendo -dijo la voz en mi dentror. Entonces entend que l no entendiera. Unmarciano es distinto a uno.

    -Ponte liviano para que pueda moverme -le dije.

    -Qu es liviano?

    Chitas que resultaba difcil explicar. Paciencia!

    -Oye -le dije-. Quita el freno como si fueras a volverte a Marte en tu platillo.

    -El platillo cloti -dijo la voz.

    -No es razn para quedarnos clavados para siempre en la cocina. Desembrgate! -orden. Y entonces algo se afloj dentro, me sent ms liviano y pude andar.

    Volva a la cama, me acost y me tap. No quera volver a estornudar para que noescapara el marciano. Y me picaba tremendo la nariz.

    -Oye -dije cuando estuve tapado hasta las orejas-. Cuntame un poco de ti... Quin temand a la Tierra? Viniste puramente a curiosear?

    -A m no me manda nadie -dijo y dio un salto dentro-. Muchos vienen y yo tambin vine.Pocos vuelven.

    -Cmo te llamas?

    -Det. Y t?

    -Papelucho.

    -Qu haces? Siempre descansas?

    -Puramente en las noches. Voy al colegio en el da, estudio, juego. T no duermes?

    -Nooo. Yo me evaporo y tampoco entiendo jota de lo que a ti te pasa. Ms me vala nohaber venido a este planeta. Cul es?

    -La Tierra.

    -Ni o hablar de l. No vale mucho la pena, me parece... Me ayudars a volver a Marte?

    -Si supiera cmo, capaz que fuera contigo...

    -No hay platillos aqu? No se consiguen?

    -No todava... pero podramos fabricar uno entre t y yo.

    -S. Necesito volverme.-Lo haremos juntos maana...

    -Qu es maana?

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    -Otro hoy, pero despus.

    -No entiendo. En todo caso guarda el secreto de m. Que nadie sepa que estoy aqu en laTierra.

    -Eres muy importante? Eres hijo de un rey? Eres nio?

    -Soy Det y t te callas de m. No le dices a nadie que estoy aqu jams.

    -Jams! -repet y por fin me dorm.

    ---

    Mircoles 14.

    Si yo hubiera sabido lo que es alojar a un marciano, quiz lo habra expulsado el mismoda.

    Antes yo poda pensar y hacer mi gusto. Ahora no. Porque tener a Det adentro resultamolestoso: que s, que no, cada cosa. Lo que yo quiero no lo quiere l, lo que yo hago nolo entiende. Y lo que l quiere no lo entiendo yo.

    Treparse al peral sali fatal. A Det le dieron ganas de seguir trepando hasta llegar a

    Marte y yo por darle el gusto sub y sub... Me pareca chora su idea y si l me ayudaba...Pero cuando menos lo pensbamos se acabaron las ramas y pescado de unas hojas zas!nos vinimos al suelo con unas cuantas peras.

    Por suerte nadie nos vio y tambin por suerte haba un mantel pituco tendido en lasramas a secar. Sirvi de red un instante y se rasg en dos de puro viejo. Total la mamtiene ahora dos manteles y yo un cototo en la frente.

    A la mam le dio con que:

    -Por qu no comes, hijo? Ests plido y creo que tienes fiebre.

    Det se haba aturdido con el golpe y ni chistaba. Yo tena susto que se me hubieraescapado. Todava tena muchas ganas de tenerlo conmigo y me daba cototo pensar en

    todas las maravilladle habramos podido hacer juntos.Pero cuando lleg el postre, que era una fuente de peras verdes y otras machucadas, sedespert el marciano.

    -Ya viene! Ya viene! -empez a transmitir como un telgrafo!

    -Cllate! -le dije-. Todos vemos las peras porque tenemos ojos.

    -No! -rezong enrabiado- Es lo otro! Ya se acerca!

    -No te entiendo -le dije y en ese momento comenz a aullar el Choclo, y entend..

    -Ya viene! -grit en coro con Det y salt de la silla.

    Un remezn gigante de la tierra, un temblor grado mil y volaron las copas y los platos y

    la fuente con peras se escap de las manos de la Domi para ir a parar en la propiacabeza del pap. Era una fuente antigua de no s cuntos kilates de porcelana y se hizoaicos.

    -Socorrooo! -gritaba la Domi tapndose la cabeza con la pollera para librarse del yesoque caa del techo.

    -Terremoto! -chill la mam arrancando. El pap se apretaba la cabeza para juntar loshuesos de su calavera quiz quebrada. La Ji corra detrs del Choclo que segua ladrando.

    -Misericordia! -gritaban en la calle las vecinas. Todas las caras parecan de historieta. Yoestaba muy tranquilo. Det me tranquilizaba.

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    -Por qu arman tanto jaleo? -preguntaba Det.-Bueno -le dije-, es un temblor grado mil, un terremoto...

    -Y eso qu tiene de particular?

    -Nada! que se caen las casas y muere gente aplastada...

    -Pero para qu hacen casas si se caen? -me pregunt y yo me qued pensando dem.Total, si no hicieran casas, qu importaran los terremotos?

    En eso volvi la mam al comedor donde yo estaba. Vena loca de horror y traa los ojosal revs. Sus manos me cogieron como inmensas araas.

    -Hijo no ves que tiembla? Quieres morir aplastado? -grit. Y me arrastr a la calle.

    Afuera haba unas cuantas tejas quebradas y total lo del mantel ni importaba al lado delremezn. El cototo del pap iba subiendo y era ya casi tan grande como el mo. La Domilloraba a chorros y la Ji se rea tratando de bajarle los pelos al pobre Choclo que estabamuy nervioso.

    Haba mucha gente en la calle y todos contaban a un tiempo lo que estaban haciendo enel momento del sacudn. No s para qu explicaba doa Rosa, cuando todava tena lapollera arremangada... La vecina de enfrente se abrazaba a un inmenso reloj.

    -Siempre salvo mi reloj -deca- para saber la hora del temblor.

    -Yo salv mi radio -deca la Rudecinda con cara de premiada. Todos eran amigos y elnico rabioso era el pap por su cototo. Es lo bueno de los temblores porque se acaban

    las peleas, los retos, los castigos.Entramos otra vez en la casa y ah estaba la crema. Haba terrones y yeso en todo elsuelo, revuelto con peras y pedazos de fuente. Los cuadros chuecos en la muralla lomareaban a uno ms que las lmparas. Una voz deca:

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    -Noticia de ltimo minuto: la agencia Taft de Nueva York anuncia un temblor en la regincentral de Chile.

    Era la radio que haba quedado funcionando con sus noticias atrasadas, como siempre.

    Sub corriendo a mi cuarto antes de que llegara la mam a ordenar. Quera ver misruinas propias y aprovech de quebrar lo que olvid el temblor y que era ese florerocargante que siempre amenazaba de caer y que jams cumpli su palabra.

    Mi cuarto estaba choro. Tena tres hoyos electrnicos: uno en el techo con vista a lossatlites, uno en la muralla con vista a los vecinos y otro en un rincn con vista a lascuevas de los ratones nocturnos. En cuatro patas me met por l y recorr ese mundodesconocido. Era supersnico. Oscuro y misterioso con olor propio y lleno de esas cosasque a uno le prohiben guardar: pedazos de pan duro, papeles molidos, suelas de zapatoantiguas, algodones plomos y clavos y pulseras. Era una mina de esas que uno necesitatener y donde encuentra siempre lo que le hace falta.

    Lo nico malo es que mi entrada asust a los ratones y partieron galopando a esconderseen un hoyo donde yo no caba. Los pobrecitos crean que yo era un enemigo. Ah vendrayo a echarles ms tarde comida y ms tesoros para su mina. Pobres ratoncitos que lagente los obliga a vivir escondindose. Y tambin los obliga a ser ladrones... Si nadie lesda comida de qu quieren que vivan?

    Eso me dio la idea de hacerles un supermercado propio, con de todo. Qu felices van aser maana! Lo importante por ahora es disimular la entrada de mi cueva, antes que seles ocurra taparla... Por eso sal gateando, atraqu el catre a la esquina y dej invisible elhoyo.

    Cuando baj no haba nadie en la casa. Todos otra vez en la calle y con la mano en elpecho.

    -Dnde estabas, Papelucho? Todava caen trozos de yeso y algo pareca galopar en eltecho... Creo que todava tiembla... -deca la mam.

    -No tiembla -le asegur- siempre queda penando un temblor por algn rato y eso esseal de que termin -le dije.

    Cuando estuvieron tranquilos, el pap subi, vio mi catre en el rincn y pregunt:-Desde cundo tienes ah tu catre?

    -Puh! Desde hace rato... -dije y l se qued mirando al cielo.

    -Menos mal que esta casa es arrendada -dijo-. Buenos pesos va a costar acomodarla...

    Apenitas se fue l de mi cuarto, sali la Ji de debajo de mi catre.

    -Toma -me dijo- se qued en la cueva tu lapicera... -y me la entreg bien spera.

    -Cundo entraste t ah?

    -Yo entro todos los das -dijo ella- a traerles comida a mis ratones, en vez de dormirsiesta. Ellos me conocen y no se esconden de m!

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    A la Ji le brillaban los ojos y ni saba que me sacaba pica.

    -Voy a ayudarte a juntarles comida, tanta comida que no tengan que salir nunca ms abuscarla. As estarn seguros y no habr peligro que traigan un gato a esta casa... -ledije.

    -Ellos le tienen compasin al gato vecino -dijo- siempre le tiran al tejado lo que a ellosles sobra...

    -Y no le tienen miedo?

    -Por qu van a tenerle miedo si el gato vive de lo que ellos le dan?

    -Bajen nios! -grit la voz de la mam.

    Det, que se haba dormido desde el temblor, despert con un brinco.

    Los tres bajamos corriendo pensando que ahora haba incendio...

    ---

    Pero no. Puramente los nervios de la mam. Resulta que el famoso temblor no botninguna casa ni cosa, sino que la de nosotros, que por suerte no es nuestra. Es de unseor propietario.

    Todos los vecinos han entrado a verla y dicen que se cae de todos modos, con o sintemblor y compadecen al pap y a la mam. As que la convencieron que no podemosdormir en ella ni una noche porque amanecemos cadver.

    Como los hoteles son muy caros la mam decidi que dormiramos en un taxi.

    Cost harto convencer al pap y al taxista, pero la mam se las arregla para salir con suidea, y as nos instalamos frente a la puerte de calle, creo que para verla caer.

    A m me pareci chora la cuestin porque as le dbamos libertad a los ratones siquierapor una noche, pero el asunto de acomodarse en un taxi resulta bastante molestoso. Decaber, cabamos, pero a todos nos sobraban las cabezas. O sea, nos quedabanbambaleando igual que los adornos del rbol de pascua. No haba cmo afirmarlas.

    El pap fue el primero que se baj furiondo y dijo que l dorma en la casa aunque se

    viniera abajo.Un portazo en el taxi y otro en la casa y desapareci.

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    Al poco rato el chofer dijo que por pesos ms pesos menos, l no se daba una malanoche, y sigui al pap. Entonces la Domi tambin se baj alegando que le dola elpescuezo y prefera amanecer reventada que mal dormida.

    Total quedamos los tres con la mam y la Ji y nos acomodamos al estilo del frica, y porfin nos dormimos. Pero no tan por fin, porque al poquito rato se abri la puerta del taxicon violencia y un seor se ech encima de nosotros con maletas y orden:

    -Al aeropuerto, rpido! Adentro se arm la crema y chillaba la mam creyendo que la

    cogoteaban y chillaba el seor creyendo que a l dem. Y cuando al fin se entendieron,resulta que l haba credo que el taxi estaba libre porque la Ji le haba levantado labanderita con la famosa palabra.

    Det quera saber todo el tiempo lo que pasaba, y yo lo haca callar.

    De repente aburrido chill:

    -Cllate, idiota! -y el caballero que iba al aeropuerto pelote mi insulto y me mand untirn de orejas sulfuroso. La mam por arreglarlo dijo:

    -No se d por entendido, seor, el nio es alucinado.

    As que ahora soy alucinado tambin.

    Cuando el seor parti nos arreglamos de nuevo para dormir, pero a la Ji le dio con quetena pesadeces y que en vez de dormir prefera jugar al circo. Entonces la mam sacsus famosas pastillitas y nos meti una en cada boca y dos en la propia y de purodesvelados nos dormimos.

    Resulta que al poquito rato empez a remecerse el cacharro peor que un terremoto y unavoz de trueno bramaba dentro chillando:

    -Salgan de ah! Qu pasa en este taxi?

    Era un carabinero de esos de mal carcter.

    -Abran o rompo el vidrio!

    Pero la mam no despert jams. La Ji abri un poco la ventana y yo despert bastante

    aturdido.-Es suyo el taxi? -pregunt cerrando otra vez los ojos-. El seor que se cree el dueoest en la casa... Y no siga molestando porque cuesta mucho dormirse.

    -De modo que son nios vagos los que hay dentro? Van a venir conmigo ahora mismo ala comisara.

    La Ji cerr el vidrio y los dedos gordos del seor carabinero se quedaron pillados igualque una laucha en la trampa.

    -La mam est durmiendo y es la noche! -cuchiche la Ji mientras los dedos gordos seiban poniendo ms gordos por minuto. La cara del dueo de esos dedos era como deogro, pero ni se oa lo que estaba diciendo su boca acelerada.

    -Si usted se va tranquilito a su casa lo soltamos -le dijo la Ji.

    Por fin l dijo un "s" con la cabeza y la Ji abri un poco el vidrio para apretarlo despus,sin dedos. El ogro parti chupndose sus dem.

    Y cuando amaneci el da cost despegarnos unos de otros y de los asientos calientes ylatigudos.

    Entramos a la casa a tomar desayuno y al poco rato llegaron unos maestros a trabajarpara arreglarla.

    Uno era flaco y tartamudo entero y picaba las paredes a mil por hora. El otro era gordo ytraspiroso. Iba detrs del flaco tapando los hoyos con una crema de yeso. La mam y elpap salieron porque les daba ataque ver los montones de tierra y yeso en todas partes.

    Al ratito la Domi era como hermana con el maestro gordo y casi no se podan separar. Semiraban tanto que yo creo que haca mucho tiempo que no se vean, y se tomaban de lamano, y se quedaban pegados con el yeso. Porque el yeso se pone duro al tiro, y en una

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    de estas tuvimos que llamar al maestro flaco para que despegara a la Domi del gordo ycomo es tartamudo y tembloroso los martill casi enteros. Pero los despeg. Si no, nohabramos podido tener almuerzo.

    -Esta ca-casa de-deban ech-ech-echarla abajo -deca el maestro flaco.

    -Con una buena enyesada se afirma -deca el gordo tirando yeso al techo y las murallas.En el suelo crecan los cerros de barro y yeso, ladrillos y pinturas, pero a la Domi nada laconfunda y se senta muy feliz.

    Nos hizo la comida ms rica y almorzamos con los maestros y el Choclo y la cosa durhasta casi la noche.

    Det se haba vuelto a poner preguntn y molestoso. Es raro pero aunque nadie lo oye, elChoclo ladra cada vez que l transmite y todo el mundo pregunta qu le pasa a eseperro?

    -Salgamos -deca Det-. Quiero hacer contacto. Me llaman! -y empez a hacermecosquillas en las tripas. El Choclo segua ladrando sulfuroso, hasta que al fin sal afuera,es decir, a la calle. El sol se haba escondido y con eso la Domi se puso chinche yenamorosa y cargante. El maestro del yeso se limpiaba las uas con un tenedor dememoria y miraba a la Domi acholado. Det segua fregando y yo estaba aburrido detodo.

    -Quiero mi platillo! -repeta Det con cantinela.

    -Bscalo t, si lo quieres.

    -Cmo lo busco si t me tienes preso?

    -Yo no te tengo preso! T te metiste dentro -rabi.

    -Lrgame fuera! Tengo que hacer contacto. No entiendes que el temblor era elcomando? Yo tengo que acudir cuando me llaman.

    -Entonces mndate cambiar.

    -Estornuda y me lanzas! -chill Det.

    Trat de estornudar. La nariz no me picaba por motivo alguno. Tendra que resfriarmepara lograrlo...

    Furioso me saqu la camisa, el pantaln, los zapatos y me sent en una poza de agua,junto al grifo, en puros calzoncillos.

    Pero ni po. Se haba ido el da, era la noche y estaba encendido el alumbrado. Tena elcuerpo con carne de gallina... y ni un estornudo.

    Det segua fregando. Yo me meta el dedo en la garganta por si lo vomitaba. El Choclo ami lado ladraba ronco y aburrido.

    -Te has vuelto loco? Qu haces ah desnudo?

    Mir. Haba un montn de gente junto a m. Unos le explicaban a otros.

    -Habla solo hace rato... Se pasea amenazando al aire... Se desnud y se ha sentado enel agua... Est loco de remate!

    -Es Papelucho -dijo una voz de vieja y una mano tiritona y rugosa me hizo levantarme.

    -Vstase hijito porque se va a resfriar -dijo la voz de la mano que empez a ponerme lacamisa.

    -Hay que llevarlo a su casa -dijo otra voz.

    -Su casa se cay con el temblor -dijo otra voz.

    -Claro! El susto lo ha vuelto loco -dijo la viejita que no tena la menor idea de ponerle auno los pantalones.

    -Hace tiempo que est raro -dijo una voz de hombre-. Sus padres no se preocupan...Deban internarlo en un hospital...

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    Hasta ah no ms aguant yo. Internarme a m en un hospital? Decir que mis padresno se preocupan? Me puse duro entero.

    -A m no me toca nadie -dije- y tampoco me "llevan" como si fuera cosa. Y para que losepan. Mis padres se preocupan! -chill y el Choclo empez a ladrar como un lentratando de morder a los intrusos.

    Se abri el circuito de mirones para dejarle paso a un hombre de gorra, armado de uncordel y un bozal. Tena cara de esqueleto de rinoceronte y ojos de pulga con flato y era

    completamente inolvidable. Lacio al Choclo y le encaj el bozal igual que uno se tragauna uva y lo arrastr al furgn negro que era ni ms ni menos que la perrera.

    De un salto casi mortal, estaba yo ipso flatus metido con el Choclo entre mil perroshurfanos y mudos y de todos los portes, formas, caras, colores y olores. La puerta secerr rotunda y partimos oscuros y zamarreados, camino quiz a la muerte...

    El astronutico ruido de ese furgn asesino haca menos triste el silencio de los perros.En cada vuelta de calle rodbamos apilados en montn, igual que limones. Yo buscaba atientas la cabeza del Choclo para tranquilizarlo. Saba que l estara pensando en lacmara de gases y otras preocupaciones de perro que adivina las injusticias del mundo.

    Trataba en vano en la oscuridad de sacarle el bozal para que supiera que alguna vezpodra volver a abrir su regio hocico y comer o ladrar si le vena en gana.

    Lo consegu por fin, pero despus de sacarle el bozal a cinco perros annimos. Menosmal que eran todos inteligentes y ninguno chist. Puramente me langeteaban laspiernas con sus lenguas calientes. Y as despus fue fcil sacar todos los bozales...

    Entretanto yo pensaba a chorro de qu modo podramos arrancarnos. Por una rejilla altade la puerta se vean las luces de la calle que pasaba pillndose. Esa puerta era inabriblecon su manilla por fuera. En la cabina delantera el hombre inolvidable acompaaba alchofer asesino. Cmo salir de ah?

    Me lanc con todo el cuerpo contra la puerta insolente. Al momento los perros mecopiaron y cruji la maldita. Pero jams se abri. Era necesario ms fuerza, msimpulso... Acaso una frenada del cacharro...

    Mirando en la oscuridad vi que haba otra reja que nos separaba de la cabina delantera.Ipso flatus les expliqu a los perros que pasaran sus colas por los hoyos y las aceleraran.

    El chofer dio un bufido cuando sinti a la espalda el tamboreo de colas.

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    -Malditos quiltros! -clam-. Yo les ensear! -y dio toda la velocidad de su mquinapara frenar de un repentn en seco.

    Fue el milagro. Como una gran descarga fuimos a dar todos contra la puerta en revoltosoenredo de patas, colas, cabezas y la puerta se abri. Camos a la calle como un rodadogigante pero blando y callado. Antes de que partiera el furgn ya trotbamos todos eninmenso desfile galopante por calles desconocidas.

    La gente nos haca el quite como si furamos un tractor sin chofer y los autos frenaban

    para darnos el paso igual que a los huelguistas. "Era una carrera muda, con el purosonido de las lenguas afuera.

    Perros desocupados se iban juntando al desfile y los ms chiquititos galopaban atrsdando saltos mortales para alcanzarnos. Era un desfile impotente y choriflai.

    Correr as en multitud es supersnico, sobre todo cuando uno no sabe a dnde va nitampoco le importa.

    De pronto se oy la estrica sirena policial y un enorme guanaco apunt hacia nosotroscon su genial chorro de agua. Su fuerza nos arroll en un pelotn mojado y revolcado yperdiendo nuestro centro de gravedad patinamos a lomos con las patas arriba.

    Pero entre la gente a veces hay cristianos. Una seora gorda abri un portn de su

    garaje y con su escoba nos ayud a rodar dentro y aunque el chorro de agua nos segua,cerr la puerta y se plant al frente como un guerrero.

    Poco a poco nos sacudimos del agua y nos enderezamos en silencio mientras oamos labrava pelea de la seora con los carabineros.

    -Abra y largue esos perros que son de la perrera -deca una voz.

    -No abro porque es mi casa -su voz estaba mojada.

    -En nombre de la ley tiene que abrir.

    -Traiga una orden del juez y ah veremos -estornudaba ella.

    Por fin parti el guanaco con tremendos ruidos de cambios. El garaje se abri atrs por

    una puertecita misteriosa y apareci la seora trayendo una bandeja llena de platillos conleche.

    -Ah! -dijo al verme-. T no eres perro y no me das confianza... Mejor te largas!

    -Me ir cuando est seguro de que ellos no sern recogidos por la perrera -clam con vozde hroe.

    -Qu te crees? Que soy una traidora?

    -No, pero usted quiere echar a su nico amigo que soy yo.

    El Choclo se puso a ladrar y con l todos los perros a un tiempo y como el garaje tenaeco, tronaban las murallas como si fuera a venirse abajo.

    Entonces la seora entendi y se puso reverenciosa conmigo.

    -Perdn -dijo-. Ahora lo comprendo. Ellos me lo han dicho y estoy a tus rdenes. Qupuedo hacer por ustedes?

    -Aunque es asunto suyo, creo que es mejor que nos deje en libertad antes de que vuelvala perrera con su famoso juez en orden.

    -Bravo! -aplaudi con sus manitos gordas y sonoras de anillos y pulseras-. Bravo, bravo,es una gran idea... -y abri de par en par la puerta por donde habamos entrado y noslanzamos todos al galope cada uno en direccin distinta. Lo ltimo que vi de su cara eransus ojos con lgrimas.

    Cuando llegu a mi casa haba un radio-patrulla en la puerta.

    Casi me volv atrs, pero ah estaba la Domi llorando mientras el maestro del yeso laconsolaba.

    -Alabado sea Dios! -dijo al verme-. Todo el mundo buscndolo...

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    Entr el Choclo primero y lo segu. Ah estaba el pap pasendose, la mam sollozandoen una silla y la Ji abrazada del teniente, adems de dos vecinas que hablaban a untiempo.

    Al vernos todos quedaron mudos.

    Se oy un golpe en el techo y el Choclo levant sus bellas orejas. Yo lo sujet fuertemientras el pap haca una carraspera y la mam se sonaba definitivamente.

    -Veo que ha vuelto el nio -dijo el teniente.-En efecto -dijo el pap, ponindome la mano paternalmente en la cabeza.

    -Antes de que me retire desea usted hacer una declaracin? -pregunt el teniente.

    Como el pap no pareca seguro de hacerla, habl yo.

    -Seor teniente -le dije-. Si usted tuviera un perro que es su mejor amigo, dejara quese lo llevara la perrera?

    -No, desde luego que no.

    -Yo hice lo que usted habra hecho, nada ms. Es mi declaracin.

    Las seoras vecinas se miraron, le suspiraron a la mam y al pap y por fin se fueron.

    El teniente me dio un tremendo apretn de manos y me dej todos los dedos pegadospara siempre.

    ---

    La gente es muy distinta de lo que uno aprende en la Historia Sagrada. Siendo que yoera un hijo completamente prdigo, no hicieron ninguna fiesta para recibirme y metrataron igual que si nada hubiera pasado. Ni siquiera me preguntaron la aventura de laperrera. Porque son padres modernos o tal vez subdesarrollados.

    La cosa es que se fueron a comer donde la ta Lala porque la mam tiene alergia al yesoy a los temblores de casas en ruinas.

    La Domi nos dio comida que le sobr del almuerzo y lo que nos sobr a nosotros se lallevamos a los ratones con la Ji.

    Ah estaban los pobrecitos nerviosos y acorralados en su cueva oscura, muertos de miedoque furamos enemigos. Como no me conocen, tuve que salirme del rincn para que seatrevieran a banquetearse.

    En el entretecho haba una gran ventana al cielo y por ella pudimos ver con la Ji variosplatillos voladores de esos que llaman ovnis. Det se puso saltn cuando los vimos yempez a hacer unos ruidos extraos que no pude entender. Seguramente se estabacomunicando con ellos.

    Debe ser raro cuando uno est en otro planeta divisar a los amigos que se acercan pero

    no llegan hasta uno. Debe ser muy tremendo...Yo, pensando esto, quise ayudar a Det y asom la cabeza por el hoyo donde faltaba lateja. Abr la boca y trat de tener hipo, pero sin resultado.

    Un platilo se haba detenido arriba frente a nosotros. Era rojo, luminoso y con olor denoche. Haca muchas seas con su luz pestaeante y yo senta que Det reciba losmensajes porque se iba poniendo pesado y ms pesado, igual que la noche que se metien m.

    De pronto me recorri un tilimbre de la cabeza a los pies y me ca por el hoyo y el otrohoyo y fui a dar a mi cuarto..

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    No s si me dorm o simplemente me aturd. La cosa es que esa noche no despertjams, ni siquiera a la hora del desayuno...

    Cuando bamos a almorzar, vino el Choclo a buscarme con su novia. Era una quiltra finade esas regalonas premiadas y escobilladas que estn siempre ladrando en una ventanade auto o de casa pituca. Se habra arrancado de unos brazos polvorosos y pulserosos delos que aburren con sus carios viejos. Ayer haba corrido al lado del Choclo en el desfile

    y yo no pens jams que era por inters de l. Segn dice la Domi anoche durmi aquen la cocina, ms feliz que en la cama pituca que le tendr su duea. Lo malo es que elChoclo no sirve para marido. Uno se da cuenta de que es soltern egosta y ni la mira, secome solo la comida que les dan a los dos y por ltimo le preocupan ms los ratones demi cueva que su novia.

    El pap y la mam estn muy cariosos conmigo y me ponen atencin cada vez que lesha" blo. Me hacen sentirme "otro". Tampoco les parece mal que tenga ahora dos perrosen vez de uno, y no me preguntan nada ni me prohiben cosa alguna. Uno llega a pensarque uno no es uno mismo y claro, le dan ganas de probar si es uno el que ha cambiado oson ellos.

    Por eso hice Un ensayo para saber quin es quin.

    -Mam, una vez dijo usted que me dara una fiesta para mi cumpleaos.-Por supuesto que te la dar -dijo limpiando una foto apestada de moscas.

    -Lo malo es que ya pas mi cumpleaos... -dije fatalmente.

    -No me digas! Cundo fue? -par de limpiar, me mir y escupi el trapo para seguirlimpiando.

    -Usted debera acordarse. Yo era guagua cuando nac.

    -En realidad, lo siento. Pero podemos celebrarte cuando quieras.

    -En ese caso podramos hacer una fiesta de... matrimonio. Tengo un amigo que se quierecasar.

    -Qu? -dej caer el trapo y los brazos. Ah me di cuenta que ella era ella. Sera yo yomismo?

    -No es de esos matrimonios con flores y velos. Es el Choclo el que se casa. Me gustaracelebrarlo en vez de m.

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    La mam se sent en el suelo y empez a rer y rer y rer y de repente fren y se pusoseria como esas seoras que uno pisa en el micro.

    -Lo celebraremos, hijo. Cundo ser la boda?

    -Mam los perros no tienen boda. Pura celebracin.

    -Entiendo -puso cara de estar sacando la cuenta del almacn-, invitars a tus amigos ycompraremos helados y galletas.

    -Invitaremos a los amigos del Choclo, claro. Los helados tendremos que derretirlos no?-S, seguramente. Pero supongo que el Choclo tiene pocos amigos. Pelea con todos losperros vecinos. Yo dira que no tiene amigos.

    -Se ve que usted hace muchos aos que sali del colegio -dije-. Pelear es ser msamigos, es tener confianza. Yo creo que sern veinte los invitados para que de verdadparezca fiesta.

    Nunca supe lo que quera decir con los movimientos raros de cabeza en rbita, pero sme qued mirando como si yo fuera "otro".

    -T dispondrs la fiesta como quieras -me miraba como si yo fuera obispo-. Unmatrimonio es una celebracin importante, y la haremos a tu gusto.

    Justo en ese momento entr el Choclo seguido de su novia y como ella no conoca a lamam empez a ladrarle.

    Ipso flatus Det se volvi molestoso y comenz a fregar. No s qu pasa con los ladridosde perros y los marcianos, pero se ve que les producen tilimbre o electro-rabia y sedesesperan.

    -Hasta cundo me tienes encerrado -clamaba Det sulfuroso-, la famosa Tierra es una latay quiero irme... Hace dos das que duermo sin alivio Scame a respirar!

    -Por m puedes respirar hasta que revientes! -le dije en mi dentror tratando de que lamam no se pusiera sospechosa o detective. Para disimular mi pelea con Det, comenc apillarle las pulgas al Choclo y a su novia, as no ladraban. Pero Det con su carcter

    marciano sigui buscando la camorra:-En mala hora me vine a la Tierra cuando pude irme al Sol! -deca-. Aqu todo se vuelvemurallas, techos, ruedas, motores y colegios. Hasta para volar se encierran encuartuchos duros y ruidosos...

    -T te callas! -contest-. Eres un simple marciano cado de su platillo y eso no sirve anadie. Si al menos lo tuvieras todava, te daramos boleto...

    Mientras le sacaba pica, iba echando las pulgas en una caja de fsforos. Det comenz arascarse dentro de m como si las pulgas me las hubiera tragado y claro yo me retorcacon sus retortijones.

    La mam redonde sus ojos y sac rpidamente una de sus pastillas que siempre tiene amano. La ech en un vaso de agua con mano tiritona para hacrmela tomar.

    -Bbete esto, mi lindo y te sentirs mejor

    -deca.

    -Es bueno para los nervios? -pregunt.

    -S y para todo lo dems...

    Aprovech que la mam parti a guardar el frasco para darle el agua con pastillita alChoclo que era el nervioso.

    Las mamas no saben de planetas, de marcianos, de ovnis ni de nada cientfico y nisospechan lo que nos sucede.

    El Choclo bostez y empez a quedarse dormido con todas sus pulgas mientras yo nehaca el leso de todo lo que transmita Det rezongando del mundo.

    -Eres un nio juicioso -dijo la mam al ver el vaso vaco.

    -No tanto como usted cree -contest-. Mam, por qu no lee algo sobre planetas?

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    -No tengo tiempo -dijo lavando bien el vaso como si adivinara que tena lengua de perro-. Y dame esa caja de pulgas...

    -Qu har con ellas?

    -No hagas preguntas tontas.

    -Es que las necesito -contest definitivamente.

    -Para qu?

    -Usted no entiende de ciencia... Qu saco con explicarle d un motorcito a retroimpulsopalpitante vitalicio inodoro?

    -Eso es ciencia? Lo que s s es que si largas esas pulgas se infestar toda la casa y noacabaremos nunca con ellas.

    -Cmo se le puede ocurrir que voy a largarlas con lo que me ha costado juntarlas?Algn da usted comprender por qu las guardo, cuando vea que el mundo reemplazaun motor a bencina por otras cosas...

    Me mir de hipo en hipo/ sin hablar, y yo guard la caja en mi bolsillo. El Choclo roncabaa nuestros pies y su novia pareca preguntar qu le habamos hecho.

    Entonces apareci la Domi a avisar que se haba terminado el gas y le cambi a la mamala preocupacin de m por la del baln.

    ---

    Si yo hubiera sabido todo lo que iba a pasarme con alojar al marciano, lo habra dejadoescapar el primer da.

    Ahora me he acostumbrado a que me crean cuc. Tengo dentro un marciano quetambin me cree dem, as que llego a convencerme que a lo peor estoy cuc.

    A ratos me consuelo pensando que a los sabios siempre los creen locos; pero lo malo esque los pobres sabios trabajan toda la vida para hacer un invento y resulta que ese

    invento lo hace otro y de pura casualidad, y sin ser sabio tampoco.As que para inventar un platillo volador que se lleve al marciano, con o sin migo, tengoque trabajar en cosas fomes, y as me resulta seguramente de casualidad. Por esoguardo mis pulgas para despus que resulte, o sea para maana o pasado.

    Yo s que Dios ha puesto en el mundo miles de cosas choras para que uno las descubra olas invente. Pero slo a algunos nos da el radar de pillarlas.

    A m me da la tincada de que los perros son trasmisores y tienen su antena de tembloresy patillas con los astros. Yo creo que sus am tenas son las pulgas, o sea su teletipo. Poreso me interesan y tambin porque nadie las quiere.

    Cada vez que me vienen estas ideas trato de ponerme distrado y pensar en tonteras yhacer leseras. Igual que Santiago Watt cuanto tap la tetera con la cuchara, sin pensar...

    Por imitar al famoso Santiago levant la tapita de la olla a presin...

    Fue un volcn que lleg al techo con tallarines y todo, y fue tanta la fuerzaretromagntica que sal yo disparado hacia atrs y por eso me libr de quemarme. Estode yo disparado atrs debe ser un invento, pero se lo dejo a otro que lo aproveche. Yome alcanc a quemar la punta de la nariz y me duele rabiosa.

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    Cmo ser el dolor que hasta Det lo sinti dentro y se le pas el hipo!

    Al poco rato comenz de nuevo a molestar.

    -Ya te achaplinaste por la pura chamuscada de nariz -me dijo-. Qu hay del invento?

    -T no sabes lo que duele quemarse -contest-, Qu es el fuego para ti?

    -El fuego? Una de las cuantas leseras de la Tierra...

    -No seas desgraciado -clam-. El fuego es macanudo y harta falta que les hace en Marte.No hay laboratorio sin mechero con fuego y si en Marte lo usaran no tendran qu venir a

    intrusear a este mundo...-Los intrusos son ustedes con sus cpsulas; satlites y naves espaciales que ni dan enbor la. Y harto que nos remos al verlas! Cada vez que se acercan les estropeamos atonterita esa...

    Det sabe sacar pica. Harta rabia da que se burlen de uno los dems, pero cuando seburlan de uno dentro del dem, es cataclptico.

    Me enfurec.

    -Vas a ver lo que es un laboratorio -dije- y lo que voy a hacer contigo...

    Part furiondo y Det se qued mudo. Yo iba a mi laboratorio y los pies me volaban comosi tuviera esqus areos...

    Lo malo es que hace tiempo que no tengo laboratorio as que corra por la calle sin sabera dnde iba.

    Hasta que por fin tropec con el Menta, que tiene su casita de diarios y revistas en laesquina del colegio.

    -Dnde vas tan apurado y serite, Papelucho? -me ataj.

    El Menta es reamigo mo y siempre me ha ayudado.

    -Tengo un problema -le dije.

    -Aqu estoy yo para ayudarte -sus ojos se fruncieron mirndome-. Te duele mucho lanariz?

    -Muy poco. Pero dime, cmo curaban antes a los endemoniados?El Menta tiene recetas para todo y puso cara de eclipse. Remoj el pan en su t y loderriti en su boca.

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    -Endemoniado o endemoniada? -pregunt- No ser la Domitilita?

    -No es ella, pero otro de la familia... En tus revistas debe haber alguna receta.

    -Claro! -sorbi el t con tanta fuerza que por poco se traga hasta la taza-. Hay variosmtodos: el naturista, el brujo, el elctrico y el mgico. La cosa es saber qu clase dedemonio tiene adentro.

    -Pongmosle que sea un demonio de esos del medioda -era el nico que me acord ms

    conocido.-Ese? -dijo el Menta echando un flato-. Ese se cura con pura brujera.

    -Cul brujera?

    -Hay que tejer una calceta de puras canas al aire...

    -Oye, Menta, no es chacota. El endemoniado ya no se aguanta...

    El Menta se langete su diente de oro y me mir con paciencia.

    -Mejor me dices lo que sientes y yo te preparo un agita especial.

    Tambin l quera arrancarme mi secreto.

    Por mucha rabia que tenga con Det yo cumplo mi promesa. Lo que pasa es que todo elmundo es curioso, igual que Adn.

    -Gurdate tus brujeras, tus canas al aire y tus agitas -le dije-, yo pens que con todastus revistas y diarios sabras algo de planetas.

    -Haberlo dicho antes! -clam sinttico-. Los demonios planetarios hay que correrloshacindoles cruces con escoba que haya barrido tres ratones muertos... Despus seechan a volar tres platillos desde un tercer piso y se baja a recibirlos antes de quelleguen al suelo.

    -Tendran que ser platillos de plumavit... -alegu.

    -Claro! Se entiende, platillos voladores...Ah me lleg la onda. Estaba hecho el descubrimiento por pura casualidad, tal como debaser... Fabricando un platillo volador de pluma-vit podra irse Det y tal vez yo con l, hastael mismo Marte.

    Me hinch d felicidad y tanto, que por poco se me sale el marciano por falta de hueco.Pero ya ni me interesaba echarlo, por eso solt el aire y la alegra. Me di una vuelta decarneros y part a chorro a mi casa. Mi invento estaba hecho!

    ---

    Resulta terrible tener que poner atencin en clase cuando uno tiene dentro una idea

    genial.Como si lo supiera, el Chuleta Pardo me enchuf toda la tarde sus antenas, y dale y dalecon preguntarme a m como si fuera el nico que haba en la clase.

    De tanto contestar me daba miedo que se me fuera la idea y por eso empec a apuntaren todos los cuadernos y en el escritorio la palabra clave: plumavit.

    -Qu escribes, Papelucho? -pregunt el profe.

    Y el tontn de Urquieta se apur en contestar:

    -El puro nombre de su polola, padre...

    -Caramba! Con que polola... eh? Piensas casarte luego?

    Las manos se me empuaron, pero el puete para Urquieta tuve que echarlo a mi bolsillomientras estaba en clase.

    -No, seor! Y tampoco es polola. Escrib plumavit -dije serio.

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    -Plumavit? Y qu significa para ti plumavit?

    -Por ahora es simplemente plumavit.

    -Tendrs de tarea una composicin escrita sobre plumavit. Necesito tres pginas sobreeso que tanto te interesa.

    -Tres pginas? Qu quiere usted que diga?

    -Eso es asunto tuyo. En realidad yo no s las razones de que te interese tanto... Explcalo

    por escrito.Al terminarse la clase, el Chuleta elev tres dedos gordos y me dijo al salir:

    -Tres pginas, Papelucho. Ni una menos.

    Y el muy jetn de Urquieta solt la risa mirndome.

    Ah fue donde se me arranc el puete del bolsillo y al Urquieta le son el cachete comoun balazo.

    Rod por el suelo, pero se levant de un brinco. Y resulta que es bueno para lascachetadas y me aplast la quemadura de la nariz y creo que me dej la cara plana.Menos mal que me quedaron los hoyos de narices por donde sali un chorro inmenso desangre...

    Se arm el boche.

    Un cabro chico se desmay y el propio Chuleta se fue poniendo verde. A m me dio mssusto la verdura del Chuleta que mi sangre,porque de todos modos mi nariz me dolaantes, y ahora, si no la tena tendra que dejar de dolerme.

    Por suerte en ese momento Det empez a tocar msica. Era algo como trompetascelestiales, bonito, suave, dulce. Y no supe ms...

    Cuando despert estaba en la enfermera.

    En una camilla yaca el Chuleta Pardo inmenso y desvanecido; en otra Urquieta con dolorde muelas. Pero Yo era el ms importante de todos porque haba un enfermero vestido

    de blanco respirando ftido encima de m.-Tiene la nariz quebrada y adems herida -deca-. Ser necesario un otorrino...

    Me enderec indignado.

    -No es necesario --dije defendindome de sa grave operacin-. Estoy bien... -pero sonotra vez la trompetita de Det, bail todo y s esfum la escena.

    Cuando volv despertar estaba preso por una cadena de ojos: el enfermero, un doctor,el Chuleta y el propio Urquieta me traspasaban mirndome. El pobre Urquieta estabaturnio de horror.

    - Hay que operar dijo una voz de ultratumba. Los ojos de Urquieta se cerraronperpetuos.

    Pens en mi cara sin nariz, pero me consol con la idea de no tener que sonarme nuncams.

    -La herida de mi nariz es propia -dije con voz dbil-. No me la hizo Urquieta. La traje demi casa. Me desmay porque se me olvid tomar desayuno...

    Entonces me dejaron en "observacin" que quiere decir en paz. El puro Urquieta sequed conmigo con cara fiel, como la del Choclo.

    -Eres un buen tipo -dijo con carraspera.

    -Y t eres bueno para los puetes -le contest. Quise sonrer pero mi cara se habapuesto dura toda entera.

    -Yo creo que podran injertarte una nariz -dijo Urquieta- y tal vez yo te puedo operargratis cuando sea doctor.

    -T quieres ser doctor? -le pregunt.

    -Eso depende de tu nariz -explic.

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    Con disimulo me toqu la cara y sent que era suave y resbalosa, gorda y sin forma, duracomo pelota de ftbol. Creo que eso me dio sueo y me dorm. Maana decidira si leimporta a un inventor tener una pelota de ftbol en vez de cara. En todo caso a losmarcianos no les importara...

    Me despert el Chuleta muy sonriente.

    -No te preocupes del castigo -me deca con su boca espumosa-. Algn da me explicarspor qu te interesa tanto el plumavit. Ahora quiero que veas si puedes levantarte para

    llevarte a casa. Te llevo en la camioneta del colegio.Al enderezarme me mir en sus anteojos y vi que era yo mismo aunque un poco distinto.La herida de mi nariz se haba chorreado y pareca un hot dog bien jugoso.

    Al verme, a la mam se le despert su amor maternal y a m ni me import que mecompadeciera. Ella tiene derecho.

    -Lindo, con tal de que te metas en la cama te compro lo que quieras para entretenerte -suplicaba.

    -Creo que me conviene si me compra plumavit -tartamudi en voz dbil.

    -Cuntos kilos? -pregunt toda humilde.

    -No muchos... Diez kilos por ahora -dije porque no me gusta abusar. Y ella parti acomprarlos.

    Me acost sin zapatos, pero vestido. Tena, en mi cama al Choclo y me rodeaban sunovia, la Ji y la Domi como esclavos. Yo estaba de moda. Todos queran servirme, pero nise me ocurra qu pedirles.

    La Domi me trajo merengues, la Ji sus juguetes, la novia del Choclo un hueso y el papun cuaderno nuevo para escribir mi diario.

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    De pronto se abri la puerta del dormitorio y entr algo blanco inmenso y esponjoso quecaminaba solo. Era como una nube gigante que se hubiera colado en el dormitorio.

    Detrs de ella o una voz que deca:

    -Te traje slo medio kilo, por ahora, pero maana puedo traerte el resto...

    Y apareci la mam detrs de la nube.

    Mi cuarto qued repleto de plumavit.

    El Choclo y su novia empezaron a ladrar y la Ji a rer.

    A Det y a m nos dio hipo, pero de alegra.

    ---

    Mi felicidad dur esa noche, pero como dorma ni supe que era feliz.

    Amanec atrasado para el colegio, con romadizo y sin nariz, pero tremendo de ideasgniales.

    No es que me crea genio, sino que creo que pueden ser ideas de Det, que tampoco esgenio, pero piensa distinto.

    Como l es egosta y s aburre en la Tierra slo piensa en volver a Marte y ni me deja am pensar en otra cosa que el invento.

    Yo siempre supe la tabla del dos, pero hoy por su culpa, contest todo mal. Ni siquierapoda or lo que preguntaba el profe, porque todo el tiempo me repicaba el ovni, elplatillo volador, el plumavit.

    -Papelucho, te he preguntado cuatro veces cunto es siete por dos...

    -Son siete volts de amperes supremos... -dije autoservicio.

    -Atiende, Papelucho!

    -S, seor...

    -Contesta mi pregunta!

    -Cul pregunta?

    -Siete por dos, cunto es?

    -Olvid la tabla del siete el ao pasado -dije.

    -Olvidaste tambin la del dos! -bram el profe.

    -No, seor. La del dos estoy seguro de que la s. Pero al siete le tengo alergia desdechico. Me da urticaria.

    -Al patio hasta que atiendas! -su voz son furionda y sal obediente pero retando a Detque era mi turbador. No sabe sacar cuentas y tampoco entiende en electricidad, pero semete. El profe sali detrs de m y me llev a un pilar.

    -Escucha, Papelucho -dijo con voz de abuelito de radio-. T tienes una preocupacin...por qu no me la dices? Soy tu mejor amigo.

    Lo mir rotundo. Qu se haba imaginado de creerse mi mejor amigo? Y mi padre?Qu les ha dado a todos por ser mis mejores amigos?

    -Cuando yo era chico tena tambin grandes preocupaciones -sigui hablando porque nocontest y yo entretanto pensaba en lo raro que debi ser como nio con esas tremendascejas diablicas y esa boca escupiente-. Dorma mal y no poda estudiar... Hasta que miprofesor, que era un sabio, me ayud.

    -S, pero usted no es sabio... -se me sali decirle.

    -Eso lo vers cuando me cuentes tu problema. Quiero ayudarte. Desde hace un tiempoya no atiendes en clase. Tu madre est preocupada. A veces es ms fcil confiar en unamigo de afuera que en su propia mam... Adems yo comprendo que ese golpe de tunariz debi dolerte mucho... -y sac del bolsillo un caramelo que tuve que comerme.

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    Mientras con la lengua le sacaba las hilachas y basuras, poda yo pensar sin contestar ypens que en verdad hay harta gente preocupada por m. Tal vez me convenaaprovechar que estoy raro para poder hacer tranquilo mi invento y a lo mejor puedocapear colegio.

    Ser raro a medias no vale la pena. Ms vale ser raro de frentn. Por eso resolv hablar loque me deca Det.

    -Qu chirimpoya de luna me dio a comer? -pregunt.

    -Un caramelo, Papelucho -dijo amable.

    -Sudor de luna con pelos -sopl Det.

    -Qu extrao comentario, nio! Aunque t asocias la luna con miel del caramelo, por lode luna de miel, verdad?

    -Qu es verdad? -dijimos Det y yo.

    Al profe se le achuraron los ojos y la boca se le puso glucosa. Me tom de la mano y mellev a la oficina.

    Al poco rato me haban mandado a dejar a mi casa en la camioneta con una cartita. Totalque antes de media hora estaba instalado en mi cuarto con todos mis montones de

    plumavit, una olla llena de engrudo y otra de manjar blanco y la mam suplicndomeque me tragara la dichosa pastilla con el manjar.

    Tuve que comerme hasta el raspado del manjar blanco para que me pasara la pastillaporque se me pegaba en el gaznate.

    Por fin me dediqu a disparar por la ventana pedazos de plumavit contando para sabercunto rato duraban en el aire. Ninguno se vol. Todos caan. Era material muertoatrado por el imn de la Tierra. No tena vida de retroimpulso. No serva!

    Entonces lo dispar todo por la ventana. Quedo la crema en la calle. Los perros lo olan ylo dejaban. Las mujeres recogan algn pedazo y se lo llevaban. Los autos lo hacan volarun poco al pasar. Eso era todo. Ah estaba mi famoso invento de "casualidad",perdido!...

    Eso crea yo en ese momento sin sospechar lo que iba suceder...

    Mi cabeza desencantada colgaba por la ventana como un volantn enredado en losalambres. Se me quera caer a la calle, pero la sujetaba. Todo se daba vueltas, elplumavit me pesaba en los ojos y Det roncaba en mi dentror como un gigante peludo.

    Quizs me habr dormido, pero fue en todo caso un sueo proftico. Sent que mi cabezase volva escobilla de enceradora y giraba sacando lustre hasta elevarse en el aire. Depronto sent en mi bolsillo la cajita con pulgas y quise abrirla para darles libertad. Pero nopude hacerlo. Estaba taja llena que se atascaban.

    Parece que las pulgas se haban casado todas y tenan tantos hijos que no caban ya enla mezquina caja. La abr con fuerza, pero con gran cuidado...

    Fueron saltando todas alegres y brillosas.

    Se llen el aire de puntitos caf y la atmsfera se volvi estereofnica y palpitosa devida. Una cpsula de aire folclrico de pulguitas gaseosas me envolva elevndome..;

    Det se asom a mi boca y ri feliz.

    -Ya vamos a conectarnos -dijo con verdadero tilimbre. All nos espera el comando ysabrs lo choro que es no ver ms la Tierra.

    Casi pens en la mam, el pap, la Ji y la Domi, pero domin mis malos pensamientos.Harto me haba costado conseguir zafarme de la tentacin de la carne... Un astronautatiene que mirar su aventura, su invento y despreciar todo lo que deja atrs...

    Aceler mi violenta fuerza a fondo y las pulgas se apretaron alrededor mo con impulsogrado 8.

    Mir hacia abajo y vi la Tierra chiquita y fomecita con sus inventitos desgraciados y susaburridos problemas subdesarrollados.

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    Resplandeca Marte cada vez ms grande, ms cerca, ms luminoso y saltarn. Era algo

    epilptico de bella hermosura cataclptica y su imn chorividente atraa mi cpsulavolcnicamente. Nuestra velocidad era un milln de kilmetros por segundo aos luz.

    Amartizamos blandamente en el espumoso planeta donde nos esperaba un ejrcitomarciano en traje de gala y envuelto en capas de olas de mar color violeta. Hablabantodos a un tiempo y el conjunto produca una msica pintrica y violenta. Det se mesalt fuera y fue a juntarse al grupo. Yo me sent igual que cuando me sacaron la muela

    picada... Pero lo segu de todos modos.Y entramos en unos carruseles extraos. A cada uno nos envolva una custin como florgrande con olor de fruta desconocida y todo se iba poniendo como de plata brillante. Nosmovamos con el comps elctrico de una mquina inmensa.

    Ni s para qu sera todo esto, pero en todo caso era algo distinto. Por eso le pregunt aDet:

    -Cul es el comando? Todos se ven iguales...

    -El total es el comando -explic- y no hagas preguntas estpidas.

    -Dime al menos si hemos hecho contacto.

    -Otra pregunta estpida... No lo sientes? -y no explic nada ms y seguimosfuncionando. Se ve que los marcianos no piensan. Puramente funcionan. Para qu, digoyo?

    -Veo que somos parte de una mquina -dije-. Cunto tiempo dura este trabajo?

    -Idiota, aqu no hay tiempo...

    -Y no se aburren nunca? -pregunt-. No hay nada ms que hacer?

    -Yo me aburr -dijo Det calladito- por eso baj a la Tierra a curiosear. Pero estoy feliz dehaber vuelto. Esto vale la pena! -y sigui funcionando al gran comps.

    -Parece que no me voy a acostumbrar -le dije a Det-. No hay absolutamente nada msen qu entretenerse?

    Nadie me contest. Se ve que no entendan que a m no me gustara hacer lo mismodurante aos y aos, aunque no exista el tiempo.

    -Se muere uno alguna vez, siquiera?

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    -Qu es morir? -preguntaron todos los que me oyeron.

    -Det, t me dijiste que aqu era fcil encontrar platillos voladores. Dame uno para volvera la Tierra...

    Det me entreg un pedacito de plumavit que tena en la mano que estaba denso depulguitas nuevas. Al cogerlo me sent acelerado...

    Despert entre las manos nerviosas de mi mam que me llevaba a la cama y me volv a

    dormir.

    ---

    Pas una cosa bien rara. Cuando despert era la tarde, pero otra tarde de otro da, y casino saba si levantarme o volverme a dormir.

    Yo quera seguir soando en Marte y aprovechar mejor ese viaje estereofnico. Era unatremenda lesera no haber explorado ms ese planeta choro que le interesa a tantossabios. Y por ltimo, si uno es el que suea y hace sus propios sueos, por qu no podavolver a soar en dem?

    Me acost y cerr los ojos.

    Vi otra vez a los marcianos funcionando y casi sent su musiquita perpetua, cuando derepente se abri la puerta, y antes de que yo pudiera excursionar en mi sueo, los pasosy las voces me obligaron a despertar.

    Frente a m estaba la mam y el doctor Robles con su sonrisa estilogrfica.

    -Hola, Papelucho! -clam con su alegra lujurienta. A qu viene tanto sueo? No eshora de despertar?

    -Creo que viceversa. Va a ser la noche luego -dije.

    -Los que duermen de da se despiertan de noche -forz una risa un poco diablica.

    Lo mir de hipo en hipo y le congel su risa, pero no contest.

    -Vamos hijo, tenemos que hablar t y yo... No tendrs sueo habiendo dormido todo elda. Claro, es bueno dormir, pero... conversar de hombre a hombre es importante. No?Quizs a solas t, yo, sin testigos... -mir a la mam con mala intencin.

    Ella sonri con puro ruido y sali del cuarto. El doctor Robles sigui hacindose elsimptico.

    -T conoces el plumavit verdad? Qu gran cosa es! No? Yo pienso que el plumavit esel invento del siglo. Ser histrico. Los nios de maana tendrn que estudiarlo no?Qu piensas t de eso?

    -Yo no pienso leseras -dije rabioso-. El plumavit igual que las vitaminas no sirven paranada.

    -Tendrs tus razones, claro. A ver si me cuentas los experimentos que has hecho paracomprobar eso.

    -Es pecado ser curioso.

    -Por qu me crees curioso? Qu tontera! Me interesan tus experimentos, eso es todo.T sabes que cuando uno es cientfico necesita la ayuda de los dems, la experiencia delos otros, las ideas y ensayos...

    -Usted es muy credo -le dije-. Cientfico usted!

    -Bueno modestamente, doctor en Medicina es ser cientfico. Pero hablando de tusensayos... No es cierto que te cuesta concentrarte en el colegio cuando estspreparando algn experimento? Y creo que es natural estar distrado si tienes algo

    importante en qu pensar. No quieres contarme tu preocupacin para ayudarte?-Esa es cuestin ma. Lo dems son copuchas. Y para que se lo sepa. No estoy loco nienfermo!

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    -Faltaba ms. Por supuesto que no! Pero te hara bien tomar vacaciones, irte al campo oa la costa unos das. O simplemente no ir al colegio, conocer otros ambientes sin tareas,quiz con un laboratorio propio para ti...

    Ah me cay la teja. Ese maldito demonio tentador quera secuestrarme por "raro" comodeca la Domi. Eso jams!

    Pens a chorro. El doctor y la mam estaban de acuerdo, los dos contra m... Me queranllegar a una cueva u hospital...

    Entonces me acord del pap que es mi mejor amigo y podra salvarme. Pero, y si entrelos dos lo haban convencido a l? Quin podra ayudarme? Tena que defenderme solocontra todos. Dnde se habra metido el Choclo para que lo hiciera arrancar con susferoces ladridos?

    En ese instante Det dio un brinco en mi dentror y eso me hizo pensar en mis pulgas.Ellas podran defenderme.

    Saqu la caja de fsforos y se la pas al doctor Robles.

    -brala -le dije-. Contiene uno de mis secretos...

    Tom la caja y sonri electrnico. Pero al abrirla zas! saltaron fuera todas mis pulgas yse treparon en l como un asalto de enanos en un gigante sabroso. Las vi desaparecerpor su cuello y por sus mangas, hambrientas las pobrecitas... A l lo vi ponerse plido.Su cara se puso fea como de ogro y se empez a rascar y a desvestir al mismo tiempo.

    En realidad las pulgas estaban ms hambrientas de lo que yo pens y el pobre doctor medio lstima.

    Salt de la cama y fui a llamar al Choclo, mientras el cientfico sacuda sus ropas por laventana. Ya estaba en calzoncillos y las pulgas se le enredaban en los pelos de laspiernas.

    -Aqu, Choclo -orden mostrndole las retorcidas pantorrillas del doctor. Lo apret contraellas mientras l echaba garabatos. En un minuto se haban trasladado todas las pulgasal fiel perro. Hasta las que me picaban a m prefirieron al Choclo para banquetearse.

    Cuando por fin se convenci que no quedaba una pulga entre sus pelos ni ropa, el doctorse visti tartamudo de rabia.

    -Este acto de maldad merece ms que clnica... Eres perverso!

    -Si fuera perverso no habra trado al Choclo para salvarlo. No cre que mis pulgasestuvieran tan hambrientas como para picarlo a usted. Slo quise asustarlo para que medejara en paz. Y tambin me alegro de que no se lleve ninguna, porque les hace mal lasangre enrabiada...

    -Que tus padres te busquen un carcelero! -dijo dando un portazo y se fue para siempre.

    Me haba salvado.

    Aunque no tan salvado porque con Det adentro nadie me entiende y todos me miranraro.

    Podr librarme de l alguna vez?

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    ---

    Parece que el doctor pele con la mam y se fue para siempre.

    Entonces la mam pele con el pap, la Domi pele con el maestro del yeso y la Ji peleconmigo. Total que para ponernos bien todos la mam decidi irse a Concn por el fin desemana para borrar esta cuestin que llaman desengaos de la vida y para visitar aJavier.

    Nos alojamos en un hotel completamente antiguo y venido a menos pero nos sirvieronunos mariscos al almuerzo con gusto a gloria del mar. Eran supersnicos y el pap y lamam se repitieron, pero a nosotros con la Ji para acallarnos el hambre nos rellenaroncon huevos.

    Lo bueno de la costa es que con el ruido del mar Det se anestesia y ni sopla. No s si leda miedo o se aturde, pero resulta fenmeno olvidarlo.

    En la tarde decidieron ir a la Escuela Naval a visitar a Javier y casi me bajaron unasganas tremendas de ser marino. La cuestin es que Javier con su voz ronca y su cara dealmirante me las quit de un run. Debe ser atroz quedar as para siempre. Porque unhermano que a uno le parece tan importante y tan extrao y tan seriote, es como si nifuera hermano, si no ms bien un patrn. Javier hablaba puramente con la mam o elpap y a los dos con la Ji nos aplanaba el pelo como cualquier to.

    Cuando por fin se acab la larga visita, la mam muy feliz nos subi a un micro, nosrecomend al chofer para que nos avisara donde tenamos que bajarnos frente al hotel,me dijo que ella confiaba en m, que cuidara a la Ji y por fin se qued con el pap para iral teatro.

    El micro empez a llenarse y llenarse con ms gente. Algunos con cara aburrida, otroscon paquetes y otras con chiquillos y canastos. Haba un olor rico a cebolla y a un guisodesconocido.

    La Ji me dijo:

    -Tengo hambre, quiero comer de eso...

    -Yo tambin -le contest-. Cuando lleguemos al hotel comeremos harto.

    -Es que no puedo aguantar -clam.

    -Entonces piensa en otra cosa -le dije para distraerla-. Por ejemplo piensa en quepodemos chocar... -y Paff!

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    Habamos chocado.

    La tremenda bulla de fierros se desti con los gritos de la gente y con la polvareda dearena que rebas al micro. Por suerte habamos chocado contra el cerro, aunque no tanpor suerte porque la arena segua entrando y entrando como pesada mazamorrainmensa que llenaba los huecos subiendo hasta el cogote.

    La Ji haba saltado con el golpe y estaba encaramada en la cabeza del chofer; yoasomado al revs por una ventana, es decir cara y brazos adentro y todos lo dems

    fuera. Lo malo es que pegado entre los vidrios y sin poder salir. Tambin serva de tapnpara que no entrara arena ni aire y la gente tosa con ahogo, hablando y escupiendo todoa un tiempo. Los pollos se haban arrancado del canasto y saltaban escarbando en laarena y cacareando picoteaban cogotes. La Ji tena una cebolla en una mano y en la otrauna manzana y el chofer se la haba sacado de encima y la haba sentado en la direccin.Yo la cuidaba mirndola. Todos insultaban al chofer.

    De pronto l se enderez y clam furiondo:

    -Yo no tengo la culpa si se quiebra la direccin! Y deben estar felices de que nosestrellamos con el cerro en vez de caer al mar...

    Se hizo silencio y la arena sigui entrando majestuosa. Hasta que una mujer guerrilleraestir su pescuezo al medio del micro y grit:

    -Est bien! Pero haga algo, so-sinvergenza que no revisa su mquina... Asesino!

    Ah se arm la grande. El caballero chofer pate el montn de arena y avanz entre losfierros y paquetes con un paso de monstruo.

    -Se calla o la reviento! -buf y unas manos inmensas se abrieron como palas mecnicas.La mitad de los pasajeros se colgaron de una de esas manos y la otra mitad de la otra, yse arm la gritera. La Ji se asust y salt de la direccin, pero con tan buena suerte quecay sobre la palanca de cambios y puso marcha atrs. El micro dio un solo brincoretrocediendo y se qued

    quietito, pero la arena empez a salirle como sangre de narices. Tambin yo ca de laventana en que estaba pegado y fui a dar al suelo.

    Ipso flatus se le pas la rabia a todo el mundo. Las mujeres empezaron a sacudirse laarena y a acomodarse el pelo; los hombres se rean y hacan chistes, y el chofer,creyndose hroe, baj a mirar su mquina...

    Se haban juntado autos de curiosos con buena voluntad y nos llevaron a todos. A los doscon la Ji nos toc un triciclo del pan que era lo ms seguro para cuidar nios.

    bamos regio en el canasto que tena bastantes pedazos de pan y muchas migascomibles. Vimos salir la luna y casi hundirse y era completamente noche cuandollegamos.

    Lo nico malo fue que antes que nosotros llegaron el pap y la mam y armaron su regiapelotera en el hotel con sus famosos nervios.

    Menos mal que a orillas del mar le cambia un poco el carcter a la gente. Al poco rato mefelicitaban por mi cuidado de la Ji, nos premiaban con mariscos y dulces y nos prometanun paseo en bote.

    Ni me acost esa noche y me levant tempranito para buscar gusanos y cordeles con quehacer redes y pescar desde el bote.

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    Pero cuando tena todo listo, el pap y la mam haban cambiado de idea. No habrapaseo porque el pap tena que volverse a la oficina.

    -Pap, t prometiste -le dije con harto cototo.

    -Y prometido queda, pero para otra ocasin.

    -T me has dicho que es grave faltar a la promesa...

    -No faltar, vers ms adelante.

    -Ms adelante de qu? -Lo mir y lo vi borroniento. Era una cuestin en mis ojos comoque quera llorar. Por eso me arranqu. Y me arranqu bien lejos y ligero porque elviento me sujetaba las lgrimas.

    Yo ni saba que el pap corra tras de m. Me preocupaba no llorar, porque no he lloradodesde que yo era chico.

    Por eso, cuando me cogi del brazo, me asust.

    -A dnde vas, aturdido? -me pregunt acezando.

    -A ninguna parte. Corra...

    -Vamos, que es hora de partir. Recuerda que yo tengo que trabajar...

    -Anoche, cuando prometiste sacarnos en bote, sabas que hoy iba a ser da de trabajo.

    -Ayer era domingo -aleg.-Pero de todos modos hoy iba a ser lunes...

    -No pens en eso. En todo caso la prxima vez que vengamos a visitar a tu hermanoiremos a pasear en bote -dijo feliz.

    -Yo quera pescar algo para llevarle a la Domi...

    -Compraremos -dijo y justo que yo pensaba que era otra falsa promesa, y la cumpli.Compramos un congrio chico y una docena de machas vivas. El congrio estaba muerto,pero yo le podra masajear el corazn y resucitarlo en la tina del bao. Eso me consol.

    ---

    Lo malo fue que el congrio no tena corazn y no se puede resucitar a un muerto que a lopeor nunca tuvo corazn. Y tambin cuando una cosa no se encuentra hay que escarbar

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    todos los rincones, y por eso fue que el congrio qued despedazado. Y armaron el bocheporque tenan invitados a comer congrio frito y molido no serva...

    -Oye, Domi -le dije cuando la mam acab de reclamar-. Por qu no haces carbonadade congrio?

    Total result supersnico y los invitados felicitaron a la Domi y se repitieron el plato y nime alcanz. Entonces para no morir de hambre me tuve que comer casi todo el postre.

    Y otra vez boche, pero esta vez en secreto. Qu iba a servir la Domi si en la fuente noquedaba ms que el raspado? Pero la Domi es verdadera amiga ma as que cuando ledije que yo le haca un postre, se alegr.

    Entonces mientras ella sacaba los platos del comedor yo arm en la fuente una torta depuros cubos de hielo, como un castillo bien lindo y lo chorre entero de leche condensaday le puse unas florcitas de cardenal como un cogollo precioso. Y se lo sirvieron todo todoy no se lo comieron porque ya estaban llenos.

    Pero dice la Domi que la cara de la mam y del pap era de esas caras que pone la gentecuando choca en auto.

    As que mejor me fui a la cama y me dorm.

    Resulta que al poquito rato empez Det a molestar. Yo ya ni me acordaba de l, peromientras dorma Det empez a puntearme por dentro, como agujitas o espinas, hastaque prum! me despert.

    -Te creste que me haba muerto? -me dijo.

    -Por lo menos ni te sent estos das...

    -Esa cosa tremenda que llaman el mar -dijo l-. Cualquiera prefiere desaparecer...

    -Te dio miedo el mar? Pucha que eres poco hombre!

    -Claro que soy poco hombre! Soy marciano!

    -Cada vez que te pongas molestoso voy a llevarte a la playa. Y ahora djame dormir.

    -El mar es poderoso -dijo Det-. Se devora a los marcianos...

    -Ir al mar a ver si te devora si no me dejas dormir -y Det qued como muerto. Yo medorm.

    Al otro da en el camino al colegio comenz a cuchichearme despacito y casi ni leentenda.

    -Vas al colegio? -preguntaba.

    -Quiz -le dije-. Si molestas voy al mar.

    Santo remedio. Se qued paralelo y no chist ms.

    Porque esto de "dar asilo al peregrino" no quiere decir que uno tenga que fregarsepaulatinamente por eso. Los peregrinos deben ser buenos amigos y no viceversa. Det esculpable de que me crean cuc y me sospechen, me doctoreen y me pastilleen. Yo quierodevolverlo a su Marte y me he arruinado pensando en cmo hacerlo. Ahora quiero estarlibre para pasar mis exmenes, porque si me quedo pegado me va a tocar otro ao conRiffo y eso jams!

    Mi sistema es pensar en asuntos Det, en la calle, pero entrando al colegio, dejo afuerainventos y preocupaciones de platillos voladores.

    En el camino pens de traspasarle Det al Choclo. La cosa es inventar cmo hacerlo.

    Porque en realidad a m Det no me interesa por tres razones:

    1 porque si Det viene de Marte y Marte est a cien aos luz de la Tierra, hace cien aos

    que sali Det de all y entonces es un viejo antiguo,2 porque si uno va a Marte desde la Tierra demora otros cien aos dem en llegar all yllega viejo, y

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    3 porque ms vale aprovechar de conocer bien este mundo y ser inventor y transmisorde l antes que ponerse anciano en otro.

    Alcanc a pensar todo esto antes de llegar al colegio y al entrar dej afuera todos mispensamientos para estar bien atento en clase.

    Lo malo fue que me empez a crujir el cerebro con la cuestin del Choclo deportamarciano con sus telepulgas y antenas de temblores. Sera bastante perfectoporque como l no habla no importa mucho que piense distinto. Tampoco tiene familia ni

    colegio ni doctores que le anden averiguando los "por qu" de lo que hace. Lo nico queme faltaba era la trasfusin de Det e inventar cmo hacerlo.

    Por fin cuando se acab la clase y sal del colegio, en lugar de tomar el camino a la casa,me fui justo para el otro lado para tener tiempo de pensar en mi famoso invento.

    Anduve y anduve por calles desconocidas y casi me venan ideas geniales, pero no mevenan. Y a cada rato se me cruzaban tentaciones de comprar cosas si tuviera plata yentonces me venan ganas de hacer negocios para dem y me costaba convencerme deque los sabios no se preocupan de esas cosas.

    Total de repente me di cuenta de que era noche y haban encendido las luces. Ni sabadnde estaba. Todo se volva tiendas y gente con paquetes. Yo no tena ni una idea ypuramente hambre.

    Det se haba alborotado con las luces y estaba molestoso.

    -Oye -le dije-, si al menos los marcianos fueran mgicos... Quiero irme a casa. Tengohambre y sueo...

    -Haz "dedo" -dijo simplemente.

    Hice "dedo" y entonces ipso flatus se detuvo un taxi. Se abri la puerta y lo choroincreble era que en el taxi iba el pap.

    Era como un milagro! Si yo hubiera sabido antes que Det poda hacer cosas de esetipo...

    El pap no pregunt nada. Como si fuera lo ms natural encontrarse conmigo en pleno

    centro. Tambin como si adivinara sac un chocolate de un bolsillo y me lo dio.Esto era la maravilla. Ahora descubra que Det transmite el pensamiento, hace adivinarlas cosas, aparecer la gente cuando se necesita...

    Y entonces decid no traspasrselo al Choclo, ni devolverlo a Marte. Yo me quedara conl, era un marciano mgico y tenerlo dentro era un tesoro fantstico. Yo era el tonto deno haberlo descubierto antes...

    ---

    Yo estaba muy feliz y so sueos choros de mgicos, llenos de maravillas.

    Haba aprendido a dominar a Det y a que me hiciera bien en vez de mal. Todo dependade tener una ampolleta encendida en el momento de pedirle un milagro. Seguramente lacorriente elctrica le daba el cortocircuito que yo necesitaba.

    Como tocaba examen me llev la linterna del pap y apenas me preguntaron, me laencend en el bolsillo y le dije a Det:

    -Hazme salir bien -tal como si yo fuera su patrn. Y junto con decir esto sent como situviera la linterna en el cerebro y empec a contestar supersnicamente.

    Vi la cara del Chuleta llena de admiracin, vi los cabeceos sonrientes que daban los otrosprofes y me sent magnfico.

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    Pero de repente empezaron las risas y los cuchicheos de los otros chiquillos hasta que elChuleta se puso sospechoso y pregunt:

    -Qu sucede?

    El tonto de Chamdez dijo:

    -Seor, a Papelucho se le est quemando el pantaln... -y me obligaron a apagar lalinterna.

    Eso me turb entero y Det se volvi mudo. Mis contestaciones no fueron ms geniales ypor fin me mandaron a sentarme con un puro cuatro.

    En todo caso pienso aprovechar a Det de noche que es cuando se pone mgico y tambinsoar otra vez las maravillas. Es puramente custin de dejar encendida mi lamparilla del

    velador...

    ---

    Me pasa una de esas cosas fatales.

    La Domi me pidi permiso en la tarde para ir hacer una diligencia y no volvi nuncajams.

    Cuando lleg la mam a comer con el pap no haba comida y me culparon a m de darlepermiso de salir. Se vea que el pap y la mam tenan hambre por lo rabiosos queestaban y lo que garabateaban a la Domi. As que me dio mucha pena de ella y resolvque Det arreglara el enredo.

    Como era noche lo mgico de Det tena que funcionar...

    -Haz que aparezca la Domi y que haya comida... -le mand.

    Y apenitas di mi orden son el telfono.

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    Era una voz gangosa y desconocida que avisaba de parte de la Domi que se habacortado la corriente del trolebs y no alcanzara a llegar, pero que haba dejado la comidahecha y estaba en el horno.

    Nadie sospech que Det haba arreglado todo.

    Pero aunque se les pas el hambre y rasparon el plato, a la mam y al pap no se lespas la pica conmigo.

    -T no tienes por qu dar permiso de salida a nadie -dijo el pap.-Es que no estaba la mam y como soy de la familia... -alegu.

    -Bien pudo pedir permiso mientras la mam estaba -dijo-. Es la tercera vez que lo hace...y ser la ltima.

    -Oye, pap, t siempre pides permiso para salir de la oficina? -pregunt.

    -Ahora no. Antes cuando tena un jefe lo haca.

    -Y ahora eres t jefe?

    -S. Llevo dos aos trabajando.

    -La Domi est tres aos en esta casa -dije y como si hubiera insultado al pap, se

    sulfur.-Es muy distinto -clam-. Y t sube a acostarte.

    Me dio cototo la injusticia del reto y para descototearme me met al entretecho a ver losratones. Y entonces sucedi lo fatal.

    Resulta que estaban todos en rbita cuando asom mi cabeza, se asustaron, y con elsusto se equivocaron de camino y se dejaron caer de golpe por la cueva. Estabansemiaturdidos y como locos corrieron escala abajo y se desparramaron por la cocina y elcomedor.

    La mam como siempre se desmay y a la Ji le dio su ataque de risa, pero el pap seconvirti en un ogro y armado de la escoba comenz a perseguir a los ratones como un

    verdadero nazi. Se haba arremangado los pantalones y se le paraban los pelos de laspiernas y le saltaba la pera de Adn en el cogote. Yo quera ayudar a salvar a los ratonescon disimulo, pero me tocaron unos tremendos palos en las piernas y en una me diocalambre y me qued paralelo en el suelo.

    Vea galopar ratones y escobazos y el Choclo ladra que ladra, pero sin meterse en lapelea. Pareca un comentarista de ftbol.

    Y entonces me acord otra vez de Det y le orden ayudar.

    Ipso flatus el pap se enred en el fleco de la alfombra y se cay quebrando el palo de laescoba. Ms que la cola le doli quedarse sin su bayoneta cruel y tambin tratando dedar patadas se peg requetefuerte en el sof y tal vez se le zaf un tobillo.

    A todo esto los ratones ya haban subido a su cueva y quedaba puramente el Salomnque es completamente idiota. As que apenas el pap se desinteres de l con su tobillo,lo met en el refrigerador, o sea le abr la puerta. Despus lo desenchuf para que no sehelara, pero como l era as, se hel de todos modos y cuando lo fui a ver estabadefuncin.

    Cuando la mam se des-desmay y al pap le puso compresa y todo qued en calma, yoret a Det.

    -Eres un canalla -le dije-. No tenas por qu hacerle eso al pap. Podas desaparecer a losratones suavemente...

    Pero Det cuando uno lo reta se emociona llorn v a uno se le granujea la piel, le da hipoy no sabe uno si tiene hambre o ganas de llorar. En todo caso recog a Salomn y lo

    sepult en el tarro de basura, mientras tanto.Lo raro es que al da siguiente cuando lo fui a sacar para enterrarlo en el jardn, noestaba.

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    Y dice la mam que ella sinti un ratn toda la noche en su cuarto y aunque el pap ledijo que lo soaba, ella le mostr que le haba comido la punta de una zapatilla.

    Eso me da la esperanza que Salomn no muri y anda libre por el mundo haciendo suvida.

    ---

    Esta maana cuando despert me encontr con la Domi llorando en la escalera.-Por qu lloras? -le dije-. Cuando a uno lo retan no hay que llorar.

    -No me han retado -se son con el delantal-. Tengo pena en el alma... -y larg elbarraco.

    -Si crees que se te muri alguien, acurdate que no tienes familia -le dije paraconsolarla. Pero result peor. Ms llor.

    -Si lloras de algn arrepentimiento, yo creo que Dios te perdon.

    -Lloro de pena... -y saltaban sus lgrimas al delantal empapado.

    No s si me sopl Det, pero le dije:

    -Es por el maestro gordo? - >

    Dijo s con la cabeza y se le solloz el cuerpo entero.

    -Se muri? -pregunt.

    Y se remeci en un no que la hizo chillar de pena.

    -Dicen que todo tiene remedio menos la muerte -le dije- y como l est vivo, total...

    Claro que debe haber sido Det el que habl por m porque result mgico el freno de supena. Comenz a rer esfrica y feliz y barri la escalera con la escoba quebrada en unminuto.

    -Venga que le tengo una cosita pa' llevar al colegio -me dijo y me entreg un sandwich

    de jamn con queso.-Oye -le dije-, si encuentras un ratn por ah perdido cudalo y aydalo a escondersehasta que yo vuelva.

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    Pero a la salida de la casa me top con la seora Juanita que andaba desesperada porquese le haban perdido cincuenta lucas.

    Yo la compadec y segu mi camino, pero despus me dio remordimientos no ayudarlacuando Det seguramente le encontrara su billete.

    As que volv a casa, entr a mi cuarto, encend la ampolleta del velador y le orden aDet:

    -Aydala a encontrarlos...Y me vino con violencia la idea de que la seora Juanita los tena escondidos en suzapato.

    Baj corriendo y la alcanc en la calle y le dije: