Evaluar Para Conocer

5/10/2018 Evaluar Para Conocer - slidepdf.com

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EVALUAR PARA CONOCER, EXAMINAR PARA EXCLUIR

SÍNTESIS

CAMPO SEMÁNTICO

Todos tenemos interpretaciones diferentes de la evaluación. Evaluar con intención

formativa no es calificar, ni medir, ni clasificar. Se utilizan instrumentos comunes pero

con fines distintos, los unos funcionales que llegan hasta un punto desde el cual parte la

evaluación educativa, como actividad crítica de aprendizaje, donde el profesor mejora

su práctica docente, el alumno conoce sus dificultades y busca modos para superarlas.

Por lo tanto la evaluación actúa al servicio del aprendizaje, se convierte en medio de

aprendizaje, en evaluación formativa.

Los rasgos que caracterizan la evaluación son:

- Democrática: Participación activa de todos.

- Oportuna: Se defienden ideas y saberes, momento propicio para que afloren las

dudas e inseguridades.

- Negociada: Desde la justificación hasta las formas en que se lleva a cabo, la

definición del papel de cada uno. También los criterios.

- Transparente: criterios explícitos, publicidad.

- Procesual: debe ser continua, integrada con el currículo. No es discreta, aislada

ni apéndice de la formación.

- Formativa, orientadora, motivadora.

- Triangulación: autoevaluación (diferente a autocalificar) coevaluación y

heteroevaluación.

- Orientación a la comprensión y al aprendizaje, no al examen.

El autor, presenta las dualidades de la evaluación en el cuadro (páginas 7 y 8):

clasificación de términos relacionados con el proceso de evaluación en dos grandes

grupos, evaluación tradicional y evaluación alternativa, ideas conservadoras y

progresistas respectivamente.

NATURALEZA Y SENTIDO

Además, se hace énfasis en que el conocimiento debe ser el referente teórico que désentido a la evaluación, cuando ésta se desliga del conocimiento se convierte en una



herramienta instrumental que sirve para todo y para muy poco. Como ejemplo, se

encuentra la visión positivista: el conocimiento constituyen los hechos y los datos como

algo externo y ajeno al sujeto, reduce el factor humano por vía del tratamiento neutro.

Surge una pedagogía de aplicación lineal que gira en torno a objetivos, se da relevancia

de palabras como eficacia, costo – beneficio, estandarización, rapidez. La evaluación se

reduce a la aplicación de pruebas objetivas.

Al contrario, actualmente se plantea la concepción del conocimiento como construcción

histórica y social, dinámica que necesita del contexto. Se reconoce la participación

activa de los sujetos en la construcción del mismo. Persiguiendo una enseñanza que

incentive la curiosidad por la exploración mediante un aprendizaje reflexivo.

No todo lo que se enseña debe convertirse en objeto de evaluación. Si la evaluación

condiciona y orienta al conocimiento y el curriculum, todo el proceso de formación se

pervierte. Una buena evaluación hace buena la actividad de enseñanza y de aprendizaje.

TÉCNICAS Y RECURSOS DE EVALUACIÓN

Los criterios para elegir los mecanismos de evaluación están en función del tipo de

información que queremos recoger (el propósito de la evaluación): ¿Evaluación para

reproducir, repetir, memorizar, ejercer el poder, crear, comprender, comprobar

aprendizajes, desarrollar actitud crítica, de sumisión, garantizar la integración del

individuo en la sociedad o para asegurar el éxito escolar?

Por esto se hace necesario que el profesor se sitúe, tome postura respecto al

conocimiento, al contexto sociocultural y económico, convirtiendo la clase, en tiempo y

lugar de aprendizaje, en contra de la tan asentada costumbre de dar y tomar apuntes. El

tiempo de clase debe convertirse en una oportunidad simultánea de evaluación. Los

alumnos tendrán en este contexto de aprendizaje oportunidades para ver, oír, debatir y

evaluar las explicaciones y las justificaciones propias de la materia en cuestión. Las

clases se centrarán más en analizar, razonar, argumentar y criticar que en memorizar

procedimientos. La evaluación se centrará más en lo que los alumnos conocen y son

capaces de hacer.



Es importante señalar, que el valor de la evaluación no está en el instrumento en sí sino

en el uso que de él se haga. A modo de ejemplo, se puede decir del examen, que si de la

información que aportan las respuestas que dan los alumnos a las preguntas de un

examen el profesor puede obtener datos importantes para mejorar su propia enseñanza y

(re)orientar y ayudar a los alumnos en su aprendizaje, el instrumento-examen puede

desempeñar un papel educativamente constructivo en la formación del alumno. Si el

examen sólo sirve como recurso para medir, sinónimo de calificar, la información

transmitida que el alumno puede reproducir linealmente, el artefacto examen sirve para

poco educativamente hablando. Desdichadamente el del examen no es momento

propicio para la duda, el equívoco, el malentendido o incluso la distracción o la

ignorancia, El error se penaliza sin más contemplaciones. El tiempo de examen es

tiempo sólo de expresar verdades absolutas que no admiten réplica y sirven en la

inmediatez del aula.

Por todo esto, resulta increíble que personas que comparten durante un año escolar un

espacio en unas circunstancias similares y con intenciones parecidas reduzcan las

relaciones interpersonales a las que dimanan de la disciplina en sí misma, y que no

trasciendan lo puramente académico, a veces, en aras de una pretendida objetividad-

neutralidad-imparcialidad que atenta contra la calidad de una buena enseñanza, aquí

entran a jugar un papel importante la observación y la entrevista.

El cambio de usos debe llevar a utilizar las técnicas disponibles con otras

intenciones, con otros fines.

La calificación, que se acepta como inevitable, llegará como consecuencia de las

conveniencias acordadas, de los principios de negociación establecidos.

Álvarez, J M. Evaluar para conocer, examinar para excluir. 2001 Editorial Morata

Madrid.

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